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[Resuelto][FIC BRITTANA] Los juegos del Hambre... "EN LLAMAS.." CAPITULO 6
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Re: [Resuelto][FIC BRITTANA] Los juegos del Hambre... "EN LLAMAS.." CAPITULO 6
Hola que tal!!
Genial 2 capitulos!!!
saludos
Genial 2 capitulos!!!
saludos
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: [Resuelto][FIC BRITTANA] Los juegos del Hambre... "EN LLAMAS.." CAPITULO 6
Buenisimo, genial, increible, no tengo palabras, gracias y mil veces gracias, espero el final, ahhhhh y cuando dije que te leeria hasta el fin significaba que te leere hasta el fin de todas tus historias por siempre!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto][FIC BRITTANA] Los juegos del Hambre... "EN LLAMAS.." CAPITULO 6
Lo eh estado leyendo y así, me encantó la adaptación, y por lo que veo ya falta poco para que termine, ¿vas a subir la segunda parte? Por favor súbela, esta muy bueno.
Espero tu actualización. (:
Espero tu actualización. (:
iFannyGleek****** - Mensajes : 335
Fecha de inscripción : 03/10/2013
Edad : 27
Re: [Resuelto][FIC BRITTANA] Los juegos del Hambre... "EN LLAMAS.." CAPITULO 6
...Buenaaaas... estos son los ultimos capitulos mis lectoras, ya damos por finalizado "Los juegos del hambre"... y el lunes ya comenzamos con "En llamas", el titulo del fic no va a cambiar, pero voy a aclarar o algo q es la segunda parte...
muchas gracias a todas q se engancharon con esta adaptacion, y les gusto...sin sus comentarios hubiese sido muy dificil poner pila para terminarlo..
estare de vuelta la semana q viene, q tengan un muy buen finde...
Besotes...
...............................................................................................................
CAPITULO 26;
Escupo las bayas y me limpio la lengua con el borde de la camisa para
asegurarme de que no quede nada. Brittany tira de mí hacia el lago, donde las
dos nos enjuagamos la boca y nos abrazamos, sin fuerzas.
-¿No te has tragado ninguna?.. -le pregunto.
-¿Y tú?... -responde ella, sacudiendo la cabeza.
-Supongo que no, porque sigo viva...
Veo que mueve los labios para contestar, pero no la oigo con el rugido de
la multitud del Capitolio, que sale en directo por los altavoces.
El aerodeslizador aparece sobre nosotras y de el caen dos escaleras, sólo
que no pienso soltar a Brittany, de ninguna manera. La rodeo con un brazo para
ayudarla a subir, y las dos ponemos un pie en el primer travesano. La corriente
eléctrica nos paraliza, de lo cual me alegro, porque no estoy segura de que
Brittany pudiese quedarse colgado todo el viaje. Al subir estaba mirando hacia
abajo, así que veo que, aunque nuestros músculos están inmóviles, nada corta
el flujo de sangre de su pierna.
Como cabía esperar, se desmaya en cuanto la puerta se cierra detrás de nosotras
y la corriente eléctrica se detiene. Todavía tengo agarrada la parte de atrás de su
chaqueta con tanta fuerza que, cuando se la llevan, se rompe, y me deja con un puñado de tela negra.
Unos médicos vestidos con batas, máscaras y guantes blancos esterilizados ya
están preparados para trabajar, para entrar en acción. Brittany está tan pálida y
quieta sobre la mesa plateada, llena de tubos y cables por todas partes, que,
por un momento, olvido que hemos salido de los juegos y veo a los médicos
como una amenaza más, otra manada de mutos diseñados para matarla.
Petrificada, me lanzo a salvarla, pero me retienen y me empujan al interior de
otro cuarto, con una puerta de cristal entre las dos. Nadie me hace caso, salvo
un ayudante del Capitolio que aparece detrás de mí y me ofrece una bebida.
Me dejo caer en el suelo, con la cara contra la puerta, mirando el vaso de
cristal que tengo en la mano sin entender nada. Está helado, lleno de zumo de
naranja, con una pajita de borde decorado. Parece completamente fuera de
lugar en mi mano sucia y ensangrentada, al lado de las cicatrices y las uñas
llenas de tierra. Se me hace agua la boca con el olor, pero la dejo con cuidado
en el suelo, sin confiar en nada tan limpio y bonito.
A través del cristal veo cómo los médicos trabajan sin parar en Brittany;
fruncen el ceño, concentrados. Veo el flujo de líquidos que bombean por los
tubos, y una pared llena de cuadrantes y luces que no significan nada para mí.
No estoy segura, pero creo que se le para el corazón dos veces.
Es como estar en casa cuando traen a una persona destrozada sin
remedio en el estallido de una mina, a una mujer en su tercer día de parto o a
un niño malnutrido que lucha contra la neumonía; en esas ocasiones, mi madre
y Mich suelen tener la misma expresión que los médicos. Ha llegado el
momento de huir al bosque y esconderme entre los árboles hasta que el
paciente haya desaparecido y, en otra parte de la Veta, los martillos se
encarguen del ataúd. Sin embargo, estoy aquí, atrapada no sólo por las
paredes del aerodeslizador, sino también por la misma fuerza que ata a los
seres queridos de los moribundos. A menudo los he visto reunidos en torno a la
mesa de nuestra cocina y he pensado:
"¿Por qué no se van? ¿Por qué se quedan a mirar?.."
Y ahora lo sé: porque no les queda otra alternativa.
Doy un salto cuando noto que alguien me mira a pocos centímetros, y me
doy cuenta de que es mi reflejo en el cristal: ojos enloquecidos, mejillas
huecas, pelo enredado; rabiosa, salvaje, loca. No es de extrañar que todos se
mantengan a una distancia prudencial de mí.
Lo siguiente que sé es que hemos aterrizado en el tejado del Centro de
Entrenamiento y que se llevan a Brittany, aunque a mí me dejan donde estoy. Me
lanzo contra el cristal, chillando, y creo distinguir un atisbo de pelo rosa (tiene
que ser Rachel, Rachel viene al rescate), cuando alguien me pincha por detrás con
una aguja.
Cuando despierto me da miedo moverme. Todo el techo brilla con una
suave luz amarilla, lo que me permite ver que estoy en una habitación en la que
sólo está mi cama; ni puertas, ni ventanas a la vista. El aire huele a algo fuerte
y antiséptico. Del brazo derecho me salen varios tubos que se meten en la
pared que tengo detrás. Estoy desnuda, pero la ropa de cama me reconforta.
Saco con precaución la mano derecha de la colcha: no sólo está limpia, sino
que han arreglado las uñas en óvalos perfectos y las cicatrices de las
quemaduras se notan menos. Me toco la mejilla, los labios, la cicatriz arrugada
sobre la ceja y, cuando empiezo a pasarme los dedos por mi pelo de seda, me
quedo helada. Me muevo el pelo con aprensión por encima de la oreja
izquierda; no, no me lo he imaginado: puedo oír de nuevo.
Intento sentarme, pero algún tipo de correa de sujeción me rodea la cintura
y sólo me deja levantarme unos centímetros. La restricción física hace que me
entre el pánico, y me pongo a tirar y a retorcer las caderas para librarme de la
correa; entonces se desliza una parte de la pared, como si fuese una puerta, y
por ella entra la chica avox pelirroja con una bandeja. Al verla me calmo y dejo
de forcejear. Quiero hacerle un millón de preguntas, aunque me da miedo que
un exceso de confianza le cause problemas, porque está claro que me vigilan
de cerca. Deja la bandeja sobre mis muslos y aprieta algo que me coloca en
posición sentada. Mientras me arregla las almohadas, me atrevo a preguntarle
algo; lo digo en voz alta, tan claro como me lo permite mi voz oxidada, para que
no parezca que le cuento secretitos.
-¿Ha sobrevivido Brittany?...
Ella asiente y, cuando me pone una cuchara en la mano, noto que me la
aprieta como una amiga.
Supongo que, al fin y al cabo, no quería verme muerta. Y Brittany lo ha
logrado; claro que lo ha logrado, con todo el equipo caro que tienen aquí. Sin
embargo, no estaba segura hasta ahora.
Cuando se va la chica, la puerta se cierra sin hacer ruido detrás de ella y
yo me vuelvo, hambrienta, hacia la bandeja: un cuenco de caldo claro, una
pequeña ración de compota de manzana y un vaso de agua. "¿Ya está?",
pienso, enfurruñada. ¿No debería ser mi comida de bienvenida un poco más
espectacular? Al final descubro que apenas soy capaz de terminar lo poco que
me han puesto. Es como si el estómago se me hubiese reducido al tamaño de
una castaña, y me pregunto cuánto tiempo llevo inconsciente, porque la última
mañana que pasé en el estadio no me costó nada comerme un desayuno
considerable. Normalmente pasan unos días entre el final de la competición y
la presentación del vencedor, de modo que puedan volver a convertir a un
tributo muerto de hambre, herido y destrozado en una persona. Kurt y Portia
andarán por aquí, creando nuestro vestuario para las apariciones públicas.
Sue y Rachel estarán disponiendo el banquete para los patrocinadores y
revisando las preguntas de las últimas entrevistas. En casa, en el Distrito 12,
estarán inmersos en el caos de organizar las celebraciones de bienvenida para
Brittany y para mí, sobre todo porque las últimas fueron hace casi treinta años.
¡En casa! ¡Mich y mi madre! ¡Puck! Incluso la imagen del viejo gato
zarrapastroso de Mich me hace sonreír. ¡Pronto estaré en casa!
Quiero salir de esta cama, ver a Brittany y Kurt, descubrir qué ha estado
pasando. ¿Y por qué no? Me siento bien. Sin embargo, cuando empiezo a salir
de la correa, noto que un líquido frío sale de uno de los tubos y se introduce por
una de mis venas; pierdo la conciencia de forma casi inmediata.
Lo mismo sucede una y otra vez durante un periodo indefinido: me
despierto, me alimentan y, aunque resisto el impulso de intentar escapar de la
cama, me vuelven a dejar sin sentido. Es como estar en un extraño crepúsculo
continuo. Sólo tomo nota de unas cuantas cosas: la chica avox no ha vuelto
desde que me dio de comer la primera vez, mis cicatrices desaparecen y...
¿me lo he imaginado o he oído de verdad los gritos de una mujer? No con el
acento del Capitolio, sino con la tosca cadencia de mi distrito. No puedo evitar
tener la vaga sensación de que alguien cuida de mí, y eso me reconforta.
Entonces, por fin, llega un momento en que me despierto y no tengo nada
clavado en el brazo derecho. También me han quitado la correa de la cintura y
soy libre para moverme a mi gusto. Empiezo a levantarme, pero me detiene la
visión de mis manos: la piel está perfecta, suave y reluciente. No sólo han
desaparecido sin dejar rastro las cicatrices del campo de batalla, sino también
las que había acumulado con los años de cazadora. Me toco la frente y parece
de satén; cuando intento buscar la quemadura de la pantorrilla, no encuentro
nada.
Saco las piernas de la cama, con los nervios de no saber si soportarán
bien mi peso, y compruebo que están fuertes y preparadas. Al pie de la cama
encuentro un traje que me hace estremecer, el mismo que llevábamos todos
los tributos en el estadio. Me quedo mirándolo hasta que recuerdo que,
obviamente, es lo que tengo que ponerme para saludar a mi equipo.
Me visto en menos de un minuto y toqueteo la pared, donde sé que está la
puerta aunque no la vea, hasta que, de repente, se abre. Salgo a un pasillo
amplio y vacío que no parece tener más puertas. No obstante, debe de
haberlas, y detrás de una de ellas tiene que estar Brittany. Ahora que estoy
consciente y en movimiento, mi preocupación por ella aumenta por segundos. Si
no estuviera bien, la avox me lo habría dicho, pero necesito verla por mí
misma.
-¡Brittany!.. -la llamo, ya que no hay nadie a quien preguntar.
Oigo que alguien responde gritando mi nombre, aunque no es su voz, sino
una que me provoca primero irritación y después impaciencia: Rachel.
Me vuelvo y los veo a todos esperando en una gran sala al final del pasillo:
Rachel, Sue y Kurt. Salgo corriendo hacia ellos sin vacilar. Es posible que
los vencedores deban ser más comedidos, más arrogantes, sobre todo cuando
sabes que te están mirando, pero me da igual. Corro hacia ellos y me
sorprendo a mí misma abrazando primero a Sue. Cuando me susurra al
oído "buen trabajo, sacos de arena", no suena sarcástica. Rachel está algo llorosa y no deja de darme palmaditas en el pelo y de hablar sobre cómo le decía a todo el
mundo que éramos perlas. Kurt se limita a abrazarme con fuerza y no dice
nada. Entonces veo que Mercedes no está y tengo un mal presentimiento.
-¿Dónde está Mercedes? ¿Con Brittany? Brittany está bien, ¿no? Quiero decir,
que está viva, ¿verdad?...
-Está bien, pero quieren que os encontréis en directo durante la
ceremonia.. -responde Sue.
-Ah, vale... -respondo, y el horrible momento de temer que Brittany estuviese
muerta se pasa de nuevo-. Supongo que es lo que yo querría ver...
-Ve con Kurt. Tiene que ponerte a punto... -dice Sue.
Es un alivio estar a solas con Kurt, sentir su brazo protector sobre los
hombros y alejarnos de las cámaras, recorrer algunos pasillos y llegar a un
ascensor que nos conduce al vestíbulo del Centro de Entrenamiento. Eso
quiere decir que el hospital está en el sótano, incluso debajo del gimnasio en el
que los tributos practicábamos haciendo nudos y tirando lanzas. Las ventanas
del vestíbulo están oscurecidas y un puñado de guardias lo vigilan todo. Nadie
más nos ve llegar al ascensor de los tributos. Se oye el eco de nuestras
pisadas en el vacío. Cuando subimos a la duodécima planta, me pasan por la
cabeza las caras de todos los tributos que nunca regresarán y noto un nudo en
la garganta.
Entonces se abren las puertas, y Venia, Flavius y Octavia me asaltan
hablando tan deprisa y con tanta alegría que no consigo entender lo que dicen,
aunque el sentido está claro: están realmente encantados de verme, y lo
mismo me pasa a mí con ellos, aunque me emocionó mucho más ver a Kurt.
Esto es más como alegrarse de ver a un trío de mascotas cariñosas al final de
un día muy difícil.
Me llevan al comedor y me dan una comida de verdad (rosbif con
guisantes y panecillos), aunque las raciones siguen estando controladas,
porque, cuando pido repetir, me dicen que no.
-No, no y no. No quieren que lo eches todo en el escenario... -responde
Octavia, pero me da un panecillo más sin que nadie lo vea, por debajo de la
mesa, para hacerme saber que está de mi parte.
Volvemos a mi habitación y Kurt desaparece durante un rato mientras el
equipo de preparación me arregla.
-Oh, te han hecho un buen trabajo de pulido... -dice Flavius con envidia-.
No tienes ni un defecto en la piel...
Sin embargo, cuando me miro desnuda en el espejo sólo veo lo
delgaducha que estoy. Bueno, seguro que estaba peor cuando salí del campo
de batalla, pero puedo contarme las costillas sin ningún problema.
Seleccionan los ajustes de la ducha por mí y empiezan a arreglarme el
pelo, las uñas y el maquillaje cuando termino. Charlan sin parar, así que
apenas tengo que decir nada; eso está bien, porque no me siento muy
habladora. Tiene gracia porque, aunque parloteen sobre los juegos, sus
comentarios versan acerca de dónde estaban, qué hacían o cómo se sentían
cuando sucedió algo en concreto: "¡Todavía estaba en la cama!", "¡Acababa
de teñirme las cejas!", "¡Os juro que estuve a punto de desmayarme!". Todo
gira en torno a ellos, no tiene nada que ver con los chicos que morían en el
estadio.
En el Distrito 12 no nos regodeamos así en los juegos, sino que apretamos
los dientes, miramos por obligación e intentamos volver a nuestras cosas lo
antes posible en cuanto acaban. Para no odiar al equipo de preparación,
consigo bloquear la mayor parte de su charla.
Kurt entra con lo que parece ser un vestido amarillo muy simple.
-¿Ya te has aburrido del tema de la "chica en llamas"?...
-Dímelo tú.. -responde, y me lo mete por la cabeza. Al instante noto que la parte de arriba del vestido me queda algo apretado. Me llevo las manos a los senos y frunzo el ceño-... Ya lo sé...
-dice Kurt antes de que pueda protestar-, pero los Vigilantes querían
modificarte quirúrgicamente. Sue tuvo una gran pelea con ellos y ésta fue
la solución de compromiso, no te han puesto mucho... -quedo en shock, ¿Que me han hecho?. Me detiene antes de que pueda mirarme en el
espejo y protestar-. Espera, no te olvides de los zapatos...
Venia me ayuda a ponerme un par de sandalias de cuero planas y me
vuelvo hacia el espejo.
Sigo siendo la "chica en llamas": la fina tela del vestido despide un ligero
brillo; el más leve movimiento del aire crea ondas. En comparación con éste, el
traje del carro parece estridente, y el de la entrevista, demasiado artificial;
ahora doy la impresión de haberme vestido con la luz de una vela.
-¿Qué te parece?...
-Creo que es el mejor que has hecho hasta ahora... pero sobre estas, no soy yo no me gustan..
-No quedan mal Santana, vas a tener que acostumbrarte... -me anima con una sonrisa sincera.
Cuando consigo apartar la mirada de los destellos de la tela que cubren mis nuevos pechos, me encuentro con una sorpresa: llevo el cabello suelto y echado atrás con una sencilla cinta; el maquillaje redondea y rellena mis ahora angulosas facciones; me han puesto esmalte transparente en las uñas; el vestido sin mangas está recogido a la altura de las costillas, no de la cintura, de modo que el relleno no afecta demasiado a mi figura; el borde me llega justo a las rodillas; al no llevar
tacones, tengo mi estatura real. En resumidas cuentas, parezco una chica, una
chica joven, de catorce años como mucho, inocente e inofensiva. Sí, me
sorprende que Kurt haya decidido sacar esto, teniendo en cuenta que acabo
de ganar los juegos.
Se trata de una imagen muy estudiada, porque Kurt nunca deja nada al
azar. Me muerdo el labio, intentando averiguar sus motivos.
-Creía que sería algo más... sofisticado..-le digo.
-Supuse que a Brittany le gustaría más esto.. ademas con esas, no creo que necesites llamar mas la atencion..-responde él sonriendo, pero con precaución.
¿Brittany? No, no es por Brittany. Es por el Capitolio, los Vigilantes y la
audiencia. Aunque no entiendo todavía el diseño de Kurt, me recuerda que
los juegos todavía no han terminado por completo. Además, noto una
advertencia debajo de su benévola respuesta. Me advierte sobre algo que no
puede mencionar ni siquiera delante de su propio equipo.
Bajamos en el ascensor hasta la planta donde nos entrenamos. La
costumbre es que el vencedor y su equipo de preparación salgan al escenario
en una plataforma elevada. Primero el equipo de preparación, seguido por el
acompañante, el estilista, el mentor y, finalmente, el vencedor. Como este año
somos dos vencedores que comparten acompañante y mentor, han tenido que
reorganizarlo todo. Me encuentro en una parte mal iluminada bajo el escenario.
Han instalado una nueva plataforma de metal para elevarme; todavía se ven
pequeños montoncitos de serrín y huele a pintura fresca. Kurt y el equipo de
preparación se van para ponerse sus trajes y colocarse en su sitio, así que me
quedo sola. En la penumbra veo una pared improvisada a unos nueve metros
de mí; supongo que Brittany estará detrás.
El rugido de la multitud es tan ensordecedor que no me doy cuenta de la
llegada de Sue hasta que me toca el hombro y doy un bote, sobresaltada;
supongo que parte de mí sigue en el estadio.
-Tranquila, soy yo. Deja que te eche un vistazo.. -dice. Levanto los brazos
y doy una vuelta-. No están nada mal...
-¿Pero?... -pregunto, porque no ha sido un gran cumplido.
-Pero nada. ¿Qué tal un abrazo de buena suerte?.. -responde ella, después
de examinar mi mohoso lugar de espera y tomar una decisión.
Vale, es una petición extraña viniendo de ella, pero, al fin y al cabo, hemos
ganado; quizás un abrazo sea lo más apropiado. Sin embargo, cuando le rodeo
el cuello con los brazos, me encuentro atrapada por los suyos y me empieza a
hablar muy deprisa y muy bajito al oído, con los labios ocultos por mi pelo.
-Escucha, tienes problemas. Se dice que el Capitolio está furioso por la
manera en que los habéis dejado en ridículo en el estadio. Si hay algo que no
soportan es que se rían de ellos, y ahora son el hazmerreír de Panem... -me
dice Sue.
Siento que el miedo me corre por las venas, pero me río como si me dijese
algo encantador, porque no tengo nada que me oculte la boca.
-¿Y qué?...
-Tu única defensa sería que estuvieses tan loca de amor que no fueses
responsable de tus acciones... -Sue se aparta y me arregla la cinta del
pelo-. ¿De acuerdo, sacos de arena?..
Podría estar hablando de cualquier cosa.
-De acuerdo. ¿Se lo has dicho a Brittany?...
-No hace falta. Ella lo tiene claro...
-Pero ¿crees que yo no?... -pregunto, aprovechando la oportunidad para
enderezar la pajarita de color rojo intenso que Kurt debe de haberle obligado
a llevar.
-¿Y desde cuándo importa lo que yo crea? Será mejor que ocupemos
nuestros puestos... -Me conduce al círculo de metal-. Es tu noche, sacos de arena, disfrútala...
Me da un beso en la frente y desaparece en la penumbra.
Me tiro de la falda deseando que fuese más larga para tapar lo mucho que
me chocan las rodillas. Entonces me doy cuenta de que no tendría sentido,
porque todo el cuerpo me tiembla como una hoja. Con suerte, lo atribuirán a la
emoción. Al fin y al cabo, es mi noche.
El olor a humedad y moho que hay debajo del escenario amenaza con
ahogarme. Noto un sudor frío y pegajoso en la piel y no puedo evitar la
sensación de que las tablas que tengo encima están a punto de derrumbarse,
de enterrarme viva debajo de los escombros. Después de salir del campo de
batalla, después de las trompetas, se suponía que estaría a salvo para
siempre, para el resto de mi vida. Sin embargo, si lo que dice Sue es
cierto (y no tiene razones para mentir), nunca he corrido tanto peligro como
ahora.
Es mucho peor que la caza del estadio, porque allí podía morir y ya está,
fin de la historia. Aquí podrían castigar a Mich, a mi madre, a Puck, a la gente
del Distrito 12, a todas las personas que me importan, si no consigo hacer
creíble el escenario de chica-loca-de-amor que Sue ha sugerido.
Bueno, aún tengo una oportunidad. Qué curioso, cuando saqué las bayas
en el estadio sólo pensaba en ser más lista que los Vigilantes, no en lo mal que
haría quedar al Capitolio con mis acciones. Pero los Juegos del Hambre son su
arma y se supone que no puedes vencerlos, así que ahora el Capitolio actuará
como si hubiese controlado la situación desde el principio, como si lo dirigiese
todo, suicidio doble incluido. Claro que, para que eso funcione, tengo que
seguirles el juego.
Y Brittany... Brittany también sufrirá si la actuación no sale bien. Pero ¿qué ha
respondido Sue cuando le he preguntado si se lo había explicado a Brittany,
que tenía que fingir estar loco de amor por mí?
"No hace falta, ella lo tiene claro."
¿Tiene claro lo que está pasando, como siempre, y es muy consciente del
peligro que corremos? ¿O... tiene claro que está loca de amor por mí? No lo sé,
ni siquiera he empezado a ordenar lo que siento por Brittany, es demasiado
complicado. No sé qué hice como parte de los juegos, qué hice por odio al
Capitolio, qué hice para que lo vieran en el Distrito 12, qué hice porque era lo
correcto y qué hice porque esta chica me importa.
Son preguntas que debo resolver en casa, en la tranquilidad y el sosiego
del bosque, cuando no me vea nadie, pero no aquí, con todos los ojos del país
clavados en mí.
Sin embargo, no disfrutaré de ese lujo durante vete a saber
cuánto tiempo y, ahora mismo, la parte más peligrosa de los Juegos del
Hambre está a punto de empezar.
...............................................................................................................
muchas gracias a todas q se engancharon con esta adaptacion, y les gusto...sin sus comentarios hubiese sido muy dificil poner pila para terminarlo..
estare de vuelta la semana q viene, q tengan un muy buen finde...
Besotes...
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CAPITULO 26;
Escupo las bayas y me limpio la lengua con el borde de la camisa para
asegurarme de que no quede nada. Brittany tira de mí hacia el lago, donde las
dos nos enjuagamos la boca y nos abrazamos, sin fuerzas.
-¿No te has tragado ninguna?.. -le pregunto.
-¿Y tú?... -responde ella, sacudiendo la cabeza.
-Supongo que no, porque sigo viva...
Veo que mueve los labios para contestar, pero no la oigo con el rugido de
la multitud del Capitolio, que sale en directo por los altavoces.
El aerodeslizador aparece sobre nosotras y de el caen dos escaleras, sólo
que no pienso soltar a Brittany, de ninguna manera. La rodeo con un brazo para
ayudarla a subir, y las dos ponemos un pie en el primer travesano. La corriente
eléctrica nos paraliza, de lo cual me alegro, porque no estoy segura de que
Brittany pudiese quedarse colgado todo el viaje. Al subir estaba mirando hacia
abajo, así que veo que, aunque nuestros músculos están inmóviles, nada corta
el flujo de sangre de su pierna.
Como cabía esperar, se desmaya en cuanto la puerta se cierra detrás de nosotras
y la corriente eléctrica se detiene. Todavía tengo agarrada la parte de atrás de su
chaqueta con tanta fuerza que, cuando se la llevan, se rompe, y me deja con un puñado de tela negra.
Unos médicos vestidos con batas, máscaras y guantes blancos esterilizados ya
están preparados para trabajar, para entrar en acción. Brittany está tan pálida y
quieta sobre la mesa plateada, llena de tubos y cables por todas partes, que,
por un momento, olvido que hemos salido de los juegos y veo a los médicos
como una amenaza más, otra manada de mutos diseñados para matarla.
Petrificada, me lanzo a salvarla, pero me retienen y me empujan al interior de
otro cuarto, con una puerta de cristal entre las dos. Nadie me hace caso, salvo
un ayudante del Capitolio que aparece detrás de mí y me ofrece una bebida.
Me dejo caer en el suelo, con la cara contra la puerta, mirando el vaso de
cristal que tengo en la mano sin entender nada. Está helado, lleno de zumo de
naranja, con una pajita de borde decorado. Parece completamente fuera de
lugar en mi mano sucia y ensangrentada, al lado de las cicatrices y las uñas
llenas de tierra. Se me hace agua la boca con el olor, pero la dejo con cuidado
en el suelo, sin confiar en nada tan limpio y bonito.
A través del cristal veo cómo los médicos trabajan sin parar en Brittany;
fruncen el ceño, concentrados. Veo el flujo de líquidos que bombean por los
tubos, y una pared llena de cuadrantes y luces que no significan nada para mí.
No estoy segura, pero creo que se le para el corazón dos veces.
Es como estar en casa cuando traen a una persona destrozada sin
remedio en el estallido de una mina, a una mujer en su tercer día de parto o a
un niño malnutrido que lucha contra la neumonía; en esas ocasiones, mi madre
y Mich suelen tener la misma expresión que los médicos. Ha llegado el
momento de huir al bosque y esconderme entre los árboles hasta que el
paciente haya desaparecido y, en otra parte de la Veta, los martillos se
encarguen del ataúd. Sin embargo, estoy aquí, atrapada no sólo por las
paredes del aerodeslizador, sino también por la misma fuerza que ata a los
seres queridos de los moribundos. A menudo los he visto reunidos en torno a la
mesa de nuestra cocina y he pensado:
"¿Por qué no se van? ¿Por qué se quedan a mirar?.."
Y ahora lo sé: porque no les queda otra alternativa.
Doy un salto cuando noto que alguien me mira a pocos centímetros, y me
doy cuenta de que es mi reflejo en el cristal: ojos enloquecidos, mejillas
huecas, pelo enredado; rabiosa, salvaje, loca. No es de extrañar que todos se
mantengan a una distancia prudencial de mí.
Lo siguiente que sé es que hemos aterrizado en el tejado del Centro de
Entrenamiento y que se llevan a Brittany, aunque a mí me dejan donde estoy. Me
lanzo contra el cristal, chillando, y creo distinguir un atisbo de pelo rosa (tiene
que ser Rachel, Rachel viene al rescate), cuando alguien me pincha por detrás con
una aguja.
Cuando despierto me da miedo moverme. Todo el techo brilla con una
suave luz amarilla, lo que me permite ver que estoy en una habitación en la que
sólo está mi cama; ni puertas, ni ventanas a la vista. El aire huele a algo fuerte
y antiséptico. Del brazo derecho me salen varios tubos que se meten en la
pared que tengo detrás. Estoy desnuda, pero la ropa de cama me reconforta.
Saco con precaución la mano derecha de la colcha: no sólo está limpia, sino
que han arreglado las uñas en óvalos perfectos y las cicatrices de las
quemaduras se notan menos. Me toco la mejilla, los labios, la cicatriz arrugada
sobre la ceja y, cuando empiezo a pasarme los dedos por mi pelo de seda, me
quedo helada. Me muevo el pelo con aprensión por encima de la oreja
izquierda; no, no me lo he imaginado: puedo oír de nuevo.
Intento sentarme, pero algún tipo de correa de sujeción me rodea la cintura
y sólo me deja levantarme unos centímetros. La restricción física hace que me
entre el pánico, y me pongo a tirar y a retorcer las caderas para librarme de la
correa; entonces se desliza una parte de la pared, como si fuese una puerta, y
por ella entra la chica avox pelirroja con una bandeja. Al verla me calmo y dejo
de forcejear. Quiero hacerle un millón de preguntas, aunque me da miedo que
un exceso de confianza le cause problemas, porque está claro que me vigilan
de cerca. Deja la bandeja sobre mis muslos y aprieta algo que me coloca en
posición sentada. Mientras me arregla las almohadas, me atrevo a preguntarle
algo; lo digo en voz alta, tan claro como me lo permite mi voz oxidada, para que
no parezca que le cuento secretitos.
-¿Ha sobrevivido Brittany?...
Ella asiente y, cuando me pone una cuchara en la mano, noto que me la
aprieta como una amiga.
Supongo que, al fin y al cabo, no quería verme muerta. Y Brittany lo ha
logrado; claro que lo ha logrado, con todo el equipo caro que tienen aquí. Sin
embargo, no estaba segura hasta ahora.
Cuando se va la chica, la puerta se cierra sin hacer ruido detrás de ella y
yo me vuelvo, hambrienta, hacia la bandeja: un cuenco de caldo claro, una
pequeña ración de compota de manzana y un vaso de agua. "¿Ya está?",
pienso, enfurruñada. ¿No debería ser mi comida de bienvenida un poco más
espectacular? Al final descubro que apenas soy capaz de terminar lo poco que
me han puesto. Es como si el estómago se me hubiese reducido al tamaño de
una castaña, y me pregunto cuánto tiempo llevo inconsciente, porque la última
mañana que pasé en el estadio no me costó nada comerme un desayuno
considerable. Normalmente pasan unos días entre el final de la competición y
la presentación del vencedor, de modo que puedan volver a convertir a un
tributo muerto de hambre, herido y destrozado en una persona. Kurt y Portia
andarán por aquí, creando nuestro vestuario para las apariciones públicas.
Sue y Rachel estarán disponiendo el banquete para los patrocinadores y
revisando las preguntas de las últimas entrevistas. En casa, en el Distrito 12,
estarán inmersos en el caos de organizar las celebraciones de bienvenida para
Brittany y para mí, sobre todo porque las últimas fueron hace casi treinta años.
¡En casa! ¡Mich y mi madre! ¡Puck! Incluso la imagen del viejo gato
zarrapastroso de Mich me hace sonreír. ¡Pronto estaré en casa!
Quiero salir de esta cama, ver a Brittany y Kurt, descubrir qué ha estado
pasando. ¿Y por qué no? Me siento bien. Sin embargo, cuando empiezo a salir
de la correa, noto que un líquido frío sale de uno de los tubos y se introduce por
una de mis venas; pierdo la conciencia de forma casi inmediata.
Lo mismo sucede una y otra vez durante un periodo indefinido: me
despierto, me alimentan y, aunque resisto el impulso de intentar escapar de la
cama, me vuelven a dejar sin sentido. Es como estar en un extraño crepúsculo
continuo. Sólo tomo nota de unas cuantas cosas: la chica avox no ha vuelto
desde que me dio de comer la primera vez, mis cicatrices desaparecen y...
¿me lo he imaginado o he oído de verdad los gritos de una mujer? No con el
acento del Capitolio, sino con la tosca cadencia de mi distrito. No puedo evitar
tener la vaga sensación de que alguien cuida de mí, y eso me reconforta.
Entonces, por fin, llega un momento en que me despierto y no tengo nada
clavado en el brazo derecho. También me han quitado la correa de la cintura y
soy libre para moverme a mi gusto. Empiezo a levantarme, pero me detiene la
visión de mis manos: la piel está perfecta, suave y reluciente. No sólo han
desaparecido sin dejar rastro las cicatrices del campo de batalla, sino también
las que había acumulado con los años de cazadora. Me toco la frente y parece
de satén; cuando intento buscar la quemadura de la pantorrilla, no encuentro
nada.
Saco las piernas de la cama, con los nervios de no saber si soportarán
bien mi peso, y compruebo que están fuertes y preparadas. Al pie de la cama
encuentro un traje que me hace estremecer, el mismo que llevábamos todos
los tributos en el estadio. Me quedo mirándolo hasta que recuerdo que,
obviamente, es lo que tengo que ponerme para saludar a mi equipo.
Me visto en menos de un minuto y toqueteo la pared, donde sé que está la
puerta aunque no la vea, hasta que, de repente, se abre. Salgo a un pasillo
amplio y vacío que no parece tener más puertas. No obstante, debe de
haberlas, y detrás de una de ellas tiene que estar Brittany. Ahora que estoy
consciente y en movimiento, mi preocupación por ella aumenta por segundos. Si
no estuviera bien, la avox me lo habría dicho, pero necesito verla por mí
misma.
-¡Brittany!.. -la llamo, ya que no hay nadie a quien preguntar.
Oigo que alguien responde gritando mi nombre, aunque no es su voz, sino
una que me provoca primero irritación y después impaciencia: Rachel.
Me vuelvo y los veo a todos esperando en una gran sala al final del pasillo:
Rachel, Sue y Kurt. Salgo corriendo hacia ellos sin vacilar. Es posible que
los vencedores deban ser más comedidos, más arrogantes, sobre todo cuando
sabes que te están mirando, pero me da igual. Corro hacia ellos y me
sorprendo a mí misma abrazando primero a Sue. Cuando me susurra al
oído "buen trabajo, sacos de arena", no suena sarcástica. Rachel está algo llorosa y no deja de darme palmaditas en el pelo y de hablar sobre cómo le decía a todo el
mundo que éramos perlas. Kurt se limita a abrazarme con fuerza y no dice
nada. Entonces veo que Mercedes no está y tengo un mal presentimiento.
-¿Dónde está Mercedes? ¿Con Brittany? Brittany está bien, ¿no? Quiero decir,
que está viva, ¿verdad?...
-Está bien, pero quieren que os encontréis en directo durante la
ceremonia.. -responde Sue.
-Ah, vale... -respondo, y el horrible momento de temer que Brittany estuviese
muerta se pasa de nuevo-. Supongo que es lo que yo querría ver...
-Ve con Kurt. Tiene que ponerte a punto... -dice Sue.
Es un alivio estar a solas con Kurt, sentir su brazo protector sobre los
hombros y alejarnos de las cámaras, recorrer algunos pasillos y llegar a un
ascensor que nos conduce al vestíbulo del Centro de Entrenamiento. Eso
quiere decir que el hospital está en el sótano, incluso debajo del gimnasio en el
que los tributos practicábamos haciendo nudos y tirando lanzas. Las ventanas
del vestíbulo están oscurecidas y un puñado de guardias lo vigilan todo. Nadie
más nos ve llegar al ascensor de los tributos. Se oye el eco de nuestras
pisadas en el vacío. Cuando subimos a la duodécima planta, me pasan por la
cabeza las caras de todos los tributos que nunca regresarán y noto un nudo en
la garganta.
Entonces se abren las puertas, y Venia, Flavius y Octavia me asaltan
hablando tan deprisa y con tanta alegría que no consigo entender lo que dicen,
aunque el sentido está claro: están realmente encantados de verme, y lo
mismo me pasa a mí con ellos, aunque me emocionó mucho más ver a Kurt.
Esto es más como alegrarse de ver a un trío de mascotas cariñosas al final de
un día muy difícil.
Me llevan al comedor y me dan una comida de verdad (rosbif con
guisantes y panecillos), aunque las raciones siguen estando controladas,
porque, cuando pido repetir, me dicen que no.
-No, no y no. No quieren que lo eches todo en el escenario... -responde
Octavia, pero me da un panecillo más sin que nadie lo vea, por debajo de la
mesa, para hacerme saber que está de mi parte.
Volvemos a mi habitación y Kurt desaparece durante un rato mientras el
equipo de preparación me arregla.
-Oh, te han hecho un buen trabajo de pulido... -dice Flavius con envidia-.
No tienes ni un defecto en la piel...
Sin embargo, cuando me miro desnuda en el espejo sólo veo lo
delgaducha que estoy. Bueno, seguro que estaba peor cuando salí del campo
de batalla, pero puedo contarme las costillas sin ningún problema.
Seleccionan los ajustes de la ducha por mí y empiezan a arreglarme el
pelo, las uñas y el maquillaje cuando termino. Charlan sin parar, así que
apenas tengo que decir nada; eso está bien, porque no me siento muy
habladora. Tiene gracia porque, aunque parloteen sobre los juegos, sus
comentarios versan acerca de dónde estaban, qué hacían o cómo se sentían
cuando sucedió algo en concreto: "¡Todavía estaba en la cama!", "¡Acababa
de teñirme las cejas!", "¡Os juro que estuve a punto de desmayarme!". Todo
gira en torno a ellos, no tiene nada que ver con los chicos que morían en el
estadio.
En el Distrito 12 no nos regodeamos así en los juegos, sino que apretamos
los dientes, miramos por obligación e intentamos volver a nuestras cosas lo
antes posible en cuanto acaban. Para no odiar al equipo de preparación,
consigo bloquear la mayor parte de su charla.
Kurt entra con lo que parece ser un vestido amarillo muy simple.
-¿Ya te has aburrido del tema de la "chica en llamas"?...
-Dímelo tú.. -responde, y me lo mete por la cabeza. Al instante noto que la parte de arriba del vestido me queda algo apretado. Me llevo las manos a los senos y frunzo el ceño-... Ya lo sé...
-dice Kurt antes de que pueda protestar-, pero los Vigilantes querían
modificarte quirúrgicamente. Sue tuvo una gran pelea con ellos y ésta fue
la solución de compromiso, no te han puesto mucho... -quedo en shock, ¿Que me han hecho?. Me detiene antes de que pueda mirarme en el
espejo y protestar-. Espera, no te olvides de los zapatos...
Venia me ayuda a ponerme un par de sandalias de cuero planas y me
vuelvo hacia el espejo.
Sigo siendo la "chica en llamas": la fina tela del vestido despide un ligero
brillo; el más leve movimiento del aire crea ondas. En comparación con éste, el
traje del carro parece estridente, y el de la entrevista, demasiado artificial;
ahora doy la impresión de haberme vestido con la luz de una vela.
-¿Qué te parece?...
-Creo que es el mejor que has hecho hasta ahora... pero sobre estas, no soy yo no me gustan..
-No quedan mal Santana, vas a tener que acostumbrarte... -me anima con una sonrisa sincera.
Cuando consigo apartar la mirada de los destellos de la tela que cubren mis nuevos pechos, me encuentro con una sorpresa: llevo el cabello suelto y echado atrás con una sencilla cinta; el maquillaje redondea y rellena mis ahora angulosas facciones; me han puesto esmalte transparente en las uñas; el vestido sin mangas está recogido a la altura de las costillas, no de la cintura, de modo que el relleno no afecta demasiado a mi figura; el borde me llega justo a las rodillas; al no llevar
tacones, tengo mi estatura real. En resumidas cuentas, parezco una chica, una
chica joven, de catorce años como mucho, inocente e inofensiva. Sí, me
sorprende que Kurt haya decidido sacar esto, teniendo en cuenta que acabo
de ganar los juegos.
Se trata de una imagen muy estudiada, porque Kurt nunca deja nada al
azar. Me muerdo el labio, intentando averiguar sus motivos.
-Creía que sería algo más... sofisticado..-le digo.
-Supuse que a Brittany le gustaría más esto.. ademas con esas, no creo que necesites llamar mas la atencion..-responde él sonriendo, pero con precaución.
¿Brittany? No, no es por Brittany. Es por el Capitolio, los Vigilantes y la
audiencia. Aunque no entiendo todavía el diseño de Kurt, me recuerda que
los juegos todavía no han terminado por completo. Además, noto una
advertencia debajo de su benévola respuesta. Me advierte sobre algo que no
puede mencionar ni siquiera delante de su propio equipo.
Bajamos en el ascensor hasta la planta donde nos entrenamos. La
costumbre es que el vencedor y su equipo de preparación salgan al escenario
en una plataforma elevada. Primero el equipo de preparación, seguido por el
acompañante, el estilista, el mentor y, finalmente, el vencedor. Como este año
somos dos vencedores que comparten acompañante y mentor, han tenido que
reorganizarlo todo. Me encuentro en una parte mal iluminada bajo el escenario.
Han instalado una nueva plataforma de metal para elevarme; todavía se ven
pequeños montoncitos de serrín y huele a pintura fresca. Kurt y el equipo de
preparación se van para ponerse sus trajes y colocarse en su sitio, así que me
quedo sola. En la penumbra veo una pared improvisada a unos nueve metros
de mí; supongo que Brittany estará detrás.
El rugido de la multitud es tan ensordecedor que no me doy cuenta de la
llegada de Sue hasta que me toca el hombro y doy un bote, sobresaltada;
supongo que parte de mí sigue en el estadio.
-Tranquila, soy yo. Deja que te eche un vistazo.. -dice. Levanto los brazos
y doy una vuelta-. No están nada mal...
-¿Pero?... -pregunto, porque no ha sido un gran cumplido.
-Pero nada. ¿Qué tal un abrazo de buena suerte?.. -responde ella, después
de examinar mi mohoso lugar de espera y tomar una decisión.
Vale, es una petición extraña viniendo de ella, pero, al fin y al cabo, hemos
ganado; quizás un abrazo sea lo más apropiado. Sin embargo, cuando le rodeo
el cuello con los brazos, me encuentro atrapada por los suyos y me empieza a
hablar muy deprisa y muy bajito al oído, con los labios ocultos por mi pelo.
-Escucha, tienes problemas. Se dice que el Capitolio está furioso por la
manera en que los habéis dejado en ridículo en el estadio. Si hay algo que no
soportan es que se rían de ellos, y ahora son el hazmerreír de Panem... -me
dice Sue.
Siento que el miedo me corre por las venas, pero me río como si me dijese
algo encantador, porque no tengo nada que me oculte la boca.
-¿Y qué?...
-Tu única defensa sería que estuvieses tan loca de amor que no fueses
responsable de tus acciones... -Sue se aparta y me arregla la cinta del
pelo-. ¿De acuerdo, sacos de arena?..
Podría estar hablando de cualquier cosa.
-De acuerdo. ¿Se lo has dicho a Brittany?...
-No hace falta. Ella lo tiene claro...
-Pero ¿crees que yo no?... -pregunto, aprovechando la oportunidad para
enderezar la pajarita de color rojo intenso que Kurt debe de haberle obligado
a llevar.
-¿Y desde cuándo importa lo que yo crea? Será mejor que ocupemos
nuestros puestos... -Me conduce al círculo de metal-. Es tu noche, sacos de arena, disfrútala...
Me da un beso en la frente y desaparece en la penumbra.
Me tiro de la falda deseando que fuese más larga para tapar lo mucho que
me chocan las rodillas. Entonces me doy cuenta de que no tendría sentido,
porque todo el cuerpo me tiembla como una hoja. Con suerte, lo atribuirán a la
emoción. Al fin y al cabo, es mi noche.
El olor a humedad y moho que hay debajo del escenario amenaza con
ahogarme. Noto un sudor frío y pegajoso en la piel y no puedo evitar la
sensación de que las tablas que tengo encima están a punto de derrumbarse,
de enterrarme viva debajo de los escombros. Después de salir del campo de
batalla, después de las trompetas, se suponía que estaría a salvo para
siempre, para el resto de mi vida. Sin embargo, si lo que dice Sue es
cierto (y no tiene razones para mentir), nunca he corrido tanto peligro como
ahora.
Es mucho peor que la caza del estadio, porque allí podía morir y ya está,
fin de la historia. Aquí podrían castigar a Mich, a mi madre, a Puck, a la gente
del Distrito 12, a todas las personas que me importan, si no consigo hacer
creíble el escenario de chica-loca-de-amor que Sue ha sugerido.
Bueno, aún tengo una oportunidad. Qué curioso, cuando saqué las bayas
en el estadio sólo pensaba en ser más lista que los Vigilantes, no en lo mal que
haría quedar al Capitolio con mis acciones. Pero los Juegos del Hambre son su
arma y se supone que no puedes vencerlos, así que ahora el Capitolio actuará
como si hubiese controlado la situación desde el principio, como si lo dirigiese
todo, suicidio doble incluido. Claro que, para que eso funcione, tengo que
seguirles el juego.
Y Brittany... Brittany también sufrirá si la actuación no sale bien. Pero ¿qué ha
respondido Sue cuando le he preguntado si se lo había explicado a Brittany,
que tenía que fingir estar loco de amor por mí?
"No hace falta, ella lo tiene claro."
¿Tiene claro lo que está pasando, como siempre, y es muy consciente del
peligro que corremos? ¿O... tiene claro que está loca de amor por mí? No lo sé,
ni siquiera he empezado a ordenar lo que siento por Brittany, es demasiado
complicado. No sé qué hice como parte de los juegos, qué hice por odio al
Capitolio, qué hice para que lo vieran en el Distrito 12, qué hice porque era lo
correcto y qué hice porque esta chica me importa.
Son preguntas que debo resolver en casa, en la tranquilidad y el sosiego
del bosque, cuando no me vea nadie, pero no aquí, con todos los ojos del país
clavados en mí.
Sin embargo, no disfrutaré de ese lujo durante vete a saber
cuánto tiempo y, ahora mismo, la parte más peligrosa de los Juegos del
Hambre está a punto de empezar.
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gatituu *_****** - Mensajes : 215
Fecha de inscripción : 12/08/2012
[FIC BRITTANA] LOS JUEGOS DEL HAMBRE... "Capititulo 26 y 27"
CAPITULO 27;
El himno me retumba en los oídos y después oigo a Caesar Flickerman
saludar a la audiencia. ¿Sabe lo crucial que es decir la palabra correcta a partir
de ahora? Seguro, querrá ayudarnos. La multitud rompe en aplausos cuando
presenta al equipo de preparación. Me imagino a Flavius, Venia y Octavia
dando saltitos y haciendo reverencias ridículas; creo que puedo decir sin temor
a equivocarme que no tienen ni idea de lo que está pasando. Después
presenta a Rachel. Cuánto tiempo lleva esperando este momento; espero que lo
disfrute, porque, por muy despistada que sea, tiene un buen instinto para
algunas cosas y, por lo menos, debe de intuir que algo va mal. Mercedes y Kurt
reciben grandes vítores, por supuesto, ya que han estado geniales, después de
un debut tan deslumbrante.
Ahora entiendo por qué Kurt me eligió este vestido: tengo que parecer todo lo inocente e infantil que estas dos cosas me permitan. La aparición de Sue se saluda con grandes pisotones en el suelo durante cinco
minutos, como mínimo. Bueno, ha conseguido lo nunca visto al mantener vivos
no sólo a un tributo, sino a dos. ¿Y si no me hubiese advertido a tiempo?
¿Habría actuado de otra forma? ¿Le habría restregado al Capitolio por la cara
el momento de las bayas? No, no creo, pero sí que podría haber resultado
mucho menos convincente de lo necesario en estos momentos..., en estos
precisos momentos, porque noto que la plataforma se eleva hacia el escenario.
Luces cegadoras. Un rugido ensordecedor que hace vibrar el metal que
tengo bajo los pies. Entonces veo a Brittany a pocos metros de mí. Parece tan
limpia, sana y guapa que apenas la reconozco. Sin embargo, su sonrisa es la
misma, ya esté cubierta de barro o en el Capitolio, y, al verla, doy unos tres
pasos y me lanzo en sus brazos. Ella se tambalea hacia atrás, a punto de perder
el equilibrio, y entonces me doy cuenta de que lleva tacos. Se endereza y nos abrazamos mientras la audiencia se vuelve loca. Ella me besa y yo no puedo dejar de pensar: "¿Lo sabes? ¿Sabes el peligro que corremos?". Ella me agarra fuerte por la cintura como con miedo a que me escape, y yo envuelvo mis brazon en su cuello para acercarla mas, sea como sea, si es actuado o no, la extrañaba y su cercania me pone tan feliz que no puedo contener una lagrima que me cae por la mejilla.
Después de diez minutos así, Caesar Flickerman le da un golpecito en el
hombro para poder seguir con el espectáculo, pero Brittany lo aparta sin mirarlo
siquiera. El público pierde la cabeza. Lo sepa o no, Brittany, como siempre, sabe
cómo manejar a la audiencia.
Al final, Sue nos interrumpe y nos da un empujón cariñoso hacia el
sillón de los vencedores. Lo normal es que sea un solo sillón muy recargado
desde el que el tributo ganador observa la película de los mejores momentos
de los juegos, pero, como somos dos, los Vigilantes nos han puesto un lujoso
sofá de terciopelo rojo. Es pequeño; creo que mi madre lo llamaría confidente.
Me siento tan cerca de Brittany que estoy prácticamente sobre su regazo,
aunque basta echarle un vistazo a Sue para saber que no es suficiente,
así que me quito las sandalias, subo los pies al sofá y apoyo la cabeza en el
hombro de Brittany. Ella me rodea con un brazo automáticamente, y toma mi mano entrelazando nuestros dedos, yo me siento como si estuviera de nuevo en la cueva, acurrucada a su lado, intentando entrar en calor. Su vestido esta hecho con la misma tela amarilla que el mio, pero Mercedes se lo ha ajustado a su figura, haciendola lucir nuevamente sexi y encantadora, ademas tiene el pelo suelo y liso es hermosa la vean por donde la vean. Tampoco lleva sandalias, sino un par de tacos de unos cinco centimetros de alto no mas. Ojalá Kurt me hubiese puesto algo parecido, porque me siento muy vulnerable con este vestido tan ligero. Supongo que ésa era la idea.
Caesar Flickerman hace algunos chistes sobre mis nuevos accesorios, al parecer a todo el mundo parece gustarles, incluso Brittany no puede apartar su mirada a veses, lo que hace que me ruborice. No se que le ven, son cosas artificiales como todo lo que usan aca en el Capitolio.
El espectaculo durará exactamente tres horas y es de visión obligatoria para todo Panem. Cuando reducen la intensidad de las luces y aparece el sello en la pantalla, me doy cuenta de que no estoy preparada para esto, de que no quiero ver morir a mis veintidós compañeros. Ya vi bastante la primer vez. Empieza a latirme el
corazón con fuerza y siento el impulso de huir. ¿Cómo se han podido enfrentar
a esto solos los otros vencedores? Durante los mejores momentos suelen
mostrar la reacción del ganador en un cuadrito de una esquina de la pantalla.
Pienso en los años anteriores... Algunos parecían encantados, alzaban los
puños y se golpeaban el pecho. Casi todos parecían aturdidos. Sólo sé que lo
único que me mantiene en este confidente es Brittany: su brazo sobre mi
hombro, su otra mano entre las mías encima de su regazo. Por supuesto, los anteriores ganadores no tenían al Capitolio planeando cómo destruirlos.
Resumir varias semanas en tres horas es toda una hazaña, sobre todo
teniendo en cuenta la cantidad de cámaras que funcionaban a la vez. El que
monta esto debe tener claro qué historia desea contar. Este año, por primera
vez, cuenta una historia de amor. Sé que Brittany y yo hemos ganado, pero nos
dedican una cantidad de tiempo desproporcionada desde el principio. De todos
modos, eso me alegra, porque apoya la excusa de la locura de amor como
defensa por el desafío al Capitolio, además de evitarme el regodeo en las
muertes.
La primera hora o así se centra en los sucesos anteriores al estadio: la
cosecha, el paseo en carro por el Capitolio, las clasificaciones del
entrenamiento y las entrevistas. Una banda sonora animada hace que parezca
el doble de horrible porque, claro, casi todos los que aparecen en pantalla
están muertos.
Una vez en el campo de batalla se ofrece una detallada cobertura del baño
de sangre y después, básicamente, los realizadores alternan imágenes de los
tributos muriendo e imágenes nuestras. Sobre todo, imágenes de Brittany, en
realidad, porque está claro que ella lleva el peso del romance sobre los hombros.
Ahora veo lo que vio la audiencia, cómo engañó a los tributos profesionales
sobre mí, cómo se quedó despierta toda la noche bajo el árbol de las
rastrevíspulas, cómo luchó contra Sebastian para dejarme escapar e, incluso
tumbada en la orilla embarrada, cómo susurraba mi nombre en sueños. En
comparación, yo parezco un témpano de hielo (esquivo bolas de fuego, dejo
caer nidos y hago estallar las provisiones) hasta que voy a por Rey. Enseñan
su muerte al completo, la lanza, mi intento de rescate fallido, mi flecha en el
cuello del chico del Distrito 1, el último aliento de Rey en mis brazos y la
canción. Canto todas y cada una de las notas de la canción. Algo dentro de mí
se cierra y me quedo demasiado entumecida para sentir nada. Es como ver a
unos completos desconocidos en otros Juegos del Hambre, aunque noto que
omiten la parte en la que la cubrí de flores.
