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Mensaje por 3:) Miér Nov 27, 2013 10:07 pm

hola,....

me gustaron los capítulos,....

me gusto la cena y el comentario que hizo kurt a britt,.....
me encanta que britt se valla hablando con san al respecto de lo que le paso en su vida,....
me gusta que san se preocupe por britt, y toda la cosa que van pasando entre las dos,....
quiero ver como va en el partido,... con todas babeando con britt otra vez y como va a reaccionar san!!!!!!!

nos vemos!!!

LU!!!!!!
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Mensaje por monica.santander Miér Nov 27, 2013 10:36 pm

Dios que historia!!!!!
Me parte el corazon Britt!!
Amo a San con esa actitud protectora!!
Saludos
monica.santander
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Activo Re: Fanfic Brittana - El Corazón De Brittany - Capítulo 26

Mensaje por Jane0_o Miér Nov 27, 2013 11:57 pm

Pobre britt, gran capitulo
Ya quiero leer como santana la va ayudando
Saludos
Y hasta la siguiente actualizacion!
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Mensaje por adi-santybritt Jue Nov 28, 2013 12:59 pm

Hola!!
Odie el momento en que lastimaron a Britt!!!
Me gusta que se estén acercando, me alegro por Britt que este confiando en Santana!! Contándole parte de su vida!! Y el abrazo inesperado!!
Espero la actu please no te tardes si !!!

Xoxo
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Mensaje por gatituu *_* Jue Nov 28, 2013 6:59 pm

...Holaaa.. me en encontre con este fic de pura casualidad, x andar chusmiando las historias nuevas q empezaron mientras no estube en el foro, y dejame decirte q LO AME!, no soy de decirlo asiq eso significa mucho ajaja...
sinceramente, las historias tan crudas y reales, son lo mas, amo el drama (en cantidades justas) y este fic cumple totalmente con mis espectativas, hace tiempo q buscaba algo asi, y ni en otras paginas lo encontraba.. asiq gracias x adaptarlo a las brittanas, q hacen cuankier libro tenga algo especial (mas de lo q ya tienen).. Una Brittany con una infancia muy dura, con violencia verbal y fisica y abusos, de su propio padre, vivirlo desde muy chiquita por la experiencia de su hermana de la cual no sabe su paradero, y sentir el desamor de su madre al no hacer nada para defenderlas, es como Uff!.. y pensar q, hay muchas Brittany en la vida real... Quiero saber totalmente como sigue la historia, con una stripper con un pasado y precente bastante dificil, y una escritora tambien con un pasado no muy grato, me muero por saber como hacen las dos para salvarce un poco ambas..

Ahora pregunto si no es mucha molestia, ¿Como se llama el libro q estas adaptando?..
Espero la siguiente actualizacion con ancias...

Gise.
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Mensaje por akarencilla Jue Nov 28, 2013 11:08 pm

Me encanta pobre britt ojala q acepte el trabajo q le dijo santana me encanta tu fic espero el proximo capitulo Fanfic Brittana - El Corazón De Brittany - Capítulo 26 - Página 4 2145353087 
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Activo Re: Fanfic Brittana - El Corazón De Brittany - Capítulo 26

Mensaje por Beverly_87 Vie Nov 29, 2013 12:53 am

gatituu *_* escribió:...Holaaa.. me en encontre con este fic de pura casualidad, x andar chusmiando las historias nuevas q empezaron mientras no estube en el foro, y dejame decirte q LO AME!, no soy de decirlo asiq eso significa mucho ajaja...
sinceramente, las historias tan crudas y reales, son lo mas, amo el drama (en cantidades justas) y este fic cumple totalmente con mis espectativas, hace tiempo q buscaba algo asi, y ni en otras paginas lo encontraba.. asiq gracias x adaptarlo a las brittanas, q hacen cuankier libro tenga algo especial (mas de lo q ya tienen).. Una Brittany con una infancia muy dura, con violencia verbal y fisica y abusos, de su propio padre, vivirlo desde muy chiquita por la experiencia de su hermana de la cual no sabe su paradero, y sentir el desamor de su madre al no hacer nada para defenderlas, es como Uff!.. y pensar q, hay muchas Brittany en la vida real... Quiero saber totalmente como sigue la historia, con una stripper con un pasado y precente bastante dificil, y una escritora tambien con un pasado no muy grato, me muero por saber como hacen las dos para salvarce un poco ambas..

Ahora pregunto si no es mucha molestia, ¿Como se llama el libro q estas adaptando?..
Espero la siguiente actualizacion con ancias...

Gise.
Pues aprecio mucho tu comentario, y lo tomaré como el mejor de los cumplidos por tratarse de que no lo dices mucho jajaja. Me alivia saber que la historia haya gustado a más de dos. Al igual que tu me encantan las historias un poco más reales y crudas, por ende me cuesta mucho encontrar un fic que de verdad me provoque leer hasta el final, y bueno, hace unos meses una amiga me pasó una historia traducida en pdf, y al leerla me pareció buena idea adaptarla para Brittana, ya que me encantó la trama. La novela se llama Crystal's Heart, y es algo corta, si acaso 350 páginas a lo mucho. La historia la conocí por ella.

La adaptación la comencé hace un tiempo apenas la terminé de leer, y como ya llevo varios capítulos adelantados me da la oportunidad de actualizarles bastante seguido, pero si no fuera por eso me tardaría un poco más, ya que hay partes de la historia que aun tienen pequeños párrafos en inglés como también partes mal traducidas.

Así que por comentarios como los tuyos y todos los demás vale la pena seguir adaptando, traduciendo, corrigiendo y actualizando.

Un besito y nos leemos prontito ;)
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Activo Re: Fanfic Brittana - El Corazón De Brittany - Capítulo 26

Mensaje por Beverly_87 Vie Nov 29, 2013 12:54 am

CAPITULO 12



****


Santana entró con su auto en el aparcamiento, buscando cuidadosamente un lugar para estacionar. —Hay un lugar por allí, al lado del auto de Quinn— Brittany señaló.

—No, está demasiado cerca del campo. ¿Has visto la forma en que las pelotas caen por esta zona?—

—Oh, creí que era porque no querías que se te llenara de polvo—

—Bueno, por eso también— Santana admitió, estacionándose en un lugar sombreado cerca de algunos árboles. —Vamos, es hora de que veas como el equipo de las Abejas nos patean el culo—

—¿Es buen equipo, eh?—

—El mejor de la liga y ellas lo saben— Salieron del vehículo y fueron hacia la parte de atrás. Santana abrió la puerta trasera y sacó su mochila de deporte. —Es como si jugaran Tinker y Evers, pero aquí son las gemelas Winters—

—¿Uh?—

—Supongo que tendrías que saber de béisbol para que entiendas lo que hablo, es decir, que casi es una garantía de que todas las pelotas que nos lancen serán out—

—Oh— Brittany se encogió de hombros. —¿Así que estaremos aquí sudando con todo este calor y ensuciándonos solo para perder?—

—Así es— Ella colgó la mochila sobre su hombro. —Tú llévate la hielera—

—Caramba, gracias eh!—

—Ni lo menciones.— Santana usó su brazo para darle un codazo en broma a su compañera. —Ahora vamos, es hora de ver a las Airhearts darle a las Abejas un juego fácil—

Quinn sonrió y saludó con las manos cuando vió a las dos acercarse. Le dió a Santana un abrazo. —Me alegraría que tú pudieras hacerlo también— ella dijo a Brittany, quien permanecía fuera de su alcance.

—Pues bien, he escuchado que aquellas dos son de cuidado— Brittany señaló hacia las gemelas.

—Definitivamente. Tengo un sentimiento que será un juego muy rápido… ¿Qué le pasó a tu cara?—

—Oh, ehmm... mala noche en el trabajo… Santana, voy a dejar la hielera por allí y a conseguir un asiento—

—Ok—

Quinn esperó hasta que la rubia se retirara antes de preguntar a Santana. —¿Qué le pasó?—

Mirando mientras se retiraba hacia las bancas, Santana colocó sus antebrazos sobre uno de los rieles superiores de la cerca junto al campo de juego. —Odio que trabaje allí. Me dio una pobre excusa de que un hombre la golpeó—

—Oh Dios mío, ¿qué pasó?—

—No me dió todos los detalles. Su cara se ve mejor hoy que anoche. Se quemó la espalda con un cigarrillo también—

—¿Estaba ebria?—

—No. Eso ocurrió durante una de sus funciones— Santana miró hacia el campo, levemente notando los uniformes amarillos con negro del otro equipo que calentaban haciendo tiros con las pelotas. —Quinn, la hubieras visto anoche—

Quinn apretó su hombro. —¿Cómo estás tú?—

—¿Yo? Yo no fui a la que golpearon— Sacándose la gorra, suspiró y comenzó a juguetear con el ala de la gorra. —Algunas veces, ella es un verdadero dolor de cabeza pero anoche... — Santana hizo una pausa, lamiéndose los labios para dar tiempo y meditar sobre la situación. —Cuando le vi la cara no lo podía creer. ¿Cómo pudo alguien hacerle eso?—

—Cosas malas le pasan a gente buena, San. Así es la vida—

—No puedo soportar ver que regrese de nuevo a trabajar allí después de lo que pasó—

—Es su trabajo—

—Ella podría encontrar otro trabajo. Le dije que Blaine estaba contratando gente. Tal vez, si ella trabajara con él por unos días mientras se recupera, ya no quiera regresar a trabajar al club—

—Tú no puedes planificar eso— Quinn dijo. —Quizás a ti no te guste el trabajo que ella hace pero tienes que aceptarlo, pues es su manera de vivir. Lo mejor que puedes hacer es estar allí para ella— La actividad en el campo de juego cambió, las pelotas fueron recogidas y la catcher ya estaba tomando su posición. —Creo que será mejor salir a jugar y esperar a que nos tengan un poco de misericordia—

—Iré con la couch para que me de las indicaciones— Santana dijo. —Si te da sed ve con Britt, ella está a cargo de la hielera—

—Oh, qué bien. Ni siquiera me acordé de traer algunas bebidas hoy. ¿Trajiste agua fría para mí?—

—Hay agua, soda, jugo y cerveza... Lo sé, lo sé, dejarle a Britt hacerse cargo de la hielera es como dejar a un zorro protegiendo un gallinero, pero sólo hay un paquete de seis cervezas allí dentro. Dudo que ella pueda terminarse todas en lo que dura el juego—

Quinn se burló. —Uh uhm, y tu deseo se hará realidad si se lo pides a la primera estrella de la noche—

—Sí, bueno... —Santana le dio un pequeño golpe a la gorra de Quinn. —Gracias por escuchar—

—Cuando quieras, cariño. Deséame suerte—

—Con suerte solo podrías hacer strikes y quedar fuera— Santana dijo, poniéndose su gorra —Por otra parte podrías mandar esa pelota directamente a su guante y quedas fuera también—

—¿A cual de las dos?—

—Nunca he sabido cual es Carol y cuál es Coral. La medio campista—

—Esa es Carol—

—Sí, ella. Te juro que ella tiene un imán en su guante que atrae a la pelota como si esta fuera de acero— Las mujeres se rieron y caminaron hacia la banca.

Quinn era la primera en pegarle, y dio un golpe lento que atrapó la mediocampista. Ella trotó de regreso hacia la banca y colocó su bat junto con los demás junto a la cerca. —Bueno eso si que fue rápido— dijo ella.

Brittany caminó hacia ellas, con cerveza en mano —Creí que la idea era pegarle a la pelota y mandarla fuera del campo, y no mandárselas a ellas—

—Que graciosa. Toma un bate e intenta un tiro, Sabelotodo—

—Oye, rubita, ¿Quién te hizo esto?— Bree dijo, moviéndose suavemente al lado de la stripper. Ella extendió su brazo y tomó la barbilla de Brittany con su mano. —Demonios, si que eres una belleza. —Oye López, ¿Es que no sabes como tratar a un precioso espécimen como este?—

—Yo no lo hice Bree— Santana contestó irritada. La curiosidad causó que varias de las Airhearts dejaran el banco y se arrimaran para ver la lesión de Brittany. Recordando que les había comentado que trabajaba de bartender, Brittany rápidamente les contó una historia de que intervino en una pelea entre dos borrachos.

Quedando Rachel ponchada acabó el primer inning, obligando a las Airhearts a dejar la conversación con Brittany y tomaron sus guantes para defenderse ahora que les tocaba batear a las Abejas.

—¿Qué fue lo que Santana te contó de esto?— Brittany preguntó con voz baja a poca distancia de la primera base.

—Me contó que no irías a trabajar por unos días— Quinn contestó.

—Ajá—

—¿Cómo te sientes por lo sucedido anoche?—

Brittany se encogió de hombros. —No lo sé. Es simplemente algo que ocurrió no hay ningún problema—

—Uhm— Quinn dijo dudosamente. —Sí, claro, yo siempre suelo recibir golpes en el trabajo— Ella interrumpió la conversación para posicionarse y recibir un lanzamiento de la segunda base. —¿Vas a trabajar para Blaine esos días?—

—No lo sé. No creo que pueda hacer esa clase de trabajo—

—Supongo que es más fácil darse por vencida sin intentarlo siquiera, ¿hmm?— Otra vez su conversación fue interrumpida por el juego en curso cuando la mediocampista de las Abejas tomó la tercera base. En pocos segundos Carol tomaba la primera base y fácilmente logró tomar la segunda base también.

—No se verá bien si les dan una paliza apenas en el primer inning, Doc—

El bat conectó, esta vez enviando la pelota al jardín izquierdo. Santana reaccionó rápidamente, tuvo que tirarse sobre la hierba seca. Pudo atrapar la pelota logrando un out, pero no quedó en buena posición de lanzarla hacia la tercera base para evitar que la corredora llegara. Exasperada, pasó con sus manos tallando inútilmente sobre las manchas de hierba en sus pantalones mientras caminaba de regreso a su posición.

—¿Por que está tan molesta?— Brittany preguntó. — logró hacer un out.

—Quiso evitar que Carol avanzara. Ahora si alguien conecta fuera del campo será una carrera para ellas—

—No te preocupes, Cariño— Bree dijo, colocando su codo sobre el hombro de Brittany. —Estoy segura que ella te dejará consolarla después del juego—

¿En eso es en lo que piensan solamente? Brittany pensó para sí misma, moviéndose ligeramente hacia la derecha para romper el contacto con Bree. La morena no se tomó a mal que evitara su contacto, de pronto se le vino una repentina necesidad de asegurarse de no haber olvidado sus llaves en el auto. —Ella es un caso serio— Brittany dijo cuándo la mujer se retiraba.

—Ciertamente lo es— Quinn contestó, vigilando como la bateadora abanicaba el tiro. —Vas atener que acostumbrarte a esto. Sin embargo, ¿Por qué no te pusiste ese pequeño top de la semana pasada? Nos hace falta tener toda la ayuda que sea posible—
Una pelota atrapada por Dani acabó con el inning. —¿Por qué no le traes una bebida a Santana? debe estar acalorada después de toda esa corrida por el campo—

Duh, por supuesto. —Seguro, ¿qué crees que prefiera?—

—Té helado, probablemente—

—Entendido— Brittany trotó hacia la hielera y levantó la tapa. Varias latas sobresalieron a través del hielo raspado y localizó el té helado rápidamente. Regresó a la cerca y en eso llegó Santana y se sentó en la banca.

—Oh, gracias— Santana dijo, tomando el refresco. —No puedo creer que este tan caliente aquí—

—Es genial si te quieres broncear— La rubia extendió su brazo para probar lo que decía.

—Y si te quieres insolar— la escritora dijo, sacándose la gorra y pasando un paño sobre el sudor de su frente. Dió otro largo trago a la lata antes de devolverlo a Brittany. —Soy la primera en batear, te veo en un rato—

—Buena suerte. Sácala fuera del campo de juego—

—Lo intentaré—

Quinn caminó y se apoyó contra la cerca. —Wagner es la pitcher. Santana siempre tiene problemas con su zurda—

—¿Siempre le hacen out?

—No. Usualmente ella le pega … — Santana bateó—...justo hacia la mediocampista—

El área que protegían las gemelas Winters era llamado el Bloque de Hielo debido a la dificultad que tenían de no poder traspasarlas. El bloque resultó impenetrable todo el resto del juego y cada intento de las Airhearts cuando bateaban para poder emparejar el juego fue siempre parado por el árbitro que marcaba out. Ya para el séptimo inning, las Abejas disfrutaban de una ventaja de cuatro a cero en el marcador. Quinn fue golpeada por una pelota, con la muñeca amoratada logró llegar a primera base. Marley logró pegar un buen tiro para ir a primera base y poner una corredora en segunda sin ningún out.

Observando desde la cerca, Brittany dio un codazo a Santana. —Oye, parece que tenemos una buena oportunidad—

—Si, es como mandar una pelota de nieve en el infierno. Rachel es una de nuestras mejores bateadoras pero ella siempre manda la pelota al jardín izquierdo. No tiene ninguna posibilidad en contra de las gemelas—

—Tal vez debí ponerme ese pequeño top después de todo— la rubia agregó.— ¡Oh mira!—

El golpe de Rachel fue directo hacia el piso tomando desprevenida a la pitcher ya que la pelota dió un brinco inesperado como para atraparla. Para cuando las gemelas Winters lograron llegar a la pelota, tres de las corredoras estaban a salvo. La banca de las Airhearts estalló con frenesí, disfrutando por primera vez el ver las bases con jugadoras de azul y blanco en lugar de amarillo y negro.

—Las bases están llenas y nuestra bateadora ya se colocó en el plato— Santana ajustó su gorra y ahuecó su boca con sus manos. —¡Vamos Adelante, Tina! ¡Tú lo puedes hacer !—

Brittany aplaudió y se unió a Santana. —¡Sí Tina!—

—Será mejor que me vaya al circulo de práctica. Soy la siguiente si ella no logra pegar un hit para una doble jugada—

—¡Strike uno!—

Santana aplaudió de nuevo, alentando a sus compañeras de equipo para hacer lo mismo. —está bien, Tina. Es sólo un strike— Volteó a mirar a Brittany. —Deséame suerte.—

—¡strike dos!—

—Buena suerte—

Santana recogió su bate y caminó hacia círculo de práctica. Apenas había entrado a la zona de práctica cuando escuchó las ya esperadas palabras —¡Fuera!—.
Oh genial, ahora todo esta en mis manos. Sujetó el bate con ambas manos, lo levantó sobre su mano estirándose, consciente de la humedad bajo sus brazos. Caminó hacia el plato, Dió una mirada a Quinn que esperaba en tercera base, le sonrió y le levantó sus pulgares en apoyo.

—Ok Julie, un out más— la catcher gritó en lo que Santana tomaba su posición en el plato. Mirando hacia el campo de juego, las gemelas dejaron en claro que no tenían la intención de dejar pasar ninguna pelota a través de ellas. Sólo debo concentrarme y pegarle a la pelota. Por supuesto que era más que sólo golpear la pelota. Tenía que asegurarse que debía mandarla lo suficientemente alta para poder pasar al Bloque de Hielo pero no tan alta para que alguna otra jugadora la atrapara. Flexionando sus dedos alrededor del bat, se apoyó en su pie de atrás y esperó a que la pitcher lanzara.

—¡Strike uno!—

—¡Vamos, sácala fuera del campo!—Con Brittany a su espalda, Santana no la podía ver pero fácilmente escuchó sus palabras de ánimo. El sonido de un puño pegándole a un guante la hizo mirar a la mediocampista de pelo rizado. Una sonrisa abierta casi siniestra encontró su mirada y tragó reflexivamente. Tal vez puedo sólo dar un leve toque a la pelota. Miró esperanzadamente hacia la primera y segunda base. Santana mantuvo ese pensamiento en su mente en lo que la pitcher le lanzaba una pelota elevada.

Esta vez su bate hizo contacto pero su golpe fue algo pronto, débilmente mandando la pelota a zona de foul. Sujetando el bate entre sus rodillas, Santana se limpió el labio superior y canalizó su mirada al plato de home. Un strike más y la tradición de las Abejas dándole una paliza a los Airhearts continuaría. Apenas escuchó el grito de sus compañeras de equipo mientras nerviosamente asumía su postura. Su jersey se sentía tan grueso en contra de su piel sudada y su sostén deportivo estaba totalmente húmedo.

