[Resuelto]FanFic BRITTANA "Play With Me" EPÍLOGO

Hola……buenas       noches a todas/os………..honestamente me siento       sorprendida y muy agradecida a todas Uds. por el apoyo a esta historia que apenas tiene como la cuarta parte de recorrido, ya que se compone de 28 capítulos y un epílogo.



Insisto que continuo con       la intriga de saber si en el capítulo 13 o en algún otro ¿Rachel y Santana retomaran su amistad? Porque admitámoslo, aunque se muestre que ambos personajes no se toleraban en primera instancia…..con la convivencia diaria y trato empezaban a desarrollar una bonita y original amistad que valdría la pena continuar mostrando en Glee (es mi impresión o ¿el personaje de Rachel tuvo como amiga más real y cercana a Santana?, porque haciendo memoria no recuerdo haberla visto en ninguna temporada desarrollando una amistad más profunda que el simple trato con cualquiera otra chica de la serie) (aunque antes no lo mencioné, me encanta la amistad pezberry       jejejeje)



*Para quienes no hayan leído la historia anterior, esta es la dirección:



http://www.gleeklatino.com/t20759p300-resueltofanfic-brittana-5ta-avenida-neoyorkina-2da-parte-primero-viene-el-amorluego-viene-el-matrimonio-epilogo



*Próxima actualización: día martes…….salvo que por unanimidad o mayoría me conminen a actualizar antes       jejejeje



Sin más que decir por el momento……….no las aburro más, disfruten del capítulo



Me encantará recibir sus críticas, comentarios, sugerencias, etc.………….así que a escribir.



Y la canción del día es……….




*No pude resistirme a la tentación de poner esta canción para este capítulo jejejeje



NOTA DE ACLARACIÓN PERMANENTE E IMPORTANTE.- El presente trabajo es una adaptación a mi pareja favorita de Glee (Brittana)……..La historia original obviamente no me pertenece …………esta obra se titula “Play With Me” de Kristen Proby, la traducción de dicha obra fue realizada por la fabulosa comunidad virtual FALLEN ANGELS (gracias a todos quienes hacen posible que el resto de las personas podamos disfrutar de tantas maravillosas obras) (la obra original traducida la podrán encontrar en distintos blogs)


Aclaro que si bien en la obra, la historia el lugar principal que se menciona es Seattle-EE.UU, tomando en cuenta las características y el contexto en el que se desarrolla Glee así como mi manía personal de preferir Nueva York…….decidí que el lugar donde se desarrollará la historia sea Nueva York y mantendré el nombre de la historia original, es decir, “Play With Me”. Sobre el resto de los personajes, considerando las características de algunos de la obra original y en correlación con los de Glee puse a quienes se ajustaban a estas personalidades, aunque en algunos casos me deje llevar por la emoción del momento y puse a quienes creí conveniente       jejejeje.



Algo más……en la historia original el deporte al que se alude es fútbol americano, sin embargo pensé que lo ideal en el caso de nuestra pareja preferida el tenis se ajustaba mejor



Ahora……….solo queda esperar sus opiniones.










Vuelvo y la miro, y pongo mis manos en mis caderas.


—Salí quince minutos, Santana. A la luz del día. ¿Por qué entras en crisis?


—Por favor, por amor a Dios, ¿puedes dejar la alarma conectada siempre, mientras salgas de casa? —Sus palabras son medidas, y es obvio que está intentando estar calmada.


— ¿Puedo dejarla desconectada cuando salgo a buscar el correo? —pregunto irónicamente.


Ella aprieta los labios, como si estuviera pensando seriamente mi pregunta.


—Sí.


—Pufff, gracias. ¿Ahora me das la pizza antes que te eche por ser tan mandona?


Sonríe, manteniendo la pizza fuera de mi alcance, y cierra la puerta detrás de ella, poniendo llave.


— ¿Cuál es el código?


— ¿Y si fueras tú la que estoy intentando mantener alejada? —pregunto con una sonrisa petulante. Levanta una ceja aguardando una respuesta—. Esa mirada no funciona conmigo.


—No voy a compartir mi pizza si no me lo dices.


— ¿Me sobornas con pizza? —me mofo. Ella sonríe y encoje los hombros y está tan adorable en este momento que le diría mi tipo de sangre, mi número de seguridad social y el apellido de soltera de mi abuela si lo supiera.


—Está bien. Uno, dos, tres, cuatro.


— ¿El código es uno, dos, tres, cuatro? —pregunta con una carcajada.


—Nunca me lo voy a olvidar.


Ella mueve la cabeza y me lleva hasta la cocina, aun sosteniendo la pizza sobre su cabeza.


—Por favor, ¿me explicas por qué eres tan inflexible con la alarma? Nunca tuve un problema en este barrio, Santana. Es muy seguro aquí. —La sigo y tomo dos platos para nuestra comida.


Ella da una mirada alrededor de la pequeña cocina y sonríe.


—Parece diferente con luz.


Ah sí, la última vez que estuvo aquí, yo estaba borracha y tuvo que cuidarme.


—Me gusta esta cocina. —continúa diciendo.


Miro todo el espacio y sonrío. Esta cocina fue lo que me hizo quedarme con la casa. Es abierta hacia la sala, tiene mostradores de granito y armarios de madera clara, dando sensación alegre y luminosa.


—Gracias. Ahora suelta, López.


Santana suspira y desliza la pizza en dos platos, entregándome uno.


— ¿Cerveza? —pregunta.


—Refrigerador.


Agarra dos cervezas, las abre y caminamos hasta la sala de estar. Me siento en el sofá y ella en el suelo, apoyada en el sofá. Puedo sentir el calor de ella contra mi pierna.


—Sé que aparento ser controladora en relación a la alarma, Britt. Pero es realmente importante para mí, porque cuando nuestra relación avance, las personas van a intentar llegar hasta ti. Y van a presionarte, fans, personas extrañas con morbosa curiosidad. Y como dije antes, viajo mucho y no vivo aquí contigo, por eso no puedo estar todo el tiempo para protegerte. —Ella hace una pausa para comer y frunce la frente, mientras piensa.


Estoy sin palabras. ¿Cuándo nuestra relación avance? Estoy como una estúpida con esa frase.


— ¿Nuestra relación? —pregunto, confundida—. No hemos conversado solas por más de tres minutos. Aun no tuvimos un encuentro entero.


El mentón de Santana cae y parpadea rápidamente, luego aprieta el mentón y me mira.


— ¿Qué crees exactamente que estoy intentando buscar aquí, Brittany? Si yo quisiera solo sexo contigo y nada más, me habría retirado luego que me dijiste no en la fiesta de mi hermana. —Ella mueve la cabeza y aleja la pizza.


