|
Estreno Glee 5x17
"Opening Night" en:
"Opening Night" en:
Últimos temas
Los posteadores más activos de la semana
No hay usuarios |
Publicidad
[Resuelto]BRITTANA: PERFECTA (GP) Epilogo
+4
vhere pao
micky morales
JVM
marthagr81@yahoo.es
8 participantes
Página 4 de 8.
Página 4 de 8. • 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8
Re: [Resuelto]BRITTANA: PERFECTA (GP) Epilogo
Me gusta como van las cosas...
100%,exclucibidad.....
Tienen que buscar una buena forma de decirle a ryan la relación que tienen sin que mate a san o por lo menos que no estén solos cuando pase eso!!!!
San no se quiere ir... Jajajaja
100%,exclucibidad.....
Tienen que buscar una buena forma de decirle a ryan la relación que tienen sin que mate a san o por lo menos que no estén solos cuando pase eso!!!!
San no se quiere ir... Jajajaja
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]BRITTANA: PERFECTA (GP) Epilogo
micky morales escribió:son cosas mias o este es el inicio de una relacion "?????????
Oh, no creo que sean cosas tuyas, esto esta avanzando a pasos rápidos sin necesidad de decirlo, solo espero que se decidan a salir del anonimato.... pronto....
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 43
Re: [Resuelto]BRITTANA: PERFECTA (GP) Epilogo
JVM escribió:Jajajaja pues su semana se hizo interminable, y lo suyo va convirtiéndose en lago serio aunque no le pongan nombre.... El que Britt utilice ahora pastilla para cuidarse es un gran paso que hizo feliz a San por lo que conlleva, futuro.
Esperó que ya puedan dormir juntas y pasar toda una noche completa sin preocuparse de que Britt tiene que irse.
Y bueno esperó que a San ya no le toquen chicas toquetonas jajajajajajaj en el bar, porque ya esta fuera del mercado.
Es que esto no podia tener un fin tan cercano, sin drama ni mas emocion y diversion tambien.....
si es un algo, sin etiqueta....... Yo tambien espero que pronto puedan DORMIR juntas....
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 43
Re: [Resuelto]BRITTANA: PERFECTA (GP) Epilogo
3:) escribió:Me gusta como van las cosas...
100%,exclucibidad.....
Tienen que buscar una buena forma de decirle a ryan la relación que tienen sin que mate a san o por lo menos que no estén solos cuando pase eso!!!!
San no se quiere ir... Jajajaja
jajaja a Santana le cayo como valde de agua fria el hecho de que ya esta APARTADA.....
sip ya es hora que Ryder lo sepa, ademas no es ningun secreto que Santana esta enamorada de Brittany.......
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 43
Re: [Resuelto]BRITTANA: PERFECTA (GP) Epilogo
Capitulo 14
BRITTANY
Cerca de tres semanas después de empezar una aventura con Santana, visité al doctor a última hora del viernes por la tarde. Había tenido suerte y conseguí una revisión para uno de los últimos turnos del día, así podía ir después de clase. En cierta manera, había pensado en decirle lo que necesitaba y que él me diera una receta médica y quizás algunas muestras gratis de anticonceptivos. Pero aparentemente, esa era una idea delirante. Antes de que incluso supiera lo que pasaba, me encontraba haciendo pis en un recipiente, poniéndome una bata de hospital fina que se abría por delante y poniendo los pies en los horrorosos estribos. Dios, odiaba las visitas al ginecólogo.
Comencé a pensar que se terminaría después de un rápido examen de pelvis y que entonces me darían las píldoras para que pudiera salir y tener sexo sucio y maravilloso con Santana. Pero no hubo nada rápido acerca de lo que sucedió luego. De hecho, pareció que el tiempo se ralentizó y los segundos pasaban al ritmo de días enteros. Se sentía como años después, pero solo había pasado una hora cuando caminé por la puerta trasera de la casa de Ryder y Marley, entumecida y estupefacta. Absoluta y aplastantemente entumecida. Ni siquiera estaba segura de cómo procesar todo lo que me habían dicho. Me hundí en la primera silla que encontré.
Marley me encontró en esa posición unos minutos después, mientras observaba aturdida y conmocionada los dibujos que Colton había hecho para ella, pegados en la nevera con pequeños imanes con forma de fruta.
—¿Brittany? —Hizo una pausa e inclino la cabeza hacia un lado—.¿Estás bien?
Asentí sin pensarlo, pero entonces dije
—: No.
Ella se acercó y tomó una silla cerca de mí.
—¿Qué ocurre?
—Cuando se sentó, agarró mis dedos flácidos, los cuales habían estado reposando en mi regazo, y tomó aliento, sorprendida.
—. Tienes las manos congeladas.
—¿Sí?
Bajé la vista hacia ellas. No podía sentirlas, en realidad, pero se veían pálidas y gomosas en las de Marley. Ella intentó calentarlas frotándolas, pero eso solo me hizo querer alejarlas. Así que las alejé. Las acuné en mi pecho, queriendo que permanecieran frías. Sin vida. Muertas. Exactamente como me sentía, como merecía sentirme.
Marley levantó su rostro sorprendida. Abrió la boca, pero luego la cerró sabiamente.
No podía soportar herirla y sabía que retirar las manos lo había hecho, así que me aclaré la garganta.
—Yo... —Sacudí la cabeza. No podía decirlo—. Yo... hoy fui al doctor, para empezar con el control de natalidad. Y...
—¡Oh!
Sus ojos se abrieron mientras presionó una mano en su pecho.
—. Yo... Lo siento. No me di cuenta de que estabas... viendo a alguien.
Pestañeé. Mierda. ¿Acababa de soltar eso? Con el rostro ardiendo, empecé a sacudir la cabeza, pero Marley levantó sus manos.
—Ignórame. Lo siento. No es de mi incumbencia. ¿Qué decías... sobre la visita al médico?
Continué mirándola boquiabierta.
—¿Vas a decírselo a Ryder? —Contuve el aliento esperando su respuesta.
—Em... —Miró a otro lado; su rostro delataba todas sus incertidumbres. La lealtad a su esposo batallaba contra su lealtad hacia mí—. Yo no... Eso es... No, si prefieres que no lo haga... Estoy segura de que no es de su incumbencia tanto como no lo es de la mía lo que haces en tu... tiempo privado, pero... como amiga y como nueva hermana, sé que me gustaría conocer a tu... joven.
Luego sus ojos se ampliaron como si una nueva idea la hubiera golpeado. Inclinándose más cerca, bajó la voz
—. Hay uno solo, ¿verdad?
Sonreí. En realidad, dejé escapar una risa. Ella era tan tierna cuando intentaba comportarse y no pasarse de los límites al mismo tiempo que trataba de decirme lo que pensaba.
—Sí —le dije—. Solo hay un... —Sonreí más ampliamente mientras robé su término—, joven.
Ella se sonrojó y se colocó un mechón de pelo detrás de la oreja.
—Lo siento, no sabía cómo decirlo.
Mis hombros cayeron, y todo lo feo volvió a flotar a la superficie. Sintiéndome como una mierda, confesé
—: Si. Tampoco yo.
Marley se inclinó para tomar mis manos de nuevo, pero se frenó, como recordándose de que manera me había alejado de ella.
—Sabes —empezó lentamente—, si necesitas hablar de lo que sea, estoy aquí. Incluso prometo no contarle los detalles a Ryder. Pero a veces, las personas simplemente... necesitan hablar con alguien.
Sonreí suavemente y tomé una de las manos que ella retorcía en su regazo. Los músculos de su rostro se relajaron al instante, y me devolvió el apretón de dedos. Estaba a punto de contarle que siempre le contaba todo a Tina, pero entonces me pregunté si ella no necesitaba una amiga tanto como parecía querer que yo tuviera una. Así que lo dejé salir
—: El médico no cree que alguna vez pueda tener hijos.
Sus ojos se llenaron con horror inmediatamente mientras sus manos se enroscaron con las mías.
—Oh Dios mío, Brittany.
Observé nuestros dedos entrelazados.
—Yo... esta era la primera vez que iba al ginecólogo desde el año pasado. No tenía ni idea de que todo se había estropeado tanto cuando… —Incliné el rostro y las lágrimas me llenaron los ojos—. He arruinado mi futuro completamente, ¿no es así?
—¡No! No, corazón. Todavía puedes tener una vida plena y feliz. Tú...
—Si hubiera sabido que esa era mi única oportunidad de tener un bebé...
—Por favor, no pienses en ello. No quiero que esto te aflija.
Sacudí la cabeza.
—¿Sobre qué más se supone que piense, Marley? Quizá nunca sea capaz de sostener a mi propio hijo en mis brazos. Nunca lo veré crecer. Nunca... —Sacudí la cabeza cuando mi voz se quebró—. ¿Cómo podría no pensar en eso? ¿Cómo puedo parar de arrepentirme por haber tenido un flechazo por un chico rico y estúpido, cuyos ricos y estúpidos padres me hicieron hacer algo que no quería hacer?
Las lágrimas también se acumularon en los ojos de Marley.
—Tienes razón —admitió—. Yo también me sentiría devastada. —Cuando se inclinó para envolverme en sus brazos, la abracé con fuerza y enterré el rostro en su hombro. Ella acariciaba mi cabello y murmuraba palabras tranquilizadoras cuando un puño sonó contra la puerta trasera.
—Iuu Juu. —La puerta se abrió—. Hay una Hermosura malditamente bella en la puerta.
Me alejé de Marley y me limpié los ojos húmedos frenéticamente. Pero Santana ya se hallaba congelada en la puerta, observando todo. La sonrisa en su rostro se desvaneció instantáneamente mientras miraba de mí, a Marley y de vuelta a mí.
Mierda. Había olvidado que iba a venir para que Marley la ayudase con su currículum.
—¿Qué está pasando? —demandó.
—Oh, no es nada.
En una repentina ráfaga de movimiento, Marley saltó de la silla, sacudiendo las manos.
—. Ya sabes cómo somos las chicas. Lloramos hasta por las tarjetas de felicitación.
Santana le lanzó una mirada incrédula antes de girarse hacia mí. Sus ojos siguieron cada lágrima que se había deslizado por mi mejilla.
—No veo tarjetas de felicitación por ningún lado.
Marley se aclaró la garganta y le dio una sonrisa tensa.
—¿A qué debemos el placer de su visita, señorita López?
A Santana le llevaron unos segundos más alejar su atención de mí, pero cuando lo hizo y se giró hacia Marley, todavía parecía distraída. Levantando una carpeta en sus manos, le recordó
—: Currículum. Corrección. Tu bolígrafo rojo deslizándose por mis papeles una vez más.
—Oh, cierto. Lo siento.
Llevándose una mano a la frente, Marley dejó salir un suspiro agotado.
—. Me había olvidado. —Entonces frunció el ceño un poco y puso las manos en las caderas—. Y solo para que lo sepas, ya no uso bolígrafos rojos. —Se aclaró la garganta con discreción—. Ahora son verdes.
La esquina de la boca de Santana se levantó cuando ella bromeó, pero su mirada volvió a mí y su sonrisa cayó. Supe tan pronto como abrió la boca que iba a preguntar de nuevo qué pasaba. Pero, gracias a Dios, el timbre del teléfono de Marley comenzó a sonar desde donde lo cargaba en el mostrador y la interrumpió.
Marley se acercó y observó la pantalla antes de que una suave sonrisa apareciera en su rostro.
—Ahí está Ryder. Se encuentra en la tienda y tiene que preguntarme algo. Por favor, discúlpenme un momento.
Mientras salía de la habitación con su espalda tensa, Santana sacudió la cabeza, observándola.
—Sigue siendo tan formal y es como una profesora a veces. Joder, me asusta. —Entonces se dio la vuelta hacia mí y bajó la voz—. Ahora, de verdad. ¿Qué diablos pasa?
No había manera de que se lo contase a Santana. Era demasiado personal, penoso y... y profundo para lo que sea que estuviera pasando entre nosotras. Me puse de pie tan rápido que casi tiré la silla. Apresurándome para atraparla, me revolví incómodamente.
—Oh, solo es... Mierda, lo siento... Ya sabes, cosas de chicas —respondí vagamente, copiando la frase de Marley.
Santana tomó mis manos, capturándolas en el respaldo de la silla.
—No me des toda esa mierda, Brittany, yo también soy una chica basicamente. ¿Qué demonios ha sucedido?
Encontré su mirada enojada.
—Dije que son cosas de chicas. ¿De verdad quieres que te cuente los detalles espeluznantes?
—Como si un ciclo menstrual de mierda fuera a asustarme. Además, sé que no se trata de eso. Estás llorando y quiero saber por qué.
—Está bien —le espeté.
Traté de retirar mis manos de las suyas, pero apretó su agarre alrededor de mis muñecas.
—. Fui al médico hoy para... para un control de natalidad. —Podía sentir el desafío en mis ojos cuando incliné mi rostro para encontrar su mirada, y no sé por qué lo puse allí. Quizá la retaba a dar un paso atrás y alejarse de los problemas. Contarle las malas noticias del médico significaría que ya no seríamos compañeras de cama. Significaría que habría más entre nosotras que solo sexo. Pero ella no se rindió.
—¿Y?
—Y primero tuvo que hacerme un examen.
La comprensión se reflejó en su mirada y, una vez más, me superó la necesidad de llorar.
—Mierda.
Cerró sus ojos brevemente. Cuando los abrió, sus ojos avellana lucían llenos de sufrimiento.
—. El aborto te jodió allí abajo, ¿no es así?
—Sí. —Me encogí mientras inclinaba mi cabeza y cerraba los ojos—. Él no cree que pueda volver a quedarme embarazada.
—Demonios —exhaló suavemente, su calidez empapando mis huesos fríos y entumecidos mientras se acercaba. Entonces se encontraba respirando en mi pelo—. Lo siento.
Cuando sus dedos tocaron suavemente mi hombro, di un paso hacia atrás y oculté el rostro.
—De verdad, no tienes que...
—Podrías simplemente callarte y venir aquí.
Me agarró con más fuerza y me apretó contra ella. Sus largos dedos acunaron mi cabeza, guiándola hacia su hombro. Luego sus brazos me envolvieron y simplemente me sostuvo así. Un escalofrío me recorrió cuando sus labios me rozaron la sien. Apretándome contra ella más profundamente, agarré la parte trasera de su camiseta en mis puños y la sostuve con mi vida. Mi dolor estalló y empecé a llorar de nuevo en enormes sollozos agitados.
Ella me meció hacia adelante y hacia atrás, mientras el calor de su cuerpo empapaba el mío.
—Shh, cariño —canturreó en voz baja—. Todo va a estar bien.
No tenía ni idea de cómo podría llegar a estar bien. Incliné el rostro para mirarla.
—¿Está bien si me arrepiento de ello? Sé que solo tenía diecisiete y no tenía un lugar para ser madre. No había dinero. Probablemente habría atado a Ryder con todas las responsabilidades. Pero desearía... simplemente... incluso desde el momento en que estuvo hecho, nunca me sentí aliviada. Únicamente me he sentido enferma de arrepentimiento.
Santana se inclinó y besó las lágrimas de mis mejillas.
—Puedes arrepentirte de lo que demonios sea que quieras arrepentirte. Yo me arrepiento de muchas cosas. No dejes que esto te absorba y se haga cargo de tu vida.
Lo que me sorprendió más que el hecho de que Santana López estuviera llena de buenos consejos, fue el hecho de que parecía completamente seria y genuina cuando me aconsejó.
—¿Cómo lo hago? —pregunté—. ¿Cómo hago para que no me controle?
Sus labios se suavizaron antes de romper en una sonrisa alentadora.
— Solo sigue adelante, supongo. Mierda, no lo sé.
Me reí y ella se inclinó para rozar su nariz contra mi pelo.
—Sigue oliendo así de bien cada día, eso es un buen comienzo.
Su voz retumbó en mi oído y me hizo estremecerme... el buen tipo de escalofríos.
Entonces sus manos se resbalaron por mi espalda en una caricia sensual mientras me besaba la frente.
—También podrías seguir volviéndome loca con cada respiración que das, o...
—Santana —dije, quedándome sin aliento mientras mi excitación se puso en movimiento—. Cállate o vas a ponerme caliente.
Ella se rió.
—¿Voy a ponerte caliente? Mujer, sé que ya estás empapada por mí. —Su nariz se movió juguetonamente contra mi oído antes de susurrar—:¿No es así?
Y entonces sus dientes pellizcaron el lóbulo de mi oreja. Mis dedos se enroscaron en sus hombros mientras arqueaba mi cuello hacia atrás y mi cuerpo se aplastaba contra el suyo, presionándome contra sus pechos.
—A nadie le gusta una fanfarrona —jadeé, deseando que me besara.
—Sí, a ti te gusta.
Su voz ronca envió chispas de electricidad a través de todo mi cuerpo. Me estremecí y me acurruqué más cerca de ella.
—. Te gusta cada jodido detalle sobre mí, desde todas las frases estúpidas y molestas que digo hasta cómo se siente cuando estoy enterrada tan profundamente dentro de ti que todo lo que puedes hacer es gritar mi nombre.
Tenía razón. Me avergonzaba, pero amaba cada detalle gravemente defectuoso de ella.
—Maldita sea —murmuré. Ella esperaba a que yo la besara primero, ¿no?
Le agarré el pelo con mis puños y aplasté mi boca contra la suya. Su risa engreída y victoriosa fue interrumpida por mi lengua abriéndose paso dentro de su boca. El gemido que retumbó en su garganta me llenó de satisfacción por una fracción de segundo antes de que tomase mi culo y me levantase del suelo.
Perdiéndome en la distracción que me ofrecía, disfruté de la sensación de nuestros pechos rozándose mientras me levantaba. Pasé una pierna alrededor de su cintura y ella empujó sus caderas contra las mías, dejándome sentir su excitación. No se me había ocurrido en absoluto que este era el peor momento y el peor lugar para besar a Santana López hasta que la puerta trasera se abrió y dos voces entraron, llenando la cocina. E igual de abruptamente, se callaron.
Santana y yo nos separamos.
—Oh Dios mío. —Presioné mi mano contra su pecho mientras observé a Colton y Brandt.
—. ¿Qué están haciendo ustedes dos aquí?
Se quedaron congelados en la entrada trasera de la casa, mirando embobados de mí a Santana, la cual nos había dado la espalda y respiraba con dificultad mientras se aferraba al borde del mostrador, tratando de calmar su respiración y, sin duda, también su libido.
—Vivimos aquí —contestó finalmente Brand. Luego el imbécil apartó la mirada de la espalda de Santana para lanzarme una pequeña sonrisa—. ¿Qué estás haciendo tú aquí, Brittany?
—¿Por qué besabas a San? —preguntó Colton.
La mortificación se apoderó de mi rostro.
—Yo... no estaba besándola.
Mis dos hermanos me dieron una mirada de no-te-creemos. Al final, Brandt preguntó
—: Entonces, ¿ella se... ahogaba y tú... trataste de resucitarla... con la lengua?
Cuando Santana se rió y por fin se dio vuelta, le lancé una mirada asesina.
—¿Por qué estás riéndote?
Santana se encogió inocentemente como diciendo ¿Qué hice?
—Porque eso fue divertido —respondió—. Es como algo que yo diría. —Entonces le sonrió a Brandt y le ofreció el puño a modo de felicitación, a lo que mi hermano sonrió y aceptó.
Oh Dios mío. No entendía a los chicos en absoluto. Rodando los ojos, lancé mis manos al aire, sintiéndome perdida.
—¿Ryder sabe que están...?
Colton barrió su mano entre Santana y yo. Ni siquiera él estaba seguro de lo que pasaba entre nosotras. Crucé los brazos sobre el pecho y levanté la barbilla.
—Por supuesto.
Brandt se rió disimuladamente, él ya se había dado cuenta de la verdad.
—¿Así que si se lo mencionamos hoy a la noche...?
Maldita sea.
—Ni siquiera te atrevas.
El niño de catorce años se rió entre dientes, diciéndome cuán perdida me hallaba antes de decir
—: No lo sé, Brittany. En realidad no creo que a él le vaya a gustar que estés saliendo con su mejor amiga... la misma amiga a la que le advierte de permanecer alejada de ti, como, cada vez que San nos visita.
Santana gimió y levantó la vista hacia el techo.
—Demonios... Incluso va a chantajearnos por su silencio, al igual que haría yo.
Suspiré en aceptación y miré a Brandt.
—Está bien. Lo que sea. Veinte dólares.
—Cielos, hermana mayor.
Se rascó la mejilla pensativamente mientras miraba de Santana a mí-
—. Esto es importante. Ryder se enfadaría de verdad si lo supiera.
—¿Veinticinco? —contesté, esperanzada.
Bufó. —¿Qué hay de cincuenta?
—¿Cincuenta dólares? ¿Estás loco? Se lo diría yo misma a Ryder por cincuenta dólares.
—Hmm —respondió suavemente Brandt. No se creía mi engaño—. Acaba de subir a cien.
—Oh Dios mío. En serio, no tengo tanto dinero.
Sí lo tenía, pero estaba en una cuenta bancaria con el nombre de Ryder en ella. Le alertaban de cualquier retiro que hiciera.
—Ya. Vale. —Santana sacudió sus manos y se paró entre mis hermanos y yo.
—. Yo tengo cincuenta. Tú pones cincuenta también —me dijo antes de darse vuelta para encarar a Brandt—. Y tú mantienes la maldita boca cerrada. ¿Capiche?
Brand asintió, el brillo feliz de sus ojos mostrándome lo contento que se puso con la oferta de Santana.
—Capiche —respondió.
Dejando caer sus hombros mientras daba un suspiro de alivio, Santana se giró hacia mí.
—Tus habilidades para regatear apestan, en serio.
—¿Qué? —dije.
Y justo Colton dijo
—: Oye, yo también quiero cien dólares.
—Los cien dólares son para ambos —dije entre dientes apretados.
Brand bufó.
—Al infierno si es así. No voy a compartirlos con él.
—Cuida tu boca, pequeño sabelotodo.
El niño de catorce años movió sus pestañas.
—Te diría que cuides la tuya, pero parece que Santana ya aceptó el trabajo.
—Jesús —gimió Santana, sacudiendo la cabeza—. Él es un maldito mini yo.
Desafortunadamente, sí, lo era.
Justo en ese momento se escucharon pasos acercándose desde afuera, alertándonos de que venía alguien. Todos en la cocina intercambiamos miradas de ojos abiertos, sabiendo que tenía que ser Ryder.
—Cien para cada uno —fue la última oferta susurrada de Brandt.
Comencé a sudar y miré a Santana, por ayuda. Sus cejas se levantaron, dejándome decidir nuestro destino. Fruncí el ceño y le susurré a Brandt
—: Olvídate.
Él se encogió de hombros.
—Prepárate. —Después se dio vuelta hacia la puerta. Como si le hubiera leído la mente, Colton lo siguió.
—Ryder —lo llamaron juntos.
Mis ojos se abrieron, desorbitados.
—¡No! —chillé.
Al mismo tiempo Santana murmuró
—: Mierda.
Y agarró a los dos chicos por sus cuellos y los arrastró hacia atrás para poder gruñir en sus oídos
—: Ciento cincuenta a cada uno, y será mejor que ambos se queden callados como unos malditos muertos.
Colton y Brandt asintieron. Luego miraron a Ryder con sonrisas demasiado inocentes, cuando abrió la puerta de atrás y entró con un montón de bolsas de la compra. Ryder se detuvo cuando los vio. Miró de Brandt a Colton y luego frunció el ceño un poco antes de volver su atención a Santana.
—Hola. ¿Estás aquí para trabajar en tu currículum con Marley?
Santana asintió y murmuró
—: Sí.
Brandt soltó un pequeño resoplido, que causó que Ryder pasara su atención a los dos chicos, que continuaban de pie congelados en frente de él y que lo observaban con atención.
Arrugando las cejas en confusión, Ryder levantó un dedo para menearlo entre Brandt y Colton, después puso lentamente las bolsas en la mesa de la cocina.
—Bueno, eso es espeluznante. ¿Qué pasa con ustedes dos?
—Nada —dijeron a coro.
Gemí y rodé los ojos. Iba a matar a mis dos hermanos menores, en silencio, por la noche con almohadas sobre sus rostros. Haría un servicio al mundo, de verdad.
—En serio —insistió Ryder, mirándolos a ellos antes de que su mirada curiosa se traslade a mí—. ¿Qué pasa con ellos?
—No lo podemos decir. —Colton se metió en la conversación—. Nos pagaron por permanecer en silencio.
Me golpeé la frente con la mano y gemí. Cancelar las almohadas. Eso era una manera demasiado humana para acabar con ellos.
La mirada de Ryder pasó volando de nuevo a mí.
—¿En serio? —dijo lentamente—. Entonces, ¿qué trata de ocultar Brittany? ¿Hmm, Brittany?
Luego frunció las cejas con preocupación.
—. ¿Has estado llorando?
Al instante se volvió hacia Santana como si fuera su culpa, por lo que me interpuse entre los dos chicos y levanté mis manos, frente a mi hermano.
—Ya sabes, solo porque eres el tutor legal de esos dos, no quiere decir que también lo eres para mí durante más tiempo. Yo no tengo que decir nada de lo que está pasando en mi vida.
Alejando su estrecha mirada de Santana, Ryder parpadeó sorprendido.
—Puede que no sea tu tutor legal, no, pero todavía vives bajo mi techo. Y no me gusta que mi propia hermana me guarde secretos, o pague a Brandt y Colton para que me los guarden.
—Bueno, entonces creo que es hora de que me vaya.
Enderecé mi espalda y le envié una pequeña sonrisa de superioridad, como diciendo: ¡ja, toma eso!
Levantó las cejas.
—Guau. Así que, este secreto es tan importante que estás dispuesta a mudarte para no decírmelo. Gracias, hermana. Estoy sintiendo el amor aquí.
—Dios mío, Ryder. No estoy diciendo que no te quiera. Solo digo que quizás es hora de dejar el nido y conseguir cierta independencia. Estoy segura de que Tina y yo podemos alquilar un lugar juntas.
—Guau, eh. No.
Santana levantó las manos, dando un paso adelante para interrumpir.
—.Asiatica se encuentra bien dónde está.
Cuando le envié una mirada incrédula, se encogió de hombros con aire de culpabilidad.
—¿Qué? Cocina, limpia y mantiene a Mike perpetuamente feliz y lejos de mí. Ella no va a ninguna parte.
—Oh Dios —espetó Ryder, y el horror apareció en su rostro cuando se dio la vuelta hacia mí—. Por favor, no me digas que estás embarazada de nuevo.
—¡Eh! —estalló Santana y lo empujó con tanta fuerza que tropezó en sentido inverso.
Y justo, desde la puerta, Marley jadeó
—: ¡Ryder!
Santana exigió saber cuál era problema de Ryder, y Ryder quería saber por qué Santana lo había empujado, y yo alcancé el mostrador para apoyarme al tiempo que toda esta sensación una vez más desapareció de mi cuerpo, y me dejó fría y expuesta.
Todo lo que me enteré en el consultorio del doctor volvió corriendo, todas las palabras que oí, los sentimientos que experimenté, el absoluto y abatido arrepentimiento. Mi pecho se movía en un intento de tomar una respiración constante, mientras Santana enfrentó a Ryder, pareciendo cabreada.
—Joder, te empujé porque eso que le dijiste a tu propia hermana fue una idiotez
Quería que lo dejara; iba a exponernos si seguía actuando como una novia enfurecida defendiendo a su chica que acababa de ser insultada. Pero todo lo demás dolía tanto.
—¿Quién diablos te crees que eres para decirme cómo tratar a mi familia? —gruñó Ryder—. Y teniendo en cuenta su pasado, era una pregunta legítima.
—¡Ryder! —Irrumpió Marley hacia él para golpearle en el pecho
Pero antes de que ella pudiera reprenderle, dije
—: Sabes qué, era una pregunta legítima. ¿Quién sabe cuándo Brittany se quedará embarazada otra vez? Pero estarás feliz de saber, hermano mayor, que ya nunca más te molestaré con otro susto de embarazo. El médico me ha informado hoy que mi equipo de hacer bebés está permanentemente fuera de servicio.
Su boca se abrió.
—¿Qué?
No podía explicarle más. Dándome la vuelta, huí de la habitación.
Comencé a pensar que se terminaría después de un rápido examen de pelvis y que entonces me darían las píldoras para que pudiera salir y tener sexo sucio y maravilloso con Santana. Pero no hubo nada rápido acerca de lo que sucedió luego. De hecho, pareció que el tiempo se ralentizó y los segundos pasaban al ritmo de días enteros. Se sentía como años después, pero solo había pasado una hora cuando caminé por la puerta trasera de la casa de Ryder y Marley, entumecida y estupefacta. Absoluta y aplastantemente entumecida. Ni siquiera estaba segura de cómo procesar todo lo que me habían dicho. Me hundí en la primera silla que encontré.
