[Resuelto]FanFic Brittana: Compañeras II: Carretera Del Infierno (Adaptada) Cap 34 y 35 Fin

Capitulo 27

Santana agarró su teléfono al ver la identificación de Blaine.

Su mano temblaba y tenía miedo de contestarlo. Finalmente respiró profundamente y asintió a Finn antes de contestar.

—López—dijo con la voz cargada de emoción—¿Qué tienes?

—No sé mucho, Santana. Todo lo que tengo lo he averiguado por sus comunicaciones por radio.

—Está bien—tragó—¿Qué tan malo es?

—Santana...hubo cuatro bajas. Dos sobrevivientes.

Sentía que perdía su respiración y cerró sus ojos con fuerza.

—¿Brittany?—limpió las lágrimas que caían nuevamente—Necesito saber si Brittany está bien—dijo con voz ronca—Por favor, Blaine. Necesito saber.

—No lo sé, Santana. Sólo estoy repitiendo lo que viene de la radio. No sé el alcance de las lesiones. He tratado de conseguir a alguien con quien conectarme, pero es un poco caótico, estoy seguro. Ahí también estaban dos de ellos—le recordó él.

—Sigue intentándolo, Blaine. Estamos a unos quince minutos[/i]—colgó y miró a Finn, sin importarle que viera sus lágrimas—Cuatro muertos—dijo en voz baja—Él no sabe...quien.

Finn la sorprendió al extender su mano y tomar la de ella.

—Mantén la fe, Santana.

Ella asintió.

—No puedo perderla. Simplemente no puedo—limpió sus lágrimas, enojada consigo misma por su pérdida de control—Te juro que si le dices a alguien sobre esto, te dispararé yo misma.

Él puso ambas manos sobre el volante, sin bajar la velocidad.

—Sabes…ese también era mi equipo. “No conocía a Sam y a Carina antes de esto, pero Jack, demonios, lo he conocido por años.

—Lo sé. Lo siento amigo. Todo esto es una mierda—apretó el puente de su nariz con fuerza, tratando de mantener la concentración.

Desafortunadamente, Brittany era la única cosa que podía enfocar.

—Mi pecho está tan apretado—dijo ella frotando entre sus pechos—No puedo...no puedo ni siquiera pensar que ella sea uno de los cuatro—golpeó su pecho con fuerza—Ella está en mi alma, Finn. Sé que no lo entiendes, pero lo está. Siento como que estoy perdiendo el control aquí.

—Sí, lo sé.

—No lo digas—dijo mirándolo rápidamente—Sé lo que estás pensando. Es por eso que tienen reglas sobre este tipo de cosas. Pero no puedes evitar de quien te enamoras—hizo una pausa mirándolo—Lo sé, lo sé. Nos enamoramos primero y luego nos hicimos compañeras. Pero no pude dejarla atrás en Sedona. Simplemente no pude.

—¿Lo sabe Figgins?

—Por supuesto. Él finge que no lo sabe, pero sí, no es estúpido—apretó sus puños con fuerza—No debería ser un problema. Somos condenadamente buenas como compañeras. Trabajamos bien juntas. Intercambiamos ideas entre sí, nosotras...nosotras especulamos—dijo con una sonrisa—Ella sabe lo que estoy pensando, a veces incluso antes que yo—inclinó la cabeza hacia atrás—No puedo perderla—dijo en voz baja.

—Ya casi llegamos. ¿Vas a ser capaz de controlarte?

—¿Si ella se ha ido?—negó con la cabeza—No. Y cuando encuentre a ese hijo de puta, voy a meterle una bala en el cerebro.

—López, seguimos…

—No empieces con esa mierda. No estamos siguiendo las malditas reglas. Él es hombre muerto—su teléfono sonó antes que él pudiera responder y lo sostuvo en alto mostrándole que era Blaine—Jesús, no quiero contestar esto.

—Contesta. Mejor que lo sepamos ahora y no cuando lleguemos ahí.

Su dedo tocó el teléfono y luego lo llevó a su oreja.

—¿Blaine?

—Brittany está viva—dijo él simplemente.

Ella dejó escapar un gemido y luego contuvo el aliento.

Estaba casi avergonzada por el alivio que sintió.

—¿Quién más?

—Sam. Van a llevárselo. Él tiene una herida en la cabeza por lo que pude entender. Brittany está bien.

Santana miró a Finn.

—Brittany y Sam—dijo ella.

Él asintió con la cabeza y volvió su atención a la carretera.

—Gracias, Blaine. He estado...bueno, he estado un poco enloquecida—admitió.

—Lo sé. Imagino que ella también al no ser capaz de ponerse en contacto contigo.

—Tienes razón. No había pensado en eso. Estaré en contacto. Ya casi llegamos.

El alivio que sintió fue palpable.

Quería reír a carcajadas, quería gritar a todo pulmón. Sin embargo, habían perdido dos miembros del equipo.

No era cercana a Jack, pero lo había conocido por varios años.

Carina...bueno, ella no era más que una antigua amante. Ni siquiera podía llamarla una amiga. Pero era una maldita buena agente. Casi era una experta en explosivos.

¿Cómo no pudo verlo?

¿Qué tipo de disparador había usado?

—Dios, es increíble—murmuró ella.

—¿Qué?

—Mi cerebro está trabajando otra vez. Carina era una experta en explosivos. ¿Cómo no pudo preverlo? Quiero decir…especialmente después de haber encontrado todo ese C4 en la casa de seguridad.

Ella se aferró cuando él giró bruscamente, el camino en el desierto estaba lleno de baches, como los otros en los que habían estado la última semana.

Una docena de luces intermitentes atrajo su atención. Finn se detuvo en seco y Santana saltó fuera incluso antes que el camión se detuviera. Miró a su alrededor frenéticamente, sus ojos saltando de un asistente al otro.

Finalmente vio a Brittany, apoyada en la ambulancia, hablando con Sam.

Ella habría corrido en su dirección si no fuera por el agarre de Finn en su brazo.

—Hay un montón de ojos aquí afuera, agente López…—dijo él—Tómalo con calma.

Él tenía razón, pero lo único que quería hacer era correr hacia Brittany y envolver sus brazos alrededor de ella y abrazarla.

En cambio, enderezó sus hombros, mirándolo.

—Agente especial López—corrigió.

Entonces Brittany se volteó encontrándola. Sus ojos conectaron, ambas tratando de transmitir sus sentimientos sin palabras.

