[Resuelto]FanFic Brittana: Sin Condiciones (Adaptada) Cap 47 Final

Capitulo 19

Santana vio la camioneta de Brittany estacionada en el Bar de Finn y casi se detuvo. No habían hablado en dos días y no quería incomodar a Brittany acosándola en el bar.

Le daría una semana.

Si no pasaba nada, entonces volvería a su manera solitaria, se sentaría en su mesa sola, a la espera de la cena que comería sola en casa. Pero tenía la sensación de que no tendría que esperar una semana. No habían hablado, pero Santana había visto hoy a Brittany en la calle mientras ella y Mercedes pasaban frente a la oficina del sheriff dirigiéndose a almorzar.

Sus ojos se encontraron a través de la ventana y en ese instante, Santana vio lo que esperaba ver…una mirada secreta entre ellas, una mirada que indicaba que Brittany estaba interesada.

Si ella seguía o no ese interés era otra historia.

Así que condujo frente al bar dirigiéndose hacia las afueras del pueblo, girando al llegar al camino de tierra que la llevaría a su hogar temporal. No tenía duda de que Brittany sabía dónde vivía, aunque no habían hablado de eso. Como la mayoría de los residentes de este pequeño pueblo de montaña, asumió que Brittany sabría casi todo de todos.


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Brittany giró su cerveza, mirando hacia arriba cada vez que se abría la puerta, en busca de Santana. Porque si Santana se presentaba, entonces eso significaba que no estaba en su casa esperando por ella...esperando por ella para tener relaciones sexuales.

Oh, vaya.

—¿Estás bien?

Brittany sonrió a Marley y asintió.

—Por supuesto

Marley se acercó más.

—Pareces nerviosa—miró hacia la puerta—La jefa tiene treinta minutos de retraso. Me pregunto si va a saltar la cena esta noche—Brittany se encogió de hombros con indiferencia—¿Quieres una hamburguesa?

—No, estoy bien.

Marley se trasladó hasta el otro extremo de la barra para esperar a Ken Tanaka y Brittany deslizó nuevamente su mirada hacia la puerta.

Sabía que Santana no iba a venir.

Sabía que Santana estaba esperándola.

Lo sabía por la mirada que habían compartido hoy. Sólo una breve mirada, sus ojos se encontraron a través del cristal de la ventana de la oficina del sheriff.

Pero esa mirada lo decía todo… Santana estaba esperándola.

En esos pocos segundos que sus ojos se encontraron, Brittany estaba lista para decir sí, sí, sí a su propuesta. De hecho, si Mercedes no hubiera estado con ella, podría haber entrado para decirle a Santana que si en ese momento.

Pero el momento pasó y ella y Mercedes entraron a la cafetería, Mercedes no fue consciente de la mirada entre ellas.

¿Y ahora qué?

Santana estaba esperando y ella estaba aquí sentada, contemplando una cerveza que ya se había calentando, haciendo caso omiso de Marley y todos los demás en el bar, tratando de calmar sus nervios y encontrar el coraje para hacer lo que quería hacer.

Ir con Santana López.


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Santana acababa de poner otro leño en el fuego, cuando escuchó el golpe de una puerta de camioneta cerrándose.

Ladeó su cabeza, sus entrañas le decían que Brittany estaba a punto de llamar a su puerta. Y sus nervios le dijeron que no estaba segura de que estar preparada para eso. Miró a su alrededor, la lámpara en la esquina generaba la única luz además de las llamas del fuego.

Después del rápido…silencioso…toque en su puerta, respiró profundamente y abrió.

Brittany estaba ahí de pie, sus ojos moviéndose nerviosamente. Santana le ofreció una pequeña sonrisa, esperando que eso calmara a Brittany.

Y a ella misma.

—Tengo dos reglas—dijo Brittany.

Santana asintió.

—Está bien.

—Quiero mantener esto lo más discreto posible y...y sin besos.

Santana levantó una ceja.

—¿No te gusta besar?

—No, no, no es eso. Me encanta besar. Para mí, besar es la cosa más personal…íntima…y romántica que puedas hacer.

—Está bien ¿Y?

—Y para mantener esta...esta cosa…—dijo señalando entre las dos—…como un acto físico, solamente sexual, creo que besar no debería ser permitido.

—Ya veo—Santana tomó la mano de Brittany y la arrastró a través del umbral, cerrando la puerta detrás de ella. La mano de Brittany era cálida y ella la apretó, de pie cerca de ella, usando la puerta para evitar que Brittany escapara—Puedo vivir con tus reglas, Britt—dijo en voz baja—Supongo que te refieres solamente a besos en los labios—se acercó aún más, notando como Brittany tragaba nerviosamente. Movió su boca a la oreja de Brittany—No tienes problemas si te beso aquí ¿verdad?—escuchó como Brittany contenía el aliento—¿O aquí?—susurró mientras movía sus labios contra el cuello de Brittany.

Olía a limpio y a fresco y Santana dejó que sus labios permanecieran por más tiempo.

—Oh, Dios—Brittany susurró antes que sus manos se deslizaran hacia arriba por los brazos de Santana.