Claro, porque hasta eso apesta a rebelión.
Las cosas mejoran para mí cuando anuncian que los dos tributos del
mismo distrito pueden sobrevivir, y grito el nombre de Brittany y me tapo la boca.
Si hasta el momento me había mostrado indiferente con ella, a partir de ahí lo
compenso al buscarla, devolverle la salud con mis atenciones, ir al banquete a
por la medicina y dispensar mis besos con mucha generosidad. Veo los mutos
y la muerte de Sebastian desde un punto de vista objetivo; sé que son tan horribles como siempre, pero, de nuevo, es como si le pasase a gente que no conozco.
Entonces llega el momento de las bayas. Oigo que el público pide silencio:
no quieren perderse nada. Me siento llena de gratitud hacia los realizadores
cuando veo que no acaban con el anuncio de nuestra victoria, sino conmigo
aporreando la puerta de cristal del aerodeslizador, gritando el nombre de Brittany
mientras intentan reanimarla.
En términos de supervivencia, es mi mejor momento de toda la noche.
Vuelve a sonar el himno y nos levantamos cuando el presidente Snow en
persona sale a escena, seguido de una niñita con el cojín que sostiene la
corona. Sin embargo, sólo hay una corona, y se nota la perplejidad de la
multitud (¿para quién será?), hasta que el presidente Snow la gira y la divide en
dos. La primera mitad la coloca sobre la frente de Brittany con una sonrisa. Sigue
sonriendo cuando me coloca la segunda, pero en sus ojos, que están a pocos
centímetros de los míos, veo que será implacable como una serpiente.
Entonces sé que, aunque las dos nos hubiésemos comido las bayas, soy
yo la culpable, porque yo tuve la idea. Soy la instigadora, la que debe recibir el
castigo.
Después hay muchas reverencias y vítores. Tengo el brazo a punto de
caérseme de tanto saludar cuando Caesar Flickerman por fin se despide de los
espectadores y les recuerda que vuelvan mañana para las últimas entrevistas.
Como si les quedase alternativa.
A Brittany y a mí nos llevan a la mansión del presidente para el banquete de
la victoria, donde tenemos muy poco tiempo para comer mientras los
funcionarios del Capitolio y los patrocinadores más generosos se pelean por
hacerse una foto con nosotras. Por nuestro lado pasa una cara sonriente tras
otra, cada vez más borrachas conforme avanza la noche. De vez en cuando le
echo un vistazo a Sue, que resulta reconfortante, o al presidente Snow,
que resulta aterrador, pero sigo riendo, dando las gracias a todos y sonriendo
para que me hagan fotos. Lo único que no hago ni un momento es soltar la
mano de Brittany.
El sol empieza a asomar por el horizonte cuando volvemos muy despacio
a la duodécima planta del Centro de Entrenamiento. Creía que por fin podría
hablar a solas con Brittany, pero Sue le dice que vaya a ver a Mercedes para
escoger algo apropiado para la entrevista y me acompaña en persona hasta mi
puerta.
-¿Por qué no puedo hablar con ella?.. -le pregunto.
-Tendrás mucho tiempo para hablar cuando volvamos a casa. Vete a la
cama. Saldrás en la tele a las dos...
A pesar de las continuas interferencias de Sue, estoy decidida a ver a
Brittany en privado. Después de dar vueltas en la cama durante unas cuantas
horas, salgo al pasillo. Lo primero que pienso es mirar en el tejado, pero está
vacío. Incluso las calles de la ciudad están desiertas después de la celebración
de anoche. Regreso a la cama un rato y después decido ir directamente a su
dormitorio. Sin embargo, cuando intento girar el pomo, descubro que ha
cerrado la puerta con pestillo desde dentro. Al principio sospecho de Sue,
aunque después tengo el insidioso temor de que el Capitolio pueda estar
vigilándome y encerrándome. No he podido escapar desde el inicio de los
Juegos del Hambre, pero esto parece distinto, mucho más personal, como si
me hubiesen encarcelado por un delito y estuviese esperando mi sentencia.
Vuelvo corriendo a mi cama y finjo dormir hasta que Rachel Berry viene a
avisarme de que ya empieza otro día "¡muy, muy, muy importante!".
Me dan unos cinco minutos para comerme un cuenco de cereales
calientes y estofado antes de que baje el equipo de preparación. Lo único que
necesito decir para no tener que volver a hablar durante las siguientes dos
horas es: "¡El público os adora!". Cuando entra Kurt, los echa y me pone un
vestido de gasa blanca y zapatos rosa. Después me maquilla personalmente
hasta que parezco irradiar un brillo suave y sonrosado. Charlamos de todo un
poco, pero temo preguntarle cosas importantes después del incidente de la
puerta, porque no puedo quitarme de encima la sensación de que me vigilan
constantemente.
La entrevista se realiza bajando un poco por el pasillo, en el salón. Han
vaciado un espacio y han colocado el confidente, rodeado de jarrones de rosas
rojas y rosas. Sólo hay un puñado de cámaras para grabar el acontecimiento;
al menos, no tendré público delante.
Caesar Flickerman me da un cálido abrazo cuando entro.
-Enhorabuena, Santana, ¿cómo te encuentras?..
-Bien. Nerviosa por la entrevista...
-No lo estés, vamos a pasarlo maravillosamente... -responde, dándome
una palmadita tranquilizadora en la mejilla.
-No se me da bien hablar sobre mí...
-Nada de lo que digas puede estar mal...
Y yo pienso: "Ay, Caesar, ojalá fuese cierto. Sin embargo, el presidente
Snow puede estar planeando algún tipo de "accidente" para mí mientras
hablamos".
Entonces entra Brittany, muy guapa con un vestido blanco suelto con flores rojas y sandalias rojas, esta vez lleva el pelo recogido en una trenza que le cae de lado,
no puedo evitar sonreirle y ella hace lo mismo, pero me toma del brazo y me aparta a un lado.
-Apenas he podido verte. Sue parece decidida a mantenernos
separadas...
De hecho, Sue está decidida a mantenernos con vida, pero hay
demasiadas personas escuchándonos, así que me limito a decir:
-Sí, últimamente está muy responsable...
-Bueno, sólo queda esto antes de irnos a casa. Después no podrá
vigilarnos todo el rato...
Noto un escalofrío por el cuerpo y no tengo tiempo para analizarlo, porque
ya están preparados para atendernos. Nos sentamos de manera algo formal en
el confidente, pero Caesar dice:
-Oh, adelante, acurrúcate a su lado si quieres. Queda muy dulce...
Así que pongo los pies en el asiento, a un lado, y Brittany me acerca a ella.
Alguien inicia la cuenta atrás y, sin más, salimos en directo para todo el
país. Caesar Flickerman está estupendo; hace bromas, lanza pullas y se ahoga
de risa cuando se presenta la ocasión. Brittany y él ya tenían su dinámica desde
la noche de la primera entrevista, aquellas bromas fáciles, así que yo sólo
sonrío e intento hablar lo menos posible. Es decir, tengo que hablar un poco,
pero, en cuanto puedo, dirijo la conversación a Brittany.
Sin embargo, al final Caesar empieza a plantear preguntas que exigen
respuestas más completas.
-Bueno, Brittany, por vuestros días en la cueva ya sabemos que para ti fue
amor a primera vista desde los... ¿cinco años?.. -pregunta.
-Desde el momento en que la vi...
-Pero, Santana, menuda experiencia para ti, desde que te enteraste que una
chica estaba enarmorada de ti. Creo que la verdadera emoción para el público era
ver cómo te enamorabas de ella. ¿Cuándo te diste cuenta de que la amabas?..
-Oh, es una pregunta difícil...
Dejo escapar una risita débil y entrecortada, y me miro las manos. Ayuda.
-Bueno, yo sé cuándo me di cuenta: la noche que gritaste su nombre
desde aquel árbol... -dice él.
"¡Gracias, Caesar!", pienso, y sigo con su idea.
-Sí, supongo que sí. Es decir, hasta ese momento intentaba no pensar en
mis emociones, la verdad, porque era muy confuso, y sentir algo por ella ademas de ser otra chica, sólo servía para empeorar las cosas. Pero, entonces, en el árbol, todo cambió.
-¿Por qué crees que fue?...
-Quizá... porque, por primera vez... tenía la oportunidad de conservarla..
Veo que Sue resopla con alivio detrás de un cámara y sé que he
dicho lo correcto. Caesar saca un pañuelo y se toma un momento, porque está
conmovido. Noto que Brittany apoya la frente en mi sien y me pregunta:
-Entonces, ahora que me tienes, ¿qué vas a hacer conmigo?...
-Ponerte en algún sitio en el que no puedan hacerte daño... -respondo,
volviéndome hacia ella. Cuando me besa, la gente del cuarto deja escapar un
suspiro de verdad.
Caesar aprovecha el momento para pasar al daño sufrido en el estadio,
desde quemaduras hasta picaduras, pasando por heridas. Sin embargo, hasta
que no llegamos a los mutos no me olvido de que estamos delante de las
cámaras. Es cuando Caesar le pregunta a Brittany cómo se sintio al saber que casi pierde la pierna
-¿Como? -pregunto, y no puedo evitar bajar la mirada hacia su pierna, pero no
encuentro nada ni siquiera una cicatriz-¿Casi pierdes la pierna? -susurro.
-¿No te lo había dicho nadie? -pregunta Caesar con amabilidad, y yo
sacudo la cabeza.
-No he tenido ocasión de hacerlo... -dice Brittany, encogiéndose de hombros.
-La culpa es mía, por usar aquel torniquete...
-Sí, por tu culpa sigo viva... pero no paso nada malo solo algunos inconvenientes
en la sala de operaciones, pero nada que los medicos no pudieran solucionar..
me savaste la vida justo a tiempo...-responde Brittany.
-Tiene razón.. -asegura Caesar-. Seguro que se habría desangrado sin el
torniquete...
Supongo que es cierto, pero no puedo evitar entristecerme por ello hasta el
punto de tener ganas de llorar, ella casi pierde su pierna, mientras estaban muy ocupados conmigo poniendome nuevo busto, entonces recuerdo que todo el país me mira, así que oculto el rostro en el cuello de Brittany, que tarda un par de minutos en convencerme de que salga, porque se está mejor en su cuello, donde nadie me ve. Cuando levanto la cabeza al fin, Caesar deja de preguntarme hasta que me recupero. De hecho, me deja bastante en paz hasta que surge el tema de las bayas.
-Santana, sé que has sufrido una conmoción, pero tengo que
preguntártelo. Cuando sacaste aquellas bayas, ¿qué pasaba por tu cabeza?...
Hago una larga pausa antes de responder, intentando organizar mis
pensamientos. Es el momento crucial en el que se decide si reté al Capitolio o
me volví tan loca de amor ante la idea de perder a Brittany que no se me puede
culpar por mis acciones. Debería dar un discurso largo y dramático, pero sólo
consigo articular una frase casi inaudible:
-No lo sé, es que... no podía soportar la idea de... vivir sin ella...
-Brittany, ¿algo que añadir?...
-No, creo que eso vale para las dos....
Caesar se despide y todo se termina. La gente se ríe, llora y se abraza,
aunque sigo sin estar segura hasta que llego a Sue.
-¿Vale?... -pregunto, susurrando.
-Perfecto....
Vuelvo a mi cuarto para recoger algunas cosas y descubro que lo único
que quiero llevarme es la insignia de sinsajo que me dio Quinn. Alguien lo
volvió a poner en mi dormitorio después de los juegos. Nos llevan por las calles
en un coche con ventanillas tintadas y el tren nos espera. Apenas podemos
despedirnos de Kurt y Mercedes, aunque los veremos dentro de unos meses,
cuando hagamos la gira por los distritos para una ronda de ceremonias
triunfales. Así el Capitolio recuerda al pueblo que los Juegos del Hambre nunca
desaparecen del todo. Nos darán un montón de placas inútiles y el pueblo
tendrá que fingir que nos adora.
El tren empieza a moverse y nos introducimos en la noche hasta salir del
túnel, momento en que respiro libre por primera vez desde la cosecha. Rachel
nos acompaña, al igual que Sue, por supuesto. Nos comemos una
enorme cena y guardamos silencio delante del televisor para ver la entrevista
en diferido. Conforme nos alejamos del Capitolio empiezo a pensar en casa, en
Mich y en mi madre, y en Puck. Me disculpo para ir a quitarme el vestido, y
ponerme una camisa y unos pantalones más sencillos. Mientras me limpio con
esmero el maquillaje de la cara y me trenzo el pelo, empiezo a transformarme
de nuevo en mí, en Santana Lopez, una chica que vive en la Veta, que caza
en los bosques, que comercia en el Quemador. Me miro en el espejo
intentando recordar quién soy y quién no. Cuando me uno a los demás, la
presión del brazo de Brittany sobre los hombros me resulta extraña.
El tren hace una breve pausa para repostar, y nos dejan salir a respirar
aire fresco. Brittany y yo caminamos por el andén de la mano, y yo no sé qué
decir ahora que estamos solas. Se detiene a recoger un ramo de flores
silvestres para mí; me lo da y hago todo lo posible por parecer contenta, porque
ella no sabe que estas flores rosas y blancas son la parte superior de las
cebollas silvestres, y que me recuerdan las horas que he pasado recogiéndolas
con Puck.
Puck. La idea de que veré a Puck apenas dentro de unas horas hace que
note mariposas en el estómago. ¿Por qué? No puedo explicármelo del todo;
sólo sé que me siento como si hubiese estado engañando a una persona que
confiaba en mí. O, para ser más exacta, a dos personas. Me he librado hasta el
momento por los juegos, pero no habrá juegos en los que esconderse cuando
lleguemos a casa.
-¿Qué pasa?... -me pregunta Brittany.
-Nada....
Seguimos caminando hasta dejar atrás la cola del tren, en un punto en el
que hasta yo creo que no hay cámaras escondidas detrás de los arbustos del
andén. Sin embargo, sigo sin encontrar las palabras.
Sue me sorprende poniéndome una mano en la espalda. Incluso
ahora, en medio de ninguna parte, baja la voz.
-Gran trabajo, chicas. Seguid así en el distrito hasta que se vayan las
cámaras. Todo debería ir bien....
Lo veo volver al tren, evitando mirar a Brittany a los ojos.
-¿De qué habla?... -me pregunta Brittany.
-Del Capitolio. No les gustó nuestro truco de las bayas.. -le suelto.
-¿Qué? ¿Qué quieres decir?...
-Parecía demasiado rebelde, así que Sue ha estado ayudándome
estos días para que no lo empeorase...
-¿Ayudándote? Pero a mí no....
-Ella sabía que eras lo bastante lista para hacerlo bien....
-No sabía que hubiese que hacer bien algo. Entonces, ¿me estás diciendo
que lo de estos últimos días y, supongo... lo del estadio..., no era más que una
estrategia que habíais diseñado?...
-No. Es decir, ni siquiera podía hablar con ella en el estadio, ¿no?...-balbuceo, sintiendome algo estupida al ver su cara.
-Pero sabías lo que quería que hicieses, ¿verdad?... -me pregunta, y me
muerdo el labio-... ¿Santana?... -Me suelta la mano y doy un paso, como para
recuperar el equilibrio-. Fue todo por los juegos. Una actuación....
-No todo... -respondo, agarrando las flores con fuerza.
-Entonces, ¿cuánto? No, olvídalo, supongo que la verdadera pregunta es
qué quedará cuando lleguemos a casa....
-No lo sé. Cuanto más nos acercamos al Distrito 12, más desconcertada
me siento... -respondo.
Ella espera a que se lo explique, pero no lo hago.
-Bueno, pues házmelo saber cuando lo sepas...
El dolor que desprende su voz es palpable, en mi corazon siento un dolor que
no puedo explicar, ¿Culpa? ¿Arrepentimiento?
Sé que se me han curado los oídos porque, incluso con el rumor del motor,
oigo todos y cada uno de los pasos que da hacia el tren. Cuando subo a bordo,
ella ya se ha acostado, y tampoco la veo a la mañana siguiente. De hecho, no
aparece hasta que estamos entrando en el Distrito 12. Me saluda con un gesto
de cabeza, inexpresivo.
Quiero decirle que no está siendo justa; que éramos desconocidas; que
hice lo necesario para seguir viva, para que las dos siguiésemos vivas en el
estadio; que no puedo explicarle cómo son las cosas con Puck porque no lo sé
ni yo misma; que no es bueno amarme porque, de todos modos, no pienso
casarme y ella acabaría odiándome tarde o temprano; que, aunque sienta algo
por ella, da igual, porque nunca podré permitirme la clase de amor que da lugar a
una familia, a hijos. ¿Y cómo puede permitírselo ella? ¿Cómo puede después de
lo que acabamos de pasar?
También quiero decirle lo mucho que ya la echo de menos, pero no sería
justo por mi parte.
Así que nos quedamos de pie, en silencio, observando cómo entramos en
nuestra mugrienta estacioncita. A través de la ventanilla veo que el andén está
hasta arriba de cámaras. Todos están deseando presenciar nuestra vuelta a
casa.
Por el rabillo del ojo veo que Brittany me ofrece la mano y la miro, vacilante.
-¿Una última vez? ¿Para la audiencia?.. -me dice, no en tono enfadado,
sino hueco, lo que es mucho peor.
La chica del pan empieza a alejarse de mí.
La cojo de la mano con fuerza, preparándome para las cámaras y
temiendo el momento en que no me quede más remedio que dejarla marchar.
FIN....
El himno me retumba en los oídos y después oigo a Caesar Flickerman
saludar a la audiencia. ¿Sabe lo crucial que es decir la palabra correcta a partir
de ahora? Seguro, querrá ayudarnos. La multitud rompe en aplausos cuando
presenta al equipo de preparación. Me imagino a Flavius, Venia y Octavia
dando saltitos y haciendo reverencias ridículas; creo que puedo decir sin temor
a equivocarme que no tienen ni idea de lo que está pasando. Después
presenta a Rachel. Cuánto tiempo lleva esperando este momento; espero que lo
disfrute, porque, por muy despistada que sea, tiene un buen instinto para
algunas cosas y, por lo menos, debe de intuir que algo va mal. Mercedes y Kurt
reciben grandes vítores, por supuesto, ya que han estado geniales, después de
un debut tan deslumbrante.
Ahora entiendo por qué Kurt me eligió este vestido: tengo que parecer todo lo inocente e infantil que estas dos cosas me permitan. La aparición de Sue se saluda con grandes pisotones en el suelo durante cinco
minutos, como mínimo. Bueno, ha conseguido lo nunca visto al mantener vivos
no sólo a un tributo, sino a dos. ¿Y si no me hubiese advertido a tiempo?
¿Habría actuado de otra forma? ¿Le habría restregado al Capitolio por la cara
el momento de las bayas? No, no creo, pero sí que podría haber resultado
mucho menos convincente de lo necesario en estos momentos..., en estos
precisos momentos, porque noto que la plataforma se eleva hacia el escenario.
Luces cegadoras. Un rugido ensordecedor que hace vibrar el metal que
tengo bajo los pies. Entonces veo a Brittany a pocos metros de mí. Parece tan
limpia, sana y guapa que apenas la reconozco. Sin embargo, su sonrisa es la
misma, ya esté cubierta de barro o en el Capitolio, y, al verla, doy unos tres
pasos y me lanzo en sus brazos. Ella se tambalea hacia atrás, a punto de perder
el equilibrio, y entonces me doy cuenta de que lleva tacos. Se endereza y nos abrazamos mientras la audiencia se vuelve loca. Ella me besa y yo no puedo dejar de pensar: "¿Lo sabes? ¿Sabes el peligro que corremos?". Ella me agarra fuerte por la cintura como con miedo a que me escape, y yo envuelvo mis brazon en su cuello para acercarla mas, sea como sea, si es actuado o no, la extrañaba y su cercania me pone tan feliz que no puedo contener una lagrima que me cae por la mejilla.
Después de diez minutos así, Caesar Flickerman le da un golpecito en el
hombro para poder seguir con el espectáculo, pero Brittany lo aparta sin mirarlo
siquiera. El público pierde la cabeza. Lo sepa o no, Brittany, como siempre, sabe
cómo manejar a la audiencia.
Al final, Sue nos interrumpe y nos da un empujón cariñoso hacia el
sillón de los vencedores. Lo normal es que sea un solo sillón muy recargado
desde el que el tributo ganador observa la película de los mejores momentos
de los juegos, pero, como somos dos, los Vigilantes nos han puesto un lujoso
sofá de terciopelo rojo. Es pequeño; creo que mi madre lo llamaría confidente.
Me siento tan cerca de Brittany que estoy prácticamente sobre su regazo,
aunque basta echarle un vistazo a Sue para saber que no es suficiente,
así que me quito las sandalias, subo los pies al sofá y apoyo la cabeza en el
hombro de Brittany. Ella me rodea con un brazo automáticamente, y toma mi mano entrelazando nuestros dedos, yo me siento como si estuviera de nuevo en la cueva, acurrucada a su lado, intentando entrar en calor. Su vestido esta hecho con la misma tela amarilla que el mio, pero Mercedes se lo ha ajustado a su figura, haciendola lucir nuevamente sexi y encantadora, ademas tiene el pelo suelo y liso es hermosa la vean por donde la vean. Tampoco lleva sandalias, sino un par de tacos de unos cinco centimetros de alto no mas. Ojalá Kurt me hubiese puesto algo parecido, porque me siento muy vulnerable con este vestido tan ligero. Supongo que ésa era la idea.
Caesar Flickerman hace algunos chistes sobre mis nuevos accesorios, al parecer a todo el mundo parece gustarles, incluso Brittany no puede apartar su mirada a veses, lo que hace que me ruborice. No se que le ven, son cosas artificiales como todo lo que usan aca en el Capitolio.
El espectaculo durará exactamente tres horas y es de visión obligatoria para todo Panem. Cuando reducen la intensidad de las luces y aparece el sello en la pantalla, me doy cuenta de que no estoy preparada para esto, de que no quiero ver morir a mis veintidós compañeros. Ya vi bastante la primer vez. Empieza a latirme el
corazón con fuerza y siento el impulso de huir. ¿Cómo se han podido enfrentar
a esto solos los otros vencedores? Durante los mejores momentos suelen
mostrar la reacción del ganador en un cuadrito de una esquina de la pantalla.
Pienso en los años anteriores... Algunos parecían encantados, alzaban los
puños y se golpeaban el pecho. Casi todos parecían aturdidos. Sólo sé que lo
único que me mantiene en este confidente es Brittany: su brazo sobre mi
hombro, su otra mano entre las mías encima de su regazo. Por supuesto, los anteriores ganadores no tenían al Capitolio planeando cómo destruirlos.
Resumir varias semanas en tres horas es toda una hazaña, sobre todo
teniendo en cuenta la cantidad de cámaras que funcionaban a la vez. El que
monta esto debe tener claro qué historia desea contar. Este año, por primera
vez, cuenta una historia de amor. Sé que Brittany y yo hemos ganado, pero nos
dedican una cantidad de tiempo desproporcionada desde el principio. De todos
modos, eso me alegra, porque apoya la excusa de la locura de amor como
defensa por el desafío al Capitolio, además de evitarme el regodeo en las
muertes.
La primera hora o así se centra en los sucesos anteriores al estadio: la
cosecha, el paseo en carro por el Capitolio, las clasificaciones del
entrenamiento y las entrevistas. Una banda sonora animada hace que parezca
el doble de horrible porque, claro, casi todos los que aparecen en pantalla
están muertos.
Una vez en el campo de batalla se ofrece una detallada cobertura del baño
de sangre y después, básicamente, los realizadores alternan imágenes de los
tributos muriendo e imágenes nuestras. Sobre todo, imágenes de Brittany, en
realidad, porque está claro que ella lleva el peso del romance sobre los hombros.
Ahora veo lo que vio la audiencia, cómo engañó a los tributos profesionales
sobre mí, cómo se quedó despierta toda la noche bajo el árbol de las
rastrevíspulas, cómo luchó contra Sebastian para dejarme escapar e, incluso
tumbada en la orilla embarrada, cómo susurraba mi nombre en sueños. En
comparación, yo parezco un témpano de hielo (esquivo bolas de fuego, dejo
caer nidos y hago estallar las provisiones) hasta que voy a por Rey. Enseñan
su muerte al completo, la lanza, mi intento de rescate fallido, mi flecha en el
cuello del chico del Distrito 1, el último aliento de Rey en mis brazos y la
canción. Canto todas y cada una de las notas de la canción. Algo dentro de mí
se cierra y me quedo demasiado entumecida para sentir nada. Es como ver a
unos completos desconocidos en otros Juegos del Hambre, aunque noto que
omiten la parte en la que la cubrí de flores.
Claro, porque hasta eso apesta a rebelión.
Las cosas mejoran para mí cuando anuncian que los dos tributos del
mismo distrito pueden sobrevivir, y grito el nombre de Brittany y me tapo la boca.
Si hasta el momento me había mostrado indiferente con ella, a partir de ahí lo
compenso al buscarla, devolverle la salud con mis atenciones, ir al banquete a
por la medicina y dispensar mis besos con mucha generosidad. Veo los mutos
y la muerte de Sebastian desde un punto de vista objetivo; sé que son tan horribles como siempre, pero, de nuevo, es como si le pasase a gente que no conozco.
Entonces llega el momento de las bayas. Oigo que el público pide silencio:
no quieren perderse nada. Me siento llena de gratitud hacia los realizadores
cuando veo que no acaban con el anuncio de nuestra victoria, sino conmigo
aporreando la puerta de cristal del aerodeslizador, gritando el nombre de Brittany
mientras intentan reanimarla.
En términos de supervivencia, es mi mejor momento de toda la noche.
Vuelve a sonar el himno y nos levantamos cuando el presidente Snow en
persona sale a escena, seguido de una niñita con el cojín que sostiene la
corona. Sin embargo, sólo hay una corona, y se nota la perplejidad de la
multitud (¿para quién será?), hasta que el presidente Snow la gira y la divide en
dos. La primera mitad la coloca sobre la frente de Brittany con una sonrisa. Sigue
sonriendo cuando me coloca la segunda, pero en sus ojos, que están a pocos
centímetros de los míos, veo que será implacable como una serpiente.
Entonces sé que, aunque las dos nos hubiésemos comido las bayas, soy
yo la culpable, porque yo tuve la idea. Soy la instigadora, la que debe recibir el
castigo.
Después hay muchas reverencias y vítores. Tengo el brazo a punto de
caérseme de tanto saludar cuando Caesar Flickerman por fin se despide de los
espectadores y les recuerda que vuelvan mañana para las últimas entrevistas.
Como si les quedase alternativa.
A Brittany y a mí nos llevan a la mansión del presidente para el banquete de
la victoria, donde tenemos muy poco tiempo para comer mientras los
funcionarios del Capitolio y los patrocinadores más generosos se pelean por
hacerse una foto con nosotras. Por nuestro lado pasa una cara sonriente tras
otra, cada vez más borrachas conforme avanza la noche. De vez en cuando le
echo un vistazo a Sue, que resulta reconfortante, o al presidente Snow,
que resulta aterrador, pero sigo riendo, dando las gracias a todos y sonriendo
para que me hagan fotos. Lo único que no hago ni un momento es soltar la
mano de Brittany.
El sol empieza a asomar por el horizonte cuando volvemos muy despacio
a la duodécima planta del Centro de Entrenamiento. Creía que por fin podría
hablar a solas con Brittany, pero Sue le dice que vaya a ver a Mercedes para
escoger algo apropiado para la entrevista y me acompaña en persona hasta mi
puerta.
-¿Por qué no puedo hablar con ella?.. -le pregunto.
-Tendrás mucho tiempo para hablar cuando volvamos a casa. Vete a la
cama. Saldrás en la tele a las dos...
A pesar de las continuas interferencias de Sue, estoy decidida a ver a
Brittany en privado. Después de dar vueltas en la cama durante unas cuantas
horas, salgo al pasillo. Lo primero que pienso es mirar en el tejado, pero está
vacío. Incluso las calles de la ciudad están desiertas después de la celebración
de anoche. Regreso a la cama un rato y después decido ir directamente a su
dormitorio. Sin embargo, cuando intento girar el pomo, descubro que ha
cerrado la puerta con pestillo desde dentro. Al principio sospecho de Sue,
aunque después tengo el insidioso temor de que el Capitolio pueda estar
vigilándome y encerrándome. No he podido escapar desde el inicio de los
Juegos del Hambre, pero esto parece distinto, mucho más personal, como si
me hubiesen encarcelado por un delito y estuviese esperando mi sentencia.
Vuelvo corriendo a mi cama y finjo dormir hasta que Rachel Berry viene a
avisarme de que ya empieza otro día "¡muy, muy, muy importante!".
Me dan unos cinco minutos para comerme un cuenco de cereales
calientes y estofado antes de que baje el equipo de preparación. Lo único que
necesito decir para no tener que volver a hablar durante las siguientes dos
horas es: "¡El público os adora!". Cuando entra Kurt, los echa y me pone un
vestido de gasa blanca y zapatos rosa. Después me maquilla personalmente
hasta que parezco irradiar un brillo suave y sonrosado. Charlamos de todo un
poco, pero temo preguntarle cosas importantes después del incidente de la
puerta, porque no puedo quitarme de encima la sensación de que me vigilan
constantemente.
La entrevista se realiza bajando un poco por el pasillo, en el salón. Han
vaciado un espacio y han colocado el confidente, rodeado de jarrones de rosas
rojas y rosas. Sólo hay un puñado de cámaras para grabar el acontecimiento;
al menos, no tendré público delante.
Caesar Flickerman me da un cálido abrazo cuando entro.
-Enhorabuena, Santana, ¿cómo te encuentras?..
-Bien. Nerviosa por la entrevista...
-No lo estés, vamos a pasarlo maravillosamente... -responde, dándome
una palmadita tranquilizadora en la mejilla.
-No se me da bien hablar sobre mí...
-Nada de lo que digas puede estar mal...
Y yo pienso: "Ay, Caesar, ojalá fuese cierto. Sin embargo, el presidente
Snow puede estar planeando algún tipo de "accidente" para mí mientras
hablamos".
Entonces entra Brittany, muy guapa con un vestido blanco suelto con flores rojas y sandalias rojas, esta vez lleva el pelo recogido en una trenza que le cae de lado,
no puedo evitar sonreirle y ella hace lo mismo, pero me toma del brazo y me aparta a un lado.
-Apenas he podido verte. Sue parece decidida a mantenernos
separadas...
De hecho, Sue está decidida a mantenernos con vida, pero hay
demasiadas personas escuchándonos, así que me limito a decir:
-Sí, últimamente está muy responsable...
-Bueno, sólo queda esto antes de irnos a casa. Después no podrá
vigilarnos todo el rato...
Noto un escalofrío por el cuerpo y no tengo tiempo para analizarlo, porque
ya están preparados para atendernos. Nos sentamos de manera algo formal en
el confidente, pero Caesar dice:
-Oh, adelante, acurrúcate a su lado si quieres. Queda muy dulce...
Así que pongo los pies en el asiento, a un lado, y Brittany me acerca a ella.
Alguien inicia la cuenta atrás y, sin más, salimos en directo para todo el
país. Caesar Flickerman está estupendo; hace bromas, lanza pullas y se ahoga
de risa cuando se presenta la ocasión. Brittany y él ya tenían su dinámica desde
la noche de la primera entrevista, aquellas bromas fáciles, así que yo sólo
sonrío e intento hablar lo menos posible. Es decir, tengo que hablar un poco,
pero, en cuanto puedo, dirijo la conversación a Brittany.
Sin embargo, al final Caesar empieza a plantear preguntas que exigen
respuestas más completas.
-Bueno, Brittany, por vuestros días en la cueva ya sabemos que para ti fue
amor a primera vista desde los... ¿cinco años?.. -pregunta.
-Desde el momento en que la vi...
-Pero, Santana, menuda experiencia para ti, desde que te enteraste que una
chica estaba enarmorada de ti. Creo que la verdadera emoción para el público era
ver cómo te enamorabas de ella. ¿Cuándo te diste cuenta de que la amabas?..
-Oh, es una pregunta difícil...
Dejo escapar una risita débil y entrecortada, y me miro las manos. Ayuda.
-Bueno, yo sé cuándo me di cuenta: la noche que gritaste su nombre
desde aquel árbol... -dice él.
"¡Gracias, Caesar!", pienso, y sigo con su idea.
-Sí, supongo que sí. Es decir, hasta ese momento intentaba no pensar en
mis emociones, la verdad, porque era muy confuso, y sentir algo por ella ademas de ser otra chica, sólo servía para empeorar las cosas. Pero, entonces, en el árbol, todo cambió.
-¿Por qué crees que fue?...
-Quizá... porque, por primera vez... tenía la oportunidad de conservarla..
Veo que Sue resopla con alivio detrás de un cámara y sé que he
dicho lo correcto. Caesar saca un pañuelo y se toma un momento, porque está
conmovido. Noto que Brittany apoya la frente en mi sien y me pregunta:
-Entonces, ahora que me tienes, ¿qué vas a hacer conmigo?...
-Ponerte en algún sitio en el que no puedan hacerte daño... -respondo,
volviéndome hacia ella. Cuando me besa, la gente del cuarto deja escapar un
suspiro de verdad.
Caesar aprovecha el momento para pasar al daño sufrido en el estadio,
desde quemaduras hasta picaduras, pasando por heridas. Sin embargo, hasta
que no llegamos a los mutos no me olvido de que estamos delante de las
cámaras. Es cuando Caesar le pregunta a Brittany cómo se sintio al saber que casi pierde la pierna
-¿Como? -pregunto, y no puedo evitar bajar la mirada hacia su pierna, pero no
encuentro nada ni siquiera una cicatriz-¿Casi pierdes la pierna? -susurro.
-¿No te lo había dicho nadie? -pregunta Caesar con amabilidad, y yo
sacudo la cabeza.
-No he tenido ocasión de hacerlo... -dice Brittany, encogiéndose de hombros.
-La culpa es mía, por usar aquel torniquete...
-Sí, por tu culpa sigo viva... pero no paso nada malo solo algunos inconvenientes
en la sala de operaciones, pero nada que los medicos no pudieran solucionar..
me savaste la vida justo a tiempo...-responde Brittany.
-Tiene razón.. -asegura Caesar-. Seguro que se habría desangrado sin el
torniquete...
Supongo que es cierto, pero no puedo evitar entristecerme por ello hasta el
punto de tener ganas de llorar, ella casi pierde su pierna, mientras estaban muy ocupados conmigo poniendome nuevo busto, entonces recuerdo que todo el país me mira, así que oculto el rostro en el cuello de Brittany, que tarda un par de minutos en convencerme de que salga, porque se está mejor en su cuello, donde nadie me ve. Cuando levanto la cabeza al fin, Caesar deja de preguntarme hasta que me recupero. De hecho, me deja bastante en paz hasta que surge el tema de las bayas.
-Santana, sé que has sufrido una conmoción, pero tengo que
preguntártelo. Cuando sacaste aquellas bayas, ¿qué pasaba por tu cabeza?...
Hago una larga pausa antes de responder, intentando organizar mis
pensamientos. Es el momento crucial en el que se decide si reté al Capitolio o
me volví tan loca de amor ante la idea de perder a Brittany que no se me puede
culpar por mis acciones. Debería dar un discurso largo y dramático, pero sólo
consigo articular una frase casi inaudible:
-No lo sé, es que... no podía soportar la idea de... vivir sin ella...
-Brittany, ¿algo que añadir?...
-No, creo que eso vale para las dos....
Caesar se despide y todo se termina. La gente se ríe, llora y se abraza,
aunque sigo sin estar segura hasta que llego a Sue.
-¿Vale?... -pregunto, susurrando.
-Perfecto....
Vuelvo a mi cuarto para recoger algunas cosas y descubro que lo único
que quiero llevarme es la insignia de sinsajo que me dio Quinn. Alguien lo
volvió a poner en mi dormitorio después de los juegos. Nos llevan por las calles
en un coche con ventanillas tintadas y el tren nos espera. Apenas podemos
despedirnos de Kurt y Mercedes, aunque los veremos dentro de unos meses,
cuando hagamos la gira por los distritos para una ronda de ceremonias
triunfales. Así el Capitolio recuerda al pueblo que los Juegos del Hambre nunca
desaparecen del todo. Nos darán un montón de placas inútiles y el pueblo
tendrá que fingir que nos adora.
El tren empieza a moverse y nos introducimos en la noche hasta salir del
túnel, momento en que respiro libre por primera vez desde la cosecha. Rachel
nos acompaña, al igual que Sue, por supuesto. Nos comemos una
enorme cena y guardamos silencio delante del televisor para ver la entrevista
en diferido. Conforme nos alejamos del Capitolio empiezo a pensar en casa, en
Mich y en mi madre, y en Puck. Me disculpo para ir a quitarme el vestido, y
ponerme una camisa y unos pantalones más sencillos. Mientras me limpio con
esmero el maquillaje de la cara y me trenzo el pelo, empiezo a transformarme
de nuevo en mí, en Santana Lopez, una chica que vive en la Veta, que caza
en los bosques, que comercia en el Quemador. Me miro en el espejo
intentando recordar quién soy y quién no. Cuando me uno a los demás, la
presión del brazo de Brittany sobre los hombros me resulta extraña.
El tren hace una breve pausa para repostar, y nos dejan salir a respirar
aire fresco. Brittany y yo caminamos por el andén de la mano, y yo no sé qué
decir ahora que estamos solas. Se detiene a recoger un ramo de flores
silvestres para mí; me lo da y hago todo lo posible por parecer contenta, porque
ella no sabe que estas flores rosas y blancas son la parte superior de las
cebollas silvestres, y que me recuerdan las horas que he pasado recogiéndolas
con Puck.
Puck. La idea de que veré a Puck apenas dentro de unas horas hace que
note mariposas en el estómago. ¿Por qué? No puedo explicármelo del todo;
sólo sé que me siento como si hubiese estado engañando a una persona que
confiaba en mí. O, para ser más exacta, a dos personas. Me he librado hasta el
momento por los juegos, pero no habrá juegos en los que esconderse cuando
lleguemos a casa.
-¿Qué pasa?... -me pregunta Brittany.
-Nada....
Seguimos caminando hasta dejar atrás la cola del tren, en un punto en el
que hasta yo creo que no hay cámaras escondidas detrás de los arbustos del
andén. Sin embargo, sigo sin encontrar las palabras.
Sue me sorprende poniéndome una mano en la espalda. Incluso
ahora, en medio de ninguna parte, baja la voz.
-Gran trabajo, chicas. Seguid así en el distrito hasta que se vayan las
cámaras. Todo debería ir bien....
Lo veo volver al tren, evitando mirar a Brittany a los ojos.
-¿De qué habla?... -me pregunta Brittany.
-Del Capitolio. No les gustó nuestro truco de las bayas.. -le suelto.
-¿Qué? ¿Qué quieres decir?...
-Parecía demasiado rebelde, así que Sue ha estado ayudándome
estos días para que no lo empeorase...
-¿Ayudándote? Pero a mí no....
-Ella sabía que eras lo bastante lista para hacerlo bien....
-No sabía que hubiese que hacer bien algo. Entonces, ¿me estás diciendo
que lo de estos últimos días y, supongo... lo del estadio..., no era más que una
estrategia que habíais diseñado?...
-No. Es decir, ni siquiera podía hablar con ella en el estadio, ¿no?...-balbuceo, sintiendome algo estupida al ver su cara.
-Pero sabías lo que quería que hicieses, ¿verdad?... -me pregunta, y me
muerdo el labio-... ¿Santana?... -Me suelta la mano y doy un paso, como para
recuperar el equilibrio-. Fue todo por los juegos. Una actuación....
-No todo... -respondo, agarrando las flores con fuerza.
-Entonces, ¿cuánto? No, olvídalo, supongo que la verdadera pregunta es
qué quedará cuando lleguemos a casa....
-No lo sé. Cuanto más nos acercamos al Distrito 12, más desconcertada
me siento... -respondo.
Ella espera a que se lo explique, pero no lo hago.
-Bueno, pues házmelo saber cuando lo sepas...
El dolor que desprende su voz es palpable, en mi corazon siento un dolor que
no puedo explicar, ¿Culpa? ¿Arrepentimiento?
Sé que se me han curado los oídos porque, incluso con el rumor del motor,
oigo todos y cada uno de los pasos que da hacia el tren. Cuando subo a bordo,
ella ya se ha acostado, y tampoco la veo a la mañana siguiente. De hecho, no
aparece hasta que estamos entrando en el Distrito 12. Me saluda con un gesto
de cabeza, inexpresivo.
Quiero decirle que no está siendo justa; que éramos desconocidas; que
hice lo necesario para seguir viva, para que las dos siguiésemos vivas en el
estadio; que no puedo explicarle cómo son las cosas con Puck porque no lo sé
ni yo misma; que no es bueno amarme porque, de todos modos, no pienso
casarme y ella acabaría odiándome tarde o temprano; que, aunque sienta algo
por ella, da igual, porque nunca podré permitirme la clase de amor que da lugar a
una familia, a hijos. ¿Y cómo puede permitírselo ella? ¿Cómo puede después de
lo que acabamos de pasar?
También quiero decirle lo mucho que ya la echo de menos, pero no sería
justo por mi parte.
Así que nos quedamos de pie, en silencio, observando cómo entramos en
nuestra mugrienta estacioncita. A través de la ventanilla veo que el andén está
hasta arriba de cámaras. Todos están deseando presenciar nuestra vuelta a
casa.
Por el rabillo del ojo veo que Brittany me ofrece la mano y la miro, vacilante.
-¿Una última vez? ¿Para la audiencia?.. -me dice, no en tono enfadado,
sino hueco, lo que es mucho peor.
La chica del pan empieza a alejarse de mí.
La cojo de la mano con fuerza, preparándome para las cámaras y
temiendo el momento en que no me quede más remedio que dejarla marchar.
FIN....
gatituu *_****** - Mensajes : 215
Fecha de inscripción : 12/08/2012
Re: [Resuelto][FIC BRITTANA] Los juegos del Hambre... "EN LLAMAS.." CAPITULO 6
vaya no ha sido lo feliz que esperaba, ganaron los juegos pero santana le rompio el corazon a brittany, es tan comun en ella, en fin, igual gracias me encanto, ahora a esperar!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
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Edad : 54
Re: [Resuelto][FIC BRITTANA] Los juegos del Hambre... "EN LLAMAS.." CAPITULO 6
Espero tu actualización con ANSIAS! :) Ya quiero que Santana se dé cuenta, pobre Britt yo pensé que ella también era consciente del "juego" :(
macuca** - Mensajes : 90
Fecha de inscripción : 13/10/2012
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Re: [Resuelto][FIC BRITTANA] Los juegos del Hambre... "EN LLAMAS.." CAPITULO 6
A Brittany le rompieron el corazón, pero pienso que ella sola fue la que se hizo ilusiones digo, creo que ya estaba claro que todo era por ganar ¿no? Bueno es mi opinión.
Espero las segunda parte!!! :)
Espero las segunda parte!!! :)
iFannyGleek****** - Mensajes : 335
Fecha de inscripción : 03/10/2013
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[FIC BRITTANA] LOS JUEGOS DEL HAMBRE... "En llamas" capitulo 1
"En llamas"
CAPITULO 1;
Aferro el termo entre mis manos incluso aunque hace tiempo que el calor del te se ha filtrado en el aire helado. Mis músculos están contraídos con fuerza frente al frío. Si una manada de perros salvajes fuera a aparecer en este momento, las probabilidades de escalar a un árbol antes de que atacaran no están de mi parte. Debería levantarme, moverme algo, y trabajar en la rigidez de mis miembros. Pero en vez de ello me siento, tan inmóvil como la roca debajo de mi, mientras el amanecer empieza a iluminar el bosque. No puedo luchar contra el
sol. Solo puedo mirar impotente como me arrastra hacia un día que he estado temiendo durante meses.
Al mediodía estaran en mi nueva casa en la Aldea de los Vencedores. Los periodistas, los cámaras, incluso Rachel Berry, mi antigua escolta, se habrán encaminado hacia el Distrito 12 desde el Capitolio. Me pregunto si Rachel aun llevara esa estúpida peluca rosa, o si ahora lucirá algún otro color antinatural especialmente para el Tour de la Victoria. También habra otros
esperando. Personal para satisfacer todas mis necesidades en el largo viaje en tren. Un equipo de preparación para embellecerme para apariciones en publico. Mi estilista y amigo, Kurt, que diseño los preciosos conjuntos que hicieron que la audiencia se fijara en mi por primera vez en los Juegos del Hambre.
Si fuera por mi, inventaria olvidarme completamente de los Juegos del Hambre. Nunca hablar de ellos. Fingir que no fueron mas que un mal sueno. Pero el Tour de la Victoria hace que eso sea imposible. Estratégicamente situado casi a medio camino entre los Juegos anuales, es la forma que tiene el Capitolio de mantener el horror fresco e inmediato. No solo nos obligan a nosotros en los distritos a recordar la mano de acero del poder del Capitolio cada año, nos obligan a celebrarlo. Y este año, yo soy una de las estrellas del espectáculo. Tendré
que viajar de distrito en distrito, levantarme delante de multitudes que me ovacionan mientras me odian en secreto, mirar a los rostros de las familias cuyos hijos he matado . . .
El sol persiste en alzarse, asi que me obligo a levantarme. Todas mis articulaciones
protestan y mi pierna izquierda lleva tanto tiempo dormida que me lleva varios minutos de andar en círculos el poder devolverle la sensibilidad. He estado en el bosque tres horas, pero ya que no he intentado cazar en serio, no tengo nada que mostrar por ello. Ya no importa para mi madre y mi hermano pequeño, Mich. Pueden permitirse comprar carne en la carnicería de la ciudad, aunque a ninguno nos gusta mas que la caza fresca. Pero mi mejor amigo Puck y su familia dependen del botín de hoy, y no puedo defraudarlos. Empiezo la caminata de hora y media que me llevara el recorrer nuestra linea de trampas. Antes, cuando
estábamos en el colegio, teníamos tiempo por las tardes para revisar la linea y cazar y recolectar y aun volver al trueque en la ciudad. Pero ahora que Puck se ha ido a trabajar a las minas de carbón―y yo no tengo nada que hacer en todo el día―he tomado el trabajo.
En este momento Puck ya habra fichado en las minas, tomado hacia las profundidades de la tierra el ascensor que revuelve el estomago, y estara golpeando en una veta de carbón. Se como es todo allí abajo. Cada año en el colegio, como parte de nuestro entrenamiento, mi clase tenia que recorrer las minas. Cuando era pequeña, solo era incomodo. Los túneles claustrofobicos, el aire viciado, la oscuridad sofocante por todas partes. Pero después de que
mi padre y varios mineros mas murieran en una explosión, apenas si podía entrar en el ascensor. El viaje anual se convirtió en una inmensa fuente de ansiedad. Dos veces me habia puesto tan enferma por la anticipación que mi madre me hizo quedarme en casa porque pensaba que habia contraído la gripe.
Pienso en Puck, quien solo esta vivo en el bosque, con su aire fresco, su luz solar, su agua fresca y en continuo movimiento. No se como lo soporta. Bueno . . . si, lo se. Lo soporta porque es la forma de alimentar a su madre y a sus dos hermanos y su hermana pequeños. Y aquí estoy yo con toneladas de dinero, mucho mas que suficiente para alimentar ahora a nuestras dos familias, y el no quiere aceptar ni una sola moneda. Incluso es duro para el dejarme que le lleve carne, aunque con toda seguridad habría mantenido a mi madre y a Mich provistas si yo hubiera muerto en los Juegos. Le digo que me esta haciendo un favor, que me
vuelve loca estar todo el día por ahí sentada. Incluso asi, nunca dejo la caza cuando el esta en casa. Lo que es fácil dado que trabaja doce horas al día.
La única vez que veo ahora a Puck es los domingos, cuando nos encontramos en el bosque para cazar juntos. Aun es el mejor día de la semana, pero ya no es como solia ser, cuando nos podíamos contar el uno al otro cualquier cosa. Los Juegos han estropeado incluso eso. Sigo manteniendo la esperanza de que a medida que pase el tiempo recuperaremos la comodidad entre nosotros, pero una parte de mi sabe que es inútil. No hay vuelta atras.
Consigo un buen botín en las trampas―ocho conejos, dos ardillas, y un castor que nado hacia el artilugio de cable que diseño el propio Puck. Es un hacha con las trampas, ajustándolas para que doblen arboles jóvenes y asi aparten a sus presas del alcance de depredadores, equilibrando troncos sobre delicados gatillos de palos, tejiendo cestas ineludibles para capturar peces. Mientras avanzo, recolocando cuidadosamente cada trampa, se que nunca podre imitar con exactitud su ojo para el equilibrio, su instinto por donde cruzara la presa el
camino. Es mas que experiencia. Es un don natural. Como la forma en que yo puedo disparar a un animal en casi total oscuridad y aun asi derribarlo con una única flecha.
Para cuando llego a la verja que rodea el Distrito 12, el sol esta bien alto. Como siempre, escucho un momento, pero no esta el delator zumbido de la corriente eléctrica circulando por la cadena de cables. Casi nunca la hay, incluso aunque la cosa se supone que debería estar cargada a tiempo completo. Me retuerzo por la apertura en la parte baja de la verja y salgo en la Pradera, a solo un tiro de piedra de mi casa. Mi antigua casa. Aun podemos quedarnosla ya que oficialmente es el hogar designado para mi madre y hermana. Si ahora yo cayera muerta,
ellas tendrían que volver aquí. Pero por el momento, ambas están felizmente instaladas en la nueva casa de la Aldea de los Vencedores, y yo soy la única que utiliza el lugarcito achaparrado donde me crié. Para mi, es mi verdadera casa.
Ahora voy allí a cambiarme la ropa. Cambiar la chaqueta vieja de cuero de mi padre por un abrigo fino de lana que siempre parece demasiado ceñido en los hombros. Dejar mis suaves y gastadas botas de caza por un par de caros zapatos hechos a maquina que mi madre piensa que son mas apropiados para alguien de mi estatus. Ya he puesto a buen recaudo mi arco y mis flechas en un tronco hueco en el bosque. Aunque se agota el tiempo, me permito unos minutos para sentarme en la cocina. Tiene una cualidad de abandono, sin fuego en el hogar,
sin mantel sobre la mesa. Lamento la perdida de mi vieja vida aquí. Apenas saliamos adelante, pero sabia donde encajaba, sabia cual era mi lugar en la red fuertemente entretejida que era nuestra vida. Desearía volver a ella porque, en retrospectiva, parece tan segura comparada con el ahora, en que soy tan rica y tan famosa y tan odiada por las autoridades del Capitolio.
Un gemido en la puerta de atras reclama mi atención. La abro para encontrarme con Lord Tubbington, el gato viejo y gruñon de Mich. Le disgusta la casa nueva casi tanto como a mi y siempre la deja cuando mi hermano esta en el colegio. Nunca nos hemos querido particularmente el uno al otro, pero ahora tenemos este nuevo vinculo. Lo dejo entrar, le doy un pedazo de grasa de castor, e incluso lo acaricio entre las orejas un ratito.
― Eres horroroso y muy gordo, ya lo sabes, verdad?... ― Le pregunto. Lord Tubbington empuja mi mano suavemente para mas caricias, pero tenemos que irnos. ― Vente, tu...
Lo levanto con una mano, cojo mi bolsa de caza con la otra, y los llevo a ambos hacia la calle. El gato se libera de un salto y desaparece bajo un arbusto.
Los zapatos me aprietan en los dedos mientras ando haciendo crujidos por la calle de ceniza. Acortando por callejones y a traves de patios traseros llego a la casa de Puck en cuestión de minutos. Su madre, Hazelle, me ve a traves de la ventana, donde esta inclinada sobre el fregadero de la cocina. Se seca las manos en el mandil y desaparece para encontrarse conmigo en la puerta.
Me gusta Hazelle. La respeto. La explosión que mato a mi padre también se llevo a su marido, dejándola con tres niños y un bebe a punto de nacer. Menos de una semana después de haber dado a luz, estaba fuera recorriendo las calles en busca de trabajo. Las minas no eran una opción, con un bebe que cuidar, pero se las arreglo para conseguir la colada de varios comerciantes en la ciudad. A los catorce, Puck, el mayor de los hijos, se convirtió en el principal soporte de la familia. Ya estaba anotado para las teselas, que le daban derecho a un escaso
aporte de grano y aceite a cambio de añadir su nombre veces extra en el sorteo para convertirse en tributo. Por encima de eso, incluso entonces, era un dotado diseñador de trampas. Pero eso no era suficiente para mantener a una familia de cinco sin Hazelle gastándose las manos hasta el hueso en esa tabla de lavar. En invierno sus manos se ponían tan rojas y agrietadas, que sangraban ante la mínima provocación. Aun lo harían si no fuera por el bálsamo que preparaba mi madre. Pero están determinados, Hazelle y Puck, a que los otros niños, Rory de doce anos y Vick de diez, y la pequeño Posy, de cuatro anos, nunca tengan que anotarse a las teselas.
Hazelle sonríe cuando ve la caza. Coge el castor por la cola, evaluando su peso.
― Va a hacer un bonito guiso... ― Al contrario que Puck, ella no tiene ningún problema con nuestro arreglo de caza.
― Buena piel, también... ― Respondo. Es reconfortante estar aquí con Hazelle. Evaluando los méritos de la presa, tal y como ha hecho siempre. Me vierte una taza de te de hierbas, alrededor del cual envuelvo mis dedos helados con agradecimiento. ―...Sabes, cuando vuelva del tour, estaba pensando que tal vez llevara a Rory conmigo alguna vez. Después del colegio. Enseñarle a disparar...
Hazelle asiente.
― Eso seria bueno. Puck quiere hacerlo, pero solo tiene los domingos, y creo que le gusta reservar esos para ti...
