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Mensaje por Beverly_87 Miér Dic 04, 2013 11:59 pm

3:) escribió:hola,...

britt se voló la barda con lo que fumo,....

me encanta que se ayuden una a la otra,....

a ver como sien las cosas,....

nos vemos!!!!!
HAHAHAAHAHAHAHA
Me hiciste la noche con lo de "se voló la barda" XD

En un rato actualizo... :)
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Mensaje por Dolomiti Jue Dic 05, 2013 12:47 am

Hay esa britt!! Fanfic Brittana - El Corazón De Brittany - Capítulo 26 - Página 5 4065562827 espero que salga poco a poco de sus vicios con ayuda de santana Fanfic Brittana - El Corazón De Brittany - Capítulo 26 - Página 5 1206646864  que bueno que esta abriendose mas cada vez!
Espero actualices pronto!! :D Fanfic Brittana - El Corazón De Brittany - Capítulo 26 - Página 5 1206646864 
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Activo Fanfic Brittana - El Corazón de Brittany - Capítulo 15

Mensaje por Beverly_87 Jue Dic 05, 2013 1:44 am

CAPITULO 15



****



El tiempo perdió todo significado mientras continuaba escribiendo. Horas más tarde, ni siquiera la salida del sol iluminando el cielo captó su atención. La alarma del reloj de Brittany que sonó a través de las paredes fue sólo otro sonido que no captó la mente de Santana. Finalmente el sonido de la regadera rompió su concentración y la escritora miró hacia el reloj. ¿Seis quince? No creyendo lo que sus ojos veían, se giró para mirar su reloj despertador. Los números rojos confirmaron lo que la computadora le había informado. Toda la noche había estado escribiendo y los números de páginas se lo confirmaban, había sido una noche muy productiva.

Estirando los brazos por encima de su cabeza, dió un gran bostezo y se puso de pie. Ahora su vejiga que había estado tranquila toda la noche se despertaba con apuro, haciendo evidente que era su primera prioridad.

—Uuff— Santana gruñó cuando su cuerpo entró en contacto con la puerta que estaba cerrada. La urgencia que tenía causó que se le olvidara que Brittany estaba en el baño y estaba cerrada con seguro. —¿Britt?— Santana golpeó fuertemente la puerta. —¿Ya casi terminas?—

—Dame un minuto— vino la respuesta.

—Puedo usar el baño de abajo si aun vas a estar un rato—

—No, ya terminé— Brittany dijo justo cuando abría la puerta. La rubia fue suavemente empujada por Santana ante su urgencia por entrar al baño.

—Lo siento— Santana dijo mientras miraba a Brittany y cerraba la puerta. —No me di cuenta de mi urgencia—

—Está bien, ya había terminado— Brittany dijo a través de la puerta cerrada. —Pondré algo de café—

—Ok. Bajaré en un minuto— Santana miró ceñudamente la toalla hecha bola encima del cesto. Esa es la forma más rápida para hacer que este baño huela a humedad, pensó para sus adentros. Cuando terminó, la toalla fue colgada pulcramente sobre la barra de la regadera y la cortina fue limpiada totalmente.

—Perdón por meterte prisa para salir del baño de esa manera— Santana dijo entrando a la cocina. Brittany estaba en la mesa, con el periódico en la mano. Santana caminó hacia la cafetera y miró ceñudamente que aun no salía el café. —Un día de éstos voy a tener que sacrificarme y comprar una de esas nuevas cafeteras. Odio esperar por el café— Santana fue incapaz de detener un bostezo. —Oh cielos, prácticamente me estoy durmiendo de pie—

—¿Estuviste despierta toda la noche?— Brittany preguntó.

—Sí— Santana dijo con orgullo mientras se sentaba a la mesa. —Una vez que empiezo a escribir, nada más me importa. Creo que logré terminar diez  páginas anoche—

—Bien por ti—

—¿Sabes cuánto tiempo ha pasado ya desde que fui capaz de sentarme y escribir diez páginas sin parar?— Santana sacó una silla y se sentó. —No puedo creerlo. Es como si alguien abriera un grifo en mi cerebro y todas las ideas simplemente fluyeran— Bostezando, miró la cafetera.

—Tal vez deberías olvidarte del café y mejor irte a la cama— Brittany dijo.

—Oh no, ¿estás bromeando? Estoy inspirada. Algo de café será suficiente para despertarme y estaré como nueva— Poniéndose de pie, Santana caminó hacia las alacenas. —Crema y azúcar, ¿verdad?—

—Por favor—

Otro bostezo salió de los labios de Santana mientras tomaba las tazas. —¿Y a qué hora vendrás a casa esta noche?—

—No lo sé. El tiempo que me tome terminar el trabajo, supongo—

—¿Quieres que prepare algo de cenar para las dos o prefieres traer algo de la calle para ti?—

—¿Me estás ofreciendo comida de verdad o de conejo?— Brittany bromeo.

—Te gustó mi pollo con limón y no hay nada de malo en comer verduras— Llenando las tazas de café, Santana hizo un rápido inventario mental de lo que había en el refrigerador. —Podríamos tener lingüine con salsa de almejas— Se relamió los labios. —No he comido eso en mucho tiempo—

—¿Almejas? Uf—

—¿Qué tal algo vegetariano con chile? No he usado la olla de barro en mucho tiempo—

—Paso del chile también— dijo Brittany. —Supongo que será mejor que traiga alguna hamburguesa—

—Las hamburguesas no son saludables. ¿No lees los reportes sobre salud?— Santana puso la tapa en la azucarera y giró para ver la cara de Brittany.

—¿Yo? ¿Leer el reporte sobre salud ?— La rubia dio un bufido. —Por favor—

—¿Tienes idea de lo que le hace eso a tu cuerpo?— Santana colocó sobre la mesa las tazas y volvió a sentarse.

—Mira con quien estas hablando— Brittany dijo. —¿Crees realmente que una hamburguesa me va a hacer más daño que fumar y beber?—

Incapaz de resistirse, Santana se inclinó hacia adelante y sonrió. —Podrías dejar esos vicios también—

—Bueno, no será hoy Santana… Toma— Brittany sonrió y empujó las secciones dobladas del periódico al otro lado de la mesa.

—Gracias— Ambas leyeron en silencio durante varios minutos hasta que Santana se asomó por encima de su periódico.

—¿Que tal algo de pollo asado y puerros?—

—¿Qué es un puerro?—

—No debes de tener miedo es solo un vegetal—

—Nop—

—¿Entonces que te gustaría?—

—No lo sé. No te preocupes por mí. Compraré algo—

—Bien, si cambias de idea, llámame y prepararé algo—

—Sabes, puedo pasar por el Tom Cat Club y recoger mi cheque. Podríamos pedir pizza— Brittany colocó sobre la mesa el periódico y trató de alcanzar su taza. —Puedo ser considerada y pedir que pongan algo de champiñones en la pizza—

Santana sonrió ante el gesto pero negó con la cabeza. —Puedo hacer una docena de pizzas por el precio de una. Tengo algo de masa en el congelador y no me cuesta nada salir y…— Fue incapaz de reprimir un bostezo. —Oh lo siento. Decía que no me cuesta nada salir y comprar algo de queso y salsa—

—No, quédate en casa— Brittany dijo. —Necesitas dormir un poco— Se puso de pie y recogió su taza ahora vacía. —Ya me tengo que ir. Te veo más tarde—

—Britt, ¿me haces un favor?

—Seguro, ¿qué?—

—Si vas a llegar tarde, llámame, ¿ok?—

—No tienes por que preocuparte por mi, no voy a ir con Steph o a otro lado. Lo de anoche no volverá a pasar—

—Sé que no debo preocuparme pero de cualquier manera me preocupo. Sólo llama si vas a llegar tarde, ¿si?—

—Bien. Si por alguna razón voy a llegar tarde, te llamaré. ¿Alguna otra cosa, Mamá?— Brittany le dió la taza vacía a Santana. —Te veré esta noche—


* * *


—¿Señorita Pierce? La Señorita Fabray le verá ahora— la secretaria de Quinn dijo al colgar el teléfono. Brittany asintió con la cabeza y entró a la oficina de la terapeuta.

—Buenas tardes, Britt. No esperaba verte otra vez esta semana— Quinn tomó asiento en el sofá mientras Brittany se sentó en el reclinable.

—Sí bueno, no lo sé— Brittany miraba a todas partes excepto a Quinn. La incomodidad que sentía cuando estaba en esa habitación ahora era más fuerte. —Solo pensé que ya que tenías una hora disponible yo....... no me gustó la meditación de hoy—

—¿Y qué fue lo que no te gustó?— Quinn se contrarió. —El tema de hoy es sobre ver de quien es la culpa, es decir sobre el abusador y no sobre la niña afectada—

—Es estúpido. Por supuesto que toda la culpa es de él— Brittany se movió en su asiento, finalmente encontrándose con los ojos de Quinn. —Él es el bastardo que no podía mantener sus manos lejos de sus niñas— Sus dedos fueron a un pedazo de hilo que colgaba del reclinable y comenzó a tirar fuertemente de él mientras apartaba la vista de la terapeuta. Esperó por una respuesta pero Quinn simplemente continuaba mirándola. —¿No vas a decir algo?—

—¿Qué quieres que diga, Britt?—

—No lo sé, algo—

—Bien. ¿Qué es lo que puedes decirme acerca de ese tema que te tiene tan irritada el día de hoy?—

—No quiero hablar de eso. Es estúpido—

—Tus sentimientos no son estúpidos— Quinn dijo amablemente. —Pueden ser difíciles de entender. Pueden incluso ser demasiado dolorosos como para poder manejarlos pero no son estúpidos—

—Fácil para ti decirlo, Doc— Brittany dijo con un bufido. —Tú no viviste con ese bastardo— Cambio de posición encogiendo sus rodillas apoyando su barbilla sobre ellas envolviéndolas con sus brazos fuertemente, dejó caer su mirada hacia el suelo. —Tú no tuviste que soportar que arrojara tu cena contra la pared sólo por que se había quedado sin cerveza. No tuviste que aguantar todos los gritos de súplica y todos los golpes— Mientras hablaba, la voz del Brittany se iba agitando más y su agarre era aun más fuerte. —Tú no tuviste que esconderte debajo de las colchas rezando para que se muriera. No tuviste que escucharle.…— Sintiendo que se le cerraba la garganta, Brittany sacudió la cabeza y apretó con fuerza la mandíbula.

—Tienes razón, Britt— Quinn dijo. —No estaba allí. No conozco todo el horror que has sufrido. Sólo puedes decirme como se siente. Prueba usar 'Yo' —

—Tú no..—

—Usa, 'Yo',Brittany—

—Yo— La estrechez en su garganta la hacia sentir como una prensa que cortaba sus palabras. —Yo… lo odio— Tirando fuertemente del hilo suelto, Brittany finalmente rompió parte del asiento reclinable.

—Por favor, no destruyas mi mobiliario— Quinn dijo, colocando sus pies en el suelo se inclinó hacia adelante poniendo sus antebrazos sobre sus muslos. —Si te sientes con ganas de destruir algo, tengo un muñeco para golpear y eliminar todo el estrés—

—No me siento destructiva— Brittany se quejó, cruzó los brazos para mantener sus dedos lejos de otro pedazo de hilo suelto.

—Bien es bueno saberlo. ¿Entonces por qué no me cuentas por que me llamaste a la hora del almuerzo para solicitar una cita? Algo debe estar molestándote—

Brittany permaneció en silencio por un momento, tratando de encontrar las palabras para expresar el enfurecimiento creciendo dentro de ella. Finalmente, ella murmuró —¿Por qué me haces leer ese maldito libro? Lo odio—

—¿Por qué?—

—¡Porque me hace recordar!— Brittany gritó, empuñando sus manos. —Leí esa maldita cosa antes de ir a trabajar esta mañana y es en lo único que me la he pasado pensando todo el día— Ella trató de sacar sus cigarrillos.

—¿Qué te parece mejor un caramelo en lugar de eso?— Quinn ofreció, señalando hacia el plato lleno de caramelos al lado de la cafetera.

—Necesito un cigarrillo, no un dulce— Brittany masculló, metiendo de nuevo el paquete a su bolsillo. Levantándose, cruzó el cuarto y tomó un vaso de unicel de la pila al lado de la cafetera. —Sabes, el tirar toda esa basura por la ventana no requiere tener una gran capacidad mental— dijo sobre su hombro mientras preparaba su café. —Me la pasé dando vueltas por todo el vestíbulo hablando sola— En lugar de regresar a su asiento, Brittany caminó hacia la ventana y se quedó mirando fijamente hacia afuera. —Escuché diferentes estaciones de radio y no conseguía distraerme, sabes— Continuó adelante en espera de una respuesta. —No lo sé. Solo no podía sacar esas cosas de mi mente. Es … eso simplemente … — Sacudió la cabeza con frustración. Las palabras que quería decir eran demasiado peligrosas para poder expresarlas pero nada salió. —Olvídalo—

—Lo sabes, no voy a dejarte ir tan fácilmente— Quinn dijo. —Dijiste que te había hecho recordar— Brittany se tensó, dando un gran trago de su café antes de encontrarse con la mirada de Quinn. —¿Qué te hace recordar?—

—Todo— Brittany redujo rápidamente el contenido del vaso y lo lanzó al basurero. Miró el asiento reclinable pero en lugar de eso optó por dejar una distancia entre ella y la terapeuta. Se sentó sobre uno de los cojines, apoyando las muñecas sobre sus rodillas.

—¿Te hace recordar cómo te sentiste?— Quinn preguntó amablemente.

—Me hace sentir enojo— contestó, decidió enfocar su atención en una pelota colorida de espuma.

—¿Qué más?—

—Molestia, enojo…¿Qué más quieres que te diga?—

—El enojo enmascara emociones que tenemos mucho miedo de afrontar— Quinn cambió de posición aun más cercana. —¿Qué estás pensando justo ahora?—

—Nada— Brittany contestó rápidamente, sabiendo por la mirada de Quinn que esa respuesta no era aceptable. —Sólo recordaba, eso es todo—

—Compártelo conmigo—

—Ah, no es una bonita historia, Quinn—

—Cuéntame— insistió más firmemente.

—Es como una película que se repite una y otra vez en mi mente— Brittany comenzó, su mirada fija aun en el piso. —Estoy en mi cama y puedo escuchar cuando llega a casa y entra en la sala— la rubia bailarina apretó la pelota hasta que sus nudillos estaban blancos antes de soltarla.

—Debió ser espantoso para ti, sabiendo lo que iba a ocurrir y ser incapaz de impedirlo— Quinn dijo provocando.

—Debí hacer algo— Brittany dijo, aumentando el ritmo de los apretones. —Debí haberme escapado desde antes o haber asegurado la puerta o algo—

—Intentaste escapar varias veces si mal no recuerdo. ¿En lo que respecta a asegurar tu puerta, qué piensas que tu padre hubiera hecho si la hubieses asegurado?—

—Yo la aseguré una vez— La mano soltó un golpe sobre el cojín rojo. —Él golpeo fuertemente la puerta. Y no se pudo cerrar de nuevo— Una sonrisa sardónica se asomó en los labios de Brittany y levantó su cuello para mirar a la terapeuta. —Él me golpeo esa noche, Doc— Encontrando la mirada seria de Quinn, Brittany desvió la mirada. —Creo que pasó sólo un mes o poco más, después de que finalmente me apartara de ese bastardo— Negó con la cabeza. —No, no hay mas que coraje ahí, Quinn. Soy demasiado insensible para sentir cualquier otra cosa—

Quinn señaló hacia el cojín rojo. —¿Me permites?— Brittany a regañadientes asintió con la cabeza y observó a la terapeuta acomodarse en una posición más cómoda. —Britt, me gustaría hacer algo por ti, ¿Ok? Primero, descruza tus piernas y ponte cómoda—
Brittany levantó una ceja y estiró sus piernas.

—Bien, ahora cierra los ojos—

—¿Tratas de hipnotizarme? No me voy a poner a cacarear como una gallina—

—Sabía que había un gran sentido del humor escondido dentro en alguna parte— Quinn dijo con una sonrisa. —Prometo que no voy a intentar hipnotizarte. Ahora, cierra tus ojos— Brittany hizo lo que le ordenó. —Bien— escuchó a Quinn decir. —Ahora quiero que pienses en la película que siempre está en tu mente. Inmediatamente se visualizó sobre su cama escuchando el sonido de los fuertes pasos de su padre entrando a la sala y todo esto llenó sus sentidos. —Piensa cuidadosamente— Quinn continuó, su voz sonaba baja y suave. —Piensa como se siente la temperatura del cuarto, los sonidos que se escuchan alrededor de ti, siente el cuarto alrededor de ti. Quiero que te concentres en los detalles. Las borrosas imágenes iban tomando forma.

—Lo veo— Brittany dijo.

—Bien. Ahora Britt, quiero que te concentres. ¿Cómo luces?—

—¿Qué?—

—Cierra los ojos. Te pregunté cómo luces en tu mente. Descríbete tú misma para mí. Qué estas vistiendo, qué tan alta eres, y este tipo de cosas—

—No lo sé— Brittany dudó, su frente se arrugó ante el pensamiento. —Realmente no me veo, sólo me siento donde se supone que estoy—

—Concéntrate más. ¿Cómo es que luces?—

—Era pequeña de estatura para mi edad. Realmente no me desarrollé hasta que tuve dieciséis años y para entonces ya había huido de allí así que probablemente media alrededor de 1.20 m más o menos—

—¿Eras una chica fuerte?—

—Fui buena en deportes pero no sobresalí ni nada por el estilo—

—Así que tienes unos catorce años de edad—

—Sí, supongo que sí— Brittany dijo, la imagen en su mente iba tomando forma pero aun era algo borrosa. —No puedo verme la cara—

—¿Tienes algunas fotos viejas de cuándo eras pequeña?—

—No. No se me ocurrió empacar ese tipo de cosas cuando me escapé, Quinn —Brittany dijo sarcásticamente. —Supongo que cuando pienso en como luce mi cara me veo justo como soy ahora—

—Quiero que pienses cuando tenías catorce años. Piensa acerca del pelo, la cara, la ropa, todo lo que puedas— El estímulo de Quinn trajo el recuerdo de una cara más clara del rostro de niña que tenía Brittany. —Ahora— Quinn dijo gentilmente. —¿Ahora te puedes ver mejor?—

—Sí, creo que sí— Brittany contestó.

—Muy bien, piensa sobre que tan pequeña eras en comparación con tu padre—

Brittany se sobresaltó ante la mención de su padre y frunció el ceño, sabiendo que Quinn observaba sus movimientos también. —¿Sí?—

—Quiero que pienses en otra cosa. Guarda esa imagen en tu mente— Brittany mantuvo sus ojos cerrados, siguiendo las indicaciones de Quinn. —¿Quién decidía a que hora te levantaras por la mañana?—

—Mis padres—

—¿Y la hora para ir a la cama?—

—También ellos—

—¿Quién decidía que desayunabas? ¿Qué cenabas? ¿Qué vestir para la escuela?—

—Ellos—

—Suena como que no tenías mucho poder de opinión allí— Quinn dijo.

—Escogía mi ropa interior— Brittany contestó coléricamente, sentimientos viejos saliendo hacia la superficie.

—¿Cómo esperas que tú, como una adolescente con tanta confusión y caos alrededor de ti sea capaz de defenderse contra alguien más poderoso?—

Incapaz para pensar una respuesta rápida, Brittany abrió los ojos y miró a su terapeuta.

—¿Nunca has pensado sobre eso, verdad?— Quinn continuo, inclinándose hacia adelante a sólo unos centímetros de Brittany. —Cuando piensas acerca del pasado, esperas que esa niña sea capaz de pensar y actuar como lo haces ahora como adulta—

—No— Brittany protestó, abrazando sus rodillas más cercanas a su pecho.

