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[Resuelto]FanFic Brittana: Por la Eternidad (Adaptada) Epílogo
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micky morales
23l1
6 participantes
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Página 2 de 4. • 1, 2, 3, 4
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por la Eternidad (Adaptada) Epílogo
Pues que feo para Britt estar con una persona a la que no quiere, pero que por su familia sigue con él :/
Lo peor es el lugar donde los vio entrar San :( obviamente ya estaba súper ilusionada con Britt y venirse enterando de que tiene novio de esa forma que horror !
Haber como le va a Britt con San ebria y esperó de verdad que ya deje a su noviecito!!
Lo peor es el lugar donde los vio entrar San :( obviamente ya estaba súper ilusionada con Britt y venirse enterando de que tiene novio de esa forma que horror !
Haber como le va a Britt con San ebria y esperó de verdad que ya deje a su noviecito!!
JVM- - Mensajes : 1170
Fecha de inscripción : 20/11/2015
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por la Eternidad (Adaptada) Epílogo
Algo corto el capitulo y esta desesperacion aun sigue por la actualizacion, en fin.....ahora a ver que se consigue britt!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por la Eternidad (Adaptada) Epílogo
Lo peor de Britt es el tema de los padres!!!
Veremos que hace ahora.
Saludos
Veremos que hace ahora.
Saludos
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por la Eternidad (Adaptada) Epílogo
3:) escribió:Hola morra...
Es raro yo diciendo esto y espero no arrepentirme... pero me gusta esta rachel.jajaj
Muy muy buena idea!!!....
San inconcientemente ya tiene una alquimia con brittt... diga para que le afecte tanto!!!
A ver si britt la encuentra??? Y como?
Nos.vemos!!
Hola lu, jajajajajajajaajajajajajjajajajajajajajaj esk la rachel, de la mayoría de los fics, es tan buena! jajajajajaajaj, asik a mi tmbn me gusta la vrdd jajajajajaajaj. Más que buena, toda, pero toda al razón jajajaja. Claro que la tiene jajajaajajajaj, no si pienso igual jajajajajaja. Esperemos y si... mmm no creo que en sus sentidos jajajajaja. Saludos =D
JVM escribió:Pues que feo para Britt estar con una persona a la que no quiere, pero que por su familia sigue con él :/
Lo peor es el lugar donde los vio entrar San :( obviamente ya estaba súper ilusionada con Britt y venirse enterando de que tiene novio de esa forma que horror !
Haber como le va a Britt con San ebria y esperó de verdad que ya deje a su noviecito!!
Hola, mmm sip, si q lo es =/ uyy sip... mal =/ Aiii noo q dolor para mi morena!!1 =/ Siiii, mal, mal, mal! osea no así jajajajaja. JAajajajajajaj se puede aprovechar... digo cuidar jajajajajajaja. Yo tmbn la vrdd°! ¬¬ Saludos =D
micky morales escribió:Algo corto el capitulo y esta desesperacion aun sigue por la actualizacion, en fin.....ahora a ver que se consigue britt!!!!
Hola, =O jajajajaj vrdd¿? ajjajaajajajajajaj. Jajajaja lo siento, pero aquí te dejo el siguiente cap! ajajajajajajaja. Aquí lo sabremos! Saludos =D
monica.santander escribió:Lo peor de Britt es el tema de los padres!!!
Veremos que hace ahora.
Saludos
Hola, si qe los son ¬¬ pobre rubia =/ Esperemos y algo por ella! Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: Por la Eternidad (Adaptada) Cap 6
Capitulo 6
Brittany llego a la puerta del restaurant y se encontró a Santana discutiendo con el barman.
—Señorita por favor, pida un taxi—decía el barman a Santana.
—¡Dame las llaves me voy en mi auto!—exigía la abogada.
El barman, le había quitado las llaves del auto para evitar que condujera en el estado de ebriedad en que se encontraba.
—Mire, ya algún idiota debe estar llamando a la prensa, por favor hágase un favor y márchese en un taxi, yo mismo se lo llamaré.
—¡¡Que me des mis llaves te dije!!—grito Santana totalmente fuera de sí y llamando la atención los clientes que se encontraban en el restaurant.
Brittany se acercó apresuradamente-
—San basta—la sujeto por el brazo poniéndose a su lado y dirigiéndose al barman—Deme las llaves por favor, me la llevare a casa—aseguró al barman y tendió las manos para recibir las llaves.
Este se las dio, ya no sabía qué hacer para calmar a su cliente.
Santana se quedó mirándola incrédula, no podía ser verdad. La rubia no vendría a buscarla, miro al barman y le dijo:
—Les das las llaves a ella que de seguro la estoy imaginando y no me las das a mí que soy de verdad.
—San no estas imaginando nada, estoy aquí y te llevare a casa.
Santana se quedó mirándola y Brittany también durante segundos que parecían eternos para las dos, solo fueron interrumpidas el barman que miro a la rubia y le dijo:
—Tome a su novia y llévesela que seguro la prensa ya debe estar por llegar y cuando este sobria recuérdele que me debe una buena propina.
“¿Novia¿ ¿Prensa?”—se preguntó Brittany—“¿En qué lío me estoy metiendo?”
Dirigió a Santana al auto y luego se subió y encendió el carro.
Al mirarse frente al volante, se dio cuenta que no sabía a donde ir. Miró a la abogada que estaba sentada a su lado muy quieta.
—Muy bien dame tu dirección y te llevare a casa.
Solo recibió un ronquido como respuesta.
Por Dios, esto no podía estar pasando.
Tomó su teléfono y le marco a Quinn y contestó casi de inmediato.
—Hola Quinn, tengo a San.
—¡La encontraste!, está tomada ¿Verdad?
—Si—respondió Brittany.
—Lo sabía, por eso estaba tan preocupada, ¿Puedes llevarla a casa?
—Podría si tan solo supiera donde vive.
—Eso no es problema, te explico. Enciende el GPS Brittany, presiona el botón que dice “Go to” y luego selecciona “Home”.
La pasante siguió las instrucciones.
—Listo—respondió Brittany.
—Sólo sigue las indicaciones y llegaras fácilmente. Muchas Gracias Brittany, te debo una.
—Tranquila, todo está bien.
Mientras manejaba, Brittany pensaba en cómo regresar a casa.
Lamentablemente no podía, ya no tenía más dinero, tendría que quedarse en casa de Santana.
“Bueno, seguro debe tener más de una habitación en su casa”, pensaba Brittany.
Llegó al estacionamiento, detuvo el auto en el puesto que le había indicado Quinn en un mensaje de texto, la parte más difícil venia ahora, tenía que despertar a Santana porque no podría subirla.
Bajó del auto y abrió la puerta del copiloto y se acercó a la abogada.
—San despiértate por favor.
La movió un poco por el hombro intentando despertarla pero Santana estaba totalmente inconsciente.
—San reacciona, vamos necesitamos subir a tu casa.
Esta vez la estremeció un poco más fuerte.
Santana medio despertó y sacudió la cabeza tratando de salir de la ensoñación que la envolvía. De pronto miro a Brittany junto a ella.
—¿Qué haces tú aquí? Deberías estar con tu novio en ese Motel—dijo torpemente.
Brittany se sorprendió, sintió una fuerte opresión en el pecho.
—¿Cómo sabes eso San?—preguntó casi en un susurro.
—Te seguí—dijo esto sin la menor gota de vergüenza—Es así como lo sé.
—Eso no se hace San—replicó de inmediato Brittany aunque la verdad no le molestaba.
—No me gustó eso Brittany, me dolió verte con…
No pudo continuar.
Brittany se llenó de tristeza al ver el semblante de dolor que se reflejó en la mujer que tenía frente a ella.
—Vamos a tu casa San, necesitas dormir.
No podía hacer nada más, no debía consolarla aunque lo deseara.
Santana se movió con reticencia.
—Mmmmm… ¿Vas a subir conmigo?
—Sí, subiré contigo San.
—Tengo sueño.
—Vamos a subir a tu cama—dijo tomándola del brazo, la ayudo a bajar del auto.
—Eso me gusta, vamos a mi cama.
A duras pena Brittany logró meter a Santana al ascensor; una vez dentro, la morena se le acercó más, la abrazó y comenzó a acariciarla y a besar su cuello. Brittany se paralizó al sentir las manos y los labios en su cuerpo, algo dentro comenzó a bullir, era la primera vez que sentía algo así, pero era realmente exquisito, placentero.
Su respiración se agitó mientras las manos de Santana subían desde sus caderas hacia…
“¡¡No!! Esto no puede ser”
Se alejó lo más que pudo de las manos de la morena mientras la miraba y esta tenía los ojos encendidos, nunca la había visto con esa mirada.
Su cuerpo reacciono ante la mirada provocativa y de deseo que se reflejaba en los ojos de la mujer frente a ella. Reconoció que estaba muy excitada, como nunca antes.
No sabía qué hacer.
Por Dios, esta mujer quería volverla loca.
Trato de normalizar su respiración e intentando fingir una calma que no sentía, le hablo a la abogada.
—Vamos San, tranquila ya llegamos, vamos a entrar a casa.
Afortunadamente el ascensor se detuvo y daba directo dentro del departamento.
—Está bien—dijo San, y tambaleándose se dirigió a su habitación—Vamos al cuarto como me prometiste.
Brittany nuevamente se paralizó.
—Yo no prometí nada—replico Brittany de inmediato.
—Entonces vuelvo al auto—dijo la abogada recorriendo el camino de vuelta al ascensor.
—No vas a ningún lado—la detuvo Brittany a medio camino.
A Santana le costaba demasiado mantener el equilibrio, había tomado mucho y el que de verdad lograra llegar al ascensor y salir de nuevo, sería realmente un grave problema.
—Está bien, vamos a tu habitación, yo te acompaño—dijo conciliadora la pasante y la tomó nuevamente del brazo llevándola hacia antes se dirigían.
Llegaron a la habitación y Santana de inmediato se dejó caer pesadamente en la cama llevando a Brittany junto con ella.
Brittany no lo podía creer, ahí estaba de nuevo, entre los brazos de la abogada.
“¿Pero es que esta mujer es así de terrible todo el tiempo?”—se preguntó tratando de alejarse de su agarre.
—Bien San, aquí estamos, ahora a dormir vamos—dijo.
—Tú conmigo o nada—replico la morena al ver que Brittany intentaba alejarse e hizo como que se levantaba nuevamente de la cama.
—Está bien, está bien…—dijo con paciencia Brittany—Aquí me acuesto contigo—dijo con paciencia y acomodándose en la cama, pero tratando de tomar cierta distancia de Santana.
Pero esa distancia no estaba en los planes de Santana López, al ver a la pasante acostada se acercó y la envolvió entre sus brazos.
Brittany se notó que se quedó muy quieta.
La pelinegra se había quedado completamente dormida en solo unos segundos.
El cuerpo de Brittany comenzó a estremecerse de nuevo, esto la inquietó; trató de levantarse pero no pudo, la morena era más baja y flaca que ella, pero más pesada, además estaba profundamente dormida.
No había nada que hacer.
Se dejó envolver por el calor del cuerpo de la morena, sentía su piel tan suave, su pausada respiración la llevó a relajarse sin que se diera cuenta. Entonces se quedó pensando en el mar de sensaciones que unas pocas caricias y el calor del cuerpo de Santana a su lado en la cama le producían, era mucho más intenso que lo que sintió con Sam en ese Motel.
Comparar ambas situaciones era demasiado para procesar, estaba cansada y también necesitaba dormir.
Brittany se levantó más temprano que Santana y aprovechó para mirar el departamento; la noche anterior no pudo fijarse mucho en él.
El departamento se parecía a la casa de Quinn pero ese era más frío, todo
estaba en color blanco y negro, no se sentía calor de hogar. La cocina parecía casi nueva, se notaba que no la usaban mucho; la nevera y los gabinetes bastantes vacíos.
“Dios, ¿Cómo vive esta mujer?
El lugar que se veía más confortable es el área donde estaba el área, que Brittany consideró, de entretenimiento.
Había un televisor plano enorme, un Blue Ray y Home Teather, definitivamente todo era de alta tecnología. También había un sofá muy cómodo y grande, cojines tipo almohadas y…
“Al fin”—pensó Brittany—”Un par de fotografías.”
En la primera estaba Santana con los que deberían ser sus padres, era muy vieja y se veía borrosa, era difícil de distinguir y en la otra estaba con Quinn donde estaban muy jóvenes las dos.
Brittany sonrió.
Siguió mirando y vio una repisa con trofeos y medallas.
“Se ve que es toda una atleta”.
En cambio su título de abogada no estaba enmarcado en ningún lado, cosa que le pareció bastante curiosa.
Siguió adelante y se encontró con un bar muy bien surtido, demasiado surtido realmente, aunque tenía que reconocer que había una gran variedad de bebidas.
La habitación de Santana también le dio la sensación de ser muy frío, casi vacío.
Solo había una cama y su ropa, nada más.
“No es lo que pensé”.
Brittany imaginaba que sería un cuarto tipo hotel a donde la morena solía llevar a sus conquistas, pero recordó un reportaje donde la periodista decía que las relaciones de Santana eran solo aventuras fugases y que nunca las mezclaba realmente con su vida personal, por lo que había visto, era cierto.
“Bueno, basta ya de curiosear”—se dijo a si misma Brittany—”Esa mujer necesita comer algo, cuando se levante y con lo que tiene en su cocina tendré que hacer un milagro para poder prepararle algo”.
Santana se despertó sola en su cama, con un fuerte dolor de cabeza, buscando en la cama un cuerpo caliente pero solo encontró una almohada.
“Definitivamente solo fue un sueño”, se dijo.
Se metió en el baño se dio una buena ducha, se puso su bata y caminó hacia la cocina. De pronto se detuvo al ver la figura de una mujer moviéndose en su cocina.
—Brittany—dijo totalmente sorprendida—¿Qué haces aquí?
Brittany se rio ante la cara de sorpresa de la bogada.
—¿Cómo crees que llego su majestad ayer a su cama?—preguntó con ironía—Además de que me tocó adivinar su dirección.
—No fue un sueño, ¿Dormiste conmigo?—preguntó con cierto asomo de sonrisa en su rostro.
—Al otro lado de la cama—mintió Brittany.
—¿Pero… cómo?
—Come primero, te prepare el desayuno. Por cierto, algo difícil ya que no tienes nada en esta casa—dijo Brittany a modo de regaño.
Santana se sintió apenada por eso, así que se dirigió medio cabizbaja a la mesa.
—Muchas gracias—dijo y se sentó a la mesa.
Brittany salió de detrás de la barra de la cocina y le dijo a la morena:
—Tenemos que hablar
Brittany llevaba puesta una de sus franelas anchas que le llegaba hasta los muslos y la abogada se quedó totalmente embobada ante la imagen de la mujer.
Brittany se dio cuenta que estar vestida así era demasiada distracción para la pelinegra y hasta que no se vistiera no existía forma que le prestara atención.
Esa mujer la había seguido a un hotel, se la estaba comiendo con la mirada y ella solo podía pensar que le gustaba.
—Me voy a bañar mientras comes y luego hablamos—dijo Brittany—Ah, San, ¿Cómo es posible que un departamento tan grande tenga solo una habitación?
A pesar de que Santana escuchó la pregunta, no pudo responder. Brittany se rindió, así que se dirigió a la habitación.
Santana no se lo podía creer, Brittany se había quedado en su casa, le había preparado el desayuno, la fue a buscar.
“Oh, oh… me vio tomada… ¿Y qué paso con su novio?”
Tenía muchas preguntas, definitivamente tenían que hablar y entonces recordó el campus day, pero será camino a la playa, Brittany no se lo podía perder.
Cuando Brittany salió del baño vestida con la ropa del día anterior, Santan ya estaba vestida con una bermuda deportiva y una camisa sport, se podía ver las tiras de un traje de baño por el cuello de la
camisa.
—¿Estas lista Brittany? Ya nos vamos a la playa—dijo de inmediato, no quería darle oportunidad de negarse ahora que había llegado el día tan ansiado.
—No puedo ir San, no con esta ropa y a esta hora mis padres deben pensar que estoy camino a la playa, he salido sin que me vieran a noche.
—No te preocupes por eso Brittany, puedo comprarte ropa tengo, una amiga que tiene un local cerca de la playa que tendrá todo lo que necesitas.
—No San, eso no lo puedo aceptar—negó la pasante—¿Cómo voy a dejarte hacer eso?
—Muy sencillo, dejándome. Además te debo un favor me trajiste anoche ¿O no es así?
—No lo hice buscando un pago. Por cierto, le debes una buena propina al Barman
—Tómalo como un regalo y créeme, mi querido amigo de la barra recibirá una buena propina, ahora vámonos—se dirigió a la puerta y tomó las llaves de la casa de una mesita cerca de la puerta, la abrió y se quedó esperando a que Brittany saliera.
Brittany estaba indecisa, quería ir al campus day, pero no en las condiciones que se estaban dando.
Sabía que la intención de Santana era convencerla de que fuera a como diera lugar, y también sabía que no iba a darse por vencida tan fácilmente. Además de eso, reconocía que no podía negarse a pasar tiempo con esta mujer, la seducía su personalidad.
Sabía imponerse.
Sabía que podía hacer casi cualquier cosa que quisiera. Y estaba casi segura, que también sabía que la atraía.
La pasante, finalmente se dirigió a la puerta haciendo sonreír con suficiencia a Santana.
Cuando Brittany pasaba a su lado levanto una mano y la señalo con el dedo índice como diciéndole “Te tengo en la mira”, Santana sonrió.
—¿Qué?—preguntó poniéndola la mejor cara de inocencia en la historia de la humanidad.
Brittany se rió y continuó caminando hacía el estacionamiento negando con la cabeza.
Ya en el auto Brittany sabía que era el momento de hablar, era inevitable.
Hacia solo un par de minutos que habían salido en dirección a la casa de playa de Quinn.
—San, ayer te busqué porque Quinn me llamo preocupada por ti, estabas muy tomada y te lleve a casa—comenzó Brittany con algo de tacto—¿Por qué tomaste tanto? Por favor respóndeme con la verdad—pidió.
Santana prestaba atención al camino, pero estaba totalmente concentrada en lo que Brittany le decía. Al escuchar la pregunto no pudo más que sentirse apenada y triste porque la rubia la viera embriagada.
Tardó unos segundo en buscar una buena explicación, pero no la encontró.
—La verdad puede que no te guste Brittany—dijo secamente.
—Igual siempre es mejor la verdad—fue el sencillo comentario de Brittany.
Santana se removió en su asiento, estaba segura que a Brittany no le gustaría la respuesta.
—Bien… te estaba esperando para invitarte a cenar y te vi con tu novio—explicó—Él te beso en mis narices—dijo con los dientes apretado.
A Brittany le sorprendió la forma en que lo dijo.
—Entonces te seguí. Necesitaba saber a dónde te llevaba—hizo una pausa, tomó una respiración para calmar la rabia que emergía en su interior al recordar la tarde anterior—Y no me gustó para nada a donde te llevo—terminó diciendo, de nuevo con los dientes apretados.
Santana miraba al frente, pero Brittany se daba cuenta que estaba enojada, su mandíbula estaba tensa y su espalda se había puesto totalmente recta contra el respaldo del asiento.
El que la morena reaccionara así no dejaba lugar a dudas a Brittany que se sentía atraída por ella y que estaba interesada. Sin embargo, sintió rabia por la actitud de la abogada, apenas se conocían.
—Me seguiste, ¿Y lo dices así tan descaradamente?—no pudo evitar sonar molesta—¿Te das cuenta de que eso está mal? ¿Qué debería estar llamando a la policía ahora mismo? ¿No te arrepientes de lo que hiciste?—preguntó.
Santana seguía mirando al frente. Tenía los nudillos blancos de tanto apretar el volante tratando de calmarse.
Brittany no la entendía.
—No me arrepiento—dijo con rabia—Ese imbécil se estaba llevando…
No pudo seguir, la rabia le impidió que de su garganta saliera sonido alguno.
Golpeó el volante.
Brittany se sorprendió, pero tenían que hablar, necesitaba dejar todo en claro.
—¿Qué se estaba llevando?—preguntó.
Pero la morena no respondió, pasaron unos segundo y no obtenía respuesta.
—Respóndeme—exigió Brittany.
—¡Mi corazón!—respondió de golpe Santana girando la cabeza y mirándola fijamente por unos segundos.
Brittany obtuvo la respuesta.
La golpeó la realidad.
Santana estaba más que interesada, se estaba enamorando de ella.
Eso la llevó a un mundo distinto.
Una mujer estaba enamorada de ella.
En su pecho sintió un remolino de sensaciones.
Euforia, ternura, placer… felicidad.
“¿Felicidad?”
Si, estaba feliz al escuchar la respuesta de Santana López.
“Su corazón. Yo estoy en su corazón”.
Brittany sentía que caía en un abismo, pero caía placenteramente.
“No, esto no puede ser. Esto está mal. Es una mujer”
Tenía que retomar el control, no podía dejarse llevar por lo que estaba sintiendo, tenía una vida. Tenía un novio, una familia que esperaba que formara un hogar, que tuviera hijos.
Debía volver a la realidad.
Ordenó sus ideas lo mejor que pudo.
—San escúchame, él es mi novio, lo que viste es parte de una relación de pareja que ya tiene tiempo y es seria—explicó con delicadeza—Yo lamento que te sientas de esta forma, podemos ser amigas si quieres pero yo no me siento atraída por las mujeres—al decir esto, sintió que se mentía a sí misma—De verdad lamento si te di esa impresión.
Brittany mentía descaradamente pero ni ella misma podía explicarse lo que estaba sintiendo, lo mejor para ella seria huir, salir corriendo de todo esto.
Santana se había sentido abrumada al darse cuenta de la forma en que había abordado a Brittany.
Le había aclarado que no estaba interesada.
Eso la decepcionó, pero lo entendió.
—Brittany discúlpame tu a mí. Nunca me diste una razón para pensar que estabas interesada, yo sola me cree todo esto. Podemos ser amigas yo puedo controlarme, era demasiado pedir que una mujer como tú se fijara en mí.
Cuando Brittany se disponía a replicarle eso a Santana, le anunció que ya habían llegado.
Entraron a una tienda donde ella definitivamente no entraría aun si llevara su cartera. Era realmente una tienda demasiado hermosa para estar en la playa.
Santana como siempre, se dirigió directamente a la dueña y encargada.
—Brittany, te presento a Kitty—dijo Santana a modo de presentación.
Una mujer como de la misma edad de Santana y con el pelo rubio la saludo amigablemente.
—Hola—dijo Brittany, sonriéndole y tendiendo su mano para estrecharla con la amiga de la morena.
—¿Qué tal?—respondió Kitty—San, que buen gusto tienes, esta chica es preciosa.
—Eso es verdad, es muy linda—fue la respuesta de Santana y se sintió orgullosa al andar con una mujer como Brittany—¿Cómo esta Marley?
—Muy bien, está en Brasil buscando mercancía.
—Oh, qué bien. Por favor, dale mis saludos—pidió luego fue directo su petición—Veras Kitty, estamos buscando ropa de playa, la mejor que tengas, tenemos un evento hoy y Brittany quiere deslumbrar a los invitados.
Brittany se sintió muy aludida y quiso protestar pero no encontró qué decir.
—Muy bien Brittany, sígueme te mostrare que tengo, primero el traje de baño luego buscaremos la ropa que haga juego con él—indicó Kitty.
Santana mientras tanto se sentó un rato en la silla y cerró sus ojos tratando de descansar un poco.
El día anterior realmente había tomado más de la cuenta, estaba muy triste por lo que le había dicho Brittany pero se preguntó cómo pudo esperar algo diferente, al menos tenía su amistad y tener una amiga de verdad, en su mundo, era muy difícil.
Habían pasado unos minutos desde que Brittany ido con Kitty a ver la ropa.
De pronto regresó con un traje de baño verde que hacia juego con sus ojos, se dio la vuelta frente a Santana para mostrarle como le quedaba por todos lados.
Santana se quedó maravillada.
“Bella, bellísima”—pensó Santana y solo pudo abrir la boca para dejar caer baba y decir:
—No me gusta.
—¿No te gusta?—preguntó Brittany sorprendida, a ella le parecía que le quedaba perfecto, y además le gustaba mucho el color.
—No me gusta, pruébate otro—dijo Santana, mirando hacia otro lado.
Brittany se quedó triste y volvió tras el vestidor para cambiarse. Ahí la esperaba Kitty que había escuchado la conversación.
—Muy bien, dimos en el clavo, sabía que le gustaría—dijo Kitty.
—¿Pero no escuchaste lo que dijo San?
Kitty se rió.
—Querida Brittany, se ve que es la primera vez que sales con una mujer celosa. ¿No ves cómo se quedó muda de lo bella que estas?—decía Kitty—Dice que no le gusta porque es un poco pequeño, pero solo un poco nada más. Es egoísta no le gusta compartir y tienes un cuerpo demasiado bello para no ser visto. Vamos a buscar ahora el vestido de playa, sombrero y lentes que usaras—dijo tomándola de la mano y llevándola a otra área de la tienda.
Minutos más tarde, cuando ya estaba todo escogido, Santana y Brittany se reunieron en el mostrador para pagar la cuenta.
Santana al mirar las cosas se dio cuenta que entre ellas, estaba el traje de baño que había pedido que cambiaran.
—¿No me escucharon?—preguntó la morena tomando el traje de baño e intentó apartarlo—No me gusta, busca otro, ese no.
Brittany se lo quito de la mano y volvió a juntarlo con lo demás.
—Me lo llevo, Kitty tiene razón, este es el apropiado—dijo con determinación.
Santana se pudo dar cuenta que no iba a conseguir nada discutiendo, así que pagó y tomó las bolsas.
Se despidieron de Kitty y salieron de la tienda, luego se fueron rumbo a la casa de playa de Quinn.
Brittany se sentía bella, no sabía si por la ropa que era preciosa o por las miradas llenas de adoración que le dedicaba Santana.
Cuando estaban llegando la morena le dijo:
—Brittany, vas a decir que llegamos juntas porque me llevaste unos papeles, de lo contrario van a pensar que estamos juntas y eso no es bueno para ti. Relaciónate con el grupo, yo voy a hacer algo de ejercicio y luego regresaré, estaré con Rach y Q, si me necesitas búscame.
A Brittany le entristeció un poco que Santana no fuera a estar más tiempo junto a ella, que su plan fuera mantener la distancia.
—Oye, podemos llegar juntas, no tengo problemas con eso—dijo Brittany.
Santana se sonrió.
—Claro que lo tendrás Brittany. Mira, yo vivo con eso todos los días, así que vamos a hacer lo que te digo.
—Pero podemos estar juntas—reiteró la pasante.
—Claro que sí—dijo tiernamente, pero sabía que no era verdad, a los empleados no les gustaba estar con los jefes.
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Brittany comprendió que Santana tenía razón cuando se acercó al grupo y la miraron de forma extraña, luego de que les dijo que estaba llevándole unos documentos a la morena y todo volvió a la normalidad.
Uno de los pasantes se acercó al grupo y dijo:
—Nos explotan, en especial esa invertida, es de lo peor—dijo casi con desprecio.
—No la llames así—pidió Brittany reprimiendo la ola de rabia que la invadió al escuchar hablar al pasante.
—¿Me vas a decir que tú también lo eres?—preguntó el joven en tono de burla.
La respuesta fue interrumpida cuando se acercó a ellos Dani, también pasante de la empresa, con un traje de baño tan diminuto que hacía que el de Brittany se viera como el de una monja, sin contar que tenía de sobra para mostrar.
—Ella no lo es, pero yo si ¿Hay algún problema?—preguntó Dani al pasante de forma amenazante.
El joven se quedó con la boca abierta y no dijo nada, dio la vuelta y se fue hacia otro grupo.
Igual ya Brittany no escuchaba ni una sola palabra, Santana acababa de llegar, se estaba metiendo en la ducha de la piscina a sacarse el sudor del ejercicio.
Su cuerpo activo por el ejercicio mostraba más su esbelta figura, luego con gracia se tiró al agua y nadó a donde estaba ella, subió las escaleras de la
piscina y le dedicó una sonrisa.
—¿Todo bien por aquí?—preguntó Santana.
Dani respondió de inmediato, cortando lo que otra persona pudiera contestar.
—Sí, muy bien ahora mucho mejor—dijo de forma muy insinuante y sonriéndole seductoramente.
Santana fijó la mirada en Dani recorriendo todo su cuerpo y le sonrió con una mirada desafiante pero tentadora, eso no le gusto para nada a Brittany.
En eso se llegó el joven pasante que hacía unos minutos había insultado a Santana y dijo:
—Qué bueno que vino señorita López, justo le preguntaba a las chicas por usted, ahora estará más animada esta fiesta—dijo levantando a modo de brindis el vaso que llevaba en la mano.
Sin embargo, Santana no se dejaba conquistar por los falsos halagos, sabia reconocerlos.
“Hipócrita—pensó Brittany.
En ese momento, Dani se acercó a Santana y le acaricio sutilmente el brazo.
—Veo que te ejercitas—dijo, mirándola de nuevo de forma seductora.
—Sólo un poco—dijo Santana con idiota sonrisa en su rostro.
Brittany no lo soportó más.
—Santana, ¿podemos hable en privado?
—Claro Brittany—respondió la abogada.
Y se fueron caminando hacia un lugar más privado.
—¿Qué pasa Brittany, hay algún problema?—preguntó algo preocupada por su petición de hablar en privado.
—No, ninguno, solo quería saber cómo estaba tu cabeza, ¿Aun te duele?
—Estoy bastante mejor, un par de jugos de naranja, un poco de ejercicio, más una pastilla y listo—respondió mostrándose bastante fresca y relajada.
—Qué bueno. Oye ahora que somos amigas, ¿Cuéntame que pasa con Dani?
Santana sonrió, se cruzó de brazos y se miró los pies, luego volvió a mirar a la ojiazul.
—La verdad es que desde que entro en la pasantía está muy simpática conmigo, pero me estoy tratando de portar bien, no quiero lío con las pasantes.
—Pero conmigo querías lío—dijo Brittany sin preámbulos.
Santana pareció sorprendida.
—No, contigo no quería lío. Contigo lo quería todo—contesto mirándola directamente a los ojos para mostrarle que hablaba sinceramente.
Brittany se derritió al escuchar eso y no precisamente por el sol que ya estaba fuerte.
Sin embargo, intentó restarle importancia.
—¿Tan mal te portas?—preguntó en cambio.
Santana esperaba que Brittany dijera otra cosa.
Se sintió algo decepcionada.
—La verdad es que tengo que confesar que hasta ahora he disfrutado la vida ampliamente, sin engañar a nadie claro. No hago promesas que no estoy dispuesta a cumplir, pero también confieso que me tomó algunos tragos de más, algunas veces tengo mal genio y no me importa lo que piense la gente—quiso ir más allá—Y para contestar más directamente a tu anterior pregunta, tengo que confesarte que Dani me parece espectacular.
Brittany se tensó al escuchar eso.
Imaginarse a Santana con Dani era algo que definitivamente no le gustó.
De nuevo quiso restar importancia a la confesión.
—¿Y Ahora por qué te quieres portar bien?—preguntó Brittany.
—Veras quiero entrar en la junta directiva, esta empresa necesita nuevas ideas, cambiar los conceptos, modernizarla y solo podré hacerlo si entro en la junta, si no entro no tendré ni voz ni voto. Tengo las acciones de mis padres pero mi tío debe darme el visto bueno o los demás socios no me van a respetar.
—¿Él es quien te dice que debes portarte bien para entrar?
—Sí, hasta quiere que me case con una mujer con dinero, que tengamos un hijo con mis óvulos y lleve mi apellido, todo eso me lo pidió en un solo día—explicó la abogada casi con pesar.
—¿En serio?
—Hasta me dio una lista de las mujeres más ricas del país, algunas incluso no sabía que fueran homosexuales.
—Discúlpame San, pero me parece una locura. No está nada bien que te pida esas cosas.
Brittany estaba sintiendo mucha rabia por las cosas que le estaba contando.
—Ya estas como Q—se quejó—Me crío cuando mis padres murieron, me trata como a una hija, está un poco loco pero ha sacado la cara por la empresa siempre, así que lo menos que puedo hacer es tenerle paciencia.
Brittany fue a decir algo, pero la abogada la interrumpió.
—Mira Brittany, venía a despedirme tengo que regresar, mi tío me llamó para revisar unos papeles y tengo que volver. Quinn te llevara a casa, muchas gracias por lo de anoche amiga—dijo acercándose un paco y le dio un breve abrazo.
—No te preocupes San para eso estamos los amigos—dijo Brittany sonriéndole.
Santana se marchó y Brittany se quedó preocupada, demasiado peso para los hombros de la morena.
Diga lo que diga, su tío estaba loco, además también se sintió celosa.
Eso no era posible, nunca había sentido celos en la vida.
No quiso darle más vuelta al asunto porque iba a terminar en un lio, el día pintaba divertido pero sin Santana sencillamente ya no era lo mismo.
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Santana llegó a la oficina rápidamente.
Nadie regresa tan temprano de la playa, pero bueno trabajo es trabajo y a su tío Alberto le encantaba dañarle sus fines de semana.
Santana estaba segura que cuando no tenía más nada que hacer, la llamaba para ver alguna cosa que fácilmente podía esperar al lunes.
Sin embargo, le costaba negarse porque se sentía en deuda con él.
Se reunió con su tío.
Afortunadamente todo fluyó rápido y se podría ir temprano a casa, justo cuando estaba recogiendo sus cosas, su tío le preguntó:
—San, ¿Pensaste lo que te dijo de casarte?—su voz parecía más impaciente que nunca.
—No, la verdad ni he mirado la lista—siguió guardando algunos papeles intentado descartar el tema.
—Menos mal porque tengo la mejor de las candidatas. Tiene la fortuna personal y la familiar, dame unas semanas y yo mismo te la llevare a tu oficina.
—Tío por favor, no me parece una buena idea.
—San, sabes que te quiero como si fueras mi hija y por eso te diré lo que le diría a mi hija. Existen mujeres para casarse, de buena familia, estatus, que cuiden de tus hijos, y existen mujeres para pasarlo bien. Yo sé que te gusta pasarlo bien y eso no tiene por qué cambiar, solo debes llegar a casa cada noche. Los fines de semana y los viajes de negocios son todos tuyos, piénsalo y pasa un buen fin de semana—dijo dándose la vuelta para no escuchar ninguna protesta.
Santana se quedó pensando por un momento en lo que había dicho su tío y se dijo: “Por eso es que ya lleva tres matrimonios”.
—Señorita por favor, pida un taxi—decía el barman a Santana.
—¡Dame las llaves me voy en mi auto!—exigía la abogada.
El barman, le había quitado las llaves del auto para evitar que condujera en el estado de ebriedad en que se encontraba.
—Mire, ya algún idiota debe estar llamando a la prensa, por favor hágase un favor y márchese en un taxi, yo mismo se lo llamaré.
—¡¡Que me des mis llaves te dije!!—grito Santana totalmente fuera de sí y llamando la atención los clientes que se encontraban en el restaurant.
Brittany se acercó apresuradamente-
—San basta—la sujeto por el brazo poniéndose a su lado y dirigiéndose al barman—Deme las llaves por favor, me la llevare a casa—aseguró al barman y tendió las manos para recibir las llaves.
Este se las dio, ya no sabía qué hacer para calmar a su cliente.
Santana se quedó mirándola incrédula, no podía ser verdad. La rubia no vendría a buscarla, miro al barman y le dijo:
—Les das las llaves a ella que de seguro la estoy imaginando y no me las das a mí que soy de verdad.
—San no estas imaginando nada, estoy aquí y te llevare a casa.
Santana se quedó mirándola y Brittany también durante segundos que parecían eternos para las dos, solo fueron interrumpidas el barman que miro a la rubia y le dijo:
—Tome a su novia y llévesela que seguro la prensa ya debe estar por llegar y cuando este sobria recuérdele que me debe una buena propina.
“¿Novia¿ ¿Prensa?”—se preguntó Brittany—“¿En qué lío me estoy metiendo?”
Dirigió a Santana al auto y luego se subió y encendió el carro.
Al mirarse frente al volante, se dio cuenta que no sabía a donde ir. Miró a la abogada que estaba sentada a su lado muy quieta.
—Muy bien dame tu dirección y te llevare a casa.
Solo recibió un ronquido como respuesta.
Por Dios, esto no podía estar pasando.
Tomó su teléfono y le marco a Quinn y contestó casi de inmediato.
—Hola Quinn, tengo a San.
—¡La encontraste!, está tomada ¿Verdad?
—Si—respondió Brittany.
—Lo sabía, por eso estaba tan preocupada, ¿Puedes llevarla a casa?
—Podría si tan solo supiera donde vive.
—Eso no es problema, te explico. Enciende el GPS Brittany, presiona el botón que dice “Go to” y luego selecciona “Home”.
