Fic Otra oportunidad (POR FAVOR LEED MI ÚLTIMO MENSAJE)

Esa persona se giró nada más escuchar su voz, mirando a Quinn con una mezcla de enfado y desesperación.

-¡POR FIN! ¡Llevo toda la mañana recorriendo este maldito pueblo y no encontraba a nadie conocido!- exclamó, mientras resoplaba, claramente indignado- ¿Y bien? ¿Dónde está? ¿Ese es su coche, verdad? ¿Está en esta casa? ¡Dime algo, Quinn!

-¡Thom! Eh… Hola…perdona, ¿Qué has dicho?- le preguntó Quinn, sin salir de su asombro, mientras trataba de asimilar la situación.

-¡Maldita sea, Quinn! ¡No juegues conmigo!- le espetó, cada vez más nervioso- ¡Llevo toda la mañana buscándola! ¿Dónde demonios está Rachel?
-¡Bueno, tranquilízate! ¡No tienes ningún derecho a hablarme así!-gritó Quinn, perdiendo los nervios- ¿Crees que después de lo que le dijiste anoche por teléfono ella tendrá ganas de verte? Has metido la pata, Thom… y hasta el fondo…- le dijo la rubia, muy seria.

Nada más escuchar sus palabras, el rostro de Thom cambió radicalmente, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas. Antes de que Quinn pudiese reaccionar, Thom ya se había arrodillado a sus pies, mientras hacía un gesto con las manos a modo de súplica que a Quinn le pareció un poco exagerado.

-Quinn… por favor… estoy desesperado… tienes razón, ayer me porté como un tonto y he venido a pedirle perdón. Quinn… necesito verla, si Rachel me dejase me moriría, no soy nada sin ella…

Quinn le miró con los ojos muy abiertos, pensando qué decir ante semejante situación.

-Eh… de acuerdo… tranquilo… supongo que… todo tiene solución- ¡Dios mío, espero que esto no! pensó Quinn.

-De todas formas, hay algo que no entiendo. ¿Cómo has llegado hasta aquí?

-Ah, eso. Bueno, es fácil. He hablado con su familia y me han dicho que estaba en tu casa, pero allí no había nadie, luego he llamado a Kurt y él me ha dicho que tampoco sabía dónde estaba. Justo ahora estaba a punto de tirar la toalla, hasta que recordé que Rachel tiene todas las direcciones de sus amigos apuntadas en su agenda y…

-¡¿CÓMO?! ¿Has ojeado la agenda de Rachel? ¿Sin su permiso?- preguntó Quinn, bastante indignada.

-¡Oh! Sé que no está bien, pero… se dejó su agenda en el camerino el último día que actuamos y… bueno, en caso de emergencia…

-¡Rachel está perfectamente, Thom! No veo la emergencia,sinceramente-dijo la rubia, muy seria.

-¡Tampoco es para tanto!- se defendió él, mientras volvía a gritarla confuria en la mirada- ¡Ella es MI novia! ¡Se supone que no tiene secretos para mí!

Quinn le observó con los ojos como platos, incapaz de creer lo que
acababa de escuchar.

-¡No me lo puedo creer! ¡Hablas de ella como si fuese una propiedad! ¡Rachel es LIBRE, no tiene porqué darte cuenta de todos sus movimientos!- le espetó la rubia, más enfadada que nunca.

-¡Pero nada! ¡No sólo invades su intimidad que encima vienes aquí gritando y con exigencias! ¡Por mi parte, no pienso decirte dónde está Rachel!

-¿Pero de qué hablas?- le preguntó Quinn, sin entender nada.

-¡La estás encubriendo! ¡Ella está con ese tonto de Hudson en esa casa y tú los encubres mientras se acuestan!- chilló Thom, con los puños apretados,fuera de sí.

-¡Yo insulto a quien me da la gana! ¡No eres nadie para decirme lo que tengo que hacer!

-¡Ni loco me voy de aquí sin ella! ¡Rachel ya no pertenece a este mundillo, ella es más grande que todo esto y no pienso permitir que ese estúpido me la arrebate! ¡Ella es MÍA! ¡Siempre lo será! ¡Ahora mismo voy a entrar a esa casa a buscarla!

Los chicos siguieron gritándose el uno al otro, mientras Quinn forcejeaba con él, dificultándole el paso. Un momento antes, en el piso de arriba, Rachel y Finn acababan de bañar a la niña y ya la iban a meter en la cuna, cuando unos gritos provenientes del exterior atrajeron toda su atención.

-¿Qué es ese ruido?- preguntó Finn, bastante sorprendido.

-Hay gente fuera… creo que están discutiendo, voy a mirar a ver qué pasa,toma a la niña.

Rachel dejó al bebé en los brazos de Finn, para luego correr hacia la ventana, encontrándose a Quinn discutiendo con Thom.

-No puede ser…-dijo Rachel en un susurro- está aquí.

-¡Ey! ¿Qué pasa? ¿Quién ha venido?- en ese momento notó como Rachel comenzaba a temblar de la cabeza a los pies, presa del pánico- ¡Rach! ¿Estás bien?- mientras dejaba a la niña en su cuna y corría a abrazarla- ¿Qué es lo que has visto? ¿Qué está pasando?

-¡No llores! ¡Por favor, no puedo verte así!- le dijo Finn, mientras secaba sus lágrimas y la besaba en la frente- Dime qué ha pasado, Rach.

-Tienes que irte… ahora…- dijo Rachel, separándose de su abrazo, mientras se dirigía a la puerta.

-¡Finn, márchate, por favor!- le suplicó Rachel, mientras le miraba directamente a los ojos.

-Thom está aquí- dijo finalmente.

-Acabo de verlo por la ventana, está discutiendo con Quinn y esto no me gusta nada… ya sabes lo celoso que es… si llegara a verte aquí, conmigo, a solas en una casa… sería fatal…

-¡Pero, Rach! ¡Me has dicho que vas a terminar con él!- exclamó él, algo celoso.

-¡Ya lo sé! ¡Voy a hacerlo!- le aseguró ella-¡Pero ahora necesito que te vayas por la puerta de atrás mientras yo le distraigo… por favor… prometo que después te contaré todo…

-¿Lo prometes?- dijo él, mientras se acercaba a ella de nuevo, esta vez rodeando su cintura.

-Te lo prometo- le dijo ella, con una sonrisa, enterrando su rostro en su pecho- Nada de mentiras esta vez.

-Genial-dijo él, cogiendo su cara entre sus manos y besando su mejilla-Luego te llamo.

Sin más, los chicos bajaron las escaleras corriendo, Finn se fue hacia la cocina, para salir con cuidado por la puerta trasera de la casa, mientras Rachel se acercó a la puerta principal, aferrándose al pomo de la misma, presa del nerviosismo. Una vez se hubo limpiado las lágrimas, respiró profundamente, para después abrir la puerta y encontrarse a los chicos forcejeando.

-¡YA BASTA! ¡Thom, suéltala!

El castaño soltó a Quinn al instante, mirando a Rachel con una mirada de reproche y culpabilidad a la vez.

-Rachel…-fue todo lo que pudo decir él.

Thom?

-¡Ha sido ella la que me ha provocado! ¡Le he preguntado por ti y se ha negado a decirme dónde estabas!

-¡Rachel, no le escuches! ¡Está loco! ¡Tiene tu agenda y se ha puesto a ojear las direcciones que tienes apuntadas!

-¿Cómo? ¿Por qué has hecho eso? ¡Son mis cosas, no tienes ningún derecho a tocarlas sin mi permiso!

-Ya lo sé, Rach, ¡Pero entiéndeme, estaba desesperado! ¡Sé que ayer me comporté como un tonto y quería arreglar las cosas contigo! ¡Te quiero, Rachel! ¡Ahora más que nunca sé que debemos estar siempre juntos!

Rachel sintió como cada palabra que él decía era como una bofetada en toda la cara. ¿Cómo podía decirle eso hoy cuando ayer le había dicho cosas tan horribles? Quizá su amiga tenía razón y definitivamente su “novio” había perdido la cabeza.

-Quinn, ¿Puedes dejarnos a solas, por favor?

-¡Por favor! ¡Yo nunca haría algo así! ¡No me hace falta!- dijo él, bastante indignado.

-¡Silencio! ¡No quiero oír ni una palabra más! ¿Entendido?- ambos asintieron, bajando la cabeza- Quinn, por favor, sé lo que me digo. Confía en mí, todo va a salir bien.

-De acuerdo…- la rubia se acercó a Rachel para susurrarle algo al oído- ¿Dónde está Finn?

-Se ha ido por la puerta trasera, tú quédate dentro de casa con Maddy y no salgas oigas lo que oigas, ¿de acuerdo?- Quinn dudó unos segundos pero finalmente asintió, para finalmente desaparecer tras la puerta.

-¡Ya está bien, Thom! ¿Es qué lo que ha pasado no es suficiente para ti? ¿Te gusta verme sufrir mientras mi novio discute con mi mejor amiga?

-¡No, Thom! ¡Ahora me toca hablar a mí!

-¡Ni pero ni nada! ¡Ya estoy harta de tu actitud! ¿Pero quién te crees que eres para fisgonear entre mis cosas? ¿Mi dueño? ¡De eso nada, Thom! ¡Estoy cansada de tu actitud sobreprotectora, ya no lo soporto más!

Rachel respiró profundamente, para darse fuerzas, mientras alzaba la cabeza, para enfrentar a su novio.

