FanFic Brittana: La Granja (Adaptada) Epílogo

Capitulo 26

Salió en una mañana tan oscura como la noche.

Al salir del porche, la lluvia comenzó, hojas sesgadas en forma de bolitas como agujas, ominosamente frío. Entrecerró los ojos en la turbia bruma.

No lluvia, granizo.

―Oh Dios―murmuró, corriendo a su camioneta.

Una granizada podría dañar los brotes de los tallos de maíz, cortar el heno en el suelo, y dañar las nuevas hojas de las plantas de soja.

Una tormenta como esta podría tomar todos los cultivos con ello.

Arrancando la unidad, golpeó en la superficie de grava y hacía el sucio tractor del camino que bordea el más grande de sus campos. En línea recta, las cuadradas ventanas en el establo de vacas brillaban como imperturbables ojos amarillos en una cortina de negro.

Se detuvo tan cerca de la puerta como pudo y saltó. Puck estaba dentro, viendo a la ordeña de la mañana. El grueso de la manada estaba bajo la cubierta, dejando sólo las vaquillas, que no darían leche hasta que hubieran parido, y las vacas secas fuera en los pastizales.

Hizo girar las vacas lecheras sobre sus catorce pastizales cada doce horas, pero las no lecheras estaban dispersas en media docena de diferentes pastizales.

―¿Esta Rory aquí? Parece que vamos a tener peor clima antes de que esto termine, y tenemos que traer al resto dentro.

―Él acaba de salir―Puck dijo, quitando hábilmente los tubos de succión de una vaca y moviendo la máquina de ordeñar a la siguiente vaca en la línea.

Él lavó bajo las ubres de la vaca que acababa de terminar de ordeñar, limpió la siguiente, y colocó las líneas de succión.

―Iré a ayudarlo.

Puck no necesitaba su ayuda, él podía hacer todo el granero casi tan rápido como los dos juntos.

―Por qué no dejas que lo haga yo, Brittany. No tiene ningún sentido que te empapes ahí.

―Está bien. Tengo que comprobar en las vaquillas de todos modos―agarró un impermeable de un gancho junto a la puerta y un cubo de alimento de un estante cercano.

Justo ahora un poco de feo tiempo convenía a su estado de ánimo muy bien. Tal vez la lluvia helada podría refrescarla suficiente hasta que pudiera pensar con claridad.

―Encárgate de esto. Volveré después de echarle a Rory una mano.

―Está bien, pero ten cuidado de los árboles. Después de toda esta sequía, las raíces van a estar sueltas. Más de unas pocas estarán cayéndose.

―Lo tendré. Gracias―se aventuró en la tormenta, y la ferocidad le quitó el aliento.

El viento aullaba, y las bolas de granizo del tamaño de canicas golpeaban su espalda y los hombros. Se ató la cubierta impermeable firmemente debajo de la barbilla y corrió hacia el pastizal, donde las vacas secas habían sido dejadas al forraje.

A medida que se acercaba a la gran valla metálica del pastizal, captó los destellos de rojo y finalmente distinguió a Rory, doblado en el viento para mantener el equilibrio sobre la tierra resbaladiza, fangosa, viniendo de la otra dirección.

Lo que había sido una quebrada seca el día anterior era ahora una pendiente resbaladiza.

―Voy a la puerta―gritó, ahuecando las manos alrededor de su boca cuando estuvo lo suficientemente cerca como para ser escuchada―Vamos a meterlas en el pequeño granero.

Viéndose de cara blanca y fantasmal en la antinatural penumbra, Rory gritó:

―La tormenta las puso todas irritadas. Me temo que se van a dispersar si les dejamos salir de aquí.

―La probabilidad tendremos que tomar―liberó la cadena en la puerta―Con suerte, estarán bastante secas y seguras que correr alrededor aquí afuera en este lío―abrió la puerta, tirando de par en par, y balanceó el cubo de alimento en un arco grande, con la esperanza de captar la atención de las vacas más cercanas.

Cuando se centraron en el familiar objeto, comenzó a conducirlas al granero, mientras que Rory juntaba a las vagabundas de nuevo en línea.

Los animales, agitados y asustados, deambulaban por delante de ella en un grupo inquieto.

El granero significa alimento, agua y calor, y por suerte, eso fue suficiente para mantenerlas a todas en movimiento constante hacia la seguridad.

Dentro de la extensión L del granero principal de ordeña, dos largas filas de casillas abiertas extendidas a la longitud del edificio. Ella y Rory ataron las vacas en los grandes anillos montados en las paredes, paja bifurcada para el lecho, y palas de alimento en los cubos.

Mientras trabajaban, el retumbar desigual del granizo en el techo continuó.

―Si la lluvia sigue de esta manera, va a ser más perjudicial que el calor.

―Seguro espero que no―Rory dijo―Tenemos suficientes problemas que preocuparnos con la gente del petróleo. No necesitamos más problemas del clima también.

La vehemencia en su tono fue sorprendente, pero probablemente él se hacía eco de los sentimientos de muchos de los locales.

En poco tiempo, Santana y NorthAm serían culpados de todo lo que saliera mal en todo el condado.

Reprimió inmediatamente su deseo de defender a Santana.

―Esperemos que esto termine pronto.

Ten cuidado con lo que deseas. Ese parece ser el mensaje del día, posiblemente durante toda tu vida.

Había deseado un amor propio, un romance para toda la vida, y cuando conoció a Santana, había pensado que lo tenía. Había girado visiones del futuro para las dos que incluía todo lo que siempre había deseado, la granja, el reto de volverse orgánica, una vida para hacer, todo ello abrigado dentro de una envoltura de amor y pasión.

Y ahora se enfrentaba a la realidad de que su padrastro, un hombre que nunca había amado profundamente, pero había dependido y confiado como un papá, había utilizado ese sueño y su amor muy real por Santana para manipular su vida. Y continuó traicionándola mucho tiempo después.

Cortó el hilo de la paca en el último haz de paja y deslizó su cuchillo atrás en el bolsillo de sus jeans. Arrojó puñados de paja en la última casilla, pensando en Ray y lo que había hecho.

¿Por qué?

¿Qué había ganado él realmente manteniéndola a ella y a Santana separadas?

Él consiguió que volviera a casa donde ella proporcionó el trabajo gratis, pero lo habría hecho de todos modos si él le hubiera dicho que no podía llevar la granja sin ella.

Habría venido a casa, habría sacrificado sus planes de ir a la universidad durante todo el tiempo que tomara en conseguir la granja sobre una base sólida, pero él no había dicho eso.

Él no le había dicho nada de nada. Entonces por qué, se estremeció en su camisa y pantalón empapado por la lluvia.

Tenía frío, pero el frío que se apoderó de ella no tenía nada que ver con el clima.

¿Qué había dicho Santana?

¿Qué todo el mundo en el condado hubieran escuchado que ella había seducido a Santana y su papá la habría chantajeado?

No, eso no puede ser cierto, ¿verdad?

Ray no habría hecho eso.

―¿Puedes manejar las cosas, Rory?

―Claro, Britt―Rory se enderezó, su rostro ansioso―Cualquier cosa que necesites. En cualquier momento.

―Gracias por venir aquí tan temprano hoy, fuiste de gran ayuda―se apresuró a la esquina más alejada del granero en la que por lo general tenía buena suerte en conseguir una señal de celular y sacó la tarjeta de Santana, que había agarrado en el Grange y metido en su cartera y marcó el número de la morena.

La llamada fue directamente al buzón de voz. Desconecto la llamada sin dejar un mensaje.

Esto no era algo que quería hablar por teléfono.

―¿Está todo bien, Britt?―Rory dijo desde unos pocos pies de distancia.

―¿Qué?―saltó. Él había conseguido acercarse sin que ella lo supiera y no era propio de ella. Sacudió la cabeza y forzó una sonrisa―Oh sí. Todo está bien―hizo un gesto hacia las puertas abiertas y el constante golpeteo de agua que levantaba fangosas mini-fuentes en todo el patio exterior―Esta maldita tormenta. Voy a tener que mantener un ojo en el riachuelo, si conseguimos mucho más de esto, se va a inundar.

―Tengo el todo terreno aquí. Voy a echar un vistazo alrededor en un par de horas. Asegurar que ninguno de los árboles se caiga y reforzarlos.

―No te quiero afuera en la tormenta. Si uno de esos árboles se cae, no quiero que quedes atrapado debajo de eso.

―Voy a estar bien, Britt―él se sonrojó y metió las manos en los bolsillos―¿Cuándo imaginas que esas personas del petróleo estarán acabando en tu colina?

―Oh, pronto, creo―sonrió―Bueno, gracias de nuevo. Te veré más tarde.

―Claro, Britt. Si me necesitas para volver a salir por algo, sólo llámame.

