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[Resuelto]FanFic Brittana: Respiro (Adaptada) Epílogo
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JVM
3:)
23l1
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Página 4 de 5. • 1, 2, 3, 4, 5
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Respiro (Adaptada) Epílogo
que sam ni que sam, fuera ese boca-trucha!!!! santana se esta rindiendo muy facilmente lo que me hace dudar, ahora si que estoy cabreada!!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Respiro (Adaptada) Epílogo
3:) escribió:hola morra,....
ahhhh joder,... que se quede con sam mejor!!!
san se fue al carajo!!!! desde ya se arrepiente de lo que hizo, pero pero enserio??? te amo pero te dejo libre, para que sanes????
es mas egoísta dejarla que estar con ella y afrontar a los "buitres",...
nos vemos!!!
Hola lu, =O esk nose xq te encuentro razón =( Nose q piensa la vrdd o xq cree q es lo mejor para britt =/ Si q lo es =/ Saludos =D
JVM escribió:San que fácil se rindió.... Y todo por el idiota de Ryder, queria sus 5 minutos de fama .......
Y pues por fin la mamá de Britt esta desempeñando su papel
Hola, si q si =( Ufff esk las cosas iban tan bn..., pero no terminaron así =/ Mejor tarde q nunca, no¿? =/ Saludos =D
micky morales escribió:que sam ni que sam, fuera ese boca-trucha!!!! santana se esta rindiendo muy facilmente lo que me hace dudar, ahora si que estoy cabreada!!!!!
Hola, si que si! jajaja pase lo q paso igual noma para fuera! ajajajajajaj. Si q lo esta haciendo :@ Y no eres la única ¬¬ Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: Respiro (Adaptada) Cap 15
Capitulo 15
Yo nunca había estado vacía y sin efecto antes.
Incluso durante los tiempos difíciles, había tenido un sueño para mi futuro.
Vivir sin un sueño o esperanza de felicidad era como caminar muerta.
No había futuro, me di cuenta de que me había dado motivos para soñar despierta.
No salí de mi habitación durante días, no estoy segura de cuántos, pero no me atrevía a levantarme.
Whitney estaba fuera de mi puerta todos los días y me hablaba. Dejaba comida que yo no comía, y me amenazó con hacerme hospitalizar. Pero cuando a alguien no le importa si toma su próximo aliento, las amenazas no significan nada.
Whitney había comenzado a salir de la casa durante horas cada vez.
El sonido de su automóvil arrancando me hacía saber que se iba. Después del atardecer, el coche volvía. Siempre me preguntaba si estaba bien y me animaba a comer.
Pero yo no podía comer.
Mi apetito se había ido.
Sabía que sin mi trabajo, se quedaría sin dinero, pero yo no podía hacer que me importara.
Algo dentro de mí quería estar en esta habitación y no moverse. Si me movía, dolía, y no podía lidiar con el dolor de nuevo.
En algún lugar de mi oscuridad sonó un teléfono.
El tono de una canción conocida que envió flechas a través de mi corazón.
Yo sabía que era para mí, pero no podía contestar.
Su voz en la otra línea abriría la oscuridad que había envuelto alrededor de mí.
Necesitaba la negrura, que mantenía fuera el dolor que quería salir.
Así que lo dejé sonar.
La canción finalmente se detuvo, y yo sabía que nunca oiría ese tono de nuevo.
Tenía a la oscuridad para aferrarme.
Eso mantenía el dolor fuera.
Era mucho más fácil de esta manera.
Un golpe en mi ventana me sorprendió, y salté. La ventana se abrió, y me senté inmóvil, incapaz de detener al intruso.
La lucha en mí se había ido.
Vi como mi intruso entró en la oscuridad, y la cara familiar de un amigo apareció a través de la manta oscura, y mis lágrimas comenzaron a caer.
Sam se sentó a mi lado contra la pared y me tomó en sus brazos. Era como una niña y me acurruqué en su regazo y lloré.
Él no dijo nada, sólo me abrazó, y su silencio y aceptación aliviaron el dolor.
Cuando mi llanto finalmente se detuvo, lo miré fijamente y le toqué la cara.
Él era real, y estaba ahí.
Incluso después de haber sido la razón por la que perdió su trabajo, había venido a mí en la oscuridad.
—Brittany—susurró, como si sus palabras pudieran ser demasiado para mí—Necesito que comas para mí—continuó y se movió, así que me senté a su lado.
Le fruncí el ceño, confundida.
¿Por qué estaba hablando de comida?
—Brittany, escúchame. Has estado aquí durante tres días sin comida ni bebida. Tienes que comer, cariño, o voy a tener que llevarte al hospital.
Ahí fuimos de nuevo, amenazándome.
Negué con la cabeza.
Yo no quería comida.
Sam me cogió la cara entre las manos como si fuera frágil y podría romperme en cualquier momento.
—Brittany, ¿Quieres mejorar?
Incluso en la oscuridad, sabía que no quería empeorar.
Yo quería mejorar.
Quería tener una razón para sonreír.
—Yo sé que sí. Ahora, tengo un poco de agua y pan, y me voy a sentar aquí contigo, y quiero que comas para mí, está bien—sostuvo el vaso de agua hasta mi boca, y bebí obedientemente.
No me haría mejorar.
Sabía que el agua no era la respuesta al dolor, pero me lo tomé de todos modos.
Yo quería quitar la mirada asustada de sus ojos.
—Buena chica—dijo en voz baja, y rompió un pedazo de pan y lo alzó a mi boca—Ahora, toma un bocado para mí.
Lo hice, y él esbozó una sonrisa.
Al verle sonreír me recordó que yo nunca podría volver a sonreír.
—Eso es bueno. Ahora, toma otro trago.
Lo hice y pareció encantado, entonces, comí más cuando me lo ofrecía y bebí de la copa en sus manos.
Cuando terminé lo que trajo, sonrió como si hubiera ganado algún tipo de medalla.
—Lo has hecho maravilloso. Ahora, ¿Por qué no te limpiamos, y podemos ir a la playa y ver las olas?
Me di cuenta de que quería salir de esta habitación con la oscuridad.
Tal vez podría encontrar otra manera de lidiar con el dolor. El océano siempre estaba calmado.
Me gustaba el océano.
Asentí con la cabeza y se puso de pie y tiró de mí hacia arriba. Mis piernas temblaban, y me aferré a sus brazos como apoyo.
—Esa es mi chica. Ahora, sujétate de mí.
Caminé con él en el pasillo y Whitney estaba de pie ahí con alivio en sus ojos.
—¿Comió?—le preguntó a Sam, y él asintió—Oh, nena, eso es maravilloso. Ahora, vamos a lavarte—tomó mi mano y me puse rígida.
Una especie de dolor trató de abrirse paso.
—Uh, tal vez sería mejor que la lleve ahí en primer lugar, y vamos a ver cómo va de ahí.
Whitney asintió con la cabeza y dio un paso atrás.
Sam me entró en el baño y se quedó conmigo delante del espejo. La muchacha pálida con ojeras bajo sus ojos que miraba hacia mí me asustó.
Me estremecí.
—Ahora ves por qué tienes que ir conmigo. Necesitas aire fresco y la brisa del mar es lo mejor para ti. Pero, primero, tienes que dejar que espere en la puerta y deja que tu mamá entre aquí para ayudarte. Estás débil de ningún alimento, y ya estás deshidratada.
Quería ser yo otra vez.
No me gustaba la extraña en el espejo.
Asentí con la cabeza, y entonces él me dejó ir, y Whitney entró en la habitación diminuta. Dejé que ayudara a ducharme y arreglarme el pelo.
Una vez terminado, el rostro en el espejo parecía menos asustado, pero todavía no era yo.
El aire salado fresco olía maravilloso.
Me quedé en el borde de la arena e inhalé mientras las olas chocaban frente a mí. El agua salpicó mis tobillos y pantorrillas, pero permanecí y contemplé el agua.
—Hubiera llegado antes si hubiese sabido—dijo Sam detrás de mí.
Yo no quería hablar de ello.
—No era tu problema.
Sus manos suavemente tocaron mis brazos.
—Yo sé que todo lo que necesitas es un amigo en este momento, y quiero ser eso para ti.
Yo quería un amigo.
—Me gustaría eso.
Suavemente me apretó los brazos.
—No voy a hacerte hablar de cualquier cosa que no estés lista para decir.
—Gracias.
No quería necesitar la oscuridad.
—La señora Sue me llamó ayer. Está preocupada por ti, y te echa de menos. Dijo que te dijera que eres siempre bienvenida en su casa—se alivió el dolor de saber que no había perdido todo—Y el señor Figgins quiere que te lleve allá a jugar ajedrez, tan pronto como estés lista para eso.
Quería sonreír, pero no pude.
—El chisme está empezando a apagarse ahora. Pero me temo que vas a ser la chica más buscada en la secundaria Sea Breeze.
Me puse rígida.
Quería volver a ser desconocida y pasada por alto.
—Oye, no te vayas poniendo toda tensa. No es algo malo.
Negué con la cabeza.
—No quiero pensar en la escuela.
Suspiró.
—Brittany, vas a tener que recoger y seguir adelante. No hablar de nada de eso va a evitar que tengas una vida.
Yo sabía que él tenía razón, pero el dolor que los pensamientos evocados causaban era tan intenso que no creo pueda hacerlo.
—El dolor... No puedo respirar cuando empiezo a recordar.
No dijo nada de inmediato.
Nos quedamos mirando las olas.
Juntos.
Podía respirar sin el dolor por primera vez desde que Santana se había ido.
—Espero que algún día pueda provocar en alguien tan increíble como tú esa clase de amor y necesidad.
Volví la mirada hacia él.
—Es la cosa más increíble en el mundo cuando estamos juntos, pero cuando se ha terminado, duele. Me duele más de lo que pueda imaginar.
Escuché las palabras salir, y me sorprendí a mí misma por haber declarado mis pensamientos en voz alta.
—¿Lo harías de manera diferente si pudieras, ahora que sabes cómo termina?
Me permití pensar en la sonrisa de Santana y sus brazos alrededor de mí, y yo sabía que no iba a cambiar nada. Nuestro último baile, del que me había aprendido de memoria cada segundo, vino hacia mí, y con eso el dolor.
Mis rodillas se doblaron, y los brazos de Sam vinieron a mí alrededor y me levantaron. Luché contra el dolor por la felicidad que había conocido, y parecía aliviarlo.
No, si pudiera volver atrás y hacerlo de nuevo, lo único que haría es sólo tratar de ser más fuerte o... más justo.
Me gustaría tratar de ser alguien que pudiera aferrarse a él.
Alguien que pudiera merecerlo.
—No—dije en voz baja, y yo sabía que no me perdería un momento.
Decirlo en voz alta y sabiendo que nunca lo olvidaría, o renunciaría a los recuerdos, alivió el dolor un poco más.
—Ella te ama—Sam admitió en la oscuridad.
Me pregunté si él estaba diciendo esas palabras con la esperanza de hacerme sentir mejor, o si realmente las quería decir.
—No me amaba lo suficiente—le dije en la brisa de la noche y volví mi atención de nuevo al agua.
Me ayudó a calmarme.
—¿Qué es suficiente?—preguntó Sam.
Suspiré y cerré los ojos.
—Dispuesta a pasar las cosas difíciles juntas—las palabras tenían sentido, pero odiaba que sonaran como si estuviera traicionando a Santana con ellas.
—No sé por qué la defiendo, quizás es porque es muy guana—intento bromear—, Pero creo que ella se fue para protegerte. Por primera vez desde que te conoció, te puso en primer lugar.
Dejé escapar una risa fría y dura que no sonaba como yo.
—¿Cómo quitarme la razón por la que mi corazón late puede ser bueno para mí?
Sam me tomó del brazo.
—Santana sabía, cuando te conoció, que no sería capaz de mantenerte. Sabía que no podrías encajar en su mundo. Me culpo por buscarte delante de ella, porque eso fue lo que rompió su voluntad de permanecer lejos de ti. No podía manejar los celos. Por primera vez en su vida, quería algo que no podía tener, y peleo por ti. Yo la observaba. Pero luego se derrumbó, y cuando lo hizo, fue el principio del fin. La odio por no ser lo suficientemente fuerte. La odio por hacerte daño. Pero más que nada de eso, la odio porque te robó el corazón y yo no creo que volverá a ser lo mismo.
No quería pelear con Sam.
Había venido a sacarme de la oscuridad cuando nadie más lo hizo.
Era un amigo.
Mi primer amigo.
Yo sabía que nunca entendería que no me arrepiento un momento lo que pasé con Santana. El dolor que estaba soportando ahora valió la pena cada momento del tiempo que pasé con ella.
Así que le toqué el brazo y me aparté de su cara triste.
—Tienes razón en una cosa. Mi corazón, se lo llevó con ella.
Los próximos días, mi oscuridad se desvaneció lentamente.
Mis recuerdos comenzaron a iluminar los lugares oscuros.
No podía volver a la casa de Santana y trabajar.
Mi tiempo había terminado.
Después de una semana de estar en casa, Whitney vino a mi habitación.
—Si vamos a comer, necesitamos dinero. Nadie me va a contratar cuando estoy lista para dar a luz en cualquier momento. Sé que estás sufriendo, pero vas a estar muriendo de hambre y calor si no encuentras un trabajo.
Yo había estado esperando esto.
Sabía que nuestro dinero había bajado, y Whitney tenía razón, ella no podía trabajar.
Yo era el cuerpo capaz por aquí.
Me trajo un pedazo de papel.
—Llama a la señora Sue. Dijo que podía conseguirte un trabajo si querías su ayuda. Lo que puede conseguir que va a ser toneladas mejor que cualquier cosa que puedas encontrar por tu cuenta. Además, los López dejaron a todos los empleados del verano la paga por despido desde que se fueron un mes y medio antes. Ella dijo que estaba enviando por correo el cheque.
Me estremecí, y Whitney suspiró y se sentó en mi cama.
—Sé que duele pensar en ella, y tú estás demasiado llena de orgullo para recibir dinero de ella, es difícil para ti, pero ahora mismo, conmigo a punto de tener un bebé, necesitamos este dinero.
Saqué mis rodillas bajo la barbilla.
—Sí, pero la familia se fue temprano por mi culpa. ¿Por qué me tienen que pagar porque forcé su partida?
Whitney suspiró y sacudió la cabeza.
—No hiciste nada malo, solo enamorarte de una estrella de rock. No puedo decir que te culpo, era un bombón, pero una relación con alguien como ella era imposible desde el principio. Se fueron temprano, y tú perdiste tu trabajo a causa de ello. Te deben como todo el mundo.
Negué con la cabeza.
—¡No, no me deben nada!
Whitney se paro.
—Bueno, independientemente de lo que pienses. Vamos a tomar el cheque y pagar nuestras cuentas, y llenar nuestra cocina e ir a comprar pañales. Deja de ser tan egoísta y abre los ojos a los hechos, Britt. Estamos a punto de tener una boca más que alimentar, y ninguna cantidad de tu lloriqueo y revolcarte en la autocompasión o el orgullo va a suplir nuestras necesidades. Por lo tanto, detente y has frente a los hechos—se volvió y salió de mi habitación.
Una cosa con la que estaba de acuerdo era con que necesitamos el dinero.
Así entonces, me levanté y me vestí porque ya estaba fuera de mí para encontrar un trabajo.
Incluso durante los tiempos difíciles, había tenido un sueño para mi futuro.
Vivir sin un sueño o esperanza de felicidad era como caminar muerta.
No había futuro, me di cuenta de que me había dado motivos para soñar despierta.
No salí de mi habitación durante días, no estoy segura de cuántos, pero no me atrevía a levantarme.
Whitney estaba fuera de mi puerta todos los días y me hablaba. Dejaba comida que yo no comía, y me amenazó con hacerme hospitalizar. Pero cuando a alguien no le importa si toma su próximo aliento, las amenazas no significan nada.
Whitney había comenzado a salir de la casa durante horas cada vez.
El sonido de su automóvil arrancando me hacía saber que se iba. Después del atardecer, el coche volvía. Siempre me preguntaba si estaba bien y me animaba a comer.
Pero yo no podía comer.
Mi apetito se había ido.
Sabía que sin mi trabajo, se quedaría sin dinero, pero yo no podía hacer que me importara.
Algo dentro de mí quería estar en esta habitación y no moverse. Si me movía, dolía, y no podía lidiar con el dolor de nuevo.
En algún lugar de mi oscuridad sonó un teléfono.
El tono de una canción conocida que envió flechas a través de mi corazón.
Yo sabía que era para mí, pero no podía contestar.
Su voz en la otra línea abriría la oscuridad que había envuelto alrededor de mí.
Necesitaba la negrura, que mantenía fuera el dolor que quería salir.
Así que lo dejé sonar.
La canción finalmente se detuvo, y yo sabía que nunca oiría ese tono de nuevo.
Tenía a la oscuridad para aferrarme.
Eso mantenía el dolor fuera.
Era mucho más fácil de esta manera.
Un golpe en mi ventana me sorprendió, y salté. La ventana se abrió, y me senté inmóvil, incapaz de detener al intruso.
La lucha en mí se había ido.
Vi como mi intruso entró en la oscuridad, y la cara familiar de un amigo apareció a través de la manta oscura, y mis lágrimas comenzaron a caer.
Sam se sentó a mi lado contra la pared y me tomó en sus brazos. Era como una niña y me acurruqué en su regazo y lloré.
Él no dijo nada, sólo me abrazó, y su silencio y aceptación aliviaron el dolor.
Cuando mi llanto finalmente se detuvo, lo miré fijamente y le toqué la cara.
Él era real, y estaba ahí.
Incluso después de haber sido la razón por la que perdió su trabajo, había venido a mí en la oscuridad.
—Brittany—susurró, como si sus palabras pudieran ser demasiado para mí—Necesito que comas para mí—continuó y se movió, así que me senté a su lado.
Le fruncí el ceño, confundida.
¿Por qué estaba hablando de comida?
—Brittany, escúchame. Has estado aquí durante tres días sin comida ni bebida. Tienes que comer, cariño, o voy a tener que llevarte al hospital.
Ahí fuimos de nuevo, amenazándome.
Negué con la cabeza.
Yo no quería comida.
Sam me cogió la cara entre las manos como si fuera frágil y podría romperme en cualquier momento.
—Brittany, ¿Quieres mejorar?
Incluso en la oscuridad, sabía que no quería empeorar.
Yo quería mejorar.
Quería tener una razón para sonreír.
—Yo sé que sí. Ahora, tengo un poco de agua y pan, y me voy a sentar aquí contigo, y quiero que comas para mí, está bien—sostuvo el vaso de agua hasta mi boca, y bebí obedientemente.
No me haría mejorar.
Sabía que el agua no era la respuesta al dolor, pero me lo tomé de todos modos.
Yo quería quitar la mirada asustada de sus ojos.
—Buena chica—dijo en voz baja, y rompió un pedazo de pan y lo alzó a mi boca—Ahora, toma un bocado para mí.
Lo hice, y él esbozó una sonrisa.
Al verle sonreír me recordó que yo nunca podría volver a sonreír.
—Eso es bueno. Ahora, toma otro trago.
Lo hice y pareció encantado, entonces, comí más cuando me lo ofrecía y bebí de la copa en sus manos.
Cuando terminé lo que trajo, sonrió como si hubiera ganado algún tipo de medalla.
—Lo has hecho maravilloso. Ahora, ¿Por qué no te limpiamos, y podemos ir a la playa y ver las olas?
Me di cuenta de que quería salir de esta habitación con la oscuridad.
Tal vez podría encontrar otra manera de lidiar con el dolor. El océano siempre estaba calmado.
Me gustaba el océano.
Asentí con la cabeza y se puso de pie y tiró de mí hacia arriba. Mis piernas temblaban, y me aferré a sus brazos como apoyo.
—Esa es mi chica. Ahora, sujétate de mí.
Caminé con él en el pasillo y Whitney estaba de pie ahí con alivio en sus ojos.
—¿Comió?—le preguntó a Sam, y él asintió—Oh, nena, eso es maravilloso. Ahora, vamos a lavarte—tomó mi mano y me puse rígida.
Una especie de dolor trató de abrirse paso.
—Uh, tal vez sería mejor que la lleve ahí en primer lugar, y vamos a ver cómo va de ahí.
Whitney asintió con la cabeza y dio un paso atrás.
Sam me entró en el baño y se quedó conmigo delante del espejo. La muchacha pálida con ojeras bajo sus ojos que miraba hacia mí me asustó.
Me estremecí.
—Ahora ves por qué tienes que ir conmigo. Necesitas aire fresco y la brisa del mar es lo mejor para ti. Pero, primero, tienes que dejar que espere en la puerta y deja que tu mamá entre aquí para ayudarte. Estás débil de ningún alimento, y ya estás deshidratada.
Quería ser yo otra vez.
No me gustaba la extraña en el espejo.
Asentí con la cabeza, y entonces él me dejó ir, y Whitney entró en la habitación diminuta. Dejé que ayudara a ducharme y arreglarme el pelo.
Una vez terminado, el rostro en el espejo parecía menos asustado, pero todavía no era yo.
El aire salado fresco olía maravilloso.
Me quedé en el borde de la arena e inhalé mientras las olas chocaban frente a mí. El agua salpicó mis tobillos y pantorrillas, pero permanecí y contemplé el agua.
—Hubiera llegado antes si hubiese sabido—dijo Sam detrás de mí.
Yo no quería hablar de ello.
—No era tu problema.
Sus manos suavemente tocaron mis brazos.
—Yo sé que todo lo que necesitas es un amigo en este momento, y quiero ser eso para ti.
Yo quería un amigo.
—Me gustaría eso.
Suavemente me apretó los brazos.
—No voy a hacerte hablar de cualquier cosa que no estés lista para decir.
—Gracias.
No quería necesitar la oscuridad.
—La señora Sue me llamó ayer. Está preocupada por ti, y te echa de menos. Dijo que te dijera que eres siempre bienvenida en su casa—se alivió el dolor de saber que no había perdido todo—Y el señor Figgins quiere que te lleve allá a jugar ajedrez, tan pronto como estés lista para eso.
Quería sonreír, pero no pude.
—El chisme está empezando a apagarse ahora. Pero me temo que vas a ser la chica más buscada en la secundaria Sea Breeze.
Me puse rígida.
Quería volver a ser desconocida y pasada por alto.
—Oye, no te vayas poniendo toda tensa. No es algo malo.
Negué con la cabeza.
—No quiero pensar en la escuela.
Suspiró.
—Brittany, vas a tener que recoger y seguir adelante. No hablar de nada de eso va a evitar que tengas una vida.
Yo sabía que él tenía razón, pero el dolor que los pensamientos evocados causaban era tan intenso que no creo pueda hacerlo.
—El dolor... No puedo respirar cuando empiezo a recordar.
No dijo nada de inmediato.
Nos quedamos mirando las olas.
Juntos.
Podía respirar sin el dolor por primera vez desde que Santana se había ido.
—Espero que algún día pueda provocar en alguien tan increíble como tú esa clase de amor y necesidad.
Volví la mirada hacia él.
—Es la cosa más increíble en el mundo cuando estamos juntos, pero cuando se ha terminado, duele. Me duele más de lo que pueda imaginar.
Escuché las palabras salir, y me sorprendí a mí misma por haber declarado mis pensamientos en voz alta.
—¿Lo harías de manera diferente si pudieras, ahora que sabes cómo termina?
Me permití pensar en la sonrisa de Santana y sus brazos alrededor de mí, y yo sabía que no iba a cambiar nada. Nuestro último baile, del que me había aprendido de memoria cada segundo, vino hacia mí, y con eso el dolor.
Mis rodillas se doblaron, y los brazos de Sam vinieron a mí alrededor y me levantaron. Luché contra el dolor por la felicidad que había conocido, y parecía aliviarlo.
No, si pudiera volver atrás y hacerlo de nuevo, lo único que haría es sólo tratar de ser más fuerte o... más justo.
Me gustaría tratar de ser alguien que pudiera aferrarse a él.
Alguien que pudiera merecerlo.
—No—dije en voz baja, y yo sabía que no me perdería un momento.
Decirlo en voz alta y sabiendo que nunca lo olvidaría, o renunciaría a los recuerdos, alivió el dolor un poco más.
—Ella te ama—Sam admitió en la oscuridad.
Me pregunté si él estaba diciendo esas palabras con la esperanza de hacerme sentir mejor, o si realmente las quería decir.
—No me amaba lo suficiente—le dije en la brisa de la noche y volví mi atención de nuevo al agua.
Me ayudó a calmarme.
—¿Qué es suficiente?—preguntó Sam.
Suspiré y cerré los ojos.