No puedo evitar el rubor que inunda mis mejillas. Es estúpido, por supuesto. Casi nadie me conoce mejor que Hazelle. Sabe que vinculo comparto con Puck. Estoy segura de que mucha gente habia asumido que algún día nos casaríamos incluso aunque yo nunca lo hubiera pensado. Pero eso era antes de los Juegos. Antes de que mi compañera tributo, Brittany Pierce, anunciara que estaba perdidamente enamorada de mi. Nuestro romance se convirtió en una estrategia clave para nuestra supervivencia en la arena. Solo que para Brittany no era solo una
estrategia. No estoy segura de lo que fue para mi. Pero ahora se que para Puck fue doloroso.
Mi pecho se contrae mientras pienso como, en el Tour de la Victoria, Brittany y yo deberemos presentarnos como amantes otra vez.
Me bebo el te a grandes sorbos a pesar de que esta demasiado caliente, y me aparto de la mesa.
― Debería irme yendo. Ponerme presentable para las cámaras...
Hazelle me abraza.
― Disfruta de la comida..
― Absolutamente... ― Digo.
Mi siguiente parada es el Quemador, donde tradicionalmente he hecho el grueso de mi trueque. Años atras habia sido un almacén para guardar carbón, pero cuando cayo en desuso se convirtió en un punto de encuentro para canjes ilegales, y después floreció como un mercado negro a tiempo completo. Si atrae a elementos un tanto criminales, entonces yo pertenezco allí, supongo. Cazar en los bosques que rodean el Distrito 12 viola por lo menos una docena de leyes y es castigable con la muerte.
Aunque nunca lo mencionan, estoy en deuda con la gente que frecuenta el Quemador. Puck me dijo que Sae la Grasienta, la vieja que sirve sopa, empezó una recolección para patrocinarnos a Brittany y a mi durante los Juegos. Se suponía que solo iba a ser algo del Quemador, pero mucha otra gente oyo acerca de ello y pusieron su granito de arena. No se con exactitud cuanto fue, y el precio de cualquier regalo en la arena era desorbitado. Pero por todo lo que se, fue la diferencia entre mi vida y mi muerte.
Aun es raro abrir la puerta de delante con una bolsa de caza vacia, con nada que canjear, y en lugar de ello sentir el pesado bolsillo de monedas contra mi cadera. Intento pasar por tantos puestos como puedo, repartiendo mis compras de cafe, bollos, huevos, hilo y aceite. Después se me ocurre comprarle tres botellas de licor blanco a una mujer manca llamada Ripper, la victima de un accidente en la mina que fue lo bastante lista como para encontrar una forma de seguir con vida.
El licor no es para mi familia. Es para Sue, quien fue la mentora mia y de Brittany durante los Juegos. Es hosca, violenta y borracha la mayor parte del tiempo. Pero hizo su trabajo―mas que su trabajo―porque por primera vez en la historia se les permitió ganar a dos tributos. Asi que sin importar quien sea Sue, también estoy en deuda con ella. Y eso es para siempre.
Estoy cogiendo el licor blanco porque hace varias semanas se quedo sin el y no habia nada en venta y tuvo síndrome de abstinencia, dando sacudidas y gritandole a cosas aterradoras que solo ella podía ver. Asusto a Mich a muerte y, francamente, tampoco fue muy divertido para mi el verla asi, incluso habia veces que lloraba descontroladamente que me partía el corazón. Desde entonces se puede decir que he estado preparando una reserva solo por si acaso vuelve a faltar.
Figgins, nuestro agente de la paz en jefe, frunce el ceño cuando me ve con las botellas. Es un viejo bajo de estatura, con el pelo negro peinado hacia atras, para ocultar que se esta quedando calvo.
― Esa cosa es demasiado fuerte para ti, chica... ― El lo sabra bien. Junto a Sue, Figgins bebe mas que nadie que yo haya conocido nunca.
― Oh, mi madre la usa en medicinas... ― Digo con indiferencia.
― Bueno, mataria cualquier cosa... ― Dice, y planta sobre la mesa una moneda por una botella.
Cuando llego al puesto de Sae la Grasienta, me impulso para sentarme sobre el mostrador y ordenar algo de sopa, que parece ser algún tipo de mezcla de calabaza y habas. Un agente de la paz llamado Finn se acerca y compra un cuenco mientras estoy comiendo. En lo que respecta a los agentes de la ley, es uno de mis favoritos. Nunca imponiendo su peso por ahí de verdad, generalmente bueno para un chiste, y no se enoja con mis saludos pocos simpáticos. Probablemente ande por la veintena, pero no es mucho mayor que yo. Algo sobre su sonrisa, su pelo negro disparado en todas direcciones, le da un aire infantil. Es el mejor amigo de Puck, o como el dice, su camarada, son tan idiotas cuando están juntos que me dan ganas de vomitar, no se si podría decir que es un amigo mio también, a veces nos juntamos los tres algunos domingos para hablar o pasar el rato, eso si, siempre que hay alguien cerca Finn trata de mantener la postura, aunque es muy gentil con todos en el Distrito 12, tiene que comportarse por ser un agente de la paz.
― No se supone que debes estar en un tren Santana?.. ― Me pregunta.
― Me recogen a mediodía gigantón.. ― Respondo.
― No deberías tener mejor pinta?.. ― Pregunta con un susurro muy alto. No puedo evitar sonreír ante su broma, a pesar de mi humor. ―..algo mas femenino como un vestidito o tal vez un lazo en tu pelo o algo?... ― Sacude mi trenza con la mano y se la aparto de un manotazo.
― No te preocupes frankenstein... y aunque no sea de tu incumbencia, te informo que para cuando terminen conmigo estare irreconocible...― digo mientras el sacude su mano con cara de dolor.
― Bien... ― Dice sin inmutarse ante mis apodos ―...Mostremosles algo de orgullo de distrito para variar, señorita Lopez.. Uhm?.. ― Sacude la cabeza hacia Sae la Grasienta pidiéndole que le llene el bol de sopa de nuevo. Si hay algo que me sorprende de Finn es todo lo que come, yo creo que si no tuviera que hacer sus rondas como todos los agentes de la paz, estaría literalmente redondo.
― Quiero ese bol de vuelta... no te lo comas...― Le dice Sae la Grasienta , pero ya que también ella se esta riendo, no suena particularmente estricta. Finn se rie y niega con la cabeza.
― Puck ira a despedirte?.. ― Me pregunta Finn.
― No, no estaba en la lista... ― Digo. ― Aunque lo vi el domingo...
― Pense que lo habrían puesto en la lista. Siendo tu primo y eso... ― Dice irónicamente.
Solo es una parte mas de la mentira que el Capitolio ha cocinado. Cuando Brittany y yo llegamos a los ocho últimos en los Juegos del Hambre, enviaron a periodistas para crear nuestras historias personales. Cuando preguntaron por mis amigos, todo el mundo los dirigió hacia Puck. Pero no podía ser, con el romance que estaba interpretando en la arena, que mi mejor amigo fuera Puck. Por mas que supuestamente mantenía un romance con otra chica, que aparezca Puck como mi único amigo hombre podía malinterpretarce. Además era demasiado guapo, demasiado varonil, y no dispuesto en lo mas mínimo a sonreír y a portarse bien ante las cámaras. Aunque si que nos parecemos, bastante. Tenemos esa apariencia de la Veta. Pelo oscuro y liso, piel bronceada, ojos oscuros. Asi que algún genio lo convirtió en mi primo. No sabia nada de ello hasta que ya estábamos en casa, en la plataforma de la estación de tren, y mi madre dijo, “!Tus primos no pueden esperar a verte!” Después me gire y vi a Puck, Hazelle y a todos los niños esperándome, asi que, que podía hacer salvo seguirles la corriente?
Finn y Sae la Grasienta saben que no estamos emparentados, pero incluso alguna de la gente que nos conoce desde hace años parece haberse olvidado.
― No puedo esperar a que todo esto se acabe... ― Susurro.
― Lo se... ― Dice Finn ―..Pero tienes que pasar por ello para llegar al final.
Mejor no llegues tarde...
― Cuida a Puck mientras no este aquí, y no dejes que cometa tantas estupideces...― le digo, el asiente y me da un abrazo.
.....................................
Una nevada ligera empieza a caer mientras me dirijo hacia la Aldea de los Vencedores. Es un paseo de unos siete kilómetros desde la plaza en el centro de la ciudad, pero parece un mundo completamente distinto. Es una comunidad separada construida alrededor de un jardín precioso adornado con arbustos floridos. Hay doce casas, cada una lo bastante grande como para alojar diez como aquella en la que me crié. Nueve están vacias, como siempre lo han estado. Las tres en uso nos pertenecen a Sue, a Brittany, y a mi.
Las casas habitadas por mi familia y por Brittany desprenden un cálido brillo de vida. Ventanas iluminadas, humo en las chimeneas, manojos de maíz brillantemente coloreado como decoración para el próximo Festival de la Siega. Sin embargo, la casa de Sue, a pesar de los cuidados del encargado del parque, emite un aire de abandono y negligencia. Me preparo a su puerta, sabiendo que olera mal, y luego empujo hacia dentro.
Mi nariz se arruga inmediatamente de asco. Sue se niega a dejar entrar a nadie a
limpiar y ella misma lo hace muy mal. Con los años los olores a licor y vomito, repollo hervido y carne quemada, ropa sin lavar y desechos de ratón se han mezclado en un olor apestoso que me trae lágrimas a los ojos. Camino con dificultad a traves de una basura de envoltorios descartados, cristal roto y huesos hacia donde se que encontrare a Sue. Se sienta en la mesa de la cocina, sus brazos desparramados sobre la madera, su cabeza en un charco de licor,
roncando a plena potencia.
Le sacudo el hombro.
― !Levantate!.. ― Digo en alto, porque he aprendido que no hay forma sutil de despertarla. Sus ronquidos se detienen por un momento, dubitativos, y luego se reanudan. La empujo mas fuerte. ― Levantate, Sue. !Es día de tour!...
Fuerzo la ventana hacia arriba, inhalando profundas bocanadas del aire limpio del exterior. Mis pies cambian de postura a traves de la basura sobre el suelo, y desentierro una cafetera de latón y la lleno en el fregadero. El hornillo no esta completamente estropeado y consigo coaccionar a los pocos carbones con vida para que formen una llama. Vierto algo de cafe en la cafetera, lo bastante como para asegurarme de que el brebaje resultante sea bueno y fuerte, y la coloco sobre el hornillo para que hierva.
Sue aun sigue muerta para el mundo. Ya que nada mas ha funcionado, lleno un
cuenco con agua helada, lo derramo sobre su cabeza, y me aparto rápidamente de su alcance. Un sonido animal gutural sale de su garganta. Salta, Golpeando su silla tres metros atras y agitando un cuchillo. Me habia olvidado de que siempre duerme con uno aferrado en la mano. Debería habérselo sacado de entre los dedos, pero tenia muchas cosas en la cabeza. Soltando obscenidades, acuchilla el aire varias veces antes de entrar en razón. Se seca la cara con la manga y se vuelve hacia el alféizar donde estoy colgada, solo por si acaso tuviera que salir con rapidez.
― Que haces pechos falsos?...― Farfulla, y yo frunzo el ceño ante el nuevo apodo que me puso a partir de mi operación luego de los juegos.
― Me dijiste que te despertara una hora antes de que vinieran las cámaras...
― Que?..
― Idea tuya... ― Insisto.
Parece recordarlo.
― Por que estoy toda mojada?..
― No se, tenias un sueño bonito?..― pregunto riéndome, pero por su cara dejo las bromas― ..No pude despertarte a sacudidas... ― Digo. ― ..Mira, si querías que te mimaran, deberías habérselo pedido a Brittany...
― Haberme pedido que?..
Tan solo el sonido de su voz me forma en el estomago un nudo de emociones incomodas como culpa, y miedo. Y añoranza. Ya puestos puedo admitir que también hay algo de eso. Solo que tiene demasiada competencia como para ganar.
Miro como Brittany cruza hacia la mesa, el sol de la ventana haciendo que brille la nieve fresca en su pelo rubio. Se la ve fuerte y sana, tan diferente de la chica enferma y hambrienta que conocí en la arena, y ahora es toda una mujer, que casi no reconozco, pero cada día mas hermosa. Coloca una barra de pan recién horneado sobre la mesa y extiende su mano hacia Sue.
― Haberte pedido que me despertaras sin darme una neumonía... ― Dice Sue, dándole el cuchillo. Se saca su polera mugrienta, revelando una camiseta interior igualmente sucia.
Brittany sonríe y empapa el cuchillo de Sue en licor blanco de una botella en el suelo. Frota la cuchilla en su pañuelo hasta que esta limpia y parte el pan en rebanadas. Brittany nos mantiene a todos provistos de bienes recién horneados. Yo cazo. Ella hornea. Sue bebe.
Tenemos nuestras propias formas de mantenernos ocupadas, para mantener a raya los pensamientos de nuestra época como contendientes en los Juegos del Hambre. No es hasta después de que le haya dado a Sue la base que me mira por primera vez.
― Quieres un trozo?...
― No, comí en el Quemador... ― Digo. ― Pero gracias...
Mi voz no suena como la mia propia, es tan formal. Tal y como ha sido cada vez que he hablado con Brittany desde que las cámaras dejaron de grabar nuestra feliz vuelta a casa y volvimos a la vida real.
― De nada... ― Dice, tensa.
Sue lanza la polera a algún lugar en el desorden.
― Brrr. Vosotras dos tenéis mucho que calentar antes del espectáculo...
Tiene razón, por supuesto. La audiencia estara esperando al par de tortolitas que ganaron los Juegos del Hambre. No a dos personas que apenas si pueden mirarse a los ojos. Pero todo lo que digo es:
― Tomate un respiro, Sue...
Luego salgo por la ventana, me dejo caer al suelo, y me dirijo a traves del jardín hasta mi casa.
La nieve ha empezado a cuajar y dejo un rastro de pisadas detras de mi. En la puerta de delante, me detengo para sacudir la cosa mojada de mis zapatos antes de entrar. Mi madre ha estado trabajando todo el día y toda la noche para ponerlo todo perfecto para las cámaras, asi que no es el momento de empezar a mancharle el suelo brillante. Apenas he entrado cuando allí esta, sosteniéndome el brazo como si para detenerme.
― No te preocupes, me los saco aquí... ― Digo, dejando los zapatos en el felpudo.
Mi madre suelta una risa extraña y ahogada, y me saca del hombro la bolsa de caza cargada de provisiones.
― Solo es nieve. .Tuviste un buen paseo?...
― Paseo?... ― Ella sabe que he estado en el bosque la mitad de la noche. Después veo al hombre en pie detrás de ella en el umbral de la cocina. Un vistazo a su traje a medida y facciones quirurgicamente perfectas y se que es del Capitolio. Algo va mal. ―.. Fue mas como patinaje. Esta poniéndose muy resbaladizo ahí fuera...
― Alguien esta aquí para verte.... ― Dice mi madre. Su rostro esta demasiado pálido y puedo oír la ansiedad que esta tratando de ocultar.
― Pense que no vendrían hasta mediodía... ― Finjo no darme cuenta de su estado. ― Vino Kurt para ayudarme a arreglarme?...
― No, Santana, es . . . ― Empieza mi madre.
― Por aquí, por favor, señorita Lopez. ― Dice el hombre. Me hace un gesto hacia el pasillo. Es raro que te dirijan por tu propia casa, pero tengo mas sentido que para comentar nada.
Mientras voy, le lanzo a mi madre una sonrisa tranquilizadora por encima del hombro.
― Probablemente mas instrucciones para el tour... ― Me han estado enviando todo tipo de cosas sobre mi itinerario y que protocolo debía observarse el cada distrito. Pero mientras camino hacia la puerta del estudio, una puerta que nunca he visto cerrada hasta ahora, puedo sentir que mi mente empieza a acelerarse. ¿Quién está aquí? ¿Qué es lo que quieren? ¿Por qué está mi madre tan pálida?
― Entra sin llamar... ― Dice el hombre del Capitolio, quien me ha seguido por el pasillo.
Giro el pomo de latón bruñido y entro. Mi olfato registra los olores contradictorios de rosas y sangre. Un hombre bajo de pelo blanco que parece vagamente familiar esta leyendo un libro. Levanta un dedo como para decir, “Dame un momento.” Luego se gira y mi corazón da un salto.
Estoy mirando a los ojos de serpiente del Presidente Snow.
En mi mente, el Presidente Snow deberia ser visto frente a columnas de mármol de las que cuelgan banderas inmensas. Es chocante verlo rodeado de los objetos cotidianos de la habitación. Es como sacar la tapa de un frasco y encontrarse con una víbora con colmillos en vez de un estofado.
Que podría estar haciendo el aquí? Rápidamente, mi mente pasa por todos los días de apertura de los demas Tours de la Victoria. Recuerdo ver a los tributos vencedores con sus mentores y estilistas. Incluso algunos altos oficiales del gobierno han hecho apariciones ocasionales. Pero nunca he visto al Presidente Snow. El acude a las celebraciones en el Capitolio. Punto.
Si ha hecho todo este viaje desde su ciudad, solo puede significar una cosa. Estoy en serios problemas. Y si lo estoy yo, mi familia también. Un escalofrío me recorre cuando pienso en la proximidad de mi madre y mi hermano a este hombre que tanto me desprecia. Que siempre me despreciara. Porque burle sus sádicos Juegos del Hambre, hice que el Capitolio quedara como un tonto, y en consecuencia mine su control.
Todo lo que estaba haciendo era intentar mantenernos a Brittany y a mi con vida. Cualquier acto de rebelión fue una total coincidencia. Pero cuando el Capitolio decreta que solo un tributo puede vivir y tienes la audacia de desafiarlo, supongo que eso es una rebelión en si misma. Mi única defensa era fingir que estaba enloquecida por un amor apasionado hacia Brittany. Asi que se nos permitió vivir a ambas. Ser coronadas vencedoras. Ir a casa celebrarlo y decirles adiós a las cámaras y que nos dejaran en paz. Hasta ahora.
Tal vez sea la novedad de la casa o el shock de verlo o la comprensión mutua de que podría hacer que me mataran en un segundo lo que hace que me sienta como una intrusa. Como si fuera su casa y yo la que no ha sido invitada. Asi que no lo recibo ni le ofrezco una silla. No digo nada. De hecho, lo trato como si fuera una serpiente de verdad, de las venenosas. Estoy de pie inmóvil, mirándolo fijamente, considerando planes de retirada.
― Creo que haríamos que esta situación fuera mucho mas fácil acordando no mentirnos mutuamente... ― Dice. ― ...Tu que crees?..
Creo que mi lengua se ha congelado y que hablar me sera imposible, asi que me sorprendo respondiéndole en una voz tranquila:
― Si, creo que ahorraría tiempo...
El Presidente Snow sonríe y veo sus labios por primera vez. Espero labios de serpiente, es decir, sin labios. Pero los suyos son muy gruesos, su piel esta demasiado estirada. Me tengo que preguntar si su boca ha sido alterada para hacerlo parecer mas atractivo. Si fue asi, fue una perdida de tiempo y dinero, porque no es atractivo en absoluto.
― Mis asesores estaban preocupados de que fueras difícil, pero no estas planeando ser difícil en absoluto, .verdad?..
― No... ― Respondo.
― Eso es lo que yo les dije. Dije que una chica que llega a tales extremos para preservar su vida no va a estar interesada en echarla por la borda. Y después hay que pensar en su familia. Su madre, su hermana, y todos esos . . . primos. ― Por el modo en que se detiene en la palabra “primos”, puedo decir que sabe que Puck y yo no compartimos árbol genealógico. Bueno, ya esta todo sobre la mesa. Tal vez sea lo mejor. No funciono bien con amenazas ambiguas. Prefiero con toda seguridad saber que esta en juego. ― Sentemonos...
El Presidente Snow toma un asiento ante el gran escritorio de madera bruñida donde Mich hace sus deberes y mi madre sus presupuestos. Como nuestra casa, este es un lugar sobre el que el no tiene derecho, pero sobre el que tiene en ultima instancia todo el derecho, de ocupar. Me siento frente al escritorio en una de las sillas talladas de respaldo vertical. Esta hecha para alguien mas alto que yo, asi que solo las puntas de mis pies descansan sobre el suelo.
― Tengo un problema, señorita Lopez... ― Dice el Presidente Snow. ― ...Un problema que empezo en el momento en que sacaste esas bayas venenosas en la arena....
Ese habia sido el momento en que habia decidido que si los Vigilantes tenían que elegir entre vernos a Brittany y a mi cometer suicidio―lo que habria significado no tener vencedora―y dejarnos vivir a ambos, escogerían lo ultimo.
― Si el Vigilante jefe, Séneca Crane, hubiera tenido algo de cabeza, te habría hecho polvo allí mismo. Pero tenia una desafortunada vena sentimental. Asi que aquí estas. .Puedes adivinar donde esta el?... ― Pregunta.
Asiento porque, por la forma en la que lo dice, esta claro que Séneca Crane ha sido
ejecutado. El olor a rosas y sangre se ha hecho mas fuerte ahora que solo nos separa un escritorio. Hay una rosa en la solapa del Presidente Snow, lo que por lo menos sugiere una fuente para el perfume de flores, pero debe de estar genéticamente mejorada, porque ninguna rosa real huele como esa. Y en lo que respecta a la sangre . . . no lo se.
― Después de eso, no habia nada que hacer salvo dejarte interpretar tu pequeño obra. Y también fuiste bastante buena con eso de la colegiala loca de amor. La gente del Capitolio estaba bastante convencida. Desafortunadamente, no todos en los distritos se tragaron tu actuación...
Mi cara debe de registrar por lo menos un breve desconcierto, porque se explica.
― Esto, por supuesto, tu no lo sabes. No tienes acceso a información sobre el humor en otros distritos. En varios de ellos, sin embargo, la gente vio tu pequeño truco con las bayas como un acto de desafío, no un acto de amor. Y si una chica del Distrito Doce, de entre todos los sitios, puede desafiar al Capitolio y salir impune, .que va a impedirles a ellos hacer lo mismo?.. ― Dice. ― ...Que hay que prever, digamos, un levantamiento?...
Lleva un momento el que esta frase surta su efecto. Después todo su peso me golpea.
― Ha habido levantamientos?...― Pregunto, tan helada como eufórica ante la posibilidad.
― Aun no. Pero vendrán si el curso de las cosas no cambia. Y es sabido que los
levantamientos llevan a la revolución... ― El Presidente Snow se frota un punto sobre la ceja izquierda, el mismo punto donde yo misma tengo jaquecas. ― ...Tienes idea de lo que eso significaría?.. Cuanta gente moriría?.. A que condiciones tendrían que enfrentarse los que sobrevivieran?... Cuales quiera que sean los problemas que alguien tenga con el Capitolio, creerme cuando lo digo, si este liberara su agarre sobre los distritos siquiera por un corto periodo, todo el sistema se colapsaría...
Me desconcierta su franqueza e incluso la sinceridad de su discurso. Como si su
preocupación primaria fuera el bienestar de los ciudadanos de Panem, cuando no hay nada mas lejos de la realidad. No se como me atrevo a decir las siguientes palabras, pero lo hago.
― Debe de ser muy frágil, si un puñado de bayas puede tirarlo abajo...
Hay una larga pausa en la que me examina. Después se limita a decir:
― Es frágil, pero no en la forma en que tu supones...
Hay un golpeteo en la puerta, y el hombre del Capitolio mete la cabeza.
― Su madre quiere saber si desea te...
― Lo desearía. Desearía te... ― Dice el presidente. La puerta se abre mas, y allí esta mi madre, sosteniendo una bandeja con el juego de porcelana china que mi madre trajo a la Veta cuando se caso. ―... Dejelo aquí, por favor... ― Coloca su libro en la esquina del escritorio y da unos golpecitos sobre el centro.
Mi madre coloca la bandeja en el escritorio. Contiene una tetera china y tazas, crema y azúcar, y un plato de galletas. Están precisamente glaseadas con flores cuidadosamente coloreadas. El glaseado solo puede ser obra de Brittany.
― Que visión mas bienvenida. Sabes, es gracioso con que frecuencia la gente se olvida de que los presidentes también tienen que comer... ― Dice encantadoramente el Presidente Snow. Bueno, por lo menos parece relajar a mi madre un poco.
― Puedo servirle algo mas? Puedo cocinar algo mas sustancial si tiene hambre... ― Ofrece.
― No, esto no podría ser mas perfecto. Gracias... ― Dice, claramente despidiéndola. Mi madre asiente, me lanza una mirada, y se va. El Presidente Snow vierte te para ambos y llena el suyo con crema y azúcar, después se toma su tiempo revolviendo. Presiento que ya ha dicho todo lo que tenia que decir y que esta esperando a que yo responda.
― No pretendía empezar ningún levantamiento.... ― Le digo.
― Te creo. No importa. Tu estilista resulto ser profético en su elección de vestuario. Santana Lopez, la chica que estaba en llamas, has proporcionado la chispa que, de quedar desatendida, puede aumentar hacia un infierno que destruya Panem...
― Por que no me mata ahora?... ― Suelto de repente.
― Públicamente?... ― Pregunta. ― ...Eso solo añadiría fuel a las llamas...
― Arregle un accidente, entonces...
― Quien se lo creería? No tu, si estuvieras mirando....
― Entonces solo digame lo que quiere que haga. Lo haré...
― Si solo fuera tan sencillo... ― Coge una de las galletas floreadas y la examina. ― Encantador. .Las hizo tu madre?..
― Brittany... ― Y por primera vez, encuentro que no puedo sostenerle la mirada. Me inclino para coger mi te pero lo vuelvo a bajar cuando oigo a la taza tintinear contra el platillo. Para cubrirlo, cojo rápidamente una galleta.
― Brittany. .Como esta el amor de tu vida?...
― Bien...
― En que punto se dio cuenta del grado exacto de tu indiferencia?... ― Pregunta, mojando su galleta en el te.
― No soy indiferente...
― Pero tal vez no tan encantada con la joven como le hiciste creer al país...
― Quien dice que no lo estoy?..
― Yo..― Dice el presidente. ― ..Y no estaría aquí si fuera el único que tuviera dudas. .Como esta el guapo primo?...
― No lo se . . . Yo no . . . ― Mi repulsión ante esta conversación, ante el discutir mis sentimientos sobre dos de las personas que mas me importan con el Presidente Snow, me ahoga.
― Habla, señorita Lopez. A el puedo matarlo fácilmente si no llegamos a una feliz
resolución... ― Dice. ― ..No le estas haciendo ningún favor desapareciendo en el bosque con el cada domingo...
Si sabe esto, .que mas sabe? .Y como lo sabe? Mucha gente podría decirle que Puck y yo nos pasamos los domingos cazando. .No aparecemos al final de todos ellos cargados de caza?.. No lo hemos hecho durante anos? La verdadera cuestión es que cree el que sucede en el bosque mas allá del Distrito 12. Seguro que no nos han estado rastreando allí. O si? Nos podrían haber seguido? Eso parece imposible. Por lo menos por una persona. Cámaras? Eso nunca se me paso por la cabeza hasta este momento. El bosque siempre ha sido nuestro lugar seguro, nuestro lugar mas allá del alcance del Capitolio, donde somos libres de decir lo que
sentimos, ser quienes somos. Por lo menos antes de los Juegos. Si nos han estado observando desde entonces, .que es lo que han visto? A dos personas cazando, diciendo cosas traidoras contra el Capitolio, si. Pero no a dos personas enamoradas, que es lo que parece ser la implicación del Presidente Snow. En ese sentido estamos seguros. A no ser . . . a no ser . . . Solo sucedió una vez. Fue rápido e inesperado, pero sucedió....
Después de que Brittany y yo llegáramos a casa de los Juegos, pasaron varios meses antes de que viera a Puck a solas. Primero estaban las celebraciones obligatorias. Un banquete para los vencedores al que tan solo estaba invitada la gente de mas categoría. Un festivo para todo el distrito con comida gratis y entretenimientos traídos desde el Capitolio. El Día del Paquete, el primero de doce, durante el cual se le entregaban paquetes de comida a cada persona del distrito. Ese fue mi favorito. Ver a todos esos niños hambrientos en la Veta corriendo por allí, agitando latas de salsa de manzana, latas de carne, incluso golosinas. En casa, demasiado grandes como para llevarlas manualmente, estarían sacos de grano, latas de aceite. Saber que una vez al mes durante un ano todos recibirían otro paquete. Esa fue una de las pocas veces en que me sentí bien de verdad por ganar los Juegos.
Asi que entre las ceremonias y los eventos y los periodistas documentando cada
movimiento mio mientras presidia, agradecía y besaba a Brittany para el publico, no tenia privacidad en absoluto. Después de unas cuantas semanas, las cosas se calmaron por fin. Los cámaras y los periodistas hicieron las maletas y se fueron a casa. Brittany y yo asumimos la relación fría que habíamos mantenido desde entonces. Mi familia se acento en la casa de la Aldea de los Vencedores. La vida diaria del Distrito 12―trabajadores a las minas, niños al colegio―recupero su ritmo normal. Espere hasta que pense que de verdad ya no habia moros en la costa, y entonces un domingo, sin decírselo a nadie, me levante horas antes del amanecer y sali hacia el bosque.
El tiempo aun estaba lo bastante cálido como para que no necesitara chaqueta. Empaquete una bolsa llena de comidas especiales, pollo frío y queso y pan de panadería y naranjas. En mi antigua casa me puse mis botas de caza. Como siempre, la verja no estaba cargada y era fácil deslizarse hacia el bosque y recuperar mi arco y mis flechas. Fui a nuestro sitio, el de Puck y mio, donde habíamos compartido el desayuno la mañana de la cosecha que me envió a los
Juegos.
Espere por lo menos dos horas. Habia empezado a pensar que el habia renunciado a mi en las semanas que habían pasado. O que ya no le importaba. Que me odiaba, incluso. Y la idea de perderlo para siempre, a mi mejor amigo, la única persona a la que le habia confiado nunca mis secretos, era tan dolorosa que no pude soportarla. No por encima de todo lo que habia pasado. Podía sentir mis ojos llenándose de lágrimas y un nudo empezando a formarse en mi garganta de la forma en que hace cuando me pongo triste.
Entonces alce la vista y allí estaba el, a tres metros de distancia, simplemente mirándome. Sin pensar siquiera, me levante de un salto y lo rodee con los brazos, haciendo un sonido raro que combinaba risa, ahogo y llanto. El me sostenía con tanta fuerza que no podía verle la cara, pero paso mucho, mucho tiempo antes de que me soltara, y eso fue porque no tenia mucha elección, ya que me habia dado un ataque de hipo increíblemente ruidoso y tenia que beber algo.
Hicimos lo de siempre ese día. Comimos el desayuno. Cazamos y pescamos y recolectamos. Hablamos de la gente en la ciudad. Pero no sobre nosotros, su nueva vida en las minas, mi tiempo en la arena. Solo sobre otras cosas. Para cuando estuvimos en el agujero en la verja que esta mas cerca del Quemador, me parece que creía de verdad que las cosas volverían a ser lo mismo. Que podríamos seguir adelante como siempre. Le habia dado a Puck toda la caza para canjear ya que nosotras ahora teníamos muchísima comida. Le dije que no pasaría por el
Quemador, incluso aunque tenia muchas ganas de ir alli, porque mi madre y hermano ni siquiera sabían que habia ido a cazar y se estarían preguntando donde estaba. Entonces de pronto, cuando estaba sugiriendo que yo me encargaría de revisar diariamente las trampas, tomo mi rostro entre sus manos y me beso.
No estaba preparada en absoluto. Pensarías que despues de todas las horas que habia pasado con Puck―viendole hablar y reír y ponerse ceñudo―sabría todo lo que habia que saber sobre sus labios. Pero no me habia imaginado que cálidos se sentirían presionados contra los mios. O como esas manos, que podían preparar la mas intrincada de las trampas, podían atraparme con la misma facilidad. Entonces me soltó y dijo, “Tenia que hacerlo. Por lo menos una vez.” Y se fue.
A pesar del hecho de que estaba anocheciendo y mi familia estaría preocupada, me senté junto a un árbol al lado de la verja. Intente decidir como me sentía con respecto al beso, si me habia gustado o si lo lamentaba, pero todo lo que recordaba era la presión de los labios de Puck y el perfume a naranjas que aun permanecía en su piel, era tan raro, siempre lo vi como mi mejor amigo, y aunque nuestra relación daba que pensar a los demas yo nunca pense de otra forma hacia el, ni cuando me daba a entender que sentía algo por mi, pero con ese beso estaba claro que Puck sentía algo por mi, pero ¿Que sentía yo?.. No tenia sentido compararlo con los muchos besos que habia intercambiado con Brittany. Aun no habia decidido si alguno de esos contaba, aunque unos pocos me hacían preguntarme como me sentía cada vez que uníamos nuestros labios, pero la mayoria y especialmente los últimos eran fríos, que no transmitían nada, excepto aparentar que estabamos enamoradas adelante de las cámaras para que lo vean en todo el Panem. Pero porque se sentía mal, porque sentía como si habia traicionado a Brittany, porque sentia que no debía besar a Puck, pero si se sentía correcto besar a Brittany aunque sea solo para las camaras. Mi cabeza daba vueltas y al final me fui a casa.
Esa semana me encargue de las trampas y deje la carne en casa de Hazelle. Pero no vi a Puck hasta el domingo. Tenia todo este discurso preparado, sobre como no quería un novio y no planeaba casarme nunca, y que no sabia que era lo que tenia con Brittany, pero al final no lo use. Puck actuó como si el beso nunca hubiera sucedido. Tal vez estaba esperando que yo dijera algo. O que lo besara yo a el. En vez de ello me limite a fingir también que nunca habia sucedido. Pero habia sucedido. Puck habia hecho añicos una barrera invisible entre nosotros y, con ella, cualquier esperanza que tenia yo de recuperar nuestra antigua amistad sin complicaciones. Sin importar cuanto fingiera, nunca pude mirarlo exactamente la misma forma, no es que ahora lo veia con otros ojos o que me gustaba, solo que ahora nuestras interacciones eran algo tensas.
Todo esto cruza mi cabeza en un instante mientras los ojos del Presidente Snow se clavan en mi tras la amenaza de matar a Puck. !Que estúpida he sido al creer que el Capitolio se limitaría a ignorarme una vez hubiera vuelto a casa! Tal vez no supiera nada de los potenciales levantamientos. Pero sabia que estaban enfadados conmigo. En vez de actuar con la precaución extrema que la situación requería, que habia hecho? Desde el punto de vista del presidente, habia ignorado a Brittany y alardeado de mi preferencia por la compañía de Puck ante todo el distrito. Y haciendo eso habia dejado claro que estaba, de hecho, burlándome del
Capitolio. Ahora habia puesto en peligro a Puck, a su familia, a mi familia y también a Brittany, por mi despreocupación, acaso la chica del pan siempre va a salir herida gracias a mi?.
― Por favor no le haga daño a Puck... ― Susurro. ― ...Solo es mi amigo. Ha sido mi amigo durante años. Eso es todo lo que hay entre nosotros. Además, ahora todo el mundo cree que somos primos...
― Solo estoy interesado en como afecta a tu dinámica con Brittany, y en consecuencia afectando al humor en los distritos...
― Sera lo mismo en el tour. Estare tan enamorada de ella como lo estaba...
― Como lo estas... ― Corrige el Presidente Snow.
― Como lo estoy... ― Confirmo.
― Solo que lo tienes que hacer aun mejor si se van a evitar los levantamientos. Este tour sera tu única oportunidad para darle la vuelta a las cosas...
― Lo se... Lo hare.. Convenceré a todos en los distritos de que no estaba desafiando al Capitolio, que estaba loca de amor...
El Presidente Snow se levanta y se limpia los labios hinchados con una servilleta.
― Apunta mas alto por si acaso te quedas corta...
― Que quiere decir? .Como puedo apuntar mas alto?.. ― Pregunto.
― Convencerme a mi... ― Dice. Deja caer la servilleta y recoge su libro. No lo miro mientras se dirige hacia la puerta, asi que me sobresalto cuando me susurra en el oido. ― ..Por cierto, se lo del beso...
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...Holaaa chicaas... despues de algunos dias x fin comenzamos con "En llamas".. se que el final no fue el ideal, pero tenia q ser asi...
dejenme saber q les parecio el primer capitulo...
Besotes...
gatituu *_****** - Mensajes : 215
Fecha de inscripción : 12/08/2012
Re: [Resuelto][FIC BRITTANA] Los juegos del Hambre... "EN LLAMAS.." CAPITULO 6
Me ha encantado además de que cuentan como es que ha estado la relación de Santana y Brittany. <3
Espero tu actualización. (:
Espero tu actualización. (:
iFannyGleek****** - Mensajes : 335
Fecha de inscripción : 03/10/2013
Edad : 27
Re: [Resuelto][FIC BRITTANA] Los juegos del Hambre... "EN LLAMAS.." CAPITULO 6
quisiera saber, de verdad para santana estar con brittany solo fue por los juegos?
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto][FIC BRITTANA] Los juegos del Hambre... "EN LLAMAS.." CAPITULO 6
Hola me ha encantodo el prier capitulo!!
Veremos como sigue!!
Saludos
Veremos como sigue!!
Saludos
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
[FIC BRITTANA] Los juegos del Hambre... "EN LLAMAS.." CAPITULO 2
CAPITULO 2;
Después la puerta se cierra tras el.
El olor a sangre . . . estaba en su aliento. Que es lo que hace? Pienso. Beberla? Me lo imagino bebiéndola en una taza de te. Mojando una galletita y sacándola goteando rojo.
En el exterior de la ventana, el coche vuelve a la vida, suave y silencioso como el ronroneo de un gato, después desaparece en la distancia. Se va tal y como llego, sin llamar la atención. La habitación parece estar dando vueltas lentas y torcidas, y me pregunto si quizás me voy a desmayar. Me inclino hacia delante y me aferro al escritorio con una mano. La otra aun sostiene la preciosa galleta de Brittany. Creo que tenia un lirio atigrado encima, pero ahora esta reducida a migas en mi puo. Ni siquiera sabia que la estuviera aplastando, pero supongo que tenia que sujetarme a algo cuando mi mundo se salia fuera de control.
Una visita del Presidente Snow. Distritos al borde de levantamientos. Una amenaza de muerte directa hacia Puck, con otras que la seguirían. Todos a quienes quiero condenados. .Y quien sabe quien mas pagara por mis acciones? A no ser que le de la vuelta a las cosas en este tour. Aquietar el descontento y tranquilizar la mente del presidente. .Y como? Demostrando al país sin sombra de duda que amo a Brittany Pierce.
No puedo hacerlo, pienso. No soy tan buena. Brittany es la buena, la que gusta. Puede hacer que la gente se crea cualquier cosa. Yo soy la que se calla y se sienta y deja que ella hable por las dos tanto como sea posible. Pero no es Brittany quien tiene que demostrar su devoción. Soy yo.
Oigo las pisadas rápidas y silenciosas de mi madre en el pasillo. Ella no puede saberlo, pienso. No puede saber nada de esto. Levanto mis manos sobre la bandeja y me sacudo rápidamente los trocitos de galleta de mi palma y mis dedos. Agitada, tomo un sorbo de mi te.
― Esta todo bien, Santana?.. ― Pregunta.
― Esta bien. Nunca lo vemos en televisión, pero el presidente siempre visita a los vencedores antes del tour para desearles suerte... ― Digo alegremente.
El rostro de mi madre se llena de alivio.
― Oh.. Pense que habia algún tipo de problema...
― No, en absoluto. El problema empezara cuando mi equipo de preparación vea como he dejado que mis cejas vuelvan a crecer... ― Mi madre se rie, y pienso sobre como no hubo vuelta atras una vez empecé a cuidar de mi familia cuando tenia once años. Como siempre tendré que protegerla.
― Por que no empiezas tu baño?.. ― Pregunta.
― Genial... ― Digo, y puedo ver que satisfecha esta por mi respuesta.
Desde que volví a casa he estado intentando mucho arreglar la relación con mi madre. Pidiéndole que haga cosas por mi en vez de rechazar cualquier ofrecimiento de ayuda como habia hecho durante años por la ira. Dejarle administrar todo el dinero que gane. Devolverle los abrazos en vez de tolerarlos. Mi tiempo en la arena me hizo darme cuenta de como tenia que dejar de castigarla por lo que no podia evitar, específicamente la horrible depresión en que habia caído tras la muerte de mi padre. Porque a veces a las personas les pasan cosas y no están preparadas para lidiar con ellas.
Como yo, por ejemplo. Justo ahora.
Además, hay una cosa maravillosa que hizo cuando volví al distrito. Después de que
nuestras familias y amigos nos hubieran recibido a Brittany y a mi en la estación de tren, hubo varias preguntas que se les permitió a los reporteros. Alguien le pregunto a mi madre que pensaba de mi nueva novia, como se sentía al saber que su hija estaba en una relación con otra chica, y si me apoyaba, y ella respondió que, no le importaba que Brittany era mujer, me quería por sobre todo y no le importaba de quien me enamorara, solo que yo fuera feliz, pero aunque Brittany era la modelo exacta de lo que cualquier jovencita debería ser, yo aun no era lo bastante mayor como para tener novia o novio en absoluto. Hubo muchas risas y comentarios como “Alguien esta en problemas” por parte de la prensa, y Brittany dejo caer mi mano y se aparto ligeramente de mi. Eso no duro mucho―habia demasiada presión para actuar de otra forma―pero nos dio una excusa para ser un poco mas reservadas de lo que habíamos sido en el Capitolio. Y tal vez ayude a explicar que poco se me ha visto en compañía de Brittany desde que se marcharon las cámaras.
Subo las escaleras hacia el cuarto de baño, donde un baño humeante me espera. Mi madre ha añadido una bolsita de flores secas que perfuma el aire. Ninguno de nosotros esta acostumbrada al lujo de abrir un grifo y tener un suministro sin limite de agua caliente entre los dedos. Solo teníamos fría en nuestra casa en la Veta, y un baño suponía hervir el resto sobre el fuego. Me desvisto y desciendo hacia el agua sedosa―mi madre también ha vertido algún tipo de aceite―e intento asumir la situación.
La primera cuestión es a quien contárselo, si es que a nadie. No a mi madre ni a Mich, obviamente; ellos solo enfermarían por la preocupación. No a Puck. Incluso aunque pudiera hablar con el. .Que haria con la información, en cualquier caso? Si estuviera solo, tal vez lo persuadiría para que huyera. Ciertamente podría sobrevivir en el bosque. Pero no esta solo y nunca dejaría a su familia. O a mi. Cuando llegue a casa tendré que decirle algo de por que nuestros domingos son cosa del pasado, pero no puedo pensar en que justo ahora. Solo en mi
próximo movimiento. Además, Puck esta ya tan furioso con el Capitolio que a veces pienso que va a arreglar su propio levantamiento. Lo ultimo que necesita es un incentivo. No, no puedo decirle a nadie lo que dejo detrás en el Distrito 12.
Aun hay gente en la que podría confiar, empezando por Kurt, mi estilista. Pero supongo que Kurt tal vez este ya en peligro, y no quiero meterlo en mas problemas por asociación conmigo. Después esta Brittany, quien sera mi compañera en este engaño, pero como empiezo esa conversación? “Eh, Brittany, te acuerdas de como te dije que habia estado mas o menos fingiendo estar enamorada de ti?.. Bueno, pues necesito de veras que te olvides de todo eso ahora y actúes super enamorada de mi o el presidente matara a Puck..” No puedo hacerlo. Además, Brittany actuara bien tanto si sabe lo que se juega como si no. Eso me deja a Sue.
La borracha, gruñona, peleonera Sue, sobre la cual acabo de verter un cuenco de agua helada. Como mentora mia en los Juegos era su deber mantenerme con vida. Solo espero que aun este por la labor.
Me deslizo mas abajo dentro del agua, dejando que bloquee todo sonido a mi alrededor. Desearía que la bañera se expandiera para que pudiera nadar, como solia hacer en los días cálidos de verano con mi padre. Esos días eran especiales. Nos iríamos temprano por la mañana y caminaríamos mas lejos de lo habitual por el bosque, hacia un pequeño lago que el habia encontrado mientras cazaba. Ni siquiera recuerdo aprender a nadar, de lo pequeña que era cuando me enseño. Solo recuerdo bucear, dando volteretas y chapoteando por allí. El fondo fangoso del lago bajo mis pies. El olor a flores y a verde. Flotar sobre la espalda, tal y
como estoy haciendo ahora, mirando al cielo azul mientras el bosque quedaba silenciado por el agua. El embolsaría las aves acuáticas que anidaban junto a la orilla, yo buscaría huevos entre la hierba, y ambos buscaríamos raíces en los bajios. Por la noche, cuando llegáramos a casa, mi madre fingiría no reconocerme por lo limpia que estaba. Después cocinaría una cena alucinante de pato asado y tubérculos al horno con salsa.
Nunca lleve a Puck al lago. Podría haberlo hecho. Lleva mucho tiempo ir allí, pero las aves acuáticas son presas tan fáciles que puedes recuperar el tiempo de caza perdido. Sin embargo, es un lugar que en realidad nunca he querido compartir con nadie, un lugar que nos pertenecía tan solo a mi padre y a mi. Desde los Juegos, cuando he tenido tan poco con que ocupar mis días, he ido allí un par de veces. La natación aun estaba bien, pero en lo fundamental la visita me deprimía. Durante el curso de los últimos cinco años, el lago esta remarcablemente incambiado y yo estoy casi irreconocible.
Incluso bajo el agua puedo oir los sonidos de la conmoción. Claxones de coches pitando, gritos de bienvenida, puertas cerrándose con portazos. Solo puede significar que mi comitiva ha llegado. Apenas tengo tiempo para secarme con una toalla y deslizarme dentro de un albornoz cuando mi equipo de preparación irrumpe en el cuarto de baño. No se cuestiona la privacidad. En lo que respecta a mi cuerpo, no tenemos secretos, estos tres y yo.
― !Santana, tus cejas! ― Grita Venia nada mas entrar, e incluso con los negros nubarrones cerniendose sobre mi, tengo que ahogar una carcajada. Su pelo aguamarina ha sido estilizado de modo que ahora sale disparado en puntas afiladas rodeándole toda la cabeza, y los tatuajes dorados que antes estaban confinados sobre sus cejas se han estirado hacia debajo de sus ojos, todo contribuyendo a la expresión de que literalmente la he dejado en shock.
Octavia viene y le da unos golpecitos a Venia en la espalda para calmarla, su cuerpo lleno de curvas pareciendo mas gordo de lo habitual junto a la figura delgada y angulosa de Venia.
― Calma, calma. Puedes arreglar eso en un periquete. Pero que voy a hacer yo con estas uñas?... ― Me agarra la mano y la aplana entre las dos suyas de color guisante. No, su piel ya no es exactamente verde guisante. Es mas como un ligero verde perenne. El cambio en el tono es sin duda un intento de estar en la cresta de la ola de las caprichosas modas del Capitolio. ― De verdad, Santana, ¡podrías haberme dejado algo con lo que trabajar!... ― Gimotea.
Es cierto. Me he mordido las unas muchísimo durante este ultimo par de meses. Pense en dejar el habito pero no podia encontrar una buena razón por la que debiera hacerlo.
― Perdón... ― Musito. No me habia pasado mucho tiempo preocupándome por como afectaría a mi equipo de preparación.
Flavius levanta varios mechones de mi pelo húmedo y enmarañado. Sacude la cabeza de forma desaprobadora, haciendo que sus tirabuzones naranjas se pongan a botar.
― Ha tocado alguien esto desde que nos viste por ultima vez?.. ― Pregunta
severamente.―Recuerda, te pedimos expresamente que no tocaras para nada tu pelo...
― !Si!... ― Digo, agradecida de poder demostrar que no los habia dado completamente por garantizados. ― Quiero decir, no, nadie lo ha cortado. Si que me acorde de eso... ― No, no me acorde. Es mas bien que nunca surgio el tema. Desde que he vuelto a casa, todo lo que he hecho ha sido ponerlo en su trenza habitual cayendo por mi espalda.
Esto parece aplacarlos, y todos me besan, me colocan sobre una silla en mi habitación y, como siempre, empiezan a hablar sin parar ni molestarse en saber si estoy escuchando.
Mientras Venia reinventa mis cejas y Octavia me pone uñas falsas y Flavius me frota pringue en el pelo, lo oigo todo sobre el Capitolio. Que exito fueron los Juegos, que aburridas han estado las cosas desde entonces, como nadie puede esperar a que Brittany y yo los visitemos de nuevo al final del Tour de la Victoria. Después de eso, el Capitolio no tardara mucho en empezar a prepararse para el Quarter Quell.
― No es emocionante?...
― No te sientes muy afortunada?...
― En tu primer año como vencedora, !y eres mentora en un Quarter Quell!..
Sus palabras se superponen en un borrón de excitación.
― Oh, si... ― Digo con voz neutra. Es lo mejor que consigo.
En un año normal, ser mentor de los tributos es material para pesadillas. Ahora no puedo caminar por el colegio sin preguntarme a que chica deberé entrenar. Pero para poner las cosas aun peor, este es el año de los Septuagesimo quintos Juegos del Hambre, y eso significa que también es un Quarter Quell. Suceden cada veinticinco años, señalando el aniversario de la derrota de los distritos con celebraciones supremas y, para mayor diversión, algún giro miserable para los tributos. Nunca he estado viva en ninguno, por supuesto. Pero recuerdo oir en el colegio que, en el segundo Quarter Quell, el Capitolio exigió que se enviara a la arena el doble de tributos, dos mujeres y dos hombres de cada Distrito. Los profesores no entran mucho mas en detalle, lo que es sorprendente, porque es el año en que la muy miembro del Distrito 12, Sue Silvester, gano la corona.
― !Mas vale que Sue se prepare para un montón de atención!.. ― Chilla Olivia.
Sue nunca me ha mencionado su experiencia personal en la arena. Yo nunca le
preguntaría. Y si alguna vez he visto sus Juegos televisados en las repeticiones, debia de ser demasiado pequeña para acordarme. Pero este año el Capitolio no le permitirá olvidar. En cierto modo, es algo bueno que tanto Brittany como yo estemos disponibles como mentores durante el Quell, porque es apuesta segura que Sue estara totalmente borracha.
Después de haber agotado el tema del Quarter Quell, mi equipo de preparación salta a algo totalmente distinto sobre sus vidas incomprensiblemente tontas. Quien dijo que sobre alguien del que nunca he oido nada y que tipo de zapatos acaban de comprar y una larga historia de Octavia de que gran error fue el hacer que todo el mundo llevara plumas a su fiesta de cumpleaños.
En poco tiempo me duelen las cejas, mi pelo esta suave y sedoso, y mis uñas están listas para ser pintadas. Aparentemente les han dado instrucciones de preparar solo mis manos y cara, probablemente porque todo lo demas estara cubierto en el clima frio. Flavius quiere de todo corazón usar su pintalabios personal de color morado conmigo pero se resigna a uno rosa mientras empiezan a darle color a mi rostro y uñas. Puedo ver por la paleta que Kurt ha ordenado que vamos a por algo infantil, no sexy. Eso es bueno. Nunca convenceré a nadie de
nada si estoy intentando ser provocativa. Sue lo dejo muy claro cuando me estaba
entrenando para mi entrevista en los Juegos.
Mi madre entra, algo tímidamente, y dice que Kurt le ha pedido que les ensene como preparo mi pelo el día de la cosecha. Responden con entusiasmo y luego miran, profundamente absortos, como empieza el proceso del elaborado peinado de trenzas. En el espejo puedo ver sus honestos rostros siguiendo cada movimiento que hace, lo entusiasmados que están cuando es su turno para intentar un paso. De hecho, los tres son tan prontamente respetuosos y atentos con mi madre que me siento mal por ir por ahi sintiéndome tan superior a ellos. .Quien sabe quien seria yo o de que hablaría si hubiera sido criada en el Capitolio? Tal vez mi mayor pesar habría sido el tener disfraces de plumas en mi cumpleaños.
Cuando mi pelo esta listo, encuentro a Kurt en el piso de abajo en el salón, y ya solo la visión de el me hace sentirme mas esperanzada. Se le ve igual que siempre, ropa sencilla pero algo mas colorida, un pantalón de cuero de color rojo, una camisa negra y un pañuelo rojo al cuello, pelomarron corto pero levantando el flequillo en un jopo, solo un poco de delineador dorado. Nos abrazamos, y apenas puedo reprimirme de soltarle todo el episodio con el Presidente Snow. Pero no, he decidido contárselo antes a Sue. Ella sabra mejor a quien cargar con eso. Sin embargo, es tan fácil hablar con Kurt. Recientemente, hemos estado hablando mucho por el teléfono que venia con la casa. Es como un chiste, porque casi nadie mas que conozcamos tiene uno. Esta Brittany, pero obviamente no la llamo. Sue arranco el suyo de la pared hace años. Mi amiga Quinn, la hija del alcalde,
tiene un teléfono en su casa, pero si queremos hablar, lo hacemos en persona, desde que llegue estamos muy unidas, incluso puedo decir que es mi amiga y una gran confidente, es una de las pocas personas dentro del distrito 12, que sabe en realidad que mi amorío con Brittany esta todo planeado, pero me costo que me crea, ella sigue empeñada en que no de las cosas por sentado. Al principio, el teléfono casi nunca se usaba. Después Kurt empezó a llamar para trabajar en mi talento.
Se supone que cada vencedor debe tener uno. Tu talento es la actividad a la que te dedicas ya que no tienes que trabajar ni en el colegio ni en la industria de tu distrito. Puede ser cualquier cosa, en realidad, cualquier cosa sobre la que puedan entrevistarte. Resulta que Britany tiene un talento de verdad, que es la pintura. Ha estado decorando esas tartas y galletas durante años en la panadería de su familia. Pero ahora que es rica, puede permitirse extender pintura de verdad sobre lienzos. Yo no tengo un talento, a no ser que cuentes cazar ilegalmente, y ellos no lo cuentan. O tal vez cantar, algo que no haria para el Capitolio ni en un
millón de años. Mi madre intento interesarme en una variedad de alternativas apropiadas de la lista que Rachel le envió. Cocinar, preparar flores, tocar la flauta. Ninguna de ellas cuajo, Mich sabe tocar la armónica y trato de enseñarme, pero no resulto.