―Lo haré―se precipitó a través del patio empapado hacia el granero principal, pensando en la tarjeta de Santana en su bolsillo y las preguntas que tenía que hacer.

Nadie podía ayudarla con lo que realmente necesitaba.

Iba a tener que hacer eso por sí misma.






Había esperado a que Brittany saliera antes de marcharse, como había prometido.

Había estado junto a la ventana y vio la camioneta de la rubia arrancar por el camino y meterse a través de los campos hacia el granero. La había perdido de vista entre la bruma de granizo y la lluvia después de un minuto, y no tenía ninguna excusa para quedarse.

Encontró sus botas, se los puso, y contemplo la maraña de sábanas y almohadas en la cama.

Dejó todo como estaba, decidiendo que no quería borrar su presencia, a pesar de que Brittany probablemente quería.

La rubia parecía a punto de borrar todo, pasado, presente y futuro.

En cierto modo, lo entendía.

Ahora que había puesto el pasado en palabras para Brittany, se vio obligada a mirar a través de la lente del tiempo.

En aquel entonces, había tenido sólo su propia perspectiva, como la rubia había tenido la suya. Habían experimentado los mismos hechos de manera muy diferente, y eso era mayormente su culpa.

Supuso en cierto modo, Brittany tenía razón, ella había tomado el curso más fácil, no había desafiado a su papá, no le había dado una opción, y en todos los años que siguieron, no había le dado la satisfacción de saber todos los detalles.

No negó sus razones, no había querido a Brittany arrastrada a alguna exhibición pública por Ray o su papá.

Y no había exagerado lo que su papá habría hecho si Ray les amenazaba. Para él, el nombre de la familia era sinónimo de poder, influencia, y siempre llegar a la cima, y él haría cualquier cosa para ganar.

No había querido que rubia fuera una víctima de esa guerra, y no lo había querido para sí misma, tampoco.

Si ella fuera Brittany, estaría enojada y desconfiada también. Y la situación actual sólo haría las cosas peor.

Si volvía a la vida de su rubia por ninguna otra razón que la de decirle toda la verdad sobre el pasado y admitir lo que no había estado dispuesta a reconocer a sí misma, que nunca había sido feliz un solo día de su vida después de dejar el lago ese verano, tal vez podría haber seguido adelante.

En cambio, había reapareció como representante de Northam, una amenaza potencial, sino un enemigo declarado.

No es de extrañar que Brittany no pudiera clasificar las cosas. No había estado haciendo un buen trabajo de eso ella misma.

Bajó las escaleras, cerró la puerta con cuidado detrás de ella, y se dirigió a través de la lluvia torrencial a la SUV.

Había venido aquí para hacer un trabajo, y por mucho que odiaba admitirlo, su papá había tenido razón. Había dejado que lo personal nublara su juicio profesional, y en el proceso, había dañado su incipiente relación con Brittany y no había sido particularmente un buen representante de la empresa, tampoco.

Eso podría cambiarlo, por lo menos. Y entonces tal vez tendría la oportunidad de reparar su relación con su rubia.


Conduciendo con una sola mano por los vacíos caminos del condado, trató de conseguir a Kitty en su teléfono celular. Las señales fluctuaban en un buen día, y ella no tenía nada hoy.

Cuando llegó a un cruce de caminos, dudó antes de girar a la derecha y dirigirse a Cambridge. En cambio, giró a la izquierda. Una buena cosa acerca de tratar con los agricultores, es que ellos siempre se levantaban temprano.





La casa estaba extrañamente en silencio cuando regreso a cambiarse en algo seco.

La SUV de Santana se había ido, e ignoró el inesperado dolor de la ausencia de Santana cavando dentro de ella.

Puso la cafetera a hervir, subió las escaleras, y se desnudo en el baño. Caminó a la cómoda en el dormitorio contiguo, vio la cama en el espejo.

La imagen de Santana brilló en la claridad del cristal.

Por primera vez en su vida, el recuerdo de la joven morena no eclipso el presente.

Tenía un nuevo recuerdo ahora, uno de una poderosa, hermosa, devastadora mujer.

Se giró a la cama deshecha, y el recuerdo no se desvaneció. El contorno del cuerpo de Santana estirado encima de ella, a su lado, debajo de ella, era tan agudo como el deseo atenazando en sus profundidades.

El olor y sabor de ella eran tan potentes como lo habían sido cuando estaban en el interior una de la otra. Su piel vibró con la sensación de las manos de Santana moviéndose sobre ella.

Sufría por el esplendor frío, sedoso de la boca de Santana en su carne.

Santana López no era ningún recuerdo. Era una presencia viva estampada en cada una de sus células.

―Genial―murmuró―Simplemente genial.

Se puso unos jeans y una camiseta y bajó a terminar de hacer el té.

Sentándose en la mesa de la cocina, hizo una llamada. Si conocía a Rachel, ya estaría levantada ahora.

―¿Hola?―Rachel dijo.

―Rach, es Brittany. Siento molestarte tan temprano, pero tengo que hablar contigo acerca de la situación con NorthAm.

―Está bien, yo iba a llamarte también. He estado revisando los papeles y he encontrado algunas cosas que parecen extrañas―Rachel murmuró algo que no pudo oír, probablemente para Quinn, y luego regreso con claridad―Dime por qué has llamado primero.

―San me dijo que su papá planea enviar a su equipo legal hasta cerrar los contratos restantes. Yo quería que lo supieras de inmediato.

―¿Dijo cuándo?

―Pronto.

―Me gustaría tener mejores noticias―Rachel dijo―, Pero no creo que vayas a tener mucho margen de maniobra en estas negociaciones, Britt. Ray firmó algunos acuerdos bastante vinculantes. Incluso a pesar de que eres ahora su heredera, este tipo de cosas son difíciles de revertir. Desde luego podemos tratar, y estoy dispuesta a hacerlo, pero tienes que saber que ir en ello podría ser caro, y no hay ninguna garantía.

Se apretó el puente de la nariz.

―Ese es mi dilema. No estoy siquiera segura de lo que siento por la perforación. NorthAm todavía está estudiando y examinando y se supone que debemos obtener más información pronto. De cualquier manera, sin embargo, me gustaría tener la opción una vez que toda la información este disponible.

―Totalmente entiendo y estoy de acuerdo contigo. Lo haremos lo mejor que podamos. ¿Ray nunca habló contigo acerca de esto?

―Ray no me habló de un montón de cosas.

―¿Qué está pasando?


Le dio lo básico de la historia que Santana le había dicho esa mañana, y cuando lo hizo, las vio a ambas de nuevo, jóvenes, inocentes, experimentando, y atrapada en un momento fuera del tiempo que estaba destinado a desaparecer.

―No puedo creer que Ray hiciera esto, o supongo que no quiero creer que haya hecho eso, pero Ray siempre era el tipo de persona que sentía que el fin justificaba los medios. Supongo que hizo que el tiempo también.

―No lo conozco―Rachel dijo―Y desde luego no tengo ningún deseo de defenderlo. Usarte de esa manera es inconcebible, y para seguir manteniéndolo en la oscuridad todo este tiempo tan mal. Eso debe haber sido muy duro para ti, y San también.

Cerró los ojos, no había sido la única lastimada.

―Sí.

―Hay algo realmente extraño en estos contratos también―Rachel dijo―Algunos de los oportunistas son relativamente recientes, pero el acuerdo original no lo es. Ray firmó estos derechos hace años, mucho antes de que NorthAm se moviera en tu área con toda su fuerza.

―¿Cuánto tiempo hace?

―Hace tiempo atrás como ese verano, Britt.

―Pero eso no tiene ningún sentido.

―Podría, si Ray no pensaba que estaba en realidad renunciando a nada sino estaba forzando a NorthAm en la compra de algo que nunca podrían usar.

―No te entiendo.

―Teniendo en cuenta lo que me acabas de decir, este acuerdo podría ser una recompensa bien camuflada―Rachel dijo en voz baja―Si Ray exigía el dinero del papá de San, pero podría demostrar que NorthAm le pagado por algo, legalmente estaría a salvo.

Las palabras de Santana regresaron con fuerza, y tenía la respuesta que estaba buscando.

―Quieres decir que Ray podría haber chantajeado al papá de San, pero ¿hacer que todo parezca una transacción?

―Es posible. He hecho un poco de investigación, y el precio pagado de NorthAm a Ray era el triple de los derechos de perforación en el noreste que estaban en ese momento.

―Cómo pudo haber sucedido―susurró.

―El dinero cambia de manos todo el tiempo bajo el aspecto de tratos comerciales legítimos por una gran cantidad de razones. Por avaricia, por poder, por influencia, y a veces sólo para preservar el status quo. Es feo, y cuando estás atrapado en medio como tú y San, es inmoral. Por desgracia, no es ilegal.

―¿Entonces por qué me siento tan sucia?

―No debes. Fuiste una víctima. Las dos lo son.

Se enderezó en su silla.