—Dispuesta a pasar las cosas difíciles juntas—las palabras tenían sentido, pero odiaba que sonaran como si estuviera traicionando a Santana con ellas.
—No sé por qué la defiendo, quizás es porque es muy guana—intento bromear—, Pero creo que ella se fue para protegerte. Por primera vez desde que te conoció, te puso en primer lugar.
Dejé escapar una risa fría y dura que no sonaba como yo.
—¿Cómo quitarme la razón por la que mi corazón late puede ser bueno para mí?
Sam me tomó del brazo.
—Santana sabía, cuando te conoció, que no sería capaz de mantenerte. Sabía que no podrías encajar en su mundo. Me culpo por buscarte delante de ella, porque eso fue lo que rompió su voluntad de permanecer lejos de ti. No podía manejar los celos. Por primera vez en su vida, quería algo que no podía tener, y peleo por ti. Yo la observaba. Pero luego se derrumbó, y cuando lo hizo, fue el principio del fin. La odio por no ser lo suficientemente fuerte. La odio por hacerte daño. Pero más que nada de eso, la odio porque te robó el corazón y yo no creo que volverá a ser lo mismo.
No quería pelear con Sam.
Había venido a sacarme de la oscuridad cuando nadie más lo hizo.
Era un amigo.
Mi primer amigo.
Yo sabía que nunca entendería que no me arrepiento un momento lo que pasé con Santana. El dolor que estaba soportando ahora valió la pena cada momento del tiempo que pasé con ella.
Así que le toqué el brazo y me aparté de su cara triste.
—Tienes razón en una cosa. Mi corazón, se lo llevó con ella.
Los próximos días, mi oscuridad se desvaneció lentamente.
Mis recuerdos comenzaron a iluminar los lugares oscuros.
No podía volver a la casa de Santana y trabajar.
Mi tiempo había terminado.
Después de una semana de estar en casa, Whitney vino a mi habitación.
—Si vamos a comer, necesitamos dinero. Nadie me va a contratar cuando estoy lista para dar a luz en cualquier momento. Sé que estás sufriendo, pero vas a estar muriendo de hambre y calor si no encuentras un trabajo.
Yo había estado esperando esto.
Sabía que nuestro dinero había bajado, y Whitney tenía razón, ella no podía trabajar.
Yo era el cuerpo capaz por aquí.
Me trajo un pedazo de papel.
—Llama a la señora Sue. Dijo que podía conseguirte un trabajo si querías su ayuda. Lo que puede conseguir que va a ser toneladas mejor que cualquier cosa que puedas encontrar por tu cuenta. Además, los López dejaron a todos los empleados del verano la paga por despido desde que se fueron un mes y medio antes. Ella dijo que estaba enviando por correo el cheque.
Me estremecí, y Whitney suspiró y se sentó en mi cama.
—Sé que duele pensar en ella, y tú estás demasiado llena de orgullo para recibir dinero de ella, es difícil para ti, pero ahora mismo, conmigo a punto de tener un bebé, necesitamos este dinero.
Saqué mis rodillas bajo la barbilla.
—Sí, pero la familia se fue temprano por mi culpa. ¿Por qué me tienen que pagar porque forcé su partida?
Whitney suspiró y sacudió la cabeza.
—No hiciste nada malo, solo enamorarte de una estrella de rock. No puedo decir que te culpo, era un bombón, pero una relación con alguien como ella era imposible desde el principio. Se fueron temprano, y tú perdiste tu trabajo a causa de ello. Te deben como todo el mundo.
Negué con la cabeza.
—¡No, no me deben nada!
Whitney se paro.
—Bueno, independientemente de lo que pienses. Vamos a tomar el cheque y pagar nuestras cuentas, y llenar nuestra cocina e ir a comprar pañales. Deja de ser tan egoísta y abre los ojos a los hechos, Britt. Estamos a punto de tener una boca más que alimentar, y ninguna cantidad de tu lloriqueo y revolcarte en la autocompasión o el orgullo va a suplir nuestras necesidades. Por lo tanto, detente y has frente a los hechos—se volvió y salió de mi habitación.
Una cosa con la que estaba de acuerdo era con que necesitamos el dinero.
Así entonces, me levanté y me vestí porque ya estaba fuera de mí para encontrar un trabajo.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Respiro (Adaptada) Epílogo
hola morra,...
sinceramente no se que decir al respecto de santana,.. veo de su perspectiva y la de britt,.. y es una mierda pero sigo creyendo que san es una cobarde!
espero que sam sea la luz en la oscuridad de britt lo necesita y mucho!!!
todavía no entiendo ese,... egoísmo de la madre de britt enserio esa mujer es frustrarte!
nos vemos!!
sinceramente no se que decir al respecto de santana,.. veo de su perspectiva y la de britt,.. y es una mierda pero sigo creyendo que san es una cobarde!
espero que sam sea la luz en la oscuridad de britt lo necesita y mucho!!!
todavía no entiendo ese,... egoísmo de la madre de britt enserio esa mujer es frustrarte!
nos vemos!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Respiro (Adaptada) Epílogo
Britt pasando por todo esto y se le junta con la responsabilidad de mantener la casa aunque tal vez el trabajo la ayude a salir adelante y pues Sam regreso en el mejor momento porque fue el único que la hizo reaccionar ...
JVM- - Mensajes : 1170
Fecha de inscripción : 20/11/2015
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Respiro (Adaptada) Epílogo
3:) escribió:hola morra,...
sinceramente no se que decir al respecto de santana,.. veo de su perspectiva y la de britt,.. y es una mierda pero sigo creyendo que san es una cobarde!
espero que sam sea la luz en la oscuridad de britt lo necesita y mucho!!!
todavía no entiendo ese,... egoísmo de la madre de britt enserio esa mujer es frustrarte!
nos vemos!!
Hola lu, mmm si, si vemos los dos lados y q tienen razón ambas..., pero san no esta pensando bn las cosas la vrdd =/ y si creo q busco lo más fácil =/ =o npse nose nose jajajajaja esk como amigo todo bn xD Creo q se quedo en la adolescencia ¬¬ y cree q britt es la mamá ¬¬ Saludos =D
micky morales escribió:
Hola, jajajajaja interesantes reacciones, pero si las causan las brittana! ajajaja. SAludos =D
JVM escribió:Britt pasando por todo esto y se le junta con la responsabilidad de mantener la casa aunque tal vez el trabajo la ayude a salir adelante y pues Sam regreso en el mejor momento porque fue el único que la hizo reaccionar ...
Hola, si, de que esta pasando por mucho si q lo esta y san no esta ayudando mucho, pero si lo esta haciendo sam lo q no m gusta para nada, pero si es como amigo todo bn xD Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: Respiro (Adaptada) Cap 16
Capitulo 16
La señora Sue estaba bien conectada.
Por tres semanas, había estado haciendo el papeleo en la oficina del abogado local.
Aparentemente, la vecina de la señora Sue trabajaba para un abogado, y el abogado necesitaba a alguien que asistiera a su secretaria.
Con la recomendación brillante de la señora Sue, él me contrató y me estaba pagando exactamente lo que había estado ganando.
Cuando la escuela empezara, iría directamente a su oficina y luego trabajaría hasta la seis cada noche.
Holly Holiday, su secretaria, estaba alrededor de la edad de Whitney y era fácil trabajar con ella.
Disfrutaba el trabajo, y había veces en las que estaba tan ocupada que ni siquiera pensaba en el señor Figgins y sus historias sobre la guerra, o la risa de la señora Sue.
Había terminado mi tercera semana de trabajo, y el cheque estaba en mis manos.
No era que realmente lo necesitara, sin embargo, considerando la ridícula suma que Santana me había pagado y que Whitney se negaba a dejarme disponer de él, era mejor tener el cheque.
La señora Sue me había asegurado que todos habían sido igual de ridículos.
Me apaciguó un poco, pero no lo suficiente.
De algún modo, aún me sentía comprada.
Odiaba pensar de ese modo, pero lo hacía.
Estacioné mi bicicleta junto a la puerta, y un grito vino del interior de la casa.
Mi corazón empezó a correr.
Abrí la puerta de un golpe y corrí dentro. Whitney estaba inclinada, junto al mostrador de la cocina, y agua sangrienta estaba corriendo por sus piernas y extendiéndose por el piso.
—¿Qué está pasando?—pregunté aterrorizada.
—¡Llama al 911 ahora!
Su teléfono estaba encima del mostrador, y lo agarré.
Ella gritó de nuevo.
Mis manos temblaban tan fuerte, que era difícil marcar.
Algo estaba terriblemente mal.
—¿911, cuál es su emergencia?
—Mi mamá, está sangrando y tiene mucho dolor, está gritando. Tiene ocho meses de embarazo—mis palabras sonaban tan apresuradas que rogaba porque tuvieran sentido.
—La ayuda está en camino ahora. Dime lo que tu madre está haciendo—la voz sonaba tan calmada.
—Está respirando fuerte y pesadamente y está sentada en una silla.
—Pregúntale cómo se siente.
La miré y todo el color se había desvanecido de su rostro. Sus ojos estaban enormes y asustados.
Ver a mi mamá preocupada y con dolor me hacía querer entrar en pánico.
—¿Cómo te sientes? —pregunté temblorosamente
—Está bien justo ahora, pero eso no significa nada. Volverá—apretó sus dientes y cerró los ojos.
—Ella está bien ahora, pero dijo que el dolor regresaría.
—Tiene razón, volverá. Tu mamá está en trabajo de parto. Ahora necesito que permanezcas en calma y humedece su rostro con una toalla mojada con agua fría. La ayudará a calmarse.
Hice lo que la voz me dijo.
Whitney se sentó silenciosamente mientras lavaba su rostro.
—¿Cómo está?—preguntó la voz.
—Está bien. Lavé su rostro, y está respirando más fácilmente.
—Eso es bueno. El bebé no está viniendo tan rápidamente. Ahora, si consigues algo de hielo triturado para que lo chupe, eso también ayudará.
Empecé a tomar unos cubos de hielo y romperlos en pedazos pequeños cuando oí la ambulancia llegando.
—La ambulancia está aquí—le dije a la voz en el teléfono.
—Bien. Entonces todo estará bien, y lo hiciste realmente bien. Te dejaré ir para que hables con ellos.
—Gracias—dije vacilante y colgué el teléfono. Corrí hacia la puerta y la abrí en su totalidad justo cuando un chico estaba a punto de tocar—Ella está aquí—le indiqué.
Entró rápidamente con una mujer detrás de él. Ellos le hablaron y revisaron su pulso y temperatura.
Cuando terminaron con sus exámenes y preguntas, recostaron a Whitney en una camilla y la deslizaron de vuelta en la ambulancia.
Me detuve, congelada e insegura.
Whitney no era la mejor mamá del mundo, pero la amaba, y las lágrimas corrieron por mi rostro.
No quería pensar que algo le ocurriera.
La mujer me dijo:
—Oh, cariño, todo está bien. Tu mamá sólo está en trabajo de parto. Vamos, límpiate esas lágrimas antes que ella te vea. La última cosa que necesita es verte molesta.
Hice lo que ella dijo.
De repente, me di cuenta que, si no conducía, estaríamos sin transporte cuando necesitáramos regresar a casa. Y luego el hecho que necesitaba conseguir el asiento para el auto y todas las otras cosas que ella necesitaba para el hospital se me ocurrieron.
—Yo… necesitaré nuestro auto, y las cosas para el bebé.
El hombre paramédico caminó hacia mí, una sonrisa fácil en su rostro.
—Entonces ve, y consigue las cosas que necesitarán el bebé y tu mamá y trae el auto. Cuando llegues al hospital, dirígete hacia información y ellos te llevarán donde tu mamá
Observé a la mujer mientras se subía en la parte trasera con Whitney.
—No olvides sus cosas también. Ella necesitará artículos de tocador y pijamas, y por supuesto algo para cuando vaya a casa.
Asentí y las puertas se cerraron.
No podía creer que esto estaba sucediendo.
Los observé alejarse, y luego me apresuré al interior para empacar todo lo que necesitarían.
Primero limpié toda la sangre y el agua que había en el piso y la silla en dónde ella había estado sentada.
Tener un bebé en verdad era una cosa repugnante.
Después de que la cocina estuvo limpia, me dirigí a la habitación de Whitney y encontré la silla para bebés que Whitney había comprado en una tienda de segunda mano antes de que dejáramos Tennessee.
La señora Sue envió bolsas con ropa de bebé para niño y niña al sitio de mi trabajo la semana pasada. Ella había conservado casi todo lo que había comprado para sus nietos y que ya les quedaba pequeño.
Deslicé mi mano a través de la perfumada ropa para bebé para encontrar la cosa más pequeña que había.
Era un suave conjunto amarillo con pies y encaje en la parte posterior. Esto seguro debía de ser para un niño o una niña. Lo cogí y rápidamente agarré una pañalera para los artículos que Whitney había comprado para el bebé.
Sin ninguna idea de para qué se usaba cada cosa, llegué a la conclusión que si cogía todas las cosas, estaríamos bien.
Después de que tuve las cosas del bebé listas, le empaqué a Whitney un lindo y elástico vestido de verano y ropa interior, junto con unos pocos pijamas.
Ella tenía muy pocos atuendos para dormir que eran modestos, por lo que empaqué unas cuantas camisas anchas para que durmiera con ellas encima de sus pijamas.
Una vez que tenía todo empacado, me encaminé hacia el auto y lo encendí.
Quería estar ahí cuando el bebé naciera.
Quería experimentar su entrada al mundo.
Había sido un extraño para mí durante nueve meses. Hasta ahora, todo lo que tenía era a Whitney.
Ahora tendría un hermano.
Empujé de nuevo en mis brazos la resbaladiza pañalera mientras salía del elevador.
La sala de espera estaba llena de emoción, personas esperanzadas de todas las edades.
Abuelos hacían rebotar a sus nietos en sus rodillas y apuntaban a los bebés que se hallaban al otro lado de la ventana.
Este era un lugar feliz donde la vida empezaba.
Caminé hacia las puertas dobles que conducían a la habitación de entregas. Pasé a nuevos padres, o casi nuevos padres, quienes permanecían junto a la máquina de café, compartiendo historias de terror de esposas que se habían transformado en monstruos.
Unos pocos habían decidido que esconderse aquí afuera era una mejor idea que asistir al nacimiento de sus hijos.
Me pregunté si Whitney era una de esos enloquecidos monstruos mientras buscaba la habitación 321.
Cuando la encontré tomé un profundo respiro antes de entrar.
Yo era todo lo que Whitney tenía.
No habría nadie más junto a ella para agarrar su mano.
Sólo era yo y no podía ir a ningún lugar.
—Britty, oh bien, tienes todas las cosas. Supongo que debí haber empacado, pero no estaba esperando que esto sucediera tan pronto.
Asentí, depositando las bolsas en una silla, y caminé hacia ella.
Todo tipo de cables habían sido conectados a ella. Húmeda por el sudor, su cabello se pegaba a su cabeza y aún estaba pálida. Aparte de eso, ella no estaba maldiciendo y lanzando espuma por la boca, lo que aparentemente era lo que estaban haciendo todas las mujeres de este piso.
—Um, te ves bien—admití.
Sonrió y se encogió de hombros.
—Bueno, aún no se ha acabado cariño, y se pone peor. Justo ahora mi dilatación se ha desacelerado y me han dado Demerol al máximo. Sé que hay dolor, pero parece no importarme por el momento.
Asentí, no muy segura de lo que eso significaba
—Bueno, ¿necesitas algo?—pregunté, queriendo ser útil.
—Más hielo sería genial—murmuró. Asentí y me dirigí hacia la puerta en busca de hielo—¡Espera! Necesitarás mi tazón.
Me di la vuelta y fui por el tazón de plástico blanco que estaba junto a su cama.
—Estaré de vuelta en un rato.
Una vez fuera de la habitación, fui a buscar hielo y llené el tazón al tope. Quería asegurarme que ella estuviera bien antes de llamar a la señora Sue.
Una vez que le di el hielo a mamá, me deslicé fuera de la habitación y salí del hospital y llamé a la señora Sue.
—Hola—su alegre voz iluminó mi estado de ánimo.
—Señora Sue, es Brittany. Sólo quería llamar y dejarle saber que mi mamá está teniendo el bebé.
—Oh, es pronto, pero no te preocupes por eso. Tuve a mis dos niñas varias semanas antes de lo previsto, y todo salió bien. Iré a verte tan pronto como salga del trabajo. Ahora, ¿cómo estás?
Sonreí al calor que me llenó cuando la señora Sue se preocupó por mí.
Whitney me amaba, pero nunca se había preocupado por mí.
—Estoy bien, y mamá lo está haciendo bien. Le han dado algo de Demerol, y ella dice que el medicamento hace que no le importe si está adolorida.
La señora Sue se rió entre dientes.
—Esa es una cosa asombrosa, te lo digo. Bueno, estaré contigo pronto, y tal vez ya habrá un bebé para sostener. Llámame si me necesitas, ¿me oyes?
No podía evitar sonreír.
—Lo haré.
—Adiós, por ahora—dijo en su tono alegre que siempre hacía parecer que todo estaría bien.
—Adiós—le respondí antes de finalizar la llamada. Le di la vuelta al teléfono y lo deslicé de vuelta en mi bolsillo.
Para la hora que alcancé la habitación de Whitney, oí el familiar grito y la agitación dentro de la habitación.
Whitney estaba sentada con sus piernas separadas, con las mantas cubriéndola, gracias al cielo. Una enfermera, quien aparentaba estar muy calmada y concentrada, considerando que su paciente le estaba gritando barbaridades, me sonrió. Le sonreí a modo de disculpas y fui a pararme junto a Whitney.
—¿Está ella a punto de tener el bebé?—pregunté nerviosamente.
La enfermera asintió.
—Sip. Tan pronto como el doctor entre, ella puede empezar a pujar.
Mi estómago se revolvió.
La idea de pujar y por dónde iba a entrar al mundo este bebé me hizo marear. Sin embargo, uno de los escalofriantes gritos de Whitney fue como una bofetada en la cara, y rápidamente sacudí esos pensamientos fuera de mi cabeza.
—¿Qué puedo hacer?—pregunté, mirando ansiosamente a la enfermera.
—¡Puedes encerrarme en la habitación si alguna vez decido tener una cita otra vez!—gritó Whitney y agarró mi brazo mientras otra oleada de contracciones la golpeaba.
Hice una mueca y luché contra el impulso de quitar sus manos de mí. Tan pronto cómo terminó y se dio cuenta de su férreo agarre, me alejé de su alcance.
La enfermera me sonrió.
—Eso puede ser prudente—susurró mientras pasaba junto a mí para comprobar los pitidos de la máquina.
Whitney empezó a gritar otra vez, y esta vez la baranda de la cama le sirvió como agarre. Sobé mi brazo, agradeciendo haber puesto distancia entre nosotras.
—Ah, el doctor está aquí—dijo la enfermera, sonriendo, obviamente lista para hacer esto y poder escapar de la violencia arrojada por la boca de mi mamá.
—¿Te vas a quedar para esta parte?—preguntó el doctor, frunciendo el ceño mientras empujaba unos guantes quirúrgicos en sus manos Whitney jadeó y asintió con su cabeza.
—¡Sí! ¡Se quedará!—gritó y luego dejó salir otro feroz alarido.
Asentí.
Él se encogió de hombros y tomó su lugar bajo sus pies.
—Muy bien, señora Pierce, ¿está lista para hacer esto?—preguntó jovialmente y me pregunté si alguien debería estar loco y estar contento de verdad por estar en una habitación con una mujer gritona a punto de extraer un humano de su cuerpo.
—¡Sáquelo!—gritó ella de nuevo.
El doctor me sonrió.
—Regresará a la normalidad pronto—me guiñó el ojo y asintió hacia la enfermera.
Caminé hacia la cabeza de Whitney cuando él empujó la sábana blanca hasta sus rodillas.
—Está bien señora Pierce, cuando la contracción empiece, quiero que puje tan fuerte como pueda—le instruyó.
Whitney jadeó, y luego empezó a gritar y a pujar, todo a la vez.
—¿Eso es genial! Manténgase así y tendremos a un pequeñito en cuestión de segundos.
Ella se detuvo para tomar aire antes de que su cara se transformara en el monstruo del cual habían estado hablando esos hombres, y ella gritó y pujó de nuevo.
Atravesamos el proceso muchas veces más, cuando oí un llanto que era tan suave que no podía ser otra cosa que un bebé.
—¡Hermoso! Se puede relajar ahora, señora Pierce. Él ha llegado.
El doctor dijo “él”.
Ya no me importaba la escena desastrosa que se desarrollaba bajo sus pies.
Sólo quería ver esta pequeña vida que ahora era parte de la mía.
La enfermera lo envolvió en una cobija y me sonrió.
—Tienes un hermano—le tendió el bebé a Whitney quien, aún exhausta, le sonrió a la pequeña vida en sus manos.
—Hola Biff—susurró.
Me incliné sobre ella y observé sus diminutos rasgos.
—Biff, conoce a tu hermana mayor, Brittany—dijo, tendiéndome el pequeño bulto.
Me puse rígida y la observé como si estuviera loca.
—Oh, vamos. Él es sólo un bebé, cárgalo.
Deslicé mis brazos bajo él y lo tomé de mi mamá. Su delgado, diminuto pulgar hizo su camino a través de la manta, lo ondeó en el aire y dejó salir un pequeño llanto.
Me reí.
Él era como un diminuto milagro.
—Necesitamos ir a limpiarlo y dejar que el pediatra lo revise. Sin embargo, lo traeremos de vuelta para comer muy pronto—la enfermera estaba enfrente de mí con sus brazos extendidos.
—Bien—dije a través del nudo en mi garganta.
De mala gana, le tendí esta nueva diminuta persona que ya amaba y la observé llevárselo lejos.
—No te preocupes, tú también fuiste fea cuando viniste, pero después de unos días, eras la bebé más hermosa que había visto.
Fulminé con la mirada a Whitney, quien había recostado su cabeza y cerrado sus ojos.
—Él es hermoso ahora—le repliqué.
El pequeño chico ya me hacía querer defenderlo.
Ella dejó salir una risa.
—No, él se ve como puré. Todos los bebés recién nacidos lo hacen.
Fruncí el ceño y traté de recordarme a mí misma que Whitney no era normal, así que no debería esperar que ella tratara al bebé normalmente.
—Discúlpenos, pero necesitamos revisar unas cosas de tu mamá y moverla a una habitación. ¿Por qué no vas a comer y descansar un poco? Todo esto ha sido emocionante para ti, estoy segura—la enfermera, quien había estado ahí a través de todo con nosotras, me sonrió.
Dejé la habitación.
Estaba aturdida por las secuelas cuando entré en la sala de espera y estaba inmediatamente rodeada.
Por tres semanas, había estado haciendo el papeleo en la oficina del abogado local.
Aparentemente, la vecina de la señora Sue trabajaba para un abogado, y el abogado necesitaba a alguien que asistiera a su secretaria.
Con la recomendación brillante de la señora Sue, él me contrató y me estaba pagando exactamente lo que había estado ganando.
Cuando la escuela empezara, iría directamente a su oficina y luego trabajaría hasta la seis cada noche.
Holly Holiday, su secretaria, estaba alrededor de la edad de Whitney y era fácil trabajar con ella.
Disfrutaba el trabajo, y había veces en las que estaba tan ocupada que ni siquiera pensaba en el señor Figgins y sus historias sobre la guerra, o la risa de la señora Sue.
Había terminado mi tercera semana de trabajo, y el cheque estaba en mis manos.
No era que realmente lo necesitara, sin embargo, considerando la ridícula suma que Santana me había pagado y que Whitney se negaba a dejarme disponer de él, era mejor tener el cheque.
La señora Sue me había asegurado que todos habían sido igual de ridículos.
Me apaciguó un poco, pero no lo suficiente.
De algún modo, aún me sentía comprada.
Odiaba pensar de ese modo, pero lo hacía.
Estacioné mi bicicleta junto a la puerta, y un grito vino del interior de la casa.
Mi corazón empezó a correr.
Abrí la puerta de un golpe y corrí dentro. Whitney estaba inclinada, junto al mostrador de la cocina, y agua sangrienta estaba corriendo por sus piernas y extendiéndose por el piso.
—¿Qué está pasando?—pregunté aterrorizada.
—¡Llama al 911 ahora!
Su teléfono estaba encima del mostrador, y lo agarré.
Ella gritó de nuevo.
Mis manos temblaban tan fuerte, que era difícil marcar.
Algo estaba terriblemente mal.
—¿911, cuál es su emergencia?
