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[Resuelto]FanFic Brittana: Del Amor (Adaptada) Epílogo
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micky morales
Isabella28
23l1
7 participantes
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Página 4 de 7. • 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Del Amor (Adaptada) Epílogo
Ahora a esperar a ver que noticias tiene Quinn con respecto a la cadena de mando de la empresa, por lo pronto ojala Henrietta no tenga ninguna complicacion!!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Del Amor (Adaptada) Epílogo
Ahora a esperar a ver que noticias tiene Quinn con respecto a la cadena de mando de la empresa, por lo pronto ojala Henrietta no tenga ninguna complicacion!!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Del Amor (Adaptada) Epílogo
Hola morra....
Me gusta como va la relación entre las dos!!!
Mmmmm se viene la guerra... A ver que hace san??? y sobre todo que dice quinn???
Nos vemos!!!
Me gusta como va la relación entre las dos!!!
Mmmmm se viene la guerra... A ver que hace san??? y sobre todo que dice quinn???
Nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Del Amor (Adaptada) Epílogo
San va a tener que quedarse por obligación digo yo...bueno ni tanta obligacion si es por britt, ami no me hace tonta :-D
Isabella28****** - Mensajes : 378
Fecha de inscripción : 12/10/2017
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Del Amor (Adaptada) Epílogo
Manos a la obra, es hora que San haga que las cosas vuelvan a la normalidad
JVM- - Mensajes : 1170
Fecha de inscripción : 20/11/2015
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Del Amor (Adaptada) Epílogo
Tati.94 escribió:Bueno que bien que San sepa de Sue y pretenda hacer algo al respecto.
Hola, sii ya era tiempo y mejor si hace algo para ayudar! bn bn jajajajajaja. Saludos =D
micky morales escribió:Ahora a esperar a ver que noticias tiene Quinn con respecto a la cadena de mando de la empresa, por lo pronto ojala Henrietta no tenga ninguna complicacion!!!!!
micky morales escribió:Ahora a esperar a ver que noticias tiene Quinn con respecto a la cadena de mando de la empresa, por lo pronto ojala Henrietta no tenga ninguna complicacion!!!!!
Hola, mmm esperemos y sea bueno para san y britt. Ni lo digas q pasa! tiene q mejorarse! Saludos =D
3:) escribió:Hola morra....
Me gusta como va la relación entre las dos!!!
Mmmmm se viene la guerra... A ver que hace san??? y sobre todo que dice quinn???
Nos vemos!!!
Hola lu, va viento en popa, ni lenta ni rapida jajajajaja. Eso parece!!! De todo para ganar¿? xD Q su amiga tiene toda la razón y se cambia a su favro¿? jajajaja Saludos =D
Isabella28 escribió:San va a tener que quedarse por obligación digo yo...bueno ni tanta obligacion si es por britt, ami no me hace tonta :-D
Hola, mmmm si...lo cual no es malo, no¿? AJajajajajajaja pero q razón llevas ai ajajajaj. Saludos =D
JVM escribió:Manos a la obra, es hora que San haga que las cosas vuelvan a la normalidad
Hola, si q q si! Esperemos y tengas toda la razón! ajjaja. Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: Del Amor (Adaptada) Cap 15
Capitulo 15
El Dr. Bryan Ryan entró en la sala de espera un poco antes del mediodía, luciendo tan fino y superior en un conjunto de ropa quirúrgica como lo haría en un traje de diez mil dólares.
Su pelo rubio con sólo el más mínimo indicio de blanco en las sienes estaba perfectamente en su lugar, sin mostrar signos de la gorra quirúrgica que llevaba puesta cuando Santana había hablado con él justo antes de que Henrietta fuera llevada al quirófano.
Él se concentró en ella y esbozó una sonrisa ensayada.
—Hemos terminado. Ella está bien.
Envolvió impulsivamente un brazo alrededor de Brittany y la atrajo hacia sí. Después de un segundo de mareo de alivio, se reunió con el cirujano en el centro de la habitación.
—¿Dónde está ella?
—En una sala de recuperación, en este momento. Nos gusta mantener a los pacientes cerca de la sala de operaciones durante unos minutos después de terminar, por si acaso…aunque no espero ningún problema.
—¿Puedes decirme que hiciste?
Él le dio una mirada como si ella no pudiera entender lo que su grandeza había logrado, pero él se encogió de hombros y aceptó.
—Como he explicado anteriormente, sus arterias coronarias mostraron varios niveles de bloqueo, probablemente como resultado de un largo plazo de hiperlipidemia, metabolismo anormal de grasas, e hipertensión. Metimos cuatro injertos para repercudir el músculo cardíaco. Sus signos todos están muy bien en este momento.
—¿Y a largo plazo?
—Cualquier cosa puede pasar, por supuesto, pero salvo complicaciones y si se apega a su programa de rehabilitación, observar su dieta, y acepta algunas modificaciones razonables en su estilo de vida, debería estar bien.
—Defina modificaciones razonables—Santana dijo.
—Bueno, su hipertensión parece haber estado mal controlada hasta ese momento, y ella tendrá que cumplir con cualquier programa que el equipo de administración médica instruya. Siempre sugerimos que los pacientes cardiacos moderen su horario de trabajo y reduzcan el estrés..
Él debe haber leído la incredulidad en el rostro de Santana mientras se encogía de hombros.
—Honestamente, el futuro depende de tu tía, sólo podemos hacer recomendaciones. Sin embargo, la cirugía fue un éxito.
—Muy bien, gracias—dijo.
—Por nada. Las enfermeras te avisaran cuando la hayan trasladado a la unidad de cuidados cardiacos—se dio la vuelta y se alejó.
Tenía la sensación de que fue lo último que iba a ver de él, pero si había hecho su trabajo, ella estaba bien con eso. Se volvió hacia Brittany, que había estado de pie junto a ella.
—No sabía que tuviera algún problema de salud, y debería haberlo sabido.
Brittany sonrió suavemente.
—En realidad, no crees que ella se lo hubiera dicho a nadie, ¿verdad?
Dejó escapar un suspiro.
—Si hubiera estado cerca de ella podría haberlo hecho.
—Santana—dijo—Nada de esto es tu culpa. No podrías haber cambiado esto incluso si hubieras estado aquí. Henrietta es Henrietta. Tú lo sabes.
Un músculo saltó en su mandíbula y asintió mecánicamente.
—Puede que tengas razón, pero todavía siento como si la hubiera decepcionado.
Brittany agarró su brazo.
—"No lo hiciste. Estás aquí, y eso es lo que necesita.
—Creo que tú eres mucho más de lo que ella necesita que yo—dijo casi para sí misma—Cuando no estoy aquí, tú eres con la que ella cuenta.
Brittany se estremeció por dentro, las palabras de Santana eran una fría dosis de realidad.
Por supuesto Santana no se quedaría. Ella podría irse en cualquier momento.
Cuadró los hombros.
—Una vez que Henrietta se recupere, ella va a seguir adelante con su vida, y esperará que tú puedas continuar con la tuya.
—Esperas que desaparezca de nuevo, quieres decir.
Se metió las manos en las caderas y miró a Santana.
—No me pareces el tipo de mujer que se pega a lo largo de las cosas que no pueden ser ayudadas. Ya que pareces estar decidida a patearte a ti misma, creo que necesitas tomar un descanso. Conseguir algo de comer y, probablemente dormir un poco.
Santana sonrió irónicamente.
—Diagnóstico y plan de tratamiento apreciado, doctora, pero me voy a quedar aquí hasta que haya visto a Henrietta. Y prometo dejar de lloriquear.
Se suavizó.
—Puedes lloriquear todo lo que quieras, pero todavía tienes que cuidarte—miró su reloj—Me gustaría quedarme a verla, pero debería volver a la agencia. Tina probablemente necesita algo de ayuda, y ella quería venir aquí en su hora del almuerzo.
Un pánico fugaz corrió por el pecho de Santana, una sensación que nunca podría recordar haber tenido antes.
No quería que Brittany se fuera.
—¿Cuándo voy a verte de nuevo?
Las cejas de Brittany se fruncieron.
—¿Disculpa?
—Mira—dijo, pasando una mano por su pelo, nunca había estado tan desequilibrada en su vida—Esto es una locura. Cada vez que te veo estamos en medio de algún tipo de crisis. Me has estado haciendo compañía, diablos, me mantienes estable, y quiero—se interrumpió.
Brittany estaba mirándola como si estuviera un poco loca, y lo estaba.
Ella no sabía lo que estaba tratando de decir, lo que quería, pero no podía evitar la sensación de que si dejaba que Brittany se fuera, lo lamentaría para siempre.
—No sé lo bien que lo hubiera hecho todo esto sin que estuvieras aquí.
—Lo has hecho muy bien—Brittany dijo suavemente—Pero me alegro de haber estado aquí, y tú también me has ayudado mucho—hizo una pausa, sintió una tremenda oleada de agradecimiento aumentar dentro—He hablado contigo acerca de cosas que nunca he hablado con nadie. Eso ayuda. No me di cuenta de lo mucho que necesitaba eso.
—Cena conmigo—Santana dijo.
Brittany se rió, la sorpresa e incredulidad en su voz.
—¿Qué?
—Esta noche. Cuando todo se haya calmado, y no estemos tan temerosas ni ansiosas. Para celebrar el éxito de la cirugía de Henrietta—Santana tomó su mano—Para llegar a conocernos. Por favor.
La idea era loca, loca y maravillosa, y Brittany rompió filas con su habitual cautela, negándose a adivinar la emoción pulsando a través de ella.
—Está bien, pero con una condición.
La ceja de Santana se alzó.
—¿Oh?
—Esta vez, voy a hacer la cena.
—¿Quieres decir, en realidad cocinaras?
Encantada con la consternación en el rostro de Santana, Brittany se rió.
—Sí. ¿Has oído hablar de eso?
—Rumores, pero en realidad nunca lo he presenciado.
—Entonces tienes una invitación. A las siete en punto.
—No puedo esperar—sonrió, y la preocupación y el miedo en su expresión dio paso al encanto libertino que Brittany había visto cuando habían estado solas en el departamento de Santana
Cuando la morena había estado descaradamente desnuda, y descaradamente seductora.
Tragó.
¿Qué estaba haciendo ella?
¿Por qué tenía que preguntar?
Le dio la dirección y su número de teléfono.
—Pero si estás muy cansada, o si algo sucede…
Santana acarició con el dedo por el borde de su mandíbula de, calmándola.
—Nada surgirá. Estaré ahí. ¿Vino tinto o blanco?
—Tinto—dijo suavemente, mirando a los ojos de Santana.
Por un instante, nada más en el mundo importaba, sólo la atracción de la mirada de Santana. Campanas de advertencia sonaron, y no les hizo caso.
Durante toda su vida había sido cuidadosa y cautelosa y responsable. No lamentaba nada de eso, y no se arrepentiría en este momento, cuando eligió algo porque su corazón instó a que lo hiciera.
—Entonces hasta esta noche.
—Hasta esta noche—Santana susurró.
—¿Alguna noticia?—Blaine preguntó en el instante que entró en su despacho y se dejó caer en el sofá frente a su escritorio.
Inclinó su cabeza hacia atrás, cerró los ojos y dejó escapar un largo suspiro.
—La cirugía ha terminado, con éxito, y ella está en recuperación.
Ignorando la silla cercana, él se sentó en la mesa de café frente a ella, con los codos apoyados en las rodillas y la barbilla apoyada en las manos. Inclinándose aún más cerca, murmuró:
—Gracias a Dios. Al menos algo por aquí va bien.
Ella abrió los ojos, de repente más cansada de lo que podía recordar haber estado en días, lo miró.
—¿Qué tan malo es?
—No me puedo imaginar que podría ser peor. Bueno, puedo, pero no quiero—temblando, miró hacia la puerta como si comprobara que nadie estaba escuchando—Sue se ha enclaustrado a puerta cerrada durante toda la mañana, pero de vez en cuando los edictos emergen a través del correo electrónico. Ya terminó cuatro aprobaciones pendientes y recortó el presupuesto de marketing de Jeremy en un treinta por ciento.
—Eso destripara nuestros títulos de promociones de verano—dijo—Tenemos acuerdos cooperativos con editores para los viajes de autor. Tenemos que tener los fondos para cubrirlos.
—¿Quién va a decirle eso?
—Supongo que sería yo—Brittany se frotó los ojos—Dios, esto es terrible. ¿Cómo están todos llevándolo?
—Todo el mundo todavía está más o menos en estado de shock. Pero si esto continúa…
—No lo hará—dijo enfáticamente. Necesitaba frenar el descenso de la moral en este momento—Henrietta estará lo suficientemente bien para delegar la responsabilidad en unos días, y quienquiera que esté a cargo…
—¿De qué estás hablando? Esa serás tú, por supuesto.
No estaba tan segura, especialmente con Sue ya en la estancia. Si su estado de visa seguía siendo incierto, incluso podría ser vista como prescindible. La idea era paralizante, y la obligó a un rincón oscuro de su mente.
Ella tenía que hacer frente con lo que estaba ocurriendo en realidad, no lo que podría suceder.
Aun así, con el momento exacto del regreso de Henrietta incierto, tenía que tener en cuenta el largo plazo.
—Dave podría ser una mejor elección.
—De ninguna manera—Blaine dijo—Me gusta Dave, lo sabes, pero es terrible en la delegación, además él—hizo una pausa, como si buscara un término diplomático—Tiene una visión de túnel en términos del mercado. Si fuera por él, lo único que representaríamos sería potenciales best seller, y eso no somos nosotros.
No podía discutir.
Dave probablemente sería uno de los pocos agentes que estaban de acuerdo con la evaluación de Sue en cuanto a qué tipo de títulos deberían llevar.
—En este momento, nada de eso importa. Vamos a tener que lidiar con Sue.
Él hizo una mueca.
—¿Qué pasa con la sobrina de Henrietta?
—¿Santana?—su corazón realmente corrió sólo con decir su nombre.
Otro pensamiento que hizo a un lado.
—¿Es probable que intervenga?
—No—dijo—Ella ha dejado muy claro que no tiene ningún interés en el negocio.
—Tal vez cambie de opinión—él dijo esperanzadamente.
—No contaría con eso—dijo tanto para sí como para él. Una cosa que sabía con certeza, la estancia de Santana era sólo temporal.
Inquieta y agitada después de la salida de Brittany, salió a la calle a tomar un poco de aire.
Se compró un hot dog de un vendedor en la esquina y se lo comió parada fuera del camino de las multitudes.
Cuando terminó, llamó a Quinn.
—¿San?—Quinn dijo—¿Todo está bien?
—La cirugía fue hecha. Ella está bien. No he tenido la oportunidad de verla todavía.
—Esas son buenas noticias. ¿Todavía estás en el hospital?
—Sí, me voy a quedar aquí un par de horas todavía.
—No puedo escapar, pero debería estar libre por la hora de la cena. Podría encontrarte…
—Ah, estaré ocupada después—sonrió para sí misma, pensando en la cena con Brittany.
La anticipación encendió el tipo de emoción que por lo general sólo se experimenta antes de una gran carrera o una apuesta de alto riesgo en las mesas.
—Oh—Quinn dijo con un toque de sorpresa—Está bien, entonces.
—¿Qué está pasando en la agencia, Q?—esperaba el silencio, pero eso no impidió el rápido encendido de molestia—Mira, sé que Sue está ahí, y eso es obra de Martin. No me digas que no sabes.
—Ese no es mi territorio—Quinn dijo evasivamente.
—Pura mierda. Eres la mano derecha de tu papá, y él es el abogado personal de Martin. No pretendas que no sabes cuáles son los planes a largo plazo.
—Lo juro, Santana—Quinn dijo—No sé exactamente lo que Martin ha planeado. Alguien tiene que hacerse cargo de la agencia en ausencia de Henrietta. Es perfectamente razonable que Martin quiere que alguien que sabe tenga el poder de tomar decisiones.
—Quieres decir alguien que va a iniciar su agenda. Hay personas cualificadas en la agencia que pueden manejar las cosas en lugar de Henrietta. Las dos sabemos eso.
—No realmente—Quinn hizo un sonido de exasperación—Mira, por mucho que quiero a Henrietta, ella y Martin no son tan diferentes. Ella mantiene una gran cantidad de información sobre la agencia para sí misma. En cuanto al nivel de formación de cualquier otra persona para tomar su lugar, eso aún está por verse.
—Brittany Pierce es la elección de Henrietta.
—Otra cosa que no sabemos, e incluso si ese es el caso, Brittany es…
—Experimentada y entrenada personalmente por Henrietta. Vamos, Q. La agencia es una pequeña parte de López Enterprises, y la única razón por la que Martin siquiera se preocupa de esto es porque él y Henrietta han estado peleando toda su vida.
—Como dije—Quinn dijo fríamente—No pretendo saber los planes del señor López.
—Oh, por el amor de Dios—Santana murmuró—Mira, saca a Sue de ahí por ahora. Deja a Brittany dirigir las cosas hasta que Henrietta esté en el postoperatorio, y entonces…
—Eso no va a suceder.
Santana se puso rígida.
—¿Por qué no?
—Santana, no te ha importado estar involucrada en ninguno de los asuntos de negocios toda tu vida. Me alegro de que estés aquí, y sé que Henrietta te necesita, pero esto no es tu asunto.
La ira brotó en su pecho, aun cuando sabía que Quinn tenía razón. Ella no tenía derecho a hacer demandas. Y no tenía a nadie para culpar de eso excepto a sí misma.