—Yo solo… —comienzo pero ella me interrumpe, sin oírme.


—Sí, es pronto, pero por Dios Brittany, todo lo que hago es pensar en ti. Estás en mi piel. Quiero conocer tu cuerpo. Quiero sentir cual es la sensación de hacerte mía. —Ella traga en seco y yo también mientras aprieto mis muslos y me siento empapada—. Pero también quiero saber lo que te hace reír. Lo que te irrita profundamente. Lo que te apasiona. Quiero saber todo sobre ti. Estás en mi cabeza, no me sentía así desde hace mucho tiempo. Jesús, no mando mensajes a las mujeres durante el juego, por amor a Dios.


Ella parece realmente sacudida y me ablando, solo un poco. ¿Se está moviendo rápido? Un poco. Pero me quiere ver segura y aprecio eso.


Tenemos una relación. Huh.


—Yo también quiero conocerte —murmuro y sonrío alegremente.


—Así que —continúa y me mira con sus serios ojos marrones— por favor, tenme paciencia y solo conecta la maldita alarma cuando sales y cuando estás sola en la casa.


—Ok —levanto los hombros—. Puedo hacer eso —digo y continúo comiendo mi pizza.


— ¿No vas a discutir?


—No, ¿por qué lo haría? Es solo una alarma. Pero no me gusta que me ordenen, solo habla conmigo sobre las cosas, ¿ok?


Santana sonríe y coloca nuestros platos vacíos a un lado. Se levanta del suelo para sentarse en el sofá, sus brazos flexionándose de forma sexy, mientras me congelo viéndola moverse.


Ella es tan… caliente.


De pronto, me está tirando a sus brazos, colocándome cerca de ella, besa mi cabeza y toma el control remoto de mi televisión.


— ¿Qué estás haciendo? —pregunto con una sonrisa.


—Mirando TV.


— ¿Por qué?


—Porque no me vas a dejar hacer el amor contigo, entonces debo distraerme de alguna manera.


Puta mierda.


La miro con la boca abierta.


—A menos que hayas cambiado de idea sobre la regla de los tres encuentros.


— ¿Estás contando esto de comer pizza y mirar TV como un encuentro? —pregunto de repente esperanzada.


—Lo notaste. —Ella besa mi nariz y sonríe orgullosa.


—Entonces, no, no cambié de opinión. —Me recuesto contra ella y la veo recorrer los canales. Cuando llega a los de películas y los encuentra bloqueados, frunce la frente para mí.


— ¿No hay canales de películas?


—No.


— ¿Por qué?


—Me cobran un ojo de la cara por ellos, y no tengo tiempo de verlos. Entonces cuando quiero mirar una película, voy hasta la tienda de alquiler.


—Hmmm, está bien. —Su mano se está moviendo rítmicamente para arriba y debajo de mi espalda, acariciándome a través del vestido. Mi brazo está alrededor de su cintura y realmente quiero sentir su suave piel, entonces levanto el borde de su remera y deslizo suavemente mi mano sobre su vientre plano. Ella contiene la respiración y su estómago se contrae, intenta relajarse con mi toque, exhala ruidosamente y besa mi cabeza.


Sonrío presuntuosamente cuando siento que levanta mi vestido y desliza su mano debajo de él, acariciando mi piel a lo largo de mi muslo. Dios, esto es muy bueno.


Suspiro y continuo tocándola, disfrutando de su piel, la forma como está ansiosa cuando encuentro un punto sensible. La siento estremecerse mientras toco una de sus costillas y arrugo la frente.


— ¿Eso duele?


—Un poco —su rostro está tranquilo y no explica nada más. Muevo mi mano suavemente sobre la costilla otra vez y hace un gesto con su cara.


—Un poco. —Subo encima de ella y tiro de su remera para poder ver sus costillas y con seguridad, hay un hematoma rojo—. ¿Del domingo? —pregunto.


—Sí. No es gran cosa.


La miro feo y luego hacia el hematoma nuevamente.


—No me gusta eso, —ella ríe y me lleva de nuevo hacia ella.


— ¿Te sucede seguido?


—Britt, tengo una gran responsabilidad practicando el deporte que adoro al representar a nuestro país. Por supuesto que en alguna ocasión me lastimaré. Voy a sobrevivir.


Hago una cara fea otra vez y miro indiscretamente sus pechos, sin decir nada. Odio pensar que ella se lastime. Ella inclina la cabeza hacia atrás, con los dedos en mi mentón y me sonríe tiernamente.


—Estoy bien.


Paso los dedos por su suave mejilla. Sus ojos se cierran mientras se inclina sobre mi caricia, luego besa mi mano y me mira con esos ojos marrones que tanto me gustan.


—Voy a besarte —susurra.


—Ya era hora —susurro. Sonríe y besa mi frente, mi nariz, hasta mi mejilla y luego apoya sus labios en los míos, descansando allí, apenas un segundo, y entonces comienza a moverse. Esos increíbles labios sobre los míos, dándome suaves mordidas y finalmente lamiendo mi labio inferior y después hundiendo su lengua en mi boca, danzando y girando, explorándome.


Este beso es tan diferente de cuando me besó en la fiesta. Este es íntimo y tierno. Amo sus dos lados y no puedo esperar conocer más sobre ella.


Hundo mis dedos en sus cabellos y suelto un feliz gemido mientras ella continúa atacando mi boca suavemente. Se aparta un poco hacia atrás, respirando con dificultad, con sus ojos en llamas.


—No me importaría besar tus labios durante un maldito día entero.


—A mí tampoco me importaría —murmuro y le sonrío.


—Odio tu código, lo sabes.


—Creo que yo también lo odio ahora —admito y me río.


—Te lo mereces —pasa los dedos por mi mejilla—. Ey, ¿qué sucedió con las mechas de color?


Hago una mueca por el cambio de tema, sin entender lo que quiere decir y entonces recuerdo mi cabello.


—No es permanente. Es una tintura específica para cabello con la que me tiño y sale cuando lo lavo.


—Oh, eso es bueno —su mano se desliza por mi muslo, nuevamente, debajo de mi vestido y suspiro. Cuando llega hasta mi cadera, sus ojos se abren sorprendidos.


— ¿No estás llevando bragas?


—Casi nunca uso —levanto los hombros.


—Entonces, sin pijama y sin bragas —traga en seco, cierra los ojos y maldice bajo. Su mano se detiene en mi cadera, como si tuviera miedo de moverla. Tal vez mi código sea estúpido.


Tal vez deba romper mi código, solo por esta vez. Ya me ha dicho que quiere algo más que sexo conmigo, y ¿no es éste el objetivo del código al final de cuentas?


Abre los ojos, me mira y me sonríe. Paso mis dedos por su cabello, la agarro fuerte de la nuca y llevo su cabeza hacia abajo para juntarse con la mía. Acaricio su nariz y la beso castamente.


