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FanFic Brittana: "7 Noches De Pecado G'P" terminado
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marthagr81@yahoo.es
Lizz_sanny
JanethValenciaaf
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Re: FanFic Brittana: "7 Noches De Pecado G'P" terminado
las cosas van lentas pero seguras tal vez :3micky morales escribió:se desean pero van lentas!!!! more than words, mi mujer, quinta avenida neoyorkina, mi querido alien, amor a primera vista I II III, hate in love etc- etc- etc son muchisimas en realidad!!!!!
Caritovega****** - Mensajes : 338
Fecha de inscripción : 13/05/2015
Edad : 26
Re: FanFic Brittana: "7 Noches De Pecado G'P" terminado
Si las cosas van lentas pero vamos a ver que pasa3:) escribió:'holap,...
van demasiado despacio las cosas,...
a ver como termina la noche???
nos vemos,..
Caritovega****** - Mensajes : 338
Fecha de inscripción : 13/05/2015
Edad : 26
Re: FanFic Brittana: "7 Noches De Pecado G'P" terminado
CAPÍTULO 9
El Fetiche era un edificio oscuro aunque no muy grande que había a las afueras de la ciudad. Habían tomado un taxi para ir hacia allí y en aquel momento, entraban en un aparcamiento iluminado por la luz tenue de las farolas. Un rótulo de neón de un color rojo gótico anunciaba el nombre del bar sobre la puerta, bajo la cual colgaba una señal con letras de plástico negro que decía simplemente: «BLUSH».
A pesar de la nueva y atrevida Brittany que había estado intentando en convertirse, los nervios le revolvían el estómago. Había ido a un montón de garitos en su día, pero nunca a uno como aquel. Podía ver que Santana había acertado al hablarle de aquel lugar —mucha gente que entraba y salía, gente con una increíble variedad de estilo— al menos la mitad de los clientes lucían un aspecto gótico y aquello hizo que se sintiera contenta de haber elegido la falda de cuero. Solo esperaba que el terror de sus ojos no la delatara.
Cuando Santana pagó el precio de la entrada a un hombre grande y calvo que había en la puerta y que llevaba una araña tatuada en el cuello, este último lo miró con los ojos entrecerrados y le dijo:
—Eh, ¿no eres tú... ese tipo?
Santana simplemente le sonrió un poco y le contestó: —No, no soy él —y colocó la mano en la espalda de Brittany para conducirla hacia dentro.
El interior del Fetiche era incluso más oscuro, apenas podía ver a la gente que se agolpaba en el lugar mientras Santana y ella pasaban tras ella, bajo una música ensordecedora que impedía cualquier posibilidad de mantener una conversación. Y fue entonces cuando se dio cuenta: ahora aquella era su vida, aquel era su nuevo puesto de trabajo. Ir a discotecas. Escuchar música alta. Y se sorprendió ante la sensación de sentirse repentinamente más que a la deriva, sin estar segura de hacia dónde dirigirse o qué hacer.
Fue entonces cuando la palma de la mano de Santana se cerró cálida sobre uno de sus hombros. —Escucha —le dijo al oído.
Y una vez más, le recordaba por qué razón estaban allí. La música. Blush. Miró por encima del hombro a Santana. —¿Son ellos los que están tocando ahora? Ella asintió.
El sonido era rápido, intenso, funky y —cuando se olvidó del hecho de que estaba sonando con fuerza— indiscutiblemente atractivo.
—¿Cuál es tu primera impresión? —otra vez, ella se inclinaba hacia ella para que pudiera escucharla, y el calor de su aliento le golpeaba la nuca.
—Son buenos —contestó ella. —Tienen un sonido que de alguna manera es a la vez moderno y... un poco new wave retro5.
Su inclinación de cabeza, junto con el brillo de sus ojos, le hizo pensar que le había gustado su respuesta.
—Vayamos a pedir una copa —dijo ella.
Mientras se hacían camino a través de la multitud, ella pudo echar un vistazo a la banda que había en el pequeño escenario que quedaba a su derecha.
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El término "new wave" se utiliza para referirse a un tipo de estilo musical cuyo origen está en el rock de los años setenta. (N. del T.)
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—No los mires todavía —le aconsejó ella, gritando para que pudiera escucharla por encima de la música. La otra noche le había explicado que en el mundo de las discográficas independientes, el sonido lo era todo. —No estamos buscando a una Britney Spears o a una Jessica Simpson, gente que se convierten en estrella de pop principalmente debido a su aspecto —le dijo. —Si tienen ese tipo de atractivo, perfecto. Pero nos preocupa más lo que puedan hacer —había continuado diciéndole que a ella le gustaba a veces escuchar un rato a alguien antes de echarle un vistazo, no le gustaba dejar que las apariencias lo influyeran demasiado pronto. Ella creía que aquellos sonaban bien, y decidió respetar la música, así que la siguió hacia la barra, sin ni siquiera molestarse en mirar hacia el escenario.
Cuanto más los escuchaba —mientras pedían dos tés helados Long Island— más les gustaba. El sonido de Blush llegaba hacia ella como algo moderno, seguro, divertido y muy sexy.
De hecho, había ciertas palabras en la letra que empezaban a quedarse en su memoria. «Cremoso». «Suave». «Sucio». «Noche». Palabras que quizás significaran poco por sí solas, pero que de alguna manera aquella voz femenina y autoritaria las convertía en algo sexual, y Brittany empezó a ser consciente de una humedad entre sus muslos que no había sentido antes.
Por supuesto, quizás se debiera también a que la sala estaba tan abarrotada que Santana y ella debían avanzar en el bar muy cerca una de la otra, y sus brazos se rozaban, y también sus caderas. Ella olía muy bien, una mezcla de jabón y almizcle y una pizca justa de sudor.
Y aunque todavía podía escuchar la música, de alguna manera, había dejado de escucharla muy atentamente, dejando que la siguiente canción con un sonido algo más lento y sensual le infundiera una especie de sensación de cosquilleo cálido y tranquilo. El alcohol que contenía la bebida contribuyó rápidamente a una sensación que ella solo pudo describir como una... lujuria relajada. Ella no estaba muy segura de si aquello tenía sentido alguno siquiera, pero se volvía extrañamente tranquila con sus deseos, y dejó que afloraran hacia la superficie, sin intentar ya ocultarlos.
Todavía estaba apretujada contra su mentora cuando una especie de enorme motorista pasó a su lado y ella se inclinó un poco más hacia Santana, absorbiendo el puro placer cuando uno de sus pechos presionó contra su brazo. Al mismo tiempo, deslizó la mano hasta colocarla encima de su hombro, para ayudarse a mantener el equilibrio sobre sus tacones. Pero también para poder tocarla. Tan caliente, tan sólida.
Y cuando el motorista pasó y liberó algo más de espacio, ella no se alejó, y no retiró la mano hacia atrás. Santana le hacía sentirse bien. Aquello era demasiado agradable.
Ella giró la cabeza para mirarla, sus ojos solo estaban a unos centímetros de distancia y tan cautivadores como nunca. Su mirada decía que ella era consciente de ello. De lo que ella sentía. De lo que ella quería.
Fue entonces cuando ella se retiró.
De repente todo le pareció un poco demasiado inmediato, íntimo.
E incluso con todo lo guapa que estaba ella, con lo cálida que era la expresión de su cara, ella no podía hacerlo. Por muchísimas razones. Tenía que trabajar con ella de cerca en aquel momento, tenía que aprender un puesto de trabajo. Y estaba robándole su trabajo, más o menos a base de mentiras. Y dejando a un lado la blusa transparente y la nueva seguridad en sí misma, en lo más profundo de su ser estaba todavía la vieja Brittany, y era triste, pero quizás simplemente no se creyera realmente que estaba a la altura de Santana Sexi lópez
Ella parpadeó y desvió su mirada, después tomó un largo sorbo de su bebida.
—Esto está fuerte —dijo ella sin pensar, mientras el líquido caliente se hacía camino a través de su pecho.
—Es difícil pedir un Long Island que no lo sea —le record ella con una sonrisa juguetona.
Por supuesto que era fuerte, ella lo sabía. ¿Por qué demonios había pedido algo con cuatro o cinco tipos diferentes de alcohol en la mezcla? Porque ella lo había hecho y a ella le había parecido fácil decir «Lo mismo», pero estaba empezando a arrepentirse de su elección si aquello la hacía emborracharse con esa rapidez. Y por supuesto, había tomado vino en la cena, también.
—Vayamos ahora a ver al grupo —sugirió ella, y mientras ella la seguía, dejando que la guiara a través de la multitud enloquecida, se dio cuenta de que tenía ganas de tocarla otra vez, deseaba curvar las manos sobre sus hombros, presionar el cuerpo contra su delicada pero sólida espalda.
Entonces, pensó: «Dios bendito, ¿desde cuándo te excita la espalda de una mujer?». Demasiado té helado, de eso no le cabía duda, los nervios la habían hecho tragar demasiado en poquísimo tiempo. Dejó la bebida encima de una mesa cubierta por vasos vacíos.
Justo entonces, Blush salió a la vista y Santana tiró de su mano hasta meterla en la masa que se concentraba delante del escenario. Al instante, estudió a la banda con una sola mirada: eran magníficas, incluso convencionalmente vistosas, eran sexys y lo sabían. Estaban sumergidos en un ambiente seguro, en su música.
Las cuatro mujeres jóvenes variaban en aspecto, pero todas ellas rondaban los veintitantos y llevaban unas camisetas escasas que revelaban un amplio escote. La cantante líder tenía el pelo rubio, largo y liso, con un flequillo dramáticamente chillón que encajaba a la perfección también con su maquillaje dramáticamente chillón. Cantaba a voz en grito una vieja canción de Joan Jett, «Do You Wanna Touch Me (Oh, Yeah)» mientras se movía de manera provocativa con el erguido micrófono. Llevaba un top sin manga y de cuero negro y una minifalda vaquera desgarrada que empezaba en la parte más baja de sus caderas y se detenía en la parte más alta de sus muslos.
—¿Qué te parece? —le preguntó Santana a Brittany al oído, ahora estaba de pie justo detrás de ella.
Ella mantenía los ojos puestos en la cantante, le daba miedo mirar a Santana, en caso de que la besara accidentalmente o algo parecido. Todo el cuerpo le hervía de deseo.
—Un poco duras de tono, pero seguras y condenadamente sexys. Tienen el control del público y saben cómo surtir efecto en ellos —a pesar de la intoxicación que corría por sus venas, su cerebro continuaba trabajando. —Podríamos sacarlos al mercado como una Courtney Love más elegante, más marchosa y más moderna.
Pero entonces, giró la cabeza para mirarla, porque no tenía ni idea de si estaba hablando en la dirección correcta o si, por el contrario, parecía una auténtica novata, y quería saber cuál era su honesta reacción.
Sus ojos brillaban cálidos sobre ella.
—Muy bien.
Pero entonces, ella llevó la mirada hacia su boca.
Y ella sintió cómo su vulva sufría espasmos.
Así que se mordió el labio y movió la cabeza de nuevo hacia delante, para observar a la banda.
—Aunque —dijo ella, todavía dándole voz a sus pensamientos. —¿No es Blush un nombre demasiado suave para ellas?
Miró por encima del hombro para ver cómo Santana sacudía rápidamente la cabeza, expresando la negación.
