[Resuelto]FanFic Brittana: Sin Condiciones (Adaptada) Cap 47 Final

Capitulo 15

Brittany se detuvo a mitad del camino hacia el último zigzag, apoyándose en sus bastones y tratando de recuperar el aliento.

Maldito deporte estúpido.

Miró a Santana que esperaba pacientemente a su lado.

—Podríamos estar en motos de nieve.

—Entonces nos habríamos perdido esta hermosa caminata.

Brittany levantó un palo y golpeó a Santana en el muslo.

—Ya te odio, López.

—Es un día hermoso, S.pierce ¿Cómo puedes odiarme?

—¡Oh, Dios mío! ¡No me llames así!—gritó mientras iba tras ella. Y si la hubiera alcanzado, le habría agarrado y le habría sacado la mierda. Así que Santana esquió alejándose de ella, su risa resonaba en el aire inmóvil—Te odio—gritó Brittany tras ella.

—Ahora, ahora.

—¡Lo digo en serio!—pero sus ojos se abrieron cuando perdió su equilibrio deslizándose, sus delgados esquís se tambalearon peligrosamente.

Oh, mierda.

Cerró los ojos mientras caía, el aguijón frío de la nieve salpicó su mejilla. Se apoyó en los codos, parpadeando varias veces para apartar la nieve de sus ojos. Escuchó el swoosh, swoosh de los esquís de Santana mientras regresaba por el camino hacia ella.

¿No era eso encantador?

—¿Estás bien?

Brittany decidió ignorar la diversión que escuchó en la voz de Santana, en cambio se concentró en sus palabras de preocupación.

—De maravilla.

Una pausa.

—¿Quieres que te ayude a levantarte?

Brittany se mordió el labio.

—No, no. Ya has hecho suficiente.

—Oh ¿y ahora me vas a culpar por este pequeño contratiempo?

Brittany rodó hacia su lado, tratando de no torcerse el tobillo en el proceso.

—Por supuesto que tienes la culpa.

—Todo porque te he llamado…

—¡No lo digas!—Brittany giró su palo y golpeó a Santana nuevamente—Simplemente me enfureces.

—Oh, ahora, vamos. Deja que te ayude.

Pero Brittany se encogió alejándose de su mano.

—Soy perfectamente capaz de levantarme.

—¿Siempre eres tan terca?

Brittany la miró.

—¿Siempre eres tan molesta?

Santana se rió.

—Si. Más o menos.

—Figúrate.

Pero después de tres intentos de enderezarse, Brittany a regañadientes tomó la mano de Santana y se dejó poner sobre sus pies. Fue en ese momento cuando Santana le sonrió con aire de suficiencia que le lanzó una palmada.
Rápida como un gato, empujó a Santana tan fuerte como pudo, tumbándola en un montón de nieve. Sonrió con malicia y luego se tambaleó de nuevo, sus esquís apuntaban en direcciones opuestas, mientras sus piernas permanecían abiertas, haciendo la división.

Oh, mierda.

Y allá se fue.

La risa de Santana se hizo eco en el bosque, provocándole otra ola de molestia. Pero cuando se sentó en la nieve, se dio cuenta de lo absurda de la situación…dos mujeres adultas actuando como niñas. Dejó que su propia risa flotara y cayó hacia atrás mirando el cielo azul sobre ellas.

—Una vez más, no creo que me gustes mucho.

—Sí, lo sé—Santana se sentó—No mucha gente lo hace.

Brittany se inclinó de nuevo y sacudió la nieve de su chaqueta. Observó cómo se desvanecía la sonrisa del rostro de Santana,

—¿Cuál es tu verdadero nombre?

—¿Eh?

—¿Tu nombre? No veo a una mamá nombrando a su hija niña solo Santana López ¿Cuál es tu segundo nombre?

—Ahora, si te dijera que voy a perder mi ventaja S.pierce.

—Es cierto. Pero no puedo imaginar que sea tan horrible.

—No, no. No es horrible. De hecho, mi mamá hizo todo lo posible para convertirme en una pequeña Marie…danza, piano, ballet…—dijo haciendo una mueca—…un momento muy estresante en mi vida.

—Marie ¿eh? Bonito.

Santana se puso de pie con facilidad, luego ofreció su mano para ayudarla a Brittany.

—Mi hermano mayor fue el primero que empezó a llamarme por mi segundo nombre Santana. Mi mamá renunció a su deseo de hacerme su pequeña bailarina cuando tenía doce años.

Brittany tomó su mano y se levantó sosteniéndola por un segundo mientras recuperaba el equilibrio.

—¿Sólo un hermano?

—No. También tengo un hermano menor—Santana se alejó—¿Es aquí donde comienzas a preguntar acerca de la familia y esas cosas?

Brittany la siguió empujando sus esquís en la ruta que Santana había creado.

—¿No es lo que haces cuando conoces a alguien nuevo? ¿No es así como se llegas a conocerlos?

—¿Quieres conocerme?

—Oye, fuiste tú quien inició esto.

Santana se detuvo.

—Es muy bonito aquí ¿Nuevamente…qué sendero es este?

—Hummel’s Ridge. Arriba en el punto de la cordillera, hay un sendero que va por la montaña hasta un arroyo. Es muy fuerte y nunca lo he probado. Tiene unos pozos profundos en los que rara vez logras pescar. Ryder Lynn dice que las truchas más grandes que jamás haya cogido vinieron de ahí.

—¿Él es el guía de pesca?

—Sí. Él nació y se crio aquí. Imagino que conoce cada arroyo, riachuelo y río en el condado.

—He oído su nombre. Pero no pesco.

Como una sombra cubriendo el sol, la expresión de Santana cambió de amable a distante nuevamente.

Sólo así.

Continuó siguiendo el rastro de Santana…realmente lo hizo con esfuerzo. A pesar de las bajas temperaturas aquí en lo alto, podía sentir el sudor en la piel por su excursión. Y estaba tan concentrada tratando de mantenerse en pie en la excursión que no pudo disfrutar de la frescura prístina de la nieve.