Casi abanicaba un tiro cuando el arbitro gritó que era una bola. Santana soltó un profundo suspiro. —Oh, gracias Dios—

—¿No estabas segura de esa, verdad?—La catcher bromeó. —Ya conoces a Carol le gusta esperar hasta que tú se la mandes directamente.— Como si lo anticipara, la gemela mediocampista golpeó su guante y dio una mirada burlona a Santana.

Por favor no me dejes que le pegue justo hacia ella, por favor no me dejes mandarla hacia ella. Agarrando el bate más fuerte, esperó para que el destino decidiera si sería la heroína o la perdedora del juego.
Fue un lanzamiento perfecto: Un lanzamiento lento justo a la izquierda del centro. Comprometiéndose, Santana se meció tan duramente como pudo, el impacto de la pelota en contra de aluminio del bat le hizo sacudir sus manos. Pasó por encima de la de primera base y cayó justo delante del jardín derecho. Se alegró tanto de que no fuera atrapada por ninguna de las dos gemelas que le tomó un segundo en recordar que tenía que correr a primera base. Pensó la posibilidad de correr hasta segunda pero se detuvo cuando vio a Coral regresar la pelota, dejándola sin la posibilidad de avanzar más. Quinn y Dani anotaron carrera, cortando la ventaja de las Abejas ahora de cuatro carreras a dos. Santana sonrió y, con un pie en primera base, se apoyo firmemente unos segundos. Kelly tomó un bate firmemente, era una gran bateadora, dándole al equipo la esperanza que con dos corredoras en base tenían la oportunidad de emparejar a las Abejas. Esperanzas que no llegaron, Kelly pegó un duro golpe pero justo hacia el Bloque de Hielo. Carol recogió la pelota del suelo y la lanzó a su hermana, que esperaba pacientemente en la segunda base haciéndole a Santana un out. Con un movimiento casual de muñeca, Coral le lanzó la pelota al árbitro. —Buen tiro— ella dijo antes de trotar hacia sus compañeras para chocar sus manos con sus compañeras de equipo. Santana estuvo parada en segunda base por un momento, mirando con incredulidad cuando se retiraban las jugadoras.

—Oye, fue un buen juego— Quinn dijo mientras se acercaba detrás de ella.

—Aún así perdimos— Santana apuntó.

—Pero no perdimos por mucho gracias a ti— Comenzaron a caminar hacia el banco de las Airhearts. —Ve el lado bueno de las cosas, finalmente pudiste traspasar al Bloque de Hielo. Ese es motivo de celebración, ¿No lo crees?—

Santana se detuvo y miró a Quinn —¿Cualquier excusa es buena para ir al bar, eh?—

—De hecho yo no puedo ir. Te lo dije, tengo que ir a ver a Mamá esta noche—

—Bien entonces, probablemente yo también vaya a casa a ponerme a escribir algo. No es divertido ir sola— En lo que se acercaban a las demás, Santana se dirigió a hablar con Brittany.

—Lo hiciste genial— la rubia dijo cuando su compañera se acercó. —Por un momento creí que lo lograrían chicas—

—Sí, lo hice—Santana admitió. —Fue un buen juego, aunque nos vencieron las Abejas otra vez— Ella recogió su guante y su bate. —¿Puedes traerte la nevera?—

—Seguro, ya esta bastante vacía que cuando la trajimos. El agua del hielo ya la tiré—

Caminaron por el estacionamiento, haciendo una pausa para que Santana intercambiara unas palabras con sus compañeras de equipo. Brittany se apoyó contra el mercedes en espera de su compañera mientras varias Airhearts hablaban sobre el juego. Después de probar abrir la puerta dos veces, la rubia se dió por vencida y miró alrededor. Un brillante anuncio atrapó su atención. Ella miró a Santana, encontrándola todavía atrapada en un mar de uniformes azules y blancos. Curiosa, caminó hacia el anuncio para leerlo.

—No, de verdad. Tengo que ir a casa y lograr escribir algo—Santana se disculpó. —En otra ocasión me encantaría salir con ustedes—

Caminando hacia su auto, notó la hielera sobre el suelo y no vió a su compañera por allí. Divisó a Brittany parada cerca de un cobertizo. Despacio caminó hacia ella, Santana leyó un anuncio sobre la pared promocionando una feria local. —¿Lista para irnos?— Preguntó, causándole a Brittany dar un salto por la inesperada voz.

—Oh, sí, supongo que sí—

—¿Te gustan las ferias?—

—Sí, fui un par de veces cuándo era niña— Brittany dió la vuelta y se encaminaron hacia el auto.

—Deberías ir— Santana dijo. —Tienen esas promociones de pagar tu entrada, y obtienes todos los juegos mecánicos gratis—

—Naa, no es divertido ir sola—Brittany esperó a que quitara los seguros de las puertas, y luego colocó la hielera en la parte trasera. —Además, no creo que mi preciado auto logre subir la colina—

Inclinando la cabeza, Santana entró en el lado del conductor y metió la llave en el encendido. Una rápida mirada de reojo le mostró algo de polvo a un lado de la cara de Brittany, sin duda causada por todo el polvo provocado por el juego. —En la guantera hay algunas toallitas húmedas, deberías limpiarte el labio. No queremos que se infecte— Ella observó como Brittany abría el paquete cuidadosamente pasó una toallita por el área cortada y amoratada. No. Tengo que ir a casa y terminar esa escena, Santana pensó para sus adentros mientras el mercedes encendía. No tengo tiempo para ir a subirme a todos esos juegos y pasearme en el barco pirata y...

—¿Sabes qué? Ese fue un gran golpe que di hoy en el juego—

—Oh sí— Brittany estuvo de acuerdo. —Yo estaba segura de que darías un buen golpe. Nada hubiera sido peor que te sacaran teniendo todas las bases llenas—

—Estás en lo correcto. Pienso que hay que celebrarlo. ¿Te sientes con ánimos para ir a la feria? ¿Aunque sea solo un rato?—

—¿Quieres decir… contigo?—

—Por supuesto. No he ido a la feria en años. Apuesto que será divertido— Tomando la decisión, Santana dió vuelta a la izquierda en lugar de la derecha saliendo del estacionamiento y conduciendo el auto rumbo a la colina. Solo tendré que desvelarme hasta tarde y me pondré al corriente, ella se dijo a sí misma.

* * *

—Mira todo ese tráfico—Brittany dijo mientras tomaban la carretera que conducía hacia la feria.

—Es probable que sea el último sábado que este aquí y continúen su ruta o como sea que le llamen hacia otro lugar. Santana presionó el botón arriba de la direccional, enviando chorros de líquido sobre el parabrisas. —No puedo creer qué polvorienta es esta carretera. Voy a tener que lavar el auto cuando lleguemos a casa—

—Un poco de suciedad no le hace daño a un auto. Yo dejo que la lluvia lave el mio por mí—

—Pues eso explica la pintura descolorida— Santana contestó, pisando el freno fuertemente cuando la camioneta de adelante se paró de pronto. —No había ido a la feria en años. Olvidé lo problemático que es estacionarse—

—Si quieres olvidémoslo y vayamos a casa— Brittany ofreció, para sorpresa de Santana.

—¿Es lo que quieres?—

—No lo sé— se encogió de hombros. —No me imaginaba que teníamos que esperar tanto tiempo sólo para estacionarnos. Probablemente esté todo lleno— Miró con anhelo la rueda de la fortuna a lo lejos.

—Oh— Santana volteó su cabeza hacia la ventanilla del conductor, sonriéndose. Ella sabía que su compañera le estaba dando la oportunidad de zafarse del compromiso. —No, ya no estamos tan lejos de cualquier manera. Una vez que nos estacionemos y entremos todo estará bien, estoy segura— El tráfico avanzó ligeramente. —Ves, ya nos estamos moviendo de nuevo—

Tomó otros quince minutos antes de que finalmente llegaran al área del estacionamiento. Los ojos de Santana se ensancharon al ver el cartelón que indicaba cuatro dólares por estacionarse pero fue Brittany la que habló.

—No lo puedo creer. Eso es ridículo. Es tan solo un campo polvoriento. ¿Cómo pueden cobrar eso por estacionarse aquí?—

—Porque saben que vamos a pagarlo en lugar de conducir hasta arriba de la colina y bajar caminando de nuevo— la escritora dijo, metiendo la mano en el bolsillo y sacando varios billetes.

—Toma, déjame pagar esto— Brittany dijo, ofreciéndole un billete de cinco dólares.

—¿Qué tal si nos lo dividimos?— Santana sugirió, sosteniendo tres dólares. Minutos más tarde el mercedes fue estacionado debajo de la sombra de un árbol. Brittany dió un salto fuera rápidamente, deseando fumarse un cigarrillo después del largo paseo. Después de cerrar el auto y meter las llaves en su pequeña mochila, Santana caminó a su lado. —Mira, hay una enorme carpa. Tal vez haya un circo también—

—Eso explicaría el olor— La rubia arrugó su nariz. —Mínimo un pequeño zoológico—

—Tendremos que asegurarnos de quedar opuestas contra el viento de ellos— Caminaron hacia la entrada, quejándose la una a la otra por el precio de admisión. Sin querer, Santana notó que a Brittany sólo le quedaron cinco dólares después de pagar el exorbitante precio. Pasaron por un quiosco.

—Oye, ven acá— Brittany llamó, ya encaminándose hacia el puesto en forma de barril de cerveza. —¿De cual te gusta tomar?—

—Oh, no gracias— Santana contestó. —Yo conduzco, ¿recuerdas?—

—Vinimos a divertirnos. Una cerveza no te matará— La rubia volteó hacia el vendedor. —Dos Millers—

—De verdad, yo no.......— Santana protestó cuando vio el líquido ámbar llenando el vaso de plástico. El fuerte sol cayendo sobre su cabeza tampoco ayudaba mucho. —Bueno, supongo que una no me matará—

—Oh, por favor— Brittany comenzó a rodar sus ojos en broma y tomó un trago de su bebida mientras le daba la suya a Santana. Estuvieron paradas por un rato, sorbiendo sus cervezas y volteando a mirar los diferentes juegos ante ellas.

El juego más cercano atrapó la atención de Santana. —Hey, ¿Quieres probar en ese?—

—Nunca lo he jugado antes— Brittany dijo mientras tiraba su vaso vacío en un contenedor de basura cercano. —¿Cómo se juega?—

—¿Ves la pistola de agua? Debes de apuntar a la boca del payaso y eso hace que el pequeño coche suba por ese tubo. El primero en llegar a la parte superior gana— Mientras ella hablaba, Santana guiaba a Brittany hacia el puesto donde estaba el juego. Abrió su cartera y sacó varios billetes. —Yo invito el primer juego—

—No tienes que hacer eso, tengo dinero— la stripper protestó, metiendo la mano en el bolsillo.

—Tú compraste la cerveza. Déjame invitar este juego, —¿Ok?—

Brittany dudó por un momento antes de asentir con la cabeza y tomó asiento en el banquillo cercano. Santana sonrió y después de limpiar el asiento con su mano, se sentó en el banquillo al lado de ella, dándole el dinero a la encargada. La joven chica tomó el dinero y presionó algo detrás del estante con su pie.

—Dispárenle sólo al blanco. No inclinen la pistola— En la parte superior tienen el botón para disparar. El que logre llegar a la cima tiene derecho a un premio— La chica dijo las indicaciones repetidas veces mientras pasaba a lo largo de la fila tomando el dinero. —Cuando la campana suene, apunten al centro de la boca del payaso. Buena suerte—

Santana logró conseguir avanzar un poco mientras que a Brittany le tomó algunos preciosos segundos corregir su puntería. Los coches subieron por los tubos, el azul iba delante del rojo. Subieron alto y más alto hasta que la campana sonó otra vez. El globo numerado arriba del coche de Santana parpadeaba rápidamente, anunciándola como la ganadora.

—Felicidades— Brittany dijo mientras ella regresaba su pistola de agua de nuevo a su lugar. La joven encargada bajó y se paró enfrente de Santana.

—Escoja cualquier cosa del estante de abajo—

El estante más bajo contenía trolls de plástico pequeños con un arco iris de colores de pelo. —El verde— ella se decidió. Tomó su premio y lo guardó en su pequeña mochila, Santana caminó alejándose del juego, Brittany caminaba a la derecha de ella. —¿Que te gustaría hacer ahora?— Santana preguntó, deteniéndose para terminarse la cerveza que ya se estaba poniendo tibia.
¿Te has paseado alguna vez en el barco pirata?— Santana preguntó, señalando el enorme barco que se balanceaba como un péndulo.

—No—

—¿Quieres probar?—

—No lo sé— Brittany se encogió de hombros y miró la cabina de boletos. —¿Cuánto cuesta subirse allí?—

Santana enganchó su dedo bajo la pulsera plástica verde en la muñeca de la joven mujer. —Nada. Todos los paseos son gratis con las pulseras—

—Oh— Brittany se le quedó mirando al enorme barco por un momento. —¿Tú te has subido a eso antes?—

—Hace algunos años. Quinn y yo solíamos sentarnos hasta el final del barco. Es más divertido de ese modo. Mira, la fila no es tan larga—

—No he probado algo así nunca, cuando yo estaba en quinto grado lo más emocionante que hice fue ir a un paseo al campo— Ella continuó observando el juego mecánico, escuchando los felices gritos de las personas que se mecían en el largo barco, yendo en forma casi vertical antes de ir de regreso a ochenta grados hacia la otra dirección.

—Es realmente muy seguro. Y divertido— Santana agregó. —Te diré algo. Súbete conmigo al barco pirata y prometo subirme a cualquier juego que tú elijas—

—¿Podemos sentarnos a la mitad? En esa parte no toma demasiada altura—

—Si esa es la condición para subirte conmigo, está bien— El barco continuaba meciéndose, aunque era más lento ahora y ya no iba a gran altura, señalando el final del paseo. Mirando la fila, la escritora se dió cuenta que si se apresuraban aun podrían lograr subirse en la siguiente tanda. Extendió la mano y agarró la muñeca de Brittany. —Vamos, será divertido—. Te obligaré a sentarte en uno de los extremos la próxima vez, ella pensó para sus adentros mientras se colocaban al final de la fila.

Aun estaban demasiado atrás en la fila como para alcanzar a subirse en el próximo paseo, cuando avanzó la fila quedaron justo al frente el juego mecánico. Quedando demasiado cerca, el sonido de los motores y los gritos de la gente era ensordecedor, haciendo imposible una conversación. Decidiendo que el barandal estaba demasiado sucio para apoyarse, Santana permaneció parada y dividió su tiempo entre observar el juego mecánico y observar a Brittany. Le costaba trabajo imaginar a la mujer que fumaba con deseo, que bebía cerveza como si fuera agua, o la personalidad tan áspera y dura, con la mujer que tenía parada justo delante de ella. De pronto, pensó algo. Ella no ha estado en un lugar como este desde que estaba en quinto grado. Ella tendría qué, ¿cerca de diez años más o menos? probablemente aun no podría probar con algo así. No me extrañaría que se asustara. Tal vez deberíamos probar algo más fácil, como la rueda de la fortuna.

Amablemente, Santana se aproximó al hombro del Brittany. —Si prefieres probar algo diferente y regresar más tarde a este juego, está bien—

—No, ya nos va a tocar en el siguiente turno. Mientras no me hagas sentar hasta el extremo del barco, creo que estaré bien— A pesar de su aparente valentía, las palabras de Brittany sonaban nerviosas. Sin pensarlo, Santana dió suavemente unas palmadas en la espalda de su compañera.

—Estaré justo a un lado de ti. Prometo que será divertido—

El paseo se terminó y las personas regresaron. Después de una rápida inspección a los asientos y las barras de seguridad, el asistente tiró su cigarrillo al suelo y abrió la puerta de entrada. —Aseguren bien sus pertenencias que traigan sueltas. Conserve sus manos y sus piernas dentro del barco todo el tiempo— La línea se movió hacia adelante y las escaleras se acomodaron en la zona de abordar. Santana siguió a Brittany hasta el asiento más cercano justo en el centro del barco, fueron empujadas por los adolescentes que intentaban llegar a los codiciados asientos traseros. Brittany se metió primero, moviéndose hacia aun lado del acolchonado asiento para hace un espacio a Santana.

—No hay cinturones de seguridad— la rubia señaló nerviosa.

—No se necesitan— Santana señaló la barra de metal que estaba actualmente enposición levantada. —Antes de que el paseo comience bajarán la barra. Eso será suficiente para mantenernos en nuestros asientos—

Brittany estiró su brazo y tocó el grueso cojincillo negro que rodeaba la barra de seguridad. —No estoy segura—

Santana se acercó aun más, sus caderas estaban casi tocándose. —Confía en mí, esto será divertido—

—No soy una miedosa— dijo ella, cerrando el botón del bolsillo de su blusa para mantener los cigarrillos en su sitio. —Cuando era pequeña me subí al scrambler y a la montaña rusa. Fue muy divertido—

—Bien ahora solo piensa lo divertido que será este gran paseo— la escritora argumentó. Una serie de sonoros ruidos se escucharon cuando las barras de seguridad fueron bajadas a su lugar. —Ah, aquí vamos. Es casi la hora—

—Oye, aun puedo moverme detrás de esta barra— Brittany dijo. —No me sujeta lo suficiente—

—Se supone que así debe de ser. Santana alcanzó y palmeó su mano agarrada fuertemente alrededor de la barra acolchada. —Disfrútalo Britt. Confía en mí, ¿Ok?—

—Confió en ti. En lo que no confió es en esto—

Pero ya era muy tarde para las protestas pues el barco entró en movimiento. —Aquí vamos— Santana dijo, casualmente apoyando sus muñecas sobre la barra de seguridad. El largo barco estaba suspendido por grandes vigas que servían de soporte a los extremos.

—Oh Dios— Brittany dijo mientras el barco empezaba a ganar velocidad, atrás y hacia adelante incrementando el movimiento gradualmente. El viento movía su pelo para atrás y de regreso, momentáneamente tapándole a Santana la vista de la cara de su amiga.

—Espera, va a ir más alto— ella dijo con una sonrisa. En la siguiente mecida, el largo barco subió aun más alto, causándoles cosquilleos en sus estómagos. Brittany rió nerviosamente ante la nueva sensación, una sonrisa se estaba formando en su cara.

—Esto se siente chistoso—

—Sii— Santana estuvo de acuerdo. —Levantemos nuestros brazos cuando vaya de bajada—

—Por nada en la vida— la joven rubia dijo firmemente, intensificando su agarre en la barra de seguridad.

La escritora levantó sus brazos al igual que muchos otros, gritó mientras descendían, bajándolos cuando iban en ascenso. —Vamos, levanta los brazos, es divertido—

—Uh huh— Brittany dijo dudosamente, rehusándose a soltar su agarre. Pero todavía una sonrisa estaba en su cara mientras se mecían devuelta y de regreso. El barco tomaba una posición casi vertical antes de regresar abajo.

Uno de los adolescentes que había peleado por ganar un asiento en la parte trasera se le olvidó seguir las instrucciones del asistente de conservar sus pertenencias seguras. Su gorra azul de béisbol salió volando, revoloteando hasta el suelo. Brittany se rió de él ante el frenético intento de querer atraparla y por la emoción de la gran velocidad del paseo. Demasiado pronto para el gusto de Santana, el juego mecánico fue desacelerando, el vaivén disminuyó, y pronto se encontraron quedándose quietas en espera de que la barra de seguridad se levantara. Las compañeras se separaron por un instante mientras salían del juego mecánico, reuniéndose nuevamente al bajar.

Las primeras palabras que salieron de la boca de Brittany fueron —Eso fue divertido. ¿Lo podemos hacer nuevamente?—

Santana no pudo contener su risa. —Te dije que lo disfrutarías una vez que lo probaras—

—Oh cielos, no puedo creer lo rápido que va esa cosa— Brittany dijo, usando sus dedos para colocar el pelo detrás de su oreja. —Es una suerte que no hayamos comido nada aun—

—El barco pirata es un peligro para el estómago— Santana estuvo de acuerdo, de manera similar colocando su pelo en su lugar. —Pero así es más divertido—

—Oh sí. Hagámoslo nuevamente—

La vacilación inicial de ya tener veinticuatro años se esfumó, reemplazada por un entusiasmo casi adolescente. Fueron de nuevo hacia el juego mecánico, esta vez Santana duró un rato convenciéndola de sentarse un par de asientos más hacia el extremo. Brittany todavía conservó sus manos en la barra de seguridad pero eso no impidió que disfrutara del paseo. Después de que decidieron pasar algo de tiempo caminando, iban mirando los diferentes juegos mecánicos y algunos de habilidades.

