Fanfic Klaine. Un millon de estrellas en el cielo.

N/A:HOLAAAAAAAAAAAAAAAAA. Me desaparecí por un tiempo, pero he vuelto :3, ya pronto saldré de vacaciones así que podré actualizar constantemente y terminar esta historia de una vez por todas XD. Sacando cuentas nos quedan como 8 capítulos (probablemente menos) para el final así que preparense para lo mejor :3. Ni siquiera menconaré que ya acabó glee porque no quiero llorar pero bueno... Aun no lo puedo creer, así que no hablaré sobre eso. Sin más que decir, espero que disfruten la lectura .


CAPÍTULO 34.-Regresaste.



DOMINGO 10:18 AM.

Blaine respiró profundo.

Él podía hacer esto. Tenía que hacer esto. Él era capaz de hacerlo. No era momento de entrar en pánico. No era momento de piernas temblorosas. Era tiempo de ser valiente. De no huir. De luchar. Él podía hacer esto. Estaba listo. El tiempo se había acabado. Este era el momento...

-Uhm... Señor, ¿Se va a subir o no?-preguntó el taxista sacándolo de sus pensamientos. Blaine miró al hombre con pánico en sus ojos y aun con el semblante pálido, y desencajado asintió torpemente abordando el automóvil. Petrificado en su posición sobre el asiento de atrás, miró con el ritmo cardiaco acelerado las calles pasar borrosas frente a él, no era raro, honestamente todo sobre las horas anteriores había pasado como una ráfaga a su parecer, un minuto estaba en casa metiendo todas sus pertenencias importantes en una maleta y el siguiente estaba aterrizando en Nueva York. Y ahora aquí estaba. Dándole indicaciones al taxista para que se estacionara fuera del hospital, bajando del vehículo. Caminando con la maleta en mano hacia la puerta principal. Yendo al encuentro de lo inesperado. Yendo al encuentro de Kurt, su Kurt.

Se sintió a punto de desmayarse al entrar finalmente al hospital. La sala de espera abarrotada con gente que lo miraba curiosa, cientos de ojos sobre él. Su corazón se aceleró un poco más y entonces dejó su maleta abandonada en el piso corriendo hacia el baño para vomitar todo el contenido de su estómago. Apenas tuvo tiempo de incarse frente al inodoro antes de que su garganta se convulsionara en terribles arcadas.

Esto había sido una mala idea, nunca debió haber escuchado a Romie, no debió haber vuelto a Nueva York, ni si quiera sabía si Kurt estaba vivo aún, incluso si lo estaba, podrían haber cambiado tantas cosas, ahora Kurt podría odiarlo, él podría estar molesta con él, eran tantos escenarios pasando por la mente atormentada de Blaine y para su desgracia cada uno era peor que en el anterior.

-¿Estás bien?-escuchó una voz bastante familiar desde fuera del cubículo. Blaine suspiró con cansancio y se puso de pie presionando un botón para que el contenido del retrete desapareciera. Abrió la puerta y miró con angustia al hombre frente a él.

Su padre.

-Oh, Blaine-dijo el mayor con los ojos llenos de lágrimas y entonces atrajo a su hijo en un abrazo apretado de donde pretendía jamás dejarlo ir de nuevo. Blaine abrazó a su padre de vuelta y sollozó entre sus brazos, este hombre lo conocía totalmente, sabia que hacía ahí, por qué estaba de vuelta, porque lloraba. Él lo sabía, y lo mejor de todo era que también lo entendía.

-Yo, yo tenía que verlo-dijo entre lágrimas. El Dr. Anderson asintió comprensivo y miró afligido como su pequeño caminaba hacia el lavabo para limpiarse la cara.

-Él está bastante mal hijo-le avisó como queriendo prepararlo para lo peor.

-Mientras él respire vale la pena luchar por su amor-contestó Blaine decidiendo que ese seria su lema para vivir a partir de ahora. Su padre suspiró de nuevo.

-No está aquí Blaine-dijo el hombre y el moreno giró abruptamente con la cara aun mojada.