Finalmente se detuvo, su respiración nuevamente agitada, estaba helado a su alrededor.

—¿Un descanso?

Brittany asintió.

—¿He mencionado que odio esquiar a campo traviesa?

—Un par de veces, sí.

Brittany la miró preguntándose por la mirada seria en su rostro.

—¿De dónde eres?

—Winter Park.

Brittany negó con la cabeza.

—No. Ya sabes ¿dónde está tu familia? Tus hermanos—miró como Santana suspiraba, como desviaba su mirada.

Así que, no era un tema favorito, obviamente.

—Somos latinos, pero nos mudamos cuando yo aún no nacía a la zona de Las Vegas—respondió finalmente—Nos quedamos ahí después de la universidad. Fui un policía de las calles durante casi diez años.

—Cansada del desierto ¿eh?

—Cansada del calor, las drogas, el crimen, sí, cansada del desierto.

—¿Regresas mucho? Quiero decir ¿Tu familia sigue ahí?

Santana le dio una media sonrisa.

—¿Llena de preguntas hoy, S.pierce?

Brittany se negó a morder el anzuelo.

—Sólo conversando, eso es todo—se empujó con sus palos, esquiando para acercarse—Además, todo el pueblo tiene curiosidad por tí. Tal vez estoy pescando por información.

Santana se rió.

—Te puedo asegurar, que aparte de la esposa del alcalde y toda esa terrible experiencia, no hay secretos espeluznantes en mi armario.

Brittany la miró.

—No te creo—entonces sonrió—Sin embargo, puedes mantener tus secretos, por ahora—esquió pasando junto a ella, agradecida de que el trayecto diera un giro de bajada.

Por supuesto, para cada ladera que bajaba había otra que subía. Ya podía sentir como sus músculos protestaban. No es que ella no tuviera una buena cantidad de ejercicio durante el verano. Estaba afuera en los senderos a menudo. Pero mientras más frío agarraba, más descubría que disfrutaba de su patrullaje forestal desde la comodidad de su camioneta. Y, por supuesto, una vez que llegaba la nieve, las excursiones estaban fuera de la ecuación.

Y sabía que iba a sufrir mañana cuando sus tendones y cuádriceps se tensaran. Dejó que su impulso la llevara hasta la siguiente colina y luego se filtró en los pasos deslizantes que la impulsaron por el sendero. En la parte superior, descansó, a la espera de Santana para subir la cuesta.

Respiró profundamente, disfrutando de la fragancia de los abetos. Había una diferencia sutil en los olores del invierno y el verano. Tal vez era la nieve que hacía parecer más fresco en el invierno, pero había una limpieza en el aire que no se encontraba en el verano.

—Eres mejor de lo que demuestras—dijo Santana—Tienes un movimiento fluido natural, Britt.

—Qué no me sirve de nada cuando me caigo.

—Es un arte ponerte de pie.

—Eso me han dicho.

—Tal vez deberías trabajar en no…—antes de que el disparo del rifle fuera registrado por ella, Santana la había llevado al suelo, cubriendo su cuerpo con el suyo—¿Qué demonios estás haciendo?

—¿Supongo que no escuchaste el disparo del rifle?

—Sí, lo escuché—Brittany trató de empujarla y se movió, sólo para que Santana se deslizara entre sus piernas. Sus ojos se encontraron y Brittany se quedó sin aliento—¿Qué demonios es eso?

—Es mi arma ¿Crees que me creció un pene durante la noche o algo así?—se giró alejándose de ella—Quédate abajo—Brittany la observó mientras desabrochaba sus botas de los esquís, luego se deslizó por el sendero. Negó con la cabeza y se sentó, soltando sus propias botas—¿Qué demonios estás haciendo? ¿Estás tratando de que te maten? Dije que te mantuvieras abajo.

—Oh, Dios mío—murmuró Brittany, de pie, mirando hacia la montaña de donde vino el disparo—¡Burt!—gritó. Lo vio salir por detrás de los árboles no muy lejos de la montaña, sosteniendo con firmeza su rifle—¡Jesucristo, Burt! ¿Qué demonios te pasa? Podrías habernos herido—se dio la vuelta, encontrando a Santana sosteniendo su arma y apuntando a Burt—Baja el arma, Jefa. Es inofensivo.

—No lo creo. Él primero.

Brittany levantó sus manos.

—¿Burt? ¿Qué demonios?

—No estaba tratando de herirte. Si así fuera ya estarías muerta.

—Entonces ¿qué diablos?

Él se acercó y se detuvo para escupir jugo de tabaco, manchando la blanca nieve.

—Malditos intrusos, eso es lo que es. Ellos vienen aquí en sus malditas motos de nieve, en sus malditos esquís. Estoy harto de eso. Y esa buena para nada de la sheriff ni siquiera contesta mis llamadas.

Brittany sonrió y se volvió hacia Santana con las cejas levantadas.

—¿Algún comentario?

Santana bajó su arma.

—¿Quiere bajar ese rifle, señor?

Él le echó un vistazo.

—¿Quién diablos es usted?

Brittany rió.

—Burt, esta es la sheriff buena para nada Santana López.

Burt la estudió.

—Demonios, es bonita.

Brittany miró a Santana, con una sonrisa en sus labios.

—Un poco, sí. Pero es un poco arrogante. Definitivamente mal humorada.

—Como la mayoría de las mujeres.

Santana se adelantó.

—Disculpe, pero baje su maldito rifle.

—Impaciente también—agregó Brittany.

Burt finalmente se colgó el rifle al hombro y le tendió la mano.

—Soy Burt Hummel.

—Ah. Hummel’s Ridge.

Él asintió con la cabeza.

—Este sendero bordea la cumbre. Mi propiedad se encuentra en la montaña y por el otro lado. Y como les decía, los malditos turistas piensan que poseen toda la montaña maldita. Y quiero un poco de acción.

—¿Ha colocado letreros?

Burt resopló.

—Cuéntale, Britt.

—Ellos vienen por el cañón desde la pista de las motos de nieve. En la parte superior del cañón hay una rampa de avalancha. La nieve es profunda y tiene un ángulo increíble—dijo—Es como esquiar un diamante negro.