—Ese se ve bastante fácil— Brittany dijo. —Todo lo que tienes que hacer es derribar las botellas con una pelota de béisbol—

—El truco es que tienes que derribarlos completamente para poder ganar— Aunque, eso aun parece bastante fácil, Santana pensó para sus adentros. Un dólar por lanzar. Pues bien, supongo que no se pierde nada intentar. —¿Quieres intentar un lanzamiento?—

—¿Yo? Diablos no—la joven rubia se burló. —No podría pegarle ni a un enorme árbol. Tú eres la experta en lanzamientos—

Santana ya estaba abriendo el cierre de su mochila en busca de algunos billetes. Una botella fue apilada encima de otras dos y le entregaron una pelota. Ella puso atención a las instrucciones y levantó la pelota con su mano izquierda. Su primer lanzamiento fue alto, derribando la botella de arriba pero dejando las otras dos en su posición. Inmediatamente Santana sacó otro billete. Puedo hacer esto. Las botellas fueron colocadas de nuevo.

—Ok, Santana. Tu puedes hacerlo— Brittany la animaba. El siguiente lanzamiento golpeó las botellas pero sólo dos rodaron al suelo. Los siguientes dos lanzamientos resultaron ser igualmente infructíferos pero en el quinto saltó con deleite cuando las tres botellas cayeron al suelo.

—Escoja, lo que sea del último estante— el asistente dijo.

—Escógelo tú— Santana dijo a su compañera.

—No, tú eres quien lo ganó—

—En serio. Tú escógelo—

—Esta bien...— Brittany miró los diversos rechonchos osos. —El rosa— Medía casi treinta centímetros de altura, demasiado grande como para meterlo en la mochila de Santana. —Lo cargaré por ti— ella ofreció.

—¿Cargarlo por mí? No, Britt. Es tuyo. Tú lo escogiste—

—¿Estas segura?—

—Segura— Ella extendió la mano y tomó el oso, comprobando que las costuras no estuvieran rotas como tantos de los juguetes que había ganado en otras ferias. Satisfecha de que no estuviera defectuoso, ella se lo devolvió a Brittany. —Tendrás que ganar algo para mi más tarde—

—¿Que tal si te invito otra cerveza en lugar de eso? Te lo dije, no traigo mucho dinero—

—Te diré que. Compraré esta ronda y tú escoge el siguiente juego— Una cerveza más no me hará daño. Vamos a andar por aquí por algunas horas más todavía. Caminaron hacia la carreta de cerveza. —¿De cual quieres?—

—Miller, si tienen—

—¿Fue de la que tomamos la última vez?—

—Sí—

—Esa está bien— Santana volteó hacia el hombre. —Dos Millers—

Continuaron caminando, pasando por el puesto de algodones de azúcar y el de palomitas de maíz. El sol ya comenzaba a ponerse enviando resplandores con una variedad de colores. —¡Oh, mira eso!— Brittany dijo emocionada, señalando hacia una carpa donde se jugaban juegos de mesa. —Apuesto a que tienen el juego de blackjack—

—¿Tienen juegos de azar en una feria?—

—Si, mira. Hay un juego de dados. Vamos a mirar—

A Santana no le quedó más remedio que seguir a Brittany, rápidamente cruzó la distancia y entró a la carpa. Ciertamente el lugar era un mini casino, con blackjack, póker, dados, y diversos juegos de azar. Brittany colocó su cerveza en la mesa cubierta de fieltro y arrastró una silla. —Soy muy buena en el blackjack— ella dijo. Santana observó como sacaba dos dólares de su bolsillo y los colocaba sobre la mesa. —Estoy dentro— Brittany dijo al repartidor. Él vestía de una manera típica, camisa blanca con chaleco negro, una visera plástica verde en su cabeza.

Él inclinó la cabeza y miró a Santana interrogativamente. Dándose cuenta de que ella tendría que jugar para poder permanecer sentada a un lado de Brittany, Santana sacó dos dólares y de igual manera los colocó sobre la mesa. Se recargó lentamente y dijo a su compañera —Vas a tener que ayudarme con esto—

—No hay problema— Brittany dijo, tomando su cerveza. —Paty y yo solíamos jugar este juego todo el tiempo— El repartidor rápidamente distribuyó la baraja dando a Brittany dos Jacks y a Santana un siete y un cuatro. El repartidor mostró un siete, la otra carta estaba boca abajo sobre el tapete. —Oh— la rubia dijo emocionada. —Dobla la apuesta—

—¿Qué?—

—Pon dos dólares más. Tienes la oportunidad de que la otra carta sea un cuatro y ganarás—

—Y si no, habré perdido cuatro dólares—

—Ganarás, confía en mí— Brittany miró al repartidor. —Me quedaré—

Una hora más tarde la necesidad de otra cerveza y de relajarse hizo decidir a Brittany que era suficiente. Santana también compró otra cerveza. —¿Y cuánto lograste ganar?— Le preguntó señalando hacia la carpa de juegos.

—Gané casi cuarenta dólares— Brittany le dijo felizmente, palmeándose el bolsillo del lado derecho.

—Creo que yo sólo me gané como treinta dólares. No lo hice tan bien como tú— Ya había oscurecido afuera, las luces de la feria iluminaban todo alrededor. —Me está dando hambre. ¿Crees que vendan algo de comida saludable por aquí?—

—No a menos que consideres un perro caliente saludable— Brittany bromeó, señalando hacia varios puestos de comida, donde varias mesas estaban colocadas en semicírculo. —Veamos que encontramos para comer—

Santana no confiaba en nada que llevara mayonesa después de un día bastante caluroso y tampoco en cualquier cosa que estuviera freída en aceite. Brittany felizmente ordenó para ella una queso hamburguesa y papas fritas junto con otra cerveza. Esperando que no fuera demasiado grasosa, la escritora se decidió por una rebanada de pizza y una botella de agua. Siguió a su compañera hacia una mesa plástica blanca.

—Espera— ella dijo, colocando su plato y su agua en una mesa cercana. —Déjeme darle una limpiada a esto—

—Ah, tan solo son algunas migajas— Brittany dijo, limpiando con la mano su lado.

—Hay salsa de tomate y algo pegajoso también— Santana dijo, usando un chorrito de su agua para humedecer una servilleta. —Sólo tomará un minuto— Santana le pasó una servilleta a toda la parte superior y a los lados de la mesa antes de mover su silla y darle una buena limpiada también. Brittany ya se había sentado y ya iba a la mitad de su hamburguesa cuándo Santana decidió que ya estaba lo suficientemente limpio para poner su comida.

—Te preocupas de las cosas más de lo debido— Brittany se quejó con cierta naturalidad. —Un asiento sucio no te matará. ¿Qué vas a hacer cuando te den ganas de hacer pis? Aquí solo hay baños portátiles ¿Te pondrás en cuclillas?—

—Me aguantaré hasta casa— Santana se estremeció visiblemente ante el pensamiento de tener que usar un baño mal oliente. Ella limpió con una servilleta la parte superior de su pizza, absorbiendo la grasa excedente. —¿Cómo esta la hamburguesa?—

—Buena. Deberías probar las papas fritas con chile. Es algo fuera de este mundo— La sonrisa que había estado presente a lo largo de toda la tarde aun estaba allí entre mordiscos.

Santana se sonrió y subió la rebanada a sus labios. No tenía la menor duda de que Brittany estaba teniendo una de las mejores noches de su vida en mucho tiempo, si es que alguna vez había tenido alguna. Aun el haber tenido que respirar el humo del cigarrillo mientras jugaba blackjack valió la pena. Pensando sobre el dinero en su cartera, sonrió dándose cuenta que ella también se había divertido mucho, más de lo usual. El entusiasmo de Brittany la contagiaba completamente, explicando porque se pasó cerca de una hora apostando en los juegos de azar, algo que su padre  habría visto como un pecado y que era estrictamente prohibido. Lo más cercano que recordaba es haber jugado por patatas fritas con Quinn y los chicos.

—Hey, ¿estás escuchándome?— Brittany preguntó, chasqueando sus dedos ante la divagación de Santana.

—Oh, lo siento—

—Dije que deberías probar las papas fritas con chile— Ella empujó el plato hacia el otro lado de la mesa. —Anda, vive peligrosamente—

—No, de verdad. No creo… —

—Yo tampoco creí que podría subirme a ese barco pirata pero lo hice. Una papa enchilada no te matará—

—Ok, es lo justo. Santana encajó el tenedor en una papa con chile y comió un bocado. —Oh, esto esta picante— habló entre dientes con la comida en la boca mientras alcanzaba el agua.

—Si, eso es lo que lo hace tan bueno— Brittany dijo. —La cerveza surte mejor efecto que el agua—

—Prefiero el agua, gracias— Contestó, reduciendo drásticamente media botella en un intento para enfriar el infierno que estaba sintiendo en su lengua. —¿Y, qué quieres hacer después de esto?—

—Podemos volver a la carpa de los juegos— Brittany se reclinó en su silla, cruzándose de piernas. —¿No tendrás un broche para el pelo entre tus cosas?— Preguntó, señalando la mochila.

—No pero creo que vi uno por alguna parte— Se incorporó y miró alrededor. —Creo que vi uno entre los premios de las máquinas con manivela—

—¿En serio?— Brittany pasó sus dedos por su pelo que le caia sobre los hombros y lo sacudió un poco. —debería haber traído uno—

—Esos juegos son un desperdicio de dinero. Se requiere un milagro para ganar—

—Pues bien, tengo algunas monedas, estoy dispuesta a hacer el intento si eso significa conservar mi pelo fuera de la parte trasera de mi cuello—

Repentinamente Santana tomó una servilleta, acercándose para limpiar suavemente el labio de la rubia —Mejor asegúrate de mantener esa herida limpia—

—Yo... ehm... Gracias. No me ha estado doliendo y me olvidé por completo— Logró decir la joven de ojos azules después de parpadear por algunos segundos, por la inesperado acción de su amiga.

No has tenido tiempo de pensar en esas cosas malas hoy, ¿no es así? —¡Oh!— La escritora abrió su mochila. —Sabes que…tengo... — moviendo las cosas, finalmente localizó lo que andaba buscando. —Aquí esta— Ella sacó una banda elástica negra y la sostuvo en lo alto para que Brittany la viera. —No estaba pensando cuando me preguntaste por un broche para el pelo. He tenido esta goma conmigo todo el tiempo—

La rubia agarró rápidamente la banda elástica. —Sí, es perfecta—

—¿Necesitas ayuda?—

—No, está bien. Lo puedo hacer— Retorciendo la banda por la mitad, Brittany recogió su pelo y lo sujetó en una cola de caballo, dejando el aire refrescante pasar por la parte trasera de su cuello. —Oh, eso está mucho mejor— Ella redujo drásticamente su cerveza y colocó el vaso vacío sobre su plato. —¿Estás lista?—

—¿Lista para qué? Aun no me dices que es lo que quieres hacer y ni se te ocurra en sugerir ir a la carpa de juegos otra vez—

—¿Está bien, qué tal otro paseo?—

—Seguro— Santana se levantó y recogió la basura de la mesa. —¿A cuál?—

—¿Qué tal las tazas de té? A menos que te mareé dar vueltas—

—¿ Yo? Eres tú quién me preocupa. No quiero ver esa queso hamburguesa otra vez—

—Oh, por favor— Brittany rió con fuerza. —Después de todo este vicio de la bebida, no creo que un inocente juego para niños o algo como las tazas de té debería preocuparme—

—No lo sé. Te he visto después de una de esas parrandas, ¿recuerdas?— Santana le sonrió a Brittany mientras esta cubría su cara con sus manos. —No te preocupes por eso. Estoy segura de que estarás bien—

El juego mecánico de tazas de té era un grupo de doce tazas con ruedas. En la mitad de las tazas de té estaba una rueda que los pasajeros podían usar para hacerse girar ellos mismos. No había una fila tan larga para este juego, dándoles la oportunidad de tomar una taza sólo para ellas dos. Sentándose una enfrente de la otra, esperaron impacientemente para que el paseo comenzara. Brittany colocó al robusto oso rosa entre ella y el asiento, esperando que no saliera volando una vez que el paseo comenzara.

—Sabes— Santana comenzó, —Si ambas comenzamos a tirar fuertemente de la rueda, apuesto a que podemos comenzar a dar vueltas—

—Si tú giras yo giro— Brittany contestó, situando en lo alto de la rueda sus manos. Al estar frente a frente, Santana tuvo que recorrer un poco los brazos de su compañera para poder colocar sus manos. —¿La giramos al sentido de las manecillas del reloj o al contrario?—

—Contra reloj—

—Ok—

Empezó despacio y requirió un poco de esfuerzo pero pronto mantuvieron un constante ritmo y la taza de té comenzó a dar vueltas en círculos, haciendo que todo se viera como manchas de luz y color. Con un movimiento fuerte el juego comenzó a girar. La velocidad que fueron capaces de generar no era para nada igual de veloz que el mismo juego. En menos de un minuto estaban girando en círculos, la fuerza provocó a Brittany perder el agarre de la rueda. Se dejó recargar contra el cabecero acolchonado y rió nerviosamente. Santana dejó de girar la rueda y se relajó igualmente, cerrando los ojos y sintiendo el movimiento giratorio con todo su cuerpo.

—Esto es tan bueno como el licor— Brittany dijo sin pensar. —Quiero decir... bueno... —

Con los ojos aun cerrados, Santana sonrió. —Sé lo que quieres decir—

—Es divertido de esta manera también, sólo que es diferente—

—Estoy segura que lo es— ella dijo, abriendo los ojos y tratando de alcanzar la rueda. —Veamos si podemos hacer que gire más rápido—

Poniendo sus manos en posición, siguió la velocidad actual mientras esperaba que Brittany le ayudara. Juntas comenzaron a deslizar la rueda entre los dedos hasta que el juego comenzó a bajar la velocidad. Trabajando hombro a hombro como un equipo, sacudieron con fuerza la rueda, enviando la taza de té en otro giro acelerado. Sus manos constantemente se enredaban, ambas atacadas de la risa. Ambas sonreían y reían nerviosamente como si fueran colegialas, no había necesidad de hablar y pedir explicaciones.

—Más rápido— Santana animó.

—¡Sí, más rápido!— Brittany estuvo de acuerdo, adquiriendo gran velocidad por sus tirones a la rueda. En un momento ambas tuvieron que reclinarse y cerrar sus ojos, el paseo y su propia velocidad hacía que todo girara con una increíble intensidad.

—Oh cielos, esto podría ser demasiado rápido— Brittany gimió, apoyando su mano sobre su estomago.

Oh no, no te atrevas a vomitar ahora. Deslizándose a través del asiento, Santana se colocó al lado de ella. —¿Estas bien?—

—Si, solo me maree un poco—

—Respira despacio— Colocándose entre Brittany y el asiento, ella usó una de sus manos para acariciar rítmicamente la espalda de la joven rubia. —Solo respira—

—Lo siento—

—Está bien. Es probablemente por toda esa cerveza— Sintiendo que el juego bajaba la velocidad, Santana se deslizó de regreso hacia su lado del asiento.

—Ya estoy mejor… — Brittany dijo, enderezándose en su asiento. —pero será mejor que busquemos los baños después de esto—

—Buena idea— Santana estuvo de acuerdo, sintiendo su propia vejiga protestar. Cuando el juego paró ella cortésmente sujetó la rueda con sus manos para evitar que la taza se moviera mientras Brittany recogía el robusto oso y salía fuera. El asistente sostuvo la taza por Santana, libremente mirándola de arriba a abajo. Tuvo la gran tentación de hacerle un comentario al grasiento asistente pero decidió no hacerlo, esperando alejarse lo más pronto posible del cuerpo mal oliente.

Brittany la estaba esperando fuera del área del juego. —Creo que están por aquí— dijo, refiriéndose a los inodoros portátiles.

Caminaron más allá de los juegos y cabinas de juegos, topándose con una pequeña pendiente donde se observaban las siluetas de los inodoros. Mientras se acercaban, el sonido de hombres riendo llegó hasta ellas. Santana echó una mirada y vió los contornos oscuros de tiendas de campaña y los campamentos de los trabajadores de la feria. Tal vez fue el clima o el miedo lo que hizo a Brittany moverse más cerca de ella, Santana no lo sabía con seguridad.

—Um, ¿quieres que nos turnemos y nos hagamos guardia una a la otra?— Ella preguntó.

—Oh, si eso sería una buena idea— Brittany contestó quedamente, sus ojos mirando hacia la oscuridad por cualquier movimiento. Decidiendo que la segunda suposición era la razón de su repentino acercamiento, Santana estaba contenta de que su amiga aceptara su oferta. Después de percibir un olor a marihuana y de otra cosa que no podía identificar, Santana estaba segura de que ella tampoco quería quedarse sola.

La ida a los inodoros afortunadamente pasó sin incidentes, ambas mujeres hicieron lo que tenían que hacer y rápidamente regresaron al corazón de la feria. Poco antes de que llegaran al centro de ésta, Brittany levantó su brazo y colocó su mano en el antebrazo de Santana, deteniéndola. —Uhm... —La luz cercana iluminó esa área en particular, apenas lo suficiente para ver la cara de Brittany. —Ehm... —La rubia intentó de nuevo —Gracias por lo de hace un momento. Sé que lo hiciste por mí— Ella miró alrededor, aun nerviosa de las sombras en la oscuridad.

—Hey... — Santana levantó su mano, tomó la barbilla de la bailarina y ladeó su cabeza a manera que sus ojos se encontraran. —Sé que te da miedo estar en la oscuridad—

Brittany inclinó la cabeza y comenzó lentamente a caminar de regreso a la feria, después de un momento, Santana rápidamente caminó cogiendo el paso al lado de ella. —Pero me estoy divirtiendo— la joven dijo firmemente. —No voy a permitir que esto me asuste— Ella le dio a Santana un codazo juguetón. —Anda, vamos a encontrar un juego donde te pueda patear el trasero y ganar un premio para ti— Brittany sostuvo en lo alto el oso de peluche para mostrárselo. —Tal vez pueda ganar uno más grande que este—

Santana seguramente podría encontrar un espacio en su recámara para el animal si Brittany quería ganar un premio para ella. —Seguro, suena divertido. Vayamos a ver que juegos tienen los mejores premios—

Mientras buscaban el oso de peluche más grande en la feria, se detuvieron para que Brittany comprara otra cerveza y una botella de agua. Mientras esperaba, Santana dejó a sus ojos vagar por los alrededores, captando los sonidos y formas de la feria anual. Había personas de todas las edades, niños pequeños siendo llevados por sus padres, parejas de viejitos esforzándose por no ser atropellados por los adolescentes. Un centelleo brillante atrapó la atención de Santana moviéndose más cerca de la fuente.

Perfecto, ella pensó cuándo vió el brillante símbolo. El colgante de cristal. Lo que había provocado su atención fueron varios cristales que colgaban de una cuerda plástica delgada. Eran del tamaño perfecto para colocarlo en su espejo retrovisor y eso había sido algo que Santana siempre había querido comprar pero nunca antes había encontrado uno de este tipo. Ella estudió de qué trataba el juego, intentando resolver el truco para ganar. Desafortunadamente no había realmente alguna manera fácil de ganar. Era una mesa plana grande situada a la mitad de la cabina. Varios recipientes estaban colocados pegados unos con otros, cada recipiente de diferente color. El área del juego estaba cercada con una soga y una apenas inflada pelota para ser usada. Los posibles ganadores eran aquellos que colocaban su dinero al color que apostaran logrando obtener así el premio correspondiente. Santana rápidamente hizo las matemáticas. Había muchos recipientes cafés, seguidos por rojos, verdes, amarillos, y negros. El recipiente plateado era el que sobresalía y era allí donde la pelota tenía que aterrizar para poder ganar el colgante de cristales. De otra manera el jugador se ganaría un regalo que correspondiera con el color donde aterrizara la pelota. No hay duda de que son cristales de verdad y no de plástico corriente, ella pensó para sus adentros mientras le daba la espalda a la cabina. Santana dió sólo un paso antes de encontrarse cara a cara con Brittany.

—Aquí no tienen ositos de peluche— Brittany dijo, mirando la cabina de donde venia Santana.

