[Resuelto]Fic Brittana-90 Días-Aviso + Pregunta (15/julio/14)

Hey hola tanto tiempo sin actualizar pero les pido perdon por que tengo mis razones,la escuela me trae de cabeza ademas que casi todo el dia estoy fuera de mi casa haciendo el servicio social y a parte ya casi me hacen examenes y estoy estresada pero espero y me comprendan


Ahora si el cap



CAPITULO 20(PARTE I)


—¿Estás bien, Santana ? —Corrí a su lado, pero ella retrocedió antes de que pudiera tocarla


—Estoy bien. —Se dirigió a la cocina y abrió el grifo. La seguí y vi que empapaba una toalla con agua y que se la acercaba al labio inferior para contener la pequeña hemorragia.


—Tendrías que ponerte un poco de antiséptico —le sugerí yo, respetando las distancias que ella había impuesto.


—¿No vas a preguntarme por lo que ha dicho Mike? —me soltó de repente, dándose media vuelta.


Estaba furiosa con Chang y consigo misma, probablemente más consigo misma que con el hombre. Y buscaba pelea.


—No.


—¿No quieres saberlo? Ayer por la tarde me exigiste que te dijera dónde había estado los últimos días y ahora resulta que no quieres saber si de verdad me gusta atar a las mujeres.


—Está bien —contesté, mirándolo a los ojos. De lo contrario, ella no iba a respetarme—. ¿Te gusta atar y dominar a las mujeres? -pregunte en tono curioso

—Sí, soy así de perversa, y tú deberías saberlo mejor que nadie.


—¿Por qué?


—Porque ni una sola vez te he dejado tomar el control mientras te hacía el amor


—Y he sentido más placer del que había creído posible. Sí, reconozco que te gusta dar órdenes, pero siempre has cuidado de mí, tal como me prometiste que harías. No eres perversa. Ni cruel


—¿Por qué confías tanto en mí? -dijo un tanto aturdida


—¿No era eso lo que querías? ¿No me dijiste que lo que más deseabas era ganarte mi confianza? Pues la tienes y la tendrás siempre, diga lo que diga Mike Chang

Santana dejó la toalla en la encimera y vi que el negro de sus ojos se intensificaba

—Chang y yo coincidimos en un club sadomasoquista. Es un lugar muy exclusivo, sólo para hombres y mujeres de elevada posición social, que comparten ciertos gustos y aficiones-explico


—¿Cómo cuales?


Si ella había sido lo bastante valiente como para sacar el tema, yo lo sería lo suficiente como para hacerle todas las preguntas que tenía

.
—Sexuales. En ese club siempre puedes encontrar a alguien dispuesto a satisfacer tu deseo más secreto. Hay hombres y mujeres que sólo experimentan placer si los dominan, si reciben azotes o si sienten un látigo en la espalda. Y hay otros que sólo lo obtienen infligiendo dolor. También existen orgías e intercambios de pareja.


—¿Y tú fuiste allí?


No podía creérmelo; lo que Santana me estaba contando me parecía demasiado sórdido para ella.


—Sí.


—¿Por qué? ¿Cuándo? -pregunte algo exasperada

Tuve la certeza de que la respuesta a la segunda pregunta era casi tan importante o más que la de la primera.


—Hace quince años. —Quince años atrás, Santana apenas tenía veinte—. Hacía tiempo que sabía que follar como los chicos de mi edad no iba a funcionar en mi caso. Y mucho menos después de que mi primera amante me demostrase lo afrodisíaco que podía resultar el poder. —Me miró un instante y yo me obligué mantener el rostro impasible para evitar que interrumpiera su relato—. En esa época, no sabía cómo acercarme a una mujer y pedirle lo que necesitaba y la verdad es que estaba harta de sentirme como un monstruo. Oí a algunas personas hablar del club y mostré interés. No tardé demasiado en recibir una invitación y fui en cuanto surgió la primera oportunidad.


—¿Y?


—Sólo fui esa vez, esa única vez. Pero en la escena en la que participé, así llaman a los encuentros entre una persona que quiere ser sometida y una que quiere dominar, también estaba Chang.Había una mujer atada con cadenas a una pared. Llevaba una máscara y un corsé de cuero y quería que la azotasen.


—Dios mío-exclame horrorizada


—Era consentido. De hecho, si no me equivoco, esa mujer había pagado una auténtica fortuna por estar allí esa noche. Chang y yo cogimos unos látigos que habían sido previamente tratados para que no cortaran la piel en profundidad y la azotamos hasta que se corrió. Chang también.


—¿Y tú?


—No, yo no. Esa noche sirvió para que me diera cuenta de varias cosas: yo no necesito un circo, lo que necesito es control. Hay ciertos aspectos del sadomasoquismo que comprendo perfectamente: la necesidad de atender todas las necesidades de tu pareja, de saber que te pertenece en todo momento y que tú eres el único responsable de sus reacciones y de sus sentimientos. Yo necesito saber que estoy al mando y para eso no me hacen falta unos látigos o azotar a la mujer que está conmigo. Lo que siento yo no tiene nada que ver con un capricho sexual o con una fantasía erótica, es como soy. Es del único modo que puedo ser-explicco con tono de satisfaccion


—Se apartó de la cocina y se dirigió al pasillo—. Deberías irte.



—¿Por qué estás tan convencida de que sólo puedes ser de esa manera? ¿Has intentado alguna vez…?


—Nunca. Vete, Brittany-dijo en tono severo

—¿Me dijiste que cuidarías de mí y ahora me das la espalda sin más? —le

provoqué.


No me gustaba verla tan abatida y mucho menos por culpa de las absurdas acusaciones de un cretino como Chan

—Vete, Brittany —repitió.


—Me dijiste que si pasábamos siete noches juntas podría hacerte una pregunta. Aceptaste mi condición y yo he cumplido con las tuyas.


Santana se detuvo.

—No hemos pasado siete noches juntas —me señaló


—Por culpa tuya —argumenté—. La primera fue el sábado pasado y hoy vuelve a ser sábado. Si tú no te hubieras ido de viaje, las habríamos pasado. No puedes penalizarme por haberte ido, lo justo es que tenga derecho a hacer mi pregunta.


Ella se quedó pensándolo durante unos segundos y cuando tomó una decisión se dio la vuelta despacio.


—Está bien. Pregunta.


—En realidad no tengo una pregunta, es más bien una petición.


Santana enarcó una ceja y me miró a los ojos. Crucé los dedos para que su sentido del honor fuera tan fuerte como yo creía.


—De acuerdo, ¿qué petición?


—Quiero que hagamos el amor con los ojos vendados. Las dos. Yo haré todo lo que me pidas, no me moveré y no diré nada. Lo único que te pido a cambio es que tú también lleves los ojos vendados.


—Dios mío, Brittany—Santana tragó saliva—. No sabes lo que me estás pidiendo


—Sí que lo sé. ¿Vas a dármelo? Dijiste que me darías todo lo que necesitara… —recurrí a sus propios argumentos.


—No tengo dos cintas de seda negra. Esa la compré para ti.


Me dio un vuelco el corazón al oírle decir eso con tanta sinceridad.


—Puedes utilizar mis medias-sugeri


—Sube arriba y siéntate en la cama. Deja la cinta y las medias a tu lado.


—¿Y tú?


—Yo subiré en seguida.






Subí la escalera y, antes de sentarme en la cama, fui al baño y me peiné un poco. Había bajado con tanta prisa que ni siquiera me había mirado. Después, busqué la cinta de seda en mi bolso y recuperé las medias del vestidor, del lugar donde Santana las había guardado con tanto cuidado al desnudarme. Me senté en la cama, dejé la cinta y las medias junto a mí y cerré los ojos.



No me hizo esperar demasiado


......................................................

¿Que les parecio?

¿Algo corto?

Gracias

Si hay aceptacion con este cap mañana les subo el otro ,bueno la otra parte :)

¿Que pasara si las dos estan vendadas ?

Oh se me pasaba recomendarles que le hechen un vistazo a mi nuevo proyecto

http://www.gleeklatino.com/t19444-fic-brittana-infidels-video-presentacion

Gracias

como que si hay aceptacion? tu historia es una completa aceptacion, es demasiado buena como para no aceptarla, asi que aqui me quedare esperando la actualizacion!

ah y gracias por la aclaratoria chicas!

Me gusta mucho esta historia de verdad, quiero saber que pasa en el siguiente capítulo...

Hasta la próxima actualización :)

Hola, empecé a leer tu fic ayer y me lo termine de un tiron!!Me gusta la historia, es atrapante, y me muero por saber el porque de la actitud de santana...Pero tengo una duda: En un momento brittany dice que le acaricia la cara y se soprende de que la barba no le crezca, y muchas veces cuando te referis a santana o en un dialogo te referis como si fuera un hombre.. tiene algo que ver con la historia eso? y perdon si revelo algun punto principal,pero es que me mata la intriga!Saludos y espero ansiosa la actualizacion!