—Tócame —le susurro.


Coloca un mechón de cabello detrás de mí oreja y suspira profundo.


—No voy a ser capaz de detenerme.


—Entonces no te detengas —le sonrío y me mira, haciéndome reír.


—No puedes cambiar el código, Britt.


— ¿Por qué no? El código lo inventé yo.


—Porque luego te vas a arrepentir por eso—aprieta la mano en mi cadera por apenas un breve segundo y entonces la desliza para abajo sobre mi muslo.


Ok, va a ser toda una respetuosa dama. Maldita.


—Santana… —le susurro y la beso nuevamente.


—Sí.


—Realmente necesito que me toques.


Dios, por favor, que me toque.


En un movimiento rápido, su mano se desliza por mi muslo, alcanza mi culo, mi espalda y vuelve para abajo nuevamente. Suelto un gemido y empujo mis manos debajo de su camiseta, acariciando su piel suave y caliente.


— ¿Puedo quitarte el vestido? —pregunta.


—Si, por favor.


Está oscuro en la sala de estar, la única luz viene del brillo del televisor sin sonido. Se levanta y me coloca de pie delante de ella, agarra el borde de mi vestido y tira sobre mi cabeza arrojándolo al suelo.


Suelta un suspiro ruidoso y sus profundos ojos marrones están en llamas mientras me mira de arriba abajo, de mi cabello, mi sostén negro, mi estómago, pubis depilado y piernas, y luego vuelve hacia arriba y encuentra mis ojos.


—Sácate el sostén —murmura.


Obedezco y lo arrojo arriba de mi vestido.


—Dios mío, Brittany, eres tan hermosa.


Sonrío y de pronto me empuja sobre sus piernas, apretándome un pecho con la palma de la mano, mientras me besa febrilmente. Yo sigo los músculos de su hombro con una mano y entierro la otra en su cabello, apretándola contra mí, mientras sus manos recorren mi sensible cuerpo.


¡Dios, sus manos me hacen sentir tan bien!


Finalmente, me besa el mentón y va hasta mi cuello donde le dedica una especial atención, mientras su mano viaja, oh tan lentamente hacia el sur.


—Sabía que eras hermosa y sabía que verte desnuda sería fantástico, pero superas todas las fantasías que tenía, cariño.


—Hmmm… Quiero verte a ti —murmuro pero ella mueve la cabeza y ríe.


—Aún no. Esto es sobre ti, cariño.


Comienzo a protestar pero entonces aquellos dedos mágicos se deslizan para abajo sobre mi pubis y encuentran mi centro.


— ¿Qué es eso? —se aparta para atrás y me mira con admiración.


Ah, eso.


—Es un piercing —respondo y me inclino para besarla nuevamente, pero ella se aleja, con los ojos semicerrados.


— ¿Tu clítoris está perforado? —pregunta incrédula.


—No, técnicamente la piel sobre el clítoris está perforada.


—Dios, tengo que ver eso —abruptamente me toma en sus brazos y cuando creo que finalmente me va a llevar a mi cuarto, me recuesta con cuidado sobre el sofá. Apaga el televisor, pero gira una lámpara suave y se arrodilla en el suelo, al lado de mi cabeza.


—Eres increíble, ¿lo sabes, no? —me besa suave, lentamente provocando mi lengua contra la suya y luego se desliza hasta mi mentón, va hasta mi oreja, desciende por mi cuello y continua en dirección de mi clavícula.


—Santana —agarro su camiseta en mis puños e intento sacarla sobre su cabeza pero ella se aleja.


—Cariño, no puedo desnudarme —traga en seco y mueve la cabeza—. No puedo. Vamos a respetar el código de los tres malditos encuentros, pero quiero explorar un poco. ¿Está bien?


—Está bien —susurro y ella sonríe maliciosamente.


—Relájate y disfruta. —Se mete un pezón en la boca y comienza a chuparlo, suavemente al principio y después más duro, haciéndome gemir. Sus manos están en todas partes. Pasando por arriba y por debajo de mis costillas, en mis muslos, y de nuevo vuelve a empezar. Finalmente, después que presta especial atención al otro pezón, comienza a morder suavemente, succionando y mordisqueando el camino por mi estómago, mientras su mano se desliza hasta el interior de mi muslo.


—Santana…


—Shhh, está todo bien.


Separa mis piernas, y permanece allí, mirando mi centro y de pronto me vuelvo tímida.


—Apaga la luz —susurro.


Su mirada encuentra la mía. Su rostro está apretado por la lujuria, los ojos brillantes y su mandíbula marcada de tanto apretarla.


—No hay chance —gruñe—. Quiero verte. Por Dios, Britt, eres tan sexy.


Ella se apoya en sus codos y pasa la punta de su dedo suavemente por mi piercing, haciendo que mi espalda se arquee y pierdo el aliento.


—Mierda.


— ¿Hace cuánto tiempo te lo has hecho? —pregunta.


—Cinco años.


— ¿Por qué? —Pregunta y pasa su pulgar por el mismo sitio nuevamente, mientras sus dedos se deslizan por mis labios mojados y suspiro—. Dios, estás tan mojada.


—Estaba en una banda, las personas tenían piercing y yo no quería uno que quedase a la vista. —Las palabras salen muy rápido por lo que ella me está haciendo y se ríe.


— ¿Será que aumenta el placer? —pregunta y maldigo otra vez, cuando roza su pulgar suavemente, haciéndome perder el aire, y dejando mi clítoris en llamas.


— ¿Qué crees tú? —mierda, no puedo parar de moverme.


—Es muy pequeño —observa ella.


—Es una parte pequeña de mi cuerpo —le recuerdo y me retuerzo nuevamente, mientras pasa el dedo otra vez.


Santana besa mi ombligo y llevo mis manos hasta su cabello. Se mueve hacia abajo y gentilmente envuelve esos labios increíbles alrededor de mi clítoris y del piercing, y me deshago, empujando contra su boca, levantando mis caderas hacia arriba del sofá. Sus manos están apoyadas en mi trasero, sosteniéndome contra ella y yo me corro duro, mi orgasmo sacudiéndome y estremeciéndome, y de repente sus labios se mueven más abajo y su lengua está dentro de mí, lame mis labios y dentro mío otra vez. Es un asalto completo y es la cosa más increíble que viví en mi vida.


Hunde su lengua dentro de mí otra vez y lleva una mano hasta mi clítoris, trabajando un poco más en él y siento otro orgasmo gigante aproximándose.


—Ah, diablos, yo voy…


Gruñe contra mí y me pierdo, el orgasmo eclipsando completamente el anterior, como si eso fuera posible.