—Estaba viendo los colgantes de cristales pero es imposible ganar. Anda, vamos a seguir buscando—

—No, espera un minuto— Brittany caminó hacia la cabina y se apoyó contra el barandal, observando y aprendiendo cómo se jugaba el juego. Metiendo la mano en el bolsillo, sacó un cuarto de dólar apostando al color plateado. El asistente continuaba llamando a personas para que se integraran al grupo y se ganaran un premio pero cuando ya ningún otro se aproximó, él se vió obligado a darle la pelota a ella.

—Échala dentro del hoyo. Si tu dinero está en el color al que le atines, ganarás el premio que corresponda a ese color—

Brittany tiró la pelota, frunció el ceño cuando aterrizó en un recipiente café.

Santana puso su mano en el hombro de la rubia. —Vamos, encontraremos alguna otra cosa para jugar—

—¿Qué harías si me lo ganara?—

—Siempre he pensado que sería agradable tener un colgante para mi espejo retrovisor— Santana dijo, regresando su mano a su costado. —Pero no puedes ganar este. Es un truco. Hay sólo un recipiente plateado en toda la mesa y esta justo en la esquina. Eso es imposible de conseguir—

El asistente escuchó sin intención la queja de la escritora mujer y bufó, ajustando los recipientes para otro juego.
—¿Usted va a seguir jugando o a seguir intentando ahuyentar a mis clientes?— El asistente se quejó.

—¿Realmente lo colgarías en tu espejo retrovisor si lo gano?— Brittany preguntó, colocando otro cuarto de dólar sobre el color plateado.

—Por supuesto. ¿Por qué crees que no lo haría?—

—No lo sé. Usualmente las personas allí cuelgan cosas que son importantes para ellos, como borlas de graduación o cosas como esas. Detalles de un amigo o algo— Dándose cuenta de cómo sonó, Brittany tomó la pelota y la lanzó en el hoyo.

—Exactamente por eso lo pondría allí— Santana dijo quedamente. —Siempre exhibo los regalos que me dan mis amigos— Ella devolvió la sonrisa que vió en la cara de Brittany. Esto va a tomar tiempo, ella pensó para sus adentros, convencida de que la linda rubia gastaría hasta su último dólar para ganarse un colgante.

No fue solo un dólar, fueron diez dólares y tres cervezas más tarde antes de que Brittany finalmente hiciera que cayera la pelota en el recipiente plateado. —¡Bien!— Ella gritó antes de ser absorbida en un abrazo de Santana.

—¡Lo hiciste!— La escritora dijo excitada mientras daba un paso atrás. El asistente, habiendo obtenido más dinero del que había esperado, sonrió también y recogió la percha de los colgantes para que la mujer pelinegra escogiera uno. Santana escogió un octogonal multifacético con un diseño de copos de nieve. —Oh, es muy bonito— susurró, levantándolo hacia la luz y moviéndolo en varias direcciones para ver el arcoiris de colores que se reflejaban en todas direcciones. No queriendo meterlo en su mochila, comprobó lo largo del nailon adjunto y lo colgó alrededor de su cuello. Brittany simplemente se apoyó contra la cabina y sonrió, terminando lo último de su cerveza.

—Me alegro que te haya gustado—e lla dijo, peleando contra un bostezo.

—Me gusta, muchísimo— Santana le aseguró, señalando con el dedo el colgante. —Gracias—

—No fue nada. ¿Qué quieres hacer ahora?—

Habiendo visto el bostezo reprimido, Santana decidió que ya era hora de dar fin al paseo. Eran ya después de las nueve y ella todavía tenia que intentar escribir algo. —¿Por qué no vamos a uno o dos juegos mas y después nos retiramos? Aun tenemos algo de lo que ganamos en el blackjack—

—Si creo que ya es tarde— Brittany dijo. —Pero demos algunos paseos primero—

—Seguro. Tú escoge, y nos pondremos en camino— Santana estuvo de acuerdo.

Una enorme sonrisa cruzó la cara de la bailarina. —Te juego unas carreras hasta el barco pirata—

—¿Y nos sentaremos hasta el extremo esta vez?— Santana preguntó esperanzadamente.

—¿Qué te parece a la mitad entre el centro y el extremo esta vez? Y para la próxima vez nos sentamos en la parte extrema—

—Hecho— dijo ella, siguiendo a Brittany a través de la feria hacia el barco pirata.
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Mensaje por facot Vie Nov 29, 2013 2:44 am

Este capítulo estuvo simplemente genial, es tan lindo ver a una Britt tan relajada y alegre, estar en la feria como una niña, está por demás suponer que es uno de los mejores días de su vida.

Un gran paso, enoooormeee, el que han dado las Brittana, San haciéndole ver a Britt que la considera su amiga y ayudándola a superar sus miedos es muy linda. Y Britt gastándose tantos dólares por una buena causa, el premio para San, es fantástico que las chicas se esten llevando poco a poco mejor.

Espero pronto leer actualizaciones, me gusta mucho tu fic, saludos y suerte!
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Mensaje por monica.santander Vie Nov 29, 2013 4:23 am

Que buen capitulo!!!
Super, super tierno!!!
Saludos
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Mensaje por adi-santybritt Vie Nov 29, 2013 12:54 pm

Hola!!
Me ha encantado el cap !!! Un día de feria wow!!!
Me encanta como han confiado la una a la otra.
Que detallé tan lindo de San de darle su premio a Britt, de igual forma britt tratando de conseguir el premio, para San..


PD:tu ff es adictivo!!!! Espero la actu!!!!!
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Mensaje por 3:) Vie Nov 29, 2013 3:34 pm

fue absolutamente genial el capitulo,....

me encanto que se diviertan las dos en la feria,...

definitivamente las dos juntas son super tiernas,... cuando cada una se desconecta del mundo,...
3:)
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Mensaje por Patri_glee Vie Nov 29, 2013 10:41 pm

Hola!!! esta historia es wow!!! realmente me encanta, me saco el sombrero ante vos.

Pobre britt se nota que sufrio michicismo, lo bueno es que tiene a san y quinn que la estan ayudando de a poco a encontrarse a ella misma

saludos Fanfic Brittana - El Corazón De Brittany - Capítulo 26 - Página 4 2145353087 Fanfic Brittana - El Corazón De Brittany - Capítulo 26 - Página 4 2145353087 Fanfic Brittana - El Corazón De Brittany - Capítulo 26 - Página 4 2145353087 Fanfic Brittana - El Corazón De Brittany - Capítulo 26 - Página 4 2145353087 
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Mensaje por micky morales Vie Nov 29, 2013 11:43 pm

fue increible este capitulo, la empatia entre las dos fue muy buena, ahora si creo que san y quinn puedan finalmente ayudar a britt a superar sus traumas!
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Mensaje por Kristen Rivera Sáb Nov 30, 2013 1:04 am

Holaaaa
La vdd no tuve tiempo de comentar antier pero que hermosos CAP , ya por fin algo más de comunicación
Ame lo del oso
Santy bear jaja

Espero tu actualización desde temprano

Ojalá actualices
Amo tus CAP súper largos :D


Gracias
Saludos
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Mensaje por Jane0_o Sáb Nov 30, 2013 1:38 am

Hey

Estuvo super genial este capitulo
Aunque pobre britt sigue teniendo sus traumas
Esperemos santana la ayude

Y dejame decirte que tambien amo tus capitulos largos!
Saludos y hasta tu pronta actualizacion!

Fanfic Brittana - El Corazón De Brittany - Capítulo 26 - Página 4 1206646864)Fanfic Brittana - El Corazón De Brittany - Capítulo 26 - Página 4 1206646864)Fanfic Brittana - El Corazón De Brittany - Capítulo 26 - Página 4 1206646864)Fanfic Brittana - El Corazón De Brittany - Capítulo 26 - Página 4 1206646864)Fanfic Brittana - El Corazón De Brittany - Capítulo 26 - Página 4 1206646864)Fanfic Brittana - El Corazón De Brittany - Capítulo 26 - Página 4 1206646864):)
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Mensaje por akarencilla Sáb Nov 30, 2013 1:53 pm

me encanta tu fic es increible espero el proximo cap
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Mensaje por Kristen Rivera Sáb Nov 30, 2013 6:28 pm

Actualizaaaa porfa :(
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Mensaje por YoyoMay Sáb Nov 30, 2013 10:28 pm

¡Ay, no! Tooooda mi atención se la llevó el capítulo once. Digo, o sea, toda la historia en sí me encanta, pero el once ha sido el señor capítulo hasta ahora. No presté mucha atención al hecho de que fuera una adaptación. A mí en lo personal, no me se ne antoja mucho leet adaptaciones... ¡Pero ésta está especialmente bonita!
Lo que me encanta bastante, es que la relación se va construyendo poco a poco. ¡Eso es lo bonito! Sinceramente, creo que una historia de amor pierde mucho el interés cuando se enamoran tan... Rápido... Eso me hace dejar de leer, por lo cual, tu adaptación me tiene tan encantada!
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Mensaje por YoyoMay Sáb Nov 30, 2013 10:38 pm

¡Ay! El comentario se publicó y yo aún no acababa de escribirlo :( estoy desde el móvil y pues fue error de dedo :(

¡En fin! Lo único que quería escribir, era que gracias por esto. En verdad me gusta muchísimo y ojalá puedas continuar pronto.

Un beso grande :)!
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Mensaje por Beverly_87 Miér Dic 04, 2013 1:15 am

Ya estoy por aquí para subirles el nuevo capítulo. Muchas gracias a todas por sus comentarios, siempre me emociona leer cada uno de ellos. Muchos de ellos muy acertados jeje.

Siento mucho no estar actualizando seguido como había prometido, pero he estado extremadamente corta de tiempo estos últimos días, por lo que quería preguntarles, si estarían de acuerdo en que continúe subiendo capítulos extensos, lo que significa que la historia termine más rápido de lo previsto. Ya que por viajes de fin de año y todo eso, no tendré la portátil conmigo, por lo que no podré actualizar regularmente como hasta finales de Enero o poco más, y creo que no sería muy justo para ustedes hacerlas esperar tanto.

Como ya había mencionado a una de las lectoras, la historia no es tan larga, razón por la que subía capítulos medios, para tratar de extenderla y hacerla cómoda a la hora de la lectura. Así que quería saber si estarían dispuestas a continuar leyendo los largos capítulos, lo que significa que la historia termine antes, o continuar actualizando caps medios en cuanto pueda, ya que sé que tampoco apetece mucho leer tan pronto un final (aun falta para eso), claro que es lo que pasa cuando se convierten hasta tres capítulos en uno solo.

Bueno, ustedes me dirán. De verdad espero me ayuden con eso.

Un beso, y esperaré sus comentarios :)
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Mensaje por Beverly_87 Miér Dic 04, 2013 1:16 am

CAPITULO 13



****



Brittany sonrió frente al estacionamiento del edificio. Una mirada rápida a su reloj de pulsera le indicó que tenía menos de cinco minutos para estacionarse y llegar hasta el consultorio de Quinn para su sesión. Después de estacionar el auto, cruzó a través de la puerta giratoria del edificio.

—Buenos días, Señorita Pierce— Catherine dijo, mirando en la libreta de citas de Brittany —La Señorita Fabray la atenderá en un momento—

Ella asintió y dió un leve gruñido de aceptación antes de tomar asiento en una de las sillas cercanas a la pared. Necesito más café, pensó para sus adentros, deseando haber dormido otros veinte minutos esta mañana. Por supuesto que tenía que aceptar una cita temprano debido a la regla de Quinn de no beber antes de la sesión. Supongo que no puedo quejarme. Ante el sonido de una puerta abriéndose, levantó la mirada y vió a Quinn.

—Buenos días, Brittany. ¿Comenzamos?... Siéntate donde quieras— dijo Quinn mientras cerraba la puerta detrás de ellas. Las elecciones de Brittany eran las mismas de la cita anterior, el sofá, la silla o las bolsas acojinadas. Sin pensarlo, escogió la silla, recogiendo sus piernas debajo de ella en el cojín grueso de piel —¿Y cómo estás esta mañana?— La terapeuta preguntó mientras tomaba asiento en el sofá, con un portapapeles en su regazo.

—Bien— Brittany limpió sus manos sudorosas sobre sus piernas, sorprendida por el aumento de temperatura de su cuerpo. Era un sentimiento que ella no había experimentado desde que una vez fue llevada a la oficina del director en la escuela secundaria —Sólo necesito un poco de café, supongo—

—Adelante, toma el que quieras. Hay una cafetera sobre la mesa justo en aquella esquina— Dijo Quinn —Si lo prefieres, puedes traer una taza sólo para tu uso—

—No, gracias de cualquier manera, Doc— Se puso de pie y caminó hasta la máquina de café tomando un vaso blanco de unicel —No estoy acostumbrada a usar mucho las tazas. Además, la mayor parte de las que tenía, las perdí en el incendio—

—No tiene nada de malo tener una taza favorita para el café, Britt. Algo especial para ti. ¿Tuviste alguna cosa especial cuando eras niña?—

Brittany dejó de echar crema a su café y miró abajo viendo como se mezclaba el café de moca con la crema —No tuve nada especial cuando era niña, Doc. Solo tuve a Paty— Lanzando el agitador plástico a la basura, volvió a su silla y miró a su amiga/terapeuta —¿Es por eso que estoy tan jodidamente mal? ¿Porque jamás tuve una taza especial para mí?—

—Preferiría que no pensaras en ti misma como si fueras un objeto dañado, Britt— Quinn amonestó amablemente —Hablando de daño. Hablemos sobre esa horrible herida en tu cara—

—Te dije el Sábado en el juego que no fue nada—

—Y creo que te dije lo que pensaba de esa respuesta. No evites las responsabilidades, Brittany, ¿recuerdas?... Así que dime quién te golpeó y por qué—

—Fue un estúpido universitario que alardeaba con sus amigos. Él quiso algo más que sólo mirar y cuando intenté escaparme él me golpeó—

—¿Cómo te hizo sentir eso?—

Oh genial. Aquí vamos con las preguntas escabrosas —¿Cómo piensas que me hizo sentir?— Contestó ella, cruzando sus brazos sobre el pecho y clavando los ojos en los diplomas de la pared. Estaban demasiado alejados como para poder leerlos pero era mejor que estar mirando a Quinn a los ojos.

—Preferiría que me lo dijeras en lugar de intentar adivinar— Quinn argumentó —Hagamos la pregunta aun más fácil. Olvídate de ese incidente. ¿Cómo te hace sentir el desnudarte en general?—

Ella se encogió de hombros —Es un trabajo—

—Así como lo es ser terapeuta—

Brittany captó un movimiento por el rabillo del ojo y giró la cabeza para ver a la mujer rubia escribir algo —¿Qué?—

—¿Hmm?—

—¿Qué estas escribiendo?—

—Sólo escribo una nota, Britt. Hay muchas cosas que se hablan a veces y hago notas para recordar algún tema en particular—

—¿Y qué es lo que escribes?— La rubia más joven se sorprendió cuando la terapeuta le entregó el portapapeles.

—Mira por ti misma. No hay nada allí que sea un secreto para ti— dijo Quinn —Todo lo escrito allí es solo para ayudarte, y no para lastimarte—

Brittany tomó el portapapeles y miró el papel sobresaliente. Una línea mostraba la fecha de hoy y varias palabras escritas con letra no muy claras por la escritura a mano de Quinn. Ella se encogió de miedo por una palabra rodeada con tinta azul. El cuaderno de apuntes! —Uhm, yo uhm…olvidé lo del cuaderno de apuntes. No voy mucho a la tienda—

—Esto no va a funcionar— dijo Quinn mientras se levantaba del sofá y se dirigía a su escritorio —No puedo trabajar así. Tienes que querer cambiar lo suficiente como para hacer las cosas que necesitas hacer— Ella abrió una gaveta y sacó un cuaderno de apuntes —Toma. Tráelo cada vez que vengas. No tienes que mostrarme lo que escribes si no quieres pero espero que escribas diario en él—

Tomando el cuaderno de apuntes, Brittany lo abrió y pasó algunas páginas. No había nada escrito solo eran hojas blancas con delgadas líneas azules —Yo…no soy buena escribiendo— Cerró el cuaderno y lo colocó al lado del café.

—Piensa que es como un diario—

—Los diarios son estúpidos. ¿Por qué escribir todos tus secretos justo para que alguien pueda descubrirlos?—

—¿Es a lo que le temes?— Quinn regresó a su posición casual en el sofá —¿Que alguien pueda usar tus palabras contra ti?—

—Ni siquiera sabría sobre que escribir—

—Escribe acerca de cualquier cosa que te venga a la mente de la manera que quieras. Puede ser poesía, prosa, una carta para un viejo amigo, cualquier cosa—

—Seeh, bien— dijo ella, resignada garabateando algo en el cuaderno. Sintiendo una pausa en la conversación, levantó la taza de café y bebió un sorbo.

—¿Estás cómoda?— preguntó Quinn. Brittany colocó sobre el suelo la taza y cruzó sus brazos antes de asentir con la cabeza —Bien— la terapeuta continuó —¿Has estado leyendo tus meditaciones matutinas?— Otra inclinación de cabeza —El tema de hoy es acerca de saber de donde viene la culpa—

Brittany se tensó, cruzando sus piernas al estilo indio. El sentimiento de estar en la oficina del director regreso con fuerza renovada —Sé de donde viene la culpa— dijo ella suavemente, fijando de nuevo su mirada a los diplomas de la pared.

—¿De dónde?—

—De él—

—Dime su nombre—

—Él. El inútil marido de mi madre—

—Tu padre—

Brittany gruñó y tomó una aspiración profunda.

—¿Cómo lo llamabas?—

—¿Te refieres aparte de llamarlo hijo de puta?— Ella cambió de posición otra vez, deseando tener permiso de fumar en la oficina de la terapeuta.

—Aparte de eso— Quinn dijo con una sonrisa ya conocida.

—Le llamábamos...— Le tomó algo de esfuerzo decir las palabras —...Papi— Brittany no hizo el menor esfuerzo para ocultar el veneno en su voz —Él no merecía que lo llamáramos así. Odio al bastardo—

—¿Por qué?—

—Tú sabes por qué. Te dije que nos lastimó a Paty y a mí—

—Hay muchas formas de lastimar a alguien, Britt. ¿Qué hizo él?—

Su pie se contrajo nerviosamente —No lo sé, de todo, creo—

—Tú lo sabes bien. No acepto un no lo sé—

Brittany se giró y miró a la terapeuta —Él nos pegaba— dijo coléricamente —Él pensaba que por ser nuestro padre le daba el maldito derecho de pegarnos cada vez que se le antojaba. ¿Eso es suficiente?— regresó la mirada hacia los diplomas, esperando la reacción por su despliegue emocional.

—Tú dímelo— Quinn dijo serenamente —¿Tus pesadillas son sobre tu padre golpeándote a ti y a Paty?—

—Son sobre un montón de cosas— La bailarina se encogió de hombros, su cólera disminuyó algo por el tono suave de la terapeuta —Algunas veces—

—¿Sobre qué son tus pesadillas la mayoría de las veces?—

Comenzó a mover el pie nerviosamente —Diferentes cosas— Sólo dilo, una pequeña voz gritaba en su cabeza. Vamos. Dile como el solía agredirte por las noches. Cuéntale la pequeña sucia niña que eras. La respiración de Brittany aumentó, las grandes paredes de la oficina parecían cerrarse hacia ella —Yo…yo tengo que irme— dijo repentinamente, levantándose de su silla.

—Brittany, espera— Quinn se levantó igualmente, el portapapeles cayó al suelo desde el sofá.

