FanFic: Britana: Besos de Invierno:CAPITULO 21 Si Quiero "THE END"

Solo puedo decir GRACIAS por este fic!!!!!!!!!

—¿Volvemos a casa? —preguntó Santana.
—Mejor aún, si quieres nos acercamos al centro y cenamos —propuso élla.
Santana asintió. Anduvieron en silencio, sin soltarse, hasta la salida del recinto. Cada vez hacía más frío. Brittany decidió llamar a un taxi —para variar—, dado que sus piernas, contrariamente a las del resto de los mortales, al parecer no habían sido creadas para caminar. Una vez dejaron atrás los gritos histéricos de la multitud y los villancicos navideños, se acomodaron en un banco de madera, esperando el taxi.
La Rubia tiritó y agradeció que las mangas de la sudadera le fuesen grandes, así podía cobijar las manos en su interior. Miró a Brittany, sentada rígida, con la espalda recta sobre el banco, y se inclinó un poco, para luego comenzar a escalar por sus rodillas.
—¿Qué haces? —La Rubia estudió sus movimientos con desconcierto.
Ah, vale, ahora lo entendía. Santana acababa de sentarse sobre sus piernas, de lado. Luego se dejó caer y apoyó la cabeza sobre su pecho. Bostezó. Brittany sonrió sin siquiera darse cuenta y la abrazó. Le frotó la espalda, calentándola.
El silencio no era incómodo, era tranquilizador.
—¿Sabes algo de Puck? —le preguntó Brittany, pasado un rato, al recordar el espectáculo que había montado delante de él en la discoteca durante el cumpleaños de Quinn.
Santana negó con la cabeza, frotándose de lado a lado en su cuello. Entonces, dejando atrás la calma que se había apoderado de ella, abrió los ojos de golpe. Recordó la conversación de algunos días atrás respecto a las experiencias que habían tenido en sus relaciones. Hacía tiempo que deseaba retomar el tema, pues pensaba demasiado en ello, como una cría. Cogió mucho aire de golpe, antes de hablar.
—Britt, ¿con quién fue tu primera vez?, ¿estuviste mucho tiempo saliendo con ella?
La Rubia la miró extrañada y algo molesta. ¿Por qué Santana siempre tenía que romper todos los buenos momentos que compartían?, ¿no le bastaba tenerla ahí, para ella, ya sin ningún tipo de duda?
—¿Por qué me preguntas eso?
—Quiero saberlo. —Santana se incorporó levemente hasta que sus rostros quedaron la una frente la otra—dímelo.
Brittany resopló antes de contestar.
—No estuvimos saliendo mucho tiempo, porque me dejó. —Evitó su mirada y se entretuvo observando el movimiento de las hojas de un árbol que se encontraba a su derecha—. Se llamaba Aline. Era una amiga, íbamos al mismo instituto.
—¿Y por qué te dejó?
La pregunta maldita. A Brittany le costó unos segundos volver a mirar a Santana y perderse en el mar de sus ojos. Y luego las palabras se escaparon solas de sus labios, sin que pudiese hacer nada por detenerlas.
—Yo… —balbució, confundida—. San…, la engañé. Me acosté con otra.
El momento tierno se quebró bruscamente, como una elegante copa repleta de champán que se derrama por el suelo tras el tintineo que produce el cristal cuando se rompe. Santana la miró, cuestionándose si la chica rubia de mirada Azul que se encontraba a escasos centímetros de ella era Brittany, su Bitt. Intentó sumergirse en sus palabras y encontrar entre ellas a la joven siempre correcta e inocente a la que creía haber conocido.
Pero allí, en el fondo de su mirada, no había nada. Solo un vacío infinito que se extendía hasta su propio corazón.
La curiosidad la empujó a hacerse una pregunta: ¿hasta qué punto conocía ella a la verdadera Brittany?
Apenas sabía nada de su pasado y todavía no entendía el entorno en el que había crecido… pero sí sabía una cosa de Brittany: era humana. Porque, al fin y al cabo, solo un humano puede ser tan cabrón como para engañar a su pareja.
Santana se levantó de las piernas de Brittany y comenzó a caminar calle abajo, dejando atrás el lugar donde el taxi debía recogerles; con las manos en la boca, soplándoselas en el vano intento de entrar en calor. Sabía que Brittany seguía sus pasos, pero poco le importaba. Se encontraba absorta en sus pensamientos. Imaginaba a Brittany engañando y traicionando… Esa no era la niña grande que a ella tanto le gustaba.
Brittany la alcanzó y, cogiéndola de la barbilla, la obligó a mirarle. Las pupilas Azules de élla parecían temblar en medio de la oscuridad.
—Santana…
Ella oyó su voz lejana, perdida en la noche, pero no quiso dejar de mirarla.
—¿Quién demonios eres, Brittany?
La Rubia se acobardó ante su pregunta. ¿Quién era?, ni siquiera sabía responderse a sí misma. Quizá era un poco de todo. Acababa de decepcionarla. Brittany había deseado mentirle y asegurarle que aquella primera novia le dejó injustamente, pero no había sido capaz de engañarla. No a ella, al menos. Santana, siempre tan natural, clara y transparente, siempre tan… ella. Así que optó por decir la verdad. Y ahora empezaba a dudar de si realmente había hecho lo correcto.
—Tal vez soy más normal de lo que piensas.
Santana sintió unas ganas terribles de llorar.
—¿Normal?, ¿de verdad crees que por hacer lo que hiciste eres más normal?
—No, no es eso.
Brittany se mordió el labio inferior, indecisa. Se sentía acorralada, se sentía extraña. Toda su seguridad deslizándose lentamente hasta terminar en el suelo de una calle cualquiera, todo su orgullo escondido en algún lugar remoto que no lograba encontrar.
Santana ya no estaba mirándola. Ahora lo hacía una niña; la niña que Santana había sido y que probablemente muy en el fondo seguía siendo. Un alma limpia a la que acaban de confesarle que no existe Papá Noel ni el Ratoncito Pérez, una espectadora ilusionada que contempla cómo su ídolo cae lentamente del pedestal que ella misma había alzado. Y, por alguna extraña razón, Brittany tenía unas ganas increíbles de decirle: “¿Ahora te das cuenta de que Peter Pan no existe?, ¿ahora descubres que las Princesas solo viven cobijadas en los cuentos? Te sorprende mi pasado, te asustas de la realidad, de algo que está a la orden del día, ¿y era yo quién vivía en un mundo aparte?”
Pero no dijo nada, porque la inocencia dibujada en su rostro le aturdió de golpe y sus ideas se volvieron densas, como hilos enmarañados que se le enredaban en los labios, impidiéndole hablar.
Un taxi aparcó en el otro extremo de la calle, al lado del banco donde minutos atrás lo habían estado esperando. Brittany permaneció quieta como una escultura griega mientras contemplaba cómo Santana se marchaba, caminando con paso decidido. La vio entrar en el taxi y cerrar la puerta con brusquedad. Instantes después las luces del coche se tornaron más pequeñas y difusas hasta terminar desapareciendo cuando giró por una esquina.
“Tu primera cita con Santana; esta vez te has lucido, idiota, Idiota,”, se dijo Brittany a sí misma. Regresó al banco de madera y se sentó allí. Echó en falta el cuerpo de Santana sentado sobre el suyo. Contempló durante un buen rato el vaho que emanaban sus labios y pensó que quizá se trataba de su propia alma, que se escapaba de su cuerpo y se unía con sigilo a la noche.
Brittany aún recordaba la tarde que le confesó a Aline lo que había ocurrido. Ella lloró, tras intentar abofetearle, y élla se marchó del parque donde se encontraban sin siquiera decirle adiós. A día de hoy, todavía seguía preguntándose por qué la había engañado. Quizá fuese porque le gustaba más la otra —una chica a la que conoció en la fiesta del cumpleaños de Adam y cuyo nombre ni siquiera recordaba—, quizá también porque no estaba realmente enamorada de Aline, o porque cuando la miraba no sentía lo mismo que cuando miraba a… Santana.
Suspiró. Sacó el teléfono del bolsillo de su chaqueta y buscó el número que le habían dado apenas un día antes, cuando se tomaban una cerveza sentados en los taburetes de la discoteca y mientras Santana bailaba. Finalmente, tras pensárselo un momento, hizo algo que jamás habría imaginado: presionó el botón de color verde.
—¿Diga? —respondió una voz tranquila al otro lado de la línea.
Brittany tosió antes de hablar.
—Gorth, soy Britt… —dijo—. ¿Estás ocupado?
—¡Ah, hola! No, la verdad es que no —contestó—. ¿Te ocurre…algo?
Tras la llamada, casi media hora después, un coche negro apareció frente a su banco y subió en el asiento del copiloto sin mediar palabra. Se colocó bien el cinturón de seguridad y, una vez hubo revisado dos veces el enganche, se dignó mirar al conductor.
—¿Qué es exactamente lo que ha pasado? —preguntó Gorth, mientras conducía calle abajo y terminaba dirigiéndose hacia la avenida principal.
Brittany resopló molesta. Ahora no sabía si había sido una buena idea llamarle. Pero la noche del cumpleaños de Quinn advirtió que Santana le tenía bastante cariño al Chico Arma, ya que no dejaba de defenderle. Y teniendo en cuenta que era, al parecer, la única persona mínimamente inteligente de todas cuantas había conocido durante aquellos días… acudir a él había sido su única opción.
Pese a sentirse ligeramente culpable, le había molestado la reacción de Santana. ¿Por qué había salido corriendo? ¡A ella no la había engañado, así que no le parecía justo que se comportase así! Después del descarado abandono, no se sentía con fuerzas para regresar y presentarse en la casa de los Lopez. Todavía le quedaba algo de orgullo.
—Hemos hablado de mi pasado —le confesó, hablando en voz baja—. Solo le he contado que engañé con otra a mi primera novia. Y se ha enfadado.
—¿Ha gritado mucho? —Gorth le miró de reojo, sin dejar de conducir.
—No, nada —suspiró—. Lo único que me ha dicho ha sido: “¿Quién demonios eres, Brittany? —repitió con retintín, intentando imitar la voz de Santana.
—Entiendo. Eso significa que el cabreo es grande.
—Ah —exclamó sorprendido—. ¿Santana tiene un lenguaje especial respecto a sus enfados? Me ayudaría mucho aprendérmelo de memoria, la verdad.
Gorth rió ante sus palabras.