—Mira—Quinn dijo, sonando cansada—Entiendo tus preocupaciones. Brittany Pierce ni siquiera podría estar en la agencia en unos cuantos meses, y hasta que tengamos un equipo de transición razonable en su lugar, Sue es la elección de tu papá.
—Espera un minuto, retrocede. ¿Qué quieres decir con que Brittany podría no estar ahí?
—Martin quiere reducir el tamaño, y Brittany no es ni siquiera una residente permanente. Incluso si se renueva su visa, y ahora mismo, eso está en el aire, la junta no va a aprobarla tomando el control como jefe de la agencia. Además, ella no es de la familia, y sabes cómo funcionan las cosas.
—¿Y Sue lo es?
—Sue al menos tiene la bendición de tu papá.
—Y todos sabemos lo mucho que eso cuenta.
—Santana…
—No importa, Q. No sé por qué se me olvida de qué lado estás. Me parece que sigo cometiendo el mismo error.
—¡Maldición! Si te hubieras tomado la molestia de estar aquí de vez en cuando…
—Tienes razón—Santana dijo—Pero ahora estoy aquí—desconectó, dejó caer el teléfono en el bolsillo y volvió a entrar en el hospital.
Tal vez lo más inteligente por hacer era permanecer fuera del camino, dejar que Martin hiciera lo que quería hacer desde hace años, convertir la agencia en una empresa de hacer dinero o matarla por completo.
Había optado estar fuera de ese frente de batalla hace años.
Escapar de ello, si estaba siendo honesta.
Una vez que Henrietta estuviera en camino de recuperación, podría volver a su vida.
Subió lentamente las escaleras, sus pasos resonaban en el silencio de la escalera.
Volver a su vida.
No podía pensar en una sola cosa sobre eso que había extrañado.
Su pelo rubio con sólo el más mínimo indicio de blanco en las sienes estaba perfectamente en su lugar, sin mostrar signos de la gorra quirúrgica que llevaba puesta cuando Santana había hablado con él justo antes de que Henrietta fuera llevada al quirófano.
Él se concentró en ella y esbozó una sonrisa ensayada.
—Hemos terminado. Ella está bien.
Envolvió impulsivamente un brazo alrededor de Brittany y la atrajo hacia sí. Después de un segundo de mareo de alivio, se reunió con el cirujano en el centro de la habitación.
—¿Dónde está ella?
—En una sala de recuperación, en este momento. Nos gusta mantener a los pacientes cerca de la sala de operaciones durante unos minutos después de terminar, por si acaso…aunque no espero ningún problema.
—¿Puedes decirme que hiciste?
Él le dio una mirada como si ella no pudiera entender lo que su grandeza había logrado, pero él se encogió de hombros y aceptó.
—Como he explicado anteriormente, sus arterias coronarias mostraron varios niveles de bloqueo, probablemente como resultado de un largo plazo de hiperlipidemia, metabolismo anormal de grasas, e hipertensión. Metimos cuatro injertos para repercudir el músculo cardíaco. Sus signos todos están muy bien en este momento.
—¿Y a largo plazo?
—Cualquier cosa puede pasar, por supuesto, pero salvo complicaciones y si se apega a su programa de rehabilitación, observar su dieta, y acepta algunas modificaciones razonables en su estilo de vida, debería estar bien.
—Defina modificaciones razonables—Santana dijo.
—Bueno, su hipertensión parece haber estado mal controlada hasta ese momento, y ella tendrá que cumplir con cualquier programa que el equipo de administración médica instruya. Siempre sugerimos que los pacientes cardiacos moderen su horario de trabajo y reduzcan el estrés..
Él debe haber leído la incredulidad en el rostro de Santana mientras se encogía de hombros.
—Honestamente, el futuro depende de tu tía, sólo podemos hacer recomendaciones. Sin embargo, la cirugía fue un éxito.
—Muy bien, gracias—dijo.
—Por nada. Las enfermeras te avisaran cuando la hayan trasladado a la unidad de cuidados cardiacos—se dio la vuelta y se alejó.
Tenía la sensación de que fue lo último que iba a ver de él, pero si había hecho su trabajo, ella estaba bien con eso. Se volvió hacia Brittany, que había estado de pie junto a ella.
—No sabía que tuviera algún problema de salud, y debería haberlo sabido.
Brittany sonrió suavemente.
—En realidad, no crees que ella se lo hubiera dicho a nadie, ¿verdad?
Dejó escapar un suspiro.
—Si hubiera estado cerca de ella podría haberlo hecho.
—Santana—dijo—Nada de esto es tu culpa. No podrías haber cambiado esto incluso si hubieras estado aquí. Henrietta es Henrietta. Tú lo sabes.
Un músculo saltó en su mandíbula y asintió mecánicamente.
—Puede que tengas razón, pero todavía siento como si la hubiera decepcionado.
Brittany agarró su brazo.
—"No lo hiciste. Estás aquí, y eso es lo que necesita.
—Creo que tú eres mucho más de lo que ella necesita que yo—dijo casi para sí misma—Cuando no estoy aquí, tú eres con la que ella cuenta.
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Brittany se estremeció por dentro, las palabras de Santana eran una fría dosis de realidad.
Por supuesto Santana no se quedaría. Ella podría irse en cualquier momento.
Cuadró los hombros.
—Una vez que Henrietta se recupere, ella va a seguir adelante con su vida, y esperará que tú puedas continuar con la tuya.
—Esperas que desaparezca de nuevo, quieres decir.
Se metió las manos en las caderas y miró a Santana.
—No me pareces el tipo de mujer que se pega a lo largo de las cosas que no pueden ser ayudadas. Ya que pareces estar decidida a patearte a ti misma, creo que necesitas tomar un descanso. Conseguir algo de comer y, probablemente dormir un poco.
Santana sonrió irónicamente.
—Diagnóstico y plan de tratamiento apreciado, doctora, pero me voy a quedar aquí hasta que haya visto a Henrietta. Y prometo dejar de lloriquear.
Se suavizó.
—Puedes lloriquear todo lo que quieras, pero todavía tienes que cuidarte—miró su reloj—Me gustaría quedarme a verla, pero debería volver a la agencia. Tina probablemente necesita algo de ayuda, y ella quería venir aquí en su hora del almuerzo.
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Un pánico fugaz corrió por el pecho de Santana, una sensación que nunca podría recordar haber tenido antes.
No quería que Brittany se fuera.
—¿Cuándo voy a verte de nuevo?
Las cejas de Brittany se fruncieron.
—¿Disculpa?
—Mira—dijo, pasando una mano por su pelo, nunca había estado tan desequilibrada en su vida—Esto es una locura. Cada vez que te veo estamos en medio de algún tipo de crisis. Me has estado haciendo compañía, diablos, me mantienes estable, y quiero—se interrumpió.
Brittany estaba mirándola como si estuviera un poco loca, y lo estaba.
Ella no sabía lo que estaba tratando de decir, lo que quería, pero no podía evitar la sensación de que si dejaba que Brittany se fuera, lo lamentaría para siempre.
—No sé lo bien que lo hubiera hecho todo esto sin que estuvieras aquí.
—Lo has hecho muy bien—Brittany dijo suavemente—Pero me alegro de haber estado aquí, y tú también me has ayudado mucho—hizo una pausa, sintió una tremenda oleada de agradecimiento aumentar dentro—He hablado contigo acerca de cosas que nunca he hablado con nadie. Eso ayuda. No me di cuenta de lo mucho que necesitaba eso.
—Cena conmigo—Santana dijo.
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Brittany se rió, la sorpresa e incredulidad en su voz.
—¿Qué?
—Esta noche. Cuando todo se haya calmado, y no estemos tan temerosas ni ansiosas. Para celebrar el éxito de la cirugía de Henrietta—Santana tomó su mano—Para llegar a conocernos. Por favor.
La idea era loca, loca y maravillosa, y Brittany rompió filas con su habitual cautela, negándose a adivinar la emoción pulsando a través de ella.
—Está bien, pero con una condición.
La ceja de Santana se alzó.
—¿Oh?
—Esta vez, voy a hacer la cena.
—¿Quieres decir, en realidad cocinaras?
Encantada con la consternación en el rostro de Santana, Brittany se rió.
—Sí. ¿Has oído hablar de eso?
—Rumores, pero en realidad nunca lo he presenciado.
—Entonces tienes una invitación. A las siete en punto.
—No puedo esperar—sonrió, y la preocupación y el miedo en su expresión dio paso al encanto libertino que Brittany había visto cuando habían estado solas en el departamento de Santana
Cuando la morena había estado descaradamente desnuda, y descaradamente seductora.
Tragó.
¿Qué estaba haciendo ella?
¿Por qué tenía que preguntar?
Le dio la dirección y su número de teléfono.
—Pero si estás muy cansada, o si algo sucede…
Santana acarició con el dedo por el borde de su mandíbula de, calmándola.
—Nada surgirá. Estaré ahí. ¿Vino tinto o blanco?
—Tinto—dijo suavemente, mirando a los ojos de Santana.
Por un instante, nada más en el mundo importaba, sólo la atracción de la mirada de Santana. Campanas de advertencia sonaron, y no les hizo caso.
Durante toda su vida había sido cuidadosa y cautelosa y responsable. No lamentaba nada de eso, y no se arrepentiría en este momento, cuando eligió algo porque su corazón instó a que lo hiciera.
—Entonces hasta esta noche.
—Hasta esta noche—Santana susurró.
—¿Alguna noticia?—Blaine preguntó en el instante que entró en su despacho y se dejó caer en el sofá frente a su escritorio.
Inclinó su cabeza hacia atrás, cerró los ojos y dejó escapar un largo suspiro.
—La cirugía ha terminado, con éxito, y ella está en recuperación.
Ignorando la silla cercana, él se sentó en la mesa de café frente a ella, con los codos apoyados en las rodillas y la barbilla apoyada en las manos. Inclinándose aún más cerca, murmuró:
—Gracias a Dios. Al menos algo por aquí va bien.
Ella abrió los ojos, de repente más cansada de lo que podía recordar haber estado en días, lo miró.
—¿Qué tan malo es?
—No me puedo imaginar que podría ser peor. Bueno, puedo, pero no quiero—temblando, miró hacia la puerta como si comprobara que nadie estaba escuchando—Sue se ha enclaustrado a puerta cerrada durante toda la mañana, pero de vez en cuando los edictos emergen a través del correo electrónico. Ya terminó cuatro aprobaciones pendientes y recortó el presupuesto de marketing de Jeremy en un treinta por ciento.
—Eso destripara nuestros títulos de promociones de verano—dijo—Tenemos acuerdos cooperativos con editores para los viajes de autor. Tenemos que tener los fondos para cubrirlos.
—¿Quién va a decirle eso?
—Supongo que sería yo—Brittany se frotó los ojos—Dios, esto es terrible. ¿Cómo están todos llevándolo?
—Todo el mundo todavía está más o menos en estado de shock. Pero si esto continúa…
—No lo hará—dijo enfáticamente. Necesitaba frenar el descenso de la moral en este momento—Henrietta estará lo suficientemente bien para delegar la responsabilidad en unos días, y quienquiera que esté a cargo…
—¿De qué estás hablando? Esa serás tú, por supuesto.
No estaba tan segura, especialmente con Sue ya en la estancia. Si su estado de visa seguía siendo incierto, incluso podría ser vista como prescindible. La idea era paralizante, y la obligó a un rincón oscuro de su mente.
Ella tenía que hacer frente con lo que estaba ocurriendo en realidad, no lo que podría suceder.
Aun así, con el momento exacto del regreso de Henrietta incierto, tenía que tener en cuenta el largo plazo.
—Dave podría ser una mejor elección.
—De ninguna manera—Blaine dijo—Me gusta Dave, lo sabes, pero es terrible en la delegación, además él—hizo una pausa, como si buscara un término diplomático—Tiene una visión de túnel en términos del mercado. Si fuera por él, lo único que representaríamos sería potenciales best seller, y eso no somos nosotros.
No podía discutir.
Dave probablemente sería uno de los pocos agentes que estaban de acuerdo con la evaluación de Sue en cuanto a qué tipo de títulos deberían llevar.
—En este momento, nada de eso importa. Vamos a tener que lidiar con Sue.
Él hizo una mueca.
—¿Qué pasa con la sobrina de Henrietta?
—¿Santana?—su corazón realmente corrió sólo con decir su nombre.
Otro pensamiento que hizo a un lado.
—¿Es probable que intervenga?
—No—dijo—Ella ha dejado muy claro que no tiene ningún interés en el negocio.
—Tal vez cambie de opinión—él dijo esperanzadamente.
—No contaría con eso—dijo tanto para sí como para él. Una cosa que sabía con certeza, la estancia de Santana era sólo temporal.
****
Inquieta y agitada después de la salida de Brittany, salió a la calle a tomar un poco de aire.
Se compró un hot dog de un vendedor en la esquina y se lo comió parada fuera del camino de las multitudes.
Cuando terminó, llamó a Quinn.
—¿San?—Quinn dijo—¿Todo está bien?
—La cirugía fue hecha. Ella está bien. No he tenido la oportunidad de verla todavía.
—Esas son buenas noticias. ¿Todavía estás en el hospital?
—Sí, me voy a quedar aquí un par de horas todavía.
—No puedo escapar, pero debería estar libre por la hora de la cena. Podría encontrarte…
—Ah, estaré ocupada después—sonrió para sí misma, pensando en la cena con Brittany.
La anticipación encendió el tipo de emoción que por lo general sólo se experimenta antes de una gran carrera o una apuesta de alto riesgo en las mesas.
—Oh—Quinn dijo con un toque de sorpresa—Está bien, entonces.
—¿Qué está pasando en la agencia, Q?—esperaba el silencio, pero eso no impidió el rápido encendido de molestia—Mira, sé que Sue está ahí, y eso es obra de Martin. No me digas que no sabes.
—Ese no es mi territorio—Quinn dijo evasivamente.
—Pura mierda. Eres la mano derecha de tu papá, y él es el abogado personal de Martin. No pretendas que no sabes cuáles son los planes a largo plazo.
—Lo juro, Santana—Quinn dijo—No sé exactamente lo que Martin ha planeado. Alguien tiene que hacerse cargo de la agencia en ausencia de Henrietta. Es perfectamente razonable que Martin quiere que alguien que sabe tenga el poder de tomar decisiones.
—Quieres decir alguien que va a iniciar su agenda. Hay personas cualificadas en la agencia que pueden manejar las cosas en lugar de Henrietta. Las dos sabemos eso.
—No realmente—Quinn hizo un sonido de exasperación—Mira, por mucho que quiero a Henrietta, ella y Martin no son tan diferentes. Ella mantiene una gran cantidad de información sobre la agencia para sí misma. En cuanto al nivel de formación de cualquier otra persona para tomar su lugar, eso aún está por verse.
—Brittany Pierce es la elección de Henrietta.
—Otra cosa que no sabemos, e incluso si ese es el caso, Brittany es…
—Experimentada y entrenada personalmente por Henrietta. Vamos, Q. La agencia es una pequeña parte de López Enterprises, y la única razón por la que Martin siquiera se preocupa de esto es porque él y Henrietta han estado peleando toda su vida.
—Como dije—Quinn dijo fríamente—No pretendo saber los planes del señor López.
—Oh, por el amor de Dios—Santana murmuró—Mira, saca a Sue de ahí por ahora. Deja a Brittany dirigir las cosas hasta que Henrietta esté en el postoperatorio, y entonces…
—Eso no va a suceder.
Santana se puso rígida.
—¿Por qué no?
—Santana, no te ha importado estar involucrada en ninguno de los asuntos de negocios toda tu vida. Me alegro de que estés aquí, y sé que Henrietta te necesita, pero esto no es tu asunto.
La ira brotó en su pecho, aun cuando sabía que Quinn tenía razón. Ella no tenía derecho a hacer demandas. Y no tenía a nadie para culpar de eso excepto a sí misma.
—Mira—Quinn dijo, sonando cansada—Entiendo tus preocupaciones. Brittany Pierce ni siquiera podría estar en la agencia en unos cuantos meses, y hasta que tengamos un equipo de transición razonable en su lugar, Sue es la elección de tu papá.
—Espera un minuto, retrocede. ¿Qué quieres decir con que Brittany podría no estar ahí?
—Martin quiere reducir el tamaño, y Brittany no es ni siquiera una residente permanente. Incluso si se renueva su visa, y ahora mismo, eso está en el aire, la junta no va a aprobarla tomando el control como jefe de la agencia. Además, ella no es de la familia, y sabes cómo funcionan las cosas.
—¿Y Sue lo es?
—Sue al menos tiene la bendición de tu papá.
—Y todos sabemos lo mucho que eso cuenta.
—Santana…
—No importa, Q. No sé por qué se me olvida de qué lado estás. Me parece que sigo cometiendo el mismo error.
—¡Maldición! Si te hubieras tomado la molestia de estar aquí de vez en cuando…
—Tienes razón—Santana dijo—Pero ahora estoy aquí—desconectó, dejó caer el teléfono en el bolsillo y volvió a entrar en el hospital.
Tal vez lo más inteligente por hacer era permanecer fuera del camino, dejar que Martin hiciera lo que quería hacer desde hace años, convertir la agencia en una empresa de hacer dinero o matarla por completo.
Había optado estar fuera de ese frente de batalla hace años.