Cuando vuelvo a la superficie, Santana está mordisqueando el camino de regreso a mi cuerpo, acariciando mi piel y entonces me besa suavemente y sus dedos están acariciando mi rostro.


—Tan dulce —murmura contra mis labios.


Me puedo saborear a mí misma en su boca. Tomo su camiseta nuevamente y meto mi mano debajo, para poder acariciar su espalda, sus costillas. Suspira profundamente y descansa su frente sobre la mía, con los ojos cerrados.


—Tus manos me hacen sentir tan bien —susurra.


—Entonces hazlo. Quítate la ropa.


Suspira nuevamente, besa mi frente y se sienta sobre los talones.


—No pienso hacerlo —mueve la cabeza y luego ríe con tristeza, mientras se frota el rostro con las manos—. No puedo creer lo que voy a decir, pero creo que sería mejor que me vaya.


¿Qué?


Ella debe haber visto el terror en mi cara porque ríe otra vez y me besa rápidamente.


—Vengo a buscarte para nuestro encuentro número dos mañana al mediodía —sus ojos se pasean otra vez sobre mi cuerpo desnudo y maldice en voz baja.


—Está bien —respondo, un poco insegura, y me siento colocándome el vestido y quedando de pie a su lado.


—Eres increíble —toma mi rostro con sus manos y se inclina para besarme suavemente.


La acompaño hasta la puerta, digito el código en el sistema de alarma para desactivarlo y abro la puerta para ella.


—Mediodía, mañana —me recuerda como si pudiera olvidarlo.


—Es una cita —le sonrío tímidamente.


—Activa la alarma cuando salga —me mira, desafiándome a contradecirla y yo sonrío.


—Sí, señora.




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Breves adelantos – Capítulo 7


— ¿Tengo alguna cosa en mi cara? —pregunto secamente.


—No, estás tan linda con tu cabello rubio cayendo por tu espalda y esos labios color rosa entreabiertos. Me gusta mirarte. Tú adoras esto, ¿no es así? —Señalaba el museo.


—Más que cualquier cosa —respondo con sinceridad.

**********

— ¿Qué? —la interrumpo—. Me tenías desnuda y lista en mi sofá anoche y no rompiste el código. Dudo que la manera en que te mire vaya a hacer que rompas cualquier código.


—Jesús, sigue hablando así, cariño, y vas a ver qué rápido rompo tu código. Tienes la boca muy sucia, lo sabes.


—Lo sé —levanto mis hombros y sonrío—. Fui a la facultad con Rachel y Kitty. ¿Ya las has escuchado hablar?

**********

Su mirada se suaviza, mientras toma mi mejilla con una de sus manos y pasa el pulgar sobre mi labio inferior. Se inclina hacia mí y roza sus labios con los míos, y enseguida se apoya en mí, acostándome sobre la hierba. Con su mano recorre mi rostro, mi pecho y descansa en mi cadera, mientras continúa haciéndome el amor con su boca, su lengua buscando y bailando en la mía. Nuestra respiración se acelera, y mi Dios, sólo la quiero a ella.


Se separa un poco y me mira.


—Probablemente alguien esté observándonos —murmura. Me besa la cabeza y luego se acuesta de espaldas a mi lado, respirando con dificultad.

        Hola……buenas       noches a todas/os………..tengo que hablar         seriamente con uds.: Dios…….indudablemente no dejan de       sorprenderme, estoy tan       emocionada y feliz de que esta humilde historia adaptada que puse a consideración tenga bastante aceptación, me emociona saber que el fic ya ha pasado más de las 6000 visitas y este muy cerca de las 7000 (estos números al igual que sus valiosas visitas y comentarios son muy importantes para mí…….GRACIAS       A UDS.)




Jejejejeje       al igual que muchas estoy con ansiosa por el capítulo de mañana……me gustaría       saber qué pasará con relación a la amistad y momentánea pelea de Rachel y Santana……..y obviamente mi interés mayor es sobre lo que podría ocurrir entre       Britt y San……..tengo que armarme de paciencia antes que acabe con la poca cordura que me queda       jajajajaja



*Para quienes no hayan leído la historia anterior, esta es la dirección:



http://www.gleeklatino.com/t20759p300-resueltofanfic-brittana-5ta-avenida-neoyorkina-2da-parte-primero-viene-el-amorluego-viene-el-matrimonio-epilogo



*Próxima actualización: día jueves…….salvo que por unanimidad o mayoría me conminen a actualizar un día antes       jejejeje



Sin más que decir por el momento……….no las aburro más, disfruten del capítulo



Me encantará recibir sus críticas, comentarios, sugerencias, etc.………….así que a escribir.


Y la canción del día es……….




*Hace poco tiempo atrás empecé a oír algo de salsa y entre estas canciones esta de Marc Anthony (ya luego me dicen que les pareció)       jejejeje

“Te quiero así, cuando ríes y cuando callas,
porque al caer me levantas
porque mi voz y mi espíritu se agita
cuando dices que me amas,
porque tu amor, como es verdad me envuelve el alma,
me despierta los sentidos y de pronto descubrí
que aquí en mi piel, se enciende mi alma...
Ay bien... Tu amor me hace bien...
tu amor me desarma,
ay tu amor me controla eoh...
me endulza, me encanta.”

Me gustó mucho la canción (no me explico cómo no la escuche antes) que me fue prácticamente imposible no ponerla aquí     jejejejeje



NOTA DE ACLARACIÓN PERMANENTE E IMPORTANTE.- El presente trabajo es una adaptación a mi pareja favorita de Glee (Brittana)……..La historia original obviamente no me pertenece …………esta obra se titula “Play With Me” de Kristen Proby, la traducción de dicha obra fue realizada por la fabulosa comunidad virtual FALLEN ANGELS (gracias a todos quienes hacen posible que el resto de las personas podamos disfrutar de tantas maravillosas obras) (la obra original traducida la podrán encontrar en distintos blogs)


Aclaro que si bien en la obra, la historia el lugar principal que se menciona es Seattle-EE.UU, tomando en cuenta las características y el contexto en el que se desarrolla Glee así como mi manía personal de preferir Nueva York…….decidí que el lugar donde se desarrollará la historia sea Nueva York y mantendré el nombre de la historia original, es decir, “Play With Me”. Sobre el resto de los personajes, considerando las características de algunos de la obra original y en correlación con los de Glee puse a quienes se ajustaban a estas personalidades, aunque en algunos casos me deje llevar por la emoción del momento y puse a quienes creí conveniente       jejejeje.


Algo más……en la historia original el deporte al que se alude es fútbol americano, sin embargo pensé que lo ideal en el caso de nuestra pareja preferida el tenis se ajustaba mejor



Ahora……….solo queda esperar sus opiniones.