—No exactamente. —Chasqueó los dedos—. Pero esas cosas se saben con el paso del tiempo, cuando conoces a una persona.
Gorth aparcó el coche frente a una acogedora cafetería y poco después ambos entraron en ella. Se acomodaron en la mesa que Brittany eligió —tras evaluar detenidamente la suciedad camuflada en su superficie— y pidió un zumo de naranja natural, contrariamente a Gorth, que optó por un buen tazón de café con leche.
—Vale, a ver si consigo aclararme. —El Chico Arma se llevó las manos a la frente, apartándose algunos mechones de pelo—. Todo iba perfecto, hasta que le has confesado que tiempo atrás engañaste a una chica, ¿cierto?
Brittany asintió con la cabeza.
—Deberías haber supuesto que Santana, en realidad, es bastante… inocente. No sé si sabes a qué me refiero.
—Sí.
Ladeó la cabeza y observó la ropa de su compañero. No le gustaba la calavera que colgaba de su cuello ni tampoco aquella gabardina negra y larga que le recordaba a la capa de La Muerte. Continuaba pintándose los ojos, y Brittany se preguntaba si las profundas ojeras eran naturales o también fruto de un estrafalario maquillaje.
—¿Tú quieres estar con ella?
La cuestión le pilló desprevenida. Alzó la cabeza y miró fijamente a Gorth, algo confusa. Habría sido más fácil charlar sobre lo ocurrido en la feria que enfrentarse a esa peligrosa pregunta. Porque élla no quería pensar en ello. Claro, se sentía bien a su lado. Demasiado bien, incluso. Pero ¿qué ocurriría cuando tuviese que regresar a Londres?, ¿qué pasaría con ellas? Quizá ya era tarde para reflexionar sobre todo aquello. Brittany no había advertido exactamente en qué momento sus sentimientos hacia Santana cambiaron. Probablemente porque se trató de un proceso lento y progresivo, casi imperceptible hasta para élla misma.
—Sí.
—Vale —Gorth sonrió—, esa era la respuesta que estaba esperando.
—Y ahora, ¿qué? —insistió—, ¿qué se supone que debo hacer?
Gorth se encogió de hombros, sin dejar de sonreír.
—Tú sabrás. No es asunto mío.
Brittany parpadeó en exceso, molesta.
—¿Para qué demonios me molesto en llamarte si ni siquiera me ayudas?
—Quizá a veces sea bueno tener un poco de compañía —contestó Gorth, ahora más serio.
—No necesito compañía, no necesito a nadie, ¿entiendes? —Le señaló con un dedo acusador, cabreaao sin saber muy bien por qué—. Puedo valerme por mí misma, siempre lo he hecho.
—Entonces, ¿por qué has acudido a mí?
Brittany frunció los labios, y un tenso silencio se instaló entre ellos. Gorth la miró con cariño, tras darle tranquilamente un sorbo a su café con leche.
—¿Necesitas un lugar donde pasar la noche? Puedes quedarte en mi casa, si quieres —le ofreció.
Brittany respiró hondo, recobrando la compostura y calmándose de nuevo. En realidad no tenía ninguna razón para enfadarse con Gorth. Bastante había hecho el Chico Arma acudiendo a su encuentro aun cuando apenas le conocía.
—No, pero te agradecería que me llevaras a casa de Santana.
—Eso está hecho.
Terminaron de tomarse sus bebidas mientras charlaban sobre temas que nada tenían que ver con la joven que se apoderaba de la mente de Brittany, Hablaron sobre el cambio climático, sobre asuntos de política, y luego Gorth contó dos chistes que, sorprendentemente, la hicieron reír. Más tarde, y cuando Brittany se hubo sentido algo más seguro, él la llevó a casa y paró el coche frente al hogar de los Lopez. La Rubia se quitó el cinturón de seguridad.
—Espero que todo vaya bien —le dijo Gorth.
—Yo también. —Le sonrió tímidamente—. Y… gracias.
Salió rápidamente del vehículo y cerró la puerta con brusquedad internándose en el caminito que conducía a la entrada. Tomó aire cuando el coche de Gorth desapareció de su vista. ¿Qué le estaba pasando? Aquello era muy fuerte. Élla nunca decía esa palabra… maldita. La palabra “Gracias” había sido desterrada de su vocabulario y, si alguna vez hacía uso de ella, ocurría sin que se diese cuenta, por pura costumbre. Pero en esa ocasión había sido consciente de ello mientras la pronunciaba, mientras la palpaba entre sus labios… Oh, sí, definitivamente se estaba volviendo loca. Sintió unas ganas tremendas de golpearse la cabeza contra los ladrillos de la pared de la casa, pero no lo hizo; estaba ocupada llamando al timbre a la espera de que alguien le abriera. Si es que pensaban hacerlo, claro.
Santana se sonó los mocos y dejó el papel doblado sobre la mesita junto al sofá. Después, tambaleándose, se dirigió hacia la puerta. Llevaba horas esperándola. Había estado muy preocupada y se había sentido idiota e infantil por dejarla tirada en medio de una calle que Brittany desconocía completamente. Respiró hondo y abrió la puerta.
Allí estaba élla. Tenía las manos metidas en los bolsillos de su Chaqueta y la cabeza ligeramente agachada, con la vista fija en el suelo. Pasaron unos instantes eternos, hasta que la Rubia tuvo el valor de buscar su mirada. Santana tembló, pero presionó la mandíbula intentando no demostrar su nerviosismo.
—¿Dónde has estado? —le preguntó.
—Por ahí. —Élla se encogió de hombros—. ¿Puedo pasar?
Santana se hizo a un lado y élla entró. La vio subir las escaleras y poco después oyó el brusco sonido de la puerta de su habitación al cerrarse. Genial, así que ni siquiera pensaba pedirle disculpas o hablar sobre el tema. La relación le recordaba a la de un matrimonio de dos cuarentones en crisis.
Volvió al comedor y se tumbó sobre el sofá, secándose con el pañuelo usado una nueva tanda de lágrimas. ¿Por qué tenía que ser tan… melancólica? Se ahogaba en un palmo de agua. Cualquier desgracia se le antojaba inmensa y le costaba horrores escapar de la oscuridad en la que se sumergía.
No solo se había enfadado con Brittany, sino también con su madre. Maribel le había preguntado por la Rubia cuando la vio llegar sofocada a casa. Y cuando ella le confesó que la había dejado tirada porque, textualmente, “era una cerda egoísta”, la señora Lopez, sin entender la situación, pilló un enfado de mil demonios. Le ordenó que fuese a buscarla con su padre antes de irse a la cama, pero Santana no lo hizo —aunque bien poco le había faltado— y prefirió esperarle.
Afortunadamente, por una vez, Brittany había usado la cabeza y su “magnífico” sentido común le había instado a regresar. Santana volvió a sonarse los mocos y se tapó bien con la manta, acurrucada entre los cojines.
Fijó la vista en el televisor. Emitían una película llamada Breve encuentro. Santana sollozó todavía más. La había visto muchas veces, desde pequeña, y se sabía el guión de memoria. Se incorporó sobre el sofá y alzó una mano, sujetando el pañuelo arrugado, mientras interpretaba el diálogo al ritmo de los propios personajes.
—“¿Cuántas veces tomaste la resolución de no volver a verme” —gimoteó, imitando a Alec—. “Varias veces al día” —añadió, cambiando el tono de voz para interpretar a Laura—. “Yo también”. “¡Oh, Alec!” —Dramatizando en exceso, se llevó una mano al corazón—. “Te quiero. Me encantan tus ojos sorprendidos, la forma en que sonríes, tu timidez, el modo en que ríes mis bromas…”
Una pausa incómoda y después Laura mirando suplicante al caballeroso Alec. Santana se enjugó las lágrimas, antes de proseguir.
—“¡Por favor, no, Alec!” —exclamó, y luego se metió en la piel del admirable chico—. “¡Te quiero!, ¡te quiero! Y tú me quieres, es inútil pretender que no ha pasado nada, porque sí ha pasado.”
—Sí, la verdad es que es inútil pretender que no ha pasado nada, él tiene razón —musitó Brittany, apoyado sobre el marco de la puerta de entrada al comedor y señalando el televisor.
Santana agachó la cabeza, avergonzada. Lloró más y se secó las lágrimas de nuevo. Ese pañuelo ya estaba muy gastado, así que sacó otro del envoltorio.
Fantástico, ahora la Rubia la había descubierto como a una vieja solterona que termina interpretando los guiones de los falsos amores de Hollywood.
—No quiero hablar contigo —le dijo.
Brittany, con bata Rosa puesta, le dirigió una mirada suplicante, pero ella le ignoró y siguió viendo la película.
—¿Puedo sentarme a tu lado?
Santana no contestó; Brittany quiso suponer que su respuesta en realidad era un rotundo sí. Se sentó junto a ella sin más miramientos, manteniendo una distancia prudencial. La película era terriblemente aburrida y se alegró cuando llegaron los anuncios e hicieron una pausa especial para dar las noticias más importantes del día. Escuchó con atención al presentador del telediario de medianoche.
—Noticia de última hora. El juicio contra la empresa Pierce, la mayor multinacional de la venta de sistemas operativos informáticos, se adelanta a causa de las declaraciones del jefe de la base Pierce. —El presentador desapareció de la pantalla para dar paso a un hombre arreglado y elegante, de unos cuarenta años de edad, bien conocido por ser el dueño de todas las empresas Pierce. Este empezó a hablar—. Desde aquí queremos tranquilizar a los usuarios y asegurarles que ya se han arreglado los errores del último sistema operativo que salió a la venta; por ello hemos decidido acelerar los trámites de las denuncias recibidas para zanjar cuanto antes este desafortunado asunto.
El presentador del telediario volvió a cobrar protagonismo y siguió comentando la noticia de un oso panda que había nacido en China.
—¡Menudo farsante!, Cabeza de Zanahoria¡¡ —gritó Santana, refiriéndose al dueño de las acaudaladas empresas Pierce.
Brittany bostezó. Luego la miró algo molesta y frunció el ceño.
—Oye, deja de opinar sobre asuntos que desconoces.
—Ah, claro, usted perdone, mi Reina. —Se cruzó de brazos—. Supongo que como tú conoces tan bien a todos los Pierce, a diferencia de mí, que solo soy una pobre ignorante, sí puedes despotricar a tu antojo —recalcó con ironía.
Brittany volvió a bostezar por segunda vez consecutiva.
—Pues claro que sí, tonta —farfulló—. Pierce, es mi padre.

