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FanFic [Brittana]-Pideme Lo Que Quieras: Capitulo 46, 47 y 48 ACTUALIZACION 14/06/14
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Re: FanFic [Brittana]-Pideme Lo Que Quieras: Capitulo 46, 47 y 48 ACTUALIZACION 14/06/14
Hola! espero continúes pronto saludos!
karli stanford* - Mensajes : 7
Fecha de inscripción : 05/10/2013
Re: FanFic [Brittana]-Pideme Lo Que Quieras: Capitulo 46, 47 y 48 ACTUALIZACION 14/06/14
Y aqui seguimos con la ansiosa espera!!
Saludos, espero que estes muy bien!
Saludos, espero que estes muy bien!
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: FanFic [Brittana]-Pideme Lo Que Quieras: Capitulo 46, 47 y 48 ACTUALIZACION 14/06/14
monica.santander escribió:Que habra pasado Britt??
La confesion de la hermana fue muy divertida!1jajaja
Saludos
Hola.. :)
Raquel es todo un caso... es bien linda ella. Gracias por leer y comentar, Saludos a ti tambien.
3:) escribió:hola aria,....
dios como me rió con raquel,.... es un desmadre esa mujer jajajajajja
definitivamente para san, es difícil sacarse a britt de la cabeza,... y mas sabiendo que cuando no esta la vigila,...
ame la parte del tatuaje de san,... eso que no estaba borracha!!!!!
ese tatuaje va a ser furor jajajajja
nos vemos,...
PD: he leído los libros y es verdad avía diferentes adaptaciones que no me gustaron mucho lo admito,...
no se porque pero las brittana se pueden adaptar a diferentes historias y géneros, todas les queda genial,....!!!!
Holaa :D
A mi me mato de la risa esa parte, es que a ella le da penita hablar de esas cosas.. Para que veas que Britt no se olvida de Santana, la tiene en la mira jajajajaj y la morena pues.. esta enamorada y ya a estas alturas es muy dificil que se la saque de la cabeza.
Gracias por leer y comentar.
PD: Yo pienso igual, las Brittana le dan mas vida a las historias y las hacen ver mas interesantes que los verdaderos personajes XD
Marta_Snix escribió:Lo que Raquel le dijo a Santana estuvo genial y más cuando se ruborizaba creyendo que la hermana pensaria mal de ella, jajaja
Buena forma de San de utilizar a Emily, sobretodo para enviarle las fotos a Britt. Y sexy el tatuaje
Rachel es una rencorosa, no me extraña que Santana quiera mandarla a la mierda, deberia haberla dejado que la pillaran cuando tuvo la ocasion
Ya quiero ver que pasa con Britt (la gilipollas) y San, no tardes en actualizar porfa
Por cierto te amo por esta maratón, me han encantado
Besos linda TA
Holaaaaa...
Ella es penosa en ese sentido, pero mira que le cuenta todo a su hermana, se tienen mucha confianza.. POr lo menos por parte de Raquel que lo suelta todo XD Porbre Em, ella enamorada hasta los huesitos... Mmmmm el tatuaje es un tema ''Interesante'' sobre todo el lugarsito donde se lo hizo.. XD Gracias por leer y comentar
Keiri Lopierce escribió:ARIA MI QUERIDA ARIA que puedo decir me ha gustado el maratón de verdad nena Santana pobre de todas las maneras posible olvidando a Britt lo del Tatto me mato ya que de alguna manera siento alguna fascinación por los Tatto y Britt donde carajos esta jajajaja espero tu próxima actu y saludos nena
Keiri-Keiri...
Me alegra que te haya gustado... Santana deberia rendirse no crees? jajajajaj como que le cuesta mucho olvidar a esa rubia misteriosa y posesiva. Tattoo; ''Tema sensasion'' jajajaj ve que les ha gustado esa parte :D gracias por leer y comentar.
PD: A mi a tambien en gustan los tattos, quiero hacerme uno :)
Fran_ci escribió:Hola.
Ohhh genial la maratón, ojalas que cuando britt vea las imágenes de san con emily vuelva por san y ese tatuaje me encanto, ya me imagino la reacción de britt al verlo jjajjaa
Adiós cuídate.
Holaaa :)
A que si les gusto? :D Me alegro de ello. Ojala que si, con la rubia nunca se sabe. El tatuaje fue un impulso jajajajja por asi decirlo. Cuidate tu tambien, gracias por leer y comentar ;)
monica.santander escribió:Hola que tal!! Me habia perdido 2 capitulos!!
Que tal el tatuaje de San jajaja me encanto!!
Quiero la reaccion de Britt luego de las fotos!
saludos
Holiiiiis :)
Te perdiste dos cap??? Ohhhh que mal, pero ya esta aqui espero que estes al dia, y no te pierdas ningun si? Cada vez se pone mas interesante jajajajaj Ya veremos que piensa Britt sobre las ''travesuras'' de Santana. Gracias por leer y comentar.
Sara Pinel escribió:ahaha jaja ame estos caps.. pobre san ahora la van a dejar kn ganas siempre jajaa... pero ajn tengo dudas oses ke pasa con britt porke no puede tener una relacion kn san???
Bueno asta e siguiente cap
see you
Hola Sara..
Genial que ames los caps. San tiene mala suerte XD mmmmm eso es secreto Shhhh okno XD bueno no desesperes ya se sabra que es lo esconde Pierce. Gracias por leer y comentar.
karli stanford escribió:Hola! espero continúes pronto saludos!
Holaaa..
Claro, en unos rato actualizare... gracias por leer y comentar. Saludos a ti tambien ;)
monica.santander escribió:Y aqui seguimos con la ansiosa espera!!
Saludos, espero que estes muy bien!
Hola, Monica ;D
Seeee... En un rato pondre los capitulos... Cuidate, besos!
aria- - Mensajes : 1105
Fecha de inscripción : 03/12/2012
Re: FanFic [Brittana]-Pideme Lo Que Quieras: Capitulo 46, 47 y 48 ACTUALIZACION 14/06/14
Hola chicas como les va??? Espero que muy bien.. He vuelto con mas capitulos espero que les gusten, estoy seguro que estos capitulos les van a gustar mucho... Les doy un adelantito; Alguien visita a San a Jerez. Bueno, no les digo mas... Lea y veran de quien se trata, y ya saben dejen sus comentarios, saludos!!!
----------------------------------------------------------------------------
Capitulo 32
Con el lunes comienza la semana laboral. No he vuelto a saber nada de Emily y casi que lo agradezco. Cada vez que pienso lo que hice me avergüenzo. Soy una cabrona con todas las letras. Me aproveché de la debilidad que siente por mí y, en cuanto conseguí lo que quise, la dejé sin pensar en sus sentimientos.
Miro mi correo mil veces, dos mil, tres mil, pero Brittany no contesta. Da la callada por respuesta y eso me enfurece más. Definitivamente no le importo. He sido un rollito más para ella y tengo que asumirlo. ¡Soy imbécil!
Mi jefa llega y hoy está especialmente impertinente. Quinn intenta quitármela de encima y lo hace de la mejor forma que sabe. ¡Sexo! Yo me hago la tonta y hago como que no me entero de nada. En el fondo, hoy le agradezco a Quinn que la tenga ocupada.
Los días pasan y mi tatuaje apenas me molesta. He seguido todas las instrucciones que Nacho me dio, y aún lo llevo bajo el plástico que él me puso.
Continúo sin noticias de Brittany.
Rachel, como siempre, sigue tan simpática. Me llena la mesa de trabajo hasta el último día y yo, como buena pringada, me lío con él. Si hay algo que mi padre me ha enseñado es a no dejar nada a medias nunca.
El jueves salgo con mis amigos a tomar unas cervezas. Nacho está entre ellos y me pregunta por mi tatuaje. Es el único que lo sabe y me niego a que lo sepa nadie más. Quedo con él en pasar el viernes por su estudio para que lo vea.
¡Y por fin es viernes!
En unas horas cojo las vacaciones.
Sigo sin saber nada de Brittany y del supuesto viaje a las delegaciones, por lo que lo doy por olvidado. Tras darle mil vueltas a la cabeza, decido no pensar en ello. Algo imposible, pues Brittany no me abandona.
Cuando apago mi ordenador y me despido de mis compañeros, casi no me lo creo. Voy a estar casi un mes fuera de aquella oficina, de aquel ambiente, y eso me apetece una barbaridad. Cuando salgo, voy directamente a ver a Nacho. Me ve el tatuaje y me indica que ya me puedo quitar el plástico que lo protege.
Al llegar a casa, tengo un mensaje de mi hermana en el contestador.
Me pide que me quede con mi sobrina dos noches. Tiene planes con Jesús. Incapaz de hacer lo contrario, le digo que sí. Mi hermana está desatada y eso me hace sonreír.
A las nueve de la noche, mi tremenda sobrina llega a casa y se hace dueña de la televisión, mientras mi hermana, entre suspiros y aspavientos, me cuenta sus últimas hazañas sexuales. Cuando se va, mi sobrina me pide que llame a TelePizza y juntas nos comemos una pizza de jamón de York mientras me hace tragarme los absurdos dibujos de Bob Esponja. ¿Por qué le gustarán?
A las doce, agotada de tanto Bob Esponja, Calamardo y de oír «burguer-cangre-burguer», nos vamos a la cama. Luz se empeña en dormir conmigo y yo accedo, encantada.
El domingo por la mañana, mi hermana aparece más feliz que una perdiz, y tras decirme «¡Ya te contaré!», se marcha con prisas con mi sobrina. Mi cuñado la espera en doble fila en el coche.
Aquella noche, tras un día tirada en el sofá, observo mi maleta. Al día siguiente me voy para Jerez a pasar unos días con mi padre. Me bebo un vaso de agua y me meto en la cama aunque, antes de apagar la luz de la lamparita, miro los labios marcados de Brittany en
ella. Apago la luz y decido dormir. Lo necesito.
Mi llegada a Jerez, a la casa de mi padre, como siempre es motivo de algarabía en el vecindario. Lola, la jarandera, me abraza; Pepi, la de la bodega, me besuquea. El Bicharón y el Lucena, cuando me ven, dan triples mortales de alegría. Todos me quieren. Mi padre es un hombre muy apreciado. Tiene el típico taller de coches y motos de toda la vida, «Taller Flores», y es más conocido aquí que el vino fino.
Por la tarde, mientras me estoy dando un bañito en la maravillosa piscina que mi padre ha puesto en la casa, aparece Emily. Mientras nado hacia el borde, me fijo en sus pantalones blancos y en la camisa de lino naranja que lleva. Está tan guapa como siempre y esos colores a su tono de piel le vienen fenomenal. Sonríe. Eso es buena señal.
—Hola, jerezana.
—¡Holaaaaaaa!
—Ya era hora de que regresaras al hogar, ¡descastá!
Sus palabras y su sonrisa me dan a entender que está bien, que su enfado conmigo está olvidado. Eso me reconforta. Salgo de la piscina con mi biquini de camuflaje y noto cómo recorre con sus ojos todo mi cuerpo. Mi padre, que no ve su mirada, se acerca por detrás.
—Mira quién ha venido a verte, morenita. ¿Quieres una cervecita, Emily?
—Gracias, Santiago, la tomaré encantada.
Mi padre se va y nos deja solas. Nos miramos y le pregunto entre risas:
—¿Quéeeeeeeeeeee?
—Estás muy guapa.
Encantada por el piropo, murmuro mientras me seco la cara con una toalla:
—Graciasssssssss… tú también lo estás.
Me acerco a ella y le doy dos besos. Siento sus manos en mi cintura mojada y al ver que no me suelta, le replico.
—Suéltame o mi padre le irá con el cuento al tuyo y nos organizan la boda en dos días.
—Si ésa es la manera de verte más a menudo, ¡aceptaré!
Me río y ella me suelta. Nos sentamos en una de las sillas.
—¿Qué tal todo?
—Bien. ¿Y tú?
Emily asiente. No quiere profundizar en lo que ocurrió. En ese momento, aparece mi padre con dos cervezas y una Coca-Cola para mí.
Durante un buen rato, los tres charlamos junto a la piscina. A las ocho, Emily me invita a cenar. Voy a decir que no, que no me apetece, pero mi padre rápidamente acepta por mí. A las nueve, ya arreglada, salgo del chalet de mi padre con Emily y me monto en su coche.
Me lleva a un restaurante nuevo que han abierto en Jerez y disfrutamos de una cena agradable. Emily es simpática y con ella nunca se acaban los temas de conversación. Cuando salimos de allí nos vamos a una terracita a tomar algo.
—Santan —me dice, cuando menos me lo espero—, si te invito a venirte conmigo unos días al Algarve, ¿aceptarías?
Casi me atraganto. La miro y le pregunto:
—¿A qué viene eso ahora?
Emily se apoya en la mesa y me retira un mechón que me cae en los ojos.
—Ya lo sabes.
La miro, desconcertada. ¿Otra vez con lo mismo? Y, antes de que pueda decir nada, se abalanza sobre mí y me da un beso. Su lengua toma mi boca.
—Tu jefa no es recomendable para ti.
¡Stop! ¿Emily me está hablando de Brittany?
—Brittany Pierce no es la mujer que tú crees —me dice.
—¿De qué estás hablando?
Emily me acaricia el óvalo de la cara.
—Digamos que se mueve en ambientes que no son sanos para ti.
Sin necesidad de preguntar sobre lo que habla, la entiendo. Pero la sangre se me espesa al darme cuenta de que Emily curiosea en mi vida. ¿Por qué últimamente todos me espían? La miro a los ojos, malhumorada.
—¿Y tú qué sabes de mi jefa y de sus ambientes?
—Santana, soy policía y para mí es muy fácil conocer ciertas cosas. Brittany Pierce es una rica empresaria holandesa la que le gustan mucho las mujeres. Se mueve en un ambiente muy selecto y me consta que le gusta compartir algo más que amistad.
Saber que Emily conoce ciertas cosas de Brittany me incomoda, me inquieta.
—Mira, no sé de qué hablas, ni me importa —le replico, incapaz de callarme—. Pero lo que no entiendo es qué haces tú hablándome de mi jefa y de lo que hace en su vida privada.
—Santana, tu jefa no me importa, pero tú sí —aclara mirándome—. Y no quiero que tomes una decisión equivocada. Sé quién eres, me gustas y no quiero que nadie pueda jorobar lo nuestro.
—¿Lo nuestro? ¿Y qué es lo nuestro?
—Lo nuestro es lo que tú y yo tenemos. Nos gustamos desde hace años y…
—Diosssssssss… Diosssssssssss… —murmuro horrorizada.
—Santana esa mujer no…
—¡Se acabó! No quiero oírte hablar de mi jefa, ni de mi vida privada, ¿entendido?
Emily dice que sí con la cabeza y nos envuelve un silencio incómodo.
—Llévame a casa o me iré sola, ¡elige! —le digo, levantándome.
Se levanta, apura su copa y se saca las llaves del coche del bolsillo.
—Vamos.
Nos montamos en su coche. Conduce y ninguna de las dos hablamos. Cuando llegamos a la puerta de la casa de mi padre, para el motor me mira y susurra:
—Santana, piensa en lo que te he dicho.
Y acercándose a mí, me besa. Me toma los labios con dulzura y yo en un principio le respondo, pero, cuando Brittany aparece en mi cabeza, me aparto. Abro la puerta del coche, me bajo y camino hacia la casa de mi padre, maldiciendo.
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Capitulo 32
Con el lunes comienza la semana laboral. No he vuelto a saber nada de Emily y casi que lo agradezco. Cada vez que pienso lo que hice me avergüenzo. Soy una cabrona con todas las letras. Me aproveché de la debilidad que siente por mí y, en cuanto conseguí lo que quise, la dejé sin pensar en sus sentimientos.
Miro mi correo mil veces, dos mil, tres mil, pero Brittany no contesta. Da la callada por respuesta y eso me enfurece más. Definitivamente no le importo. He sido un rollito más para ella y tengo que asumirlo. ¡Soy imbécil!
Mi jefa llega y hoy está especialmente impertinente. Quinn intenta quitármela de encima y lo hace de la mejor forma que sabe. ¡Sexo! Yo me hago la tonta y hago como que no me entero de nada. En el fondo, hoy le agradezco a Quinn que la tenga ocupada.
Los días pasan y mi tatuaje apenas me molesta. He seguido todas las instrucciones que Nacho me dio, y aún lo llevo bajo el plástico que él me puso.
Continúo sin noticias de Brittany.
Rachel, como siempre, sigue tan simpática. Me llena la mesa de trabajo hasta el último día y yo, como buena pringada, me lío con él. Si hay algo que mi padre me ha enseñado es a no dejar nada a medias nunca.
El jueves salgo con mis amigos a tomar unas cervezas. Nacho está entre ellos y me pregunta por mi tatuaje. Es el único que lo sabe y me niego a que lo sepa nadie más. Quedo con él en pasar el viernes por su estudio para que lo vea.
¡Y por fin es viernes!
En unas horas cojo las vacaciones.
Sigo sin saber nada de Brittany y del supuesto viaje a las delegaciones, por lo que lo doy por olvidado. Tras darle mil vueltas a la cabeza, decido no pensar en ello. Algo imposible, pues Brittany no me abandona.