En respuesta al comn de arriba solo me resta pedir disculpas es que puede que haveces se me pasen esos detalles



CAPITULO 20(PARTE II)


Se sentó en la cama a mi lado y al cabo de un breve instante noté la fría seda sobre mis ojos. Dio dos vueltas a la cinta y me la ató con cuidado en la nuca. Durante unos segundos no oí nada, excepto su respiración, que iba entremezclándose con la mía, pero entonces ella me cogió una mano y la levantó hasta que en las yemas de los dedos noté el tacto de las medias. Se las había puesto. Me guió la mano por su rostro, dejó que le recorriera los pómulos, la nariz y también las cejas, parcialmente ocultas bajo el nailon de mis medias negras.


—Huelen a ti. Voy a volverme loca. —La oí respirar profundamente y luego volvió a hablar—: Quítate la camiseta y túmbate en la cama. No digas nada.


Obedecí y esperé su siguiente instrucción


—No creas que no sé lo que pretendes —dijo entre dientes y se me puso la piel de gallina sólo con oír su voz—. Lo sé perfectamente y he accedido a vendarme los ojos porque estoy dispuesto a plantearme que quizá tendría que haberte llamado mientras estaba fuera. Pero tú no tendrías que haber salido a comer con Randy.


Debió de ponerse en pie, porque durante unos segundos noté que el peso del colchón se modificaba.


—Si no puedo verte, tendré que encontrar otro modo de saber qué estás sintiendo. Levanta los brazos y llévalos al cabezal-ordeno


Lo hice, convencida de que iba a atarme y ella lo adivinó


—Tú has querido que me vendara los ojos, ahora no voy a ponértelo tan fácil. —Noté que algo frío como el acero se deslizaba por mis pechos y me mordí el labio para no gemir. ¿Qué era?—. Abre las manos. —Lo hice y Santana me puso una cadena entre los dedos—. No la sueltes, si la oigo caer al suelo, pararé. Si oigo que los eslabones hacen el menor ruido, pararé. Si la oigo rozar el colchón, pararé. —La aferré con todas mis fuerzas y ella deslizó la mano hasta mi rostro—. Asiente si me has entendido


Asentí y me humedecí los labios dispuesta a modermelos


—Buena chica. Utilizar un látigo falso con esa mujer hace veinte años no me excitó, pero sólo de pensar en utilizar uno de seda contigo… —Dejó de hablar y me la imaginé tragando saliva—. Y tú me dejarías. Me dejarías porque eres mía y sabes que yo jamás te haría daño


A medida que iba hablando, la mano de Santana iba bajando por mi rostro y mi cuello y se detuvo justo entre mis pechos desnudos. El corazón me latía descontrolado y seguro que ella podía notarlo en su palma


—Como no puedo verte, tendré que encontrar otra manera de asegurarme de que estás lista para mí. Tu piel tiene un color especial cuando te excitas y separas los labios como si no pudieses seguir respirando si no te poseo. Ahora no puedo verlo —añadió enfadada, pero yo no retrocedí ni le dije que podía quitarse las medias de los ojos. Además, si Santana se las había dejado puestas, era porque en el fondo también quería. Si no, se las habría quitado y me habría dicho que me fuera. No, ella también quería estar así conmigo—. Ahora sólo puedo sentirlo —dijo para sí misma


Dejó la mano que tenía entre mis pechos inmóvil y con la otra me despojó de las braguitas. En cuanto estuve desnuda, volvió a hablar:


—Separa las piernas y no las muevas-ordeno ronca


¿Qué iba a hacerme? Todavía no me había dado un beso y apenas me había tocado y todo mi cuerpo ya estaba temblando de deseo


—¿Alguna vez has utilizado un consolador? Por el modo en que se te ha acelerado el corazón, deduzco que la respuesta es no. Me alegro. Me gusta ser la primera . Me habría gustado serlo en todo


¿Santana sabía lo que estaba diciendo?


Oh, Dios mío. Arqueé la espalda al notar la punta del vibrador sobre mi sexo. Estaba frío y en contraste con la piel de ella todavía más.


—Tranquila. Sólo placer, ¿recuerdas?


Empezó a mover el vibrador despacio,



—Me gustaría verte. Seguro que empiezas a estar excitada


Lo estaba, pero también sentía vergüenza si me imaginaba a
Santana utilizando el consolador conmigo. Yo no sabía cómo era esa cosa y me daba miedo hacer el ridículo. ¿Y si no me gustaba? ¿Y si me gustaba demasiado?


—Tranquila, soy yo —dijo ella adivinando como siempre mis pensamientos—. Confía en mí-dijo con tono suave


A pesar de que ya no veía nada con la cinta de seda, cerré los ojos y me relajé.

Pensé en Santana sentado a mi lado, también con los ojos vendados, en el modo en que seguramente estaba apretando la mandíbula, en su fuerte mano colocada encima de mi pecho, en su brazo moviendo el vibrador en la parte más íntima de mi cuerpo. Y de repente me sentí libre. Dejé de pensar si estaría haciendo el ridículo o no, si aquello era normal o no y dejé mi placer y todo mi ser en sus manos.


—Eso es, cariño. Lo estás haciendo muy bien. Un poco más. —Deslizó el vibrador por entre los labios de mi sexo y noté que me humedecía. Entonces el artilugio empezó a temblar—. Chist, tranquila —me susurró él al oído haciendome estremecer


No tuve tiempo de gemir, porque su boca asaltó la mía sin darme tregua. Los movimientos de la lengua de Santana seguían el mismo patrón que el consolador que movía entre mis piernas y cuando me penetró con él, me mordió el labio inferior.


La cadena se sacudió, pero no la solté.


—Tranquila, señorita Pierce-dijo en tono sensual


¿Tranquila?


Santana volvió a besarme, pero esa vez lentamente, como si estuviera ndome un beso al llegar a casa, y movió el vibrador del mismo modo. Despacio.

Penetrándome cada vez más con él y saliendo poco a poco de mi cuerpo sin llegar a abandonarlo del todo. Los temblores del aparato incrementaban la sensación, aunque en mi mente yo me imaginaba a Santana moviéndose dentro de mí en vez de aquel objeto


—Lo estás haciendo muy bien —me dijo al interrumpir el último beso—, pero todavía no estoy segurade que estés lista para mí. —Se deslizó un poco hacia abajo y me besó el cuello y después la clavícula—. Recuerda que tus orgasmos me pertenecen y hoy todavía no estoy dispuesto a dártelos


Me mordió el ombligo


—No sueltes la cadena —repitió


Sentí su aliento sobre mi sexo. Me lamió y penetró con el consolador al mismo tiempo.


Gemí y me sujeté a la cadena con tanta fuerza que seguro que los eslabones se me quedaron clavados en las palmas de las manos


—Y no te corras-me ordeno


Me lamió y me besó sin dejar de mover el vibrador. Notaba los temblores de éste dentro de mi cuerpo y la húmeda lengua de Santana estaba por todas partes. No podía gritar. No podía moverme. Pensé que mi cuerpo estallaría de placer. Sus mejillas me rozaban el interior de los muslos, la mano que tenía entre mis pechos subió por mi garganta hasta llegar a mis labios. Los separé y Santana colocó el dedo índice entre ellos. Yo no hice nada; ella lo había pedido, pero mi lengua la arició involuntariamente


Santana capturó mi clítoris entre sus dientes y detuvo el vibrador. Lo movió de nuevo despacio, penetrándome un poco más para luego abandonar del todo mi cuerpo. Yo no podía dejar de temblar, mi propia piel ya no podía contenerme y si volvía a sentir aunque fueral roce de la mejilla de Santana , terminaría


Separó los labios y también se apartó. Colocó la mano encima de mi entrepierna y yo me estremecí.



