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[Resuelto]Fic Brittana-90 Días-Aviso + Pregunta (15/julio/14) - Página 3 Primer15
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Mensaje por Kris_LittleCrazy Dom Jun 23, 2013 7:25 pm

 CAPITULO 10

Arrastré a Rachel a la tienda de disfraces y de máscaras y pasamos dos horas probándonos vestidos dignos de una película de época. Al final, aunque terminé comprando un precioso disfraz de pirata.  Y Rachel uno de diablita que realmente era sexy y por un momento mi mente divago ante una escena no muy propia recordando el momento en que ella toco la mejilla de Santana,en fin me enfoque en mi disfraz,los pantalones de piel negra y las botas hasta las rodillas me gustaban y me hacían sentir atrevida, y el antifaz, también negro, junto con el sombrero de ala ancha ocultaban mi rostro lo suficiente como para fingir que no era yo la que los llevaba.
 
El traje se completaba con una holgada blusa blanca de algodón muy fino y medio corsé de cuero negro anudado encima. Evidentemente, también llevaba una espada colgando de la cintura, pero al final decidí no llevármela, porque no quería verme en la tesitura de utilizarla. Y porque, tal como dijo Rachel,podía hacer caer a algún camarero con ella.
 
A la mañana siguiente, llegué al despacho con ganas de contarle lo del disfraz a Lucia y de sonsacarle qué iba a ponerse ella, pero en cuanto pasé por delante de la biblioteca, los recuerdos del casi beso que Santana  al final no me había dado inundaron mi mente y me resultó imposible pensar en otra cosa. No sólo no me había besado, sino que me había dicho textualmente que no quería salir conmigo y luego me había ordenado que no fuese a la fiesta, la muy engreída. Era insoportable. Entonces, ¿por qué no podía dejar de pensar en ella? Por el modo en que me miró cuando me quitó a Mike Chang de encima y por cómo se me aceleraba el corazón siempre que se me acercaba.
 
Era absurdo. Ridículo. Seguro que la atracción que ambas sentíamos era pasajera. Yo hacía poco que había sufrido un gran desengaño y tenía ganas de tener mi primera aventura y ella, bueno, de ella no sabía nada, pero seguro que había alguna explicación.
 
Aproveché para ir a la pequeña cocina que había en esa zona del bufete y preparar un poco de té. Esta se hallaba al final del pasillo y estaba provista de nevera, cafetera, microondas y distintas estanterías llenas de tazas y de cajas de galletas. Abrí la puerta, convencida de que no encontraría a nadie y me llevé una sorpresa.
 
Santana López estaba preparando té. Acababa de sumergir las bolsas en el agua hirviendo, antes de ponerle la tapa a la tetera. Llevaba uno de sus conjuntos  negros y tenía el pelo húmedo y, aunque no lo pareciese, encajaba perfectamente en aquel lugar.
                                                            
¿Quién era esa  mujer? ¿Desaparecería en cuanto dejase de estar a solas?
 
 
—Buenos días,Britt —me saludó otra de mis compañeras desde el pasillo. Y Santana  levantó la cabeza y me pilló mirándola. Como era de prever, la dulzura desapareció de su rostro con tanta rapidez que pensé que me la había imaginado.
 
—Buenos días —la saludé
 
—Buenos días —contestó ella
 
—Venía a preparar té —dije yo, justificando así mi presencia allí, a pesar de que no me había preguntado nada de alguna forma sentía que debía hacerlo
 
Santana  dejó la tetera encima de la mesa que había en el centro de la cocina, sacó una taza del armario y leche de soja de la nevera y me sirvió.
 
—Espera un poco, todavía está muy caliente —me aconsejó, levantando la taza para acercármela.
 
Yo la cogí, junto con la servilleta de papel que me dio también para que no me quemase
 
—Gracias-
 
Nuestros dedos se rozaron en el asa y  pude sentir un flujo correr por mi cuerpo ,vi que ella cerraba en seguida la mano
 
—¿Cómo sabes cómo tomo el té? —le pregunté cuando reaccioné
 
Me sonrió y pensé que se iría sin contestarme
 
Me equivocaba
 
—Porque, aunque intente lo contrario, siempre te presto atención-
 
Oh, Dios mío, seguro que se me había desencajado la mandíbula,no podía creer lo que me hacia sentir con apenas unas palabras 
 
—Que tenga un buen día, señorita Pierce-dijo con su típica sonrisa
 
Ahora sí que iba a irse
 
 
—Un momento-dije por impulso
 
La mano con la que no sujetaba la taza cobró vida propia y se apoyó en la puerta para cerrarle el paso a Santana  López. A mi jefa. A una de los profesionales más importantes e influyentes de New York
 
……………………………………………………………………………………………..
 
