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FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 4 Primer15
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FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17 7/6/15)

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Activo Re: FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17 7/6/15)

Mensaje por Dani(: Vie Ago 08, 2014 4:10 pm

3:) escribió:holap,..

me gusta cuando se ponen celosas una d la otra,..
es bueno que britt le aya contado a san lo que le paso,... san no va a matar a nadies por ahora,...
a ver como reacciona san ahora,.. y si deja a britt,.. lo que tiene britt es inseguridad por todo lo que le paso!!

nos vemos!!

Hola Hola!
Son extremadamente celosas! jajaja y Nathan se va a tener que ir a vivir al culito de mundo para que san no lo mate jajajaj y mmmm creo que san la quiera mucho ! y exacto su confianza la tiene por los suelos!

Saludos  FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 4 1206646864 

monica.santander escribió:Genial capitulo, nada mas para decir jajaja!!!!
Saludos

Hola Hola!
Me alegro que te gustara :D
Saludos  FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 4 2145353087 

lauravm98 escribió:Es un grandicimo hijo de puta... por fa actualiza,  quuero ver como continúan las cosaa entre ellas

Hola Hola!
ESE IDIOTA JUM y te voy a complacer y voy a hacer un maraton ;) espero tus comentarios  FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 4 2145353087 
Saludos  FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 4 1206646864 

AngySalas escribió:Buen capítulo, estuvo mucho más interesante de lo normal, aunque me hiciste llorar con la confesión de Britthany !!
Espero tu actualización pronto !!
Graciias por hacer este FanFic !!
Eres buena !!

Hola Hola!
Britt- Britt la paso tan fea :l ! y Me alegro que te guste y mas que comenten :) traigo maraton :)
Saludos Y besos  FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 4 1206646864 

monica.santander escribió:Pero que mierda de tipo!!!! 
Actualiza pronto por fsvorrr!!!
Saludos

Hola Hola!
Ese nathan deberia podrirse :@
Traigo maraton lo ire subiendo poco a poco :)
Saludos  FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 4 1206646864 

Anddy Rivera Morris escribió:
Dani, me he perdido de tantoo! :(
ando super enferma y no he tenido oportunidad de entrar al navegador a leer, me arden los ojos, bueno, tengo malestares de gripe y creo que con eso te digo todo, ya me leí estos capítulos pero aún me faltan los del infierno de Santana a partir del 7 así que no piensen que te he abandonado eh, es por cuestiones de salud xD sin más espero que te encuentres muy bien y no como yo kjhfd besos!

Hola Hola!
Ya extrañaba tus comentarios :)
Espero que te recuperes pronto y que estes como nueva :P
Yo tbm ando enfermita pero ya mejor :)
Saludos y besos  FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 4 1206646864 

fanybeaHEYA escribió:amo este fic asi como amo la saga ...
esos miedos de britt y los celos entre ellas son los que me ponen la piel chinita porque uno nunca sabe como reaccionara santana y siempre sorprende...
falta un poco para el REAL drama!!...
me encanta la forma en que vas adaptando .... no lo dejes plis ..:)
saludos suerte!!!

Hola Hola!
Me alegra que te este gustando :)
San es una caja de sorpresas ! y exacto falta falta ! y no lo dejare :)

Saludos Y besos  FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 4 1206646864 
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Activo Re: FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17 7/6/15)

Mensaje por Dani(: Vie Ago 08, 2014 4:16 pm

Capítulo 13


Me apreté el cinturón de la bata.

—Voy a vestirme y me voy.

— ¡Qué? —Santana me miró enfurecida— ¿Irte adónde?

—A casa —contesté agotada—Creo que necesitas asimilar todo esto.

Cruzó los brazos—Podemos hacerlo juntas.

—No creo que podamos—La miré con determinación y una profunda pena inundó mi vergüenza y mi desgarradora decepción— No mientras me mires como si sintieras pena por mí.

—No soy de piedra, Britt No sería un ser humano si no me preocupara.

Las emociones que había sentido desde el almuerzo se fusionaron en un dolor abrasador en el pecho y un depurador arrebato de rabia—No quiero tu maldita compasión.

Se pasó las dos manos por el pelo—Entonces, ¿qué demonios quieres?

— ¡A ti! Te quiero a ti.

—Ya me tienes ¿Cuántas veces tengo que decírtelo?

—Tus palabras no significan nada si no puedes corroborarlas desde el momento en que nos conocimos, me has deseado no has sido capaz de mirarme sin dejar bien claro que quieres follarme hasta reventar. Y eso ha desaparecido, Santana —Me ardían los ojos— Esa mirada... ha desaparecido.

—No lo estás diciendo en serio—Me miró como si me hubieran salido dos cabezas.

—Creo que no sabes cómo me hace sentir tu deseo—Envolví mi cuerpo entre mis brazos, cubriéndome el pecho de repente, me sentía desnuda en el peor de los sentidos—Hace que me vea hermosa, que me sienta fuerte y viva. Yo... no puedo soportar estar contigo si ya no sientes eso por mí.

—Britt, yo... —Su voz se desvaneció y quedó en silencio su rostro era severo y distante y sus puños apretados le caían a ambos lados.

Desaté el cinturón de la bata y me la quité—Mírame, Santana mira mi cuerpo es el mismo del que anoche no te cansabas el mismo que querías penetrar con tus dedos con tanta desesperación que me llevaste a esa habitación de hotel si ya no lo quieres... Si no te pone mojada mirándolo...

— ¿Te parece que esto lo suficientemente mojada? —Se rompió el cordón de los pantalones y se cogió mi mano y me la puso en sus jugos.

Las dos nos lanzamos a la vez, colisionando nuestras bocas se deslizaron sobre el cuerpo de la otra mientras ella me levantaba para envolver sus labios con mis piernas. Tropezó con el sofá y caímos, y aguantó el peso de las dos con una sola mano extendida me tumbé debajo de ella, jadeando y sollozando, mientras ella se ponía de rodillas en el suelo y me lamía la barbilla se movía con brusquedad e impaciencia, sin la sutileza a la que me tenía acostumbrada, y me encantó me gustó más cuando se levantó por encima de mí y me metió 3 dedos yo no estaba muy húmeda y aquel ardor me hizo ahogar un grito. Y entonces, me puso el pulgar en el clítoris, restregándolo en círculos y haciendo que mi cadera se agitara—Sí —gemí, pasando mis uñas por su espalda. Ya no estaba gélida estaba ardiendo—Fóllame, Santana Fóllame fuerte.

—Britt —Tapó mi boca con la suya me agarró el pelo con el puño inmovilizándome, mientras me embestía una y otra vez, machacándome con fuerza y hasta el fondo sus dedos parecían que se iban a quebrar, llevándome a su orgasmo con decidida furia—Mía... mía... mía...

Con un largo gemido gutural, empezó a correrse y su cuerpo flexionado tembló me agarré a ella mientras llegaba a su orgasmo, acariciándole la espalda y besándola con fuerza en el hombro—Espera —dijo con brusquedad apretando las manos por debajo de mí y aplastando mis pechos contra los de ella.

Santana me levantó y se sentó conmigo montada a horcajadas en su cintura mi sexo resbalaba contra el de ella, lo cual le hizo más fácil volver a introducir sus dedos en mí.
Con su otra mano me aparto el pelo de la cara y luego limpiaron mis lágrimas de alivio—Siempre me pones mojada, siempre me pones caliente siempre me vuelvo medio loca de tanto desearte de haber algo que pudiese cambiar esto, lo habría hecho antes de que llegáramos tan lejos ¿Lo entiendes?

Mis manos rodearon su muñeca libre—Sí.

—Ahora, demuéstrame que me deseas después de esto—Tenía el rostro encendido y humedecido y sus ojos me miraban oscuros y turbulentos—Necesito saber que haber perdido el control no significa que te haya perdido a ti.

Aparté su mano de mi cara y la bajé hasta mis pechos cuando ella los cubrió con la palma de su mano, extendí las mías sobre sus hombros y sacudí mi cadera con sus dedos sobre mis pezones, moviéndolos y tirando de ellos, hacía que me invadieran oleadas de placer y aquella sutil estimulación llegaba a lo más profundo de mí ser cuando me acercó a ella y se metió uno de mis duros pezones en la boca, yo grité y mi cuerpo se encendió deseando aún más agarrándome los muslos, me levantó cerré los ojos para concentrarme en la forma en que sus dedos salían de mi después, me mordí un labio por el modo en que me estiraba al volver a sentir sus dedos—Así —murmuró lamiéndome todo el pecho hasta llegar al otro pezón, agitando la lengua por la punta dura y dolorida—Córrete para mí quiero que te corras mientras montas mis dedos.

Moviendo mis caderas, sentí el placer de la exquisita sensación de que ella entrara con sus 3 dedos en mí de una forma tan perfecta no sentí vergüenza ni remordimiento alguno mientras llegaba al frenesí montada en sus dedos, ajustando el ángulo de manera que la punta de sus dedos llegaran donde yo quería—Santana —susurré— Ay, sí... Ah, por favor...
Me agarró la parte posterior del cuello con una mano—Eres tan hermosa, tan sensual... Voy a volver a correrme por ti otra vez eso es lo que provocas en mí, Britt Nunca tengo suficiente.

Gemí cuando todo se puso rígido, cuando llegó la dulce tensión después de los golpes rítmicos y profundos. Yo jadeaba con desesperación y movía con fuerza las caderas metí la mano entre las piernas y me masajeé el clítoris con la yema de los dedos para acelerar el orgasmo ella ahogó un grito y echó la cabeza hacia atrás sobre el cojín del sofá mientras se le marcaban las venas del cuello por la tensión—Noto que estás a punto de correrte el coño se te pone muy caliente y tenso, muy goloso y mis dedos no pueden moverse tanto.
Sus palabras y su voz me hicieron caer Grité cuando sentí el primer temblor fuerte y luego otra vez, mientras el orgasmo se extendía por mi cuerpo y mi sexo se contraía espasmódicamente alrededor de los gloriosos dedos de Santana.

Después, me agarró la cadera hacia arriba y movió con fuerza sus dedos dentro de mí Una vez, dos al tercer empujón de ellos pronunció mi nombre con un gruñido y se corrió con fuerza haciendo que mis últimos temores y dudas se echaran a dormir no sé cuánto tiempo estuvimos tumbadas en el sofá, conectadas y juntas, con mi cabeza sobre su hombro y sus manos acariciando la curva de mi columna vertebral Santana apretó los labios contra mi sien y murmuró: —Quédate.

—Sí.

Me abrazó—Eres muy valiente, Britt Muy fuerte y honesta. Eres un milagro. Mi milagro.

—Puede que un milagro de la terapia moderna —me burlé, mientras mis dedos jugaban con su abundante pelo— Y aun así, estuve realmente jodida durante un tiempo y todavía quedan algunos problemas que no creo que pueda superar nunca.

—Dios mío la forma en que te tiré los trastos al principio... Pude haber echado a perder todo lo nuestro antes incluso de empezar. Y la cena de beneficencia... —Se estremeció y enterró la cara en mi cuello—Britt, no me permitas que eche a perder esto. No permitas que te aleje de mí.

Levanté la cabeza para mirarla a la cara era increíblemente guapa a veces, me costaba asimilarlo—No puedes criticar a posteriori todo lo que hagas o lo que me digas por culpa de Nathan y de lo que me hizo eso nos terminará separando acabará con nosotras.
—No digas eso ni siquiera lo pienses.

Le alisé el ceño con unas caricias de mi dedo pulgar—Ojalá no hubiera tenido que contártelo ojalá no tuvieras que saberlo.

Me agarró la mano y apretó las yemas de mis dedos contra sus labios—Tengo que saberlo todo, cada parte de ti, exterior e interior, cada detalle.

—Las mujeres debemos guardarnos algún secreto —bromeé.

—Conmigo no tendrás ninguno —Me agarró del pelo y me rodeó la cadera con un brazo apretándome contra ella— Voy a ser tu dueña, Britt Es lo más justo, puesto que tú eres la mía.

— ¿Y qué pasa con tus secretos, Santana?

Su rostro se convirtió en una máscara inexpresiva, un acto tan fácilmente conseguido que supe que se había convertido en algo natural en ella—Empecé desde cero cuando te conocí todo lo que creía que era yo, todo lo que pensaba que necesitaba... —Negó con la cabeza—. Estamos descubriendo juntas quién soy tú eres la única que me conoce.

Pero no la conocía no de verdad la estaba llegando a entender, conociéndola poco a poco, pero seguía siendo un misterio para mí en muchos aspectos—Britt... si simplemente me dijeras qué es lo que quieres... —Se esforzó por tragar saliva—Puedo ser mejor si me das la oportunidad pero no... No te des por vencida conmigo.

Dios mío podía triturarme con total facilidad unas cuantas palabras, una mirada desesperada, y yo me abría en canal le acaricié la cara, el pelo, los hombros estaba tan destrozada como yo, de un modo que todavía no conocía—Necesito algo de ti, Santana

—Lo que sea dime lo que es.

—Necesito que cada día me cuentes algo que no sepa de ti. Algo revelador, por muy pequeño que sea. Necesito que me prometas que lo vas a hacer.

Santana me miró con recelo— ¿Lo que yo quiera?

Asentí, sin estar segura de qué pensar ni de qué podía esperar sonsacarle.

Soltó un fuerte suspiro—De acuerdo—La besé suavemente, una muestra silenciosa de agradecimiento—Salgamos a cenar ¿O quieres que pidamos algo? —me preguntó acariciando mi nariz con la suya.

— ¿Estás segura de que debemos salir?

—Quiero tener una cita contigo.

No había modo de que pudiera negarme a aquello, no cuando era consciente del gran paso que suponía para ella Un gran paso para las dos, en realidad, puesto que la última vez que habíamos salido juntas había terminado en desastre—Suena romántico e irresistible.

Su alegre sonrisa fue mi recompensa, al igual que la ducha que nos dimos para limpiarnos me encantaba la intimidad de lavar su cuerpo tanto como me gustaba la sensación de las palmas de sus manos deslizándose por el mío cuando le cogí la mano y la puse entre mis piernas, animándola a que metiera dos de sus dedos dentro de mí, vi el familiar y bienvenido calor de sus ojos al tocar la esencia resbaladiza que había dejado detrás—Mía —murmuró tras besarme.

Aquello me hizo deslizar dos dedos hasta su centro y susurrarle lo mismo a ella.

En el dormitorio, cogí de la cama mi vestido nuevo y me lo puse por encima— ¿Lo has elegido tú, Santana?

—Sí, así es ¿Te gusta?

—Es bonito—Sonreí— Mi madre dijo que tenías un gusto excelente... excepto por tus preferencias por las morenas.

Me miró justo antes de que su magnífico culo desnudo desapareciera dentro de su inmenso vestidor— ¿Qué morenas?—Ah, buena respuesta—Mira en el cajón de arriba de la derecha —gritó.

¿Estaba intentando evitar que pensara en todas las morenas con las que la habían fotografiado, Magdalene incluida? Dejé el vestido sobre la cama y abrí el cajón dentro había una docena de conjuntos de lencería de Carine Gilson, todos de mi talla, en una amplia variedad de colores también había ligas y medias de seda aún dentro de sus embalajes.
Levanté la vista hacia Santana cuando volvió a aparecer con su ropa en la mano— ¿Tengo un cajón?

—Tienes tres en el vestidor y dos en el baño?

—Santana —dije sonriendo— normalmente algunas mujeres nos tardamos meses en reunir el valor para dejar un cajón.

— ¿Cómo lo sabes? —Dejó su ropa sobre la cama— ¿Has vivido con alguna otra mujer aparte de Rachel?

La fulminé con la mirada—Tener un cajón no es vivir con alguien.

—Ésa no es una respuesta. —Se acercó y me apartó suavemente a un lado para coger unas bragas y un sujetador.

Al notar su retirada y que su humor se ensombrecía, contesté antes de que se apartara—No, no he vivido con ninguna otra mujer además de mi madre.

Inclinándose sobre mí, Santana me dio un beso brusco y fuerte en la frente antes de volver a la cama se detuvo a los pies dándome la espalda—Quiero que esta relación signifique más para ti que ninguna otra que hayas tenido.

—Así es hasta ahora—Apreté el nudo de la toalla entre mis pechos— Aún me cuesta un poco. Se ha convertido en algo importante muy rápidamente. Quizá demasiado rápido. No dejo de pensar que es demasiado bueno para ser verdad.

Se dio la vuelta y me miró—Puede que sea así si lo es, lo merecemos.

Fui hacia ella y dejé que me estrechara entre sus brazos allí es donde quería estar más que en ningún otro sitio.

Me dio un beso en la cabeza—No soporto la idea de que estés esperando que esto se acabe. Eso es lo que estás haciendo, ¿verdad? Eso es lo que parece.

—Lo siento.

—Tenemos que conseguir que te sientas segura—Me pasó los dedos por el pelo— ¿Cómo podemos hacerlo?

Vacilé un momento y, a continuación, me decidí a contestar— ¿Irías conmigo a una terapia de pareja? — La caricia de sus dedos se detuvo se quedó en silencio un momento,
respirando con fuerza—Piénsalo —le sugerí—, quizá si lo examinamos podemos ver qué pasa.

— ¿Lo estoy haciendo mal? ¿Contigo y conmigo? ¿Tanto la estoy fastidiando?

Me retiré para poder mirarla—No, Santana eres perfecta, perfecta para mí, al menos. Estoy loca por ti. Creo que eres...

Me besó—Lo haré Iré.

La amé en ese momento con locura. Y al momento siguiente. Y durante todo el camino de lo que resultó ser una cena deslumbrante e íntima en el restaurante Masa.

Éramos una de las tres únicas parejas del restaurante y a Santana la saludaron por su nombre nada más verla la comida que nos sirvieron estaba increíblemente buena y el vino demasiado caro como para pensar en ello. De lo contrario, no habría sido capaz de beberlo Santana era carismática y misteriosa su encanto, relajada y seductora me sentía guapa con el vestido que había elegido para mí y estaba de buen humor.

Ella conocía lo peor que se podía saber de mí y, aun así, seguía conmigo.

Sus dedos me acariciaron el hombro... dibujando círculos en mi nuca... bajando por la espalda me besó en la sien y me acarició bajo la oreja con la nariz, tocando ligeramente con su lengua mi piel sensible por debajo de la mesa, su mano me apretaba el muslo y me tocaba la parte posterior de la rodilla. Todo mi cuerpo vibró al sentirla. La deseaba tanto que dolía— ¿Cómo conociste a Rachel? —me preguntó mirándome por encima del borde de su copa de vino.

—Terapia de grupo—Apoyé mi mano sobre la suya para detener su movimiento hacia la parte superior de mi pierna, sonriendo ante el travieso brillo de sus ojos—Mi padre es policía y había oído hablar de un terapeuta que supuestamente tenía una habilidad tremenda con niños salvajes, que es lo que yo era Rachel también estaba viendo al doctor Travis.

—Habilidad tremenda, ¿eh? —Santana sonrió.

—El doctor Travis no es como los demás terapeutas a los que he ido. Su consulta es un viejo gimnasio que ha transformado. Tiene una política de puertas abiertas con «sus chicos» y estar por allí era para mí más real que tumbarme en un sofá. Además, no había normas estúpidas. Tenía que haber una verdadera honestidad en ambas direcciones o se cabreaba. Siempre me gustó eso de él, que se preocupara lo suficiente como para que le afectara.
— ¿Elegiste la Universidad Estatal de San Diego porque tu padre está en el sur de California?
Torcí la boca irónicamente al ver que conocía algo más de mí que yo no le había dicho— ¿Cuánto has descubierto sobre mí?

—Todo lo que he podido encontrar.

—Me gustaría saber hasta dónde has llegado.

Levantó mi mano hasta sus labios y me la besó—Probablemente no.

Yo negué con la cabeza exasperada—Sí, por eso asistí a la Universidad Estatal de San Diego. No había pasado mucho tiempo con mi padre cuando era niña. Además, mi madre me estaba asfixiando.

— ¿Y nunca le dijiste a tu padre lo que te había pasado?

—No—Giré el pie de mi copa de vino entre los dedos—Sabe que yo era una chica rabiosa y problemática, con problemas de autoestima, pero no sabe lo de Nathan.

— ¿Por qué no?

—Porque no puede cambiar lo que ocurrió Nathan fue castigado legalmente su padre pagó una gran cantidad de dinero por daños se hizo justicia.

Santana habló con calma: —No estoy de acuerdo.

— ¿Qué más se puede esperar?

Dio un largo sorbo antes de contestar—No está bien decirlo en plena cena.

—Ah—Como aquello sonaba siniestro, sobre todo cuando iba acompañado por su mirada fría, volví a centrar mi atención en la comida que tenía delante no había menú en Masa, solo omakase, así que cada bocado era un placer sorprendente y la escasez de clientes lo hacía parecer como si tuviéramos todo el local para nosotras solas.

—Me encanta verte comer —dijo un momento después.

La fulminé con la mirada— ¿Qué se supone que significa eso?

—Comes con gusto Y tus pequeños gemidos de placer me ponen las bragas empapadas.

Choqué mi hombro con el suyo—Según tú misma has dicho, siempre estas mojada.

—Por tu culpa —contestó sonriendo, lo que hizo que yo también sonriera Santana comía con más calma que yo y no miró siquiera la astronómica cuenta.

Antes de salir, me colocó su abrigo sobre los hombros—Vamos mañana a tu gimnasio —dijo.
Yo la miré—El tuyo está mejor.

—Por supuesto que sí pero yo iré adondequiera que tú prefieras ir.

— ¿Algún lugar sin entrenadoras serviciales que se llamen Spencer? —le pregunté con dulzura.

Me miró arqueando la ceja y haciendo una mueca con los labios—Cuidadito, cielo, o tendré que pensar en algún castigo apropiado por haberte burlado de mi actitud posesiva.

Me di cuenta de que no me había vuelto a amenazar con unos azotes ¿Era consciente de que el dolor infligido con el sexo era para mí una provocación? Aquello me devolvió a un lugar de mi mente al que nunca quise regresar durante el camino de vuelta a casa de Santana, me acurruqué entre sus brazos en el asiento trasero del Bentley, con las piernas apoyadas en uno de sus muslos y la cabeza sobre su hombro pensé en el modo en que los abusos de Nathan seguían afectando a mi vida, sobre todo a mi vida sexual ¿A cuántos de esos fantasmas podríamos exorcizar Santana y yo juntas? Tras aquel breve atisbo de juguetes que había visto en el cajón de la habitación del hotel, estaba claro que ella tenía más experiencia y sexualmente era más atrevida que yo y el placer que yo había obtenido antes por la ferocidad de su forma de hacerme el amor en el sofá me demostraba que podía hacerme cosas que nadie más podía—Confío en ti —susurré.

Apretó los brazos alrededor de mi cuerpo—Vamos a ser buenas la una para la otra, Britt —murmuró con los labios sobre mi pelo.

Cuando esa misma noche me quedé dormida en sus brazos, lo hice con aquellas palabras en mi cabeza—No... ¡No! No... ¡Por favor!

Los gritos de Santana me levantaron de la cama y el corazón me latía con fuerza me costaba respirar mientras miraba asustada a la mujer que se retorcía a mi lado Gruñía como una bestia salvaje, dando puñetazos con las manos y patadas con los pies sin parar Yo me aparté, con miedo de que me golpeara sin querer mientras dormía—Caliéntame —dijo jadeando.

— ¡Santana! Despierta.

—Ca... lién... ta... me... —Arqueó la cadera con un bufido de dolor se mantuvo así, con los dientes apretados y la espalda doblada, como si la cama ardiera debajo de ella.

Después, se dejó caer y el colchón se sacudió mientras ella rebotaba—Santana —Alargué la mano hacia la lámpara de la mesilla de noche con la garganta ardiéndome no podía llegar a ella y tuve que apartarme las mantas enredadas para poder acercarme Santana se retorcía del dolor y se revolvía con tal fuerza que movía la cama la habitación se iluminó con un repentino destello de luz. Me giré hacia ella...Y la encontré masturbándose con espantosa fiereza con la mano derecha se metia dos dedos con tanta fuerza que tenía los nudillos blancos y los bombeaba con una rapidez despiadada con la mano izquierda se agarraba a la sábana ajustable su rostro se retorcía por el suplicio y el dolor.

Temiendo por su seguridad, le empujé en el hombro con las dos manos—Santana, joder. ¡Despierta!

Mi grito atravesó su pesadilla. Abrió los ojos y se incorporó, mirándome frenéticamente— ¡Qué? —gritó mientras el pecho le palpitaba. Tenía la cara encendida y los labios y las mejillas rojos por la excitación— ¿Qué pasa?

—Dios mío. —Me pasé las manos por el pelo y me levanté, cogiendo la bata negra que había dejado colgada de los pies de la cama ¿Qué ocurría en su mente? ¿Qué podía hacer que alguien tuviera unos sueños sexuales tan violentos?

—Estabas teniendo una pesadilla me has asustado —respondí con voz agitada.

—Britt —Bajó la mirada hacia su mano en su entrada y su rubor se oscureció por la vergüenza.

Me quedé mirándola desde mi sitio seguro junto a la ventana, mientras me ataba el cinturón de la bata con fuertes tirones— ¿Qué estabas soñando?

Ella negó con la cabeza y bajó la mirada humillada, un gesto de vulnerabilidad que no había visto ni reconocía en ella Fue como si otra persona hubiera ocupado el cuerpo de Santana—No lo sé.

—Y una mierda. Hay algo en ti, algo que te corroe por dentro. ¿Qué es?

Se recuperó visiblemente mientras su cerebro se esforzaba por despertar del todo—Sólo ha sido un sueño, Britt Son cosas que le pasan a la gente.

Me quedé mirándola, dolida porque utilizara ese tono conmigo, como si yo estuviera siendo irracional—Que te den.

Se puso derecha y tiró de las sábanas para ponerlas sobre su regazo— ¿Por qué te enfadas?

—Porque estás mintiendo.

Su pecho se ensanchó mientras tomaba aire. A continuación, lo dejó escapar rápidamente—Siento haberte despertado me apreté el puente de la nariz sintiendo que un dolor de cabeza iba cobrando fuerza. Los ojos me escocían por la necesidad de llorar por ella, llorar por cualquiera que fuese el tormento que había sufrido. Y llorar por nosotras, porque si no me dejaba entrar ahí, nuestra relación no iría a ningún lado.

—Una vez más, Santana: ¿qué estabas soñando?

—No me acuerdo—Se pasó una mano por el pelo y dejó caer las piernas por el borde de la cama— Tengo algunas cosas en la cabeza y probablemente me van a mantener despierta. Voy a trabajar un rato en el despacho. Vuelve a la cama e intenta dormir.

—Había unas cuantas respuestas correctas para esa pregunta, Santana. «Hablemos de ello mañana» habría sido una de ellas. E incluso un «no estoy preparada para hablar de ello» habría estado bien. Pero tienes el valor de actuar como si no supiera lo que estoy diciendo y me hablas como si estuviese loca.

—Cielo...

—No—Coloqué los brazos alrededor de mi cintura— ¿Crees que me ha resultado fácil hablarte de mí pasado? ¿Crees que no me ha dolido abrirme en canal para dejar que saliera todo lo feo? Habría sido más sencillo cortar contigo y salir con otra persona menos importante. Quizá algún día sientas lo mismo por mí.

Salí de la habitación— ¡Brittany! Britt, maldita sea, vuelve aquí ¿Qué te pasa?

Aceleré el paso sabía cómo se sentía: aquellas náuseas en su estómago que se extendían como el cáncer, la rabia, la impotencia y la necesidad de acurrucarse en privado y buscar la fuerza para volver a meter los recuerdos en aquel agujero profundo y oscuro donde seguían viviendo no era una excusa para mentir ni desviar la culpa hacia mí.