- ¿Cuántas veces has estado aquí? —Santana me pregunta, mientras estamos en la fila para comprar los tickets para el Museo Experimental de Música de Nueva York. Es un museo de música y mucho más.


Amo este lugar.


—Decenas —sonrío para ella. Dios es tan sexy, hermosa…. y aprieto su mano—. Pero todo el tiempo cambia con nuevas exposiciones y otras cosas. Además podría sentarme y quedarme mirando las guitarras durante días. ¿Has estado tú alguna vez aquí?


—No, es la primera vez —parpadea para mí—. Soy una novata.


—Está bien, yo voy a protegerte.


Ella sonríe, paga los tickets y la llevo por el museo.


Caminamos hasta el segundo piso donde están las exposiciones y me pierdo en Jimi Hendrix, Nirvana, Rolling Stones, la galería de guitarras. Voy soltando pequeñas informaciones a Santana y la arrastro de sala en sala. Adoro compartir esto con ella y adoro la forma como ella parece interesada. No está siendo solo educada e intentando hacerme feliz. Está disfrutando.


Mejor. Cita. De. Todas.


Nos dirigimos hasta el tercer piso y nos quedamos de pie, mirando la enorme escultura que mide, por lo menos, dieciséis metros de altura y está hecha de guitarras reales, de todas las formas, tamaños y colores. Mis ojos viajan por ella, examinando los instrumentos y siento los ojos de Santana sobre mí.


— ¿Qué sucede? —pregunto sin mirarla.


—Estás hermosa con esa ropa.


— ¿Esta cosa vieja? —pregunto y sonrío, aun sin desviar la mirada de la escultura. Estoy con una remera blanca, con escote en V, un chaleco de algodón suelto, marrón y unos jeans ajustados. Luego de unos momentos, ella aún me continúa observando.


— ¿Tengo alguna cosa en mi cara? —pregunto secamente.


—No, estás tan linda con tu cabello rubio cayendo por tu espalda y esos labios color rosa entreabiertos. Me gusta mirarte. Tú adoras esto, ¿no es así? —Señalaba el museo.


—Más que cualquier cosa —respondo con sinceridad.


La música me salvó cuando fui apartada de Sylvia………. Fue toda mi vida en la facultad.


—Escuché decir que hay un lugar aquí donde puedes subir al escenario— comenta casualmente y yo sonrío.


—Existe. No, no voy a hacerlo —murmuro antes que ella lo sugiera.


— ¿Por qué?


—Pánico escénico —respondo y comienzo a llevarla lejos de la escultura.


—Mentira. —Santana ríe y me empuja contra ella, abrazándome de espaldas y me rodea la cintura con sus brazos, besando mi cabeza—. No eres tímida, cariño.


—Solo que no quiero.


—Me encantaría escucharte. ¿Por favor?


Suspiro contra ella. No canté para nadie, además de mis pacientes, desde la facultad. Desde que la banda se separó y Sam dejó la ciudad.


—Tal vez —gruño y ella se ríe detrás de mí.


—Vamos a encontrar el lugar. Antes que cambies de idea.


—No es lejos.


Giramos en una esquina y allí es. Hay una sala con un escenario ostentando instrumentos, luces, hasta una máquina de sonido que emite aplausos si quieres realmente sentirte una estrella de rock.


Como es mitad de semana, no hay mucha gente paseando por el museo hoy y esta sala está vacía, lo que no es habitual, porque la mayoría de las personas adoran las exposiciones interactivas.


—Vamos hacia adelante. Me estoy muriendo aquí.


Sonrío para ella y arrugo mi nariz, luego miro el escenario.


— ¿Por qué no?


Levanto mis hombros y subo al escenario. Tomo una guitarra, la conecto al amplificador y me siento en un banquito en mitad del escenario.


De repente se enciende un foco sobre mí y uno de los colaboradores del museo me hace señas y me habla desde un micrófono.


—Está lista para comenzar, señorita.


Asiento y pruebo la guitarra verificando que esté afinada y hablo con Santana a través del micrófono.


— ¿Qué es lo que quiere escuchar señorita?


Santana ríe.


—Todo lo que sepas.


—Sé mucho —busco en la biblioteca de mi cabeza y escojo una—. Ok, ésta se llama “I never told you”


Pruebo la guitarra, aclaro mi garganta y suspiro.


—No puedo creer que esté haciendo esto.


Santana se ríe de mí, sus ojos felices y fijos puestos en mí y apenas sonrío y muevo la cabeza, mientras continúo tocando la introducción y comienzo a cantar sobre un niño, que perdí, después de tantas cosas que habíamos pasado. La canción es dulce y un poco triste, y me recuerda un poco a Sam, aunque nunca estuve enamorada de él.


La música termina. Abro los ojos y miro a Santana. Su rostro está completamente serio, no parpadea, aún con los ojos fijos en mí. Apoyó sus codos en las rodillas y no se está moviendo.


Mirando alrededor, observo que otras personas entraron para oír la música y ahora están aplaudiendo, algunos sacando fotografías. Sonrío y agradezco, colocando la guitarra en su lugar, y camino en dirección a Santana, que ahora está de pie, esperando pacientemente por mí.


—Ven aquí —me señala con el dedo y yo obedezco, caminando hacia ella. Me abraza, levantando mis pies del suelo y entierra su rostro en mi cuello. No tengo elección, pero mis brazos están firmes alrededor de su cuello.


—Eso fue lindo. Britt, ¿por qué paraste? —pregunta mientras me coloca en el suelo, toma mi mano y me lleva fuera de la sala. Si ella está escuchando el murmullo de los asistentes sobre que ella es Santana López y sacándonos fotos con sus celulares, los está ignorando sencillamente.


—Sam se fue —levanto mis hombros y siento que tira de mi brazo, cuando se detiene abruptamente.


— ¿Quién diablos es Sam?


—Era mi mejor amigo desde que tenía doce años y mi compañero de la banda. Es cinco años mayor que yo.


— ¿Y tú estabas en una banda? —Santana pregunta, con su voz más suave y entonces suspiro.


—Si, en la facultad. Éramos muy buenos. Él decidió seguir su carrera de músico en Los Ángeles y yo elegí quedarme para ser enfermera. —Está claro que dejé de lado la parte sobre que Sam firmó contrato con una banda a espaldas mías y ahora es vocalista de una de las bandas más calientes del mundo.


— ¿Tú realmente prefieres la enfermería? Cariño, eres fantástica.


—Gracias —beso su rostro mientras sostiene la puerta abierta del acompañante para poder entrar en el auto. Cuando ella se acomoda en su lugar, continúo—. Amo ser enfermera, Santana. Soy malditamente buena.