—Y es de mi propiedad.

—Ya veo—Santana miró a Brittany—¿Y qué piensa hacer el Servicio Forestal al respecto?

Brittany se encogió de hombros.

—Hemos puesto carteles, avisos, advertencias de peligro de avalancha. Nada los detiene. Y como sabes, sólo somos Noah y yo en esta época del año.

—¿Y quieres que mi personal haga algo? ¿Artie?—se echó a reír—Aunque sería divertido verlo cazar una moto de nieve.

—Le he pedido a Will Schuester que ponga señales en su lugar, pero dice que son por esas emociones por la que la mayoría de los pilotos vienen hasta aquí. Hummel’s Ridge.

—Bueno, entonces tendremos que trabajar en un plan—se volvió hacia Burt—Y Sr. Hummel, si me entero de que dispara con su rifle a los turistas, voy a llevar su culo en la cárcel tan rápido que no sabrás qué lo golpeó—sonrió—¿Esta claro?

Él se rascó la barba sin afeitar y luego escupió jugo de tabaco en la nieve nuevamente.

—Creo que tengo derecho a…

—Ahórreme la mierda de allanamiento de propiedad. Mi suposición es que Hummel’s Ridge está muy lejos de su casa y que sólo le molesta que los turistas se atreven a salir del bosque y entren en terrenos privados. Haremos lo que podamos para detenerlos, pero es evidente que no se puede mantener un centinela por aquí para protegerlo. Pero voy a presentar cargos de intento de asesinato en este momento por disparar contra nosotras, si no le importan mis palabras.

—¿Intento de asesinato? Britt, cuéntale. Caray, aprendí a manejar un rifle cuando tenía ocho años. No hay ningún intento de asesinato.

Santana lo señaló con el dedo.

—No más disparos a los turistas.

Brittany dio un paso adelante.

—Burt, vamos a planear algo. Puede que no sea hasta el verano. Tal vez podamos poner una valla o algo en el cañón para cortar la ruta ¿Qué te parece?

—El verano no va a ayudarme con este invierno ¿no?

—Tomaré una moto de nieve yo misma. Veré lo que puedo hacer—prometió Brittany—Pero, Burt, no puedes ir por ahí tratando de asustar a la gente con tu rifle.

—Un hombre tiene derecho de proteger su propiedad.

Brittany sonrió y le apretó el brazo.

—Lo sé, Burt. Pero tienes que dejar de preocuparte tanto. La gente va a hacer lo que tiene que hacer.

Él asintió con la cabeza.

—Sí, ellos lo harán ¿no es así?—se volvió hacia Santana—Encantado de conocerte. Tal vez tomes mis llamadas ahora en lugar de tener a esa entrometida de Tina sacándome el cuerpo. No es que yo llame por el gusto de hacerlo, ya sabes. Demonios, tengo que caminar un kilómetro hasta la cumbre sólo para obtener una señal del teléfono celular que tengo. Lo menos que puedes hacer es tomar mi llamada.

—Por supuesto.

Él les dio a ambas una breve inclinación de cabeza y desapareció en el bosque.

Brittany agarró el brazo de Santana mientras se giraba.

—Él no lo hace sólo porque es un viejo terco. Su nieto murió en Hummel’s Ridge hace unos diez años. Su único nieto. Así que quejarse de los turistas es sólo una excusa. Él no quiere que nadie más pierda su vida ahí.

—Ya veo ¿Es peligroso?

—Si no sabes lo que estás haciendo, sí. Yo diría que desde que he estado aquí cinco o seis han volteado sus máquinas al volar por la rampa. Piernas rotas, espalda rota. Tuvimos que trasladar a uno por helicóptero.

Santana la miró.

—¿Has estado ahí?

Brittany negó con la cabeza.

—No. Quiero decir, me encanta correr rápido, pero no soy tan experta—sonrió—O tan loca.
 

Capitulo 16

—¿El viejo Burt te disparó?—Noah se rió—Apuesto que al descubrir que ella era la sheriff se tragó su tabaco.

—Sobre todo cuando Santana le amenazó con acusarlo por intento de asesinato.

Noah la miró.

—Santana ¿eh?

Brittany se encogió de hombros.

—Ese es su nombre. No voy a ir por ahí llamándola jefa.

—Entonces ¿te gusta ella? ¿No la empujaste fuera de la montaña?

Brittany rió.

—Estuve a punto. Pero sí, se aligeró un poco. Pero todavía va a necesitar un poco de trabajo.

—Bien, bien. Tal vez sea posible…

—No, Noah ¿Tú también?—se inclinó sobre su escritorio y lo miró a los ojos—No trates de hacer de casamentera.

—No, no creo que vayan bien juntas. Eres demasiado independiente, demasiado fuerte de voluntad. Creo que sería entrar en conflicto con ella ya que la describiría de la misma manera.

—Uh-huh—Brittany se enderezó. No le creyó ni por un segundo—No te atrevas a repetir esto, aunque en realidad fue un poco divertido.

—Tal vez la única razón por la que odias esquiar es porque anteriormente nunca has tenido una buena pareja.

—Confía en mí, no es por eso—Brittany suspiró—He terminado por hoy. Creo que voy a ir al bar de Finn a tomar una cerveza ¿Quieres venir?

—Puede que vaya más tarde. Inicié el maldito presupuesto para la próxima temporada. Quieren reducir nuestro financiamiento nuevamente y tengo que demostrar por qué lo necesitamos—negó con la cabeza—Los malditos políticos usan el dinero en todos esos proyectos inútiles y nos dejan colgados ¿Qué piensan? ¿Que tres personas pueden manejar un millón de hectáreas de tierras forestales?

—Oh, nos las arreglaremos Noah, siempre lo hacemos.

—Sí, bueno, una vez que te devuelvan tu camioneta, es mejor que esperes que no muera porque no tengo presupuesto para las reparaciones.

—De acuerdo—sonrió al salir.

Él decía eso todos los años. De hecho, tanto como ella se quejaba del invierno, él se quejaba del próximo presupuesto. La misma cosa para ellos todos los años.