Escapar de ello, si estaba siendo honesta.
Una vez que Henrietta estuviera en camino de recuperación, podría volver a su vida.
Subió lentamente las escaleras, sus pasos resonaban en el silencio de la escalera.
Volver a su vida.
No podía pensar en una sola cosa sobre eso que había extrañado.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
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23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Del Amor (Adaptada) Epílogo
Santana no puedes irte y dejar asi las cosas ayuda a mi pobre britt, yo creo que con la cena te puede convencer.
Isabella28****** - Mensajes : 378
Fecha de inscripción : 12/10/2017
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Del Amor (Adaptada) Epílogo
Todo apunta a....¡ Matrimonio! Para que Britt se quede, claro.
Tati.94******* - Mensajes : 442
Fecha de inscripción : 08/12/2016
Edad : 30
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Del Amor (Adaptada) Epílogo
Estoy segura de que Santana no permitira que su padre siga metiendo sus garras donde no le corresponde, Quinn traidora!!!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Del Amor (Adaptada) Epílogo
Hola morra....
San inconsciente mente esta poniendo en la balanza su vida!!! Y hasta ahora no puede nada con quedarse...
A ver que juega san para joder a Martín.... A ver que hace esa cabecita jaja
Nos vemos!!
San inconsciente mente esta poniendo en la balanza su vida!!! Y hasta ahora no puede nada con quedarse...
A ver que juega san para joder a Martín.... A ver que hace esa cabecita jaja
Nos vemos!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Del Amor (Adaptada) Epílogo
Isabella28 escribió:Santana no puedes irte y dejar asi las cosas ayuda a mi pobre britt, yo creo que con la cena te puede convencer.
Hola, noo!!! no puede!!! tiene q! Si no¿? jaajajajajaj xD ajaaj. Saludos =D
Tati.94 escribió:Todo apunta a....¡ Matrimonio! Para que Britt se quede, claro.
Hola, si¿? q mejor, no¿? ajaajajajajajaj. Obvio! todo por una buena causa jajaja. Saludos =D
micky morales escribió:Estoy segura de que Santana no permitira que su padre siga metiendo sus garras donde no le corresponde, Quinn traidora!!!!!!
Hola, yo tmbn asik espero y tengamos toda la razón! mmm si...no esta siendo leal con su amiga, pero si con la empresa =/ Saludos =D
3:) escribió:Hola morra....
San inconsciente mente esta poniendo en la balanza su vida!!! Y hasta ahora no puede nada con quedarse...
A ver que juega san para joder a Martín.... A ver que hace esa cabecita jaja
Nos vemos!!
Hola lu, como las cosas pueden cambiar, no¿? jajajaajaj. Claro q no...además, q mejor¿? jajajaja. Pff esperemos y de todo la vrdd ¬¬ Jajajaaj algo bueno, muy bueno espero jajaja. Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: Del Amor (Adaptada) Cap 16
Capitulo 16
A las 6:59, tocó el timbre junto a la pequeña pestaña rectangular blanca con el nombre de B. Pierce escrito en negrita y tiró abajo las mangas de su chaqueta azul marino.
Lo había emparejado con jeans oscuros, una camisa gris pálido y botas negras, esperando que lo informal fuera una buena opción para la cena.
Tuvo un instante de incertidumbre y se rió con irónica diversión.
¿Desde cuándo se preocupaba por impresionar?
Un momento después, el intercomunicador crepitó a la vida.
—¿Sí?
—Soy Santana.
—3C. Sube, mi puerta está abierta.
El pequeño vestíbulo estaba en silencio hasta unos segundos después, un zumbido largo y bajo resonó desde las puertas interiores dobles y entró en un vestíbulo estrecho que conducía a un conjunto de escaleras en el extremo opuesto.
El suelo de baldosas de mosaico estaba libre de lodo a pesar de las recientes tormentas, el revestimiento de madera oscura hasta la cintura y la barandilla curvada brillando con esmalte sólo con la marca de desgaste ocasional, y las escaleras libres de basura y suciedad.
Un bonito edificio de departamentos, uno de los quizás cinco o seis edificios de piedra en una fila en una estrecha calle lateral.
Subió al tercer piso, encontrando el departamentos C, giró la perilla, y entró en una sala de estar iluminada suavemente en un departamentos de techos altos sin paredes interiores.
Al otro lado de la habitación, Brittany trabajaba en una isla rodeada por varios taburetes altos que separaban la pequeña cocina del área principal de asientos justo a su derecha.
Más allá de la sala de estar, las ventanas del piso al techo se abrían a la vista de un pequeño parque que había pasado cuando el chófer la dejó en la esquina.
En el extremo opuesto de la habitación, otras puertas presumiblemente llevaban al dormitorio y al baño.
Puntos focalizados iluminaban los espacios de trabajo de la cocina, dejando el resto del gran departamentos en sombras silenciadas proyectadas por lámparas de piso con persianas marfil con borlas.
La mezcla de elegancia del viejo mundo y la eficiencia moderna parecía un reflejo perfecto de Brittany.
—Hola—dijo su corazón latiendo rápidamente por alguna razón.
—Llegas justo a tiempo—Brittany la saludó con una sonrisa brillante, fácil, luciendo atractiva y relajada en una camisa negra con pequeñas flores iridiscentes dispersas en la parte delantera, los jeans abrazando el cuerpo, y zapatos negros con tacones bajos.
Su cabello estaba recogido atrás con un lazo simple, dejando una cola gruesa en su nuca.
La sensación de pesadez que había estado llevando toda la tarde al salir del
hospital huyó de su pecho.
—Parece como si pensabas que no estaría aquí.
Brittany se rió.
—No hice tal cosa. Si hubiera estado en lo más mínimo preocupada, no habría hecho toda esta preparación—señaló hacia la encimera y una gran variedad de verduras y otros alimentos en una línea de pequeños tazones de cerámica pintados a mano. Reanudó expertamente cortando las verduras en una de las varias tablas de cortar—¿Es ese el tinto que veo?
Levantó el Château Mouton en su modesta bolsa de papel.
—Como fue prometido.
—Puedes abrirlo, y tener un poco mientras cocino.
—Excelente idea—lleva la botella a la encimera, sacándola de la bolsa y la abrió con un sacacorchos que la rubia le entregó.
Brittany levantó una ceja.
—¿Dónde encontraste eso?
—Ah, mandé al mayordomo del Dakota que me lo consiguiera. ¿Funcionará?
—Oh, ya lo creo—sacudió la cabeza ante la extravagancia, secretamente halagada por los esfuerzos de Santana para hacer la noche especial, y volvió a cortar.
La morena puso el vino tinto a un lado para respirar y se acomodó en el taburete de respaldo alto para observarla trabajar.
Sus manos destellaron, el reluciente filo del cuchillo un borrón y pequeños montones de coloridas verduras aparecieron como por arte de magia.
A pesar de que la zona era pequeña, era fácil ver que había sido diseñada con cuidado por alguien que realmente tenía la intención de usarlo. La línea era un nuevo modelo comercial compacto de alta gama.
Las ollas y cacerolas relucientes colocadas en varios quemadores y colgando de un estante de cobre instalado en el techo.
Observó como Brittany montaba eficientemente las cosas en una cacerola para asar y la metió en el horno.
—Parece que tienes una vocación. ¿Has considerado alguna vez ser un chef?
—Siempre me ha gustado cocinar. Pero los libros me atraparon primero—Brittany asintió hacia el vino—¿Sería un pecado intentarlo prematuramente?
—Yo diría que respira lo suficiente. Además, no puede haber pecado en la indulgencia compartida.
Brittany la miró en silencio, y le sostuvo la mirada. No podía estar en ninguna parte cerca de la rubia sin ese revuelo de excitación, y esta noche no quería evitarlo.
Los últimos días habían sido un infierno.
Conocer a Brittany fue lo único bueno que salió de toda la pesadilla, y durante unas horas, tenía la intención de disfrutar el placer.
Vertió el vino en las dos copas que Brittany colocó en la encimera, entonces levantó la suya y la sostuvo.
—Por Henrietta.
—Por Henrietta—Brittany tocó ligeramente su copa a la de ella. Un sonido claro y alto de cristal resonó—Gracias por llamarme esta tarde.
—No, en absoluto.
Después de que había visitado a Henrietta en la sala de recuperación, había llamado a Brittany a la agencia para una actualización.
Henrietta estaba estable, pero aún sin despertar. Ella no recordaría que fue a visitarla, sosteniendo su mano, informándole que todo estaba bien.
Eso no importaba.
Había estado ahí, como había necesitado ser, para sí misma tanto como para Henrietta.
—Mañana va a estar más consciente y podrás visitarla.
—Eso espero.
—Entonces—dijo mientras el cálido, agudo sabor del vino burlaba todos sus
sentidos—¿Quién te enseñó a cocinar?
Brittany hizo una mueca.
—Siempre quería pasar tiempo en la cocina cuando era joven, pero mis padres pensaban que el cocinero no era apropiado. No les importó, sin embargo, tomé clases de cocina tan pronto como tuve la edad suficiente—se encogió de hombros, su expresión distante—Me fui a la cocina en la embajada tantas veces como pude cuando estaban entreteniendo a dignatarios extranjeros, tratando de dominar la mayor cantidad de platillos nacionales como pude.
—Debes tener todo un repertorio ecléctico, entonces.
—No tengo mucha oportunidad de usarlo en estos días—sacudió cualquier recuerdo que había nublado momentáneamente su expresión—Espero que te guste la fusión asiática.
—Me gusta la comida, pero tengo que admitir, después de cientos de comidas servidas en restaurantes y hoteles, el encanto se desvanece.
—Bueno, tal vez podamos revitalizar eso.
—Tal vez—tomó un sorbo de vino—Eso y otros placeres decrecientes.
Brittany se sonrojó y rápidamente desvió la mirada. Ella sonrió internamente, reconociendo que no era la única que sentía la fuerza de la atracción.
Normalmente no se resistía a la atracción, especialmente cuando la mujer en cuestión obviamente compartía su deseo.
Esta vez, sin embargo, necesitaba proceder con mucho más cuidado. Brittany no era inocente y ciertamente no era una niña, pero a pesar de su aparente apertura a un ligero flirteo, ya había ponderado el asunto, y su respuesta había sido no.
Aún así, sabía que las personas podían cambiar de opinión, y disfrutaba de la suave persecución. Y le gustaba que nada más allá de la cena se había sugerido.
No quería que nada de su tiempo con Brittany se asemejara a las noches vacías, y finalmente olvidadas, que había pasado con otras mujeres.
No quería jugar, no quería olvidar la noche tan pronto como hubiera pasado.
Simplemente quería disfrutar de la compañía de una mujer brillante, hermosa, excitante.
—¿Pasa algo?—Brittany preguntó en voz baja.
—No—dijo en voz baja—De hecho, todo está sorprendentemente bien.
Comieron en una pequeña mesa redonda cubierta por un mantel blanco como la nieve en una alcoba poco profunda de la sala de estar.
Tres altas ventanas estrechas daban una vista hacia el parque. Brittany abrió una de las ventanas y sorprendentemente el aire cálido de la noche entró, llevando los sonidos de la ciudad.
—Es agradable. Ver un poco de verde.
—No es exactamente el tipo de vista a la que estás acostumbrada—Brittany comentó.
—No—dijo, sus ojos en Brittany—En realidad, mucho mejor.
Brittany se sonrojó.
—¿Dónde te alojas en Monte Carlo?
Sonrió brevemente ante la hábil deflexión. El tímido rubor de Brittany solo le hacía querer burlarse más de ella.
—Hôtel de Paris.
—Ah, sí. Que da al hipódromo en la plaza.
—¿Has estado ahí?
—Sólo indirectamente.
—Estás muy bien informada, entonces.
Brittany se rió.
—No viajo con frecuencia, pero me gusta leer prácticamente todo. Y ya confesé ser una adicta a las celebridades.
—Me imagino que para una mujer como tú, eso no sería satisfactorio por mucho tiempo.
Brittany sirvió té de una olla ornamentada en pequeñas tazas vidriadas.
—¿Por qué es eso?
Probó el té. Era sorprendentemente fragante, pero en lo más mínimo empalagoso. Pleno y aromático.
—Nunca he sido una bebedora de té, pero creo que esto me podría persuadir de manera diferente.
—Es prácticamente la bebida nacional donde crecí. Té de alta calidad es una de las costumbres que quedaron del colonialismo que aún conservan en Ámsterdam. Me gusta el café, pero me parece que sólo es bueno cuando se toma con moderación. Como tantas cosas.
—No necesariamente un sentimiento popular.
—Y estás disimulando una vez más—Brittany señaló con un dedo—¿Qué quieres decir, una mujer como yo?
No buscaba elogios.
Ella era realmente curiosa. Oh, quería que Santana estuviera interesada.
Ella no estaba auto-engañándose para negar eso.
Tener el interés de una mujer hermosa no era algo que pudiera ignorar o fingir que no quería. Pero raras veces se preguntaba cómo los demás pensaban de ella, no podía imaginar qué indicios, o qué secretos, había expuesto.
—Una mujer de esencia—dijo Santana.
—Oh—dijo con fingido horror—Eso suena horrible. Pesada y aburrida y me haces parecer como una bibliotecaria estereotipada.
Sonriendo, Santana miró a su alrededor he inclinó la barbilla en dirección a toda una pared de estanterías del suelo al techo, cada estante lleno y muchos demasiado llenos de libros.
—Observa.
—Por supuesto que me encantan los libros. ¿Por qué demonios iba a hacer lo que hago si no lo hiciera?
Santana tomó su mano y le dio una sacudida lúdica.
—Nunca en mi vida he conocido a una bibliotecaria que se parezca a ti.
—Buen intento, pero es obvio que no has conocido a muchos bibliotecarios. Contrariamente al estereotipo, muchos de ellos son mucho más atractivos e interesantes que yo.
—Lo dudo—Santana murmuró.
Las protestas lúdicas de Brittany volaron de su mente.
Ella nunca había sabido que era tan susceptible a la adulación, pero cada vez que Santana la miraba como si estuviera viendo a alguien hermosa e intrigante, era transportada a un mundo de posibilidades que nunca había imaginado.
Se sentía atractiva y deseable y deseosa.
Tragó.
—Tienes una manera de hacer que me olvide de mí misma.
Santana deslizó su pulgar sobre sus nudillos.
—¿Eso es malo?
—Realmente no lo sé. Es único.
—Bueno. Odiaría ser ordinaria en lo que a ti respecta.
—Oh, créeme. Eres todo menos eso.
—Y para responder a tu pregunta—dijo con seriedad inusual—Ya sé que eres fuerte e independiente y decidida. También sé que eres amable y leal y generosa. Todas esas cosas para mí igual de sustanciosas. No encontraras una dosis basada en fiestas, conversación de cóctel, y la constante búsqueda de emociones cada vez mayor muy interesantes.
—¿Y es así como es tu vida?—pregunto Brittany.
Suspiró, mirando por la ventana mientras el crepúsculo se deslizaba a través del parque, borrando las sombras de los peatones en formas amorfas.
—Mi vida pasa tan rápidamente, que realmente no me doy cuenta.
—Me imagino que una dosis constante de emoción y aventura sería así—reflexionó, no sonando crítica sino más contemplativa—Creo que debe ser agotador, no tener un momento para reflexionar.
—Creo que ese es exactamente el punto.
—Y sin embargo estás aquí. Dejaste todo eso atrás sin dudarlo. Puedo decir que no estás feliz de estar aquí, pero has venido a pesar de eso. Por lealtad y amor. Para mí, eso es la esencia.
Soltó su mano y levantó la taza de té, acunando el pequeño y hermoso objeto de arte en su palma.
—Permanecer en el primer lugar podría haber sido más impresionante.
—No veo nada malo en buscar la vida que quieres. Supongo que te fuiste
porque no estaba aquí—dijo Brittany.
—No sé. Me temo que estaba demasiado enfadada para preguntarme si había algo aquí que yo quería.
—Bueno—dijo Brittany suavemente—Ahora estás aquí.
—Sí—saboreando la delicada belleza de la mujer frente a ella—Estoy aquí ahora.
De repente consciente de sí misma y temerosa de que disfrutar de la atención de Santana fuera demasiado obvio, se levantó para recoger la mesa.
—Por qué no sirves el resto del vino, y nos reunimos en la sala de estar en un minuto.
Santana se levantó con ella.
—Deja que te ayude.
—Por supuesto que no—dio al hombro de Santana un empujón juguetón, apreciando el conjunto de músculos bajo sus dedos—Eres la invitada, ¿recuerdas?
—Si insistes—Santana llenó las copas, las puso en una mesa de café frente a una chimenea de mármol blanco adornada con un amplio mantel con candelabros de filigrana en cada extremo, y se sentó en un cómodo sofá mullido con estampado floral.
Menos de un minuto después, cuando se Brittany sentó, su olor, ligero y especiado como un té aromático, burlándose de sus sentidos.
Un tipo diferente de hambre surgió, agudo y exigente.
—Gracias por la cena. Fue una de las comidas más agradables que he tenido en mucho tiempo.
—Me alegro que te gustara.
—La comida estaba deliciosa—dijo, colocando cuidadosamente la copa de vino sobre la mesa.
Se deslizó más cerca hasta que el exterior de su muslo tocó el de Brittany. Cuando no se apartó, pero la miró con la pregunta en sus ojos, ella enmarcó la cara con las dos manos.