________________________________________________Continuara


Holaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa Muy buenas Noches, Espero les haya gustado, MUCHAS PEOR MUCHAS GRACIAS POR SUS COMENTARIOS, que claro que los leeo..¡¡ :D son tan lindos >.< jaja nwn Bueno pues ya me voy, que descanses hasta Luego...Bye

PARA, PARA, PARA... yo estoy perdida o Santana no sabia el apellido de Brittany? NO ENTIENDO NADAAA!! ultimamente el marote me esta fallando... y Santana con su melodrama, si solo se peleo con Brittany no me podria imaginar que pasaria cuando corte una relacion formal con alguien... y Britt esta mucho mas respetuosa que capitulos anteriores... espero la actuu--- e.e

Te he dicho que me eencaaaannntaa tu fic??!! me encanta en serio es uno de mis favoritos, es muy divertido y sin tanto drama mas que el que santana acaba de hacer con la confesion de britt, aunq no se porque se enojo si no fue a ella, pero bueno espero se arregle todo, exageradita la rubia con lo del algodon pero super tiernas con el beso, y ahora que sabe quien es el padre de britt que pasaraA???? ok me esperare hasta la proxima actualizacion espero no tardes plis!!!

me encanta como escribes

'' ''
Tu Fanfic me encanta! :D
Creo que es uno de esos fic que hace rato esperaba leer, es decir, tu forma de escribir con tan amplio vocabulario, profundizando en los pensamientos de las protagonistas >< eso simplemente me encanta!

Con decirte que me desvele una noche de ocio por leer los 16 cap ^^
Santana aquí creo que se debe un premio nobel por su paciencia, literalmente infinita, y ademas por saber cuidar y cubrir los caprichos de Britt.
La relación Odio - Amor les da ese toque de Woww! Amo esta pareja xD
(y mas con tu imaginación increíble para situarlas en diferentes momentos)

Espero ansiosa tu Actualización! enserio estoy como loca revisando varias veces a ver si has actualizado xD

Ah! por si acaso personalmente los capis largos no me molestan para nada, mas largo, mas tiempo disfrutando de tu maravilloso fic :D creo que se vuelto mi preferido!

Sigue así! estaré muy frecuente aquí porque te has ganado otra fiel lectora.
Saludos!

Awwww, al final se dieron cuenta q sentian algo!!.. ^^.. Pero espero q San ahora se arreglen y no esten peliadas!!1.. La salida a la feria m parecio tan linda!! <3.. y Quinn es lo mas.. jajjajjajjaja.. me encanta!! M hace reir dmasiado.. :)..

Actualiza prontooo.. besoo

Pd: no dejes tu otro Fic!! actualizalo si pods q m dejast con la re duda.. jajaja..

isababela escribió:PARA, PARA, PARA... yo estoy perdida o Santana no sabia el apellido de Brittany? NO ENTIENDO NADAAA!! ultimamente el marote me esta fallando... y Santana con su melodrama, si solo se peleo con Brittany no me podria imaginar que pasaria cuando corte una relacion formal con alguien... y Britt esta mucho mas respetuosa que capitulos anteriores... espero la actuu--- e.e

PARO, PARO, PARO...XD jajaja, xD No santana No sabia del apellido de Brittany, Si te vas al Inicio del Fanfic, Santana Interrumpe cuando le va ah decir sobre su Apellido..xD Santana siempre se ah echo la muy fuerte , pero si te pones ah pensar, es muy dramatica interior mente...xD jajaja..¡¡, Brittany es asi por que todo le dieron en Bandeja de Oro..XD luego se le caera todo..ya veras :D

Que bueno que te haya gustado, y que hayas comentado, te lo agradesco Mucho,
Espero te Guste el nuevo Capitulo.

