Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14)

Capítulo 18

El resto de la semana fue sorprendentemente suave y emergió un patrón diario, llegaba a la escuela Santana estaba esperando por mí, caminaba a través de los detectores de metales, Santana me acompañaba a clase trate de hacer el curso elemental algo estimulante durante clase, y Santana hizo los 5 minutos a pie entre la clase estimulante, comí el almuerzo con Taylor y sus amigos después de que me lavaran con mil y una disculpas y excusas, pero mi atención se centró en Santana, que a veces hablaba más con su silencio que a través de sus palabras.

No había tratado de besarme de nuevo, pero podía sentir cuando ella lo quería y yo casi siempre lo hacía, pero ella parecía insistente en mantener cierta distancia entre nosotras, no estaba segura de si esto era solo un espectáculo para Southpointe o si ella había decidido que tenía más material de amiga que de novia, tomaría a Santana de cualquier manera en que pudiera tenerla, pero prefería a la opción donde podía darle un beso cada vez que quería.

-¿Puedes creer este tiempo? – Santana me saludo, después de empujar al estudiante que estaba a mi lado en las gradas, mirándome sus ojos se ampliaron antes que de repente mirara hacia otro lado.

-No – me castañeaban los dientes - ¿Podría alguien por favor decir que el clima aun es de verano? – la lluvia había empezado primero, y luego el viento, y luego 10° de temperatura.

La multitud rugió de ira bruscamente, lanzando palomitas de maíz y los envases vacíos de bebidas al campo de futbol, era el juego de bienvenida de Southpointe y decir que estábamos perdiendo sería un insulto a los perdedores en todas partes, ni siquiera estábamos en el marcador y en la parte del equipo contrario se leía 42 puntos y era solo el comienzo en el segundo tiempo.

-¿Esta llovizna? – Dijo Santana pasando su brazo alrededor de mí y tirándome contra ella, por alguna razón el calor estremeció cada parte de mí – Esto es un buen tiempo.
Mire hacia arriba lo suficiente para dispararle una mirada rápida.

-Lo dice la mujer que no es dueña de una prenda a menos que sea gris.

-¿Estás diciéndome algo, Britt? – pregunto, frotando mi brazo fuertemente.

-¿Quién yo? – Agite mis pestañas con inocencia -¿Pero por qué gris? ¿Por qué no negro? ¿No es más tu escena, mas podría –patear-tu-culo-la-próxima-vez?

Se mordió su carnoso labio, tratando de no reírse muy probablemente.

-El negro absorbe todos los colores, los acepta los lleva en él y lo definen, el gris no tiene nada más que a sí mismo, no absorbe nada más que a sí mismo.

Esto era claramente algo que había pensado, no llevaba gris porque era su color favorito, ella lo llevaba por una profunda razón filosófica, como había descubierto esta semana, Santana era el tipo de misterio que atraía a una mujer y todo tipo que ella nunca podría revelar, era cada enigma por el que yo quería respuesta.

Entonces, una ráfaga de viento tan desagradable disparo agujas en mi mejilla cortando mis breves pensamientos, entrecerré mi cabeza en el pecho de Santana maldiciendo el tiempo en voz baja.

-¿No revisaste el informe meteorológico? – Santana grito por encima del viento.

Me eche a reír.

-¿Se ve como si lo hubiera hecho? – estaba usando tejanos cortados, sandalias y una camiseta de tirantes blanca.

-Menos mal que yo lo hice – dijo Santana a mi lado mientras una manta vieja era lanzada como paracaídas a mí alrededor.

Suspire de alivio y vergüenza al mismo tiempo, había estado tan malditamente fría que no había tenido suficiente células cerebrales que trabajan para recordar que estaba vestida de blanco en un aguacero torrencial, ahora todas las sonrisas anchas a mi alrededor de mis compañeras de clase tenían sentido.

-Gracias – suspire, acurrucándome bajo su brazo otra vez mientras me convertía en una momia cubierta.

-Podría decir lo mismo – respondió, dándome una sonrisa de oreja a oreja.

Le di un codazo, deshaciéndome de su brazo, sin embargo el deshacerme no funciono, ella solo me abrazo con más fuerza.

-Estoy bromeando, Britt – dijo a través de su risa – Pero vamos, que estas rodeada por un montón de imbéciles que tienen una sola cosa en su mente en todo momento, tener una imagen de ti así – dijo, mirando bajo mi cuello bajo mi cuello – no es bueno para el corazón o las hormonas.

No sé si alguna vez había alcanzado el nivel de sonrojo que tenía mi cara en ese momento.

-Y por imbéciles, ¿Te estas incluyendo o excluyendo en esa categoría?

-Después de verte así – dijo, y las gotas de agua corrían por su rostro – Definitivamente me incluyo en la categoría de imbécil.

Trate de darle un codazo a través de la manta, pero ella me había ligado tan fuerte que no podía moverme, estaba impotente a su lado.

-¿No se supone que la realeza debe estar delante?

Fruncí mi ceño hacia abajo donde 8 chicos y 7 chicas estaban sentados en sillas decoradas con papel crepe, usando coronas y sosteniendo varitas o bastones o algo atroz, cuando Taylor llego rebotando hacia mi después del segundo en que anunciaran que yo había sido elegida como una de las 2 reinas de la Bienvenida para la clase de último año, no estaba segura si el shock o la mortificación era la primera respuesta.

En primer lugar porque estaba casi segura que Santana había amenazado con la perdida de una extremidad a todos los que no votaran por mí, y segundo porque yo estaba en contra todas las formas de votación por los chicos más populares, la realeza de la bienvenida, el rey y la reina del baile, mejor aspecto, más probabilidades de éxito tipos de títulos nunca eran de nadie más que de los populares de nivel superior cuyos padres y abuelos habían usado los mismo títulos antes que ellos.

-Sabía que tenías algo que ver con esto esto, Santana López – volví mi mirada más poderosa hacia ella – Y no esperes que esto sea algo que te perdone u olvide.
Ella estaba luchando una batalla perdida para contener su risa.

-No sé de qué estás hablando, no puedo hacer nada si la secundaria Southpointe te elige su nueva chica “eso”.

Tuve la tentación de arrancarme la corona y romperla en dos delante de ella, cuando Taylor me devolvió el saludo, su propia orgullosa corona brillante en la parte superior de su húmedo peinado caniche.

-Hey, pinocho – le dije, examinando su rostro – Tu nariz apenas creció como 5 pulgadas.

-Lo que sea, princesa.

Volviéndole una impresionante mirada furiosa, la multitud como otra cadena de maldiciones y basura hacia abajo en el capo, entonces alguien con mala puntería – o muerto en precisión – tras de nosotros arrojo una botellas medio vacía de refresco de naranja, y se estrelló justo en mi sien.

Me sorprendió, más que nada la cara de Santana hizo la cosa del Sr.Hyde las venas desorbitadas cuando se dio la vuelta en la grada, mirando hacia arriba y debajo de las gradas antes de que sus ojos se pegaran alguien.

-¡Oye, imbécil! – Grito ella, empujando a través de la fila de atrás -¿A dónde crees que vas?