Cogí el bolso de la silla donde lo había dejado al llegar de cenar y me apresuré rápidamente hacia la puerta y hacia el vestíbulo que llevaba al ascensor las puertas del ascensor se cerraban conmigo dentro cuando, a través de la puerta de la calle, la vi entrar en la sala de estar. Al verla desnuda estuve segura de que no podría venir detrás de mí, mientras que sus ojos me aseguraban que yo no me iba a quedar. Se había puesto otra vez la máscara, aquel rostro increíblemente implacable que mantenía al mundo a una distancia de seguridad temblando, me incliné sobre la barra de metal en busca de apoyo me debatía entre mi preocupación por ella, que me empujaba a quedarme, y lo que había aprendido con mucho esfuerzo y que me aseguraba que esta forma de enfrentarse a los problemas no estaba hecha para mí. Para mí, el camino hacia la recuperación estaba pavimentado con verdades difíciles, no con negaciones y mentiras.

Dándome pequeños toques en las mejillas húmedas al pasar por la tercera planta, respiré hondo y me recompuse antes de que se abrieran las puertas en la planta de abajo el portero llamó con un silbido a un taxi que pasaba y actuó de manera tan profesional que hizo como si yo fuera vestida para trabajar en lugar de lucir unos pies descalzos y una bata negra le di las gracias sinceramente Y estaba tan agradecida al taxista por llevarme a casa rápidamente que le di una buena propina y no me importaron las furtivas miradas que recibí de mi portero y del señor de la recepción ni siquiera me importó la mirada que me brindó la despampanante y escultural rubia que salió del ascensor mientras yo esperaba, hasta que olí en ella la colonia de Rachel y me di cuenta de que la camiseta que llevaba puesta era de ella recibió mi estado a medio vestir con una mirada divertida.

—Bonita bata.

La rubia se fue con una sonrisita cuando llegué a mi planta, encontré a Rachel esperando con la puerta abierta y vestida con una bata suya.

Se enderezó y abrió los brazos hacia mí—Ven aquí, nena.

Fui directamente hacia ella y la abracé con fuerza, mientras todo su cuerpo olía a perfume de mujer y a sexo fuerte— ¿Quién es la chica que acaba de marcharse?

—Otra modelo no te preocupes por ella—Me condujo al interior del apartamento y cerró la puerta con llave— López ha llamado. Ha dicho que venías para acá y que tiene tus llaves.

Quería asegurarse de que yo estaba aquí y despierta para que pudieras entrar. Por si te interesa saberlo, parecía hecha polvo y preocupada ¿Quieres que hablemos de ello?
Dejé el bolso sobre la barra de la cocina al entrar—Ha tenido otra pesadilla. Una realmente mala. Cuando le he preguntado por ella, ella lo ha negado, ha mentido y después ha actuado como si estuviera loca.

—Ah, lo típico.

El teléfono empezó a sonar rápidamente le di al interruptor de la base para apagar timbre y Rachel hizo lo mismo con el auricular que había dejado sobre la barra. A continuación, saqué mi teléfono móvil, cerré el mensaje que me decía que tenía varias llamadas perdidas de Santana y le envié un mensaje de texto: «En casa sana y salva espero que duermas bien el resto de la noche».

Apagué el teléfono y volví a meterlo en el bolso; luego cogí una botella de agua del frigorífico—Lo que me repatea es que esta noche yo le había contado toda mi basura.

Rachel me miró asombrada— ¡Lo has hecho! ¿Y cómo se lo ha tomado?

—Mejor de lo que me podía esperar Nathan va a desear no haberla conocido nunca.

—Me terminé la botella— Y Santana aceptó ir a la terapia de parejas que me aconsejaste creía que habíamos superado los obstáculos puede que así fuera, pero aun así nos hemos dado contra un muro.

—De todas formas, parece que estás bien —dijo apoyándose sobre la barra— Sin lágrimas. Muy tranquila. ¿Debo preocuparme?

Me froté el vientre para liberar el miedo que se había arraigado en él—No. Me pondré bien. Sólo... quiero que funcionen las cosas entre nosotras quiero estar con ella, pero mentir sobre asuntos serios supone para mí un impedimento Dios ni siquiera podía pensar que quizá no superaríamos aquello estaba nerviosa.

La necesidad de estar con Santana hacía que el pulso me bombeara con fuerza—Eres dura de pelar, nena. Estoy orgullosa de ti. —Se acercó a mí, estrechamos los brazos y apagamos las luces de la cocina—. Vamos a dormir. Mañana será otro día.

—Creía que las cosas entre Finn y tú iban bien.

Adoptó una espléndida sonrisa—Cariño, creo que me he enamorado.

— ¿De quién? —Apoyé la mejilla en su hombro— ¿De Finn o de la rubia?

—De Finn, tonta. La rubia sólo me ha servido para hacer un poco de ejercicio.

Tenía muchas cosas que decir al respecto, pero no era el momento de entrar en el historial de Rachel sobre sabotajes a su propia felicidad. Y quizá centrarse en lo bien que le iban las cosas con Finn fuera lo mejor en ese momento—Así que por fin te has enamorado de una persona buena tenemos que celebrarlo.

—Oye, eso lo debería decir yo.

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Hola Hola!

Bueno chicas por haber comentado tanto les triago un maraton de 3 capitulos aqui esta el primero :) espero que les guste los ire subiendo poco a poco !

Saludos Y besos
 FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 4 1206646864 

Dani(:
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Activo Re: FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17 7/6/15)

Mensaje por Dani(: Vie Ago 08, 2014 5:05 pm

Capítulo 14


La mañana siguiente amaneció con un extraño tinte surrealista. Fui a trabajar y, después, a lo largo de las horas previas al almuerzo estuve sumida en una especie de niebla fría. No conseguía entrar en calor, a pesar de llevar puestas una chaqueta de punto por encima de la blusa y una bufanda que no pegaban entre sí. Tardaba unos minutos más en procesar lo que me pudieran pedir y no podía deshacerme de una sensación de temor Santana no se puso en contacto conmigo de modo alguno nada en el móvil ni en mi correo electrónico después de mi mensaje de la noche anterior nada en mi bandeja de entrada del correo Ninguna nota interna.

Aquel silencio era insoportable sobre todo, cuando en mi bandeja de entrada sonó la alerta de Google y vi las fotos y vídeos de Santana y yo en Bryant Park vernos juntas —la pasión y la necesidad, el doloroso deseo en nuestros rostros y el agradecimiento de la reconciliación— fue una sensación agridulce.

El dolor se retorcía en mi pecho Santana si no conseguíamos resolver esto, ¿dejaría alguna vez de pensar en ella y de desear que lo hubiésemos hecho? Me esforcé por recomponerme Kurt se iba a reunir hoy con Santana Quizá por eso a Santana le había resultado difícil ponerse en contacto conmigo. O puede que simplemente estuviera muy ocupada. Yo sabía que tenía que estarlo, teniendo en cuenta su calendario de trabajo. Y por lo que tenía entendido, aún teníamos planes de ir al gimnasio después del trabajo. Dejé escapar el aire rápidamente y me dije que las cosas se arreglarían tenía que ser así.

Eran las doce menos cuarto cuando sonó el teléfono de mi escritorio al ver en la pantalla que la llamada venía de la recepción, suspiré decepcionada y contesté—Hola, Britt —me saludó Megumi con voz alegre—, Magdalene Pérez ha venido a verte.

— ¿Sí? —Me quedé mirando mi monitor, confundida y enfadada ¿Las fotos de Bryant Park habían sacado a Magdalene de debajo del puente de trol que sería su casa? Cualquiera que fuera el motivo, no tenía ningún interés en hablar con ella.

—Dile que me espere ahí, ¿vale? Antes tengo que ocuparme de otra cosa.

—Claro le diré que se siente.

Colgué y, a continuación, saqué mi móvil y busqué en la lista de contactos hasta encontrar el número del despacho de Santana Marqué y me sentí aliviada cuando respondió Scott—Hola, Scott Soy Brittany Pierce.

—Hola, Brittany ¿Quieres hablar con la señora López? Está en una reunión en este momento, pero puedo darle un toque.

—No, No la molestes.

—Es una orden prioritaria no le importará.

Oír aquello me tranquilizó enormemente—Odio endilgarte esto, pero tengo que pedirte algo.
—Lo que necesites. También es una orden prioritaria —El tono divertido de su voz me relajó aún más.

—Magdalene Pérez está aquí abajo, en la planta veinte con franqueza, lo único que tenemos ella y yo en común es a Santana y eso no es bueno Si tiene algo que decir es con tu jefa con quien debería hablar ¿Puedes enviar a alguien que la lleve arriba?

—Por supuesto me encargo de ello ahora mismo.

—Gracias, Scott te debo una.

—Ha sido un placer, Brittany.

Colgué el teléfono y me hundí en mi asiento, sintiéndome ya mejor y orgullosa de mí misma por no dejarme llevar por los celos aunque seguía odiando la idea de que Santana le dedicara parte de su tiempo, no había mentido cuando le dije que confiaba en ella sabía que sus sentimientos hacia mí eran fuertes y profundos pero no sabía si eran suficientes como para anular su instinto de supervivencia Megumi me volvió a llamar—Ay, Dios mío —dijo riéndose—Deberías haber visto su cara cuando ha venido a por ella quienquiera que fuera ése.

—Bien—Sonreí—Supongo que no venía por nada bueno entonces, ¿ya se ha ido?

—Sí.

—Gracias—Crucé el pequeño trozo de pasillo hasta la puerta de Kurt y asomé la cabeza para ver si quería que fuera a traerle algo de comida.

Él frunció el ceño mientras lo pensaba—No, gracias voy a estar demasiado nervioso como para comer hasta después de la presentación con López Para entonces, lo que sea que me traigas ya estará pasado.

— ¿Y un batido de proteínas? Te dará un poco de energías hasta que puedas comer.

—Eso sería estupendo—Su sonrisa iluminó sus oscuros ojos—. Algo que combine bien con el vodka, sólo para animarme un poco.

— ¿Hay algo que no te guste? ¿Alguna alergia?

—Nada.

—Muy bien nos vemos dentro de una hora—Sabía adónde tenía que ir la tienda que tenía en mente estaba a sólo dos manzanas y en ella vendían batidos, ensaladas y una variedad de paninis hechos por encargo con un servicio rápido me dirigí a la planta de abajo y traté de no pensar en el silencio de Santana Casi había esperado tener alguna noticia tras el incidente de Magdalene el no haber recibido ningún tipo de reacción hizo que volviera a preocuparme. Salí a la calle por la puerta giratoria y apenas presté atención al hombre que salía de la parte de atrás de una limusina que había en la acera hasta que dijo mi nombre.
Al girarme, me vi frente a frente con Christopher Vidal—Ah... Hola —saludé— ¿Cómo estás?

—Mejor, ahora que te veo tienes un aspecto fantástico.

—Gracias. Puedo decir lo mismo de ti.

Aunque era muy diferente a Santana, era guapo a su manera, con sus ondas de color caoba, sus ojos verdes grisáceos y su encantadora sonrisa. Iba vestido con unos vaqueros holgados y un jersey de pico color crema que le daban un aspecto muy sexy— ¿Has venido a ver a tu hermana? —le pregunté.

—Sí, y a ti.

— ¿A mí?

— ¿Vas a comer? Voy contigo y te cuento.
Recordé brevemente que Santana me había advertido que me mantuviera lejos de Christopher, pero supuse que para entonces ella ya confiaba en mí sobre todo, con su hermano—Voy a un bar que hay calle arriba —le dije— Si quieres, apúntate.

—Claro.

Empezamos a caminar— ¿Para qué querías verme? —le pregunté, sintiendo demasiada curiosidad como para esperar.

Se metió la mano en uno de los dos grandes bolsillos de su pantalón y sacó una invitación que venía en un sobre de papel de vitela—He venido a invitarte a una fiesta que celebramos en el jardín de la casa de mis padres el domingo. Una mezcla de placer y negocios. Vendrán muchos de los artistas que han firmado con Vidal Records. He pensado que le vendría bien a tu compañera de piso para establecer contactos. Tiene una buena mano para los vídeos de música.

Se me iluminó la cara— ¡Eso sería maravilloso!

Christopher sonrió y me pasó la invitación—Lo pasaréis bien las dos nadie celebra fiestas como mi madre.

Miré brevemente el sobre que tenía en la mano. ¿Por qué no me había dicho Santana nada de esa fiesta?

—Si te estás preguntando por qué Santana no te había hablado de esto —dijo como si me leyera la mente—, es porque no va a venir. Nunca lo hace. Aunque sea la accionista mayoritaria de la compañía, creo que la industria musical y los músicos le parecen demasiado impredecibles para su gusto. Pero seguro que ya sabes cómo es.

Oscura e intensa poderosamente magnética y tremendamente sexual sí, sabía cómo era. Y era de las que preferían saber en qué se metían a toda costa.

Hice un gesto hacia el bar cuando llegamos a la puerta, entramos y esperamos nuestro turno—Este sitio huele genial —dijo Christopher, mirando al móvil mientras escribía un mensaje rápido.

—El olor está a la altura del sabor, créeme.

Adoptó una sonrisa juvenil que estuve segura de que hacía que la mayoría de las mujeres cayeran rendidas—Mis padres están deseando conocerte, Britt.

— ¿Qué?

—Ver las fotos de Santana y tú de la semana pasada ha supuesto una verdadera sorpresa una sorpresa buena —matizó rápidamente al ver mi gesto— Es la primera vez que la hemos visto realmente interesada en alguien con quien está saliendo Suspiré pensando que en ese mismo momento ya no estaba tan interesada en mí.

¿Había cometido un terrible error al dejarla sola la noche anterior? Cuando llegamos al mostrador, pedí un panini vegetal con queso y dos batidos de granada y les pedí que esperaran media hora con el que llevaba la dosis de proteínas hasta que yo comiera Christopher pidió lo mismo y conseguimos encontrar una mesa en el atestado bar hablamos de trabajo, riéndonos los dos de las tomas falsas de un reciente anuncio de comida para bebés que habían difundido por internet y de algunas anécdotas de actores con los que Christopher había trabajado el tiempo pasó rápidamente y cuando nos separamos a la entrada del Lópezfire, me despedí con verdadero afecto subí a la planta veinte y me encontré a Kurt aún en su mesa me regaló una rápida sonrisa a pesar de su aspecto de concentración—Si realmente no me necesitas —dije—, no hace falta que vaya a la presentación.

Aunque trató de ocultarlo, vi un rápido destello de alivio no me ofendió el estrés era el estrés y mi inestable relación con Santana era algo en lo que Kurt no tenía por qué pensar mientras trabajaba en una cuenta importante—Eres estupenda, Britt ¿Lo sabías?
Sonreí y coloqué la bolsa con la bebida delante de él—Bébete el batido está muy bueno y las proteínas harán que no sientas mucha hambre hasta un poco después estaré en mi mesa por si me necesitas.

Antes de meter el bolso en el cajón, le mandé un mensaje a Rachel para preguntarle si tenía planes para el domingo y si le gustaría asistir a una fiesta de Vidal Records después, me puse de nuevo a trabajar empecé a organizar los archivos de Kurt en el servidor, etiquetándolos y colocándolos en directorios para hacer más fácil y rápida la recopilación de los archivos cuando Kurt salió para su reunión con Santana, el pulso se me aceleró y sentí en el estómago un fuerte pinchazo por la expectación no podía creer mi excitación simplemente por saber lo que Santana estaría haciendo en ese preciso momento y que tendría que pensar en mí cuando viera a Kurt esperaba tener noticias suyas después de aquello me sentí más animada al pensarlo.

Durante la siguiente hora esperé impaciente por saber cómo había ido todo cuando Kurt volvió a aparecer con una gran sonrisa y un paso animado, yo me puse de pie en mi cubículo y le aplaudí.

Él hizo una reverencia cortés y exagerada—Gracias, señorita Pierce.

— ¡Me alegro mucho por ti!

—López me ha pedido que te dé esto—Me pasó un sobre manila cerrado— Ven a mi despacho y te daré todos los detalles.

El sobre pesaba y sonaba al moverlo supe por el tacto lo que iba a encontrar dentro antes de abrirlo, pero aun así, ver cómo salían mis llaves y caían sobre mi mano me dolió ahogando un grito ante aquel dolor más intenso que cualquier otro que pudiera recordar, leí la nota que venía con ellas:

GRACIAS POR TODO, BRITT.

TUYA, S.


Una nota de despedida tenía que ser eso de lo contrario, me habría dado las llaves después del trabajo, de camino al gimnasio había un estruendo sordo en mis oídos me sentí mareada, desorientada, estaba asustada y angustiada furiosa.

Pero estaba en el trabajo.

Cerré los ojos y apreté los puños me recompuse y repelí el deseo de subir y llamar cobarde a Santana probablemente me consideraba una amenaza, alguien que, sin ser invitada, había entrado en su vida y la había puesto patas arriba alguien que exigía más que simplemente un cuerpo atractivo y una importante cuenta corriente encerré mis emociones tras un muro de cristal, donde yo sabía que estarían esperando en un segundo plano, pero pude continuar con el resto de la jornada laboral.

Cuando llegó la hora de salir y me dispuse a bajar, aún no había tenido noticias de Santana.
En ese momento, yo era tal desastre emocional que sólo sentí una única y afilada punzada de desesperación al salir del Lópezfire me dirigí al gimnasio apagué el cerebro y me puse a correr a toda marcha en la cinta, huyendo de la angustia que me alcanzaría poco después corrí hasta que me cayeron ríos de sudor por la cara y el cuerpo y mis piernas de chicle me obligaron a parar maltrecha y agotada, llegué a las duchas después, llamé a mi madre y le pedí que enviara a Clancy al gimnasio a recogerme para ir a nuestra cita con el doctor Petersen.

Mientras volvía a ponerme la ropa de trabajo, reuní las fuerzas para afrontar aquella última tarea antes de poder irme a casa y caer en la cama esperé a la limusina en la calle, sintiéndome apartada y fuera de la ciudad que hervía a mi alrededor cuando Clancy se detuvo y dio un brinco para abrirme la puerta de atrás me quedé atónita al ver a mi madre ya en el interior aún era pronto había esperado que me llevaran a mí sola al apartamento que compartía con Stanton y allí esperar con ella veinte minutos o más aquélla era una práctica inusual.

—Hola, mamá —la saludé con voz cansina, colocándome en el asiento al lado de ella.

— ¿Cómo has podido, Britt? —Estaba llorando sobre un pañuelo bordado con iniciales y su rostro era hermoso pese a estar enrojecido y humedecido por las lágrimas ¿Por qué?

— ¿Qué he hecho ahora? —le pregunté frunciendo el ceño y saliendo de mi tormento al ver su aflicción.

El nuevo teléfono móvil, si es que se había enterado de ello, no podía ser el causante de tanto drama. Y aún era demasiado pronto para que ella supiese algo de mí ruptura con Santana—Le has hablado a Santana López de... lo que te pasó. —Su labio inferior le temblaba por la consternación eché la cabeza hacia atrás ante aquel bombazo. ¿Cómo podía saberlo? Dios mío... ¿Había puesto micrófonos en mi nueva casa? ¿En mi bolso...? ¿Qué? —No lo niegues.

— ¿Cómo sabes que se lo he contado? —Mi voz era un susurro de dolor— Lo hablamos ayer mismo.

—Ha ido hoy a ver a Richard para hablar de ello.

Traté de imaginarme la cara de Stanton durante aquella conversación. No imaginé que mi padrastro se lo hubiese tomado bien— ¿Por qué haría algo así?

—Quería saber qué habíamos hecho para evitar que esa información se filtrara. Y quería saber dónde está Nathan —dijo entre sollozos— Quería saberlo todo.

Suspiré con un fuerte bufido no estaba segura de cuáles eran los motivos de Santana, pero la posibilidad de que me hubiera puesto en contra de Nathan y de que ahora se estuviera asegurando de librarse del escándalo me dolía más que nada me retorcí de dolor, arqueando la espalda y separándola del respaldo del asiento había creído que era su pasado lo que habría una brecha entre las dos, pero tenía más sentido que fuera el mío por una vez, agradecí el ensimismamiento de mi madre, que le impidió darse cuenta de lo desolada que yo estaba—Tenía derecho a saberlo—Conseguí decir con una voz tan cortante que no se parecía en nada a la mía—.Y tiene derecho a tratar de protegerse de lo que esto le pueda perjudicar.

—Nunca se lo habías contado a ninguna de tus otras novias.

—Tampoco he salido nunca con nadie que ocupe titulares a nivel nacional por el simple hecho de estornudar—Miré por la ventanilla hacia los coches que nos rodeaban— Santana López y López Industries son noticia en todo el mundo, mamá está a años luz de las tipas con los que salí en la universidad.

Siguió hablando, pero yo no la escuché me cerré en banda para protegerme, alejándome de la realidad que, de repente, era demasiado dolorosa como para poder soportarla la consulta del doctor Petersen era tal cual yo la recordaba. Decorada en colores neutros y relajantes, resultaba tan profesional como confortable. El doctor Petersen era igual, un hombre atractivo de pelo canoso y unos ojos azules, inteligentes y dulces nos dio la bienvenida y nos hizo pasar a su despacho con una amplia sonrisa, comentando el estupendo aspecto de mi madre y cómo me parecía yo a ella. Dijo que se alegraba de volver a verme pero estoy segura de que lo decía por el bien de mi madre. Era un observador demasiado cualificado como para no darse cuenta de las emociones que yo estaba reprimiendo— ¿Y bien? —empezó a decir mientras se colocaba en su sillón, al otro lado del sofá en el que mi madre y yo nos sentamos— ¿Qué les trae hoy por aquí?

Le hablé de cómo mi madre había estado siguiendo mis movimientos a través de la señal de mi teléfono móvil y lo invadida que yo me sentía. Mamá le habló de mi interés por el Krav Maga y de cómo ella lo interpretaba como un síntoma de que no me sentía segura le conté cómo mi madre y Stanton se habían hecho con el control del estudio de Parker, lo cual me asfixiaba y agobiaba ella le dijo que yo había traicionado su confianza al haber compartido asuntos muy personales con extrañas, lo cual le hacía sentirse desnuda y terriblemente expuesta.

Durante todo ese tiempo, el doctor Petersen escuchó con atención, tomó notas y apenas habló hasta que lo hubimos expulsado todo—Monica, ¿por qué no me había contado que estaba rastreando el teléfono móvil de Brittany? —preguntó cuándo nos quedamos en silencio.

Ella movió el mentón hacia abajo, un gesto defensivo ya familiar—No vi que eso pudiera ser algo malo muchos padres siguen el rastro de sus hijos a través de sus teléfonos móviles.

—Hijos menores de edad —protesté— Yo soy adulta mis momentos privados son exactamente eso.

—Si usted se viera en el lugar de ella, Monica —interpuso el doctor Petersen—, ¿es posible que se sintiera igual que Brittany? ¿Qué pasaría si descubriera que alguien está controlando sus movimientos sin su conocimiento ni su permiso?

—No si ese alguien fuera mi madre y yo supiera que eso le daba tranquilidad—argumentó.

— ¿Y ha considerado usted cómo sus actos afectan a la tranquilidad de Brittany? —Preguntó con voz queda—Su necesidad de protegerla es comprensible, pero debería hablar abiertamente con ella de los pasos que desea dar es importante saber qué tiene que decir y esperar su colaboración cuando ella así lo decida. Tiene que respetar su derecho a establecer unos límites que quizá no sean tan amplios como usted desearía. —Mi madre farfulló indignada—Brittany necesita poner una frontera, Monica —continuó—, y tener la sensación de que tiene el control sobre su vida. Durante mucho tiempo, se le negaron ese tipo de cosas y tenemos que respetar su derecho a que las establezca ahora del modo que le parezca más conveniente.

—Vaya—Mi madre retorcía su pañuelo entre los dedos—, no lo había visto de ese modo.
Extendí la mano para agarrar la de mi madre cuando su labio inferior empezó a temblar con fuerza—No hay nada que me hubiera impedido hablarle a Santana sobre mi pasado pero sí podría haberte avisado antes siento no haber caído en eso.

—Eres mucho más fuerte de lo que yo fui nunca —contestó mi madre—, pero no puedo evitar preocuparme.

—Mi sugerencia —dijo el doctor Petersen— es que usted, Monica, le dedique un tiempo a pensar qué tipo de casos y situaciones provocan su preocupación. Después, los escribe. —Mi madre asintió—. Cuando tenga lo que seguramente no sea una lista muy exhaustiva pero sí un comienzo importante, puede sentarse a hablar con Brittany de las estrategias que deben adoptar para abordar esas preocupaciones, estrategias con las que las dos se sientan cómodas. Por ejemplo, si el hecho de no tener noticias de Brittany durante unos días la inquieta, quizá un mensaje o un correo electrónico pueda mitigar esa inquietud.

—De acuerdo.

—Si lo prefiere, podemos repasar esa lista los dos.

Aquel intercambio de opiniones entre los dos hizo que me dieran ganas de gritar era como echar sal en la herida no me esperaba que el doctor Petersen hiciera entrar en razón a mi madre, pero sí que al menos adoptara una postura más firme Dios sabe que alguien tenía que hacerlo, alguien cuya autoridad ella respetara.

Cuando terminó la visita y nos dirigíamos a la puerta, le pedí a mi madre que esperara un momento para que yo pudiera hacerle al doctor Petersen una última pregunta personal y en privado—Sí, Brittany. —Él estaba delante de mí, con una mirada de infinita paciencia y sabiduría.

—Me estaba preguntando... —Hice una pausa para deshacer el nudo que tenía en la garganta— ¿Es posible que dos personas que han sufrido abusos puedan tener una buena relación amorosa?

—Por supuesto. —Su respuesta inmediata y rotunda hizo que pudiera sacar el aire que tenía atrapado en mis pulmones.

Le estreché la mano—Gracias.

Cuando llegué a casa, abrí la puerta con las llaves que Santana me había devuelto y fui directa a mi dormitorio, brindando un pobre saludo con la mano a Rachel, que estaba practicando yoga en el salón ante un DVD me quité la ropa mientras recorría la distancia desde la puerta cerrada de mi habitación hasta la cama para acurrucarme por fin entre las sábanas frías, vestida simplemente con ropa interior me abracé a la almohada y cerré los ojos, tan agotada y vacía que no me quedaba nada más en mi interior la puerta se abrió detrás de mí y un momento después Rachel se sentó a mi lado me apartó el pelo de la cara llena de lágrimas— ¿Qué te pasa, nena?

—Hoy me han mandado a freír espárragos a través de una mierda de tarjeta.

Ella suspiró—Ya sabes cómo es esto, Britt Va a alejarte de su lado porque espera que le falles como lo han hecho todos los demás.

—Y yo le estoy dando la razón—Me reconocí en la descripción que Rachel me acababa de hacer. Echaba a correr cuando las cosas se ponían feas porque estaba segura de que todo iba a terminar mal lo único que yo podía controlar era ser yo la que se fuera en lugar de ser la que se quedaba atrás.

—Porque te estás esforzando por proteger tu propia recuperación—Se tumbó y amoldó su cuerpo al mío, envolviéndome con su brazo y apretándome con fuerza contra ella. Me acurruqué bajo aquella muestra física de afecto que no había sido consciente de necesitar.
—Quizá me haya dejado por mi pasado, no por el suyo.

—Si eso fuera cierto, es mejor que se haya terminado pero creo que al final las dos os volveréis a encontrar al menos, eso espero —susurraba dulcemente sobre mi cuello— Quiero que todo el mundo tenga su final feliz enséñame el camino, cariño haz que lo crea.