—No, me tengo que ir—

—Puedes terminar una sesión en el momento que tú quieras pero no quiero que salgas huyendo sólo por que tienes miedo de afrontar los sentimientos que surgen de pronto— Ella alcanzó a Brittany y recogió el cuaderno de apuntes —Recuerda que cualquier cosa que digas en esta habitación, cualquier cosa que escribas en este cuaderno, se queda aquí. Nadie va a usarlo en tu contra o juzgarte por eso— Dando el cuaderno de apuntes a Brittany, ella agregó —además, tengo el presentimiento de que tú ya te juzgas lo suficiente por eso—

Mientras las paredes parecían dejar de acercarse, la joven aun se encontró incapaz de mirar de frente a Quinn, escogiendo en lugar de eso mirar la cobertura blanca y negra del cuaderno de apuntes —¿Eso crees, Doc?—

—Si, eso creo— Quinn dijo suavemente. Brittany intentó no sobresaltarse cuando sintió la suave presión de la mano de la terapeuta presionando su hombro —Vamos a trabajar en eso— Soltando el agarre, Quinn dió un paso hacia atrás —Muy bien, puedo ver al conejo atrapado mirar a través de tus ojos. Lee tus meditaciones, escribe en tu cuaderno de apuntes, y lo más importante de todo, haz algo agradable por ti misma cada día—

Brittany comenzó a rodar sus ojos. Oh si, hacer algo agradable por mi cada día. Sigue viviendo en las nubes Quinn —Si, Ok Doc. Te veré la semana próxima—



Brittany presionó ambos pies en el pedal del freno para evitar golpear por detrás al camión delante de ella. Un segundo más tarde se dió cuenta de la razón por la que paró en seco, había un enorme congestionamiento —Oh, odio conducir en el centro— dijo en voz alta. A su auto no le funcionaba el aire acondicionado, algo muy necesario para el caluroso mes de Julio, obligándola a dejar las ventanillas abajo con la esperanza de alguna brisa pasajera. Rodeada por varios grandes edificios, esa esperanza rápidamente se desvaneció.
A medida que avanzaba a la siguiente cuadra vió un espacio libre para estacionarse, el primero en diez minutos. Brittany tomó un paño para secarse el sudor de la cara —Ah demonios— Rodeado por pasto pulcramente cortado estaba una bomba para incendios, revelando el por que ese espacio estaba desocupado. Decidiendo correr el riesgo, aceleró con fuerza el auto y se estacionó en el espacio. Estirándose en el asiento, subió las ventanillas dejando un espacio pequeño abierto, esperando que fuera suficiente para prevenir que el interior del auto se convirtiera en un sauna.

Un gran letrero situado junto con una larga cadena rodeando el edificio anunciaba que era otro proyecto de construcción de B. Anderson. Ahora el problema será encontrar a Blaine, ella pensó abriendo el portón y entrando al área de la construcción. Los montones de escombros estaban en todos lados, pulcramente organizados según el tipo de material. Observó a los trabajadores moviéndose de un lado a otro, acarreando pedazos de madera quemada y retorcidos metales. Él debe estar dentro en alguna parte —Disculpe señorita, esta es un área peligrosa. No puede andar caminando de un lado para otro sin un casco— Ella giró y vió a un hombre alto llevando puesto un casco amarillo de protección que caminaba hacia ella —Señorita, estamos tirando cosas por las ventanas y desde el techo. Usted no debería estar aquí—

—Ando buscando a Blaine Anderson—

—Él está dentro pero usted no puede entrar sin un casco de protección— Él hombre señaló una bóveda dentro del edificio —Espere allí. Para que no corra el riesgo de que algo pueda caer sobre usted. En un momento regreso— Él salió corriendo del edificio, regresando momentos más tarde con un casco protector en su mano —Tenga. La oficina de Blaine está en la parte de atrás. Vaya hacia abajo y doble a la derecha. No está difícil de llegar—

—Gracias—

Blaine estaba hablando por el móvil cuando ella entró —Espera un minuto, Kurt, ¿Si?— Él colocó el móvil en su pecho —Hey! Hola Señorita Pierce. Estaré en un momento con usted— Regresó el móvil a su oreja —¿Kurt? Te llamo luego. Alguien acaba de llegar... Si, también yo. Bye— Metiendo el móvil en su bolsillo, el esbelto y atractivo hombre sonrió y rodeó el escritorio —¿Cómo está?—

—Muy bien gracias y por favor llámame Britt—

—Bien, Britt y dime ¿qué te trae por aquí?—

—Mencionaste la semana pasada en la cena que estabas buscando ayuda—

—Sí, pero sólo en trabajo de demolición. Tú sabes, trabajo duro— Él la miró escéptico —No creo que sea un trabajo adecuado para ti—

Brittany se quitó el casco protector, confiada en que nada le caería sobre la cabeza mientras estuviera en la oficina —Es sólo sacar cosas afuera, ¿correcto? ¿Muebles viejos y cosas? Santana dijo que ya la habías contratado antes—

—Bueno, sí la he contratado pero, en aquel entonces no era como ahora, de hecho, este es un trabajo muy duro y de gran esfuerzo, Britt. No estoy seguro si te conviene este tipo de trabajo— Él se apoyó contra su escritorio —Por favor, toma asiento... ¿Por qué querrías hacer algo como esto? Y lo más importante, ¿Qué le pasó a tu cara?—

—Fue un borracho en el club— ella dijo, contestando la última pregunta primero —Y necesito el dinero. No puedo trabajar en el club así como estoy—

Blaine caminó hacia el archivo y recogió uno de los portapapeles que estaban encima —supongo que es justo darte una oportunidad— dijo él. —Llena esto y necesito una copia de tu tarjeta de seguro social y licencia— Él le dió el portapapeles, que contenía varias formas para empleo —Contrato por día, pago por semana. El día de paga es el lunes después de una semana trabajada. Diez dólares por hora, el almuerzo es de media hora y diez minutos de descanso cada hora. Te proporcionaré un par de guantes y un casco pero tendrás que conseguir tus botas. Me temo que esos zapatos de piel no funcionan aquí—

—Está bien. Puedo conseguirme las botas hoy— Ella rellenó las diversas líneas de información requerida mientras hablaban —¿A qué hora?—

—Abro el portón a las siete y lo cierro a las seis— Él señaló el reloj que estaba en la pared —Los últimos seis dígitos de tu número de seguro social serán tu código—

—Uhm....— Brittany hizo una pausa en la pregunta siete de la forma —¿Qué pasa si no tengo la respuesta para cada pregunta?—

—Entonces deja ese espacio vacío. Son las preguntas resaltadas las que si son requeridas— dijo él, tomando la cafetera —¿Te gustaría un poco de café?—

—Por favor… y no tengo respuesta para una pregunta requerida—

—¿Crema y azúcar?... ¿Cuál pregunta?—

—Ambos por favor. Es la pregunta acerca de a quién contactar en caso de emergencia. ¿No puedo dejar ese espacio vacío?—

—¿No tienes familia por aquí?—

—No—

Blaine se encogió de hombros —No lo sé. Yo suelo poner a Kurt. ¿Por qué no pones a Santana?— Él abrió una pequeña alacena y sacó el café y la crema —Quiero decir, yo sé que ustedes no son pareja o algo así pero son amigas, ¿correcto? Estoy seguro que si algo te ocurriera a ella le gustaría saberlo— Él le entregó la taza de café —Espero que no haya quedado muy dulce—

Brittany tomó un sorbo y negó con la cabeza —No, está bien. ¿Y cuándo puedo empezar?—

—Tan pronto como consigas tus botas de trabajo. Mi seguro no te deja trabajar sin ellas— Él miró su reloj de pulsera —Es casi mediodía. Debes trabajar un mínimo de cuatro horas diarias así que si puedes regresar a las 2pm, puedes comenzar hoy. De otra manera será hasta mañana— Él joven esbelto tomó una tarjeta de presentación —Toma— dijo él, escribió algo en la parte trasera de la tarjeta —Si tomas la avenida cincuenta y seis hacia el aeropuerto, hay una tienda que ofrece precios bajos cerca de la vieja fabrica de Miller’s— Le entregó la tarjeta —Este chico te dará un trato realmente bueno, sólo muéstrale la tarjeta—

—¿Es amigo tuyo?—

—Alguien del pasado de hecho pero le hace descuentos a las personas que yo le mando— Él observo el portapapeles —¿Ya tenemos todo?—

—Sí, ya casi— Ella sacó un tarjetero de su bolso —Aquí esta mi licencia… y aquí está la tarjeta del seguro social—

—Bien— Blaine llevó las tarjetas a la máquina fotocopiadora de la esquina —Espero que al menos me dures unos días antes de que renuncies—

—Oh, seguro. No me iría así nada más— ella aseguró.

—Bien, no hagas promesas hasta que hayas probado el trabajo— Él le devolvió las tarjetas —He perdido la cuenta de todos los hombres que han tomado este trabajo y lo abandonan en un día— Él negó con la cabeza —Supongo que a algunas personas les da miedo el trabajo duro… Bueno, tengo que arreglar algunas cosas— Se colocó su casco protector y tomó un aparato transmisor-receptor del cargador —Disfruta tu café y quizá te vea esta tarde—


Como Blaine había prometido, el dueño de la tienda le hizo descuento a Brittany en sus botas para el trabajo. Saliendo de la tienda después de hacer su compra, se sorprendió cuando alguien la llamaba por su nombre —Britt? Brittany?, ¿Eres tú?—

—Hey Steph, ¿Cómo te ha ido?—

—Oh lo usual. Tom sigue siendo un imbécil y los niños son unos pequeños monstruos, nada nuevo— La pelirroja señaló el bulto que se marcaba en la blusa de Brittany —¿Tienes un cigarrillo extra?—

—Seguro. Y dime ¿qué andas haciendo por aquí?— Ella preguntó mientras le entregaba un cigarrillo y su encendedor —Creí que ustedes vivían en un trailer park en Ohio—

—Si vivimos allí, pero Tom tuvo un problema con el idiota propietario del trailer park y tuvimos que mudarnos. Ahora estamos en Essex—

—Qué mal—

—Sí bueno, este dueño es un imbécil también pero al menos pudimos mudarnos sin referencias— la pelirroja dijo, dando un largo golpe al cigarrillo —Tom me mandó a comprar algo de cerveza. ¿Quieres acompañarnos?— Ella se acercó un poco —Acabamos de comprar un kilo de la cosa más maravillosa— Colocó la punta de sus dedos sobre sus labios —Deliciosa y es algo fuera de este mundo. En verdad te digo, Britt, esa bolsa es realmente suprema. Con uno solo estarás elevada por horas—

—Oh, no, no...  paso de eso. ¿Tienes móvil todavía?—

—No, maldita compañía de teléfono. Tengo que pagar un gran adeudo que tengo y aparte pagar la renta nueva para que me den uno nuevo. ¿Oye tú nos podrías prestar tu nombre para…?—

—No, también tengo una vieja deuda con la compañía—

—Demonios, es una lástima. Ya hemos utilizado los nombres de Ricky y de Marci. Oh bueno... ¿Oye, por qué no vienes cuando hayas terminando tu trabajo? Es el remolque blanco con adornos amarillos a poco metros entrando al trailer park—

—Bien. Pasaré a saludar, creo que terminaré alrededor de la seis más o menos. Te veré después—

—Genial. Oye, si puedes eres libre de traerte unos dos packs de cervezas.—

—Trato— Brittany sacó las llaves de su bolsillo —Tengo que irme ya. Te veré más tarde. Y fue un gusto verte, Steph—

—Igualmente, Britt. Nos vemos mas tarde—

Brittany caminó hacia su auto, asombrada por el encuentro casual. Ella no había visto a Stephanie por casi un año. Le daba flojera ir y que tal vez no los encontrara o quizá Tom no estuviera de buen humor.

Regresando al centro, se alegró de encontrar un lugar para estacionarse no muy lejos del edificio. Empujando su asiento hacia atrás, Brittany se quitó sus zapatos de lona para ponerse las botas beiges de trabajo. ¿Acaso estoy loca? No soy una mujer hecha para trabajos de construcción, soy una artista de striptease. Aunque el trabajo parece fácil y la paga será buena como para ignorarlo. Bueno, como dijo él antes, si no me gusta, sólo habré hecho el gasto de las botas. Y me serán útiles en el invierno de cualquier manera.

Ella encontró a Blaine en la oficina. El gentil hombre sonrió cuando la vio —Estoy muy contento de que hayas vuelto. Ya metí tus datos en el computador por si acaso— Él miró los pies de Brittany —Veo que encontraste un buen par a tu medida. Perfecto. Pasemos tu tarjeta dentro del reloj y entonces te diré donde estarás trabajando— Él caminó hacia un gabinete cerca de la fotocopiadora y lo abrió, sacó un casco completamente nuevo y unos guantes de cuero —Son tallas para hombres, así que creo que los de talla pequeña se ajustarán más a ti—
Después de mostrarle cómo usar el reloj registrador, Blaine condujo a Brittany al tercer piso —El servicio de elevador funciona pero no lo uses a menos que tengas una gran carga para bajar. No es la gran cosa y no queremos usarlo mas de lo necesario— Entraron por un portal abierto hacia un vestíbulo que estaba arruinado por el incendio. —Comenzarás aquí fuera— Blaine le dijo gritando debido al gran ruido que había en el lugar —El supervisor viste un casco rojo así que será fácil de reconocer— Brittany asintió entendiendo —Los chicos derriban y acarrean todo el escombro hacia el vestíbulo. ¿Ves esa ventana abierta allá abajo? Hay un tobogán que llega hasta un contenedor. Tu trabajo será tomar todos esos montones de escombros que los chicos traen y tirarlos a través del tobogán, ¿Entendiste?—

—Sí, entendí— ella contestó.

—Bien. Te dejo para que comiences—

No había puertas en ninguna de las oficinas, dando facilidad para que los chicos tiraran toda la basura y pedazos de pared de los cuartos. Genial con la suerte que tengo terminaré siendo arrojada como basura y escombro también. Recogiendo la pala se apoyo contra la pared y la deslizó bajo varios pedazos de escombro e intentó levantarlo.

—Jamás lograrás levantar nada si lo haces de ese modo— dijo una voz varonil. Brittany se giró para ver a un hombre bajito que vestía un casco de protección rojo parado junto a ella —Soy Josh Thompson. Blaine acaba de decirme que estarías aquí—

—Y dígame, si no se usa la pala, ¿cómo lo hacen para tirar todas esas cosas allá abajo?— Ella preguntó.

Josh sonrió y levantó varios pedazos de escombro con sus manos. —Utilice un poco de energía y músculos, señorita— dijo él, dándole el montón a ella —Para eso son los guantes. De otra manera sus manos se ampollarían todas— Él miró su reloj de pulsera —Está bien, será mejor que ya comience. Le haré saber cuándo sea hora del descanso— Él se giró y entró en uno de los cuartos.

Utilice un poco de energía y un poco de músculo, ella se quejó. Le mostraré lo que es usar energía y músculo, hijo de puta. ¿Por qué no se ponen ustedes fuertes chicos grandes a hacer esto? Tomó varios pedazos de escombro cuanto pudo con sus brazos, pasó por encima de varias pilas de escombro para tirarlas por el tobogán. La enorme ventana no tenía vidrio, se había quebrado durante el incendio y se dejó el espacio para colocar el tobogán. Brittany deslizó la primera tanda, apoyándose para observar como se deslizaba a través del robusto tubo. No estuvo mal. Puedo hacer esto. Sonriendo, la rubia regresó por otro montón.

Ya para las 4 en punto, el optimismo que tenía había desaparecido a las 2pm, remplazado por un gran dolor en sus brazos. Descubrió que la pala era sólo para recoger los diminutos pedazos después de que los más grandes fueran removidos. Los hombres la ignoraron la mayor parte del tiempo, concentrándose en su trabajo y corriendo escaleras abajo en el momento que el descanso fue anunciado. Brittany pasó su descanso sola, apoyada contra el marco de la ventana mirando hacia abajo de la calle. Llevo veinte dólares ya, ella mentalmente calculó. Dos horas más y habré recuperado lo que gasté en las botas. Ella dió un último golpe al cigarrillo y lo tiró por la ventana. Se giró y miró los montones de escombro mostrándose amenazadoramente ante ella. Pues bien… no se van a mover por sí solos.

Cinco minutos antes de las 6pm, Brittany ya había encontrado una manera más fácil de mover el escombro, usando la pala para empujar los pedazos hacia el vestíbulo, luego fue tarea fácil recoger con la pala los pedazos y arrojarlos por la ventana. Hizo avanzar su trabajo más deprisa a pesar de que su espalda gritaba por el cansancio —Señorita Pierce— Brittany giró para ver a Josh y Blaine parados allí —Usted ya cumplió con su parte hoy— dijo el supervisor. Blaine asintió con la cabeza en acuerdo.

—Por supuesto que cumplió. No puedo contar el numero de hombres que abandonaron el trabajo llevando apenas una hora—

—Eso es porque nadie tiene ética de trabajo en estos días— Josh agregó. Él miró a Brittany —Para ser honesto, señorita, no pensé que usted duraría toda la tarde—

Pues jódete, lo hice hoy. Y lo haré mañana también —¿A qué hora empezamos mañana?—

—Recuerda que te dije que abrimos el portón desde las 7am y cerramos a las 6pm. Puedes cambiar tu horario las veces que quieras. Sólo sé responsable. Nada me irrita más que alguien que no venga a trabajar—

—Estaré aquí— Brittany le aseguró.

—Tu preséntate a trabajar a la hora que quieras y te compraré tu primera taza de café— Blaine ofreció —Ahora ve y marca tu hora de salida y que pases buena noche. Salúdame a Santana—

***

El descuidado auto se dirigió por la calle Essex, Brittany instintivamente miró a su alrededor y cerró todas las puertas de su auto. Una calle sin salida conducía a uno de los más viejos trailer park del condado, Essex era un refugio para personas que operaban fuera de la ley. Era común ver los esqueletos de autos hurtados tirados en los lotes vacíos y a los niños jugando sin zapatos en la calle. Brittany evitó el contacto visual con las personas que estaban sentadas en sus porches o apoyados contra los autos mientras ella manejaba su vehículo por el trailer park. Divisó el remolque blanco y amarillo de inmediato y se estacionó delante de él, el camino de acceso estaba siendo obstruido por una vieja camioneta roja. La música de Heavy metal sonaba con gran estruendo detrás de las ventanas cerradas. Veo que sigues siendo el mismo imbécil de siempre, ¿eh Tom?

—Hey Britt, me alegro que hayas podido venir— Stephanie dijo mientras abría la puerta —Oh perfecto, recordaste comprar algo de cerveza. Entra, beberemos un poco de eso—

—Genial, me vendría muy bien después del día que tuve— Entrando, el olor a cigarrillo y el humo de la yerba asaltaron sus sentidos. Demonios Steph, abre aunque sea una maldita ventana, o al menos enciende el abanico. Tom estaba sentado en un sillón reclinable, el mueble de la televisión estaba cubierto por periódicos y latas vacías de cerveza. El brazo del sillón sujetaba el cenicero desbordado de cenizas.

—Hola Britt, ¿cómo diablos te encuentras?— Él preguntó —Estoy a punto de encender uno de estos. Toma asiento—

—Hola Tom—

—Meteré esto en el refrigerador— Stephanie dijo, tomando los dos packs de cerveza de Brittany.

—Antes de que te las lleves déjame una de esas a mí— su marido exigió.

Brittany se sentó en el sofá y sacó sus cigarrillos de su bolsillo —Tomaré una también—

—¿Entonces para que me molesto en meterlas al refrigerador?— La pelirroja dijo, dejándose caer en el sofá a un lado de ella y abriendo el pack de cervezas —Tom, ya déjate de rodeos y prende esa cosa—

—Lo estoy prendiendo, lo estoy prendiendo. Maldición, no te comportes como una perra sólo por que tu amiga está aquí... Realmente te va a gustar esta mierda, Britt. Un solo golpe es maravilloso. Me fumé uno yo solo esta mañana y me golpeó el trasero por horas—

—Por eso es que tuve que ir por la cerveza temprano. Él se despertó antes que yo y no me permitió fumar ninguno hasta que le consiguiera la cerveza—

—Esa es la única forma en que la puedo obligar a hacer cualquier cosa— Tom dijo. —Anda Britt prueba un poco—

Oh demonios, ya comenzaron, Brittany gimió interiormente. —No, estoy bien asi. Con el cigarro y la cerveza me basta—

—Vamos, una pequeña probada no te matará — agregó la peliroja


Dudosamente Brittany tomó el porro nerviosa de las manos de Tom y lo llevó a sus labios. Oh mierda —Demonios, ¿Qué es esto?—

—Mi primo tiene una granja aproximadamente a tres horas al norte de aquí. Él la cultiva en su granero— Tom dijo con orgullo —El siempre tiene las mejores jodidas cosas que van saliendo— Él levanto firmemente un bolso para emparedados que estaba lleno hasta la mitad de yerba mala —Las malditas mejores cosas. No como esa mierda que venden en la calle—

Brittany acogida por la nueva sensación dió otra inhalación antes de pasar el porro a Stephanie —Oh, esto se siente muy agradable—

—¿Y por qué traes esas pateadoras de mierda?— La pelirroja preguntó, señalando las botas de Brittany.

