FanFic Brittana: Acuerdo (Adaptada) Epílogo

Santana entró en la bañera primero y tendió su mano hacia mí. Puse mi mano sobre la suya, me metí y apoyé mi espalda contra su pecho.

Ella me rodeó con un brazo mientras me entregaba una copa de champán.

―Tengo una pregunta para ti. Es algo que me ha estado molestando por un tiempo.

―¿Qué es, Britt-Britt? Puedes preguntarme cualquier cosa.

―Me gusta cuando me dices así―dije riendo―¿Quién era esa mujer con la que estabas en París?

―¿Qué mujer?

―Vi una foto de ustedes dos en internet en el balcón de la habitación de tu hotel. Ambas estaban bebiendo café y llevaban puestos albornoces.

―Esa era mi prima, Bree. Ella estaba en la semana de la moda y su habitación estaba junto a la mía. Ella salió a la puerta en la mañana para recoger el periódico y la puerta se le cerró. Llamó a mi puerta porque nuestras habitaciones estaban pegadas y justo acabamos tomando café y hablando. ¿Creías que me acostaba con ella?

―Bueno, sí. ¿Qué pensarías si vieras una foto mía con una persona con nuestros albornoces en el balcón?

―Cierto. ¿Por qué no me preguntaste por ella cuando viste la foto?

―Porque no era asunto mío. Ni siquiera habíamos dormidos juntas en ese instante.

―Siento que pensaras eso y llevaras esa duda siempre contigo todo este tiempo. Dios, lo que debiste haber pensado de mi.

Me reí.

―Pensé algunas cosas muy malas sobre ti.

―Estoy muy segura de que lo hiciste. Así que, ¿Cuándo le vamos a contar a Hope que estamos saliendo juntas?

―Podemos decirlo mañana. Ella te echa de menos, San. Hoy me preguntó cuándo podría verte de nuevo y le dije que te haría una llamada para ver si querías pasarte un rato el fin de semana.

―Quiero estar con las dos cada día. Amo a tu niña, Britt. Puedo decir honestamente que ambas han cambiado mi vida.

―Y tú has cambiado nuestras vidas, San.

―Quiero llevarlas a ti y a Hope a un viaje―con delicadeza apretó mi brazo.

―¿Dónde?

―Disney World.

La miré con asombro.

―¿Te das cuenta que ese sitio estará lleno de niños?

Ella se río a carcajadas.

―Sí, me doy cuenta. A Hope le encantaría. Especialmente el castillo de la Cenicienta. Nunca he estado ahí. Nuestras vacaciones a medida que crecíamos siempre consistían en Hawái o las Islas Vírgenes. Mónaco, Aruba y Bahamas.

―Bien―sonreí―Eso suena realmente como una infancia increíble.

―Fue buena. Pero nunca tuve la experiencia de Disney World como la de muchos niños. Así que quiero ir.

―Siempre he querido llevar a Hope ahí, pero no podía permitírmelo.

―Bueno, ahora no tienes que preocuparte por eso. Estuve buscando cosas por internet y ¿sabías que puedes desayunar con las princesas? Hope va a adorar eso.

―¿Y sabes que tienes que reservarlo al menos con un año de antelación?―le sonreí mientras me giré y lo enfrenté.

Ella alzó sus manos y puso mi cabello detrás de mi oreja.

―No te preocupes por eso. Hope va a tener su desayuno con las princesas. Me aseguraré de ello.

Le sonrío mientras lleve mis labios hacia los suyos.

―Sé que lo harás.




La mañana siguiente, Santana y yo hicimos el amor un par de veces antes de bajar a desayunar.

Saqué mi teléfono de mi bolso y vi un mensaje de Marley.


MNo necesitas darme las gracias. ¡De nada y te quiero mucho![/color]


Sonreí y le enseñé el mensaje a Santana.

―¿Cuándo planearon todo esto y cómo?