Estaba dispuesta a salir de ahí, cuando ella me cerró el paso,esperaba que tuviera una buena explicacion
 
—¿Sí? —  dije mientras enarcaba  una ceja
 
—Tienes el pelo mojado —soltó—. Yo también te presto atención-
 
—He ido a nadar. Lo hago todos los días-
 
—Lo sé-
 
No tenía ni idea a lo que iba con esas palabras
 
—¿Necesitas algo más?-pregunte un tanto desesperada
 
Habría podido apartarme sin ninguna dificultad, o sencillamente habría podido ordenarle que  me dejara pasar y despedirme a continuación, pero me  quede ahí quieta, con la mirada fija en ella
 
—Ayer por la noche… —se humedeció los labios—, ¿por qué no me besaste?-
 
 
 
¿De verdad queria que le contestara?...devba contestarle pero primero debia sacarle algo
 
—¿Querías que lo hiciera?-
 
 
 
Realmente no se por qué hice esa pregunta,pero la verdad quería saber su respuesta
 
 
 
—Yo he preguntado antes-frunció el ceño
 
 
 
 
Levante la comisura derecha del labio
 
 
—Eres demasiado abierta y sincera. No deberías decir siempre lo que piensas-
 
 
 
—¿Por qué?-me pregunto expectante
 
 
 
—Porque así sólo conseguirás que te hagan daño-
 
Eso era verdad quería abrirle un poco los ojos,una persona como ella no se merecía que alguien como yo la quisiera de la forma en que la deseaba 
 
 
—¿Qué tiene eso que ver con que no me besaras?-
 
 
—Todo. —Suspiró y me  corregí— Nada-
 
 
En ese momento comenzaba a tensarme y debía decir que tenía hasta cierto punto de tolerancia
 
 
—Sí, quería que me besaras —contesto
 
 
Sentí mi corazón palpitar ante su respuesta,pero si seguía así no iba a contenerme
 
—Por eso no lo hice —respondí con absoluta seriedad—Tú querías que te besara y que te abrazara, que te llevase a cenar y que hoy te mandase flores y te dijese que había sido una noche maravillosa. Y yo no hago esas cosas-respondi sincera
 
Note que la expresión en su rostro cambio
 
—No sé qué quería exactamente, pero no sé qué tendría de malo desear todo lo que has dicho-
 
—Nada, absolutamente nada —afirme
 
 
—¿Entonces? —
 
—No tiene nada de malo que desees esas cosas —repetí, mirándola — Lo que estoy intentando decirte es que no esperes conseguirlas conmigo-
 
—Yo no espero conseguir nada de ti —replico— Mira, eres la primera mujer—sus mejillas otra vez tomaron ese color que me encantaba - por la que siento…
 
Su rostro empezó a tornarse de un color mas intenso  en sus mejillas
 
 
—¿Atracción? ¿Lujuria? ¿Deseo? —sugerí algunas opciones
 
Ella solo asintió y bajo un poco su vista al suelo
 
—¿Y qué vas a hacer al respecto? —proseguí— Si ni siquiera eres capaz de decirlo sin sonrojarte-
 
Brittany levanto rápidamente la cabeza y clavo ese mar azul en mis ojos
 
—Eso no significa que no esté dispuesta a averiguarlo —
 
—¿Averiguarlo? ¿De verdad quieres averiguarlo? —Espere un segundo en silencio sin dejar de mirarla  a los ojos—Deja la taza encima de la mesa-le ordene
 
………………………………………………………………………………….
 
Obedecí de inmediato y el iris de ella  se oscureció un poco
 
—Anoche no te besé, porque el beso que tú querías y el que yo necesitaba darte eran opuestos. Tú querías que te besara  con los ojos cerrados y acariciándote el rostro, que te abrazara  con ternura y algo de pasión. Y yo necesitaba poseerte, besarte con los ojos abiertos, sin parpadear para no perderme ninguna de tus reacciones. Necesitaba sujetarte por el pelo y deshacerte el recogido que llevabas y que tú me dejases hacerlo. Lo que yo necesito y lo que tú quieres no encaja, señorita Pierce y, créeme, es mejor así-dijo
 
—Tú no sabes lo que quiero. —Quizá tampoco lo supiera yo, porque en mi mente sólo veía imágenes de lo que Santana  había descrito y mi cuerpo estaba reaccionando de un modo hasta entonces desconocido— Ya he tenido un novio que me mandaba flores al día siguiente y no quiero volver a tenerlo-
 
—¿Qué te hizo exactamente ese imbécil?-pregunto exaltada
 
Sentí que se me encogía el estómago al comprobar que, sin saber todos los detalles de la historia y sin apenas conocerme, Santana  se ponía de mi parte
 
—Lo encontré con otra. Jake estaba en su piso, el que iba a ser nuestro hogar, con los pantalones bajados hasta los tobillos y con una rubia de rodillas delante de él-
 
—Ese tipo tiene que estar completamente loco-
 
—La verdad es que muchos de nuestros amigos creen que la loca soy yo y que debería perdonarlo-dije un poco avergonzada pero era verdad
 
Santana  apretó los puños y juntó las cejas
 
—¿Tus amigos ?, querrás decir que son amigos de él, porque si fueran amigos tuyos de verdad dudo que te aconsejasen tal estupidez-
 