—Pero fue la compañía que lo hizo tan especial.
Esta vez cuando la besó, no fue fugaz, y no pidió permiso.
No esperó a ser invitada.
Había querido besarla desde que había entrado por la puerta, y pretender lo contrario era infructuoso y un autoengaño.
La boca de Brittany era suave, dulce y deliciosa como el mejor vino. Cuando la rubia hizo un pequeño sonido sorprendido de placer, su corazón saltó a la garganta.
Una oleada de deseo tan poderoso apretando sus muslos la atravesó.
Deslizó su mano alrededor a la nuca de Brittany, el cabello suave deslizándose sobre la parte superior de la mano y la atrajo más cerca hasta que sus cuerpos se tocaron.
Los pechos de Brittany se presionaron con los de ella, firmes y cautivadores.
La rubia mordisqueó su labio y tuvo que gemir, sus dedos tensándose. Se deslizó más profundo, explorando el calor y los suaves secretos de la boca de Brittany.
Ésta deslizó los brazos alrededor de sus hombros, acarició su espalda, explorándola de una manera que no había esperado.
Las manos sondearon sus músculos, trazaron la cresta de la columna vertebral, acariciándola y deleitándola, inflamándola. Se apretó más y Brittany se recostó contra los cojines, medio reclinada.
Se apoyó en un brazo sobre Brittany, deseando cubrirla, queriendo consumirla con tanta urgencia que tuvo que luchar por ser amable. Besó la comisura de la boca llena, flexible de la rubia, el ángulo de su mandíbula, su cuello largo agraciado, el hueco de la garganta.
Incapaz de detenerse, desabrochó el botón superior de la camisa de Brittany y besó el suave triángulo entre sus pechos.
—Dios, te quiero—su voz era ronca, una desesperación desconocida cortando a través de ello.
—Santana—murmuró, su voz baja y extraña. Su puño apretándole el cabello—Espera…
Agarró los hombros de Brittany, inclinó una pierna entre las suyas. El contacto de sus cuerpos envió un ardor a través de ella. Buscó otro botón, su boca en la curva del pecho de Brittany.
—Brittany . Quiero hacerte el amor.
Tiró de la cabeza de Santana y la besó, capturándole la mano antes de que pudiera agarrar su pecho.
—No estoy, no puedo…
Santana se estremeció y apretó los dientes. Tomando respiraciones profundas, jadeantes, forzó su cabeza a despejarse. Tan pronto como pudo, se empujó y miró hacia abajo.
—¿Estás bien?
No lo dudó.
—Sí. Por supuesto.
—Eres muy hermosa—sonrió irónicamente—No puedo evitar quererte.
Sonrió, el color inundando su cara.
—Gracias.
—Debería irme—haciendo acopio de toda su voluntad, se puso de pie, extendiendo la mano para ayudar a Brittany a levantarse—Gracias por esta noche.
Brittany agarró su mano.
—Santana, yo…
—No—dijo rápidamente—No es necesario explicar. No me disculparé esta vez, sin embargo, sobre todo porque tengo muchas ganas de hacerlo de nuevo.
—También disfruté mucho esta noche—Brittany dijo—Todo de la noche.
—Soy una persona paciente—advirtió.
—No estoy preocupada—Brittany la acompañó hasta la puerta—Buenas noches, Santana.
Brittany no dijo ninguna de las cosas que esperaba.
No dijo que no quería que la besara de nuevo.
No dijo que debían mantener su relación profesional.
Ella no dijo que no.
Por esta noche, eso fue suficiente.
—Buenas noches, Brittany.
Lo había emparejado con jeans oscuros, una camisa gris pálido y botas negras, esperando que lo informal fuera una buena opción para la cena.
Tuvo un instante de incertidumbre y se rió con irónica diversión.
¿Desde cuándo se preocupaba por impresionar?
Un momento después, el intercomunicador crepitó a la vida.
—¿Sí?
—Soy Santana.
—3C. Sube, mi puerta está abierta.
El pequeño vestíbulo estaba en silencio hasta unos segundos después, un zumbido largo y bajo resonó desde las puertas interiores dobles y entró en un vestíbulo estrecho que conducía a un conjunto de escaleras en el extremo opuesto.
El suelo de baldosas de mosaico estaba libre de lodo a pesar de las recientes tormentas, el revestimiento de madera oscura hasta la cintura y la barandilla curvada brillando con esmalte sólo con la marca de desgaste ocasional, y las escaleras libres de basura y suciedad.
Un bonito edificio de departamentos, uno de los quizás cinco o seis edificios de piedra en una fila en una estrecha calle lateral.
Subió al tercer piso, encontrando el departamentos C, giró la perilla, y entró en una sala de estar iluminada suavemente en un departamentos de techos altos sin paredes interiores.
Al otro lado de la habitación, Brittany trabajaba en una isla rodeada por varios taburetes altos que separaban la pequeña cocina del área principal de asientos justo a su derecha.
Más allá de la sala de estar, las ventanas del piso al techo se abrían a la vista de un pequeño parque que había pasado cuando el chófer la dejó en la esquina.
En el extremo opuesto de la habitación, otras puertas presumiblemente llevaban al dormitorio y al baño.
Puntos focalizados iluminaban los espacios de trabajo de la cocina, dejando el resto del gran departamentos en sombras silenciadas proyectadas por lámparas de piso con persianas marfil con borlas.
La mezcla de elegancia del viejo mundo y la eficiencia moderna parecía un reflejo perfecto de Brittany.
—Hola—dijo su corazón latiendo rápidamente por alguna razón.
—Llegas justo a tiempo—Brittany la saludó con una sonrisa brillante, fácil, luciendo atractiva y relajada en una camisa negra con pequeñas flores iridiscentes dispersas en la parte delantera, los jeans abrazando el cuerpo, y zapatos negros con tacones bajos.
Su cabello estaba recogido atrás con un lazo simple, dejando una cola gruesa en su nuca.
La sensación de pesadez que había estado llevando toda la tarde al salir del
hospital huyó de su pecho.
—Parece como si pensabas que no estaría aquí.
Brittany se rió.
—No hice tal cosa. Si hubiera estado en lo más mínimo preocupada, no habría hecho toda esta preparación—señaló hacia la encimera y una gran variedad de verduras y otros alimentos en una línea de pequeños tazones de cerámica pintados a mano. Reanudó expertamente cortando las verduras en una de las varias tablas de cortar—¿Es ese el tinto que veo?
Levantó el Château Mouton en su modesta bolsa de papel.
—Como fue prometido.
—Puedes abrirlo, y tener un poco mientras cocino.
—Excelente idea—lleva la botella a la encimera, sacándola de la bolsa y la abrió con un sacacorchos que la rubia le entregó.
Brittany levantó una ceja.
—¿Dónde encontraste eso?
—Ah, mandé al mayordomo del Dakota que me lo consiguiera. ¿Funcionará?
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—Oh, ya lo creo—sacudió la cabeza ante la extravagancia, secretamente halagada por los esfuerzos de Santana para hacer la noche especial, y volvió a cortar.
La morena puso el vino tinto a un lado para respirar y se acomodó en el taburete de respaldo alto para observarla trabajar.
Sus manos destellaron, el reluciente filo del cuchillo un borrón y pequeños montones de coloridas verduras aparecieron como por arte de magia.
A pesar de que la zona era pequeña, era fácil ver que había sido diseñada con cuidado por alguien que realmente tenía la intención de usarlo. La línea era un nuevo modelo comercial compacto de alta gama.
Las ollas y cacerolas relucientes colocadas en varios quemadores y colgando de un estante de cobre instalado en el techo.
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Observó como Brittany montaba eficientemente las cosas en una cacerola para asar y la metió en el horno.
—Parece que tienes una vocación. ¿Has considerado alguna vez ser un chef?
—Siempre me ha gustado cocinar. Pero los libros me atraparon primero—Brittany asintió hacia el vino—¿Sería un pecado intentarlo prematuramente?
—Yo diría que respira lo suficiente. Además, no puede haber pecado en la indulgencia compartida.
Brittany la miró en silencio, y le sostuvo la mirada. No podía estar en ninguna parte cerca de la rubia sin ese revuelo de excitación, y esta noche no quería evitarlo.
Los últimos días habían sido un infierno.
Conocer a Brittany fue lo único bueno que salió de toda la pesadilla, y durante unas horas, tenía la intención de disfrutar el placer.
Vertió el vino en las dos copas que Brittany colocó en la encimera, entonces levantó la suya y la sostuvo.
—Por Henrietta.
—Por Henrietta—Brittany tocó ligeramente su copa a la de ella. Un sonido claro y alto de cristal resonó—Gracias por llamarme esta tarde.
—No, en absoluto.
Después de que había visitado a Henrietta en la sala de recuperación, había llamado a Brittany a la agencia para una actualización.
Henrietta estaba estable, pero aún sin despertar. Ella no recordaría que fue a visitarla, sosteniendo su mano, informándole que todo estaba bien.
Eso no importaba.
Había estado ahí, como había necesitado ser, para sí misma tanto como para Henrietta.
—Mañana va a estar más consciente y podrás visitarla.
—Eso espero.
—Entonces—dijo mientras el cálido, agudo sabor del vino burlaba todos sus
sentidos—¿Quién te enseñó a cocinar?
Brittany hizo una mueca.
—Siempre quería pasar tiempo en la cocina cuando era joven, pero mis padres pensaban que el cocinero no era apropiado. No les importó, sin embargo, tomé clases de cocina tan pronto como tuve la edad suficiente—se encogió de hombros, su expresión distante—Me fui a la cocina en la embajada tantas veces como pude cuando estaban entreteniendo a dignatarios extranjeros, tratando de dominar la mayor cantidad de platillos nacionales como pude.
—Debes tener todo un repertorio ecléctico, entonces.
—No tengo mucha oportunidad de usarlo en estos días—sacudió cualquier recuerdo que había nublado momentáneamente su expresión—Espero que te guste la fusión asiática.
—Me gusta la comida, pero tengo que admitir, después de cientos de comidas servidas en restaurantes y hoteles, el encanto se desvanece.
—Bueno, tal vez podamos revitalizar eso.
—Tal vez—tomó un sorbo de vino—Eso y otros placeres decrecientes.
Brittany se sonrojó y rápidamente desvió la mirada. Ella sonrió internamente, reconociendo que no era la única que sentía la fuerza de la atracción.
Normalmente no se resistía a la atracción, especialmente cuando la mujer en cuestión obviamente compartía su deseo.
Esta vez, sin embargo, necesitaba proceder con mucho más cuidado. Brittany no era inocente y ciertamente no era una niña, pero a pesar de su aparente apertura a un ligero flirteo, ya había ponderado el asunto, y su respuesta había sido no.
Aún así, sabía que las personas podían cambiar de opinión, y disfrutaba de la suave persecución. Y le gustaba que nada más allá de la cena se había sugerido.
No quería que nada de su tiempo con Brittany se asemejara a las noches vacías, y finalmente olvidadas, que había pasado con otras mujeres.
No quería jugar, no quería olvidar la noche tan pronto como hubiera pasado.
Simplemente quería disfrutar de la compañía de una mujer brillante, hermosa, excitante.
—¿Pasa algo?—Brittany preguntó en voz baja.
—No—dijo en voz baja—De hecho, todo está sorprendentemente bien.
Comieron en una pequeña mesa redonda cubierta por un mantel blanco como la nieve en una alcoba poco profunda de la sala de estar.
Tres altas ventanas estrechas daban una vista hacia el parque. Brittany abrió una de las ventanas y sorprendentemente el aire cálido de la noche entró, llevando los sonidos de la ciudad.
—Es agradable. Ver un poco de verde.
—No es exactamente el tipo de vista a la que estás acostumbrada—Brittany comentó.
—No—dijo, sus ojos en Brittany—En realidad, mucho mejor.
Brittany se sonrojó.
—¿Dónde te alojas en Monte Carlo?
Sonrió brevemente ante la hábil deflexión. El tímido rubor de Brittany solo le hacía querer burlarse más de ella.
—Hôtel de Paris.
—Ah, sí. Que da al hipódromo en la plaza.
—¿Has estado ahí?
—Sólo indirectamente.
—Estás muy bien informada, entonces.
Brittany se rió.
—No viajo con frecuencia, pero me gusta leer prácticamente todo. Y ya confesé ser una adicta a las celebridades.
—Me imagino que para una mujer como tú, eso no sería satisfactorio por mucho tiempo.
Brittany sirvió té de una olla ornamentada en pequeñas tazas vidriadas.
—¿Por qué es eso?
Probó el té. Era sorprendentemente fragante, pero en lo más mínimo empalagoso. Pleno y aromático.
—Nunca he sido una bebedora de té, pero creo que esto me podría persuadir de manera diferente.
—Es prácticamente la bebida nacional donde crecí. Té de alta calidad es una de las costumbres que quedaron del colonialismo que aún conservan en Ámsterdam. Me gusta el café, pero me parece que sólo es bueno cuando se toma con moderación. Como tantas cosas.
—No necesariamente un sentimiento popular.
—Y estás disimulando una vez más—Brittany señaló con un dedo—¿Qué quieres decir, una mujer como yo?
*****
No buscaba elogios.
Ella era realmente curiosa. Oh, quería que Santana estuviera interesada.
Ella no estaba auto-engañándose para negar eso.
Tener el interés de una mujer hermosa no era algo que pudiera ignorar o fingir que no quería. Pero raras veces se preguntaba cómo los demás pensaban de ella, no podía imaginar qué indicios, o qué secretos, había expuesto.
—Una mujer de esencia—dijo Santana.
—Oh—dijo con fingido horror—Eso suena horrible. Pesada y aburrida y me haces parecer como una bibliotecaria estereotipada.
Sonriendo, Santana miró a su alrededor he inclinó la barbilla en dirección a toda una pared de estanterías del suelo al techo, cada estante lleno y muchos demasiado llenos de libros.
—Observa.
—Por supuesto que me encantan los libros. ¿Por qué demonios iba a hacer lo que hago si no lo hiciera?
Santana tomó su mano y le dio una sacudida lúdica.
—Nunca en mi vida he conocido a una bibliotecaria que se parezca a ti.
—Buen intento, pero es obvio que no has conocido a muchos bibliotecarios. Contrariamente al estereotipo, muchos de ellos son mucho más atractivos e interesantes que yo.
—Lo dudo—Santana murmuró.
Las protestas lúdicas de Brittany volaron de su mente.
Ella nunca había sabido que era tan susceptible a la adulación, pero cada vez que Santana la miraba como si estuviera viendo a alguien hermosa e intrigante, era transportada a un mundo de posibilidades que nunca había imaginado.
Se sentía atractiva y deseable y deseosa.
Tragó.
—Tienes una manera de hacer que me olvide de mí misma.
Santana deslizó su pulgar sobre sus nudillos.
—¿Eso es malo?
—Realmente no lo sé. Es único.
—Bueno. Odiaría ser ordinaria en lo que a ti respecta.
—Oh, créeme. Eres todo menos eso.
*****
—Y para responder a tu pregunta—dijo con seriedad inusual—Ya sé que eres fuerte e independiente y decidida. También sé que eres amable y leal y generosa. Todas esas cosas para mí igual de sustanciosas. No encontraras una dosis basada en fiestas, conversación de cóctel, y la constante búsqueda de emociones cada vez mayor muy interesantes.
—¿Y es así como es tu vida?—pregunto Brittany.
Suspiró, mirando por la ventana mientras el crepúsculo se deslizaba a través del parque, borrando las sombras de los peatones en formas amorfas.
—Mi vida pasa tan rápidamente, que realmente no me doy cuenta.
—Me imagino que una dosis constante de emoción y aventura sería así—reflexionó, no sonando crítica sino más contemplativa—Creo que debe ser agotador, no tener un momento para reflexionar.
—Creo que ese es exactamente el punto.
—Y sin embargo estás aquí. Dejaste todo eso atrás sin dudarlo. Puedo decir que no estás feliz de estar aquí, pero has venido a pesar de eso. Por lealtad y amor. Para mí, eso es la esencia.
Soltó su mano y levantó la taza de té, acunando el pequeño y hermoso objeto de arte en su palma.
—Permanecer en el primer lugar podría haber sido más impresionante.
—No veo nada malo en buscar la vida que quieres. Supongo que te fuiste
porque no estaba aquí—dijo Brittany.
—No sé. Me temo que estaba demasiado enfadada para preguntarme si había algo aquí que yo quería.
—Bueno—dijo Brittany suavemente—Ahora estás aquí.
—Sí—saboreando la delicada belleza de la mujer frente a ella—Estoy aquí ahora.
*****
De repente consciente de sí misma y temerosa de que disfrutar de la atención de Santana fuera demasiado obvio, se levantó para recoger la mesa.
—Por qué no sirves el resto del vino, y nos reunimos en la sala de estar en un minuto.
Santana se levantó con ella.
—Deja que te ayude.
—Por supuesto que no—dio al hombro de Santana un empujón juguetón, apreciando el conjunto de músculos bajo sus dedos—Eres la invitada, ¿recuerdas?
—Si insistes—Santana llenó las copas, las puso en una mesa de café frente a una chimenea de mármol blanco adornada con un amplio mantel con candelabros de filigrana en cada extremo, y se sentó en un cómodo sofá mullido con estampado floral.
*****
Menos de un minuto después, cuando se Brittany sentó, su olor, ligero y especiado como un té aromático, burlándose de sus sentidos.