—Es irónico —le dijo. —O quizás sea porque quieren hacer que te ruborices. Pero de una manera u otra, dice algo acerca de ellas. La mayoría de los nombres de las bandas de estos días son solo palabras que alguien pensó que quedaban bien juntas, pero que no dicen absolutamente nada ni acerca de la banda ni acerca de su música. Su nombre dice algo acerca de su imagen y eso hace que sea una herramienta de marketing incorporada.
—Ah —dijo Brittany, comprendía lo que decía. —Genial.
Todo lo que las rodeaba era la mezcla de gente corriente y gótica que se movía al ritmo de la música, y sin pensarlo ni decidirlo, Brittany se dio cuenta de que sus caderas empezaban a balancearse de un lado a otro, también. Mantuvo la mirada fija en la cantante rubia, y observó cómo empujaba hacia delante el pecho o cómo balanceaba el pelo dramáticamente sobre uno de sus hombros.
—¿Qué te dice la multitud acerca de la banda? —le preguntó Santana cerca del oído. Pero su voz se había vuelto un poco más baja ahora, algo más ronca. La sensación de su respiración sobre la piel le daba escalofríos más abajo.
Ella desvió su atención de la cantante líder hasta la gente que la rodeaba, e intentó pensar. Pero era difícil, porque la sala estaba todavía repleta de gente y aquello la mantenía muy cerca de Santana, y ahora que había empezado a moverse con el ritmo de la música, también estaba moviéndose ligeramente contra ella.
A un lado de ella había una pareja joven que hubieran podido vivir perfectamente en la puerta de al lado de su casa —una pareja normal, de clase media— y que bailaban salvajemente. Al otro lado encontró una chica que llevaba el pelo rosa, y estaba envuelta de negro de la cabeza a los pies. Y ella supo enseguida la respuesta.
Solo que esta vez, en lugar de girar la cabeza hacia Santana, simplemente la echó hacia atrás y la apoyó sobre su hombro para hablarle al oído.
—Fanáticos que rinden culto a un tipo de música que convertirán en comercial, una música que llama la atención de diferentes grupos de personas.
Una vez más ella le dijo:
—Muy bien —pero también otra vez, su voz se hizo más baja y sus ojos se oscurecieron cuando bajó la mirada hacia ella, y hubiera sido condenadamente fácil besarla en aquel momento porque sus caras, sus bocas, estaban peligrosamente cerca.
Así que Brittany volvió a levantar la cabeza rápidamente, y observó al grupo. No quería hablar más. Hablar, aunque fuera de negocios, le parecía peligroso en aquel momento. Solo quería quedarse quieta, escuchar la música, absorber el ambiente. Y quizás sacar el alcohol fuera de su sistema a base de bailes antes de que hiciera algo estúpido.
Aunque todavía observaba la multitud, su mirada se quedó rezagada en dos chicas que estaban besándose apasionadamente, dándose el lote muy cerca del escenario. Ambas eran jóvenes y guapas, no particularmente góticas y, si ella tenía que suponer, no eran realmente lesbianas. De hecho, sospechaba que los dos chicos guapos que habían a su lado y que estaban mirándolas con lujuria eran sus respectivos novios.
Tenían los ojos cerrados, y sus lenguas se encontraban en un abandono lánguido mientras sus manos recorrían acariciadoras el cuerpo de la otra. Brittany no quería seguir mirando, pero había algo en aquella escena que la hipnotizaba. Y a pesar de su conmoción, no podía evitar sentirse un poco excitada por la descarada sexualidad del acto. Justo como aquellas estúpidas vallas publicitarias en movimiento, no quería sentirse excitada por ello, pero para asombro suyo, realmente lo estaba.
Demasiada suavidad. Demasiado sexo. Justo ahí fuera.
Y de alguna manera, aquel era el momento.
¿Se deleitarían aquellas dos jóvenes mujeres con ellas si hubieran estado solas? ¿O dependía del hecho de hacerlo delante de sus novios y en público? brittany no sabía con seguridad las respuestas, pero sentía —hasta la médula— que comportarse tan escandalosamente sin ir a un sitio privado era un importante ingrediente en su deseo.
Un rápido vistazo por encima del hombro revelaba que Santana había seguido sus ojos y también había visto a las dos chicas.
La vieja Brittany se sentía totalmente avergonzada. La habían pillado observando algo como aquello. Y fue santana entre toda aquella gente. Al instante, se preguntó si ella podría notar cuánto la excitaba todo aquello, y sintió la vulva realmente enorme bajo la falda, como si, en aquel momento, fuera la parte más grande de ella.
Pero la nueva Brittany se limitó a preguntarle: —¿Te excita eso?
Dios, ¿qué estaba haciendo? Después de todo, había decidido que era más seguro no volver a hablar más. Aun así no podía evitar sentir algo de curiosidad. Quería saber lo que ella sentía, anhelaba comprender la manera en la que ella veía las cosas. Las cosas sexuales.
—Sí —dijo simplemente. Directo, como lo había hecho durante su conversación la noche anterior.
Ella se mordió el labio, sus pechos parecían abultarse dentro de las copas de su sujetador. Ella también estaba excitado, en aquel momento, en aquel lugar, cerca de ella.
¿Significaba eso que estaba empalmado? Ella sufrió la necesidad de comprobarlo por sí misma, alargar la mano y presionarla delante de sus pantalones vaqueros ajustados.
—Dime por qué —le murmuró en lugar de eso.
Ella observó a las chicas durante un momento más, lo que hizo que Brittany volviera también a dirigir su mirada hacia ellas, y finalmente giró la cabeza para mirarla directamente a los ojos.
—Hay dos pares de todo. Dos pares de labios suaves y femeninos. Dos pares de pechos redondos. Todas esas curvas... moviéndose al unísono.
Oh. Quizás aquello tuviera sentido. Y quizás explicaba la razón por la que ella también se sentía excitada. Su mirada se quedó rezagada en los ojos de Santana, pero no pudo encontrar respuesta a eso, así que él continuó hablando.
—Me gustan las mujeres que son lo suficientemente libres como para seguir sus necesidades, perder sus inhibiciones.
Ahora ella encontraba la voz para responderle:
—No estoy segura de que tengan inhibiciones —y ambas rieron a carcajadas, pero se desvanecieron pronto porque el ambiente en el bar estaba volviéndose dominante.
A la izquierda de Brittany, la pareja que había visto bailando antes estaba ahora también besándose. Sus cuerpos se movían rítmicamente con la música, sus bocas se encontraban tan sensualmente como lo hacían sus pelvis. Y un chico gótico le mordisqueaba ahora el cuello a la chica del pelo rosa que había a la derecha de Brittany. La chica sonreía, y dejaba que su lengua se deslizara lentamente a través de su labio superior. Era como si el sexo estuviera llenando la sala, flotando en el ambiente, casi como si de alguna manera, estuviera entrando en el edificio de la misma manera que en los casinos, donde se rumoreaba que se añadía oxígeno extra en las áreas de juego. A Brittany le picaba la piel, unas sensaciones suaves pero poderosas le recorrían el cuerpo, y la hacían desear poder perderse en todo aquello.
Volvió a dirigir su atención hacia el escenario cuando Blush comenzaba una nueva canción con un ritmo erótico y sexy. No la conocía, así que supuso que era original. Y como la última canción, al parecer como la mayoría de sus canciones, hablaba de sexo.
Junto con el bombeo de un coro, la banda repetía las palabras «las mejores manos» una y otra vez, dejando que Brittany concluyera lo que debería ser el título. La rubia cantaba acerca de las manos haciéndose camino a través de su piel, sobre dedos que se sumergían en lugares privados y finalmente sobre unas manos que provocaban y provocaban el éxtasis. Toda la multitud pronto se concentró en la joven mujer, que había empezado a moverse contra el micrófono, como había hecho antes.
Brittany se dio cuenta de que no solo estaba observando a la cantante, que deslizaba el micrófono bajo sus piernas, empujando suavemente al ritmo de la canción, sino que también estaba observando la escena junto con Santana. Estaban siendo testigos de ello, juntas, estaban experimentándolo juntas. De hecho, estaban experimentando aquello con todas las personas que había en la sala. «Más sexo descarado y expuesto».
Y mientras pasaba el tiempo, se sentía menos asqueada de lo que se había sentido la noche anterior, y más fascinada.
Todo el bar parecía palpitar con el ritmo ahora, y Brittany seguía moviendo las caderas hacia delante y hacia atrás, rodeándose de los embriagadores acordes.
Debería haberse sentido alarmada cuando sintió las manos de Santana sobre sus caderas, pero no lo hizo.
Era demasiado increíble sentirse acariciada por ella, incluso justo de aquella pequeña manera, el placer la invadió con rapidez.
Y entonces, entonces, «oh, sí», estaba presionándola desde detrás, lo suficiente como para que ella se diera cuenta de que estaba excitándose contra su trasero. Aquello le parecía un sueño, una fantasía, pero era escandalosamente real.
En el oído, ella le habló con un tono de voz áspero:
—Baila conmigo, Brittany. Muévete conmigo.
Hubiera sido más inteligente apartarse, o decirle que estaban en aquel lugar por cuestiones profesionales, haciendo un trabajo. Que todo aquello era un error.
Pero simplemente no podía hacerlo. El sonido de la canción la embriagaba cada vez más. El alcohol que consumió le hacía cada vez más efecto. Estaba embriagada de Santana López, y lo estuvo durante las últimas veinticuatro horas. Y había intentado comportarse con inteligencia, ser más fuerte que la lujuria, pero todo aquello la estaba consumiendo.
Así que se movió con ella, bebió del calor de su cuerpo mientras ella se inclinaba más cerca de ella, y sintió el poder de su caliente erección contra su trasero.
¿Le había hecho sentirse tan bien algo en toda su vida?
No lo creía.
No creía que ninguna sensación física la hubiera llevado a un estado tan rápido y profundo, dejándola sin fuerzas para luchar contra la situación.
Se balancearon juntas, mientras la rubia que había en el escenario ronroneaba las provocativas letras que añadían más combustible al fuego que los invadía. Brittany no la miró después de aquello, se limitó a mantener sus ojos justo hacia delante, y sentir todo lo que la rodeaba, intentando sobrevivir a ello, intentado creérselo, y preguntándose qué era lo próximo que iba a ocurrir.
Pero ella sabía lo que iba a ocurrir, desde luego que sí. La canción terminaría. La canción terminaría y entonces, dejarían de moverse al unísono, y fingirían que las cosas volvían otra vez a la normalidad, que ella no la había tocado, que ella no había experimentado el profundo y crudo placer de su endurecida verga presionando contra su trasero.
Y fue justo cuando ella estaba llegando a aquella conclusión... cuando algo más sucedió.
La mano cálida, fina, suave y femenina que se había curvado a la derecha de su cadera, comenzaba avanzar hacia arriba, sobre la tela diáfana que le cubría el vientre y más y más alto, hasta detenerse a descansar bajo su pecho, y después, su pulgar se curvó sobre la redonda piel mientras sus otros dedos jugaban con la parte de abajo de su sujetador. El intenso deleite junto con la intensa necesidad de hacer que el contoneo de sus caderas fuera aún más sensual, hizo que su respiración comenzara a dificultarse y le temblara la vulva frenéticamente.
