[Resuelto]FanFic Brittana: Sin Condiciones (Adaptada) Cap 47 Final

Capitulo 38

—Estás siendo terriblemente reservada sobre esto, Britt—dijo Rachel cuando Brittany la condujo por un camino tranquilo en el bosque.

—Porque quiero hablar y no quiero ser interrumpida.

—¿Sí? ¿Cuál es nuestro tema?

Brittany puso los ojos.

—Sabes muy bien cuál es el tema, Rach.

—Está bien. Entonces ¿por qué la necesidad de privacidad? Todo el mundo ya sabe que ustedes dos están juntas, Britt.

Brittany suspiró.

—De eso se trata. No estamos realmente juntas.

—Cariño, las he visto a las dos. Apenas pueden mantener sus manos alejadas la una de la otra y mucho menos los ojos ¿Crees que las personas no pueden ver la manera como se miran?

—No estoy hablando de eso—se detuvo en un pequeño bosque de álamos, sus hojas diminutas revoloteaban en los árboles, dándole significado a su nombre, el álamo temblador. Cerró su puerta sin hacer ruido, para no perturbar la quietud. Se apoyó en la caja de la camioneta, mirando a Rachel a través del camino—Estoy enamorada de ella, Rach.

Rachel resopló.

—¿Me trajiste todo este camino hasta acá para decirme eso? Como si no lo supiera.

—No entiendes, Rach. No puedo estar enamorada de Santana—caminó hacia la parte trasera de la camioneta y bajó la puerta trasera. Se sentó pesadamente y dejó escapar un profundo suspiro—Tenemos reglas, ya sabes.

—¿De qué estás hablando, Britt?—preguntó Rachel mientras se reunía con ella en la puerta trasera.

—Nuestro acuerdo. El acuerdo era tener una relación física, sexual. Nada más—Brittany sonrió—Incluso tenía una regla de no besar al principio. Y una regla de ser discretas.

—Bueno, sé que se rompió una de ellas. Supongo que también se rompió la regla de no besar.

—Pensaba que si era sólo una relación física, la mejor manera de mantenerlo en ese nivel era no besarse. Besar es muy íntimo.

—¿Pero eso no duró?

Brittany negó con la cabeza.

—Un mes.

—Wow ¿Tanto tiempo, Britt?

Brittany bajó la cabeza.

—Se marcha en Noviembre, Rach.

—No lo sabes a ciencia cierta ¿Ha dicho eso?

—No ha dicho que no se va. Dejó perfectamente claro para todos que sólo permanecería aquí un año. Lo dejó perfectamente claro para mí.

—Pero eso fue antes de que ustedes dos…

—No. Eso fue parte del acuerdo. Sólo iba a estar aquí hasta Noviembre. Nuestra aventura duraría solo ese tiempo.

—Pero ya no es una aventura—dijo Rachel—¿Correcto?

—Dejó de ser una aventura hace meses. Para Santana también. Sé que no lo ve de esa manera. Demonios, prácticamente estamos viviendo juntas.

—¿Qué quieres decir con prácticamente?

—Lo sé. Y me dije a mí misma que no me enamoraría de ella. Me dije que podía mantenerlo estrictamente físico—se volteó y miró a Rachel—Pero cuando estoy con ella, maldita sea, somos tan compatibles. En todo. No sólo en el sexo. Todo. Nos gusta la misma comida, el mismo vino. A ambas nos gusta explorar y salir al bosque. Nunca discutimos o reñimos por nada. Es muy fácil estar con ella. Y, por Dios, el sexo. Nunca en mi vida pensé que tendría una vida sexual tan activa. Nunca.

—No me lo restriegues. Veinte años y un par de niños tienden a poner un freno en las cosas.

—Lo siento.

—¿Por qué no se lo dices?

—No, no voy a decírselo. Eso sería estúpido. No quiero que se sienta culpable cuando se vaya de aquí. Fui yo quien rompió la maldita regla, no ella.

—Pero, Britt ¿cómo no la conoces? Quiero decir, las he visto juntas. He visto la forma en que te mira ¿Cómo sabes que no está enamorada de ti?

—¿No crees que ya hubiera dicho algo?

Rachel rio.

—Oh, sí. Seguro. Como tú lo has hecho.

