[Resuelto]FanFic BRITTANA "Play With Me" EPÍLOGO

Hola      .......en mi país (Bolivia) aún es domingo       jejejeje (exactamente 23:36).......lamento       decirles que hoy no podré publicar el capítulo prometido debido a que mañana (lunes) tengo     examen en la Universidad y me preparo para ello..........eso sí, mañana posterior a mi examen y clases publicaré el capítulo correspondiente. Gracias       por su comprensión

Atte,

Claudia

Hola……buenas       noches a todas/os………¿qué tal       la pasaron este fin de semana?, espero que bien……..a recargarnos de energía para esta semana que empieza……..uhhh,       ¿por dónde empezar?, no pude actualizar ayer porque hoy en la mañana tenía programado un examen…….y ¿qué creen que pasó?, el dichoso examen se suspendió para mañana……en fin, gajes de la vida universitaria, pero eso sí: actualizaré hoy para cumplir con uds. mis fieles lectoras y comentaristas…….me       emociona ver que a este fic este a poco de llegar a las 12000, todo gracias a uds. chicas/os por apoyar la historia………INFINITAS     GRACIAS



*Para quienes no hayan leído la historia anterior, esta es la dirección:



http://www.gleeklatino.com/t20759p300-resueltofanfic-brittana-5ta-avenida-neoyorkina-2da-parte-primero-viene-el-amorluego-viene-el-matrimonio-epilogo



*Próxima actualización: día JUEVES…….procuraré actualizar antes, pero si no pudiera ya saben que día lo haré. Gracias por su comprensión y paciencia.



Sin más que decir por el momento……….no las aburro más, disfruten del capítulo



Me encantará recibir sus críticas, comentarios, sugerencias, etc.………….así que a escribir.


Y la canción del día es……….





*ufff……….hace buen tiempo que no escuchaba esta canción…….y dado que el capítulo empieza con un poco de locura “saludable”       jejejeje es que quise ponerla aquí. Hoy me dio por poner canción doble, ya se darán cuenta cual es la otra canción.



NOTA DE ACLARACIÓN PERMANENTE E IMPORTANTE.- El presente trabajo es una adaptación a mi pareja favorita de Glee (Brittana)……..La historia original obviamente no me pertenece …………esta obra se titula “Play With Me” de Kristen Proby, la traducción de dicha obra fue realizada por la fabulosa comunidad virtual FALLEN ANGELS (gracias a todos quienes hacen posible que el resto de las personas podamos disfrutar de tantas maravillosas obras) (la obra original traducida la podrán encontrar en distintos blogs)


Aclaro que si bien en la obra, la historia el lugar principal que se menciona es Seattle-EE.UU, tomando en cuenta las características y el contexto en el que se desarrolla Glee así como mi manía personal de preferir Nueva York…….decidí que el lugar donde se desarrollará la historia sea Nueva York y mantendré el nombre de la historia original, es decir, “Play With Me”. Sobre el resto de los personajes, considerando las características de algunos de la obra original y en correlación con los de Glee puse a quienes se ajustaban a estas personalidades, aunque en algunos casos me deje llevar por la emoción del momento y puse a quienes creí conveniente     jejejeje.


Algo más……en la historia original el deporte al que se alude es fútbol americano, sin embargo pensé que lo ideal en el caso de nuestra pareja preferida el tenis se ajustaba mejor



Ahora……….solo queda esperar sus opiniones.











- ¿Quién los llamó? —pregunta Kitty, y apunta con el dedo borracho a la puerta.


Seguimos la mano bien cuidada para encontrar a Caleb y Puck caminando en nuestra dirección, tratando de no sonreír.


—No nos queremos ir para la casa todavía —dice Rachel malhumorada.


—El bar está intentando cerrar, Rachel —le dice Puck—. Necesitamos llevarlas.


—Voy a llamar a Quinn y les va a pagar para estar abierto por más tiempo. —Rachel agarra su teléfono, pero Puck solo le sonríe.


—Uh, Rachel, creo que es contra la ley para cualquiera de ellos estar abierto más tarde que esto.


—Bueno, mierda —murmura Samantha.


—Sí, mierda —murmuro de acuerdo—. Bueno, vámonos. —Todas pasamos nuestra última dosis, agarramos nuestras bolsas y caminamos en dirección a la puerta. Gracias a Dios, mis pies todavía están intactos en este momento.


— ¡Voy a tener algunos orgasmos! —anuncia Kitty, mientras estamos en la calle y esperamos que Caleb traiga el auto. Sonrío y levanto mi puño para golpear el de ella—. ¡Oye! ¡Quizás debas también! Espero. —Ruedo mis ojos borrosos hacia Puck.


— ¿Santana va a estar en casa?


Santana tuvo que viajar a Texas este fin de semana para un largo cronograma de juegos. Odio cuando ella viaja.


—Sí, las está esperado en casa —responde Puck con una media sonrisa.


— ¡Bien! ¡Orgasmos para mí también! —Todas las chicas golpeamos lo puños en el aire. Caleb estaciona una minivan en la acera, que debe de haber tomado prestado de alguien, y todas tratamos de entrar al mismo tiempo en el auto. Él salta fuera del asiento del conductor, para ayudar a Puck a meternos, entonces, Puck va hasta el asiento del conductor y Caleb en el asiento del pasajero.


—Necesito orgasmos —dice Mary malhumorada. Ella es una borracha hilarante. Esta mujer de cabello oscuro se convierte en una loca cuando le dan un poco de coraje líquido.


—Aquel chico que estaba bailando contigo te habría dado algunos —le digo con una sonrisa y Caleb gira la cabeza, para mirarnos.


— ¿Qué hombre? —pregunta él, con la voz baja y dura.


—Solo unos chicos que querían encajarse en sus partes íntimas —responde Kitty—. Bueno, en su centro, quiero decir, darle a Mary algunos orgasmos.


Todas nos reímos, como si eso fuera la cosa más chistosa que hemos escuchado. Porque lo es.


—Oigan, ¿ustedes son buenos en dar orgasmos? —le pregunto a los parientes de Santana, y después sonrío cuando Puck sacude la cabeza tristemente y Caleb pone la mano sobre los ojos, tratando de mantener su paciencia—. Apuesto a que lo son.


Apuesto a que es genético, porque mi Santana puede dar muchos orgasmos alucinantes en una noche de pasión.


—Quiero un poco de sexo rudo —responde Samantha—. Me gustaría algo diferente.


— ¿De verdad? —pregunta Mary, con los ojos abiertos.


— ¿Nunca probaste algo distinto? —le pregunta Samantha, y Mary sacude la cabeza negando.


Hmm… creo que le voy a pedir a Santana que hagamos un par de cosas interesantes que acabo de imaginar para esta noche.


—Es totalmente caliente hacer un par de variaciones —dice Samantha y todos asentimos de acuerdo. Puck sacude la cabeza nuevamente, cuando gira en una esquina.


— ¿Qué pasa, Puck?


— ¿Necesitan hablar de sexo? —pregunta él—. Porque soy pariente y amigo de todas.


— ¿Qué pasa, no te gusta variar para hacer algo por demás interesante? —pregunta Mary con una sonrisa.


Porque estoy sentada bien detrás de él, lo oigo murmurar:


—No tienes idea de cuánto me gusta sorprender con ese tipo de detalles.


—Hombre —responde Caleb—. Cállate.


— ¿Qué? Ellas están hablando sobre eso.


— ¡Sí! Necesito follar —se queja Mary nuevamente—. En serio chicas. Estoy desesperadamente necesitada. Cuando lo hagamos, voy a querer más, y más, no nos vamos a levantar de la cama.


— ¡Basta! —grita Caleb, asustándonos.


Puck se ríe de él, mientras nos miramos unas a otras.


—Creo que Caleb necesita follar, mucho —observa Rachel con una sonrisa de satisfacción—. Kitty, ¿cómo deletreas orgasmo? —pregunta, con el rostro prácticamente presionado en la pantalla de su teléfono.