―Sé que tienes razón, pero me niego a ser víctima de nadie. Yo podría haber sido entonces, pero no voy a ser ahora.

―Me alegro. Y estoy aquí, no importa lo que decidas hacer.

―Gracias, Rach. Lo aprecio―dijo adiós y acunó su taza de té frío. Tomó un sorbo, tratando de digerir todo lo que había escuchado esa mañana.

Desentrañar el pasado era una tarea imposible, y tal vez una innecesaria.

Lo que importaba ahora era lo que iba a hacer. Y el primer paso era tratar con la mujer con la que había dormido la noche anterior, la mujer en su vida ahora, cuyo toque no dejaba de atormentarla.

Había querido decir lo que dijo a Rachel.

No iba a ser víctima nunca más, ni siquiera de su propio orgullo.

Capitulo 27

Capaz apenas de ver a través del diluvio, se arrastró por el sinuoso camino a la granja de Artie Abrams con los limpiaparabrisas tan aprisa como podían.

Redujo la velocidad al lado del laberíntico rancho de madera blanca, tratando de discernir si había alguien todavía. Desde la parte delantera del lugar parecía tranquilo, pero una ventana en el granero estaba encendida.

Cuando llegó al primero de media docena de graneros largos, bajos de vaca, ella se detuvo, saltó fuera y corrió a través del aguacero a las grandes puertas corredizas.

Tranquilizándose en el interior, se limpió la lluvia de los ojos y miró a su alrededor. Como había previsto, el granero era moderno y de aspecto caro.

Abrams, a diferencia de Brittany, criaba vacas para carne, y la mayor parte de su ganado robusto, con recubrimiento pesado estaba probablemente afuera en los pastizales.

Unas pocas vacas con jóvenes terneros ocupaban varias de las casillas. En el otro extremo de la construcción, un hombre en un impermeable amarillo horquillaba el heno en una carretilla.

Caminando por el pasillo central, dijo:

―Sr. Abrams, soy Santana López.

Abrams se apoyó en la horquilla y la vio acercarse, su gran florida cara evaluándola.

―No es una mañana para estar afuera.

Tiró de su camisa mojada lejos de los hombros.

―Estoy de acuerdo con usted ahí―se rió―Y puesto que estaba en el vecindario disfrutando el día, pensé en pasar. Siento llegar temprano.

―No hay problema. No puedo hacer mucho sino matar el tiempo hasta que la lluvia termine, de todos modos―colgó la horquilla en un gancho―¿Qué puedo hacer por ti?

―Tenía la esperanza de que podríamos discutir el proyecto de esquisto, encontrar un terreno neutral.

―No estoy seguro si hay alguno, pero por qué no vamos a la casa. Me vendría bien un poco de café. ¿Tú?

―Eso sería muy bienvenido―se encorvó bajo el corto voladizo exterior mientras él tuvo cuidado de cerrar el granero, y luego ambos corrieron a través del amplio camino a la puerta trasera del rancho.

Dentro de la gran cocina campestre con su estufa de leña, mesa de madera maciza de caballete que fácilmente asentaría a doce, y la estufa de calidad comercial con ocho quemadores, estampó el agua de sus botas y asintió a una castaña bajita friendo huevos y tocino en la cocina.

―Sólo voy a conseguir una camisa seca―Artie dijo y desapareció.

La castaña, que parecía tener más joven que Artie, le sonrió, su expresión interrogadora.

―Lo siento por interrumpir Artie no me dijo que estabas en medio del desayuno. Volveré más tarde…

―No hay necesidad de que te vayas a menos que no tangas hambre―la mujer dijo con una cálida sonrisa. Puso la espátula abajo, se secó las manos en un brillante colorido paño de cocina, y le tendió la mano―Soy Sugar Abrams Motta. La esposa de Artie.

―Santana López.

Su ceja se alzó.

―Ah. Me perdí la reunión Grange, uno de los niños estaba enfermo. Pero he escuchado hablar de ti.

―Estoy segura de que lo has hecho―sonrió irónicamente―Espero poder mejorar la impresión.

Sugar se rió.

―Oh, no hay necesidad de trabajar en eso. La mayoría de la gente dijo que eras respetuosa y parecías razonable. Grandes elogios.

―Bueno, entonces, estoy feliz.

Artie entró y le entregó una toalla de mano.

―Pensé que podría utilizar esto.

Secó su pelo y se secó las manos.

―Gracias. Escucha, realmente puedo regresar…

―Le dije a la Sra. López que tenía un montón de sobra―Sugar dijo.

―Siempre lo tienes―Artie hizo un gesto hacia la mesa―Siéntate. Si no tengo ayuda comiendo, sólo voy a hacer todo yo.

―Bien entonces, huele muy bien y me muero de hambre―había aprendido rápidamente que la negociación con la gente en el campo no se parecían a las salas de juntas juegos de poder.

Y había aprendido que la hora era crítica, fuerte armamento que los vecinos nunca manejaban. Así que ella tomaría las cosas al paso de Artie y disfrutaría de una comida hecha en casa.

Y tal vez por unos minutos no pensaría en Brittany.

El agujero de dolor en el estómago no era de hambre, y ninguna comida, sin importar qué tan buena, iba a llenarlo.

Sólo el perdón de Brittany y un poco de bienvenida en sus ojos lo harían.

Artie se sentó a la cabecera de la mesa grande de madera y se sentó junto a él. Sugar puso platos apilados con tocino, jamón, patatas, y huevos en el centro y se deslizó en una silla frente a ella.

Una adolescente que parecía demasiado grande para ser de Sugar y un chico que parecía tener unos nueve se les unieron.

La chica sonrió tímidamente a Santana y pasó el resto del desayuno leyendo en un dispositivo electrónico que apoyo en su plato.

El chico repiqueteo en pruebas acerca del béisbol en el campamento de verano.



Mayormente disfrutó de la conversación informal que mantuvo su mente fuera de Brittany por enteros segundos a la vez.

Cada vez que había una pausa en la conversación, estaba de vuelta en el dormitorio con su rubia a su lado, más cerca de lo que jamás había soñado estar con cualquiera.

La intimidad que habían compartido había sido nada parecido a lo que habían experimentado en su adolescencia.

Brittany era tan especial ahora como entonces, pero los momentos que habían compartido la noche anterior habían sido exaltados con la realidad de la pérdida y la maravilla del redescubrimiento.

Y luego la lluvia había llegado y lavado empezar de cero de nuevo, dejando un capítulo más para ser escrito.

Si sólo supiera por dónde empezar.

―¿Más café?―Sugar preguntó.

Se sacudió, dándose cuenta que Sugar le había hecho la misma pregunta unos segundos antes.

―Si, gracias. Lo siento.

Sugar sonrió suavemente.

―No necesitas disculparte. ¿Segura que no quieres más huevos?

―No, ya he comido mucho más allá de mi límite. Pero están tan buenos que tenía que hacerlo. ¿Puedo ayudarle a limpiar?

―Por supuesto que no―Sugar se rió―La última cosa que necesito es a ustedes dos en cualquier lugar alrededor, irrumpiendo mi sistema. Tomé su café y vaya a otra parte, los dos.

Artie se rió, pareciendo mortificado y un poco satisfecho siendo mandado por su esposa. Le hizo una señal para Santana para seguirlo, y cogió su taza de café y lo siguió a través del bellamente restaurado rancho a lo que tomó para ser la oficina de Artie.

La habitación con ventanas del piso al techo con vista al camino estaba alineada con estanterías en dos paredes y lucía un bar moderno en una esquina y un gran escritorio de roble dominaba el centro de la habitación.

Artie hizo un gesto a la silla de capitán de aspecto cómodo en frente del escritorio mientras se sentaba detrás de él.

Se sentó, cruzó las piernas, y equilibro la taza de café en la rodilla. Abrams había cerrado la puerta detrás de ellos.

Tal vez sus acuerdos comerciales eran algo que no discutía con su esposa, en general, o tal vez esta plática era algo que particularmente deseaba mantener en privado.

Lo miró fijamente, esperando a que él abriera la conversación.

Él tomó su café y la estudió a su vez. Finalmente, dijo:

―Me imagino que las cosas serían mucho más fáciles para usted y su empresa si tuviera el apoyo de los grandes propietarios de tierras.

―Siempre es agradable para la gente local estar detrás de nosotros. Es importante para NorthAm que no estemos perturbando la vida o las condiciones de vida de la comunidad.

―Supongo que las cosas han sido un poco inestables de empezar.

No dijo nada.

Él iba en algún sitio y se imaginó que simplemente le dejaría llegar ahí.

―Cuándo espera estar terminando con sus evaluaciones, ¿arriba en lo de Brittany y en otros lugares?

―No debería tomar mucho. Parte del trabajo inicial fue realizado por el equipo de avanzada. Estamos haciendo progresos en la parcela Emma y casi terminado en el de Brittany. Va a ser otra semana antes de que pueda identificar las áreas más probables para la perforación productiva.