No dijo más palabras.

Brittany se inclinó hacia atrás, ofreciéndose a sí misma. Santana levantó el suéter de Brittany y luego tiró de la camiseta debajo de él, sacándola de los vaqueros de Brittany, sus carnosos labios todavía mordisqueaban suavemente el cuello de Brittany. Su primer contacto con la carne caliente hizo tambalear sus sentidos. Sus manos se deslizaron a través de la piel de Brittany, descansando justo debajo de sus pechos. Levantó la cabeza, encontrando los ojos de Brittany, su respiración estaba tan agitada como la de Brittany y el suave sonido llenó la cabaña.

—¿Está bien?—susurró.

Los ojos de Brittany se cerraron.

—Sí.

Sí.

Ahuecó los pechos llenos de Brittany, empujando impacientemente el sujetador hacia un lado, dejando que sus pechos llenaran sus manos.

Sintió los pezones duros hincándose en sus manos y gimió, deseando que su boca estuviese ahí. Sin pensar, sacó el suéter y la camiseta de Brittany sobre su cabeza y casi arrancó el sostén mientras lo desabrochaba y lo dejaba caer al suelo.

—Hermosos—susurró mientras su boca encontraba uno de los pechos de Brittany.

Sintió las manos de Brittany enredándose en su cabello, abrazándola, gimiendo suavemente mientras Santana jugueteaba con su pezón con la lengua.


Como llegaron a la alfombra, Santana no tenía ni idea, pero mientras su boca se daba un festín, sus dedos hábilmente desabrocharon los vaqueros de Brittany y bajaron la cremallera. Brittany la ayudó empujando el material ofensivo a un lado, pateando impacientemente los pantalones de sus piernas.

Santana levantó la cabeza, encontrándose con los ojos de Brittany en el suave resplandor de la luz del fuego, su cuerpo desnudo brillaba ardiente.

Un cuerpo desnudo al que estaba a punto de hacerle el amor.

Buscó cualquier atisbo de incertidumbre en los ojos de Brittany y no lo halló.

Sus ojos brillaban por la excitación, su boca estaba entreabierta, sus pechos subían y bajaban con cada respiración rápida que daba. Dejando que sus labios besaran y mordisquearan la carne caliente de Brittany, Santana se movió hacia abajo por su cuerpo, disfrutando el sabor de la piel de Brittany.

Una mano delicada todavía descansaba sobre su cabeza, con los dedos todavía enredados en su cabello, instándola a bajar. Los gemidos silenciosos que Brittany pronunciaba, el sutil movimiento de sus caderas, su respiración rápida…hicieron que Santana quisiera darse prisa, queriendo dar a Brittany lo que tan obviamente deseaba. Sin embargo se tomó su tiempo, jugueteaba con la piel de Brittany con su lengua, deslizando sus manos hacia abajo por sus piernas y luego hacia arriba nuevamente, sintiendo la humedad entre sus muslos.

—Santana, por favor—susurró mientras Santana besaba el interior de su muslo aun jugueteando con ella. El aroma almizclado casi hizo girar su cabeza y separó los muslos de Brittany, ahuecando sus caderas, gimiendo de placer cuando su boca se apoderó de ella, saboreándola por primera vez. La agarró con fuerza cuando las caderas de Brittany subieron, moviéndose lentamente contra su boca, los dedos en su cabello se abrían y cerraban mientras Santana chupaba su clítoris hinchado—Oh, Dios, sí—susurró Brittany—Sí, sí—cuando el orgasmo de Brittany amenazó, Santana se movió, metiendo dos dedos profundamente dentro de ella mientras su lengua se movía sobre su clítoris, más rápido y más rápido, amando los sonidos que Brittany estaba haciendo, sintiendo como se apretaba contra sus dedos. Las caderas de Brittany se elevaron del suelo y gritó sacudiéndose violentamente contra el rostro de Santana antes de hundirse lentamente en el suelo, otra vez—Dios mío—Santana sonrió mientras sus dedos se deslizaban de Brittany y apoyaba la mejilla en la cara interna del muslo de Brittany, escuchando su respiración agitada mientras la mano de Brittany continuaba moviéndose a través de su cabello. Después de un momento, la mano de Brittany se quedó inmóvil y Santana la escuchó tomar una respiración profunda—No tengo nada de ropa puesta…—murmuró.

Santana se volteó.

—Ya lo veo.

—¿Cómo sucedió eso?

—¿No lo recuerdas? ¿Quieres que te lo demuestre de nuevo?

Brittany se rió en voz baja.

—No, no. Estoy bien—se apoyó en un codo—Pero tal vez ¿podrías perder tu suéter?

—¿Sólo el suéter?

—Por ahora—Santana se sentó y obligada, lanzó su suéter encima de los vaqueros desechados de Brittany—Oh, vaya—susurró Brittany—Santana esperó, observando cómo viajaba la mirada de Brittany sobre sus pechos desnudos. Casi se estremeció cuando Brittany bajó la cabeza, cuando sintió el cálido aliento de Brittany acariciando sus pezones, cuando sintió el primer toque tentativo de la lengua de Brittany. Entonces fue acostada sobre la alfombra y los dedos de Brittany atacaron el botón de sus vaqueros—Desnuda—murmuró contra su pecho—Te quiero desnuda, Santana.