Un tipo diferente de hambre surgió, agudo y exigente.
—Gracias por la cena. Fue una de las comidas más agradables que he tenido en mucho tiempo.
—Me alegro que te gustara.
—La comida estaba deliciosa—dijo, colocando cuidadosamente la copa de vino sobre la mesa.
Se deslizó más cerca hasta que el exterior de su muslo tocó el de Brittany. Cuando no se apartó, pero la miró con la pregunta en sus ojos, ella enmarcó la cara con las dos manos.
—Pero fue la compañía que lo hizo tan especial.
Esta vez cuando la besó, no fue fugaz, y no pidió permiso.
No esperó a ser invitada.
Había querido besarla desde que había entrado por la puerta, y pretender lo contrario era infructuoso y un autoengaño.
La boca de Brittany era suave, dulce y deliciosa como el mejor vino. Cuando la rubia hizo un pequeño sonido sorprendido de placer, su corazón saltó a la garganta.
Una oleada de deseo tan poderoso apretando sus muslos la atravesó.
Deslizó su mano alrededor a la nuca de Brittany, el cabello suave deslizándose sobre la parte superior de la mano y la atrajo más cerca hasta que sus cuerpos se tocaron.
Los pechos de Brittany se presionaron con los de ella, firmes y cautivadores.
La rubia mordisqueó su labio y tuvo que gemir, sus dedos tensándose. Se deslizó más profundo, explorando el calor y los suaves secretos de la boca de Brittany.
Ésta deslizó los brazos alrededor de sus hombros, acarició su espalda, explorándola de una manera que no había esperado.
Las manos sondearon sus músculos, trazaron la cresta de la columna vertebral, acariciándola y deleitándola, inflamándola. Se apretó más y Brittany se recostó contra los cojines, medio reclinada.
Se apoyó en un brazo sobre Brittany, deseando cubrirla, queriendo consumirla con tanta urgencia que tuvo que luchar por ser amable. Besó la comisura de la boca llena, flexible de la rubia, el ángulo de su mandíbula, su cuello largo agraciado, el hueco de la garganta.
Incapaz de detenerse, desabrochó el botón superior de la camisa de Brittany y besó el suave triángulo entre sus pechos.
—Dios, te quiero—su voz era ronca, una desesperación desconocida cortando a través de ello.
—Santana—murmuró, su voz baja y extraña. Su puño apretándole el cabello—Espera…
Agarró los hombros de Brittany, inclinó una pierna entre las suyas. El contacto de sus cuerpos envió un ardor a través de ella. Buscó otro botón, su boca en la curva del pecho de Brittany.
—Brittany . Quiero hacerte el amor.
*****
Tiró de la cabeza de Santana y la besó, capturándole la mano antes de que pudiera agarrar su pecho.
—No estoy, no puedo…
Santana se estremeció y apretó los dientes. Tomando respiraciones profundas, jadeantes, forzó su cabeza a despejarse. Tan pronto como pudo, se empujó y miró hacia abajo.
—¿Estás bien?
No lo dudó.
—Sí. Por supuesto.
—Eres muy hermosa—sonrió irónicamente—No puedo evitar quererte.
Sonrió, el color inundando su cara.
—Gracias.
*****
—Debería irme—haciendo acopio de toda su voluntad, se puso de pie, extendiendo la mano para ayudar a Brittany a levantarse—Gracias por esta noche.
Brittany agarró su mano.
—Santana, yo…
—No—dijo rápidamente—No es necesario explicar. No me disculparé esta vez, sin embargo, sobre todo porque tengo muchas ganas de hacerlo de nuevo.
—También disfruté mucho esta noche—Brittany dijo—Todo de la noche.
—Soy una persona paciente—advirtió.
—No estoy preocupada—Brittany la acompañó hasta la puerta—Buenas noches, Santana.
Brittany no dijo ninguna de las cosas que esperaba.
No dijo que no quería que la besara de nuevo.
No dijo que debían mantener su relación profesional.
Ella no dijo que no.
Por esta noche, eso fue suficiente.
—Buenas noches, Brittany.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
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23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Del Amor (Adaptada) Epílogo
Bucha brittany que es mensa, teniendo la oportunidad no la aprovecha...yo en su lugar no la suelto mas, la pobre de santana tendria que aprender a caminar denuevo :-D perdón me excedí.
Isabella28****** - Mensajes : 378
Fecha de inscripción : 12/10/2017
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Del Amor (Adaptada) Epílogo
Ok me perdi, que le impide a Brittany iniciar algo con Santana????
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Del Amor (Adaptada) Epílogo
Hola morra..
Los con tras uno seria el principal!!! San rd sobrina de!!! Pero no dijo que no!!!
A ver cuanto aguantan sin querer tocar se!
Nos vemos!
Los con tras uno seria el principal!!! San rd sobrina de!!! Pero no dijo que no!!!
A ver cuanto aguantan sin querer tocar se!
Nos vemos!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Del Amor (Adaptada) Epílogo
Isabella28 escribió:Bucha brittany que es mensa, teniendo la oportunidad no la aprovecha...yo en su lugar no la suelto mas, la pobre de santana tendria que aprender a caminar denuevo :-D perdón me excedí.
Hola, si =/ esta siendo muy cuidadosa =/ JAjaajajajajjajajajajaja xD ajajajajaja morí jajajajajajaj xD jajajajaajjajajajajaajajaj, pero es el efecto q causa esa morena! Saludos =D
micky morales escribió:Ok me perdi, que le impide a Brittany iniciar algo con Santana????
Hola, mmmm no lo entiendo muy bn yo tmpoco =/ q se pueda ir¿? q ella misma sea deportad¿? =/ Saludos =D
3:) escribió:Hola morra..
Los con tras uno seria el principal!!! San rd sobrina de!!! Pero no dijo que no!!!
A ver cuanto aguantan sin querer tocar se!
Nos vemos!
Hola lu, dices tu¿? Tiene el poder! Algo es algo, no¿? JAjajaja espero y nada la vrdd ajajajajaj. Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: Del Amor (Adaptada) Cap 17
Capitulo 17
Todavía sonriendo al llegar a la calle, Santana se dirigió hasta la esquina, revisó las señales de la calle, y envió un mensaje al chofer para que la recogiera.
Escribió su ubicación y esperó.
El nuevo servicio hizo que moverse fuera mucho más fácil. No tenía que pensar en qué dirección tenía que caminar para conseguir un taxi o explicarle a un chofer donde necesitaba ir, a veces una hazaña difícil cuando tantos taxistas necesitan ayuda con las direcciones.
Cuando viajaba y no tenía un chofer propio, había encontrado moverse incluso en las ciudades que conocía difícil, a pesar de todos los trucos que había aprendido en los últimos años para derrotar a su dislexia direccional.
Se apoyó contra un poste de luz, sintiendo la sonrisa llenarla.
Definitivamente Brittany la había besado en respuesta. Habría otro momento, otro beso. Ella lo deseaba, y no iba a perder el tiempo preguntándose por qué.
La respuesta era simple.
Besar a Brittany era extremadamente agradable.
Cuando sus labios se tocaron, su cuerpo cobró vida, sus sentidos pulsando con hambre olvidada.
Las manos de Brittany moviéndose sobre ella, los sonidos suaves que hacía en su garganta, la invitación en su cuerpo cuando se apretaron cerca no era nada que no había sentido antes, y absolutamente diferente a todo lo que había experimentado alguna vez.
Oh, sí, habría otro beso.
Un SUV negro surgió del tráfico y se detuvo frente a ella. Subió y dio su dirección.
Cuando regresó al departamentos, se sirvió una copa de oporto y lo llevó a su dormitorio.
No era tan tarde, pero estaba cansada y sabía que debía de dormir.
Después de desvestirse, se metió en la cama en la oscuridad. Su mente estaba al fin benditamente tranquila y extrañamente contenta.
Dejó la copa a un lado, se detuvo en el número de Brittany, y pulsó marcar.
—¿Hola?—Brittany dijo suavemente en el segundo timbrazo.
—¿Te he despertado?
—No, sólo estaba...
—¿Estabas?
Brittany se rió, una risa brillante auto-consciente.
—Simplemente estaba pensando en ti.
—Curioso. Estaba haciendo lo mismo.
—¿Lo estabas?
—Estaba pensando en besarte de nuevo.
Brittany se quedó en silencio.
—¿Estabas pensando en eso también?
—Santana… ¿qué estamos haciendo?
—Es lo suficientemente seguro. Estás ahí y yo estoy aquí, ¿verdad?—se rió—Y en realidad, por mucho que me siento como si estuviera en la escuela secundaria en este momento, no estoy tratando de hablar de sexo por teléfono.
—¿De verdad? ¿La escuela secundaria y sexo telefónico?—Brittany explotó de risa—Vamos, no me digas que tú nunca…
—Absolutamente no. No te estoy diciendo mis profundos y oscuros secretos—sonrió—Muy bien, entonces iré primero. Holly Holliday.
—¿Tu primera novia?
—Instructora de tenis. Diez años mayor que yo, haciéndola la mujer de más edad. También casada, y muy aburrida.
—¿Cuántos años tenías?
—Dieciséis cuando tuvimos las conversaciones telefónicas sexys. Nunca hicimos mucho más allá de eso.
—Muy bien—Brittany dijo—Tienes mi atención. ¿Quién lo inició?
Rió.
[i]—Bueno, en retrospectiva, creo que ella podría haber coqueteado un poco al principio, pero yo estaba demasiado ocupada pensando en lo bueno que sus pech…
—Creo que lo entiendo—Brittany dijo maliciosamente, una risa socavando su burlona crítica.
—Digamos que fue mutuo.
—Me parece justo. Entonces, ¿cuál de ustedes instigó mutuamente esta conversación brillante?
—Hmm ... Sí, eso sería una buena palabra para ello.
—Santana—Brittany dijo en tono de advertencia—Estás evadiendo respuesta.
—¡De ningún modo! Estoy creando el suspenso.
—Considérame estupefacta y con mucho suspenso.
—Tienes una manera interesante con las palabras—le tomó el pelo—¿Qué llevas puesto?
—No es asunto tuyo.
—Está bien, me lo imaginaré, veamos, un encaje negro…
—Una camiseta melocotón y ...simple, aburrida ... lencería.
—¿Lencería? De alguna manera pensé que estabas en la cama.
—Lo estoy.
—Entonces por qué…
—¿Instructora de tenis?
—Oh, claro, Holly—imaginar a Brittany en una delgada camiseta y bragas era mucho más interesante. Tenía la garganta seca de repente y deseaba algo más de oporto—Así que, después de una tarde particularmente calurosa, sudorosa, encontré alguna excusa para llamarla después de haber llegado a casa y ducharme. De alguna manera, pude mencionar que acababa de hacer eso.
—¿Y?
—Ella dijo algo acerca de que estaba demasiado acalorada para llevar ropa y tal vez mencioné que yo no estaba, y ya sabes ... las descripciones estaban involucradas.
La voz de Brittany se atrapó.
—Me imagino que podría haber sido ... interesante.
Pasó las yemas de sus dedos por su estómago. El recuerdo de Holly y lo que había sido tan excitante en ese momento era ahora más un divertido recuerdo.
La voz de Brittany, sin embargo, la llenaba de placer lento, hirviente.
—Si deseas, podría informarte lo que estoy…
—Te he visto, ¿recuerdas?
—Oh—se rió—En la sala. Lo había olvidado.
—Yo no.
El aliento golpeó el pecho de Santana y el calor aumentó un par de cientos de grados.
—Brittany. Esto podría ponerse serio.
—No vamos a tener sexo teléfonico—Brittany murmuró.
—¿Por qué no?—disfrutaba jugar, y Brittany era una estupenda pareja.
La nota baja, especulativa en la voz de Brittany la intrigaba. Pero tenía la intención de estar tocándola, mirándola, devorándola, la primera vez que Brittany se viniera con ella.
—Por mucho que la idea me parece interesante—Brittany dijo—Me temo que podría perder demasiado.
—No querríamos eso—apretó la mano con más firmeza contra su estómago, disfrutando de la baja pendiente de la excitación en su vientre. Brittany la mantenía al borde, cada célula increíblemente viva—Prometo estar segura de que no te pierdas...nada.
[i]—Oh, no me preocupa.
Suspiro.
[i]—Debería dejarte dormir un poco.
—Debes estar cansada también.
—Lo estoy, y creo que voy a ser capaz de dormir esta noche.
—Bueno. Gracias por llamar.
—Me alegro de que no te importara. No estaba lista para dejarte ir.
—No me importó. Buenas noches, Santana.
—Buenas noches, Brittany—puso el teléfono a un lado y cerró los ojos.
La persistente excitación, junto con el recuerdo de la voz de Brittany, la siguió hasta quedar dormida.
Salió de la UCI después de su visita a las 10:30 de la mañana siguiente para encontrar a Brittany esperando en el pasillo.
Estaba vestida para el trabajo, con pantalones color verde oscuro, botas cafés, y un suéter de lana marrón suave ligeramente más claro.
No pudo dejar de evocar una imagen de bragas color melocotón, encajes en todos los lugares adecuados.
—Hola, yo estaba... ah...a punto de llamarle.
—Yo sabía que estarías aquí—Brittany dijo—¿Conseguiste dormir en absoluto?
—Dormí bien—sonrió, su estado de ánimo aligerándose por siglos como siempre lo hacía cada vez que veía a Brittany.
El cambio fue como entrar en la luz del sol después de salir de un largo paseo a través de una cueva llena de túneles sinuosos, extremos ciegos y sin sentido de dirección.
Se sacudió la desconcertante sensación.
—Mejor que bien. ¿Qué hay de ti?
Brittany sonrió.
—Tuve los sueños más interesantes...
Cuando su voz se apagó y sus cejas se levantaron, se rió.
—Sabes, hay realmente una chica mala que se oculta bajo ese exterior de chica muy buena.
—¿Quieres decir que hay una bibliotecaria atractiva en alguna parte?
Apoyó un hombro contra la pared, moviéndose fuera del camino de dos asistentes empujando una cama de hospital llevando a un paciente con todo el equipo habitual hacia la UCI.
Cuando pasaron, ella asintió.
—Creo que la tímida bibliotecaria es sólo una artimaña.
—¿De verdad? Y que es exactamente lo que piensas que estoy escondiendo?
—Oscuridad, pasiones salvajes, con suerte.
Resoplando, Brittany sacudió la cabeza.
—Me temo que estarías muy decepcionada.
—No lo creo. Pero espero averiguarlo—no pudo evitar inyectar una invitación en su voz.
Dios, ¿cuándo fue la última vez que simplemente estar cerca de una mujer la hacía temblar?
Casi como si Brittany se diera cuenta de que sus coqueteos habían cruzado la frontera de la seducción, se ruborizó y apartó la mirada.
—Las enfermeras me dijeron que está mejor.
Aceptó la petición silenciosa de Brittany para una interrupción.
—Ella tuvo una buena noche. Está un poco más alerta, pero no estoy del todo segura de que recuerde que hemos estado aquí. Ellos la tienen muy medicada.
—Probablemente sea lo mejor. ¿Quién querría recordar esta parte de ella?—su tono estaba teñido con amargura poco característica.
—Hey—deslizó la palma de la mano alrededor del codo de Brittany y la atrajo hacia sí—¿Cómo estás?
Brittany apoyó ligeramente sus dedos sobre su brazo, el breve contacto eléctrico.
—Estoy bien. De verdad.
—Debería dejar que te vayas.
—Lo sé—Brittany suspiró—No quiero mantenerme alejada de la agencia demasiado tiempo, pero necesitaba verla.
—Te mantendré informada durante el día.
—Gracias.
—¿Cómo van las cosas por ahí?
—Me temo que la rebelión podría estar fomentándose. Nadie se siente cómodo o especialmente seguro y sin Henrietta u otra persona de su confianza en el cargo. Y luego con todos los cambios—hizo una mueca—De alguna manera, en menos de veinticuatro horas, Sue ha reorientado todo el enfoque de la agencia, al menos en teoría. Qué tan bien todo el mundo va a aceptar sus mandatos, es otra cuestión.
—Hablé con Q al respecto.
—Oh, Santana—estaba agradecida, aliviada, pero demasiado preocupada también.
No había querido atraer a Santana en una situación que claramente había querido evitar.
—Lamento mucho que todo esto se ha extendido a ti.
Santana se encogió de hombros.
—Tal vez es hora.
—Deberías ser capaz de elegir el momento de tus batallas tú misma.
—No estoy segura de que la vida funciona de esa manera. A veces las batallas vienen a nosotros, y hasta que lo hacen, no sabemos dónde estamos.
—Bueno, no espero que vayas a la batalla por nosotros.
—Hasta el momento no puedo decir que lo haya hecho. No sé mucho más hoy que ayer. Sue es la elección de mi papá, y es exactamente lo que podría ser su agenda, Q probablemente lo sabe, pero, bueno…
Dudaba que Santana quisiera crear dificultades con Quinn por algo en lo que nunca había querido involucrarse.
Sobre todo si estaban en proceso de reconectarse.
—Haré todo lo posible por mantener a todos en calma. Estoy segura de que todo esto se arreglará pronto.
—Le prometí a Henrietta que haría todo lo posible por ayudar, y hasta ahora no he hecho mucho.
Tomó la mano de Santana.
—Eso no es cierto. Sólo tu presencia aquí significa todo.