La pasante siguió las instrucciones.
—Listo—respondió Brittany.
—Sólo sigue las indicaciones y llegaras fácilmente. Muchas Gracias Brittany, te debo una.
—Tranquila, todo está bien.
Mientras manejaba, Brittany pensaba en cómo regresar a casa.
Lamentablemente no podía, ya no tenía más dinero, tendría que quedarse en casa de Santana.
“Bueno, seguro debe tener más de una habitación en su casa”, pensaba Brittany.
Llegó al estacionamiento, detuvo el auto en el puesto que le había indicado Quinn en un mensaje de texto, la parte más difícil venia ahora, tenía que despertar a Santana porque no podría subirla.
Bajó del auto y abrió la puerta del copiloto y se acercó a la abogada.
—San despiértate por favor.
La movió un poco por el hombro intentando despertarla pero Santana estaba totalmente inconsciente.
—San reacciona, vamos necesitamos subir a tu casa.
Esta vez la estremeció un poco más fuerte.
Santana medio despertó y sacudió la cabeza tratando de salir de la ensoñación que la envolvía. De pronto miro a Brittany junto a ella.
—¿Qué haces tú aquí? Deberías estar con tu novio en ese Motel—dijo torpemente.
Brittany se sorprendió, sintió una fuerte opresión en el pecho.
—¿Cómo sabes eso San?—preguntó casi en un susurro.
—Te seguí—dijo esto sin la menor gota de vergüenza—Es así como lo sé.
—Eso no se hace San—replicó de inmediato Brittany aunque la verdad no le molestaba.
—No me gustó eso Brittany, me dolió verte con…
No pudo continuar.
Brittany se llenó de tristeza al ver el semblante de dolor que se reflejó en la mujer que tenía frente a ella.
—Vamos a tu casa San, necesitas dormir.
No podía hacer nada más, no debía consolarla aunque lo deseara.
Santana se movió con reticencia.
—Mmmmm… ¿Vas a subir conmigo?
—Sí, subiré contigo San.
—Tengo sueño.
—Vamos a subir a tu cama—dijo tomándola del brazo, la ayudo a bajar del auto.
—Eso me gusta, vamos a mi cama.
A duras pena Brittany logró meter a Santana al ascensor; una vez dentro, la morena se le acercó más, la abrazó y comenzó a acariciarla y a besar su cuello. Brittany se paralizó al sentir las manos y los labios en su cuerpo, algo dentro comenzó a bullir, era la primera vez que sentía algo así, pero era realmente exquisito, placentero.
Su respiración se agitó mientras las manos de Santana subían desde sus caderas hacia…
“¡¡No!! Esto no puede ser”
Se alejó lo más que pudo de las manos de la morena mientras la miraba y esta tenía los ojos encendidos, nunca la había visto con esa mirada.
Su cuerpo reacciono ante la mirada provocativa y de deseo que se reflejaba en los ojos de la mujer frente a ella. Reconoció que estaba muy excitada, como nunca antes.
No sabía qué hacer.
Por Dios, esta mujer quería volverla loca.
Trato de normalizar su respiración e intentando fingir una calma que no sentía, le hablo a la abogada.
—Vamos San, tranquila ya llegamos, vamos a entrar a casa.
Afortunadamente el ascensor se detuvo y daba directo dentro del departamento.
—Está bien—dijo San, y tambaleándose se dirigió a su habitación—Vamos al cuarto como me prometiste.
Brittany nuevamente se paralizó.
—Yo no prometí nada—replico Brittany de inmediato.
—Entonces vuelvo al auto—dijo la abogada recorriendo el camino de vuelta al ascensor.
—No vas a ningún lado—la detuvo Brittany a medio camino.
A Santana le costaba demasiado mantener el equilibrio, había tomado mucho y el que de verdad lograra llegar al ascensor y salir de nuevo, sería realmente un grave problema.
—Está bien, vamos a tu habitación, yo te acompaño—dijo conciliadora la pasante y la tomó nuevamente del brazo llevándola hacia antes se dirigían.
Llegaron a la habitación y Santana de inmediato se dejó caer pesadamente en la cama llevando a Brittany junto con ella.
Brittany no lo podía creer, ahí estaba de nuevo, entre los brazos de la abogada.
“¿Pero es que esta mujer es así de terrible todo el tiempo?”—se preguntó tratando de alejarse de su agarre.
—Bien San, aquí estamos, ahora a dormir vamos—dijo.
—Tú conmigo o nada—replico la morena al ver que Brittany intentaba alejarse e hizo como que se levantaba nuevamente de la cama.
—Está bien, está bien…—dijo con paciencia Brittany—Aquí me acuesto contigo—dijo con paciencia y acomodándose en la cama, pero tratando de tomar cierta distancia de Santana.
Pero esa distancia no estaba en los planes de Santana López, al ver a la pasante acostada se acercó y la envolvió entre sus brazos.
Brittany se notó que se quedó muy quieta.
La pelinegra se había quedado completamente dormida en solo unos segundos.
El cuerpo de Brittany comenzó a estremecerse de nuevo, esto la inquietó; trató de levantarse pero no pudo, la morena era más baja y flaca que ella, pero más pesada, además estaba profundamente dormida.
No había nada que hacer.
Se dejó envolver por el calor del cuerpo de la morena, sentía su piel tan suave, su pausada respiración la llevó a relajarse sin que se diera cuenta. Entonces se quedó pensando en el mar de sensaciones que unas pocas caricias y el calor del cuerpo de Santana a su lado en la cama le producían, era mucho más intenso que lo que sintió con Sam en ese Motel.
Comparar ambas situaciones era demasiado para procesar, estaba cansada y también necesitaba dormir.
Brittany se levantó más temprano que Santana y aprovechó para mirar el departamento; la noche anterior no pudo fijarse mucho en él.
El departamento se parecía a la casa de Quinn pero ese era más frío, todo
estaba en color blanco y negro, no se sentía calor de hogar. La cocina parecía casi nueva, se notaba que no la usaban mucho; la nevera y los gabinetes bastantes vacíos.
“Dios, ¿Cómo vive esta mujer?
El lugar que se veía más confortable es el área donde estaba el área, que Brittany consideró, de entretenimiento.
Había un televisor plano enorme, un Blue Ray y Home Teather, definitivamente todo era de alta tecnología. También había un sofá muy cómodo y grande, cojines tipo almohadas y…
“Al fin”—pensó Brittany—”Un par de fotografías.”
En la primera estaba Santana con los que deberían ser sus padres, era muy vieja y se veía borrosa, era difícil de distinguir y en la otra estaba con Quinn donde estaban muy jóvenes las dos.
Brittany sonrió.
Siguió mirando y vio una repisa con trofeos y medallas.
“Se ve que es toda una atleta”.
En cambio su título de abogada no estaba enmarcado en ningún lado, cosa que le pareció bastante curiosa.
Siguió adelante y se encontró con un bar muy bien surtido, demasiado surtido realmente, aunque tenía que reconocer que había una gran variedad de bebidas.
La habitación de Santana también le dio la sensación de ser muy frío, casi vacío.
Solo había una cama y su ropa, nada más.
“No es lo que pensé”.
Brittany imaginaba que sería un cuarto tipo hotel a donde la morena solía llevar a sus conquistas, pero recordó un reportaje donde la periodista decía que las relaciones de Santana eran solo aventuras fugases y que nunca las mezclaba realmente con su vida personal, por lo que había visto, era cierto.
“Bueno, basta ya de curiosear”—se dijo a si misma Brittany—”Esa mujer necesita comer algo, cuando se levante y con lo que tiene en su cocina tendré que hacer un milagro para poder prepararle algo”.
Santana se despertó sola en su cama, con un fuerte dolor de cabeza, buscando en la cama un cuerpo caliente pero solo encontró una almohada.
“Definitivamente solo fue un sueño”, se dijo.
Se metió en el baño se dio una buena ducha, se puso su bata y caminó hacia la cocina. De pronto se detuvo al ver la figura de una mujer moviéndose en su cocina.
—Brittany—dijo totalmente sorprendida—¿Qué haces aquí?
Brittany se rio ante la cara de sorpresa de la bogada.
—¿Cómo crees que llego su majestad ayer a su cama?—preguntó con ironía—Además de que me tocó adivinar su dirección.
—No fue un sueño, ¿Dormiste conmigo?—preguntó con cierto asomo de sonrisa en su rostro.
—Al otro lado de la cama—mintió Brittany.
—¿Pero… cómo?
—Come primero, te prepare el desayuno. Por cierto, algo difícil ya que no tienes nada en esta casa—dijo Brittany a modo de regaño.
Santana se sintió apenada por eso, así que se dirigió medio cabizbaja a la mesa.
—Muchas gracias—dijo y se sentó a la mesa.
Brittany salió de detrás de la barra de la cocina y le dijo a la morena:
—Tenemos que hablar
Brittany llevaba puesta una de sus franelas anchas que le llegaba hasta los muslos y la abogada se quedó totalmente embobada ante la imagen de la mujer.
Brittany se dio cuenta que estar vestida así era demasiada distracción para la pelinegra y hasta que no se vistiera no existía forma que le prestara atención.
Esa mujer la había seguido a un hotel, se la estaba comiendo con la mirada y ella solo podía pensar que le gustaba.
—Me voy a bañar mientras comes y luego hablamos—dijo Brittany—Ah, San, ¿Cómo es posible que un departamento tan grande tenga solo una habitación?
A pesar de que Santana escuchó la pregunta, no pudo responder. Brittany se rindió, así que se dirigió a la habitación.
Santana no se lo podía creer, Brittany se había quedado en su casa, le había preparado el desayuno, la fue a buscar.
“Oh, oh… me vio tomada… ¿Y qué paso con su novio?”
Tenía muchas preguntas, definitivamente tenían que hablar y entonces recordó el campus day, pero será camino a la playa, Brittany no se lo podía perder.
Cuando Brittany salió del baño vestida con la ropa del día anterior, Santan ya estaba vestida con una bermuda deportiva y una camisa sport, se podía ver las tiras de un traje de baño por el cuello de la
camisa.
—¿Estas lista Brittany? Ya nos vamos a la playa—dijo de inmediato, no quería darle oportunidad de negarse ahora que había llegado el día tan ansiado.
—No puedo ir San, no con esta ropa y a esta hora mis padres deben pensar que estoy camino a la playa, he salido sin que me vieran a noche.
—No te preocupes por eso Brittany, puedo comprarte ropa tengo, una amiga que tiene un local cerca de la playa que tendrá todo lo que necesitas.
—No San, eso no lo puedo aceptar—negó la pasante—¿Cómo voy a dejarte hacer eso?
—Muy sencillo, dejándome. Además te debo un favor me trajiste anoche ¿O no es así?
—No lo hice buscando un pago. Por cierto, le debes una buena propina al Barman
—Tómalo como un regalo y créeme, mi querido amigo de la barra recibirá una buena propina, ahora vámonos—se dirigió a la puerta y tomó las llaves de la casa de una mesita cerca de la puerta, la abrió y se quedó esperando a que Brittany saliera.
Brittany estaba indecisa, quería ir al campus day, pero no en las condiciones que se estaban dando.
Sabía que la intención de Santana era convencerla de que fuera a como diera lugar, y también sabía que no iba a darse por vencida tan fácilmente. Además de eso, reconocía que no podía negarse a pasar tiempo con esta mujer, la seducía su personalidad.
Sabía imponerse.
Sabía que podía hacer casi cualquier cosa que quisiera. Y estaba casi segura, que también sabía que la atraía.
La pasante, finalmente se dirigió a la puerta haciendo sonreír con suficiencia a Santana.
Cuando Brittany pasaba a su lado levanto una mano y la señalo con el dedo índice como diciéndole “Te tengo en la mira”, Santana sonrió.
—¿Qué?—preguntó poniéndola la mejor cara de inocencia en la historia de la humanidad.
Brittany se rió y continuó caminando hacía el estacionamiento negando con la cabeza.
Ya en el auto Brittany sabía que era el momento de hablar, era inevitable.
Hacia solo un par de minutos que habían salido en dirección a la casa de playa de Quinn.
—San, ayer te busqué porque Quinn me llamo preocupada por ti, estabas muy tomada y te lleve a casa—comenzó Brittany con algo de tacto—¿Por qué tomaste tanto? Por favor respóndeme con la verdad—pidió.
Santana prestaba atención al camino, pero estaba totalmente concentrada en lo que Brittany le decía. Al escuchar la pregunto no pudo más que sentirse apenada y triste porque la rubia la viera embriagada.
Tardó unos segundo en buscar una buena explicación, pero no la encontró.
—La verdad puede que no te guste Brittany—dijo secamente.
—Igual siempre es mejor la verdad—fue el sencillo comentario de Brittany.
Santana se removió en su asiento, estaba segura que a Brittany no le gustaría la respuesta.
—Bien… te estaba esperando para invitarte a cenar y te vi con tu novio—explicó—Él te beso en mis narices—dijo con los dientes apretado.
A Brittany le sorprendió la forma en que lo dijo.
—Entonces te seguí. Necesitaba saber a dónde te llevaba—hizo una pausa, tomó una respiración para calmar la rabia que emergía en su interior al recordar la tarde anterior—Y no me gustó para nada a donde te llevo—terminó diciendo, de nuevo con los dientes apretados.
Santana miraba al frente, pero Brittany se daba cuenta que estaba enojada, su mandíbula estaba tensa y su espalda se había puesto totalmente recta contra el respaldo del asiento.
El que la morena reaccionara así no dejaba lugar a dudas a Brittany que se sentía atraída por ella y que estaba interesada. Sin embargo, sintió rabia por la actitud de la abogada, apenas se conocían.
—Me seguiste, ¿Y lo dices así tan descaradamente?—no pudo evitar sonar molesta—¿Te das cuenta de que eso está mal? ¿Qué debería estar llamando a la policía ahora mismo? ¿No te arrepientes de lo que hiciste?—preguntó.
Santana seguía mirando al frente. Tenía los nudillos blancos de tanto apretar el volante tratando de calmarse.
Brittany no la entendía.
—No me arrepiento—dijo con rabia—Ese imbécil se estaba llevando…
No pudo seguir, la rabia le impidió que de su garganta saliera sonido alguno.
Golpeó el volante.
Brittany se sorprendió, pero tenían que hablar, necesitaba dejar todo en claro.
—¿Qué se estaba llevando?—preguntó.
Pero la morena no respondió, pasaron unos segundo y no obtenía respuesta.
—Respóndeme—exigió Brittany.
—¡Mi corazón!—respondió de golpe Santana girando la cabeza y mirándola fijamente por unos segundos.
Brittany obtuvo la respuesta.
La golpeó la realidad.
Santana estaba más que interesada, se estaba enamorando de ella.
Eso la llevó a un mundo distinto.
Una mujer estaba enamorada de ella.
En su pecho sintió un remolino de sensaciones.
Euforia, ternura, placer… felicidad.
“¿Felicidad?”
Si, estaba feliz al escuchar la respuesta de Santana López.
“Su corazón. Yo estoy en su corazón”.
Brittany sentía que caía en un abismo, pero caía placenteramente.
“No, esto no puede ser. Esto está mal. Es una mujer”
Tenía que retomar el control, no podía dejarse llevar por lo que estaba sintiendo, tenía una vida. Tenía un novio, una familia que esperaba que formara un hogar, que tuviera hijos.
Debía volver a la realidad.
Ordenó sus ideas lo mejor que pudo.
—San escúchame, él es mi novio, lo que viste es parte de una relación de pareja que ya tiene tiempo y es seria—explicó con delicadeza—Yo lamento que te sientas de esta forma, podemos ser amigas si quieres pero yo no me siento atraída por las mujeres—al decir esto, sintió que se mentía a sí misma—De verdad lamento si te di esa impresión.
Brittany mentía descaradamente pero ni ella misma podía explicarse lo que estaba sintiendo, lo mejor para ella seria huir, salir corriendo de todo esto.
Santana se había sentido abrumada al darse cuenta de la forma en que había abordado a Brittany.
Le había aclarado que no estaba interesada.
Eso la decepcionó, pero lo entendió.
—Brittany discúlpame tu a mí. Nunca me diste una razón para pensar que estabas interesada, yo sola me cree todo esto. Podemos ser amigas yo puedo controlarme, era demasiado pedir que una mujer como tú se fijara en mí.
Cuando Brittany se disponía a replicarle eso a Santana, le anunció que ya habían llegado.
Entraron a una tienda donde ella definitivamente no entraría aun si llevara su cartera. Era realmente una tienda demasiado hermosa para estar en la playa.
Santana como siempre, se dirigió directamente a la dueña y encargada.
—Brittany, te presento a Kitty—dijo Santana a modo de presentación.
Una mujer como de la misma edad de Santana y con el pelo rubio la saludo amigablemente.
—Hola—dijo Brittany, sonriéndole y tendiendo su mano para estrecharla con la amiga de la morena.
—¿Qué tal?—respondió Kitty—San, que buen gusto tienes, esta chica es preciosa.
—Eso es verdad, es muy linda—fue la respuesta de Santana y se sintió orgullosa al andar con una mujer como Brittany—¿Cómo esta Marley?
—Muy bien, está en Brasil buscando mercancía.
—Oh, qué bien. Por favor, dale mis saludos—pidió luego fue directo su petición—Veras Kitty, estamos buscando ropa de playa, la mejor que tengas, tenemos un evento hoy y Brittany quiere deslumbrar a los invitados.
Brittany se sintió muy aludida y quiso protestar pero no encontró qué decir.
—Muy bien Brittany, sígueme te mostrare que tengo, primero el traje de baño luego buscaremos la ropa que haga juego con él—indicó Kitty.
Santana mientras tanto se sentó un rato en la silla y cerró sus ojos tratando de descansar un poco.
El día anterior realmente había tomado más de la cuenta, estaba muy triste por lo que le había dicho Brittany pero se preguntó cómo pudo esperar algo diferente, al menos tenía su amistad y tener una amiga de verdad, en su mundo, era muy difícil.
Habían pasado unos minutos desde que Brittany ido con Kitty a ver la ropa.
De pronto regresó con un traje de baño verde que hacia juego con sus ojos, se dio la vuelta frente a Santana para mostrarle como le quedaba por todos lados.
Santana se quedó maravillada.
“Bella, bellísima”—pensó Santana y solo pudo abrir la boca para dejar caer baba y decir:
—No me gusta.
—¿No te gusta?—preguntó Brittany sorprendida, a ella le parecía que le quedaba perfecto, y además le gustaba mucho el color.
—No me gusta, pruébate otro—dijo Santana, mirando hacia otro lado.
Brittany se quedó triste y volvió tras el vestidor para cambiarse. Ahí la esperaba Kitty que había escuchado la conversación.
—Muy bien, dimos en el clavo, sabía que le gustaría—dijo Kitty.
—¿Pero no escuchaste lo que dijo San?
Kitty se rió.
—Querida Brittany, se ve que es la primera vez que sales con una mujer celosa. ¿No ves cómo se quedó muda de lo bella que estas?—decía Kitty—Dice que no le gusta porque es un poco pequeño, pero solo un poco nada más. Es egoísta no le gusta compartir y tienes un cuerpo demasiado bello para no ser visto. Vamos a buscar ahora el vestido de playa, sombrero y lentes que usaras—dijo tomándola de la mano y llevándola a otra área de la tienda.
Minutos más tarde, cuando ya estaba todo escogido, Santana y Brittany se reunieron en el mostrador para pagar la cuenta.
Santana al mirar las cosas se dio cuenta que entre ellas, estaba el traje de baño que había pedido que cambiaran.
—¿No me escucharon?—preguntó la morena tomando el traje de baño e intentó apartarlo—No me gusta, busca otro, ese no.
Brittany se lo quito de la mano y volvió a juntarlo con lo demás.
—Me lo llevo, Kitty tiene razón, este es el apropiado—dijo con determinación.
Santana se pudo dar cuenta que no iba a conseguir nada discutiendo, así que pagó y tomó las bolsas.
Se despidieron de Kitty y salieron de la tienda, luego se fueron rumbo a la casa de playa de Quinn.
Brittany se sentía bella, no sabía si por la ropa que era preciosa o por las miradas llenas de adoración que le dedicaba Santana.
Cuando estaban llegando la morena le dijo:
—Brittany, vas a decir que llegamos juntas porque me llevaste unos papeles, de lo contrario van a pensar que estamos juntas y eso no es bueno para ti. Relaciónate con el grupo, yo voy a hacer algo de ejercicio y luego regresaré, estaré con Rach y Q, si me necesitas búscame.
A Brittany le entristeció un poco que Santana no fuera a estar más tiempo junto a ella, que su plan fuera mantener la distancia.
—Oye, podemos llegar juntas, no tengo problemas con eso—dijo Brittany.
Santana se sonrió.
—Claro que lo tendrás Brittany. Mira, yo vivo con eso todos los días, así que vamos a hacer lo que te digo.
—Pero podemos estar juntas—reiteró la pasante.
—Claro que sí—dijo tiernamente, pero sabía que no era verdad, a los empleados no les gustaba estar con los jefes.
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Brittany comprendió que Santana tenía razón cuando se acercó al grupo y la miraron de forma extraña, luego de que les dijo que estaba llevándole unos documentos a la morena y todo volvió a la normalidad.
Uno de los pasantes se acercó al grupo y dijo:
—Nos explotan, en especial esa invertida, es de lo peor—dijo casi con desprecio.
—No la llames así—pidió Brittany reprimiendo la ola de rabia que la invadió al escuchar hablar al pasante.
—¿Me vas a decir que tú también lo eres?—preguntó el joven en tono de burla.
La respuesta fue interrumpida cuando se acercó a ellos Dani, también pasante de la empresa, con un traje de baño tan diminuto que hacía que el de Brittany se viera como el de una monja, sin contar que tenía de sobra para mostrar.
—Ella no lo es, pero yo si ¿Hay algún problema?—preguntó Dani al pasante de forma amenazante.
El joven se quedó con la boca abierta y no dijo nada, dio la vuelta y se fue hacia otro grupo.
Igual ya Brittany no escuchaba ni una sola palabra, Santana acababa de llegar, se estaba metiendo en la ducha de la piscina a sacarse el sudor del ejercicio.
Su cuerpo activo por el ejercicio mostraba más su esbelta figura, luego con gracia se tiró al agua y nadó a donde estaba ella, subió las escaleras de la
piscina y le dedicó una sonrisa.
—¿Todo bien por aquí?—preguntó Santana.
Dani respondió de inmediato, cortando lo que otra persona pudiera contestar.
—Sí, muy bien ahora mucho mejor—dijo de forma muy insinuante y sonriéndole seductoramente.
Santana fijó la mirada en Dani recorriendo todo su cuerpo y le sonrió con una mirada desafiante pero tentadora, eso no le gusto para nada a Brittany.
En eso se llegó el joven pasante que hacía unos minutos había insultado a Santana y dijo:
—Qué bueno que vino señorita López, justo le preguntaba a las chicas por usted, ahora estará más animada esta fiesta—dijo levantando a modo de brindis el vaso que llevaba en la mano.
Sin embargo, Santana no se dejaba conquistar por los falsos halagos, sabia reconocerlos.
“Hipócrita—pensó Brittany.
En ese momento, Dani se acercó a Santana y le acaricio sutilmente el brazo.
—Veo que te ejercitas—dijo, mirándola de nuevo de forma seductora.
—Sólo un poco—dijo Santana con idiota sonrisa en su rostro.
Brittany no lo soportó más.
—Santana, ¿podemos hable en privado?
—Claro Brittany—respondió la abogada.
Y se fueron caminando hacia un lugar más privado.
—¿Qué pasa Brittany, hay algún problema?—preguntó algo preocupada por su petición de hablar en privado.
—No, ninguno, solo quería saber cómo estaba tu cabeza, ¿Aun te duele?
—Estoy bastante mejor, un par de jugos de naranja, un poco de ejercicio, más una pastilla y listo—respondió mostrándose bastante fresca y relajada.
—Qué bueno. Oye ahora que somos amigas, ¿Cuéntame que pasa con Dani?
Santana sonrió, se cruzó de brazos y se miró los pies, luego volvió a mirar a la ojiazul.
—La verdad es que desde que entro en la pasantía está muy simpática conmigo, pero me estoy tratando de portar bien, no quiero lío con las pasantes.
—Pero conmigo querías lío—dijo Brittany sin preámbulos.
Santana pareció sorprendida.
—No, contigo no quería lío. Contigo lo quería todo—contesto mirándola directamente a los ojos para mostrarle que hablaba sinceramente.
Brittany se derritió al escuchar eso y no precisamente por el sol que ya estaba fuerte.
Sin embargo, intentó restarle importancia.
—¿Tan mal te portas?—preguntó en cambio.
Santana esperaba que Brittany dijera otra cosa.
Se sintió algo decepcionada.
—La verdad es que tengo que confesar que hasta ahora he disfrutado la vida ampliamente, sin engañar a nadie claro. No hago promesas que no estoy dispuesta a cumplir, pero también confieso que me tomó algunos tragos de más, algunas veces tengo mal genio y no me importa lo que piense la gente—quiso ir más allá—Y para contestar más directamente a tu anterior pregunta, tengo que confesarte que Dani me parece espectacular.
Brittany se tensó al escuchar eso.
Imaginarse a Santana con Dani era algo que definitivamente no le gustó.
De nuevo quiso restar importancia a la confesión.
—¿Y Ahora por qué te quieres portar bien?—preguntó Brittany.
—Veras quiero entrar en la junta directiva, esta empresa necesita nuevas ideas, cambiar los conceptos, modernizarla y solo podré hacerlo si entro en la junta, si no entro no tendré ni voz ni voto. Tengo las acciones de mis padres pero mi tío debe darme el visto bueno o los demás socios no me van a respetar.
—¿Él es quien te dice que debes portarte bien para entrar?
—Sí, hasta quiere que me case con una mujer con dinero, que tengamos un hijo con mis óvulos y lleve mi apellido, todo eso me lo pidió en un solo día—explicó la abogada casi con pesar.
—¿En serio?
—Hasta me dio una lista de las mujeres más ricas del país, algunas incluso no sabía que fueran homosexuales.
—Discúlpame San, pero me parece una locura. No está nada bien que te pida esas cosas.
Brittany estaba sintiendo mucha rabia por las cosas que le estaba contando.
—Ya estas como Q—se quejó—Me crío cuando mis padres murieron, me trata como a una hija, está un poco loco pero ha sacado la cara por la empresa siempre, así que lo menos que puedo hacer es tenerle paciencia.
Brittany fue a decir algo, pero la abogada la interrumpió.
—Mira Brittany, venía a despedirme tengo que regresar, mi tío me llamó para revisar unos papeles y tengo que volver. Quinn te llevara a casa, muchas gracias por lo de anoche amiga—dijo acercándose un paco y le dio un breve abrazo.
—No te preocupes San para eso estamos los amigos—dijo Brittany sonriéndole.
Santana se marchó y Brittany se quedó preocupada, demasiado peso para los hombros de la morena.
Diga lo que diga, su tío estaba loco, además también se sintió celosa.
Eso no era posible, nunca había sentido celos en la vida.
No quiso darle más vuelta al asunto porque iba a terminar en un lio, el día pintaba divertido pero sin Santana sencillamente ya no era lo mismo.
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Santana llegó a la oficina rápidamente.
Nadie regresa tan temprano de la playa, pero bueno trabajo es trabajo y a su tío Alberto le encantaba dañarle sus fines de semana.
Santana estaba segura que cuando no tenía más nada que hacer, la llamaba para ver alguna cosa que fácilmente podía esperar al lunes.
Sin embargo, le costaba negarse porque se sentía en deuda con él.
Se reunió con su tío.
Afortunadamente todo fluyó rápido y se podría ir temprano a casa, justo cuando estaba recogiendo sus cosas, su tío le preguntó:
—San, ¿Pensaste lo que te dijo de casarte?—su voz parecía más impaciente que nunca.
—No, la verdad ni he mirado la lista—siguió guardando algunos papeles intentado descartar el tema.
—Menos mal porque tengo la mejor de las candidatas. Tiene la fortuna personal y la familiar, dame unas semanas y yo mismo te la llevare a tu oficina.
—Tío por favor, no me parece una buena idea.
—San, sabes que te quiero como si fueras mi hija y por eso te diré lo que le diría a mi hija. Existen mujeres para casarse, de buena familia, estatus, que cuiden de tus hijos, y existen mujeres para pasarlo bien. Yo sé que te gusta pasarlo bien y eso no tiene por qué cambiar, solo debes llegar a casa cada noche. Los fines de semana y los viajes de negocios son todos tuyos, piénsalo y pasa un buen fin de semana—dijo dándose la vuelta para no escuchar ninguna protesta.
Santana se quedó pensando por un momento en lo que había dicho su tío y se dijo: “Por eso es que ya lleva tres matrimonios”.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
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23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por la Eternidad (Adaptada) Epílogo
Hola morra....
Britt y su pinche realidad... tecnicamente no le mintio a san... puuuede que haya omitido algo nada mas...
Celos quizas los de britt por san y un posible tonteo con dani???
En serio detesto al tio de san por tener el imperio en lo mas alto!!!... a quien le trae ahora???
Nos vemos!!
Britt y su pinche realidad... tecnicamente no le mintio a san... puuuede que haya omitido algo nada mas...
Celos quizas los de britt por san y un posible tonteo con dani???
En serio detesto al tio de san por tener el imperio en lo mas alto!!!... a quien le trae ahora???
Nos vemos!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por la Eternidad (Adaptada) Epílogo
Pues se agradece la sinceridad de Britt con San respecto a su relación y que según no le gustan las mujeres, Jajajaja, al fin solo es San jajaja
Y bueno ahora que se aguante la rubia porque tendrá que ver como tratan de conquistar a la morena y puede que ella acepte con Dani o con quien le mande el tío :/
Y bueno ahora que se aguante la rubia porque tendrá que ver como tratan de conquistar a la morena y puede que ella acepte con Dani o con quien le mande el tío :/
JVM- - Mensajes : 1170
Fecha de inscripción : 20/11/2015
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por la Eternidad (Adaptada) Epílogo
Maratón!!! Jajajaja
JVM- - Mensajes : 1170
Fecha de inscripción : 20/11/2015
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por la Eternidad (Adaptada) Epílogo
3:) escribió:Hola morra....
Britt y su pinche realidad... tecnicamente no le mintio a san... puuuede que haya omitido algo nada mas...
Celos quizas los de britt por san y un posible tonteo con dani???
En serio detesto al tio de san por tener el imperio en lo mas alto!!!... a quien le trae ahora???
Nos vemos!!
Hola lu, mmm =/ mmm no, la vrdd esk no =/ eso si que si =/ Jajajajajajaj yo apuesto que si lo son! jajajajaajajaj. Yo tmbn! :@ esk es un metido ¬¬ ni quiero decir nombre ni nada ¬¬ Saludos =D
JVM escribió:Pues se agradece la sinceridad de Britt con San respecto a su relación y que según no le gustan las mujeres, Jajajaja, al fin solo es San jajaja
Y bueno ahora que se aguante la rubia porque tendrá que ver como tratan de conquistar a la morena y puede que ella acepte con Dani o con quien le mande el tío :/
JVM escribió:Maratón!!! Jajajaja
Hola, mm si al vrdd esk si, tienes razón ai =/ jajajajaajajajajaj siempre sera solo san jajajaajajajajjaj. Jajajajajajajajajaj toda la razón ai de nuevo jajajaajajajajajajajaj. =o aiii nonono solo britt noma jajajaja. Mmmm y con respecto al maratón... oi no podrá ser =/ pero mañana si. Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: Por la Eternidad (Adaptada) Cap 7
Capitulo 7
Los días pasaron y había bastante trabajo.
Santana estaba de reunión en reunión, no había tenido oportunidad ni de almorzar esos días, pero al menos el día actual había logrado comer algo y estaba ya por irse a casa.
Unas horas de sueño no le caerían mal, además el estar tan ocupada le permitía no pensar en Brittany.
Sería difícil verla como una amiga, pero eso era mejor que no verla.
La necesitaba en su vida aunque fuera de esa forma, hasta ahora solo se habían topado algunas veces pero en esos momentos la rubia siempre la trató con cariño y ella fácilmente podía perderse en sus ojos, aunque fuera solo eso en esos cortos lapsos de tiempo.
Aunque siempre acostumbraba a ir al baño de su oficina, esta vez paro en los baños comunes de la oficina, más que todo para ser practica necesitaba lavarse las manos después de comer ese sándwich Panini.
Para su mayor sorpresa al entrar escuchó un llanto bajo.
No quería interrumpir pero sonaba como a Brittany, de seguro no era ella pero necesitaba confirmar.
Se acercó al cubículo donde se escuchaba el llanto y tocó un par de veces preguntando si todo estaba bien.
—Está todo bien, no te preocupes—respondió Brittany—No te preocupes—repitió.
Era Brittany, definitivamente esa era la voz de Brittany.
—Brittany soy San, por favor abre y dime que te pasa—pidió totalmente preocupada.
—No te preocupes San, estoy bien.
—Brittany, no lo estas, así que ven, habla conmigo.
Esperó unos segundó, si Brittany no habría esa puerta, la iba a arrancar de su marco.
Brittany abrió la puerta lentamente y al ver a Santana se arrojó sobre ella y comenzó a llorar con más intensidad. La morena sin pensarlo dos veces la abrazo y comenzó a consolarla.
—Discúlpame San, es que estoy muy triste—dijo intentado reponerse.
—Vamos Brittany, habla conmigo ¿Qué te pasa?
—Veras, me da mucha pena contigo, de verdad.
—Por favor Brittany, dime que te pasa.
Ya estaba desesperada por saber que le pasaba a su diosa.
Brittany se serenó un poco, se lavó la cara y trató de recomponerse para poder contarle a Santana que le ocurría.
—Como sabes, estoy terminando mi carrera. Pasa que toca pagar el semestre pero con un plus adicional por todo lo que implica la graduación, yo he estado ahorrando de mi pasantía para el plus pero la matricula esperaba que me la dieran mi papá, solo que él pensó que yo podría cubrirlo todo y utilizó el dinero para pagar otros gastos de la casa.
Brittany al terminar su explicación volvió a sentirse agobiada, lloro otro poco y se secó de nuevo las lágrimas.
—Les preguntes a mi hermano y a Sam pero tampoco pueden ayudarme.
Brittany estaba muy apenada.
Santana al escuchar el nombre de Sam se tensó de rabia pero se controló, era lógico que recurriera a su novio y no a ella, sin embargo no dejó de molestarle.
—Brittany, ¿Por qué no me dijiste?—preguntó.
—San, no quería que pensaras me estaba aprovechando de nuestra amistad y eso sería aún peor que no graduarme a tiempo y perder mi pasantía.
—Brittany nunca voy a pensar eso de ti, me has demostrado ser una persona maravillosa desde el primer día que te conocí.
—Gracias San por escuchar, tengo que recomponerme y bueno seguir, son cosas que pasan, tengo que seguir adelante.
—Claro que vas a seguir Britt, vamos ya a tu universidad, vamos a pagar lo que hace falta—dijo con determinación.
—No San, no puedo aceptar eso, por favor.
—¿Por qué no?—estaba dolida por el rechazo de la ayuda que le estaba brindando—Si fuera Sam lo aceptarías ¿Verdad? ¿Acaso piensas que puedo tener una doble intención por esto?—preguntó airada, sintiéndose algo ofendida.
—¿Por qué te pones así?, no estoy pensando nada y créeme, si le pregunte a Sam es porque estoy desesperada, pero él nunca me ha dado nada.
Santana había reaccionado mal, se dio cuenta de inmediato.
—Discúlpame Brittany, por favor, son los celos que no me dejan pensar. Mira, tu novio es un idiota pero yo no lo soy y no voy a permitir que te falte nada y menos que tu carrera este en juego por dinero, así que arréglate y deja de llorar mujer que me partes el alma. Te espero en la salida, voy a buscar mi auto—dicho esto, se dio la vuelta y salió del baño sin darle tiempo a Brittany de protestar.
Brittany se quedó pensando que esa mujer no solo le había dicho descaradamente que estaba celosa, sino que además se encargaría de todo, sin darle opción a discutir o rechistar.
Se estaba encargando de la situación y eso a ella definitivamente le gustaba, aunque fuera una locura, le gustaba, y mucho.
No porque resolviera un problema que, por supuesto se lo agradecía, sino porque se sentía cuidada y protegida, algo que Sam nunca le había trasmitido, incluso se había comportado muy frío cuando ella le explicó lo que ocurría ni siquiera se tomó el tiempo de consolarla un poco.
Cuando Brittany salió del edificio, Santana estaba afuera esperándola con el auto, se estaba acercando para abrir y subirse cuando la morena se bajó y le abrió la puerta.
—¿Estas más tranquila?—pregunto ya habiéndose acomodado en el asiento del conductor.
—Lo estoy y quiero darte las gracias por lo que vas a hacer, me salvas la vida—agradeció la pasante.