Finalmente Kurt entro en escena y se ofreció a ayudarme a desarrollar mi pasión por diseñar ropa, la cual si que necesitaba desarrollo ya que era inexistente. Pero dije que si porque significaba hablar con Kurt, y el prometió hacer todo el trabajo.
Ahora esta colocando prendas de ropa, telas y cuadernos de bocetos con diseños que ha dibujado por todo mi salón. Cojo uno de los cuadernos y examino un vestido que supuestamente cree yo.
― Sabes, creo que soy muy prometedora... ― Digo.
― Vistete tu, cosa sin valor... ― Dice el, arrojándome un monton de ropa.
Tal vez no tenga interes en diseñar ropa pero adoro la que Kurt hace para mi. Como estos. Pantalones negros fluidos hechos de un material grueso y cálido. Una cómoda camisa blanca. Un jersey tejido de hebras verdes, azules y grises de lana suave como un gatito, que me cae desde un hombro. Botas de cuero con cordones que no me lastiman en la punta.
― Diseñe yo mi vestuario?... ― Pregunto.
― No, tu aspiras a diseñar tu vestuario y ser como yo, tu héroe de la moda... ― Dice Kurt. Me entrega un pequeño fajo de tarjetas. ―... Lee estas fuera de cámara cuando estén filmando la ropa. Intenta parecer interesada...
Justo entonces, Rachel Berry llega con una peluca naranja calabaza para recordarle a todo el mundo:
― !Tenemos un horario!...
Me besa en ambas mejillas mientras hace pasar a los cámaras, después me ordena en posición. Rachel es la única razón por la que llegamos a cualquier sitio a tiempo en el Capitolio, asi que intento complacerla. Empiezo a dar botes como un cachorro, sosteniendo las prendas y diciendo cosas sin importancia como “No te encanta?..” El equipo de sonido me graba leyendo de mis tarjetas con voz alegre para poder insertarlo, después me lanzan fuera de la habitación para poder filmar en paz los diseños que yo/Kurt hice/hizo.
Mich salio pronto del colegio debido al evento. Ahora esta en la cocina, siendo entrevistado por otro equipo. Se lo ve adorable son un pantalón de vestir negro, sus zapatos bien lustrados y una camisa azul celeste que resalta sus ojos, con su pelo rubio bien peinado hacia un lado. Esta un poco inclinado hacia delante sobre las puntas de sus Zapatos como si estuviera a punto de echarse a volar, como . . !Bam! Es como si alguien me golpeara de verdad en el pecho. Nadie lo ha hecho, por supuesto, pero el dolor es tan real que retrocedo un paso. Cierro con fuerza los ojos y no veo a Mich―veo a Rey, el niño de doce anos del Distrito 11 que fue mi aliado en la arena. El podia volar, como un pajaro, de árbol en árbol, sujetándose a las ramas mas finas. Rey, a quien no salve. A quien deje morir. Lo veo tirado en el suelo con la lanza aun clavada en el estomago . . .
A quien mas fracasare de salvar de la venganza del Capitolio? .Quien mas estara muerto si no satisfago al Presidente Snow?
Me doy cuenta de que Kurt esta tratando de ponerme un abrigo, asi que alzo los brazos. Siento el pelaje, por dentro y por fuera, enjaulandome. No es de un animal que haya visto nunca. “Armino”, me dice mientras acaricio la manga blanca. Guantes de cuero. Una brillante bufanda roja. Algo peludo me cubre las orejas.
― Estas volviendo a poner de moda las orejeras...
Odio las orejeras, pienso. Hacen que sea dificil oir y, ya que me quede sorda de un oido en la arena, me gustan todavía menos. Después de que ganara, el Capitolio reparo mi oido, pero de vez en cuando aun me descubro comprobando si funciona.
Mi madre se acerca corriendo con algo en la mano.
― Para la buena suerte... ― Dice.
Es la insignia que me dio Quinn antes de que marchara a los Juegos. Un sinsajo volando en un circulo de oro. Intente dárselo a Rey pero no quiso cogerlo. Dijo que la insignia habia sido la razón de que se decidiera a confiar en mi. Kurt la fija en el nudo de la bufanda. Rachel Berry esta cerca, dando palmadas.
― !Atención, todo el mundo! Estamos a punto de grabar el primer plano de exteriores, donde los vencedores se saludan al principio de su maravilloso viaje. Bien, Santana, gran sonrisa, estas muy excitada, verdad?.. ― No exagero cuando digo que me empuja por la puerta.
Por un momento no puedo ver bien por la nieve, que ahora esta cayendo con ganas. Después puedo ver que Brittany esta saliendo por la puerta de su casa con un zaco gris largo, un pantalon blanco, unas botas y un pañuelo largo al cuello. En mi cabeza oigo la directiva del Presidente Snow, “Convenceme a mi.” Y se que debo.
En mi rostro nace una enorme sonrisa y empiezo a caminar en dirección a Brittany. Después, como si no pudiera soportarlo ni un segundo mas, empiezo a correr. Ella me coge y me gira en el aire, luego patina y caemos sobre la nieve, yo sobre ella, y allí es donde compartimos nuestro primer beso en meses. Esta lleno de pelo, nieve y pintalabios, pero debajo de todo eso, puedo sentir la estabilidad que Brittany le da a todo. Y se que no estoy sola. A pesar de todo el daño que le he hecho, no me expondrá frente a la cámara. No me condenara con un beso poco entusiasta. Aun esta cuidando de mi. Tal y como hizo en la arena. De alguna forma ante esa idea me entran ganas de llorar. En vez de eso la ayudo a levantarse, introduzco mi guante en la curva de su brazo, y alegremente tiro de ella hacia delante para besarla de nuevo, separándonos entre risas mirando nuestro maquillaje corrido.
El resto del día es un borrón de ir a la estación, decirle adiós a todo el mundo, el tren saliendo, el viejo equipo―Brittany y yo, Rachel y Sue, Kurt y Mercedes, la estilista de Brittany―cenando una comida indescriptiblemente deliciosa que no recuerdo. Y después me pongo el pijama y un voluminoso albornoz, sentada en mi mullido compartimento, esperando a que se duerman los demas. Se que Sue estara despierta durante horas. No le gusta dormir cuando fuera esta oscuro.
Cuando el tren parece silencioso, me pongo las zapatillas y voy hasta su puerta. Tengo que llamar varias veces antes de que responda, con una mirada asesina, como si estuviera segura de que he traído malas noticias.
― Que quieres pechos falsos?... ― Dice, casi dejándome inconsciente con una nube de vapores de licor.
― Tengo que hablar contigo... ― Susurro.
― Ahora?... ― Pregunta. Asiento. ― Mas vale que sea bueno.. ― Ella espera, pero estoy segura de que cualquier palabra que digamos en un tren del Capitolio esta siendo grabada. ― ..Bien?.. ― Ladra.
El tren empieza a frenar y por un segundo pienso que el Presidente Snow me esta mirando y no aprueba que confíe en Sue y ha decidido seguir adelante y matarme ahora. Pero solo estamos parando para repostar.
― El aire en el tren esta muy viciado... ― Digo.
Es una frase inocente, pero veo que los ojos de Sue se estrechan con comprensión.
― Se lo que necesitas...
Pasa a mi lado y se va por el pasillo dando bandazos hasta una puerta. Cuando consigue abrirla, una ráfaga de nieve nos golpea. Se cae al suelo. Una encargada del Capitolio se apresura a ayudar, pero Sue rechaza su ayuda alegremente mientras sale a trompicones.
― Solo quiero algo de aire fresco. Solo sera un minuto...
― Perdón. Esta borracha... ― Digo a modo de disculpa. ― Yo la traeré... ― Salto abajo y voy tambaleándome por la vía detrás de ella, empapándome las zapatillas de nieve, mientras me dirige mas alla del final del tren donde nadie nos oira. Después se vuelve hacia mi.
― Que?..
Se lo cuento todo. Sobre la visita del presidente, sobre Puck, sobre como todos vamos a morir si fracaso.
Su expresión se vuelve sobria, envejece bajo el brillo de las luces rojas traseras.
― Entonces no puedes fracasar...
― Si solo pudieras ayudarme a salir adelante en este viaje . . . ― Empiezo.
― No, Santana, no es solo este viaje... ― Dice ella.
― Que quieres decir?..
― Incluso si salieras adelante ahora, volverán en otros pocos meses a llevarnos a todos a los Juegos. Tu y Brittay ahora seréis mentoras, cada año de ahora en adelante. Y cada año revistaran el romance y publicaran los detalles de vuestra vida privada, y nunca jamas podrás hacer nada que no sea vivir feliz para siempre con esa chica..
El pleno impacto de lo que esta diciendo me golpea. Nunca tendré una vida con Puck, ni aunque asi lo deseara, o con alguien mas. Nunca me permitirán vivir sola. Tendre que estar eternamente enamorada de Brittany. El Capitolio insistirá en ello. Tal vez tenga unos pocos años, porque todavía tengo dieciséis, para estar con mi madre y con Mich. Y después . . . y después . . .
― Entiendes lo que quiero decir?..― Me presiona.
Asiento. Quiere decir que solo hay un futuro, si quiero mantener a mis seres queridos con vida y seguir con vida yo misma. Tendré que casarme con Brittany.
Caminamos trabajosamente y en silencio de vuelta hacia el tren. En el pasillo fuera de mi puerta, Sue me da una palmadita en el hombro y dice:
― Podría haberte ido mucho peor, ya lo sabes...
Se va a su compartimento, llevándose el olor a vino consigo.
Ya en mi cuarto, me quito las zapatillas empapadas, el albornoz húmedo y el pijama. Hay mas en los cajones pero me limito a arrastrarme debajo de las mantas en mi ropa interior. Me quedo mirando a la oscuridad, pensando en mi conversación con Sue. Todo lo que ha dicho sobre las expectaciones del Capitolio es cierto, al igual que mi futuro con Brittany, e incluso su ultimo comentario. Por supuesto, podría haberme ido mucho peor que Brittany. Pero eso no es lo importante, o si? Una de las pocas libertades que tenemos en el Distrito 12 es el derecho a casarnos con quien nos plazca o a no casarnos en absoluto. Y ahora hasta eso me ha sido arrebatado. Me pregunto si el Presidente Snow insistirá en que tengamos hijos, tal vez tendremos que ir al Capitolio para que alguna se haga alguna inseminacion, ellos tienen todo allí para poder hacerlo, o seguramente Snow nos obligara a adoptar a alguno de los niños desamparados que van a parar al Distrito 5, todos los huérfanos van a parar ahí, huérfanos por las inexplicables desapariciones de sus padres, por supuesto nadie pregunta acerca de ello. Si adoptamos o si incluso tenemos un hijo propio, ellos tendrán que enfrentarse a la cosecha cada año. .
Y no seria todo un hito ver al hijo no solo de una, sino de dos vencedoras, elegido para la arena? Ha habido hijos de vencedores antes en el ring. Siempre es causa de mucha excitación y genera mucho de que hablar sobre como la suerte no esta de parte de esa familia. Pero sucede con demasiada frecuencia como para tratarse solo de suerte. Puck esta convencido de que el Capitolio lo hace a propósito, emana el sorteo para añadirle mas drama. Dados todos los problemas que he causado, probablemente haya garantizado a cualquier hijo que tuviera un puesto en los Juegos. Pienso en Sue, soltera, sin familia, ahogada en el mundo en la bebida. Podría haber elegido a cualquier hombre del distrito. Y eligió la soledad. No, no la soledad―eso suena muy pacifico. Mas como el confinamiento solitario. .Fue eso porque, habiendo estado en la arena, sabia que era mejor que arriesgarse a la alternativa? Yo tuve el gusto de probar esa alternativa cuando llamaron a Mich el día de la cosecha y lo vi caminar hacia el tablado para morir. Pero
como hermana suya pude ocupar su puesto, una opción prohibida a nuestra madre.
Mi mente busca alternativas frenéticamente. No puedo dejar que el Presidente Snow me condene a esto. Incluso aunque suponga terminar con mi vida. Antes que eso, sin embargo, intentaría huir. .Que harían si simplemente me esfumara? .Si desapareciera en el bosque y nunca mas volviera a salir?... Podría incluso llevar a todos mis seres queridos conmigo, empezar una nueva vida en la espesura? Muy poco probable pero no imposible.
Sacudo la cabeza para aclararla. Este no es el momento de hacer locos planes de escape. Tengo que concentrarme en el Tour de la Victoria. Los destinos de demasiadas personas dependen de que ofrezca un buen espectáculo.
...........................
El amanecer llega antes que el sueno, y allí esta Rachel, golpeando en mi puerta. Me pongo cualesquiera que sean las ropas que están en la parte de arriba del cajón y me arrastro hasta el vagón comedor. No veo que diferencia supone la hora a la que me levante, ya que este es día de viaje, pero después resulta que todos los arreglos de ayer solo eran para llevarme a la estación de tren. Hoy recibiré las atenciones de mi equipo de preparación.
― Por que? Hace demasiado frío como para enseñar nada... ― Gruño.
― No en el Distrito Once... ― Dice Rachel.
El Distrito 11. Nuestra primera parada. Preferiría empezar en cualquier otro distrito ya que este es el hogar de Rey. Pero asi no es como funciona el Tour de la Victoria. Habitualmente empieza en el Distrito 12 y después va en orden descendente de distrito hasta el 1, seguido del Capitolio. El distrito del vencedor se salta y se reserva para el final de todo. Ya que el 12 ofrece la celebración menos fabulosa de todas―habitualmente solo una cena para los tributos y un
rally de victoria en la plaza, donde nadie tiene pinta de estarse divirtiendo en lo mas mínimo―es probablemente mejor sacarnos de en medio tan pronto como sea posible. Este año, por primera vez desde que Sue gano, la parada final del tour sera el 12, y el Capitolio sera de lo mas generoso con las festividades.
Intento disfrutar de la comida tal y como dijo Hazelle. Esta claro que el personal de cocina esta tratando de complacerme. Han preparado mi favorito, estofado de cordero con ciruelas pasas, entre otras delicias. Zumo de naranja y una cafetera de humeante chocolate caliente me esperan en mi sitio. Asi que como mucho, y la comida esta mas alla de todo reproche, pero no se puede decir que la este disfrutando. También estoy enfadada porque no haya aparecido nadie mas que Rachel y yo.
― Donde están los demas?... ― Pregunto.
― Oh, quien sabe donde esta Sue... ― Dice Rachel. En realidad no esperaba a Sue porque probablemente este aun acostándose. ―...Kurt estuvo despierto hasta tarde organizando tu vagón de vestuario. Debe de tener mas de un centenar de vestidos para ti. Tu ropa de noche es exquisita. Y el equipo de Brittany probablemente aun este durmiendo...
― Ella no necesita preparación?...
― No tanta como tu... ella es toda una dama... ― Responde Rachel.
Que significa eso? Significa que me paso la mañana dejando que me arranquen el pelo del cuerpo mientras Brittany duerme hasta tarde. Tendría que haberme mantenido depilada, pero no estoy acostumbrada a eso, el dolor no es algo que me guste soportar, y hacerlo solo para ser admitida en el Capitolio, no me entusiasma mucho. No habia pensado mucho sobre ello, pero en la arena por lo menos algunos de los chicos pudieron quedarse con su vello corporal mientras que ninguna de las chicas pudo. Ahora puedo recordar como estaba Brittany, mientras la bañaba junto al arroyo. A ella no se le notaba ningún bello en el cuerpo, por mas que después de unos días a mi comenzó a crecerme un poco. Una vez estuvo limpia de barro y sangre no veia rastros de el, solo algunos lunares en su torso, tal vez es lampiña o su bello es tan rubio que a penas puede notarce. A ninguno de los chicos le creció la barba, y muchos eran lo bastante mayores como para que les creciera. Me pregunto que les hicieron, a Brittany tal vez le hicieron lo mismo, por eso no tenia bello, ¿Por que a mi no me hacen lo mismo, en vez de sufrir en manos de mi equipo?, le preguntare a Brittany en algún momento, tal vez cuando no me odie tanto.
Si yo me siento hecha trizas, mi equipo de preparacion parece estar en condiciones aun peores, bebiendo cafe a cubos y compartiendo pastillas de brillantes colores. Por lo que he visto, nunca se levantan antes de mediodía a no ser que haya algún tipo de emergencia nacional, como el pelo de mis piernas. Estaba tan contenta cuando también el volvió a crecer. Como si fuera una señal de que tal vez las cosas estuvieran volviendo a la normalidad.
Paso los dedos por el vello suave y ondulado de mis piernas y me entrego a mi equipo. Ninguno de ellos esta a la altura de su cháchara habitual, asi que puedo oir como cada cabello es arrancado de su folículo. Tengo que sumergirme en una bañera llena de una solución espesa y maloliente, mientras mi cara y mi pelo son embadurnadas con cremas. Dos baños mas siguen, con otros mejunjes menos ofensivos. Me depilan, refriegan y masajean hasta que quedo en carne viva.
Flavius me alza la barbilla y suspira.
― Es una vergüenza que Kurt dijera que no se te hicieran mas alteraciones...
― Si, podriamos convertirte en algo muy especial... ― Dice Octavia.
― Cuando sea mayor... ― Dice Venia casi amargamente. ― Entonces tendrá que dejarnos...
Hacer que? ..Hinchar mis labios como los del Presidente Snow?...Tatuarme el pecho? Tenir mi piel de magenta e implantarle gemas?..Ponerme garras curvas? ..O bigotes de gato? Vi todas esas cosas y mas en la gente del Capitolio. .Tienen la mas mínima idea de lo monstruosos que nos parecen a los demas?.. Ya suficiente tuve con mis implantes, y me llevo un tiempo acostumbrarme a ellos, al principio me molestaban un poco, la ropa no me quedaba, para escalar me estorbaban y tenia que soportar como me miraban lascivamente, especialmente FIggins. Ahora que ya convivo con ellos y me doy cuenta que no son tan malos, sino que me hacen sexi y deseable ―claro pero no me siento cómoda sintiendome deseable para todos, todavía no se a quien le quiero parecer deseable― ahora me gustan mas, pero no estoy lista para soportar otra modificación a mi cuerpo, no quiero..
La idea de ser abandonada a los caprichos de la moda de mi equipo de preparacion solo se suma a las miserias que compiten por mi atención―mi cuerpo explotado, mi falta de sueño, mi matrimonio obligatorio, y el terror de ser incapaz de satisfacer las demandas del Presidente Snow. Para cuando llego a la comida, donde Rachel, Kurt, Mercedes, Sue y Brittany han empezado sin mi, estoy demasiado hundida para hablar. Están delirando sobre la comida y lo bien que duermen en los trenes. Todo el mundo esta lleno de excitación por el tour. Bueno, todo el mundo excepto Sue. Ella esta mimando una resaca y mordisqueando una magdalena. Yo tampoco tengo mucha hambre, tal vez porque me llene de demasiadas cosas ricas esta mañana o tal vez porque estoy demasiado disgustada. Jugueteo con un cuenco de
caldo, comiendo tan solo una o dos cucharadas. Ni siquiera puedo mirar a Brittany―mi designada futura esposa―aunque ya se que nada de esto es culpa suya.
La gente se da cuenta, tratan de incluirme en la conversación, pero simplemente no les hago caso. En algún punto, el tren se detiene. Nuestro servidor anuncia que no sera tan solo una parada para repostar―alguna parte no funciona y tienen que sustituirla. Requerirá por lo menos una hora. Esto le provoca un ataque a Rachel. Saca su horario y empieza a trabajar en como el retraso impactara en cada evento durante el resto de nuestras vidas. Finalmente ya no puedo soportar seguir escuchándola.
― !A nadie le importa, Berry! ― Suelto. Todos en la mesa se me quedan mirando, incluso Sue, quien pensaría que estaría de mi parte en esta materia ya que Rachel la vuelve loca. Me pongo inmediatamente a la defensiva. ― !Bueno, a nadie le importa! ― Digo, y me levanto y abandono el vagón comedor.
El tren parece asfixiante de repente y ahora me estoy sintiendo definitivamente enferma. Encuentro la puerta de salida, la obligo a abrirse―activando algún tipo de alarma, la cual ignoro―y salto al suelo esperando aterrizar sobre nieve. Pero el aire es cálido y agradable sobre mi piel. Los arboles aun tienen hojas verdes. .Cuanto al sur hemos llegado en un día?
Camino por la via, guiñando los ojos ante el brillante sol, lamentando ya mis palabras a Rachel. Ella no es la culpable de mi presente aprieto. Debería volver y disculparme. Mi arrebato fue el colmo de los malos modales, y los modales le importan a ella profundamente. Pero mis pies siguen avanzando por la via, pasando el final del tren, dejándolo atrás. Un retraso de una hora. Puedo andar por lo menos veinte minutos en una dirección y volver con tiempo mas que de sobra. En vez de eso, después de un centenar de metros, me dejo caer al suelo y me siento allí, mirando a la distancia. Si tuviera arco y flechas, ¿me limitaría a seguir adelante?
Después de un rato oigo pisadas detrás de mi. Sera Sue, viniendo a reñirme. No es
que no lo merezca, pero aun asi no quiero oirla.
― No estoy de humor para sermones.. ― Aviso al manojo de hierbajos junto a mis pies.
― Tratare de ser breve... ― Brittany se sienta a mi lado.
― Pense que eras Sue.. ― Digo.
― No, aun esta trabajando en esa magdalena... ― Miro mientras Brittany cruza sus piernas en el suelo y agarra unas piedras. ― Un mal día, .eh?..
― No es nada... ― Digo.
Inspira profundamente.
― Mira, Santana, llevo un tiempo con la intención de hablarte sobre la forma de la que actúe en el tren. Quiero decir, el ultimo tren. El que nos trajo a casa. Yo sabia que tu tenias algo con Puck... Estaba celosa de el incluso antes de conocerte oficialmente... Y no fue justo atarte a nada que sucediera en los Juegos... No fue mi intención atarte en una relación con otra chica, ni siquiera me detuve a pensar en como eso te afectaría.. Lo siento...
Su disculpa me toma por sorpresa. Es cierto que Brittany rompió toda relación conmigo después de que le confesara que mi amor por ella durante los Juegos era algo asi como una actuación. En la arena, habia jugado con ese ángulo de interpretación todo lo que habia podido. Habian veces en que sinceramente no sabia como me sentia con respecto a ella. En realidad todavía no lo se.
― Yo también lo siento... ― Digo. No estoy segura de por que, exactamente. Tal vez porque hay una probabilidad muy real de que este a punto de destruirla.
― No hay nada por lo que debas disculparte. Solo nos estabas manteniendo con vida. Pero no quiero que sigamos asi, ignorándonos mutuamente en la vida real y cayendo sobre la nieve cada vez que hay una cámara cerca. Asi que pense que si dejaba de estar tan, ya sabes, herida, podriamos intentar ser amigas...
Amiga de Brittany, eso no me lo habia planteado. Todos mis amigos probablemente vayan a terminar muertos, pero rechazar a Brittany no la va a mantener con vida.
― Vale... ― Digo. Su ofrecimiento si consigue hacer que me sienta mejor. De alguna forma, menos mentirosa. Habría sido bonito si me hubiera venido con esto antes, antes de que supiera que el Presidente Snow tenia otros planes y que ser solo amigas ya no era una opción para nosotras. Pero aun asi, me alegra que estemos hablando de nuevo, no me habia dado cuenta de como la extrañaba de alguna manera todo este tiempo.
― Asi que, que es lo que va mal?... ― Pregunta.
No puedo decírselo. Jugueteo con el manojo de hierbajos.
― Empecemos con algo mas básico. .No es raro que sepa que arriesgarías tu vida para salvar la mia . . . pero que no sepa cual es tu color favorito?... ― Dice.
Una sonrisa llega a mis labios, al verla sonreir.
― Verde. .Cual es el tuyo?...
― Naranja...
― Naranja?... Como el pelo de Rachel?..
― Un poco mas apagado . . . Mas como . . . el atardecer...
El atardecer. Puedo verlo de inmediato, el aro del sol en descenso, el cielo surcado por suaves tonos naranjas. Precioso. Recuerdo la galleta del lirio atigrado y, ahora que Brittany esta volviendo a dirigirme la palabra, apenas si consigo no contarle toda la historia del Presidente Snow. Pero Sue dijo que no. Es mejor atenerse a trivialidades.
― Sabes, todo el mundo esta delirando con tus pinturas. Me siento mal por no haberlas visto... ― Digo.
― Bueno, tengo un vagón lleno de ellas... ― Se levanta y me ofrece la mano. ― Vamos...
Es bueno sentir de nuevo sus dedos entrelazados con los mios, no por el espectáculo sino por autentica amistad, y anelaba tanto esa cálides y seguridad que me da, tan solo al sostenerme la mano. Volvemos al tren de la mano. En la puerta, me acuerdo.
― Antes tengo que disculparme con Rachel...
― No temas pasarte de largo... ― Me dice Brittany.
Asi que cuando volvemos al vagon comedor, donde los demas aun están comiendo, le ofrezco a Rachel una disculpa que creo que es muy exagerada pero que en su mente probablemente apenas si pueda compensar por mi falta a la etiqueta. Para crédito suyo, Rachel la acepta graciosamente. Dice que esta claro que estoy bajo mucha presión. Y sus comentarios sobre la necesidad de que alguien este pendiente de los horarios solo duran cinco minutos. De verdad, he salido fácilmente de esta.
Cuando Rachel acaba, Brittany me dirige unos vagones mas abajo para ver sus cuadros. No se lo que estaba esperando. Versiones mas grandes de las galletas de flores, tal vez. Pero esto es algo completamente diferente. Brittany ha pintado los Juegos.
De algunos no te darias cuenta al momento, si no hubieras estado con el en la arena en persona. El agua goteando por las grietas de nuestra cueva. El lecho seco del estanque. Un par de manos, las suyas, escarbando en busca de raíces. Otros que cualquier espectador reconocería. El cuerno dorado llamado la Cornucopia. Kitty ordenando los cuchillos dentro de su chaqueta. Uno de los mutos, sin duda el rubio y de ojos verdes que se suponía debía ser Hanna, gruñendo mientras se acercaba a nosotras. Y yo. Yo estoy por todas partes. Arriba en un árbol. Golpeando una camisa contra las piedras en el arroyo. Tumbada e inconsciente sobre un charco de sangre. Y una que no puedo situar―tal vez es asi como me veia cuando su fiebre estaba alta―emergiendo de una niebla plateada y tonos oscuros que combinan exactamente con mis ojos.
― Que opinas?... ― Pregunta.
― Los odio... ― Digo. Casi puedo oler la sangre, el polvo, el aliento antinatural del muto. ―..Todo lo que yo hago es ir por ahí intentando olvidarme de la arena y tu la has devuelto a la vida. .Como recuerdas estas cosas con tanta exactitud?..
― Las veo cada noche... ― Dice ella.
Se a lo que se refiere. Las pesadillas―a las que no era ajena antes de los Juegos― ahora me asedian cada vez que me duermo. Pero la antigua estándar, la de mi padre explotando en pedazos en las minas, es escasa. En vez de eso revivo versiones de lo que sucedió en la arena. Mi inútil intento de salvar a Rey. Brittany sangrando a muerte. El cuerpo hinchado de Hanna desintegrándose entre mis manos. El horrible final de Sebastian con las mutaciones. Estos son los
visitantes mas frecuentes.
― Yo también. .Esto ayuda?... Pintarlas?...
― No lo se. Creo que estoy algo menos asustada de ir a dormir por las noches, o me digo a mi misma que lo estoy... ― Dice. ― Pero no se han ido a ninguna parte...
― Tal vez no lo haran. Las de Sue no lo han hecho... ― Sue no lo dice, pero estoy segura de que esa es la razón por la que no le gusta dormir en la oscuridad.
― No.. Pero para mi, es mejor despertarme con un pincel que con un cuchillo en la mano.... ― Dice. ― Asi que, de verdad los odias?..
― Si. Pero son extraordinarios. De verdad... ― Digo. Y lo son. Pero ya no quiero mirarlos mas. ― Vamos, ya casi estamos en el Distrito Once. Vamos a echarle un vistazo...
Vamos al ultimo vagón del tren. Hay sillas y sofas para sentarse, pero lo que es
extraordinario es que las ventanas traseras se retraen hacia el techo asi que estas en el exterior, al aire libre. Inmensos campos abiertos con manadas de ganado vacuno pastando en ellos. Tan distinto a nuestro hogar lleno de bosque. Reducimos un poco la velocidad y creo que vamos a hacer otra parada, cuando la verja se alza ante nosotros. Alzándose por lo menos a diez metros de altura y coronada por espirales retorcidas de alambre de espino, hace que la nuestra del Distrito 12 parezca infantil. Mis ojos rápidamente inspeccionan la base, que esta
alineada con enormes placas de metal. No habria forma de salir por debajo de esas, no habria forma de escaparse a cazar. Despues veo las torres de vigia, colocadas a intervalos regulares, ocupadas por guardias armados, tan fuera de lugar entre los campos de flores salvajes que los rodean.
― Esto es diferente... ― Dice Brittany.
Rey si me habia dado la impresión de que las reglas en el Distrito 11 se forzaban de forma mas agresiva. Pero nunca habia imaginado algo como esto.
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...Holaaa chicas... de nuevo con otra actualizacion.. no se sabe todavia los sentimientos de Santana por Brittany, sigue sin saber que es lo que sintio todo este tiempo, si era todo para las camaras o no, tampoco sabe muy bien que pasa con Puck, por lo que en algunos capitulos mas no vamos a enterarnos...
mañana vuelvo nuevamente con otra actualizacion, gracias por sus comentarios...
Besotes...
Después la puerta se cierra tras el.
El olor a sangre . . . estaba en su aliento. Que es lo que hace? Pienso. Beberla? Me lo imagino bebiéndola en una taza de te. Mojando una galletita y sacándola goteando rojo.
En el exterior de la ventana, el coche vuelve a la vida, suave y silencioso como el ronroneo de un gato, después desaparece en la distancia. Se va tal y como llego, sin llamar la atención. La habitación parece estar dando vueltas lentas y torcidas, y me pregunto si quizás me voy a desmayar. Me inclino hacia delante y me aferro al escritorio con una mano. La otra aun sostiene la preciosa galleta de Brittany. Creo que tenia un lirio atigrado encima, pero ahora esta reducida a migas en mi puo. Ni siquiera sabia que la estuviera aplastando, pero supongo que tenia que sujetarme a algo cuando mi mundo se salia fuera de control.
Una visita del Presidente Snow. Distritos al borde de levantamientos. Una amenaza de muerte directa hacia Puck, con otras que la seguirían. Todos a quienes quiero condenados. .Y quien sabe quien mas pagara por mis acciones? A no ser que le de la vuelta a las cosas en este tour. Aquietar el descontento y tranquilizar la mente del presidente. .Y como? Demostrando al país sin sombra de duda que amo a Brittany Pierce.
No puedo hacerlo, pienso. No soy tan buena. Brittany es la buena, la que gusta. Puede hacer que la gente se crea cualquier cosa. Yo soy la que se calla y se sienta y deja que ella hable por las dos tanto como sea posible. Pero no es Brittany quien tiene que demostrar su devoción. Soy yo.
Oigo las pisadas rápidas y silenciosas de mi madre en el pasillo. Ella no puede saberlo, pienso. No puede saber nada de esto. Levanto mis manos sobre la bandeja y me sacudo rápidamente los trocitos de galleta de mi palma y mis dedos. Agitada, tomo un sorbo de mi te.
― Esta todo bien, Santana?.. ― Pregunta.
― Esta bien. Nunca lo vemos en televisión, pero el presidente siempre visita a los vencedores antes del tour para desearles suerte... ― Digo alegremente.
El rostro de mi madre se llena de alivio.
― Oh.. Pense que habia algún tipo de problema...
― No, en absoluto. El problema empezara cuando mi equipo de preparación vea como he dejado que mis cejas vuelvan a crecer... ― Mi madre se rie, y pienso sobre como no hubo vuelta atras una vez empecé a cuidar de mi familia cuando tenia once años. Como siempre tendré que protegerla.
― Por que no empiezas tu baño?.. ― Pregunta.
― Genial... ― Digo, y puedo ver que satisfecha esta por mi respuesta.
Desde que volví a casa he estado intentando mucho arreglar la relación con mi madre. Pidiéndole que haga cosas por mi en vez de rechazar cualquier ofrecimiento de ayuda como habia hecho durante años por la ira. Dejarle administrar todo el dinero que gane. Devolverle los abrazos en vez de tolerarlos. Mi tiempo en la arena me hizo darme cuenta de como tenia que dejar de castigarla por lo que no podia evitar, específicamente la horrible depresión en que habia caído tras la muerte de mi padre. Porque a veces a las personas les pasan cosas y no están preparadas para lidiar con ellas.
Como yo, por ejemplo. Justo ahora.
Además, hay una cosa maravillosa que hizo cuando volví al distrito. Después de que
nuestras familias y amigos nos hubieran recibido a Brittany y a mi en la estación de tren, hubo varias preguntas que se les permitió a los reporteros. Alguien le pregunto a mi madre que pensaba de mi nueva novia, como se sentía al saber que su hija estaba en una relación con otra chica, y si me apoyaba, y ella respondió que, no le importaba que Brittany era mujer, me quería por sobre todo y no le importaba de quien me enamorara, solo que yo fuera feliz, pero aunque Brittany era la modelo exacta de lo que cualquier jovencita debería ser, yo aun no era lo bastante mayor como para tener novia o novio en absoluto. Hubo muchas risas y comentarios como “Alguien esta en problemas” por parte de la prensa, y Brittany dejo caer mi mano y se aparto ligeramente de mi. Eso no duro mucho―habia demasiada presión para actuar de otra forma―pero nos dio una excusa para ser un poco mas reservadas de lo que habíamos sido en el Capitolio. Y tal vez ayude a explicar que poco se me ha visto en compañía de Brittany desde que se marcharon las cámaras.
Subo las escaleras hacia el cuarto de baño, donde un baño humeante me espera. Mi madre ha añadido una bolsita de flores secas que perfuma el aire. Ninguno de nosotros esta acostumbrada al lujo de abrir un grifo y tener un suministro sin limite de agua caliente entre los dedos. Solo teníamos fría en nuestra casa en la Veta, y un baño suponía hervir el resto sobre el fuego. Me desvisto y desciendo hacia el agua sedosa―mi madre también ha vertido algún tipo de aceite―e intento asumir la situación.
La primera cuestión es a quien contárselo, si es que a nadie. No a mi madre ni a Mich, obviamente; ellos solo enfermarían por la preocupación. No a Puck. Incluso aunque pudiera hablar con el. .Que haria con la información, en cualquier caso? Si estuviera solo, tal vez lo persuadiría para que huyera. Ciertamente podría sobrevivir en el bosque. Pero no esta solo y nunca dejaría a su familia. O a mi. Cuando llegue a casa tendré que decirle algo de por que nuestros domingos son cosa del pasado, pero no puedo pensar en que justo ahora. Solo en mi
próximo movimiento. Además, Puck esta ya tan furioso con el Capitolio que a veces pienso que va a arreglar su propio levantamiento. Lo ultimo que necesita es un incentivo. No, no puedo decirle a nadie lo que dejo detrás en el Distrito 12.
Aun hay gente en la que podría confiar, empezando por Kurt, mi estilista. Pero supongo que Kurt tal vez este ya en peligro, y no quiero meterlo en mas problemas por asociación conmigo. Después esta Brittany, quien sera mi compañera en este engaño, pero como empiezo esa conversación? “Eh, Brittany, te acuerdas de como te dije que habia estado mas o menos fingiendo estar enamorada de ti?.. Bueno, pues necesito de veras que te olvides de todo eso ahora y actúes super enamorada de mi o el presidente matara a Puck..” No puedo hacerlo. Además, Brittany actuara bien tanto si sabe lo que se juega como si no. Eso me deja a Sue.
La borracha, gruñona, peleonera Sue, sobre la cual acabo de verter un cuenco de agua helada. Como mentora mia en los Juegos era su deber mantenerme con vida. Solo espero que aun este por la labor.
Me deslizo mas abajo dentro del agua, dejando que bloquee todo sonido a mi alrededor. Desearía que la bañera se expandiera para que pudiera nadar, como solia hacer en los días cálidos de verano con mi padre. Esos días eran especiales. Nos iríamos temprano por la mañana y caminaríamos mas lejos de lo habitual por el bosque, hacia un pequeño lago que el habia encontrado mientras cazaba. Ni siquiera recuerdo aprender a nadar, de lo pequeña que era cuando me enseño. Solo recuerdo bucear, dando volteretas y chapoteando por allí. El fondo fangoso del lago bajo mis pies. El olor a flores y a verde. Flotar sobre la espalda, tal y
como estoy haciendo ahora, mirando al cielo azul mientras el bosque quedaba silenciado por el agua. El embolsaría las aves acuáticas que anidaban junto a la orilla, yo buscaría huevos entre la hierba, y ambos buscaríamos raíces en los bajios. Por la noche, cuando llegáramos a casa, mi madre fingiría no reconocerme por lo limpia que estaba. Después cocinaría una cena alucinante de pato asado y tubérculos al horno con salsa.
Nunca lleve a Puck al lago. Podría haberlo hecho. Lleva mucho tiempo ir allí, pero las aves acuáticas son presas tan fáciles que puedes recuperar el tiempo de caza perdido. Sin embargo, es un lugar que en realidad nunca he querido compartir con nadie, un lugar que nos pertenecía tan solo a mi padre y a mi. Desde los Juegos, cuando he tenido tan poco con que ocupar mis días, he ido allí un par de veces. La natación aun estaba bien, pero en lo fundamental la visita me deprimía. Durante el curso de los últimos cinco años, el lago esta remarcablemente incambiado y yo estoy casi irreconocible.
Incluso bajo el agua puedo oir los sonidos de la conmoción. Claxones de coches pitando, gritos de bienvenida, puertas cerrándose con portazos. Solo puede significar que mi comitiva ha llegado. Apenas tengo tiempo para secarme con una toalla y deslizarme dentro de un albornoz cuando mi equipo de preparación irrumpe en el cuarto de baño. No se cuestiona la privacidad. En lo que respecta a mi cuerpo, no tenemos secretos, estos tres y yo.
― !Santana, tus cejas! ― Grita Venia nada mas entrar, e incluso con los negros nubarrones cerniendose sobre mi, tengo que ahogar una carcajada. Su pelo aguamarina ha sido estilizado de modo que ahora sale disparado en puntas afiladas rodeándole toda la cabeza, y los tatuajes dorados que antes estaban confinados sobre sus cejas se han estirado hacia debajo de sus ojos, todo contribuyendo a la expresión de que literalmente la he dejado en shock.
Octavia viene y le da unos golpecitos a Venia en la espalda para calmarla, su cuerpo lleno de curvas pareciendo mas gordo de lo habitual junto a la figura delgada y angulosa de Venia.
― Calma, calma. Puedes arreglar eso en un periquete. Pero que voy a hacer yo con estas uñas?... ― Me agarra la mano y la aplana entre las dos suyas de color guisante. No, su piel ya no es exactamente verde guisante. Es mas como un ligero verde perenne. El cambio en el tono es sin duda un intento de estar en la cresta de la ola de las caprichosas modas del Capitolio. ― De verdad, Santana, ¡podrías haberme dejado algo con lo que trabajar!... ― Gimotea.
Es cierto. Me he mordido las unas muchísimo durante este ultimo par de meses. Pense en dejar el habito pero no podia encontrar una buena razón por la que debiera hacerlo.
― Perdón... ― Musito. No me habia pasado mucho tiempo preocupándome por como afectaría a mi equipo de preparación.
Flavius levanta varios mechones de mi pelo húmedo y enmarañado. Sacude la cabeza de forma desaprobadora, haciendo que sus tirabuzones naranjas se pongan a botar.
― Ha tocado alguien esto desde que nos viste por ultima vez?.. ― Pregunta
severamente.―Recuerda, te pedimos expresamente que no tocaras para nada tu pelo...
― !Si!... ― Digo, agradecida de poder demostrar que no los habia dado completamente por garantizados. ― Quiero decir, no, nadie lo ha cortado. Si que me acorde de eso... ― No, no me acorde. Es mas bien que nunca surgio el tema. Desde que he vuelto a casa, todo lo que he hecho ha sido ponerlo en su trenza habitual cayendo por mi espalda.
Esto parece aplacarlos, y todos me besan, me colocan sobre una silla en mi habitación y, como siempre, empiezan a hablar sin parar ni molestarse en saber si estoy escuchando.
Mientras Venia reinventa mis cejas y Octavia me pone uñas falsas y Flavius me frota pringue en el pelo, lo oigo todo sobre el Capitolio. Que exito fueron los Juegos, que aburridas han estado las cosas desde entonces, como nadie puede esperar a que Brittany y yo los visitemos de nuevo al final del Tour de la Victoria. Después de eso, el Capitolio no tardara mucho en empezar a prepararse para el Quarter Quell.
― No es emocionante?...
― No te sientes muy afortunada?...
― En tu primer año como vencedora, !y eres mentora en un Quarter Quell!..
Sus palabras se superponen en un borrón de excitación.
― Oh, si... ― Digo con voz neutra. Es lo mejor que consigo.
En un año normal, ser mentor de los tributos es material para pesadillas. Ahora no puedo caminar por el colegio sin preguntarme a que chica deberé entrenar. Pero para poner las cosas aun peor, este es el año de los Septuagesimo quintos Juegos del Hambre, y eso significa que también es un Quarter Quell. Suceden cada veinticinco años, señalando el aniversario de la derrota de los distritos con celebraciones supremas y, para mayor diversión, algún giro miserable para los tributos. Nunca he estado viva en ninguno, por supuesto. Pero recuerdo oir en el colegio que, en el segundo Quarter Quell, el Capitolio exigió que se enviara a la arena el doble de tributos, dos mujeres y dos hombres de cada Distrito. Los profesores no entran mucho mas en detalle, lo que es sorprendente, porque es el año en que la muy miembro del Distrito 12, Sue Silvester, gano la corona.
― !Mas vale que Sue se prepare para un montón de atención!.. ― Chilla Olivia.
Sue nunca me ha mencionado su experiencia personal en la arena. Yo nunca le
preguntaría. Y si alguna vez he visto sus Juegos televisados en las repeticiones, debia de ser demasiado pequeña para acordarme. Pero este año el Capitolio no le permitirá olvidar. En cierto modo, es algo bueno que tanto Brittany como yo estemos disponibles como mentores durante el Quell, porque es apuesta segura que Sue estara totalmente borracha.
Después de haber agotado el tema del Quarter Quell, mi equipo de preparación salta a algo totalmente distinto sobre sus vidas incomprensiblemente tontas. Quien dijo que sobre alguien del que nunca he oido nada y que tipo de zapatos acaban de comprar y una larga historia de Octavia de que gran error fue el hacer que todo el mundo llevara plumas a su fiesta de cumpleaños.
En poco tiempo me duelen las cejas, mi pelo esta suave y sedoso, y mis uñas están listas para ser pintadas. Aparentemente les han dado instrucciones de preparar solo mis manos y cara, probablemente porque todo lo demas estara cubierto en el clima frio. Flavius quiere de todo corazón usar su pintalabios personal de color morado conmigo pero se resigna a uno rosa mientras empiezan a darle color a mi rostro y uñas. Puedo ver por la paleta que Kurt ha ordenado que vamos a por algo infantil, no sexy. Eso es bueno. Nunca convenceré a nadie de
nada si estoy intentando ser provocativa. Sue lo dejo muy claro cuando me estaba
entrenando para mi entrevista en los Juegos.
Mi madre entra, algo tímidamente, y dice que Kurt le ha pedido que les ensene como preparo mi pelo el día de la cosecha. Responden con entusiasmo y luego miran, profundamente absortos, como empieza el proceso del elaborado peinado de trenzas. En el espejo puedo ver sus honestos rostros siguiendo cada movimiento que hace, lo entusiasmados que están cuando es su turno para intentar un paso. De hecho, los tres son tan prontamente respetuosos y atentos con mi madre que me siento mal por ir por ahi sintiéndome tan superior a ellos. .Quien sabe quien seria yo o de que hablaría si hubiera sido criada en el Capitolio? Tal vez mi mayor pesar habría sido el tener disfraces de plumas en mi cumpleaños.
Cuando mi pelo esta listo, encuentro a Kurt en el piso de abajo en el salón, y ya solo la visión de el me hace sentirme mas esperanzada. Se le ve igual que siempre, ropa sencilla pero algo mas colorida, un pantalón de cuero de color rojo, una camisa negra y un pañuelo rojo al cuello, pelomarron corto pero levantando el flequillo en un jopo, solo un poco de delineador dorado. Nos abrazamos, y apenas puedo reprimirme de soltarle todo el episodio con el Presidente Snow. Pero no, he decidido contárselo antes a Sue. Ella sabra mejor a quien cargar con eso. Sin embargo, es tan fácil hablar con Kurt. Recientemente, hemos estado hablando mucho por el teléfono que venia con la casa. Es como un chiste, porque casi nadie mas que conozcamos tiene uno. Esta Brittany, pero obviamente no la llamo. Sue arranco el suyo de la pared hace años. Mi amiga Quinn, la hija del alcalde,
tiene un teléfono en su casa, pero si queremos hablar, lo hacemos en persona, desde que llegue estamos muy unidas, incluso puedo decir que es mi amiga y una gran confidente, es una de las pocas personas dentro del distrito 12, que sabe en realidad que mi amorío con Brittany esta todo planeado, pero me costo que me crea, ella sigue empeñada en que no de las cosas por sentado. Al principio, el teléfono casi nunca se usaba. Después Kurt empezó a llamar para trabajar en mi talento.
Se supone que cada vencedor debe tener uno. Tu talento es la actividad a la que te dedicas ya que no tienes que trabajar ni en el colegio ni en la industria de tu distrito. Puede ser cualquier cosa, en realidad, cualquier cosa sobre la que puedan entrevistarte. Resulta que Britany tiene un talento de verdad, que es la pintura. Ha estado decorando esas tartas y galletas durante años en la panadería de su familia. Pero ahora que es rica, puede permitirse extender pintura de verdad sobre lienzos. Yo no tengo un talento, a no ser que cuentes cazar ilegalmente, y ellos no lo cuentan. O tal vez cantar, algo que no haria para el Capitolio ni en un
millón de años. Mi madre intento interesarme en una variedad de alternativas apropiadas de la lista que Rachel le envió. Cocinar, preparar flores, tocar la flauta. Ninguna de ellas cuajo, Mich sabe tocar la armónica y trato de enseñarme, pero no resulto.
Finalmente Kurt entro en escena y se ofreció a ayudarme a desarrollar mi pasión por diseñar ropa, la cual si que necesitaba desarrollo ya que era inexistente. Pero dije que si porque significaba hablar con Kurt, y el prometió hacer todo el trabajo.
Ahora esta colocando prendas de ropa, telas y cuadernos de bocetos con diseños que ha dibujado por todo mi salón. Cojo uno de los cuadernos y examino un vestido que supuestamente cree yo.
― Sabes, creo que soy muy prometedora... ― Digo.
― Vistete tu, cosa sin valor... ― Dice el, arrojándome un monton de ropa.
Tal vez no tenga interes en diseñar ropa pero adoro la que Kurt hace para mi. Como estos. Pantalones negros fluidos hechos de un material grueso y cálido. Una cómoda camisa blanca. Un jersey tejido de hebras verdes, azules y grises de lana suave como un gatito, que me cae desde un hombro. Botas de cuero con cordones que no me lastiman en la punta.
― Diseñe yo mi vestuario?... ― Pregunto.
― No, tu aspiras a diseñar tu vestuario y ser como yo, tu héroe de la moda... ― Dice Kurt. Me entrega un pequeño fajo de tarjetas. ―... Lee estas fuera de cámara cuando estén filmando la ropa. Intenta parecer interesada...
Justo entonces, Rachel Berry llega con una peluca naranja calabaza para recordarle a todo el mundo:
― !Tenemos un horario!...
Me besa en ambas mejillas mientras hace pasar a los cámaras, después me ordena en posición. Rachel es la única razón por la que llegamos a cualquier sitio a tiempo en el Capitolio, asi que intento complacerla. Empiezo a dar botes como un cachorro, sosteniendo las prendas y diciendo cosas sin importancia como “No te encanta?..” El equipo de sonido me graba leyendo de mis tarjetas con voz alegre para poder insertarlo, después me lanzan fuera de la habitación para poder filmar en paz los diseños que yo/Kurt hice/hizo.
Mich salio pronto del colegio debido al evento. Ahora esta en la cocina, siendo entrevistado por otro equipo. Se lo ve adorable son un pantalón de vestir negro, sus zapatos bien lustrados y una camisa azul celeste que resalta sus ojos, con su pelo rubio bien peinado hacia un lado. Esta un poco inclinado hacia delante sobre las puntas de sus Zapatos como si estuviera a punto de echarse a volar, como . . !Bam! Es como si alguien me golpeara de verdad en el pecho. Nadie lo ha hecho, por supuesto, pero el dolor es tan real que retrocedo un paso. Cierro con fuerza los ojos y no veo a Mich―veo a Rey, el niño de doce anos del Distrito 11 que fue mi aliado en la arena. El podia volar, como un pajaro, de árbol en árbol, sujetándose a las ramas mas finas. Rey, a quien no salve. A quien deje morir. Lo veo tirado en el suelo con la lanza aun clavada en el estomago . . .
A quien mas fracasare de salvar de la venganza del Capitolio? .Quien mas estara muerto si no satisfago al Presidente Snow?
Me doy cuenta de que Kurt esta tratando de ponerme un abrigo, asi que alzo los brazos. Siento el pelaje, por dentro y por fuera, enjaulandome. No es de un animal que haya visto nunca. “Armino”, me dice mientras acaricio la manga blanca. Guantes de cuero. Una brillante bufanda roja. Algo peludo me cubre las orejas.
― Estas volviendo a poner de moda las orejeras...
Odio las orejeras, pienso. Hacen que sea dificil oir y, ya que me quede sorda de un oido en la arena, me gustan todavía menos. Después de que ganara, el Capitolio reparo mi oido, pero de vez en cuando aun me descubro comprobando si funciona.
Mi madre se acerca corriendo con algo en la mano.
― Para la buena suerte... ― Dice.
Es la insignia que me dio Quinn antes de que marchara a los Juegos. Un sinsajo volando en un circulo de oro. Intente dárselo a Rey pero no quiso cogerlo. Dijo que la insignia habia sido la razón de que se decidiera a confiar en mi. Kurt la fija en el nudo de la bufanda. Rachel Berry esta cerca, dando palmadas.
― !Atención, todo el mundo! Estamos a punto de grabar el primer plano de exteriores, donde los vencedores se saludan al principio de su maravilloso viaje. Bien, Santana, gran sonrisa, estas muy excitada, verdad?.. ― No exagero cuando digo que me empuja por la puerta.
Por un momento no puedo ver bien por la nieve, que ahora esta cayendo con ganas. Después puedo ver que Brittany esta saliendo por la puerta de su casa con un zaco gris largo, un pantalon blanco, unas botas y un pañuelo largo al cuello. En mi cabeza oigo la directiva del Presidente Snow, “Convenceme a mi.” Y se que debo.
En mi rostro nace una enorme sonrisa y empiezo a caminar en dirección a Brittany. Después, como si no pudiera soportarlo ni un segundo mas, empiezo a correr. Ella me coge y me gira en el aire, luego patina y caemos sobre la nieve, yo sobre ella, y allí es donde compartimos nuestro primer beso en meses. Esta lleno de pelo, nieve y pintalabios, pero debajo de todo eso, puedo sentir la estabilidad que Brittany le da a todo. Y se que no estoy sola. A pesar de todo el daño que le he hecho, no me expondrá frente a la cámara. No me condenara con un beso poco entusiasta. Aun esta cuidando de mi. Tal y como hizo en la arena. De alguna forma ante esa idea me entran ganas de llorar. En vez de eso la ayudo a levantarse, introduzco mi guante en la curva de su brazo, y alegremente tiro de ella hacia delante para besarla de nuevo, separándonos entre risas mirando nuestro maquillaje corrido.
El resto del día es un borrón de ir a la estación, decirle adiós a todo el mundo, el tren saliendo, el viejo equipo―Brittany y yo, Rachel y Sue, Kurt y Mercedes, la estilista de Brittany―cenando una comida indescriptiblemente deliciosa que no recuerdo. Y después me pongo el pijama y un voluminoso albornoz, sentada en mi mullido compartimento, esperando a que se duerman los demas. Se que Sue estara despierta durante horas. No le gusta dormir cuando fuera esta oscuro.
Cuando el tren parece silencioso, me pongo las zapatillas y voy hasta su puerta. Tengo que llamar varias veces antes de que responda, con una mirada asesina, como si estuviera segura de que he traído malas noticias.
― Que quieres pechos falsos?... ― Dice, casi dejándome inconsciente con una nube de vapores de licor.
― Tengo que hablar contigo... ― Susurro.
― Ahora?... ― Pregunta. Asiento. ― Mas vale que sea bueno.. ― Ella espera, pero estoy segura de que cualquier palabra que digamos en un tren del Capitolio esta siendo grabada. ― ..Bien?.. ― Ladra.
El tren empieza a frenar y por un segundo pienso que el Presidente Snow me esta mirando y no aprueba que confíe en Sue y ha decidido seguir adelante y matarme ahora. Pero solo estamos parando para repostar.
― El aire en el tren esta muy viciado... ― Digo.
Es una frase inocente, pero veo que los ojos de Sue se estrechan con comprensión.
― Se lo que necesitas...
Pasa a mi lado y se va por el pasillo dando bandazos hasta una puerta. Cuando consigue abrirla, una ráfaga de nieve nos golpea. Se cae al suelo. Una encargada del Capitolio se apresura a ayudar, pero Sue rechaza su ayuda alegremente mientras sale a trompicones.
― Solo quiero algo de aire fresco. Solo sera un minuto...
― Perdón. Esta borracha... ― Digo a modo de disculpa. ― Yo la traeré... ― Salto abajo y voy tambaleándome por la vía detrás de ella, empapándome las zapatillas de nieve, mientras me dirige mas alla del final del tren donde nadie nos oira. Después se vuelve hacia mi.
― Que?..