—Mira dentro de ti— Quinn insistió. —Continúas diciéndote, si tan solo hubiera tenido un mejor seguro la puerta, si tan solo hubiera hecho esto o aquello. Eras una niña, Brittany. Una niñita a merced de alguien mucho más grande y más fuerte que tú—

Si Quinn dijo algo más, Brittany no la escuchó. Sus pensamientos la alejaron de la realidad, entrando en otro tiempo y lugar, donde los monstruos eran reales y la persona que debía protegerla resultó ser su peor pesadilla. Brittany probó ponerse firme, poner su actitud ruda, pero se sentía como en un vacío. Bajando bruscamente los hombros, dejó caer su cabeza hacia adelante. Los recuerdos dolorosos y los sentimientos que habían estado saliendo a flote todo el día finalmente quebrantaron su fuerza y la atravesaron. Parpadeando repetidas veces no pudo evitar sentir sus ojos llorosos y supo que la batalla estaba perdida. Enterrando su cara en sus brazos, sintió las lágrimas salir. Su respiración temblorosa amenazaba con provocarle comenzar a sollozar pero los años de auto conservación la ayudaron rápidamente a controlar las riendas de la situación. Limpiándose la cara mojada con las mangas de su blusa, se puso de pie y caminó hacia la ventana. Mirando a través del cristal los diversos autos y camiones que pasaban por la calle. Tomando varias respiraciones profundas, Brittany comenzó a hablar, no muy segura de ser capaz de controlar sus emociones. —Yo … creo que es suficiente por hoy, Quinn—

—No puedes huir de ti misma— Quinn dijo quedamente, su voz viniendo detrás del hombro de Brittany. —Sé que te gusta pensar que eres como una mujer que es capaz de existir sin el cariño humano pero no es así—

—Lo puedo controlar— Brittany dijo firmemente, rehusándose a apartar la vista de la ventana mientras otra lágrima rodaba por su cara.

—Claro que puedes. Lo haces montada en tu caballo y con un revólver en la mano justo para matar a quien se logre acercar, ¿no es así?— Una mano amigable tocó el hombro de Brittany. —Tienes un millón de sentimientos traspasándote ahora mismo y no tienes idea de cómo acomodarlos. Creí que por eso habías venido aquí, y no a salir huyendo en el momento que las cosas se pusieran difíciles—

Brittany sorbió por la nariz y se limpió los ojos, aun rehusándose a darse la vuelta. —Odio esto— dijo quedamente.—Yo….— Observó una furgoneta que bajaba por la calle mientras ordenaba sus pensamientos. —Odio sentirme de esta manera—

—¿De qué manera?— La suave voz detrás de ella preguntó.

—No lo sé— Encogiéndose de hombros, Brittany se movió, manteniéndose de espaldas a Quinn. Regresando hacia el cojín azul, se dejó caer en él, dejando salir un profundo suspiro cuando finalmente recuperó el control de sus conductos lagrimales que eran raramente usados. Observó a Quinn ir hacia ella.

—Lo sabes, sólo que no quieres admitirlo— Quinn dijo. —Ya te dije que no acepto que te des por vencida— El sonido lejano de la campana de una iglesia hizo que mirara su reloj. —Pero te dejaré en paz esta vez. Se está haciendo tarde… Mírame— Esperó hasta tener la completa atención de Brittany antes de continuar. —Quiero que vayas a casa y escribas esta noche— Ignorando el gemido de Brittany, continuó. —Quiero que escribas sobre el sueño que siempre tienes. Trata de ponerlo lo más detallado posible. No olvides que las personas en tu vida en tu presente no son las mismas de tu pasado. Estás rodeada por personas que se preocupan por ti. No olvides buscar ayuda si la necesitas—

—No quiero escribir esta noche— Brittany dijo, restregándose los ojos y poniéndose de pie. —Sólo tengo deseos de beber—

—Embriagarte no hará que el dolor desaparezca— Quinn contestó cuando se ponía de pie. —La definición de la locura o insanidad es hacer lo mismo una y otra vez y esperar diferentes resultados. Prueba hacer algo diferente para cambiar. Te garantizo que no te despertarás con una resaca—

—Este ha sido un día realmente duro para mí, justo para merecer una resaca, Doc. Puedo obtener algo de licor—

—Si, de eso no me cabe la menor duda— Quinn sonrió burlonamente. —No acepto tonterías tampoco, pequeña rebelde. Ve a casa y acuérdate de que eres una mujer, no un tanque de guerra—

—¿Y eso qué significa?—

—Significa que te lo tomes con tranquilidad— Quinn dijo. —Eres una mujer que necesita cariño de vez en cuando. No tengas miedo de tomarlo, ¿ok?—

—Te veré el sábado en el softbol— Brittany contestó, tomando sus llaves.

—Hey, regla numero veintiséis— Quinn estaba enfrente de ella y extendió la mano. —Creo que todo el mundo necesita al menos cinco abrazos al día. Tú estás muy atrasada en cuanto a eso, estoy segura—

—Estás bromeando— De pronto se encontró envuelta en un cálido abrazo, Brittany supo la respuesta. —Sí, sí está bien, me has dado un abrazo. ¿Puedo irme ya?—

—Lee tus meditaciones, escribe en tu cuaderno y no olvides establecer contacto con las personas que se preocupan por ti— Quinn dijo mientras soltaba el abrazo. —Te veré el sábado—


El estacionamiento de la licorería estaba oscuro, la luz de la lámpara estaba quebrada desde tiempo atrás gracias a unos vándalos y nunca se reparó. Brittany estacionó su auto cerca de la puerta principal, buscando toda la luz alrededor de ella tanto como fuera posible ahora que la noche había caído. Saliendo de la tienda con una bolsa de papel café en su mano, miró alrededor del estacionamiento oscuro cuidadosamente antes de quitar el seguro de la puerta de su vehículo. Una vez dentro del pequeño carro, Brittany cerró su puerta y colocó la botella en el asiento del pasajero. No puedo hacer esto, es demasiado difícil, pensaba para sus adentros, extendiendo la mano para encender el motor. Lo único que he estado pensando es en ese maldito lugar y toda la mierda que pasó. Dirigiéndose hacia la calle, Brittany presionó con fuerza el acelerador, rápidamente pasando por alto el límite de velocidad.
Al menos cuando estoy ebria no pienso nada de eso. La botella que estaba sobre el asiento pedía a gritos ser sacada de la bolsa de papel, pero Brittany sabía que si comenzaba a beber estando en ese estado de ánimo, se tomaría la mitad de la botella antes de que pudiera llegar a casa, si es que lograba llegar a casa. —Ah, a quien le importa de cualquier manera— dijo en voz alta, tratando de alcanzar la botella. Sus dedos apenas se estaban cerrando alrededor de la bolsa cuando vio unas luces azules y rojas que brillaban intermitentemente por su espejo retrovisor. —Demonios— dijo, soltando la bolsa y tratando de colocarse el cinturón de seguridad. Oh maldición, ¿traeré algo de la yerba del otro día aquí? Brittany intentó acordarse mientras apartaba el auto hacia la orilla del camino.

Revisando entre los asientos y deteniendo el carro, apagó el motor y bajó la ventanilla. ¿Metí la nueva tarjeta del seguro en la guantera?Brittany miró el espejo retrovisor, nada contenta al ver el auto de la policía estacionándose detrás de ella. Las luces azules y rojas continuaban brillando en cada segundo que pasaba. ¿Qué estás haciendo, mirando mi matrícula? Por favor, sólo ven aquí y levántame la infracción y vete. Brittany definitivamente estaba dudosa de si había algo de yerba en su guantera. Los documentos están ahí dentro. ¿Qué tal si ve algo cuando este buscando mi licencia de conducir? Tal vez la debería sacar ahora mismo, por si acaso. Pero por otra parte, si me ve revisando ahí dentro, podría sospechar y podría querer registrar el auto. Esa no sería una buena idea. El sonido cercano de una puerta de auto cerrándose tomó la decisión por ella. No hacer nada y ver que pasaba.

El corazón del Brittany comenzó a latir con fuerza en lo que se iba acercando el oficial uniformado. Mirando a través del espejo, los ojos de Brittany se ensancharon cuando el policía hizo una parada en su parachoques trasero y pareció ver algo. No me digas que tengo una luz trasera quebrada o algo por el estilo. Maldición, ¿cuándo fue la ultima vez que lleve el auto a la inspección? Pasando un paño sobre el sudor de su labio superior, nerviosamente asomó la cabeza fuera de la ventanilla.

—Uhm, ¿algo está mal, oficial?—

—Permanezca en el vehículo, Señorita.— la profunda voz  dijo con autoridad. Brittany se sentó y miró hacia adelante, ambas manos agarrando la parte superior del volante. ¿Qué pasará si se le ocurre registrarme de arriba a abajo? Maldición, maldición, esto no está nada bien. Escuchó su nombre sonar desde la radio y el oficial respondió antes de acercarse hacia la puerta.

—Su licencia, registro y tarjeta de seguro, por favor—

—Uh…seguro— Brittany se inclinó en el asiento para tratar de alcanzar su cartera, en todo momento nerviosa en lo que el oficial iluminaba con su linterna a lo largo del interior del auto. —Uhm, aquí está mi licencia. El seguro y el registro están en la guantera—

—¿Trae alguna arma o drogas ilegales en este vehículo, Señorita Pierce?— La voz del oficial sonó algo familiar a Brittany pero no sabía de donde exactamente.

—No— Inclinándose y notando que la luz de la linterna seguía sus manos, Brittany metió la mano en el compartimiento y quitó el frágil plástico que sujetaba los papeles del auto. Sacando el registro y la tarjeta del seguro, se los entregó.

—¿Esta es su dirección actual?—

—Ehm, no. Vivo en las Terrazas— Brittany observó como el oficial levantaba la licencia y garabateó algo en su libreta.

—Esta obligada a notificar al apartamento de vehículos en un periodo de diez días cualquier cambio de domicilio y marcarlo claramente en el reverso de su licencia— dijo el oficial, todavía sin mirarla a la cara mientras con su linterna seguía iluminando a todo lo largo del interior del auto. —¿Está tomando alguna bebida alcohólica?—

—No, sólo me dirijo a casa— Brittany contestó.

—Mm hmm— El oficial contestó. Algunas notas más fueron garabateadas antes de que bajara su libreta y dio un paso hacia el auto. —Salga del vehículo, por favor—

Oh mierda. Aspirando profundamente, Brittany desabrochó el cinturón de seguridad y abrió la puerta. Trataba de recordar el nombre de un abogado cuando la oficial el policía habló.

—¿No eres la nueva compañera de apartamento de Santana López?— Parada bajo el poste de alumbrado eléctrico, Brittany ahora sabía porque la voz le parecía tan familiar. Era Sam Evans.

—Sí— Brittany dijo felizmente. Las probabilidades de necesitar a un abogado habían disminuido considerablemente. Sam estaba sonriendo y apoyándose contra la puerta abierta. —No sabía que eras policía—

—Si, es mi trabajo mantener las calles seguras en la noche— Sam contestó. —Hablando del diablo, no es una buena idea ir conduciendo a tan alta velocidad—

—Oh, Si …lo siento— Demasiado como para ganarse una multa.

—¿Me juras que no has estado bebiendo?—

—Ni una gota— Brittany pensó sobre la botella que tenía sobre el asiento delantero. —De hecho, acabo de comprar algo para beber en casa— Señaló el asiento del pasajero, cosa que no había sido visible para los ojos de Sam antes, la botella de whisky envuelta en una bolsa café de papel.

—A propósito, tienes una luz rota en la parte trasera— Sam dijo en lo que se reclinaba dentro y removía la botella de whisky de la bolsa. —Muy bien, el sello de la botella no está roto. Habría tenido que darte un cargo por llevar un envase abierto— Sam devolvió la botella al asiento y devolvió los documentos a Brittany. —Supongo que puedo dejarte ir con sólo una advertencia por exceso de velocidad esta vez pero tengo que darte un ticket por la luz rota— Abrió su libreta y escribió con su pluma. —No pagarás ninguna multa si lo reemplazas por un ticket firmado por un mecánico autorizado y lo entregas en la estación de policía para comprobarlo antes de la tarde de mañana— El oficial Evans tendió la libreta y la pluma. —Firmar no es una admisión de culpabilidad, sólo de que recibiste tu ticket... ¿Así que vas saliendo del trabajo e ibas rumbo a casa para tomar algunas bebidas, hm?—

Brittany firmó el ticket y devolvió la libreta a Sam. —Sí, bueno ...—

—Qué lástima estoy trabajando hasta media noche— Sam se apartó de la puerta, haciéndole saber a Brittany que estaba todo bien y que regresara al auto. —Me gustaría invitarte una copa algún día— el oficial dijo suavemente mientras Brittany entraba en el asiento del conductor.

—Oh, ehm sí— Ahora que el peligro se había ido, Brittany le sonrió coquetamente al policía.

—Tengo el número de Santana. ¿Te puedo llamar un día de estos entonces?—

—Eso suena genial— Brittany dijo, usando el mismo tono que muchas veces antes había acostumbrado a usar con hombres calenturientos que le pedían su número de teléfono. —Te diré qué. No estoy nunca en casa. ¿Por qué mejor no te llamo yo en alguna ocasión?— Asegurándose de abrochar su cinturón de seguridad, Brittany lanzó la licencia y los otros documentos en el asiento del pasajero y echó a andar el motor.

—Hay un detector de velocidad arriba, cerca de la salida seis—

—Gracias por la advertencia. Buenas noches— Brittany comenzó a subir la ventanilla tan pronto como Sam se hizo hacia atrás. Oh Dios mío, logré salir de esta. Mirando por su espejo retrovisor, esperó hasta que el oficial de policía estuviera de regreso en su unidad antes de ponerse en marcha sobre la autopista. Eso es todo. Mañana voy a limpiar el auto. El alumbrado público iluminó el blanco brillante del ticket sobre el asiento. —Supongo que iré a una tienda de autopartes también—


***


—¿Oh, qué es ese horrible ruido?— Brittany gritó entrando al apartamento. La música venía del dormitorio de Santana y como la rubia ya la había escuchado en otros bares, la reconoció como una de las canciones de los Carpenters. Encontrando la puerta de Santana abierta, Brittany dio ligeramente un golpe en la puerta y dio un paso dentro. —¿Por qué estas escuchando esa música tan deprimente?—

—No es deprimente, me sirve de inspiración— la escritora defendió mientras bajaba el volumen del reproductor.

—Seguro, si estás pensando en matarte— Brittany caminó hacia el pequeño archivador y se sentó encima de él. —¿Cómo vas?—

—Hola también a ti eh…y voy bien— Santana señaló el monitor. —Creo que llevo hechas como quince páginas. Ha sido un día muy productivo—

—Bien por ti—

—¿Qué es eso? ¿Estás surtiendo tu suministro?—

—Sí bueno ...— Brittany colocó la botella de whisky en el piso, fuera de la vista de Santana.

—Ya veo…— Santana dejó el tema de lado. —¿Y cómo estuvo tu día? Luces como si hubieras estado jugando en un montón de suciedad. Asegúrate de poner a remojar en detergente tus calcetines para remover esas manchas antes de meterlas en mi lavadora—

—Eres la única persona que conozco que se preocupa por mantener su lavadora limpia— Mirando a su compañera, Brittany notó los ojos hinchados de Santana. —¿No has tomado ninguna siesta?—

—No tuve tiempo. Esas ideas que me diste ayer eran justo lo que necesitaba para juntar a Karla y Julie— Santana se desperezó en su asiento, comenzando a rodar su cabeza de un lado para otro hasta que escuchó un satisfactorio crujido. —Estoy casi lista para hacer que ellas tengan su primer beso—

—Oh sí, metámoslas en la cama lo más pronto posible— Brittany dijo en broma. —Creo que necesitas un descanso. Te diré que… Haré la cena esta noche—

—¿Sabes cómo cocinar?—

—Púdrete— Brittany contestó con una sonrisa, saltando fuera del archivo y tomando su botella de su escondite. —Vamos, necesitas apartarte de esta música deprimente—

Mientras bajaban las escaleras, Santana continuó defendiendo sus gustos musicales. —Los Carpenters no son deprimentes. Y la música melancólica es perfecta para la escena en la que estoy trabajando—

—Espero que no sea una escena de amor— Brittany dijo sarcásticamente mientras entraba a la cocina. —¿Qué te apetece? No conozco nada que se parezca a una comida verdadera— Abrió el refrigerador y recorrió con la mirada el contenido de cada estante. Oh, no sabía que tenías escondidas aceitunas verdes aquí dentro, Brittany pensó para sus adentros, haciendo una nota mental en bajar más tarde y tomar unas cuantas. —¿Qué es esta cosa que se parece a una hamburguesa?—

—Es una hamburguesa vegetariana—

—¿Cómo las cocinas? ¿Igual que las normales?—

—Así es. Le agrego algo de queso y cebollas fritas para condimentar—

—Suena bien. Tengo un pedazo de bistec por aquí en alguna parte…— Brittany movió de un lado para otro jarras de brebajes no identificables pero su carne no se encontraba por ninguna parte. —¿Dónde esta?—

—Lo aparté de mis sobrantes de rigatoni. Mira en el estante más bajo en la parte trasera—

—¿Por supuesto, por qué no lo vi antes?— Brittany dijo sarcásticamente, moviendo las canastas de moras fuera de su camino y alcanzando el bistec. —¿Tienes cebollas y queso?—

—El queso está en el compartimiento de los lácteos en la puerta y las cebollas están en la gaveta más baja—

Brittany encontró los ingredientes y los colocó en el mueble mostrador. Abriendo varias gavetas hasta encontrar los cuchillos de corte. Santana se había enfrascado en el periódico, dejando a la rubia con sus propios pensamientos. Como había hecho muchas veces durante el día, la mente de Brittany se remontó al pasado. No debería doler tanto. Tomando el cuchillo, comenzó a cortar en rodajas la cebolla. Sé lo que quiere Quinn. Quiere que rompa a llorar y le diga lo que él hizo como si eso hiciera alguna diferencia. La fuerza del cuchillo a través de la cebolla aumentaba y Brittany pronto sintió algunas lágrimas que se asomaban por sus ojos. De espaldas a Santana y sus dedos cubiertos con jugo de cebolla, dejó caer las lágrimas, sabiendo que sería peor si intentaba restregarse los ojos. Apuesto que esto la haría feliz, verme llorar de esta manera. Inhalando por la nariz y restregándose las mejillas en contra de las mangas superiores de su blusa, Brittany apartó el cuchillo e introdujo las rebanadas de cebolla en la sartén. Te extraño Paty. En verdad necesito un abrazo. Un sollozo pequeño se libró de sus labios, ya no podía culpar a las cebollas por las lágrimas.

—¿Estás bien?— Santana preguntó desde la mesa.

Brittany sorbió por la nariz y aminoró la temperatura del quemador. —Uhm sí, esta fuerte la cebolla, supongo— Todo lo demás podía esperar algunos minutos. —Voy afuera— Agachando la cabeza y apartando la vista de Santana, Brittany rápidamente se abrió paso hacia la cubierta.

La luna estaba todavía debajo del límite de la línea de los árboles, lanzando muy poca luz en la cubierta. Agarrando el barandal con ambas manos, Brittany miró la oscuridad, incapaz de detener las lágrimas que caían. El coraje que fácilmente venía a ella no podía contra las fuertes emociones, el dolor. Los recuerdos de ser una niña solitaria sin nadie a quien recurrir se rehusaban a irse y Brittany sintió volver a esa época dolorosa. No escuchó la puerta corrediza abrirse permitiéndole a Santana salir a la cubierta. Brittany brincó al sentir una cariñosa mano sobre su espalda.

—Hey— Santana habló bajo. —Ven aquí— Antes de que pudiese reaccionar, Brittany se encontró siendo sujetada dentro de un abrazo cariñoso de Santana.

—Yo ...—

—Shh, está bien— la escritora dijo. Brittany sintió el abrazo aun más fuerte, su cabeza presionada sobre el hombro de Santana. —De vez en cuando todos necesitamos sacar lo que traemos dentro—

—Yo no…no puedo detener esto— Brittany sorbió su nariz, torpemente dejando a sus brazos rodear la espalada de Santana. —Es…es...Es que duele tanto— Incapaz de detenerse, se abrazó más profundo en los brazos de Santana, sintiendo el calor del cuerpo de la hermosa escritora a través de la blusa delgada. Las lágrimas cayeron libremente por primera vez en muchos años y Brittany se encontró indefensa para detenerlas. Igual que cuando buscaba reconfortarse en los brazos de su hermana, de niña, Brittany ahora apretaba más su agarre alrededor de la espalda de Santana mientras los sollozos rompían su cuerpo. Mientras sus lágrimas mojaban la blusa de Santana, sintió una mano frotando amablemente de arriba abajo por su espalda. —Lo siento—

—No lo sientas— Brittany sintió el abrazo de Santana hacerse más fuerte. —Ya te dije, algunas veces todos tenemos que sacar lo que traemos— Las manos que estaban frotando su espalda y su pelo se detuvieron. —¿Te parece bien que entremos?— Santana preguntó. Brittany asintió con la cabeza y se dejó conducir a través de la cocina y se fueron al sofá donde Santana insistió en sentarse junto a ella.