La oí respirar y la sentí temblar, se había colocado de rodillas entre mis muslos. El vibrador había sido muy excitante, pero nada comparable a lo que sentí cuando noté que sus dedos empezaban a penetrarme y cuando yo iba a arquear la espalda, me detuvo colocando una mano sobre el torso y presionándome contra el colchón


—No te muevas


Dejó esa mano allí para asegurarse de que lo obedecía y la otra la posó de nuevo encima de mi sexo. Con el pulgar buscó el clítoris, que empezó a acariciar todos y cada uno de sus movimientos desprendían fuerza y pasión y se estaba obligando a retenerlas



—Voy a estar así hasta que tu cuerpo reconozca que me pertenece. Hasta que el mío deje de estar furioso porque has sido capaz de pensar en otra persona


Yo jamás volvería a poder pensar en otra persona


—No me ha gustado nada lo que me has hecho sentir, señorita Pierce vas pagar por ello



Se movió dentro de mí una y otra vez, pero siempre que creía estar al borde del orgasmo, reducía la intensidad de sus caricias y de sus movimientos para hacerme retroceder. La cadena me quemaba en las manos y me dolían los brazos. Pero nada de eso me importaba. Lo único que quería era sentirla . Santana también estaba muy excitada, podía sentirlo



Yo no iba a poder aguantar mucho más


Entonces,ella movió la mano que tenía sobre mi torso y me cubrió con ella uno de los pechos. Durante un segundo me lo acarició con ternura, pero luego capturó el pezón entre dos dedos y me lo pellizcó. Lo soltó tras un instante y fue en busca del otro.
No, no iba a poder aguantar mucho más


—Debería parar —dijo Santana con voz ronca—. Terminar con el consolador,seguro que bastaría con que me tocaras un par de veces para que me corriera . Seguro que tu mano temblaría en cuanto me tocaras-aseguro




Si seguía así, no iba a hacer falta que hiciera nada de eso


—Pero aunque el mundo se derrumbase a mi alrededor, ahora mismo nada ni nadie podrían obligarme . —Me sujetó con la mano libre y sus dedos seguian dentro de mi—. Dame lo que necesito, Brittany. Dámelo


No fui consciente de que estaba sacudiéndome el mayor orgasmo que había sentido nunca hasta que noté que Santana gritaba mi nombre. Se estremeció y flexionó los dedos sobre mi piel. Volverían a quedarme marcas, pero ella volvería a besármelas.
Fue calmándose y se inclinó hacia mi oído,lentamente senti como sus dedos salian de dentro de mi



—Voy a quitarme la venda —susurró


Asentí y confieso que me sorprendió comprobar que no se la había quitado aún


—Eres preciosa —dijo segundos más tarde, como si me estuviera viendo por primera vez, y me recorrió el pecho y el abdomen con los dedos—. Dame la cadena.



La apretaba entre los dedos con tanta fuerza que me costó un poco aflojarlos. Santana la dejó en el suelo y se dedicó a masajearme uno a uno los dedos y las manos

Después, me colocó bien los brazos y también me los masajeó hasta asegurarse de que había eliminado cualquier tensión que hubiera podido acumular


—No te muevas, en seguida vuelvo —me dijo, también en voz baja.


Ella no me había quitado la venda de los ojos y yo no tenía fuerzas para hacerlo, a pesar de que me moría de ganas de verla.


Oí que caminaba por el dormitorio de un lado a otro, como si estuviera pensando, y me mordí la lengua para no preguntarle qué pasaba. Además, yo también necesitaba estar en silencio. Minutos más tarde, sus pasos se alejaron un poco y deduje que se había acercado al vestidor; en efecto, unos instantes después noté que me cubría con la bata de seda.


La cama se desniveló cuando se sentó en uno de los extremos, a escasos centímetros de mis pies aunque sin siquiera rozarlos. De hecho, tuve una sensación extraña, pues a pesar de que no podía verla, estaba convencida de que Santana tenía los puños apretados para contener las ganas de tocarme. Y he de reconocer que nada me habría gustado más en ese momento… Habíamos hecho el amor de un modo increíble, a pesar de que ella insistía en llamarlo «follar» siempre que podía. Era como si aquella palabra le sirviera como escudo para mantenerme a distancia. O quizá era la pura verdad y yo estaba intentando engañarme para proteger mi corazón y para no sentirme como una idiota…, desnuda y con una venda en los ojos.


—La cicatriz que tengo en la ceja… me la hice cuando tenía dieciocho años —empezó a decir Santana de repente, con su tono de voz quebradizo y midiendo cada palabra—. Mi tío y yo discutimos. Él me tiró contra una estantería y… —Se quedó nuevamente en silencio y yo tuve que contenerme para no levantarme y correr a abrazarlo—. Recuerdo que no me di cuenta de que me había hecho daño hasta que vi la mancha en la alfombra del salón. Las heridas de la cabeza sangran mucho… Tuve ganas de matarlo —
suspiró—. Todavía tengo… Creo que ese día perdí la poca alma que me quedaba



—Santana … —balbuceé, incapaz de seguir escuchando aquel horrible relato sin hacer nada para aliviar el dolor tan desgarrador que era obvio que sentia


El peso de la cama volvió a cambiar cuando se levantó y, durante un instante, temí que se hubiera ido, pero entonces noté que se sentaba a mi espalda y que levantaba las manos para aflojarme la venda de los ojos. Me la quitó y deslizó los dedos por mi nuca, apartándome el pelo. Muy, muy despacio. Yo no me moví, y dejé que se perdiera en las tiernas caricias. Si mirarme lo tranquilizaba, jamás me movería de donde estaba; porque sabía que, cuando volviera a mirarla a los ojos, aquella Santana desaparecería.



—Brittany —empezó tras carraspear.


—¿Sí?


—Tengo que irme.


—Oh, de acuerdo. En seguida me visto

.
—No, tranquila. Puedes quedarte todo el tiempo que necesites.


—Oh, gracias.


Las dos parecíamos sentirnos inseguras con la otra, como si no supiéramos qué hacer con la intimidad que estaba tejiéndose entre ambas.


—Tengo que irme, pero si quieres, puedes volver esta noche


—¿Si quiero? —Sonreí—. ¿Me lo estás pidiendo?


Me miró a los ojos y tensó la mandíbula

.
—No me provoques, señorita Pierce


—Pídemelo y vendré


—Dime que vendrás y te lo pediré


—¿Qué sentido tendría entonces?


—Ninguno y vas a venir de todos modos



—¿Por qué? ¿Porque me lo has pedido con tanto cariño?


—No, porque quiero que vengas -dijo sonriente-se que tu tambien



—Oh, está bien, supongo que algo es algo —dije, poniéndome el vestido.


—Sí, algo es algo —se burló Santana —. Ven a las diez


—Vendré cuando pueda. —Sí, me encantaba provocarla


—A las diez irá a buscarte mi chofer. No, no discutas. Estaré todo el día preocupada por ti y quiero que vengas en mi coche. ¿Qué harás durante el día?


—No sé, supongo que estaré con Rach


—Ahora le diré al portero que tenga un taxi esperándote. He grabado mi número de teléfono en tu móvil, ayer me di cuenta de que no lo tenías.


—¿Sabes que antes de conocerte solía ir a pie o en metro a todos lados? Y ¿quién te ha dado permiso para hurgar en mi móvil?


—Yo no he hurgado en tu móvil, te he grabado mi número. Y no me recuerdes lo que hacías antes, sencillamente prométeme que no volverás a hacerlo, para que pueda irme tranquila —me advirtió, con aquel tono autoritario que me ponía la piel de gallina


.
Santana estaba de pie frente a la escalera y me fijé en que llevaba vaqueros y un jersey negro. Estaba guapísima.


—¿Puedo llamarte? —le pregunté, ignorando por completo su petición.


—Por supuesto, señorita Pierce . —Me sonrió—. Por supuesto


..........................................

Gracias :)

Hola que tal!!
Estan tan buenos los capitulos que se me hacen muy cortoss!!!
Saludos

No me gusta aveces como es Santana :/ estoy esperando a que Brittany la deje o algo así para que sepa lo que tiene... De todos modos me gusta mucho la historia.

Hasta la la próxima actualización. (:

Genial el capitulo
Hasta la siguiente
Actualizacion

Saludos!

me pasa lo mismo, estan tan buenos los capitulos que se me hacen super cortos, espero tu prontisima actualizacion!

CAPITULO 21

Cuando estaba en el bufete, apenas veía a Santana , aunque ella siempre me dejaba un cafe al lado del ordenador. De noche, iba a su apartamento, me vendaba los ojos y me entregaba a ella sin reservas


Pero no importaba lo intensas que fueran esas noches, ella nunca se quedaba a dormir conmigo y había ciertos temas, la mayoría, de los que se negaba a hablar

Yo seguía diciéndome que tenía que darle tiempo, pero empezaba a tener dudas.

Quizá yo no era la mujer que ella necesitaba. A juzgar por lo que sucedía entre las dos, Santana me deseaba y cada noche que pasábamos juntas era más autoritaria y más creativa que la anterior, y el placer que yo sentía en sus brazos era cada vez mayor. Pero seguía sin abrirse a mí. Y tenía miedo de que nunca llegara a hacerlo.



—Britt, acabo de enterarme de una cosa y… tenemos que hablar —me dijo Lucia apareciendo ante mi mesa. Se la veía muy nerviosa y en seguida dejé de pensar en mí y me preocupé por ella.



—Claro. —Miré el reloj—. Si quieres, podemos salir a comer.


—Sí, sí, será lo mejor —masculló ella.


Cogí el bolso y nos dirigimos al ascensor. Caminamos por la calle en silencio, era obvio que mi amiga estaba alterada y pensé que lo mejor sería no preguntarle nada y darle tiempo para que pusiera orden en sus pensamientos.


Entramos en el vegetariano y justo entonces vibró mi móvil y vi que me había llegado un mensaje.


«Come algo más que una ensalada.»


Sonreí y tecleé la respuesta.


«¿O si no, qué?»


Tardó apenas unos segundos en responderme:


«O esta noche tendré que cocinar y tenía pensado dedicarme a otras cosas.»


Sonreí.


«De acuerdo. Besos.»