Entonces cayó en cuenta que esta sería la última vez que tendrían esa conversación particular. La última temporada de Noah. No sería lo mismo por aquí, eso era seguro. Su única esperanza era que no viniera alguien tan opuesto a Noah que no pudiese soportar trabajar para él.

Después de siete años…ocho en ese momento…este era su hogar.

Odiaría tener que solicitar una transferencia a estas alturas de su carrera.

Había estado trabajando para el Servicio por catorce años. Dieciséis más y estaría en condiciones de jubilarse. No es que su retiro pudiera mantenerla, pero al menos tendría una buena base, algo en que apoyarse si quería empezar algo nuevo o tal vez regresar a tiempo parcial.

Treinta y cinco años y pensando en la jubilación. Qué triste.


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Santana iba a saltar su comida habitual en el bar de Finn. Estaba cansada de esquiar y no quería nada más que remojarse en una tina de agua caliente y relajarse.

Por desgracia, sus habilidades culinarias eran inexistentes.

Y sabía a ciencia cierta que no había nada en su despensa o refrigerador.
Comió su última pieza de pan duro en el desayuno esta mañana. Así que se detuvo frente al bar de Finn, encantada de ver el Jeep alquilado de Brittany estacionado cerca. Con todo, su salida había sido agradable, si no te importaba recibir un balazo de rifle en la cabeza. Lo cual era usual para ella, pensó con una sonrisa.

Si Brittany estaba sola en el bar, podría optar por sentarse con ella en lugar de sentarse a solas en una mesa. Esto les daría otra oportunidad de llegar a conocerse la una a la otra. Cerró la puerta de su camioneta, sabiendo que era sólo una excusa.

La verdad era que estaba un poco intrigada por Brittany.

La mujer estaba llena de preguntas, pero había revelado poco sobre su propia vida. Tenía que haber una razón por la que se había quedado en Lake City.

Y por lo que sabía, Brittany estaba muy soltera, así que no era una mujer quien la mantenía aquí. Porque, francamente, no podía imaginar a nadie quedándose en este pequeño pueblo de buen grado. No, cuando terminara su año, se iría al día siguiente.

Brittany estaba donde había pensado que iba a estar…sentada en el bar charlando con Marley. Se acercó casualmente, ignorando las miradas de los otros clientes. Los que conocían su rutina sabían que nunca iba a la barra.

—Buenas noches, damas—dijo mientras se sentaba en el taburete con respaldo alto junto a Brittany.

Brittany le sonrió fácilmente.

—¿Eres capaz de caminar?

Santana rió.

—Hasta ahora. Mañana podría ser otra historia.

—Disculpe Jefa López, pero ¿quiere lo de siempre?

—Marley, sabes que está bien que me llames Santana—miró a Brittany observando su expresión divertida por la formalidad de Marley. Por otra parte, Marley estaba probablemente en estado de shock de que Santana pudiera decir oraciones completas—Y Tina me dijo que tenía que probar el pollo empanizado doble ¿Qué piensas?

—Oh, sí, señora, es delicioso. Viene con ensalada y patatas fritas.

—Suena muy bien. Y voy a tomar una cerveza mientras espero—se dió la vuelta en su taburete y se encontró con los ojos de Brittany, dándole un guiño sutil mientras Marley se apresuraba en llenar un vaso.

—¿Un mes de hamburguesas es suficiente para ti?

Santana se encogió de hombros.

—Cuando no cocinas, es difícil ser selectiva. Sobre todo en este pueblo.

—Me he dado cuenta que cuando las personas dicen que no cocinan, significa que no les gusta cocinar, no que no puedan.

Santana asintió a Marley quien desapareció tras poner una cerveza en frente de ella.

—¿Supongo que cocinas?

Brittany se rió.

—No, en realidad no. Quiero decir, no me muero de hambre ni nada de eso. En realidad, sé cocinar. Es que odio hacerlo.

Santana tomó un sorbo de su cerveza viendo como Brittany hacía lo mismo.

—¿Por qué estás aquí?

Brittany enarcó las cejas.

—¿Aquí?

—En Lake City—aclaró—Quiero decir, me hiciste esa pregunta una vez.

—Oh, ya veo. Lo ves como estar atrapada aquí. Y creo que tal vez lo fue el primer invierno. Se suponía que debía ser asignada a Gunnison y Blue Mesa. Pero el mismo día en que llegué, me dijeron que había sido trasladada. Y cuando vi a este pueblo y me di cuenta de lo lejos estaba, sobre todo durante el invierno, me entró el pánico. Iba a pedir ser trasladada la siguiente temporada.

—Sin embargo, estás aquí.

—Sí. Me enamoré del lugar, de la gente. Así que pensé, bueno, voy a hacer un año más y luego pido la transferencia—se echó a reír—De eso hace siete años.

—¿No echas de menos tener una relación?

—¿Quieres decir sexo? ¿Si no echo de menos tener sexo?

Santana sonrió.

—Sí.

—Por supuesto ¿Por qué crees que me llevé a Gemidos Kitty a casa conmigo?

Santana tosió y casi escupió su cerveza.

—¿Gemidos Kitty?

—Lo siento.

Santana negó con la cabeza.

—No quiero saberlo.

—Pero te dije que era una mordedora ¿no?

—No. Una vez más, no quiero saberlo.

Brittany se rió.

—Ves, es por eso que es bueno tener otra lesbiana en la ciudad, que esta soltera. No puedo hablar de mi vida sexual…o la falta de ella…con las chicas. Marley quiere darme una conferencia acerca de asentarme y Rach sólo quiere más detalles.

—Así que realmente somos las únicas solteras por los alrededores ¿eh?

—Si. En realidad, somos seis lesbianas, dos están casadas y hay una pareja que vive arriba en la montaña, más allá de la casa de Noah. Pero están en el closet o viven como ermitañas intencionalmente. Son bastante autosuficientes, por lo que he escuchado. Ellas tienen un gran invernadero para cultivar hortalizas y tienen paneles solares para energía eléctrica. Vienen a la ciudad durante el verano, pero en el invierno no, no las vemos hasta el deshielo de la primavera. Entonces sí, somos las únicas lesbianas en el pueblo.