Lebam_Snix escribió:Te he dicho que me eencaaaannntaa tu fic??!! me encanta en serio es uno de mis favoritos, es muy divertido y sin tanto drama mas que el que santana acaba de hacer con la confesion de britt, aunq no se porque se enojo si no fue a ella, pero bueno espero se arregle todo, exageradita la rubia con lo del algodon pero super tiernas con el beso, y ahora que sabe quien es el padre de britt que pasaraA???? ok me esperare hasta la proxima actualizacion espero no tardes plis!!!

Hola...(¿?Lebam¿?)
Yo que recuerde creo que si, XD si me has dicho que te encanta mi Fanfic...Bueno no recuerdo , pero HOY, HOY 12, DEL 12, DEL 12, Te digo....MUCHAAAAAS GRACIAAAS¡¡ POR DECIRMELO¡¡...nwn Que bueno que te guste y que sea uno de tus Favoritos eso me pone realmente Feliz, >.< ...hahaha Muchas sorpresas vendran en los siguientes capitulos, Sigue al tanto.

Aqui la nueva Actualizacion espero te guste :D si no dime ¬w¬ con confianza¡¡ >.< jaja

nicole19 escribió:me encanta como escribes

>.< Muchas Gracias...>.<

Hellen♫ escribió:'' ''
Tu Fanfic me encanta! :D
Creo que es uno de esos fic que hace rato esperaba leer, es decir, tu forma de escribir con tan amplio vocabulario, profundizando en los pensamientos de las protagonistas >< eso simplemente me encanta!

Con decirte que me desvele una noche de ocio por leer los 16 cap ^^
Santana aquí creo que se debe un premio nobel por su paciencia, literalmente infinita, y ademas por saber cuidar y cubrir los caprichos de Britt.
La relación Odio - Amor les da ese toque de Woww! Amo esta pareja xD
(y mas con tu imaginación increíble para situarlas en diferentes momentos)

Espero ansiosa tu Actualización! enserio estoy como loca revisando varias veces a ver si has actualizado xD

Ah! por si acaso personalmente los capis largos no me molestan para nada, mas largo, mas tiempo disfrutando de tu maravilloso fic :D creo que se vuelto mi preferido!

Sigue así! estaré muy frecuente aquí porque te has ganado otra fiel lectora.
Saludos!

Hola , awwww >.< Muchas Gracias, que te haya gustado, me has dejado realmente con una sonrisa en el Rostro por lo que me acabas de decir, pero realmente yo solo te digo que no deberias Agradecer, Yo mas bien te deberia a Agradecer a Ti, por pasar ah leer este FanFic que esta echo para ustedes y para que les guste, En pocas Palabras " Es mi Trabajo" jajaja,

Sobre lo que lo leeiste todo en una noche, wow, eso es Genial, haha, a mi me gusta tambien leer de noche y quedarme hasta las 2, 3 o 4 de la mañana toda Adicta en la Computadora leeiendo los Fanfic que Colocan aqui,

Bueno sobre tambien lo de Capitulos Largos, hago lo Posible¡¡..No te preocupes, que Actualizo Diario, de LUNES A VIERNES, ya que sabado a Domingo, Mi Madre me Reclama de estar Aqui. xD

haha Bueno espero te guste el Nuevo Capitulo y Otravez Muchas Gracias.

Len104 escribió:Awwww, al final se dieron cuenta q sentian algo!!.. ^^.. Pero espero q San ahora se arreglen y no esten peliadas!!1.. La salida a la feria m parecio tan linda!! <3.. y Quinn es lo mas.. jajjajjajjaja.. me encanta!! M hace reir dmasiado.. :)..

Actualiza prontooo.. besoo

Pd: no dejes tu otro Fic!! actualizalo si pods q m dejast con la re duda.. jajaja..

Holaaaaa¡¡¡ Muchas Gracias por Comentar, pero como eh dicho Mas bien se los Agradesco a Ustedes, por pasar a leer, Bueno espero te Guste el Nuevo Capitulo :D sobre el otro FanFic, LO voy Actualizar Hoy...nwn


GRACIAS...MUCHAS GRACIAS POR LEER..


_________________________________________________________







“¿Me he vuelto loca ya?”, se preguntó Santana mientras se miraba en el espejo grande el baño. En realidad las profundas ojeras, la piel arrugada del contorno de los ojos tras el patético lloriqueo de la noche anterior y el cabello despeinado y enredado… no ayudaban mucho a encontrar una respuesta coherente que despejase sus dudas.

“Vale. Ahora, aparte de loca, también soy fea. Dos puntos extra.” Se sentó sobre el borde de la bañera mientras esta se llenaba de agua. Necesitaba con urgencia darse un baño relajante.

Los acontecimientos de la noche anterior la habían dejado aturdida. En primer lugar, todavía no lograba imaginarse a su aniñada Brittany acostándose con aquella chica de la fiesta de no sé quién cuando tenía novia. En segundo lugar, debería haberle preguntado antes cuál era su apellido. En realidad lo indicaba en los papeles correspondientes del intercambio, pero no le había prestado atención y, aunque lo hubiese hecho, no lo habría creído.

Un Pierce… La mimada, rica e imbécil hija del famoso matrimonio Pierce. El padre, dueño de una de las mayores empresas del mundo. La madre, una de las abogadas más prestigiosas de toda Europa. Santana se abofeteó a sí misma, intentando despertar así de aquel confuso sueño. Pero no pasó nada. Siguió allí, absorta, escuchando el sonido del agua caer conforme la bañera se iba llenando.

Por otra parte, empezaba a entender cómo y dónde había crecido Brittany. Ahora todo tenía sentido, porque, claro, no era solo Brittany sino Brittany Pierce. Esa última palabra lo cambiaba todo de un modo radical.

Se desvistió, cerró el grifo y se sumergió en el agua. Respiró hondo, relajándose. Inclinó la cabeza hacia atrás, hundiéndola hasta mojarse todo el pelo. Innumerables pensamientos volvieron a invadir su mente.

De todos modos a ella le daba igual quién era Brittany. Le importaba lo que había vivido con la rubia, ni más ni menos. Y, si élla había terminado engañando a su novia, que era una amiga e iba a su misma clase, ¿cómo podrían mantener ellas una relación a distancia? Se iría con otra a la primera de cambio, seguro. Santana no quería pasarlo mal, no deseaba hundirse por las noches en el sofá del comedor, al lado de su simpático amigo helado de chocolate, mientras recitaba una vez tras otra los diálogos de Romeo y Julieta y se preguntaba, angustiada, qué estaría haciendo Brittany. Porque su paranoica mente se lo indicaría enseguida: estaría… con otra.

Exhaló aire por la nariz con la cabeza sumergida en el agua, un montón de burbujas pequeñas subieron a la superficie. Después volvió a sacar la cabeza y encontró fuerzas para echarse un poco de champú y frotarse el cabello sin demasiadas ganas. Llamaron a la puerta del baño.

—¡Santy!

Era la traidora, que ahora la muy Irrespetuosa la llamaba “Santy” Que le pasa, A si que Fingió que acababa de quedarse sorda.

—Santana, sé que estás ahí —prosiguió élla—. ¿Puedo pasar?
—¡NO!

Esta vez sí contestó, porque no recordaba si había puesto el pestillo y temía que élla entrara sin demasiados miramientos. Por si acaso, corrió la cortina de la bañera.

—¿Por qué no?, ¿qué estás haciendo?
—Duchándome.
—Ah, vale. —Brittany bajó el tono de voz—. Pues te espero en la puerta hasta que termines.