―¿Todavía viendo en nuestros tres lugares?

Sonrió.

―Bueno, no estoy realmente mirando al suyo aún, ya que no me ha dado permiso.

Abrams tomó un sorbo de café y dejó la taza sobre un posavasos de piedra. Se recostó en el sillón de cuero detrás de su gran escritorio de roble, viéndose igual que todos los CEO con los que ella había tenido el placer de competir.

―Qué si te dijera que podría unir a la comunidad en torno a apoyar a NorthAm. Si empujó para aceptar lo que tengas que hacer por aquí, llevaría una gran cantidad de peso―sonrió―Podría incluso ser capaz de ayudar con los permisos que parecen estar colgados en las formalidades burocráticas en alguna parte.

Artie tenía influencia, al parecer. Como uno de los terratenientes más grandes del condado, eso no fue una sorpresa.

Asintió y sonrió amablemente.

―Bueno, ciertamente ese apoyo sería bienvenido.

Él esbozó una sonrisa.

Esperó, no estaba a punto de hacer la oferta.

―El doble del precio por acre por los derechos de perforación―Artie dijo.

―Eso asume que incluso quiero taladrar aquí.

―Usted firma el acuerdo preliminar, puede traer sus equipos aquí y perforar cuantos agujeros necesites―Artie se encogió de hombros―Estoy apostando que encontrará lo que desea.

―¿Qué hay de sus preocupaciones por el agua y el ganado?

―Es por eso que tengo un seguro.

Su oferta de venta de sus derechos a un precio excesivo no era sorprendente. Él no era el primer propietario en ofrecer por lo que esperaba que fuera un mejor trato que sus vecinos habían negociado.

Estaba autorizada a pagar lo que ella quería por los derechos, usando su mejor criterio en cuanto al potencial valor.

La tierra de Abrams limitaba la mitad de Brittany, y con sus derechos garantizados, ella probablemente podría evitar la perforación directa en la granja de Brittany.



Nombró una cifra un poco debajo de su límite superior. Él aparento pensar en ello, entonces contrarresto superior como ella había esperado que lo hiciera.

Fueron ida y vuelta varias veces hasta que se cansó de la disputa.

―Eso es lo mejor que puedo hacer. Si tengo que hacerlo, taladraré en otro lugar y establecer cargas para abrir las vetas que agotarán tu gas sin tocar una pulgada de tu tierra.

―Creo que ese precio va a funcionar―él dijo finalmente, un fuerte brillo en sus ojos.

Estaba agradecida de que había tomado el desayuno primero. Tenía la sensación de que estaría pasando hambre en caso contrario.

Abrams había resistido y ella no lo culpaba, pero él estaba equivocado al pensar que ella podía ser presionada a hacer un mal negocio. No podía ser presionada si estaba dispuesta a alejarse, y ella siempre estaba.

―Voy a tener los abogados redactando el papeleo. Me gustaría mover mi equipo en cuanto tengamos un acuerdo firmado. Eso tomará un par de días.

―De acuerdo―Abrams dijo.

―Mientras tanto, voy a hablar con el consejo de la ciudad y pedir al Presidente de la Grange para convocar a otra reunión. Deberé ser capaz de diseñar nuestros planes entonces, y su apoyo vocal será apreciado.

―Lo tendrá―Artie dijo.

―¿No creo que sepa algo sobre el robo en mi campamento de construcción anoche?

Las cejas de Abrams se dibujaron hacia abajo.

―¿Debería?

―Bueno, se me ocurrió que algunos de sus conocidos podrían haber estado un poco ansiosos por ver que cambiemos de opinión sobre el establecer operaciones aquí.

―Si me hubiera enterado de algo así, le habría puesto término. Incluso si yo estaba totalmente en contra de que estés aquí, no apoyo ese tipo de actividad.

―Bastante justo―no estaba segura de creerle, a pesar de que su juego final aparentemente había sido vender sus derechos, sólo por más dinero que los demás.

Él obviamente había agitado la resistencia para hacer su eventual apoyo más crítico.

No era un nuevo juego, y ella había visto un montón. Aún así, podría estar diciendo la verdad y el robo no era más que algunos de los locales en busca de un resultado fácil.

Se levantó y dejó la taza sobre el escritorio.

―Agradezca a su esposa por el café y el desayuno. Fue excelente.

Abrams se puso de pie.

―Se lo diré a ella.

―Deberá tener el papeleo a principios de la semana.

Él le tendió la mano.

―Un placer hacer negocios con usted, Sra. López.

―Estaré en contacto―estrechó la mano.

Negocios eran negocios, pero nunca confiaría en Artie Abrams.



La lluvia no había disminuido cuando dejó la granja de Abrams y se dirigió de nuevo a Cambridge.

Se puso detrás del B&B y tomó el elevador hasta su piso. Cuando se abrió la puerta, Kitty estaba esperando en el pasillo.

―Te vi llegar. No contestas el teléfono―Kitty dijo.

Levantó una mano.

―Traté―lanzó su teléfono a Kitty―Revisa el registro de llamadas tú misma.

―De verdad. ¿Crees que voy a hacer eso?―Kitty rió brevemente y le devolvió el teléfono―He estado tratando de localizarte incluso desde que esta tormenta estalló. Las carreteras ya están arruinadas. Casi conduje hacia Brittany para asegurarme de que estabas bien.

―¿Qué te hace pensar que es donde estaba?

―Debido a que no hay ningún lugar en que hayas estado. Marley ya revisó el remolque.

―Vamos, quiero salir de estas ropas mojadas―hizo un gesto a Kitty en su habitación, se quitó la camisa y los pantalones, y se puso una camiseta y jeans―Ya que mi paradero anoche no tiene nada que ver con el negocio, prefiero no entrar en ello.

―No te estoy preguntando―Kitty se apoyó contra la puerta cerrada―Pero tú eres mi negocio, y si vas a insistir en andar de granuja, voy a regresar a Nueva York. No puedo hacer mi trabajo así.

―Diablos, Kitty―murmuró―Necesito un poco de espacio en este momento. Es... complicado.

Kitty sonrió fugazmente.

―Estoy escuchando mucho de eso. Desde donde estoy parada, no se ve de esa manera. Tal vez tú y Brittany necesitan resolver los problemas de negocios primero para que puedas averiguar el resto de eso.

―Sí. Sobre eso, estoy trabajando en ello.


Le dijo a Kitty sobre Artie Abrams y el pendiente acuerdo de los derechos.

―Maldición. Debería haber imaginado ese ángulo antes―Kitty dijo―Todavía no lo excluyo como el que está detrás de los ataques.

―Yo tampoco. ¿Alguna noticia de la ley local?

―No. El sheriff cree que anoche fue simplemente vandalismo al azar, y la investigación golpe y fuga esta frío.

Suspiro.

―Bueno, esperemos que hayamos visto el final de esto.

―¿Te quedaras por un rato?

―Tengo que salir al campamento, ver en qué forma los archivos están. Pero primero tengo que hacer una llamada.

Le dirigió una larga mirada.

―Te dejaré en eso, entonces. Pero cuando estés lista para salir, estaré manejando. ¿De acuerdo?

―De acuerdo, y Kitty, gracias―esperó hasta que la puerta se cerró y luego realizó su llamada.

Milagrosamente no sólo había una señal, sino la llamada fue respondida en el segundo timbrazo.

―¿Hola?

―Brittany, soy yo.

Capitulo 28

Se situó en la ventana de la cocina, de espaldas a la estufa de leña, mirando la lluvia socavar zanjas en el camino y acumularse en charcos en los pastizales.

Cuando había verificado el riachuelo en su camino de regreso a la casa, ya había aumentado un par de pies, y las ramas rotas y otros escombros se arremolinaban en la turbia agua fangosa.

Si la tormenta se mantiene al ritmo que tenía las últimas horas, el riachuelo se desbordaría y los campos se inundarían. Ya, partes del camino parecían a punto de erosionarse.

Sus oraciones por la lluvia habían sido respondidas, pero Dios o alguien se reía.

—¿Brittany?—la voz de Santana era estática pero fuerte.

—Estoy aquí—dijo con cansancio—¿Regresaste bien?"

—Sí, bien. ¿Cómo están las cosas por ahí?"

—Están bien por ahora. Pregúntame de nuevo en doce horas—no había esperado que Santana llamara, no había sabido qué esperar.

Una parte de ella pensó que la había ahuyentado, que nunca volvería a verla, y esa parte de ella lloró por todo lo que habían compartido y por la pérdida de todos los momentos mágicos que podrían haber sido.

No podía negar, no quería negar, las horas que habían pasado tan profundamente una dentro de la otra que no había habido nada más, sin heridas del pasado, sin preguntas presentes, sin miedos futuros.