—No puedes deletrearlo, solo sentirlo.


—No, estoy intercambiando mensajes con Quinn y necesito que ella entienda exactamente lo que quiero.


—Creo que ella lo sabe —le digo. La verdad le respondo a la que está a la derecha. Hay tres de ella delante de mí—. Quinn parece darle orgasmos muy buenos.


—Ah, ella realmente los da. Nunca noté lo que un piercing podría hacer en mí, hasta que la conocí, se ve tan sexy con su piercing en el ombligo. —Ella está asintiendo, y mandando mensajes, y estoy aturdida.


— ¿Ella tiene un piercing? —chillo.


—Sí.


— ¡Santa mierda!


— ¡No es posible!



— ¿Por qué?


Todas las chicas están aturdidas, lanzando varias preguntas a la vez, pero yo estoy sin palabras. Santa mierda. Quinn tiene un piercing, y por alguna razón estos son mi debilidad.


Qué suerte la de Rachel.


— ¿Me pregunto si Santana aceptaría ponerse un piercing? —hago una pegunta en general, pero Puck y Caleb responden juntos un sonoro:


— ¡No!


De repente, el teléfono de Caleb está sonando.


—Hola, amigo.


— ¿Quién es? —pregunta Rachel.


—Sí, ya la recogimos, y vamos a dejarlas en tu casa primero —dice Caleb, mientras mira hacia Kitty, que está enrollada en una pequeña bola, con una sonrisa en el rostro hermoso.


— ¿Estás pensando sobre el orgasmo? —le pregunto.


—Mmm hmm —confirma—. Artie es bueno con ellos también.


Mucha suerte.


Las tres amigas de universidad tenemos tanta suerte al haber hallado a los amores de nuestras vidas.


—Artie estás esperando por ti, Kitty—le dice Caleb, mientras cuelga el teléfono.


—Lo sé. —Sonríe.


—No hay nadie en casa para una noche de pasión desenfrenada —comenta Samantha sombríamente, con una mueca en su hermoso rostro.


—Deberías haber escogido a alguien en el bar —responde Rachel—. Kitty, ¿cómo se deletrea vagina?


Puck se atraganta con un refresco que estaba bebiendo.


— ¡En serio, Rachel, cállate! ¡Eres mi prima pequeña!


—Oh para. Ya crecí. Tengo sexo hace más de una década. —Ella asiente con él—. Britt, ¿cómo se deletrea sexo?


—No lo sé. —Mi frente se arruga tratando de recordar. Todas mis palabras se fueron.


— ¡Mierda, tengo amnesia!


—Mierda —responde Mary—. Creo que se deletrea se–e–exo-o. pero no deberías deletrearlo, Rachel, supuestamente deberías gozarlo.


— ¡Santo Dios! —murmura Caleb y atiende el teléfono que estaba sonando—. Hola Santana. Mi voz está así, porque están jodidamente borrachas y no paran de hablar sobre sexo…


Le arranco el teléfono de la mano.


—Hola sssssexy jugadora de tenis.


—Hola cariño. ¿Se están divirtiendo?


Dios, su voz es caliente.


—Sí. Quiero orgasmos. ¿Me vas a dar unos cuando llegue ahí, verdad?


Ella ríe en mi oído y sonrío.


—Mientras aguantes, sí.


—No voy a vomitar. —Frunzo el ceño—. Quiero que cumplamos un par de fantasías que hace poco imaginé. Samantha me recordó que me gusta eso. Pero tengo amnesia, porque no recuerdo como se escribe vagina.


—Uh, Britt, mis primos están ahí.


— ¡Sé que tus parientes están aquí! —Ruedo los ojos y río.


— ¡Ellos son mis primos también! —le grita Rachel.


—Jesús, ustedes están muy borrachas. —Ríe Santana.


—Bueno, sí. Es una despedida de soltera, Santana. —Me retuerzo en mi lugar—. Ahora, como te estaba diciendo. Sabes donde tengo mi clítoris… —Antes de que pueda decir otra palabra, Caleb agarra el teléfono de vuelta, frunciéndome el ceño.


—Morena, ¿qué pasa con todas estas chicas cachondas? —le pregunta a Santana.


— ¡Oye! ¡No terminé!


—Britt —me acecha Rachel—. Mis parientes no quieren saber que tienes el clítoris perforado.


Escucho el grito de Santana en el teléfono, incluso sobre los suspiros de las chicas, y después Caleb aprieta la punta de su nariz y suspira.


—Sí, lo dijo.


Puck me mira por el retrovisor, con los ojos abiertos, y le digo:


— ¿Qué?


Él ríe y sacude la cabeza.


—Nada.


—Oye, eso vuelve las cosas interesantes —respondo.


Nos detenemos en la casa de Kitty, y Artie sale para recoger su chica. Él le sonríe dulcemente, mientras la lleva fuera de la minivan.


—Bienvenida, bebé.


—Hola, bonito. —Ella agarra su rostro en sus manos, y lo besa profundamente, mientras él la carga hacia adentro, y nos asiente.


—Orgasmos —suspira Mary, y se sienta en su silla. La próxima parada es la antigua casa de Kitty y Rachel, donde Mary y sus niñas están viviendo en los últimos meses. Mary sale de la minivan, pero tropieza, y Caleb fácilmente la sujeta en sus brazos, le sonríe, mientras envuelve sus brazos alrededor de su cuello.


—No tienes que cargarme —le murmura ella, mientras él camina hacia la puerta delantera.


—Yo quiero querida, está bien —murmura, y suspiro. Joder, él es dulce. Todos los chicos de la familia de Santana son tan dulces.


—Me gusta que toda tu familia sea tan atenta y dulce—anuncio.


— ¿Por qué? —pregunta Rachel.


—No lo sé. —Hago una mueca y pienso sobre eso—. Todos son buenas personas. Samantha está de acuerdo.


—Ellos lo son. Pero me gustan cuando ellos son impertinentes también.


—Oh, sí —recuerdo—. Está bien. Me gusta que las personas sean dulces y rudas.


Caleb sube nuevamente y llevamos a Samantha hasta su casa.


— ¿Estás bien? —pregunta Puck, cuando baja de la minivan.


—Sí, estoy bien. Tengo que llamar a Brandon.


— ¿Quién es Brandon? —pregunta Rachel.


—Amigo de sexo. Necesito ser follada. ¡Toda la noche! —Y con eso desaparece en su apartamento.


— ¡Chicas al ataque! —grito.


Rachel sonríe y me mira.


—Estoy tan feliz de que hayas podido venir.


—Fue divertido. —Estoy de acuerdo.


—Vamos a hacer esto de nuevo, cuando te cases.


Le hago una mueca, y sacudo la cabeza.


—No me voy a casar.


— ¿Por qué?


—Santana me va a dejar antes de eso. —Me encojo de hombros y suspiro—. Pero voy a disfrutarla lo más que pueda.


Miro para encontrar a Caleb y Rachel mirándome feo, y Puck mirándome de la misma forma por el espejo retrovisor.


— ¿Qué?


— ¿Por qué te dejaría? —pregunta Caleb en voz baja.


—Todas las personas siempre me dejan.


— ¿Quiénes? —pregunta Puck.


—Las personas que amo —suspiro nuevamente y miro a Rachel, que me está observando con ojos comprensivos. Ella y Kitty son las únicas personas que realmente saben—. No puedo decirle, Rachel. Si le digo que la amo, se va a ir.


—No, no se va a ir, querida. —Ella aprieta mi mano y entonces sonríe—. Ella va a apartar la tristeza y el dolor fuera de ti.


—No, se va ir. —Sacudo mi cabeza—. Dice que nunca tenemos sexo. Incluso cuando lo hacemos.


— ¿Qué significa eso? —pregunta ella con una mueca, cuando los chicos miran hacia adelante.


—No lo sé. —Nos detenemos en la casa de Rachel—. Ve a buscar tu piercing-orgasmo.