Sacudiendo la cabeza, volví mi atención de nuevo hacia abajo al juego, tratando de ahogar las maldiciones y amenazas de Santana mientras ella pasaba con sus hombros a través de la multitud.

En ese momento, la mariscal de campo era empujada, empujada duramente, y la pelota salió volando en las manos del equipo contrario.

Otro touchdown y nuestra mariscal de campo no se levantaba, la multitud se quedó en silencio mientras un par de chicas con pantalones de color caqui corrían al terreno de juego, se pusieron en cuclillas junta a ella, moviendo y rotando algunas cosas hasta que la incorporaron, la jugadora lesionada saco su casco antes de arrojar un brazo por encima de cada uno de los hombros de las otras chicas.

Era Emily, mas como por supuesto que era Emily.

Ella era la mariscal de campo estereotipo, casi quise animar al otro equipo cuando ella comenzó a cojear por el campo, utilizando a las chicas como muletas, me dije a mi misma que sería amable, ella podía ser una idiota.

-OMG, britt – grito Taylor, apareciendo de la nada a mi lado, su traje de porrista rojo y dorado, relucientes pompones, coronada con una tiara y la varita, era la encarnación de todo lo que estaba mal con los concursos de popularidad de la secundaria.

-Por favor, Taylor por el amor de todos los acrónimos del mundo – sonreí angelicalmente hacia ella, no se te ocurra decir OMG otra vez.

Pasando arrollando sobre mi petición, ella repitió:

-OMG, Emily esta fuera, al igual que posiblemente fuera de la temporada por lo que la entrenadora Beiste acaba de decirle a angelina, quien le dijo a Tina, quien me lo dijo.

-Espera – dije, agarrando sus brazos - ¿La entrenadora Beiste? ¿Al igual que Shannon Beiste? – Desde la parte de atrás, no podía decir que ese era la entrenadora B allí abajo en el banquillo, pero no pensé que fuese probable que hubiera otra Beiste que fuera entrenadora de futbol en esta zona.

-Sí, creo que ese es su nombre de pila – dijo Taylor, mirándome como si estuviera esperando a que le siguiera una noticia escandalosa – Se trasladó hace un año de una escuela privada pija al parecer, hay una razón jugosa acerca del porqué, pero no he tenido el intelecto para eso todavía ¿La conoces?

Suspire de nuevo, esa parecía ser la respuesta adecuada para cuando Taylor estaba cerca.

-Ella era el entrenador en mi vieja escuela, todos conocían a la entrenadora B – le explique, pero esa era toda la explicación que decía, Taylor y yo éramos amigas casuales, pero nunca confiaría en ella con una pieza de información que no estuviera bien con todo el colegio enterándose.

-¿Fuiste a esa escuela? – Ella me aprecio como si fuera posiblemente imposible.
-Sip
-Y te has transferido a Southpointe ¿Por qué?

Manteniendo una cara seria respondí:

-Por los académicos.

Sin ver la ironía en esto, o tal vez Santana tenía razón y resultaba imposible cuando se trataba del departamento de humor seco, ella se agarró de mi brazo de nuevo, frunciendo el ceño hacia abajo a las líneas laterales.

-Con Emily fuera de juego y Quinn en probatoria académica, estamos jodidos.
Me quede mirando el marcador.

-Estamos aún jodidos – dijo Taylor, haciendo una mueca al marcador.

Mirando por encima de hombro, realmente deseaba que Santana hubiera terminado con su persecución y viniera a rescatarme de Taylor y su dramaton sin fin, la encontré subiendo por las escaleras de concreto apuntando una botella de agua vacía a un chico que estaba luchando lo más rápido que podía por subir las escaleras, Santana arqueo la espalda y uso su brazo en espiral lanzando la botella directamente a la parte posterior del tipo, unos 30 metros de distancia.

Tenía la respuesta a los problemas de todos.

-Disculpa, Taylor. Dije, caminando alrededor de ella – tengo algo que hacer.

-No tardes mucho – me grito ella – la realeza de la bienvenida hace su debut durante medio tiempo.

Le dispare un pulgar hacia arriba y fui corriendo por las escaleras, el juego estaba todavía en el tiempo de espera mientras el personal de Southpointe así como la entrenadora se apresuraban a averiguar que banco era el más caliente para el que sería la mariscal de campo cuando salte por encima de la valla.

Empujando mi camino a través de los entusiastas y las jugadoras de futbol que se rascaban la cabeza, me acerque por detrás y toque a la entrenadora en su hombro.
Ella no se volvió al principio, estaba envuelta en una intensa toma de decisiones con el resto del cuerpo técnico, así que lo golpee de nuevo.

-¡Entrenadora B! - le grite por encima del ruido.

-¿Qué? – Grito ella, dando vueltas, la mirada de irritación en su rostro se derritió en cuanto me vio - ¿Brittany?

-Hey, entrenadora – salude, sintiendo como si estuviera que darle un abrazo, excepto que eso solo iniciaría un nuevo rumor, la entrenadora había sido entrenadora de futbol de mi hermano desde séptimo grado: había sido como familia no oficial.

-¿Brittany? – Repitió, mirándome como si no pudiera estar aquí - ¿Qué estás haciendo aquí?

-Soy una estudiante – le dije, sintiendo la cicatriz que me gustaba mantener saturada mientras sentía que se estaba abriendo de nuevo – me traslade este año.

-Eso es grandioso – dijo, señalando a uno de sus entrenadores asistentes – pero quiero decir, ¿Qué estás haciendo aquí? – ella hizo un gesto señalando al campo de futbol que estaba tocando con mi pie.

-Oh – dije mirando a Emily, que tenía su pie elevado ella me sonrió – he venido con una solución a su situación de falta de mariscal de campo.

La entrenadora sonrió con diversión.

-Por supuesto que sí, britt ¿Aun tratando de salvar el mundo?
-Siempre – dije – y en caso de que no lo hayas notado, está funcionando el mundo todavía está aquí.

Ella negó con la cabeza, sin dejar de sonreír.

-¿Y cuál es la solución a mi problema de mariscal de campo?

-¿conoces a Santana López? – mire hacia arriba en las gradas, donde Santana estaba de vuelta en nuestro lugar y mirando a su alrededor por mí.

-Todo el mundo lo hace – dijo, observándome domo si me hubiera vuelta loca - ¿Cómo Santana López resolverá mis problemas?

Ni siquiera hice una pausa.

-Déjala jugar como mariscal de campo – le dije – ella es más fuerte que tus dos mejores mujeres juntas, tiene un brazo que Mannig envidiaría y es precisa como lanzadora.

La expresión de la entrenadora no cambio.

-La he visto jugar, entrenadora ella es un verdadero negocio.

Se quedó en silencio por un rato, valorándome sabia por experiencia que no era una idiota cuando se trataba de futbol.

-Dale una oportunidad – le dije, por encima de estar suplicando – no es como si pudieras perder más de lo que ya estábamos haciendo.

La entrenadora B murmuro algo entre dientes.