-Thom… he estado pensando y… desde hace meses nuestra relación no es como solía ser… antes salíamos juntos con nuestros compañeros de reparto, teníamos aficiones en común, nos dábamos espacio el uno al otro… Ahora todo eso ha desaparecido… lo único que haces es asfixiarme con tus mensajes y tus preguntas acusadoras… ya no puedo más… no puedes pretender tenerme de esa manera y que te siga queriendo…

-No… al menos no como tu quisieras… reconozco que esto es gran parte por mi culpa, debí haberte frenado a tiempo.-Rachel le miró, con lágrimas en los ojos-Mírate ahora, Thom… ¿Dónde está aquel chico dulce y encantador al que tanto quise? ¿Aquel que me consiguió mi primera oportunidad en Broadway? ¿Dónde está aquel chico que además de mi pareja era mi mejor amigo?

Rachel le miró directamente a los ojos, esperando una respuesta. Sabía que todo esto iba a dolerle, pero era mejor que toda la verdad saliese a la luz cuanto antes.

-¡No sé de qué me hablas, Rach! ¡Sigo siendo el mismo! ¡Siempre he sido ese chico! ¡Siempre he intentado ser el mejor para ti! ¿Sabes por qué? Porque te quiero, Rachel Berry ¡Sí, te quiero! ¡Nunca he dejado de hacerlo a pesar de saber que tú no sentías lo mismo por mí! ¿Es que todo lo que hemos pasado juntos no ha significado nada para ti?

-¡No te hagas la víctima, Thom! ¡Sabes perfectamente que tus celos hacia Finn han acabado con esta relación! ¡No busques motivos por otra parte porque no es verdad!

-¡Lo sabía! ¡Sabía que en algún momento ibas a mencionar su nombre! ¿Es que nueve años no son suficientes para que te olvides de ese tonto? ¿Tan importante es para ti que no puedes dejar de mencionarlo ni por un momento? ¡Ese estúpido te rompió el corazón y después lo tiró a la basura! ¿Y todo para qué? ¡Para acostarse con otra! ¡Eso es lo que fuiste para él, Rachel! ¡Otra más de su lista! – le dijo con odio-¡Seguro que habéis pasado toda la noche en la cama recordando viejos tiempos!

Thom no pudo seguir, ya que Rachel le cruzó la cara con una fuerte bofetada.

-¡CÁLLATE! ¿Quién te crees que eres para juzgarme? ¡No te permito que hables así de mí ni de Finn! ¡Estás loco! ¡Has perdido la cabeza completamente! ¡Puede que Finn me rompiese el corazón pero al menos él tiene más respeto hacia mí y me deja hacer mi vida! ¡Esta relación se acabó! ¿ME HAS ENTENDIDO? ¡No quiero verte nunca más, Thom! ¡Haz el favor y márchate!- le dijo, con los ojos llenos de lágrimas.

-Rachel… yo… no quise decir lo que dije… por favor… perdóname… me han cegado los celos y…-dijo él, preso del pánico, ante la posibilidad de perderla.

-Pero… tú no puedes dejarme… ¡NO PUEDES!- gritó él, furioso.

-¿Qué? No, no es posible… lo tenías todo planeado… claro, seguro que él y tú…

-¡Ya basta! ¡Finn no tiene nada que ver en esto! ¡Una relación es cosa de dos y yo ya no quiero seguir atada a ti y a tus ataques de celos! ¡Vete de aquí ahora mismo, Thom! ¡Vete o tendré que llamar a la policía!- le gritó ella, perdiendo la paciencia.

Thom la miró con una mezcla de odio y rencor que hizo que el estómago de Rachel se retorciese.

-Muy bien. Me marcho. Por ahora. Esto no ha terminado, Rachel Berry. Volveremos a encontrarnos- le dijo, con una sonrisa malvada- Hasta pronto…

Sin más, Thom subió a su coche, para desaparecer rápidamente del lugar, mientras Rachel corría de nuevo dentro de la casa.

Unos kilómetros más allá, en uno de los parques de Lima, Puck se sentó en un banco, mareado a causa del alcohol que había consumido.

-¡Mierda!- mientras le daba una patada a una lata que encontró a los pies del banco- ¿Por qué soy tan patético?- se dijo a sí mismo- ¡Ni siquiera puedo conseguir a la chica que quiero!- gritó entre lágrimas.

En ese momento, alguien tocó su hombro, haciendo que alzase la cabeza en su dirección.

-¡Ey! ¡Has venido! ¿Quieres unirte a la fiesta de los fracasados?

-¡Vamos, Em! ¡No seas aguafiestas! ¡Tómate un trago conmigo, venga!- mientras se llevaba de nuevo el botellín de cerveza a la boca.

-¡No! ¡Por favor, es lo único que me hace olvidar! ¡Soy una mierda, Em! ¡Un despojo humano!

Emily cargó con Puck como pudo hasta su coche, para después conducir hasta su casa, dónde le tumbó en un sofá, mientras le refrescaba la cara con un paño húmedo.

-Creo que deberías descansar un rato, Puck- le aconsejó ella, mientras mojaba su frente- no puedes decir nada con sentido ahora.

-¡Haberlo pensado antes de ponerte así!- le regañó ella- ¿Qué es lo que te ha llevado a hacerlo?- le preguntó con curiosidad.

-Yo… estaba en Breadsticks con Quinn… me dijo que me quería… que siempre lo había hecho… ¡y luego me dice que quiere formar una familia con él, con el estúpido de Sam! ¿Crees que es justo, Em? ¿Crees que no soy capaz de darle una familia?

-Oh… ahora lo entiendo… - mientras volvía a humedecer el paño- Quinn…¿ella fue tu primer amor, verdad?- dijo, mientras bajaba la cabeza y escurría el paño.

-El primero y el último… nunca podría querer a alguien de la misma manera que la quiero a ella…

Emily intentó que sus palabras no le afectasen, pero su corazón no pudo evitar saltar en mil pedazos al darse cuenta que él estaba enamorado de otra… sí, ella lo había ocultado muy bien, hasta le había ayudado en su plan de reconquistar a Quinn, pero la verdad es que llevaba años enamorada en secreto del gran conquistador Noah Puckerman… Emily sabía que no era una belleza como Quinn, Brittany o Santana, pero al menos se sentía feliz al saber que tenía su amistad y su respeto, aunque en secreto soñara con que algún día el se diera cuenta de sus sentimientos y se enamorase de ella, como ocurría en las películas de amor que no se cansaba de ver una y otra vez.

-Vaya… yo… no sé qué decir, Puck… lo siento mucho…

-¡No digas eso! ¡Tú vales más de lo que crees! ¡Te aseguro que más de la mitad de las mujeres de este país querrían tener algo contigo! ¡Hasta yo caería encantada en tus brazos!

Emily se tapó la boca, asustada al darse cuenta de lo que acababa de decir, mientras Puck la miró directamente a los ojos, asombrado por su confesión. En ese momento, Puck se fijó realmente en la prima de Finn, tenía el cabello castaño recogido en una coleta que no llegaba a coger algunos de los mechones superiores, que se deslizaban coquetamente por ambos lados de su rostro, dándole un aspecto angelical. Por otro lado estaba su sonrisa, ¡Dios mío! ¿Cómo no había reparado nunca en lo bonita que era? Con esa sonrisa podría se podría iluminar una habitación entera y era imposible no sentirse seguro cuando uno la contemplaba. Puck siguió examinándola, mirando de arriba abajo todo su cuerpo… de acuerdo, no era un bombón como Quinn o Santana, pero había que reconocer que aquella chica estaba perfectamente proporcionada, sus senos no eran ni muy grandes ni muy pequeños y se ajustaban perfectamente a su altura y estrechez mientras que sus piernas eran largas y delicadas. Puck empezó a acercarse a ella, mientras sentía que la cabeza le ardía, debido a la borrachera… sí, él estaba enamorado de Quinn pero no podía evitar sentirse profundamente atraído por Emily…

-Puck, yo… no he querido decir lo que dije… quiero decir que…

Emily no pudo seguir, ya que Puck había posado sus labios contra los suyos, en un beso suave. Ella lo miró paralizada, mientras sentía como sus mejillas ardían más aún, si es que eso era posible. Cuando fue consciente de la situación profundizó el beso, uniendo su lengua a la suya, en una batalla sin fin. A medida que pasaban los segundos la temperatura iba subiendo hasta que Puck tiró de ella, para finalmente ponerla en el sofá, debajo de él, que empezó a besarla por el cuello, mientras sus manos bajaron hacia su camisa, desabrochando uno a uno todos los botones. Emily se sentía flotar, jamás había hecho el amor con nadie… sí, había tenido relaciones, pero para ella esto era diferente… ella quería a Puck y sabía que con él el sexo tenía otro significado… con cuidado retiró las manos de su cuello, para ponerlas sobre su camisa, cuando iba a quitársela, él abrió los ojos, mirándola con un gesto de confusión, a la vez que se levantaba en un rápido movimiento, dejándola totalmente confundida.

-¿Qué…? ¿He hecho algo mal?- preguntó ella tímidamente.

-¡No! ¡No has hecho nada mal! – dijo, tranquilizándola- ¡Lo siento, Em! ¡Esto no debería haber pasado! ¡Yo estoy enamorado de Quinn! ¡Lo siento de verdad! ¡Soy una mierda! ¡Es mejor que me vaya!

Emily se abrochó la camisa, corriendo tras él, mientras los dedos le temblaban. Justo cuando iba a alcanzarle, él le cerró la puerta en toda la cara, mientras ella se apoyó contra la misma, mientras se miraba a través del
espejo del mirador.