—¿Cuánto tiempo han estado aquí?

—Vinieron un año después de mí. Así que seis años. Rach y Quinn un poco más que yo, ellas llegaron casadas.

Santana apoyó los codos en la barra, señalándole a Marley que llenar su vaso.

—Así que de nuevo ¿por qué estás aquí?

—¿Estás diciendo que debería basar toda mi existencia en la posibilidad de un romance? Tengo poco de eso aquí así que ¿debería mudarme?—Brittany se encogió de hombros—Tal vez si estuviera más joven. Pero voy a cumplir 36 esta primavera, me encanta estar aquí, me encanta la gente, me conformo con mi vida. No me quiero mudar a ninguna parte sólo para aumentar mis posibilidades de conocer a alguien con quien pudiera posiblemente tener una relación. Supongo que lo que estoy diciendo es que, a estas alturas de mi vida, no es la gran cosa, mientras sea feliz con todo lo demás—hizo una pausa—Y lo soy.

—¿Y te va bien con el coqueteo ocasional con alguien como Kitty?

Brittany volvió a reír, una risa fácil que Santana encontró agradable.

—¿Coqueteo? ¿Es eso lo que era?—Brittany se acercó y golpeó juguetonamente su brazo—¿Así es como lo llamaste? ¿Tú y la esposa del alcalde?

—Aunque Winter Park es jodidamente mucho más atractivo que Lake City, no estaba exactamente copado de mujeres gay.

—¿Asumo que la esposa del alcalde es hetero?

Santana sonrió.

—Oh, sí. Muy hetero. Y me temo que lo arruiné para ella.

—Sacudiste su mundo ¿verdad?

—Tiene 51 y nunca había tenido sexo oral.

—Oh, vaya.

—Sí, fue muy divertido, sin embargo no lo suficientemente divertido como para conseguir ser echada fuera de la ciudad—levantó la vista cuando Marley puso su bolsa en el bar—Gracias, Marley.

—O quiere comer esta noche aquí ¿jefe?

—No. Debería irme—miró a Brittany—¿Qué vas a comer?

—Oh, probablemente voy a llevarme una hamburguesa a casa—deslizó su vaso hacia Marley—Pero voy a tomar una más.

Santana tomó su bolsa y movió el taburete hacia atrás y luego arrojó un billete de diez dólares en el bar.

—La cerveza es por mi cuenta, S.pierce—bromeó en voz baja, apenas moviéndose lo suficientemente rápido como para perder el pellizco que Brittany le lanzó.

—Voy a matarte, Santana.

—Sí, si. No hagas una escena—Santana se inclinó cortésmente—Buenas noches, Britt. Te veo después—asintió con la cabeza hacia Marley antes de escapar por la puerta, dándose cuenta de que seguía sonriendo.

Sí, le gustaba Brittany.

Sería bueno tener a alguien con quien hablar, una amiga.

Pero más tarde, cuando estaba sentada a solas en su pequeña mesa, en su tranquila cabaña, terminando la última patata frita, se preguntó si podría terminar todo el año con Brittany solo como amiga. La verdad era que la encontraba atractiva. Tenían conversaciones sencillas. Nada era forzado u obligado. Pero no podía verse realmente a sí misma pidiéndole a Brittany una cita.

Por un lado ¿qué harían?

¿A dónde irían?

El bar de Finn era el único entretenimiento en el condado.

—Olvídalo.

Murmuró recogiendo los restos de su cena y tirándolos a la basura. Entró en la sala de estar, aburrida de sus pensamientos, consciente de que era demasiado pronto para ir a la cama. Se volvió en un círculo, mirando alrededor de la pequeña cabaña.

Cuando estuvo de acuerdo en aceptar este trabajo, esta era una de las cosas en las que había insistió, que el lugar donde viviría no estuviese en el pueblo.

Y que no tuviera que pagar.

Ellos le ofrecieron esta pequeña joya. Pertenecía a Sebastián Smythe, uno de los sheriffs del condado. Él le había dicho que una cabaña vacacional de caza de la que fácilmente podría acostumbrarse. Y encajaba perfectamente con ella. A seis kilómetros de la ciudad, en el límite del Bosque Nacional, sin vecinos entrometidos y absolutamente ningún tráfico. Y estaba aburrida y solitaria y empezaba a pensar en cosas locas.

Como preguntarse si Brittany sería tan enérgica en la cama así como lo era fuera de ella.

Capitulo 17

Brittany levantó la mirada cuando se abrió la puerta, sonriendo cuando Rachel asomó la cabeza.

—Hey, chicas—dijo ella entrando con una canasta de picnic—Traje el almuerzo.

—Aburrida ¿verdad?

—Completamente—Rachel se sentó junto al escritorio de Brittany y le guiñó un ojo a Mercedes—Además, he oído todo tipo de rumores. Vine a comprobarlos.

Brittany miró a Mercedes sospechosamente.

—¿Qué tipo de rumores?

—Tú y la jefa López pasando tiempo juntas.

Brittany puso los ojos.

—Santo cielo. Fuimos a esquiar.

—Eso por sí mismo es una gran noticia. Odias esquiar.

—Sí, lo sé. Noah me obligó.

—¿Y la cena?

—¿Cena? No tuvimos una cena.

—Mi fuente me dijo que fueron vistas en el bar de Finn juntas.

—Sé que tu fuente es Marley y ella sabe muy bien que Santana sólo se detuvo para charlar mientras esperaba su cena.

—¿Santana? Eso es algo familiar ¿no es así?

—Rach, deja de buscar algo en eso—la señaló con el dedo—Y no trates de hacer de casamentera—Brittany miró a Mercedes—Y tú, sé que fuiste quien le contó lo del esquí. Y sabes muy bien que no quería hacerlo.

—No sé de qué estás hablando, Britt—dijo Mercedes mientras se levantaba—Pero es hora de comer. He quedado con Tina en el café.