Santana resopló. La estaba acorralando. Claro que ella le había evitado en numerosas ocasiones. La noche anterior, tras descubrir que el empresario Pierce era su padre, había corrido despavorida hasta su habitación y se había encerrado allí a cal y canto, tal como había hecho también esa misma mañana. Solo salió —a toda prisa— cuando escuchó la voz de Brittany y advirtió que este se encontraba en la planta baja de la casa. Ahora la Rubia no pensaba dejarla escapar otra vez, y comportándose como una hippie en la acción de manifestarse, había decidido hacer una sentada frente a la puerta del baño; solo le faltaba una pancarta reivindicativa que dijese: “Santana, ¡deja de huir! El pueblo te necesita”. Total, viviendo ambas entre las mismas cuatro paredes, poco podría haber hecho por evitarle. Mucho menos teniendo en cuenta que aquel día era Navidad y celebraban la comida con toda la familia.

Y lo que era aún peor, esa misma noche se darían los regalos. Santana no quería darle su regalo a Birttany, lo que realmente deseaba era estampárselo en la cara y que el golpe le dejase una buena cicatriz. Rió tontamente, sola, rememorando algunos días atrás, cuando incluso llegó a suponer que Brittany sería virgen. ¡Ja! Qué tonta e ingenua era.

Poco después salió de la bañera y se vistió lentamente. Intentó tardar todo lo posible para desesperar a Brittany, En efecto, cuando finalmente abrió la puerta del baño, La Rubia la miró con cara de pocos amigos y los brazos cruzados con ademán protector.

—¿Pensabas celebrar el día de Navidad en el baño o qué? —Ojeó su reloj de pulsera—. Has tardado más de una hora.
—Puede que sea impuntual, pero no traidora… como otras.
Brittany notó que un pequeño escalofrío le recorría el cuerpo. Se le puso la piel de gallina y dio algunos pasos al frente intentando calmar la desagradable sensación. Eso había sido un golpe bajo por parte de Santana,.
—¿No podemos hablar sobre el tema? —le preguntó.
—Es Navidad, Brittany —dijo ella—. Ya hablaremos más tarde, esta noche, quizá, ahora no es el momento.
Brittany la miró confusa.
—Entonces… ¿seguimos juntas?

Ella resopló, con el cuerpo ligeramente vuelto en dirección a su habitación. Se giró una última vez antes de marcharse definitivamente.

—Déjame en paz.

Y desapareció, tras cerrar de golpe la puerta de su habitación. Brittany se quedó ahí de pie, extremadamente quieta, como si todo lo que se encontraba a su alrededor quemase de algún modo misterioso. Después chasqueó los dedos y una sonrisa maliciosa se apoderó de sus rojizos labios. Bien, vale, pues si Santana no quería ni siquiera escucharla durante unos míseros minutos, La Rubia no pensaba rebajarse más. Además, si supuestamente ya no estaban juntas, ¿importaba mucho cómo se comportase? Élla creía que no. ¿Y qué mejor día para demostrárselo que durante la comida familiar de Navidad?

Pasadas unas horas, todos se encontraban sentados a la enorme mesa de madera del comedor. La señora Lopez obligó a Quinn a vestirse de un modo adecuado (o sea: unos vaqueros negros que no estén rotos y una camiseta que no reflejaba su innato amor por la obscuridad y marihuana y que todavía no se había desteñido por el paso de los siglos). Habían acudido algunos familiares, ante los que Brittany se había presentado con elegancia y sofisticación (ya les demostraría más adelante quién era en realidad). Por una parte estaban los padres de la señora Lopez, un matrimonio de ancianos que parecían odiarse mutuamente: el señor Rolan y su esposa, Margerot, que era una especie de saco de arrugas con dos ojos y una enorme nariz aguileña que a Brittany le daba mala espina.

También había acudido la hermana del señor Lopez, que se llamaba Amber, junto a sus dos extraños hijos gemelos, que tendrían unos catorce años. Una vez llegaron todos, se acomodaron para comer. Santana evitó descaradamente la fría mirada que Brittany le dirigió. Afortunadamente, la señora Lopez había recordado que Brittany era vegetariano; le había preparado una ensalada, evitando que comiese pavo como hacían todos los demás. A Brittany le gustaba ser la excepción.

—¡Disfrutemos de la comida navideña! —exclamó Maribel, tras servir a cada uno su plato.
“Eso, mi querida Santana, ¡ya verás cuánto vamos a disfrutar!”, pensó Brittany, y sus ojos Azules brillaron traviesos. Pasados unos segundos de silencio, la abuela de Santana le sonrió y la señaló con uno de sus arrugados dedos.
—Una chica tan guapa como tú tiene que tener novio —comentó.
Era su oportunidad. Brittany dejó el tenedor y el cuchillo sobre la servilleta y cruzó elegantemente las manos sobre la mesa.
—No sé qué decirle, señora —contestó, y le dirigió a Santana una mirada significativa—. ¿Tú qué opinas, Santana?, ¿tengo novio?
Ella apretó el cuchillo con las manos, conteniéndose de no lanzárselo a Brittany a modo de diana, hasta que los nudillos se le tornaron de un color blanquecino. Brittany sonrió con más ganas. Quinn, confundida, las miró.
—Creo que me he perdido algo.
—Sí, te has perdido ciertos detalles del pasado de Brittany que no tienen desperdicio —le indicó su hermana con fingida amabilidad.
—Pero ¿la jovencita tiene novio o está buscando? —insistió la abuela—. Porque yo tengo un amigo, Berto, que ahora es viudo, pero está de buen ver y prepara unos pastelitos de arándanos deliciosos.
El esposo de Margerot, el señor Rolan, suspiró con desgana.
—¡Marge, por Dios!, que tu amigo tiene setenta años y pesa ciento cincuenta kilos.
Brittany tragó saliva despacio y creyó sentir un hormigueo extraño ascendiendo por todo su cuerpo. Los padres de Santana reían tranquilamente.
—Piénsatelo, Susan; oportunidades así no surgen todos los días.
—Desde luego, señora —contestó apesadumbrada—. Y me llamo Brittany.
—Ah, pues eso, Brittany.
Santana fingió que se limpiaba la boca con la servilleta para que nadie advirtiese la vengativa sonrisilla que cruzaba su rostro de lado a lado.
—No hagas caso a mi mujer, está chiflada —le aconsejó el señor Rolan—. Quise divorciarme de ella el mismo día en que me casé.
—¡Papá! —se quejó la señora Lopez, abochornada.
—Déjale, hija, no tiene arreglo —replicó Margerot—. Siento que tuvieses que crecer con un padre así, debí haber elegido mejor.
—Y yo siento que vivieses una infancia al lado del demonio —añadió él, señalando a su mujer con el tenedor.

El señor Lopez se removió incómodo en su silla.

—Está bien, ¡ya basta! Lez recuerdo que estamos celebrando la Navidad.
El silencio reinó en la mesa durante los siguientes cinco minutos. Brittany siguió comiéndose su insípida ensalada mientras miraba a Santana de reojo. Se preguntaba si, de continuar juntas, terminarían comportándose como sus abuelos. Casi podía ver reflejado en ellos cómo sería su futuro cincuenta años después.

La señora Lopez parecía seriamente disgustada por los comentarios que sus padres se dedicaban el uno al otro; prefirió permanecer en silencio.

Brittany aplastó un trozo de tomate con el tenedor y el jugo salpicó el brazo de Quinn, que se encogió de hombros y ni siquiera se dignó limpiarse. La Rubia observó asqueada su alrededor; la comida navideña era muy aburrida y se preguntaba cómo podría hacer que fuese algo más animada. Sonrió poco después, dirigiéndose al señor Rolan.

—Entonces, ¿por qué se casó con su mujer?
—Porque la dejé preñada… ¡y en qué mala hora!

La anciana le dio un fuerte pisotón, bajo la mesa, y él gimió dolorido. El señor Lopez suspiró apesadumbrado. Los gemelos seguían comiendo en silencio, y la tía de Santana apenas pestañeaba. Todos los habitantes de la casa parecían haber muerto en vida.
Brittany ojeó a Santana mientras ella cortaba distraída un trozo de carne. Tenía el contorno de los ojos ligeramente arrugado a causa de las numerosas lágrimas que, seguramente, había derramado la noche anterior. Aun así, pensó que estaba guapa y casi se asustó cuando advirtió las ganas que tenía de acariciar sus rosadas mejillas.