Fue entonces cuando su otra mano se deslizó hacia abajo sobre su muslo y acabó colándose debajo de su falda. Tan rápido, tan suave. Sus dedos se abrieron camino entre sus piernas, y acariciaron la sedosa piel que había allí.
Ella comenzó a respirar con más rapidez e involuntariamente se movió de una manera completamente nueva, haciendo ondas, como si estuviera manteniendo una relación sexual en aquel mismo momento. Recibió su caricia delante y presionó su trasero contra la excitación que la empujaba desde atrás. Entonces, ella le rodeó la cintura con el brazo derecho para mantenerla estable, debía haberse dado cuenta de que estaba debilitándola, de que todo su cuerpo empezaba a convulsionarse a causa de las cálidas caricias que le proporcionaban sus dedos.
¿Vería alguien de los que estaban allí lo que estaba sucediendo en aquel instante, la manera en la que ella estaba tocándola? Seguramente no, la multitud seguía apretujada, el espacio que había entre los cuerpos era casi oscuro, privado incluso dentro de lo público.
Había pasado ya un rato desde que había dejado de prestarle atención a la canción, pero levantó la cabeza hacia el escenario justo en el momento para captar la última línea: mis manos son las mejores. Era el giro imprevisto del final de la canción, la letrista no tenía amante alguno, se estaba tocando a sí misma.
Entonces, Santana le besó el cuello a Brittany, lo que hizo que nuevas espirales de placer invadieran su ser. Oh, Dios. Oh, Dios.
Y cuando la canción terminó, la multitud estalló en vítores, y Damon se inclinó hacia ella para hablarle con un tono de voz ronca:
—Ven conmigo.
Ella se dio la vuelta y vio que su mirada era ahora diferente, más paralizante aún. Porque tenía las manos en ella. Porque la deseaba tanto como ella la deseaba a ella. Y las palabras de Quinn resonaron de nuevo en su cabeza. «Un amante instantáneo. Solo lujuria y excitación». Nunca había soñado que algo así pudiera suceder realmente.
La mano de santana se cerraba con firmeza sobre su espalda, mientras tiraba de ella a través de la multitud. No podía ver a la gente a medida que la pasaba, no podía escuchar el principio de la siguiente canción, no podía concentrar su atención en otra cosa que no fuera esa sexi latina, y la necesidad que había crecido dentro de ella y que la estaba abrasando.
Salieron de la masa de gente casi al llegar a la parte trasera de la discoteca, y ella la condujo rápidamente lejos de allí, hacia un pasillo iluminado con una luz tenue. Giró el pomo de una puerta sin letrero, pero estaba cerrada con llave.
—Mierda —murmuró en voz baja, y después intentó abrir otra de las puertas que había en el pasillo. Aquella sí se abrió y ella tiró de ella hasta colarse dentro. Cerró la puerta detrás de ellas. Encendió el interruptor de la luz que salía de una tenue bombilla que había sobre sus cabezas.
Estaban en un pequeño almacén, entre cubos y escobas y estanterías llenas de productos de limpieza. A ella le latió el corazón con fuerza cuando se encontraron sus miradas. Ambas estaban excitadas y preparadas.
Santana levantó las manos hacia su cara y la besó, dirigiendo su cálida y húmeda lengua hacia el interior de sus labios. La boca de Brittany, todo su cuerpo, respondió ante aquella caricia, ya no era consciente de lo que hacía, seguía sus necesidades, apenas se acordaba de cómo le había dicho Santana que estaba excitada. Presionó las palmas de las manos contra su pecho, y clavó las uñas en su camisa cuando uno de aquellos cálidos besos dio paso a muchos más.
Entonces, ella bajó la boca hacia su cuello y llevó las manos hacia su falda. La música de Blush hacía que todo el cuarto vibrara, pero el sonido que Brittany podía distinguir con claridad era el de su propia respiración irregular a medida que Santana se abría camino con sus dedos bajo el cuero, en busca de sus braguitas. Con un solo tirón su tanga cayó al suelo y una ráfaga de aire frío impactó contra su vulva.
Ella respiraba también con dificultad, las dos estaban ocupadas intentando deshacerse apresuradamente de los pantalones de Santana. Parte de ella no podía creer que estuviera permitiendo que aquello ocurriera, aunque no podía hacer nada para detenerlo.
Y cuando se abrió la cremallera de sus pantalones y Santana también se bajó los calzoncillos, Brittany se sintió más débil aún ante la vista de su verga. ¡Oh, cielos, era grande! Tan gruesa, larga y dura como una roca... por ella.
Ella la rodeó entera con su mano, haciendo que Santana soltara un gemido. No solía comportarse de forma agresiva cuando mantenía una relación sexual, pero también era cierto que no solía estar en un almacén dándose el lote con Santana López.
Miró hacia abajo, a su erección y aquello la hizo sentirse más fuerte, y la manera en la que la sentía entre su mano, seda sobre acero, hacía que sintiera ganas de acercarla hacia su cuerpo, más y más cerca, hacía que necesitara sentirla dentro con más ansia de la que ella podía comprender.
—Espera —le susurró Santana, y el pánico la dejó paralizada, «¡Por favor, no te detengas ahora!». Pero ella solo se sacó la cartera del bolsillo trasero de sus pantalones para coger un cuadrado de papel de aluminio.
—Ah —dijo ella aliviada. Después, añadió: —Date prisa.
Ella le sujetó su enorme verga hacia arriba y entre ellos, para que ella pudiera enfundarse el preservativo.
La siguiente cosa de la que fue consciente fue de sus manos cerrándose sobre su trasero desnudo, y ella rodeándole la cintura con una de sus piernas, y ella embistiendo con fuerza dentro de su hambrienta vulva.
—¡Oh! —gritó ella ante el impacto, y sus ojos se encontraron a medida que ella empezaba a moverse en su interior.
Ella nunca había hecho algo tan animal en toda su vida, pero aquello era precisamente lo que le apetecía en aquel momento: un polvo animal, fuera de control y temerario. Tampoco había estado nunca con alguien que la tuviera tan grande, y la sensación de plenitud era casi abrumadora, especialmente estando de pie.
—Estás tan húmeda —le gruñó ella, y ella le rodeó el cuello con los brazos y se sujetó con fuerza, mientras Santana embestía dentro de ella, y su piel la recibía.
—Todo el día —admitió ella entre jadeos. —Y la pasada noche. ¡Oh, Dios! —gritó mientras ella la llenaba una y otra vez. —Fóllame —le susurró ella al oído.
Era la primera vez que decía aquel tipo de cosas durante una relación sexual, pero como había pensado antes, era la primera vez que estaba con Santana López. Estaba claro que la llevaba a nuevas alturas, o quizás a nuevas profundidades.
—Fóllame —le dijo otra vez. —Fóllame.
—Estoy follándote, nena —le aseguró ella. —Estoy dándote duro.
Se movieron al unísono, con golpes firmes que resonaban en cada centímetro del cuerpo de Brittany y ella las recibía, presionando hacia abajo, haciendo que sus movimientos frotaran su clítoris contra ella.
—La siento tan grande —le jadeó ella. —La siento tan grande dentro de mí.
La tienes más grande que un hombre — Le susurro ella.
—Oh, nena, sí —le dijo ella, con un tono de voz que denotaba una cierta arrogancia que ella sintió que le llegaba al alma. Y entonces, ella empujó incluso más profundamente, y ella supo que ella quería sentir cada centímetro de su cuerpo, quería que ella supiera con exactitud cómo de grande era.
Una sensación de intenso placer resonó en su espalda y descendió por sus muslos, y la debilidad que sentía amenazaba con dejarla caer al suelo. Santana la besó con fuerza y sus respiraciones irregulares casi apagan el eco de la música que se filtraba a través de la puerta.
—Déjame ver tus tetas —le pidió ella, en unas palabras que atravesaron su ser. Ella no podía llegar hacia ellas ya que tenía que sujetarla con ambas manos para que sus cuerpos siguieran entrelazados, y ella nunca había pensado poder sentir una orden tan excitante, pero así era. Se apresuró a tirar de los botones de su blusa, después levantó las manos para bajar los tirantes de su sujetador. Las copas cayeron hacia abajo y sus pechos saltaron libres, y al instante se deleitó con el hecho de haberlos revelado para ella.
Ella dejó escapar un gemido cuando sus ojos cayeron hacia sus senos, y ella notó que involuntariamente, su cuerpo se arqueaba hacia delante.
—Chúpalos —le dijo.
Otro gruñido salió de su boca cuando se inclinó para tomar uno de los turgentes pezones entre sus labios, tirando con fuerza de Brittany.
—Oh, Dios —murmuró ella. —Oh, Dios, sí.
Ella estaba acercándose al límite, más y más, iba a alcanzar el éxtasis.
—Fóllame —le rogó otra vez. —Fóllame.
Ela siguió dirigiendo su verga a más profundidad y lamiendo su pecho a medida que ella se movía contra ella, y hacía cálidos y cerrados círculos con su cuerpo para obtener más placer aún.
—Oh... —gimió ella, perdida ya en las sensaciones, con los ojos cerrados. Se olvidó de que las dos estaban medio desnudas dentro de un pequeño almacén, se olvidó de que apenas lo conocía, se olvidó de que aquella era la relación sexual más ilícita que nunca antes había tenido, y explotó en un orgasmo. Gritó cuando la inundó, saliendo directamente de su vulva y extendiéndose hacia los dedos de sus manos y sus pies. —Sí, sí, sí—dijo ella entre sollozos, hasta que finalmente las olas de placer empezaron a calmarse y una debilidad total se apoderó de su cuerpo.
Abrió los ojos y pudo atisbar un vistazo de la bombilla que había sobre ellos, y luego vio otro de sus puntiagudos pezones abajo, brillando por la saliva que ella había dejado y se sintió como alguien diferente. Hasta que lo miró a los ojos, y vio que sus brazos le rodeaban el cuello, fue entonces cuando se sintió como ella misma, viviendo una de sus fantasías más atrevidas, más atrevida en realidad de lo que nunca antes había escenificado.
—Oh, Dios —dijo.
—¿Te ha gustado? —le preguntó ella, con aquellos ojos negros y excitantes que todavía estaban llenos de sofocante calor.
—Sí —suspiró ella, con una inclinación de cabeza lenta y agradecida. —Ahora... Fóllame más. Fóllame hasta que te corras —Brittany no había sido ella misma desde que había llegado a la Ciudad del Pecado y no veía razón alguna por la que debía cambiar en aquel momento.
— Brittany le quito la camiseta y cuando vio sus hermosos y grandes pechos, se relamió sus labios cuando vio que estaban muy erectos, poco a poco se fue acercando y tomo uno
de ellos con su boca
— Santana gimió de placer.
— Luego Brittany tomo el otro, le dio un pequeño mordisco y lo chupo
de una manera que Santana pensó que se iba a correr, Santana no pudo más así que todavía mirándose a los ojos, ella la agarró con más fuerza del trasero y hundió los dedos ligeramente en su interior. Entonces, con los dientes apretados, comenzó a moverse, una vez, dos veces, una y otra vez, con embestidas lentas pero intensas que llegaron a lo más profundo de su interior. El cuerpo de Brittany se sacudía con cada una de aquellas embestidas y sus pechos se mecían de un lado a otro. Por momentos, retiraba la cabeza hacia atrás, con los ojos cerrados, pero cuando los abría de nuevo, siempre encontraba la mirada de Santana y un acto tan íntimo hacía más poderosa cada sensación. Y fue entonces cuando ella dijo:
—Dios, Dios, ahora —cuando cerró sus propios ojos en éxtasis.