Cuando apago mi ordenador y me despido de mis compañeros, casi no me lo creo. Voy a estar casi un mes fuera de aquella oficina, de aquel ambiente, y eso me apetece una barbaridad. Cuando salgo, voy directamente a ver a Nacho. Me ve el tatuaje y me indica que ya me puedo quitar el plástico que lo protege.
Al llegar a casa, tengo un mensaje de mi hermana en el contestador.
Me pide que me quede con mi sobrina dos noches. Tiene planes con Jesús. Incapaz de hacer lo contrario, le digo que sí. Mi hermana está desatada y eso me hace sonreír.
A las nueve de la noche, mi tremenda sobrina llega a casa y se hace dueña de la televisión, mientras mi hermana, entre suspiros y aspavientos, me cuenta sus últimas hazañas sexuales. Cuando se va, mi sobrina me pide que llame a TelePizza y juntas nos comemos una pizza de jamón de York mientras me hace tragarme los absurdos dibujos de Bob Esponja. ¿Por qué le gustarán?
A las doce, agotada de tanto Bob Esponja, Calamardo y de oír «burguer-cangre-burguer», nos vamos a la cama. Luz se empeña en dormir conmigo y yo accedo, encantada.
El domingo por la mañana, mi hermana aparece más feliz que una perdiz, y tras decirme «¡Ya te contaré!», se marcha con prisas con mi sobrina. Mi cuñado la espera en doble fila en el coche.
Aquella noche, tras un día tirada en el sofá, observo mi maleta. Al día siguiente me voy para Jerez a pasar unos días con mi padre. Me bebo un vaso de agua y me meto en la cama aunque, antes de apagar la luz de la lamparita, miro los labios marcados de Brittany en
ella. Apago la luz y decido dormir. Lo necesito.
Mi llegada a Jerez, a la casa de mi padre, como siempre es motivo de algarabía en el vecindario. Lola, la jarandera, me abraza; Pepi, la de la bodega, me besuquea. El Bicharón y el Lucena, cuando me ven, dan triples mortales de alegría. Todos me quieren. Mi padre es un hombre muy apreciado. Tiene el típico taller de coches y motos de toda la vida, «Taller Flores», y es más conocido aquí que el vino fino.
Por la tarde, mientras me estoy dando un bañito en la maravillosa piscina que mi padre ha puesto en la casa, aparece Emily. Mientras nado hacia el borde, me fijo en sus pantalones blancos y en la camisa de lino naranja que lleva. Está tan guapa como siempre y esos colores a su tono de piel le vienen fenomenal. Sonríe. Eso es buena señal.
—Hola, jerezana.
—¡Holaaaaaaa!
—Ya era hora de que regresaras al hogar, ¡descastá!
Sus palabras y su sonrisa me dan a entender que está bien, que su enfado conmigo está olvidado. Eso me reconforta. Salgo de la piscina con mi biquini de camuflaje y noto cómo recorre con sus ojos todo mi cuerpo. Mi padre, que no ve su mirada, se acerca por detrás.
—Mira quién ha venido a verte, morenita. ¿Quieres una cervecita, Emily?
—Gracias, Santiago, la tomaré encantada.
Mi padre se va y nos deja solas. Nos miramos y le pregunto entre risas:
—¿Quéeeeeeeeeeee?
—Estás muy guapa.
Encantada por el piropo, murmuro mientras me seco la cara con una toalla:
—Graciasssssssss… tú también lo estás.
Me acerco a ella y le doy dos besos. Siento sus manos en mi cintura mojada y al ver que no me suelta, le replico.
—Suéltame o mi padre le irá con el cuento al tuyo y nos organizan la boda en dos días.
—Si ésa es la manera de verte más a menudo, ¡aceptaré!
Me río y ella me suelta. Nos sentamos en una de las sillas.
—¿Qué tal todo?
—Bien. ¿Y tú?
Emily asiente. No quiere profundizar en lo que ocurrió. En ese momento, aparece mi padre con dos cervezas y una Coca-Cola para mí.
Durante un buen rato, los tres charlamos junto a la piscina. A las ocho, Emily me invita a cenar. Voy a decir que no, que no me apetece, pero mi padre rápidamente acepta por mí. A las nueve, ya arreglada, salgo del chalet de mi padre con Emily y me monto en su coche.
Me lleva a un restaurante nuevo que han abierto en Jerez y disfrutamos de una cena agradable. Emily es simpática y con ella nunca se acaban los temas de conversación. Cuando salimos de allí nos vamos a una terracita a tomar algo.
—Santan —me dice, cuando menos me lo espero—, si te invito a venirte conmigo unos días al Algarve, ¿aceptarías?
Casi me atraganto. La miro y le pregunto:
—¿A qué viene eso ahora?
Emily se apoya en la mesa y me retira un mechón que me cae en los ojos.
—Ya lo sabes.
La miro, desconcertada. ¿Otra vez con lo mismo? Y, antes de que pueda decir nada, se abalanza sobre mí y me da un beso. Su lengua toma mi boca.
—Tu jefa no es recomendable para ti.
¡Stop! ¿Emily me está hablando de Brittany?
—Brittany Pierce no es la mujer que tú crees —me dice.
—¿De qué estás hablando?
Emily me acaricia el óvalo de la cara.
—Digamos que se mueve en ambientes que no son sanos para ti.
Sin necesidad de preguntar sobre lo que habla, la entiendo. Pero la sangre se me espesa al darme cuenta de que Emily curiosea en mi vida. ¿Por qué últimamente todos me espían? La miro a los ojos, malhumorada.
—¿Y tú qué sabes de mi jefa y de sus ambientes?
—Santana, soy policía y para mí es muy fácil conocer ciertas cosas. Brittany Pierce es una rica empresaria holandesa la que le gustan mucho las mujeres. Se mueve en un ambiente muy selecto y me consta que le gusta compartir algo más que amistad.
Saber que Emily conoce ciertas cosas de Brittany me incomoda, me inquieta.
—Mira, no sé de qué hablas, ni me importa —le replico, incapaz de callarme—. Pero lo que no entiendo es qué haces tú hablándome de mi jefa y de lo que hace en su vida privada.
—Santana, tu jefa no me importa, pero tú sí —aclara mirándome—. Y no quiero que tomes una decisión equivocada. Sé quién eres, me gustas y no quiero que nadie pueda jorobar lo nuestro.
—¿Lo nuestro? ¿Y qué es lo nuestro?
—Lo nuestro es lo que tú y yo tenemos. Nos gustamos desde hace años y…
—Diosssssssss… Diosssssssssss… —murmuro horrorizada.
—Santana esa mujer no…
—¡Se acabó! No quiero oírte hablar de mi jefa, ni de mi vida privada, ¿entendido?
Emily dice que sí con la cabeza y nos envuelve un silencio incómodo.
—Llévame a casa o me iré sola, ¡elige! —le digo, levantándome.
Se levanta, apura su copa y se saca las llaves del coche del bolsillo.
—Vamos.
Nos montamos en su coche. Conduce y ninguna de las dos hablamos. Cuando llegamos a la puerta de la casa de mi padre, para el motor me mira y susurra:
—Santana, piensa en lo que te he dicho.
Y acercándose a mí, me besa. Me toma los labios con dulzura y yo en un principio le respondo, pero, cuando Brittany aparece en mi cabeza, me aparto. Abro la puerta del coche, me bajo y camino hacia la casa de mi padre, maldiciendo.
aria- - Mensajes : 1105
Fecha de inscripción : 03/12/2012
Re: FanFic [Brittana]-Pideme Lo Que Quieras: Capitulo 46, 47 y 48 ACTUALIZACION 14/06/14
Capitulo 33
Dos días después, Emily no ha vuelto a aparecer aunque sí me manda mensajes al móvil para preguntarme cómo estoy y para invitarme a comer o cenar. Rechazo sus invitaciones. No quiero verla. Saber que ha curioseado en mi vida y en la de Brittany me pone furiosa. ¿Qué le pasa a esta mujer?
Cuando despierto el quinto día, sonrío. Mi habitación sigue como siempre. Papá se encarga de que nada cambie y, cuando escucho sus nudillos tocar en mi puerta y veo su cara, sonrío.
—Buenos días, morenita.
Ese tono dulzón y andaluz que emplea cuando me habla me encanta. Me siento en la cama y lo saludo:
—Buenos días, papá.
Como siempre, papá me lleva el desayuno a la cama y se trae el suyo. Es nuestro momentito del día, en que nos explicamos nuestras cosas. Algo que a los dos nos entusiasma.
—¿Qué vas a hacer hoy?
Doy un trago al riquísimo café antes de contestar:
—He quedado con Rocío. Quiero ir a conocer a su sobrino.
Mi padre asiente y da un mordisco a su tostada.
—Es una preciosidad de niño. Le han puesto Pepe, como a su abuelo Pepelu. Ya verás qué hermoso que es. Por cierto, Emily ha llamado. Quería hablar contigo y ha dicho que volvería a llamar más tarde.
Eso no me gusta, pero intento no cambiar mi gesto. No quiero que mi padre saque conclusiones erróneas. Sin embargo, él no tiene un pelo de tonto.
—¿Has discutido con Emily?
—No.
—Entonces, ¿por qué no viene a buscarte a casa como siempre?
Sus ojos me taladran. Sé que espera la verdad.
—Mira, papá. Seamos sinceros, que ya somos mayorcitos: Emily quiere de mí algo que yo no quiero de ella. Y aunque es una excelente amiga, entre nosotras nunca habrá nada más porque yo actualmente pienso en otra persona. Lo entiendes, ¿verdad?.
Mi padre contesta que sí. Da otro mordisco a su tostada y lo traga antes de cambiar de tema.
—¿Sabes cuándo viene tu hermana?
—No me dijo nada, papá.
—Es que la llamo y últimamente siempre tiene prisa. Pero la noto contenta, ¿sabes por qué? —Eso me hace sonreír. Si mi padre supiera…
—Lo dicho, papá, ¡ni idea de lo que va a hacer! Pero seguro que vienen los tres a pasar unos días contigo. Ya sabes que Luz… si no ve a su yayo le da algo.
Mi padre sonríe y suspira.
—¡Ay, mi Luz…! Qué ganitas tengo de ver a ese pequeño trastillo. —Luego me mira y añade—: En cuanto a lo de Emily, a partir de este momento me doy un puntito en la boca, pero, hija, ¿no seguirás con la muchacha esa con la que te vi la última vez que estuve en Madrid?
Me río a carcajadas.
—Mira, cariño mío —continúa, antes de que yo pueda replicarle—, sé que en la capital todos sois muy modernos. Pero, ¡ojo!, lo poco que me gustó de esa tipa cuando vi que llevaba un pendiente en la ceja y otro en la nariz.
—Tranquilo, papá… no es esa quien ocupa mis pensamientos.
—Me alegra saberlo, morenita. Esa tenía cara de saber más que los ratones coloraos.
Aquel comentario me hace soltar una carcajada y mi padre me acompaña con otra. Durante un buen rato demoramos el desayuno hasta que mira el reloj.
—Me tengo que ir al taller.
—Vale, papá, ¡te veo por la tarde!
—Pásate luego por el circuito. Estaré allí.
—¿Por el circuito? ¿Para qué?
Veo la risa en su mirada y, sin desvelarme nada, se levanta de la cama.
—Tú pásate sobre las cinco. Tengo una sorpresita para ti.
Mi padre y sus secretitos. Aunque rápidamente sé a lo que se refiere. Acepto la invitación mientras él se marcha y yo continúo poniéndome morada de tostadas.
aria- - Mensajes : 1105
Fecha de inscripción : 03/12/2012
Re: FanFic [Brittana]-Pideme Lo Que Quieras: Capitulo 46, 47 y 48 ACTUALIZACION 14/06/14
Capitulos 34
A las once y media, mi amiga Rocío pasa a buscarme y juntas vamos a ver a su sobrino. Como me ha dicho mi padre, el niño es precioso. A la una ya estamos de vuelta en casa y nos bañamos en la piscina. El agua está fresquita y muy rica.
Rocío me cuenta sus cosas e intenta interrogarme sobre Emily. Pero en cuanto ve que no quiero hablar sobre el tema, lo deja estar y hablamos de otras cosas. A las dos y media, mi amiga regresa a su casa y yo me quedo tirada en la piscina. Suena mi teléfono. Un mensaje. Es Emily para invitarme a comer. Rechazo la invitación y me tiro en la hamaca a escuchar música.
Mi móvil pita de nuevo. Maldigo. Lo cojo pero me quedo sin aire cuando leo: «¿Tomas algo conmigo?». ¡Es Brittany!
El corazón me palpita.
Brittany está en Madrid y yo a demasiados kilómetros de ella. Cojo la Coca-Cola y bebo. La garganta de pronto se me ha quedado seca y el móvil vuelve a sonar otra vez.
«Sabes que no soy paciente. Responde, por favor.»
Con las manos temblorosas comienzo a teclear, pero ¡no doy una! Finalmente consigo poner: «Estoy de vacaciones».
Lo envío y las tripas se me encogen hasta que oigo que el móvil pita y leo su respuesta. «Lo sé. Muy bonita la puerta roja del chalet de tu padre.»
Cuando leo eso, doy un chillido, suelto el móvil, cojo un pareo y corro hacia la puerta como alma que lleva el diablo. En mi carrera, arraso las sillas del patio y me golpeo en la cadera, pero no me importa.
¡Brittany está allí!
Abro rápidamente la puerta pero es tal mi ceguera que no veo ningún coche que pueda ser de ella, hasta que un pitido me hace mirar a mi derecha y veo una mujer sobre una imponente moto. Se baja de ella, se quita el casco y sus ojos y su boca me sonríen.
Sin importarme nada, ni nadie, corro hacia ella y me tiro a sus brazos. Es tal mi impulso que estamos las dos a punto de rodar por el suelo, pero nada, absolutamente nada me importa. Sólo la abrazo y me estremezco cuando vuelvo a oír su voz en mi oído:
—Pequeña… te he echado de menos.
Estoy nerviosa. ¡Histérica!
Brittany, ¡mi Britt!, está entre mis brazos. En Jerez. En la puerta de la casa de mi padre. Me ha buscado. Me ha encontrado y eso es lo único que quiero pensar.
Cuando me separo de ella, siento su mirada recorrer mi cuerpo y entonces soy consciente de mi estado.
—Brittany, podías haber avisado. Mira qué pintas tengo.
Ella no contesta. Sólo me mira y entonces me agarra de la nuca y me acerca a ella, dispuesta a darme un apasionado beso que hace que todo Jerez tiemble.
—Estás preciosa, cariño.
¡Ay, Dios! Me va a dar algo ¡Y encima me llama cariño!
—¿Cómo está tu brazo? —pregunta de pronto.
La levanto y le enseño la marca de la plancha.
—Perfecto.
Brittany hace un gesto con la cabeza y la invito a pasar a mi casa.
Me sigue y le ofrezco una cerveza. La rechaza y pide agua. La hago esperar en la
piscina mientras me visto. Se resiste pero le hago entender que es la casa de mi padre y que puede aparecer en cualquier momento. Acepta mis explicaciones y accede a mi petición. Tardo en vestirme cinco minutos. Unos vaqueros, un top y estoy lista.
Cuando aparezco, Brittany me mira.
—Has recibido un par de mensajes de Emily.
Resoplo y, antes de poder responder, Brittany me atrae hacia ella y me besa con posesión. Sus besos me hacen entender que me ha echado tanto de menos como yo a ella, y eso me gusta. Aunque aún me tiene que explicar muchas cosas. Entre besos, entramos en la cocina. Brittany me sube a la mesa para continuar su reguero de besos, mientras me aprieta contra ella.
Calor… tengo un calor horroroso y más cuando baja su cabeza y me muerde los pechos por encima del top. El ansia viva nos puede. Nos consume y al final soy yo la que, olvidándome de dónde estoy, de mi padre y de la Virgen de Triana que preside la cocina, le abro el vaquero, meto mis manos bajo las bragas y la toco. Le exijo más.
Brittany, avivada por mis caricias, me desabrocha el vaquero, tira de él y me lo quita. A éste le siguen las bragas y siento el frío de la mesa sobre mis nalgas. Continúo sentada sobre la mesita. Veo mi tatuaje pero ella no lo ve. Está cegada por el sexo. ¡Me gusta!
Me atrae hacia ella. Con las respiraciones entrecortadas y el deseo instalado en la mirada, se coloca en medio de mis piernas pegando su sexo con el mío, lo frota unos segundos muy lentamente a solo unos centímetros y después me agarra del trasero y con un certero movimiento se une totalmente a mí, mientras veo que se muerde el labio.
Sí… Sí… Sí… Necesitaba sentir a Brittany.
Sin hablar, me coge en volandas para ponerme más a su altura y me apoya contra el frigorífico. La beso… me besa con desesperación y sus arremetidas fuertes y sensuales contra mí me hacen gritar de puro placer. Una… dos… tres… Mi cuerpo la recibe gustoso… cuatro… cinco… seis… ¡Quiero más! De nuevo, mi carne arde, mi sexo tiembla por su posesión y yo jadeo y me corro entre sus brazos. Soy feliz. Muy feliz y no quiero pensar en nada más mientras dejo que ella me tome como le gusta. Como nos gusta. Ruda, posesiva y feroz.