—Oh, conseguí un trabajo limpiando desechos de un edificio viejo de la unión de crédito que esta sobre la Avenida Exchange—

—¿Te refieres a ese lugar que se incendió?—

—Deja de hablar y dale ya el maldito golpe— Tom expresó con un gruñido, inclinándose hacia adelante para alcanzar el porro.

—Si— Brittany contestó la pregunta de Stephanie. Deja ya de ser un idiota, Tom —La paga es muy buena. Diez por hora y el horario es flexible—

—¿Escuchaste eso?— La pelirroja le dijo a su marido —Diez dólares por hora. ¿Aún están contratando?—

—Creo que sí. Acabo de ser contratada hoy— Brittany levantó su mano para tomar el porro de Tom, quién le dió al menos tres golpes antes de pasarlo.

—No trabajo por menos de doce— dijo él, tratando de alcanzar su cerveza —¿Y cómo es que ya no trabajas en el Tom Cat?—

—Esto es sólo temporal mientras mi labio se cura. Me lastimé en una pelea en el bar la semana pasada—

—Oh— Dió varios tragos de la lata —Como siempre he dicho, con un trasero como el tuyo es mejor que trabajes en algo que te haga ganar dinero de verdad y no haciendo el trabajo de perras gordas que solo ellas pueden hacer— Él extendió la mano para tomar el porro de la mano de Stephanie —No como esta vaca por la que nadie pagaría por quitarse la ropa—

—Vete al diablo— la pelirroja le contestó. —Sigue jodiendo y entonces dormirás en la maldita casa de tu madre esta noche—

—Al menos su casa no es una maldita porqueriza como este lugar— dijo él, pasándole el porro a Brittany —Ella no trabaja en todo el día. ¿Puedes creer que no es capaz de pasar la jodida escoba aunque sea una vez, de vez en cuando?—

Oh diablos, por favor no peleen esta noche, Brittany imploró silenciosamente.

—Así como tú te levantas para ir a trabajar cada mañana, ¿Verdad?—

—Oh jódete, Steph— Él tomó la bolsa con la yerba y sus cigarrillos y se puso de pie —No tengo por que quedarme sentado aquí y escuchar toda esa mierda—

—Muy bien, vete con Mark o con quien te de la gana. Me importa una mierda lo que hagas—

—Bien—

—Sólo déjame algo de eso, ¿ok?—

—Vete al infierno. Consíguete la tuya— Él salió por la puerta, no molestándose en cerrarla.

—¿A dónde va?— Brittany preguntó, tomando ventaja del pleito para dar otro par de golpes al porro.

—Que se joda. Sabia que no me dejaría nada— Ella entró en el cuarto de baño y regresó con una lata.

—Aquí tienes. Ya no queda mucha—

—No te preocupes por eso, Britt— Stephanie tomó el asiento desocupado de Tom y tomó el porro que quedaba. —Gracias— Ella inhaló profundamente. Devolviéndolo, exhaló lentamente para evitar ahogarse —Oh esto esta bueno. Toma— La pelirroja sujetó la lata en ambas manos y giró la tapa. En el fondo del envase había un pequeño tubo de metal —Tom no sabe de esto. Cada vez que él consigue una buena cantidad de yerba buena, después de que se queda dormido voy afuera y tomo algunas porciones para mí. Él cree que me castiga no dándome, es un baboso estúpido— Ella abrió el tubo metálico y vació el bulto de yerba que estaba escondido dentro —Prepararé un poco solo para nosotras—

—Bien— Brittany contestó —Así es que tú y Tom están obviamente juntos de nuevo. ¿Ya no estás trabajando?—

—No, maldita sea. Tenía un empleo entregando pizzas pero el camión se averió y no pude darme el lujo de repararlo. El idiota de mi jefe no me dejaba usar el auto de la compañía porque tuve un pequeño incidente con el vehículo el invierno pasado—

—Eso apesta— No te prestaría mi auto tampoco. Sé cómo conduces. Brittany tomó el porro y trató de alcanzar su encendedor —¿Dónde están los niños?—

—Mary se esta quedando con mi madre hasta la audiencia de la semana próxima. No me dirán donde esta Ricky— Stephanie tomó el porro —Tom y yo estábamos peleando y los malditos vecinos llamaron a la policía. Pues, ya sabes como son esas cosas. Entraron y vieron la yerba nos agarraron y se llevaron a los niños—

—Oh no. ¿Y ahora que pasará?—

Stephanie se encogió de hombros y prendió su porro —No lo sé—

—Y bueno, ¿Ya pediste ayuda legal?—

—¿Para qué molestarme? Me devolverán a los niños de todas maneras. Tom acordó entrar en un grupo de ayuda por treinta días y obtendremos beneficios mientras él este allí. Eso ya ha ocurrido antes. Toma—

Brittany tomó el porro e inhaló. ¿Cómo puedes sentarte allí y qué no te importe donde están tus hijos y qué estén haciendo? ¿Qué estás haciendo viviendo con ese imbécil? Finalmente la molestia dentro de ella fue demasiado —Steph, ¿Por qué sigues con él?—

—Oh, tú sabes cómo es esto, Britt. Él dice que no lo hará nuevamente y yo le creo. La misma mierda de siempre—

—Pero tú sigues volviendo con él. ¿Por qué? Por lo menos yo fui lo suficientemente inteligente para apartarme de esa mierda—

—Lo sé, lo sé— La pelirroja dijo —Él es un perdedor y siempre lo será pero, ¿qué puedo hacer? Él es su padre—

—¿Y qué? Él no es un buen padre de todos modos pues no es capaz de traer dinero a casa. Steph, tú mereces algo mejor que él. Los niños también— ¡Dios mío! ella gritó por dentro. Ella está actuando justo como mi madre —¿Piensas que a Mary le gusta despertarse asustada por culpa de sus arrebatos?—

—Aun así él es su padre— Se encogió de hombros —No creo que le moleste demasiado— Ella le tendió el porro —Toma, dale otro golpe—

Tienes que estar bromeando. En su mente Brittany vió a su madre sentada sobre un sofá similar, bebiendo hasta la inconsciencia e ignorando al animal que aterrorizaba a sus niñas. Brittany dejó el encendedor sobre el tazón y presionó el porro contra sus labios. ¿Qué estoy haciendo aquí? ¿Por qué estoy sentada con la reencarnación de mi madre? Exhalando, otro pensamiento llegó a ella. ¿Cómo carajos voy a irme a casa? —Steph, quédate con las cervezas pero ya debo irme—

—¿Estás segura? Vamos, siéntate y toma otra cerveza. Puedes tomarte otra, no?—

—Por supuesto que puedo pero realmente debo irme ya. Olvidé que prometí a mi compañera de apartamento que la ayudaría con algo esta noche— Brittany tomó sus cigarrillos y su encendedor, guardándolos en su bolsillo.

—¿Tienes una compañera de apartamento? ¿Desde cuándo?—

—Mi apartamento se incendio hace unas semanas… Escucha, en verdad debo irme— Brittany se puso de pie sólo para volver a sentarse de nuevo —Wow— Creo que esto me pegó fuerte. Hizo un esfuerzo para mantener sus ojos abiertos.

—Oye, recuéstate y relájate— Stephanie le ofreció el porro —Anda, uno más no te hará daño. Nunca tengo compañía—

De ninguna manera, ¿quién querría acompañarte? —No, realmente debo llegar a casa— Ok Brittany, tú puedes hacer esto, ella se dijo a sí misma. Simplemente ponte de pie. Otra vez se levantó pero esta vez logró quedarse en posición vertical —¿Sabes mi número verdad? Llámame cuando tengas teléfono—

—Bueno, ahora sabes donde vivo. No eres una desconocida. Tal vez aprovechando que los niños no están aquí Tom y yo hagamos una fiesta el fin de semana o algo por el estilo. Estás invitada… Ah y toma, para el camino— Agregó la peliroja guiñándole un ojo

—Si, tal vez venga— Brittany trató de alcanzar la manija de la puerta, apoyando su peso contra ella —Gracias—

—Cuando quieras, Britt. Visítanos pronto—

Girando la manija, sin caer Brittany intentó seguir sus propias instrucciones pero dar los pasos resultó todo un reto. Tropezó accidentalmente, terminando sentada sobre la tierra. Mierda. Miró para ver si Stephanie se había dado cuenta pero el porche estaba vacío. Te importó una mierda esperar lo suficiente para asegurarte de que llegara bien al auto ¿verdad? Colocándose sobre sus rodillas, se obligó a enfocar y ponerse de pie. Oh demonios creo que esto fue demasiado. Apoyando su mano contra el lado del remolque, ella se abrió paso adelante. Mierda, apenas puedo ponerme de pie. Caminó tropezando con sus pies desde la casa de Stephanie hasta su auto.

Ábrete. Carajo, primero debes quitar los seguros, estúpida. Requirió de tres intentos para lograr abrir la puerta, luego fue otro reto meter la llave en el encendido. Oh rayos y ¿cómo se supone que conduciré? No voy a poder ver la maldita carretera. Brittany se apoyó contra el cabecero. Vamos, Britt, tienes que salir de aquí. Apuntando ciegamente hacia el encendido finalmente logró meter la llave. Oh cielos, no debería estar haciendo esto. Agarrando el volante, se colocó en posición vertical y echó a andar el motor.
Bajó el vidrio de la ventanilla pero no fue de gran ayuda. El auto giró de un lado a otro en su lento andar sobre la calle Essex. Un gran pitido la sacó de su trance en el momento que evitó golpear un vehículo que venía. Mierda, no puedo hacer esto. Girando el volante, Brittany se estacionó en una esquina junto a un parque. En la esquina había una cabina telefónica azul y blanca, consciente de no tener activo su móvil, pensó. Si, es lo que necesito. Llamaré a alguien para que venga por mí. Luego surgió otro problema cuando miró sus bolsillos, sólo traía una moneda. Apuesto que dejé caer un cuarto en alguna parte de aquí. Por supuesto no tendría ni la más mínima oportunidad de ponerme a buscar. Probablemente me desmayaría.
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Activo Re: Fanfic Brittana - El Corazón De Brittany - Capítulo 26

Mensaje por Beverly_87 Miér Dic 04, 2013 2:44 am

CAPITULO 14




****


Santana miraba incrédula la pantalla. ¿Tres meses? La respuesta del publicista había sido rápida. Al perder su fecha tope, la fecha de impresión para el libro fue puesta para dentro de tres meses, colocándolo más adelante de las ferias de otoño y arruinando cualquier posibilidad de adquirir buenas ventas de esos días festivos. El cambio de fecha implicaba muchas cosas pero lo más importante era el efecto que tendría en sus ingresos. Sus obras previas le proveían lo suficiente para pagar las cuentas mensuales pero la renta y los gastos diarios eran cosa aparte. El teléfono timbró pero ella no hizo el esfuerzo por contestarlo. Probablemente es otro vendedor al teléfono. Suspirando, cerró el correo electrónico y cargó su navegador de Internet. El teléfono continúo sonando hasta que la máquina contestadora respondió. ¿Lo ves? Ningún mensaje. Sabía que no era importante. Segundos más tarde el teléfono sonó de nuevo. Decidiendo que tal vez no sería un vendedor, caminó hacia la mesita de noche y contestó el teléfono

—¿Hola?—

—Habla la operadora. ¿Acepta usted una llamada por cobrar de Brittany Pierce?—

—Sí—

—Gracias. Adelante— Hubo un chasquido audible seguido por una suave estática.

—¿Brittany?—

—¿Santana, eres tú?—

—Sí, soy yo. Habla más fuerte Britt. Apenas te puedo escuchar—

—¿Me puedes escuchar ahora?—

—Sí—

—¿Estás ocupada?—

—¿Brittany, te pasa algo?—

—Bueno.... ¿puedes venir por mi y llevarme a casa?—

—Traerte a casa… sí, por supuesto que puedo. ¿Se descompuso de nuevo tu auto?—

—No. Es sólo que no puedo conducir— El sonido de un camión que pasaba distorsiono las últimas palabras.

—¿Qué? ¿Por qué no puedes conducir? ¿Sufriste algún accidente?— Mientras hablaba, Santana tomó sus zapatos y comenzó a ponérselos—¿Dónde estas?—

—Estoy sobre la calle Essex cerca del aeropuerto—

—¿Tu auto esta en condiciones de manejarse?—

—Sí pero creo que no puedo conducirlo, Santana— Una risa nerviosa se escuchó a través de la mala conexión —¿Puedes venir a recogerme?—

—Sí Brittany, iré a recogerte. Dime de nuevo donde estas ¿Pasando el aeropuerto?—

—En la cabina telefónica de la esquina—

—Bien. Escúchame. Regresa a tu auto y cierra todas las puertas. Estaré allí tan rápido como pueda—

—¿Santana?—

—¿Qué?—

—¿Vas a venir a recogerme? ¿De verdad?— Santana escuchó un golpe seco seguido por un grito agudo de Brittany —Ay! Me golpeé la cabeza contra el teléfono—

Creo que está realmente borracha. La calle Essex no es una buena zona de la ciudad por muchas razones —¿Britt? ¿Brittany sigues allí?—

—Oh si, estoy aquí—

—¿Me escuchaste? Quiero que vayas al auto y me esperes allí y cierra todas las puestas con seguro hasta que yo llegue, ¿Ok?—

—Ok, ¿Santana?—

—¿Qué?—

—Realmente no puedo conducir—

Oh genial, ahora esta divagando —No, no puedes, Britt. Entra al auto y quédate allí—

—¿Estás enojada conmigo?—

—No. Me alegro de que me hayas llamado en lugar de intentar manejar hasta la casa en ese estado. ¿Has estado bebiendo?—

—Sólo me tomé una cerveza—

—Entonces estas... drogada, ¿verdad?—

—Oh si. Creo que bastante — Brittany río nerviosamente —Aterrada, de hecho—

—Uhm huh. Quédate allí. Estoy en camino—

—¿Santana?—

—¿Qué?— La escritora trató de mantener su irritación creciente fuera del tono de su voz.

—¿Estás segura de que no estás enojada conmigo?—

Santana suspiró —No, no estoy enojada contigo—

—Ok. No quiero que estés enojada conmigo—

—No estoy enojada contigo. Ahora cuelga el teléfono para que ya pueda ir por ti—

—¿Estás segura?—

—Sí, estoy segura—

—Bueno, porque no quiero que estés enojada conmigo—

—¡Brittany! ¡Por última vez, no estoy enojada contigo así que cuelga el teléfono!— Santana presionó el botón de colgar. Está drogada. Está drogada fuera de sí y en medio de la nada. Presionando el botón, escuchó el tono de marcar y presionó unos ya conocidos dígitos.

—¿Hola?—

—Quinn, Es Santana. ¿Me puede acompañar a recoger a Brittany y su auto? Te explico en el camino—


Para cuando Santana estacionó su mercedes, Quinn había sido informada de lo que había pasado. Como esperaba el auto de su amiga estaba parado cerca de la caseta telefónica —Allí está— Santana estacionó su vehículo —¿Vas a manejar su carro o el mío de regreso?—

—Conduciré el de ella— Quinn dijo. —Veamos con quien prefiere irse ella—

Caminaron hacia el carro de Brittany y se pararon junto a la puerta del conductor. Santana extendió la mano y golpeó ligeramente la ventanilla —¿Brittany? Britt, despierta. Ya estamos aquí—

—¿Hmm?—

—Despierta. Soy Santana. Quinn está conmigo. Hemos venido para llevarte a casa— Trató de abrir la puerta —¿Britt? Oye— Golpeó el vidrio con sus nudillos —Quítale el seguro a la puerta—

—Hola San— la rubia mujer habló entre dientes.

—Quita el seguro de la puerta— Tan pronto como escuchó el chasquido, Santana cogió la manija. La puerta se abrió y gracias a los reflejos rápidos de Quinn evitó que Brittany cayera hacia el suelo.

—Tranquila— Una vez que sostuvieron a la semi-inconciente mujer la regresaron al asiento, la terapeuta tomó el control —¿Britt? Britt, mírame—

—¿Hmm?—

—¿Cuanto has bebido hoy?— Brittany con orgullo levantó ondeando un dedo —¿Una qué? ¿Una cerveza?—

—Sip, sólo una— la rubia masculló, su cabeza rodando con indiferencia de un lado para otro —Creo que estoy drogada... Si lo estoy—

—Sí, ya veo— Quinn miró a Santana —¿Alguna sugerencias de como lo haremos para pasarla al asiento del pasajero?—

—No tengo idea— Santana contestó.

—Yo diría que la cogieramos hacia el asiento pero la palanca de cambios esta de por medio—

—Este auto realmente no tiene nada de espacio—

—No mucho— Quinn golpeó ligeramente la mejilla de Brittany —Britt…Britt despierta. Tenemos que moverte—

—¿Mmm? Estoy despierta. ¿Qu.. ?—

—Uh huh, vamos a moverte— Santana miró a Quinn —Creo que nuestra mejor opción es cogerla por encima de la palanca de cambios. Si la sacamos fuera y cae al suelo no habrá manera de que podamos moverla—

—Estoy de acuerdo. La sujetaré mientras tú das la vuelta y te vas del lado del asiento del pasajero— Quinn dijo.

—Dame las llaves. Estoy segura que ese lado también está cerrado— Santana dió la vuelta y abrió la puerta del pasajero —¿Qué es esto?— Preguntó, sosteniendo un cuaderno de apuntes.

—Ponlo en el asiento trasero— Quinn contestó, no revelando que había visto a Brittany ese día.

Les tomó hacer algunas maniobras para lograr colocar a la semi-inconciente mujer en el asiento del pasajero. Brittany forcejeó y se retorció, riendo nerviosamente y hablando incoherentemente entre dientes.

—Quedate quieta— Santana la regañó —No te puedo colocar el cinturón de seguridad—

—Hola Santanaaa—

—Hola Britt. Quédate quieta y déjame ponerte el cinturón de seguridad, ¿Ok?—

—Ok— La rubia cerró sus ojos y comenzó a girar la cabeza para un lado —Estoy realmente mal, ¿sabes?—

—Lo se, créeme— Santana sonrió cuando sintió el chasquido del cinturón de seguridad —Listo. Quinn, ¿Puedes conducir tú?—

—Seguro. Nos vemos en tu casa—

—Nooo— Brittany lloriqueó, moviéndose nerviosamente en su asiento —¿Por qué no me puedes llevar tú?—

Santana sonrió a la cara irritable ante ella —Porque tengo que llevar mi auto, por eso— Poniéndose de pie, cerró la puerta del pasajero y rodeó el auto. Dando las llaves a Quinn, Santana se inclinó para mirar a través del vidrio a Brittany —Esta realmente fuera de sí—

—Ya la escuchaste. Esta muy mal, con la mente totalmente perdida. Dudo que sepa siquiera quien es ella realmente—

—¿Por qué se hace esto así misma?— Santana se enderezó y negó con la cabeza —Simplemente no lo comprendo—

—¿Alguna vez le has preguntado?—

—¿Qué?—

Quinn tomó la mano de Santana y giró su palma —Ella te pidió que la llevaras a casa— Colocando las llaves en la mano abierta, se giró y caminó hacia el mercedes —Me parece que es una oportunidad perfecta para que se lo preguntes—

—No te pases ningún alto con mi auto— Santana gritó, recibiendo un gesto del brazo de Quinn. Sé que lo harás, silenciosamente se quejó. Cerrando sus dedos alrededor de las llaves, tomó la manija de la puerta —Muy bien Britt, te llevare a casa—

—Hola Santana—

—Hola— Santana cerró la puerta y buscó a tientas el encendido.

—Estás enojada conmigo, ¿verdad?—

—Ya te dije que no— Encontrando el encendido, Santana metió la llave y echó a andar el motor —¿Crees que vendría por ti si estuviera enojada contigo?—

—No lo sé— Brittany se encogió de hombros —No estaba segura de que vendrías—

—Por supuesto que vendría— Santana contestó, siguiendo a Quinn fuera del parque y tomando la avenida principal —Nunca te dejaría aquí sola, no importa en que condiciones estés— Bajó la velocidad para hacer alto en el semáforo —¿Y dime que estabas haciendo por estos rumbos?—

—Estaba visitando a alguien que conozco—

—¿Ese alguien fue quien te hizo esto?—

—Sip, no sabía que estuviera tan fuerte— Brittany apoyó su cabeza contra la ventanilla —No pensé que no podría conducir de regreso a casa—

Santana la recorrió con la mirada antes de devolver su atención al tráfico —Sin lugar a dudas, no podrías mover ni siquiera una rueda— Santana condujo varias cuadras antes de que una suave voz hablara.