Brittany observó cómo la inundaba el clímax, la transformaba, observó cómo el placer y el dolor se reflejaba en la expresión de su cara, y casi vuelve a alcanzar el éxtasis solo de la pura alegría que sentía por haber hecho que ella se sintiera de aquella manera.
Pero en el momento en el que ella abrió los ojos y ella fue consciente de que se había acabado el sexo, empezó a sentirse de la misma manera en la que se había sentido al llegar al club aquella noche: un poco a la deriva, un poco insegura.
—¿Te ha gustado? —le preguntó ella, tal y como ella lo había hecho.
—Ha sido perfecto.
Y entonces... nada. Ella no tenía ni idea de qué debía decir, cómo iban a ir las cosas a partir de aquel momento.
Suavemente, ella salió de ella, dejándola de pie por sí sola. Dios, le temblaban las piernas. Y de repente, sintió el cuerpo completamente vacío. Luchó por mantener el equilibrio sobre sus pies, y recogió el sujetador para ponérselo de nuevo.
—Mierda —dijo ella y luego añadió: —Lo siento.
Ella dudó un momento.
—¿Lo sientes?
—Es una mala idea follarse a alguien con el que trabajas.
—Oh. Sí. Yo pensaba lo mismo —se abotonó la blusa, y observó cómo ella se quitaba el preservativo y lo dejaba caer en una papelera vacía, que descansaba convenientemente en el suelo, detrás de ella.
Aquello estaba empezando a parecerle un poco surrealista. Acababa de hacerlo con la sexi Santana López.
Pero no, espera... antes ya le había parecido surrealista. Aquello era mucho más que eso. Irreal. Inimaginable.
—Aunque —añadió ella, pensando en voz alta—, no es que sea la primera vez que tienes relaciones sexuales con alguien con el que trabajas, ¿no? —se refería a las cantantes.
Una pequeña y cínica sonrisa se le dibujó en la cara.
—Todo completamente consensual y sin promesas de contrato, por cierto.
—Te creo —le dijo ella suavemente. Y era verdad que lo hacía. No podía imaginar que Santana tuviera que hacer promesa alguna para llevarse a cualquier mujer a la cama.
—Y... era una costumbre que estaba intentando romper. Ella se mordió el labio.
—Entonces, ¿qué te ha hecho cambiar de idea? Ella se subió la cremallera de los pantalones y la miró a los ojos.
—Eres condenadamente sexy y esa mirada tuya, esos ojos de color azul
Como el mar me vuelve loca.
Se sentía completamente absorbida por aquella mujer y por lo que acababa de hacer con ella, y puede que aquello demostrara que tenía un importante problema con su personalidad, pero no podía evitar sentirse deleitada con la idea de que Santana López realmente la viera como una mujer condenadamente sexy. Brittany se consideraba una chica normal, bonita cuando tenía uno de esos días buenos, por lo que las palabras de Santana la hicieron temblar de los pies a la cabeza, la hicieron sentir por primera vez en su vida como si verdaderamente fuera una mujer atractiva y excitante.
—Quizás deberíamos dar la noche por acabada —le sugirió ella.
—¿Qué pasa con el grupo?
—¿Tú qué dices? Si estuvieras aquí sin mí, ¿estarías preparada para ofrecer un contrato? Ella no dudó y asintió con la cabeza.
—Sí.
—Bien. Porque eso es exactamente lo que voy a hacer. A la salida, nos presentaremos y acordaremos una reunión —agarró el pomo de la puerta, pero se detuvo para mirar hacia atrás. — ¿Estás preparada?
Ella se miró de arriba abajo y se dio cuenta de que tenía las bragas alrededor de uno de sus botines.
—Sí, excepto por esto.
Vio cómo a Santana la invadía un nuevo calor en su mirada y se relamía los labios, mientras se agachaba para quitárselas, y las dejaba caer también en la papelera. Antes de levantarse, miró su falda y murmuró:
—Sí, genial, nena.
Aquello fue suficiente para que ella se sintiera de nuevo completamente excitada, y rápido.
Así que cuando ella se levantó y volvió a agarrarse al pomo de la puerta unos segundos más tarde, ella cerró la mano sobre su muñeca y le preguntó:
—Santana, acerca de lo que acaba de ocurrir...
—¿Sí?
—Ya que los dos estamos de acuerdo en que esto ha sido un error, será mejor que...
—¿Que no lo hagamos otra vez? —le dijo y ladeó su cabeza en un gesto sexy y la destelló con aquellos ojos seductores. —Mira, nena, no podemos decir que no volveremos a hacerlo y torturarnos durante los próximos días. Pero ya sabes lo que se suele decir.
—¿Qué se dice?
—Se dice que lo que pasa en Las Vegas, se queda en Las Vegas —y terminó con un seductor guiño.
—Oh —dijo ella, en un tono de voz demasiado suave.
Quinn había dicho las mismas palabras cuando habían estado discutiendo la idea de que Brittany se acostara con Santana, una idea que entonces le parecía imposible. Y lo que ella estaba diciéndole ahora era que quería pasárselo bien con ella mientras estuvieran en aquel lugar, pero olvidarse de todo lo que había ocurrido una vez que llegaran a Los Ángeles. Y quizás había algo en todo aquello que ofendiera a la vieja Brittany, pero que en el mundo de la nueva Brittany, parecía una idea perfectamente aceptable. Y entonces, más palabras de Quinn llegaron a su mente. «Sin jaleos, sin preocupaciones, nada que implique la complicación del afecto».
Por supuesto, la verdad era que después de aquello era muy probable que trabajar con ella a largo plazo le pareciera algo imposible. Porque cada vez que la mirara, recordaría que se la había tirado. Y que quería volver a hacerlo.
Pero también era muy probable que no tuviera que preocuparse por eso. Porque era muy factible que ella perdiera su puesto de trabajo.
Una idea que hacía que el estómago le diera vueltas y por una razón completamente diferente: el engaño.
Pero simplemente no podía pensar sobre aquello en ese instante. No había respuesta ni solución acertada, así que ¿para qué molestarse? No tenía intención alguna de dejar que el comportamiento poco limpio de Schuester arruinara el mejor sexo que había tenido en su vida con la mujer más excitante que nunca antes había conocido.
Y dada su precaria situación, disfrutar de ello en aquel momento y cortarlo al final de la semana le sonaba... bueno, como el plan perfecto.
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Bueno pues llego lo que tanto estaban esperando, LA ACCIÓN!! Cap súper WANKY haber hagamos una dinámica consiste en decir algo típico de los fanfic Brittana que hemos leído, por ejemplo:
1 Santana es la que no tienes sentimientos y juega con las personas",y Brittany la chica inocente que no quiere herir a nadie.
2 Santana en la mayoría es la activa súper experta y Brittany la pasiva inexperta.
bueno nos estamos leyendo, les deje un capitulo bien largo para que se entretengan.
Caritovega****** - Mensajes : 338
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Re: FanFic Brittana: "7 Noches De Pecado G'P" terminado
que capitulazo!!!! 1.- que a brittany siempre le ponen a labios de pescado como interes amoroso. 2.- que santana es la de no enamorarse nunca por un trauma de la infancia!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
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Re: FanFic Brittana: "7 Noches De Pecado G'P" terminado
holap,...
al fin tuvieron acción y como,...
y como dije lo que pasa en las vegas se queda en las vegas,...
sera???
nos vemos!!!
al fin tuvieron acción y como,...
y como dije lo que pasa en las vegas se queda en las vegas,...
sera???
nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
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Re: FanFic Brittana: "7 Noches De Pecado G'P" terminado
jaja esod ije yo un gran capitulazomicky morales escribió:que capitulazo!!!! 1.- que a brittany siempre le ponen a labios de pescado como interes amoroso. 2.- que santana es la de no enamorarse nunca por un trauma de la infancia!!!!
Caritovega****** - Mensajes : 338
Fecha de inscripción : 13/05/2015
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Re: FanFic Brittana: "7 Noches De Pecado G'P" terminado
jaja si valió la pena esperar, iban un poco lentos :3 pero puede que ahora las cosas vallan mas que rápido3:) escribió:holap,...
al fin tuvieron acción y como,...
y como dije lo que pasa en las vegas se queda en las vegas,...
sera???
nos vemos!!!
Caritovega****** - Mensajes : 338
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Re: FanFic Brittana: "7 Noches De Pecado G'P" terminado
CAPÍTULO 10
Santana guió a Brittany por el pasillo, y avanzaban cogidas de la mano, cuando la voz ahumada de la cantante líder de Blush resonó en los altavoces que había en la discoteca, diciendo «Vamos a tomarnos un pequeño descanso, pero no se vayan a ningún sitio porque esto acaba de empezar». Se dirigieron hacia el escenario, lo único que Santana anhelaba era interceptar al grupo y salir de allí.
Mierda, Brittany la había excitado mucho, y rápido. Demasiado para no follarse a la chica a la que estaba formando. Joder, suponía que ese era el tipo de mujer que era, pensaba que la vida era demasiado corta como para no ceder al placer, siempre y cuando aquello no le hiciera mal a nadie. E incluso si aquello le parecía una mala idea, quizás no lo fuera después de todo. Ya que ella no era una artista en potencia de Blue Night, estaba claro que aquello de pasar un buen rato juntas no le causaría a ella ningún daño, ni a cualquier otra persona.
Por fortuna, se encontró cara a cara con la cantante de Blush cuando ésta bajaba los pocos escalones que había a un lado del escenario. Ella le tendió la mano.
—Hola. Soy Santana López, de Blue Night Records.
La descarada rubia, tan brillante y moderna en el escenario, parecía de repente desfallecer, abrió los ojos de par en par y lo miró boquiabierta.
—Oh, Dios. Eres tú.
—Esta es mi socia, Brittany Susan Pierce, y hemos estado disfrutando del espectáculo de esta noche —«tanto que hemos acabado haciéndolo en un almacén».
Santana sabía que el ambiente que había creado el grupo con su música era solo parte de lo que lo había arrastrado a Brittany aquella noche, pero no podía negar que el estilo particular del espectáculo de Blush también había incitado a Brittany, creando una atracción mutua a velocidad de vértigo.
Cuando la cantante, Candy Lark, se presentó a sí misma y al resto del grupo, Santana vio cómo se encendían los ojos de todas las chicas, y después fue directamente al grano y les dijo que quería contratarlas. Unos pocos miembros del grupo se pusieron a dar saltos, gritando por la emoción que le producía aquello, mientras que Candy Lark hizo lo que pudo para comportarse de manera profesional y le dio las gracias por haber ido al club para verlas. Santana le pasó una tarjeta en la que ya había escrito el número de la habitación en el hotel Venecia, y después, acordó una reunión para el desayuno de la siguiente mañana en su suite.
A ella todavía le encantaba aquella parte de su trabajo, darle a alguien la oportunidad de hacer que sus sueños se volvieran realidad. Había sido formado —y debía formar también a Brittany— para recordar que aquello eran negocios, que se hablaba de beneficios y dinero, pero también le parecía importante actuar con el corazón en el trabajo.