Y nuevamente, Santana se vio obligada a seguir ordenes.

Capitulo 20

Santana se descubrió silbando mientras se dirigía a su oficina. La extraña mirada que Tina le dio la hizo detenerse inmediatamente.

¿Quién hubiera sabido que una noche de sexo…un muy grandioso sexo…podría ponerla en un estado de ánimo tan alegre?

—¿Llegando tarde hoy jefa?

Santana miró el reloj grande colgado en la pared por encima de la mesa de Tina.

—Ni siquiera son las ocho. Además, no era consciente que me habían puesto horario, Tina.

—Es sólo que no he tenido que hacer café en casi dos meses, tomando en cuenta que me había ganado cada mañana. Me sorprendí al encontrar el lugar vacío esta mañana. Pensé que tal vez algo le había sucedido.

—Bueno, espero que no hicieras la danza feliz, porque todavía estoy aquí—pasó de largo por su puerta y fue directamente por el café—Tendrás a Artie como tú jefe, tarde o temprano—agregó.

Tina murmuró algo tan bajo que Santana no logró escuchar y sonrió mientras se dirigía a su oficina.

Sí, iba a ser un gran día.

Giró su silla para hacer frente a la pequeña ventana mientras su ordenador arrancaba. El sol brillaba, el cielo estaba sin nubes, el aire fresco y limpio.

Un día hermoso.

De hecho, la mejor mañana que pudiera recordar desde que había estado en Lake City.

—Oh, Santana, un rollo en el heno seguro que te tiene de buen humor—dijo en voz baja.

Se preguntaba si el día de Brittany había comenzado de la misma manera. A pesar de ser su primera vez juntas, habían hecho de ella algo inolvidable.

Incluso con la regla de Brittany de nada de besos, se habían manejado muy bien y estaba exhausta cuando Brittany se fue alrededor de la medianoche.

Cansada…y oh tan saciada…que se había quedado dormida al instante y no se había despertado hasta después de las siete de la mañana.

Su último encuentro sexual, con la esposa del alcalde, había sido insignificante, en comparación con lo que había compartido con Brittany. Una cosa era cierta, eran totalmente compatibles en la cama.

Por desgracia, no habían hecho planes para un segundo encuentro. Lo que significaba que tendría que esperar nuevamente hasta que Brittany estuviera lista.


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Brittany sintió los ojos de Mercedes sobre ella y esperaba…rezaba… que su noche de amor libre con Santana López no estuviera plasmado en su rostro.

Plasmado y deslumbrante.

Se dió la vuelta fingiendo interés en el papel que estaba leyendo. Tomó un bolígrafo y forzó un ceño en su frente, fingiendo estar absorta en el último informe de tráfico emitido por su distrito.

Así fue, hasta que Noah le dio un golpecito en el hombro, lo que la hizo saltar.

—¿Tienes que acercarte sigilosamente de esa manera? Dios—dijo tratando de cubrir su vergüenza.

—Sin duda ese informe no puede ser tan interesante ¿Qué tenemos? ¿Cinco visitantes el mes pasado?

Brittany lo miró con ironía.

—Seis. Y está tan sesgado. Es decir, cada una de las motos de nieve en el hospedaje llegaron a nuestros senderos en un momento u otro.

—Y si no se registran es como si nunca hubieran estado allí—dijo Noah—Pero todo el mundo tiene el mismo problema ¿Crees que tienen una cuenta actualizada en Blue Mesa?

—No. Pero es un gran lago. Ellos estiman sus cifras en el extremo superior ¿Por qué no pueden hacer la nuestra?

—¿En base a qué? Los campamentos de verano son fáciles y tenemos cifras decentes ¿Pero en invierno? No tienen nada que usar, solo los senderos señalados. Siempre ha sido así. Ya lo sabes.

—Sólo estoy diciendo, que no es de extrañar que no tengamos presupuesto para trabajar. ¿Por qué no hacemos que Will haga que se registren?

—Will es un hombre de negocios—dijo Noah—Él no está preocupado por nuestras cifras, nuestro presupuesto o incluso nuestras reglas.

—¿Quieres decir Hummel’s Ridge?

—Sí. Él sabe…así como nosotros sabemos…que Hummel’s Ridge es una gran atracción para él ¿Y qué si está en propiedad privada? Convenientemente tenemos un sendero que bordea la cumbre. Y cuando alguien le pregunta cómo llegar hasta ahí, les dice que se dirijan por el cañón.

—Está bien. Entonces ¿qué tal si ponemos algunas señales que digan que vamos a empezar a emitir citaciones para aquellos que no se registren? Podríamos citar alguna norma de seguridad o algo así.

Noah sonrió.

—¿Por qué tanto interés en nuestros números, Britt? ¿Tienes miedo de que ahora tu posición vaya a ser recortada en los inviernos?

Brittany se encogió de hombros.