—Está bien. —Le sonríe ampliamente a la rubia ojiverde y devastadoramente hermosa, caminando hasta la calle para reclamarla—. Te veo el sábado.


Quinn la levanta en los brazos, y nos asiente, antes de cargarla de vuelta hacia la casa. Ellas son tan hermosas juntas. Sus bebés serán un éxito. Suspiro.


Quinn fue porrista y deportista. Sabe disfrutar los deportes. ¿Por qué eso es tan chistoso para mí?, no estoy segura, creo que es el alcohol hablando. Debo de haberme dormido porque de repente la puerta de la minivan se abre nuevamente, y Santana aparece, sonriéndome gentilmente.


—Hola, niña perezosa. Vamos a llevarte adentro.


Me lleva fácilmente fuera de la minivan, y me enrollo alrededor de ella, tan feliz de estar entre sus brazos.


—Gracias chicos. Tengan una buena noche.


—No hay problema, morena. Buena suerte con ella.


Mis ojos están cerrados, pero puedo oír la sonrisa de Caleb.


—Buenas noches, chicos. Vayan a buscar algunos orgasmos —los instruyo, y no puedo dejar de sonreír con sus carcajadas. Amo a esos chicos. Santana me lleva hacia adentro y me sienta en la encimera de la cocina. Me sujeto con las manos sobre los bordes del granito oscuro, y balanceo los pies, observándola moverse, derramando un poco de agua y agarrando pastillas de una gaveta.


—Aquí, agarra estas pastillas y bebe el vaso entero, y no tendrás resaca mañana.


— ¿Ganaste esta noche? —pregunto, y hago lo que me pide.


—Sí. —Sus ojos están felices cuando me ve seguir sus instrucciones. Cuando el vaso está vacío, limpio mi boca con mi brazo y lamo mis labios.


—Gracias.


—De nada. —Coloca el vaso en la pila y después se queda entre mis piernas, con sus inquietos brazos alrededor de mi trasero, y la nariz se une a la mía.


—Santana, ¿te lastimaste mucho? —pregunto con una mueca.


—No, no mucho —responde con una sonrisa suave.


—No me gusta cuando te lesionas.


—Eso es normal, cariño. —Ríe—. Estoy bien.


—Eres tan sexy.


Ella solo se ríe de mí.


—Eres tan bonita.


—No, soy solo una chica normal. Tus fans sin escrúpulos si son lindas.


—Ellas no son mis fans sin escrúpulos. Y no son bonitas. Tú lo eres. Amo tus ojos azules y tu cabello rubio. Amo tu piel suave. —Envuelve los brazos firmemente alrededor de mí y frota mi nariz con la de ella—. Te amo, Brittany.


Suspiro y me enrollo alrededor de ella, con las piernas alrededor de sus caderas, mis brazos alrededor del cuello, y entierro mi rostro en su cuello. Me levanta y me lleva hacia arriba de esta manera, me ayuda a sacar mis ropas, entonces me mete en la cama.


Se queda de pie al lado de la cama, mirándome con diversión y amor. Abro mis brazos.


—Ven a la cama.


Tira sus ropas, y se acuesta conmigo, y recuerdo aquella primera noche en mi casa, cuando me llevó después de fiesta de compromiso, y cuán lejos llegamos entonces. Se desliza detrás de mí y me atrae hacia ella, envolviendo los brazos alrededor de mi cintura. Mis ojos están pesados por alcohol y los bailes.


—Duerme —me susurra Santana.


—Pero quería orgasmos —susurro de vuelta. Santana ríe bajito y acaricia mi cabello.


—Te voy a dar un lote de orgasmos mañana.


—Está bien —suspiro y enlazo nuestros dedos—. También te amo —susurro tan suavemente, poco antes de caer en el sueño, y no oigo el suspiro de sorpresa de Santana, ni siento la sonrisa expandirse por su rostro.






Me despierto con la luz del sol y el olor del tocino. Oh, Dios, tocino. Me quedo en la cama, acostada de espalda, y hago un balance. El estómago no está rodando. El cuarto no está girando. La cabeza no duele. Me siento bastante bien. Parece que mis órganos están bien. Y el tocino me está haciendo agua la boca.


Amo los lunes por la mañana. Normalmente Santana tiene un día libre, lo que significa que puedo pasar la mañana con ella. Corro hacia la ducha y froto la noche pasada de mi cuerpo.


Cabello, rostro y cuerpo son pulidos, lavados y enjuagados hasta que estoy completamente limpia y me siento diez veces mejor. Cepillo los restos de la fiesta de anoche fuera en mis dientes, peino mi cabello mojado, agarro una de las camisas viejas de Santana y uno de sus shorts deportivos cortos y voy detrás de ella.


Está en la cocina, adicionando frutas a dos pequeños tazones. Hizo panqueques y tocino y ella está deliciosa y ardiente con sus pantalones cortos de jeans desabotonados, rasgados y una vieja camiseta negra. Las mangas cortas de la camiseta abrazan sus finos brazos, y no puedo aguantar en caminar hasta ella y besarla ahí.


—Buenos días —murmuro.


—Buenos días. —Me sonríe y me besa—. ¿Cómo te sientes?


—Mejor de lo que esperaba.


— ¿No tienes resaca?


—No. Me siento bien. El baño también me ayudó.


—Bien. —Me da los tazones con frutas, agarra los platos, y me lleva hasta la mesa del comedor, donde ya colocó el café y el jugo.


—Esto es fantástico. Gracias.


—De nada cariño. —Comenzamos a comer, y oh mi Dios, sabe a cielo.


—No tenía idea de que sabías cocinar.


Se ríe y se encoje de hombros.


—Realmente no sé. El desayuno es todo que realmente conseguirás de mí.


—Mmm. —Tomo otra mordida de panqueques—. Muy bueno.


—Tenías hambre —comenta con una sonrisa.


—Es que no comimos mucho anoche.


—Recuerdo la mayoría. ¿Te acuerdas lo que pasó?


Frunzo el ceño y pienso en anoche.


—Recuerdo bailar, reír, y beber mucho.


— ¿Recuerdas el regreso a casa? —Sus ojos están bailando con diversión.


—Creo que hablé contigo por teléfono.


—Sí.


—Y todas estábamos hablando sobre orgasmos. No recibí ninguno, ¿cierto?


Niega con la cabeza y ríe.


—Uh, no.


—Típico. —Me encojo de hombros—. Fue muy divertido.


—Genial. Te lo merecías.


—Creo que hoy el trabajo no va a ser tan malo como temía.


— ¿Tienes que trabajar hoy? —pregunta con las cejas levantas. Termino mi desayuno, y me recuesto en la silla, con el jugo en la mano.


—Es que algunos enfermeros salieron de vacaciones, y no pude reorganizar la agenda. —Me encojo de hombros nuevamente—. Está bien. Trabajo hoy hasta el jueves, y entonces estoy libre hasta el próximo martes.


— ¿Cuatro noches esta semana? —pregunta Santana, mientras limpia la mesa. Me levanto para ayudarla, pero ella me despide con las manos—. Yo hago esto. Solo relájate.


—Sí, tomé un turno extra. —No le digo que necesito del dinero extra para sustituir mi auto—. Entonces, antes de quedarnos completamente borrachas anoche, Rachel se ofreció a ayudarme con la ropa para el baile, el sábado. Ella tiene un vestido que me puede prestar, creo que va a ser divertido. Creo que Kitty y Samantha van a venir también.


—Eso va a ser divertido. Estoy segura de que vas a quedar hermosa. —Me sonríe, pero siento que pasa algo.


— ¿Qué es?


— ¿Qué?


—Algo pasa —digo y cruzo mis brazos en mi pecho. Recuesta su cuerpo contra la mesa, y me inclino contra ella, envolviendo mis brazos alrededor de su cintura, mirando su rostro hermoso. Ella frunce el ceño y aprieta los labios.


—Estaba esperando pasar el día contigo hoy. Viaje por tres días, y te extrañé.