Marley me encontró en esa posición unos minutos después, mientras observaba aturdida y conmocionada los dibujos que Colton había hecho para ella, pegados en la nevera con pequeños imanes con forma de fruta.
—¿Brittany? —Hizo una pausa e inclino la cabeza hacia un lado—.¿Estás bien?
Asentí sin pensarlo, pero entonces dije
—: No.
Ella se acercó y tomó una silla cerca de mí.
—¿Qué ocurre?
—Cuando se sentó, agarró mis dedos flácidos, los cuales habían estado reposando en mi regazo, y tomó aliento, sorprendida.
—. Tienes las manos congeladas.
—¿Sí?
Bajé la vista hacia ellas. No podía sentirlas, en realidad, pero se veían pálidas y gomosas en las de Marley. Ella intentó calentarlas frotándolas, pero eso solo me hizo querer alejarlas. Así que las alejé. Las acuné en mi pecho, queriendo que permanecieran frías. Sin vida. Muertas. Exactamente como me sentía, como merecía sentirme.
Marley levantó su rostro sorprendida. Abrió la boca, pero luego la cerró sabiamente.
No podía soportar herirla y sabía que retirar las manos lo había hecho, así que me aclaré la garganta.
—Yo... —Sacudí la cabeza. No podía decirlo—. Yo... hoy fui al doctor, para empezar con el control de natalidad. Y...
—¡Oh!
Sus ojos se abrieron mientras presionó una mano en su pecho.
—. Yo... Lo siento. No me di cuenta de que estabas... viendo a alguien.
Pestañeé. Mierda. ¿Acababa de soltar eso? Con el rostro ardiendo, empecé a sacudir la cabeza, pero Marley levantó sus manos.
—Ignórame. Lo siento. No es de mi incumbencia. ¿Qué decías... sobre la visita al médico?
Continué mirándola boquiabierta.
—¿Vas a decírselo a Ryder? —Contuve el aliento esperando su respuesta.
—Em... —Miró a otro lado; su rostro delataba todas sus incertidumbres. La lealtad a su esposo batallaba contra su lealtad hacia mí—. Yo no... Eso es... No, si prefieres que no lo haga... Estoy segura de que no es de su incumbencia tanto como no lo es de la mía lo que haces en tu... tiempo privado, pero... como amiga y como nueva hermana, sé que me gustaría conocer a tu... joven.
Luego sus ojos se ampliaron como si una nueva idea la hubiera golpeado. Inclinándose más cerca, bajó la voz
—. Hay uno solo, ¿verdad?
Sonreí. En realidad, dejé escapar una risa. Ella era tan tierna cuando intentaba comportarse y no pasarse de los límites al mismo tiempo que trataba de decirme lo que pensaba.
—Sí —le dije—. Solo hay un... —Sonreí más ampliamente mientras robé su término—, joven.
Ella se sonrojó y se colocó un mechón de pelo detrás de la oreja.
—Lo siento, no sabía cómo decirlo.
Mis hombros cayeron, y todo lo feo volvió a flotar a la superficie. Sintiéndome como una mierda, confesé
—: Si. Tampoco yo.
Marley se inclinó para tomar mis manos de nuevo, pero se frenó, como recordándose de que manera me había alejado de ella.
—Sabes —empezó lentamente—, si necesitas hablar de lo que sea, estoy aquí. Incluso prometo no contarle los detalles a Ryder. Pero a veces, las personas simplemente... necesitan hablar con alguien.
Sonreí suavemente y tomé una de las manos que ella retorcía en su regazo. Los músculos de su rostro se relajaron al instante, y me devolvió el apretón de dedos. Estaba a punto de contarle que siempre le contaba todo a Tina, pero entonces me pregunté si ella no necesitaba una amiga tanto como parecía querer que yo tuviera una. Así que lo dejé salir
—: El médico no cree que alguna vez pueda tener hijos.
Sus ojos se llenaron con horror inmediatamente mientras sus manos se enroscaron con las mías.
—Oh Dios mío, Brittany.
Observé nuestros dedos entrelazados.
—Yo... esta era la primera vez que iba al ginecólogo desde el año pasado. No tenía ni idea de que todo se había estropeado tanto cuando… —Incliné el rostro y las lágrimas me llenaron los ojos—. He arruinado mi futuro completamente, ¿no es así?
—¡No! No, corazón. Todavía puedes tener una vida plena y feliz. Tú...
—Si hubiera sabido que esa era mi única oportunidad de tener un bebé...
—Por favor, no pienses en ello. No quiero que esto te aflija.
Sacudí la cabeza.
—¿Sobre qué más se supone que piense, Marley? Quizá nunca sea capaz de sostener a mi propio hijo en mis brazos. Nunca lo veré crecer. Nunca... —Sacudí la cabeza cuando mi voz se quebró—. ¿Cómo podría no pensar en eso? ¿Cómo puedo parar de arrepentirme por haber tenido un flechazo por un chico rico y estúpido, cuyos ricos y estúpidos padres me hicieron hacer algo que no quería hacer?
Las lágrimas también se acumularon en los ojos de Marley.
—Tienes razón —admitió—. Yo también me sentiría devastada. —Cuando se inclinó para envolverme en sus brazos, la abracé con fuerza y enterré el rostro en su hombro. Ella acariciaba mi cabello y murmuraba palabras tranquilizadoras cuando un puño sonó contra la puerta trasera.
—Iuu Juu. —La puerta se abrió—. Hay una Hermosura malditamente bella en la puerta.
Me alejé de Marley y me limpié los ojos húmedos frenéticamente. Pero Santana ya se hallaba congelada en la puerta, observando todo. La sonrisa en su rostro se desvaneció instantáneamente mientras miraba de mí, a Marley y de vuelta a mí.
Mierda. Había olvidado que iba a venir para que Marley la ayudase con su currículum.
—¿Qué está pasando? —demandó.
—Oh, no es nada.
En una repentina ráfaga de movimiento, Marley saltó de la silla, sacudiendo las manos.
—. Ya sabes cómo somos las chicas. Lloramos hasta por las tarjetas de felicitación.
Santana le lanzó una mirada incrédula antes de girarse hacia mí. Sus ojos siguieron cada lágrima que se había deslizado por mi mejilla.
—No veo tarjetas de felicitación por ningún lado.
Marley se aclaró la garganta y le dio una sonrisa tensa.
—¿A qué debemos el placer de su visita, señorita López?
A Santana le llevaron unos segundos más alejar su atención de mí, pero cuando lo hizo y se giró hacia Marley, todavía parecía distraída. Levantando una carpeta en sus manos, le recordó
—: Currículum. Corrección. Tu bolígrafo rojo deslizándose por mis papeles una vez más.
—Oh, cierto. Lo siento.
Llevándose una mano a la frente, Marley dejó salir un suspiro agotado.
—. Me había olvidado. —Entonces frunció el ceño un poco y puso las manos en las caderas—. Y solo para que lo sepas, ya no uso bolígrafos rojos. —Se aclaró la garganta con discreción—. Ahora son verdes.
La esquina de la boca de Santana se levantó cuando ella bromeó, pero su mirada volvió a mí y su sonrisa cayó. Supe tan pronto como abrió la boca que iba a preguntar de nuevo qué pasaba. Pero, gracias a Dios, el timbre del teléfono de Marley comenzó a sonar desde donde lo cargaba en el mostrador y la interrumpió.
Marley se acercó y observó la pantalla antes de que una suave sonrisa apareciera en su rostro.
—Ahí está Ryder. Se encuentra en la tienda y tiene que preguntarme algo. Por favor, discúlpenme un momento.
Mientras salía de la habitación con su espalda tensa, Santana sacudió la cabeza, observándola.
—Sigue siendo tan formal y es como una profesora a veces. Joder, me asusta. —Entonces se dio la vuelta hacia mí y bajó la voz—. Ahora, de verdad. ¿Qué diablos pasa?
No había manera de que se lo contase a Santana. Era demasiado personal, penoso y... y profundo para lo que sea que estuviera pasando entre nosotras. Me puse de pie tan rápido que casi tiré la silla. Apresurándome para atraparla, me revolví incómodamente.
—Oh, solo es... Mierda, lo siento... Ya sabes, cosas de chicas —respondí vagamente, copiando la frase de Marley.
Santana tomó mis manos, capturándolas en el respaldo de la silla.
—No me des toda esa mierda, Brittany, yo también soy una chica basicamente. ¿Qué demonios ha sucedido?
Encontré su mirada enojada.
—Dije que son cosas de chicas. ¿De verdad quieres que te cuente los detalles espeluznantes?
—Como si un ciclo menstrual de mierda fuera a asustarme. Además, sé que no se trata de eso. Estás llorando y quiero saber por qué.
—Está bien —le espeté.
Traté de retirar mis manos de las suyas, pero apretó su agarre alrededor de mis muñecas.
—. Fui al médico hoy para... para un control de natalidad. —Podía sentir el desafío en mis ojos cuando incliné mi rostro para encontrar su mirada, y no sé por qué lo puse allí. Quizá la retaba a dar un paso atrás y alejarse de los problemas. Contarle las malas noticias del médico significaría que ya no seríamos compañeras de cama. Significaría que habría más entre nosotras que solo sexo. Pero ella no se rindió.
—¿Y?
—Y primero tuvo que hacerme un examen.
La comprensión se reflejó en su mirada y, una vez más, me superó la necesidad de llorar.
—Mierda.
Cerró sus ojos brevemente. Cuando los abrió, sus ojos avellana lucían llenos de sufrimiento.
—. El aborto te jodió allí abajo, ¿no es así?
—Sí. —Me encogí mientras inclinaba mi cabeza y cerraba los ojos—. Él no cree que pueda volver a quedarme embarazada.
—Demonios —exhaló suavemente, su calidez empapando mis huesos fríos y entumecidos mientras se acercaba. Entonces se encontraba respirando en mi pelo—. Lo siento.
Cuando sus dedos tocaron suavemente mi hombro, di un paso hacia atrás y oculté el rostro.
—De verdad, no tienes que...
—Podrías simplemente callarte y venir aquí.
Me agarró con más fuerza y me apretó contra ella. Sus largos dedos acunaron mi cabeza, guiándola hacia su hombro. Luego sus brazos me envolvieron y simplemente me sostuvo así. Un escalofrío me recorrió cuando sus labios me rozaron la sien. Apretándome contra ella más profundamente, agarré la parte trasera de su camiseta en mis puños y la sostuve con mi vida. Mi dolor estalló y empecé a llorar de nuevo en enormes sollozos agitados.
Ella me meció hacia adelante y hacia atrás, mientras el calor de su cuerpo empapaba el mío.
—Shh, cariño —canturreó en voz baja—. Todo va a estar bien.
No tenía ni idea de cómo podría llegar a estar bien. Incliné el rostro para mirarla.
—¿Está bien si me arrepiento de ello? Sé que solo tenía diecisiete y no tenía un lugar para ser madre. No había dinero. Probablemente habría atado a Ryder con todas las responsabilidades. Pero desearía... simplemente... incluso desde el momento en que estuvo hecho, nunca me sentí aliviada. Únicamente me he sentido enferma de arrepentimiento.
Santana se inclinó y besó las lágrimas de mis mejillas.
—Puedes arrepentirte de lo que demonios sea que quieras arrepentirte. Yo me arrepiento de muchas cosas. No dejes que esto te absorba y se haga cargo de tu vida.
Lo que me sorprendió más que el hecho de que Santana López estuviera llena de buenos consejos, fue el hecho de que parecía completamente seria y genuina cuando me aconsejó.
—¿Cómo lo hago? —pregunté—. ¿Cómo hago para que no me controle?
Sus labios se suavizaron antes de romper en una sonrisa alentadora.
— Solo sigue adelante, supongo. Mierda, no lo sé.
Me reí y ella se inclinó para rozar su nariz contra mi pelo.
—Sigue oliendo así de bien cada día, eso es un buen comienzo.
Su voz retumbó en mi oído y me hizo estremecerme... el buen tipo de escalofríos.
Entonces sus manos se resbalaron por mi espalda en una caricia sensual mientras me besaba la frente.
—También podrías seguir volviéndome loca con cada respiración que das, o...
—Santana —dije, quedándome sin aliento mientras mi excitación se puso en movimiento—. Cállate o vas a ponerme caliente.
Ella se rió.
—¿Voy a ponerte caliente? Mujer, sé que ya estás empapada por mí. —Su nariz se movió juguetonamente contra mi oído antes de susurrar—:¿No es así?
Y entonces sus dientes pellizcaron el lóbulo de mi oreja. Mis dedos se enroscaron en sus hombros mientras arqueaba mi cuello hacia atrás y mi cuerpo se aplastaba contra el suyo, presionándome contra sus pechos.
—A nadie le gusta una fanfarrona —jadeé, deseando que me besara.
—Sí, a ti te gusta.
Su voz ronca envió chispas de electricidad a través de todo mi cuerpo. Me estremecí y me acurruqué más cerca de ella.
—. Te gusta cada jodido detalle sobre mí, desde todas las frases estúpidas y molestas que digo hasta cómo se siente cuando estoy enterrada tan profundamente dentro de ti que todo lo que puedes hacer es gritar mi nombre.
Tenía razón. Me avergonzaba, pero amaba cada detalle gravemente defectuoso de ella.
—Maldita sea —murmuré. Ella esperaba a que yo la besara primero, ¿no?
Le agarré el pelo con mis puños y aplasté mi boca contra la suya. Su risa engreída y victoriosa fue interrumpida por mi lengua abriéndose paso dentro de su boca. El gemido que retumbó en su garganta me llenó de satisfacción por una fracción de segundo antes de que tomase mi culo y me levantase del suelo.
Perdiéndome en la distracción que me ofrecía, disfruté de la sensación de nuestros pechos rozándose mientras me levantaba. Pasé una pierna alrededor de su cintura y ella empujó sus caderas contra las mías, dejándome sentir su excitación. No se me había ocurrido en absoluto que este era el peor momento y el peor lugar para besar a Santana López hasta que la puerta trasera se abrió y dos voces entraron, llenando la cocina. E igual de abruptamente, se callaron.
Santana y yo nos separamos.
—Oh Dios mío. —Presioné mi mano contra su pecho mientras observé a Colton y Brandt.
—. ¿Qué están haciendo ustedes dos aquí?
Se quedaron congelados en la entrada trasera de la casa, mirando embobados de mí a Santana, la cual nos había dado la espalda y respiraba con dificultad mientras se aferraba al borde del mostrador, tratando de calmar su respiración y, sin duda, también su libido.
—Vivimos aquí —contestó finalmente Brand. Luego el imbécil apartó la mirada de la espalda de Santana para lanzarme una pequeña sonrisa—. ¿Qué estás haciendo tú aquí, Brittany?
—¿Por qué besabas a San? —preguntó Colton.
La mortificación se apoderó de mi rostro.
—Yo... no estaba besándola.
Mis dos hermanos me dieron una mirada de no-te-creemos. Al final, Brandt preguntó
—: Entonces, ¿ella se... ahogaba y tú... trataste de resucitarla... con la lengua?
Cuando Santana se rió y por fin se dio vuelta, le lancé una mirada asesina.
—¿Por qué estás riéndote?
Santana se encogió inocentemente como diciendo ¿Qué hice?
—Porque eso fue divertido —respondió—. Es como algo que yo diría. —Entonces le sonrió a Brandt y le ofreció el puño a modo de felicitación, a lo que mi hermano sonrió y aceptó.
Oh Dios mío. No entendía a los chicos en absoluto. Rodando los ojos, lancé mis manos al aire, sintiéndome perdida.
—¿Ryder sabe que están...?
Colton barrió su mano entre Santana y yo. Ni siquiera él estaba seguro de lo que pasaba entre nosotras. Crucé los brazos sobre el pecho y levanté la barbilla.
—Por supuesto.
Brandt se rió disimuladamente, él ya se había dado cuenta de la verdad.
—¿Así que si se lo mencionamos hoy a la noche...?
Maldita sea.
—Ni siquiera te atrevas.
El niño de catorce años se rió entre dientes, diciéndome cuán perdida me hallaba antes de decir
—: No lo sé, Brittany. En realidad no creo que a él le vaya a gustar que estés saliendo con su mejor amiga... la misma amiga a la que le advierte de permanecer alejada de ti, como, cada vez que San nos visita.
Santana gimió y levantó la vista hacia el techo.
—Demonios... Incluso va a chantajearnos por su silencio, al igual que haría yo.
Suspiré en aceptación y miré a Brandt.
—Está bien. Lo que sea. Veinte dólares.
—Cielos, hermana mayor.
Se rascó la mejilla pensativamente mientras miraba de Santana a mí-
—. Esto es importante. Ryder se enfadaría de verdad si lo supiera.
—¿Veinticinco? —contesté, esperanzada.
Bufó. —¿Qué hay de cincuenta?
—¿Cincuenta dólares? ¿Estás loco? Se lo diría yo misma a Ryder por cincuenta dólares.
—Hmm —respondió suavemente Brandt. No se creía mi engaño—. Acaba de subir a cien.
—Oh Dios mío. En serio, no tengo tanto dinero.
Sí lo tenía, pero estaba en una cuenta bancaria con el nombre de Ryder en ella. Le alertaban de cualquier retiro que hiciera.
—Ya. Vale. —Santana sacudió sus manos y se paró entre mis hermanos y yo.
—. Yo tengo cincuenta. Tú pones cincuenta también —me dijo antes de darse vuelta para encarar a Brandt—. Y tú mantienes la maldita boca cerrada. ¿Capiche?
Brand asintió, el brillo feliz de sus ojos mostrándome lo contento que se puso con la oferta de Santana.
—Capiche —respondió.
Dejando caer sus hombros mientras daba un suspiro de alivio, Santana se giró hacia mí.
—Tus habilidades para regatear apestan, en serio.
—¿Qué? —dije.
Y justo Colton dijo
—: Oye, yo también quiero cien dólares.
—Los cien dólares son para ambos —dije entre dientes apretados.
Brand bufó.
—Al infierno si es así. No voy a compartirlos con él.
—Cuida tu boca, pequeño sabelotodo.
El niño de catorce años movió sus pestañas.
—Te diría que cuides la tuya, pero parece que Santana ya aceptó el trabajo.
—Jesús —gimió Santana, sacudiendo la cabeza—. Él es un maldito mini yo.
Desafortunadamente, sí, lo era.
Justo en ese momento se escucharon pasos acercándose desde afuera, alertándonos de que venía alguien. Todos en la cocina intercambiamos miradas de ojos abiertos, sabiendo que tenía que ser Ryder.
—Cien para cada uno —fue la última oferta susurrada de Brandt.
Comencé a sudar y miré a Santana, por ayuda. Sus cejas se levantaron, dejándome decidir nuestro destino. Fruncí el ceño y le susurré a Brandt
—: Olvídate.
Él se encogió de hombros.
—Prepárate. —Después se dio vuelta hacia la puerta. Como si le hubiera leído la mente, Colton lo siguió.
—Ryder —lo llamaron juntos.
Mis ojos se abrieron, desorbitados.
—¡No! —chillé.
Al mismo tiempo Santana murmuró
—: Mierda.
Y agarró a los dos chicos por sus cuellos y los arrastró hacia atrás para poder gruñir en sus oídos
—: Ciento cincuenta a cada uno, y será mejor que ambos se queden callados como unos malditos muertos.
Colton y Brandt asintieron. Luego miraron a Ryder con sonrisas demasiado inocentes, cuando abrió la puerta de atrás y entró con un montón de bolsas de la compra. Ryder se detuvo cuando los vio. Miró de Brandt a Colton y luego frunció el ceño un poco antes de volver su atención a Santana.
—Hola. ¿Estás aquí para trabajar en tu currículum con Marley?
Santana asintió y murmuró
—: Sí.
Brandt soltó un pequeño resoplido, que causó que Ryder pasara su atención a los dos chicos, que continuaban de pie congelados en frente de él y que lo observaban con atención.
Arrugando las cejas en confusión, Ryder levantó un dedo para menearlo entre Brandt y Colton, después puso lentamente las bolsas en la mesa de la cocina.
—Bueno, eso es espeluznante. ¿Qué pasa con ustedes dos?
—Nada —dijeron a coro.
Gemí y rodé los ojos. Iba a matar a mis dos hermanos menores, en silencio, por la noche con almohadas sobre sus rostros. Haría un servicio al mundo, de verdad.
—En serio —insistió Ryder, mirándolos a ellos antes de que su mirada curiosa se traslade a mí—. ¿Qué pasa con ellos?
—No lo podemos decir. —Colton se metió en la conversación—. Nos pagaron por permanecer en silencio.
Me golpeé la frente con la mano y gemí. Cancelar las almohadas. Eso era una manera demasiado humana para acabar con ellos.
La mirada de Ryder pasó volando de nuevo a mí.
—¿En serio? —dijo lentamente—. Entonces, ¿qué trata de ocultar Brittany? ¿Hmm, Brittany?
Luego frunció las cejas con preocupación.
—. ¿Has estado llorando?
Al instante se volvió hacia Santana como si fuera su culpa, por lo que me interpuse entre los dos chicos y levanté mis manos, frente a mi hermano.
—Ya sabes, solo porque eres el tutor legal de esos dos, no quiere decir que también lo eres para mí durante más tiempo. Yo no tengo que decir nada de lo que está pasando en mi vida.
Alejando su estrecha mirada de Santana, Ryder parpadeó sorprendido.
—Puede que no sea tu tutor legal, no, pero todavía vives bajo mi techo. Y no me gusta que mi propia hermana me guarde secretos, o pague a Brandt y Colton para que me los guarden.
—Bueno, entonces creo que es hora de que me vaya.
Enderecé mi espalda y le envié una pequeña sonrisa de superioridad, como diciendo: ¡ja, toma eso!
Levantó las cejas.
—Guau. Así que, este secreto es tan importante que estás dispuesta a mudarte para no decírmelo. Gracias, hermana. Estoy sintiendo el amor aquí.
—Dios mío, Ryder. No estoy diciendo que no te quiera. Solo digo que quizás es hora de dejar el nido y conseguir cierta independencia. Estoy segura de que Tina y yo podemos alquilar un lugar juntas.
—Guau, eh. No.
Santana levantó las manos, dando un paso adelante para interrumpir.
—.Asiatica se encuentra bien dónde está.
Cuando le envié una mirada incrédula, se encogió de hombros con aire de culpabilidad.
—¿Qué? Cocina, limpia y mantiene a Mike perpetuamente feliz y lejos de mí. Ella no va a ninguna parte.
—Oh Dios —espetó Ryder, y el horror apareció en su rostro cuando se dio la vuelta hacia mí—. Por favor, no me digas que estás embarazada de nuevo.
—¡Eh! —estalló Santana y lo empujó con tanta fuerza que tropezó en sentido inverso.
Y justo, desde la puerta, Marley jadeó
—: ¡Ryder!
Santana exigió saber cuál era problema de Ryder, y Ryder quería saber por qué Santana lo había empujado, y yo alcancé el mostrador para apoyarme al tiempo que toda esta sensación una vez más desapareció de mi cuerpo, y me dejó fría y expuesta.
Todo lo que me enteré en el consultorio del doctor volvió corriendo, todas las palabras que oí, los sentimientos que experimenté, el absoluto y abatido arrepentimiento. Mi pecho se movía en un intento de tomar una respiración constante, mientras Santana enfrentó a Ryder, pareciendo cabreada.
—Joder, te empujé porque eso que le dijiste a tu propia hermana fue una idiotez
Quería que lo dejara; iba a exponernos si seguía actuando como una novia enfurecida defendiendo a su chica que acababa de ser insultada. Pero todo lo demás dolía tanto.
—¿Quién diablos te crees que eres para decirme cómo tratar a mi familia? —gruñó Ryder—. Y teniendo en cuenta su pasado, era una pregunta legítima.
—¡Ryder! —Irrumpió Marley hacia él para golpearle en el pecho
Pero antes de que ella pudiera reprenderle, dije
—: Sabes qué, era una pregunta legítima. ¿Quién sabe cuándo Brittany se quedará embarazada otra vez? Pero estarás feliz de saber, hermano mayor, que ya nunca más te molestaré con otro susto de embarazo. El médico me ha informado hoy que mi equipo de hacer bebés está permanentemente fuera de servicio.
Su boca se abrió.
—¿Qué?
No podía explicarle más. Dándome la vuelta, huí de la habitación.
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 43
Re: [Resuelto]BRITTANA: PERFECTA (GP) Epilogo
vaya pobre britt, me gustaria saber quien fue el novio idiota que ocasiono todo esto, ahora a ver como lo toma ryder!!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]BRITTANA: PERFECTA (GP) Epilogo
Noticia triste para Britt, lo bueno es que San estuvo para apoyarla y hacerla sentir mejor aunque sea por un rato, lo malo es que sus pequeños hermanos las descubrieron y resaltaron todos unos listillos.
Y Ryder me cayó mal con la pregunta que le hizo a Britt como si fuera lo peor que de nuevo estuviera embarazada.
Y con Britt aun creó que puede ser madre, el doctor le dijo que lo mas seguro era que no pudiera quedar embarazada de nuevo. Pero aun hay esperanza.
Y Ryder me cayó mal con la pregunta que le hizo a Britt como si fuera lo peor que de nuevo estuviera embarazada.
Y con Britt aun creó que puede ser madre, el doctor le dijo que lo mas seguro era que no pudiera quedar embarazada de nuevo. Pero aun hay esperanza.
JVM- - Mensajes : 1170
Fecha de inscripción : 20/11/2015
Re: [Resuelto]BRITTANA: PERFECTA (GP) Epilogo
Pobre britt... Me gusto que san este ahi para conaolarla....
Me divertí con los hermanos de britt jajajaj.... Si siguen asi van a tener que tener un banco las dos!!!
En serio a veces ryder como germano mayor apestaen serio... Cero sentido del tacto en una cosa como esa... Independientemente que britt no tenga ese problema....
A ver que pasa??
Me divertí con los hermanos de britt jajajaj.... Si siguen asi van a tener que tener un banco las dos!!!
En serio a veces ryder como germano mayor apestaen serio... Cero sentido del tacto en una cosa como esa... Independientemente que britt no tenga ese problema....
A ver que pasa??
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]BRITTANA: PERFECTA (GP) Epilogo
micky morales escribió:vaya pobre britt, me gustaria saber quien fue el novio idiota que ocasiono todo esto, ahora a ver como lo toma ryder!!!!!
Oh, ese novio idiota fue un riquillo que la dejo embarazada y pago por su aborto.... pero mejor eso en el pasado..... Ryder es un estupido por ser tan insensible....... ojala y lo que dijo ese doctor no sea tan cierto...
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 43
Re: [Resuelto]BRITTANA: PERFECTA (GP) Epilogo
JVM escribió:Noticia triste para Britt, lo bueno es que San estuvo para apoyarla y hacerla sentir mejor aunque sea por un rato, lo malo es que sus pequeños hermanos las descubrieron y resaltaron todos unos listillos.
Y Ryder me cayó mal con la pregunta que le hizo a Britt como si fuera lo peor que de nuevo estuviera embarazada.
Y con Britt aun creó que puede ser madre, el doctor le dijo que lo mas seguro era que no pudiera quedar embarazada de nuevo. Pero aun hay esperanza.
Sip noticia triste, tal vez Brittany pensó en ella y Santana y que pudiera no se haber una posiblidad.... Santana estuvo a punto de echar el secreto a la basura y darle su merecido a Ryder.
Ojala que asi sea, y Brittany aun tenga la oportunidad de ser madre....
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 43
Re: [Resuelto]BRITTANA: PERFECTA (GP) Epilogo
3:) escribió:Pobre britt... Me gusto que san este ahi para conaolarla....
Me divertí con los hermanos de britt jajajaj.... Si siguen asi van a tener que tener un banco las dos!!!
En serio a veces ryder como germano mayor apestaen serio... Cero sentido del tacto en una cosa como esa... Independientemente que britt no tenga ese problema....
A ver que pasa??
Oh Santana ahora si queria demostrar sus sentimientos pero se contuvo creo que mas por Brittany que por ella misma.... Esos hermanos de Britt son unos extorsionistas cobrar por guardar el secreto....
Ryder claro que apesta como hermano mayor.....