Era la primera vez que le escribía algo como «besos». Y quise borrarlo en cuanto le di a la tecla de enviar


Se que fui muy cursi


«¿Sólo besos? Estoy decepcionada, te creía más atrevida, Brittany», leí casi al instante y suspiré aliviada.


«Estoy con Lucia —escribí al ver que habíamos llegado a nuestra mesa y que mi amiga me miraba intrigada—. Adiós.»



Guardé el móvil en el bolso para que no volviera a distraerme y le presté toda mi atención a Lucia


—¿Qué sucede?


—Esta mañana me ha llamado una de las amigas de Josh para confirmarme que vendría a la boda acompañada —empezó, lo que me dejó completamente perpleja


¿Por eso estaba tan alterada?


—¿Tienes que quitar a alguien de la boda? ¿Es eso? Por mí no hay problema, ya te dije que…


—No, no es eso —me interrumpió ella— y si tuviera que quitar a alguien, tengo una lista muy larga antes que pedirte a ti que no vengas.


—Entonces, ¿qué pasa?


Cogí el vaso de agua y bebí un poco.


—La amiga de Josh, Alisson me ha dicho que va a venir con su nuevo novio, Jake Puckerman ,tu Jake



—No es mi Jake —fue lo primero que dije—, además, ¿cómo sabes que es él? Puckerman es un apellido muy común.


—Alisson me ha contado que Jake estuvo a punto de casarse hace unos meses y que al final canceló la boda. Y también que acaba de instalarse con ella porque se ha mudado de Ohio


—Sí, no cabe duda de que es él —asentí entre dientes



—Quería decírtelo para que no te pillase por sorpresa. Alisson es amiga de Josh desde la infancia, así que no puedo decirle que no venga acompañada y tampoco puedo contarle lo de Jake


—Por supuesto que no. Te agradezco que me hayas avisado.



—Esto no te hará cambiar de opinión acerca de asistir a la boda, ¿no?


—Quizá sería lo mejor. No tengo ganas de ver a Jake, ya no pienso en él y te aseguro que no lo echo de menos ni nada por el estilo, pero no sé si quiero verlo acaramelado con otra delante de mis narices —contesté sincera



—Pero yo quiero que vengas. Llevo semanas martirizándote con los preparativos y quiero que veas que no estoy completamente loca. —Se puso seria y añadió—: Sé que hace poco tiempo que somos amigas, pero creo que te iría bien ver a Jake . Ya sé, podrías venir acompañada por esa persona que te manda mensajes. Siempre que recibes uno se te ilumina el semblante-dijo sonriente


—Ah, no, ella no podrá venir —me apresuré a decir.

-¿Ella?-pregunto arquenado una ceja

Lucia no tenía ni idea de que la persona de los mensajes era Santana . Ella nunca nos presentaba como novias ni hacía nada que pudiera indicarlo, y yo había seguido su ejemplo

-Si-dije clara

-Oh valla que sorpresa

Se formo un intenso silencio

—¿Se lo has preguntado?


—No, pero…


—¡Pues pregúntaselo! Pregúntaselo —insistió


—Está bien, se lo preguntaré. ¿Satisfecha?


—Sí, la verdad es que me muero de ganas de conocerla. ¿Cómo se llama?


La llegada del camarero con nuestros platos impidió que le mintiera
Comimos sin volver a hablar del tema y cuando Lucia fue al baño antes de salir, cogí el móvil y le mandé un mensaje a Santana .


«Tengo que hablar contigo.»


«¿Trabajo?», contestó


«No, personal», escribí yo.


«¿Urgente?»


«Sí.»


«¿Estás bien? Voy a buscarte.»


«¡¡¡¡No!!!! Estoy bien», me apresuré a contestarle a toda velocidad.


«Ven a mi despacho cuando llegues.»


Lucia y yo volvimos al bufete; ella siguió contándome cosas de la boda y del viaje de novios que emprenderían justo al día siguiente de la ceremonia, y yo intenté prestarle atención.


Pero no podía dejar de pensar que no estaba bien que me preocupase tanto tener que pedirle a la mujer con la que compartía mi cuerpo y mi alma de un modo que hasta entonces ni siquiera sabía que fuera posible, que me acompañara a la boda de mi amiga. No era normal.


Como tampoco lo era el horrible presentimiento que tenía acerca de que Santana iba a decirme que no.


Llegamos a Lopez & Berryy, por fortuna,Lucia recibio una llamada urgente y se encerró en su despacho, así pude recorrer sola el pasillo que conducía al despacho de Santana y tuve esos segundos para tranquilizarme.


Llamé a la puerta y me fijé en que tenía las cortinas echadas.


—Adelante.


Entré y la vi: estaba sentada tras el escritorio, atendiendo una llamada. Quizá había echado las cortinas para tener intimidad para esa llamada y no para mí, como me había imaginado segundos antes

<>


—No, no, eso es todo lo que necesitaba saber. Gracias. Sí, lo llamaré si vuelvo a requerir de sus servicios. —Colgó—. Disculpa



—No, no te preocupes —le dije, yo entrelazando nerviosa las manos en mi regazo.

Me había sentado en una de las dos sillas que tenía frente a la mesa.


—Dame la mano —me dijo Santana , con aquella voz que utilizaba en el dormitorio. Sin dudarlo, le tendí la que llevaba la cinta de cuero en la muñeca—. Cuéntame qué te preocupa tanto.

Me cogió los dedos y, con el pulgar, acarició la cinta.


—La boda de
Lucia es este sábado-comence

—Lo sé, me hizo llegar una invitación —señaló ella , confusa


—¿Vas a ir? —Quizá no tuviera que pedírselo, quizá bastaría con que coincidiéramos allí y…


—No. Irá Rachel. A ella se le dan mejor que a mí los actos sociales. ¿Por qué? -pregunto intrigada



—Yo también estoy invitada


—Me lo imagino, Lucia y tú se han hecho muy amigas en poco tiempo-dijo sonriente


—Quiero que vengas conmigo a la boda. Como mi novia , o mi acompañante si lo prefieres —dije, tras respirar hondo y mirándola a los ojos



Ella me soltó la mano y a mí empezó a inundar los nervios al no sentir su calidez
.
—No-dijo al instante


—¿Por qué no?


—Ya te dije que yo no hago esas cosas —me recordó, pero apartó la vista y yo, estúpida como soy, pensé que eso significaba algo.


—Hasta hace unas semanas, yo tampoco hacía nada de lo que hago contigo. Y ahora no lo cambiaría por nada del mundo —reconocí, con la esperanza de que mi sinceridad la animara a hacer lo mismo.


—¿Qué importancia tiene esa boda? Tú y yo estamos bien, puedes ir y yo estaré en el apartamento cuando regreses


Las dos sabíamos que esa última frase era mentira, al menos la primera parte, pero ambas fingimos ignorar la evidencia.


—Jake va a estar en esa boda —le anuncié entonces sin preámbulos


—¿Jake ? -pregunto dudosa


—Sí, Luciame ha dicho que una de las amigas de su prometido está saliendo con él; al parecer, incluso han empezado a vivir juntos. Me ha avisado porque no quería que me sorprendiera verlo allí con otra mujer


—Lucia es una buena amiga y se preocupa por ti


—Sí, lo es


—¿Y por eso quieres que te acompañe a la boda, porque Jake va a estar allí con otra? —me preguntó Santana .


—No —le contesté tras pensarlo un segundo—. No. Quiero que me acompañes a la boda de porque quiero estar contigo. No me importa lo más mínimo lo que haga Jake o con quién esté y tampoco me preocupa lo que piense de mí. No quiero que me acompañes para que vea que estoy con una persona que es realmente valiosa .Quiero que lo hagas porque estoy enamorada de ti y quiero que todo el mundo lo sepa-dije sonrojada



—Brittany—dijo Santana sorprendida


—Vas a decirme que no, ¿verdad? —le pregunté yo, secándome una lágrima que me noté en la mejilla—. Y no vas a darme ninguna explicación.


—Si me hubieras dicho que querías que fuera para darle una lección a Jake , habría dicho que sí


—Pero te he dicho que te quiero y vas a decirme que no-reclame


—Exacto —confirmó y la vi flexionar las manos


—¿Por qué? Es evidente que tú sientes algo por mí.


—No podemos seguir viéndonos, Brittany


—¿Por qué? —repetí—. Y no me digas que es por lo de la venda y lo de las órdenes en la cama. A mí me gusta lo que hacemos cuando estamos juntas y a nadie le incumbe aparte de nosotras dos. No me importa seguir cumpliendo tus condiciones.


—Pero a mí sí, Brittany.¿De verdad crees que lo que hemos estado haciendo es todo lo que quiero hacerte, todo lo que quiero que me hagas?


—¿No lo es? —le pregunté confusa.


—No, no lo es. —Me sonrió con tristeza—. Estoy mucho peor de lo que crees y no puedo seguir reteniéndote a mi lado. No es justo para ti.


—¿Qué más quieres hacerme? Dímelo. Tú siempre dices que quieres que confíe en ti, confía tú en mí y cuéntamelo.


—No, Brittany . Basta.