—Brittany, cielo, ¿te has quedado con hambre? —le preguntó Maribel mostrándole una de sus encantadoras sonrisas.

Élla negó con la cabeza. No tenía apetito. Mirar a Santana le quitaba las ganas de comer; quizá porque a veces pensaba que podría llegar a alimentarse de la inocencia que emanaba su rostro… Suspiró, melancólica, y sacudió la cabeza sintiéndose torpe y confusa.

—Yo shi tengo mash hambre, mami —dijo Quinn, con la boca todavía llena. Algunas migajas de pan revolotearon hasta posarse sobre el mantel rojo.

Brittany le dedicó una mueca de asco e hizo una complicada reflexión sobre qué demonios veía Rachel en aquella loca?

—Ahora sacaré unas galletas de jengibre —respondió Maribel.
Se levantó y empezó a recoger los platos; Brittany la ayudó en la tarea. Juntas se dirigieron a la cocina; la señora Lopez le tendió una bandeja y le pidió que colocara en ella las galletas de jengibre. Ella se dedicó a fregar; al cabo de unos minutos, la miró de reojo de forma significativa.
—¿Se han peleado? —preguntó con cierta timidez—. Ayer Santana estaba muy disgustada.
—Yo no le he hecho nada… a ella —repuso, encogiéndose de hombros.
—No te preocupes, cielo, se le pasará. —La señora Lopez le palmeó la espalda con afecto, tras secarse las manos en el delantal— Santy es demasiado quisquillosa, seguro que se ha enfadado por cualquier tontería.

En ese mismo instante, Santana entró en la cocina y puso los ojos en blanco. Se cruzó de brazos, y Quinn, que caminaba a su espalda, chocó contra ella.

—¡Eh!, ¿qué haces ahí parada? Aparta —musitó.
—¿Por qué están hablando de mí? —gritó, consternada—. En serio, mamá, quiero que se marche de esta casa. No la aguanto más.
—¡Santana! ¡No seas maleducada!
Quinn abrió mucho la boca, sorprendida.
—¿Quieres dejarme sin cuñada? ¡Tú no tienes corazón! —Apuntó a su hermana con un dedo acusador, luego se acercó a Brittany, que permanecía quieta y seria, y le rodeó los hombros con el brazo—. ¡Traidora de sangre!
—Pero ¿qué demonios dices? —Santana frunció el ceño—. ¡Mamá, haz algo!

La señora Lopez balbució algunas palabras incomprensibles y agradeció la llegada de su marido. Dio un paso al frente, desorientada, hasta situarse a su lado.

—Cariño, diles que no discutan, por favor.
—No discután, chicas —murmuró él con voz monótona—. ¿Qué es lo que pasa?
Santana le dio una patada a la nevera, cabreada, y todos retrocedieron para alejarse de la furiosa chica. Ella miró fijamente a Brittany. Tenía ganas de llorar.
—¡Te odio! Eres desquiciante e insoportable —le acusó sin piedad—. ¡Y si mi hermana te apoya es porque no tiene ni idea de todo lo que dices sobre élla a sus espaldas!
Quinn observó de reojo a su compañera, asombrada, y preguntándose si su hermana decía la verdad. A lo lejos se oyó la voz gritona y aguda de la abuela de Santana, que, al parecer, cantaba un villancico.
—“Canta, ríe, bebe, que hoy es Nochebuena, que en estos momentos no hay que tener pena…”
Brittany tragó saliva despacio; los cantares de Margerot no ayudaban en absoluto. La situación era caótica. Logró enfrentarse a la mirada de Quinn, pero no fue capaz de negar las palabras de Santana. Ella tenía razón, lo más bonito que le había dedicado hasta el momento eran algunos apelativos sueltos como “neandertal” o “mendiga”. Y ahora se sentía mal, porque extrañamente había empezado a cogerle cierto cariño a… esa misteriosa ser.
—¿Hablas mal de mí? —Quinn la miró apenada, parecía a punto de llorar—. Wow, Brott…Mi colega, con todo lo que yo te defiendo…
—“Dale a la zambomba, dale al violín, dale a la cabeza y canta feliz… Al chico de mi portera, tera…”

Brittany cerró los ojos con fuerza. Quería escapar de allí como fuera. Toda la familia Lopez la miraba en silencio, esperando a que dijese algo. Pero se había quedado muda. Quinn se apartó de su lado y salió de la cocina caminando a trompicones. Santana siguió a su hermana. Se oyeron algunas puertas cerrarse de golpe. La señora Lopez se tapó los oídos, procurando no escuchar el animado canto de su madre, y poco después desapareció también con la bandeja de galletas de jengibre en las manos. Brittany se quedó a solas con el señor Lopez, que la miró con indiferencia y se encogió de hombros.

—Esta familia es una Porqueria.. —suspiró y apoyó su mano en el hombro de Brittany. Parecía no tener fuerzas para seguir viviendo—. En fin, Chica… ¡feliz Navidad!
Tanto Quinn como Santana habían desaparecido de la comida navideña cuando Brittany volvió a sentarse a la mesa. Al parecer, ambas se habían refugiado en sus respectivas habitaciones. Brittany soportó durante más de una hora ciertos comentarios verdes que le dedicaba el abuelo de Santana, como “Puedes pasarte por mi casa a visitarme cuando quieras” o “Britt, tú sí que eres una moza como Dios manda y no como la carcamal esta que tengo por esposa”. La Rubia asintió ante todas sus palabras. Ya no tenía fuerzas para hacer bromas. Se había quedado sin inspiración.

Ahora no solo le odiaba Santana, sino también Quinn. Miró de lado a la señora Lopez, rogando en silencio que ella todavía no le hubiese dado de lado. Afortunadamente, Maribel le sonrió con cariño, y élla se sintió reconfortado bajo el brillo de sus amables ojos.

El señor Lopez se sirvió un vaso de licor, aprovechando la ocasión navideña y seguramente deseando olvidar su propia vida. Así pues, cuando los familiares de Santana se marcharon al fin, Brittany lo agradeció con creces. Se disculpó después ante Maribel, indicándole que necesitaba descansar un rato.
Acababa de entrar en su habitación cuando sonó su teléfono. Lo buscó en el bolsillo de la chaqueta colgada tras la puerta, donde se le había olvidado, y contestó:

—¿Cómo está mi pequeña coliflor?
Era su madre. Se sentó en la cama, mareada, e intentó sonreír, aunque sabía que ella no podía verle.
—Bien. —Suspiró—. Feliz Navidad, mamá.
—Igualmente, cariño. —Se oyeron algunas risitas de fondo—. Lo hemos celebrado en el restaurante italiano que tanto te gusta. Aquí ya es de noche, supongo que tú acabarás de comer.
—Sí, hace un rato.
—Aja —musitó—. Bueno, ricura, se pone tu padre al teléfono, que quiere hablar contigo.

Brittany notó que su estómago daba un vuelco súbito y se llevó una mano a la barriga. Qué ganas tenía de hablar con su padre. Casi le temblaron las manos cuando escuchó su voz ronca y segura. El señor Pierce siempre hablaba con una firmeza arrolladora y era extremadamente persuasivo.

—¿Cómo te va, Hija?
—Digamos que… quizá no sea tan malo como pude pensar al principio. —Brittany presionó el teléfono contra su oreja—. ¿Mucho trabajo por ahí?
—Sí, demasiado —contestó—. De todos modos, ya falta poco para que regreses, así que no te preocupes si no lo pasas tan bien como desearías. Tu madre y yo tenemos ganas de verte y de que estés en casa.

Brittany parloteó algo más con su padre sobre temas de negocios antes de colgar. Tenía la boca seca. Casi no había pensado en ello, pero acababa de darse cuenta de que le quedaba poco tiempo y de que en apenas unos días volvería a Londres. Lo suyo con Santana era imposible. De un modo u otro, siempre estarían separadas, ya fuese por sus discusiones, por la diferencia de sus mundos o porque, sencillamente, vivían en dos continentes diferentes.

Se levantó de golpe cuando Santana abrió la puerta de la habitación y le miró de arriba abajo con desdén.