—Mi mamá, está sangrando y tiene mucho dolor, está gritando. Tiene ocho meses de embarazo—mis palabras sonaban tan apresuradas que rogaba porque tuvieran sentido.
—La ayuda está en camino ahora. Dime lo que tu madre está haciendo—la voz sonaba tan calmada.
—Está respirando fuerte y pesadamente y está sentada en una silla.
—Pregúntale cómo se siente.
La miré y todo el color se había desvanecido de su rostro. Sus ojos estaban enormes y asustados.
Ver a mi mamá preocupada y con dolor me hacía querer entrar en pánico.
—¿Cómo te sientes? —pregunté temblorosamente
—Está bien justo ahora, pero eso no significa nada. Volverá—apretó sus dientes y cerró los ojos.
—Ella está bien ahora, pero dijo que el dolor regresaría.
—Tiene razón, volverá. Tu mamá está en trabajo de parto. Ahora necesito que permanezcas en calma y humedece su rostro con una toalla mojada con agua fría. La ayudará a calmarse.
Hice lo que la voz me dijo.
Whitney se sentó silenciosamente mientras lavaba su rostro.
—¿Cómo está?—preguntó la voz.
—Está bien. Lavé su rostro, y está respirando más fácilmente.
—Eso es bueno. El bebé no está viniendo tan rápidamente. Ahora, si consigues algo de hielo triturado para que lo chupe, eso también ayudará.
Empecé a tomar unos cubos de hielo y romperlos en pedazos pequeños cuando oí la ambulancia llegando.
—La ambulancia está aquí—le dije a la voz en el teléfono.
—Bien. Entonces todo estará bien, y lo hiciste realmente bien. Te dejaré ir para que hables con ellos.
—Gracias—dije vacilante y colgué el teléfono. Corrí hacia la puerta y la abrí en su totalidad justo cuando un chico estaba a punto de tocar—Ella está aquí—le indiqué.
Entró rápidamente con una mujer detrás de él. Ellos le hablaron y revisaron su pulso y temperatura.
Cuando terminaron con sus exámenes y preguntas, recostaron a Whitney en una camilla y la deslizaron de vuelta en la ambulancia.
Me detuve, congelada e insegura.
Whitney no era la mejor mamá del mundo, pero la amaba, y las lágrimas corrieron por mi rostro.
No quería pensar que algo le ocurriera.
La mujer me dijo:
—Oh, cariño, todo está bien. Tu mamá sólo está en trabajo de parto. Vamos, límpiate esas lágrimas antes que ella te vea. La última cosa que necesita es verte molesta.
Hice lo que ella dijo.
De repente, me di cuenta que, si no conducía, estaríamos sin transporte cuando necesitáramos regresar a casa. Y luego el hecho que necesitaba conseguir el asiento para el auto y todas las otras cosas que ella necesitaba para el hospital se me ocurrieron.
—Yo… necesitaré nuestro auto, y las cosas para el bebé.
El hombre paramédico caminó hacia mí, una sonrisa fácil en su rostro.
—Entonces ve, y consigue las cosas que necesitarán el bebé y tu mamá y trae el auto. Cuando llegues al hospital, dirígete hacia información y ellos te llevarán donde tu mamá
Observé a la mujer mientras se subía en la parte trasera con Whitney.
—No olvides sus cosas también. Ella necesitará artículos de tocador y pijamas, y por supuesto algo para cuando vaya a casa.
Asentí y las puertas se cerraron.
No podía creer que esto estaba sucediendo.
Los observé alejarse, y luego me apresuré al interior para empacar todo lo que necesitarían.
Primero limpié toda la sangre y el agua que había en el piso y la silla en dónde ella había estado sentada.
Tener un bebé en verdad era una cosa repugnante.
Después de que la cocina estuvo limpia, me dirigí a la habitación de Whitney y encontré la silla para bebés que Whitney había comprado en una tienda de segunda mano antes de que dejáramos Tennessee.
La señora Sue envió bolsas con ropa de bebé para niño y niña al sitio de mi trabajo la semana pasada. Ella había conservado casi todo lo que había comprado para sus nietos y que ya les quedaba pequeño.
Deslicé mi mano a través de la perfumada ropa para bebé para encontrar la cosa más pequeña que había.
Era un suave conjunto amarillo con pies y encaje en la parte posterior. Esto seguro debía de ser para un niño o una niña. Lo cogí y rápidamente agarré una pañalera para los artículos que Whitney había comprado para el bebé.
Sin ninguna idea de para qué se usaba cada cosa, llegué a la conclusión que si cogía todas las cosas, estaríamos bien.
Después de que tuve las cosas del bebé listas, le empaqué a Whitney un lindo y elástico vestido de verano y ropa interior, junto con unos pocos pijamas.
Ella tenía muy pocos atuendos para dormir que eran modestos, por lo que empaqué unas cuantas camisas anchas para que durmiera con ellas encima de sus pijamas.
Una vez que tenía todo empacado, me encaminé hacia el auto y lo encendí.
Quería estar ahí cuando el bebé naciera.
Quería experimentar su entrada al mundo.
Había sido un extraño para mí durante nueve meses. Hasta ahora, todo lo que tenía era a Whitney.
Ahora tendría un hermano.
Empujé de nuevo en mis brazos la resbaladiza pañalera mientras salía del elevador.
La sala de espera estaba llena de emoción, personas esperanzadas de todas las edades.
Abuelos hacían rebotar a sus nietos en sus rodillas y apuntaban a los bebés que se hallaban al otro lado de la ventana.
Este era un lugar feliz donde la vida empezaba.
Caminé hacia las puertas dobles que conducían a la habitación de entregas. Pasé a nuevos padres, o casi nuevos padres, quienes permanecían junto a la máquina de café, compartiendo historias de terror de esposas que se habían transformado en monstruos.
Unos pocos habían decidido que esconderse aquí afuera era una mejor idea que asistir al nacimiento de sus hijos.
Me pregunté si Whitney era una de esos enloquecidos monstruos mientras buscaba la habitación 321.
Cuando la encontré tomé un profundo respiro antes de entrar.
Yo era todo lo que Whitney tenía.
No habría nadie más junto a ella para agarrar su mano.
Sólo era yo y no podía ir a ningún lugar.
—Britty, oh bien, tienes todas las cosas. Supongo que debí haber empacado, pero no estaba esperando que esto sucediera tan pronto.
Asentí, depositando las bolsas en una silla, y caminé hacia ella.
Todo tipo de cables habían sido conectados a ella. Húmeda por el sudor, su cabello se pegaba a su cabeza y aún estaba pálida. Aparte de eso, ella no estaba maldiciendo y lanzando espuma por la boca, lo que aparentemente era lo que estaban haciendo todas las mujeres de este piso.
—Um, te ves bien—admití.
Sonrió y se encogió de hombros.
—Bueno, aún no se ha acabado cariño, y se pone peor. Justo ahora mi dilatación se ha desacelerado y me han dado Demerol al máximo. Sé que hay dolor, pero parece no importarme por el momento.
Asentí, no muy segura de lo que eso significaba
—Bueno, ¿necesitas algo?—pregunté, queriendo ser útil.
—Más hielo sería genial—murmuró. Asentí y me dirigí hacia la puerta en busca de hielo—¡Espera! Necesitarás mi tazón.
Me di la vuelta y fui por el tazón de plástico blanco que estaba junto a su cama.
—Estaré de vuelta en un rato.
Una vez fuera de la habitación, fui a buscar hielo y llené el tazón al tope. Quería asegurarme que ella estuviera bien antes de llamar a la señora Sue.
Una vez que le di el hielo a mamá, me deslicé fuera de la habitación y salí del hospital y llamé a la señora Sue.
—Hola—su alegre voz iluminó mi estado de ánimo.
—Señora Sue, es Brittany. Sólo quería llamar y dejarle saber que mi mamá está teniendo el bebé.
—Oh, es pronto, pero no te preocupes por eso. Tuve a mis dos niñas varias semanas antes de lo previsto, y todo salió bien. Iré a verte tan pronto como salga del trabajo. Ahora, ¿cómo estás?
Sonreí al calor que me llenó cuando la señora Sue se preocupó por mí.
Whitney me amaba, pero nunca se había preocupado por mí.
—Estoy bien, y mamá lo está haciendo bien. Le han dado algo de Demerol, y ella dice que el medicamento hace que no le importe si está adolorida.
La señora Sue se rió entre dientes.
—Esa es una cosa asombrosa, te lo digo. Bueno, estaré contigo pronto, y tal vez ya habrá un bebé para sostener. Llámame si me necesitas, ¿me oyes?
No podía evitar sonreír.
—Lo haré.
—Adiós, por ahora—dijo en su tono alegre que siempre hacía parecer que todo estaría bien.
—Adiós—le respondí antes de finalizar la llamada. Le di la vuelta al teléfono y lo deslicé de vuelta en mi bolsillo.
Para la hora que alcancé la habitación de Whitney, oí el familiar grito y la agitación dentro de la habitación.
Whitney estaba sentada con sus piernas separadas, con las mantas cubriéndola, gracias al cielo. Una enfermera, quien aparentaba estar muy calmada y concentrada, considerando que su paciente le estaba gritando barbaridades, me sonrió. Le sonreí a modo de disculpas y fui a pararme junto a Whitney.
—¿Está ella a punto de tener el bebé?—pregunté nerviosamente.
La enfermera asintió.
—Sip. Tan pronto como el doctor entre, ella puede empezar a pujar.
Mi estómago se revolvió.
La idea de pujar y por dónde iba a entrar al mundo este bebé me hizo marear. Sin embargo, uno de los escalofriantes gritos de Whitney fue como una bofetada en la cara, y rápidamente sacudí esos pensamientos fuera de mi cabeza.
—¿Qué puedo hacer?—pregunté, mirando ansiosamente a la enfermera.
—¡Puedes encerrarme en la habitación si alguna vez decido tener una cita otra vez!—gritó Whitney y agarró mi brazo mientras otra oleada de contracciones la golpeaba.
Hice una mueca y luché contra el impulso de quitar sus manos de mí. Tan pronto cómo terminó y se dio cuenta de su férreo agarre, me alejé de su alcance.
La enfermera me sonrió.
—Eso puede ser prudente—susurró mientras pasaba junto a mí para comprobar los pitidos de la máquina.
Whitney empezó a gritar otra vez, y esta vez la baranda de la cama le sirvió como agarre. Sobé mi brazo, agradeciendo haber puesto distancia entre nosotras.
—Ah, el doctor está aquí—dijo la enfermera, sonriendo, obviamente lista para hacer esto y poder escapar de la violencia arrojada por la boca de mi mamá.
—¿Te vas a quedar para esta parte?—preguntó el doctor, frunciendo el ceño mientras empujaba unos guantes quirúrgicos en sus manos Whitney jadeó y asintió con su cabeza.
—¡Sí! ¡Se quedará!—gritó y luego dejó salir otro feroz alarido.
Asentí.
Él se encogió de hombros y tomó su lugar bajo sus pies.
—Muy bien, señora Pierce, ¿está lista para hacer esto?—preguntó jovialmente y me pregunté si alguien debería estar loco y estar contento de verdad por estar en una habitación con una mujer gritona a punto de extraer un humano de su cuerpo.
—¡Sáquelo!—gritó ella de nuevo.
El doctor me sonrió.
—Regresará a la normalidad pronto—me guiñó el ojo y asintió hacia la enfermera.
Caminé hacia la cabeza de Whitney cuando él empujó la sábana blanca hasta sus rodillas.
—Está bien señora Pierce, cuando la contracción empiece, quiero que puje tan fuerte como pueda—le instruyó.
Whitney jadeó, y luego empezó a gritar y a pujar, todo a la vez.
—¿Eso es genial! Manténgase así y tendremos a un pequeñito en cuestión de segundos.
Ella se detuvo para tomar aire antes de que su cara se transformara en el monstruo del cual habían estado hablando esos hombres, y ella gritó y pujó de nuevo.
Atravesamos el proceso muchas veces más, cuando oí un llanto que era tan suave que no podía ser otra cosa que un bebé.
—¡Hermoso! Se puede relajar ahora, señora Pierce. Él ha llegado.
El doctor dijo “él”.
Ya no me importaba la escena desastrosa que se desarrollaba bajo sus pies.
Sólo quería ver esta pequeña vida que ahora era parte de la mía.
La enfermera lo envolvió en una cobija y me sonrió.
—Tienes un hermano—le tendió el bebé a Whitney quien, aún exhausta, le sonrió a la pequeña vida en sus manos.
—Hola Biff—susurró.
Me incliné sobre ella y observé sus diminutos rasgos.
—Biff, conoce a tu hermana mayor, Brittany—dijo, tendiéndome el pequeño bulto.
Me puse rígida y la observé como si estuviera loca.
—Oh, vamos. Él es sólo un bebé, cárgalo.
Deslicé mis brazos bajo él y lo tomé de mi mamá. Su delgado, diminuto pulgar hizo su camino a través de la manta, lo ondeó en el aire y dejó salir un pequeño llanto.
Me reí.
Él era como un diminuto milagro.
—Necesitamos ir a limpiarlo y dejar que el pediatra lo revise. Sin embargo, lo traeremos de vuelta para comer muy pronto—la enfermera estaba enfrente de mí con sus brazos extendidos.
—Bien—dije a través del nudo en mi garganta.
De mala gana, le tendí esta nueva diminuta persona que ya amaba y la observé llevárselo lejos.
—No te preocupes, tú también fuiste fea cuando viniste, pero después de unos días, eras la bebé más hermosa que había visto.
Fulminé con la mirada a Whitney, quien había recostado su cabeza y cerrado sus ojos.
—Él es hermoso ahora—le repliqué.
El pequeño chico ya me hacía querer defenderlo.
Ella dejó salir una risa.
—No, él se ve como puré. Todos los bebés recién nacidos lo hacen.
Fruncí el ceño y traté de recordarme a mí misma que Whitney no era normal, así que no debería esperar que ella tratara al bebé normalmente.
—Discúlpenos, pero necesitamos revisar unas cosas de tu mamá y moverla a una habitación. ¿Por qué no vas a comer y descansar un poco? Todo esto ha sido emocionante para ti, estoy segura—la enfermera, quien había estado ahí a través de todo con nosotras, me sonrió.
Dejé la habitación.
Estaba aturdida por las secuelas cuando entré en la sala de espera y estaba inmediatamente rodeada.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
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23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Respiro (Adaptada) Epílogo
hola morra,..
ahi no,.. que paso ahora???
biff se a echo presente,...a ver como va la nueva etapa???
bueno britt lo hizo bien en el parto jajaja
nos vemos!!
ahi no,.. que paso ahora???
biff se a echo presente,...a ver como va la nueva etapa???
bueno britt lo hizo bien en el parto jajaja
nos vemos!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Respiro (Adaptada) Epílogo
Hopa!!!
Por quien estara rodeada Britt????
Estara San?? No lo creo!!
saludos
Por quien estara rodeada Britt????
Estara San?? No lo creo!!
saludos
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Respiro (Adaptada) Epílogo
Mientras santana no aparezca dudo que este contenta, asi que aqui estare disimuladamente!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Respiro (Adaptada) Epílogo
Jajajaja exactamente su madre no es normal jajajajaja....
Y pues quien mas estaría ahí sino la familia que consiguió en su trabajo yo creo que la señora Sue , San y Figgins
Y pues quien mas estaría ahí sino la familia que consiguió en su trabajo yo creo que la señora Sue , San y Figgins
JVM- - Mensajes : 1170
Fecha de inscripción : 20/11/2015
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Respiro (Adaptada) Epílogo
3:) escribió:hola morra,..
ahi no,.. que paso ahora???
biff se a echo presente,...a ver como va la nueva etapa???
bueno britt lo hizo bien en el parto jajaja
nos vemos!!
Hola lu, nadie lo sabe =/ jajajaja... no¿? ok... Si, un miembro más para la familia de britt... espero y salga todo bn =/ Si q si, ella no se tenia fe, pero lo hizo de lo mejor! Saludos =D
monica.santander escribió:Hopa!!!
Por quien estara rodeada Britt????
Estara San?? No lo creo!!
saludos
Hola, nadie lo sabe, pero en este cap si q lo sabremos jajajaja...no¿? ok... Uff yo tampoco, pero espero en el fonde q si lo sea =/ Saludos =D
micky morales escribió:Mientras santana no aparezca dudo que este contenta, asi que aqui estare disimuladamente!!!!
Hola, eso mismo, osea esa es la vrdd absoluta aki =/ JAjajajajajajaja jajajaaj XD ajajajajajaja bn bn. Saludos =D
JVM escribió:Jajajaja exactamente su madre no es normal jajajajaja....
Y pues quien mas estaría ahí sino la familia que consiguió en su trabajo yo creo que la señora Sue , San y Figgins
Hola, no, jajaja no lo es jajaajajajajaj, pero con los bbs recién nacidos si q tiene razón jajajaaj. Pienso lo mismo la vrdd, espero q sea san en el fondo de mi corazón, pero lo veo tan, pero tan difícil la vrdd =/ Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: Respiro (Adaptada) Cap 17
Capitulo 17
—¿Estás bien?—Sam llegó junto a mí y tocó mi brazo.
Miré directamente hacia sus grandes y preocupados ojos, y sonreí.
—Atrás, chico, y dale espacio para que respire. Ella no acaba de dar a luz, su mamá lo hizo—la señora Sue apartó el brazo de Sam y se dirigió hacia mí—¿Es tan hermoso como tú?
Reí y sacudí mi cabeza.
—No, él es más hermoso que cualquier cosa que jamás he visto—respondí sinceramente.
No lucía para nada como una ciruela pasada.
Era perfecto.
—Me resulta difícil creer que cualquier varón fuera capaz de superarte en belleza—llegó otra voz familiar. Artie movía sus pies y sonreía.
No lo había visto detrás de Sam. Yo le sonreí y me encogí de hombros.
—Bueno, créelo—dije, y todos se rieron.
—Fuera de mi camino, manojo de buitres. Ni siquiera puedo ver a la chica, mucho menos hablar con ella—murmuró el señor Figgins al tiempo que empujó a Sam fuera del camino—¡Es un niño! Bueno, ¿no es esa una buena noticia? ¿Saludable y todo?
Asentí, miré por la ventana de la enfermería y vi que lo traían para ponerlo en su cuna.
—Ahí está. Vengan a ver—di la vuelta y caminé hacia el vidrio.
Estaba todo envuelto en mantas nuevamente, pero esta vez limpio y resplandeciente.
La enfermera que se lo había llevado me vio y lo trajo a la ventana para que todo el mundo pudiera verlo.
—Es una belleza—dijo la señora Sue.
—Miren al pequeño hombrecito. Ya tiene su puño levantado listo para una pelea—Sam se rió.
Sacudí mi cabeza y reí antes de regresar mi mirada a mi hermanito.
—Supongo que si existen los chicos lindos, entonces este sería uno—admitió el señor Figgins desde su lugar detrás de mí.
Yo no podía estar más de acuerdo.
—Bueno, entonces, ¿cómo está tu mamá?—la señora Sue preguntó, haciéndose a un lado para que otros pudieran ver.
—Está muy bien. Ella, uh, se volvió un poco ruidosa y furiosa al final, pero está bien ahora y se estaba quedando dormida cuando la dejé.
La señora Sue rió y sacudió su cabeza.
—Supongo que no querrás tener hijos pronto después de presenciar eso.
Me reí.
—Tiene razón, no lo haré.
Sam se acercó a mi lado.
—¿Por qué no me dejas llevarte por algo de comer mientras esperas? Tienes que tener hambre.
Estaba preparándome para rechazarlo, cuando la señora Sue asintió.
—Deja que los chicos te lleven por un bocado. Tardará una hora para que te dejen entrar en la habitación de tu mamá. Además, cuando tengas que irte, va a estar muy oscuro como para parar en algún lugar tú sola.
—Seguro.
Sabía que no tendría que hacer frente a las profundas conversaciones con Artie y Sam. Estaba hambrienta y salir del hospital sería un buen cambio de escenografía.
Afortunadamente, no tuvimos que viajar apretados en la camioneta de Sam porque Artie había traído su Jeep.
Sam, sin embargo, se quedó en la parte de atrás, y Artie pareció sumamente complacido con esto.
Todos estuvimos de acuerdo en ir por una hamburguesa a Pickle Shack. No había tenido nada de tiempo libre desde que comencé en mi nuevo trabajo, y las visitas de Sam siempre eran cortas.
Me alegré de que pudiéramos sentarnos y hablar sin tener prisa por tener que ir a trabajar.
Elegimos nuestra mesa y Artie le lanzó una mirada asesina a Sam cuando este se deslizó junto a mí.
Comenzaba a pensar que Sam no estaba exagerando, y quizás es cierto que le gustaba a Artie.
No importaba.
Mi corazón no se aceleraba cada vez que lo veía. Ni mis rodillas se volvían débiles cuando sonreía.
El sólo era otro chico.
Yo sabía que siempre sería así.
Estaba mejorando acerca de lidiar con el dolor y los recuerdos.
Una vez que había aceptado el hecho de que nunca querría a alguien de la forma en que amaba a Santana, era un poco más fácil respirar.
Siempre estará en mi corazón, lo quisiera o no.
Simplemente no tenía suficiente espacio para nadie más.
Ella era la guardián de mi corazón, mi alma y mi aire.
—¿Así que, estás lista para tu último año?—Artie se recargó sobre la mesa y sonrió.
Tenía una bonita sonrisa —incluso una sonrisa sexy— pero no me hizo sentir nada.
Suspire y me encogí de hombros, porque la verdad era que ya no me importaba la escuela.
No pensaba en mi futuro de la manera en que lo hacía antes de que comenzara el verano.
—Supongo que estoy tan lista como puedo estarlo—balbuceé.
Él frunció el ceño.
—El último año se supone que es el mejor año de tu vida. ¡Tienes que estar emocionada por él!
Yo no lo estaba y sabía que ellos no lo entenderían, así que no intenté explicarles que la razón por la cual respiraba se había ido.
Asentí como para estar de acuerdo con él y sólo manteniendo mi boca cerrada.
—Me voy en una semana para volver a Tuscaloosa. Tengo que encontrar un departamento y mudarme antes de que comience el semestre.
Las palabras de Sam me sorprendieron.
No me había puesto a pensar que él se iría pronto.
—¿En serio?—pregunté, escuchando la tristeza en mi voz.
Él asintió y alejó su mirada.
—Bien, asegúrate de despedirte de mí—le recordé, pensando que al menos este adiós no iba a aniquilarme la vida.
Me miró con una extraña expresión en su rostro, como si quisiera decir algo pero estuviera luchando por no hacerlo.
—Sí. Lo haré—dijo finalmente sonriendo.
—Bueno, la buena noticia es que yo no iré a ningún lado y me puedes llamar en cualquier momento y estaré más que dispuesta a, eh, no sé, llevarte a cenar, ver una película, o un… ¡Ouch!
Salté y Artie le lanzó a Sam una mirada asesina.
—¿Por qué hiciste eso?—lo desafió.
Sam rodó sus ojos.
—Hice que te detuvieras antes de que hicieras de ti un idiota aún más grande de lo que ya eres.
Artie inhaló profundamente.
—¿Siempre es tan temperamental cuando está contigo?
Solté una pequeña risa y sacudí mi cabeza.
—Nop.
Artie dejó escapar una sonrisa.
—Así que, no te gusta la competencia, ¿cierto, niño grande?—fastidió, y Sam dirigió una fría mirada a su amigo y suspiró antes de que se volverse hacia mí.
—Lo que él no sabe es que la competencia ni siquiera está en esta mesa.
Artie frunció el ceño, y luego como si una luz se hubiera encendido se volvió a sentar, y se puso serio, por primera vez.
—Puedo ofrecerles algo de beber... Esperen, ¡Oh Dios mío! ¡Eres tú! Ah, ¡No puedo creerlo! La novia de Santana López—la chica rebuscó en su delantal y sacó un pedazo de papel y me entregó un bolígrafo—¿Me puedes dar tu autógrafo, por favor?
Estaba muy sorprendida para responder, o moverme para ser exactos. Miré a Sam, y supongo que notó el pánico en mis ojos, porque tomó el papel y el bolígrafo y se los devolvió a la chica.
—Eh, ¿Por qué mejor no toma nuestra orden en su lugar?
La sonrisa de la chica cayó, y yo dejé caer mis ojos sobre mis manos. No estaba segura de qué decir o cómo responder.
Esto era algo que no había visto venir.
Sam me ordenó una Coca-Cola y luego tomó mi mano.
—¿Supongo que no has venido al centro de la ciudad últimamente?—preguntó con cautela.
Sacudí mi cabeza, pero no encontré su mirada.