—No vas a contármelo —dije, al ver el modo en que me miraba—. Nada de lo que diga o haga va a hacerte cambiar de opinión.


—No


No podía creer lo que estaba pasando. A Santana le temblaba el músculo de la mandíbula y era obvio que estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano para contenerse y, sin embargo, iba a dejar que me fuera de su lado sin más. ¿Por qué? ¿De qué tenía tanto miedo?


—Está bien —accedí, rindiéndome temporalmente—, le diré a Rachel que necesito ir a casa unos días. Espero que eso no suponga ningún problema.


—Ninguno en absoluto —me aseguró.


—El sábado iré a la boda de Lucia y el lunes volveré al trabajo. Cuídate, Santana .
Me puse en pie y caminé hasta la puerta.


—Brittany seguro que Jake se arrepentirá de haberte hecho daño —me dijo.


—Me da igual si se arrepiente o no —contesté.


—Si pudiera estar a tu lado, lo estaría.


¿Por qué insistía en torturarme? ¿Por qué no dejaba que me fuera de allí con la poca dignidad que me quedaba?


—Puedes, lo que pasa es que no quieres. Tú, Santana Lopez eres la mujer más fuerte que conozco. No tengo ni idea de qué te sucedió en el pasado, pero es evidente que lograste sobrevivir; y no sólo eso, te has convertido en una de las personas más poderosas y respetadas del Reino Unido. Eres prácticamente una héroina de novela, una leyenda, así que no me vengas con que no puedes estar a mi lado.


—Brittany tú no sabes…


—¡Tienes toda la razón! No lo sé y tú no quieres contármelo. Lo único que quieres es cuidar de mí como si fuera una muñeca durante el día y atormentarme de deseo durante la noche. Yo quiero las dos cosas y mucho más. Quiero todo lo que tú necesites.


—No sabes lo que estás diciendo…


Vi el anhelo en sus ojos, las ganas que tenía de creer que lo que le estaba diciendo era verdad, pero no sabía cómo convencerla así que me fui.


—Quizá no —repuse en voz baja—. Adiós, señorita Lopez

Despues de eso me encamine a la puerta ,la abri y sali ,cerre la puerta ,y tratando de no mirar hacia atras me dirigi hacia los baños con un nudo en la garganta


...........................................

Chicas perdonen la tardanza y si hay algunos errores pero estas semanas han sido muy agitadas en todos los sentidos

Gracias

Dios como lo dejas ahi!
Es esta poniendo mejor!

Saludos

¡Por fin! Por fin Brittany le pone las cosas claras a Santana, San me desespera mucho y ya era hora que le dijera lo que ella siente, cada vez esta mejor.

Espero tu actualización. ^^

La dejo ir ? Por Dios, que idiota !

WTF !!!!! Es qué no puede hacer eso... Porfa sigue, sigue,sigue

MMMM no puede ser tan terca San!!!
Y Britt hizo lo correcto!!
Saludos

CAPITULO 22

Habia tomado una decision...me tomaria un breve receso de labores

A Lucia tuve que jurarle que mi partida no tenía nada que ver con lo que ella me había contado de Jake y no me dejó en paz hasta que le aseguré que asistiría a la boda el sábado y que iría acompañada.



Fui al piso y me preparé algo de equipaje. A Rachel no la sorprendió que me fuera unos días a casa y lamentó no poder ir conmigo. Me dijo que aprovechara para pensar y que no se me ocurriera llamar a Santana bajo ningún concepto. A ella le había contado la verdad, más o menos, y le había dicho que se había negado a acompañarme a la boda, con lo que, para Rachel, no resulto nada nuevo



El trayecto en tren hasta Lima me resultó completamente opuesto al que había realizado semanas atrás para ir a New York. En ese primer viaje estaba llena de esperanzas e ilusiones y en ése, en cambio, estaba hecha un lío. No podía dejar de pensar en Santana , en todo lo que me había dicho y que no encajaba para nada con lo que contaban sus ojos. O quizá eso era lo que yo quería ver y la realidad fuera mucho más sencilla.


Por suerte, el cansancio terminó pasándome factura y me quedé dormida. Cuando me desperté, el tren estaba entrando en la estación de Lima y vi a mi hermano Sam esperándome



Me levanté y cogí la bolsa, impaciente por bajar en cuanto el tren se detuviera


A la que Sam me abrazó, me eché a llorar.



—¿Qué te pasa? ¿Tanto me has echado de menos?


Él volvió a abrazarme y pensé que sí, que lo había echado mucho de menos.
Era un alivio saber que al menos él siempre me abrazaría.



Después de ese abrazo tan emotivo, Sam me cogió la bolsa y me llevó hasta el coche, pasándome un brazo por el hombro, como cuando éramos niños. De camino, me dijo que Sugar y Estephani me esperaban en su casa para que cenara con ellos esa misma noche, así que tenía el tiempo justo de instalarme en mi antiguo dormitorio, ducharme e ir a su casa.



Cuando nos metimos en el coche, me sonó el móvil, lo busqué en el bolso y, cuando vi en la pantalla el nombre de la persona que estaba llamando, decidí ignorarlo.


—¿No vas a cogerlo? —me preguntó mi hermano sin apartar la vista de la carretera.



—No-dije cortante


—Vale.


El teléfono dejó de sonar y dos segundos después volvió a hacerlo. Miré la pantalla de nuevo y era el mismo número, también vi que había dejado un mensaje.


Volvió a colgar y volvió a llamar.


—Quizá deberías contestar —sugirió Sam —, no parece que tenga intenciones de darse por vencido.


—No quiero hablar con esa persona


—Pues ponlo en silencio, hermanita.


—Oh, lo siento.


—Tranquila, a mí Sugar también me volvía loco


—Oh, no, esto —sacudí el teléfono— no se parece en nada a lo tuyo con Sugar



—Ya, bueno. No me lo cuentes, pero me alegra ver que has superado lo de Jake . Aunque, ahora que lo pienso, acabo de darme cuenta de una cosa



—¿De qué?


—Con él nunca te había visto así —señaló mi hermano con una de aquellas sonrisas suyas tan exasperantes


—No te pongas en plan Sam Te aseguro que estás muy equivocado



—Está volviendo a llamar y creo que ya te ha dejado cuatro mensajes.


Miré la pantalla y vi que efectivamente tenía cuatro mensajes de voz y uno de texto. Sólo me atreví a leer el último.


«Contesta el maldito teléfono, Brittany


¿Santana había escrito una palabra malsonante? Quizá Sam tenía razón.
Volvió a sonar y lo cogí.



—Gracias a Dios —masculló mi hermano en voz baja.



—¿Se puede saber por qué no cogías el teléfono? —Santana estaba furiosa y su voz resonó en mi interior.



—Porque no quería hablar contigo. ¿Puedo ayudarle en algo, señorita Lopez ?



Oí que Sam silbaba tras el volante.



—¡No me vengas con «señorita Lopez »! Y no vuelvas a hacer esto de no coger el teléfono. Estaba preocupada—confesó al fin.


—¿Por qué?


—¿Cómo que por qué? Por ti. ¿Acaso no has visto las noticias? Ha habido un accidente múltiple en una de las carreteras de entrada a
Lima . Hay más de veinte víctimas mortales.



—Dios mío. Yo he venido en tren, siempre vengo en tren.



—Pero yo no lo sabía. He pensado que quizá tu hermano había venido a buscarte a New York y… —Suspiró y sentí su alivio como si fuera propio—. Me alegro de que estés bien, señorita Pierce . No sé qué habría hecho sin ti.



—Yo… —¿Qué podía decirle? Apenas recordaba por qué me había enfadado con ella Ah, sí, la boda, la boda a la que no quería acompañarme. Carraspeé y tragué saliva para recuperar la voz—. Estoy bien.



—No vuelvas a no cogerme el teléfono. Aunque estés furiosa conmigo, no vuelvas a hacerme esto.



—De acuerdo. Adiós, Santana .



—Hasta el lunes, Brittany



Colgué y noté que mi hermano me estaba mirando




—Si pretendes decirme que la tal Santana Lopez no es el motivo de tu visita y de tus lágrimas, es que me consideras más tonto de lo que en realidad soy


—No, Santana Lopez es el motivo de todo eso y mucho más, pero ahora no quiero hablar del tema. ¿De acuerdo?



—¿Mañana?


—Mañana te lo cuento, pero hoy sólo quiero estar con ustedes y con mi sobrina.


—Trato hecho.


Por eso me encantaba mi hermano siempre comprendiendo las cosas...pasando el hecho de que la persona de la que estaba enamorada era una ella y no un el como se que Sam esperaba

Estar de nuevo con mi familia y ver a Sam con Sugar me reconfortó, pero al mismo tiempo me obligó a abrir los ojos. Yo seguía queriendo formar una familia, encontrar a esa persona con la que compartir mi vida. Y ahora esa persona sólo conseguía imaginármela con la cara de Santana


.
—Sam me ha comentado que estás saliendo con alguien —me dijo Sugar cuando mi hermano fue a acostar a la pequeña.