—Nunca se sabe. Cuando te vayas ellos podrían traer un culo duro. No le tomaría más que un par de semanas durante el invierno, darse cuenta que no sucede mucho por aquí.

—Oh, Britt, deja de preocuparte. Tu trabajo está seguro—él se sentó en la esquina de su escritorio y juntó las manos—Recibí una llamada de la jefa López hace rato.

—Oh ¿sí?—comentó Brittany despreocupadamente tanto como le fue posible.

—Parece que quería mi aprobación antes de pedirte que le ayudaras con algo.

Brittany tragó.

—Uh-huh—entonces sus ojos se abrieron—Por favor dime que no es más esquí a campo traviesa.

Él se rió.

—Me temo que sí—la mataré—Viendo que no estás ocupada…dicho tú misma…no podía rechazarla.

—Muchas gracias.

—Dijo que quería subir hasta donde pescaban. Le dije que Ryder Lynn era su hombre, pero ella dijo que prefería que tú le mostraras los alrededores—él sonrió con picardía—Creo que hiciste una buena impresión en ella la última vez.

—Por sus comentarios, deduje que odiaba a pescar.

Él se encogió de hombros.

—No sé nada de eso. Sin embargo ella está buscando algunos arroyos de las áreas silvestres. Lejos de los caminos transitados.

—Las motos de nieve pueden llegar lejos de los caminos transitados.

—Demasiado ruidoso.

Las cejas de Brittany se unieron.

—Estás disfrutando esto demasiado ¿no es así?—dijo.

—Oh, te hará bien salir. No hay nada que hacer. Demonios, incluso Mercedes tiene que improvisar algunos trabajos de papelería para mantenerse ocupada.

—Sí, pero, Noah ¿esquiar?

Él se puso de pie.

—Le dije que te encantaría.


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Santana escuchó el tintineo de campana cuando se abrió la puerta de la oficina del sheriff y luego se cerró con demasiada energía.

—¿Ella está adentro?

Santana sonrió, reconociendo la voz de Brittany. Y por el tono de la misma, Noah debió haberle mencionado lo del esquí.

—Sí, Britt. Voy a ver si está ocupada…

—Confía en mí, no lo está—dijo Brittany y unos segundos más tarde estaba de pie en las puertas de Santana—¿Esquiar? ¿Estás tratando de hacerme enojar?

Sonriendo Santana se levantó y le indicó a Brittany que entrara en la habitación, cerrando la puerta detrás de ella.

Y Brittany se volvió a dar cuenta de los lindos hoyuelos que se le formaban.

—Buenos días para ti también, Britt.

—Era un buen día.

—Vamos, vamos.

—¡Ni siquiera te gusta pescar!—dijo Brittany.

—Nunca dije que no me gustaba pescar, dije que no pescaba. Gran diferencia.

Santana rodeó su escritorio y se sentó, esperando que Brittany hiciera lo mismo. Finalmente lo hizo, aunque con un resoplido. Cuando sus ojos se encontraron, Santana vio un cambio en ellos y sonrió, viendo una sonrisa similar en el rostro de Brittany.

—Debería odiarte.

—Pero no lo haces, Britt.

—¿Estoy asumiendo que tienes una razón legítima para una excursión de esquiar y pescar?

Santana asintió.

—Ayer en la noche fue extremadamente encantador ¿No te parece?—Santana sonrió mientras un ligero rubor cubrió el rostro de Brittany.

Brittany asintió.

—Sí. Sí, lo fue.

—Bien—Santana se inclinó hacia atrás en su silla—Pero conociéndote, habrías debatido las ventajas de eso y te hubieras tomado días antes de decidir volver a verme.

—Días ¿huh?

Santana se inclinó hacia delante y sonrió.

—No quiero que pasen días.

—Ya veo ¿Así que prefieres torturarme con un viaje de esquí?

—Pensé que sería una buena excusa para verte. Y podría satisfacer una de tus reglas.

—¿Qué? ¿La regla de no besar mientras esquías?

—Estaba pensando más en la regla de la discreción—dijo Santana—Noah probablemente te habló de mi solicitud delante de Mercedes. Sin defraudar, probablemente te lamentaste por el hecho de que odias esquiar. Así que viniste hasta aquí, ignorando los intentos de Tina para cumplir con el protocolo de la oficina e irrumpiste en mi oficina, exigiendo una explicación—señaló el teléfono, mostrando una línea en uso—Y sin duda Tina y Mercedes están en el teléfono ahora mismo, tratando de averiguar lo que está pasando.

Brittany la miró, sonriendo finalmente.

—Muy lista ¿Así que sólo vamos a pretender que vamos a esquiar y pescar?

Santana se rió.

—No. Tenemos que seguir adelante con todo esto.

Brittany frunció el ceño.

—No acabo de ver el beneficio. Si crees que voy a sufrir por horas en los esquís…en el frío…luego ir a casa contigo, estás loca.

—Tenía la impresión de que te gustaba pescar.

—Claro. En el verano, de pie junto a un arroyo, con mi camioneta a la vista. Me encanta pescar—Brittany se echó hacia atrás y cruzó los tobillos—¿Y tú? ¿Por qué no pescas?