Él suspiró profundamente y se inclinó hacia mí.
—Las cosas van a ser un poco diferente, al menos durante un tiempo. Todavía estas en algunos noticieros y, bueno, en esta pequeña ciudad, eres una estrella. Nadie ha estado tan cerca de ser famosa como tú lo has estado.
Cerré mis ojos.
Esto no debería estar sucediendo.
Santana me había dejado para evitar que esto sucediera.
¿Mi vida va a ser siempre así?
¿Cuándo se darían cuenta todos de que me había dejado la estrella de rock?
Ya no era suya, y ya no era interesante.
Simplemente era Brittany Pierce.
—Brittany, mírame, por favor—susurró Sam.
Llevé mi mirada lentamente hacia sus ojos y noté a la camarera apuntando en nuestra dirección.
—Genial, ella está anunciando mi presencia—murmuré.
Sam se volteó a ver a las chicas mirando hacia nosotros. Me giré hacia a Artie.
—Podrías hacer una de esas miradas de chico lindo que tienes para distraer al escuadrón 'OMG' ahí.
Artie asintió.
—Seguro—caminó hacia las chicas, y, casi inmediatamente, él las tenía soltando risitas y sonriéndole.
Me llené de alivio.
—¿Crees que pueda ir conmigo a la escuela y hacer eso?—le pregunté tranquilamente.
Sam se rió.
—No, estarás por tu propia cuenta ahí. Pero, recuerda, ellos lo superaran. Es sólo que Santana grabó una nueva canción, y se rumorea en las noticias de que trata de ti. Alcanzó el número uno de su primera semana en la radio. El ruido está siendo alimentado un poco más.
Me tragué el bulto en mi garganta.
—¿Qué dice la canción?—me escuché preguntar.
¿Por qué la necesidad de saberlo me superaba?
Esto iba a ser doloroso, pero quería saber.
Sam soltó mis manos y se movió incómodamente en su asiento.
—Es suficiente saber que se trata de ti—dijo sin ninguna emoción en su voz.
Asentí y me enfoque en observar el mundo fuera de la ventana. Artie regresó con nuestras bebidas carbonatadas y las puso sobre la mesa.
—Gracias por eso—dije, haciendo una seña con la cabeza hacia las chicas sonrientes que ahora sólo tenían ojos para Artie.
Él se encogió de hombros y sonrió.
—No hay problema. Me alegro de que estas miradas sean buenas para algo—me guiñó un ojo y tomó un sorbo de su coca.
Me relajé y tomé un sorbo también.
Tenía tanto que procesar hoy.
Nuestro dos se había convertido en tres y necesitaba prepararme para tener un bebé en casa. Y luego, estaba el hecho de que aparentemente era conocida por completos extraños.
Dejé que mi mente fuera hacia la nueva canción de Santana, y mi corazón comenzó a acelerarse cuando lo pensé.
La había visto escribiendo en el gazebo mientras trabajaba en los jardines de las últimas semanas que estuvimos juntos. En ese entonces, nunca había soñado que en lo que ella estaba trabajando era sobre mí.
Si era sobre mí, ¿qué decía?
¿Las palabras me perforarían y traerían de vuelta la manta oscura?
¿Sam tendría que regresar a mi habitación y sacarme a la fuerza de mi dolor?
Necesitaba saber lo que decían esas palabras.
Necesitaba saber si hablaba de lo que teníamos, con alegría o tristeza.
¿Encontró luz en nuestros recuerdos, o había ido desapareciendo para ella?
Ordené mi hamburguesa, y comimos simplemente en una pequeña plática.
Sam y Artie hablaban de Mike, de la próxima boda y luego de fútbol.
Finalmente, una vez que supe que era lo suficientemente fuerte como para escuchar la respuesta, pregunté a Sam,
—¿Me harán daño las palabras?
Sabía que iba a entender de qué estaba hablando.
Sam sonrió tristemente y sacudió su cabeza.
—No lo creo, Brittany, pero eso depende de lo que te haga daño. Te describe y lo que siente por ti. Si eso va a ser doloroso, entonces sí.
Tragué para impedir que mi garganta se cerrara.
Artie aclaró su garganta.
—¿De qué están hablando?
Sam apretó mi mano.
—Del nuevo número uno de Santana.
Los ojos de Artie se agrandaron, él me miro embobado y luego se volvió a Sam.
—¿Es sobre Brittany?
Sam levantó sus cejas como retándolo a que se atreviera a decir algo más.
—Sí, lo es—soltó las palabras como un desafío.
—Joder, no hay duda de por qué la gente quiere tu autógrafo—balbuceó y le dio una mordida a su sándwich.
Tenía que escuchar esa canción.
—Artie, quiero ir a tu Jeep y escuchar la radio. ¿Te importa?
Él sacudió su cabeza.
—No, las llaves están dentro.
Sam se levantó y me dejó pasar. Empecé a caminar hacia la puerta, y él agarró mi mano. Me volví hacia él.
—¿Vas a estar bien tú sola? —preguntó en voz baja.
—Necesito hacer esto sola —le aseguré, y me dejó ir.
Me senté y estuve cambiando de estación hasta que encontré una que sabía probablemente la ponía a menudo, y esperé.
No tuve que esperar mucho tiempo.
En el momento en que comenzó a escucharse la guitarra, sabía de quién era la canción. Había oído esos mismos acordes que estaban siendo reproducidos cuando trabajaba en el jardín. Incluso si esta canción no era para mí, ella la había escrito cuando había estado conmigo.
Cuando ella era mía.
Por eso, era especial para mí.
Y luego su voz se unió a la música, y me perdí.
—Y eso, mis amigos, es el nuevo éxito musical Don't Cry de Santana López.—la voz del D.J. comenzó a escucharse, y me estiré hacia la radio y la apagué.
Sí, me dolía.
El dolor estaba ahí.
Pero su voz había sido como un bálsamo para mis heridas.
Ahora tenía algo que podría ayudar a aliviar el dolor.
Por supuesto, no hacerlo desaparecer, pero escuchar su voz era suficiente para aliviar el dolor, aunque sólo fuera por un corto tiempo.
Yo podía lograr sobrevivir día a día si sólo escuchaba su voz.
Si sólo escuchaba mi canción.
Miré directamente hacia sus grandes y preocupados ojos, y sonreí.
—Atrás, chico, y dale espacio para que respire. Ella no acaba de dar a luz, su mamá lo hizo—la señora Sue apartó el brazo de Sam y se dirigió hacia mí—¿Es tan hermoso como tú?
Reí y sacudí mi cabeza.
—No, él es más hermoso que cualquier cosa que jamás he visto—respondí sinceramente.
No lucía para nada como una ciruela pasada.
Era perfecto.
—Me resulta difícil creer que cualquier varón fuera capaz de superarte en belleza—llegó otra voz familiar. Artie movía sus pies y sonreía.
No lo había visto detrás de Sam. Yo le sonreí y me encogí de hombros.
—Bueno, créelo—dije, y todos se rieron.
—Fuera de mi camino, manojo de buitres. Ni siquiera puedo ver a la chica, mucho menos hablar con ella—murmuró el señor Figgins al tiempo que empujó a Sam fuera del camino—¡Es un niño! Bueno, ¿no es esa una buena noticia? ¿Saludable y todo?
Asentí, miré por la ventana de la enfermería y vi que lo traían para ponerlo en su cuna.
—Ahí está. Vengan a ver—di la vuelta y caminé hacia el vidrio.
Estaba todo envuelto en mantas nuevamente, pero esta vez limpio y resplandeciente.
La enfermera que se lo había llevado me vio y lo trajo a la ventana para que todo el mundo pudiera verlo.
—Es una belleza—dijo la señora Sue.
—Miren al pequeño hombrecito. Ya tiene su puño levantado listo para una pelea—Sam se rió.
Sacudí mi cabeza y reí antes de regresar mi mirada a mi hermanito.
—Supongo que si existen los chicos lindos, entonces este sería uno—admitió el señor Figgins desde su lugar detrás de mí.
Yo no podía estar más de acuerdo.
—Bueno, entonces, ¿cómo está tu mamá?—la señora Sue preguntó, haciéndose a un lado para que otros pudieran ver.
—Está muy bien. Ella, uh, se volvió un poco ruidosa y furiosa al final, pero está bien ahora y se estaba quedando dormida cuando la dejé.
La señora Sue rió y sacudió su cabeza.
—Supongo que no querrás tener hijos pronto después de presenciar eso.
Me reí.
—Tiene razón, no lo haré.
Sam se acercó a mi lado.
—¿Por qué no me dejas llevarte por algo de comer mientras esperas? Tienes que tener hambre.
Estaba preparándome para rechazarlo, cuando la señora Sue asintió.
—Deja que los chicos te lleven por un bocado. Tardará una hora para que te dejen entrar en la habitación de tu mamá. Además, cuando tengas que irte, va a estar muy oscuro como para parar en algún lugar tú sola.
—Seguro.
Sabía que no tendría que hacer frente a las profundas conversaciones con Artie y Sam. Estaba hambrienta y salir del hospital sería un buen cambio de escenografía.
Afortunadamente, no tuvimos que viajar apretados en la camioneta de Sam porque Artie había traído su Jeep.
Sam, sin embargo, se quedó en la parte de atrás, y Artie pareció sumamente complacido con esto.
Todos estuvimos de acuerdo en ir por una hamburguesa a Pickle Shack. No había tenido nada de tiempo libre desde que comencé en mi nuevo trabajo, y las visitas de Sam siempre eran cortas.
Me alegré de que pudiéramos sentarnos y hablar sin tener prisa por tener que ir a trabajar.
Elegimos nuestra mesa y Artie le lanzó una mirada asesina a Sam cuando este se deslizó junto a mí.
Comenzaba a pensar que Sam no estaba exagerando, y quizás es cierto que le gustaba a Artie.
No importaba.
Mi corazón no se aceleraba cada vez que lo veía. Ni mis rodillas se volvían débiles cuando sonreía.
El sólo era otro chico.
Yo sabía que siempre sería así.
Estaba mejorando acerca de lidiar con el dolor y los recuerdos.
Una vez que había aceptado el hecho de que nunca querría a alguien de la forma en que amaba a Santana, era un poco más fácil respirar.
Siempre estará en mi corazón, lo quisiera o no.
Simplemente no tenía suficiente espacio para nadie más.
Ella era la guardián de mi corazón, mi alma y mi aire.
—¿Así que, estás lista para tu último año?—Artie se recargó sobre la mesa y sonrió.
Tenía una bonita sonrisa —incluso una sonrisa sexy— pero no me hizo sentir nada.
Suspire y me encogí de hombros, porque la verdad era que ya no me importaba la escuela.
No pensaba en mi futuro de la manera en que lo hacía antes de que comenzara el verano.
—Supongo que estoy tan lista como puedo estarlo—balbuceé.
Él frunció el ceño.
—El último año se supone que es el mejor año de tu vida. ¡Tienes que estar emocionada por él!
Yo no lo estaba y sabía que ellos no lo entenderían, así que no intenté explicarles que la razón por la cual respiraba se había ido.
Asentí como para estar de acuerdo con él y sólo manteniendo mi boca cerrada.
—Me voy en una semana para volver a Tuscaloosa. Tengo que encontrar un departamento y mudarme antes de que comience el semestre.
Las palabras de Sam me sorprendieron.
No me había puesto a pensar que él se iría pronto.
—¿En serio?—pregunté, escuchando la tristeza en mi voz.
Él asintió y alejó su mirada.
—Bien, asegúrate de despedirte de mí—le recordé, pensando que al menos este adiós no iba a aniquilarme la vida.
Me miró con una extraña expresión en su rostro, como si quisiera decir algo pero estuviera luchando por no hacerlo.
—Sí. Lo haré—dijo finalmente sonriendo.
—Bueno, la buena noticia es que yo no iré a ningún lado y me puedes llamar en cualquier momento y estaré más que dispuesta a, eh, no sé, llevarte a cenar, ver una película, o un… ¡Ouch!
Salté y Artie le lanzó a Sam una mirada asesina.
—¿Por qué hiciste eso?—lo desafió.
Sam rodó sus ojos.
—Hice que te detuvieras antes de que hicieras de ti un idiota aún más grande de lo que ya eres.
Artie inhaló profundamente.
—¿Siempre es tan temperamental cuando está contigo?
Solté una pequeña risa y sacudí mi cabeza.
—Nop.
Artie dejó escapar una sonrisa.
—Así que, no te gusta la competencia, ¿cierto, niño grande?—fastidió, y Sam dirigió una fría mirada a su amigo y suspiró antes de que se volverse hacia mí.
—Lo que él no sabe es que la competencia ni siquiera está en esta mesa.
Artie frunció el ceño, y luego como si una luz se hubiera encendido se volvió a sentar, y se puso serio, por primera vez.
—Puedo ofrecerles algo de beber... Esperen, ¡Oh Dios mío! ¡Eres tú! Ah, ¡No puedo creerlo! La novia de Santana López—la chica rebuscó en su delantal y sacó un pedazo de papel y me entregó un bolígrafo—¿Me puedes dar tu autógrafo, por favor?
Estaba muy sorprendida para responder, o moverme para ser exactos. Miré a Sam, y supongo que notó el pánico en mis ojos, porque tomó el papel y el bolígrafo y se los devolvió a la chica.
—Eh, ¿Por qué mejor no toma nuestra orden en su lugar?
La sonrisa de la chica cayó, y yo dejé caer mis ojos sobre mis manos. No estaba segura de qué decir o cómo responder.
Esto era algo que no había visto venir.
Sam me ordenó una Coca-Cola y luego tomó mi mano.
—¿Supongo que no has venido al centro de la ciudad últimamente?—preguntó con cautela.
Sacudí mi cabeza, pero no encontré su mirada.
Él suspiró profundamente y se inclinó hacia mí.
—Las cosas van a ser un poco diferente, al menos durante un tiempo. Todavía estas en algunos noticieros y, bueno, en esta pequeña ciudad, eres una estrella. Nadie ha estado tan cerca de ser famosa como tú lo has estado.
Cerré mis ojos.
Esto no debería estar sucediendo.
Santana me había dejado para evitar que esto sucediera.
¿Mi vida va a ser siempre así?
¿Cuándo se darían cuenta todos de que me había dejado la estrella de rock?
Ya no era suya, y ya no era interesante.
Simplemente era Brittany Pierce.
—Brittany, mírame, por favor—susurró Sam.
Llevé mi mirada lentamente hacia sus ojos y noté a la camarera apuntando en nuestra dirección.
—Genial, ella está anunciando mi presencia—murmuré.
Sam se volteó a ver a las chicas mirando hacia nosotros. Me giré hacia a Artie.
—Podrías hacer una de esas miradas de chico lindo que tienes para distraer al escuadrón 'OMG' ahí.
Artie asintió.
—Seguro—caminó hacia las chicas, y, casi inmediatamente, él las tenía soltando risitas y sonriéndole.
Me llené de alivio.
—¿Crees que pueda ir conmigo a la escuela y hacer eso?—le pregunté tranquilamente.
Sam se rió.
—No, estarás por tu propia cuenta ahí. Pero, recuerda, ellos lo superaran. Es sólo que Santana grabó una nueva canción, y se rumorea en las noticias de que trata de ti. Alcanzó el número uno de su primera semana en la radio. El ruido está siendo alimentado un poco más.
Me tragué el bulto en mi garganta.
—¿Qué dice la canción?—me escuché preguntar.
¿Por qué la necesidad de saberlo me superaba?
Esto iba a ser doloroso, pero quería saber.
Sam soltó mis manos y se movió incómodamente en su asiento.
—Es suficiente saber que se trata de ti—dijo sin ninguna emoción en su voz.
Asentí y me enfoque en observar el mundo fuera de la ventana. Artie regresó con nuestras bebidas carbonatadas y las puso sobre la mesa.
—Gracias por eso—dije, haciendo una seña con la cabeza hacia las chicas sonrientes que ahora sólo tenían ojos para Artie.
Él se encogió de hombros y sonrió.
—No hay problema. Me alegro de que estas miradas sean buenas para algo—me guiñó un ojo y tomó un sorbo de su coca.
Me relajé y tomé un sorbo también.
Tenía tanto que procesar hoy.
Nuestro dos se había convertido en tres y necesitaba prepararme para tener un bebé en casa. Y luego, estaba el hecho de que aparentemente era conocida por completos extraños.
Dejé que mi mente fuera hacia la nueva canción de Santana, y mi corazón comenzó a acelerarse cuando lo pensé.
La había visto escribiendo en el gazebo mientras trabajaba en los jardines de las últimas semanas que estuvimos juntos. En ese entonces, nunca había soñado que en lo que ella estaba trabajando era sobre mí.
Si era sobre mí, ¿qué decía?
¿Las palabras me perforarían y traerían de vuelta la manta oscura?
¿Sam tendría que regresar a mi habitación y sacarme a la fuerza de mi dolor?
Necesitaba saber lo que decían esas palabras.
Necesitaba saber si hablaba de lo que teníamos, con alegría o tristeza.
¿Encontró luz en nuestros recuerdos, o había ido desapareciendo para ella?
Ordené mi hamburguesa, y comimos simplemente en una pequeña plática.
Sam y Artie hablaban de Mike, de la próxima boda y luego de fútbol.
Finalmente, una vez que supe que era lo suficientemente fuerte como para escuchar la respuesta, pregunté a Sam,
—¿Me harán daño las palabras?
Sabía que iba a entender de qué estaba hablando.
Sam sonrió tristemente y sacudió su cabeza.
—No lo creo, Brittany, pero eso depende de lo que te haga daño. Te describe y lo que siente por ti. Si eso va a ser doloroso, entonces sí.
Tragué para impedir que mi garganta se cerrara.
Artie aclaró su garganta.
—¿De qué están hablando?
Sam apretó mi mano.
—Del nuevo número uno de Santana.
Los ojos de Artie se agrandaron, él me miro embobado y luego se volvió a Sam.
—¿Es sobre Brittany?
Sam levantó sus cejas como retándolo a que se atreviera a decir algo más.
—Sí, lo es—soltó las palabras como un desafío.
—Joder, no hay duda de por qué la gente quiere tu autógrafo—balbuceó y le dio una mordida a su sándwich.
Tenía que escuchar esa canción.
—Artie, quiero ir a tu Jeep y escuchar la radio. ¿Te importa?
Él sacudió su cabeza.
—No, las llaves están dentro.
Sam se levantó y me dejó pasar. Empecé a caminar hacia la puerta, y él agarró mi mano. Me volví hacia él.
—¿Vas a estar bien tú sola? —preguntó en voz baja.
—Necesito hacer esto sola —le aseguré, y me dejó ir.
Me senté y estuve cambiando de estación hasta que encontré una que sabía probablemente la ponía a menudo, y esperé.
No tuve que esperar mucho tiempo.
En el momento en que comenzó a escucharse la guitarra, sabía de quién era la canción. Había oído esos mismos acordes que estaban siendo reproducidos cuando trabajaba en el jardín. Incluso si esta canción no era para mí, ella la había escrito cuando había estado conmigo.
Cuando ella era mía.
Por eso, era especial para mí.
Y luego su voz se unió a la música, y me perdí.
Tus ojos guardan la llave de mi alma.
Tus manos sanan todo mi dolor,
y eres todo lo que hace que esta chica se sienta completa.
Cuando respiras, envías calor a través de mis venas.
Cuando te ríes, mi cuerpo se vuelve loco.
Eres todo lo que necesito para sobrevivir.
Tu cuerpo es lo que me hace sentir viva.
No llores. No soy tan fuerte.
No puedo soportar cuando tu corazón está roto.
Cómo he anhelado ser todo lo que necesitas.
Pero en cambio, yo soy todo lo que está mal.
No, no, no llores. No soy tan fuerte.
No puedo soportar cuando tu corazón está roto.
Cómo he anhelado ser todo lo que necesitas.
Pero en cambio soy todo lo que está mal.
El día que entraste en mi vida.
Supe que no era ningún sacrificio dejarte pasar.
No había nada que quisiera más que ganar tu corazón.
Y una vez que lo tuve, mi veneno arruinó todo.
Así que lo único que puedo hacer
ahora es quedarme aquí solo con mi guitarra y cantar.
No llores. No soy tan fuerte.
No puedo soportar cuando tu corazón está roto.
Cómo he anhelado ser todo lo que necesitas.
Pero en cambio, yo soy todo lo que está mal.
No, no, no llores. No soy tan fuerte.
No puedo soportar cuando tu corazón está roto.
Cómo he anhelado ser todo lo que necesitas.
Pero en cambio soy todo lo que está mal.
Tus manos sanan todo mi dolor,
y eres todo lo que hace que esta chica se sienta completa.
Cuando respiras, envías calor a través de mis venas.
Cuando te ríes, mi cuerpo se vuelve loco.
Eres todo lo que necesito para sobrevivir.
Tu cuerpo es lo que me hace sentir viva.
No llores. No soy tan fuerte.
No puedo soportar cuando tu corazón está roto.
Cómo he anhelado ser todo lo que necesitas.
Pero en cambio, yo soy todo lo que está mal.
No, no, no llores. No soy tan fuerte.
No puedo soportar cuando tu corazón está roto.
Cómo he anhelado ser todo lo que necesitas.
Pero en cambio soy todo lo que está mal.
El día que entraste en mi vida.
Supe que no era ningún sacrificio dejarte pasar.
No había nada que quisiera más que ganar tu corazón.
Y una vez que lo tuve, mi veneno arruinó todo.
Así que lo único que puedo hacer
ahora es quedarme aquí solo con mi guitarra y cantar.
No llores. No soy tan fuerte.
No puedo soportar cuando tu corazón está roto.
Cómo he anhelado ser todo lo que necesitas.
Pero en cambio, yo soy todo lo que está mal.
No, no, no llores. No soy tan fuerte.
No puedo soportar cuando tu corazón está roto.
Cómo he anhelado ser todo lo que necesitas.
Pero en cambio soy todo lo que está mal.
—Y eso, mis amigos, es el nuevo éxito musical Don't Cry de Santana López.—la voz del D.J. comenzó a escucharse, y me estiré hacia la radio y la apagué.
Sí, me dolía.
El dolor estaba ahí.
Pero su voz había sido como un bálsamo para mis heridas.
Ahora tenía algo que podría ayudar a aliviar el dolor.
Por supuesto, no hacerlo desaparecer, pero escuchar su voz era suficiente para aliviar el dolor, aunque sólo fuera por un corto tiempo.
Yo podía lograr sobrevivir día a día si sólo escuchaba su voz.
Si sólo escuchaba mi canción.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
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23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Respiro (Adaptada) Epílogo
Hola morra....
Se dice que para el éxito de las canciones de amor... El desamor es De primera mano!
Van a sobrevivir las dos... Un tiempo necesario hasta que san entre en razón... O le ganen los celos por que no???
Nos vemos!!
Se dice que para el éxito de las canciones de amor... El desamor es De primera mano!
Van a sobrevivir las dos... Un tiempo necesario hasta que san entre en razón... O le ganen los celos por que no???
Nos vemos!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Respiro (Adaptada) Epílogo
Las decisiones de santana son un error y de eso no hay ninguna duda asi que solo espero que de una buena vez se de cuenta de ello y regrese por lo que es suyo!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Respiro (Adaptada) Epílogo
Pues Britt es una estrella donde vive jajaja .... Aun faltan cosas por acomodarse y pues va llevando bien lo de San.
Ahora haber que tal le va con su hermano y su mamá ya en casa...
Ahora haber que tal le va con su hermano y su mamá ya en casa...
JVM- - Mensajes : 1170
Fecha de inscripción : 20/11/2015
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Respiro (Adaptada) Epílogo
3:) escribió:Hola morra....
Se dice que para el éxito de las canciones de amor... El desamor es De primera mano!
Van a sobrevivir las dos... Un tiempo necesario hasta que san entre en razón... O le ganen los celos por que no???
Nos vemos!!
Hola lu, si¿? mmm experiencia propia por aii¿? mmmm jajaajajajaj. Esk el problema es si la esperara para q entre en razón o sigue con su vida normal =/ Mejor lo segundo digo yo! ajjaaja. Saludos =D
micky morales escribió:Las decisiones de santana son un error y de eso no hay ninguna duda asi que solo espero que de una buena vez se de cuenta de ello y regrese por lo que es suyo!!!!
Hola, si q lo son y no, no ai dudas de eso =/ Espero lo mismo xq ya se esta demorando y la rubia no tiene xq esperarla... Saludos =D
JVM escribió:Pues Britt es una estrella donde vive jajaja .... Aun faltan cosas por acomodarse y pues va llevando bien lo de San.
Ahora haber que tal le va con su hermano y su mamá ya en casa...