Lo pensé un instante y comprendí que tenía razón
 
—Sí, a Rachel , nunca le gustó Jake y mi hermano quería romperle la cara-
 
—¿No lo hizo?-pregunto como esperando a que la respuesta fuera positiva
 
—No, por supuesto que no —contesté
 
—Yo lo habría hecho —añadió  y algo me dijo que Santana  López no descartaba la posibilidad de ir a darle una paliza a un hombre al que no conocía
—Lo que quiero decir —proseguí, al ver que nos estábamos alejando del tema—, es que tú tienes tantas posibilidades de saber qué quiero yo como yo de saber qué quieres tú-
 
—Tú no quieres saber qué quiero yo-
 
Esa mujer era exasperante. Frustrada, moví la mano sin pensar, le di un golpe a la taza de té y el líquido humeante se derramó sobre mis dedos.
Ni siquiera la vi moverse. Un segundo antes, Santana  estaba frente a la puerta y al siguiente me cogía la mano y me la metía bajo el grifo de la cocina.
 
—Mueve los dedos, Brittany—me dijo sin soltármelos y sujetándome la mano bajo el chorro de agua fría. Me miró a los ojos—¿Te duele?-
 
—Un poco —reconocí
 
—Te había dicho que quema. —Cerró el grifo y buscó una toalla— El agua estaba muy caliente -
 
Parecía más enfadada consigo misma que conmigo.
 
—El té con agua fría no sale bien —dije yo para quitarle importancia
 
—No digas estupideces,Brittany. Los líquidos calientes pueden ser muy peligrosos, lo sé… -
 
 
—¿Estás aquí, Britt?—La voz de Lucia anunció su llegada justo antes de que abriese la puerta
 
Santana  no se apartó, pero dejó de mirarme como hasta entonces. Y yo lo lamenté desde el primer segundo. ¿Cómo habría acabado esa frase si Lucia no nos hubiera interrumpido?
 
—¿Qué ha pasado? —me preguntó mi compañera al verme, aunque no sé qué le extrañó más, si ver allí a Santana  cogiéndome la mano o el té derramado por la mesa y el suelo
 
—Nada, me he echado una taza de té en la mano y la  señorita  López ha ejercido de médico de urgencias —le expliqué
 
—¿Te has hecho daño? —me preguntó un poco preocupada
 
—No, sólo me he quemado. Gracias por su ayuda, señorita López  —Aparté la mano de la suya y moví los dedos—. Apenas me duelen-
 
—No se merecen —señaló Santana , dirigiéndose a mí tras mirar a Lucia—. Y ahora, si me disculpan, creo que dejaré la medicina y me pondré a trabajar-
 
—Por supuesto —dijo Lucia , acercándose a donde yo estaba
 
—Una cosa más,Brittany: la conversación de antes no ha terminado —puntualizó Santana , deteniéndose junto a la puerta y, durante unos segundos, me olvidé de la quemadura e incluso de que tenía mano— Creo que quizá me he precipitado al juzgarla-
 
Se fue de allí dejándome completamente confusa, más de lo que me sucedía siempre que la veía y que hablaba con ella
 
—¿Qué ha querido decir con eso? —me preguntó Lucia , recordándome así su presencia.
 
—Oh, nada. —Carraspeé y busqué una explicación, la que fuese—. El día que empecé a trabajar aquí, me dijo que creía que no estaba suficientemente preparada para el puesto.
Gracias a Dios por mi memoria.
 
—Ah, bueno, no te preocupes —me consoló Lucia — Seguro que a estas alturas ya sabe que estás más que cualificada
 
 
Sí, eso mismo pensé yo
 
 
.................................................................................................................................................
 
 
uhuu..!! que les a parecido no desesperen que ya el otro cap es la party ok
 
y habra un  roce de....
 
mmm..les dare una pequeña pista..de algo que empieza con Bri y termina con ttana, u ya se se las puse dificil jajaj
 
Gracias por su apoyo
Kris_LittleCrazy
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Mensaje por monica.santander Dom Jun 23, 2013 8:56 pm

jaja buenisimo!!! por favor no demores en actualizar!! se esta poniendo lindo esto!!
saludos
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Mensaje por Invitado Dom Jun 23, 2013 11:46 pm

Ohh omg esto se pone ufff bueno cada vez me gusta el manejo del tiempo a mi san k le aya pasado paraser asi??? Espero actualizacion saludos
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Mensaje por aria Lun Jun 24, 2013 7:56 am

Wow que caps me han encontado los dooooos.... Dioos San en ese hospital pobreee y Britt toda preocupada...
Rachel y San tiene algo? Oh sera que Rachel esta enamorada de San?? Mmmm bueno, ahora falta saber que pasara en esa fiesta ya estoy ansiosa por por ver si Lopez reconocera la rubia jejejejeej sera bien interesante :D
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Mensaje por Kris_LittleCrazy Lun Jun 24, 2013 7:48 pm