Tras varias fuertes embestidas en las que siento que me a desfallecer, Brittany se echa hacia atrás y suelta un gemido gutural. Deja caer su cabeza sobre mi hombro y, durante unos minutos, las dos permanecemos apoyadas en el frigorífico.
—¿Qué haces aquí, Brittany?
—Me moría por volverte a verte.
Escuchar aquello me hace cerrar los ojos. Adoro escuchar aquello pero no entiendo por qué no ha venido a verme antes. Finalmente me besa, me baja al suelo y pasamos por el baño para asearnos un poco antes de salir de la casa de mi padre entre besos y risas. Me pide que vayamos a comer a algún lado y al llegar hasta la espectacular moto que ha traído pregunto:
—¿Es tuya?
No responde. Se encoge de hombros y me entrega el otro casco para que me lo ponga.
—¿Te dan miedo?
Me pongo el casco que ella me da.
—Miedo no, respeto.
Brittany sonríe. Se monta y arranca la moto.
—Agárrate a mí con fuerza. Si en algún momento tienes miedo, me lo dices, ¿de
acuerdo?
Asiento y emprende la marcha.
Le indico por las calles de Jerez y comemos en el restaurante de Pachuca, una amiga de mi padre. Ésta, al verme entrar tan bien acompañada, me guiña el ojo y nos lleva hasta la mejor mesa que tiene. Luego me besuquea y me regaña por ir tan poco a visitarla, mientras observo que Brittany teclea algo en el móvil. Cuando por fin termina con sus besos y reproches, nos entrega la carta.
—Niña, pide el salmorejo, que hoy me ha salido de escándalo.
Miro a Brittany y pregunto:
—¿Te gusta el salmorejo?
—¿Eso qué es? —pregunta divertida
—Mira, chiquilla —le explica la Pachuca—, es una especie de gaspachito (sopa) pero más consentraíto. Si te gusta la verdura, te aseguro que el salmorejo de la Pachuca te gustará.
Las dos respondemos al unísono: ¡salmorejo para las dos!
—¿Y de segundo qué nos ofreces?
La Pachuca sonríe y dice:
—Tengo atún ensebollaíto que quita tó er sentío, o chuletitas. ¿Qué preferís?
—Atún —responde Brittany.
—Yo también.
Cuando se marcha la Pachuca, Brittany me mira y extiende sus manos por encima de la mesa para coger las mías. No decimos nada. Sólo nos miramos hasta que ella rompe el hielo:
—Soy una gilipollas.
—Exacto. Lo eres.
Ese comentario me demuestra que recibió mis correos.
—Quiero que sepas que me volví loca al recibir tu último correo.
Le suelto las manos.
—Te lo merecías.
—Lo sé…
—Hice lo que me pediste. Y como tu secuaz no podía ver lo que hacía dentro de la habitación, decidí ser yo quien te lo enseñara.
Miro sus manos. Sus nudillos se ponen tensos. Se blanquean.
—Admito mi error, pero ver lo que vi no me gustó.
Eso me sorprende. Me recuesto sobre la silla.
—¿No te gustó ver cómo jugaba con otra?
Brittany me mira. Su mirada se torna sombría.
—No, si en ese juego no estaba yo.
Me niego a confesarle que para mí sí estaba en ese juego.
—¿Me perdonas?
—No lo sé. Lo tengo que pensar, Icewoman.
—¿¡Icewoman!?
Sonrío, pero no le revelo que fue Quinn quien le puso el apodo.
—Tu frialdad en ocasiones te convierte en una mujer de hielo. ¡Icewoman!
Asiente. Clava su mirada en mí y me exige que le dé de nuevo la mano.
—Te pido disculpas por no haberte llamado en todo este tiempo. Pero créeme si te digo que he estado muy liada.
—¿Por qué no podías?
Lo piensa. Lo piensa… Lo piensa y, finalmente, parece haber dado con la respuesta:
—Prometo que la próxima vez te llamaré.
Intento poner cara de enfado. No me ha respondido, pero no puedo estar enfadada con ella. Estoy tan… tan feliz porque me haya buscado y esté allí conmigo que sólo puedo sonreír como una tonta y dejarme llevar por la felicidad. Mi móvil suena. Es Emily. Brittany ve el nombre que se enciende en la pantalla.
—Cógelo, si quieres.
—No… ahora no. —Apago el móvil.
La comida, como bien dijo la Pachuca, está buenísima. El salmorejo está de lujo. Y el atún, de relujo. Cuando salimos del restaurante miro el reloj. Las cuatro y cuarto. Entonces me acuerdo de que a las cinco he quedado con mi padre.
—¿Te apetece conocer el circuito de Jerez?
Brittany me acerca a ella y susurra cerca de mi boca:
—Pequeña, por apetecerme, me apetece otra cosa. Vamos, he alquilado una villa que…
—¿Has alquilado una villa?
—Sí. Quiero estar cerca de ti.
Su cercanía, su voz y su sugerencia me hacen jadear. Por mi cabeza cruza la idea de correr a la villa, pero no. No lo voy a hacer por mucho que me apetezca. No.
—He quedado con mi padre a las cinco en el circuito. ¿Te apetece conocerlo?
—¿A tu padre?
—Sí. A mi padre. Pero, tranquilo, ¡no se come a las holandesas!
Mi comentario vuelve a hacerlo sonreír. Y, tras darme un azotito juguetón, me entrega el casco.
—Vayamos a conocer a tu padre.
A las once y media, mi amiga Rocío pasa a buscarme y juntas vamos a ver a su sobrino. Como me ha dicho mi padre, el niño es precioso. A la una ya estamos de vuelta en casa y nos bañamos en la piscina. El agua está fresquita y muy rica.
Rocío me cuenta sus cosas e intenta interrogarme sobre Emily. Pero en cuanto ve que no quiero hablar sobre el tema, lo deja estar y hablamos de otras cosas. A las dos y media, mi amiga regresa a su casa y yo me quedo tirada en la piscina. Suena mi teléfono. Un mensaje. Es Emily para invitarme a comer. Rechazo la invitación y me tiro en la hamaca a escuchar música.
Mi móvil pita de nuevo. Maldigo. Lo cojo pero me quedo sin aire cuando leo: «¿Tomas algo conmigo?». ¡Es Brittany!
El corazón me palpita.
Brittany está en Madrid y yo a demasiados kilómetros de ella. Cojo la Coca-Cola y bebo. La garganta de pronto se me ha quedado seca y el móvil vuelve a sonar otra vez.
«Sabes que no soy paciente. Responde, por favor.»
Con las manos temblorosas comienzo a teclear, pero ¡no doy una! Finalmente consigo poner: «Estoy de vacaciones».
Lo envío y las tripas se me encogen hasta que oigo que el móvil pita y leo su respuesta. «Lo sé. Muy bonita la puerta roja del chalet de tu padre.»
Cuando leo eso, doy un chillido, suelto el móvil, cojo un pareo y corro hacia la puerta como alma que lleva el diablo. En mi carrera, arraso las sillas del patio y me golpeo en la cadera, pero no me importa.
¡Brittany está allí!
Abro rápidamente la puerta pero es tal mi ceguera que no veo ningún coche que pueda ser de ella, hasta que un pitido me hace mirar a mi derecha y veo una mujer sobre una imponente moto. Se baja de ella, se quita el casco y sus ojos y su boca me sonríen.
Sin importarme nada, ni nadie, corro hacia ella y me tiro a sus brazos. Es tal mi impulso que estamos las dos a punto de rodar por el suelo, pero nada, absolutamente nada me importa. Sólo la abrazo y me estremezco cuando vuelvo a oír su voz en mi oído:
—Pequeña… te he echado de menos.
Estoy nerviosa. ¡Histérica!
Brittany, ¡mi Britt!, está entre mis brazos. En Jerez. En la puerta de la casa de mi padre. Me ha buscado. Me ha encontrado y eso es lo único que quiero pensar.
Cuando me separo de ella, siento su mirada recorrer mi cuerpo y entonces soy consciente de mi estado.
—Brittany, podías haber avisado. Mira qué pintas tengo.
Ella no contesta. Sólo me mira y entonces me agarra de la nuca y me acerca a ella, dispuesta a darme un apasionado beso que hace que todo Jerez tiemble.
—Estás preciosa, cariño.
¡Ay, Dios! Me va a dar algo ¡Y encima me llama cariño!
—¿Cómo está tu brazo? —pregunta de pronto.
La levanto y le enseño la marca de la plancha.
—Perfecto.
Brittany hace un gesto con la cabeza y la invito a pasar a mi casa.
Me sigue y le ofrezco una cerveza. La rechaza y pide agua. La hago esperar en la
piscina mientras me visto. Se resiste pero le hago entender que es la casa de mi padre y que puede aparecer en cualquier momento. Acepta mis explicaciones y accede a mi petición. Tardo en vestirme cinco minutos. Unos vaqueros, un top y estoy lista.
Cuando aparezco, Brittany me mira.
—Has recibido un par de mensajes de Emily.
Resoplo y, antes de poder responder, Brittany me atrae hacia ella y me besa con posesión. Sus besos me hacen entender que me ha echado tanto de menos como yo a ella, y eso me gusta. Aunque aún me tiene que explicar muchas cosas. Entre besos, entramos en la cocina. Brittany me sube a la mesa para continuar su reguero de besos, mientras me aprieta contra ella.
Calor… tengo un calor horroroso y más cuando baja su cabeza y me muerde los pechos por encima del top. El ansia viva nos puede. Nos consume y al final soy yo la que, olvidándome de dónde estoy, de mi padre y de la Virgen de Triana que preside la cocina, le abro el vaquero, meto mis manos bajo las bragas y la toco. Le exijo más.
Brittany, avivada por mis caricias, me desabrocha el vaquero, tira de él y me lo quita. A éste le siguen las bragas y siento el frío de la mesa sobre mis nalgas. Continúo sentada sobre la mesita. Veo mi tatuaje pero ella no lo ve. Está cegada por el sexo. ¡Me gusta!
Me atrae hacia ella. Con las respiraciones entrecortadas y el deseo instalado en la mirada, se coloca en medio de mis piernas pegando su sexo con el mío, lo frota unos segundos muy lentamente a solo unos centímetros y después me agarra del trasero y con un certero movimiento se une totalmente a mí, mientras veo que se muerde el labio.
Sí… Sí… Sí… Necesitaba sentir a Brittany.
Sin hablar, me coge en volandas para ponerme más a su altura y me apoya contra el frigorífico. La beso… me besa con desesperación y sus arremetidas fuertes y sensuales contra mí me hacen gritar de puro placer. Una… dos… tres… Mi cuerpo la recibe gustoso… cuatro… cinco… seis… ¡Quiero más! De nuevo, mi carne arde, mi sexo tiembla por su posesión y yo jadeo y me corro entre sus brazos. Soy feliz. Muy feliz y no quiero pensar en nada más mientras dejo que ella me tome como le gusta. Como nos gusta. Ruda, posesiva y feroz.
Tras varias fuertes embestidas en las que siento que me a desfallecer, Brittany se echa hacia atrás y suelta un gemido gutural. Deja caer su cabeza sobre mi hombro y, durante unos minutos, las dos permanecemos apoyadas en el frigorífico.
—¿Qué haces aquí, Brittany?
—Me moría por volverte a verte.
Escuchar aquello me hace cerrar los ojos. Adoro escuchar aquello pero no entiendo por qué no ha venido a verme antes. Finalmente me besa, me baja al suelo y pasamos por el baño para asearnos un poco antes de salir de la casa de mi padre entre besos y risas. Me pide que vayamos a comer a algún lado y al llegar hasta la espectacular moto que ha traído pregunto:
—¿Es tuya?
No responde. Se encoge de hombros y me entrega el otro casco para que me lo ponga.
—¿Te dan miedo?
Me pongo el casco que ella me da.
—Miedo no, respeto.
Brittany sonríe. Se monta y arranca la moto.
—Agárrate a mí con fuerza. Si en algún momento tienes miedo, me lo dices, ¿de
acuerdo?
Asiento y emprende la marcha.
Le indico por las calles de Jerez y comemos en el restaurante de Pachuca, una amiga de mi padre. Ésta, al verme entrar tan bien acompañada, me guiña el ojo y nos lleva hasta la mejor mesa que tiene. Luego me besuquea y me regaña por ir tan poco a visitarla, mientras observo que Brittany teclea algo en el móvil. Cuando por fin termina con sus besos y reproches, nos entrega la carta.
—Niña, pide el salmorejo, que hoy me ha salido de escándalo.
Miro a Brittany y pregunto:
—¿Te gusta el salmorejo?
—¿Eso qué es? —pregunta divertida
—Mira, chiquilla —le explica la Pachuca—, es una especie de gaspachito (sopa) pero más consentraíto. Si te gusta la verdura, te aseguro que el salmorejo de la Pachuca te gustará.
Las dos respondemos al unísono: ¡salmorejo para las dos!
—¿Y de segundo qué nos ofreces?
La Pachuca sonríe y dice:
—Tengo atún ensebollaíto que quita tó er sentío, o chuletitas. ¿Qué preferís?
—Atún —responde Brittany.
—Yo también.
Cuando se marcha la Pachuca, Brittany me mira y extiende sus manos por encima de la mesa para coger las mías. No decimos nada. Sólo nos miramos hasta que ella rompe el hielo:
—Soy una gilipollas.
—Exacto. Lo eres.
Ese comentario me demuestra que recibió mis correos.
—Quiero que sepas que me volví loca al recibir tu último correo.
Le suelto las manos.
—Te lo merecías.
—Lo sé…
—Hice lo que me pediste. Y como tu secuaz no podía ver lo que hacía dentro de la habitación, decidí ser yo quien te lo enseñara.
Miro sus manos. Sus nudillos se ponen tensos. Se blanquean.
—Admito mi error, pero ver lo que vi no me gustó.
Eso me sorprende. Me recuesto sobre la silla.
—¿No te gustó ver cómo jugaba con otra?
Brittany me mira. Su mirada se torna sombría.
—No, si en ese juego no estaba yo.
Me niego a confesarle que para mí sí estaba en ese juego.
—¿Me perdonas?
—No lo sé. Lo tengo que pensar, Icewoman.
—¿¡Icewoman!?
Sonrío, pero no le revelo que fue Quinn quien le puso el apodo.
—Tu frialdad en ocasiones te convierte en una mujer de hielo. ¡Icewoman!
Asiente. Clava su mirada en mí y me exige que le dé de nuevo la mano.
—Te pido disculpas por no haberte llamado en todo este tiempo. Pero créeme si te digo que he estado muy liada.
—¿Por qué no podías?
Lo piensa. Lo piensa… Lo piensa y, finalmente, parece haber dado con la respuesta:
—Prometo que la próxima vez te llamaré.
Intento poner cara de enfado. No me ha respondido, pero no puedo estar enfadada con ella. Estoy tan… tan feliz porque me haya buscado y esté allí conmigo que sólo puedo sonreír como una tonta y dejarme llevar por la felicidad. Mi móvil suena. Es Emily. Brittany ve el nombre que se enciende en la pantalla.
—Cógelo, si quieres.
—No… ahora no. —Apago el móvil.
La comida, como bien dijo la Pachuca, está buenísima. El salmorejo está de lujo. Y el atún, de relujo. Cuando salimos del restaurante miro el reloj. Las cuatro y cuarto. Entonces me acuerdo de que a las cinco he quedado con mi padre.
—¿Te apetece conocer el circuito de Jerez?
Brittany me acerca a ella y susurra cerca de mi boca:
—Pequeña, por apetecerme, me apetece otra cosa. Vamos, he alquilado una villa que…
—¿Has alquilado una villa?
—Sí. Quiero estar cerca de ti.
Su cercanía, su voz y su sugerencia me hacen jadear. Por mi cabeza cruza la idea de correr a la villa, pero no. No lo voy a hacer por mucho que me apetezca. No.
—He quedado con mi padre a las cinco en el circuito. ¿Te apetece conocerlo?
—¿A tu padre?
—Sí. A mi padre. Pero, tranquilo, ¡no se come a las holandesas!
Mi comentario vuelve a hacerlo sonreír. Y, tras darme un azotito juguetón, me entrega el casco.
—Vayamos a conocer a tu padre.
aria- - Mensajes : 1105
Fecha de inscripción : 03/12/2012
Re: FanFic [Brittana]-Pideme Lo Que Quieras: Capitulo 46, 47 y 48 ACTUALIZACION 14/06/14
Me encanta ese acento andaluz!!! jajajaja
Emily creo que no entendio las cosas, es bastante pesada. La hermana de San no pierde el tiempo, hasta su padre se ha dado cuenta que esta distinta
Que bueno que Britt ha ido a Jerez, las vacaciones para San serán perfectas ahora, solo queda ver que opina su padre sobre Britt
Besos
Marta_Snix-*- - Mensajes : 2428
Fecha de inscripción : 11/06/2013
Edad : 36
Re: FanFic [Brittana]-Pideme Lo Que Quieras: Capitulo 46, 47 y 48 ACTUALIZACION 14/06/14
Hola que tal!!!
Me egustaron los capitulos!!
Me tiene muy intrigada la ausencia de Britt!!