―Me encontré con Marley en Bloomingdale cuando estaba recogiendo mi vestido. Ella estaba buscando un jersey para Kitty. Nos pusimos a hablar y luego fuimos a tomar un café. Nosotras lo planeamos ahí―me guiñó un ojo.


Entramos en la limusina nos dirigimos de nuevo al departamento, donde nos estaba esperando Marley para llevar a Hope a casa.

Tan pronto como ella pasó la puerta, vio a Santana y corrió hacia ella.

―¡San! ¿Qué estás haciendo aquí?

―Tu mami me dijo que querías verme, así que aquí estoy.

Sonrió con nerviosismo mientras le daba unos toquecitos en la nariz.

―Voy a irme ahora―Marley nos guiñó un ojo―Llámame más tarde, Britt.

―Lo haré. Gracias de nuevo―fui hacia a ella y la abracé.


Cuando se fue, nos sentamos con Hope en el sofá.

―Hay algo que tenemos que decirte, Hope―le dije mientras peinaba su cabello.

―¡Espero que sea que están saliendo juntas!―gritó con entusiasmo.

―Lo estamos, Hope―Santana le respondió con una sonrisa.

―¡SI! Lo sabía. Sabía que nunca nos abandonarías, San.

Ambas nos quedamos mirándola con sorpresa.

―¿Qué quieres decir?―le preguntó.

Se giró hacia ella puso sus pequeñas manos sobre sus mejillas.

―Eres una Princesa Encantada, San, y una Princesa Encantada nunca abandona.

No solo hizo que se me aguaran los ojos, sino que también los de Santana llegaron a ponerse llorosos.

Mi morena la atrajo hacia ella y le dio un gran abrazo.

―Tú eres una niña especial. ¿Te gustaría ir a Disney World?

Los ojos de Hope se abrieron como platos mientras me miraba y luego a Santana.

―¿Estás hablando en serio, San? Porque no es agradable jugar con los sentimientos de una chica.

Santana y yo nos echamos a reír al mismo tiempo.

―Lo digo muy en serio, Hope Pierce, y nunca jugaría con los sentimientos de una chica.

―¡SÍI! Cuando. ¿Cuándo vamos a ir?

―Estaba pensando que en un par de semanas, justo después de Acción de Gracias.

―Eres la mejor, San. ¿Podemos ir, mami? ¡Por favor!

―Por supuesto que podemos ir―le sonreí mientras le hacía cosquillas.

―Entonces será mejor que empiece a reservar este viaje―dijo Santana.

―¿No quieres que tu asistente personal lo haga por ti?

―No. Esto es algo que quiero hacer completamente por mi cuenta―me sonrió mientras se inclinaba y me besaba.

Capitulo 50

Acción de Gracias estaba justo a la vuelta de la esquina, así como nuestro viaje a Disney World.

Pasaba los fines de semana en el departamento de Brittany, pero durante la semana las recogería a ella y a Hope.

Llevábamos a Hope a la escuela, parábamos en Starbucks juntas para nuestro café de la mañana y luego, entrábamos juntas en la oficina.

Incluso salíamos con Quinn y Rachel, Marley y Kitty.

Rachel y yo convencimos a nuestra mamá de que era hora de que se retirase.

Le dijimos que si no lo hacía, ambas dejábamos la compañía y empezaríamos algo por nuestra cuenta, lo que yo aún quería hacer, pero en cambio, decidimos que incorporar una división llamada Brittany Desings sería para mayor interés de la compañía.

Con nuestras conexiones y ayuda la ropa de Brittany estaría en las tiendas de todo el mundo.

Lo malo de eso fue que Brittany ya no iba a poder seguir siendo mi asistente personal.



Quinn suspiró cuando se sentó en la silla frente a mi mesa.

―Aquí estamos de nuevo, San.

―Las cosas serán diferentes esta vez, Q. Claramente, puedes ver que soy una mujer cambiada―le di un guiño.