—Es diferente. Ella es la que planea irse. No yo.

—¿Entonces por qué no hablas simplemente de eso?

—Porque no quiero avergonzarme a mí misma.

—Decirle a alguien que le amas no deberían ser una vergüenza, Britt.

—Por supuesto que es una vergüenza si es de un solo lado ¿Sabes una cosa Santana? Rompí otra regla—Brittany se encogió de hombros—No. No voy a decirle.

—Creo que es un error. Creo que las dos están siendo tercas acerca de esas estúpidas reglas que empezaron y ninguna quiere admitir que cruzó la línea—Rachel golpeó su brazo—Obstinado e inmaduro.

—¿Inmaduro? Inmaduro sería no ser capaz de mantener la relación como estaba destinada a ser. Inmaduro es enamorarse ¿Pero mantener el secreto? Eso no es ser inmaduro—dijo Brittany mientras palmeaba su pecho—Eso es ser un adulto.

Rachel meneó la cabeza.

—No, eso es simplemente una estupidez, Britt.

Capitulo 39

Santana se paró frente al escritorio de Tina, girando en un círculo con el ceño fruncido en su rostro mientras miraba alrededor.

Golpeó el escritorio de Tina.

—No tenemos una cárcel—levantó las manos—¿Por qué no tenemos una cárcel, Tina?

—¿Para qué necesitamos una cárcel?

—Oh, no lo sé. Somos la oficina del sheriff. Seguramente en algún momento del siglo pasado necesitaron una cárcel—dijo con sarcasmo.

Tina se le quedó mirando fijamente.

—Has estado aquí ocho meses ¿Y es ahora que estás descubriendo que no tenemos una cárcel?

Santana se encogió de hombros.

—Así que si la necesito ¿qué haremos? ¿Encerrarlos en el armario de suministros?

Tina movió los ojos como si estuviera aburrida de la conversación. Santana arqueó una ceja, esperando. Tina suspiró.

—Hay dos celdas en el museo. Bueno, sin embargo sólo una de ellas se cierra.

—¿En el museo? ¿Nuestras celdas están en el museo?—Santana se detuvo—Ni siquiera sabía que teníamos un museo.

Tina la miró sin comprender.

—Está abierto desde el Memorial Day hasta el Día del Trabajo. El edificio solía ser la antigua cárcel en aquellos días. Salieron de las celdas cuando se convirtió en museo.

—Ya veo ¿Y alguna vez las hemos usado?

—No que yo sepa—
Increíble, pensó Santana.

Las celdas estaban en un museo. Un museo que ni siquiera sabía que existía. Negó con la cabeza y luego se trasladó a su propia oficina, deteniéndose nuevamente.

—¿Dónde está Artie?

—No tengo ni idea.

—Bueno ¿por qué no lo llamas por radio? Y lo despiertas.

—¿No cree que él se canse de que usted lo vigile diez y quince veces al día?

—Sólo quiero asegurarme de que está bien.

—Su médico le dio el alta.

—No hace daño comprobar—hizo un gesto a la radio—Llámalo ¿podrías?

—Te lo juro…—Tina masculló entre dientes mientras cogía la radio—¿Artie? Adelante. La jefa te busca—esperó—¿Cuál es tu...tu…10-30?

—Es 10-20—dijo Santana—¿Cuántas veces te he dicho? 10-20.

—¿Dónde estás?—dijo Tina desafiando a Santana para que la corrigiera.

Santana caminaba detrás de su silla.

—Llámalo de nuevo—dijo.

Odiaba cuando él no respondía. Había regresado tres semanas atrás y sí, lo verificaba constantemente.

—¿Artie? Adelante—dijo Tina nuevamente.

—Tal vez algo sucedió. Tal vez debería salir a buscarlo—dijo Santana rápidamente. Ambas levantaron la vista cuando la campana sonó en la puerta. Artie estaba ahí, observándolas. Santana sonrió—¿Ves? Te dije que estaba bien—se dio la vuelta rápidamente y se dirigió a su despacho, avergonzada. En realidad, tenía que dejarlo ir. Artie estaba bien. Su cojera era apenas perceptible. Tenía que dejar de preocuparse de que iba a salir expulsado por uno de los cañones nuevamente. Fue un extraño accidente, eso fue todo. Así que se sentó y tocó el ratón, esparciendo el protector de pantalla. No había informes que llenar, ni presupuestos para repasar. Ningún crimen, nada. Así que hizo lo que solía hacer en las tardes. Jugó solitario en la computadora. Estaba en su segundo partido, cuando Tina gritó que tenía una llamada—¿Qué línea?