Sera que esta enferma, por eso solo acepto agua y no ceveza??
No se quizas me estoy equivocando!
Saludos
Me egustaron los capitulos!!
Me tiene muy intrigada la ausencia de Britt!!
Sera que esta enferma, por eso solo acepto agua y no ceveza??
No se quizas me estoy equivocando!
Saludos
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: FanFic [Brittana]-Pideme Lo Que Quieras: Capitulo 46, 47 y 48 ACTUALIZACION 14/06/14
hola aria,.....
como estas????
con respecto a los capítulos están geniales,......
que re encuentro jajajaja,..... me encantan las vacaciones de san en jerez,.... va a ser muyyy divertido!!!!!!!!!!! jajajajajaj
nos vemos,......!!!!
como estas????
con respecto a los capítulos están geniales,......
que re encuentro jajajaja,..... me encantan las vacaciones de san en jerez,.... va a ser muyyy divertido!!!!!!!!!!! jajajajajaj
nos vemos,......!!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: FanFic [Brittana]-Pideme Lo Que Quieras: Capitulo 46, 47 y 48 ACTUALIZACION 14/06/14
Hola ARIA MI QUERIDA ARIA me ha gustado tu actualización al fin actualizaste jejejeje me gusto que Britt llegara a donde San toda posesiva de verdad este FF me encanta que pasara cuando conozca a Santiago López eso me intriga espero tu próxima actu saludos.... Si yo tengo 2 Tatto y me haré un tercero no se pero me agradan muchos los Tatto
Keiri Lopierce-* - Mensajes : 1570
Fecha de inscripción : 09/04/2012
Edad : 33
Re: FanFic [Brittana]-Pideme Lo Que Quieras: Capitulo 46, 47 y 48 ACTUALIZACION 14/06/14
cual sera la sorpresa del papa, y cuando se sabra lo que oculta brittany, por ahora a ver que pasa!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: FanFic [Brittana]-Pideme Lo Que Quieras: Capitulo 46, 47 y 48 ACTUALIZACION 14/06/14
Marta_Snix escribió:Me encanta ese acento andaluz!!! jajajajaEmily creo que no entendio las cosas, es bastante pesada. La hermana de San no pierde el tiempo, hasta su padre se ha dado cuenta que esta distintaQue bueno que Britt ha ido a Jerez, las vacaciones para San serán perfectas ahora, solo queda ver que opina su padre sobre BrittBesos
Holaaaaaa :)
Claro que te gusta, es obvio no? :P
Los padres se dan cuenta de todo linda hasta de lo mas minimo, el de San no es la excepcion, respecto a Em, pues... si, es algo (MUY) pesada. Bueno, ni tan perfectas habra uno que otro problemilla por ahi. Gracias por leer y comentar... Besos
monica.santander escribió:Hola que tal!!!
Me egustaron los capitulos!!
Me tiene muy intrigada la ausencia de Britt!!
Sera que esta enferma, por eso solo acepto agua y no ceveza??
No se quizas me estoy equivocando!
Saludos
Holaaaa :D
Lo dicho, la rubia es un misterio... en este cap sabras un poco mas de ella. Gracias por leer y comentar, Saludos a ti tambien. ;)
3:) escribió:hola aria,.....
como estas????
con respecto a los capítulos están geniales,......
que re encuentro jajajaja,..... me encantan las vacaciones de san en jerez,.... va a ser muyyy divertido!!!!!!!!!!! jajajajajaj
nos vemos,......!!!!
Holaa, yo bien.. espero que tambien tu :)
Un encuentro muy especial verdad? jejejejeje San va a pasar de todo junto a Britt en estas vacaciones. Gracias por leer y comentar.
Keiri Lopierce escribió:Hola ARIA MI QUERIDA ARIA me ha gustado tu actualización al fin actualizaste jejejeje me gusto que Britt llegara a donde San toda posesiva de verdad este FF me encanta que pasara cuando conozca a Santiago López eso me intriga espero tu próxima actu saludos.... Si yo tengo 2 Tatto y me haré un tercero no se pero me agradan muchos los Tatto
Keiri-Keri... :D
Si, por el trabajo y otras cosas no habia podido actualizar.. Conocer a los padres de la esa persona esecial siempre resulta ser algo.. incomodo?? jajajja pero ya en este cap veras lo que le parece al padre de San. Gracias por leer y comentar linda... Besos!
micky morales escribió:cual sera la sorpresa del papa, y cuando se sabra lo que oculta brittany, por ahora a ver que pasa!
Holaaaa....
Una muy buena, aunque para Britt no lo sera tanto, en este cap sabras un poco mas de ella. Gracias por leer y comentar.
aria- - Mensajes : 1105
Fecha de inscripción : 03/12/2012
Re: FanFic [Brittana]-Pideme Lo Que Quieras: Capitulo 46, 47 y 48 ACTUALIZACION 14/06/14
Hola chicas.... Aqui les traigo otros capitulos mas, espero que les gusten. Tal vez en estos dias les pongo otros 3 no es seguro pero hara lo posible. Gracias por sus comentarios chicas, de verdad, me hace feliz saber que les esta gustando la adaptacion. Bueno, las dejo leer, Besos
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Capitulo 35
Cuando llegamos al circuito, nos encontramos con Roberto en la puerta. En cuanto me ve, me saluda y me indica que espere a mi padre en la zona de boxes. Le indico a Brittany cómo llegar hasta allí y bromea conmigo mientras da acelerones que hacen que yo grite y me agarre a ella.
Al llegar a boxes no hay nadie. Nos apeamos de la moto y yo la miro. Es una preciosidad.
—¿Quieres que te enseñe a llevarla?
Su pregunta me sorprende y reacciono como una niña.
—Uf… no sé.
—¿Te dan miedo?
—Nooooooooooo.
—¿Entonces?
El sol me da en la cara y guiño un ojo para verla mejor.
—Me da miedo caerme y jorobarla.
—No dejaré que te caigas —responde con seguridad.
Eso me hace reír. Esa es Brittany, una mujer segura.
Al final, azuzada por ella, me monto en la moto. Miro a mi alrededor y veo que mi padre todavía no aparece. Durante unos minutos, me explica que las marchas están en el pie izquierdo, luego me indica cuál es el puño de acelerar, el embrague y cómo tengo que frenar. Después arranca la moto.
—¡Vaya, qué sonido tiene!
—Nena, las Ducati suenan todas así. Fuerte y bronco. Ahora venga, mete primera y…
Hago lo que me pide y la moto se cala.
Con una sonrisa cariñosa, vuelve a arrancarla.
—Esto es como un coche, cariño. Si sueltas el embrague de prisa se cala. Mete primera, suelta despacito y acelera.
Me ha llamado cariño dos veces en menos de dos horas. ¡Dos veces!
Vuelvo a meter primera, suelto despacito y ¡zas!, la moto se me vuelve a calar.
—No te preocupes. —Ríe, acercándose a mí.
Hace el mismo proceso y esta vez me concentro. Meto primera, suelto despacito el embrague y acelero. La moto comienza a andar y ella aplaude mientras yo chillo. De pronto freno y la moto se levanta de atrás. Brittany grita y se acerca corriendo hacia donde me he parado.
—Si frenas sólo con el freno de delante, te puedes caer.
—Vale.
Repetimos el proceso veinte veces más y cada vez lo hago peor. Freno peor y me voy a matar. La cara de Brittany es un poema.
—Vamos, bájate de la moto.
—Nooooo… ¡Quiero aprender!
—Otro día continuaremos con las clases —insiste.
—Venga, Brittany… no seas aguafiestas.
Sus ojos no sonríen. Está tensa.
—Se acabó, San. No quiero que te rompas la cabeza.
Pero yo ya le he tomado el gustillo al asunto y quiero seguir.
—Una vez más, ¿vale? Sólo una vez.
Brittany me mira, muy seria, pero claudica.
—Una vez más, pero luego te bajas, ¿Si?
—¡Biennnnn! Entonces meto primera y… —Al ver la incomodidad en su mandíbula la miro y pregunto—: Oye, ¿por qué estás tan preocupada?
—San… tengo miedo de que te hagas daño.
—¿Te angustia no saber lo que va a pasar?
—Sí.
—¿Por qué?
Sin entender mis preguntas y con el ceño fruncido responde:
—Porque necesito saber que estás bien y que no te pasa nada.
Arranco de nuevo la moto. Meto primera, suelto el embrague y acelero con precaución. La moto va despacito y ella a mi lado.
—¡Brittany!
—Dime.
—Que sepas que la angustia que acabas de sentir en este ratito no es comparable con la que yo he sentido por ti estas dos semanas. Y ahora, ¡mira esto!
Meto segunda, acelero y la moto sale despedida. Meto tercera… cuarta y salgo directa al circuito. Por el retrovisor veo que se queda patidifusa y entonces sonrío. Estoy encantada de volver a conducir una moto. Algo que siempre me ha gustado y que me proporciona libertad. Mientras cojo las curvas del circuito de Jerez pienso en ella. En su gesto de preocupación y de nuevo vuelvo a sonreír. Me lo imagino en los boxes, sólo y desconcertado. Acelero.
Salgo de la pista y me meto en los boxes. Me la encuentro sentada en un escalón. Cuando me ve, se levanta. Su gesto es duro. Icewoman ha vuelto pero, encantada de haberla hecho sufrir por unos minutos, llego hasta ella y freno, con brusquedad y sin apagar la moto. Me quito el casco y al más puro estilo de Los Ángeles de Charlie la miro.
—Pero, vamos a ver, Icewoman, ¿de verdad creías que yo, la hija de un mecánico, no sabía conducir una moto?
Brittany se acerca a mí. Creo que me va a decir de todo menos bonita cuando me agarra por el cuello y me besa con auténtica pasión. Subida aún en la moto la agarro y la devoro hasta que escucho la voz de mi padre:
—Ya sabía yo que la que corría por la pista era mi morenita.
Rápidamente me separo de Brittany. Le guiño un ojo, lo que la hace sonreír, y vuelvo la cabeza hacia mi padre.
—Papá, te presento a una amiga. Brittany Pierce.
Mi padre sonríe. La escanea con la mirada y sé que sabe que esa es la mujer que está en mis pensamientos. Brittany da un paso adelante y le da la mano. Mi padre se la acepta.
—Encantada de conocerlo, señor López.
—Llámame Santiago, muchacha, o tendré que llamarte yo a ti por ese apellido tan raro que tienes.
Ambos sonríen y sé que se han caído bien. Después, Brittany me mira y se dirige a mi padre:
—Santiago, tiene usted una hija un poco mentirosa. Me había dicho que no sabía montar en moto y, después de hacerme enseñarla cómo embragar, ha salido disparada como
una flecha.
—¿Le has dicho eso, sinvergüenza? —se mofa mi padre.
Yo asiento divertida.
—Brittany, mi morenita ha sido la campeona de motocross de Jerez durante varios años y, a día de hoy, sigue cosechando premios.
—¿En serio?
—Ajá —asiento divertida.
Durante un rato, Brittany y mi padre bromean y yo entro en sus bromas. Tengo ante mí a las dos personas que más quiero en mi vida y estoy feliz. Un rato después, mi padre comienza a andar y vuelve su cabeza hacia nosotras.
—Seguidme, muchachas.
Cuando voy a seguir a mi padre, Brittany me agarra por la cintura y me acerca a ella.
—Morenita, eres una cajita de sorpresas.
Pestañeo como una dulce damisela y le suelto un fingido puñetazo en el estómago que la hace reír.
—Pues ándate con ojo, que también fui campeona regional de kárate.
La oigo silbar, sorprendida, cuando mi padre dice al entrar en un box:
—Mira lo que tengo preparado para ti.
Ante mí está la moto con la que gané esos premios de motocross, limpia y reluciente. Una Ducati Vox Mx 530 de 2007. Emocionada, voy hasta ella y me monto. A mi padre le suena el móvil y sale del box. La arranco y su sonido áspero retumba a nuestro alrededor. Después miro a Brittany y digo mientras sonríe a carcajadas:
—¿Te he dicho que me encanta el sonido fuerte y bronco de las Ducati, nene?
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Capitulo 35
Cuando llegamos al circuito, nos encontramos con Roberto en la puerta. En cuanto me ve, me saluda y me indica que espere a mi padre en la zona de boxes. Le indico a Brittany cómo llegar hasta allí y bromea conmigo mientras da acelerones que hacen que yo grite y me agarre a ella.
Al llegar a boxes no hay nadie. Nos apeamos de la moto y yo la miro. Es una preciosidad.
—¿Quieres que te enseñe a llevarla?
Su pregunta me sorprende y reacciono como una niña.
—Uf… no sé.
—¿Te dan miedo?
—Nooooooooooo.
—¿Entonces?
El sol me da en la cara y guiño un ojo para verla mejor.
—Me da miedo caerme y jorobarla.
—No dejaré que te caigas —responde con seguridad.
Eso me hace reír. Esa es Brittany, una mujer segura.
Al final, azuzada por ella, me monto en la moto. Miro a mi alrededor y veo que mi padre todavía no aparece. Durante unos minutos, me explica que las marchas están en el pie izquierdo, luego me indica cuál es el puño de acelerar, el embrague y cómo tengo que frenar. Después arranca la moto.
—¡Vaya, qué sonido tiene!
—Nena, las Ducati suenan todas así. Fuerte y bronco. Ahora venga, mete primera y…
Hago lo que me pide y la moto se cala.
Con una sonrisa cariñosa, vuelve a arrancarla.
—Esto es como un coche, cariño. Si sueltas el embrague de prisa se cala. Mete primera, suelta despacito y acelera.
Me ha llamado cariño dos veces en menos de dos horas. ¡Dos veces!
Vuelvo a meter primera, suelto despacito y ¡zas!, la moto se me vuelve a calar.
—No te preocupes. —Ríe, acercándose a mí.
Hace el mismo proceso y esta vez me concentro. Meto primera, suelto despacito el embrague y acelero. La moto comienza a andar y ella aplaude mientras yo chillo. De pronto freno y la moto se levanta de atrás. Brittany grita y se acerca corriendo hacia donde me he parado.
—Si frenas sólo con el freno de delante, te puedes caer.
—Vale.
Repetimos el proceso veinte veces más y cada vez lo hago peor. Freno peor y me voy a matar. La cara de Brittany es un poema.
—Vamos, bájate de la moto.
—Nooooo… ¡Quiero aprender!
—Otro día continuaremos con las clases —insiste.
—Venga, Brittany… no seas aguafiestas.
Sus ojos no sonríen. Está tensa.
—Se acabó, San. No quiero que te rompas la cabeza.
Pero yo ya le he tomado el gustillo al asunto y quiero seguir.
—Una vez más, ¿vale? Sólo una vez.
Brittany me mira, muy seria, pero claudica.
—Una vez más, pero luego te bajas, ¿Si?
—¡Biennnnn! Entonces meto primera y… —Al ver la incomodidad en su mandíbula la miro y pregunto—: Oye, ¿por qué estás tan preocupada?
—San… tengo miedo de que te hagas daño.
—¿Te angustia no saber lo que va a pasar?
—Sí.
—¿Por qué?
Sin entender mis preguntas y con el ceño fruncido responde:
—Porque necesito saber que estás bien y que no te pasa nada.
Arranco de nuevo la moto. Meto primera, suelto el embrague y acelero con precaución. La moto va despacito y ella a mi lado.
—¡Brittany!
—Dime.
—Que sepas que la angustia que acabas de sentir en este ratito no es comparable con la que yo he sentido por ti estas dos semanas. Y ahora, ¡mira esto!
Meto segunda, acelero y la moto sale despedida. Meto tercera… cuarta y salgo directa al circuito. Por el retrovisor veo que se queda patidifusa y entonces sonrío. Estoy encantada de volver a conducir una moto. Algo que siempre me ha gustado y que me proporciona libertad. Mientras cojo las curvas del circuito de Jerez pienso en ella. En su gesto de preocupación y de nuevo vuelvo a sonreír. Me lo imagino en los boxes, sólo y desconcertado. Acelero.
Salgo de la pista y me meto en los boxes. Me la encuentro sentada en un escalón. Cuando me ve, se levanta. Su gesto es duro. Icewoman ha vuelto pero, encantada de haberla hecho sufrir por unos minutos, llego hasta ella y freno, con brusquedad y sin apagar la moto. Me quito el casco y al más puro estilo de Los Ángeles de Charlie la miro.
—Pero, vamos a ver, Icewoman, ¿de verdad creías que yo, la hija de un mecánico, no sabía conducir una moto?
Brittany se acerca a mí. Creo que me va a decir de todo menos bonita cuando me agarra por el cuello y me besa con auténtica pasión. Subida aún en la moto la agarro y la devoro hasta que escucho la voz de mi padre:
—Ya sabía yo que la que corría por la pista era mi morenita.
Rápidamente me separo de Brittany. Le guiño un ojo, lo que la hace sonreír, y vuelvo la cabeza hacia mi padre.
—Papá, te presento a una amiga. Brittany Pierce.
Mi padre sonríe. La escanea con la mirada y sé que sabe que esa es la mujer que está en mis pensamientos. Brittany da un paso adelante y le da la mano. Mi padre se la acepta.
—Encantada de conocerlo, señor López.