—Lo…lo siento— Brittany dijo, limpiando la cara con su manga. —Creí que habían sido las cebollas pero ...— Miraba para todos lados menos hacia Santana, avergonzada por el llanto. —Será mejor que regrese a hacer la cena— Brittany intentó levantarse pero fue sentada de nuevo por una firme mano en su pecho.

—La cena puede esperar— Santana insistió. —Tú eres más importante— Mientras hablaba, Santana subió su mano para tomar la barbilla de Brittany, forzando sus ojos a encontrarse. —Habla conmigo— Brittany se encontró mirando directamente a los ojos de Santana, reflejando en ellos cariño y preocupación. —Vamos, Britt, habla conmigo— Santana repitió suavemente.

—Es sólo que me la paso pensando en el pasado— Brittany dijo, rompiendo el contacto con la mirada y enfocando la atención en los delicados pies descalzos de Santana. —Mi papá fue un bastardo— Insegura de qué decir, Santana permaneció callada, dándole a Brittany el tiempo que necesitaba para ordenar sus pensamientos. El olor de las cebollas fritas comenzó a filtrarse a través del aire. Santana se dio cuenta de eso pero permaneció ahí, rodeando los hombros de Brittany con un brazo. El timbre del teléfono interrumpió el silencio.

—Deja que la máquina conteste— dijo Santana. Tres timbrazos más tarde escuchó el beep ya conocido y la grabación de su propia voz.

—Habla Santana. No puedo atender el teléfono en este momento, así que por favor deje un mensaje— Beep.

—Santana, soy Quinn— la voz distorsionada dijo. —Llámame cuando llegues. — Se escuchó otro beep y de nuevo la habitación se quedó en silencio.

—La vi hoy— Brittany dijo quedamente.

—¿Creí que usualmente la veías los Lunes?—

Brittany asintió con la cabeza. —Lo hago pero me he estado sintiendo así todo el día—

—Oh, entonces te vio de nuevo hoy?— Brittany asintió. Santana continuó. —¿Qué dijo?—

—Dijo que necesito… sacar todo fuera— Brittany se encogió de hombros. —Que necesito hablar de lo que sucedió— negó con la cabeza. —¿Cómo se supone que debo de hablar de algo como eso?— Miró a Santana otra vez, encontrándose aun con esa mirada cariñosa en su cara.

—Justo como lo estás haciendo ahora—

—Fácil para ti decirlo. Siento como si me estuviera partiendo en dos— La rubia bailarina agregó

—Interesante visualización. Tal vez te sientes así porque hay algo muy duro dentro de ti intentando salir fuera—

—Ahora tú suenas como la terapeuta— la rubia dijo, provocando que las dos sonrieran brevemente.

—Tal vez— admitió con un asentimiento, la sonrisa desapareció de su cara —Como te dije antes si necesitas hablar, aquí estaré—

Brittany inclinó la cabeza y miró hacia otro lado. —No creo que pueda—

—Sé que puedes hacerlo— Santana dijo firmemente. —Eres fuerte. Puedes manejarlo—

—¿Fuerte?— Brittany contestó con un bufido. —No lo creo—

—¿Cómo puedes decir eso?— Santana cambió de posición y esperó a que Brittany la mirara antes de continuar. —¿Alguna vez te sentaste y te pusiste a pensar en eso, seriamente? No conozco a muchas personas que hayan sobrevivido a lo que tú viviste. Después de todas las cosas horribles que tu familia te hizo, todavía fuiste capaz de huir y mantenerte por ti misma durante todos estos años— Santana negó con la cabeza. —A los quince yo estaba preocupada por aprobar Biología y de no tener granos en la cara. No creo que pudiera haber logrado vivir en las calles por mí misma— Santana hizo una pausa, escogiendo sus palabras cuidadosamente. —Especialmente si hubiera sido maltratada— La palabra causó una reacción inmediata. Brittany se puso rígida y cruzó sus brazos delante de su pecho. Sus ojos cobraron una apariencia lejana. Las cebollas quemadas no podían seguir siendo ignoradas. —Ahora regreso— Santana dijo en lo que se ponía de pie. Fue a la cocina y apagó el quemador, decidiendo que la sartén podía ser lavado más tarde. Cuando regresó a la sala de estar, encontró a Brittany en la misma posición, perdida en un pensamiento profundo. —Hey—
Brittany la miró, sus ojos azules rojizos por el llanto. Santana reprimió el deseo de coger a Brittany y rodearla en otro abrazo, en lugar de eso volvió a sentarse al lado de la mujer emocionalmente lastimada. Para su sorpresa, Brittany tomó su muñeca, colocando su mano de vuelta a su anterior posición, alrededor del cuello de la rubia mujer. Aceptando la invitación, Santana se acercó más a ella y Brittany recostó la cabeza en su hombro. —¿Quieres hablar o sólo quieres estar sentada aquí por un rato?— Preguntó suavemente, dejando a su pulgar moverse a través de la curva del hombro de Brittany.

—¿Tuviste una bicicleta cuándo eras niña?—

—Um … sí— Santana contestó, recordando la costumbre de Brittany de cambiar de tema sin previo aviso. —Era color púrpura con un asiento blanco floreado y una canastilla en el frente—

—Yo tuve una bicicleta también. Era de Paty antes de que me la diera a mí— Brittany continúo dejando descansar su cabeza sobre el hombro de Santana, cosa que las tenía sorprendidas a ambas. —Era una bicicleta para niño pero eso no nos importaba. Era una bicicleta. Ella la ganó, sabes—

—¿Paty?—

—Si, hubo un concurso en la escuela y ellos le dieron una bicicleta al ganador. Ella compró una más grande en una venta de garaje con algo de dinero que había ahorrado. Paty era una buena ahorradora, no como yo—

—¿No es una de tus cualidades, hmm?—

—Nunca tuve dinero para ahorrar pero aun cuando conseguía tener algo, me lo gastaba de inmediato—

—Yo siempre he sido ahorradora— Santana dijo. —Papá me hacía guardar en el banco la tercera parte de mi dinero de cada semana. Para cuando me gradué de la escuela secundaria tenía el suficiente dinero para pagar mi propio auto—

—Después de que Paty comprara su bicicleta de diez velocidades en la venta de objetos usados, salimos a montar nuestras bicicletas por todas partes. Por supuesto eso fue antes de que el borracho bastardo las atropellara con su maldito auto. Nos tomó casi un año de recoger botellas antes de que pudiéramos comprar unas nuevas— Brittany se inclinó hacia adelante, apoyando sus codos sobre sus rodillas y frotando sus manos. Cuando los segundos pasaban sin que Brittany dijera alguna palabra, Santana se preguntó si este sería el final de la conversación por esta noche pero finalmente su compañera comenzó a hablar otra vez. —Me encantaba tener una bicicleta— Brittany dijo. —Me daba libertad. Cuando estaba fuera paseando, nadie podía tocarme— Brittany parpadeó varias veces. —Él no podía tocarme— agregó en voz baja.

—Él no puede tocarte aquí tampoco— Santana dijo suavemente, esperando alentar a Brittany a continuar hablando.

—Por todo lo que sé, el bastardo podría estar muerto. Deseo que lo esté— Brittany se incorporó y miró a Santana. —En verdad necesito un trago—

—¿Quieres embriagarte?—

—¿Acaso importa?—

—Depende, si quieres seguir hablando o no. Si quieres un trago, podemos salir al balcón. Si quieres embriagarte, tendrás que subir a tu habitación y yo no quiero estar para ver como te sumerges en el alcohol hasta quedar inconsciente— La escritora esperaba que no escogiera la opción equivocada. Parecía que Brittany estaba realmente accesible y Santana ciertamente no quería hacer nada para impedir eso, pero al mismo tiempo no quería alentar a que se embriagara.

—Solo un trago— Brittany dijo, levantándose. —Pero está haciendo frío allí afuera con el viento y todo eso. ¿Podemos subir a mi habitación? Tengo esa silla anaranjada donde te puedes sentar, si quieres—

Santana vaciló, sabía que tenía toda una botella de whisky a la mano y estaba segura que Brittany no se mantendría alejada de eso mucho tiempo en el estado de ánimo que se encontraba. —Te diré que haremos. ¿Sabes jugar Rummy?—

—Claro, Paty y yo solíamos jugarlo. Siempre le pateaba el trasero—

—Tú encárgate de despejar tu habitación que parece un campo minado y yo traeré las cartas—

—Hecho—
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Mensaje por monica.santander Jue Dic 05, 2013 2:39 am

Amo a Quinn y a San son unas genias!!
Saludos
PD: Me encantan los capitulos largos
monica.santander
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Mensaje por adi-santybritt Jue Dic 05, 2013 11:56 am

Hola!!!
Me han encantado los caps !!!
Me alegro que cada vez más Britt pueda confiar en San!!!! Ese abrazo!!!!!
Espero que britt no vuelva a usar drogas!!!
Me gusta que se ayuden la una a la otra!!!!!
PD: estoy desacuerdo con que subas cap largos!!!

Espero la actu
Saludos
adi-santybritt
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Mensaje por Patri_glee Jue Dic 05, 2013 12:40 pm

Hola excelente capitulosss
me encatana que britt empiece a confiar en santana :)
que bueno que quiin y santana ayuden a britt :))
los capítulos largos me gustan mucho, seguirlos asi Fanfic Brittana - El Corazón De Brittany - Capítulo 26 - Página 5 2145353087 Fanfic Brittana - El Corazón De Brittany - Capítulo 26 - Página 5 2145353087 Fanfic Brittana - El Corazón De Brittany - Capítulo 26 - Página 5 2145353087 Fanfic Brittana - El Corazón De Brittany - Capítulo 26 - Página 5 2145353087 
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Mensaje por Alisseth Jue Dic 05, 2013 1:57 pm

Hola!! :)
Me encanta el fic!!
Que lindas como ayudan a Britt..
Ojalá pueda confiar más en Santana y Quinn :)
Son adorables juntas! :)

Tienes una fiel lectora! :)
Espero el proximo cap :)

Besos.
Ali C:
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Mensaje por 3:) Jue Dic 05, 2013 3:14 pm

hola,....

me encanta el capitulo!!!!

sobre todo que britt le este contando a san lo que paso, con su hermana,...
y amo a quinn como terapeuta,...!!!!
me encanto el abrazo de da san y britt!!! me encanta la nueva amistad de las dos!!!

nos vemos!!!!
3:)
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Mensaje por micky morales Jue Dic 05, 2013 10:38 pm

Me encanta esta historia, me sorprende muchisimo como estas tan familiarizada con todos los terminos de la psicologia , por decirlo de algun modo, es sorprendente el cambio que esta presentando santana, es muy amable y ya no se queja tanto, creo que esta mas enfocada en ayudar a britt!
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Mensaje por Kristen Rivera Vie Dic 06, 2013 11:18 pm

Owwww que hermosas <3 ya se esta viendo el amor muy a lo lejos pero estoy que muerooooo quiero ya el otro capítulo
No nos hagas sufrir así :(
Yaaaa danos algo más de Brittana
En esperaaaaaaa


Britt me gusta que se deje consentir

Odie a sam bueno siempre será así
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Mensaje por marcy3395 Sáb Dic 07, 2013 2:13 am

oh vamos actualiza no nos dejes asiiiiiiiiiiiiiii, porfis, creo q hablo por varios, cundo va a haber wankyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy!!!!!!!!!!!!!!1
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Mensaje por Kristen Rivera Sáb Dic 07, 2013 9:07 pm

Hey hola por que nos dejas así :( actualizaaaaa

Porfa
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Mensaje por Beverly_87 Lun Dic 09, 2013 12:32 am

Siento mucho hacerlas esperar con lo de la parte Brittana, pero es que así es la historia y no me atrevo a quitarle algunas partes para llegar rápido a esas escenas. Solo tengan un poquito más de paciencia, les prometo que cuando lleguen la disfrutaran, y sabrán que la espera valió la pena. Al menos así fue para mi.

Aquí les subo dos capítulos seguidos, y mañana intentaré subir dos más. Probablemente entre los últimos dos esté, no podría asegurar. Pasa que necesito algo de tiempo para editar unas partes.

Gracias por su paciencia, por leer, por escribir y por seguir pendiente de la historia.

Perdón por hacerlas esperar :( ... Besitos!
Beverly_87
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Mensaje por Beverly_87 Lun Dic 09, 2013 12:34 am

CAPITULO 16



****


Habían pasado varios días desde la última vez que Santana había visto el interior de la habitación de Brittany y estaba sorprendida de ver que su suposición sobre el desorden estaba en lo correcto. La ropa sucia estaba toda tirada por el piso, sin duda tirada cuando Brittany se cambiaba. La pequeña papelera cerca de la cama estaba hasta el tope y había botellas vacías de whisky alrededor. Su botella más reciente estaba ya sobre la mesita de noche, el vaso al lado ya estaba lleno del licor ámbar. Brittany estaba sentada en la cama con las piernas cruzadas.

—¿Cómo encontraste el camino hasta tu cama?— Santana bromeó mientras cogía la silla a un lado de la cama.

—Bueno, la cama no se mueve. Sé dónde está. Recogeré todo esto cuando vaya a lavar mi ropa. Vamos, juguemos a las cartas—

Sentándose en su silla, la pelinegra alisó el cubrecama y comenzó a barajar las cartas. —¿Juego regular o gin?—

—Regular. Odio tener todas esas cartas en mi mano— Brittany dijo. —Y bien... tú siempre estás haciendo que hable sobre mí. Cuéntame acerca de ti, para variar—

—No hay mucho qué contar— Santana dijo, mientras organizaba sus cartas. —¿Qué quieres saber?—

—No lo sé— Brittany encogió sus hombros. —¿Cuándo te diste cuenta de que eras una… eso, ya sabes—

—Prefiero lesbiana— Santana sonrió. —Y tú vas primero— Esperó a que Brittany colocara una carta. —Estaba en la universidad tenía como diecinueve años o veinte más o menos— Colocó sobre la cama tres cartas antes de lanzar una reina sobre el montón de cartas. —Aunque, creo que me di cuenta un mes antes de que durmiera con otra mujer—

—¿Cómo lo supiste si no habías ...?—

—No necesité tener sexo con una mujer para saber que emocionalmente podía conectar con alguna— Santana recogió una carta y reacomodó sus cartas, viendo si el jack podía ser usado para alguna jugada.

—¿Alguna vez te has acostado con un chico?—

—De nuevo, ¿cómo saberlo si no he probado, verdad?— Dándose por vencida tiró el jack sobre las demás cartas —¿Cuándo pusiste esa carta? No me fijé— Santana miró a través de sus cartas, debatiéndose acerca de sus dos posibles huidas para ganarle a las cartas de Brittany. —Y para que lo sepas, ya he dormido con un chico antes—

—¿Y?—

—Y estuvo bien, pero no es lo que quiero. Una mujer es ... simplemente diferente, supongo— Colocando una carta de corazones, Santana sonrió por la jugada. —Será mejor que hagas algo ahí, ya nada más me queda una—

—¿Dónde se fueron todas las cartas de corazones?— Brittany dijo —Necesitaba ese nueve y ¿tú lo tenías todo este tiempo?—

—No sabía que lo necesitabas—

—Qué graciosa— Brittany lanzó el jack de corazones, no queriendo estar atrapada por esa carta pues Santana podría poner su última carta y eso la dejaría fuera.

—¿Y qué hay de ti? ¿Sé que eres heterosexual pero alguna vez tú… ?—

—No. Una vez un hombre me ofreció dinero si lo hacia con su novia mientras él observaba pero no lo acepté— Los ojos de Brittany se le iluminaron cuando la carta que sacó de la parte superior del paquete era la que estaba deseando. —Estoy fuera— anunció, colocando un cinco y tirando la tarjeta adicional a la pila de cartas.

—Veo que tenías las mejores cartas. ¿Quieres que llevemos un puntaje?—

—Claro. Aunque aquí no tengo papel—

—No te preocupes por eso. Traeré algunas hojas de mi habitación. Y traeré una botella de agua mientras me aseguro de que todo esté cerrado abajo. ¿Necesitas algo de abajo?—

—No, yo ya tengo lo que necesito— Brittany señaló su botella de whisky.

Tan pronto como Santana salió de la habitación, Brittany se dio vuelta y abrió la gaveta de la mesita de noche, sacando un cigarrillo. Solo mientras este abajo, asi no se incomoda.  Brittany pudo dar rápidas inhalaciones antes de que escuchara a Santana subir las escaleras. Apagando rápidamente el cigarrillo, encendió una vela aromatizante cuando su compañera regresó.

Santana no notó los ojos estrechos de inmediato de la rubia pero su nariz sensitiva captó un olor fuerte que le recordó a algo parecido a algo quemado junto con aromatizante. —¿Prendiste un incienso diferente?—

—Umm no, solo puse una de esas velas—

—Oh, eso debe de ser entonces— Santana quitó algo de basura para hacer lugar a su botella de agua en la mesita de noche. —Reparte—

—Ok. ¿Quieres jugar al póker en lugar de rummy?—

—Debiste haberme dicho antes cuando baje. Todas las cosas de juegos están en el armario— Santana se sentó en la silla. —Sigamos jugando rummy. Si bajo la escalera otra vez, entonces traeré las otras cartas—

—Ok— Brittany comenzó a distribuir las cartas, sonriendo para ella misma. La sonrisa se convirtió en una risa disimulada.

—¿Qué?—

—Nada— Una sonrisa silenciosa aun estaba en su cara.

—Anda, compártelo conmigo—

—No es nada—

—Sí, claro, seguramente— Santana dijo dudosa.

—¿En realidad quieres saber?—

—Por supuesto—

—Ok— Brittany hizo una pausa y miró las cartas delante de ellas. —¿Cuántas se supone que debo repartir?—

—Siete— Santana miró sus manos igualmente. —Repartiste mal las cartas. Yo tengo ocho y tal parece que tú tienes al menos nueve por allí—

Santana le entregó sus cartas a Brittany y trató de alcanzar su botella de agua. —¿Y dime qué es tan gracioso?—

Brittany la miró, confundida. —¿Gracioso?—

—Hace dos segundos parecías haber recordado algún chiste muy gracioso—

—Oh, eso— Brittany se encogió de hombros. —No lo sé. No me acuerdo—

—Uh huh— Fue entonces que Santana notó la mirada de ojos azules. —¿Fumaste mientras estaba abajo, verdad?—

—Um— Brittany la miró. —Si te digo que sí, ¿te quedarás de cualquier manera?—

Santana suspiró y se reclinó en su silla. —En realidad, no me gusta eso pero supongo que ya es demasiado tarde para hacer algo ahora—

—Ya no fumaré— Brittany aseguró. —Sólo necesitaba un poco para quitarme el malestar, ¿sabes?— Sujetando el paquete de cartas en su mano, la rubia se encogió de hombros y bajo la mirada a su regazo. —Algunas veces las cosas me parecen más fáciles de manejar cuando fumo— Dejó caer las cartas en la cama y tomó el vaso de whisky. —Ha sido un día espantoso— Brittany miró la botella que estaba sobre la mesita de noche. —¿Realmente quieres saber qué es lo gracioso? El idiota de mi padre bebía la misma marca de whisky— Reduciendo drásticamente el vaso y colocándolo abajo, Brittany recogió las cartas. —Siete, ¿correcto?—

—Correcto—

la rubia suspiró y repartió las cartas. —Recuerdo una vez, tenía como diecinueve años más o menos. Tuve un día realmente difícil y todo lo que quería hacer era embriagarme para olvidar. Fui a una licorería y compré la primera cosa que sabía me pondría borracha hasta las bragas, el mismo whisky que él bebía— Colocando el resto de las cartas en un montón entre ellas, lanzó la primera carta. —Debería haber mostrado mi credencial pero supongo que el tipo de la licorería se dio cuenta de que realmente lo necesitaba.—

—Lo que tú necesitabas era a alguien que cuidara de ti, no esconderte dentro de una botella—

—Si bueno, ciertamente no tuve eso ¿verdad?— Brittany contestó fieramente. —Creo que he hecho un buen trabajo cuidando de mi todo este tiempo. No soy una drogadicta y no estoy encerrada en la cárcel en algún lado—

—Eso es muy cierto— Santana dijo, recogiendo una carta y mirando su mano. —Y te doy todo el crédito por eso. Sólo desearía que no abusaras de tu cuerpo con todos estos vicios— agregó señalando vagamente la botella y los cigarrillos.

