Segunda guerra (BRITTANA)

Oye.... como para cuando actualizas????????

Estas tardando, ..?..............

¡Hola! Siento haber tardado tanto pero mi compu murió unos días =( Pero aquí estamos!!



Las lágrimas caían en la almohada de Brittany con amargura y dolor, le parecía increíble que Santana viviera esa humillación. Por su parte Santana estaba con una gran frescura en la sala de su casa en Buenos Aires.
- Entonces, Enzzo. ¿Cuándo ibas a decirme acerca de tu hijo en Italia? O acerca de mi problema para tener hijos.
- Yo… - Enzzo tenía la cara tan roja y tensa que lucía como que iba a explotar en cualquier momento.
- No digas más. No importa.
- Lo siento, Santana… supongo que también oíste lo otro.
- Sí. ¿Me dejarás? – Santana estaba tan calmada como un oso de peluche.
- Sí, Santana. Yo quiero una familia y tú no puedes ofrecerme eso.
- Pues, ya está. En dos días me voy. Necesito que nos divorciemos.
- ¿Estarás bien?
- Sí, Enzzo. Yo siempre he estado bien sola.
- Lo sie…
- No, no lo sientes. – En ese momento Santana saco toda su furia. – Eres un imbécil egocéntrico. Y no me hables más. Arregla los papeles del divorcio.
- ¿Entonces puedo volver? – Brittany sonaba feliz.
- Sí, Pierce. Borramos todo tu registro nazi y el de tu familia, solo quedaron como una familia campesina. – El hombre del otro lado sonaba confiado.
- Gracias, Kurt. No sé cómo agradecerte lo que has hecho por mí y por los niños.
- Querida, es mi trabajo. Arnold también envió el dinero que te debía. Con eso puedes comprar una casa como la que era tuya en Berlín. – Kurt era un abogado alemán que Brittany conoció en Argentina. – Cuando estés lista, podrás venir.
Brittany colgó el teléfono con una mezcla de sentimientos que no sabía describir.
- ¡Niños! Les tengo una noticia.
- ¿Qué pasa, mami? – Quinn sonaba intrigada.
- ¿Te vas a casar? – Dijo Puck con una sonrisa.
- Por Dios, Puck. Estás obsesionado con eso – Brittany rio - ¿tanto parece que necesito a alguien más? No es eso, iremos a Alemania.
- ¿Tan lejos? ¿Y el restaurant? – Quinn sonaba triste.
- Sí, tan lejos… el restaurant lo venderemos, no te preocupes por eso.
- Mami, pero, aquí es lindo.
- Allá también. Además, ¿no quieres saber en dónde nací?
- Yo sí quiero saberlo, vámonos mami. – Puck era un aventurero.
- Pues, ya está. En unas semanas nos vamos. Resolveremos lo del restaurant.
A Brittany le daba miedo que sus hijos se enteraran de su oscuro pasado, y también volver al lugar en donde conoció a Santana, aquella dulce y hermosa gitana que gracias a ella vivía aun.
- De todas maneras tiene una vida de mierda. – Brittany levantó la voz en su ducha. – No puede estar atada a un cretino solo porque sí, es ilógico.
En la sala de estar sus hijos se quedaron pensativos al escuchar eso
- Te lo dije, mamá está buscando un esposo o esposa.
- Puck, mamá no necesita eso, nos tiene a nosotros.
- Explica eso, pequeña niña.
- Tú eres mayor que yo solo por minutos, enano.
- Enana tú.
- No, tú.
- ¿Acaso es imposible tomar un baño? Dejen de pelear. – Escucharon la voz cortante de Brittany rompiendo las barreras de concreto.
- ¿Qué harás ahora, Santana? – Dijo Enzzo detrás del marco de la puerta.
- Irme, Enzzo.
- ¿A dónde irás? Puedes quedarte aquí, lo sabes.
- No quiero estar cerca de ti.
Santana cerró la puerta con fuerza apretando con la mano un papel manchado con un número. Debía llamarla, iba a llamarla.
- ¿Diga?
- Hola, Brittany.
- Santana… qué sorpresa. – La voz de Brittany sonaba irónica.
- Por favor, no hagas eso… quería decirte que terminé con Enzzo.
- Él te dejó ¿cierto? – La morena no sabía cuándo su ángel rubio se había vuelto tan mordaz.
- Sí.
- Lo supuse… ¿Qué harás ahora?
- No lo sé… la verdad no lo sé. – Brittany exhaló aire con fuerza.
- Puedes venir a mi casa, mientras hallas otro esposo.
- Britt… déjalo ya.
- Perfecto, entonces ¿vienes?
- No quiero ser una molestia – Santana sonaba apenada.
- No lo serás… además, tengo un cuarto de más. Lo prepararé para ti, avísame y te recojo en el terminal.
- Gracias Britt, siempre me salvas.
Santana escuchó un suspiro y sabía por dónde se iría la conversación.
- Espero que está vez no arruines la oportunidad que la vida te da.
- ¿Qué quieres decir? No importa. Esta tarde salgo para allá Brittany, nos vemos.
- Adiós, Santana.
Brittany no podía ocultar la felicidad por tener a Santana en su casa, pero sabía que si ella iba era solo porque el idiota de su esposo la dejo.
- Yo jamás te dejaría, San… - Brittany susurró - ¡Niños! Tendremos visita.