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 43
Re: [Resuelto]BRITTANA: PERFECTA (GP) Epilogo
CAPITULO 15
SANTANA
Ver los ojos de Brittany llenarse de lágrimas justo antes de correr de la cocina y no ser capaz de ir tras ella tenía que ser una de las cosas más difíciles que jodidamente había hecho, o no hecho, en este caso. O tal vez contenerme de golpear los dientes de Ryder y hacerlos bajar por su garganta era lo más difícil.
No podía decidir. Pero te diré una cosa; quedarme ahí de pie como una idiota y no hacer nada me masacraba. Temblaba —literalmente vibraba— con la necesidad de reaccionar, al tiempo que Ryder levantaba su mano y giraba en un círculo, mirándonos por respuestas.
—¿Podría alguien darme una pista de qué coño acaba de pasar?
Le di la espalda y agarré el borde del mostrador, apretando muy fuerte para evitar asfixiarlo y decirle cuánto acababa de lastimar a Brittany.
—No sé nada sobre la cosa del equipo para hacer bebés —insistió Brandt, levantando sus manos con inocencia.
—¿San? —dijo Ryder, con voz dura.
Aún enfrentando los gabinetes, apreté los dientes.
—Solo sé lo que la escuché decirle a tu esposa.
Ryder suspiró.
—¿Marley?
Su voz sonó irritada cuando respondió.
—Como ella te dijo, acababa de volver del médico.
Miré hacia Ryder a tiempo para ver palidecer su cara. Incluso sus malditos labios perdieron el color.
—¿Y?
—Y… hubo… daños.
Su mirada se desvió hacia los dos Pierce más jóvenes. Pero Ryder no parecía preocuparse por ellos. Extendió su mano, pidiendo escuchar todo.
—. El procedimiento que tuvo el año pasado —empezó con mucho tacto—. Supongo que no sanó bien de eso.
Ryder tomó aire y luego bajó la cara.
—Joder —susurró. Cubriendo su rostro con ambas manos, gimió—: Ahora me siento como una mierda total.
—Bueno, deberías —espeté antes de poder detenerme—, porque lo eres.
Dejando caer sus manos, se giró para ver en mi dirección.
—¿Disculpa?
—Sabías como la afectaba toda esa mierda. Mencionaste lo preocupado que te sentías por ella cada maldito día. Tienes que ser un completo idiota para no darte cuenta de cuán sensible es sobre todo el tema. Y sin embargo, jugaste con eso esta noche como si fuera una especie de… broma.
—Genial. —Ryder sacudió la cabeza y levantó la mirada al techo—. Estoy consiguiendo un sermón sobre mi comportamiento de la Señorita Reina de la Insensibilidad en persona.
Resoplé.
—Supongo que eso debería decirte cuanto te equivocaste, maldita sea.
Él asintió.
—Tienes razón. Tienes toda la razón. —Con una mirada hacia su esposa y sus dos hermanos, anunció—: Voy a ir a buscarla. Tengo que disculparme.
Mientras dejaba la habitación, me froté la cara con las manos y me desplomé contra la encimera.
—Bueno, me alegro de que se lo dijeras para que así yo no tuviera que hacerlo —murmuró Marley.
Dejando caer mis brazos a los lados, forcé una sonrisa.
—Feliz de estar a tu servicio.
Me mandó un gracioso asentimiento.
—Y a cambio, estoy feliz de mirar por encima tu currículum.
Una hora después, mi mente no se enfocaba. Oh, ¿a quién demonios engañaba? Se me había hecho imposible concentrarme desde el momento en que me senté con la mujer de Ryder en el comedor. En general, se veía impresionada con mi formato, pero definitivamente usó su bolígrafo verde.
—Creo que si utilizas las sugerencias que hice, tendrás resultados sorprendentes.
Cuando me miró, asentí.
—Sí, gracias.
Ella asintió también y tomó una respiración.
—Entonces… ¿tienes algunos lugares en mente en los que te gustaría aplicar?
—En realidad, sí. Tengo una lista.
Chequeé la puerta principal, como por millonésima vez en los últimos sesenta minutos, pero nadie la abrió. Ni Ryder. Ni Brittany. Ni el coco. ¿En dónde demonios se hallaban? ¿Ella se encontraba bien?
—¿En serio? —Marley sonaba sorprendida por mi respuesta—. Eso es… guau, eso es estupendo. Sabía que a Ryder le preocupaba que tú no…
Le lancé una mirada, y sus ojos llamearon antes de que estampara una mano sobre la boca. Resoplé.
—¿Le preocupaba que no fuera a madurar y buscara un trabajo real después de la graduación?
—Yo… —Sacudió la cabeza, completamente frustrada—. Él solo…
—Toma la responsabilidad por el mundo —dije por ella—, y se preocupa por lo que hace todo el mundo.
Sonrió suavemente.
—Solo todos los que son importantes para él.
Dándome cuenta de que me encontraba en ese grupo, bajé la vista a mis manos, las mismas manos que había usado para reclamar a su hermana.
Era una bastarda.
—Bueno… —Marley sonaba incómoda de repente.
La miré. —
Lo lamento —espeté.
Sus ojos se ampliaron y ella retrocedió sorprendida.
—Tú lo… lo siento, estoy confundida.
—No fui muy… respetuosa —le dije—, cuando tú y Ryder estaban, ya sabes, enganchándose.
Tragó ruidosamente.
—Bueno, fue bastante escandaloso e… ilícito. —Se encogió de hombros y dejó salir una risa nerviosa—. ¿En serio? ¿Qué pensabas tú?
—Debí haber pensado en cubrir la espalda de mi amigo, sin importar qué.
—Pero, lo hiciste —comenzó en mi defensa—. Recuerdo explícitamente que viniste a mi casa a maldecirme después de que rompiera con él. Y luego…
—Me volví una borracha bulliciosa y le grité desde el otro lado de una habitación llena de personas preguntándole cómo lo hicieron —confesé en una ráfaga.
Marley se sentó más derecha y apretó la mandíbula antes de exhalar.
—Oh —dijo finalmente—. Yo… no sabía acerca de eso.
Bajé la mirada a mis manos.
—En ese momento, no pensé que alguien me creería. Es decir, estaba borracha, y siempre decía estupideces. Pero te apuesto algo a que Marci Bennett se encontraba ahí, en esa habitación, y escuchó todo.
Marley se estremeció y se rodeó con sus brazos.
—Solo hizo falta que una persona me creyera e hiciera un poco de investigación, y saber eso me ha molestado por un maldito año.
Cuando miró hacia mí, casi sentí la urgencia de romperme.
—. Es mi culpa que te despidieran.
Sus hombros cayeron.
—No. No lo es. Es mi culpa que me despidieran. Yo soy quien empezó una relación con un estudiante. Conocía las reglas. Sabía las consecuencias, y lo hice de todos modos.
—Pero…
—No. En todo caso, tus acciones aceleraron lo inevitable. Lo que pasó iba a pasar, San. ¿Y sabes qué? Me alegro. Terminé con el hombre de mis sueños. No hubiera sido capaz de hacer eso si me hubiera quedado ahí. Pero ahora estoy aquí, y soy más feliz de lo que he sido nunca, más feliz de lo que creí que podía ser. Me siento completa de todas las maneras, porque voy a conseguir ese maldito trabajo de enseñanza en la escuela, y Ryder dejará de hacer hincapié en que de alguna forma arruinó mi vida, y luego todo va a ser perfecto. Así que, la verdad, me gustaría agradecerte por cualquier papel que jugaste en todo esto.
Sacudí la cabeza. En lugar de molestarse conmigo, la mujer terminó agradeciéndome.
—Eso es jodido —dije.
Ella sonrió.
—Bueno, tómalo o déjalo. Aun así estoy agradecida de todo lo que has hecho por nosotros.
Esta vez fue su turno de mirar la puerta.
—. Ha pasado casi una hora desde que se fueron.
—Una hora y dieciocho minutos.
Marley me disparó una mirada conocedora. Me alejé, esperando no haberle dado nada.
—Brittany ha estado mucho más feliz últimamente —dijo.
Mi pulso tronó en mis oídos. No tenía idea de cómo responder. ¿Era esa su manera de decirme que sabía de nosotras? ¿O simplemente retomaba temas de conversación?
—Lo siento, ¿qué? —pregunté, mi boca increíblemente seca.
Sus ojos destellaron.
—Nada.
Asentí.
—Bien.
Me puse de pie.
—. Probablemente voy a largarme. Esta conversación llenó mi cuota de sensiblería por los próximos meses, así que tengo la urgente necesidad de hacer algo muy rebelde como volver a casa, ver algunos programas atrevidos en mi ropa interior, y rascar mis bolas por toda una hora.
—Oh, bien.
Sus hombros liberaron toda la tensión en ellos.
—. Porque ya me quedaba sin cosas que decir.
Me reí y reuní mis cosas.
—Tienes toda la razón, Dra. Rose. Quiero decir… mierda. —Le di un encogimiento de disculpa. No había sido Dra. Rose por meses. Ahora era la señora de Ryder Pierce. ¿O era la Dra. Pierce?
—Solo Marley —me dijo.
Deslicé la correa de mi bolso mensajero sobre mi hombro.
—Nos vemos por ahí.
Tan pronto como escapé de la casa, saqué mi teléfono y encendí mi camioneta.
S: ¿En dónde estás? Le escribí a Brittany. Encuéntrame. Ahora.
Ni siquiera tuve que esperar treinta segundos por su respuesta.
B: No estoy de humor para sexo esta noche.
—Jesús, mujer —murmuré, y tecleé mi respuesta.
S: Guau, de verdad piensas tan bajo de mí, ¿verdad? Esta no es una llamada sexual. Solo te necesito.
Esperé otro minuto. Cuando no respondió, gruñí en voz baja y aceleré mi camioneta. Una vez que llegué a casa, me impedí enviarle otro mensaje hasta que estuve en mi cuarto con la puerta cerrada. Los Asiaticos habían estado acurrucados en el sofá, mirando uno de sus programas juntos, pero solo les gruñí algo mientras pasaba.
Tan pronto como me acosté en mi cama, escribí un nuevo mensaje.
S: ¿Siquiera te das cuenta de cuán difícil fue para mí no correr detrás de ti cuando te fuiste de la cocina llorando? Acabo de salir de mi sesión con tu cuñada, y ya no voy a contenerme más. Si no te tengo entre mis brazos antes del final de la noche, podría perder mi maldita cabeza. VEN AHORA.
B: Guau. Tienes una habilidad muy dulce con las palabras, respondió ella.
Resoplé.
S: Si lo querías dulce, deberías haber ido detrás de Mike. Pero me querías a mí, así que esto es lo que tienes. Si tu culo no está en mi habitación en veinte minutos, iré por ti. No me interesa si tengo que irrumpir en la casa de Ryder, empujarlo de mi camino, y asaltar los pasillos para encontrarte.
B: Bien. Estaré ahí en cinco minutos.
S: Dime en dónde estás. Iré a buscarte.
B:DIJE QUE ESTARÉ AHÍ EN CINCO MINUTOS.
De acuerdo. Bien. Maldición. La dejé ganar esa y venir a mí.
No podía decidir. Pero te diré una cosa; quedarme ahí de pie como una idiota y no hacer nada me masacraba. Temblaba —literalmente vibraba— con la necesidad de reaccionar, al tiempo que Ryder levantaba su mano y giraba en un círculo, mirándonos por respuestas.
—¿Podría alguien darme una pista de qué coño acaba de pasar?
Le di la espalda y agarré el borde del mostrador, apretando muy fuerte para evitar asfixiarlo y decirle cuánto acababa de lastimar a Brittany.
—No sé nada sobre la cosa del equipo para hacer bebés —insistió Brandt, levantando sus manos con inocencia.
—¿San? —dijo Ryder, con voz dura.
Aún enfrentando los gabinetes, apreté los dientes.
—Solo sé lo que la escuché decirle a tu esposa.
Ryder suspiró.
—¿Marley?
Su voz sonó irritada cuando respondió.
—Como ella te dijo, acababa de volver del médico.
Miré hacia Ryder a tiempo para ver palidecer su cara. Incluso sus malditos labios perdieron el color.
—¿Y?
—Y… hubo… daños.
Su mirada se desvió hacia los dos Pierce más jóvenes. Pero Ryder no parecía preocuparse por ellos. Extendió su mano, pidiendo escuchar todo.
—. El procedimiento que tuvo el año pasado —empezó con mucho tacto—. Supongo que no sanó bien de eso.
Ryder tomó aire y luego bajó la cara.
—Joder —susurró. Cubriendo su rostro con ambas manos, gimió—: Ahora me siento como una mierda total.
—Bueno, deberías —espeté antes de poder detenerme—, porque lo eres.
Dejando caer sus manos, se giró para ver en mi dirección.
—¿Disculpa?
—Sabías como la afectaba toda esa mierda. Mencionaste lo preocupado que te sentías por ella cada maldito día. Tienes que ser un completo idiota para no darte cuenta de cuán sensible es sobre todo el tema. Y sin embargo, jugaste con eso esta noche como si fuera una especie de… broma.
—Genial. —Ryder sacudió la cabeza y levantó la mirada al techo—. Estoy consiguiendo un sermón sobre mi comportamiento de la Señorita Reina de la Insensibilidad en persona.
Resoplé.
—Supongo que eso debería decirte cuanto te equivocaste, maldita sea.
Él asintió.
—Tienes razón. Tienes toda la razón. —Con una mirada hacia su esposa y sus dos hermanos, anunció—: Voy a ir a buscarla. Tengo que disculparme.
Mientras dejaba la habitación, me froté la cara con las manos y me desplomé contra la encimera.
—Bueno, me alegro de que se lo dijeras para que así yo no tuviera que hacerlo —murmuró Marley.
Dejando caer mis brazos a los lados, forcé una sonrisa.
—Feliz de estar a tu servicio.
Me mandó un gracioso asentimiento.
—Y a cambio, estoy feliz de mirar por encima tu currículum.
Una hora después, mi mente no se enfocaba. Oh, ¿a quién demonios engañaba? Se me había hecho imposible concentrarme desde el momento en que me senté con la mujer de Ryder en el comedor. En general, se veía impresionada con mi formato, pero definitivamente usó su bolígrafo verde.
—Creo que si utilizas las sugerencias que hice, tendrás resultados sorprendentes.
Cuando me miró, asentí.
—Sí, gracias.
Ella asintió también y tomó una respiración.
—Entonces… ¿tienes algunos lugares en mente en los que te gustaría aplicar?
—En realidad, sí. Tengo una lista.
Chequeé la puerta principal, como por millonésima vez en los últimos sesenta minutos, pero nadie la abrió. Ni Ryder. Ni Brittany. Ni el coco. ¿En dónde demonios se hallaban? ¿Ella se encontraba bien?
—¿En serio? —Marley sonaba sorprendida por mi respuesta—. Eso es… guau, eso es estupendo. Sabía que a Ryder le preocupaba que tú no…
Le lancé una mirada, y sus ojos llamearon antes de que estampara una mano sobre la boca. Resoplé.
—¿Le preocupaba que no fuera a madurar y buscara un trabajo real después de la graduación?
—Yo… —Sacudió la cabeza, completamente frustrada—. Él solo…
—Toma la responsabilidad por el mundo —dije por ella—, y se preocupa por lo que hace todo el mundo.
Sonrió suavemente.
—Solo todos los que son importantes para él.
Dándome cuenta de que me encontraba en ese grupo, bajé la vista a mis manos, las mismas manos que había usado para reclamar a su hermana.
Era una bastarda.
—Bueno… —Marley sonaba incómoda de repente.
La miré. —
Lo lamento —espeté.
Sus ojos se ampliaron y ella retrocedió sorprendida.
—Tú lo… lo siento, estoy confundida.
—No fui muy… respetuosa —le dije—, cuando tú y Ryder estaban, ya sabes, enganchándose.
Tragó ruidosamente.
—Bueno, fue bastante escandaloso e… ilícito. —Se encogió de hombros y dejó salir una risa nerviosa—. ¿En serio? ¿Qué pensabas tú?
—Debí haber pensado en cubrir la espalda de mi amigo, sin importar qué.
—Pero, lo hiciste —comenzó en mi defensa—. Recuerdo explícitamente que viniste a mi casa a maldecirme después de que rompiera con él. Y luego…
—Me volví una borracha bulliciosa y le grité desde el otro lado de una habitación llena de personas preguntándole cómo lo hicieron —confesé en una ráfaga.
Marley se sentó más derecha y apretó la mandíbula antes de exhalar.
—Oh —dijo finalmente—. Yo… no sabía acerca de eso.
Bajé la mirada a mis manos.
—En ese momento, no pensé que alguien me creería. Es decir, estaba borracha, y siempre decía estupideces. Pero te apuesto algo a que Marci Bennett se encontraba ahí, en esa habitación, y escuchó todo.
Marley se estremeció y se rodeó con sus brazos.
—Solo hizo falta que una persona me creyera e hiciera un poco de investigación, y saber eso me ha molestado por un maldito año.
Cuando miró hacia mí, casi sentí la urgencia de romperme.
—. Es mi culpa que te despidieran.
Sus hombros cayeron.
—No. No lo es. Es mi culpa que me despidieran. Yo soy quien empezó una relación con un estudiante. Conocía las reglas. Sabía las consecuencias, y lo hice de todos modos.
—Pero…
—No. En todo caso, tus acciones aceleraron lo inevitable. Lo que pasó iba a pasar, San. ¿Y sabes qué? Me alegro. Terminé con el hombre de mis sueños. No hubiera sido capaz de hacer eso si me hubiera quedado ahí. Pero ahora estoy aquí, y soy más feliz de lo que he sido nunca, más feliz de lo que creí que podía ser. Me siento completa de todas las maneras, porque voy a conseguir ese maldito trabajo de enseñanza en la escuela, y Ryder dejará de hacer hincapié en que de alguna forma arruinó mi vida, y luego todo va a ser perfecto. Así que, la verdad, me gustaría agradecerte por cualquier papel que jugaste en todo esto.
Sacudí la cabeza. En lugar de molestarse conmigo, la mujer terminó agradeciéndome.
—Eso es jodido —dije.
Ella sonrió.
—Bueno, tómalo o déjalo. Aun así estoy agradecida de todo lo que has hecho por nosotros.
Esta vez fue su turno de mirar la puerta.
—. Ha pasado casi una hora desde que se fueron.
—Una hora y dieciocho minutos.
Marley me disparó una mirada conocedora. Me alejé, esperando no haberle dado nada.
—Brittany ha estado mucho más feliz últimamente —dijo.
Mi pulso tronó en mis oídos. No tenía idea de cómo responder. ¿Era esa su manera de decirme que sabía de nosotras? ¿O simplemente retomaba temas de conversación?
—Lo siento, ¿qué? —pregunté, mi boca increíblemente seca.
Sus ojos destellaron.
—Nada.
Asentí.
—Bien.
Me puse de pie.
—. Probablemente voy a largarme. Esta conversación llenó mi cuota de sensiblería por los próximos meses, así que tengo la urgente necesidad de hacer algo muy rebelde como volver a casa, ver algunos programas atrevidos en mi ropa interior, y rascar mis bolas por toda una hora.
—Oh, bien.
Sus hombros liberaron toda la tensión en ellos.
—. Porque ya me quedaba sin cosas que decir.
Me reí y reuní mis cosas.
—Tienes toda la razón, Dra. Rose. Quiero decir… mierda. —Le di un encogimiento de disculpa. No había sido Dra. Rose por meses. Ahora era la señora de Ryder Pierce. ¿O era la Dra. Pierce?
—Solo Marley —me dijo.
Deslicé la correa de mi bolso mensajero sobre mi hombro.
—Nos vemos por ahí.
Tan pronto como escapé de la casa, saqué mi teléfono y encendí mi camioneta.
S: ¿En dónde estás? Le escribí a Brittany. Encuéntrame. Ahora.
Ni siquiera tuve que esperar treinta segundos por su respuesta.
B: No estoy de humor para sexo esta noche.
—Jesús, mujer —murmuré, y tecleé mi respuesta.
S: Guau, de verdad piensas tan bajo de mí, ¿verdad? Esta no es una llamada sexual. Solo te necesito.
Esperé otro minuto. Cuando no respondió, gruñí en voz baja y aceleré mi camioneta. Una vez que llegué a casa, me impedí enviarle otro mensaje hasta que estuve en mi cuarto con la puerta cerrada. Los Asiaticos habían estado acurrucados en el sofá, mirando uno de sus programas juntos, pero solo les gruñí algo mientras pasaba.
Tan pronto como me acosté en mi cama, escribí un nuevo mensaje.
S: ¿Siquiera te das cuenta de cuán difícil fue para mí no correr detrás de ti cuando te fuiste de la cocina llorando? Acabo de salir de mi sesión con tu cuñada, y ya no voy a contenerme más. Si no te tengo entre mis brazos antes del final de la noche, podría perder mi maldita cabeza. VEN AHORA.
B: Guau. Tienes una habilidad muy dulce con las palabras, respondió ella.
Resoplé.
S: Si lo querías dulce, deberías haber ido detrás de Mike. Pero me querías a mí, así que esto es lo que tienes. Si tu culo no está en mi habitación en veinte minutos, iré por ti. No me interesa si tengo que irrumpir en la casa de Ryder, empujarlo de mi camino, y asaltar los pasillos para encontrarte.
B: Bien. Estaré ahí en cinco minutos.
S: Dime en dónde estás. Iré a buscarte.
B:DIJE QUE ESTARÉ AHÍ EN CINCO MINUTOS.
De acuerdo. Bien. Maldición. La dejé ganar esa y venir a mí.
BRITTANY
No sabía qué hacía aquí. Santana fue francamente agresiva en sus mensajes. No me sentía de humor para lo agresivo. Quería estar molesta con ella, con el mundo entero. No me sentía lo bastante estable para estar cerca de nadie, pero encontré una sensación de alivio mientras subía los escalones hacia su apartamento y su puerta delantera. Sin importar cómo me sintiera o de qué humor estuviera, todavía quería estar cerca de ella.
Toqué la puerta una vez antes de tratar de abrirla y encontrarla desbloqueada. Así que entré. Los Asiaticos me enviaron una sonrisa simpática como si supieran todo.
Luego apuntaron hacia el pasillo.
—Está en su habitación.
Me dirigí hacia allá. Tan pronto como pasé la puerta, manos hambrientas me jalaron contra unos sólidos y calientes pechos. Besó mi frente antes de agarrar el dobladillo de mi camisa y tirarla hacia arriba, sobre mi cabeza.
—Pensé que no era una llamada sexual —dije mientras levantaba los brazos para ayudarla.
Ella alcanzó el broche trasero de mi sostén.
—No lo es. No hables.
Después de descartar el sostén, se inclinó y besó el oleaje de mis pechos. Luego removió mis pantalones. Sí, seguro que esto parecía una llamada sexual para mí. Esperaba que fuera por mis bragas después, pero me sorprendió hasta la inconsciencia cuando puso con urgencia una de sus enormes camisetas sobre
mi cabeza. Olía a ella, y no pude evitar inhalar la embriagadora esencia.
Luego tomó mi mano y me guió a la cama. Una vez que nos arrastramos bajo las mantas y ella posicionó mi cabeza para que descansara sobre su hombro mientras envolvía sus brazos alrededor de mi cintura, finalmente dejó salir un suspiro y todos sus músculos se relajaron debajo de mí.
—Ya está —dijo, sonando satisfecha—. Eso está mejor.
Sonreí y cerré los ojos, dejando que el fuerte y sólido latido de su corazón sonara en mi oreja. En verdad estaba mejor. Pero lo hizo incluso más increíble enhebrando sus dedos a través de mi cabello y acariciando rítmicamente mis largos mechones.
—Mmm. Eso se siente bien.
Podría quedarme dormida con esto, sin problemas. Podía olvidarlo todo y dejarla cuidar de mí.
Y en la mañana, mi útero seguiría siendo estéril. Mi hermano aún estaría en la oscuridad sobre la mayor relación de mi vida, y Santana… Santana seguiría sin saber con cuanta intensidad o por cuánto tiempo la he amado.
—Cuéntame de tu niñez.
Su suave pregunta me hizo abrir los ojos.
—¿Por qué?
—Porque quiero saber. Ryder nunca hablaba de eso. No sabía nada de ti, excepto que existías, hasta el día en que te conocí.
—No es muy glamorosa.
—No me importa. Solo… quiero saber qué era la vida para ti. ¿Habías vivido en ese tráiler toda tu vida?
—No. Es decir, sí, siempre habíamos vivido en tráileres, pero no en ese en específico. Nos quedábamos en uno un poco más lindo, de tres cuartos hasta que Ryder se fue a la universidad. Sin embargo, mi mamá no podía mantener al día las cuentas, así que nos rebajamos a ese en el que nos conociste.
La sentí asentir, pero continuó acariciando mi cabello mientras le describía mi vida.
—Ryder básicamente nos crió. Mi madre se iba mucho, y cuando se encontraba en casa, no nos prestaba mucha atención. La recuerdo regañándome cuando Brandt y Colton eran pequeños, diciéndome que los mantuviera callados porque tenía dolor de cabeza o algo. Ryder amortiguaba muchas cosas. Era un líder natural. —Sonreí—. Todavía lo es, un poco mandón algunas veces, pero no lo cambiaría por nada del mundo. Siempre se aseguraba de que estuviéramos alimentados, vestidos y entretenidos. Mirando atrás, estoy asombrada por todo el trabajo que tuvo que pasar para mantenernos felices a los tres. Quiero decir, no podía hacer mucho, pero él… lo intentaba, ya sabes. Realmente lo intentaba.
—Es un buen hermano —murmuró Santana.
—El mejor —concordé.
—¿Estuviste molesta con él cuando se fue a la universidad?
—No. En absoluto. —Recordé cuán petulante había sido Brandt, pero sabía que Ryder tenía que irse. Había estado lista para encargarme y hacer lo que necesario para que él pudiera hacer algo de sí mismo. Me había sentido tan orgullosa de que mi hermano mayor obtuviera un título universitario con su beca de fútbol—. Sin embargo, no me di cuenta de las muchas cosas de las que se encargaba hasta que se fue. —Hasta que tuve que dar un paso y tratar de hacer lo que hacía siempre él.
—¿Cuántos años tenías?
—Quince. Y traté de usar el dinero que me enviaba sabiamente. Pagaba las cuentas que me decía que eran más importantes primero, e iba a las tiendas de alimentos que necesitábamos, pero a veces… no lo sé. Derrochaba cuando no debía hacerlo, y les traía a Brandt y a Colton algún juguete que en verdad no necesitaban o un lindo atuendo que costaba demasiado. Pero seguí intentando arreglar cada error que cometía, excepto que cada uno nos hacía retroceder un poco más.
—Hacías lo mejor que podías.
—Y aun así nunca alcancé el nivel de perfección de Ryder.
Contra mí, Santana resopló.
—¿Quién podría? Créeme, jugué con el tipo por cuatro años. Nadie puede ser tan bueno como la omnipotente estrella de fútbol.
Arqueando las cejas, rodé para enfrentarla.
—¿Detecto un poco de celos en su voz, señorita?
Se encogió de hombros y se inclinó levemente para besar mi nariz.
—En realidad no, pero se robó toda la gloria, a pesar de que tuve que atrapar la mayor parte de sus malditos pases. Te diré ahora, no todos fueron tan perfectos.
Subí mi mano hacia su cara.
—Bueno, gracias a Dios que no soy la única que saca el hecho de que él es tan perfecto, y yo no.
—Oye, nunca dije que no fuera perfecto. Él solo tiene que ser… ¿perfeccionista?
—Quieres decir, ¿más perfecto?
Se encogió de hombros.
—Me gusta más perfeccionista.
Sonreí y me acurruqué contra ella.
—Sigue hablando —instruyó suavemente mientras su mano rasgueaba mi espalda—. Me gusta aprender de ti.
—Bueno, no hay mucho más que decir. Después de que Ryder se fue, comenzó a escaparse de mis manos progresivamente. Me volví más solitaria, estresada, perpetuamente preocupada. Cuando Sander Scotini me saludó en la escuela un día, estaba tan hambrienta por algo que solo… me alejara de todo, que me enganché a su atención como la… estúpida idiota que era.
Santana se tensó debajo de mí y su mano dejó de moverse.
—No eras estúpida. El hijo de puta solamente supo cómo golpear en tu momento más vulnerable.
Suspiré.
—Sí, supongo. Pero debí haberlo sabido. Debería haber sabido que no significaba nada para alguien como él. Debería…
—Qué demonios —espetó Santana. Me rodó sobre mi espalda y se elevó para enviarme un ceño penetrante—. ¿Te refieres a que deberías haber sabido que eras demasiado buena para un imbécil rico como él, cierto?
Sonreí suavemente, pero aparté la mirada.