-Voy a perder mi licencia por esto, pero ¿Qué demonios? – Dijo deslizando su gorra, mirando por encima de mí, levanto una ceja – entonces ¿Dónde está la nueva mariscal de campo de la secundaria Southpointe?

Le lance una sonrisa que el imito.

-Correcto – empecé a decir, girando para estudiar las gradas, unos grandes pechos estaban bloqueando mi línea de visión – aquí – termine, ese sentimiento cálido, acalorado regresando justo en donde había quedado.

-Te doy la espalda por 2 segundos y desapareces – dijo Santana, su frente arrugada - ¿Cómo puedo cuidar de ti si no se dónde estás?

-¿Cuidar de mí? Santana, estamos en un juego de futbol de secundaria.

-Esta cosa de ser protectora se había ido a un nivel completamente nuevo.

-Exactamente hay al menos tres docenas de formas en que una chica como tú podría lastimarte en una de estas cosas, si quieres ir a otro sitio, solo tienes que esperarme la próxima vez e iré contigo – Su cara estaba llena de preocupación, lo que me preocupaba, este tipo territorial era un poco de demasiado, estaba a favor de proteger a tu mujer y todo ese credo pero no estaba con el no puedes ir a ninguna parte, hacer cualquier cosa o tener tus propios pensamientos sin mi aprobación.

-Santana – agarre el costado de su brazo – cálmate solo estaba poniéndome al día con la entrenadora B.

-Ahora probablemente no es el momento de estar hablando con la entrenadora Beiste, Britt – dijo Santana, mirando a Emily que seguía observándonos santana sonrió como el diablo mientras Emily estaba apoyado en la banca – Parece que la mujer tiene que ocuparse de algunos problemas.

-Sus problemas están siendo atendidos ahora – le dije, cruzando los brazos uno encima de otro.

La entrenadora B levanto la vista de sus portapapeles, valorando un segundo a Santana y probablemente adivinando su decisión.

-Vístete, hija – le ordeno, señalando hacia los vestuarios – creo que puedo obtener un poco de tiempo.

-Espere, entrenadora – Santana levanto la mano - ¿Por qué ordena ir a cambiarme? No soy de sus jugadoras golpeadoras de culos
.
La entrenadora B me miro: Ya está.

Santana fue rápida.

-¿Britt?

Una palabra y si bien podría haber tenido una docena de preguntas, la mujer había dominado el arte de la inflexión.

Arqueando una ceja, la salude con la mano con un pompón imaginario.

-vamos Southpointe.



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Historia original trilogia crash de Nicole Williams.

Aqui les dejo un capitulo       

Dejen sus comentario de que les parecio el capitulo     

jajajaja Santana jugadora???
Buenisimo

asi se hace britt es la que manda!

Jjaja wow san de mariscal! Jajaj no lo hubiera imaginado :D
Saludos! Hasta la próxima actu. Besos, bye!

hola,..

nueva lectora,.. me encanta tu fic
a ver como le va a san de mariscal de campo,.. va aser divertido verla jugar,..!!

nos vemos!!!

LU!!!

monica.santander escribió:jajajaja Santana jugadora???
Buenisimo

Ahorita veras mas de nuestra sexy jugadora jaja
Saludos gracias x comentar    

micky morales escribió:asi se hace britt es la que manda!

Tienes toda la razon    
Saludos gracias por comentar!!    

Dolomiti escribió:Jjaja wow san de mariscal! Jajaj no lo hubiera imaginado :D
Saludos! Hasta la próxima actu. Besos, bye!

jajajaj solo britt lo imagino !!
Saludos gracias por comentar !! besos      

3:) escribió:hola,..

nueva lectora,.. me encanta tu fic
a ver como le va a san de mariscal de campo,.. va aser divertido verla jugar,..!!

nos vemos!!!

LU!!!

Holaaaaaaa me alegro demasiado que te guste !! ojala sigas comentando y leyendolo!!
saludos y besos      

Capítulo 19

No sabía más que un centímetro y medio de espacio libre en la primera grada, funcionaria no había manera que me perdiera a Santana trotando fuera de ese vestuario.

Si ella lo hacía.

No estaba segura de que tan enojada estaba conmigo en mi última contienda de resolver los problemas del mundo, pero si tuviera que adivinar, diría que entre una furiosa jugadora de fútbol americano y un tejón rabioso.

Apretándome entre dos chicos con pechos desnudos y “Vamos espartanas” pintados de color rojo sangre través de su estómago, me sumí todo lo que podía ser sumido y esperaba poder aguantar la respiración durante dos trimestres y medio más.

-¡Brittany! – Grito una voz sobre mí - ¡Britt! – y otra vez.

Por más que lo intente, no pude escapar de la niebla asfixiante que era Taylor Donovan.

-¡Ven aquí! – me indico, señalando un espacio entre ella y sus apóstoles de pie aplaudiendo, pateando, y ra-ra-reando.

Estar en frente y en el centro de sándwich de animadoras no era mi primera opción, pero era mejor que mi situación actual, el chico de la derecha hecho los brazos al aire, gritando:

-¡Vamos, espartanas! – Y estaba claro que no creía en poseer o incluso usar desodorante – Píntame carmesí y dorado y llámame vamos, Lucha, win Wendy- no podría llegar lo suficientemente rápido a las porristas.

-¿Qué estabas haciendo allá arriba entre Dumb y Dumber? – Pregunto Taylor, entrelazando su brazo con el mío – Te das cuenta que probablemente hiciste su noche porque estoy segura de que era la primera vez que cualquiera de los 2 había llegado a alguna parte cerca de atrapar una sensación.

-Eww – me estremecí –Taylor, por favor comprueba esa imagen visual, estoy totalmente asustada ahora.

-Bueno, tienes suerte de que yo te salvara – dijo ella, señalando a unas porristas no era una sorpresa grande que fueran las chicas que se sentaban en la mesa del almuerzo, pero los únicos nombres que recordaba era Lexie y Samantha – Además, una chica como tú pertenece aquí, vi tu rutina en el gimnasio y obviamente has hecho eso antes.

Por supuesto que Taylor era la única persona echando un vistazo a mi rutina de baile improvisado mientras esperaba a todos los demás para vestirme.

-Anime en mi última escuela – dije – pero solo porque no tenía equipo de baile.

-Bueno, tenemos un grupo de baile aquí, pero es justo donde van las chicas demasiado gordas y feas para animar – Ni siquiera una pizca de remordimiento en su declaración – Tu no quieres ser parte del equipo de baile, perteneces a nosotras – algunas de las otras chicas en círculo a nuestro alrededor asintieron con la cabeza.

-Desde que Holly no volvió este año, tenemos un uniforme extra y no podemos formar una pirámide adecuada sin una décima compañera en el equipo.

-Gracias por la oferta, Taylor pero en realidad soy más el tipo de chica del equipo de baile, además he oído que Southpointe ha ganado algún campeonato de estado – levanto su mano para cortarme.

-Eres material de animadora, eres grandiosa, tienes experiencia, y el 90% de la población estudiantil ya se masturba por ti – otra imagen visual sin la que podría haber vivido – El otro 10% está ciego – susurro.