Me levanto en la punta de los pies y beso sus labios suavemente, tirando el labio inferior con los dientes.


—También te extrañe, “estrella sexy de tenis”.


Sus manos se deslizan en mi espalda y sobre mi trasero, debajo de mi camiseta y hace el camino de regreso.


—Eres tan suave.


Levanto los brazos y saca mi camisa sobre mi cabeza y la tira en el suelo. Levanto la camisa de ella, y me ayuda sacarla sobre su cabeza, y no pueda evitar dar un paso hacia atrás para mirar ese cuerpo de infarto y definido delante de mí. Dios, todo ese trabajo duro vale la pena.


—Eres tan exquisita —susurro, con mis ojos deslizándose sobre sus pechos. Abro los botones de sus pantalones cortos de jeans, y me encargo de quitárselos lentamente junto a su sexy lencería, pasando mis uñas por el camino de sus caderas, y piernas.







—Me vuelves loca —murmura, cuando acaricio suavemente en su foco de placer, y le sonrío dulcemente.


— ¿Sí?


—Sabes que lo haces.


—Sé que me enloqueces. —Me arrodillo y trazo el borde de su clítoris con mi lengua, y sonrío, cuando aspira aire a través de sus dientes—. Sé que me gusta todo de ti.


Y la hago mía con amor y devoción, sosteniendo con firmeza su cintura con una de mis manos, mientras que mis labios inquietos continúan explorándola, puedo ver la humedad formándose. La acaricio con devoción, y entonces, mi lengua se encarga de complacerla y llevarla al cielo. Coloca sus dedos en mi cabello, pero no para controlar mis movimientos. Solo necesita tocarme.


—Me encantas, Britt.


Suelto un gemido, y asciendo lentamente por su cuerpo, besando cada centímetro de su hermosa piel. Antes de que pueda hacer alguna cosa más, agarra mis hombros y me tira hacia arriba, y me besa, profundamente. Su lengua baila con la mía, tira mis shorts, y me levanta en la mesa.


—Recuerdo estar aquí anoche.


Me sonríe, y besa apasionadamente haciendo un camino imaginario desde mi cuello hasta mis pechos, sujetando mi trasero. Le presta atención especial a cada pezón, lamiendo y tirándolos con los dientes, y una mano encuentra su camino entre mis muslos.


—Dios, Santana —ruego. Ella sonríe contra mi pecho y encuentra mi centro.


—Britt, estás mojada.


—Eres sexy como el infierno, Santana. —Me inclino hacia atrás en mis codos y la miro besar todo su camino hasta mi estómago, y sus dedos masajean mis pliegues.


—Córrete, Britt. —me observa con amor y deseo, su mirada marrón es ardiente, única, y después mira sus dedos, tocándome como un instrumento musical.


Suspiro profundamente y suelto un gemido.


—Dios, esto es muy bueno.


Desliza dos dedos dentro de mí y los mueve, oh, tan lentamente, dentro y fuera, estirándome.


—Santana.


—Sí, cariño. —Se inclina y chupa un pezón, tirándolo en sus labios y suspiro.


—Te necesito.


— ¿Britt?


—Necesito todo de ti.


Me sonríe, entonces observa sus dedos nuevamente, y empuja el pulgar contra el metal de mi piercing.


— ¡Ah, mierda!


—Córrete, cariño.


Y me voy. Por Dios, el orgasmo me atraviesa, y convulsiono, estremeciéndome contra la mano de Santana. De repente, me saca fuera de la encimera, me pone de espaldas a ella, y entonces estoy inclinada contra el granito, climatizada con el calor de mi cuerpo, tira de mis caderas hacia atrás y nuevamente me hace suya con amor, deseo, dulzura.


—Oh Dios —gime—. Eres tan hermosa Britt.


Facilita todo el camino y, entonces, comienza a mover su mano con maestría, me besa y acaricia, y puedo sentir que con cada acción y movimiento me transmite sólo amor.


—Más rápido —digo, esperando por su reacción. Sus ojos se abren y después se estrechan.


— ¿Quieres esto rudo?


— ¿Por qué no? —le pregunto.


Me da una sonrisa traviesa y con su mano libre da un par de palmadas en mi trasero, empujando mi rostro hasta el banco plano.


— ¿Estás segura? —pregunta en voz baja.


—Joder, sí.


Golpea otra vez, con más fuerza, y gimo.


—Otra vez.


Lo hace, un poco más duro, y siento la adrenalina correr por mi cuerpo. Su forma de mirarme, acariciarme, besarme es única e irresistible; repentinamente me atrae más cerca de ella para que pueda besar mi cuello y continúe prodigándome caricias placenteras.


Agarro el borde del mostrador, y me empujo contra ella, sintiendo mi orgasmo construyéndose una vez más.


—Me voy a correr.


—No, hasta que te diga —gime, y mis cejas suben hasta mi cabello. Esto es muy excitante.


— ¿Por favor? —pregunto.


—Todavía no. —Me abraza con amor, me levanta y me gira para sostener mi mirada, mientras desliza sus dedos con facilidad dentro de mí nuevamente, y me acorrala contra el frigorífico. Tiene sudor en la frente, sus ojos están helados y estrechos, y está jadeante como si hubiera jugado un excitante partido de larga duración.


—Amo esto —gime entrecortadamente y me besa profundamente.


—Santana, tengo que correrme.


—Casi.


—Santana.


—Casi, Britt. —Sus manos agarran mi trasero, y me aferro a ella como un vicio, con mis manos acariciándola con fervor—. ¡Ahora!


Las dos explotamos, nuestros cuerpos estremeciéndose y sacudiendo con fuerza nuestro clímax. Santana apoya su frente contra mi hombro, con todo su cuerpo temblando.


—Oye —murmuro, acariciando la espalda suavemente—. Santana.


Se aleja, con los ojos muy abiertos.


— ¿Estás bien?


—Oh, cariño. —Sonrío—. Estoy más que bien.


Todo su cuerpo se relaja.


—Gracias a Dios.


Me besa con suavidad en la frente.


—Quiero llevarte arriba, pero no tengo fuerza. Me derrumbaste.


— ¿En serio? —No sé por qué eso me pone tan orgullosa, pero estoy muy feliz.


—Oh sí. Vamos a limpiarnos.


Antes de llevarme fuera de la sala y subir las escaleras, me sostiene entre sus brazos y me besa suavemente, con anhelo. Maravillosamente.


—Eres mía, Brittany Susan Pierce. Nunca olvides eso.




**********************************************************************************************



Breves adelantos – Capítulo 22


—Honestamente, nosotras, queríamos hacer eso por ti hoy. —Miro para mis tres mejores amigas y comienzo a reír. No recuerdo la última vez que me divertí tanto por causa de unos zapatos.


Sin embargo, estos zapatos son para morirse, y son perfectos para el vestido que Rachel me está prestando. El vestido se lo voy a pedir como herencia cuando ella muera, porque me queda como un guante y quiero usarlo todos los días. Y ahora quiero usar estos zapatos todos los días también.

********

—Oh, por favor. —Kitty mueve la mano y ríe— No hay necesidad de agradecer. Nosotras te amamos.


—Bien, hay una cosa que podrías hacer —murmura Rachel y muerde el labio, mientras sus ojos se muestran cautelosos.


— ¿Qué? —pregunto.


—Canta en mi fiesta.


—Rachel… —Balanceo la cabeza, apoyando mis manos en las caderas.

******

—Te daría el mundo entero si pudiera, mi amor. —Mis ojos vuelan a los suyos en el espejo, y ella está sonriendo suavemente.


—Tú eres mi mundo —susurro. Sus ojos se abren, y cuando creo que ella va a ponerse toda sentimental, me sonríe.


— ¿Quién es la atrevida ahora? —pregunta, recordándome el café en Nueva Orleans.

******

— ¿Ya fuiste a Italia?


—Uh, no.


— ¿Quieres ir? —Me ofrece aquella sonrisa de lado arrogante, que me hace rodar los ojos, y me río.