Cinco minutos más tarde, se deslizaba dentro del taxi junto a Brittany, contenta por volver a estar sola con ella, aunque no estaba muy segura de a qué se debía aquello. De acuerdo, no habían tenido tiempo para mantener una conversación agradable después de copular frenéticamente, pero no era especialmente el tipo de persona a la que le gusta hablar mucho después de tener relaciones sexuales. Quizás era la pequeña y sexy sonrisa que resplandecía en los oscuros confines de aquel taxi lo que le hacía disfrutar tan solo de su presencia.
—¿Por qué la sonrisa? —le preguntó, mientras el taxi se alejaba del Fetiche. —¿Estás emocionada por la oferta del contrato?
Ella se mordió el labio y a ella le pareció que estaba condenadamente atractiva, incluso bajo aquella tenue luz, y le respondió con un tono de voz bajo para que solo ellas pudieran escucharla.
—Oh, eso ha sido emocionante, pero la verdad es... que estaba pensando en el hecho de que no llevo bragas.
Notó cómo se le tensaba la ingle y no pudo evitar concederle una pequeña sonrisa.
—¿Sueles sonreír cuando no llevas bragas?
—Nunca he ido sin ellas hasta ahora —le confió ella.
Aquello la sorprendió un poco. Porque ella parecía completamente despreocupada. Y a pesar de la conversación que habían tenido la noche anterior acerca de tener relaciones sexuales en un lugar privado, aquella noche parecía una chica que... bueno, que ya hubiera tenido relaciones en un almacén una o dos veces antes de aquello.
—¿Nunca? —le preguntó.
—Jamás.
Ella ladeó la cabeza, todavía estaba intentando llegar al fondo de lo que ella sabía que era una sonrisa atrevida. ¿Y...?
Ella sopesó su respuesta, parecía extrañamente joven e inocente y contenta consigo misma. —Me hace sentir... salvaje. Sexy. Libre.
Mierda, ahí estaba otra vez, aquella parte genuina de ella. La parte de ella que era tan real que Santana casi podía saborear. Y le gustaba. Un montón. En sus treinta y cinco años de vida, había pasado el mayor parte del tiempo disfrutando con las mujeres, y no estaba muy segura de que alguna vez hubiera conocido a alguien como ella.
Sin planearlo, se inclinó hacia delante en el taxi y la besó.
—Quédate en mi habitación esta noche —le dijo al oído en voz baja.
Ella se hizo hacia atrás para poder mirarla y le ofreció una sonrisa juguetona.
—Tengo que advertírtelo, esa bebida, después del vino que he tomado en la cena, me ha dejado algo atontada. Puede que me quede dormida pronto.
—No me importa, siempre y cuando lo hagas desnuda.
*********************************************************************
29 años cumple nuestra hermosa, talentosa, carismática, humilde... Nay Nay podría seguir pero son tantas las palabras que no me alcanzaría la vida para decirlas. Estoy realmente muy feliz por ella, por que ha formado su familia, tiene un gran esposo que la ama y un bebe fruto de su amor. Es una maravillosa actriz, tiene una excelente voz (aún estoy esperando a que saque un álbum )
Como Fan y como persona le deseo lo mejor y que Dios le de muchos años de vida para que así nos siga deslumbrando con su talento y hermosa sonrisa.
AHORA SI DISFRUTEN DEL CAPÍTULO!
Caritovega****** - Mensajes : 338
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Re: FanFic Brittana: "7 Noches De Pecado G'P" terminado
bueno este viaje de brittany va a ser muy productivo!!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
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Edad : 54
Re: FanFic Brittana: "7 Noches De Pecado G'P" terminado
holap,...
britt ganando experiencia en el trajo,..
y un hermoso placer jajaja
nos vemos!!!!
britt ganando experiencia en el trajo,..
y un hermoso placer jajaja
nos vemos!!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
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Re: FanFic Brittana: "7 Noches De Pecado G'P" terminado
Muy productivo y calientemicky morales escribió:bueno este viaje de brittany va a ser muy productivo!!!!!
Caritovega****** - Mensajes : 338
Fecha de inscripción : 13/05/2015
Edad : 26
Re: FanFic Brittana: "7 Noches De Pecado G'P" terminado
jaja en pocas palabras un trabajo placentero3:) escribió:holap,...
britt ganando experiencia en el trajo,..
y un hermoso placer jajaja
nos vemos!!!!
Caritovega****** - Mensajes : 338
Fecha de inscripción : 13/05/2015
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Re: FanFic Brittana: "7 Noches De Pecado G'P" terminado
CAPÍTULO 11
Brittany estaba tumbada en su cama y se le cerraban los ojos. Santana se levantó sobre ella, sonriéndole. Al parecer, habló en serio acerca de que la bebida la había dejado algo atontada. —¿Estás despierta?
—Mmm —murmuró ella.
—¿Quieres dormir con la ropa puesta? —al ver que no le respondía, añadió—, ¿o quieres que te desnude yo? —Mmm, sí eso.
Santana prefería como mucho desnudar a las mujeres cuando estaban despiertas y podían disfrutar de ello, pero tenerla dormida y desnuda a su lado le parecía todavía una buena idea y había desnudado ya a suficientes mujeres para que aquello le supusiera reto alguno.
Empezó con sus botas. Les bajó la cremallera y se las quitó, revelando unas finas medias de color negro que le llegaban a las rodillas, las mismas que hubiera llevado una colegiala católica. El contraste entre las medias y el resto del conjunto le hizo esbozar una sonrisa. Ella no era ninguna colegiala, pero incluso después de lo que habían compartido en el almacén, sentía una cierta inocencia en ella que la atraía.
Dejó caer con suavidad las botas a la moqueta, a los pies de la cama gigante, y después fue hasta su blusa, y empezó a desabrocharle los botones del pecho, hacia abajo. Apenas había tenido la oportunidad de ver el sexy sujetador que llevaba; lo había visto a través de la tela de leopardo y echado un vistazo cuando estaba dentro de ella, pero en aquel momento se fijó en los bordes afestonados de las copas de corte bajo y la manera en la que elevaban sus pechos hacia arriba, creando unos montes redondos y firmes.
Mierda. Deseaba besarlos, masajearlos.
Pero ella estaba dormida, o lo suficientemente cerca de estarlo, así que todo lo que podía hacer era mirar, y sufrir cómo su excitación crecía bajo la cremallera de sus pantalones.
Necesitaba algo de ayuda para quitarle la blusa.
—Vamos, nena, levántate para mí —le susurró, mientras deslizaba uno de los brazos bajo su espalda. Ella cooperó, dejando escapar un gemido ligeramente gruñón, y Santana pudo quitarle la blusa pronto. Y, dejando ahora las dos manos bajo su espalda, desabrochó a ciegas el sujetador y también se lo quitó.
Por supuesto, le miró los pechos, porque no podía desvestir a una mujer y no mirarle los pechos.
No tenían un aspecto tan firme como cuando llevaba puesto el sujetador, pero todavía eran preciosos, amplios, con unos pezones rosas, tensos y alargados. Mierda, deseaba chupárselos, como lo había hecho en el almacén. Pero aquella vez quería que todo fuera mucho más lento, para poder explorar cada una de sus delicadas curvas, su vientre suave y plano, sus sedosos hombros, toda la longitud de su cuello. Sintió cómo se endurecía solo pensando en aquello, y aún más cuando su mirada volvió a recaer en su pecho. Copas C, supuso ella, y después recordó que tenía el sujetador en la mano. Observó la etiqueta y, como había pensado, encontró marcado 90C.
Llevaba un collar muy sexy, de color negro y decorado con abalorios, como sus pendientes, pero decidió que iba a dejarlo todo donde estaba, por puro interés personal. Le gustaba el aspecto que tenía con ella, casi desvestida por completo pero todavía llevando joyas.
Dejó su blusa y su sujetador sobre el banco tapizado que había al final de la cama, y después regresó para deshacerse de la última pieza de ropa que le quedaba. Era un ensueño de belleza erótica, tumbada desnuda excepto por su falda, con los brazos colgando ahora sensualmente sobre la cabeza, y aquel collar rodeándole su esbelto cuello, pero ella sintió que había estado engañándose a sí misma si negaba no querer verla completamente desnuda, incluso aunque estuviera dormida.
Con suavidad, le bajó la cremallera de la falda, y deslizó el cuero alrededor de sus caderas.
—Levanta las caderas, cariño —insistió ella, tirando suavemente hacia debajo de la tela hasta que su trasero se levantó ligeramente.
Llevó la falda hacia las rodillas y más abajo, pronto la dejó también sobre el banco, al mismo tiempo que estudiaba su bonita vulva. Cubierta con oscuros rizos, todavía podía ver la abertura que marcaba una línea hacia abajo por el centro.
La bestia que había en ella quería extenderle las piernas, observarla abierta, ver la piel de color rosa en donde había estado no hacía tanto tiempo.
Aun así ella tenía sus límites. No sobornaba a las cantantes para que mantuvieran relaciones sexuales con ella y tampoco manipulaba a una mujer que estaba dormida.
Pero todavía pensaba en ello, en abrirle los muslos, en estudiar su vulva, en lamerla, en saborear sus dulces jugos, y tenía la sensación de que iba a tener que estar despierta un rato, para luchar contra una erección que todavía estaba creciendo.
¿Por qué demonios estaba tan excitada? Hacía menos de una hora que había tenido un orgasmo. Y la escena de una mujer desnuda en su cama no era exactamente algo extraño.
«Ella confía en ti».
Aquellas palabras vinieron inesperadamente, como si fueran una respuesta a todas sus preguntas. Apenas conocía a Brittany, y junto con su autenticidad sentía una cierta confianza en su sinceridad. Una sensación que le decía ahora que quizás fuera verdad que nunca antes se hubiera follado a un hombre en un almacén. Después de todo, incluso las sugerentes vallas publicitarias la hacían sentirse incómoda. Por lo que puede que la persona que hubiera sido aquella noche, con ella, no hubiera existido antes.
Y en aquel momento, había confiado en Santana lo suficiente como para que le quitara la ropa y la metiera en la cama. Por supuesto, estaba borracha, pero aun así, cuando ella se ofreció para desvestirla y ella había aceptado, advirtió una pequeña sonrisa de alegría en sus labios, casi como si hiciera muchos años que las dos se conocían.
Santana nunca había estado con una mujer durante años, por lo que no solía sentir aquella especie de confianza ciega y sincera.
Pero espera, aquello no era verdad. Hubo una vez que estuvo con una chica durante bastante tiempo, cuando era joven y vivía todavía en Nueva York e intentaba hacerse camino en la vida. Y ella había sido una mujer dulce y bonita, y alguien en la que también se podía confiar, y Santana acabó rompiéndole el corazón.
Santana venía de una familia de gente que se sentía satisfecha llevando una vida corriente. Su padre acababa de retirarse después de cuarenta años como vendedor de seguros en Brooklyn. Su madre había sido ama de casa, el tipo de mujer de los anuncios antiguos con joyas y vestidos nuevos cada día, un vestigio de una época completamente diferente. Su hermana mayor daba clases en el colegio, otra de sus hermanas llevaba una tienda de animales en Manhattan y la otra era una madre que se queda en casa todo el día. No es que hubiera nada de malo en todo aquello, pero ella se había dado cuenta pronto de que una vida tan simple y establecida tenía poco atractivo para ella. Y dos semanas antes de su boda con Elaine, una buena chica griega del vecindario con la que estuvo saliendo desde el colegio, recibió una oferta de trabajo en Los Ángeles y se fue de casa.