—La única que está parpadeando—gritó Tina desde la otra habitación.

—¿Podemos al menos fingir que tenemos algún tipo de profesionalismo aquí? Tenemos un intercomunicador ¿sabes?—gritó. Levantó el teléfono—Santana López ¿En qué le puedo ayudar?

—Jefa López, que bueno escuchar su voz nuevamente—Santana frunció el ceño.

La voz del hombre le resultaba familiar, pero no podía ubicarlo.

—Es Cooper Anderson—dijo.

Santana sonrió.

—Sabía que había reconocido tu voz ¿Cómo diablos estás?

—Lo estamos haciendo muy bien. La temporada de esquí terminó tarde después de esa gran tormenta en Abril. Y el verano está en pleno apogeo ¿Y tú? ¿Te mantienen ocupada por allá?

Ella se rió.

—No, no puedo decir que lo hacen. Es muy tranquilo por aquí comparado con Winter Park.

—Sin duda. En realidad, esa es realmente la razón por la que te estoy llamando. Queremos que vuelvas.

La sonrisa desapareció de su rostro y se quedó mirando el teléfono.

¿Volver?

—¿Qué pasa con Bryan?

—Oh, ellos se divorciaron. Se mudó a Denver y ahora está en algún bufete de abogados—hizo una pausa—Holly aún está aquí, sin embargo.

—Ya veo ¿Y qué pasa con el actual jefe de la policía?

—Provisional solamente. Él sabía que era así. Pero es un poco joven para el trabajo. Necesita más condimento. Aún no ha aprendido cómo mimar a los turistas. Nos gusta tu experiencia, Santana.

Se recostó en su silla.

Wow.

Así de fácil, tendría su antiguo trabajo de vuelta.

Si lo quería.

—Bueno, te agradezco la oferta, Cooper. Sabes que estoy varada aquí hasta Noviembre.

—¿Seguramente puedes librarte de eso?

—Tendría que ver. No me gustaría ponerlos en un aprieto—dijo.

—Está bien. Haz lo que puedas. Estamos ansiosos por tenerte de vuelta.

—Claro. Me pondré en contacto contigo, Cooper.

Sí.

Así de fácil.

Giró en su silla mirando por la pequeña ventana trasera hacia la calle detrás de la oficina del sheriff. Podía ver a Lauren Zizes caminando hacia su pequeña casa de madera con una bolsa de comestibles en sus brazos que había conseguido a Blaine. Y sabía que si seguía viendo, su esposo Shane llegaría a casa de su trabajo en el rancho de St. James alrededor de las 4:45. Y a veces, como un regalo, Shane y Lauren caminaban hacia el bar de Finn para cenar en vez de que Lauren cocinara. Sabía eso sólo de verlos en estos últimos meses. No sabía que tenían un museo en el maldito pueblo, pero conocía la rutina diaria de Lauren y Shane.

Se dio la vuelta a su escritorio, preguntándose cuándo había sucedido, esta conexión que tenía con el pueblo y su gente.


Sin involucrarte ¿recuerdas?

Un año de exilio, luego de vuelta al mundo real. Estas personas estaban bien antes de que llegara aquí y estarían muy bien cuando se fuera.

Se frotó los ojos. Dejar a Brittany sería lo más duro, por supuesto.

Había estado temiendo esto en realidad. Nunca lo discutieron, pero siempre estuvo ahí. Noviembre daba golpecitos en la puerta. Cooper Anderson no quería esperar hasta Noviembre.

Él la quería ahora.

Pero a pesar de que sabía que ellos podían colocar a Artie nuevamente en el puesto, no estaba dispuesta a irse. No estaba preparada emocionalmente para irse, tan temible como era. La verdad era que no estaba dispuesta a dejar a Brittany. Bueno, tenía que hablar con ella. Tenía que decírselo. Tal vez podía tantearla y ver cómo tomaba la noticia. Si Brittany actuaba molesta o decepcionada, entonces tal vez Santana pudiera considerar la idea de quedarse en Lake City un año más.