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Hola!

Bueno otro capitulo espero que les guste C:

Saludos  FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 4 1206646864 
Dani(:
Dani(:
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Activo Re: FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17 7/6/15)

Mensaje por Dani(: Vie Ago 08, 2014 6:10 pm

Capítulo 15


El viernes empezó con Finn desayunando con Rachel y conmigo tras haber pasado la noche juntos. Mientras me bebía la primera taza de café del día, le vi interactuar con Rach y me estremeció enormemente ver las sonrisas íntimas y las caricias disimuladas que se hacían el uno al otro.

Yo había disfrutado de relaciones fáciles como aquélla y en su momento no las había sabido apreciar habían sido cómodas y sencillas, pero también superficiales en lo esencial ¿Cómo se puede profundizar en una relación amorosa si no se conocen los secretos del alma de la persona a la que amas? Ése era el dilema al que me enfrentaba con Santana.

Había comenzado el segundo día sin Santana me descubrí deseando ir a verla y pedirle disculpas por haberla dejado quería decirle que seguía estando con ella lista para escuchar o simplemente ofrecerle un consuelo silencioso pero estaba demasiado implicada emocionalmente me herían con facilidad tenía demasiado miedo al rechazo. Y saber que no me dejaría acercarme demasiado no hacía más que intensificar ese miedo aunque llegáramos a arreglar las cosas, terminaría destrozada, tratando de vivir simplemente con los restos y los retazos que ella decidiera compartir conmigo.

Al menos, en el trabajo me iba bien el almuerzo al que la directiva nos había invitado para celebrar que se hubiese conseguido la cuenta de Kingsman me puso realmente contenta me sentía afortunada por trabajar en un ambiente tan positivo pero cuando me enteré de que habían invitado a Santana —aunque nadie esperaba que apareciera— regresé en silencio a mi mesa y me concentré en el trabajo durante el resto de la tarde.

Fui al gimnasio de camino a casa, luego compré algunas cosas para preparar unos fettuccini alfredo para cenar y crème brûlée para el postre estaba segura de que una buena comida casera me dejaría en un coma de carbohidratos esperaba que el sueño diera un respiro a los infinitos « ¿y si...?» a los que daba vueltas mi cerebro, con suerte hasta bien entrada la mañana del sábado.

Rachel y yo cenamos en la sala de estar con palillos chinos esa era su idea de alegrarme dijo que la cena estaba estupenda, pero yo no estaba tan segura levanté el ánimo cuando vi que ella también se quedaba en silencio y me di cuenta de que no estaba siendo una amiga ejemplar— ¿Cuándo sale el anuncio de Grey Isles? —le pregunté.

—No estoy segura, pero... —Sonrió—. Ya sabes lo que pasa con las modelo se nos zarandea de un lado a otro como a los condones en plena orgía es difícil sobresalir entre la multitud a menos que estés saliendo con alguien famoso, lo cual se dice que estoy haciendo de repente, desde que salieron en todos sitios esas fotos de nosotras dos juntas soy la otra en tu relación con Santana López Has sido una gran ayuda al convertirme en un personaje popular.

Me reí—No necesitabas mi ayuda para eso.

—Bueno, lo que está claro es que no me ha hecho ningún mal. De todos modos, me han llamado para un par de sesiones más. Creo que es posible que me utilicen para algo más de cinco minutos.

—Tendremos que celebrarlo —bromeé.

—Por supuesto cuando quieras.

Terminamos pasando el rato juntas y viendo la primera versión de Tron Su teléfono sonó cuando llevábamos veinte minutos de película y escuché que hablaba con su agente—Claro estoy ahí en quince minutos como mucho te llamo en cuanto llegue.

— ¿Te han dado un trabajo? —le pregunté cuando colgó.

—Sí la modelo para una sesión nocturna ha llegado tan borracha que no les sirve—Se me quedó mirando— ¿Quieres venir?

Estiré las piernas sobre el sofá—No estoy bien aquí.

— ¿Segura que estás bien?

—Lo único que necesito es entretenerme sin pensar en nada. La simple idea de volver a vestirme me agota—Me sentiría feliz con mis pantalones de pijama de franela y mi agujereada camiseta de tirantes durante todo el fin de semana. Por muy dolida que me sintiera por dentro, la comodidad exterior me parecía imprescindible—. No te preocupes por mí. Sé que últimamente he sido un desastre, pero me pondré bien. Ve y pásatelo bien.

Después de que Rachel se fuera, paré la película y fui a la cocina a por una copa de vino me detuve junto a la barra y deslicé los dedos por las rosas que Santana me había enviado el fin de semana anterior los pétalos caían sobre la barra como si fuesen lágrimas pensé en cortar los tallos y utilizar el envase en el que venía el ramo, pero no tenía sentido aferrarse a aquello lo tiraría a la basura al día siguiente, el último recuerdo de una relación igual de condenada.

Había llegado más lejos en mi relación con Santana en una semana de lo que había llegado con cualquier otra relación que me hubiese durado dos años la querría siempre por ello quizá le querría siempre y punto Y quizá un día no me dolería tanto—Arriba, dormilona —canturreó Rachel mientras me quitaba el edredón.

— ¡Uf! ¡Vete!

—Tienes cinco minutos para levantar tu culo de ahí y meterte en la ducha o la ducha vendrá hasta ti.

Abrí un ojo y le di un besito no llevaba camiseta solo top y vestía unos pantalones anchos que le caían de la cintura en lo referente a los despertares, era la mejor.

— ¿Por qué tengo que levantarme?

—Porque estás tumbada y no estás de pie.

—Vaya, me has convencido, Rachel Berry.

Se cruzó de brazos y me lanzó una mirada maliciosa—Tenemos que ir de compras.
Yo enterré la cara en la almohada—No.

—Sí recuerdo que en una misma frase hablaste de una fiesta al aire libre el domingo y una reunión de estrellas de rock ¿Qué demonios voy a ponerme para algo así?
—Ah, vale una buena razón.

— ¿Qué vas a ponerte tú?

—Yo... No sé me había decantado por el look de merienda inglesa con sombrero, pero ya no estoy tan segura.

—Eso es —asintió con energía—. Vamos a quemar las tiendas y buscarte algo sensual, elegante y guay.

Protesté entre gruñidos, salí de la cama dándome la vuelta y caminé hasta el baño era imposible ducharse sin pensar en Santana, sin imaginar su cuerpo perfecto y recordar los ruidos de desesperación que hizo cuando se corrió en mi boca allá donde mirara, estaba Santana Incluso empecé a ver coches Bentley negros por toda la ciudad creía ver uno cerca adondequiera que fuera Rachel y yo almorzamos y, después, dimos brincos por toda la ciudad, llegando a las mejores tiendas de segunda mano del Upper East Side y a las boutiques de Madison Avenue antes de tomar un taxi hacia el SoHo. Por el camino, Rachel se topó con dos chicas adolescentes que le pidieron un autógrafo y que creo que me hicieron más gracia a mí que a ella—Te lo dije —se pavoneó.

— ¿Que me dijiste?

—Me han reconocido por un blog de noticias de entretenimiento una de las entradas era sobre López y tú.

Solté un bufido—Me alegro de que mi vida amorosa sirva de algo a alguien.

Ella tenía que ir a otro trabajo a eso de las tres y yo la acompañé, y pasamos unas cuantas horas en el estudio de un presuntuoso fotógrafo que hablaba a voces al recordar que era sábado, me deslicé a un rincón apartado e hice mi llamada semanal a mi padre— ¿Sigues siendo feliz en Nueva York? —me preguntó por encima del ruido de fondo que procedía de los mensajes de la radio de su coche de policía.

—Hasta ahora sí—Era mentira, pero la verdad no iba a beneficiar a nadie.

Su compañero dijo algo que no entendí mí padre resopló y dijo: —Oye, Chris insiste en que te vio el otro día en la televisión. En un canal de pago, algún programa de cotilleos. Los chicos no paran de decírmelo.

Suspiré—Diles que ver esos programas es malo para las neuronas.

— ¿Entonces no estás saliendo con una de las mujeres más ricas de Estados Unidos?

—No ¿Y qué tal tu vida amorosa? —Le pregunté cambiando rápidamente de tema— ¿Estás saliendo con alguien?

—Nada serio espera —respondió a una llamada de la radio y, a continuación, dijo—: Lo siento, cariño. Tengo que irme. Te quiero. Te echo muchísimo de menos.

—Yo también te echo de menos, papá cuídate.

—Siempre adiós.

Corté la llamada y volví a mi sitio anterior para esperar que Rach recogiera sus cosas. En aquel paréntesis, mi mente empezó a torturarme. ¿Dónde estaba Santana en ese momento? ¿Qué estaba haciendo? ¿Recibiría el lunes un correo lleno de fotografías de ella con otra mujer? El domingo por la tarde le pedí a Stanton que me prestara a Clancy y una de sus limusinas para que me llevara a la casa de los Vidal en el condado de Dutchess. Apoyada en el respaldo del asiento, miré por la ventanilla, admirando distraída la vista serena de las praderas ondulantes y los bosques verdes que se extendían hacia el lejano horizonte. Me di cuenta de que estaba viviendo el cuarto día sin Santana El dolor que había sentido los primeros días se había convertido en una vibración sorda que se parecía casi a una gripe me dolía cada parte del cuerpo, como si estuviera sufriendo algún retraimiento físico, y la garganta me quemaba por las lágrimas que no había derramado.

— ¿Nerviosa? —me preguntó Rachel.

La miré—La verdad es que no Santana no va a estar.

— ¿Estás segura?

—No iría si creyera lo contrario tengo algo de orgullo, ¿sabes? —Vi que golpeteaba los dedos contra el brazo que había entre los dos asientos. En todo el rato que habíamos estado de compras el día anterior, ella sólo había comprado una cosa: un vestido con un escote tan tan uff Yo me burlé de ella sin piedad por ello. Ella, con su perfecto sentido de la moda, llevando una cosa así.

Me sorprendió mirándola— ¿Qué? ¿Sigue sin gustarte mi escote? Creo que va muy bien con mis pechos pequeños.

—Rachel —dije arqueando los labios—, tú puedes ponerte cualquier cosa.

Era cierto Rachel podía atreverse con cualquier estilo, gracias a su cuerpo esculpido, pequeño y delgado y una cara que podría hacer llorar a los ángeles.

Coloqué la mano sobre sus inquietos dedos— ¿Y tú? ¿Estás nerviosa?

—Finn no me llamó anoche —murmuró— Me dijo que lo haría.

Le apreté la mano para tranquilizarla—Sólo es una llamada, Rach Estoy segura de que no implica nada serio.

—Podría haberme llamado esta mañana —continuó—Finn no es raro, como los otros con los que he salido. No se le pasaría llamarme, lo cual quiere decir que no ha querido hacerlo.

—Esa rata asquerosa. Me aseguraré de hacerte muchas fotos pasándolo en grande con un aspecto sexy, elegante y estupendo para torturarle con ellas el lunes.

Hizo una mueca con la boca—Ah, es una pena que López no te vea hoy. Creo que casi me he mojado las bragas cuando te he visto salir de tu habitación con ese vestido.

— ¡Puaj! —Le di un manotazo en el hombro y la miré con fingido enfado cuando se rio.

El vestido nos había parecido perfecto a las dos. Tenía un corte clásico, típico de fiestas al aire libre, con un corpiño ajustado y una falda a la altura de la rodilla con vuelo desde la cintura. Era liso con flores blancas. Pero ahí es donde terminaba el estilo de té y bollos.

Lo atrevido estaba en el escote, las capas de color negro y carmesí que se alternaban y le daban volumen y las flores de piel negra que parecían siniestros molinos Rachel había sacado de mi armario las sandalias rojas de Jimmy Choo y los pendientes de rubí para darle el toque final. Habíamos decidido que llevaría el pelo suelto sobre los hombros, en caso de que llegáramos y nos dijeran que era obligado llevar sombrero. En general, me sentía guapa y segura.

Clancy nos condujo a través de unas imponentes puertas de entrada con unas iniciales incrustadas y entramos a un camino circular siguiendo las indicaciones de un mayordomo Rachel y yo nos bajamos en la entrada y ella me agarró del brazo, pues mis tacones se hundieron en la gravilla azul grisácea del camino que conducía a la casa Al entrar en la enorme mansión de estilo Tudor de los Vidal, la familia de Santana, colocada en fila, nos saludó afectuosamente. Su madre, su padrastro, Christopher y su hermana.

Capté aquella visión y pensé que la familia Vidal sólo podía tener un aspecto más perfecto si Santana estuviera en la fila con ellos. Su madre y su hermana tenían su mismo tono y presumían las dos del mismo pelo de obsidiana lustrosa y ojos azules de abundantes pestañas. Las dos tenían una belleza como si hubieran sido finamente cinceladas— ¡Britt! —La madre de Santana me atrajo hacia sí y, a continuación, me besó en ambas mejillas sin rozarme— Estoy muy contenta de conocerte por fin. ¡Qué chica tan preciosa eres! Y tu vestido. Me encanta.

—Gracias.

Sus manos me acariciaron el pelo y se ahuecaron alrededor de mi cara y, después, se deslizaron por mis brazos. Me resultó difícil aguantar aquello porque, a veces, las caricias constituían para mí un desencadenante de ansiedad si me las hacía una persona desconocida— ¿Tu cabello es rubio natural?

—Sí —contesté, sorprendida y confundida por la pregunta. ¿Quién le hacía a una extraña una pregunta como aquélla?

— ¡Fascinante! En fin, bienvenida. Espero que lo pases de maravilla. Estamos muy contentos de que hayas podido venir.

En medio de una extraña inquietud, me sentí aliviada cuando se fijó en Rachel y dirigió su atención hacia ella—Y tú debes de ser Rachel —canturreó—. Estaba segura de que mis dos hijas eran las más atractivas del mundo. Ahora veo que me equivocaba. Eres simplemente divina, jovencita y obvio Britt también.

Rachel mostró su sonrisa más luminosa—Vaya, creo que me he enamorado, señora Vidal.
Ella se rio con un deleite gutural—Por favor, llámame Elisabeth. O Lizzie, si eres lo suficientemente valiente.

Aparté la mirada y me encontré con que Christopher Vidal, padre, me agarraba la mano. En muchos aspectos me recordó a su hijo, con sus ojos verdes pizarra y su sonrisa juvenil. En otros, supuso una agradable sorpresa. Vestido con pantalón caqui, mocasines y una chaqueta de punto de cachemira, parecía más un profesor universitario que el ejecutivo de una discográfica—Britt ¿Puedo tutearte?

—Desde luego.

—Llámame Chris. Hace que resulte un poco más fácil para diferenciarnos a Christopher y a mí—Inclinó la cabeza a un lado mientras me contemplaba a través de unas extravagantes gafas doradas—. Ya entiendo por qué le gustas tanto a Santana Tus ojos son de un azul mar y, sin embargo, muy claros y directos. Creo que son los ojos más bonitos que he visto nunca, aparte de los de mi esposa.

Me ruboricé—Gracias.

— ¿Va a venir Santana?

—No, que yo sepa— ¿Por qué no sabían sus padres la respuesta a esa pregunta?— Siempre esperamos que venga. —Hizo una señal a un criado— Por favor, pasad al jardín estáis en vuestra casa Christopher me saludó con un abrazo y un beso en la mejilla, mientras que la hermana de Santana, Ireland, me examinó con un mohín que sólo una adolescente podría adoptar.

—Eres rubia —dijo.

Pues sí ¿La preferencia de Santana por las mujeres de cabello oscuro era una maldita norma o algo así? —Y tú una morena preciosa.

Rachel me ofreció su brazo y yo lo acepté agradecida.

Mientras nos alejábamos, me preguntó en voz baja: — ¿Son cómo te los esperabas?

—Puede que su madre sí. Su padrastro, no. —Miré hacia atrás para ver el elegante vestido de tubo color crema que le llegaba hasta los pies y que se ajustaba a la esbelta figura de Elizabeth Vidal. Pensé en lo poco que sabía yo de la familia de Santana— ¿Cómo puede una niña llegar a ser una empresaria que toma el control del negocio familiar de su padrastro?
— ¿López tiene acciones de Vidal Records?

—Participación mayoritaria.

—Pues... Quizá esté ayudándol0 —sugirió—, echando una mano durante una época difícil para la industria musical.

— ¿Por qué no le da el dinero? —me pregunté.

— ¿Porque es una astuta mujer de negocios?

Con una fuerte exhalación, descarté aquel pensamiento con un movimiento de la mano para borrarlo de mi mente. Asistía a esa fiesta por Rachel, no por Santana, y esa idea iba a ser la primera y más importante en mi cabeza cuando salimos, nos encontramos en una carpa grande y muy bien decorada levantada en el jardín de atrás. Aunque el día era lo bastante bonito como para estar al sol, encontré un asiento en una mesa circular cubierta con un mantel blanco adamascado.

Rachel me dio una palmada en el hombro—Tú relájate. Yo voy a hacer contactos.

—Ve a por ellos.

Se fue con el propósito de cumplir con su orden del día.

Yo di unos sorbos de champán y charlé con todo el que se detenía a mi lado para entablar una conversación. Había muchos artistas de la discográfica en la fiesta cuya música yo había escuchado y a quienes observé en secreto, igual que a la cantidad infinita de criados. La atmósfera en general era informal y relajada empezaba a pasarlo bien cuando salió de la casa al jardín alguien a quien no esperaba ver: Magdalene Pérez, con un aspecto fenomenal con su vestido de gasa de tonos rosa que flotaba alrededor de sus piernas.

Alguien me colocó una mano en el hombro y lo apretó haciendo que el corazón se me disparara, pues me recordó a la noche en que Rach y yo habíamos ido al local de Santana Pero esta vez, quien me dio la vuelta era Christopher—Hola, Britt —Se sentó en la silla que había al lado de la mía y apoyó los codos en sus rodillas inclinándose hacia mí—. ¿Te lo estás pasando bien? No estás alternando mucho con la gente.

—Lo estoy pasando en grande—Al menos, así había sido—Gracias por invitarme.

—Gracias a ti por venir mis padres están encantados de que estés aquí. Y yo también, claro. —Su amplia sonrisa provocó la mía, al igual que su corbata, que estaba entera cubierta de viñetas de discos de vinilo—. ¿Tienes hambre? Los pasteles de cangrejo están estupendos. Coge uno cuando se acerque la bandeja.

—Lo haré.

—Dime si necesitas cualquier cosa. Y resérvame un baile—Me guiñó un ojo y, a continuación, se levantó de un brinco y se marchó Ireland ocupó su asiento, arreglándose el vestido con la maña de una graduada en un colegio femenino. El pelo le caía hasta la cintura y me gustaban sus preciosos ojos, que miraban con franqueza. Tenía un aspecto más sofisticado que las chicas de diecisiete años, edad que supuse que tendría según los recortes de prensa que Rach había recopilado—Hola.

—Hola.

— ¿Dónde está Santana?

Me encogí de hombros ante aquella pregunta tan directa—No estoy segura.

Ella asintió sabiamente—Le gusta estar sola.

— ¿Siempre ha sido así?

—Supongo que sí. Se fue de casa cuando yo era pequeña. ¿La quieres?

La respiración se me cortó durante un segundo la solté rápidamente y simplemente contesté: —Sí.

—Eso pensé cuando vi el vídeo de vosotras dos en Bryant Park—Se mordió su exuberante labio inferior— ¿Es divertida? Ya sabes... para salir con ella y eso.

—Ah, bueno... —Dios mío. ¿Había alguien que conociera a Santana?—. Yo no diría que es divertida, pero nunca es aburrida.

La banda de música empezó a tocar «Come fly with me» y Rachel apareció a mi lado como por arte de magia—Es hora de dejarme en buen lugar, Ginger.

—Haré lo que pueda, Fred.

Miré a Ireland con una sonrisa—Discúlpame un momento.

—Tres minutos y diecinueve segundos—me corrigió, mostrando parte de los conocimientos de su familia sobre música.

Rachel me llevó a la pista de baile vacía y me puso a bailar un rápido foxtrot. Tardé un poco en seguir el paso porque durante días la tristeza me había entumecido y me había puesto tensa. Entonces, la sinergia de dos amigas de toda la vida entró en juego y nos deslizamos por la pista con amplios pasos.

Cuando la voz del cantante se desvaneció con la música, nos paramos, sin aliento.

Tuvimos la grata sorpresa de recibir unos aplausos Rachel hizo un saludo elegante y yo me agarré a su mano para mantener el equilibrio mientras hacía una reverencia.

Cuando levanté la cabeza y me incorporé, vi a Santana delante de mí. Sobresaltada, di un traspiés. Iba vestida de una forma nada apropiada, con vaqueros y una camisa blanca por fuera del pantalón abierta por el cuello y con las mangas subidas. Pero era tan guapa que aun así hacía que las demás casi dieran pena.

La tremenda ansia que sentí al verla me abrumó Vagamente me di cuenta de que el cantante de la banda se llevaba a Rachel, pero yo no podía apartar la mirada de Santana, cuyos ojos completamente cafés atravesaban los míos— ¿Qué haces aquí? —soltó frunciendo el ceño.

Yo retrocedí ante su brusquedad— ¿Cómo dices?

—No deberías estar aquí—Me agarró por el brazo y empezó a arrastrarme hacia la casa— No te quiero aquí.

Si me hubiese escupido en la cara no me habría destrozado más tiré del brazo para soltarme de ella y caminé con paso enérgico hacia la casa con la cabeza en alto, rezando por poder llegar a la intimidad de la limusina y la vigilancia protectora de Clancy antes de que empezaran a caer las lágrimas por detrás de mí, escuché que una voz femenina llamaba a Santana por su nombre y rogué porque esa mujer la entretuviera lo suficiente como para que yo pudiera salir sin más enfrentamientos.

Creí que estaba a punto de conseguirlo cuando pasé al fresco interior de la casa—Britt, espera.

Mis hombros se encorvaron al escuchar la voz de Santana y me negué a mirarla—Déjame. Conozco el camino de salida.

—No he terminado...

— ¡Yo sí! —Me di la vuelta para mirarle—. No te atrevas a hablarme así ¿Quién te crees que eres? ¿Crees que he venido por ti? ¿Que esperaba verte para que me lanzaras un maldito hueso o un trozo de comida... algún patético reconocimiento de mi existencia? ¿Qué quizá podría acosarte para echar un polvo rápido y sucio en cualquier rincón en un penoso esfuerzo por recuperarte?

—Cállate, Brittany. —Su mirada era abrasadora y tenía la mandíbula tensa y apretada—. Escúchame...

—Sólo he venido porque me dijeron que tú no estarías aquí. He venido por Rachel y por su carrera. Así que, ya puedes volver a la fiesta y olvidarte de mí de nuevo. Te aseguro que cuando salga por la puerta yo haré lo mismo contigo.

—Cierra la maldita boca—Me agarró por los codos y me zarandeó tan fuerte que apreté los dientes—Cállate y déjame hablar.

Le di una bofetada lo suficientemente fuerte para girarle la cara— ¡No me toques!

Con un gruñido, Santana me atrajo hacia ella y me besó con fuerza, haciéndome daño en los labios tenía la mano en mi pelo y lo agarraba con brusquedad, sujetándome de forma que no podía apartar la cara mordí la lengua que tan agresivamente metía en mi boca y, a continuación, su labio inferior, probando el sabor de su sangre, pero no se detuvo. Tiré de mis hombros con toda mi fuerza, pero no pude apartarla ¡Maldito Stanton! Si no hubiese sido por él y por la loca de mi madre, habría podido tener en mi haber unas cuantas clases de Krav Maga.

Santana me besaba como si estuviera hambrienta por mi sabor y mi resistencia empezó a ablandarse me gustaba su olor, tan familiar para mí. Su cuerpo se amoldaba perfectamente al mío los pezones me traicionaron, endureciéndose hasta convertirse en puntas afiladas, y un hilo de excitación caliente empezó a acumularse lentamente en mi interior el corazón me latía con fuerza en el pecho ¡Dios, cómo la deseaba! Las ansias no habían desaparecido ni siquiera por un momento.

Me levantó del suelo atrapada entre sus fuertes garras, me costaba respirar y la cabeza empezó a darme vueltas cuando me hizo atravesar la puerta y la cerró con una patada detrás de ella, sólo pude lanzar un débil grito de protesta.

Me vi presionada contra una pesada puerta de cristal al otro lado de una biblioteca mientras el cuerpo duro y fuerte de Santana dominaba el mío el brazo que tenía sobre mi cintura se deslizó hacia abajo y su mano hurgó entre mi falda en busca de las curvas de mi culo expuesto bajo mis bragas de encaje. Atrajo mi cadera con fuerza hacia la suya, mi sexo se estremeció de deseo, dolorosamente vacío.

Abandoné cualquier tipo de resistencia dejé caer los brazos a ambos lados y apreté las palmas de las manos contra el cristal. Sentí la frágil tensión que se escapaba de su cuerpo a medida que yo me rendía suavemente y cómo la presión de su boca se relajaba mientras sus besos se convertían en mimos apasionados.

Susurró con brusquedad: —Britt No te enfades conmigo no puedo soportarlo.

Cerré los ojos—Deja que me vaya, Santana.

Acarició su mejilla contra la mía respirando fuerte y rápido sobre mi oreja—No puedo sé que estás enfadada por lo que viste la otra noche... lo que me estaba haciendo a mí misma...

— ¡Santana, no! —Dios mío, ¿cree que la dejé por eso?—. No es eso por lo que...

—Me estoy volviendo loca sin ti—Deslizaba los labios por mi cuello y su lengua chocaba contra mi pulso acelerado. Me chupó la piel y el placer me recorrió todo el cuerpo—. No puedo pensar. No puedo trabajar ni dormir. El cuerpo me duele sin ti. Puedo hacer que me desees de nuevo. Déjame intentarlo.

Las lágrimas se liberaron y corrieron por mi rostro. Salpicaban la parte superior de mis pechos y ella las lamió hasta secarlas ¿Cómo iba a recuperarme nunca si me volvía a hacer el amor? ¿Cómo iba a sobrevivir si no lo hacía? —Nunca he dejado de desearte —susurré—. No puedo hacerlo. Pero me has hecho daño, Santana. Tienes el poder de hacerme más daño que ninguna otra persona.

Me miró a la cara completamente confundida— ¿Qué te he hecho daño? ¿Cómo?

—Me has mentido me has excluido. —Coloqué las manos sobre su rostro porque necesitaba que entendiera esto claramente— Tu pasado no puede apartarme de ti. Sólo tú puedes hacerlo. Y lo has hecho.

—No sabía qué hacer —dijo con tono áspero—. Nunca he querido verme así...

—Ése es el problema, Santana Quiero saber quién eres, lo bueno y lo malo que hay en ti, y hay cosas de ti que quieres mantener ocultas. Si no te abres vamos a terminar perdiéndonos la una a la otra y yo no voy a poder soportarlo. Ahora apenas estoy sobreviviendo. Durante los últimos cuatro días me he estado arrastrando. Otra semana, un mes... Me destrozaría tener que dejarte.

—Puedo dejarte entrar, Britt. Lo estoy intentando. Pero tú primera reacción cuando lo fastidié fue salir huyendo. Lo haces siempre y no puedo soportar sentir que en cualquier momento voy a hacer o decir algo malo y tú vas a salir disparada.

Volvía a hablar con ternura mientras rozaba sus labios con los míos hacia uno y otro lado. No discutí con ella ¿Cómo iba a hacerlo si tenía razón? —Esperaba que volvieses por tu cuenta —murmuró—, pero no puedo seguir estando lejos de ti, te sacaré de aquí si es necesario. Lo que haga falta con tal de volver a estar las dos en la misma habitación y hablar de todo esto.

