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FanFic Brittana: La Granja (Adaptada) Epílogo
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micky morales
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Re: FanFic Brittana: La Granja (Adaptada) Epílogo
Isabella28 escribió:Britt no quiere nada con san, igual que te dejen despues de dar tu flor y tu confianza es feo.
Gracias por el maraton y feliz año nuevo.
Hola, la vrdd esk no =/ XD jaajajajajajajajaaajaj xD ajajajajajajajajajaja "dar la flor" ajajajajajaj xD ajajajajajajaja, pero la vrdd esk si ¬¬ mal ai la morena :@ De nada, gracias a ti! Espero q este sea un gran año para ti! Saludos =D
micky morales escribió:Regrese y aqui estoy feliz año nuevo!!!!! parece que en verdad Britt detesta a San, pero hasta cuando?????
Hola, eso es muy bueno!!! Espero q este año sea muy bueno para ti! Si =/...y x lo q se ve, se entiende, no¿? Mmm si san hace bn las cosas, espero q sea por poco jajajaja. Saludos =D
3:) escribió:Holq morra...
Definitivamente san la cago olímpicamente con el " consejo de papi"... Causa y efecto por las decisiones que tomo
No se la vaba hacer fácil britt, ya si buscan asesoría legal ya esta para pie de guerra... Jajaj
A ver como va el segundo encuentro y a la larga llega esa especie de segunda oportunidad???
Nos vemos!!!
FELIZ AÑO NUEVO!!!!....
Hola lu, ooooh si :@ ¬¬ Si, ahora q no llore la vrdd ¬¬ Espero y no! No pintan bn las cosas para ninguna, no¿? Mmmm la vrdd nose si q bn o no XD Si san hace todo bn, si q la merece, no¿? Saludos =D
PD: Espero q este sea un gran año!!!
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: La Granja (Adaptada) Cap 7
Capitulo 7
Llamaron a la puerta metálica del remolque, y un segundo después Kitty entró.
―Hey. Has estado encerrada aquí casi todo el día. ¿Quieres algo de comer?―dijo Kitty.
Se apartó de la mesa de trabajo atornillada a la larga pared del remolque de treinta pies donde había extendido los mapas de estudio de los condados circundantes.
Una gran antena parabólica colocada en el techo, facilitando el acceso a Internet para la laptop que había establecido para examinar los documentos relacionados con el trabajo.
Si el viento no soplaba demasiado, tenía una señal bastante decente.
―¿Qué hora es?―preguntó.
Alguien en mercadotecnia había etiquetado el trabajo actual el Proyecto Piloto de Adirondack. Las especificaciones pidieron por cuarenta sitios de perforación dentro de cien millas cuadradas de donde ella estaba sentada.
Desde el aire, las ondulantes colinas parecerían un puercoespín de púas de torre.
―Casi las cuatro.
Se frotó la cara y bebió un poco del frío café del termo que Kitty se lo había dejado temprano en el día. El termo estaba casi tan vacío como su estómago, y su estómago estaba enviando señales de socorro.
―¿Comiste?
―Algunos de los muchachos trajeron pizza hace un rato, te guarde algunos.
―Gracias. Lo siento, la clase de día que se me escapo de las manos.
Kitty apoyó una cadera contra el mostrador.
―Es un bonito lugar. He encontrado un sitio en la sombra―Kitty índico el mini iPad que llevaba a todas partes con ella, delineado en el bolsillo de la chaqueta―Estoy acostumbrada a esperar. ¿Problemas?
―Estoy empezando a pensar que sí―hizo una mueca―No he tenido la oportunidad de revisar todos los documentos presentados de Finn todavía, pero tenemos algo más que te sin cruzar. Las adquisiciones han sido indiscriminadas. Grandes extensiones de tierra justo en medio de nuestros proyectados campos de perforación están bajo uso activo, y que no tenemos claro derecho de paso. La obtención de permisos podría ser un problema.
―¿Hasta que esos propietarios se acerquen?
Kitty era más que una simple guardaespaldas y asistente. Era inteligente y rápida y había estado el tiempo suficiente como para haber aprendido mucho sobre el negocio.
A menudo cuando sólo las dos viajaban de un proyecto a otro, hablaba sobre sus problemas con ella.
La intuición de Kitty, no motivada por la ganancia personal y no influenciada por la política corporativa, a menudo le daba una valiosa perspectiva.
Esta vez, ella iba a necesitarla.
―Esa es la gran pregunta―dio golpecitos al mapa de estudio―Si no aseguramos los derechos de un par de sitios, podríamos estar en problemas. Desde el aspecto del análisis geológico, vamos a estar perforando debajo de ellos sino a través de ellos.
―Bueno, los derechos de perforación subterráneos serán fáciles de conseguir, ¿no te parece? Si no estamos poniendo torres de perforación en la propiedad, la aceptación será mayor.
―Por lo general, yo diría que sí, pero la industria agrícola aquí es un poco diferente a lo que estamos acostumbrados en Texas o incluso el Medio Oeste. Estas no son grandes granjas corporativas con miles de cabezas de ganado vacuno siendo criados para el mercado. En esta área especialmente, estamos viendo granjas lecheras. No sólo eso—dio golpecitos al mapa de nuevo, su pluma rebotando en las palabras Rolling Hills Farm―Unas orgánicas para iniciar.
―Bueno, eso lanza una llave de tuercas con los trabajos―murmuró.
―Operaciones como tienden a ser paranoicos sobre cualquier cosa que incluso huela a productos químicos.
―Dímelo a mí―rodó de nuevo la silla del escritorio, se paró, y estiró los tensos músculos en la parte baja de la espalda.
Echo un vistazo a través de las rejillas de las ventanas del remolque en el patio, un centenar de pies cuadrados de tierra apisonada que antes había sido pastizal.
Hombres y mujeres estaban descargando del dieciocho ruedas lleno con maquinaria, lavadoras de carga frontal, excavadoras, perforadoras, y partes de torre de perforación.
Plataformas llevaron paredes y techos prefabricados para el alojamiento temporal. Enjambres de trabajadores de la construcción ya habían erigido un grupo de barracones con dormitorios para ocho personas, y rudimentarios baños con químicos sanitarios y casetas de duchas cerca de los bosques limítrofes.
Los camiones cisterna bombeando agua, racionados con tiempo con cambio automático, fomentando duchas rápidas. El espectáculo era tan común que casi no se daba cuenta la mayor parte del tiempo.
NorthAm construía mini pueblos de este tipo en cada sitio de trabajo, comunidades móviles que podría ser erigida o derrumbadas en el aviso de un momento.
Para la gente del lugar, NorthAm probablemente se veía como un asaltante merodeador poniendo desechos en el campo.
Y esto era sólo el comienzo del sitio.
En las próximas semanas, las grúas y torres de perforación llegarían, y una vez que eso ocurriera, el proyecto ganaría un impulso propio, imposible de re-direccionar.
Antes de eso, tenía que calmar las preocupaciones de la comunidad y asegurar los derechos de NorthAm necesarios para aprovechar el combustible bajo tierra en la forma más rentable, más rápida.
Sin poner en peligro la tierra o el agua.
―Entonces, ¿cuál es tu próximo movimiento?―Kitty dijo.
―Es hora de ir hacer visitas―dijo con partes iguales de incertidumbre y anticipación.
Había estado esperando una excusa para ver a Brittany de nuevo, pero la rubia no iba a estar feliz con lo que tenía que decir.
Giró en el camino de entrada un poco después de las cuatro.
Ella y Rachel habían hablado mucho después de que el almuerzo terminó, poniéndose al día mientras paseaban a través del Parque Washington pasando a las personas tumbadas en la hierba con mochilas y laptos repartidos alrededor de ellas, o perros paseando, o empujando cochecitos con niños durmiendo en el calor de la tarde.
Finalmente no podía postergar lo inevitable.
―Tengo que dirigir las tareas de la tarde.
―Creo que debería volver a la oficina y terminar también―Rachel había dicho―, Pero realmente no quiero―se había dejado caer sobre un banco con vistas a uno de los pequeños estanques que marcaban el corazón del gran parque.
Un paso de peatones de losa, a la sombra de árboles y arbustos, lo rodeaba.
Se sentó a su lado.
―Ha sido genial verte.
Rachel se giró en el banco, con un brazo estirado a lo largo en la parte superior, y sonrió.
―Lo ha sido. No quiero perder el contacto de nuevo.
―Ni yo―dijo en voz baja―Me gustaría ver a Q de nuevo también.
―Entonces tenemos que reunirnos pronto―Rachel sonrió esa sonrisa que ponía cada vez que parecía estar pensando en Quinn.
Como si algún secreto placer había sido traído a la mente que eclipsaba todo lo demás.
Se había preguntado entonces qué sería eso, querer a alguien cuya sola presencia era más importante que cualquier otra cosa, y ser amado por ellos a cambio.
Todavía había estado pensando en ello todo el camino a casa.
Dando vuelta en el camino de tierra hasta la casa, se sacudió las reflexiones y colocó su camioneta por el lado del granero y bajo el cobertizo.
Le había prometido a Rachel que iba a reunirse con ella y Quinn en su casa en el lago, pero no estaba segura ahora de que alguna vez lo haría.
La idea de visitar el lago envió una punzada de dolor quemando alrededor de su corazón.
Tonto.
No podía evitar un lugar sólo porque había una vez pensado que era un país de las hadas lleno de infinitas posibilidades e ilimitadas promesas. Sólo porque ella había pensado que había encontrado el futuro ahí y aprendió que se había equivocado.
Había sido agarrada con las fantasías de juventud y no se había dado cuenta hasta ahora no había sido capaz de dejarlas ir.
Realmente debería agradecer a Santana por presentarse y obligarla a enfrentarse a su propia necedad.
Sintiéndose un poco más estable, se detuvo en el granero para comprobar la gata mamá que había vagado en los campos durante una tormenta y rápidamente depositó cinco gatitos recién nacidos en un lecho de paja que cuidadosamente había construido en un alféizar ancho y profundo.
Había estado alimentando a la mamá desde entonces, y cada día la mamá la dejaba llegar un poco más cerca del santuario antes de sisearle para advertirle.
Lo hizo dentro de tres pies de la camada hoy y contó que los cinco gatitos estaban todavía ahí y creciendo bien. Dos de color naranja como su mamá, un carey, un gris a rayas, y un negro con una mancha blanca en el pecho.
Se arrodilló y tendió la mano, y la gata mamá se encaminó para permitirle que le rascarle detrás de las orejas. Ella no había tratado de recogerla y dudaba de que a la gata le gustaría, siendo como era del tipo independiente.
Pero sin importar cuán independiente podría ser, le gustaba la atención.
―Vas a tener que dejarme cargarlos, sabes―Brittany murmuró, acariciando la suave piel del gato―De lo contrario, vamos a tener un paquete de salvajes gatitos corriendo, y en poco tiempo vamos a tener un país entero de ellos aquí en la granja.
La mamá arqueó su espalda y se veía impasible por la noción de una nueva generación de felinos en su adoptado territorio.
―Pero tenemos tiempo, ¿verdad?
La gata mamá no respondió, simplemente ronroneó anunciando que iba a considerar las preocupaciones y hacerle saber cómo se sentía acerca de confiar sus gatitos a un ser humano.
Se rió y salió al corral.
Se detuvo antes de que hubiera dado diez pies. Un SUV negro estaba estacionado en su porche delantero.
No conocía el vehículo, un resplandeciente, nuevo monstruo de gran tamaño diseñado más para transportar gente en torno a bienes y equipos.
No el coche de un granjero.
Un coche corporativo.
Su columna vertebral se tensó.
Sólo podía pensar en una persona que podría estar conduciendo un coche así por aquí, y había dejado claro que la persona no tenía una invitación abierta para pasar.
Se adelantó, su mandíbula fuertemente cerrada, formulando su asalto verbal, justo cuando la puerta del conductor se abrió y una rubia bajita preciosa salió.
A paso lento, inspeccionó a la mujer.
Parecía... nórdica, de alguna manera. Su cabello rubio era oro puro. Incluso desde veinte pies, los ojos de color verde de la mujer, eran cautivadores.
Tuvo un tiempo duro mirando de lejos como la desconocida se acercó a la parte delantera del coche y se detuvo, esperando, sosteniendo su mirada de.
Otra puerta se abrió y la pasajera salió.
Santana.
No necesitaba mirar para saber.
El aire cargado de calor brillaba, como si un pulso de energía fluyera a través de él.
Su piel se estremeció.
¿Quién más podría ser?
Se armó de valor y se alejó del aura hipnótica de la rubia.
―No recuerdo hacer una cita―dijo.
Santana sonrió, la sonrisa ladeada medio triste, medio de disculpa que una vez tuvo a su corazón fundiéndose un poco. Pero se necesitaría más que una sonrisa para derretir el hielo que encerraba su corazón ahora.
Esperó.
―Britt…any, siento entrar sin permiso, y prometo no hacer un hábito de ello―Santana dijo, su sonrisa desapareció―Pero llamé y no obtuve una respuesta, así que pensé en arriesgarme que estarías fuera trabajando en alguna parte―hizo un gesto a la rubia―Esta es Kitty Wilde, mi asistente.
Asistente.
Intentó cuadrar el recuerdo de la adolescente rebelde en la gran motocicleta negra con la presente empresaria que parecía refinada incluso en ropa casual, acompañada por una igualmente refinada asistente.
No podía.
―Hola―dijo, tratando de sonar al menos un poco civilizada.
No conocía a la rubia, después de todo, y su relación con Santana no importaba.
No debería importar, de todos modos.
―Gusto en conocerla, señorita Pierce―Kitty dijo en un alto dulcísono que sonaba culto y seguro y sexy.
Todas las cosas que no estaba sintiendo en este momento.
Cruzó los brazos sobre su pecho y se centró en recordar todas las razones que ella no quería para hablar con Santana.
―¿Qué deseas?
―¿Podemos hablar?
Miró fijamente en la distancia.
¿Por qué, de repente, había aparecido Santana queriendo hablar?
Cómo deseaba decir que no.
Había esperado día tras día precisamente eso, para que Santana apareciera en torno a alguna curva del camino, gritando que tenía que hablar.
La necesitaba.
Y noche tras noche, se había ido a dormir confundida y dolida, y esperando para nada.
Suspiró y devolvió su mirada hacia Santana. Sus ojos se encontraron y su corazón dio una pequeña sacudida.
Siempre le habían gustado los ojos de Santana, tan intensos y penetrantes, como si pudiera leer su mente sin necesidad de palabras.
A veces cuando hacía frío, Santana había deslizado su chaqueta sobre sus hombros sin ser pedido.
Cuando estaba cansada, Santana colocaba un brazo alrededor de sus hombros y guiaba su cabeza hacia abajo a su pecho, sin decir una palabra.
Se había imaginado que Santana le había conocido, siendo capaz de intuir lo que le importaba.
Santana la había tocado todo el tiempo así.
―Bien. Pero no tengo mucho tiempo. Tengo que traer a las vacas pronto.
―Gracias―Santana dijo.
―Voy a esperar afuera, señorita López―Kitty dijo, volviéndose hacia la SUV.
―No puede esperar en el coche―dijo, la sensación de mal humor por ninguna razón en absoluto―Hace demasiado calor aquí. Se va asar.
Kitty sonrió por encima del hombro, viéndose aún más hermosa, si eso era posible.
―Voy a encender el aire acondicionado, pero gracias…
―No sea tonta. Siéntese en el porche, es sombreado. Le traeré algo de beber. ¿Limonada? ¿Soda?
Kitty ladeó la cadera, una expresión caprichosa pasando por encima de su cara que habría jurado era completamente genuina.
―Sabe, realmente me encantaría una limonada.
Se rió, encantada a pesar de sí misma.
―Bueno entonces, adelante y siéntese. Voy a traerte un vaso en un minuto―miró a Santana―Vamos atrás a la cocina.
―Gracias―Santana dijo, corriendo para alcanzarla cuando se alejó sin esperarla.
Juró que podía oír a Kitty reír detrás de ella.
―Hey. Has estado encerrada aquí casi todo el día. ¿Quieres algo de comer?―dijo Kitty.
Se apartó de la mesa de trabajo atornillada a la larga pared del remolque de treinta pies donde había extendido los mapas de estudio de los condados circundantes.
Una gran antena parabólica colocada en el techo, facilitando el acceso a Internet para la laptop que había establecido para examinar los documentos relacionados con el trabajo.
Si el viento no soplaba demasiado, tenía una señal bastante decente.
―¿Qué hora es?―preguntó.
Alguien en mercadotecnia había etiquetado el trabajo actual el Proyecto Piloto de Adirondack. Las especificaciones pidieron por cuarenta sitios de perforación dentro de cien millas cuadradas de donde ella estaba sentada.
Desde el aire, las ondulantes colinas parecerían un puercoespín de púas de torre.
―Casi las cuatro.
Se frotó la cara y bebió un poco del frío café del termo que Kitty se lo había dejado temprano en el día. El termo estaba casi tan vacío como su estómago, y su estómago estaba enviando señales de socorro.
―¿Comiste?
―Algunos de los muchachos trajeron pizza hace un rato, te guarde algunos.
―Gracias. Lo siento, la clase de día que se me escapo de las manos.
Kitty apoyó una cadera contra el mostrador.
―Es un bonito lugar. He encontrado un sitio en la sombra―Kitty índico el mini iPad que llevaba a todas partes con ella, delineado en el bolsillo de la chaqueta―Estoy acostumbrada a esperar. ¿Problemas?
―Estoy empezando a pensar que sí―hizo una mueca―No he tenido la oportunidad de revisar todos los documentos presentados de Finn todavía, pero tenemos algo más que te sin cruzar. Las adquisiciones han sido indiscriminadas. Grandes extensiones de tierra justo en medio de nuestros proyectados campos de perforación están bajo uso activo, y que no tenemos claro derecho de paso. La obtención de permisos podría ser un problema.
―¿Hasta que esos propietarios se acerquen?
Kitty era más que una simple guardaespaldas y asistente. Era inteligente y rápida y había estado el tiempo suficiente como para haber aprendido mucho sobre el negocio.
A menudo cuando sólo las dos viajaban de un proyecto a otro, hablaba sobre sus problemas con ella.
La intuición de Kitty, no motivada por la ganancia personal y no influenciada por la política corporativa, a menudo le daba una valiosa perspectiva.
Esta vez, ella iba a necesitarla.