Hola, ajajajaj se q lo es =/ Mmmm... Esperemos q mejor con la morena xq no sería bueno para la rubia las cosas ya con san y si la familia no ayuda uffff. SAludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: Respiro (Adaptada) Cap 18
Capitulo 18
Biff no pudo dormir por la noche.
Dormía maravillosamente durante el día mientras yo trabajaba, pero por las noches se quedaba despierto.
Whitney parecía estar en algún tipo de depresión, y cuando llegué a la puerta, ella me entregó a Biff y se fue a su habitación y lloró. La señora Sue dijo que era normal.
Whitney sufrió un cambió en su vida, así que no me preocupo por eso, demasiado, excepto que yo no estaba consiguiendo nada de sueño.
Whitney durmió toda la noche, y si trataba de despertarla, ella rompía en llanto.
Cuando ella lloraba, Biff lloraba, así que sólo la dejaba sola.
Él y yo nos unimos durante este tiempo.
Hablé con él acerca de todo lo que no le podía decir a nadie más.
Le hablé sobre la vida con Whitney y cómo él la amaría, pero que no espere nunca una mamá normal. Le aseguré que él estaría bien, porque yo siempre estaría ahí si me necesitaba.
Le hablé de Santana.
Vacié mi alma a un bebé recién nacido, pero hizo más fácil respirar libremente de nuevo cuando hablaba sobre la morena.
Biff, calmado, sonrió y dio una patada. A él le gustaba que yo hablara, así que lo hacía. Yo lo hacía feliz, y me ayudó a sobrellevar la situación.
No importa qué tan especial eran estos tiempos en las primeras horas de la mañana, todavía transcurrían en mí.
Luché contra el impulso de arrastrarme a un rincón en el trabajo y dormir.
Algunas noches, Biff dormía dos horas seguidas, si lo ponía al lado de mi cama.
Esas noches siempre funcionaba mejor teniendo por lo menos 5 horas de sueño.
Whitney y yo no hablabamos mucho.
Cuando llegaba a casa, ella se iba a su cuarto a llorar y escuchar música de los 80’s.
Siempre tomaba a Biff antes de irme cada mañana, lo alimentaba, le ponía un pañal limpio y su ropa para el día.
La llamé desde el trabajo y le recordé acerca de la hora de comer porque no parecía tenerlo junto. Estaba empezando a ponerme nerviosa acerca de dejarlo en casa con ella, pero me recordé que ella era la mamá, no yo.
La escuela comenzó de nuevo.
Sam se había ido dos semanas antes, y yo me quedé en el jardín, saludándolo con la mano mientras se alejaba.
Al principio, me entró el pánico porque me preocupaba lo que pasaría si me encontrara de nuevo en la manta oscura. Pero entonces me acordé de Biff, y el comportamiento inestable de Whitney, y supe que ese escenario no podría suceder.
Tenía alguien a quien cuidar ahora.
No podía perder de nuevo.
Mi vida ya no me pertenecía.
A veces, parecía que mi tiempo con Santana pasó en otra vida. Pero el recuerdo de su sonrisa y su risa me recordó lo cerca que había estado de la felicidad.
Suspiré, agarré mi mochila y bajé la mirada hacia Biff, profundamente dormido. Dejé mi puerta abierta y lo dejé en la cuna junto a mi cama. Abrí la puerta de Whitney y ella se giró, mirándome con los ojos rojos e hinchados.
—Llegaré tarde si no me voy. Lo alimenté hace una hora y trae un pañal limpio. Está durmiendo en mi habitación—me detuve ahí y me obligué a no darle ninguna instrucción sobre el cuidado de su hijo.
Bostezó y se estiró.
—De acuerdo. Gracias, Britty. Sé que te he necesitado mucho últimamente. Parece que no puedo lograrlo sola—sonaba casi herida.
Asentí y la dejé ahí.
No sabía qué decirle porque lo que yo quería decir era: “¡Crece! ¡Tienes un bebé!” y sabía que no podía, así que sólo me fui.
Mi paseo en bicicleta a la escuela era corto y estaba ahí y en el edificio con un montón de tiempo para encontrar mi nuevo casillero y mi primer periodo de clases.
La gente me miraba, y unas cuantas susurraban, pero no les hice caso y me centré en mi tarea.
Recibí un casillero en la parte superior este año en medio del pasillo. Al parecer, a los de último año les daban una mejor ubicación de casillero.
—Oye, extraña—dijo una voz familiar detrás de mí y me giré para ver a Quinn.
No había pasado mucho tiempo con ella porque no quería pasar el rato con su hermano y sus amigos.
—Hola, Quinn, ¿Cómo estás?
Ella sonrió y se encogió de hombros.
—¡Genial! ¡Finalmente somos de último año!
Sonreí y deseé que me importara.
—Sip, finalmente de último—dije, fingiendo entusiasmo.
Sus ojos parecían simpáticos.
—Lo siento por todo lo que pasó. Sam me dijo algo de eso ante de que se fuera porque él quería que tuviera un ojo en ti y llamarlo si lo necesitabas.
No pude evitar sonreír ante sus palabras.
—Tu hermano es un muy buen amigo a quien no merezco—admití y me gire a poner el resto de mis libros en mi casillero antes de correr tarde a clase.
Se echó a reír.
—Sí, bueno, eso sería porque desea que te preocupes por él como lo haces por Santana López—se congeló y se mordió el labio mientras me veía hacer una mueca de dolor—Lo siento mucho, yo... Sam me dijo que no hablara sobre Santana.
Negué con la cabeza.
—No, está bien. La gente va a hablar de ella y voy a aprender a lidiar con ello.
Ella asintió, pero no parecía muy segura.
—Bueno, será mejor que vaya a clase. Tal vez te vea por ahí más tarde. Puede ser que tengamos algunas clases juntas.
Sonreí y asentí.
—Eso estaría bien.
Sonrió y se volteó para irse, pero se detuvo y miró hacia mí.
—Yo, bueno... es eh... bueno no sé si esto está fuera de los límites para hablar, pero ¿Es “Don’t Cry” sobre ti?
Mi garganta se cerró al recordar la canción que había escuchado en innumerables ocasiones, me acurruqué mientras los recuerdos pasaban sobre mí.
Últimamente, había dejado de escucharla porque me ponía de un humor del cual no podía escapar.
Biff me necesitaba y no podía hacerle eso a él.
Quería creer que la canción era para mí, pero no lo sabía con certeza. Conocía los acordes en los que había trabajado cuando estábamos juntos.
Pero no estaba segura de si eso tenía algo que ver conmigo.
Me encogí de hombros.
—No lo sé.
Ella suspiró tristemente y se fue.
Me tomó un momento para calmarme mientras las palabras llenaban mi cabeza. Tuve que controlarme y llegar a clase. Después de varias respiraciones profundas, me di la vuelta y fui al salón 223.
Empecé mi día libre este año con trigonometría.
Qué emocionante.
Después de dos clases con personas haciéndome preguntas sobre Santana que yo no quería contestar, la idea de ir a la cafetería en donde iba a ser la fuente principal de información sobre Santana López me hizo temblar.
Me quedé en mi casillero más de lo necesario y luego fui a la biblioteca en su lugar.
Podría comer cuando llegara a casa.
Empezaría con mi tarea.
Me puse en las mesas, saqué mi libro de trigonometría, y comencé a trabajar. Mis ojos, sin embargo, tenían dificultad para mantenerse concentrados y tenía que luchar para evitar que se cerraran.
—¡Brittany! ¡Despierta! ¡Brittany!—levanté mi cabeza para ver a Quinn frunciendo el ceño hacia mí—¿Todo bien?—preguntó, recordándome a su hermano mayor.
Me froté los ojos y asentí.
—Sí, supongo que tengo que dormir más.
Sabía que necesitaba dormir más, pero no iba a hacerlo hasta que consiguiera dormir a Biff durante la noche.
—Bueno, vamos, estás tarde para Literatura y el señor Ryan casi no me dejó venir a buscarte. Le dije que pensabas que tu próxima clase era Español y accedió a que viniera a encontrarte.
Sonreí ante su imaginación.
—Gracias.
Tomó mis libros y tiró de mi brazo.
—No me lo agradezcas ahora. Es posible que estemos en problemas si no te das prisa. Y deshacerse de la mirada de “me acaba de despertar”. Hará volar mi encubrimiento.
Me froté la cara y asentí.
Primero tuvimos que ir a mi casillero y cambiar mis libros.
—¿Por qué estabas en la biblioteca de todos modos?—preguntó mientras tomaba los libros correctos.
—Porque no quería hacerle frente al almuerzo y a las preguntas de todos—murmuré.
Asintió.
—Bueno, ya te lo perdiste. La única razón por la que no fuiste bombardeada en la biblioteca fue porque en el momento en que todo el mundo se dio cuenta dónde estabas, ya se había acabado el almuerzo.
Suspiré y cerré la puerta de mi casillero.
—Quiero volver a ser invisible—me quejé y disminuí el paso con Quinn.
Ésta frunció el ceño y sacudió la cabeza.
—No va a pasar. Tienes que prepararte. El baile de graduación es el próximo mes, y vas a ser golpeada por un gran tiempo con peticiones para llevarte.
Eso ni siquiera era una opción.
No iba a salir con nadie.
Me negué a ir a ningún baile.
—Bueno, ayúdame a correr la voz de que yo no bailo—murmuré mientras abría la puerta del salón y entramos.
Por suerte, el señor Ryan solo me dio una mirada severa, pero no dijo nada. Me deslicé en la única mesa libre, detrás de un chico alto y de cabello oscuro cuya cabeza bloqueaba mi vista del pizarrón.
Me inclinaba para escribir los números de las páginas que se suponía que íbamos a leer de tarea cuando el chico alto delante de mí se giró.
—Eres Brittany Pierce, ¿no?—preguntó sonriendo.
Asentí deseando poder mentir y decirle que NO.
Se aclaró la garganta.
—Soy Jake Puckerman—le di una pequeña sonrisa amable y busqué la página que se suponía que estábamos leyendo—¿Hablas o tienes algo contra mí?
Suspiré y levanté la mirada. Liberó lo que él suponía que era una sonrisa encantadora.
No estaba mal realmente.
Era lo suficientemente atractivo.
Sus ojos oscuros carecían de la intensidad de los de Santana. Su sonrisa no parecía muy sincera. Tal vez más seguro de sí mismo y arrogante.
—Estoy tarde para la clase y trato de ponerme al día—me dedicó una sonrisa torcida que al parecer también pensaba que era linda.
—No te preocupes, no te perdiste de mucho. Así que, ¿soltera de nuevo?
En mi estómago se formó un nudo. Le di una sonrisa tensa y asentí antes de volver a mi libro.
—¿Cuáles son tus planes para después de la escuela? Estaba pensando en que podríamos ir a tomar algo y bajar a la playa.
Sonaba tan seguro de sí mismo y de su oferta, que tuve que recordarme a mí misma que yo era una buena persona y no maliciosa.
Esbocé una sonrisa y dije:
—Trabajo después de clases, lo siento—regresé a tratar de leer mi página.
—¿Después del trabajo?—ahora parecía un poco inseguro.
—Lo siento, pero tengo que ir directamente a casa, hacer mi tarea y ayudar a mi mamá con mi pequeño hermano.
Quería agregar: “No voy a estar saliendo con nadie, así que déjame en paz”, pero me contuve y volví a mi lectura.
Me observó unos segundos más y luego lo oí suspirar y darse vuelta en su asiento.
Traté de comprender lo que estaba leyendo, pero no podía concentrarme en las palabras.
Odiaba sentirme como si fuera un elemento para ser estudiado en un estante de exhibición.
Todo el mundo quería observar y ver lo que haría.
Una vez que la campana sonó, tomé mis libros y me dirigí a la puerta tan rápido como era humanamente posible.
Tenía que escapar.
Lejos, muy lejos.
—Oye, Brittany, espera—llamó Quinn detrás de mí.
Fui más lento y me giré para verla corriendo por alcanzarme.
—¿Qué te dijo Jake Puckerman?—casi gritó.
Fruncí el ceño y traté de recordar nuestra unilateral conversación.
—Bueno, me invitó a salir, dije que no, y eso fue todo—mantuve mis ojos en el pasillo y no pensé en la gente que me miraba.
—¿Él te invitó a salir?—preguntó, con una reverencia silenciosa.
Simplemente asentí.
—Dios mío, absolutamente se cree el chico más caliente en Sea Breeze. Sabes que es un mariscal de campo, y no sólo eso, tiene varias escuelas de la SEC interesadas en él.
No tenía idea y no me importaba.
Me encogí de hombros y abrí mi casillero para sacar mi bolso.
—Eso es genial. Bien por él—contesté.
Se quedó mirándome con la boca abierta.
—No puedo entender cómo le dijiste que no. nadie le dice que no. Las chicas sueñan con él por las noches. Él es hermoso. ¿Has visto sus brazos?—se echó aire—Guau—agregó para un efecto extra—Aún así prefiero a mi Rach.
Rodé los ojos.
—En realidad, Quinn, si a las demás chicas les gusta tanto, entonces que salgan con él. Simplemente no estoy interesada.
Quinn suspiró y se inclinó contra el armario.
—Si él supiera de sus existencias, entonces lo harían. Pero, hasta hoy, nunca lo he visto interesado en una chica de esta escuela. Sale con chicas universitarias.
Me puse el bolso sobre mi hombro.
—Bueno, al parecer ha cambiado de opinión —murmuré.
—Es lindo. No sé cómo lo rechazaste—siguió diciendo Quinn.
Me caía bien Quinn, pero no estaba de humor para esto.
No estaba interesada en este chico.
—Tengo que ir a trabajar. Gracias de nuevo por despertarme.
Asintió y me dirigí a la salida.
Mi primer día de regreso y ya estaba odiando la escuela.
Si tan solo pudiera camuflarme y pasar desapercibida, esto sería soportable.
Levanté la mirada para ver a Jake dirigiéndose a mi camino y aceleré el paso.
Me pregunté cuán obvio sería si corriera a mi bicicleta.
Mi ritmo acelerado al parecer le alertó de que no estaba de humor para hablar, porque no corrió tras de mí.
Tenía que ir a trabajar, pero antes quería llamar y comprobar a Biff.
La primera semana completa no fue muy bien.
La única buena noticia era que Jake había tomado la indirecta y me dejó sola.
Sin embargo, después de quedarme dormida de nuevo en la biblioteca durante el almuerzo, me di cuenta de que iba a tener que dejar de ir ahí.
Me obligué a hacerle frente a la multitud del almuerzo.
En realidad, no había sido tan malo como pensaba.
Quinn me guardó un asiento a su lado, y me gustaban sus amigos.
Ryder Lynn quería rememorar un poco demasiado su fiesta del cuatro de julio, pero, aparte de eso, estaba bien.
La mayoría de los días, me senté a la mesa y los escuché hablar.
De vez en cuando, alguien me hacía una pregunta o intentaba que me uniera a la conversación, pero mis insuficiencias sociales, mezcladas conmigo estando agotada, no contribuían a un buen conversador.
El viernes, Ryder finalmente tuvo el valor de preguntarme sobre “Don’t Cry” y estaba orgullosa de la forma en que lo manejé.
Me las arreglé para hablar claro a través del nudo en mi garganta.
Mi respiración no llegó a ser demasiado apretada.
En todas las apariencias externas, parecía normal e imperturbable. Con éxito respondí:
—No sé sobre quién es. Nunca la cantó para mí.
Sin ahogarme una vez.
El lunes, pasé a través de mi primer periodo sin quedarme dormida, que resultó ser un milagro porque Biff todavía no podía lograr obtener ajustados sus días y noches, ni siquiera un poco.
Incluso, ya le había llamado a la señora Sue y le pregunté qué debía hacer y me dijo que teníamos que mantenerlo más despierto durante el día.
El problema con eso fue cuando Whitney quería que estuviera durmiendo, así ella no tenía que lidiar con él.
Odiaba admitirlo a mí misma, pero mi mamá no estaba siendo una mamá muy buena para Biff.
Principalmente lo ignoraba, y todavía lloraba con frecuencia.
No podía explicarle todo eso a la señora Sue porque haría que Whitney sonara mal, y no me atreví a echarla abajo ante los ojos de nadie.
Ella parecía tan frágil.
De todas formas, aún estaba logrando mantenerme despierta en la escuela, y después de luchar contra mis pesados párpados durante una conferencia muy aburrida, me dirigí directamente al baño y poder salpicarme agua fría en el rostro para despertar.
Tuve que luchar contra este adormecimiento.
No iba a sacar las notas para una beca si no me podía mantener despierta en clases.
Di un paso alrededor de un grupo de chicas para pasar por el congestionado vestíbulo, y una de ellas me señalo. Estaba acostumbrada a eso, lo ignoré y mantuve mis ojos en el baño.
Sin embargo, una se dio la vuelta.
—¿Brittany Pierce?
Me detuve y consideré mentir sobre mi nombre, diciendo que no, que de hecho era Ivana, una estudiante de intercambio que no hablaba bien el inglés.
Pero en cambio, me di la vuelta para ver a la pequeña morena a quien había conocido en la fiesta del 4 de julio. De inmediato me di cuenta de ese brillo hostil en su mirada.
—Hola, soy Bree Moore. Nos conocimos en la casa de Ryder este verano, pero dudo que te acuerdes de mí, después de todos los que conociste esa noche—hizo una pausa, como si tuviera que decir algo, pero continué mirándola fijamente, a la espera de lo que ella quería conmigo—Si, bueno, um, tengo la nueva edición de Teen Follower, y hay una foto de Santana López con su nueva novia, Elaine Harvey. Ella va a estar en su nuevo video musical... ya sabes, el que se llama “Don’t Cry.”
Entendí lo que esta chica quería ahora, y no sabía qué le había hecho para odiarme tanto.
Mi garganta se secó y se empezó a cerrar.
Así que decidí no responder.
Ella sonrió como si estuviera contenta con mi reacción y me entregó la revista.
—Las estrellas de rock son criaturas tan volubles. Uno nunca sabe a quién van a querer después. Toma la revista, yo no la necesito—y con eso, chasqueó los dedos y el grupo que la rodeaba la siguió como una escuela de peces.
Traté de tragar, pero no sirvió de nada.
No lo podía manejar.
El dolor volvió de nuevo y no tenía la fuerza para detenerlo.
Me giré para correr, y Quinn estaba ahí bloqueando mi camino.
—Ella sólo está siendo mala contigo por Jake. Ahora, ven conmigo, te ayudaremos a recobrar la compostura en el baño.
Caminé obedientemente detrás de ella.
—¿Qué tiene que ver Jake con esto?—le pregunté, tendiéndole la revista que ella había puesto en mis manos.
Quinn me llevó al baño y tomó la revista por mí.
—Jake y Bree salieron este verano. Cuando se enteró de que él estaba interesado en ti, entonces te convertiste en su enemiga. Incluso, cuando se enteró de que tú lo echaste a volar. Creo que eso hace que no le agrades más.
Fruncí el ceño.
—¿Por qué?
Quinn humedeció una toalla de papel.
—Porque tú ignoraste lo que ella quiere tanto. Mira, la cosa es que Jake salió con ella este verano y, bueno, después de algunas semanas, él dejó su departamento. Ella lo quiere de vuelta, ya que salir con Jake la haría la chica más popular de la escuela.
Suspiré y cerré los ojos.
—La preparatoria es tan estúpida—murmuré.
Quinn movió su mano y limpió mi cara con una toalla de papel húmeda y fría.
—Tienes que conseguir control sobre ti misma. Si todo el mundo piensa que puede llegar a ti mostrándote fotos de Santana con otras chicas, serás atacada por ellos.
Me acerqué a la descartada revista y la levanté en contra de mi voluntad.
Ahí, en la página que tenía delante de mí, estaba Santana en los Teen Choice Awards y en su brazo estaba una hermosa castaña con el cabello rizado.
Inhalé profundamente y me desplomé contra la pared.
—Maldición, Brittany, ¿qué estás buscando en eso?—Quinn fue a quitármela, pero negué con la cabeza y me aferré a ella con firmeza.
—No, déjame leerlo.
Sabía que lo que habían escrito en estas cosas no era verdad, pero de alguna manera quería hacerme más daño.
—¡No!—dijo Quinn firmemente y bruscamente la quitó de mis manos.
Lo dejé pasar.
Ella la volteó.
—Joder, por lo menos tu cabello es naturalmente lindo—dijo antes de lanzar la revista a la basura.
Cerré los ojos ante el dolor y me senté en el suelo.
El manto oscuro parecía venir por mí, y sabía que iba a tener que luchar más para evitar que llegara a mí.
Había paz en el vació, pero luego no sería capaz de cuidar a Biff si entraba en ella, y Biff me necesitaba.
Sacudí la cabeza y me levanté rápidamente, antes de que me alcanzara.
Me concentré en mi reflejo en el espejo y calmé mis funciones hasta que la mirada atormentada dejara mis ojos. Quinn vino detrás de mí y me tomó del brazo.
—Sólo fue una foto publicitaria —dijo en voz baja.
Asentí porque ella había tenido razón.
La foto de Santana con la chica no había sido tan difícil como verlo tan feliz en ella.
Yo también quería ser feliz.
Santana podía ser feliz.
¿Por qué no iba a serlo?
Porque yo había sido la que amó demasiado.
Sólo me llevaría más tiempo que ella sonreír con tanta intensidad.
Tenía que trabajar en ello.
Pensando en los que me rodean, quienes me aman tenían que ser el primer lugar para empezar.
Luego estaba Biff, quien me necesitaba.
Tenía que aprender a ser fuerte.
Una vez había creído que era muy fuerte.
Ahora, tenía que encontrar ese yo de nuevo.
Dormía maravillosamente durante el día mientras yo trabajaba, pero por las noches se quedaba despierto.
Whitney parecía estar en algún tipo de depresión, y cuando llegué a la puerta, ella me entregó a Biff y se fue a su habitación y lloró. La señora Sue dijo que era normal.
Whitney sufrió un cambió en su vida, así que no me preocupo por eso, demasiado, excepto que yo no estaba consiguiendo nada de sueño.
Whitney durmió toda la noche, y si trataba de despertarla, ella rompía en llanto.
Cuando ella lloraba, Biff lloraba, así que sólo la dejaba sola.
Él y yo nos unimos durante este tiempo.
Hablé con él acerca de todo lo que no le podía decir a nadie más.
Le hablé sobre la vida con Whitney y cómo él la amaría, pero que no espere nunca una mamá normal. Le aseguré que él estaría bien, porque yo siempre estaría ahí si me necesitaba.
Le hablé de Santana.
Vacié mi alma a un bebé recién nacido, pero hizo más fácil respirar libremente de nuevo cuando hablaba sobre la morena.
Biff, calmado, sonrió y dio una patada. A él le gustaba que yo hablara, así que lo hacía. Yo lo hacía feliz, y me ayudó a sobrellevar la situación.
No importa qué tan especial eran estos tiempos en las primeras horas de la mañana, todavía transcurrían en mí.
Luché contra el impulso de arrastrarme a un rincón en el trabajo y dormir.
Algunas noches, Biff dormía dos horas seguidas, si lo ponía al lado de mi cama.
Esas noches siempre funcionaba mejor teniendo por lo menos 5 horas de sueño.
Whitney y yo no hablabamos mucho.
Cuando llegaba a casa, ella se iba a su cuarto a llorar y escuchar música de los 80’s.
Siempre tomaba a Biff antes de irme cada mañana, lo alimentaba, le ponía un pañal limpio y su ropa para el día.
La llamé desde el trabajo y le recordé acerca de la hora de comer porque no parecía tenerlo junto. Estaba empezando a ponerme nerviosa acerca de dejarlo en casa con ella, pero me recordé que ella era la mamá, no yo.
La escuela comenzó de nuevo.
Sam se había ido dos semanas antes, y yo me quedé en el jardín, saludándolo con la mano mientras se alejaba.
Al principio, me entró el pánico porque me preocupaba lo que pasaría si me encontrara de nuevo en la manta oscura. Pero entonces me acordé de Biff, y el comportamiento inestable de Whitney, y supe que ese escenario no podría suceder.
Tenía alguien a quien cuidar ahora.
No podía perder de nuevo.
Mi vida ya no me pertenecía.
A veces, parecía que mi tiempo con Santana pasó en otra vida. Pero el recuerdo de su sonrisa y su risa me recordó lo cerca que había estado de la felicidad.
Suspiré, agarré mi mochila y bajé la mirada hacia Biff, profundamente dormido. Dejé mi puerta abierta y lo dejé en la cuna junto a mi cama. Abrí la puerta de Whitney y ella se giró, mirándome con los ojos rojos e hinchados.