—Sé que no soy demasiado buena para nadie…
—A la mierda que no lo eres. —Tomando mi barbilla, Santana giró mi cara hasta que estuve mirando directamente a sus ojos—. Eres… asombrosa. Y lo único que ese idiota hizo bien fue joder todo para ti, porque eso te trajo aquí. Conmigo.
Tomé aliento, inexplicablemente tocada por la intensidad en su mirada y la fiebre detrás de sus palabras. Lo decía en serio. Lágrimas pincharon mis ojos, pero parpadeé para alejarlas. Colocando mi mano sobre los pechos desnudos de Santana, sentí el firme latido de su corazón bajo mis dedos y me maravillé del asombroso corazón que podía ser.
—Así que, ¿no esperas sexo en este momento? —pregunté.
Ella pestañeó ante la pregunta, obviamente sin esperarla, y tal vez ni siquiera pensando en eso. Luego frunció el ceño.
—Te dije que no en el mensaje, ¿o no? ¿Pensaste que mentía? —Sonaba un poco insultada.
—Bueno, no. —Hmm, esto era extraño—. Sabía que no mentías… cuando lo dijiste. Pero ahora que estoy aquí…
Dejó escapar un suspiro, definitivamente insultada.
—Sé que esto puede sonar loco, pero en realidad puedo sobrevivir sin eso por una noche.
—Sí, pero… —Me encogí de hombros con autoconsciencia—. Ya que estás siendo agradable, cómoda y comprensiva, yo como que… lo quiero ahora.
—Oh, Jesús —gimió, tensando sus brazos a mi alrededor—. Creo que mi pene se puso instantáneamente duro. Como que toda la sangre corrió al sur tan rápido que mi cabeza está aturdida.
Una sonrisa iluminó mi rostro.
—¿Lo está?
En lugar de extender una mano y masajear su cabeza aturdida, mi mano se fue al sur para masajear… bueno, su otra cabeza.
La chica definitivamente no mentía. Estaba tan dura como una roca bajo mis dedos. Gimió cuando envolví mi palma a su alrededor a través de sus interiores y bombeé.
—Maldita sea. —Se arqueó bajo mi toque, presionando sus caderas contra mí—. Me encontraba preparada para ser una noble dama y todo. Pero que se joda eso.
—Preferiría que me jodieras a mí en su lugar —dije mientras la empujaba sobre su espalda y me arrastraba sobre ella.
Última edición por marthagr81@yahoo.es el Sáb Nov 19, 2016 6:55 pm, editado 1 vez
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 43
Re: [Resuelto]BRITTANA: PERFECTA (GP) Epilogo
Un poco lento y tonto Ryder al no captar que significaba lo que le dijo Britt -.- pero lo bueno es que se fue a disculpar con ella.
Y para San difícil la situación porque estando ahora con Britt, no pudo ir tras ella como quería para brindarle su apoyo. Pero bueno ya se verán y platicaran a solas que es lo que necesitan además fe simplemente estar juntas.
Y para San difícil la situación porque estando ahora con Britt, no pudo ir tras ella como quería para brindarle su apoyo. Pero bueno ya se verán y platicaran a solas que es lo que necesitan además fe simplemente estar juntas.
JVM- - Mensajes : 1170
Fecha de inscripción : 20/11/2015
Re: [Resuelto]BRITTANA: PERFECTA (GP) Epilogo
CAPITULO 16
BRITTANY
Sabía que tenía que ir a casa con el tiempo y enfrentarme de nuevo a Ryder, pero lo evité tanto tiempo como fuera posible. Después de quedarme dormida en brazos de Santana, no me moví durante el resto de la noche. Me desperté con la luz entrando a raudales a través de la ventana y con la palma de su mano curvada posesivamente alrededor de mi pecho. Se sentía caliente en mi espalda y me quedé allí durante un segundo, deleitándome con la sensación de despertar en su cama, con sus manos sobre mí. Cuando inhalé profundamente, amando este momento, ella se agitó detrás de mí, moviéndose hasta que se acurrucó contra mí, así que su erección mañanera
empujaba mi trasero desnudo y sus dedos instintivamente apretaron mi pecho.
—Maldita sea —dijo en un gemido—. Podría despertar así todos los días. A mi polla de verdad le gusta acurrucarse con tu culo.
Sonreí.
—Oh, ¿sí? ¿O le gusta más esto? —Sentándome, me giré para
mirarla, y luego le di la vuelta para poder besar su pecho y tomar su erección en mi mano. Su marca de nacimiento de color púrpura con la forma de Virginia Occidental parecía particularmente brillante esta mañana. Me encantaba que
nunca se molestara en ocultármela. No habíamos estado juntas con las luces apagadas desde la desaparición de la Visitante Nocturna, y eso también me encantaba. Éramos abiertas acerca de todo entre nosotras, no guardábamos secretos, y compartíamos todo tipo de cosas que nunca había compartido con nadie más en mi vida. Queriendo mostrarle lo mucho que significaba para mí, le di a su marca de nacimiento un poco más de atención y lamí todo su costado antes de tomar la cabeza de su pene en mi boca.
Agarró mi pelo fuertemente, como a mí me gustaba, y gemí mientras le chupaba hasta la parte posterior de mi garganta.
—Está bien, tienes razón —dijo con voz áspera—. Me gusta más despertar de esta manera.
Me reí con la boca llena y procedí a darle la mejor mamada de mi vida, excepto porque me alejó de ella justo antes de correrse. Entonces me puso de espaldas y me miró con asombro antes de tomar una de mis piernas. Empezando por el tobillo, besó, lamió y mordisqueó un camino hacia abajo hasta que su boca se encontró en mi coño y su lengua dentro de mí.
—Oh, Dios mío, Santana —jadeé y apreté las sábanas debajo de mí—. Te sientes muy bien. Eso se siente tan bien.
Me miró para preguntar.
—¿Te vas a correr?
—¡Sí! —espeté, deseando que regresara su boca a mí, pero en lugar de eso, se levantó para sentarse.
Mirando hacia mí mientras todavía me encontraba acostada boca arriba con las piernas extendidas, y abierta, sonrió lentamente.
—Eres tan jodidamente hermosa.
Agarró una de mis piernas y luego la otra.
—En el primer momento en que te vi, con nada más que una camiseta, me fijé en estos hermosos muslos tonificados. —Los levantó mientras hablaba—. Y quería saber cómo se sentirían envueltos a mi alrededor.
Le ayudé a enredar mis piernas alrededor suyo. Ella las hizo subir sobre sus rodillas y luego se cernió sobre mí, alineándonos hasta que sentí su calor y su dureza contra mí, lista para entrar.
—Vi esta boca —continuó—, agrietada y pálida. Y quise probarla. — Luego de inclinarse, apretó los labios suavemente con los míos. Nos respiramos la una a la otra hasta que murmuró—: Entonces te miré a los ojos, y... Jesús.
Presionó su frente contra la mía y me miró a los ojos.
—¿Qué demonios me has hecho, Brittany?
Se metió en mí, y jadeé con sorpresa ante el tramo inicial, tan llena, tan grande. Siempre tan grande.
—¿Por qué no podía estar lejos de ti? —preguntó con otro largo y lento empuje—. ¿Por qué no puedo tener suficiente de ti? —Embestida—. ¿Por qué quiero ser dueña de cada jodido pedazo de ti? —Embestida.
—Por…porque el obedecer las reglas es un giro radical, supongo. —Le agarré del pelo para ayudarme a absorber el delicioso impacto de cada embestida, pero eso solo pareció hacerle bombear más duro y más rápido. Con una risita incrédula, negó con la cabeza. —¿Qué estás diciendo? ¿Que merezco esto porque me deseas tanto como yo te deseo a ti? Imposible. Nadie podía desear más a alguien que esto. Joder, nadie podría ansiar tanto a otra persona más que así.
Inclinándome hacia arriba, le susurré al oído.
—Yo sí.
Con un gemido torturado, se volvió loca, follándome en el colchón con un fervor que amaba. Apreté las piernas alrededor de ella, apreté mi agarre en su cabello y la besé con fuerza.
Nos atacamos la una a la otra tan salvajemente que cuando me corrí, le mordí la lengua. Y creo que le gustó eso.
—Maldita sea —jadeó contra mi garganta mientras el sudor goteaba de su frente a mi hombro—. Eso fue... eso fue…
—Jodidamente fantástico —suspiré.
Levantó la cara y sonrió.
—Sí. —Entonces parpadeó, y frunció el ceño—. ¿Tengo que llevarte a casa hoy?
Negué con la cabeza, con mucho gusto dispuesta a dejar que me quedara con ella para siempre. Pero entonces fruncí el ceño y asentí, dándome cuenta de que la realidad aún nos esperaba, sin importar cuánto tiempo nos quedáramos encerradas en su habitación.
Gimió. —Eso es lo que me temía. —Entonces salió de mí y se sentó. Yo aún no estaba lista para la ausencia de su calor, pero me abracé a mí misma y me senté también.
Nos vestimos en silencio. Santana me miró con una arruga de preocupación entre sus ojos mientras me ponía los zapatos y ella agarraba la billetera de su tocador.
—¿Estás bien?
Sabía que me lo preguntaba por lo de anoche y lo que supe en la oficina del doctor, pero puse los ojos en blanco.
—Después de lo que acaba de suceder, estoy fabulosa.
Se rió entre dientes, pero no por mucho tiempo.
—Lo digo en serio, nena.
Deslizando sus brazos alrededor de mi cintura cuando me enderecé, presionó su frente con la mía.
—. Sé que lo que dijo el doctor no era lo que querías escuchar, pero... —Suspiró.
No creía que supiera qué decir a continuación, por lo que se encogió de hombros.
—. Joder, me tienes, y es probable que sea más difícil lidiar conmigo que con cualquier niño que puedas tener.
Su intento de animarme me hizo sonreír. Me encontraba tan tentada de decirle que la amaba, que la había amado durante meses, antes de colarme en su dormitorio fingiendo ser alguien más. Pero decidí poner mi boca contra la suya y murmuré
—: Te tomo la palabra. Gracias.
Ella me devolvió el beso suavemente antes de alejarse.
—Vamos a llevarte a casa
La seguí por el dormitorio, solo para oler algo muy, muy bueno viniendo de la cocina.
—Oh, Dios mío. —Le apreté el brazo—. ¿Qué es ese olor?
Me guiñó un ojo.
—Sábados por la mañana con Asiáticos. Ven y mira.
Después de acercarme a la apertura de la cocina, se detuvo a mi lado y envolvió un brazo alrededor de mi hombro.
—Cocinan juntos tortitas y tocino cada semana. Es algo bonito.
¿Bonito? Era locamente adorable. Mike y Tina se hallaban de espaldas a nosotras, situados ante la plancha, uno batiendo, y el otro dándole la vuelta a las tortitas. Hablaban en voz baja, y sus cabezas se encontraban íntimamente cerca. Cada par de segundos, se tocaban el uno al otro. Pude verlos dentro de cincuenta años haciendo esto mismo, cocinando juntos y solo... disfrutando de las cosas ordinarias, siempre y cuando lo hicieran el uno con el otro.
—Es como una preciosa tarjeta de felicitación —le susurré a Santana—. Creo que voy a llorar.
Ella se rió y me pasó un pañuelo imaginario. Fingí aceptarlo y me limpié la cara.
—. Gracias.
Tina se volvió entonces.
—Oh.
Dio un salto, y Mike miró por encima.
—. ¡Britt! Aún estás aquí.
—Nos dormimos —confesé, aunque ninguna de las dos mencionara ni una vez el llevarme a casa anoche. Creo que las dos sabíamos que no iba a ir ninguna parte hasta mañana.
—Ya que llegan tan tarde, ¿por qué no se quedan para el desayuno? Siempre hacemos un montón.
Miré a Santana, y contestó por mí mientras entraba en la cocina.
—Claro. Ella tiene que entender por qué no estoy dispuesta a permitir que ninguno de los dos se mude de este apartamento.
Tina le dio una mirada confusa.
—Va…le.
Así que comimos el desayuno con Asiáticos como les decía Santana, y fue agradable. Santana soltó los habituales chistes subidos de tono, y Tina me puso al día con su vida ya que no la había visto mucho últimamente.
—Mi padre biológico me sigue pidiendo que lo vaya a visitar a California, donde se queda este verano. Pero no sé.
—Yo digo que se vaya a la mierda —dijo Santana con la boca llena—. El idiota no hizo nada mientras sabía que tú eras criada por un imbécil abusivo. No le debes nada a ese jodido idiota.
Eché un vistazo a Mike, quien permaneció en silencio. Tuve la sensación de que, tal vez, concordaba con Santana, pero lealmente iba a respaldar cualquier decisión que tomara Tina.
—No sé —murmuré, pensativa. —. Si alguna vez tuviera la oportunidad de encontrarme con mi donante de semen, querría verlo. Nada más que por curiosidad. Para averiguar de dónde vienen mi barbilla, los ojos y la personalidad obstinada.
—Te diré de dónde viene tu personalidad obstinada. —Santana se puso de pie y no solo recogió su plato limpio, si no que el mío también—. Eso es todo de tu hermano.
La vi cargar el lavavajillas. No solo su dulzura al ocuparse de mi plato me impresionó, sino que me gustó la forma en que me recordó que no necesitaba saber a qué distancia se encontraban mis raíces; sabía de dónde venía y quién era mi verdadera familia. Ryder. No importaba lo mucho que sus palabras irreflexivas me hiriesen ayer, quería a mi hermano mayor y él también me quería. Tenía que ir a casa y hablar con él.
Una vez que Santana terminó, se sacudió las manos sobre los muslos y se volvió hacia mí.
—¿Lista para volver?
Tina habló antes de que pudiera responder.
—Oh, podría llevarla a su casa, si quieres.
Santana frunció el ceño al instante. Me gustó que ella quisiera ser quien me llevara a casa. Pero luego suspiró en derrota y murmuró
—: Sí. Eso sería lo mejor.
Así que Tina acabó llevándome a casa, pero no hasta que Santana me llevó hacia la sala con un beso de despedida.
—Si Ryder te echa la bronca por quedarte fuera toda la noche, me llamas.
Le sonreí y deslicé los dedos sobre su pescuezo sexy.
—Y, ¿qué vas a hacer?
Se encogió de hombros y sonrió, frotando su nariz contra la mía.
—Voy a ir e impedírselo, haciéndole pasar el rato conmigo o algo así, para que no pueda enfadarse contigo.
—Eso es dulce. —Levanté mi boca hacia la suya, pero no la besé—. Eres tan dulce.
—¿Oh sí? ¿Cuánto?
—Lo suficientemente dulce para que quiera verte de nuevo.
—Eso espero, mujer.
Para replantear su afirmación, me dio un beso duro y largo. Tina finalmente tuvo que aclararse la garganta para separarnos. Aun así, Santana tuvo que acariciar mi trasero y mi cuello un segundo más antes de dar un paso atrás y dejar que me fuera.
No podía dejar de brillar intensamente todo el camino a casa.
—¿Todavía estás sonriendo? —dijo Tina, mirándome al otro lado en su auto.
Con un suspiro, asentí.
—Simplemente no puedo parar.
—Ella te hace feliz.
La miré, frunciendo el ceño ligeramente.
—Bueno, sí. ¿Crees que me haría ponerme triste?
—No, pero pensé que... no sé, que discutirían más, supongo.
Me encogí de hombros, pensando en ello.
—Lo hacemos… o algo así. Pero parece que nos reconciliamos igual de rápido. Estar en desacuerdo con ella es como los juegos previos…
Tina farfulló una carcajada.
—Bueno, eso es más de lo que quería saber, pero aun así, me alegro por ti. Espero que todo salga bien.
—Yo también. —Me incliné y le di un rápido beso en la mejilla mientras se detenía en mi camino de entrada—. Gracias por ser la mejor amiga en el mundo.
—Cuídate —advirtió cuando abrí la puerta—. Y llama si Ryder se enfada. Le diré que te quedaste en el sofá.
Me sentí mal por hacerle mentir tanto, así que le lancé un beso después de bajarme del coche. Entonces corrí a la puerta de atrás, pensando que sería menos probable encontrarme con alguien en la cocina que en la sala de estar. Pero Ryder se encontraba sentado en la mesa de la cocina, leyendo algo en el portátil en frente de él. Levantó la mirada cuando abrí la puerta. Cuando nuestras miradas se encontraron, me quedé helada.
—Estás en casa —fue todo lo que dijo.
Entré y cerré la puerta tras de mí.
—Sí —respondí lo obvio.
—Te he dejado una docena de mensajes.
—Y los respondí.
—Todo lo que dijiste fue: “Estoy bien”.
Me encogí de hombros y desvié la mirada.
—Bueno... era cierto.
—No, no lo era.
Juntando las manos, puso los codos sobre la mesa y siguió mirándome. El hecho de que no me estuviera gritando era un pequeño milagro, pero aun así... no quería hablar con él por el momento. Necesitaba tiempo para preparar mis palabras.
—¿Dónde estabas? —preguntó.
Solté un bufido y negué con la cabeza. Cuando me dirigí a la puerta para salir de la cocina, saltó de su silla y se lanzó en mi camino.
—Brittany, lo siento.
Me detuve abruptamente y lo miré boquiabierta, en absoluto esperando una disculpa. Dejó escapar un suspiro y se pasó una mano por el pelo.
—Marley me dijo que no te preguntara dónde pasaste toda la noche, y joder. Aquí, es lo primero que te pregunto. Lo que realmente quiero saber es, ¿estás bien?
Ahora eso era completamente inesperado.
—¿Qué? —tuve que preguntar, segura de haber escuchado mal.
Se ruborizó.
—Anoche me pasé de la raya. Y estoy... ya sabes que nunca quise hacerte daño, ¿verdad?
Solté un suspiro, dándome cuenta de que hablaba de la visita de mi médico. Santana hizo que me olvidara de él por un tiempo. Incluso había olvidado decirle a Tina al respecto. Levantando la barbilla, miré a los ojos azules en cuestión, del mismo
color que los míos.
—No me hiciste daño, Ryder. Me lo hago yo misma. Me lo hice yo misma.
Cuando mi barbilla tembló, murmuró
—: Mierda —en voz baja y me acercó a él para darme un fuerte abrazo—. Pero no tenía que ser un idiota desconsiderado al respecto, y... joder, lo siento tanto, niña. No puedo ni imaginar lo que estás pasando.
Bueno, no pensar en ello funcionó mejor hasta el momento. Pero ahora que él me hablaba de nuevo, mis ojos ardían.
—Solo deseo... —Me atraganté—. Ojalá hubiera hecho las cosas de manera muy diferente. Deseo...
—Lo sé.
Me acarició el pelo lentamente.
—. Me siento como una mierda por no estar allí para ti cuando pasaste por todo eso. Si hubiera estado allí, si no te hubiera hecho sentir que no podías contar con mi ayuda…
—Tú no has hecho nada malo —comencé, pero me callé.
—Sí, lo hice. Se suponía que debía protegerte y cuidar de ti. En lugar de eso, te grité cuando me dijiste que estabas embarazada. Yo te hice….
—Ryder, no puedes hacerte responsable de todo lo que hice mal. Tomé mis propias decisiones, y he tenido que vivir con ellas. He tenido que… —Mi voz se ahogó—. Me merezco esto, ya sabes. Maté a mi primer hijo, lo privé incluso desde el inicio de su vida, de tomar su primera respiración, no merezco otra oportunidad…
—Cuidado, no hables de esa manera. No… —Agarró mis brazos y me miró fijamente a los ojos—. Eras una chica de diecisiete años, sola y con miedo, sin nadie cerca para ayudarte. Y me lo contaste. Eso significaba que estabas lista y dispuesta para tener ese bebé. No creo que alguna vez planearas abortar. Creo que esos idiotas de mamá y papá tomaron las riendas y te intimidaron. Te mostraron rápidamente una carga de mierda de dinero y...
—No fue por el dinero. No lo hice por el dinero.
Ryder asintió, creyéndome, por lo que añadí
—: Te amenazaron. Me dijeron que te harían daño y también a Colton y a Brandt. Te iba tan bien con el fútbol, te dirigías a los profesionales. Y Colton y Brandt... ¿Por qué deberían o tendrían que pagar por algo estúpido que yo hice?
Él resopló y sacudió la cabeza.
—¿Y cómo diablos pensaban hacernos daño?
Me encogí de hombros.
—No lo dijeron, pero eran ricos y poderosos. Sabía que podían, si quisieran.
—Hijos de puta —dijo entre dientes.
Asentí.
—Sí. Lo eran, pero todavía no...
Cuando la voz me falló, Ryder me besó la sien.
—Se acabó y ya pasó —me aseguró—. Sé que esto te va a seguir agobiando durante bastante tiempo, pero quiero que sepas, que de aquí en adelante, siempre tendrás mi apoyo... no importa lo que pase.
Asentí y tragué saliva.
—Gracias —susurré.
Pero ahora me sentía como una mierda. Creo que hubiera preferido que simplemente me gritara. El Ryder amable sabía cómo exagerar la culpabilidad sin ni siquiera intentarlo. Lo abracé porque no pude mirarlo a los ojos, sabiendo que le ocultaba tantas cosas, sabiendo que no me apoyaría si supiera donde había pasado la noche.
—Bueno —empecé—. Tengo que estudiar para los finales, así que…
—Oh, antes de que te vayas. —Cogió un trozo de papel de la mesa—. Tad ha llamado.
Me detuve y giré hacia atrás, cogiéndole la hoja.
—¿De verdad? Oh, gracias a Dios. —Entonces fruncí el ceño, pensativa, preguntándome por qué había llamado al teléfono de casa—. Hmm. Le debí haber dado el número de teléfono fijo en lugar del de mi móvil.
Ryder levantó una ceja.
—¿Con él estabas anoche?
La pregunta me hizo tropezar y detenerme.
—¿Qué? Dios mío, no. —Arrugué la nariz—. Está en mi clase de películas. Nuestro proyecto final es un proyecto de grupo, y tuve que ser la líder. Se suponía que él debía hacer los efectos de sonido, y empezaba a preocuparme de tener que ocuparme de eso yo misma.
Tuve que hacerme cargo del trabajo de Blaze para escribir el diálogo para la corto escena que tuvimos que filmar. Ella seguía enfadada conmigo por llamarla perdedora en Forbbiden, pero me dejaba atónita por perjudicarse a sí misma y que ni siquiera participara en el proyecto de grupo. No solo nos iban a calificar los profesores, también teníamos que entregar informes sobre todos los otros miembros del grupo. Nadie le iba a dar una buena calificación.
—Por lo tanto, ¿este tipo Tad no es…? —Cuando miré a Ryder y levanté una ceja, se detuvo y se aclaró la garganta—. Es que últimamente has salido mucho más. Imaginé que podrías estar saliendo con alguien….
—Oh, eso imaginaste, ¿verdad?
—Si es así —continuó, dando énfasis a sus palabras con los dientes apretados—, entonces quiero conocerlo.
Era obvio que Marley le aconsejó fuertemente en cuanto a lo que debía y no debía decirme. Era un poco raro verlo contenerse y no soltar lo que sabía que quería decir, pero eso solamente me hizo sentir peor porque estaba siendo tan considerado.
Aun así.
—Si estuviera viendo a alguien —sonreí y le di unas palmaditas en la mejilla—, esperaría un tiempo antes de dejar que el pobre tipo se encontrara contigo.
Resopló.
—Sí, seguramente después de que estés casada y embarazada de tu segundo…
Cuando mi rostro palideció, se dio cuenta de lo que hizo. Rechinando los dientes, cerró los ojos y maldijo en voz baja.
—Mierda, Brittany. Lo siento. Lo olvidé.
—No pasa nada.
Pero, sinceramente, me dolía. Joder, me dolía mucho.
Creo que nos va a llevar mucho tiempo acostumbrarnos. —Solo tenía que concentrarme en todo lo demás, la escuela, mi familia, Santana y podría sobrevivir a esto.
Ryder no pareció creer mi perdón, así que lo abracé con fuerza.
—Superaremos esto —me dijo—, de una manera u otra.
empujaba mi trasero desnudo y sus dedos instintivamente apretaron mi pecho.
—Maldita sea —dijo en un gemido—. Podría despertar así todos los días. A mi polla de verdad le gusta acurrucarse con tu culo.
Sonreí.
—Oh, ¿sí? ¿O le gusta más esto? —Sentándome, me giré para
mirarla, y luego le di la vuelta para poder besar su pecho y tomar su erección en mi mano. Su marca de nacimiento de color púrpura con la forma de Virginia Occidental parecía particularmente brillante esta mañana. Me encantaba que
nunca se molestara en ocultármela. No habíamos estado juntas con las luces apagadas desde la desaparición de la Visitante Nocturna, y eso también me encantaba. Éramos abiertas acerca de todo entre nosotras, no guardábamos secretos, y compartíamos todo tipo de cosas que nunca había compartido con nadie más en mi vida. Queriendo mostrarle lo mucho que significaba para mí, le di a su marca de nacimiento un poco más de atención y lamí todo su costado antes de tomar la cabeza de su pene en mi boca.
Agarró mi pelo fuertemente, como a mí me gustaba, y gemí mientras le chupaba hasta la parte posterior de mi garganta.
—Está bien, tienes razón —dijo con voz áspera—. Me gusta más despertar de esta manera.
Me reí con la boca llena y procedí a darle la mejor mamada de mi vida, excepto porque me alejó de ella justo antes de correrse. Entonces me puso de espaldas y me miró con asombro antes de tomar una de mis piernas. Empezando por el tobillo, besó, lamió y mordisqueó un camino hacia abajo hasta que su boca se encontró en mi coño y su lengua dentro de mí.
—Oh, Dios mío, Santana —jadeé y apreté las sábanas debajo de mí—. Te sientes muy bien. Eso se siente tan bien.
Me miró para preguntar.
—¿Te vas a correr?
—¡Sí! —espeté, deseando que regresara su boca a mí, pero en lugar de eso, se levantó para sentarse.
Mirando hacia mí mientras todavía me encontraba acostada boca arriba con las piernas extendidas, y abierta, sonrió lentamente.
—Eres tan jodidamente hermosa.
Agarró una de mis piernas y luego la otra.
—En el primer momento en que te vi, con nada más que una camiseta, me fijé en estos hermosos muslos tonificados. —Los levantó mientras hablaba—. Y quería saber cómo se sentirían envueltos a mi alrededor.
Le ayudé a enredar mis piernas alrededor suyo. Ella las hizo subir sobre sus rodillas y luego se cernió sobre mí, alineándonos hasta que sentí su calor y su dureza contra mí, lista para entrar.
—Vi esta boca —continuó—, agrietada y pálida. Y quise probarla. — Luego de inclinarse, apretó los labios suavemente con los míos. Nos respiramos la una a la otra hasta que murmuró—: Entonces te miré a los ojos, y... Jesús.
Presionó su frente contra la mía y me miró a los ojos.
—¿Qué demonios me has hecho, Brittany?
Se metió en mí, y jadeé con sorpresa ante el tramo inicial, tan llena, tan grande. Siempre tan grande.
—¿Por qué no podía estar lejos de ti? —preguntó con otro largo y lento empuje—. ¿Por qué no puedo tener suficiente de ti? —Embestida—. ¿Por qué quiero ser dueña de cada jodido pedazo de ti? —Embestida.
—Por…porque el obedecer las reglas es un giro radical, supongo. —Le agarré del pelo para ayudarme a absorber el delicioso impacto de cada embestida, pero eso solo pareció hacerle bombear más duro y más rápido. Con una risita incrédula, negó con la cabeza. —¿Qué estás diciendo? ¿Que merezco esto porque me deseas tanto como yo te deseo a ti? Imposible. Nadie podía desear más a alguien que esto. Joder, nadie podría ansiar tanto a otra persona más que así.
Inclinándome hacia arriba, le susurré al oído.
—Yo sí.
Con un gemido torturado, se volvió loca, follándome en el colchón con un fervor que amaba. Apreté las piernas alrededor de ella, apreté mi agarre en su cabello y la besé con fuerza.
Nos atacamos la una a la otra tan salvajemente que cuando me corrí, le mordí la lengua. Y creo que le gustó eso.
—Maldita sea —jadeó contra mi garganta mientras el sudor goteaba de su frente a mi hombro—. Eso fue... eso fue…
—Jodidamente fantástico —suspiré.
Levantó la cara y sonrió.
—Sí. —Entonces parpadeó, y frunció el ceño—. ¿Tengo que llevarte a casa hoy?
Negué con la cabeza, con mucho gusto dispuesta a dejar que me quedara con ella para siempre. Pero entonces fruncí el ceño y asentí, dándome cuenta de que la realidad aún nos esperaba, sin importar cuánto tiempo nos quedáramos encerradas en su habitación.