—Vamos Brittany, que no es para tanto. Mira esto no es mucho dinero para mí, así que estas poniendo demasiado agradecimiento en algo que no lo merece—dijo con sencillez mientras arrancaba el auto.
—Lo mereces San, me estas ayudando muchísimo con esto.
—Lo que sea con tal de no verte llorar de nuevo—dijo mirándola con ternura y sonriéndole.
Brittany correspondió a la sonrisa.
Camino a la universidad Santana trató de hablar de cualquier cosa menos de lo que ocurría.
Era muy amable, no quería que Brittany se sintiera mal por eso y disminuir de cualquier forma el favor tan grande que le estaba haciendo.
Brittany recordó que cuando mirabas sus fotos en las revistas nunca se imaginó que detrás de esa mujer fiestera y enamoradiza, existía alguien tan sencilla y de nobles sentimientos.
Rápidamente llegaron a la universidad y caminaron hasta la oficina de pago.
—Señorita—se dirigió Brittany a la encargada de la oficina—Quisiera pagar el semestre más el plus de graduación.
—Claro—dijo la administradora amablemente y comenzó a buscarla en el sistema, un minuto después le entregó una nota con los costos—Este es el monto por semestre y este es el monto por el plus, adicionalmente debe pagar todo el proceso administrativo pero eso lo puedes hacer el mes que viene.
—Bien—saco de una tarjeta y se la entregó a la administradora—De esta tarjeta se va a cobrar el Plus—indicó Brittany un segundo después sintió que Santana le tomaba la mano y se acercó al mostrador evitando que entregara la tarjeta.
—Tome señorita—Santana le tendió su tarjeta a la encargada—Cobre en esta tarjeta todo lo que sea necesario pagar, absolutamente todo, por favor.
Brittany se quedó fría al escuchar eso y trató de replicar, estaba bien que Santana le ayudara pero no podía dejar que se encargara de todo.
Justo cuando iba a protestar, la morena le apretó la mano y la miró con cara de que no aceptaría replica. Brittany abrió la boca para hablarle pero la abogada movió su cabeza en señal negativa.
Unas personas que entraron a la oficina se les quedaron mirando y preferí no decir nada, pero lo hablarían al salir de la oficina de pago.
La administradora sonrió, tomó la tarjeta e inició el trámite.
Una vez que terminó le entrego el recibo a Santana, que inmediatamente se lo entregó a Brittany y salieron de la oficina.
Brittany estaba muy molesta con Santana por lo ocurrido, se cruzó de brazos y caminó a su lado pero con la cara muy sería, mientras que la morena sonreía.
Sin embargo sabía que la pasante no estaba nada contenta.
—Vamos Brittany, deja de estar molesta conmigo—pidió.
—No sé cómo puedes pedirme que no esté molesta, ese no fue el acuerdo.
Santana sabía que no iba a estar fácil que a Brittany se le pasara la molestia, ya la conocía lo suficiente.
Se dirigían ya a la salida de la universidad.
—¿Qué tengo que hacer para que me perdones Britt?—pregunto mirando a Brittany y poniendo la famosa carita del gato con botas de Sherk.
Brittany no podía con Santana, era como una avalancha.
—Bueno dejarme que te regrese el dinero—fue su respuesta.
—Cualquier cosa menos eso—respondió poniendo de nuevo la misma carita.
—Tú vas a seguir poniendo esa carita, ¿Verdad?
—Bueno… sí—dijo sonriendo descaradamente.
Brittany pensaba: “Esta mujer es encantadora, arrogante, pero encantadora”.
Entonces se le ocurrió algo.
—Bueno, lo dejare pasar pero con una condición…—captó la atención de Santana—Déjame cocinar para ti. Yo compraré todo los ingredientes y te prepare la cena.
Al proponerle esto no había tomado en cuenta que Santana podría tener algún otro compromiso, se dio cuenta de ello de inmediato.
—Claro si es que no tienes alguna cita, he escuchado que no has comido muy bien últimamente—dijo Brittany.
—Me parece perfecta esa idea—ya estaban cerca del auto—Y vámonos ya al supermercado porque muero de hambre—dijo y apuró el paso al auto dejando a Brittany atrás.
Después de un minuto se dio cuenta que Brittany no estaba cerca de ella. Se detuvo y miró atrás.
—Vamos rubia—medio gritó Santana—Que muero de hambre.
Para Brittany, la sonrisa de Santana era contagiosa, era como ver a un niño pequeño al que le habían prometido un helado.
Llegaron a un enorme supermercado que quedaba cerca de donde vivía a Santana y Brittany se preguntó si es que esta mujer alguna vez había visto algún mini-abasto.
Lo bueno fue que logró conseguir lo que estaba buscando.
Le prepararía una pasta con camarones. Sería difícil cocinar pasta para una descendiente de italianos, pero confiaba en que su pasta no le fallaría; lo acompañaría con vino blanco y para picar unos quesos.
La verdad es que desde hacía unos días venia pensando en lo que sería cocinar para Santana López.
Ella disfrutaba mucho la comida y veía esto como un reto, ya era difícil complacer un paladar acostumbrado a comer en los mejores restaurantes.
Era eso o sencillamente quería saber qué se sentía disfrutar de su compañía.
Estaba seleccionando todos los ingredientes, incluso la sal porque la cocina de la morena estaba totalmente equipada pero no abastecida, nunca la usaba.
Mientras tanto Santana seleccionaba el vino blanco, tenía muchos en casa, pero hacer las compras con Brittany le parecía maravilloso, una nueva y agradable experiencia.
Sabía que estaba soñando despierta, pero por qué no disfrutar una noche de lo que imaginaba como su vida futura con Brittany.
Llegaron al departamento con un montón de bolsas, enseguida Brittany colocó los quesos en una base para picar mientras Santana servía un par de copas.
Estaban comiendo y hablando en la barra de la cocina, el tiempo pasaba y ninguna de las dos parecía darse cuenta, hasta que Brittany miro el reloj y
dijo que era hora de comenzar a cocinar: previamente había adelanto el picado de los ingredientes.
—Me sorprendes Brittany—dijo admirada de la mujer que tenía frente a ella.
Había estado observando los movimientos de la pasante por toda la cocina.
—Lo bien que te desenvuelves en la cocina huele delicioso, me muero por probarlo.
—Vamos San, a ti hasta Mc Donalds te sorprende—dijo una risueña y sacándole la lengua.
Santana se rió.
—Pero esto es diferente, es un placer verte cocinar—dijo con tono seductor.
Brittany se sonrojó un poco.
—Yo solo espero que te guste.
Santana le guiñó el ojo y levanto la copa en su mano a modo de brindis. Brittany se movió un poco más por la cocina revisando como iba todo.
—Cuéntame Brittany, ¿Qué tal tu infancia?—quiso saber la morena.
—Bueno tranquila, fui feliz a pesar de los dispersos de mis padres. Siempre han hablado muchas cosas locas—explicó Brittany—Sin embargo, jugar con mi hermano y mis amigas de la cuadra era una maravilla, incluso me llegaron a comprar dos Barbies, la Melocotón y la Cristal eran costosas para mis padres.
Santana se dio cuenta de que en medio de la alegría de su infancia había un poco de tristeza, pero dejo pasar el tema.
Brittany le devolvió la pelota.
—Cuéntame San, ¿Cómo fue tu infancia?
Santana sonrió, Brittany sabía llevar el juego.
—Bueno, veras, yo era muy inquieta, tengo muchas marcas pequeñas en la piel. Me subía en bicicleta, patines y no me gustaban las muñecas. Mi mamá siempre me las compraba pero yo no jugaba con ella, menos mal mi papá me compraba pelotas y todas esas cosas que me divertían, incluso me compró un arma que sonaba y me enseñó a disparar—concluyó.
—No me gustan las armas—dijo Brittany.
—Algunas veces es bueno tener una por seguridad.
—¿Cómo tomaron tus padres que le dijeras que eras lesbiana?—preguntó Brittany.
—Bueno la verdad, al inicio se culparon, gritaron y luego lo aceptaron. Eran unos padres maravillosos, me quisieron mucho más de lo que merecía.
Brittany notó cierto pesar en la voz de Santana al decir esto último.
—Vamos San, ¿Por qué dices esos? Si tú eres maravillosa—dijo Brittany y luego de eso, se acercó y la abrazó.
Fue un abrazo dulce, tierno y prolongado, solo la amenaza de que se estaba quemando la comida las hizo separase.
Se sentaron a comer.
Santana estaba sorprendida de lo deliciosa que estaba la pasta, era una maravilla, la comió toda y, muy descaradamente, pidió más. La verdad era que ella podía comer cualquier cosa, pero si era algo como eso, mucho mejor.
Era una delicia.
—¿Estas segura que no tienes sangra italiana en las venas?—pregunto de pronto Santana.
—Seguro que no, holandesa quizás, pero solo lo dices por hacerme sentir bien.
—Mira Brittany, si fuera por eso habría dicho un cumplido o dos por cortesía, pero esto de verdad es una maravilla. Comida de chef, está muy rica, de verdad que sí.
Brittany estaba radiante de alegría, la idea de ver a la pelinegra disfrutar tanto su comida.
Le complacía enormemente.
Siempre fue un poco tímida, nunca tenía mucho que decir, pero con Santana podría pasar horas y horas hablando.
—Me alegro mucho que la disfrutaras, ahora déjame lavar estos platos—dijo Brittany levantándose y tomando sus platos.
—Déjalo que yo lo hago—dijo Santana también levantándose y tomando los suyos.
—Por dios San, no me hagas reír—dijo Brittany, ya sabía muy bien que la morena no solía hacer tal cosa.
—Al menos puedo decir que lo intente.
Cuando Brittany termino de lavar los platos y arreglar la cocina, se dio vuelta y vio a Santana mirándola fijamente.
Era una mirada extraña, una mira de adoración que la dejó totalmente sorprendida y tímida.
Santana no soltó su mirada y se acercó a ella como una pantera acechando a su presa… con un paso lento, grácil y decidido.
Era su depredador que venía y ella no podía moverse.
O sencillamente no quería.
Se quedó apoyada en el tope de la cocina, Santana puso sus manos en cada uno de sus lados dejándola encerrada en la jaula de sus brazos. La rubia pudo percibir el seductor aroma de su perfume.
—Brittany, no te imaginas lo feliz que me has hecho hoy—susurro aun pérdida en sus ojos—He disfrutado el día como hace mucho no lo hacía. Me he sentido en casa por primera vez en muchos años. Gracias Britt, gracias por hacerme feliz.
Esas palabras de Santana llegaron al corazón de Brittany.
Sabía que eran sinceras y estaban repletas de amor, dulzura y tristeza; ella deseaba ser ese hogar que la morena tanto anhelaba y sin pensarlo dos veces, acercó sus labios a los de Santana.
Su corazón estaba tomando el control, cuando faltaban apenas un centímetro se detuvo pero ya era demasiado tarde, Santana cerró el espacio entre ellas y la besó.
Fue un beso suave, un beso dulce como el de las historias de amor, ese que siempre había soñado con recibir.
Se perdió en la suavidad de los carnosos labios de la abogada y poco a poco su boca se fue abriendo para recibirla y el beso se tornó más apasionado, la morena la tenía sujeta por la cintura y ella estaba colgada a su cuello acariciándola.
“Dios, esto era embriagador”—pero tenía que detenerse lo que estaban haciendo no estaba bien.
Sacando fuerza de donde no tenía alejó a Santana de ella y le dijo casi sin aliento:
—Por favor, tenemos que parar, esto no puede ser.
Santana se detuvo cuando ella se lo dijo y se quedó paralizada, no sabía qué hacer y con toda razón.
Sin embargo, se comportó a la altura tal como ella lo esperaba.
—Por favor discúlpame Brittany, me deje llevar. No sé qué me paso de verdad, es solo que eres tan bella que es difícil resistirme. Por favor acepta mis sinceras disculpas—dijo Santana alejándose lentamente de ella.
—No fue tu culpa San.
Santana no la dejo hablar e inmediatamente asumió toda la culpa de lo que había ocurrido aunque era más que obvio para Brittany que ella había sido también culpable de lo ocurrido.
Salieron en silencio de la casa y subieron al auto.
El ambiente se tornó tenso e incómodo para las dos.
Santana buscaba desesperadamente como mantener la calma.
—La comida definitivamente quedo muy rica Brittany, gracias de nuevo—dijo.
—Me alegro que te gustara.
—Eres siempre bienvenida a cocinar a mi casa—quiso aligerar el ambiente intentando hacer sonreír a Brittany.
—Claro, siempre que pasemos por el supermercado primero, porque tú nunca tienes nada que preparar—dijo y Santana no tuvo más opción que reír, ya que le habían lanzado a la cara un gran pastel de verdad.
—La comida es parte del amor y es para los hogares, los niños, la familia.
—¿Qué quieres decir con eso San?
—Llegamos Brittany, estas sana y salva en tu casa—dijo deteniendo el auto frente a la casa de la pasante.
—Muchas gracias… por todo.
—Gracias a ti Brittany, por regalarme este día.
Brittany se despidió de la morena con un beso en la mejilla y se bajó del auto.
La abogada esperó a que Brittany entrara a su casa para marcharse y se fue a su casa aun saboreando los labios de la rubia.
Definitivamente el día era excelente porque aunque Brittany se alejara de ella, en un momento del beso, ella le correspondió y aunque no quería albergas esperanzas por eso, tampoco podía dejar de disfrutar en su mente los recuerdos de ese beso y los recuerdos de ese día tan especial.
Cuando Brittany entró a su casa se encontró con sus padres, quienes la estaban esperando para ver si había logrado solucionar el tema de la universidad.
—¿Qué pasó Britty, Sam te dio el dinero para la universidad?—preguntó su papá directamente.
—No, él no tenía, pero en el trabajo me hicieron un préstamo y pude hacer el pago.
No quería dar mayores detalles.
—Qué bueno hija, me alegro. Estábamos preocupados por eso—dijo su mamá.
—Bueno, me voy a mi habitación, estoy cansada. Un día muy largo el de hoy.
Brittany se fue a su habitación y se dejó caer en su cama, no podía dejar de pensar en ese beso.
En el día, se había sentido tan feliz, tan viva y su cuerpo ardía en deseo tan solo con un beso.
Esa mujer debía tenerla hechizada porque eso no era posible.
No sabía cómo pudo resistirse.
Sabía que Santana no daría un paso atrás, sabía lo que quería, pero ella no sabía en lo que se estaba metiendo.
Solo tenía claro que esa mujer le encantaba, era casi un príncipe azul, sus padres la adorarían.
Pero había solo por un pequeño detalle, era una mujer y eso lo cambiaba todo.
Ella no podía negarse que esa mujer le gustaba pero no podía permitirse sentir eso, tenía que sacarla de su cabeza, tal vez si lo repetía y lo repetía lo lograría.
Sin embargo, esa noche soñó con Santana y sus dulces besos.
Santana estaba de reunión en reunión, no había tenido oportunidad ni de almorzar esos días, pero al menos el día actual había logrado comer algo y estaba ya por irse a casa.
Unas horas de sueño no le caerían mal, además el estar tan ocupada le permitía no pensar en Brittany.
Sería difícil verla como una amiga, pero eso era mejor que no verla.
La necesitaba en su vida aunque fuera de esa forma, hasta ahora solo se habían topado algunas veces pero en esos momentos la rubia siempre la trató con cariño y ella fácilmente podía perderse en sus ojos, aunque fuera solo eso en esos cortos lapsos de tiempo.
Aunque siempre acostumbraba a ir al baño de su oficina, esta vez paro en los baños comunes de la oficina, más que todo para ser practica necesitaba lavarse las manos después de comer ese sándwich Panini.
Para su mayor sorpresa al entrar escuchó un llanto bajo.
No quería interrumpir pero sonaba como a Brittany, de seguro no era ella pero necesitaba confirmar.
Se acercó al cubículo donde se escuchaba el llanto y tocó un par de veces preguntando si todo estaba bien.
—Está todo bien, no te preocupes—respondió Brittany—No te preocupes—repitió.
Era Brittany, definitivamente esa era la voz de Brittany.
—Brittany soy San, por favor abre y dime que te pasa—pidió totalmente preocupada.
—No te preocupes San, estoy bien.
—Brittany, no lo estas, así que ven, habla conmigo.
Esperó unos segundó, si Brittany no habría esa puerta, la iba a arrancar de su marco.
Brittany abrió la puerta lentamente y al ver a Santana se arrojó sobre ella y comenzó a llorar con más intensidad. La morena sin pensarlo dos veces la abrazo y comenzó a consolarla.
—Discúlpame San, es que estoy muy triste—dijo intentado reponerse.
—Vamos Brittany, habla conmigo ¿Qué te pasa?
—Veras, me da mucha pena contigo, de verdad.
—Por favor Brittany, dime que te pasa.
Ya estaba desesperada por saber que le pasaba a su diosa.
Brittany se serenó un poco, se lavó la cara y trató de recomponerse para poder contarle a Santana que le ocurría.
—Como sabes, estoy terminando mi carrera. Pasa que toca pagar el semestre pero con un plus adicional por todo lo que implica la graduación, yo he estado ahorrando de mi pasantía para el plus pero la matricula esperaba que me la dieran mi papá, solo que él pensó que yo podría cubrirlo todo y utilizó el dinero para pagar otros gastos de la casa.
Brittany al terminar su explicación volvió a sentirse agobiada, lloro otro poco y se secó de nuevo las lágrimas.
—Les preguntes a mi hermano y a Sam pero tampoco pueden ayudarme.
Brittany estaba muy apenada.
Santana al escuchar el nombre de Sam se tensó de rabia pero se controló, era lógico que recurriera a su novio y no a ella, sin embargo no dejó de molestarle.
—Brittany, ¿Por qué no me dijiste?—preguntó.
—San, no quería que pensaras me estaba aprovechando de nuestra amistad y eso sería aún peor que no graduarme a tiempo y perder mi pasantía.
—Brittany nunca voy a pensar eso de ti, me has demostrado ser una persona maravillosa desde el primer día que te conocí.
—Gracias San por escuchar, tengo que recomponerme y bueno seguir, son cosas que pasan, tengo que seguir adelante.
—Claro que vas a seguir Britt, vamos ya a tu universidad, vamos a pagar lo que hace falta—dijo con determinación.
—No San, no puedo aceptar eso, por favor.
—¿Por qué no?—estaba dolida por el rechazo de la ayuda que le estaba brindando—Si fuera Sam lo aceptarías ¿Verdad? ¿Acaso piensas que puedo tener una doble intención por esto?—preguntó airada, sintiéndose algo ofendida.
—¿Por qué te pones así?, no estoy pensando nada y créeme, si le pregunte a Sam es porque estoy desesperada, pero él nunca me ha dado nada.
Santana había reaccionado mal, se dio cuenta de inmediato.
—Discúlpame Brittany, por favor, son los celos que no me dejan pensar. Mira, tu novio es un idiota pero yo no lo soy y no voy a permitir que te falte nada y menos que tu carrera este en juego por dinero, así que arréglate y deja de llorar mujer que me partes el alma. Te espero en la salida, voy a buscar mi auto—dicho esto, se dio la vuelta y salió del baño sin darle tiempo a Brittany de protestar.
Brittany se quedó pensando que esa mujer no solo le había dicho descaradamente que estaba celosa, sino que además se encargaría de todo, sin darle opción a discutir o rechistar.
Se estaba encargando de la situación y eso a ella definitivamente le gustaba, aunque fuera una locura, le gustaba, y mucho.
No porque resolviera un problema que, por supuesto se lo agradecía, sino porque se sentía cuidada y protegida, algo que Sam nunca le había trasmitido, incluso se había comportado muy frío cuando ella le explicó lo que ocurría ni siquiera se tomó el tiempo de consolarla un poco.
Cuando Brittany salió del edificio, Santana estaba afuera esperándola con el auto, se estaba acercando para abrir y subirse cuando la morena se bajó y le abrió la puerta.
—¿Estas más tranquila?—pregunto ya habiéndose acomodado en el asiento del conductor.
—Lo estoy y quiero darte las gracias por lo que vas a hacer, me salvas la vida—agradeció la pasante.
—Vamos Brittany, que no es para tanto. Mira esto no es mucho dinero para mí, así que estas poniendo demasiado agradecimiento en algo que no lo merece—dijo con sencillez mientras arrancaba el auto.
—Lo mereces San, me estas ayudando muchísimo con esto.
—Lo que sea con tal de no verte llorar de nuevo—dijo mirándola con ternura y sonriéndole.
Brittany correspondió a la sonrisa.
Camino a la universidad Santana trató de hablar de cualquier cosa menos de lo que ocurría.
Era muy amable, no quería que Brittany se sintiera mal por eso y disminuir de cualquier forma el favor tan grande que le estaba haciendo.
Brittany recordó que cuando mirabas sus fotos en las revistas nunca se imaginó que detrás de esa mujer fiestera y enamoradiza, existía alguien tan sencilla y de nobles sentimientos.
Rápidamente llegaron a la universidad y caminaron hasta la oficina de pago.
—Señorita—se dirigió Brittany a la encargada de la oficina—Quisiera pagar el semestre más el plus de graduación.
—Claro—dijo la administradora amablemente y comenzó a buscarla en el sistema, un minuto después le entregó una nota con los costos—Este es el monto por semestre y este es el monto por el plus, adicionalmente debe pagar todo el proceso administrativo pero eso lo puedes hacer el mes que viene.
—Bien—saco de una tarjeta y se la entregó a la administradora—De esta tarjeta se va a cobrar el Plus—indicó Brittany un segundo después sintió que Santana le tomaba la mano y se acercó al mostrador evitando que entregara la tarjeta.
—Tome señorita—Santana le tendió su tarjeta a la encargada—Cobre en esta tarjeta todo lo que sea necesario pagar, absolutamente todo, por favor.
Brittany se quedó fría al escuchar eso y trató de replicar, estaba bien que Santana le ayudara pero no podía dejar que se encargara de todo.
Justo cuando iba a protestar, la morena le apretó la mano y la miró con cara de que no aceptaría replica. Brittany abrió la boca para hablarle pero la abogada movió su cabeza en señal negativa.
Unas personas que entraron a la oficina se les quedaron mirando y preferí no decir nada, pero lo hablarían al salir de la oficina de pago.
La administradora sonrió, tomó la tarjeta e inició el trámite.
Una vez que terminó le entrego el recibo a Santana, que inmediatamente se lo entregó a Brittany y salieron de la oficina.
Brittany estaba muy molesta con Santana por lo ocurrido, se cruzó de brazos y caminó a su lado pero con la cara muy sería, mientras que la morena sonreía.
Sin embargo sabía que la pasante no estaba nada contenta.
—Vamos Brittany, deja de estar molesta conmigo—pidió.
—No sé cómo puedes pedirme que no esté molesta, ese no fue el acuerdo.
Santana sabía que no iba a estar fácil que a Brittany se le pasara la molestia, ya la conocía lo suficiente.
Se dirigían ya a la salida de la universidad.
—¿Qué tengo que hacer para que me perdones Britt?—pregunto mirando a Brittany y poniendo la famosa carita del gato con botas de Sherk.
Brittany no podía con Santana, era como una avalancha.
—Bueno dejarme que te regrese el dinero—fue su respuesta.
—Cualquier cosa menos eso—respondió poniendo de nuevo la misma carita.
—Tú vas a seguir poniendo esa carita, ¿Verdad?
—Bueno… sí—dijo sonriendo descaradamente.
Brittany pensaba: “Esta mujer es encantadora, arrogante, pero encantadora”.
Entonces se le ocurrió algo.
—Bueno, lo dejare pasar pero con una condición…—captó la atención de Santana—Déjame cocinar para ti. Yo compraré todo los ingredientes y te prepare la cena.
Al proponerle esto no había tomado en cuenta que Santana podría tener algún otro compromiso, se dio cuenta de ello de inmediato.
—Claro si es que no tienes alguna cita, he escuchado que no has comido muy bien últimamente—dijo Brittany.
—Me parece perfecta esa idea—ya estaban cerca del auto—Y vámonos ya al supermercado porque muero de hambre—dijo y apuró el paso al auto dejando a Brittany atrás.
Después de un minuto se dio cuenta que Brittany no estaba cerca de ella. Se detuvo y miró atrás.
—Vamos rubia—medio gritó Santana—Que muero de hambre.
Para Brittany, la sonrisa de Santana era contagiosa, era como ver a un niño pequeño al que le habían prometido un helado.
Llegaron a un enorme supermercado que quedaba cerca de donde vivía a Santana y Brittany se preguntó si es que esta mujer alguna vez había visto algún mini-abasto.
Lo bueno fue que logró conseguir lo que estaba buscando.
Le prepararía una pasta con camarones. Sería difícil cocinar pasta para una descendiente de italianos, pero confiaba en que su pasta no le fallaría; lo acompañaría con vino blanco y para picar unos quesos.
La verdad es que desde hacía unos días venia pensando en lo que sería cocinar para Santana López.
Ella disfrutaba mucho la comida y veía esto como un reto, ya era difícil complacer un paladar acostumbrado a comer en los mejores restaurantes.
Era eso o sencillamente quería saber qué se sentía disfrutar de su compañía.
Estaba seleccionando todos los ingredientes, incluso la sal porque la cocina de la morena estaba totalmente equipada pero no abastecida, nunca la usaba.
Mientras tanto Santana seleccionaba el vino blanco, tenía muchos en casa, pero hacer las compras con Brittany le parecía maravilloso, una nueva y agradable experiencia.
Sabía que estaba soñando despierta, pero por qué no disfrutar una noche de lo que imaginaba como su vida futura con Brittany.
Llegaron al departamento con un montón de bolsas, enseguida Brittany colocó los quesos en una base para picar mientras Santana servía un par de copas.
Estaban comiendo y hablando en la barra de la cocina, el tiempo pasaba y ninguna de las dos parecía darse cuenta, hasta que Brittany miro el reloj y
dijo que era hora de comenzar a cocinar: previamente había adelanto el picado de los ingredientes.
—Me sorprendes Brittany—dijo admirada de la mujer que tenía frente a ella.
Había estado observando los movimientos de la pasante por toda la cocina.
—Lo bien que te desenvuelves en la cocina huele delicioso, me muero por probarlo.
—Vamos San, a ti hasta Mc Donalds te sorprende—dijo una risueña y sacándole la lengua.
Santana se rió.
—Pero esto es diferente, es un placer verte cocinar—dijo con tono seductor.
Brittany se sonrojó un poco.
—Yo solo espero que te guste.
Santana le guiñó el ojo y levanto la copa en su mano a modo de brindis. Brittany se movió un poco más por la cocina revisando como iba todo.
—Cuéntame Brittany, ¿Qué tal tu infancia?—quiso saber la morena.
—Bueno tranquila, fui feliz a pesar de los dispersos de mis padres. Siempre han hablado muchas cosas locas—explicó Brittany—Sin embargo, jugar con mi hermano y mis amigas de la cuadra era una maravilla, incluso me llegaron a comprar dos Barbies, la Melocotón y la Cristal eran costosas para mis padres.
Santana se dio cuenta de que en medio de la alegría de su infancia había un poco de tristeza, pero dejo pasar el tema.
Brittany le devolvió la pelota.
—Cuéntame San, ¿Cómo fue tu infancia?
Santana sonrió, Brittany sabía llevar el juego.
—Bueno, veras, yo era muy inquieta, tengo muchas marcas pequeñas en la piel. Me subía en bicicleta, patines y no me gustaban las muñecas. Mi mamá siempre me las compraba pero yo no jugaba con ella, menos mal mi papá me compraba pelotas y todas esas cosas que me divertían, incluso me compró un arma que sonaba y me enseñó a disparar—concluyó.
—No me gustan las armas—dijo Brittany.
—Algunas veces es bueno tener una por seguridad.
—¿Cómo tomaron tus padres que le dijeras que eras lesbiana?—preguntó Brittany.
—Bueno la verdad, al inicio se culparon, gritaron y luego lo aceptaron. Eran unos padres maravillosos, me quisieron mucho más de lo que merecía.
Brittany notó cierto pesar en la voz de Santana al decir esto último.
—Vamos San, ¿Por qué dices esos? Si tú eres maravillosa—dijo Brittany y luego de eso, se acercó y la abrazó.
Fue un abrazo dulce, tierno y prolongado, solo la amenaza de que se estaba quemando la comida las hizo separase.
Se sentaron a comer.
Santana estaba sorprendida de lo deliciosa que estaba la pasta, era una maravilla, la comió toda y, muy descaradamente, pidió más. La verdad era que ella podía comer cualquier cosa, pero si era algo como eso, mucho mejor.
Era una delicia.
—¿Estas segura que no tienes sangra italiana en las venas?—pregunto de pronto Santana.
—Seguro que no, holandesa quizás, pero solo lo dices por hacerme sentir bien.
—Mira Brittany, si fuera por eso habría dicho un cumplido o dos por cortesía, pero esto de verdad es una maravilla. Comida de chef, está muy rica, de verdad que sí.
Brittany estaba radiante de alegría, la idea de ver a la pelinegra disfrutar tanto su comida.
Le complacía enormemente.
Siempre fue un poco tímida, nunca tenía mucho que decir, pero con Santana podría pasar horas y horas hablando.
—Me alegro mucho que la disfrutaras, ahora déjame lavar estos platos—dijo Brittany levantándose y tomando sus platos.
—Déjalo que yo lo hago—dijo Santana también levantándose y tomando los suyos.
—Por dios San, no me hagas reír—dijo Brittany, ya sabía muy bien que la morena no solía hacer tal cosa.
—Al menos puedo decir que lo intente.
Cuando Brittany termino de lavar los platos y arreglar la cocina, se dio vuelta y vio a Santana mirándola fijamente.
Era una mirada extraña, una mira de adoración que la dejó totalmente sorprendida y tímida.
Santana no soltó su mirada y se acercó a ella como una pantera acechando a su presa… con un paso lento, grácil y decidido.
Era su depredador que venía y ella no podía moverse.
O sencillamente no quería.
Se quedó apoyada en el tope de la cocina, Santana puso sus manos en cada uno de sus lados dejándola encerrada en la jaula de sus brazos. La rubia pudo percibir el seductor aroma de su perfume.
—Brittany, no te imaginas lo feliz que me has hecho hoy—susurro aun pérdida en sus ojos—He disfrutado el día como hace mucho no lo hacía. Me he sentido en casa por primera vez en muchos años. Gracias Britt, gracias por hacerme feliz.
Esas palabras de Santana llegaron al corazón de Brittany.
Sabía que eran sinceras y estaban repletas de amor, dulzura y tristeza; ella deseaba ser ese hogar que la morena tanto anhelaba y sin pensarlo dos veces, acercó sus labios a los de Santana.
Su corazón estaba tomando el control, cuando faltaban apenas un centímetro se detuvo pero ya era demasiado tarde, Santana cerró el espacio entre ellas y la besó.
Fue un beso suave, un beso dulce como el de las historias de amor, ese que siempre había soñado con recibir.
Se perdió en la suavidad de los carnosos labios de la abogada y poco a poco su boca se fue abriendo para recibirla y el beso se tornó más apasionado, la morena la tenía sujeta por la cintura y ella estaba colgada a su cuello acariciándola.
“Dios, esto era embriagador”—pero tenía que detenerse lo que estaban haciendo no estaba bien.
Sacando fuerza de donde no tenía alejó a Santana de ella y le dijo casi sin aliento:
—Por favor, tenemos que parar, esto no puede ser.
Santana se detuvo cuando ella se lo dijo y se quedó paralizada, no sabía qué hacer y con toda razón.
Sin embargo, se comportó a la altura tal como ella lo esperaba.
—Por favor discúlpame Brittany, me deje llevar. No sé qué me paso de verdad, es solo que eres tan bella que es difícil resistirme. Por favor acepta mis sinceras disculpas—dijo Santana alejándose lentamente de ella.
—No fue tu culpa San.
Santana no la dejo hablar e inmediatamente asumió toda la culpa de lo que había ocurrido aunque era más que obvio para Brittany que ella había sido también culpable de lo ocurrido.
Salieron en silencio de la casa y subieron al auto.
El ambiente se tornó tenso e incómodo para las dos.
Santana buscaba desesperadamente como mantener la calma.
—La comida definitivamente quedo muy rica Brittany, gracias de nuevo—dijo.
—Me alegro que te gustara.
—Eres siempre bienvenida a cocinar a mi casa—quiso aligerar el ambiente intentando hacer sonreír a Brittany.
—Claro, siempre que pasemos por el supermercado primero, porque tú nunca tienes nada que preparar—dijo y Santana no tuvo más opción que reír, ya que le habían lanzado a la cara un gran pastel de verdad.
—La comida es parte del amor y es para los hogares, los niños, la familia.
—¿Qué quieres decir con eso San?
—Llegamos Brittany, estas sana y salva en tu casa—dijo deteniendo el auto frente a la casa de la pasante.
—Muchas gracias… por todo.
—Gracias a ti Brittany, por regalarme este día.
Brittany se despidió de la morena con un beso en la mejilla y se bajó del auto.
La abogada esperó a que Brittany entrara a su casa para marcharse y se fue a su casa aun saboreando los labios de la rubia.
Definitivamente el día era excelente porque aunque Brittany se alejara de ella, en un momento del beso, ella le correspondió y aunque no quería albergas esperanzas por eso, tampoco podía dejar de disfrutar en su mente los recuerdos de ese beso y los recuerdos de ese día tan especial.
Cuando Brittany entró a su casa se encontró con sus padres, quienes la estaban esperando para ver si había logrado solucionar el tema de la universidad.
—¿Qué pasó Britty, Sam te dio el dinero para la universidad?—preguntó su papá directamente.
—No, él no tenía, pero en el trabajo me hicieron un préstamo y pude hacer el pago.
No quería dar mayores detalles.
—Qué bueno hija, me alegro. Estábamos preocupados por eso—dijo su mamá.
—Bueno, me voy a mi habitación, estoy cansada. Un día muy largo el de hoy.
Brittany se fue a su habitación y se dejó caer en su cama, no podía dejar de pensar en ese beso.
En el día, se había sentido tan feliz, tan viva y su cuerpo ardía en deseo tan solo con un beso.
Esa mujer debía tenerla hechizada porque eso no era posible.
No sabía cómo pudo resistirse.
Sabía que Santana no daría un paso atrás, sabía lo que quería, pero ella no sabía en lo que se estaba metiendo.
Solo tenía claro que esa mujer le encantaba, era casi un príncipe azul, sus padres la adorarían.
Pero había solo por un pequeño detalle, era una mujer y eso lo cambiaba todo.
Ella no podía negarse que esa mujer le gustaba pero no podía permitirse sentir eso, tenía que sacarla de su cabeza, tal vez si lo repetía y lo repetía lo lograría.
Sin embargo, esa noche soñó con Santana y sus dulces besos.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
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23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por la Eternidad (Adaptada) Epílogo
Tonta Brittany!!!!! bueno, ella se lo pierde, por Dios es SANTANA LOPEZ!!!!!!! la mujer mas wanky del universo!!!!! en fin..... veamos ahora como van a ir las cosas entre las amigas!!!!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por la Eternidad (Adaptada) Epílogo
Hola morra....
Buuueeenooo!!!! Al fin algo esta admitiendo.. que le encanta y no es poco jajaja
San puede combretir hasta a una monja de combnto hajajja
Todo en la vida empieza por ub besito no???... a ver como les afecta a cada una???
Nos vemos!
Buuueeenooo!!!! Al fin algo esta admitiendo.. que le encanta y no es poco jajaja
San puede combretir hasta a una monja de combnto hajajja
Todo en la vida empieza por ub besito no???... a ver como les afecta a cada una???
Nos vemos!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por la Eternidad (Adaptada) Epílogo
Britt sabe que San le gusta solo que se niega a aceptarlo porque es .mujer y mas que nada por su familia :/
Pero es como dijo la morena es la princesa azul de su vida, así que esperó que reaccione a tiempo y deje al bobo de su novio.
Lo bueno es que dieron el primer paso, el primer beso que fue perfecto!
Pero es como dijo la morena es la princesa azul de su vida, así que esperó que reaccione a tiempo y deje al bobo de su novio.
Lo bueno es que dieron el primer paso, el primer beso que fue perfecto!
JVM- - Mensajes : 1170
Fecha de inscripción : 20/11/2015
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por la Eternidad (Adaptada) Epílogo
micky morales escribió:Tonta Brittany!!!!! bueno, ella se lo pierde, por Dios es SANTANA LOPEZ!!!!!!! la mujer mas wanky del universo!!!!! en fin..... veamos ahora como van a ir las cosas entre las amigas!!!!!!!
Hola, siiii!!!! si que si ¬¬ Eso mismo digo digo yo! osea! SI! osea! JAjaajajajajajajaj... que no duraran mucho así¿? jajajajajaajajaj. Saludos =D
3:) escribió:Hola morra....