 CAPITULO 11




  
—Estoy ridícula, Rachel-
 
—No digas estupideces,Britt. Estás espectacular. Seguro que Johnny Deep se te llevaría en su barco-
 
—Johnny Deep no tiene demasiado buen gusto para las mujeres-dije haciendo un puchero
 
Rachel estaba sentada encima de mi cama, con las piernas cruzadas, mientras yo no paraba de mirarme en el espejo. Tenía que admitir que me costaba reconocerme. El antifaz y el gorro de ala ancha me ocultaban la mitad superior del rostro y me daban un aspecto muy misterioso. Y gracias al corsé de cuero negro, parecía que tuviese muchas más curvas de las que en realidad tenía
 
—Creo que me quedare en casa Rachel-
 
—Ni se te ocurra. Vas a ir a esa fiesta y a pasártelo bien. Conocerás a un abogado superatractivo y tendrás una aventura con él-
 
—Ves demasiadas películas —le dije.
 
—El día que llegaste , me dijiste que eso era lo que querías, ¿no?-
 
—Sí. No. No lo sé. Tú sabes lo que me dijo Jake-
 
—Jake es un idiota-
 
—Lo sé. Gracias. Pero ¿y si tiene razón?-
 
—¿¡Cómo va a tener razón!-dijo frunciendo el ceño-sabes yo mejor me voy a alistar
Tengo que llegar temprano-dijo levantándose de la cama
 
Rachel se fue a su habitación y yo me quede alistándome no muy convencida,paso un rato y Rachel se despidió pues por que ella tenía que llegar temprano, yo esperaría a Lucia y su novio
 
El timbre de la puerta sonó
 
 
¿Por qué habría accedido a que Lucia y su novio pasasen a buscarme?

—¡Britt, estás guapísima! —exclamó Lucia nada más verme.
 
—Gracias, tú también —respondí yo—. Los dos están muy bien-
 
Iban vestidos de aventureros, con un atuendo similar al de los protagonistas de la película La momia. Lucia me había contado el día anterior, justo después de presentarme a su novio a la salida del trabajo, que era el único disfraz que él había accedido a ponerse.
 
—Tenemos el taxi abajo esperando —me informó—
 
Durante el trayecto en taxi me relajé un poco. Tanto Lucia como su novio eran muy agradables y me reí con sus historias sobre los preparativos de la boda. Llegamos al baile en pocos minutos y me atreví a pensar que iba a pasármelo bien.
 
…………………………………………………………………………………………..
 
Había llegado la noche y ya tenía mi disfraz listo en el armario, me di una ducha rápida y procedí a colocarme el disfraz
 
Tome las llaves del ferrari tuning y Salí a pasar por Quinn que sería mi acompañante,ya que casi me había suplicado que la llevara cuando supo que estaría Rachel en la fiesta,ya que siempre tubo cierto cariño hacia Berry
 
Era extraña la relación que tenia con Quinn ya que en un tiempo fue se pudiera decir mi amante pero después solo quedamos en plan de amigas
 
Llegue a su casa y ella iba vestida de época,le abrí caballerosamente la puerta del auto y nos fuimos directo al evento
 
 
 
El local estaba decorado con mucho gusto, con distintas mesas cubiertas con manteles blancos, cada una con un jarrón en el centro con flores recién cortadas, también blancas. Al fondo, una orquesta con sus miembros vestidos de esmoquin tocaban canciones de los años cincuenta, y había camareros circulando con bandejas repletas de copas de champán. Detrás de la barra, decorada acorde con el resto, dos barmans preparaban diversos tipos de cócteles.
 
Vi a Rachel iba vestida de una diablilla que el traje se le veía bastante sensual,no perdí tiempo y le indique a Quinn que me acompañara a saludar a Rachel,ella no lo dudo ni un momento y nos fuimos directo a ella,pero mi vista buscaba exigentemente a una rubia
 
 
…………………………………………………………………………………………………..
 
 
La fiesta era todo un éxito, había gente hablando por todos lados y unas cuantas parejas bailando.
 
Estábamos charlando, después de que me presentase a sus amigos, cuando noté que alguien me estaba mirando. Sentí unos ojos clavados en mi espalda y no tuve que darme la vuelta para saber a quién pertenecían. No tendría que haber mirado, porque lo que vi me causó un repentino y agudo dolor en las entrañas.
 
Santana López acababa de llegar. Estaba hablando con Rachel y con dos personas más y, cogida de su brazo, llevaba a una mujer espectacular. Sin embargo, estaba segura de que me estaba mirando. Podía notar sus ojos fijos en mí a pesar de que apenas se le veían tras la máscara blanca que llevaba.
 
Iba disfrazada del Fantasma de la Opera;. Y la máscara blanca que le cubría hasta los labios lo hacía parecer más peligrosa que de costumbre. Para mi desgracia, yo siempre había sentido especial debilidad por el Fantasma y Santana López hacía quedar en ridículo a cualquier actor de Broadway que lo hubiese representado a pesar de ser mujer
 
La mujer que lo acompañaba era realmente guapísima, iba vestida de época y sonreía como una boba, pero lo que más me molestó, fue ver cómo se aferraba al brazo de ella  como si tuviese todo el derecho del mundo a hacerlo.
 