holap,...

bueno que actualizaste,..
bueno se cumplo,...el idiota dejo a san, y supo tomar una buena decisión en llamar a britt,...
amo a punk y a quinn,.. sobretodo a punk y su idea de buscar espos@ a britt,..
a ver como reciben a san y que pasa con Alemania???

nos vemos!!!

Espero que britt le diga a santana que se irán a Alemania, santana donde habrá guardado el oro, se lo dirá a britt si o no
Ese pucky, como lo adoro, y a quinn, a esa gruñona también.
Espero leer mas capitulo.
Pobre de tu computadora, que en paz descanse

No se si alegrarme por Britt o enojarme por lo IDIOTA que es Santana.....

Actualiza pronto

- Mami, Santana es muy guapa, yo quiero que sea mi novia. – Brittany sonrió pensando que su hijo tenía buenos gustos.
- Pues, pídeselo.
- ¡Sí!
- ¿Eres tonto, Puck? Ella es muy grande para ti. – Quinn se agarraba su cabellera rubia – mami, ¿a qué hora llega la señora Santana?
- Pues, debería llegar en unas horas.
El tiempo pasó muy rápido para Brittany mientras limpiaba el cuarto que sería de Santana y cocinaba la cena. Cuando el llamado de la gitana llegó Brittany salió en medio de la noche oscura, no había casi gente por la hora. El tren de Santana se había retrasado cinco horas así que su llegada fue pautada para las 3 am.
La rubia reconoció la figura de Santana en la oscuridad, tenía un sobretodo gris que resaltaba en la noche.
- ¿Santana?
- Hola, Britt. Lamento la hora. – La morena estaba muy apenada
- No importa… ¿todo bien en el viaje?
- Obviando las cinco horas, sí. Brittany quería hablarte de algo…
- Hablemos en casa. Te hice ravioles, sé que te gustan.
- Oh, eres un amor. Imagino que ya no eres tan fanática del vino como cuando eras adolescente.
- Ser madre te cambia la vida, pero aún tengo mis reservas y las pienso usar contigo. – La rubia rió.
La casa estaba totalmente en silencio, los niños dormían y la neblina entraba por las ventanas.
- Aquí tienes San. – Brittany le dio un plato con comida caliente y fue por su copa de vino.
- Me cocinaste esto aquel día… - La voz de Santana fue casi transparente
- Lo sé… entonces, ¿te divorciaras? Si necesitas un abogado tengo uno muy bueno.
- Sí, me divorciaré. Enzzo se encargará de los papeles.
- Muy bien – Dijo dando un sorbo a su copa - ¿Cuál es tu plan ahora?
- No lo sé… estoy pensando en volver a Alemania, la casa de mis padres debe existir aún.
- Ah… - Se quedó pensativa – Yo también volveré.
- ¿Cómo? – Santana se sorprendió cuando escucho esa confesión.
- Un amigo arreglo mi “pequeño problema” y pues venderé lo que tengo aquí.
- Eso suena bien. ¿Berlín?
- ¿Tu iras a Múnich?
- Sí.
- Pues quizás yo también vaya a Múnich.
- Britt, quería disculparme por aquel día. No era mi intención pelear contigo.
- No me molestó la pelea, San. – Otro sorbo de vino – Me molestó que precisamente tú, una mujer que puede tener lo que quiera y a quien quiera esté arrastrándose por un italiano de mierda.
- Lo sé… y no es por él. Estaba sola, Britt. ¿A dónde iba a ir?
- Aquí, conmigo.
- Brittany, solo hace días que sé que estás en Argentina.
La rubia entendió el razonamiento de Santana y tenía toda la razón del mundo.
- Vamos, te enseño tu cuarto.
Ambas caminaron en silencio a través del pasillo en silencio. Entraron a un cuarto mediano con una gran cama matrimonial y unos muebles blancos.
- Es hermoso, Britt.
- Mi cuarto está al lado, tu cuarto tiene su propio baño. Y los de los niños son los dos primeros cuartos.
- Gracias…
- Pues bien, voy a dormir. Feliz noche San. – Brittany deposito un beso en su mejilla y sintió de nuevo esa electricidad caliente que solo Santana producía.
Antes de que la rubia se diera cuenta, Santana tomó su brazo y le dejó un beso húmedo en los labios.
- Buenas noches, Britt.
Esa noche Brittany no pudo dormir bien, ¿qué haría con Santana? Tenía a sus hijos también. ¿Ambas irían a Alemania juntas?
- Por Dios, Brittany duérmete de una vez. – Dijo para si misma sin recordar lo finas que eran las paredes de su hogar.
- ¿Desde cuándo hablas sola, Pierce? – Escuchó la voz de Santana al fondo.
- ¿Qué haces despierta, López? – Brittany reía.
- ¿Puedo ir a tu habitación?
- Te espero, Santana.
Brittany dejó la puerta abierta esperando que la morena entrara en cualquier momento.