Buuueeenooo!!!! Al fin algo esta admitiendo.. que le encanta y no es poco jajaja
San puede combretir hasta a una monja de combnto hajajja
Todo en la vida empieza por ub besito no???... a ver como les afecta a cada una???
Nos vemos!
Hola lu, mmmmmm si, mm si... osea paso a paso, no¿? Jajajajajajajajajaajajajajajajaja si la vrdd esk si jajajajajajajaja. JAajjaajajajajajajajjaja si eso dicen jaajajajajajjajaj. Esperemos y que de la mejor y mas intensa manera jajajajaja. Saludos =D
JVM escribió:Britt sabe que San le gusta solo que se niega a aceptarlo porque es .mujer y mas que nada por su familia :/
Pero es como dijo la morena es la princesa azul de su vida, así que esperó que reaccione a tiempo y deje al bobo de su novio.
Lo bueno es que dieron el primer paso, el primer beso que fue perfecto!
Hola, mmm tienes un gran y buen punto ai... y toda la razón la vrdd. Pienso y espero lo mismo que tu la vrdd y espeor y sea asi jajajajajaja. Bn ai, viendo el punto bueno de las cosas, y como dices tu, ya van avanzando y fue de la mejor manera jajajaja. Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: Por la Eternidad (Adaptada) Cap 8
Capitulo 8
La semana había pasado súper rápido para Brittany, el trabajo la había mantenido bien ocupada, trató de ver a Santana lo menos posible, quien incluso había estado fuera por un par de día, así que parecía que podía superar todo eso.
Quedó con Sam para salir el viernes pero no habría motel ese día, no estaba de ánimo para estar con él.
Quinn entró en la sala y la sacó de sus pensamientos.
—Brittany, esta noche pensamos salir los de la oficina a tomar unos tragos, me gustaría que fueras. Puedes ir con tu novio incluso, ya que todo está aclarado, no será un problema, ¿Qué me dices te anotas? Todos van.
Quinn quería que fuera, Brittany le gustaba y además era buena compañía.
—Sí, es una buena idea para pasar la noche, me anoto—dijo Brittany sonriéndole.
—¡Perfecto!—dijo Quinn y pasó rápidamente al tema laboral—Ahora necesito dos favores. Uno, llévale este sobre a San que le dejo su tío, ya no puedo inventar más nada así que tengo que dárselo, y el segundo, invítala a lo de esta noche, si tú se lo pides no dirá que no y no quiero que pase este fin de
semana en casa, ya es tiempo de que la pase bien.
—San no parece del tipo que pasa los fines de semana en casa—dijo Brittany.
—No lo hace, pero este fin de semana es diferente y pienso cambiar eso.
Brittany no preguntó más nada aunque el comentario de Quinn le pareció extraño, debía haber algo detrás de eso.
Sin embargo, se fue a la oficina de Santana; en cuanto trató de entrar, la detuvo la secretaria.
—Disculpe, no puede entrar sin ser anunciada—dijo la secretaría.
—Discúlpeme por favor—dijo Brittany—¿Podría decirle a San que estoy aquí?
—Le diré a ver si puede atender a una pasante. Si desea dejarle algo puede dármelo a mí.
“¿Qué se cree esta mujer?”
La actitud de la secretaria molestó mucho a Brittany.
—Pregunte entonces si me puede atender—pidió Brittany.
La mujer se giró resignada y entró a la oficina.
—Señorita Santana, la busca una pasante de nombre Brittany, ¿La hago pasar?
El corazón de Santana dio un vuelco.
Le costó mucho disimular su emoción.
—Si, por favor, dígale que pase.
La mujer salió nuevamente y le indicó a Brittany que podía pasar. La pasante estaba que le sacaba la lengua, pero prefirió evitar una mayor confrontación y entró a la oficina.
Santana levantó la vista con una enorme sonrisa en su rostro, no podía evitarlo, ver a Brittany era como ver el sol al amanecer.
—Mi querida Brittany, que grata sorpresa tenerte aquí—dijo al tiempo que salía de detrás de su escritorio y le dio un abrazo.
Brittany quería mantener poner distancia.
—San, solo he pasado a dejarte este sobre que te envío Quinn—dijo entregándole el sobre.
—A ver…
Santana abrió el sobre y su cara cambio por completo. Brittany se preocupó de inmediato.
—¿Pasa algo malo?
—Es solo una lista con fortunas personales y familiares de mis potenciales futuras esposas—explicó lanzando el sobre con desdén en su escritorio y sentándose de nuevo detrás de él.
—¿Tu tío esta intenso con eso verdad?
—Sí, la verdad es que sí. Tal vez debería aceptar, eso quitaría presión sobre Quinn con el tema del bebé.
Brittany se tensó sin querer al escuchar las palabras de la bogada.
—No puedes casarte sin amor San.
—Entonces no me casare nunca supongo—dijo con tono irónico.
—¿Por qué dices esas cosas? Eres todo un partido.
Santana soltó una carcajada.
—Es que soy un partido, una cuenta corriente, un apellido, pero nunca soy la persona que aman, tal como has dicho.
A Brittany le dolió que la morena malinterpretara sus palabras.
—No quise decir eso como lo pones, quiero decir que cualquiera se enamoraría de ti.
Santana volvió a sonreír mientras se giraba hacia la ventana de su oficina, perdiéndose su mirada en la hermosa vista de la ciudad.
—Bueno Brittany, ya veremos, tiempo al tiempo.
La rubia se quedó unos segundos en silencio queriendo consolar a su amiga, pero sin saber cómo hacer.
De pronto recordó la invitación de Quinn.
—San, también quiero invitarte esta noche a una disco, vamos todos los de la oficina.
Santana volvió a girarse hacia ella, la observó durante unos segundos.
—Ahhh… Q te mando, bueno dile que no voy—dijo en tono que no admitía replicas.
—Vamos San, ¿Por qué no?
Santana comenzó a mover papeles en su escritorio fingiéndose ocupada.
Quería evitar las preguntas de Brittany.
—Porque no quiero, solo quiero estar en mi casa es todo—dijo más fuerte de lo necesario, casi lo gritó.
Brittany se sorprendió y entristeció al mismo tiempo por la actitud de la abogada hacia ella.
—Lo siento—se disculpó rápidamente al darse cuenta de cómo le había hablado—Mira, Quinn te metió en esto, no es tu culpa. Yo sólo quiero estar sola hoy, no estoy de ánimos para ir a ningún sitio.
—Pero yo quiero que vayas, ¿Puedes ir por favor?—pidió Brittany con una mirada que derretiría el polo norte.
Santana no tenía voluntad de negarle nada a Brittany.
—Este bien, dile que voy, pero que le pasare factura por esto—dijo en tono de advertencia y señalándola con el dedo.
Brittany se alegró muchísimo.
—Gracias San, ahora me voy nos vemos esta noche—dijo y salió como un vendaval de la oficina.
La morena sonrió, pero se quedó pensando: “Es una trampa. Quinn es terrible, ella sabe que no estoy para fiestas y utiliza a esta pobre chica para lograr sus objetivos, pero cómo decirle que no a esa mujer, definitivamente no puedo”.
Estaba atrapada, lo sabía, pero no tenía fuerzas ni ganas de liberarse.
Santana llegó al lugar, ya lo conocía, era el que frecuentaban los que trabajaban en la empresa cuando tenían ganas de divertirse.
Era un lugar con buena música, ritmos latinos de moda, el ambiente era bastante oscuro y muy alegre. En lugar de mesa, tenía muebles y puff.
Las personas estaban muy animadas, lo primero que hizo Santana fue buscar a Brittany entre la gente, la ubicó bastante rápido, pero cuando se movió para ir a donde estaba notó a alguien a su lado.
Para su sorpresa estaba con su novio.
“¡¡No puede ser!! Sabía que debía quedarme en casa”.
Tuvo que calmarse y tomar una rápida decisión, quedarse o irse.
“Bueno, saludaré seré su amiga como me ofrecí y me voy a casa”.
Se dirigió hacia la barra, pidió un whisky con soda y se fue hasta donde estaba el grupo.
—Hola a todos—dijo al llegar hasta ellos.
Todos corearon un “Hola San”.
—Veo que la fiesta esta buena.
—Bueno si—dijo Brittany—San quiero presentarte a mi novio, él es Sam—hizo la presentación señalando al hombre a su lado, que de inmediato se levantó y le estrechó la mano.
—Hola Sam—dijo Santana casi con desdén la abogada.
“Podría matar a ese idiota. Con esos enormes y feos labios, sería un beneficio para el mundo que lo mate.”, pensó para sí.
—Hola, mucho gusto. Permíteme decirle que es muy atractiva, claro no tanto como mi chica—dijo intentando una broma y le pasó un brazo por los hombros a Brittany.
“Su chica… si, matarlo es una buena opción”, pensó Santana.
Sonó una canción que captó la atención de Sam.
—Vamos a bailar Brittany—dijo Sam, tomando a Brittany de la mano—Un gusto San—dirigió a la abogada mientras llevaba a su novia a la pista de baile.
Santana los vio alejarse.
—Hola San—dijo Dani detrás de ella.
Santana se giró y tuvo que respirar profundo.
Dani llevaba un vestido súper corto y ajustado. Estaba segura que no podía respirar bien con esa ropa, pero le quedaba muy bien.
—Hola Dani, estas preciosa—recalcó sus palabras con un recorrido de sus ojos por el cuerpo de la mujer que tenía en frente.
Para Dani no pasó desapercibida la mirada de la abogada.
—Gracias…—dijo en tono seductor—¿Sabes algo? Estas tocando la puerta equivocada, mientras que otras están dispuestas para ti.
Dicho eso, Dani se fue a la pista.
El mensaje estaba claro.
Para Santana había llegado el momento de pensarlo, realmente necesitaba sacarse a Brittany de la cabeza.
Apuró el trago y fue por otro.
Santana estaba sentada escuchando lo que hablaban y ocupada poniéndole mala cara a Quinn por meterla en este lío, estaba tomando muy rápido y lo sabía pero, o tomaba el whisky, o Sam “boca-trucha” no saldría vivo del lugar.
En una de esas Brittany se sentó a su lado y mientras Sam iba al baño. La abogada la miró.
—Brittany, baila conmigo—pidió.
A Brittany le dio un vuelco el corazón.
—No creo que sea buena idea San, es mejor para las dos si evitamos el contacto físico—explicó de forma lógica—No quiero complicar nuestra amistad.
Dicho eso se alejó de ella.
Brittany también estaba sufriendo y estaba segura que la cinta que mantenía su cordura se estaba rompiendo.
“Se acabó”—pensó San—”Esta mujer no me para ni un poquito. Necesito sacarla de mi mente, necesito un respiro, un cuerpo de mujer que me haga olvidar”
Justo en ese momento se acercó Dani.
—¿Me invitas a bailar morena?—de nuevo con tono seductor.
Sabía que no le era indiferente a la abogada, jugaría esa carta.
—Claro, con todo gusto, vamos a la pista.
Santana decidida a olvidar todo, la tomó de la mano y la llevó al centro de la pista. Dani no desaprovechó la ocasión, inmediatamente se pegó al cuerpo de la morena y comenzó a moverse sugerentemente al ritmo de la música.
Santana tenía una mujer bella entre sus brazos, y obviamente dispuesta, tenía que olvidar el resto.
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Brittany estaba bailando con Sam y estaba perdiendo el paso porque no podía sacar de su mente a la sexy morena.
“Se ve tan triste y tan guapa, es con ella que quiero estar”.
En un movimiento de Sam, dio la vuelta y ve a Santana con Dani.
“Pero bueno. ¿Qué es esto?”—a la rubia le invadió la furia—”Casi le está haciendo el amor en la pista de baile. Que descarada. Por supuesto, eso era lo que ella estaba esperando, pero que se olvide no se lo voy a permitir”.
Como mejor pudo, llevó a Sam hasta donde ellas estaban y dijo:
—Cambio de pareja.
Dani se despegó con rabia de Santana, quien, asombrada, no se movió ni un centímetro.
De pronto no era Dani quien estaba entre sus brazos, sino Brittany.
—¿Que pasa contigo, no bailas?—preguntó Brittany al ver que Santana no se movía.
—Es que pensé que no querías bailar conmigo—respondió.
—Cambie de opinión, ¿Bailas o no?
La morena no lo pensó más, la metió entre sus brazos y bailó con la ojiazul.
La apretaba más a su cuerpo y Brittany lo permitía.
Era demasiada tentación sentir su cuerpo pegado al de ella.
Acarició su espalda y sintió que Brittany se relajaba ante su contacto y se pegaba más a ella.
Buscó su cuello, se sorprendió al darse cuenta que la rubia le daba acceso.
Perdidas ambas en las sensaciones de su cuerpo, volvieron a la realidad cuando se encendieron las luces y Quinn se acercó con un pastel de cumpleaños.
—San, feliz cumpleaños, ya es media noche y desde ahora tienes treinta añitos—dijo radiante Quinn.
Todos aplaudieron y felicitaron a Santana que apagó las velas de un solo soplido.
“Quinn, sino te quisiera tanto te mataría ahora mismo” pensó Santana, sintiéndose fuera de lugar.
Quinn sabía que a ella no le gustaban esas cosas. Decidió que no lo soportaba más; que los de más disfrutaran la fiesta, ella se marcharía a casa.
Cuando estaba llegando a la puerta la detuvo Brittany.
—¿Por qué no me dijiste que era tu cumpleaños?
—¿Y para que lo querías saber? ¿Para ver si jugabas más o menos conmigo hoy?
—Claro que no—no comprendía la actitud de la abogada—Para comprarte un regalo.
—¿Quieres comprarme un regalo?
—Bueno sí—replicó la rubia.
—Entonces esto es lo que quiero.
De pronto Santana se le acercó y la llevo en dos pasos a un rincón oscuro y la besó.
La besó profundamente.
Sintió que le correspondía, pero de pronto Brittany la empujo y le cruzo la cara de una bofetada.
—Así no Santana, así no—dijo entre dientes la rubia tratando de contener la rabia por la invasión de la abogada.
—Entonces dime cómo o deja de jugar conmigo—respondió Santana también entre dientes.
Luego salió del local lo más rápido que pudo.
Brittany estaba molesta, Santana tenía razón, la estaba volviendo loca con sus idas y venidas.
No podía seguir así.
En ese momento llegó Quinn con un pedazo de pastel para ella.
—San se fue, ¿verdad?—preguntó Quinn con tristeza.
—Sí, se acaba de ir—respondió Brittany.
Quinn bajo la cabeza.
—Fue mi culpa, no debí hacer esto—volvió a levantar la cabeza y miró a Brittany a los ojos.
—No es tu culpa, sólo trataste de que la pasara, bien pero San se comportó muy mal contigo.
—No la juzgues Brittany, San tiene sus razones.
—¿Cuáles?—preguntó verdaderamente preocupada—Dímelas por favor,
me dijiste que la trajera aquí pero nunca me explicaste nada.
—Mira, son cosas de San, ella te las debería decir.
—No, Quinn, me lo vas a decir ahora mismo—exigió cansada de tantos rodeos y de no comprender nada.
Quinn se rió de la actitud de Brittany.
Sabía que se preocupaba por Santana, pero la forma en que exigió una explicación, era la de una persona acostumbrada a que no se le negara nada.
—Que niña tan malcriada.
—Soy más alta que tú—recordó Brittany.
Quinn soltó una carcajada.
Era cierto, Brittany era unos centímetros más alta que ella.
—Tienes razón—Quinn no sabía por dónde empezar—Veras, es muy triste; los padres de San murieron el día de su cumpleaños, salieron a buscar su pastel de cumpleaños y tuvieron un accidente—hizo una pausa—Lo que llegó a casa ese día fueron los policías con la mala noticia, desde ese día San no celebra su cumpleaños, se pasa el día sola y deprimida, no acepta compañía y por lo tanto, no acepta ayuda—sonrió un poco—Yo trataba de que fuera diferente este año, pero como ves no lo he logrado. Pensé que si comenzaba el día con compañía las cosas podían ser diferentes, ahora me voy a casa ya no tiene sentido esta fiesta—dijo y se alejó sin esperar a lo que Brittany pudiera decir.
Brittany no se lo podía creer.
No sólo había juzgado mal a Santana, sino que había contribuido a que el día fuera peor.
Tenía que arreglarlo como fuera.
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A la mañana siguiente Santana estaba en su casa, preparándose para darse un baño y salir al único lugar a donde se dirigía en su cumpleaños desde que sus padres murieron.
En eso sonó el timbre de la puerta y fue a ver quién era. Abrió la puerta y ahí encontró a la última persona que espera.
—Hola San—dijo con timidez Brittany—Vengo a disculparme y a prepararte el desayuno, si me perdonas, claro.
Santana se sentía cansada, no estaba para confrontarse a lo que quería o no la pasante.
No ese día.
—Hola Brittany, nunca digo no a la comida, pasa por favor—dijo abriendo más la puerta para darle paso.
Brittany se fue directo a la cocina, Santana la siguió.
—Traje algunas cosas porque sé que no tienes nada en tu nevera—explicó mientras sacaba algunas cosas de una bolsa y las colocaba en la encimera.
—Yo estaba por darme un baño para salir.
—Ve y date un baño mientras yo te preparo el desayuno—dijo simplemente Brittany.
Santana obedeció y se dirigió a su habitación.
“Voy a prepararte algo muy rico San, y no pienso dejarte sola en todo el día. Tendrás que sacarme a patadas para que no esté contigo. Nadie debería estar sola en su cumpleaños” pensaba Brittany.
Cuando Santana salió de la habitación, la mesa estaba dispuesta para comer.
Era un rico guisado de mariscos con pan tostado, un poco fuerte para desayunar, pero definitivamente se veía delicioso, se sentaron a comer y la morena estaba muy callada.
—¿A dónde vas San?
Santana tardó unos segundos en contestar.
—Al lugar donde voy todos los años—no dio una mayor explicación.
—Quiero ir contigo.
—No es buena idea Brittany—dijo sin dejar de mirar su comida.
—Por favor déjame acompañarte.
Santana suspiró.
—Voy al cementerio a ver a mis padres y luego regresaré a casa para ver unas películas, esos son todos mis planes—explicó y levantó la mirada sólo unos segundos.
—De acuerdo, entonces vamos al cementerio.
Santana se sobresaltó.
Sabía que Brittany podía ser muy testaruda.
—No, no, no, no, eso lo hago sola.
Y Brittany sabía que Santana también podía ser muy testaruda, así que tendría que convencerla.
—San por favor, déjame ir contigo ni notaras mi presencia—aseguró la pasante poniendo esos ojitos que le derritan el corazón a la morena.
“Debes ser fuerte”, se dijo a sí misma y clavó la vista en el plato de comida frente a ella.
Sabía que Brittany la mirada, esperaba una respuesta, si volvía a mirarla no iba a poder negarse.
—No Brittany.
Brittany continúo en silencio como si no hubiera escuchado la negativa de Santana.
Esta se negaba a mirarla.
Comió un par de bocados más y no pudo más, levanto los ojos hacia Brittany y ahí estaba ella con su carita de súplica.
Santana suspiró fuertemente.
—Está bien, pero luego te vas a casa—advirtió señalándola con el dedo.
Brittany sonrió resplandeciente.
—Sí, de acuerdo—mintió con descaro y comenzó a comer de nuevo con entusiasmo.
Minutos más tarde subían al auto y se dirigieron al cementerio.
Brittany guardó silencio por un par de minutos dándole tiempo a la morena.
—¿Cómo fue? ¿Crees que puedas contármelo?—preguntó Brittany con cautela.
Pasó tanto tiempo sin que Santana dijera nada, que la pasante pensó que no le contestaría.
—Han pasado muchos años pero es difícil aun—comenzó con cautela—Ese día discutí con ellos, yo quería de regalo una moto, me gusta la velocidad y mi papá dijo que no. Yo discutí fuertemente con ellos y les dije que eran malos padres—hizo una pausa—Claro que no era así, ellos solo querían protegerme. Mi mamá me dijo: “Cuando seas adulta lo comprenderás” y salieron a comprar el pastel—tenía los nudillos blancos de lo fuerte que apretaba el volante perdida en los recuerdos—No sé qué pasó, mi papá no corría, ni había tomado. No se cómo perdió el control y chocó con un árbol… sólo sé que ese día cambio mi vida.
Tuvo que controlarse para no soltar el llanto delante de Brittany. En su garganta había un nudo irrompible. A pesar de los años, el dolor por la muerte de sus padres no se había apaciguado ni un poco.
Brittany le tomó la mano.
Casi podía palpar el dolor de Santana.
—Debió ser duro, apenas estabas saliendo de la adolescencia—dijo en voz baja y mirando a la abogada.
Santana sonrió con cierto sarcasmo.
—Eran demasiado buenos para mí.
—San, tu eres buena… mereces cosas buenas.
La pelinegra la miró, sabía que Brittany hablaba con sinceridad.
—Gracias Brittany—apretó un poco la mano para acentuar el agradecimiento.
Llegaron al cementerio y caminaron en silencio en dirección a la tumba de los López.
Al llegar, Santana se sentó en el suelo cubierto de grama, puso las flores que habían comprado en el camino.
Brittany le hacía compañía en silencio.
Santana estaba tan quieta frente a la tumba, se movía despacio. Limpió la tumba que tenía hojas de los árboles cercanos y lloró en silencio.
Brittany se le acercó, se sentó a su lado y la abrazó, era demasiado dolor para ella sola.
Así se quedaron por un buen tiempo.
Luego de varios minutos, la morena dijo:
—Mamá, papá… ella es Brittany—sonrió un poco mientras daba una tímida mirada a la ojiazul—Una amiga, es alguien importante para mí. Si la conocieran estoy segura que les gustaría.
—Gracias—dijo Brittany sonriéndole también con timidez.
Estuvieron ahí un rato más hasta que Santana decidió que era suficiente y regresaron al auto.
—Brittany, ¿Te llevo a tu casa o a otro lugar?—preguntó mientras encendía el auto.
—Voy a tu casa, quiero ver películas—dijo con decisión, sabía que la abogada se iba a negar.
—Estás haciendo trampa.
—Pero voy a ver películas, así que vámonos ya.
Santana sabía que no valía la pena discutir.
Al llegar a casa de la morena, dispusieron todo para el plan de entretenimiento.
Hicieron cotufas, pidieron pizza y comenzaron a buscar una película del gusto de ambas.
—¿Qué tal una de terror?—preguntó Santana mientras pasaba de una película a otras.
—Me asusto hasta con la bruja de blanca nieves, así que mejor no.
Santana se rió.
—Vamos, no pasa nada—aseguró y no tardó mucho en convencerla.
Finalmente se decidieron por una y la pusieron en el reproductor.
Lo que decía Brittany era verdad, a cada instante saltaba y apretaba a la morena. Por supuesto, esta estaba más que feliz de abrazarla.
—Vamos a quitarla San, me asusta mucho—pidió Brittany unos minutos después de comenzar la película.
—Mejor no, a mí me gusta—dijo con malicia.
—Sí, ya veo que te gusta.
Justo en ese momento presentaron en la pantalla al asesino de la película y Brittany prácticamente se subió sobre la morena.
Esta se rió.
—Yo podría verla toda la noche—aseguró estrechándola más entre sus brazos.
De pronto se quedaron mirando fijamente durante unos segundos.
La respiración de Brittany se volvió un poco pesada.
—Sabes San, no te he dado tu regalo de cumpleaños—dijo a la abogada y un segundo después bajo la mirada hacia sus labios.
La abogada se quedó muy quieta.
Brittany bajó un poco la cabeza y puso sus labios sobre los carnosos de la morena y lo que comenzó con un suave beso pronto se trasformó en uno más apasionado y posesivo.
Santana subió a Brittany sobre ella con un suave movimiento sin parar de besarla.
Brittany sentía las manos de la morena por su cuerpo acariciándola.
La sensación era más que placentera.
Era deliciosa.
Su cuerpo quería más de Santana, más de sus besos, de sus caricias, no quería parar, pero la más baja se detuvo con cierta dificultad y la miró.
—Brittany…—dijo con la voz entrecortada por la falta de oxígeno en sus pulmones—No sé si sabes, pero a las mujeres que no le gustan las mujeres, no permiten que las besen de esta forma.
Brittany sabía muy bien lo que quería.
—Lo que pasa San—respondió tan bien con dificultad—Es que por más que
me lo niegue, por más que luche contra esto, mi cuerpo y mi alma me traicionan—termino de decir con suavidad.
Santana la miró a los ojos en busca de una duda. Aun la tenía sobre ella, aun sus brazos la estrechaban, Brittany no se había movido ni un poco.
—Brittany… ¿te gusto?
Brittany afirmó antes con un movimiento lento de cabeza antes de dejar escuchar su voz.
—Si San, me encantas, me gustan tu besos, tus caricias y solo deseo estar contigo.
—Entonces ¿Por qué me dijiste que no el otro día?—preguntó tratando de entender.
—Porque tengo miedo—fue la sincera respuesta de la pasante—No sé cómo vivir con este sentimiento, como manejarlo.
—Tal vez Brittany solo estas experimentando y yo lo lamento, pero no puedo ser parte de eso—dijo tratando de alejar a Brittany.
—¡No San!—volvió a pegarse a la morena—No estoy experimentando, lo que siento es real—dijo mirándola con decisión a los ojos—He luchado contra esto, no te imaginas cuanto, pero siempre regreso a tus brazos.
—Eso es por qué yo no dejo de meterte en ellos.
—San no es así, yo vine aquí, yo quiero estar aquí—aseguró.
Santana pensó un poco sobre la situación, no quería cometer un error.
Sabía muy bien que Brittany podría romperle el corazón.
—¿Estas segura Brittany?—preguntó con el corazón en vilo.
La rubia le sonrió con ternura y timidez.
Comprenda la inseguridad de la abogada. Levantó una mano y acaricio el rostro.
—Estoy segura, pero tengo miedo—confesó—Quisiera ir con calma, que fuéramos poco a poco, necesito aceptarme, asumir lo que soy.
Eso lo podía entender Santana.
—No eres nada diferente Brittany, eres tú, la misma de siempre, solo que te gusta una mujer, no pasa nada por eso—dijo también acariciándole una mejilla con el dorso de su mano.
Brittany suspiró fuertemente.
—Si pasa, mis padres me mataran—dijo bajando la mirada.
Santana la entendía.
La tomó por la barbilla e hizo que la mirara.
—Con calma, un paso a la vez—dijo y levantó la cabeza acercando su boca a la frente de la pasante donde posó un tierno beso. Volvió a mirarla—Vamos poco a poco como tú dices, pero con una condición, termina ya con ese imbécil labios gigantes.
Brittany se sorprendió al escuchar las palabras de la morena.
—Oye, no le digas así, no tiene la culpa—pidió.
Santana puso cara de fastidio.
—Está bien, mañana termino con él, no es justo seguir con esto.
—Es un imbécil labios gigantescos y así se queda.
Brittany se rió de la actitud celosa de Santana.
—¿Ahora podemos seguir donde estábamos?—preguntó con picardía.
Con eso regresaron a los besos y caricias que cada vez se ponían más intensas.
La respiración de Brittany ahora era mucho más dificultosa. Se separó un poco del agarre de la pelinegra.
—San, esto no es ir poco a poco—a penas pudo decir.
—Brittany estoy haciendo un esfuerzo muy grande para no llevarte a mi cama ahora mismo—aseguró y hundió su cara en el sensual cuello de Brittany.
—Es tarde tengo que irme.
—Quédate conmigo Britt—pidió casi sin separar sus labios de la suave piel.
“Britt”
La palabra caló en los más profundo de su ser.
—Cuando me llamas así, me derrito—dijo echándose hacia atrás para darle más acceso.
Las manos de la abogada se movían libremente por su espalda explorando y las de ella hacían el mismo trabajo.
—Eso me gusta y mucho, quédate conmigo Britt—la voz se había vuelto más ronca de lo normal, era totalmente seductora.
Brittany no pudo resistirse.
—Si, me quedare contigo—susurro perdida en las sensaciones que le provocaba el contacto con Santana.
Al escucharla, se levantó y le dio la mano. La llevó hasta a la habitación. Se le acercó nuevamente tomándola por la cintura.
—Britt, puedes parar cuando quieras y no pasa nada—aseguró con suavidad.
—No voy a parar San, pero si necesito un minuto.
—Está bien—dijo y se apartó un poco para darle su espacio.
Brittany se dirigió al baño y Santana se quedó dando vueltas a la habitación.
“Yo siempre tan controlada, me siento tan nerviosa como una quinceañera. ¿Será que se arrepiente? Nunca he estado con una virgen…”—pensaba—“Bueno, no es virgen pero es su primera vez con una mujer. Dios mío que nervios ¿Qué hago? ¿La estaré presionando?”—iba de un extremo a otro de la habitación—“, Ttal vez debí esperar más tiempo. Es que siento que la puedo perder en cualquier momento y yo la necesito. Tengo que aceptarlo estoy enamorada de ella”.
En eso se abrió la puerta del baño y Brittany salió, solo con su camisa puesta que le cubría hasta los muslos.
La miró con ternura, con deseo y con timidez, era la visión más sexy de una mujer dispuesta a entregarse por amor.
Santana nunca había visto tanta belleza, le tendió la mano y Brittany la tomó, camino despacio hacia ella y le llevó al borde de la cama. La miró a los ojos buscando una respuesta y encontró ese “si” no pronunciado y la besó.
Un beso con sabor a gloria.
En ese momento Brittany lo supo, era lo que ella había buscado toda su vida, su presente y su futuro, sencillamente su mujer.
Santana acarició los muslos de Brittany y comenzó a subir la camisa lentamente, cuando se dio cuenta que ésta no llevaba nada debajo de la camisa.
Ninguna ropa interior, nada.
Eso era más de lo que la morena podía soportar, se tensó de deseo recorriendo el cuerpo de su mujer por primera vez.
Los besos se tornaron más intensos y la camisa desapareció. Brittany ayudó a la morena a quitarse la ropa y por fin pudieron sentirse piel a piel.
Santana la tendió sobre la cama y fue dando besos por su cuello bajando lentamente. Lamió entre sus senos y Brittany comenzó a susurrar sonidos que no se podían entender, pero si se podían comprender; eran los indicios de la pasión que quemaba su cuerpo.
Cuando Santana capturó uno de los pezones de Brittany y lo succionó, las dos gimieron de placer. Los lamió y succionó con intensidad primero uno y luego el otro, eran una delicia y con cada caricia le llegaban descargas de pasión a Brittany.
Santana subió y la besó con pasión, se acercó a su oído y le pidió:
—Se mía mi amor—su voz estaba más ronca que nunca.
Brittany ya no podía hablar por más que quisiera, apenas pudo asentir con su cabeza.
Santana bajó de nuevo con un objetivo puesto en su mente: llevar a Brittany al cielo.
Comenzó a besarla tendiendo un camino húmedo que la llevó hasta su vientre, acarició su clítoris con sus dedos, primero lentamente y Brittany gimió con fuerza, estaba totalmente húmeda y esa fue la señal para intensificar sus caricias hasta que la sintió casi lista y entonces entro suavemente en la rubia reclamándola primero con un dedo y luego con dos.
Fue más de lo que Brittany pudo soportar, estalló en un orgasmo profundo que la sacudió totalmente.
Santana se quedó dentro de la rubia hasta que su cuerpo dejo de moverse y la beso dulcemente, tiernamente, con una devoción que solo la mujer amada produce.
La mantuvo entre sus brazos hasta que Brittany volvió en si.
—Sanny, fue maravilloso nunca había sentido algo así—apenas pudo decir Brittany.
—Me gusta que me digas así. Yo tampoco Britt, yo tampoco—confesó la abogada.
—¿Me permitirías intentarlo? Yo quiero sentirte—preguntó con timidez.
—Nada me haría más feliz pero no te apures, tranquila amor, vamos poco a poco, descansa un poco mientras te sostengo en mis brazos, estoy aquí para ti siempre.
Brittany se relajó entre sus brazos, ella quería más pero su morena tenía razón, era tan intenso, tan especial, podía ser una locura para el mundo entero pero definitivamente este era su lugar.
Se sentía tan natural estar con Santana, quería disfrutar la tranquilidad que sentía, pero de esa casa no salía sin hacerle el amor la morena sexy que estaba a su lado.
Brittany se despertó entre los brazos morenos, no la había soltado en toda la noche, era tan tierna, tan apasionada, tan hermosa, se movió como pudo y quedó frente a frente.
—¿Estas despierta Britt?—preguntó una voz medio soñolienta aun.
—Si, lo estoy—respondió sonriendo.
Santana le devolvió la tierna sonrisa.
—¿Cómo te sientes?
—En el paraíso.
Santana sonrío aún más, definitivamente Brittany amaba esa sonrisa y lo perfectos hoyuelos que se le formaban, se acercó aún más y la besó.
La besó y subió sobre su morena, rozando su cuerpo con suaves movimiento que hicieron que Santana temblara de placer.
—Sanny, no sé muy bien que hacer, pero quiero complacerte—dijo con sinceridad la pasante a la mujer debajo de ella.
—Vas por buen camino Britt, créeme—dijo comenzando a llenarse de placenteras sensaciones.
Brittany comenzó a besar a la morena en cada milímetro de su cuerpo mientras con sus manos exploraba su cuerpo y sentía las respuestas con cada caricia, le mordió el lóbulo de la oreja y está tembló entre sus brazos.
Cuando llegó a sus senos Brittany se deleitó acariciándolos y saboreándolos, era como un niño que acaban de darle su primer dulce; se perdió entre lo que sentía y los gemidos de Santana.
Santana reclamaba más, lo sentía y ella se lo quería dar, así que bajó lentamente al centro de la morena que estaba empapado de humedad, rozó suavemente con sus dedos entre los pliegues del vientre, la respuesta fue justo la que esperaba.
Sus caricias primero fueron lentas y un poco erráticas, pero dejó que el cuerpo de Santana le dijera qué hacer y se fue acoplando a los movimientos de su amada.
Comenzó a aumentar el ritmo y con su otra mano apretó un pezón moreno, los gemidos de intensificaron y Brittany se perdió en sus pasiones dando y tomando lo que deseaba.
Santana no podía más era casi imposible pensar que una mujer que le daba placer por primera vez, la podía llevar a este punto de pasión, su mente ya no fue capaz de pensar más y su cuerpo se entregó a lo que sentía, estallando de placer en los brazos de la mujer que amaba.
Sintió el abrazo de Brittany y su cuerpo caliente cerca del de ella, la abrazó también y supo que así quería pasar el resto de sus días. Se quedó unos minutos recuperándose de ese maravilloso momento y aunque quería ir con calma tenía que hacerle el amor de nuevo a su mujer, porque así la sentía, suya.
—Britt quiero llevarte a un restaurante donde preparan unos desayunos muy ricos, no sé tú pero me muero de hambre—dijo unos minutos después.
—Eso no va a poder ser Sanny, necesito volver a casa, mis padres deben estar muy molestos y quiero hablar ahora hoy mismo con Sam, así que debo marcharme.
Santana quiso molestarse pero comprendió que debía dejarla ir, ya tendrían tiempo.
Tenía que ir con calma lo sabía pero no quería pasar por lo mismo que con Elaine, debería ser ella sola la que tomara la decisión, mientras tanto ella se encargaría de enamorarla.
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Brittany se marchó a su casa, tal como lo esperaba sus padres estaban molestos.
—¿Que pasó Brittany?—reclamo de inmediato su papá—No te educamos para esto, ¿Por qué llegas a esta hora?—exigió.
Brittany no estaba lista para decirles la verdad, no todavía al menos.
—Salí con unas amigas, no teníamos auto y los taxis que paraban no parecieron seguros, así que decidimos quedarnos en casa de una de nosotras… todas juntas—explicó.
—Una señorita de su casa duerme en su casa—dijo su papá.
—Papá es cosa se seguridad.
Al escuchar esto su papá cedió un poco y dejo que su esposa interviniera.
—Está bien Brittany, yo quiero que estés bien y es la primera vez que lo haces, pero que esto no sea una costumbre—dijo su mamá.
—La consientes demasiado—exclamó el papá aun molesto—Que Sam no se entere o qué va a pensar—exigió.
Brittany se fue a su habitación y comenzó a recorrerlo tratando de encontrar la mejor forma de hacer las cosas.
“Mis padres me van a matar, pero qué hago, no puedo seguir negándome esto”.
Decidida tomó el teléfono para llamar a Sam con la intención de verlo ese mismo día.
En la tarde Brittany se encontró con Sam en un centro comercial, el lugar era bastante amplio y fresco, lleno de personas mirando las vitrinas y comprando.
Tal vez no era el lugar ideal, pero ella prefería hacerlo en un lugar público con la esperanza de que así fuera más sencillo.
Se habían citado en un café que quedaba en unos de los pasillos del centro comercial. Unos minutos después de haber llegado diviso a Sam entre la gente.
Este se acercó al verla también.
—Hola Sam—saludó con un beso en la mejilla a pesar que Sam tenía la intención de besarla en los labios.