Tenía que apartar la vista y darles la espalda, pero mis ojos seguían fijos en los dedos que ella tenía sobre el antebrazo de Santana . Santana se dio cuenta y, desde la distancia, vi que cogía una copa de champán y se la pasaba a su acompañante… para que así ella tuviese que soltarle el brazo.
 
Me di media vuelta y me fui al baño. No sabía qué era peor, que me hubiese pillado mirándola y hubiese sabido interpretar a la perfección lo que yo estaba sintiendo, o que se hubiese comportado como si le hubiese dolido herirme. Me encerré en un cubículo y me quedé sentada en el retrete un rato, pensando, y poco a poco la confusión que sentía se convirtió en enfado. Al fin y al cabo, Santana se había presentado allí con otra y seguro que a ésa no le había dicho que no quería salir con ella.
 
Sí, ahora estaba furiosa y me sentía mucho mejor conmigo misma. Salí del baño y me detuve un instante frente a un espejo para volver a pintarme los labios. Me coloqué bien el antifaz y volví a la fiesta, dispuesta a divertirme.
 
Bailé con uno de los abogados que Rachel  me había presentado y con otro estuve hablando más de media hora, mientras tomábamos una copa de champán cerca de la orquesta. También estuve con Rachel y con una antigua amiga de la facultad que, al parecer, trabajaba en otro importante bufete de la ciudad.
 
La orquesta tocaba piezas clásicas y modernas e iba alternando partituras más rápidas con otras de bailes lentos. Yo estaba sentada a una mesa, junto con Lucia y su novio, pero cuando sonaron las notas de una canción muy romántica, salieron a bailar dejándome sola. Pasó un camarero y lo detuve para pedirle que, por favor, que me trajese otra copa. No me importaba quedarme sola, las burbujas del champán me harían compañía.
 
—Una pirata tan guapa como tú no debería estar sola —dijo una voz a mi espalda.
Me volví y me topé con el Zorro.
 
—Eres rubio —solté sin pensar. La verdad era que resultaba muy raro ver a un Zorro tan rubio y ése lo era.
 
—Ya —me sonrió él—. ¿Puedo sentarme?-
 
—Adelante-
 
El camarero de antes apareció con dos copas, una para mí y otra para mi acompañante.
 
—Me llamo Randy Jones—Me tendió la mano, cubierta con un guante negro, por supuesto.
 
—Brittany Pierce —le ofrecí la mía y me presenté a mi vez.
 
Creía que iba a estrecharme la mano, pero se la llevó a los labios y me la besó. El Zorro nunca le habría estrechado la mano a una dama.
 
—Dime, Brittany, ¿por qué estás sola? ¿Quién es el idiota que te ha dejado aquí indefensa?-
 
—Mis amigos están bailando —respondí, señalando a el grupito de Rachel—, y no estoy indefensa-
 
—Ah, me alegro-
 
Me sonrió como un canalla adorable, una de esas sonrisas a lo George Clooney que probablemente conseguirían derretir a cualquier mujer. ¿Por qué a mí no, entonces? Negué levemente con la cabeza al comprender que me estaba comportando como una quinceañera sobrehormonada. Tenía a un adonis delante tirándome los tejos y yo seguía pensando en alguien que hasta el momento lo único que me había dejado claro era que no quería salir conmigo.
 
—¿Quieres bailar,Randy?-
 
Mi pregunta lo sorprendió; sin duda aquel Casanova no estaba acostumbrado a que la mujer tomase la iniciativa, pero se recuperó en seguida y me guiñó un ojo.
 
—Por supuesto, Brittany-
 
Se puso en pie y me tendió la mano con un gesto muy caballeroso.
 
—Las piratas primero —me dijo con otra sonrisa. Y yo se la devolví.
 
Me acompañó a la pista, donde empezamos a bailar. Raff sabía lo que se hacía, todos sus movimientos eran perfectos y estaban destinados a seducir a su acompañante: el modo firme en que me sujetaba la mano, lo cerca que estaba de mi torso, las palabras que me susurraba al oído de vez en cuando. Todo estaba muy bien calculado y resultaba sumamente halagador. Además, Raff era exactamente lo que aparentaba. Y eso, después de los últimos días, me resultó muy atractivo. Y poco complicado. Y mucho más seguro para mi corazón, presentí.
 
……………………………………………………………………………………………….
 