— ¿Esperabas que yo volviera? —balbuceé—. Yo creía... Me devolviste mis llaves pensé que habíamos terminado.

Dio un paso atrás, con los rasgos del rostro intensamente marcados—Lo nuestro nunca terminará, Britt.

La miré y el corazón me dolió como una herida abierta al ver lo hermosa que era, lo destrozada que estaba por el dolor, un dolor que, en cierto modo, había provocado yo de puntillas, le besé la enrojecida huella de la mano que le había dejado en la mejilla, agarrando su espeso y sedoso cabello con mis manos Santana dobló las rodillas para que nuestros cuerpos se alinearan y su respiración era fuerte e irregular—Haré lo que quieras, lo que necesites. Lo que sea. Pero vuelve conmigo.

Quizá debía temer la intensidad de su ansia, pero yo sentía la misma locura apasionada por ella deslizando las manos por sus pechos mientras trataba de aliviar su temblor, le dije la cruel verdad: —Parece que no vamos a poder dejar de hacernos infelices la una a la otra, no puedo seguir haciéndote esto y tú no puedes seguir sufriendo esta locura de altibajos. Necesitamos ayuda, Santana. Somos una pareja gravemente disfuncional.


—Fui a ver al doctor Petersen el viernes. Voy a ser su paciente y, si estás de acuerdo, puede tratarnos a las dos como pareja. Supuse que si tú puedes confiar en él, yo también podré.

— ¿El doctor Petersen? —Recordé la breve sacudida que sentí al ver un todoterreno Bentley de color negro cuando Clancy me recogió en la consulta del médico. En ese momento, me dije a mí misma que se trataba de una ilusión. Al fin y al cabo, había montones de todoterrenos negros en Nueva York—. Has hecho que me sigan.

Su pecho se hinchó respirando hondo. No lo negó me mordí la lengua. No podía imaginar lo terrible que debía ser para ella tener tanta dependencia de algo —o de alguien— y no poder controlarlo. Lo que más importaba en ese momento era su voluntad para intentarlo y el hecho de que no se tratara sólo de palabras. Había dado pasos reales—Va a costar mucho esfuerzo, Santana—le advertí.

—No me da miedo el esfuerzo—Me acariciaba nerviosamente, deslizando sus manos por mis muslos y mis nalgas como si acariciar mi piel desnuda fuera para ella tan necesario como respirar—. Lo único que me da miedo es perderte.

Apreté mi mejilla contra la suya. Nos completábamos la una a la otra. Incluso entonces, mientras sus manos recorrían mi cuerpo con afán de posesión, sentí que algo se derretía en mi alma, el desesperado alivio de estar en los brazos, por fin, de la mujer que comprendía y satisfacía mis deseos más profundos e íntimos—Te necesito. —Deslizaba su boca por mi mejilla y mi cuello—. Necesito mis dedos dentro de ti...

—No. Dios mío. Aquí no. —Pero mi protesta sonó muy débil incluso para mis propios oídos. La deseaba en todas partes, en todo momento, de todas las formas...

—Tiene que ser aquí —murmuró poniéndose de rodillas—. Tiene que ser ahora.

Rozó mi piel rasgando la puntilla de mis medias. Luego hurgó en mi falda hasta la cintura y me lamió el coño, abriéndose paso con la lengua entre mis pliegues para acariciar mi palpitante clítoris ahogué un grito y traté de retroceder, pero no podía ir a ningún lado. No con esa puerta a mi espalda y una Santana denodadamente decidida delante de mí, que me agarraba con una mano mientras con la otra levantaba mi pierna izquierda sobre su hombro y me abría ante su ardiente boca golpeé la cabeza contra el cristal y el calor se extendió por mi sangre desde el punto donde su lengua me estaba volviendo loca. Doblé las piernas sobre su espalda, obligándole a que se acercara más, y apoyé mis manos sobre su cabeza para que no se moviera mientras yo me balanceaba contra ella la sensible parte interior de mis muslos era su provocación y hacía que yo fuera más consciente de todo lo que me rodeaba.

Estábamos en la casa de los padres de Santana, en mitad de una fiesta a la que habían asistido docenas de personas famosas y ella estaba de rodillas, saciando su hambre entre gruñidos mientras lamía y chupaba mi resbaladiza y ansiosa vagina. Sabía bien cómo conseguirme, sabía lo que me gustaba y lo que necesitaba. Conocía mi naturaleza de tal forma que iba más allá de sus aptitudes orales. Aquella combinación era devastadora y adictiva.

Mi cuerpo se sacudía, mis párpados se cerraban con aquel placer ilícito—Santana... Vas a hacer que me corra.

Frotaba su lengua una y otra vez por aquella apretada entrada de mi cuerpo, provocándome, haciendo que me clavara sin pudor aquella boca en funcionamiento. Sus manos se agarraban a mi culo desnudo, amasándolo, impulsándome hacia su lengua mientras ella la empujaba dentro de mí. Había cierta veneración en la golosa forma en que disfrutaba de mí, la inequívoca sensación de que adoraba mi cuerpo, de que dándole placer y obteniéndolo también era tan esencial para ella como la sangre de sus venas—Sí —dije entre dientes, sintiendo cómo llegaba el orgasmo. El champán me había achispado y el olor caliente de la piel de Santana se mezclaba con mi propia excitación. Mis pechos se tensaron dentro de mi cada vez más apretado sujetador sin tirantes y mi cuerpo se estremecía, a punto de llegar a un orgasmo desesperadamente necesitado— Estoy a punto.

Vislumbré un movimiento en el otro extremo de la habitación y me quedé inmóvil mientras mis ojos se cruzaban con los de Magdalene. Estaba al otro lado de la puerta, detenida a mitad de camino, mirando con los ojos y la boca muy abiertos cómo se movía la cabeza de Santana.

Pero ella no se dio cuenta o estaba demasiado apasionada como para que le importara.
Sus labios daban vueltas alrededor de mi clítoris con las mejillas hundidas. Chupando con ritmo cadencioso, masajeando aquella zona hipersensible con la punta de la lengua todo mi cuerpo se puso ferozmente tenso y, después, se liberó con un ardiente estallido de placer.

El orgasmo salió de mí con una ola abrasadora. Grité, bombeando mi cadera de una forma mecánica contra su boca, perdida entre aquella conexión primaria entre las dos Santana me agarró mientras mis piernas flaqueaban, lamiendo mi carne estremecida hasta que pasó el último temblor cuando volví a abrir los ojos, nuestro único miembro del público había desaparecido.

Poniéndose de pie rápidamente, Santana me cogió y me llevó hasta el sofá. Me dejó caer a lo largo sobre los cojines y luego me levantó la cadera para apoyarla sobre el brazo, haciendo que mi espalda se arqueara La vi subir por mi torso. ¿Por qué no doblarme y follarme por detrás? Entonces, cambio de postura para estar mejor y no me importó cómo me tomara, siempre que lo hiciera solté un gemido cuando entró en mí con 3 dedos y mi cuerpo se esforzó por alojar aquella maravillosa plenitud que tanto ansiaba Santana aporreó mi tierno sexo con sus dedos morenos, mirándome con sus ojos oscuros y posesivos y dejando escapar resoplidos primitivos cada vez que sentía que los dedos llegan su limite
De mí salió un gemido tembloroso y nunca saciada necesidad de perder el sentido mientras era follada por ella. Sólo por ella.

Unas cuantas caricias y su cabeza cayó hacia atrás mientras pronunciaba mi nombre entre jadeos, curvando su cadera para llevarme al delirio—Apriétame, Britt. Apriétame los dedos.

Cuando le obedecí, el sonido irregular que salió de ella me excitó tanto que mi sexo se estremeció al oírla—Sí, cielo... así.

Me apreté contra sus dedos mientras maldecía me miró a los ojos y su impresionante color café se nubló por la euforia sexual. Un estremecimiento convulsivo sacudió de su poderoso cuerpo, seguido de un sonido de éxtasis agonizante la miré con sobrecogimiento y auténtico triunfo femenino. Yo podía hacerle eso a ella.

En los momentos del orgasmo, yo la poseía de una forma tan absoluta como ella me poseía a mí.

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Hola Hola!

Bueno espero que les gustara todos lo capitulos y dejen sus comentarios :)

Saludos Y besos
 FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 4 1206646864 

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Mensaje por lauravm98 Vie Ago 08, 2014 9:31 pm

OMG gracias, gracias, gracias! Te quierio xD Jajajajaja WANKY!!! Yo necesito otro capítulo como San necesita a Britt ;)
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Activo Re: FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17 7/6/15)

Mensaje por 3:) Vie Ago 08, 2014 9:35 pm

holap dan,...

dios si que están cargadas de traumas las dos,.. no me gusta cuando se pelean pero bue!!!
me gusta que britt aya conocido a la filia de san,... pobre de nathan si llegara a cruzare con san jajaja
ame que justo cuando san le estaba "enseñando" el uso de las lenguas a britt,...... llegara Magdalene jjajajaja

nos vemos!!!


Última edición por 3:) el Sáb Ago 09, 2014 7:15 pm, editado 2 veces
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Mensaje por AngySalas Vie Ago 08, 2014 11:26 pm

Simplemente digo, excelente !!
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Mensaje por micky morales Sáb Ago 09, 2014 1:06 am

demasiaso buenos estos capitulos, esperemos que a la tal magdalene le haya quedado claro quien es britt para santana, hasta pronto!
micky morales
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Mensaje por Anddy Rivera Morris Sáb Ago 09, 2014 6:27 pm

WANKY!!
Ha sido impresionante :$
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Mensaje por monica.santander Sáb Ago 09, 2014 9:30 pm

Pero que pedazo de capitulo!!! jajaja
Saludos
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Mensaje por AngySalas Dom Ago 10, 2014 12:01 am

Actualiza, necesito imaginarme a Santana en la misma situación que estaba Britthany !!
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Activo Re: FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17 7/6/15)

Mensaje por Dani(: Lun Ago 11, 2014 4:59 pm

lauravm98 escribió:OMG gracias, gracias, gracias! Te quierio xD Jajajajaja WANKY!!! Yo necesito otro capítulo como San necesita a Britt ;)

Hola Hola!
Me alegro que te gustara el maraton  FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 4 2145353087  FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 4 2145353087  era por complacencia :P ! y yo tambien XD jajaja y jajajaja aqui triago el WANKY que hace falta  FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 4 1206646864 

Saludos  FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 4 1206646864 

3:) escribió:holap dan,...

dios si que están cargadas de traumas las dos,.. no me gusta cuando se pelean pero bue!!!
me gusta que britt aya conocido a la filia de san,... pobre de nathan si llegara a cruzare con san jajaja
ame que justo cuando san le estaba "enseñando" el uso de las lenguas a britt,...... llegara Magdalene jjajajaja

nos vemos!!!

Hola Hola 3:) !

Las dos estan muy muy dañadas seriamente y si las peleas de ellas dos apestan en muchos grados ! y San lo lleva al infierno jajaja y jajajajajajajajajajajajaja San le estaba dando clases de como comer bn XD JAJAJAJAJAJAJAJAJ y si magdalene se quedo loca XD !

Saludos  FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 4 1206646864 

AngySalas escribió:Simplemente digo, excelente !!

Hola Hola!
Me alegro que te gustara  FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 4 1206646864 
Saludos  FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 4 1206646864 

micky morales escribió:demasiaso buenos estos capitulos, esperemos que a la tal magdalene le haya quedado claro quien es britt para santana, hasta pronto!

Hola Hola!
Me alegro que te gustaran  FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 4 2145353087  y Exacto pero creo que ella no se dara por vencida nunca shhhh ;)

Saludos  FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 4 1206646864 

Anddy Rivera Morris escribió:
WANKY!!
Ha sido impresionante :$

Hola Hola!
Espero que este tbm te parezca Wanky :P
Saludos  FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 4 918367557 

monica.santander escribió:Pero que pedazo de capitulo!!! jajaja
Saludos

Hola Hola!
JAJAJAJAJAJAJAJ san hace que todo sea un pedazo de hermosura jajajaja

Saludos  FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 4 1206646864 

AngySalas escribió:Actualiza, necesito imaginarme a Santana en la misma situación que estaba Britthany !!

Hola Hola!
Aqui te traigo el capitulo :P

Saludos  FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 4 1206646864 
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Activo Re: FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17 7/6/15)

Mensaje por Dani(: Lun Ago 11, 2014 5:13 pm

Capítulo 16


Santana se plegó sobre mí con el pelo cayéndole hacia adelante y haciéndome cosquillas en el pecho y con los pulmones agitándose con fuerza—Dios, no puedo pasar un solo día sin esto incluso las horas del trabajo se me hacen demasiado largas.

Pasé los dedos por las raíces de su cabello, húmedas por el sudor—Yo también te he echado de menos.

Me acarició los pechos con la nariz—Cuando no estás conmigo, siento que... No vuelvas a marcharte, Britt no puedo soportarlo.

Me levantó para tenerme delante de ella, ocultando sus dedos dentro de mí hasta que las suelas de mis tacones tocaron el suelo de parqué—Ven conmigo a casa ahora.

—No puedo dejar a Rachel.

—Entonces nos la llevaremos con nosotras ¡Shh! Antes de que protestes, lo que sea que ella desee sacar de esta fiesta puedo conseguírselo yo quedándose aquí no va a lograr nada.

—Quizá se esté divirtiendo.

—No quiero que estés aquí—De repente, parecía distante, con un tono de voz demasiado controlado.

— ¿Sabes cuánto me duele que digas eso? —Protesté en voz baja sintiendo un fuerte dolor en el pecho— ¿Qué tengo de malo para que no quieras que me acerque a tu familia?
Me abrazó y sus manos vagaron por mi espalda con dulces caricias—No, cielo. Tú no tienes nada de malo. Es esta casa. No... No puedo estar aquí. ¿Quieres saber qué es lo que pasa en mis sueños? Es esta casa.

—Vaya lo siento, no lo sabía. —Sentí en el estómago un nudo de preocupación y confusión.
Algo en mi voz hizo que me diera un beso en el entrecejo—Hoy he sido brusca contigo perdona me pongo tensa y nerviosa cuando estoy aquí, pero eso no es excusa.

Coloqué las manos en su rostro y la miré a los ojos, viendo las tumultuosas emociones que tan acostumbrada estaba a ocultar—No te disculpes nunca por mostrarte conmigo tal cual eres eso es lo que quiero, quiero ser el lugar donde te sientas segura, Santana.

—Lo eres no sabes cuánto, pero encontraré el modo de decírtelo—Apoyó su frente sobre la mía—. Vámonos a casa. Te he comprado unas cosas.

— ¿Sí? Me encantan los regalos—Sobre todo si procedían de mi autoproclamada novia nada romántica.

Con cuidado, empezó a sacar sus dedos de mí me sorprendió ver lo húmeda que estaba, lo mucho que me había corrido un momento después, dos insolentes gotitas cayeron sobre el suelo de parqué entre mis piernas extendidas—Ay, mierda —gruñó— eso ha sido jodidamente excitante me estoy poniendo mojada otra vez.

Me quedé mirando la descarada manifestación de calentura y sentí calor—No puedes hacerlo otra vez después de esto.

— ¡Cómo que no puedo? — Colocando la palma de la mano en mi sexo, frotó la humedad por mi cuerpo, cubriendo los labios exteriores y masajeando los pliegues la euforia se extendió por mi cuerpo como el calor de un buen licor, una sensación de satisfacción que procedía únicamente de saber que Santana había encontrado el placer en mí y en mi cuerpo—Me convierto en una animal contigo —murmuró— Quiero marcarte quiero poseerte tan completamente que no haya separación entre las dos.

Empezó a mover la cadera en diminutos círculos mientras sus palabras y caricias volvían a avivar el deseo que había provocado con los embistes de sus dedos yo quería correrme otra vez, sabía que me sentiría una desgraciada si tenía que esperar hasta llegar a su cama. Con ella, yo era también una criatura sexual con la que tenía tal sintonía física y tan positiva que nunca me haría daño físicamente, que me haría sentir... libre.

Rodeé su muñeca con los dedos y dirigí suavemente su mano alrededor de mi cadera para que me agarrara desde atrás mordiéndole el mentón reuní el valor que ella me inspiraba y susurré: —Tócame aquí con los dedos márcame ahí.

Se quedó inmóvil, con el pecho elevándose y descendiendo rápidamente levantó la voz—Yo no... No practico sexo anal, Brittany.

Mirándole a los ojos, vi algo oscuro e imprevisible algo muy doloroso de todo lo que tenemos en común... La pasión salvaje de nuestra lujuria se suavizó convirtiéndose en la cálida familiaridad del amor con el corazón casi destrozado, confesé: —Yo tampoco al menos, no voluntariamente.

—Entonces... ¿por qué? —La confusión de su voz me conmovió profundamente.

La abracé, apretando la mejilla contra su hombro y escuchando los ligeramente aterrados latidos de su corazón—Porque creo que tus caricias pueden borrar las de Nathan.
Apretó su mejilla contra la parte superior de mi cabeza—Ay, Britt.
Me acurruqué más entre su cuerpo—Haces que me sienta segura.

Estuvimos agarradas la una a la otra durante un largo rato escuché cómo sus latidos se volvían más lentos y su respiración se apaciguaba. Tomé aire con fuerza, saboreando la mezcla de su aroma personal mezclada con el olor de la fuerte pasión y el sexo aún más fuerte.

Cuando la punta de su dedo corazón se deslizó sutil y suavemente por encima de mi ano, me sorprendí y me retiré hacia atrás para mirarle— ¿Santana?

— ¿Por qué yo? —me preguntó suavemente, con sus preciosos ojos, oscuros y atormentados—Sabes que estoy jodida, Britt Ya has visto lo que yo... la noche que me despertaste... Lo has visto, joder. ¿Cómo puedes confiarme tu cuerpo de esta forma?

—Me fío de mi corazón y de lo que me dice—Acaricié la profunda línea que se había formado entre sus cejas—. Puedes hacer que recupere mi cuerpo, Santana Creo que eres la única que puede hacerlo.

Cerró los ojos y su frente húmeda tocó la mía— ¿Tienes alguna palabra de seguridad, Britt?
Sorprendida, volví a echarme hacia atrás para estudiar su cara unos cuantos miembros de mi terapia de grupo habían hablado de relaciones de dominación y sumisión algunos necesitaban un control total para sentirse seguros durante el sexo. Otros caían en el extremo opuesto de la línea y descubrían que el bondage y la humillación satisfacían su profunda necesidad de sentir dolor para experimentar el placer para quienes practicaban ese estilo de vida, la palabra de seguridad era un modo inequívoco de decir «Basta». Pero no entendí qué tenía eso que ver con Santana y conmigo.

— ¿Y tú?

—No la necesito—Entre mis piernas, la suave caricia de su dedo se volvió menos tentadora. Repitió la pregunta: — ¿Tienes alguna palabra de seguridad?

—No nunca la he necesitado las posturas de la tijera, la del perro... hasta ahí llegan mis locas habilidades en la cama.

Eso produjo cierto tinte de diversión en su antes severo rostro—Gracias a Dios de lo contrario, no saldría con vida estando contigo Y la punta de su dedo siguió masajeándome, incitando un oscuro anhelo Santana podía provocarme eso, hacer que me olvidara de todo lo que había ocurrido antes no había detonantes sexuales negativos con ella Ninguna vacilación ni miedo ella me había dado eso.

A cambio, yo quería regalarle el cuerpo que ella había liberado de mi pasado.

El reloj de pie que había al lado de la puerta empezó a dar la hora—Santana, llevamos desaparecidas mucho rato van a venir a buscarnos.

Hizo una pequeña presión sobre mi sensible rosetón, sin apenas apretar— ¿De verdad te importa eso?

Arqueé la cadera al sentir su tacto aquella expectativa hizo que volviera a ponerme caliente—No hay nada que me importe cuando me estás tocando.

Elevó la mano que tenía libre hasta mi pelo y la colocó sobre el cuero cabelludo, inmovilizándome la cabeza— ¿Alguna vez has disfrutado con el sexo anal, fuera o no deliberadamente?

—No.

—Y aun así, confías en mí lo suficiente como para pedírmelo—Me besó en la frente mientras arrastraba la humedad de su orgasmo hacia mi trasero.

Me agarré a su cintura—No tienes por qué hacerlo...

—Sí que tengo que hacerlo—Utilizó un tono malicioso al decir aquello— Si ansías algo, seré yo quien te lo dé tengo que ser yo quien satisfaga todas tus necesidades, Britt. Cueste lo que cueste.

—Gracias, Santana. —Moví nerviosamente mis caderas mientras ella seguía lubricándome con suavidad—. Yo también quiero ser lo que tú necesites.

—Ya te he dicho lo que necesito, Brittany... control —Movió sus labios abiertos de un lado a otro sobre los míos—. Me estás pidiendo que te lleve de nuevo por lugares dolorosos, y lo haré, si eso es lo que necesitas pero debemos ir con muchísimo cuidado.

—Lo sé.

—La confianza es importante para las dos. Si la rompemos, podríamos perderlo todo. Piensa en una palabra que relaciones con el poder. Tu palabra de seguridad, cielo.

Elige una la presión de ese único dedo se volvió más insistente Gemí—Lópezfire.

—Mmmm... Me gusta muy adecuada—Metió la lengua en mi boca, tocando apenas la mía antes de retirarla su dedo acariciaba mi ano una y otra vez, metiendo su humedad por el arrugado agujero, escapándose de sus labios un suave gruñido al doblarlo con una súplica silenciosa por llegar a más la siguiente vez que presionó sobre el anillo, yo empujé hacia afuera y ella deslizó la yema del dedo dentro de mí la sensación de la penetración fue increíblemente intensa.

Al igual que antes, la rendición se apoderó de mi cuerpo, dejándome lánguida— ¿Estás bien? —Preguntó Santana con voz áspera mientras yo me combaba hacia ella— ¿Quieres que pare?

—No... No pares.

Lo metió un poco más y yo la rodeé con mi cuerpo, una reacción desesperada ante la sensación de que algo se deslizaba entre mis delicados tejidos—Estás caliente, ardiendo—murmuró—. Y muy suave. ¿Te duele?

—No más, por favor.

Santana retiró su dedo y, a continuación, lo introdujo hasta el nudillo, despacio y suavemente yo me estremecí del gusto, sorprendida de la sensación que daba, esa pequeña y provocadora sensación de plenitud en mi trasero—¿Qué se siente? —preguntó con voz ronca.

—Bien todo lo que me haces me gusta.

Volvió a sacarlo y lo metió de nuevo hasta el fondo. Inclinándome hacia delante, eché la cadera hacia atrás para que pudiera acceder más fácilmente y presioné mis pechos contra los suyos apretó su puño sobre mi pelo y me echó la cabeza hacia atrás para poder darle a mi boca un beso apasionado y húmedo nuestras bocas abiertas se deslizaban una sobre la otra, de forma más frenética a medida que aumentaba mi excitación la sensación del dedo de Santana dentro de aquel lugar tan sexual y oscuro, moviéndose con aquel suave ritmo, me hizo balancearme hacia atrás para recibir sus estocadas dentro de mí—Eres tan hermosa —murmuró con una voz infinitamente suave—. Me encanta darte placer. Me encanta ver cómo el orgasmo recorre todo tu cuerpo.

—Santana —Yo estaba perdida, ahogándome en el poderoso regocijo de estar agarrada a ella, de ser querida por ella. Aquellos cuatro días sola me habían enseñado lo desgraciada que me sentiría si no arreglábamos las cosas, lo aburrido y gris que sería mi mundo si Santana no formaba parte de él— Te necesito.

—Lo sé. —Me lamió los labios haciendo que la cabeza me diera vueltas—. Estoy aquí. El coño se te estremece y se te está poniendo tenso. Vas a correrte para mí otra vez.

Puse mis manos temblorosas entre las dos para recorrer su entrada y vi que estaba tan mojada me levanté la ropa para que ella pudiera introducir sus dedos empapados metió unos centímetros, al estar de pie la penetración no podía ser más profunda, pero la conexión fue suficiente pasé mis brazos por encima de sus hombros y enterré la cara en su cuello mientras las piernas me flaqueaban con su mano izquierda en mi pelo y su brazo agarrándome la espalda, me acercó aún más aceleró el ritmo de sus embestidas—Britt, ¿tienes idea de lo que estás haciendo conmigo? —Me estás haciendo que me riegue con esos pequeños estrujones hambrientos en mi clictoris vas a hacer que me corra cuando explotes yo lo haré contigo.

Yo era vagamente consciente de los ruidos de impotencia que salían de mi garganta.
Mis sentidos estaban sobrecargados por el olor de Santana y el calor de su cuerpo duro, la sensación de sus dedos frotándose con el interior de mi cuerpo y su dedo moviéndose en mi culo estaba rodeada por ella, llena de ella, felizmente poseída en todos los aspectos el orgasmo estaba llegando, palpitando por todo mi cuerpo, acumulándose en lo más profundo de mí. No sólo por el placer físico, sino por saber que ella estaba dispuesto a correr el riesgo Una vez más por mí.

Dejó el dedo de atras quieto y yo protesté con un gemido—Calla. —susurró— Viene alguien.
— ¡Ay, Dios! Magdalene ha entrado antes y nos ha visto. ¿Y si se lo ha dicho a...?

—No te muevas—Santana no me soltó se quedó tal y como estaba, llenándome por delante y por detrás— Tu falda lo esconde todo.

Dando la espalda a la puerta de la habitación, presioné mi cara encendida contra su camisa la puerta se abrió hubo una pausa y, después: — ¿Va todo bien?

Christopher me sentí incómoda al no poder darme la vuelta Santana contestó con tranquilidad, controlando la situación con serenidad—Claro que sí ¿Qué quieres?

Para mi sorpresa, ella retomó el movimiento de su dedo trasero hacia adentro y hacia afuera no con las profundas caricias de antes, sino con movimientos lentos y superficiales que con la falda no se notaban excitada hasta el extremo y casi a punto del orgasmo, le hinqué las uñas en el cuello la tensión de mi cuerpo por el hecho de que Christopher estuviera en la habitación no hizo más que aumentar la sensación erótica—¿Britt? —preguntó Christopher.
Tragué saliva— ¿Sí?

— ¿Estás bien?

Santana corrigió su postura y eso hizo que las puntas de sus dedos se movieran dentro de mí golpeando mi palpitante clítoris—S-sí. Sólo estamos... hablando. Sobre... la cena. —Cerré los ojos mientras el dedo de Santana rozaba si volvía a darme en el clítoris, me correría estaba demasiado cerca como para detenerlo.

El pecho de Santana vibró bajo mi mejilla al hablar—Terminaremos antes si te vas, así que dime qué necesitas.

—Mamá te está buscando.

— ¿Para qué? —Santana volvió a moverse, rozando mi clítoris a la vez que hincaba rápida y profundamente su dedo en mi culo.

Llegué al orgasmo temiendo el gemido de placer que deseaba sacar de mí, hundí los dientes en unos de los pechos de Santana ella emitió un suave gruñido y empezó a correrse.

El resto de la conversación se perdió bajo el fragor de mi sangre Christopher dijo algo, Santana contestó y, a continuación, la puerta se volvió a cerrar Santana me levantó para apoyarme sobre el brazo del sofá y empezó a dar embestidas con sus tres dedos entre mis piernas abiertas, usando mi cuerpo para terminar con el resto de su orgasmo mientras gruñía en el interior de mi boca, terminando así el encuentro sexual más salvaje y exhibicionista de mi vida.