—Hola mi amor, me tienes olvidado y eso no se le hace a un hombre como yo—dijo al tiempo que se sentaba.
—¿Podemos hablar?
Sam frunció el ceño interrogativo al notar la seriedad con que Brittany se lo pidió.
—Sí, dime Brittany.
No existía una forma sencilla de terminar con alguien, pero tal vez ir directo al grano sea lo mejor.
Quizás no sea lo más dulce pero tampoco terminar con alguien puede ser dulce.
Brittany se removió un poco en su asiento antes de comenzar.
—Sam, lo nuestro no funciona, cada vez nos vemos menos y pues no sé cómo decirte esto pero…
Fue interrumpida por Sam
—¿Tú me estas dejando a mí?—sonrió, parecía demasiado confiado en sí mismo—Vamos Brittany, por favor, soy un hombre con trabajo, auto y con ahorros y no te hagas que no lo sabes, tu papá me interrogó, así que piénsalo bien—culminó mostrándose orgulloso.
Brittany no lo podía creer.
¿Desde cuándo se trataba de lo que él tuviera o no?
—Lo que tengas no me interesa y si, te estoy dejando Sam—dijo Brittany con tono firme.
Sam lanzó una carcajada.
—Estás loca mujer—dijo aun entre risas.
Brittany no lo aguantó más, se levantó de la silla dispuesta a marcharse, Sam no la detuvo, todo lo contrario, cuando comenzó a alejarse levantó la voz y le dijo:
—Tú te lo pierdes, vendrás a pedirme perdón muy pronto.
Sin importarle hacer una escena delante de todas las personas que estaban cerca de su mesa.
Brittany se marchó rápidamente sintiéndose muy molesta por la actitud de Sam, definitivamente hace tiempo debió terminar con ese patán, es lo que se merecía por no tomar sus decisiones a tiempo y dejar que la relación avanzara.
Quería llamar a Santana para decirle que todo estaba bien, sabía que la había dejado intranquila, que no confiaba en su amor.
Se dio cuenta que no tenía crédito suficiente para hacer la llamada, así que mañana lo sabría.
Quedó con Sam para salir el viernes pero no habría motel ese día, no estaba de ánimo para estar con él.
Quinn entró en la sala y la sacó de sus pensamientos.
—Brittany, esta noche pensamos salir los de la oficina a tomar unos tragos, me gustaría que fueras. Puedes ir con tu novio incluso, ya que todo está aclarado, no será un problema, ¿Qué me dices te anotas? Todos van.
Quinn quería que fuera, Brittany le gustaba y además era buena compañía.
—Sí, es una buena idea para pasar la noche, me anoto—dijo Brittany sonriéndole.
—¡Perfecto!—dijo Quinn y pasó rápidamente al tema laboral—Ahora necesito dos favores. Uno, llévale este sobre a San que le dejo su tío, ya no puedo inventar más nada así que tengo que dárselo, y el segundo, invítala a lo de esta noche, si tú se lo pides no dirá que no y no quiero que pase este fin de
semana en casa, ya es tiempo de que la pase bien.
—San no parece del tipo que pasa los fines de semana en casa—dijo Brittany.
—No lo hace, pero este fin de semana es diferente y pienso cambiar eso.
Brittany no preguntó más nada aunque el comentario de Quinn le pareció extraño, debía haber algo detrás de eso.
Sin embargo, se fue a la oficina de Santana; en cuanto trató de entrar, la detuvo la secretaria.
—Disculpe, no puede entrar sin ser anunciada—dijo la secretaría.
—Discúlpeme por favor—dijo Brittany—¿Podría decirle a San que estoy aquí?
—Le diré a ver si puede atender a una pasante. Si desea dejarle algo puede dármelo a mí.
“¿Qué se cree esta mujer?”
La actitud de la secretaria molestó mucho a Brittany.
—Pregunte entonces si me puede atender—pidió Brittany.
La mujer se giró resignada y entró a la oficina.
—Señorita Santana, la busca una pasante de nombre Brittany, ¿La hago pasar?
El corazón de Santana dio un vuelco.
Le costó mucho disimular su emoción.
—Si, por favor, dígale que pase.
La mujer salió nuevamente y le indicó a Brittany que podía pasar. La pasante estaba que le sacaba la lengua, pero prefirió evitar una mayor confrontación y entró a la oficina.
Santana levantó la vista con una enorme sonrisa en su rostro, no podía evitarlo, ver a Brittany era como ver el sol al amanecer.
—Mi querida Brittany, que grata sorpresa tenerte aquí—dijo al tiempo que salía de detrás de su escritorio y le dio un abrazo.
Brittany quería mantener poner distancia.
—San, solo he pasado a dejarte este sobre que te envío Quinn—dijo entregándole el sobre.
—A ver…
Santana abrió el sobre y su cara cambio por completo. Brittany se preocupó de inmediato.
—¿Pasa algo malo?
—Es solo una lista con fortunas personales y familiares de mis potenciales futuras esposas—explicó lanzando el sobre con desdén en su escritorio y sentándose de nuevo detrás de él.
—¿Tu tío esta intenso con eso verdad?
—Sí, la verdad es que sí. Tal vez debería aceptar, eso quitaría presión sobre Quinn con el tema del bebé.
Brittany se tensó sin querer al escuchar las palabras de la bogada.
—No puedes casarte sin amor San.
—Entonces no me casare nunca supongo—dijo con tono irónico.
—¿Por qué dices esas cosas? Eres todo un partido.
Santana soltó una carcajada.
—Es que soy un partido, una cuenta corriente, un apellido, pero nunca soy la persona que aman, tal como has dicho.
A Brittany le dolió que la morena malinterpretara sus palabras.
—No quise decir eso como lo pones, quiero decir que cualquiera se enamoraría de ti.
Santana volvió a sonreír mientras se giraba hacia la ventana de su oficina, perdiéndose su mirada en la hermosa vista de la ciudad.
—Bueno Brittany, ya veremos, tiempo al tiempo.
La rubia se quedó unos segundos en silencio queriendo consolar a su amiga, pero sin saber cómo hacer.
De pronto recordó la invitación de Quinn.
—San, también quiero invitarte esta noche a una disco, vamos todos los de la oficina.
Santana volvió a girarse hacia ella, la observó durante unos segundos.
—Ahhh… Q te mando, bueno dile que no voy—dijo en tono que no admitía replicas.
—Vamos San, ¿Por qué no?
Santana comenzó a mover papeles en su escritorio fingiéndose ocupada.
Quería evitar las preguntas de Brittany.
—Porque no quiero, solo quiero estar en mi casa es todo—dijo más fuerte de lo necesario, casi lo gritó.
Brittany se sorprendió y entristeció al mismo tiempo por la actitud de la abogada hacia ella.
—Lo siento—se disculpó rápidamente al darse cuenta de cómo le había hablado—Mira, Quinn te metió en esto, no es tu culpa. Yo sólo quiero estar sola hoy, no estoy de ánimos para ir a ningún sitio.
—Pero yo quiero que vayas, ¿Puedes ir por favor?—pidió Brittany con una mirada que derretiría el polo norte.
Santana no tenía voluntad de negarle nada a Brittany.
—Este bien, dile que voy, pero que le pasare factura por esto—dijo en tono de advertencia y señalándola con el dedo.
Brittany se alegró muchísimo.
—Gracias San, ahora me voy nos vemos esta noche—dijo y salió como un vendaval de la oficina.
La morena sonrió, pero se quedó pensando: “Es una trampa. Quinn es terrible, ella sabe que no estoy para fiestas y utiliza a esta pobre chica para lograr sus objetivos, pero cómo decirle que no a esa mujer, definitivamente no puedo”.
Estaba atrapada, lo sabía, pero no tenía fuerzas ni ganas de liberarse.
Santana llegó al lugar, ya lo conocía, era el que frecuentaban los que trabajaban en la empresa cuando tenían ganas de divertirse.
Era un lugar con buena música, ritmos latinos de moda, el ambiente era bastante oscuro y muy alegre. En lugar de mesa, tenía muebles y puff.
Las personas estaban muy animadas, lo primero que hizo Santana fue buscar a Brittany entre la gente, la ubicó bastante rápido, pero cuando se movió para ir a donde estaba notó a alguien a su lado.
Para su sorpresa estaba con su novio.
“¡¡No puede ser!! Sabía que debía quedarme en casa”.
Tuvo que calmarse y tomar una rápida decisión, quedarse o irse.
“Bueno, saludaré seré su amiga como me ofrecí y me voy a casa”.
Se dirigió hacia la barra, pidió un whisky con soda y se fue hasta donde estaba el grupo.
—Hola a todos—dijo al llegar hasta ellos.
Todos corearon un “Hola San”.
—Veo que la fiesta esta buena.
—Bueno si—dijo Brittany—San quiero presentarte a mi novio, él es Sam—hizo la presentación señalando al hombre a su lado, que de inmediato se levantó y le estrechó la mano.
—Hola Sam—dijo Santana casi con desdén la abogada.
“Podría matar a ese idiota. Con esos enormes y feos labios, sería un beneficio para el mundo que lo mate.”, pensó para sí.
—Hola, mucho gusto. Permíteme decirle que es muy atractiva, claro no tanto como mi chica—dijo intentando una broma y le pasó un brazo por los hombros a Brittany.
“Su chica… si, matarlo es una buena opción”, pensó Santana.
Sonó una canción que captó la atención de Sam.
—Vamos a bailar Brittany—dijo Sam, tomando a Brittany de la mano—Un gusto San—dirigió a la abogada mientras llevaba a su novia a la pista de baile.
Santana los vio alejarse.
—Hola San—dijo Dani detrás de ella.
Santana se giró y tuvo que respirar profundo.
Dani llevaba un vestido súper corto y ajustado. Estaba segura que no podía respirar bien con esa ropa, pero le quedaba muy bien.
—Hola Dani, estas preciosa—recalcó sus palabras con un recorrido de sus ojos por el cuerpo de la mujer que tenía en frente.
Para Dani no pasó desapercibida la mirada de la abogada.
—Gracias…—dijo en tono seductor—¿Sabes algo? Estas tocando la puerta equivocada, mientras que otras están dispuestas para ti.
Dicho eso, Dani se fue a la pista.
El mensaje estaba claro.
Para Santana había llegado el momento de pensarlo, realmente necesitaba sacarse a Brittany de la cabeza.
Apuró el trago y fue por otro.
Santana estaba sentada escuchando lo que hablaban y ocupada poniéndole mala cara a Quinn por meterla en este lío, estaba tomando muy rápido y lo sabía pero, o tomaba el whisky, o Sam “boca-trucha” no saldría vivo del lugar.
En una de esas Brittany se sentó a su lado y mientras Sam iba al baño. La abogada la miró.
—Brittany, baila conmigo—pidió.
A Brittany le dio un vuelco el corazón.
—No creo que sea buena idea San, es mejor para las dos si evitamos el contacto físico—explicó de forma lógica—No quiero complicar nuestra amistad.
Dicho eso se alejó de ella.
Brittany también estaba sufriendo y estaba segura que la cinta que mantenía su cordura se estaba rompiendo.
“Se acabó”—pensó San—”Esta mujer no me para ni un poquito. Necesito sacarla de mi mente, necesito un respiro, un cuerpo de mujer que me haga olvidar”
Justo en ese momento se acercó Dani.
—¿Me invitas a bailar morena?—de nuevo con tono seductor.
Sabía que no le era indiferente a la abogada, jugaría esa carta.
—Claro, con todo gusto, vamos a la pista.
Santana decidida a olvidar todo, la tomó de la mano y la llevó al centro de la pista. Dani no desaprovechó la ocasión, inmediatamente se pegó al cuerpo de la morena y comenzó a moverse sugerentemente al ritmo de la música.
Santana tenía una mujer bella entre sus brazos, y obviamente dispuesta, tenía que olvidar el resto.
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Brittany estaba bailando con Sam y estaba perdiendo el paso porque no podía sacar de su mente a la sexy morena.
“Se ve tan triste y tan guapa, es con ella que quiero estar”.
En un movimiento de Sam, dio la vuelta y ve a Santana con Dani.
“Pero bueno. ¿Qué es esto?”—a la rubia le invadió la furia—”Casi le está haciendo el amor en la pista de baile. Que descarada. Por supuesto, eso era lo que ella estaba esperando, pero que se olvide no se lo voy a permitir”.
Como mejor pudo, llevó a Sam hasta donde ellas estaban y dijo:
—Cambio de pareja.
Dani se despegó con rabia de Santana, quien, asombrada, no se movió ni un centímetro.
De pronto no era Dani quien estaba entre sus brazos, sino Brittany.
—¿Que pasa contigo, no bailas?—preguntó Brittany al ver que Santana no se movía.
—Es que pensé que no querías bailar conmigo—respondió.
—Cambie de opinión, ¿Bailas o no?
La morena no lo pensó más, la metió entre sus brazos y bailó con la ojiazul.
La apretaba más a su cuerpo y Brittany lo permitía.
Era demasiada tentación sentir su cuerpo pegado al de ella.
Acarició su espalda y sintió que Brittany se relajaba ante su contacto y se pegaba más a ella.
Buscó su cuello, se sorprendió al darse cuenta que la rubia le daba acceso.
Perdidas ambas en las sensaciones de su cuerpo, volvieron a la realidad cuando se encendieron las luces y Quinn se acercó con un pastel de cumpleaños.
—San, feliz cumpleaños, ya es media noche y desde ahora tienes treinta añitos—dijo radiante Quinn.
Todos aplaudieron y felicitaron a Santana que apagó las velas de un solo soplido.
“Quinn, sino te quisiera tanto te mataría ahora mismo” pensó Santana, sintiéndose fuera de lugar.
Quinn sabía que a ella no le gustaban esas cosas. Decidió que no lo soportaba más; que los de más disfrutaran la fiesta, ella se marcharía a casa.
Cuando estaba llegando a la puerta la detuvo Brittany.
—¿Por qué no me dijiste que era tu cumpleaños?
—¿Y para que lo querías saber? ¿Para ver si jugabas más o menos conmigo hoy?
—Claro que no—no comprendía la actitud de la abogada—Para comprarte un regalo.
—¿Quieres comprarme un regalo?
—Bueno sí—replicó la rubia.
—Entonces esto es lo que quiero.
De pronto Santana se le acercó y la llevo en dos pasos a un rincón oscuro y la besó.
La besó profundamente.
Sintió que le correspondía, pero de pronto Brittany la empujo y le cruzo la cara de una bofetada.
—Así no Santana, así no—dijo entre dientes la rubia tratando de contener la rabia por la invasión de la abogada.
—Entonces dime cómo o deja de jugar conmigo—respondió Santana también entre dientes.
Luego salió del local lo más rápido que pudo.
Brittany estaba molesta, Santana tenía razón, la estaba volviendo loca con sus idas y venidas.
No podía seguir así.
En ese momento llegó Quinn con un pedazo de pastel para ella.
—San se fue, ¿verdad?—preguntó Quinn con tristeza.
—Sí, se acaba de ir—respondió Brittany.
Quinn bajo la cabeza.
—Fue mi culpa, no debí hacer esto—volvió a levantar la cabeza y miró a Brittany a los ojos.
—No es tu culpa, sólo trataste de que la pasara, bien pero San se comportó muy mal contigo.
—No la juzgues Brittany, San tiene sus razones.
—¿Cuáles?—preguntó verdaderamente preocupada—Dímelas por favor,
me dijiste que la trajera aquí pero nunca me explicaste nada.
—Mira, son cosas de San, ella te las debería decir.
—No, Quinn, me lo vas a decir ahora mismo—exigió cansada de tantos rodeos y de no comprender nada.
Quinn se rió de la actitud de Brittany.
Sabía que se preocupaba por Santana, pero la forma en que exigió una explicación, era la de una persona acostumbrada a que no se le negara nada.
—Que niña tan malcriada.
—Soy más alta que tú—recordó Brittany.
Quinn soltó una carcajada.
Era cierto, Brittany era unos centímetros más alta que ella.
—Tienes razón—Quinn no sabía por dónde empezar—Veras, es muy triste; los padres de San murieron el día de su cumpleaños, salieron a buscar su pastel de cumpleaños y tuvieron un accidente—hizo una pausa—Lo que llegó a casa ese día fueron los policías con la mala noticia, desde ese día San no celebra su cumpleaños, se pasa el día sola y deprimida, no acepta compañía y por lo tanto, no acepta ayuda—sonrió un poco—Yo trataba de que fuera diferente este año, pero como ves no lo he logrado. Pensé que si comenzaba el día con compañía las cosas podían ser diferentes, ahora me voy a casa ya no tiene sentido esta fiesta—dijo y se alejó sin esperar a lo que Brittany pudiera decir.
Brittany no se lo podía creer.
No sólo había juzgado mal a Santana, sino que había contribuido a que el día fuera peor.
Tenía que arreglarlo como fuera.
*************************************************************************************************************
A la mañana siguiente Santana estaba en su casa, preparándose para darse un baño y salir al único lugar a donde se dirigía en su cumpleaños desde que sus padres murieron.
En eso sonó el timbre de la puerta y fue a ver quién era. Abrió la puerta y ahí encontró a la última persona que espera.
—Hola San—dijo con timidez Brittany—Vengo a disculparme y a prepararte el desayuno, si me perdonas, claro.
Santana se sentía cansada, no estaba para confrontarse a lo que quería o no la pasante.
No ese día.
—Hola Brittany, nunca digo no a la comida, pasa por favor—dijo abriendo más la puerta para darle paso.
Brittany se fue directo a la cocina, Santana la siguió.
—Traje algunas cosas porque sé que no tienes nada en tu nevera—explicó mientras sacaba algunas cosas de una bolsa y las colocaba en la encimera.
—Yo estaba por darme un baño para salir.
—Ve y date un baño mientras yo te preparo el desayuno—dijo simplemente Brittany.
Santana obedeció y se dirigió a su habitación.
“Voy a prepararte algo muy rico San, y no pienso dejarte sola en todo el día. Tendrás que sacarme a patadas para que no esté contigo. Nadie debería estar sola en su cumpleaños” pensaba Brittany.
Cuando Santana salió de la habitación, la mesa estaba dispuesta para comer.
Era un rico guisado de mariscos con pan tostado, un poco fuerte para desayunar, pero definitivamente se veía delicioso, se sentaron a comer y la morena estaba muy callada.
—¿A dónde vas San?
Santana tardó unos segundos en contestar.
—Al lugar donde voy todos los años—no dio una mayor explicación.
—Quiero ir contigo.
—No es buena idea Brittany—dijo sin dejar de mirar su comida.
—Por favor déjame acompañarte.
Santana suspiró.
—Voy al cementerio a ver a mis padres y luego regresaré a casa para ver unas películas, esos son todos mis planes—explicó y levantó la mirada sólo unos segundos.
—De acuerdo, entonces vamos al cementerio.
Santana se sobresaltó.
Sabía que Brittany podía ser muy testaruda.
—No, no, no, no, eso lo hago sola.
Y Brittany sabía que Santana también podía ser muy testaruda, así que tendría que convencerla.
—San por favor, déjame ir contigo ni notaras mi presencia—aseguró la pasante poniendo esos ojitos que le derritan el corazón a la morena.
“Debes ser fuerte”, se dijo a sí misma y clavó la vista en el plato de comida frente a ella.
Sabía que Brittany la mirada, esperaba una respuesta, si volvía a mirarla no iba a poder negarse.
—No Brittany.
Brittany continúo en silencio como si no hubiera escuchado la negativa de Santana.
Esta se negaba a mirarla.
Comió un par de bocados más y no pudo más, levanto los ojos hacia Brittany y ahí estaba ella con su carita de súplica.
Santana suspiró fuertemente.
—Está bien, pero luego te vas a casa—advirtió señalándola con el dedo.
Brittany sonrió resplandeciente.
—Sí, de acuerdo—mintió con descaro y comenzó a comer de nuevo con entusiasmo.
Minutos más tarde subían al auto y se dirigieron al cementerio.
Brittany guardó silencio por un par de minutos dándole tiempo a la morena.
—¿Cómo fue? ¿Crees que puedas contármelo?—preguntó Brittany con cautela.
Pasó tanto tiempo sin que Santana dijera nada, que la pasante pensó que no le contestaría.
—Han pasado muchos años pero es difícil aun—comenzó con cautela—Ese día discutí con ellos, yo quería de regalo una moto, me gusta la velocidad y mi papá dijo que no. Yo discutí fuertemente con ellos y les dije que eran malos padres—hizo una pausa—Claro que no era así, ellos solo querían protegerme. Mi mamá me dijo: “Cuando seas adulta lo comprenderás” y salieron a comprar el pastel—tenía los nudillos blancos de lo fuerte que apretaba el volante perdida en los recuerdos—No sé qué pasó, mi papá no corría, ni había tomado. No se cómo perdió el control y chocó con un árbol… sólo sé que ese día cambio mi vida.
Tuvo que controlarse para no soltar el llanto delante de Brittany. En su garganta había un nudo irrompible. A pesar de los años, el dolor por la muerte de sus padres no se había apaciguado ni un poco.
Brittany le tomó la mano.
Casi podía palpar el dolor de Santana.
—Debió ser duro, apenas estabas saliendo de la adolescencia—dijo en voz baja y mirando a la abogada.
Santana sonrió con cierto sarcasmo.
—Eran demasiado buenos para mí.
—San, tu eres buena… mereces cosas buenas.
La pelinegra la miró, sabía que Brittany hablaba con sinceridad.
—Gracias Brittany—apretó un poco la mano para acentuar el agradecimiento.
Llegaron al cementerio y caminaron en silencio en dirección a la tumba de los López.
Al llegar, Santana se sentó en el suelo cubierto de grama, puso las flores que habían comprado en el camino.
Brittany le hacía compañía en silencio.
Santana estaba tan quieta frente a la tumba, se movía despacio. Limpió la tumba que tenía hojas de los árboles cercanos y lloró en silencio.
Brittany se le acercó, se sentó a su lado y la abrazó, era demasiado dolor para ella sola.
Así se quedaron por un buen tiempo.
Luego de varios minutos, la morena dijo:
—Mamá, papá… ella es Brittany—sonrió un poco mientras daba una tímida mirada a la ojiazul—Una amiga, es alguien importante para mí. Si la conocieran estoy segura que les gustaría.
—Gracias—dijo Brittany sonriéndole también con timidez.
Estuvieron ahí un rato más hasta que Santana decidió que era suficiente y regresaron al auto.
—Brittany, ¿Te llevo a tu casa o a otro lugar?—preguntó mientras encendía el auto.
—Voy a tu casa, quiero ver películas—dijo con decisión, sabía que la abogada se iba a negar.
—Estás haciendo trampa.
—Pero voy a ver películas, así que vámonos ya.
Santana sabía que no valía la pena discutir.
Al llegar a casa de la morena, dispusieron todo para el plan de entretenimiento.
Hicieron cotufas, pidieron pizza y comenzaron a buscar una película del gusto de ambas.
—¿Qué tal una de terror?—preguntó Santana mientras pasaba de una película a otras.
—Me asusto hasta con la bruja de blanca nieves, así que mejor no.
Santana se rió.
—Vamos, no pasa nada—aseguró y no tardó mucho en convencerla.
Finalmente se decidieron por una y la pusieron en el reproductor.
Lo que decía Brittany era verdad, a cada instante saltaba y apretaba a la morena. Por supuesto, esta estaba más que feliz de abrazarla.
—Vamos a quitarla San, me asusta mucho—pidió Brittany unos minutos después de comenzar la película.
—Mejor no, a mí me gusta—dijo con malicia.
—Sí, ya veo que te gusta.
Justo en ese momento presentaron en la pantalla al asesino de la película y Brittany prácticamente se subió sobre la morena.
Esta se rió.
—Yo podría verla toda la noche—aseguró estrechándola más entre sus brazos.
De pronto se quedaron mirando fijamente durante unos segundos.
La respiración de Brittany se volvió un poco pesada.
—Sabes San, no te he dado tu regalo de cumpleaños—dijo a la abogada y un segundo después bajo la mirada hacia sus labios.
La abogada se quedó muy quieta.
Brittany bajó un poco la cabeza y puso sus labios sobre los carnosos de la morena y lo que comenzó con un suave beso pronto se trasformó en uno más apasionado y posesivo.
Santana subió a Brittany sobre ella con un suave movimiento sin parar de besarla.
Brittany sentía las manos de la morena por su cuerpo acariciándola.
La sensación era más que placentera.
Era deliciosa.
Su cuerpo quería más de Santana, más de sus besos, de sus caricias, no quería parar, pero la más baja se detuvo con cierta dificultad y la miró.
—Brittany…—dijo con la voz entrecortada por la falta de oxígeno en sus pulmones—No sé si sabes, pero a las mujeres que no le gustan las mujeres, no permiten que las besen de esta forma.
Brittany sabía muy bien lo que quería.
—Lo que pasa San—respondió tan bien con dificultad—Es que por más que
me lo niegue, por más que luche contra esto, mi cuerpo y mi alma me traicionan—termino de decir con suavidad.
Santana la miró a los ojos en busca de una duda. Aun la tenía sobre ella, aun sus brazos la estrechaban, Brittany no se había movido ni un poco.
—Brittany… ¿te gusto?
Brittany afirmó antes con un movimiento lento de cabeza antes de dejar escuchar su voz.
—Si San, me encantas, me gustan tu besos, tus caricias y solo deseo estar contigo.
—Entonces ¿Por qué me dijiste que no el otro día?—preguntó tratando de entender.
—Porque tengo miedo—fue la sincera respuesta de la pasante—No sé cómo vivir con este sentimiento, como manejarlo.
—Tal vez Brittany solo estas experimentando y yo lo lamento, pero no puedo ser parte de eso—dijo tratando de alejar a Brittany.
—¡No San!—volvió a pegarse a la morena—No estoy experimentando, lo que siento es real—dijo mirándola con decisión a los ojos—He luchado contra esto, no te imaginas cuanto, pero siempre regreso a tus brazos.
—Eso es por qué yo no dejo de meterte en ellos.
—San no es así, yo vine aquí, yo quiero estar aquí—aseguró.
Santana pensó un poco sobre la situación, no quería cometer un error.
Sabía muy bien que Brittany podría romperle el corazón.
—¿Estas segura Brittany?—preguntó con el corazón en vilo.
La rubia le sonrió con ternura y timidez.
Comprenda la inseguridad de la abogada. Levantó una mano y acaricio el rostro.
—Estoy segura, pero tengo miedo—confesó—Quisiera ir con calma, que fuéramos poco a poco, necesito aceptarme, asumir lo que soy.
Eso lo podía entender Santana.
—No eres nada diferente Brittany, eres tú, la misma de siempre, solo que te gusta una mujer, no pasa nada por eso—dijo también acariciándole una mejilla con el dorso de su mano.
Brittany suspiró fuertemente.
—Si pasa, mis padres me mataran—dijo bajando la mirada.
Santana la entendía.
La tomó por la barbilla e hizo que la mirara.
—Con calma, un paso a la vez—dijo y levantó la cabeza acercando su boca a la frente de la pasante donde posó un tierno beso. Volvió a mirarla—Vamos poco a poco como tú dices, pero con una condición, termina ya con ese imbécil labios gigantes.
Brittany se sorprendió al escuchar las palabras de la morena.
—Oye, no le digas así, no tiene la culpa—pidió.
Santana puso cara de fastidio.
—Está bien, mañana termino con él, no es justo seguir con esto.
—Es un imbécil labios gigantescos y así se queda.
Brittany se rió de la actitud celosa de Santana.
—¿Ahora podemos seguir donde estábamos?—preguntó con picardía.
Con eso regresaron a los besos y caricias que cada vez se ponían más intensas.
La respiración de Brittany ahora era mucho más dificultosa. Se separó un poco del agarre de la pelinegra.
—San, esto no es ir poco a poco—a penas pudo decir.
—Brittany estoy haciendo un esfuerzo muy grande para no llevarte a mi cama ahora mismo—aseguró y hundió su cara en el sensual cuello de Brittany.
—Es tarde tengo que irme.
—Quédate conmigo Britt—pidió casi sin separar sus labios de la suave piel.
“Britt”
La palabra caló en los más profundo de su ser.
—Cuando me llamas así, me derrito—dijo echándose hacia atrás para darle más acceso.
Las manos de la abogada se movían libremente por su espalda explorando y las de ella hacían el mismo trabajo.
—Eso me gusta y mucho, quédate conmigo Britt—la voz se había vuelto más ronca de lo normal, era totalmente seductora.
Brittany no pudo resistirse.
—Si, me quedare contigo—susurro perdida en las sensaciones que le provocaba el contacto con Santana.
Al escucharla, se levantó y le dio la mano. La llevó hasta a la habitación. Se le acercó nuevamente tomándola por la cintura.
—Britt, puedes parar cuando quieras y no pasa nada—aseguró con suavidad.
—No voy a parar San, pero si necesito un minuto.
—Está bien—dijo y se apartó un poco para darle su espacio.
Brittany se dirigió al baño y Santana se quedó dando vueltas a la habitación.
“Yo siempre tan controlada, me siento tan nerviosa como una quinceañera. ¿Será que se arrepiente? Nunca he estado con una virgen…”—pensaba—“Bueno, no es virgen pero es su primera vez con una mujer. Dios mío que nervios ¿Qué hago? ¿La estaré presionando?”—iba de un extremo a otro de la habitación—“, Ttal vez debí esperar más tiempo. Es que siento que la puedo perder en cualquier momento y yo la necesito. Tengo que aceptarlo estoy enamorada de ella”.
En eso se abrió la puerta del baño y Brittany salió, solo con su camisa puesta que le cubría hasta los muslos.
La miró con ternura, con deseo y con timidez, era la visión más sexy de una mujer dispuesta a entregarse por amor.
Santana nunca había visto tanta belleza, le tendió la mano y Brittany la tomó, camino despacio hacia ella y le llevó al borde de la cama. La miró a los ojos buscando una respuesta y encontró ese “si” no pronunciado y la besó.
Un beso con sabor a gloria.
En ese momento Brittany lo supo, era lo que ella había buscado toda su vida, su presente y su futuro, sencillamente su mujer.
Santana acarició los muslos de Brittany y comenzó a subir la camisa lentamente, cuando se dio cuenta que ésta no llevaba nada debajo de la camisa.
Ninguna ropa interior, nada.
Eso era más de lo que la morena podía soportar, se tensó de deseo recorriendo el cuerpo de su mujer por primera vez.
Los besos se tornaron más intensos y la camisa desapareció. Brittany ayudó a la morena a quitarse la ropa y por fin pudieron sentirse piel a piel.
Santana la tendió sobre la cama y fue dando besos por su cuello bajando lentamente. Lamió entre sus senos y Brittany comenzó a susurrar sonidos que no se podían entender, pero si se podían comprender; eran los indicios de la pasión que quemaba su cuerpo.
Cuando Santana capturó uno de los pezones de Brittany y lo succionó, las dos gimieron de placer. Los lamió y succionó con intensidad primero uno y luego el otro, eran una delicia y con cada caricia le llegaban descargas de pasión a Brittany.
Santana subió y la besó con pasión, se acercó a su oído y le pidió:
—Se mía mi amor—su voz estaba más ronca que nunca.
Brittany ya no podía hablar por más que quisiera, apenas pudo asentir con su cabeza.
Santana bajó de nuevo con un objetivo puesto en su mente: llevar a Brittany al cielo.
Comenzó a besarla tendiendo un camino húmedo que la llevó hasta su vientre, acarició su clítoris con sus dedos, primero lentamente y Brittany gimió con fuerza, estaba totalmente húmeda y esa fue la señal para intensificar sus caricias hasta que la sintió casi lista y entonces entro suavemente en la rubia reclamándola primero con un dedo y luego con dos.
Fue más de lo que Brittany pudo soportar, estalló en un orgasmo profundo que la sacudió totalmente.
Santana se quedó dentro de la rubia hasta que su cuerpo dejo de moverse y la beso dulcemente, tiernamente, con una devoción que solo la mujer amada produce.
La mantuvo entre sus brazos hasta que Brittany volvió en si.
—Sanny, fue maravilloso nunca había sentido algo así—apenas pudo decir Brittany.
—Me gusta que me digas así. Yo tampoco Britt, yo tampoco—confesó la abogada.
—¿Me permitirías intentarlo? Yo quiero sentirte—preguntó con timidez.
—Nada me haría más feliz pero no te apures, tranquila amor, vamos poco a poco, descansa un poco mientras te sostengo en mis brazos, estoy aquí para ti siempre.
Brittany se relajó entre sus brazos, ella quería más pero su morena tenía razón, era tan intenso, tan especial, podía ser una locura para el mundo entero pero definitivamente este era su lugar.
Se sentía tan natural estar con Santana, quería disfrutar la tranquilidad que sentía, pero de esa casa no salía sin hacerle el amor la morena sexy que estaba a su lado.
Brittany se despertó entre los brazos morenos, no la había soltado en toda la noche, era tan tierna, tan apasionada, tan hermosa, se movió como pudo y quedó frente a frente.
—¿Estas despierta Britt?—preguntó una voz medio soñolienta aun.
—Si, lo estoy—respondió sonriendo.
Santana le devolvió la tierna sonrisa.
—¿Cómo te sientes?
—En el paraíso.
Santana sonrío aún más, definitivamente Brittany amaba esa sonrisa y lo perfectos hoyuelos que se le formaban, se acercó aún más y la besó.
La besó y subió sobre su morena, rozando su cuerpo con suaves movimiento que hicieron que Santana temblara de placer.
—Sanny, no sé muy bien que hacer, pero quiero complacerte—dijo con sinceridad la pasante a la mujer debajo de ella.
—Vas por buen camino Britt, créeme—dijo comenzando a llenarse de placenteras sensaciones.
Brittany comenzó a besar a la morena en cada milímetro de su cuerpo mientras con sus manos exploraba su cuerpo y sentía las respuestas con cada caricia, le mordió el lóbulo de la oreja y está tembló entre sus brazos.
Cuando llegó a sus senos Brittany se deleitó acariciándolos y saboreándolos, era como un niño que acaban de darle su primer dulce; se perdió entre lo que sentía y los gemidos de Santana.
Santana reclamaba más, lo sentía y ella se lo quería dar, así que bajó lentamente al centro de la morena que estaba empapado de humedad, rozó suavemente con sus dedos entre los pliegues del vientre, la respuesta fue justo la que esperaba.
Sus caricias primero fueron lentas y un poco erráticas, pero dejó que el cuerpo de Santana le dijera qué hacer y se fue acoplando a los movimientos de su amada.
Comenzó a aumentar el ritmo y con su otra mano apretó un pezón moreno, los gemidos de intensificaron y Brittany se perdió en sus pasiones dando y tomando lo que deseaba.
Santana no podía más era casi imposible pensar que una mujer que le daba placer por primera vez, la podía llevar a este punto de pasión, su mente ya no fue capaz de pensar más y su cuerpo se entregó a lo que sentía, estallando de placer en los brazos de la mujer que amaba.
Sintió el abrazo de Brittany y su cuerpo caliente cerca del de ella, la abrazó también y supo que así quería pasar el resto de sus días. Se quedó unos minutos recuperándose de ese maravilloso momento y aunque quería ir con calma tenía que hacerle el amor de nuevo a su mujer, porque así la sentía, suya.
—Britt quiero llevarte a un restaurante donde preparan unos desayunos muy ricos, no sé tú pero me muero de hambre—dijo unos minutos después.
—Eso no va a poder ser Sanny, necesito volver a casa, mis padres deben estar muy molestos y quiero hablar ahora hoy mismo con Sam, así que debo marcharme.
Santana quiso molestarse pero comprendió que debía dejarla ir, ya tendrían tiempo.
Tenía que ir con calma lo sabía pero no quería pasar por lo mismo que con Elaine, debería ser ella sola la que tomara la decisión, mientras tanto ella se encargaría de enamorarla.
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Brittany se marchó a su casa, tal como lo esperaba sus padres estaban molestos.
—¿Que pasó Brittany?—reclamo de inmediato su papá—No te educamos para esto, ¿Por qué llegas a esta hora?—exigió.
Brittany no estaba lista para decirles la verdad, no todavía al menos.
—Salí con unas amigas, no teníamos auto y los taxis que paraban no parecieron seguros, así que decidimos quedarnos en casa de una de nosotras… todas juntas—explicó.
—Una señorita de su casa duerme en su casa—dijo su papá.
—Papá es cosa se seguridad.
Al escuchar esto su papá cedió un poco y dejo que su esposa interviniera.
—Está bien Brittany, yo quiero que estés bien y es la primera vez que lo haces, pero que esto no sea una costumbre—dijo su mamá.
—La consientes demasiado—exclamó el papá aun molesto—Que Sam no se entere o qué va a pensar—exigió.
Brittany se fue a su habitación y comenzó a recorrerlo tratando de encontrar la mejor forma de hacer las cosas.
“Mis padres me van a matar, pero qué hago, no puedo seguir negándome esto”.