Gimió. —Eso es lo que me temía. —Entonces salió de mí y se sentó. Yo aún no estaba lista para la ausencia de su calor, pero me abracé a mí misma y me senté también.
Nos vestimos en silencio. Santana me miró con una arruga de preocupación entre sus ojos mientras me ponía los zapatos y ella agarraba la billetera de su tocador.
—¿Estás bien?
Sabía que me lo preguntaba por lo de anoche y lo que supe en la oficina del doctor, pero puse los ojos en blanco.
—Después de lo que acaba de suceder, estoy fabulosa.
Se rió entre dientes, pero no por mucho tiempo.
—Lo digo en serio, nena.
Deslizando sus brazos alrededor de mi cintura cuando me enderecé, presionó su frente con la mía.
—. Sé que lo que dijo el doctor no era lo que querías escuchar, pero... —Suspiró.
No creía que supiera qué decir a continuación, por lo que se encogió de hombros.
—. Joder, me tienes, y es probable que sea más difícil lidiar conmigo que con cualquier niño que puedas tener.
Su intento de animarme me hizo sonreír. Me encontraba tan tentada de decirle que la amaba, que la había amado durante meses, antes de colarme en su dormitorio fingiendo ser alguien más. Pero decidí poner mi boca contra la suya y murmuré
—: Te tomo la palabra. Gracias.
Ella me devolvió el beso suavemente antes de alejarse.
—Vamos a llevarte a casa
La seguí por el dormitorio, solo para oler algo muy, muy bueno viniendo de la cocina.
—Oh, Dios mío. —Le apreté el brazo—. ¿Qué es ese olor?
Me guiñó un ojo.
—Sábados por la mañana con Asiáticos. Ven y mira.
Después de acercarme a la apertura de la cocina, se detuvo a mi lado y envolvió un brazo alrededor de mi hombro.
—Cocinan juntos tortitas y tocino cada semana. Es algo bonito.
¿Bonito? Era locamente adorable. Mike y Tina se hallaban de espaldas a nosotras, situados ante la plancha, uno batiendo, y el otro dándole la vuelta a las tortitas. Hablaban en voz baja, y sus cabezas se encontraban íntimamente cerca. Cada par de segundos, se tocaban el uno al otro. Pude verlos dentro de cincuenta años haciendo esto mismo, cocinando juntos y solo... disfrutando de las cosas ordinarias, siempre y cuando lo hicieran el uno con el otro.
—Es como una preciosa tarjeta de felicitación —le susurré a Santana—. Creo que voy a llorar.
Ella se rió y me pasó un pañuelo imaginario. Fingí aceptarlo y me limpié la cara.
—. Gracias.
Tina se volvió entonces.
—Oh.
Dio un salto, y Mike miró por encima.
—. ¡Britt! Aún estás aquí.
—Nos dormimos —confesé, aunque ninguna de las dos mencionara ni una vez el llevarme a casa anoche. Creo que las dos sabíamos que no iba a ir ninguna parte hasta mañana.
—Ya que llegan tan tarde, ¿por qué no se quedan para el desayuno? Siempre hacemos un montón.
Miré a Santana, y contestó por mí mientras entraba en la cocina.
—Claro. Ella tiene que entender por qué no estoy dispuesta a permitir que ninguno de los dos se mude de este apartamento.
Tina le dio una mirada confusa.
—Va…le.
Así que comimos el desayuno con Asiáticos como les decía Santana, y fue agradable. Santana soltó los habituales chistes subidos de tono, y Tina me puso al día con su vida ya que no la había visto mucho últimamente.
—Mi padre biológico me sigue pidiendo que lo vaya a visitar a California, donde se queda este verano. Pero no sé.
—Yo digo que se vaya a la mierda —dijo Santana con la boca llena—. El idiota no hizo nada mientras sabía que tú eras criada por un imbécil abusivo. No le debes nada a ese jodido idiota.
Eché un vistazo a Mike, quien permaneció en silencio. Tuve la sensación de que, tal vez, concordaba con Santana, pero lealmente iba a respaldar cualquier decisión que tomara Tina.
—No sé —murmuré, pensativa. —. Si alguna vez tuviera la oportunidad de encontrarme con mi donante de semen, querría verlo. Nada más que por curiosidad. Para averiguar de dónde vienen mi barbilla, los ojos y la personalidad obstinada.
—Te diré de dónde viene tu personalidad obstinada. —Santana se puso de pie y no solo recogió su plato limpio, si no que el mío también—. Eso es todo de tu hermano.
La vi cargar el lavavajillas. No solo su dulzura al ocuparse de mi plato me impresionó, sino que me gustó la forma en que me recordó que no necesitaba saber a qué distancia se encontraban mis raíces; sabía de dónde venía y quién era mi verdadera familia. Ryder. No importaba lo mucho que sus palabras irreflexivas me hiriesen ayer, quería a mi hermano mayor y él también me quería. Tenía que ir a casa y hablar con él.
Una vez que Santana terminó, se sacudió las manos sobre los muslos y se volvió hacia mí.
—¿Lista para volver?
Tina habló antes de que pudiera responder.
—Oh, podría llevarla a su casa, si quieres.
Santana frunció el ceño al instante. Me gustó que ella quisiera ser quien me llevara a casa. Pero luego suspiró en derrota y murmuró
—: Sí. Eso sería lo mejor.
Así que Tina acabó llevándome a casa, pero no hasta que Santana me llevó hacia la sala con un beso de despedida.
—Si Ryder te echa la bronca por quedarte fuera toda la noche, me llamas.
Le sonreí y deslicé los dedos sobre su pescuezo sexy.
—Y, ¿qué vas a hacer?
Se encogió de hombros y sonrió, frotando su nariz contra la mía.
—Voy a ir e impedírselo, haciéndole pasar el rato conmigo o algo así, para que no pueda enfadarse contigo.
—Eso es dulce. —Levanté mi boca hacia la suya, pero no la besé—. Eres tan dulce.
—¿Oh sí? ¿Cuánto?
—Lo suficientemente dulce para que quiera verte de nuevo.
—Eso espero, mujer.
Para replantear su afirmación, me dio un beso duro y largo. Tina finalmente tuvo que aclararse la garganta para separarnos. Aun así, Santana tuvo que acariciar mi trasero y mi cuello un segundo más antes de dar un paso atrás y dejar que me fuera.
No podía dejar de brillar intensamente todo el camino a casa.
—¿Todavía estás sonriendo? —dijo Tina, mirándome al otro lado en su auto.
Con un suspiro, asentí.
—Simplemente no puedo parar.
—Ella te hace feliz.
La miré, frunciendo el ceño ligeramente.
—Bueno, sí. ¿Crees que me haría ponerme triste?
—No, pero pensé que... no sé, que discutirían más, supongo.
Me encogí de hombros, pensando en ello.
—Lo hacemos… o algo así. Pero parece que nos reconciliamos igual de rápido. Estar en desacuerdo con ella es como los juegos previos…
Tina farfulló una carcajada.
—Bueno, eso es más de lo que quería saber, pero aun así, me alegro por ti. Espero que todo salga bien.
—Yo también. —Me incliné y le di un rápido beso en la mejilla mientras se detenía en mi camino de entrada—. Gracias por ser la mejor amiga en el mundo.
—Cuídate —advirtió cuando abrí la puerta—. Y llama si Ryder se enfada. Le diré que te quedaste en el sofá.
Me sentí mal por hacerle mentir tanto, así que le lancé un beso después de bajarme del coche. Entonces corrí a la puerta de atrás, pensando que sería menos probable encontrarme con alguien en la cocina que en la sala de estar. Pero Ryder se encontraba sentado en la mesa de la cocina, leyendo algo en el portátil en frente de él. Levantó la mirada cuando abrí la puerta. Cuando nuestras miradas se encontraron, me quedé helada.
—Estás en casa —fue todo lo que dijo.
Entré y cerré la puerta tras de mí.
—Sí —respondí lo obvio.
—Te he dejado una docena de mensajes.
—Y los respondí.
—Todo lo que dijiste fue: “Estoy bien”.
Me encogí de hombros y desvié la mirada.
—Bueno... era cierto.
—No, no lo era.
Juntando las manos, puso los codos sobre la mesa y siguió mirándome. El hecho de que no me estuviera gritando era un pequeño milagro, pero aun así... no quería hablar con él por el momento. Necesitaba tiempo para preparar mis palabras.
—¿Dónde estabas? —preguntó.
Solté un bufido y negué con la cabeza. Cuando me dirigí a la puerta para salir de la cocina, saltó de su silla y se lanzó en mi camino.
—Brittany, lo siento.
Me detuve abruptamente y lo miré boquiabierta, en absoluto esperando una disculpa. Dejó escapar un suspiro y se pasó una mano por el pelo.
—Marley me dijo que no te preguntara dónde pasaste toda la noche, y joder. Aquí, es lo primero que te pregunto. Lo que realmente quiero saber es, ¿estás bien?
Ahora eso era completamente inesperado.
—¿Qué? —tuve que preguntar, segura de haber escuchado mal.
Se ruborizó.
—Anoche me pasé de la raya. Y estoy... ya sabes que nunca quise hacerte daño, ¿verdad?
Solté un suspiro, dándome cuenta de que hablaba de la visita de mi médico. Santana hizo que me olvidara de él por un tiempo. Incluso había olvidado decirle a Tina al respecto. Levantando la barbilla, miré a los ojos azules en cuestión, del mismo
color que los míos.
—No me hiciste daño, Ryder. Me lo hago yo misma. Me lo hice yo misma.
Cuando mi barbilla tembló, murmuró
—: Mierda —en voz baja y me acercó a él para darme un fuerte abrazo—. Pero no tenía que ser un idiota desconsiderado al respecto, y... joder, lo siento tanto, niña. No puedo ni imaginar lo que estás pasando.
Bueno, no pensar en ello funcionó mejor hasta el momento. Pero ahora que él me hablaba de nuevo, mis ojos ardían.
—Solo deseo... —Me atraganté—. Ojalá hubiera hecho las cosas de manera muy diferente. Deseo...
—Lo sé.
Me acarició el pelo lentamente.
—. Me siento como una mierda por no estar allí para ti cuando pasaste por todo eso. Si hubiera estado allí, si no te hubiera hecho sentir que no podías contar con mi ayuda…
—Tú no has hecho nada malo —comencé, pero me callé.
—Sí, lo hice. Se suponía que debía protegerte y cuidar de ti. En lugar de eso, te grité cuando me dijiste que estabas embarazada. Yo te hice….
—Ryder, no puedes hacerte responsable de todo lo que hice mal. Tomé mis propias decisiones, y he tenido que vivir con ellas. He tenido que… —Mi voz se ahogó—. Me merezco esto, ya sabes. Maté a mi primer hijo, lo privé incluso desde el inicio de su vida, de tomar su primera respiración, no merezco otra oportunidad…
—Cuidado, no hables de esa manera. No… —Agarró mis brazos y me miró fijamente a los ojos—. Eras una chica de diecisiete años, sola y con miedo, sin nadie cerca para ayudarte. Y me lo contaste. Eso significaba que estabas lista y dispuesta para tener ese bebé. No creo que alguna vez planearas abortar. Creo que esos idiotas de mamá y papá tomaron las riendas y te intimidaron. Te mostraron rápidamente una carga de mierda de dinero y...
—No fue por el dinero. No lo hice por el dinero.
Ryder asintió, creyéndome, por lo que añadí
—: Te amenazaron. Me dijeron que te harían daño y también a Colton y a Brandt. Te iba tan bien con el fútbol, te dirigías a los profesionales. Y Colton y Brandt... ¿Por qué deberían o tendrían que pagar por algo estúpido que yo hice?
Él resopló y sacudió la cabeza.
—¿Y cómo diablos pensaban hacernos daño?
Me encogí de hombros.
—No lo dijeron, pero eran ricos y poderosos. Sabía que podían, si quisieran.
—Hijos de puta —dijo entre dientes.
Asentí.
—Sí. Lo eran, pero todavía no...
Cuando la voz me falló, Ryder me besó la sien.
—Se acabó y ya pasó —me aseguró—. Sé que esto te va a seguir agobiando durante bastante tiempo, pero quiero que sepas, que de aquí en adelante, siempre tendrás mi apoyo... no importa lo que pase.
Asentí y tragué saliva.
—Gracias —susurré.
Pero ahora me sentía como una mierda. Creo que hubiera preferido que simplemente me gritara. El Ryder amable sabía cómo exagerar la culpabilidad sin ni siquiera intentarlo. Lo abracé porque no pude mirarlo a los ojos, sabiendo que le ocultaba tantas cosas, sabiendo que no me apoyaría si supiera donde había pasado la noche.
—Bueno —empecé—. Tengo que estudiar para los finales, así que…
—Oh, antes de que te vayas. —Cogió un trozo de papel de la mesa—. Tad ha llamado.
Me detuve y giré hacia atrás, cogiéndole la hoja.
—¿De verdad? Oh, gracias a Dios. —Entonces fruncí el ceño, pensativa, preguntándome por qué había llamado al teléfono de casa—. Hmm. Le debí haber dado el número de teléfono fijo en lugar del de mi móvil.
Ryder levantó una ceja.
—¿Con él estabas anoche?
La pregunta me hizo tropezar y detenerme.
—¿Qué? Dios mío, no. —Arrugué la nariz—. Está en mi clase de películas. Nuestro proyecto final es un proyecto de grupo, y tuve que ser la líder. Se suponía que él debía hacer los efectos de sonido, y empezaba a preocuparme de tener que ocuparme de eso yo misma.
Tuve que hacerme cargo del trabajo de Blaze para escribir el diálogo para la corto escena que tuvimos que filmar. Ella seguía enfadada conmigo por llamarla perdedora en Forbbiden, pero me dejaba atónita por perjudicarse a sí misma y que ni siquiera participara en el proyecto de grupo. No solo nos iban a calificar los profesores, también teníamos que entregar informes sobre todos los otros miembros del grupo. Nadie le iba a dar una buena calificación.
—Por lo tanto, ¿este tipo Tad no es…? —Cuando miré a Ryder y levanté una ceja, se detuvo y se aclaró la garganta—. Es que últimamente has salido mucho más. Imaginé que podrías estar saliendo con alguien….
—Oh, eso imaginaste, ¿verdad?
—Si es así —continuó, dando énfasis a sus palabras con los dientes apretados—, entonces quiero conocerlo.
Era obvio que Marley le aconsejó fuertemente en cuanto a lo que debía y no debía decirme. Era un poco raro verlo contenerse y no soltar lo que sabía que quería decir, pero eso solamente me hizo sentir peor porque estaba siendo tan considerado.
Aun así.
—Si estuviera viendo a alguien —sonreí y le di unas palmaditas en la mejilla—, esperaría un tiempo antes de dejar que el pobre tipo se encontrara contigo.
Resopló.
—Sí, seguramente después de que estés casada y embarazada de tu segundo…
Cuando mi rostro palideció, se dio cuenta de lo que hizo. Rechinando los dientes, cerró los ojos y maldijo en voz baja.
—Mierda, Brittany. Lo siento. Lo olvidé.
—No pasa nada.
Pero, sinceramente, me dolía. Joder, me dolía mucho.
Creo que nos va a llevar mucho tiempo acostumbrarnos. —Solo tenía que concentrarme en todo lo demás, la escuela, mi familia, Santana y podría sobrevivir a esto.
Ryder no pareció creer mi perdón, así que lo abracé con fuerza.
—Superaremos esto —me dijo—, de una manera u otra.
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 43
Re: [Resuelto]BRITTANA: PERFECTA (GP) Epilogo
Ese hermano de Britt es mas que imprudente y san se porto a la altura, a su manera al menos, es bueno para britt saber que cuenta con ella!!! hasta pronto.
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]BRITTANA: PERFECTA (GP) Epilogo
San la mejor! Cuidando a Britt y mostrándole su amor cuando mas lo necesitaba ....
Y me encanta que de verdad se están convirtiendo en una pareja bonita
Y Ryder pues aun metiendo la pata sólo espero que pronto le caiga la noticia y deje de ser tan imprudente!
Espero que las chicas pasen mas noches juntas!
Y me encanta que de verdad se están convirtiendo en una pareja bonita
Y Ryder pues aun metiendo la pata sólo espero que pronto le caiga la noticia y deje de ser tan imprudente!
Espero que las chicas pasen mas noches juntas!
JVM- - Mensajes : 1170
Fecha de inscripción : 20/11/2015
Re: [Resuelto]BRITTANA: PERFECTA (GP) Epilogo
CAPITULO 17
SANTANA
Estaba pasando por la abstinencia de Brittany. Después de quedarse conmigo toda la noche del viernes, despertaba cada mañana para buscarla. Apestaba que nunca estuviera allí. No fuimos capaces de vernos durante las siguientes cuatro noches por su trabajo, mi trabajo, y las tareas escolares de mierda que llegaron oportunamente. Así no solo la quería aquí, sino que también me empecé a poner caliente.
Cuando el miércoles la vi sentada debajo de un árbol en el campus, quitando el cabello de su cara mientras leía algo en su teléfono, de ninguna manera me mantendría alejada.
—Justo la mujer en la que pensaba —dije en cuanto me acerqué.
Su cabeza se sacudió, con los ojos muy abiertos por la sorpresa. Después de mirar alrededor a todas las personas que pasaban para ir a clases, se volvió para mirarme.
—La gente puede vernos.
—Maldita sea.
Chasqueé mis dedos e hice una mueca de dolor mientras me dejaba caer a su lado.
—. Pensé que hoy mi capa de invisibilidad funcionaba.
Puso los ojos en blanco.
—Tristón11 Personaje de la serie animada Leoncio el León y Tristón. . Pero en serio, ¿qué estás haciendo hablándome en público?
Fruncí el ceño.
—¿Hablar contigo en público no está permitido? —Para evitar acercarme a ella como necesitaba, abrí mi mochila y busqué dentro antes de sacar una caja llena de mentas.
—Yo solo... Supuse que no esperé que tú... ya sabes... fueras a hablar conmigo en público.
Después de abrir mis mentas, silenciosamente le ofrecí un puñado.
Una sonrisa iluminó su rostro antes de que tendiera la mano.
—Gracias.
Esparcí un montón en su mano y luego tiré algunas directamente en mi boca.
—Hablo contigo en público todo el tiempo —dije con la boca llena.
Pareció considerarlo por un momento antes de encogerse de hombros y masticar.
—Supongo que tienes razón.
—Sé que la tengo.
Tragué saliva y me metí más pastillas de menta en la boca.
—. Ahora dime, ¿qué te está molestando?
Su mirada se encontró con la mía.
—¿Por qué crees que algo me está molestando?
Le hice señas a mis propios flequillos.
—Estás haciendo la cosa del cabello.
—¿Cosa del cabello? —Sacudió la cabeza, diciéndome que no tenía ni idea de lo que hablaba.
—Sí, ya sabes. —Hice un gesto con la mano de nuevo—. Siempre haces esa cosa con tu cabello cuando algo te molesta.
Parpadeando, se inclinó hacia mí.
—Yo hago... ¿qué?
—No importa. Solo dime qué traseros tengo que patear.
—Tú...
Puso su mano sobre la boca y solo me miró con asombro. Luego se aclaró la garganta y dejó caer su mano mientras negó.
—. No debes patear ningún trasero. Solo me fijaba si la nota de mi filmografía final fue publicada. — Miró de nuevo abajo y actualizó su pantalla—. ¿Te acuerdas de lo que te dije? Teníamos que hacer un proyecto en grupo y convertirlo en una pequeña obra de teatro. ¿Cómo mi grupo me nombró la maldita directora, básicamente tuve que asumir la responsabilidad de asegurarme de que todo se hiciera?
Diablos, sí, la recordé contándome sobre ello. Era la razón por la que no pudo venir en la noche más veces de las que me gustaría. Asentí y le hice señas para que continuara.
Dejó escapar un suspiro.
—Bueno, lo entregué ayer. —Con un gruñido suave, continuó—: Y estoy malditamente preocupada sobre nuestra calificación. Todavía quiero matar a Blaze por dejarme toda la responsabilidad. Terminé escribiendo todo el guion porque se enojó conmigo por llamarla perdedora.
Levanté una mano.
—Espera. ¿Has dicho Blaze? ¿Una chica de hermandad Alpha Delta Pi? Que en realidad se llama Jan, o algo así, pero se hace llamar a sí misma…
—Sí —gimió, poniendo los ojos en blanco—. ¿La conoces?
Mordí el interior de mi labio, deteniéndome para no dejar escapar lo bien que conocí a Blaze una vez. Con un encogimiento de hombros, murmuré
—: La llamaste bien. Es una especie de zorra.
—Algo así —murmuró como si eso fuera un eufemismo—. Me dijo que debería engañar a Tina con Mike... justo en frente de la cara de Tina.
Resoplé y puse los ojos en blanco.
—Parece propio de ella.
—De todos modos —continuó Brittany—, todo el proyecto ha sido una pesadilla. No solo Blaze nos dejó botados, sino que Tad no tuvo sus efectos de sonido hasta el sábado, así que estuve en un maldito apuro por hacer que toda la cosa estuviera producida, y...
Cuando miró de nuevo su teléfono, puse mi mano en su muñeca, deteniéndola.
—Tienes una A.
Parpadeó y frunció el ceño.
—¿Y sabes eso porque...?
—Porque sé cuánto tiempo y esfuerzo pusiste en eso. De ninguna manera vas a tener una nota más baja, y va a tardar una eternidad que se publique tu nota, así que decidí simplemente decirte lo que va pasar. Ahora no tienes que morir por la espera.
Con una reacia sonrisa, chocó su hombro en el mío.
—Bueno, mira quien está siendo totalmente dulce y me está haciendo sentir mejor.
La apunté con mi dedo para detenerla.
—Solo mantén toda esta mierda en silencio. Tengo una reputación de idiota que mantener.
—Oh, está bien.
Me guiñó un ojo y puso su dedo sobre los labios. Sus labios, que parecían realmente buenos. Probablemente estaba a punto de hacer algo como inclinarla y besar a más no poder esos deliciosos labios cuando mi teléfono sonó.
Con un gruñido irritado, lo saqué de mi bolsillo. Mis padres habían estado tratando de hablar toda la mañana. Probablemente estuve evitándolos por mucho tiempo, así que respondí.
—Hola.
La petición de mi madre era corta y simple, y no hubo forma de poder rechazarla, así que murmuré unos cuantos está bien, seguro, y sí antes de que dijera
—: Nos vemos entonces. Está bien. Adiós.
Mi cambio de estado de ánimo debe haber sido obvio porque Brittany me tocó el brazo, haciéndome saltar por el inesperado contacto.
—Oye. ¿Todo bien?
—Ajá.
Intenté enviarle una sonrisa que decía todo era color de rosa, pero cuando miré a los ojos azules en cuestión, se me ocurrió una idea.
—¡Sí! —señalé—. Tú. Te necesito. Esta noche. ¿Crees que podrías ser mi novia falsa por la tarde?
Parpadeó, la pausa en su respuesta me hizo inquietarme.
—¿Tu novia qué? —dijo lentamente.
Con un suspiro, acaricié mi cuello para dejar salir
—: Esa fue mi mamá. Me han citado a casa para comer con ellos esta noche, ya sabes, para celebrar mi graduación de este fin de semana, o algo así. No quiero la maldita conversación habitual. Así que pensé que si te tuviera a mi lado, no me iban a perseguir por... otra mierda y simplemente van a estar emocionados porque llevé una verdadera chica a cenar.
Sus labios se apretaron con desagrado.
—¿Tienes la costumbre de llevar chicas inflables a cenar?
—Brittany —gemí a través de mis dientes—. Esto es serio. ¿Crees que puedes no ser una listilla durante tres malditos segundos y decir, sí, Santana, me encantaría ir contigo?
En cambio, dijo
—: ¿Estás durmiendo con otras chicas?
—¿Qué? —Negué, completamente confundida—. ¿Qué en toda la mierda que acabo de decir te impulsó a preguntar eso?
—Dijiste que querías que fuera tu novia falsa.
—Sí. —Asentí, todavía desorientada—. ¿Y?
—Y... —Frunció el ceño—. Si ahora no soy tu verdadera novia, entonces ¿qué diablos soy para ti?
Mi boca se abrió, pero las palabras no salieron. Oh, mierda. Ni siquiera había pensado en las etiquetas y mierdas como esa. —Uhhh... —dije, sin saber cómo responder.
La maldita cosa equivocada para decir. Brittany metió su teléfono en el bolso. Cerrándolo de un golpe, se puso de pie.
—¿Recuerdas que acabo de decirte que eras dulce? Me retracto.
Si no la detenía, iba a irse caminando, y eso sería el final de las visitas nocturnas para mí.
—Espera. —Me puse de pie detrás de ella—. Jesús, no he pensado en esa mierda. He estado tan ocupada disfrutando de lo que tenemos, que no me he detenido exactamente a ponerle una etiqueta a esto.
Hizo una pausa, sus ojos fijos mientras me estudiaba.
—¿Te asustan las etiquetas?
¡Diablos, sí!
Solté un bufido.
—Diablos no. Yo solo... —Sacudí una mano—. No he tenido una verdadera novia en más de cuatro años. Yo... estoy oxidada en, ya sabes, la monogamia y el compromiso y la mierda.
Ella cruzó los brazos sobre su pecho y siguió mirando con esa mirada suya, la que me dijo que estaba en grandes problemas.
Me inquieté bajo su inspección. Después de cambiar mi peso de una pierna a la otra, miré alrededor del ocupado patio.
—¿Debemos realmente estar discutiendo esto tan abiertamente... alrededor de tantos oídos?
Sacudiendo la cabeza con tristeza, resopló con disgusto y comenzó a dar zancadas, tomando distancia. Fui tras ella.
—Lo siento, está bien. Por favor, Brittany. Sabes que soy una cretina.
Ella sonrió levemente.
—Y, sin embargo, la culpa es mía, yo soy la que sigue aguantándola.
—No hay nadie más que tú. Lo sabes. No sé en qué pensé diciendo toda esa mierda falsa. He estado sola tanto tiempo que es difícil recordar que estoy castamente en una relación. Y, además, ya que tenemos que mantenerlo en secreto y tengo que actuar como si estuviera sola con ciertas personas, de todos modos, no sabía si aplicaban las reglas habituales.
Se detuvo antes de girar, con los ojos llenos de tormento.
—¿La cosa del secreto hace que no tengamos la posibilidad de tener una relación normal?
—No sé. —Me encogí de hombros, preocupada de que, otra vez, fuera a decir algo equivocado—. Dime tú.
—No, obviamente, tú tienes tus propias ideas de lo que no somos. Así que ahora necesito una aclaración. ¿Somos solo amigas con beneficios, o somos en realidad una pareja? ¿No has estado con ninguna otra chica porque no has tenido la oportunidad, o porque me estás siendo fiel? Porque necesito saber antes de empezar a pensar cosas.
¿Pensar cosas? Eso no sonaba bien.
—¿Qué tipo de cosas?
—No sé, Santana. ¡Cosas! Un futuro, amor, matrimonio, para siempre. ¡Solo cosas!
—Oh.
Está bien, esa respuesta me dejó sin palabras y un poco sin aliento. Pero mierda, ¿había estado pensando en esas cosas? ¿Conmigo? Estuve viviendo el día a día. Después de nuestro acuerdo no verbal para permanecer juntas cuando ella preguntó sobre los anticonceptivos, no pensé más allá de la próxima vez que conseguiría verla y cómo mantenerla bajo llave.
—Asumo que eso significa que no has estado pensando en tales cosas.
Su voz era seca y poco impresionada. Trató de alejarse de nuevo, así que la agarré del brazo y la acerqué más.
—Maldita sea, Britt. El hecho de que no he estado pensando así no significa que estoy asustada de esas cosas. Solo estoy... Cuando me di cuenta que no sabía cómo me sentía, ella levantó una ceja y adivinó
—: ¿Asustada de esas cosas?
—¡No! —Apreté los dientes—. Cristo, mujer. Tal vez ni siquiera me dejo pensar muy por delante porque estoy a la espera de ese inevitable día cuando te des cuenta de que puedes tener algo mucho mejor y me abandones. No tengo miedo de esas cosas. Tengo miedo de quererlas y luego no conseguirlas, así que ni siquiera me permito pensar en ellas.
Se acercó más, sus ojos azules repentinamente llenos de simpatía.
—¿Por qué crees que voy a dejarte?
Alcé mis manos en el aire.
—Probablemente porque soy yo, la cretina. ¿Por qué más? ¿Necesito otra razón?