Después de aquello, Santana me llevó de la mano al baño donde enjabonó ligeramente una toallita y me limpió entre las piernas antes de prestar la misma atención entre sus piernas el modo en que me cuidó fue dulce e íntimo, y demostró una vez más que por muy primario que fuera su deseo de mí, me quería—No quiero que volvamos a pelearnos —dije en voz baja desde mi posición en la barra.

Lanzó la toalla por una rampa oculta para la ropa sucia y se subió los pantalones ajustados entonces, se acercó a mí y me pasó sus dedos fríos por la mejilla—No nos peleamos, cielo. Simplemente tenemos que aprender a no espantarnos la una a la otra.

—Haces que parezca muy fácil —refunfuñé considerar que alguna de las dos fuera virgen sería ridículo, pero emocionalmente es eso lo que éramos andando a tientas en la oscuridad y demasiado ansiosas, sin entender nada en absoluto y cohibidas, tratando de impresionar y sin hacer caso a los sutiles matices.

—Si es fácil o difícil, no importa. Superaremos esto porque tiene que ser así.

—Hundió los dedos entre mi pelo, volviendo a peinármelo— Lo hablaremos cuando lleguemos a casa creo que he descubierto el meollo de nuestro problema.

Su convicción y determinación calmó la agitación que había estado sintiendo los últimos días cerré los ojos, me tranquilicé y disfruté del placer táctil de que estuviera jugando con mi pelo—Parece que tu madre se ha sorprendido al ver que soy rubia.

— ¿Sí?

—Mi madre también lo estaba no porque yo sea rubia —aclaré—, sino porque tuvieras interés en alguna.

— ¿De verdad?

— ¡Santana!

— ¿Ajá? —Me dio un beso en la punta de la nariz y bajó las manos por mis brazos.

—No soy el tipo de chica que normalmente buscas, ¿no?

Me miró sorprendida—Tengo un solo tipo: Brittany Susan Pierce Ésa es.

Volví los ojos hacia atrás—Vale, como quieras.

— ¿Qué pasa? Tú eres la mujer con la que estoy.

—No importa simplemente siento curiosidad normalmente la gente no se sale de sus preferencias.

Dando un paso adelante entre mis piernas, colocó los brazos alrededor de mis caderas—Por suerte para mí, yo sí soy tu tipo.

—Santana, tú no te adecuas a ningún tipo —dije alargando las palabras—. Tú formas parte de una clase en la que sólo entras tú.

Hubo una chispa en sus ojos—Te gusta lo que ves, ¿verdad?

—Sabes que sí, y ése es el motivo por el que deberíamos salir de aquí antes de que empecemos a follar como locas otra vez.

Juntando su mejilla con la mía, murmuró: —Sólo tú podías hacer que me maravillara en un lugar que siempre me ha dado asco gracias por ser exactamente lo que quiero y necesito.
Le envolví con los brazos y las piernas, acercándola a mí todo lo que pude—Santana, has venido aquí por mí, ¿verdad? Para sacarme de este lugar que tanto odias.

—Iría al infierno contigo, Britt. Y esto se acerca bastante a eso. —Suspiró con fuerza—. Estaba a punto de ir a tu apartamento para llevarte conmigo cuando supe que ibas a venir aquí. Tienes que mantenerte lejos de Christopher.

— ¿Por qué dices eso siempre? A mí me parece muy simpático Santana se apartó, mirando mi pelo entre sus dedos. Sus ojos se clavaron con fuerza en los míos.

—Él siempre lleva la rivalidad entre hermanos hasta el extremo y es lo suficientemente inestable como para convertirse en alguien peligroso se está acercando a ti porque sabe que a través de ti puede hacerme daño tienes que fiarte de mí en esto.

¿Por qué Santana se mostraba tan recelosa respecto a las motivaciones de su hermanastro? Debía tener una buena razón. De nuevo, aquello era otra de las cosas que no compartía del todo conmigo—Me fío de ti. Claro que sí. Mantendré las distancias.

—Gracias—Agarrándome por la cintura, me levantó en el aire y me puso de pie— Vamos a por Rachel y salgamos de aquí cagando leches.

Volvimos a salir con mi mano en la suya me incomodaba saber que habíamos estado desaparecidas mucho rato el sol estaba poniéndose. Y no tenía las medias puestas. Mis bragas destrozadas se hacían notar en el bolsillo frontal de los vaqueros de Santana.

Ella me miró mientras salíamos a la carpa—Debí habértelo dicho antes estás preciosa, Britt. Ese vestido te queda de maravilla, igual que esos tacones rojos tan eróticos.

—Bueno, está claro que surten efecto—Golpeé mi hombro contra el suyo—Gracias.

— ¿Por el cumplido o por el polvo?

—Calla —le reprendí ruborizada.

Su risa maliciosa hizo que todas las mujeres giraran la cabeza al oírla desde lejos, y también algunos hombres colocando nuestras manos entrelazadas en mi espalda, me acercó hacia ella y me plantó un beso en la boca su madre vino corriendo hacia nosotras con un brillo en los ojos y una amplia sonrisa en su encantador rostro— ¡Santana! Cómo me alegra que estés aquí.

Parecía que iba a darle un abrazo, pero ella cambió el gesto sutilmente, cargando el aire que le rodeaba con un campo de fuerza invisible que también me incluía a mí Elizabeth se detuvo en seco—Mamá —dijo saludándola con la calidez de una tormenta glacial—Puedes dar las gracias a Britt de que yo haya venido he venido para llevármela.

—Pero si se lo está pasando muy bien, ¿no es así, Britt? Deberías quedarte por ella —Elizabeth me miró con ojos suplicantes.

Flexioné los dedos alrededor de la mano de Santana Lo primero era ella, de eso no había duda, pero no pude más que desear conocer la historia que se escondía detrás de su frialdad hacia una madre que parecía quererla su mirada de adoración se deslizaba por un rostro que tenía elementos del suyo propio, empapando ávidamente cada rasgo ¿Cuánto tiempo había pasado desde la última vez que ella la había visto en persona? Entonces me pregunté si podía ser que ella la hubiese querido demasiado...La repugnancia hizo que se me tensara la espalda—No pongas a Britt en un aprieto —dijo Santana frotando sus nudillos contra mi rígida espalda— Ya has conseguido lo que querías la has conocido.

—Quizá podríais venir a cenar esta semana.

Su única respuesta fue una ceja arqueada después levantó la mirada llamando mi atención para que la siguiera. Vi a Rachel salir de lo que parecía ser un laberinto de setos con una princesa del pop muy conocida agarrada a su brazo Santana le hizo una señal para que se acercara— ¡Ay, no! ¡También Rachel! —Protestó Elizabeth—Ella es el alma de la fiesta.
—Sabía que te gustaría—Santana mostró sus dientes con algo que me pareció demasiado severo como para ser una sonrisa—. Pero recuerda que es la amiga de Britt, mamá. Eso hace que también sea amiga mía.

Me sentí enormemente aliviada cuando Rachel se unió a nosotras y rompió la tensión con su despreocupación—Te he estado buscando —me dijo—Esperaba que estuvieras lista para marcharnos he recibido esa llamada que estaba esperando.

Mirando sus ojos chispeantes, supe que Finn se había puesto en contacto con ella—Sí. Estamos listas.

Rachel y yo dimos una vuelta para despedirnos y dar las gracias Santana permaneció a mi lado como una sombra posesiva, mostrándose calmada pero claramente distante nos dirigíamos todas hacia la casa cuando vi a Ireland mirando a Santana me detuve y me giré hacia ella—Ve a por tu hermana para que podamos despedirnos.

— ¿Qué?

—Está a tu izquierda—Yo miré a la derecha para ocultar mi insistencia ante la chica, quien supuse que sentía adoración por su hermana mayor.

Ella hizo una señal a su hermana para que se acercara con un movimiento brusco de la mano ella se tomó su tiempo, caminando sin prisa, su preciosa cara con una expresión de aburrimiento militante miré a Rachel con un movimiento de la cabeza, recordando muy bien aquella época.

Apreté la muñeca de Santana—Escucha dile que sientes que no hayáis podido poneros al día mientras has estado aquí y que te llame alguna vez si quiere Santana me lanzó una mirada maliciosa.

— ¿Ponernos al día sobre qué?

Acariciando sus brazos, contesté: —Ella sería la que hablaría si le dieras la oportunidad.

Ella frunció el ceño—Es una adolescente ¿Por qué iba a darle la oportunidad de que me hable hasta por los codos?

Me puse de puntillas y le susurré al oído: —Porque así te deberé una me miró con recelo un momento y, a continuación, me dio un fuerte beso en los labios con un gruñido.

—Estás tramando algo dejémoslo en que me debes más de una. Ya decidiremos la cantidad.

Asentí Rachel se meció sobre sus talones y giró un dedo índice sobre el otro dando a entender que la tenía a su merced es justo, pensé, puesto que me tenía atrapado el corazón me sorprendí cuando Santana cogió las llaves del todoterreno Bentley que le daba uno de los mayordomos— ¿Has conducido tú? ¿Dónde está Angus?

—Tiene el día libre—Acarició su nariz contra mi sien—Te echaba de menos, Britt.

Me introduje en el asiento delantero y ella me cerró la puerta mientras me colocaba el cinturón de seguridad, vi que se detenía junto al capó y miraba a dos hombres vestidos de negro que esperaban junto a un lustroso coche negro al final del camino la saludaron con la cabeza y se metieron en el Mercedes Benz. Cuando Santana salió del camino de entrada de la familia Vidal, ellos nos siguieron justo detrás— ¿Guardaespaldas? —pregunté.

—Sí salí rápidamente cuando me dijeron que estabas aquí y me perdieron la pista un rato.

Rachel se fue a casa con Clancy, así que Santana y yo nos fuimos directamente al ático me sorprendí excitándome al ver a Santana conducir llevaba aquel vehículo de lujo como todo lo demás: con seguridad, agresividad y un hábil control conducía rápido pero no imprudentemente, serpenteando con facilidad en las curvas y en las rectas del pintoresco camino de vuelta a la ciudad apenas hubo tráfico hasta que entramos en el atasco de Manhattan cuando llegamos a su apartamento, las dos fuimos directamente al baño principal y nos desvestimos para darnos una ducha. Como si no pudiera dejar de tocarme, Santana me lavó de la cabeza a los pies luego me secó con una toalla y me envolvió en una bata nueva de seda azulada con bordados y mangas de kimono terminó sacando de un cajón unos pantalones de seda del mismo tono y una camisa holgada para ella.

— ¿No me das unas medias? —pregunté pensando en mi cajón de ropa interior sexy.

—No. Hay un teléfono que cuelga de la pared de la cocina. Pulsa el marcado rápido número uno y dile al que conteste que quiero doble ración de mi pedido habitual para la cena del restaurante de Peter Luger.

—De acuerdo. —Salí de la sala de estar e hice la llamada; después, tuve que buscar a Santana La encontré en su despacho, una habitación en la que yo no había estado antes.

Al principio, no pude ver bien aquel espacio porque la única luz procedía de la lámpara de un cuadro de la pared y otra lámpara de mesa que había sobre su escritorio de lustrosa madera. Además, mis ojos estaban más interesados en centrarse en ella. Tenía un aspecto absolutamente sensual e irresistible sobre su gran asiento de cuero negro. Sostenía una copa de licor que calentaba entre sus manos y la belleza de sus brazos flexionados hizo que sintiera un hormigueo por todo el cuerpo, al igual que sus voluptuosos pechos.

Tenía la mirada puesta en la pared iluminada por la lámpara del cuadro, que también atrajo mi atención me quedé sorprendida al ver la pieza: un enorme collage de fotografías ampliadas de nosotras dos; la fotografía de nuestro beso en la calle en la puerta del gimnasio... una instantánea de las dos tomada por la prensa en la cena de beneficencia... una foto espontánea del tierno momento posterior a nuestra pelea en Bryant Park... El foco de atención era la imagen que estaba en el centro y que me había hecho mientras dormía en mi cama, iluminada tan sólo por la vela que había dejado encendida para ella Era una foto íntima de voyeur, una imagen que decía más de la fotógrafa que de la del retrato.

Me sentí profundamente conmovida ante aquella prueba de que estaba enamorada de mí Santana señaló la copa que había servido para mí previamente y que estaba en el borde de su escritorio—Siéntate.

Yo obedecí curiosa había algo en ella que era nuevo, una especie de motivación y determinación tranquila unidas con la precisión de un láser ¿Qué la había puesto así? ¿Y qué significaba aquello para el resto de nuestra velada? Luego vi el pequeño marco con un collage de fotos que había sobre su ordenador al lado de mi copa y mi preocupación se desvaneció aquel portarretratos era muy parecido al que ya tenía en mi escritorio, pero éste tenía tres fotografías de Santana y yo juntas.

—Quiero que te lleves esto al trabajo —dijo en voz baja.

—Gracias.

Por primera vez en varios días, estaba feliz abracé el marco sobre mi pecho con una mano y con la otra cogí la copa sus ojos brillaron al verme tomar asiento—Todo el día me mandas besos desde tu foto de mi escritorio creo que es justo que tú también te acuerdes de mí de nosotras.

Me quedé sin respiración y el corazón me empezó a latir de forma irregular—Nunca me olvido de ti ni de nosotras.

—Yo no te dejaría que lo hicieras—Santana dio un largo sorbo a su copa y la garganta se le movió al tragar—Creo que ya sé dónde dimos nuestro primer traspiés, el que nos ha conducido a todos los tropezones que hemos tenido desde entonces.

— ¿Sí?

—Dale un trago a tu Armagnac, cielo. Creo que lo vas a necesitar.

Di un cauteloso sorbo a la copa y, al instante, sentí el calor, seguido del reconocimiento de que me gustaba aquel sabor. Di un trago más largo.

Dándole la vuelta a la copa entre las manos, Santana dio otro sorbo y me miró pensativa—Dime qué fue más excitante, Britt: ¿el sexo en la limusina cuando tú tenías el control o el sexo en el hotel cuando lo tenía yo?

Me moví inquieta, dudando de adónde nos llevaría esa conversación—Yo pensaba que habías disfrutado con lo que pasó en la limusina me refiero a mientras ocurría. No después, claro.

—Me encantó —dijo con calmada convicción—. La imagen de ti con ese vestido rojo, gimiendo y diciéndome lo que te gustaba sentir mis dedos dentro de ti permanecerá conmigo mientras viva. Si te apetece volver a ser la que tiene el control en el futuro, me apunto sin dudarlo.

Sentí nervios en el estómago en los músculos de mis hombros empezaron a formarse nudos—Santana, estoy empezando a asustarme todo eso de palabras de seguridad y control... parece como si esta conversación llevara a algún sitio al que yo no puedo ir.

—Estás pensando en bondage y dolor yo hablo de intercambio de poder consensuado—Santana me estudiaba con atención— ¿Quieres más brandy? Estás muy pálida.

— ¿Tú crees? —Coloqué la copa sobre la mesa—Esto suena a que me estás diciendo que eres una dominante.

Curvó la boca formando una suave y sensual sonrisa—Cielo, eso ya lo sabías de lo que te estoy hablando es que tú eres sumisa.

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Hola Hola!

Bueno espero que les guste el capitulo de hoy C: y que sea muy WANKY :P

PD: ¿Como creen que reaccione Britt a lo que le acaba de decir Santana? ¿Bien? ¿Mal? o Santana le echara un polvo jajajajajaj

Saludos Y besos espero sus comentarios  FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 4 1206646864 
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Mensaje por lauravm98 Lun Ago 11, 2014 6:14 pm

Jajajaja mori con esta parte'cielo eso ya lo sabia de lo que te estoy hablando es que tú eres sumisa.' Xd me dejo D: con ansiedad de saber que pasara en proximo capitulo, yo creo que mal pero lo superarán, creo que Britt no quiere una relación BDSM pero falta ver que pasa, porfa actualiza pronto no tardes tanto
.. este fin de semana me parecio eterno... gracias por actualizar
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Mensaje por 3:) Lun Ago 11, 2014 9:26 pm

holap,...

me encanta la relaciona seudo sumisión que tienen una por la otra... UFFF SON SUPER WANKY!!!!
si que pasaron por dos que los vieron,.. jajajajaj eso las éxito mas!!! (y a quien no jajaj)
y quien no va a aceptar lo que le propone san,.....

nos vemos!!!
3:)
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Mensaje por Anddy Rivera Morris Mar Ago 12, 2014 12:24 am

Creí saber el segundo nombre y el apellido de Britt, pero estaba equivocada; a estas alturas me vengo enterando que ella es "Brittany Anastacia Steel" jajaja
Me ha encantado el capítulo, fue wanky pero de alguna u otra forma me pareció tierno :3 o sabes?, quizá estoy loca xD

Hasta lo siguiente Dani, un beso :)
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Mensaje por monica.santander Miér Ago 13, 2014 12:45 am

Wanky??? Ese termino se queda muy corto a lo que fue este capitulo!! Jajaja
Saludos y espero tu próxima actulizacion
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Mensaje por Dani(: Miér Ago 13, 2014 4:51 pm

lauravm98 escribió:Jajajaja mori con esta parte'cielo eso ya lo sabia de lo que te estoy hablando es que tú eres sumisa.' Xd me dejo D: con ansiedad de saber que pasara en proximo capitulo, yo creo que mal pero lo superarán, creo que Britt no quiere una relación BDSM pero falta ver que pasa, porfa actualiza pronto no tardes tanto
.. este fin de semana me parecio eterno... gracias por actualizar

Hola Hola!
JAJAJAJAJAJAJAJ sono tan sexy XD no se asi lo vi yo ! y Creo que tienes razon pero ya veremos si Britt podra o no ! y Si perdon no tuve tiempo pero aqui traigo capitulo C:

Saludos  FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 4 1206646864 

3:) escribió:holap,...

me encanta la relaciona seudo sumisión que tienen una por la otra... UFFF SON SUPER WANKY!!!!
si que pasaron por dos que los vieron,.. jajajajaj eso las éxito mas!!! (y a quien no jajaj)
y quien no va a aceptar lo que le propone san,.....

nos vemos!!!

Hola Hola!
Segun Britt no pero bueeeeeeeeno jajajaja! y ELLAS SON WANKYS de nacimiento  FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 4 1215408055  y JAJAJAJAJAJAJ miercoles tienes razon XD jajajaja y Yo a san le acepto lo que quiera sonceramente  FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 4 2414267551 

Saludos  FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 4 1206646864 

Anddy Rivera Morris escribió:
Creí saber el segundo nombre y el apellido de Britt, pero estaba equivocada; a estas alturas me vengo enterando que ella es "Brittany Anastacia Steel" jajaja
Me ha encantado el capítulo, fue wanky pero de alguna u otra forma me pareció tierno :3 o sabes?, quizá estoy loca xD

Hasta lo siguiente Dani, un beso :)

Hola hola!
JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJJAJAJAJAJAJAJA yo pense exactamente lo mismo XD ! Ellas son asi creo que todo lo que hacen tiene su lujuria pero a la vez es muy tierno :3 jajaj no no estas loca ;)

Saludos Y besos  FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 4 918367557 

monica.santander escribió:Wanky??? Ese termino se queda muy corto a lo que fue este capitulo!! Jajaja
Saludos y espero tu próxima actulizacion

Hola Hola!
AJAJAJAJAJJAJAJAJAJAJAJAJAJ mmmmmmmmmmm mega WANKY jajajaj ellas son calientes jajajaja
Saludos  FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 4 1206646864 
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Activo Re: FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17 7/6/15)

Mensaje por Dani(: Miér Ago 13, 2014 5:45 pm

Capítulo 17


Me puse de pie de inmediato—No —me advirtió con un oscuro susurro—Todavía no vas a salir corriendo no hemos terminado.

—No sabes de lo que hablas—Estar dominada por alguien... ¡Perder mi derecho a decir no! Eso no iba a volver a ocurrir—Sabes por lo que he pasado necesito el control tanto como tú.

—Siéntate, Britt.

Me quedé de pie, sólo por demostrar que tenía razón su sonrisa se amplió y yo me derretí por dentro— ¿Tienes idea de lo loca que estoy por ti? —murmuró.

—Sí que estás loca, si crees que voy a aceptar que me estén dando órdenes, sobre todo en el sexo.

—Vamos, Britt sabes que no quiero golpearte, castigarte, hacerte daño, degradarte ni darte órdenes como si fueras un perro eso no son cosas que ninguna de las dos necesitamos—Santana se inclinó hacia delante y apoyó los codos sobre el escritorio— Tú eres lo más importante que hay en mi vida quiero protegerte y hacer que te sientas segura por eso estamos hablando de esto.

Dios mío ¿Cómo podía ser tan maravillosa y, a la vez, estar tan loca?— ¡Yo no necesito que me dominen!

—Lo que necesitas es alguien en quien confiar no cierra la boca, Britt Vas a esperar hasta que yo haya terminado—Seguí protestando mientras balbuceaba hasta quedar en silencio—Me has pedido que vuelva a familiarizar tu cuerpo con actos que anteriormente habían utilizado para hacerte daño y aterrorizarte no sabes cuánto significa para mí tu confianza y lo que me pasaría si yo traicionara esa confianza no puedo arriesgarme, Britt tenemos que hacerlo bien.

Me crucé de brazos—Supongo que estoy tonta perdida creía que nuestra vida sexual era alucinante.

Dejando la copa sobre el escritorio, Santana continuó hablando como si yo no hubiese dicho nada—Me has pedido que satisfaga una necesidad tuya y yo he aceptado ahora tenemos que...

—Si no soy lo que quieres, ¿por qué no lo dices de una vez? —Dejé el marco de fotos y la copa antes de hacer con ellos algo de lo que me pudiese arrepentir— No trates de arreglarlo con...

Rodeó el escritorio y se acercó a mí antes de que yo pudiese dar dos pasos atrás su boca selló la mía y sus brazos me aprisionaron tal y como había hecho antes, me llevó hasta una pared y me contuvo contra ella, agarrándome las muñecas con las manos y subiéndolas por encima de mi cabeza atrapada, no pude hacer nada mientras doblaba sus piernas y me golpeaba la vagina con su entrepierna que se notaba que estaba que esta mojada una vez, dos la seda mojada provocaba un sonido áspero sobre mi clítoris hinchado el mordisco de sus dientes sobre mi pezón cubierto hizo que sintiera un escalofrío ahogando un grito, me hundí en su abrazo— ¿Ves lo fácil que te entregas cuando yo tomo el control? —Sus labios recorrieron el arco de mi frente— Y te gusta, ¿verdad? Te hace sentir bien.

—Esto no es justo —dije mirándola fijamente ¿Cómo podía esperar que reaccionara de otro modo? Por muy preocupada y confundida que estuviera, sentía una atracción desesperada por ella.

—Por supuesto que lo es Y también es verdad.

Pasé la mirada por aquella espléndida melena de cabello negro y las líneas cinceladas de su rostro incomparable el deseo que yo sentía era tan intenso que dolía el daño que se ocultaba en su interior hacía que no pudiera hacer otra cosa más que amarla más había veces en las que creía que en ella había encontrado mi otra mitad—No puedo evitar que me excites —murmuré—Se supone que fisiológicamente mi cuerpo debe ablandarse y relajarse para que puedas meter tus largos dedos dentro de mí.

—Britt, seamos sinceras tú quieres que yo tenga todo el control para ti es importante que puedas confiar en que yo voy a cuidar de ti no hay nada malo en ello para mí es importante lo contrario necesito que confíes en mí lo suficiente como para dejarme ese control.

Yo no podía pensar cuando ella se apretaba contra mí, cuando mi cuerpo era ansiosamente consciente de cada centímetro de su piel—No soy sumisa.

—Estás conmigo si echas la vista atrás te darás cuenta de que has estado rindiéndote ante mí todo el tiempo.

— ¡Eres buena en la cama! Y tienes más experiencia claro que voy a dejar que me hagas lo que quieras—Me mordí el labio inferior para impedir que siguiera temblando.

—Gilipolleces, Brittany Sabes cuánto disfruto haciéndote el amor si pudiera hacer lo que me diera la gana, no podría hacer otra cosa no estamos hablando de juegos que me den morbo.

—Entonces, ¿estamos hablando de lo que me da morbo a mí? ¿Es eso?

—Sí, eso creo—Frunció el ceño—Estás enfadada. No he pretendido... Mierda creía que hablarlo nos ayudaría.

Sentí un escozor en los ojos y, a continuación, se inundaron de lágrimas ella parecía tan herida y confusa como yo—Santana, me estás partiendo el corazón.

Soltándome las muñecas, dio un paso atrás y me tomó en brazos, sacándome de su despacho y recorriendo el largo pasillo hasta una puerta cerrada—Ábrela —dijo en voz baja.

Entramos en una habitación iluminada por velas que seguía oliendo ligeramente a recién pintada durante unos segundos, me sentí desorientada, incapaz de entender cómo habíamos salido del apartamento de Santana y entrado en mi dormitorio—No lo entiendo—Al decir aquello me quedaba corta, pero mi cerebro seguía tratando de superar la sensación de haber sido teletransportada de una casa a la otra— Tú... ¿me he mudado a vivir contigo?

—No del todo. —Me dejó en el suelo, pero mantuvo un brazo alrededor de mí— He recreado tu habitación basándome en la fotografía que te hice mientras dormías.

— ¿Por qué?

¿Qué demonios? ¿Quién era capaz de hacer algo así? ¿Todo aquello era para evitar que yo presenciara sus pesadillas? Aquella idea me destrozó aún más el corazón sentí como si Santana y yo nos estuviéramos separando cada vez más por momentos.

Pasó sus manos por mi pelo húmedo, lo cual no hizo más que acrecentar mi inquietud me dieron ganas de apartarle la mano y alejarme de ella, al menos, lo que medía la habitación. O quizá dos habitaciones—Si sientes la necesidad de salir corriendo —dijo con voz suave—, puedes venirte aquí y cerrar la puerta prometo no molestarte hasta que estés lista así tendrás tu lugar seguro y sabré que no me has dejado.

Por mi mente pasaron un millón de preguntas y conjeturas, pero la que más resaltaba era: — ¿Vamos a seguir compartiendo la cama para dormir?

Los labios de Santana me acariciaron la frente—Cada noche ¿Cómo puedes pensar lo contrario? Háblame, Britt ¿Qué está pasando por esa preciosa cabecita tuya?

— ¿Que qué está pasando por mi cabeza? —Pregunté con brusquedad— ¿Qué cojones pasa por la tuya? ¿Qué te ha pasado en los cuatro días en que rompimos?

Apretó la mandíbula—Nunca hemos roto, Brittany.

El teléfono sonó en la otra habitación maldije entre dientes yo quería que habláramos y quería que se fuera, las dos cosas a la vez.

Me apretó los hombros y, a continuación, me soltó—Es nuestra cena.

No la seguí cuando salió estaba demasiado nerviosa como para comer en lugar de eso, me arrastré hasta la cama, que era exactamente como la mía, y me acurruqué alrededor de una almohada cerrando los ojos no oí a Santana volver, pero la sentí cuando se detuvo al borde de la cama—Por favor, no me hagas comer sola —dijo tras mi espalda tensa.

— ¿Y por qué no simplemente me ordenas que coma contigo?

Suspiró y, después, se tumbó sobre la cama abrazándome por detrás agradecí su calor, que ahuyentó el frío que me había puesto la piel de gallina ella no dijo nada durante un buen rato. O quizá fuera que se sentía a gusto conmigo sus dedos acariciaron mi brazo cubierto de seda—Britt, no puedo soportar que seas infeliz háblame.

—No sé qué decir creía que por fin estábamos llegando a un punto en que las cosas entre nosotras se suavizarían—Me abracé con más fuerza a la almohada.

—No te pongas tensa, Britt me duele ver que te apartas de mí.