Decidida tomó el teléfono para llamar a Sam con la intención de verlo ese mismo día.
En la tarde Brittany se encontró con Sam en un centro comercial, el lugar era bastante amplio y fresco, lleno de personas mirando las vitrinas y comprando.
Tal vez no era el lugar ideal, pero ella prefería hacerlo en un lugar público con la esperanza de que así fuera más sencillo.
Se habían citado en un café que quedaba en unos de los pasillos del centro comercial. Unos minutos después de haber llegado diviso a Sam entre la gente.
Este se acercó al verla también.
—Hola Sam—saludó con un beso en la mejilla a pesar que Sam tenía la intención de besarla en los labios.
—Hola mi amor, me tienes olvidado y eso no se le hace a un hombre como yo—dijo al tiempo que se sentaba.
—¿Podemos hablar?
Sam frunció el ceño interrogativo al notar la seriedad con que Brittany se lo pidió.
—Sí, dime Brittany.
No existía una forma sencilla de terminar con alguien, pero tal vez ir directo al grano sea lo mejor.
Quizás no sea lo más dulce pero tampoco terminar con alguien puede ser dulce.
Brittany se removió un poco en su asiento antes de comenzar.
—Sam, lo nuestro no funciona, cada vez nos vemos menos y pues no sé cómo decirte esto pero…
Fue interrumpida por Sam
—¿Tú me estas dejando a mí?—sonrió, parecía demasiado confiado en sí mismo—Vamos Brittany, por favor, soy un hombre con trabajo, auto y con ahorros y no te hagas que no lo sabes, tu papá me interrogó, así que piénsalo bien—culminó mostrándose orgulloso.
Brittany no lo podía creer.
¿Desde cuándo se trataba de lo que él tuviera o no?
—Lo que tengas no me interesa y si, te estoy dejando Sam—dijo Brittany con tono firme.
Sam lanzó una carcajada.
—Estás loca mujer—dijo aun entre risas.
Brittany no lo aguantó más, se levantó de la silla dispuesta a marcharse, Sam no la detuvo, todo lo contrario, cuando comenzó a alejarse levantó la voz y le dijo:
—Tú te lo pierdes, vendrás a pedirme perdón muy pronto.
Sin importarle hacer una escena delante de todas las personas que estaban cerca de su mesa.
Brittany se marchó rápidamente sintiéndose muy molesta por la actitud de Sam, definitivamente hace tiempo debió terminar con ese patán, es lo que se merecía por no tomar sus decisiones a tiempo y dejar que la relación avanzara.
Quería llamar a Santana para decirle que todo estaba bien, sabía que la había dejado intranquila, que no confiaba en su amor.
Se dio cuenta que no tenía crédito suficiente para hacer la llamada, así que mañana lo sabría.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por la Eternidad (Adaptada) Epílogo
que imbecil el labios de pescado yyyyyyyy cuantos años tiene britt???? es adolescente???? pq esos padres creo que son de la edad media!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por la Eternidad (Adaptada) Epílogo
Hola morra..
Viento en popa... por ahora!!!
Yo que queria un regalo de cumple asi... pero bue san lo disfruto!!!
Mmmm q ver como reacciona el tio loco y los padres de britt cuando se enteren???
Nos vemos!!!
Viento en popa... por ahora!!!
Yo que queria un regalo de cumple asi... pero bue san lo disfruto!!!
Mmmm q ver como reacciona el tio loco y los padres de britt cuando se enteren???
Nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por la Eternidad (Adaptada) Epílogo
Pues su lentitud me encanto jajajajajajaja
Ahora San apoyara a su rubia en su aceptación y sobretodo con su familia que es lo que mas le preocupa a Britt. Aunque si su papá es interesado obviamente le conviene dejar que su hija ande con la morena jajajajajajaja.
Y bueno por fin dejo a boca de trucha!!!
Ahora San apoyara a su rubia en su aceptación y sobretodo con su familia que es lo que mas le preocupa a Britt. Aunque si su papá es interesado obviamente le conviene dejar que su hija ande con la morena jajajajajajaja.
Y bueno por fin dejo a boca de trucha!!!
JVM- - Mensajes : 1170
Fecha de inscripción : 20/11/2015
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por la Eternidad (Adaptada) Epílogo
micky morales escribió:que imbecil el labios de pescado yyyyyyyy cuantos años tiene britt???? es adolescente???? pq esos padres creo que son de la edad media!!!!
Hola, si que lo es ¬¬ y en vrdd es poco ¬¬ Mmm da esa impresión, no¿? =/ Eso mismo pienso yo la vrdd ¬¬ Saludos =D
3:) escribió:Hola morra..
Viento en popa... por ahora!!!
Yo que queria un regalo de cumple asi... pero bue san lo disfruto!!!
Mmmm q ver como reacciona el tio loco y los padres de britt cuando se enteren???
Nos vemos!!!
Hola lu, jajajajaajaja eso es... que sigan así noma jajajajajaja. =o osea xq no¿? jajajajaja. Si que lo disfruto la vrdd jajajajajaja. Ufff esos tres son un combo ¬¬ no creo que de la mejor manera la vrdd, pero espero equivocarme =/ Saludos =D
JVM escribió:Pues su lentitud me encanto jajajajajajaja
Ahora San apoyara a su rubia en su aceptación y sobretodo con su familia que es lo que mas le preocupa a Britt. Aunque si su papá es interesado obviamente le conviene dejar que su hija ande con la morena jajajajajajaja.
Y bueno por fin dejo a boca de trucha!!!
Hola, jajajajajajajaja van bn con su paso a paso, no¿? jajajajaja. Eso es, bn ai por la morena, ese apoyo es lo único que necesita =)Mmm bueno, ai viste el punto bueno que ai en todo, asik bn ai jajajajajajajaja. SI! esk estan mejoran las cosas, no¿? jajajajaja. Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: Por la Eternidad (Adaptada) Cap 9
Capitulo 9
Brittany estaba entrando en la oficina cuando se encontró una agradable sorpresa.
En su escritorio había un enorme ramo de rosas rojas.
Era realmente deslumbrante. Brittany se llenó de sensaciones y emociones que jamás había sentido.
Estaba feliz.
Los pasantes se juntaron en torno a ella para que viera la tarjeta, sintió algo de pánico cuando comenzó a abrirla, no sabía qué podía decir, esto era nuevo para ella, tenía que acostumbrarse de a poco.
Al abrir la tarjeta decía: “Estoy en el cielo por ti, dame la oportunidad de llevarte conmigo”.
Ella también se sentía en el cielo.
En seguida le quitaron la tarjeta de las manos y comenzaron a leerla, quería estar molesta pero la alegría de ese ramo, la frase que tenía, era indescriptible.
Apenas pudiera, tenía que decirle a Santana que no necesitaba que la llevara porque ella también estaba en el cielo.
Brittany fue hasta la oficina de la morena, tras evadir a los demás pasantes.
—Buenos días—se dirigió a la secretaria de Santana—Podría avisarle a San que estoy aquí por favor.
—Lo siento, está muy ocupada, no puede atenderla—respondió casi sin mirarla.
Brittany comenzaba a impacientarse con el trato de la mujer hacia ella.
—¿Podría darle una nota de mi parte?
—Este bien, cuando se desocupe se lo daré—respondió la secretaría.
Brittany escribió la nota, dobló el papel y se lo entregó, definitivamente tenía que poner crédito a su teléfono, esa mujer era insoportable.
*********************************************************************************************************
Las horas pasaban lentamente para Santana, seguía trabajando en los documentos del nuevo contrato, el cliente iría al día siguiente a la empresa, pero no lograba concentrarse.
Brittany no había llamado, su ramo debía estar seguramente en la basura. Fue solo un experimento y ahora estaría con su novio.
Cómo soportar pasar por eso de nuevo, que fácil es pasar del cielo al infierno.
—Señorita Santana, me pidió la señorita Quinn que le recordara comer—dijo la secretaria que se había asomado a su puerta.
—¿Qué horas es?—preguntó sin levantar la vista de los documentos.
—Son las dos de la tarde.
Santana aparto los papeles y levantó la mirada hacia la mujer en la puerta.
—Últimamente esta es mi hora de almuerzo, puedes encargar que me traigan algo ligero para comer, por favor.
—Sí, claro, ya lo hago.
Volvió a sus papeles, pero se detuvo.
—Espera un momento—pidió a la secretaria—¿Tendrás algún mensaje para mí?—preguntó dudosa.
—Nada importante, puede esperar—fue la respuesta.
—Tranquila, dígamelo. Realmente necesito pensar en otra cosa antes de volver a la propuesta—mintió, sólo necesitaba algo que fuera capaz de alejar sus pensamientos de Brittany.
La mujer salió unos segundos y luego regresó.
—Tiene confirmación para su cena de caridad mañana, algunas llamadas de los proveedores por aclaración de unas cláusulas que se las tengo detalladas y una nota de una pasante, una tontería, la despache rápidamente—culminó la mujer con suficiencia.
Santana levantó la mirada rápidamente.
“¿Brittany?”, se preguntó para sí.
—¿Qué pasante? ¿Qué nota?—sintió que le faltaba la respiración de pronto—Démela por favor—exigió.
—Aquí la tiene—extendió la nota.
Santana estaba desesperada por saber si era de Brittany, y si era así, qué decía, pero lo disimuló muy bien.
—Puede retirarse.
En cuanto la mujer salió y cerró la puerta tras de sí, enseguida abrió la nota que decía: “Yo también estoy en el cielo… tu Britt”.
No se lo podía creer, estaba dando brincos de felicidad como una niña.
“Me quiere, me quiere”, gritaba por dentro. Tenía una enorme sonrisa plasmada en su rostro. Pensó, “Primero lo primero, vamos a poner esto en orden”.
Llamó a su secretaría de nuevo.
—Dígame, ¿En qué puedo ayudarla Señorita Santana?—preguntó solícita la mujer.
—Quiero darle unas instrucciones—dijo con seriedad—La primera: la señorita Brittany no necesita ser anunciada en mi oficina a menos que este con un cliente, si tiene una llamada de ella pásemela siempre, sus mensajes son prioritarios para mí , ¿Comprendió?
La secretaría enseguida tomó nota y respondió:
—Si señorita Santana, así será.
—Muy bien, ahora ubíquela y tráigala a mi oficina—ordenó.
Dicho esto la secretaría salió de la oficina de una forma casi despectiva según la apreciación de la abogada.
Pasaron diez interminables minutos hasta que Brittany entró en la oficina de la morena.
Al verse, ambas sonrieron, no podían ocultar, la una ante la otra, su felicidad.
Brittany se acercó un poco tímida.
—Hola San—saludó con una tierna sonrisa—¿Recibiste mi mensaje?
La abogada se acercó y la besó.
Un beso intenso al que Brittany respondió de igual modo. Poco a poco se separaron.
—Extrañaba demasiado tus labios—alcanzó a decir Santana con la respiración algo agitada.
—Yo también cielo, pero tenemos que tener cuidado, esto es nuevo para mí.
—Me dijiste cielo—dijo apenas audible por la sorpresa que le causó que una simple palabra la golpeara tan profundo y de una forma tan sutil.
“Cielo”, sonrió.
—¿Te molestó?—dijo preocupada.
Santana negó con la cabeza sin dejar de sonreír.
—No, al contrario, me encantó.
—Tú eres el cielo para mí—dijo mirándola a los ojos.
—Me gusta y… disculpa lo del beso, tengo tanto tiempo fuera del closed que olvido estas cosas, pero créeme te sentirás mejor cuando dejes de pensar en los demás.
—Lo sé, pero dame tiempo por favor—pidió.
—El que quieras, ven vamos a sentarnos—la tomó de la mano y la llevó a un lado de la oficina.
Se sentaron en un sofá que tenía en su oficina.
Era hora que Brittany le contara los últimos acontecimientos a la abogada.
—San, quería llamarte ayer pero estaba sin crédito en mi teléfono y esta mañana te busqué pero estabas muy ocupada.
—Nunca estoy ocupada para ti, ya aclaré el tema con mi secretaria—dijo guiñándole el ojo.
—No era necesario San, no quiero chismes en la oficina.
—Ella es muy discreta y cuida de mí, algunas mujeres dan una dimensión diferente a nuestras salidas.
—Entonces pensó que era una de esas—dijo Brittany.
—Tú no eres una de nada—aclaró rápidamente—Y ya le aclaré el tema, por su discreción no te preocupes por algo lleva tanto tiempo conmigo.
En ese momento entré la secretaria a la oficina.
—Disculpe la interrupción, aquí le traigo su almuerzo—dijo acercándose a ellas y llevando unas bolsas.
—Muchas gracias—dijo la abogada.
La secretaria puso las bolsas en la mesita que Santana y Brittany tenían en frente, luego abandonó la oficina. La rubia miró su reloj y le preguntó:
—¿Vas a almorzar a esta hora?
—No te preocupes, estoy acostumbrada.
Brittany tuvo que respirar profundo.
—Eso era antes, ahora me encargaré de que comas a la hora correcta y será una comida sana, nada de eso que estas comiendo, un Panini no es almuerzo.
Brittany quería cuidar a Santana quien parecía sorprendida por la reacción de la pasante al ver la hora en que estaba almorzando.
—¿Tu secretaria puede conseguir la comida que yo le indique como lo hace Quinn con la suya?
Santana no entendía la intención de Brittany al formular la pregunta.
—Por supuesto que si, tienen un listado de restaurantes y línea directa al comedor, es sólo que yo nunca lo he pedido—explicó sin sentir la menor culpa.
—Comerás a la hora—dijo con determinación.
Santana la miró más que sorprendida, la mujer que tenía enfrente le estaba apretando el cinturón, pero de pronto su voz se volvió tierna.
—Quiero que me dures mucho mi Sanny—dijo al tiempo que le acariciaba una mejilla.
Santana se perdió en la caricia.
—Mientras me llames así, comeré lo que quieras.
Brittany notó que la mirada de la morena se encendió.
—Aunque ahora quisiera comerte a ti—dijo Santana con voz profunda.
Brittany sintió el deseo correr por sus venas.
—Tranquila San, tranquila… estamos en la oficina—dijo pero su mirada decía otra cosa.
Santana le dedicó una intensa mirada que decía lo mucho que la deseaba, pero sabía que no podía cometer el error de hacer algo con Brittany en su oficina, así que cambió de tema.
—¿Cómo te fue ayer con Sam?
Brittany le sonrío ampliamente.
—Listo, soy libre—dijo con mucha tranquilidad, aunque por dentro estaba eufórica.
Santana desvío la mirada eso le dolió, pero tenía que ir con calma.
Brittany vio la tristeza en su rostro y se dio cuenta cuan frágil era su sexy morena, costaba creer que alguien tan segura como ella dudara tanto de sus cualidades para ser amada, tenía que demostrarle que la quería.
Sonrió un poco y dio un paso hacia su morena, pero manteniendo la distancia.
—Estoy esperando que alguien me pida ser su novia—dijo con cuidado sin dejar de mirarla.
Santana sonrió de medio lado, a Brittany le pareció muy seductor.
—Bueno entonces no va a durar mucho libre—dijo con la voz un poco ronca—Es más, yo podría decirle que ya tienes novia… y algo más.
—Entonces no soy libre—dijo pícaramente Brittany.
Santana sonrió.
—No lo eres, tienes dueña y soy yo—respondió mirándola directamente a los ojos.
En ese momento entró Quinn, quien notó la tensión entre ambas mujeres, pero no hizo ningún comentario, sino que dijo:
—San, te he dicho que no dejes pasar los almuerzos.
—No te preocupes—dijo Brittany—Eso no va a pasar más.
Quinn no paso por alto comentario, sin embargo no dijo nada.
—Me alegro de que te cuiden San, es lo que necesitabas desde hace tiempo—dijo mirándola y dándole a entender que se daba cuenta de lo que ocurría—Ahora, cuéntame a la cena benéfica de mañana, ¿Vas a ir sola o acompañada?—preguntó.
Santana tuvo que sonreír, Quinn era todo un caso.
—Me gustaría ir con mi novia, pero no sé si esté disponible—dijo mirando a Brittany y haciéndole la pregunta tácitamente.
Quería decirle a Quinn que Brittany era su novia, se lo quería gritar pero la ojiazul debía ser quien diera esos pasos.
—Ella quiere ir, tenlo por seguro—dijo Brittany sonriéndole tiernamente y dándole la respuesta a su interrogante.
Quinn no pasaba nada por alto, aunque las mujeres no eran nada sutiles.
—Explíquenme que se traen—preguntó una Quinn muy sonriente.
Brittany tomó la palabra.
—Quinn, tengo el honor de ser la novia de San—dijo Brittany mostrando una calma que no sentía.
Quinn sorprendida llevó las manos a su boca acallando un pequeño grito.
—Qué bueno—dijo Quinn llena de alegría y acercándose a Brittany para abrazarla. Luego hizo lo mismo con la morena—Tenemos que celebrarlo, vamos a hacer una fiesta.
—Espera—dijo Santana—Para Brittany todo esto es nuevo y quiere ir poco a poco—advirtió.
Quinn comprendió. Respiró hondo y se acercó a Brittany, y la miró directo a los ojos, iba a defender a Santana de cualquier persona.
—Brittany, escúchame bien, si lastimas a San no te lo perdonaré, ella es demasiado buena—hizo una breve pausa—Pero yo me encargaré de que no lo olvides.
Dicho esto, se dio la vuelta, miró a Santana y salió molesta de la oficina.
Brittany se quedó pasmada, nunca había visto a Quinn de esa forma, y se preguntaba qué pudo haber hecho que le molestara tanto.
—¿Qué pasa San? ¿Por qué se puso así?
Santana comprendía la razón. Se acercó a ella para consolarla.
—No te preocupes Brittany, ella solo me quiere es todo—dijo al tiempo que le ponía las manos sobre los hombros y la acercaba un poco.
Aun así Brittany seguía sin comprender, estaba triste.
—San, me voy debo seguir trabajando—dijo, alejándose un poco, pero la morena la retuvo.
—Brittany tranquila, vamos poco a poco, yo no tengo problema en eso—dijo sintiéndose angustiada.
Brittany sonrió.
—Gracias cielo—dijo la pasante y se acercó para darle un breve abrazó, luego se alejó un poco y miro tiernamente a su morena.
La abogada se sintió más tranquila.
—Britt, tengo una cena de negocios esta noche, pero ¿me dejas llevarte a tu casa?
—Si claro, me encantaría—contestó y se dispuso a marcharse.
—Un favor Britt, cuando salgas pídele a mi secretaría que entre, por favor.
Brittany asintió con la cabeza y salió de la oficina. Luego se dirigió rápidamente a la oficina de Quinn, necesitaba saber qué pasaba.
Tocó y entró sin esperar una respuesta. Encontró a Quinn sentada detrás de su escritorio, está levantó la vista, la miró muy seria y volvió su atención a los papeles que tenía entre sus manos.
A pesar de la actitud de la ojiverde, Brittany se adentró en la oficina.
—Quinn, ¿qué pasa?—casi exigió saber la pasante.
Quinn respiró profundo y apartó los papeles, miró a Brittany.
—Pasa que no voy a juntar sus pedazos nuevamente solo porque alguna heterosexual se le ocurrió experimentar con mi amiga—dijo levantándose y haciéndole frente a Brittany.
—¿De qué hablas Quinn?—estaba más confundida aún.
—¿Qué quieres de San? Dímelo—exigió acercándose a Brittany.
—Me ofendes—dijo dolida, pero manteniéndose firme ante Quinn.
—Dime, ¿te gusta San? ¿Cómo es que ayer eras hetero y hoy gay?—preguntó aún en tono desafiante.
Brittany se estaba cansando de la situación y de cómo la veía Quinn.
—Ayer no era hetero y quizás nunca lo fui—aclaró mirándola a los ojos para que supiera que le hablaba con la verdad—Además fue tu amiga quien se encargó de mostrarme muy claramente mi verdadera sexualidad, lo cual disfrute muchísimo—dijo sin reparos.
Quinn la escuchaba con atención.
—Sólo que esto es nuevo para mí, no sé cómo lidiar con la gente, con el
mundo, con mis padres, solo quiero ir resolviendo las cosas poco a poco—terminó de explicar.
Quinn parecía más sosegada, las palabras de Brittany parecía que habían calado en ella.
—¿La quieres?—preguntó con cuidado.
Brittany respiró hondo y la miro a los ojos.
—Sí, la quiero—hizo una breve pausa—Y tampoco quiero verla sufrir, yo quiero hacerla feliz.
Quinn pareció reflexionar y volvió a sentarse detrás de su escritorio.
—Está bien, te daré una oportunidad pero no me falles por favor, San no lo soportará—pidió—Está realmente interesada en ti.
—¿Quién le rompió el corazón?—quiso saber la pasante.
Quinn se removió en su silla y esquivó la mirada de Brittany.
—Nadie—dijo simplemente.
—Cuenta, sabes que ahora tienes que decirlo—dijo sentándose frente a Quinn con una media sonrisa en su rostro.
—¿Por qué tendré yo que ser tan bocona siempre?
—Cuenta.
Quinn respiró profundo y se recostó en su silla. Sabía que no le correspondía contar lo que pasó, pero sabía que Santana no lo haría, y Brittany debía saberlo.
—Muy bien—hizo una pausa—Hace unos años San se enamoró de Elaine, se entregó completamente, ella lo quería todo… tu sabes casita, familia, niños, incluso compró el anillo para pedirle matrimonio.
Brittany estaba totalmente asombrada.
—¿En serio? Entonces la quería—afirmó Brittany conociendo ya a la abogada.
Sin embargo, no podía evitar sentir celos al escuchar lo que decía Quinn.
—Sí, la quería pero Elaine no quería que nadie supiera de su relación, solo unos pocos nos enteramos—explicó.
Brittany comenzó a comprender.
—San se controlaba mucho. Sé que le costaba, pero la noticia de su noviazgo no se filtró. Ella es de una familia muy adinerada por lo que le decía que lo necesitaba mantener en secreto por el status de su familia, pero un día San leyendo la prensa se enteró de que Elaine se había comprometido en matrimonio. Por supuesto no con ella—aclaró, aunque a Brittany no le hacía falta—Cuando San busco a Elaine para que le diera una explicación, ella solo le dijo que no era lesbiana y por lo tanto, lo de ellas no podía ser, que solo estaba experimentando en su juventud y que si la quería se olvidaría de lo que vivieron y no se lo contaría a nadie—terminó de relatar lo sucedido.
—No te lo puedo creer… ¿Y se casó?—preguntó.
Quería saber toda la historia.
—Claro que se casó y se fue a vivir a Inglaterra. Por lo que escuché, se divorció hace un año—dijo—San quedó destruida, pasaba de una borrachera a la otra, fiestas, derroches, me costó mucho levantar del hueco de donde estaba y ahora no quiero que nadie la lastime de nuevo—volvió a ponerse seria.
Brittany comprendía ahora porqué Quinn era tan protectora con su amiga.
—Eso no va a pasar, no seré perfecta, cometeré mis errores, pero créeme, estoy segura de lo que siento—aseguró con determinación en su voz a la mujer que tenía delante de ella— Yo traté de no quererla, de alejarme, pero no pude y no creo que pueda estar sin ella—dijo Brittany—Pero dime algo más.
—¿Qué?—Quinn sintió curiosidad.
—¿San sabe que Elaine se divorció?
—No lo sabe.
Era la hora de salir y Brittany no sabía qué hacer, si ir a la oficina de Santana o si esperarla en su puesto.
Justo en ese momento sonó su teléfono. Atendió de inmediato. Escuchó la voz de su morena.
—¿Estas lista mi amor?—preguntó Santana.
—Sé, ya estoy lista—respondió Brittany.
[i—Muy bien, sal de la oficina y camina una calle, yo te estaré esperando.
—No San, voy a tu oficina y salimos juntas.
—No es buena idea Brittany.
—Puede que no lo sea, pero soy adulta, puedo salir contigo.[/i]
Brittany no aceptó razón alguna.
Así fue, salieron juntas frente a las miradas de todo el mundo y subieron al auto de la abogada.
—¿Estas bien?—preguntó Santana.
—Estoy asustada pero bien—dijo Brittany.
Le costaba mucho estar bajo el escrutinio de las personas.
—Tranquila, por ahora solo sospecharan pero no tendrán confirmación, así que tranquila.
—Poco a poco ¿Verdad San?
—Sí, poco a poco.
Santana quería consolar a la mujer que tenía a su lado, pero Brittany necesitaba tiempo para adaptarse al cambio que estaba sufriendo su vida.
Mientras la morena manejaba le pidió a Brittany que sacara una caja de su maletín.
—¿Qué es esto?—pregunto Brittany cuando trató de darle la caja y está le indicó que era para ella.
—Abre la caja y lo sabrás.
Brittany abrió la caja y encontró un celular de última generación. Se lo quedó mirando como si fuera el objeto más extraño de mundo.
Santana sonrió al ver la cara de Brittany.
—Es para ti, no quiero que te quedes sin crédito para llamar de nuevo y necesito saber dónde estás en cada momento, es algo loco pero me darás tranquilidad si aceptas—dijo.
Sin embargo, Brittany no se sintió tranquila con el regalo de Santana.
—Puedes llamarme a este teléfono y saber de mí por este teléfono—dijo mostrándole su teléfono viejo y ahora más feo que nunca.
—¿Me lo muestras?—pidió.
—Si claro, ten—respondió tendiéndole el teléfono.
Santana tomó el teléfono, bajo la ventana del auto y lo tiró. Brittany vio casi en cámara lenta lo que había hecho la morena.
—¡¿Pero qué haces?! ¿Estás loca?—dijo Brittany girándose a ver cómo caía su teléfono en la carretera.
—Loca por ti y ahora toma el teléfono, si no quieres que te llame no lo haré, pero por favor acepta mi regalo—pidió.
Brittany no se lo podía creer.
—Esa no es la manera Santana, deja de ser malcriada, puedes llamarme, te diré dónde estoy pero no tienes porqué tirar mi teléfono, con pedírmelo hubiera bastado, quiero que estés tranquila.
—Discúlpame, algunas veces me sobrepaso—reflexionó—¿Puedes perdonarme Britt?
Brittany se quedó pensando; claro que podía perdonarla, es más, extrañamente, le gustaba lo controladora que era, pero debía dejar de ser tan malcriada.
—Está bien, pero que sea la última vez que tiras mi teléfono—advirtió Brittany.
—Te doy mi palabra. Ahora, queda algo más en la caja, sácalo por favor—pidió.
Brittany busco en la caja como le había indicado Santana y encontró un pequeño sobre, lo abrió y sacó una tarjeta.
—¿Una tarjeta de crédito? ¿Pero… cómo?—Brittany estaba totalmente sorprendida, Santana no dejaba de llevarla de un extremo a otro.
—Es pre-pagada, no es mucho pero suficiente para que compres lo que necesites—explicó.
Brittany no podía aceptarlo.
—Esto si es demasiado Santana—dijo Brittany molesta.
La morena sabía que no iba a ser fácil.
—Sólo quiero estar tranquila de que no te faltará nada, no siempre voy a poder estar contigo por el trabajo, no es mucho Britt, es solo un poco de tranquilidad para mí—miró a Brittany pidiéndole comprensión.
Brittany lo entendía, pero aceptar la tarjeta, le parecía demasiado.
—San entiéndelo, no puedes darme esto—dijo mostrándole la tarjeta.
—Si puedo, mañana tenemos una cena, quiero que te pongas bella para mí, para eso necesitas dinero, soy mujer se lo que cuesta verse bella.
—Me las arreglare—dijo Brittany devolviendo la tarjeta al sobre y luego a la caja.
—Eso es lo que no quiero que tengas que preocuparte por eso, preocúpate por mí, por las cosas que el dinero no puede comprar, eres mi mujer acepta lo que viene con eso—dijo con determinación.
“Su mujer—pensaba Brittany—”Dijo que soy su mujer, estoy loca, muy loca, estoy demente, pero que se vaya todo al infierno, me gusta escucharla decir eso”.
—Está bien, pero será solo si tengo una emergencia—advirtió Brittany.
Santana sonrió triunfante.
—Y una cena benéfica—dijo con picardía, sonriéndole y guiñándole un ojo—Llegamos princesa, está en su casa.
—Ya acepte todo así que deja de endulzarme—pidió con fingida molestia.
Santana sonrió y se acomodó en su asiento para quedar más de frente a la rubia, apoyó su brazo izquierdo en el volante.
—Britt, la vida puede quitarte lo que más amas en un segundo, no existe dinero que pueda devolvértelo—explicó con seriedad—El teléfono es seguridad de que puedas llamarme si me necesitas y de llamarte si yo necesito de ti. El dinero es solo un poco de libertad, si tienes una emergencia y no estoy cerca, nunca me perdonaría si te faltara algo—concluyo cortando el contacto con los ojos de Brittany.
Bajo su cabeza un poco.
Brittany vio la tristeza en sus ojos y comprendió que la abogada necesitaba esa seguridad, al fin al cabo ella también estaba poniendo condiciones y la abogada no se había quejado, al contrario, le daba su apoyo incondicional.
—¿Tienes tiene un kit de estos para todas tus novias?—preguntó con la intención de hacerla sonreír y lo logró.
—No, pero tengo una secretaria muy buena, además de muchos contactos—explicó y le sacó la lengua.
Brittany le devolvió el gesto y ambas rieron.
—Bueno, ya me bajo para que puedas ir a tu cena de negocios—fue a darle un pequeño beso a la morena, pero esta lo alargo tanto y se pegó tanto a ella que casi se pasa a su asiento.
Segundos después se separaron con la respiración agitada.
—Dios mujer, me dejas si respiración—apenas pudo decir Santana—Voy a cancelar esa cena ya mismo.
Brittany se rió.
—No señora, mañana seré toda tuya—dijo muy enserio—Pero hoy a trabajar.
—Me gusta la idea—sonrió con picardía y le guiñó un ojo—Hasta mañana mi amor, paso por ti a las siete de la mañana.
—No es necesario Sanny, vivo muy lejos de tu casa—no quería causarle inconvenientes.
Santana dejó pasar las palabras de Brittany.
—Espero que estés lista, no me gusta esperar, soy muy puntual, aunque por ti esperaría una vida si fuera necesario—dijo posando sus labios suavemente sobre los de Brittany.
—No es necesario, estaré lista—aseguró con ternura la pasante.
Brittany bajó del auto y entró a su casa pensando que su novia estaba muy loca, pero que también era terriblemente dulce y, definitivamente, un volcán en la cama.
Su alegría duro poco cuando se encontró a sus padres con Sam en la sala.
—Te estábamos esperando Brittany—dijeron sus padres.
—Papá, mamá, ¿cómo están?—hizo una breve pausa—Primero que nada si, terminé con Sam y segundo, no creo que deba anunciarlo—dijo con determinación.
No iba a quedarse callada, estaba dispuesta a luchar por su libertad y por su amor por Santana.
—No me hables así muchachita—exigió su papa y se levantó de la silla donde estaba sentado.
Automáticamente Brittany se preparó para lo que podía venir.
Su papá era un hombre bueno, pero perdía los estribos con facilidad.
Sam que contemplaba la escena impasible intervino.
—Seguro es alguien que le está lavando el cerebro, yo tengo intenciones serias con su hija—dijo Sam.
Brittany iba a replicar cuando entró su hermano a la sala interrumpiéndola.
—Hola hermanita—saludó con un beso y un abrazo—Que bueno que esta vez no soy yo el culpable de las molestias de mis padres—dijo Mike en tono de broma.
Mike era el hermano de Brittany. Siempre la había protegido y cuidado, era buena persona, pero malo para los estudios y eso sus padres no se lo perdonaron.
Siempre le reclamaban y maltrataban por eso.
Era un joven alto y apuesto, moreno con rasgos asiáticos como su papá y sus ojos eran color café.
Se había convertido en un hombre bueno y honesto, siempre cariñoso y protector de su hermana.
—No te metas en esto—exigió Sam que nunca había soportado a Mike.
Mike lo ignoró.
—Hermanita, dime ¿Estás saliendo con alguien más?—preguntó mirando a Sam.
—Si—respondió Brittany.
Tanto sus padres como Sam se sorprendieron. La miraron como si fuera un ser de otro planeta.
Mike siguió como si nada.
—Ya veo—sonrío con malicia—¿Y es el dueño del BMW que he visto estas últimas noches?—Mike sabía muy bien lo que hacía.
Brittany quería decir “dueña”, pero se limitó a contestar la pregunta.
—Si.
Automáticamente sus padres cambiaron en su actitud al escuchar BMW. Sinónimo de una buena cuenta bancaria.
El papá de Brittany intercambió miradas con su esposa, se movió por la sala y luego carraspeó un poco.
La mamá de Brittany por fin habló.
—Sam, si nuestra hija se enamoró de alguien más no podemos hacer nada—dijo sin preámbulos a un sorprendido Sam.
—Vamos muchacho—el papá se acercó a Sam y le pasó un brazo por los hombros—Hablemos afuera.
A Brittany no le sorprendió el cambio de sus padres, así que dio por terminada la conversación y siguió a su cuarto.
Mike fue tras ella, cerrando la puerta de la habitación cuando ambos entraron, quería hablar tranquilamente con su hermana.
—Hermanita, ¿es verdad lo que dijiste?—preguntó sin rodeos.
—¿De qué salgo con el del BMW?
Miker asintió.
—Bueno sí—respondió Brittany.
Mike torció un poco el gesto.
—Los viejos no son malos, pero estarían más tranquilos si tuvieras un buen esposo.
—Puedo cuidarme sola.
—Claro que puedes, pero ellos viven en los años cincuenta—explicó—Mira, dile a tu BMW que deje de besuquearte en el carro, se baje y de la cara porque nadie se va a meter con mi hermana.
—Gracias Mike—le enternecía cómo su hermano la cuidaba—Pero créeme quiere dar la cara, sólo esperamos el momento oportuno—dijo sonrojada por la pena de que su hermano la hubiera visto besándose en la calle.
En su escritorio había un enorme ramo de rosas rojas.
Era realmente deslumbrante. Brittany se llenó de sensaciones y emociones que jamás había sentido.
Estaba feliz.
Los pasantes se juntaron en torno a ella para que viera la tarjeta, sintió algo de pánico cuando comenzó a abrirla, no sabía qué podía decir, esto era nuevo para ella, tenía que acostumbrarse de a poco.
Al abrir la tarjeta decía: “Estoy en el cielo por ti, dame la oportunidad de llevarte conmigo”.
Ella también se sentía en el cielo.
En seguida le quitaron la tarjeta de las manos y comenzaron a leerla, quería estar molesta pero la alegría de ese ramo, la frase que tenía, era indescriptible.
Apenas pudiera, tenía que decirle a Santana que no necesitaba que la llevara porque ella también estaba en el cielo.
Brittany fue hasta la oficina de la morena, tras evadir a los demás pasantes.
—Buenos días—se dirigió a la secretaria de Santana—Podría avisarle a San que estoy aquí por favor.
—Lo siento, está muy ocupada, no puede atenderla—respondió casi sin mirarla.
Brittany comenzaba a impacientarse con el trato de la mujer hacia ella.
—¿Podría darle una nota de mi parte?
—Este bien, cuando se desocupe se lo daré—respondió la secretaría.
Brittany escribió la nota, dobló el papel y se lo entregó, definitivamente tenía que poner crédito a su teléfono, esa mujer era insoportable.
*********************************************************************************************************
Las horas pasaban lentamente para Santana, seguía trabajando en los documentos del nuevo contrato, el cliente iría al día siguiente a la empresa, pero no lograba concentrarse.
Brittany no había llamado, su ramo debía estar seguramente en la basura. Fue solo un experimento y ahora estaría con su novio.
Cómo soportar pasar por eso de nuevo, que fácil es pasar del cielo al infierno.
—Señorita Santana, me pidió la señorita Quinn que le recordara comer—dijo la secretaria que se había asomado a su puerta.
—¿Qué horas es?—preguntó sin levantar la vista de los documentos.
—Son las dos de la tarde.
Santana aparto los papeles y levantó la mirada hacia la mujer en la puerta.
—Últimamente esta es mi hora de almuerzo, puedes encargar que me traigan algo ligero para comer, por favor.
—Sí, claro, ya lo hago.
Volvió a sus papeles, pero se detuvo.
—Espera un momento—pidió a la secretaria—¿Tendrás algún mensaje para mí?—preguntó dudosa.
—Nada importante, puede esperar—fue la respuesta.
—Tranquila, dígamelo. Realmente necesito pensar en otra cosa antes de volver a la propuesta—mintió, sólo necesitaba algo que fuera capaz de alejar sus pensamientos de Brittany.
La mujer salió unos segundos y luego regresó.
—Tiene confirmación para su cena de caridad mañana, algunas llamadas de los proveedores por aclaración de unas cláusulas que se las tengo detalladas y una nota de una pasante, una tontería, la despache rápidamente—culminó la mujer con suficiencia.
Santana levantó la mirada rápidamente.