—Llegaré tarde si no me voy. Lo alimenté hace una hora y trae un pañal limpio. Está durmiendo en mi habitación—me detuve ahí y me obligué a no darle ninguna instrucción sobre el cuidado de su hijo.
Bostezó y se estiró.
—De acuerdo. Gracias, Britty. Sé que te he necesitado mucho últimamente. Parece que no puedo lograrlo sola—sonaba casi herida.
Asentí y la dejé ahí.
No sabía qué decirle porque lo que yo quería decir era: “¡Crece! ¡Tienes un bebé!” y sabía que no podía, así que sólo me fui.
Mi paseo en bicicleta a la escuela era corto y estaba ahí y en el edificio con un montón de tiempo para encontrar mi nuevo casillero y mi primer periodo de clases.
La gente me miraba, y unas cuantas susurraban, pero no les hice caso y me centré en mi tarea.
Recibí un casillero en la parte superior este año en medio del pasillo. Al parecer, a los de último año les daban una mejor ubicación de casillero.
—Oye, extraña—dijo una voz familiar detrás de mí y me giré para ver a Quinn.
No había pasado mucho tiempo con ella porque no quería pasar el rato con su hermano y sus amigos.
—Hola, Quinn, ¿Cómo estás?
Ella sonrió y se encogió de hombros.
—¡Genial! ¡Finalmente somos de último año!
Sonreí y deseé que me importara.
—Sip, finalmente de último—dije, fingiendo entusiasmo.
Sus ojos parecían simpáticos.
—Lo siento por todo lo que pasó. Sam me dijo algo de eso ante de que se fuera porque él quería que tuviera un ojo en ti y llamarlo si lo necesitabas.
No pude evitar sonreír ante sus palabras.
—Tu hermano es un muy buen amigo a quien no merezco—admití y me gire a poner el resto de mis libros en mi casillero antes de correr tarde a clase.
Se echó a reír.
—Sí, bueno, eso sería porque desea que te preocupes por él como lo haces por Santana López—se congeló y se mordió el labio mientras me veía hacer una mueca de dolor—Lo siento mucho, yo... Sam me dijo que no hablara sobre Santana.
Negué con la cabeza.
—No, está bien. La gente va a hablar de ella y voy a aprender a lidiar con ello.
Ella asintió, pero no parecía muy segura.
—Bueno, será mejor que vaya a clase. Tal vez te vea por ahí más tarde. Puede ser que tengamos algunas clases juntas.
Sonreí y asentí.
—Eso estaría bien.
Sonrió y se volteó para irse, pero se detuvo y miró hacia mí.
—Yo, bueno... es eh... bueno no sé si esto está fuera de los límites para hablar, pero ¿Es “Don’t Cry” sobre ti?
Mi garganta se cerró al recordar la canción que había escuchado en innumerables ocasiones, me acurruqué mientras los recuerdos pasaban sobre mí.
Últimamente, había dejado de escucharla porque me ponía de un humor del cual no podía escapar.
Biff me necesitaba y no podía hacerle eso a él.
Quería creer que la canción era para mí, pero no lo sabía con certeza. Conocía los acordes en los que había trabajado cuando estábamos juntos.
Pero no estaba segura de si eso tenía algo que ver conmigo.
Me encogí de hombros.
—No lo sé.
Ella suspiró tristemente y se fue.
Me tomó un momento para calmarme mientras las palabras llenaban mi cabeza. Tuve que controlarme y llegar a clase. Después de varias respiraciones profundas, me di la vuelta y fui al salón 223.
Empecé mi día libre este año con trigonometría.
Qué emocionante.
Después de dos clases con personas haciéndome preguntas sobre Santana que yo no quería contestar, la idea de ir a la cafetería en donde iba a ser la fuente principal de información sobre Santana López me hizo temblar.
Me quedé en mi casillero más de lo necesario y luego fui a la biblioteca en su lugar.
Podría comer cuando llegara a casa.
Empezaría con mi tarea.
Me puse en las mesas, saqué mi libro de trigonometría, y comencé a trabajar. Mis ojos, sin embargo, tenían dificultad para mantenerse concentrados y tenía que luchar para evitar que se cerraran.
—¡Brittany! ¡Despierta! ¡Brittany!—levanté mi cabeza para ver a Quinn frunciendo el ceño hacia mí—¿Todo bien?—preguntó, recordándome a su hermano mayor.
Me froté los ojos y asentí.
—Sí, supongo que tengo que dormir más.
Sabía que necesitaba dormir más, pero no iba a hacerlo hasta que consiguiera dormir a Biff durante la noche.
—Bueno, vamos, estás tarde para Literatura y el señor Ryan casi no me dejó venir a buscarte. Le dije que pensabas que tu próxima clase era Español y accedió a que viniera a encontrarte.
Sonreí ante su imaginación.
—Gracias.
Tomó mis libros y tiró de mi brazo.
—No me lo agradezcas ahora. Es posible que estemos en problemas si no te das prisa. Y deshacerse de la mirada de “me acaba de despertar”. Hará volar mi encubrimiento.
Me froté la cara y asentí.
Primero tuvimos que ir a mi casillero y cambiar mis libros.
—¿Por qué estabas en la biblioteca de todos modos?—preguntó mientras tomaba los libros correctos.
—Porque no quería hacerle frente al almuerzo y a las preguntas de todos—murmuré.
Asintió.
—Bueno, ya te lo perdiste. La única razón por la que no fuiste bombardeada en la biblioteca fue porque en el momento en que todo el mundo se dio cuenta dónde estabas, ya se había acabado el almuerzo.
Suspiré y cerré la puerta de mi casillero.
—Quiero volver a ser invisible—me quejé y disminuí el paso con Quinn.
Ésta frunció el ceño y sacudió la cabeza.
—No va a pasar. Tienes que prepararte. El baile de graduación es el próximo mes, y vas a ser golpeada por un gran tiempo con peticiones para llevarte.
Eso ni siquiera era una opción.
No iba a salir con nadie.
Me negué a ir a ningún baile.
—Bueno, ayúdame a correr la voz de que yo no bailo—murmuré mientras abría la puerta del salón y entramos.
Por suerte, el señor Ryan solo me dio una mirada severa, pero no dijo nada. Me deslicé en la única mesa libre, detrás de un chico alto y de cabello oscuro cuya cabeza bloqueaba mi vista del pizarrón.
Me inclinaba para escribir los números de las páginas que se suponía que íbamos a leer de tarea cuando el chico alto delante de mí se giró.
—Eres Brittany Pierce, ¿no?—preguntó sonriendo.
Asentí deseando poder mentir y decirle que NO.
Se aclaró la garganta.
—Soy Jake Puckerman—le di una pequeña sonrisa amable y busqué la página que se suponía que estábamos leyendo—¿Hablas o tienes algo contra mí?
Suspiré y levanté la mirada. Liberó lo que él suponía que era una sonrisa encantadora.
No estaba mal realmente.
Era lo suficientemente atractivo.
Sus ojos oscuros carecían de la intensidad de los de Santana. Su sonrisa no parecía muy sincera. Tal vez más seguro de sí mismo y arrogante.
—Estoy tarde para la clase y trato de ponerme al día—me dedicó una sonrisa torcida que al parecer también pensaba que era linda.
—No te preocupes, no te perdiste de mucho. Así que, ¿soltera de nuevo?
En mi estómago se formó un nudo. Le di una sonrisa tensa y asentí antes de volver a mi libro.
—¿Cuáles son tus planes para después de la escuela? Estaba pensando en que podríamos ir a tomar algo y bajar a la playa.
Sonaba tan seguro de sí mismo y de su oferta, que tuve que recordarme a mí misma que yo era una buena persona y no maliciosa.
Esbocé una sonrisa y dije:
—Trabajo después de clases, lo siento—regresé a tratar de leer mi página.
—¿Después del trabajo?—ahora parecía un poco inseguro.
—Lo siento, pero tengo que ir directamente a casa, hacer mi tarea y ayudar a mi mamá con mi pequeño hermano.
Quería agregar: “No voy a estar saliendo con nadie, así que déjame en paz”, pero me contuve y volví a mi lectura.
Me observó unos segundos más y luego lo oí suspirar y darse vuelta en su asiento.
Traté de comprender lo que estaba leyendo, pero no podía concentrarme en las palabras.
Odiaba sentirme como si fuera un elemento para ser estudiado en un estante de exhibición.
Todo el mundo quería observar y ver lo que haría.
Una vez que la campana sonó, tomé mis libros y me dirigí a la puerta tan rápido como era humanamente posible.
Tenía que escapar.
Lejos, muy lejos.
—Oye, Brittany, espera—llamó Quinn detrás de mí.
Fui más lento y me giré para verla corriendo por alcanzarme.
—¿Qué te dijo Jake Puckerman?—casi gritó.
Fruncí el ceño y traté de recordar nuestra unilateral conversación.
—Bueno, me invitó a salir, dije que no, y eso fue todo—mantuve mis ojos en el pasillo y no pensé en la gente que me miraba.
—¿Él te invitó a salir?—preguntó, con una reverencia silenciosa.
Simplemente asentí.
—Dios mío, absolutamente se cree el chico más caliente en Sea Breeze. Sabes que es un mariscal de campo, y no sólo eso, tiene varias escuelas de la SEC interesadas en él.
No tenía idea y no me importaba.
Me encogí de hombros y abrí mi casillero para sacar mi bolso.
—Eso es genial. Bien por él—contesté.
Se quedó mirándome con la boca abierta.
—No puedo entender cómo le dijiste que no. nadie le dice que no. Las chicas sueñan con él por las noches. Él es hermoso. ¿Has visto sus brazos?—se echó aire—Guau—agregó para un efecto extra—Aún así prefiero a mi Rach.
Rodé los ojos.
—En realidad, Quinn, si a las demás chicas les gusta tanto, entonces que salgan con él. Simplemente no estoy interesada.
Quinn suspiró y se inclinó contra el armario.
—Si él supiera de sus existencias, entonces lo harían. Pero, hasta hoy, nunca lo he visto interesado en una chica de esta escuela. Sale con chicas universitarias.
Me puse el bolso sobre mi hombro.
—Bueno, al parecer ha cambiado de opinión —murmuré.
—Es lindo. No sé cómo lo rechazaste—siguió diciendo Quinn.
Me caía bien Quinn, pero no estaba de humor para esto.
No estaba interesada en este chico.
—Tengo que ir a trabajar. Gracias de nuevo por despertarme.
Asintió y me dirigí a la salida.
Mi primer día de regreso y ya estaba odiando la escuela.
Si tan solo pudiera camuflarme y pasar desapercibida, esto sería soportable.
Levanté la mirada para ver a Jake dirigiéndose a mi camino y aceleré el paso.
Me pregunté cuán obvio sería si corriera a mi bicicleta.
Mi ritmo acelerado al parecer le alertó de que no estaba de humor para hablar, porque no corrió tras de mí.
Tenía que ir a trabajar, pero antes quería llamar y comprobar a Biff.
La primera semana completa no fue muy bien.
La única buena noticia era que Jake había tomado la indirecta y me dejó sola.
Sin embargo, después de quedarme dormida de nuevo en la biblioteca durante el almuerzo, me di cuenta de que iba a tener que dejar de ir ahí.
Me obligué a hacerle frente a la multitud del almuerzo.
En realidad, no había sido tan malo como pensaba.
Quinn me guardó un asiento a su lado, y me gustaban sus amigos.
Ryder Lynn quería rememorar un poco demasiado su fiesta del cuatro de julio, pero, aparte de eso, estaba bien.
La mayoría de los días, me senté a la mesa y los escuché hablar.
De vez en cuando, alguien me hacía una pregunta o intentaba que me uniera a la conversación, pero mis insuficiencias sociales, mezcladas conmigo estando agotada, no contribuían a un buen conversador.
El viernes, Ryder finalmente tuvo el valor de preguntarme sobre “Don’t Cry” y estaba orgullosa de la forma en que lo manejé.
Me las arreglé para hablar claro a través del nudo en mi garganta.
Mi respiración no llegó a ser demasiado apretada.
En todas las apariencias externas, parecía normal e imperturbable. Con éxito respondí:
—No sé sobre quién es. Nunca la cantó para mí.
Sin ahogarme una vez.
El lunes, pasé a través de mi primer periodo sin quedarme dormida, que resultó ser un milagro porque Biff todavía no podía lograr obtener ajustados sus días y noches, ni siquiera un poco.
Incluso, ya le había llamado a la señora Sue y le pregunté qué debía hacer y me dijo que teníamos que mantenerlo más despierto durante el día.
El problema con eso fue cuando Whitney quería que estuviera durmiendo, así ella no tenía que lidiar con él.
Odiaba admitirlo a mí misma, pero mi mamá no estaba siendo una mamá muy buena para Biff.
Principalmente lo ignoraba, y todavía lloraba con frecuencia.
No podía explicarle todo eso a la señora Sue porque haría que Whitney sonara mal, y no me atreví a echarla abajo ante los ojos de nadie.
Ella parecía tan frágil.
De todas formas, aún estaba logrando mantenerme despierta en la escuela, y después de luchar contra mis pesados párpados durante una conferencia muy aburrida, me dirigí directamente al baño y poder salpicarme agua fría en el rostro para despertar.
Tuve que luchar contra este adormecimiento.
No iba a sacar las notas para una beca si no me podía mantener despierta en clases.
Di un paso alrededor de un grupo de chicas para pasar por el congestionado vestíbulo, y una de ellas me señalo. Estaba acostumbrada a eso, lo ignoré y mantuve mis ojos en el baño.
Sin embargo, una se dio la vuelta.
—¿Brittany Pierce?
Me detuve y consideré mentir sobre mi nombre, diciendo que no, que de hecho era Ivana, una estudiante de intercambio que no hablaba bien el inglés.
Pero en cambio, me di la vuelta para ver a la pequeña morena a quien había conocido en la fiesta del 4 de julio. De inmediato me di cuenta de ese brillo hostil en su mirada.
—Hola, soy Bree Moore. Nos conocimos en la casa de Ryder este verano, pero dudo que te acuerdes de mí, después de todos los que conociste esa noche—hizo una pausa, como si tuviera que decir algo, pero continué mirándola fijamente, a la espera de lo que ella quería conmigo—Si, bueno, um, tengo la nueva edición de Teen Follower, y hay una foto de Santana López con su nueva novia, Elaine Harvey. Ella va a estar en su nuevo video musical... ya sabes, el que se llama “Don’t Cry.”
Entendí lo que esta chica quería ahora, y no sabía qué le había hecho para odiarme tanto.
Mi garganta se secó y se empezó a cerrar.
Así que decidí no responder.
Ella sonrió como si estuviera contenta con mi reacción y me entregó la revista.
—Las estrellas de rock son criaturas tan volubles. Uno nunca sabe a quién van a querer después. Toma la revista, yo no la necesito—y con eso, chasqueó los dedos y el grupo que la rodeaba la siguió como una escuela de peces.
Traté de tragar, pero no sirvió de nada.
No lo podía manejar.
El dolor volvió de nuevo y no tenía la fuerza para detenerlo.
Me giré para correr, y Quinn estaba ahí bloqueando mi camino.
—Ella sólo está siendo mala contigo por Jake. Ahora, ven conmigo, te ayudaremos a recobrar la compostura en el baño.
Caminé obedientemente detrás de ella.
—¿Qué tiene que ver Jake con esto?—le pregunté, tendiéndole la revista que ella había puesto en mis manos.
Quinn me llevó al baño y tomó la revista por mí.
—Jake y Bree salieron este verano. Cuando se enteró de que él estaba interesado en ti, entonces te convertiste en su enemiga. Incluso, cuando se enteró de que tú lo echaste a volar. Creo que eso hace que no le agrades más.
Fruncí el ceño.
—¿Por qué?
Quinn humedeció una toalla de papel.
—Porque tú ignoraste lo que ella quiere tanto. Mira, la cosa es que Jake salió con ella este verano y, bueno, después de algunas semanas, él dejó su departamento. Ella lo quiere de vuelta, ya que salir con Jake la haría la chica más popular de la escuela.
Suspiré y cerré los ojos.
—La preparatoria es tan estúpida—murmuré.
Quinn movió su mano y limpió mi cara con una toalla de papel húmeda y fría.
—Tienes que conseguir control sobre ti misma. Si todo el mundo piensa que puede llegar a ti mostrándote fotos de Santana con otras chicas, serás atacada por ellos.
Me acerqué a la descartada revista y la levanté en contra de mi voluntad.
Ahí, en la página que tenía delante de mí, estaba Santana en los Teen Choice Awards y en su brazo estaba una hermosa castaña con el cabello rizado.
Inhalé profundamente y me desplomé contra la pared.
—Maldición, Brittany, ¿qué estás buscando en eso?—Quinn fue a quitármela, pero negué con la cabeza y me aferré a ella con firmeza.
—No, déjame leerlo.
Sabía que lo que habían escrito en estas cosas no era verdad, pero de alguna manera quería hacerme más daño.
—¡No!—dijo Quinn firmemente y bruscamente la quitó de mis manos.
Lo dejé pasar.
Ella la volteó.
—Joder, por lo menos tu cabello es naturalmente lindo—dijo antes de lanzar la revista a la basura.
Cerré los ojos ante el dolor y me senté en el suelo.
El manto oscuro parecía venir por mí, y sabía que iba a tener que luchar más para evitar que llegara a mí.
Había paz en el vació, pero luego no sería capaz de cuidar a Biff si entraba en ella, y Biff me necesitaba.
Sacudí la cabeza y me levanté rápidamente, antes de que me alcanzara.
Me concentré en mi reflejo en el espejo y calmé mis funciones hasta que la mirada atormentada dejara mis ojos. Quinn vino detrás de mí y me tomó del brazo.
—Sólo fue una foto publicitaria —dijo en voz baja.
Asentí porque ella había tenido razón.
La foto de Santana con la chica no había sido tan difícil como verlo tan feliz en ella.
Yo también quería ser feliz.
Santana podía ser feliz.
¿Por qué no iba a serlo?
Porque yo había sido la que amó demasiado.
Sólo me llevaría más tiempo que ella sonreír con tanta intensidad.
Tenía que trabajar en ello.
Pensando en los que me rodean, quienes me aman tenían que ser el primer lugar para empezar.
Luego estaba Biff, quien me necesitaba.
Tenía que aprender a ser fuerte.
Una vez había creído que era muy fuerte.
Ahora, tenía que encontrar ese yo de nuevo.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
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23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Respiro (Adaptada) Epílogo
Hola morra...
Definitivamente a san le quedó grande el amor de britt.... Hasta que no deje de hacer puras pendejadas pienso igual...
Aunque duela britt tiene que ser la madre De biff por todas todas....
Entre la madre y los "favores" De san a sus amigas o no... No ayudan!!
Nos vemos!!
Definitivamente a san le quedó grande el amor de britt.... Hasta que no deje de hacer puras pendejadas pienso igual...
Aunque duela britt tiene que ser la madre De biff por todas todas....
Entre la madre y los "favores" De san a sus amigas o no... No ayudan!!
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3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Respiro (Adaptada) Epílogo
Hola!!! Decide que Britt no va salir con Jake!!!!!
Cuando aparecera Santana??
Saludos
PD: MARATON,MARATON!!!! Jaja
Cuando aparecera Santana??
Saludos
PD: MARATON,MARATON!!!! Jaja
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Respiro (Adaptada) Epílogo
No se que opinar!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Respiro (Adaptada) Epílogo
3:) escribió:Hola morra...
Definitivamente a san le quedó grande el amor de britt.... Hasta que no deje de hacer puras pendejadas pienso igual...
Aunque duela britt tiene que ser la madre De biff por todas todas....
Entre la madre y los "favores" De san a sus amigas o no... No ayudan!!
Nos vemos!!
Hola lu, si que si ¬¬ BRitt debería hacer algo con sam y q alguien se lo haga saber a san... como su hermano... solo digo xD Si =/ no pudo vivir su infancia y ahora no esta viviendo su adolescencia y salto a ser mamá =/ No, no ayudan en nada y la vrdd solo perjudican a britt... no son buenas para la rubia =/ Saludos =D
monica.santander escribió:Hola!!! Decide que Britt no va salir con Jake!!!!!
Cuando aparecera Santana??
Saludos
PD: MARATON,MARATON!!!! Jaja
Hola, parece q no xD jajaajajajaj. Ufff como esta haciendo las cosas q no aparezca la vrdd ¬¬ Saludos =D
Pd: jajajaja ok, pero podrías hacerme acordar el viernes¿?
micky morales escribió:No se que opinar!!!
Hola, nah suele pasar y más aun cuando san y la whitney no ayudan en nada =/ Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: Respiro (Adaptada) Cap 19
Capitulo 19
Septiembre terminaría en una semana, y sabía que el tiempo corría tan rápido que casi me alcanzaba.
Mis calificaciones habían bajado, mantenerme despierta en las clases parecía un trabajo imposible.
Biff aún me mantenía despierta toda la noche.
La señora Sue dijo que eran probablemente cólicos y que, además, tomando la medicina para gases lo ayudaría a aliviarse.
Whitney seguía estando cada vez más retraída, hasta el punto de que tenía que llamarla desde la escuela para comprobar y asegurarme de que recordaba darle de comer a Biff.
Varias tardes, cuando llegué a casa, parecía que no le habían cambiado el pañal en mucho tiempo. Cada vez que lo limpiaba, le aplicaba la crema que había encontrado en la farmacia.
Traté de explicarle a Whitney que esto no era bueno para él, pero no pareció escucharme.
Biff la necesitaba.
Yo no era capaz de despertarla y hacer que se enfrentara con el hecho de que tenía un bebé ahora.
Biff me tenía solamente a mí, y yo necesitaba volverme dura para no venirme abajo tampoco.
Cuando más pensaba en la universidad, más descubría que no habría manera de que yo pudiera ir y dejar a Biff con Whitney.
Él no podía sobrevivir.
Consideraba dejar la escuela para ponerme a trabajar, la fórmula y los pañales costaban una fortuna.
La idea de abandonar la escuela y obtener mi certificado por correspondencia cruzó varias noches por mi cabeza, cuando llegaba a casa para encontrarme a Biff llorando y con hambre y Whitney gritando en su habitación que hiciera algo con él.
Mi vida iba en una espiral cuesta abajo, y parecía que cuanto más me esforzaba por controlar el incendio, peor se ponía.
Me desperté con la cabeza sobre la mesa de la cocina y un biberón vacío en la mano, y Biff llorando en su cuna a mi lado.
Froté mis ojos para concentrarme, miré la hora, y noté que me quedé dormida. Salté y preparé otra botella y le di de comer.
Intenté dos veces que Whitney saliera de la cama y me ayudara, pero me lanzó la almohada y me dijo que tenía dolor de cabeza otra vez.
Me las arreglé para vestirme y recoger la tarea que estaba esparcida por toda la mesa mientras yo me encargaba de Biff toda la noche.
Cambié el pañal de Biff y su ropa, y por supuesto, justo en ese momento se quedó dormido. En cierto modo, agradecía que durmiera tanto durante el día, ya que si no lo hiciera, me preocuparía lo que Whitney podría hacerle.
Yo ya la había visto encerrarse en la habitación más lejana de su llanto.
Fui a decirle adiós a Whitney, pero ella dormía profundamente otra vez.
No tenía sentido despertarla.
Me dirigí a mi bicicleta y, de repente, el mundo pareció estremecerse. Me detuve y me apoyé en la casa hasta que el temblor pasó, y luego fui a buscar mi bici.
Mi estómago se revolvió como si hubiera comido algo malo.
Enfermarme no estaba en la lista de “cosas por hacer”.
No tenía tiempo para eso.
Tenía que ir a la escuela.
Salí de la calzada y me dirigí hacia el semáforo principal, de pronto todo pareció volverse borroso. Giré en la calle principal y me dirigí hacia la escuela lo más rápido que pude.
Era como si estuviera conduciendo hacia un túnel que cada vez se hacía más pequeño, el mundo que me rodeaba se volvía tenue.
Todo se volvió negro cuando la escuela estuvo a la vista.
Un dolor agudo en mi cabeza me despertó.
No podía abrir los ojos, así que estiré la mano para sentir algo cálido y húmedo en mi cabello.
Algo brotaba de algún lugar.
Mi brazo se sentía pesado, y no podía controlarlo. Lo dejé caer, y mis ojos aún no querían cooperar.
Lentamente, me adentré en la oscuridad.
Le di la bienvenida, porque me recordó a mi manta oscura, y quería que el dolor desapareciera.
Floté a través de mis recuerdos.
Un viaje sin dolor.
El rostro de Santana sonriéndome me llenó de felicidad, y la sensación de hormigueo por su cercanía también.