―Esa es la gran pregunta―dio golpecitos al mapa de estudio―Si no aseguramos los derechos de un par de sitios, podríamos estar en problemas. Desde el aspecto del análisis geológico, vamos a estar perforando debajo de ellos sino a través de ellos.
―Bueno, los derechos de perforación subterráneos serán fáciles de conseguir, ¿no te parece? Si no estamos poniendo torres de perforación en la propiedad, la aceptación será mayor.
―Por lo general, yo diría que sí, pero la industria agrícola aquí es un poco diferente a lo que estamos acostumbrados en Texas o incluso el Medio Oeste. Estas no son grandes granjas corporativas con miles de cabezas de ganado vacuno siendo criados para el mercado. En esta área especialmente, estamos viendo granjas lecheras. No sólo eso—dio golpecitos al mapa de nuevo, su pluma rebotando en las palabras Rolling Hills Farm―Unas orgánicas para iniciar.
―Bueno, eso lanza una llave de tuercas con los trabajos―murmuró.
―Operaciones como tienden a ser paranoicos sobre cualquier cosa que incluso huela a productos químicos.
―Dímelo a mí―rodó de nuevo la silla del escritorio, se paró, y estiró los tensos músculos en la parte baja de la espalda.
Echo un vistazo a través de las rejillas de las ventanas del remolque en el patio, un centenar de pies cuadrados de tierra apisonada que antes había sido pastizal.
Hombres y mujeres estaban descargando del dieciocho ruedas lleno con maquinaria, lavadoras de carga frontal, excavadoras, perforadoras, y partes de torre de perforación.
Plataformas llevaron paredes y techos prefabricados para el alojamiento temporal. Enjambres de trabajadores de la construcción ya habían erigido un grupo de barracones con dormitorios para ocho personas, y rudimentarios baños con químicos sanitarios y casetas de duchas cerca de los bosques limítrofes.
Los camiones cisterna bombeando agua, racionados con tiempo con cambio automático, fomentando duchas rápidas. El espectáculo era tan común que casi no se daba cuenta la mayor parte del tiempo.
NorthAm construía mini pueblos de este tipo en cada sitio de trabajo, comunidades móviles que podría ser erigida o derrumbadas en el aviso de un momento.
Para la gente del lugar, NorthAm probablemente se veía como un asaltante merodeador poniendo desechos en el campo.
Y esto era sólo el comienzo del sitio.
En las próximas semanas, las grúas y torres de perforación llegarían, y una vez que eso ocurriera, el proyecto ganaría un impulso propio, imposible de re-direccionar.
Antes de eso, tenía que calmar las preocupaciones de la comunidad y asegurar los derechos de NorthAm necesarios para aprovechar el combustible bajo tierra en la forma más rentable, más rápida.
Sin poner en peligro la tierra o el agua.
―Entonces, ¿cuál es tu próximo movimiento?―Kitty dijo.
―Es hora de ir hacer visitas―dijo con partes iguales de incertidumbre y anticipación.
Había estado esperando una excusa para ver a Brittany de nuevo, pero la rubia no iba a estar feliz con lo que tenía que decir.
*****
Giró en el camino de entrada un poco después de las cuatro.
Ella y Rachel habían hablado mucho después de que el almuerzo terminó, poniéndose al día mientras paseaban a través del Parque Washington pasando a las personas tumbadas en la hierba con mochilas y laptos repartidos alrededor de ellas, o perros paseando, o empujando cochecitos con niños durmiendo en el calor de la tarde.
Finalmente no podía postergar lo inevitable.
―Tengo que dirigir las tareas de la tarde.
―Creo que debería volver a la oficina y terminar también―Rachel había dicho―, Pero realmente no quiero―se había dejado caer sobre un banco con vistas a uno de los pequeños estanques que marcaban el corazón del gran parque.
Un paso de peatones de losa, a la sombra de árboles y arbustos, lo rodeaba.
Se sentó a su lado.
―Ha sido genial verte.
Rachel se giró en el banco, con un brazo estirado a lo largo en la parte superior, y sonrió.
―Lo ha sido. No quiero perder el contacto de nuevo.
―Ni yo―dijo en voz baja―Me gustaría ver a Q de nuevo también.
―Entonces tenemos que reunirnos pronto―Rachel sonrió esa sonrisa que ponía cada vez que parecía estar pensando en Quinn.
Como si algún secreto placer había sido traído a la mente que eclipsaba todo lo demás.
Se había preguntado entonces qué sería eso, querer a alguien cuya sola presencia era más importante que cualquier otra cosa, y ser amado por ellos a cambio.
Todavía había estado pensando en ello todo el camino a casa.
Dando vuelta en el camino de tierra hasta la casa, se sacudió las reflexiones y colocó su camioneta por el lado del granero y bajo el cobertizo.
Le había prometido a Rachel que iba a reunirse con ella y Quinn en su casa en el lago, pero no estaba segura ahora de que alguna vez lo haría.
La idea de visitar el lago envió una punzada de dolor quemando alrededor de su corazón.
Tonto.
No podía evitar un lugar sólo porque había una vez pensado que era un país de las hadas lleno de infinitas posibilidades e ilimitadas promesas. Sólo porque ella había pensado que había encontrado el futuro ahí y aprendió que se había equivocado.
Había sido agarrada con las fantasías de juventud y no se había dado cuenta hasta ahora no había sido capaz de dejarlas ir.
Realmente debería agradecer a Santana por presentarse y obligarla a enfrentarse a su propia necedad.
Sintiéndose un poco más estable, se detuvo en el granero para comprobar la gata mamá que había vagado en los campos durante una tormenta y rápidamente depositó cinco gatitos recién nacidos en un lecho de paja que cuidadosamente había construido en un alféizar ancho y profundo.
Había estado alimentando a la mamá desde entonces, y cada día la mamá la dejaba llegar un poco más cerca del santuario antes de sisearle para advertirle.
Lo hizo dentro de tres pies de la camada hoy y contó que los cinco gatitos estaban todavía ahí y creciendo bien. Dos de color naranja como su mamá, un carey, un gris a rayas, y un negro con una mancha blanca en el pecho.
Se arrodilló y tendió la mano, y la gata mamá se encaminó para permitirle que le rascarle detrás de las orejas. Ella no había tratado de recogerla y dudaba de que a la gata le gustaría, siendo como era del tipo independiente.
Pero sin importar cuán independiente podría ser, le gustaba la atención.
―Vas a tener que dejarme cargarlos, sabes―Brittany murmuró, acariciando la suave piel del gato―De lo contrario, vamos a tener un paquete de salvajes gatitos corriendo, y en poco tiempo vamos a tener un país entero de ellos aquí en la granja.
La mamá arqueó su espalda y se veía impasible por la noción de una nueva generación de felinos en su adoptado territorio.
―Pero tenemos tiempo, ¿verdad?
La gata mamá no respondió, simplemente ronroneó anunciando que iba a considerar las preocupaciones y hacerle saber cómo se sentía acerca de confiar sus gatitos a un ser humano.
Se rió y salió al corral.
Se detuvo antes de que hubiera dado diez pies. Un SUV negro estaba estacionado en su porche delantero.
No conocía el vehículo, un resplandeciente, nuevo monstruo de gran tamaño diseñado más para transportar gente en torno a bienes y equipos.
No el coche de un granjero.
Un coche corporativo.
Su columna vertebral se tensó.
Sólo podía pensar en una persona que podría estar conduciendo un coche así por aquí, y había dejado claro que la persona no tenía una invitación abierta para pasar.
Se adelantó, su mandíbula fuertemente cerrada, formulando su asalto verbal, justo cuando la puerta del conductor se abrió y una rubia bajita preciosa salió.
A paso lento, inspeccionó a la mujer.
Parecía... nórdica, de alguna manera. Su cabello rubio era oro puro. Incluso desde veinte pies, los ojos de color verde de la mujer, eran cautivadores.
Tuvo un tiempo duro mirando de lejos como la desconocida se acercó a la parte delantera del coche y se detuvo, esperando, sosteniendo su mirada de.
Otra puerta se abrió y la pasajera salió.
Santana.
No necesitaba mirar para saber.
El aire cargado de calor brillaba, como si un pulso de energía fluyera a través de él.
Su piel se estremeció.
¿Quién más podría ser?
Se armó de valor y se alejó del aura hipnótica de la rubia.
―No recuerdo hacer una cita―dijo.
Santana sonrió, la sonrisa ladeada medio triste, medio de disculpa que una vez tuvo a su corazón fundiéndose un poco. Pero se necesitaría más que una sonrisa para derretir el hielo que encerraba su corazón ahora.
Esperó.
―Britt…any, siento entrar sin permiso, y prometo no hacer un hábito de ello―Santana dijo, su sonrisa desapareció―Pero llamé y no obtuve una respuesta, así que pensé en arriesgarme que estarías fuera trabajando en alguna parte―hizo un gesto a la rubia―Esta es Kitty Wilde, mi asistente.
Asistente.
Intentó cuadrar el recuerdo de la adolescente rebelde en la gran motocicleta negra con la presente empresaria que parecía refinada incluso en ropa casual, acompañada por una igualmente refinada asistente.
No podía.
―Hola―dijo, tratando de sonar al menos un poco civilizada.
No conocía a la rubia, después de todo, y su relación con Santana no importaba.
No debería importar, de todos modos.
―Gusto en conocerla, señorita Pierce―Kitty dijo en un alto dulcísono que sonaba culto y seguro y sexy.
Todas las cosas que no estaba sintiendo en este momento.
Cruzó los brazos sobre su pecho y se centró en recordar todas las razones que ella no quería para hablar con Santana.
―¿Qué deseas?
―¿Podemos hablar?
Miró fijamente en la distancia.
¿Por qué, de repente, había aparecido Santana queriendo hablar?
Cómo deseaba decir que no.
Había esperado día tras día precisamente eso, para que Santana apareciera en torno a alguna curva del camino, gritando que tenía que hablar.
La necesitaba.
Y noche tras noche, se había ido a dormir confundida y dolida, y esperando para nada.
Suspiró y devolvió su mirada hacia Santana. Sus ojos se encontraron y su corazón dio una pequeña sacudida.
Siempre le habían gustado los ojos de Santana, tan intensos y penetrantes, como si pudiera leer su mente sin necesidad de palabras.
A veces cuando hacía frío, Santana había deslizado su chaqueta sobre sus hombros sin ser pedido.
Cuando estaba cansada, Santana colocaba un brazo alrededor de sus hombros y guiaba su cabeza hacia abajo a su pecho, sin decir una palabra.
Se había imaginado que Santana le había conocido, siendo capaz de intuir lo que le importaba.
Santana la había tocado todo el tiempo así.
―Bien. Pero no tengo mucho tiempo. Tengo que traer a las vacas pronto.
―Gracias―Santana dijo.
―Voy a esperar afuera, señorita López―Kitty dijo, volviéndose hacia la SUV.
―No puede esperar en el coche―dijo, la sensación de mal humor por ninguna razón en absoluto―Hace demasiado calor aquí. Se va asar.
Kitty sonrió por encima del hombro, viéndose aún más hermosa, si eso era posible.
―Voy a encender el aire acondicionado, pero gracias…
―No sea tonta. Siéntese en el porche, es sombreado. Le traeré algo de beber. ¿Limonada? ¿Soda?
Kitty ladeó la cadera, una expresión caprichosa pasando por encima de su cara que habría jurado era completamente genuina.
―Sabe, realmente me encantaría una limonada.
Se rió, encantada a pesar de sí misma.
―Bueno entonces, adelante y siéntese. Voy a traerte un vaso en un minuto―miró a Santana―Vamos atrás a la cocina.
―Gracias―Santana dijo, corriendo para alcanzarla cuando se alejó sin esperarla.
Juró que podía oír a Kitty reír detrás de ella.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: FanFic Brittana: La Granja (Adaptada) Epílogo
hola morra,...
empiezan los tantos de la situación!!!!
me parece que a britt le cae mejor kitt que la conoce a micros segundo antes que san jajaja
a ver como va la charla???
nos vemos!!!
empiezan los tantos de la situación!!!!
me parece que a britt le cae mejor kitt que la conoce a micros segundo antes que san jajaja
a ver como va la charla???
nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: FanFic Brittana: La Granja (Adaptada) Epílogo
Jajajaja "entregar la flor" suena mas bonito y primaveral :-D
Isabella28****** - Mensajes : 378
Fecha de inscripción : 12/10/2017
Re: FanFic Brittana: La Granja (Adaptada) Epílogo
Bueno, a ver que tal va esa platica pq con Britt-tany nada se sabe!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: FanFic Brittana: La Granja (Adaptada) Epílogo
Hola!!!!! Feliz año 2018!!!!!! Espero que lo hayas empezado super bien!!! Gracias por el maraton!!!
Muy Linda historia, veremos que pasa con San y Britt!!!
Saludos
Muy Linda historia, veremos que pasa con San y Britt!!!
Saludos
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: FanFic Brittana: La Granja (Adaptada) Epílogo
3:) escribió:hola morra,...
empiezan los tantos de la situación!!!!
me parece que a britt le cae mejor kitt que la conoce a micros segundo antes que san jajaja
a ver como va la charla???
nos vemos!!!
Hola lu, ooohhh si...y no pintan bn para una persona en especial =/ O no¿? xD san hizo las cosas mas q mal para q esto ocurriera ¬¬ Esperemos y mejor q el encuentro xD Saludos =D
Isabella28 escribió:Jajajaja "entregar la flor" suena mas bonito y primaveral :-D
Hola, jajajaja la vrdd esk si xD jaajajajajaj...primaveral ajajajajaj xD jajaja. Saludos =D
Pd: viste q el "peinado" dijo q no va a presentar cargos por lo q paso y q toda decisión importante sobre josey le preguntara a naya antes de actuar, ya q la custodia keod comprartida¿?
micky morales escribió:Bueno, a ver que tal va esa platica pq con Britt-tany nada se sabe!!!!
Hola, jajajajaaj xD "bitt-tany" ajajajajaj...esperemos y las cosas mejoren =/ Saludos =D
monica.santander escribió:Hola!!!!! Feliz año 2018!!!!!! Espero que lo hayas empezado super bien!!! Gracias por el maraton!!!
Muy Linda historia, veremos que pasa con San y Britt!!!
Saludos
Hola, Feliz año! Para lo q llevamos si Xd espero q el tuyo tmbn! y si es así q lo siga siendo!!!! De nada, gracias a ti! Si¿? Vamos bn entonces¿? lo cual espero siga así ajajaja. Aquí dejo otro cap para saber más! Saludos =D
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Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: La Granja (Adaptada) Cap 8
Capitulo 8
―Siéntate en cualquier lugar―dijo, sin mirar a Santana.
Necesitaba un minuto para recomponerse.
Santana y el pasado habían estado demasiado en su mente todo el día, distrayéndola, desestabilizando el orden del mundo que había construido para sí misma.
No podía permitir que se prolongara por más tiempo.
En el refrigerador, sacó la jarra de limonada que había hecho temprano esa misma mañana y revolvió en el segundo estante por una lata de refresco.
Hizo una pausa antes de cerrar la puerta y se dio media vuelta para hacer frente a Santana.
―¿Todavía bebes Coca-Cola?
Santana se sentó en la mesa de roble exactamente donde Artie Abrams había pasado unas pocas horas antes y sacudió su cabeza.
―La deje. Si hay suficiente limonada, tomaré eso. Sino, agua está bien.
Puso el refresco en la nevera y sirvió tres vasos de limonada, puso dos en la mesa y se detuvo con respecto a Santana, queriendo olvidar como tuvo al parecer, los secretos que una vez habían compartido.
―Debemos empezar de nuevo, como si nos acabáramos de conocer. Realmente somos extrañas.
Las palabras cayeron como astillas de hielo, hundiéndola en el frío.
Se dio la vuelta en su silla y miró hacia arriba, sin saber dónde Brittany iba con sus palabras, no estando segura si su comentario indicaba un progreso o algo mucho más definitivo.
―¿Puedes hacer eso? ¿Simplemente borrar el pasado?
Brittany la miró durante un largo momento, su expresión ilegible.
―¿Por qué no? No es como si el pasado tiene algo que ver con lo que está sucediendo ahora.
No estaba tan segura.
Desde que había llegado de Nueva York, desde que había visto a Brittany parada en el sol al final del día por el buzón de correo en el lado del camino, había sentido que las puertas se abrían en los recuerdos que había enterrado y ahora quería reclamar.
Le gustaba el zumbido de emoción, de estar viva, latiendo en su interior. Los sentimientos que había perdido y no sabía que los extrañaba hasta ahora.
Pero tenía un trabajo que hacer, una misión que completar, y si Brittany necesitaba olvidar que ellas alguna vez se habían conocido con el fin de poder hablar, tendría que intentarlo.
La advertencia de su papá de evitar enredos pasados volvió a ella, y se estremeció por dentro.
Él tenía razón, otra vez.
Él sabía que su historia con Brittany podría ser un obstáculo para las negociaciones, pero ella no iba a permitir que eso ocurriera. No iba a dejar que los sentimientos personales afectaran su criterio empresarial.
―Muy bien. Vamos a empezar de nuevo.
―Bien―Brittany dijo, aunque no se veía más feliz.
Sonrió.
―¿Eso te hará sospechar menos de mí?
―Temo que no. Vuelvo en un minuto―Brittany tomó el vaso de limonada y se fue.
En realidad, se había ido más como cinco minutos.
No fue consciente contando, pero su mirada seguía desviándose al gran reloj en la pared con sus números romanos para marcar la hora y amplias, gruesas manos barriendo alrededor de su cara.
No había sido inmune a la química que se había desencadenado entre Kitty y Brittany en el patio.
La belleza de Kitty era irresistible, incluso después de todo este tiempo, ella no estaba acostumbrada a ello.
Y Brittany, Brittany estaba radiante, tan fresca y maravillosa como flores de primavera abriéndose después de una tormenta.
¿Por qué no se apreciarían mutuamente?
Nunca había visto a Kitty realmente fijarse en una mujer antes, pero había notado claramente a Brittany.
La opresión en el pecho no alivió hasta que oyó a Brittany regresar. Obligó a sus hombros a relajarse y tomó un sorbo de limonada.
Acida y agría, con sólo la más mínima pizca de dulzura persistente en la lengua después de la explosión inicial de sabor.
El sabor de Brittany había sido todo lo contrario, toda liviana y dulce hasta que una explosión inesperada de calor corrió a través de su boca, abrasadora hasta la médula.
La primera vez que se besaron, bajo un cielo iluminado por la luna en la cubierta de un velero amarrado al lado del cobertizo de botes, donde Brittany trabajaba, había planeado ir despacio, para ser suave, sabiendo que era inexperta.