Y la otra parte de ella, la que quería apartarla y quería que se fuera, se resistía a los rápidos latidos de su corazón y el hormigueo que se inició en su garganta y se derramó a través de ella como una descarga eléctrica en el mero sonido de la voz de Santana.

Si le cerrara su corazón, estaría a salvo y su vida continuaría como lo había sido, dura pero gratificante, solitaria pero satisfactoria. Después de todo, no era más una adolescente, estaba más allá de tomar riesgos y desafiar el destino.

¿No era cierto?

—Creo que puede ser que te deba una disculpa.

—No puedo imaginar por qué.

—No maneje todo lo que me dijiste esta mañana muy bien. Me temo que mis sentimientos se interpusieron en el camino de mi juicio—pensó en las historias que se había dicho toda su vida, de quién era ella, quién era Santana, y quién era el culpable de escribir un final que rompió su corazón—Me equivoqué al poner todo en ti. Yo…

—No, no lo estabas. Lo arruiné. Mira, me dirijo hacia el campamento de construcción. Tengo que ir y hablar contigo.

—¿Hoy?—escaneó el cielo.

El sol era un recuerdo, enterrado detrás de una pared de densas nubes negras. El pluviómetro sujetado a un poste en el patio estaba llenándose rápidamente, y la lluvia no mostró signos de disminuir.

—Esa no es una gran idea. Estamos teniendo una pulgada por hora, tal vez más. Ese es el nivel de inundación, San, y el tipo de inundaciones repentinas que tenemos por aquí puede tomar un coche abajo bastante rápido.

—Tengo una gran SUV—Santana dijo con bravuconería que vino claramente en la línea—Pero voy a tener cuidado. ¿Puedo verte?

Debía decir que no, incluso si Santana estaba bastante loca como para viajar en esto, y por supuesto que estaba, debía decir que no hasta que tuviera más tiempo para absorber todo lo que había averiguado sobre Ray.

Hasta que pudiera encontrar una base sólida de nuevo.

—El terreno ha sido incluso sólido contigo.

—¿Qué?

Cuando limpió las nubes de desilusión, supo con absoluta certeza que nunca había estado más segura, más confiada y más dispuesta a asumir cualquier reto que cuando había estado con Santana.

Se había estado manejando muy bien por su cuenta, pero el mundo se había vuelto más pequeño y un poco oscuro.

—Hay algo que quiero hablar contigo también. Así que si puedes hacerlo, eres bienvenida a venir.

—Voy a estar ahí en una hora. ¿Necesitas algo?

Sonrió irónicamente.

Había un montón de cosas que necesitaba, pero nada que pudiera pedirle a Santana. El reescribir el pasado nunca fue una opción para nadie, y por fin había aceptado eso.

¿Para deshacer los acuerdos secretos que Ray había tenido con el papá de Santana?

No era culpa o problema de la morena para arreglarlo.

¿Para detener la lluvia antes de que los cultivos se inundaran?

Más allá de los poderes de nadie.

¿Para darle la fuerza para confiar de nuevo?

Sólo ella podía hacer eso.

—Sólo llega aquí a salvo—dijo y mientras hablaba, se dio cuenta de que era todo lo que realmente quería.

Quería a Santana.

—Sólo ten cuidado, San.





Envió un mensaje a Kitty que se iba, y para el momento en que llegó a la UV, la rubia estaba detrás del volante.

—He estado escuchando los informes del tiempo y del camino—Kitty dijo—Un par de pequeños caminos están ya cerrados, puentes derrumbados. Le dije a Marley que permaneciera en el remolque.

—¿Cómo van las cosas por ahí?

—Muchos de los chicos están fuera de la zona durante el fin de semana, por lo que sólo hay un equipo mínimo en el lugar. Además de estar mojados y aburridos, están bien.

—¿Marley?

—Seca y aburrida.

Se rió.

—Dile que le darán sueldo de riesgo.

—Huh. No estoy segura de que será suficiente. Ella está quejándose de no poder dormir, demasiado tranquilo.

—Las cosas han estado tranquilas. Tal vez podemos dejarla regresar.

—Tal vez—Kitty sonaba prudente mientras maniobraba cuidadosamente alrededor de una gran cantidad de ramas, hojas y trozos de basura esparcidos por la carretera—Estuve hablando con los dueños esta mañana. Dicen que este tipo de tormenta siempre acaba por derribar una gran cantidad de árboles, cortes de energía e inundaciones son comunes.

—Tenemos suficiente propano para hacer funcionar los generadores durante una semana si la energía se va. Con suerte, vamos a ser capaces de permanecer en la fecha prevista.

—Creo que los chicos van a estar conectados a tierra un rato.

—Tendré que estar ahí con ellos, si hay un problema, quiero tratar con eso.

Vaciló.

No tenía nada que ocultar, y Kitty no era del tipo para hacer suposiciones acerca de algo, incluyendo las relaciones.

Pero tenía la privacidad de Brittany a considerar. Ya la había decepcionado demasiadas veces, y no iba a continuar.

—Primero tengo que hablar con Brittany. Cuando lleguemos al campamento, voy a tomar el Jeep. Puedes quedarte la SUV en caso de que tú y Marley quieran irse.

Kitty giró la cabeza, y la miró con dureza.

—San, mirando por la ventana. ¿No puede esperar?

Sacudió la cabeza, su mirada fija en la de Kitty.

—Esto ya ha esperado quince años demasiado tiempo.

—No es mi asunto—Kitty dijo, volviéndose en el camino rural que conduce al sitio de trabajo—, Pero ¿por qué demonios has esperado todo este tiempo? Está bastante claro que todavía tienes sentimientos por ella.

—Me dije un montón de razones, la mayoría de los cuales eran honorables y totalmente heroicas. Pero la verdad es, me daba vergüenza enfrentarla. No la merecía entonces y no me la merezco ahora, pero si puedo averiguar qué hacer así que lo haré, yo quiero.

Kitty sacudió la cabeza, su risa corta y un poco amarga.

—No creo que el amor tiene mucho que ver con si lo mereces o no. Tal vez sólo tienes que tener la suerte de reconocerlo y no arruinarlo cuando se tiene la oportunidad.

—¿La voz de la experiencia?

—Algo así—Kitty le lanzó una sonrisa fugaz que era humor mezclado con un poco de dolor—Tú, sin embargo, tú siempre me llamaste la atención por ser muy afortunada.

—Creo que mi suerte se agotó el verano que perdí a Brittany. Desde entonces, realmente no me preocupaba cómo mis riesgos valían la pena.

—Bueno, espero que esta vez las probabilidades estén a tu favor.

—Gracias. ¿Hay algo más que tú y yo tengamos que resolver?

—Estaba considerando un duelo al amanecer, pero el tipo de clima puso fin a esa idea—Kitty concentrada en la carretera—Te diré lo que le dije a Brittany. Creo que es una gran mujer. Me ha gustado conocerla. Ella nunca sugirió que nos fuéramos a ninguna parte, así que estaré contenta si podemos ser amigas.

—Yo también—murmuró.

Esperaba que hubiera algo más que amistad, pero Brittany podría no estar de acuerdo.
 

Capitulo 29

—Hola—Brittany dijo, manteniendo la puerta lateral abierta—Entra.

—Estoy bastante mojada, tal vez debería dejar mis botas aquí afuera—dijo, sintiéndose incómoda de repente.

Al ver a Brittany de nuevo fue un puñetazo en el pecho. Incluso con preocupación en sus ojos, se veía hermosa, su pelo todavía húmedo, llevaba una sencilla camisa azul claro, gastados jeans de trabajo, y cálidos calcetines grises.

—No te preocupes por eso, todo está mojado—Brittany siguió su mirada hasta los pies y rió en voz baja—Sólo quítate todo dentro aquí. Tengo un fuego en la cocina, y te puedes secar un poco. ¿Quieres un café?

—Sí, podría utilizar un poco. Gracias.

Brittany retrocedió, aún frente a ella.

—Adelante, San. Es seguro.

Se dio cuenta de que aún estaba de pie en el porche, goteando sobre la alfombra que decía Bienvenido, esperando que realmente fuera.

Quería ver la calidez de la bienvenida en los ojos de Brittany más de lo que nunca había querido algo. Si pudiera tener sólo eso, estaría muy agradecida, incluso si añorara por más cada día de su vida.

—A menos que estés asustada—Brittany bromeó suavemente.

—Aterrorizada.

Brittany se rió, y sonriendo entró en la sala de estar, una gran habitación que daba a la parte delantera de la casa con una alfombra antigua con los colores de los campos cubriendo la mayor parte del piso de madera de anchura aleatoria, un par de grandes sofás, una chimenea que parecía que funcionaba en invierno pero estaba yerma ahora.

Vigas de madera tallada a mano enmarcaban el techo, coronando una habitación que hablaba de historia, de generaciones unidas con la tierra.