-¿Qué he hecho? ¿En qué me he convertido? ¡Ahora él debe pensar que soy una… una…!- las lágrimas inundaron su rostro, impidiendo que continuase- He
sido una estúpida, ahora no creo que quiera volver a verme.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de la puerta. Emily se asomó a través de la mirilla, rogando que fuese Puck, pero no pudo evitar sentir un poco de tristeza al ver que se trataba de Finn.

-¡Em, soy yo! ¡Ábreme, por favor!- suplicó el castaño, que tiritaba de frío tras la puerta.

Emily volvió a mirarse tras el espejo, intentando recolocar su camisa, que finalmente fue capaz de abrochar. Cuando se sintió presentable, abrió la puerta, dejando entrar a su primo.

-¡Por fin! ¡Ya pensé que te habían abducido los extraterrestres!- dijo él- ¡Em, necesito tu ayuda! ¡Es sobre Rachel y yo!

Emily sonrió por primera vez en esa tarde y acompañó a su primo hacia el salón, mientras se sentaban en el sofá en el que tan sólo unos minutos antes se habían besado Puck y ella.

-¡Oh! ¡Vaya cara que traes! ¿Qué ha pasado? ¿Salió mal la cena?

-¡No! ¡Con Rachel las cosas están genial! ¡Ahora somos amigos!- dijo él con una sonrisa- El problema es el novio-dijo, mientras se rascaba la nuca, algo inquieto- no me fío de él, es muy celoso y tengo miedo de que nos separe a Rachel y a mí.

-¡Un momento, un momento! ¡A ver que me entere! Rachel y tú hablasteis en

-¡Oh! Verás, hoy Rachel hacía de canguro de la hija de Mercedes y Puck y yo fuimos allí porque él quería hablar con Quinn así que yo me quedé en casa con Rachel cuidando de la niña. Hasta ahí todo genial, hasta que unas horas después, cuando acabábamos de bañarla, oímos unos gritos desde fuera de la casa y Rachel descubrió que era Quinn, que estaba discutiendo con el novio de Rachel.

-¿Qué? ¿Quinn? ¿Pero no se había ido con… con Puck?- preguntó, algo nerviosa.

-Sí, no sé… supongo que ya estaría de vuelta cuando se lo encontró… la cuestión es que en cuanto Rachel lo vio se puso muy nerviosa y no paraba de temblar… le pregunté que le pasaba y me dijo que tenía que marcharme…-explicóél, mientras agachaba la cabeza, totalmente abatido.

-Bueno Finn, pero entiéndela. Si el novio es un celoso compulsivo, no creo que tu presencia allí fuese demasiado oportuna…

-Ya, eso me dijo ella… sé que puedo confiar en Rachel, de eso no tengo ninguna duda, pero… ¡No me fío nada de él ni de sus verdaderas intenciones!

-Si tan sólo pudieses darme un consejo… eres la única persona con la que puedo hablar libremente de todo lo que me pasa con Rachel- dijo, con una media sonrisa.

-De acuerdo… pues… creo que ahora más que nunca debes estar al lado de Rachel, pero sin agobiarla. Si te das cuenta, los problemas con su novio empezaron porque él es demasiado absorbente. Lo que Rachel necesita ahora es un amigo que sepa escucharla y entenderla. Si lo haces, estoy segura que el día que menos te lo esperes, volverá a tus brazos- dijo ella, con una sonrisa tierna.

-¡Gracias, Em! ¡Es justo lo que necesitaba oír! ¡Ahora mismo voy a llamarla para ver cómo está!- Finn sacó su teléfono, para volver a guardarlo,al darse cuenta de la cara que tenía su prima- ¡Ey! ¿Em, estás bien? Estás algo pálida… ¿Has estado llorando?- preguntó, bastante preocupado.

-¿Cómo?- dijo ella, sorprendida por la pregunta- ¡Oh! ¡No te preocupes! ¡Es que he estado viendo una película! ¡Ya sabes lo sentimental que me pongo algunas veces!- mintió ella, con una sonrisa.

Emily iba a contestar, cuando el móvil de Finn comenzó a vibrar, interrumpiendo la conversación.

-¡Ups!- dijo aliviada- ¡Será mejor que respondas!

Finn miró su teléfono, sin poder evitar sonreír al ver que era Rachel quien llamaba.

-¡Es Rachel! – dijo sonriente- ¡Salvada por la campana, pero tú y yo tenemos una conversación pendiente, lo de la peli no cuela!- dijo él, sacándole la lengua, mientras contestaba al teléfono.

-¿Sí?

-¡Sí! ¿Qué ha pasado? ¿Estás bien?- preguntó él, preso de la preocupación.

-Sí, estoy bien… no te preocupes… eh… ¿crees que podrías venir otra vez a casa de Mercedes?- preguntó ella, algo nerviosa.

-Gracias, Finn. Eres un cielo.

Sin más, Finn colgó el teléfono, mientras Emily había observado toda la conversación con gesto interrogante.

-¿Cómo han ido las cosas?

-Aún no me ha contado nada, pero se la oía realmente mal, Em. Tengo miedo a lo que ese tonto pueda haber hecho con Rachel- dijo Finn, mientras fruncía el ceño, claramente preocupado.

-Sí, tienes razón…- Finn se dio la vuelta, saliendo del salón, cuando llegó la puerta se giró, mirando a su prima de manera protectora- pero tú y yo tenemos que hablar.

-Como quieras, Finn. ¡Pero vete ya o Rachel se preocupará!- dijo ella, con una sonrisa, mientras lo acompañaba hasta la puerta- Espero que vaya todo bien, Finn. Te deseo suerte.

-Gracias, Em. Eres la mejor prima del mundo- dijo, mientras la abrazaba.

En cuanto el abrazo de los chicos terminó, Finn salió por la puerta en dirección a la casa de Mercedes. Una vez allí, se dio cuenta de que el coche de Thom había desaparecido y en su lugar ya estaba el de Mercedes y Jaden. Finn aparcó el coche a un lado de la acera, para después dirigirse corriendo hacia la puerta, llamando al timbre varias veces.

-¡Ya voy!- oyó que decía Mercedes, que segundos después le abrió la puerta- ¡Finn! ¡Qué susto! Ya pensaba que era ese majadero…

Mercedes? ¿Dónde está Rachel?

-Sí, creo que será lo mejor. Gracias Mercedes.

Finn subió corriendo las escaleras, para encontrarse a Quinn al final del pasillo hablando por teléfono, mientras escuchó la suave voz de Rachel que parecía cantarle una nana a Maddy para que se durmiese. Cuando Finn entró sigilosamente al cuarto, la escena que encontró le pareció sumamente enternecedora: junto a la ventana, sentada en la mecedora, estaba Rachel, que tenía a la pequeña Maddy en brazos, abrazada contra su pecho, mientras le susurraba una canción al oído, para calmar sus sollozos mientras la mecía suavemente. Finn se quedó dónde estaba, paralizado ante una escena tan hermosa e incapaz de pronunciar palabra alguna. La melodiosa voz de Rachel parecía inundar toda la habitación con su ternura y belleza. Rachel echó la cabeza hacia atrás, mientras con una mano sujetaba la cabecita de la niña, que se aferró con fuerza al cuello de su camisa. Rachel sonrió levemente ante el gesto, abriendo los ojos y encontrándose a Finn, que las miraba de forma especial.

-Hola- le dijo ella, en un susurro.

En ese momento, el gesto de la morena cambió, perdiendo la sonrisa.

-Bueno, bien… eso creo… al menos ya ha terminado todo…- mientras dejaba a la niña en la cuna, que finalmente se había quedado dormida en sus brazos- Ven, vayamos a otra habitación, es mejor que la dejemos descansar.

Rachel cogió a Finn de la mano, llevándole a la habitación de al lado, dónde ambos se sentaron, al borde de la cama.

-Rach, me estás asustando… ¿Qué es lo que ha pasado?

-¿No te habrá puesto la mano encima, verdad?- dijo él, mientras apretaba los puños.

-¿HAS TERMINADO CON ÉL?- gritó Finn, que no cabía en sí de la felicidad que sentía en ese momento.

-Sí, Finn- dijo ella, sonriendo un poco ante su reacción- pero no creas que va a dejar las cosas tal y como están… me lo ha dejado bien claro hoy- mientras bajaba la cabeza.

-Dice que todo lo que ha pasado es por “tu culpa”. Que soy una tonta al seguir sintiendo cosas por ti. Pero lo peor, dice que esto no ha terminado y que pronto volverá a encontrarse conmigo. Finn, no sabes la cara que tenía al decirme eso… me dio muchísimo miedo… Quinn dice que deberíamos llamar a la policía… pero creo que es un poco exagerado.

-No sé, Rach. Yo también tengo miedo de lo que él pueda hacer. No me quedo tranquilo sabiendo que él vigila todos nuestros movimientos.

-No te preocupes, Rach. Yo cuidaré de ti, te lo prometo- mientras la atraía hacia sí, abrazándola con fuerza- Te quiero, Rach. Sé que somos amigos y que tengo que darte tu espacio pero quiero que sepas que nunca dejaré que te hagan daño.

Rachel se separó un poco de su abrazo, mirándole con una sonrisa tierna. Poco a poco fue acercándose a él, para darle un dulce beso en los labios. Finn tardó unos segundos en ser consciente de la situación, pero cuando lo hizo, cogió su rostro entre las manos, profundizando el beso, a medida que sus respiraciones se aceleraban. Un minuto después, Rachel terminó el beso, mirándole con las mejillas sonrojadas.

-¡Madre mía! ¡Creo que esto de ser amigos está resultando un desastre!- dijo entre risas.