—Llámame Santiago, muchacha, o tendré que llamarte yo a ti por ese apellido tan raro que tienes.
Ambos sonríen y sé que se han caído bien. Después, Brittany me mira y se dirige a mi padre:
—Santiago, tiene usted una hija un poco mentirosa. Me había dicho que no sabía montar en moto y, después de hacerme enseñarla cómo embragar, ha salido disparada como
una flecha.
—¿Le has dicho eso, sinvergüenza? —se mofa mi padre.
Yo asiento divertida.
—Brittany, mi morenita ha sido la campeona de motocross de Jerez durante varios años y, a día de hoy, sigue cosechando premios.
—¿En serio?
—Ajá —asiento divertida.
Durante un rato, Brittany y mi padre bromean y yo entro en sus bromas. Tengo ante mí a las dos personas que más quiero en mi vida y estoy feliz. Un rato después, mi padre comienza a andar y vuelve su cabeza hacia nosotras.
—Seguidme, muchachas.
Cuando voy a seguir a mi padre, Brittany me agarra por la cintura y me acerca a ella.
—Morenita, eres una cajita de sorpresas.
Pestañeo como una dulce damisela y le suelto un fingido puñetazo en el estómago que la hace reír.
—Pues ándate con ojo, que también fui campeona regional de kárate.
La oigo silbar, sorprendida, cuando mi padre dice al entrar en un box:
—Mira lo que tengo preparado para ti.
Ante mí está la moto con la que gané esos premios de motocross, limpia y reluciente. Una Ducati Vox Mx 530 de 2007. Emocionada, voy hasta ella y me monto. A mi padre le suena el móvil y sale del box. La arranco y su sonido áspero retumba a nuestro alrededor. Después miro a Brittany y digo mientras sonríe a carcajadas:
—¿Te he dicho que me encanta el sonido fuerte y bronco de las Ducati, nene?
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Re: FanFic [Brittana]-Pideme Lo Que Quieras: Capitulo 46, 47 y 48 ACTUALIZACION 14/06/14
Capitulo 36
Durante seis días, mi mundo es de color de rosa. Vivo en un país multicolor como la abeja Maya y me siento como una princesa, tipiti-tipitesa, rodeada de dos personas que me quieren y me protegen.
Emily continúa con sus llamadas y, en su último mensaje, me indica que sabe que Brittany Pierce está conmigo en Jerez. Eso me molesta. Enterarme de que Emily sabe sobre la vida de Brittany no es plato de buen gusto, pero decido callarme. Si le explico algo a Brittany, seguro que empeoro la situación.
Ella y mi padre se llevan de maravilla y aunque, al principio, mi padre se enfadó con ella por haber alquilado una villa, al final entiende que somos adultas y necesitamos intimidad.
Los amigos y vecinos de mi padre rápidamente apodan a Brittany con un nombre chistosísimo por aquello de ser holandesa y eso a ella le hace gracia. El carácter español, especialmente el andaluz, es tan diferente al holandes, que veo la sorpresa continuamente en sus ojos.
Mi padre, día a día, se emociona con Brittany. Noto que le gusta, la respeta y la escucha y eso dice mucho de él. Incluso algunas tardes se van juntos de pesca y regresan encantados y felices. En esos días siempre que puedo me escapo para correr y derrapar un poco con mi moto. Me encanta hacerlo y lo disfruto mucho.
Una de esas tardes aparece Emily con su moto. Se cruza en mi camino. Ambas nos paramos.
—¿Te has vuelto loca? ¿Qué hace esa tipa aquí?
Molesta por la intromisión, me quito las gafas de protección del casco.
—Te estás pasando. A ti no te importa lo que ella hace aquí.
Emily se baja de la moto y se acerca a mí.
—Por el amor de Dios, Santana, ¿sabe tu padre que esa es tu jefa?
—No.
—¿Y cuándo se lo vas a decir?
A cada instante que pasa me voy enfadando más.
—Cuando me dé la gana.
Emily se mueve con rapidez, se acerca a mí, me coge del cuello, posa su frente sobre la mía y murmura:
—Santana… yo te quiero.
—Emily no…
Sin separarse de mí, sigue hablando:
—Te quiero sólo para mí, en exclusividad. Esa tipa no te quiere como yo, piénsalo por favor y…
Le doy un empujón y me separo de ella.
—Quiero continuar mi camino, Emily. Quítate de en medio, ¿de acuerdo?
—¿Me estás diciendo que prefieres la compañía de esa mujer a la mía? —murmura, sin apartarse un ápice y con actitud intimidatoria—. Esa tipa te está utilizando y, cuando se aburra de ti, te dejará a un lado como ha hecho con cientos de mujeres. Para ella eres una más, mientras para mí eres especial, ¿no lo ves? Te creía más lista, Santana, por el amor de Dios.
No quiero ser cruel como ella lo está siendo conmigo. Quiero a Emily. Es una buena amiga. Pero por Brittany siento algo tan fuerte que no lo puedo obviar. Al ver mi silencio, se da la vuelta y se monta en su moto, malhumorada.
—De acuerdo. Estréllate contra la pared tú solita.
Dicho esto se va y me deja desconcertada y con un sabor amargo en la boca.
El séptimo día, mi padre me recuerda el evento de motocross de todos los años en Puerto Real, un pueblo cercano a Jerez. Al recordarlo se me hace cuesta arriba. Ese año prefiero disfrutar de Brittany y de su compañía, pero al ver la ilusión de mi padre y sus amigos por que yo asista y participe, claudico y animo a Brittany a acompañarnos.
Papá siempre quiso tener un hijo. Un varón. Pero la vida le dio dos hijas. Aunque yo, con mi locura, creo haber resarcido esa carencia.
Brittany en un principio no sabe muy bien a lo que vamos. Me deja claro que no le gustan los deportes de riesgo. Yo sonrío y la engaño. ¿Qué le voy a hacer?
Pero cuando ve mi moto en el remolque y a mi padre junto a sus dos amigos del alma, el Lucena y el Bicharrón, hablar sobre saltos, derrapes y demás entiende perfectamente lo que voy a hacer. Su gesto me demuestra su incomodidad.
—No quiero que hagas lo que dicen —murmura a escasos metros de ellos.
—Escucha, Brittany. Para mí lo que dicen es pan comido. Llevo practicando motocross desde que tenía seis años. Y mira, tengo veinticinco, y sigo enterita.
Su rostro y su boca me muestran la tensión que siente.
—Te prometo que lo pasarás bien —insisto—. Tú ven y ya verás, ¿de acuerdo?
—Vaya, vaya, vaya —escucho de repente detrás de mí—. Mi preciosa motera jerezana.
Me vuelvo y me encuentro con Emily. Su comentario no me gusta nada. Mis tripas se contraen, pero intento que no se me note. El Bicharrón mira a su hija y después a Brittany. Siento que está tan tenso como yo, pero hago de tripas corazón y sonrío.
—Emily, ella es Brittany. Brittany, ella es Emily.
Ambas se dan la mano y yo, que estoy en medio, veo su incomodidad. Se retan con las miradas. Dos rivales. Dos mujeres y yo en medio como los jueves. Por suerte, mi padre da una palmada al aire e indica que debemos marcharnos. Emily se apunta y Brittany rápidamente me hace saber que nos seguirá en su moto. Yo decido acompañarla.
Cuando mi padre, el Lucena, el Bicharrón y Emily se montan en el coche y arrancan, Brittany me pasa uno de los cascos.
—No me gusta esa tal Emily.
—¿Celosa?
—¿He de estarlo?
Incómoda por lo que sé, le doy un beso en los labios.
—Para nada, cariño.
Cuando llegamos al lugar donde se va a celebrar la carrera, mi padre y sus amigos comienzan a saludar a todo el mundo y yo también. Conocemos al noventa por ciento de los corredores y acompañantes de todos los años que hemos participado en ese tipo de carreras. A las diez y media, Cristina, la organizadora del motocross femenino, me entrega mi dorsal, el 51, y me indica que a las doce es la primera eliminatoria.
Brittany no habla. Sólo me observa. A cada segundo que pasa veo en sus ojos la inquietud e intento relajarla. Pero cuando aparezco vestida con mi mono rojo de cuero, las protecciones, las botas, los guantes y el casco, se queda blanca como la cera.
—¿Me puedes explicar qué haces así vestida? —pregunta con enfado.
—¿No te parezco sexy? —Sonrío.
No contesta a mi pregunta.
—San. No quiero que lo hagas. Esto es un deporte de riesgo.
—¡Venga ya…! No digas tonterías —Sonrío de nuevo e intento no darle importancia.
Emily, que nos observa y sé que nos escucha, se acerca a nosotras y con una sonrisa de lo más falsa dice:
—Vamos, preciosa… dale gas y déjalos a todos sin habla.
—Eso haré —respondo.
Emily, que lleva dos cervezas en la mano, le pregunta a Brittany:
—¿Quieres una? —Y sin darle tiempo a responder, continúa—: Toma. Esta cerveza enterita para ti. La otra para mí. Yo no comparto nada.
Ese comentario me subleva. Pero ¿qué hace esa inconsciente?
Brittany no habla pero puedo percibir su desagrado mientras Emily se dirige a ella:
—¿Sabes que «nuestra chica» es especialista en saltos y derrapajes?
—No.
—Pues prepárate, porque, si no lo sabías, hoy te va a quedar bien claro.
Dicho esto, Emily se acerca a mí y me da un beso en la cara.
—Vamos, preciosa. ¡Cómetelos!
En cuanto nos quedamos solas, Brittany me mira, molesta.
—¿A qué venía eso de «nuestra chica» y lo de «compartir la cerveza»?
—No lo sé —respondo incrédula por lo sucedido.
Brittany no es tonta y nota como yo la mala baba en las palabras de Emily. Resopla, maldice y aparta su mirada de ella.
—Te vas a hacer daño, San. No sé cómo tu padre te permite hacer esto.
Eso me hace reír. Señalo a mi padre, que está con sus dos amigos haciendo los últimos arreglos de mi moto.
—¿De verdad crees que mi padre está preocupado?
Brittany lo mira. Lo estudia durante unos segundos y acaba dándose cuenta de la felicidad en su rostro.
—Vale… pero el hecho de que él no esté preocupado, no quiere decir que yo no deba estarlo.
Sonrío, me acerco más a ella y, sin importarme que Emily nos mire, me subo a una caja que hay en el suelo para estar a su altura y acerco mi boca a la suya.
—Tú tranquila… pequeña. Sé lo que hago.
Consigo que Brittany curve los labios y casi sonría. Le doy un beso que me sabe a gloria.
—Por tu bien —me dice, seria—, más vale que sepas lo que haces o te juro que luego te lo haré pagar.
—Mmmmm… ¡eso me encanta!
—San… hablo en serio —insiste.
—Venga vaaaaaaaa… si esto para mí es un paseíto de naaaaaaaaaa.
No sonríe. Yo sí.
Escucho la voz de mi padre que me llama. Tengo que salir a pista. Doy un rápido beso a Brittany, me bajo de la caja y suelto su mano para acercarme hasta mi moto. Mi padre la acelera y la revoluciona. Yo grito feliz y llena de emoción, mientras Brittany cada vez arruga más el entrecejo.
Diez minutos después estoy en pista con otras participantes con la adrenalina por los aires, saltando y corriendo sin ser consciente del peligro. El motocross es una combinación de velocidad y destreza, y ambas cosas unidas me gustan.
Siempre he sido una osada alocada, el chico que mi padre nunca tuvo. Derrapo en curvas cerradas, salto baches con cambios de rasantes y mi mono se llena de barro mientras mi adrenalina acelera mis movimientos y soy consciente de que mi posición en esa carrera es buena. Termino entre las cuatro primeras y paso a la segunda ronda.
Brittany está blanca como el mármol. Lo que acabo de hacer y los porrazos que ella ha visto en otras participantes apenas la dejan respirar. Pero no tenemos tiempo de hablar, he de participar en la siguiente manga y así sucesivamente hasta que sólo quedamos seis participantes.
Mi padre, junto al Lucena y el Bicharrón, gritan como locos mientras hacen los ajustes de mi moto. Emily, una experta en motocross, me da instrucciones sobre otras participantes y yo la escucho. Saben que lo hago bien y saben que puedo alzarme con algún premio. Pero yo no puedo dejar de buscar a Brittany. ¿Dónde está?
—Morenita —dice mi padre—. Brittany se ha marchado para Jerez.
—¡¿Cómo?! —preguntó boquiabierta.
—Lo que te digo, hija. Ha dicho que prefería esperarte en la villa. —Y, acercándose a mí, murmura—: Esa mujer lo estaba pasando fatal, hija. Aunque, ahora que lo pienso, no sé si era por verte dar saltos en la pista o por la presencia de Emily y sus atenciones.
—Papáaaaaaaaaaaaa —le regaño al verlo sonreír.
Pero no podemos continuar hablando. La nueva manga comienza y tengo que ponerme en la salida. Mi concentración flaquea, pero mi mala leche está por todo lo alto. Brittany se ha ido y eso me enfada. Cuando la carrera da comienzo, salgo disparada como una flecha. Salto un montículo, dos… tres, derrapo, acelero y cojo varios baches seguidos antes de derrapar. Al final entro la segunda y grito de felicidad.
Mi padre, el Lucena y el Bicharrón corren a abrazarme. Estoy totalmente embarrada, pero he vuelto a conseguir hacerlos vibrar. Cuando me sueltan, es Emily quien me coge entre sus brazos demasiado efusiva.
—Felicidades, preciosa. ¡Eres la mejor!
—Gracias y suéltame.
—¿Por qué? ¿Acaso a tu Brittany no le gusta compartir a su mujer?
—Suéltame, gilipollas, o juro que te machaco aquí mismo —gruño ofendida.
Cinco minutos después, en el improvisado podio, disfruto feliz al ver a mi padre, al Lucena y al Bicharrón aplaudir junto a Emily, orgullosos de mí. Yo levanto el trofeo y soy consciente de que me hubiera gustado que Britanny estuviera allí.
aria- - Mensajes : 1105
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Re: FanFic [Brittana]-Pideme Lo Que Quieras: Capitulo 46, 47 y 48 ACTUALIZACION 14/06/14
Capitulo 37
El camino de regreso a Jerez es ameno y divertido. Escuchar a mi padre y a sus amigos contar chistes es para morirse de risa. ¡Qué gracia tienen los jodíos! Al llegar a Jerez, Emily insiste en tomar algo con la excusa de que hay que celebrar el triunfo. Declino la invitación y, cuando llegamos a mi casa, sin cambiarme ni nada, bajo mi moto del remolque, agarro el trofeo y salgo disparada para la villa, donde me espera Brittany.
Cuando llego a la puerta, llamo y, dos segundos después, la enorme cancela blanca se abre. Acelero mi moto y subo por el caminito rodeado de pinos. A lo lejos, veo la casa y a Brittany. Parece hablar por teléfono. Acelero, hago una derrapada, un trompo y cuando el polvo me rodea, paro la moto, la miro y levanto mi trofeo, orgullosa.
—Te lo has perdido. Te has perdido mi triunfo.
Brittany no sonríe, cierra el móvil, se da la vuelta y entra en el interior de la casa.
Sorprendida por su seca reacción, me bajo de la moto y la sigo. Me enferma cuando se pone tan hermética. En mi camino me quito las gafas y el casco y lo dejo sobre una mesa. Brittany está en la cocina bebiendo agua. Espero que regrese antes de atacar.
—¿Cómo puedes haberte ido sin decirme nada?
—Estabas muy ocupada.
—Pero, Brittany… yo quería que estuvieras allí.
—Y yo quería que tú no hicieras esas locuras.
—Brittany… escucha…
—No. Escucha tú. Si tienes que volver a ir a dar saltos con la moto a cualquier otro lugar, no cuentes conmigo, ¿entendido?
—Valeeeee… pero, venga, no te enfades. No seas una niña.
Mis palabras la hieren y se enfurece aún más.
—Te dije que no quería que te pusieras en peligro y tú has continuado con tu jueguecito sin pensar en cómo me podía sentir. Te podías haber matado delante de mis ojos y yo no podría haber hecho nada para impedirlo. Por Dios, ¿cómo puedes ser tan inconsciente?
Se aparta de mi lado. Su reacción me parece excesiva.
—No soy una inconsciente. Sé muy bien lo que hago.
—Sí, claro… no me cabe la menor duda. Y, por si fuera poco, encima tengo que soportar a esa tal Emily.
—Ah, no… eso sí que no, guapita —replico enfurecida—. No me parece bien que me reproches lo del motocross pero, fíjate, ¡hasta lo puedo entender! Pero que me reproches las palabras de Emily, no, ¡eso sí que no!
—¡«Nuestra chica»!, dice la imbécil —farfulla furiosa—. No ha parado de hacer comentarios incómodos todo el rato ante mí. Si no le he partido la cara ha sido por respeto a tu padre y al suyo, porque si por mí hubiera sido… —Y antes de que yo pueda replicar, me pregunta—: Dijiste que habías tenido algo con ella, ¿seguís teniéndolo?
No respondo. No quiero revelarle lo que Emily me dijo que sabía de ella, ni lo que hubo entre nosotras, pero Brittany insiste:
—Respóndeme, ¿qué ha habido entre ese tipo y tú?