—No exactamente —contesté.


—¿Quieres contármelo? -pregunto con un tono confiable


Sugar y Sam llevaban toda la vida juntos y ella era como una hermana para mí. Y, para ser sincera, prefería contarle lo de Santana a ella que a mi hermano. Seguro que él se pondría en plan neandertal y no lo entendería.



—Es Santana Lopez mi jefa —le dije.


—¿Tu jefa?

No supe si se sorprendio por el hecho de ser mi jefe o ser una mujer

—La misma-cointeste con simpleza


—Oh, Dios mío. Voy a sentarme


Termine por contarle todo de un tiron y ella ...comprendio


—Y eso no es todo —proseguí—. Nunca había conocido a ningún persona como ella


—De eso no tengo ninguna duda —exclamó Sugar—. Tu hermano va a subirse por las paredes. Salir con tu jefa es muy arriesgado.


—No estamos saliendo.


—¿Ah, no? Entonces…


—Es complicado.


—Pues explícamelo —sugirió Sugar


—Santana y yo somos amantes —dije, a falta de otra explicación.



—¿Sólo se encuentran para acostarse?


—No, no, qué va.


—¿Entonces?


—Santana es muy intensa


—¿En qué sentido?


—En todos y hay muchas cosas que dice que no puede hacer, como por ejemplo acompañarme a la boda del sábado.


—Suena demasiado complicado, Britt. ¿Estás segura de que vale la pena que lo pases tan mal por alguien así? ¿Y sólo por sexo?


—Sí, estoy segura. Y no es por el sexo. Lo que hay entre Santana y yo… —Suspiré frustrada conmigo misma y con la realidad—. Todavía no le entiendo y no sé si encontraremos el modo de estar juntas, pero sé que vale la pena intentarlo. Que jamás podría seguir adelante si no lo intento.


—Entonces, cuenta conmigo. Pero ve con cuidado, no quiero que vuelvan a hacerte daño.


—No te preocupes, lo tendré.


Me despedí de mi hermano y de mi cuñada y regresé andando a casa de mis padres. Ellos estaban de viaje, así que tenía la casa para mí sola. Fui paseando por la calle principal y giré al llegar al parque que rodeaba la escuela. En un impulso, me acerqué a un columpio y me senté.
Me sonó el móvil y contesté sin mirar la pantalla.


—Hola, Santana .


—Hola —saludó él a su vez—. ¿Dónde estás?


—Sentada en un columpio de la vieja escuela.


—¿Sola?


—Sí, sola. ¿Y tú?


—En casa.


«En casa.» ¿Por qué me había dado un vuelco el corazón?


Nos quedamos en silencio y ella fue la primera en volver a hablar.



—Pensaré en ti, Brittany ,piensa en mí, ¿quieres?


—Buenas noches, Santana


—¿Llevas la cinta de cuero en la muñeca? —me preguntó


Miré y vi que sí. Estaba tan acostumbrada a llevarla que ya no lo notaba.


—Sí. Debería quitármela.


—No.


—¿Por qué?


Tardó varios segundos en contestar.


—¿Te acuerdas cuando te conté que había estado en ese club sadomasoquista?


—Sí, me acuerdo.


—Te dije que había algunos aspectos de ese tipo de vida que sí encajaban conmigo y uno de ellos es el collar que entrega siempre el miembro dominante de la pareja al sumiso. Es un símbolo de su unión. Algo así como un anillo de casados, pero más intenso, más duradero, menos hipócrita. Cuando un sumiso acepta llevar el collar del dominante está diciendo que le entrega toda su vida, que confía en él o en ella para que tome todas las decisiones importantes, que le da su cuerpo y su alma y todos sus sentimientos.
»El día que hice la copia de la llave de mi apartamento le puse la cinta de cuero con la esperanza de que algún día me dejaras que te la pusiera alrededor del cuello. Y cuando vi que te la habías puesto en la muñeca —carraspeó—, bueno, ya sabes lo que sucedió. Tendría que habértelo contado, no debería haber dejado que te la pusieras sin saber lo que significaba para mí.



¿Santana creía que el matrimonio era una unión hipócrita? ¿Que el vínculo que podía existir entre una pareja sadomasoquista era más intenso o más duradero que el amor?
Dios mío.


—Ahora lo sé —le dije, intentando encontrarle sentido a aquella revelación.



—Ve a acostarte, . Es muy tarde y ninguna de la dos sabemos lo que estamos diciendo.



—Tú también. —No podía dejar de mirar la cinta que me rodeaba la muñeca—. ¿Santana?…



—¿Sí?



—Ayúdame a entenderte, por favor. O, si no —tragué saliva y reprimí un sollozo— deja de llamarme. Déjame ir.


—Mi madre era la mujer más dulce del mundo y murió en un accidente de coche con un hombre que la maltrataba y la engañaba.


—Oh, lo siento.


—Ésta es la primera vez que digo esta frase en voz alta.


—Santana …


—Mi padre maltrataba y engañaba a mi madre y el muy bastardo la mató por conducir borracho y a mí me dejó con mi tío, el hombre con el que llevaba años acostándose. Mi hermano y yo también íbamos en el coche.


¿Hermano? ¿Santana tenía una hermano?


—¡Oh, Dios mío! —Me llevé una mano a la boca.


—No sé si así podrás entenderme y preferiría hacer cualquier cosa antes que contarte toda la verdad, porque, créeme, ese accidente, por horrible que te parezca, no fue lo peor. —Suspiró—. Quizá incluso fue la salvación de mi madre. Mi hermano… Tengo que colgar, adiós.


—¡Santana , no!


Tenía que verla, tenía que consolarla y decirle que la quería. No podía ni imaginarme por lo que había pasado. Cuando sus padres murieron ella tenía diez u once años… ¿y ya sabía todas esas cosas? ¿Qué le había hecho exactamente su padre a su madre?
¿Y su tío? ¿Y su hermano también había muerto en el accidente? ¿Su padre y su tío eran amantes? No era de extrañar que Santana no se atreviera a confiar en nadie y que sólo fuera capaz de sentir algo teniendo el control absoluto de la situación.


—No me cuelgues, por favor —repetí con lágrimas en la voz.


—Estaré bien, Brittany,llevoaños viviendo conmigo misma, por eso no quería contártelo, porque sabía que te preocuparías por mí



—Pues claro que me preocupo por ti, te quiero


—No, no lo merezco. No quería tener esta conversación por teléfono; de hecho, no quería tenerla nunca. Ahora voy a colgar y tú vas a subir a ese coche que está esperándote en la esquina…


Miré hacia el lugar en cuestión y, efectivamente, vi uno de los coches de Santana con su chófer.


—¿Me has mandado un coche?


No sabía si enfadarme o darle las gracias.


—Por supuesto —afirmó, con su arrogancia de siempre y, tras unos segundos, añadió con una voz algo distinta—: Cuando he oído lo del accidente —carraspeó—… no iba a permitir que te sucediera algo. No te preocupes, Fred está alojado en el hotel de la ciudad y se quedará hasta que vuelvas.


—No quiero que tu chófer se quede haciéndome de niñera.


—Fred no es ninguna niñera, es cinturón negro y habla siete idiomas. Procura que no se entere de que lo has llamado así. Se quedará y te llevará a donde quieras. Y el sábado te traerá a New York a tiempo para la boda. No le compliques la vida al pobre hombre, le he dicho que si le das esquinazo lo despediré.


—Ah, no, Santana . Eres muy hábil. Sabes que así me sentiré culpable y te seguiré el juego.


—Eso lo has dicho tú, no yo. Ve a dormir y descansa. Disfruta de estos días con tu familia.


—¿Y tú qué harás?


—Esperar a que Fred me llame para contarme qué estás haciendo y llamarte luego para hablar contigo. Nos vemos el lunes, señorita Pierce . Buenas noches.


—Buenas noches, Santana .


Colgué y me levanté del columpio para ir a saludar al pobre hombre.


—Buenas noches, Fred, lamento que el señorita Lopez lo haya hecho venir hasta aquí.


—No es ninguna molestia, señorita. Es un placer volver a verla —me contestó, al abrirme la puerta—. ¿La llevo a su casa, señorita Pierce ?


—Sí, Fred, pero llámeme Brittany, por favor. Al parecer, va a pasar unos cuantos días conmigo


—Como usted quiera, señorita Brittany

En el interior del automovil solo podia pensar en la particular forma en que tenia Santana para decir que se preocupaba por mi

Que mejor manera que demostrandolo y no diciendolo...la forma en que lo hacia solo ella...Santana Lopez


...................................


IMPORTANTE LEER


Bien chicas paso rapido y pidiendo disculpas por la tardanza pero creanmelo...he hasta llorado de la desesperacion y el estres de la escuela

Ultimamente mi vida es...levantarme..alistarme..ir a la escuela..servicio social..hacer tarea..medio dormir y se repite el ciclo

Perdon y comprension! es todo lo que puedo pedirles :)

Gracias por seguir la historia :)

una pequeña pregunta ..¿sigo?