-Al menos te he sacado una sonrisa- dijo él, mientras volvía a colocarla contra su pecho, mientras la rodeaba con sus brazos.

-Gracias, Finn- dijo ella, acurrucándose contra su pecho- gracias por estar siempre ahí para mí. Te quiero.

-Yo también te quiero, Rach. Esperaré el tiempo que haga falta para que podamos volver a estar juntos.

Los chicos se quedaron donde estaban, abrazándose, hasta que el sonido de
la puerta hizo que se separasen.

-¡Ups! ¿Interrumpo algo?- preguntó Quinn, algo nerviosa.

Quinn miró a Finn indecisa, hasta que el moreno se levantó y fue hacia la puerta.

-Creo que es mejor que os deje a solas. Os espero abajo, chicas- mientras le guiñaba un ojo a Rachel, que no pudo evitar sonreír.

Dicho esto, Finn cerró la puerta, mientras Quinn se situó al lado de Rachel en la cama.

-Bueno, ¿Cómo está? ¿Has conseguido hablar con él?

-¿Qué le has dicho?- preguntó Rachel, preocupada.

-La verdad, que todavía siento cosas por Puck pero que realmente le quiero a él. Le he dicho que la mejor manera de superar este obstáculo es hacerlo juntos.

-Me ha dado las gracias por decirle la verdad y dice que me quiere más que a nada y que, si esa es mi decisión, él estará a mi lado para superar esto y lo que haga falta- dijo la rubia, con una sonrisa.

-Ya está de camino. Llegará mañana- dijo ella.

-No sabes como me alegro, Quinn. Al menos algunas cosas se van solucionando…

-¡Ey! ¡Tú has dado hoy un paso muy importante! ¡Has roto con ese carcelero! ¡No sabes lo orgullosa que estoy de ti!- exclamó Quinn, mientras la

-Gracias, Quinn. Sólo espero no volver a verlo nunca más…

-Ya verás como todo se soluciona, Rach… ahora es mejor que bajemos o los demás se van a preocupar.

Las chicas bajaron las escaleras, para encontrarse con todos los chicos del Glee club, excepto Sam.

-¿Qué hacéis todos aquí?- dijo Rachel, mientras iba hacia Kurt, para abrazarle.

-¡Me lo han dicho pero quiero oírlo de tu boca! ¿Has dejado al carcelero?- preguntó Kurt, esperanzado.

Rachel no pudo evitar sonreír ante su pregunta y cuando afirmó observó sorprendida como Kurt la abrazaba con todas sus fuerzas.

-¡POR FIN! ¡Ya no soportaba más a ese tonto!

-¡Kurt! ¡No te pases, hace unas horas era su novio!- le regañaron a coro Mercedes y Tina.

-¡Oh! No os preocupéis, chicas. En el fondo tiene algo de razón- admitió Rachel- Bueno, ¿alguien me puede explicar el porqué de esta reunión?

-Sí, lo mismo digo…- dijo Quinn, que miraba nerviosa a Puck, que tenía un aspecto horrible y, para su sorpresa, miraba hacia otro lado.

-Hoy he estado todo el día en el McKinley y me he pasado por elGlee club. ¡Ahora el Señor Schue es el director y Emma Schuester Pillsbury, su esposa, es la jefa de estudios!

-Ahora lo lleva un chico de nuestra edad llamado Blaine, al parecer es uno de los mejores pianistas del país- dijo él, sonriente- ¡De todas formas! ¡El caso es que el Señor Schue quiere que vayamos mañana a primera hora al instituto! ¡Quiere que preparemos algo especial para la ceremonia que va a organizar el McKinley por año nuevo!

Todos empezaron a hablar entre ellos, emocionados ante la idea de subirse de nuevo a un escenario todos juntos. Rachel aprovechó que todos estaban distraídos para apartarse y sentarse junto a la ventana, sin poder evitar que un escalofrío la recorriese al ver una sombra a lo lejos, que le recordó a Thom. Una mano se posó en su hombro, haciendo que perdiera de vista a aquella persona, que desapareció misteriosamente.

-¿Estás bien?- le preguntó Finn, que se había preocupado al verla tan ausente y apartada del resto.

-Tranquila, nada malo te va a pasar. Te lo prometo.

Al día siguiente, los chicos se presentaron en el McKinley, dónde los recibieron el señor Schue y Emma.

-¡Hola chicos!- dijo Will, mientras les sonreía- Pensé que vendríais todos, ¿dónde está Sam?

-¡Aquí!- exclamó el rubio, que acaba de llegar, con una sonrisa, mientras intercambiaba una mirada con Quinn.

Los chicos entraron al salón de actos, encontrándose con un grupo de jóvenes, que los miraban con curiosidad y admiración al mismo tiempo.

-Disculpe, Señor Schue- empezó a decir Rachel.

-De acuerdo. ¿Quiénes son ellos, Will?- preguntó la morena.

-Son los integrantes del Glee club de este año. Están algo nerviosos por la ceremonia de la próxima semana y he pensado que podríais cantarles algo para que se relajen un poco.

-Rachel, ¿crees que podrías interpretar una balada para los chicos? ¿Y tú Finn?- preguntó Emma, con una sonrisa.

-¡Genial!- exclamó Will- entonces, Finn tú empiezas y luego Rachel- en ese momento señaló a un muchacho moreno que debía de tener su misma edad y esperaba a ser presentado- Chicos, este es Blaine, el nuevo profesor del Glee club. Blaine, cuando quieras.

Blaine le miró con una sonrisa, para después dirigirse a sus alumnos

-¡Escuchad, chicos! ¡Estos son los antiguos miembros del Glee club de los que os hablé! ¡Quiero que los tengáis como ejemplo y confío en que puedan ayudarnos a preparar un número especial para la ceremonia de la próxima semana!

Finn sonrió y fue hacia el escenario, una vez arriba miró fijamente a Rachel a los ojos mientras le susurró un te la dedico que hizo que el corazón de ella latiera más y más deprisa. Finn fue hacia los músicos, les dijo que canción iba a tocar y cuando las primeras notas de I´ll stand by you comenzaron a sonar, Finn empezó a cantar.

-¡Estupendo, Finn! ¡Ha sido maravilloso!- le felicitó Will- ¡Rachel, cuando quieras!

-Eh… ¿Blaine, podrías acompañarme con el piano?- preguntó Rachel.

-Genial- respondió ella.

Rachel respiró profundamente,mientras se acercaba al escenario, no sabía porqué pero se sentía especialmenteobservada aquella mañana. Intentó no pensar en eso mientras le daba órdenes a la orquesta para que la siguieran con la canción. Cuando estuvo preparada la música de What I did for love comenzó a sonar y ella simplemente comenzó a cantar, dejándose llevar por la letra, que tanto significado tenía para ella en ese momento.




Al final de la canción, todos aplaudían sin advertir que una persona había observado la escena desde un rincón del auditorio.

-Si crees que me voy a rendir tan fácilmente es que no me conoces en absoluto, Rachel Berry. Si no puedes estar conmigo no estarás con nadie. Despídete de tu insignificante vida junto al tonto de Hudson- mientras sonreía maliciosamente, para después abandonar el auditorio en silencio.


¿Qué será lo que trama Thom? ¿Podría correr peligro la vida de Rachel? ¿Qué pasará entre Sam y Quinn? ¿y entre Puck y Emily? ¡Lo sabréis en los próximos capítulos!

Por otro lado, gracias a todas las demás por comentar, me hace muy feliz saber que os gusta la historia, ¡FELIZ CUMPLEAÑOS, Irina! Espero que lo pases muy bien hoy y que te regalen muchas cositas. Un besazo a todas!


Ah! Una cosita, aquí en España se toman doce uvas por año nuevo, no sé si existe la misma tradición en todo el mundo qué ignorante soy, madre mía :oops: Por si acaso lo digo por si alguien no lo entiende.



Bueno, pues eso es todo!!!! disfrutad del capi y por favor dejadme un comentario con lo que os ha parecido!!! :P


PD: Ni Glee, ni los personajes ni las canciones me pertenecen.


Cáp. 7- Año nuevo

Rachel bajó las escaleras del escenario, mientras se fijaba en los nuevos integrantes del Glee club, al instante una chica morena apartada del resto llamó su atención. Blaine se unió a ella mientras caminaban hacia dónde estaban los demás.


-¡Ha sido genial, Rachel!- exclamó Blaine- ¿Crees que podríamos montar algo parecido para la ceremonia?- preguntó, esperanzado.
-¡Claro, cuenta con ello!- respondió Rachel, con una sonrisa- Blaine, ¿Quién es esa chica?- mientras la señalaba disimuladamente.
-¡Oh! ¡Se llama María! Es una de las voces principales del Glee club y, si me permites decirlo, una de tus mayores fans.
-¿En serio?- preguntó Rachel, emocionada- ¿Por qué parece tan triste?
-Verás… María es algo… especial… no encaja demasiado bien con los demás miembros del Glee club.
-¿Por qué?- preguntó Rachel, bastante apenada.
-Pues… la verdad es que su personalidad es algo compleja… no le gusta que le lleven la contraria y creo que también la gente la trata mal porque tienen envidia de su enorme talento.
-¿Es buena?- preguntó Rachel, con curiosidad.
-Muy buena, es mi mejor alumna. Pero ni se te ocurra decírselo, por favor- dijo él, entre risas.
-¡Tranquilo, tú secreto está a salvo conmigo! ¿Sabes? María me recuerda mucho a mí cuando tenía su edad.
-¿En serio?- preguntó él, totalmente sorprendido- ¿Crees que podrías hablar con ella? Nadie ha conseguido que entre en razón y quizá si tú hablases con ella…
-¿Yo? No sé, Blaine… no sé si es una buena idea…
-Por probar no perdemos nada, Rachel. Además, creo que realmente sería muy bueno para ella que tuvieseis una charla. Ella es una gran admiradora tuya, estaría encantada de escuchar tus consejos.
-De acuerdo… si tú lo dices. Luego hablaré con ella.
-¡Gracias, Rachel!- mientras le cogía la mano, en un gesto afectuoso.