Brittany finalmente asintió con la cabeza, con una leve sonrisa en su rostro. Santana sentía que todo volvía a estar bien en su mundo nuevamente.

Brittany estaba bien.




**************************************************************************************************************



—¿Ella lo logró?

—Finalmente…—dijo Brittany, volviéndose hacia Sam—Ahora deja de discutir conmigo.

—No estoy discutiendo. Simplemente estoy diciendo que no quiero ir al hospital. No hay necesidad.

—Te duele la cabeza. Tienes zumbidos en los oídos—cuando él no respondió, ella puso sus manos en las caderas y alzó las cejas.

—Está bien. Sí. La cabeza me duele como los mil demonios. Y oigo campanas por todas partes. Pero eso no quiere decir…

—Oh, Dios, eres tan terco como Santana, lo juro—dijo agarrando su mano—¿Por favor? Sólo para estar seguros. Te prometo que iré y te sacaré en la mañana.

Él le apretó la mano con fuerza.

—¿Me lo prometes?

Ella se acercó besando su mejilla.

—Te lo prometo.

—Ya sabes, si Santana alguna vez te deja...

Ella rió.

—No eres para nada mi tipo—soltó su mano cuando lo subieron a la ambulancia.

—No te olvides de mí mañana—dijo él.

—No existe esa posibilidad.

Ella dio un paso atrás, viendo como la ambulancia se alejaba, revolviendo el polvo del desierto al salir de escena. Sintió ojos sobre ella y se dio la vuelta, no se sorprendió al descubrir que Santana caminaba hacia ella.

Se mantuvo en su sitio con los ojos pegados a Santana.

—¿Cómo está él?—preguntó Santana.

—Probablemente tiene una conmoción cerebral. Tiene un feo corte en la cabeza. Residuos en su espalda...superficiales, pero aun así…—dijo encogiéndose de hombros—…Él va a estar bien.

Santana asintió con la cabeza, sus ojos buscando y buscando algo que Brittany desconocía. Entonces la morena la agarró por el codo, alejándola de los demás.

—¿Estás...estás bien?

Brittany asintió, sin apartar los ojos de Santana.

—Lo siento—susurró agarrando la mano de Santana, necesitando algún tipo de contacto—Lo siento mucho. Todo lo que pensaba era en cuan enojadas estábamos la una con la otra.

—Lo sé—dijo Santana apretando sus dedos alrededor de los de Brittany—Yo también.

—No volvamos a hacer eso otra vez. Te amo. Te amo tanto. Nunca más quiero estar enojada contigo.

Podía ver la vacilación de Santana, podía ver su pecho agitado, sus ojos oscurecidos por la emoción.

La morena miró a su alrededor, todo el mundo estaba haciendo su trabajo, nadie les observaba.

—Que se jodan—murmuró atrayendo a Brittany hacia sus brazos.

La rubia se aferró a ella, sus lágrimas cayeron con fuerza y rapidez. Y sintió que su cuerpo se hundía mientras toda la emoción del día se apoderaba de ella. Enterró su rostro contra Santana, absorbiendo su fuerza.

—Fue como antes. Igual que antes. Pensaba que solo yo me había salvado nuevamente. Sam fue arrojado hacia mí, encima de mí. Él me protegió. Como antes.

—Lo siento mucho, Britt. Dios, pensaba que Finn y yo nos estábamos dirigiendo a la tormenta de fuego, no tu. Sólo quería que estuvieras a salvo.

—Lo sé. Y estaba enojada contigo por eso—se apartó un poco—Tal vez quería que tú estuvieses a salvo y estaba enojada porque te estabas poniendo en peligro por delante de todos nosotros. Funciona en ambos sentidos, San.

—Entonces…tal vez…sólo tenemos que estar juntas, así no tendremos que preocuparnos tanto.

Ella limpió su rostro, pasando su mano por debajo de su nariz húmeda. Respiró profundamente y señaló hacia el enorme galpón que seguía en pie.

—Ese estaba bloqueado. Con un enorme candado. Jack hizo que uno de los asistentes le consiguiera unas tenazas. Estaba bien cerrado, pero no había una sola cosa en su interior. Ni una—se detuvo, volviéndose hacia los escombros que quedaban del galpón más pequeño—Carina y Jack fueron primero. Los asistentes le siguieron. Sam y yo íbamos detrás de ellos. Carina dijo que había encontrado sangre. Ese galpón no estaba cerrado con llave. Sam y yo estábamos comentando que no había bloqueo en ese y entonces...y entonces sólo explotó en cuanto ella abrió la puerta.

—Por lo que sabes ¿ella comprobó si había algún detonador?

—No. Creo que no lo hizo.

Escuchó pasos detrás de ella y se dio la vuelta encontrando a Finn. Sus ojos estaban llenos de preocupación y fue una sorpresa para ambas que ella le abrazara brevemente y con fuerza. Él le sostuvo por un momento y luego dio un paso atrás.

—¿Maltratada?

Ella negó con la cabeza.

—Lo siento mucho. Fue...fue tan rápido. Ellos no...bueno… ellos no supieron lo que les golpeó

Él asintió con la cabeza.

—Sus cuerpos están...bueno…—negó con la cabeza sin terminar su pensamiento—¿Sam?

—Estará bien. No quería ir al hospital. No puedo decir que lo culpo, pero prometí que lo sacaría en la mañana.

—Muy bien. Al menos…

—Tengo un cuerpo—gritó alguien desde el galpón incendiado.

Los tres se voltearon y se apresuraron en ir con los demás. Los restos carbonizados eran irreconocibles. A juzgar por la posición del cuerpo, parecía haber sido doblado en algún tipo de caja enorme.

—Sin cabeza.

Santana se volteó hacia Finn.

—¿La cuarta víctima?

—¿De qué están hablando?—preguntó Brittany.

—En su sala de trofeos, había cuatro víctimas recientes. Nosotros sólo teníamos tres cuerpos.

—Entonces sucedió algo que le impidió desechar éste. Sin embargo, salió a cazar nuevamente. Me escogió.

—Los asesinatos estaban intensificándose.

—Y aún lo están—dijo Santana—La familia de Burke. El mismo Burke. Obviamente Leonard Baskin sentía apego por Buddy Burke—se volvió hacia Brittany—Lo hemos encontrado atado a una silla, prácticamente le voló la cabeza.

—Igual que al hijo mayor—dijo Brittany, recordando la escena en la casa de Burke.

—Tal vez Burke lo traicionó—sugirió Finn—O se negó a ayudarlo.

Santana arqueó una ceja.