Yo sentía que era ella quien me apartaba.

Dándome la vuelta, la empujé para que se pusiera de espaldas; después, me subí encima de ella y la bata se me abrió cuando monté a horcajadas sobre ella pasé la palma de mis manos por su abdomen y arañé su piel bronceada con las uñas ondulé las caderas por encima de ella mientras acariciaba mi coño desnudo sobre su centro a través de la fina seda de sus pantalones pude sentir como estaba de mojada por el modo en que se oscurecieron sus ojos y su boca esculpida se abrió con una respiración acelerada, supe que ella también podía notar el contorno y el calor húmedo de mi coño— ¿Te resulta tan desagradable esto? —Pregunté moviendo mi cadera— ¿Estás ahí tumbada pensando que no me estás dando lo que quiero porque soy yo la que tiene el control?

Santana puso las manos sobre mis muslos incluso aquella caricia inconsciente me pareció dominante la irritabilidad y la mirada afilada que detecté en ella no mucho tiempo atrás de repente tuvo sentido ya no refrenaba su fuerza de voluntad la tremenda energía que se enroscaba dentro de ella la dirigía ahora hacia mí como una oleada de calor—Ya te lo he dicho —dijo con voz ronca— Te aceptaré del modo que sea.

—Sí, vale no creas que no me estoy dando cuenta de que estás controlándome desde abajo.

Sonrió divertida y sin mostrar remordimiento.

Me deslicé hacia abajo y jugueteé con la aureola de su pezón con la punta de mi lengua lo cubrí como había hecho ella anteriormente, extendiendo mi cuerpo sobre su cadera y sus piernas y acariciando con mis manos su precioso culo para apretar la carne dura y atraerla hacia mí renovando mi feroz apetito de ella— ¿Vas a castigarme dándome placer? —Me preguntó en voz baja— Porque puedes hacerlo puedes ponerme de rodillas, Britt.

Dejé caer la frente sobre su pecho y expulsé el aire de mis pulmones con un fuerte suspiro—Ojalá.

—Por favor, no te preocupes tanto superaremos esto junto a todo lo demás.

Entrecerré los ojos—Estás demasiado segura de llevar la razón Intentas demostrar que la tienes.

—Y tú podrías demostrar que la tienes tú—Santana se lamió el labio inferior y mi sexo se apretó con un deseo silencioso.

Había en sus ojos una profunda y brillante emoción ocurriera lo que ocurriera después en nuestra relación, no había duda de que estábamos enredadas la una en la otra Y yo estaba a punto de demostrarlo en vivo.

El cuello de Santana se arqueó cuando moví mi boca por su torso—Ah, Britt.

—Tu mundo está a punto de sufrir una sacudida, señora López.

Así fue me aseguré de ello.

Sintiéndome tontorrona tras mi triunfo femenino, me senté en la mesa del comedor de Santana y la recordé tal y como había estado poco antes: mojada por el sudor y jadeante, maldiciendo mientras yo me tomaba mi tiempo para saborear su delicioso cuerpo dio un bocado a su filete, que se había mantenido caldeado gracias a un calienta platos, y dijo con voz calmada: —Eres insaciable.

—Obvio eres guapa, sexy y estás muy bien dotada de arriba y de atrás.

—Me alegra que te guste también soy tremendamente rica.

Moví una mano con aire despreocupado por todo lo que debía ser un apartamento de cincuenta millones de dólares— ¿A quién le importa eso?

—Bueno, la verdad es que a mí sí.

Clavé el tenedor en una patata frita pensando que la comida del restaurante de Peter Luger era casi tan buena como el sexo. Casi—Sólo me interesa tu dinero si eso implica que puedes dejar de trabajar para andar por ahí desnuda como mi esclava sexual.

—Podría permitírmelo económicamente, sí pero te aburrirías y me dejarías y, entonces, ¿qué haría yo? —Me miró con ojos cálidos y divertidos— Crees que has demostrado tener razón, ¿no?

Mastiqué y, después, dije: — ¿Quieres que vuelva a demostrártelo?

—El hecho de que sigas estando bastante caliente como para querer hacerlo demuestra que soy yo quien tiene razón.

Me terminé el vino—Mmm ¿Estás planeando algo?

Me lanzó una mirada y, con indiferencia, dio otro bocado al más tierno de los filetes que yo había comido nunca impaciente y preocupada, respiré hondo y pregunté: —Si nuestra vida sexual no te satisficiera, ¿me lo dirías?

—No seas ridícula, Britt

¿Qué otra cosa podría haber provocado que ella sacara aquella conversación tras nuestra ruptura de cuatro días? —Estoy segura de que no ayuda el hecho de que no soy el tipo de chica con el que sueles estar. Y no hemos utilizado ninguno de esos juguetes que tenías en el hotel...

—Deja de hablar.

— ¿Perdona?

Santana dejó los cubiertos sobre la mesa—No voy a escuchar cómo haces trizas tu autoestima.

— ¿Qué? Eres tú la única que consigue hablar siempre.

—Puedes buscar pelea conmigo, Brittany, pero aun así, no vas a joderte.

— ¿Quién ha dicho...? —Cerré la boca mientras ella me fulminaba con la mirada tenía razón seguía deseándola quería tenerla encima de mí, con una lujuria explosiva, tomando el control absoluto tanto de mi placer como del suyo.

Levantándose de la mesa, dijo con sequedad: —Espera aquí.

Cuando volvió un momento después, colocó una cajita de piel negra junto a mi plato y volvió a sentarse aquella visión me sacudió como si de un golpe físico se tratase al principio, sentí miedo, me quedé helada a lo que rápidamente le siguió un deseo candente.

Las manos me temblaban en el regazo Junté los dedos y me di cuenta de que todo el cuerpo me temblaba sin saber qué hacer, levanté la mirada hacia el rostro de Santana Sentir sus dedos acariciándome la mejilla calmó gran parte de la palpitante inquietud que sentía en mi interior y dejó atrás la horrible ansiedad—No se trata de ese anillo —murmuró suavemente—Todavía no, no estás preparada.

Algo en mi interior se marchitó después, el alivio me invadió era demasiado pronto ninguna de las dos estaba preparada pero si alguna vez me había preguntado si estaba profundamente enamorada de Santana, entonces lo supe.

Asentí—Ábrelo —dijo.

Con dedos cautelosos, me acerqué la caja y abrí la tapa—Vaya entre la piel negra y el terciopelo había un anillo como no había visto otro dos tiras de oro que imitaban una cuerda se entrelazaban y estaban adornadas con diamantes en forma de equis.

Murmuré: —Cadenas unidas por cruces Santana López.

—No exactamente para mí las cuerdas representan los muchos hilos que hay en ti, no implica nada de esclavitud pero sí, las equis son mi forma de aferrarme a ti como si fuese a través de mis uñas—Se terminó la copa de vino y volvió a llenar las dos.

Yo me quedé sentada e inmóvil, sorprendida, tratando de asimilar todo aquello todo lo que había hecho mientras estábamos separadas: las fotos, el anillo, el doctor Petersen, la réplica del dormitorio y quien quiera que hubiese estado siguiéndome todo ello me decía que nunca me había alejado de su mente, si es que alguna vez me había salido de ella—Me devolviste las llaves —susurré, recordando aún aquel dolor.

Estiró la mano y cubrió con ella la mía—Hay muchas razones por las que lo hice. Te fuiste sin llevar nada puesto más que una bata, Britt, y sin tus llaves no puedo soportar pensar qué habría ocurrido si Rachel no hubiese estado en casa para dejarte entrar en ese momento.

Levantando su mano hasta mi boca, la besé y luego la solté y cerré la tapa de la caja—Es precioso, Santana Gracias significa mucho para mí.

—Pero no te lo pones—No era una pregunta.

—Después de la conversación que hemos tenido esta noche, me parece más como un collar de perro.

Unos segundos después, asintió—No te equivocas del todo.

Me dolía el cerebro y el corazón cuatro noches durmiendo inquieta no ayudaban no podía comprender por qué pensaba que yo era tan necesaria aun cuando yo sentía lo mismo por ella Había miles de mujeres sólo en Nueva York que podrían ocupar mi puesto en su vida, pero solamente había una Santana López—Siento como si te estuviera decepcionando, Santana después de todo lo que hemos hablado esta noche... Creo que éste es el principio del fin.

Apartando su silla, se inclinó sobre mí y me acarició la mejilla—No lo es.

— ¿Cuándo vamos a ver al doctor Petersen?

—Los martes iré yo sola después de que tú hables con él para la terapia de parejas,
podemos ir juntas los jueves.

—Dos horas a la semana, todas las semanas sin incluir el camino de ida y el de vuelta eso es comprometerse mucho—Levanté la mano y le aparté el pelo de la mejilla— Gracias.

Santana me cogió la mano y me besó en la palma—No es ningún sacrificio, Britt.

Entró en su despacho para trabajar un poco antes de irse a la cama y me llevé la caja del anillo al baño del dormitorio principal lo examiné con más atención mientras me cepillaba los dientes y el pelo Había cierta sensación de necesidad por debajo de mi piel, un persistente grado de excitación que no tenía lógica considerando la cantidad de orgasmos que ya había tenido a lo largo de ese día se trataba de una necesidad emocional de conectar con Santana, de asegurarme de que estábamos bien.

Agarrando la caja en la mano, me dirigí a mi lado de la cama de Santana y la dejé sobre la mesa de noche quería que estuviera donde pudiera verla nada más despertar, tras haber dormido toda la noche con un suspiro, dejé mi preciosa bata nueva sobre los pies de la cama y me metí en ella.

Me desperté en mitad de la noche al notar un pulso acelerado y una respiración rápida y superficial desorientada, me quedé quieta un momento, mientras volvía en mí y recordaba dónde estaba me puse tensa cuando desperté del todo y agucé el oído para escuchar si Santana estaba teniendo otra pesadilla cuando vi que estaba tumbada tranquilamente a mi lado respirando profundamente y con normalidad, me relajé con un suspiro ¿A qué hora había vuelto por fin a la cama? Tras los días que habíamos pasado separadas, me preocupó que quizá tuviera la necesidad de estar sola.

Entonces, lo sentí estaba excitada desesperadamente.

Tenía los pechos apretados y pesados y los pezones duros estaba ansiosa y tenía el sexo húmedo tumbada allí en la oscuridad iluminada por la luna, me di cuenta de que había sido mi propio cuerpo quien me había despertado con sus exigencias ¿Había tenido algún sueño erótico? ¿O era suficiente con que Santana estuviera tumbada a mi lado? Apoyándome en los codos, la miré la sábana y el edredón se le habían bajado hasta la cintura y dejaban desnudos sus pechos y sus brazos tenía el brazo derecho extendido por encima de la cabeza, enmarcando la caída de su pelo oscuro alrededor de su rostro su brazo izquierdo yacía entre los dos sobre las mantas y la mano se cerraba en un puño incluso en reposo parecía feroz y poderosa.

Fui más consciente de la tensión que había en mi interior, la sensación de que me atraía hacia ella el esfuerzo silencioso de su imponente voluntad no era posible que estuviera exigiendo mi rendición mientras dormía y, sin embargo, yo lo sentía así, sentía cómo esa cuerda invisible que existía entre las dos tiraba de mí hacia ella las punzadas entre mis piernas se volvieron insoportables y apreté una mano contra aquella fuerte vibración, esperando aliviar el ansia pero la presión lo empeoró no podía quedarme quieta retirando la colcha, deslicé las piernas por fuera del colchón y pensé en probar a tomarme un vaso de leche caliente con el brandy que Santana me había ofrecido antes de repente, me detuve, fascinada por el reflejo de la piel de la caja del anillo que estaba en la mesilla pensé en la joya que había en su interior y el deseo aumentó en ese momento, la idea de que Santana me pusiera un collar de perro me llenó de una acalorada ansia.
Simplemente estás cachonda, me reprendí.

Una de las chicas del grupo había hablado de cómo su «amo» utilizaba el cuerpo de ella en el momento y del modo que él quería, buscando solamente su propio placer no vi en ello nada que me pareciera erótico... hasta que introduje a Santana en aquella imagen me encantaba darle morbo me encantaba hacer que se corriera simplemente porque sí.

Acaricié con los dedos la tapa de la diminuta caja con un suspiro tembloroso, la cogí y la abrí un momento después, me estaba deslizando el frío anillo por el dedo anular de la mano derecha— ¿Te gusta, Britt?

Un escalofrío me recorrió el cuerpo al escuchar la voz de Santana, más profunda y dura de lo que la había oído nunca estaba despierta, observándome ¿Cuánto tiempo llevaba consciente? ¿Estaba sintonizada con mi sueño como yo parecía estarlo con el suyo?

—Me encanta.

«Te quiero».

Dejando la caja, giré la cabeza y vi que estaba sentada sus ojos brillaban de un modo que me excitó tremendamente, pero también me asustaban se trataba de una mirada desprotegida, como la que literalmente me había hecho caer de culo cuando nos conocimos abrasadora y posesiva, llena de oscuras amenazas de éxtasis su maravilloso rostro desprendía dureza entre las sombras y tensó la mandíbula mientras se llevaba mi mano derecha hasta la boca y besaba el anillo que me había regalado.

Me moví para ponerme de rodillas en la cama y le pasé los brazos alrededor del cuello—Tómame hazme lo que quieras.

Colocó las manos sobre mi culo y apretó— ¿Qué se siente al decir eso?

—Casi tan bien como los orgasmos que vas a darme.

—Vaya, un desafío —Pasó la punta de la lengua por mis labios, provocándome con la promesa de un beso que deliberadamente se reservaba.

— ¡Santana!

—Túmbate, cielo, y agárrate a la almohada con las dos manos—Sonrió maliciosamente—No te sueltes bajo ningún concepto, ¿entendido?

Tragué saliva e hice lo que me dijo, tan excitada que creí que me correría simplemente por los agitados espasmos de mi impaciente sexo con una patada, lanzó el edredón a los pies de la cama—Extiende las piernas y levanta las rodillas.

Empecé a respirar con fuerza mientras los pezones se me ponían más duros, provocándome una profunda ansia en mi pecho. Dios, Santana estaba buenísima así. Yo jadeaba por la excitación y la cabeza me daba vueltas, llena de posibilidades la carne entre mis piernas se estremecía de deseo.

Me habló con voz suave mientras recorría con el dedo índice mi resbaladizo coño: —Ah, Britt Estás muy deseosa de mí. Tener satisfecho este dulce coñito requiere dedicación completa.
Ese único dedo rígido se introdujo en mí, separando mis hinchados tejidos Apreté mi cuerpo alrededor del suyo, tan a punto de correrme que casi podía saborearlo ella se retiró y se llevó la mano a la boca, lamiendo mi sabor, que había quedado impregnado en su piel.

Arqueé las caderas involuntariamente para acercar mi cuerpo al suyo—Tú eres la culpable de que esté tan caliente —dije jadeando— Has descuidado tus obligaciones durante varios días.

—Entonces, más vale que recupere el tiempo perdido—Poniéndose boca abajo, colocó los hombros debajo de mis piernas y lamió la temblorosa entrada de mi cuerpo con la punta de la lengua dando una vuelta tras otra a su alrededor, sin tocarme el clítoris y absteniéndose de follarme aun cuando yo se lo suplicaba.

—Por favor, Santana

—Calla primero tengo que prepararte.

—Lo estoy estaba lista para ti antes de que te despertaras.

—Entonces, deberías haberme despertado antes siempre cuidaré de ti, Britt No vivo para otra cosa.

Con un quejido de angustia, levanté las caderas hacia esa lengua provocadora cuando estuve empapada por mi propia excitación, humedeciéndome desesperadamente, deseando que me introdujera cualquier parte de su cuerpo, se arrastró por encima de mí y se colocó entre mis piernas extendidas me miró fijamente sus deliciosos dedos, yacían sobre los labios de mi sexo deseé que estuviera dentro de mí más de lo que deseaba respirar—Ya —dije entre jadeos—Ahora.

Con un experto movimiento de sus dedos, se clavó dentro de mí, empujándome hacia la parte superior de la cama— ¡Oh, Dios! —exclamé ahogando un grito, sacudiéndome eufórica alrededor de sus tres dedos eso era lo que yo necesitaba desde que habíamos hablado en su despacho de la casa, lo que ansiaba mientras me movía arriba y abajo montada sobre sus cuatro dedos antes de la cena, lo que había necesitado cuando llegué al orgasmo rodeada por su cuerpo—No te corras —murmuró en mi oído, colocándome la palma de la mano libre sobre los pechos y frotando mis pezones con sus dedos pulgar e índice.

— ¿Qué? —Estaba segura de que simplemente con que ella respirara hondo, yo me correría.

—Y no sueltes la almohada.

Santana empezó a mover sus dedos con un ritmo lento y perezoso—Vas a querer hacerlo —susurró, rozando con la nariz el punto sensible que había bajo mi oreja— Te encanta agarrarme el pelo y clavarme las uñas en la espalda. Y cuando estás a punto de correrte te gusta apretarme el culo para suplicarme hacer que mis dedos entren más profundo me pone muchísimo cuando te pones así de salvaje, cuando me demuestras lo mucho que te gusta sentirme dentro de ti.

—No es justo —me quejé, sabiendo que me estaba provocando deliberadamente la cadencia de su voz áspera se acompasaba a la perfección con el incesante movimiento de su mano—Me estás torturando.

—Lo bueno se hace esperar—Recorrió con la lengua el exterior de mi oreja y luego la metió dentro a la vez que tiraba de mi pezón.

Me sacudí con su siguiente empujón y casi me corrí Santana conocía bien mi cuerpo, conocía todos sus secretos y sus zonas erógenas. Daba embistes perfectos con sus dedos dentro de mí, frotando una y otra vez el tierno lío de nervios que se estremecían de placer.

Curvando los dedos, me penetró aún más e hizo estallar otros puntos. Yo solté otro sonido lastimero mientras ardía por ella, con desesperada obsesión. Mis dedos se retorcían al agarrar la almohada y movía la cabeza ante la huracanada necesidad de llegar al orgasmo Santana podía llevarme a ella mientras frotaba mi interior, la única mujer que había sabido provocarme un intenso orgasmo vaginal—No te corras —repitió con voz ronca—Haz que dure.

—No... puedo me gusta mucho. Dios, Santana... —Empezaron a salirme lágrimas por el rabillo de los ojos—. Me... vuelves loca Solté un pequeño grito, temiendo decir demasiado pronto la palabra «amor».

Ella frotó su mejilla contra mi cara húmeda—Britt, he debido desearte tanto y tantas veces que, al final, no podías más que hacerte realidad.

—Por favor —supliqué— Más despacio.

Santana levantó la cabeza para mirarme, eligiendo ese momento para apretarme los pezones sólo con la fuerza suficiente como para infligirme un ligero dolor. Los músculos sensibles de mi interior se tensaron con tanta fuerza que su siguiente empujón me hizo gemir—Por favor —volví a suplicarle, temblando mientras me esforzaba por evitar el orgasmo que iba creciendo en mí—Voy a correrme si no paras.

Miraba mi rostro con ojos ardientes y su mano seguía con sus arremetidas a un ritmo cuidado que, poco a poco, iba haciendo que perdiera la cordura— ¿No quieres correrte, Britt? —Susurró con aquella voz que me llevaba al infierno con una sutil sonrisa— ¿No es eso lo que has querido toda la noche?

Arqueé el cuello mientras sus labios lo recorrían—Sólo cuando digas que puedo hacerlo —respondí entre jadeos— Sólo... cuando tú lo digas.

—Cielo—Acercó una mano a mi cara, apartándome los pelos que se me quedaban pegados a la piel con el sudor. Me besó profundamente, con veneración, lamiendo el interior de mi boca.

—Sí...

—Córrete para mí —me ordenó aligerando el ritmo—. Córrete, Britt.

Siguiendo sus órdenes, el orgasmo me golpeó como una explosión, sacudiendo mi cuerpo con una sobrecarga. Una oleada tras otra de ardiente calor me recorrió el cuerpo, contrayendo mi sexo y tensando todo mi ser. Grité, primero con un sonido inarticulado de placer agonizante y, después, con su nombre. Lo grité una y otra vez mientras ella introducía sus preciosos dedos dentro de mí y prolongaba mi clímax antes de llevarme a otro orgasmo—Acaríciame —me espetó mientras yo caía debajo de ella—. Abrázame.

Liberándome de su orden de agarrarme a la almohada, la atraje hacia mi cuerpo resbaladizo y sudado con brazos y piernas ella me machacó con fuerza mientras llegaba enérgicamente a su orgasmo se corrió con un gruñido, echando la cabeza hacia atrás mientras se vaciaba durante un largo rato me agarré a ella hasta que nuestros cuerpos se enfriaron y nuestra respiración se calmó.

Cuando por fin Santana saco sus dedos de mí, no fue muy lejos me abrazó por la espalda y me susurró: —Ahora, a dormir.

No recuerdo si me quedé despierta el suficiente tiempo para poder contestarle.


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Hola Hola!

Bueno les vengo a dejar otro capitulo C: espero que les guste y que comenten que les parecio
 FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 4 1206646864 

PD: DIOS QUE CALOR HACE AQUI! ESO FUE JODIDAMENTE CALIENTE JAJAJA

Saludos Y besos  FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 4 1206646864 
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Mensaje por lauravm98 Miér Ago 13, 2014 7:36 pm

Wanky!!!! Mas que Wanky! Oh Dios Señora lopez que dominante resultastes!!! Jajajajaja me encanta! Bueno me ire a dar una ducha y de agua fria!!! No tardes tanto
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Mensaje por micky morales Miér Ago 13, 2014 8:56 pm

como dirian por ahi demasiado WANKY!
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Mensaje por 3:) Miér Ago 13, 2014 9:41 pm

holap dan,...

UFFFF,... DIOS SAN SABE COMO DOMINAR A BIRTT,...
me gusto el anillo que le regalo san a britt!!!

nos vemos!!!
3:)
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Mensaje por Dani(: Jue Ago 14, 2014 6:21 pm

lauravm98 escribió:Wanky!!!! Mas que Wanky!  Oh Dios Señora lopez que dominante resultastes!!! Jajajajaja me encanta! Bueno me ire a dar una ducha y de agua fria!!! No tardes tanto

Hola Hola!
jajajajajaj wanky queda corto sinceramente jajajaj ! y JAJAJAJAJ esta señora puede ser conmigo todo lo dominante que quiera XD jajajajaja y JAJAJAJAJAJAJAJJAJAJAJA yo estuve igual !

Saludos  FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 4 1206646864 

micky morales escribió:como dirian por ahi demasiado WANKY!

Hola Hola!
I JUST MEAN WANKY  FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 4 2414267551 

Saludos  FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 4 1206646864 

3:) escribió:holap dan,...

UFFFF,... DIOS SAN SABE COMO DOMINAR A BIRTT,...
me gusto el anillo que le regalo san a britt!!!

nos vemos!!!

Hola Hola!

JAJAJAJAJAJAJ SAN puede dominar lo que ella quiera sinceramente jajajaja y ya veras el otro :3

Saludos  FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 4 1206646864 
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Mensaje por Dani(: Jue Ago 14, 2014 6:33 pm

Capítulo 18


Los lunes por la mañana podían ser estupendos si se empezaban con Santana López.

Fuimos al trabajo con mi espalda apoyada a su lado y su brazo echado por encima de mi hombro, de modo que sus dedos se entrelazaban con los míos mientras ella jugueteaba con el anillo que me había regalado, yo extendí las piernas y vi los tacones que me había comprado junto con otra ropa para ponerme cuando me quedara a dormir en su casa para empezar la nueva semana, me había decidido por un vestido de tubo de raya diplomática con un cinturón fino de color café que me recordaba a sus ojos tenía un gusto excelente, ella se vestía muy parecido también.

A no ser que estuviera enviando a una de sus «conocidas» morenas a que fuera de tiendas... Alejé ese desagradable pensamiento de mi cabeza.

Cuando miré los cajones que ella había dejado libres para mí en su baño, encontré todos mis cosméticos y artículos de tocador habituales con los tonos que yo solía utilizar no me molesté en preguntarle cómo lo sabía, porque eso podría haber hecho que me asustara por el contrario, decidí verlo como una prueba más de su carácter detallista.

Pensaba en todo.

El punto culminante de mi mañana había sido ayudar a Santana a ponerse uno de sus trajes enormemente atractivos y súper ajustados a sus curvas yo le subí la cremallera de su también muy apretado, sorprendiéndome al descubrir que podía ser tan erótico verla ponerse la ropa que quitársela era como envolver mi propio regalo todo el mundo vería lo bonito que resultaba el envoltorio, pero sólo yo conocía a la mujer que había dentro y su verdadero valor sus íntimas sonrisas y su profunda y ronca risa, la suavidad de su tacto y la fiereza de su pasión quedaban reservadas para mí.

El Bentley se sacudió un poco al pasar por un bache de la carretera y Santana me apretó la mano— ¿Qué planes tienes después del trabajo?

—Hoy empiezo mis clases de Krav Maga —No pude evitar la excitación que se desprendió de mi voz.

—Ah, es verdad—Puso los labios sobre mi sien— Sabes qué voy a tener que vigilar que haces tus ejercicios sólo con pensarlo se me mojan las bragas.

— ¿No habíamos quedado ya en que a ti todo te moja las bragas? —bromeé, dándole un suave golpe con el codo.

—Todo lo que tenga que ver contigo lo cual es una suerte para las dos, puesto que eres insaciable envíame un mensaje cuando hayas terminado y nos vemos en tu casa.

Miré en mi bolso, saqué el móvil para ver si todavía tenía batería y vi un mensaje de Rachel Lo abrí y encontré un video junto con un mensaje: « ¿Sabe X que su hermano es un ser despreciable? Mantente alejada de CV, nena. Besitos».

Puse en marcha la reproducción pero tardé un momento en saber qué estaba viendo cuando lo comprendí, me quedé helada— ¿Qué es? —preguntó Santana con los labios en mi pelo entonces, se puso tensa, por lo que supe que estaba mirando por encima de mi hombro.

Rachel había grabado un vídeo en la fiesta del jardín de los Vidal desde los setos de dos metros y medio de alto del fondo, cuando estaba en el laberinto, y desde las hojas que enmarcaban la pantalla, escondida las estrellas del espectáculo eran una pareja fundida en un abrazo pasional la mujer sollozaba y hablaba con desesperación mientras él la besaba y la tranquilizaba con suaves caricias de sus manos estaban hablando de Santana y de mí, de cómo yo estaba utilizando mi cuerpo para meter las manos en su dinero—No te preocupes —le susurraba Christopher a una desconsolada Magdalene— Ya sabes que Santana se aburre enseguida.

—Ha cambiado con ella creo que se ha enamorado.

Él la besó en la frente—Ella no es su tipo.

Los dedos que tenía entrelazados con los de Santana se tensaron.

Mientras veíamos el vídeo, la conducta de Magdalene fue cambiando poco a poco ella empezó a frotarse contra Christopher, su voz se suavizó y su boca empezó a buscarlo para cualquier observador, estaba claro que él conocía bien el cuerpo de ella, dónde acariciar y dónde restregarse cuando ella reaccionó a la hábil seducción de él, éste le levantó el vestido y se la folló era obvio que se estaba aprovechando de ella se podía ver en la mirada triunfal y desdeñosa que había en su rostro mientras la penetraba hasta que ella se quedó sin fuerzas yo no reconocía al Christopher que veía en la pantalla. Su cara, su gesto, su voz... era como si se tratase de un hombre distinto.

Me sentí aliviada cuando el móvil se quedó sin batería y la pantalla se apagó de repente Santana me envolvió en sus brazos.

Suspiró con fuerza—Así es Christopher.