—Algo. Pero fue sin importancia y…
—¿Algo? ¿Qué es ese algo? —exige con voz gélida.
—¿Acaso te he pedido yo a ti un listado de todas tus amiguitas de juegos? —le
pregunto, sorprendida por el cariz que está tomando la conversación—. Si mal no recuerdo, tú fuiste la primera que quiso tener algo conmigo sin…
—Sé muy bien a lo que te refieres. Pero creo que eres lo suficientemente madura como para entender que eso entre nosotras ha cambiado.
—¿Ah, sí?
Sin cambiar su gesto, gruñe.
—Te acabo de hacer una pregunta. Yo siempre he sido sincera contigo. Cuando regresé en tu busca desde Asturias me preguntaste si había jugado con Amanda y yo fui sincera. ¿No puedes serlo tú ahora?
—De acuerdo. Entre Emily y yo ha habido sexo.
—¿Y ahora? ¿En los días que has estado aquí antes de que yo llegara?
—Nada…
—No me lo creo.
—En Madrid me acosté con ella, pero aquí no. —Brittany maldice, y yo prosigo—: Aquí sólo ha habido un par de besos y…
—Esa tipa no es la típica que se conforma con besos. He visto cómo te miraba y, cuando ha dicho lo de compartir la cerveza, ¡Dios… la hubiera machacado!
Enfadada por sus palabras y por cómo me grita, respondo:
—Quizá ella no se conformara con besos, pero yo sí. Nunca me he comportado con ella como me comporto contigo porque ella no es como tú, maldita sea. Y, ¿sabes? Me voy. No quiero escuchar más tonterías por tu parte o te juro que no te lo voy a perdonar. Cuando te relajes me llamas por teléfono y quizá… sólo quizá yo te perdone el numerito que me acabas de montar.
Dicho esto me doy la vuelta, agarro el casco y las gafas de la moto y aún con el trofeo en las manos salgo de la casa, arranco mi moto y me marcho. El camino de pinos lo hago con la rabia instalada en mi rostro ¿Quién se ha creído Brittany para hablarme así? ¿Por qué yo no le exijo nada y ella a mí sí? Cuando llego a la cancela blanca veo que se abre para que salga. Acelero, pero antes de traspasarla, freno de nuevo y grito de frustración. Me bajo de la moto y doy un par de patadas en el aire. Mataría a Brittany cuando se pone así.
La cancela blanca se cierra tras unos instantes y, durante unos minutos, cierro los ojos furiosa mientras me pongo de cuclillas en el suelo. Brittany me agota y sus constantes cambios de humor me vuelven loca. Me desconcierta con sus palabras y sus hechos. No sé nunca lo que quiere y menos aún cómo proceder.
De pronto oigo un ruido ronco acercarse. Levanto la cabeza y veo a Brittany que, con su moto, se dirige hacia mí. Cuando llega a mi altura, detiene la moto, pone la pata de cabra y se baja. Me mira.
—¿Cómo puedes ser tan fría?
—Con práctica.
Resoplo y, sin poder contener mi furia, me levanto del suelo.
—Me desesperas, Brittany. No puedo con tu manera de ser. A veces te comería a besos, pero otras te mataría. Y ésta es una de esas veces. Siempre te crees la reina del mundo. El reina de la razón. El reina del universo. Eres una cabezona, una mandona, una intransigente y…
—Tienes razón.
Su respuesta me sorprende.
—¿Puedes repetir lo que has dicho?
Brittany sonríe.
—Tienes razón, pequeña. Me he pasado. He pagado contigo mi nerviosismo al verte
saltar con esa maldita moto y los comentarios nada acertados de tu amiga Emily. —Cuando ve que voy a decir algo, me interrumpe—: No quiero volver a hablar de esa tipa. Aquí lo importante somos tú y yo. Y por eso iba a buscarte.
Su sonrisa. ¡Oh, Dios…! Su sonrisa. Qué guapa está cuando sonríe. Sin necesitar nada más, me acerco a ella.
—¿Por qué tenemos que discutir por todo?
—No lo sé.
—Discutimos por todo menos por el sexo.
—Mmmm… buen comienzo, ¿no?
Ambos soltamos una risotada y Brittany me coge. Me besa los nudillos.
—¿Sigues enfadada?
—Mucho.
—¿De verdad?
—Con lo que has hecho hoy, me has quitado diez años de vida.
—Exagerada. —Sonrío.
Brittany asiente, se le oscurece la mirada y cierra los ojos.
—San, mi hermana Hannah se mató hace tres años practicando deportes de riesgo. Ella era como tú, una chica joven llena de energía y vitalidad. Un día me invitó a ir con ella y sus amigos a hacer puenting. Lo pasábamos bien hasta que su cuerda… y… yo… yo no pude hacer nada por salvar su vida.
Las carnes se me abren. Aquello es terrible. Vio morir a su hermana. Lo que me acaba de confesar me hace entender la angustia que ha vivido mientras yo disfrutaba dando saltos y derrapando con el motocross. Consciente de su dolor, quiero decirle algo, pero se me vuelve a adelantar:
—Ése es el motivo real por el que no pude seguir viendo lo que hacías.
—Lo siento… yo… yo no sabía.
—Lo sé, cariño. —Me abraza con desesperación y murmura—: Ahora sonríe, por favor. Necesito que sonrías y que no me preguntes por nada de lo que te he explicado. Duele. Duele demasiado y no quiero recordarlo, ¿de acuerdo?
Muevo la cabeza, en un gesto de comprensión y, sin hablar nada más, Brittany me besa con auténtica pasión. Sonrío, intento no pensar en la tragedia que me acaba de explicar y me dejo llevar por mi amor. Minutos después, coge el trofeo que aún llevo entre mis manos y lo mira.
—Te voy a matar, morenita. Qué rato más malo me has hecho pasar.
—Brittany… es motocross, ¿qué esperabas?
Sonríe, me suelta y se monta en su moto con el trofeo en las manos.
—Volvamos a casa, campeona. Vamos a celebrar como se merece tu triunfo.
aria- - Mensajes : 1105
Fecha de inscripción : 03/12/2012
Re: FanFic [Brittana]-Pideme Lo Que Quieras: Capitulo 46, 47 y 48 ACTUALIZACION 14/06/14
Hola Linda!!
Me hace gracia el comentario de Santana cuando estan en el circuito y el padre llega "se que mi padre sabe que esta es la mujer que esta en mis pensamientos", para no saberlo, acaba de pillarlas besandose xD Me encanto como San fingio no saber montar en moto jajaja
El caracter español, no, el andaluz sorprende a Britt, es que los andaluces somos los mejores :P
Que mal me cae Emily, ¿Es que no entiende que una no elige de quien se enamora? El corazon va solo, y San esta perdidamente enamorada de Britt. Y esas palaras que le suelta a Britt... que ganas de matarla me dio...
Vaya escenita la de Britt, pago toda su frustración con San, pero joder, después de lo de su hermana la entiendo, debe ser inolvidable eso, ver morir a tu hermana y no poder hacer nada... No me extraña que siempre quiera tenerlo todo bajo control...
Espero los siguientes linda, espero no me hagas esperar mucho.
Besos TA
Marta_Snix-*- - Mensajes : 2428
Fecha de inscripción : 11/06/2013
Edad : 36
Re: FanFic [Brittana]-Pideme Lo Que Quieras: Capitulo 46, 47 y 48 ACTUALIZACION 14/06/14
Perdon pero que peste esa Emily de m.... podrias mandarla a Alaska a visitar a los osos polares? en cuanto a Brittany es logico que sienta horrible con que Santana se arriesgue.
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: FanFic [Brittana]-Pideme Lo Que Quieras: Capitulo 46, 47 y 48 ACTUALIZACION 14/06/14
hola aria,....
me encanto los capítulos,...
me encanto cuando san se hace la nena jugando con britt, que no sabe andar en una moto,....
definitivamente detesto a emily por ahora,....
nos vemos!!!!!!!!!!!!!
me encanto los capítulos,...
me encanto cuando san se hace la nena jugando con britt, que no sabe andar en una moto,....
definitivamente detesto a emily por ahora,....
nos vemos!!!!!!!!!!!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: FanFic [Brittana]-Pideme Lo Que Quieras: Capitulo 46, 47 y 48 ACTUALIZACION 14/06/14
Hola Hola!! Que tal comenzaste el año?? Espero que bien!!!
Me preguntaba cuando ibas a actualizar, tardaras mucho??
Espero que no por favor!!!jajaja!
Saludos
Me preguntaba cuando ibas a actualizar, tardaras mucho??
Espero que no por favor!!!jajaja!
Saludos
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: FanFic [Brittana]-Pideme Lo Que Quieras: Capitulo 46, 47 y 48 ACTUALIZACION 14/06/14
Marta_Snix escribió:Hola Linda!!Me hace gracia el comentario de Santana cuando estan en el circuito y el padre llega "se que mi padre sabe que esta es la mujer que esta en mis pensamientos", para no saberlo, acaba de pillarlas besandose xD Me encanto como San fingio no saber montar en moto jajajaEl caracter español, no, el andaluz sorprende a Britt, es que los andaluces somos los mejores :PQue mal me cae Emily, ¿Es que no entiende que una no elige de quien se enamora? El corazon va solo, y San esta perdidamente enamorada de Britt. Y esas palaras que le suelta a Britt... que ganas de matarla me dio...Vaya escenita la de Britt, pago toda su frustración con San, pero joder, después de lo de su hermana la entiendo, debe ser inolvidable eso, ver morir a tu hermana y no poder hacer nada... No me extraña que siempre quiera tenerlo todo bajo control...Espero los siguientes linda, espero no me hagas esperar mucho.Besos TA
Holaaaaa :D
El padre de San es bien astuto y se da cuenta de la cosas, aparte de que San no es buena para disimular. Emily esta enamorada no la culpes por ser como es XD cuando se esta enamorada se hace lo que sea por tener a la persona consigo pero Emily sabe mas de lo que dice, y por algo dice lo que dice. Si, cualquier en el lugar de la rubia puede que reaccionara igua pero ya sabes como es Brittany, todo un misterior, por lo menos le ha contado a Santana esa parte de su vida tan dolorosa.
GRacias por leer y comentar linda... Besos :* TA.
micky morales escribió:Perdon pero que peste esa Emily de m.... podrias mandarla a Alaska a visitar a los osos polares? en cuanto a Brittany es logico que sienta horrible con que Santana se arriesgue.
Holaaaa....
Emily es un poco ''especial'' y esta defendiendo lo que cree que es suyo. Si la mando a Alaska donde quedaria el drama y la emosion??? jajajajajaj Britt solo se preocupa, le da miedo perder a Santana. Gracias por leer y comentar.
3:) escribió:hola aria,....
me encanto los capítulos,...
me encanto cuando san se hace la nena jugando con britt, que no sabe andar en una moto,....
definitivamente detesto a emily por ahora,....
nos vemos!!!!!!!!!!!!!
Holaaa...
Que bueno que te hayan gustado los capitulos, espero que estos tambien sean de tu agrado. Es oficial, todas detestan a Emily. XD Gracias por leer y comentar.
monica.santander escribió:Hola Hola!! Que tal comenzaste el año?? Espero que bien!!!
Me preguntaba cuando ibas a actualizar, tardaras mucho??
Espero que no por favor!!!jajaja!
Saludos
Hola Monicaaaa... :)
Muy bien gracias... en un ratito les pongo caps. Gracias por leer y comentar.
aria- - Mensajes : 1105
Fecha de inscripción : 03/12/2012
Re: FanFic [Brittana]-Pideme Lo Que Quieras: Capitulo 46, 47 y 48 ACTUALIZACION 14/06/14
HOLA CHICAS!!!! FELIZ NAVIDAD Y PROSPERO AñO NUEVO!!!! Esto de vuelta, he estado un poco ocupada y matada en el trabajo, y por otro lado tambien estaba enferma. Ni siquiera habia podido escribir u adaptar no tenia animos ni de levantarme de la cama, pero estoy en ello. Aqui les dejos dos cap... Espero que les guste besos.
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Capitulo 38
Al día siguiente, en la maravillosa villa y tras una noche plagada de morbo y pasión entre nosotras, Brittany y yo tomamos el sol desnudas mientras planeamos una escapada a Zahara de los Atunes. No hemos vuelto a mencionar a Emily. Ninguna quiere hablar de ella. Me besa el tatuaje. Le ha encantado. Cada vez que me hace el amor, me mira con lujuria y me dice: «¡Pídeme lo que quieras!». Me vuelve loca. Totalmente majareta.
Brittany me ha propuesto ir a casa de unos amigos suyos en Zahara y a mí me parece bien. Podemos disfrutar de unos días con ellos y luego regresar a la villa, que, por cierto, me encanta. Es una preciosidad.
Por la noche, cuando me lleva de regreso a la casa de mi padre, me lo encuentro sentado en el patio trasero sobre el balancín y voy a saludarlo.
—Esta mujer te conviene, morenita.
—¿Ah… sí? ¿Por qué? —pregunto divertida mientras me siento en el balancín con él.
—Es una mujer que se viste por los pies. ¿Cuántos años tiene?
—Treinta y uno.
—Buena edad.
Eso me hace sonreír y continúa:
—Te mira de la misma forma que yo miraba a tu madre y eso me gusta. Y mira lo que te digo, hasta hace poco pensaba que Emily era la mujer ideal para ti. Pero después de conocer a Brittany, me retracto. Brittany y tú estáis hechas la una para la otra. Se le ve que es una mujer con principios y dignidad que te cuidará. No es una depravada como la muchachita que conocí en Madrid, llena de agujeros y pendientes.
De nuevo vuelvo a reírme. Mi padre tiene razón, Brittany tiene principios pero estoy segura de que si conociera su faceta en el sexo le daría un pasmo. Pero ésa es mi intimidad.
—Papá… Brittany me gusta, pero no sé cuánto tiempo durará lo nuestro.
Sorprendido, me mira.
—¿Qué ocurre, morenita?
Las palabras bullen por salir. Quisiera explicarle a mi padre que es mi jefa, pero no puedo. Tengo miedo de su reacción. Cientos de dudas y miedos pugnan por salir de mí pero no se lo permito.
—No ocurre nada, papá —respondo, finalmente—. Sólo que es difícil mantener una relación a distancia. Ya sabes que ella vive en Holanda y yo aquí. Y cuando acabe lo que ha venido a hacer a Madrid, ambas tendremos que regresar a nuestros trabajos y, bueno… ya me entiendes.
Veo que asiente y con la prudencia que lo caracteriza, añade:
—Mira, mi vida. Ya no eres una niña. Eres una mujer y como tal te tengo que tratar. Por eso, sólo te puedo decir que disfrutes el momento y seas feliz. De nada sirve pensar muchas veces en el «qué pasará», porque lo que tenga que pasar… ocurrirá. Si Brittany y tú estáis predestinadas a estar juntas, no habrá distancia que os separe. Eso sí, sé cautelosa y un poco egoísta y piensa en ti. No quiero verte sufrir innecesariamente cuando tú misma ya me estás diciendo que lo vuestro es complicado.
Las palabras de mi padre, como siempre, me reconfortan. No sé si será la edad, la experiencia de haber perdido a mi madre años atrás. Pero si hay algo que él siempre ha tenido claro y que nos ha transmitido a mi hermana y a mí es que la vida es para vivirla.
Al día siguiente, Brittany me recoge muy temprano en su moto. Comienza nuestra pequeña y cercana aventura. Mi padre se despide de nosotras encantado y nos desea un feliz viaje. Visitamos Barbate y Conil. Allí comemos y nos bañamos en la playa y por la tarde, cuando llegamos a Zahara de los Atunes, su teléfono suena y ella sonríe.
—Andrés nos espera.
Nos montamos en la moto y conduce hacia su casa. Por la seguridad con la que se mueve por las carreteras secundarias del lugar, imagino que ya ha estado allí en otras ocasiones. Los celos vuelven a mí, pero los expulso. Nada me va a impedir disfrutar de mi tiempo con Brittany.
Tras desviarnos por un camino, paramos ante una valla de piedra. Brittany toca un timbre y, segundos después, la enorme puerta de chapa negra se abre y yo me quedo sin habla. Ante mí se extiende un maravilloso jardín con cientos de flores de colores que enmarcan una preciosa casa minimalista.
Una vez llegamos hasta la puerta y Brittany para la moto, me bajo y poco después Andrés y una mujer con un bebé en brazos salen a nuestro encuentro. Andrés es el médico que Brittany llamó en Madrid y me curó el brazo, y eso me sorprende.
La mujer de Andrés se llama Frida y el niño, Glen. Frida es holandesa como Brittany, pero habla perfectamente español y en seguida hay buen rollo entre nosotras. Una mujer de mediana edad aparece y se lleva al pequeño, y, segundos después, los cuatro pasamos a un jardín trasero donde una asistenta nos lleva unas bebidas. Divertidos, los cuatro charlamos mientras escucho anécdotas divertidas de sus viajes. Pronto me doy cuenta de la estupenda amistad que los une desde hace años y eso me hace sonreír. Sobre las ocho, Frida nos conduce hasta nuestra habitación. Un lugar espacioso, decorado con un gusto exquisito y donde hay una enorme cama.