¿En qué estoy pensando?

Era Winter Park.

Su trabajo ideal.

Tendría que estar loca para rechazarlo.

Capitulo 40

Santana encontró a Brittany en la cubierta posterior de la cabaña, con una copa de vino. Sonrió al ver los dos filetes ya sazonados, a la espera de que el carbón se calentara.

—¿A qué se debe la ocasión?—preguntó mientras se inclinaba y besaba a Brittany en los labios.

—Es solo que está tan hermoso aquí afuera—dijo Brittany—Y no aprovechamos la mesa de picnic lo suficiente—agarró la mano de Santana mientras pasaba a su lado y la apretó—¿Tuviste un buen día, San?

Santana se rió.

—Sí, pero sería bueno tener un crimen de borrachos o algo de vez en cuando—agarró la botella de vino y llenó el vaso que Brittany había colocado ahí para ella. Llenó el de Brittany también. Se dio cuenta que su mano temblaba mientras ponía la botella hacia abajo. Estaba nerviosa. Mucho más nerviosa de lo que debería estar. Se sentó junto a Brittany, acercando la silla de la cubierta. Y tan natural como podía ser, sus manos se tocaron entrelazando sus dedos. Dios, iba a extrañar esto. Pero no tenía sentido posponerlo. Respiró profundamente, tratando de calmar sus nervios—Recibí una llamada hoy—dijo tan tranquilamente como le fue posible—Desde Winter Park—sintió que los dedos de Brittany se apretaron ligeramente contra los suyos.

—¿Oh, sí?

—Parece que el alcalde y su esposa se divorciaron. Él se mudó a Denver, y, bueno, quieren que vuelva.

Miró a Brittany, tratando de juzgar su reacción. La sonrisa alegre que Brittany le dirigió no pudo ocultar el temor en sus ojos.

—¡Qué maravilla! Sé que te gusta ahí, San.

Santana asintió.

—Sí, así es. Y conozco a la gente de ahí.

—Bueno, creo que eso es genial, San—apretó la mano de Santana—Y sabes, tal vez tú y la esposa del alcalde puedan intentarlo otra vez—bromeó. Santana no dijo nada mientras Brittany se levantaba. Señalando los filetes—¿Te importaría ponerlos? Quiero tomar una ducha rápida, San.

Santana asintió.

—Por supuesto, Britt.

No sabía qué pensar de la reacción de Brittany. Su alegría era forzada, se había dado cuenta. Pero había pensado que quizás Brittany podría pedirle que se quedara.

Oh, bueno.

Tal vez había leído demasiado en su relación. Quizá Brittany no iba a estar tan molesta después de todo cuando se fuera. Tal vez ni siquiera la extrañaría.


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Brittany apenas pudo llegar al baño antes de que su corazón se rompiera por completo. Se apoyó en el mostrador, respirando profundamente.

No se suponía que la hiriera tanto.

No era que no lo esperaba.

Pero era Julio.

Tres meses más por vivir con el conocimiento de que Santana regresaría a Winter Park. Encontró sus ojos en el espejo, dejando que sus lágrimas cayeran sin incluso tratar de detenerlas. Los corazones rotos merecían lágrimas, por lo menos. Pero cuando las lágrimas se volvieron sollozos, rápidamente se quitó la ropa y se metió en la ducha, dejando que el agua caliente lavara sus lágrimas.

No tenía idea de cómo iba lograr superar la cena.

Apenas podía lograr superar la ducha. Sollozó nuevamente, apoyada contra la pared y envolviendo sus brazos alrededor de ella, rezando porque el dolor se fuera.

No ocurrió.

Superar los formulismos de la cena había sido lo más difícil que había tenido que hacer. Tratando de lucir como si todo estuviera perfectamente normal, perfectamente bien. Tratando de mantener una conversación sin llorar.

No podía mirar a Santana.

Sabía que si la miraba a los ojos, se vendría abajo. Sabía que actuaría como una completa tonta rogándole que se quedara. Así que puso buena cara, sonriendo al máximo como sabía hacer ya que era la única manera de evitar el llanto.

Santana no hizo comentarios sobre su comportamiento. De hecho, Santana parecía demasiado tranquila. Tal vez porque Brittany estaba charlando, sacando temas de la nada, cualquier cosa para evitar una pausa en la conversación donde tuvieran que hablar de algo importante.