Sólo que Brittany no le había dado la oportunidad de ser ninguna de esas cosas.
El primer beso se había disparado de tentativo a tempestuoso en jadeantes segundos, los dientes de Brittany rastrillaban su labio, sus manos agarrando su camisa, sus palmas deslizándose sobre sus pechos hasta que sus pezones se irguieron como piedras azotadas por el viento en una tormenta.
―¿Algún problema con la limonada?―Brittany preguntó.
Saltó.
―No. Esta genial. Gracias.
La silla de Brittany raspó y se sentó, trayendo con ella un indicio de madreselva y fertilizante.
―¿Qué quieres?
Tragando en seco en la garganta dijo:
―¿Qué te hace pensar que quiero algo?
―No tengo tiempo para juegos―Brittany dijo con cansancio―Estás aquí por una razón, y sólo puede tener que ver con la perforación. No hay nada más para traerte aquí.
Se echó hacia atrás en la silla, estiró las piernas debajo de la mesa. No pudo evitar la conversación, tanto como ella quería.
Había manejado un montón de ventas difíciles antes, pero esto era más que una transacción de negocios.
Esto era...esto era personal, y no podía permitir que fuera.
―¿Crees que puedes escucharme sin perjuicios? ¿Por tan sólo un minuto o dos?
Estudió a la mujer frente a ella.
Santana López era una mujer que se daría cuenta, sorprendentemente atractiva, refinada, asertiva.
No había mentido cuando le había dicho a Santana que deberían comenzar de nuevo desde aquí.
No conocía a esta Santana López.
La Santana que había conocido había estado dispuesta a comerse el mundo, llena de pasión y confianza sin límites.
La mujer en su mesa de la cocina, a pesar de su imponente presencia, luchaba con algún tipo de carga que mostraba en sus ojos, en el juego rígido de los hombros, en la fatiga enterrada a través de su voz.
Tan fuerte como ella tenía que ser para hacer lo que había venido a hacer, trabajaba para soportar el peso.
A pesar de los indicios de simpatía, era cautelosa.
Santana era una amenaza, la compañía que ella representa era potencialmente peligrosa.
Como la mayoría de los agricultores, no confiaba en las grandes empresas.
No era una admiradora del gobierno, tampoco.
Cuando no llovió, cuando vientos del noreste soplaron llevándose la superficie del suelo, cuando las inundaciones pudrieron las semillas en la tierra, nadie vino a rescatarlos.
Oh, claro, hubo subsidios del gobierno para tener, pero la mayor parte de ese dinero fue a las grandes granjas corporativas, propiedad de unos pocos ricos con el tipo de influencia para comprar amigos en el gobierno.
El pequeño agricultor promedio vio casi nada de los millones de dólares destinados a apoyar presumiblemente en tiempos de caída de los mercados o de un desastre natural.
No, al final, el pequeño agricultor sólo tenía familia, vecinos, y la suerte para contar.
NorthAm no era su amigo, y Santana era NorthAm.
Sería tonta en confiar, incluso si nunca se hubieran conocido antes.
Pero aún así, las sombras en los ojos de Santana tiraban de su corazón.
—Estoy escuchando—dijo en voz baja, y se comprometió a tratar.
—La Marcellus Shale se extiende desde Ohio a través de Pensilvania y el sur de Nueva York. Hay otros sitios de perforación que ya están en funcionamiento en Pennsylvania y Ohio, algunos en Nueva York, pero los depósitos en la parte oriental del estado nunca se han aprovechado. Nosotros, mi compañía, NorthAm, estamos interesados en un área de treinta millas cuadradas de terreno local que está directamente sobre lo que creemos son los más grandes depósitos de combustible en todo el esquisto. Podría haber suficiente combustible natural para incrementar el rendimiento nacional por veinticinco o treinta por ciento. Esto tendría una profunda influencia en la economía de combustible aquí y en todo el mundo.
—Supongo que sería antipatriótico si dijera que no me importa—dijo, no del todo en serio, pero todavía no estaba dispuesta a sacrificar su vida y la tierra que amaba por algún juego político en donde sólo los políticos se beneficiarían.
Santana asintió.
—Entiendo, y no eres el primer agricultor que he oído decir eso. Sé que tienes que levantarte cada mañana antes de que el sol salga y trabajar hasta después de que el sol se pone para mantener esta granja funcionando. Lo que ocurre en el siguiente estado no importa tanto como lo que sucede en el camino, y lo que pasa a través del océano quizá en absoluto. Sólo quiero que sepas que hay más en juego que si NorthAm obtiene un beneficio.
—Muy bien, has hecho tu punto. No son exactamente magnates ladrones.
Santana rió suavemente.
—No exactamente, no.
Se levantó bruscamente. No quería dejarse llevar por nada aparte de los hechos, y Santana tan cerca, su risa tan condenadamente familiar, la distraía.
—¿Por qué no pueden encontrar un lugar para perforar que no exponga nuestras granjas a la contaminación? Pueden perforar horizontalmente bajo tierra un largo camino, ¿cierto?
—Has estado haciendo tu tarea.
—¿Piensas que no lo haría? Que simplemente te dejaría entrar y...—negó con la cabeza—Lo siento. Esto es personal para mí, para ti es solo negocio.
—No—Santana dijo suavemente—No lo es.
Dio un paso atrás antes de que la ternura en la voz de Santana pudiera envolverla alrededor de la manera en que su chaqueta lo hizo cuando había tenido frío, reconfortante y segura.
Santana no era segura.
—¿La cuestión es?
—Nosotros perforamos horizontalmente, con el fin de abrir los canales en el esquisto—Santana admitió—Pero a más superficial del pozo, menor es el costo, y cuanto más podamos llegar a donde creemos que los depósitos más grandes están, menos agua y arena y químicos tenemos que bombear en el suelo para sacarlo de nuevo. En general, la ruta más directa es la mejor de todas.
—¿Y la ruta más directa está en algún lugar en la extensión de Emma?
Santana dejó escapar un suspiro.
—En realidad, la ubicación ideal en esta área se encuentra en una zona muy localizada sobre una milla cuadrada. Ahí es donde nos gustaría empezar.
Frunció el ceño.
—¿Dónde?
Santana se acercó a la ventana de la cocina y apuntó a la cresta detrás de su casa.
—Justo en la cima de ese cerro, en el cruce donde tu tierra, la propiedad Abrams, y la tierra de Emma que ya conoces.
Se quedó mirando por la ventana a la vista que había visto cien mil veces.
—Mi tierra. Quieres perforar en mi tierra.
—En un poco de ella, sí.
—No—recogió los vasos vacíos y los llevó al fregadero—No te quiero más cerca de mi granja de lo que tiene que ser, y ciertamente no en ella.
—Brittany—Santana dijo en tranquila, voz baja, como si estuviera muy, muy cansada—Ray Phelps ya negoció por esa extensión de tierra ahí. Tenemos una carta firmada de permiso.
Se dio la vuelta.
Santana era sólo una silueta iluminada por los rayos oblicuos del sol mientras caía detrás de las montañas, su cara en la sombra. "No te creo."
—Tengo una copia de los documentos para ti. Te la dejaré…
—Ray no está aquí—dijo, odiando el temblor en su voz—Él nunca me dijo nada al respecto.
—Tal vez estaba esperando hasta que estuviéramos listos para perforar.
—Es mi tierra ahora, y desde luego no estoy de acuerdo en dejar que se perfore.
La sombra de Santana se movió y la luz del sol iluminó su perfil, las líneas gruesas de la cara que parecen tan agudas y duras como un conquistador romano, tallada en piedra.
—Si vamos a los tribunales será caro. Brittany, considera…
—No—dijo en voz más baja.
—Podríamos ser capaces de mantener la torre fuera de tu tierra—dijo, acercándose—, Pero vamos debajo de ti, Brittany, de un modo u otro.
—No si hay alguna manera de que pueda detenerte.
Tendió una mano como para tocarla, luego la retiró.
—Déjame inspeccionar tu propiedad. Voy a traer a mi equipo y mirar lo que hay ahí abajo, el mapa del acuífero, y trazar el escurrimiento del agua. Si pudiera decirte con razonable certeza de que no vamos a tener un problema con el reflujo de tu tierra o tu agua, ¿podrías considerarlo?
—Tengo que pensarlo.
—Britt—murmuró, ansiando deslizar el pulgar sobre las sombras bajo los ojos de la rubia, para borrar el dolor y la preocupación—Sólo déjame mirar. Puedo prometer que con lo que tendríamos que pagar por esos derechos, tu granja sería segura para siempre. Podrías hacer lo que quisieras con eso.
—No si hay incluso una posibilidad de contaminación—dio un paso atrás.
La suavidad en la voz de Santana, la ternura en sus ojos, el calor que irradia de su cuerpo era demasiado.
Se sintió inclinándose hacia ella como un sauce en el viento, llamándola en contra de su voluntad, negándose a dejarse arrastrar.
—No tenemos nada más que hablar.
—Tómate un tiempo. Vamos a hablar de nuevo—quería decirle que no le haría daño, pero Brittany no tenía ninguna razón para creerle.
La rubia se alejó más, tomando el calor y la luz del sol con ella, como si una nube pasara entre ella y el sol.
No tenía nada más que ofrecer.
—Gracias por recibirme.
Brittany asintió en silencio.
Salió por la puerta de mosquitera blanca hacia el camino de piedra que conducía desde la cocina hasta el corral.
Kitty bajó los escalones desde el amplio porche para reunirse con ella.
—¿Cómo te fue?—Kitty preguntó.
—Primera descarga—notó el vaso de limonada vacío en una pequeña mesa junto a la mecedora de madera blanca donde Kitty había estado sentada.
—Va a ser una larga guerra.
—¿Estás segura de que habrá una pelea?—Kitty caminó adelante y le abrió la puerta antes de continuar hacia el lado del conductor. Se deslizó dentro y encendió el motor.
Subió y abrochó el cinturón de seguridad.
—Britt no está demasiado feliz, y Abrams ya está estimulando la oposición.
Kitty retrocedió la SUV y se dirigió por el camino.
—Brittany no parece tan irracional como algunos.
—¿Hizo un vaso de limonada convencerte de eso?
Kitty sonrió y miró al frente.
—No ha hecho daño.
Detectó algo más que un interés pasajero en la voz de Kitty. No le gusto, pero ella no tenía nada que decir al respecto.
Le gustaba esto incluso menos.
Necesitaba un minuto para recomponerse.
Santana y el pasado habían estado demasiado en su mente todo el día, distrayéndola, desestabilizando el orden del mundo que había construido para sí misma.
No podía permitir que se prolongara por más tiempo.
En el refrigerador, sacó la jarra de limonada que había hecho temprano esa misma mañana y revolvió en el segundo estante por una lata de refresco.
Hizo una pausa antes de cerrar la puerta y se dio media vuelta para hacer frente a Santana.
―¿Todavía bebes Coca-Cola?
Santana se sentó en la mesa de roble exactamente donde Artie Abrams había pasado unas pocas horas antes y sacudió su cabeza.
―La deje. Si hay suficiente limonada, tomaré eso. Sino, agua está bien.
Puso el refresco en la nevera y sirvió tres vasos de limonada, puso dos en la mesa y se detuvo con respecto a Santana, queriendo olvidar como tuvo al parecer, los secretos que una vez habían compartido.
―Debemos empezar de nuevo, como si nos acabáramos de conocer. Realmente somos extrañas.
******
Las palabras cayeron como astillas de hielo, hundiéndola en el frío.
Se dio la vuelta en su silla y miró hacia arriba, sin saber dónde Brittany iba con sus palabras, no estando segura si su comentario indicaba un progreso o algo mucho más definitivo.
―¿Puedes hacer eso? ¿Simplemente borrar el pasado?
Brittany la miró durante un largo momento, su expresión ilegible.
―¿Por qué no? No es como si el pasado tiene algo que ver con lo que está sucediendo ahora.
No estaba tan segura.
Desde que había llegado de Nueva York, desde que había visto a Brittany parada en el sol al final del día por el buzón de correo en el lado del camino, había sentido que las puertas se abrían en los recuerdos que había enterrado y ahora quería reclamar.
Le gustaba el zumbido de emoción, de estar viva, latiendo en su interior. Los sentimientos que había perdido y no sabía que los extrañaba hasta ahora.
Pero tenía un trabajo que hacer, una misión que completar, y si Brittany necesitaba olvidar que ellas alguna vez se habían conocido con el fin de poder hablar, tendría que intentarlo.
La advertencia de su papá de evitar enredos pasados volvió a ella, y se estremeció por dentro.
Él tenía razón, otra vez.
Él sabía que su historia con Brittany podría ser un obstáculo para las negociaciones, pero ella no iba a permitir que eso ocurriera. No iba a dejar que los sentimientos personales afectaran su criterio empresarial.
―Muy bien. Vamos a empezar de nuevo.
―Bien―Brittany dijo, aunque no se veía más feliz.
Sonrió.
―¿Eso te hará sospechar menos de mí?
―Temo que no. Vuelvo en un minuto―Brittany tomó el vaso de limonada y se fue.
En realidad, se había ido más como cinco minutos.
No fue consciente contando, pero su mirada seguía desviándose al gran reloj en la pared con sus números romanos para marcar la hora y amplias, gruesas manos barriendo alrededor de su cara.
No había sido inmune a la química que se había desencadenado entre Kitty y Brittany en el patio.
La belleza de Kitty era irresistible, incluso después de todo este tiempo, ella no estaba acostumbrada a ello.
Y Brittany, Brittany estaba radiante, tan fresca y maravillosa como flores de primavera abriéndose después de una tormenta.
¿Por qué no se apreciarían mutuamente?
Nunca había visto a Kitty realmente fijarse en una mujer antes, pero había notado claramente a Brittany.
La opresión en el pecho no alivió hasta que oyó a Brittany regresar. Obligó a sus hombros a relajarse y tomó un sorbo de limonada.
Acida y agría, con sólo la más mínima pizca de dulzura persistente en la lengua después de la explosión inicial de sabor.
El sabor de Brittany había sido todo lo contrario, toda liviana y dulce hasta que una explosión inesperada de calor corrió a través de su boca, abrasadora hasta la médula.
La primera vez que se besaron, bajo un cielo iluminado por la luna en la cubierta de un velero amarrado al lado del cobertizo de botes, donde Brittany trabajaba, había planeado ir despacio, para ser suave, sabiendo que era inexperta.
Sólo que Brittany no le había dado la oportunidad de ser ninguna de esas cosas.
El primer beso se había disparado de tentativo a tempestuoso en jadeantes segundos, los dientes de Brittany rastrillaban su labio, sus manos agarrando su camisa, sus palmas deslizándose sobre sus pechos hasta que sus pezones se irguieron como piedras azotadas por el viento en una tormenta.
―¿Algún problema con la limonada?―Brittany preguntó.
Saltó.
―No. Esta genial. Gracias.
La silla de Brittany raspó y se sentó, trayendo con ella un indicio de madreselva y fertilizante.
―¿Qué quieres?
Tragando en seco en la garganta dijo:
―¿Qué te hace pensar que quiero algo?
―No tengo tiempo para juegos―Brittany dijo con cansancio―Estás aquí por una razón, y sólo puede tener que ver con la perforación. No hay nada más para traerte aquí.
Se echó hacia atrás en la silla, estiró las piernas debajo de la mesa. No pudo evitar la conversación, tanto como ella quería.
Había manejado un montón de ventas difíciles antes, pero esto era más que una transacción de negocios.
Esto era...esto era personal, y no podía permitir que fuera.
―¿Crees que puedes escucharme sin perjuicios? ¿Por tan sólo un minuto o dos?
*****
Estudió a la mujer frente a ella.
Santana López era una mujer que se daría cuenta, sorprendentemente atractiva, refinada, asertiva.
No había mentido cuando le había dicho a Santana que deberían comenzar de nuevo desde aquí.
No conocía a esta Santana López.
La Santana que había conocido había estado dispuesta a comerse el mundo, llena de pasión y confianza sin límites.
La mujer en su mesa de la cocina, a pesar de su imponente presencia, luchaba con algún tipo de carga que mostraba en sus ojos, en el juego rígido de los hombros, en la fatiga enterrada a través de su voz.
Tan fuerte como ella tenía que ser para hacer lo que había venido a hacer, trabajaba para soportar el peso.
A pesar de los indicios de simpatía, era cautelosa.
Santana era una amenaza, la compañía que ella representa era potencialmente peligrosa.
Como la mayoría de los agricultores, no confiaba en las grandes empresas.
No era una admiradora del gobierno, tampoco.
Cuando no llovió, cuando vientos del noreste soplaron llevándose la superficie del suelo, cuando las inundaciones pudrieron las semillas en la tierra, nadie vino a rescatarlos.
Oh, claro, hubo subsidios del gobierno para tener, pero la mayor parte de ese dinero fue a las grandes granjas corporativas, propiedad de unos pocos ricos con el tipo de influencia para comprar amigos en el gobierno.
El pequeño agricultor promedio vio casi nada de los millones de dólares destinados a apoyar presumiblemente en tiempos de caída de los mercados o de un desastre natural.
No, al final, el pequeño agricultor sólo tenía familia, vecinos, y la suerte para contar.
NorthAm no era su amigo, y Santana era NorthAm.
Sería tonta en confiar, incluso si nunca se hubieran conocido antes.
Pero aún así, las sombras en los ojos de Santana tiraban de su corazón.
—Estoy escuchando—dijo en voz baja, y se comprometió a tratar.
—La Marcellus Shale se extiende desde Ohio a través de Pensilvania y el sur de Nueva York. Hay otros sitios de perforación que ya están en funcionamiento en Pennsylvania y Ohio, algunos en Nueva York, pero los depósitos en la parte oriental del estado nunca se han aprovechado. Nosotros, mi compañía, NorthAm, estamos interesados en un área de treinta millas cuadradas de terreno local que está directamente sobre lo que creemos son los más grandes depósitos de combustible en todo el esquisto. Podría haber suficiente combustible natural para incrementar el rendimiento nacional por veinticinco o treinta por ciento. Esto tendría una profunda influencia en la economía de combustible aquí y en todo el mundo.
—Supongo que sería antipatriótico si dijera que no me importa—dijo, no del todo en serio, pero todavía no estaba dispuesta a sacrificar su vida y la tierra que amaba por algún juego político en donde sólo los políticos se beneficiarían.
Santana asintió.