-Hay un popurrí de razones para unirse si alguna vez he escuchado algo – murmure, preguntándome si estaba mejor oliendo las axilas rancias y recibiendo “accidentales” sensaciones toda la noche.

Y fue entonces cuando Santana salió corriendo al campo, olvide a Taylor, las axilas, y todo el maldito mundo, no sabía nada más que ella y una dorada licra formándose sobre partes que flexionaba y estiraba y ponía y me hacía olvidar como parpadear.

-¿Qué, en toda de la verde Tierra gracia de dios – dijo Taylor, asomándose por la cerca-es-eso?

Justo en ese momento, Santana miro por encima encontrándose con mis ojos, y la sonrisa que estallo en su cara no podría ser disimulada por la guardia del frente del casco, extendiendo el brazo, ella señalo hacia mi todo el camino por el resto del equipo de Southpointe apiñados en la línea de 20 yardas.

-Eso, Taylor – dije, tejiendo mis dedos a través de la cerca – es Santana López-
-Sabía que había un Dios – suspiro ella.

-Si – estuve de acuerdo, sonriendo mientras ella se retorcía en la licra – no hay duda de que lo hay.

-Así que ustedes son…

-Taylor – le advertí, girando a ella.

¿Qué? – dijo, ajustando la corona sobre su cabeza – Definitivamente algo está pasando con ustedes dos, y lo único que estoy más segura que eso es que no es solo una relación de amistad.

-Somos amigas – dije, porque no tenía ningún otro título para lo que éramos, nos habíamos besado de formas que eran ilegales en 49 estados, pasamos cada momento libres en la escuela juntas, me cuidaba, me miraba sobre ella, solo que éramos amigas hasta donde yo sabía, no en forma exclusiva no tenía demanda sobre ella, aunque lo deseara ¿Pero ella quería lo mismo?

-Cariño, una chica no puede mantener a una mujer como una amiga, ella es una amante o una ex-amante, pero nunca una amiga, una mujer como esa no fue creada para ser amiga de una mujer , ellas fueron creadas para hacer a una mujer alcanzar un Do alto tres veces seguidas en fila.

Otra colorida imagen visual por Taylor Donovan, aunque esta no me preocupaba mucho.

-Lo siento, Taylor no sé qué decirte, me preocupo por ella, ella se preocupa por mí, si eso no nos hace amigas en tu libro sigue adelante y márcanos como quieras.
Sus cejas se arquearon por las nubes.

-A excepción de eso – le aclare.

El timbre sonó y los 2 equipos se alinearon, Santana en el lugar del mariscal de campo viéndose como una gigante jugando un juego con un montón de munchkins.
Agarrando un pompón de Taylor lo levante en el aire y sacudí el infierno fuera de él.

-¡Vamos, espartanas! – Grite -¡Vamos, López! ¡Vamos a ver lo que tienes!
Era un largo camino que recorrer, ella estaba agachada en posición, pero habría apostado mis gastadas zapatillas de punta que ella llevaba una sonrisa de suficiencia.

-Hut hut ¡Hike! – grito el centro, pasando el balón de regreso a Santana, se podía sentir el aliento colectivo que contenían cada uno de los fans de Southpointe en las gradas.

Santana lo atrapo con facilidad, en lugar de tirarlo a una respetable distancia de 25 metros para hacernos la primera oportunidad, acuno el balón en su costado y salió corriendo, de hecho corrió, corrió, corrió como si estuviera huyendo de los policías.
Sonreí, dándome cuenta de su velocidad probablemente tenía algo que ver con los policías.

Era una apuesta arriesgada, ansiando correr en la zona de anotación cuando estaba a 80 metros a la espalda, pero la única persona que no parecía preocupada era Santana, corrió como si no pudiera terminar en la zona de anotación, corrió como si nadie pudiera deberla.

Y nadie podía.

Jugadora contra jugadora de Cascade High trato de boquearla o taclearla, algunas incluso trataron de hacerla tropezar o caer sin éxito, las que perdieron el estable brazo de Santana se desprendieron como si ellas no fueran de un equipo de jugadoras de futbol de calidad.

En los 50, la multitud rompió en rugido, todo el mundo gritaba y gritaba, agitando los brazos en dirección a la zona de anotación, más allá de todas las reglas de física, el ritmo de Santana aumento.

Para el momento en que cayó en los 20 no había mas jugadoras de Cascade high para detenerla, todas decoraban el césped artificial con una caja de palillos de dientes caídos, Santana bailo los últimos metros hasta la zona de anotación, temblando y brillando en esos pantalones dorados, provocando un aumento en los gritos de las mujeres.

Sin un momento para disfrutar la gloria de la carrera de 80 metros y unas mil personas coreando su nombre, dio zancadas hacia las líneas laterales, pasando a la entrenadora que todavía estaba congelando en su lugar, mas allá de las jugadoras en el banquillo sosteniendo sus manos arriba y por encima de la cerca en un movimiento perfecto, no se detuvo hasta que estaba sudada y sonriente delante de mí.

-Hey – susurro, deslizando el casco de su cabeza, la lluvia entrando en contacto con su frente sudorosa - ¿Te gusto un poco como corrí allí afuera?

Sonreí mientras deslizaba mis manos en su pelo.

-Estuvo bien – lo minimice encogiéndome de hombros.

-¿Bien, huh? – de hecho con nuestros cuerpos así no podríamos estar más cerca menos que estuviéramos desnudas – esa fue una jugada muy inteligente allí, britt ofreciéndome voluntaria al equipo de mierda para vengarte de mí por conseguir que te voten como princesa Southpointe oficial – dijo, agitando mi corona.

-Fue inteligente ¿no?

-Ha sido un bueno, te daré eso – dijo ella, frotándose la parte posterior de su cuello – pero lo peor de todo, britt que yo nunca, nunca dejo a alguien tener la última palabra.

-Por favor – dije, haciendo una mueca - ¿Qué vas a hacer? ¿Tenerme preparada y ser una pateadora de respaldo?

-No – dijo, bajando sus manos a mis caderas mi garganta se secó – voy a hacer algo mucho mejor que eso.

-¿Ah sí? – Dije, haciendo una mueca – ¿Qué es eso?

Elevándose por encima de mí, me giño un ojo.

-Esto – dijo inclinándose para que mis labios cayeran justo sobre los suyos, y si fue ella o yo quien empezó a mover primero no importa porque era evidente de que no se terminaría pronto.

Lluvia, Santana, yo, besándonos.

Claven un tenedor en mí, porque ya estaba hecho

-Sra. López – una voz embotada corto a través del estruendo de ruido de la explosión que nos rodeaba - ¡Sra. López!

Santana gimió contra mis labios, sin dejarme ir cuando se volvió hacia la entrenadora B.

-¿Piensa que ya termino aquí? – pregunto la entrenadora B, sonriendo – Tenemos un partido por ganar.

-No creo que nunca vaya a terminar aquí, entrenadora – respondió de regreso, ganándose unas cuantas risas desde las gradas, y haciéndome tirar de mis dedos.

-En ese caso concluya y traiga su culo de vuelta aquí – grito ella – las mariscales de campo titulares no salen con sus novias cuando tienen 40 puntos que hacer.