—Lo sé —toma mi mano y besa mis dedos, antes de entrelazar nuestras manos y colocarlas sobre su pierna—. Estoy sorprendida. Con una voz como la tuya, puedes llegar muy lejos.


—Estoy donde necesito estar —digo bajito.


—Está bien —parpadea para mí y sonríe—. Gracias por cantar para mí.


—De nada.


— ¿Tienes hambre? —pregunta. Verifico la hora y jadeo.


— ¡Pasamos toda la tarde allí! Es casi la hora de cenar. Entonces, si, tengo hambre.


— ¿Quieres comer hamburguesas otra vez? —pregunta con una sonrisa y yo también le devuelvo la sonrisa.


—No en el centro de Nueva York.


—No, conozco otro lugar.






—Quiero mostrarte una cosa, —de pronto dice Santana. Estamos en su auto, habiendo terminado nuestras hamburguesas en el Moinho Vermelho, el mismo lugar donde nos conocimos, cuando la encontré a ella y Rachel.


— ¿Qué es?


—Bien, tú compartiste una parte muy importante tuya conmigo hoy.


Esto me emociona, que ella entienda como la música es importante para mí. Sonrío y espero que continúe.


—Entonces, quiero compartir una cosa contigo, algo importante para mí.


—Estoy en el juego —respondo feliz.


—Irónica elección de palabras. —Santana ríe y se funde en la Interestatal 5 en dirección sur, al centro de la ciudad. Me recuesto en el confortable asiento de cuero y disfruto el paseo en su sexy auto. Dios, adoro este auto.


Miro a Santana y pasó la lengua por mis labios. Ella mira hacia el frente, luego me mira sorprendida y me sonríe confundida.


— ¿Qué fue eso?


—Tu auto es sexy.


— ¿Otra vez estamos con eso? —pregunta y se ríe, mientras cambia de carril.


—Tú estás malditamente sexy en este auto —me giro en el asiento para enfrentarla.


Sus ojos encuentran los míos nuevamente.


—Este es solo nuestro segundo encuentro.


Como si necesitara que me lo recordaran.


—Sí.


—Tú continúa follándome con los ojos que…


— ¿Qué? —la interrumpo—. Me tenías desnuda y lista en mi sofá anoche y no rompiste el código. Dudo que la manera en que te mire vaya a hacer que rompas cualquier código.


—Jesús, sigue hablando así, cariño, y vas a ver qué rápido rompo tu código. Tienes la boca muy sucia, lo sabes.


—Lo sé —levanto mis hombros y sonrío—. Fui a la facultad con Rachel y Kitty. ¿Ya las has escuchado hablar?


Santana sonríe y toma una salida de la autopista.


—Además de eso —continúo— yo salía con una banda llena de hombres. Nunca estuve destinada a tener una boca limpia.


De pronto se me ocurre que tal vez mi lenguaje la ofende.


— ¿Eso te incomoda? —le pregunto.


— ¿Qué cosa me incomoda? —pregunta y entra en un estacionamiento subterráneo privado, bajo el USTA National Tennis Center.


—Mi boca.


—Tu boca es deliciosa.


—Mi lenguaje, listilla —murmuro y la golpeo levemente en su brazo.


— ¡Ah! ¿A ti te gusta así cariño, sucio? —me ofrece una sonrisa terriblemente sexy y le sonrío.


—Algunas veces, sí.


Eso la hace callar. Estaciona el auto y me mira.


— ¿En verdad?


—Claro —levanto los hombros—. No has respondido mi pregunta.


Ella solo me mira, con su boca abierta. Acaricio su muslo suavemente con la punta de mis dedos.


— ¿Santana?


— ¿Si? —sale del trance y responde.


— ¿Mi lenguaje te ofende?


—No —mueve la cabeza y frunce la frente—. No eres tan mala como Rachel.


—Pocas lo son, Santana —sonrío y desciendo del auto. Espera por mí, toma mi mano y me lleva al ascensor.


—Entonces, obviamente, estamos en el lugar para jugar al tenis —comento casualmente en el ascensor.


— ¿En el lugar para jugar al tenis? —pregunta y se dobla de tanto reír.


—Tú sabes lo que quiero decir.


— ¿Sabes algo de tenis? —pregunta, encantada conmigo y la miro.


—Por supuesto que sé.


— ¿Cuáles son mis maniobras favoritas? —me pregunta.


— ¿Esto es un test?


—Un poco.


—Prefieres el saque bajo o alto, también el remate o smash.


— ¿Maneras de golpear la pelota? —entra conmigo al ascensor y luego se apoya contra la pared, cruzando los brazos sobre su pecho.


—Golpe liftado o el llamado “globo” —respondo, confiada—. Normalmente —agrego, ganando una mirada de ella.


—Voy a torturarte por eso.


—Espero que sí, nena —sonrío y su rostro está serio.


— ¿Qué sucede?


— ¿Por qué me dices nena pero yo no puedo llamarte bebé? —pregunta ella.


Buen punto. Hago una mueca y me encojo de hombros.


—Creo que nena no suena como bebé para mí. ¿Parece más maduro, quizás? No lo sé. —No le parece extraño mi razonamiento.


—Ok, buena observación. Vamos.


Toma mi mano y me lleva nuevamente por un largo corredor y a través de un enorme conjunto de puertas dobles que se abren para un túnel, que lleva hasta el campo de tenis. Todas las luces del estadio están encendidas. Pero el lugar está vacío.


— ¿Cómo…?


—Llame antes, mientras estabas en el baño del restaurante, y le pedí a alguien que encienda las luces para mí. —Continúa llevándome hacia el campo y se detiene justo en el centro.


—Guau —susurro y miro alrededor del estadio—. ¿Cuántas personas entran en el estadio? —pregunto.


—Más de veintidós mil —afirma como si no fuera gran cosa y la miro con la boca abierta y los ojos sorprendidos.


—Puta mierda.


—Vendemos todos los lugares cada fin de semana.


Sabía eso. Pero, estar aquí, aquí mismo, en el medio del campo, mirando los asientos del estadio vacíos, la enormidad del lugar me golpea, literalmente me derrumba, y me siento allí mismo sobre la hierba.


— ¿Estás bien? —me pregunta, arrugando la frente con preocupación y se sienta junto a mí en el suelo.


Estoy sin palabras, cuando miro alrededor del estadio y se me ocurre que podría haber sido yo, en el escenario, cantando frente a más de 22.000 personas, en vez de pequeños clubes, en los alrededores de Nueva York o salas de recepción llenas de invitados a la boda. Si Sam no hubiera tomado la decisión de ir sin mí, podría estar cantando en lugares como este.


— ¿Britt? —la voz preocupada de Santana me saca de los pensamientos y levanto los hombros.