—Entiendo, y no eres el primer agricultor que he oído decir eso. Sé que tienes que levantarte cada mañana antes de que el sol salga y trabajar hasta después de que el sol se pone para mantener esta granja funcionando. Lo que ocurre en el siguiente estado no importa tanto como lo que sucede en el camino, y lo que pasa a través del océano quizá en absoluto. Sólo quiero que sepas que hay más en juego que si NorthAm obtiene un beneficio.
—Muy bien, has hecho tu punto. No son exactamente magnates ladrones.
Santana rió suavemente.
—No exactamente, no.
Se levantó bruscamente. No quería dejarse llevar por nada aparte de los hechos, y Santana tan cerca, su risa tan condenadamente familiar, la distraía.
—¿Por qué no pueden encontrar un lugar para perforar que no exponga nuestras granjas a la contaminación? Pueden perforar horizontalmente bajo tierra un largo camino, ¿cierto?
—Has estado haciendo tu tarea.
—¿Piensas que no lo haría? Que simplemente te dejaría entrar y...—negó con la cabeza—Lo siento. Esto es personal para mí, para ti es solo negocio.
—No—Santana dijo suavemente—No lo es.
Dio un paso atrás antes de que la ternura en la voz de Santana pudiera envolverla alrededor de la manera en que su chaqueta lo hizo cuando había tenido frío, reconfortante y segura.
Santana no era segura.
—¿La cuestión es?
—Nosotros perforamos horizontalmente, con el fin de abrir los canales en el esquisto—Santana admitió—Pero a más superficial del pozo, menor es el costo, y cuanto más podamos llegar a donde creemos que los depósitos más grandes están, menos agua y arena y químicos tenemos que bombear en el suelo para sacarlo de nuevo. En general, la ruta más directa es la mejor de todas.
—¿Y la ruta más directa está en algún lugar en la extensión de Emma?
Santana dejó escapar un suspiro.
—En realidad, la ubicación ideal en esta área se encuentra en una zona muy localizada sobre una milla cuadrada. Ahí es donde nos gustaría empezar.
Frunció el ceño.
—¿Dónde?
Santana se acercó a la ventana de la cocina y apuntó a la cresta detrás de su casa.
—Justo en la cima de ese cerro, en el cruce donde tu tierra, la propiedad Abrams, y la tierra de Emma que ya conoces.
Se quedó mirando por la ventana a la vista que había visto cien mil veces.
—Mi tierra. Quieres perforar en mi tierra.
—En un poco de ella, sí.
—No—recogió los vasos vacíos y los llevó al fregadero—No te quiero más cerca de mi granja de lo que tiene que ser, y ciertamente no en ella.
—Brittany—Santana dijo en tranquila, voz baja, como si estuviera muy, muy cansada—Ray Phelps ya negoció por esa extensión de tierra ahí. Tenemos una carta firmada de permiso.
Se dio la vuelta.
Santana era sólo una silueta iluminada por los rayos oblicuos del sol mientras caía detrás de las montañas, su cara en la sombra. "No te creo."
—Tengo una copia de los documentos para ti. Te la dejaré…
—Ray no está aquí—dijo, odiando el temblor en su voz—Él nunca me dijo nada al respecto.
—Tal vez estaba esperando hasta que estuviéramos listos para perforar.
—Es mi tierra ahora, y desde luego no estoy de acuerdo en dejar que se perfore.
La sombra de Santana se movió y la luz del sol iluminó su perfil, las líneas gruesas de la cara que parecen tan agudas y duras como un conquistador romano, tallada en piedra.
—Si vamos a los tribunales será caro. Brittany, considera…
—No—dijo en voz más baja.
*****
—Podríamos ser capaces de mantener la torre fuera de tu tierra—dijo, acercándose—, Pero vamos debajo de ti, Brittany, de un modo u otro.
—No si hay alguna manera de que pueda detenerte.
Tendió una mano como para tocarla, luego la retiró.
—Déjame inspeccionar tu propiedad. Voy a traer a mi equipo y mirar lo que hay ahí abajo, el mapa del acuífero, y trazar el escurrimiento del agua. Si pudiera decirte con razonable certeza de que no vamos a tener un problema con el reflujo de tu tierra o tu agua, ¿podrías considerarlo?
—Tengo que pensarlo.
—Britt—murmuró, ansiando deslizar el pulgar sobre las sombras bajo los ojos de la rubia, para borrar el dolor y la preocupación—Sólo déjame mirar. Puedo prometer que con lo que tendríamos que pagar por esos derechos, tu granja sería segura para siempre. Podrías hacer lo que quisieras con eso.
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—No si hay incluso una posibilidad de contaminación—dio un paso atrás.
La suavidad en la voz de Santana, la ternura en sus ojos, el calor que irradia de su cuerpo era demasiado.
Se sintió inclinándose hacia ella como un sauce en el viento, llamándola en contra de su voluntad, negándose a dejarse arrastrar.
—No tenemos nada más que hablar.
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—Tómate un tiempo. Vamos a hablar de nuevo—quería decirle que no le haría daño, pero Brittany no tenía ninguna razón para creerle.
La rubia se alejó más, tomando el calor y la luz del sol con ella, como si una nube pasara entre ella y el sol.
No tenía nada más que ofrecer.
—Gracias por recibirme.
Brittany asintió en silencio.
Salió por la puerta de mosquitera blanca hacia el camino de piedra que conducía desde la cocina hasta el corral.
Kitty bajó los escalones desde el amplio porche para reunirse con ella.
—¿Cómo te fue?—Kitty preguntó.
—Primera descarga—notó el vaso de limonada vacío en una pequeña mesa junto a la mecedora de madera blanca donde Kitty había estado sentada.
—Va a ser una larga guerra.
—¿Estás segura de que habrá una pelea?—Kitty caminó adelante y le abrió la puerta antes de continuar hacia el lado del conductor. Se deslizó dentro y encendió el motor.
Subió y abrochó el cinturón de seguridad.
—Britt no está demasiado feliz, y Abrams ya está estimulando la oposición.
Kitty retrocedió la SUV y se dirigió por el camino.
—Brittany no parece tan irracional como algunos.
—¿Hizo un vaso de limonada convencerte de eso?
Kitty sonrió y miró al frente.
—No ha hecho daño.
Detectó algo más que un interés pasajero en la voz de Kitty. No le gusto, pero ella no tenía nada que decir al respecto.
Le gustaba esto incluso menos.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: FanFic Brittana: La Granja (Adaptada) Epílogo
HOLA!! Mantenete firme Britt!!
Saludos
Saludos
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: FanFic Brittana: La Granja (Adaptada) Epílogo
hola morra,..
san celosa de kitt jajaja
bueno ya britt dejo puesta su postura sobre el tema!!!
nos vemos!!!
san celosa de kitt jajaja
bueno ya britt dejo puesta su postura sobre el tema!!!
nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: FanFic Brittana: La Granja (Adaptada) Epílogo
Le cuesta un poco a britt no caer en los encantos de san, pero se mantiene firme.
Pd: ese payaso no va a presentar cargos en contra de naya porque a el no le conviene.
Pd: ese payaso no va a presentar cargos en contra de naya porque a el no le conviene.
Isabella28****** - Mensajes : 378
Fecha de inscripción : 12/10/2017
Re: FanFic Brittana: La Granja (Adaptada) Epílogo
Espero que kitty no sea un problema, Brittany ha estado sola un tiempo y bueno.... vaya, no me gustaria, San tuvo razones muy poderosas para dejarla, espero que eso se sepa, en cuanto a Naya, ha estado tan de bajo perfil que hasta preocupante es!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: FanFic Brittana: La Granja (Adaptada) Epílogo
monica.santander escribió:HOLA!! Mantenete firme Britt!!
Saludos
Hola, si!!! tu puedes rubia!...esperemos y sea así...al menos por un tiempo xD Saludos =D
3:) escribió:hola morra,..
san celosa de kitt jajaja
bueno ya britt dejo puesta su postura sobre el tema!!!
nos vemos!!!
Hola lu, jaajajajaj y como no¿?, si se le acercan a su ojiazul¿? jajajaja. Si, lo cual le encuentro toda la razón xD Saludos =D
Isabella28 escribió:Le cuesta un poco a britt no caer en los encantos de san, pero se mantiene firme.
Pd: ese payaso no va a presentar cargos en contra de naya porque a el no le conviene.
Hola, uff esk a quien no¿? Eso es lo importante, por un tiempo al menos! ajajaj. Saludos =D
Pd: eso mismo! desde q se supo q naya habia llamado como 3 veces antes ¬¬ idiota ¬¬
micky morales escribió:Espero que kitty no sea un problema, Brittany ha estado sola un tiempo y bueno.... vaya, no me gustaria, San tuvo razones muy poderosas para dejarla, espero que eso se sepa, en cuanto a Naya, ha estado tan de bajo perfil que hasta preocupante es!!!!
Hola, espero lo mismo...al menos para britt, ya q para san pord´ria un poco, no¿? Espero lo mismo, q de su punto de la historia. O no¿?! solo da retwitt =/ Ojala y todo sea para el bn de ella =/ Saludos =D
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Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: La Granja (Adaptada) Cap 9
Capitulo 9
El crujido de la grava crujiendo bajo los neumáticos de la SUV de Santana se desvaneció rápidamente, dejándola sola en la silenciosa casa.
Se quedó mirando el folder plano manila que Santana había dejado en su mesa de la cocina, pero sin tocarlo.
Si no lo tocaba, no lo leería, tal vez no sería real. A pesar de que lo evitó, sabía que sólo estaba engañándose a sí misma.
El problema no desaparecía simplemente porque cerrara los ojos, como tampoco la lluvia cayó o los cultivos se produjeron fuerte cuando susurró una oración para hacerlo así.
Si lo que Santana había dicho era verdad, tenía un montón de problemas aproximándose, y prefería encontrarlos de frente. Independientemente de lo que tenía que hacer, encontraría una manera de hacerlo.
No estaba indefensa, no estaba sin opciones o amigos. Y sabía cómo luchar.
Cuadrando los hombros, entró en el vestíbulo, se puso sus botas de trabajo, y se dirigió a ayudar con la ordeña.
Tres horas más tarde, el día casi había desaparecido y el pesado crepúsculo cubrió los campos, el calor aún permanecía cerca de la tierra, envolviéndola en el aire tan espeso que casi podía sostenerlo en la mano mientras caminaba de regreso a la casa.
Adentro, las sombras enfriaron las esquinas de la gran cocina, y trabajó en la casi oscuridad, haciendo una taza de té y preparando un sándwich de pollo asado del día anterior.
Cuando terminó con los preparativos, encendió la vieja lámpara que colgaba sobre su mesa de roble y se sentó. El folder no se había movido, todavía colocado en ángulo recto delante de su plato como una serpiente enroscada lista para atacar.
Rolling Hills Farm estaba escrito en la etiqueta en pulcras letras negras. Se preguntó ociosamente si Santana lo había escrito.
Probablemente no.
Lo más probable es que alguien en una oficina lejos que no tenía idea de lo que el nombre significaba, ninguna pista de la tierra y la vida que iba con ello.
Deslizó el montón cuidadosamente mecanografiado y las páginas engrapadas del folder y empezó a leer lo que Ray había hecho.
En el momento en que había digerido las palabras, el té estaba frío y su sándwich sin comer. Trató de encontrar excusas para él, alguna explicación de por qué había tomado estas decisiones sin decírselo a ella.
Siempre había pensado que tenían una relación decente, no podía decir que lo quería de la forma en que ella había querido a su mamá, pero había sido parte de su vida durante mucho tiempo, y a pesar de que compartían poco lo que era personal, ella había pensado que habían compartido un amor a la tierra.
No podía cuadrar esa creencia con su firma en la parte inferior de un largo contrato de acuerdo para permitir el acceso a NorthAm en su tierra, su tierra, por dinero.
Mucho dinero.
No sabía si había sido pagado, pero lo tenía que descubrir. Si no había sido, si las cosas no habían llegado demasiado lejos, podría ser más fácil de alguna manera deshacer el contrato.
Porque de una manera u otra, tenía que hacerlo.
No iba a dejar que NorthAm violara su tierra, sin importar cuán cantidad de dinero le ofrecieran o de lo persuasiva que Santana podría ser.
Cerró su laptop, sus ojos doloridos, e inspeccionó la sala cariñosamente restaurada en el hotel.
En cualquier otro momento podría haber admirado los auténticos azulejos del techo de estaño y relucientes pisos de madera, pero esta noche la belleza se perdió en ella.
El dolor sordo en el pecho no tenía nada que ver con las horas que había pasado estudiando a través de archivos o su cena omitida.
Pensamientos de Brittany la atormentaban, socavando su concentración, tirando de su conciencia, y su corazón.
Necesitaba un poco de perspectiva, pero primero necesitaba una distracción.
Brevemente consideró preguntarle a Kitty si había comido y decidió no hacerlo.
No quería realmente compañía. No se sentía sociable.
Menos que sociable, más como que quería pelear y esperaba encontrar una.
Agarró una chaqueta de mezclilla de la ropa que Lauren había enviado y se levantó y salió para ver la ciudad.
Las opciones eran limitadas.
El cartel en la ventana de la cafetería decía que cerraba a las nueve, y simplemente había omitido eso.
La tienda de conveniencia en la esquina de la única importante intersección en la ciudad vendía helados, perros calientes, y burritos de microondas, ninguno de los cuales le hizo un llamamiento, aunque cada uno de ellos había sido su cena en más de una ocasión.
Atraída por el murmullo de voces, continuó por la calle a una taberna donde algunas personas se congregaron afuera en los escalones, fumando, mirando el tráfico, hablando.
Se separaron para dejarla entrar, preguntas en sus ojos.
En el interior, una gran habitación estaba dividida en una sección de comedor con una media docena de mesas en una mitad y una larga barra en la otra.
Hombres y mujeres, bebidas en la mano, apretados entre los taburetes de la barra, todos los cuales estaban ocupados.
Tuvo su opción de mesas y se sentó en una en frente de la ventana de vidrio grande y reviso la hoja sencilla de un menú plastificado. La televisión a través de la barra mostraba un partido de béisbol, el sonido perdido en las capas de la conversación que fluía por la habitación.
Unos minutos más tarde una camarera en jeans y una camiseta amarilla caminó sin prisa.
—¿Cómo estás?—la morena de treinta y pico preguntó.
—Nada mal—dijo, dando la amistosa mentira.
—¿Algo de beber?
—Cualquier cerveza de barril que tengas estará bien.
—¿Sabes lo que vas a pedir?
—Una hamburguesa suena bien, mediana, con todo.
—De acuerdo—la camarera sonrió y se fue sin anotar nada. Un poco después volvió con una alta jarra de cerveza helada.
Asintió las gracias y bebió.
Buena cerveza.
Bebió lentamente, dejando que los pensamientos de proyecciones de producción, ROI, y presupuestos lentamente a la deriva.
Con el tiempo, su mente estaba en silencio durante un minuto o dos antes de que la conversación con Brittany se apropiara de su mente.
No oyó las palabras, todo lo que podía ver era la infelicidad en los ojos de Brittany, el dolor que ella había ayudado a poner ahí.
De nuevo.
La última persona que siempre quiso hacer daño era la que seguía haciendo infeliz. Podría haber sido sólo el mensajero esta vez, pero la rubia no lo vería de esa manera.
Brittany no había sabido sobre el arreglo de Ray Phelps con NorthAm. La traición sorprendida en su cara estaba claro.
La rubia había trabajado la granja para él, puesto su corazón en ello, y él ni siquiera se había molestado en decirle lo que estaba haciendo.
A pesar de que el padrastro de Brittany había sido la causa su dolor, ella misma había sido la que trajo la realidad de lo que Phelps había hecho en el mundo de Brittany.
La rubia probablemente la culpaba tanto como culpaba a Phelps en estos momentos.
No podía argumentar, que era culpable por asociación.
Golpeó el tenedor sobre la mesa, frustrada y más que un poco enojada. La infelicidad de Brittany no era su preocupación, no podía ser su preocupación, su responsabilidad era la de asegurar los derechos de perforación que necesitaban por lo que el proyecto podría seguir adelante lo más rápido posible.
No estaba haciendo nada ilegal, nada que no había hecho cientos de veces antes. Esta vez, sin embargo, lo que siempre había sido rutina se había convertido en personal, y no podía permitir que fuera.
Se frotó la frente como para purgar las autorecriminaciones, murmurando su agradecimiento cuando la camarera deslizó una enorme hamburguesa con patatas fritas frente a ella.
El lugar estaba lleno, y el nivel de ruido elevándose, un típico Viernes por la noche después de una larga semana de trabajo, todos queriendo relajarse.
No podía desenvolver el resorte de acero ajustado fuertemente en su pecho, pero se las arregló para llenar su cabeza con la cacofonía de voces para que no tuviera que pensar en lo que había hecho o lo que tenía que hacer.
Cuando oyó la inequívoca rica voz de Brittany, ligeramente ronca, pensó que lo estaba imaginando de nuevo, reviviendo la conversación en la cocina, hasta que levantó la vista y se dio cuenta de su error.
Brittany parada en el bar, de espaldas a ella, hablando con un hombre en ropa de trabajo. Él agarró su brazo flojamente, cerniéndose sobre ella, sus cabezas muy juntas.
Brittany no parecía feliz.
Una oleada de posesividad que no había experimentado en años empujó su camino en su garganta, reverberando ahí como un gruñido esperando para estallar.
Se tragó la ira, empujó los restos de su hamburguesa a un lado, y apuró su cerveza.
Necesitaba el apoyo de estas personas, y Brittany no era de ella para reclamarla. Ni la racionalización ayudó a contrarrestar el consumo de ácido en su interior.
La rubia estaba dolida y ella no podía hacer nada.
—¿Lista para otra cerveza?—la camarera preguntó.
—Sí, gracias—dijo, sin apartar los ojos de Brittany.
Mientras la miraba, la rubia miró hacia la puerta y sonrió. Su rostro perdió algunas de las líneas de preocupación que habían estado grabadas en la frente y las comisuras de la boca, y automáticamente buscó que había puesto esa expresión en su rostro.
Kitty se encamino a través de la multitud y hasta Brittany, que dijo algo al hombre con el que estaba y se volvió hacia la rubia más baja totalmente, sus dedos ligeramente rozando el antebrazo de ésta.
Quería apartar la mirada, pero no pudo.
Incluso ver a Brittany con otra mujer era mejor que no verla en absoluto.
Kitty se rio, asintió, e movió la cabeza para murmurar algo al oído de Brittany, ésta sonrió a lo que sea que la ojiverde había dicho y parecía más joven y más despreocupada que lo que la había visto en toda la semana.