-Esta lo hace – susurro santana, alzándome en puntillas y besándome otra vez – Espérame después del partido tengo un asunto pendiente contigo – dejándome abajo, tiro de la manta apretada alrededor de mil de nuevo antes de saltar sobre la valla y correr hacia el campo.

No sé cómo fue capaz de saltar y correr así cuando yo no era capaz de moverme ¿Qué demonios había pasado? Fuera lo que fuera, quería aclararlo y repetirlo hasta tomas mi último aliento.

-Qué demonios.

Exactamente mis sentimientos.

Taylor se acercó a mí, con los brazos cruzados y empezó a señalar.

-¿Amigas, eh?

-La amistad es un elemento fundamental en nuestra relación.

Todavía me encontraba sin aliento, pero por lo menos podía formar frases corrientes.

-Sí, pero no la definición de elemento, obviamente – por alguna razón, Taylor parecía enojada, supongo que ella revocaría mis privilegios pom-pom.

-¿Ah?

-Santana López te beso frente a un pueblo de trecientas personas y no lo nego cuando la entrenadora Beiste te llamo su novia.

Ahora las secuelas del beso se iban, podría formar y pensar una cadena lógica de pensamientos, y lo que Taylor decía era verdad, Santana podría haber publicado nuestro momento en internet para la cantidad de gente que lo había y podía verlo, y ella no se había estremecido cuando la entrenadora utilizo la palabra con “N”

-¿Yo soy su nova? – se suponía que debía ser una pregunta para mí misma, pero Taylor no podía dejarlo pasar sin una respuesta.

-Eres la primera – dijo ella, mirándome como si fuera un rompecabezas – eres una perra con suerte.



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Historia original trilogia crash de Nicole Williams.

Aqui les dejo un capitulo         

Dejen sus comentario de que les parecio el capitulo     

Haaaa bueno se inspiro Santana jajaja!!!

si britt es la que manda, esta vez bien por santana!!!!!!!!

Jajaja adoro tu historia :3 san se queda con la última palabra y britt jajaja ella hace lo que quiere! Son geniales *-*

o_Oo_Oo_O <3<3<3<3<3<3<3<3<3
Amo esta historia!!!!!
Eso es jajajajaja adoro a santana ^_^

me encanta como britt domina a san,.. jajaja
amo a taylor, es guenial!!!
a ver que pasa ahora!!!

beso bajo la lluvia   eso fue tan Hermoso   Taylor es una perra envidiosa  espero la próxima actu!!!
ME ENCANTAA esta historia!!

monica.santander escribió:Haaaa bueno se inspiro Santana jajaja!!!

jajaja para que veas    
Saludos !! gracias por comentar   

micky morales escribió:si britt es la que manda, esta vez bien por santana!!!!!!!!

Britt es la que pone orden jajajaja
Saludos Gracias por comentar    

Dolomiti escribió:Jajaja adoro tu historia :3 san se queda con la última palabra y britt jajaja ella hace lo que quiere! Son geniales *-*

Ellas son perfectas vdd    
Me alegra que te este gustando!!
Saludos gracias por comentar    

monicagleek escribió:o_Oo_Oo_O <3<3<3<3<3<3<3<3<3
Amo esta historia!!!!!
Eso es jajajajaja adoro a santana ^_^

jajajaj me alegra demasiado que te guste!!    
Yo tambien amo a san       
Saludos gracias por comentar!!    

3:) escribió:me encanta como britt domina a san,.. jajaja
amo a taylor, es guenial!!!
a ver que pasa ahora!!!

jajajaja ya somos 2 que nos encanta   
Taylor es toda una loquilla jajaja
Saludos gracias por comentar !!   

Mirna-Brittana escribió:beso bajo la lluvia   eso fue tan Hermoso   Taylor es una perra envidiosa  espero la próxima actu!!!
ME ENCANTAA esta historia!!

verdad que esta hermoso    
taylor es una loquilla jajaja
Me alegra mucho que te guste    
Saludos gracias por comentar!!

Capítulo 20

Eso era en lo único que pude pensar la noche siguiente cuando necesitaba toda mi atención en prepararme para el baile de bienvenida —siendo la primera novia de Santana, Al principio fue un título con el que me hallaba sobre la luna sólo por usarlo, pero tras haberme organizado toda la noche como haría cualquier chica adolescente que se precie, no estaba tan segura de cómo me sentía al ser la primera de Santana ahora.

Novia, eso es. Una chica como ella, con una reputación como la suya, habría atravesado probablemente decenas de mujeres. A pesar de que ninguna fue su novia, gran cosa, tuvieron relaciones íntimas con ella de una manera que yo ni siquiera había tocado. Aunque me sentía segura de que quería tocar eso, saber que no sería la primera, o la décima, o —contuve un escalofrío— la centésima, como que le ponía freno a todo ese sentimiento especial de ser su primera novia.

No era tan ingenua como para esperar que una novia mía no tuviera una historia. Infiernos, yo misma tenía una que no me calificaba exactamente como brillante y nueva, pero la etiquetar-y-a-la-bolsa reputación de Santana era bien conocida a través de tres condados y una línea de estado.

Ahora, yo era toda segundas-oportunidades. Campeona de segundas oportunidades, no había nada que hacer con eso. Mi preocupación radicaba en tener que soportar a cada mujer que le diera una sonrisa sugerente o un vistazo y preguntarme si esa fue alguna vez una de las conquistas de Santana por aquellos tiempos. Tenía derecho a cometer errores y arrepentimientos, ¿pero podría yo vivir con eso y sus consecuencias?

Dejando caer el último rulo de calor de mi cabello, me di cuenta de que sólo existía una manera de averiguarlo. La única manera para enterarme de si podía manejar todo lo que venía con Santana, su pasado, su aparente incapacidad para hablar de algo personal, su “toma el futuro como viene”, sería tomarlo día a día. La única manera de saber si Santana López rompería en última instancia mi corazón sería abriéndoselo.

Esa epifanía debería haber sido más aterradora de lo que fue. Angustia o no, me encontraba en el camino. Completamente, como me gustaba decir, porque esa era la única manera de asegurar que la relación tuviera una oportunidad.

Revisando mi teléfono, suspiré de alivio. Todavía me quedaban quince minutos para terminar mi maquillaje, ponerme mi vestido, y recoger mi ingenio, ya que era necesario para pasar una noche pegada a Santana.

Y fue entonces, cuando sonó el timbre. Me dejé a mí misma caer en un segundo de pánico antes de luchar con mi bata y correr escaleras abajo. Papá y mamá habían salido en una especie de cita rara, gracias a mí. Había comprado una tarjeta de regalo de su Café francés favorito en el lago y un par de pases para el Cineplex, Incluso hice las reservas para asegurarme de que estarían fuera cuando Santana se presentara.

Era un engaño y no quería que Santana pensase que me avergonzaba de ella, pero mis padres eran personas complicadas con recuerdos que no permitían segundas oportunidades. Además, eran padres de una hija adolescente. Papá me había dicho una vez, profundamente colorado con “la charla”, que con niños todo de lo que tenía que preocuparse era de penes, pero con niñas tenía que preocuparse de lo demás. Esa pequeña joya se había quedado conmigo, probablemente porque cuando tenía doce años, no podía oír la palabra pene sin romper en un ataque de risa.