Como la ida de Santana.

Y más tarde, después de que ambas habían empujado la comida alrededor de sus platos, después de que ella había limpiado la cocina mientras Santana se duchaba, se metió en la cama junto a Santana, moviéndose hacia sus brazos, disfrutando de lo que sabía iba a ser su última noche juntas.

Simplemente no podía seguir adelante fingiendo por más tiempo.

No, tenía que terminar esta aventura.

No creía que pudiera sobrevivir si no lo hacía.

Incluso ahora, mientras Santana las giraba, acomodando su peso entre sus muslos, Brittany sintió que su corazón se rompió un poco más, sintió que las lágrimas llenaban sus ojos. Atrajo a Santana acercándola, dejando que sus labios se movieran a través de su piel, memorizando su sabor y su olor.

Cerró sus ojos.

Te amo.

Pero no dijeron palabras mientras se hacían el amor la una a la otra. Las manos de Santana eran fuertes y familiares, mientras se movían sobre su cuerpo, tocándola en todos los lugares secretos que sólo Santana conocía.


Brittany sintió una lágrima deslizarse por su rostro mientras Santana chupaba su pecho, amándola con suavidad y ternura. Brittany se arqueó contra ella, abriendo sus piernas, invitando a Santana a estar dentro de ella. Cuando los dedos de Santana la llenaron, se movieron juntas lentamente, sin esfuerzo.

Brittany alejó la boca de Santana de su pecho, llevándola hacia sus labios, su lengua se deslizó sobre la lengua de Santana antes de chuparla dentro de su boca. Escuchó gemir a Santana, sintiendo que sus caderas saltaban violentamente forzando que los dedos de Santana entraran más profundamente en ella. Quería hacer que durara, quería sentir a Santana dentro de ella para siempre, pero muy pronto su orgasmo amenazó con aparecer, sus caderas se movían cada vez más rápido mientras Santana rítmicamente empujaba dentro de ella. Pero Santana se detuvo repentinamente, alejando sus dedos a medida que bajaba por el cuerpo de Brittany.

—Sí, Sanny—suspiró ella—Con tu boca.

Esto, también, no tendría tiempo para saborear. Santana tomó sus caderas, atrayendo a Brittany hacia su boca que esperaba. Pero Brittany estaba tan lista, tan cerca, que el más breve toque de la lengua de Santana la llevó al límite. Apretó sus piernas firmemente, manteniendo a Santana en ella, gritando mientras Santana succionaba su clítoris dentro de su boca.

—Oh, Dios, Sanny—gritó, su cabeza cayó sobre la almohada cuando Santana continuó succionándola.

Cerró sus ojos con fuerza, cediendo a la sensación de la boca de Santana en ella, al movimiento de su lengua en su interior. Se corrió nuevamente, levantando sus caderas de la cama, apretándose contra la boca de Santana mientras Santana drenaba el último aliento de ella.

—Sanny…—susurró, su voz ronca por las lágrimas retenidas.

Te amo.


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Brittany se movió cuando el timbre del teléfono la despertó. Santana se alejó, buscándolo a ciegas. Los ojos de Brittany se cerraron nuevamente mientras escuchaba la voz de Santana. No había ninguna emergencia, por lo que no estaba preocupada por la llamada telefónica tan temprano en la mañana.

Estaba demasiado cansada.

Hacer el amor les había tomado toda la noche bien pasada la madrugada.

—Tengo que irme, Britt—dijo Santana cuando se inclinó y besó a Brittany, sus labios permanecieron sobre ella un largo rato.

—¿Qué pasa?—preguntó adormilada.

—St. James tiene que sacar algunas vacas. Quiere que bloquee la carretera, eso es todo—Santana volvió a besarla—Vuelve a dormir, Britt-Britt.

—Uh-huh—murmuró mientras se daba la vuelta, acurrucándose contra la almohada de Santana.

Nunca escuchó a Santana cuando se fue, quedándose dormida, pero despertó poco tiempo después, sintiendo el vacío en la cama.

Y el vacío de su corazón.

Tiró de las mantas y se puso de pie, frotándose los ojos cansados mientras caminaba vacilante hacia el baño.