Santana miró hacia otro lado por un momento, pensando que su motivo era bastante tonto. Sobre todo después de todos estos años. Se aclaró la garganta antes de hablar.

—La pesca siempre fue una de mis pasiones. De hecho crecimos pescando casi cada fin de semana.

—¿Te cansaste de hacerlo?

Santana negó con la cabeza.

—No. Eso no fue todo. Mi papá, pescar era su gran amor. La mayoría de los fines de semana sacábamos el bote al Lago Mead y pescábamos desde el amanecer hasta el anochecer. Incluso cuando estaba en la universidad, convencía a mis amigos para que se unieran conmigo y mis hermanos en el barco—miró al otro lado del escritorio, encontrándose con los ojos de Brittany—Hubo un accidente—Santana tragó con dificultad—Un loco accidente de bote. Mi papá murió.

—Santana, lo siento mucho.

Santana se encogió de hombros.

—Hace mucho tiempo. Me tomó un tiempo superarlo. Mi mamá… bueno…ella nunca se recuperó. Todos estábamos ahí. Todos lo vimos. Golpeamos algo, un tronco o algo así y papá fue expulsado del barco…—tomó una respiración profunda, descubriendo lo difícil que aún era decir las palabras—…y el barco pasó por encima de él—levantó la vista—Yo lo estaba conduciendo.

—Oh, Dios mío, San—susurró Brittany. Se levantó, rodeando el escritorio y apretando la mano de Santana con la suya—Lo siento—negó con la cabeza—No puedo imaginar tu dolor.

Santana se consoló con el suave toque de Brittany y miró sus manos, sus dedos entrelazados, recordando el toque de Brittany la noche anterior, recordando cómo esas manos se habían movido a través de su cuerpo, tocándola audazmente...exigentes. Cerró sus ojos, permitió que sus dedos jugaran con los de Brittany por un segundo más antes de levantar la vista.

—Será mejor que te alejes o nuestra tapadera será descubierta—dijo a la ligera.

Brittany sonrió.

—Lo siento.

Santana se aclaró la garganta.

—En fin, no quería saber nada de la pesca después de eso. A decir verdad, no quería saber nada sobre mi familia tampoco. Mi mamá…bueno…nunca dijo las palabras pero, en sus ojos, pude ver que me culpaba.

—Oh, San, seguramente no. Fue un accidente.

—Sí. Eso era todo lo que tenía para agarrarme. Fue un accidente. Un accidente que desgarró a nuestra familia. Nuestro tiempo juntos fue cada vez menos. Las llamadas telefónicas reemplazaron las visitas y comencé a trabajar hasta el agotamiento por lo que estaba demasiado aturdida y demasiado cansada para recordar ese día. Y acabamos distanciándonos. Todo sucedió muy lentamente, no creo que nadie se diera cuenta.

—¿No los ves en absoluto?

—Cuando dejé la fuerza policial en Las Vegas, pasé por casa de mi mamá, sólo para hacerle saber que me iba. Me quedé muy sorprendida. No la había visto en años. Quiero decir, se parecía a mi mamá, pero era sólo una cáscara. Tenía los ojos sin vida. Todo alrededor de la habitación, tenía fotos de mi papá, cientos de fotografías. Mi mamá vivía su vida a través de esas imágenes, mientras que su vida real simplemente se desvaneció. No estoy muy segura que se haya dado cuenta de que estaba ahí.

—Eso es muy triste, San.

Santana noto la nueva forma en como la llamo Brittany, pero no dijo nada.

—También fui a ver a mis hermanos. Ellos, al menos, tenían una vida normal, niños. Y la ven de vez en cuando—se encogió de hombros—Y me escapé del calor del desierto a las altas montaña. Te sorprendería saber la cantidad de pueblos turísticos que tienen dificultades para mantener la ley. Encontrar trabajo fue bastante fácil.

—¿Tal vez no fuiste la única perdiendo el tiempo con la esposa del alcalde?—Brittany bromeó.

Santana se echó a reír.

—He aprendido mi lección.

—Ya veo—Brittany se detuvo—Así que ¿cuándo quieres hacer este pequeño viaje de esquí?

—Revisé el pronóstico. No habrá nieve.

—¿Y se supone que eso va a tentarme?

—Está bien ¿y si te prometo una cena después de nuestro viaje?

—¿Cena?

—En mi casa.

—Pero no puedes cocinar.

—Sí, eso podría ser un problema. Pero en el bar de Finn las prepara para llevar ¿verdad?

Brittany se levantó.

—Mañana esquí. Hablaremos de la cena, entonces—abrió la puerta y le hizo un guiño—Y la próxima vez que necesites una maldita guía de esquí ¡no me llames! Esta es la última vez que lo hago por ti—dijo en voz alta y luego cerró la puerta detrás de ella.

Santana escondió su sonrisa justo a tiempo mientras Tina asomaba la cabeza por la puerta

—¿Estás bien, jefa? Brittany parecía muy molesta.

—Al parecer, realmente odia esquiar.