Los chicos se acercaron finalmente hacia dónde estaba el Señor Schue con el resto de chicos que formaban parte del Glee club.


-¡Madre mía! ¡Habéis estado fantásticos los dos!-dijo Will- ¡Bueno, creo que deberíamos ponernos en marcha cuanto antes! Chicos, he elaborado una lista con los números que me gustaría que apareciesen en la ceremonia. -William les entregó una lista a cada uno de los chicos, que se miraron sonrientes, nerviosos ante la sensación de volver a cantar de nuevo todos juntos- De acuerdo… quiero que haya dos duetos en la ceremonia… empecemos con el primero, ¿Quién se apunta?


Los chicos se miraron los unos a los otros, sin saber qué contestar, hasta que Sam se puso en pie y comenzó a hablar.


-A mí me gustaría hacer un dueto con Quinn, si a ella le parece bien- dijo con una sonrisa.
-¡Claro!- dijo la rubia, mientras le miraba sonriente, cogiéndole la mano, feliz al sentir a su novio de nuevo a su lado.
-¡Genial! ¡Entonces ya tenemos el primer dueto! ¡Sam y Quinn! ¡Vayamos a por el segundo!- exclamó Will- ¡Mercedes y Santana! ¡Vuestras voces son geniales juntas! ¿Os gustaría encargaros del
segundo dueto?
-¡Claro!- dijeron las dos al mismo tiempo, mientras se guiñaban un ojo en un gesto de complicidad.
-¡Vamos a arrasar!- dijo Santana, alzando la cabeza con superioridad, mientras chocaba la palma de su mano con la de Mercedes.
-¡Así me gusta! ¡Esa es la actitud que quiero ver! Veamos, el segundo punto de la lista es… ¡Un tema de un musical de Broadway!
-¡Evita!- exclamaron Rachel y Kurt al mismo tiempo, mientras se sonreían.
-¡Genial! ¡Excelente elección, chicos! ¿Quién va a cantar el tema?


Los chicos se miraron el uno al otro, para finalmente sonreírse con complicidad, mientras Kurt le guiñaba un ojo a Rachel.


-Señor Schue, creo que Rachel y yo nos sentiríamos más cómodos cantando este tema los dos juntos- dijo Kurt, mientras Rachel asentía entusiasmada.


-¿Estáis seguros?- los chicos asintieron, sonriéndose el uno al otro- Muy bien, pues lo cantaréis a dúo. Ahora quiero… ¡Una canción grupal!


Los chicos empezaron a hablar entre ellos, hasta que finalmente se quedaron mirando expectantes a Rachel y Finn, que los observaban confusos.


-¿Por qué nos miráis a nosotros?- preguntó Rachel.
-Sí, ¿por qué?- dijo Finn, con el ceño fruncido, totalmente confuso.
-¡Chicos, vosotros sois los co-capitanes! ¡Nosotros no nos ponemos de acuerdo así que vais a tener que decidir vosotros el tema!
-¿Qué? Pero...-exclamó Rachel, sorprendida.
-Será mejor que pensemos en algo, Rach.
-De acuerdo… pues…creo que deberíamos cantar Don´t stop believing, ¿no os parece?-dijo Rachel.
-¡Sí, es genial! ¡Esa canción es como nuestro sello de identidad!- dijo Mike.
-¡Entonces decidido! ¡Journey para el tema grupal! ¡Incluso podríamos hacer el Journey Medley de la semifinal! ¡Sólo hay que incluir a Sam en la coreografía y listo!- dijo Will, satisfecho- ¡Por último tenemos un mash-up! ¿Quién quiere hacerlo?


Rachel miró a Finn a los ojos, mientras le sonreía. Él asintió, como leyendo sus pensamientos y ella empezó a hablar.


-Finn y yo haremos el mash-up, Will- dijo Rachel, mientras sonreía a su co-capitán.
-¡Perfecto! ¡Ya tenemos todo entonces! Los duetos de Sam y Quinn y Santana y Mercedes, el tema de un musical de Kurt y Rachel, la mezcla de Journey como tema grupal y el mash-up por Finn y Rachel!
-¡Espera, Will!- le dijo Emma, mientras ponía una mano sobre su hombro, de forma afectuosa.
-¿Qué ocurre, cielo?- preguntó él, algo preocupado.
-¿No crees que se te olvida algo?- Will la miró sin entender lo que quería decir- ¡Estamos en Navidad! ¡Los chicos deberían cantar alguna canción Navideña para cerrar la ceremonia!
-¡Madre mía! ¡No lo había pensado! ¡Chicos, Emma tiene razón! ¿Tenéis alguna canción navideña en mente?
-¡Yo sí!- dijo Finn al instante, para después mirar a Rachel sonriente- ¡Last Christmas!
-¡Perfecto! ¡Bueno, entonces mañana mismo nos pondremos manos a la obra, hay que trabajar también el número de uno de los chicos nuevos!- le dijo Will a Blaine, que asintió sonriendo- ¡Nos vemos mañana entonces!


Los chicos empezaron a abandonar el auditorio, quedando finalmente Sam, Quinn, Puck, Finn, Rachel, Kurt y Blaine.


-¿Sam, podemos hablar un momento?- preguntó Quinn.
-Claro, pero creo que es mejor que lo hagamos en casa, Quinn- dijo él, mirando fijamente a Puck.
-Como quieras, vámonos entonces- le contestó ella, mientras le cogía de la mano- ¡Adiós chicos! ¡Mañana nos vemos!


Dicho esto, Sam y Quinn se marcharon, ante la atenta mirada de Puck. Finn se dio cuenta de ello y se dirigió hacia Rachel.


-¿Te importa que me quede un rato hablando con él? Luego te llevo a casa- le dijo con una sonrisa.
-¡No, claro que no me importa! Además, yo tengo que quedarme aquí un momento para hablar con alguien- respondió ella, mientras le sonreía a Blaine.
-Genial, entonces quédate aquí y luego vengo a buscarte, ¿vale?- le dijo Finn.
-Perfecto, aquí estaré.


Los chicos se despidieron con un abrazo, mientras Finn se dirigía hacia Puck, que cada vez parecía estar más ausente.


-¡Ey! Vaya cara que tienes, tío. ¿Estás bien?
-¿Cómo? ¿Por qué lo dices? ¿Te lo ha dicho? ¡Mierda!- exclamó Puck, cada vez más nervioso.
-¿Qué? ¿Quién tendría que decirme algo?- preguntó Finn, muy confuso.
-¡Nada, nada! ¡Pensé que Quinn te lo había contado! Eso es todo…- respondió, algo más aliviado.
-Ya…- dijo él, sin creérselo demasiado- ¿Te apetece tomar algo en la cafetería mientras me lo cuentas?
-De acuerdo…


Los chicos abandonaron el pasillo, rumbo a la cafetería. Por otro lado en el auditorio, sólo quedaban los chicos y Rachel, que notaba una conexión especial entre ambos.


-Bueno… yo… creo que mejor voy a hacer eso que tengo pendiente… ¡Nos vemos!


Dicho esto, Rachel se alejó en dirección al grupo de jóvenes que todavía permanecían en el auditorio, charlando con Will y con Emma. Los chicos quedaron totalmente a solas, sin saber qué decir.


-¡Ups! ¡Perdona, no me he presentado! Soy Kurt Hummel, encantado- dijo el castaño con una sonrisa, mientras le tendía la mano.
-¡Hola, Kurt! He oído hablar mucho de ti- le confesó él, sonriente.
-¿En serio?- preguntó Kurt, algo sonrojado.
-Sí, Will me dijo que tu voz y la de Rachel eran las mejores del Glee club, lo de Rachel ya lo he comprobado, aunque aún no he podido tener el honor de oírte cantar a ti- dijo Blaine, mientras le miraba directamente a los ojos.
-¡Oh! Bueno, eso puede arreglarse… ¿Te gustaría acompañarnos con el piano en el dueto que tenemos Rachel y yo?
-¡Claro, Kurt! ¡Cuando queráis ensayar no tenéis más que decírmelo! ¡Además, luego podríamos ir a tomar algo!- mientras volvía a sonreírle.
-Cla… claro…- dijo Kurt tímidamente.
-Entonces nos vemos pronto, Kurt. Ha sido un placer- le dijo Blaine con una sonrisa, antes de recoger sus cosas y luego marcharse.
-¡Madre mía! ¡Por fin un hombre con buena conversación!- suspiró Kurt- Qué lástima que no seas gay- dijo él, con un suspiro.


Sin más, Kurt se despidió de Rachel a lo lejos, que ya estaba junto a María, que seguía sentada en un rincón, con la cabeza gacha, y que al escuchar su voz alzó el rostro mientras la miraba con la boca semiabierta.


-Eh… ¿Te molesta si me siento contigo un rato?- preguntó Rachel, algo nerviosa.
-No… no, claro que no… ¿Eres… Rachel Berry? ¿La verdadera, la estrella de Broadway?- preguntó la chica, con los ojos muy abiertos.
-Sí, bueno, eso creo. No sé si puede haber dos personas iguales en el mundo. ¿Tú eres María, verdad?- le preguntó con una sonrisa.