—Oh, Santana. Mujer estúpida. ¿No te das cuenta de lo adicta que soy a ti?
Negué y me reí nerviosamente.
—La gente se libera de adicciones desagradables todos los días.
Se acercó un paso, la mirada en sus ojos me decía lo mucho que deseaba mi boca sobre la de ella.
—Bueno, yo no voy a hacerlo. Esta es una adicción que me gusta.
Maldita sea, me encantó su adicción. Y me encantó ser adicta a ella.
—¿Vas a darme un beso ahora?
pregunté, levantando una ceja con curiosidad. En realidad me parecía bien si ella lo quería. Si quería aclarar todo y que el mundo supiera acerca de nosotras, podría tratar con eso sin duda. Me acerqué un paso hacia ella, dando la bienvenida a cualquier tipo de demostración pública de afecto que quisiera darme, pero el movimiento pareció despertarla a la realidad.
Dándose cuenta de que nos encontrábamos en público, rápidamente se echó atrás.
—Mierda. Lo olvidé.
Una sonrisa floreció en mi cara, a pesar de que en el interior, me sentía extrañamente decepcionada.
—Lo imaginé. Tiendo a tener ese efecto en ti.
Sacudió la cabeza, con los labios apretados por el esfuerzo para no sonreírme. Entonces dejó escapar un suspiro agotado.
—Entonces, ¿hacia dónde vamos desde aquí?
—¿Qué tal esto? —dije—. Mis padres solicitaron mi presencia esta noche en un restaurante cerca de casa. Sé que no podemos decirle a tu hermano acerca de nosotras, pero me gustaría mucho presentarte a mis padres. ¿Qué dices?
—¿Cómo vas a presentarme?
—Como Brittany.
Puso los ojos en blanco, pero una sonrisa reacia curvó sus labios.
—Bueno. Sin etiqueta. Puedo lidiar con eso. Por lo menos tengo una idea de dónde quedo contigo ahora.
No, no la tenía. Tal vez ni siquiera lo imaginaba. De hecho, dudaba que alguna vez fuera a darse cuenta exactamente donde quedaba conmigo o lo loca que estaba por ella.
Cuando el miércoles la vi sentada debajo de un árbol en el campus, quitando el cabello de su cara mientras leía algo en su teléfono, de ninguna manera me mantendría alejada.
—Justo la mujer en la que pensaba —dije en cuanto me acerqué.
Su cabeza se sacudió, con los ojos muy abiertos por la sorpresa. Después de mirar alrededor a todas las personas que pasaban para ir a clases, se volvió para mirarme.
—La gente puede vernos.
—Maldita sea.
Chasqueé mis dedos e hice una mueca de dolor mientras me dejaba caer a su lado.
—. Pensé que hoy mi capa de invisibilidad funcionaba.
Puso los ojos en blanco.
—Tristón11 Personaje de la serie animada Leoncio el León y Tristón. . Pero en serio, ¿qué estás haciendo hablándome en público?
Fruncí el ceño.
—¿Hablar contigo en público no está permitido? —Para evitar acercarme a ella como necesitaba, abrí mi mochila y busqué dentro antes de sacar una caja llena de mentas.
—Yo solo... Supuse que no esperé que tú... ya sabes... fueras a hablar conmigo en público.
Después de abrir mis mentas, silenciosamente le ofrecí un puñado.
Una sonrisa iluminó su rostro antes de que tendiera la mano.
—Gracias.
Esparcí un montón en su mano y luego tiré algunas directamente en mi boca.
—Hablo contigo en público todo el tiempo —dije con la boca llena.
Pareció considerarlo por un momento antes de encogerse de hombros y masticar.
—Supongo que tienes razón.
—Sé que la tengo.
Tragué saliva y me metí más pastillas de menta en la boca.
—. Ahora dime, ¿qué te está molestando?
Su mirada se encontró con la mía.
—¿Por qué crees que algo me está molestando?
Le hice señas a mis propios flequillos.
—Estás haciendo la cosa del cabello.
—¿Cosa del cabello? —Sacudió la cabeza, diciéndome que no tenía ni idea de lo que hablaba.
—Sí, ya sabes. —Hice un gesto con la mano de nuevo—. Siempre haces esa cosa con tu cabello cuando algo te molesta.
Parpadeando, se inclinó hacia mí.
—Yo hago... ¿qué?
—No importa. Solo dime qué traseros tengo que patear.
—Tú...
Puso su mano sobre la boca y solo me miró con asombro. Luego se aclaró la garganta y dejó caer su mano mientras negó.
—. No debes patear ningún trasero. Solo me fijaba si la nota de mi filmografía final fue publicada. — Miró de nuevo abajo y actualizó su pantalla—. ¿Te acuerdas de lo que te dije? Teníamos que hacer un proyecto en grupo y convertirlo en una pequeña obra de teatro. ¿Cómo mi grupo me nombró la maldita directora, básicamente tuve que asumir la responsabilidad de asegurarme de que todo se hiciera?
Diablos, sí, la recordé contándome sobre ello. Era la razón por la que no pudo venir en la noche más veces de las que me gustaría. Asentí y le hice señas para que continuara.
Dejó escapar un suspiro.
—Bueno, lo entregué ayer. —Con un gruñido suave, continuó—: Y estoy malditamente preocupada sobre nuestra calificación. Todavía quiero matar a Blaze por dejarme toda la responsabilidad. Terminé escribiendo todo el guion porque se enojó conmigo por llamarla perdedora.
Levanté una mano.
—Espera. ¿Has dicho Blaze? ¿Una chica de hermandad Alpha Delta Pi? Que en realidad se llama Jan, o algo así, pero se hace llamar a sí misma…
—Sí —gimió, poniendo los ojos en blanco—. ¿La conoces?
Mordí el interior de mi labio, deteniéndome para no dejar escapar lo bien que conocí a Blaze una vez. Con un encogimiento de hombros, murmuré
—: La llamaste bien. Es una especie de zorra.
—Algo así —murmuró como si eso fuera un eufemismo—. Me dijo que debería engañar a Tina con Mike... justo en frente de la cara de Tina.
Resoplé y puse los ojos en blanco.
—Parece propio de ella.
—De todos modos —continuó Brittany—, todo el proyecto ha sido una pesadilla. No solo Blaze nos dejó botados, sino que Tad no tuvo sus efectos de sonido hasta el sábado, así que estuve en un maldito apuro por hacer que toda la cosa estuviera producida, y...
Cuando miró de nuevo su teléfono, puse mi mano en su muñeca, deteniéndola.
—Tienes una A.
Parpadeó y frunció el ceño.
—¿Y sabes eso porque...?
—Porque sé cuánto tiempo y esfuerzo pusiste en eso. De ninguna manera vas a tener una nota más baja, y va a tardar una eternidad que se publique tu nota, así que decidí simplemente decirte lo que va pasar. Ahora no tienes que morir por la espera.
Con una reacia sonrisa, chocó su hombro en el mío.
—Bueno, mira quien está siendo totalmente dulce y me está haciendo sentir mejor.
La apunté con mi dedo para detenerla.
—Solo mantén toda esta mierda en silencio. Tengo una reputación de idiota que mantener.
—Oh, está bien.
Me guiñó un ojo y puso su dedo sobre los labios. Sus labios, que parecían realmente buenos. Probablemente estaba a punto de hacer algo como inclinarla y besar a más no poder esos deliciosos labios cuando mi teléfono sonó.
Con un gruñido irritado, lo saqué de mi bolsillo. Mis padres habían estado tratando de hablar toda la mañana. Probablemente estuve evitándolos por mucho tiempo, así que respondí.
—Hola.
La petición de mi madre era corta y simple, y no hubo forma de poder rechazarla, así que murmuré unos cuantos está bien, seguro, y sí antes de que dijera
—: Nos vemos entonces. Está bien. Adiós.
Mi cambio de estado de ánimo debe haber sido obvio porque Brittany me tocó el brazo, haciéndome saltar por el inesperado contacto.
—Oye. ¿Todo bien?
—Ajá.
Intenté enviarle una sonrisa que decía todo era color de rosa, pero cuando miré a los ojos azules en cuestión, se me ocurrió una idea.
—¡Sí! —señalé—. Tú. Te necesito. Esta noche. ¿Crees que podrías ser mi novia falsa por la tarde?
Parpadeó, la pausa en su respuesta me hizo inquietarme.
—¿Tu novia qué? —dijo lentamente.
Con un suspiro, acaricié mi cuello para dejar salir
—: Esa fue mi mamá. Me han citado a casa para comer con ellos esta noche, ya sabes, para celebrar mi graduación de este fin de semana, o algo así. No quiero la maldita conversación habitual. Así que pensé que si te tuviera a mi lado, no me iban a perseguir por... otra mierda y simplemente van a estar emocionados porque llevé una verdadera chica a cenar.
Sus labios se apretaron con desagrado.
—¿Tienes la costumbre de llevar chicas inflables a cenar?
—Brittany —gemí a través de mis dientes—. Esto es serio. ¿Crees que puedes no ser una listilla durante tres malditos segundos y decir, sí, Santana, me encantaría ir contigo?
En cambio, dijo
—: ¿Estás durmiendo con otras chicas?
—¿Qué? —Negué, completamente confundida—. ¿Qué en toda la mierda que acabo de decir te impulsó a preguntar eso?
—Dijiste que querías que fuera tu novia falsa.
—Sí. —Asentí, todavía desorientada—. ¿Y?
—Y... —Frunció el ceño—. Si ahora no soy tu verdadera novia, entonces ¿qué diablos soy para ti?
Mi boca se abrió, pero las palabras no salieron. Oh, mierda. Ni siquiera había pensado en las etiquetas y mierdas como esa. —Uhhh... —dije, sin saber cómo responder.
La maldita cosa equivocada para decir. Brittany metió su teléfono en el bolso. Cerrándolo de un golpe, se puso de pie.
—¿Recuerdas que acabo de decirte que eras dulce? Me retracto.
Si no la detenía, iba a irse caminando, y eso sería el final de las visitas nocturnas para mí.
—Espera. —Me puse de pie detrás de ella—. Jesús, no he pensado en esa mierda. He estado tan ocupada disfrutando de lo que tenemos, que no me he detenido exactamente a ponerle una etiqueta a esto.
Hizo una pausa, sus ojos fijos mientras me estudiaba.
—¿Te asustan las etiquetas?
¡Diablos, sí!
Solté un bufido.
—Diablos no. Yo solo... —Sacudí una mano—. No he tenido una verdadera novia en más de cuatro años. Yo... estoy oxidada en, ya sabes, la monogamia y el compromiso y la mierda.
Ella cruzó los brazos sobre su pecho y siguió mirando con esa mirada suya, la que me dijo que estaba en grandes problemas.
Me inquieté bajo su inspección. Después de cambiar mi peso de una pierna a la otra, miré alrededor del ocupado patio.
—¿Debemos realmente estar discutiendo esto tan abiertamente... alrededor de tantos oídos?
Sacudiendo la cabeza con tristeza, resopló con disgusto y comenzó a dar zancadas, tomando distancia. Fui tras ella.
—Lo siento, está bien. Por favor, Brittany. Sabes que soy una cretina.
Ella sonrió levemente.
—Y, sin embargo, la culpa es mía, yo soy la que sigue aguantándola.
—No hay nadie más que tú. Lo sabes. No sé en qué pensé diciendo toda esa mierda falsa. He estado sola tanto tiempo que es difícil recordar que estoy castamente en una relación. Y, además, ya que tenemos que mantenerlo en secreto y tengo que actuar como si estuviera sola con ciertas personas, de todos modos, no sabía si aplicaban las reglas habituales.
Se detuvo antes de girar, con los ojos llenos de tormento.
—¿La cosa del secreto hace que no tengamos la posibilidad de tener una relación normal?
—No sé. —Me encogí de hombros, preocupada de que, otra vez, fuera a decir algo equivocado—. Dime tú.
—No, obviamente, tú tienes tus propias ideas de lo que no somos. Así que ahora necesito una aclaración. ¿Somos solo amigas con beneficios, o somos en realidad una pareja? ¿No has estado con ninguna otra chica porque no has tenido la oportunidad, o porque me estás siendo fiel? Porque necesito saber antes de empezar a pensar cosas.
¿Pensar cosas? Eso no sonaba bien.
—¿Qué tipo de cosas?
—No sé, Santana. ¡Cosas! Un futuro, amor, matrimonio, para siempre. ¡Solo cosas!
—Oh.
Está bien, esa respuesta me dejó sin palabras y un poco sin aliento. Pero mierda, ¿había estado pensando en esas cosas? ¿Conmigo? Estuve viviendo el día a día. Después de nuestro acuerdo no verbal para permanecer juntas cuando ella preguntó sobre los anticonceptivos, no pensé más allá de la próxima vez que conseguiría verla y cómo mantenerla bajo llave.
—Asumo que eso significa que no has estado pensando en tales cosas.
Su voz era seca y poco impresionada. Trató de alejarse de nuevo, así que la agarré del brazo y la acerqué más.
—Maldita sea, Britt. El hecho de que no he estado pensando así no significa que estoy asustada de esas cosas. Solo estoy... Cuando me di cuenta que no sabía cómo me sentía, ella levantó una ceja y adivinó
—: ¿Asustada de esas cosas?
—¡No! —Apreté los dientes—. Cristo, mujer. Tal vez ni siquiera me dejo pensar muy por delante porque estoy a la espera de ese inevitable día cuando te des cuenta de que puedes tener algo mucho mejor y me abandones. No tengo miedo de esas cosas. Tengo miedo de quererlas y luego no conseguirlas, así que ni siquiera me permito pensar en ellas.
Se acercó más, sus ojos azules repentinamente llenos de simpatía.
—¿Por qué crees que voy a dejarte?
Alcé mis manos en el aire.
—Probablemente porque soy yo, la cretina. ¿Por qué más? ¿Necesito otra razón?
—Oh, Santana. Mujer estúpida. ¿No te das cuenta de lo adicta que soy a ti?
Negué y me reí nerviosamente.
—La gente se libera de adicciones desagradables todos los días.
Se acercó un paso, la mirada en sus ojos me decía lo mucho que deseaba mi boca sobre la de ella.
—Bueno, yo no voy a hacerlo. Esta es una adicción que me gusta.
Maldita sea, me encantó su adicción. Y me encantó ser adicta a ella.
—¿Vas a darme un beso ahora?
pregunté, levantando una ceja con curiosidad. En realidad me parecía bien si ella lo quería. Si quería aclarar todo y que el mundo supiera acerca de nosotras, podría tratar con eso sin duda. Me acerqué un paso hacia ella, dando la bienvenida a cualquier tipo de demostración pública de afecto que quisiera darme, pero el movimiento pareció despertarla a la realidad.
Dándose cuenta de que nos encontrábamos en público, rápidamente se echó atrás.
—Mierda. Lo olvidé.
Una sonrisa floreció en mi cara, a pesar de que en el interior, me sentía extrañamente decepcionada.
—Lo imaginé. Tiendo a tener ese efecto en ti.
Sacudió la cabeza, con los labios apretados por el esfuerzo para no sonreírme. Entonces dejó escapar un suspiro agotado.
—Entonces, ¿hacia dónde vamos desde aquí?
—¿Qué tal esto? —dije—. Mis padres solicitaron mi presencia esta noche en un restaurante cerca de casa. Sé que no podemos decirle a tu hermano acerca de nosotras, pero me gustaría mucho presentarte a mis padres. ¿Qué dices?
—¿Cómo vas a presentarme?
—Como Brittany.
Puso los ojos en blanco, pero una sonrisa reacia curvó sus labios.
—Bueno. Sin etiqueta. Puedo lidiar con eso. Por lo menos tengo una idea de dónde quedo contigo ahora.
No, no la tenía. Tal vez ni siquiera lo imaginaba. De hecho, dudaba que alguna vez fuera a darse cuenta exactamente donde quedaba conmigo o lo loca que estaba por ella.
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 43
Re: [Resuelto]BRITTANA: PERFECTA (GP) Epilogo
BRITTANY
Llegamos al restaurante justo a tiempo donde los López nos esperaban para la cena. Después de que Santana estacionara y apagara el motor, respiró hondo y miró desde su asiento hacia mí. Luego se estremeció.
—Maldita sea, te ves bien en eso. ¿Estás segura de que no tenemos tiempo para…?
Aplasté mi mano sobre su boca para que se callara. Entonces agarré su otra mano cuando empezó a colarse por mi muslo y bajo la falda de mi vestido.
—Voy a pasar por alto el hecho de que acabas de pedirme tener sexo contigo justo antes de conocer a tus padres, y te voy a dar una oportunidad de comportarte.
Sonriendo, sacó mi mano de su boca.
—¿Y cómo diablos esperas que me comporte cuando te ves tan jodidamente comestible? ¿Y hueles tan jodidamente increíble?
Tuve que reprimir una sonrisa, porque, bueno, no había sido capaz de apartar su mirada de mí, excepto tal vez desde que me recogió, para ver donde estaba conduciendo de vez en cuando. Era bueno saber que todos mis esfuerzos para arreglarme y verme bien habían dado sus frutos. No me vestí así desde... sí, no quiero pensar en nada que tuviera que ver con Sander Scotini.
—No me puse esto para ti.
Le golpeé la mano cuando resistió mis esfuerzos por dejarlo ir más arriba en mi pierna.
—. Trato de impresionar a tus padres. Quiero verme... presentable.
Sus dedos se detuvieron en mi muslo, su piel estaba tan cálida que casi me quemó. Con los ojos perdidos de brillo por las bromas, sacudió la cabeza.
— ¿Presentable? —murmuró como si la palabra fuera ajena a ella—. Jesús, Brittany. No tienes que preocuparte por eso. No importa cómo te veas. Te van a amar por quien eres.
Tomé una profunda respiración que me estremeció. Sus palabras significaban más de lo que jamás podría saber. Me emocionaba que tuviera tanta fe en mí, pero yo todavía no tenía fe en mí misma. Ahora, estaba aún más nerviosa, porque de verdad quería que me quisieran.
—Pero…
Tomó mi mano cuando empecé a alisar el cabello de mi cara.
—No hay peros. Todo va a estar bien. Es fácil llevarse bien con ellos, son personas tranquilas y centradas, así que no tienes nada de qué preocuparte. ¿De acuerdo?
Asentí, pero mi estómago seguía revolviéndose.
—Te voy a hacer una promesa.
Cuando se inclinó para besar mi sien, de inmediato eché un vistazo alrededor para asegurarme de que nadie nos vio cuando me di cuenta... aquí no teníamos que ocultar nada, no cuando nos encontrábamos tan lejos de Ellamore. Guau. No teníamos que escondernos.
—. Si dejas de preocuparte, voy a mantener mis manos tranquilas hasta después de la cena con ellos. ¿Trato?
—Trato —dije, aunque no existía forma para dejar de preocuparme.
Sin embargo, era lo que esperaba que dijera, porque Santana me sonrió.
—Genial. ¿Estás lista?
Diablos no. Pero asentí y le envié una sonrisa tensa.
—Claro.
Un ansioso aleteo echó raíces al instante en mi estómago mientras salíamos de su camioneta y caminábamos a la entrada. Pero entonces Santana tomó mi mano, y el revoloteo de inmediato disparó fuegos artificiales a través de todos mis miembros. Bajé la mirada a los dedos enlazados. Su palma era tan cálida contra la mía. Me sentí extraña, como si estuviera protegida y querida y deseada, todo debido a un pequeño apretón de sus dedos.
Por Dios que era honesta acerca de presentarme a sus padres... mientras sostenía mi mano. Guau. Esta mierda acababa de ponerse real. Como si sintiera mis nervios, me miró. Su mirada se movió de mi rostro, hasta nuestras manos, y luego de vuelta hasta mi rostro.
—¿Qué?
—Nada. —Me apresuré a contestar.
Así que frunció el ceño. Incluso desaceleró hasta detenerse y se volvió hacia mí... sin soltar mis dedos.
—Esta cosa de tomarnos de las manos está volviéndote loca, ¿no?
—No —solté.
Frunció las cejas, diciendo mierda con una sola mirada. Mis hombros se derrumbaron.
—Maldita sea —murmuré. Era demasiado buena en leerme—. Bueno. Tal vez. Un poco.
En lugar de soltarme, su pulgar se puso en marcha, trazando la palma de mi mano mientras tiraba de mí más cerca.
—¿Por qué? ¿Qué pasa con que sujetes mi mano? Es perfectamente respetable.
—Lo sé, pero... ¡no sé! —gruñí mientras miraba lejos de ella, sintiéndome un bicho raro—. Es público —susurré lanzándole una mirada, advirtiéndole que no se burlara de mí.
—¿Público? —repitió lentamente.
—Sander nunca tomó mi mano.
—Sander —dijo entre dientes, entrecerrando los ojos mientras su agarre se apretaba alrededor de mi mano incluso más. —. ¿El hijo de puta que te hizo su secretito sucio? Ese imbécil seguramente ni siquiera hablaba contigo en público.
—No —murmuré desanimada, dándome cuenta de que tenía razón—.Nunca lo hizo. Solo cuando nadie más estuvo cerca. —Y la única vez que me prometió tomarme de la mano en público, mintió.
Me hubiera gustado darme cuenta de eso antes de caer por su astucia y dejar que destruyera una parte tan frágil de mí.
—Mi punto es... —Levanté mi mano libre y ciegamente la agité antes de dejarla caer sin fuerzas como la imbécil que era—. La gente no se toma de la mano solo porque sí. Lo hacen en público, como una señal para el mundo de que están juntos, que…
—Está bien, espera. —Se detuvo bruscamente, parándose justo ahí—. En primer lugar, no es solo algo que las parejas hacen en público. No sé cuántas malditas veces he visto a mis padres tomados de las manos cuando pensaban que no había nadie más.
—Ahh. —Un sentimiento suave me inundó—. Eso es tan dulce.
—Sí. Lo que sea.
Rodó los ojos, porque cualquier cosa dulce y romántica que involucrara a su mamá y papá probablemente era asqueroso para ella.
—. El punto es, no es algo público. Y no es un símbolo para mostrarles a los demás alguna jodida cosa. Es solo algo que hacen dos personas que quieren tocarse y sentirse más cerca. Nada más.
La emoción que me había inundado hace segundos regresó, girando a través de mí en un lío desordenado y emocional. Me acerqué a su lado e inhalé su esencia, con mi cabeza mareada por la lujuria.
—Entonces, ¿deseas tocarme cuando estoy por conocer a tus padres?
Sus fosas nasales aletearon en respuesta, y una sensación de hormigueo se extendió hasta mis muslos.
—Siempre quiero tocarte —murmuró con una voz que hizo que mis pezones se estremecieran. Los dedos de mi mano libre revolotearon hacia arriba y acariciaron su mejilla. Sus ojos se cerraron antes de suspirar—. Y ahora mismo, estaría totalmente de acuerdo con tener mi lengua pegada a tu garganta mientras ellos te conocen.
Saqué mi mano de su rostro y me aclaré la garganta con una risa nerviosa.
—Bueno, no creo estar lista para eso. Pero... me conformaré con sostener tu mano.
—Gracias a Dios. Porque no iba a soltarla de todos modos.
Incluso resoplé mientras una sonrisa se formaba en mi cara. Se adelantó para empujar la puerta del restaurante y luego la sostuvo para que entrara. Me pregunté si estar tan cerca de su madre la hizo actuar de manera gentil tal como una dama, aunque de todas formas el que fuera educada y gentil me hizo sentir mareada. Me gustaba la Santana dulce y educada, tanto como me gustaba la Santana traviesa y juguetona.
La anfitriona se acercó, pero Santana la despidió, diciéndole que ya había visto a sus padres.
—¿Dónde? —murmuré a su oído mientras entrábamos al restaurante.
—Justo ahí.
Cuando los señaló, contuve la respiración y miré por encima. Se veían como... bueno, como padres. Me emocionó lo normales y comunes que parecían. Su madre era regordeta y tenía el pelo corto y gris enrollado en suaves rizos. Y su padre se parecía a ella... pero más bajito y con canas.
Me incliné y susurré al oído de Santana
—: Por favor, dime que vas a tener el aspecto de tu padre en veinte años, porque... guau.
Giró la cabeza para enviarme una mirada incrédula.
—¿Qué demonios? ¿Miraste a mi papá?
—¿Qué?
Mi cara se encontraba enrojecida y caliente, y la miré con furia por hablar tan fuerte.
—. Se parece a ti... es como la versión canosa de ti.
Quiero decir, vamos. Miau.
—Mierda.
Desvió la mirada hacia el techo como si se sintiera perpleja por tener esta conversación conmigo.
—. No puedo creer que estoy saliendo con una chica que piensa que mi papá es ardiente.
Me reí, pero luego nos acercamos aún más a sus padres, y mi sonrisa murió. Solo así. Los nervios resurgieron. No tenía experiencia con padres reales, que se preocuparan por sus hijos y quisieran participar en su vida. Al instante me sentí insegura y paranoica.
Iban a verme, notarían cuán disfuncional era la familia de la que venía, cuán disfuncional era yo, y me alejarían de su hija para siempre. ¿Qué estuve pensando al aceptar conocer a sus padres? Estúpida Brittany.
Miraron por dónde veníamos, y la boca de su madre se abrió cuando me vio sosteniendo la mano de su hija. Y sí, mis inseguridades aumentaron aún más.
—Oh Dios, Santana.
Sujeté mis dedos alrededor de los suyos más fuerte.
—. No les dijiste que vendría contigo, ¿no?
Se inclinó en mi oído, sonriendo
—: Me va bien generar conmoción.
Me incliné para sisear
—: Bueno, espero que también te vaya bien la muerte, porque te voy a matar por esto.
Me pellizcó el culo. Salté, incapaz de contener un sorprendido grito. Cuando la miré, echó la cabeza atrás y empezó a reír, su voz algunos decibeles por encima de todo lo demás en el restaurante. Mierda, la gente nos miraba. Oh Dios, llévame ahora. Su madre y su padre se levantaron.
—Bueno —murmuró su madre, sus ojos brillando con alegría—. Empezaba a preguntarme quién caminaba hacia nosotros con esa hermosa joven a su lado, ya que no podía ser verdad que nuestra hija trajera a una chica a cenar, pero esa risa familiar me dice que estoy equivocada. Realmente eres nuestra Santana... con un amiga.
—Hola, ma.
Le dio un enorme abrazo y la levantó, haciéndola chillar y golpear su brazo para que la regresara al suelo.
Luego se dirigió a la versión canosa de sí misma.
—Papá. —Le tendió la mano—. Ella es Brittany. Piensa que eres ardiente.
El suelo se abrió y caí en un universo alternativo en el que de repente no podía oír ni moverme; solo podía sentir la mortificación congelándome.
—Santana
la regañó su madre, dándole un golpecito en el brazo.
—. Deja de avergonzar a la pobre chica. Lo siento, querida —dijo, su voz sin aliento, mientras se acomodaba el cabello, ya que se desordenó cuando Santana la abrazó.
Sin embargo, una sonrisa iluminaba sus ojos. Amaba mucho a su hija, incluso cuando actuaba inapropiadamente.
—. Siempre ha sido así. Y tratar de callarla solo parece animarla a continuar. Soy Maribel, por cierto.
Me tendió una mano.
—. Santana dijo que eres Brittany, ¿verdad?
Era extraño escuchar a otra persona en realidad llamarla Santana. Pero me aclaré la garganta y asentí.
—Cierto.
Mi voz era tensa. Mis hombros se encontraban rígidos. Mis malditas bragas se sentían rígidas. Tenía miedo de respirar mal, de decir o hacer algo equivocado y solo... destruir todo. No importaba que tan amable y educada fuera su madre. Todavía quería hundirme en el suelo por la vergüenza.
—Oh, qué nombre tan bonito. Es tan agradable conocerte. —Sus ojos brillaban cuando sonrió hacia Santana—. Bien hecho, hija.
Ella resopló.
—Como si yo la hubiera conquistado. Fue ella quien me conquistó.
Quería darle un codazo en la cara y decirle que cerrara la boca, pero me conformé con una mirada de advertencia.
La bastarda simplemente me guiñó un ojo.
—Yo soy Roberto —dijo su padre, también estirando una mano para estrecharla conmigo—. También creo que eres ardiente.
Mis dedos se congelaron mientras Santana se atragantaba con el aire a mi lado.
—Jesús, papá.
—¿Qué? —Dejó caer su mano de la mía para levantar las cejas hacia Santana—. Es el término que utilizan los jóvenes para bonita en estos días.
—Oh, Dios mío —gimió Santana y levantó una mano—. Prométeme que nunca usarás ese término de nuevo.