—Te lo dije la primera vez que lograste sacarla allá afuera ¿Que te poseyó para preguntarle otra vez?

—Creo que es por eso que está molesta. No le pregunté. Le pregunté a Noah—sonrió—Ya sabes, de un funcionario a otro. Los dos somos ramas del gobierno, por así decirlo—Tina la miró sospechosamente, luego bajó la voz—No debería chismear, pero Mercedes me llamó. Dijo que Brittany salió de ahí como una tormenta cuando Noah le contó acerca de tu petición. Mercedes dijo que no la había visto tan enojada en años.

—¿Es eso cierto?


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Brittany se detuvo en la acera, observando la respiración helada a su alrededor. Era un día hermoso, claro y frío, el cielo azul, azul interminable, ni siquiera el indicio de una nube.

¿Se atrevería a culpar a la luz del sol de su sorprendente buen humor?

Buen humor a pesar de la posibilidad de un viaje de esquí mañana.

Santana López podía enfurecerla un minuto y quitarle el aliento al siguiente.

¿Y la historia de su padre?

Qué trágico.

Por supuesto, Brittany podía relacionarse de alguna manera.

Su propio papá era un guía de pesca y Brittany creció ayudando como tripulación del barco de clientes ricos, pescando en el Golfo de México y el Atlántico. Y ella y su papá eran tan cercanos como papá e hija podían estar.

Pero ese vínculo se rompió cuando cumplió los veintiuno…veintiuno y gay.

Él nunca lo dijo, pero sospechaba que se culpaba a sí mismo, como si arrastrándola por todo el océano en un barco pesquero maloliente hubiera contribuido a que ella fuera una lesbiana.

Y no que eran extraños ni nada.

Hablaban por teléfono, intercambiaban tarjetas y cartas, pero siempre estuvo esa diferencia entre los dos, ese abismo que no podían vencer. Su mamá trató de ser el puente, pero nunca fue suficiente. Y siendo su hija única, bueno, eso también había roto su sueño de llevarla hacia el altar, de abrazar a su primer nieto.

Respiró profundamente, reflexionando inconscientemente sobre el pasado, viendo las imágenes pasar a la velocidad del rayo. Las alejó, dando otro vistazo al cielo azul.

Hoy se sentía diferente.

Atrás había quedado la inquietud, la monotonía del invierno, sustituida por la alegría nacida de compartirse a sí misma con otra persona la noche anterior.

No la aventura de una noche, no.

Esto se sentía completamente diferente.

Sonrió con ironía.

Muy, muy diferente a la mañana siguiente con Gemidos Kitty

Capitulo 21

Brittany sacó un taburete, asintiendo hacia Marley que se encontraba en el otro extremo de la barra, tomando una orden de la cena de Carl Howell. Era una noche tranquila, sólo un puñado de los habituales. Incluso la mesa de billar estaba en silencio.

—¿Cerveza?

—Por favor—miró a su alrededor—¿Dónde está todo el mundo?

Marley sonrió.

—El tiempo se supone estará grandioso mañana. Tal vez están como tú. Con un viaje previsto de esquí y pesca, por lo que lo están tomando con calma.

Brittany puso los ojos.

—Muy graciosa ¿Y cómo te enteraste de eso?

—Finn lo escuchó de Mercedes en el almuerzo. Corre el rumor de que estabas muy enojada y tuviste una pelea a gritos con la jefa López en su oficina.

—Ya sabes lo mucho que me encanta esquiar—dijo sin sorprenderse de que tanto Mercedes como Tina hubieran exagerado la supuesta pelea entre ellas.

—Hablando de eso…—dijo Marley haciendo un gesto hacia la puerta que se acababa de abrir—¿Le sirvo una cerveza, jefa?—dijo a través de la barra.

—Claro, Marley—Santana se sentó junto a Brittany—Buenas noches Britt ¿Estás de mejor humor que la última vez que te vi?

Brittany miró los carnosos labios de Santana notando que luchaba por esconder una sonrisa.

—Eso depende ¿Has venido a cancelar el viaje?

—Oh, no. Estoy deseando que llegue el momento—tomó su cerveza—Gracias, Marley.

—¿Cena?

—Algo ligero. Tengo un ajetreado día mañana.

—¿Qué tal una ensalada de chef con pollo a la parrilla?

—Perfecto.

—Eres malvada—dijo Brittany en voz baja cuando Marley las dejó.

—¿Malvada? Y aquí estoy pensando en que tenemos que trabajar en esa señal secreta que mencionaste.

—¿Es eso cierto?

—Sí. Porque si tuviéramos una me gustaría usarla ahora mismo.

Brittany negó con la cabeza.

—¿Y luego esperas que me levante al amanecer para llevarte a esquiar? Piénsalo otra vez, jefa.

—Es sólo una idea. Porque me gustó mucho estar contigo anoche—dijo en voz baja.

Brittany apartó la mirada, sorprendida por la aceleración de su pulso.

Sí, Santana también lo había disfrutado.

Mucho.

Pero casi no tenía la energía para mantener esa actividad cada noche. Antes de que pudiera responder, Marley regresó.