Brittany tomó la botella de whisky. —Qué diablos. Ellos abusaron de mi cuerpo, yo abuso de mi cuerpo. ¿Cuál es la diferencia?—

—La diferencia es que mereces algo mejor que eso— Santana colocó su carta abajo y miró a Brittany. —Tal vez ellos no pudieron ver la persona especial que eres pero yo sí la veo—

—Necesitas que te revisen la vista— Brittany dijo. —No tengo ninguna maldita cualidad, sólo mi apariencia y eso no durará para siempre.—

—Te estás vendiendo—

—Tal vez. Yo no soy como tú, yo no tengo estudios y una familia que se preocupa por mí o esas cosas. Soy sólo yo y eso es decir mucho—

Santana apretó con fuerza sus cartas ante las palabras de Brittany. ¿Qué tengo que hacer para que veas que eres una persona digna? Se preguntó. —Tienes más que sólo a ti misma. Me tienes a mí y a Quinn y ambas nos preocupamos por ti—

—Sabes… cuando era niña, cuando creía que las oraciones y los sueños se podían hacer realidad con sólo desearlo con todas mis fuerzas, solía soñar que algún día las autoridades venían y nos decían que habían cometido un terrible error y que Paty y yo no éramos realmente Pierce. Que habían venido por nosotras y que nos llevarían con nuestra verdadera familia, una agradable y amorosa familia que nunca golpeaba a sus hijos—

El dolor en la voz de Brittany tocó el corazón de Santana. —Sabes— la escritora dijo, extendiendo la mano y poniéndola sobre la rodilla de la rubia. —Desearía que ese deseo se hiciera realidad para ti—

Brittany colocó las cartas sobre la cama y se recostó sobre su espalda, apoyándose sobre la almohada. —Paty y yo solíamos hablar de eso. Salíamos corriendo por los campos y nos quedábamos debajo del sol hablando sobre de como sería la vida si viviéramos en alguna otra parte—

—¿Hablaban de lo que querían ser cuando crecieran?— Santana preguntó, metiendo todas las cartas sobre la pila, asumiendo que el juego había terminado.

—Oh, todo el tiempo— Brittany sonrió y clavó los ojos sobre el techo. —Ella quería ser doctora o abogada dependiendo de cual serie de TV habíamos visto una noche antes—

—¿Y tú?—

—¿Yo? Oh, yo quería ser muchas cosas. Quería ser bombero, enfermera, incluso una detective privada. Me encantaba ver Los ángeles de Charlie—

—Parece como que te gusta ayudar a la gente—

Brittany resopló. —Sí y todo lo que terminé haciendo fue darle a los hombres algo que mirar y así cuando ellos llegaran a casa se dieran una buena masturbada— Ella negó con la cabeza. —No importa ahora. Sin un diploma de bachillerato sólo sirvo para trabajo manual o para desnudarme—

—Sabes que puedes obtener tu diploma si trabajas duro—

—¿Para qué?— Brittany levantó la cabeza de la almohada lo suficiente como para mirar a Santana. —¿Puede ver mi solicitud de empleo? ¿Dónde ha trabajado usted? Veamos, trabajé en el club de striptease local quitándome la ropa por dinero y antes de eso trabajé en el callejón cerca de Smith. Me contratarían de inmediato, ¿no es así?— Su cabeza cayó de regreso a la almohada y dio un suspiro de derrota. —¿No lo ves, Santana? Simplemente no puedo comenzar de nuevo. No puedo librarme del pasado—

—Tal vez la meta no es librarte del pasado pero si enfrentarlo y dejarlo en donde debe estar— Quitándose las pantuflas, Santana colocó sus pies en el borde de la cama. —Enfréntalo, acéptalo, y sigue adelante—

—Fácil para ti decirlo—

—Sí, lo es— Santana admitió. —Nunca he tenido que pasar por las cosas que tú—

Brittany se sentó, presionando su espalda contra el cabecero, perdida en su pensamiento. Llenó su vaso de whisky y lo redujo drásticamente antes de hablar finalmente. —Quinn quiere que hable de eso. Dice que me ayudará—

—Ella es la terapeuta— Santana dijo. —Estoy segura de que sabe de que está hablando. Se que cuando algo me está molestando y hablo de ello, me hace sentir mejor—

—Nada hará que me sienta mejor— Brittany dijo en desacuerdo. —Está este dolor profundo dentro de mí que nunca se va— Tomó la botella de whisky otra vez. —Algunas veces es todo en lo que puedo pensar— Tomó otro trago. —¿Cómo se supone que debo de hablar de eso?—

—Estás hablando ahora, sólo continúa—

—No estoy hablando de 'eso'. Sólo estoy hablando de cómo se siente—

—Eso es mejor que nada— Sintiendo que Brittany estaba al borde, Santana escogió sus palabras cuidadosamente. —¿Cómo te sientes ahora?—

—¿Aparte de ebria?— Brittany sonrió y colocó la botella abajo. —¿Cómo se supone que me debo de sentir?—

—No me importa cómo se supone que te sientes. Me importa saber cómo te sientes—

—Me siento como una muñeca rota que ha sido usada y tirada a la basura— Encogiendo sus rodillas hacia su pecho, Brittany dobló sus brazos y apoyó la barbilla sobre ellos. Por mucho rato ninguna habló, ambas perdidas en sus pensamientos.

Pensando quizá que el muro de piedra había sido golpeado y la conversación se había terminado por esta noche, Santana envolvió la goma elástica alrededor de las cartas y acomodó el papel y la pluma que había traído de su habitación. Estaba a punto de ponerse de pie cuando Brittany comenzó a hablar en un tono titubeante.

—Tenia catorce años— la rubia comenzó, sus ojos no miraban más arriba del cubrecama. Santana inmediatamente soltó las cartas y el papel, dando a Brittany su completa atención. —Sabía lo que le había hecho a Paty pero jamás pensé que él vendría después por mí…—


****


Acostada en su cama más tarde esa noche, Santana se encontraba incapaz de poder dormir. El terror vivido que había escuchado relatar a Brittany martirizaba su mente, rehusándose a dejarla en paz. Se daba una idea de lo malo que habría sido basándose en por qué Brittany siempre evadía ese tema, pero después de escuchar el relato detalladamente, Santana se dio cuenta de que era demasiado difícil de manejar. Dejó a una Brittany exhausta emocionalmente y regresó a su habitación, esperando poder llegar arrastrándose a su cama y quedarse dormida.
Ahora una hora más tarde, las sombras de la noche sobre las paredes le hacían compañía a sus ojos abiertos. Buscando en la oscuridad, encontró el teléfono y marcó un número ya conocido.

—¿Hola?— La voz atontada contestó.

—Quinnie, Es Santana—

—¿Qué hora es?—

—No lo sé. Más de medianoche, estoy segura—

—¿Pasa algo malo?—

—Sólo necesito hablar. Britt y yo tuvimos una larga conversación esta noche—

—¿Cómo está ella?— La voz de Quinn era más clara, la pesadez causada por el sueño rápidamente desapareciendo.

—Bastante bien considerando todo por lo que ha pasado— Santana suspiró y descansó la cabeza en contra del cabecero. —No sé cómo logró sobrevivir tanto tiempo. ¿Te ha dado detalles de lo que le hizo su padre?—

—San, sabes que no puedo contestar eso—

—Si, lo sé pero es que simplemente no puedo dejar de pensar en eso. Lo bastardo que fue. Aun si la mitad de lo que me contó es cierto, él era monstruo que debería haber sido encerrado hace mucho tiempo—

—No podemos hablar de Brittany o cualquier cosa acerca de su vida que te haya contado, no importa que tan malo haya sido, pero te puedo decir esto. No tengo duda de que si te contó algo de su pasado es seguramente verdad. Al menos tan verdadero como su memoria le permita recordar— Santana escuchó el sonido de Quinn moviéndose por su apartamento. —A propósito— su ex-amante continuó. —Falta un cuarto para la una—

—Siento mucho llamarte tan tarde pero es que no puedo dormir. Sólo me la paso imaginándola como una adolescente incapaz de protegerse de él—

—No puedes cambiar el pasado—

—Ojalá pudiera— Santana dijo seriamente. —Si hubiera estado allí, yo habría ...—

—Habrías tenido solo algunos años más que ella y no podrías haber jugado a ser la mujer maravillas— Quinn interrumpió. —Si su hermana no pudo protegerla, ¿qué te hace pensar que tú habrías podido?—

—Pero ...—

—Pero nada. No puedes cambiar lo que le pasó. Todo lo que puedes hacer ahora es ayudarle a recoger los pedazos y a sanar—

—¿Cómo superas algo como eso? Quiero decir. Conozco personas que han sido maltratadas y la mayoría lo supera con el tiempo pero ¿cómo te recuperas de haber sido atacada noche tras noche?—

—Santana, estás cruzando la línea— Quinn advirtió. —Demonios, probablemente la hemos cruzado ya. Si el estado se entera que hablo de esto contigo … —

—Olvídate del estado por un minuto, Quinn. Estamos hablando de Brittany—

—No, no estamos hablando de ella, estamos hablando de ti y cómo tienes que manejar el ser amiga de alguien que es una superviviente— Quinn suspiró. —Siento si parezco una gruñona pero no puedes despertarme de mi sueño profundo y esperar que este en la mejor disposición de darte ánimos por aquí, especialmente cuando quieres presionar esto. ¿No entiendes que si ella se entera de que hablamos de esto podría arruinar su confianza en mí?—

—¿Qué se supone que debo de hacer?— Santana preguntó, pasándose los dedos por el pelo. —Ok, veámoslo de esta manera. Yo tengo una amiga que ha sido agredida. ¿Qué puedo hacer para ayudarla a superarlo y hacer que siga adelante con su vida?—

—Lo mejor que puedes hacer es sólo estar ahí para ella y escucharla. No trates a tu amiga de manera diferente a como lo haces ahora. Si ella quiere hablar déjala hacerlo pero no fuerces la conversación—

—¿Y si ella quiere destruirse a sí misma con alcohol y todo eso?— Santana escuchó otro suspiro a través del teléfono. —Vamos, Quinn. ¿Cómo se supone debo evitar que se extralimite con el trago y los cigarrillos?—

—No puedes. Sólo tienes que asegurarte de no involucrarte demasiado y te conviertas en un obstáculo que pueda empeorar el problema. Tal vez una reunión o dos en A.D.A sería bueno para ti—

—¿Necesito ir a una reunión de Amigos Del Adicto?—

—¿Y por qué te molesta tanto esa idea?— Quinn preguntó. —Si alguien que bebe es un problema para ti, entonces acude a A.D.A—

—No necesito acudir a A.D.A— Santana dijo inflexiblemente. —Solo quería saber como ayudar a Brittany—

—Es hora de decir buenas noches, Santana— Quinn dijo. —Tu terquedad se está saliendo de control y estoy demasiado cansada como para pelearme contigo por ella. Recuerda que mañana, ella es la misma persona que era ayer y de un día antes. Si ella no hace lo que tú quieres cuando tú quieres y eso te molesta, ese es tu problema, no el de ella. Sé su amiga, eso es lo que ella necesita, no una superheroína que llegue volando a rescatarla. Ya es muy tarde para eso—

—Algunas veces me pregunto cuál de nosotras es la más terca— Santana dijo suspirando. —Está bien, está bien. Intentaré  mantener lo que dijiste en mente pero aun creo que podría hacer algo más que sólo sentarme aquí y escuchar—

—Prueba ser su amiga—

—Bien…Oye, ¿Para que llamaste antes? Estábamos en casa pero estábamos hablando y no pensé que fuera buena idea levantarme y contestar el teléfono—

Hubo una pausa antes de que Quinn contestara. —Estaba preocupada y sólo quería saber si Brittany había llegado bien a casa—

—Uh huh. Veo que estás haciendo un buen trabajo separando la amistad de la terapia, ¿no es así?—

—Oye, una buena terapeuta puede llamar a la casa de su paciente si está preocupada—

—¿Cuándo fue la ultima vez que llamaste a la casa de un paciente para cualquier otra cosa que no haya sido para cambiarle su cita?—

—Mi secretaria se encarga de las citas y no pienso darte explicaciones. Vete a dormir. Buenas noches Santana—

—Buenas noches Quinn. Gracias por escuchar—

Colgando el teléfono, Santana encontró que hablar con Quinn había calmado un poco su mente. Eso no ayuda. Debe de haber una manera para que ella supere esto. ¿Pero cómo? Segura de que dormir era caso perdido, Santana se enderezó y deslizó sus pies en sus pantuflas. Tengo que limpiar esa sartén donde se quemaron las cebollas sino se quedaran pegadas para siempre. Saliéndo de su habitación, Santana estaba indecisa entre bajar y limpiar o ver como estaba Brittany. Esto es tonto. Ella duerme ya como un tronco y está segura. Además, no quiero asustarla o algo así. Como si su mente actuara por si sola, la mano de Santana tomó la manija de la puerta. No entraré, sólo abriré la puerta un poco y veré si está durmiendo bien. Podría tener una pesadilla o algo.

La luz del vestíbulo iluminaba con una pequeña luz la habitación de Brittany pero la luz de la noche que se reflejaba en la pared le dio suficiente claridad a Santana para ver a su compañera que ciertamente dormía como un tronco, un ronquido ligero salió de sus labios. Bien. Satisfecha de que todo estaba bien, Santana bajó las escaleras para pasar el resto de la noche limpiando.
Con la radio encendida a volumen bajo, Santana silenciosamente bajó al primer piso, haciendo una buena limpieza, moviendo sillas y mesas pasando el trapeador y desempolvando todos los muebles. Para cuando el sol de la mañana salió sobre el horizonte, la cocina y la sala estaban inmaculadas. Escuchando la alarma de Brittany desde el piso de arriba, Santana puso la sartén en el fuego y sacó una taza grande de café de la alacena. Considerando que el día anterior había sido duro para su compañera, Santana había decidido al menos darle a Brittany un buen comienzo para este día.
Cuando la rubia bajó varios minutos más tarde, su pelo aun estaba húmedo por la ducha, fue recibida con un plato de huevos revueltos, tostadas y una taza de café humeante.

—Pensé que podrías tener un buen desayuno antes de comenzar un día muy ocupado— Santana dijo mientras colocaba la taza sobre la mesa.

—Buenos días— Brittany dijo mientras tomaba su lugar —¿A qué hora te levantaste?—

—Realmente nunca me dormí. Creo que la lechuza que vive en mi está tratando de salir— Santana recogió su taza vacía y caminó hacia la cafetera. —Tuve una época, una vez, cuando estaba escribiendo mi último libro, no pude dormir por las noches durante casi un mes… ¿A qué hora crees que llegarás a casa esta noche? Tengo un poco de róbalo fresco que puedo descongelar. Algo de condimentos con limón y arroz y será una cena digna de un rey—

—Mi labio se ve mejor— Brittany dijo quedamente. —Tengo que ir al club después del trabajo y ver qué va a pasar—

—Creí que lo único que tenías que hacer era recoger tu cheque— Santana dijo mientras se sentaba a la mesa.

—Nunca dije que renunciaría, sólo que lo pensaría. Sabes, ganó más dinero en una hora trabajando en el club que lo que gano trabajando para Blaine— Brittany presionó su tenedor sobre los huevos revueltos. —Tal vez puedo trabajar en el club medio tiempo y conservar ambos trabajos—

—Nada como tener dos velas encendidas al final. ¿No puedes conseguir otro trabajo en el club en lugar de quitarte la ropa? ¿No necesitan camareras?—

—No me contrataron para atender mesas, Santana. Mi trabajo allí es salir al escenario y quitarme la ropa al ritmo de la música—

Santana intentó no mostrar la decepción de su cara. —No creo que trabajar allí sea buena idea. Mira lo que te pasó. Quién sabe lo que podría ocurrir si regresas—

—Bueno, no voy a saber que va a pasar hasta que vaya. Por lo que sé, me reemplazaron y no tengo trabajo para regresar—

Es lo que más deseo, Santana pensó para sus adentros. —Estoy segura de que Blaine te daría horas extras si necesitaras el dinero. Él es buena persona con cosas como esas—

—Puedo ganar en una noche bailando lo que me paga Blaine por tres días de trabajo. Ese tipo de dinero es difícil de dejarlo pasar— Brittany redujo su taza de café. —Veremos que pasa—

—¿Qué tal si te bajo el alquiler?— Santana sabía que no podía permitirse perder ese dinero extra que el alquiler de Brittany le daba pero la idea de que la rubia se quitara la ropa frente a un montón de hombres calenturientos le era difícil de aceptar.

—No, el alquiler es más que razonable. Hablando de eso, necesito que me digas cuanto es por la mitad de los servicios y así poder pagártelos. Estoy segura de que ya tienes algunos recibos— Brittany metió el último bocado de comida en su boca. —Esta noche será el mejor momento de que tenga dinero después de recoger mi cheque. Espera hasta mañana y ya me lo habré gastado—

—No te preocupes por eso. No creo que tengas que darme más de cincuenta dólares más o menos—

—Oh, por favor. Está la luz y el cable por no mencionar el teléfono también. Estoy segura de que hice que el recibo del agua aumentara también—

—El complejo se encarga de las cuentas de agua y tú nunca usas el teléfono—

—Soy aun responsable por la mitad de la cuenta telefónica la use o no— Brittany dijo, bajando su tenedor y haciendo a un lado el plato. —Estuvo muy rico, gracias—

—De nada— Santana tomó un sorbo de su café, intentando con todas sus fuerzas no volver con el tema del Tom Cat Club otra vez. Finalmente fue Brittany la que no aguantó estar en silencio por más tiempo.

—Mira, sé que no te gusta la idea de que me desnude...—

—No, no me gusta— Santana afirmó.

—Pero es lo que hacía antes de que me conocieras y que probablemente continúe haciendo. No puedo enorgullecerme de eso, incluso no me agrada, pero no puedo dejar ir el buen dinero que gano por ello—

—Tiene que haber un punto donde el dinero no sea suficiente para seguir degradándote de esa manera—

—Bueno, si lo hay, no lo he encontrado todavía— Brittany dijo firmemente. —Es legal y jodidamente mejor que trabajar en el callejón detrás del club, eso es seguro—

—Estoy de acuerdo contigo en eso— Santana admitió. —¿Puedes al menos prometerme que no harás eso, no importa lo duro que puedan estar las cosas?— Esta vez Santana se ganó al menos una pequeña sonrisa de Brittany.

—No tengo la intención de hacerlo. Este tema quedó atrás—

—Y tal vez algún día el desnudarte quedará atrás también—

—Tal vez. Ahora mismo tengo que terminar de prepararme para el trabajo y escribir en mi cuaderno antes de que la Doc quiera mi cabeza— Para sorpresa de Santana, Brittany tomó sus manos entre las suyas. —Escucha… acerca de lo de anoche...— La mano se retiró y la rubia miró su plato vacío. —Gracias por escuchar. Yo…yo nunca le había contado todo esto a nadie—

—Cada vez que quieras hablar, aquí estaré—

—Creí que estarías en shock y asqueada por todo lo que te conté—

Santana extendió su mano y tomó la barbilla de Brittany, forzando a los ojos azules a ver los suyos. —Sí, la mayor parte de lo que me contaste me dejó en shock pero la parte en que me sentí asqueada, tiene que ver con tu padre y no contigo— Soltó la barbilla de la hermosa rubia, contenta de que la joven mujer no girara su cabeza y evadiera su mirada. —Se requiere de mucho coraje para sobrevivir a algo como eso y mucho más valor el ser capaz de compartir lo que pasó con alguien—

—No te conté todo, sabes. Creí que si te contaba todo de una sola vez saldrías gritando de la habitación—

—Eso no pasaría— Santana aseguró. —Cualquier cosa que quieras contarme, la escucharé—

—Sabes, algunas veces me recuerdas a Paty. Ella era realmente paciente conmigo—

—Estoy segura de que si conociera a Paty me agradaría también— Santana miró su reloj de pulsera. —Pero tienes razón, necesitas apurarte si quieres llegar a tiempo al trabajo. Más te vale no haber dejado un desorden en el baño—

—Tu definición de desorden y la mía son completamente diferentes pero me aseguré de recoger las toallas y de secar lo mojado del piso—

—Casi perfecto. Lo limpiaré más tarde— Santana observó a Brittany ponerse de pie. —¿Puedes al menos llamarme y dejarme saber a qué hora vendrás a casa esta noche?—

—Seguro— Trató de alcanzar su plato pero Santana la detuvo.

—Yo lo recogeré. Tú vístete—


***

El estacionamiento del Tom Cat Club estaba vacío cuando Brittany llegó. Después de un rápido vistazo por el espejo retrovisor para asegurarse de que todo estaba tranquilo en el lugar, caminó hacia la puerta lateral y presionó el timbre de la puerta. Con tres horas antes de la primera función, Brittany estaba segura que encontraría a Gunther en su oficina.

—Britt!— El corpulento hombre dijo por la sorpresa cuándo abrió la puerta.