-¿Qué?-preguntó aterrorizado-¿Lo enviaron a otro hospital? Porque Finn me dijo que Kurt vivía aquí, ¿Ha vuelto a su casa o...-

-Hey, Blaine, Blaine, Hey, mirame-ordenó su padre sosteniéndole la cara para capturar su mirada.-Él salió al parque, Finn y Rachel lo llevan todas las mañanas, le gusta estar al aire libre-

-Oh-dijo Blaine sorprendido, antes Kurt no salía mucho.-Oh, bueno, uhm, eso está bien, yo... Uhm, yo iré a verlo, ¿Sabes en qué parque están?-preguntó aún dudoso. El Dr. Anderson lo miró fijamente y entonces suspiró por tercera ocasión.

-No irás Blaine-dijo el mayor con pesar. El ojimiel lo miró confundido.

-¿Qué?

-No irás-repitió con más fuerza está vez. Blaine miró desconcertado como su padre le entregaba su olvidada maleta y ponía una mano sobre su hombro.-Regresa a Londres, Blaine-dijo mirándolo con severidad-Regresa y has una nueva vida, consigue oportunidades allá, mereces una gran vida, y él no te permitirá tenerla.-

Blaine estaba sin palabras. Rígido, sorprendido y más lastimado que nunca. Esto tenia que ser una jodida broma, este hombre era su padre, este hombre lo había criado, ¿Porque le decía esto? ¿Porque le hacía esto? Dio un paso hacia atrás mirando con dolor en sus ojos al mayor.

Su madre entró al baño en ese momento. Blaine la miró como su salvación, las madres siempre quieren lo mejor para sus hijos.

-Mamá-dijo él observándola, rogando por piedad, rogando más que nada. Ella, con los ojos acuosos y una sonrisa triste en su rostro le acarició con ternura la mejilla besándole después la frente.

-Debes irte bebé-le dijo.

Blaine frunció el ceño y se alejó de ambos entonces. Negó con la cabeza mirándolos anonadado, los padres no hacían esto, los padres no lastimaban a sus hijos, los padres no asesinaban a sus hijos. El sonido estridente de la maleta cayendo al piso rompió el silencio anterior ocasionando un sobresalto en ambos adultos.

-No-dijo él en voz bajita.

-Blaine-reprendió su padre acercándose un paso.

-¡NO!-gritó esta vez haciendo a un lado a su padre y caminando hacia la puerta. Un agarre sobre su brazo lo detuvo antes de que pudiera salir.

-Blaine, no te hagas esto, esto te dañará-dijo su padre mirándolo con honestidad-El tratamiento no esta funcionando, él no tiene remedio, Kurt morirá y tu te quedaras aquí, solo triste y abandonado-continuó luciendo desesperado por hacerlo entender-Ustedes no tienen futuro, hijo, vete de aquí por favor, encuentra a alguien, construye una nueva vida, olvidare de Kurt, él ya no vale la pena, él se irá-

-Nunca creí que me harías esto-dijo Blaine en voz baja observándolo con enojo y decepción en los ojos. El Sr. Anderson se encogió en su lugar ante el dolor en la voz de su hijo-Ya cometí un terrible error al irme, no lo dejaré de nuevo, no en esta vida-dijo soltándose de su agarre.

-Blaine, entiende..-

-No, tú entiende-le dijo a su padre señalándolo con furia-Kurt es lo único por lo que voy a luchar ahora, a la mierda una carrera, a la mierda el éxito, a la mierda todo, Tú me dijiste que tenia que luchar por lo que me hiciera feliz y Kurt me hace feliz, no necesito nada más, ni dinero, ni fama, ni publico, ni nada, solo a él, solo él puede llenarme, solo él puede completarme, solo él puede hacerme sentir como que ha valido la pena vivir, Kurt le da sentido a mi vida, ¡Kurt es mi vida entera! ¡ÉL ES MI TODO! mierda, ¡Entiende eso!-gritó con frustración y salió del baño dejando a sus padres petrificados detrás de él.

Salió del hospital y empezó a caminar por la calle, sin un sentido fijo, sin un rumbo. Aún recordaba cada calle de esta ciudad como si jamás se hubiera ido, por supuesto, él había nacido aquí, crecido aquí, esta ciudad era su hogar. Y como su hogar, Blaine sabía todo sobre esta ciudad. Sabía que el central park estaba a una cuadra y podía adivinar que probablemente era ahí a donde había llevado a Kurt ya que era el área verde más cerca del hospital.