—Te lo juro, no puedo cagar sin que la mitad del pueblo se entere—dijo cuándo Mercedes cerró la puerta.

Rachel rió.

—Es invierno. No hay nada más que hacer. Me temo que tu vida amorosa es la atracción principal.

—¿Vida amorosa? No tengo una vida amorosa.

—No, todavía no, pero estamos trabajando en ello.

—En serio, tienes que detenerlo. Así que fuimos a esquiar. No es gran cosa. Nos vimos en el bar de Finn. Nuevamente, no es inusual. Ella come ahí casi todas las noches. Eso no fue como una cita o algo parecido—acercó la canasta—¿Qué trajiste, de todos modos?

—Estofado.

Brittany sonrió.

—Qué dulce. Mi favorito—sacó los dos cuencos cubiertos y los colocó sobre su escritorio, luego puso a un lado la cesta—Me encanta cuando me traes tus sobras.

—No se puede hacer un poco cuando estás haciendo guiso o sopa. Además, sabes cómo se ponen mis hijos cuando se trata de las sobras.

—Sí. Esa es una de las cosas que echo de menos cuando no trabajas durante el invierno, no como tan bien.

—Hablando de comer, vas a estar por tu cuenta para la Navidad este año—dijo Rachel mientras quitaba la tapa a cada cuenco entregándole una cuchara a Brittany—La mamá de Quinn está alquilando una casa de playa en el sur de la Florida para las fiestas. Dijo que se niega a que todos viajen en la nieve, sólo para que podamos estar juntos.

—¿La playa? Eso no es la Navidad—dijo Brittany. Dio un mordisco y gimió—Esto está muy bueno.

—Gracias. Y lo sé. Estaremos construyendo muñecos de nieve en la arena.

—Supongo que será un buen descanso. A los niños les encantará la playa.

—Sólo desearía que lo hubiera consultado con todos en lugar de hacerlo. Es tan…ella, sólo pensando en sí misma.

—Oh, pasarás un buen tiempo—dijo—Sabes, soy de Florida. Solo tendrás que acostumbrarte a que la Navidad es caliente. No es gran cosa.

—Y yo soy de Ohio y uno se acostumbra a que haya nieve en Navidad—respondió Rachel sacándole la lengua a Brittany—No trates de calmarme. Se me permite estar enojada con mi suegra si quiero estarlo.

Brittany sonrió.

—Lo siento. No me di cuenta que el factor control estaba pasando por aquí. Pensé que estabas molesta porque te ibas a la playa—agitó la cuchara en el aire—Por supuesto, tienes todo el derecho de estar enojada con ella por organizar un tan horrible, horrible viaje.

—Oh, cállate. A ver si te vuelvo a traer el almuerzo.

Brittany sacó el último cajón de su escritorio y se inclinó hacia atrás en su silla y apoyó los pies en la parte superior del cajón, equilibrando el cuenco sobre su estómago. Esto era algo que echaba de menos cuando Rachel se retiraba durante el invierno, ella trayéndole las sobras para el almuerzo.

—Sabes, no te haría daño venir más seguido por aquí. Aunque no estés trabajando, aún podemos caernos por el bar de Finn para comer de vez en cuando.

—Lo sé. Pero estoy tratando de cubrir mi parte de ser una madre y una ama de casa productiva. La casa está limpia, la lavandería está hecha y la cena está en la mesa cuando el marido y los niños llegan a casa, mientras Quinny cumple su parte también.

—Qué aburrido ¿Y puliste los cubiertos y sacaste el polvo a todos los estantes? ¿O eso le toca a Quinn?

—Eso suena aburrido ¿no es así? Y no te encojas, pero he empezado a ver telenovelas de nuevo, es decir, eso lo hizo Quinny.

—Este año juraste que no ibas a quedar enganchada con ellas nuevamente—Brittany le recordó.

—Bueno, si hubieras tenido una vida amorosa de la qué hablar, tal vez no tendría que hacerlo.

Brittany sonrió dulcemente.

—Disfruta tus novelas, entonces. Después del último encuentro con Gemidos Kitty, creo que es más seguro permanecer célibe.

Célibe, sí, pero eso no significaba que no podía mirar.

Y Santana López era demasiado atractiva para simplemente dejarlo pasar.


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—Está bien, así que tú estabas aquí primero la otra noche y ella entró y se unió a ti en el bar—dijo Marley mientras llenaba un vaso para ella—Esta noche, ella llegó primero, está sentada en su puesto de siempre y tu entras y la ignoras totalmente—deslizó la cerveza hacia ella—¿Qué pasa con eso?

—No pasa nada. Pero si voy ahí a hablar con ella, se lo dices a Rach y ella se lo dirá a Mercedes. Entonces, la mitad del pueblo va a pensar que algo está pasando entre nosotras. Lo que no es así.

Marley rió.

—Como si no te acabara de ver analizándola.

—No lo estaba.

—Si lo estabas.

Brittany sintió que se ruborizaba.

—Está bien, nunca he dicho que no sea atractiva ni nada. Lo es. Solo que no es mi tipo.

—Oh, deja de ser tan terca y ve a hablar con ella. Voy a preparar su cena.

Brittany suspiró.

—Una vez más ¿qué pasa con ustedes a las personas que conozco tratando de buscarme un ligue? ¿Soy tan patética que todas sienten lástima por mí?—Brittany entrecerró los ojos—¿Y por qué nadie intenta ligarte con alguien?

—Oh, por favor ¿Con quién me ligarían?

—Tal vez deberías ir a la universidad después todo.

—Eso no es algo que le dices a alguien que está a punto de cumplir los treinta—Marley se acercó más—Además, los únicos individuos elegibles por aquí son los vaqueros de temporada que trabajan en el Rancho de St. James—negó con la cabeza—Y no estoy interesada—hizo un gesto nuevamente hacia Santana López—Pero ella es linda. Deberías ir y hablar con ella.

—Santo cielo—Brittany se levantó y tomó su cerveza—Está bien, iré a hablar con ella—mientras caminaba a través de la barra, a pesar de que las conversaciones se mantenían a su alrededor, sintió ojos sobre ella mientras se acercaba a la mesa de Santana.