Definitivamente sigue :c. nunca había comentado ya que leo desde el teléfono pero para que sepas que me tienes de lectora, es muy buena tu historia, me encanta ;D espero que actualices luego, saludos, cuidate.

Claro que si
Esta adaptacion cada vez
Esta mejor y ya quiero saber
Que es lo que tanto esconde santana!
Hasta la siguiente actualizacion


Saludos

con un capitulazo como este tienes toda mi comprension! animo y descansa, sin energia no haces nada!

Obvio síguela esta súper buena aunque confieso que este capítulo no me agrado mucho Brittany, siento que si ya había dejado a Santana se tenía que mantener firme, pero bueno.

Espero tu actualización. :)

Hola que tal!!
Que si seguis..??? obvio como no lo vas a hacer??
Con mucha paciencia y comprension estare esperando tu proxima actualizacion!!
Saludos

:)


CAPITULO 23


Llegó el sábado y Fred me llevó de regreso a New York con tiempo de sobra para descansar un poco y arreglarme para la ceremonia. Después de aquella conversación telefónica en el columpio, Santana me llamó a diario, pero no volvió a mencionar la muerte de sus padres y yo tampoco.

Fueron llamadas cortas, casi siempre para preocuparse por mi bienestar, y en todas me hizo sentir que pensaba en mí y que me echaba de menos, aunque no llegara a decírmelo como a mí me gustaría oírlo.


En cuanto a la boda, después de hablarlo con mi cuñada, decidí llamar a Randy y preguntarle si quería acompañarme. Él aceptó encantado, a pesar de que le conté que antes se lo había pedido a Santana y que se había negado. Me dijo que sería divertido volver a vernos, fueran cuales fuesen las circunstancias y a decir verdad yo compartía su pensamiento


Acababa de salir de la ducha cuando Rachel llegó al piso y entró decidida en mi dormitorio para ayudarme a elegir vestido.



Descartamos varias opciones por ser demasiado recatadas o demasiado provocativas y al final decidimos, o mejor dicho, Rachel decidió, que iba a ponerme el vestido color rojo que me había comprado para la cena previa a mi boda con Jake . Me llegaba por encima de las rodillas y así también podía lucir los zapatos tan espectaculares que me había comprado a juego. Me puse también los pendientes que Santana me había comprado aquel fin de semana y que no me había atrevido a ponerme para ir al bufete…lo consideraba una manera de tenerla presente, luego me maquillé y me sequé el pelo.



Llamaron al timbre y Rachel fue a abrir.

En eso recordé que tampoco Rach asistiría a la boda,por motivos un tanto ocultos con su…amante ,no quise entrar mucho en detalles en cuanto a eso así que lo deje pasar


Randy era muy puntual, pensé, al mirar el reloj de mi dormitorio. Me eché unas gotas de perfume y cogí un pañuelo y el abrigo que Santana me había regalado.


Salí y vi a mi amigo, devastador con su esmoquin y el pelo peinado hacia atrás, hablando con Rachel



—Hola, Randy—Él no me contestó, al parecer estaba tan absorto con Rachel—. Hola, Randy —repetí subiendo el tono de voz.
—Ah, hola, Britt—. Reaccionó y se volvió para mirarme—. Estás preciosa, seguro que tu ex prometido se pegará un tiro cuando te vea.


—Gracias, Randy, tú también estás muy guapo


—El coche está abajo, esperándonos —añadió




Sí, lo que yo decía, todo un caballero.



—Pues vamos. No quiero llegar tarde y que todo el mundo nos mire


—Te mirarán de todas formas, Britt—dijo Rach—, de eso no te quepa la menor duda







Rach dijo algo tan poco elocuente como «ajá» y yo la salvé llevándome a Randy de allí.



—Tienes que darme el número de la señorita Berry —fue lo primero que él me dijo al sentarnos en el coche.


—Lamento bajarte un poco de la nube-dije sincera-pero creo que ella tiene pareja



-Oh diablos porque todas las mujeres hermosas están enamoradas de otras personas-se lamento




—Oh vamos Randy—le anime –algún día encontraras a alguna linda señorita


-Esperare ese algún

-Llegara –dije con una sonrisa





-Me alegro que me llamaras –dijo el cambiando de tema


—Sí, yo también. No quería ir sola a la boda-confesé


—¿Todavía sientes algo por tu ex prometido? —me preguntó



A él no le había contado toda la historia, pero sí lo suficiente como para que pudiera hacerse una idea.



—No, pero ya sabes, no quería estar en desventaja.


—No puedo creer que Santana se negara —dijo Randy


—Tiene sus motivos —la justifiqué sin darme cuenta.


—No la defiendas. Conozco a San desde hace muchos años y me cuesta creer que te deje plantada en una situación como ésta


—¿Conoces al tío de Santana ? –pregunte sin retenerme



—¿A Francisco López ? Sí, por supuesto-suspiro con pesadez- Cuando Santana y yo estábamos en la universidad, la visitó allí en un par de ocasiones y luego yo fui a pasar unos días a su casa y también estaba. Casi nunca está en New York, creo que tiene su residencia en Londres , pero hace poco coincidí con él aquí-explicó



—Es el hermano del padre de Santana , ¿no?


Se me encogió el estómago al recordar lo que Santana me había contado acerca de su padre y de su tío.
—Sí, pero si no me falla la memoria, ambos eran adoptados. Los abuelos de Santana no podían tener hijos y por eso su padre y su tío se parecían tan poco. Aunque si recuerdo bien, Santana es idéntica a su padre, pero según dice mi abuela, tiene los ojos de su madre.


—¿Santana y su tío se llevan bien? –pregunte curiosa aunque sabía que no devia hacerlo


—La verdad es que no lo sé. Nunca los he visto discutir, si es eso lo que me estás preguntando, pero en esa época era obvio que a Santana el hombre no le gustaba demasiado. Claro que en esa época a mí tampoco me gustaba demasiado mi familia


—Santana nunca habla del tema —le dije, para justificar mi curiosidad


—Ella nunca habla de casi nada —apostilló


—¿Por qué se pelearon?


Cuanto más hablaba Randy de Santana más claro me quedaba que habían tenido una buena amistad y quería saber qué los había distanciado.


—¿Por qué iba a ser? Por una mujer


Sentí el mordisco de los celos, ¿increíble no?


—Santana y yo teníamos veinte años. A mí me gustaba una chica y creía que yo también le gustaba a ella. Sin embargo, ella me dijo que la había oído decirle a sus amigas que lo único que quería de mí era mi dinero y que luego ya se divertiría en otra parte. Evidentemente, no le hice caso y me declaré a esa mujer. Ella aceptó, por supuesto. Una semana más tarde, Santana me dijo que mi prometida se acostaba con otros hombres y que podía demostrármelo. Me habló de ciertos tatuajes que tenía Hanna , así se llamaba ella, y yo le di un puñetazo. Ella vino a verme al cabo de unas horas y me dijo que Santana era una enferma y una sádica y que la había azotado con un látigo


¡Oh, Dios mío!


—Primero le dije que mentía, pero luego ella me enseñó la espalda y vi las marcas del látigo. Por desgracia para Hanna , Santana me había dejado un dossier con fotos de ella con otros hombres, así que la eché y le dije que no quería verla más. Estuve un mes hecho un lío y cuando por fin reaccioné y quise buscar a Santana para pedirle perdón y darle las gracias, ya no estaba, se había ido a pasar un año a Francia, o a Italia. Y supongo que, sencillamente, los dos nos hemos acostumbrado a estar enfadados-dijo con toda la lógica


—Tendríais que hacer las paces —le dije—. A Santana le iría bien tener un amigo o alguien con quien distraerse


—No creo que le haga falta, teniéndote a ti


—Sí que se la hace —insistí


—De acuerdo, si no me parte la cara cuando se entere de que te he acompañado a la boda, hablaré con ella


—Gracias-dije complacida
Llegamos a la iglesia y Randy se comportó como el acompañante perfecto; de hecho, juraría que casi todas las invitadas estuvieron tentadas de arrancarme los ojos. Vi a Jake junto a la que supuse que era Kitty y respiré aliviada al confirmar que de verdad no sentía nada. Ni siquiera rabia. Simplemente absoluta indiferencia. Al parecer, al final en ese sentido sí que me había convertido en una mujer de mundo.


Lucia y Josh pronunciaron sus votos y vi que Randy sacaba el teléfono del bolsillo para leer un mensaje. Lo tenía en modo vibración así que nadie excepto yo se dio cuenta.