—Su ensalada estará lista pronto, Jefa.

—Genial.

Marley limpió las manchas de agua de sus vasos, moviendo los vasos a un lado mientras trabajaba. Era algo que hacía cada noche y Brittany se preguntaba si ella era consciente de ello.

—Entonces ¿a dónde llevarás a la jefa mañana, Britt?

Santana se echó a reír.

—¿Has oído?

—Oh, sí. Nada es un secreto en este pueblo.

Santana se volvió hacia ella.

—Así que ¿a dónde me llevas?

—Algún lugar con un alto acantilado. Es posible que quiera empujarte.

Santana se rió, el sonido llenó el bar mientras los pocos clientes que había se detenían y la miraban fijamente. Brittany no pudo evitar sonreír y supo que estaban haciendo un mal trabajo fingiendo que no se gustaban.

—¿Por qué no la llevas hasta Alpine Meadow—dijo Marley—Es una caminata fácil hasta el río.


—¿Fácil? Eso queda por lo menos a dos millas.

—Tres kilómetros en esquí no es nada, Britt. Ryder dijo que atrapó una gran trucha marrón ahí hace un par de semanas. Y las truchas de arroyo son fáciles de atrapar ahí. Creo que la jefa se divertiría.

Brittany entrecerró los ojos.

—Esto no es sobre la diversión de la jefa. Esto es acerca de mí teniendo que esquiar.

Marley sonrió y retrocedió.

—Quizás sea mejor que vea cómo va la cena.

—Tal vez sea lo mejor—murmuró Brittany.

—Así que no vas a estar con este mal humor mañana ¿no?

—¿Estoy de mal humor?

—Un poco—Santana se levantó cuando Marley llegó con su ensalada—Ve a la cama temprano, Britt. Sera un gran día de mañana.

Brittany frunció el ceño cuando ella se alejó, haciendo reír a Marley en voz baja.

—Sabes, es una pena que las dos no se lleven bien. Creo que serían una linda pareja.

Brittany casi escupe su cerveza.

—Primero, ella estará aquí sólo por un año, así que no hay posibilidad de ser pareja. Y segundo, le resulta un inmenso placer hacer mi vida miserable. Hay algo malo en eso.

—Son como el aceite y el agua, supongo—dijo Marley—Pero aun así, harían una linda pareja.

Brittany ignoró su comentario, deslizando su vaso vacío en la barra.

—Será mejor que me vaya. Como dijo la jefa, mañana será un gran día.

—Que se diviertan. Espero que no se maten entre sí.

Brittany se sentó en su camioneta pensando que no, que no se matarían entre sí. Pero se preguntaba cuánto tiempo podrían mantener este pretexto de que realmente no se gustaban mucho la una a la otra. La verdad era que, bajo otras circunstancias, estarían a punto de estar en citas a toda regla.

El sentido del humor de ambas se mezclaba bien, aunque habría jurado que Santana López no tenía sentido del humor cuando se conocieron.

Disfrutaban de la compañía de la otra, eso era evidente. Y después de la noche anterior, era evidente que eran totalmente compatibles en la cama.

Muy compatibles, de hecho, tanto que Brittany deseaba estar ahí en este momento, teniendo una repetición de la noche anterior. Golpeó el volante con los dedos, indecisa.

Iba a ser un día largo mañana.

Tendría que estar despierta antes del amanecer.

Pero Santana había indicado que quería jugar un poco esta noche, con o sin señal secreta.

Así que condujo sin mirar siquiera por la calle lateral que la llevaría a su casa.

Mantuvo los ojos al frente mientras conducía fuera de la ciudad, sintiéndose un poco desvergonzada…y gustándole.

Capitulo 22

Brittany se sentó en su camioneta por un largo rato, mirando la cabaña de Santana.

La luz de la luna…casi llena…producía un brillante reflejo en la nieve.

Podía ver el humo que salía de la chimenea, tanto como había ocurrido la noche anterior. Y ahí fue donde terminaron, en la alfombra junto a la chimenea, haciendo el amor con tal abandono, dándose una a la otra libremente, sin las restricciones de los lazos emocionales.

Una relación física, sexual tenía sus ventajas.

Y ahora se preguntaba si Santana la estaba esperando. Ella, sin duda, había visto sus luces y había oído su camioneta.

¿Estaría esperándola detrás de la puerta como lo había hecho ayer por la noche?

Finalmente, el frío la sacó del auto. Cerró la puerta con un golpe y caminó por la nieve hasta los escalones de la entrada.

Se sentía diferente a la noche anterior.

Atrás quedaba la sensación nerviosa que había llevado con ella, reemplazada por un deseo que era un poco desconcertante.

Era un deseo que…si no se controlaba…podría salirse fácilmente de control.

Pero eso no importaba ahora.

Levantó la mano, golpeando dos veces, esperando. Y cuando Santana abrió la puerta, sus ojos se encontraron.

No había necesidad de conversación.

Ambas sabían por qué estaba allí.

Así que tomó la mano de Santana y se dejó llevar a la habitación oscura.