—Finalmente te convenció de venir ¿eh?—dijo Santana sin apartar los ojos de la revista que había estado leyendo.

—Me temo que ella está tratando de hacer de casamentera—Brittany se deslizó en la silla frente a ella—Junto con Rach. Estoy bastante segura que hay una conspiración.

Las cejas de Santana se dispararon.

—¿Conmigo?

—Por supuesto que contigo.

—Nuevamente ¿Quién es Rach?

—Trabaja conmigo. Está por temporada. Ella y su esposa son buenas amigas mías, son las otras lesbianas, te conté antes de ellas recuerdas.

—Ya veo—tiró la revista a un lado y cruzó las manos—¿Y qué piensas de eso...eso de las actividades de casamenteras?

Brittany rió.

—Les dije que no eras mi tipo.

—Eso está bien. Soy siniestra o algo por el estilo ¿Fue eso lo que dijiste?

Brittany giró su vaso entre sus manos.

—En realidad, pensaste que yo quería dormir contigo y cortésmente dijiste que no estabas interesada.

Santana miró al otro lado de la mesa y la miró a los ojos.

—Hablando de eso, tal vez deberíamos reconsiderar esa conversación.

—¿Qué quieres decir?

—Quiero decir que tal vez deberíamos reconsiderar.

Los ojos de Brittany se ampliaron.

—¿Reconsiderar dormir juntas? ¿Hablas en serio?

Santana se encogió de hombros.

—¿Por qué no?

—Por un lado, no estabas interesada ¿recuerdas?

—No estoy interesada en tener citas con alguien, no.

Brittany la miró.

—¿Y por qué? No es que quiera tener citas contigo tampoco—Brittany aclaró rápidamente—Las citas llevan a eso de ser una pareja. Eso lleva a vivir juntas.

—Tienes un problema con la monogamia ¿verdad?

—No, no. No es eso. Es sólo que es un gran ciclo. Viven juntas un par de años, se aburren, se separan, inicias todo con otra persona y haces lo mismo. No veo el punto.

—Eso es una locura. El punto es que si te enamoras de alguien quieres estar con ella, lo que significa vivir juntas.

—Sí, bueno, no estoy interesada en eso.

—¿Pero está interesada en el sexo?

Santana sonrió.

—Me gustas. Creo que te gusto. Somos casi de la misma edad y estamos solteras.

—Así que...quieres tener sexo… ¿conmigo?

—Es la mitad del invierno y estoy pensando que las dos ya estamos enloqueciendo del aburrimiento. Sé que yo lo estoy ¿Qué daño podría haber con que nos reunamos en una noche fría y liberemos un poco de energía acumulada? Sin condiciones. Sólo una física, relación sexual.

Brittany la miró, sorprendida por sus palabras.

—¿Y lo dices en serio?

—Mira, si la idea de dormir conmigo te resulta asquerosa, simplemente lo dices. Quiero decir, somos amigas. O nos estamos convirtiendo en amigas. Y si piensas que no podemos seguir siendo amigas…

—¿Con el sexo a un lado?

—Si

—¡Oh, Dios mío! No puedo creer que estemos teniendo esta conversación. Nunca he hecho nada como esto antes.

—Sin embargo, tienes relaciones sexuales con una perfecta desconocida.

—Estaba borracha. Y solitaria—se inclinó hacia delante—Así que esto sería una vez a la semana o ¿qué cosa?

Santana tomó el papel empapado y le dio vuelta entre los dedos.

—No lo sé. Lo que queramos, supongo.

Brittany sonrió.

—Así que ¿tendremos una señal secreta? Ya sabes ¿para dejar que la otra sepa?

—Así que ¿ya lo estás tomando a broma?

—No. Estoy sorprendida de que en realidad estoy considerando esto. Como ya sabes, no estoy segura de que siquiera me gustes.

—Eso no es cierto.

—No, supongo que no lo es. No he tirado mi cerveza sobre tu rostro debido a esta propuesta.

Santana se acercó más bajando su voz.

—Mira, si lo intentamos y encontramos que no va a funcionar, entonces nadie tiene que saberlo. Sólo nos ocupamos de nuestros negocios. Si es agradable para los dos entonces ¿qué tiene de malo? Estaré aquí once meses más y luego me voy. Y, francamente, la idea de pasar once meses sin compañía femenina no es tan atractiva.

—Dime algo Jefa López ¿haces este tipo de proposiciones a menudo?

Santana levantó la vista cuando Kurt trajo su cena.

—Gracias, Kurt.

—Seguro ¿Puedo ofrecerte algo más? ¿Britt?

—Necesito otra cerveza, Kurt.

o tal vez debería cambiar a algo más fuerte

¿Un romance sin ataduras con Santana López?

Dios mío...

Santana se levantó y puso su dinero bajo su vaso de cerveza vacío.

—Y no, nunca he hecho este tipo de propuesta a nadie. Nunca he estado en el exilio antes.

Brittany la vio alejarse, sus ojos demorándose en su trasero.

Oh, vaya. Un muy lindo trasero.

¿Se atrevería a estar de acuerdo con esto?

¿Con este loco plan?

Sería un largo y frío invierno, razonó. Y no estaba Jackson en casa para hacerle compañía.

Quizás Santana estaba en lo cierto.

¿Qué daño podría hacer?

Negó con la cabeza.

¿Seguramente no estaba considerando esto seriamente?

¿Estaba tan solitaria, tan hambrienta de contacto físico que consideraría tener sexo con Santana López sólo por diversión?

Sin compromiso.

Sin ataduras.

Diablos, sin reglas.

Sólo sexo.

Sexo en aras de tener relaciones sexuales.

Pensó que debería estar avergonzada…o mejor aún, disgustada…por la proposición.

Pero no lo estaba.

Porque, sí, Santana López no era su tipo, no.

Pero era linda, atractiva y Brittany podía imaginar cómo se vería su cuerpo desnudo.

Oh, vaya.