—Tú no debes tener miedo escénico —murmuro


—Solamente durante las finales de los campeonatos —responde y acomoda mi cabello hacia atrás, por encima de mi hombro. Adoro la forma como ella está siempre tocándome.


—Tú tienes una responsabilidad muy grande, ¿lo sabes? —le pregunto.


Sonríe, tímidamente, y frunce la frente por un segundo, mirando sus manos.


—Puede ser, sí. Pero recuerda, esto es lo que yo hago. Es parte de lo que soy.


—Es importante para ti —le recuerdo y asiente.


—Mucho. Siempre jugué tenis, desde mis primeros recuerdos —toma una de mis manos entre la suya y juega con mis dedos—. El tenis hizo que me dedicara mucho a mis estudios, Britt. Sabía que tenía que sacar buenas notas y estar fuera de los problemas si realmente quería estar en la organización de tenis de Nueva York. Y lo hice. Me gustaba esa camaradería con las muchachas. Tuve algunos entrenadores realmente inteligentes, que me alentaban y me enseñaron. Eso me rindió en los estudios para la facultad y trabajé muy duro también.


Respira hondo y mira para arriba, con los ojos absorbiendo el estadio, el tablero de puntuación, los anuncios.


—Esto es todo lo que siempre quise, y tuve la suerte de llegar hasta aquí.


—Eso no es suerte —le digo con firmeza y su mirada vuelve hasta mí, con sorpresa—. Santana, este es el resultado de tu trabajo duro y te lo ganaste. Puedo no saber todo lo que hay que saber sobre tenis, pero sé que no es fácil y estoy muy orgullosa de ti. No por el contrato o la camisa que llevas, que te sienta malditamente sexy, sino porque estás haciendo lo que siempre soñaste. ¿Cuántos de nosotros podemos decir esto?


Su mirada se suaviza, mientras toma mi mejilla con una de sus manos y pasa el pulgar sobre mi labio inferior. Se inclina hacia mí y roza sus labios con los míos, y enseguida se apoya en mí, acostándome sobre la hierba. Con su mano recorre mi rostro, mi pecho y descansa en mi cadera, mientras continúa haciéndome el amor con su boca, su lengua buscando y bailando en la mía. Nuestra respiración se acelera, y mi Dios, sólo la quiero a ella.


Se separa un poco y me mira.


—Probablemente alguien esté observándonos —murmura. Me besa la cabeza y luego se acuesta de espaldas a mi lado, respirando con dificultad.


—Debería contarte una cosa —le susurro.


— ¿Qué? —siento su mirada sobre mí, pero yo miro hacia el cielo negro de la noche, arriba del iluminado estadio vacío.


—Quiero hacerte mía en tu auto.


— ¿Qué? —Se levanta apoyada en sus codos y se inclina sobre mí, haciendo que la mire a los ojos—. Creo que no escuché bien.


—Tu auto me deja loca, Santana. —Me lamo los labios y sonrío—. Todo lo que pensé, desde el otro día, es ir sobre ti, en tu auto.


Nunca en mi vida vi a nadie mover los pies tan rápido. Tira de mí y apenas puedo sostenerme en pie, comienza a caminar velozmente por el mismo camino que vinimos.


— ¡Despacio, Santana! ¡Tú eres toda una atleta que siempre está ejercitándose y yo no lo hago con frecuencia! —estoy prácticamente corriendo detrás de ella y se detiene de golpe y gira hacia mí. Parece enojada, sus ojos estrechos y en llamas y la boca y su mentón apretados. Doy un paso involuntario para atrás—. Lo siento mucho, no quería sonar como una puta, solo…


—Si vuelves a llamarte puta de nuevo —acerca su rostro al mío, su nariz rozando mi nariz—. Voy a ponerte encima de mis rodillas y sacar el diablo fuera de ti. ¿Me entiendes? Nunca vuelvas a repetir eso. Quiero follarte desde la tarde del domingo y quiero también hacerte el amor, lento y dulce algunos días. Te quiero, como no te imaginas, y tú no puedes simplemente decirme una tontería como esa cuando aún tengo tu sabor en mi boca, y sé cómo eres desnuda, y ahora descubro lo que estás soñando hacer conmigo en mi auto.


Parpadeo completamente excitada. Bueno, todo bien entonces.


—Ahora, muero por dejarte desnuda sobre el centro del campo de tenis, pero no necesito fotos circulando por Internet más de lo que tú quieres.


Y con esto ella se agacha y con un movimiento rápido, me levanta sobre su hombro y comienza a caminar fuera del campo, tan rápidamente como antes.


—Puedo caminar —le recuerdo.


—No lo suficientemente rápido —refunfuña y da un golpe en mi trasero.


— ¡Hey!


—Mereces esto y mucho más, ahora te callas, Brittany.


Sólo a mí se me ocurre decir algo para enfadarla.


Llegamos al auto y me deja en el suelo, y entonces, me ayuda a entrar del lado del acompañante. Camina rápido alrededor del auto y entra, se pone al volante, enciende el auto y lo saca fuera del garaje, acelerando en dirección a la avenida.


Su bonito rostro está serio y no me mira. No sé qué pensar. ¿Por qué está tan enojada? ¿Mucha tensión sexual? Bueno, bienvenida al club, latina sexy.


—Entonces… —comienzo pero me interrumpe.


—No hables.


¿Qué?


Estamos otra vez en la Interestatal 5, rumbo al norte en este momento, y está conduciendo más allá del límite de velocidad. Pasa la salida que lleva a mi casa y arrugo la frente mirándola, pero me ignora. De pronto, sale de la autopista, gira a la izquierda y sigue la calle para una parte exclusiva de Nueva York, Upper East Side. Las casas están alejadas de la ruta con portones. Se aproxima al final de la calle, se detiene frente a un portón e inserta un código.


—El código es 051877. ¿Puedes recordarlo?


—Ah, entonces ahora tú si puedes hablar conmigo —gruño sarcásticamente.


Me mira con expectativa, hasta que digo el código:


—051877.


El portón se abre y desciende hasta una hermosa casa, que tiene una vista increíble del Museo Nacional de Diseño Cooper-Hewitt. De lo que puedo ver en la semioscuridad, la casa es de piedra, tiene un estilo tradicional, de dos pisos y un garaje para cuatro autos.


—Guau. Es muy linda.


—Gracias —responde e ingresa el auto en el garaje, estaciona y apaga el motor. Libera al mismo tiempo nuestros cinturones de seguridad y me mira durante un largo minuto.


— ¿Qué sucede? —susurro.


—Te quiero a ti.


—Medio que me di cuenta de eso, Santana —le ofrezco una sonrisa pero no la devuelve.


¿Tal vez sea una invitación, sin pedírmelo realmente, para hacer… bueno, eso que le pedí en el estadio?