—Prepara una mochila con provisiones para dos días —le ordenó.
—¿Qué?
—Nos vamos de acampada.

Brittany la miró como si estuviese loca de remate, pero a Santana no le importó. Cerró la puerta de golpe y regresó a su habitación. Tenía la seguridad de que los dos días siguientes serían los peores de su vida.


Todos los años, el grupo de amigos al completo organizaba una acampada por navidad. Bordeaban el bosque de la reserva hasta llegar a un lago que se congelaba en aquellas fiestas y por el cual todos solían resbalar y caer; les divertía deslizarse por el hielo.

Le había preguntado a su madre si podía dejar a Brittany en casa, pero ella había respondido a su amable cuestión con un rotundo no. Santana no quería imaginar cómo sería convivir con Brittany… en plena naturaleza. Ya era duro soportarla entre cuatro paredes.

Santana respiró hondo antes de abrir su armario y comenzar a llenar la mochila con todo lo que encontraba mínimamente útil. Distinguió el regalo de Brittany al fondo, entre montones de ropa, bien escondido. Sintió ganas de quemarlo, pero se contuvo a tiempo. ¿Cómo podía haberse encariñado de una persona tan sumamente egoísta? Era cierto que tenía algunos toques dulces y tiernos, pero no eran suficientes para equilibrar la inmensa balanza, que terminaba hundiéndose a causa de sus incontables defectos.

Tapó el regalo de Brittany con una sudadera y se olvidó de él. Sacó un enorme anorak y toda la ropa de abrigo que pudo. Tres pares de calcetines de lana, una bufanda, guantes, un gorro blanco de nieve, camisetas interiores…

Los tímidos rayos del sol acunaban el despertar del día, semejando oro líquido que se derramaba sobre las agitadas hojas de los árboles. El azul cielo estaba ligeramente adornado con hermosas pinceladas rojizas y anaranjadas que indicaban el final del amanecer. El viento que soplaba era plácido, sutil y delicado…

Numerosos jóvenes se encontraban sentados en la cuneta de una carretera comarcal, al lado del inicio del bosque de la reserva. Habían dejado atrás el terreno cerrado de la urbanización donde vivían. Brittany agradeció no haber despertado del todo todavía, así la situación se le antojaba menos dolorosa, puesto que aún no era consciente al cien por cien de lo que estaba ocurriendo.

Apenas a unos metros de distancia, su brother, Charles, lanzaba una pequeña navaja y la clavaba en la corteza del tronco de un árbol. La cogía de nuevo y volvía a lanzarla. De buena mañana, a las seis. A Brittany ya casi nada le parecía alarmante. Por otra parte, Sam (la visión de su pelo fucsia empeoraba de buena mañana), Nixie, Cloe y la Chica Cabeza Rapada permanecían adormiladas sentadas sobre sus propias mochilas.

Santana se había alejado de él a propósito y charlaba sin demasiadas ganas con Gorth. Quinn se encontraba ocupada escribiendo sobre la tierra seca su propio nombre con un palito de madera; parecía triste y Rachel intentaba darle animo dandole besos en las Mejillas, pero por lo visto no funcionaba del Todo.

—Están tardando demasiado —se quejó Cloe.

Por una vez, Brittany estaba de acuerdo con ella. No era justo que ya llevasen allí casi veinte minutos esperando al enorme Evan, más conocido como Golpes y Sangre, ni mucho menos al estúpido de PUCK.

Afortunadamente, no tardaron mucho más en aparecer caminando carretera arriba. Todos portaban una mochila colgada a la espalda. Desgraciadamente, a Brittany no le cabía en una mochila todo lo necesario para subsistir en medio del bosque, así que élla llevaba dos, más una bolsa de tela en la mano derecha. Esperaba que el camino no fuese demasiado largo.

—Sentimos la tardanza —dijo Puck, respirando con dificultad tras la carrera.
—No pasa nada. —Charles se guardó la navaja en el bolsillo del desgastado pantalón vaquero y Brittany agradeció el gesto en silencio—. Pero será mejor que nos marchemos ya, así llegaremos al claro a media tarde y podremos montar las tiendas cuando todavía haya luz.

—Pues, ¡venga, adelante! —rugió Golpes y Sangre— Que este dia sera Genial.


Formaron una inestable fila y empezaron a internarse en las profundidades
del bosque. Brittany se sentía extenuada, pues apenas había dormido la noche anterior. Preparar la mochila no era algo que hiciese así como así. Pasó la tarde meditando qué llevarse. Aparte de la ropa, se había decantado por un botiquín de emergencia, entre otras cosas, como antimosquitos, cinco paquetes de pañuelos, tres linternas —había que ser precavido—, dos cepillos de dientes nuevos con sus respectivos envases de pasta dentífrica, una almohada plegable de viaje… y numerosos artilugios más que creyó convenientes para la ocasión, incluido un juego de sábanas por estrenar.
Verdaderamente, no sabía muy bien qué hacía allí en aquel instante: apretujado entre numerosas personas —odiaba las multitudes a muerte—, con Santana a su lado —también creía odiarla— y Puck a un metro de distancia —sobre el odio hacia este no abrigaba duda alguna—, caminando por el bosque —como si de un indígena se tratase—, con ganas de traspasarlo para llegar a un lago congelado —¿qué tenía de interesante ese enorme trozo de hielo?

Durante la primera media hora de caminata se dedicó a observar y analizar a los presentes. Charles, su brother, parecía haberse proclamado el líder del grupo, seguramente porque al no tener ningún tipo de escrúpulos lograba intimidar al resto; se movía con soltura entre los árboles y partía las ramas cuando alguna se enganchaba en su chaqueta de cuero. Amy le miraba con admiración y sacudía de vez en cuando sus coloridos cabellos, que resaltaban frente a los demás. Cloe y Nixie avanzaban cogidas del brazo, como las mujeres mayores, posición bastante incómoda a la hora de sortear las piedras o gruesas raíces que aparecían en medio del sendero. Quinn parecía evitar la presencia de Brittany y Seguia abrazando a Rachel mientras se recostaba en su brazo, como si estuviese pensando, aunque muy en el fondo a Brittany le costó creérselo. Se giró hacia Santana, que estaba tras élla y había pasado todo el trayecto hablando con...con...ese...con..PUCK.

Trascurridos unos veinte minutos más, descubrió que las conversaciones de Puck eran más aburridas que pasar una semana en un desierto. Sola..., Sin agua. Hubiese aguantado más tiempo viva en ese estado que haciendo el esfuerzo de escucharle. En su mente comenzó una ardua investigación científica: "¿Cómo lograba Santana no dormirse de pie mientras esa voz parloteaba estupideces de fondo?". Incógnita de complicada resolución.

—Así que esos son mis planes para el futuro —proseguía Puck—, en cuanto termine mi segunda novela…

Brittany le miró de reojo, molesto.

—¿No puedes caminar en silencio? Me estás mareando —se quejó.
—Qué delicada nos ha salido la Inglesa —respondió Puck con cierto retintín.
—No es necesario ser delicada para odiar tus monótonas conversaciones.

Santana suspiró, y justo en ese momento Puck preguntó sobre la hora del
almuerzo. Quienes iban a la cabeza de la fila comentaron que también ellos tenían hambre y finalmente lograron ponerse de acuerdo para hacer una corta parada. Se situaron en una explanada, sentados en círculo sobre el suelo, mojándose levemente por la humedad de la hierba. Brittany fue la única que sacó de su mochila una pequeña toalla de baño y se sentó sobre ella, ante lo que Puck rió por lo bajo.

—¿Es gracioso el hecho de que no tenga ganas de mojarme el culo? —preguntó, clavándole sus gélidos ojos Azules

—No. Lo gracioso es que estemos en el campo, de excursión, pero no seas capaz de mantener un mínimo contacto físico con la naturaleza; algo verdaderamente hermoso, por cierto —dijo el escritor con media sonrisa en los labios.

—¿A qué te refieres con la expresión "contacto físico"? ¿Tengo que tragarme una mosca para estar en contacto físico con la naturaleza o acaso debo sentarme sobre un montón de mierda para aprender a disfrutarla mejor? —atacó. Su limitada paciencia se agotaba por momentos. Total, ¿qué más podía perder? Santana la odiaba, Quinn al parecer también… y apenas faltaban unos días para que se marchase de nuevo a Londres.