—Hola Randy. ¿Se encuentra Gunther?—

—Si, está en la barra platicando con alguien. Entra— El musculoso hombre la invitó a entrar ondeando su mano. —¿Y cuándo piensas regresar—

—No estoy segura. Tengo que hablar con Gunther primero—

—Bueno, sé amable. Realmente ha estado de pésimo humor las últimas dos semanas. Sara y Mónica renunciaron y acaba de enterarse de que alguien se está robando el licor—

—Oh genial— ella gimió. Gunther se ponía muy difícil cuando las cosas iban viento en popa. Cuando iban mal, era imposible razonar con él.

—Sólo utiliza tu encanto— Randy dijo. —Después de la semana que ha tenido, verte le alegrará el día—

—Ya lo veremos— Brittany dijo nerviosamente mientras se dirigía abajo al vestíbulo.

Gunther no estaba en la barra sino en su oficina para cuando Brittany lo encontró. Su puerta estaba ligeramente entreabierta, revisando los libros mayores del club.

Bueno aquí voy. —¿Gunther?— Ella llamó, tocando ligeramente la puerta.

—Britt, qué sorpresa tan agradable— él dijo, señalando hacia una silla. —Entra y toma asiento. Esperaba que vinieras. Te llamé un par de veces pero nunca me devolviste las llamadas. Comenzaba a pensar que nunca te veríamos otra vez—

—Te dije que estaría de regreso después de que mi labio sanara— dijo mientras tomaba asiento.

—Pues luces genial. Tal vez con un kilito o dos de más pero puedes bajarlos sin ningún problema, estoy seguro. Después de todo, no se pueden esconder debajo de una tanga, ¿verdad?—

—Um, no supongo que no… Gunther, acerca de regresar a trabajar …—

—Oh diablos, no tienes idea de lo difícil que ha sido esto últimamente— él continuó, sacando un cigarrillo de su paquete y prendiéndolo. —Primero Sara me dijo que su novio no la dejaría trabajar más y luego Mónica tuvo uno de sus pequeños desplantes y renunció. Y por eso te digo, eres un regalo enviado del cielo—

Oh genial. Ya puedes parar de hablar Gunther. Decidiendo que si dejaba que Gunther continuara hablando la tendría en el escenario en diez minutos, Brittany aspiró profundamente y practicó las palabras que había ensayado cuidadosamente en su mente una vez más.

—Es algo tarde pero creo que te puedo dar esta noche una presentación o dos—

—De hecho, de eso es de lo que quiero hablar contigo—

—Bien ¿cómo qué...? ¿Viniste para decirme que ya estabas lista para regresar a trabajar o no?— La amabilidad que él había mostrado cuando ella entró a su oficina iba desapareciendo rápidamente.

—No estoy segura si quiero hacer el show más—

—¿No estás segura? ¿De qué diablos estás hablando?— Gunther se inclinó hacia adelante, haciendo más pequeño el espacio entre los dos.—¿Y qué es lo que vas a hacer?—

—¿Qué tal de camarera? ¿O incluso ayudando detrás de la barra?—

—Los hombres no pagan buen dinero para ver tu trasero detrás de la barra, pagan por verte arriba en el escenario desnudándote para ellos—

—Bien, tal vez estoy cansada de desnudarme para ellos, tal vez quiero hacer algo más—

—Britt Britt Britt— dijo en el tono más condescendiente que ella alguna vez le había escuchado. —Mira, si estás tratando de presionarme para que te dé más dinero no va a surtir efecto—

—No se trata de dinero—

—¿Bien, entonces de qué se trata todo esto?— El gerente preguntó coléricamente. —No necesito otra camarera u otra bartender. Lo que necesito y para lo que te contraté es para que pongas tu trasero sobre el escenario y muevas ese coño a quien quiera colocarte un gran billete, ¿lo entiendes?—

—Sí, lo entiendo, Gunther— ella contestó tan coléricamente como él. —Pero tú no eres el que esta allá arriba. No tienes que soportar a todos esos estudiantes y hombres tratando de tocar tu cuerpo. Estoy harta de eso—

—¿Entonces qué carajos estas haciendo aquí, huh? ¿Encontraste un nuevo novio o algo así y te esta presionando con esto?— Gunther sonrió, pensando que estaba en lo cierto. —Te voy a decir una cosa. Le puedes decir a tu novio que estás sirviendo mesas si eso te hace sentir mejor—

—No tengo novio. No es por eso que estoy haciendo esto— Brittany insistió —Sólo estoy cansada de desnudarme—

Gunther dejó salir un largo suspiro y se reclinó en su silla. —Cuando viniste aquí por primera vez, no tenías ni un maldito centavo ni un nombre. Incluso no tenías un auto— Él negó con la cabeza. —No lo sé. Sólo estoy tratando de ayudarte. Tienes suerte de tener un trabajo como este. ¿Sabes a cuántas mujeres les encantaría tener la oportunidad de ser la estrella del show?— Con un suspiro fuerte, Gunther abrió su gaveta del escritorio y sacó una carpeta de papel manila. —Iba a guardar esto para más tarde pero desde que pediste el permiso de ausentarte no hubo otra elección...¿recuerdas que quería hablar contigo después del show aquella noche?—

—¿Sí?—

—Iba a ofrecerte la oportunidad de hacer dinero de verdad. No dinero de uno o cinco que ganas aquí, sino de treintas y cincuentas—

Sólo hay una manera de ganar ese tipo de dinero, Brittany pensó para sus adentros.

—No tengo planes de trabajar aquí para siempre, estoy en tratos con una empresa grande en Nueva York. Tengo este otro trabajo funcionando y estaba planeando en darte a ti una oportunidad de hacer dinero de verdad con esto—

—Gunther, tú sabes que yo no...—

—Relájate, bebé. Estoy hablando de algunas fiestas privadas, no de estar parada en las esquinas. Y oye, si quieres ganar algo extra yo no me meto en eso, yo estaré conforme siempre y cuando el cliente quede satisfecho—

Sintió que las paredes comenzaron a acercarse y Brittany rápidamente volteó su cabeza para ver que la puerta seguía entreabierta. Sabiendo que escapar era fácil, se obligó a permanecer en su asiento. —No puedo hacer eso. Tú sabes cómo resultan al final todas esas cosas y no caeré en viejos trucos sólo por ti—

—Cariño, no estamos hablando de trucos, simplemente de algunas fiestas privadas. Estás haciendo esto muy grande— Regresó la carpeta de nuevo a su escritorio. —Pero si quieres desperdiciar el resto de tu vida trabajando en el club, adelante. Seis meses a partir de ahora y podré renunciar a este lugar y ser un hombre de negocios por mi cuenta. Si quieres unirte a los triunfadores eres bienvenida pero no creas ni por un momento que vas a ser lo que eres aquí— Gunther se puso de pie, su metro ochenta elevándose desde su posición. —Así que, tú tienes la última palabra cariño. Mete tu trasero en un traje y sal a trabajar o jódete en las calles. La elección es tuya—

Ahora la oficina le parecía definitivamente muy pequeña para su comodidad. Brittany había esperado regresar y sólo trabajar medio tiempo si no podía conseguir otro trabajo pero Gunther dejó claro que esa no era una opción. También sabía que si regresaba a trabajar con Gunther nunca la dejaría en paz hasta que estuviera trabajando en sus fiestas privadas, entreteniendo a hombres de negocios. Pues bien Santana, creo que tú deseo se va a cumplir. —Sólo dame mi último cheque y me iré de aquí—

—Debí haber sabido que tomarías esa estúpida elección— Gunther dijo, caminando hasta el archivero. —No vas a encontrar a nadie que te pague lo que yo te pago por mover esas tetas. No puedo creer que desaproveches esta oportunidad— Sacó un sobre del archivero y lo tiró sobre el escritorio. —Y ni pienses que te voy a dar una carta de recomendación—

—No te preocupes, no la necesito— Brittany se levantó y tomó el sobre que contenía su último cheque. Cuando se dio la vuelta, su cara se encontró contra el pecho del intimidante gerente.

—¿Sabes? de todas las chicas que he visto ir y venir de este lugar tú fuiste la única con la que pude haber hecho algo realmente bueno, pero siempre te creíste superior, ¿no es así? Mira, pero no toques ¿verdad Britt?— Él se acercó aún más, obligándola a dar un paso atrás hasta que sintió la dureza del escritorio de madera detrás de ella. —Alguien te debería haber domado hace mucho tiempo y enseñado buenos modales—

—Déjame ir, Gunther— ella dijo, intentando caminar hacia un lado. El molesto hombre rápidamente se interpuso en su camino.

—Tal vez nunca tuviste a un hombre que te enseñara como comportarte, ¿no es así?—

—Gunther, por favor, sólo déjame ir— El corazón del Brittany latía furiosamente en su pecho.

—Hey Gunther— Randy empujó la puerta abriéndola completamente. —El tipo de la entrega exige el pago antes de que baje la carga. Algo sobre nuestra cuenta que ya era demasiado alta… Lo siento, no sabía que estabas ocupado—

—Ya iba de salida— Brittany dijo, moviendo a Gunther para abrirse paso y empujando prácticamente a Randy por su prisa de escapar. Sintió un gran alivio cuando llegó al vestíbulo que daba a la puerta lateral. ¿Cree que soy una estúpida o algo por el estilo? De ninguna maldita manera voy a volver a trabajar para él, jamás. Fui una idiota al pensar que él haría algo para intentar ayudarme. Empujó la puerta de emergencia y fue recibida por el sombrío estacionamiento. Llegando a su auto, Brittany se dio cuenta que sus manos temblaban mientras intentaba meter la llave en el cerrojo. No ayudaba mucho que estuviera constantemente volteando hacia la puerta, temiendo que Gunther saliera en cualquier momento. Para cuando ya estuvo dentro de su auto, Brittany sintió lágrimas cayendo por sus mejillas que no podía explicar. Tengo que largarme de aquí. Tengo que llegar a casa. No molestándose en limpiarse las lágrimas, encendió el viejo automóvil y se fue rápidamente del estacionamiento.
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Activo Re: Fanfic Brittana - El Corazón De Brittany - Capítulo 26

Mensaje por SARAH NILE Lun Dic 09, 2013 1:01 am

YO QUIERO SABER QUE FUE LO QUE PASO PARA QUE LAS QUINNTANA NO ESTEN JUNTAS ME MUERO DE CURIOSIDAD Y LA VIDA DE BRITT VALLA QUE HA SIDO DURA OJALA Y SANTANA LA PUEDA AYUDAR
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Mensaje por Beverly_87 Lun Dic 09, 2013 3:54 am

CAPITULO 17



****


El departamento estaba oscuro cuando Brittany llegó, excepto por la bombilla que iluminaba la puerta principal. Dio una rápida mirada y vio que no se encontraba el mercedes de Santana. Me pregunto a dónde habrá ido, Brittany pensó mientras caminaba por el pequeño camino hacia la puerta.
Lanzando sus llaves sobre la mesa, caminó hacia la cocina, buscando en la oscuridad a tientas el apagador. Mirando la puerta del refrigerador, frunció el ceño cuando no vio ninguna nota para ella. —Probablemente estará de regreso en un momento— dijo para el cuarto vacío. ¿Qué dijo que quería para la cena? Alguna clase de pez. Arrugando su nariz ante el pensamiento, abrió el congelador y sacó una pizza congelada. Qué diablos, al menos es comestible. Algunos minutos más tarde la pizza estaba en el horno y Brittany estaba en el sofá con el control remoto de la televisión en la mano, comenzó a pasar los canales. Aburrido, sin interés, aburrido, oh Dios, no los Waltons. No, no, naw, Oh por favor, eso es tan falso. ¿Quién diantres va a creer que dos tipos pueden vencer al infierno salir de allí y seguir de pie? tantos canales y no hay nada interesante. Dejándolo en un show de juegos, lanzó el control remoto a la mesita de café y miró su reloj de pulsera. ¿Dónde diablos estás? Pensé que ibas a quedarte en casa esta noche.

Dos horas más tarde la pizza se había terminado y Brittany se encontró sentada en la silenciosa sala de estar mirando el reloj de la pared. La televisión había sido apagada para poner la radio, pero tampoco resultó muy entretenido y fue apagado también. ¿Vamos Santana, dónde estás? Su pregunta fue contestada cuando escuchó el sonido de una llave siendo metida en el cerrojo de la puerta principal. Brittany se levantó de un salto y abrió la puerta. —¿Dónde diablos has estado?— exigió.

—Hola. No esperaba que estuvieras en casa todavía— Santana dijo, sus brazos llenos de bolsas plásticas blancas de la tienda de comestibles. —Creí que debería comprar algunas cosas. Casi ya no teníamos nada—

Brittany siguió a su compañera hasta la cocina. —¿Cuánto tiempo te puede tomar eso? He estado en casa desde las siete—

Santana colocó las bolsas sobre el mostrador y comenzó a guardar los abarrotes en la alacena. —Voy al centro comercial que esta cerca de la interestatal. Tienen los mejores precios, por eso usualmente esta lleno de gente. Me tomó casi media hora sólo para llegar a la línea de cajas— Santana miró con atención en el bolso. —Espero que te gusten las naranjas. Estaban de oferta, así que compré dos bolsas—

—Olvida las naranjas por un minuto— Brittany dijo. —¿No me pudiste haber dejado una nota? No tenía ni idea de dónde estabas— Tomando el frasco de aceitunas, abrió el refrigerador y descuidadamente las lanzó en el estante. —A mí me estás jodiendo de que me asegure de dejarte saber a que hora vendré a casa ¿pero tú no puedes tomarte dos segundos para dejarme una nota?—

—Lo siento, pero no pensé que estarías en casa hasta más tarde. Dijiste que irías al Tom Cat Club y supuse que como no llegaste a las seis ibas a llegar más tarde— Santana dijo, doblando pulcramente las bolsas vacías.

—Sí bueno, he estado aquí mirando las paredes por lo menos dos horas preguntándome dónde diablos estabas. Dame eso— Tomando las bolsas de las naranjas, se volvió caminando hacia el refrigerador. —Estarás feliz de saber que ya no trabajaré más en el Tom Cat— dijo empujando las naranjas dentro de las gavetas de abajo.

—Sí, estoy feliz de escuchar eso y cuidado con esas. Quiero naranjas, no jugo de naranja—

—Tuve un día pésimo en el trabajo y juro que si un retrasado más insiste en poner su maldita música de rap, le voy a empujar esa maldita gaveta del refrigerador en la garganta. Luego me voy a ver a Gunther y se comporta como un verdadero imbécil, entonces vengo a casa y tú no estas por ningún lado— Brittany le quitó de un tirón la mantequilla de la mano a Santana. Para molestia de la bailarina, su compañera sonreía burlonamente. —¿Qué demonios es tan gracioso?—

—Es agradable saber que te preocupas— Santana dijo, entregándole la botella de leche. —¿Ya comiste?—

—Hice una pizza pero sabía más a la caja en la que venía. ¿Y tú?—

—Todavía no. Es muy tarde ahora. Sólo comeré un bocadillo—

—Pensé que ibas a preparar un pescado y arroz o algo parecido—

—Robalo y arroz. Lo haré mañana por la noche. El pescado se puede guardar— Santana entregó los últimos abarrotes y separó las bolsas.

—Así es que, dime qué pasó en el Tom Cat—

—Oh Gunther se comportó como un idiota. Lo jodió. Odiaba trabajar para él, de cualquier manera. Tiene demasiada mala fama— Brittany metió la lata de sopa en la alacena antes de dirigirse hacia la puerta corrediza. —Voy a salir a fumar—

El otoño estaba definitivamente en camino. La temperatura estaba descendiendo rápidamente, haciendo de las tardes usualmente templadas algo pasado. Un particular viento frío, provocó a Brittany que temblara y tuvo que ahuecar su mano delante del encendedor para que no se apagara la flama antes de prender su cigarrillo. Estaré bien jodida si salgo aquí en el invierno. Supongo que tendré que hacerlo en mi habitación, si quiero fumar algo de ahora en adelante. Ah maldición, qué día. Sentándose bruscamente en la silla, levantó sus pies hacia arriba del barandal de hierro, cruzando sus tobillos y apoyando sólo las dos patas traseras de la silla sobre la cubierta. Estaba demasiado oscuro como para ver algo excepto las sombras oscuras provocadas por la luz de la cocina. Brittany aprovechó la oscuridad para meditar sobre los acontecimientos del día. Mañana terminaremos el séptimo piso luego no sé qué me pondrá a hacer Blaine. ¿Qué pasará si ya no me necesita?... No, él tendrá algo. Él sabe que necesito el trabajo y siempre me sonríe cuando me ve. Encontrará alguna otra cosa que yo pueda hacer. Volteó la cabeza ante el sonido de la puerta corrediza, Brittany observó a Santana salir hacia la cubierta.

—¿Te importaría algo de compañía?— Santana se sentó sin esperar respuesta. —¿Estás segura que no quieres algo más de cenar?—

—No, estoy bien así. Realmente, no estoy hambrienta de cualquier manera— Brittany levantó su mano libre y frotó su brazo superior —Diablos, se está poniendo frío aquí afuera—

—Eso es lo que ocurre cuando vives en el noroeste. El verano se va, el otoño llega y antes de que te des cuenta la nieve te llega hasta las caderas—

—Oh, no menciones la nieve. Esa es la última cosa en que quiero pensar. Ese oxidado vehículo mío, no me da prácticamente nada de calor. Puedo dejar la calefacción encendida media hora en la mañana y no lograría ni despejar el parabrisas entero— Brittany buscó en la oscuridad, sintiendo el cenicero que estaba en la mesa. —Supongo que no puedo pedir mucho por quinientos dólares. Tengo suerte de que se mueva—

—Quinn llegó a tener uno por quinientos dólares también— dijo Santana. —Fue su proyecto alrededor de un año. Cada día se la pasaba jugando a ser Señorita Mecánica—

—¿Debo tomar eso como que no te agradaba su auto?—

—Era más que sólo el auto. Cuando recién lo compró tuvimos problemas, Quinn usaba el fregadero de la cocina para limpiar sus partes del motor y las herramientas no mejoraban la situación—

—¿Alguna vez me contarás qué pasó entre ustedes dos o va a permanecer como un oscuro secreto?— Brittany preguntó, retirando sus pies del barandal de hierro y poniéndose derecha en su asiento. Su curiosidad era demasiada y desde que Santana lo había mencionado no pensaba dejar pasar ese tema.

—Ciertamente no es un secreto pero no es algo de lo que me gusta hablar— Santana dijo. —¿Terminaste ya tu cigarrillo? Preferiría hablar adentro en un lugar más agradable y caliente—


Después de una visita rápida al baño, Santana y Brittany se sentaron en los lados opuestos del sofá, ambas usando el brazo del sofá como respaldo. —Ok, ¿qué fue lo que pasó?— Brittany preguntó con urgencia.

—Pues bien...— Santana se restregó la cara con sus manos, tomándose algunos segundos para enfocar sus pensamientos. —Tienes que entender que eso pasó hace cuatro años y medio. Para ambas, era nuestra primera relación larga y seria y pensábamos que estaríamos juntas pasara lo que pasara. Acababa de lanzar mi tercer libro y lo estaba haciendo bien en el círculo lésbico. Incluso se publicaron algunos escritos míos en las revistas principales de lesbianas. Obtenía un gran número de correos de fans y dejé que mi nueva fama se interpusiera en mi relación. El rompimiento fue mi culpa, completamente— Santana apartó la mirada.