La chica giró de nuevo la cabeza, para mirarla ahora con la boca totalmente abierta por la sorpresa.


-¿Cómo sabes mi nombre?
-Bueno, tengo mis contactos- le contestó Rachel entre risas- ¿Sabes una cosa? Me recuerdas mucho a mí cuando tenía tu edad.
-¿En serio? ¿Tú tampoco le gustabas a nadie?- preguntó ella, mientras agachaba la cabeza de nuevo.
-Pues no, aunque muchas veces era porque me lo merecía. Mira, María, sé que nuestras personalidades son… especiales, pero no podemos esperar que todo el mundo sea capaz de verlo… Además, no es bueno querer ser siempre el centro de atención, créeme.
-¡Pero cómo van a apreciar mi talento si no lucho por ser la mejor!- se quejó ella.
-¡No digo que no luches por lo que quieres! ¡Eso es genial! Lo que digo, es que debes cambiar tu actitud y ayudar a tus compañeros para que ellos puedan ver la estrella que llevas dentro.
-¿Tú conseguiste cambiar?
-Sí, eso me dicen. Yo al principio me llevaba fatal con todos los chicos que has visto antes, y ahora ellos son como una segunda familia para mí.
-Vaya… qué suerte… yo ni siquiera consigo que el chico que me gusta me mire…
-¿No será el quarterback del equipo de rugby, verdad?- preguntó ella, preocupada.
-¿Cómo lo sabes?- preguntó ella, cada vez más sorprendida- ¿No serás bruja ni nada de eso, no?
-¡No, no! Es que… mi primer amor era también el quarterback…
-¿En serio? ¡Ay! ¿Y qué pasó? ¿Conseguiste que se fijara en ti?
-Bueno… me costó mucho trabajo, pero… sí… se acabo fijando en mí porque decía que era diferente a las demás chicas…que era yo misma, pasara lo que pasase. ¿Lo ves? A veces lo que te diferencia de los demás es lo que te hace especial- le dijo con una sonrisa.
-Pero… no entiendo… ¿Por qué me cuentas esto?- dijo María, totalmente confusa.
-Verás, María… al cantar la balada te he observado y… me has recordado a mí con dieciséis años… sola y rechazada por los demás… me gustaría poder ayudarte para que te des cuenta de que aún estás a tiempo de cambiar y quizás así puedas conseguir todo lo que te propongas.
-¿Quieres decir que si dejo a un lado mi individualismo y me acerco a mis compañeros conseguiré ser la mejor?
-Exacto, porque ayudar a los demás te hace ser mejor… y podría ayudar a que cierta personita fijase sus ojos en ti- le dijo Rachel, mientras le guiñaba un ojo.
-¿Tú crees? ¿Eso es mejor que maquillarse o ponerse relleno en el sujetador?
-¡Claro que sí! ¡Nunca te pongas relleno! ¡No tienes porqué hacerlo! ¡Eres preciosa, María! ¡No dejes que nadie te diga lo contrario!
-¡Vaya, gracias! Creo que ahora me siento mucho mejor- dijo ella con una sonrisa- Eres súper guay, Rachel, ojala en el instituto hubiesen más chicas como tú.
-¡Anda, ven aquí!- dijo Rachel, mientras la acercaba hacia sí, para darle un abrazo- Bueno, por eso no hay problema, apunta mi número de teléfono y cuando te sientas mal me llamas, ¿te parece bien?
-¿Qué? ¿En serio?- preguntó ella, totalmente boquiabierta.
-¡Claro! ¡Pero prométeme que no se lo darás a tus compañeros!- le dijo ella.
-¡No, no! ¡Lo prometo!- dijo mientras apuntaba el número que Rachel le decía- ¡No me lo puedo creer! ¡Tengo el número de Rachel Berry!- exclamó entusiasmada.
-Bueno, ahora quiero que me cuentes más cosas de ese chico que tanto te gusta- le dijo, mientras le sonreía.
-¡Oh! Pues verás… se llama Seth…y está saliendo con la capitana de las animadoras… ¡Ella es una bruja! ¡No se despega ni un minuto de él y siempre se están besuqueando!- dijo apenada.


Rachel siguió escuchando la conversación, asombrada de lo mucho que María y ella se parecían. No sabía porqué pero sentía una conexión especial con ella, era como si al hablar con María recuperase en cierto modo la relación madre e hija que ella no había tenido con su madre, siguieron hablando sin parar, cada vez más a gusto la una con la otra.


Por otro lado, en la cafetería del instituto, Puck y Finn ya habían pedido unos cafés y se habían sentado en una de las mesas para hablar.


-Bueno, ¿Vas a contarme ahora que te ha pasado? Tienes un aspecto horrible, tío- le dijo Finn, bastante preocupado.
-No hay mucho que contar… lo prefiere a él…- dijo Puck, sin mirarle a los ojos.
-¿Te lo ha dicho así, sin rodeos?
-Sí, dice que quiere formar una familia con Sam…
-Vaya, lo siento mucho… ¿Qué vas a hacer?
-¡No lo sé! ¡Tengo un lío tremendo!
-Ya, me imagino…bueno, tú me dijiste que Puckzilla nunca se rendía…
-Pero eso era antes, Finn… antes de saber que Quinn prefiere a Sam y de que me besara con Emily- dijo sin pensar.
-¡¿QUÉ?! ¿Te has besado con MI prima?- gritó Finn, fuera de sí.
-¡Mierda! ¡Soy un bocazas! ¡Finn, déjame que te explique!
-¿Qué es lo que vas a explicarme, Puck? ¡Ahora entiendo porque ayer me la encontré casi llorando! ¿No le habrás prometido nada, verdad?
-¡No! ¡Le dije que lo sentía! Finn, estaba borracho y… ella fue muy buena conmigo…- Finn le fulminó con la mirada- No volverá a pasar…
-¡Eso espero o te juro que te mataré, Puckerman!
-¡Te doy mi palabra! ¡Quiero mucho a Emily y jamás la haría daño! ¡Ella no es como las demás!


Al escuchar eso, Finn se relajó un poco, volviendo a sentarse.


-Me alegra escuchar eso. Ahora sólo espero que se lo aclares cuanto antes porque no quisiera más corazones rotos, Puck.
-Te prometo que hablaré con ella. ¡Mañana mismo voy a su casa y le pido disculpas!
-Eso espero, Puck- le dijo Finn, en un suspiro- Tengo que ir a buscar a Rachel. No quiero dejarla sola con ese loco por ahí suelto. Mañana iré a hablar con Emily y espero que para entonces esté todo aclarado.
-Te aseguro que así será- le prometió Puck.
-Muy bien, entonces nos vemos mañana. ¡Ah! ¡Por cierto! ¡Nada de volver a emborracharse! ¡Menos cerca de mi prima! ¿Me has entendido?- le dijo, muy serio.
-¡Sí, sí! ¡No volverá a ocurrir, de verdad!- dijo él, bastante avergonzado.
-Eso es lo que quería oír. ¡Te veo mañana en los ensayos!
-De acuerdo…- dijo Puck, mientras removía el café, inmerso en sus pensamientos- ¿Qué voy a hacer ahora sabiendo que te he perdido para siempre, Quinn?


Puck le daba vueltas y vueltas a la misma pregunta una y otra vez, sin encontrar respuesta. Por otro lado estaba Emily y el sabor de sus labios. Desde que los había probado, no podía quitarse la imagen de ellos besándose de la cabeza. ¿Por qué si estaba enamorado de Quinn no podía quitarse a Emily de la cabeza? Las dudas le estaban matando y lo único que deseaba ahora era alejarse de Quinn de una vez por todas y arreglar las cosas con Emily, sí, definitivamente eso sería lo mejor. Cuando terminó su café, Puck pagó la cuenta y salió del instituto rumbo a su casa.


Por su parte, Finn fue hacia el auditorio, dónde encontró a Rachel en una esquina, charlando animadamente con una de las integrantes del Glee club, que la miraba con absoluta admiración,
mientras no paraban de reír. Finn se acercó con cuidado, para poner finalmente una mano sobre el hombro de Rachel, que se giró, para mirarlo con una sonrisa.


-¡Hola, Finn!- exclamó ella, sonriente- ¿Ya has terminado?
-Sí, cuando quieras nos vamos- le dijo él, advirtiendo como la otra chica lo miraba, con absoluta curiosidad.
-¿Rachel… es tu novio?- preguntó ella, haciendo que Finn la mirase totalmente sorprendido.
-¡Ja, ja, ja, ja!- empezó a reír ella- Pues no, todavía no- dijo, mientras miraba a Finn, con las mejillas sonrojadas- en realidad es el quarterback del que te hablé.


La chica volvió a fijarse en Finn, esta vez con los ojos muy abiertos, mientras lo estudiaba detenidamente, haciendo que se sintiera cada vez más incómodo.


-¿En serio? ¡Oh, Rachel! ¡Qué alto es!- dijo, mientras la miraba sonriente.
-Sí, nunca he conocido a nadie más alto que él- le dijo, mientras le correspondía a la sonrisa- María, yo me tengo que ir, si me necesitas no dudes en llamarme, ¿vale?
-Claro…- dijo la chica, que parecía estar como en una nube.


Rachel y Finn se pusieron los abrigos y estaban ya por el pasillo, rumbo al aparcamiento, cuando la voz de María hizo que se detuviesen.