Santana encendió una pequeña lámpara, alejando las sombras. Brittany se quedó en silencio, su respiración ya acelerada mientras Santana se acercaba.

En silencio, Santana la desnudó, dejando caer su ropa al lado de la cama y luego se desnudó a sí misma. Brittany levantó las sábanas de la cama y se acostó, mirando a Santana moviéndose junto a ella, sobre ella. Sus ojos se encontraron y permanecieron unidos, entonces la mirada de Brittany cayó a los carnosos labios de Santana que estaban tan cerca, tan tentadores.

—Quiero besarte, Britt—susurró Santana.

Brittany negó con la cabeza.

—No.

—¿No?—Santana bajó la cabeza—¿No quieres mi lengua en tu boca?—se movió hacia la oreja de Brittany—¿Así?—suspiró mientras su lengua serpenteaba dentro y fuera de la oreja.

Brittany gimió y abrió sus piernas, tirando de Santana con fuerza contra ella.

Dios, sí, quería la lengua de Santana en su boca.

Cerró los ojos con fuerza.

Pero eso era demasiado íntimo, demasiado personal. Besar, para ella, era un acto emocional, no físico.

Y no pertenecía al acuerdo que tenían.

Así que frenó su deseo de sentir los labios de Santana sobre los de ella, sentir la lengua de Santana deslizándose dentro de su boca. En cambio, disfrutó como esa lengua bañaba su oído, imitando los besos de Santana.

Gimió nuevamente cuando Santana movió sus caderas, frotándose suavemente contra ella, cada golpe las unía, igualando el ritmo que su lengua había impuesto. Brittany se sentía en llamas y abrió más las piernas, dándole la bienvenida a Santana mientras se frotaba contra su clítoris, llevándola más y más cerca del límite mientras su lengua continuaba su asalto. Se escuchó a sí misma gruñendo con cada embestida de sus caderas, pero no le importaba. Estaba demasiado cerca, demasiado cerca del clímax para preocuparse por los sonidos que Santana estaba sacando de ella.

Más duro y más rápido se sacudieron, Santana jadeaba ahora en su oído mientras sus caderas chocaban y la humedad de su pasión se mezclaba, el olor a sexo y deseo era casi irresistible. Estaba tan cerca, podía sentirlo, podía saborearlo, podía sentir que temblaba y luego cayó en el límite, sus caderas se sacudieron con fuerza contra Santana, tratando de aguantar, tratando de esperar por ella. Pero no pudo aguantar ni un segundo y explotó, su grito llenó la habitación, su último empuje contra Santana la llevó más allá del límite mientras Santana gemía en voz alta en su oreja, moviéndose por lo que permanecieron acostadas muy juntas, la humedad de ambas se mezclaba entre sí, mientras sus palpitantes clítoris aún se tocaban.

—Pensé que me iba a desmayar—susurró.

—Yo también—dijo Santana—Eso fue fantástico.

Pero antes de que Brittany pudiera recuperarse, Santana deslizó su mano entre sus cuerpos, moviendo sus dedos a través de su humedad, entonces se deslizó profundamente dentro de ella.

—Oh, Dios, no—murmuró Brittany—No puedo, no tan pronto, San—pero sus caderas se movieron atrapando a Santana dentro de ella. Se agarró con fuerza a Santana aferrándose, mientras latía en su interior, sin esfuerzo la llevó nuevamente al orgasmo y Brittany mordió el hombro de Santana mientras llegaba al clímax por segunda vez en cuestión de minutos. Brittany se desplomó en la cama, con los brazos endebles a su lado y con los ojos cerrados—Estás tratando de matarme.

—No lo creo, Britt-Britt.

Brittany rodó su cabeza hacia un lado al oír como la había llamado Santana y abrió los ojos encontrando ahí con su boca a sólo centímetros de distancia.

Sus carnosos labios se separaron, esperando. Brittany retiró la mirada, encontrando los ojos de Santana en su lugar.

—No, San—susurró.

—Sólo quiero darte un beso, Britt.

—No—Brittany se obligó a sentarse sonriendo—Pero yo quiero besarte—susurró.

Sin ceremonia o preámbulo, tomó las caderas de Santana…trayéndola hacia su boca…y hundió su rostro en su humedad, dándose un festín con Santana como si estuviera muriendo de hambre. La tomó con fuerza, moviendo su lengua rápidamente a través de su clítoris, luego la chupó completamente con su boca, succionándola mientras Santana se retorcía debajo de ella.

Sintió las manos de Santana en su cabello, retorciendo sus dedos mientras Brittany la llevaba al límite nuevamente. Brittany la agarró con fuerza mientras Santana se alzaba de la cama, manteniendo sus caderas en alto antes de desplomarse por el orgasmo. Brittany alejó su boca, permitiendo ser atraída hacia los brazos de Santana.

Las dos permanecieron juntas, abrazadas, mientras su respiración volvía a la normalidad.

Ninguna palabra fue pronunciada.

Brittany sintió que sus ojos se cerraban y sabía que debía levantarse, sabía que debía marcharse. En un momento, pensó mientras permanecía frente a Santana con sus párpados pesados.