Sabía que si Santana y yo continuábamos a este ritmo, no podría mantenerlos en secreto de ellos, pero por esta noche, era la solución más fácil a la situación que era Santana.

Abriendo la puerta, traté de no asombrarme, pero esa era la única cosa que parecía apropiada con Santana López de pie bajo la luz del porche delantero, vistiendo un hermoso vestido rojo pegado a su asombroso cuerpo que resaltaba sus pechos y trasero y una caja de ramillete en la mano.

—Si alguna vez surgía— tenía que ser ella.

—Llego pronto —comenzó—, así que debería echarle la culpa a perder la noción del tiempo completamente, pero en realidad no podía esperar para llegar.

Deja de mirar, Brittany, Deja de mirar, Brittany, era mi mantra, pero no funcionaba.

—Bien, no te lo tomes a mal, porque estoy disfrutando de la vista —continuó, alzando la vista al techo—. Realmente disfrutándola, pero me prometí que sería una de esas educadas damas toda la noche y no me lo estás poniendo nada fácil.

Mi cabeza seguía nublada y todavía era incapaz de hablar, pero al menos pude reunir una expresión de confusión.

—Ah, diablos, Britt —maldijo Santana, haciendo una mueca cuando tomó una pequeña mirada de mí—. Olvidaste atar tu maldita bata de baño.

Bajando la vista lo confirmé. Nada más que un sujetador sin tirantes, un par de bragas a juego, y un infierno de un montón de piel en plena pantalla. ¿Un inocente error? Quizás. ¿Lapsus freudiano? Posiblemente.

—Lo siento —dije, girándome para cubrirme. Escuché sus pasos mientras venía tras de mí. Cepillando el cabello lejos de mi cuello, su boca cayó justo por debajo de mi mandíbula. —Yo no —susurró, chupando la blanda piel.

Un toque, un beso, y yo era un desastre. En ese momento, no quería más que darme la vuelta en sus brazos, deshacernos de la ropa, y no dejar nada a la imaginación por el resto de la noche. Era intoxicante y abrumador, y en alguna parte, muy profundamente, sabía que era marginalmente poco saludable.

—Ve a buscar tu vestido para que pueda mostrarte —dijo, presionando un beso final en mi cuello antes de retroceder.

— ¿Por qué no nos saltamos el baile? —Me volví hacia ella, jugando con la cuerda de la bata.

—Maldita sea, Brittany —gruñó, usando mi nombre completo por primera vez en un largo tiempo—. Está tomando hasta la última gota de mi fuerza de voluntad no tirarte sobre la mesa y hacerte todo con lo que he fantaseado una y mil veces —dijo, agitando sus manos de mí a la mesa, al cielo—. Pero eres mejor que eso. Te mereces algo mejor que eso, no ser una de esas chicas tomadas en la mesa de la cocina de sus padres mereces mucho más que eso —dijo, desafiándome con sus ojos—. Así que deja la bata en su lugar y no me tientes otra vez.

Me sentí avergonzada y rechazada, pero especial y halagada al mismo tiempo, era una mezcla muy confusa de emociones.

—Lo siento —dije de nuevo, disparándole una sonrisa incómoda cuando empecé a subir las escaleras.

—Oye —agarró mi mano—, no te disculpes. Te deseo de todas las formas en las que una mujer podría desear a una mujer. Es sólo que no quiero arruinar esto, ¿está bien?
—Está bien. —Estoy en territorio desconocido aquí, Britt. Necesito un poco de ayuda. —Sus dedos se curvaron a través de los míos.

—Yo también —contesté. —Seh, lo supuse. —Me apretó la mano antes de dejarla ir—. Entonces te ayudaré, también. Ahora ve a vestir ese culo tan sexy y entonces podré bailar contigo toda la noche.

—Bien, mandona —dije, subiendo las escaleras—. Ponte cómoda.
Bajaré en cinco.

—Oh, y Britt —gritó, chasqueando los dedos. Me volví a mirarla desde lo alto—. Cuando se trata de seleccionar la ropa interior —sus ojos brillaban— obtienes un sobresaliente.
Como si necesitara otra confirmación. Sonriéndole, ceñí mi apretada bata. —Y cuando se trata de eliminar la ropa interior, obtienes una chupada de culo.

—Ah, Britt —dijo, agarrando la barandilla—, ahora esa es buena. Salir conmigo ha mejorado enormemente tu estilo cómico. Aprendiendo por ósmosis, supongo.
Golpeé una mano en mi cadera. — ¿Cómo puede alguien que sabe qué es la ósmosis reprobar todas sus clases? —Santana no era tonta, pero sus calificaciones reflejaban lo contrario.

—Talento inequívoco, nena —respondió, sonriendo como el diablo—talento inequívoco.

***

Acababa de deslizar mi último pendiente cuando oí el familiar el sonido de los neumáticos crujiendo sobre la grava.

—Britt —dijo la voz de Santana por las escaleras—, ¿esperas compañía?
Agarrando mi chaqueta vintage de la cama, salí corriendo de mi habitación, oyendo el familiar sonido de la retracción de la puerta del garaje.

—Son mis padres —dije, bajando por las escaleras.

La frente de Santana se arrugó. — ¿Y no saben que soy yo quien te está llevando al baile de bienvenida?

Deteniéndome al final de las escaleras, sacudí la cabeza. —Y como soy tan buen adivinando, diría que ni siquiera saben que vamos a la misma escuela, ¿no? —preguntó, tratando de hacer como si no fuera nada pero para mí, se sentía como la peor clase de traición.

Negué con la cabeza, incapaz de mirarla. —Muy bien, ¿cuál es mi estrategia de salida? —Preguntó, mirando alrededor de la habitación—. ¿Puerta principal, puerta trasera, o una ventana? —No sonreía, hablaba en serio. Algo se rompió en mi corazón.

—No hay estrategia de salida —dije, tomando su mano y caminado a través de la sala de estar—. Me gustaría presentarles a mis padres mi cita.

—Esto va a ser bueno. —Seh —dije con sarcasmo—, será una explosión. — ¿Algún consejo? —dijo, situándose junto a mí en la puerta de la cocina.

-¿De quién diablos es el coche en…? —Mamá llegó a un abrupto final en el umbral. Tan abrupto que papá rebotó contra ella.

—Papá, mamá —me aclaré la garganta, poniendo cara de todo-está-normal—, están en casa temprano.

—Tu padre no se sentía bien —dijo ella en tono cortante, nivelándome con la mirada.
Me aclaré la garganta. — ¿Recuerdas a Santana? Entrando a la cocina, le dio a Santana esa mirada. La misma que le había dado cuando la conoció. La que decía que volviera al agujero del que había salido. —Una difícilmente olvida el rostro de una criminal siendo llevada fuera de su propiedad en esposas.