-¡Rachel! ¡Espera!
-¿Ha pasado algo, María?- le preguntó preocupada.
-¡No, no! No es eso… es que…- dijo tímidamente- quería pedirte algo…
-¡Claro, dime!
-¿Po… podrías… eh… ayudarme con… mi solo… para la ceremonia?- consiguió decir, mientras sentía que las mejillas le ardían de vergüenza.
-¡Por supuesto que sí! ¡Te ayudaré encantada! ¿Crees que podrías venir al ensayo de mañana?
-¡Claro! ¡Gracias, Rachel!- le dijo ella, con una sonrisa de pura felicidad- ¡Mañana nos vemos! ¡Adiós!


La chica salió corriendo hacia el otro lado del pasillo, mientras Finn miraba a Rachel con los ojos como platos…


-¿Quién es esa chica? ¿No será una acosadora ni nada de eso, no?- dijo, con el ceño fruncido, algo confuso.
-¡Finn! ¡No seas malo! ¡María es la estrella del Glee club! ¡No podía quedarme sin conocerla!- le explicó Rachel con una sonrisa.
-Ya… creo que ahora lo entiendo- dijo él con una sonrisa- ¿No le gusta que le roben el protagonismo ni los solos, no?- preguntó divertido.
-¡Oye, no te burles! No sabes la pena que me da… me recordó tanto a mí misma… ¡Hasta esta enamorada de un tonto como tú que solo piensa en la popularidad!
-¡Oye! ¡Que yo al final cambié y caí en tus brazos!- dijo él, defendiéndose.
-Ya lo sé, por eso he creído oportuno darle unos consejillos para que todo le sea más fácil… tú me enseñaste que ayudar a los demás es algo genial, Finn- le dijo con una sonrisa.
-No sabes como me gusta verte así, sonriente- dijo él, mientras le cogía la mano, de camino al coche.
-Bueno, el miedo no se me quita de encima pero no me queda más remedio que seguir con mi vida. Además, ayudar a María ha sido muy positivo para mí. Supongo que yo siempre quise haber tenido a mi lado a una especie de hermana mayor que me guiase y me diese consejos sobre cómo actuar.


Rachel giró la cabeza, para encontrarse a Finn, que la miraba con un brillo especial en los ojos.


-¿Por qué me miras así?- preguntó ella, mientras sonreía.
-Eres increíble, Rachel Berry. Nunca deja de sorprenderme la capacidad que tienes para hacer que me enamore más y más de ti cada día- le dijo sonriente.
-¡Oh! ¡Gracias, Finn!- dijo mientras le sonreía tímidamente- ¡Yo también te quiero más cada día que pasa!
-¿En serio?- preguntó él con una sonrisa de oreja a oreja que creció más aún cuando ella asintió, corroborando sus palabras- ¡Genial! ¿Te apetece que vayamos a tu casa y preparemos el mash-up?
-Me parece una idea genial, Finn.
-¡Pues vamos allá, entonces!


Dicho esto, Finn arrancó el coche rápidamente mientras se dirigían a la casa de Rachel, para preparar su tema para mañana.


Por otro lado, Sam y Quinn habían llegado hace rato a su casa y se habían sentado en el sofá, mirándose el uno al otro sin saber cómo empezar la conversación.


-Sam… yo… te he echado mucho de menos…- consiguió decir ella.
-¿En serio?- preguntó él, sorprendido por su respuesta.
-¡Sí, claro que sí! ¡Sam yo te quiero! ¡Sé que soy la peor novia del mundo pero te quiero y te prometo que voy a hacer todo lo que esté en mi mano por olvidar a Puck y recuperar lo que teníamos antes!
-¿Estás segura de que quieres olvidarlo, Quinn? Esta vez no habrá segundas oportunidades- le advirtió él, muy serio.
-No necesito ninguna oportunidad- le aseguró ella- Lo que siento por Puck es sólo atracción, a ti te quiero.
-No sabes como me tranquiliza oír eso- le dijo él, mientras la acercaba hacia sí, para darle un dulce beso en los labios, que ella correspondió al instante.
-Te prometo que nada ni nadie nos va a separar, Sam. Te quiero- le dijo con una sonrisa.
-Yo también te quiero, princesa- le confesó él, mientras iba hacia el armario, para sacar su guitarra- ¿Ensayamos el dueto para la ceremonia?
-¡Claro! ¿Tienes escogida la canción?
-¡Por supuesto, y sé que sabes exactamente cuál es!- le dijo él entre risas.


Los chicos empezaron a ensayar su canción, mientras sentían por primera vez en mucho tiempo que sus miradas volvían a expresar lo mismo que la primera vez que se vieron: amor verdadero.


Al día siguiente, todos se reunieron en la sala de ensayos, mientras se repartían los turnos para practicar los números en el auditorio. Decidieron que iban a venir a ensayar todos los días de esa semana hasta el mismo día de la ceremonia, para que todo estuviese perfecto. Mientras que Sam y Quinn cada vez estaban más unidos, Puck y Emily no habían vuelto a hablarse desde que él fue a su casa para disculparse. Desde entonces, ella no había vuelto a ser la misma y Puck se sentía inmensamente culpable al ver la tristeza y la palidez en su rostro. Por otro lado, la vida de Kurt cambió completamente desde que Blaine apareció, ensayaban todos los días con Rachel y luego se iban los dos solos a comer, mientras charlaban animadamente. Kurt cada vez se sentía más atraído por él pero intentaba no hacerse ilusiones, sin sospechar que Blaine también es gay y comparte sus sentimientos. Por otra parte, Finn y Rachel se habían vuelto inseparables. Finn cuidaba siempre de ella y nunca la dejaba sola, gesto que ella agradecía sinceramente. Lo que ellos no imaginaban es que Thom vigilaba sus pasos de cerca y ya tenía un fatídico plan para arruinarles la fiesta a los chicos.


Así fue pasando la semana, hasta que finalmente llegó la última noche del año, día en el que tenía lugar la ceremonia. Los chicos esperaban tras el telón, presos de los nervios mientras William salía a hacer las presentaciones.


-¡Buenas noches a todos y gracias por haber acudido a esta ceremonia en una fecha tan especial! ¡Este año el nuevo profesor del Glee club y yo hemos conseguido reunir a un grupo de alumnos que hace algunos años formaron parte del mismo y que han preparado un número especial para todos vosotros! ¡Esperamos que disfrutéis de él tanto como nosotros lo hemos hecho preparándolo! ¡Gracias a todos y que empiece el espectáculo!


Tras sus palabras, todo el auditorio estalló en aplausos, mientras Sam y Quinn tomaban sus posiciones, para empezar la noche con su dueto. Sam cogió su guitarra y empezó a tocar los primeros acordes de Lucky, para luego unirse con su voz.



La gente comenzó a aplaudir entusiasmada en cuanto la canción terminó, al tiempo que los chicos se miraban emocionados, con un brillo especial en los ojos. Cuando abandonaron el escenario, Mercedes y Santana ya estaban en sus puestos, preparadas para deslumbrar a todos con su River deep, Mountain High.




Todo el mundo se puso en pie para aplaudir, mientras Mercedes y Santana chocaban las palmas de sus manos, mientras abandonaban el escenario a toda prisa, mientras Kurt y Rachel ocupaban sus posiciones junto a Blaine, que estaba frente al piano, guiando a toda la orquesta. Rachel miró hacia el backstage para encontrarse con los ojos de Finn, que la miraban con ternura. Las primeras notas de Don´t cry for me Argentina empezaron a sonar, mientras ella miraba por última vez a Finn con una sonrisa, para después centrarse en la canción.




Rachel y Kurt se miraron sonrientes, al advertir que el público aplaudía emocionado, mientras que a Finn se le saltaron las lágrimas al sentir el sentimiento que Rachel le había puesto a la canción. Los chicos rápidamente se fueron a sus puestos, mientras que el resto de New Directions ocupaba sus posiciones, para empezar a cantar el Journey Medley, con Rachel y Finn mirándose a los ojos, más enamorados el uno del otro que nunca.


Los chicos se abrazaron entre ellos, mientras Finn y Rachel no paraban de mirarse, mientras se sonreían. Todos los chicos abandonaron el escenario, dejándoles solos junto a Blaine, que comenzó a tocar las primeras notas de Bordeline/ Open your Heart mientras Rachel comenzaba a cantar, mirando directamente a Finn, mientras se movía a su alrededor, de forma coqueta, mientras le sonreía.


La gente aplaudió con todas sus fuerzas, mientras Rachel advirtió como María los miraba desde el otro lado del escenario, con una sonrisa de oreja a oreja, mientras le hacía una seña con el pulgar hacia arriba, en señal de que todo había salido bien. Finn salió del escenario con Rachel de la mano, mientras María se colocaba en el centro del mismo, para empezar a cantar su solo.


(N/A: Esta es la canción que canta María: When you believe de Mariah Carey y Whitney Houston)



La gente aplaudió enloquecida, mientras María sintió como una lágrima de emoción se deslizaba por su mejilla. Cuando abandonó el escenario, descubrió que Seth no había dejado de mirarla en todo el rato y miró sonriente a Rachel, que le guiñó un ojo. De nuevo, los chicos se juntaron por última vez, para cantar Last Christmas, la canción que daba por terminada la ceremonia.