—Este lugar se parece a ti.

Los ojos de Brittany se abrieron un poco.

—Gracias. Se siente como yo, pero siempre parecía como una cosa divertida para pensar.

Se quitó el impermeable, lo puso en un perchero de hierro junto a la puerta y se quitó las botas de trabajo las puso en una bandeja junto a un par similar que debían haber sido de Brittany.

—No creo que lo sea.




—Bueno—dijo de repente sin saber qué hacer con sus manos o cualquier otra parte de ella.

Lo que quería hacer era agarrar a Santana por la pechera de la camisa, arrastrarla cerca y besarla hasta que la lluvia desapareciera y la única tormenta que supiera era la que hicieron arriba en su cama.

Santana era como la tierra para ella, viva y vibrante y poderosa, llenando un hambre tan antigua como su alma.

Y tenía la boca más besable del mundo.

Santana se le quedó mirando, como si leyera el deseo ardiendo debajo de su piel. Temerosa de moverse demasiado rápido, temerosa de lo que podría hacer si cesaba en su control, deslizó las palmas de las manos en los bolsillos traseros de sus jeans y se balanceó ligeramente en sus ridículamente poco sexy calcetines grises de trabajo.

Ahora no era el momento para estar pensando en escapar de su vida. Lo que necesitaba era conseguir establecer en el curso correcto.

—Deberíamos hablar.

Santana hizo una mueca.

—Ahora hay una declaración que nunca quieres escuchar de una mujer.

Se rió y se relajó un poco. Santana siempre parecía ser capaz de hacerla reír, incluso cuando estaba enfadada con ella.

—Sabes, a veces caminas una línea muy delgada.

Santana le lanzó una breve pero arrogante sonrisa.

—Lo sé. Esperaba que te pudiera gustar esto.

—Hay muchas cosas que me gustan de ti. Sólo deseo que no hubiera tantas cosas en el camino.

La expresión de Santana de repente se puso seria.

—Espero que pueda cambiar eso esta mañana, deshacer algunos de los equipajes... pasados y presentes.

—Está bien—dejó escapar un largo suspiro.

No estaba enfadada por más tiempo, y la ausencia del fuego oscuro que había sido un constante compañero durante demasiado tiempo era estimulante y un poco atemorizante.

Ahora entendía cómo una persona podría llegar a depender de la ira para dar algún tipo de sentido a la vida, pero eso no era lo que quería construir el resto sobre ella.

Vaciló y luego le tendió la mano.

—Ven conmigo. Estas goteando en el piso.

Santana tomó su mano y sin la más mínima pausa, su agarre firme pero suave.

Frotó el pulgar sobre la parte superior de la mano de la morena mientras la llevó por un camino sinuoso a través de la casa a la cocina. La subida sutil de los nudillos y los valles entre sus tendones le recordó el campo rodante a su alrededor, duradero e infinitamente hermoso.

La piel de Santana era cálida y ligeramente rugosa través de la palma. Ella no sólo manejaba las operaciones de perforación, entonces. Al parecer, hacía el trabajo duro también.


Cuando llegaron a la cocina, señaló la estufa de leña de hierro fundido.

—Un par de minutos enfrente de esto secará lo peor de eso. ¿Tienes hambre?

—No—Santana dijo, dando la espalda a la estufa—Tuve un gran desayuno con Artie Abrams no hace mucho.

Sorprendida, se detuvo de poner las tazas abajo del gabinete.

—¿Te reuniste con Artie esta mañana? ¿Después de que te fuiste de aquí?

—Sí—Santana se encogió—Estaba demasiado nerviosa para sentarme en el B&B y escuchar la lluvia. No podía tomar la moto para una carrera. Así que pensé que tomaría una carrera a Artie en cambio.

—¿Cómo te fue?—preguntó, más conflictiva de lo que había esperado estar.

En algún nivel fundamental, quería que Santana tuviera éxito simplemente porque era Santana. Y no le gustaba la idea de Artie haciendo el trabajo de la morena más difícil, lo cual por supuesto no tenía sentido, ya que Artie estaba esencialmente de pie para todo el mundo que no quería a NorthAm perforando en su condado.

Y eso la incluía, al menos, pensaba que lo hacía.

—Maldición.

—¿Qué?

—Oh nada. Sólo confundes mi cabeza.

Santana parecía irritantemente contenta.

—¿Lo siento?

Se rió.

—No importa. Eres una mentirosa horrible.

—Mi encuentro con Artie es parte de la razón por la que estoy aquí—Santana dijo.

Digiriendo la noticia, vertió el café en dos grandes tazas de cerámica y las llevó a la mesa. A pesar de que Santana había dicho que no tenía hambre, era bien pasado del mediodía, y sospechaba que no había almorzado.

Santana parecía cansada y exhausta, y ella tenía la imperiosa necesidad de borrar las sombras debajo de sus ojos. Si no podía hacer eso, al menos podía darle de comer.

Rápidamente formó un plato de embutidos y puso una barra de pan en el centro de la mesa en una tabla junto con un cuchillo para cortar las rebanadas para sándwiches.

—Por si acaso.

Santana cogió el cuchillo de pan.

—Ahora que lo pienso…

—Aquí, lo haré—armo un par de sándwiches, disfrutando el simple hecho de preparar una comida para Santana.

Ella podría conseguir fácilmente acostumbrarse a eso, y por una vez, no negarse a sí misma el placer.


Comieron con el sonido de la lluvia sobre el techo de teja.

Unos minutos después, Santana se apartó de la mesa y suspiró.

—Gracias por recibirme, Britt.

—De alguna manera después de anoche, gracias parece innecesario—dobló la servilleta con cuidado y la colocó junto al plato, dándose tiempo para encontrar las palabras adecuadas—Anoche fue... nunca he experimentado nada igual. Me sentía tan condenadamente libre.

—No sé muy bien cómo describirlo, pero tú siempre me hiciste sentir de esa manera, libre—Santana se frotó la cara—Anoche fue aún más que eso... algo especial, algo en sí mismo. Sentí que estábamos en un lugar fuera del tiempo, donde nadie nos podía tocar.

—Lo sé—dijo en voz baja—Me siento de la misma manera, y ahora se ha ido.

—¿Lo es?

Se miró las manos.

—No lo sé.

—Creo que podríamos encontrar ese lugar otra vez, cada vez que nos toquemos—Santana se inclinó sobre la mesa y le estrechó la mano, entrelazando sus dedos—Yo sé que no quieres oír esto, pero te amo. Siempre te he amado y siempre lo haré. Sé que la jodí…

La miró bruscamente.

—No lo hagas. No quiero seguir arrastrando el pasado conmigo, al menos no las partes que siguen lastimando. Así que no quiero escuchar “lo siento” de ti otra vez.

Santana asintió, su mirada buscándola.

—Hay un montón de cosas que quiero decirte—tomó una estremecedora respiración—Pero primero tengo que saber, ¿sabías que Ray chantajeó a tu papá?

Santana se puso muy quieta.

—Sospechaba que había algún tipo de acuerdo...—sacudió la cabeza—Mi papá no comparte todos sus tratos conmigo. De hecho, él no comparte muchas cosas conmigo. Me dice lo que él quiere que sepa, y supongo que soy en parte responsable por no forzar más.

—Bueno, podrías no haber sido responsable de nada de esto.

—¿Qué averiguaste?—Santana preguntó.

—De acuerdo con Rachel, que me está representando legalmente, por cierto, Ray firmó los derechos a la tierra hace mucho tiempo. Por un montón de dinero.

—Yo no lo sabía.

—Aún si lo supieras, no habría sido tu culpa. Fuiste aprovechada tanto como yo.

Santana dejó escapar un suspiro.

—Gracias.

—Quiero devolver el pago.

Las cejas de Santana bajaron.

—¿Devolver el pago?

—Todo el dinero que Ray tomó por los derechos de perforación. Quiero devolver el dinero y quiero que tu papá rompa el contrato, o cualquiera que sea el término legal para ello.

—No.

Se enderezó, la rabia que pensó que había conquistado surgió a través de ella.

—¿Disculpa?

—No—Santana dijo con su mandíbula apretada—Lo sea que hizo Ray, no es tu responsabilidad para deshacerlo. Mi papá pagó a Ray, y el dinero se ha ido ahora. Ray ya sea que lo gasto o lo puso en la granja. No vas a endeudarte para pagar lo que mi papá pagó voluntariamente, él podría haber peleado a Ray. Nosotros podíamos haber peleado a Ray.

—Si devuelvo el pago—dijo odiando la idea de deber algo al papá de Santana incluso por asociación—¿Puedes convencer a tu papá para devolver los derechos?

—Eso no va a ser necesario.

—No entiendo.

—Abrams y yo llegamos a un acuerdo, y él firmara sobre los derechos en su tierra. No voy a perforar en tu granja, Britt.