—¿Estás especulando, agente especial Finn?

Brittany notó el ligero rubor en su piel de ébano y sonrió.

—Está bien, tal vez estás sacando lo malo en mí—dijo él.

Santana los sacó del camino del equipo de CSI que estaban revisando la escena a través de los escombros. La rubia siguió la mirada de Santana que estaba fija en la cuarta víctima que ellos estaban sacando.

Le impactó una vez más entender lo fácil que hubiera sido que fuera ella a quien estuvieran transportando.

No Carina, no Jack...si no ella.

Santana debió sentir su malestar y colocó un brazo alrededor de sus hombros para estabilizarla.

—Regresemos al equipo—dijo Santana—Tenemos que darle todos estos datos a Blaine y ver que nos puede averiguar. Ver si puede encontrar algún tipo de patrón con los algoritmos.

—Tengo que informarle a Figgins—dijo Finn—Que notifique a sus familiares. Jack tenía una hija. Realmente no sé qué otra familia tenía él. Carina…—dijo encogiéndose de hombros—…No sé nada de ella.

—Por lo que recuerdo, ella tenía una enorme familia—dijo Santana—También creo que un par de hermanos están en el ejército.

Finn miró el coche alquilado que Jack había llevado al galpón.

—Ya he hablado con los asistentes. Me dieron autorización para llevarme el coche ¿Dónde quieres que nos veamos?

—Pizza en el equipo. Imagino que vamos a hacer un montón de especulaciones.

—Está bien. Llevaré la cerveza.

Santana le estudió por un momento y Brittany se preguntaba cuál sería la preguntaba que Santana estaba reacia en hacer. Finalmente, hizo un gesto hacia la camioneta.

—Vamos. Vamos a sacarte de aquí.

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Capitulo 28

Brittany permaneció bajo el agua caliente, agradecida de estar en el parque de casas rodantes y no en un estacionamiento en alguna parte, aunque el parque fuese de mala muerte como este.

No tendría que preocuparse por quedarse sin agua.

Giró el grifo cambiando al agua fría mientras se apoyaba contra la pared con sus ojos cerrados. Se le estaba haciendo difícil reconciliar sus sentimientos.

Cuando perdió a su equipo en Los Ángeles, había sido tan consumida por la culpa que la misma se la había comido y comido hasta que casi había perdido la capacidad de funcionar.

Por supuesto reconocía la diferencia.

Esta vez, no acababa de romper con su amante.

No habían entrado ciegamente hacia una emboscada con su amante a la cabeza. La cercanía que había sentido con su equipo era algo que había desarrollado con el tiempo.

Ella y Mark habían sido los mejores amigos desde su tiempo en la academia.

Era natural que se hubiera sentido más afectada por sus muertes que por las de Jack y Carina.

Apenas los conocía.

Hubiera sido diferente si se tratara de Sam en lugar de Jack. Ella y Sam se habían unido en un tiempo muy corto. Hubiera lamentado su pérdida.

¿Pero los otros?

¿Estaba en peligro de ser como Carina?

¿Inmune a la muerte después de un tiempo?

Finalmente cerró el agua, escurriendo su cabello mojado antes de salir de la ducha.

Mientras se secaba con la toalla, vio su reflejo.

La última semana había sido difícil.

No había comido apropiadamente, no había dormido bien.

Había perdido peso, lo sabía.

Y estaba agotada.

Simplemente deseaba poder arrastrarse en la cama y quedarse ahí, dejando que Santana le envolviera entre sus brazos, manteniéndola a salvo.

Vio la ironía de la situación.

Eso era lo que Santana estaba tratando de hacer.

Mantenerla a salvo.

Brittany había luchado contra ella, diciéndole que no necesitaba que Santana le cuidara.

Pero lo necesitaba.

Bueno, todo eso tendría que esperar.

Finn estaba en camino.

Santana se había duchado antes que ella y ahora estaba encerrada con Blaine en la pequeña oficina, jugando con las computadoras.

Lady Tubbington, que se había vuelto muy aficionada a Blaine, fue vista por última vez acurrucada en su regazo.

Suspiró mientras se apoyaba en el mostrador, aun estudiando su reflejo. Cepilló su cabello, preguntándose cuando podrían encontrar tiempo para un ajuste.

Santana también estaba francamente con el cabello largo.

Otro suspiro lleno de cansancio y se puso unos pantalones cortos y una camiseta holgada, deslizó sus pies en un par de chancletas de Santana y se fue en busca de algo fresco para beber.

Permaneció de pie en la nevera, mirando dentro.

El agua embotellada no le apetecía.

Tampoco la caja de cartón de jugo de naranja, que apenas había sido tocada.

Sin embargo lo hizo una botella de cerveza fría.

Se preguntaba cuándo Santana las había comprado.

—¿Encontraste algo que te guste?

Ella sonrió levantando la botella.

—¿Quieres una?

—Creo que sí—Santana dijo a Blaine en voz alta—¿Quieres algo de beber?

—Sólo agua.

Santana le guiñó un ojo.

—Bien. Más para nosotras—arqueó una ceja, la diversión había abandonado su rostro—¿Te sientes mejor?

Brittany asintió.

—Algo. Cansada—tomó un sorbo de cerveza fría sonriendo—Esto está muy bien.

—Sip. Por cierto, ya ordené la pizza.

Brittany rió.

—Sin duda lo hiciste.

—Y Finn llamó. Viene en camino.

—¿Figgins?

—Sí. Hablé con él brevemente. Finn ya le había llamado. Jack y Figgins sirvieron juntos en la primera Guerra del Golfo. Ya le había notificado a la familia de Carina.

—¿Conocías a alguno de ellos?

—No. Sólo lo que ella me había dicho—Santana extendió su mano acariciando suavemente su mejilla. Brittany se inclinó hacia el toque—Carina y yo no éramos lo que se dice cercanas, Britt. Nunca. Lamento su muerte, por supuesto. También la de Jack. Pero estaba casi paralizada por el miedo…—dijo sin apartar los ojos de Brittany—Al principio, Blaine sólo sabía que habían dos sobrevivientes. Él no sabía quién. Yo...yo estaba orando que fueses tú uno de ellos. No me importaban los demás—admitió ella—No estaba pensando como agente. Estaba pensando como tu amante.

Finalmente Brittany se empujó lejos de la encimera, acercándose a Santana, sus cuerpos apenas tocándose.

—Gracias. Porque en ese momento necesitaba a mi amante, no a mi agente de alto nivel.