Se lo cuento todo. Sobre la visita del presidente, sobre Puck, sobre como todos vamos a morir si fracaso.
Su expresión se vuelve sobria, envejece bajo el brillo de las luces rojas traseras.
― Entonces no puedes fracasar...
― Si solo pudieras ayudarme a salir adelante en este viaje . . . ― Empiezo.
― No, Santana, no es solo este viaje... ― Dice ella.
― Que quieres decir?..
― Incluso si salieras adelante ahora, volverán en otros pocos meses a llevarnos a todos a los Juegos. Tu y Brittay ahora seréis mentoras, cada año de ahora en adelante. Y cada año revistaran el romance y publicaran los detalles de vuestra vida privada, y nunca jamas podrás hacer nada que no sea vivir feliz para siempre con esa chica..
El pleno impacto de lo que esta diciendo me golpea. Nunca tendré una vida con Puck, ni aunque asi lo deseara, o con alguien mas. Nunca me permitirán vivir sola. Tendre que estar eternamente enamorada de Brittany. El Capitolio insistirá en ello. Tal vez tenga unos pocos años, porque todavía tengo dieciséis, para estar con mi madre y con Mich. Y después . . . y después . . .
― Entiendes lo que quiero decir?..― Me presiona.
Asiento. Quiere decir que solo hay un futuro, si quiero mantener a mis seres queridos con vida y seguir con vida yo misma. Tendré que casarme con Brittany.
Caminamos trabajosamente y en silencio de vuelta hacia el tren. En el pasillo fuera de mi puerta, Sue me da una palmadita en el hombro y dice:
― Podría haberte ido mucho peor, ya lo sabes...
Se va a su compartimento, llevándose el olor a vino consigo.
Ya en mi cuarto, me quito las zapatillas empapadas, el albornoz húmedo y el pijama. Hay mas en los cajones pero me limito a arrastrarme debajo de las mantas en mi ropa interior. Me quedo mirando a la oscuridad, pensando en mi conversación con Sue. Todo lo que ha dicho sobre las expectaciones del Capitolio es cierto, al igual que mi futuro con Brittany, e incluso su ultimo comentario. Por supuesto, podría haberme ido mucho peor que Brittany. Pero eso no es lo importante, o si? Una de las pocas libertades que tenemos en el Distrito 12 es el derecho a casarnos con quien nos plazca o a no casarnos en absoluto. Y ahora hasta eso me ha sido arrebatado. Me pregunto si el Presidente Snow insistirá en que tengamos hijos, tal vez tendremos que ir al Capitolio para que alguna se haga alguna inseminacion, ellos tienen todo allí para poder hacerlo, o seguramente Snow nos obligara a adoptar a alguno de los niños desamparados que van a parar al Distrito 5, todos los huérfanos van a parar ahí, huérfanos por las inexplicables desapariciones de sus padres, por supuesto nadie pregunta acerca de ello. Si adoptamos o si incluso tenemos un hijo propio, ellos tendrán que enfrentarse a la cosecha cada año. .
Y no seria todo un hito ver al hijo no solo de una, sino de dos vencedoras, elegido para la arena? Ha habido hijos de vencedores antes en el ring. Siempre es causa de mucha excitación y genera mucho de que hablar sobre como la suerte no esta de parte de esa familia. Pero sucede con demasiada frecuencia como para tratarse solo de suerte. Puck esta convencido de que el Capitolio lo hace a propósito, emana el sorteo para añadirle mas drama. Dados todos los problemas que he causado, probablemente haya garantizado a cualquier hijo que tuviera un puesto en los Juegos. Pienso en Sue, soltera, sin familia, ahogada en el mundo en la bebida. Podría haber elegido a cualquier hombre del distrito. Y eligió la soledad. No, no la soledad―eso suena muy pacifico. Mas como el confinamiento solitario. .Fue eso porque, habiendo estado en la arena, sabia que era mejor que arriesgarse a la alternativa? Yo tuve el gusto de probar esa alternativa cuando llamaron a Mich el día de la cosecha y lo vi caminar hacia el tablado para morir. Pero
como hermana suya pude ocupar su puesto, una opción prohibida a nuestra madre.
Mi mente busca alternativas frenéticamente. No puedo dejar que el Presidente Snow me condene a esto. Incluso aunque suponga terminar con mi vida. Antes que eso, sin embargo, intentaría huir. .Que harían si simplemente me esfumara? .Si desapareciera en el bosque y nunca mas volviera a salir?... Podría incluso llevar a todos mis seres queridos conmigo, empezar una nueva vida en la espesura? Muy poco probable pero no imposible.
Sacudo la cabeza para aclararla. Este no es el momento de hacer locos planes de escape. Tengo que concentrarme en el Tour de la Victoria. Los destinos de demasiadas personas dependen de que ofrezca un buen espectáculo.
...........................
El amanecer llega antes que el sueno, y allí esta Rachel, golpeando en mi puerta. Me pongo cualesquiera que sean las ropas que están en la parte de arriba del cajón y me arrastro hasta el vagón comedor. No veo que diferencia supone la hora a la que me levante, ya que este es día de viaje, pero después resulta que todos los arreglos de ayer solo eran para llevarme a la estación de tren. Hoy recibiré las atenciones de mi equipo de preparación.
― Por que? Hace demasiado frío como para enseñar nada... ― Gruño.
― No en el Distrito Once... ― Dice Rachel.
El Distrito 11. Nuestra primera parada. Preferiría empezar en cualquier otro distrito ya que este es el hogar de Rey. Pero asi no es como funciona el Tour de la Victoria. Habitualmente empieza en el Distrito 12 y después va en orden descendente de distrito hasta el 1, seguido del Capitolio. El distrito del vencedor se salta y se reserva para el final de todo. Ya que el 12 ofrece la celebración menos fabulosa de todas―habitualmente solo una cena para los tributos y un
rally de victoria en la plaza, donde nadie tiene pinta de estarse divirtiendo en lo mas mínimo―es probablemente mejor sacarnos de en medio tan pronto como sea posible. Este año, por primera vez desde que Sue gano, la parada final del tour sera el 12, y el Capitolio sera de lo mas generoso con las festividades.
Intento disfrutar de la comida tal y como dijo Hazelle. Esta claro que el personal de cocina esta tratando de complacerme. Han preparado mi favorito, estofado de cordero con ciruelas pasas, entre otras delicias. Zumo de naranja y una cafetera de humeante chocolate caliente me esperan en mi sitio. Asi que como mucho, y la comida esta mas alla de todo reproche, pero no se puede decir que la este disfrutando. También estoy enfadada porque no haya aparecido nadie mas que Rachel y yo.
― Donde están los demas?... ― Pregunto.
― Oh, quien sabe donde esta Sue... ― Dice Rachel. En realidad no esperaba a Sue porque probablemente este aun acostándose. ―...Kurt estuvo despierto hasta tarde organizando tu vagón de vestuario. Debe de tener mas de un centenar de vestidos para ti. Tu ropa de noche es exquisita. Y el equipo de Brittany probablemente aun este durmiendo...
― Ella no necesita preparación?...
― No tanta como tu... ella es toda una dama... ― Responde Rachel.
Que significa eso? Significa que me paso la mañana dejando que me arranquen el pelo del cuerpo mientras Brittany duerme hasta tarde. Tendría que haberme mantenido depilada, pero no estoy acostumbrada a eso, el dolor no es algo que me guste soportar, y hacerlo solo para ser admitida en el Capitolio, no me entusiasma mucho. No habia pensado mucho sobre ello, pero en la arena por lo menos algunos de los chicos pudieron quedarse con su vello corporal mientras que ninguna de las chicas pudo. Ahora puedo recordar como estaba Brittany, mientras la bañaba junto al arroyo. A ella no se le notaba ningún bello en el cuerpo, por mas que después de unos días a mi comenzó a crecerme un poco. Una vez estuvo limpia de barro y sangre no veia rastros de el, solo algunos lunares en su torso, tal vez es lampiña o su bello es tan rubio que a penas puede notarce. A ninguno de los chicos le creció la barba, y muchos eran lo bastante mayores como para que les creciera. Me pregunto que les hicieron, a Brittany tal vez le hicieron lo mismo, por eso no tenia bello, ¿Por que a mi no me hacen lo mismo, en vez de sufrir en manos de mi equipo?, le preguntare a Brittany en algún momento, tal vez cuando no me odie tanto.
Si yo me siento hecha trizas, mi equipo de preparacion parece estar en condiciones aun peores, bebiendo cafe a cubos y compartiendo pastillas de brillantes colores. Por lo que he visto, nunca se levantan antes de mediodía a no ser que haya algún tipo de emergencia nacional, como el pelo de mis piernas. Estaba tan contenta cuando también el volvió a crecer. Como si fuera una señal de que tal vez las cosas estuvieran volviendo a la normalidad.
Paso los dedos por el vello suave y ondulado de mis piernas y me entrego a mi equipo. Ninguno de ellos esta a la altura de su cháchara habitual, asi que puedo oir como cada cabello es arrancado de su folículo. Tengo que sumergirme en una bañera llena de una solución espesa y maloliente, mientras mi cara y mi pelo son embadurnadas con cremas. Dos baños mas siguen, con otros mejunjes menos ofensivos. Me depilan, refriegan y masajean hasta que quedo en carne viva.
Flavius me alza la barbilla y suspira.
― Es una vergüenza que Kurt dijera que no se te hicieran mas alteraciones...
― Si, podriamos convertirte en algo muy especial... ― Dice Octavia.
― Cuando sea mayor... ― Dice Venia casi amargamente. ― Entonces tendrá que dejarnos...
Hacer que? ..Hinchar mis labios como los del Presidente Snow?...Tatuarme el pecho? Tenir mi piel de magenta e implantarle gemas?..Ponerme garras curvas? ..O bigotes de gato? Vi todas esas cosas y mas en la gente del Capitolio. .Tienen la mas mínima idea de lo monstruosos que nos parecen a los demas?.. Ya suficiente tuve con mis implantes, y me llevo un tiempo acostumbrarme a ellos, al principio me molestaban un poco, la ropa no me quedaba, para escalar me estorbaban y tenia que soportar como me miraban lascivamente, especialmente FIggins. Ahora que ya convivo con ellos y me doy cuenta que no son tan malos, sino que me hacen sexi y deseable ―claro pero no me siento cómoda sintiendome deseable para todos, todavía no se a quien le quiero parecer deseable― ahora me gustan mas, pero no estoy lista para soportar otra modificación a mi cuerpo, no quiero..
La idea de ser abandonada a los caprichos de la moda de mi equipo de preparacion solo se suma a las miserias que compiten por mi atención―mi cuerpo explotado, mi falta de sueño, mi matrimonio obligatorio, y el terror de ser incapaz de satisfacer las demandas del Presidente Snow. Para cuando llego a la comida, donde Rachel, Kurt, Mercedes, Sue y Brittany han empezado sin mi, estoy demasiado hundida para hablar. Están delirando sobre la comida y lo bien que duermen en los trenes. Todo el mundo esta lleno de excitación por el tour. Bueno, todo el mundo excepto Sue. Ella esta mimando una resaca y mordisqueando una magdalena. Yo tampoco tengo mucha hambre, tal vez porque me llene de demasiadas cosas ricas esta mañana o tal vez porque estoy demasiado disgustada. Jugueteo con un cuenco de
caldo, comiendo tan solo una o dos cucharadas. Ni siquiera puedo mirar a Brittany―mi designada futura esposa―aunque ya se que nada de esto es culpa suya.
La gente se da cuenta, tratan de incluirme en la conversación, pero simplemente no les hago caso. En algún punto, el tren se detiene. Nuestro servidor anuncia que no sera tan solo una parada para repostar―alguna parte no funciona y tienen que sustituirla. Requerirá por lo menos una hora. Esto le provoca un ataque a Rachel. Saca su horario y empieza a trabajar en como el retraso impactara en cada evento durante el resto de nuestras vidas. Finalmente ya no puedo soportar seguir escuchándola.
― !A nadie le importa, Berry! ― Suelto. Todos en la mesa se me quedan mirando, incluso Sue, quien pensaría que estaría de mi parte en esta materia ya que Rachel la vuelve loca. Me pongo inmediatamente a la defensiva. ― !Bueno, a nadie le importa! ― Digo, y me levanto y abandono el vagón comedor.
El tren parece asfixiante de repente y ahora me estoy sintiendo definitivamente enferma. Encuentro la puerta de salida, la obligo a abrirse―activando algún tipo de alarma, la cual ignoro―y salto al suelo esperando aterrizar sobre nieve. Pero el aire es cálido y agradable sobre mi piel. Los arboles aun tienen hojas verdes. .Cuanto al sur hemos llegado en un día?
Camino por la via, guiñando los ojos ante el brillante sol, lamentando ya mis palabras a Rachel. Ella no es la culpable de mi presente aprieto. Debería volver y disculparme. Mi arrebato fue el colmo de los malos modales, y los modales le importan a ella profundamente. Pero mis pies siguen avanzando por la via, pasando el final del tren, dejándolo atrás. Un retraso de una hora. Puedo andar por lo menos veinte minutos en una dirección y volver con tiempo mas que de sobra. En vez de eso, después de un centenar de metros, me dejo caer al suelo y me siento allí, mirando a la distancia. Si tuviera arco y flechas, ¿me limitaría a seguir adelante?
Después de un rato oigo pisadas detrás de mi. Sera Sue, viniendo a reñirme. No es
que no lo merezca, pero aun asi no quiero oirla.
― No estoy de humor para sermones.. ― Aviso al manojo de hierbajos junto a mis pies.
― Tratare de ser breve... ― Brittany se sienta a mi lado.
― Pense que eras Sue.. ― Digo.
― No, aun esta trabajando en esa magdalena... ― Miro mientras Brittany cruza sus piernas en el suelo y agarra unas piedras. ― Un mal día, .eh?..
― No es nada... ― Digo.
Inspira profundamente.
― Mira, Santana, llevo un tiempo con la intención de hablarte sobre la forma de la que actúe en el tren. Quiero decir, el ultimo tren. El que nos trajo a casa. Yo sabia que tu tenias algo con Puck... Estaba celosa de el incluso antes de conocerte oficialmente... Y no fue justo atarte a nada que sucediera en los Juegos... No fue mi intención atarte en una relación con otra chica, ni siquiera me detuve a pensar en como eso te afectaría.. Lo siento...
Su disculpa me toma por sorpresa. Es cierto que Brittany rompió toda relación conmigo después de que le confesara que mi amor por ella durante los Juegos era algo asi como una actuación. En la arena, habia jugado con ese ángulo de interpretación todo lo que habia podido. Habian veces en que sinceramente no sabia como me sentia con respecto a ella. En realidad todavía no lo se.
― Yo también lo siento... ― Digo. No estoy segura de por que, exactamente. Tal vez porque hay una probabilidad muy real de que este a punto de destruirla.
― No hay nada por lo que debas disculparte. Solo nos estabas manteniendo con vida. Pero no quiero que sigamos asi, ignorándonos mutuamente en la vida real y cayendo sobre la nieve cada vez que hay una cámara cerca. Asi que pense que si dejaba de estar tan, ya sabes, herida, podriamos intentar ser amigas...
Amiga de Brittany, eso no me lo habia planteado. Todos mis amigos probablemente vayan a terminar muertos, pero rechazar a Brittany no la va a mantener con vida.
― Vale... ― Digo. Su ofrecimiento si consigue hacer que me sienta mejor. De alguna forma, menos mentirosa. Habría sido bonito si me hubiera venido con esto antes, antes de que supiera que el Presidente Snow tenia otros planes y que ser solo amigas ya no era una opción para nosotras. Pero aun asi, me alegra que estemos hablando de nuevo, no me habia dado cuenta de como la extrañaba de alguna manera todo este tiempo.
― Asi que, que es lo que va mal?... ― Pregunta.
No puedo decírselo. Jugueteo con el manojo de hierbajos.
― Empecemos con algo mas básico. .No es raro que sepa que arriesgarías tu vida para salvar la mia . . . pero que no sepa cual es tu color favorito?... ― Dice.
Una sonrisa llega a mis labios, al verla sonreir.
― Verde. .Cual es el tuyo?...
― Naranja...
― Naranja?... Como el pelo de Rachel?..
― Un poco mas apagado . . . Mas como . . . el atardecer...
El atardecer. Puedo verlo de inmediato, el aro del sol en descenso, el cielo surcado por suaves tonos naranjas. Precioso. Recuerdo la galleta del lirio atigrado y, ahora que Brittany esta volviendo a dirigirme la palabra, apenas si consigo no contarle toda la historia del Presidente Snow. Pero Sue dijo que no. Es mejor atenerse a trivialidades.
― Sabes, todo el mundo esta delirando con tus pinturas. Me siento mal por no haberlas visto... ― Digo.
― Bueno, tengo un vagón lleno de ellas... ― Se levanta y me ofrece la mano. ― Vamos...
Es bueno sentir de nuevo sus dedos entrelazados con los mios, no por el espectáculo sino por autentica amistad, y anelaba tanto esa cálides y seguridad que me da, tan solo al sostenerme la mano. Volvemos al tren de la mano. En la puerta, me acuerdo.
― Antes tengo que disculparme con Rachel...
― No temas pasarte de largo... ― Me dice Brittany.
Asi que cuando volvemos al vagon comedor, donde los demas aun están comiendo, le ofrezco a Rachel una disculpa que creo que es muy exagerada pero que en su mente probablemente apenas si pueda compensar por mi falta a la etiqueta. Para crédito suyo, Rachel la acepta graciosamente. Dice que esta claro que estoy bajo mucha presión. Y sus comentarios sobre la necesidad de que alguien este pendiente de los horarios solo duran cinco minutos. De verdad, he salido fácilmente de esta.
Cuando Rachel acaba, Brittany me dirige unos vagones mas abajo para ver sus cuadros. No se lo que estaba esperando. Versiones mas grandes de las galletas de flores, tal vez. Pero esto es algo completamente diferente. Brittany ha pintado los Juegos.
De algunos no te darias cuenta al momento, si no hubieras estado con el en la arena en persona. El agua goteando por las grietas de nuestra cueva. El lecho seco del estanque. Un par de manos, las suyas, escarbando en busca de raíces. Otros que cualquier espectador reconocería. El cuerno dorado llamado la Cornucopia. Kitty ordenando los cuchillos dentro de su chaqueta. Uno de los mutos, sin duda el rubio y de ojos verdes que se suponía debía ser Hanna, gruñendo mientras se acercaba a nosotras. Y yo. Yo estoy por todas partes. Arriba en un árbol. Golpeando una camisa contra las piedras en el arroyo. Tumbada e inconsciente sobre un charco de sangre. Y una que no puedo situar―tal vez es asi como me veia cuando su fiebre estaba alta―emergiendo de una niebla plateada y tonos oscuros que combinan exactamente con mis ojos.
― Que opinas?... ― Pregunta.
― Los odio... ― Digo. Casi puedo oler la sangre, el polvo, el aliento antinatural del muto. ―..Todo lo que yo hago es ir por ahí intentando olvidarme de la arena y tu la has devuelto a la vida. .Como recuerdas estas cosas con tanta exactitud?..
― Las veo cada noche... ― Dice ella.
Se a lo que se refiere. Las pesadillas―a las que no era ajena antes de los Juegos― ahora me asedian cada vez que me duermo. Pero la antigua estándar, la de mi padre explotando en pedazos en las minas, es escasa. En vez de eso revivo versiones de lo que sucedió en la arena. Mi inútil intento de salvar a Rey. Brittany sangrando a muerte. El cuerpo hinchado de Hanna desintegrándose entre mis manos. El horrible final de Sebastian con las mutaciones. Estos son los
visitantes mas frecuentes.
― Yo también. .Esto ayuda?... Pintarlas?...
― No lo se. Creo que estoy algo menos asustada de ir a dormir por las noches, o me digo a mi misma que lo estoy... ― Dice. ― Pero no se han ido a ninguna parte...
― Tal vez no lo haran. Las de Sue no lo han hecho... ― Sue no lo dice, pero estoy segura de que esa es la razón por la que no le gusta dormir en la oscuridad.
― No.. Pero para mi, es mejor despertarme con un pincel que con un cuchillo en la mano.... ― Dice. ― Asi que, de verdad los odias?..
― Si. Pero son extraordinarios. De verdad... ― Digo. Y lo son. Pero ya no quiero mirarlos mas. ― Vamos, ya casi estamos en el Distrito Once. Vamos a echarle un vistazo...
Vamos al ultimo vagón del tren. Hay sillas y sofas para sentarse, pero lo que es
extraordinario es que las ventanas traseras se retraen hacia el techo asi que estas en el exterior, al aire libre. Inmensos campos abiertos con manadas de ganado vacuno pastando en ellos. Tan distinto a nuestro hogar lleno de bosque. Reducimos un poco la velocidad y creo que vamos a hacer otra parada, cuando la verja se alza ante nosotros. Alzándose por lo menos a diez metros de altura y coronada por espirales retorcidas de alambre de espino, hace que la nuestra del Distrito 12 parezca infantil. Mis ojos rápidamente inspeccionan la base, que esta
alineada con enormes placas de metal. No habria forma de salir por debajo de esas, no habria forma de escaparse a cazar. Despues veo las torres de vigia, colocadas a intervalos regulares, ocupadas por guardias armados, tan fuera de lugar entre los campos de flores salvajes que los rodean.
― Esto es diferente... ― Dice Brittany.
Rey si me habia dado la impresión de que las reglas en el Distrito 11 se forzaban de forma mas agresiva. Pero nunca habia imaginado algo como esto.
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...Holaaa chicas... de nuevo con otra actualizacion.. no se sabe todavia los sentimientos de Santana por Brittany, sigue sin saber que es lo que sintio todo este tiempo, si era todo para las camaras o no, tampoco sabe muy bien que pasa con Puck, por lo que en algunos capitulos mas no vamos a enterarnos...
mañana vuelvo nuevamente con otra actualizacion, gracias por sus comentarios...
Besotes...
gatituu *_****** - Mensajes : 215
Fecha de inscripción : 12/08/2012
Re: [Resuelto][FIC BRITTANA] Los juegos del Hambre... "EN LLAMAS.." CAPITULO 6
Parece tan imposible que santana pueda llegar a querer a brittany, se hace demasiado drama en su cabeza, si asi son las cosas ahi pues asi hay que vivirlas y ya!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto][FIC BRITTANA] Los juegos del Hambre... "EN LLAMAS.." CAPITULO 6
Santana se complica las caos con Brittany, más o menos siento feo que Brittany sufra por ella o bueno que le haya roto el corazón, pero también me gusta como esta llevando las cosas Santana.
Espero tu actualización. (:
Espero tu actualización. (:
iFannyGleek****** - Mensajes : 335
Fecha de inscripción : 03/10/2013
Edad : 27
Re: [Resuelto][FIC BRITTANA] Los juegos del Hambre... "EN LLAMAS.." CAPITULO 6
volviste!! y con el libre 2!!
y ahora a sufrir por las Brittana, por qué San no se da cuenta de que tiene sentimientos hacia Britt?? es tan terca pero bueeeno, espero que no demore mucho en aclarar sus pensamientos y que ya no haga sufrir a Britt, a ver que sale de esto de ser amigas
Qué ha pasado en el distrito 11?? esperaré con ansias el nuevo capítulo, espero en ese San trate de hablar más con Britt, suerte!!
y ahora a sufrir por las Brittana, por qué San no se da cuenta de que tiene sentimientos hacia Britt?? es tan terca pero bueeeno, espero que no demore mucho en aclarar sus pensamientos y que ya no haga sufrir a Britt, a ver que sale de esto de ser amigas
Qué ha pasado en el distrito 11?? esperaré con ansias el nuevo capítulo, espero en ese San trate de hablar más con Britt, suerte!!
facot*** - Mensajes : 135
Fecha de inscripción : 06/10/2012
[FIC BRITTANA] Los juegos del Hambre... "EN LLAMAS.." CAPITULO 3
CAPITULO 3;
Ahora empiezan los cultivos, extendiéndose hasta mas alla de donde alcanza la vista. Hombres, mujeres y niños llevando sombreros de paja para protegerse del sol se incorporan, se giran hacia nosotros, se toman un momento para estirar la espalda mientras ven pasar nuestro tren. Puedo ver huertas en la distancia, y me pregunto si es allí donde Rey habría trabajado, recolectando la fruta de las ramas mas delgadas en las cumbres de los arboles.
Pequeñas comunidades de cabañas―en comparación las casas en la Veta son de clase alta―aparecen aquí y alla, pero están todas desiertas. Debe de necesitarse cada mano para la cosecha.
Sigue y sigue. No me puedo creer la extension del Distrito 11.
― Cuanta gente crees tu que vive aqui?.. ― Pregunta Brittany.
Sacudo la cabeza. En el colegio se refieren a el como un distrito grande, eso es todo. Sin cifras reales sobre la población. Pero aquellos chicos que vemos ante las cámaras esperando por la cosecha cada año, no pueden ser mas que una muestra de los que viven aqui en realidad. .Que hacen? .Tienen sorteos preliminares? .Escogen de antemano a los ganadores y se aseguran de que están entre la
multitud? .Como exactamente acabo Rey sobre ese tablado con nada salvo el viento ofreciéndose a tomar su puesto?
Empiezo a cansarme de la inmensidad, de lo interminable que es este sitio. Cuando Rachel viene a mandarnos que nos vistamos, no objeto. Voy a mi compartimento y dejo que mi equipo de preparacion me haga el pelo y el maquillaje. Kurt viene con un bonito vestido naranja con un patrón de flores otoñales. Pienso en cuanto le gustara el color a Brittany.
Por un breve momento me cruzo a Brittany y al verla le doy una sonrisa, la cual ella me devuelve, lleva un vestido suelto de color rosa pálido con su cabello suelto y ondulado, se ve mas niña que con los demas vestidos que le han puesto, y es ahi cuando recuerdo que no solo se ve mas joven, sino que es todavía una niña, al igual que yo, y al igual que todos los que tuvimos que ir a los juegos, y este tour lo único que me genera es repulcion hacia el capitolio, exibiendonos Distrito por Distrito, recordándoles a las familias de los chicos que murieron en la arena, que ellos no van a volver.
Brittany debe ver mi cara, porque se acerca a mi algo preocupada.
―Hey.. esta todo bien?..―me pregunta.
―S-si.. ―titubeo―... es solo que estoy algo mareada..― miento, no puedo hablar aqui, sigo teniendo la sensación de que nos están observando.
―Oh.. ―Brittany me ve y me doy cuenta que sabe a lo que me refiero― ..ahora iremos a tomar algo de aire y te sentiras mejor..
Asiento, y le sonrío a medias, sin saber que decir. Todavía la relación entre nosotras es algo rara, no se como comportarme con ella cuando estamos solas, se que ahora somos amigas pero igual me siento culpable por haberla herido, y no puedo hacer como si nada, y me ofusca el saber que dentro de un rato tengo que volver a jugar con sus sentimientos para hacerle creer a todo Panem que estoy enamorada de ella, para poder salvar a Puck y a mi familia de Snow. Ojala hubiera una forma para decirle y que no me odie por ello, pero Sue opina que es mejor si nadie mas lo sabe, es para salvarla también.
Por suerte Rachel se nos acerca y repasa el programa una ultima vez. En algunos distritos los vencedores conducen por la ciudad mientras los residentes los aclaman. Pero en el 11―tal vez porque no hay una ciudad, para empezar, estando todo tan esparcido, o quizás porque no quieren gastar a tanta gente en tiempo de cosecha―la aparición publica esta confinada a la plaza. Tiene lugar ante el Edificio de Justicia, una inmensa estructura de mármol. En otros tiempos debió de ser algo de gran belleza, pero el tiempo ha hecho su trabajo. Incluso en televisión puedes ver la hiedra cubriendo la decadente fachada, la bajada del tejado. La plaza
en si misma esta rodeada de escaparates venidos a menos, la mayoría de los cuales están abandonados. Donde quiera que sea que la gente bien viva en el Distrito 11, no es aquí.
Toda nuestra aparición publica estara situada en el exterior de aquello a lo que Rachel se refiere como la galería, la extensión con baldosas entre las puertas frontales y la escalera que esta ensombrecida por un techo sujeto por columnas. Brittany y yo seremos presentadas, el alcalde del 11 leera un discurso en nuestro honor, y responderemos con un agradecimiento por guión proporcionado por el Capitolio. Si un vencedor tuviera algún aliado especial entre los tributos muertos, se considera bueno agregar también varios comentarios personales. Debería
decir algo sobre Rey, y también sobre Zizes, de verdad, pero cada vez que intentaba escribirlo en casa, acababa con un papel en blanco mirándome a la cara. Es difícil para mi hablar sobre ellos sin ponerme emotiva. Afortunadamente, Brittany tiene una cosilla preparada, y con varias leves alteraciones, puede servir para ambas. Al final de la ceremonia seremos obsequiadas con algún tipo de placa, y después podremos retirarnos al Edificio de Justicia, donde sera servida una cena especial.
Mientras el tren entra en la estación del Distrito 11, Kurt le da los últimos retoques a mi conjunto, cambiando mi diadema naranja por una de oro metálico y asegurando en el vestido la insignia del sinsajo que lleve en la arena. No hay comité de bienvenida en la plataforma, solo una cuadrilla de ocho agentes de la paz que nos dirigen a la parte trasera de una furgoneta acorazada. Rachel bufa cuando la puerta se cierra con un clank detrás de nosotros.
― De verdad, se diría que somos criminales... ― Dice.
No todos, Rachel. Solo yo pienso.
La furgoneta nos deja detrás del Edificio de Justicia. Nos llevan rápidamente al interior.
Puedo oler que están preparando una excelente comida, pero no bloquea los olores a moho y putrefacción. No nos han dejado tiempo para curiosear. Mientras vamos en linea hasta la entrada delantera, puedo oir como empieza a sonar el himno en la plaza. Alguien me pone un micrófono de clip. Brittany me coge la mano izquierda. El alcalde nos esta presentando mientras las inmensas puertas se abren con un gruñido.
― !Grandes sonrisas!... ― Dice Rachel, y nos da un empujoncito. Nuestros pies empiezan a moverse hacia delante.
Esto es. Esto es cuando tengo que convencer a todo el mundo de lo enamorada que estoy de Brittany, pienso.
La solemne ceremonia esta muy organizada, asi que no estoy segura de como
hacerlo. No es momento de besos, pero tal vez pueda incluir uno.
Hay un sonoro aplauso, pero ninguna de las otras respuestas que obtuvimos en el Capitolio, los vitoreos, hurras y silbidos. Andamos por la galería sombreada hasta que se termina el tejado y estamos en pie ante unas grandes escaleras de mármol bajo el sol abrasador.
Mientras mis ojos se ajustan, veo que de los edificios de la plaza han colgado banderas que ayudan a cubrir su estado de abandono. Esta todo lleno de gente, pero una vez mas, solo una fracción de la gente que vive aquí.
Como siempre, una plataforma especial ha sido construida al final del tablado para las familias de los tributos muertos. En el lado de Zizes , solo hay una anciana jorobada y una chica alta y musculada que supongo es su hermana. En el de Rey . . . no estoy preparada para la familia de Rey. Sus padres, cuyos rostros llevan todavía fresca la tristeza. Sus cinco hermanos pequeños que se parecen tanto a el. Las constituciones menudas, los luminosos ojos castaños. Forman una bandada de pequeños pájaros.
El aplauso se apaga y el alcalde pronuncia el discurso en nuestro honor. Dos niñas pequeñas se acercan con dos inmensos ramos de flores. Brittany pronuncia su parte del guión establecido y después encuentro a mis labios moviéndose para concluirlo. Afortunadamente, mi madre y Mich me lo han taladrado en el cerebro, asi que puedo hacerlo dormida.
Brittany tiene sus comentarios personales escritos en una tarjeta, pero no la saca. En vez de eso habla en su estilo sencillo y encantador sobre Lauren y Rey llegando a los ocho finales, sobre como ambos me mantuvieron con vida―y asi manteniéndola a ella con vida―y como esta es una deuda que nunca podremos pagar. Y entonces vacila antes de añadir algo que no estaba escrito en la tarjeta. Tal vez es porque penso que Rachel se lo haria borrar.
― No puede en modo alguno sustituir vuestras perdidas, pero como prueba de nuestro agradecimiento nos gustaría que cada una de las familias de los tributos del Distrito Once recibieran un mes de nuestras ganancias cada año durante el resto de nuestras vidas..
La multitud no puede sino responder con gritos ahogados y murmullos. No hay precedente para lo que ha hecho Brittany. Ni siquiera se si es legal. Probablemente ella tampoco lo sabe, asi que no pregunto por si acaso no lo era. En cuanto a las familias, solo se nos quedan mirando en estado de shock. Sus vidas cambiaron para siempre cuando perdieron a Lauren y Rey, pero este regalo las cambiara de nuevo. Un mes de ganancias de tributo pueden proporcionar fácilmente sustento a una familia durante un año. Mientras vivamos, no pasaran hambre.
Miro a Brittany y me dirige una sonrisa triste. Oigo la voz de Sue. “Podria haberte ido mucho peor.” En este momento, es imposible imaginar como podría irme nada mejor. El regalo. . . es perfecto. Asi que cuando me pongo de puntillas para besarla, no se siente forzado en absoluto.
El alcalde avanza para entregarnos a cada una una placa que es tan grande que tengo que dejar en el suelo mi ramo para sujetarla. La ceremonia esta a punto de terminar cuando veo a uno de los hermanos de Rey mirándome. Debe de tener unos nueve años y es prácticamente una replica exacta de Rey, en la forma en la que permanece en pie con los brazos ligeramente extendidos. A pesar de las buenas noticias sobre las ganancias, no es feliz. De hecho, me mira con reproche. ¿Es porque no salve a Rey?
No. Es porque no le he dado las gracias, pienso.
Una ola de vergüenza me recorre de la cabeza a los pies. El niño tiene razón. Como puedo quedarme aquí de pie, pasiva y callada, dejándole todas las palabras a Brittany? Si el hubiera ganado, Rey nunca hubiera dejado que mi muerte se quedara sin una canción. Recuerdo como me preocupe en la arena de cubrirlo de flores, para asegurarme de que su perdida no pasara desapercibida. Pero ese gesto no significara nada si no lo respaldo ahora.
― !Esperen!.. ― Avanzo a trompicones, presionando la placa contra mi pecho. Mi tiempo asignado para hablar ha venido y se ha ido, pero debo decir algo. Mi deuda es demasiado grande. E incluso si les hubiera prometido todas mis ganancias a las familias, eso no disculparía mi silencio hoy― Esperen, por favor... ― No se como empezar, pero una vez que lo hago, las palabras salen de mis labios como un chorro, como si se hubieran formado en el fondo de mi mente hace mucho tiempo― Quiero ofrecerles mis agradecimientos a los tributos del Distrito Once... ― Digo. Miro a la pareja de mujeres en el lado de Zizes ― Solo hable con Lauren una vez. Tan solo lo bastante como para que me perdonara la vida. No la conocía, pero siempre la respete. Por su poder. Por su negación a jugar los Juegos con las reglas de nadie salvo las suyas propias. Los tributos profesionales querían que se aliara con ellos desde el principio, pero ella no quería. La respete por eso.
Por primera vez la anciana jorobada―es la abuela de Zizes?―levanta la cabeza y la
sombra de una sonrisa juega en sus labios.
Ahora la multitud esta en silencio, tan en silencio que me pregunto como lo consiguen. Deben de estar todos conteniendo la respiración.
Me vuelvo hacia la familia de Rey.
― Pero siento como si conociera a Rey, y siempre estara conmigo. Todas las cosas
hermosas me lo traen a la mente. Lo veo en las flores amarillas que crecen en la Pradera junto a mi casa. Lo veo en los sinsajos que cantan en los arboles. Pero mas que nada, lo veo en mi hermano, Mich... ― No puedo fiarme de mi voz, pero ya casi he acabado. ―.. Gracias por vuestros hijos... ― Alzo la barbilla para dirigirme a la multitud. ―.. Y gracias a todos por el pan...
Me quedo allí de pie, sintiéndome pequeña y rota, miles de ojos clavados en mi. Hay una larga pausa. Despees, desde algún lugar entre la multitud, alguien silba la canción de Rey de cuatro notas de los sinsajos. La que señalaba el final del día en las huertas. La que significaba seguridad en la arena. Hacia el final de la cancioncilla, he encontrado al que silba, un hombre viejo con una camisa roja gastada y un pantalón de peto. Sus ojos encuentran los mios.
Lo que sucede a continuación no es un accidente. Esta demasiado bien ejecutado para ser espontáneo porque sucede completamente al unisono. Cada persona en la multitud presiona los tres dedos centrales de la mano izquierda contra sus labios y los extiende hacia mi. Es nuestro signo del Distrito 12, el ultimo adiós que le di a Rey en la arena.
Si no hubiera hablado con el Presidente Snow, este gesto tal vez me llevara a las lágrimas. Pero con sus ordenes recientes de calmar a los distritos aun frescas en mis oidos, me llena de terror. .Que pensara de este saludo tan publico a la chica que desafió al Capitolio? El pleno impacto de lo que he hecho me golpea. No era intencionado―solo quería expresar mi agradecimiento―pero he provocado algo peligroso. Un acto de desacuerdo por parte de la gente del Distrito 11. !Esta es exactamente la clase de cosa que debería estar aplacando! Intento pensar en algo que decir que le reste importancia a lo que acaba de suceder, que lo niegue, pero puedo oir la pequeña explosión de estática que indica que mi micrófono ha sido apagado y el alcalde ya ha tomado la palabra. Brittany y yo aceptamos una ronda final de aplausos. Me dirige de vuelta hacia las puertas, ignorante de que algo ha ido mal.
Me encuentro mal y tengo que pararme un momento. Pequeños pedacitos de brillante sol bailan ante mis ojos.
― Santana, te encuentras bien?.. ― Pregunta Brittany.
― Solo sigo mareada... El sol era tan brillante... ― Digo. Veo su ramo. ― Olvide mis flores.. ―Musito.
― Yo las cogeré... ― Dice ella.
― Puedo yo... ― Respondo.
Ahora estaríamos a salvo dentro del Edificio de Justicia, si yo no me hubiera detenido, si no hubiera dejado mis flores. En vez de ello, desde la profunda sombra de la galería, lo vemos todo.
A un par de agentes de la paz arrastrando al viejo que silbo a la parte alta de las escaleras. Obligándolo a arrodillarse ante la multitud. Y metiéndole una bala en la cabeza.
El hombre acaba de caerse al suelo cuando un muro de uniformes blancos de agentes de la paz bloquea nuestro campo de visión. Varios de los soldados tienen armas automáticas sujetas de lado mientras nos empujan de vuelta a la puerta.
― !Ya nos vamos!.. ― Dice Brittany, empujando al agente de la paz que esta haciendo presion sobre mi. ― Lo pillamos, vale? Vamos, Santana... ― Su brazo me rodea y me guia de vuelta al Edificio de Justicia. Los agentes de la paz nos siguen a uno o dos pasos de distancia. En cuanto estamos dentro, las puertas se cierran y oimos las botas de los agentes de la paz moverse otra vez hacia la muchedumbre.
Sue, Rachel, Mercedes y Kurt esperan bajo una pantalla llena de estática que esta
montada sobre la pared, sus rostros crispados por la ansiedad.
― Que ha pasado?... ― Se acerca corriendo Rachel. ― Perdimos la señal justo después del precioso discurso de Santana, y después Sue dijo que le pareció oir un disparo, y yo dije que eso era ridículo, pero quien sabe? !En todas partes hay lunáticos!...
― No ha pasado nada, Rachel.. Solo petardeo una camioneta vieja, eso es todo. ― Dice Brittany con tranquilidad.
Dos disparos mas. La puerta no ahoga mucho su sonido. .Quien era ese? La abuela de Zizes? Una de los hermanos pequeños de Rey?
― Vosotras dos. Conmigo... ―Dice Sue. Brittany y yo la seguimos, dejando atras a los demas. Los agentes de la paz que están estacionados fuera del Edificio de Justicia se interesan poco por nuestros movimientos ahora que estamos a salvo en el interior.
Ascendemos por una magnifica escalera de caracol de mármol. En la parte alta hay un largo pasillo con una alfombra raída en el suelo. Unas puertas dobles están abiertas, dándonos la bienvenida a la primera sala que encontramos. El techo debe de tener seis metros de altura. Hay diseños de fruta y flores grabados en las molduras y niños pequeños, regordetes y con alas nos miran desde arriba, desde cada ángulo. Jarrones de flores desprenden un olor empalagoso que hace que me
piquen los ojos. Nuestra ropa de noche cuelga de perchas contra la pared. Este cuarto ha sido arreglado para uso nuestro, pero apenas estamos aquí lo bastante como para recoger nuestros regalos. Después Sue nos arranca los micrófonos del pecho, los entierra debajo del cojín de un sofa, y nos indica que le sigamos.
Por lo que yo se, Sue solo ha estado aqui una vez, cuando estaba en su Tour de la
Victoria hace décadas. Pero debe de tener una memoria impresionante o instintos muy fiables porque nos guia a traves de un laberinto de escaleras torcidas y pasillos cada vez mas estrechos. A veces tiene que parar y forzar una puerta. Por el chirrido de protesta de los goznes puedes saber que hace mucho tiempo desde la ultima vez que fue abierta. Despues de un tiempo subimos por una escalera de mano hasta una trampilla. Cuando Sue la empuja a un lado, nos encontramos en la cúpula del Edificio de Justicia. Es un lugar inmenso lleno de muebles rotos, pilas de libros y cuadernos de contabilidad, y armas oxidadas. La capa de polvo que lo cubre todo es tan gruesa que se ve claramente que no ha sido molestada en anos. La luz lucha por filtrarse a traves de cuatro tristes ventanas cuadradas situadas a los lados de la cúpula. Sue le da una patada a la trampilla para que se cierre y se vuelve hacia nosotras.
― Que ha pasado?.. ― Pregunta.
Brittany relata todo lo sucedido en la plaza. El silbido, el saludo, como vacilamos en la galería, el asesinato del anciano.
― Que esta pasando, Sue?..
― Sera mejor si viene de ti... ― Me dice Sue.
No estoy de acuerdo. Creo que sera cien veces peor si viene de mi. Pero se lo cuento todo a Brittany con tanta calma como puedo. Sobre el Presidente Snow, el nerviosismo en los distritos. Ni siquiera omito el beso con Puck. Expongo como todos estamos en peligro, como todo el pais esta en peligro por mi truco con las bayas.
― Se suponía que debía arreglar las cosas en este tour. Hacer creer a todo aquel que tuviera dudas que habia actuado por amor. Calmar las cosas. Pero obviamente, todo lo que he hecho hoy es conseguir que mataran a tres personas, y ahora todos los de la plaza seran castigados... ― Me encuentro tan mal que tengo que sentarme en un sofa, a pesar de los muelles y el relleno expuestos.
― Entonces yo también empeore las cosas. Dando el dinero... ― Dice Brittany. De repente golpea una lampara que estaba precariamente situada sobre un cajón y la lanza al otro lado de la sala, donde se hace añicos contra el suelo. ― Esto tiene que parar. Ya. Este . . . este . . . juego que juegan vosotras dos, donde se cuentan secretitos la una a la otra pero me dejan fuera a mi como si fuera demasiado intranscendente o estúpida o debil para soportarlos...
― No eres estúpida!.. No es asi, Brittany . . . ― Empiezo.
― !Es exactamente asi!.. me tratan como una estupida..― Me grita. ― ..!Yo también tengo gente que me importa, Santana! Familia y amigos en el Distrito Doce que estaran tan muertos como los tuyos si no hacemos bien esto. Asi que, después de todo por lo que pasamos en la arena, ni siquiera soy digna de
que me digas la verdad?...
― Siempre eres tan fiable y tan buena, Brittany.. ― Dice Sue― Tan lista sobre como te presentas a ti misma ante las cámaras. No quería estropear eso...
― Bueno, me has sobreestimado. Porque hoy la fastidie de veras. .Que crees tu que va a pasarles a las familias de Lauren y de Rey?.. Crees que conseguirán sus partes de nuestras ganancias?...Crees que les he dado un brillante futuro?.. !Porque yo creo que tendrán suerte si sobreviven a este día!... ― Brittany lanza otra cosa por los aires, una estatua. Nunca la he visto asi.
― Tiene razón, Sue... ― Digo. ― Fue un error no contárselo. Incluso alla en el Capitolio...
― Incluso en la arena, vosotras dos tenían trabajado algún tipo de sistema, verdad?.. ― Pregunta Brittany. Ahora su voz esta mas calmada. ― Algo de lo que yo no formaba parte...
― No. No oficialmente. Solo que yo podía deducir que es lo que Sue quería que
hiciera según lo que enviaba, o no enviaba... ― Digo.
― Bueno, yo nunca tuve esa oportunidad. Porque nunca me envío nada hasta que apareciste tu... ― Dice Brittany.
No he pensado mucho sobre esto. Como debe de haber parecido desde la perspectiva de Brittany cuando aparecí en la arena habiendo recibido medicina para las quemaduras y pan mientras que ella, que estaba a las puertas de la muerte, no habia conseguido nada. Como si Sue me hubiera estado manteniendo con vida a sus expensas.
― Mira, blondy . . . ― Empieza Sue.
― No te molestes, Sue. Se que tenias que elegir a una de las dos. Y yo habria querido que fuera ella. Pero esto es algo distinto... Hay gente muerta ahí fuera. Mas les seguirán a no ser que seamos muy buenas... Todos sabemos que yo soy mejor que Santana delante de las cámaras. Nadie tiene que guiarme para saber que decir. Pero tengo que saber en que me estoy metiendo... ― Dice Brittany.
― De ahora en adelante, estaras plenamente informada... ― Promete Sue.
― Mas te vale... ― Dice Brittany. Ni siquiera se molesta en mirarme antes de salir.
El polvo que ha levantado flota y busca nuevos lugares sobre los que posarse. Mi pelo, mis ojos, mi brillante insignia dorada.
― Me elegiste, Sue?.. ― Pregunto.
― Si...
― Por que? Te gusta mas ella...
― Eso es verdad. Pero recuerda, hasta que cambiaron las reglas, yo solo podía aspirar a sacar a una de allí con vida. Pense que ya que ella estaba decidida a protegerte, bueno, entre los tres, tal vez fuéramos capaces de traerte a casa...
― Oh... ― Es todo lo que se me ocurre decir.
― Ya veras, las elecciones que deberás tomar. Si sobrevivimos a esto.. ― Dice Sue ― Aprenderás...
Bueno, hoy he aprendido una cosa. Este lugar no es una versión mas grande del Distrito 12. Nuestra valla no esta vigilada y rara vez esta cargada. Nuestros agentes de la paz no son bien recibidos pero son menos brutales. Nuestros apuros suscitan mas cansancio que furia. Aquí en el 11, sufren con mas agudeza y sienten mas desesperación. El Presidente Snow tiene razón. Una chispa podría ser suficiente para incendiarlos.
Todo esta pasando demasiado rápido para que pueda procesarlo. El aviso, los disparos, el reconocimiento de que quizás haya puesto en movimiento algo de grandes consecuencias. Todo el asunto es tan improbable. Y seria una cosa si hubiera planeado remover las cosas, pero dadas las circunstancias . . . .como demonios cause tantos problemas?
― Vamos. Tenemos una cena a la que asistir... ― Dice Sue.
Me quedo en la ducha tanto como me lo permiten antes de tener que salir para que me arreglen. El equipo de preparacion parece ignorante de los eventos del día. Todos están excitados por la cena. En los distritos son lo bastante importantes como para asistir, mientras que en el Capitolio casi nunca consiguen invitaciones para fiestas de prestigio. Mientras tratan de predecir que platos se servirán, no dejo de ver como le destrozan la cabeza al anciano. Ni siquiera presto atención a lo que nadie me esta haciendo hasta que estoy a punto de salir y me veo en el espejo. Un vestido sin tiras rosa pálido me roza los zapatos. Mi pelo esta recogido, cayendo unos pequeños tirabuzones en mi cara, pero dejándola al descubierto.
Kurt llega desde atras y me coloca un reluciente chal plateado alrededor de los hombros. Se encuentra con mi mirada en el espejo.
― Te gusta?..
― Es precioso. Como siempre...
― Veamos que tal queda con una sonrisa... ― Dice amablemente. Es su recordatorio de que en un minuto habra otra vez cámaras. Consigo alzar las comisuras de los labios. ― Alla vamos...
Cuando nos juntamos todos para bajar a cenar, me doy cuenta de que Rachel no sabe nada. Esta claro que Sue no le ha dicho lo que paso en la plaza. No me sorprendería que Kurt y Mercedes lo supieran, pero parece haber un acuerdo no hablado de dejar a Rachel fuera de las malas noticias. Aunque no se tarda mucho en oir acerca del problema.
Rachel repasa el horario de la noche, luego lo lanza a un lado.
― Y después, menos mal, podemos subir a ese tren y salir de aquí... ― Dice.
― Pasa algo malo, Rachel?.. ― Pregunta Kurt.
― No me gusta la forma en que hemos sido tratados. Metidos en camionetas y apartados de la plataforma. Y después, hace cosa de una hora, decidí salir a mirar alrededor del Edificio de Justicia. Soy algo asi como una experta en diseño arquitectónico, sabes... ― Dice ella.
― Oh, si, lo he oido... ― Dice Mercedes antes de que la pausa se haga demasiado larga.
― Asi que, solo estaba echando un vistazo por ahí porque las ruinas de distritos van a ser el ultimo grito este año, cuando aparecieron dos agentes de la paz y me ordenaron volver a nuestros aposentos. !Uno de ellos incluso me empujo con su pistola!.. ― Dice Rachel.
No puedo evitar pensar que este es el resultado directo de la desaparición de Sue,
Brittany y mia antes durante el día. Es algo reconfortante, sin embargo, pensar que Sue tal vez haya tenido razón. Que nadie estaría monitorizando la cúpula polvorienta donde hablamos. Aunque me apuesto a que ahora si lo hacen.
Rachel parece tan disgustada que la abrazo espontáneamente.
― Eso es horrible, Rachel. Tal vez no deberíamos ir a la cena después de todo. Por lo menos hasta que se disculparan... ― Se que nunca estara de acuerdo con esto, pero se anima considerablemente ante la sugerencia, ante la validación de su queja.
― No, lo soportare. Es parte de mi trabajo lidiar con los puntos altos y los bajos. Y no podemos dejar que vosotras dos os perdais la cena. Pero gracias por el ofrecimiento, Santana...
Rachel nos ordena en formación para nuestra entrada. Primero los equipos de preparacion, después ella, los estilistas, Sue, Brittany y yo, por supuesto, ocupamos la retaguardia.
En algún punto por debajo de nosotros, músicos empiezan a tocar. Cuando la primera onda de nuestra pequeña procesión empieza a bajar los escalones, Brittany y yo nos damos la mano.
― Sue dice que hice mal en gritarte. Que tu solo operabas bajo sus instrucciones... ― Dice Brittany. ― ..Y no es como si yo no te hubiera ocultado cosas en el pasado..
Recuerdo el shock que habia supuesto oir a Brittany confesar su amor por mi delante de todo Panem. Sueh sabia acerca de eso y no me lo habia dicho.
― Creo que yo también rompí unas cuantas cosas después de esa entrevista...
― Solo una urna... ― Dice ella.
― Y tus manos. Aunque ya no tiene sentido, verdad? ..No ser sinceras la una con la otra?..
― No tiene sentido... ―Dice Brittany. Estamos de pie en la parte alta de las escaleras, dándole a Sue una ventaja de quince pasos tal y como indico Rachel. ― ..De verdad fue esa la única vez que besaste a Puck?..
Estoy tan sorprendida que respondo.
― Si... ― Con todo lo que ha pasado hoy, de verdad lo estaba reconcomiendo esa pregunta?
― Esos son quince. Hagamoslo... ― Dice.
Una luz nos golpea, y pongo la sonrisa mas brillante que puedo.
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...Holaaa chicas... todavia es medio dificil que Santana pueda entender sus sentimientos hacia Brittany y lamentablemente cualquier cosa que haga parece afectarla, el ocultarle las cosas es una de ellas, pero ya son amigas y se van a ir acercando bastantes, veremos como termina este tour de la victoria.. y esperemos que no salga mas gente herida por las cosas que diga Santana..
mañana tratare de actualizar, pero no prometo nada, estoy algo atareada estos dias, es temporada de parciales y la verdad estoy sacando ratotos para poder actualizar..
Besotes..
Ahora empiezan los cultivos, extendiéndose hasta mas alla de donde alcanza la vista. Hombres, mujeres y niños llevando sombreros de paja para protegerse del sol se incorporan, se giran hacia nosotros, se toman un momento para estirar la espalda mientras ven pasar nuestro tren. Puedo ver huertas en la distancia, y me pregunto si es allí donde Rey habría trabajado, recolectando la fruta de las ramas mas delgadas en las cumbres de los arboles.
Pequeñas comunidades de cabañas―en comparación las casas en la Veta son de clase alta―aparecen aquí y alla, pero están todas desiertas. Debe de necesitarse cada mano para la cosecha.
Sigue y sigue. No me puedo creer la extension del Distrito 11.
― Cuanta gente crees tu que vive aqui?.. ― Pregunta Brittany.
Sacudo la cabeza. En el colegio se refieren a el como un distrito grande, eso es todo. Sin cifras reales sobre la población. Pero aquellos chicos que vemos ante las cámaras esperando por la cosecha cada año, no pueden ser mas que una muestra de los que viven aqui en realidad. .Que hacen? .Tienen sorteos preliminares? .Escogen de antemano a los ganadores y se aseguran de que están entre la
multitud? .Como exactamente acabo Rey sobre ese tablado con nada salvo el viento ofreciéndose a tomar su puesto?
Empiezo a cansarme de la inmensidad, de lo interminable que es este sitio. Cuando Rachel viene a mandarnos que nos vistamos, no objeto. Voy a mi compartimento y dejo que mi equipo de preparacion me haga el pelo y el maquillaje. Kurt viene con un bonito vestido naranja con un patrón de flores otoñales. Pienso en cuanto le gustara el color a Brittany.