—Sí, Santana, yo quiero ir a Italia. —Balanceo mi cabeza, y tomo un trago del champagne.


—Ok. —Encoje los hombros, y toma un bolígrafo, escribe su nombre y un monto muy, muy grande de dinero como puja.

*******

—Estas aún más hermosa esta noche —murmura Santana.


—Gracias. Tú también.


—Odio tener que asistir a eventos formales —ella sonríe y encoje los hombros—. Pero si comienzo a tenerte conmigo de esta manera, tal vez valga la pena asistir siempre.


—Insolente —murmuro, besándola suavemente en los labios.

******

—Por Dios, está caliente aquí. —Digo inocentemente, mis ojos abiertos, y comienzo a subir la falda con los dedos, hasta que esta alrededor de mis muslos, luego arriba de las medias con el liguero.


—Brit….. —susurra.


—Mantén los ojos en el camino —sugiero y me muerdo el labio.

Hola……buenas       noches a todas/os………¿qué       opinión les merece el adelanto del capítulo 20 de la serie?........particularmente cuando lo vi pensé ¡pero qué       rayos sucederá aquí¡, sobra decir que en el momento ardí de rabia       jejejeje……..habrá que esperar a que pase la tormenta de emociones encontradas y ver bajo que contexto presentaran la “dichosa escena” que causó revuelo       entre los fans de Brittana y Klaine……..ver esa escena culminó mi día (me refiero al día martes) donde estuve       estresada por algunos contratiempos, pero dejé que la rabia se me pasara y las canciones que particularmente me levantan el ánimo se oyeron en ese preciso momento       “constant craving” y “be okay” de glee…….ahhh, los misterios musicales (porque en verdad espero que ojalá sea en la temporada siguiente al personaje de Santana le den un rumbo concreto en lo que a sus aspiraciones personales se refieren…….de todos los hasta ahora graduados me parece que ella aún no ha encontrado su camino)


Ahhh…….por poco se me olvida, quería consultarles una idea que me estuvo rondando la cabeza frente a tanta polémica en glee……adaptar la obra “no te lo vas a creer” de Sophie Kinsella (ya me falta poco para terminar de leerla y Dios que tiene de todo: algo de drama, comedia, etc…….especialmente comedia que en este momento como fan de Brittana me hacía mucha falta, cómo me reí cuando leía algunos de sus capítulos……..en fin, ¿Qué piensan uds? ¿lo hago o no?......por supuesto que la adaptación sería a nuestra pareja favorita BRITTANA…….¿qué opinan?

*para mayor comprensión sugiero que le den una leída a dicha obra……..estimo que no se arrepentirán de hacerlo.



*Para quienes no hayan leído la historia anterior, esta es la dirección:



http://www.gleeklatino.com/t20759p300-resueltofanfic-brittana-5ta-avenida-neoyorkina-2da-parte-primero-viene-el-amorluego-viene-el-matrimonio-epilogo



*Próxima actualización: día DOMINGO…….procuraré actualizar antes, pero si no pudiera ya saben que día lo haré. Gracias por su comprensión y paciencia.


Sin más que decir por el momento……….no las aburro más, disfruten del capítulo



Me encantará recibir sus críticas, comentarios, sugerencias, etc.………….así que a escribir.



Y la canción del día es……….





*ufff……….hace buen tiempo que no escuchaba esta canción…….¡qué tiempos aquellos¡ jejejeje      



NOTA DE ACLARACIÓN PERMANENTE E IMPORTANTE.- El presente trabajo es una adaptación a mi pareja favorita de Glee (Brittana)……..La historia original obviamente no me pertenece …………esta obra se titula “Play With Me” de Kristen Proby, la traducción de dicha obra fue realizada por la fabulosa comunidad virtual FALLEN ANGELS (gracias a todos quienes hacen posible que el resto de las personas podamos disfrutar de tantas maravillosas obras) (la obra original traducida la podrán encontrar en distintos blogs)


Aclaro que si bien en la obra, la historia el lugar principal que se menciona es Seattle-EE.UU, tomando en cuenta las características y el contexto en el que se desarrolla Glee así como mi manía personal de preferir Nueva York…….decidí que el lugar donde se desarrollará la historia sea Nueva York y mantendré el nombre de la historia original, es decir, “Play With Me”. Sobre el resto de los personajes, considerando las características de algunos de la obra original y en correlación con los de Glee puse a quienes se ajustaban a estas personalidades, aunque en algunos casos me deje llevar por la emoción del momento y puse a quienes creí conveniente jejejeje.       


Algo más……en la historia original el deporte al que se alude es fútbol americano, sin embargo pensé que lo ideal en el caso de nuestra pareja preferida el tenis se ajustaba mejor




Ahora……….solo queda esperar sus opiniones.

Capítulo 22

- En serio, chicas, es demasiado. — Miro para abajo, para mis Louboutin rojos con los ojos llenos de lujuria.


—Honestamente, nosotras, queríamos hacer eso por ti hoy. —Miro para mis tres mejores amigas y comienzo a reír. No recuerdo la última vez que me divertí tanto por causa de unos zapatos.


Sin embargo, estos zapatos son para morirse, y son perfectos para el vestido que Rachel me está prestando. El vestido se lo voy a pedir como herencia cuando ella muera, porque me queda como un guante y quiero usarlo todos los días. Y ahora quiero usar estos zapatos todos los días también.


—Ustedes ya me dieron aquella preciosa lencería, y me llevaron para un día de spa, y realmente, todo esto es demasiado loco. ¿Quién vive así?


Samantha sonríe y pasa el gloss sobre sus labios, sus ojos azules sonriendo.


—Nosotras.


—Britt, naciste para estos zapatos. —Kitty suspira—. Son perfectos para el vestido.


Estamos en mi cuarto, y ellas me están ayudando a vestir. Rachel pasó más de una hora jugando, enrollando y agitando mi cabello para verme, muy… sexy. Me estoy divirtiendo mucho.


—No sé cómo voy a agradecerles por todo esto.


—Oh, por favor. —Kitty mueve la mano y ríe— No hay necesidad de agradecer. Nosotras te amamos.


—Bien, hay una cosa que podrías hacer —murmura Rachel y muerde el labio, mientras sus ojos se muestran cautelosos.


— ¿Qué? —pregunto.


—Canta en mi fiesta.


—Rachel… —Balanceo la cabeza, apoyando mis manos en las caderas.


—Solo tienes que pensarlo. —Me pide y sostiene mi mano, firmemente—. Britt, amo tu voz. Y siempre la amé, sabes eso. Siempre fui tu mayor fan.


— ¡Hey! —Kitty protesta, yo sonrío para ella.


—Rachel, no canto frente al público desde hace años.


—No es como si te hubieses olvidado de como se hace, querida. No tengas miedo del escenario. Vas a deslumbrar a todos. Solo una canción, ¿por favor?


Muerdo mi labio y miro a Kitty y Samantha, ambas sonriendo hacia mí.


— ¿A quién contrataste para tocar en la fiesta? —pregunto.


—No sé, Artie está tratando de eso.


— ¿Artie? —pregunto, mi ceja levantada.


—Artie conoce a todo el mundo. —Kitty rueda los ojos—. No sé a quién llamo, pero él quería que fuese nuestro regalo para Rachel y Quinn.


—Por eso, probablemente va a ser alguien famoso. No una banda local.


Rachel encoje los hombros.


—Probablemente. Artie sabe el tipo de música que nos gusta, entonces estoy segura que va a ser genial. No tienes que cantar con ellos. Puedes tomar una guitarra y tocar solo una canción. Adoraría que cantaras para nuestro primer baile. Por favor, este puede ser tu regalo para mí.


Sus ojos están implorando. ¿Cómo puedo decir que no?


— ¿Cuál es la canción? —pregunto con un suspiro, y ella sonríe mucho, su bello rostro radiante, y no puedo dejar de sonreírle de regreso, cuando me abraza apretado.