Santana se acercó más, sus labios se encontraron en el más breve de los besos.

Ambas suspiraron y entonces se alejaron, poniendo algo de espacio entre ellas. Sólo una pared delgada les separaba de Blaine y Finn estaría ahí en cualquier momento con la cena de todos.

—Desearía que estuviéramos solas—susurró Brittany—Necesito tiempo para nosotras.

—Yo también. Cuando esto termine, Figgins dijo que podíamos regresar a Sedona. Nos dará una semana.

—Eso es grandioso—Brittany no pudo resistirse a una caricia más, un beso más—Esta noche, sin embargo, necesito que me hagas el amor—dijo sobre la boca de Santana—¿Podrías encargarte de eso?

Santana casi gruñó cuando atrajo a Brittany apretándola contra ella, su lengua bailó en sus labios.

—Puedo encargarme de eso en este momento—murmuró ella.

Brittany gimió, su cuerpo reaccionó al contacto como siempre lo hacía, sus caderas se deslizaron íntimamente contra Santana. Por unos segundos, se dejaron llevar, sus besos eran hambrientos mientras sus manos vagaban libremente.

Brittany quería arrancarse su propia ropa y también la de Santana y permitir que la morena la llevara a ese lugar que era pura felicidad, lejos del caos del día.

Pero un jadeo y una tos producto de la vergüenza, les trajo al presente.

Blaine, con su rostro enrojecido, estaba de pie mirándolas, sus ojos comenzaron a vagar por la habitación posándose en cualquier parte menos en ellas.

—Mi... mi agua. Yo solo…

Santana aclaró su garganta alejándose de Brittany y pasó rápidamente las manos por su cabello.

—Lo siento, chico. Lo olvidé.

—Sí, veo que estabas…distraída.

Brittany se echó a reír y eso se sintió bien.

—Lo siento, Blaine. Fue mi culpa. Espero que no te hayamos impactado.

Él negó con la cabeza.

—No. No...yo había asumido que ustedes dos eran, bueno...ya sabes.

—Sí, bueno, nosotras somos...ya sabes—bromeó Brittany.

Pasó por su lado, palmeando su brazo juguetonamente.

Oh, se sentía tan bien aligerar el estado de ánimo, aunque eso hubiera interrumpido una importante sesión de besos.

Santana parecía haberse quedado sin palabras cuando le entregó una botella de agua. Él la tomó sin comentarios y se apresuró a regresar a su computadora.

Brittany le siguió apoyándose en la puerta, mirándole mientras él examinaba lo que parecían ser códigos en la pantalla.

—¿Cuánto tiempo tenías conociéndolos?

No parecía sorprendido de que ella estuviera ahí y no se dio vuelta.

—¿Carina y Jack? Sólo un par de días más que tú. Fui el último en unirme al equipo—se volteó hacia ella—Carina me llamaba un friki o nerd, lo que obviamente es redundante—dijo con una sacudida de cabeza—Ella no me gustaba. Jack…bueno…él no hablaba mucho. No puedo pensar en un momento que tuviésemos una conversación real.

—Sí, era bastante callado—dijo ella.

Blaine la miró fijamente, como si tuviera más que decir y ella levantó sus cejas en una pregunta silenciosa.

—¿La amas?

Brittany asintió.

—Sí. Mucho.

—Ella estaba llorando ¿sabes?—dijo él en voz baja—Cuando le dije que no sabía si estabas viva...o no. Creo que jamás había escuchado tanto dolor en la voz de alguien—la miró a los ojos—Ella realmente debe amarte.

—Sí. Lo hace.

Él se volteó hacia el monitor.

—Ella me gusta—dijo él—Y no lo digo solo por su físico, ambas lo son, con todo respeto. Ella me trata como a un adulto.

—Lo se Blaine, no te preocupes. Ella descansa en ti—dijo Brittany—Y confía en ti. Debe hacerlo. Está dejando de juegues aquí—dijo con una sonrisa—Ni siquiera me deja entrar aquí.




La conversación fue poca cuando los cuatro compartieron pizza y cervezas.

Bueno, Blaine solo compartió pizza.

Seguía bebiendo agua y trataba de evitar que Lady Tubbington le robara comida de su plato.

Santana se relajó en su sillón, sus ojos vagando sobre Brittany quien estaba sentada con las piernas cruzadas en el suelo.

Finn, aunque no estaba usando traje, todavía estaba impecablemente vestido con pantalones bien planchados y una impecable camisa almidonada.

Ella y Brittany estaban en pantalones cortos y sus pies descalzos, la rubia se había quitado las chancletas que había tomado prestada anteriormente.

—Figgins está enviando un equipo de explosivos—dijo Finn—La trampa de explosivos C4 que encontramos era bastante rudimentaria comparado con esto.

—¿Van a buscar una firma?

Él asintió con la cabeza.

—Aún no han encontrado el gatillo.

—Bueno, simple o no, no tengo dudas de que Baskin está detrás de la bomba—dijo ella.

—Él me dijo que había trabajado en la enfermería, mientras estuvo en la cárcel—dijo Brittany—Ahí fue donde aprendió sobre…las drogas y esas cosas—miró a Santana—Tal vez…también aprendió sobre explosivos ahí. Podríamos ver quien era su compañero de celda—sugirió.

—Pero ¿cómo es posible que un sujeto recién salido de la cárcel consiga C4?

—Tal vez hizo algunos contactos mientras estuvo adentro—dijo Blaine.

—O tal vez la casa de seguridad estuvo cableada todo el tiempo. Quiero decir, algunas de las víctimas…las cabezas…obviamente tenían más de una década de antigüedad. Tal vez él ha tenido los explosivos todo ese tiempo—dijo Finn.

—Tal vez por eso se puede considerar rudimentario. Él pudo haber colocado el C4 hace años cuando comenzó a matar. Tal vez Brittany tiene razón. Tal vez aprendió más sobre explosivos, mientras estuvo dentro.

—Por supuesto, nada de eso nos ayuda en su búsqueda—dijo Brittany—Las llamadas casas de seguridad que él usaba…las descubrimos todas ¿no es así?

Blaine asintió.

—No he encontrado nada más que pudiésemos vincular con él o la familia de Burke—se puso de pie—Voy a jugar con los datos un poco más.

Después que Blaine se fue, Finn se volteó hacia ellas, su voz baja.

—¿Él está bien?

—Esta podría ser su primera experiencia perdiendo a alguien—dijo Brittany—Anteriormente hablé con él acerca de esto. Creo que tal vez se siente un poco culpable—se volvió hacia Santana—Me identifico con esa emoción.