—Tu fe en mí es un poco asustadiza.
Sonrió.
—No te preocupes, no espero milagros.
—¿Qué esperas?
—Sólo que harás lo que te parece correcto.
En ese momento, besar de nuevo a Brittany era la única cosa en su mente, y estaba bastante segura de que, dadas las circunstancias, probablemente no era el movimiento correcto.
De todos modos, saboreó el calor de la mano de Brittany en la suya.
—Haré lo mejor que pueda.
La mirada de Brittany sostuvo la suya, tan cálida como un abrazo.
—Eso es más que suficiente.
Su pecho se llenó de una sensación que no pudo colocar inmediatamente.
Finalmente, lo reconoció.
La certeza de Brittany la llenaba de orgullo, y haría cualquier cosa para no decepcionarla.
Todo lo que tenía que hacer era averiguar por dónde empezar.
—Estás despierta—sonrió ampliamente y se inclinó para besar la mejilla de Henrietta.
El ligero toque tentativo de la caricia de Henrietta en su mejilla elevó su corazón casi tanto como el claro reconocimiento y la agudeza familiar en los ojos de Henrietta.
—Te ves mejor que la última vez que te vi—Henrietta dijo lentamente, su voz ronca más débil de lo normal, pero clara.
Rió.
—Como cuestión de hecho, tú también.
—¿Qué es este lugar?
—Un cuidado intermedio—acercó una silla cerca a la cama—Me dicen que saliste de la UCI en un tiempo récord.
—Demasiado tiempo para mí.
—Creo que un día y medio, la mayoría de los cuales dormías, es un récord.
—¿Quién puede dormir con todo ese ruido constante, luces perpetuas, y las interrupciones cada cinco segundos?
Cruzó los brazos sobre la barandilla baja que rodeaba la cama de Henrietta y apoyó la barbilla en sus brazos.
Las enfermeras habían dicho que las primeras veinticuatro horas eran las más cruciales, y ella había pasado la mayor parte del día rondando los pasillos fuera de la UCI, visitándola tan a menudo como le dejaban entrar.
Brittany había estado ahí dos veces, y cada vez que la había visto, el ácido en su vientre se había calmado.
Quinn había llamado. Martin no había venido.
—Apuesto a que las enfermeras de la UCI te echan de menos.
—Ah. ¿Cuánto tiempo llevo aquí?—Henrietta sonaba irritada y muy parecida a su antiguo yo, aunque el volumen de su voz se redujo considerablemente.
—Me parece que no puedo controlar el tiempo.
—Has estado en el hospital unos tres días. Tu cirugía fue hace poco más de dos días.
—¿Qué día es hoy?
—Es jueves.
Las cejas de Henrietta se arquearon abajo.
—Jueves. Tengo un calendario muy completo hoy. ¿Quién se ocupa de eso?
—Me preguntaba cuando vendría—reflexionó.
—No te hagas la lista.
Sonrió.
—Tina y Brittany tienen las cosas totalmente bajo control.
Puesto que esa era la verdad de acuerdo al calendario de Henrietta, no le importaba ofuscar sólo un poco. Decirle que Sue se había instalado en su oficina era lo último que iba a hacer.
—No me van a dar un teléfono—Henrietta se agitó—Así que necesito que le entregues a Tina algunos mensajes.
—No hay trato HL. sólo vas a tener que dejar que ellos se encarguen de la agencia durante un tiempo. No estás lista para empezar a trabajar.
—Apenas estoy trabajando, acostada aquí—Henrietta dijo, pero su voz fue decayendo y se veía cansada.
—Confía en mí—dijo, prometiendo de nuevo que cumpliría su palabra—Todo en la agencia está bajo control. Brittany, Tina, y yo nos aseguraremos de eso.
Los ojos de Henrietta se cerraron por un instante, luego se abrieron lentamente.
—Lo siento, sé que nunca quisiste...
—Está bien—murmuró—No estoy segura de realmente saber lo que quería.
Henrietta se quedó dormida y ella se recostó en la silla, escuchándola respirar. HL no estaba fuera de peligro ni por asomo, y el personal había dejado bien claro que no iba a estar lista para asumir cualquier tipo de actividad relacionada con el trabajo por un período indefinido de tiempo.
Mientras más tiempo Sue estuviera al frente de la agencia, más difícil sería la de invertir cualquier mandato destructivo que pusiera en su lugar.
Brittany tenía que estar a cargo, como HL había indicado. Martin se opondría a eso por principio.
Quinn había dicho que sin el respaldo de Henrietta, y teniendo en cuenta el estado de no residente de Brittany, las posibilidades de hacerse cargo eran escasas.
La primera orden del día era, pues, hacer algo al respecto.
Tenía que pensar como HL, cuál era el objetivo, y era el camino más directo hacia el éxito.
Tendría que pasar más tiempo en la agencia, y con Brittany, para averiguarlo.
Cerró los ojos y sonrió.
No era un mal plan en absoluto.
Escribió su ubicación y esperó.
El nuevo servicio hizo que moverse fuera mucho más fácil. No tenía que pensar en qué dirección tenía que caminar para conseguir un taxi o explicarle a un chofer donde necesitaba ir, a veces una hazaña difícil cuando tantos taxistas necesitan ayuda con las direcciones.
Cuando viajaba y no tenía un chofer propio, había encontrado moverse incluso en las ciudades que conocía difícil, a pesar de todos los trucos que había aprendido en los últimos años para derrotar a su dislexia direccional.
Se apoyó contra un poste de luz, sintiendo la sonrisa llenarla.
Definitivamente Brittany la había besado en respuesta. Habría otro momento, otro beso. Ella lo deseaba, y no iba a perder el tiempo preguntándose por qué.
La respuesta era simple.
Besar a Brittany era extremadamente agradable.
Cuando sus labios se tocaron, su cuerpo cobró vida, sus sentidos pulsando con hambre olvidada.
Las manos de Brittany moviéndose sobre ella, los sonidos suaves que hacía en su garganta, la invitación en su cuerpo cuando se apretaron cerca no era nada que no había sentido antes, y absolutamente diferente a todo lo que había experimentado alguna vez.
Oh, sí, habría otro beso.
Un SUV negro surgió del tráfico y se detuvo frente a ella. Subió y dio su dirección.
Cuando regresó al departamentos, se sirvió una copa de oporto y lo llevó a su dormitorio.
No era tan tarde, pero estaba cansada y sabía que debía de dormir.
Después de desvestirse, se metió en la cama en la oscuridad. Su mente estaba al fin benditamente tranquila y extrañamente contenta.
Dejó la copa a un lado, se detuvo en el número de Brittany, y pulsó marcar.
—¿Hola?—Brittany dijo suavemente en el segundo timbrazo.
—¿Te he despertado?
—No, sólo estaba...
—¿Estabas?
Brittany se rió, una risa brillante auto-consciente.
—Simplemente estaba pensando en ti.
—Curioso. Estaba haciendo lo mismo.
—¿Lo estabas?
—Estaba pensando en besarte de nuevo.
Brittany se quedó en silencio.
—¿Estabas pensando en eso también?
—Santana… ¿qué estamos haciendo?
—Es lo suficientemente seguro. Estás ahí y yo estoy aquí, ¿verdad?—se rió—Y en realidad, por mucho que me siento como si estuviera en la escuela secundaria en este momento, no estoy tratando de hablar de sexo por teléfono.
—¿De verdad? ¿La escuela secundaria y sexo telefónico?—Brittany explotó de risa—Vamos, no me digas que tú nunca…
—Absolutamente no. No te estoy diciendo mis profundos y oscuros secretos—sonrió—Muy bien, entonces iré primero. Holly Holliday.
—¿Tu primera novia?
—Instructora de tenis. Diez años mayor que yo, haciéndola la mujer de más edad. También casada, y muy aburrida.
—¿Cuántos años tenías?
—Dieciséis cuando tuvimos las conversaciones telefónicas sexys. Nunca hicimos mucho más allá de eso.
—Muy bien—Brittany dijo—Tienes mi atención. ¿Quién lo inició?
Rió.
[i]—Bueno, en retrospectiva, creo que ella podría haber coqueteado un poco al principio, pero yo estaba demasiado ocupada pensando en lo bueno que sus pech…
—Creo que lo entiendo—Brittany dijo maliciosamente, una risa socavando su burlona crítica.
—Digamos que fue mutuo.
—Me parece justo. Entonces, ¿cuál de ustedes instigó mutuamente esta conversación brillante?
—Hmm ... Sí, eso sería una buena palabra para ello.
—Santana—Brittany dijo en tono de advertencia—Estás evadiendo respuesta.
—¡De ningún modo! Estoy creando el suspenso.
—Considérame estupefacta y con mucho suspenso.
—Tienes una manera interesante con las palabras—le tomó el pelo—¿Qué llevas puesto?
—No es asunto tuyo.
—Está bien, me lo imaginaré, veamos, un encaje negro…
—Una camiseta melocotón y ...simple, aburrida ... lencería.
—¿Lencería? De alguna manera pensé que estabas en la cama.
—Lo estoy.
—Entonces por qué…
—¿Instructora de tenis?
—Oh, claro, Holly—imaginar a Brittany en una delgada camiseta y bragas era mucho más interesante. Tenía la garganta seca de repente y deseaba algo más de oporto—Así que, después de una tarde particularmente calurosa, sudorosa, encontré alguna excusa para llamarla después de haber llegado a casa y ducharme. De alguna manera, pude mencionar que acababa de hacer eso.
—¿Y?
—Ella dijo algo acerca de que estaba demasiado acalorada para llevar ropa y tal vez mencioné que yo no estaba, y ya sabes ... las descripciones estaban involucradas.
La voz de Brittany se atrapó.
—Me imagino que podría haber sido ... interesante.
Pasó las yemas de sus dedos por su estómago. El recuerdo de Holly y lo que había sido tan excitante en ese momento era ahora más un divertido recuerdo.
La voz de Brittany, sin embargo, la llenaba de placer lento, hirviente.
—Si deseas, podría informarte lo que estoy…
—Te he visto, ¿recuerdas?
—Oh—se rió—En la sala. Lo había olvidado.
—Yo no.
El aliento golpeó el pecho de Santana y el calor aumentó un par de cientos de grados.
—Brittany. Esto podría ponerse serio.
—No vamos a tener sexo teléfonico—Brittany murmuró.
—¿Por qué no?—disfrutaba jugar, y Brittany era una estupenda pareja.
La nota baja, especulativa en la voz de Brittany la intrigaba. Pero tenía la intención de estar tocándola, mirándola, devorándola, la primera vez que Brittany se viniera con ella.
—Por mucho que la idea me parece interesante—Brittany dijo—Me temo que podría perder demasiado.
—No querríamos eso—apretó la mano con más firmeza contra su estómago, disfrutando de la baja pendiente de la excitación en su vientre. Brittany la mantenía al borde, cada célula increíblemente viva—Prometo estar segura de que no te pierdas...nada.
[i]—Oh, no me preocupa.
Suspiro.
[i]—Debería dejarte dormir un poco.
—Debes estar cansada también.
—Lo estoy, y creo que voy a ser capaz de dormir esta noche.
—Bueno. Gracias por llamar.
—Me alegro de que no te importara. No estaba lista para dejarte ir.
—No me importó. Buenas noches, Santana.
—Buenas noches, Brittany—puso el teléfono a un lado y cerró los ojos.
La persistente excitación, junto con el recuerdo de la voz de Brittany, la siguió hasta quedar dormida.
Salió de la UCI después de su visita a las 10:30 de la mañana siguiente para encontrar a Brittany esperando en el pasillo.
Estaba vestida para el trabajo, con pantalones color verde oscuro, botas cafés, y un suéter de lana marrón suave ligeramente más claro.
No pudo dejar de evocar una imagen de bragas color melocotón, encajes en todos los lugares adecuados.
—Hola, yo estaba... ah...a punto de llamarle.
—Yo sabía que estarías aquí—Brittany dijo—¿Conseguiste dormir en absoluto?
—Dormí bien—sonrió, su estado de ánimo aligerándose por siglos como siempre lo hacía cada vez que veía a Brittany.
El cambio fue como entrar en la luz del sol después de salir de un largo paseo a través de una cueva llena de túneles sinuosos, extremos ciegos y sin sentido de dirección.
Se sacudió la desconcertante sensación.
—Mejor que bien. ¿Qué hay de ti?
Brittany sonrió.
—Tuve los sueños más interesantes...
Cuando su voz se apagó y sus cejas se levantaron, se rió.
—Sabes, hay realmente una chica mala que se oculta bajo ese exterior de chica muy buena.
—¿Quieres decir que hay una bibliotecaria atractiva en alguna parte?
Apoyó un hombro contra la pared, moviéndose fuera del camino de dos asistentes empujando una cama de hospital llevando a un paciente con todo el equipo habitual hacia la UCI.
Cuando pasaron, ella asintió.
—Creo que la tímida bibliotecaria es sólo una artimaña.
—¿De verdad? Y que es exactamente lo que piensas que estoy escondiendo?
—Oscuridad, pasiones salvajes, con suerte.
Resoplando, Brittany sacudió la cabeza.
—Me temo que estarías muy decepcionada.
—No lo creo. Pero espero averiguarlo—no pudo evitar inyectar una invitación en su voz.
Dios, ¿cuándo fue la última vez que simplemente estar cerca de una mujer la hacía temblar?
Casi como si Brittany se diera cuenta de que sus coqueteos habían cruzado la frontera de la seducción, se ruborizó y apartó la mirada.
—Las enfermeras me dijeron que está mejor.
Aceptó la petición silenciosa de Brittany para una interrupción.
—Ella tuvo una buena noche. Está un poco más alerta, pero no estoy del todo segura de que recuerde que hemos estado aquí. Ellos la tienen muy medicada.
—Probablemente sea lo mejor. ¿Quién querría recordar esta parte de ella?—su tono estaba teñido con amargura poco característica.
—Hey—deslizó la palma de la mano alrededor del codo de Brittany y la atrajo hacia sí—¿Cómo estás?
Brittany apoyó ligeramente sus dedos sobre su brazo, el breve contacto eléctrico.
—Estoy bien. De verdad.
—Debería dejar que te vayas.
—Lo sé—Brittany suspiró—No quiero mantenerme alejada de la agencia demasiado tiempo, pero necesitaba verla.
—Te mantendré informada durante el día.
—Gracias.
—¿Cómo van las cosas por ahí?
—Me temo que la rebelión podría estar fomentándose. Nadie se siente cómodo o especialmente seguro y sin Henrietta u otra persona de su confianza en el cargo. Y luego con todos los cambios—hizo una mueca—De alguna manera, en menos de veinticuatro horas, Sue ha reorientado todo el enfoque de la agencia, al menos en teoría. Qué tan bien todo el mundo va a aceptar sus mandatos, es otra cuestión.
—Hablé con Q al respecto.
*****
—Oh, Santana—estaba agradecida, aliviada, pero demasiado preocupada también.
No había querido atraer a Santana en una situación que claramente había querido evitar.
—Lamento mucho que todo esto se ha extendido a ti.
Santana se encogió de hombros.
—Tal vez es hora.
—Deberías ser capaz de elegir el momento de tus batallas tú misma.
—No estoy segura de que la vida funciona de esa manera. A veces las batallas vienen a nosotros, y hasta que lo hacen, no sabemos dónde estamos.
—Bueno, no espero que vayas a la batalla por nosotros.
—Hasta el momento no puedo decir que lo haya hecho. No sé mucho más hoy que ayer. Sue es la elección de mi papá, y es exactamente lo que podría ser su agenda, Q probablemente lo sabe, pero, bueno…
Dudaba que Santana quisiera crear dificultades con Quinn por algo en lo que nunca había querido involucrarse.
Sobre todo si estaban en proceso de reconectarse.
—Haré todo lo posible por mantener a todos en calma. Estoy segura de que todo esto se arreglará pronto.
—Le prometí a Henrietta que haría todo lo posible por ayudar, y hasta ahora no he hecho mucho.
Tomó la mano de Santana.
—Eso no es cierto. Sólo tu presencia aquí significa todo.
—Tu fe en mí es un poco asustadiza.
Sonrió.
—No te preocupes, no espero milagros.
—¿Qué esperas?
—Sólo que harás lo que te parece correcto.
****
En ese momento, besar de nuevo a Brittany era la única cosa en su mente, y estaba bastante segura de que, dadas las circunstancias, probablemente no era el movimiento correcto.
De todos modos, saboreó el calor de la mano de Brittany en la suya.
—Haré lo mejor que pueda.
La mirada de Brittany sostuvo la suya, tan cálida como un abrazo.
—Eso es más que suficiente.
Su pecho se llenó de una sensación que no pudo colocar inmediatamente.
Finalmente, lo reconoció.
La certeza de Brittany la llenaba de orgullo, y haría cualquier cosa para no decepcionarla.
Todo lo que tenía que hacer era averiguar por dónde empezar.
*****
—Estás despierta—sonrió ampliamente y se inclinó para besar la mejilla de Henrietta.
El ligero toque tentativo de la caricia de Henrietta en su mejilla elevó su corazón casi tanto como el claro reconocimiento y la agudeza familiar en los ojos de Henrietta.
—Te ves mejor que la última vez que te vi—Henrietta dijo lentamente, su voz ronca más débil de lo normal, pero clara.
Rió.
—Como cuestión de hecho, tú también.
—¿Qué es este lugar?