Quería ser la que estuviera haciendo a Brittany reír, traer placer a su cara, y sabía que había perdido esa oportunidad hace mucho tiempo.
De repente, se puso de pie, dio un tirón a su cartera del bolsillo trasero, sacó los billetes, y dejó un puñado sobre la mesa.
Por desgracia, tenía que pasar por delante de Kitty y Brittany para llegar a la puerta.
Con su extraño sexto sentido, Kitty miró en su dirección antes de que hubiera llegado a mitad de camino a través del cuarto. Brittany siguió su mirada y la risa dejó a sus ojos.
—Buenas noches, señorita López—Kitty dijo suavemente cuando se acercó a ellas—Estaba justo diciendo a la señorita Pierce que este parece ser el lugar donde se realiza todo el trabajo importante, y al parecer eso es cierto.
—Tengo algunas cosas que hacer aún esta noche—dijo prácticamente temblando por el frío en la mirada de Brittany—Desafortunadamente, voy a tener que hacerlas en el hotel.
—Por supuesto. Le acompañare de regreso—Kitty asintió a Brittany—Espero verte de nuevo pronto.
—Sí—Brittany dijo, cuidadosamente sin mirarla—Yo también lo espero.
—No hay necesidad de que te marches, Kitty. Estás fuera del trabajo ahora.
Kitty sonrió.
—Gracias, pero no planeaba quedarme.
Sabía que Kitty había venido a buscarla, pero no quería decirlo frente a cualquier otra persona.
—Por qué no consigues algo de comer primero. Voy a esperar mientras pides.
—Si no le importa—Kitty dijo—Voy a conseguir comida para llevar.
—Claro.
Kitty se deslizó en busca de la camarera, dejándola con Brittany mirándose la una a la otra.
—Kitty parece bastante extraordinaria para sólo ser tu asistente—dijo haciendo un gesto hacia el otro extremo de la barra donde Kitty hablaba con la camarera.
Pronto la camarera estaba sonriendo y riendo también.
—Kitty es...extraordinaria. También una ayudante excepcional—dijo Santana.
—¿Y qué más?—preguntó, la molestia hormigueando bajo su piel mientras hablaba.
No estaba segura de lo que incitaba el chorro de celos, que Kitty estaba con Santana en lugar de ella, o que Santana estaba con Kitty.
La ojiverde era encantadora, y estar cerca de ella por sólo unos minutos había provocado sentimientos que no había experimentado en mucho tiempo.
Los coqueteos fáciles de Kitty la hicieron sentir atractiva y sexy, algo que no se había dado cuenta que extrañó.
Algo que le gustaba.
Pero tan pronto como Santana apareció, las atenciones de Kitty se habían desplazado.
La morena se había convertido en su enfoque.
—Kitty es también mi seguridad—Santana dijo en voz baja.
—¿Seguridad? ¿Quieres decir como un guardaespaldas?
Santana se movió, viéndose un poco incómoda y un poco avergonzada. No podía recordar alguna vez visto de esa forma.
Santana asintió.
—Sí.
—¿Por qué?
—Política de la compañía. Toda la gente de gestión superior viajan con seguridad.
—¿Estás en peligro?—preguntó, su anterior enojo por Santana se disolvió en preocupación.
—No—Santana dijo con desdén—Como he dicho, política de la compañía. Y además, Kitty realmente es mi ayudante, y es muy buena en eso.
—Oh. No lo dudo. Parece muy... capaz.
—¿Es eso lo que estabas pensando?—Santana preguntó—¿Qué es capaz?
—¿Qué más?—se sonrojó. No estaba dispuesta a hablar de Kitty con Santana, especialmente cuando no estaba segura de lo que estaba sintiendo—Bien. Debería irme.
—Brittany—dijo tratando de alcanzar su mano—Sé que probablemente no has tenido mucha oportunidad de pensar en lo que estábamos hablando antes, pero si pudiéramos…
El hombre con el que Brittany había estado hablando en la abarrotada barra se puso al lado de ellas, su dura mirada fija en ella.
—¿Está todo bien, Britt?
—Sí—Brittany dijo rápidamente—Todo está bien.
—¿Eres la persona a cargo de NorthAm?—el hombre le pregunto.
Se enderezó.
—Es correcto. ¿Y usted es?
—Mi nombre es Artie Abrams.
—Sr. Abrams—dijo extendiendo su mano—Encantada de conocerle. He estado esperando hablar con usted…
—No estoy seguro de que tengamos mucho que hablar—Artie dijo—A menos que estés a punto de decirme que estás planeando recoger y trasladarse a otro lugar.
Dejó caer su mano.
—Me temo que no era mi plan, no. Tal vez pueda pasar mañana, digamos a ¿las 8 a.m.?
—Es su tiempo—Artie se volvió a Brittany—Así que hazme saber acerca de esa otra cosa.
—Lo haré. Buenas noches, Artie—Brittany esperó hasta que él estuvo fuera del alcance del oído—No es un fan de los tuyos.
—Lo he notado.
—Los ánimos están corriendo un poco acalorados en este momento—Brittany dijo en voz baja—Ten cuidado.
—He pasado por esto antes, Brittany, pero gracias. Agradezco que te preocupes por mí.
—No estoy preocupada por ti—Brittany dijo—Es sólo que no quiero ver a la comunidad vuelta al revés por esto.
—Cierto, debería haber sabido eso.
Kitty se les unió, una bolsa de comida para llevar en la mano.
—¿Lista para irnos, señorita. López?
Miró a Brittany como si estuviera esperando por ella antes de contestar. La ojiazul cortó la mirada y la dirigió hacia Kitty y le dijo:
—Si realmente estás interesada en una visita a la granja, ven por la mañana.
—Lo estoy—Kitty dijo con gusto—Y lo haré si estoy libre.
—Bien—dijo, ignorando la llamarada de calor en los ojos de Santana.
Le gustaba Kitty Wilde y tenía todo el derecho a sus sentimientos. La idea de pasar tiempo con una atractiva mujer que parecía interesada en ella la hacía sentir bien.
Por primera vez en mucho tiempo, iba a hacer algo por ninguna otra razón que la de darle placer.
Se quedó mirando el folder plano manila que Santana había dejado en su mesa de la cocina, pero sin tocarlo.
Si no lo tocaba, no lo leería, tal vez no sería real. A pesar de que lo evitó, sabía que sólo estaba engañándose a sí misma.
El problema no desaparecía simplemente porque cerrara los ojos, como tampoco la lluvia cayó o los cultivos se produjeron fuerte cuando susurró una oración para hacerlo así.
Si lo que Santana había dicho era verdad, tenía un montón de problemas aproximándose, y prefería encontrarlos de frente. Independientemente de lo que tenía que hacer, encontraría una manera de hacerlo.
No estaba indefensa, no estaba sin opciones o amigos. Y sabía cómo luchar.
Cuadrando los hombros, entró en el vestíbulo, se puso sus botas de trabajo, y se dirigió a ayudar con la ordeña.
Tres horas más tarde, el día casi había desaparecido y el pesado crepúsculo cubrió los campos, el calor aún permanecía cerca de la tierra, envolviéndola en el aire tan espeso que casi podía sostenerlo en la mano mientras caminaba de regreso a la casa.
Adentro, las sombras enfriaron las esquinas de la gran cocina, y trabajó en la casi oscuridad, haciendo una taza de té y preparando un sándwich de pollo asado del día anterior.
Cuando terminó con los preparativos, encendió la vieja lámpara que colgaba sobre su mesa de roble y se sentó. El folder no se había movido, todavía colocado en ángulo recto delante de su plato como una serpiente enroscada lista para atacar.
Rolling Hills Farm estaba escrito en la etiqueta en pulcras letras negras. Se preguntó ociosamente si Santana lo había escrito.
Probablemente no.
Lo más probable es que alguien en una oficina lejos que no tenía idea de lo que el nombre significaba, ninguna pista de la tierra y la vida que iba con ello.
Deslizó el montón cuidadosamente mecanografiado y las páginas engrapadas del folder y empezó a leer lo que Ray había hecho.
En el momento en que había digerido las palabras, el té estaba frío y su sándwich sin comer. Trató de encontrar excusas para él, alguna explicación de por qué había tomado estas decisiones sin decírselo a ella.
Siempre había pensado que tenían una relación decente, no podía decir que lo quería de la forma en que ella había querido a su mamá, pero había sido parte de su vida durante mucho tiempo, y a pesar de que compartían poco lo que era personal, ella había pensado que habían compartido un amor a la tierra.
No podía cuadrar esa creencia con su firma en la parte inferior de un largo contrato de acuerdo para permitir el acceso a NorthAm en su tierra, su tierra, por dinero.
Mucho dinero.
No sabía si había sido pagado, pero lo tenía que descubrir. Si no había sido, si las cosas no habían llegado demasiado lejos, podría ser más fácil de alguna manera deshacer el contrato.
Porque de una manera u otra, tenía que hacerlo.
No iba a dejar que NorthAm violara su tierra, sin importar cuán cantidad de dinero le ofrecieran o de lo persuasiva que Santana podría ser.
*****
Cerró su laptop, sus ojos doloridos, e inspeccionó la sala cariñosamente restaurada en el hotel.
En cualquier otro momento podría haber admirado los auténticos azulejos del techo de estaño y relucientes pisos de madera, pero esta noche la belleza se perdió en ella.
El dolor sordo en el pecho no tenía nada que ver con las horas que había pasado estudiando a través de archivos o su cena omitida.
Pensamientos de Brittany la atormentaban, socavando su concentración, tirando de su conciencia, y su corazón.
Necesitaba un poco de perspectiva, pero primero necesitaba una distracción.
Brevemente consideró preguntarle a Kitty si había comido y decidió no hacerlo.
No quería realmente compañía. No se sentía sociable.
Menos que sociable, más como que quería pelear y esperaba encontrar una.
Agarró una chaqueta de mezclilla de la ropa que Lauren había enviado y se levantó y salió para ver la ciudad.
Las opciones eran limitadas.
El cartel en la ventana de la cafetería decía que cerraba a las nueve, y simplemente había omitido eso.
La tienda de conveniencia en la esquina de la única importante intersección en la ciudad vendía helados, perros calientes, y burritos de microondas, ninguno de los cuales le hizo un llamamiento, aunque cada uno de ellos había sido su cena en más de una ocasión.
Atraída por el murmullo de voces, continuó por la calle a una taberna donde algunas personas se congregaron afuera en los escalones, fumando, mirando el tráfico, hablando.
Se separaron para dejarla entrar, preguntas en sus ojos.
En el interior, una gran habitación estaba dividida en una sección de comedor con una media docena de mesas en una mitad y una larga barra en la otra.
Hombres y mujeres, bebidas en la mano, apretados entre los taburetes de la barra, todos los cuales estaban ocupados.
Tuvo su opción de mesas y se sentó en una en frente de la ventana de vidrio grande y reviso la hoja sencilla de un menú plastificado. La televisión a través de la barra mostraba un partido de béisbol, el sonido perdido en las capas de la conversación que fluía por la habitación.
Unos minutos más tarde una camarera en jeans y una camiseta amarilla caminó sin prisa.
—¿Cómo estás?—la morena de treinta y pico preguntó.
—Nada mal—dijo, dando la amistosa mentira.
—¿Algo de beber?
—Cualquier cerveza de barril que tengas estará bien.
—¿Sabes lo que vas a pedir?
—Una hamburguesa suena bien, mediana, con todo.
—De acuerdo—la camarera sonrió y se fue sin anotar nada. Un poco después volvió con una alta jarra de cerveza helada.
Asintió las gracias y bebió.
Buena cerveza.
Bebió lentamente, dejando que los pensamientos de proyecciones de producción, ROI, y presupuestos lentamente a la deriva.
Con el tiempo, su mente estaba en silencio durante un minuto o dos antes de que la conversación con Brittany se apropiara de su mente.
No oyó las palabras, todo lo que podía ver era la infelicidad en los ojos de Brittany, el dolor que ella había ayudado a poner ahí.
De nuevo.
La última persona que siempre quiso hacer daño era la que seguía haciendo infeliz. Podría haber sido sólo el mensajero esta vez, pero la rubia no lo vería de esa manera.
Brittany no había sabido sobre el arreglo de Ray Phelps con NorthAm. La traición sorprendida en su cara estaba claro.
La rubia había trabajado la granja para él, puesto su corazón en ello, y él ni siquiera se había molestado en decirle lo que estaba haciendo.
A pesar de que el padrastro de Brittany había sido la causa su dolor, ella misma había sido la que trajo la realidad de lo que Phelps había hecho en el mundo de Brittany.
La rubia probablemente la culpaba tanto como culpaba a Phelps en estos momentos.
No podía argumentar, que era culpable por asociación.
Golpeó el tenedor sobre la mesa, frustrada y más que un poco enojada. La infelicidad de Brittany no era su preocupación, no podía ser su preocupación, su responsabilidad era la de asegurar los derechos de perforación que necesitaban por lo que el proyecto podría seguir adelante lo más rápido posible.
No estaba haciendo nada ilegal, nada que no había hecho cientos de veces antes. Esta vez, sin embargo, lo que siempre había sido rutina se había convertido en personal, y no podía permitir que fuera.
Se frotó la frente como para purgar las autorecriminaciones, murmurando su agradecimiento cuando la camarera deslizó una enorme hamburguesa con patatas fritas frente a ella.
El lugar estaba lleno, y el nivel de ruido elevándose, un típico Viernes por la noche después de una larga semana de trabajo, todos queriendo relajarse.
No podía desenvolver el resorte de acero ajustado fuertemente en su pecho, pero se las arregló para llenar su cabeza con la cacofonía de voces para que no tuviera que pensar en lo que había hecho o lo que tenía que hacer.
Cuando oyó la inequívoca rica voz de Brittany, ligeramente ronca, pensó que lo estaba imaginando de nuevo, reviviendo la conversación en la cocina, hasta que levantó la vista y se dio cuenta de su error.
Brittany parada en el bar, de espaldas a ella, hablando con un hombre en ropa de trabajo. Él agarró su brazo flojamente, cerniéndose sobre ella, sus cabezas muy juntas.
Brittany no parecía feliz.
Una oleada de posesividad que no había experimentado en años empujó su camino en su garganta, reverberando ahí como un gruñido esperando para estallar.
Se tragó la ira, empujó los restos de su hamburguesa a un lado, y apuró su cerveza.
Necesitaba el apoyo de estas personas, y Brittany no era de ella para reclamarla. Ni la racionalización ayudó a contrarrestar el consumo de ácido en su interior.
La rubia estaba dolida y ella no podía hacer nada.
—¿Lista para otra cerveza?—la camarera preguntó.
—Sí, gracias—dijo, sin apartar los ojos de Brittany.
Mientras la miraba, la rubia miró hacia la puerta y sonrió. Su rostro perdió algunas de las líneas de preocupación que habían estado grabadas en la frente y las comisuras de la boca, y automáticamente buscó que había puesto esa expresión en su rostro.
Kitty se encamino a través de la multitud y hasta Brittany, que dijo algo al hombre con el que estaba y se volvió hacia la rubia más baja totalmente, sus dedos ligeramente rozando el antebrazo de ésta.
Quería apartar la mirada, pero no pudo.
Incluso ver a Brittany con otra mujer era mejor que no verla en absoluto.
Kitty se rio, asintió, e movió la cabeza para murmurar algo al oído de Brittany, ésta sonrió a lo que sea que la ojiverde había dicho y parecía más joven y más despreocupada que lo que la había visto en toda la semana.
Quería ser la que estuviera haciendo a Brittany reír, traer placer a su cara, y sabía que había perdido esa oportunidad hace mucho tiempo.
De repente, se puso de pie, dio un tirón a su cartera del bolsillo trasero, sacó los billetes, y dejó un puñado sobre la mesa.
Por desgracia, tenía que pasar por delante de Kitty y Brittany para llegar a la puerta.
Con su extraño sexto sentido, Kitty miró en su dirección antes de que hubiera llegado a mitad de camino a través del cuarto. Brittany siguió su mirada y la risa dejó a sus ojos.
—Buenas noches, señorita López—Kitty dijo suavemente cuando se acercó a ellas—Estaba justo diciendo a la señorita Pierce que este parece ser el lugar donde se realiza todo el trabajo importante, y al parecer eso es cierto.
—Tengo algunas cosas que hacer aún esta noche—dijo prácticamente temblando por el frío en la mirada de Brittany—Desafortunadamente, voy a tener que hacerlas en el hotel.
—Por supuesto. Le acompañare de regreso—Kitty asintió a Brittany—Espero verte de nuevo pronto.
—Sí—Brittany dijo, cuidadosamente sin mirarla—Yo también lo espero.
—No hay necesidad de que te marches, Kitty. Estás fuera del trabajo ahora.
Kitty sonrió.
—Gracias, pero no planeaba quedarme.
Sabía que Kitty había venido a buscarla, pero no quería decirlo frente a cualquier otra persona.
—Por qué no consigues algo de comer primero. Voy a esperar mientras pides.
—Si no le importa—Kitty dijo—Voy a conseguir comida para llevar.
—Claro.
Kitty se deslizó en busca de la camarera, dejándola con Brittany mirándose la una a la otra.
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—Kitty parece bastante extraordinaria para sólo ser tu asistente—dijo haciendo un gesto hacia el otro extremo de la barra donde Kitty hablaba con la camarera.
Pronto la camarera estaba sonriendo y riendo también.
—Kitty es...extraordinaria. También una ayudante excepcional—dijo Santana.
—¿Y qué más?—preguntó, la molestia hormigueando bajo su piel mientras hablaba.
No estaba segura de lo que incitaba el chorro de celos, que Kitty estaba con Santana en lugar de ella, o que Santana estaba con Kitty.
La ojiverde era encantadora, y estar cerca de ella por sólo unos minutos había provocado sentimientos que no había experimentado en mucho tiempo.
Los coqueteos fáciles de Kitty la hicieron sentir atractiva y sexy, algo que no se había dado cuenta que extrañó.
Algo que le gustaba.
Pero tan pronto como Santana apareció, las atenciones de Kitty se habían desplazado.
La morena se había convertido en su enfoque.
—Kitty es también mi seguridad—Santana dijo en voz baja.
—¿Seguridad? ¿Quieres decir como un guardaespaldas?
Santana se movió, viéndose un poco incómoda y un poco avergonzada. No podía recordar alguna vez visto de esa forma.
Santana asintió.
—Sí.
—¿Por qué?