Su sentimiento de culpabilidad no había podido más que la sensación de libertad que había experimentado al subir al avión y al haber dejado su existencia en Brooklyn detrás. Y desde aquel momento, fue consciente de que ella no era el tipo de mujer que se establece en un lugar determinado. No tendría una mujer, ni hijos, ni un perro, ni siquiera una mini-caravana o una valla. A sus padres les había costado mucho aceptar aquello, pero a medida que los años fueron pasando, dejaron de luchar contra ello, llegando a comprender que Santana era distinta del resto de la familia López, que quería una vida completamente diferente.
Y siempre le había gustado llevar la vida que llevaba, donde todos los elementos claves encajaban bien. Trabajo y fiestas. Música y sexo. Vivía y respiraba con ellos.
Y era feliz. Estaba satisfecha. Una satisfacción que le llegaba al alma y que no podía haber encontrado en casa, casada con Elaine.
Pero había pasado muchísimo tiempo desde la última vez que había estado cerca de una mujer que aparentara ser tan inocente y real como Brittany. Parecía toda una contradicción. Podía rogarle que la follara en un momento y confesarle después que nunca antes había ido sin bragas.
Y entonces, aparecía esa confianza que ella parecía sentir con Santana, algo tan tangible como la ropa que le acababa de quitar del cuerpo.
Era extraño, era la primera vez que sentía algo así luego de haberse metido en la escena musical de Los Ángeles y después de haber llegado a comprender cómo de despiadado podía ser el negocio del espectáculo. Y quizás aquello le hiciera sentir la necesidad de confiar en ella también.
*********************************************************************
Bueno este es el capítulo de hoy, espero los
disfruten..... les quiero hacer una preguntita les gustaría que siguiera adaptado historias y las transformara en G'P ( aclaro que no me centrare solo en este tipo de historias) saludos
Caritovega****** - Mensajes : 338
Fecha de inscripción : 13/05/2015
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Re: FanFic Brittana: "7 Noches De Pecado G'P" terminado
muy considerada santana aunque su mente no lo fuera tanto, en cuanto a tu pregunta si me gustaria, como son diferentes a lo convencional a mi si me gustan las adaptaciones GP, hasta pronto!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
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Edad : 54
Re: FanFic Brittana: "7 Noches De Pecado G'P" terminado
holsp,..
san aguantando la tentación,.
algo cambio para las dos...
a ver que pasa al otro dia???
nos vemos!!
san aguantando la tentación,.
algo cambio para las dos...
a ver que pasa al otro dia???
nos vemos!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: FanFic Brittana: "7 Noches De Pecado G'P" terminado
LA TERCERA NOCHE
Pecar en secreto no es en absoluto un pecado.
Moliere
Pecar en secreto no es en absoluto un pecado.
Moliere
Capítulo 12
La primera cosa de la que se dio cuenta Brittany al despertar fue que estaba tumbada desnuda, con una sábana tapándola hasta la cintura. Nunca había dormido desnuda, así que aquello era un poco impactante. Y además, no recordaba exactamente cómo había llegado a estar desnuda. Maldita bebida.Pero entonces, giró la cabeza, vio a la magnífica mujer cuya cabeza descansaba en la almohada justo al lado de la suya y lo recordó todo. No había sido un sueño. Y la segunda cosa de la que se dio cuenta era que realmente había mantenido relaciones sexuales con Santana López en un almacén.
Sin la sensación de atontamiento que había provocado el alcohol y que le nublaba la cabeza, todo le parecía más increíble aún. ¿Quién había sido la noche anterior? La nueva Brittany, definitivamente. Pero al parecer, la nueva ella estaba deseando llegar a extremos que nunca antes había imaginado.
No sufría remordimiento alguno. Solo un atisbo de tristeza cuando la miró.
Porque ella era como el juguete con el que no podía quedarse. Así que jugaría con ella tanto como le fuera posible mientras la tuviera, pero sabía que cada segundo del juego se estropearía ante el conocimiento de que pronto tendría que renunciar a Santana.
«Tonta», se reprendió a sí misma. Estaba actuando como si realmente la conociera, como si todo aquello se tratara de emociones.
Pero no era así, no podía ser así, porque ella no la conocía. No la conocía en absoluto. Y porque ella sí pensaba en las relaciones, y Santana López no. Y en el caso de que sí lo hiciera, aquello no importaría cuando ella descubriera que ella había estado mintiéndole todo el tiempo.
«Dios, no puedo permitir que ella se entere de eso». Fuera lo que fuera lo que pasara, todo aquello se vendría abajo, debía guardar silencio acerca de su implicación. Porque quizás no la conociera realmente, pero la conocía lo suficiente como para morirse si ella se enteraba de la persona ruin, conspiradora y poco limpia que había sido, todo para conseguir un puesto de trabajo atractivo.
Por lo que ella podía ver, ella también estaba desnuda, no llevaba otra cosa que los pendientes y la pequeña cruz que ella vio en la cadena que había llevado al cuello la pasada noche. Mmm, estaba muy guapa.
Incluso mejor cuando se dio la vuelta para mirarla, con el pelo revuelto y los ojos ligeramente abiertos.
—Eh —dijo Santana con una somnolienta sonrisa que le agraciaba la cara.
Ella le devolvió la sonrisa.
—Eh.
—Ven aquí —dijo Santana, con un tono de voz bajo y persuasivo. Ella no dudó ni un momento en lanzarse hacia su acogedor abrazo. Era extraño lo fácil que le parecía, lo normal que se sentía, presionando su cuerpo desnudo contra el de ella, incluso aunque no lo hubiera hecho antes. Su calor despertó en ella un nuevo deseo cuando le dio su beso de buenos días.
Dios, era perfecta, ni siquiera tenía el aliento típico de recién levantada.
Lo que le hacía temer que ella sí lo tuviera. Se retiró ligeramente, esperando estar equivocada, y deseando que ella no pudiera notar su angustia. Ella no estaba acostumbrada en absoluto a tener sexo esporádico ni a despertarse con un alguien al que apenas conocía.
—Tengo que hacerte una confesión —le anunció ella.
Santana enarcó una de sus somnolientas cejas.
—¿De verdad?
—Yo, eh... no recuerdo exactamente qué ocurrió después de que regresáramos aquí la pasada noche. No... no me sienta muy bien el alcohol fuerte.
Santana le lanzó una mirada atrevida.
—Te equivocas, nena, te sentó muy bien —después, le guiñó el ojo. —Pero no ocurrió nada después de que llegáramos, por desgracia. Solo nos metimos en la cama y nos dormimos. Ella bajó la barbilla ligeramente, mirándola desde la almohada.
—Lo siento.
Sus ojos brillaron tan cálidos y sexuales como siempre lo hacían, pero ella ni siquiera había empezado a acostumbrarse a ello.
—Quizás puedas compensármelo.
De repente, se acordó del almacén, de sus manos, de la dura entrada de su verga y de su vulva temblando ante el impacto. —Haré lo que pueda.
En respuesta, Santana le puso la mano en la cadera, excitándola aún más, y se olvidó de la posibilidad de que le oliera el aliento mientras instintivamente se acercaba más y más a ella, hasta que sus bocas se encontraron.
El beso aumentó tanto su deseo que se encontró a sí misma deseando tocarle el pene, rodearlo con sus dedos, hacerlo endurecer. Pero se sentía un poco más tímida que la pasada noche, así que se limitó a desplegar la mano sobre su plano y tonificado estómago, deleitándose con lo fuerte que también estaba allí.
Se sucedió un cálido beso tras otro hasta que Santana comenzó a deslizarse hacia abajo, con su boca recorriéndole el cuello. Y justo como había ocurrido la noche anterior, aquel simple gesto de cariño provocó una sensación de placer que se extendió por todo su interior.
Pronto, su lengua pasaba por su pezón, mientras una de sus manos se cerraba sobre el otro pecho. Ella comenzó a jadear e instintivamente, empujó el pecho hacia arriba, contra su mano y su boca. Los círculos que hacía Santana con la lengua alrededor de la húmeda punta de su seno la hicieron sentirse loca de lujuria y se encontró a sí misma balanceando una de sus piernas sobre la de ella para arrastrarla más cerca. Lo que unos segundos antes habían sido unos lametones se convertían ahora en succiones y Santana absorbió más profundamente su pezón, dentro de su boca, un gesto que hizo que una sensación de cálido deleite estallara en su vulva.
Fue entonces cuando la mirada de Brittany recayó en el reloj digital que había a un lado de la cama.
—Santana —le dijo entre jadeos, mientras enredaba su denso pelo con los dedos. —Santana, ¿a qué hora tenemos la reunión con las de Blush?
Ella liberó el pezón de su boca, calentando el brote rosa con su aliento, cuando le dijo:
—A las ocho, ¿por qué?
Su deseo sexual se desinfló por completo. —Son menos veinte.
—Mierda —susurró ella y ambas se quedaron quietas, hasta que ella dio un suave y tierno beso en la piel que había cerca del pezón y le dijo: —Continuará.
Con rapidez, la hizo sentirse tan fiera y salvaje como se había sentido la noche anterior.
—Definitivamente. Tengo todavía un montón que compensarte y espero que cuentes conmigo para hacerlo.
—Puedes estar bien segura de eso —le gruñó.
Cuando se dio la vuelta para salir de la cama, Brittany sintió la necesidad de apagar su frustración a gritos, pero se contuvo. Oh, Dios, cómo la deseaba. Solo que esta vez deseaba que todo fuera más lento. Quería explorar su cuerpo, desde la cabeza a los pies, quería besarla más. Tocarla. Dejar que Santana la tocara. Deseaba experimentar más de aquellos placeres suntuosos que ella le provocaba cuando le besaba los senos. La deseaba entre las piernas. La deseaba toda.
Pero aun así, el deber llamaba y ambas eran conscientes de ello. Así, momentos más tarde, se encontraba de vuelta en su propia habitación, y se deshacía del albornoz blanco que había cogido del enorme cuarto de baño de Santana, preparada para darse una ducha. Santana le había ofrecido su cuarto de baño, pero ya que se les iba a hacer tarde y ella tenía todas sus cosas allí, había rechazado la oferta.
Solo cuando pasó por el amplio espejo del cuarto de baño se dio cuenta de que todavía llevaba las joyas de la noche pasada. Aquello la hizo detenerse en el lugar. Desnuda, con el pelo revuelto, pensó que tenía un aspecto... increíblemente excitante. Dado que aquello era una sensación completamente nueva para ella, disfrutó del momento, tanto que casi deseaba quedarse allí de pie, estudiarse durante un rato y olvidarse de la ducha.
Pero el sentido común prevaleció, junto con la idea de que cuanto antes se duchara, antes podría volver a ver a Santana. Después de haberse enjabonado y enjuagado con rapidez, se vistió con sencillez, unos pantalones vaqueros y una blusa ajustada, aunque todavía esperaba poder encajar con el papel de representante de A&R.
Cuando golpeó la puerta de la lujosa habitación de Santana unos minutos más tarde, ella la recibió con un beso de bienvenida. Podría acostumbrarse perfectamente a trabajar de aquella manera.