—Por eso es que te llamé—

Flexionando sus dedos en el volante, Santana mantuvo sus ojos mirando al frente —Pues bien…me alegro de que lo hayas hecho—

—Nunca había hecho eso antes—

—¿Hacer qué?—

—Llamar a alguien para que me recogiera— Brittany se restregó los ojos con sus nudillos —Wow esas luces sí que son brillantes—

—Estoy sorprendida de que puedas ver cualquier cosa a través de esas dos rayas—

—Mis ojos están bien abiertos— la joven mujer protestó —Puedo ver todo—

—Uh huh— Santana dijo dudosamente —¿Y estuviste con tus amigos todo el día fumando?—

—Fui después del trabajo—

—¿Del trabajo?—

—¡Oooh!— La cara de Brittany se iluminó y se retorció en su asiento —Conseguí un trabajo hoy— dijo emocionada.

—¿En serio? ¿Dónde?—

—Trabajando para Blaine. Tiré escombro toda la tarde—

—¿En realidad estas trabajando para Blaine?— Santana miró a su compañera —Felicitaciones—

—Es sólo hasta que mi labio sane—

—Podrías trabajar por mucho más tiempo si quieres. Creo que Blaine dijo él que habría suficiente trabajo por varios meses más—

—¿Y luego qué?— Brittany levantó su mano pero luego la dejo caer sobre su regazo —Ah no tiene importancia—

La luz de los postes de alumbrado traspasaba a través del parabrisas, permitiéndole a Santana vislumbrar el rostro de su compañera —¿Qué no tiene importancia?—

—Todo— Brittany sacudió de nuevo su mano —Una vez que el lugar este limpio él no me necesitará más y yo estaré de regreso en el club— Ella se encogió de hombros —Probablemente al lugar donde pertenezco—

—Crees que no hay otra cosa mejor para ti que quitarte la ropa, ¿verdad?... Pero si obtienes experiencia tal vez Blaine podría ayudarte a encontrar alguna otra cosa que hacer— Santana conservó su atención dividida entre la carretera delante de ella y Brittany —Y dime, ¿qué estuviste haciendo después del trabajo aparte de fumar?—

—¿Hmm?— Los ojos de Brittany se cerraron, sus labios se tornaron en una sonrisa perezosa —Oh, visitando a alguien—

—¿Alguien con quién trabajas?—

La rubia bufó —Difícilmente. Steph es sólo alguien que conocí en fiestas y esas cosas— Sus manos buscaron a tientas sus cigarrillos por los bolsillos de la blusa —Su marido es un verdadero imbécil—

—¿Él estaba allí?—

—Sólo por un rato, después se comportó como un imbécil se enojó y se largó— El encendedor se zafó de sus dedos sobre su regazo.

—¿Estás segura de que puedes sostener el cigarrillo? No quiero que lo dejes caer sobre ti o en cualquier otro lado. Tal vez no deberías fumar—

—Es mi auto— Brittany prendió el cigarrillo y guardó el encendedor en su bolsillo.

—Al menos abre la ventana. No quiero inhalar tu humo— Brittany se sintió cuestionada pero en unos segundos el humo estaba siendo lanzado hacia el aire nocturno —Y bien— Santana continuó, —¿Así que él se enojó y se fue?—

—Si, es un imbécil—

—Ya mencionaste eso antes—

—Ella es una idiota—

No mencionaste eso antes —¿Y por qué ella es una idiota?—

—Ella es... Ella es igual que mi madre— Brittany dió una gran inhalación a su cigarrillo —No defiende a sus hijos, deja que él la trate como una basura. Es una estúpida— Agregó la rubia dando un golpecito tirando la ceniza fuera de la ventanilla —Ah, ¿sabes? Ella le tiene tanto miedo a él que deja que la trate como a un perro. Él bebe y lo jode todo y cuando regresa a casa ella no hace ninguna maldita cosa al respecto— El desgastado auto siguió al Mercedes por la carretera de circunvalación, dejando las luces de la ciudad y entrando a la oscuridad de la carretera. Brittany exhaló otra corriente de humo gris —Simplemente siempre cede ante él— dijo quedamente —Siempre permitiéndole hacer cualquier cosa que le de la gana. No le importa que le pegue a sus hijos, no le importa que se gaste el dinero de toda la semana, simplemente no le importa— La mitad del cigarrillo salió volando por la ventanilla —Nunca le ha importado— Brittany susurró, mirando fijamente a través del vidrio a la oscuridad.

Santana rápidamente se dió cuenta que Brittany ya no hablaba de sus amigos sino de sus padres. Abrió su boca para hablar pero se encontró dudosa de qué decir. Finalmente dijo lo único que se le vino a la mente —Desearía que le hubiera importado—

Hubo un largo silencio antes de que Brittany hablase —Yo también desearía que le hubiera importado—

Sin pensarlo, Santana tocó el hombro de su compañera y comenzó a frotarlo —Lo sé—

—Ella solía tomar mucho, sabes— Brittany continúo mirando por la ventanilla —Se enfurecía sin razón. Todo el tiempo— Sintiendo el encogimiento de hombros, Santana quitó su mano, colocándola sobre la palanca de cambios entre los asientos —Él la hacía enojar por las mañanas antes de irse al trabajo y ella se desquitaba con nosotras cuando llegábamos de la escuela— Brittany sacudió su cabeza —Pero nosotras no hacíamos nada malo— dejó caer la cabeza hacia atrás en contra del cabecero —¿Alguna vez fuiste castigada por algo que no hiciste?—

—Pocas veces— Santana admitió.

—Esto apesta— Inclinándose hacia adelante, Brittany tocó nerviosamente la apertura de la guantera.

—¿Qué estas buscando?—

—Solo quiero un poco de lo de antes— Abierta la guantera, sacó un tubo de película y una pequeña pipa de metal. Lo que la peliroja le había dejado para el camino.

—Oh, no, no mientras este yo en el auto. Y creo que ya has tenido demasiado. Apenas puedes mantener los ojos abiertos— La actividad delante de ella desvió su atención. Quinn aparentemente parecía molesta con el coche de delante de ella y comenzó a acelerar el Mercedes mucho más rápido que Santana —¿Quinn, qué estas haciendo?— Ella dijo, pisando más el acelerador. Un áspero olor invadió el auto —¡Brittany!—

La pipa de metal llena de yerba fue arrojada de nuevo a la guantera —Dije que solo quería un poco— la rubia dijo juguetonamente.

—Es suficiente— Usando su mano izquierda para bajar la ventanilla, Santana giró a su derecha, bajando la velocidad del viejo auto y parándose a la orilla de la carretera.

—¿Pero que dem....?—

Santana la ignoró y apagó el auto. Llevó su mano hacia la guantera y la cerró —Dije que no mientras estés conmigo en el auto— Santana amonestó —¿Sabes en el problema en que me metería si la policía nos detiene y huele eso?— Forzando la llave en el encendido, Santana continuó con su sermoneada —Si quieres arruinar tu vida con eso, esa es tu elección. No puedo controlar lo que haces pero no es justo que me involucres a mí. Ya es lo suficientemente malo que pensaras en llevar eso a la casa— Encendiendo el motor, echó una mirada al espejo retrovisor antes de dar reversa y volver a la carretera —Maldición, Brittany, ¿no puedes detenerte aunque sea un poco y pensar?— No recibiendo respuesta, pensó que quizá la joven mujer se había quedado dormida. Mejor. No quiero pelearme con ella esta noche, pensó para sus adentros. Mirando la carretera, notó que el Mercedes no se veía por ningún lado. Mas te vale que no te infraccionen por exceso de velocidad, Quinn. Dándose cuenta que el olor de la yerba se había ido, Santana subió la ventanilla.

—Lo siento...— Brittany dijo con voz suave. —¿Estás enojada conmigo?—

—¿Por qué no te recuestas y te relajas hasta que lleguemos a casa?—

—No quiero que estés enojada conmigo—

—No estoy enojada. Un poco incomoda, pero no enojada— Santana respondió, accionando el intermitente cuando se aproximaba a una desviación.

Brittany desabrochó su cinturón de seguridad y se volteó de costado en el asiento cuando el auto dio la vuelta hacia la rampa de salida. Demasiado elevada para controlar su balance, se fue hacia su izquierda, golpeando su cabeza contra el hombro de Santana —Ouch—

—¿Qué estás haciendo? Ponte el cinturón de seguridad— Dijo frotando el hombro de Brittany —Tienes una cabeza bastante dura, Pierce—

—¿Santana?—

La yerba había hecho que los ojos de la rubia estuvieran aun más cerrados evitándole enfocar difícilmente los ojos. Santana esperó pacientemente a que Brittany continuara pero la inconsciente mujer parecía haber olvidado lo que iba a decir —¿Sí?— Santana incitó.

—¿Qué?—

—Me ibas a preguntar algo. ¿Cuál era la pregunta?—

—¿Qué pregunta?—

—Olvídalo, estás demasiado perdida para saber lo que estás diciendo— Estirando su brazo, Santana ajustó el cinturón de seguridad —Esta vez déjatelo puesto, ¿ok?—

—Ok… ¿Santana?—

—¿Qué?—

—No quiero que estés enojada conmigo—

—Brittany, no estoy enojada contigo— Oh por favor no comiences con esto de nuevo —Mira, solo vayamos a casa. Quinn va a estar preguntándose que habrá pasado con nosotras— Santana aceleró el auto —Podemos hablar de esto por la mañana— Guiando el vehículo por la calle, manejó en silencio por varias cuadras antes de que Brittany hablara otra vez.

—¿Me prometes que no estás enojada conmigo?—

Me voy a enojar si sigues con eso —No cariño, no estoy enojada contigo— Levantó la mano y apretó el hombro de Brittany —¿Somos amigas, si?— Ella esperaba que sus palabras hicieran sonreír a la rubia mujer pero Santana se desconcertó cuando la vio derramar lágrimas —Hey, ¿qué pasa?—

Brittany sacudió la cabeza vigorosamente y se restregó la cara con sus manos —Nada— habló con voz temblorosa, tomando aliento —Es sólo que......— Negó con la cabeza otra vez —No lo sé—

Santana sabía que se estaba conteniendo pero le dio su tiempo, concentrándose en manejar el auto a través de las calles y entrando por la puerta principal del complejo. Como esperaba, su Mercedes estaba estacionado en su espacio privado, varias luces brillaban a través de las ventanas del edificio departamental. Quinn ya esta aquí, pensó mientras estacionaba el desaliñado auto en su espacio privado. Removiendo las llaves del encendido, colocó su mano en el brazo de Brittany —Espera, antes de que entremos… quiero saber por qué estás asi—

—No lo sé— Brittany sacudió con fuerza la agarradera, forzando la puerta para que abriera —Santana, por favor— Dijo sintiendo la mano firme sobre su brazo —No puedo—

Santana juraría haber escuchado la voz entrecortada de su compañera. Soltándola, observó como Brittany salía del coche. La yerba había hecho un buen trabajo entorpeciendo su sentido del balance, provocando que cayera sobre el pavimento. Brittany intentó ponerse de pie pero volvió a caer por segunda vez antes de que Santana llegara a su lado —Ven aquí, coloca tu brazo sobre mis hombros. Te ayudaré a entrar—

—No, sólo déjame. Lo haré poco a poco—

Santana agarró la mano de Brittany y la puso sobre sus hombros —No lo creo. ¿Qué pensarán los vecinos?— Con un gruñido se elevó a la altura de sus pies, levantando a Brittany con ella. Para su alivio, Quinn debió haber escuchado el auto estacionarse —¿Quieres echarme una mano con ella?—

—¿A dónde fueron?— Quinn preguntó mientras bajaba al área del estacionamiento —Miré por el espejo retrovisor y ya no las vi—

—Tuve que detenerme un par de veces— Santana dijo —Brittany, Quinn esta aquí. Vamos a meterte al apartamento, ¿Ok?— Santana asintió a su ex-amante —Sostenla por el otro lado. Esta demasiado mal como para caminar—

—¿Cómo estuvo el camino a casa?—

—Perturbante. Ella no se callaba. Para alguien que no habla mucho que digamos, dijo demasiado esta noche. Me preguntó por lo menos como cincuenta veces que si estaba enojada con ella—

—Y me dijiste que no— Brittany hizo un mohín, sus ojos repararon en sus pies en un intento para moverlos en la misma dirección sin pisar a Santana o los dedos de Quinn —Lo dijiste—

—Sí, lo dije. No estoy enojada contigo— Santana miró a Quinn —¿Ves lo que tuve que soportar?—

—Suena como un poco molesto—

—Sólo un poquito. Cuidado, Britt. Estamos subiendo ahora—

—Puedo caminar por mí misma— la rubia protestó, débilmente intentando soltar sus brazos de los hombros de las otras mujeres.

—De todas maneras creo que es mejor que te ayudemos un poco— Quinn dijo.

—Oh, hola Quinn— Brittany prácticamente gritó —¡¿Cómo diablos te encuentras esta noche?!—

—Aparentemente no tan bien como tú. Santana, sostenla mientras abro la puerta—

—Yo le agrado— la joven rubia continuó —No estaba realmente segura pero… sí. ¿Lo sabías?—

—¿Saber qué?— Quinn preguntó, no poniendo mucha atención a las divagaciones.

—Le agrado a Santana— Brittany dijo con naturalidad, tambaleándose sobre sus piernas —Me dijo que éramos amigas—

—Sí lo dije, ahora entra, ¿Ok?— Santana dijo, guiando su inestable carga a través de la puerta principal.

—Ok— Brittany estuvo de acuerdo, con torpeza cruzó la puerta, seguida de Quinn llevándola a tropezones hasta la sala de estar.

Una vez dentro, Brittany logró llegar a tropezones hasta el reclinable. Santana colgó las llaves del viejo auto en el portallaves, frunció el ceño cuando vio sus llaves sobre el mostrador —¿Crees que podamos llevarla arriba?— Santana preguntó, recogiendo sus llaves y colgándolas en el portallaves.

—Puedo subir yo sola— la atontada rubia contestó, empujándose con trabajo sobre sus pies sólo para caer sentada nuevamente —Tal vez, no— Sus manos buscaron a tientas por su blusa.

—Nada de fumar en la sala de estar, ¿recuerdas?— Santana le recordó.

—Hey Quinn, te conté que conseguí trabajo con Blaine?— Brittany dejó de buscar sus cigarrillos y colocó sus dos piernas sobre un brazo del asiento reclinable.

—No, no me habías contado— Dijo Quinn mientras se sentaba en el sofá —¿Cuándo comenzarás a trabajar?—

—Ya lo hice. Trabajé esta tarde—

—¿En serio?—

—Sip, lo hice después de salir de tu consultorio—

Los ojos de Santana se abrieron sorprendidos —¿Tu consultorio?—

—Uhmm— Quinn miró a su ex-amante y después a Brittany y de nuevo a Santana —Tienes que preguntarle a ella— contestó.

—¿Britt?—

—Quinn me dijo que podía— Se restregó la cara y bostezó —Oh cielos, estoy cansada—

—O algo por el estilo— Santana dijo —Vamos a llevarte arriba. Quinn, ¿Podrías ayudarme?—

Juntas ayudaron a Brittany a subir. Una vez dentro de su habitación, la rubia torpemente se liberó de las manos de sus amigas y se dejó caer encima de la cama —Quinn, baja y prepara algo de té— dijo Santana —Bajaré en un minuto—

—Tal vez debería irme a casa... —Quinn comenzó.

—Ni siquiera lo pienses— Santana advirtió —Necesitamos hablar— Esperó hasta que su ex-pareja saliese del cuarto antes de sentarse en la cama al lado de Brittany —¿Aun estás despierta?—

—¿Hmm?— La suave almohada rápidamente absorbió cualquier energía que Brittany pudiera tener.

—Tienes que quitarte las botas. ¿Quieres que te ayude?—

—¿Hm?... Naa, está bien— Los ojos de Brittany permanecieron cerrados.

—Te las quitaré— dijo Santana, jalando un pie encima de su regazo —Sabes que hablaba sinceramente cuando te dije que no estaba enojada contigo— le dijo, desamarrando el cordón café de las botas —Aun si lo hubiera estado, no haría nada para lastimarte— Usando sus dedos, aflojó los cordones de los orificios y los ganchos, permitiéndole quitar la bota —Cuando tenía aproximadamente trece años, Papá fue situado en la base Fort Bragg— Santana quitó el calcetín blanco del pie de Brittany —Estuvimos allí cerca de un mes o un poco más cuando el Capitán Brewster fue transferido allí. Él tenía una hija de mi edad. Dame tu otro pie— No recibiendo respuesta, Santana tomó la otra pierna de Brittany y la jaló encima de ella —En fin— continuó —Candice siempre solía tener moretones en sus brazos y cara. Al principio le creí cuando me contó que había tenido un accidente en su bicicleta— La otra bota y calcetín fueron quitados, Santana tenía los pies desnudos de Brittany sobre su regazo. Sin pensarlo comenzó a darles masaje —Después de que descubrí la verdad, no podía ni siquiera mirar a su padre— Su agarre aumentó ante el viejo recuerdo —Lo odié por lo que le hacia a ella. No podía comprender por qué alguien querría lastimar a otra persona de esa manera— Dándose cuenta de que Brittany se había quedado dormida, Santana continuó dejando que sus manos recorrieran amablemente los pies de la rubia —¿Por qué te pusiste asi esta noche cuando te dije que éramos amigas?— Su pulgar izquierdo se movió de acá para allá en un movimiento suave sobre el arco de Brittany —Claro, yo sé que puedes ser un verdadero dolor en el trasero y está también esa cortina de baño transparente que aún me disgusta pero.......— Dándose cuenta de lo que estaban haciendo sus manos, Santana gentilmente colocó los pies de Brittany sobre la cama y se puso de pie —No creo que necesitemos pequeños pedacitos de tabaco sobre la cama— dijo, tomando el paquete de cigarrillos del bolsillo de su blusa. Tomando la colcha, la colocó sobre la mujer dormida. Mientras hacia unos dobleces alrededor de los hombros de Brittany, se apoyó cerca de ella y le susurró, —Lamento tanto que te hagas daño a ti misma. Hay una hermosa mujer escondida detrás de esa actitud dura y esos vicios, sé que la hay— se puso de pie y apagó la lámpara —Dulces sueños—



Santana encontró a Quinn sentada en la barra del desayunador, bebiendo su té. —Vaya noche—

—Tu té está servido— El viento que había entrado por la ventanilla abierta cuando venían de recoger a Brittany había despeinado el pelo de Quinn convirtiéndolo en una maraña de cabellos.

Santana metió la mano en su bolso que estaba sobre la barra y sacó un cepillo. —Toma, pareces una marmota que metió la pata en el enchufe de la luz— Caminó hacia el mostrador y tomó la taza grande. —¿Cuándo me ibas a decir que veías a Britt? —Sacó la bolsita de té del agua y lo tiró a la basura. —Pudiste habérmelo dicho antes—

—No podía— Quinn protestó, pasando el cepillo por su pelo. —No es mi decisión decirtelo. Era decisión de Britt—

—¿Y qué pasó hoy? ¿Te dijo que se iba a ir con sus amigos drogadictos?— Santana cruzó el cuarto y empujó la silla a un lado de Quinn. —¿No pudiste haberla hecho cambiar de opinión?—

—Santana, no puedo hablar contigo acerca de lo que ocurre en mi consultorio con ella. Tienes que aceptar que no puedes preguntarme nada sobre ella— Quinn tomó un sorbo de su té. —Además, me conoces. ¿Honestamente crees que no intentaría disuadir a un paciente de ponerse en una situación potencialmente peligrosa si lo supiera?— extendiendo el brazo Quinn tomó la mano de Santana en la de ella. —Tengo que tener mucho cuidado con esto. Brittany debe tener confianza en mí y que esté segura de que mantengo a salvo sus confidencias—

—¿Quieres decir que ella no es un tema del que podamos hablar?—

—Con el hecho de ser tu compañera de apartamento para mí es suficiente para aplicar mi ética profesional. De hecho no debería darle consultas—

—¿Entonces por qué lo haces?— Santana preguntó. —Me conoces a mí también, Quinn. Y sabes que eres la única a la que recurro cuando necesito hablar. ¿Cómo se supone que debo censurar lo que hablo?—

—¿No crees que lo pensé mucho antes de tomar esta decisión?— Quinn chasqueó. —¿Crees que me agrada la idea de tener mucho cuidado de lo que hablo contigo? No estoy muy de acuerdo con la idea tampoco, Santana, pero tienes que comprender lo que soy—

—¿Y quién eres? No tengo la intención de sonar egoísta pero después de compartir mi vida contigo los últimos siete años, no es fácil de aceptar—

—No toda tu vida la compartiste conmigo, Santana— Quinn dijo en un tono de advertencia. —Hay una razón por la que vivimos en direcciones diferentes ahora, ¿recuerdas?—

Mirando hacia abajo su taza, Santana encontró como se le escapaban las palabras. —Pensé que ya no íbamos a hablar de eso— finalmente dijo.