OH MY GOD!!! *_* que pasa ahora!? EXCELENTE HISTORIA! ME ENCANTA!!

Que harán estas chicas será algo llamado WANKY, NO OMITE ESO, POBRE DE LOS NIÑOS VAN AQUEDAR TRAUMADOS AL ESCUCHAR LOS GEMIDOS DE ESTAS DOS COCHINAS. BUENO ya sabemos que las dos irán a Alemania!!!!!!

Pd. No tardes mucho en actualizar me pones algo triste :(
Pd 2. Cuando tendremos un maraton
Pd 3. Saludos, a tu familia.

Santana entró con un camisón blanco ajustado y bastante fino. Brittany tragó saliva al ver como esa tela se le pegaba al abdomen a la morena, también lograba ver sus senos marcados.
POR DIOS.
- Siéntate, San. ¿Tampoco puedes dormir?
- No, ni un poco. – La gitana debía admitir que Brittany se veía hermosa con aquel pantalón rosado y la camiseta a juego.
- Oh, eso es un problema. Ya son las 3 am. – La rubia trato de no darle importancia al cuerpo esbelto de Santana.
- ¿Vendrás a Múnich entonces? – Esa parecía ser la razón del insomnio de Santana.
- No lo sé… soy una persona sin hogar, así que… ¿tú quieres que vaya?
- Yo… estaba pensando…. – Santana empezó a jugar con su camisón – Es una estupidez, iré a dormir Britt. Buenas noches.
Brittany cogió a Santana por la cintura y la besó dulcemente en la boca, el beso de un segundo a otro se convirtió en uno pasional y caliente, tan caliente que quemaba el aire alrededor de ellas. Las manos pálidas viajaron por el cuerpo moreno que conocía incluso mejor que el suyo, sabia cada rincón que hacia explotar a Santana.
- Britt, tus hijos. – Dijo entre jadeos.
- Santana, están durmiendo. Solo cállate y bésame – Volvió a su boca con fuerza - ¿Él te hacía sentir así? – La voz de Brittany se volvió oscura, celosa y posesiva.
Sin titubear tumbó a Santana en su cama y levantó el camisón dejando que el aire fresco tocará la ropa interior blanca de la gitana.
- Estás más hermosa que nunca – susurró la rubia
Las manos de Brittany tocaban todo a su paso, como un tornado que no deja una casa en pie, no había rincón bronceado sin sus huellas. Santana notaba la posesión en el toque de la rubia, notaba que no había tanto amor como  celos.
- Para, Britt. – Dijo levantándose. - ¿Quieres estar conmigo o quieres competir con Enzzo?
- ¿Competir con quién? – Se hizo la desentendida.
- Tú sabes de qué te hablo… y créeme, me muero por estar contigo, pero no así.
- Santana… no lo hagas. – Dijo sentándose en un rincón de la cama – No te vayas.
- Me iré de tu cuarto, pero no de tu vida. Necesitas superar eso.
- ¿¡Supera qué!? – La rubia alzó la voz – ¿Qué viniste por lastima? ¿Por qué el imbécil de tu esposito te dejó? ¿Qué jamás me amaste como yo a ti? – Brittany había tocado un terreno donde jamás había estado con Santana.
- Brittany – Dijo suspirando pesadamente – Quizás no debí venir a tu casa.
- Oh – Brittany estaba llorando, las lágrimas amargas cortaban su rostro – Cierto, yo no merezco nada de ti. Nada.
- No es así… - Santana volvió a sentarse en la cama con tranquilidad. – Lo nuestro era complicado en esa momento, y ahora también. Míranos, somos dos mujeres.