—¿Por qué culpable?—preguntó Finn.

—Culpable porque no está afectado emocionalmente por eso. En realidad no los conocía. Carina nunca le mostró nada más que desprecio. Sin embargo, ellos eran parte de su equipo.

—Tal vez que él esté aquí tanto tiempo mientras nosotros estamos fuera ha hecho que se sienta menos parte del equipo—dijo Santana—Puede que se sienta desconectado de todo.

—Todo menos sus computadoras—dijo Finn y limpió sus manos en una servilleta, dejando su pizza a medio comer en el plato—Bueno, sé que a Carina no le importaba y ella no trataba de ocultarlo. Ella era de la vieja escuela… haces el trabajo en el campo, no en una computadora.

Santana rió.

—Todo este equipo es una computadora gigante. Si yo fuera sólo la mitad de inteligente que Blaine, podría ser capaz de utilizarlo con todo su potencial. Si él no estuviera aquí, estaría buscando a tientas los algoritmos por mí misma, restándole tiempo al trabajo de campo—sonrió a Brittany—O haciendo que Kurt me ayudara.

Finn se puso de pie.

—Es tarde. No sé ustedes, pero yo estoy destruido. Ha sido un día muy emotivo y terriblemente largo. Creo que todos necesitamos un poco de descanso.

—Sí. Apoyo eso—dijo Brittany—Me gustaría estar temprano en el hospital. Se lo prometí a Sam.

Él asintió con la cabeza.

—Por supuesto ¿Qué tal si regreso en la mañana y traigo a Blaine? Luego nos vamos al hospital. No está tan lejos de la estación de policía.

Santana señaló hacia la oficina.

—Iré por Blaine.


Blaine estaba mirando el monitor cuando ella entró. Él la miró y luego regresó a la pantalla nuevamente.

—Es hora de terminar la noche—dijo ella.

—Sí. Está bien. Tengo dos programas en ejecución. Ambos con datos un poco diferentes. Espero que no te importe, pero le envié un correo a Kurt. Él me contestó con algunas sugerencias—sonrió—Es un genio. Todavía no puedo creer que yo esté usando estos programas que él escribió.

Santana lo observó mientras jugueteaba con su ordenador portátil.

—¿Estás bien, muchacho?

—Sí. Estoy bien ¿Por qué?

—Simplemente han sido dos días difíciles—tocó su hombro—Tengo que darte las gracias. Yo...bueno, yo enloquecí un poco el día de hoy cuando no sabía si...bueno, si Brittany…

—Entiendo. Estoy muy contento que ella esté bien.

—Sí—dio un paso atrás—¿Así que te veremos en la mañana?

—Estaré aquí—señaló hacia las computadoras—No las toques.

Ella levantó sus manos.

—No se me ocurriría.

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Capitulo 29

Brittany encendió la pequeña lámpara de noche, entonces retiró las sábanas de la cama.

A pesar del largo y estresante día, le sorprendía lo temprano que era…9:30.

Sentía que era medianoche y no casi las 10.

Se quitó los pantalones cortos y los arrojó a un lado, luego sacó su camiseta sobre su cabeza, quedando solo en ropa interior.

Estaba a punto de quitárselas también cuando sintió los ojos de Santana sobre ella. Se dio la vuelta encontrando a la morena inclinada en el umbral.

—Eres tan hermosa—dijo Santana en voz baja.

Brittany se quedó ahí, expuesta, la lámpara emitía un suave resplandor sobre su cuerpo. Esperó hasta que Santana se acercó a ella, sintiendo como su corazón aleteaba en su pecho.

La mirada oscura lucía increíblemente sexy, ella desvió su mirada bajándola hacia sus pechos. Una suave caricia y sus pezones se endurecieron de inmediato.

Cerró sus ojos cuando Santana bajó su cabeza, sus labios se movían lentamente a través de su piel, su lengua bañaba su pezón, haciendo que se endureciera aún más.

Gimió cuando los labios de Santana se cerraron sobre ella, succionando su pezón mientras deslizaba sus manos hacia abajo, deslizó una de ellas dentro de sus bragas, acariciando su carne mientras acercaba a Brittany aún más hacia ella.

Sus brazos se deslizaron alrededor de los hombros de Santana cuando la morena levantó su cabeza para encontrarse con su boca, entonces sus tiernos besos se volvieron apasionados cuando Brittany acopló su lengua con la de Santana.

La necesidad de respirar les separó y Brittany sonrió mientras tiraba de la camisa de Santana.

—Fuera.

Santana la complació levantando sus brazos para que Brittany la sacara por su cabeza.

Fue tu turno de mirar, sus manos siguieron sus ojos, rozando ligeramente la punta de su dedo por encima del pezón, escuchó la ingesta rápida de aire de Santana ante su caricia.

—Te amo—murmuró buscando otro beso, sus manos ahuecaron ambos pechos.

El suave gemido que escuchó alimentó su deseo y sus manos se movieron sobre el cuerpo de Santana, sus dedos tocaron suavemente las cicatrices que estropeaban la parte superior de su cuerpo y que seguían dándole escalofríos.

Sintió las manos de Santana empujando sus bragas y dio un paso atrás permitiendo que se las quitara. Sintió la humedad de su deseo mojando sus piernas y tuvo que contenerse para no agarrar la mano de Santana y llevarla ahí.

Santana retiró el resto de su ropa, quedando tan desnuda como Brittany. El sonido de sus respiraciones agitadas llenaron la habitación y la pelinegra la guió hasta la cama, poniéndola con rapidez sobre su espalda.

Brittany separó sus piernas, dándole la bienvenida a Santana entre ellas, gimieron cuando sus cuerpos se tocaron, piel contra piel, ambas humedecidas por el sudor y el deseo.

Santana la besó lentamente, su pasión latente, sin desbordarse. Los labios carnosos hicieron una pausa en su oído, su aliento jugueteando con ella.

—Te amo tanto, Britt—murmuró Santana—Tanto.

La cabeza de Brittany cayó hacia atrás, dándole espacio a Santana.

—Hazme el amor, Sanny—susurró—Te quiero dentro de mí esta noche.

—Lo que desees—dijo Santana—Toda la noche, si quieres.

Brittany sonrió contra su boca.

—Si tan solo tuviera la energía para toda la noche.

—Entonces hagámoslo bien—Santana se apartó ligeramente—Date la vuelta.