Brittany se sentó a su lado y rio.

―Cuando tengas una lista de potenciales candidatas, me gustaría estar contigo en las entrevistas―comentó ella―De ese modo, puedo ayudarte a decidir quién sería y quién no conveniente para San.

―Me parece una buena idea―Quinn sonríe―Trabajaré en algunas entrevistas y te lo haré saber.




Pasamos Acción de Gracias en la casa de los padres de Brittany.

Rachel y Quinn pasaron las vacaciones con la familia de Quinn en Tribeca.

Mientras que nuestra mamá regresó a París. Nos contó que desde que estaba retirada de los negocios, que probablemente se mudaría ahí, ya que era donde Jacque estaba.

Eso fue música para mis oídos.

Realmente solo quería que fuese feliz y si Jacque la hacía feliz, eso nos hacía felices a Rachel y a mí.





Llegamos a Grand Floridian y fuimos acompañados a la suite de dos habitaciones que reservé.

Dos habitaciones eran obligatorias si Brittany y yo queríamos tener tiempo juntos a solas.

La expresión de felicidad que rebasó a Hope fue la mejor cosa que he visto jamás.

Estaba muy feliz y entusiasmada de estar en Disney World.

Tenía una sorpresa para ella y era algo que ni siquiera Brittany sabía.

Mientras estábamos estableciéndonos en nuestra habitación, llamaron a la puerta.

―Hope, ¿puedes responder, por favor?―pregunté.

―Puedo hacerlo yo, San―intervino Brittany.

―No, Britt-Britt. Deja que lo haga ella―sonreí.

―¿Qué hiciste?―cuestionó, entrecerrándome los ojos.

―Nada.

Hope abrió la puerta y chilló cuando vio a Cenicienta ahí de pie.

―Hola, princesita. ¿Eres Hope?

―Sí.

Juro que ella estaba a punto de llorar.

―Soy Cenicienta. Es un placer conocerte. Estoy aquí para acompañarte a comer y luego pasar un tiempo contigo y enseñarte mi castillo―le tendió la mano.

Hope se quedó ahí, paralizada por un momento, luego se giró hacia mí y Brittany con la boca abierta, solo que no le salían las palabras.

―Ve con Cenicienta, Hope. Estaremos justo detrás―le di una sonrisa.

Tome la mano de Brittany y mientras las seguíamos por el pasillo, susurró en mi oreja:

―¿Cómo demonios lograste eso? Oh Dios mío. ¿Viste la mirada en su rostro?

―Hice un par de llamadas. No fue gran cosa. Y sí, por un minuto pensé que iba a desmallare.

―¿Cuánto de costó?

―No quieres saberlo, Britt-Britt. No quieres saberlo.

Me rodeó con un brazo y me besó en la mejilla. No había precio demasiado alto por la felicidad de mis chicas.



Tuvimos una comida privada con Cenicienta y, después, nos mostró su castillo.

Fue un viaje maravilloso y mereció la pena cada penique gastado.




Tres Meses Después…


Las Navidades habían llegado y habían pasado, y fueron las mejores Navidades que he pasado en toda mi vida.

Había llegado la primavera y hoy era el cumpleaños de Brittany.

―¿Dónde vamos?―preguntó mientras nos sentábamos en la parte de atrás de la limusina.

―Lo verás cuando lleguemos ahí―llevé su mano a mis labios y le di un beso.

Will estacionó en 110 E. 64th Street y Brittany miró por la ventana.

―¿Qué estamos haciendo aquí?

―Ya lo verás―sonreí mientras tomaba su mano y los tres salíamos de la limusina.

Atravesamos las puertas de hierro forjado negras y las hermosas puertas de cristal que conducen a la casa de seiscientos metros cuadrados.

―Vaya. Eso es hermoso. ¿Quién vive aquí?―preguntó Brittany mientras miraba el vestíbulo.