- ¿Y? ¿Por qué es “complicado” solo debo tragarme lo que siento y seguir mi vida miserable?
- Quizás no te has abierto a conocer a algún hombre – Esas palabras rasgaron el corazón de Brittany en lo más profundo de su ser.
- Vete de mi cuarto, Santana. – Susurro mientras las lágrimas cegaban su visión.
Santana salió hacia su cuarto pensando por qué había dicho eso, ella no quería a Brittany con ningún hombre o mujer, la quería con ella. Sabía que había lastimado a la rubia de una manera que hasta a ella misma le dolió. Se acostó en la cama pensando en todo, desde el momento que conoció a la soldado Pierce hasta ahora.  Brittany siempre ha estado salvándola o ayudándola… y ella, pues ella solo ha seguido la corriente como puede.
El colchón parecía hecho de espinas que cortaban su piel y rasgaban su mente, tenía los sentidos tan abiertos que podía escuchar los sollozos de Brittany, el aire entrando por su ventana, los ronquidos de Puck y el respirar pesado de Quinn. Los rayos del sol tocaron su cuerpo quemándola como el amor que sentía por la rubia, escuchó a esta levantarse y caminar hacía la cocina. Decidió levantarse, bañarse y salir con un vestido verde esmeralda que resaltaba su belleza natural. Vio a Brittany aun con su pijama rosada, el cabello semi peinado y no pudo dejar pasar los ojos hinchados y rojos.
- Buenos días, Brittany.
- Buenos días, Santana. ¿Café? – La rubia no hizo contacto visual.
- Sí, gracias. ¿Podemos hablar con respecto a… - Fue cortada por una voz infantil
- Buenos días señorita Santana. – El pequeño Puck besó su mano.
- ¡Qué galán! Gracias por lo de señorita. – Santana reía con el comentario del jovencito.
- Usted es una señorita, es muy joven. - El pequeño le dio una mirada como la que su madre hacía cuando le coqueteaba en Alemania. – Mami, tengo hambre.
- ¿Cómo enseñaste a tu hijo a ser tan caballeroso y galán? – La morena suplicaba por una mirada de Brittany.
- Supongo que lo heredó de mí… - La rubia la miró fugazmente dedicándole una falsa sonrisa. – Te hice tostadas, amor. Debo hacer unas cosas hoy, así que llamaré a la niñera.
Santana se sintió incomoda, ¿qué iba a hacer ella?
- Yo los cuido, Britt.
- ¡Sííí! – El pequeño Puck no podía aguantar su emoción.
- Está bien… solo serán unas horas y vuelvo. – Le dedicó una mirada sincera a la morena – Gracias, San.

JanethValenciaaf escribió:Pd. No tardes mucho en actualizar me pones algo triste :(
Pd 2. Cuando tendremos un maraton
Pd 3. Saludos, a tu familia.

PD 1: Ya actualicé!
PD 2: Haré un maratón cuando la musa me ayude =(
PD 3: Gracias! Saludos a la tuya también

vickybrittana escribió:OH MY GOD!!! *_* que pasa ahora!? EXCELENTE HISTORIA! ME ENCANTA!!

Gracias por eso! Espero te siga gustando

holap,..

las dos necesitan hablar!!! aunque se lleguen a lastimar,...
mm las dos en Alemania!!!! me gusta cono se llevan san con los niños,...
a ver que pasa ahora???

nos vemos!!!