No haría ningún bien a quedarse aquí.

Tomaría una ducha rápida y empacaría sus cosas... y volvería a casa.

Salvo que sentía como si estuviera yéndose de casa.

Dudaba que la pequeña casa del Servicio Forestal volviera a sentirse como su casa otra vez. Trató de no pensar mientras se movía de una habitación a otra, recogiendo sus cosas. La bata roja que colgaba detrás de la puerta en el cuarto de baño. Su cepillo de dientes. Jeans y camisetas. Algunos libros de bolsillo. La fotografía con la imagen de ella y Jackson que había traído. En la cocina, vio el sacacorchos que había comprado para no tener que utilizar nuevamente el cuchillo suizo del ejército de Santana. Sonrió mientras lo sostenía, la sonrisa pronto desapareció mientras las lágrimas tomaban su lugar. Regresó el sacacorchos, dejándolo para Santana. Echó un último vistazo alrededor, con los ojos bañados en lágrimas. No había necesidad de dejar una nota.

Capitulo 41

Santana se detuvo junto a su cabaña, esperando encontrar ahí la camioneta de Brittany. No había podido contactarla durante todo el día. Cada vez que llamaba, iba al buzón de voz.

Finalmente consiguió a Noah.

—Oh, ella está afuera. Sabes que el servicio celular es incierto arriba en las montañas.

Así que lo dejó así, a pesar de tener esta incómoda sensación todo el día.

La única cosa normal sobre la noche anterior, fue cuando hicieron el amor.

Pero la cena había estado tensa, la conversación forzada. Y curiosamente, no hubo mención sobre su partida. Pensó que tal vez lo discutirían.

Algo.

Pero no.

Brittany actuó como si Santana nunca hubiera mencionado Winter Park.

Entró y cerró la puerta y todo le golpeó de inmediato.

Estaba vacío.

Ladeó la cabeza, escuchando el silencio. Se obligó a moverse entrando en su habitación, viendo el espacio vacío donde la fotografía de Jackson había estado. Tragó con fuerza, luego se dirigió al cuarto de baño, mirando el gancho vacío detrás de la puerta donde la bata de Brittany generalmente colgaba.

—Así que, sin más, Britt-Britt—dijo.

No podía creer el peso en su corazón, no podía creer lo mucho que le dolía saber que Brittany se había ido.

Saber que Brittany no iba a regresar.

Capitulo 42

—Esto es una locura, Britt.

—Ya basta, Rach.

—Sólo estoy diciendo…

—Sé lo que estás diciendo, Rach. Pero no importa. Esto es lo mejor.

—Si no hablas con ella, lo haré yo.

Brittany giró la cabeza.

—Ni se te ocurra, Rach.

—¿Así que va a ser así durante los próximos tres meses? ¿No contestarás el teléfono? ¿Te quedaras en el bosque hasta que oscurezca? ¿Mercedes y Noah y yo tendremos que mentir por ti?

—Ella no es estúpida, Rach. Ella sabe por qué me fui. Y lo dejará así. Y entonces podremos fingir que nada pasó entre nosotras y nos encontraremos aquí en el bar de Finn, seremos educadas la una con la otra y cuando llegue Noviembre, se irá para siempre. Y espero que para entonces, ya la haya superado.

Brittany sabía que nunca superaría a Santana, pero no iba a decirle eso a Rachel. Había evitado a Santana durante dos días. Pensaba que era todo lo que Santana le daría. Esta noche, Santana la encontraría. Y no quería estar sola. Así que hizo que Rachel viniera con ella al bar de Finn. Por supuesto hablaría en privado con Santana.

Pero no quería estar sola.

—Ustedes dos no habían estado aquí juntas en un largo tiempo—dijo Marley—¿Dónde está Santana?

Brittany miró a Rachel.

—Nosotras estamos como…bueno…como enfriando un poco las cosas—dijo
Brittany.

Rachel meneó la cabeza.

—Santana recibió una oferta de Winter Park para volver a su antiguo trabajo. Se marcha, por lo que Britt la está dando libertad.

—Rach, por favor—susurró Brittany.

—Es Marley. Como si no fuera a informarle más tarde de todos modos.

—¿Así que realmente se va? Pensé que ustedes dos estaban tan bien juntas. Quiero decir, parecías tan felices—dijo Marley.