—Política de la compañía. Toda la gente de gestión superior viajan con seguridad.
—¿Estás en peligro?—preguntó, su anterior enojo por Santana se disolvió en preocupación.
—No—Santana dijo con desdén—Como he dicho, política de la compañía. Y además, Kitty realmente es mi ayudante, y es muy buena en eso.
—Oh. No lo dudo. Parece muy... capaz.
—¿Es eso lo que estabas pensando?—Santana preguntó—¿Qué es capaz?
—¿Qué más?—se sonrojó. No estaba dispuesta a hablar de Kitty con Santana, especialmente cuando no estaba segura de lo que estaba sintiendo—Bien. Debería irme.
*****
—Brittany—dijo tratando de alcanzar su mano—Sé que probablemente no has tenido mucha oportunidad de pensar en lo que estábamos hablando antes, pero si pudiéramos…
El hombre con el que Brittany había estado hablando en la abarrotada barra se puso al lado de ellas, su dura mirada fija en ella.
—¿Está todo bien, Britt?
—Sí—Brittany dijo rápidamente—Todo está bien.
—¿Eres la persona a cargo de NorthAm?—el hombre le pregunto.
Se enderezó.
—Es correcto. ¿Y usted es?
—Mi nombre es Artie Abrams.
—Sr. Abrams—dijo extendiendo su mano—Encantada de conocerle. He estado esperando hablar con usted…
—No estoy seguro de que tengamos mucho que hablar—Artie dijo—A menos que estés a punto de decirme que estás planeando recoger y trasladarse a otro lugar.
Dejó caer su mano.
—Me temo que no era mi plan, no. Tal vez pueda pasar mañana, digamos a ¿las 8 a.m.?
—Es su tiempo—Artie se volvió a Brittany—Así que hazme saber acerca de esa otra cosa.
—Lo haré. Buenas noches, Artie—Brittany esperó hasta que él estuvo fuera del alcance del oído—No es un fan de los tuyos.
—Lo he notado.
—Los ánimos están corriendo un poco acalorados en este momento—Brittany dijo en voz baja—Ten cuidado.
—He pasado por esto antes, Brittany, pero gracias. Agradezco que te preocupes por mí.
—No estoy preocupada por ti—Brittany dijo—Es sólo que no quiero ver a la comunidad vuelta al revés por esto.
—Cierto, debería haber sabido eso.
Kitty se les unió, una bolsa de comida para llevar en la mano.
—¿Lista para irnos, señorita. López?
Miró a Brittany como si estuviera esperando por ella antes de contestar. La ojiazul cortó la mirada y la dirigió hacia Kitty y le dijo:
*****
—Si realmente estás interesada en una visita a la granja, ven por la mañana.
—Lo estoy—Kitty dijo con gusto—Y lo haré si estoy libre.
—Bien—dijo, ignorando la llamarada de calor en los ojos de Santana.
Le gustaba Kitty Wilde y tenía todo el derecho a sus sentimientos. La idea de pasar tiempo con una atractiva mujer que parecía interesada en ella la hacía sentir bien.
Por primera vez en mucho tiempo, iba a hacer algo por ninguna otra razón que la de darle placer.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: FanFic Brittana: La Granja (Adaptada) Epílogo
hola morra,..
kitt esta mas serca de ser una pelota de pin pong las dos piensan exactamente lo mismo pero ni serca estan jajaja y a kitt le gusta o mas para dar le celos a san que seguramente noto como se pone jajaj
a ver si ahi visita de quien??
nos vemos!!
kitt esta mas serca de ser una pelota de pin pong las dos piensan exactamente lo mismo pero ni serca estan jajaja y a kitt le gusta o mas para dar le celos a san que seguramente noto como se pone jajaj
a ver si ahi visita de quien??
nos vemos!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: FanFic Brittana: La Granja (Adaptada) Epílogo
Que fastidio ahora con Kitty en la ecuacion!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: FanFic Brittana: La Granja (Adaptada) Epílogo
Las dos celosas con kitty, creo que gracias a ella se van a juntar.
Pd: siempre odié al estupido ese pero ahora es peor, lo aborrezco.
Pd: siempre odié al estupido ese pero ahora es peor, lo aborrezco.
Isabella28****** - Mensajes : 378
Fecha de inscripción : 12/10/2017
Re: FanFic Brittana: La Granja (Adaptada) Epílogo
3:) escribió:hola morra,..
kitt esta mas serca de ser una pelota de pin pong las dos piensan exactamente lo mismo pero ni serca estan jajaja y a kitt le gusta o mas para dar le celos a san que seguramente noto como se pone jajaj
a ver si ahi visita de quien??
nos vemos!!
Hola lu, jajaajajaj xD jaajja no lo había visto a´si, pero si ajajajaj. JAjajaajaj esperemos y ayude entonces jajajaja. Mmm interesante, interesante...Saludos =D
micky morales escribió: Que fastidio ahora con Kitty en la ecuacion!!!!
Hola, jajajaajajaj xD pero no lo veas a mal...yo tengo toda la fe q kitty es la q va hacer reaccionar a san y luche por solucionar lo q hizo en el pasado...espero xD Saludos =D
Isabella28 escribió:Las dos celosas con kitty, creo que gracias a ella se van a juntar.
Pd: siempre odié al estupido ese pero ahora es peor, lo aborrezco.
Hola, jajaajajaja y ninguna lo sabe ajajajajaja. Espero eso con todo mi ser! ajajajaj. Saludos =D
Pd: yo tmbn! nose, algo jamás q hizo gracia en él =/
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: La Granja (Adaptada) Cap 10
Capitulo 10
Caminaron a media cuadra en silencio antes de que Santana dijera:
—No sabía que estabas interesada en la agricultura.
Kitty le lanzó una mirada, su paso nunca vaciló.
—Puesto que vamos a estar aquí por un tiempo, pensé que sería útil tener una idea de la comunidad local. Y la granja de Brittany está justo en medio de las cosas.
Luchando contra un impulso irracional a desafiar las razones de Kitty, deslizó sus manos en los bolsillos donde sus dedos se cerraron en puños todo por su cuenta.
Había estado deseando por alguien para golpear, metafóricamente al menos, desde que había leído los informes de Finn y se dio cuenta de que iba a tener que ir detrás de las tierras de Brittany.
Al ver a la ojiazul en la taberna con Kitty y siendo prácticamente descartada por Brittany no había ayudado.
Sus vellos se erizaron y no necesitaría mucho más que una excusa para gruñir.
Excepto que Kitty no era el enemigo.
—¿Estás tratando de decirme que estás haciendo un poco de investigación industrial encubierta?
Kitty se rió.
—No soy una espía. Además, no necesitas ese tipo de ayuda. Si hay algo que necesites saber, sabes cómo averiguarlo.
Se detuvo y se apoyó contra un poste de luz de hierro antiguo con una bombilla incandescente actualmente funcionando desde detrás de un escarchado globo ovalado.
La lámpara echaba un círculo pálido amarillo en la acera que se deslizó sobre el bordillo y en la calle. Su sombra atravesada por la mitad.
—¿Interés personal?
La risa se desvaneció del rostro de Kitty mientras la estudiaba con una mirada especulativa.
—No me di cuenta que había un problema aquí.
—No hay problema.
—¿Pasado?
—No por mucho tiempo ni siquiera es esta vida—murmuró más para sí que para Kitty.
Después de que en su día había mentido a su papá y le dijo que su relación con Brittany no era nada serio, no había revelado un solo minuto de lo que habían compartido con nadie.
El pasado de Brittany era suyo para contarlo, si quisiera.
—Escucha, San—Kitty dijo uniformemente—Las bromas aparte. Me gusta ella, hay algo en ella que es fresco y sin complicaciones. Por no hablar de carácter fuerte y hermosa a la vista. Ella es diferente a la mayoría de las mujeres que he…
—Lo sé—dijo, el calor filtrándose de su sangre mientras un peso pesado se instaló en su pecho.
No necesitaba a nadie para decirle que Brittany era especial. Lo había sabido desde el primer segundo que la había visto.
—Sé que es todas esas cosas. Y no tengo ningún asunto que cuestionar acerca de tus motivos o tus intenciones.
—No me importa.
—Deberías—se empujó lejos del poste y comenzó a caminar de nuevo.
Su sombra acuchillando a lo largo de su lado, eventualmente fragmentándose y desapareciendo en la oscuridad. Kitty la alcanzó con facilidad.
—San, más despacio. Tú y yo, nuestra relación es inusual. Nosotras no somos la típica clase de amigas, pero somos más que colegas. Estoy aquí para hacer un trabajo, al igual que tú. No soy inmune a los atractivos de una mujer hermosa, excitante, pero no es algo que tengo que perseguir.
—No—dijo, enojada por lo que ya había dicho y lo que tenía que decir ahora—Brittany no es mía. No tengo nada que ver con ella, y ningún plan en ella. Si quieres verla de forma amistosa o algo más que eso, adelante.
—No quiero problemas entre nosotras.
—No habrá—se detuvo al pie de la pasarela que conduce hasta el B&B, de repente demasiado agitada para hacer frente a la idea de una cama vacía y una habitación silenciosa—Ve adentro y ten tu cena. Quiero dar un paseo. He quedado con Abrams a las ocho mañana. Nos vemos en la mañana.
—Se está haciendo tarde—Kitty echó un vistazo a su reloj y luego de vuelta por donde habían venido—La taberna es la única cosa abierta, y cerrará en unos pocos minutos. No debes estar…
—Kitty—se rió—Soy una niña grande. He estado fuera durante la noche antes. Diablos, incluso he estado fuera toda la noche antes.
—Lo sé—Kitty frunció el ceño—Y sé que esto parece como una pequeña ciudad tranquila, pero al mismo tiempo, es mi trabajo…
—Ten tu culo adentro y come tu hamburguesa antes de que se enfríe—logró una sonrisa—Sólo necesito un poco de tiempo para relajarme, demasiadas horas leyendo sobre el papeleo. Prometo mirar a ambos lados cuando cruce la calle.
—Está bien, pero ten tu teléfono encendido y mensajéame cuando vuelvas.
—Tal vez deberíamos casarnos—murmuró.
Kitty le dirigió una larga mirada.
—Déjame saber cuándo es serio, y lo consideraré.
Su corazón dio un pequeño traspié antes de que se riera.
—Kitty, eres demasiada mujer para mí.
—Tal vez—Kitty dijo a la ligera—, Pero por lo que he visto, aprendes muy rápido.
—A veces. Buenas noches, Kitty.
—Nos vemos a las siete—Kitty dijo.
Esbozó un saludo y se dio la vuelta por donde habían venido.
No estaba pensando en volver a la taberna, sólo quería caminar, y si Brittany aparecía en algún lugar más adelante, bueno, eso no sería más que una coincidencia.
Pasó la taberna, pero los escalones adelante estaban vacíos ahora. Estaba sola en la calle, sus pasos cayendo en una cadencia hipnótica en la acera.
De vez en cuando una camioneta traqueteo, y una vez, en la distancia, un motor de motocicleta rugió cuando el piloto aceleró a través de las afueras de la ciudad.
Avanzando más allá de la pequeña zona de negocios, esperaba que el ejercicio la agotara y le daría un poco de paz para que pudiera conseguir algo de sueño.
Debería haberlo sabido mejor.
Kitty y Brittany.
No quería imaginárselas juntas, pero pudo.
Brittany era inteligente y curiosa y hermosa.
Kitty era intensa y magnética y atractiva.
No tuvo que preguntarse si Kitty sería capaz de hacer reír a Brittany, había visto la luz en los ojos azules antes.
Hubo una vez, ella había sido la que puso ese brillo en los ojos azules, pero últimamente, lo único que había hecho era llenarlos con nubes de tormenta.
Kitty y Brittany.
No estaba realmente sorprendida.
Kitty casi nunca salía, y cuando lo hacía, mantenía los detalles para sí misma.
Kitty no era tímida, no era distante.
Kitty no parecía ser tomada por cualquier persona en el tipo informal de manera que era la norma para la vida que llevaban. Encuentros breves, un amorío para durar un mes o dos.
Brittany obviamente, había tocado una fibra sensible en Kitty. Tal vez eso es lo que el destino era, el golpe simultáneo de una nota que resonaba para dos personas cuando menos lo esperaban para ser cautivadas.
Caminaba de manera constante, su mirada desenfocada, dando vueltas a las cuadras sin rumbo, alejándose de los pocos lugares donde las luces ahuyentaban las sombras.
Buscó las sombras y esperaba que la oscuridad se tragara las imágenes que no quería ver.
Kitty y Brittany.
Había completado su cuarto o quinto circuito alrededor de una cuadra su mayoría desierta de grandes victorianos situada detrás de la calle y cubierta por árboles, cuando finalmente se giró hacia el centro del pueblo.
Mientras se acercaba a la intersección donde se encontraba la taberna, el zumbido de un motor atravesó su conciencia y miró por encima del hombro.
Un vehículo, una camioneta, deslizándose lentamente por la calle, sombreándola, manteniéndose cinco yardas detrás de ella. Los faros halógenos momentáneamente la cegaron, y no podía decir marca o modelo, o incluso el número de ocupantes que estaban en el vehículo.
Se debatió girar la esquina y alejarse de la próxima intersección. Tal vez estaba imaginando que la camioneta estaba siguiéndola. Pero la vecindad en esa dirección estaba a oscuras, las casas cerradas y contraventanas cerradas por la noche.
Mejor tomar sus posibilidades en un área bien iluminada si iba a haber problemas. Sólo una calle más para cruzar y estaría a media cuadra de la taberna, donde las luces y la gente disuadirían un altercado.
Lo más probable es que sólo estaba imaginando que la estaban siguiendo, pero había aprendido a prestar atención a las señales de advertencia. Su corazón latiendo con fuerza, ella comprobó por encima del hombro de nuevo justo al llegar a la esquina.
La camioneta se había quedado rezagada detrás de ella ahora. Miró al otro lado de la intersección al otro lado de la calle. Vacía, pero lejos de la cuadra, las luces parpadearon en la taberna.
Bajó de la acera, vacilando, escuchando, y cuando la noche se mantuvo en silencio, se apresuró a cruzar.
El zumbido de un motor acelerando partió el aire cuando estaba a mitad de camino.
¿Regresar o seguir adelante?
Tomó una decisión y se dio la vuelta por donde había venido, lanzándose por la acera y la protección de la oscuridad.
Tuvo una fracción de segundo para pensar que podría haber sido un error antes de que la camioneta rebotara en la esquina en dos ruedas y se fuera volando en el aire.
—No sabía que estabas interesada en la agricultura.
Kitty le lanzó una mirada, su paso nunca vaciló.
—Puesto que vamos a estar aquí por un tiempo, pensé que sería útil tener una idea de la comunidad local. Y la granja de Brittany está justo en medio de las cosas.
Luchando contra un impulso irracional a desafiar las razones de Kitty, deslizó sus manos en los bolsillos donde sus dedos se cerraron en puños todo por su cuenta.
Había estado deseando por alguien para golpear, metafóricamente al menos, desde que había leído los informes de Finn y se dio cuenta de que iba a tener que ir detrás de las tierras de Brittany.
Al ver a la ojiazul en la taberna con Kitty y siendo prácticamente descartada por Brittany no había ayudado.
Sus vellos se erizaron y no necesitaría mucho más que una excusa para gruñir.
Excepto que Kitty no era el enemigo.
—¿Estás tratando de decirme que estás haciendo un poco de investigación industrial encubierta?
Kitty se rió.
—No soy una espía. Además, no necesitas ese tipo de ayuda. Si hay algo que necesites saber, sabes cómo averiguarlo.
Se detuvo y se apoyó contra un poste de luz de hierro antiguo con una bombilla incandescente actualmente funcionando desde detrás de un escarchado globo ovalado.
La lámpara echaba un círculo pálido amarillo en la acera que se deslizó sobre el bordillo y en la calle. Su sombra atravesada por la mitad.
—¿Interés personal?
La risa se desvaneció del rostro de Kitty mientras la estudiaba con una mirada especulativa.
—No me di cuenta que había un problema aquí.
—No hay problema.
—¿Pasado?
—No por mucho tiempo ni siquiera es esta vida—murmuró más para sí que para Kitty.
Después de que en su día había mentido a su papá y le dijo que su relación con Brittany no era nada serio, no había revelado un solo minuto de lo que habían compartido con nadie.
El pasado de Brittany era suyo para contarlo, si quisiera.
—Escucha, San—Kitty dijo uniformemente—Las bromas aparte. Me gusta ella, hay algo en ella que es fresco y sin complicaciones. Por no hablar de carácter fuerte y hermosa a la vista. Ella es diferente a la mayoría de las mujeres que he…
—Lo sé—dijo, el calor filtrándose de su sangre mientras un peso pesado se instaló en su pecho.
No necesitaba a nadie para decirle que Brittany era especial. Lo había sabido desde el primer segundo que la había visto.
—Sé que es todas esas cosas. Y no tengo ningún asunto que cuestionar acerca de tus motivos o tus intenciones.
—No me importa.
—Deberías—se empujó lejos del poste y comenzó a caminar de nuevo.
Su sombra acuchillando a lo largo de su lado, eventualmente fragmentándose y desapareciendo en la oscuridad. Kitty la alcanzó con facilidad.
—San, más despacio. Tú y yo, nuestra relación es inusual. Nosotras no somos la típica clase de amigas, pero somos más que colegas. Estoy aquí para hacer un trabajo, al igual que tú. No soy inmune a los atractivos de una mujer hermosa, excitante, pero no es algo que tengo que perseguir.
—No—dijo, enojada por lo que ya había dicho y lo que tenía que decir ahora—Brittany no es mía. No tengo nada que ver con ella, y ningún plan en ella. Si quieres verla de forma amistosa o algo más que eso, adelante.
—No quiero problemas entre nosotras.
—No habrá—se detuvo al pie de la pasarela que conduce hasta el B&B, de repente demasiado agitada para hacer frente a la idea de una cama vacía y una habitación silenciosa—Ve adentro y ten tu cena. Quiero dar un paseo. He quedado con Abrams a las ocho mañana. Nos vemos en la mañana.
—Se está haciendo tarde—Kitty echó un vistazo a su reloj y luego de vuelta por donde habían venido—La taberna es la única cosa abierta, y cerrará en unos pocos minutos. No debes estar…
—Kitty—se rió—Soy una niña grande. He estado fuera durante la noche antes. Diablos, incluso he estado fuera toda la noche antes.