“¿Brittany?”, se preguntó para sí.
—¿Qué pasante? ¿Qué nota?—sintió que le faltaba la respiración de pronto—Démela por favor—exigió.
—Aquí la tiene—extendió la nota.
Santana estaba desesperada por saber si era de Brittany, y si era así, qué decía, pero lo disimuló muy bien.
—Puede retirarse.
En cuanto la mujer salió y cerró la puerta tras de sí, enseguida abrió la nota que decía: “Yo también estoy en el cielo… tu Britt”.
No se lo podía creer, estaba dando brincos de felicidad como una niña.
“Me quiere, me quiere”, gritaba por dentro. Tenía una enorme sonrisa plasmada en su rostro. Pensó, “Primero lo primero, vamos a poner esto en orden”.
Llamó a su secretaría de nuevo.
—Dígame, ¿En qué puedo ayudarla Señorita Santana?—preguntó solícita la mujer.
—Quiero darle unas instrucciones—dijo con seriedad—La primera: la señorita Brittany no necesita ser anunciada en mi oficina a menos que este con un cliente, si tiene una llamada de ella pásemela siempre, sus mensajes son prioritarios para mí , ¿Comprendió?
La secretaría enseguida tomó nota y respondió:
—Si señorita Santana, así será.
—Muy bien, ahora ubíquela y tráigala a mi oficina—ordenó.
Dicho esto la secretaría salió de la oficina de una forma casi despectiva según la apreciación de la abogada.
Pasaron diez interminables minutos hasta que Brittany entró en la oficina de la morena.
Al verse, ambas sonrieron, no podían ocultar, la una ante la otra, su felicidad.
Brittany se acercó un poco tímida.
—Hola San—saludó con una tierna sonrisa—¿Recibiste mi mensaje?
La abogada se acercó y la besó.
Un beso intenso al que Brittany respondió de igual modo. Poco a poco se separaron.
—Extrañaba demasiado tus labios—alcanzó a decir Santana con la respiración algo agitada.
—Yo también cielo, pero tenemos que tener cuidado, esto es nuevo para mí.
—Me dijiste cielo—dijo apenas audible por la sorpresa que le causó que una simple palabra la golpeara tan profundo y de una forma tan sutil.
“Cielo”, sonrió.
—¿Te molestó?—dijo preocupada.
Santana negó con la cabeza sin dejar de sonreír.
—No, al contrario, me encantó.
—Tú eres el cielo para mí—dijo mirándola a los ojos.
—Me gusta y… disculpa lo del beso, tengo tanto tiempo fuera del closed que olvido estas cosas, pero créeme te sentirás mejor cuando dejes de pensar en los demás.
—Lo sé, pero dame tiempo por favor—pidió.
—El que quieras, ven vamos a sentarnos—la tomó de la mano y la llevó a un lado de la oficina.
Se sentaron en un sofá que tenía en su oficina.
Era hora que Brittany le contara los últimos acontecimientos a la abogada.
—San, quería llamarte ayer pero estaba sin crédito en mi teléfono y esta mañana te busqué pero estabas muy ocupada.
—Nunca estoy ocupada para ti, ya aclaré el tema con mi secretaria—dijo guiñándole el ojo.
—No era necesario San, no quiero chismes en la oficina.
—Ella es muy discreta y cuida de mí, algunas mujeres dan una dimensión diferente a nuestras salidas.
—Entonces pensó que era una de esas—dijo Brittany.
—Tú no eres una de nada—aclaró rápidamente—Y ya le aclaré el tema, por su discreción no te preocupes por algo lleva tanto tiempo conmigo.
En ese momento entré la secretaria a la oficina.
—Disculpe la interrupción, aquí le traigo su almuerzo—dijo acercándose a ellas y llevando unas bolsas.
—Muchas gracias—dijo la abogada.
La secretaria puso las bolsas en la mesita que Santana y Brittany tenían en frente, luego abandonó la oficina. La rubia miró su reloj y le preguntó:
—¿Vas a almorzar a esta hora?
—No te preocupes, estoy acostumbrada.
Brittany tuvo que respirar profundo.
—Eso era antes, ahora me encargaré de que comas a la hora correcta y será una comida sana, nada de eso que estas comiendo, un Panini no es almuerzo.
Brittany quería cuidar a Santana quien parecía sorprendida por la reacción de la pasante al ver la hora en que estaba almorzando.
—¿Tu secretaria puede conseguir la comida que yo le indique como lo hace Quinn con la suya?
Santana no entendía la intención de Brittany al formular la pregunta.
—Por supuesto que si, tienen un listado de restaurantes y línea directa al comedor, es sólo que yo nunca lo he pedido—explicó sin sentir la menor culpa.
—Comerás a la hora—dijo con determinación.
Santana la miró más que sorprendida, la mujer que tenía enfrente le estaba apretando el cinturón, pero de pronto su voz se volvió tierna.
—Quiero que me dures mucho mi Sanny—dijo al tiempo que le acariciaba una mejilla.
Santana se perdió en la caricia.
—Mientras me llames así, comeré lo que quieras.
Brittany notó que la mirada de la morena se encendió.
—Aunque ahora quisiera comerte a ti—dijo Santana con voz profunda.
Brittany sintió el deseo correr por sus venas.
—Tranquila San, tranquila… estamos en la oficina—dijo pero su mirada decía otra cosa.
Santana le dedicó una intensa mirada que decía lo mucho que la deseaba, pero sabía que no podía cometer el error de hacer algo con Brittany en su oficina, así que cambió de tema.
—¿Cómo te fue ayer con Sam?
Brittany le sonrío ampliamente.
—Listo, soy libre—dijo con mucha tranquilidad, aunque por dentro estaba eufórica.
Santana desvío la mirada eso le dolió, pero tenía que ir con calma.
Brittany vio la tristeza en su rostro y se dio cuenta cuan frágil era su sexy morena, costaba creer que alguien tan segura como ella dudara tanto de sus cualidades para ser amada, tenía que demostrarle que la quería.
Sonrió un poco y dio un paso hacia su morena, pero manteniendo la distancia.
—Estoy esperando que alguien me pida ser su novia—dijo con cuidado sin dejar de mirarla.
Santana sonrió de medio lado, a Brittany le pareció muy seductor.
—Bueno entonces no va a durar mucho libre—dijo con la voz un poco ronca—Es más, yo podría decirle que ya tienes novia… y algo más.
—Entonces no soy libre—dijo pícaramente Brittany.
Santana sonrió.
—No lo eres, tienes dueña y soy yo—respondió mirándola directamente a los ojos.
En ese momento entró Quinn, quien notó la tensión entre ambas mujeres, pero no hizo ningún comentario, sino que dijo:
—San, te he dicho que no dejes pasar los almuerzos.
—No te preocupes—dijo Brittany—Eso no va a pasar más.
Quinn no paso por alto comentario, sin embargo no dijo nada.
—Me alegro de que te cuiden San, es lo que necesitabas desde hace tiempo—dijo mirándola y dándole a entender que se daba cuenta de lo que ocurría—Ahora, cuéntame a la cena benéfica de mañana, ¿Vas a ir sola o acompañada?—preguntó.
Santana tuvo que sonreír, Quinn era todo un caso.
—Me gustaría ir con mi novia, pero no sé si esté disponible—dijo mirando a Brittany y haciéndole la pregunta tácitamente.
Quería decirle a Quinn que Brittany era su novia, se lo quería gritar pero la ojiazul debía ser quien diera esos pasos.
—Ella quiere ir, tenlo por seguro—dijo Brittany sonriéndole tiernamente y dándole la respuesta a su interrogante.
Quinn no pasaba nada por alto, aunque las mujeres no eran nada sutiles.
—Explíquenme que se traen—preguntó una Quinn muy sonriente.
Brittany tomó la palabra.
—Quinn, tengo el honor de ser la novia de San—dijo Brittany mostrando una calma que no sentía.
Quinn sorprendida llevó las manos a su boca acallando un pequeño grito.
—Qué bueno—dijo Quinn llena de alegría y acercándose a Brittany para abrazarla. Luego hizo lo mismo con la morena—Tenemos que celebrarlo, vamos a hacer una fiesta.
—Espera—dijo Santana—Para Brittany todo esto es nuevo y quiere ir poco a poco—advirtió.
Quinn comprendió. Respiró hondo y se acercó a Brittany, y la miró directo a los ojos, iba a defender a Santana de cualquier persona.
—Brittany, escúchame bien, si lastimas a San no te lo perdonaré, ella es demasiado buena—hizo una breve pausa—Pero yo me encargaré de que no lo olvides.
Dicho esto, se dio la vuelta, miró a Santana y salió molesta de la oficina.
Brittany se quedó pasmada, nunca había visto a Quinn de esa forma, y se preguntaba qué pudo haber hecho que le molestara tanto.
—¿Qué pasa San? ¿Por qué se puso así?
Santana comprendía la razón. Se acercó a ella para consolarla.
—No te preocupes Brittany, ella solo me quiere es todo—dijo al tiempo que le ponía las manos sobre los hombros y la acercaba un poco.
Aun así Brittany seguía sin comprender, estaba triste.
—San, me voy debo seguir trabajando—dijo, alejándose un poco, pero la morena la retuvo.
—Brittany tranquila, vamos poco a poco, yo no tengo problema en eso—dijo sintiéndose angustiada.
Brittany sonrió.
—Gracias cielo—dijo la pasante y se acercó para darle un breve abrazó, luego se alejó un poco y miro tiernamente a su morena.
La abogada se sintió más tranquila.
—Britt, tengo una cena de negocios esta noche, pero ¿me dejas llevarte a tu casa?
—Si claro, me encantaría—contestó y se dispuso a marcharse.
—Un favor Britt, cuando salgas pídele a mi secretaría que entre, por favor.
Brittany asintió con la cabeza y salió de la oficina. Luego se dirigió rápidamente a la oficina de Quinn, necesitaba saber qué pasaba.
Tocó y entró sin esperar una respuesta. Encontró a Quinn sentada detrás de su escritorio, está levantó la vista, la miró muy seria y volvió su atención a los papeles que tenía entre sus manos.
A pesar de la actitud de la ojiverde, Brittany se adentró en la oficina.
—Quinn, ¿qué pasa?—casi exigió saber la pasante.
Quinn respiró profundo y apartó los papeles, miró a Brittany.
—Pasa que no voy a juntar sus pedazos nuevamente solo porque alguna heterosexual se le ocurrió experimentar con mi amiga—dijo levantándose y haciéndole frente a Brittany.
—¿De qué hablas Quinn?—estaba más confundida aún.
—¿Qué quieres de San? Dímelo—exigió acercándose a Brittany.
—Me ofendes—dijo dolida, pero manteniéndose firme ante Quinn.
—Dime, ¿te gusta San? ¿Cómo es que ayer eras hetero y hoy gay?—preguntó aún en tono desafiante.
Brittany se estaba cansando de la situación y de cómo la veía Quinn.
—Ayer no era hetero y quizás nunca lo fui—aclaró mirándola a los ojos para que supiera que le hablaba con la verdad—Además fue tu amiga quien se encargó de mostrarme muy claramente mi verdadera sexualidad, lo cual disfrute muchísimo—dijo sin reparos.
Quinn la escuchaba con atención.
—Sólo que esto es nuevo para mí, no sé cómo lidiar con la gente, con el
mundo, con mis padres, solo quiero ir resolviendo las cosas poco a poco—terminó de explicar.
Quinn parecía más sosegada, las palabras de Brittany parecía que habían calado en ella.
—¿La quieres?—preguntó con cuidado.
Brittany respiró hondo y la miro a los ojos.
—Sí, la quiero—hizo una breve pausa—Y tampoco quiero verla sufrir, yo quiero hacerla feliz.
Quinn pareció reflexionar y volvió a sentarse detrás de su escritorio.
—Está bien, te daré una oportunidad pero no me falles por favor, San no lo soportará—pidió—Está realmente interesada en ti.
—¿Quién le rompió el corazón?—quiso saber la pasante.
Quinn se removió en su silla y esquivó la mirada de Brittany.
—Nadie—dijo simplemente.
—Cuenta, sabes que ahora tienes que decirlo—dijo sentándose frente a Quinn con una media sonrisa en su rostro.
—¿Por qué tendré yo que ser tan bocona siempre?
—Cuenta.
Quinn respiró profundo y se recostó en su silla. Sabía que no le correspondía contar lo que pasó, pero sabía que Santana no lo haría, y Brittany debía saberlo.
—Muy bien—hizo una pausa—Hace unos años San se enamoró de Elaine, se entregó completamente, ella lo quería todo… tu sabes casita, familia, niños, incluso compró el anillo para pedirle matrimonio.
Brittany estaba totalmente asombrada.
—¿En serio? Entonces la quería—afirmó Brittany conociendo ya a la abogada.
Sin embargo, no podía evitar sentir celos al escuchar lo que decía Quinn.
—Sí, la quería pero Elaine no quería que nadie supiera de su relación, solo unos pocos nos enteramos—explicó.
Brittany comenzó a comprender.
—San se controlaba mucho. Sé que le costaba, pero la noticia de su noviazgo no se filtró. Ella es de una familia muy adinerada por lo que le decía que lo necesitaba mantener en secreto por el status de su familia, pero un día San leyendo la prensa se enteró de que Elaine se había comprometido en matrimonio. Por supuesto no con ella—aclaró, aunque a Brittany no le hacía falta—Cuando San busco a Elaine para que le diera una explicación, ella solo le dijo que no era lesbiana y por lo tanto, lo de ellas no podía ser, que solo estaba experimentando en su juventud y que si la quería se olvidaría de lo que vivieron y no se lo contaría a nadie—terminó de relatar lo sucedido.
—No te lo puedo creer… ¿Y se casó?—preguntó.
Quería saber toda la historia.
—Claro que se casó y se fue a vivir a Inglaterra. Por lo que escuché, se divorció hace un año—dijo—San quedó destruida, pasaba de una borrachera a la otra, fiestas, derroches, me costó mucho levantar del hueco de donde estaba y ahora no quiero que nadie la lastime de nuevo—volvió a ponerse seria.
Brittany comprendía ahora porqué Quinn era tan protectora con su amiga.
—Eso no va a pasar, no seré perfecta, cometeré mis errores, pero créeme, estoy segura de lo que siento—aseguró con determinación en su voz a la mujer que tenía delante de ella— Yo traté de no quererla, de alejarme, pero no pude y no creo que pueda estar sin ella—dijo Brittany—Pero dime algo más.
—¿Qué?—Quinn sintió curiosidad.
—¿San sabe que Elaine se divorció?
—No lo sabe.
Era la hora de salir y Brittany no sabía qué hacer, si ir a la oficina de Santana o si esperarla en su puesto.
Justo en ese momento sonó su teléfono. Atendió de inmediato. Escuchó la voz de su morena.
—¿Estas lista mi amor?—preguntó Santana.
—Sé, ya estoy lista—respondió Brittany.
[i—Muy bien, sal de la oficina y camina una calle, yo te estaré esperando.
—No San, voy a tu oficina y salimos juntas.
—No es buena idea Brittany.
—Puede que no lo sea, pero soy adulta, puedo salir contigo.[/i]
Brittany no aceptó razón alguna.
Así fue, salieron juntas frente a las miradas de todo el mundo y subieron al auto de la abogada.
—¿Estas bien?—preguntó Santana.
—Estoy asustada pero bien—dijo Brittany.
Le costaba mucho estar bajo el escrutinio de las personas.
—Tranquila, por ahora solo sospecharan pero no tendrán confirmación, así que tranquila.
—Poco a poco ¿Verdad San?
—Sí, poco a poco.
Santana quería consolar a la mujer que tenía a su lado, pero Brittany necesitaba tiempo para adaptarse al cambio que estaba sufriendo su vida.
Mientras la morena manejaba le pidió a Brittany que sacara una caja de su maletín.
—¿Qué es esto?—pregunto Brittany cuando trató de darle la caja y está le indicó que era para ella.
—Abre la caja y lo sabrás.
Brittany abrió la caja y encontró un celular de última generación. Se lo quedó mirando como si fuera el objeto más extraño de mundo.
Santana sonrió al ver la cara de Brittany.
—Es para ti, no quiero que te quedes sin crédito para llamar de nuevo y necesito saber dónde estás en cada momento, es algo loco pero me darás tranquilidad si aceptas—dijo.
Sin embargo, Brittany no se sintió tranquila con el regalo de Santana.
—Puedes llamarme a este teléfono y saber de mí por este teléfono—dijo mostrándole su teléfono viejo y ahora más feo que nunca.
—¿Me lo muestras?—pidió.
—Si claro, ten—respondió tendiéndole el teléfono.
Santana tomó el teléfono, bajo la ventana del auto y lo tiró. Brittany vio casi en cámara lenta lo que había hecho la morena.
—¡¿Pero qué haces?! ¿Estás loca?—dijo Brittany girándose a ver cómo caía su teléfono en la carretera.
—Loca por ti y ahora toma el teléfono, si no quieres que te llame no lo haré, pero por favor acepta mi regalo—pidió.
Brittany no se lo podía creer.
—Esa no es la manera Santana, deja de ser malcriada, puedes llamarme, te diré dónde estoy pero no tienes porqué tirar mi teléfono, con pedírmelo hubiera bastado, quiero que estés tranquila.
—Discúlpame, algunas veces me sobrepaso—reflexionó—¿Puedes perdonarme Britt?
Brittany se quedó pensando; claro que podía perdonarla, es más, extrañamente, le gustaba lo controladora que era, pero debía dejar de ser tan malcriada.
—Está bien, pero que sea la última vez que tiras mi teléfono—advirtió Brittany.
—Te doy mi palabra. Ahora, queda algo más en la caja, sácalo por favor—pidió.
Brittany busco en la caja como le había indicado Santana y encontró un pequeño sobre, lo abrió y sacó una tarjeta.
—¿Una tarjeta de crédito? ¿Pero… cómo?—Brittany estaba totalmente sorprendida, Santana no dejaba de llevarla de un extremo a otro.
—Es pre-pagada, no es mucho pero suficiente para que compres lo que necesites—explicó.
Brittany no podía aceptarlo.
—Esto si es demasiado Santana—dijo Brittany molesta.
La morena sabía que no iba a ser fácil.
—Sólo quiero estar tranquila de que no te faltará nada, no siempre voy a poder estar contigo por el trabajo, no es mucho Britt, es solo un poco de tranquilidad para mí—miró a Brittany pidiéndole comprensión.
Brittany lo entendía, pero aceptar la tarjeta, le parecía demasiado.
—San entiéndelo, no puedes darme esto—dijo mostrándole la tarjeta.
—Si puedo, mañana tenemos una cena, quiero que te pongas bella para mí, para eso necesitas dinero, soy mujer se lo que cuesta verse bella.
—Me las arreglare—dijo Brittany devolviendo la tarjeta al sobre y luego a la caja.
—Eso es lo que no quiero que tengas que preocuparte por eso, preocúpate por mí, por las cosas que el dinero no puede comprar, eres mi mujer acepta lo que viene con eso—dijo con determinación.
“Su mujer—pensaba Brittany—”Dijo que soy su mujer, estoy loca, muy loca, estoy demente, pero que se vaya todo al infierno, me gusta escucharla decir eso”.
—Está bien, pero será solo si tengo una emergencia—advirtió Brittany.
Santana sonrió triunfante.
—Y una cena benéfica—dijo con picardía, sonriéndole y guiñándole un ojo—Llegamos princesa, está en su casa.
—Ya acepte todo así que deja de endulzarme—pidió con fingida molestia.
Santana sonrió y se acomodó en su asiento para quedar más de frente a la rubia, apoyó su brazo izquierdo en el volante.
—Britt, la vida puede quitarte lo que más amas en un segundo, no existe dinero que pueda devolvértelo—explicó con seriedad—El teléfono es seguridad de que puedas llamarme si me necesitas y de llamarte si yo necesito de ti. El dinero es solo un poco de libertad, si tienes una emergencia y no estoy cerca, nunca me perdonaría si te faltara algo—concluyo cortando el contacto con los ojos de Brittany.
Bajo su cabeza un poco.
Brittany vio la tristeza en sus ojos y comprendió que la abogada necesitaba esa seguridad, al fin al cabo ella también estaba poniendo condiciones y la abogada no se había quejado, al contrario, le daba su apoyo incondicional.
—¿Tienes tiene un kit de estos para todas tus novias?—preguntó con la intención de hacerla sonreír y lo logró.
—No, pero tengo una secretaria muy buena, además de muchos contactos—explicó y le sacó la lengua.
Brittany le devolvió el gesto y ambas rieron.
—Bueno, ya me bajo para que puedas ir a tu cena de negocios—fue a darle un pequeño beso a la morena, pero esta lo alargo tanto y se pegó tanto a ella que casi se pasa a su asiento.
Segundos después se separaron con la respiración agitada.
—Dios mujer, me dejas si respiración—apenas pudo decir Santana—Voy a cancelar esa cena ya mismo.
Brittany se rió.
—No señora, mañana seré toda tuya—dijo muy enserio—Pero hoy a trabajar.
—Me gusta la idea—sonrió con picardía y le guiñó un ojo—Hasta mañana mi amor, paso por ti a las siete de la mañana.
—No es necesario Sanny, vivo muy lejos de tu casa—no quería causarle inconvenientes.
Santana dejó pasar las palabras de Brittany.
—Espero que estés lista, no me gusta esperar, soy muy puntual, aunque por ti esperaría una vida si fuera necesario—dijo posando sus labios suavemente sobre los de Brittany.
—No es necesario, estaré lista—aseguró con ternura la pasante.
Brittany bajó del auto y entró a su casa pensando que su novia estaba muy loca, pero que también era terriblemente dulce y, definitivamente, un volcán en la cama.
Su alegría duro poco cuando se encontró a sus padres con Sam en la sala.
—Te estábamos esperando Brittany—dijeron sus padres.
—Papá, mamá, ¿cómo están?—hizo una breve pausa—Primero que nada si, terminé con Sam y segundo, no creo que deba anunciarlo—dijo con determinación.
No iba a quedarse callada, estaba dispuesta a luchar por su libertad y por su amor por Santana.
—No me hables así muchachita—exigió su papa y se levantó de la silla donde estaba sentado.
Automáticamente Brittany se preparó para lo que podía venir.
Su papá era un hombre bueno, pero perdía los estribos con facilidad.
Sam que contemplaba la escena impasible intervino.
—Seguro es alguien que le está lavando el cerebro, yo tengo intenciones serias con su hija—dijo Sam.
Brittany iba a replicar cuando entró su hermano a la sala interrumpiéndola.
—Hola hermanita—saludó con un beso y un abrazo—Que bueno que esta vez no soy yo el culpable de las molestias de mis padres—dijo Mike en tono de broma.
Mike era el hermano de Brittany. Siempre la había protegido y cuidado, era buena persona, pero malo para los estudios y eso sus padres no se lo perdonaron.
Siempre le reclamaban y maltrataban por eso.
Era un joven alto y apuesto, moreno con rasgos asiáticos como su papá y sus ojos eran color café.
Se había convertido en un hombre bueno y honesto, siempre cariñoso y protector de su hermana.
—No te metas en esto—exigió Sam que nunca había soportado a Mike.
Mike lo ignoró.
—Hermanita, dime ¿Estás saliendo con alguien más?—preguntó mirando a Sam.
—Si—respondió Brittany.
Tanto sus padres como Sam se sorprendieron. La miraron como si fuera un ser de otro planeta.
Mike siguió como si nada.
—Ya veo—sonrío con malicia—¿Y es el dueño del BMW que he visto estas últimas noches?—Mike sabía muy bien lo que hacía.
Brittany quería decir “dueña”, pero se limitó a contestar la pregunta.
—Si.
Automáticamente sus padres cambiaron en su actitud al escuchar BMW. Sinónimo de una buena cuenta bancaria.
El papá de Brittany intercambió miradas con su esposa, se movió por la sala y luego carraspeó un poco.
La mamá de Brittany por fin habló.
—Sam, si nuestra hija se enamoró de alguien más no podemos hacer nada—dijo sin preámbulos a un sorprendido Sam.
—Vamos muchacho—el papá se acercó a Sam y le pasó un brazo por los hombros—Hablemos afuera.
A Brittany no le sorprendió el cambio de sus padres, así que dio por terminada la conversación y siguió a su cuarto.
Mike fue tras ella, cerrando la puerta de la habitación cuando ambos entraron, quería hablar tranquilamente con su hermana.
—Hermanita, ¿es verdad lo que dijiste?—preguntó sin rodeos.
—¿De qué salgo con el del BMW?
Miker asintió.
—Bueno sí—respondió Brittany.
Mike torció un poco el gesto.
—Los viejos no son malos, pero estarían más tranquilos si tuvieras un buen esposo.
—Puedo cuidarme sola.
—Claro que puedes, pero ellos viven en los años cincuenta—explicó—Mira, dile a tu BMW que deje de besuquearte en el carro, se baje y de la cara porque nadie se va a meter con mi hermana.
—Gracias Mike—le enternecía cómo su hermano la cuidaba—Pero créeme quiere dar la cara, sólo esperamos el momento oportuno—dijo sonrojada por la pena de que su hermano la hubiera visto besándose en la calle.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por la Eternidad (Adaptada) Epílogo
par de viejos miserablemente interesados!!!!! ahora si aceptan que labios de pescado desaparezca, bien por mike!!!! hasta pronto.
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por la Eternidad (Adaptada) Epílogo
Hola morra....
Mmm ya pongo en duda quien tiene mas hambre de plata si el tio de san... o los padres de britt!!!????
Es normal el miedo comprencible de quinn por cuidar a san... despues de lo que paso!!!
A ver como va la dichosa cena??
Nos vemos!!!
Mmm ya pongo en duda quien tiene mas hambre de plata si el tio de san... o los padres de britt!!!????
Es normal el miedo comprencible de quinn por cuidar a san... despues de lo que paso!!!
A ver como va la dichosa cena??
Nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por la Eternidad (Adaptada) Epílogo
micky morales escribió:par de viejos miserablemente interesados!!!!! ahora si aceptan que labios de pescado desaparezca, bien por mike!!!! hasta pronto.
Hola, siii!!!! como les interesa mas el dinero que sus hijos! ¬¬ Si! alguien que la apoye al menos en su familia =/ Saludos =D
3:) escribió:Hola morra....
Mmm ya pongo en duda quien tiene mas hambre de plata si el tio de san... o los padres de britt!!!????
Es normal el miedo comprencible de quinn por cuidar a san... despues de lo que paso!!!
A ver como va la dichosa cena??
Nos vemos!!!
Hola lu, lo mismo me pregunto yo la vrdd =/ Mmm sip, se entiende a la ojiverde, bn ai por ella igual, no¿? jajajaja. Aquí el siguiente cap para saber mas! jajajajaj. Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: Por la Eternidad (Adaptada) Cap 10
Capitulo 10
A la mañana siguiente, Brittany esperaba en la puerta la llegada de Santana, quien como dijo, pasó puntualmente por ella.
Brittany subió al auto y beso a su novia con emoción y luego le relató la inesperada visita de Sam.
—Es un idiota—dijo Santana cuando Brittany terminó.
Brittany se rió, eran obvios los celos de la abogada.
—Menos mal mi hermano Mike me ayudó un poco, no pienses mal de mis padres solo piensan a la antigua.
—No tienen de qué preocuparse, a ti no te va a faltar nada—aseguró con orgullo.
—Yo no busco a alguien que me mantenga si no que me ame. —Le dijo con ternura la pasante.
—También lo tienes, mi amor, mis cuidados, mi protección todo en un solo paquete. —Le dijo guiñándole un ojo.
Brittany soltó una carcajada.
Santana tenía cada ocurrencia.
—Si no fuera porque… bueno ya sabes, estarían más que felices contigo—le dijo Brittany.
—Pero algo es cierto, tengo que dar la cara, no quiero que piensen que no voy en serio.
—No es el momento créeme, tengo que decirte algo—hizo una breve pausa—Mi papá cuando se molesta pierde el control, así que tendremos que esperar un poco.
Los sistemas de alarma de Santana se encendieron y más al ver la cara de tristeza de Brittany.
—Dime, ¿Qué tanto lo pierde?—pregunto.
—No te preocupes, no te va a pasar nada, yo no lo permitiré—aseguró.
—Britt no lo digo por mí, me preocupo por ti.
Brittany se quedó muy callada y Santana supo que era el momento de cambiar el tema.
—Le pedí la tarde libre para ti a Quinn—informó.
Brittany se sobresaltó.
—No San, no quiero que piense que me aprovecho de ser tu novia para trabajar menos.
—No lo va a pensar, es más va contigo. Dijo que se encargaría de que uses muy bien la tarjeta y comprar ropa para mañana. Quiero que pases esta noche conmigo.
Brittany sabía que eso podía ser un problema, ella no estaba acostumbraba a dormir fuera de casa. Su papá se molestaría, pero ya era una adulta y se moría por pasar la noche con Santana.
—Está bien, quiero dormir contigo tengo demasiadas ganas de repetir lo de la otra noche—dijo Brittany y bajo la mirada con timidez.
A Santana no le pasó desapercibido el gesto de Brittany y eso la enterneció.
—Amor tranquila, me complace mucho que me desees tanto como yo a ti, es normal aunque digan lo contrario, nuestro amor es natural—la tranquilizó y luego anunció que habían llegado a la oficina.
Llegaron juntas, Santana se fue a su oficina y Brittany a su puesto de trabajo.
En unos segundos se acercó Elaine y le dijo con sarcasmo:
—Espero que sepas en lo que te estas metiendo—hizo una pausa mirando de arriba abajo a Brittany para darle mayor efecto a sus palabras—Lo que hace la gente por una pasantía, no esperes más que eso por tu bien. San es las ligas mayores muchachita.
Y luego se marchó sin dar tiempo a que Brittany pudiera decir algo.
Brittany se quedó perpleja.
¿Qué le pasaba a esa mujer?
Más le valía mantenerse lejos de su novia.
El teléfono interrumpió sus pensamientos.
—Hola—respondió la pasante.
—¿Qué pasa cuñis, estás molesta?—Quinn hablaba muy rápido—Te puedo llamar así, ¿Verdad?—preguntó.
Brittany no pudo evitar reírse.
—Claro que si.
—Pensé que este día no llegaría. Rach no tiene hermanas así que tu eres mi única cuñis, tenemos un cambio de planes nos vamos ya, te veo en el estacionamiento—anunció Quinny y colgó, dejado también a Brittany sin tiempo a decir algo.
“Las mujeres hoy debieron volverse loca”, pensó Brittany.
Tomó su cartera y le mando un mensaje a Santana.
Santana al leer el mensaje se rió.
Ya en el auto y rumbo a un centro comercial, Quinn le preguntó a Brittany por qué estaba molesta cuando contesto el teléfono.
—Es por Elaine, me insinuó que estaba con San por las pasantías y que yo solo era un juego para ella—explicó.
Quinny notó la angustia de Brittany porque pudieran creer que lo de las pasantías fuera cierto y especial, que ella fuera un juego para Santana.
—Solo está celosa Brittany, la he visto coqueteándole a San, pero no representa ningún peligro—contó para tranquilizarla—Así que ahora no piensen en eso, vamos a comprar muchas cosas cortesía de San.
Brittany se rió, pero no se sentía del todo cómoda con la idea.
—No creo que sea buena idea, solo lo necesario algo sencillo—dijo la pasante.
—Mira Brittany, no tomes a mal lo que te voy a decir, pero San es muy guapa, con dinero, influencia, apellido, amable, educada en fin una lindura. Las mujeres le saltan encima aunque ella ni cuenta se dé, ¿Estamos de acuerdo en eso?
Brittany asintió, pues todo eso, era cierto.
—Si, ya se que no soy de su nivel social ni nada de eso pero la amo.
Quinn respiró profundo, Brittany no había captado el mensaje.
—No me refiero a eso Brittany. Mi esposa es muy guapa, educada sin apellido es verdad pero un bombón—Brittany se rió—Así que tenemos que vernos bellas para ellas, que no exista mujer que se nos compare. Así como Elaine habrá muchas, pero tú eres su amor, su centro, su hogar y por supuesto, su esposa o novia bella, espectacular y maravillosa—hizo una pausa para guiñarle el ojo a Brittany, quien sonrió de nuevo.
La pasante estaba comprendiendo ahora.
—Así que esta noche las dejaremos babeando, la competencia es dura pero nosotras somos más duras todavía—terminó levantando el puño con gesto triunfante.
Esta vez Brittany se contagió con las palabras de su amiga y no sólo se rió sino que se lleno de emociones.
Si, no iba a dejar que la atención de Santana fuera hacía otra mujer.
La iba a seducir totalmente.
—Muy bien, me gusta la idea de dejar babeando a San.
—Nuestra primera parada—anunció Quinn—La ropa interior.
Entraron a una tienda de lencería muy linda pero demasiado sexy. Brittany no había usado nunca algo así, se moriría de la pena. Estaba apunto de salir cuando Quinn la detuvo y le mostró un conjunto muy pequeñito y extremadamente sexy.
Quinn se rió al ver la expresión en la cara de Brittany.
—No puedo usar eso, me muero de la pena—dijo Brittany sonrojándose.
—Te voy a decir algo—comenzó a decirle su amiga—Puedes seleccionar lo que sea, pero la ropa interior se compra en base a quien la ve, es decir la compras para quien tu quieres que te la quite, en base a sus gustos. Yo no se muy bien como le va el sexo a San, y tampoco quieto saberlo—aclaró rápidamente—Pero no lo veas en plan puritano. En fin, da una vuelta y no vemos en la caja. Voy a buscar algo que enloquezca a Rach—dijo guiñándole un ojo a Brittany quien continuaba roja como un tomate.
Definitivamente no estaba acostumbrada a la actitud liberal de Quinn.
Mientras daba una vuelta mirando acá y allá, Brittany se lo pensó mejor. Tal vez podría buscar algo sexy, pero no tanto como lo que le había mostrado Quinn y así darse tiempo de conocer mejor los gustos de Santana y tal vez podría comprar algo de ropa interior para su morena, algo también lindo que ella pudiera quitar.
Le gustó la idea y mucho.
Comprendió el mensaje de Quinn.
Ella también quería quitar algo lindo para descubrir algo más hermoso todavía.
“Voy primero por algo para Santana”.
Nada en la tienda tenía el precio marcado, era complicado comprar así. En una esquina vio un conjunto negro.
La tela era súper suave, cerró los ojos y vio a Santana con eso puesto, automáticamente su cuerpo se tensó de deseo.
“Bueno bien, me lo llevo”.
Lo tomó, pero la asaltó una duda.
“¿Qué le gustara a ella hilo o bikini?, Hagamos una prueba”.
Tomó una foto de un conjunto negro con hilo y se lo pasó a Santana por el teléfono, inmediatamente recibió una respuesta:
La respuesta fue más que satisfactoria.
Perfecto, ya sabía lo que quería, tomó otros conjuntos y uno que le pareció demasiado pequeño pero lo llevaría igual. También metió una sexy minivestido de encajes y transparente para dormir esa noche.
Luego fueron a comprar ropa de trabajo.
Compró cuatro conjuntos y tres pares de sandalias. Inicialmente había decidido pagar todo a Santana, pero la cuenta subía demasiado. Pensó en parar cuando se acabara el crédito, a fin de cuenta era para una emergencia pero la tarjeta parecía no tener límite.
—Quinn estoy apenada, soy un peligro con esta tarjeta es demasiado. San se va a molestar conmigo y con razón. Vamos a la tienda quiero devolver esto, me acompañas por favor—pidió angustiada a su amiga.
—Ni lo sueñes, estás loca. Además, no vas de compra todos los días, después de esto no compraremos nada en tres meses…—se lo pensó mejor—Bueno en dos meses…y un poco más, en fin, ya veremos.
Brittany no parecía convencida.
—Vamos Britt, disfruta el momento. Nos falta ir por el vestido y luego a que nos consientan.
En la tienda todos los vestidos eran lindos, Brittany no sabía cuál ponerse hasta que se probó uno negro ajustado a su cuerpo como un guante, largo y con una abertura en una pierna que le llegaba al muslo. La parte de arriba le permitía mostrar sus generosos senos pero con sutileza y elegancia.
“Si, este mismo es el que quiero”.
Luego se fueron a la peluquería.
Quinn la llevó a un local muy moderno, decorado con un estilo retro pero a la vez moderno. Enseguida saludaron a Quinn y ella la presentó como su amiga.
Una mujer muy atractiva preguntó por Santana y le mando saludos.
“¿Será que todas las mujeres se quieren meter con mi novia? Es increíble que San no se de cuenta de eso”.
En la peluquería de verdad las consintieron: manos, pies, cabello.
Brittany se sentía radiante.
“Espero que a San le guste y no me mate por gastar tanto dinero. Cuando comience a trabajar se lo pagaré”, Pensaba Brittany.
******************************************************************************************************
Ya en la noche, Santana estaba en la sala con Rachel esperando a que bajaran Quinn y Brittany, no podía creer que llevaran todo el día en esto y no estuvieran listas.