—En seguida vuelvo —me susurró al oído


Salió de la iglesia y yo me quedé escuchando las palabras que dedicaba a los recién casados una de las amigas de infancia de Lucia . Fue un discurso muy emotivo, probablemente parecido al que Rachel me leería si algún día yo llegaba a casarme. No pude evitar imaginarme vestida de novia —al fin y al cabo, hacía apenas unos meses había estado a punto de hacerlo— y con Santana a mi lado. No, eso no iba a pasar, y más me valía asumirlo,estaba fantaseando demasiado



Randy todavía no había vuelto idiota de mí, me imaginé a Santana llegando a la iglesia y dándole las gracias por haberme acompañado hasta allí. Me imaginé que se despertaba en su apartamento y comprendía que conmigo no tenía que mantener las distancias. Me la imaginé subiéndose al Jaguar para ir hasta allí. Entraría en la iglesia, o quizá me esperaría fuera y me pediría perdón. Nos daríamos un beso y…



—Lo siento —se disculpó Randy al volver



Tardé varios segundos en reaccionar y lamento decir que tuve que parpadear un par de veces para contener las lágrimas


—¿Estás bien? —me preguntó él, mirándome confuso.


—Sí, estoy bien. Las bodas me emocionan-menti


—Ah, a mi madre le pasa lo mismo. Llora en todas —dijo él, aceptando mi excusa—.Lamento lo del móvil, era del trabajo



—Silencio, por favor —nos riñó la señora del banco de delante.


Randy y yo sonreímos y nos disculpamos. Nos quedamos en silencio durante la última parte de la ceremonia y entonces me di cuenta de que, a pesar de que sabía muy poco acerca del hombre que tenía al lado, y él de mí, Randy estaba dispuesto a conocerme.
Y yo no perdería nada conociéndolo a él. Oh, sabía perfectamente que no me atraía, pero como él me había dicho hacía un tiempo, me iría bien un amigo. No podía decirse que hasta el momento se me diera demasiado bien entender a los hombres.


Terminó la ceremonia y Randy y yo fuimos juntos a la recepción que ofrecían los novios en un hotel de renombre , uno de los más lujosos de la ciudad, y pude sentir las miradas de los distintos compañeros de trabajo que también estaban invitados a la boda fijas en mí.



Desde la iglesia no veía a Jake por ninguna parte y me atreví a pensar que quizá él me había visto a mí y había tenido un repentino ataque de remordimiento. O tal vez le había cogido una gastroenteritis y estaba vomitando por algún lado. O le había caído un piano encima mientras iba caminando por la calle, igual que sucede en los dibujos animados.


Randy no se apartaba de mi lado sin ser agobiante ni empalagoso; hablaba con todo el mundo y esquivaba las insinuaciones sobre si estábamos saliendo con suma maestría.


Y me sonreía y me preguntaba si necesitaba algo. Si hubiera podido pedirle a mi corazón que se enamorarse de él y no Santana, lo habría hecho. Pero yo sabía mejor que nadie que eso era imposible y la prueba de que mi corazón carecía completamente de criterio estaba acercándose hacia mí con una mujer diminuta colgada del brazo.


Jake .
Kitty.

¿Kitty? Ésta debía de medir diez centímetros menos que yo, tenia el pelo teñido y carecía completamente de glamur y de sofisticación. ¿Jake me había dejado a mí y ahora estaba saliendo con pitufina ? No sabía si echarme a reír o sentirme insultada. Me había imaginado a Jake con una mujer imponente, , doctorada en química y capaz de hablar nueve idiomas, hacer el pino y cocinar una bandeja al mismo tiempo.


—Hola, Britt—me saludó él cuando se detuvo delante de mí.


—Hola, Jake —le contesté automáticamente y vi que me miraba de un modo extraño.



¿Me estaba mirando con cariño? Ah, no, eso sí que no,no caería ante el de ningún modo



—Josh me dijo que estarías aquí —prosiguió —.Kitty y él son muy amigos —añadió, señalando a su acompañante.


—Sí, Lucia me lo dijo-conteste seca


Tenía la sensación de haber metido un pie en la dimensión desconocida.


—Me alegro de ver que estás bien,Britt—dijo Jake —. No sabes cuánto lamento…
—Yo soy Randy—lo interrumpió éste y en aquel instante le habría dado un beso por haberme salvado.


Si Jake se disculpaba por haberme sido infiel, por haberse llevado a aquella rubia a casa para que lo pillara, iba a echarme a llorar.



—Jake Puckerman —dijo al instante, estrechando la mano que Randy le había ofrecido. Los dos se quedaron mirándose y Jake debió de comprender lo que Randy le estaba diciendo, porque asintió y carraspeó nervioso—. Ella es Kitty, Kitty te presento a Randy y Brittany


—Es un placer —repuso la joven, con las mejillas sonrojadas


Yo respondí lo mismo, porque una cosa era odiar e insultar a la rubia que le había estado haciendo una mamada a Jake de rodillas en el suelo y otra odiar a aquella chica que parecía sacada de una academia para señoritas del siglo pasado. Y que en el fondo no me había hecho nada. La verdad es que incluso tuve ganas de llevármela a un lado y advertirle que no se fiase de Jake … y si eso no es raro, no sé qué lo es



Jake hizo las preguntas de rigor acerca de la salud de mis padres y yo se las contesté con la misma educación que emplearía con un simple conocido, no con la que tendría con mi ex prometido. Nos despedimos y ellos dos se sentaron a la mesa donde estaban los amigos del novio.



Randy y yo nos dirigimos hacia nuestro sitio y el resto de la boda transcurrió con absoluta normalidad. Disfrutamos del convite y de la compañía. Randy era en verdad encantador y supo amenizar la velada contando historias sobre su familia, al parecer tenía unos hermanos más que peligrosos, y sobre su trabajo, una empresa especializada en gestionar derechos de autor en nuevas tecnologías (o algo así). Tenía un don innato para incluir a todo el mundo en sus conversaciones, sabía qué preguntarle a quién para que nadie se sintiera desplazado o fuera de lugar.


Llegó el momento del vals y después de que Lucia y Josh abrieran el baile, el resto de los invitados los acompañamos. Yo bailé con Randy y constaté que ni él ni yo nos sentíamos atraídos el uno por el otro. A pesar de todo lo que había sucedido, yo no podía dejar de pensar en Santana y habría dado cualquier cosa para que fuese ella y no Randy quien estuviera bailando allí conmigo. Y a Randy probablemente le gustaría bailar con alguna de las otras invitadas a la boda, o incluso con Rachel


De todos modos, era un excelente bailarín y creo que los dos lo pasamos bien intentando seguir el ritmo del tango.


Llegó el momento de las despedidas y, para mi sorpresa, Jake se acercó a decirme adiós. Creo que incluso me dio un beso en la mejilla, pero confieso que había bebido un par de copas de champán y que no lo recuerdo con exactitud.



Randy me acompañó a casa y detuvo el coche justo enfrente del portal del edificio de Rachel; a esas horas de la madrugada apenas había tráfico y ningún policía cerca que pudiera multarlo.


—Gracias por acompañarme, Randy—le dije sincera
—De nada, gracias a ti por invitarme-respondió cordial


—Ya, bueno, estoy segura de que habrías preferido hacer cualquier otra cosa


—Ahora no se me ocurre ninguna —contestó con una de sus sonrisas—.Jake ha parecido que se alegraba de verte —señaló


—Sí, me he dado cuenta. ¿No te parece raro?


—No, ¿a ti sí?


—Jake me fue infiel y se aseguró de que yo lo pillara in fraganti. Lo orquestó todo para que lo encontrase con aquella zorra y no tuviera más remedio que romper con él y anular la boda —le expliqué furiosa


Y en ese instante comprendí que me había dolido más la mentira y la cobardía que el hecho de que me fuera infiel


—Todos cometemos errores, Britt-defendio- Quizá Jake sencillamente se equivocó y hoy al verte se ha alegrado de verdad


—Quizá, pero ahora ya no importa. No es la persona para mi y yo no soy la mujer adecuada para él —afirmé con absoluta convicción



—¿Y Santana sí?


Tardé varios segundos en contestar:


—Todo sería más fácil si no lo fuera, pero me temo que sí


—Es tarde —señaló Randy al ver probablemente que yo volvía a tener un nudo en la garganta—. Llámame si vuelves a tener una boda, o un bautizo. Con un funeral creo que ya no me atrevo —bromeó y no pude evitar darle un abrazo.



—Gracias, Randy


Él me devolvió el abrazo


—De nada, para eso estamos los amigos. —Se apartó y me miró a los ojos



—Cuídate, Randy


—Y tú también, Britt


Abrí la puerta y bajé del coche.


—¿Qué haces el jueves ? —me preguntó cuándo yo ya estaba en la acera


Lo pensé.


—Nada


—Uno de mis amigos inaugura una galería de arte,¿vendrías con nosotros? -pregunto amablemente


—Claro —acepté gustosa

No me vendría mal…pasar el tiempo con un amigo

Randy me sonrio,me dio un beso en la mejilla y se retiro como todo un caballero,yo me meti en el edificio con unas inmensas ganas que Santana apareciera en culaquier momento...creo que me quedaria con las ganas


.......................................................................................

hola :) ,lamento la espera de nuevo :(

Vine rapido a actualizar ...gracias por sus comens me encanta leerlos :)

Ah y no se preocupen que por mi lo sigo :)
nos vemos :)