—¿Qué es lo que hiciste? Quinn parece que es de las que perdonan cualquier cosa—

—Quinn es una mujer muy misericordiosa y comprensiva pero no soportó que traicionara su confianza y eso fue lo que hice— Santana contempló a Brittany. —Esto no es algo fácil de contar para mí. Amé a Quinn muchísimo y todavía lo hago, pero ya de un modo diferente. Si pudiera regresar el tiempo y cambiar lo que pasó, lo haría en un segundo— La cara de Santana reflejó la culpabilidad que sentía en su corazón. —Pero el tiempo no es algo que yo pueda ser capaz de cambiar y una vez que la confianza se destroza no puede ser restaurada—

—No lo entiendo— Brittany dijo. —Tú y Quinn parecen ser de ese tipo de personas que tienen esa conexión especial de sentimientos. ¿Ustedes no trabajaron duro para solucionar las cosas y superarlo?—

—Aparentemente, no— la escritora dijo tristemente. —Intentamos por alrededor de seis meses, pero simplemente no pudimos dejarlo atrás. Quinn esperó hasta después de  Navidad para finalmente tomar la decisión y mudarse— Santana negó con la cabeza tristemente. —Ya estaba bastante acabado de cualquier manera. Quinn pasaba las noches en la habitación de invitados para ese entonces—

—Cielos, en verdad la cagaste—

—La infidelidad hace eso— Santana dijo. —Tuve un desliz con una fan mientras estaba en Colorado en un festival de escritoras—

—¿Y pensaste que Quinn no lo descubriría?—

—No planeé que pasara. Bueno, supongo que en mi interior, tal vez lo hice. Sabía que Amanda estaba interesada en mí, ella me había dejado claro más de una vez que no le importaba que yo tuviera pareja. Sabía que ella iba a estar allí y no le dije una palabra a Quinn sobre ella—

—Así que cuando el gato no está en casa los ratones hacen fiesta—

—No fue así— Santana protestó. —Me sobraron oportunidades antes de estar con otras mujeres y nunca acepté ninguna oferta— La escritora se reclinó y pasó sus dedos por su pelo oscuro. —Esto te va a sonar un poco tonto, pero me dejé conquistar por todas las atenciones y adulaciones que Amanda me daba. Trabajé por un año y medio en Los Misterios del Rayo Lunar y ahora estaba siendo recompensada por todo ese duro trabajo. Estaba en las listas de los libros más recomendables y cuando estuve en esa convención me sentí como una celebridad. Eso nunca me había ocurrido antes. Para cuando llegué al hotel Amanda estaba a mi lado, sirviéndome bebidas, sentándose a un lado de mi en cada taller, siguiéndome como un perrito—

—Suena más a una zorra que a un perrito— dijo Brittany. —Así que ella quería a la gran escritora y lo logró, ¿eh?—

—No le abrí la puerta de mi habitación de hotel y le quité toda la ropa. Estuvimos allí por cinco días y no pasó nada hasta la última noche—

—¿Y cómo lo descubrió la Doc? ¿Fue tu conciencia culpable?—

—No. Eso es probablemente lo que le dolió más. Ella se enteró por accidente. Después de que llegué a casa de la convención, Amanda no dejaba de enviarme mails. Le dije que sólo había sido cosa de una vez y que no pasaría de nuevo, que estaba enamorada de Quinn, y todo eso. Algunas veces, tenía más de cuatro mails de ella en un día. Finalmente dejé de contestarlos esperando que entendiera el mensaje—

—¿Y no lo entendió, ¿verdad?—

—Oh, sí lo entendió bien. Amanda se enojó cuando no contesté sus mails y comenzó a llamar por teléfono aquí. Incluso llamé a la compañía de teléfono para cambiar mi número, pero antes de que ellos pudieran hacerlo Amanda había llamado mientras estaba fuera y dejó un mensaje muy detallado de lo que había pasado en Colorado en el contestador. Quinn llegó a casa antes que yo—

—Oh, cielos— Brittany dijo, sacudiendo su cabeza. —Realmente la cagaste y bien—

—Con toda seguridad lo hice, aunque no usaría esas mismas palabras para describirlo—

—Por supuesto que no, Mary Poppins pero eso fue lo que hiciste—

—Sí, así es. Lo jodí todo horriblemente. Debí haber sabido que algo pasaba cuando llegué a casa y de lo único que quería hablar Quinn era acerca de la convención. Había pasado ya un mes desde eso y no entendía por qué ahora quería saberlo.—

—Así que pretendiste que nada había pasado, ¿verdad?—

—Exactamente. Entonces Quinn puso el mensaje de la máquina y yo sólo quería morirme. Después de mentirle no había manera de poder minimizar el daño que había causado el mensaje. Creo que después de que Quinn pasó todo su tiempo libre trabajando en la su viejo auto y yo me la pasé en el dormitorio escribiendo, nos distanciamos y ya no nos íbamos a la cama al mismo tiempo— Santana apartó la mirada tristemente y se limpió una lágrima. —Pero la noche en que Quinn pasó la noche en la habitación de invitados en lugar de venir a la cama conmigo, entonces supe que se había terminado. Siempre estaré arrepentida por ello, me duele haberla lastimado.—

—Debió ser difícil— Brittany dijo quedamente. —No sé qué decir—

—Realmente, nunca había hablado de esto con nadie. Kurt y Blaine supieron que tuvimos problemas pero ellos marcaron una línea para no meterse e involucrarse. Aun ahora, Kurt sólo sabe algunos detalles de lo que sucedió— Santana negó con la cabeza. —Pero supongo que eso ya es una cosa que quedó en el pasado. Vivo aquí y Quinn vive en otro lado. Creo que todo se solucionó de la mejor manera posible. Aun estamos muy unidas como puedes ver—

—¿Quieres que regrese?— Brittany preguntó, necesitando satisfacer su curiosidad.

—Lo intenté por un tiempo después de que se mudó pero ahora creo que las cosas están mejor de esta manera. Creo que la soltería me sienta bien— La hermosa escritora se recargó, hundiéndose más en los cojines del sofá. —Al menos eso es lo que mi lista de citas me dice—

—Si, tampoco veo grandes romances en mi futuro— Brittany se lamentó. —¿Recuerdas esos cubos de colores cuando éramos pequeñas? ¿Los que tenían diferentes colores de cada lado y que tenías que colocar los mismos colores en un solo lado?—

—El cubo de Rubik— dijo Santana. —Sí, los recuerdo—

—Algunas veces me siento como uno. Como si estuviera toda enredada y nunca volveré a estar en orden otra vez— Una sonrisa traviesa apareció en sus labios. —Solía desarmar el cubo en pedazos y poner los colores correctamente—

—Yo compré el libro de como armar el cubo— Santana admitió.

—Apuesto también que se lo mostraste a todos tus amigos—

—¿Yo?— Santana fingió inocencia. —No necesité la aprobación de nadie— La cara inocente apenas duró unos segundos antes de que se convirtiera en una sonrisa. —Todos los que tenían uno y no lo podían armar me lo traían a mí. Podía armar esos y los de la serpiente también—

—Imagínate. Mis amigos me buscaban por los cigarrillos— Brittany dijo con orgullo. —Paty me enseñó como obtenerlos. En el boliche tenían una máquina de cigarros en la misma habitación que los videojuegos. Compraba un paquete por tres dólares y se los daba a mis amigos a veinticinco centavos por cigarrillo. De esa manera Paty yo teníamos dinero para gastar—

—Ah, tú eras ese tipo de niña del que mi madre me advirtió que no me juntara— Santana dijo con una sonrisa. —Ella pensaba que manteniéndome alejada de todo lo malo llegaría a ser una correcta y estirada esposa militar como ella. Su mejor opción para tener nietos y resulté ser una escritora de novelas lesbiana con ninguna intención de ser madre—

—Estoy segura que el álbum de fotos era abierto en las reuniones de madres, ¿no es así?— Brittany dijo con una sonrisa sardónica. Se enderezó fingiendo abrir un álbum. —Aquí está tu madre mostrando las fotos de tu graduación del bachillerato— La rubia fingió volver la página. —Aquí estás graduándote de la universidad. Oh, qué orgullo. Inteligencia y belleza. Apuesto que ella estaba pensando en las fotos sobre tu boda en las siguientes páginas—

—Y hasta en el color de liguero y el orden de las canciones— Santana afirmó, asumiendo la misma posición y abriendo un álbum imaginario de ella. —Tenía todo planeado por años. Lo único que no predijo, fue el joven chico militar elegante para casarse conmigo. Lo mejor que pudo obtener fue una ceremonia de bendición que Quinn y yo tuvimos aquí en el jardín trasero y creo que estaba molesta porque no la dejé planear con quién me iba a comprometer. Ella vino a la ceremonia pero no tomó fotos. Debe haberse quejado de mis centros de mesa que no estaban simétricamente colocados—

—Si, ¿No es horrible cómo no estamos de acuerdo con nuestras madres?— Brittany preguntó, pasando la página imaginaria. —La mía ni siquiera se graduó del bachillerato. Me imagino lo que ella pondría en el mío— Brittany cambió de posición ligeramente y fingió ser su madre abriendo un álbum. —Oh mira, aquí están mi Patty y Britt con el oficial de policía inmediatamente después de que fueron atrapadas robando dulces de la farmacia de Coulson. Oh, y aquí están mis pequeños angelitos con otro agradable oficial de policía después de que tenían prohibido entrar a otra tienda por robar—

—Por lo menos eras constante— Santana bromeó.

—Si, probablemente creyó que estaríamos presas para cuando fuéramos adultas— Brittany dijo con un tono de amargura en su voz. —En la cárcel o viviendo con un borracho y con un par de niños como ella—

—Eso es lo más maravilloso de ser una adulta— Santana dijo quedamente. —No tenemos que darnos la gran vida, o vivir mal según sea el caso, según las expectativas de nuestros padres. Les guste o no, estaremos en desacuerdo con nuestras madres ya sea en una cosa u otra. Mírame, probablemente no este en la misma posición que tú, pero ciertamente no soy una devota esposa de un militar como mi madre quería. ¿Crees que estaría orgullosa por presumirme con sus amistades?— Santana negó con la cabeza. —Créeme, Mamá habla de la graduación de Jake y a cual universidad irá pero ella evita mencionarme a mí ante sus amigos—

—¿Por qué? Es decir, tú tienes una licenciatura. Y eres escritora y todo eso—

—Una escritora de novelas lesbianas— Santana aclaró. —Si ella menciona que soy una escritora, ellos querrán ir a comprar mis libros y eso es la última cosa que ella quiere que pase. Tienes que recordar que mis padres son puritanos. Ellos todavía son de los que te dicen no preguntes, esa es la regla—

—Pero la vi aquí ese día. Ella parecía feliz contigo—

—Oh, lo es la mayor parte— Santana dijo. —Simplemente, hay ciertas cosas de mi vida que a ella no le gustan, mi sexualidad es la número uno por supuesto. Pero no es sólo eso. A mamá le gusta el teatro, a mí no. A ella le gustan los recorridos largos y aburridos por los museos y galerías de arte. Yo prefiero ir a los bolos o jugar softbol. No soy la hija que ella imaginó que sería y eso no es siempre tan fácil para un padre de manejar. Hubo un tiempo, que ella encontraba cualquier excusa para no venir cuando Quinn y yo estábamos juntas, pero eso fue hace mucho tiempo. Pero ya lo ha superado y me ha aceptado como soy, con diferencias y todo lo demás—

—Debe ser agradable— dijo Brittany, moviéndose en una posición más confortable en el sofá. —No creo que mi madre pudiera aceptarme— Pasando sus dedos por su pelo rubio rápidamente, agregó. —¿Sabes algo? Es agradable saber que tu vida tampoco es tan perfecta—

Santana rió. —Ni mucho menos, Britt. Tengo problemas como todos, sólo que yo tuve un escenario distinto. No somos tan diferentes—

—Como la noche y el día, tú eres una maniática de la limpieza—

—Tienes toda la razón en eso, chimenea con patas— la escritora le regresó la broma. —Pero creo que me quedo contigo, de cualquier manera— El comentario le ganó a Santana una sonrisa completa de su compañera. —Ahora habrá algo que me gusta ver—

—Si bueno no te acostumbres— Brittany gruñó en broma. —No quiero que te la pases a mi alrededor y arruines mi reputación—

Santana tomó el control remoto de la mesita de café y encendió la televisión. —Creo que darán una buena película esta noche. ¿Te gustaría verla?—

—No soy aficionada a la televisión pero creo que podría ver algo contigo— dijo Brittany, observando los canales que iba pasando Santana al presionar repetidamente el botón. Cuando la revoltura de imágenes se detuvo, ya estaba la película.

—Voy por algo de beber. ¿Quieres algo?— Santana preguntó mientras se levantaba.

—Cerveza pero creo que ya no tengo. ¿Tienes algún refresco de cola?—

—Acabo de comprar algunos. ¿Lo quieres solo o lo quieres para preparar tu bebida?—

Brittany brincó fuera del sofá y se dirigió hacia las escaleras. —Me gustan mis bebidas con algo fuerte— ella dijo. —Solo tráeme un vaso, me encargaré de mezclarlo—

Mientras Brittany estaba arriba, Santana fue a la cocina. ¿Cuánto puede beber a esta hora? No más de un par de bebidas, estoy segura. Tiene que trabajar en la mañana. Cantando por lo bajo una melodía para sí misma, Santana abrió la alacena y sacó dos vasos. Así que estabas preocupada por mí, ¿hmm? Apuesto que es algo que no habías hecho en mucho tiempo. Santana estaba segura de que los muros que Brittany se había levantado, se estaban desmoronando rápidamente. Cuando no tenía la intención de revelar las razones que había detrás de su rompimiento con Quinn, Santana se dió cuenta que era importante para ella ser capaz de revelarle ese secreto a Brittany si es que quería que su compañera continuara compartiendo sus cosas personales. Un vaso colorido brillante, casi escondido en la parte trasera de la alacena captó su atención. Me había olvidado completamente de este, pensó mientras lo sacaba y lo miraba detenidamente. Perfecto. Esto tiene que hacerla sonreír. Retirando el vaso que ella originalmente había escogido para Brittany, Santana llenó ambos vasos con hielo y acababa de abrir la soda cuando su compañera bajó las escaleras.

—Lo siento, me tomó un minuto para encontrarlo— la rubia dijo, entrando en la cocina y destornillando la parte superior de su botella. El olor conocido que percibió, le dijo a Santana la verdadera razón de por qué se había tardado tanto tiempo.

—No hay problema. Estoy sorprendida de que puedas encontrar cualquier cosa en esa área de desastre. Te diste un par de tragos de algo cuando estabas arriba, ¿verdad? Un día de estos, no necesitarás de eso para sentirte protegida. Yo no te lastimaré. Así que, ¿qué clase de bebida va a ser esa? ¿Un poco de sabor de grano o es un licor asesino que tenías debajo de la mesa?—

Brittany rió y comenzó a echar el whisky en el vaso. —Ésta es una buena manera de terminar el día, recostarse y tomar una bebida relajante—

—Oh, ¿tres partes de whisky y una parte de soda?—

—No te olvides el hielo, eso tiene que contar también— Brittany dijo.

—Sí, tienes razón. Tres partes de Whisky, una parte soda, un parte hielo. ¿Mejor?—

—Ahora lo entendiste— En realidad Brittany sólo vertió el equivalente de un trago de licor en su bebida, dándole apenas un color oscuro por el refresco de cola. Santana se preguntó si la bebida habría sido más fuerte si no hubiera bromeado con Brittany pero decidió que eso no tenía importancia. Iban a descansar sobre el sofá y observar una película juntas.

—Lindo vaso—

—¿Te gusta?—

—Es bonito— Brittany sostuvo en alto el vaso amarillo y miró las palabras brillantemente coloridas proclamando que ella debería sonreír porque alguien la quería. —Cursi, pero bonito—

—Bueno, pues es verdad— Santana dijo, tomando la soda. —Te guste o no te guste, hay personas que te quieren y se preocupan por ti—

—Uh huh— Brittany dijo dudosamente, tomando el vaso de Santana. —Llevaré estos a la sala—

—Asegúrate de usar un posavasos—

Brittany fingió estar en shock. —Ni en sueños se me hubiera olvidado eso— ella dijo.

—Sí claro, te creo— Continuó Santana. —Te creo tanto como si me dijeras que tienes un pantano en venta en la Florida—

—Y barato también— Brittany contestó. —Te haré una oferta que no podrás rehusar—


Una hora más tarde, los dos vasos vacíos yacían en posavasos sobre la mesita de café, el hielo ya hacia rato que se había derretido. La película iba poco más de la mitad, En la pantalla se desenvolvía una entretenida trama de acción. Santana concentraba su atención muy a menudo en algo más importante que la televisión. El pelo de Brittany estaba algo despeinado. La mirada de Santana se movió hacia abajo, estudiando la curva delicada de la nariz de Brittany y los labios suaves y delicados. No había duda que su compañera era hermosa pero Santana ahora se encontraba mirando a Brittany de una manera diferente que antes. Para con eso, Santana, se amonestó a sí misma. Ella es heterosexual y no está interesada. Tiene demasiado equipaje, ¿recuerdas? En ese momento un pitazo sonó deteniendo un juego de algún deporte que aparecía en la película y la televisión en ese momento mandó a un anuncio publicitario. De reojo, Santana se dió cuenta de que era un anuncio de servicio público que promovía acerca de ayudar a prevenir el abuso de menores. Los ojos de Brittany nunca dejaron de mirar la pantalla pero aun de perfil su rostro mostraba todos sus sentimientos. Santana observó como la mandíbula de Brittany se tensaba con fuerza y sus labios se contraían. Aun estás intentando proteger a la pequeña niña que vive en ti, ¿no es así? El deseo de abrazar a Brittany crecía dentro de Santana pero la escritora permaneció quieta en su asiento. Lo más seguro es que se vaya corriendo hacia arriba y probablemente pensaría que le estás haciendo insinuaciones amorosas. Cuando el anuncio publicitario terminó la película fue reanudada, Santana miró contenta que la tristeza en el rostro de Brittany desaparecía. Eso es, sólo olvídate de todo eso y disfruta de la película.

—¿La chica de negro es astuta, ¿no te parece?— Santana preguntó.

—Ella sabe lo que hace, eso es seguro— Brittany contestó. —No puedo creer que haya hecho todo eso—

—¿Escapar sin ningún razguño?—

—Sí—

—Esa fue una buena parte— Santana estuvo de acuerdo. —Estaba a pocos segundos de la explosión cuando escapó—

Santana se inclinó hacia adelante y tomó el control remoto. —¿Y que quieres hacer ahora? Creo que dan otra película más tarde—

—Tengo que irme a la cama— Brittany dijo antes de dar un largo bostezo. —Espero que Blaine tenga algo más de trabajo para mí. Ya casi hemos terminado con la demolición—

—Seguro que sí tendrá algo— Santana dijo, presionando el botón rojo y apagando la televisión. —No me había dado cuenta lo tarde que era. Vas a estar arrastrándote de sueño mañana—

—Naa, estoy acostumbrada a acostarme tarde y a tener que trabajar sin haber dormido mucho— Brittany se puso de pie y se estiró como un gato, subiendo sus manos por encima de su cabeza. —¿No te vas a acostar?—

—No tengo que levantarme temprano, probablemente encenderé la computadora y regresaré a trabajar en mi historia sin fin— Santana se puso de pie y caminó hacia el aparador. —Necesito hacer un poco de investigación en línea para la siguiente parte—

—¿Crees que mañana puedas mostrarme ese sitio del que mencionaste?—

—Seguro. Lo buscaré esta noche y lo marcaré en mis favoritos para tenerlo listo para ti—

—¿Qué harás qué?— Brittany sacudió su cabeza. —No importa. Debe ser tu idioma computadorsense o algo así—

Santana presionó dos interruptores, apagando las luces del cuarto y encendiendo los únicos sobre las escaleras. —Un día de éstos te mostraré, así ya no le tendrás miedo a las computadoras—

—Sí, claro— Brittany dijo dudosamente. —Justo después de que me gane la lotería—

Santana comenzó a subir las escaleras detrás de ella. —He escuchado que eso puede pasar si compras un boleto de vez en cuando— Cuando llegaron a la parte de arriba extendió su mano y tocó el brazo de Brittany. —Espera un minuto— Santana terminó de subir las escaleras y se paró cara a cara con su compañera. —Sólo quería darte las buenas noches— ella comenzó, deteniéndose para escoger sus palabras. —Sabes que si alguna vez quieres venir y ver la televisión conmigo, eres más que bienvenida—

—Gracias— Brittany miró hacia otro lado incómoda, luego miró hacia atrás. —No quiero mo...—

—No te preocupes por eso— Santana dijo, alejándose de la joven mujer. —Eres buena compañía y tuvimos una charla agradable— Seriamente, dudó que Brittany alguna vez haya tenido una amiga íntima con la que se pudiera relajar y solo poder hablar de todo y de nada. Probablemente a nadie más que su hermana, Santana meditó. —Buscaré el sitio de los módulos de estudio y lo revisaremos mañana juntas en la noche— Le dió a Brittany un apretón cariñoso en el brazo. —No te preocupes. Te haremos pasar tus estudios con éxito, lo prometo. Solía darles tutorías a mis amigos cuando estaba en la escuela y les ayudaba a subir de calificaciones— No soltando su agarre del brazo de Brittany, Santana dió un paso adelante hasta quedar a sólo centímetros de ella. —¿Te parecería bien un abrazo de buenas noches?— Sintiendo a Brittany dudar, Santana tomó la iniciativa y rodeó con sus brazos a la joven mujer. A diferencia de la primera vez que se habían abrazado, esta vez para Santana fue diferente, sintió el cuerpo femenino presionado contra el suyo. Brittany se sentía cálida y suave, su blusa olía ligeramente a vainilla. —Dulces sueños— susurró suavemente, sonriendo cuando sintió los brazos de Brittany rodeándola para corresponder al abrazo ¿Ves? Está bien poder abrirse a alguien, Santana pensó, dando un último apretón antes de dar un paso atrás. —Duerme bien—

—Tú también— Brittany dijo, alcanzando la manija de la puerta. —No te acuestes tan tarde—

—No lo haré— Santana prometió. —Sólo tengo que encargarme de unas cosas y después me iré a la cama—
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Activo Re: Fanfic Brittana - El Corazón De Brittany - Capítulo 26

Mensaje por Beverly_87 Lun Dic 09, 2013 3:58 am

CAPITULO 18



****



Las 'cosas' de las que se tenía que encargar no eran sólo encontrar el sitio del módulo de estudio sino también imprimir las diferentes pruebas de cada tema. Mientras esperaba a que cada página se imprimiera, Santana examinó las diferentes preguntas. Oh, esta fácil. Todo el mundo sabe que un triángulo con todos sus lados iguales es un equilátero. Esto será fácil para ella. Otra prueba salió de la impresora. Uf. Me olvidé de historia. No podría recordar todas esas fechas. Miró la lista impresa de las fechas de los exámenes de la localidad y sentía que Brittany podría ser capaz de pasar el examen para Primavera. Hmm, ¿seis meses para aprender tres años de bachillerato? Tal vez para el verano. La impresora hizo la última impresión antes de anunciar que el trabajo había terminado y la última hoja salió de la bandeja. Santana tomó su taza vacía y clavó los ojos en ella. Oh vaya, es demasiado tarde como para hacer otro poco de té, pensó, bajando la taza y mirando la pantalla. Ok San, has pasado las dos últimas horas imprimiendo todo lo posible que se encuentra en ese sitio. Miró el casi medio fajo de hojas pulcramente apiladas al lado de la impresora. Mejor no le muestro toda esa pila de hojas a Britt de una sola vez, sino saldrá gritando fuera de aquí, si yo viese una pila como esta que tuviera que estudiar también saldría huyendo. Distraídamente, dio un click sobre el icono de búsqueda, abriendo su buscador favorito. Había otra cosa que tenía que ver con su compañera que podía ser solucionada por internet y a pesar de la hora, Santana se sintió dispuesta a iniciar esa búsqueda. —Ok, veamos cuánta información hay por aquí— dijo mientras tecleaba las palabras 'Encontrar a personas perdidas' y dio un click sobre el botón buscar.