 
 
La fiesta estaba muy bien hasta que mi vista se volvió hacia donde minutos atrás habia visto a Brittany,pero ya no estaba ahí,la busque intensamente con la mirada y cuando la encontré la escena no me gusto para nada ,ella estaba bailando con Randy un tipo que para nada era de mi agrado,sentí unos celos imponerse en mi cuerpo cuando vi que el la rodeaba con sus brazos por su cintura y se acercaba a sus labios,esto ya se estaba saliendo de mi control hasta que mire que se apartaron cada uno por su lado,el pareciera que se fue a despedir de un juez y Brittany salió al balcón del edificio,no dude mas y la seguí dejando a Quinn con Rachel
 
 
 
—¿Qué diablos estabas haciendo con Randy Jones?-le pregunte al encontrarla en el balcón
 
 
—No es de su incumbencia, señorita Lopez-respondio
 
—Pues claro que lo es. —le coloque una mano en la cintura y apreté  los dedos por encima del corsé—. Claro que lo es —repeti
 
 
—No, no lo es. ¿No deberías volver con tu cita?-
 
—No es mi cita, es…-
 
—No es de mi incumbencia —me interrumpio
 
 
—¿Por qué has bailado con él?-
 
Ella no me contesto y se encogió de hombros
 
—Suéltame, Randy me está esperando —me  dijo con firmeza
 
—¿Vas a irte con él? —
 
Noté que su torso vibraba detrás de mi espalda y el calor que desprendía su cuerpo me llenó de confusión.
—Yo no sirvo para estas cosas, Santana —suspiro—. No sé qué quieres y te juro que cada vez que creo que he conseguido entenderte, haces algo que me descoloca y vuelves a dejarme completamente perdida. No sé qué está pasando entre nosotras-
—Suspiro de nuevo—. De hecho, ni siquiera sé si está pasando algo. Quizá todo esto sea sólo un juego para ti, o quizá sólo yo…-
 
—Debería alejarme de ti, Brittany—confese  interrumpiéndola  y acercándome  todavía más, eliminando el espacio que nos separaba—. Pero no puedo-
 
Incline mas mi cabeza,para pegarme mas y poder aspirar el olor de su cabello
 
—Dime qué está pasando, Santana-
 
—No te vayas con Randy-
 
—Si no me hubieses visto bailando con él —dijo—, ¿habrías venido a hablar conmigo?-
 
—Sí —afirme .
 
—¿Por qué?-
 
—Ya te dije que nuestra conversación no había terminado-
 
—¿Por eso querías hablar conmigo? ¿Para explicarme otro motivo por el que no debería sentirme atraída hacia ti? —me pregunté dolida
 
Cerré los ojos y apreté los dientes, decidida a no mostrar lo que estaba sintiendo.
 
 
—¿Va todo bien,Brittany? —Randy  nos interrumpió y me aparté de Brittany—Sí, perfectamente, estaba intentando mandar un mensaje-
 
—¿Me permites el teléfono? —le pidió Randy . Ella  se lo dio y vi que marcaba un número—. Este es mi número-
 
—Gracias-
 
Si antes sentía celos ahora ya no savia que era la furia y el fuego que tenía dentro de mi y todavía tubo este tipo el descaro de saludarme
 
 
—Hola, San, ¿qué tal van las cosas? — dijo mientras me tendía  la mano
 
—Bien —conteste estrechándosela brevemente.
 
—Haces unos días vi a tu tío, me dio muy buenos consejos sobre unas inversiones-
 
—Sí, eso se le da muy bien-
 
 
 
 
—¿Nos vamos,Brittany?-pregunto el mirándola a los ojos loo que hizo que me pusiera a hervir
 
 
-Vamonos Randy-respondio ella
 
 
El le tendió la mano y ella se la tomo
 
-Buenas noches abogada López-dijo el en forma de despido
 
-Buenas noches Randy-dije casi escupiendo las palabras
 
-Buenas noches Santana-me dijo Brittany
 
Después de eso los mire desaparecer por las puertas y yo apreté mis puños por la impotencia que me invadía
 
 
 
…………………………………………………………………………………….
 
No me sentía nada bien con la decisión que había tomado pero quería demostrarle que yo no era lo que ella se suponía,además que Randy era muy lindo
 
 
Nos despedimos de nuevo de algunas personas que estaban en el camino hacia la puerta principal,voltee solo por un segundo a la mesa donde antes estaba Santana con la rubia pero solo mire a  la rubia muy juntita con Rachel cosa que me pareció de lo más extraña
 
 
—¿Nos vamos,Brittany?-medijo Randy
 
Me hizo la pregunta con el tono de voz perfecto, con la sonrisa perfecta, pero lo único que se me vino a la mente fue no ver a Santana sentada en la mesa
 
—No, creo que no. Lo siento, Randy—dije. Pero ¿qué estaba haciendo?—. Ha sido un placer conocerte y lamento haberte dado una impresión equivocada, pero preferiría irme a casa-
 
—¿Te encuentras bien? Si quieres, puedo acompañarte y luego irme —se ofreció.
 
—No, gracias. Estoy perfectamente. Es sólo que creo que será mejor que nos veamos otro día-
 
—Te tomo la palabra,Brittany. Te llamaré e iremos a cenar, y esta vez no aceptaré una negativa —me advirtió
mirándome —. Bueno, será mejor que vuelva a la fiesta. Buenas noches, Brittany,ha sido un placer conocerte-dijo caballerosamnete
 
 
—Buenas noches, Randy-conteste y él se retiro
 
…………………………………………………………………………………………………………..
 