―Estoy esperando que lo hagamos nosotras. Las tres.

Se rio y frunció el ceño.

―¿Qué quieres decir, San?

―Feliz cumpleaños, Britt-Britt.

Su expresión se tornó en sorpresa mientras me miraba. Le sujeté ambas manos.

―Te amo muchísimo, Brittany, y quiero que este sea nuestro hogar. Pero solo si te gusta. Vamos, he estado muriendo por enseñarte este lugar.

―San, no sé qué decir.

―Mami, mira esto. ¡Tiene un ascensor!―exclamó Hope.

―Estaré justo ahí bebé.


Le enseñé a Brittany la casa de seis habitaciones.

La expresión de su rostro me llenó de felicidad cuando entraba en cada habitación.

Hope corrió por la casa como si ya lo hubiese convertido en su castillo.

―¿Te gusta, Britt?

―Me encanta, Sanny―me rodeó con los brazos y me dio un fuerte abrazo―¡Te amo! No puedo creer que hicieses esto.

―¿Eso significa que aceptarás vivir aquí?

―Sí. Sí. ¡Sí!―respondió con entusiasmo.

Me incliné y choqué la mano con Hope. Brittany nos miró con los ojos entrecerrados.

―¿Ella ya sabía esto?

―Sí, Mami, lo sabía. San me trajo aquí el otro día. ¡Me explicó que si decías que te gustaba, entonces eso significaba que tenía que cambiar de escuela, lo que me parece bien! Me encanta esta casa. Ya elegí habitación.

―Es perfecto, San.

Lauren, la corredora de bienes raíces, entró en la casa y me sonrió.

―¿Y bien, señorita López?

―Le encanta, Lauren. Realmente le encanta.

―Excelente. Todo lo que necesito es su firma en esta línea y la casa será suya.

Tomé los papeles y los firmé sobre la barra de la cocina.

―Bienvenidos a su nueva casa.



Más tarde ese día, tenía otra sorpresa para Brittany.

Dejamos a Hope en casa de sus padres y luego la llevé a la planta superior del Empire State Building.

―¿Por qué estamos aquí de nuevo?―preguntó Brittany.

―¿Por qué tienes que hacer tantas preguntas? Solo sígueme la corriente, Britt. Solo sígueme la corriente.


Cuando salimos del ascensor, llevé a Brittany a la esquina para mirar la ciudad intensamente iluminada.

―Es tan hermoso desde aquí arriba―comentó.

―No tan hermoso como tú―busqué en mi bolsillo y mantuve la pequeña caja azul detrás de la espalda―¿Crees en las almas gemelas, Britt?―cuestioné.

―Sí. Tú eres mi alma gemela, Sanny.

Tomé su mano.

―Porque fue amor a primera vista cuando te vi. Nunca había visto a una mujer más hermosa en toda mi vida. Eres mi alma gemela y eres la única persona con la que tengo pensado pasar el resto de mi vida.

―Oh, San―empezaron a llenársele los ojos de lágrimas.

―Te amo tanto, Britt-Britt. Nunca supe que era posible amar tanto a alguien. Abriste una parte de mí que nunca supe que existía, y te lo agradezco. Tú y Hope hicieron mi vida completa y tú me completaste. Tú, Brittany Pierce, eres el aire que respiro. Sin ti no podría respirar―me puse sobre una rodilla y extendí la caja frente a ella.

Se puso a mano derecha sobre la boca y estiró la izquierda.

―¿Te casarás conmigo Brittany?

En este momento, las lágrimas le caían por el rostro y asintió.

―¿Eso es un sí?―bromeé.

―SÍ, San. Sí, me casaré contigo.

Deslicé el anillo de oro blanco de dos kilates en su dedo y me levanté, abrazándola lo más apretadamente que pude.

―Te amo muchísimo y prometo darte el mundo.

―Yo también te amo, y ya me has dado el mundo, San.