Pero que cabezotas que son!!!

Ahí viene la súper niñera santana

Bueno muchachonas, estamos llegando al final de la historia creo que escribirla fue una especie de catarsis para superar Glee jajaja,trataré de llegar a los 12 caps! Gracias por leer.



- ¿Dónde conoció a mi mamá, señora Santana? – Quinn preguntó intrigada.
- En Alemania, cuando éramos jóvenes.
- ¿Es lindo vivir en Alemania? – Puck preguntó risueño pero la pregunta dejó a Santana con un sabor amargo en la boca.
- Es muy lindo, pequeñín. Es un lugar increíble.
- Mamá dice que iremos a Alemania… y yo aún no manejo bien el idioma. – Quinn sonaba triste.
- ¿Quieres practicar? – Santana propuso – Puedo hablarte en alemán.
- ¡Sí! Hagámoslo. – La niña sonaba confiada.
- ¿Conociste a la familia de mi mami? – Pregunto Puck en un alemán que a Santana le costó entender.
- No, solo a un tío de ustedes.
- ¿Samuel? – Preguntó la pequeña. - ¿Cómo era él?
- Rubio como ustedes y su mamá, muy grande y fuerte.
- Yo quiero ser así… ¿por qué tú no eres rubia, Santana? – Puck no entendía si todos los alemanes eran rubios porque Santana no.
- No todos en Alemania son rubios, Puck. Yo soy gitana, por eso mi color de piel es distinto al de tu mami.
- Eres muy guapa. – El niño hizo un intento de guiñar el ojo, tal y como Brittany lo guiña cuando quiere sonar sexy.
- Cállate Puck. – Quinn intervino con mal humor.
- Tranquila, Quinn. – Santana era experta en tranquilizar niños.
- ¿Y tu familia? – La niña preguntó inocentemente.
- Todos murieron… tenía a mis padres y tres hermanos más. – Dijo con tristeza.
- Lo siento… - Puck era un niño muy puro
- ¿Cómo se llamaban? – Quinn insistía.
- Pues… Mi madre se llamaba Drina, mi padre Damir, y mis hermanos Puck, Rachel y Blaine. – Luego de que lo dijo pensó que su hermano tenía el nombre del hijo de Brittany y quizás esto confundiría a los pequeños.
- ¿Me llamo como tu hermano? – Puck quedó boquiabierto.
- Oh… - Santana se puso nerviosa – Ese es un nombre común en Alemania.
- Mi mamá me dijo que yo me llamo como su hermana y Puck como alguien especial – Intervino Quinn.
- ¿Quieren ir por un helado? – Santana trató de desviar el tema
Se alegró cuando escuchó a Brittany entrar a la casa, afuera llovía y su cabello estaba levemente levantado.
- Llegaste mami. – Dijo Quinn en alemán.
- ¿A qué se debe el alemán? – Dijo con una sonrisa.
- Santana nos estaba ayudando a practicar – Replicó Puck.
- Me parece perfecto – Le dedicó una sonrisa sincera a Santana – Vamos a bañarlos.
- ¡No, mamá! Santana nos va a llevar a comer helado. – Quinn estaba un poco molesta.
- ¿Santana? – Brittany levantó la ceja - ¿Desde cuándo tratas de tú a tus mayores?
- Britt… Brittany, déjala, ella no debe tratarme como señora, además eso me hace sentir vieja. – Dijo Santana para calmar la situación.
- Igual está lloviendo – Dijo Brittany aspirando aire, Santana conocía esa respiración.
- Chicos, ¿qué tal si se bañan, duermen un poco y en la noche los llevo a comer Pizza?
- ¡Sí! ¿Podemos, mami? ¿Podemos? – Puck sonaba emocionado.
- Sí, niños.
Santana contemplaba la lluvia caer por la ventana mientras Brittany estaba con los pequeños. El sonido de un viejo reloj rasgaba el aire y aquella gota traviesa que corría por el vidrio llegó hasta su punto final en el acero frío. Pensaba en que se sentiría bien esta vida con Britt… ella no podía tener hijos, pero Brittany tenía dos, y eran pequeños. Se regañó a sí misma por pensar en tal cosa, ¿quería formar una “familia” con ella? Sí, totalmente sí. Pero también le atemorizaba la idea, era demasiado complicado vivir eso en 1954.