Puck iba a contestar sus palabras, pero Rachel se le adelantó e interrumpió la conversación. Seguramente todos estaban al tanto de la tensión entre los otros dos, dado que Brittany había besado a Santana delante del grupo al completo a sabiendas de lo que Puck sentía por ella.

—Basta, Que no se siente en el suelo no significa que no ame la naturaleza. A todos aquí nos encanta, por eso hacemos esta excusión cada año —aclaró, mostrando sus blanquísimos dientes.

—Sí. Yo la amo mucho —siseó Brittany. Probablemente solo Santana y Puck encontraron la ironía que escondían sus palabras.

La odiaba. Brittany odiaba a muerte la naturaleza. ¡La de cantidad de gérmenes que se encontraban viviendo en ella! Aquello era como un hotel para las enfermedades. Bacterias, virus, resfriados, picaduras, infecciones… ¡Pensarlo se le antojaba doloroso! Odiaba los bichos, desde los gusanos hasta las tarántulas, detestaba aquella forma tan enclenque que tenían de caminar, de desplazarse. Las avispas le sacaban de quicio, y eso por no hablar de que además era terriblemente alérgica a sus picaduras. Pero lo que más odiaba de todo lo que habitaba en el campo eran los piojos. Pensar que unos diminutos seres podrían vivir en su cabeza, en su pelo, alimentándose de su valiosa sangre… le removía el intestino. Tener piojos era para él casi peor que un cáncer. Era la más temida de las maldiciones. ¡Por todo ello odiaba la naturaleza! Sin contar, por supuesto, con la presencia del resto de los animales que podían llegar a rondar por el bosque… prefirió no ahondar en aquel último aspecto.

____________________________________________________CONTINUARA


Hasta Mañana nwn

Sorry, pero todavia no lei el capitulo porque me voy de viaje y me lo voy a llevar en el celu para leerlo ahi (si, yase, no tengo un super celular con internet... encima tiene media pantalla partida) asique mañana apenas vuelvo te voy a responder que me parecio el capitulo y te aviso que el comentario va a ser mas largo que un discurso... para recompensar (?

PD: amo tu FIIICC !! (y tambien a vos...)

excelente!

te dije que me encanta como escribes

Mira vos. Asi que Santana no sabia el apellido de Brittany?. Eso es medio raro. jaja. Santana es demasiado inocente creo y dramatica por cierto. jaja. Es muy linda asi. Con eso de estar dolida por la "traicion" de Brittany hacia su antigua novia. Que cena de navidad. Me causó mucha gracias la abuela de San cantando canciones. jaja. Y Quinn dolida al enterarse que Brittany hablaba mal de ella. Pobrecita. Ella que es tan buena. Espero que Brittany se de cuenta de a poco que no gana nada con esa actitud que tiene, aunque creo que lo esta haciendo. Y tiene razon, una vez que termine su periodo ahi, que ira a pasar con ellas?. Tendrian que hablar las cosas creo.

Me gusta mucho com escribis. :). Actualiza lo mas rápido posible. El nuevo desafio de Brittany con la naturaleza me parece interesante. jaja Besin

______________________________________________________Continuara

Muchas Gracias por sus comentarios nwn Espero les haya gustado el Nuevo capitulo
Hasta Mañana Bye :D

muy corto

Me encanta tu fic

Me mata Quinn. La perdono al segundo. jaja Ya quiero ver cual es el plan.

Besin

Hola que tal la verdad no había comentado este fic pero es que hasta ahorita lo acabo de terminar de leer y pues la verdad que me a fascinado y me a encantado amo a las brittanas y estoy encantada con la historia muchas felicidades ehh ok
saludos ;) a y ya quiero ver como van a salir las cosas con estas chicas jaja
act pronto.

La verdad es que nose como pedirte disculpas... osea el otro dia llegue de viaje y me encontre con el foro solo habilitado para la lectura y yo me queria MATAAR... sin embargo abajo te voy a comentar toodoo (asi lo hago bienn largo)

Cap 17:
la verdad nose que carajo tiene Santana... Osea, se le re nota que Brittany le mueve el piso. nose porque no tira todo a la mier** y se va con ella... aunque pensandolo asi la "diversion" de verlas pelear y discutir se trerminarian asi como tambien el Fic.
ajaja, me mato el pretendiente que tenia la abuela de Santana para Brittany... aunque pensandolo creo que ella no lo tocaria ni con un palo... Osea estamos hablando de Brittany "La Princesita" Pierce...
y la verdad es que entre toda la pelea entre la familia Brittany no dejaba de ponerle leña al fuego... apuesto a que Santana la queria asecinar en ese momento...
uno de los mejores personajes que participan de este Fic es Quinn, es paz y amor que trae me causa mucho aunque hay veces en que podes llegar al punto de explotar...
y la abuela cantado villancicos mientras ellos peleaban en la cocina.. no tengo otra palabra para definirlo mas que EPICO!
yo ya la estaba viendo venir a tal discucion porque una le da con un palo pero la otra se la devuelve con un caño... se van a terminar haciendo pure...
y la plena sinceridad que tiene el señor Lopez...
lo que noto que es bastante fria es la relacion entre Brittany y su familia... creo que en un mes interactuo 1000 veces mas o mejor que en su propia familia...
NO HAY NADA MAS QUE AME ACAMPAAR!! es algo genial.. no hay nada mejor que hacer guerras en el medio del bosque... O JUGAR A LAS ESCONDIDAS!, pasabamos horas para encontrarnos..
lo que me molesta y se le nota a leguas es el sarcasmo que usa Brittany en sus comentarios aunque ya pienso que es algo caracteristico en ella.


Cap 18:
no tengo mucho que decir de este... osea... me parecio mas un capitulo transitorio..
aunque repito que Quinn se llevo el mejor papel...
lo que no entiendo es que porque Santana se enojo tanto s no tiene ABSOLUTAMENTE nada que ver con ella... que lo halla hecho una vez no quiere decir que se vuelva a repetir...
y lo mejor del capitulo... La Hermandad Merihuanera... creo que otro nombre mejor para describir a ese grupo no habia...

BUeno... creo que con esto ya esta

PD: te vuelvo a repetir que amoo!! tu fic... nos leemos...

actualiza

Hermandad marihuanera???!!! ajajajjajajajaa me encanta de verdad que me encanta tu fic. Y me gusta que no sea uno de esos fics tan dramaticos corta venas donde la hacen a uno llorar... aunq buen como digo, que es una novela o un fic sin drama?? aunq espero que no lo haya tanto en este, mas que los que hacen santana jajaja por favor espero que despues no venga sufrimiento ni nada de eso, me gusta su relacion amor-odio. De verdad felidades escribes increiblemente bien. No tardes en actualizar plis!

__________________________________________________continuara

MUCHAS GRACIAS POR COMENTAR Y LEER, enserio que leeo sus comentarios
y me hacen sentir HAPPY :D jajaja Bien cursi yo >.< pero es verdad
me gusta leer lo que me ponen y esas cosas.. :D

Espero les haya gustado el nuevo Capitulo nwn


Hasta mañana nwn

MAS TERNURAAAA JUNTA IMPOSIBLEE!!!! lo de los mocos me mato! fue lo maaas!
espero la actu con ansias!!
AMO TU FIc!!!

Awwww cap cursi!!! ♥.. Me pueden los cap asi!!.. Me gustan demasiado.. :D.. Te qdo genial!!!.. :D.. Quinn me hizo reir, re goma con San!!!:. JAJAJAJAJAJA.. Muy tierna!!.. ♥

Actualiza prontoo.. besoo.. n.n..

este fic es demaciado tieeeerno! sobre todo este capitulo!

espero que actualices luego y ya tienes una fiel seguidora nueva de este fic, al igual de tus otros fics...


saludos!

Que capitulo mas romantico. Lo de los mocos me hizo reir. jaja. Lo que me da lastima es San llorando. :(

Espero la actualizacion. Besin