En cuanto nos quedamos solas, Brittany me coge entre sus brazos y me besa mientras me desnuda. Me lleva en volandas hasta una enorme ducha donde abre el agua y las dos gritamos divertidas al sentir el agua fría caer sobre nosotras. Los besos de Brittany se intensifican y mi ansiedad por ella más. De pronto, me tumba en la ducha y se tumba sobre mí mientras el agua cae sobre nosotras. Su boca exigente me muerde los labios mientras siento sus manos recorrer mi cuerpo y éste vibrar por el contacto.
Cuando abandona mis labios, su boca baja hasta mi pecho. Mis pezones están duros y, al mordisquearlos, me hace gritar. Sigue su andadura por mi cuerpo y siento que su lengua baja por mi ombligo, se entretiene en él unos instantes hasta que continúa su camino y de pronto se detiene.
Al notar que ella ha frenado su exploración incorporo mi cabeza para mirarla y me doy cuenta de qué es lo que ha visto. Está mirando el tatuaje. Eso me excita y jadeo, mientras siento que me mira tras sus pestañas mojadas.
—¿En serio puedo pedir lo que aquí pone?
Asiento.
—¿Cualquier cosa?
El cosquilleo en mi vagina es impresionante. Creo que voy a tener un orgasmo con sólo escuchar su voz y ver el morbo de su mirada. Vuelvo a asentir ante lo que ella me ha preguntado y curva la comisura de su boca.
Clava sus rodillas en el suelo de la ducha y, con urgencia, me coge de las caderas y me atrae hacia ella. Coge la ducha con las manos me separa las piernas y me lava. Humedece cada centímetro de mi vagina y yo me dejo, encantada. Excitada, veo que cambia la intensidad de la ducha. Ahora son menos chorros pero el agua sale con más fuerza.
Imagino lo que va a hacer y no me muevo. La deseo.
Se agacha, mete su lengua en mi empapada vagina y me chupa. Busca mi clítoris, lo rodea con su lengua y juega con él. Lo mima. Lo estira. Lo devora. Me vuelve loca. Cuando lo tiene como ella desea vuelve a coger la ducha, mientras con dos de sus dedos me separa los pliegues de mi sexo y siento que los chorros caen directamente sobre mi hinchado clítoris.
¡Me vuelvo loca!
Jadeo… me retuerzo y ella me sujeta para que no me mueva mientras los chorros caen con fuerza sobre mi clítoris proporcionándome cientos de sensaciones. ¡Calor…! El calor sube por mi cuerpo y, cuando me contraigo por un maravilloso orgasmo, suelta la ducha, se coloca sobre mi abierta vagina. Entonces comienza a moverse.
—De acuerdo, pequeña… te tomo la palabra. Te pediré lo que yo quiera.
Tirada en el suelo de la ducha con Brittany poseyéndome con fuerza, dejo que me mueva a su antojo.
Diez… once… doce, siguen su movimientos sobre mí, mientras mi vagina y mi clítoris con su roce del suyo me hace vibrar más y más. Vuelvo a tener otro maravilloso orgasmo esta vez al mismo tiempo que ella.
Instantes después, rueda a mi lado y las dos quedamos en el suelo de la enorme ducha mirando hacia el techo mientras el agua corre a nuestro alrededor. Su mano busca la mía y cuando la encuentra la aprieta. Se la lleva a la boca. Me besa los nudillos y dice:
—San… San… ¿Qué me estás haciendo?
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Capitulo 38
Al día siguiente, en la maravillosa villa y tras una noche plagada de morbo y pasión entre nosotras, Brittany y yo tomamos el sol desnudas mientras planeamos una escapada a Zahara de los Atunes. No hemos vuelto a mencionar a Emily. Ninguna quiere hablar de ella. Me besa el tatuaje. Le ha encantado. Cada vez que me hace el amor, me mira con lujuria y me dice: «¡Pídeme lo que quieras!». Me vuelve loca. Totalmente majareta.
Brittany me ha propuesto ir a casa de unos amigos suyos en Zahara y a mí me parece bien. Podemos disfrutar de unos días con ellos y luego regresar a la villa, que, por cierto, me encanta. Es una preciosidad.
Por la noche, cuando me lleva de regreso a la casa de mi padre, me lo encuentro sentado en el patio trasero sobre el balancín y voy a saludarlo.
—Esta mujer te conviene, morenita.
—¿Ah… sí? ¿Por qué? —pregunto divertida mientras me siento en el balancín con él.
—Es una mujer que se viste por los pies. ¿Cuántos años tiene?
—Treinta y uno.
—Buena edad.
Eso me hace sonreír y continúa:
—Te mira de la misma forma que yo miraba a tu madre y eso me gusta. Y mira lo que te digo, hasta hace poco pensaba que Emily era la mujer ideal para ti. Pero después de conocer a Brittany, me retracto. Brittany y tú estáis hechas la una para la otra. Se le ve que es una mujer con principios y dignidad que te cuidará. No es una depravada como la muchachita que conocí en Madrid, llena de agujeros y pendientes.
De nuevo vuelvo a reírme. Mi padre tiene razón, Brittany tiene principios pero estoy segura de que si conociera su faceta en el sexo le daría un pasmo. Pero ésa es mi intimidad.
—Papá… Brittany me gusta, pero no sé cuánto tiempo durará lo nuestro.
Sorprendido, me mira.
—¿Qué ocurre, morenita?
Las palabras bullen por salir. Quisiera explicarle a mi padre que es mi jefa, pero no puedo. Tengo miedo de su reacción. Cientos de dudas y miedos pugnan por salir de mí pero no se lo permito.
—No ocurre nada, papá —respondo, finalmente—. Sólo que es difícil mantener una relación a distancia. Ya sabes que ella vive en Holanda y yo aquí. Y cuando acabe lo que ha venido a hacer a Madrid, ambas tendremos que regresar a nuestros trabajos y, bueno… ya me entiendes.
Veo que asiente y con la prudencia que lo caracteriza, añade:
—Mira, mi vida. Ya no eres una niña. Eres una mujer y como tal te tengo que tratar. Por eso, sólo te puedo decir que disfrutes el momento y seas feliz. De nada sirve pensar muchas veces en el «qué pasará», porque lo que tenga que pasar… ocurrirá. Si Brittany y tú estáis predestinadas a estar juntas, no habrá distancia que os separe. Eso sí, sé cautelosa y un poco egoísta y piensa en ti. No quiero verte sufrir innecesariamente cuando tú misma ya me estás diciendo que lo vuestro es complicado.
Las palabras de mi padre, como siempre, me reconfortan. No sé si será la edad, la experiencia de haber perdido a mi madre años atrás. Pero si hay algo que él siempre ha tenido claro y que nos ha transmitido a mi hermana y a mí es que la vida es para vivirla.
Al día siguiente, Brittany me recoge muy temprano en su moto. Comienza nuestra pequeña y cercana aventura. Mi padre se despide de nosotras encantado y nos desea un feliz viaje. Visitamos Barbate y Conil. Allí comemos y nos bañamos en la playa y por la tarde, cuando llegamos a Zahara de los Atunes, su teléfono suena y ella sonríe.
—Andrés nos espera.
Nos montamos en la moto y conduce hacia su casa. Por la seguridad con la que se mueve por las carreteras secundarias del lugar, imagino que ya ha estado allí en otras ocasiones. Los celos vuelven a mí, pero los expulso. Nada me va a impedir disfrutar de mi tiempo con Brittany.
Tras desviarnos por un camino, paramos ante una valla de piedra. Brittany toca un timbre y, segundos después, la enorme puerta de chapa negra se abre y yo me quedo sin habla. Ante mí se extiende un maravilloso jardín con cientos de flores de colores que enmarcan una preciosa casa minimalista.
Una vez llegamos hasta la puerta y Brittany para la moto, me bajo y poco después Andrés y una mujer con un bebé en brazos salen a nuestro encuentro. Andrés es el médico que Brittany llamó en Madrid y me curó el brazo, y eso me sorprende.
La mujer de Andrés se llama Frida y el niño, Glen. Frida es holandesa como Brittany, pero habla perfectamente español y en seguida hay buen rollo entre nosotras. Una mujer de mediana edad aparece y se lleva al pequeño, y, segundos después, los cuatro pasamos a un jardín trasero donde una asistenta nos lleva unas bebidas. Divertidos, los cuatro charlamos mientras escucho anécdotas divertidas de sus viajes. Pronto me doy cuenta de la estupenda amistad que los une desde hace años y eso me hace sonreír. Sobre las ocho, Frida nos conduce hasta nuestra habitación. Un lugar espacioso, decorado con un gusto exquisito y donde hay una enorme cama.
En cuanto nos quedamos solas, Brittany me coge entre sus brazos y me besa mientras me desnuda. Me lleva en volandas hasta una enorme ducha donde abre el agua y las dos gritamos divertidas al sentir el agua fría caer sobre nosotras. Los besos de Brittany se intensifican y mi ansiedad por ella más. De pronto, me tumba en la ducha y se tumba sobre mí mientras el agua cae sobre nosotras. Su boca exigente me muerde los labios mientras siento sus manos recorrer mi cuerpo y éste vibrar por el contacto.
Cuando abandona mis labios, su boca baja hasta mi pecho. Mis pezones están duros y, al mordisquearlos, me hace gritar. Sigue su andadura por mi cuerpo y siento que su lengua baja por mi ombligo, se entretiene en él unos instantes hasta que continúa su camino y de pronto se detiene.
Al notar que ella ha frenado su exploración incorporo mi cabeza para mirarla y me doy cuenta de qué es lo que ha visto. Está mirando el tatuaje. Eso me excita y jadeo, mientras siento que me mira tras sus pestañas mojadas.
—¿En serio puedo pedir lo que aquí pone?
Asiento.
—¿Cualquier cosa?
El cosquilleo en mi vagina es impresionante. Creo que voy a tener un orgasmo con sólo escuchar su voz y ver el morbo de su mirada. Vuelvo a asentir ante lo que ella me ha preguntado y curva la comisura de su boca.
Clava sus rodillas en el suelo de la ducha y, con urgencia, me coge de las caderas y me atrae hacia ella. Coge la ducha con las manos me separa las piernas y me lava. Humedece cada centímetro de mi vagina y yo me dejo, encantada. Excitada, veo que cambia la intensidad de la ducha. Ahora son menos chorros pero el agua sale con más fuerza.
Imagino lo que va a hacer y no me muevo. La deseo.
Se agacha, mete su lengua en mi empapada vagina y me chupa. Busca mi clítoris, lo rodea con su lengua y juega con él. Lo mima. Lo estira. Lo devora. Me vuelve loca. Cuando lo tiene como ella desea vuelve a coger la ducha, mientras con dos de sus dedos me separa los pliegues de mi sexo y siento que los chorros caen directamente sobre mi hinchado clítoris.
¡Me vuelvo loca!
Jadeo… me retuerzo y ella me sujeta para que no me mueva mientras los chorros caen con fuerza sobre mi clítoris proporcionándome cientos de sensaciones. ¡Calor…! El calor sube por mi cuerpo y, cuando me contraigo por un maravilloso orgasmo, suelta la ducha, se coloca sobre mi abierta vagina. Entonces comienza a moverse.
—De acuerdo, pequeña… te tomo la palabra. Te pediré lo que yo quiera.
Tirada en el suelo de la ducha con Brittany poseyéndome con fuerza, dejo que me mueva a su antojo.
Diez… once… doce, siguen su movimientos sobre mí, mientras mi vagina y mi clítoris con su roce del suyo me hace vibrar más y más. Vuelvo a tener otro maravilloso orgasmo esta vez al mismo tiempo que ella.
Instantes después, rueda a mi lado y las dos quedamos en el suelo de la enorme ducha mirando hacia el techo mientras el agua corre a nuestro alrededor. Su mano busca la mía y cuando la encuentra la aprieta. Se la lleva a la boca. Me besa los nudillos y dice:
—San… San… ¿Qué me estás haciendo?
aria- - Mensajes : 1105
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Re: FanFic [Brittana]-Pideme Lo Que Quieras: Capitulo 46, 47 y 48 ACTUALIZACION 14/06/14
Capitulo 39
]size=18]A las nueve de la noche, tras la estupenda ducha que nos hemos dado y de la que estoy convencida que se ha enterado todo el mundo, bajamos de la mano al salón. Allí, Frida y Andrés se están besando, pero dejan de hacerlo cuando nosotras aparecemos.
Pasamos al comedor y nos sentamos alrededor de una maravillosa mesa. Brittany me retira la silla y se sienta a mi lado. La veo feliz. Ése es su ambiente y se le nota que está más cómoda. El servicio entra en la estancia y nos sirve un buen vino y después una maravillosa langosta. Brittany me pide una Coca-Cola. Entre risas y confidencias acabamos con el primer plato y nos sirven el segundo, una exquisita carne. Cuando acabamos el rico helado que nos sirven de postre, Frida propone salir al jardín.
Brittany, tras atender una llamada de teléfono, se sienta a mi lado. Siento sus continuas caricias en mi piel y la noto más pensativo que minutos antes. Aun así, charlamos hasta bien entrada la madrugada, momento en que nos vamos a dormir.
Al día siguiente cuando me despierto, el sol entra por el gran ventanal. Estoy sola en la habitación y me estiro en la cama. Las sábanas huelen a Brittnay y eso me hace sonreír. Recordar cómo me hizo el amor la noche anterior me excita, me pone a cien, pero, convencida de que no es momento de fantasear, me levanto, voy al baño y me aseo.
Mientras me visto, un ruidito me hace mirar a mi alrededor. Es el móvil de Brittany. Lo localizo sobre la mesilla y leo que pone el nombre de «Betta». De nuevo aquel nombre.
Cuando llego al salón, oigo las risas de Andrés, Frida y Brittany y me sorprendo al ver a un señor y a una señora junto a ellos. Cuando me acerco, me presentan a los padres de Frida, que han venido para llevarse al pequeño Glen de vacaciones con ellos. Le entrego el móvil a Brittany y le indico que ha recibido una llamada de una tal Betta. Ella asiente, lo guarda en el bolsillo del vaquero y prosigue tan normal. Los padres de Frida y el pequeño Glen se van esa misma noche.
A la mañana siguiente, cuando me despierto, vuelvo a estar sola en la cama. Tras lavarme los dientes, me acerco hasta la piscina y rápidamente Andrés me coge y me tira al agua. Todos nos reímos y pasamos un rato divertido. Sobre las dos de la tarde, los cuatro nos vamos de compras a Cádiz en el coche de Andrés. Acabamos de recibir la invitación para una fiesta temática ambientada en los años veinte y hay que ir a comprarse algo.
Por la noche, tras una divertida tarde de compras, decidimos cenar en la playa. Acabada la cena en un precioso restaurante de Zahara, tomamos unas copas en un bar y sobre la una regresamos a la casa.
Al llegar salimos a la bonita terraza y nos sentamos. Me gusta sentir a Brittany tan cercana, receptiva, tan pendiente de mí. Andrés va a la cocina y trae una botella de champán. Tras esa primera botella, llega una segunda de la que bebo más lentamente pero que disfruto de todos modos.
Frida y Andrés son unos anfitriones maravillosos. Intentan que nos sintamos como si estuviéramos en nuestra casa y lo consiguen con su actitud. Disfruto del momento sentada en aquel precioso lugar mientras mis ojos miran la piscina oval y el jacuzzi que hay al lado. Sobre las tres de la madrugada hace mucho calor y Frida propone darnos un chapuzón en la piscina.
Sin pensarlo un segundo, acepto y subo a mi habitación a ponerme el biquini. Cuando bajo, Frida ya está en el agua con Andrés y Brittany me espera en el borde. En cuanto me acerco a ella, me coge a traición y las dos caemos en el agua. Entre risas y cachondeo, nos bañamos un rato, hasta que, más adelante, Frida y yo nos sentamos en la ancha escalera
de la piscina y Brittany y Andrés se hacen unos largos.
Cuando llegan hasta nosotras, Andrés coge a su mujer de un pie y la arrastra hacia la piscina. Ella protesta pero, dos segundos después, ríe a carcajadas. Brittany divertida se acerca a mí, me coge en brazos y me sienta a horcajadas sobre ella.
El agua nos llega hasta la cintura y pronto sus manos se meten por debajo de la braga de mi biquini y me comienza a tocar. Asustada por aquello, la miro con reproche y ella ríe.
—¡Brittany! —le regaño—. No hagas eso. Nos pueden ver.
Su contestación es un tórrido beso que rápidamente consigue calentarme el alma y la vida. Su boca y sus manos ya me tienen en el punto de partida que ella siempre quiere y, cuando se separa de mí, murmura mientras señala con la vista:
—Tranquila, pequeña. Ni Andrés ni Frida van a asustarse.
Curiosa, miro hacia donde ella señala y veo que la otra pareja se besa apasionadamente. Incluso veo que Andrés le desabrocha el biquini a Frida y éste queda flotando sobre la piscina. Rápidamente miro a Brittany en busca de una contestación.
—Sí, morenita… a ellos también les gusta el morbo.