La ceremonia fue todo un éxito y finalmente, a medianoche, todos se agruparon frente a la pantalla que habían habilitado en el auditorio para tomarse las uvas, celebrando juntos la llegada del año nuevo. Finn y Rachel se miraron sonrientes, mientras se tomaban las uvas. Cuando por fin tomaron la última, los chicos se fundieron en un profundo abrazo, mientras sentían sus cuerpos más cerca que nunca. Una descarga eléctrica los sacudió, haciendo que se mirasen fijamente, con deseo en los ojos. Sin despedirse siquiera, salieron del instituto, deseosos de poder celebrar el año nuevo a solas. El mundo podía esperar a mañana, pues ahora lo que importaba es que se tenían el uno al otro y, después de tantos años, se morían por tocarse, por besarse sin miedo, por estar más cerca el uno del otro. Finalmente se acercaron a la acera, rumbo al aparcamiento, para coger el coche que los llevaría a casa de Rachel. Sus padres iban a estar fuera todo el fin de semana y Rachel sabía que ahora más que nunca debía seguir a su corazón, que le pedía estar con Finn y no separarse más de su lado. Justo cuando iba a subir al coche, un trozo de hielo la hizo resbalar al tiempo que se oyó un disparo en medio de la noche. Finn, al ver sangre, corrió asustado hacia dónde se encontraba Rachel.


-¡RACHEL! ¡Dios mío! ¿Estás bien?


Rachel se incorporó lentamente, mientras se daba cuenta que tenía un pequeño golpe en la cabeza, a causa de la caída.


-Finn… ¿lo… lo… has oído?- preguntó ella, tartamudeando a causa del miedo, mientras observaba como un coche negro se iba del lugar a toda velocidad- ¡Ahí está!
-¡LO VOY A MATAR!- gritó Finn, mientras se separaba de ella.
-¡NO! ¡Finn, no me dejes sola, por favor!


Finn no pudo evitar volver a su lado, para abrazarla con fuerza, mientras le acariciaba la espalda, en un gesto protector.


-Nada malo va a pasarte, Rach. Te lo prometo. Esto ha sido sólo un susto, no se volverá a repetir. Mañana mismo llamamos a la policía.


Rachel asintió en silencio, mientras se subían al coche en dirección a su casa.


El coche negro se alejó a toda velocidad, el plan para acabar con Rachel había fracasado y Thom se encontraba más furioso que nunca.


-¡Maldita perra! ¡Si no se hubiera caído ya estaría muerta! ¡Ahora tendré que pensar otro plan! ¡Mierda! ¡¿Por qué no me elegiste a mí, Rachel?! ¡Siempre tienes que complicarlo todo!- gritó, furioso- Me da igual, no pienso rendirme, tú y yo vamos a estar juntos, aunque sea en el mismísimo infierno- mientras sonreía, de forma malvada.


Thom siguió acelerando, hasta que dejó Lima atrás, para desaparecer en la oscuridad.


Una vez llegaron a casa de Rachel, Finn la llevó en brazos hasta su habitación, dónde dejó que se cambiase mientras él iba a buscar unas vendas para el rasguño de su cabeza.


-¿Puedo pasar, Rach?- preguntó él, tímidamente.
-Sí- dijo ella, en un susurro apagado.


Finn entró corriendo en la habitación, para encontrarse a Rachel ya dentro de la cama, vestida con su camisón rosa, mirándolo con un gesto de miedo y tristeza en la cara, mientras sus ojos enrojecidos le indicaron que había estado llorando.


-Finn, tengo miedo. No me dejes sola esta noche, por favor.
-Tranquila, Rachel. No pienso moverme de aquí- le aseguró él.
-Gracias, Finn- dijo, mientras sonreía levemente.


Finn se acercó a ella, para curarle la herida de la cabeza, al tiempo que ella se apoyaba en su hombro, mientras lloraba en silencio. Cuando la cura terminó, él se tumbó también en la cama, abrazándola con ternura. Los minutos pasaban y Rachel no conseguía dormirse, hasta que abrió los ojos, para mirar a Finn.


-¿No puedes dormir?- preguntó él.
-No… Finn… cántame una canción…
- De acuerdo…


Finn pensó unos segundos, para después empezar a cantar Can´t fight this feeling dulcemente en su oído, hasta que Rachel se quedó plácidamente dormida en sus brazos. Las horas fueron pasando, mientras Finn era incapaz de dormirse. Por un lado era feliz al estar junto a Rachel, en su cama, rodeándola con sus brazos como tantas veces soñó, pero por otra parte… estaba el maldito de Thom… ese majadero había perdido la cabeza totalmente, y lo que era peor, había atentado contra la vida de la persona que más quería en el mundo. Sus pensamientos fueron interrumpidos al sentir que Rachel se apretaba más contra él, sintiendo su cuerpo contra el suyo, haciendo que Finn perdiera totalmente el control sobre sus pensamientos. En un momento, notó como todo su cuerpo se tensaba, al tiempo que su entrepierna se endurecía, al sentirla tan cerca. Como si ella hubiese leído sus pensamientos, abrió los ojos para mirarlo fijamente, con las pupilas dilatadas por el deseo.


-Finn…-fue todo lo que ella pudo decir.
-Yo… yo… es que, estás tan cerca que…


Sus palabras fueron interrumpidas por los labios de ella contra los suyos, en un beso ardiente y apasionado a la vez. Finn correspondió el beso al instante con fuerza y ternura, mientras sentía que iba perdiendo el control de sí mismo a cada segundo que pasaba a su lado. En un solo movimiento, él apartó la sábana, para contemplar maravillado su hermoso camisón rosa, que se había levantado ligeramente, mostrando sus hermosos muslos. Finn bajó sus manos para acariciarlos, perdiéndose en la suavidad de sus piernas, mientras los dedos de ella se enredaban en su pelo, profundizando el beso. Unos minutos después, ella ya se había desecho de su camisa, mientras él iba subiendo hacia arriba su camisón a la vez que cubría cada hueco de piel que iba desnudando con pequeños besos, que hacían que a ella se le escapasen pequeños gemidos de placer. Cuando Finn llegó a la altura de sus senos, le quitó el camisón del todo, mientras los admiraba maravillado. Buscara donde buscase, jamás encontraría unos pechos más hermosos y perfectos que los de Rachel Berry, rápidamente se encargó de cubrir uno de ellos con sus labios, mientras sus manos jugaban con el otro, provocando otro gemido de ella, que se deshacía totalmente en sus brazos, mientras se deleitaba del placer que sentía al tenerlo de nuevo tan cerca, después de tanto tiempo. Unos segundos después, ella bajó sus manos hacia sus pantalones, desabrochando el cinturón y los botones para finalmente deslizarlo hacia abajo, mientras él se separaba de ella un segundo, para quitárselo en un rápido movimiento al igual que hizo con sus zapatos y los calcetines. Los chicos volvieron a abrazarse, sintiéndose más cerca que nunca el uno del otro, mientras se devoraban beso a beso. Finn acercó su miembro erecto contra el frágil cuerpo de ella, temeroso de que su dureza pudiese asustarla, pero para su deleite ella lo acercó más hacia sí, mientras arqueaba las caderas, mirándolo con una expresión de absoluto deseo.


-Finn… por favor- le suplicó ella, entre gemidos.
-¿Qu… qué?- preguntó él, entre besos- ¿Quieres que pare?- le dijo, temeroso.


Ella negó con la cabeza, mientras sus manos acariciaban su espalda y sus abdominales.


-Hazme el amor, Finn. Por favor…


Ella no pudo decir más porque él la hizo callar con un beso rápido y pasional, que la dejó sin aliento. Rachel sintió como las manos de Finn bajaban nuevamente, abandonando su pecho para ir hasta sus caderas, deslizando su prenda interior en un solo movimiento, dejándola completamente desnuda frente a él, que la contemplaba maravillado.


-Eres tan hermosa… Te amo…
-Yo… yo también te amo, Finn- le dijo ella, con lágrimas en los ojos.


Finn volvió a separarse de ella para deshacerse de sus bóxers, que dejaron al descubierto su erección, que aumentaba por momentos. Rachel la observó maravillada, mientras se mordía el labio inferior, presa de la excitación, a la vez que él volvía a su lado, para colocarse sobre ella, a la entrada de su feminidad. Finn volvió a mirarla por última vez para comprobar que realmente eso era lo que ella deseaba y al ver su sonrisa mientras le asentía se decidió y por primera vez en mucho tiempo volvió a experimentar lo que era hacerle el amor. Finn entró en ella con suavidad, desatando un grito suave que salió de su boca, mientras sus hermosas piernas rodeaban su cintura, instándole a continuar. Poco a poco, Finn fue acelerando el ritmo, preso de la pasión del momento, mientras los gemidos de ella pidiéndole más le hacían sentirse en el mismo cielo. Siguieron haciendo el amor, con pasión pero a la vez con ternura, hasta que el éxtasis los alanzó a la vez, mientras se miraban sonrientes. Por fin, después de casi nueve años, volvían a estar juntos. Finn se separó de ella un momento, para colocarse a un
lado de la cama para luego acercarla hacia sí, mientras ella se refugiaba en la calidez de su abrazo, apoyada contra su pecho. Finn miró al techo sonriente, mientras acariciaba el pelo de su amada. Pasara lo que pasase, este era su momento y tenía muy claro esto: esta vez nada ni nadie se lo iba a estropear.

¿Qué os ha parecido? :oops: ¿Qué creeis que va a pasar entre ellos? ¿Volverá Thom? ¡Lo sabréis en los próximos capítulos!

Mmm... buena pregunta, pensé que nadie se daría cuenta jejejejeje Vas a odiarme, pero no puedo contestar a esa pregunta... :roll: tendrás que suponer la respuesta... :roll:

Un saludo y gracias por preguntar!!! Me hace ilusión ver que te fija en los detalles ^^ leer tu historia me inspiró para escribir mi escena, aunque al lado de las tuyas la mia es una porqueria XD Bueno wapa, sea cual sea la respuesta, lo descubriras en el proximo capitulo ;)