Vi a Santana agacharse frente a la niña en la tienda de comestibles, y mi corazón se agitó al recordar su cara cuando la besó. Santana inclinándose sobre su guitarra, cantando “Wanted Dead or Alive” me hizo reír, pero por alguna razón no pude.
Y luego Santana cantándome en la luz de la luna y abrazándome.
Más recuerdos que intenté duramente reprimir, regresaron, eran tantos que quise reír, pero no podía.
La manta pesada hacía imposible moverme.
Así que me quedé ahí y disfruté de los recuerdos sin dolor. Y, al igual que antes, la oscuridad llego, y me adentré en ella.
La música y una voz que reconocía me llamaban.
Intenté fuertemente apartar la pesada manta para que pudiera acercármele.
Conocía esa voz.
La música venía de ella.
Su voz sonaba triste, pero sus palabras le pertenecían.
Era mi canción.
Luché contra la manta, pero seguía siendo demasiada pesada, y la oscuridad se apoderó de mí.
La canción se desvaneció.
Mi cabeza latía con fuerza y mis brazos hormigueaban.
Traté de mover mis dedos, y funcionó.
Intenté mover mi pie, y lo moví.
El manto oscuro se había marchado.
Quería abrir los ojos, pero la idea hacía que mi cabeza palpitara más.
No creía ser capaz de abrirlos aún.
Por alguna razón, la oscuridad me había dado un dolor de cabeza horrible. Recordé el líquido caliente en mi cabeza, y me pregunté si eso me causó problemas.
Levanté un brazo, pero sólo conseguí levantarlo un poco antes de que cayera de nuevo.
Alguien se movió a mi lado
—¿Britt?
Mi respiración se detuvo, y esperé para ver si podía oír esa suave voz decir mi nombre otra vez.
—Britt, ¿me oyes?
Quería hablar, pero no estaba segura de sí las palabras saldrían, así que me quedé en silencio.
Una mano cálida se deslizó en la mía, y mi brazo se estremeció de un modo familiar.
La mano debía pertenecerle a Santana.
—Britt, por favor, si puedes oírme, demuéstramelo. Te vi moverte. Puedes hacerlo de nuevo.
Era Santana.
Su voz sonaba preocupada y ansiosa.
Moví mi mano en la suya y traté de abrir los ojos. La luz me lastimó, y dejé de intentarlo.
—Puedes oírme. De acuerdo, Britt-Britt, escucha, iré a buscar a la enfermera.
¿Enfermera?
¿Qué enfermera?
No quería que se fuera.
Apreté su mano con fuerza, intentado aferrarme a ella, y luego le oí reírse entre dientes, y, de repente, el peso se desvaneció, y pude inhalar. Mis labios formaron una sonrisa esta vez, y su cálido aliento me hizo cosquillas en mi oído.
—No voy a dejarte. Lo juro, pero por favor, déjame buscar a la enfermera—susurró, y la piel de gallina se erizó en mis brazos. Rió suavemente, y su mano dejó la mía.
La habitación se quedó en silencio, y la oscuridad comenzó a volver.
Quería luchar contra ello.
Quería ver a Santana.
Necesitaba ver su rostro.
Pero venía a mí de todos modos, y una vez que dejara que se acercara, flotaría en ella, incapaz de controlar su fuerza.
Un sonido cálido apareció en mis oídos, y luché por comprenderlo.
Cuanto más me acercaba, más claras parecían las palabras.
Eran familiares, pero no era capaz de estar lo suficientemente cerca para entenderlas.
Luché contra la oscuridad y me esforcé por escuchar las suaves palabras que parecían enviar oleadas de calor a través de mi cuerpo frío. Apreté mi mano para asegurarme de que podía controlarlo, y luego llegó el silencio.
Las palabras se detuvieron, y yo quería escucharlo de nuevo.
Intenté hablar, pero nada parecía salir.
Apreté nuevamente y el calor en mis manos me recordó que no estaba sola.
—¿Britt? ¿Puedes oírme?
Quería decir sí, pero en cambio me las arreglé para mover la cabeza.
—No me iré esta vez, Britt-Britt. Me quedaré justo aquí. ¿Puedes abrir los ojos para mí?
Su voz sonaba tan ansiosa y preocupada que quería tranquilizarla, pero la luz parecía demasiado brillante.
Tenía que decírselo.
Me concentré mucho en las palabras, y entonces recordé como hablar.
—Las luces—me oí decir con voz ronca.
—Las apagaré. Espera un segundo—su mano se fue, y entonces pude ver la oscuridad en el otro lado de mis párpados. Su mano se deslizó de regreso en la mía, y la apretó—Por favor, abre los ojos para mí—rogó, y lentamente los abrí.
Todo parecía borroso en la oscuridad.
Parpadeé lentamente, y las cosas comenzaron a aclararse. Busqué a Santana primero y rápidamente la encontré justo a mi lado.
Parecía agotada.
Sus ojos tenían círculos negros debajo de ellos, y necesitaba peinarse.
—Ah, ahí están mis hermosos ojos azules—murmuró con alivio en su rostro.
—Hola—luché por hablar con mi garganta reseca.
Sonrió, y mi corazón se agitó como de costumbre.
—Hola—dije en voz baja—¿Porque estás aquí?—pregunté, pero deslicé mi mano libre hasta mi garganta y fue entonces cuando descubrí que tenía tubos en mis manos.
La miré fijamente, confundida, pero ahora el hecho de que ella llamaría a la enfermera tenía sentido.
Me encontraba en un hospital.
—Estoy aquí por la razón por la cual me levanto cada mañana, me necesitas tanto como yo te necesito, obviamente.
Cerré los ojos, tratando de entender lo que quería decir.
—Por favor, no cierres los ojos nuevamente—rogó en voz baja.
Los abrí de inmediato.
No entendía su urgencia y preocupación.
¿Y porque parecía tan cansada?
—¿Por qué estoy aquí?—pregunté, a pesar de que mi garganta y boca estaban tan secas como un desierto.
Suspiró y besó la mano que sostenía.
—Estabas agotada y te desmayaste mientras montabas tu bicicleta. Te golpeaste la cabeza con tanta fuerza que te la abriste. No te encontraron de inmediato—se detuvo y parecía estar luchando por las palabras—Para cuando te trajeron aquí, estabas inconsciente, y no podían decirme si regresarías a mí.
Luchó con la última parte, y yo apreté su mano tan fuerte como pude.
—Lo hice.
Sonrió y apoyó la cabeza contra nuestras manos unidas por un momento.
—Sabía que lo harías, pero eso no significa que no he estado muerta de preocupación desde que la señora Sue me llamó hacia una semana.
¡Una semana!
He estado inconsciente una semana.
Y entonces recordé a Biff.
Comencé a sentarme.
Whitney no podía cuidar a Biff toda una semana.
Él podría estar… no quiero siquiera pensarlo.
Necesitaba levantarme.
—Guau, ¿qué estás haciendo? No puedes levantarte. Todavía tengo que traer a la enfermera aquí.
Sacudí mi cabeza, y comenzó a latir con fuerza.
—Biff—hablé entre mi pánico.
Santana me sostuvo firmemente en la cama.
—Biff esta con la señora Sue y está muy bien. Incluso ya duerme ahora por las noches.
¿Cómo llegó Biff con la señora Sue?
Me quedé mirándola, necesitaba respuestas, pero mi garganta seca había alcanzado su límite.
—Whitney está recibiendo ayuda. Está enferma, Britt. Se le llama depresión postparto, y tiene un caso muy grave. Se encuentra en la mejor clínica que el dinero puede comprar, y cuando regrese a ti, estará como nueva. Te lo juro.
Me hundí de nuevo contra la cama, y noté que me dolía la cabeza con fuerza.
Me estremecí.
—Espera, iré a buscar a la enfermera. No cierres los ojos, por favor, mantenlos abiertos.
Asentí y la vi salir de la habitación para después gritar:
—¡Está despierta!—de inmediato se dio la vuelta y regresó a mi lado, en seguida—Las enfermeras y los médicos probablemente me echarán en un minuto, pero yo no iré a ninguna parte. Me quedaré afuera de esa puerta, y si me necesitas, estaré ahí.
Asentí con la cabeza, y mi corazón se aceleró cuando ella se inclinó y su aliento me hizo cosquillas en la oreja.
—Nunca seré capaz de marcharme de nuevo. No soy tan fuerte.
Las puertas se abrieron y entraron rostros que nunca había visto antes.
—¿Cuánto tiempo ha estado despierta?—preguntó una señora grande, con cabello castaño oscuro, cortado en picos, mientras corría a mi lado.
Santana me guiñó un ojo.
—Um, unos minutos.
Ella sacudió su dedo y le dijo:
—Correcto, chica linda, tu canto debió de haber hecho algunas cosas bien, pero ahora quiero que salgas de aquí. Su ritmo cardíaco está por todo el lugar. No puedes hacer eso, la chica ha estado en coma.
—Dije que no usaran esa palabra—la interrumpió con una voz fuerte que me sorprendió.
Ella suspiró y negó con la cabeza.
—Lo siento, lo olvidé. Ella ha estado “inconsciente” durante una semana. No te necesita aquí haciendo que su corazón se acelere.
Santana parecía preocupada, y yo quería decirle a la señora que no la molestara.
—¿Van a hacerle daño? ¿Se quedará despierta?
La señora me sonrió, y luego se volvió hacia Santana.
—Estará bien. Ahora vete.
Santana me dio una mirada más, y luego fue sacada de la habitación por otra enfermera que acaba de entrar.
—Caray, me alegro que hayas despertado. Esa pobre chica está a punto de desmayarse de agotamiento. Aunque tengo que admitir que fue lindo escucharla con un pequeño concierto por aquí. Manteníamos la puerta abierta y escuchábamos mientras ella te cantaba. Algunas veces pasaba horas sólo cantando. Juro que canto “Don’t Cry” un centenar de veces.
Sonreí ante la idea de Santana cantándome.
—Sí, adelante, sonríe. Si yo tuviera una sexy estrella de rock cantándome y cuidándome como una mamá gallina, sonreiría también—se burló, y luego agarró un vaso de agua—¿Estás sedienta?
Asentí, sabiendo que mi garganta estaba demasiado seca para hablar.
Se sentó en mi cama y me dio instrucciones para tomar en pequeños sorbos.
Lo hice durante unos minutos.
Después de beber, dije:
—Mi garganta me duele.
La enfermera asintió.
—Tuviste un tubo en la garganta por un tiempo. Después de que despertaras brevemente anoche, lo sacamos en caso de que despertarás de nuevo y entraras en pánico durante la noche.
Asentí y cogí el vaso.
—Recuerda, sorbos lentos—advirtió, y luego continuó trabajando sobre mí. Examinó mi cabeza y asintió—Estarás bien, Srta. Pierce. Antes de que lo notes, estarás lista para darte de alta. Sin embargo, esta vez las cosas deberían ser más fáciles para ti. Esta estrella de rock parece estar al pendiente de todo.
Mi corazón se hinchó cuando recordé que Santana estaba justo afuera de mi puerta.
—Has tenido otros visitantes que no se han quedado por períodos muy largos. Estoy segura que desean ser contactados. Puede que te anime verlos. No estoy segura de si quieres que les avise de inmediato.
Asentí y sonreí.
—De acuerdo.
Ella tomó las provisiones y abrió la puerta. Santana miró dentro de la habitación, a mí y luego a ella con ansiedad.
—Está bien. Estará fuera de aquí en un par de días
Santana casi parecía desplomarse de alivio. Regresó a la habitación y cerró la puerta.
—¿Estás bien?—preguntó, y en esta ocasión mi garganta funcionaba mucho mejor.
—Sí, estoy bien—le aseguré y ella me miró.
Acercó su taburete hasta mi lado otra vez, y me tomó la mano.
—Britt, lo siento. Te dejé aquí pensando que hacía lo mejor para ti, y yo sabía que tu no tenías una vida familiar estable. Quería darte un auto y dinero—rió con amargura—Quería dejarte todo lo que pudieras necesitar. Pero sabía que no lo aceptarías y te molestarías. Dejarte sin saber que no tenías a nadie fue muy duro. Pero me convencí que estarías mejor sin mí. La señora Sue prometió conseguirte un buen trabajo con un buen sueldo y beneficios. Quería que tuvieras un seguro y cómodo año escolar. Yo no tenía idea…
Puse mi dedo sobre su boca.
—Basta. Nada es culpa tuya. Hiciste lo que tenías que hacer. Tu mundo es diferente del mío, y entiendo eso.
Besó mi dedo, y contuve mi aliento.
—Supe eso cuando me permití estar contigo, que tu vida estaría patas arriba. Mi mundo iba a afectarte, pero no hice caso a esos pensamientos, y sólo viví el momento. Cuando vi tu rostro en toda la televisión, y escucharte hablar como si tu vida personal no fuera nada, perdí el control. Quería herir a alguien, y cuando comprendí que era mi culpa, quise herirme a mí misma. Así que me lastime de la manera más profunda y posible… apartándome de ti—hizo una pausa y sostuvo mi mano contra su rostro—No quería lastimarte. Trataba de salvarte de mí, pero ese fue un muy mal plan, y lo lamento tanto.
Humedecí mis labios secos y sonreí.
—Gracias por estar aquí ahora. Luché contra la oscuridad con fuerza porque no me dejaba oír algo. Era música. Recuerdo que pensé que el sonido me hacía sentir más cálida por dentro. Luché tan fuerte como pude. Ahora sé que eras tú. Si no hubieras estado aquí cantándome, no sé si podría haber luchado por algo.
Cerró los ojos por un minuto, y el dolor cruzó su rostro.
—He tenido mucho tiempo para pensar en ti y en mí. Sé que mi vida no es normal y no puedo ser la chica que se sienta atrás en tu clase, no importa lo atractivo que eso suene, pero no puedo alejarme otra vez. No soy tan fuerte—se movió más cerca de mí y tocó mi rostro con la otra mano—Si aún me quieres, soy tuya. Tu vida nunca volverá a ser normal. Serás el centro de atención, aunque yo intentaré mantenerte lo más segura posible. Pero aquí está la cosa, yo no fui al instituto. Me perdí todas mis experiencias porque estuve de gira por carretera. No puedo hacerte eso a ti. Necesito que tu vivas cada experiencia escolar que se te ofrezca, y disfrutes de ello… por mí. Volveré a mi casa de verano una semana de cada mes, y en cualquier otro momento en que pueda escaparme. Sé que mi horario es una locura en este momento con la gira, pero voy a hacer que esto funcione. Lo juro.
Me quedé ahí, tratando de comprender sus palabras y sabiendo que haría cualquier cosa por tenerla de vuelta en mi vida.
No me importaba si mi privacidad fuera invadida, si yo la tenía a ella, eso no me importaba.
—¿Qué experiencias hay para mí en el instituto? Lo odio.
Sonrió y recorrió mi mejilla con el dedo.
—Bueno, partidos de fútbol y bailes y platicar mientras caminas por el pasillo. La mala comida de la cafetería, viajes de estudios y, diablos, no sé qué más me perdí. Es sólo que no quiero que un día te arrepientas y desees haberlo vivido. Porque cuando pase, esa será mi culpa. Te estoy pidiendo que renuncies a mucho por estar conmigo. No puedo aceptarlo todo.
Suspiré.
—Pero todas esas cosas nunca las hago. Nunca voy a los juegos de fútbol, y no iré a ningún baile. Biff me necesita.
Santana sacudió la cabeza.
—No, cuando Whitney regrese a casa, Biff tendrá una mamá, no una hermana mayor cuidando de él. Estoy en contacto con su doctor, y él dice que ella está mucho mejor, pero que se encontraba en muy mal estado.
El alivio me recorrió.
Saber que Whitney volvería a su estado normal sonaba maravilloso.
Ser mamá a los diecisiete casi me mata, y yo necesitaba que ella fuera una para Biff.
—Todavía no quiero hacer ninguna de esas cosas.
Me sonrió con picardía.
Suspiré y cerré los ojos, deseando que ella me pidiera otra cosa a cambio, no esto.
Finalmente, abrí los ojos y asentí.
—De acuerdo, lo haré por ti.
Esbozó una enorme sonrisa, se inclinó y besó mis labios suavemente.
—Gracias—susurró antes de volver a sentarse recta.
—La señora Sue está en la sala de espera, muriendo por verte, y también lo está… um… Sam—terminó de mala gana.
Sonreí y apreté su mano.
—Sam ha sido un gran amigo en todo este tiempo.
Santana asintió.
—Sí, se aseguró de amenazarme si vuelvo a hacerte daño. Luego me dio un resumen muy descriptivo de lo que ocurrió después de que me fui—tragó saliva y apartó la mirada—Por qué él hizo todo lo que yo tenía que hacer, le permito estar aquí—sonreí mientras se levantó y fue hacia la puerta—Sin embargo, si él acerca un poco sus labios a tu cara, toda esta tregua se acaba.
Reí, y Santana me dio una última sonrisa sexy antes de salir por la puerta para que mis amigos entraran.
La señora Sue entró con el ceño ansioso de una mamá preocupada en su rostro.
—Oh, Brittany, cariño, estoy tan feliz de verte despierta. Chica, me has dado el susto de mi vida. Señor, si hubiera sabido que las cosas estaban tan mal yo podría haber hecho algo—tocó mi mano, se inclinó y besó mi frente.
—Estoy bien ahora. ¿Cómo está Biff?
Sonrió y se sentó a mi lado, en la silla en que Santana había estado antes.
—Él es maravilloso. Lo inicié en un poco de cereal de arroz, y ahora duerme toda la noche. Es un bebé feliz.
—Gracias, muchas gracias. No tengo que preocuparme por él cuando sé que está contigo. Significa mucho para mí que cuides de él—las lágrimas picaron en mis ojos.
—No podría hacerlo de otra manera. Brittany, cariño, tu eres mi familia también. Te amo como uno de mis hijos. No tienes por qué agradecerme nada.
Por sus palabras, las lágrimas cayeron.
Tenía una familia ahora.
Siempre hemos sido Whitney y yo contra el mundo, pero ahora tenía a otras a quienes amar y que me correspondían.
—Oh, Dios, si la ama Santana te atrapa llorando va a sacarme de aquí para siempre. Deja de hacer eso ahora. Tienes a Sam afuera con Santana, y por la manera en que se están mirando el uno al otro, no pasará mucho tiempo antes de que comiencen a pelear. Voy a irme—apartó mi mano—Me alegra que regresarás a nosotros, dulzura. Te amamos—se giró para irse.
—Señora Sue.
Se detuvo y dijo:
—¿Sí, cariño?
Le sonreí a través de mis lágrimas.
—Te amo, también.
Ella suspiró y secó una lágrima de su ojo.
—Lo sé, chica, sé que lo haces—salió de la habitación.
Santana volvió a entrar y frunció el ceño, preocupada.
—¿Estás bien? La señora Sue está llorando, y tú también—se acercó y secó las lágrimas de mi rostro.
Le sonreí.
—Son lágrimas de felicidad. Ahora, deja de preocuparte y deja entrar a Sam.
Asintió, pero no sonrió, y luego regresó al pasillo.
Sam entró con un ceño feroz en su rostro.
—Juro, Brittany, que si alguna vez me asustas así de nuevo, no estoy seguro si sobreviva a ello.
Sonreí.
—No tengo la intención de asustar a nadie otra vez.
Esbozó una sonrisa y se sentó a mi lado.
—No pude estar mucho tiempo aquí cuando tú estabas um… inconsciente… Santana se negó a irse de tu lado, y sólo permiten entrar a una persona a la vez. Sin embargo, Santana me dejó entrar en una ocasión, pero ella no se fue, estuvo en el pasillo tocando la guitarra y cantando. Te lo juro, tiene a todas las personas de este hospital enamoradas de ella.
Rodé los ojos y reí.
—No dejes que eso te afecte, Sam. Ella es una estrella de rock. Estarían enamoradas de ella aún sin que estuviera cantándome.
Sam suspiró y se recostó en la silla.
—No lo sé, Brittany. Seré honesto contigo, ver a alguien como ella en un rincón de un hospital, tocando sin parar y rehusándose a marcharse de tu lado, fue muy conmovedor. Me las he arreglado para dejar a un lado mi resentimiento hacia ella.
Imaginé a Santana cantando para mí, y me hubiera gustado estar despierta para observarla.
—La amo—susurré.
Sam asintió.
—Sé que lo haces. La has amado todo este tiempo que te conozco. Es algo que he llegado a aceptar. Nunca tuve una oportunidad. Ella robó tu corazón primero.
Sonreí, tristemente, al amigo que siempre amaría.
Ella había sido mi caballero de brillante armadura cuando necesité uno.
—Te amo, también—dije, casi con un nudo en la garganta.
Me sonrió.
—Lo sé. Sólo que no de la misma manera que a ella.
—Eres el mejor amigo que he tenido, Sam. Has estado ahí para mí cuando yo más te necesité. Nunca lo olvidaré. Pero ella robó mi aliento en el primer momento en que hablamos. Ella es mi aire.
Sam miró el suelo por un instante, y le di su tiempo. Finalmente, levantó la mirada hacia mí.
—Pensaba que ella no merecía tu amor, pero ahora creo que está tan enamorada de ti como tú de ella. Quiero que seas feliz, y si ella te hace feliz, entonces todo lo demás no importa.
—Ella afecta todas mis emociones. Mi felicidad está conectada a ella.
Sam asintió y se levantó.
—Sí, pensé lo mismo—miró hacia la puerta—Va a entrar en cualquier momento y volverá a disgustarme, así que es mejor irme antes de que eso suceda.
Reí.
—De acuerdo, gracias por todo.
—Sam sonrió.
—Ha sido un placer—salió de la habitación.
Sabía que siempre estaría ahí cuando lo necesitara, pero en cierto modo, yo acababa de ponerlo en libertad.
Santana entró en la habitación, sonreía.
—¿Puedes intentar comer algo?
Pensé en comida y, de repente, estuve muy hambrienta.
Asentí.
—Sí, creo que sí.
Sonrió, abrió la puerta, y habló con una enfermera.
—Ella quiere comer.
La enfermera asomó la cabeza y sonrió.
—¿Estás lista para algo de gelatina?
Gelatina no era algo en lo que yo estuviera pensando, pero al parecer tenía que comenzar por alguna parte.
—Sí, por favor.
Asintió y salió de la habitación.
Santana tomó su guitarra de la esquina, se sentó y comenzó a tocar. Sonrió, y la suave voz que la había hecho famosa se unió a la guitarra.
Mis calificaciones habían bajado, mantenerme despierta en las clases parecía un trabajo imposible.
Biff aún me mantenía despierta toda la noche.
La señora Sue dijo que eran probablemente cólicos y que, además, tomando la medicina para gases lo ayudaría a aliviarse.
Whitney seguía estando cada vez más retraída, hasta el punto de que tenía que llamarla desde la escuela para comprobar y asegurarme de que recordaba darle de comer a Biff.
Varias tardes, cuando llegué a casa, parecía que no le habían cambiado el pañal en mucho tiempo. Cada vez que lo limpiaba, le aplicaba la crema que había encontrado en la farmacia.
Traté de explicarle a Whitney que esto no era bueno para él, pero no pareció escucharme.
Biff la necesitaba.
Yo no era capaz de despertarla y hacer que se enfrentara con el hecho de que tenía un bebé ahora.
Biff me tenía solamente a mí, y yo necesitaba volverme dura para no venirme abajo tampoco.
Cuando más pensaba en la universidad, más descubría que no habría manera de que yo pudiera ir y dejar a Biff con Whitney.
Él no podía sobrevivir.
Consideraba dejar la escuela para ponerme a trabajar, la fórmula y los pañales costaban una fortuna.
La idea de abandonar la escuela y obtener mi certificado por correspondencia cruzó varias noches por mi cabeza, cuando llegaba a casa para encontrarme a Biff llorando y con hambre y Whitney gritando en su habitación que hiciera algo con él.
Mi vida iba en una espiral cuesta abajo, y parecía que cuanto más me esforzaba por controlar el incendio, peor se ponía.
Me desperté con la cabeza sobre la mesa de la cocina y un biberón vacío en la mano, y Biff llorando en su cuna a mi lado.
Froté mis ojos para concentrarme, miré la hora, y noté que me quedé dormida. Salté y preparé otra botella y le di de comer.
Intenté dos veces que Whitney saliera de la cama y me ayudara, pero me lanzó la almohada y me dijo que tenía dolor de cabeza otra vez.
Me las arreglé para vestirme y recoger la tarea que estaba esparcida por toda la mesa mientras yo me encargaba de Biff toda la noche.