Fui en busca de Rachel y le dije que me dolía la cabeza —lo cual era verdad— y que me iba en taxi. Cogí mi abrigo del guardarropía y salí a la calle. Esperé unos segundos y vi que un taxi libre se acercaba por la derecha. Le hice una señal y el conductor puso los intermitentes para arrimarse a la acera.
 
—No te has ido con él-
 
Fue lo único que me dijo Santana antes de darme media vuelta y mirarme con esos intensos ojos marrones que derretiría a cualquiera con más sinceridad de la que le había visto nunca. ¿Qué era lo que brillaba en el fondo de su mirada? Parecía tristeza y frialdad, pero al mismo tiempo sus pupilas ardían como el fuego.
 
Debió de darse cuenta de que, sin decirme nada, me estaba contando demasiado y desvió la vista hacia mis labios.Se acerco peligrosamente y mi corazón empezó a palpitar lentamente hasta que paso…. Me besó sin pedirme permiso, sin hacerme ninguna concesión. Notaba sus manos en mi rostro y las sentí temblar. Con su boca, tomó posesión de mi fuerza de voluntad y levanté las manos para aferrarme a sus muñecas. No podía dejar de pensar que no quería que se apartase de mí. Jamás. Nunca me habían besado así. Su lengua me quemó por dentro y todo su cuerpo, desde su  torso hasta sus pies, quedó pegado a mí, igual que si quisiera fundirse con el mío.
 
 
El taxi que había parado debió de detenerse junto al bordillo, porque de repente lo noté contra mi espalda. Santana seguía besándome, su máscara y mi sombrero lo entorpecían, pero no se detuvo. Me mordió el labio inferior y no se apartó hasta que se me escapó un gemido. Levanté una mano para tocarla, pero justo antes de que lo consiguiese, ella  me la atrapó con una de las suyas.
 
Podía notar su corazón latiendo pegado al mío, sus piernas presionándome contra el coche, su calor y su excitación,Deseé que la ropa de ambas desapareciera
 
—Abrázame —me ordenó con voz ronca, justo antes de morderme el cuello
 
—Santana-
 
—Chist… -
 
Me dio otro beso y movió las caderas contra las mías. Dejó de besarme en los labios para hacerlo en el cuello y, poco a poco, llegó hasta mi clavícula, donde me dio un beso justo encima del mordisco de antes. No muy fuerte, pero lo suficiente como para que yo lo sintiera ; noté que se me doblaban las rodillas y pensé que si seguía moviéndose así…
 
Oí un bocinazo y Santana interrumpió el beso.
 
—Nadie tiene derecho de verte así —me dijo, como si de repente se diera cuenta de que estábamos en medio de la calle— Sólo yo-dijo con delicadeza en mi oído mordiéndome un poco la clavícula y yo sentí derretirme  
 
—¿Van a subir? —nos preguntó el taxista, sacando la cabeza por la ventana y mirándonos con cara de aburrimiento.
 
Supuse que en su profesión habría visto de todo, porque si yo hubiese visto a una pareja besándose como Santana me había estado besando a mí, habría tenido que irme. Me sonrojé sólo de pensarlo y noté que mi entrepierna temblaba de nuevo, añorando sus movimientos.
 
—La señorita sí —le contestó Santana mirándome a los ojos y después desvió la vista hacia mi cuello, deteniéndola allí un instante.
 
Estaba mirando la marca que acababa de dejarme. ¿Qué estaría pensando?
 
 
—Vete a casa,Brittany-
 
—¿Tú no me acompañas? —me atreví a preguntarle.
 
No podía creerme que después de ese beso fuese a dejarme ir sin más.
 
—¿Suben o no? —insistió el taxista.
 
—Disculpa un segundo. —Santana sacó un billete de cincuenta libras y se lo dio al hombre—. La señorita subirá en seguida-
 
—Como quieran. —El taxista cogió gustoso el dinero y se sentó a esperar.
 
—Nadie estará en casa, podrías subir y… —le expliqué yo, nerviosa.
 
No quería separarme de ella  y no sólo porque mi cuerpo no quisiera dejar de sentir sus arrolladoras caricias. No quería que Santana se fuera  porque tenía miedo de que, cuando lo viera de nuevo, volviese a insistir en que no podíamos estar juntas..no después de lo que acaba de pasar
 
 
—Cuando te he visto bailando con Randy —me interrumpió y tuve la sensación de que se estaba obligando a contarme eso, que si hubiese encontrado el modo de evitarlo lo habría hecho—, he tenido que contenerme para no ir a la pista de baile y apartarlo de ti. Por la fuerza, si hubiera sido necesario-
 
—Pero si yo…-
 
Me puso un dedo en los labios y me callé.
 