Por un breve momento me cruzo a Brittany y al verla le doy una sonrisa, la cual ella me devuelve, lleva un vestido suelto de color rosa pálido con su cabello suelto y ondulado, se ve mas niña que con los demas vestidos que le han puesto, y es ahi cuando recuerdo que no solo se ve mas joven, sino que es todavía una niña, al igual que yo, y al igual que todos los que tuvimos que ir a los juegos, y este tour lo único que me genera es repulcion hacia el capitolio, exibiendonos Distrito por Distrito, recordándoles a las familias de los chicos que murieron en la arena, que ellos no van a volver.
Brittany debe ver mi cara, porque se acerca a mi algo preocupada.
―Hey.. esta todo bien?..―me pregunta.
―S-si.. ―titubeo―... es solo que estoy algo mareada..― miento, no puedo hablar aqui, sigo teniendo la sensación de que nos están observando.
―Oh.. ―Brittany me ve y me doy cuenta que sabe a lo que me refiero― ..ahora iremos a tomar algo de aire y te sentiras mejor..
Asiento, y le sonrío a medias, sin saber que decir. Todavía la relación entre nosotras es algo rara, no se como comportarme con ella cuando estamos solas, se que ahora somos amigas pero igual me siento culpable por haberla herido, y no puedo hacer como si nada, y me ofusca el saber que dentro de un rato tengo que volver a jugar con sus sentimientos para hacerle creer a todo Panem que estoy enamorada de ella, para poder salvar a Puck y a mi familia de Snow. Ojala hubiera una forma para decirle y que no me odie por ello, pero Sue opina que es mejor si nadie mas lo sabe, es para salvarla también.
Por suerte Rachel se nos acerca y repasa el programa una ultima vez. En algunos distritos los vencedores conducen por la ciudad mientras los residentes los aclaman. Pero en el 11―tal vez porque no hay una ciudad, para empezar, estando todo tan esparcido, o quizás porque no quieren gastar a tanta gente en tiempo de cosecha―la aparición publica esta confinada a la plaza. Tiene lugar ante el Edificio de Justicia, una inmensa estructura de mármol. En otros tiempos debió de ser algo de gran belleza, pero el tiempo ha hecho su trabajo. Incluso en televisión puedes ver la hiedra cubriendo la decadente fachada, la bajada del tejado. La plaza
en si misma esta rodeada de escaparates venidos a menos, la mayoría de los cuales están abandonados. Donde quiera que sea que la gente bien viva en el Distrito 11, no es aquí.
Toda nuestra aparición publica estara situada en el exterior de aquello a lo que Rachel se refiere como la galería, la extensión con baldosas entre las puertas frontales y la escalera que esta ensombrecida por un techo sujeto por columnas. Brittany y yo seremos presentadas, el alcalde del 11 leera un discurso en nuestro honor, y responderemos con un agradecimiento por guión proporcionado por el Capitolio. Si un vencedor tuviera algún aliado especial entre los tributos muertos, se considera bueno agregar también varios comentarios personales. Debería
decir algo sobre Rey, y también sobre Zizes, de verdad, pero cada vez que intentaba escribirlo en casa, acababa con un papel en blanco mirándome a la cara. Es difícil para mi hablar sobre ellos sin ponerme emotiva. Afortunadamente, Brittany tiene una cosilla preparada, y con varias leves alteraciones, puede servir para ambas. Al final de la ceremonia seremos obsequiadas con algún tipo de placa, y después podremos retirarnos al Edificio de Justicia, donde sera servida una cena especial.
Mientras el tren entra en la estación del Distrito 11, Kurt le da los últimos retoques a mi conjunto, cambiando mi diadema naranja por una de oro metálico y asegurando en el vestido la insignia del sinsajo que lleve en la arena. No hay comité de bienvenida en la plataforma, solo una cuadrilla de ocho agentes de la paz que nos dirigen a la parte trasera de una furgoneta acorazada. Rachel bufa cuando la puerta se cierra con un clank detrás de nosotros.
― De verdad, se diría que somos criminales... ― Dice.
No todos, Rachel. Solo yo pienso.
La furgoneta nos deja detrás del Edificio de Justicia. Nos llevan rápidamente al interior.
Puedo oler que están preparando una excelente comida, pero no bloquea los olores a moho y putrefacción. No nos han dejado tiempo para curiosear. Mientras vamos en linea hasta la entrada delantera, puedo oir como empieza a sonar el himno en la plaza. Alguien me pone un micrófono de clip. Brittany me coge la mano izquierda. El alcalde nos esta presentando mientras las inmensas puertas se abren con un gruñido.
― !Grandes sonrisas!... ― Dice Rachel, y nos da un empujoncito. Nuestros pies empiezan a moverse hacia delante.
Esto es. Esto es cuando tengo que convencer a todo el mundo de lo enamorada que estoy de Brittany, pienso.
La solemne ceremonia esta muy organizada, asi que no estoy segura de como
hacerlo. No es momento de besos, pero tal vez pueda incluir uno.
Hay un sonoro aplauso, pero ninguna de las otras respuestas que obtuvimos en el Capitolio, los vitoreos, hurras y silbidos. Andamos por la galería sombreada hasta que se termina el tejado y estamos en pie ante unas grandes escaleras de mármol bajo el sol abrasador.
Mientras mis ojos se ajustan, veo que de los edificios de la plaza han colgado banderas que ayudan a cubrir su estado de abandono. Esta todo lleno de gente, pero una vez mas, solo una fracción de la gente que vive aquí.
Como siempre, una plataforma especial ha sido construida al final del tablado para las familias de los tributos muertos. En el lado de Zizes , solo hay una anciana jorobada y una chica alta y musculada que supongo es su hermana. En el de Rey . . . no estoy preparada para la familia de Rey. Sus padres, cuyos rostros llevan todavía fresca la tristeza. Sus cinco hermanos pequeños que se parecen tanto a el. Las constituciones menudas, los luminosos ojos castaños. Forman una bandada de pequeños pájaros.
El aplauso se apaga y el alcalde pronuncia el discurso en nuestro honor. Dos niñas pequeñas se acercan con dos inmensos ramos de flores. Brittany pronuncia su parte del guión establecido y después encuentro a mis labios moviéndose para concluirlo. Afortunadamente, mi madre y Mich me lo han taladrado en el cerebro, asi que puedo hacerlo dormida.
Brittany tiene sus comentarios personales escritos en una tarjeta, pero no la saca. En vez de eso habla en su estilo sencillo y encantador sobre Lauren y Rey llegando a los ocho finales, sobre como ambos me mantuvieron con vida―y asi manteniéndola a ella con vida―y como esta es una deuda que nunca podremos pagar. Y entonces vacila antes de añadir algo que no estaba escrito en la tarjeta. Tal vez es porque penso que Rachel se lo haria borrar.
― No puede en modo alguno sustituir vuestras perdidas, pero como prueba de nuestro agradecimiento nos gustaría que cada una de las familias de los tributos del Distrito Once recibieran un mes de nuestras ganancias cada año durante el resto de nuestras vidas..
La multitud no puede sino responder con gritos ahogados y murmullos. No hay precedente para lo que ha hecho Brittany. Ni siquiera se si es legal. Probablemente ella tampoco lo sabe, asi que no pregunto por si acaso no lo era. En cuanto a las familias, solo se nos quedan mirando en estado de shock. Sus vidas cambiaron para siempre cuando perdieron a Lauren y Rey, pero este regalo las cambiara de nuevo. Un mes de ganancias de tributo pueden proporcionar fácilmente sustento a una familia durante un año. Mientras vivamos, no pasaran hambre.
Miro a Brittany y me dirige una sonrisa triste. Oigo la voz de Sue. “Podria haberte ido mucho peor.” En este momento, es imposible imaginar como podría irme nada mejor. El regalo. . . es perfecto. Asi que cuando me pongo de puntillas para besarla, no se siente forzado en absoluto.
El alcalde avanza para entregarnos a cada una una placa que es tan grande que tengo que dejar en el suelo mi ramo para sujetarla. La ceremonia esta a punto de terminar cuando veo a uno de los hermanos de Rey mirándome. Debe de tener unos nueve años y es prácticamente una replica exacta de Rey, en la forma en la que permanece en pie con los brazos ligeramente extendidos. A pesar de las buenas noticias sobre las ganancias, no es feliz. De hecho, me mira con reproche. ¿Es porque no salve a Rey?
No. Es porque no le he dado las gracias, pienso.
Una ola de vergüenza me recorre de la cabeza a los pies. El niño tiene razón. Como puedo quedarme aquí de pie, pasiva y callada, dejándole todas las palabras a Brittany? Si el hubiera ganado, Rey nunca hubiera dejado que mi muerte se quedara sin una canción. Recuerdo como me preocupe en la arena de cubrirlo de flores, para asegurarme de que su perdida no pasara desapercibida. Pero ese gesto no significara nada si no lo respaldo ahora.
― !Esperen!.. ― Avanzo a trompicones, presionando la placa contra mi pecho. Mi tiempo asignado para hablar ha venido y se ha ido, pero debo decir algo. Mi deuda es demasiado grande. E incluso si les hubiera prometido todas mis ganancias a las familias, eso no disculparía mi silencio hoy― Esperen, por favor... ― No se como empezar, pero una vez que lo hago, las palabras salen de mis labios como un chorro, como si se hubieran formado en el fondo de mi mente hace mucho tiempo― Quiero ofrecerles mis agradecimientos a los tributos del Distrito Once... ― Digo. Miro a la pareja de mujeres en el lado de Zizes ― Solo hable con Lauren una vez. Tan solo lo bastante como para que me perdonara la vida. No la conocía, pero siempre la respete. Por su poder. Por su negación a jugar los Juegos con las reglas de nadie salvo las suyas propias. Los tributos profesionales querían que se aliara con ellos desde el principio, pero ella no quería. La respete por eso.
Por primera vez la anciana jorobada―es la abuela de Zizes?―levanta la cabeza y la
sombra de una sonrisa juega en sus labios.
Ahora la multitud esta en silencio, tan en silencio que me pregunto como lo consiguen. Deben de estar todos conteniendo la respiración.
Me vuelvo hacia la familia de Rey.
― Pero siento como si conociera a Rey, y siempre estara conmigo. Todas las cosas
hermosas me lo traen a la mente. Lo veo en las flores amarillas que crecen en la Pradera junto a mi casa. Lo veo en los sinsajos que cantan en los arboles. Pero mas que nada, lo veo en mi hermano, Mich... ― No puedo fiarme de mi voz, pero ya casi he acabado. ―.. Gracias por vuestros hijos... ― Alzo la barbilla para dirigirme a la multitud. ―.. Y gracias a todos por el pan...
Me quedo allí de pie, sintiéndome pequeña y rota, miles de ojos clavados en mi. Hay una larga pausa. Despees, desde algún lugar entre la multitud, alguien silba la canción de Rey de cuatro notas de los sinsajos. La que señalaba el final del día en las huertas. La que significaba seguridad en la arena. Hacia el final de la cancioncilla, he encontrado al que silba, un hombre viejo con una camisa roja gastada y un pantalón de peto. Sus ojos encuentran los mios.
Lo que sucede a continuación no es un accidente. Esta demasiado bien ejecutado para ser espontáneo porque sucede completamente al unisono. Cada persona en la multitud presiona los tres dedos centrales de la mano izquierda contra sus labios y los extiende hacia mi. Es nuestro signo del Distrito 12, el ultimo adiós que le di a Rey en la arena.
Si no hubiera hablado con el Presidente Snow, este gesto tal vez me llevara a las lágrimas. Pero con sus ordenes recientes de calmar a los distritos aun frescas en mis oidos, me llena de terror. .Que pensara de este saludo tan publico a la chica que desafió al Capitolio? El pleno impacto de lo que he hecho me golpea. No era intencionado―solo quería expresar mi agradecimiento―pero he provocado algo peligroso. Un acto de desacuerdo por parte de la gente del Distrito 11. !Esta es exactamente la clase de cosa que debería estar aplacando! Intento pensar en algo que decir que le reste importancia a lo que acaba de suceder, que lo niegue, pero puedo oir la pequeña explosión de estática que indica que mi micrófono ha sido apagado y el alcalde ya ha tomado la palabra. Brittany y yo aceptamos una ronda final de aplausos. Me dirige de vuelta hacia las puertas, ignorante de que algo ha ido mal.
Me encuentro mal y tengo que pararme un momento. Pequeños pedacitos de brillante sol bailan ante mis ojos.
― Santana, te encuentras bien?.. ― Pregunta Brittany.
― Solo sigo mareada... El sol era tan brillante... ― Digo. Veo su ramo. ― Olvide mis flores.. ―Musito.
― Yo las cogeré... ― Dice ella.
― Puedo yo... ― Respondo.
Ahora estaríamos a salvo dentro del Edificio de Justicia, si yo no me hubiera detenido, si no hubiera dejado mis flores. En vez de ello, desde la profunda sombra de la galería, lo vemos todo.
A un par de agentes de la paz arrastrando al viejo que silbo a la parte alta de las escaleras. Obligándolo a arrodillarse ante la multitud. Y metiéndole una bala en la cabeza.
El hombre acaba de caerse al suelo cuando un muro de uniformes blancos de agentes de la paz bloquea nuestro campo de visión. Varios de los soldados tienen armas automáticas sujetas de lado mientras nos empujan de vuelta a la puerta.
― !Ya nos vamos!.. ― Dice Brittany, empujando al agente de la paz que esta haciendo presion sobre mi. ― Lo pillamos, vale? Vamos, Santana... ― Su brazo me rodea y me guia de vuelta al Edificio de Justicia. Los agentes de la paz nos siguen a uno o dos pasos de distancia. En cuanto estamos dentro, las puertas se cierran y oimos las botas de los agentes de la paz moverse otra vez hacia la muchedumbre.
Sue, Rachel, Mercedes y Kurt esperan bajo una pantalla llena de estática que esta
montada sobre la pared, sus rostros crispados por la ansiedad.
― Que ha pasado?... ― Se acerca corriendo Rachel. ― Perdimos la señal justo después del precioso discurso de Santana, y después Sue dijo que le pareció oir un disparo, y yo dije que eso era ridículo, pero quien sabe? !En todas partes hay lunáticos!...
― No ha pasado nada, Rachel.. Solo petardeo una camioneta vieja, eso es todo. ― Dice Brittany con tranquilidad.
Dos disparos mas. La puerta no ahoga mucho su sonido. .Quien era ese? La abuela de Zizes? Una de los hermanos pequeños de Rey?
― Vosotras dos. Conmigo... ―Dice Sue. Brittany y yo la seguimos, dejando atras a los demas. Los agentes de la paz que están estacionados fuera del Edificio de Justicia se interesan poco por nuestros movimientos ahora que estamos a salvo en el interior.
Ascendemos por una magnifica escalera de caracol de mármol. En la parte alta hay un largo pasillo con una alfombra raída en el suelo. Unas puertas dobles están abiertas, dándonos la bienvenida a la primera sala que encontramos. El techo debe de tener seis metros de altura. Hay diseños de fruta y flores grabados en las molduras y niños pequeños, regordetes y con alas nos miran desde arriba, desde cada ángulo. Jarrones de flores desprenden un olor empalagoso que hace que me
piquen los ojos. Nuestra ropa de noche cuelga de perchas contra la pared. Este cuarto ha sido arreglado para uso nuestro, pero apenas estamos aquí lo bastante como para recoger nuestros regalos. Después Sue nos arranca los micrófonos del pecho, los entierra debajo del cojín de un sofa, y nos indica que le sigamos.
Por lo que yo se, Sue solo ha estado aqui una vez, cuando estaba en su Tour de la
Victoria hace décadas. Pero debe de tener una memoria impresionante o instintos muy fiables porque nos guia a traves de un laberinto de escaleras torcidas y pasillos cada vez mas estrechos. A veces tiene que parar y forzar una puerta. Por el chirrido de protesta de los goznes puedes saber que hace mucho tiempo desde la ultima vez que fue abierta. Despues de un tiempo subimos por una escalera de mano hasta una trampilla. Cuando Sue la empuja a un lado, nos encontramos en la cúpula del Edificio de Justicia. Es un lugar inmenso lleno de muebles rotos, pilas de libros y cuadernos de contabilidad, y armas oxidadas. La capa de polvo que lo cubre todo es tan gruesa que se ve claramente que no ha sido molestada en anos. La luz lucha por filtrarse a traves de cuatro tristes ventanas cuadradas situadas a los lados de la cúpula. Sue le da una patada a la trampilla para que se cierre y se vuelve hacia nosotras.
― Que ha pasado?.. ― Pregunta.
Brittany relata todo lo sucedido en la plaza. El silbido, el saludo, como vacilamos en la galería, el asesinato del anciano.
― Que esta pasando, Sue?..
― Sera mejor si viene de ti... ― Me dice Sue.
No estoy de acuerdo. Creo que sera cien veces peor si viene de mi. Pero se lo cuento todo a Brittany con tanta calma como puedo. Sobre el Presidente Snow, el nerviosismo en los distritos. Ni siquiera omito el beso con Puck. Expongo como todos estamos en peligro, como todo el pais esta en peligro por mi truco con las bayas.
― Se suponía que debía arreglar las cosas en este tour. Hacer creer a todo aquel que tuviera dudas que habia actuado por amor. Calmar las cosas. Pero obviamente, todo lo que he hecho hoy es conseguir que mataran a tres personas, y ahora todos los de la plaza seran castigados... ― Me encuentro tan mal que tengo que sentarme en un sofa, a pesar de los muelles y el relleno expuestos.
― Entonces yo también empeore las cosas. Dando el dinero... ― Dice Brittany. De repente golpea una lampara que estaba precariamente situada sobre un cajón y la lanza al otro lado de la sala, donde se hace añicos contra el suelo. ― Esto tiene que parar. Ya. Este . . . este . . . juego que juegan vosotras dos, donde se cuentan secretitos la una a la otra pero me dejan fuera a mi como si fuera demasiado intranscendente o estúpida o debil para soportarlos...
― No eres estúpida!.. No es asi, Brittany . . . ― Empiezo.
― !Es exactamente asi!.. me tratan como una estupida..― Me grita. ― ..!Yo también tengo gente que me importa, Santana! Familia y amigos en el Distrito Doce que estaran tan muertos como los tuyos si no hacemos bien esto. Asi que, después de todo por lo que pasamos en la arena, ni siquiera soy digna de
que me digas la verdad?...
― Siempre eres tan fiable y tan buena, Brittany.. ― Dice Sue― Tan lista sobre como te presentas a ti misma ante las cámaras. No quería estropear eso...
― Bueno, me has sobreestimado. Porque hoy la fastidie de veras. .Que crees tu que va a pasarles a las familias de Lauren y de Rey?.. Crees que conseguirán sus partes de nuestras ganancias?...Crees que les he dado un brillante futuro?.. !Porque yo creo que tendrán suerte si sobreviven a este día!... ― Brittany lanza otra cosa por los aires, una estatua. Nunca la he visto asi.
― Tiene razón, Sue... ― Digo. ― Fue un error no contárselo. Incluso alla en el Capitolio...
― Incluso en la arena, vosotras dos tenían trabajado algún tipo de sistema, verdad?.. ― Pregunta Brittany. Ahora su voz esta mas calmada. ― Algo de lo que yo no formaba parte...
― No. No oficialmente. Solo que yo podía deducir que es lo que Sue quería que
hiciera según lo que enviaba, o no enviaba... ― Digo.
― Bueno, yo nunca tuve esa oportunidad. Porque nunca me envío nada hasta que apareciste tu... ― Dice Brittany.
No he pensado mucho sobre esto. Como debe de haber parecido desde la perspectiva de Brittany cuando aparecí en la arena habiendo recibido medicina para las quemaduras y pan mientras que ella, que estaba a las puertas de la muerte, no habia conseguido nada. Como si Sue me hubiera estado manteniendo con vida a sus expensas.
― Mira, blondy . . . ― Empieza Sue.
― No te molestes, Sue. Se que tenias que elegir a una de las dos. Y yo habria querido que fuera ella. Pero esto es algo distinto... Hay gente muerta ahí fuera. Mas les seguirán a no ser que seamos muy buenas... Todos sabemos que yo soy mejor que Santana delante de las cámaras. Nadie tiene que guiarme para saber que decir. Pero tengo que saber en que me estoy metiendo... ― Dice Brittany.
― De ahora en adelante, estaras plenamente informada... ― Promete Sue.
― Mas te vale... ― Dice Brittany. Ni siquiera se molesta en mirarme antes de salir.
El polvo que ha levantado flota y busca nuevos lugares sobre los que posarse. Mi pelo, mis ojos, mi brillante insignia dorada.
― Me elegiste, Sue?.. ― Pregunto.
― Si...
― Por que? Te gusta mas ella...
― Eso es verdad. Pero recuerda, hasta que cambiaron las reglas, yo solo podía aspirar a sacar a una de allí con vida. Pense que ya que ella estaba decidida a protegerte, bueno, entre los tres, tal vez fuéramos capaces de traerte a casa...
― Oh... ― Es todo lo que se me ocurre decir.
― Ya veras, las elecciones que deberás tomar. Si sobrevivimos a esto.. ― Dice Sue ― Aprenderás...
Bueno, hoy he aprendido una cosa. Este lugar no es una versión mas grande del Distrito 12. Nuestra valla no esta vigilada y rara vez esta cargada. Nuestros agentes de la paz no son bien recibidos pero son menos brutales. Nuestros apuros suscitan mas cansancio que furia. Aquí en el 11, sufren con mas agudeza y sienten mas desesperación. El Presidente Snow tiene razón. Una chispa podría ser suficiente para incendiarlos.
Todo esta pasando demasiado rápido para que pueda procesarlo. El aviso, los disparos, el reconocimiento de que quizás haya puesto en movimiento algo de grandes consecuencias. Todo el asunto es tan improbable. Y seria una cosa si hubiera planeado remover las cosas, pero dadas las circunstancias . . . .como demonios cause tantos problemas?
― Vamos. Tenemos una cena a la que asistir... ― Dice Sue.
Me quedo en la ducha tanto como me lo permiten antes de tener que salir para que me arreglen. El equipo de preparacion parece ignorante de los eventos del día. Todos están excitados por la cena. En los distritos son lo bastante importantes como para asistir, mientras que en el Capitolio casi nunca consiguen invitaciones para fiestas de prestigio. Mientras tratan de predecir que platos se servirán, no dejo de ver como le destrozan la cabeza al anciano. Ni siquiera presto atención a lo que nadie me esta haciendo hasta que estoy a punto de salir y me veo en el espejo. Un vestido sin tiras rosa pálido me roza los zapatos. Mi pelo esta recogido, cayendo unos pequeños tirabuzones en mi cara, pero dejándola al descubierto.
Kurt llega desde atras y me coloca un reluciente chal plateado alrededor de los hombros. Se encuentra con mi mirada en el espejo.
― Te gusta?..
― Es precioso. Como siempre...
― Veamos que tal queda con una sonrisa... ― Dice amablemente. Es su recordatorio de que en un minuto habra otra vez cámaras. Consigo alzar las comisuras de los labios. ― Alla vamos...
Cuando nos juntamos todos para bajar a cenar, me doy cuenta de que Rachel no sabe nada. Esta claro que Sue no le ha dicho lo que paso en la plaza. No me sorprendería que Kurt y Mercedes lo supieran, pero parece haber un acuerdo no hablado de dejar a Rachel fuera de las malas noticias. Aunque no se tarda mucho en oir acerca del problema.
Rachel repasa el horario de la noche, luego lo lanza a un lado.
― Y después, menos mal, podemos subir a ese tren y salir de aquí... ― Dice.
― Pasa algo malo, Rachel?.. ― Pregunta Kurt.
― No me gusta la forma en que hemos sido tratados. Metidos en camionetas y apartados de la plataforma. Y después, hace cosa de una hora, decidí salir a mirar alrededor del Edificio de Justicia. Soy algo asi como una experta en diseño arquitectónico, sabes... ― Dice ella.
― Oh, si, lo he oido... ― Dice Mercedes antes de que la pausa se haga demasiado larga.
― Asi que, solo estaba echando un vistazo por ahí porque las ruinas de distritos van a ser el ultimo grito este año, cuando aparecieron dos agentes de la paz y me ordenaron volver a nuestros aposentos. !Uno de ellos incluso me empujo con su pistola!.. ― Dice Rachel.
No puedo evitar pensar que este es el resultado directo de la desaparición de Sue,
Brittany y mia antes durante el día. Es algo reconfortante, sin embargo, pensar que Sue tal vez haya tenido razón. Que nadie estaría monitorizando la cúpula polvorienta donde hablamos. Aunque me apuesto a que ahora si lo hacen.
Rachel parece tan disgustada que la abrazo espontáneamente.
― Eso es horrible, Rachel. Tal vez no deberíamos ir a la cena después de todo. Por lo menos hasta que se disculparan... ― Se que nunca estara de acuerdo con esto, pero se anima considerablemente ante la sugerencia, ante la validación de su queja.
― No, lo soportare. Es parte de mi trabajo lidiar con los puntos altos y los bajos. Y no podemos dejar que vosotras dos os perdais la cena. Pero gracias por el ofrecimiento, Santana...
Rachel nos ordena en formación para nuestra entrada. Primero los equipos de preparacion, después ella, los estilistas, Sue, Brittany y yo, por supuesto, ocupamos la retaguardia.
En algún punto por debajo de nosotros, músicos empiezan a tocar. Cuando la primera onda de nuestra pequeña procesión empieza a bajar los escalones, Brittany y yo nos damos la mano.
― Sue dice que hice mal en gritarte. Que tu solo operabas bajo sus instrucciones... ― Dice Brittany. ― ..Y no es como si yo no te hubiera ocultado cosas en el pasado..
Recuerdo el shock que habia supuesto oir a Brittany confesar su amor por mi delante de todo Panem. Sueh sabia acerca de eso y no me lo habia dicho.
― Creo que yo también rompí unas cuantas cosas después de esa entrevista...
― Solo una urna... ― Dice ella.
― Y tus manos. Aunque ya no tiene sentido, verdad? ..No ser sinceras la una con la otra?..
― No tiene sentido... ―Dice Brittany. Estamos de pie en la parte alta de las escaleras, dándole a Sue una ventaja de quince pasos tal y como indico Rachel. ― ..De verdad fue esa la única vez que besaste a Puck?..
Estoy tan sorprendida que respondo.
― Si... ― Con todo lo que ha pasado hoy, de verdad lo estaba reconcomiendo esa pregunta?
― Esos son quince. Hagamoslo... ― Dice.
Una luz nos golpea, y pongo la sonrisa mas brillante que puedo.
...............................................................................................................
...Holaaa chicas... todavia es medio dificil que Santana pueda entender sus sentimientos hacia Brittany y lamentablemente cualquier cosa que haga parece afectarla, el ocultarle las cosas es una de ellas, pero ya son amigas y se van a ir acercando bastantes, veremos como termina este tour de la victoria.. y esperemos que no salga mas gente herida por las cosas que diga Santana..
mañana tratare de actualizar, pero no prometo nada, estoy algo atareada estos dias, es temporada de parciales y la verdad estoy sacando ratotos para poder actualizar..
Besotes..
gatituu *_****** - Mensajes : 215
Fecha de inscripción : 12/08/2012
Re: [Resuelto][FIC BRITTANA] Los juegos del Hambre... "EN LLAMAS.." CAPITULO 6
He leido los comentarios anteriores y si santana se hace mucho rollo para aclarar lo que siente por Brittany, espero a ver como continuan las cosas y ojala no haya mas consecuencias por los actos de las chicas, aunque lo dudo mucho!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto][FIC BRITTANA] Los juegos del Hambre... "EN LLAMAS.." CAPITULO 6
Hola que tal!!
Una mierd...... los "agentes de la paz".
Me gusta ese pequeño acercamiento entre San y Britt!!
Saludos
Una mierd...... los "agentes de la paz".
Me gusta ese pequeño acercamiento entre San y Britt!!
Saludos
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: [Resuelto][FIC BRITTANA] Los juegos del Hambre... "EN LLAMAS.." CAPITULO 6
¡En Llamas...En Llamas...En Llamas! Me emociona comenzar la segunda parte, no había podido comentar antes...pero aquí tienes a un tributo más...y yo te culpo a ti por eso -.- xD broma, broma.
-.- No me gusta que Puck haya besado a Santana...no se porque, pero solo no me gusta. Ahora que Brittany y Santana será amigas, tal vez no le cueste tanto trabajo fingir estar enamorada, fingir que la quiere, fingir una boda y fingir que tiene hijos...fingidos xD bueno, es eso o que todas las personas que quieren caigan por culpa de los "Agentes de Paz".
Hablando de eso...¡Malditos! me recuerdan tantas cosas y es en parte lo que me gusta de está historia...refleja un problema real (lastima que en la película no lo hayan querido poner así).
No se, ya quiero que sigas porque...vienen nuevos juegos del Hambre, nuevos tributos y ahshskaksalk! xD
Ok, un beso y espero la actualización...PRONTO! xD
-.- No me gusta que Puck haya besado a Santana...no se porque, pero solo no me gusta. Ahora que Brittany y Santana será amigas, tal vez no le cueste tanto trabajo fingir estar enamorada, fingir que la quiere, fingir una boda y fingir que tiene hijos...fingidos xD bueno, es eso o que todas las personas que quieren caigan por culpa de los "Agentes de Paz".
Hablando de eso...¡Malditos! me recuerdan tantas cosas y es en parte lo que me gusta de está historia...refleja un problema real (lastima que en la película no lo hayan querido poner así).
No se, ya quiero que sigas porque...vienen nuevos juegos del Hambre, nuevos tributos y ahshskaksalk! xD
Ok, un beso y espero la actualización...PRONTO! xD
Ali_Pearce- - Mensajes : 1107
Fecha de inscripción : 07/06/2012
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Re: [Resuelto][FIC BRITTANA] Los juegos del Hambre... "EN LLAMAS.." CAPITULO 6
.. holaaa... si la verdad q si, pero es q ni sikiera sabe sus sentimientos hacia Puck, y lo de Brtt teoricamente es finjido.. pero en uno9s capis mas, van a ver novedades, solo paciencia...micky morales escribió:He leido los comentarios anteriores y si santana se hace mucho rollo para aclarar lo que siente por Brittany, espero a ver como continuan las cosas y ojala no haya mas consecuencias por los actos de las chicas, aunque lo dudo mucho!
Besotes...
...Holaa Moni.. la verdad q si, no todos son iguales a los del distrito 12... pues van a haber mas acercamientos, stoy editando y agregando para q no sea tan insipido como en los libros..monica.santander escribió:Hola que tal!!
Una mierd...... los "agentes de la paz".
Me gusta ese pequeño acercamiento entre San y Britt!!
Saludos
Besotes...
..Holaa Ali... stabas desaparecida eh! ajajaja.... un tributo mas??? per mas q bienvenida entonces .iii. bueno me hago cargo, feliz de haberte transfrmado en tributo ajajaja... antes q nada leiste el libro ya???.. si se besaron, en el libro a la protagonista le gusto mucho el beso, y no fue el unico, pero eso enia q ser cambiado si o si ajajaja.... de ahora en adelante las cosas van a ser cada vez menos finjidas ajaja...Ali_Pearce escribió:¡En Llamas...En Llamas...En Llamas! Me emociona comenzar la segunda parte, no había podido comentar antes...pero aquí tienes a un tributo más...y yo te culpo a ti por eso -.- xD broma, broma.
-.- No me gusta que Puck haya besado a Santana...no se porque, pero solo no me gusta. Ahora que Brittany y Santana será amigas, tal vez no le cueste tanto trabajo fingir estar enamorada, fingir que la quiere, fingir una boda y fingir que tiene hijos...fingidos xD bueno, es eso o que todas las personas que quieren caigan por culpa de los "Agentes de Paz".
Hablando de eso...¡Malditos! me recuerdan tantas cosas y es en parte lo que me gusta de está historia...refleja un problema real (lastima que en la película no lo hayan querido poner así).
No se, ya quiero que sigas porque...vienen nuevos juegos del Hambre, nuevos tributos y ahshskaksalk! xD
Ok, un beso y espero la actualización...PRONTO! xD
viste?? yo pense lo mismo, refleja nuestra actualidad, pero en los libros esta en un contexto mas extremista x asi decirlo, y un pooc mas fantacioso, pero si lo pensas es lo mismo q vivimos dia a dia.. vivimos en un mundoi donde hay gente q se muere de hambre, hay hijos, padres, hermanos, nietos sobrinos, etc, q son enviados a guerras para "morir x su patria" pero en realidad se aseguran de seguir vivos matandose entre ellos por el ego de quien tiene poder, no podes confiando en nuestros supuestos "agentes de la paz" (policias), la gente esta cada vez mas violenta, y procura cuidarce uno mismo y a los suyos, si a alguien al lado tuyo le pasa algo miramos hacia otro lado x miedo a represarias, hay control sobre los medio de comunicacion, las manipulaciones geneticas, etc... me fui de tema, per son mis apreciaciones ajaja...
sii, se vienen nuevos juegos del hambre.. atenti con eso.. "en llamas" es el libro q mas me gusta de los 3, y voy a esforzarme porq la adaptacion sea buena...
Besotes..
gatituu *_****** - Mensajes : 215
Fecha de inscripción : 12/08/2012
[FIC BRITTANA] Los juegos del Hambre... "EN LLAMAS.." CAPITULO 4
CAPITULO 4:
Bajamos los escalones y somos absorbidos por lo que se convierte en una ronda
indistinguible de cenas, ceremonias, y viajes en tren. Cada día es lo mismo. Despertarse. Vestirse. Conducir entre muchedumbres que nos aclaman. Escuchar el discurso en nuestro honor. Dar un discurso de agradecimiento en respuesta, pero solo el que nos dio el Capitolio, ahora nunca añadidos personales. A veces un breve tour: un vistazo al mar en un distrito, altos bosques en otro, feas fabricas, campos de trigo, refinerías malolientes. Vestirse con ropa de noche. Acudir a la cena. Tren.
Durante las ceremonias, somos solemnes y respetuosas pero siempre unidas, por nuestras manos, nuestros brazos. En las cenas, estamos al borde del delirio por nuestro mutuo amor. Nos besamos, bailamos, nos pillan intentando escaparnos para estar a solas. En el tren, nos sentimos silenciosamente miserables mientras intentamos evaluar el efecto que estamos teniendo, lo unico mas rescatable es que este viaje esta siviendo para que interactuemos mas entre nosotras y nos tengamos mucha mas confianza.
Incluso con nuestros discursos personales para aplacar el descontento―es innecesario decir que los que pronunciamos en el Distrito 11 fueron editados antes de que el evento fuera emitido en televisión―puedes sentir algo en el aire, el murmullo de la ebullición en una pota a punto de desbordarse. No en todas partes. Algunas multitudes tienen ese aire de ganado fatigado que se que el Distrito 12 suele proyectar en las ceremonias de los vencedores. Pero en otros―particularmente el 8, el 4 y el 3―hay una genuina euforia en los rostros de la gente cuando nos ve y, bajo la euforia, furia. Cuando gritan mi nombre, es mas un grito de venganza que una aclamación. Cuando los agentes de la paz se acercan para calmar a una muchedumbre indisciplinada, esta les devuelve el empujón en vez de retraerse. Y entonces se que no hay nada que yo hubiera podido hacer jamas para cambiar esto. Ninguna muestra de amor, aunque ahora mas creíble, cambiaría esta marea. Si el que alzara esas bayas fue un acto de locura pasajera, entonces esta gente también abrazara la locura.
Kurt empieza a recoger mi ropa alrededor de la cintura. El equipo de preparación se
vuelve loco por los círculos debajo de mis ojos. Rachel empieza a darme pastillas para dormir, pero no funcionan. No lo bastante bien. Solo me duermo para despertarme por pesadillas que han incrementado en numero e intensidad. Brittany, que se pasa una gran parte de la noche vagando por el tren, me oye gritar mientras lucho por salir del aturdimiento de la droga que solo prolonga los horribles sueños. Ella consigue despertarme y tranquilizarme. Después se sube
a la cama para sostenerme hasta que vuelvo a dormirme. Después de eso, rechazo las pastillas. Pero cada noche la dejo entrar en mi cama. Soportamos la oscuridad tal y como lo hacíamos en la arena, envueltas en los brazos de la otra, protegiéndonos de peligros que pueden descender en cualquier momento. No pasa nada mas, solo dormimos juntas, como cualquier otro par de amigas, pero nuestro arreglo rápidamente se convierte en objeto de cotilleo en el tren.
Cuando Rachel me lo menciona, pienso, Bien. Tal vez le llegue al Presidente Snow.
Le digo que haremos un esfuerzo por ser mas discretas, pero no lo hacemos, todas las noches lo mismo, a veces procuramos quedarnos despiertas hablando para que el sueño no nos venza y asi no tener las pesadillas, pero siempre logramos quedarnos profundamente dormidas en los brazos de la otra, los únicos brazos que hasta ahora han conseguido tranquilizarme y darme esa paz que tanto anhelaba desde la muerte de mi padre.
Las consecutivas apariciones en el 2 y el 1 son su propia clase de horribles. Sebastian y Kitty, los tributos del Distrito 2, tal vez hubieran llegado ambos a casa si Brittany y yo no lo hubiéramos hecho. Yo mate personalmente a la chica, Hanna, y al chico del Distrito 1. Mientras intento evitar mirar a su familia, me entero de que su nombre completo era Hanna Marin. . Era la hija del alcalde de su distrito. ¿Como es que nunca lo supe? Supongo que antes de los Juegos no preste atención, y después no lo quise saber.
Para cuando llegamos al Capitolio, estamos desesperadas. Hacemos apariciones
interminables ante muchedumbres adoradoras. No hay peligro de un levantamiento aquí entre los privilegiados, entre aquellos cuyos nombres nunca se introducen en las bolas de la cosecha, aquellos cuyos hijos nunca mueren por supuestos crímenes cometidos hace generaciones. No necesitamos convencer a nadie en el Capitolio de nuestro amor, pero nos aferramos a la débil esperanza de que aun podemos llegarles a algunos de los que no pudimos convencer en los
distritos. Lo que quiera que hagamos parece demasiado poco, demasiado tarde.
De vuelta en nuestras habitaciones en el Centro de Entrenamiento, yo soy la que sugiere la proposición publica de matrimonio. Brittany accede a hacerlo pero luego desaparece en su habitación durante mucho tiempo. Sue me dice que la deje sola.
― Creí que lo quería, de todas formas... ― Digo.
― No asi... ― Dice Sue― Ella quería que fuera real...
"Diablos"― pienso.
Vuelvo a mi habitación y me acuesto debajo de las mantas, intentando no pensar en como tomara la noticia Puck, pero me remuevo inquieta al saber que tal vez con mi decicion nuevamente este lastimando a Brittany.
Me levanto y voy hasta su habitación, golpeo pero no responde, lo mejor seria dejarla descansar pero mi cuerpo me lo impide y entro a su habitación sin hacer ruido creyendo que esta dormida, esta de espaldas y su cuerpo temblando levemente, me revela que esta despierta, "Tal vez tenga frío.."― pienso― ella no se da cuenta de mi presencia. Me acerco y me doy cuenta que esta llorando "Oh.. Britt.." me rompe el corazón verla asi y mas aun sabiendo que esas lágrimas son por mi culpa, no lo pienso y me meto en la cama con ella envolviéndola con mis brazos y ella pega un respingo al notar mi cuerpo en su espalda.
― Santana?...
― Shh.. ―le susurro y me acerco mas a su cuerpo, ella aprieta mi mano y sigue llorando.
Dura varios minutos asi, hasta que logra tranquilizarse. No puedo soportarlo, no puedo verla asi, ella no lo merece, no merece pagar por mis errores, es mi responsabilidad.
― Lo siento Britt..―digo casi inaudiblemente―..ya se nos va a ocurrir algo mas..
― No..―dice volteandose quedando frente a mi pero sin tomar distancia ninguna de las dos ―..va a salir todo bien, no te preocupes...
― No puedo obligarte a hacerlo.. fue mi error. No quiero que hagas algo que te lastime, no me lo perdonaría nunca... ―digo y me resbala una lágrima.
― Estamos juntas ahora lo recuerdas?..―pregunta secándome la lágrima y yo asiento a regadientes, porque no nos queda otra opción, yo la arrastre conmigo―.. quiero hacerlo..―susurra y yo la veo a los ojos, esos hermosos ojos que a pesar de la poca luz que ingresa desde afuera, puedo ver que están algo hinchados.
― Pero no es lo que querías..
― Es cierto, pero las circunstancias nos obligan a tomar otras medidas.. las cosas no siempre van a ser como nosotras queramos.. pero podemos solucionarlo, siempre y cuando nos apoyemos...―dice esbozando una sonrisa.
Por que tiene que ser tan dulce conmigo, incluso cuando yo soy la razón de sus lágrimas.
― Ojala algún día puedas perdonarme todo..
― No hay nada que perdonar Santana... yo quiero estar a tu lado, no voy a dejarte sola..―dice y no puedo responderle nada, solo la abrazo y me aferro a ella para que no me la puedan arrebatar nunca, me doy cuenta que no podría hacerlo sin ella. Tenemos que hacer todo bien, no puedo dejar que dañen a mi familia o a Puck, ni puedo dejar que le hagan daño a la chica del pan. No me doy cuenta cuando nos quedamos dormidas nuevamente abrazadas como todas las noches.
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Al otro día, en el escenario delante del Centro de Entrenamiento, balbuceamos como nuestras respuestas a una lista de preguntas. Caesar Flickerman, en su brillante traje azul medianoche, su pelo, párpados y labios aun tenidos de azul pastel, nos guia sin fallos en la entrevista. Cuando nos pregunta sobre el futuro, Brittany se pone de pie y me da la mano para levantarme también, me toma las manos entre las suyas mirándome a los ojos, abre su corazón, y me suplica que me case con ella. Yo, por supuesto, acepto. Caesar esta fuera de si, la audiencia del Capitolio esta histérica, planos de muchedumbres por todo Panem muestran un
país loco de felicidad. Por un segundo pienso en como seria si en realidad su proposicion fuera real, ¿Le diría que si? ¿Podría pasar toda mi vida con Bittany Pierce?, pero la realidad me golpea la cara y me doy cuenta enseguida que es una actuación, la cual debemos hacer porque el Precidente Snow esta mirando cada movimiento nuestro.
El Presidente Snow en persona nos hace una visita sorpresa para felicitarnos. Le da un abrazo algo prolongado a Brittany, y luego se aparta mirándola lascivamente, cosa que me da molestia y asco. A mi también me abraza, envolviéndome en el olor a sangre y rosas, y planta un beso hinchado en mi mejilla. Cuando se aparta, sus dedos clavándose en mis brazos, su cara sonriendo a la mia, me atrevo a alzar las cejas. Ellas preguntan lo que mis labios no pueden. .Lo hice? .Fue suficiente? .Fue el renunciar a todo por ti, seguir el juego, prometer casarme con Brittany, suficiente?
Como respuesta, sacude la cabeza casi imperceptiblemente.
En ese único levísimo movimiento, veo el fin de la esperanza, el principio de la destrucción de todo lo que quiero en el mundo. No puedo adivinar que forma tomara mi castigo, que amplitud abarcara la red, pero cuando termine, lo mas probable es que ya no quede nada. Asi que creerías que llegados a este punto, estaría en la cumbre de la desesperación. He aquí lo raro. Lo máximo que siento es alivio. Que ya puedo abandonar este juego. Que la pregunta de si puedo triunfar en esta empresa ha sido respondida, incluso si dicha respuesta es un sonoro
no. Que si los momentos desesperados requieren medidas desesperadas, entonces soy libre para actuar con tanta desesperación como me plazca.
Solo que no aquí, todavía no. Es esencial volver al Distrito 12, porque la parte principal de cualquier plan incluiría a mi madre y hermano, Puck y su familia. Y Brittany, si consigo hacer que venga con nosotros. Añado a Sue a la lista. Estas son las personas que debo llevar conmigo cuando escape a la espesura del bosque. Como los convenceré, donde iremos en lo mas crudo del invierno, que llevara evadir la captura, son preguntas sin respuesta. Pero por lo menos se que debo hacer.
Asi que en vez de doblarme sobre el suelo y llorar, me encuentro irguiendome mas y con mas confianza de la que he tenido en semanas. Mi sonrisa, aunque algo loca, no es forzada. Y cuando el Presidente Snow silencia a la audiencia y dice, “.Que opináis de que les organicemos una boda aquí en el Capitolio?” interpreto a la chica-casi-catatonica-de-alegría sin fallo alguno.
Caesar Flickerman pregunta si el presidente tiene una fecha en mente.
― Oh, antes de que pongamos una fecha, mejor que lo dejemos claro con la madre de Santana... ― Dice el presidente. El publico suelta una gran carcajada y el presidente me rodea con un brazo. ― Tal vez si todo el país lo asimila, conseguiremos casarlas antes de los treinta...
― Probablemente tenga usted que aprobar una nueva ley... ― Digo con una risita.
― Si eso es lo que hace falta...― Dice el presidente con buen humor cómplice.
Oh, como nos divertimos los dos juntos.
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La fiesta, que tiene lugar en la sala de banquetes de la mansión del Presidente Snow, no tiene igual. El techo de doce metros ha sido transformado en el cielo nocturno, y las estrellas se ven exactamente igual que en casa. Supongo que se ven igual desde el Capitolio, pero como saberlo? Siempre hay demasiada luz de la ciudad para ver aquí las estrellas. A mitad de camino mas o menos entre el techo y el suelo, músicos flotan en lo que parecen ser nubes blancas algodonosas, pero no puedo ver que las sostiene en el aire. Las mesas de cena tradicionales han sido sustituidas por innumerables sofas y sillas acolchados, algunos rodeando
chimeneas, otros junto a fragantes jardines de flores o estanques llenos de peces exóticos, para que la gente pueda comer y beber y hacer lo que les plazca en el máximo confort. Hay una gran área de baldosas en el centro de la sala que sirve para cualquier cosa, desde una pista de baile, a un escenario para las actuaciones que vienen y van, a otro lugar donde mezclarse con los invitados extravagantemente vestidos.
Pero la autentica estrella de la noche es la comida. Mesas repletas de manjares están alineadas contra las paredes. Todo lo que puedas imaginar, y cosas que nunca has soñado, esperan. Vacas enteras asadas, cerdos y cabras aun girando en asadores. Inmensas bandejas de aves rellenas de sabrosas frutas y frutos secos. Criaturas del océano rociadas con salsas o pidiendo ser empapadas en especiados mejunjes. Incontables quesos, panes, verduras, dulces, cascadas de vino, y arroyos de bebidas espirituosas que titilan con llamas.
Mi apetito ha regresado junto a mi deseo de luchar. Después de semanas de sentirme demasiado preocupada para comer, estoy muerta de hambre.
― Quiero probar todo lo que hay en la sala... ― Le digo a Brittany.
Puedo verla intentando descifrar mi expresión, para interpretar mi transformación. Dado que no sabe que el Presidente Snow piensa que he fracasado, solo puedo asumir que piensa que hemos triunfado. Tal vez incluso crea que siento algo de felicidad genuina por nuestro compromiso, lo cual yo me pregunto. Sus ojos reflejan su curiosidad pero solo brevemente, porque estamos en pantalla.
― Entonces mejor que te restrinjas... ― Dice.
― Vale, no mas de un bocado de cada plato... ― Digo. Mi resolución es casi inmediatamente minada en la primera mesa, que tiene unas veinte sopas, cuando encuentro un cremoso púre de calabaza con nuez picada y pequeñas semillas negras. ― !Podría limitarme a comer esto toda la noche!.. ― Exclamo. Pero no lo hago. Me debilito otra vez ante un caldo verde claro que solo puedo describir como con sabor a primavera, y otra vez cuando pruebo una espumosa sopa rosa salpicada de frambuesas.
Aparecen rostros, se intercambian nombres, se toman fotos, besos rozan mejillas.
Aparentemente mi insignia del sinsajo ha causado una nueva sensación en la moda, porque varias personas se acercan a enseñarme sus accesorios. Mi pájaro ha sido replicado en hebillas de cinturones, grabada en solapas de seda, incluso tatuada en lugares intimos. Todo el mundo quiere llevar el recuerdo del ganador. Solo puedo imaginar hasta que punto eso vuelve loco al Presidente Snow. Pero ¿que puede hacer el? Los Juegos tuvieron tantísimo éxito aquí, donde las bayas solo fueron el símbolo de una chica desesperada intentando salvar a su amante.
Brittany y yo no nos esforzamos en buscar compania pero siempre estamos solicitadas. Somos aquello que nadie quiere perderse en la fiesta. Actúo deleitada, pero no tengo el mas mínimo interes en esta gente del Capitolio. No son mas que distracciones de la comida.
Cada mesa presenta nuevas tentaciones, e incluso con mi restringido régimen de un bocado por plato, empiezo a sentirme llena con rapidez. Cojo un pájaro asado del tamaño de un huevo y lo muerdo tal y como esta indicado, comiendo los huesos crujientes y todo. Delicioso. Pero hago que Brittany coma el resto porque quiero seguir probando cosas, y la idea de tirar la comida, tal y como veo hacer a tanta gente con tanta facilidad, me resulta aberrante. Después de unas diez mesas estoy llena, y solo hemos probado un pequeño numero de los platos
disponibles.
Justo entonces llega hasta nosotros mi equipo de preparación. Suenan casi incoherentes entre el alcohol que han consumido y su éxtasis por estar en un evento tan importante.
― Por que no estáis comiendo?.. ― Pregunta Octavia.
― Lo he hecho, pero no puedo aguantar otro bocado... ― Digo. Ellos se rien como si fuera la cosa mas tonta que hayan oido nunca.
― ¡Nadie deja que eso los detenga!.. ― Dice Flavius. Nos llevan hasta una mesa donde hay pequeños vasos de vino de pie bajo llenos de un liquido claro. ― ¡Bebed esto!..
Brittany coge uno para tomar un sorbo y casi se vuelven locos.
― ¡No aquí!.. ― Chilla Octavia.
― Tienes que hacerlo allí... ― Dice Venia, señalando a las puertas que llevan a los lavabos. ―¡O lo echaras todo por el suelo!..
Brittany mira otra vez al vaso y lo relaciona todo.
― Queréis decir que esto me hara vomitar?...
Mi equipo se rie histericamente.
― Por supuesto, para que puedas seguir comiendo... ― Dice Octavia. ― Ya he estado allí dos veces. Todos lo hacen, o si no ¿como te ibas a divertir en un festín?...
Me he quedado sin habla, mirando a los bonitos vasitos y todo lo que implican. Brittany vuelve a poner el suyo en la mesa con tanta precisión que dirías que iba a detonar.
― Vámonos, Santana. Vamos a bailar...
La música se filtra desde las nubes mientras me aparta del equipo, la mesa y mas alla hasta la pista. En casa solo conocemos unos pocos bailes, del tipo que van con música de flauta y violín y necesitan un buen espacio. Pero Rachel nos ha enseñado algunos que son populares en el Capitolio. La música es lenta y ensoñadora, asi que Brittany me toma la cintura, y yo le rodeo el cuello con mis brazos sin dejar espacio entre nosotras y nos movemos en un circulo sin prácticamente ningún paso. Podrías hacer este baile en un plato de tarta.
Estamos calladas durante un rato. Después Brittany habla con voz tensa.
― Vas por ahí, pensando que puedes lidiar con ello, pensando que tal vez no sean tan malos, y después . . . ― Se interrumpe.
Todo en lo que puedo pensar son los cuerpos escuálidos de los niños sobre la mesa de nuestra cocina mientras mi madre prescribe lo que los padres no pueden dar. Mas comida. Ahora que somos ricos, los envía a casa con algo. Pero a menudo, en los viejos tiempos, no habia nada que dar y de todos modos el niño estaba mas alla de toda salvación. Y aquí en el Capitolio están vomitando por el placer de volver a llenarse las barrigas una y otra vez. No por ninguna enfermedad del cuerpo ni de la mente, no por comida estropeada. Es lo que todos hacen en una fiesta. Lo esperado. Parte de la diversión.
Un día cuando pase a dejarle la caza a Hazelle, Vick estaba enfermo en casa con un mal caso de tos. Siendo parte de la familia de Puck, el niño tiene que comer mejor que el noventa por ciento del resto del Distrito 12. Pero aun estuvo hablando un cuarto de hora de como habían abierto una lata de sirope de maíz del Día del Paquete y cada uno habia tomado una cucharada sobre pan e iban a tomar mas quizás mas tarde en la semana. Como Hazelle habia dicho que el podía tomar un poco en una taza de te para aliviar su tos, pero el no se sentiría bien a no ser
que los otros también tomaran algo. Si es asi en casa de Puck, ¿como sera en las demas casas?
― Brittany, nos traen aquí para luchar a muerte por su entretenimiento... ― Digo. ― De verdad, esto no es nada en comparación...
― Lo se. Lo se. Solo es que a veces ya no puedo soportarlo. Hasta el punto en que . . . no estoy segura de que hare... ― Se para. Luego susurra. ― Tal vez nos equivocamos, Santana...
― Sobre que?.. ― Pregunto.
― Sobre intentar acallar las cosas en los distritos... ― Dice.
Mi cabeza gira velozmente de lado a lado, pero nadie parece haber oido. Los cámaras se desviaron en una mesa de marisco, y las parejas bailando a nuestro alrededor están o muy borrachas o muy concentradas en si mismas como para darse cuenta.
― Lo siento... ― Dice. Debería sentirlo. Este no es lugar para dar voz a semejantes
pensamientos.
― Ahorralo para casa... ― Le digo.
Justo entonces aparece Mercedes con un hombre grande que parece vagamente familiar. Lo presenta como William Schuster, el nuevo Vigilante Jefe. William le pregunta a Brittany si puede robarme para un baile. Brittany ha recuperado su cara de cámara y me pasa a el con naturalidad, avisándolo de que no se tome libertades.
No quiero bailar con William Schuster. No quiero sentir sus manos, una reposando
sobre la mia, una en mi cadera. No estoy acostumbrada a que me toquen, excepto Brittany o mi familia, y yo coloco a los Vigilantes en algún sitio por debajo de los gusanos en cuanto a criaturas que quiero en contacto con mi piel. Pero el parece sentir esto y me sostiene casi a la distancia de un brazo mientras giramos sobre el suelo.