Cambié el pañal de Biff y su ropa, y por supuesto, justo en ese momento se quedó dormido. En cierto modo, agradecía que durmiera tanto durante el día, ya que si no lo hiciera, me preocuparía lo que Whitney podría hacerle.
Yo ya la había visto encerrarse en la habitación más lejana de su llanto.
Fui a decirle adiós a Whitney, pero ella dormía profundamente otra vez.
No tenía sentido despertarla.
Me dirigí a mi bicicleta y, de repente, el mundo pareció estremecerse. Me detuve y me apoyé en la casa hasta que el temblor pasó, y luego fui a buscar mi bici.
Mi estómago se revolvió como si hubiera comido algo malo.
Enfermarme no estaba en la lista de “cosas por hacer”.
No tenía tiempo para eso.
Tenía que ir a la escuela.
Salí de la calzada y me dirigí hacia el semáforo principal, de pronto todo pareció volverse borroso. Giré en la calle principal y me dirigí hacia la escuela lo más rápido que pude.
Era como si estuviera conduciendo hacia un túnel que cada vez se hacía más pequeño, el mundo que me rodeaba se volvía tenue.
Todo se volvió negro cuando la escuela estuvo a la vista.
Un dolor agudo en mi cabeza me despertó.
No podía abrir los ojos, así que estiré la mano para sentir algo cálido y húmedo en mi cabello.
Algo brotaba de algún lugar.
Mi brazo se sentía pesado, y no podía controlarlo. Lo dejé caer, y mis ojos aún no querían cooperar.
Lentamente, me adentré en la oscuridad.
Le di la bienvenida, porque me recordó a mi manta oscura, y quería que el dolor desapareciera.
Floté a través de mis recuerdos.
Un viaje sin dolor.
El rostro de Santana sonriéndome me llenó de felicidad, y la sensación de hormigueo por su cercanía también.
Vi a Santana agacharse frente a la niña en la tienda de comestibles, y mi corazón se agitó al recordar su cara cuando la besó. Santana inclinándose sobre su guitarra, cantando “Wanted Dead or Alive” me hizo reír, pero por alguna razón no pude.
Y luego Santana cantándome en la luz de la luna y abrazándome.
Más recuerdos que intenté duramente reprimir, regresaron, eran tantos que quise reír, pero no podía.
La manta pesada hacía imposible moverme.
Así que me quedé ahí y disfruté de los recuerdos sin dolor. Y, al igual que antes, la oscuridad llego, y me adentré en ella.
La música y una voz que reconocía me llamaban.
Intenté fuertemente apartar la pesada manta para que pudiera acercármele.
Conocía esa voz.
La música venía de ella.
Su voz sonaba triste, pero sus palabras le pertenecían.
Era mi canción.
Luché contra la manta, pero seguía siendo demasiada pesada, y la oscuridad se apoderó de mí.
La canción se desvaneció.
Mi cabeza latía con fuerza y mis brazos hormigueaban.
Traté de mover mis dedos, y funcionó.
Intenté mover mi pie, y lo moví.
El manto oscuro se había marchado.
Quería abrir los ojos, pero la idea hacía que mi cabeza palpitara más.
No creía ser capaz de abrirlos aún.
Por alguna razón, la oscuridad me había dado un dolor de cabeza horrible. Recordé el líquido caliente en mi cabeza, y me pregunté si eso me causó problemas.
Levanté un brazo, pero sólo conseguí levantarlo un poco antes de que cayera de nuevo.
Alguien se movió a mi lado
—¿Britt?
Mi respiración se detuvo, y esperé para ver si podía oír esa suave voz decir mi nombre otra vez.
—Britt, ¿me oyes?
Quería hablar, pero no estaba segura de sí las palabras saldrían, así que me quedé en silencio.
Una mano cálida se deslizó en la mía, y mi brazo se estremeció de un modo familiar.
La mano debía pertenecerle a Santana.
—Britt, por favor, si puedes oírme, demuéstramelo. Te vi moverte. Puedes hacerlo de nuevo.
Era Santana.
Su voz sonaba preocupada y ansiosa.
Moví mi mano en la suya y traté de abrir los ojos. La luz me lastimó, y dejé de intentarlo.
—Puedes oírme. De acuerdo, Britt-Britt, escucha, iré a buscar a la enfermera.
¿Enfermera?
¿Qué enfermera?
No quería que se fuera.
Apreté su mano con fuerza, intentado aferrarme a ella, y luego le oí reírse entre dientes, y, de repente, el peso se desvaneció, y pude inhalar. Mis labios formaron una sonrisa esta vez, y su cálido aliento me hizo cosquillas en mi oído.
—No voy a dejarte. Lo juro, pero por favor, déjame buscar a la enfermera—susurró, y la piel de gallina se erizó en mis brazos. Rió suavemente, y su mano dejó la mía.
La habitación se quedó en silencio, y la oscuridad comenzó a volver.
Quería luchar contra ello.
Quería ver a Santana.
Necesitaba ver su rostro.
Pero venía a mí de todos modos, y una vez que dejara que se acercara, flotaría en ella, incapaz de controlar su fuerza.
Un sonido cálido apareció en mis oídos, y luché por comprenderlo.
Cuanto más me acercaba, más claras parecían las palabras.
Eran familiares, pero no era capaz de estar lo suficientemente cerca para entenderlas.
Luché contra la oscuridad y me esforcé por escuchar las suaves palabras que parecían enviar oleadas de calor a través de mi cuerpo frío. Apreté mi mano para asegurarme de que podía controlarlo, y luego llegó el silencio.
Las palabras se detuvieron, y yo quería escucharlo de nuevo.
Intenté hablar, pero nada parecía salir.
Apreté nuevamente y el calor en mis manos me recordó que no estaba sola.
—¿Britt? ¿Puedes oírme?
Quería decir sí, pero en cambio me las arreglé para mover la cabeza.
—No me iré esta vez, Britt-Britt. Me quedaré justo aquí. ¿Puedes abrir los ojos para mí?
Su voz sonaba tan ansiosa y preocupada que quería tranquilizarla, pero la luz parecía demasiado brillante.
Tenía que decírselo.
Me concentré mucho en las palabras, y entonces recordé como hablar.
—Las luces—me oí decir con voz ronca.
—Las apagaré. Espera un segundo—su mano se fue, y entonces pude ver la oscuridad en el otro lado de mis párpados. Su mano se deslizó de regreso en la mía, y la apretó—Por favor, abre los ojos para mí—rogó, y lentamente los abrí.
Todo parecía borroso en la oscuridad.
Parpadeé lentamente, y las cosas comenzaron a aclararse. Busqué a Santana primero y rápidamente la encontré justo a mi lado.
Parecía agotada.
Sus ojos tenían círculos negros debajo de ellos, y necesitaba peinarse.
—Ah, ahí están mis hermosos ojos azules—murmuró con alivio en su rostro.
—Hola—luché por hablar con mi garganta reseca.
Sonrió, y mi corazón se agitó como de costumbre.
—Hola—dije en voz baja—¿Porque estás aquí?—pregunté, pero deslicé mi mano libre hasta mi garganta y fue entonces cuando descubrí que tenía tubos en mis manos.
La miré fijamente, confundida, pero ahora el hecho de que ella llamaría a la enfermera tenía sentido.
Me encontraba en un hospital.
—Estoy aquí por la razón por la cual me levanto cada mañana, me necesitas tanto como yo te necesito, obviamente.
Cerré los ojos, tratando de entender lo que quería decir.
—Por favor, no cierres los ojos nuevamente—rogó en voz baja.
Los abrí de inmediato.
No entendía su urgencia y preocupación.
¿Y porque parecía tan cansada?
—¿Por qué estoy aquí?—pregunté, a pesar de que mi garganta y boca estaban tan secas como un desierto.
Suspiró y besó la mano que sostenía.
—Estabas agotada y te desmayaste mientras montabas tu bicicleta. Te golpeaste la cabeza con tanta fuerza que te la abriste. No te encontraron de inmediato—se detuvo y parecía estar luchando por las palabras—Para cuando te trajeron aquí, estabas inconsciente, y no podían decirme si regresarías a mí.
Luchó con la última parte, y yo apreté su mano tan fuerte como pude.
—Lo hice.
Sonrió y apoyó la cabeza contra nuestras manos unidas por un momento.
—Sabía que lo harías, pero eso no significa que no he estado muerta de preocupación desde que la señora Sue me llamó hacia una semana.
¡Una semana!
He estado inconsciente una semana.
Y entonces recordé a Biff.
Comencé a sentarme.
Whitney no podía cuidar a Biff toda una semana.
Él podría estar… no quiero siquiera pensarlo.
Necesitaba levantarme.
—Guau, ¿qué estás haciendo? No puedes levantarte. Todavía tengo que traer a la enfermera aquí.
Sacudí mi cabeza, y comenzó a latir con fuerza.
—Biff—hablé entre mi pánico.
Santana me sostuvo firmemente en la cama.
—Biff esta con la señora Sue y está muy bien. Incluso ya duerme ahora por las noches.
¿Cómo llegó Biff con la señora Sue?
Me quedé mirándola, necesitaba respuestas, pero mi garganta seca había alcanzado su límite.
—Whitney está recibiendo ayuda. Está enferma, Britt. Se le llama depresión postparto, y tiene un caso muy grave. Se encuentra en la mejor clínica que el dinero puede comprar, y cuando regrese a ti, estará como nueva. Te lo juro.
Me hundí de nuevo contra la cama, y noté que me dolía la cabeza con fuerza.
Me estremecí.
—Espera, iré a buscar a la enfermera. No cierres los ojos, por favor, mantenlos abiertos.
Asentí y la vi salir de la habitación para después gritar:
—¡Está despierta!—de inmediato se dio la vuelta y regresó a mi lado, en seguida—Las enfermeras y los médicos probablemente me echarán en un minuto, pero yo no iré a ninguna parte. Me quedaré afuera de esa puerta, y si me necesitas, estaré ahí.
Asentí con la cabeza, y mi corazón se aceleró cuando ella se inclinó y su aliento me hizo cosquillas en la oreja.
—Nunca seré capaz de marcharme de nuevo. No soy tan fuerte.
Las puertas se abrieron y entraron rostros que nunca había visto antes.
—¿Cuánto tiempo ha estado despierta?—preguntó una señora grande, con cabello castaño oscuro, cortado en picos, mientras corría a mi lado.
Santana me guiñó un ojo.
—Um, unos minutos.
Ella sacudió su dedo y le dijo:
—Correcto, chica linda, tu canto debió de haber hecho algunas cosas bien, pero ahora quiero que salgas de aquí. Su ritmo cardíaco está por todo el lugar. No puedes hacer eso, la chica ha estado en coma.
—Dije que no usaran esa palabra—la interrumpió con una voz fuerte que me sorprendió.
Ella suspiró y negó con la cabeza.
—Lo siento, lo olvidé. Ella ha estado “inconsciente” durante una semana. No te necesita aquí haciendo que su corazón se acelere.
Santana parecía preocupada, y yo quería decirle a la señora que no la molestara.
—¿Van a hacerle daño? ¿Se quedará despierta?
La señora me sonrió, y luego se volvió hacia Santana.
—Estará bien. Ahora vete.
Santana me dio una mirada más, y luego fue sacada de la habitación por otra enfermera que acaba de entrar.
—Caray, me alegro que hayas despertado. Esa pobre chica está a punto de desmayarse de agotamiento. Aunque tengo que admitir que fue lindo escucharla con un pequeño concierto por aquí. Manteníamos la puerta abierta y escuchábamos mientras ella te cantaba. Algunas veces pasaba horas sólo cantando. Juro que canto “Don’t Cry” un centenar de veces.
Sonreí ante la idea de Santana cantándome.
—Sí, adelante, sonríe. Si yo tuviera una sexy estrella de rock cantándome y cuidándome como una mamá gallina, sonreiría también—se burló, y luego agarró un vaso de agua—¿Estás sedienta?
Asentí, sabiendo que mi garganta estaba demasiado seca para hablar.
Se sentó en mi cama y me dio instrucciones para tomar en pequeños sorbos.
Lo hice durante unos minutos.
Después de beber, dije:
—Mi garganta me duele.
La enfermera asintió.
—Tuviste un tubo en la garganta por un tiempo. Después de que despertaras brevemente anoche, lo sacamos en caso de que despertarás de nuevo y entraras en pánico durante la noche.
Asentí y cogí el vaso.
—Recuerda, sorbos lentos—advirtió, y luego continuó trabajando sobre mí. Examinó mi cabeza y asintió—Estarás bien, Srta. Pierce. Antes de que lo notes, estarás lista para darte de alta. Sin embargo, esta vez las cosas deberían ser más fáciles para ti. Esta estrella de rock parece estar al pendiente de todo.
Mi corazón se hinchó cuando recordé que Santana estaba justo afuera de mi puerta.
—Has tenido otros visitantes que no se han quedado por períodos muy largos. Estoy segura que desean ser contactados. Puede que te anime verlos. No estoy segura de si quieres que les avise de inmediato.
Asentí y sonreí.
—De acuerdo.
Ella tomó las provisiones y abrió la puerta. Santana miró dentro de la habitación, a mí y luego a ella con ansiedad.
—Está bien. Estará fuera de aquí en un par de días
Santana casi parecía desplomarse de alivio. Regresó a la habitación y cerró la puerta.
—¿Estás bien?—preguntó, y en esta ocasión mi garganta funcionaba mucho mejor.
—Sí, estoy bien—le aseguré y ella me miró.
Acercó su taburete hasta mi lado otra vez, y me tomó la mano.
—Britt, lo siento. Te dejé aquí pensando que hacía lo mejor para ti, y yo sabía que tu no tenías una vida familiar estable. Quería darte un auto y dinero—rió con amargura—Quería dejarte todo lo que pudieras necesitar. Pero sabía que no lo aceptarías y te molestarías. Dejarte sin saber que no tenías a nadie fue muy duro. Pero me convencí que estarías mejor sin mí. La señora Sue prometió conseguirte un buen trabajo con un buen sueldo y beneficios. Quería que tuvieras un seguro y cómodo año escolar. Yo no tenía idea…
Puse mi dedo sobre su boca.
—Basta. Nada es culpa tuya. Hiciste lo que tenías que hacer. Tu mundo es diferente del mío, y entiendo eso.
Besó mi dedo, y contuve mi aliento.
—Supe eso cuando me permití estar contigo, que tu vida estaría patas arriba. Mi mundo iba a afectarte, pero no hice caso a esos pensamientos, y sólo viví el momento. Cuando vi tu rostro en toda la televisión, y escucharte hablar como si tu vida personal no fuera nada, perdí el control. Quería herir a alguien, y cuando comprendí que era mi culpa, quise herirme a mí misma. Así que me lastime de la manera más profunda y posible… apartándome de ti—hizo una pausa y sostuvo mi mano contra su rostro—No quería lastimarte. Trataba de salvarte de mí, pero ese fue un muy mal plan, y lo lamento tanto.
Humedecí mis labios secos y sonreí.
—Gracias por estar aquí ahora. Luché contra la oscuridad con fuerza porque no me dejaba oír algo. Era música. Recuerdo que pensé que el sonido me hacía sentir más cálida por dentro. Luché tan fuerte como pude. Ahora sé que eras tú. Si no hubieras estado aquí cantándome, no sé si podría haber luchado por algo.
Cerró los ojos por un minuto, y el dolor cruzó su rostro.
—He tenido mucho tiempo para pensar en ti y en mí. Sé que mi vida no es normal y no puedo ser la chica que se sienta atrás en tu clase, no importa lo atractivo que eso suene, pero no puedo alejarme otra vez. No soy tan fuerte—se movió más cerca de mí y tocó mi rostro con la otra mano—Si aún me quieres, soy tuya. Tu vida nunca volverá a ser normal. Serás el centro de atención, aunque yo intentaré mantenerte lo más segura posible. Pero aquí está la cosa, yo no fui al instituto. Me perdí todas mis experiencias porque estuve de gira por carretera. No puedo hacerte eso a ti. Necesito que tu vivas cada experiencia escolar que se te ofrezca, y disfrutes de ello… por mí. Volveré a mi casa de verano una semana de cada mes, y en cualquier otro momento en que pueda escaparme. Sé que mi horario es una locura en este momento con la gira, pero voy a hacer que esto funcione. Lo juro.
Me quedé ahí, tratando de comprender sus palabras y sabiendo que haría cualquier cosa por tenerla de vuelta en mi vida.
No me importaba si mi privacidad fuera invadida, si yo la tenía a ella, eso no me importaba.
—¿Qué experiencias hay para mí en el instituto? Lo odio.
Sonrió y recorrió mi mejilla con el dedo.
—Bueno, partidos de fútbol y bailes y platicar mientras caminas por el pasillo. La mala comida de la cafetería, viajes de estudios y, diablos, no sé qué más me perdí. Es sólo que no quiero que un día te arrepientas y desees haberlo vivido. Porque cuando pase, esa será mi culpa. Te estoy pidiendo que renuncies a mucho por estar conmigo. No puedo aceptarlo todo.
Suspiré.
—Pero todas esas cosas nunca las hago. Nunca voy a los juegos de fútbol, y no iré a ningún baile. Biff me necesita.
Santana sacudió la cabeza.
—No, cuando Whitney regrese a casa, Biff tendrá una mamá, no una hermana mayor cuidando de él. Estoy en contacto con su doctor, y él dice que ella está mucho mejor, pero que se encontraba en muy mal estado.
El alivio me recorrió.
Saber que Whitney volvería a su estado normal sonaba maravilloso.
Ser mamá a los diecisiete casi me mata, y yo necesitaba que ella fuera una para Biff.
—Todavía no quiero hacer ninguna de esas cosas.
Me sonrió con picardía.
Suspiré y cerré los ojos, deseando que ella me pidiera otra cosa a cambio, no esto.
Finalmente, abrí los ojos y asentí.
—De acuerdo, lo haré por ti.
Esbozó una enorme sonrisa, se inclinó y besó mis labios suavemente.
—Gracias—susurró antes de volver a sentarse recta.
—La señora Sue está en la sala de espera, muriendo por verte, y también lo está… um… Sam—terminó de mala gana.
Sonreí y apreté su mano.
—Sam ha sido un gran amigo en todo este tiempo.
Santana asintió.
—Sí, se aseguró de amenazarme si vuelvo a hacerte daño. Luego me dio un resumen muy descriptivo de lo que ocurrió después de que me fui—tragó saliva y apartó la mirada—Por qué él hizo todo lo que yo tenía que hacer, le permito estar aquí—sonreí mientras se levantó y fue hacia la puerta—Sin embargo, si él acerca un poco sus labios a tu cara, toda esta tregua se acaba.
Reí, y Santana me dio una última sonrisa sexy antes de salir por la puerta para que mis amigos entraran.
La señora Sue entró con el ceño ansioso de una mamá preocupada en su rostro.
—Oh, Brittany, cariño, estoy tan feliz de verte despierta. Chica, me has dado el susto de mi vida. Señor, si hubiera sabido que las cosas estaban tan mal yo podría haber hecho algo—tocó mi mano, se inclinó y besó mi frente.
—Estoy bien ahora. ¿Cómo está Biff?
Sonrió y se sentó a mi lado, en la silla en que Santana había estado antes.
—Él es maravilloso. Lo inicié en un poco de cereal de arroz, y ahora duerme toda la noche. Es un bebé feliz.
—Gracias, muchas gracias. No tengo que preocuparme por él cuando sé que está contigo. Significa mucho para mí que cuides de él—las lágrimas picaron en mis ojos.
—No podría hacerlo de otra manera. Brittany, cariño, tu eres mi familia también. Te amo como uno de mis hijos. No tienes por qué agradecerme nada.
Por sus palabras, las lágrimas cayeron.
Tenía una familia ahora.
Siempre hemos sido Whitney y yo contra el mundo, pero ahora tenía a otras a quienes amar y que me correspondían.
—Oh, Dios, si la ama Santana te atrapa llorando va a sacarme de aquí para siempre. Deja de hacer eso ahora. Tienes a Sam afuera con Santana, y por la manera en que se están mirando el uno al otro, no pasará mucho tiempo antes de que comiencen a pelear. Voy a irme—apartó mi mano—Me alegra que regresarás a nosotros, dulzura. Te amamos—se giró para irse.
—Señora Sue.
Se detuvo y dijo:
—¿Sí, cariño?
Le sonreí a través de mis lágrimas.
—Te amo, también.
Ella suspiró y secó una lágrima de su ojo.
—Lo sé, chica, sé que lo haces—salió de la habitación.
Santana volvió a entrar y frunció el ceño, preocupada.
—¿Estás bien? La señora Sue está llorando, y tú también—se acercó y secó las lágrimas de mi rostro.
Le sonreí.
—Son lágrimas de felicidad. Ahora, deja de preocuparte y deja entrar a Sam.
Asintió, pero no sonrió, y luego regresó al pasillo.
Sam entró con un ceño feroz en su rostro.
—Juro, Brittany, que si alguna vez me asustas así de nuevo, no estoy seguro si sobreviva a ello.
Sonreí.
—No tengo la intención de asustar a nadie otra vez.
Esbozó una sonrisa y se sentó a mi lado.
—No pude estar mucho tiempo aquí cuando tú estabas um… inconsciente… Santana se negó a irse de tu lado, y sólo permiten entrar a una persona a la vez. Sin embargo, Santana me dejó entrar en una ocasión, pero ella no se fue, estuvo en el pasillo tocando la guitarra y cantando. Te lo juro, tiene a todas las personas de este hospital enamoradas de ella.
Rodé los ojos y reí.
—No dejes que eso te afecte, Sam. Ella es una estrella de rock. Estarían enamoradas de ella aún sin que estuviera cantándome.
Sam suspiró y se recostó en la silla.
—No lo sé, Brittany. Seré honesto contigo, ver a alguien como ella en un rincón de un hospital, tocando sin parar y rehusándose a marcharse de tu lado, fue muy conmovedor. Me las he arreglado para dejar a un lado mi resentimiento hacia ella.
Imaginé a Santana cantando para mí, y me hubiera gustado estar despierta para observarla.
—La amo—susurré.
Sam asintió.
—Sé que lo haces. La has amado todo este tiempo que te conozco. Es algo que he llegado a aceptar. Nunca tuve una oportunidad. Ella robó tu corazón primero.
Sonreí, tristemente, al amigo que siempre amaría.
Ella había sido mi caballero de brillante armadura cuando necesité uno.
—Te amo, también—dije, casi con un nudo en la garganta.
Me sonrió.
—Lo sé. Sólo que no de la misma manera que a ella.
—Eres el mejor amigo que he tenido, Sam. Has estado ahí para mí cuando yo más te necesité. Nunca lo olvidaré. Pero ella robó mi aliento en el primer momento en que hablamos. Ella es mi aire.
Sam miró el suelo por un instante, y le di su tiempo. Finalmente, levantó la mirada hacia mí.
—Pensaba que ella no merecía tu amor, pero ahora creo que está tan enamorada de ti como tú de ella. Quiero que seas feliz, y si ella te hace feliz, entonces todo lo demás no importa.
—Ella afecta todas mis emociones. Mi felicidad está conectada a ella.
Sam asintió y se levantó.
—Sí, pensé lo mismo—miró hacia la puerta—Va a entrar en cualquier momento y volverá a disgustarme, así que es mejor irme antes de que eso suceda.
Reí.
—De acuerdo, gracias por todo.
—Sam sonrió.
—Ha sido un placer—salió de la habitación.
Sabía que siempre estaría ahí cuando lo necesitara, pero en cierto modo, yo acababa de ponerlo en libertad.
Santana entró en la habitación, sonreía.
—¿Puedes intentar comer algo?
Pensé en comida y, de repente, estuve muy hambrienta.
Asentí.
—Sí, creo que sí.
Sonrió, abrió la puerta, y habló con una enfermera.
—Ella quiere comer.
La enfermera asomó la cabeza y sonrió.
—¿Estás lista para algo de gelatina?
Gelatina no era algo en lo que yo estuviera pensando, pero al parecer tenía que comenzar por alguna parte.
—Sí, por favor.
Asintió y salió de la habitación.
Santana tomó su guitarra de la esquina, se sentó y comenzó a tocar. Sonrió, y la suave voz que la había hecho famosa se unió a la guitarra.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
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23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Respiro (Adaptada) Epílogo
hola morra,..
joder si que apareció en el momento justo,..
bueno un poco de orden en la vida de britt,..
a ver cuanto tarda san en salir de nuevo en la vida de britt!!!
nos vemos!!!
joder si que apareció en el momento justo,..
bueno un poco de orden en la vida de britt,..
a ver cuanto tarda san en salir de nuevo en la vida de britt!!!
nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
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