—I Won’t Give Up de Jason Mraz.


—La verdad, es que conozco la canción. —Sonrío para ella y en seguida, miro a Samantha y Kitty—. Creo que es mejor que comience a practicar.


—Eso es tan increíble. —Kitty abraza a Rachel—. No puedo esperar para escucharte.


—Y yo no puedo esperar por escucharte por primera vez. —Samantha dice con una sonrisa. Parece que va a ser un show y todo.


—Voy a dar todo lo mejor.


Me vuelvo, y me miro en el espejo.


— ¿Están seguras sobre el labial oscuro? —Es un color vino oscuro, dando definición a mis labios y haciendo contraste con mi piel blanca.


—Definitivamente. Estas sexy. Es una opción perfecta, así puedes besar a Santana toda la noche y no va a borrarse ni quitarse. —Samantha me guiña.


—Está bien. Wow besar a Santana toda la noche. —El timbre suena y de repente tengo el estómago dando vueltas con anticipación.


—Santana llegó. —Las chicas comienzan a levantarse, y caminan para fuera del cuarto—. Quédate aquí algunos minutos. —Kitty besa mi mejilla.


—Tomate una respiración profunda. Déjala esperar por ti. Estás deslumbrante. Diviértete. —Y con una sonrisa, se despiden y bajan las escaleras para abrirle la puerta a Santana.


Escucho su voz y sonrió. La voz de Santana es sexy por naturaleza, es profunda y hace cosas conmigo. Apuesto que ella puede cantar bien.


— ¿Dónde está? —pregunta


—Está terminando allá arriba. Baja en unos segundos —Samantha le responde.


—Voy a subir. —Escucho el sonido de ella caminando en dirección a las escaleras.


—No, no vas. —Rachel ríe—. Ten paciencia. Ella va a bajar. Diviértanse esta noche.


—Se buena —le dijo Kitty y escucho la puerta de enfrente cerrarse, y a Santana conectando la alarma.


¿Qué hay con ella y esa alarma?


De repente, escucho sus pasos rápidos por la escalera, subiendo rápidamente los escalones, y finalmente está de pie en mi puerta, mirándome. Y solo la miro. Está usando un hermoso vestido color rojo, y es tan sexy, y… es mía.


— ¿Qué está pasando que no puedes esperar abajo? —pregunto con una ceja levantada.


—Britt, quería verte. —Traga en seco—. Wow.


—Sí. —Mira el vestido y giro en un círculo, para que pueda ver todo—. ¿Te gusta?


—Hmm… —murmura—. Estás absolutamente linda, pero está faltando alguna cosa.


— ¿Algo? —Miro para abajo nuevamente, voy hasta el espejo, asegurándome que mi cabello está en su lugar—. Creo que Rachel cubrió todo.


Se mueve detrás de mí, y su mirada ardiente encuentra la mía en el espejo. Me atrae hacia ella y me besa en el cuello, luego debajo de mi oreja, envolviendo un brazo en mi cuerpo, con la palma de la mano para encima y una caja azul de Tiffany, con un lazo blanco en su mano.


—Creo que esto podría completarlo —murmura en mi oído.


—Ya me diste tanto —susurro, con los ojos fijos en la pequeña caja azul.


—Te daría el mundo entero si pudiera, mi amor. —Mis ojos vuelan a los suyos en el espejo, y ella está sonriendo suavemente.


—Tú eres mi mundo —susurro. Sus ojos se abren, y cuando creo que ella va a ponerse toda sentimental, me sonríe.


— ¿Quién es la atrevida ahora? —pregunta, recordándome el café en Nueva Orleans.


— ¿Insolente? —pregunto riendo.


—Insolente —sonríe para mí, con el rostro feliz—. Ábrelo.


Tomo la caja de sus manos, y ella las coloca sobre mis hombros, mientras la abro. En el interior están los mayores pendientes de diamantes en forma de candelabro que vi en mi vida. Tomo uno y lo sostengo contra la luz, mirando el brillo de la luz reflejado en los diamantes. Los diamantes están enroscados, con un diamante enorme en el medio. Son exactamente mi estilo.


Y con seguridad, una de las cosas más caras que jamás tuve en mis manos.


—Santana… —Trato de protestar, pero ella toma el pendiente de mi mano, y me gira de lado suavemente.


—Cuando los vi… —comienza a hablar, mientras lo coloca en mi oreja derecha—. Sabía que pertenecían a estas pequeñas orejas perfectas. —Coloca la del lado izquierdo y, enseguida, me gira al frente del espejo, para que pueda verlos—. ¿Ves? Ahora, si estas completa.


Toco con mi dedo índice los pendientes, viéndolos balancear, y me vuelvo para los brazos de Santana, colocando mis manos en su cuello y la beso, suavemente, por completo. Ella coloca sus manos en mis caderas, y pacientemente me permite explorar sus labios con los míos, hasta que me alejo sonriendo tímida para ella.


—Gracias.






El baile es exactamente lo que esperaba. Estamos en un hotel de lujo en el centro de Nueva York, rodeados de personas maravillosas, copas de champagne, pequeños trozos de comida, en bandejas de plata y mucho, mucho dinero.


Parece igual que en las películas.


Sorprendentemente, no estoy nerviosa. Rachel estaba en lo cierto, rara vez tengo miedo de un público, y estoy completamente cómoda con Santana a mi lado, con su mano apoyada levemente en mi cintura. Ella es encantadora, habla fácilmente con todos los que paran, siempre sabiendo donde estoy, con quien estoy, o incluyéndome en la conversación. Santana y yo caminamos silenciosas, mirando todos los objetos que serán subastados. Hay de todo: desde un día de spa hasta una semana en Italia.


Cuando Santana ve la semana en Italia, me mira con una gran sonrisa.


— ¿Ya fuiste a Italia?


—Uh, no.


— ¿Quieres ir? —Me ofrece aquella sonrisa de lado arrogante, que me hace rodar los ojos, y me río.


—Sí, Santana, yo quiero ir a Italia. —Balanceo mi cabeza, y tomo un trago del champagne.


—Ok. —Encoje los hombros, y toma un bolígrafo, escribe su nombre y un monto muy, muy grande de dinero como puja.


— ¡Por Dios! —susurro para ella.


— ¿Qué? —Sus ojos están abiertos, las cejas levantadas. —Dijiste que querías ir.


—Bien, es claro que quiero, Santana, pero no esperaba realmente que hicieras una puja.


—Me confundes —frunce el ceño—. Si quieres ir a Italia, te voy a llevar.


— ¿Solo eso? —pregunto.


—Solo eso. —Me da un beso y me guía hasta el próximo objeto de la subasta.


Llegamos a una camiseta autografiada por Santana, y yo suspiro.


— ¿Cuándo donaste eso?


Encoje los hombros, y mira alrededor, entonces sonríe.


—No sé, no fue mucho tiempo después que recibí la invitación. Alguien ya ofreció diez mil dólares por esta cosa.


—Me pregunto cuánto podría ganar con uno de tus pijamas en eBay —pienso, tomando un trago de mi champagne, haciéndola reír.


— ¿Vas a comenzar a vender todas mis cosas ahora? —pregunta, y me lleva para fuera de la sala. Ella hizo una puja por la semana en Italia, un fin de semana en México, y además una semana en Hawái.


Aparentemente, planea viajar mucho este año.


—Tal vez —muevo los hombros—. Podría ser un buen negocio……aunque pensándolo bien, me niego a vender tus sexys pijamas….esas son sólo mías.


—Ahora soy apenas un buen negocio. Vas a acabar conmigo, nena.


Me lleva sonriendo hasta el salón principal, donde una banda está tocando clásicos, Santana me toma en sus brazos, bailando conmigo hasta el otro lado de la pista, sosteniéndome cerca, mirándome a los ojos. Wow, ella es una buena bailarina.


—Te mueves muy bien. —Hablo. Ella apenas mueve los hombros y sonríe, acercándome más a su cuerpo.