—¿Felices? Sí. Sin embargo siempre supimos que era temporal. Ella igual pensaba irse en Noviembre hubiera o no llamada de Winter Park—dijo Brittany—Simplemente pensé que era mejor terminar las cosas ahora. No tiene sentido…

Pero su voz se apagó cuando Santana entró por la puerta, sus ojos se encontraron a través de la habitación. El corazón de Brittany dio un vuelco y tuvo un momento difícil para recuperar el aliento.

—Hola, damas—dijo Santana mientras se acercaba.

—¿Te traigo una cerveza, jefa?

—Seguro, Marley. Gracias—Santana se paró junto a Brittany, pero Brittany deliberadamente mantuvo su mirada alejada. Santana finalmente tocó su hombro—¿Podemos hablar, Britt?

Brittany quería decir que no, pero sabía que al menos le debía una explicación a Santana. Rachel se movió para levantarse, pero Brittany se lo impidió.

—Iremos a la mesa—dijo.

Mantuvo sus manos unidas sobre la mesa, incapaz de mirar a Santana. Si la miraba, todas sus valientes palabras significarían nada. Había pasado la mayor parte del día tratando de endurecer su corazón, sabiendo que era la única manera de salir de esto.

—¿Qué pasa, Britt?—preguntó Santana en voz baja.

—¿Qué quieres decir?

—Vamos, ya sabes lo que quiero decir, Britt.

Brittany aclaró su garganta, sin encontrarse con los ojos de Santana.

—Vas a irte pronto. Estoy segura de que tienes un montón de cosas que resolver. Embalaje por hacer.

—No. No tengo mucho que empacar.

Brittany finalmente la miró, tratando con firmeza el mantener su mirada fija.

—Bueno, la verdad, simplemente no veo el sentido de seguir como estábamos. Quiero decir, me lo pasé bien y todo, pero es el momento de poner fin a las cosas—se encogió de hombros—Se acabó. Tuvimos nuestra diversión, Santana.

—¿Santana? ¿Así de fácil? ¿No tengo nada que decir en esto?

Brittany trató de sonreír.

—Ese es tu nombre ¿no? Y tú pusiste las reglas del juego, Santana. Y creo que dijiste que si a una de nosotras no le gustaba, podíamos parar. Y como aun te vas a quedar por un tiempo, creo que deberíamos volver a la formalidad.

Santana la miró.

—¿Así que ahora no soy San o Sanny? ¿Así que vas a parar porque ya no lo disfrutas más?—se acercó más—¿Por eso gritabas mi nombre cuando hicimos el amor esa noche? ¿Porque ya no lo disfrutabas más, Britt?

—Sexo es sexo, Santana—dijo cruelmente—Podemos encontrarlo en cualquier lugar. Como tú con la esposa del alcalde o yo con una linda turista. Es hora de seguir adelante. Y como quedo en el pasado vuelves a ser Santana—trató de ignorar el dolor que vio en los ojos de Santana.

Sus palabras herían, lo sabía. Y estaban fuera de lugar. Pero no quería ser el única sufriendo.

Santana se puso de pie.

—Bueno, acabas de hacer que dejar este lugar sea jodidamente mucho más fácil. Gracias, Britt.

Brittany la vio marcharse, sorprendida de ser capaz de detenerse a sí misma de salir corriendo detrás de ella. Negó con la cabeza cuando Rachel se acercó.

No quería hablar.

Se levantó lentamente, sin mirar a nadie, mientras caminaba hacia la puerta.

Una vez en casa, cerró la puerta, se quitó la ropa y se metió en la cama.

Y lloró.

Lloró por todo lo perdido y todo lo que podría haber sido.

Lloró porque estaba sola y echaba de menos a Jackson. Lloró porque su corazón le dolía como nunca antes le había dolido. Lloró porque estaba enamorada. Y lloró porque intencionadamente le había hecho daño a la única persona que más le importaba en el mundo. La persona con la que quería pasar el resto de su vida. La persona que estaba saliendo de su mundo.

Así que lloró.

Hola, bn subi dos caps., ya que el primero era mmm corto XD, pero eso no quiere decir q esos son los dos caps. correspondiente al día de hoy, más tarde subo el siguiente! Saludos =D