—Lo sé—Kitty frunció el ceño—Y sé que esto parece como una pequeña ciudad tranquila, pero al mismo tiempo, es mi trabajo…
—Ten tu culo adentro y come tu hamburguesa antes de que se enfríe—logró una sonrisa—Sólo necesito un poco de tiempo para relajarme, demasiadas horas leyendo sobre el papeleo. Prometo mirar a ambos lados cuando cruce la calle.
—Está bien, pero ten tu teléfono encendido y mensajéame cuando vuelvas.
—Tal vez deberíamos casarnos—murmuró.
Kitty le dirigió una larga mirada.
—Déjame saber cuándo es serio, y lo consideraré.
Su corazón dio un pequeño traspié antes de que se riera.
—Kitty, eres demasiada mujer para mí.
—Tal vez—Kitty dijo a la ligera—, Pero por lo que he visto, aprendes muy rápido.
—A veces. Buenas noches, Kitty.
—Nos vemos a las siete—Kitty dijo.
Esbozó un saludo y se dio la vuelta por donde habían venido.
No estaba pensando en volver a la taberna, sólo quería caminar, y si Brittany aparecía en algún lugar más adelante, bueno, eso no sería más que una coincidencia.
Pasó la taberna, pero los escalones adelante estaban vacíos ahora. Estaba sola en la calle, sus pasos cayendo en una cadencia hipnótica en la acera.
De vez en cuando una camioneta traqueteo, y una vez, en la distancia, un motor de motocicleta rugió cuando el piloto aceleró a través de las afueras de la ciudad.
Avanzando más allá de la pequeña zona de negocios, esperaba que el ejercicio la agotara y le daría un poco de paz para que pudiera conseguir algo de sueño.
Debería haberlo sabido mejor.
Kitty y Brittany.
No quería imaginárselas juntas, pero pudo.
Brittany era inteligente y curiosa y hermosa.
Kitty era intensa y magnética y atractiva.
No tuvo que preguntarse si Kitty sería capaz de hacer reír a Brittany, había visto la luz en los ojos azules antes.
Hubo una vez, ella había sido la que puso ese brillo en los ojos azules, pero últimamente, lo único que había hecho era llenarlos con nubes de tormenta.
Kitty y Brittany.
No estaba realmente sorprendida.
Kitty casi nunca salía, y cuando lo hacía, mantenía los detalles para sí misma.
Kitty no era tímida, no era distante.
Kitty no parecía ser tomada por cualquier persona en el tipo informal de manera que era la norma para la vida que llevaban. Encuentros breves, un amorío para durar un mes o dos.
Brittany obviamente, había tocado una fibra sensible en Kitty. Tal vez eso es lo que el destino era, el golpe simultáneo de una nota que resonaba para dos personas cuando menos lo esperaban para ser cautivadas.
Caminaba de manera constante, su mirada desenfocada, dando vueltas a las cuadras sin rumbo, alejándose de los pocos lugares donde las luces ahuyentaban las sombras.
Buscó las sombras y esperaba que la oscuridad se tragara las imágenes que no quería ver.
Kitty y Brittany.
Había completado su cuarto o quinto circuito alrededor de una cuadra su mayoría desierta de grandes victorianos situada detrás de la calle y cubierta por árboles, cuando finalmente se giró hacia el centro del pueblo.
Mientras se acercaba a la intersección donde se encontraba la taberna, el zumbido de un motor atravesó su conciencia y miró por encima del hombro.
Un vehículo, una camioneta, deslizándose lentamente por la calle, sombreándola, manteniéndose cinco yardas detrás de ella. Los faros halógenos momentáneamente la cegaron, y no podía decir marca o modelo, o incluso el número de ocupantes que estaban en el vehículo.
Se debatió girar la esquina y alejarse de la próxima intersección. Tal vez estaba imaginando que la camioneta estaba siguiéndola. Pero la vecindad en esa dirección estaba a oscuras, las casas cerradas y contraventanas cerradas por la noche.
Mejor tomar sus posibilidades en un área bien iluminada si iba a haber problemas. Sólo una calle más para cruzar y estaría a media cuadra de la taberna, donde las luces y la gente disuadirían un altercado.
Lo más probable es que sólo estaba imaginando que la estaban siguiendo, pero había aprendido a prestar atención a las señales de advertencia. Su corazón latiendo con fuerza, ella comprobó por encima del hombro de nuevo justo al llegar a la esquina.
La camioneta se había quedado rezagada detrás de ella ahora. Miró al otro lado de la intersección al otro lado de la calle. Vacía, pero lejos de la cuadra, las luces parpadearon en la taberna.
Bajó de la acera, vacilando, escuchando, y cuando la noche se mantuvo en silencio, se apresuró a cruzar.
El zumbido de un motor acelerando partió el aire cuando estaba a mitad de camino.
¿Regresar o seguir adelante?
Tomó una decisión y se dio la vuelta por donde había venido, lanzándose por la acera y la protección de la oscuridad.
Tuvo una fracción de segundo para pensar que podría haber sido un error antes de que la camioneta rebotara en la esquina en dos ruedas y se fuera volando en el aire.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: FanFic Brittana: La Granja (Adaptada) Epílogo
hola morra,..
bueno kitt va de frente y se lo dijo bien claro a san,.. va por todo por birtt!!!
espero que a san no le pase nada!!!! a ver que pasa??
nos vemos!!
bueno kitt va de frente y se lo dijo bien claro a san,.. va por todo por birtt!!!
espero que a san no le pase nada!!!! a ver que pasa??
nos vemos!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: FanFic Brittana: La Granja (Adaptada) Epílogo
Estara kitty realmente interesada??
Veremos que pasa con San!
Saludos
Veremos que pasa con San!
Saludos
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: FanFic Brittana: La Granja (Adaptada) Epílogo
Muy interesante se pondria si "alguien" quiere matar a San!!!!! por lo demas, por ahora odio a Kitty!!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: FanFic Brittana: La Granja (Adaptada) Epílogo
Odio a san cuando no lucha por britt, le esta dejando el camino libre a kitty.
Pd: mas encima el tipo se luce en instagram, y mi naya ni luces de ella.
Pd: mas encima el tipo se luce en instagram, y mi naya ni luces de ella.
Isabella28****** - Mensajes : 378
Fecha de inscripción : 12/10/2017
Re: FanFic Brittana: La Granja (Adaptada) Epílogo
3:) escribió:hola morra,..
bueno kitt va de frente y se lo dijo bien claro a san,.. va por todo por birtt!!!
espero que a san no le pase nada!!!! a ver que pasa??
nos vemos!!
Hola lu, lo cual es muy bueno! Alguien q se la juegue bn por la rubia, no¿? =O noooo mi pobre morena, q cometiera un error no kiere decir q le pase algo =/ Aquí dejo otro cap para saberlo! Saludos =D
monica.santander escribió:Estara kitty realmente interesada??
Veremos que pasa con San!
Saludos
Hola, interesante pregunta...pero espero q no xD Eso mismo...espero y luche por lo suyo xD jaajajaj. Saludos =D
micky morales escribió: Muy interesante se pondria si "alguien" quiere matar a San!!!!! por lo demas, por ahora odio a Kitty!!!!!
Hola, =O es malo, pero la vrdd esk si =/ espero q todo salga bn. =O xq¿? ella puede ayudar a q san abra los ojos, no¿? no¿? xq lo espero con todo mi ser ajajaj. Saludos =D
Isabella28 escribió:Odio a san cuando no lucha por britt, le esta dejando el camino libre a kitty.
Pd: mas encima el tipo se luce en instagram, y mi naya ni luces de ella.
Hola, o no¿?! yo tmbn! osea vuelve después de años y nada q hace algo ¬¬ SI!!! no esta haciendo bn las cosas ¬¬ Saludos =D
Pd: siii! de y con fotos de jossey! noo! solo retwett =/
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: La Granja (Adaptada) Cap 11
Capitulo 11
Un fuerte golpe y el chirrido de neumáticos la congelaron con la mano en la puerta entreabierta de su camioneta.
Girándose lejos del filtrante resplandor amarillo-naranja a través de la ventana delantera de la taberna cruzando la calle donde había estacionado, buscó en la dirección del sonido.
Las farolas eran pocas y distantes entre sí muy lejos del centro de la ciudad, y todo lo que vio fueron las luces rojas parpadeantes de un vehículo desapareciendo en la oscuridad por una calle transversal a media cuadra de distancia.
La noche estaba tranquila y en silencio.
¿El viento llevó las notas bajas de un grito silencioso o no lo hizo?
Estaba cansada, era pasada de la medianoche. Estaba simplemente imaginando que había oído algo. Probablemente sólo un cubo de basura volcado.
¿Pero entonces, y si fuera un perro o un gato?
Oh por favor, no permitas que se trate de un animal.
Bien, iría a ver. Mejor que preocuparse todo el camino a casa.
El pulso martilleando, cerró de golpe la puerta y se apresuró hacia la intersección, el temor enrollando con más fuerza en el estómago con cada paso.
No permitas que sea un perro o un gato. Bueno, no una ardilla, tampoco.
O una zarigüeya o ralentizó en la esquina, se quedó al otro lado de la calle, tratando de darle sentido a lo que veía.
Algo en el camino, hasta la mitad en la acera. Pero no podía realmente ser una persona, ¿verdad?
Entonces oyó el sonido de nuevo, sin duda un gemido, inconfundiblemente humano.
Cada pensamiento, cada miedo, cada emoción dejó la cabeza a excepción de una, la necesidad que todo lo consume de hacer algo.
Ayudar.
Corriendo a través de la calle, buscó en el bolsillo delantero de sus pantalones de carga por su teléfono, mirando a la forma no del todo reconocible en la penumbra.
Entonces la oscuridad pareció apartarse, y los rasgos saltaron en agudo relieve.
—¡Oh, Dios mío! Sanny—se puso de rodillas, apenas registrando las piedras afiladas clavándose en su carne a través de sus pantalones de algodón.
Extendió la mano, tirando hacia atrás.
No debía tocarla, ¿cierto?
¿No debía moverla?
Pero oh Dios, Santana estaba mirándola como si no estuviera ahí.
—¿Sanny? Sanny, oh Dios, ¿puedes oírme?
Se empujó hacia arriba en un codo, su cabeza dando vueltas.
Cada vez que respiraba, algo se le clavaba en el costado. Filoso y ardiente.
Oyó a Brittany decir su nombre cariñoso, pero sabía que era un sueño. Brittany se había ido hace mucho tiempo y lejos… al igual que ese “Sanny”
—Duele.
—Acuéstate, cariño, tienes que acostarte—la voz de Brittany dijo, cerca de su oído.
Suave y cálida y demasiado cruel.
—Yo sé que no estás realmente aquí.
—Lo estoy. Estoy aquí. Sanny, recuéstate. Oh Dios, hay sangre, tu cabeza está sangrando.
—¿Estamos en el lago?
—No, San. Ha habido un accidente—Brittany sonaba molesta. Y asustada.
—¿No me caí de la moto, verdad?—sus entrañas estaban apretadas. Siempre fue tan cuidadosa con Brittany—¿No estás herida? ¿Hice…?
—Quédate quieta. Estoy bien, lo prometo. No has chocado—acunó a Santana cuando trató de incorporarse.
En alguna parte un hombre gritó:
—¿Necesita ayuda?
—Sí—llamó, temerosa de apartar la mirada de Santana.
Temerosa de que la luz en los ojos de Santana pudiera desaparecer.
Su teléfono estaba en el suelo donde lo había dejado caer. Se había olvidado de llamar.
Olvido todo excepto a Santana.
—Llame al 9-1-1. De prisa.
—Estoy bien—Santana dijo, su voz un poco gruesa, pero fuerte. Puso un brazo en la acera y trató de inclinar la cabeza hacia atrás. Sus ojos se iluminaron, parecían centrarse—¿Britt? No estamos más en el lago, ¿verdad?
La garganta se le apretó.
—No, San. No estamos. Simplemente relájate ahora. Trata de no moverte.
Santana frunció el ceño.
—¿Por qué estoy sentada en la acera?"
—Creo...—ferozmente refreno las lágrimas que inundaron sus ojos.
No tenía por qué llorar.
No era la que estaba herida.
Santana estaba herida. Y no podía soportarlo.
—Creo que tal vez fuiste golpeada por un coche.
Sacudió la cabeza. El movimiento le hizo revolver el estómago.
—Jod-demonios—tomó un par de respiraciones profundas y esperó. Algo de la niebla comenzó a salir de su cerebro—No. No era un coche. Era una camioneta.
—¿Tú los viste?
—Sí. Espera, sólo déjame...—la calle saltó en agudo relieve. Brittany arrodillada a su lado. Diminutos diamantes brillaban en sus mejillas—¿Por qué estas llorando?
Brittany se rió suavemente, un sonido ligeramente roto.
—No lo estoy. Sólo es… nada. ¿Estás segura de que era una camioneta? Vi las luces, pero no pude…
Su mente se aclaró junto con su visión, y piezas de los últimos minutos flotaron de nuevo a ella.
Había estado caminando, y no había habido luces detrás de ella. Un vehículo siguiéndola.
—Britt, llama a Kitty.
—¿Kitty? Oh, por supuesto. Debería haberlo pensado.
Por supuesto Santana querría a Kitty.
Kitty era la persona que querría que cuidara de ella.
¿Por qué no Kitty cuidaría de ella ahora?
En la distancia, las sirenas sonaron.
—¿Cuál es su número?
—Usa mi teléfono. El bolsillo del pantalón. Aquí—Santana empezó a meter la mano en los pantalones y se quedó sin aliento, presionó la mano a su lado derecho—Sácalo.
—Bien. Sólo permanece inmóvil—deslizó cuidadosamente la mano en el bolsillo de Santana, sentía el suave algodón y el fuerte músculo. Cerró los dedos sobre el liso objeto rectangular y lo sacó. Su mano estaba temblando—Dónde…
—Sólo abre la aplicación del teléfono. Esta justo en la parte superior. Es…
—Ya lo tengo—pulso el número de Kitty, orando que pudiera conectarse a una de las caprichosas señales de celular que podrían estar disponibles, dependiendo del viento y el clima y de cuanta gente estaba despierta y tratando de acceder a ello al mismo tiempo.
Contuvo el aliento, escuchó un timbrazo, un segundo, y luego el teléfono fue respondido.
—¿San?—Kitty preguntó.
—No, es Britt, Kitty. Estoy con San. Ella está herida.
—Veo la multitud. Estoy casi ahí. ¿Qué tan serio?
—Está consciente, está hablando. Pero creo que tiene que ir al hospital.
—Un minuto.—la llamada se desconectó.
Kitty debía estar corriendo, y ni siquiera estaba sin aliento, ahuyentó el irrelevante pensamiento.
—Ella va a estar aquí. La ambulancia está llegando.
—No necesito un hospital—Santana dijo—Sólo necesito un minuto o dos.
—Tienes una rajada en la frente—dijo, orgullosa de que su voz era firme—Y es obvio que tienes algún tipo de conmoción cerebral. Estuviste confundida por un par de minutos.
Santana la miró.
—No estoy confundida ahora, Britt. Sé que no estamos más en el lago.
—No—dijo, con el corazón dolorido—No, no lo estamos.
—Lamento que no lo estemos.
—Sí—se levantó mientras Kitty empujó a través del anillo de curiosos y se agachó al lado de Santana. Dio un paso atrás y susurró—Yo también.
—Lo siento, señorita López…
—Basta ya con lo de señorita López—dijo media enojada.
Ya era bastante malo ser el centro de atención de la mitad de la población, destacando en el círculo de luz proyectado hacia fuera de las puertas abiertas de la furgoneta de respuesta de emergencia, sin Kitty sermoneándola mientras yacía sobre su espalda como una tortuga indefensa.
Estaba atada a una camilla, por amor de Cristo.
¿Y dónde diablos se había ido Brittany tan rápido?
Maldita sea, si la cabeza parara de golpetearle un maldito minuto podría pensar. Algo que tenía que…
—San—Kitty se cruzó de brazos y abrió las piernas en esa postura de “yo soy el agente del servicio secreto y tú eres la persona a proteger que tenía cuando estaba a punto de tirar de rango”.
—¿Qué, maldición?
—Estoy de acuerdo con los paramédicos. Necesitas ser evaluada en el hospital, y vas a necesitar puntos de sutura para esa rajada en la frente.
—Unas suturas cutáneas adhesivas se encargaran de eso—se quejó—Y puedo decirte ahora mismo si tengo una costilla rota o dos, y no es la primera vez. No hay nada que puedan hacer por eso—se había caído con su motocicleta una vez o tres, nunca cuando Brittany estaba con ella.
Reconoció el dolor chirriante y la respiración restringida. Por lo que estaría caminando con cuidado por unos días. No podía permitirse el lujo de estar fuera de la comisión ahora, y no podía parecer estar menos del cien por ciento.
En su mundo, los débiles eran cortados del paquete, y absolutamente seguro que había unas pocas personas que se verían felices para echar una mano.
—En cuanto al resto, contusiones y golpes. Estaré bien. Ahora suéltenme.
Brittany apareció junto a Kitty y la fulminó con la mirada.
—Sé que no es de mi incumbencia, pero Kitty tiene razón. ¡No seas cabezota, San! No vale la pena.
Su mirada derivó de una rubia a la otra.
Kitty llevaba su habitual expresión imperturbable, inamovible. Su mirada soy una-pared-de-piedra.
Brittany parecía medio preocupada y medio cabreada. Estaba enojándose de nuevo.
Y hermosa.
Suspiro.
—Hay algo que no está bien acerca de dos contra una, sobre todo cuando no me puedo mover.
—Entonces no discutas—los ojos de Kitty destellaron con sutil satisfacción—Si consientes con las recomendaciones médicas, no voy a presentar un informe con tu papá. Al menos no en este momento.
Si no hubiera visto esa expresión victoriosa en secreto mil veces, nunca sabría que Kitty estaba contenta.
La ojiverde sabía que había ganado, y todo lo que ella podía hacer era negociar su rendición y salvar un poco de dignidad.
—i voy, ningún informe. Punto.
Brittany miró de una a la otra.
—Esto es ridículo. San, lo que necesitas…
—Está bien, Brittany—Kitty dijo suavemente—Sólo necesita definir sus términos.
—Por supuesto—Brittany dijo, retrocediendo un paso—Sabes lo que ella necesita…
—Britt, espera. Necesito hablar con Kitty en privado, pero... ¿podrías quedarte?
—Sí—Brittany parecía incierta—Pero yo…
—Sólo un minuto. Por favor.