— ¿Llevas ropa interior? —le pregunto.


Se ríe con tristeza ¡finalmente! y mueve la cabeza.


—Por supuesto. La mayoría de las personas la usan, Britt.


—Inclina el asiento para atrás —le digo. Me sostiene la mirada y hace lo que le pido. Me saco los zapatos y llevo mis piernas debajo de mí en el asiento, apoyando mi culo en mis talones. Mis manos van hasta sus hombros, me inclino y la beso duro y profundo, sacándole un gemido notorio del fondo de su garganta.


Me agacho y desabotono sus jeans quitándoselos con su ayuda, retirándolos junto a su ropa interior al igual que la chaqueta seguida de la camisa que llevaba. Ella me ayuda, y puedo sentir que he quedado fascinada al ver su muy deseable y precioso cuerpo en lencería finísima y sexy que contribuyen a que anhele con todas mis fuerzas besarla en todo su cuerpo, tocarla…….hacerla mía y no dejarla ir nunca.


¡Jesús, esta sexy latina es toda una obra de arte!


Dado que continuo estupefacta con tan hermosa visión, no debería sorprenderme si estoy boquiabierta ante tanta perfección, pero me intimida. Me muerdo el labio y la miro a sus lindos ojos marrones dudando.


— ¿Qué hay de malo, cariño? —me pregunta y corre los dedos por mi mejilla.


—Cuando nosotras finalmente comencemos a hacer el amor, no estoy segura si pueda controlarme contigo… —no puedo terminar la frase y se ríe.


—Sólo basta mirarte para que pierda el control cada vez que te veo, Britt —sus ojos están calientes y me lleva para otro beso largo y lento. Alargo mi mano y la acaricio, amando su piel suave, acariciándola con fervor para luego dirigirme a su vientre plano y bajar errática y lentamente hacia su entrepierna.


—Diablos, cariño —tira su cabeza hacia atrás y respira ruidosamente—. Tus manos deberían venir con una etiqueta de aviso.


Le sonrío y paso mi lengua por su entrepierna, lamiendo las gotas que ya se formaron. Sus caderas se levantan del asiento, y decido que ya jugué el tiempo suficiente. Ahora quiero llevarla hasta la locura.


Comienzo a lamer lentamente alrededor de su clítoris, y luego le doy un par besos suaves que provocan que se retuerza, y entonces, con una de mis manos acaricio su trasero para atraerla más, hundo mi lengua en ella y comienzo a chupar.


— ¡Por Dios, Britt…..vas a provocar que desfallezca! —hunde sus manos en mis cabellos y delicadamente comienza a guiarme para que continúe con mis maniobras hasta llevarla al clímax, y a cada movimiento continuo la tortura con mis manos. Siento que su cuerpo se estremece ante mi contacto y sé que no va tardar mucho en perder el control.


Entonces profundizo mi boca en ella, todo lo que puedo, hasta que la siento al borde del éxtasis, y deslizo un par de dedos en la piel sensible y froto suavemente, dejándola ansiosa.


—Brittany, voy a correrme.


Suelto un gemido de placer, pero la siento aguantando, por lo que repito los movimientos, moviendo mi boca para arriba y para abajo, y con mis manos la acaricio apasionada y desesperadamente.


— ¡Ah, mierda! —Santana se corre violentamente. Continúo lamiendo y provocándola, mientras unas gotas de sudor se deslizan por sus pechos, y sonrío, cuando su cuerpo se relaja.


La miro a sus ojos marrón profundo y le ofrezco una tímida sonrisa.


— ¿Estuvo todo bien?


—Cariño, si hubiera sido mejor, habría muerto.


Me río, cuando se inclina y me besa apasionadamente y rápido.


—Quédate conmigo esta noche.


¡Sí!


—No para sexo —continúa—. Aunque estoy lista para matar a alguien si no puedo hacerte el amor en poco tiempo. Solamente no quiero estar sin ti esta noche. Puedes quedarte en el cuarto de huéspedes, si quieres.


— ¿Puedo dormir contigo?


—Si usas una de mis pijamas, que por cierto son muy sexys, sí.


—Es un trato.




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Breves adelantos – Capítulo 8


Me despierto y me siento en la cama, al principio desorientada. Estoy vestida con una sugerente y definitivamente sexy pijama de Santana. Que inmediatamente me hizo recordar. Estoy en una gran habitación, bañada por la luz de la luna, y estoy en la habitación de Santana.


En la cama de Santana.


La sexy morena está durmiendo profundamente a mi lado, de frente a mí. Su hermoso rostro está relajado en el sueño y hay unos pequeños pero adorables hoyuelos que se le forman en el rostro mientras sonríe inconscientemente. Su cabello está más enmarañado que de costumbre, pidiendo a mis dedos pasar a través de él.

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La miro boquiabierta, intentando colocar en mi cabeza, a Artie Abrams, el director de cine, en un boliche.


―Quédate tranquila cariño, está todo bien, te enseñare a jugar.


Está vez, no puedo contener mi sonrisa presumida. Juego muy bien, muchas gracias, pero la dejo pensar que va a darme instrucciones. Hmmm…Santana presionándose contra mi espalda, mostrándome cómo rodar la bola hacia abajo por la pista…


Si, esto tiene posibilidades.

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―Ignóralos ―murmura Quinn en su oído y Rachel sonríe hacia ella. Wow, ella la ama. La Rachel que conocí, nunca miró a alguien así. Naturalmente, Quinn es una bellísima rubia que se complementa perfectamente con Rachel. El tatuaje que lleva en su brazo derecho es de una chica mala y audaz.


―Para de comerte con los ojos a mí cuñada ―gruñe Santana en mi oído.


―No lo estoy. Estoy sólo apreciando el tatuaje en su brazo.

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― ¿Eres la mujer correcta para ese trabajo? ―pregunto sarcásticamente.


―Me llevo bien con cualquier deporte, cariño. Además soy muy hábil con las manos. ―Ella me guiña, una expresión maliciosa en su rostro―. Trabajo en el deporte para vivir.


―Oh, mi Dios, por favor, no hables toda la noche sobre deporte y habilidad de tus manos, ambas sabemos a qué quieres referirte ¿verdad? Me voy a enfermar ―Rachel le hace una mueca, y Santana sonríe.

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― ¿Santana? ―preguntó, cuándo me giró para mirarla. Dios, ella es tan hermosa. Está usando un atuendo de diseñador color  gris, con las mangas enrolladas en los antebrazos. Está con jeans negros, y ya se quitó los zapatos. Por lo que está descalza. Sus ojos marrones son cálidos en los míos.


― ¿Si, cariño?


― ¿Está cita ya acabó? ―preguntó.


―Creo que sí.


―Gracias a Dios.






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