- Ya están dormidos – Anunció Brittany sentándose en un sillón carmesí.
- Tus hijos… son geniales.
- Gracias, San. Aunque, ¿sabes? A veces me hace falta alguien más… es difícil para mí estar sola con ellos.
- Lo sé… los chicos son así, Britt… lo de ayer…
- No importa. – Dijo cortándola – Todo está bien. – La sonrisa de Brittany no podía ser más falsa.
- No lo está, siento haber dicho eso ayer… la verdad es que no quiero que conozcas a alguien más – Suspiro con miedo – Yo te amo, pero, debes dejar ir a Enzzo.
- Yo… no sé qué decirte, Santana. – Brittany empezaba a quebrarse
- Ese día que te vi en el restaurant, hacer el amor con Enzzo fue triste – Santana rió con sarcasmo – No podía dejar de pensar en ti… Por Dios, Britt me masturbe pensando en ti. – El rostro de Santana tomó un color rojizo.
Brittany besó a Santana con vehemencia, como si toda la existencia del universo se basara solo en ese beso, tenía miedo, pero muchas ganas de saltar a ese vacío extraño llamado futuro con su gitana.
- Te amo, Santana. – Dijo levantándose y llevándola hasta su recamara.
- Britt… ¿hace cuánto qué...? – Preguntó la morena.
- Cuatro años… cuando quedé embarazada. – Los ojos de Santana se abrieron como platos.
- Seré delicada, lo prometo.
Santana tomó la situación en sus manos, el vestido de Brittany salió volando con dulzura y rapidez, dejando al descubierto una lencería negra que dejó sin aliento a Santana. Brittany imitó el acto de Santana pero su revelación fue mejor: Santana no tenía brasier.
Besó el pezón oscuro y erecto de Santana con amor y pasión, mientras esta enrollaba su mano en el cabello rubio de la alemana.
- Britt… - Decía entre jadeos.
La acción ahora venía de parte de Brittany que lamia el vientre plano y musculoso de Santana, el olor de la humedad de la morena era embriagante, solo Dios sabia cuántas veces la rubia había deseado sentir de nuevo ese olor.
Quito con lentitud la prenda que ocultaba el preciado tesoro de la gitana.
- Vas a matarme Britt…
La mirada de Brittany se volvió oscura y lasciva al ver el panorama, sin esperar mucho clavo su lengua rosada en el centro de Santana con movimientos circulares, tomó la mano oscura de Santana mientras la llenaba de placer.
- Hazlo, por favor. – Rogaba Santana
Brittany le hizo caso y la embistió con un dedo la primera vez, luego clavo dos en el interior húmedo de Santana.
- No pares, no pares.
- No lo haré, San.
Cuando el orgasmo tocó el cuerpo de Santana esta sintió que el mundo se iba con ella.
- La petite mort, le llaman los franceses. – Dijo Brittany con una sonrisa de satisfacción.
- Se sintió así… ¿también hablas francés? Vas a matarme, mujer.
- No lo hablo muy bien, pero me defiendo. – Dijo entre risas
- Te amo.
- Yo te amo más, San.
Santana volteó a Brittany sobre su propio eje, quito todo rastro de ropa tan rápido como un rayo.
- Brittany, estás muy hermosa. – La verdad es que la rubia seguía con el mismo cuerpo escultural de hace diez años.
Con mucho cuidado y amor, Santana le dejó dos orgasmos seguidos a la rubia.
- Eres… la mejor. – Dijo Brittany aún cansada.
- Las dos lo somos. Aprendimos juntas. Britt… ¿y ahora qué haremos?
- Iremos a Alemania, juntas. Si te parece bien.
- Me parece la mejor idea del mundo. – Dijo besando los labios de Brittany.