Ese destello de mal genio pedía a gritos ser liberado de su cadena. — ¿Qué estás haciendo aquí? Santana se adelantó. —Llevando a Britt al baile de bienvenida, señora. —No —dijo ella—, ciertamente no lo haces. ¿Dónde están tus amigas, por cierto? —Continuó, mirando por encima de su hombro como si esperara encontrarlos descansando en la sala de estar—. ¿Están en el asiento trasero, esperando quemar el resto del cabello de mi hija? ¿O en el estacionamiento de la escuela, dispuestos a echarle un galón de gasolina de nuevo?

Santana hizo una mueca, bajando la mirada. —Mamá —advertí—, esas chicas no eran amigas de Santana, Y corta el acto de madre preocupada, es un poquito demasiado tarde.

— ¡No te atrevas a hablarme de esa manera, Brittany! —gritó mamá, señalándome—. Estás encerrada hasta el día en que te mudes de esta casa por mentirnos a tu padre y a mí. —Realmente podría ejercer su dedo índice como arma—. Y sí, esas eran —le miró—, son sus amigas. Decidiste no mirar los reportes policiales que yo sí vi. Esas chicas y Santana cometieron su primer crimen juntas años atrás. Tráfico de drogas, ¿no? —dijo, no como una cuestión a ser confirmada o negada—. Santana y el resto de esas chicas drenadoras-de-sociedad de esa casa necesitan ser encerradas y que tiren la llave, no merecen tener trabajadoras chicas buenas como citas a futuros bailes de bienvenida.

Me tambaleé hacia delante, a punto de decir algo fuerte y mezquino, cuando Santana me apartó.
—Nunca dije que mereciese eso —dijo Santana, mirando a los ojos de mi madre.
Podría decirse, en base a los vasos sanguíneos estallando en sus ojos, que esto la enojaba seriamente, que esta persona no cedía a su superioridad y bajaba su mirada.

—Y esas tipas nunca fueron y nunca serán mis amigas. Si alguna vez encuentran la manera de salir de la cárcel y me encuentro con ellas, repararé todo el daño que se llevó a cabo en Britt.

—Qué refrescante la delincuente sugiriendo reparar violencia con violencia.

—A veces esa es la única respuesta —dijo Santana, flexionando sus dedos en mi mano.
La cara de mamá se ensombreció. —Y a veces consigue que las personas que más quieres sean asesinadas.

Una figura se movió detrás de mamá, no me había dado cuenta de que se encontraba allí, su presencia era tan ausente. Arrastrando los pies alrededor de ella y de nosotras, la cara de papá lucía tan sombría como la de mamá. Tocó mi hombro al pasar. —Buenas noches a todas.

Debería haberse vuelto viejo, de luto por la persona que mi padre fue una vez, y a veces, odiaba la cáscara de ser humano en la que se había convertido, pero no fue así. Él había comprobado todas las facetas de su vida, dejando a las reglas de locura y compulsión sus pocos momentos conocedores.

Mamá juntó las manos sobre su cara. —Brittany, es hora de decir buenas noches.
Agarré el brazo de Santana, guiándola por la puerta principal. No podía salir de esta casa de locos lo suficientemente rápido. —Buenas noches, mamá.

— ¡Brittany Susan Pierce! —Gritó detrás de nosotros—Ve arriba como el infierno ahora mismo. Y usted, señora López, lárguese de mi propiedad antes de que llame a la policía. —Su voz ahora era menos enojada y más desesperada.

— ¡No, mamá! —Grité, dejando suelto mi mal genio—. Me voy al baile y voy con Santana, porque estoy con ella y ella conmigo y si no puedes manejar eso, ¡entonces puedes decirle adiós a tu única hija!

La apuñalé en la parte blanda y se registró inmediatamente en su cara. —Esta chica estuvo a punto de matarte, Britt —dijo en un susurro.

Seguía en cada fase de cabreo, así que mi voz era cercana al susurro. — ¡Esta mujer también salvó mi vida! —Tirando la puerta abierta, prácticamente me lancé por las escaleras con la mano de Santana en la mía.

—Britt —suplicó desde la sala de estar. —Estaré en casa sobre la una —dije, por encima del hombro, la ira regulándose a un ruido sordo ahora que sabía que había ganado la batalla. Pero estaba segura de que no la guerra. Habría mucho que pagar mañana por la mañana, así que me aseguraría de que esta noche realmente contara—. Todo estará bien —enfaticé, antes de girar la esquina de la entrada.

—Cuando dices cinturón de seguridad —dijo Santana, sacando un juego de llaves de su bolsillo—, quieres decir prepararse para el maldito apocalipsis.

—Más o menos —dije, arrugando la nariz—. Lo siento por eso Santana - le quitó importancia con un gesto de la mano, pero no podía esconderme cuánto le habían cortado las palabras de mi madre. Justo como ella esperaba que lo hicieran.

—No, fueron horribles, horribles cosas que decir a otro ser humano —dije—. Mis padres son gente complicada. —La desestimé, sin saber cuándo o si alguna vez podría explicar el desastre que era la familia Pierce.

Sé que pedazo de mierda soy, y no es horrible o injusto o incorrecto que la gente me llame por lo que soy Pero me gusta pensar que las personas pueden cambiar, y te juro que voy a dejar atrás mi pedazo de mierdez —Sus ojos lucían tan serios, que pensarías que iba a ponerse sobre una rodilla.

-¿Mierdez? —dije—. Eso es algo que me perdí en Webster’s

—Nop —dijo—. Es una con derechos registrados del diccionario urbano de Santana López.

—Lindo. —Me reí, caminando de puntillas por la grava para no tropezarme por las piedras con mis tacones de diez centímetros—. Y en el libro de mierdez de Brittany Pierce, no tienes ningún lugar en la lista.

—Esa puede ser la cosa más romántica que alguien haya dicho jamás de mí —dijo, haciéndome cosquillas en los costados—. Algo acerca de una sexy mujer en un maldito vestido fino mintiendo a través de sus dientes sobre mí no siendo un pedazo de mierda es un verdadero cambio.

—Me alegro de… —Y me di cuenta del coche aparcado en el camino de entrada, y me detuve en seco—. ¿Qué es eso?

No dije nada, pero sabía que el reluciente auto color plata era rápido, costoso, y atraería a todos los policías en un radio de kilómetro y medio.

—Es un auto —dijo Santana, abriéndome la puerta. —No me trates como a una de esas chicas de una noche —dije, mirándole.

—Dios mío, mujer —dijo, inclinándose sobre
la puerta del coche— ¿Qué tiene que hacer una mujer para ganarse un pase libre contigo?

—No creo en pases libres —lancé de vuelta—. Creo en la honestidad, estoy chapada a la antigua con eso.

—Es un Chevelle del 66 —dijo, cerrando la puerta antes de que pudiera preguntarle más.
— ¿Es tuyo? —pregunté mientras se sentaba en el asiento del conductor.

—Nop. —Giró la llave y el motor regresó a la vida—. Pertenece a una amiga mía.

— ¿Una amiga de la casa de las chicas? —Sabía que este tipo de preguntas le hacían tensarse, como bien reflejaba su apretada mandíbula, pero no entendía por qué.