Ella lo hizo, entonces gimió cuando Santana le cubrió, sus pechos presionaron con fuerza su espalda, sus labios le besaban a lo largo de la parte posterior de su cuello.

Brittany se arqueó hacia atrás, sintiendo como Santana se balanceaba contra ella.

—Abre tus piernas—susurró Santana.

Brittany lo hizo, jadeando cuando Santana le penetró desde atrás, deslizando lentamente sus dedos por su humedad para penetrarla aún más.

—Dios, sí—dijo entre dientes mientras Santana la llenaba.

Santana se balanceó con más fuerza contra ella y con cada movimiento sus dedos le penetraron aún más.

Brittany se elevó, dándole más espacio a Santana. Estaba gimiendo con el rostro enterrado en el colchón, sin poder contener sus gemidos mientras Santana chocaba contra ella por detrás.

Sentía la pasión de la morena mientras la empapaba, el sonido de piel húmeda chocando entre ellas con cada embestida, alimentaba su deseo aún más.

Trató de contenerse, deseaba prolongar su placer aún más, pero Santana le llevó al límite con otra embestida penetrándola profundamente y Brittany presionó contra ella cuando su orgasmo le dejo sin aliento mientras gritaba.

Santana continuó embistiéndola, buscando su propia liberación. Llegó rápidamente…su profundo gemido provocó escalofríos sobre el cuerpo de Brittany cuando alcanzó su clímax, su peso descansó sobre ella mientras recuperaban el aliento.

—Me encanta cuando haces eso—murmuró Brittany con los ojos todavía cerrados.

Santana sacó sus dedos antes que Brittany girara sobre su espalda nuevamente.

—Tal vez deberíamos conseguir un juguete—dijo ella antes de besarla.

—Un juguete ¿huh? Eso podría ser divertido.

—Sí. Pero me encanta estar dentro de ti.

Brittany la atrajo hacia sí, entrelazando sus piernas.

—¿Sabes que me encanta a mí?—bromeó pasando su lengua por el labio inferior de Santana.

—Dime.

—Me encanta mi boca en ti, probarte, hacer que te corras de esa manera—susurró—Me siento tan cerca de ti—empujó a Santana sobre su espalda, encontrando con su boca un pezón erecto—Déjame amarte así.

Santana gimió cuando empujó a Brittany hacia abajo, instándola a ubicarse entre sus piernas.

—Sí—fue todo lo que dijo.

Brittany sonrió contra su pecho, levantando la cabeza lo suficiente como para encontrarse con los ojos de Santana. Estaban llenos de amor, deseo, anhelo y necesidad...por ella.

Y en ese momento, todo lo demás se desvaneció.

No había nada más que ellas…amándose la una a la otra.

Y tenían toda la noche.

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Capitulo 30

Santana sonrió a Brittany sobre su taza de café, consiguiendo una sonrisa a cambio, además de un guiño.

Ella se echó a reír.

—¿Tuviste un buen rato esta mañana?

—Oh, sí—dijo Brittany casi ronroneando—Ayer por la noche y esta mañana. No tengo quejas, cariño.

—Bueno, bien. Estoy para complacerte—dijo sin poder evitar la sonrisa en su rostro.

Brittany se levantó, haciendo una pausa para estirar la espalda.

—¿Más café?

—Llevaré una taza con nosotros. Finn estará aquí en cualquier momento.

Brittany se asomó por la ventanilla, asintiendo con la cabeza.

—Justo a tiempo—abrió la puerta antes que pudieran llamar, haciéndose a un lado para dejarlos entrar—Buenos días, chicos.

Finn miró a las dos, fijando finalmente su mirada en Santana con una sonrisa.

—Veo que durmieron bien.

—Sí. Muy bien ¿Y tú?

—He tenido mejores noches—dijo él.

Blaine señaló hacia la oficina.

—¿Puedo?

—Por supuesto. Pero espera un segundo. Necesitamos dos nuevos teléfonos. Para Brittany y Sam. Ya he llamado a Figgins. Anoté el número de pedido ¿Puedes encontrar un lugar en la ciudad?

—Por supuesto. No creo que vaya a ser un problema.

—Grandioso. Entonces haz lo tuyo.

—Te llamaré y te informaré dónde puedes recogerlos.

—¿Qué pasa con lo que se estaba ejecutando anoche?

—Te informaré tan pronto como recolecte los resultados—dijo el alejándose a toda prisa.

—Estoy segura que soñó con eso anoche—dijo Santana—¿Quieres un poco de café, Finn?—preguntó sacudiendo la cabeza ante su traje negro elegante y su camisa blanca.

Hoy usaba una corbata roja que le daba un aspecto muy pulcro.

Él negó con la cabeza.

—Compré Starbucks.

—Está bien. Empecemos—dijo asintiendo su agradecimiento a Brittany quien llenaba una taza de viaje para ella—Después que saquemos a Sam le daremos una visita al Jefe Hudley y veremos si su laboratorio encontró algo en la casa de Burke.

—¿Aún no has recibido una llamada del CSI del condado?

—No. Pero ya que tenemos aquí un equipo forense y un equipo de explosivos, estoy segura que irán con ellos primero. Figgins me dijo que él iba a intervenir.

—¿Así que no nos preocuparemos de nada?

—Nuestro trabajo es encontrar a Leonard Baskin, no preocuparnos por los detalles—dijo y asomó su cabeza por el pequeño pasillo—¿Blaine? Nos vamos.

—Está bien. Te llamaré en cuanto tenga algo.

—Cierra después que salgamos—Santana sonrió al ver como Lady Tubbington se deslizaba a lo largo de la pared dirigiéndose hacia la oficina—Tendremos que vigilar que no se robe a nuestra gata cuando se vaya—le dijo a Brittany.

—Estoy segura que a Tubbi le gusta tener compañía. La hemos dejado sola mucho tiempo en este caso.



Una vez afuera, Finn se dirigió hacia el coche alquilado mientras ella miraba su camioneta.

Habían planeado ir todos juntos, pero ahora pensaba que sería mejor llevar dos vehículos.

—¿Sabes qué? ¿Por qué no buscas a Sam?—le dijo a Brittany—Finn y yo podemos ir a ver al Jefe Hudley, ver si tiene algo que compartir—arqueó sus cejas—¿Está bien para ti?

—Por supuesto—Brittany se volteó hacia Finn—¿Y para ti?

—Sí, claro. Odio los hospitales. Y estoy seguro que él preferiría ver tu rostro bonito más que el mío.

Brittany rió entonces atrapó hábilmente las llaves que Santana le había lanzado.