Pero se alegraba de no haberlo dicho. Porque se recordó a sí misma que lo que ocurriera en Las Vegas debía quedarse en Las Vegas.
Y aquello le parecía realmente bien sobre todo por el pequeño y desagradable engaño que se cernía sobre ella y el objeto de su afecto.
Cuando el grupo apareció en la habitación de Santana a las ocho en punto, Brittany comprendió finalmente por qué necesitaba tanto espacio. A pesar del número de personas que allí se reunían, la suite todavía parecía grande y cómoda y fue fácil ver cómo las jóvenes mujeres quedaban impresionadas por la habitación y por Blue Night Records.
Durante un enorme desayuno del servicio de habitaciones a base de huevos, beicon, magdalenas y muchas cosas más, Brittany escuchó cómo Santana trataba los términos que estaban ofreciendo. Hasta que se estableciera bien en el trabajo, ella tendría que hablar con ella o con Schuester acerca de los acuerdos antes de llevarlos a cabo, pero Schuester había confiado esa tarea a Santana desde hacía años.
Escuchó atentamente los acuerdos, y se dio cuenta de que, como Santana le había dicho que aquello era lo que solía suceder, el grupo pareció contento por la sola idea de que le pagaran para grabar un CD, y aunque las chicas tenían un montón de preguntas que hacer, fueron agradables y fáciles de resolver, al menos por el momento.
Por supuesto, de vez en cuando, la mente de Brittany divagaba, y se perdía en los recuerdos de la pasada noche: su mano alrededor de aquella increíble verga, la boca de Santana succionando con tanta fuerza e intensidad su seno, la poderosa manera en la que embestía dentro de ella. Todavía le parecía difícil de creer. No solo que Santana López la deseara, sino que también se la hubiera follado en un almacén. ¡En una discoteca!
Y mientras intentaba volver a concentrar la atención en el negocio que tenían entre manos, mantenía la sonrisa en su interior, pensando que Quinn se sentiría muy orgullosa de ella.
*********************************************************************
Bueno como yo soy una buena persona XD aqí les dejo un cap... tratare de terminar lo mas rápido este fic para subir otro
Caritovega****** - Mensajes : 338
Fecha de inscripción : 13/05/2015
Edad : 26
Re: FanFic Brittana: "7 Noches De Pecado G'P" terminado
si por favor, me encantaria que lo que vaya a pasar pase de una vez entre ellas!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: FanFic Brittana: "7 Noches De Pecado G'P" terminado
holap,..
el deseo avanza con todo,...
se va poniendo muy bueno jajaj
a ver cuanto aguanta cada una sin tocarse!!!
nos vemos!!!
el deseo avanza con todo,...
se va poniendo muy bueno jajaj
a ver cuanto aguanta cada una sin tocarse!!!
nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: FanFic Brittana: "7 Noches De Pecado G'P" terminado
tratare de terminarla lo mas rapido que se me permitamicky morales escribió:si por favor, me encantaria que lo que vaya a pasar pase de una vez entre ellas!!!!
Caritovega****** - Mensajes : 338
Fecha de inscripción : 13/05/2015
Edad : 26
Re: FanFic Brittana: "7 Noches De Pecado G'P" terminado
jajaja si a medida que el tiempo avanza el deseo igual... saludos3:) escribió:holap,..
el deseo avanza con todo,...
se va poniendo muy bueno jajaj
a ver cuanto aguanta cada una sin tocarse!!!
nos vemos!!!
Caritovega****** - Mensajes : 338
Fecha de inscripción : 13/05/2015
Edad : 26
Re: FanFic Brittana: "7 Noches De Pecado G'P" terminado
CAPÍTULO 13
Brittany aprendió que los contratos de grabación contenían un montón de detalles y requerían mucha explicación, al menos con chicas tan inteligentes como las que componían el grupo de Blush, que le hicieron a Santana probablemente cientos de preguntas antes de que se llegara a un trato y acabara la reunión, justo antes del mediodía.Cuando el grupo se fue, Brittany admitió que le podrían ser de ayuda algunas explicaciones adicionales sobre algunas cláusulas en particular, por lo que Santana sugirió que podían hablar de ellas en la zona de la piscina, ya que no había más trabajo apremiante hasta la noche, cuando deberían pasarse por unas cuantas discotecas más. Como un golpe de suerte, Quinn había insistido en que Brittany llevara un bikini sexy en su nuevo vestuario, lo cual Brittany pensó que era algo estúpido y frívolo, pero acabó cediendo y ahora tenía un bikini atrevido de color rosa con un pequeño pareo a juego.
Regresó a su habitación para cambiarse, y también se sintió agradecida de haber ido a gastar dinero a la cama de bronceado un par de veces a la semana. No era devota del sol, pero un poco de color la hacía parecer y sentirse más saludable, especialmente cuando se vio con su nuevo traje de baño.
Se echó un vistazo en el espejo del cuarto de baño, no podía negar que estaba muy sexy. Como el nuevo sujetador que se había comprado, los triángulos de copa rosas alzaban su pecho y les daba un aspecto más bonito y regordete, y la escasa tela de la parte de abajo dejaba también al descubierto su bronceado vientre. Miró su reflejo, e hizo una nota mental para ponerse de rodillas ante Quinn y darle las gracias la próxima vez que la viera. Al parecer, necesitaba una mujer, necesitaba el placer que le daba Santana y su maravilloso miembro dentro de ella y necesitaba un bikini fucsia, y a partir de aquel momento, había planeado seguir todos los consejos que Quinn le había dado.
Se puso las sandalias brillantes de cuña que Quinn había sugerido para completar el conjunto de baño, salió de su habitación, y encontró a Santana acercándose a ella. Santana llevaba un sexy bóxer y un sujetador negro, junto con los pendientes que normalmente llevaba y la cruz de plata que había visto la primera noche.
—Joder, nena —le dijo Santana con apreciación, dejando que su mirada recorriera su cuerpo desde la cabeza hasta los dedos de los pies. Un rubor intenso le coloreó las mejillas, pero solo porque no estaba acostumbrada a recibir un elogio tan abierto de su cuerpo, sin mencionar el hecho de que aquello le gustara.
Cuando atravesaron la piscina cubierta y salieron al calor del desierto, Brittany se sintió abrumada por la lujuria. La piscina era enorme pero simple, y por el contrario, los alrededores eran magnificentes. Cientos de sillones elegantes se colocaban entre enormes tiestos de piedra que acunaban árboles perfectamente podados y unas columnas inmensas de piedra sostenían arcos forjados en hierro y cubiertos por enredaderas. Más allá de la zona de la piscina, se veía la torre de reloj del Venecia que se elevaba hacia arriba entre el Mirage y el Caesars Palace, en la distancia.
Mientras se acomodaban en dos sillas al borde de la piscina, Brittany empezaba a recaer en toda la «gente guapa» que allí se encontraba. Oh, estaba claro que había gente de todo tipo —ancianos de vacaciones, unas cuantas familias jóvenes— pero inmediatamente se sintió superada en número e intimidada por todas las chicas elegantes con escasos bikinis y por los chicos modernos que escondían su mirada tras gafas de sol de Versace y de Prada. Se podría pensar que después de haber vivido en Los Ángeles y haber trabajado en el negocio de la música durante tres años, ella ya se habría acostumbrado a ese tipo de gente, pero aquello era diferente, porque de repente, estaba entre ell@s, con una mujer que era uno de ell@s, y supuso, que para mantener su cariño, quería ser una de ellos también, algún día.
No muy lejos de donde se habían acostado sobre las toallas desplegadas encima de sus tumbonas, había una morena que llevaba un estrecho sombrero negro de cowboy y un tanga negro que estaba tumbada boca abajo sobre un enorme pilar de hormigón que había dentro de la piscina y que se elevaba justo por encima de la superficie. Llevaba un sol tatuado en la región lumbar y se apoyaba sobre los codos, enseñando tanto escote que a Brittany le sorprendió no poder verle los pezones. Otra chica ligera de ropa, una rubia con un bikini de lame dorado y con unos pechos firmes que sobresalían de unos triángulos demasiado pequeños, se levantaba sobre el agua cerca de ella, poniéndose algo de bronceador en la espalda.
La chica de negro que estaba bebiendo un brebaje con aspecto afrutado de una copa de plástico, subió la cabeza de repente hacia ellos, con unas gafas de sol carísimas que le ensombrecían los ojos.
—Vaya, ¿no es esa Santana López? ¿Ni siquiera vas a decir hola, cariño?
«Oh, mierda». No le extrañaba que se hubiera sentido intimidada. Ya que Santana era una de la gente guapa y eso significaba que también conocía a la gente guapa y al parecer, conocía a aquella chica en particular, cuyo trasero perfectamente redondo y moreno hacía que Brittany no pudiera evitar sentir envidia.
Santana se dio la vuelta hacia donde venía la voz.
—Dinah. ¿Qué estás haciendo aquí?
La morena le sonrió.
—Solo cogiendo unos rayos de sol, cariño. ¿Y tú?
Oh, Dios, se llamaba Dinah. Y ahora estaba presentando a su amiga, cuyo nombre era Normani, y cuando Santana le preguntó a Dinah cómo iban las cosas en la discoteca y ella le contestó que debería pasarse por allí, tuvo la inconfundible sensación de que ambas chicas eran bailarinas de striptease. Y que Damon conocía a DInah por su trabajo, lo que significaba, desde luego, que la había visto desnuda. Y que probablemente ella le hubiera dedicado un baile. O veinte. Y que muy probablemente hubieran mantenido relaciones sexuales, ya que cualquier mujer en su sano juicio lo haría con Santana si se le presentaba la oportunidad.
Estupendo.
«Pero no puedes dejar que esto te afecte. Después de todo, sabes perfectamente bien que Santana sí que tiene sexo esporádico». Todo el mundo sabía eso de ella, e incluso si no se sabía con certeza, un solo vistazo de Santana te lo confirmaba. Y de todas maneras, aquello no iba a tener importancia al final de la semana, porque lo que ocurriera allí iba a quedarse allí.
Aunque si lo que ocurría en Las Vegas tenía que quedarse en Las Vegas... bueno, Brittany iba a aprovechar de todo el placer que pudiera antes de largarse de allí.
Fue entonces cuando escuchó que Santana estaba presentándosela y se aseguró de esbozar una sonrisa tan engreída como la que Dinah le estaba concediendo a ella. Dinah le dijo hola con la boca pequeña, y Brittany le respondió de la misma manera.
No era que deseara rebajarse y comportarse como una zorra solo porque Dinah y Normani lo estuvieran haciendo, pero tampoco quería comportarse como una ingenua total y dejar que ellas pensaran que podían robarle a su mujer. De hecho, iba a ir un paso más allá.
Se levantó de su tumbona y se acercó a Santana, poniendo el trasero a su lado y bloqueándole eficazmente la vista de las dos buitres con bikini, y le pasó la botella de bronceador que había metido en la maleta junto a su traje de baño.
—¿Me echas bronceador en la espalda, Santana? —le preguntó ella, con la más coqueta de sus miradas. Aunque, si era realista, no estaba muy segura de tener una mirada coqueta, pero al menos lo estaba intentando y Santana la excitaba tanto con una sola mirada que aquello la inspiró.
—Por supuesto —dijo ella, y cogió la botella, haciéndola sentir sumamente victoriosa.