Charlamos sobre la fiesta, sobre el entretenimiento, sobre la comida, y después hace un chiste sobre evitar el ponche desde el entrenamiento. No lo pillo, y después me doy cuenta de que es el hombre que resbalo hacia atras sobre el bol del ponche cuando les dispare una flecha a los Vigilantes durante la sesión de entrenamiento. Bueno, en realidad no. Estaba disparándole a una manzana en la boca de su cerdo asado. Pero los hice saltar.
― Oh, usted es quien . . . ― Rio, acordándome de el salpicando al caerse en el bol de ponche.
― Si. Y te complacerá saber que nunca me he recuperado... ― Dice Schuster.
Quiero decir que veintidós tributos muertos tampoco se recuperaran nunca de los Juegos que el ayudo a crear. Pero solo digo:
― Bien. .Asi que usted es el Vigilante Jefe este año? Eso debe de ser un gran honor...
― Entre tu y yo, no habia muchos aspirantes al puesto... ― Dice. ― Tanta responsabilidad sobre como saldrán los Juegos....
Si, el ultimo tio esta muerto, pienso. El debe de saber lo de Seneca Crane, pero no parece preocupado en absoluto.
― Ya están planeando los Juegos del Quarter Quell?... ― Digo.
― Oh, si. Bueno, han estado trabajandose desde hace años, por supuesto. Las arenas no se construyen en un día. Pero el, por decirlo de algún modo, sabor de los Juegos se va a determinar ahora. Lo creas o no, tengo una reunión de estrategia esta noche...
Schuster se aparta un paso y saca un reloj de oro en una cadena de un bolsillo de su chaleco. Abre la tapa, mira la hora, y frunce el ceño.
― Tendré que irme pronto... ― Gira el reloj para que pueda ver la esfera. ― Empieza a medianoche...
― Eso parece tarde para . . . ― Digo, pero entonces algo me distrae. Schuster ha deslizado su pulgar sobre la esfera de cristal del reloj y durante solo un instante aparece una imagen, brillando como si estuviera iluminada por una vela. Es otro sinsajo. Exactamente como la insignia en mi vestido. Solo que este desaparece. Cierra el reloj.
― Eso es muy bonito... ― Digo.
― Oh, es mas que bonito. Es único.. ― Dice. ― Si alguien pregunta por mi, di que me he ido a casa a la cama. Se supone que las reuniones se deben mantener en secreto. Pero pense que seria seguro decírtelo a ti...
― Si. Su secreto esta a salvo conmigo...
Cuando nos damos la mano, hace una pequeña reverencia, un gesto común aquí en el Capitolio.
― Bueno, te vere el próximo verano en los Juegos, Santana. Mis mejores deseos para con tu compromiso, y buena suerte con tu madre...
― La necesitare...
Schuster desaparece y camino sin rumbo entre la multitud, buscando a Brittany, mientras extraños me felicitan. Por mi compromiso, por mi victoria en los Juegos, por mi elección en la barra de labios y por tener una chica tan bonita a mi lado. Respondo, pero en realidad estoy pensando en Schuster presumiendo de su bonito y exclusivo reloj. Hay algo extraño en eso. Casi clandestino. .Pero por que? Tal vez crea que alguien mas robara su idea de poner un sinsajo que desaparece en la esfera de un reloj. Si, probablemente pago una fortuna por eso y ahora no se lo puede ensenar a nadie porque teme que alguien haga una imitación barata. Solo en el Capitolio.
Encuentro a Brittany admirando una mesa de tartas elaboradamente decoradas. Hay panaderos que han venido desde las cocinas especialmente para hablar con ella sobre glaseados, y puedes verlos atropellándose los unos a los otros para responder a sus preguntas.
A petición suya, preparan una muestra de pasteles pequeños para que se lleve de vuelta al Distrito 12, donde podra examinar su trabajo tranquilamente.
― Rachel dijo que tenemos que estar en el tren a la una. Me pregunto que hora es... ― Dice, mirando a su alrededor.
― Casi medianoche... ― Respondo. Arranco una flor de chocolate de una tarta con los dedos, mas alla de preocuparme por mis modales, la muerdo y le voy la otra mitad a Brittany en la boca, esto nos hace sonreír a las dos, es un gesto que solo me nació hacer no por quien nos ve, ella se inclina y me da un beso, uno que sabe a chocolate y me lamo los labios guiñandole un ojo.
― ¡Hora de decir gracias y despedirse! ― Gorjea Rachel a la altura de mi codo haciendo que nos separemos y despertemos de esta nube melosa en la que estábamos. Es uno de esos momentos en los que simplemente adoro su puntualidad compulsiva. Recogemos a Kurt y a Mercedes, y nos escolta para decirle adiós a la gente importante, después nos lleva hasta la puerta.
― No deberíamos darle las gracias al Presidente Snow?.. ― Dice Brittany ― Es su casa...
― Oh, no es muy amigo de fiestas. Demasiado ocupado... ― Dice Rachel ― Ya he preparado las notas y regalos de rigor para que se le envíen mañana. ¡Aqui estas!.. ― Rachel saluda con la mano a dos encargados del Capitolio que llevan a una ebria Sue sujeta en el medio.
Viajamos por las calles del Capitolio en un coche con ventanas tintadas. Detrás de nosotras, otro coche trae a los equipos de preparación. Las multitudes de gente celebrando son tan grandes que es un viaje lento. Pero Rachel ha hecho una ciencia de esto, y exactamente a la una en punto estamos de vuelta en el tren y este sale de la estación.
Sue es depositada en su cuarto. Kurt ordena te y todos tomamos asiento alrededor
de la mesa mientras Rachel hace sonar los papeles de sus horarios y nos recuerda que aun estamos en el tour.
― Esta el Festival de la Cosecha en el Distrito Doce sobre el que pensar. Asi que sugiero que bebamos nuestro te y vayamos directos a la cama... ― Nadie discute.
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Cuando abro los ojos, es primera hora de la tarde. Mi cabeza descansa sobre el brazo de Brittany y yo la tengo sostenida desde la cintura, como con miedo a que se escape de mi lado. No recuerdo que viniera anoche. Me doy la vuelta, teniendo cuidado de no molestarla, pero ya esta despierta.
― Sin pesadillas...― Dice.
― Que?.. ― Pregunto.
― No tuviste ninguna pesadilla anoche...
Tiene razón. Por primera vez en siglos he dormido toda la noche.
― Aunque tuve un sueño... ― Digo, pensando. ― Estaba siguiendo a un sinsajo por el bosque. Durante mucho tiempo. En realidad era Rey. Quiero decir, cuando cantaba, tenia su voz..
― Adonde te llevo?.. ― Dice, apartándome el pelo de la frente.
― No lo se. Nunca llegamos... ― Digo. ― Pero me sentía feliz...
― Bueno, dormías como si estuvieras feliz...
― Brittany, como es que nunca se cuando estas teniendo una pesadilla?...
― No lo se. No creo que grite o me revuelva o nada. Solo me despierto, paralizada por el terror...
― Deberías despertarme... ― Digo, pensando sobre como puedo interrumpir su sueño dos o tres veces en una mala noche. Sobre cuanto puede llevarle el tranquilizarme.
― No es necesario. Mis pesadillas suelen ser sobre perderte a ti... ― Dice. ― Estoy bien en cuanto me doy cuenta de que estas aquí...
Ugh. Brittany hace comentarios como este tan sin venir a cuento, y es como si me golpeara en el estomago. Solo esta contestando mi pregunta con sinceridad. No me esta presionando para que le responda a la altura, para que haga ninguna declaración de amor. Pero aun asi me siento horrible, como si la hubiera estado utilizando de alguna forma terrible. .Lo he hecho? No lo se. Solo se que por primera vez, me siento inmoral por tenerla aqui en mi cama. Lo que es ironico ya que ahora estamos oficialmente comprometidas.
― Sera peor cuando estemos en casa y duerma sola otra vez... ― Dice.
Eso es verdad, ya casi estamos en casa.
― Bueno mi cama es grande.. ―digo y me sonrojo al instante cuando la veo abrir los ojos con sorpresa, pero luego sonríe y me da un beso en la frente.
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La agenda para el Distrito 12 incluye una cena en la casa del Alcalde Fabrey esta noche y un rally de victoria en la plaza durante el Festival de la Cosecha mañana. Siempre celebramos el Festival de la Cosecha el ultimo día del Tour de la Victoria, pero habitualmente significa una comida en casa o con unos pocos amigos si puedes permitírtelo. Este año sera un evento publico, y ya que el Capitolio lo estara organizando, todo el mundo en todo el distrito tendrá la barriga llena.
La mayor parte de nuestra preparación tiene lugar en la casa del alcalde, ya que volvemos a estar cubiertas de pieles para las apariciones en exteriores. Solo estamos brevemente en la estación de tren, para sonreír y saludar mientras subimos al coche. Ni siquiera vemos a nuestras familias hasta la cena de esta noche.
Me alegro de que sea en la casa del alcalde en vez de en el Edificio de Justicia, donde tuvo lugar el memorial por mi padre, donde me llevaron tras la cosecha para esos desgarradores adióses a mi familia. El Edificio de Justicia esta demasiado lleno de tristeza.
Pero me gusta la casa del Alcalde Fabrey, especialmente ahora que su hija Quinn y yo somos amigas. Siempre lo fuimos, de algún modo. Se hizo oficial cuando vino a decirme adiós antes de que me marchara a los Juegos. Cuando me dio la insignia del sinsajo para desearme suerte. Después de llegar a casa empezamos a pasar tiempo juntas. Resulta que también Quinn tiene bastantes horas vacias que llenar. Al principio fue un poco incomodo porque no sabíamos que hacer. A otras chicas de nuestra edad les he oido hablar sobre chicos, o ropa. Quinn y yo no somos cotillas y la ropa me aburre a muerte. Pero después de varios inicios en falso, me di cuenta de que se moria por ir al bosque, asi que la he llevado un par de veces y le he enseñado a disparar. Ella esta intentando enseñarme a tocar el piano,
pero mas que nada me gusta oirla tocar a ella. A veces comemos en casa de la otra. A Quinn le gusta mas la mia. Sus padres parecen amables pero no creo que los vea mucho. Su padre tiene que gobernar el Distrito 12 y su madre tiene terribles jaquecas que la obligan a quedarse en cama durante días.
― Tal vez deberíais llevarla al Capitolio... ― Digo durante una de ellas. Ese día no estábamos tocando el piano, porque incluso a dos pisos de distancia el sonido le causaba dolor a su madre. ― Apuesto a que pueden curarla...
― Si. Pero no vas al Capitolio a no ser que te inviten... ― Dice Quinn con tristeza. Incluso los privilegios del alcalde son limitados.
Despues de ese dia, nos volvimos muy amigas, confiándonos cosas que la gran mayoría no sabe sobre nosotras.
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Cuando llegamos a la casa del alcalde, solo tengo tiempo de darle a Quinn un abrazo rápido antes de que Rachel me apremie a ir al tercer piso a prepararme. Después de que estoy lista y metida en un vestido plateado hasta los pies, todavía tengo una hora que llenar antes de la cena, asi que me escapo para encontrarla.
La habitación de Quinn esta en el segundo piso junto a varias habitaciones de invitados y el estudio de su padre. Meto la cabeza en el estudio para decirle hola al alcalde, pero esta vacio. El televisor esta encendido, y me paro a ver planos de Brittany y mios en la fiesta del Capitolio anoche. Bailando, comiendo, besándonos. Esto se estara emitiendo en cada casa de Panem ahora mismo. La audiencia debe de estar harta hasta la muerte de las amantes imposibles del Distrito 12. Se que yo lo estoy.
Estoy marchándome de la habitación cuando un pitido capta mi atención. Me vuelvo para ver a la pantalla de la televisión quedarse negra. Después aparecen las palabras..
“ACTUALIZACION EN EL DISTRITO 8”. Instintivamente se que esto no es para mis ojos, sino algo pensado solo para el alcalde. Debería irme. Rápido. En vez de ello me descubro acercándome mas al televisor.
Aparece una presentadora a la que no he visto nunca antes. Es una mujer de pelo canoso y una voz ronca y autoritaria. Avisa de que las condiciones están empeorando y de que se ha activado una alerta de Nivel 3. Se están enviando fuerzas adicionales al Distrito 8, y la producción textil ha cesado.
Cortan desde la mujer a la plaza mayor del Distrito 8. La reconozco porque estuve allí apenas la semana pasada. Aun hay banderas con mi rostro agitándose desde los tejados. Bajo ellas, hay una escena de disturbios. La plaza esta llena de gente gritando, sus rostros escondidos con trapos y mascaras caseras, lanzando ladrillos. Edificios ardiendo. Agentes de la paz disparan a la multitud, matando aleatoriamente.
Nunca he visto nada como eso, pero solo puedo estar presenciando una cosa. Esto es lo que el Presidente Snow llama un levantamiento.
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..Holaaa chicaas... robe un tiempito de mis horas de estudio para poder actualizar, no actualice el finde pero vuelvo a actualizar en la semana todos los dias...
espero q hasta ahora los capitulos seasn de su agrado, estoy modificando algunas partes de algunos capitulos futuros para q haya brittana, se q van a estar contenta con los cambios...
sin nada mas, sigo con mis cosas, mañana les actualizo...
Besotes...
Bajamos los escalones y somos absorbidos por lo que se convierte en una ronda
indistinguible de cenas, ceremonias, y viajes en tren. Cada día es lo mismo. Despertarse. Vestirse. Conducir entre muchedumbres que nos aclaman. Escuchar el discurso en nuestro honor. Dar un discurso de agradecimiento en respuesta, pero solo el que nos dio el Capitolio, ahora nunca añadidos personales. A veces un breve tour: un vistazo al mar en un distrito, altos bosques en otro, feas fabricas, campos de trigo, refinerías malolientes. Vestirse con ropa de noche. Acudir a la cena. Tren.
Durante las ceremonias, somos solemnes y respetuosas pero siempre unidas, por nuestras manos, nuestros brazos. En las cenas, estamos al borde del delirio por nuestro mutuo amor. Nos besamos, bailamos, nos pillan intentando escaparnos para estar a solas. En el tren, nos sentimos silenciosamente miserables mientras intentamos evaluar el efecto que estamos teniendo, lo unico mas rescatable es que este viaje esta siviendo para que interactuemos mas entre nosotras y nos tengamos mucha mas confianza.
Incluso con nuestros discursos personales para aplacar el descontento―es innecesario decir que los que pronunciamos en el Distrito 11 fueron editados antes de que el evento fuera emitido en televisión―puedes sentir algo en el aire, el murmullo de la ebullición en una pota a punto de desbordarse. No en todas partes. Algunas multitudes tienen ese aire de ganado fatigado que se que el Distrito 12 suele proyectar en las ceremonias de los vencedores. Pero en otros―particularmente el 8, el 4 y el 3―hay una genuina euforia en los rostros de la gente cuando nos ve y, bajo la euforia, furia. Cuando gritan mi nombre, es mas un grito de venganza que una aclamación. Cuando los agentes de la paz se acercan para calmar a una muchedumbre indisciplinada, esta les devuelve el empujón en vez de retraerse. Y entonces se que no hay nada que yo hubiera podido hacer jamas para cambiar esto. Ninguna muestra de amor, aunque ahora mas creíble, cambiaría esta marea. Si el que alzara esas bayas fue un acto de locura pasajera, entonces esta gente también abrazara la locura.
Kurt empieza a recoger mi ropa alrededor de la cintura. El equipo de preparación se
vuelve loco por los círculos debajo de mis ojos. Rachel empieza a darme pastillas para dormir, pero no funcionan. No lo bastante bien. Solo me duermo para despertarme por pesadillas que han incrementado en numero e intensidad. Brittany, que se pasa una gran parte de la noche vagando por el tren, me oye gritar mientras lucho por salir del aturdimiento de la droga que solo prolonga los horribles sueños. Ella consigue despertarme y tranquilizarme. Después se sube
a la cama para sostenerme hasta que vuelvo a dormirme. Después de eso, rechazo las pastillas. Pero cada noche la dejo entrar en mi cama. Soportamos la oscuridad tal y como lo hacíamos en la arena, envueltas en los brazos de la otra, protegiéndonos de peligros que pueden descender en cualquier momento. No pasa nada mas, solo dormimos juntas, como cualquier otro par de amigas, pero nuestro arreglo rápidamente se convierte en objeto de cotilleo en el tren.
Cuando Rachel me lo menciona, pienso, Bien. Tal vez le llegue al Presidente Snow.
Le digo que haremos un esfuerzo por ser mas discretas, pero no lo hacemos, todas las noches lo mismo, a veces procuramos quedarnos despiertas hablando para que el sueño no nos venza y asi no tener las pesadillas, pero siempre logramos quedarnos profundamente dormidas en los brazos de la otra, los únicos brazos que hasta ahora han conseguido tranquilizarme y darme esa paz que tanto anhelaba desde la muerte de mi padre.
Las consecutivas apariciones en el 2 y el 1 son su propia clase de horribles. Sebastian y Kitty, los tributos del Distrito 2, tal vez hubieran llegado ambos a casa si Brittany y yo no lo hubiéramos hecho. Yo mate personalmente a la chica, Hanna, y al chico del Distrito 1. Mientras intento evitar mirar a su familia, me entero de que su nombre completo era Hanna Marin. . Era la hija del alcalde de su distrito. ¿Como es que nunca lo supe? Supongo que antes de los Juegos no preste atención, y después no lo quise saber.
Para cuando llegamos al Capitolio, estamos desesperadas. Hacemos apariciones
interminables ante muchedumbres adoradoras. No hay peligro de un levantamiento aquí entre los privilegiados, entre aquellos cuyos nombres nunca se introducen en las bolas de la cosecha, aquellos cuyos hijos nunca mueren por supuestos crímenes cometidos hace generaciones. No necesitamos convencer a nadie en el Capitolio de nuestro amor, pero nos aferramos a la débil esperanza de que aun podemos llegarles a algunos de los que no pudimos convencer en los
distritos. Lo que quiera que hagamos parece demasiado poco, demasiado tarde.
De vuelta en nuestras habitaciones en el Centro de Entrenamiento, yo soy la que sugiere la proposición publica de matrimonio. Brittany accede a hacerlo pero luego desaparece en su habitación durante mucho tiempo. Sue me dice que la deje sola.
― Creí que lo quería, de todas formas... ― Digo.
― No asi... ― Dice Sue― Ella quería que fuera real...
"Diablos"― pienso.
Vuelvo a mi habitación y me acuesto debajo de las mantas, intentando no pensar en como tomara la noticia Puck, pero me remuevo inquieta al saber que tal vez con mi decicion nuevamente este lastimando a Brittany.
Me levanto y voy hasta su habitación, golpeo pero no responde, lo mejor seria dejarla descansar pero mi cuerpo me lo impide y entro a su habitación sin hacer ruido creyendo que esta dormida, esta de espaldas y su cuerpo temblando levemente, me revela que esta despierta, "Tal vez tenga frío.."― pienso― ella no se da cuenta de mi presencia. Me acerco y me doy cuenta que esta llorando "Oh.. Britt.." me rompe el corazón verla asi y mas aun sabiendo que esas lágrimas son por mi culpa, no lo pienso y me meto en la cama con ella envolviéndola con mis brazos y ella pega un respingo al notar mi cuerpo en su espalda.
― Santana?...
― Shh.. ―le susurro y me acerco mas a su cuerpo, ella aprieta mi mano y sigue llorando.
Dura varios minutos asi, hasta que logra tranquilizarse. No puedo soportarlo, no puedo verla asi, ella no lo merece, no merece pagar por mis errores, es mi responsabilidad.
― Lo siento Britt..―digo casi inaudiblemente―..ya se nos va a ocurrir algo mas..
― No..―dice volteandose quedando frente a mi pero sin tomar distancia ninguna de las dos ―..va a salir todo bien, no te preocupes...
― No puedo obligarte a hacerlo.. fue mi error. No quiero que hagas algo que te lastime, no me lo perdonaría nunca... ―digo y me resbala una lágrima.
― Estamos juntas ahora lo recuerdas?..―pregunta secándome la lágrima y yo asiento a regadientes, porque no nos queda otra opción, yo la arrastre conmigo―.. quiero hacerlo..―susurra y yo la veo a los ojos, esos hermosos ojos que a pesar de la poca luz que ingresa desde afuera, puedo ver que están algo hinchados.
― Pero no es lo que querías..
― Es cierto, pero las circunstancias nos obligan a tomar otras medidas.. las cosas no siempre van a ser como nosotras queramos.. pero podemos solucionarlo, siempre y cuando nos apoyemos...―dice esbozando una sonrisa.
Por que tiene que ser tan dulce conmigo, incluso cuando yo soy la razón de sus lágrimas.
― Ojala algún día puedas perdonarme todo..
― No hay nada que perdonar Santana... yo quiero estar a tu lado, no voy a dejarte sola..―dice y no puedo responderle nada, solo la abrazo y me aferro a ella para que no me la puedan arrebatar nunca, me doy cuenta que no podría hacerlo sin ella. Tenemos que hacer todo bien, no puedo dejar que dañen a mi familia o a Puck, ni puedo dejar que le hagan daño a la chica del pan. No me doy cuenta cuando nos quedamos dormidas nuevamente abrazadas como todas las noches.
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Al otro día, en el escenario delante del Centro de Entrenamiento, balbuceamos como nuestras respuestas a una lista de preguntas. Caesar Flickerman, en su brillante traje azul medianoche, su pelo, párpados y labios aun tenidos de azul pastel, nos guia sin fallos en la entrevista. Cuando nos pregunta sobre el futuro, Brittany se pone de pie y me da la mano para levantarme también, me toma las manos entre las suyas mirándome a los ojos, abre su corazón, y me suplica que me case con ella. Yo, por supuesto, acepto. Caesar esta fuera de si, la audiencia del Capitolio esta histérica, planos de muchedumbres por todo Panem muestran un
país loco de felicidad. Por un segundo pienso en como seria si en realidad su proposicion fuera real, ¿Le diría que si? ¿Podría pasar toda mi vida con Bittany Pierce?, pero la realidad me golpea la cara y me doy cuenta enseguida que es una actuación, la cual debemos hacer porque el Precidente Snow esta mirando cada movimiento nuestro.
El Presidente Snow en persona nos hace una visita sorpresa para felicitarnos. Le da un abrazo algo prolongado a Brittany, y luego se aparta mirándola lascivamente, cosa que me da molestia y asco. A mi también me abraza, envolviéndome en el olor a sangre y rosas, y planta un beso hinchado en mi mejilla. Cuando se aparta, sus dedos clavándose en mis brazos, su cara sonriendo a la mia, me atrevo a alzar las cejas. Ellas preguntan lo que mis labios no pueden. .Lo hice? .Fue suficiente? .Fue el renunciar a todo por ti, seguir el juego, prometer casarme con Brittany, suficiente?
Como respuesta, sacude la cabeza casi imperceptiblemente.
En ese único levísimo movimiento, veo el fin de la esperanza, el principio de la destrucción de todo lo que quiero en el mundo. No puedo adivinar que forma tomara mi castigo, que amplitud abarcara la red, pero cuando termine, lo mas probable es que ya no quede nada. Asi que creerías que llegados a este punto, estaría en la cumbre de la desesperación. He aquí lo raro. Lo máximo que siento es alivio. Que ya puedo abandonar este juego. Que la pregunta de si puedo triunfar en esta empresa ha sido respondida, incluso si dicha respuesta es un sonoro
no. Que si los momentos desesperados requieren medidas desesperadas, entonces soy libre para actuar con tanta desesperación como me plazca.
Solo que no aquí, todavía no. Es esencial volver al Distrito 12, porque la parte principal de cualquier plan incluiría a mi madre y hermano, Puck y su familia. Y Brittany, si consigo hacer que venga con nosotros. Añado a Sue a la lista. Estas son las personas que debo llevar conmigo cuando escape a la espesura del bosque. Como los convenceré, donde iremos en lo mas crudo del invierno, que llevara evadir la captura, son preguntas sin respuesta. Pero por lo menos se que debo hacer.
Asi que en vez de doblarme sobre el suelo y llorar, me encuentro irguiendome mas y con mas confianza de la que he tenido en semanas. Mi sonrisa, aunque algo loca, no es forzada. Y cuando el Presidente Snow silencia a la audiencia y dice, “.Que opináis de que les organicemos una boda aquí en el Capitolio?” interpreto a la chica-casi-catatonica-de-alegría sin fallo alguno.
Caesar Flickerman pregunta si el presidente tiene una fecha en mente.
― Oh, antes de que pongamos una fecha, mejor que lo dejemos claro con la madre de Santana... ― Dice el presidente. El publico suelta una gran carcajada y el presidente me rodea con un brazo. ― Tal vez si todo el país lo asimila, conseguiremos casarlas antes de los treinta...
― Probablemente tenga usted que aprobar una nueva ley... ― Digo con una risita.
― Si eso es lo que hace falta...― Dice el presidente con buen humor cómplice.
Oh, como nos divertimos los dos juntos.
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La fiesta, que tiene lugar en la sala de banquetes de la mansión del Presidente Snow, no tiene igual. El techo de doce metros ha sido transformado en el cielo nocturno, y las estrellas se ven exactamente igual que en casa. Supongo que se ven igual desde el Capitolio, pero como saberlo? Siempre hay demasiada luz de la ciudad para ver aquí las estrellas. A mitad de camino mas o menos entre el techo y el suelo, músicos flotan en lo que parecen ser nubes blancas algodonosas, pero no puedo ver que las sostiene en el aire. Las mesas de cena tradicionales han sido sustituidas por innumerables sofas y sillas acolchados, algunos rodeando
chimeneas, otros junto a fragantes jardines de flores o estanques llenos de peces exóticos, para que la gente pueda comer y beber y hacer lo que les plazca en el máximo confort. Hay una gran área de baldosas en el centro de la sala que sirve para cualquier cosa, desde una pista de baile, a un escenario para las actuaciones que vienen y van, a otro lugar donde mezclarse con los invitados extravagantemente vestidos.
Pero la autentica estrella de la noche es la comida. Mesas repletas de manjares están alineadas contra las paredes. Todo lo que puedas imaginar, y cosas que nunca has soñado, esperan. Vacas enteras asadas, cerdos y cabras aun girando en asadores. Inmensas bandejas de aves rellenas de sabrosas frutas y frutos secos. Criaturas del océano rociadas con salsas o pidiendo ser empapadas en especiados mejunjes. Incontables quesos, panes, verduras, dulces, cascadas de vino, y arroyos de bebidas espirituosas que titilan con llamas.
Mi apetito ha regresado junto a mi deseo de luchar. Después de semanas de sentirme demasiado preocupada para comer, estoy muerta de hambre.
― Quiero probar todo lo que hay en la sala... ― Le digo a Brittany.
Puedo verla intentando descifrar mi expresión, para interpretar mi transformación. Dado que no sabe que el Presidente Snow piensa que he fracasado, solo puedo asumir que piensa que hemos triunfado. Tal vez incluso crea que siento algo de felicidad genuina por nuestro compromiso, lo cual yo me pregunto. Sus ojos reflejan su curiosidad pero solo brevemente, porque estamos en pantalla.
― Entonces mejor que te restrinjas... ― Dice.
― Vale, no mas de un bocado de cada plato... ― Digo. Mi resolución es casi inmediatamente minada en la primera mesa, que tiene unas veinte sopas, cuando encuentro un cremoso púre de calabaza con nuez picada y pequeñas semillas negras. ― !Podría limitarme a comer esto toda la noche!.. ― Exclamo. Pero no lo hago. Me debilito otra vez ante un caldo verde claro que solo puedo describir como con sabor a primavera, y otra vez cuando pruebo una espumosa sopa rosa salpicada de frambuesas.
Aparecen rostros, se intercambian nombres, se toman fotos, besos rozan mejillas.
Aparentemente mi insignia del sinsajo ha causado una nueva sensación en la moda, porque varias personas se acercan a enseñarme sus accesorios. Mi pájaro ha sido replicado en hebillas de cinturones, grabada en solapas de seda, incluso tatuada en lugares intimos. Todo el mundo quiere llevar el recuerdo del ganador. Solo puedo imaginar hasta que punto eso vuelve loco al Presidente Snow. Pero ¿que puede hacer el? Los Juegos tuvieron tantísimo éxito aquí, donde las bayas solo fueron el símbolo de una chica desesperada intentando salvar a su amante.
Brittany y yo no nos esforzamos en buscar compania pero siempre estamos solicitadas. Somos aquello que nadie quiere perderse en la fiesta. Actúo deleitada, pero no tengo el mas mínimo interes en esta gente del Capitolio. No son mas que distracciones de la comida.
Cada mesa presenta nuevas tentaciones, e incluso con mi restringido régimen de un bocado por plato, empiezo a sentirme llena con rapidez. Cojo un pájaro asado del tamaño de un huevo y lo muerdo tal y como esta indicado, comiendo los huesos crujientes y todo. Delicioso. Pero hago que Brittany coma el resto porque quiero seguir probando cosas, y la idea de tirar la comida, tal y como veo hacer a tanta gente con tanta facilidad, me resulta aberrante. Después de unas diez mesas estoy llena, y solo hemos probado un pequeño numero de los platos
disponibles.
Justo entonces llega hasta nosotros mi equipo de preparación. Suenan casi incoherentes entre el alcohol que han consumido y su éxtasis por estar en un evento tan importante.
― Por que no estáis comiendo?.. ― Pregunta Octavia.
― Lo he hecho, pero no puedo aguantar otro bocado... ― Digo. Ellos se rien como si fuera la cosa mas tonta que hayan oido nunca.
― ¡Nadie deja que eso los detenga!.. ― Dice Flavius. Nos llevan hasta una mesa donde hay pequeños vasos de vino de pie bajo llenos de un liquido claro. ― ¡Bebed esto!..
Brittany coge uno para tomar un sorbo y casi se vuelven locos.
― ¡No aquí!.. ― Chilla Octavia.
― Tienes que hacerlo allí... ― Dice Venia, señalando a las puertas que llevan a los lavabos. ―¡O lo echaras todo por el suelo!..
Brittany mira otra vez al vaso y lo relaciona todo.
― Queréis decir que esto me hara vomitar?...
Mi equipo se rie histericamente.
― Por supuesto, para que puedas seguir comiendo... ― Dice Octavia. ― Ya he estado allí dos veces. Todos lo hacen, o si no ¿como te ibas a divertir en un festín?...
Me he quedado sin habla, mirando a los bonitos vasitos y todo lo que implican. Brittany vuelve a poner el suyo en la mesa con tanta precisión que dirías que iba a detonar.
― Vámonos, Santana. Vamos a bailar...
La música se filtra desde las nubes mientras me aparta del equipo, la mesa y mas alla hasta la pista. En casa solo conocemos unos pocos bailes, del tipo que van con música de flauta y violín y necesitan un buen espacio. Pero Rachel nos ha enseñado algunos que son populares en el Capitolio. La música es lenta y ensoñadora, asi que Brittany me toma la cintura, y yo le rodeo el cuello con mis brazos sin dejar espacio entre nosotras y nos movemos en un circulo sin prácticamente ningún paso. Podrías hacer este baile en un plato de tarta.
Estamos calladas durante un rato. Después Brittany habla con voz tensa.
― Vas por ahí, pensando que puedes lidiar con ello, pensando que tal vez no sean tan malos, y después . . . ― Se interrumpe.
Todo en lo que puedo pensar son los cuerpos escuálidos de los niños sobre la mesa de nuestra cocina mientras mi madre prescribe lo que los padres no pueden dar. Mas comida. Ahora que somos ricos, los envía a casa con algo. Pero a menudo, en los viejos tiempos, no habia nada que dar y de todos modos el niño estaba mas alla de toda salvación. Y aquí en el Capitolio están vomitando por el placer de volver a llenarse las barrigas una y otra vez. No por ninguna enfermedad del cuerpo ni de la mente, no por comida estropeada. Es lo que todos hacen en una fiesta. Lo esperado. Parte de la diversión.
Un día cuando pase a dejarle la caza a Hazelle, Vick estaba enfermo en casa con un mal caso de tos. Siendo parte de la familia de Puck, el niño tiene que comer mejor que el noventa por ciento del resto del Distrito 12. Pero aun estuvo hablando un cuarto de hora de como habían abierto una lata de sirope de maíz del Día del Paquete y cada uno habia tomado una cucharada sobre pan e iban a tomar mas quizás mas tarde en la semana. Como Hazelle habia dicho que el podía tomar un poco en una taza de te para aliviar su tos, pero el no se sentiría bien a no ser
que los otros también tomaran algo. Si es asi en casa de Puck, ¿como sera en las demas casas?
― Brittany, nos traen aquí para luchar a muerte por su entretenimiento... ― Digo. ― De verdad, esto no es nada en comparación...
― Lo se. Lo se. Solo es que a veces ya no puedo soportarlo. Hasta el punto en que . . . no estoy segura de que hare... ― Se para. Luego susurra. ― Tal vez nos equivocamos, Santana...
― Sobre que?.. ― Pregunto.
― Sobre intentar acallar las cosas en los distritos... ― Dice.
Mi cabeza gira velozmente de lado a lado, pero nadie parece haber oido. Los cámaras se desviaron en una mesa de marisco, y las parejas bailando a nuestro alrededor están o muy borrachas o muy concentradas en si mismas como para darse cuenta.
― Lo siento... ― Dice. Debería sentirlo. Este no es lugar para dar voz a semejantes
pensamientos.
― Ahorralo para casa... ― Le digo.
Justo entonces aparece Mercedes con un hombre grande que parece vagamente familiar. Lo presenta como William Schuster, el nuevo Vigilante Jefe. William le pregunta a Brittany si puede robarme para un baile. Brittany ha recuperado su cara de cámara y me pasa a el con naturalidad, avisándolo de que no se tome libertades.
No quiero bailar con William Schuster. No quiero sentir sus manos, una reposando
sobre la mia, una en mi cadera. No estoy acostumbrada a que me toquen, excepto Brittany o mi familia, y yo coloco a los Vigilantes en algún sitio por debajo de los gusanos en cuanto a criaturas que quiero en contacto con mi piel. Pero el parece sentir esto y me sostiene casi a la distancia de un brazo mientras giramos sobre el suelo.
Charlamos sobre la fiesta, sobre el entretenimiento, sobre la comida, y después hace un chiste sobre evitar el ponche desde el entrenamiento. No lo pillo, y después me doy cuenta de que es el hombre que resbalo hacia atras sobre el bol del ponche cuando les dispare una flecha a los Vigilantes durante la sesión de entrenamiento. Bueno, en realidad no. Estaba disparándole a una manzana en la boca de su cerdo asado. Pero los hice saltar.
― Oh, usted es quien . . . ― Rio, acordándome de el salpicando al caerse en el bol de ponche.
― Si. Y te complacerá saber que nunca me he recuperado... ― Dice Schuster.
Quiero decir que veintidós tributos muertos tampoco se recuperaran nunca de los Juegos que el ayudo a crear. Pero solo digo:
― Bien. .Asi que usted es el Vigilante Jefe este año? Eso debe de ser un gran honor...
― Entre tu y yo, no habia muchos aspirantes al puesto... ― Dice. ― Tanta responsabilidad sobre como saldrán los Juegos....
Si, el ultimo tio esta muerto, pienso. El debe de saber lo de Seneca Crane, pero no parece preocupado en absoluto.
― Ya están planeando los Juegos del Quarter Quell?... ― Digo.
― Oh, si. Bueno, han estado trabajandose desde hace años, por supuesto. Las arenas no se construyen en un día. Pero el, por decirlo de algún modo, sabor de los Juegos se va a determinar ahora. Lo creas o no, tengo una reunión de estrategia esta noche...
Schuster se aparta un paso y saca un reloj de oro en una cadena de un bolsillo de su chaleco. Abre la tapa, mira la hora, y frunce el ceño.
― Tendré que irme pronto... ― Gira el reloj para que pueda ver la esfera. ― Empieza a medianoche...
― Eso parece tarde para . . . ― Digo, pero entonces algo me distrae. Schuster ha deslizado su pulgar sobre la esfera de cristal del reloj y durante solo un instante aparece una imagen, brillando como si estuviera iluminada por una vela. Es otro sinsajo. Exactamente como la insignia en mi vestido. Solo que este desaparece. Cierra el reloj.
― Eso es muy bonito... ― Digo.
― Oh, es mas que bonito. Es único.. ― Dice. ― Si alguien pregunta por mi, di que me he ido a casa a la cama. Se supone que las reuniones se deben mantener en secreto. Pero pense que seria seguro decírtelo a ti...
― Si. Su secreto esta a salvo conmigo...
Cuando nos damos la mano, hace una pequeña reverencia, un gesto común aquí en el Capitolio.
― Bueno, te vere el próximo verano en los Juegos, Santana. Mis mejores deseos para con tu compromiso, y buena suerte con tu madre...
― La necesitare...
Schuster desaparece y camino sin rumbo entre la multitud, buscando a Brittany, mientras extraños me felicitan. Por mi compromiso, por mi victoria en los Juegos, por mi elección en la barra de labios y por tener una chica tan bonita a mi lado. Respondo, pero en realidad estoy pensando en Schuster presumiendo de su bonito y exclusivo reloj. Hay algo extraño en eso. Casi clandestino. .Pero por que? Tal vez crea que alguien mas robara su idea de poner un sinsajo que desaparece en la esfera de un reloj. Si, probablemente pago una fortuna por eso y ahora no se lo puede ensenar a nadie porque teme que alguien haga una imitación barata. Solo en el Capitolio.
Encuentro a Brittany admirando una mesa de tartas elaboradamente decoradas. Hay panaderos que han venido desde las cocinas especialmente para hablar con ella sobre glaseados, y puedes verlos atropellándose los unos a los otros para responder a sus preguntas.
A petición suya, preparan una muestra de pasteles pequeños para que se lleve de vuelta al Distrito 12, donde podra examinar su trabajo tranquilamente.
― Rachel dijo que tenemos que estar en el tren a la una. Me pregunto que hora es... ― Dice, mirando a su alrededor.
― Casi medianoche... ― Respondo. Arranco una flor de chocolate de una tarta con los dedos, mas alla de preocuparme por mis modales, la muerdo y le voy la otra mitad a Brittany en la boca, esto nos hace sonreír a las dos, es un gesto que solo me nació hacer no por quien nos ve, ella se inclina y me da un beso, uno que sabe a chocolate y me lamo los labios guiñandole un ojo.
― ¡Hora de decir gracias y despedirse! ― Gorjea Rachel a la altura de mi codo haciendo que nos separemos y despertemos de esta nube melosa en la que estábamos. Es uno de esos momentos en los que simplemente adoro su puntualidad compulsiva. Recogemos a Kurt y a Mercedes, y nos escolta para decirle adiós a la gente importante, después nos lleva hasta la puerta.
― No deberíamos darle las gracias al Presidente Snow?.. ― Dice Brittany ― Es su casa...
― Oh, no es muy amigo de fiestas. Demasiado ocupado... ― Dice Rachel ― Ya he preparado las notas y regalos de rigor para que se le envíen mañana. ¡Aqui estas!.. ― Rachel saluda con la mano a dos encargados del Capitolio que llevan a una ebria Sue sujeta en el medio.
Viajamos por las calles del Capitolio en un coche con ventanas tintadas. Detrás de nosotras, otro coche trae a los equipos de preparación. Las multitudes de gente celebrando son tan grandes que es un viaje lento. Pero Rachel ha hecho una ciencia de esto, y exactamente a la una en punto estamos de vuelta en el tren y este sale de la estación.
Sue es depositada en su cuarto. Kurt ordena te y todos tomamos asiento alrededor
de la mesa mientras Rachel hace sonar los papeles de sus horarios y nos recuerda que aun estamos en el tour.
― Esta el Festival de la Cosecha en el Distrito Doce sobre el que pensar. Asi que sugiero que bebamos nuestro te y vayamos directos a la cama... ― Nadie discute.
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Cuando abro los ojos, es primera hora de la tarde. Mi cabeza descansa sobre el brazo de Brittany y yo la tengo sostenida desde la cintura, como con miedo a que se escape de mi lado. No recuerdo que viniera anoche. Me doy la vuelta, teniendo cuidado de no molestarla, pero ya esta despierta.
― Sin pesadillas...― Dice.
― Que?.. ― Pregunto.
― No tuviste ninguna pesadilla anoche...
Tiene razón. Por primera vez en siglos he dormido toda la noche.
― Aunque tuve un sueño... ― Digo, pensando. ― Estaba siguiendo a un sinsajo por el bosque. Durante mucho tiempo. En realidad era Rey. Quiero decir, cuando cantaba, tenia su voz..
― Adonde te llevo?.. ― Dice, apartándome el pelo de la frente.
― No lo se. Nunca llegamos... ― Digo. ― Pero me sentía feliz...
― Bueno, dormías como si estuvieras feliz...
― Brittany, como es que nunca se cuando estas teniendo una pesadilla?...
― No lo se. No creo que grite o me revuelva o nada. Solo me despierto, paralizada por el terror...
― Deberías despertarme... ― Digo, pensando sobre como puedo interrumpir su sueño dos o tres veces en una mala noche. Sobre cuanto puede llevarle el tranquilizarme.
― No es necesario. Mis pesadillas suelen ser sobre perderte a ti... ― Dice. ― Estoy bien en cuanto me doy cuenta de que estas aquí...
Ugh. Brittany hace comentarios como este tan sin venir a cuento, y es como si me golpeara en el estomago. Solo esta contestando mi pregunta con sinceridad. No me esta presionando para que le responda a la altura, para que haga ninguna declaración de amor. Pero aun asi me siento horrible, como si la hubiera estado utilizando de alguna forma terrible. .Lo he hecho? No lo se. Solo se que por primera vez, me siento inmoral por tenerla aqui en mi cama. Lo que es ironico ya que ahora estamos oficialmente comprometidas.
― Sera peor cuando estemos en casa y duerma sola otra vez... ― Dice.
Eso es verdad, ya casi estamos en casa.
― Bueno mi cama es grande.. ―digo y me sonrojo al instante cuando la veo abrir los ojos con sorpresa, pero luego sonríe y me da un beso en la frente.
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La agenda para el Distrito 12 incluye una cena en la casa del Alcalde Fabrey esta noche y un rally de victoria en la plaza durante el Festival de la Cosecha mañana. Siempre celebramos el Festival de la Cosecha el ultimo día del Tour de la Victoria, pero habitualmente significa una comida en casa o con unos pocos amigos si puedes permitírtelo. Este año sera un evento publico, y ya que el Capitolio lo estara organizando, todo el mundo en todo el distrito tendrá la barriga llena.
La mayor parte de nuestra preparación tiene lugar en la casa del alcalde, ya que volvemos a estar cubiertas de pieles para las apariciones en exteriores. Solo estamos brevemente en la estación de tren, para sonreír y saludar mientras subimos al coche. Ni siquiera vemos a nuestras familias hasta la cena de esta noche.
Me alegro de que sea en la casa del alcalde en vez de en el Edificio de Justicia, donde tuvo lugar el memorial por mi padre, donde me llevaron tras la cosecha para esos desgarradores adióses a mi familia. El Edificio de Justicia esta demasiado lleno de tristeza.
Pero me gusta la casa del Alcalde Fabrey, especialmente ahora que su hija Quinn y yo somos amigas. Siempre lo fuimos, de algún modo. Se hizo oficial cuando vino a decirme adiós antes de que me marchara a los Juegos. Cuando me dio la insignia del sinsajo para desearme suerte. Después de llegar a casa empezamos a pasar tiempo juntas. Resulta que también Quinn tiene bastantes horas vacias que llenar. Al principio fue un poco incomodo porque no sabíamos que hacer. A otras chicas de nuestra edad les he oido hablar sobre chicos, o ropa. Quinn y yo no somos cotillas y la ropa me aburre a muerte. Pero después de varios inicios en falso, me di cuenta de que se moria por ir al bosque, asi que la he llevado un par de veces y le he enseñado a disparar. Ella esta intentando enseñarme a tocar el piano,
pero mas que nada me gusta oirla tocar a ella. A veces comemos en casa de la otra. A Quinn le gusta mas la mia. Sus padres parecen amables pero no creo que los vea mucho. Su padre tiene que gobernar el Distrito 12 y su madre tiene terribles jaquecas que la obligan a quedarse en cama durante días.
― Tal vez deberíais llevarla al Capitolio... ― Digo durante una de ellas. Ese día no estábamos tocando el piano, porque incluso a dos pisos de distancia el sonido le causaba dolor a su madre. ― Apuesto a que pueden curarla...
― Si. Pero no vas al Capitolio a no ser que te inviten... ― Dice Quinn con tristeza. Incluso los privilegios del alcalde son limitados.
Despues de ese dia, nos volvimos muy amigas, confiándonos cosas que la gran mayoría no sabe sobre nosotras.
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Cuando llegamos a la casa del alcalde, solo tengo tiempo de darle a Quinn un abrazo rápido antes de que Rachel me apremie a ir al tercer piso a prepararme. Después de que estoy lista y metida en un vestido plateado hasta los pies, todavía tengo una hora que llenar antes de la cena, asi que me escapo para encontrarla.
La habitación de Quinn esta en el segundo piso junto a varias habitaciones de invitados y el estudio de su padre. Meto la cabeza en el estudio para decirle hola al alcalde, pero esta vacio. El televisor esta encendido, y me paro a ver planos de Brittany y mios en la fiesta del Capitolio anoche. Bailando, comiendo, besándonos. Esto se estara emitiendo en cada casa de Panem ahora mismo. La audiencia debe de estar harta hasta la muerte de las amantes imposibles del Distrito 12. Se que yo lo estoy.
Estoy marchándome de la habitación cuando un pitido capta mi atención. Me vuelvo para ver a la pantalla de la televisión quedarse negra. Después aparecen las palabras..
“ACTUALIZACION EN EL DISTRITO 8”. Instintivamente se que esto no es para mis ojos, sino algo pensado solo para el alcalde. Debería irme. Rápido. En vez de ello me descubro acercándome mas al televisor.
Aparece una presentadora a la que no he visto nunca antes. Es una mujer de pelo canoso y una voz ronca y autoritaria. Avisa de que las condiciones están empeorando y de que se ha activado una alerta de Nivel 3. Se están enviando fuerzas adicionales al Distrito 8, y la producción textil ha cesado.
Cortan desde la mujer a la plaza mayor del Distrito 8. La reconozco porque estuve allí apenas la semana pasada. Aun hay banderas con mi rostro agitándose desde los tejados. Bajo ellas, hay una escena de disturbios. La plaza esta llena de gente gritando, sus rostros escondidos con trapos y mascaras caseras, lanzando ladrillos. Edificios ardiendo. Agentes de la paz disparan a la multitud, matando aleatoriamente.
Nunca he visto nada como eso, pero solo puedo estar presenciando una cosa. Esto es lo que el Presidente Snow llama un levantamiento.
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..Holaaa chicaas... robe un tiempito de mis horas de estudio para poder actualizar, no actualice el finde pero vuelvo a actualizar en la semana todos los dias...
espero q hasta ahora los capitulos seasn de su agrado, estoy modificando algunas partes de algunos capitulos futuros para q haya brittana, se q van a estar contenta con los cambios...
sin nada mas, sigo con mis cosas, mañana les actualizo...
Besotes...
gatituu *_****** - Mensajes : 215
Fecha de inscripción : 12/08/2012
Re: [Resuelto][FIC BRITTANA] Los juegos del Hambre... "EN LLAMAS.." CAPITULO 6
Gracias por tu tiempo, la verdad que la historia esta muy buena!!
Nos leemos mañana
Saludos
Nos leemos mañana
Saludos
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
[FIC BRITTANA] Los juegos del Hambre... "EN LLAMAS.." CAPITULO 5
CAPITULO 5;
Una bolsa de cuero llena de comida y un termo de te caliente. Un par de guantes de piel que dejo atras Kurt. Tres ramitas, rotas de los arboles desnudos, sobre la nieve, señalando en la dirección en que viajare. Esto es lo que dejo para Puck en nuestro lugar de encuentro habitual el primer domingo después del Festival de la Cosecha.
He seguido adelante a traves del frío, del bosque brumoso, abriendo un camino que no le resultara familiar a Puck pero que les resulta fácil de encontrar a mis pies. Lleva al lago. Ya no confió en que nuestro punto de encuentro habitual ofrezca privacidad, y necesito eso y mas para contárselo todo a Puck hoy. .Pero vendrá el siquiera? Si no viene, no tendré mas remedio que arriesgarme a ir a su casa en medio de la noche. Hay cosas que tiene que saber . . . cosas que necesito que me ayude a averiguar . . .
Una vez comprendí las implicaciones de lo que estaba viendo en la televisión del Alcalde Fabrey, fui a la puerta y empecé a bajar por el pasillo. Justo a tiempo, también, porque el alcalde subio las escaleras instantes después. Lo salude.
― Buscando a Quinn?... ― Dijo amigablemente.
― Si. Quiero enseñarle mi vestido... ― Dije.
― Bueno, ya sabes donde encontrarla... ― Justo entonces, otra ronda de pitidos llego desde su estudio. Su expresión se agravo. ― Disculpame... ― Dijo. Entro en su estudio y cerro la puerta con cuidado.
Espere en el pasillo hasta que me tranquilice. Me recordé que debía actuar con naturalidad. Después encontré a Quinn en su cuarto, sentada ante su tocador, cepillandose el pelo rubio ante el espejo. Llevaba el mismo bonito vestido blanco que se habia puesto el día de la cosecha. Vio mi reflejo detrás de si y sonrió.
― Mirate. Como si hubieras venido directa de las calles del Capitolio... Como te fue con tu novia falsa, se veían muy bonitas compartiendo saliva... ―dice con una sonrisa burlona, lo que hace q voltee los ojos.
Me acerque. Mis dedos tocaron el sinsajo.
― Incluso mi insignia ahora. Los sinsajos causan furor en el Capitolio, gracias a ti. .Estas segura de que no lo quieres de vuelta?.. ― Pregunte haciendo caso omiso de su burla, ya que esta empeñada en que nuestro amorío no es tan ficticio.
― No seas tonta. Fue un regalo... ― Dijo Quinn. Se recogió el pelo en un festivo lazo dorado.
― Donde lo conseguiste, de todos modos?... ― Pregunte.
― Era de mi tia... ― Dijo. ― Pero me parece que ha estado en la familia mucho tiempo...
― Es una curiosa elección, un sinsajo... ― Dije yo. ― Quiero decir, por lo que paso en la rebelión. Con los charlajos haciendo que le saliera el tiro por la culata al Capitolio, y todo eso...
Los charlajos eran mutaciones, pájaros macho genéticamente alterados creados por el Capitolio como armas para espiar a los rebeldes de los distritos. Podían recordar y repetir largos pasajes de habla humana, asi que fueron enviados a areas rebeldes para capturar nuestras palabras y llevarlas de vuelta al Capitolio. Los rebeldes lo descubrieron y los volvieron contra el Capitolio a base de enviarlos a casa cargados de mentiras. Cuando esto fue descubierto, los charlajos fueron abandonados a la muerte. En unos pocos años, se extinguieron en la naturaleza, pero no antes de que se hubieran apareado con arrendajos hembra, creando una especie completamente nueva.
― Pero los sinsajos nunca fueron un arma... ― Dijo Quinn. ― Solo son pájaros cantores, verdad?..
― Si, supongo... ― Dije. Pero no es cierto. Un sinsajo solo es un pájaro cantor.
Un sinsajo es una criatura que el Capitolio nunca pretendió que existiera. No habían contado con que el altamente controlado charlajo fuera lo bastante listo como para adaptarse a la vida salvaje, para pasar su código genético, para sobrevivir en una nueva forma. No habían anticipado su deseo de vivir.
― Ahora cuentame sobre el tour.. donde esta Brittany?...―pregunta sentandose en la cama y señalando un lugar a su lado para que me siente.
― Ella esta abajo con Sue... El tour fue.. bueno..
― Hablaron?.. ―frunzo el ceño, si hay algo que aprendí de Quinn este tiempo es que a veces puede ser tan cotilla como los que viven en el Capitolio. No le respondo. ― Santana, esa chica te quiere en verdad, no la alejes..
― Tu no lo sabes.. no la conoces, nunca hablaste con ella.. y no la estoy alejando.. ―digo casi sin aliento, no puede hablar sin saber, ya se que Brittany me quiere, aunque no lo diga me lo demuestra cada vez que esta a mi lado, por ese motivo me siento como si no lo mereciera, no merezco que Brittany me quiera, no lo merezco, no cuando yo ni siquiera se lo que siento por ella ― ..somos amigas..
― Eso es bueno.. eso tal vez te ayude a entender tus sentimientos Santana.. ―dice esbozando una sonrisa burlona.
― Oh callate...―digo rodando los ojos, aunque internamente ruego porque tenga razón, pero no se lo pienso decir, necesito saber que me pasa con la chica del pan y con Puck para no lastimar a ninguno de los dos.
El Alcalde Fabrey nos interrumpe diciéndonos que nos están esperando.
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. . .Ahora, mientras avanzo con dificultad por la nieve, veo a los sinsajos saltando en las ramas mientras escuchan las melodías de otros pájaros, las replican, y luego las transforman en algo nuevo. Como siempre, me recuerdan a Rey. Pienso en el sueño que tuve la ultima noche en el tren, donde lo seguí en forma de sinsajo. Desearía haber podido seguir durmiendo solo un poco mas y averiguar a donde estaba intentando llevarme.
Es una larga caminata hasta el lago, sin duda. Si decide seguirme en absoluto, Puck se va a enfadar por este uso excesivo de energía que podría gastarse mejor en la caza. Estuvo sospechosamente ausente en la cena en la casa del alcalde, aunque el resto de su familia vino. Hazelle dijo que estaba enfermo en casa, lo que era una mentira obvia. Tampoco pude encontrarlo en el Festival de la Cosecha. Vick me dijo que estaba fuera cazando. Eso probablemente era cierto.