—Lo tienes —aseguró su padre antes de darme una pequeña sonrisa socarrona, diciéndome que solo jugaba con Santana. Luego se volvió hacia su esposa, murmurando en voz lo bastante alta para que nosotras escucháramos
—: Supongo entonces que no debemos dejarla oír los términos que utilizamos en el dormitorio.
Santana gritó y se colocó las manos sobre las orejas, diciendo
—: Soy sorda. Simplemente han matado mis pobres e inocentes oídos. —Empecé a reír. Ella me frunció el ceño.
—. No es gracioso, maldita sea.
—Santana. El lenguaje —regañó su madre—. Estamos en público.
Levanté mis cejas, preguntándome qué diría si oyera su sucia boca en Ellamore. La chica no sabía hablar sin maldecir.
—Vamos a sentarnos ya —sugirió su padre, su sonrisa todavía un poco petulante.
Santana se dejó caer en una silla y deslizó las manos de sus orejas, mirándome mientras me sentaba en silencio a su lado, con mi columna vertebral tiesa por los nervios.
—Por lo tanto, Brittany... —comenzó su madre. Tragué saliva, quité mi mirada de Santana, y le envié una sonrisa incómoda.
—¿Sí?
Y así comenzó la inquisición. Excepto que no sentía que estuvieran acribillándome por información. Parecía que realmente se encontraban curiosos y querían conocerme. Fue extraño al principio, hablar sobre las cosas que me interesaban con un padre. Pero Maribel, e incluso Roberto, parecían interesados en el campo de estudio que elegí. Me dejé llevar un poco e impulsivamente les conté todo tipo de cosas que quería hacer.
—Creo que los efectos de sonido son lo que realmente hacen una película.
—Por supuesto que sí. —Asintió con entusiasmo Maribel mientras se inclinaba hacia mí y llevaba una mano a su corazón—. Me encanta cuando la música se vuelve tan fuerte que truena a través de tu pecho justo antes de que el héroe proclame su amor en El…
—Oh, voy a vomitar —gimió Santana y se hundió más en la silla—. Lo juro, mamá, si a empiezas a hablar sobre El último mohicano de nuevo…
—Oh, Dios mío, me encanta esa película. —Me senté más erguida—. La emoción en la voz de Daniel Day-Lewis cuando le dijo a Madeleine Stowe que la encontraría... es decir, derritió mis bragas.
Mientras Maribel me señalaba con los ojos muy abiertos y decía
—:Exacto.
Ambos López, Santana y Roberto se empezaron a reír. Frunció el ceño a su hija.
—. ¿Qué es tan gracioso? Probablemente fuiste concebido por esa película.
Al instante dejó de reír y comenzó a toser.
—Mierda, ma. No necesitaba saber eso.
Todavía riendo, Roberto le dio una palmada en la espalda para ayudarla a conseguir aire de nuevo.
—Solo pensé que era divertido cómo ella dijo derritió mis bragas.
—Oh, mierda.
Me quedé sin aliento, al darme cuenta
—. Lo hice. —Entonces me coloqué una mano sobre la boca, dándome cuenta de que acababa de decir mierda—. Quiero decir, joder. —Espera, ¿acabo de decir joder?—. Quiero decir...
Miré desesperadamente a Santana para pedir ayuda, pero todavía parecía traumatizada por los nuevos conocimientos que adquirió acerca de su concepción.
Maribel palmeó mi brazo con compasión.
—No te preocupes por eso, querida. Todos maldecimos de vez en cuando.
Santana hizo un sonido como si fuera a estar en desacuerdo con ella, porque “maldecía sin querer” casi tanto como ella. Tanto su madre como yo le hicimos una mueca.
Roberto todavía se reía y secaba las lágrimas de alegría de sus ojos.
—Dios, me alegro de que Santana haya traído a Brittany esta noche. Esta ha sido la cena familiar más agradable desde…
Se quedó sin aliento cuando Maribel tomó su vaso de té helado y, por accidente, lo derramó en su regazo.
Mientras se ponía de pie, quitándose los cubos de hielo, su esposa le siguió con un puñado de servilletas, inmediatamente presionándolas contra su entrepierna.
—¡Maribel! —Agarró su muñeca y miró a su alrededor como si estuviera
escandalizado—. No en público.
—Oh, querido Señor —suspiró Maribel y me miró—. Discúlpenos por un minuto —dijo. Tomando el brazo de Roberto, lo llevó hacia los baños.
Me quedé mirándolos con asombro. Roberto me recordaba mucho a Santana en algunos aspectos. Y Maribel... ella simplemente era increíble. Tan pronto como estuvieron fuera de la vista, le di una palmada en el brazo a Santana. Duro.
—Idiota —susurré—, tus padres son increíbles.
Me miró confundido con el ceño fruncido.
—Bueno, sí. Nunca dije que no lo fueran.
—Pero... hiciste parecer que fuera difícil verlos, como si fueran terribles, pero son... son increíbles. Ellos te aman y se preocupan por ti y quieren saber lo que está pasando en tu vida. ¿Cómo no apreciar eso? Quiero decir, si hubiera tenido solo un padre que estuviera la mitad de interesado en mí de lo que están los tuyos contigo, habría…
Mi voz se quebró, así que me quedé fulminándola con la mirada. No tuvo idea la suerte que tenía en el departamento familiar. Es decir, apreciaba todo lo que hizo Ryder por traernos a Ellamore y salvarnos de la vida que teníamos. Nunca habría llegado tan lejos sin Colton y Brandt conmigo, pero... me hubiera gustado tener una madre a la que le importara. O al menos saber quién era mi padre.
Pero no, yo no tenía nada, mientras que Santana tenía todo; y se quejaba de ello. Bastarda idiota.
—Yo no dije que eran malos padres. No lo son, en absoluto. Y me apoyan. Quizá demasiado. Pero solo son…
Se detuvo cuando los vio regresar. Los miré también, preparada para preguntar si todo estaba bien. Pero algo cambió cuando Maribel y Roberto se levantaron de la mesa para ir a limpiarse. Lucían estoicos, casi comprensivos.
—Mierda —murmuró Santana a mi lado—. Aquí viene.
La miré, pero se encontraba demasiado ocupada frunciendo el ceño a sus padres. Se detuvieron frente a nuestra mesa, pero en lugar de sentarse, permanecieron de pie, listos para hacer algún tipo de gran anuncio. Santana se tensó a mi lado, así que deslicé la mano debajo de la mesa hasta encontrar la suya. Tenía los dedos apretados en un puño, pero los abrió para mí, así podía apretar mi mano.
—Santana —comenzó su madre—, entiendo lo mucho que no te gusta hablar de ella, pero pensé que deberías saber... tu padre y yo le pedimos a la ciudad realizar un monumento para Zoey en el parque, y estuvieron de acuerdo. Queremos que vengas a la inauguración el próximo fin de semana.
—Maldita sea, te ves bien en eso. ¿Estás segura de que no tenemos tiempo para…?
Aplasté mi mano sobre su boca para que se callara. Entonces agarré su otra mano cuando empezó a colarse por mi muslo y bajo la falda de mi vestido.
—Voy a pasar por alto el hecho de que acabas de pedirme tener sexo contigo justo antes de conocer a tus padres, y te voy a dar una oportunidad de comportarte.
Sonriendo, sacó mi mano de su boca.
—¿Y cómo diablos esperas que me comporte cuando te ves tan jodidamente comestible? ¿Y hueles tan jodidamente increíble?
Tuve que reprimir una sonrisa, porque, bueno, no había sido capaz de apartar su mirada de mí, excepto tal vez desde que me recogió, para ver donde estaba conduciendo de vez en cuando. Era bueno saber que todos mis esfuerzos para arreglarme y verme bien habían dado sus frutos. No me vestí así desde... sí, no quiero pensar en nada que tuviera que ver con Sander Scotini.
—No me puse esto para ti.
Le golpeé la mano cuando resistió mis esfuerzos por dejarlo ir más arriba en mi pierna.
—. Trato de impresionar a tus padres. Quiero verme... presentable.
Sus dedos se detuvieron en mi muslo, su piel estaba tan cálida que casi me quemó. Con los ojos perdidos de brillo por las bromas, sacudió la cabeza.
— ¿Presentable? —murmuró como si la palabra fuera ajena a ella—. Jesús, Brittany. No tienes que preocuparte por eso. No importa cómo te veas. Te van a amar por quien eres.
Tomé una profunda respiración que me estremeció. Sus palabras significaban más de lo que jamás podría saber. Me emocionaba que tuviera tanta fe en mí, pero yo todavía no tenía fe en mí misma. Ahora, estaba aún más nerviosa, porque de verdad quería que me quisieran.
—Pero…
Tomó mi mano cuando empecé a alisar el cabello de mi cara.
—No hay peros. Todo va a estar bien. Es fácil llevarse bien con ellos, son personas tranquilas y centradas, así que no tienes nada de qué preocuparte. ¿De acuerdo?
Asentí, pero mi estómago seguía revolviéndose.
—Te voy a hacer una promesa.
Cuando se inclinó para besar mi sien, de inmediato eché un vistazo alrededor para asegurarme de que nadie nos vio cuando me di cuenta... aquí no teníamos que ocultar nada, no cuando nos encontrábamos tan lejos de Ellamore. Guau. No teníamos que escondernos.
—. Si dejas de preocuparte, voy a mantener mis manos tranquilas hasta después de la cena con ellos. ¿Trato?
—Trato —dije, aunque no existía forma para dejar de preocuparme.
Sin embargo, era lo que esperaba que dijera, porque Santana me sonrió.
—Genial. ¿Estás lista?
Diablos no. Pero asentí y le envié una sonrisa tensa.
—Claro.
Un ansioso aleteo echó raíces al instante en mi estómago mientras salíamos de su camioneta y caminábamos a la entrada. Pero entonces Santana tomó mi mano, y el revoloteo de inmediato disparó fuegos artificiales a través de todos mis miembros. Bajé la mirada a los dedos enlazados. Su palma era tan cálida contra la mía. Me sentí extraña, como si estuviera protegida y querida y deseada, todo debido a un pequeño apretón de sus dedos.
Por Dios que era honesta acerca de presentarme a sus padres... mientras sostenía mi mano. Guau. Esta mierda acababa de ponerse real. Como si sintiera mis nervios, me miró. Su mirada se movió de mi rostro, hasta nuestras manos, y luego de vuelta hasta mi rostro.
—¿Qué?
—Nada. —Me apresuré a contestar.
Así que frunció el ceño. Incluso desaceleró hasta detenerse y se volvió hacia mí... sin soltar mis dedos.
—Esta cosa de tomarnos de las manos está volviéndote loca, ¿no?
—No —solté.
Frunció las cejas, diciendo mierda con una sola mirada. Mis hombros se derrumbaron.
—Maldita sea —murmuré. Era demasiado buena en leerme—. Bueno. Tal vez. Un poco.
En lugar de soltarme, su pulgar se puso en marcha, trazando la palma de mi mano mientras tiraba de mí más cerca.
—¿Por qué? ¿Qué pasa con que sujetes mi mano? Es perfectamente respetable.
—Lo sé, pero... ¡no sé! —gruñí mientras miraba lejos de ella, sintiéndome un bicho raro—. Es público —susurré lanzándole una mirada, advirtiéndole que no se burlara de mí.
—¿Público? —repitió lentamente.
—Sander nunca tomó mi mano.
—Sander —dijo entre dientes, entrecerrando los ojos mientras su agarre se apretaba alrededor de mi mano incluso más. —. ¿El hijo de puta que te hizo su secretito sucio? Ese imbécil seguramente ni siquiera hablaba contigo en público.
—No —murmuré desanimada, dándome cuenta de que tenía razón—.Nunca lo hizo. Solo cuando nadie más estuvo cerca. —Y la única vez que me prometió tomarme de la mano en público, mintió.
Me hubiera gustado darme cuenta de eso antes de caer por su astucia y dejar que destruyera una parte tan frágil de mí.
—Mi punto es... —Levanté mi mano libre y ciegamente la agité antes de dejarla caer sin fuerzas como la imbécil que era—. La gente no se toma de la mano solo porque sí. Lo hacen en público, como una señal para el mundo de que están juntos, que…
—Está bien, espera. —Se detuvo bruscamente, parándose justo ahí—. En primer lugar, no es solo algo que las parejas hacen en público. No sé cuántas malditas veces he visto a mis padres tomados de las manos cuando pensaban que no había nadie más.
—Ahh. —Un sentimiento suave me inundó—. Eso es tan dulce.
—Sí. Lo que sea.
Rodó los ojos, porque cualquier cosa dulce y romántica que involucrara a su mamá y papá probablemente era asqueroso para ella.
—. El punto es, no es algo público. Y no es un símbolo para mostrarles a los demás alguna jodida cosa. Es solo algo que hacen dos personas que quieren tocarse y sentirse más cerca. Nada más.
La emoción que me había inundado hace segundos regresó, girando a través de mí en un lío desordenado y emocional. Me acerqué a su lado e inhalé su esencia, con mi cabeza mareada por la lujuria.
—Entonces, ¿deseas tocarme cuando estoy por conocer a tus padres?
Sus fosas nasales aletearon en respuesta, y una sensación de hormigueo se extendió hasta mis muslos.
—Siempre quiero tocarte —murmuró con una voz que hizo que mis pezones se estremecieran. Los dedos de mi mano libre revolotearon hacia arriba y acariciaron su mejilla. Sus ojos se cerraron antes de suspirar—. Y ahora mismo, estaría totalmente de acuerdo con tener mi lengua pegada a tu garganta mientras ellos te conocen.
Saqué mi mano de su rostro y me aclaré la garganta con una risa nerviosa.
—Bueno, no creo estar lista para eso. Pero... me conformaré con sostener tu mano.
—Gracias a Dios. Porque no iba a soltarla de todos modos.
Incluso resoplé mientras una sonrisa se formaba en mi cara. Se adelantó para empujar la puerta del restaurante y luego la sostuvo para que entrara. Me pregunté si estar tan cerca de su madre la hizo actuar de manera gentil tal como una dama, aunque de todas formas el que fuera educada y gentil me hizo sentir mareada. Me gustaba la Santana dulce y educada, tanto como me gustaba la Santana traviesa y juguetona.
La anfitriona se acercó, pero Santana la despidió, diciéndole que ya había visto a sus padres.
—¿Dónde? —murmuré a su oído mientras entrábamos al restaurante.
—Justo ahí.
Cuando los señaló, contuve la respiración y miré por encima. Se veían como... bueno, como padres. Me emocionó lo normales y comunes que parecían. Su madre era regordeta y tenía el pelo corto y gris enrollado en suaves rizos. Y su padre se parecía a ella... pero más bajito y con canas.
Me incliné y susurré al oído de Santana
—: Por favor, dime que vas a tener el aspecto de tu padre en veinte años, porque... guau.
Giró la cabeza para enviarme una mirada incrédula.
—¿Qué demonios? ¿Miraste a mi papá?
—¿Qué?
Mi cara se encontraba enrojecida y caliente, y la miré con furia por hablar tan fuerte.
—. Se parece a ti... es como la versión canosa de ti.
Quiero decir, vamos. Miau.
—Mierda.
Desvió la mirada hacia el techo como si se sintiera perpleja por tener esta conversación conmigo.
—. No puedo creer que estoy saliendo con una chica que piensa que mi papá es ardiente.
Me reí, pero luego nos acercamos aún más a sus padres, y mi sonrisa murió. Solo así. Los nervios resurgieron. No tenía experiencia con padres reales, que se preocuparan por sus hijos y quisieran participar en su vida. Al instante me sentí insegura y paranoica.
Iban a verme, notarían cuán disfuncional era la familia de la que venía, cuán disfuncional era yo, y me alejarían de su hija para siempre. ¿Qué estuve pensando al aceptar conocer a sus padres? Estúpida Brittany.
Miraron por dónde veníamos, y la boca de su madre se abrió cuando me vio sosteniendo la mano de su hija. Y sí, mis inseguridades aumentaron aún más.
—Oh Dios, Santana.
Sujeté mis dedos alrededor de los suyos más fuerte.
—. No les dijiste que vendría contigo, ¿no?
Se inclinó en mi oído, sonriendo
—: Me va bien generar conmoción.
Me incliné para sisear
—: Bueno, espero que también te vaya bien la muerte, porque te voy a matar por esto.
Me pellizcó el culo. Salté, incapaz de contener un sorprendido grito. Cuando la miré, echó la cabeza atrás y empezó a reír, su voz algunos decibeles por encima de todo lo demás en el restaurante. Mierda, la gente nos miraba. Oh Dios, llévame ahora. Su madre y su padre se levantaron.
—Bueno —murmuró su madre, sus ojos brillando con alegría—. Empezaba a preguntarme quién caminaba hacia nosotros con esa hermosa joven a su lado, ya que no podía ser verdad que nuestra hija trajera a una chica a cenar, pero esa risa familiar me dice que estoy equivocada. Realmente eres nuestra Santana... con un amiga.
—Hola, ma.
Le dio un enorme abrazo y la levantó, haciéndola chillar y golpear su brazo para que la regresara al suelo.
Luego se dirigió a la versión canosa de sí misma.
—Papá. —Le tendió la mano—. Ella es Brittany. Piensa que eres ardiente.
El suelo se abrió y caí en un universo alternativo en el que de repente no podía oír ni moverme; solo podía sentir la mortificación congelándome.
—Santana
la regañó su madre, dándole un golpecito en el brazo.
—. Deja de avergonzar a la pobre chica. Lo siento, querida —dijo, su voz sin aliento, mientras se acomodaba el cabello, ya que se desordenó cuando Santana la abrazó.
Sin embargo, una sonrisa iluminaba sus ojos. Amaba mucho a su hija, incluso cuando actuaba inapropiadamente.
—. Siempre ha sido así. Y tratar de callarla solo parece animarla a continuar. Soy Maribel, por cierto.
Me tendió una mano.
—. Santana dijo que eres Brittany, ¿verdad?
Era extraño escuchar a otra persona en realidad llamarla Santana. Pero me aclaré la garganta y asentí.
—Cierto.
Mi voz era tensa. Mis hombros se encontraban rígidos. Mis malditas bragas se sentían rígidas. Tenía miedo de respirar mal, de decir o hacer algo equivocado y solo... destruir todo. No importaba que tan amable y educada fuera su madre. Todavía quería hundirme en el suelo por la vergüenza.
—Oh, qué nombre tan bonito. Es tan agradable conocerte. —Sus ojos brillaban cuando sonrió hacia Santana—. Bien hecho, hija.
Ella resopló.
—Como si yo la hubiera conquistado. Fue ella quien me conquistó.
Quería darle un codazo en la cara y decirle que cerrara la boca, pero me conformé con una mirada de advertencia.
La bastarda simplemente me guiñó un ojo.
—Yo soy Roberto —dijo su padre, también estirando una mano para estrecharla conmigo—. También creo que eres ardiente.
Mis dedos se congelaron mientras Santana se atragantaba con el aire a mi lado.
—Jesús, papá.
—¿Qué? —Dejó caer su mano de la mía para levantar las cejas hacia Santana—. Es el término que utilizan los jóvenes para bonita en estos días.
—Oh, Dios mío —gimió Santana y levantó una mano—. Prométeme que nunca usarás ese término de nuevo.
—Lo tienes —aseguró su padre antes de darme una pequeña sonrisa socarrona, diciéndome que solo jugaba con Santana. Luego se volvió hacia su esposa, murmurando en voz lo bastante alta para que nosotras escucháramos
—: Supongo entonces que no debemos dejarla oír los términos que utilizamos en el dormitorio.
Santana gritó y se colocó las manos sobre las orejas, diciendo
—: Soy sorda. Simplemente han matado mis pobres e inocentes oídos. —Empecé a reír. Ella me frunció el ceño.
—. No es gracioso, maldita sea.
—Santana. El lenguaje —regañó su madre—. Estamos en público.
Levanté mis cejas, preguntándome qué diría si oyera su sucia boca en Ellamore. La chica no sabía hablar sin maldecir.
—Vamos a sentarnos ya —sugirió su padre, su sonrisa todavía un poco petulante.
Santana se dejó caer en una silla y deslizó las manos de sus orejas, mirándome mientras me sentaba en silencio a su lado, con mi columna vertebral tiesa por los nervios.
—Por lo tanto, Brittany... —comenzó su madre. Tragué saliva, quité mi mirada de Santana, y le envié una sonrisa incómoda.
—¿Sí?
Y así comenzó la inquisición. Excepto que no sentía que estuvieran acribillándome por información. Parecía que realmente se encontraban curiosos y querían conocerme. Fue extraño al principio, hablar sobre las cosas que me interesaban con un padre. Pero Maribel, e incluso Roberto, parecían interesados en el campo de estudio que elegí. Me dejé llevar un poco e impulsivamente les conté todo tipo de cosas que quería hacer.
—Creo que los efectos de sonido son lo que realmente hacen una película.
—Por supuesto que sí. —Asintió con entusiasmo Maribel mientras se inclinaba hacia mí y llevaba una mano a su corazón—. Me encanta cuando la música se vuelve tan fuerte que truena a través de tu pecho justo antes de que el héroe proclame su amor en El…
—Oh, voy a vomitar —gimió Santana y se hundió más en la silla—. Lo juro, mamá, si a empiezas a hablar sobre El último mohicano de nuevo…
—Oh, Dios mío, me encanta esa película. —Me senté más erguida—. La emoción en la voz de Daniel Day-Lewis cuando le dijo a Madeleine Stowe que la encontraría... es decir, derritió mis bragas.
Mientras Maribel me señalaba con los ojos muy abiertos y decía
—:Exacto.
Ambos López, Santana y Roberto se empezaron a reír. Frunció el ceño a su hija.
—. ¿Qué es tan gracioso? Probablemente fuiste concebido por esa película.
Al instante dejó de reír y comenzó a toser.
—Mierda, ma. No necesitaba saber eso.
Todavía riendo, Roberto le dio una palmada en la espalda para ayudarla a conseguir aire de nuevo.
—Solo pensé que era divertido cómo ella dijo derritió mis bragas.
—Oh, mierda.
Me quedé sin aliento, al darme cuenta
—. Lo hice. —Entonces me coloqué una mano sobre la boca, dándome cuenta de que acababa de decir mierda—. Quiero decir, joder. —Espera, ¿acabo de decir joder?—. Quiero decir...
Miré desesperadamente a Santana para pedir ayuda, pero todavía parecía traumatizada por los nuevos conocimientos que adquirió acerca de su concepción.
Maribel palmeó mi brazo con compasión.
—No te preocupes por eso, querida. Todos maldecimos de vez en cuando.
Santana hizo un sonido como si fuera a estar en desacuerdo con ella, porque “maldecía sin querer” casi tanto como ella. Tanto su madre como yo le hicimos una mueca.
Roberto todavía se reía y secaba las lágrimas de alegría de sus ojos.
—Dios, me alegro de que Santana haya traído a Brittany esta noche. Esta ha sido la cena familiar más agradable desde…
Se quedó sin aliento cuando Maribel tomó su vaso de té helado y, por accidente, lo derramó en su regazo.
Mientras se ponía de pie, quitándose los cubos de hielo, su esposa le siguió con un puñado de servilletas, inmediatamente presionándolas contra su entrepierna.
—¡Maribel! —Agarró su muñeca y miró a su alrededor como si estuviera
escandalizado—. No en público.
—Oh, querido Señor —suspiró Maribel y me miró—. Discúlpenos por un minuto —dijo. Tomando el brazo de Roberto, lo llevó hacia los baños.
Me quedé mirándolos con asombro. Roberto me recordaba mucho a Santana en algunos aspectos. Y Maribel... ella simplemente era increíble. Tan pronto como estuvieron fuera de la vista, le di una palmada en el brazo a Santana. Duro.
—Idiota —susurré—, tus padres son increíbles.
Me miró confundido con el ceño fruncido.
—Bueno, sí. Nunca dije que no lo fueran.
—Pero... hiciste parecer que fuera difícil verlos, como si fueran terribles, pero son... son increíbles. Ellos te aman y se preocupan por ti y quieren saber lo que está pasando en tu vida. ¿Cómo no apreciar eso? Quiero decir, si hubiera tenido solo un padre que estuviera la mitad de interesado en mí de lo que están los tuyos contigo, habría…
Mi voz se quebró, así que me quedé fulminándola con la mirada. No tuvo idea la suerte que tenía en el departamento familiar. Es decir, apreciaba todo lo que hizo Ryder por traernos a Ellamore y salvarnos de la vida que teníamos. Nunca habría llegado tan lejos sin Colton y Brandt conmigo, pero... me hubiera gustado tener una madre a la que le importara. O al menos saber quién era mi padre.
Pero no, yo no tenía nada, mientras que Santana tenía todo; y se quejaba de ello. Bastarda idiota.
—Yo no dije que eran malos padres. No lo son, en absoluto. Y me apoyan. Quizá demasiado. Pero solo son…
Se detuvo cuando los vio regresar. Los miré también, preparada para preguntar si todo estaba bien. Pero algo cambió cuando Maribel y Roberto se levantaron de la mesa para ir a limpiarse. Lucían estoicos, casi comprensivos.
—Mierda —murmuró Santana a mi lado—. Aquí viene.
La miré, pero se encontraba demasiado ocupada frunciendo el ceño a sus padres. Se detuvieron frente a nuestra mesa, pero en lugar de sentarse, permanecieron de pie, listos para hacer algún tipo de gran anuncio. Santana se tensó a mi lado, así que deslicé la mano debajo de la mesa hasta encontrar la suya. Tenía los dedos apretados en un puño, pero los abrió para mí, así podía apretar mi mano.
—Santana —comenzó su madre—, entiendo lo mucho que no te gusta hablar de ella, pero pensé que deberías saber... tu padre y yo le pedimos a la ciudad realizar un monumento para Zoey en el parque, y estuvieron de acuerdo. Queremos que vengas a la inauguración el próximo fin de semana.
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 43
Re: [Resuelto]BRITTANA: PERFECTA (GP) Epilogo
CAPITULO 18
SANTANA
No tengo idea por qué escuchar a mis padres hablar de ella siempre me ponía físicamente enferma. Pero mi estómago se rebeló, la bilis subió en mi garganta, y mi visión se puso borrosa.
—¿En serio? —Levantándome, miré al otro lado de la mesa—. ¿Traerás esta mierda en frente de mi nueva novia?
Y estuve tan segura de que Brittany sería el perfecto amortiguador para mantener el drama familiar fuera de la conversación.
Mamá miró a Brittany, con los ojos muy abiertos en alarma antes de girarse hacia mí.
—Esta mierda es el legado de tu hermana. ¿No la quieres honrar?
El remolino en mi estómago se convirtió en pequeñas agujas de agonía. Me doblé un poco, poniendo mis manos en las caderas, intentando ocultar lo mucho que me dolía.
—No quiero ni pensar en ello —susurré.
Mamá dejó salir un suspiro triste mientras papá le agarraba la mano. Odiaba angustiarlos, pero joder, ¿por qué siempre tenían que forzarme en esto?
—Cariño, esto no es saludable. Pretender que nunca existió no va a evitar que duela.
Sí, bueno, tenía que disentir. Funcionó muy bien para mí en los últimos cuatro años. Cuando papá trató de decir algo después, levanté una mano y espeté
—:No lo hagas.
—Creemos que necesitas ayuda. —Mamá dejó salir las palabras, haciéndome sacudir por la conmoción.
—¿Qué?
—Nuestro mayor temor era que nunca serías capaz de seguir adelante con lo sucedido. Y por un tiempo, pensamos que lo habías hecho. Pero está claro que lo reprimes. Ni siquiera has intentado las etapas de duelo para trabajar a través de ello, y va a terminar volviendo y mordiéndote algún día, cuando menos te lo esperes.
—Estoy bien —exploté—. Por favor, discúlpenme si no quiero pasar el resto de mi vida toda deprimida deliberadamente sobre... sobre alguien que nunca va a volver.
Papá negó con la cabeza.
—Todavía no puedes decir su nombre en voz alta, ¿verdad?
Le di a Brittany una mirada de advertencia, diciéndole que mantenga la boca cerrada. Sus ojos se encontraban muy abiertos mientras analizaba la escena de mi disfuncional familia. Joder, iba a tener tantas preguntas después de esto. ¿Qué había pensado para traerla?
—Señora López —dijo ella, dirigiéndose a mi mamá—. No sé si esto ayuda a aliviarla, pero Santana ha estado visitando a un terapeuta.
¿Qué dijo? Le lancé una mirada de sorpresa, pero ni siquiera me miró. Centrándose en mis padres, juntó las manos en su pecho con un auténtico espectáculo de compasión.