—Y tú encajas perfectamente.


—Hmm. —Estoy de acuerdo y sonrió, perdida en sus ojos marrones. Es como si fuésemos las únicas dos personas en el salón—. Es divertido.


— ¿Conoces alguna de estas personas, del hospital? —pregunta.


—No. —balanceo mi cabeza, y miro alrededor—. Reconozco apenas algunos rostros, esas personas están muy arriba de mi sueldo.


—Estas aún más hermosa esta noche —murmura Santana.


—Gracias. Tú también.


—Odio tener que asistir a eventos formales —ella sonríe y encoje los hombros—. Pero si comienzo a tenerte conmigo de esta manera, tal vez valga la pena asistir siempre.


—Insolente —murmuro, besándola suavemente en los labios.


—Señoras y señores. —Un hombre viejo sube al escenario, pareciendo distante y formal con su smoking gris y su cabello peinado para atrás—. Antes que continuemos con la velada, quiero anunciar a los ganadores de la subasta.


Paramos en la pista de baile, los brazos de Santana permanecen alrededor de mi cintura, y escuchamos al Sr. Richards, Director Ejecutivo del hospital, anunciar el nombre de las más altas ofertas.


Los vencedores gritan y aplauden con entusiasmo. Cuando llega el viaje para Italia, anuncian el nombre de Santana.


— ¡Santo Dios! —La miro con los ojos abiertos, y ella me guiña.


—Parece que vamos a viajar para Italia en la primavera —dice con una sonrisa.


¡Nos vamos para Italia en primavera!


También ganamos el fin de semana en México, pero la semana en Hawái fue para una de sus compañeras de la organización femenina de tenis.


—Gracias por todas las pujas. —El Sr. Richards continúa—: Y, es un honor anunciar que llegamos a recaudar más de tres millones de dólares esta noche para el hospital.


La sala se llena de aplausos, y no puedo evitar la gran sonrisa en mi rostro. ¡Eso es maravilloso! Oh, las cosas que podremos hacer con ese dinero.


Santana está sonriendo para mí, adorando mi reacción.


—Creo que eso significa que este evento se convirtió en un programa anual para las dos —murmura.


La miro sorprendida. ¡Ella planea quedarse conmigo más un año!


— ¿Estas lista para irnos? —pregunta.


—Sí. —Miro sus ojos brillantes. Toma mi mano en la suya, uniendo nuestros dedos y me lleva hasta las puertas—. ¿No tienes que decirles adiós a algunas personas?


—No.


— ¿Por qué de repente tienes tanto apuro? —pregunto, riéndome sin aliento.


Se para y voltea, jalándome contra su cuerpo, y acerca su rostro para susurrarme en el oído.


—Estoy desesperada por llegar a la casa, arrancarte esa ropa que traes puesta, y hacer el amor contigo durante la mayor parte de la noche. ¿Te parece bien?


—Hum, sí. Me parece muy bien.


Me lleva hasta el aparcacoches, entrega el billete en las manos del hombre y nos quedamos en silencio, mientras esperamos su auto.


— ¿Qué estas tarareando? —Santana pregunta.


— ¿Estaba tarareando?


—Sí, ¿que era?


—No sabía que lo estaba haciendo. —Balanceo mi cabeza, y sonrió para ella—. Probablemente es la canción que Rachel me pidió que cantara en su fiesta.


— ¿Vas a cantar en la fiesta? —Sus cejas suben, con sorpresa.


—Sí, ella me imploro. Fue incómodo. Simplemente quería sacarla de su infelicidad. —Me río—. Es difícil decirle que no, cuando ella me da zapatos como estos. —Levanto mi falda, para que pueda ver mis sorprendes Loubotins.


— ¿Te gustan, verdad?


—Sí —sonrió presuntuosamente.


— ¿Qué más tienes allí?


Aprieto mis labios e inclino la cabeza, como si estuviese pensando mucho e incansablemente sobre el asunto.


—Es difícil recordar. Estoy propensa a la amnesia estos días.


Llega el auto, y Santana sostiene la puerta del pasajero abierta para mí, entonces entra de su lado, y tomamos el camino para casa. Dios, como me gusta este auto.


Me acerco y acaricio una de sus mejillas, ante el contacto ella suspira pausadamente y sonríe, y no puedo evitar rozar mis labios en los suyos para darle un beso lleno de amor y devoción.


—Gracias —suspira—. No veía la hora en que solo te tuviera para mi, tenerte frente a mí para decirte lo mucho que te amo y lo sexy que te ves, Britt.


—Estas sexy con ese hermoso vestido, Santana —mientras la beso nuevamente.


Sonríe para mí, entonces deja los ojos pasar por mi vestido.


—Ese vestido es perfecto para ti.


—Estoy sorprendida que Rachel tuviese algo que me quedara tan bien. Ella y yo tenemos una constitución física muy diferente.


—Ella probablemente no ha tenido tiempo de arreglarlo. —Se encoje de hombros. Y seguramente sea eso. Decido jugar un poco con ella.


—Por Dios, está caliente aquí. —Digo inocentemente, mis ojos abiertos, y comienzo a subir la falda con los dedos, hasta que esta alrededor de mis muslos, luego arriba de las medias con el liguero.


—Brit….. —susurra.


—Mantén los ojos en el camino —sugiero y me muerdo el labio.


—Bájate el vestido, cariño.


— ¿Por qué?


—Porque no puedo conducir contigo sentada así —implora, haciéndome reír. Dejo el vestido tal cual como está, me inclino en el asiento, abriendo las piernas, y paso los dedos hasta el interior de mis muslos.


—Hmmm.


— ¿Estas tratando de matarnos, Britt?


—No, eso apenas hace que me sienta bien. Estas medias son de seda. —La miro y sonrió—. ¿Puedes imaginar cómo quedaran cuando lleguemos a casa?


—Santana resiste, solo resiste hasta llegar a casa —susurra para sí misma como si estuviese con una creciente ansiedad y deseo producido por el momento en que estábamos, por ello aceleró más el auto, y dando un impulso por la carretera.


Muevo mis dedos más arriba en mis muslos, hasta que estoy tocando mi foco de placer, y tiemblo. De repente, Santana acelera más, tomando mi mano y la lleva hasta sus labios, besándola y después la coloca en su regazo, sin quitar los ojos del camino.


—Si no paras —dice en voz baja—. Voy a destruir este auto. No estoy bromeando.


Deslizo mi mano lejos de ella, y sonrió presumida.


—Entonces no mires.


Continúo trabajando en mi cuerpo, circulando mi clítoris con una mano y empujo dos dedos en mi humedad. Muerdo mis labios y suelto un gemido.


—Britt, eso es caliente. —La voz de Santana es profunda y ronca. La miro y su mandíbula esta apretada, con las manos en puños en el volante. Mira para abajo como me doy placer a mí misma y, enseguida, me mira a los ojos.


—Cariño, ¿sabes que estás torturándome?


—Uhmmm, Santana, voy a acabarme.


—No te corras.


— ¿Qué?


—Yo quiero hacer eso.


—Entonces ven aquí. —Tomo su mano y la coloco entre mis piernas, y ella frota mi clítoris, sobre mi piercing.


—Ah, joder. —Me corro violentamente, empujando contra nuestras manos, y grito su nombre, cuando el orgasmo me atraviesa. Ella me sonríe, con una sonrisa depredadora, cuando entra con el auto por el portón y finalmente en su garaje. Sin esperar que abra la puerta, salgo y de repente está a mi lado, jalándome por la casa, por la cocina hasta la sala con vista al jardín.


Esta oscuro en la casa, la única luz, es la que entra por las ventanas del suelo al techo, frente al agua. Las luces perfectamente ubicadas en el jardín brillan para nosotras. Nos quedamos aquí, por un momento, con la luz de la luna, mirando la una a la otra. Sus ojos marrones reflejan la luz y brillan con amor y lujuria, y en ellos se reflejan lo que hay en los míos.