—Preferiría no hablar de eso esta noche tampoco— la terapeuta admitió, acercando su mano y reduciendo drásticamente su taza de té. —Me voy a casa, Santana. Sabes que siempre puedes hablar conmigo de tus sentimientos y de lo que piensas pero no podemos discutir sobre Brittany. No será fácil pero así tiene que ser—

—¿Por qué te tienes que ir a tu casa? Puedes quedarte aquí— Mirando los ojos de Quinn, ella agregó —realmente me gustaría mucho poder abrazarte esta noche—

—No esta noche— Inclinándose, besó la mejilla de Santana. —Te veré este fin de semana para el juego—

Viendo a Quinn levantarse, Santana se puso de pie igualmente. —Por favor, quédate otro poco más, prometo que no intentar hacer nada. Sólo necesito hablar— Por favor Quinn. Santana silenciosamente suplicó.

—¿Sobre qué quieres hablar?—

Ahora que le había concedido el tiempo, la escritora encontró difícil revelar el problema que la había estado atormentando por casi toda la tarde. —Yo uhm… recibí un email del editor—

—Por como luce tu cara apuesto que no fue una buena noticia, ¿verdad?—

—No realmente— Santana se sentó de nuevo, apoyando sus codos sobre la barra del desayunador  mientras su barbilla descansaba sobre sus manos. Quinn volvió a sentarse igualmente. La mirada de Santana miraba decidida a tomar el paño para limpiar —Tú sabes lo preocupada que he estado por la fecha tope de entrega, ¿no es así?—

—¿Sí?—

—La perdí—

—¿Qué hicieron?—

—Movieron la fecha de impresión tres meses. Esto va a ocasionar que me termine lo último que tengo de dinero que me dejó mi papá— Santana negó con la cabeza. —Pensé en la idea de buscarme otro trabajo pero si hago eso no tendré tiempo para trabajar en la historia—

—No vas a trabajar cada minuto de tu día, San— Quinn dijo. —Voy a hacer más té. ¿Quieres otro?—

—No, gracias— Santana observó a la rubia caminar hacia la tetera. —Quinn, ya no sé qué hacer. Me presionan para que logre terminar el libro y no soy capaz de decidir a donde irá la protagonista después de que es rescatada del almacén—

—¿El síndrome del bloqueo de los escritores no te deja crear ideas, hm?—

—Ni siquiera unas pocas— Santana suspiró. —¿Recuerdas cuando me pasaba sentada escribiendo por horas y tú me traías café?—

—Lo recuerdo. Habían noches que no lograba meterte en la cama—

—Los personajes se metían en mi cabeza y no dejaba ir las ideas hasta que no terminara la escena. Me sentía tan bien cuando lograba hacer eso—

—¿Y ahora?—

—¿Ahora? Ya te dije, ahora no sé qué puedo hacer con la protagonista—

—No, no te estoy preguntando como va la historia, sino como te sientes tú— Quinn dio un paso detrás de ella y frotó su espalda. —No eres precisamente la mejor cuando hay que manejar el estrés. Estoy sorprendida de que no estés limpiando frenéticamente el apartamento—

—Lo haré en cuanto te vayas— Santana dijo, mostrando una pequeña sonrisa. —Me conoces demasiado bien, Quinn—

—Contesta la pregunta—

—¿Cómo me siento por el hecho de que ellos me presionen con retrasar mi libro tres meses?—

—No, ¿cómo te sientes al saber que perdiste la fecha tope?— Quinn se deslizó en su asiento. —Te conozco, ¿recuerdas? Recuerdo aquella historia en la que trabajaste por meses y la borraste del disco duro cuando te entró la frustración—

—No iba hacia ninguna parte, justo como esta historia—

—Sí estaba bien. Llevabas por lo menos tres cuartas partes de la historia terminada y al final te estresaste también. Esa misma noche vaciaste todos los gabinetes y los limpiaste todos si mal no recuerdo—

—Esa es mi naturaleza, supongo— Santana suspiró. —Cuando tenía una arruga la cama, Papá no me permitía quitar la arruga. Él arrancaba de un tirón todas las colchas y sábanas de la cama y me hacía comenzar de nuevo—

—Hay una diferencia entre hacer la cama y tirar a la basura tres meses de duro trabajo— Quinn señaló. —Tú eres la que decidió ser escritora. No puedes culpar a nadie pero si a ti misma por perder la fecha tope y el no poder regresar el tiempo y cambiar lo que pasó— El silbido de la tetera hizo a Quinn ponerse de pie. —Sabes la respuesta a tu pregunta, Santana— Removiendo la tetera de la estufa, vertió el líquido lleno de vapor en su taza. Colocando la tetera en un quemador para que se enfriara, añadió azúcar a su taza y regresó a la barra. —¿Y? ¿Lo has resuelto ya?—

—Juegas a la terapeuta otra vez, Quinn—

—Ya sé que harás. Vas a tener un ataque de frustración y a destruir la historia, arruinando cualquier oportunidad de publicarla y hacer algo de dinero que te pueda dar cierta ventaja de obtener tiempo extra y sentarte y escribir la historia lo mejor que puedas—

—No es tan fácil— Santana se restregó la cara. ¿Por qué comienzo estas discusiones con ella? Siempre pierdo. —Si las ideas no surgen, no puedo forzarlas para terminar la historia—

—Entonces tal vez deberías ponerte a pensar que te inspira para que te surjan las ideas— Quinn dijo, soplando sobre su té antes de beber un sorbo.

—Es sólo que parece que no puedo concentrarme en la historia. La protagonista parece que… no lo sé …se desvanece supongo—

—¿Cómo así?—

—No lo sé. Tal vez sólo sea yo. Estoy muy distraída, supongo— Los dedos de Santana trazaban el borde de su taza. —¿Sabes que Britt se alteró cuando le dije que éramos amigas? No creo que tenga muchos amigos. ¿Cómo pudo vivir con un padre como el de ella?—

—Santana, no podemos hablar sobre ese tema— Quinn dijo suavemente.

—¿Cómo alguien puede hacerle eso a sus propias hijas?— Ella continuó, ignorando la advertencia.

—No hay una buena razón San, tú sabes eso. Pero yo creo que cualquier persona que haya pasado por ese horror merece todo el apoyo que se le pueda dar, ¿no lo crees?—

—Lo odio, Quinn. Nunca he conocido a ese hombre y lo odio por lo que le hizo—

—No podemos habl... —

—No hablo de ella— Santana dijo firmemente. —Hablo de mí, de cómo me siento— Ella apartó con fuerza la taza, asegurándose que quedara sobre el posavasos. —¿Cómo se supone que debo apoyarla y escucharla cuando todo lo que deseo es que algunos de los amigos militares de mi padre vayan a él y lo manden al infierno a golpes?—

—¿Piensas que combatir la violencia con más violencia resolverá el problema?—

No juegues a ser terapeuta, Quinn. —No quiero saber todas las respuestas que tienen que ser correctas— Santana empujó su silla y se puso de pie.

—Nunca las quieres saber— Quinn colocó sobre la mesa su taza de té y palmeó la silla vacía al lado de ella. —Ven siéntate—

—No, no puedo. Tengo cosas que hacer— Caminando hacia el fregadero, Santana abrió el gabinete inferior y sacó un paño de limpiar. —Este mostrador está hecho un asco—

—El mostrador está bien y estoy segura de que ya lo has limpiado al menos cinco veces en las últimas veinticuatro horas. Vamos, Santana. Siéntate y habla conmigo—

—Necesito terminar esto, Quinn— Santana mojó el paño antes de agregar una gran cantidad de limpiador. Cuando regresó por la taza de Quinn, se sorprendió al encontrarse que la terapeuta se había levantado de la mesa y ahora estaba delante de ella.

—Bien, si ya no necesitas hablar más, entonces no necesito quedarme más tiempo. Ya es demasiado tarde. Sé que por más que lo intente no te podré hacer cambiar de opinión. ¿Hazme un favor, quieres?— Quinn la cogió y le dio un fuerte abrazo. —Deja de castigarte por haber perdido la fecha tope— le susurró en el oído. —No te hace ser una mala escritora o una mala persona, a pesar de lo que pienses—

—No tienes que irte—

Palmeando la espalda de Santana, Quinn contestó —Sí, tengo que irme. No estoy de humor como para pelear contigo—

—Oye—

—Ni siquiera lo pienses. Te conozco demasiado bien, Santana López. Si piensas que voy a creer que vas a comportarte esta noche entonces yo soy la reina de Inglaterra— Inclinándose, Quinn le dio a su ex-amante un beso amistoso en la mejilla. —Te llamaré mañana—


Una hora más tarde el suelo de la cocina había sido limpiado, quedando brillante y los muebles del mostrador también reflejaban el mismo acabado. Santana aprovechó su frenesí limpiador por todo el apartamento. Limpiando todo a su paso. Una vez terminado el trabajo decidió echarle un ojo a su caprichosa compañera de apartamento.

Santana quedamente abrió la puerta de la habitación de Brittany. La lamparilla de noche le proveía bastante iluminación para que se abriera paso por encima de la cama sin tropezarse con algo. —¿Estás despierta?— Preguntó suavemente. —Sólo vine a ver cómo estabas— No recibiendo respuesta, Santana se agachó y dobló los bordes de la colcha alrededor de la mujer dormida. —En verdad desearía que no te hicieras tanto daño todo el tiempo— susurró. —No necesitas los vicios—

—¿Hmm?— Vino una voz atontada.

—Shh, soy yo— Santana contestó, haciendo su cuerpo un poco hacia atrás para no estar demasiado cerca del de Brittany. —Solamente estaba viendo si estabas bien—

—Oh— Brittany rodó sobre su espalda. —¿Qué hora es?—

—Casi las once. ¿A qué hora tienes que estar en el trabajo mañana?—

—Alrededor de las siete más o menos— la mujer medio dormida habló entre dientes.

—Bien date la vuelta y duerme un poco. Va a ser un largo día mañana—Santana se puso de pie y caminó hacia la puerta. —Que tengas un buen día si no te veo por la mañana— Casi llegaba a la puerta cuando escuchó que Brittany la llamaba.

—¿Santana?—

—¿Si?— Pasaron varios segundos antes de que escuchara una voz suave.

—Gracias por no estar enojada conmigo—

Santana se volvió caminando hacia la cama y se arrodilló, apoyando sus antebrazos sobre la suave colcha. —Oye, para eso son las amigas, ¿correcto? ¿Se ayudan cuando lo necesitan?— Con su brazo, echó la colcha arriba sobre el hombro expuesto de Brittany. —Ya te lo dije antes, prefiero que me llames e ir por ti a que conduzcas en ese estado. Ahora duerme un poco—


Después de dejar la habitación de Brittany, Santana se fue a la suya, la cama la llamaba tentadoramente pero la computadora también, Santana se encontró observando los logotipos de arranque a través de la pantalla. Tal vez algo venga a mí, pensó esperanzadamente, revisando las notas escritas a mano que tenía a un lado del computador. Su personaje principal, Karla, acababa de salvar a una familia de ser asesinada en un almacén y hasta allí había quedado la creatividad de Santana. ¿Y ahora qué? ¿La familia le agradece a Karla y ella se enamora de la hija mayor? De alguna manera la idea parecía ser buena cuando Santana comenzó a escribir la novela pero ahora sentía que era muy trillada y era el típico cliché. ¿Por qué debería sentirse atraída por la hija del dueño de la tienda de muebles? se restregó la cara.
—Esto no esta funcionando— dijo una hora más tarde cuando ninguna palabra nueva había sido escrita en la pantalla. El sonido de una puerta abriéndose captó su atención sacándola de sus frustrantes personajes. Santana escuchó como Brittany se dirigía hacia el baño. Un golpe seguido por una maldición la hizo levantarse de su silla. —¿Britt? ¿Te encuentras bien?—

—Si, solo me tropecé con algo— Vino la respuesta. Santana devolvió su atención hacia la pantalla. Esto no tiene sentido. ¿La familia completa esta ahí así que como es que Karla se fija en Julie y no presta la más mínima atención al padre de esta, qué es el dueño de todo el dinero? No es que Julie luzca toda desaliñada y esté cubierta de suciedad. Santana luchaba contra el problema hasta que escuchó un golpe suave en su puerta.

—Entra—

La puerta se abrió y Brittany asomó la cabeza. —Parece que aún estás levantada—

—Lo estoy— Santana señaló el monitor. —Estoy trabajando en mi historia pero parece que no quiere cooperar esta noche—

—Es tu historia. ¿No sabes qué es lo que ocurrirá después?— Brittany dio un paso dentro y miró la pantalla. —No veo nada más que una pantalla verde—

—La minimicé— Santana extendió la mano y dio un click sobre el mouse. La pantalla desplegó el texto. —Hice que Karla rescatara al dueño de la tienda de muebles y a su familia del incendiario que intentó quemarlos dentro del almacén. Ahora Karla conoce a la hija del dueño Julie por primera vez y no puedo resolver cómo o por qué se fija en ella—

—¿Y estas intentando juntar a las dos mujeres?—

—Pues si, es una novela lésbica, Brittany— Santana dijo, una sonrisa se formó en sus labios. —La idea es que Karla y Julie se conviertan en amantes y vivan felices para siempre. Por supuesto que tienen que experimentar toda clase de retos y toda clase de pruebas antes de que eso ocurra. Pero nada va a pasar si no puedo resolver que es lo que pasará después— Se recargó, permitiéndole a Brittany más espacio para que mirara la pantalla. —Mira, ahora mismo el padre de Julie va a darle a Karla las gracias por rescatarlos y después la policía llegará. No puedo resolver cómo hacer que ella y Julie se hablen o incluso de que puedan hablar—

—Tal vez sea Karla la que provoque el acercamiento, ella fue la heroína, ¿correcto?—

—Si, ella es la investigadora privada que logra llegar justo en el último momento para salvarlos de la bomba. Ven, puedes sentarte en el gabinete si quieres— Santana señaló el pequeño mueble al lado del escritorio. Brittany aceptó la sugerencia, recargando su espalda contra la pared. El pelo rubio lo traía suelto, su camiseta y sus pantalones estaban arrugados de haber estado acostada. Santana notó el brillo rojo que adornaba las uñas de sus dedos descubiertos. La superficie medio despintada le hizo a Santana suponer que Brittany no se había molestado en pintarlas desde la última vez que trabajó en el Tom Cat Club. En un principio Santana se dio cuenta que no había escuchado lo que Brittany le había dicho.

—Lo siento, ¿qué?—

—Dices que Karla los rescató del fuego, ¿correcto?—

—Así es, el pirómano le prende fuego al almacén que esta lleno de productos químicos inflamables con la familia atrapada dentro—

—¿Y que te parece si esta chica como se llame, se quema y va a dar al hospital? Y después Karla puede ir a visitarla—

—Bueno, no creo que quiera desfigurar a uno de mis personajes principales. No es exactamente la imagen que llame la atención de los lectores—

—No tienes que desfigurarla, solo provócale unas pequeñas quemaduras, como en su brazo o algo por el estilo— Brittany tomó una pelota esponjosa del escritorio y la apretó. —¿Qué es esto?—

—Una pelota para el estrés— Santana contestó. Mirando sus notas pulcramente escritas. —Supongo que podría poner unas cuantas quemaduras en el personaje. Está de vacaciones de la universidad supongo que Julie no tendría que preocuparse por llevar libros o cualquier cosa. Podría hacer que visitara la oficina de Karla para darle las gracias por salvar su vida— Recogiendo su pluma, Santana rápidamente garabateó algunas notas en los márgenes del papel. —Entonces si Julie va a la oficina de Karla ella verá los libros en el estante y sospechará sobre la sexualidad de Karla y eso llevaría a tener una posible relación en la próxima escena— La voz de Santana iba diciendo mientras hojeaba las páginas de su cuaderno y seguía poniendo notas adicionales. Por el rabillo del ojo vio a Brittany apretando la pelota para el estrés. —Quinn me la dio. Me dijo que me ayudaría cuando me estresara—

—¿Hace eso?—

—No lo sé, no la utilizo mucho, supongo que lo hace. Usualmente, yo prefiero usar la aspiradora para limpiar—

—Entonces si que no la utilizas mucho— Brittany dijo, lanzando la pelota hacia atrás del escritorio. Santana sonrió suavemente y colocó la pluma sobre el escritorio.

—Por cierto, ¿qué estás haciendo levantada? Apenas te dejé hace una hora y estabas básicamente desconectada del mundo—

—No lo sé— Brittany se encogió de hombros. —Demasiados años trabajando de noche, supongo. Me levante para ir al baño y ahora me siento completamente despierta—

—¿Aún estás drogada?—

—Me siento un poco atontada pero no me siento mareada como antes— Negó con la cabeza. —Podría trabajar ahora mismo si tuviera que hacerlo—

—Pues bien, aun tienes bastantes horas antes de que eso pase— Santana dijo. —¿Recuerdas acerca de lo qué hablamos en el auto esta noche?—

—No, no mucho. Realmente estaba fuera de mí— Brittany miró hacia su regazo y se sonrojó ligeramente. —Sé que estuve preguntándote si estabas enojada conmigo— Brittany dijo tímidamente.

—Oh sí, como una o dos veces…cada minuto— Santana sonrió. —Está bien, de verdad— contestó, extendiendo la mano y dándole al pie de Brittany un rápido apretón. —Te dije que no había problema y lo dije en serio. Y oye, en verdad aprecio que me hayas ayudado con Karla y Julie. Estoy segura que puedo hacer que esto funcione—

—¿En serio?—

—En serio. Algunas veces sólo necesito que alguien ponga en marcha mi creatividad— Santana sonrió y retiró su mano del pie de Brittany. —Tú sabes... — Tomando el cuaderno de apuntes, Santana hojeaba a través de las notas pulcramente escritas. —Sí, creo que funcionará…no he contado nada acerca de su pasado todavía pero...— La pluma regresó a su mano y más notas fueron añadidas a los márgenes. —¿Por qué no pensé esto antes? Julie podría ser perfectamente una adolescente que se preocupa de todo— sacó la bandeja del teclado y comenzó a mecanografiar rápidamente. —Oh, eso sería perfecto— dijo para sí misma mientras las palabras comenzaron a aparecer en la pantalla. El muro que estaba conteniendo su talento se había derrumbado de golpe y ahora nada importaba más que tomar ventaja de eso. Estaba tan enfocada en ordenar las ideas de su mente sobre la pantalla, que no se dio cuenta cuándo le habló Brittany. Un interminable tecleo llenó la habitación mientras seguía mecanografiando, la historia iba creciendo más y más en cada palabra que escribía. Inconscientemente, escuchó el chasquido de la puerta cuando Brittany salió pero Santana estaba demasiado concentrada en la historia para poner cualquier atención. Hacia mucho rato que se había olvidado que su compañera estaba en el mismo cuarto. Todo lo que importaba era la escena desarrollándose en la pantalla entre Karla y Julie. Por primera vez en semanas, Santana tuvo el sentido de la orientación que tomaría su historia. La fiebre por escribir se había apoderado de ella, provocándole a su mente internarse en un mundo de fantasía y en la pantalla ante sus ojos.
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Mensaje por monica.santander Miér Dic 04, 2013 3:22 am

Que buen capitulo, me encanto!
No me gudta Britt con las drogas!
Saludos
monica.santander
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Activo Re: Fanfic Brittana - El Corazón De Brittany - Capítulo 26

Mensaje por 3:) Miér Dic 04, 2013 3:40 pm

hola,...

britt se voló la barda con lo que fumo,....

me encanta que se ayuden una a la otra,....

a ver como sien las cosas,....

nos vemos!!!!!
3:)
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