—Un cuidado intermedio—acercó una silla cerca a la cama—Me dicen que saliste de la UCI en un tiempo récord.
—Demasiado tiempo para mí.
—Creo que un día y medio, la mayoría de los cuales dormías, es un récord.
—¿Quién puede dormir con todo ese ruido constante, luces perpetuas, y las interrupciones cada cinco segundos?
Cruzó los brazos sobre la barandilla baja que rodeaba la cama de Henrietta y apoyó la barbilla en sus brazos.
Las enfermeras habían dicho que las primeras veinticuatro horas eran las más cruciales, y ella había pasado la mayor parte del día rondando los pasillos fuera de la UCI, visitándola tan a menudo como le dejaban entrar.
Brittany había estado ahí dos veces, y cada vez que la había visto, el ácido en su vientre se había calmado.
Quinn había llamado. Martin no había venido.
—Apuesto a que las enfermeras de la UCI te echan de menos.
—Ah. ¿Cuánto tiempo llevo aquí?—Henrietta sonaba irritada y muy parecida a su antiguo yo, aunque el volumen de su voz se redujo considerablemente.
—Me parece que no puedo controlar el tiempo.
—Has estado en el hospital unos tres días. Tu cirugía fue hace poco más de dos días.
—¿Qué día es hoy?
—Es jueves.
Las cejas de Henrietta se arquearon abajo.
—Jueves. Tengo un calendario muy completo hoy. ¿Quién se ocupa de eso?
—Me preguntaba cuando vendría—reflexionó.
—No te hagas la lista.
Sonrió.
—Tina y Brittany tienen las cosas totalmente bajo control.
Puesto que esa era la verdad de acuerdo al calendario de Henrietta, no le importaba ofuscar sólo un poco. Decirle que Sue se había instalado en su oficina era lo último que iba a hacer.
—No me van a dar un teléfono—Henrietta se agitó—Así que necesito que le entregues a Tina algunos mensajes.
—No hay trato HL. sólo vas a tener que dejar que ellos se encarguen de la agencia durante un tiempo. No estás lista para empezar a trabajar.
—Apenas estoy trabajando, acostada aquí—Henrietta dijo, pero su voz fue decayendo y se veía cansada.
—Confía en mí—dijo, prometiendo de nuevo que cumpliría su palabra—Todo en la agencia está bajo control. Brittany, Tina, y yo nos aseguraremos de eso.
Los ojos de Henrietta se cerraron por un instante, luego se abrieron lentamente.
—Lo siento, sé que nunca quisiste...
—Está bien—murmuró—No estoy segura de realmente saber lo que quería.
Henrietta se quedó dormida y ella se recostó en la silla, escuchándola respirar. HL no estaba fuera de peligro ni por asomo, y el personal había dejado bien claro que no iba a estar lista para asumir cualquier tipo de actividad relacionada con el trabajo por un período indefinido de tiempo.
Mientras más tiempo Sue estuviera al frente de la agencia, más difícil sería la de invertir cualquier mandato destructivo que pusiera en su lugar.
Brittany tenía que estar a cargo, como HL había indicado. Martin se opondría a eso por principio.
Quinn había dicho que sin el respaldo de Henrietta, y teniendo en cuenta el estado de no residente de Brittany, las posibilidades de hacerse cargo eran escasas.
La primera orden del día era, pues, hacer algo al respecto.
Tenía que pensar como HL, cuál era el objetivo, y era el camino más directo hacia el éxito.
Tendría que pasar más tiempo en la agencia, y con Brittany, para averiguarlo.
Cerró los ojos y sonrió.
No era un mal plan en absoluto.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
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23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Del Amor (Adaptada) Epílogo
hola morra,...
ohhhhh,.. me parece que se encontró la forma de que san entre en la empresa jajaja
y estar mucho mas pero mas serca de britt jajaja
nos vemos!!!
ohhhhh,.. me parece que se encontró la forma de que san entre en la empresa jajaja
y estar mucho mas pero mas serca de britt jajaja
nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Del Amor (Adaptada) Epílogo
Es lindo su coqueteo, espero que avancen !mas y San pase mas tiempo en la agencia.
Tati.94******* - Mensajes : 442
Fecha de inscripción : 08/12/2016
Edad : 30
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Del Amor (Adaptada) Epílogo
Santana parece adolescente, toda coqueta y enamorada.
Isabella28****** - Mensajes : 378
Fecha de inscripción : 12/10/2017
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Del Amor (Adaptada) Epílogo
Le llego la hora a San, ahora a esperar que se presente en la agencia y tiemble la tierra!!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Del Amor (Adaptada) Epílogo
3:) escribió:hola morra,...
ohhhhh,.. me parece que se encontró la forma de que san entre en la empresa jajaja
y estar mucho mas pero mas serca de britt jajaja
nos vemos!!!
Hola lu, jajajajajajaajjaajaj lo crees¿? jajajaajjajaaj. Lo cual es mucho mejor ajajajajajajaj. Saludos =D
Tati.94 escribió:Es lindo su coqueteo, espero que avancen !mas y San pase mas tiempo en la agencia.
Hola, si q lo es! Eso tmbn espero xD jajaaj pueden apresurar su paso ahora jajajaja. Sería lo mejor! jajajajajaja. Saludos =D
Isabella28 escribió:Santana parece adolescente, toda coqueta y enamorada.
Hola, jajajaajaj es tan tierna jaajajaj. Sii!!! la kiero para mi xD Saludos =D
micky morales escribió:Le llego la hora a San, ahora a esperar que se presente en la agencia y tiemble la tierra!!!!!
Hola, vamos con todo! Jajajajajaajaj para alguien en especial o mejor dicho temblara de distinta forma ajajaj. Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: Del Amor (Adaptada) Cap 18
Capitulo 18
A las 8 de la mañana, las calles estaban repletas de taxis, gente, camiones de reparto, y el viajero desprevenido ocasional que no tenía ninguna idea de que conducir en la ciudad de Nueva York sería como navegar en un universo desconocido a toda velocidad.
La temperatura era mucho más primaveral, el cielo era de un azul inusualmente claro, y Santana optó por caminar a Midtown, disfrutando del cielo brillante y manteniendo su mente en blanco.
Anticipando lo que vendría solamente agriaría una mañana perfectamente bien que había comenzado con el recuerdo de una noche aún mejor.
Cuando pensó en Brittany, tenía un impulso completamente irracional de silbar. Lo siguiente que supo, es que estaría saltando.
Se rió en voz baja, preguntándose si se veía tan loca para los transeúntes como ella se sentía. Esta era una locura que le gustaba, y ver a Martin, por muy desagradable que fuera, no sería peor esta vez de lo que había sido antes.
Curioso, cómo encontrarse cara a cara con su desdén nunca se hizo más fácil, a pesar de cuánto tiempo había pasado.
Ridículo, realmente, ser molestada por ello después de todo este tiempo.
Entró en el vestíbulo del edificio López, una estructura de vidrio y acero ultraelegante que ocupaba la mitad de una cuadra y no tenía absolutamente ninguna característica arquitectónica redentora.
Martin probablemente pensó que el brillo y el pulido y la fachada imponente anunciaban el poder, que sospechaba que era lo único que realmente le importaba.
Cuando pensó en todos los edificios increíblemente bellos que había visto en todo el mundo, testamentos inolvidables para la creatividad humana y el arte, le recordó de nuevo lo superficial que era en realidad su visión.
No sabía que el guardia en el escritorio de recepción que estaba en el centro del vestíbulo, estaba ahí para interrumpir el flujo hacia los ascensores a ambos lados del vestíbulo con suelo de mármol y facilitar una vigilancia más intensa.
Él la observó con aburrida indiferencia mientras los empleados con insignias prominentes en lugares bien visibles pasaban. Probablemente tenía cuarenta años, bien en su camino a la mediana edad de pasar demasiadas horas sentado detrás de aquel escritorio, su grueso cuello ligeramente rojizo que se abultaba sobre el cuello abotonado.
Su corbata parecía a punto de estrangularlo. Llevaba un uniforme tipo imitación militar como lo haría con la visión de Martin de que su empresa tenía la importancia de un país pequeño, convirtiéndose en el rey.
—¿Puedo ayudarle?
—Voy a ver al Sr. López. Conozco el camino.
—Sólo un minuto—el guardia se giró hacia una computadora, miró una pantalla que ella no podía ver, y dijo—¿Nombre?
—Santana López.
Él escribió, escaneó el monitor durante un largo momento, y lentamente se gitó para mirarla.
—No está en la lista—dijo, con un poco de incertidumbre en su voz plana ahora.
—No, no estoy. ¿Las oficinas de Martin aún tienen el 65?
—Mira, se supone que no tengo que dejar que nadie suba que no esté en la lista de admisión o el horario de citas diarias.
—Soy su hija—dijo, las palabras sonando extrañas y mal ajustadas.
—Uh, mejor que llame arriba.
—Voy a ir y hablar directamente con su secretaria. Si alguien lo menciona, sólo les puedes decir que no te di una elección.
—Sí, bueno, estoy seguro de que no habrá ningún problema.
Sonrió.
—Absolutamente no.
Él señaló a la izquierda.
—Último ascensor.
—Que tengas un buen día.
Mientras se daba la vuelta alejándose, le oyó murmurar:
—Sí, tú también.
Tal vez lo haría. No hay nada como empezar el día con desagrados. Por lo menos entonces sólo podría mejorar.
El ascensor se abrió a un lujoso vestíbulo alfombrado marrón tan grande como algunos vestíbulos de hotel, lleno de confortables zonas de asientos y una vista despejada del centro de Manhattan a través de las ventanas del piso al techo en la pared opuesta.
Se preguntó cuántos edificios Martin había tenido que comprar y demoler con el fin de mantener esa vista.
Una rubia de unos cuarenta y tantos sentada detrás de un escritorio negro en forma de U, con el pelo recogido en una elegante trenza francesa, su traje de chaqueta gris perla no hacia nada para ocultar su figura voluptuosa.
Le sonrió de una manera practicada, totalmente impersonal.
—Buenos días. ¿En qué puedo ayudarle?
—Estoy aquí para ver a Martin.
Su expresión no cambió.
—Me temo que el Sr. López no tiene reuniones programadas esta mañana. Usted debe haber confundido la fecha de su cita. Si me da su nombre, voy a comprobar para ver la fecha correcta.
—No tengo una cita, pero él me verá—le tendió la mano—Soy Santana López.
El color se precipitó a la cara de la rubia y se levantó apresuradamente, inclinándose sobre el amplio escritorio para extender su mano.
Tenía razón, tenía un cuerpo asesino debajo de su costoso y profesional traje elegante.
—Oh, lo siento mucho. Soy April, permítame llamar al administrador del señor López. No ... no creo que nos hayamos conocido.
—No—dijo devolviendo el apretón de manos—No lo hemos hecho—hubo un tiempo en que ella podría haber añadido que hubiera recordado haber conocido a una mujer tan hermosa, porque sin duda lo habría hecho.
Coquetear con las mujeres era una segunda naturaleza, pero tan atractiva como la mujer era, no tenía ningún interés en el juego.
Le soltó la mano.
—¿El administrador?
—¡Oh! Por supuesto—April alcanzó un teléfono, pulsó en una extensión, y un segundo después dijo—Matt, Santana López está aquí para ver a Martin—su rubor se profundizó y parcialmente se apartó—¿Qué? No, ¿por qué debería...—la miró su expresión mortificada—Lo lamento muchísimo. ¿Tiene identificación?
Rió.
—Está bien—metió la mano en el bolsillo del abrigo, sacó su pasaporte, y mostró a April la foto.
—Sí, por supuesto—dijo en el teléfono. Un segundo más tarde colgó, parecía aliviada y mortificada—Saldrá pronto.
—Eso está bien, gracias.
Se acercó a la hilera de ventanas y pensó en lo mucho que detestaba estas pequeñas demostraciones de dominio. Todo el mundo compitiendo por su pequeño pedacito de poder.
Su nombre había sido todo lo que ella necesitaba crecer para darle ese poder, y tan pronto como había reconocido que todo el mundo que ella conocía estaba sutilmente tratando de maniobrar aún más, no había querido nada de eso.
Henrietta había sido la única que no se preocupaba por las apariencias o la posición en el registro social o el mejor asiento en el salón de banquetes.
A pesar de que había hecho todo lo posible para escapar de la red López, no importa lo lejos que viajara, cuán vigorosamente trabajaba para disociarse de su mística familia, no había sido capaz de librarse de la celebridad que no tenía nada que ver con ella.
Como aprendió muy temprano en la vida, las personas se sienten atraídas por ella por su dinero y su apellido, y la presunta influencia y prestigio que venía con ambos, haciendo todas las relaciones sospechosas.
Y, por desgracia, rara vez se equivocaba.
Mantener a las personas a distancia se convirtió en un hábito de auto-protección, hasta Brittany.
Sonrió para sí misma.
Brittany no estaba completamente impresionada por su estatus, a pesar de admitir su inclinación por seguir las noticias de celebridades con algo de dedicación.
Lo que para Brittany proporcionaba entretenimiento, para otros proporcionaba una base para una relación, exactamente lo que Santana rigurosamente evitaba.
Brittany sin esfuerzo cambio todo.
Desde el primer encuentro había visto una parte de ella que nadie excepto Henrietta había percibido, sus vulnerabilidades y sus miedos, y ninguno de esos la hacía sentir disminuida o rebajada.
No siempre tenía que fingir que no le dolía, no necesitaba consuelo, no necesitaba que otra persona fuera fuerte, aunque sólo sea por unos momentos.
Brittany le permitió ser humana y no la rechazó por ello.
De repente, no quería nada más que estar fuera del dominio de Martin, más allá de su círculo de poder malicioso, y en algún lugar y en cualquier lugar, con Brittany.
—Sra. López—una fría voz masculina dijo detrás de ella.
Se armó de valor para la siguiente ronda, se volvió y vio a un hombre que no conocía, pero a quién reconoció de su cabello perfectamente cortado, traje Armani gris oscuro, camisa y corbata monocromática, y diamantes brillando en los gemelos de oro cuadrados, como uno de los tiburones corporativos elegantes que siguen regularmente en la estela de Martin.
—Sí.
—Soy Matt Rutherford, asistente ejecutivo del Sr. López. Me temo que el Sr. López no le esperaba. Él está en este momento involucrado en conferencias de internet consecutivas.
—No tardaré mucho. Voy a esperar hasta que él esté en medio—sonrió—En una pausa para el baño o algo parecido.
La expresión de Matt permaneció gratamente remota. Sus ojos, sin embargo, estaban molestos.
—Tal vez podríamos encontrar un tiempo mutuamente agradable para que pueda regresar. Su horario es un poco más libre mañana.
—Esperaré.
—Si viene conmigo—dijo, mirando como si se hubiera tragado una espina de pescado—Te voy a mostrar el salón ejecutivo.
—Gracias.
El salón, cinco veces el tamaño de la sala de espera de la UCI donde había pasado la mayor parte de la última semana, estaba decorado con una profunda alfombra azul marino, muebles de cuero, un bar completo, una estación de café y una mesa de billar.
Matt la dejó a sus propios recursos y, después de verter café de una jarra de plata en una taza de porcelana, se sentó en una silla para escuchar un audiolibro.
Pensó en llamar a Brittany, pero estaba en el trabajo y no quería meterla en este lugar incluso ni hablando de ello.
Cerca de una hora más tarde, Matt volvió a aparecer.
—Tiene cinco minutos.
—Tiempo más que suficiente—guardó su teléfono y dejó la taza de porcelana en la mesa junto al sofá.
Siguió a Matt pasado una serie de oficinas con las puertas cerradas al final del pasillo, donde otro administrador, varón nuevamente, estaba sentado en un hueco frente a un conjunto de enormes puertas dobles de madera de nogal con relucientes manijas de bronce.
Matt deslizó una tarjeta de seguridad a través de un discreto lector de tarjetas a un lado y, al sonido discreto de un leve zumbido, mantuvo la puerta abierta para ella.
La oficina de Martin era una suite de habitaciones más grandes que muchos departamentos con capas de alfombras orientales de felpa, múltiples zonas de estar, un escritorio insignia en una esquina con vistas de Manhattan en dos lados, y una serie de monitores de computadoras en una pared.
Matt salió detrás de ellos y las puertas se cerraron, dejándolos solos.
Martin alzó la vista mientras ella cruzaba la extensión de la alfombra, pero no se molestó en levantarse.
Se detuvo a unos pasos de su escritorio, pero decidió no sentarse, prefiriendo mirar abajo hacía él. No lo había visto en tres años, pero no había cambiado en absoluto.
Su cabello era todavía negro azabache, con el rostro tenso y una apariencia juvenil, e incluso sentado, ella se dio cuenta de que estaba en forma. Él tenía una pasión por el balonmano y jugaba varias veces a la semana con sus asistentes.
Todavía llevaba la chaqueta del traje, incluso en su escritorio, con la corbata aflojada sólo mínimamente.
Un manto de poder brillaba a su alrededor.
—Estoy en medio de una mañana muy ocupada—Martin dijo con frialdad—Tengo negocios que dirigir, después de todo.
—Entonces iré directo al grano—dijo con la misma frialdad—Me haré cargo de la agencia hasta que Henrietta se recupere. Quiero que llames a Sue y le digas que abandone la oficina.
Martin se rió y se echó hacia atrás en su silla de cuero de respaldo alto.