Después de un par de horas, llego a una casa vieja cerca de la orilla del lago. Tal vez “casa” sea demasiado nombre para ella. Solo es una habitación, de unos siete metros cuadrados. Mi padre pensaba que hace mucho tiempo aquí habia muchos edificios―aun puedes ver algunos de los cimientos―y la gente venia a ellos a jugar y pescar en el lago. Esta casa duro mas que las otras porque esta hecha de cemento. Suelo, techo, tejado. Solo permanece una de las cuatro ventanas de vidrio, ondulada y amarilleada por el tiempo. No hay cañerias ni electricidad, pero la chimenea aun funciona y hay una pila de madera en la esquina que mi padre y yo recogimos hace años. Enciendo un fuego pequeño, contando con la niebla para
ocultar cualquier humo delator. Mientras prende la llama, barro hacia fuera la nieve que se ha acumulado bajo las ventanas vacias, usando una escoba de ramas que mi padre me hizo cuando tenia unos ocho anos y jugaba aquí a las casitas. Despues me siento en el pequeño hogar de cemento, descongelandome junto al fuego y esperando a Puck.
Es un tiempo sorprendentemente corto hasta que aparece. Un arco colgando del hombro, un pavo salvaje muerto que se debe de haber encontrado por el camino colgando del cinturón. Se queda de pie en el umbral como si dudara entrar o no. Sostiene la bolsa de comida sin abrir, el termo, los guantes de Kurt. Regalos que no aceptara por su ira hacia mi. Se exactamente como se siente. .No le hice yo lo mismo a mi madre?
Lo miro a los ojos. Su temperamento no puede ocultar completamente el dolor, el
sentimiento de traición que siente por mi compromiso con Brittany. Esta sera mi ultima oportunidad, este encuentro de hoy, de no perder a Puck para siempre. Podría llevarme horas el intentar explicarme, e incluso entonces hacer que me rechazara. En vez de ello voy directa al corazón de mi defensa.
― El Presidente Snow amenazo personalmente con hacer que te mataran. ― Digo.
Puck alza levemente las cejas, pero no hay muestra real de miedo ni asombro.
― Alguien mas?...
― Bueno, en realidad no me dio una copia de la lista. Pero no seria erróneo suponer que incluye a nuestras dos familias...
Es bastante para traerlo hasta el fuego. Se agacha ante el hogar para calentarse.
― A no ser que?...
― A no ser que nada, ahora... ― Digo. Obviamente esto requiere mas explicación, pero no tengo ni idea de por donde empezar, asi que me limito a estar ahí sentada mirando el fuego con pesimismo.
Después de un minuto de esto, Puck rompe el silencio.
― Bueno, gracias por el aviso...
Me giro hacia el, lista para espetarle algo, pero veo el brillo en sus ojos. Me odio por sonreír. Este no es un momento divertido, pero supongo que es mucho para dejarle caer de pronto. Todos vamos a ser destruidos sin remedio.
― Tengo un plan, sabes...
― Si, me apuesto a que es una maravilla... ― Dice. Me lanza los guantes sobre el regazo. ― Aquí. No quiero los guantes viejos de tu prometida...
― No es mi prometida... Eso solo es parte de la actuación. Y estos no son sus guantes. Eran de Kurt...
― Devuelvemelos entonces... ― Dice. Se pone los guantes, flexiona los dedos, y asiente con aprobación. ― Por lo menos moriré cómodo...
― Eso es optimista. Por supuesto, no sabes lo que ha pasado...
― Veamoslo...
Decido empezar con la noche en que Brittany y yo fuimos coronadas vencedoras de los Juegos del Hambre, y Sue me aviso de la furia del Capitolio. Le cuento la inquietud que me ha embargado desde que volví a casa, la visita a casa del Presidente Snow, los asesinatos en el Distrito 11, la tensión en las muchedumbres, el ultimo intento del compromiso, la indicación del presidente de que no habia sido suficiente, mi certeza de que deberé pagar. Por supuesto me ahorro los comentarios de Brittany para no herirlo, suficiente tiene con verlo todos los dias en la pantalla.
Puck nunca interrumpe. Mientras hablo, se mete los guantes en el bolsillo y se ocupa convirtiendo los alimentos de la bolsa de cuero en una comida para nosotros. Tostando pan y queso, quitándole el corazón a manzanas, colocando castañas en el fuego para asar. Miro sus manos, sus dedos con cicatrices, igual que las mias antes de que el Capitolio borrara todas las marcas de mi piel, pero fuertes y hábiles. Manos que tienen el poder de sacar carbón de las minas pero la precisión para colocar una delicada trampa. Manos en que confiaría mi vida, pero no puedo dejar de compararlas con las suaves y delicadas manos de Brittany, que encajan tan perfectamente con las mias y que me sostienen después de mis pesadillas para aplacarme hasta que consigo el sueño nuevamente.
Me detengo a beber un sorbo del termo antes de hablarle de mi vuelta a casa.
― Bueno, pues si que has liado las cosas... ― Dice.
― Ni siquiera he terminado... ― Le digo.
― He oido suficiente por el momento. Pasemos directamente a este plan tuyo...
Tomo aire profundamente.
― Huimos...
― Que?... ― Pregunta. Esto lo ha pillado desprevenido.
― Nos vamos al bosque y corremos tanto como podamos...― Digo. Su expresión es imposible de descifrar. Se reirá de mi, desechara la idea como una locura? Me pongo en pie de agitación, preparada para una discusión. ― ¡Tu mismo dijiste que pensabas que podríamos hacerlo! La mañana de la cosecha. Dijiste . . .
Se acerca y me siento levantada del suelo. La habitación gira, y tengo que cerrar los brazos en torno al cuello de Puck para sujetarme. Se esta riendo, feliz.
― ¡Eh!.. ― Protesto, pero también me estoy riendo.
Puck me deja en el suelo pero no me suelta.
― Vale, huyamos... ― Dice.
― De verdad? No crees que este loca? .. Iras conmigo?.. ― Algo del peso abrumador empieza a liberarse al ser transferido a los hombros de Puck.
― Si que creo que estas loca, y aun asi ire contigo... ― Dice. Lo dice de verdad. No solo lo dice de verdad sino que le da la bienvenida. ― Podemos hacerlo. Se que podemos. ¡Salgamos de aqui para no volver nunca!..
― Estas seguro?.. ― Digo. ― ..Porque va a ser duro, con los niños y todo. No quiero que entremos cinco kilómetros en el bosque y que luego tu . . .
― Estoy seguro. Completa, enteramente, cien por cien seguro.. ― Inclina la frente hacia abajo para apoyarla contra la mia y me acerca mas. Su piel, todo su ser, desprende calor por estar tan cerca del fuego. Aspiro el olor a cuero húmedo de nieve, humo y manzanas, el olor de todos esos días de invierno que compartíamos antes de los Juegos. No intento apartarme. Por que deberia, además? extrañaba a este Puck, como lo extrañaba. Su voz es apenas un susurro. ― Te quiero..
Ese es el por que...
Nunca veo venir estas cosas. Pasan demasiado rápido. Un segundo estas proponiendo un plan de huida y el siguiente . . . se supone que debes lidiar con algo como esto. Salgo con la que debe de ser la peor respuesta posible.
― Lo se...
Suena terrible. Como si asumiera que el no puede evitar quererme pero que yo no siento nada por el. Puck empieza a apartarse, pero lo sujeto con fuerza.
― ¡Lo se! Y tu . . . tu sabes lo que eres para mi.. ― No es suficiente. Rompe mi agarre. ― Puck, justo ahora no puedo pensar de esa forma sobre nadie. Todo lo que puedo pensar, cada día, cada minuto que estoy despierta desde que sacaron el nombre de Mich en la cosecha, es que asustada estoy. Y no parece haber sitio para nada mas. Si pudiéramos ir a algún lugar seguro, tal vez podría ser diferente. No lo se...
Puedo verlo tragándose la decepción.
― Asi que iremos. Averiguaremos como.. ― Se vuelve otra vez hacia el fuego, donde las castañas se están empezando a quemar. Las saca hacia la piedra del hogar. ― Mi madre sera algo difícil de convencer...
Supongo que a pesar de todo aun ira. Pero la felicidad se ha esfumado, dejando una tensión demasiado familiar en su lugar.
― La mia también. Solo tendré que hacerle ver la razón. Llevarla a dar un largo paseo. Asegurarme de que entiende que no sobreviviremos a la alternativa...
― Lo entenderá. Vi muchos de los Juegos con ella y Mich. No te dira que no... ― Dice Puck.
― Espero que no... ― La temperatura en la casa parece haber caído diez grados en cuestión de segundos. ― Sue sera el autentico reto...
― Sue?.. ― Puck deja las castañas. ― No le iras a pedir que venga con nosotros?..
― Tengo que hacerlo, Puck. No puedo dejarlas a ella y a Brittany porque . . . ― Su mirada ceñuda me interrumpe. ― Que?..
― Lo siento. No me habia dado cuenta de lo grande que era nuestro grupo... ― Me espeta.
― Las torturarían a muerte, intentando averiguar donde estoy yo... ― Digo.
― Y que pasa con la familia de Brittany? Nunca vendrán. De hecho, probablemente no podrían esperar para delatarnos. Algo de lo que estoy seguro que ella es lo bastante lista como para darse cuenta. .Que pasa si decide quedarse?...
Intento sonar indiferente, pero mi voz se quiebra.
― Entonces se queda... ―digo amargamente, al pensar en dejar a Brittany.
― La dejarías atras?... ― Pregunta Puck.
― No lo se, pero conseguiré que venga... la necesito a mi lado.. ―susurro, Puck cambia su expresión rotundamente.
― La quieres?..
― Todavía no lo se... ―susurro, tragando saliva. El se rie amargamente, mira hacia el fuego y nos quedamos en silencio un tiempo.
― Y a mi, me dejarías a mi?... ― La expresión de Puck ahora es dura como una roca. ― Solo si, por ejemplo, no pudiera convencer a mi madre para arrastrar a tres niños pequeños al bosque salvaje en invierno...
― Hazelle no se negara. Vera la razón...
― Supón que no lo hace, Santana. Entonces que?... ― Exige.
― Entonces tienes que obligarla, Puck. Crees que me estoy inventando esto?... ― Mi voz también se esta elevando por la furia.
― No. No lo se. Tal vez el Presidente solo te este manipulando. Quiero decir, esta organizando tu boda. Viste como reacciono la gente del Capitolio. No creo que pueda permitirse matarte. O a Brittany. Como va a salir de esa? ― Dice Puck.
― ¡Bueno, con un levantamiento en el Distrito Ocho, dudo que se este pasando mucho tiempo eligiendo mi tarta de bodas!.. ― Grito.
En el instante en que mis palabras salen de mi boca quiero recuperarlas. Su efecto sobre Puck es inmediato―el rubor en sus mejillas, el brillo en sus ojos oscuros.
― Hay un levantamiento en el Ocho?..― Dice con voz ronca.
Intento echarme atras. Calmarlo, tal y como intente calmar a los distritos.
― No se si es de verdad un levantamiento. Hay intranquilidad. La gente en los distritos . . .― Digo.
Puck me coge por los hombros.
― Que viste?..
― ¡Nada! En persona. Solo oi algo... ― Como siempre, es demasiado poco, demasiado tarde. Desisto y se lo cuento. ― Vi algo en la televisión del alcalde. No debía verlo. Habia una muchedumbre, e incendios, y los agentes de la paz estaban disparando a la gente pero ellos les devolvían los golpes . . . ― Me muerdo el labio y lucho por seguir describiendo la escena. En vez de eso digo en alto las palabras que me han estado reconcomiendo. ― Y es culpa mia, Puck. Por lo que hice en la arena. Si simplemente me hubiera suicidado con esas bayas, nada de esto habría pasado. Brittany podría haber vuelto a casa y vivir sana y salva, y todos los demas también habrían estado a salvo...
― A salvo para hacer que?... ― Dice con un tono mas dulce. ― ..Morirse de hambre?.. Trabajar como esclavos? ...Enviar a sus hijos a la cosecha? No has hecho daño a nadie... les has dado una oportunidad. Solo tienen que ser lo bastante valientes como para cogerla. La gente ya habla en las minas. Gente que quiere luchar. .No lo ves? ¡Esta pasando! ¡Por fin esta pasando! Si hay un levantamiento en el Distrito Ocho, .por que no aqui? .Por que no en todas partes? Esto podría serlo, eso que hemos estado . . .
― ¡Detente! No sabes lo que estas diciendo. ¡Los agentes de la paz fuera del Doce no son como Finn, ni siquiera como Figgins! Las vidas de la gente del distrito . . . ¡significan menos que nada para ellos!...
― ¡Por eso tenemos que unirnos a la lucha!... ― Responde con brusquedad.
― ¡No! ¡Tenemos que marcharnos de aquí antes de que nos maten a nosotros y también a muchas personas mas!.. ― Estoy gritando de nuevo, pero no puedo entender por que esta haciendo esto. Por que no ve lo que es tan irrefutable?
Puck me empuja con aspereza lejos de si.
― Marchate tu, entonces. Yo no me iria ni en un millón de años...
― Antes estabas bien contento de irte. No veo que es lo que tiene un levantamiento en el Distrito Ocho salvo hacer que sea mas importante que nos vayamos. Solo estas enfadado por... ― No, no puedo lanzarle a Brittany a la cara. ― Que pasa con tu familia?...
― Que pasa con las otras familias, Santana?...Las que no pueden huir? No lo ves? Ya no puede ser sobre salvarnos a nosotros. ¡No si la rebelión ha empezado!... ― Puck sacude la cabeza, no escondiendo su descontento hacia mi. ― Podrías hacer tanto... ― Lanza los guantes de Kurt a mis pies. ― He cambiado de idea. No quiero nada que hicieran en el Capitolio... ― Y se va.
Bajo la vista a los guantes. Nada que hicieran en el Capitolio? Iba eso dirigido a mi?... Piensa el ahora que no soy mas que otro producto del Capitolio y por lo tanto algo intocable? La injusticia de todo eso me llena de furia. Pero esta mezclada con el miedo a que clase de locura hara ahora.
Me hundo junto al fuego, desesperada por comodidad, para trabajar en mi siguiente
movimiento. Me tranquilizo pensando que las rebeliones no suceden en un día. Puck no puede hablarles a los mineros hasta mañana. Si puedo llegar hasta Hazelle antes de eso, tal vez lo enderece. Pero no puedo ir allí ahora. Si el esta allí, no me dejara entrar. Tal vez esta noche, cuando todo el mundo este durmiendo . . . Hazelle suele trabajar hasta tarde por las noches terminando la colada. Podría ir entonces, dar unos golpecitos en la ventana, explicarle la situación para que impida a Puck hacer ninguna locura.
Me viene a la memoria mi conversación con el Presidente Snow en el estudio.
― Mis asesores estaban preocupados de que fueras difícil, pero no estas planeando ser difícil en absoluto, .verdad?..
― No...
― Eso es lo que yo les dije. Dije que una chica que llega a tales extremos para preservar su vida no va a estar interesada en echarla por la borda...
Pienso en lo duro que ha trabajado Hazelle para mantener a esa familia con vida. Seguro que estara de mi parte en esta materia. .O no?
Debe de ser alrededor de mediodía y los días son tan cortos. No tiene sentido estar en el bosque después de medianoche si no tienes que hacerlo. Sofoco los restos de mi pequeño fuego, limpio los restos de comida, y engancho los guantes de Kurt en mi cinturón. Supongo que me los quedare durante una temporada. Por si acaso Puck cambia de idea. Pienso en la expresión de su rostro cuando los arrojo al suelo. Que repelido estaba por ellos, por mi . . .
Camino con dificultad por el bosque y llego a mi antigua casa cuando aun hay luz. Mi conversación con Puck fue un claro contratiempo, pero aun estoy determinada a seguir adelante con mi plan de escaparme del Distrito 12. Decido buscar a Brittany la siguiente. De una forma extraña, ya que ha visto algo de lo que yo he visto en el tour, tal vez sea mas fácil de convencer que Puck, necesito convencerla, la necesito a mi lado para darme fuerzas.
Me encuentro con ella cuando esta saliendo de la Aldea de los Vencedores.
― San, has estado de caza?.. ― Pregunta. Puedes ver que no cree que sea una buena idea.
― En realidad no. .Vas a la ciudad?..― Pregunto.
― Si. Se supone que tengo que cenar con mi familia...
― Bueno, por lo menos puedo acompañarte... ― La carretera desde la pequeña aldea hasta la plaza tiene poco uso. Es un lugar lo bastante seguro para hablar. Pero no parezco capaz de pronunciar las palabras. Proponérselo a Puck fue tan desastroso. Me muerdo mis labios agrietados por el frio. La plaza se acerca mas a cada paso. Tal vez no vuelva a tener otra oportunidad pronto. Tomo aire profundamente y dejo que las palabras salgan corriendo.
― Brittany, si te pidiera que te escaparas del distrito conmigo, lo harias?..
Brittany me coge el brazo, obligándome a detenerme. No necesita comprobar mi cara para ver si voy en serio.
― Dependería de por que lo pidieras...
― No convencí al Presidente Snow. Hay un levantamiento en el Distrito Ocho. Tenemos que salir...
― Por ese “tenemos” te refieres a ti y a mi? No... Quien mas vendría?... ― Pregunta.
― Mi familia. La tuya, si quieren venir... Sue, quizás...
― Que pasa con Puck?..
― No lo se. Quizás tenga otros planes...
Brittany sacude la cabeza y sonríe algo triste.
― Me apuesto a que los tiene. Claro que si, Santana, ire...
Siento una leve punzada de esperanza.
― Iras?...
― Si. Pero no creo ni por un minuto que tu vayas...
Aparto mi brazo.
― Entonces es que no me conoces. Estate preparada... Podría ser en cualquier momento... ― Empiezo a andar y el me sigue un paso o dos por detras.
― Santana... ― Dice Brittany. No aminoro el paso. Si piensa que es una mala idea, no lo quiero saber, porque es la única que tengo. ― Santana, espera... ― Le doy una patada a un montoncito helado de nieve sucia para sacarlo del camino y dejo que Brittany me alcance. El polvo de carbón hace que todo parezca especialmente feo. ―.. De verdad que ire, si tu quieres... Solo que creo que seria mejor que lo habláramos con Sue. Asegurarnos de que no pondremos las cosas peor para todo el mundo...
― Esta bien.. pero en el caso de que las cosas no salgan bien, y yo tenga que huir igual, irias conmigo?.. ―pregunto mirándola a los ojos.
― Sin dudarlo.. ―dice sinceramente. Suelto una sonrisa, no puedo contenerme, ella va a ir conmigo, va a acompañarme a pesar de todo. Recuero lo que me dijo en el tren antes de nuestro compromiso.
― Ojala algún día puedas perdonarme todo..
― No hay nada que perdonar Santana... yo quiero estar a tu lado, no voy a dejarte sola..
Me abalanzo sobre ella y la beso, encontrando esos labios suaves y cálidos que ya son tan familiares para mi, pero esta vez tienen algo diferente, que es? no lo se. Me separo al ver que por este impulso, puedo herirla de nuevo, no puedo crearle falsas esperanzas cuando todavía no se lo que siento, soy una estúpida, se supone que seremos amigas y que actuaríamos enfrente de las cámaras, pero esto no fue actuación para nada. Ella me mira desconcertada.
― Lo siento.. ―digo culpable, mirando hacia abajo. Ella me toma el mentón obligándome a mirarla.
― No lo sientas... ― dice sonriendo.
Me planta un largo beso en la mejilla, para luego abrazarme. Yo la abrazo también sujetándola con fuerza, cerrando los ojos y aspirando su dulce aroma tan embriagador que me nubla los sentidos. Estamos unos minutos asi, disfrutando el la cálides de la otra, sin decir nada, por miedo a que nos haga volver a la realidad y perder esta paz que solo encuentro a su lado. Pero claro como ya me estoy acostumbrando estos momentos siempre duran poco.
― ..Que es eso?..― pregunta levantando la cabeza.
Me separo un poco para prestar atención. Estaba tan consumida disfrutando de mi momento con Brittany, que no me habia dado cuenta del extraño sonido que venia de la plaza. Un silbido, el sonido de un impacto, una muchedumbre tomando aire a la vez.
― Vamos... ― Dice Brittany, su rostro repentinamente duro, me toma de la mano y me dirige. No se por que. No soy capaz de situar el sonido, ni siquiera adivinar la situación. Pero para ella significa algo malo.
Cuando llegamos a la plaza, esta claro que pasa algo, pero la muchedumbre es demasiado espesa como para ver. Brittany se sube a un cajón contra la pared de la tienda de dulces y me ofrece una mano mientras escanea la plaza. Estoy a medias subida cuando de repente bloquea mi camino.
― Baja. ¡Sal de aquí!.. ― Esta susurrando, pero su voz es aspera por la insistencia.
― Que?.. ― Digo, intentando volver a forzar mi ascenso.
― ¡Vete a casa, Santana! ¡Estare allí en un minuto, lo juro!.. ― Dice.
Lo que quiera que sea, es terrible. Me suelto de su mano y empiezo a abrirme camino a empujones entre la muchedumbre. La gente me ve, me reconocen, y después parecen aterrorizados. Manos me empujan hacia atras. Voces sisean.
― Vete de aquí, niña...
― Solo lo pondrás peor...
― Que quieres hacer? ...Conseguir que lo maten?..
Pero a estas alturas, mi corazón esta latiendo tan rápido y con tanta fuerza que apenas si los oigo. Solo se que lo que sea que espera en el medio de la plaza es expresamente para mi.
Cuando por fin llego al espacio sin gente, veo que tengo razón. Y Brittany tenia razón. Y esas voces también tenían razón.
Las muñecas de Puck están atadas a un poste de madera. El pavo salvaje al que le disparo antes cuelga sobre el, el gancho clavado a traves de su cuello. Su chaqueta esta tirada a un lado en el suelo, su camisa arrancada. Esta derrumbado inconsciente de rodillas, sujeto tan solo por las cuerdas en sus muñecas. Lo que antes era su espalda ahora es un pedazo de carne ensangrentada.
De pie tras el esta un hombre al que nunca he visto, pero reconozco su uniforme. Es el designado para nuestro agente de la paz en jefe. Aunque este no es el viejo Figgins. Este es un hombre alto y musculoso con pliegues afilados en los pantalones.
Las piezas de la imagen no acaban de encajar del todo hasta que veo a este hombre levantar el látigo.
― !No!.. ― Grito, y me arrojo hacia delante. Es demasiado tarde para detener el descenso del brazo, e instintivamente se que no tendré poder para bloquearlo. En vez de eso me lanzo directamente entre el látigo y Puck. He levantado los brazos para proteger tanto de su cuerpo roto como sea posible, asi que no hay nada para desviar el látigo. Recibo toda su fuerza a traves del lado izquierdo de mi cara.
El dolor es cegador y espontáneo. Fogonazos irregulares de luz cruzan mi campo de visión y caigo de rodillas. Una mano sobre la mejilla mientras la otra impide que me caiga. Ya puedo sentir el verdugón formándose, la hinchazón cerrando mi ojo. Las piedras debajo de mi están húmedas con la sangre de Puck, el aire pesado con su olor.
― ¡Para! ¡Lo vas a matar!... ― Chillo.
Veo fugazmente el rostro de mi asaltante. Duro, con lineas profundas, una boca cruel. Pelo gris afeitado casi hasta la no existencia, ojos tan negros que parecen ser todo pupilas, una nariz larga y recta enrojecida por el aire helado. El poderoso brazo se eleva de nuevo, con la mirada puesta en mi. Mi mano vuela a mi hombro, con hambre de una flecha, pero, por supuesto, mis armas están escondidas en el bosque. Aprieto con fuerza los dientes en anticipación al siguiente latigazo.
...............................................................................................................
Una bolsa de cuero llena de comida y un termo de te caliente. Un par de guantes de piel que dejo atras Kurt. Tres ramitas, rotas de los arboles desnudos, sobre la nieve, señalando en la dirección en que viajare. Esto es lo que dejo para Puck en nuestro lugar de encuentro habitual el primer domingo después del Festival de la Cosecha.
He seguido adelante a traves del frío, del bosque brumoso, abriendo un camino que no le resultara familiar a Puck pero que les resulta fácil de encontrar a mis pies. Lleva al lago. Ya no confió en que nuestro punto de encuentro habitual ofrezca privacidad, y necesito eso y mas para contárselo todo a Puck hoy. .Pero vendrá el siquiera? Si no viene, no tendré mas remedio que arriesgarme a ir a su casa en medio de la noche. Hay cosas que tiene que saber . . . cosas que necesito que me ayude a averiguar . . .
Una vez comprendí las implicaciones de lo que estaba viendo en la televisión del Alcalde Fabrey, fui a la puerta y empecé a bajar por el pasillo. Justo a tiempo, también, porque el alcalde subio las escaleras instantes después. Lo salude.
― Buscando a Quinn?... ― Dijo amigablemente.
― Si. Quiero enseñarle mi vestido... ― Dije.
― Bueno, ya sabes donde encontrarla... ― Justo entonces, otra ronda de pitidos llego desde su estudio. Su expresión se agravo. ― Disculpame... ― Dijo. Entro en su estudio y cerro la puerta con cuidado.
Espere en el pasillo hasta que me tranquilice. Me recordé que debía actuar con naturalidad. Después encontré a Quinn en su cuarto, sentada ante su tocador, cepillandose el pelo rubio ante el espejo. Llevaba el mismo bonito vestido blanco que se habia puesto el día de la cosecha. Vio mi reflejo detrás de si y sonrió.
― Mirate. Como si hubieras venido directa de las calles del Capitolio... Como te fue con tu novia falsa, se veían muy bonitas compartiendo saliva... ―dice con una sonrisa burlona, lo que hace q voltee los ojos.
Me acerque. Mis dedos tocaron el sinsajo.
― Incluso mi insignia ahora. Los sinsajos causan furor en el Capitolio, gracias a ti. .Estas segura de que no lo quieres de vuelta?.. ― Pregunte haciendo caso omiso de su burla, ya que esta empeñada en que nuestro amorío no es tan ficticio.
― No seas tonta. Fue un regalo... ― Dijo Quinn. Se recogió el pelo en un festivo lazo dorado.
― Donde lo conseguiste, de todos modos?... ― Pregunte.
― Era de mi tia... ― Dijo. ― Pero me parece que ha estado en la familia mucho tiempo...
― Es una curiosa elección, un sinsajo... ― Dije yo. ― Quiero decir, por lo que paso en la rebelión. Con los charlajos haciendo que le saliera el tiro por la culata al Capitolio, y todo eso...
Los charlajos eran mutaciones, pájaros macho genéticamente alterados creados por el Capitolio como armas para espiar a los rebeldes de los distritos. Podían recordar y repetir largos pasajes de habla humana, asi que fueron enviados a areas rebeldes para capturar nuestras palabras y llevarlas de vuelta al Capitolio. Los rebeldes lo descubrieron y los volvieron contra el Capitolio a base de enviarlos a casa cargados de mentiras. Cuando esto fue descubierto, los charlajos fueron abandonados a la muerte. En unos pocos años, se extinguieron en la naturaleza, pero no antes de que se hubieran apareado con arrendajos hembra, creando una especie completamente nueva.
― Pero los sinsajos nunca fueron un arma... ― Dijo Quinn. ― Solo son pájaros cantores, verdad?..
― Si, supongo... ― Dije. Pero no es cierto. Un sinsajo solo es un pájaro cantor.
Un sinsajo es una criatura que el Capitolio nunca pretendió que existiera. No habían contado con que el altamente controlado charlajo fuera lo bastante listo como para adaptarse a la vida salvaje, para pasar su código genético, para sobrevivir en una nueva forma. No habían anticipado su deseo de vivir.
― Ahora cuentame sobre el tour.. donde esta Brittany?...―pregunta sentandose en la cama y señalando un lugar a su lado para que me siente.
― Ella esta abajo con Sue... El tour fue.. bueno..
― Hablaron?.. ―frunzo el ceño, si hay algo que aprendí de Quinn este tiempo es que a veces puede ser tan cotilla como los que viven en el Capitolio. No le respondo. ― Santana, esa chica te quiere en verdad, no la alejes..
― Tu no lo sabes.. no la conoces, nunca hablaste con ella.. y no la estoy alejando.. ―digo casi sin aliento, no puede hablar sin saber, ya se que Brittany me quiere, aunque no lo diga me lo demuestra cada vez que esta a mi lado, por ese motivo me siento como si no lo mereciera, no merezco que Brittany me quiera, no lo merezco, no cuando yo ni siquiera se lo que siento por ella ― ..somos amigas..
― Eso es bueno.. eso tal vez te ayude a entender tus sentimientos Santana.. ―dice esbozando una sonrisa burlona.
― Oh callate...―digo rodando los ojos, aunque internamente ruego porque tenga razón, pero no se lo pienso decir, necesito saber que me pasa con la chica del pan y con Puck para no lastimar a ninguno de los dos.
El Alcalde Fabrey nos interrumpe diciéndonos que nos están esperando.
......................................................
. . .Ahora, mientras avanzo con dificultad por la nieve, veo a los sinsajos saltando en las ramas mientras escuchan las melodías de otros pájaros, las replican, y luego las transforman en algo nuevo. Como siempre, me recuerdan a Rey. Pienso en el sueño que tuve la ultima noche en el tren, donde lo seguí en forma de sinsajo. Desearía haber podido seguir durmiendo solo un poco mas y averiguar a donde estaba intentando llevarme.
Es una larga caminata hasta el lago, sin duda. Si decide seguirme en absoluto, Puck se va a enfadar por este uso excesivo de energía que podría gastarse mejor en la caza. Estuvo sospechosamente ausente en la cena en la casa del alcalde, aunque el resto de su familia vino. Hazelle dijo que estaba enfermo en casa, lo que era una mentira obvia. Tampoco pude encontrarlo en el Festival de la Cosecha. Vick me dijo que estaba fuera cazando. Eso probablemente era cierto.
Después de un par de horas, llego a una casa vieja cerca de la orilla del lago. Tal vez “casa” sea demasiado nombre para ella. Solo es una habitación, de unos siete metros cuadrados. Mi padre pensaba que hace mucho tiempo aquí habia muchos edificios―aun puedes ver algunos de los cimientos―y la gente venia a ellos a jugar y pescar en el lago. Esta casa duro mas que las otras porque esta hecha de cemento. Suelo, techo, tejado. Solo permanece una de las cuatro ventanas de vidrio, ondulada y amarilleada por el tiempo. No hay cañerias ni electricidad, pero la chimenea aun funciona y hay una pila de madera en la esquina que mi padre y yo recogimos hace años. Enciendo un fuego pequeño, contando con la niebla para
ocultar cualquier humo delator. Mientras prende la llama, barro hacia fuera la nieve que se ha acumulado bajo las ventanas vacias, usando una escoba de ramas que mi padre me hizo cuando tenia unos ocho anos y jugaba aquí a las casitas. Despues me siento en el pequeño hogar de cemento, descongelandome junto al fuego y esperando a Puck.
Es un tiempo sorprendentemente corto hasta que aparece. Un arco colgando del hombro, un pavo salvaje muerto que se debe de haber encontrado por el camino colgando del cinturón. Se queda de pie en el umbral como si dudara entrar o no. Sostiene la bolsa de comida sin abrir, el termo, los guantes de Kurt. Regalos que no aceptara por su ira hacia mi. Se exactamente como se siente. .No le hice yo lo mismo a mi madre?
Lo miro a los ojos. Su temperamento no puede ocultar completamente el dolor, el
sentimiento de traición que siente por mi compromiso con Brittany. Esta sera mi ultima oportunidad, este encuentro de hoy, de no perder a Puck para siempre. Podría llevarme horas el intentar explicarme, e incluso entonces hacer que me rechazara. En vez de ello voy directa al corazón de mi defensa.
― El Presidente Snow amenazo personalmente con hacer que te mataran. ― Digo.
Puck alza levemente las cejas, pero no hay muestra real de miedo ni asombro.
― Alguien mas?...
― Bueno, en realidad no me dio una copia de la lista. Pero no seria erróneo suponer que incluye a nuestras dos familias...
Es bastante para traerlo hasta el fuego. Se agacha ante el hogar para calentarse.
― A no ser que?...
― A no ser que nada, ahora... ― Digo. Obviamente esto requiere mas explicación, pero no tengo ni idea de por donde empezar, asi que me limito a estar ahí sentada mirando el fuego con pesimismo.
Después de un minuto de esto, Puck rompe el silencio.
― Bueno, gracias por el aviso...
Me giro hacia el, lista para espetarle algo, pero veo el brillo en sus ojos. Me odio por sonreír. Este no es un momento divertido, pero supongo que es mucho para dejarle caer de pronto. Todos vamos a ser destruidos sin remedio.
― Tengo un plan, sabes...
― Si, me apuesto a que es una maravilla... ― Dice. Me lanza los guantes sobre el regazo. ― Aquí. No quiero los guantes viejos de tu prometida...
― No es mi prometida... Eso solo es parte de la actuación. Y estos no son sus guantes. Eran de Kurt...
― Devuelvemelos entonces... ― Dice. Se pone los guantes, flexiona los dedos, y asiente con aprobación. ― Por lo menos moriré cómodo...
― Eso es optimista. Por supuesto, no sabes lo que ha pasado...
― Veamoslo...
Decido empezar con la noche en que Brittany y yo fuimos coronadas vencedoras de los Juegos del Hambre, y Sue me aviso de la furia del Capitolio. Le cuento la inquietud que me ha embargado desde que volví a casa, la visita a casa del Presidente Snow, los asesinatos en el Distrito 11, la tensión en las muchedumbres, el ultimo intento del compromiso, la indicación del presidente de que no habia sido suficiente, mi certeza de que deberé pagar. Por supuesto me ahorro los comentarios de Brittany para no herirlo, suficiente tiene con verlo todos los dias en la pantalla.
Puck nunca interrumpe. Mientras hablo, se mete los guantes en el bolsillo y se ocupa convirtiendo los alimentos de la bolsa de cuero en una comida para nosotros. Tostando pan y queso, quitándole el corazón a manzanas, colocando castañas en el fuego para asar. Miro sus manos, sus dedos con cicatrices, igual que las mias antes de que el Capitolio borrara todas las marcas de mi piel, pero fuertes y hábiles. Manos que tienen el poder de sacar carbón de las minas pero la precisión para colocar una delicada trampa. Manos en que confiaría mi vida, pero no puedo dejar de compararlas con las suaves y delicadas manos de Brittany, que encajan tan perfectamente con las mias y que me sostienen después de mis pesadillas para aplacarme hasta que consigo el sueño nuevamente.
Me detengo a beber un sorbo del termo antes de hablarle de mi vuelta a casa.
― Bueno, pues si que has liado las cosas... ― Dice.
― Ni siquiera he terminado... ― Le digo.
― He oido suficiente por el momento. Pasemos directamente a este plan tuyo...
Tomo aire profundamente.
― Huimos...
― Que?... ― Pregunta. Esto lo ha pillado desprevenido.
― Nos vamos al bosque y corremos tanto como podamos...― Digo. Su expresión es imposible de descifrar. Se reirá de mi, desechara la idea como una locura? Me pongo en pie de agitación, preparada para una discusión. ― ¡Tu mismo dijiste que pensabas que podríamos hacerlo! La mañana de la cosecha. Dijiste . . .
Se acerca y me siento levantada del suelo. La habitación gira, y tengo que cerrar los brazos en torno al cuello de Puck para sujetarme. Se esta riendo, feliz.
― ¡Eh!.. ― Protesto, pero también me estoy riendo.
Puck me deja en el suelo pero no me suelta.
― Vale, huyamos... ― Dice.
― De verdad? No crees que este loca? .. Iras conmigo?.. ― Algo del peso abrumador empieza a liberarse al ser transferido a los hombros de Puck.
― Si que creo que estas loca, y aun asi ire contigo... ― Dice. Lo dice de verdad. No solo lo dice de verdad sino que le da la bienvenida. ― Podemos hacerlo. Se que podemos. ¡Salgamos de aqui para no volver nunca!..
― Estas seguro?.. ― Digo. ― ..Porque va a ser duro, con los niños y todo. No quiero que entremos cinco kilómetros en el bosque y que luego tu . . .
― Estoy seguro. Completa, enteramente, cien por cien seguro.. ― Inclina la frente hacia abajo para apoyarla contra la mia y me acerca mas. Su piel, todo su ser, desprende calor por estar tan cerca del fuego. Aspiro el olor a cuero húmedo de nieve, humo y manzanas, el olor de todos esos días de invierno que compartíamos antes de los Juegos. No intento apartarme. Por que deberia, además? extrañaba a este Puck, como lo extrañaba. Su voz es apenas un susurro. ― Te quiero..
Ese es el por que...
Nunca veo venir estas cosas. Pasan demasiado rápido. Un segundo estas proponiendo un plan de huida y el siguiente . . . se supone que debes lidiar con algo como esto. Salgo con la que debe de ser la peor respuesta posible.
― Lo se...
Suena terrible. Como si asumiera que el no puede evitar quererme pero que yo no siento nada por el. Puck empieza a apartarse, pero lo sujeto con fuerza.
― ¡Lo se! Y tu . . . tu sabes lo que eres para mi.. ― No es suficiente. Rompe mi agarre. ― Puck, justo ahora no puedo pensar de esa forma sobre nadie. Todo lo que puedo pensar, cada día, cada minuto que estoy despierta desde que sacaron el nombre de Mich en la cosecha, es que asustada estoy. Y no parece haber sitio para nada mas. Si pudiéramos ir a algún lugar seguro, tal vez podría ser diferente. No lo se...
Puedo verlo tragándose la decepción.
― Asi que iremos. Averiguaremos como.. ― Se vuelve otra vez hacia el fuego, donde las castañas se están empezando a quemar. Las saca hacia la piedra del hogar. ― Mi madre sera algo difícil de convencer...
Supongo que a pesar de todo aun ira. Pero la felicidad se ha esfumado, dejando una tensión demasiado familiar en su lugar.
― La mia también. Solo tendré que hacerle ver la razón. Llevarla a dar un largo paseo. Asegurarme de que entiende que no sobreviviremos a la alternativa...
― Lo entenderá. Vi muchos de los Juegos con ella y Mich. No te dira que no... ― Dice Puck.
― Espero que no... ― La temperatura en la casa parece haber caído diez grados en cuestión de segundos. ― Sue sera el autentico reto...
― Sue?.. ― Puck deja las castañas. ― No le iras a pedir que venga con nosotros?..
― Tengo que hacerlo, Puck. No puedo dejarlas a ella y a Brittany porque . . . ― Su mirada ceñuda me interrumpe. ― Que?..
― Lo siento. No me habia dado cuenta de lo grande que era nuestro grupo... ― Me espeta.
― Las torturarían a muerte, intentando averiguar donde estoy yo... ― Digo.
― Y que pasa con la familia de Brittany? Nunca vendrán. De hecho, probablemente no podrían esperar para delatarnos. Algo de lo que estoy seguro que ella es lo bastante lista como para darse cuenta. .Que pasa si decide quedarse?...
Intento sonar indiferente, pero mi voz se quiebra.
― Entonces se queda... ―digo amargamente, al pensar en dejar a Brittany.
― La dejarías atras?... ― Pregunta Puck.
― No lo se, pero conseguiré que venga... la necesito a mi lado.. ―susurro, Puck cambia su expresión rotundamente.
― La quieres?..
― Todavía no lo se... ―susurro, tragando saliva. El se rie amargamente, mira hacia el fuego y nos quedamos en silencio un tiempo.
― Y a mi, me dejarías a mi?... ― La expresión de Puck ahora es dura como una roca. ― Solo si, por ejemplo, no pudiera convencer a mi madre para arrastrar a tres niños pequeños al bosque salvaje en invierno...
― Hazelle no se negara. Vera la razón...
― Supón que no lo hace, Santana. Entonces que?... ― Exige.
― Entonces tienes que obligarla, Puck. Crees que me estoy inventando esto?... ― Mi voz también se esta elevando por la furia.
― No. No lo se. Tal vez el Presidente solo te este manipulando. Quiero decir, esta organizando tu boda. Viste como reacciono la gente del Capitolio. No creo que pueda permitirse matarte. O a Brittany. Como va a salir de esa? ― Dice Puck.
― ¡Bueno, con un levantamiento en el Distrito Ocho, dudo que se este pasando mucho tiempo eligiendo mi tarta de bodas!.. ― Grito.
En el instante en que mis palabras salen de mi boca quiero recuperarlas. Su efecto sobre Puck es inmediato―el rubor en sus mejillas, el brillo en sus ojos oscuros.
― Hay un levantamiento en el Ocho?..― Dice con voz ronca.
Intento echarme atras. Calmarlo, tal y como intente calmar a los distritos.
― No se si es de verdad un levantamiento. Hay intranquilidad. La gente en los distritos . . .― Digo.
Puck me coge por los hombros.
― Que viste?..
― ¡Nada! En persona. Solo oi algo... ― Como siempre, es demasiado poco, demasiado tarde. Desisto y se lo cuento. ― Vi algo en la televisión del alcalde. No debía verlo. Habia una muchedumbre, e incendios, y los agentes de la paz estaban disparando a la gente pero ellos les devolvían los golpes . . . ― Me muerdo el labio y lucho por seguir describiendo la escena. En vez de eso digo en alto las palabras que me han estado reconcomiendo. ― Y es culpa mia, Puck. Por lo que hice en la arena. Si simplemente me hubiera suicidado con esas bayas, nada de esto habría pasado. Brittany podría haber vuelto a casa y vivir sana y salva, y todos los demas también habrían estado a salvo...
― A salvo para hacer que?... ― Dice con un tono mas dulce. ― ..Morirse de hambre?.. Trabajar como esclavos? ...Enviar a sus hijos a la cosecha? No has hecho daño a nadie... les has dado una oportunidad. Solo tienen que ser lo bastante valientes como para cogerla. La gente ya habla en las minas. Gente que quiere luchar. .No lo ves? ¡Esta pasando! ¡Por fin esta pasando! Si hay un levantamiento en el Distrito Ocho, .por que no aqui? .Por que no en todas partes? Esto podría serlo, eso que hemos estado . . .
― ¡Detente! No sabes lo que estas diciendo. ¡Los agentes de la paz fuera del Doce no son como Finn, ni siquiera como Figgins! Las vidas de la gente del distrito . . . ¡significan menos que nada para ellos!...
― ¡Por eso tenemos que unirnos a la lucha!... ― Responde con brusquedad.
― ¡No! ¡Tenemos que marcharnos de aquí antes de que nos maten a nosotros y también a muchas personas mas!.. ― Estoy gritando de nuevo, pero no puedo entender por que esta haciendo esto. Por que no ve lo que es tan irrefutable?
Puck me empuja con aspereza lejos de si.
― Marchate tu, entonces. Yo no me iria ni en un millón de años...
― Antes estabas bien contento de irte. No veo que es lo que tiene un levantamiento en el Distrito Ocho salvo hacer que sea mas importante que nos vayamos. Solo estas enfadado por... ― No, no puedo lanzarle a Brittany a la cara. ― Que pasa con tu familia?...
― Que pasa con las otras familias, Santana?...Las que no pueden huir? No lo ves? Ya no puede ser sobre salvarnos a nosotros. ¡No si la rebelión ha empezado!... ― Puck sacude la cabeza, no escondiendo su descontento hacia mi. ― Podrías hacer tanto... ― Lanza los guantes de Kurt a mis pies. ― He cambiado de idea. No quiero nada que hicieran en el Capitolio... ― Y se va.
Bajo la vista a los guantes. Nada que hicieran en el Capitolio? Iba eso dirigido a mi?... Piensa el ahora que no soy mas que otro producto del Capitolio y por lo tanto algo intocable? La injusticia de todo eso me llena de furia. Pero esta mezclada con el miedo a que clase de locura hara ahora.
Me hundo junto al fuego, desesperada por comodidad, para trabajar en mi siguiente
movimiento. Me tranquilizo pensando que las rebeliones no suceden en un día. Puck no puede hablarles a los mineros hasta mañana. Si puedo llegar hasta Hazelle antes de eso, tal vez lo enderece. Pero no puedo ir allí ahora. Si el esta allí, no me dejara entrar. Tal vez esta noche, cuando todo el mundo este durmiendo . . . Hazelle suele trabajar hasta tarde por las noches terminando la colada. Podría ir entonces, dar unos golpecitos en la ventana, explicarle la situación para que impida a Puck hacer ninguna locura.
Me viene a la memoria mi conversación con el Presidente Snow en el estudio.
― Mis asesores estaban preocupados de que fueras difícil, pero no estas planeando ser difícil en absoluto, .verdad?..
― No...
― Eso es lo que yo les dije. Dije que una chica que llega a tales extremos para preservar su vida no va a estar interesada en echarla por la borda...
Pienso en lo duro que ha trabajado Hazelle para mantener a esa familia con vida. Seguro que estara de mi parte en esta materia. .O no?
Debe de ser alrededor de mediodía y los días son tan cortos. No tiene sentido estar en el bosque después de medianoche si no tienes que hacerlo. Sofoco los restos de mi pequeño fuego, limpio los restos de comida, y engancho los guantes de Kurt en mi cinturón. Supongo que me los quedare durante una temporada. Por si acaso Puck cambia de idea. Pienso en la expresión de su rostro cuando los arrojo al suelo. Que repelido estaba por ellos, por mi . . .
Camino con dificultad por el bosque y llego a mi antigua casa cuando aun hay luz. Mi conversación con Puck fue un claro contratiempo, pero aun estoy determinada a seguir adelante con mi plan de escaparme del Distrito 12. Decido buscar a Brittany la siguiente. De una forma extraña, ya que ha visto algo de lo que yo he visto en el tour, tal vez sea mas fácil de convencer que Puck, necesito convencerla, la necesito a mi lado para darme fuerzas.
Me encuentro con ella cuando esta saliendo de la Aldea de los Vencedores.
― San, has estado de caza?.. ― Pregunta. Puedes ver que no cree que sea una buena idea.
― En realidad no. .Vas a la ciudad?..― Pregunto.
― Si. Se supone que tengo que cenar con mi familia...
― Bueno, por lo menos puedo acompañarte... ― La carretera desde la pequeña aldea hasta la plaza tiene poco uso. Es un lugar lo bastante seguro para hablar. Pero no parezco capaz de pronunciar las palabras. Proponérselo a Puck fue tan desastroso. Me muerdo mis labios agrietados por el frio. La plaza se acerca mas a cada paso. Tal vez no vuelva a tener otra oportunidad pronto. Tomo aire profundamente y dejo que las palabras salgan corriendo.
― Brittany, si te pidiera que te escaparas del distrito conmigo, lo harias?..
Brittany me coge el brazo, obligándome a detenerme. No necesita comprobar mi cara para ver si voy en serio.
― Dependería de por que lo pidieras...
― No convencí al Presidente Snow. Hay un levantamiento en el Distrito Ocho. Tenemos que salir...
― Por ese “tenemos” te refieres a ti y a mi? No... Quien mas vendría?... ― Pregunta.
― Mi familia. La tuya, si quieren venir... Sue, quizás...
― Que pasa con Puck?..
― No lo se. Quizás tenga otros planes...
Brittany sacude la cabeza y sonríe algo triste.
― Me apuesto a que los tiene. Claro que si, Santana, ire...
Siento una leve punzada de esperanza.
― Iras?...
― Si. Pero no creo ni por un minuto que tu vayas...
Aparto mi brazo.
― Entonces es que no me conoces. Estate preparada... Podría ser en cualquier momento... ― Empiezo a andar y el me sigue un paso o dos por detras.
― Santana... ― Dice Brittany. No aminoro el paso. Si piensa que es una mala idea, no lo quiero saber, porque es la única que tengo. ― Santana, espera... ― Le doy una patada a un montoncito helado de nieve sucia para sacarlo del camino y dejo que Brittany me alcance. El polvo de carbón hace que todo parezca especialmente feo. ―.. De verdad que ire, si tu quieres... Solo que creo que seria mejor que lo habláramos con Sue. Asegurarnos de que no pondremos las cosas peor para todo el mundo...
― Esta bien.. pero en el caso de que las cosas no salgan bien, y yo tenga que huir igual, irias conmigo?.. ―pregunto mirándola a los ojos.
― Sin dudarlo.. ―dice sinceramente. Suelto una sonrisa, no puedo contenerme, ella va a ir conmigo, va a acompañarme a pesar de todo. Recuero lo que me dijo en el tren antes de nuestro compromiso.
― Ojala algún día puedas perdonarme todo..
― No hay nada que perdonar Santana... yo quiero estar a tu lado, no voy a dejarte sola..
Me abalanzo sobre ella y la beso, encontrando esos labios suaves y cálidos que ya son tan familiares para mi, pero esta vez tienen algo diferente, que es? no lo se. Me separo al ver que por este impulso, puedo herirla de nuevo, no puedo crearle falsas esperanzas cuando todavía no se lo que siento, soy una estúpida, se supone que seremos amigas y que actuaríamos enfrente de las cámaras, pero esto no fue actuación para nada. Ella me mira desconcertada.
― Lo siento.. ―digo culpable, mirando hacia abajo. Ella me toma el mentón obligándome a mirarla.
― No lo sientas... ― dice sonriendo.
Me planta un largo beso en la mejilla, para luego abrazarme. Yo la abrazo también sujetándola con fuerza, cerrando los ojos y aspirando su dulce aroma tan embriagador que me nubla los sentidos. Estamos unos minutos asi, disfrutando el la cálides de la otra, sin decir nada, por miedo a que nos haga volver a la realidad y perder esta paz que solo encuentro a su lado. Pero claro como ya me estoy acostumbrando estos momentos siempre duran poco.
― ..Que es eso?..― pregunta levantando la cabeza.
Me separo un poco para prestar atención. Estaba tan consumida disfrutando de mi momento con Brittany, que no me habia dado cuenta del extraño sonido que venia de la plaza. Un silbido, el sonido de un impacto, una muchedumbre tomando aire a la vez.
― Vamos... ― Dice Brittany, su rostro repentinamente duro, me toma de la mano y me dirige. No se por que. No soy capaz de situar el sonido, ni siquiera adivinar la situación. Pero para ella significa algo malo.
Cuando llegamos a la plaza, esta claro que pasa algo, pero la muchedumbre es demasiado espesa como para ver. Brittany se sube a un cajón contra la pared de la tienda de dulces y me ofrece una mano mientras escanea la plaza. Estoy a medias subida cuando de repente bloquea mi camino.
― Baja. ¡Sal de aquí!.. ― Esta susurrando, pero su voz es aspera por la insistencia.
― Que?.. ― Digo, intentando volver a forzar mi ascenso.
― ¡Vete a casa, Santana! ¡Estare allí en un minuto, lo juro!.. ― Dice.
Lo que quiera que sea, es terrible. Me suelto de su mano y empiezo a abrirme camino a empujones entre la muchedumbre. La gente me ve, me reconocen, y después parecen aterrorizados. Manos me empujan hacia atras. Voces sisean.
― Vete de aquí, niña...
― Solo lo pondrás peor...
― Que quieres hacer? ...Conseguir que lo maten?..
Pero a estas alturas, mi corazón esta latiendo tan rápido y con tanta fuerza que apenas si los oigo. Solo se que lo que sea que espera en el medio de la plaza es expresamente para mi.
Cuando por fin llego al espacio sin gente, veo que tengo razón. Y Brittany tenia razón. Y esas voces también tenían razón.
Las muñecas de Puck están atadas a un poste de madera. El pavo salvaje al que le disparo antes cuelga sobre el, el gancho clavado a traves de su cuello. Su chaqueta esta tirada a un lado en el suelo, su camisa arrancada. Esta derrumbado inconsciente de rodillas, sujeto tan solo por las cuerdas en sus muñecas. Lo que antes era su espalda ahora es un pedazo de carne ensangrentada.
De pie tras el esta un hombre al que nunca he visto, pero reconozco su uniforme. Es el designado para nuestro agente de la paz en jefe. Aunque este no es el viejo Figgins. Este es un hombre alto y musculoso con pliegues afilados en los pantalones.
Las piezas de la imagen no acaban de encajar del todo hasta que veo a este hombre levantar el látigo.
― !No!.. ― Grito, y me arrojo hacia delante. Es demasiado tarde para detener el descenso del brazo, e instintivamente se que no tendré poder para bloquearlo. En vez de eso me lanzo directamente entre el látigo y Puck. He levantado los brazos para proteger tanto de su cuerpo roto como sea posible, asi que no hay nada para desviar el látigo. Recibo toda su fuerza a traves del lado izquierdo de mi cara.
El dolor es cegador y espontáneo. Fogonazos irregulares de luz cruzan mi campo de visión y caigo de rodillas. Una mano sobre la mejilla mientras la otra impide que me caiga. Ya puedo sentir el verdugón formándose, la hinchazón cerrando mi ojo. Las piedras debajo de mi están húmedas con la sangre de Puck, el aire pesado con su olor.
― ¡Para! ¡Lo vas a matar!... ― Chillo.
Veo fugazmente el rostro de mi asaltante. Duro, con lineas profundas, una boca cruel. Pelo gris afeitado casi hasta la no existencia, ojos tan negros que parecen ser todo pupilas, una nariz larga y recta enrojecida por el aire helado. El poderoso brazo se eleva de nuevo, con la mirada puesta en mi. Mi mano vuela a mi hombro, con hambre de una flecha, pero, por supuesto, mis armas están escondidas en el bosque. Aprieto con fuerza los dientes en anticipación al siguiente latigazo.
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gatituu *_****** - Mensajes : 215
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Re: [Resuelto][FIC BRITTANA] Los juegos del Hambre... "EN LLAMAS.." CAPITULO 6
Hola hola hola! Hace tiempo que no te comento. Sencillamente geniales las actualizaciones, ya tenia un montón de ganas!
Respecto al capitulo de hoy, Brittany se merece un premio por su santa paciencia. Y como se te ocurre dejarlo asi? Me vas a matar de intriga.
Espero la conti con ansias y que todo te vaya muy bien por ahi. Cuidate!
Respecto al capitulo de hoy, Brittany se merece un premio por su santa paciencia. Y como se te ocurre dejarlo asi? Me vas a matar de intriga.
Espero la conti con ansias y que todo te vaya muy bien por ahi. Cuidate!
Elisika-sama**** - Mensajes : 194
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