—Me alegro de verte— dijo Quinn mientras sujetaba la puerta. Brittany la atravesó, entrando en la oficina de la terapeuta.

—¿Cómo te va, Doc?— preguntó, encaminándose hacia el sillón reclinable.

—Todo bien, Britt. Parecías estar disfrutando en el partido del sábado. ¿Dónde quieres que me siente?—

—Em…— Brittany echó un vistazo al sofá y después a los puffs —No sé— Mirando a la terapeuta, se encogió de hombros —Donde tú quieras, supongo.—

—No te gusta tomar decisiones, ¿verdad?—

Brittany vio cómo Quinn se acomodaba en el sofá con su eterna carpeta sobre las rodillas.

—¿Y de qué vamos a hablar hoy?—

—¿Hay algo de lo que necesites hablar?— preguntó Quinn —La semana pasada me dijiste que no estabas segura de lo que ibas a hacer con tu trabajo en el club de striptease. ¿Has tomado alguna decisión al respecto?—

El rostro de Brittany mostró una sonrisa triunfante. —Oh, sí— afirmó —No voy a volver, y Blaine me ha enseñado a leer sus planos y me ha dicho que me capacitará para aprender un poco de diseño dentro de poco.—

—Parece que confía en tu habilidad para adaptarte a los cambios y aprender cosas nuevas— La sonrisa de Quinn hizo que Brittany frunciera el ceño. Odiaba esa expresión, porque sabía lo que significaba.

—No sé. Supongo que sí.—

—A mí me lo parece. Eres buena para adaptarte, ¿no?—

—Dímelo tú, Doc— Contestó Brittany con tono aburrido. A continuación, empezó a mirarse las uñas —Necesito el trabajo, así que tengo que aprender a hacer las cosas. No es para tanto— Sintiéndose tensa de repente, Brittany se levantó del sillón y se dejó caer con la espalda contra el puff rojo —Hago lo que tengo que hacer—

—Esa es una de tus técnicas de supervivencia— puntualizó Quinn, inclinándose hacia delante hasta quedar sentada al borde del sofá —Has aprendido a adaptarte al medio en el que te encuentras—

—Ya, lo que tú digas— contestó Brittany, mirando al techo —Hice lo necesario para salir adelante, aunque esta vez sirve para algo. Podré solicitar un empleo diciendo que sé cómo usar una pistola de clavos. Siempre es mejor que lo de que soy stripper—

—Eso es cierto, pero has adquirido habilidades de todas tus experiencias, las buenas y las malas—

—Todo va de lo mismo, ¿verdad, Quinn?— Anda, dame un respiro. Brittany dejó a sus ojos vagar por el dentado patrón de los azulejos —Cualquier cosa de la que hablamos nos lleva a mi sórdida niñez y a toda la mierda que me ocurrió—

—Esta vez no he mencionado tu infancia para nada— señaló Quinn —¿Sabes lo que me dice eso? Me dice que traes algo en la cabeza—

—Yo qué sé—

—Ya te dije que nada de excusas ni estupideces aquí dentro— Dejando la carpeta sobre el sofá, la terapeuta acercó el puff azul y se acomodó en él —Puedes estarte mirando al techo toda la noche, si quieres.—

Genial, pensó Brittany para sí. Eres un auténtico dolor de cabea, Quinn Fabray. De acuerdo. —Se lo conté a Santana— Sabía que Quinn esperaba una mejor explicación— Le… le conté lo que me pasó cuando era niña—

—¿Y cómo te hizo sentir eso?—

Brittany no necesitó girar la cabeza para sentir los ojos de la terapeuta colgados de ella. En lugar de eso, siguió mirando al techo. Con un encogimiento de hombros, utilizó su defensa habitual. —No lo sé—

—"No lo sé" no es una respuesta. Inténtalo otra vez. Cuando empezaste a contárselo, ¿cómo te sentiste?—

—Nerviosa— admitió Brittany, estirándose para colocar sus manos detrás de la cabeza —Cuando empecé, tenía miedo de que se asustara y no volviera a hablarme o algo así—

—Y cuando te diste cuenta de que eso no iba a pasar…—

Brittany tragó saliva, deseando haberse preparado algo de beber al llegar. —Me sentí… no sé, bien, supongo. No me miró de forma rara ni nada. Al menos, eso creo. En realidad no la miré mucho mientras hablaba— En ese momento, dirigió la vista hacia Quinn, recordando lo que Santana le había contado de su ruptura —Ella también me contó cosas— Brittany se detuvo por un momento —Supongo que eso también me hizo sentir bien—

—¿Cómo te sentiste al compartir tu historia con otra persona?—

Brittany miró al techo una vez más. —Al principio me dió miedo. El corazón me latía muy deprisa, como si me preocupara que él fuera a entrar en la habitación y a sorprenderme hablando del tema con otra persona— Aspirando profundamente, intentó ordenar sus pensamientos —Ella simplemente me dejó hablar y hablar, sin importarle lo estúpida que pudiera parecer. ¿Sabes qué fue lo mejor?—

—¿Qué?—

—Que me creyó— Brittany se desperezó de nuevo, apoyando el codo en el puff sin dejar de mirar a Quinn —Santana me creyó, sin importar lo que le dije o cómo lo dije—

—A medida que empieces a llenar tu vida de gente buena, descubrirás que hay muchos en quienes puedes confiar. Amigos que creerán cualquier cosa que les digas y no te juzgarán nunca. Esos son los que necesitas. No gente tóxica.—

—Quieres decir mis viejos amigos.—

—Los amigos cambian a medida que creces, y crecer no es algo que ocurre cuando cumples dieciocho y te conviertes en un adulto legal. A lo largo de tu vida, descubrirás qué son lo que yo llamo los amigos especiales.—

—Como Santana— dijo Brittany —Después de nuestra charla, siento que puedo contarle casi cualquier cosa—

—Es bueno construir una confianza en otra persona, ¿verdad?— le preguntó Quinn.

—Estuvo bien eso de decir la verdad sobre lo que sucedió— Lo único que deseaba Brittany era ofrecer un poco de sí y sintió que las palabras acerca de la confianza acudían a su mente. Para su sorpresa, Quinn tenía otra idea.

—Y cada vez que cuentas tu historia a otra persona, te quitas un poco de peso de los hombros. Disminuyes el poder que tiene sobre ti—

—No tiene ningún poder sobre mí. Yo estoy al mando— protestó Brittany.

—Eso crees, ¿verdad?— Una mueca de asombro fue su única respuesta —¿Cuándo fue la última vez que te subiste en un ascensor con un hombre sin sufrir un ataque de pánico? ¿Cuándo fue la última vez que dormiste bien sin emborracharte antes? Ni siquiera hemos empezado a estudiar si sufres alguna disfunción sexual— Esas palabras golpearon a Brittany y supo que lo estaba reflejando en su rostro. Frunció el ceño y apartó la mirada, pero su terapeuta y amiga no pareció darse por aludida —No has estado al mando de nada, excepto de aislar tus sentimientos a toda costa. Tanto si lo admites como si no, actúas y reaccionas en base a tus experiencias y no podrás seguir adelante hasta que superes tu pasado. Britt, quería proponerte que te unas a un grupo que viene aquí los martes por la tarde—

—¿Un grupo?— ¿De qué rayos me estás hablando? Incorporándose hasta quedar cara a cara con Quinn, Brittany otorgó a la terapeuta toda su atención.

—Hay un grupo de mujeres que se reúnen aquí todas las semanas para hablar acerca de sus sentimientos y experiencias. Es para supervivientes de abusos.—

—Estás de broma. ¿Sentarme en una habitación con un montón de extrañas para contarles lo que me pasó?— Brittany meneó la cabeza enérgicamente —Ni hablar—

—¿Qué es lo que te da miedo?— le preguntó Quinn —Cada una de ellas es una superviviente, igual que tú—

—Sería más probable encontrar una bola de nieve en el infierno, Quinn. No pienso hacerlo—

—Podrías simplemente sentarte y escuchar. No estás obligada a decir nada. Lo único que debes saber es que el grupo tiene las mismas reglas que nuestras sesiones. Nada de drogas ni alcohol antes de ir. Muchas de esas mujeres están también en fase de desintoxicación— Quinn se levantó y fue hasta el sofá, recogiendo su carpeta antes de sentarse sobre un almohadón de cuero. Los ojos de Brittany no se despegaron de ella ni un momento al tiempo que se preguntaba qué es lo que se proponía la terapeuta con todo aquello. Acto seguido, obtuvo su respuesta.
—¿Te acuerdas de lo que escribiste en tu diario… — Quinn echó un vistazo al cuaderno y comprobó la fecha —… el viernes por la noche?—
Los ojos de Brittany se abrieron como platos al intentar recordar. El diario se había convertido en su ritual nocturno mientras se fumaba el último cigarrillo antes de irse a la cama. A menudo olvidaba que, eventualmente, Quinn iba a leerlo y dejó vagar su mente por los pensamientos y sentimientos transcritos al papel por su propia mano.

—Yo emm… intento no pensar que vas a leer lo que escribo.—

—Soy consciente de eso— dijo Quinn —Aquí dices cosas muy intensas, pero lo que entresaco una y otra vez de tus palabras es tu necesidad de sentir que formas parte de algo.—

—¿Qué?— Sin pensarlo, Brittany se incorporó hasta tomar el lugar que Quinn había ocupado antes en el puff azul, cerca del sofá —Yo nunca he dicho eso—

—¿Ah, no?— Quinn señaló un punto de la hoja con el dedo —Justo aquí, y cito textualmente: “Siento que estoy de visita en este mundo y luego vuelvo al mío…" — Unas páginas más adelante —Este día escribiste bastante. Deja que lo encuentre… ah, sí, aquí está. Dices que “siento que estoy desmoronándome y que nadie puede volver a juntar todas las piezas. Nadie me entiende"— Lo único que Brittany pudo hacer fue asentir ante la gran verdad que reflejaban sus palabras —Quiero que des el siguiente paso, Britt— afirmó Quinn en voz baja.

—Lo pensaré— respondió ella, acodándose sobre sus propias rodillas —También estoy estudiando para el obtener el bachillerato por las noches, así que ya veré—

—¿En serio? No me lo habías contado. ¿Cuándo empezaste?—

—Santana encontró una página web con toda la información y esas cosas. Me imprimió los cuestionarios y me ha obligado a hacerlos para que podamos hacernos una idea de lo que necesito aprender — dijo Brittany con evidente emoción —Me va mejor de lo que ella creía—

—¿Santana te está ayudando? —

—Sí. Hace de profesora, corrigiéndome los exámenes y eso.— Brittany intentó descubrir el significado de la expresión de Quinn, pero antes de lograrlo la terapeuta se levantó y ocupó el puff que quedaba vacante—

—Eso está muy bien— dijo Quinn —Es un paso en la dirección correcta. Deberías considerar escribir sobre ello en tu diario nocturno. Hasta ahora no habías mencionado nada.—

—Lo escribí al principio de la noche pasada, pero aún no has tenido oportunidad de leerlo— dijo Brittany —Estaba molesta porque no era capaz de recordar todas las fórmulas que Santana insiste en meterme en la cabeza— Meneó la cabeza y continuó —No sé, Doc. Unas veces creo que puedo hacerlo y otras que soy una idiota incapaz de aprender una palabra.—

—Es muy común tener dudas acerca de uno mismo, especialmente con algo que supone una meta tan difícil. Yo también dudaba de mí cuando estaba en la escuela.—

—¿En serio?—

—Pues claro. Todo el mundo tiene dudas, Brittany. El objetivo es enfrentarlas y seguir adelante. Si fallas una vez, no des por hecho que siempre lo harás. ¿Te acuerdas de cuando hablamos acerca de aprender de las experiencias pasadas? ¿De los fracasos además de los éxitos?—

—Sí, lo recuerdo— Admitió Brittany a regañadientes —Siento como si fuera en veinte direcciones diferentes y no supiera cuál escoger—

—Y cuando te sientes así, ¿qué haces?—

—¿Aparte de buscar el bar más cercano o mis cigarrillos?— Bromeó Brittany, aunque sólo a medias —No sé. Supongo que hablo contigo o con Santana—

—Te sugiero que hagas menos lo primero y más lo último.—

—Creía que no ibas a martirizarme con lo de mi afición por la bebida— Aventuró Brittany al tiempo que se preparaba mentalmente para el sermón.—

—Y no voy a hacerlo… aún — afirmó Quinn —Era sólo una sugerencia, como lo del grupo de los martes—

—No. Lo que menos necesito es sentarme con un montón de mujeres que lo único que hacen es hablar de sus desgracias personales—

—Estoy casi segura de que no te matará — dijo Quinn —Te prometo que no tienes que decir nada si no quieres, pero de verdad te recomiendo que vayas, al menos una vez. Tan sólo inténtalo—

Brittany murmuró algo para sus adentros deseando dejar el tema de una vez, pero sin parecer que había sido derrotada.

—Dejemos el tema por ahora. ¿Te apetece hablar de tu diario?—

—En realidad no, pero me da que lo que yo quiera no importa, ¿no?— dijo Brittany, arrellanándose en el puff hasta encontrar una posición cómoda.—

—Esa es la actitud que a mí me gusta— respondió Quinn sarcásticamente —A ver, el jueves te extendiste de lo lindo con tu cumpleaños número diez ¿Por qué no empezamos por ahí?—

***


Al volver a casa, Brittany se encontró a Santana en la cocina, rodeada de olores que le hicieron la boca agua.

—Hola. Eso huele genial— afirmó al tiempo que colgaba sus llaves en el ganchito adecuado. No hacía mucho que habían tenido otra charla acerca del uso apropiado que debe darse a la mesita de un recibidor. A continuación, entró en la cocina balanceando su bolsa con una mano.

—Dame otros cinco minutos y estará todo listo— respondió Santana cerrando la puerta del horno —He pensado que el pan de ajo sería más apropiado que las galletas—

—Por mí no hay problema.— Brittany puso su bolsa encima del mostrador y rebuscó dentro, sacando una botella de cerveza —Dios, Que día. Me llevó horas descubrir dónde estaban los cargadores de los taladros inalámbricos y he tenido una sesión infernal con Quinn hace un rato—

—¿Cómo te ha ido?— Santana alargó la mano para tirar la tapilla de la botella y señaló la mesa de la cocina —Vamos a sentarnos mientras esperamos—

—Ha sido infernal— afirmó Brittany con un suspiro, acomodándose en la silla acolchada —Quiere que me una a un grupo de mujeres que van, se sientan y hablan sobre lo que les ha pasado en la vida.—

—Bueno, si ella piensa que podría ayudarte…—

—¿Cómo va a ayudarme eso? Con escucharlas sólo conseguiré acordarme de lo mío y, ¿qué tiene eso de bueno? — Negando con la cabeza, Brittany se llevó la botella a los labios —Estoy intentando olvidar lo que me pasó, no revivirlo— dijo antes de echar tres o cuatro tragos —Y eso no es lo peor. No dejó de hablar de algunas cosas que escribí en mi diario—. Al levantar la vista, advirtió la mirada paciente de Santana —A veces, cuando escribo, se me olvida que alguien va a leerlo. Puse un montón de cosas acerca de cómo me sentía cuando era una niña y quiso repasarlo a conciencia.—

—Quiso que tú lo repasaras a conciencia, querrás decir— afirmó Santana. Brittany asintió, sorprendiéndose cuando su compañera de apartamento le agarró la mano que tenía sobre la mesa —No bromea cuando dice que hablar sobre ello te ayudará a sentirte mejor.—

Brittany siguió con los ojos clavados en la mano que cubría la suya.
—Tal vez, pero no es algo con lo que me sienta cómoda, ¿sabes?— En ese momento, apartó la mano y rodeó el cuello de su botella con los dedos —En un momento dado, casi me ha hecho llorar. Incluso agarré una de esas pelotas de esponja y la tiré contra la pared, ¿te lo puedes creer?— Meneando la cabeza una vez más, tomó otro trago —La próxima vez me pondrá a darle puñetazos a un saco de boxeo y querrá hablar con “la niña que hay dentro de mí" o alguna estupidez semejante.—

Santana se levantó y se inclinó hasta que sus labios casi rozaron la oreja de Brittany.
—Si algo ayuda, no es una estupidez— dijo —Voy a echarle un vistazo al pollo—

La escritora dio media vuelta y fue hasta el horno, dejando a Brittany a solas con sus pensamientos.
Si algo ayuda, no es una estupidez, ¿eh? Bonito, Santana, muy bonito. Ahora pensará que quiero seducirla… bueno si, pero… Maldición, enfócate Santana!.

¿Sabes que a veces hablas como la Doc? Brittany miró a la mujer que le daba la espalda. A veces, y otras eres simplemente como una antigua amiga a la que puedo contarle cualquier cosa con confianza. Brittany estaba tan perdida en su interior que ni siquiera escuchó el primer timbrazo del teléfono.

—¿Puedes cogerlo?— dijo Santana —Yo estoy con el pan—

—Claro— A pesar de que no solía usar el teléfono, sólo le llevó un segundo localizar de dónde venía el sonido y contestar —¿Hola?—

—¿San? —

—Em… no… soy su compañera de apartamento— Brittany apenas era capaz de oír la voz masculina entre todo el ruido de fondo —¿Quién es?—

—¿Está ahí? Soy su hermano Jake. Necesito hablar con ella enseguida— En ese momento, Brittany se dió cuenta de que el ruido de fondo era el del sistema de intercomunicación de un hospital.

—Sí, espera un segundo— exclamó cerca del auricular —Santana, creo que es tu hermano—

Santana depositó el pan tostado en la rejilla para que se enfriara y se limpió las manos con un trapo de cocina. —¿Es Jake?—

—Creo que sí.— Al entregarle el teléfono, Brittany se vió invadida por una sensación de temor. Lo único que podía hacer era contemplar con impotencia cómo Santana contestaba la llamada.

—¿Sí? ¿Jake? Habla más alto, no te oigo bien. ¿Dónde estás? —La súbita palidez del rostro de Santana confirmó las sospechas de Brittany —¿Qué ha pasado? ¿Qué? Espera, no te oigo— Tan sólo hubo una pausa momentánea —Jake, quédate ahí. Ya voy en camino. No, no llames a la familia. Yo lo haré si es necesario. Sí, tú quédate donde estás. Ya voy.—

Santana dejó el teléfono sobre la mesa y se agarró con ambas manos al borde del mostrador.
—¿Es tu madre? —preguntó Brittany.