Mientras pasaba la tarde, pidieron carne a la parrilla para comer —y que acompañaron con un par de aquellos brebajes afrutados— y estudiaron el contrato que Blush acababa de firmar, deteniéndose en los detalles.
De vez en cuando, se acercaban otras mujeres que conocían a Santana, y Brittany se esforzaba por evitar que le hirviera la sangre, y en su lugar se limitaba a sacar pecho hacia fuera, inclinarse sobre una de sus rodillas e intentar parecer tan sexy y sofisticada como sus competidoras. Aun así, con cada atractiva chica que hablaba con Santana, Brittany no podía evitar ponerse más y más celosa, y sentirse excesivamente posesiva con su nueva mujer.
Ella sabía que aquello estaba muy mal. Puede que todo ello no condujera a nada e incluso si lo hacía, tenía la sensación de que nadie podría jamás poseer a Santana López. El hecho era que había tenido suerte de estar con ella durante aquel corto espacio de tiempo. Pensó que era como un regalo. Un regalo del destino. La excitante manera que tenía el universo de compensar los engaños de su marido.
Pero cuantos más cócteles de pera bebía, menos capaz era de razonar y más estúpidos celos la invadían. Hasta que finalmente, justo después de que una rubia explosiva con un provocativo bañador se fuera, Brittany hizo lo que estaba empezando a acostumbrarse a hacer últimamente: seguir sus necesidades.
Consciente de que Dinah y Normani todavía estaban observándolos desde sus tumbonas, no muy lejos de ellos, Brittany dejó la copa de su cóctel en el suelo, se puso de pie y se dirigió hacia la tumbona de Santana. Ella estaba todavía hablando de ventas y distribución cuando ella se estiró a su lado.
Santana le ofreció una sonrisa suave pero erótica, sus caras estaban ahora muy cerca.
—¿Qué es esto?
—Soy yo pensando que tanto trabajo y nada de diversión hace que Santana sea una chica aburrida.
Santana enarcó una de sus cejas, con una expresión escéptica.
—¿Aburrida? ¿Yo? Venga ya, nena.
Santana tenía razón. Así que ella dejó que sus labios hicieran un gesto provocador, como un puchero.
—De acuerdo. Quizás no sea así. Pero tanto trabajo y tan poca diversión hace que Brittany sienta ganas de divertirse —y con aquello le pasó un brazo por el cuello y dejó que el otro descansara sobre sus sexys abdominales, y después se inclinó para besarla.
¿Era malo saber que Dinah y Normani y muy probablemente la mitad de las mujeres que había en la piscina y que los observaba le hacía incluso sentirse más sexy aún? En aquel momento, no le importaba en absoluto. Y a Santana no parecía importarle su gesto de cariño, ya que le estaba devolviendo el beso, y movía su exuberante boca sobre la de ella, derritiendo la parte que se escondía tras la parte de debajo de su bikini.
—Metámonos en el agua —le dijo ella, en voz baja y cerca del oído
Ella hubiera preferido extenderse un poco más, pero si Santana estaba con ella y le prestaba atención a ella y solamente a ella, aceptaría cualquier cosa que le pidiera.
Descendieron las escaleras que había cerca de ellas y que llevaban al interior de la piscina, con paso lento, y Brittany se quedó sin aliento cuando entró en contacto el agua fría.
—Vamos, nena, métete —le dijo ella, y su mirada fue hacia abajo, con una expresión traviesa. — ¿No quieres mojarte conmigo?
Aquellas palabras tiraron de ella directamente hacia la piscina con solo un jadeo en respuesta al frío, después su cuerpo se ajustó rápidamente con el calor que le producía la expectación del encuentro con su chica.
Santana la tomó de las manos para tirar de ella más hacia dentro, hasta que el agua le llegó al nivel del pecho. Después, se inclinó hacia delante para cubrirle la boca con sus labios, con unos besos lentos y largos que la hacían sentir escalofríos por todo el cuerpo, y las palmas de sus manos se moldearon cálidamente a sus caderas bajo el agua. Cuando sus pechos le rozaron los de ella y la caricia provocó una nueva chispa de excitación en su interior, Santana miró hacia abajo, y así lo hizo ella, para ver sus pezones erectos y sobresaliendo de la licra de color rosa oscuro.
Su voz se volvió ronca y ahumada.
—¿Sabes lo que quiero hacerte en este preciso momento?
Ella se esforzó por no temblar con los escalofríos que le daba su sensación de lascivia.
—Dímelo —era la primera vez que compartía una charla sexual con alguien y más con una mujer. Bueno, estaba la noche anterior. Y ahora quería hacerlo otra vez. —Dímelo —dijo ella de nuevo, con una voz más ronca esta vez.
—Quiero apartar ese sexy bikini de tus tetas y lamer esos pezones duros y rosados.
Ella tragó saliva, y sintió cómo aquellas palabras le llegaban directamente a su vulva, y cuando Santana sacó la mano del agua solo lo suficiente como para poder acariciarle el pezón con el pulgar, sintió un placer tan intenso que pensó que iba a tener un orgasmo allí mismo.
Oh, Dios, ¿acababa de hacer ella eso, allí? Lo había hecho, y a ella le había encantado.
—¿Qué más? —le preguntó ella, se sentía ansiosa por oír más.
El tono ronco de su voz era totalmente embriagador.
—Quiero también deshacerme de esa escasa parte de abajo, abrirte bien las piernas, y saborear tu dulce vulva.
Como por instinto, dejó que sus brazos colgaran de su cuello y movió el pecho contra el de ella una vez más, hambrienta por más sensaciones como las que provocaban sus palabras. A pesar de la gente que había en la piscina, no había nadie que estuviera lo suficientemente cerca de ellos en el agua, y cuando ella echó un vistazo a su alrededor se sintió sola a pesar de la multitud.
—Ojalá pudieras hacerlo justo aquí y ahora —le dijo con suavidad. Sus ojos recayeron en otro punto espléndido de la piscina, una de las varias camas que se situaban a lo largo del perímetro, flanqueadas por columnas, cubiertas por un dosel de enredaderas de hierro forjado. Aunque estaban todas vacías, ya que debían ser alquiladas, las camas le parecieron un artículo de decoración más que erótico y hedonista. —Ojalá pudieras tumbarme sobre la cama y lamerme hasta que me corriera.
El escalofrío que pareció recorrer el cuerpo de Santana fue para ella más satisfactorio que cualquier reacción que hubiera imaginado.
—¿Tienes idea de lo dura que me estás poniendo?
Ella tenía los ojos fijos en Santana.
—Déjame sentirlo.
Ella no dudó ni un momento, se agarró a su trasero y tiró de ella hacia ella hasta que su verga se extendió larga y dura sobre la parte delantera de su bikini. Incluso después de la lascivia de la noche anterior, después del alivio de llegar a aquel almacén y que ella la tomara, con fuerza, ella no pensaba que fuera posible sentir una excitación tan profunda.
—Todas tus novias van a ponerse celosas —le dijo ella con un tono de voz descarado—, si se enteran de lo que está ocurriendo ahora mismo debajo del agua.
A Santana no le molestó que ella las llamara novias.
—Creo que ya están celosas —le dijo Santana en lugar de eso, con una voz juguetona mientras empezaba a moverse suavemente contra ella, y creaba solo un poco de gloriosa fricción.
—Tienes razón —le ronroneó ella prácticamente, mientras seguía frotando sus pechos contra Santana. —Quieren hacer lo que estoy haciendo yo ahora mismo, pero no pueden.
Ella hizo una inclinación de cabeza, en un gesto sexy y juguetón. —¿No te gustaría compartirlo?
Ella le concedió una sonrisa desdeñosa.
—De ninguna manera.
—Oh, lo olvidaba —echó la cabeza hacia atrás. —Te gusta hacerlo en privado, también. La pequeña Brittany correcta y remilgada.
Ella soltó una carcajada, después un suave gemido cuando sintió cómo su dureza se frotaba contra ella en el punto exacto.
— ¿Todavía piensas que soy correcta y remilgada? —¿estaba diciéndolo en serio?
—Solo es la primera impresión que das —reconoció ella. Después, estudió la zona de la piscina. —Pero para tu información, este no es que sea un lugar muy privado.
Ella tragó saliva, se sentía un poco nerviosa, porque tenía razón. Puede que, de alguna manera, le diera la sensación de que estaban solas, pero en realidad estaban rodeados por montones de gente, algunos de los cuales seguramente estarían observando su pequeño baile acuático, sobre todo las mujeres que deseaban a Santana tan desesperadamente. Incluso si no podían verlos moviéndose juntas bajo el agua, seguro que sabían lo que estaba sucediendo.
—Quizás entonces sea que me vuelvo menos correcta y remilgada cuando estoy contigo —se jactó ella.
Ella presionó con más fuerza su vulva debajo de la superficie de la piscina; la rígida columna de su verga empujaba a la perfección en su clítoris y en el mismo instante, ella sintió cómo una mano femenina descendía a su lado, rápida y suavemente, y empezaba a acariciarla entre las piernas. —Oh... —se escuchó a sí misma gemir.
—Si de mí dependiera —le dijo Santana en voz baja—, y si no me fueran a arrestar por ello... te llevaría sobre aquella cama ahora mismo y te follaría hasta hacerte gritar, te guste o no hacerlo en privado.
Su respiración se volvió superficial y todo el cuerpo empezaba a sentirse debilitado.— Lo creas o no —dijo ella, con la voz desigual—, si de mí dependiera y no me arrestaran por ello... simplemente dejaría que lo hicieras.
Una sonrisa lasciva se desplegó en la cara de Santana.
—¿Quién sabe? —le susurró cerca del oído. —Quizás antes de que acabe este viaje me convenzas de que no eres en absoluto una mujer correcta y remilgada.
*********************************************************************
Y la atracción de ambas va en aumento les dejo este capítulo .... saludos
Caritovega****** - Mensajes : 338
Fecha de inscripción : 13/05/2015
Edad : 26
Re: FanFic Brittana: "7 Noches De Pecado G'P" terminado
holap,...
cada vez mas intenso,...
el viaje esta sacando el lado salvaje de britt jajaj
a ver cuanto aguantas sin tocarse jajaja
nos vemos!!!
cada vez mas intenso,...
el viaje esta sacando el lado salvaje de britt jajaj
a ver cuanto aguantas sin tocarse jajaja
nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: FanFic Brittana: "7 Noches De Pecado G'P" terminado
y bien, que esperan, salgan de esa piscina y vayanse a otro lugar mas discreto, digo yo!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: FanFic Brittana: "7 Noches De Pecado G'P" terminado
jaja s, ahora es Brittany Salvaje Pierce3:) escribió:holap,...
cada vez mas intenso,...
el viaje esta sacando el lado salvaje de britt jajaj
a ver cuanto aguantas sin tocarse jajaja
nos vemos!!!
Caritovega****** - Mensajes : 338
Fecha de inscripción : 13/05/2015
Edad : 26
Re: FanFic Brittana: "7 Noches De Pecado G'P" terminado
jaja eso mismo digo yomicky morales escribió:y bien, que esperan, salgan de esa piscina y vayanse a otro lugar mas discreto, digo yo!!!!
Caritovega****** - Mensajes : 338
Fecha de inscripción : 13/05/2015
Edad : 26
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