—¿Nos encontraremos aquí más tarde?—preguntó ella.

Santana asintió.

—Ten cuidado.

—Tú también.

Santana se metió al lado de Finn, sintiendo sus ojos en ella.

—¿Qué?

—Podrías haberle dado un beso de despedida. No me habría importado.

—Gracias, pero nos ocupamos de eso antes que llegaras—dijo con una sonrisa.

—Estoy seguro que lo hiciste. Te hiciste cargo de un montón de cosas, por lo que pude ver.

Ella se echó a reír nuevamente.

—¿Pescando información?

—Te aseguro que no—salió del parque de casas rodantes, dirigiéndose en dirección opuesta a la de Brittany—Pero tiene que ser agradable…tener esa cercanía ¿Cómo te las arreglas?

—¿Te refieres a trabajar juntas, la convivencia, ser capaces de separar las cosas?

—Sí. Pienso que es demasiada cercanía.

Ella se encogió de hombros.

—Nos amamos. Cuando estamos en casa, en la noche, no se trata del trabajo. Disfrutamos de la compañía de la otra. Es difícil de explicar. Como ahora. Estamos trabajando. Ahora somos compañeras. No amantes.

Finn apartó la mirada rápidamente con un ligero rubor en su piel oscura. Ella sonrió, pero no dijo nada.





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Las luces en el hospital parecían excesivamente brillantes, pero el aire fresco fue una gran bienvenida después del calor en el exterior.

Una de las ventajas del trabajo…al ser capaz de mostrar sus credenciales del FBI…era que recibía atención instantánea.

Se dirigió a la habitación de Sam inmediatamente.

—¿Aún con la bata de hospital? No eres tú el sexy.

Él rápidamente se cubrió con la sábana sonriendo.

—Has venido.

—Te dije que lo haría—rodó una silla y se acercó más a él—¿Cómo está la cabeza?

Él miró a su alrededor con recelo.

—No se lo digas a nadie, pero todavía tengo un terrible dolor de cabeza.

—Es probable que sea así durante unos días—agarró su mano, sosteniéndola ligeramente—¿Los oídos?

—Mejor.

—¿En serio?—preguntó con escepticismo.

—Bueno, algo ¿Por qué?

—Estás hablando muy alto.

—Maldita sea.

Ella apartó su cabello dejando al descubierto la herida cuidadosamente suturada.

—¿Cuándo te darán el alta médica?

—Están esperando que llegue el médico. Ni siquiera permiten que me vista.

—Ni siquiera pensé en pedirle a Finn algo de ropa para to.

—Bueno, yo no tengo. La mía se arruinó ayer.

—Encontraremos algo para ti. Te llevaré al hotel. Santana y Finn fueron al departamento de policía de Barstow para ver si su laboratorio encontró algo en la residencia de Burke—dijo y apretó su mano brevemente y luego la soltó—¿Has llamado a tus padres o algo así?

—No, diablos, no quiero que se preocupen. Ya tuvieron suficiente de eso cuando estuve en Irak—inclinó la cabeza hacia atrás—Todavía no puedo creer lo que pasó—dijo—Fue tan rápido. Quiero decir, si hubiésemos estado tan sólo unos metros más cerca…

—Lo sé, cariño. No quiero pensar en ello, pero es todo en lo que puedo pensar—admitió ella.

No añadió que había hecho el amor la noche anterior hasta que estuvo demasiado cansada como para mantener los ojos abiertos.

Pero aun así, fue lo primero en su mente esta mañana.

Eso, hasta que los besos de Santana le distrajeron nuevamente.

—¿Cómo está Finn? Ni siquiera llegué a hablar con él. Pensé que tal vez vendría anoche... —dijo su voz desvaneciéndose.

—Finn estuvo anoche en el equipo hasta las nueve. En realidad no estoy segura de cómo está. Parece que está bien, pero Santana dijo que él y Jack se habían conocido por años. Me gustaría decir que su muerte le ha afectado, pero realmente no estoy segura de entender.

—¿Entender qué?

—La vida militar—explicó—Es casi como si ninguno fuese afectado por todo esto.

Él alejó sus ojos, mirando hacia el techo.

—Todos hemos perdido amigos en la guerra, hombres a los que éramos cercanos. Supongo que en cierto modo llegas a acostumbrarte. Es una parte de esta vida. No siempre te tomas el tiempo para llorar. Nunca se sabe cuándo hay una bala…una bomba…con tu nombre en ella—se volteó hacia ella—Jack conocía los riesgos. Carina también. Es casi como si estuvieras viviendo un tiempo prestado. Ves un montón de mierda cuando estás en operaciones especiales. Ves un montón de mierda, haces un montón de mierda. Después de un tiempo, nada más te sorprende. Dejas de sentir.

—Sigues siendo lo suficientemente joven como para aprender nuevamente—dijo con una sonrisa amable—La vida es...la vida es preciosa. Todos deberíamos disfrutarla tal cual es, no vivir cada día con el temor de morir. Eso es algo que Santana también ha tenido que aprender. Sobre todo con el temor de que sea yo quien muera.

Él sonrió.

—Me gustas mucho, Brittany. Me alegra que tengas a alguien que te ame de esa manera. Alguien a quien amar de igual manera—suspiró—Sin embargo, tengo que admitir que estoy celoso.

Ella arqueó las cejas.

—No de esa manera. Estoy celoso de la cercanía que tienes con alguien. Al final del día, sería bueno tener eso.

—No te rindas en la búsqueda de eso.

Él asintió con la cabeza.

—Tal vez algún día—dijo con nostalgia y luego suspiró otra vez—Dios ¿cómo hemos llegado a ese tema?

Ella se puso de pie y se inclinó hacia él dándole un breve beso en la boca, sorprendiéndolo.

—Déjame ir a alardear con mi placa y ver si puedo apresurar al médico.




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—Él tiene un palo en el culo o algo así—dijo Santana cerrando la puerta detrás de ella.

El jefe Hudley no sabía nada, no tenía nada para ellos, ni siquiera pudo ofrecer una conjetura que cuando estarían listos los resultados de laboratorio

—Esa fue una hora perdida.

—Es un departamento pequeño, López. Todos ellos están sacudidos por lo de Burke—dijo Finn—Dale un poco de holgura.

—¿Holgura? Estamos tratando de encontrar al maldito bastardo que hizo esto—dijo mientras se marchaba de la estación de policía—Había pensado que él haría lo imposible para ayudarnos.