Los clientes del piso de arriba empezaron a aplaudir y a felicitarnos mientras entrábamos en el ascensor.

Capitulo 51 - Último

Era una tarde perfecta de septiembre.

No solo por el tiempo sino porque también era mi día de boda.

Estos seis meses pasados fueron extremadamente ocupados con mudarnos en la nueva casa, diseñar un vestido de boda y planificar la boda perfecta.

―¿Estás emocionada?―preguntó Marley mientras fijaba mi velo.

―Solo un poco. Solo piensa, vas a hacer esto también en menos de un año.

―Lo sé. No puedo esperar. Se trata del tiempo que necesita Kitty para tener el sentido común y proponerse.

Mi mamá entró en la habitación con Hope y sus ojos estaban llenos de lágrimas.

―Mamá. No lo hagas. No puedes desmoronarte en el día de mi boda.

Caminó hasta mí y tomó mi mano.

―Estas son lágrimas de felicidad y eres mi hija y puedo llorar si quiero hacerlo―sonríe.

April, la planificadora de la boda, entró y nos dijo que era tiempo de empezar a alinearnos para la ceremonia.

Íbamos a tener una ceremonia al atardecer y la recepción en Lighthouse de Chelsea Piers, la cual incluía más de quinientos invitados.

Cuando estaba de pie detrás de las puertas al final de la alfombra blanca, Nick me apretó la mano.

―Es una buena chica Britty.

―Sé que lo es―apoyé mi cabeza en su hombro.

La música empezó tocar y Nick me llevó por la sala hacia mi futura esposa.

Era la única persona que miré cuando hice lentamente mi camino hacia ella. Se veía tan guapa y sexi en su vestido blanco y no podía esperar para volverme su esposa.

―Te ves tan guapa me susurró cuando tomó mi mano de la de Nick.

―Tú también.



La ceremonia fue perfecta, hasta con Hope entregándole a Santana mi anillo de boda.



Una vez la ceremonia hubo terminado, nos dirigimos hacia la recepción, donde recibimos a nuestros invitados, bebimos, comimos excelente comida y bailamos toda la noche.

Cuando estábamos hablando con Quinn y Rachel, Hope llegó y tiró del traje de Santana.

―¿Qué pasa cariño?―preguntó mientras se agachaba.

―Tengo una pregunta.

―Bien. Dispara.

―¿Ahora puedo llamarte mamá en vez de San?

Tragué y Rachel colocó su mano en mi hombro.

―Nada me gustaría más que me llamaras mamá, Hope―la atrajo en un abrazo mientras me miraba con lágrimas en los ojos.

Rachel y yo nos limpiamos las lágrimas que bajaban por nuestros rostros.

Hope rompió su abrazo y puso sus manos en cada lado de su cara.

―Te quiero mamá.

―Yo también te quiero cariño―la levantó y la abrazo fuerte contra ella.

―Mami, ¿por qué estás llorando?―preguntó.

―Solo porque estoy muy feliz, Hope. Por esto.

―Yo también. Somos una familia ahora.





Santana y yo pasamos nuestra luna de miel en Hawái.

Mientras estábamos en la playa, disfrutando del sol y sorbiendo cocteles con fruta, el me miró detenidamente.

―Creo que quiero un niño, Britt.

―¿Ehh?―la miré pasmada―Creo que has bebido demasiado―me reí.

―Estoy hablando en serio. Creo que deberíamos darle a Hope un hermano.

―¿Ahora? Hemos estado casadas tres días cariño.

―Lo sé. Pero piensa en ello. ¿Cuán maravilloso sería tener un bebé en la casa?

―Creo que sería maravilloso, pero no estoy preparada aun para tener otro bebé.

Dejo salir un suspiro de alivio.

―Está bien. Yo tampoco. Solo estaba intentando ver cómo te sentías en cuanto a ello. Vi como mirabas las ropas de bebé en aquella tienda ayer.