Aceleró sus pasos mirando fijamente el gran terreno verde lleno de arboles que se acercaba cada vez más. Pensó en lo que le había dicho a sus padres, lo que les había gritado. Sintió una punzada de remordimiento en su corazón pero no se arrepentía, era algo que tenia que decir, en realidad, era algo en lo que no había pensado sino hasta después de haberlo gritado. Pero cada cosa que había dicho, cada palabra, era cierto, todo era cierto. A partir de ahora, su único sueño a alcanzar sería Kurt, nada más, solo él. Si antes había jurado estar enamorado y dar todo por él, ahora lo amaba a un nivel superior, un nivel mayor, uno en el que estaba más que dispuesto a dar su vida por Kurt, sin rechistar, sin preguntar, sin objetar, él totalmente daría su vida por Kurt. Incluso mil veces si fuera posible.

Y no se arrepentiría. Jamás lo haría.

Y finalmente ahí estaba, en el central Park, el lugar donde estaba su ojiazul. Suspiró e inició su búsqueda. En un lugar tan grande como este, suponía que tardaría horas en encontrarlos así que caminó a paso lento sabiendo que si pasaba mucho tiempo sin hallarlos podría ir al hospital y ahí seguro los encontraba.

Mierda. Ahora que Blaine lo pensaba, ¿Qué haría cuando lo encontrara? ¿Qué le diría? ¿Como actuaría? No podía ir simplemente y saludarlo con un amable "Hey, hola ¿Me recuerdas? Soy Blaine, estábamos enamorados y prometí estar contigo pero luego me corriste y me fui" Mierda, no. No podía hacer eso. No podía correr hacia él y abrazarlo, besarlo y decirle que nunca se iría de nuevo, no podía porque ya no estaba seguro de como Kurt reaccionaria. Y francamente eso le dolía, haber perdido esa confianza con Kurt, haber perdido el derecho a actuar libremente con él, haber perdido la costumbre de realizar todos esos actos cotidianos que realizaron durante su noviazgo. El sentimiento de que no eran nada dolía.

¿Y que pasaba si Kurt ya no lo quería? Si le decía que lo había superado y ahora salia con alguien mejor, ¿Qué haría él? ¿Qué haría si Kurt le decía que no podían volver? Y aun peor ¿Qué haría si sí volvían? No sabía nada sobre la enfermedad de Kurt, nada de nada. No sabía cual era su nueva rutina, no sabía como debía cuidarlo. Ahora era un extranjero en la nueva vida de Kurt y eso le dolía. No era parte de Kurt, ya no más.

Suspiró y continuó caminando. Cientos de personas pasaban a su lado. Todas esas personas, avanzando, dirigiéndose a quien sabe donde, andando, sin pensar en los demás a su alrededor... Blaine se preguntó ¿Esas personas tendrían historia? Bueno, obviamente las tenían, pero ¿Habían salido airosos de cada problema? ¿Se habían rendido en el camino?

Su mirada se topó con un indigente caminando con sus ropas sucias y desarregladas. Ese hombre seguramente había tenido familia, una madre, un padre, alguien. ¿Entonces por qué estaba en la calle? Algo había sucedido, algo en el transcurso, algo que había transformado su vida en esto. Ese hombre, era una metáfora, una forma de ver el futuro, cada persona puede moldear lo que será, cada persona tiene en sus manos el resto de su vida, pueden ser minutos, horas, meses o años, pero lo que se haga con la vida, sin importar cuando dura, lo que uno hace, las cosas que crea, las vidas que toca, los corazones que cambia, las personas que ama, los sueños que alcanza, las sonrisas que genera, lo que vive. Eso. Las cosas que disfruta, las veces que sonrió, los momentos que lo apasionaron, las veces que se levantó después de caer, las veces que luchó por algo, las veces que ganó batallas, las veces que las perdió, los momentos de risa interminable, los instantes de lágrimas eternas, los segundos de alegría, los minutos de placer, las horas de contento , los días de amor, los meses de éxtasis, los años de felicidad. Una vida sin arrepentimientos, una vida viviendo, una vida vivida con alguien. Eso era lo que al final importaba.