holap,...

es bueno que se reconciliaran,..
san como madre va a ser la mejor del mundo!!!!
a ver como va a ser su vida en Alemana!!!,..

nos vemos!!!

Me gusto, ahora si se van a Alemania juntas

¡He aquí el último cap! Espero que les haya gustado el fic  



- ¿Estás segura? Tus hijos me odiaran, Britt… no entenderán nuestro amor. – Santana sonaba preocupada.
- Tranquila, San. – Brittany parecía calmada, pero era un manojo de nervios. – Niños, ¿pueden venir? – Gritó desde la sala.
Los niños entraron corriendo a la sala blanca del hogar.
- Siéntense… tenemos que hablar. – Dijo con seriedad.
- Fue Puck, mamá – Dijo Quinn con fastidio.
- Quinn, no los voy a regañar, siéntense. – Aspirando aire dijo - ¿Conocen a Santana, cierto?
- Sí – Dijeron los dos al unísono
- Pues… Santana y yo estamos saliendo. – Soltó sin más
- Saliendo… ¿Cómo esposas? – Preguntó Puck con una sonrisa.
- Sí, Puck, algo así.
Apenas dijo eso Quinn salió corriendo hecha una furia rumbo a su cuarto, lanzó la puerta de este con tanta fuerza que un pequeño cuadro se estrelló en el piso. La cara de preocupación de Santana era muy obvia, mientras que Brittany se levantó con fuerza.
- Ya vengo – Anunció – Puck, quédate con Santana.
- Tranquila, Santana, Quinn es una llorona. A mí me caes bien. – Puck le dedicó una sincera sonrisa.
- Abre la puerta, Quinn. – Brittany tocaba la puerta con severidad
- ¡Vete! – Gritó la niña
A Brittany no le quedó más opción que abrir la puerta por sí misma, encontrando a Quinn llorando en su cama.
- ¿Qué pasa, Quinn? – Dijo tocándole el cabello con cariño
- No quiero esto.
- ¿No quieres a Santana?
- No quiero que nos dejes, como hizo papá.
- Yo no los dejaré, Quinn… lo juro. – Sonaba sincera.
- No te creo. – Decía la niña con drama.
- Pues… está bien, tú ganas. No saldré con Santana. ¿Feliz?
- ¿Y qué pasará con Santana?
- No lo sé… ella también irá a Alemania.
- ¿Con nosotros?
- Sí… con nosotros. O al menos eso iba a hacer.
- ¿Ella será como tu esposo? – Ya había dejado de llorar
- No, como mi esposo no. Como mi esposa. – Brittany le sonrió
- Está bien… mientras no nos abandonen. – La niña mostró sus blancos dientes en una sonrisa.
Los días venideros fueron complicados, explicarles a dos niños sobre una relación entre mujeres no había sido fácil, pero lograron hacerlo. La venta del restaurant y de la casa no fue tan difícil, ya que, la zona se encontraba en crecimiento. Y un día de julio, los cuatro salieron con rumbo a Múnich.
Santana le habló a Brittany sobre que aún guardaba su “pequeño regalo”, con las reservas de ambas pudieron comprar una casa en la ciudad y tener su propio negocio, además, donaron una parte a las víctimas el holocausto. Los niños por su parte aprendieron bien el alemán en un par de semanas y la sociedad no tomaba tan mal la relación de Santana y Brittany.
- ¿Puedes creerlo?  Hace once años esto parecía tan imposible – Dijo Santana mientras tomaba té – Pensaba que me matarían y luego a ti.
- Yo jamás pensé que sobreviviría, y menos que podría volver a Alemania.
- Tú no hiciste nada malo, no debes cargar con el peso de lo que hizo tu familia.
- Gracias, San… - La rubia depositó un casto beso en los labios de la morena.
- Creo que deberíamos tener un bebé. – Soltó sin más la gitana – No ahora, cuando los niños crezcan un poco más.
La risa de Brittany fue audible
- Estás loca, ¿Cómo podríamos? Es imposible.
- Mi primo, él aún vive. Hay tratamientos… y podría ser como ambas.
- Está bien, hagámoslo.
Así fue como cuatro años después nació el pequeño Samuel, un niño moreno con los ojos más azules de la familia y el cabello castaño. Los niños lo amaban y Santana se sentía en la cúspide del mundo. Era como un sueño lo que la vida les deparó, un sueño con dificultades pero con un buen final.

Al fin, ahora son una hermosa familia, habrá tercera parte de esta historia, di que síííííííí
Saludos y buenas tardes

holap,...

me encanto la historia!!
era normal que alguno de los chicos reaccionara así por el miedo que los dejen de nuevo!!!!
me encanto lo del nuevo bebe y que vuelvan su lugar de origen!!!!

nos vemos!!!

Me encantó el ff :3
Chiquito pero bonito :3
Ojala te animes a compartir más historias :D
Saludos :)