—Dejando a un lado el hecho de que no tienes absolutamente ninguna experiencia, ambos sabemos que ese tipo de trabajo pondría a prueba tus...capacidades.
—El negocio es sólo un juego sofisticado—dijo, haciéndose eco de uno de los dichos favoritos de Martin—Y una cosa en la que soy muy, muy buena es en ganar juegos.
—Eso tengo entendido. ¿Por qué querrías intentar esto?
—Porque eso es lo que quiere Henrietta—tomo la oportunidad, sabiendo que su tía nunca dejaría al descubierto cualquier eventualidad—Ella se aseguró de que tengo un interés de propiedad en la compañía. Está en el papeleo en alguna parte, y es probable que ya lo sabes.
—Lo que sé—Martin dijo, un borde arrastrando en su voz—Es que no te has molestado con el negocio o cualquier otra cosa durante años. El regreso de Henrietta es incierto, y tu pretender estar a cargo por una semana o dos es un ejercicio de tontos.
—Estaré aquí todo el tiempo que sea necesario, y hay un montón de gente con experiencia que ya están presentes en la agencia que saben cómo hacer su trabajo. Brittany Pierce es una agente de alto nivel y ha trabajado estrechamente con Henrietta durante años. Si necesito consultar con alguien, ella estará disponible.
—La situación laboral de Brittany Pierce es incierta—él agitó una mano—Y teniendo en cuenta que el consejo decidió que alguien con más experiencia y una inversión a largo plazo en la empresa era necesaria—sonrió, sus labios una fina línea—Me temo que tú y la Sra. Pierce tienen mucho en común. Ninguna de las dos está en condiciones de dirigir la agencia.
Deslizó sus manos en los bolsillos y se dirigió a las ventanas, poniéndose de espaldas a él.
Su despido fácil de Brittany, como si ya estuviera de regreso en Ámsterdam, la enfureció más que su burla esperada de sus propias capacidades.
—No he estado muy interesada en el negocio, tienes toda la razón. Pero me parece que de repente tengo una nueva apreciación de López Enterprises. Hasta ahora, he estado feliz de que Q me represente en las reuniones del consejo, pero ahora me parece que prefiero hacerlo yo misma. Por supuesto, es posible que no siempre pueda estar de acuerdo con tu posición cuando llegue el momento de votar.
No tuvo que girarse para sentir una oleada de ira sobre ella.
No podía bloquearlo en una votación, pero él no estaría contento si ella tomara una posición contra él, especialmente si se ponía del lado de otros miembros del consejo que no estaban de acuerdo con algunos de sus planes.
Él no se arriesgaría a eso.
—Tienes un mes, si duras tanto tiempo—él dijo—Sin embargo, la junta ha pedido una auditoría, la cual estará en curso. Sue supervisará eso.
—Sólo asegúrate de que Sue esté fuera de mi oficina antes de llegar—se dio la vuelta y salió sin molestarse en despedirse.
La temperatura era mucho más primaveral, el cielo era de un azul inusualmente claro, y Santana optó por caminar a Midtown, disfrutando del cielo brillante y manteniendo su mente en blanco.
Anticipando lo que vendría solamente agriaría una mañana perfectamente bien que había comenzado con el recuerdo de una noche aún mejor.
Cuando pensó en Brittany, tenía un impulso completamente irracional de silbar. Lo siguiente que supo, es que estaría saltando.
Se rió en voz baja, preguntándose si se veía tan loca para los transeúntes como ella se sentía. Esta era una locura que le gustaba, y ver a Martin, por muy desagradable que fuera, no sería peor esta vez de lo que había sido antes.
Curioso, cómo encontrarse cara a cara con su desdén nunca se hizo más fácil, a pesar de cuánto tiempo había pasado.
Ridículo, realmente, ser molestada por ello después de todo este tiempo.
Entró en el vestíbulo del edificio López, una estructura de vidrio y acero ultraelegante que ocupaba la mitad de una cuadra y no tenía absolutamente ninguna característica arquitectónica redentora.
Martin probablemente pensó que el brillo y el pulido y la fachada imponente anunciaban el poder, que sospechaba que era lo único que realmente le importaba.
Cuando pensó en todos los edificios increíblemente bellos que había visto en todo el mundo, testamentos inolvidables para la creatividad humana y el arte, le recordó de nuevo lo superficial que era en realidad su visión.
No sabía que el guardia en el escritorio de recepción que estaba en el centro del vestíbulo, estaba ahí para interrumpir el flujo hacia los ascensores a ambos lados del vestíbulo con suelo de mármol y facilitar una vigilancia más intensa.
Él la observó con aburrida indiferencia mientras los empleados con insignias prominentes en lugares bien visibles pasaban. Probablemente tenía cuarenta años, bien en su camino a la mediana edad de pasar demasiadas horas sentado detrás de aquel escritorio, su grueso cuello ligeramente rojizo que se abultaba sobre el cuello abotonado.
Su corbata parecía a punto de estrangularlo. Llevaba un uniforme tipo imitación militar como lo haría con la visión de Martin de que su empresa tenía la importancia de un país pequeño, convirtiéndose en el rey.
—¿Puedo ayudarle?
—Voy a ver al Sr. López. Conozco el camino.
—Sólo un minuto—el guardia se giró hacia una computadora, miró una pantalla que ella no podía ver, y dijo—¿Nombre?
—Santana López.
Él escribió, escaneó el monitor durante un largo momento, y lentamente se gitó para mirarla.
—No está en la lista—dijo, con un poco de incertidumbre en su voz plana ahora.
—No, no estoy. ¿Las oficinas de Martin aún tienen el 65?
—Mira, se supone que no tengo que dejar que nadie suba que no esté en la lista de admisión o el horario de citas diarias.
—Soy su hija—dijo, las palabras sonando extrañas y mal ajustadas.
—Uh, mejor que llame arriba.
—Voy a ir y hablar directamente con su secretaria. Si alguien lo menciona, sólo les puedes decir que no te di una elección.
—Sí, bueno, estoy seguro de que no habrá ningún problema.
Sonrió.
—Absolutamente no.
Él señaló a la izquierda.
—Último ascensor.
—Que tengas un buen día.
Mientras se daba la vuelta alejándose, le oyó murmurar:
—Sí, tú también.
Tal vez lo haría. No hay nada como empezar el día con desagrados. Por lo menos entonces sólo podría mejorar.
El ascensor se abrió a un lujoso vestíbulo alfombrado marrón tan grande como algunos vestíbulos de hotel, lleno de confortables zonas de asientos y una vista despejada del centro de Manhattan a través de las ventanas del piso al techo en la pared opuesta.
Se preguntó cuántos edificios Martin había tenido que comprar y demoler con el fin de mantener esa vista.
Una rubia de unos cuarenta y tantos sentada detrás de un escritorio negro en forma de U, con el pelo recogido en una elegante trenza francesa, su traje de chaqueta gris perla no hacia nada para ocultar su figura voluptuosa.
Le sonrió de una manera practicada, totalmente impersonal.
—Buenos días. ¿En qué puedo ayudarle?
—Estoy aquí para ver a Martin.
Su expresión no cambió.
—Me temo que el Sr. López no tiene reuniones programadas esta mañana. Usted debe haber confundido la fecha de su cita. Si me da su nombre, voy a comprobar para ver la fecha correcta.
—No tengo una cita, pero él me verá—le tendió la mano—Soy Santana López.
El color se precipitó a la cara de la rubia y se levantó apresuradamente, inclinándose sobre el amplio escritorio para extender su mano.
Tenía razón, tenía un cuerpo asesino debajo de su costoso y profesional traje elegante.
—Oh, lo siento mucho. Soy April, permítame llamar al administrador del señor López. No ... no creo que nos hayamos conocido.
—No—dijo devolviendo el apretón de manos—No lo hemos hecho—hubo un tiempo en que ella podría haber añadido que hubiera recordado haber conocido a una mujer tan hermosa, porque sin duda lo habría hecho.
Coquetear con las mujeres era una segunda naturaleza, pero tan atractiva como la mujer era, no tenía ningún interés en el juego.
Le soltó la mano.
—¿El administrador?
—¡Oh! Por supuesto—April alcanzó un teléfono, pulsó en una extensión, y un segundo después dijo—Matt, Santana López está aquí para ver a Martin—su rubor se profundizó y parcialmente se apartó—¿Qué? No, ¿por qué debería...—la miró su expresión mortificada—Lo lamento muchísimo. ¿Tiene identificación?
Rió.
—Está bien—metió la mano en el bolsillo del abrigo, sacó su pasaporte, y mostró a April la foto.
—Sí, por supuesto—dijo en el teléfono. Un segundo más tarde colgó, parecía aliviada y mortificada—Saldrá pronto.
—Eso está bien, gracias.
Se acercó a la hilera de ventanas y pensó en lo mucho que detestaba estas pequeñas demostraciones de dominio. Todo el mundo compitiendo por su pequeño pedacito de poder.
Su nombre había sido todo lo que ella necesitaba crecer para darle ese poder, y tan pronto como había reconocido que todo el mundo que ella conocía estaba sutilmente tratando de maniobrar aún más, no había querido nada de eso.
Henrietta había sido la única que no se preocupaba por las apariencias o la posición en el registro social o el mejor asiento en el salón de banquetes.
A pesar de que había hecho todo lo posible para escapar de la red López, no importa lo lejos que viajara, cuán vigorosamente trabajaba para disociarse de su mística familia, no había sido capaz de librarse de la celebridad que no tenía nada que ver con ella.
Como aprendió muy temprano en la vida, las personas se sienten atraídas por ella por su dinero y su apellido, y la presunta influencia y prestigio que venía con ambos, haciendo todas las relaciones sospechosas.
Y, por desgracia, rara vez se equivocaba.
Mantener a las personas a distancia se convirtió en un hábito de auto-protección, hasta Brittany.
Sonrió para sí misma.
Brittany no estaba completamente impresionada por su estatus, a pesar de admitir su inclinación por seguir las noticias de celebridades con algo de dedicación.
Lo que para Brittany proporcionaba entretenimiento, para otros proporcionaba una base para una relación, exactamente lo que Santana rigurosamente evitaba.
Brittany sin esfuerzo cambio todo.
Desde el primer encuentro había visto una parte de ella que nadie excepto Henrietta había percibido, sus vulnerabilidades y sus miedos, y ninguno de esos la hacía sentir disminuida o rebajada.
No siempre tenía que fingir que no le dolía, no necesitaba consuelo, no necesitaba que otra persona fuera fuerte, aunque sólo sea por unos momentos.
Brittany le permitió ser humana y no la rechazó por ello.
De repente, no quería nada más que estar fuera del dominio de Martin, más allá de su círculo de poder malicioso, y en algún lugar y en cualquier lugar, con Brittany.
—Sra. López—una fría voz masculina dijo detrás de ella.
Se armó de valor para la siguiente ronda, se volvió y vio a un hombre que no conocía, pero a quién reconoció de su cabello perfectamente cortado, traje Armani gris oscuro, camisa y corbata monocromática, y diamantes brillando en los gemelos de oro cuadrados, como uno de los tiburones corporativos elegantes que siguen regularmente en la estela de Martin.
—Sí.
—Soy Matt Rutherford, asistente ejecutivo del Sr. López. Me temo que el Sr. López no le esperaba. Él está en este momento involucrado en conferencias de internet consecutivas.
—No tardaré mucho. Voy a esperar hasta que él esté en medio—sonrió—En una pausa para el baño o algo parecido.
La expresión de Matt permaneció gratamente remota. Sus ojos, sin embargo, estaban molestos.
—Tal vez podríamos encontrar un tiempo mutuamente agradable para que pueda regresar. Su horario es un poco más libre mañana.
—Esperaré.
—Si viene conmigo—dijo, mirando como si se hubiera tragado una espina de pescado—Te voy a mostrar el salón ejecutivo.
—Gracias.
El salón, cinco veces el tamaño de la sala de espera de la UCI donde había pasado la mayor parte de la última semana, estaba decorado con una profunda alfombra azul marino, muebles de cuero, un bar completo, una estación de café y una mesa de billar.
Matt la dejó a sus propios recursos y, después de verter café de una jarra de plata en una taza de porcelana, se sentó en una silla para escuchar un audiolibro.
Pensó en llamar a Brittany, pero estaba en el trabajo y no quería meterla en este lugar incluso ni hablando de ello.
Cerca de una hora más tarde, Matt volvió a aparecer.
—Tiene cinco minutos.
—Tiempo más que suficiente—guardó su teléfono y dejó la taza de porcelana en la mesa junto al sofá.
Siguió a Matt pasado una serie de oficinas con las puertas cerradas al final del pasillo, donde otro administrador, varón nuevamente, estaba sentado en un hueco frente a un conjunto de enormes puertas dobles de madera de nogal con relucientes manijas de bronce.
Matt deslizó una tarjeta de seguridad a través de un discreto lector de tarjetas a un lado y, al sonido discreto de un leve zumbido, mantuvo la puerta abierta para ella.
La oficina de Martin era una suite de habitaciones más grandes que muchos departamentos con capas de alfombras orientales de felpa, múltiples zonas de estar, un escritorio insignia en una esquina con vistas de Manhattan en dos lados, y una serie de monitores de computadoras en una pared.
Matt salió detrás de ellos y las puertas se cerraron, dejándolos solos.
Martin alzó la vista mientras ella cruzaba la extensión de la alfombra, pero no se molestó en levantarse.
Se detuvo a unos pasos de su escritorio, pero decidió no sentarse, prefiriendo mirar abajo hacía él. No lo había visto en tres años, pero no había cambiado en absoluto.
Su cabello era todavía negro azabache, con el rostro tenso y una apariencia juvenil, e incluso sentado, ella se dio cuenta de que estaba en forma. Él tenía una pasión por el balonmano y jugaba varias veces a la semana con sus asistentes.
Todavía llevaba la chaqueta del traje, incluso en su escritorio, con la corbata aflojada sólo mínimamente.
Un manto de poder brillaba a su alrededor.
—Estoy en medio de una mañana muy ocupada—Martin dijo con frialdad—Tengo negocios que dirigir, después de todo.
—Entonces iré directo al grano—dijo con la misma frialdad—Me haré cargo de la agencia hasta que Henrietta se recupere. Quiero que llames a Sue y le digas que abandone la oficina.
Martin se rió y se echó hacia atrás en su silla de cuero de respaldo alto.
—Dejando a un lado el hecho de que no tienes absolutamente ninguna experiencia, ambos sabemos que ese tipo de trabajo pondría a prueba tus...capacidades.
—El negocio es sólo un juego sofisticado—dijo, haciéndose eco de uno de los dichos favoritos de Martin—Y una cosa en la que soy muy, muy buena es en ganar juegos.
—Eso tengo entendido. ¿Por qué querrías intentar esto?
—Porque eso es lo que quiere Henrietta—tomo la oportunidad, sabiendo que su tía nunca dejaría al descubierto cualquier eventualidad—Ella se aseguró de que tengo un interés de propiedad en la compañía. Está en el papeleo en alguna parte, y es probable que ya lo sabes.
—Lo que sé—Martin dijo, un borde arrastrando en su voz—Es que no te has molestado con el negocio o cualquier otra cosa durante años. El regreso de Henrietta es incierto, y tu pretender estar a cargo por una semana o dos es un ejercicio de tontos.
—Estaré aquí todo el tiempo que sea necesario, y hay un montón de gente con experiencia que ya están presentes en la agencia que saben cómo hacer su trabajo. Brittany Pierce es una agente de alto nivel y ha trabajado estrechamente con Henrietta durante años. Si necesito consultar con alguien, ella estará disponible.
—La situación laboral de Brittany Pierce es incierta—él agitó una mano—Y teniendo en cuenta que el consejo decidió que alguien con más experiencia y una inversión a largo plazo en la empresa era necesaria—sonrió, sus labios una fina línea—Me temo que tú y la Sra. Pierce tienen mucho en común. Ninguna de las dos está en condiciones de dirigir la agencia.
Deslizó sus manos en los bolsillos y se dirigió a las ventanas, poniéndose de espaldas a él.
Su despido fácil de Brittany, como si ya estuviera de regreso en Ámsterdam, la enfureció más que su burla esperada de sus propias capacidades.
—No he estado muy interesada en el negocio, tienes toda la razón. Pero me parece que de repente tengo una nueva apreciación de López Enterprises. Hasta ahora, he estado feliz de que Q me represente en las reuniones del consejo, pero ahora me parece que prefiero hacerlo yo misma. Por supuesto, es posible que no siempre pueda estar de acuerdo con tu posición cuando llegue el momento de votar.
No tuvo que girarse para sentir una oleada de ira sobre ella.
No podía bloquearlo en una votación, pero él no estaría contento si ella tomara una posición contra él, especialmente si se ponía del lado de otros miembros del consejo que no estaban de acuerdo con algunos de sus planes.
Él no se arriesgaría a eso.
—Tienes un mes, si duras tanto tiempo—él dijo—Sin embargo, la junta ha pedido una auditoría, la cual estará en curso. Sue supervisará eso.
—Sólo asegúrate de que Sue esté fuera de mi oficina antes de llegar—se dio la vuelta y salió sin molestarse en despedirse.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
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23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Del Amor (Adaptada) Epílogo
Bien santana!!! Tu puedes con ayuda de britt, ella te ayuda a ti y tu a ella.
Isabella28****** - Mensajes : 378
Fecha de inscripción : 12/10/2017
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