—Un gilipollas ese engreimiento en su rostro... ¡Uf! —Sentí un escalofrío.

Apretando sus labios contra mi pelo, murmuró: —Yo creía que Maggie estaría a salvo de él nuestras madres se conocen desde hace años se me olvida lo mucho que él me odia.

— ¿Por qué?

Durante un breve momento me pregunté si las pesadillas de Santana estaban relacionadas con Christopher pero, después, aparté esa idea de mi mente ni hablar Santana era varios años mayor y fuerte le podría dar a Christopher una paliza a su manera—Piensa que yo recibía toda la atención cuando éramos más jóvenes —me explicó Santana con voz cansina—, porque todos estaban preocupados por cómo estaba llevando yo el suicidio de mi padre así que, él quiere lo que es mío todo aquello a lo que pueda echar mano.

Giré la cabeza hacia ella y metí los brazos por debajo de los suyos para acercarme más había algo en su voz que hizo que me preocupara por ella La casa familiar era un lugar que, según dijo, aparecía en sus pesadillas y estaba muy alejada de su familia nunca la habían querido era así de simple... y complicado— ¿Santana?

— ¿Sí?

Me retiré para mirarla extendí la mano y recorrí con ella el marcado arco de su ceja—Te quiero.

Un violento estremecimiento la recorrió, lo suficientemente fuerte como para que yo también me estremeciera—No quiero asustarte —le aseguré enseguida, apartando la cara para darle algo de privacidad— No tienes que decir nada al respecto simplemente, no quería que pasara un minuto más sin que supieras lo que siento ahora, olvídalo.

Con una de sus manos me agarró la nuca la otra la escondió casi con violencia en mi cintura Santana me sostuvo así, inmóvil, apretada contra ella como si el viento pudiera llevárseme su respiración era entrecortada y el corazón le latía con fuerza no dijo una palabra más durante el resto del camino hacia el trabajo, pero tampoco me soltó pensé en volver a decírselo una vez más en el futuro, pero, para ser la primera vez, pensé que las dos lo habíamos hecho bien.

A las diez en punto mandé que enviaran dos docenas de rosas rojas y tallo largo al despacho de Santana con una nota:

PARA CELEBRAR LOS VESTIDOS ROJOS Y LOS VIAJES EN LIMUSINA.

Diez minutos después, recibí un sobre interno con una tarjeta que decía:

HAGÁMOSLO OTRA VEZ, PRONTO.

A las once, envié un ramo de calas blancas y negras a su despacho con la nota:

EN HONOR A LOS VESTIDOS DE FIESTA BLANCOS Y NEGROS Y POR SER LLEVADA A RASTRAS A LA BIBLIOTECA.

Diez minutos después, obtuve su respuesta:

DENTRO DE UN MOMENTO TE VOY A ESTAR ARRASTRANDO POR EL SUELO...

A mediodía me fui de compras a comprar un anillo fui a seis tiendas antes de encontrar el que me pareció absolutamente perfecto hecho de platino y tachonado con diamantes negros, se trataba de un anillo de apariencia industrial que me hizo pensar en poder y esclavitud era un anillo para alguien dominante, muy llamativa y femenino a su modo tuve que abrir una nueva cuenta de crédito en la tienda para poder cubrir su considerable precio, pero pensé que los meses de pagos que tenía por delante merecían la pena llamé al despacho de Santana y hablé con Scott, quien me ayudó a encontrar un descanso de quince minutos en el ocupado día de Santana para pasarme por ahí—Muchas gracias por tu ayuda, Scott.

—De nada he disfrutado viendo cómo recibía tus flores hoy creo que nunca le había visto sonreír así una cálida oleada de amor fluyó por mi cuerpo. Quería hacer feliz a Santana. Al igual que había dicho ella, yo vivía para ello.

Volví al trabajo con una sonrisa a las dos mandé que enviaran un ramo de lirios atigrados al despacho de Santana y, a continuación, una nota privada a través de una comunicación interna:

COMO AGRADECIMIENTO POR TODO EL SEXO SALVAJE.

Su respuesta:

«NO VAYAS A KRAV MAGA. YO TE DARÉ TU DOSIS DE EJERCICIO».

Cuando dieron las cuatro menos veinte, cinco minutos antes de mi cita con Santana, me puse nerviosa me levanté de la silla con piernas temblorosas y me dirigí al ascensor para subir a su planta ahora que había llegado el momento de darle mi regalo, me preocupaba que quizá no le gustara el anillo... Al fin y al cabo, no llevaba ninguno ¿Era demasiado
presuntuosa y posesiva por mi parte querer que ella llevara uno sólo porque yo sí lo tenía? La recepcionista pelirroja no puso problema alguno para que yo entrara y cuando Scott me vio aparecer por el pasillo, me saludó con una amplia sonrisa cuando entré en el despacho de Santana, Scott cerró la puerta detrás de mí.

Inmediatamente me sorprendió la encantadora fragancia de las flores y la calidez que aportaban a aquel despacho moderno y austero Santana levantó la mirada de su monitor, sorprendida de verme se levantó con fluidez—Britt, ¿ocurre algo?

Vi cómo cambiaba su actitud profesional hacia la personal—No, sólo que... —Tomé aire y me acerqué a ella— Tengo una cosa para ti.

— ¿Más? ¿Me he olvidado de alguna ocasión especial?

Coloqué la caja del anillo en el centro de su escritorio entonces, aparté la mirada con una sensación de intranquilidad dudaba seriamente de lo acertado de mi impetuoso regalo ahora me parecía una idea estúpida ¿Qué podía decir yo para absolverle de toda culpa por no quererlo? Por si eso fuera poco, ese mismo día yo había dejado caer sobre ella la bomba de la palabra «amor», y ahora había tenido que venir con el maldito anillo probablemente ella estaría ya sintiendo los grilletes, arrastrándome con ella en su huida. Y el lazo se iba tensando... Oí cómo se abría rápidamente la caja y cómo a Santana se le cortaba la respiración—Britt.

Su voz sonó oscura y peligrosa me giré con cautela, estremeciéndome ante la severidad de sus rasgos y la crudeza de su mirada sostenía la caja con fuerza— ¿Es demasiado? —pregunté con aspereza.

—Sí—Dejó la caja en la mesa y la rodeó— Demasiado no puedo quedarme sentada, no puedo concentrarme no puedo sacarte de mi cabeza estoy jodidamente inquieta, y eso nunca me ha pasado en el trabajo estoy demasiado ocupada pero tú me tienes sitiada yo sabía muy bien lo exigente que debía ser su trabajo, pero no lo había tenido en cuenta cuando me entraron ganas de sorprenderle, una y otra vez.

—Lo siento, Santana no se me había ocurrido.

Santana se acercó con un paso sensual, que insinuaba lo genial que era en la cama—No lo sientas hoy ha sido el mejor día de mi vida.

— ¿De verdad? —Vi cómo se ponía el anillo en el dedo anular de su mano derecha— Quería agradarte ¿Se ajusta bien? He tenido que adivinar...

—Es perfecto tú eres perfecta —Santana me agarró de las manos y me besó el anillo y, después, me miró mientras yo repetía el mismo gesto— Lo que tú me haces sentir, Britt... duele.

Me dio un vuelco el corazón— ¿Tan malo es?

—Es maravilloso. —Colocó mi cara entre sus manos y el frío del anillo sobre mi mejilla me besó apasionadamente, con sus labios solícitos contra los míos y hundiendo la lengua en mi boca con gran habilidad yo quería más, pero me contuve, pensando que ya me había pasado suficiente para un día además, ella se había distraído con mi inesperada aparición y no cubrió la pared de cristal para que tuviéramos algo de privacidad—Vuelve a decirme lo que me dijiste en el coche —susurró.

—Pues... no sé. —Le pasé la mano que tenía libre por la blusa fina tenía miedo de volver a decirle que la quería la primera vez le había afectado mucho y yo no estaba segura de que ella hubiese comprendido del todo lo que eso significaba para las dos para ella— Eres terriblemente guapa, ¿sabes? Cada vez que te veo supone para mí un golpe a traición de todos modos... No quiero arriesgarme a espantarte.

Inclinándose hacia mí, acarició mi frente con la suya—Te arrepientes de lo que has dicho, ¿no? Todas esas flores, el anillo...

— ¿Te ha gustado de verdad? —Pregunté inquieta, dando un paso hacia atrás para examinar su cara y ver si decía la verdad—No quiero que lo lleves si no te gusta.

Pasó los dedos por mi oreja—Es perfecto es tal y como me ves estaré orgullosa de llevarlo.
Yo estaba encantada de que lo tuviera. Por supuesto, era así porque ella me tenía a mí—Si estás tratando de suavizar el golpe por retirar lo que has dicho... —empezó a decir, mientras su mirada delataba una sorprendente inquietud.

No pude resistir la ligera súplica que había en sus ojos—Cada palabra era real, Santana.

—Te obligaré a decirlo otra vez —amenazó con seductor ronroneo— Vas a gritarlo cuando haya acabado contigo.

Sonreí y di un paso atrás—Vuelve al trabajo, mala.

Me miró mientras yo me acercaba a la puerta—Te llevaré a casa a las cinco quiero tu coño desnudo y húmedo cuando bajes al coche si te tocas antes, no vayas a correrte o habrá consecuencias.

Consecuencias un pequeño escalofrío me atravesó el cuerpo, pero era capaz de soportar ese temor confiaba en que Santana supiera cuánto podía presionarme— ¿Estarás mojada por mí?

Una sonrisa sardónica se formó en sus labios— ¿Cuándo no lo estoy contigo? Gracias por el día de hoy, Britt por cada minuto le lancé un beso y vi cómo sus ojos se oscurecían su mirada permaneció conmigo durante el resto del día.

Dieron las seis antes de que me pusiera en marcha hacia mi apartamento en un estado de desaliño tras haber sido bien follada sabía lo que se me venía encima cuando al salir del trabajo vi en la acera la limusina de Santana en lugar del Bentley ella casi me abordó cuando subí a la parte de atrás y, a continuación, procedió a demostrar sus fenomenales habilidades orales antes de clavarme al asiento con un enérgico entusiasmo.

Menos mal que yo me mantenía en forma de lo contrario, el insaciable apetito sexual de Santana mezclado con su resistencia aparentemente infinita podrían haber acabado ya conmigo no es que me quejara simplemente se trataba de una observación.

Clancy me estaba esperando en el vestíbulo de mi edificio cuando entré a toda prisa si vio mi vestido espantosamente arrugado, mis mejillas enrojecidas y mi cabello revuelto, no lo demostró yo esperaba que la clase empezara tranquilamente porque seguía teniendo las piernas un poco temblorosas por los dos orgasmos increíblemente placenteros cuando llegamos al almacén reacondicionado de Brooklyn, yo estaba emocionada y preparada para aprender había alrededor de una docena de alumnos ocupados en distintos ejercicios y Sam los supervisaba y los animaba desde el borde de la colchoneta cuando me vio, se acercó y me llevó al otro extremo de la zona de entrenamiento donde podríamos trabajar individualmente—Bueno... ¿qué tal te va? —pregunté para deshacer mi propia tensión.

Él sonrió, haciendo resaltar una cara interesante y llamativa— ¿Nerviosa?

—Un poco.

—Vamos a trabajar en tu fuerza y resistencia físicas, así como en tu nivel de atención también voy a empezar a entrenarte para que no te quedes inmóvil ni vaciles ante un enfrentamiento inesperado.

Antes de empezar, yo creía que tenía una fuerza y resistencia físicas bastante buenas, pero me di cuenta de que las dos cosas podían mejorar empezamos con una breve introducción sobre el equipo y la composición del espacio y, después, pasamos a una explicación tanto de posturas de ofensiva como neutrales o pasivas hicimos calentamiento con calistenia básica de peso corporal y, después, pasamos a la «marcación», donde tratamos de marcar los hombros y rodillas de cada uno mientras estábamos cara a cara y hacíamos contraataques de bloqueo.

A Sam se le daba muy bien la marcación, claro, pero yo empecé a cogerle el tranquillo la mayor parte del tiempo, sin embargo, la pasamos en preliminares y me metí de lleno en ello sabía muy bien lo que era estar en el suelo y en desventaja.

Si Sam notó mi violencia subyacente, no lo dijo.

Cuando Santana apareció en mi apartamento esa misma noche, me encontró empapando mi dolorido cuerpo en la bañera aunque estoy segura de que se acababa de duchar tras haber hecho ejercicio con su entrenador personal, se desnudó y se metió en la bañera detrás de mí, acunándome con sus brazos y piernas gemí mientras me mecía—Ha estado bien, ¿eh? —bromeó mordiéndome la oreja.

— ¿Quién iba a saber que revolcarte durante una hora con una tía buena podría ser tan agotador?

—Rachel tenía razón al decir que el Krav Maga provocaba cardenales pude verme ya unas cuantas sombras que me aparecían por debajo de la piel y ni siquiera habíamos empezado aún con lo más duro.

—Me pondría celosa —murmuró Santana apretándome los pechos—, si no fuera porque sé que Evans está casado y tiene hijos.

Resoplé ante aquella nueva muestra de conocer algo que no tenía por qué saber— ¿Sabes también su número de pie y de sombrero?

—Todavía no—Se rio ante mi gruñido exasperado y no pude evitar sonreír al escuchar aquel extraño sonido.

Algún día de ésos hablaríamos sobre su obsesión por obtener información, pero éste no era el día de ocuparse de ello. Últimamente habíamos tenido muchas discusiones y en mi mente estaba siempre presente el consejo de Rach de que nos aseguráramos de que nos divertíamos.

Jugueteando con el anillo del dedo de Santana, le hablé de la conversación que había mantenido con mi padre el sábado y de cómo sus compañeros policías le habían estado tomando el pelo con los cotilleos sobre mi relación con la famosa Santana López.
Dejó escapar un suspiro—Lo siento.

Me di la vuelta para mirarla a la cara—No es culpa tuya que hablen de ti no puedes evitar ser increíblemente atractiva.

—Algún día de éstos sabré si mi cara es una maldición o no —me respondió con un tono seco.

—Bueno, si mi opinión te sirve de algo, a mí me gusta mucho.

Santana retorció los labios y me acarició la mejilla—Tu opinión es lo único que cuenta. Y la de tu padre quiero gustarle, Britt, que no piense que estoy exponiendo a su hija a que invadan su privacidad.

—Le vas a gustar sólo quiere que esté bien y sea feliz.

Se calmó visiblemente y se acercó más a mí— ¿Te hago feliz?

—Sí—Apoyé la cara en su corazón—Me encanta estar contigo cuando no estamos juntas, deseo que lo estemos.

—Habías dicho que no querías que nos peleáramos más —murmuró sobre mi pelo— Le he estado dando vueltas a eso ¿Te estás cansando de que la esté cagando cada dos por tres?

—Tú no la estás cagando cada dos por tres yo también he metido la pata las relaciones son difíciles, Santana la mayoría de ellas no tienen un sexo estupendo como nosotras creo que somos de las afortunadas.

Cogió agua entre sus manos y me la echó por la espalda, una y otra vez.

Tranquilizándome con su calor serpenteante—La verdad es que no recuerdo a mi padre.

Intenté no ponerme tensa para no mostrar mi sorpresa ni mi agitada emoción ni mi deseo desesperado por saber más de ella Nunca antes me había hablado de su familia me moría por inundarla a preguntas, pero no quise presionar por si no estaba preparada...

Su pecho se elevó y se rebajó al respirar profundamente había algo en el sonido de sus susurros que hizo que yo levantara la cabeza y echara a perder mis intenciones de ser cautelosa pasé la mano por sus pechos— ¿Quieres hablar de lo que sí recuerdas?

—Son sólo... impresiones no aparecía mucho por casa trabajaba mucho supongo que he salido a él.

—Quizá tengáis en común la adicción al trabajo, si es que eso existe, pero sólo eso.
— ¿Cómo lo sabes? —Me miró desafiante.

Extendí la mano, y le aparté el pelo de la cara—Perdona, Santana, pero tu padre era un farsante que tomó la salida más fácil y egoísta tú no eres así.

—No, así no—Hizo una pausa—Pero creo que nunca aprendió a conectar con la gente, a ocuparse de nada que no fueran sus necesidades más inmediatas.

La observé—¿Crees que tú eres igual en eso?

—No lo sé —respondió en voz baja.

—Pues yo sí, y no lo eres—Le di un beso en la punta de la nariz—Tú cuidas a la gente.
Estrechó los brazos a mí alrededor—Más vale que sea así no puedo pensar en ti con otra persona, Britt la simple idea de que otra persona te vea como lo hago yo, viéndote así... colocando sus manos sobre ti...

Me lleva a un lugar oscuro—Eso no va a suceder, Santana —Sabía cómo se sentía yo sería incapaz de soportarlo si la viera en una actitud íntima con otra mujer.

—Lo has cambiado todo en mí no podría soportar perderte.

La abracé—Esa sensación es mutua.

Incliné mi cabeza hacia atrás y Santana me besó la boca con intensidad.

Pocos momentos después, quedó claro que pronto íbamos a derramar agua por todo el suelo me aparté—Necesito comer si quieres que nos pongamos de nuevo a ello, maníaca sexual.

—Dijo la novia frotando todo su cuerpo desnudo contra el mío—Apoyó la espalda con una sonrisa pecaminosa.

—Vamos a pedir comida china barata y a comerla directamente de la caja con palillos.

—Hagamos lo mismo con comida china buena.

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Activo Re: FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17 7/6/15)

Mensaje por Dani(: Jue Ago 14, 2014 6:58 pm

Capítulo 19


Rachel se unió a nosotras en la sala de estar para cenar una excelente comida china, beber un dulce licor de ciruela y tener una sesión de televisión de lunes por la noche.

Mientras cambiábamos de canal y nos reíamos de los divertidísimos nombres de algunos programas de telerealidad, observé cómo las dos mujeres más importantes de mi vida disfrutaban de un rato de distracción y también la una de la otra se llevaban bien, tomándose el pelo e insultándose la una a la otra en broma, tal y como suelen hacer las adolescentes nunca antes había visto ese aspecto de Santana y me encantó.

Mientras yo acaparaba todo un lado del sofá, ellas dos estaban sentadas en el suelo con las piernas cruzadas y utilizaban la mesita para apoyar sus platos las dos llevaban pantalón de chándal y camisetas ajustadas y yo disfrutaba con la vista ¿No era una chica con mucha suerte?

Haciendo crujir sus nudillos, Rachel se dispuso a abrir su galleta de la suerte con gran dramatismo—Veamos ¿Seré rica? ¿Famosa? ¿Estoy a punto de conocer al señor o la señora alta, misteriosa y sabrosa? ¿Voy a viajar a lugares remotos? ¿Qué os ha salido a vosotras?

—La mía es muy tonta —dije— «Al final todo se sabrá» ¡Bah! No necesitaba que un adivino me dijera eso.

Santana abrió la suya y la leyó: —«La prosperidad llamará pronto a tu puerta».

Solté un bufido Rachel me miró fijamente—Ya sé le has quitado la galleta a otra, López.

—Es mejor no dejarle cerca de la galleta de otra —dije yo secamente.

Extendiendo la mano, Santana arrancó de mis dedos la mitad de la mía—No te preocupes, cielo la tuya es la única galleta que quiero—Y se la metió en la boca guiñando un ojo.

— ¡Puaj! —Exclamó Rachel con una arcada— ¿Por qué no os vais a vuestra habitación? —Abrió su galleta con un movimiento ostentoso y, a continuación, frunció el ceño— ¿Qué coño...?

Yo me incliné hacia delante— ¿Qué dice?

—Dijo Confucio: «Hombre con mano en el bolsillo, se lo tiene todo el día muy creído» —improvisó Santana

Rachel le lanzó la mitad de su galleta a Santana, que la agarró hábilmente y sonrió—Dame eso—Arranqué la suerte de entre los dedos de Rachel y leí después, me reí.

—Vete a la mierda, Brittany.

— ¿Y bien? —Quiso saber Santana.

«Coge otra galleta».

Santana sonrió—Machacada por una galleta.

Rachel le lanzó la otra mitad de su galleta me acordé de veladas parecidas que había compartido con Rach cuando iba a la Universidad Estatal de San Diego, lo cual hizo que tratara de imaginarme el aspecto de Santana cuando estaba en la universidad por los artículos que había leído, sabía que había asistido, sin licenciarse, a la Universidad de Columbia y que luego lo dejó para centrarse en sus intereses de expansión empresarial ¿Se había relacionado con otros estudiantes? ¿Asistió a fiestas de las hermandades, folló con alguna chica, se había emborrachado muchas veces? ¿Alguna de esas cosas o todas? Era una mujer con tanto autocontrol que me costó imaginarla tan despreocupada y, sin embargo, ahí estaba, comportándose exactamente así conmigo y con Rachel.

Entonces, me miró, aun sonriendo, y el corazón se me dio la vuelta en el pecho por una vez, parecía tener su verdadera edad, tan joven, tan guapa y tan normal en ese momento, sólo éramos una pareja de veintitantos años relajándose en casa con una compañera de piso y un mando a distancia ella era simplemente la novia con la que yo estaba saliendo todo era dulce y fácil aquella imagen me pareció conmovedora.

Sonó el portero automático y Rachel se puso de pie de un salto y fue a contestar me miró con una sonrisa—Puede que sea Finn.

Yo levanté una mano con los dedos cruzados pero cuando Rachel abrió la puerta unos minutos después, fue una rubia piernas blancas la que entro—Hola —saludó mientras veía los restos de la cena sobre la mesa estudió a Santana mientras ésta, educadamente, descruzaba las piernas y se levantaba con aquella elegancia poderosa que tenía ella me lanzó una sonrisita y, a continuación, miró a Santana con otra deslumbrante sonrisa de supermodelo y le extendió la mano—Quinn Fabray.

Ella le estrechó la mano—Soy la novia de Brittany.

Me sorprendió aquella forma de presentarse ¿Estaba protegiendo su identidad? ¿O su espacio personal? En cualquier caso, me gustó aquella respuesta Rachel volvió a la sala de estar con una botella de vino y dos copas—Vamos —dijo, señalando hacia el pasillo que llevaba a su dormitorio.

Quinn nos dedicó un pequeño saludo con la mano y salió delante de Rachel— ¿Qué haces? —le pregunté a Rachel moviendo los labios en silencio mientras ella estaba de espaldas
Ella me guiñó un ojo y susurró—Coger otra galleta.

Santana y yo dimos por terminada la velada poco después y nos dirigimos a mi dormitorio mientras nos preparábamos para meternos en la cama, le pregunté algo en lo que había estado pensando antes: — ¿Tenías algún picadero cuando estabas en la universidad?
Se quitó la camiseta por la cabeza— ¿Cómo?

—Ya sabes, como la habitación del hotel eres una mujer muy caliente simplemente me preguntaba si entonces también tenías alguna especie de pequeño apartamento.

Ella negó con la cabeza mientras yo me comía con los ojos su torso maravillosamente perfecto y su delgada cintura—He tenido más sexo desde que te he conocido que en los dos últimos años.

—Venga ya.

—Trabajo mucho y hago muchísimo ejercicio, y ambas cosas me tienen felizmente agotada la mayor parte del tiempo puede que de vez en cuando haya recibido alguna oferta que no he rechazado, pero, aparte de eso, hasta que te he conocido, si tenía sexo, bien, y si no, también.

—Tonterías—Aquello me resultaba imposible de creer.

Me fulminó con la mirada antes de dirigirse al baño con una bolsa de aseo de piel negra—Sigue dudando de mí, Britt Y atente a las consecuencias.

— ¿Qué? —Fui detrás de ella disfrutando de la visión de su delicioso culo— ¿Vas a demostrar que puedes dejar el sexo cuando quieras follándome otra vez?

—Para eso hacen falta dos personas—Abrió su bolsa y sacó un cepillo de dientes  nuevo al que liberó de su embalaje y lo dejó caer en mi vaso del cepillo de dientes— Tú has iniciado el sexo entre nosotras tanto como yo necesitas esa conexión igual que yo.

—Tienes razón sólo que...

— ¿Sólo que qué? —Abrió un cajón, frunció el ceño al ver que estaba lleno y se movió para abrir otro.

—En el otro lavabo —dije sonriendo ante su suposición de que iba a tener cajones en mi sitio y su mala cara al ver que no los encontraba— Son todos para ti Santana se acercó al segundo lavabo y empezó a sacar las cosas de su bolsa para meterlas en los cajones.

— ¿Sólo que qué? —repitió, mientras llevaba el champú y el gel a mi ducha.

Con la cadera apoyada en el lavabo y los brazos cruzados, la observé mientras iba tomando posesión de todo mi baño no había duda de lo que estaba haciendo, así como tampoco la había de que cualquiera que entrara en la habitación sabría enseguida que había una mujer en mi vida.

De repente, sentí que yo también había tomado posesión de su espacio privado las cosas de su casa tenían que saber que su jefe se había comprometido ahora en una relación pensar aquello me emocionó un poco—Antes he estado imaginándote en la universidad —continué—, cuando estábamos cenando, pensando cómo sería poder verte por el campus. Yo habría estado obsesionada contigo me habría desviado de mi camino sólo por verte por ahí y disfrutar de la vista habría tratado de matricularme en las mismas asignaturas que tú, para poder soñar despierta durante las clases imaginando que metía mano en tus bragas.

—Una maníaca sexual—Me dio un beso en la punta de la nariz al pasar por mi lado y fue a lavarse los dientes—Las dos sabemos lo que habría ocurrido en cuanto yo te hubiese visto.

Me cepillé el pelo y los dientes y, después, me lavé la cara—Entonces... ¿tenías un picadero para las raras ocasiones en que alguna puta afortunada consiguiera llevarte a la cama?

A través del espejo, miró mi rostro enjabonado—Siempre he utilizado la habitación del hotel.

— ¿Ése es el único sitio en el que has tenido relaciones sexuales antes de mí?

—El único sitio en el que he tenido sexo consentido antes de ti —me corrigió en voz baja.

—Ah—Se me partió el corazón me acerqué a ella y la abracé por detrás acaricié mi mejilla contra su espalda.

Fuimos a la cama y nos abrazamos enterré la cara en su cuello y respiré su olor, acurrucándome su cuerpo era suave, pero maravillosamente cómodo cuando lo apretaba contra el mío era tan cálido y fuerte, tan poderosamente hermosa, que sólo tenía que pensar en ella para desearle deslicé mis piernas por encima de su cintura y me puse encima de ella, extendiendo las manos sobre los lomos de su abdomen estaba oscuro no podía verla, pero no lo necesitaba por mucho que me encantara su cara —esa de la que a veces ella se quejaba—, era su forma de acariciarme y el modo en que me susurraba lo que de verdad me llegaba de ella Como si para ella no hubiese nadie más en el mundo, nada que deseara más.

—Santana —No necesité decir nada más.

Sentándose, me envolvió con sus brazos y me besó apasionadamente entonces, me dio la vuelta, me colocó debajo de ella y me hizo el amor con una tierna actitud posesiva que me llegó hasta el alma.

Me desperté con un susto me estaba aplastando un gran peso y una voz áspera me escupía al oído palabras feas y desagradables el pánico se adueñó de mí y me dejó sin respiración.
Otra vez no... Por favor, no...

La mano de mi hermanastro me cubrió la boca mientras me separaba las piernas sentí esa cosa dura entre sus piernas hurgando a ciegas, tratando de introducirse en mi cuerpo mi grito quedó ahogado por la palma de su mano apretada contra mis labios y me encogí, con el corazón golpeándome tan fuerte que pensé que iba a explotar Nathan pesaba mucho pesaba mucho y era muy fuerte no podía quitármelo de encima, no podía empujarlo para que se apartara.