Comienzo a temblar, y no es de frío, cuando siento que los otros dos se acercan a nosotras. Frida está juguetona y sale de la piscina. Se sienta en el borde junto a nosotras con los pechos húmedos y resbaladizos mientras Andrés se pone detrás de mí y posa sus manos sobre mi cintura. Brittany, al ver cómo lo miro, mueve la cabeza y Andrés me suelta en seguida, sale de la piscina y, tras besar a su mujer, ambos desaparecen en el interior del chalet.
Estoy nerviosa. ¡Histérica!
No sé dónde meterme, pero siento que mi vagina se lubrica y se deshace por dentro.
Brittany, al notarme tensa, se levanta de la ancha escalera y, sin soltarme, se mete conmigo hacia el interior de la piscina. Me agarro a ella con desesperación.
—Tranquila, pequeña. Conmigo nunca harás nada que tú no quieras.
Boqueo como un pez. Me falta el aire y consigo susurrar:
—Ellos… ¿juegan a los mismos juegos que tú?
—Sí.
—¿Y…?
—San, te tiene que quedar claro lo que te dije hace poco. El sexo es sólo sexo. Frida y Andrés son una pareja muy sólida que tienen claro qué es lo que les gusta en el plano sexual. Hemos ido en varias ocasiones juntos a club de intercambio de parejas y allí han disfrutado de tríos y orgías y, cuando han regresado a su casa, han continuado siendo ellos mismos. Andrés y Frida. Una pareja.
—¿Tú has… has estado con ellos?
—Sí. Nosotros dos para ella. A mí los hombres no me van —bromea y sonrío—. Escucha, San, debes entender que tanto Frida, como Andrés y como yo tenemos las ideas claras y sabemos diferenciar entre el sexo y los sentimientos. A los tres nos gusta disfrutar del morbo del juego pero, una vez acaba, nos respetamos como personas. Por cierto, la fiesta a la que estamos invitados mañana es…
—Una fiesta donde todo el mundo juega, ¿verdad?
Brittany asiente.
—Si tú no quieres, no tenemos por qué ir.
Durante un rato, las dos permanecemos calladas hasta que me lleva hasta la escalera, me toma de las manos y me dice:
—Ven. Entremos en el jacuzzi.
La sigo hasta allí.
—Qué calentita —murmuro al entrar en él.
—Demasiado caliente. —Brittany aprieta unos botones y, segundos después, el agua se enfría.
Permanecemos calladas mientras las burbujas explotan a nuestro alrededor, hasta que ella me atrae de nuevo hacia sí y me sienta de nuevo a horcajadas sobre ella.
—¿Ves cómo me tienes? —dice mientras aprieta y se frota contra mi.
—Sí. —Sonrío y, sin poder evitarlo, pregunto—: ¿Qué te hubiera gustado que hubiera pasado en la piscina?
Echa la cabeza hacia atrás.
—Ah… cariño. Me hubiera gustado que hubieran pasado muchas cosas.
—Cómo por ejemplo… —insisto.
Brittany levanta el mentón y me mira.
—Aún recuerdo cómo te estremecías aquella tarde en mi hotel cuando Frida se metió entre tus piernas y te hizo todo lo que le pedí.
—¿Era Frida?
—Sí. —Darme cuenta de eso me deja asombrada—. Mmmmm… me gusta la delicadeza mostráis. Me excita miraros. ¡Sois exquisitas!
—¿Y los hombres?
Noto su mirada alerta y añade:
—Cielo, ya te he dicho que los hombres no me van.
Eso me hace gracia.
—Me refería a que si en tus fantasías sólo incluyes a mujeres.
—No, mis fantasías son más amplias. Adoro ver a dos mujeres poseyéndose, aunque luego me gusta compartirlas con otros hombres o mujeres.
—¿Y te ves compartiéndome a mí con otra mujer u hombre?
—Si tú quieres, sí —responde con una sonrisa.
Sólo decirlo me excita. Me excita mucho más que imaginarme con un hombre. Brittany clava su mirada en mí.
—Tu placer es mi placer y, si tú me lo pides, te compartiré. Pero, llegado el momento, seré yo quien mande en ese juego. Eres mía y quiero que quede claro.
Ardo. Me caliento. Voy a explotar. Me aviva ese comentario de posesión y murmuro inquieta:
—Has dicho que tú y Andrés habéis jugado con Frida.
—Sí. —Y acercando su boca a mi oído me pregunta—: ¿Quieres que te comparta con otra mujer?
Imaginarlo me excita, me inquieta, me estimula.
—Britt…
—Ah… morenita, creo que te voy a tener que atar en corto. Eres más curiosa de lo que yo imaginaba, pero me gusta tu curiosidad, me vuelve loca.
Eso me hace reír. Le ofrezco mi boca, que ella toma con avidez.
—Si vamos mañana a esa fiesta, ¿qué ocurrirá?
—Lo que tú quieras.
—Pero… pero allí…
—Allí la gente va a lo que va, pequeña. Todos buscan lo mismo: sexo. Si tú quieres, lo tendrás. Puedes mirar o puedes participar, todo depende de ti.
—Y tú… ¿qué quieres tú?
Brittany pasea su boca por mi cuello.
—Tras la conversación tan interesante que acabamos de tener y que me tiene ardiendo como una caldera, lo que voy a querer es follarte y que te follen. Adoro ver tu gesto cuando te corres. Y como ahora sé qué es lo que te excita, quiero ofrecer tus pechos, tu vagina, y observar el momento. Eso me proporcionará un gran placer.
Todo lo que me dice consigue en mí el efecto deseado y siento que ahora soy yo la que quiere cumplir cualquiera de esas fantasías. Mi respiración se acelera, Brittany sonríe.
—Tu cuerpo me dice que te pida lo que quiera. Y sé que ahora mismo cualquier cosa que te propusiera lo harías, porque estás tan excitada, tan caliente que lo deseas, ¿verdad?
—Sí —admito.
Brittany se levanta y me da la mano.
—Ven, acompáñame.
No lo dudo. Le doy la mano y salimos del jacuzzi.
Coge una toalla y la pone alrededor de mi cuerpo. Me seca con mimo.
—San… te tiene que quedar claro que yo nunca haré nada sin tu consentimiento. No me perdonaría que me reprocharas nada. Eres demasiado importante para mí.
—No te voy a reprochar nada, Britt. Es sólo que me asusta lo desconocido, pero quiero experimentar a tu lado.
Mi respuesta parece agradarle y me besa. Me besa con pasión y juntas caminamos hacia el interior de la casa. Pero en vez de llevarme hacia la habitación me hace girarme en otro pasillo. De pronto escucho jadeos y, al llegar frente a una puerta que está entreabierta, me mira y dice:
—Andrés y Frida están dentro, ¿quieres que pasemos?
Asiento, pero susurro.
—Siempre y cuando no te alejes de mí.
—Eso no lo dudes nunca, cariño. Eres mía.
Su posesión me gusta y, cuando entramos en la habitación, mi respiración se vuelve irregular. Estoy nerviosa, excitada, pero tengo miedo. Veo una cama redonda en medio de una enorme sala azul. La música suena y Frida y Andrés hacen un sesenta y nueve. Al vernos, dejan de hacer lo que están haciendo y nos miran. Brittany cierra la puerta y me quita la toalla. Tiemblo.
—Tú decides, San.
Su voz me hace regresar a la realidad y, ante la atenta mirada de los otros dos, murmuro:
—Deseo jugar.
Britany me besa. Después mira a Andrés y éste se levanta de la cama desnudo. Nos rodea y se para en mi espalda. Miro a Brittany y noto cómo su amigo me desabrocha la parte superior de mi biquini y, cuando lo consigue, lo saca por la cabeza.
Mis pechos rozan el pecho de Brittany y mis pezones rápidamente se ponen duros ante aquella situación. Mi Dios… mi diosa no me quita ojo desde su altura. Está seria e imperturbable cuando se dirige a su amigo.
—Andrés, quítale la braga del biquini.
Su voz me excita. Su posesión sobre mí. Y cuando siento los dedos de Andrés agarrar mis bragas y bajarlas, jadeo. En su camino siento su aliento en mi trasero y eso me pone la carne de gallina.
Una vez desnuda, mi excitación es tan grande que el miedo ha desaparecido para dar paso al morbo, y Brittany sonríe. Sabe que estoy bien y dispuesta.
—¿Puedo tocarla? —pregunta Andrés a mis espaldas.
Brittany sigue mirándome y yo asiento. Brittany responde:
—Sí.
Instantes después, las manos de Andrés pasean por mi cuerpo. Toca mis pechos, mi cintura y, cuando sus dedos llegan a mi vagina e introduce uno de ellos, jadeo. Frida llega hasta nuestro lado y Brittany se aparta. Se agacha, me hace abrir las piernas y su boca va directa hasta mi sexo.
Cierro los ojos. Las piernas me tiemblan mientras Andrés y Frida me tocan y disfrutan de mí. Brittany, al ver aquello, acerca su boca a la mía y susurra:
—Sí… así… disfruta para mí.
Durante unos minutos me siento el caramelito de la habitación. Cuatro manos recorren mi cuerpo y dos bocas se esmeran en arrancarme jadeos, mientras Brittany nos observa con los ojos brillantes por la lujuria. De pronto, Brittany toca la cabeza de Frida y ella deja de acariciarme, se da la vuelta y veo que le acaricia el torso. Se saca su braga, abre las piernas dejando al descubierto su sexo y se lo acerca a la boca. Saca la lengua y comienza a lamerlo.
Excitada, no puedo dejar de mirar, mientras Andrés me muerde los pezones. Frida disfruta con lo que hace y lame el sexo de Britt como si se tratara de un helado. Lo recorre totalmente con la lengua y le acaricia el culo. Yo miro… miro… y miro y siento que mi excitación se aviva más. Estoy tan caliente que me agacho un poco para facilitarle la tarea a Andrés con mis pechos y se los ofrezco para que se dé un festín.
Brittany se estremece, yo jadeo y la oigo murmurar:
—Vayamos a la cama.
Los cuatro, desnudos, nos dirigimos a ella. Brittany se quita la parte de arriba del bañador y sus pezones están duros, veo que Andrés se pone frente a su mujer. Brittany se coloca finalmente frente a mí. Frida deposita entre nosotras una caja cuadrada y blanca y pregunta:
—¿A qué queréis jugar?
La saliva se me estrangula en la garganta. No sé qué decir cuando oigo a Brittany decir:
—Algo suave.
Frida y Andrés hacen un gesto con la cabeza, y entonces ella mira en el interior de la caja, saca dos vibradores como el que me regaló Brittany a mí y me mira.
—Está limpio, cariño. Ante todo, la higiene.
Asiento y lo cojo.
Brittany me encoge las piernas y me abre las rodillas. Mi sexo está caliente, chorreante y late desbocado.
—Mastúrbate para mí, cariño —me dice Brittany.
—Y tú para mí, Frida —pide Andrés.
Como una autómata, abierta de piernas junto a Frida y frente a Brittany y Andrés, pongo el vibrador en mi mojada hendidura y lo pongo al uno. La vibración, la humedad y la excitación me piden más y lo subo al dos. Ardo. Tengo mucho calor y siento que voy a explotar cuando mi clítoris rápidamente reacciona y me comienza a dar descargas de placer.
Brittany, entre mis piernas, me mira, leo su necesidad en la cara de que me corra para ella. Subo la intensidad del vibrador y su descarga hace que arquee la espalda y grite. Un jadeo a mi lado me hace recordar que Frida está en la misma
tesitura y eso me estimula, y más cuando veo que Andrés le quita el vibrador y la penetra. Sus jadeos se convierten en gritos de placer y eso me azora todavía más. Ver a dos personas a mi lado hacer el amor es algo totalmente nuevo para mí y no puedo dejar de mirar hasta que ellos se dejan ir y sus gritos bajan de intensidad.
Brittany no me quita ojo. Está tan excitada como yo.
—Andrés, ofréceme a San —dice, sorprendiéndome.
Rápidamente siento que Andrés se levanta, se sienta al borde de la cama y me dice:
—Ven aquí. Siéntate sobre mí.
Sin saber realmente a lo que se refiere, me levanto y cuando voy a sentarme mirándolo, me da la vuelta y me hace mirar a Brittany. Después me sienta sobre sus piernas y me susurra al oído:
—Recuéstate sobre mí, sube tus pies a la cama y abre las piernas. Yo te sujetaré por los muslos para que Brittany te folle.
Completamente excitada por el momento, hago lo que me pide mientras siento su pene en mi trasero y me abre los muslos. Brittany se acerca a mí, a nosotros, se mete entre mis piernas, me agarra del culo y me mete lentamente dos dedos mientras Andrés me sujeta las piernas y me abre para ella. Brittany, tras varias embestidas que me hacen gemir, se queda quieta y musita:
—Esto es ofrecerte a alguien. ¿Te gusta la sensación?
—Sí… sí…
—Pues así te ofreceré yo a otros hombres —susurra mientras me penetra—. Abriré tus muslos para darles acceso a tu interior siempre que yo quiera, ¿te parece?
—Sí… sí… —jadeo enloquecida.
Me besa. Me devora los labios y ambas oímos que Andrés dice:
—Más tarde, quizá Brittany te ofrezca y seremos Frida o yo quienes te follemos.
Las palabras de Andrés me incitan mientras siento los implacables dedos de Brittany entrar y salir de mi. Los saca lentamente y se posiciona sobre mi empapado y sensible sexo, mi clítoris vibrar al sentir su humedad. Brittany mueve las caderas y eso me hace resoplar. Noto cómo me llena por completo y comienza a moverse adelante y atrás mientras Andrés murmura:
—¿Te gusta, Santana?
—Sí… Oh… Dios mío.
La estimulación que siento en ese instante es profunda y maravillosa mientras Brittany avanza y continúa sus embestidas implacables sobre mí y Andrés me ofrece. Frida nos mira y veo que se masturba con un consolador. Me muerdo los labios, jadeo, me retuerzo.
—Vamos, nena… —dice Brittany de repente—. Dime cómo quieres que te folle.
Al ver que no respondo, Brittany me da un cachete en el culo y yo balbuceo como puedo:
—Rápido… fuerte.
—¿Así, pequeña? —acelera más.
—Sí… sí…
Mueve las caderas con vigorosidad y grito. La intensidad en sus movimientos aumenta segundo a segundo, y mi placer con ella. Ardo. Estoy fuera de control. Y cuando un calor embriagador me hace soltar un gemido de placer, Brittany gira las caderas y arremete por última vez y las dos nos corremos.
Tras aquel primer asalto, llegan dos más donde vuelvo a disfrutar como una loca y donde veo lo mucho que Brittany goza ofreciéndome y follándome. Ella me ha hecho descubrir un mundo hasta ahora desconocido para mí y sólo lo quiero disfrutar… disfrutar y disfrutar.
Aquella noche, en la soledad de nuestra habitación, Brittany me abraza. Las piernas aún me tiemblan y no puedo dejar de pensar en lo ocurrido. Recuerdo las palabras de Emily: «Yo te quiero en exclusividad y ella no». Eso me inquieta. Imágenes morbosas pasean por mi mente y noto de nuevo mi vagina estremecerse. De pronto siento su boca en mi frente y cómo me reparte pequeños besos que me saben de maravilla. Brittany es dulce y posesiva, y eso me gusta. Me encanta en ella. No hemos hablado de lo ocurrido. No es necesario. Nuestros ojos hablan por sí solos y no hacen falta ni preguntas ni explicaciones. Todo ha sido consentido y disfrutado. Agotada, finalmente, me duermo entre sus brazos. [/size]
aria- - Mensajes : 1105
Fecha de inscripción : 03/12/2012
Re: FanFic [Brittana]-Pideme Lo Que Quieras: Capitulo 46, 47 y 48 ACTUALIZACION 14/06/14
Vaya... Santana pronto cayó en el juego de Brittany, esperaba que hubiera mujeres de por medio, pero no esperaba que hombres también... La verdad quiero saber que va a pasar en esa fiesta... si pasa lo mismo que en esa casa, Santana se paso al lado oscuro... xD
Besos linda TA
Marta_Snix-*- - Mensajes : 2428
Fecha de inscripción : 11/06/2013
Edad : 36
Re: FanFic [Brittana]-Pideme Lo Que Quieras: Capitulo 46, 47 y 48 ACTUALIZACION 14/06/14
hola aria,....
me encanta,....
definitivamente ya san esta adentro del morbo ja!!! al fin y al cabo no era tan malo,... ahí que dejarse llevar jajajajaja
a ver como va la fiesta, y a ver como termina la noche....
nos vemos!!!!!!!!!!!!!!!
PD: feliz navidad y año nuevo (tarazado ja)
me encanta,....
definitivamente ya san esta adentro del morbo ja!!! al fin y al cabo no era tan malo,... ahí que dejarse llevar jajajajaja
a ver como va la fiesta, y a ver como termina la noche....
nos vemos!!!!!!!!!!!!!!!
PD: feliz navidad y año nuevo (tarazado ja)
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: FanFic [Brittana]-Pideme Lo Que Quieras: Capitulo 46, 47 y 48 ACTUALIZACION 14/06/14
mamita!!!! Y San cayo no mas, quiero saber que va a pasar en esa fiesta y quiero ver que siente San.
Por favor no tardes en actualizar que esto se pone muy bueno!!
Saludos
Por favor no tardes en actualizar que esto se pone muy bueno!!
Saludos
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
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