―San, me encanta la ropa de bebés, pero no quiere decir que estoy buscando tener uno ahora.

Inclinó su cabeza y me besó.

―Prométeme una cosa.

―Cualquier cosa.

―Que podemos tener uno dentro de un par de años.

―Suena perfecto―sonreí mientras continuaba con el beso.

Epílogo

―¡Mamá, mami, llegó!―Hope entró corriendo en la casa moviendo un sobre en el aire.

―¡Ábrelo!―exclamé.

Rompió el sobre al abrir y sacó la hoja de papel doblado.

―¡He entrado!―saltó arriba y abajo.

―Sabíamos que lo harías cariño―Brittany la abrazó.

―Felicidades Hope.

―Gracias mamá. No puedo creer que realmente voy a estudiar en Parson el siguiente otoño.

―Tienes el talento de tu mami cariño. No dudamos ni por un segundo que te iban a aceptar.

―Tengo que ir a llamar a Graham. Las veré más tarde.

Brittany caminó y envolvió sus brazos alrededor de mí.

―Soy tan feliz que se quede en Nueva York.

―Yo también. Y ¿quién es Graham?―pregunté.

―Su nuevo novio.

―¿Desde cuándo? ¿Qué paso con Jace?

―¿Dónde has estado San? Jace era el novio de ayer. Graham es el de hoy―se rio.

―¿Por qué no he conocido a este chico aún?

―Todo a su tiempo, cariño.

―Sabes que no me gusta que Hope se vea con todos estos chicos.

―Bueno, mejor pasa del tema porque igual lo tendrás que atravesar con tus otras dos hijas.

Suspiré.

―Nunca me acostumbraré a ello, Britt.

Y esta era mi vida.

La línea de ropa de Brittany se había lanzado y se había expandido desde mujeres y niñas hasta una línea para hombres y niños. Su carrera rápidamente había arrancado y estaba muy orgullosa de ella.

La parte de la revista de la empresa estaba aún en top y estaba orgullosa de decir que había tenido la misma AP desde que había reemplazado a Brittany.

Hace diez años, nunca me habría imaginado felizmente casada con la mujer de mis sueños y la mamá de tres increíblemente guapas hijas, las cuales se parecían a su mami.

Hope tenía ahora diecisiete años, Susan tenía ocho y Marie tenía seis.

Brittany había llevado en su vientre a Susan, pero con mis óvulos y Marie había estado en mi vientre, pero con los óvulos de mi rubia esposa.

Nuestra perfecta familia de cinco miembros era completa.

El día que Brittany derramó café sobre mí en Starbucks fue el día que cambió mi vida para siempre.

Un día que no cambiaría por nada en el mundo.

Entré en la cocina, donde Brittany estaba cocinando la cena con Emma, quien por fin había aceptado tener una relación con Will. Susan y Marie llegaron corriendo peleando una con la otra.

―Eres idiota―le dijo Marie a Susan.

―Tú eres idiota―replicó Susan.

―Chicas, nadie es idiota y esto no es bonito.

Las dos corrieron a mi alrededor intentando atrapar la una a otra.

Hope entró y se metió en ello persiguiendo a las otras dos chicas alrededor de la cocina y después le preguntó a Brittany si podría entrar en control de natalidad.

Casi tengo un ataque de corazón.

Entre las dos chicas más jóvenes corriendo alrededor gritando y Hope deseando estar en control de natalidad, Brittany se dio cuenta de mi nivel de estrés subiendo hasta el techo.

Caminó hasta mí, envolviendo sus brazos a mi alrededor y suspiró.

―Estoy embarazada San.

Le sonreí mientras la abrazaba. Hace dos meses habíamos intentado nuevamente que ella llevara el bebé en su vientre, pero con mis óvulos.

Y ahí lo tienes.

Mi loca familia de cinco miembros iba a cambiar a una perfectamente loca familia de seis.

Por el lado bueno, tal vez este va ser un chico.