—¿Artie?—no podía envolver su mente alrededor de ello—Pero pensé que él estaba tan en oposición.

Santana se encogió de hombros.

—El dinero es un gran motivador. Él cambió de opinión cuando el precio fue justo. Estoy segura de que era su plan desde el principio.

—Artie... Dios, Artie siempre tiene una perspectiva—negó con la cabeza—Él probablemente va a seguir acosándome que le venda la granja ahora, especialmente porque él sabe lo que está debajo de la tierra.

—Bueno, sólo sigue diciendo que no.

—NorthAm va a perforar en este condado, ¿no es así?

—Te dije que no iba a mentir—Santana dijo, esperando no conducir otra división entre ellas—Lo haremos. El combustible está ahí abajo, el estado lo quiere, el país lo necesita, y la gente se beneficiará más de lo que se arriesgan. Es inevitable, Britt.

Miró por la ventana.

La cresta detrás de la casa estaba oscurecida por la lluvia, pero aún podía ver las máquinas en su mente, extrañas criaturas en las que no confiaba y no quería.

—¿Pero no tienes que estar aquí?

—Podemos conseguir lo que queramos en otro lugar.

—¿A qué precio?—entrecerró los ojos—¿Que no me estás diciendo?

—En el gran esquema de las cosas, no un gran costo, un poco más de mil pies de tubería, unos pocos más de taladros principales para aprovechar los más profundos yacimientos, nada que no hayamos hecho en otros lugares—le tocó la mano—Todavía estaré cerca cuando perforemos, sin embargo, Britt. Haré todo lo que esté en mi mano, te lo prometo, para ver que tengamos pozos limpios. Haré la misma promesa en voz alta a todo el mundo en el condado en otra semana.

—Te creo. ¿Pero tu papá que va a decir? ¿Qué pasa con los abogados que él está enviando aquí?

—Hablaré con él. Mientras tanto, puedes seguir adelante y decirle a Rachel de sacar sus grandes armas si se necesita. Pero no creo que vayas a tener una pelea.

—¿Y qué hay de ti? ¿Cómo te sientes acerca de todo esto?

—No soy mi papá—Santana dijo en voz baja—, Y no soy NorthAm. Y quise decir lo que dije antes, yo nunca haría nada para lastimarte. Renunciaría primero.

—Hay algo que necesito decirte—dijo en voz baja, agarrando ambas manos de Santana y sosteniéndolas en su regazo—Te he culpado injustamente todos estos años, y lo lamento por eso—la morena empezó a protestar y detuvo sus palabras con un breve firme beso—Déjame terminar. Te quería mucho, y no me daba cuenta de que lo estaba haciendo, pero te hice responsable de hacer que todos mis sueños se hicieran realidad. Éramos jóvenes, lo sé, pero lo que tuvimos fue real. Lo suficientemente real que se prolongó durante todo este tiempo.




Su corazón saltó y no podía recuperar el aliento.

—¿Qué estás diciendo?

—Digo que he terminado de mirar hacia atrás. Estoy diciendo que estoy muy contenta de conocerte, Santana López. Mi Sanny.

Acunó el rostro de Brittany, la besó suavemente, y se echó hacia atrás.

—Muy contenta de conocerte también, Brittany Pierce. Mi Britt-Britt.

Brittany se deslizó sobre su regazo y puso sus brazos alrededor de su cuello y besó de nuevo.

—Me encanta como sabes. Tienes dulces besos.

Sus brazos llegaron alrededor de la cintura de Brittany y frotó su garganta.

—Me encanta todo sobre ti—un trueno retumbó y se rió—La tierra simplemente se movió.

—¿San?—Brittany se apartó—Espera.

—Está bien—murmuró contra su garganta—Lo que quieras, Britt. Esto es suficiente si…

—No—Brittany se levantó de un salto—¡Mira!

Miró por la ventana. Un resplandor naranja se multiplicó sobre la subida detrás de la granja.

Se echo a correr.

—Jesús. Esa fue una explosión. Ese es nuestro campamento—corrió hacia la puerta, Brittany detrás de ella. Metió los pies en las botas y abrió la puerta—Vuelvo enseguida. Yo…

—Yo también voy—Brittany dijo.

—No, no lo harás

Brittany la empujó por la puerta y la cerró de golpe.

—No discutas, Sanny. Vámonos.

Capitulo 30

—Voy a conducir—Brittany gritó, señalando a su camioneta estacionada al lado del granero—Estoy acostumbrada a estas carreteras en este tipo de clima.

—Está bien—corrió a través del camino, apenas manteniendo el equilibrio en el suelo fangoso.

En el momento en que llegaron a la camioneta, sus pantalones estaban empapados a través de los muslos hacia abajo, y el agua fluía a través de su cara y su cuello.

Se metió en el asiento del pasajero, tiró el cinturón de seguridad alrededor de su pecho, y marcó el 911. Después de tres timbrazos perdió la señal.

—Maldita sea—envió un mensaje de Kitty. Junto a ella, Brittany ajustó el cinturón de seguridad y puso la camioneta en marcha.

—Agárrate—Brittany gritó—Los caminos serán un desastre.

—Estoy bien. Ve. ¡Ve!

Brittany apuntó la camioneta hacia el camino y pisó el acelerador, perforando a través de la lluvia tan pesado que podría haber estado conduciendo en el fondo del lago.

Los faros reflejaban en ellas como de un espejo turbio. Siguió intentando llamar sin suerte.

—Kitty no contesta—gritó sobre la lluvia torrencial—No se puede obtener servicios de emergencia, tampoco.

—No podría haber ocurrido en un peor, ¡oh!

La camioneta se desvió violentamente, y su cabeza rebotó en la ventana lateral. El estómago le dio un vuelco cuando la camioneta derrapó. Se agarró al asidero sobre su cabeza mientras Brittany luchó para mantener la gran camioneta en el camino.

—Árbol caído—Brittany gritó. La camioneta se estabilizó y la rubia se rió desigualmente—Lo siento. Debería haber esperado eso. ¿Estás bien?

—Estoy bien—tocó un punto sensible encima de su oreja—¿Tú?

—Bien. Ya casi hemos llegado—Brittany agarró el volante, su rostro puesto en concentración, sus ojos pegados al camino—¿Qué piensas que es?

—Eso fue gas, tuvo que ser uno de los tanques de propano—había visto un montón de incendios de los pozos en el trabajo, pero ellos no estaban perforando ahora.

Cada uno de los tanques en el campamento estaban en la proximidad de los barracones o los remolques de operaciones, donde ella tenía gente.

Kitty y Marley probablemente habían estado en su remolque, y no podía alertar a ninguna de ellas.

Empujó la sensación enfermiza como nube negra de ira llenando su pecho.

—Y mi conjetura es que esto no es un accidente.

Brittany se quedó sin respiración.

—¿Más sabotaje? Pero esto es una locura, ¿quién iría tan lejos?

—No lo sé, pero lo averiguare antes de que acabe. ¿Cuánto tiempo más?

—Uno o dos minutos—agarró el muslo de Brittany, apretando ligeramente—Cuando lleguemos ahí, quiero que te quedes en la camioneta. Si uno de los tanques explotó, los otros podrían ser manipulados para hacerlo también. No te quiero en ningún lugar cerca…

—San—Brittany dijo suavemente—No me he sentado y dejado que cualquier persona arregle mis problemas en mucho tiempo. No voy a empezar ahora.

—Maldita sea, Britt—gruñó—No estoy tratando de controlar tu vida, sólo trato de evitar que salgas herida. Yo sé lo que estas cosas pueden hacer. Tenemos un par de docenas de construcciones con estructura de madera colocados al lado de una gran cantidad de tanques de propano. Es una situación diseñada para el desastre una vez que el fuego se enciende.

—¿Y que planeas hacer por ti misma?

—Tenemos planes para estas contingencias, pero primero tengo que asegurar que toda mi gente está a salvo. Entonces puedo contener el fuego y apagar las líneas de gas—señaló hacia el parabrisas rayado de lluvia—Estamos ahí arriba. La explo…

—Ya lo tengo—Brittany giró hacia el camino de tierra de acceso, y una pared de árboles y agua al instante las encerró. Se inclinó hacia delante, entrecerrando los ojos a través de la breve área clara mientras los limpiaparabrisas trabajaban con el volumen de lluvia—Sé que deseas salvar tu equipamiento y tus construcciones, pero no vale la pena resultar lastimada.

—Tan pronto como sepa que toda mi gente este a salvo, evaluaré la situación del fuego, no planeo ser un héroe.

Brittany la miró.

—Bien, porque te acabo de recuperar. No pienso perderte de nuevo.

Cubrió la mano de su rubia en el volante.

—No creo que haya escuchado nada tan bueno como eso.