— ¿Parece como si alguno de nosotros tenga algún familiar al que le importemos una mierda, trabajos que paguen una miseria o una maldita herencia que permitiera que tipas como nosotras

Pudiesen permitirse un coche como este? —Estirando su brazo a través de mi asiento, miró sobre su hombro, y salió a la carretera.

Mamá nos miraba desde la ventana de la sala, por primera vez viéndose tan perdida como mi papá, algo pesado cayó en mi estómago, algo que se sentía muy parecido a la culpa.

—Defensiva —murmuré, mirando por la ventana lateral. —Tus padres por poco me llamaron el chicle de las suelas de sus zapatos. Fallaste en mencionar, o más bien optaste por no hacerlo, que era tu cita para esta noche. —Una vez en Sunrise Drive, aceleró el Chevelle—. Soy la chica mala que se aprovecha de la buena chica. Así que sí, estoy un poco a la defensiva en estos momentos.

Ni siquiera había pasado media hora de nuestra primera cita real y ya discutíamos. Nos encontrábamos en un maravilloso precedente de cualquiera que fuese la carretera por la que nuestra relación iba cuesta abajo.

Luchando contra el instinto de reacción de devolverla, respiré lentamente y luego me volví en mi asiento. —Escucha, siento no haberle dicho a mis padres sobre ti. En serio —añadí cuando vi que hizo una mueca—. No les dije no por quién eres, sino por quiénes son ellos.

— ¿Por quiénes son ellos? —repitió. No sonaba como si estuviera comprándola, pero esa era la verdad.

—Sí. — ¿Y quiénes son exactamente, Britt? —preguntó, manejando hasta que se detuvo en un semáforo en rojo.

—Personas tristes y asustadas que han perdido mucho en la vida y están temerosas de perder más —dije, jugueteando con las asas de mi bolso.

Apretando su mano en el volante, me miró. — ¿Y qué sucedió en sus vidas para que estén tan tristes y asustadas? —se burlaba de nosotros, de ellos, pero simplemente no lo entendía, y jamás me sentía de humor para hacerles entender lo que ni yo misma entendía.

—Vida. —Era la única explicación que tenía.

Resopló. — ¡Que abierta, toda una respuesta mundial! Realmente trabajaba duro para mantenerme en frío. —Lo aprendí observándote —respondí, maldiciendo las lágrimas que se formaban. Me había convertido en un desastre lloriqueante tras conocer a esta chica.

El semáforo se puso en verde, pero Santana seguía mirándome. Levantando el pulgar hasta la esquina de mi ojo, dejó que las lágrimas corrieran por su mano. —Mierda soy una idiota —dijo, mientras un coche tocaba la bocina detrás de nosotros. Levantando su mano en la ventana trasera, Santana apagó el coche—. Lo siento, Britt. Quería que esta noche fuera genial y me parece que no puedo hacer ni decir nada bien. No estoy enojada contigo, ni mucho menos. Estoy enojada conmigo misma. Entiendo por qué tus padres no me quieren y entiendo por qué no les hablaste de mí. Entiendo todo eso —dijo, golpeando el tablero de instrumentos—. Esa es la realidad, sólo desearía que la realidad se tomara unas vacaciones ¿sabes?

Otro claxon, esta vez no tan educado. Golpeando el tablero de nuevo, Santana abrió la puerta. —Discúlpame un segundo —dijo, mirándome mientras se arrastraba fuera de su asiento.

Me volví en mi asiento, no muy segura de lo que sucedía santana anduvo hacia la camioneta detrás de nosotras y comenzó a golpear la ventanilla del conductor de vidrios polarizados.

—Oye, idiota. ¡Abre la puerta y resolvamos esto como Mujeres! —
Alcanzando el mango, Santana intentó abrir la puerta, pero la conductora era lo suficientemente inteligente como para haber cerrado con llave—. ¿Qué? ¿Crees que puedes joderle la mierda a una mujer cuando está tratando de tener una conversación seria con su chica? —gritaba, y el tráfico que se aproximaba se detenía para ver qué demonios pasaba. Me acurruqué en mi asiento, preguntándome por enésima vez qué era exactamente lo que había sucedido en la vida de Santana para hacerlo de esta manera. Tan enojada, tan cerrada.

—La próxima vez que piense colocar su mano en la bocina, será mejor que esté lista para poner el dinero en su boca y pelear como una mujer —gritó Santana, alzando los brazos al aire—. ¿Lo pillas, cobarde de mierda?

Girándose, regresó dando grandes zancadas hacia el coche. Un puñado de personas asomaba sus cabezas por las ventanas, mirándonos como si fuéramos amenazas para la sociedad. Me encogí mucho más.

En su asiento, Santana cerró de un portazo y, mirando a ambos lados en primer lugar, pasó la luz roja una vez más.

Respirando profundamente, me miró, su rostro suavizándose. Como si no acabara de actuar todo Hulk en una intersección. —Puedes preguntarme lo que quieras, Britt. No puedo prometer que vaya a responderte a tu gusto, pero puedes hacerlo siempre.

Mi primer pensamiento fue que debía estar en alguna receta médica y que había olvidado tomar su dosis diaria, pero luego me di cuenta de que esta pequeña actuación de nada-ha-pasado era una rutina. Me sentía tan familiarizada con este mecanismo de defensa que podría haber escrito un libro de psicología.

— ¿Qué demonios fue eso? Entrando en el estacionamiento de la escuela secundaria, tomó el último lugar en la parte trasera. Mirando por la ventana, suspiró. —Esa fui yo perdiendo mi mierda. Sucede continuamente, Britt. No lo planifico, y ni siquiera lo quiero, pero el noventa por ciento de las veces, no puedo controlarlo.

Allí se encontraba, esa ventana de vulnerabilidad, tan honesta, tan dolorosa, que me recordó por qué me encontraba aquí, ahora, con Santana López.

—Quiero ser una mujer mejor, pero no sé si puedo serlo —continuó, reclinándose en el asiento—. Necesitas saberlo si vamos a llevar esto a alguna parte, porque…
Y entonces hice algo, dependiendo de las visiones del mundo, muy imprudente y equivocado o no muy adecuado para la situación.

En un fácil movimiento, gracias a mi década y media como bailarina, me encontré a mí misma sentada a horcajadas sobre sus piernas y, antes de que pudiera pensármelo dos veces, apreté mi boca contra la suya.

—Britt. —Logró murmurar Santana contra mi boca inflexible. —Cállate, López —contesté, mordiéndole el labio inferior. Renunciando a la dominante fuerza que era yo, sus manos se deslizaron por mi cintura, afianzándose en mi trasero. —Mis labios están sellados —susurró, volviendo a nuestra inquebrantable unión.


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Historia original trilogia crash de Nicole Williams.

Aqui les dejo un capitulo     

Dejen sus comentario de que les parecio el capitulo     

Que duras las palabras de la madre de britt ufffff.
Pero megusta que brittany defienda a santana

odio a los padres de britt, son un asco,..... peroooo tienen su justificativo de ser así no es cierto???
a ver como va la fiesta de bienvenida!!!

nos vemos!!!