La expresión de Brittany se suavizó.
—Está bien. Por supuesto.
Se volvió hacia el paramédico, un rubio fornido con el pelo muy corto y el comienzo de una barba.
—¿Me das un minuto?
—Sí, adelante—él dijo, colocando un catéter intravenoso en su brazo—Siempre y cuando no tengamos otra llamada.
—Gracias.
Se movió hacia atrás y Kitty le dijo en voz baja:
—¿Qué pasó?
—No puedo jurarlo, pero creo que esto fue intencional. Vi un vehículo, una camioneta, estoy bastante segura, y pensé que podría estar siguiéndome. El que era sólo podría haber tenido la intención de asustarme, tal vez ni siquiera tenía la intención de pegarme.
Kitty parecía escéptica.
—¿Qué es exactamente lo que recuerdas?
—No mucho—frustrada, Santana trató de girar la cabeza para buscarla, pero los paramédicos habían envuelto un inmovilizador debajo de la mandíbula y no se podía mover—Una camioneta como cualquiera de las cientos por aquí. Ni siquiera puedo decirte la marca o modelo o color.
—¿Conductor?
—Nada.
—Tal vez no sepan que no pudiste ver nada—Kitty dijo—Así que vamos a mantener lo que sabemos para nosotras mismas.
—Kitty—la agarró de la muñeca, atrayéndola hacia sí—Britt estaba cerca. Podría haber visto algo, en este momento probablemente no recuerda. Pero el que estaba conduciendo podría pensar que ella vio más de lo que lo hizo.
Kitty dejó escapar un suspiro, lento y constante. Lo más cerca que alguna vez llegó a suspirar.
—Ella necesitará protección.
—Ella no puede saber. Se negará—parpadeó un hilillo de sangre—Qué venga Marley aquí.
—Voy a hacer la llamada—Kitty hizo un gesto por encima del hombro. La patrulla del sheriff con luces intermitentes arremolinando bloqueando la intersección—Debería estar aquí y hablar con los oficiales de la investigación. Ellos probablemente no surgirán con cualquier cosa, pero si el vehículo tiene daños y alguien lo lleva a reparar, podríamos ser capaces de obtener alguna información.
—Adelante. No voy a estar en la sala de emergencias por mucho tiempo.
Kitty se rió suavemente.
—Sabes, San, podría haber algunas cosas que aún no puedes controlar.
Sonrió, tratando de no respirar demasiado profundo.
—Te dejaré saber cuándo encuentre una.
—Voy a estar ahí tan pronto como pueda.
—No te preocupes por ello. Voy a estar bien—cerró los ojos. Confiaba en Kitty, y esto era demasiado importante como para dejar que los sentimientos que no tenía que tener comenzaran con interponerse en el camino—Ve que Britt llegue a casa, ¿de acuerdo?
—Yo cuidaré de ella—Kitty hizo un gesto a los técnicos de emergencias médicas—Es toda suya. Cuiden bien de ella.
—Por supuesto—una pelirroja alta y delgada, con una gruesa trenza balanceándose sobre su espalda, dijo con una sonrisa.
Los dos paramédicos levantaron la camilla hasta que las patas de suspensión se bloquearon y rodó hacia la furgoneta esperando.
Después de que Santana estaba en el interior, el rubio se fue al frente y se subió detrás del volante. Del mismo modo que la pelirroja saltó y empezó a jalar de las puertas cerrándolas, ella saltó dentro.
—Voy con ella—anunció.
—Está bien, seguro—la paramédico dijo—Ponte el cinturón en ese asiento plegable ahí.
—¿Qué haces, Britt?—Santana no podía verla y sostuvo su mano en el aire, tratando de llamar su atención.
Se inclinó sobre ella.
—Kitty está ocupada con el sheriff, y no vas sola.
—Britt, no tienes que hacer esto. Estoy bien.
—San—dijo con firmeza—Estoy haciéndole un favor a Kitty. Está decidido.
—Por supuesto—dijo y cerró los ojos.
Brittany y Kitty.
No era su asunto.
Girándose lejos del filtrante resplandor amarillo-naranja a través de la ventana delantera de la taberna cruzando la calle donde había estacionado, buscó en la dirección del sonido.
Las farolas eran pocas y distantes entre sí muy lejos del centro de la ciudad, y todo lo que vio fueron las luces rojas parpadeantes de un vehículo desapareciendo en la oscuridad por una calle transversal a media cuadra de distancia.
La noche estaba tranquila y en silencio.
¿El viento llevó las notas bajas de un grito silencioso o no lo hizo?
Estaba cansada, era pasada de la medianoche. Estaba simplemente imaginando que había oído algo. Probablemente sólo un cubo de basura volcado.
¿Pero entonces, y si fuera un perro o un gato?
Oh por favor, no permitas que se trate de un animal.
Bien, iría a ver. Mejor que preocuparse todo el camino a casa.
El pulso martilleando, cerró de golpe la puerta y se apresuró hacia la intersección, el temor enrollando con más fuerza en el estómago con cada paso.
No permitas que sea un perro o un gato. Bueno, no una ardilla, tampoco.
O una zarigüeya o ralentizó en la esquina, se quedó al otro lado de la calle, tratando de darle sentido a lo que veía.
Algo en el camino, hasta la mitad en la acera. Pero no podía realmente ser una persona, ¿verdad?
Entonces oyó el sonido de nuevo, sin duda un gemido, inconfundiblemente humano.
Cada pensamiento, cada miedo, cada emoción dejó la cabeza a excepción de una, la necesidad que todo lo consume de hacer algo.
Ayudar.
Corriendo a través de la calle, buscó en el bolsillo delantero de sus pantalones de carga por su teléfono, mirando a la forma no del todo reconocible en la penumbra.
Entonces la oscuridad pareció apartarse, y los rasgos saltaron en agudo relieve.
—¡Oh, Dios mío! Sanny—se puso de rodillas, apenas registrando las piedras afiladas clavándose en su carne a través de sus pantalones de algodón.
Extendió la mano, tirando hacia atrás.
No debía tocarla, ¿cierto?
¿No debía moverla?
Pero oh Dios, Santana estaba mirándola como si no estuviera ahí.
—¿Sanny? Sanny, oh Dios, ¿puedes oírme?
*****
Se empujó hacia arriba en un codo, su cabeza dando vueltas.
Cada vez que respiraba, algo se le clavaba en el costado. Filoso y ardiente.
Oyó a Brittany decir su nombre cariñoso, pero sabía que era un sueño. Brittany se había ido hace mucho tiempo y lejos… al igual que ese “Sanny”
—Duele.
—Acuéstate, cariño, tienes que acostarte—la voz de Brittany dijo, cerca de su oído.
Suave y cálida y demasiado cruel.
—Yo sé que no estás realmente aquí.
—Lo estoy. Estoy aquí. Sanny, recuéstate. Oh Dios, hay sangre, tu cabeza está sangrando.
—¿Estamos en el lago?
—No, San. Ha habido un accidente—Brittany sonaba molesta. Y asustada.
—¿No me caí de la moto, verdad?—sus entrañas estaban apretadas. Siempre fue tan cuidadosa con Brittany—¿No estás herida? ¿Hice…?
*****
—Quédate quieta. Estoy bien, lo prometo. No has chocado—acunó a Santana cuando trató de incorporarse.
En alguna parte un hombre gritó:
—¿Necesita ayuda?
—Sí—llamó, temerosa de apartar la mirada de Santana.
Temerosa de que la luz en los ojos de Santana pudiera desaparecer.
Su teléfono estaba en el suelo donde lo había dejado caer. Se había olvidado de llamar.
Olvido todo excepto a Santana.
—Llame al 9-1-1. De prisa.
—Estoy bien—Santana dijo, su voz un poco gruesa, pero fuerte. Puso un brazo en la acera y trató de inclinar la cabeza hacia atrás. Sus ojos se iluminaron, parecían centrarse—¿Britt? No estamos más en el lago, ¿verdad?
La garganta se le apretó.
—No, San. No estamos. Simplemente relájate ahora. Trata de no moverte.
Santana frunció el ceño.
—¿Por qué estoy sentada en la acera?"
—Creo...—ferozmente refreno las lágrimas que inundaron sus ojos.
No tenía por qué llorar.
No era la que estaba herida.
Santana estaba herida. Y no podía soportarlo.
—Creo que tal vez fuiste golpeada por un coche.
*****
Sacudió la cabeza. El movimiento le hizo revolver el estómago.
—Jod-demonios—tomó un par de respiraciones profundas y esperó. Algo de la niebla comenzó a salir de su cerebro—No. No era un coche. Era una camioneta.
—¿Tú los viste?
—Sí. Espera, sólo déjame...—la calle saltó en agudo relieve. Brittany arrodillada a su lado. Diminutos diamantes brillaban en sus mejillas—¿Por qué estas llorando?
Brittany se rió suavemente, un sonido ligeramente roto.
—No lo estoy. Sólo es… nada. ¿Estás segura de que era una camioneta? Vi las luces, pero no pude…
Su mente se aclaró junto con su visión, y piezas de los últimos minutos flotaron de nuevo a ella.
Había estado caminando, y no había habido luces detrás de ella. Un vehículo siguiéndola.
—Britt, llama a Kitty.
*****
—¿Kitty? Oh, por supuesto. Debería haberlo pensado.
Por supuesto Santana querría a Kitty.
Kitty era la persona que querría que cuidara de ella.
¿Por qué no Kitty cuidaría de ella ahora?
En la distancia, las sirenas sonaron.
—¿Cuál es su número?
—Usa mi teléfono. El bolsillo del pantalón. Aquí—Santana empezó a meter la mano en los pantalones y se quedó sin aliento, presionó la mano a su lado derecho—Sácalo.
—Bien. Sólo permanece inmóvil—deslizó cuidadosamente la mano en el bolsillo de Santana, sentía el suave algodón y el fuerte músculo. Cerró los dedos sobre el liso objeto rectangular y lo sacó. Su mano estaba temblando—Dónde…
—Sólo abre la aplicación del teléfono. Esta justo en la parte superior. Es…
—Ya lo tengo—pulso el número de Kitty, orando que pudiera conectarse a una de las caprichosas señales de celular que podrían estar disponibles, dependiendo del viento y el clima y de cuanta gente estaba despierta y tratando de acceder a ello al mismo tiempo.
Contuvo el aliento, escuchó un timbrazo, un segundo, y luego el teléfono fue respondido.
—¿San?—Kitty preguntó.
—No, es Britt, Kitty. Estoy con San. Ella está herida.
—Veo la multitud. Estoy casi ahí. ¿Qué tan serio?
—Está consciente, está hablando. Pero creo que tiene que ir al hospital.
—Un minuto.—la llamada se desconectó.
Kitty debía estar corriendo, y ni siquiera estaba sin aliento, ahuyentó el irrelevante pensamiento.
—Ella va a estar aquí. La ambulancia está llegando.
—No necesito un hospital—Santana dijo—Sólo necesito un minuto o dos.
—Tienes una rajada en la frente—dijo, orgullosa de que su voz era firme—Y es obvio que tienes algún tipo de conmoción cerebral. Estuviste confundida por un par de minutos.
Santana la miró.
—No estoy confundida ahora, Britt. Sé que no estamos más en el lago.
—No—dijo, con el corazón dolorido—No, no lo estamos.
—Lamento que no lo estemos.
—Sí—se levantó mientras Kitty empujó a través del anillo de curiosos y se agachó al lado de Santana. Dio un paso atrás y susurró—Yo también.
*****
—Lo siento, señorita López…
—Basta ya con lo de señorita López—dijo media enojada.
Ya era bastante malo ser el centro de atención de la mitad de la población, destacando en el círculo de luz proyectado hacia fuera de las puertas abiertas de la furgoneta de respuesta de emergencia, sin Kitty sermoneándola mientras yacía sobre su espalda como una tortuga indefensa.
Estaba atada a una camilla, por amor de Cristo.
¿Y dónde diablos se había ido Brittany tan rápido?
Maldita sea, si la cabeza parara de golpetearle un maldito minuto podría pensar. Algo que tenía que…
—San—Kitty se cruzó de brazos y abrió las piernas en esa postura de “yo soy el agente del servicio secreto y tú eres la persona a proteger que tenía cuando estaba a punto de tirar de rango”.
—¿Qué, maldición?
—Estoy de acuerdo con los paramédicos. Necesitas ser evaluada en el hospital, y vas a necesitar puntos de sutura para esa rajada en la frente.
—Unas suturas cutáneas adhesivas se encargaran de eso—se quejó—Y puedo decirte ahora mismo si tengo una costilla rota o dos, y no es la primera vez. No hay nada que puedan hacer por eso—se había caído con su motocicleta una vez o tres, nunca cuando Brittany estaba con ella.
Reconoció el dolor chirriante y la respiración restringida. Por lo que estaría caminando con cuidado por unos días. No podía permitirse el lujo de estar fuera de la comisión ahora, y no podía parecer estar menos del cien por ciento.
En su mundo, los débiles eran cortados del paquete, y absolutamente seguro que había unas pocas personas que se verían felices para echar una mano.
—En cuanto al resto, contusiones y golpes. Estaré bien. Ahora suéltenme.
Brittany apareció junto a Kitty y la fulminó con la mirada.
—Sé que no es de mi incumbencia, pero Kitty tiene razón. ¡No seas cabezota, San! No vale la pena.
Su mirada derivó de una rubia a la otra.
Kitty llevaba su habitual expresión imperturbable, inamovible. Su mirada soy una-pared-de-piedra.
Brittany parecía medio preocupada y medio cabreada. Estaba enojándose de nuevo.
Y hermosa.
Suspiro.
—Hay algo que no está bien acerca de dos contra una, sobre todo cuando no me puedo mover.
—Entonces no discutas—los ojos de Kitty destellaron con sutil satisfacción—Si consientes con las recomendaciones médicas, no voy a presentar un informe con tu papá. Al menos no en este momento.
Si no hubiera visto esa expresión victoriosa en secreto mil veces, nunca sabría que Kitty estaba contenta.
La ojiverde sabía que había ganado, y todo lo que ella podía hacer era negociar su rendición y salvar un poco de dignidad.
—i voy, ningún informe. Punto.
Brittany miró de una a la otra.
—Esto es ridículo. San, lo que necesitas…
—Está bien, Brittany—Kitty dijo suavemente—Sólo necesita definir sus términos.
—Por supuesto—Brittany dijo, retrocediendo un paso—Sabes lo que ella necesita…
—Britt, espera. Necesito hablar con Kitty en privado, pero... ¿podrías quedarte?
—Sí—Brittany parecía incierta—Pero yo…
—Sólo un minuto. Por favor.
La expresión de Brittany se suavizó.
—Está bien. Por supuesto.
Se volvió hacia el paramédico, un rubio fornido con el pelo muy corto y el comienzo de una barba.
—¿Me das un minuto?
—Sí, adelante—él dijo, colocando un catéter intravenoso en su brazo—Siempre y cuando no tengamos otra llamada.
—Gracias.
*****
Se movió hacia atrás y Kitty le dijo en voz baja:
—¿Qué pasó?
—No puedo jurarlo, pero creo que esto fue intencional. Vi un vehículo, una camioneta, estoy bastante segura, y pensé que podría estar siguiéndome. El que era sólo podría haber tenido la intención de asustarme, tal vez ni siquiera tenía la intención de pegarme.
Kitty parecía escéptica.
—¿Qué es exactamente lo que recuerdas?
—No mucho—frustrada, Santana trató de girar la cabeza para buscarla, pero los paramédicos habían envuelto un inmovilizador debajo de la mandíbula y no se podía mover—Una camioneta como cualquiera de las cientos por aquí. Ni siquiera puedo decirte la marca o modelo o color.
—¿Conductor?
—Nada.
—Tal vez no sepan que no pudiste ver nada—Kitty dijo—Así que vamos a mantener lo que sabemos para nosotras mismas.
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—Kitty—la agarró de la muñeca, atrayéndola hacia sí—Britt estaba cerca. Podría haber visto algo, en este momento probablemente no recuerda. Pero el que estaba conduciendo podría pensar que ella vio más de lo que lo hizo.
Kitty dejó escapar un suspiro, lento y constante. Lo más cerca que alguna vez llegó a suspirar.
—Ella necesitará protección.
—Ella no puede saber. Se negará—parpadeó un hilillo de sangre—Qué venga Marley aquí.
—Voy a hacer la llamada—Kitty hizo un gesto por encima del hombro. La patrulla del sheriff con luces intermitentes arremolinando bloqueando la intersección—Debería estar aquí y hablar con los oficiales de la investigación. Ellos probablemente no surgirán con cualquier cosa, pero si el vehículo tiene daños y alguien lo lleva a reparar, podríamos ser capaces de obtener alguna información.
—Adelante. No voy a estar en la sala de emergencias por mucho tiempo.
Kitty se rió suavemente.
—Sabes, San, podría haber algunas cosas que aún no puedes controlar.
Sonrió, tratando de no respirar demasiado profundo.
—Te dejaré saber cuándo encuentre una.
—Voy a estar ahí tan pronto como pueda.
—No te preocupes por ello. Voy a estar bien—cerró los ojos. Confiaba en Kitty, y esto era demasiado importante como para dejar que los sentimientos que no tenía que tener comenzaran con interponerse en el camino—Ve que Britt llegue a casa, ¿de acuerdo?
—Yo cuidaré de ella—Kitty hizo un gesto a los técnicos de emergencias médicas—Es toda suya. Cuiden bien de ella.
—Por supuesto—una pelirroja alta y delgada, con una gruesa trenza balanceándose sobre su espalda, dijo con una sonrisa.
Los dos paramédicos levantaron la camilla hasta que las patas de suspensión se bloquearon y rodó hacia la furgoneta esperando.
******
Después de que Santana estaba en el interior, el rubio se fue al frente y se subió detrás del volante. Del mismo modo que la pelirroja saltó y empezó a jalar de las puertas cerrándolas, ella saltó dentro.
—Voy con ella—anunció.
—Está bien, seguro—la paramédico dijo—Ponte el cinturón en ese asiento plegable ahí.
—¿Qué haces, Britt?—Santana no podía verla y sostuvo su mano en el aire, tratando de llamar su atención.
Se inclinó sobre ella.
—Kitty está ocupada con el sheriff, y no vas sola.
—Britt, no tienes que hacer esto. Estoy bien.
—San—dijo con firmeza—Estoy haciéndole un favor a Kitty. Está decidido.
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—Por supuesto—dijo y cerró los ojos.
Brittany y Kitty.
No era su asunto.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
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