—Tal vez si no le hubieras cabreado al pasar por encima de su cabeza.

—Tal vez si él hubiera cooperado no habría tenido que ir por encima de su cabeza. Y no es por el hecho de que sea del FBI. Es porque soy una mujer. No soy estúpida.

Finn se echó a reír.

—Lo que él no sabe es que podrías patearle el culo por todo el lugar.

Ella miró hacia la puerta, sacudiendo su cabeza.

—Bueno, no lo necesitamos de todos modos. Tenemos a Blaine—dijo siguiendo a Finn hacia el coche.

Estuvo a punto de llamar a Brittany cuando recordó que el teléfono de Brittany había sido dañado en la explosión.

A cambio, llamó a Blaine.

—Siento interrumpir, chico…—dijo y se detuvo—¿A menos que tengas algo?

—Todavía no.

—Está bien ¿Qué pasa con los teléfonos?

—Oh. Lo olvidé. Sí, puedes pasar a recogerlos. Te voy a enviar la localización de la tienda por el GPS.

—Buen trabajo. Gracias. Supongo que no has escuchado de ellos.

—No.

Ella se sentó al lado de Finn, ajustando las rejillas de ventilación del aire acondicionado para que le golpeara en el rostro.

—Maldita sea ¿cómo vive la gente aquí?—murmuró limpiando el sudor de su frente—¿Hacia dónde?

En cuestión de segundos Blaine había activado el dispositivo GPS en su teléfono, una línea color rojo brillante indicaba la ruta.

—¿Cómo hace eso tan rápido?—ella señaló hacia delante—Gira a la izquierda aquí en la calle East Fredricks. Regresemos a West Main.

—Blaine es bueno—dijo Finn siguiendo sus instrucciones—Aunque creo que él piensa que trabaja para ti y no para mi.

Santana se rió.

—¿Que te dio esa idea?

—Todavía no me gusta que piratee voluntariamente. No está bien. No es legal.

—Bájate del pedestal Finn ¿Por qué crees que Figgins lo asignó?

—Dudo que fuera para piratear los sistemas policiales, lo que estoy seguro está haciendo ahora al laboratorio de San Bernardino.

—Cuanto más rápido se obtenga la información, mejor—justificó ella.

No, Figgins no les había dado carta blanca de privilegios, pero sabía que él le respaldaría si alguien se quejaba. Sin embargo, no esperaba que Blaine fuera atrapado.

Era muy bueno.






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—Oh, Dios mío ¿Vas a dejar de quejarte? Eres peor que San—dijo Brittany mientras entraba en el estacionamiento del hotel.

—Estoy en una bata de hospital, por el amor de Dios—dijo tirando de ella con fuerza para cubrir sus piernas.

—Y voy a conseguirte algo de ropa—sonrió—Tienes buenas piernas. Deberías mostrarlas más a menudo.

Él la miró.

—Te odio.

Ella palmeó su pierna.

—Temprano me dijiste que me amabas.

—Sí, bueno, estaba teniendo un momento de debilidad.

Ella se rió saliendo del vehículo.

—Eso era porque planeabas tu huida y necesitabas mi ayuda—se apoyó en la puerta aún con la sonrisa en su rostro—Así que… ¿sólo te traigo unos vaqueros o qué? Supongo que quieres subir para darte una duch.

—Por supuesto. Sólo tráeme unos pantalones cortos y una camiseta.

—Está bien. Enseguida regreso.

No anticipó tener un problema con la tarjeta de acceso y no lo tuvo. El personal del hotel sabía que el FBI tenía todas las habitaciones del tercer piso.

Subió sola al ascensor, sus pensamientos se inundaban de Santana más a menudo.

Mentalmente, hoy se sentía mucho mejor.

La noche anterior había sido casi mágica y Santana le había hecho el amor hasta el punto del agotamiento. Y aunque sólo había logrado pocas horas de sueño, hoy se sentía fuerte y alerta.

Al menos, más centrada.

Como los otros, estaba tratando de dejar atrás la explosión de ayer. Habían perdido dos agentes.

Ya fuera por negligencia o simplemente por mala suerte, eso estaba por determinarse.

La habitación de Sam estaba ordenada y era evidente que nadie había dormido ahí la noche anterior. Hurgó en los cajones, encontrando un par de pantalones cortos y una camiseta blanca. Hizo caso omiso de la ropa interior, sabiendo que él vendría para tomar una ducha de todos modos. Sus zapatillas estaban en el armario y también las agarró.

En el pasillo, miró hacia la puerta del cuarto de Carina, preguntándose si Finn ya había empacado sus pertenencias enviándolas a su familia, como si eso haría alguna diferencia para ellos.

Sorprendentemente, el rostro de su mamá pasó por su mente. Tal vez era hora de llamarla, que supiera dónde estaba, cómo estaba.

Luego sacudió su cabeza.

No.

A su mamá no le gustaría saber cómo le estaba yendo.

La última vez que hablaron, parecía casi aliviada de que Brittany estuviera en Sedona, lejos de la ciudad y su criminalidad. Su relación nunca volvió a ser como era antes del asesinato de su papá, pero al menos habían hablado.

Ahora, si sabía que Brittany estaba con el FBI, haciendo este tipo de casos...bueno, eso probablemente cortaría sus lazos completamente.

De regreso al exterior, el calor del desierto le golpeó rápidamente y corrió hacia la camioneta, descubriendo que Sam le esperaba ansiosamente.

—Date la vuelta—dijo agarrando sus pantalones.

—Confía en mí…no tienes nada que me interese ver.

Él sonrió con picardía.

—Uno nunca sabe. Una mirada y podría robarte.

—No lo creo, grandote.

Él se echó a reír “Grandote es la palabra clave” dijo el levantó sus caderas para ponerse los pantalones.

Ella volteó su cabeza obedientemente cuando su bata se abrió, lo que hizo que él riera nuevamente.

—Eres malvado—dijo ella.

—Oh, sólo un poco de diversión.

Ella le miró mientras él se quitaba la bata mostrando su pecho lampiño y bien definido.

Era un hombre muy guapo.

No podía creer que una mujer no se hubiera aferrado a él.

—¿Qué?

—Simplemente admirando tu cuerpo.

—Te lo dije.

Fue su turno de reír.

—No de esa manera. Pero hace que me pregunte por qué no tienes a las mujeres cayendo a tus pies por todas partes.

—¿Quién dice que no?

Ella se limitó a sonreír.

—Vamos, semental. Entremos. Necesitas una ducha.

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Capitulo 31

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