Santana asintió, haciendo grandes esfuerzos por mantener la compostura.
—Yo em… ella… mi hermano no está seguro de lo que ha pasado— Acto seguido, sacudió la cabeza —Tengo que irme.—

—¿Quieres que te lleve?— Se ofreció Brittany colocando el teléfono en su lugar —No creo que debas conducir estando así.—

—Están en el Centro Médico.—

—Cerca de la circunvalación. Ya sé dónde es— Brittany echó un vistazo al horno para asegurarse de que estaba apagado —Cogeré las llaves—

—Espera— Santana se enderezó y agarró sus propias llaves del gancho —Vamos en el Mercedes—

—Buena idea, al menos ése es legal— dijo Brittany quitándole las llaves a Santana de las manos. Mierda, su madre está enferma. ¿Qué se supone que debo hacer? Rodeando con vacilación la espalda de Santana con su brazo, le dió un leve apretón de ánimo —Todo estará bien, Santana—

Para su sorpresa, se vió de repente enterrada en un firme abrazo, con los brazos de Santana rodeando su cuerpo.
—No sé qué hacer.— Las palabras de la angustiada mujer surgieron apenas como un susurro —Cuando papá … mamá se ocupó de todo.—

—Shhh… Vayamos allí y a ver qué está pasando, ¿si?— Brittany guió a Santana hacia la puerta. Llamaré a Quinn desde el hospital. Ella sabrá qué hacer. Yo no soy buena en esto de consolar a la gente. Pero Quinn no estaba allí en aquel momento. Sólo ella y Santana. No puedo dejar que pase por esto ella sola. Sin saber bien qué decir, Brittany permaneció en silencio hasta que llegaron al Mercedes. Una vez que Santana ocupó el asiento del copiloto, Brittany se puso al volante —Bueno, esto va a ser interesante. Nunca había conducido un auto como este.—

—¿Britt?—

—¿Sí?—

—No me importa si corres esta vez— afirmó Santana en voz baja.

—Te llevaré allí lo más rápido que pueda— le prometió Brittany, haciendo girar la llave y sonriendo cuando el motor rugió lleno de vida. Debe estar bien eso de no preocuparse de si el maldito cacharro querrá arrancar cada vez que te subes, pensó para sí mientras sacaba el Mercedes del aparcamiento y tomaba rumbo hacia el Centro Médico.

A Brittany le llevó unos minutos maniobrar entre el tráfico para alcanzar la rampa de entrada a la carretera de circunvalación.
—Si vamos por aquí, nos ahorraremos al menos diez minutos por el tráfico— anunció, esperando una respuesta de Santana que nunca llegó. Bueno, supongo que puedo ir por la autopista, ya que no hay objeciones. A medida que hacían la curva de la carretera, Brittany pisó con más fuerza el acelerador, extrañándose de la velocidad que aquel modelo era capaz de alcanzar —¿Quieres que ponga la radio? — Apartó la vista de la carretera a tiempo de ver el gesto negativo de Santana —¿Quieres hablar?—

—¿Sobre qué? —

—Cualquier cosa— dijo Brittany encogiéndose de hombros —No importa. El tema que te apetezca—

—Ahora mismo sólo puedo pensar en mi madre.—

—Bien. Cuéntame una historia sobre tu madre y tú.— Brittany echó un vistazo al retrovisor lateral antes de invadir el carril izquierdo y adelantar a una caravana —La que sea—

—Me acuerdo de cuando me caí de la bici y me rompí un brazo. Llegué a casa y mamá, sólo con echarme un vistazo, supo que algo iba mal. No tuve que decir ni una palabra.— Santana sorbió por la nariz y se sacó un pañuelo del bolsillo —Siempre sabía cuándo uno de nosotros se había hecho daño—

—¿En serio?— Eso es Santana, sigue hablando. No pienses sobre lo que vas a encontrarte en ese hospital. Brittany sólo escuchaba a medias, dirigiendo la mayor parte de su atención al tráfico que las rodeaba. Iba por lo menos a 30 kilómetros sobre el límite de velocidad, pero su salida estaba aún muy lejos. Rogando en silencio para que los policias estuvieran más interesados en los donuts que en los infractores, Brittany asumió el riesgo y aplastó el pedal con más fuerza.
Por suerte para todos, los policías no advirtieron el Mercedes. Brittany se las arregló incluso para encontrar un espacio cerca de la entrada de emergencias del hospital. Apenas había apagado el motor cuando Santana saltó del vehículo y corrió hacia la puerta.
—¡Hey, espérame! —gritó Brittany, liberándose del cinturón de seguridad y echando a correr detrás de Santana.

Jake López, de dieciocho años de edad, estaba sentado en una de las sillas azules de la sala de espera, contemplando el suelo con aire taciturno. Llevaba el cabello negro bajo y cuando levantó la vista y vio a su hermana, Brittany se percató que tenía los ojos enrojecidos. Mierda, eso no es buena señal, pensó para sí, apartándose cuando los hermanos se fundieron en un abrazo

—¿Qué pasó?— dijo Santana, sin soltar para nada al chico —¿Ha tenido un infarto?—

—No lo sé. Los médicos están dentro con ella. No puedo creer que esto esté pasando— dijo el joven —Hemos desayunado juntos y todo parecía ir bien. Bueno, estaba un poco cansada, pero nada fuera de lo normal— Jake volvió a sentarse. Santana, por su parte, se acomodó junto a él e indicó a Brittany que ocupara el asiento libre junto a ella.

—¿Te pidió ella que la trajeras aquí?—

Jake negó con la cabeza. —No. Pensé llevarla a Saint Thomas, pero el tipo de la ambulancia dijo que el Centro Médico estaba más cerca. Me alegro de que estés aquí, Santana. No sé contestar ni a la mitad de las preguntas de los formularios.—

—No te preocupes por eso. Yo me encargo— le aseguró Santana —Sigue contándome. ¿qué pasó?—

—Dijo que estaba cansada y que quería acostarse un rato antes de que empezaran las noticias. Fui a despertarla a las seis más o menos y la vi… como desmoronada en la cama. No entendía lo que decía, así que llamé a Emergencias.—

—Lo hiciste muy bien— dijo Santana rodeando los hombros del joven con su brazo —¿Ha dicho algo el médico?—

—Me preguntó que si yo era el único familiar, me hizo firmar unos formularios y volvió a entrar. Le dije que venías en camino.—

En ese momento, Brittany vio una oportunidad de ayudar. —Santana, ¿quieres que le diga al médico que estás aquí?—

—Será mejor que vaya yo— respondió la escritora poniéndose en pie —¿Puedes quedarte aquí con Jake?—

—Claro— dijo Brittany —¿Seguro que quieres hacerlo? ¿Quieres que llame a Quinn? —

—No hasta que sepa qué está pasando— dijo Santana —Volveré enseguida—

Cuando Santana abandonó la habitación, Brittany se levantó. —Voy a salir un momento.—

—Voy contigo— afirmó Jake —Ya llevo dos horas metido aquí. Me vendrá bien un poco de aire fresco— Al levantarse, quedó patente que era como diez centímetros más alto que ella.—

—El aire fresco no sé, pero yo voy a fumarme un cigarrillo— dijo.

—¿Te sobra alguno?— preguntó él —Me he dejado los míos en casa y te juro que ahora mismo me apetece mucho—

—¿Sabe Santana que fumas?—

—No. Y mamá tampoco, a no ser que no me lo haya dicho— Presionó el botón para abrir las puertas corredizas —Por favor, dime que fumas mentolados—

—Mentolado Light— Brittany rebuscó en su bolsillo y sacó un paquete arrugado. Santana sabe que fumas, lo creas o no, pensó para sí, acordándose de la conversación que había tenido con la escritora el día de la fiesta de graduación de Jake. Mmm Tiene dieciocho años. Si quiere fumarse uno invitado por mi, esta será la única oportunidad que tendrá. —Sírvete— le dijo, alargándole el paquete. Pobre chico.

Jake agarró el cigarrillo y se sacó un encendedor del bolsillo. —Gracias— Chasqueó el encendedor y esperó a que Brittany encendiese el suyo antes de imitarla —Oh, eso está mejor— dijo mientras exhalaba —Estaba a punto de volverme loco ahí dentro yo solo—

—Me lo imagino. Hace un par de años unas amigas y yo íbamos de bares y el chico que conducía tuvo un accidente. Estuvimos en el hospital como seis horas— Aquella había sido la única experiencia adulta de Brittany con los hospitales, y en su mayor parte la recordaba tras una nube de alcohol —Sólo se rompió una muñeca—

—Debí haber traído el bolso de mamá— dijo mientras se dirigía hacia el muro decorativo que delineaba el jardín del hospital. Brittany le siguió y se sentó a pocos centímetros de él.

—En momentos como este, uno no se acuerda de esas cosas.—

—En cualquier caso, debí hacerlo.— Jake se quedó con la mirada perdida hacia el aparcamiento —Cuando llegué, querían su tarjeta del seguro y también saber si era alérgica a algo. Yo no sé nada de eso— Dió una inhalada larga, encendiendo el extremo de su cigarrillo de un naranja brillante —Soy el hombre de la familia y no tengo ni idea de qué hacer—

—¿Ya había ocurrido algo así antes?—

Jake negó con la cabeza. Las lámparas apenas dejaban entrever su perfil. —Cuando papá tuvo el infarto no había nadie en casa. Santana estaba en la Universidad y yo en el colegio. Mamá nos dijo que ella llegó del supermercado y se lo encontró en la silla.— Jake siguió con la mirada fija en la nada —Santana ya estaba en camino para cuando yo me enteré de lo que pasaba. Entre las dos se ocuparon de todo—

—En esa época tú eras muy joven, ¿no?— le preguntó la rubia.

—Tenía once años. Pero estaba tan cabreado que me pasé la mayor parte del tiempo llorando— Lanzó el cigarrillo a medio consumir describiendo una parábola hacia la oscuridad —Supongo que me hice a la idea de que ellas dos siempre estarían ahí para hacerse cargo de todo. Mírame. Mi madre se está muriendo y yo tengo que pedir ayuda a mi hermana por teléfono.—

—No sabes si está muriendo. No digas eso— dijo Brittany, aunque por lo poco que sabía, el chico no iba desencaminado —Y sí, te ocupaste de tu madre. Fuiste tú quien llamó a la ambulancia— Escuchó un sollozo ahogado e instintivamente se acercó un poco más a Jake —¿Y si no hubieras estado allí?— Lo único que Brittany recibió como respuesta fue otro sollozo —Yo sé lo que es tener una hermana mayor—

—¿Ah, sí?—

—Sí— Brittany arrojó su cigarrillo al suelo y contempló cómo se quemaba lentamente —Solía depender siempre de ella en todo, pero un día se marchó y tuve que cuidar de mí misma. Sé lo que se siente— ¿Por qué le estoy contando todo esto? Al echar un vistazo al muchacho, Brittany obtuvo su respuesta. Porque sé cómo se siente en este momento y es el hermano de Santana. Cuando ella se había sentido sola y asustada, no había nadie para echarle una mano —Te comprendo— dijo en voz baja —¿Quieres otro?—

—Ahora no, gracias— contestó alejándose del muro. Brittany hizo lo mismo y comenzó a caminar con él de vuelta al hospital. Tanteando su bolsillo, calculó mentalmente cuántos cigarrillos le quedaban. Como medio paquete. Tomó la determinación de que seguramente él no fumaba mucho más que ella, sacó cuatro cigarrillos y se los alargó —Toma. Por si te apetece uno más tarde— Sonrió al ver que él no despreciaba la oferta —Pero no le digas a tu hermana que te los he dado yo— añadió.

—Ni de broma— dijo, metiéndose los cigarrillos en el bolsillo de la camisa —Gracias—

Brittany asintió y fue tras él recorriendo el pasillo de entrada. Al girar en la esquina, vió que Santana estaba en el recibidor hablando con un hombre que, asumió, era el médico. Cuando Jake les vio, recorrió el resto del camino a la carrera para alcanzarlos. Será mejor que espere aquí, pensó la chica para sí, deteniéndose junto a la puerta de la sala que habían ocupado antes. Estaba a punto de entrar cuando vio que Santana y Jake iban hacia ella. Espero que tengan buenas noticias.

—¿Cómo está? —

—La van a ingresar— dijo Santana —Vamos a hablar aquí dentro—

Los tres se sentaron en una de las esquinas de la sala de espera. En cuanto se sentó, Brittany pudo notar cómo se producía un cambio en Santana. La mujer de pelo oscuro se sentó muy erguida y su rostro no dejaba entrever emoción alguna. Cuando habló, lo hizo con un tono perfectamente controlado.

—Van a llamar a un cardiólogo.—

—¿Ha tenido un infarto?— preguntó Jake, inclinándose hacia delante.

—No— contestó su hermana —El doctor Stevens dice que ha sido un edema pulmonar. Estaba llena de líquido. La tienen en cuidados intensivos y me ha dicho que deberá quedarse unos días— Santana echó un vistazo a su alrededor y después miró a Jake —¿Has traído el bolso de mamá?—

—No— dijo él —No se me ocurrió. El único número que me sé de memoria es el tuyo—

Santana se levantó y fue hasta la mesita cubierta de revistas. —Tenemos que llamar a la tía Elaine y al médico de mamá. Seguro que tiene su nombre y su número en la agenda— A medida que hablaba, las manos de Santana iban acomodando perfectamente la montaña de revistas —Necesito sus papeles. Están en el cajón de arriba del mueble del estudio. Ahí es donde guarda mamá todo lo del seguro y la documentación importante.—

—Iré a buscarlos— dijo Jake —¿Me puedo llevar tu auto? He venido en la ambulancia con mamá—

—¿Estás seguro de que serás capaz?— preguntó Brittany, atreviéndose a hablar por primera vez en un buen rato —Puedo llevarte yo, si te es más cómodo—

Santana cesó sus movimientos compulsivos un momento y les miró a los dos. —Buena idea. Jake, así podrás traer el auto de mamá y Britt te seguirá con el mío. Te haré una lista de las cosas que tienes que traer— Volvió a echar un vistazo a su alrededor —Necesito papel… Brittany, hay una agenda en mi guantera. ¿Te importa traérmela, por favor?—

—Claro— Con tal de resultar útil, Brittany se levantó y palpó su bolsillo para asegurarse de que las llaves seguían allí —En seguida vuelvo—

Salir a la calle permitió a Brittany el tan necesitado tiempo que requería para pensar. A pesar de que no sabía gran cosa sobre lo que le pasaba a la madre de Santana, suponía que era algo serio y que los siguientes días serían una auténtica locura. Seguramente querrá llamar a Quinn para que esté con ella. Es mucho mejor que yo para estas cosas. Cuando llegó al auto, Brittany abrió los seguros y encontró rápidamente la agenda. Será mejor que me asegure de que tiene un bolígrafo, por si necesita escribir algo. Quitó el broche y abrió la agenda, para descubrir que allí había tanto un lápiz como un bolígrafo, cada uno en su compartimiento. Debí haberlo supuesto, tratándose de ella. Cuando iba a cerrar la guantera, descubrió un rollo de monedas pequeñas. Podría necesitarlas para el teléfono o para sacar café de la máquina. Tras meterse el rollo en el bolsillo, Brittany cerró el auto y emprendió el camino de regreso al hospital.
Al llegar, encontró a Santana y Jake en la sala de espera. Con un vistazo rápido, vio que todas las revistas de la sala estaban en pilas perfectamente distribuidas y colocadas en varias de las mesas.

—Ya la tengo— dijo, mostrando la agenda —También te he traído unas monedas que tenías ahí por si las necesitas—

—Buena idea, no sé como pude haber olvidado el móvil en casa— convino Santana alcanzando la agenda y el cambio. La escritora abrió el cuadernillo inmediatamente y empezó a pasar páginas —Tengo que llamar a la hermana de mamá y contarle lo que ha pasado. También debería ir a cancelar la entrega del periódico mientras ella esté aquí— Se detuvo un momento para frotarse los ojos —Hay mucho que hacer. Alguien debe encargarse de Jake y de la casa—

—Yo puedo cuidarme solo— protestó el joven —Puedo recoger el periódico por las mañanas y también el correo—

—Déjale ayudar— imploró Brittany en voz baja —Tú ya tienes bastantes cosas que hacer—

—No, él no debería hacerlo. Yo puedo encargarme de todo— dijo Santana, encontrando la página que andaba buscando —Será mejor que empiece a hacer llamadas—

—Lo llevaré a casa y volveremos lo antes posible, ¿de acuerdo?— preguntó Brittany— ¿O quieres que nos quedemos hasta que llegue Quinn?—

—No, váyanse ya. Yo estaré bien.—

A pesar de la confianza que mostraba la voz de Santana, Brittany no le daba plena credibilidad. Pensó insistir por un momento, pero al final asintió con la cabeza. —Está bien. No tardaremos mucho.—

El trío caminó hasta el recibidor, deteniéndose en el momento en que Santana alcanzaba el teléfono de monedas. Sin estar muy segura del por qué, Brittany alargó la mano y dio un leve apretón al hombro de Santana. A continuación se acercó a ella y susurró al oído de la escritora.

—No tardaremos. Te lo prometo—

Entonces, sintió una mano aferrando la suya. —Gracias — dijo Santana —Muchas gracias—

—No me las des. Para eso están las amigas, ¿no?— Preguntó Brittany, apretándole el hombro una última vez antes de dirigirle un gesto a Jake— ¿listo?—

—Sí. Oh, espera— Se tanteó los bolsillos y frunció el ceño —Con la prisa se me olvidó coger las llaves—

—La del anillo verde es la de la entrada— dijo Santana —Nunca devolví mi llave cuando salí de la escuela— La mujer de cabello oscuro se giró y empezó a echar monedas en el teléfono —Que no se les olviden los papeles del cajón—

—Tranquila— dijo Brittany, dándose media vuelta y echando a andar por el pasillo detrás de Jake.
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Activo Re: Fanfic Brittana - El Corazón De Brittany - Capítulo 26

Mensaje por micky morales Lun Dic 09, 2013 9:22 am

que momento! se que esto servira para que britt se sienta util! sera de gran apoyo para santana!
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Mensaje por ¡Fer Brittana4ever! Lun Dic 09, 2013 12:40 pm

Mi Britt de a poquito se esta comportando mejor y San ya la esta mirando con otros ojos... Ya se estaba tardando eh!

Bueno, sabemos que va lento, pero como dices el libro esta escrito así y es mejor que no lo cortes para darnos momentos Brittana. Todo lo escrito tiene un trasfondo y pienso que la mayoría va enfocado en la recuperación de Britt y la "amistad" de las chicas.

Eso es interesante de leer.


Yo encantada espero y amo que subas de varios capítulos!


¡Besitos Beverly!


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Activo Re: Fanfic Brittana - El Corazón De Brittany - Capítulo 26

Mensaje por monica.santander Lun Dic 09, 2013 4:23 pm

Me encantaron estos capitulos!!!
Al fin Britt se fue de ese espantoso club.
Adoro a San y su paciencia con Britt.
Saludos
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Activo Re: Fanfic Brittana - El Corazón De Brittany - Capítulo 26

Mensaje por adi-santybritt Mar Dic 10, 2013 12:34 am

Hola!!!
Me encantaron los cap!!!!
Al fin Britt ha dejado ese horrible trabajo!!!
Me alegro que Britt le haya contado a San eso que tanto le afecta!!!!!
Espero que la mamá de San este bien!!!!
Al parecer a San la tranquiliza el tener todo ordenado o eso parece!!!!!

PD:espero la actu!!!!

Xoxo
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Mensaje por Kristen Rivera Mar Dic 10, 2013 1:18 am

Owwwwww tus capítulos cada vez esta mejor más emocionante


Me encanta que Britt ya se habrá más a san y que inicie el proceso del romance


Me encanto !!!


Ame que ya no trabaja en el bar!


En espera de la actualización


Ansiosa por leer


No dejes de actualizar por favor :)


Saludos

Besos
Kristen Rivera
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Mensaje por Kristen Rivera Mar Dic 10, 2013 7:33 pm

...........


En espera :)
Kristen Rivera
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Mensaje por Kristen Rivera Miér Dic 11, 2013 12:48 am

Sigo impaciente xD jajajaja



Actualiza!!
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Mensaje por Kristen Rivera Jue Dic 12, 2013 1:44 am

.........

U.u
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