—Sólo recuérdalo, entonces—Brittany desaceleró, las ruedas traseras hidroplanearón mientras frenaba. La camioneta patinó y se deslizó quince yardas hacia el bosque antes de que la tuviera bajo control. Pasaron la puerta de acceso abierta, y más adelante, las llamas saltaron hacia el cielo—¿Cuán lejos está?

—Esto es lo suficientemente cerca, no queremos que te quedes pegada. Gira la camioneta apuntado hacia el camino. Si nos lesionamos, podrías tener que llevarnos al hospital.

—Muy bien—Brittany dijo—Voy a tener la camioneta lista para evacuar a cualquier herido, pero no voy a llevarlos. Yo no voy a ninguna parte sin ti.

Saltó, manteniendo la puerta abierta mientras la lluvia azotaba su rostro, y miró a su rubia.

—No recuerdo que fueras tan obstinada.

—No era—Brittany sonrió—Soy más difícil ahora. Vas a tener que acostumbrarte a eso.

—Puedo manejar eso. Si no vas a quedarte aquí, tienes que prometer seguir mi ejemplo. ¿Puedes hacer eso?

—Sí—Brittany apagó el motor y dejó las llaves en el contacto. Saltó y corrió hacia la parte delantera de la camioneta para reunirse con ella—Estoy muy segura. Porque a cualquier lugar al que nos dirijamos, voy contigo.

—¡Quédate cerca!




Agarró la parte posterior de la camisa de Santana mientras corrían, temerosa de perderla en la neblina de naranja de otro mundo.

El fuego era brillante, pero el aire estaba tan cargado de humo y lluvia, la visibilidad era prácticamente nula. Bajo el rugido de las llamas y el torrente de agua cayendo a su alrededor, les pareció oír gritos.

La lluvia, una pared fría y densa, de repente resplandeció y se partió cuando una ola de calor se lanzó a través de ello.

Retrocediendo, finalmente distinguió las siluetas de las construcciones en llamas retorciéndose contra un cielo siniestro.

Dos edificios, cobertizos de almacenamiento o graneros de algún tipo, estaban completamente envueltas.

Las llamas saltaron veinte pies en el aire como si estuvieran tratando de escapar de su propia furia. La puerta del remolque estaba abierta recordando que había estado después de que había sido objeto de vandalismo.

No estaba ardiendo pero parecía oscura y desierta.

—Espera aquí—Santana dijo—Necesito tener a los hombres organizados y encontrar a Kitty y Marley.

—Voy a revisar el remolque—dijo y echó a correr cuando las protestas de Santana fueron rápidamente tragadas por el viento y las llamas. Saltó al escalón más alto y agarró el lado del remolque para mantener el equilibrio. El metal era abrasador y tiró de la mano hacia atrás—¡Kitty! ¡Marley! ¿Están ahí?

No oyó nada pero tenía que asegurarse de que nadie estaba inconsciente en el interior.

Con cuidado, entró comprobando su equilibrio y probando el aire. Nada parecía estar quemándose, pero el poder estaba fuera al igual que en cualquier otro sitio.

Aventurándose unos pies más lejos, podía decir casi inmediatamente que el remolque estaba vacío. Se volvió de nuevo a la puerta y casi se topó con Santana.

—¡Oh!—su pulso se aceleró con una descarga de adrenalina.

—¡Maldita sea, Brittany!—Santana la agarró por los hombros—¿Qué pasó con mi ejemplo a seguir?

—Estaba, tú fuiste a verificar con los hombres, y yo fui a buscar a Kitty y Marley. No están aquí. Deben estar con los hombres—agarró la mano de Santana—Vamos, tenemos que encontrarlas.

—Sólo sé cuidadosa. Por favor.

—Lo haré.

Volviendo afuera, corrieron hacia el cobertizo incendiado más cercano.

A medida que se acercaban, pudo finalmente distinguir formas humanas, una media docena de figuras arrastrando equipamiento y cargando tarimas lejos de una pared de llamas.

—No veo a Kitty...espera—señaló—Creo que es Marley—corrió hacia Marley cuando Santana fue detenida por un hombre grande en una camiseta y pantalones de trabajo.

La cara de Marley estaba manchada de hollín, la camisa y los pantalones empapados y cubiertos de manchas de aceite y suciedad.

—¿Qué pasó?—dijo.

—No estoy segura, parece como una fuga de gas. Parece que el fuego se inició cerca del gran edificio de almacenamiento.

—¿Dónde está Kitty?

—Le perdí el rastro cuando nos fuimos a revisar a los hombres en los barracones. No puedo encontrarla, le pedí que no se alejara.

—¿Están todos localizados?

Marley negó con la cabeza.

—No hay manera de contar. Los chicos que se acuestan en un edificio no saben quién se había quedado en los otros. Localizamos al capataz del equipo antes de que Kitty desapareciera. Él está tratando de obtener un conteo ahora. Podría tomar horas antes de que sepamos con certeza—Marley se secó la frente, manchando el hollín en largas rayas oscuras como pintura de guerra—¿Alguna posible ayuda viene?

Sacudió la cabeza.

—Lo dudo. No a tiempo, de todos modos—un coro de rugidos de motor la trajo a girar alrededor a tiempo para ver a Santana subir a la estación del operador en un gran tractor tipo pista, enganchando el arado, y dirigirse directamente hacia uno de los edificios en llamas—¿Qué está haciendo?—empezó a correr.

—Espera—Marley le agarró el brazo—Ella va a derribar el edificio. Es la única manera de contener las llamas y evitar que se propaguen.

—¿Qué pasa con el gas?—mientras miraba, otros hombres saltaron en los tractores y retroexcavadoras y se dirigieron hacia el segundo edificio en llamas.

—Los hombres ya cerraron las líneas de los tanques no afectados. Van a estar bien—Marley dijo.

Dio la vuelta, la furia haciendo temblar la voz.

—¿Cómo exactamente sabes eso? Ellos están conduciendo directo en medio de ese fuego.

—Ellos saben lo que están haciendo, lo han hecho antes. Esto es parte del trabajo.

—Es un ridículo trabajo—gritó, sabiendo que probablemente sonaba ridícula, y no le preocupaba.

Santana había desaparecido detrás de un muro de llamas y estaba aterrada.

—Confía en ella—Marley dijo—San sabe lo que está haciendo

Confiar.

¿Por qué siempre se reduce a eso?

Santana podría saber lo que estaba haciendo, pero ni siquiera ella podía controlar la naturaleza.

Sabía cuán formidables enemigos el viento y la lluvia y el fuego podrían ser.

—No puedo estar aquí y ver. Voy a revisar el resto de los edificios y asegurar de que están todos vacíos, por si acaso.

—Buena idea—Marley dijo—Iré contigo.

Trotó hacia el edificio no afectado más cercano.

—No creo que tengas que estar en turno esta noche, pero aprecio que te preocupes por mí.

—En este momento, creo que todos tenemos que preocuparnos por el otro, al menos hasta que sepamos si esto fue un accidente o no.

—San no parece pensar eso.

—No—Marley dijo, su buen humor habitual desaparecido y un borde duro en su voz—Yo tampoco.

Corriendo de un edificio a otro, despejaron todos ellos en menos de cinco minutos.

Todos estaban vacíos sin ninguna señal de algún trabajador lesionado en cualquier lugar.

El fuego estaba concentrado cerca del remolque de Santana y los cobertizos de almacenamiento. Si había un incendiario, él pareció haber apuntado a los edificios que estaban desocupados.

En el momento en que cruzaron al otro lado de la amplia extensión del campamento, Santana y los demás habían derribado las dos estructuras en llamas y fueron amontonando montículos de tierra en los escombros en llamas.

Buscó a su morena, pero en el remolino de humo y brasas, no podía decirle a una persona de otra.

A pesar de la promesa de Santana que no trataría de ser un héroe, no podía pensar en ningún otro nombre para eso.

—Cuando ella se baje de ese tractor, voy a matarla—murmuró mientras caminaba.

—No sé—Marley dijo—Si fuera yo, la besaría.

Le lanzó una mirada.

Marley sonrió.

—Bueno, ya sabes, si yo estuviera en mujeres sexys cachondas.

—No planeo en preguntar por detalles.

—Voy a revisar el perímetro por Kitty, ella tiene que estar en alguna parte, tengo que encontrarla…y sabes matarla cuando la vea—Marley le guiño un ojo.

—Mensajeáme cada pocos minutos para saber que estás bien—dijo disimulando su sonrisa.

—Lo haré. Deberías estar bien si sólo te quedas aquí.

—Bien—entrecerró los ojos a través del espeso aire mientras el aserrín y sobre cuán fácil para respirar, buscando por Santana, tratando de hacerse creer que todo iba a estar bien.

Pensó que Marley tal vez tenía razón.

Cuando viera a Santana de nuevo, planeó besarla. Hasta entonces, había trabajo que hacer.

Cuando Marley desapareció de la vista, corrió hacia el tractor más cercano.