—Quiero decir, sé que todavía no hizo mucho por ella, pero fue a unas cuantas sesiones, lo que debe significar algo, ¿no? Admitió que necesita ayuda. ¿No es eso lo que dicen que es la mitad de la batalla?
Los ojos de mi madre brillaban con lágrimas mientras se giraba hacia mí.
—¿En serio? Oh, Santana. Eso es increíble. Estoy tan orgullosa de ti.
Mientras me abrazaba, me encontré con la mirada de Brittany, ampliando mi mirada para preguntarle silenciosamente qué mierda pensó que hacía.
—Gracias —murmuré a mi mamá mientras salía de su cálido abrazo que en realidad extrañaba un poco sentirlo.
—. Es mi culpa que esté muerta, pero estás tan orgullosa de mí. Eso hace que todo sea mucho jodidamente mejor.
Incapaz de manejar un segundo más de esta mierda, me giré lejos de ellos y salí. Mi cabeza corrió en un millón de direcciones diferentes mientras me iba, sin pensar desde el restaurante. Empecé automáticamente a ir a mi auto, pero las visiones de la cara ensangrentada de mi hermana cubierta de vidrio mientras yacía apoyada contra el volante, me hizo parar en seco. Su alarido mientras gritaba para que la ayudara resonó en mi cabeza. No me hallaba en condiciones de conducir, así que giré a la derecha y empecé a caminar por la tranquila acera, esquivando las lámparas de la calle para poder mantener las sombras.
No llegué muy lejos antes de que una Brittany sin aliento me alcanzara, corriendo para llegar a mi lado. Jadeó mientras trataba de mantener el ritmo.
— No pensabas abandonarme aquí, ¿verdad? Con tus padres... a quienes acabo de conocer.
Le envié una rápida mirada dura.
—Quieres venir conmigo, mejor sigue el ritmo.
—Oh, no creo que pueda.
Trotaba, pero se las arregló para mantener el ritmo, y no se quejó. De hecho, la exasperante mujer se quedó absolutamente y benditamente callada… lo que solo me molestó más. ¿Por qué no me gritaba, regañándome por cuan grosera había sido con mis “increíbles” padres, exigiendo saber lo que sucedió allí? Estaba de humor para luchar pero, ¿cómo demonios iba a suponer pelear con una comprensiva e increíble novia?
—¡Maldita sea! —Pateé un buzón de correo por el que pasamos en un intento por desahogarme—. ¿Cómo se atreven a jodidamente perdonarme tan fácilmente?
Brittany no respondió. Todo lo que hizo fue meter un mechón de cabello detrás de su oreja, diciéndome lo nerviosa que se hallaba. Apreté los dientes, al instante arrepentida por haberla puesto en una situación de este tipo.
Echándole un vistazo, dije
—: No puedo creer que jodidamente mintieras por mí. ¿Terapia?
Solté un bufido. ¿Yo, en terapia? Malditamente nunca.
—¿Qué? —Me envió una sonrisa triste y un encogimiento de hombros—. Soy la hija de Daisy Pierce. Lo sé todo sobre mentir.
Negué con la cabeza y finalmente dejé escapar una sonrisa. La mujer sí que tenía un lado salvajemente conspirador, pero hasta ahora, siempre lo usó para mi beneficio, colándose en mi habitación para sacudir mi jodido mundo hasta conseguir que mis padres me dejaran en paz. Francamente, podría besarla mucho por la forma en que mintió.
Echando un vistazo alrededor de la calle muerta de mi pequeña ciudad natal, preguntó
—: ¿A dónde vamos?
Negué con la cabeza, incapaz de mantener intacto mi temperamento. Solo estar con ella suavizaba cualquier ira que quería sentir. Maldita mujer, tenía la mala costumbre de hacerme muy feliz cada vez que estaba cerca.
—Tengo que ir a mi lugar. —Le envié un ceño en un último esfuerzo para seguir con mi ira, pero joder, se veía muy bonita, con sus mejillas sonrojadas por el esfuerzo que le tomó el mantenerse a mi ritmo—. Y ya que quieres ser mi sombra, supongo que vas a venir conmigo.
Curiosamente, en realidad quería mostrarle mi lugar, al que solía ir para estar sola cuando era una niña. Nunca había llevado a nadie allí antes, por ello la parte solitaria. Ni siquiera a mi hermana. Pero de alguna manera se sentía bien llevar a Brittany.
—¿Tienes un lugar? —Enviándome una mirada de reojo, comenzó a sonreír—. Eso es tan genial.
Solté un bufido.
—Por supuesto que tengo un lugar. Todo el mundo tiene uno.
Pero ella negó con la cabeza.
—Yo no.
—Oh, lo que sea. No lo creo. Tiene que haber algún lugar, ¿al que vayas para estar sola, relajarte, para sacar la cabeza de tu culo?
—No donde crecí. Quiero decir, en la casa remolque, solía acampar en mi dormitorio a veces, pero tenía que compartirlo con Colton y Brandt, así que… en realidad no era solo mío.
Al pasar por un teatro viejo y en decadencia, abrió la boca y miró hacia el espacio vacío donde la taquilla había sido colocada.
—. Oh. Este lugar es tan impresionante. Es una pena que no esté abierto.
Con una sonrisa, tomé su mano.
—Tuve la sensación de que te apasionaría. Vamos.
Cuando nos dirigí por un callejón oscuro al lado del teatro, se acercó a mí, tocando mi espalda mientras me siguió ciegamente.
—Por lo tanto, ¿tu lugar es un callejón?
La cautela en su voz me dijo que no se encontraba impresionada.
—. Eso es un poco espeluznante.
Me detuve junto a una escalera de incendios oxidada.
—No, listilla. Mi lugar se encuentra en el tejado del teatro.
Girándome para colocarla en la pared al lado de la escalera, me apoyé cerca.
—. Mira, siempre he tenido un fetiche por querer estar encima de los amantes del cine.
Con un bufido, echó la cabeza hacia atrás y rió.
—Oh Dios. No te puedo creer. Se supone que debes tener una crisis personal, y sin embargo, ¿todavía sueltas un crudo juego de palabras?
—Admítelo —murmuré, apoyándome en ella hasta que pude oler su cabello—. Eso es exactamente lo que más te gusta de mí.
—Mmm.
Su murmullo de interés recorrió mi torrente sanguíneo y mi polla se endureció.
—. Hay algo travieso y sexy al respecto —admitió finalmente.
—¿Ah, sí?
Bajé mi cara hacia la suya hasta que nuestras bocas se alinearon. Pero no la besé.
—. Si no lo supiera bien, señorita Pierce, diría que está tratando de seducirme.
Me tocó la nariz con un golpe rápido.
—Casi citas a El Graduado2 allí.
—¿Sí?
Apreté mis caderas contra las suyas para que pudiera sentir lo dura que me encontraba.
—. Sin embargo, apuesto a que no hay una cita lo bastante buena para lo que quiero hacer contigo en este momento.
Aunque su mirada gritó fóllame, y la curva sensual de sus labios parecía seguir ese sentimiento, susurró en mi oído
—: Llévame...
Empecé a gemir de placer, pero luego terminó con
—: a ver tu lugar, Santana.
Me moví más cerca, mi boca a centímetros de la suya.
—Entonces será mejor empezar a subir, rubia. Antes de que te tome contra este muro.
Su mirada se desvió a la escalera junto a nosotras antes de que sus ojos se
abrieran como platos.
—¿Qué...? No. Oh, no. En realidad no esperas que suba esa cosa vieja y desvencijada, ¿verdad?
Con un sonido de mi lengua, agarré su cintura y la levanté, por lo que podría llegar al primer escalón.
—Sí, absolutamente lo espero. Ahora, ponte en marcha, rubia.
—Santana…
Trepó y maldijo antes de finalmente agarrase bien al mango. Cuando subió, gimió.
—. Oh, Dios. Voy a morir.
—Solo... sube
murmuré con aprobación, disfrutando de la vista. Esta era la segunda, tal vez tercera, vez que la había visto en un vestido, y llegaba a verlo desde abajo. Maldita sea, era una afortunada hijo de puta. Y mierda que se vistió así para mis padres. De ninguna manera se puso esa tanga de encaje negro para impresionar a mi mamá.
Trepaba bien en tacones, lo cual me impresionó. Sin embargo, cuando empecé a subir detrás de ella, la escalera se balanceó con nuestro peso combinado. Se quedó inmóvil, chillando con miedo y agarrando los peldaños para salvar su vida hasta que se acostumbrara al movimiento.
Cuando, una vez más, comenzó un ascenso lento, bajó la mirada para preguntar
—: ¿Es ilegal subir aquí?
Me encogí de hombros y le envié una sonrisa, preguntándome lo rápido que podía sacarle ese tanga.
—Es más que probable.
Miró al frente de nuevo.
—Oh Dios. ¿Qué hacemos si nos pillan?
—Me imagino que iremos a la cárcel.
Hizo una pausa.
—¡Santana!
—¿Qué?
Empujé su tobillo para mantenerla en movimiento.
—. ¿Por qué estás tan preocupada? Soy la chica con pene; seré la que, más que probable, consiga ser violada en grupo por Bubba y sus amigos si somos enviadas a la cárcel.
—Oh, eres tan graciosa.
—Sí, me imaginé que era por eso que me mantuviste contigo.
Resopló, pero llegamos al techo del antiguo cine, así que yo me sentía feliz. Brittany se detuvo tan pronto como salió de la escalera.
—¿Y ahora qué? —No tengo idea de por qué susurraba después de que acabábamos de tener una fuerte discusión desde un lado del edificio, pero pensé que era adorable.
Puse mi brazo alrededor de su cintura y la giré en la dirección que siempre iba cuando venía aquí sola.
—Por aquí. —Luego besé su cabello.
Después de sentarme en el centro de la azotea, la puse en mi regazo para que no tuviera que sentarse en las tejas mugrientas y se ensuciase el culo. No hay razón para manchar tal perfección. Además su culo se sentía muy bien en contra de mi polla.
Una vez que se puso contra mí, apreté mis brazos a su alrededor y besé el lado de su cuello.
—Ahora inclínate hacia atrás contra mí, mira hacia el cielo, y simplemente… disfruta —susurré a su oído.
Siguió mis instrucciones solo para dejar salir un grito de alegría.
—Guau.
—Lo sé, ¿verdad?
Levanté la mirada también, y la noche parecía que nos tragaba enteras, haciéndome sentir tan insignificante y pequeña en este momento, y todavía importante e integral para el universo. La sensación era imposible de explicar. Era de esas cosas que simplemente tenías que sentir.
Sin embargo, Brittany parecía entenderlo. Apretó su agarre en mi antebrazo y respiró profundo.
—El cielo es tan perfecto desde aquí. Las estrellas se ven tan cerca y tan lejos a la vez.
Asentí. Oh, sí, lo entendió totalmente. Nos sentamos en silencio durante quince minutos, simplemente dejando que la noche nos llevara a ese lugar que se sentía tranquilo y libre. El único problema era que no podíamos quedarnos aquí para siempre. Brittany rompió el precioso silencio diciendo
—: Así que... ¿el nombre de tu hermana era Tina?
Solté un suspiro y estiré mis piernas debajo de ella antes de pasar mis manos sobre sus muslos.
—Sí.
Giró su cara hacia mí para besar mi mandíbula.
—Y es por eso que escribes su nombre todo el tiempo.
Fruncí el ceño hacia las estrellas.
—No lo escribo todo el tiempo.
Brittany rió suavemente.
—Te he visto hacerlo más de una vez.
Dejé salir un gruñido pero viré mi cara para frotarla en la suya. Dejó escapar un lindo zumbido mientras acariciaba mi cuello.
—Estás muy incómod con esta discusión; es un poco adorable.
—Gracias.
Coloqué mi brazo alrededor de su cintura, en un esfuerzo para sentirme cómoda con algo… incluso si era solo su culo en mi regazo.
—. Me alegro de que una de nosotras se divierta.
—Como que pensaba que tenías una cosa por ella —admitió.
Fruncí el ceño.
—¿Con quién? ¿La mujer de Mike? No. Bueno, algo así, supongo. Quiero decir, me gusta Asiatica Pero no… no así.
—Te gusta como a una hermana —conjeturó.
Cada músculo de mi cuerpo se tensó con esa palabra. Había sido hermana. Eso terminó mal. No quería ser hermana de nuevo para otra pobre, desprevenida e inocente chica.
—Sabes, está bien si tienes sentimientos fraternales por ella —murmuró Brittany, acariciando con sus dedos mi cabello—. No va a quitarte nada de lo que sentiste por la primera, tu hermana Tina. Tengo tres hermanos, y amar a uno no me impide amar a los otros dos por igual.
Gemí.
—Jesús, no les mentiste a mis padres del todo, ¿verdad? Estoy viendo a un terapeuta. Solo no me di cuenta que eras la psiquiatra.
Murmuró una risa tranquila.
—Y si sigues siendo una buena chica por el resto de nuestra sesión de una hora, la Dra. Brittany podría estar dispuesta a darte un análisis físico riguroso una vez que esto haya terminado.
—Mmm. —Besé su oreja y deslicé mis dedos de su cintura a la parte interior de su muslo—. ¿Podemos saltar directamente a esa parte?
Agarrando mi muñeca, movió mi mano hacia un lugar más respetable en su rodilla.
—No hasta que su hora termine, señorita López.
Mordí el lóbulo de su oreja suavemente.
—Matadora de diversión.
Sonrió y se giró para mirarme. Pero su expresión, con la misma rapidez, cayó a una sombría.
—¿Por qué dices que fue tu culpa que muriera?
Con un gemido, cerré los ojos.
—Porque lo fue.
Frunció el ceño en confusión.
—Así que... ¿le disparaste? ¿La apuñalaste? ¿La asfixiaste con una almohada?
Después de una pausa reflexiva, asintió.
—. De hecho, he considerado asfixiar con una almohada a Brandt. Numerosas veces.
No pude evitarlo, sonreí. Pero entonces los recuerdos me inundaron de nuevo y me tragaron.
—La dejé conducir —admití finalmente—. Cuando sabía que estaba molesta.
Brittany se quedó callada por un momento antes de simplemente preguntar
—: ¿Y por qué hiciste eso?
Un suspiro aliviado salió de mis pulmones. Miré de nuevo las estrellas y abracé a la calentita mujer en mis brazos más fuerte en mi contra, dándome cuenta que honor era llegar a tenerla así. En un segundo, podría ser arrebatada de mí, también... así como así.
Metiendo mi cara en su cabello y apreciando lo que tenía en este momento, dije
—: Porque estaba molesta. Le encantaba conducir, así que pensé que dejarla tomar el volante la haría sentir mejor.
—Y lo hizo... ¿antes de la parte del accidente?
Me encogí de hombros.
—Bueno, sí. Supongo. Sonreía y me regañaba cuando…
Me quebré, recordando los faros del otro coche mientras golpeaban mi cara justo antes de pasarse una luz roja y golpeándonos por un costado. Un escalofrío me sacudió. Los recuerdos de Tina gritando mi nombre, el miedo en su voz mientras pedía ayuda, la total impotencia que sentí; todo me perseguía.
—¿Por qué se encontraba molesta? —preguntó Brittany.
Negué con la cabeza y bufé.
—Algún tipo imbécil. Pensó que le gustaba, pero luego fue a una pijamada con sus amigas y se enteró que una de las chicas también salía con él. Cuando me llamó, llorando, pidiéndome que fuera a recogerla, acababa de…
Joder, no podía decirle a Brittany sobre eso. Pero pinchó mis costillas con su dedo índice.
—¿Acababas de qué?
La miré con cautela.
—Supongo que ya te conté sobre mi primera vez, ¿no?
—¿Te refieres a la estúpida chica que se rió de tu hermoso pene?
Apreciando la forma en que describió mi marca de nacimiento, sonreí.
— Sí. Ella. Bueno, me dirigía a casa después de eso cuando Tina me llamó pidiendo ayuda.
—Espera.
Levantó una mano y se giró para mirarme directamente a los ojos.
—. Así que la misma noche traumática que perdiste tu virginidad y fuiste ridiculizada por esa perra idiota fue también la noche que tu hermana…
Poniendo la mano sobre su boca para evitar que dijera lo que no podía soportar escuchar, asentí.
—Sí.
Sus ojos se ampliaron.
—Vaya. Con razón has tenido todo este asunto con tu pene. Está vinculado a tu hermana.
No pude evitarlo, solté una carcajada.
—Joder, no tienes idea de lo incorrecto que sonó cuando lo dijiste de esa manera.
—¿Qué? —preguntó antes de que se repitiera mentalmente lo que acababa de decir.
Luego se rió y se tiró contra mí.
—. Lo que sea. Sabes lo que quiero decir.
Asentí.
—Sí, pero sigue sonando jodidamente extraño.
Finalmente Brittany se rió conmigo antes de ladear la cabeza.
—Así que, ¿Tina era mayor o menor que tú? No puedo saberlo por la forma en que hablas de ella.
Me aclaré la garganta.
—Tenía… tenía la misma edad. Exactamente la misma edad.
Abriendo la boca, Brittany jadeó.
—¿Eran gemelas? Mierda.
Asentí y cerré los ojos. Pero aun así los recuerdos me atacaron. Cada uno de los detalles de mi infancia involucraba a mi hermana. Siempre se hallaba ahí conmigo, casi una extensión de mí hasta que, zas, solo se… fue.
—Bueno, joder.
Brittany apoyó la mejilla en mi hombro.
—. No me extraña que estés tan destrozada. Quiero decir, perder una hermana tiene que ser duro. Debe doler y hacerte sentir como si le fallaste de alguna manera. ¿Pero una gemela? Eso sería como perder… una parte de ti mismo.
—Sí.
En necesidad de una distracción, pasé los dedos por su pelo.
—.Me destruyó bastante. Y me juré que nunca volvería a ser lastimada. Nunca… joder, nunca amaría así de nuevo. No me importa que fuera solo amor fraternal, aun así fue…
—No, lo entiendo totalmente. Cualquier tipo de amor: fraternal, paternal, pasional, platónico, duele muchísimo cuando pierdes a esa persona.
Asentí.
—Sí. Y mantuve mi promesa muy bien durante tres años. No dejé que ninguna chica me afectara, no hasta que llegaste tú. Y luego apareció Asiatica. Jesús, ustedes saben cómo joder mi cabeza, ¿verdad?
Sus dedos acariciaron mi cara de nuevo.
—Diría que lo lamento — murmuró; sus labios se curvaron con placer—. Pero entonces estaría mintiendo.
Arrugué la nariz. Por supuesto, no lo lamentaba. Consiguió exactamente lo que quería de esto. La miré por un momento, admitiendo que me alegraba que lo hubiera hecho.
—¿Empiezas a ver por qué permanecí lejos de ti por tanto tiempo? No fue solo por tu hermano.
Asintió.
—Sí, supongo. Irracionalmente temes que otra persona vaya a morir si te comienza a gustar otra chica.
Bufé.
—¿Si comienza a gustarme otra chica? El barco del comienzo ha zarpado. Ya me gustas. Mucho. Por eso esto es tan difícil. Por eso toda nuestra charla sobre novia-novia de hoy fue tan incómoda. No me gustan las chicas que follo. Me he asegurado de eso. No tengo citas, no tengo sexo con las luces encendidas, nunca me acurruco después.
Con un suspiro impaciente, la abracé con más fuerza hacia mí.
—. En serio estás rompiendo todas mis reglas. Lo sabes, ¿verdad?
Su sonrisa simplemente creció.
—Empiezo a entenderlo.
Jesús, amaba esto. ¿Por qué a las mujeres les gustaba tanto cuando eres todo cursi y les derramas tu maldito corazón?
—Así que, si la línea de tiempo en mi cabeza es correcta, todo esto ocurrió cerca del final de tu… último año de secundaria, ¿verdad?
Asentí.
—Dos meses antes de la graduación.
—Dios, es tan horrible. Cómo lo hiciste… No puedo ni imaginar cómo fuiste capaz de graduarte después de eso. Cómo seguiste adelante.
Negué con la cabeza.
—No recuerdo mucho de la última parte de la secundaria. Solo sé que la pasé. Mudarme a la universidad fue lo que realmente cambió todo. Supongo que lo vi como un nuevo comienzo, como si no hubiera existido hasta ese momento. No tenía pasado, ninguna hermana, ni nada. Era solo yo. Pierce… —Hice una pausa y le eché un vistazo.
Asintió, aparentemente bien con que sacara el tema de su hermano. Tragué saliva.
—Bueno, quizá fue el que más me ayudó a atravesar todo, sin siquiera saberlo. Nos asignaron como compañeros de cuarto en los dormitorios. Y simplemente… me arrastró con él y nos obligó a ser este… equipo. —Negué con la cabeza y sonreí—. Fue fácil no contarle ni una mierda sobre mí. Ese hijo de puta venía motivado. En serio te lo digo, miraba tan lejos hacia el futuro cuando llegó a la universidad, era como si no tuviera un pasado. Como si nadie lo tuviera. Así que, mierda, no lo sé. También fue fácil olvidar todo lo que me pasó antes de la universidad. Solo vivíamos para el presente y el futuro. Sabía sobre ti y tus hermanos porque llamaba a casa, como, cada jodido día, pero pensé que todos eran muy jóvenes o algo así. Realmente nunca pensé en ello. No me expresó ninguna preocupación, así que no me preocupé por ti tampoco. Y nunca le importó toda la mierda que sacaba de mi cabeza, así que… solo funcionó para nosotros.
Con una sonrisa, Brittany me abrazó.
—Entonces entiendo por qué tuvo que dejarnos a Colton, Brandt y a mí por un tiempo. Tenía que estar aquí para ti.
La miré fijamente, dándome cuenta de la mierda que tuvo que sufrir para que yo pudiera encontrar una manera de sanar. Eso apestaba. Pero en cierto modo, me alegró un poco que hubiera resultado de esta manera. Su sufrimiento la trajo aquí, a mí. Presionando mi frente en la suya, respiré ese increíble olor que era puramente de mi mujer. Luego ahuequé su cara entre mis manos.
—Cualquier mierda que ocurrió para arrastrarnos hacia este momento… desearía que la mayor parte no hubiera ocurrido de la manera en que pasó, pero aun así me pone contenta de que terminara así, justo aquí, contigo y conmigo juntas en este
techo. El dolor valió la pena si fue eso lo que te trajo a mí.
Brittany tomó una respiración temblorosa antes de murmurar
—: ¿Santana?
—¿Mmm?
Cerré los ojos, agradecida una vez más de tenerla.
—Tu sesión de una hora se terminó.
Abrí los ojos. Me sonrió. Maldita sea, amaba lo cachonda que podía ponerse.
Con un gemido ronco, dije
—: Gracias a Dios —justo antes de besarla.
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 43
Re: [Resuelto]BRITTANA: PERFECTA (GP) Epilogo
Me encanta como son cuando estan juntas, y si eso no es una relacion en toda la palabra, no se entonces que es, se complementan, se divierten y son lo mejor la una para la otra, asi que el hermano se tendra que aguantar cuando se entere, hasta pronto!!!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]BRITTANA: PERFECTA (GP) Epilogo
Ahora si entiendo a San!!!!
Saludos
Saludos
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: [Resuelto]BRITTANA: PERFECTA (GP) Epilogo
Pues San ya le expreso a Britt sus miedos y el porque tiene .miedo de querer tanto a alguien y tener una relación, que aunque no le quiera poner etiqueta es lo que tienen.
San presentando a Britt a sus padres y la velada creo fue excelente, hasta que tocaron el punto delicado para San, sin embargo me encanto el apoyo que su rubia le brindo.
Y bueno ahora le toca su examen físico, bien ganado lo tiene jajajaja
San presentando a Britt a sus padres y la velada creo fue excelente, hasta que tocaron el punto delicado para San, sin embargo me encanto el apoyo que su rubia le brindo.
Y bueno ahora le toca su examen físico, bien ganado lo tiene jajajaja
JVM- - Mensajes : 1170
Fecha de inscripción : 20/11/2015
Re: [Resuelto]BRITTANA: PERFECTA (GP) Epilogo
micky morales escribió:Me encanta como son cuando estan juntas, y si eso no es una relacion en toda la palabra, no se entonces que es, se complementan, se divierten y son lo mejor la una para la otra, asi que el hermano se tendra que aguantar cuando se entere, hasta pronto!!!!!!
jaajjaj, igual me encantan como ambas se complementan, pienso que son una pareja en todo el sentido de la palabra aunque no hayan tocado ese tema.... o sea hayan puesto la etiqueta en si..... a veces valen mas las cosas sin etiquetar, duran mas......
Sip creo que no deberian esperar mas y decirselo a Ryder....
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 43
Re: [Resuelto]BRITTANA: PERFECTA (GP) Epilogo
monica.santander escribió:Ahora si entiendo a San!!!!
Saludos
Sip, trato de aliviar su dolor de forma incorrecta..... pero ya encontro quien la puede ayudar....
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 43
Re: [Resuelto]BRITTANA: PERFECTA (GP) Epilogo
JVM escribió:Pues San ya le expreso a Britt sus miedos y el porque tiene .miedo de querer tanto a alguien y tener una relación, que aunque no le quiera poner etiqueta es lo que tienen.
San presentando a Britt a sus padres y la velada creo fue excelente, hasta que tocaron el punto delicado para San, sin embargo me encanto el apoyo que su rubia le brindo.
Y bueno ahora le toca su examen físico, bien ganado lo tiene jajajaja
Sin etiqueta y la llevo a conocer a sus padres, osea que es eso....... Novia falsa no es....... jajajaj examen fisico...jajajaj
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 43
Página 4 de 8. • 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8
Temas similares
» [Resuelto]Brittana: GP SANTANA: SU PRINCESA. cap. 12, 13 y Epilogo
» [Resuelto]Brittana: Un Rapidito.. Cap. 9, 10 y Epilogo
» [Resuelto]BASTARA ARROGANTE GP (BRITTANA). cap. 29 y Epilogo
» [Resuelto]FanFic Brittana: Por Qué (Adaptada) Epílogo
» [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
» [Resuelto]Brittana: Un Rapidito.. Cap. 9, 10 y Epilogo
» [Resuelto]BASTARA ARROGANTE GP (BRITTANA). cap. 29 y Epilogo
» [Resuelto]FanFic Brittana: Por Qué (Adaptada) Epílogo
» [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
Página 4 de 8.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Lun Mar 14, 2022 3:20 pm por Laidy T
» Busco fanfic brittana
Lun Feb 28, 2022 10:01 pm por lana66
» Busco fanfic
Sáb Nov 21, 2020 2:14 pm por LaChicken
» [Resuelto]Brittana: (Adaptación) El Oscuro Juego de SATANÁS... (Gp Santana) Cap. 7 Cont. Cap. 8
Jue Sep 17, 2020 12:07 am por gaby1604
» [Resuelto]FanFic Brittana: La Esposa del Vecino (Adaptada) Epílogo
Mar Sep 08, 2020 9:19 am por Isabella28
» Brittana: Destino o Accidente (GP Santana) Actualizado 17-07-2017
Dom Sep 06, 2020 10:27 am por Isabella28
» [Resuelto]Mándame al Infierno pero Besame (adaptación) Gp Santana Cap. 18 y Epilogo
Vie Sep 04, 2020 12:54 am por gaby1604
» Fic Brittana----Más aya de lo normal----(segunda parte)
Mar Ago 25, 2020 7:50 pm por atrizz1
» [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo
Lun Ago 03, 2020 5:10 pm por marthagr81@yahoo.es
» Que pasó con Naya?
Miér Jul 22, 2020 6:54 pm por marthagr81@yahoo.es
» [Resuelto]FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 31
Jue Jul 16, 2020 7:16 am por marthagr81@yahoo.es
» No abandonen
Miér Jun 17, 2020 3:17 pm por Faith2303
» FanFic Brittana: " Glimpse " Epilogo
Vie Abr 17, 2020 12:26 am por Faith2303
» FanFic Brittana: Pídeme lo que Quieras 4: Y Yo te lo Daré (Adaptada) Epílogo
Lun Ene 20, 2020 1:47 pm por thalia danyeli
» Brittana, cafe para dos- Capitulo 16
Dom Oct 06, 2019 8:40 am por mystic
» brittana. amor y hierro capitulo 10
Miér Sep 25, 2019 9:29 am por mystic
» holaaa,he vuelto
Jue Ago 08, 2019 4:33 am por monica.santander
» [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo
Miér Mayo 08, 2019 9:25 pm por 23l1
» [Resuelto]FanFic Brittana: Comportamiento (Adaptada) Epílogo
Miér Abr 10, 2019 9:29 pm por 23l1
» [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo
Lun Abr 08, 2019 8:29 pm por 23l1