—Hey—saltó asustada cuando Marley le trajo su cerveza fresca—¿Vas a volver a la barra o te quedaras ahí sentada?

La miró como si fuese una tonta.

¿Debería decirle?

¡Por Dios, no!

Así que asintió con la cabeza.

—Iré a la barra.

—¿Estás bien?

—Sí, estoy bien ¿Por qué?

—Te ves un poco pálida. ¿Te molestó la jefa o algo?

—Algo—murmuró Brittany mientras seguía a Marley hacia la barra.

Capitulo 18

Santana miró por la ventana hacia la oscuridad, escuchando distraídamente mientras el café goteaba lentamente en la olla, expulsando vapor desde la parte superior de vez en cuando. La inquietud que había estado sintiendo desde hacía un par de semanas no había disminuido y ahí estaba ella, mirando hacia la calle desierta, hacia la luz solitaria parpadeante sobre el bar de Finn, ni siquiera un atisbo de sol que penetrara en la oscuridad. Negó con la cabeza, preguntándose qué la había poseído para hacerle anoche esa propuesta tan absurda a Brittany.

¿Estaba tan solitaria?

¿Tan desesperada de compañía femenina que le había propuesto algo así a la única lesbiana en la ciudad?

—Eso parece.

Por supuesto, el hecho de que Brittany no le hubiera lanzado la cerveza en el rostro…o peor, una bofetada…era un poco intrigante.

¿Brittany lo estaría considerando realmente?

Santana dejó escapar un suspiro, preguntándose cuál sería su reacción si Brittany apareciera en su puerta, completamente preparada para aceptar su proposición.

¿Qué haría?

Se apartó de la ventana, en dirección hacia el olor del café recién hecho.

Oh, sabía exactamente lo que iba a hacer.

Brittany era atractiva y agitaba lo suficiente su interés sexual como para hacer de una relación física algo atractivo. Suponía que lo mismo era verdad para Brittany.


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Estaba lo suficientemente frío esta mañana como para ser incómodo y Brittany aumentó un poco la calefacción en su camioneta.

La verdad estaba contenta de haberla recuperado. Tan divertido como había sido tener el jeep, no era completamente hermético y estaba pasando un mal rato tratando de entrar en calor.

Los uniformes del Servicio Forestal no estaban diseñados para el invierno así que no podía conservar tanto calor debajo de la camisa de algodón.

Sin embargo, tampoco estaban diseñados para el verano y terminaba sofocada en el algodón verde monótono. Noah se había acostumbrado a que ella rompiera el código del uniforme…vaqueros en el invierno y pantalones cortos en el verano. Excepto cuando sus jefes hacían una visita, entonces ella obedientemente se ponía los pantalones de algodón verde monótono a juego con la camisa verde monótona. Y por qué estaba encima de su armario tan temprano esta mañana, no era tan sorprendente como lo había esperado.

Eso llenaba su mente de cosas triviales y le impedía evaluar nuevamente la proposición que Santana López había puesto sobre la mesa la noche anterior.

Porque francamente, la había repetido tantas veces, que sentía como si no hubiera dormido en absoluto.

No, eso pasó porque en vez de dormir, se la pasó imaginando estar en la cama con Santana López…en la cama, desnuda y teniendo relaciones sexuales.

Apretó el volante, tratando de alejar las imágenes que aún estaban frescas en su mente.

Muchas cosas la sorprendían.

Primero, que realmente estaba tomando en cuenta la proposición.

Y segundo.

¿Cómo podía saber cómo luciría Santana López desnuda?

Pero en su mente sin duda, anoche pudo imaginar vívidamente como luciría sin ropa, sus ojos oscuros pensativos mostrando más de lo debido, su cabello rebelde hecho un lío y revuelto después de hacer el amor.

—Oh, santo cielo—dijo mientras apagaba rápidamente el fuego abriendo la ventana.

Era una locura siquiera pensarlo, mucho menos considerar hacerlo.

Por un lado, estaría por todo el pueblo, sin importar cuán discretas planearan ser.

¿Y realmente quería a la gente escudriñando su vida amorosa?

Todo el mundo sabía que la jefa López estaría ahí sólo por un año.

¿Qué diría eso de Brittany si mantenía una aventura con ella, sabiendo que se iba?

¡Entonces todo el mundo sabría que había sido sólo por sexo!

Por supuesto, podrían hacer una prueba, como Santana había sugerido.

Tal vez no eran compatibles en la cama.

Tal vez sería incómodo.

Tal vez no habría energía sexual entre ellas.

O tal vez sería fabuloso y a Brittany le importaría muy poco lo que todo el mundo dijera.

Sería por sexo y sexo fabuloso.

—Has perdido la cabeza—susurró mientras avanzaba por el desvío de Alpine Loop siguiendo hacia Henson Creek.

El circuito era fuerte en verano cuando los jeeps y los camiones 4x4 descendían sobre él, el paseo desde Lake City hacia Silverton mientras el rudo camino abrazaba Engineer Mountain y Cinnamon Mountain, mostraba una vista más impresionante que la anterior.

Incluso después de siete veranos aquí, todavía encontraba tiempo, al menos una vez cada temporada, para alquilar un Jeep de la gente de Alpine Rocky y arriesgarse con Engineer Pass que estaba a trece mil pies.

Sus súplicas a Noah sobre necesitar su propio Jeep para patrullar las carreteras del Servicio Forestal no habían logrado su objetivo.


La carretera estaba desierta esta fría mañana, como lo estaría el resto del invierno a excepción de aquellas almas aventureras que conducirían hacia los límites de Cinnamon para esquiar a campo traviesa a lo largo de la cumbre. Realmente manejar esta mañana no era más que una excusa para salir y pensar.

No había campings que vigilar, ni licencias de pesca que validar, ni advertencias que emitir para las personas que salían de la carretera donde no debían. Sin turistas, ni preocupaciones.

El invierno se alzaba.

Un largo y frío invierno.

Un largo, frío y solitario invierno.

Pero no tenía que ser solitario.

Ni siquiera tenía que ser frío.

El sexo caliente aliviaría ambas cosas.

Sexo caliente con Santana López.