—Tan bonita. —Desliza un dedo sobre el escote del vestido—. Estás maravillosa esta noche.


Su voz es suave y seductora. No sé qué decir, apenas consigo verla seducirme. Da un paso más cerca, entonces está apenas algunos centímetros de distancia, lleva sus brazos alrededor de mí, bajando el cierre del vestido, luego lo desliza por mis brazos, sobre los pechos, y cae a mis pies.


—Querido Dios —susurra, con sus ojos abiertos, mientras mira el corsé, las medias y el liguero. No estoy usando bragas, para no perder la costumbre. Traga en seco—. Es bueno que no estuviera al tanto de que había debajo de ese vestido.


— ¿Por qué? —susurro.


—Porque un lugar privado sólo para nosotras, te hubiese dejado completamente desnuda, y te habría mantenido allí conmigo toda la noche. Mi Dios, Brittany, eres deslumbrante.


Sonrió tímida, y le quito lentamente el vestido que lleva, desciendo por sus brazos, y cuando ya está en el piso lo coloco en el sofá. Comienza a quedarse sin aliento, sus manos están en puños a sus lados, me pone inmensamente feliz saber que ella sólo tiene ojos para mí, que como nadie jamás en la vida me cuida incluso en nuestros momentos de pasión.


Pero esta noche no es para eso. Las dos lo sentimos.


Cuidadosamente quito cada una de sus finas prendas de lencería sexy que tanto adora, mientras voy besando cada centímetro de su hermosa piel caramelo, hasta que ella está delante de mi completamente desnuda, con la mirada oscura y las pupilas dilatadas.


—Amo todo de ti —murmuro.


—Brittany. —Sin conseguir aguantar más tiempo, me atrae hacia ella, hunde sus manos en mi cabello y me besa con todo lo que tiene, uniendo nuestras lenguas, mordiendo mis labios, devorándome. Cuando estamos completamente sin aliento, ella muerde el camino a lo largo de mi barbilla hasta mi oreja y balancea los pendientes de diamante con la nariz.


—Necesitas mantener los pendientes y las medias, amor.


—Ok.


Se mueve alrededor de mí y suelta los lazos del corsé, lentamente, jalando los cordones hasta que caen enfrente de mis brazos. Ella sostiene mis pechos en sus manos, masajeándolos, y yo suelto un lamento de placer auténtico en apreciación.


— ¿Estás bien? —pregunta.


—Mmm.


—Oh, Britt, las cosas que quiero hacerte sentir hoy en la noche.


Mi respiración se detiene con sus palabras, mis muslos se aprietan y levanto mi cuerpo, para poder besarla de nuevo, entierro mis dedos en su cabello y apenas la sostengo.


Me levanta y se sienta en un sofá de dos cuerpos, bien en el medio, acurrucándome en su regazo, me besa profundamente, sus manos pasean juguetonas por todo mi cuerpo, dejando el rastro del fuego detrás de ellas. Agarro su rostro en mis manos, y me quedo apenas con mi boca en la suya, mostrándole cuanto la amo.


Finalmente, me arrastro de su regazo, para arrodillarme en el suelo y dirigirme a su foco de placer, pero ella me detiene.


—Espera.


— ¿Qué pasa?


—No quiero que hagas eso hoy.


— ¿Por qué no? —Arrugo la frente. Pensé que le gustaba cuando lo hacía.


—Porque esta noche es sobre ti, mi amor.


— ¿Huh? —Inclino la cabeza, la miro, a la luz de la luna. Coloca la palma de la mano en mi pecho entre mis senos, y después la desliza hasta mi estómago.


—Déjame hacer el amor contigo.


—Siempre haces el amor conmigo —susurro y beso su mejilla—. ¿Se te olvido?


—Lo sé, pero… —deja de hablar, una guerra se refleja en su rostro.


— ¿Qué pasa, amor?


—Mereces mucho más. No debes nunca, jamás estar de rodillas. —Me levanta y me pone suavemente de espaldas en el largo sofá, se arrodilla entre mis muslos, cubriendo mi cuerpo. Envuelvo mis piernas, con las medias de seda alrededor de su cintura y ella reparte pequeños besos por todo mi cuello y una de sus manos juega traviesamente con mi piercing, y suspiro.


—Amo jodidamente tu piercing —sonríe para mí y lleva sus dedos hasta mi cabello, acariciando los mechones sueltos alrededor de mi rostro.


—Me alegra. —Suspira, mientras ella pasa los dedos sobre mi rostro—. ¿Santana?


—Sí, mi amor. —Pasa su nariz por la mía.


—Cuando pueda decir las palabras, cuando finalmente pueda decirte como me siento, por favor, no me dejes. —Las palabras apenas son un susurro, hablando en voz muy baja, que no se si ella escuchó. Paso mis manos por su espalda hasta su trasero y de nuevo, observo su rostro. Sus ojos fijos en mí. No cambiaron, pero puedo ver los pensamientos girando en su linda cabeza.


—Brittany, el pensamiento de estar sin ti me destruye —susurra suavemente, mientras desliza lentamente una de sus manos a mi centro y se dedica a prodigarme placer. Está sosteniendo mi rostro con su mano libre, con su codo apoyado en el sofá sobre mis hombros, con su rostro a menos de un centímetro del mío—. Solo el pensamiento de que no estés en mi vida me arruina. Cuando te sientas lo suficientemente segura para decir lo que sé que sientes por mí, va a ser el mejor momento de mi vida.


Sostengo su rostro en mis manos, mientras ella comienza a hacerme suya con pasión, esmero y adoración……..pero sobre todo amor, sus caricias son suaves, y delicadas. Sosteniendo mi cabeza con firmeza, baja sus labios a los míos, y hacemos el amor, con su cuerpo tan unido al mío, que las dos gozamos juntas, en los brazos de la otra.


Y cuando recuperamos los sentidos, la escucho susurrar.



—Todo, Brittany.




**********************************************************************************************



Breves adelantos – Capítulo 23


—Soy una completa idiota cuando estoy borracha. —Santana exclama, seria ahora—. ¿Sabes que no habría anotado su número de teléfono, lo sabes no?


—Cierto —suspiro y le señalo para que entre al auto.


—Porque yo te amo, rubia sexy.

*****

—Claro que no me importó. —Camino hasta ella, y subo a su regazo—. ¿Te divertiste?


—Sí, fue divertido. Perder algún dinero, molestar a Quinn, a los chicos. —Encoje los hombros y sonrió contra su pecho.


—Vamos a la cama. —Me levanto y sostengo su mano, ayudándola a levantarse.


— ¿Cómo te sientes?


—Un poco ebria, todavía —responde con media sonrisa.

*****

—Sólo quería devolverte el vestido, y honestamente escapar rápidamente de la casa de Santana por un tiempo. Esa chica es malhumorada como el infierno, cuando está con resaca.


Rachel sonríe y mueve la cabeza estando de acuerdo.


—Sí, ella no es un buen paciente. Si está enferma, sólo tienes que alejarte, es lo mejor.

*****

—Suéltalo, Pierce. —Su voz es firme, y sé que no voy a salir de aquí sin hablar con ella, y, francamente, necesito hablar con ella. Necesito hablar con alguien.


—Rachel, ¿qué diablos ve ella en mí? —Hago una mueca, y miro mis manos—. Creo que eso es lo que realmente me molesta. Ella puede tener a cualquier chica que quiera.


— ¿Por qué es tan difícil que creas que te quiere? Britt, eres fantástica.


—Pero… —Balanceo mi cabeza, y ella me interrumpe.


—Nada de peros. Santana te adora Brittany. Nunca la había visto así.

******

Abro la puerta para encontrarla allí, recién salida del baño, con una docena de rosas en sus manos, y me derrito un poco.


—Discúlpame, soy una idiota que no pudo controlar su malhumor.


—Entra, idiota. —La jalo para dentro, y tecleo los botones de la alarma como debería, ganando una sonrisa de la Srta. Sexy Súper protectora.