¡Para! Déjame. No me toques. Dios mío... Por favor, no me hagas eso... otra vez no... ¿Dónde estaba mamá? ¡Mamá! Grité, pero la mano de Nathan me tapaba la boca la apretaba contra mí y me aplastaba la cara sobre la almohada cuanto más me resistía, más se excitaba él Jadeando como un perro, me embestía una y otra vez... tratando de penetrarme... —Vas a saber lo que se siente.

Me quedé inmóvil conocía aquella voz  supe que no era la de Nathan.
No era un sueño seguía viviendo la pesadilla.

No, Dios mío. Parpadeando como loca en la oscuridad, traté de ver la sangre me retumbaba en los oídos no podía oír nada.

Pero conocía el olor de su piel conocía su tacto, incluso cuando era cruel conocía la sensación de su cuerpo sobre el mío, incluso mientras trataba de invadirme los dedos de Santana se golpeaba contra el pliegue de mi muslo aterrada, empujé hacia arriba con todas las fuerzas su mano sobre mi cara.

Entrando aire en mis pulmones, grité—No eres tan pulcra cuando te están follando—Su pecho se levantaba mientras gruñía.

—Lópezfire —dije con voz entrecortada.

Un rayo de luz del pasillo me cegó, seguido por la bendita retirada del asfixiante peso de Santana Me di la vuelta hacia mi lado sollozando, me caían tantos ríos de lágrimas de mis ojos que apenas vi la imagen borrosa de Rachel empujando a Santana hasta el otro extremo de la habitación y contra la pared, haciendo una marca en el tabique— ¡Britt! ¿Estás bien? —Rachel encendió la luz de la mesa de noche y maldijo cuando me vio acurrucada en posición fetal, dando fuertes sacudidas.

Cuando Santana se enderezó, Rachel se volvió contra ella— ¡Mueve un jodido músculo antes de que llegue la policía y te hago papilla!

Tragando saliva por mi abrasadora garganta, me incorporé para sentarme Miré fijamente a Santana y vi que el embotamiento del sueño había desaparecido de sus ojos y que había sido sustituido por un naciente horror—Un sueño —balbuceé agarrando el brazo de Rachel mientras ésta cogía el teléfono— S-Santana estaba s-soñando Rachel miró al suelo, donde Santana estaba agachada como un animal salvaje Rachel dejó caer el brazo.

—Dios —suspiró— Pensaba que era yo quien estaba jodida.

Me deslicé para salir de la cama y me puse de pie con piernas temblorosas, mareada por el miedo persistente mis piernas cedieron y Rachel me agarró, me bajó al suelo y me sujetó mientras yo lloraba—Voy a dormir en el sofá—Rachel se pasó una mano por el pelo revuelto por el sueño y se apoyó en la pared del pasillo la puerta de mi dormitorio estaba abierta detrás de mí y Santana estaba dentro, pálida y angustiada—Voy a sacar también mantas y almohadas para ella No creo que deba volver a casa sola está hecha polvo.

—Gracias, Rach. —Apreté los brazos con los que me abrazaba el pecho— ¿Quinn sigue aquí?
—Madre mía, no es lo que crees sólo follamos.

— ¿Y Finn? —le pregunté en voz baja, con la mente pensando aún en Santana.

—Yo quiero a Finn Creo que es la mejor persona que he conocido nunca aparte de ti—Se inclinó hacia delante y me besó en la frente— Y ojos que no ven, corazón que no siente deja de preocuparte por mí y cuídate tú.

Levanté la mirada hacia ella con los ojos bañados en lágrimas—No sé qué hacer.

Rachel dejó escapar un suspiro y me miró con sus ojos oscuros y serios—Creo que tienes que decidir si esta situación te está superando, pequeña. Hay personas que no pueden estar juntas. Mírame a mí. Tengo un tío estupendo y me estoy follando a una chica a la que no soporto.

—Rach... —Alargué la mano y le acaricié el hombro.

Ella me agarró la mano y la apretó—Estoy aquí para lo que necesites.

Santana estaba cerrando la cremallera de su bolso de viaje cuando volví a la habitación me miró y sentí miedo en las tripas no por mí, sino por ella Nunca había visto a nadie tan desolada, tan completamente destrozada el desconsuelo de sus preciosos ojos me asustó no había vida en ella Estaba tan gris como un muerto, con profundas sombras en todos los ángulos y planos de su imponente rostro— ¿Qué haces? —susurré.

Ella dio un paso atrás, como si quisiera estar lo más lejos posible de mí—No puedo quedarme.

Me preocupó sentir un repentino alivio ante la idea de quedarme sola—Habíamos acordado... no salir huyendo.

—Eso fue antes de que yo te atacara —dijo bruscamente, mostrando el primer síntoma de vida en más de una hora.

—No eras consciente.

—No vas a volver a ser una víctima nunca más Dios mío... lo que he estado a punto de hacerte... —Se giró dándome la espalda y sus hombros se encorvaron de un modo que me asustó tanto como lo había hecho el ataque.

—Si te vas, nosotras salimos perdiendo y nuestro pasado es el que gana—Vi que mis palabras llegaban a ella como un golpe estaban encendidas todas las luces de mi habitación, como si la electricidad sola pudiera hacer desaparecer todas las sombras que había en nuestro interior— Si te rindes ahora, me temo que va a ser más fácil que tú te alejes y que yo te deje hacerlo habremos terminado, Santana.

— ¿Cómo voy a quedarme? ¿Por qué ibas a querer que lo haga? —Se dio la vuelta y me miró con tanto deseo que hizo que de nuevo aparecieran las lágrimas en mis ojos— Me mataría antes de hacerte daño.

Ése era uno de mis temores lo había pasado mal imaginándome a la Santana que yo conocía —la dominante, la poderosa y obstinada— quitándose la vida, pero la Santana que estaba de pie ante mí era una persona completamente distinta. Y era la hija de un padre que se había suicidado.

Tiré del dobladillo de la camiseta con los dedos—Nunca me harías daño.

—Tienes miedo de mí —dijo con voz áspera—Puedo verlo en tu cara yo misma me tengo miedo, miedo de dormir contigo y hacerte algo que nos destruya a las dos.

Tenía razón le tenía miedo el terror me helaba el vientre.

Ahora conocía la violencia que había en ella La furia enconada Y sentíamos una gran pasión la una por la otra yo le había dado una bofetada en la cara en la fiesta del jardín, emprendiéndola a golpes cuando yo jamás hacía eso estaba en la naturaleza de nuestra relación ser vigorosas e impulsivas, groseras y salvajes la confianza que nos había mantenido juntas también se nos abría a las dos de un modo que nos volvía vulnerables y peligrosas. Y sería cada vez peor.

Se pasó una mano por el cabello—Britt, yo...

—Te quiero, Santana.

—Dios mío—Me miró con algo que se parecía a la repugnancia si iba dirigido a mí o a sí misma, eso no lo supe— ¿Cómo puedes decir eso?

—Porque es la verdad.

—Sólo ves esto—Se señaló a sí misma con un movimiento de la mano—No ves a la jodida y destrozada desastre que hay dentro de mí.

Tomé aire— ¿Me dices eso sabiendo que yo también estoy jodida y destrozada?

—Quizá estés mal porque siempre vas a por tipas que son terribles para ti —dijo con amargura.

—Basta sé que estás sufriendo, pero atacándome sólo vas a conseguir sentirte peor—Miré el reloj y vi que eran las cuatro de la mañana me acerqué a ella Necesitaba superar mi miedo de tocarla y de que ella me tocara.

Ella levantó una mano como para mantenerme apartada—Me voy a casa, Brittany.

—Duerme en el sofá de aquí no te pelees conmigo por esto, Santana Por favor. Me voy a preocupar mucho si te vas.

—Lo estarás más si me quedo—Me miró fijamente y parecía perdida, furiosa y llena de un terrible anhelo sus ojos me suplicaban perdón, pero ella no lo aceptaría si yo trataba de dárselo.

Fui hasta ella y la agarré de la mano, conteniendo la oleada de aprensión que sentí al tocarnos seguía teniendo los nervios de punta y la garganta y la boca aún me dolían, mientras el recuerdo de sus intentos de penetrarme con sus dedos —tan parecida a como lo hacía Nathan— seguía estando muy fresco—S-superaremos esto —le prometí odiando el temblor en mi voz— Irás a ver al doctor Petersen y luego ya veremos.

Levantó la mano como para acariciarme la cara—Si Rachel no llega a estar aquí...

—Estaba. Y yo me pondré bien. Te quiero superaremos esto—Me acerqué a ella y la abracé, pasando las manos por debajo de su camisa para tocar su piel desnuda—No vamos a dejar que el pasado se interponga en lo que tenemos.

No estaba segura a cuál de las dos trataba de convencer—Britt —Con su abrazo me dejó sin aire—Lo siento esto me está destrozando por favor, perdóname... No puedo perderte.

—No lo harás—Cerré los ojos y me concentré en sentirla su olor recordar que antes no tenía miedo cuando estaba con ella.

—Lo siento mucho—Sus manos temblorosas me acariciaban la curva de la espalda—Haré lo que sea...

—Shh Te quiero vamos a estar bien.

Giró la cabeza y me besó suavemente—Perdóname, Britt Te necesito tengo miedo de lo que será de mí si te pierdo...

—No me voy a ir a ningún sitio—Sentí un cosquilleo en la piel bajo el agitado deslizamiento de sus manos sobre mi espalda—Estoy aquí no voy a salir huyendo nunca más.

Se detuvo, respirando con fuerza sobre mis labios entonces, inclinó la cabeza y selló mi boca con la suya mi cuerpo reaccionó ante el suave mimo de su beso. Me eché sobre ella sin ser consciente de mis movimientos, acercándomelo más colocó la palma de sus manos sobre mis pechos y los masajeó, dando vueltas con la yema de sus pulgares alrededor de mis pezones hasta que se pusieron de punta y me dolieron. Gemí con una mezcla de miedo y ansia y ella se estremeció al oírlo— ¿Britt?

—Yo... No puedo—El recuerdo de cómo me había despertado estaba demasiado fresco en mi mente. Me dolió rechazarla, sabiendo que ella necesitaba lo mismo de mí que yo de ella cuando le hablé de Nathan, demostrándole que el deseo seguía estado ahí, que por muy feas que fueran las cicatrices de nuestros pasados, no afectaban a lo que éramos ahora la una para la otra pero no podía darle aquello. Todavía no. Me sentía demasiado abierta y vulnerable—Abrázame, Santana Por favor.

Ella asintió y me envolvió con sus brazos.

Hice que se tumbara en el suelo conmigo, esperando que se durmiera. Yo me acurruqué a su lado, colocando la pierna sobre la suya y mi brazo sobre su vientre ella me apretó con suavidad, presionando sus labios sobre mi frente, susurrando una y otra vez lo mucho que lo sentía—No me dejes —susurré— Quédate.

Santana no respondió ni hizo ninguna promesa, pero tampoco me dejó marchar me desperté un rato después, oyendo los uniformes latidos del corazón de Santana debajo de mi oído seguían encendidas todas las luces y el suelo enmoquetado me parecía duro e incómodo Santana estaba tumbada boca arriba, con su hermoso rostro juvenil de cuando dormía y la camisa levantada lo suficiente como para dejar ver su ombligo y sus abdominales esa era la mujer a la que yo amaba esa era la mujer cuyo cuerpo me daba tanto placer, cuyas atenciones me conmovían una y otra vez seguía estando ahí. Y a juzgar por el ceño fruncido que afeaba su frente, seguía sufriendo.

Deslicé la mano por el interior de sus pantalones del chándal por primera vez desde que estábamos juntas, no estaba mojada y su clictoris no estaba caliente, pero rápidamente puso caliente y se hinchó mientras yo le acariciaba con cautela el miedo persistía por debajo de mi excitación, pero tenía más miedo de perderla que de vivir con los demonios que había en su interior se revolvió y tensó el brazo alrededor de mi espalda— ¿Britt...?

Esta vez le respondí del modo que no había podido hacer antes—Vamos a olvidarlo —le susurré al oído— Vamos a hacer que lo olvidemos.

—Britt.

Enrolló su cuerpo con el mío, quitándome la camiseta con movimientos cautelosos yo tuve el mismo cuidado a la hora de desvestirla nos acercamos la una a la otra como si pudiéramos rompernos el lazo que nos unía era frágil en ese momento y a las dos nos preocupaba el futuro y las heridas que podríamos infligirnos con todos nuestros filos dentados.

Sus labios envolvieron mi pezón y sus mejillas se fueron ahuecando despacio, conteniendo su seducción. Su suave forma de mamar me gustaba tanto que ahogué un grito y me arqueé sobre su mano ella me acarició el costado, desde el pecho hasta la cintura y hacia arriba otra vez, una y otra vez, tranquilizándome mientras el corazón se me desbocaba me fue besando de un pecho al otro, murmurando palabras de disculpa y de deseo con una voz rota por el arrepentimiento y la tristeza.

Su lengua me lamió en el punto más endurecido, jugueteando con él antes de envolverlo de calor húmedo y succionarlo—Santana —Sus suaves y hábiles tirones conseguían que de mi mente asustadiza saliera el deseo. Mi cuerpo estaba ya rendido ante ella, buscando ávidamente el placer y la belleza que ella tenía—No tengas miedo de mí —susurró— No te apartes.

Me besó el ombligo y, después, fue más abajo, acariciando con el pelo mi vientre mientras se colocaba entre mis piernas. Me abrió con manos temblorosas y me acarició el clítoris con la nariz. Sus lametones ligeros y provocadores a través de mi vagina y los palpitantes descensos al interior de mi sexo vibrante me llevaron al borde de la locura doblé la espalda. De mis labios salieron roncas súplicas. La tensión se extendió por todo mi cuerpo, que se puso rígido hasta sentir que podía romperme con tanta presión. Y entonces, ella me llevó al orgasmo con el más suave roce de la punta de su lengua.

Grité, y un ardiente alivio me recorrió el cuerpo mientras me retorcía—No puedo dejar que te vayas, Britt—Santana se levantó por encima de mí mientras yo me estremecía de placer—No puedo.

Limpiándome las lágrimas que quedaban en mi rostro, le miré a sus ojos enrojecidos.

Presenciar su tormento me causaba dolor y hacía que el corazón me doliera—No te dejaría aunque quisieses.

Se puso encima de mí y me metió sus dedos, con cuidado presioné la cabeza con fuerza contra el suelo mientras ella los hundía más adentro y tomaba posesión de mi cuerpo centímetro a centímetro cada vez que lo hacía cuando sus dedos estuvieron dentro de mí, empezó a moverse con embestidas moderadas y pausadas. Cerré los ojos y me concentré en la conexión que había entre las dos. Entonces, se echó sobre mí, apretando su vientre contra el mío, y el pulso se me disparó aterrado.

Sintiendo un miedo repentino, vacilé—Mírame, Britt —Su voz era tan ronca que no la reconocía lo hice y vi su angustia—Hazme el amor —me suplicó con un susurró jadeante— Haz el amor conmigo Tócame pon las manos sobre mí.

—Sí—Apreté las palmas de la mano en su espalda y, después, pasé las manos por sus músculos hasta llegar al culo. Apretando la carne dura y flexionada, le insté a que moviera más rápido sus dedos y se metiera más adentro los golpes rítmicos de sus dedos a través de las profundidades cerradas de mi sexo me llevaron al éxtasis en oleadas de calor. Me gustaba. Mis piernas rodeaban su cintura y mi respiración se iba acelerando a medida que el frío nudo que había dentro de mí empezaba a derretirse nos miramos fijamente.

Por mis sienes corrían las lágrimas—Te quiero, Santana.

—Por favor... —Cerró los ojos, apretándolos.

—Te quiero.

Me acercaba al orgasmo con los hábiles movimientos de su muñeca removiendo sus dedos dentro de mí. Comprimí mi sexo con fuerza, tratando de mantenerla dentro, tratando de hacer que se quedara en lo más profundo de mí—Córrete, Britt —jadeó contra mi cuello.
Me esforcé por hacerlo, me esforcé por superar la persistente aprensión que sentía por tenerla encima de mí la ansiedad se mezclaba con el deseo manteniéndome en el filo emitió un ronco sonido de dolor y arrepentimiento—Necesito que te corras, Britt... Necesito sentirte... Por favor...

Agarrándome de las nalgas, me movió las caderas y golpeó una y otra vez ese punto sensible de mi interior. Era infatigable, implacable, follándome hasta el fondo y con fuerza hasta que mi mente perdió el control de mi cuerpo y me corrí con fuerza. Le mordí en el hombro para contener mis gritos mientras me sacudía por debajo de ella y los diminutos músculos de mi interior se agitaban con oleadas de éxtasis ella gruñó en mi pecho, un sonido dentellado de placer atormentado—Más —me ordenó, clavando sus dedos más hondo para proporcionarme esa deliciosa sensación de dolor. El hecho de que ella volviera a confiar lo suficiente en las dos como para introducir ese pequeño toque de dolor ahuyentó la última de mis reservas. Así como confiábamos la una en la otra, estábamos aprendiendo a confiar también en nuestros instintos.

Volví a correrme, con ferocidad, apretando los dedos de los pies hasta que sentí un calambre —Se apartó y cayó sobre su espalda lanzando un brazo por encima de sus ojos castigándose mientras le negaba a su cuerpo el consuelo y el placer del mío.

Sus pechos se movían y brillaban del sudor, me lancé sobre ella con manos y boca, ignorando su despiadada maldición. Sujeté su torso con mi antebrazo y agarré con mi lengua su clictoris chupando vorazmente su sensible clictoris los muslos le temblaban y pateaba las piernas incansablemente—Joder, Britt Mierda. —Se puso rígida y jadeó, empujando las manos entre mi pelo, moviendo sus caderas—. Oh, mierda... Oh, Dios... Estalló en un torrente poderoso inundando mi boca con su orgasmo le chupe todo el jugo que quedaba y me incorporé y Santana se sentó envolviendo mi cuerpo con el suyo me volvió a tumbar en el suelo y allí enterró la cara en mi cuello y lloró hasta el amanecer.

El martes fui al trabajo con una blusa de seda negra de manga larga y pantalones, sintiendo la necesidad de establecer una barrera entre el mundo y yo. En la cocina, Santana me cogió la cara entre sus manos y acarició mis labios con los suyos con desgarradora ternura seguía teniendo aquella mirada de angustia— ¿Comemos juntas? —pregunté, sintiendo que necesitábamos aferrarnos a la conexión que había entre las dos.

—Tengo una comida de trabajo—Pasó los dedos por mi pelo suelto— ¿Quieres venir? Me aseguraré de que Angus te lleve de vuelta al trabajo a tiempo.

—Me encantaría ir contigo—Pensé en el calendario de eventos nocturnos, reuniones y citas que me había enviado al móvil— ¿Y mañana por la noche tenemos la cena de beneficencia en el Waldorf-Astoria?

Su mirada se suavizó. Vestida con la ropa del trabajo, parecía triste pero serena. Yo sabía que no lo estaba—Es cierto que no vas a renunciar a mí, ¿verdad? —preguntó en voz baja.
Levanté la mano derecha y le enseñé mi anillo—Estás conmigo, Santana Ve acostumbrándote.

De camino al trabajo, me acurrucó en su regazo y, de nuevo, cuando íbamos a la comida en Jean Georges. Yo no pronuncié más de una docena de palabras durante el almuerzo, donde Santana había pedido por mí y yo disfruté enormemente.

Me quedé sentada en silencio a su lado, con la mano izquierda apoyada en su muslo por debajo del mantel, una afirmación sin palabras de mi compromiso con ella Con nosotras. Una de sus manos descansaba sobre la mía, cálida mientras hablaba de una nueva propiedad que estaba en construcción en St. Croix. Nos mantuvimos así durante toda la comida, y cada una de nosotras decidió comer con una mano para no separarlas.

A medida que pasaban las horas, sentía que el horror de la noche anterior se iba alejando de las dos. Sería otra cicatriz que añadir a su colección, otro recuerdo amargo que ella siempre tendría, un recuerdo que yo compartiría y temería junto a ella, pero que no nos dominaría.

No dejaríamos que eso ocurriera.

Angus estaba esperando para llevarme a casa cuando terminó mi jornada Santana trabajaba hasta tarde y luego iría directamente desde el Lópezfire a la consulta del doctor Petersen.

Durante el viaje me fui preparando para la siguiente sesión de entrenamiento con Sam.
Pensé saltármela pero, al final, decidí que era importante continuar con la rutina. En ese momento, ya había demasiados aspectos de mi vida que se habían descontrolado.

Seguir un calendario era una de las pocas cosas que podía controlar tras hora y media marcajes y preliminares con Sam en su estudio, me sentí aliviada cuando Clancy me dejó en casa y también orgullosa por haber estado haciendo ejercicio cuando era lo último que deseaba hacer.

Cuando entré en el vestíbulo, me encontré a Finn en la recepción.

Lo saludé—Hola. ¿Subes?

Se giró para mirarme con sus cálidos ojos color avellana y una amplia sonrisa.

Había dulzura en Finn, una especie de sincera ingenuidad que lo diferenciaba del resto de relaciones que Rachel había tenido antes. O quizá debería decir simplemente que Finn era «normal», lo cual no era muy usual en la vida de Rachel ni en la mía—Rachel no está —dijo— Han intentado llamarle.

—Puedes subir conmigo y esperar no voy a volver a salir.

—Si de verdad no te importa—Empezó a caminar a mi lado. Yo saludé con la mano a la chica de la recepción y nos dirigimos hacia el ascensor—Le he traído una cosa.

—No me importa en absoluto —le aseguré, devolviéndole su dulce sonrisa.

Miró mis pantalones de yoga y mi camiseta sin mangas— ¿Vienes ahora del gimnasio?

—Sí. Aunque hoy es uno de esos días que habría preferido hacer cualquier otra cosa.
Se rio mientras entrábamos en el ascensor—Conozco esa sensación.

Mientras subíamos, nos quedamos en silencio. Me sentía pesada— ¿Va todo bien? —le pregunté.

—Bueno... —Finn se ajustó la correa de la mochila—. Parece que Rachel ha estado un poco ausente estos últimos días.

Me mordí el labio inferior—Vaya  ¿En qué sentido?

—No sé. Es difícil de explicar. Simplemente tengo la sensación de que le está pasando algo y no sé qué puede ser.

Pensé en la rubia y me estremecí por dentro—Quizá esta estresada por el trabajo de Grey Isles y no quiere preocuparte. Sabe que estás muy ocupado con tu trabajo y los estudios.

La tensión de sus hombros se alivió—Quizá sea eso. Tiene sentido. Vale, muchas gracias.

Abrí la puerta del apartamento y le dije que se sintiera como en su casa Finn se dirigió a la habitación de Rachel para dejar sus cosas, mientras yo me acerqué al teléfono para escuchar los mensajes de voz.

Un grito desde el otro extremo del pasillo hizo que cogiera el teléfono por un motivo diferente. El corazón se me disparó al pensar que pudiera haber intrusos o algún peligro inminente. Hubo más gritos y una de las voces pertenecía claramente a Rachel.

De repente, suspiré aliviada. Con el teléfono en la mano, fui a ver qué demonios estaba pasando. Casi choco con Quinn al doblar la esquina, aún abotonándose la blusa— ¡Huy! —Exclamó con una sonrisa nada arrepentida— Hasta luego.

No pude oír cómo cerraba la puerta al salir por los gritos de Finn—Vete a la mierda, Rachel ¡Ya habíamos hablado de esto! ¡Lo prometiste!

—Estás exagerando las cosas —protestó Rachel— No es lo que piensas.

Finn salió del dormitorio de Rachel hecho una furia y con una prisa tal que me tuve que pegar a la pared del pasillo para apartarme de su camino Rachel iba detrás con una sábana sujeta a sus pechos cuando pasó por mi lado, le miré frunciendo el ceño y ella me respondió levantando un dedo para mandarme a la mierda.

Los dejé solos y huí hacia la ducha, enfadada con Rachel porque, una vez más, estaba echando a perder algo bueno que había en su vida. Era un patrón del que yo esperaba que saliera, pero parecía incapaz de hacerlo.

Cuando salí a la cocina media hora después, había un completo silencio en el apartamento. Me concentré en la preparación de la cena, decidiéndome por filetes de cerdo asado y patatas con espárragos, una de las cenas preferidas de Rachel, por si acaso volvía a casa para cenar y necesitaba animarse.

Me sorprendí al ver a Finn salir al pasillo mientras yo metía el asado en el horno y, a continuación, sentí pena. Odié verle salir enrojecido, despeinado y llorando. La pena se convirtió en enorme decepción cuando Rachel vino a la cocina conmigo oliendo a sudor masculino y a sexo. Me lanzó una mirada de enfado al pasar por mi lado de camino a la nevera de los vinos.

Yo la miré con los brazos cruzados—Follarse a un amante que está destrozado sobre las mismas sábanas en las que te ha pillado engañándolo no arregla las cosas.

—Cállate, Brittany.

—Probablemente se esté odiando ahora mismo por haber cedido.

—He dicho que te calles de una puta vez.

—Muy bien—Me di la vuelta y me centré en sazonar las patatas para meterlas en el horno con el asado.

Rachel sacó unas copas de vino del armario—Noto cómo me estás juzgando déjalo ya. No estaría la mitad de jodida si me hubiese pillado follando con un hombre.

—Es culpa suya, ¿no?

—Para tu información: tu vida amorosa tampoco es perfecta.

—Eso es un golpe bajo, Rachel esta vez no voy a quedarme callada la has fastidiado y, después, lo has hecho aún peor es todo culpa tuya.

—Que no se te suban los humos, guapa. Tú te estás acostando con una mujer que va a violarte cualquier día de estos.

— ¡Eso no es verdad!

Soltó un bufido y apoyó la cadera sobre el mostrador, con sus ojos cafés llenos de dolor y rabia—Si vas a poner la excusa de que está dormida mientras te ataca, vas a tener que usar la misma excusa para las borrachas y drogadictas ellas tampoco saben lo que hacen.

La verdad de sus palabras me golpeó con fuerza, al igual que el hecho de que estaba tratando de hacerme daño deliberadamente—Se puede dejar de beber, pero no de dormir.

Se puso derecha, abrió la botella que había cogido y llenó dos copas, deslizando una por el mostrador para mí—Si hay alguien que sabe lo que es estar con quien te hace daño, soy yo Tú la quieres. Quieres salvarla, pero ¿quién va a salvarte a ti, Brittany? No voy a estar siempre a tu lado cuando estés con ella y Santana es una bomba de relojería que se ha puesto en marcha.

— ¿Quieres hablar de relaciones que hacen daño, Rachel? —le respondí, haciendo que se desviara de mis dolorosas verdades—. ¿Te has follado a Finn para protegerte? ¿Has pensado que le has apartado de ti antes de darle la oportunidad de decepcionarte? Rachel adoptó una expresión amarga. Chocó su copa con la mía, que todavía estaba sobre el mostrador.

—Brindo por las dos, que estamos realmente jodidas al menos, nos tenemos la una a la otra.

Salió airadamente de la habitación y yo me desinflé sabía que esto iba a suceder: ver cómo se desencadenaban circunstancias demasiado buenas para ser ciertas la satisfacción y la felicidad no duraban en mi vida más que unos momentos y lo cierto es que no eran más que una ilusión.

Siempre había algo oculto, esperando a salir para echarlo todo a perder.

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Hola Hola !

Bueno hoy vine a dejar dos capitulos espero que les gustaran y que comenten :)


PD: El trauma de Santana es muy muy grande :l ! y Rachel perra :3

Saludos Y besos  FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 4 918367557  FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 4 918367557
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