Eso era lo único que al final se agradecería, lo único por lo que se sonreiría. Lo único que valdría la pena.

Y entonces todo se detuvo.

El mundo dejó de girar. Su respiración se atoró y su corazón latió frenético causándole un leve mareo. Sus piernas se sintieron débiles, sus ojos se llenaron de lágrimas, sus manos empezaron a temblar. Todo cambió. Todo se esfumó. De repente el cielo ya no era mas un fondo sin sentido y la tierra algo duro que lo detenía de caer. En un solo instante todo había perdido significado, ni las palabras, ni las imágenes, ni la música. Todo se había acabado. Todo estaba temblando. Todo estaba cayendo. Porque ahí estaba Kurt. Petrificado, estático, con sus bellos ojos azules como plato. Allí estaba él.

Mirándolo.

Caminó el tramó que los separaba a un paso extremadamente lento, sin separar su mirada del ojiazul. No sabia si quería llegar o no. Kurt definitivamente ya no era el mismo. Estaba delgado, mucho más delgado, casi en los huesos, tenia las mejillas hundidas y bolsas bajo los ojos, tenia puestos unos pantalones sencillos de mezclilla, una camisa con estampado debajo de un suéter grueso y sobre su cabeza usaba un gracioso gorro que parecía león. Estaba sentado en una silla de ruedas, solo junto a una fuente, Blaine supuso que Finn y Rachel habían ido a algún lugar. Allí estaba, tan desgastado y con los labios secos, respirando agitadamente y mirándolo como si fuera imposible que estuviera ahí.

Blaine llegó finalmente, este era Kurt, su Kurt, mirándolo a punto de llorar, tembloroso, como alguien en agonía que encuentra su cura. Blaine cayó al piso de rodillas frente al muchacho y lo observó maravillado.

Era hermoso. Tan hermoso.

Subió su mano y acarició con ternura la mejilla de Kurt. El chico soltó un pequeño sollozo y se apoyó sobre su tacto levemente sin apartar la mirada. Se miraban todo el tiempo. Blaine sintió las lágrimas escurrir por su rostro, estaba aquí, estaba con Kurt. Ahora lo sabia, esto no era un error, estar con él no era un error.

-Regresaste-susurró Kurt aún sin creerlo. Blaine tomó su rostro con ambas manos y junto sus frentes sintiendo los cuerpo de ambos temblar. Sí, sí, había regresado, no podía estar mas feliz.-No me dejes por favor-pidió con la voz rota y Blaine negó con la cabeza dejando un beso casto sobre sus labios.

-No me iré nunca más-prometió y juraba que era verdad. Él nunca lo dejaría de nuevo. No en esta vida.

Kurt sollozó enredando ambos brazos al rededor del cuello de Blaine y abalanzándose hacia adelante. Blaine lo capturó entre sus brazos y lo besó agradeciendo a todos los dioses el poder sentir los labios de su amado de nuevo.

Esto era nuevo, besarse con desesperación, con urgencia, con necesidad. Era hermoso, con los sentimientos desbordados, las lágrimas cayendo y los sollozos lastimeros cada vez que sus labios se separaban. Esto era pura perfección, eran dos almas juntándose de nuevo, un solo ser, separados por el destino y luchando por unirse de nuevo.

Esto era amor.

Y justo ahí, perdido en los labios de Kurt, Blaine tomó una decisión, tal vez la más importante de su vida. Él curaría a Kurt, él movería el cielo, el mar y las estrellas para mantenerlo a su lado para siempre, porque ahora que lo había recuperado, se había dando cuenta de que no podía dejarlo ir. Nunca podría.


N/A: Eso es todo por hoy, espero que les haya gustado Nos leemos el próximo domingo sin falta, mucha gracias por leer, en serio, hacen mi día

Hola!!!!

Tengo miedo... Mucho miedo... Blaine lo abandona todo por Kurt... Eso no es bueno... Espero la actu...

Besos

Espero que el sacrificio valga la pena, espero con ganas el oroximo capitulo.

Me gusto mucho este grandioso capitulo que bueno que blaine y kurt ya están otra ves juntos me encanta mucho esta genial y muyyyy grandiosa historia esperare muyyyyyy ansioso el siguiente capitulo