Rachel se reía de la impaciencia de Santana.
—Relájate San, no pareces mujer—bromeó—Siempre tardamos, es lo común. Toma, guarda los paquetes en el auto, gana tiempo en algo—dijo Rachel.
Santana se sorprendió al ver una significativa cantidad de paquetes de las compras que habían hecho sus mujeres.
—¿Todas esas bolsas?
—La mandaste con Quinny, ¿Qué esperabas?
Santana resopló.
—Tienes razón, es que he salido con muchas mujeres, pero nunca he tenido una relación seria, sólo con Elaine y bueno, ya sabes como fueron las cosas.
—¿Extrañas a Elaine?—preguntó Rachel.
Santana reflexionó unos segundos.
—Hubo un tiempo que pensé que no podría vivir sin ella, que daría lo que fuera porque volviera conmigo—sonrió con ironía—Hoy pienso que todo paso por una razón y esa razón se llama Britt—sonrió de feliz.
—Por Dios San, eres de lo más cursi—se burló Rachel—Con razón traes como locas a las mujeres, hasta yo me enamoraría con esas palabras, pero amo locamente a mi Quinny. Con decir que no la extrañabas bastaba, un poco más y lloro—dijo y se lanzó en el sofá tapándose la cara con las manos y fingiendo que lloraba.
Santana le lanzó un cojín.
—No sé como Quinn te quiere tanto.
Rachel soltó una carcajada logrando con éxito esquivar el misil que le habían
lanzado.
—Porque yo soy menos palabras y más…—movió su pelvis con ritmo para que supiera a que se refería—Acción… además este cuerpo ayuda mucho.
Otro cojín fue lanzado.
—¡Oh por Dios!—y un tercer cojin se dirigía a buena velocidad hacía Rachel—¡Eres un idiota!
Rachel estaba totalmente tumbada en el sofá con un ataque de risa, con trabajo lo esquivar el tercer cojín.
—Además, no te la des de muy… , todavía recuerdo como llorabas por ella.
Rachel paró de inmediato la risa.
—¡Ey!—levantó un dedo en advertencia—Con whisky todo es válido y no puedo vivir sin ella.
En ese momento venía bajando Quinn muy bella en un traje dorado largo y ajustado. Rachel no respiraba estaba, literalmente, babeando por la hermana de Santana.
“Definitivamente la adora”, pensó Santana.
Rachel esperó a su esposa al final de las escaleras. Tendió su mano para recibirla, Quinn posó su mano en la de ella.
Fue el turno de bajar de Brittany.
Santana desvió su atención de Quinn y Rachel para ponerla toda en la mujer que ahora bajaba como en cámara lenta por las escaleras.
Brittany sonrió al ver a Santana que se había quedado paralizada.
“Sabía que este era el vestido apropiado”, pensó.
Se sintió feliz del resultado.
Santana estaba muy atractiva también.
Llevaba un traje de chaqueta y pantalón de rayitas ajustado tipo gangster. Su cabello iba suelto y el collar que llevaba, la hacía lucir hermosa.
Quería quitarle esa chaqueta y todo lo demás.
Santana se acercó a las escaleras al tiempo que Brittany bajaba cada escalón. Su mirada no se apartó por un segundo de ella.
Estaba prácticamente con la boca abierta.
Al igual que Rachel, tendió su mano para recibir a su amada y no pasaron muchos segundos hasta que sintió una delicada mano posarse en ella.
Santana estaba parada como lo haría un príncipe, el cuerpo totalmente recto y su mano brazo izquierdo doblado detrás de la espalda. Miró intensamente a Brittany antes de besar su mano sin apartar la mirada.
—Esta noche no hay estrellas en el cielo, todo lo iluminas tú—dijo con la voz un poco ronca.
A Brittany le pareció totalmente sexy y sintió un escalofrió recorrer su espina dorsal.
—Eres tan dulce—dijo con emoción.
—No pensará lo mismo cuando le quite ese vestido.
Santana se separó un poco para apreciar el vestido. Arqueó una ceja.
—Esa abertura está muy arriba señorita.
—Tendrás que esperar que termine la cena—dijo Brittany sabiendo que lo decía en serio, pero también que le gustaba.
Desde que había regresado de las tiendas, su conciencia había estado molestándola por la cantidad de dinero que había gastado.
—Yo quiero decirte…—bajo la cabeza hacia sus manos entrelazadas para ocultar su pena—Que cuando comience a trabajar te pagaré.
Santana se rió.
—Nada de eso, ahora ni nunca—advirtió—Vamos, permítame darme el gusto de llevar de mi brazo a la mujer más bella de la fiesta—ofreció el brazo y Brittany se agarró a él llena de felicidad.
Cuando llegaron a la cena, Brittany se alegró de haber comprado ese vestido, con cualquier otra ropa hubiera desencantado en el lugar y nada más que ver a Santana, estaba rozagante de alegría y tontamente creída.
Juraba que iba acompañada de una miss universo.
“Me mira con ojos de amor definitivamente”, pensó Brittany.
Pero además de Santana, también sentía las miradas acusadoras de los demás sobre ella. Si estaba con Santana, que todos sabían que era lesbiana, pues obviamente, sabrían que ella también lo era.
Comenzó a sentirse mareada, era un gran paso el que estaba dando.
Santana pareció notar la incomodidad de Brittany.
—Discúlpame, soltaré tu mano y me encargaré de correr la voz que solo eres una acompañante—dijo y así fue, la soltó y se alejó un poco más de ella.
—No San, no es necesario, estaré bien—aseguró Brittany.
—Estoy feliz que vengas conmigo, lo demás no es importante.
La cena estuvo deliciosa.
Lo primero que sirvieron fue carpacho de lomito con hongos y parmesano, luego langosta gratinada con espárragos y de postre tartufo flameado, apenas terminó la comida vino un baile.
—Britt, si bailas conmigo estará todo dicho y ya no soporto más tener mis manos lejos de ti, vámonos—dijo con determinación.
Brittany notaba la incomodidad de Santana por aparentar que no estaban juntas.
—San perdóname, yo estoy tan agobiada.
Santana entendía la situación de Brittany.
—No pasa nada, vámonos a casa—dijo con más suavidad para tranquilizarla.
“A casa”.
Sonó tan delicioso, Santana no podía ser más dulce.
Ya en el auto.
—Santana lo siento, perdóname por favor.
Santana se sorprendió al escuchar a Brittany.
—¿Por que Britt?
—Por no bailar contigo.
—No lo estaba esperando. Es normal, date tiempo—dijo con ternura—Yo no estoy apurada. Bueno… estoy apurada pero por llegar a casa—dijo sonriendo y guiñándole un ojo.
Brittany se sonrojó.
Minutos más tardes entraban al apartamento de Santana, quien no perdió ni un segundo más, tomó a Brittany por la cintura que estaba de espaldas a ella y le pasó la lengua por el cuello de punta a punta.
Brittany gimió solo con ese contacto, estaba tan deseosa como Santana.
—No te muevas—ordenó y bajó la cremallera del vestido que se deslizó suavemente por el cuerpo de Brittany y calló al suelo.
Brittany llevaba debajo un conjunto negro de hilo. Santana casi estalla de placer en ese momento. La llevó al cuarto, la acostó en la cama y le subió las manos sobre la cabeza.
—No las bajes Britt. No te muevas, es una orden—dijo mirándola intensamente.
Brittany asintió con la cabeza.
—No lo haré—respondió en un susurro.
—Muy bien mi amor.
Santana tenía la respiración agitada. Se quitó la ropa ante el escrutinio de los ojos de Brittany, quien se moría de ganas por tocarla. Luego de que se desnudo totalmente, siguió con la mujer que amaba quitándole la ropa interior lentamente y mientras lo hacia acariciaba suavemente su cuerpo que no aguantó y bajó las manos, pero lo que ganó fue un par de nalgas que en lugar de molestarla le subió el ritmo cardiaco.
Santana se deslizó hasta sus pechos y succionó los pezones de Brittany deliberadamente suave y con fuerza a la vez, luego bajó más y separó sus piernas, pero se deslizó más abajo y comenzó a besarle un pie y fue subiendo por toda su pierna; al llegar a la rodilla cambió los besos por suaves mordidas que estremecían y llenaban de placer a Brittany.
Al llegar a su centro, lo besó y lo lamió un par de veces antes de volver a bajar cambiarse a la otra pierna y comenzar de nuevo a besar el otro pies.
Brittany se retorcía bajo las manos de Santana.
—Por dios San—dijo apenas respirando—Me estas matando.
Santana sonrío con malicia y comenzó a subir por su pierna con besos para pasar luego a los suaves mordiscos y llegar nuevamente a su centro. Esta vez la lamió un par de veces más, subió hasta los labios de Brittany y la besó profunda y posesivamente. La mujer ya no pudo más, bajó los brazos y la abrazó.
Santana se movió contra el cuerpo caliente de Brittany y ella respondió clavándole sus uñas en la espalda, lo que provocó en ella unos profundos gemidos y el aumento de la intensidad de sus movimiento.
—Britt, me vuelves loca y me haces perder el control de lo que hago—dijo con dificultad—Pero tengo planes para ti, así que tranquila—pidió.
Bajó de nuevo dejando una cadena de besos por el cuerpo de Brittany, separó sus piernas y hundió su cabeza y su lengua en el sexo de Brittany, intensificando sus movimiento tanto como Brittany aumentaba sus gemidos y no paró hasta que la hizo alcanzar el cielo una vez y otra vez.
Fueron dos orgasmos demoledores que dejaron a Brittany sin fuerzas.
Una vez que Brittany recobró el sentido de donde estaba, fue en busca de su amante. Santana, que aun estaba caliente por la pasión que le desencadenó hacerle el amor a Brittany, inmediatamente calló en las garras de su amante que comenzó a correr sus uñas por su cuerpo y a dejar pequeños mordiscos por todo su cuerpo.
Cuando tomó sus senos, ya Santana no podía más, estaba en llamas. Brittany sonrío al ver el placer que era capaz de producir en la mujer que amaba y decidió aventurarse a saborearla.
Fue algo inimaginable.
Era deliciosa y su lengua rápidamente tomó el control. Mientras lamia en círculos el clítoris de Santana, introdujo dos dedos dentro de ella. Su lengua jugaba y producía placer. Sus dedos entraban y salían en una delirante sinfonía acompasada con gemidos. Eso fue más de lo que Santana pudo soportar y estalló en un intenso orgasmo.
Esa noche no pudieron parar, la pasaron amándose la una a la otra, apenas durmieron un par de horas quizás.
En la mañana tuvieron que salir disparadas a la oficina.
Esta rutina se fue repitiendo con la diferencia de que Brittany no se quedaba a dormir con Santana para evitar problemas con sus padres.
Sin embargo, ya tenía un lugar con sus artículos personales y ropa en el closet y baño de Santana.
El refrigerador ahora estaba lleno de ingredientes con los que algunas veces preparaba algunas delicias para cenar.
Siempre evitaron mostrarse abiertamente en público, pero los rumores de que estaban juntas corrían por las oficinas. Esto molestaba a Brittany, pues afortunadamente, cada vez era más inmune a eso.
Era el último día para terminar las pasantías cortas, por lo que Brittany debía regresar a clases.
Para celebrar la culminación de esa primera etapa, tuvieron una gran fiesta. Sin embargo, Santana tenia miedo de que ese fuera el final de todo y Brittany se sentía muy triste de que ya no pudieran tener el mismo contacto que durante la pasantía.
Pero sería sólo dos meses y luego regresaría para hacer pasantías de nuevo y si tenía suerte, que la contrataran para trabajar en la empresa.
La inquietud de Santana se acrecentaba cada minuto que pasaba. Mientras compartían con los demás pasantes.
Se acercó y la llevó hacía un lugar más privado.
—Britt, tus pasantía terminan hoy y regresas a la universidad—hizo una pausa, respiró hondo y continuó hablando—Yo quiero seguir viéndote, pero se que estarás ocupada estudiando y haciendo tu informe. Va a ser difícil buscarte en la Universidad y que no sospechen nada, no tendríamos razón para estar juntas. Tal vez puedas dedicarme tiempo, algún que otro sábado—pidió con tristeza y el corazón partido la abogada, pero dejando a Brittany decidir qué hacer.
Esos momentos en que Santana mostraba su fragilidad le resultaban a Brittany tiernos.
—San, eso no va a pasar—dijo acariciándole la mejilla—Si, tengo que estudiar y nos veremos menos, pero quiero que me busques todos los días y me lleves a casa, que pasemos nuestro tiempo juntas como pareja que es lo que somos. No importa lo que los demás piensen—su mano pasó de la mejilla a la nuca de Santana y la atrajo hacia ella, se puso de puntas para tener mayor control y la besó en plena fiesta, prácticamente delante de todos, pues aunque tenían más privacidad, aun estaban a la vista de los presentes.
El mundo desapareció para Santana y sólo estaban ellas dos.
Se sentía amada y feliz como nunca en mucho, mucho tiempo.
Quinn e Rachel miraban desde lejos junto con algunos amigos de la oficina.
En ese momento el tío de Santana estaba entrando a la fiesta y no le gusto para nada lo que vio.
Brittany subió al auto y beso a su novia con emoción y luego le relató la inesperada visita de Sam.
—Es un idiota—dijo Santana cuando Brittany terminó.
Brittany se rió, eran obvios los celos de la abogada.
—Menos mal mi hermano Mike me ayudó un poco, no pienses mal de mis padres solo piensan a la antigua.
—No tienen de qué preocuparse, a ti no te va a faltar nada—aseguró con orgullo.
—Yo no busco a alguien que me mantenga si no que me ame. —Le dijo con ternura la pasante.
—También lo tienes, mi amor, mis cuidados, mi protección todo en un solo paquete. —Le dijo guiñándole un ojo.
Brittany soltó una carcajada.
Santana tenía cada ocurrencia.
—Si no fuera porque… bueno ya sabes, estarían más que felices contigo—le dijo Brittany.
—Pero algo es cierto, tengo que dar la cara, no quiero que piensen que no voy en serio.
—No es el momento créeme, tengo que decirte algo—hizo una breve pausa—Mi papá cuando se molesta pierde el control, así que tendremos que esperar un poco.
Los sistemas de alarma de Santana se encendieron y más al ver la cara de tristeza de Brittany.
—Dime, ¿Qué tanto lo pierde?—pregunto.
—No te preocupes, no te va a pasar nada, yo no lo permitiré—aseguró.
—Britt no lo digo por mí, me preocupo por ti.
Brittany se quedó muy callada y Santana supo que era el momento de cambiar el tema.
—Le pedí la tarde libre para ti a Quinn—informó.
Brittany se sobresaltó.
—No San, no quiero que piense que me aprovecho de ser tu novia para trabajar menos.
—No lo va a pensar, es más va contigo. Dijo que se encargaría de que uses muy bien la tarjeta y comprar ropa para mañana. Quiero que pases esta noche conmigo.
Brittany sabía que eso podía ser un problema, ella no estaba acostumbraba a dormir fuera de casa. Su papá se molestaría, pero ya era una adulta y se moría por pasar la noche con Santana.
—Está bien, quiero dormir contigo tengo demasiadas ganas de repetir lo de la otra noche—dijo Brittany y bajo la mirada con timidez.
A Santana no le pasó desapercibido el gesto de Brittany y eso la enterneció.
—Amor tranquila, me complace mucho que me desees tanto como yo a ti, es normal aunque digan lo contrario, nuestro amor es natural—la tranquilizó y luego anunció que habían llegado a la oficina.
Llegaron juntas, Santana se fue a su oficina y Brittany a su puesto de trabajo.
En unos segundos se acercó Elaine y le dijo con sarcasmo:
—Espero que sepas en lo que te estas metiendo—hizo una pausa mirando de arriba abajo a Brittany para darle mayor efecto a sus palabras—Lo que hace la gente por una pasantía, no esperes más que eso por tu bien. San es las ligas mayores muchachita.
Y luego se marchó sin dar tiempo a que Brittany pudiera decir algo.
Brittany se quedó perpleja.
¿Qué le pasaba a esa mujer?
Más le valía mantenerse lejos de su novia.
El teléfono interrumpió sus pensamientos.
—Hola—respondió la pasante.
—¿Qué pasa cuñis, estás molesta?—Quinn hablaba muy rápido—Te puedo llamar así, ¿Verdad?—preguntó.
Brittany no pudo evitar reírse.
—Claro que si.
—Pensé que este día no llegaría. Rach no tiene hermanas así que tu eres mi única cuñis, tenemos un cambio de planes nos vamos ya, te veo en el estacionamiento—anunció Quinny y colgó, dejado también a Brittany sin tiempo a decir algo.
“Las mujeres hoy debieron volverse loca”, pensó Brittany.
Tomó su cartera y le mando un mensaje a Santana.
"Cielo, tu hermana está loca, ya nos vamos".
Santana al leer el mensaje se rió.
"Si, lo se amor, cuídate. Nos vemos esta noche".
Ya en el auto y rumbo a un centro comercial, Quinn le preguntó a Brittany por qué estaba molesta cuando contesto el teléfono.
—Es por Elaine, me insinuó que estaba con San por las pasantías y que yo solo era un juego para ella—explicó.
Quinny notó la angustia de Brittany porque pudieran creer que lo de las pasantías fuera cierto y especial, que ella fuera un juego para Santana.
—Solo está celosa Brittany, la he visto coqueteándole a San, pero no representa ningún peligro—contó para tranquilizarla—Así que ahora no piensen en eso, vamos a comprar muchas cosas cortesía de San.
Brittany se rió, pero no se sentía del todo cómoda con la idea.
—No creo que sea buena idea, solo lo necesario algo sencillo—dijo la pasante.
—Mira Brittany, no tomes a mal lo que te voy a decir, pero San es muy guapa, con dinero, influencia, apellido, amable, educada en fin una lindura. Las mujeres le saltan encima aunque ella ni cuenta se dé, ¿Estamos de acuerdo en eso?
Brittany asintió, pues todo eso, era cierto.
—Si, ya se que no soy de su nivel social ni nada de eso pero la amo.
Quinn respiró profundo, Brittany no había captado el mensaje.
—No me refiero a eso Brittany. Mi esposa es muy guapa, educada sin apellido es verdad pero un bombón—Brittany se rió—Así que tenemos que vernos bellas para ellas, que no exista mujer que se nos compare. Así como Elaine habrá muchas, pero tú eres su amor, su centro, su hogar y por supuesto, su esposa o novia bella, espectacular y maravillosa—hizo una pausa para guiñarle el ojo a Brittany, quien sonrió de nuevo.
La pasante estaba comprendiendo ahora.
—Así que esta noche las dejaremos babeando, la competencia es dura pero nosotras somos más duras todavía—terminó levantando el puño con gesto triunfante.
Esta vez Brittany se contagió con las palabras de su amiga y no sólo se rió sino que se lleno de emociones.
Si, no iba a dejar que la atención de Santana fuera hacía otra mujer.
La iba a seducir totalmente.
—Muy bien, me gusta la idea de dejar babeando a San.
—Nuestra primera parada—anunció Quinn—La ropa interior.
Entraron a una tienda de lencería muy linda pero demasiado sexy. Brittany no había usado nunca algo así, se moriría de la pena. Estaba apunto de salir cuando Quinn la detuvo y le mostró un conjunto muy pequeñito y extremadamente sexy.
Quinn se rió al ver la expresión en la cara de Brittany.
—No puedo usar eso, me muero de la pena—dijo Brittany sonrojándose.
—Te voy a decir algo—comenzó a decirle su amiga—Puedes seleccionar lo que sea, pero la ropa interior se compra en base a quien la ve, es decir la compras para quien tu quieres que te la quite, en base a sus gustos. Yo no se muy bien como le va el sexo a San, y tampoco quieto saberlo—aclaró rápidamente—Pero no lo veas en plan puritano. En fin, da una vuelta y no vemos en la caja. Voy a buscar algo que enloquezca a Rach—dijo guiñándole un ojo a Brittany quien continuaba roja como un tomate.
Definitivamente no estaba acostumbrada a la actitud liberal de Quinn.
Mientras daba una vuelta mirando acá y allá, Brittany se lo pensó mejor. Tal vez podría buscar algo sexy, pero no tanto como lo que le había mostrado Quinn y así darse tiempo de conocer mejor los gustos de Santana y tal vez podría comprar algo de ropa interior para su morena, algo también lindo que ella pudiera quitar.
Le gustó la idea y mucho.
Comprendió el mensaje de Quinn.
Ella también quería quitar algo lindo para descubrir algo más hermoso todavía.
“Voy primero por algo para Santana”.
Nada en la tienda tenía el precio marcado, era complicado comprar así. En una esquina vio un conjunto negro.
La tela era súper suave, cerró los ojos y vio a Santana con eso puesto, automáticamente su cuerpo se tensó de deseo.
“Bueno bien, me lo llevo”.
Lo tomó, pero la asaltó una duda.
“¿Qué le gustara a ella hilo o bikini?, Hagamos una prueba”.
Tomó una foto de un conjunto negro con hilo y se lo pasó a Santana por el teléfono, inmediatamente recibió una respuesta:
“Si usa eso, cancelaré la cena y me te comeré a ti. Me encantan los hilos”.
La respuesta fue más que satisfactoria.
Perfecto, ya sabía lo que quería, tomó otros conjuntos y uno que le pareció demasiado pequeño pero lo llevaría igual. También metió una sexy minivestido de encajes y transparente para dormir esa noche.
Luego fueron a comprar ropa de trabajo.
Compró cuatro conjuntos y tres pares de sandalias. Inicialmente había decidido pagar todo a Santana, pero la cuenta subía demasiado. Pensó en parar cuando se acabara el crédito, a fin de cuenta era para una emergencia pero la tarjeta parecía no tener límite.
—Quinn estoy apenada, soy un peligro con esta tarjeta es demasiado. San se va a molestar conmigo y con razón. Vamos a la tienda quiero devolver esto, me acompañas por favor—pidió angustiada a su amiga.
—Ni lo sueñes, estás loca. Además, no vas de compra todos los días, después de esto no compraremos nada en tres meses…—se lo pensó mejor—Bueno en dos meses…y un poco más, en fin, ya veremos.
Brittany no parecía convencida.
—Vamos Britt, disfruta el momento. Nos falta ir por el vestido y luego a que nos consientan.
En la tienda todos los vestidos eran lindos, Brittany no sabía cuál ponerse hasta que se probó uno negro ajustado a su cuerpo como un guante, largo y con una abertura en una pierna que le llegaba al muslo. La parte de arriba le permitía mostrar sus generosos senos pero con sutileza y elegancia.
“Si, este mismo es el que quiero”.
Luego se fueron a la peluquería.
Quinn la llevó a un local muy moderno, decorado con un estilo retro pero a la vez moderno. Enseguida saludaron a Quinn y ella la presentó como su amiga.
Una mujer muy atractiva preguntó por Santana y le mando saludos.
“¿Será que todas las mujeres se quieren meter con mi novia? Es increíble que San no se de cuenta de eso”.
En la peluquería de verdad las consintieron: manos, pies, cabello.
Brittany se sentía radiante.
“Espero que a San le guste y no me mate por gastar tanto dinero. Cuando comience a trabajar se lo pagaré”, Pensaba Brittany.
******************************************************************************************************
Ya en la noche, Santana estaba en la sala con Rachel esperando a que bajaran Quinn y Brittany, no podía creer que llevaran todo el día en esto y no estuvieran listas.
Rachel se reía de la impaciencia de Santana.
—Relájate San, no pareces mujer—bromeó—Siempre tardamos, es lo común. Toma, guarda los paquetes en el auto, gana tiempo en algo—dijo Rachel.
Santana se sorprendió al ver una significativa cantidad de paquetes de las compras que habían hecho sus mujeres.
—¿Todas esas bolsas?
—La mandaste con Quinny, ¿Qué esperabas?
Santana resopló.
—Tienes razón, es que he salido con muchas mujeres, pero nunca he tenido una relación seria, sólo con Elaine y bueno, ya sabes como fueron las cosas.
—¿Extrañas a Elaine?—preguntó Rachel.
Santana reflexionó unos segundos.
—Hubo un tiempo que pensé que no podría vivir sin ella, que daría lo que fuera porque volviera conmigo—sonrió con ironía—Hoy pienso que todo paso por una razón y esa razón se llama Britt—sonrió de feliz.
—Por Dios San, eres de lo más cursi—se burló Rachel—Con razón traes como locas a las mujeres, hasta yo me enamoraría con esas palabras, pero amo locamente a mi Quinny. Con decir que no la extrañabas bastaba, un poco más y lloro—dijo y se lanzó en el sofá tapándose la cara con las manos y fingiendo que lloraba.
Santana le lanzó un cojín.
—No sé como Quinn te quiere tanto.
Rachel soltó una carcajada logrando con éxito esquivar el misil que le habían
lanzado.
—Porque yo soy menos palabras y más…—movió su pelvis con ritmo para que supiera a que se refería—Acción… además este cuerpo ayuda mucho.
Otro cojín fue lanzado.
—¡Oh por Dios!—y un tercer cojin se dirigía a buena velocidad hacía Rachel—¡Eres un idiota!
Rachel estaba totalmente tumbada en el sofá con un ataque de risa, con trabajo lo esquivar el tercer cojín.
—Además, no te la des de muy… , todavía recuerdo como llorabas por ella.
Rachel paró de inmediato la risa.
—¡Ey!—levantó un dedo en advertencia—Con whisky todo es válido y no puedo vivir sin ella.
En ese momento venía bajando Quinn muy bella en un traje dorado largo y ajustado. Rachel no respiraba estaba, literalmente, babeando por la hermana de Santana.
“Definitivamente la adora”, pensó Santana.
Rachel esperó a su esposa al final de las escaleras. Tendió su mano para recibirla, Quinn posó su mano en la de ella.
Fue el turno de bajar de Brittany.
Santana desvió su atención de Quinn y Rachel para ponerla toda en la mujer que ahora bajaba como en cámara lenta por las escaleras.
Brittany sonrió al ver a Santana que se había quedado paralizada.
“Sabía que este era el vestido apropiado”, pensó.
Se sintió feliz del resultado.
Santana estaba muy atractiva también.
Llevaba un traje de chaqueta y pantalón de rayitas ajustado tipo gangster. Su cabello iba suelto y el collar que llevaba, la hacía lucir hermosa.
Quería quitarle esa chaqueta y todo lo demás.
Santana se acercó a las escaleras al tiempo que Brittany bajaba cada escalón. Su mirada no se apartó por un segundo de ella.
Estaba prácticamente con la boca abierta.
Al igual que Rachel, tendió su mano para recibir a su amada y no pasaron muchos segundos hasta que sintió una delicada mano posarse en ella.
Santana estaba parada como lo haría un príncipe, el cuerpo totalmente recto y su mano brazo izquierdo doblado detrás de la espalda. Miró intensamente a Brittany antes de besar su mano sin apartar la mirada.
—Esta noche no hay estrellas en el cielo, todo lo iluminas tú—dijo con la voz un poco ronca.
A Brittany le pareció totalmente sexy y sintió un escalofrió recorrer su espina dorsal.
—Eres tan dulce—dijo con emoción.
—No pensará lo mismo cuando le quite ese vestido.
Santana se separó un poco para apreciar el vestido. Arqueó una ceja.
—Esa abertura está muy arriba señorita.
—Tendrás que esperar que termine la cena—dijo Brittany sabiendo que lo decía en serio, pero también que le gustaba.
Desde que había regresado de las tiendas, su conciencia había estado molestándola por la cantidad de dinero que había gastado.
—Yo quiero decirte…—bajo la cabeza hacia sus manos entrelazadas para ocultar su pena—Que cuando comience a trabajar te pagaré.
Santana se rió.
—Nada de eso, ahora ni nunca—advirtió—Vamos, permítame darme el gusto de llevar de mi brazo a la mujer más bella de la fiesta—ofreció el brazo y Brittany se agarró a él llena de felicidad.
Cuando llegaron a la cena, Brittany se alegró de haber comprado ese vestido, con cualquier otra ropa hubiera desencantado en el lugar y nada más que ver a Santana, estaba rozagante de alegría y tontamente creída.
Juraba que iba acompañada de una miss universo.
“Me mira con ojos de amor definitivamente”, pensó Brittany.
Pero además de Santana, también sentía las miradas acusadoras de los demás sobre ella. Si estaba con Santana, que todos sabían que era lesbiana, pues obviamente, sabrían que ella también lo era.
Comenzó a sentirse mareada, era un gran paso el que estaba dando.
Santana pareció notar la incomodidad de Brittany.
—Discúlpame, soltaré tu mano y me encargaré de correr la voz que solo eres una acompañante—dijo y así fue, la soltó y se alejó un poco más de ella.
—No San, no es necesario, estaré bien—aseguró Brittany.
—Estoy feliz que vengas conmigo, lo demás no es importante.
La cena estuvo deliciosa.
Lo primero que sirvieron fue carpacho de lomito con hongos y parmesano, luego langosta gratinada con espárragos y de postre tartufo flameado, apenas terminó la comida vino un baile.
—Britt, si bailas conmigo estará todo dicho y ya no soporto más tener mis manos lejos de ti, vámonos—dijo con determinación.
Brittany notaba la incomodidad de Santana por aparentar que no estaban juntas.
—San perdóname, yo estoy tan agobiada.
Santana entendía la situación de Brittany.
—No pasa nada, vámonos a casa—dijo con más suavidad para tranquilizarla.
“A casa”.
Sonó tan delicioso, Santana no podía ser más dulce.
Ya en el auto.
—Santana lo siento, perdóname por favor.
Santana se sorprendió al escuchar a Brittany.
—¿Por que Britt?
—Por no bailar contigo.
—No lo estaba esperando. Es normal, date tiempo—dijo con ternura—Yo no estoy apurada. Bueno… estoy apurada pero por llegar a casa—dijo sonriendo y guiñándole un ojo.
Brittany se sonrojó.
Minutos más tardes entraban al apartamento de Santana, quien no perdió ni un segundo más, tomó a Brittany por la cintura que estaba de espaldas a ella y le pasó la lengua por el cuello de punta a punta.
Brittany gimió solo con ese contacto, estaba tan deseosa como Santana.
—No te muevas—ordenó y bajó la cremallera del vestido que se deslizó suavemente por el cuerpo de Brittany y calló al suelo.
Brittany llevaba debajo un conjunto negro de hilo. Santana casi estalla de placer en ese momento. La llevó al cuarto, la acostó en la cama y le subió las manos sobre la cabeza.
—No las bajes Britt. No te muevas, es una orden—dijo mirándola intensamente.
Brittany asintió con la cabeza.
—No lo haré—respondió en un susurro.
—Muy bien mi amor.
Santana tenía la respiración agitada. Se quitó la ropa ante el escrutinio de los ojos de Brittany, quien se moría de ganas por tocarla. Luego de que se desnudo totalmente, siguió con la mujer que amaba quitándole la ropa interior lentamente y mientras lo hacia acariciaba suavemente su cuerpo que no aguantó y bajó las manos, pero lo que ganó fue un par de nalgas que en lugar de molestarla le subió el ritmo cardiaco.
Santana se deslizó hasta sus pechos y succionó los pezones de Brittany deliberadamente suave y con fuerza a la vez, luego bajó más y separó sus piernas, pero se deslizó más abajo y comenzó a besarle un pie y fue subiendo por toda su pierna; al llegar a la rodilla cambió los besos por suaves mordidas que estremecían y llenaban de placer a Brittany.
Al llegar a su centro, lo besó y lo lamió un par de veces antes de volver a bajar cambiarse a la otra pierna y comenzar de nuevo a besar el otro pies.
Brittany se retorcía bajo las manos de Santana.
—Por dios San—dijo apenas respirando—Me estas matando.
Santana sonrío con malicia y comenzó a subir por su pierna con besos para pasar luego a los suaves mordiscos y llegar nuevamente a su centro. Esta vez la lamió un par de veces más, subió hasta los labios de Brittany y la besó profunda y posesivamente. La mujer ya no pudo más, bajó los brazos y la abrazó.
Santana se movió contra el cuerpo caliente de Brittany y ella respondió clavándole sus uñas en la espalda, lo que provocó en ella unos profundos gemidos y el aumento de la intensidad de sus movimiento.
—Britt, me vuelves loca y me haces perder el control de lo que hago—dijo con dificultad—Pero tengo planes para ti, así que tranquila—pidió.
Bajó de nuevo dejando una cadena de besos por el cuerpo de Brittany, separó sus piernas y hundió su cabeza y su lengua en el sexo de Brittany, intensificando sus movimiento tanto como Brittany aumentaba sus gemidos y no paró hasta que la hizo alcanzar el cielo una vez y otra vez.
Fueron dos orgasmos demoledores que dejaron a Brittany sin fuerzas.
Una vez que Brittany recobró el sentido de donde estaba, fue en busca de su amante. Santana, que aun estaba caliente por la pasión que le desencadenó hacerle el amor a Brittany, inmediatamente calló en las garras de su amante que comenzó a correr sus uñas por su cuerpo y a dejar pequeños mordiscos por todo su cuerpo.
Cuando tomó sus senos, ya Santana no podía más, estaba en llamas. Brittany sonrío al ver el placer que era capaz de producir en la mujer que amaba y decidió aventurarse a saborearla.
Fue algo inimaginable.
Era deliciosa y su lengua rápidamente tomó el control. Mientras lamia en círculos el clítoris de Santana, introdujo dos dedos dentro de ella. Su lengua jugaba y producía placer. Sus dedos entraban y salían en una delirante sinfonía acompasada con gemidos. Eso fue más de lo que Santana pudo soportar y estalló en un intenso orgasmo.
Esa noche no pudieron parar, la pasaron amándose la una a la otra, apenas durmieron un par de horas quizás.
En la mañana tuvieron que salir disparadas a la oficina.
Esta rutina se fue repitiendo con la diferencia de que Brittany no se quedaba a dormir con Santana para evitar problemas con sus padres.
Sin embargo, ya tenía un lugar con sus artículos personales y ropa en el closet y baño de Santana.
El refrigerador ahora estaba lleno de ingredientes con los que algunas veces preparaba algunas delicias para cenar.
Siempre evitaron mostrarse abiertamente en público, pero los rumores de que estaban juntas corrían por las oficinas. Esto molestaba a Brittany, pues afortunadamente, cada vez era más inmune a eso.
Era el último día para terminar las pasantías cortas, por lo que Brittany debía regresar a clases.
Para celebrar la culminación de esa primera etapa, tuvieron una gran fiesta. Sin embargo, Santana tenia miedo de que ese fuera el final de todo y Brittany se sentía muy triste de que ya no pudieran tener el mismo contacto que durante la pasantía.
Pero sería sólo dos meses y luego regresaría para hacer pasantías de nuevo y si tenía suerte, que la contrataran para trabajar en la empresa.
La inquietud de Santana se acrecentaba cada minuto que pasaba. Mientras compartían con los demás pasantes.
Se acercó y la llevó hacía un lugar más privado.
—Britt, tus pasantía terminan hoy y regresas a la universidad—hizo una pausa, respiró hondo y continuó hablando—Yo quiero seguir viéndote, pero se que estarás ocupada estudiando y haciendo tu informe. Va a ser difícil buscarte en la Universidad y que no sospechen nada, no tendríamos razón para estar juntas. Tal vez puedas dedicarme tiempo, algún que otro sábado—pidió con tristeza y el corazón partido la abogada, pero dejando a Brittany decidir qué hacer.
Esos momentos en que Santana mostraba su fragilidad le resultaban a Brittany tiernos.
—San, eso no va a pasar—dijo acariciándole la mejilla—Si, tengo que estudiar y nos veremos menos, pero quiero que me busques todos los días y me lleves a casa, que pasemos nuestro tiempo juntas como pareja que es lo que somos. No importa lo que los demás piensen—su mano pasó de la mejilla a la nuca de Santana y la atrajo hacia ella, se puso de puntas para tener mayor control y la besó en plena fiesta, prácticamente delante de todos, pues aunque tenían más privacidad, aun estaban a la vista de los presentes.
El mundo desapareció para Santana y sólo estaban ellas dos.
Se sentía amada y feliz como nunca en mucho, mucho tiempo.
Quinn e Rachel miraban desde lejos junto con algunos amigos de la oficina.
En ese momento el tío de Santana estaba entrando a la fiesta y no le gusto para nada lo que vio.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
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Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por la Eternidad (Adaptada) Epílogo
Hola morra...
Mmmmmm... uno del tridente ya los vio a ver que hace???
Me encanta cuando estan juntas!! Y sobre todo san es tan cursi jajajaja
Oh ya britt planto bandera y marco territorio!!!
Nos vemos!
Mmmmmm... uno del tridente ya los vio a ver que hace???
Me encanta cuando estan juntas!! Y sobre todo san es tan cursi jajajaja
Oh ya britt planto bandera y marco territorio!!!
Nos vemos!
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