—Y a ti —tragó saliva y me miró a los ojos—, ahora mismo, todos mis instintos me piden a gritos que te lleve conmigo a casa y te castigue por lo que me has hecho. Quiero besarte, pero también quiero castigarte por haber bailado con otro hombre-
 
—¿Castigarme?-pregunte confundida
 
—Sí. Y no sólo eso. Quiero meterme dentro de ti, poseerte como nunca te poseyó Jake,como nunca te poseerá Randy o ninguna otra persona-
 
—No te entiendo-
 
—Vete a casa,Brittany. Duerme un poco, piensa en nuestro beso, Dios sabe que yo no pensaré en otra cosa, y piensa que Randy es mucho mejor que yo. Tienes razón, es un tipo estupendo, con él tendrías tu casita con valla blanca y la parejita en menos de cinco años. Conmigo no lo tendrás jamás. Y si, a pesar de todo, mañana sigues queriendo saber qué pasa entre nosotras, hablaremos. Iré a buscarte a las cinco de la tarde; si no me abres, sabré que has decidido no seguir adelante. Y no te preocupes por el trabajo, me he comportado como una cretina. Puede estar tranquila al respecto-
 
Terminó de hablar y se apartó y yo la eché de menos en ese mismo instante. De hecho, tuve que cerrar los puños para no cogerlo por las solapas y tirar de ella . El único motivo por el que no lo hice fue porque vi lo mucho que le había costado pronunciar esas palabras, y entendí que para ella  era realmente importante que yo tuviese esa noche para pensar
 
—Estoy tranquila, sé que jamás abusarías de tu poder para echarme del bufete sin motivo —le dije.
 
Sentía la imperiosa necesidad de abrazarla, de decirle que todo saldría bien. Y también quería gritarle por dejarme tan confusa. Probablemente Santana tenía razón, me iría bien pensar en todo lo que estaba sucediendo.
 
—No estés tan segura-
 
¿Por qué tenía tan mala opinión de sí misma?
 
—Mañana a las cinco, estaré esperándote —le aseguré
 
—Piénsalo bien,Brittany-
 
Me miró a los ojos, metiéndose un poquito más en mi alma.
 
—Lo pensaré —le prometí y pareció relajarse un poco
 
Volvió a acercarse a mí y me dio un beso en la boca. Lento, suave. Intenso. Me separó los labios con la lengua y fue moviéndola despacio hasta que a ambas se nos
volvió a acelerar la respiración. Se apartó lentamente y se quitó la rosa roja que había llevado en la solapa durante toda la noche.
 
—Es para ti. Te la habría dejado en tu mesa, pero luego pensé… —Se sonrojó.
 
Dios mío, Santana López se sonrojó porque me estaba dando una rosa.
 
—Gracias. —La cogí y me la acerqué a los labios.
 
Los pétalos eran muy suaves y vi que él observaba el gesto y volvían a oscurecérsele los ojos. No disimuló y un cosquilleo me recorrió el cuerpo. Sentí como si me besara , pero sus labios no volvieron a tocarme. Aparté la rosa y lo miré también sin ocultar nada.
 
Ella asintió y se acercó al taxista. Vi que le daba otro billete y mi dirección y, cuando conseguí reaccionar, ya estaba metida en el vehículo, dos calles más abajo con una de mis manos en mis labios,me pregunte que si todo habia sido un sueño pero fue entonces que toque la rosa y la aspire soltando un suspiro


.....................................................................................................................................................

Que les parecio?
 


Última edición por GLEEKkris15 el Mar Jul 09, 2013 7:31 pm, editado 1 vez
Kris_LittleCrazy
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Activo Re: [Resuelto]Fic Brittana-90 Días-Aviso + Pregunta (15/julio/14)

Mensaje por Invitado Lun Jun 24, 2013 11:25 pm

:OOO Brittana moment jejeje genial....
me gustó mucho
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Mensaje por monica.santander Mar Jun 25, 2013 12:12 am

que me parecio??
que quiero el proximo capitulo ya!!!1 jaja buenisimo
Saludos
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Mensaje por Invitado Mar Jun 25, 2013 1:39 am

K momnto del fic asi o mas picasa yo.jejeje
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Mensaje por aria Mar Jun 25, 2013 7:35 pm

Ohhhh una pirata  sexy y un fatasma sexy tambien, 
Muy buena convinacion jejejeje me encanto el cap, como siempre perfecto...

Ufff por fin se dieron un beso, y que beso... [Resuelto]Fic Brittana-90 Días-Aviso + Pregunta (15/julio/14) - Página 3 2145353087 hasta yo me quede sin aliento jajajajaj 

Estoy ansiosa por ver que pasara luego!! 
Hasta la actu.. Saludos!
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Mensaje por Invitado Mar Jun 25, 2013 8:05 pm

siiiii.... amo a el fantasma de la opera, es sorprendente..... y cuando leí a San como fantasma dije wow, por q Britt no fue Christine...?. :OOO, ufff hubiera sido super genial n.n
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Mensaje por Invitado Miér Jun 26, 2013 9:17 am

Asdfghjkl ¡Actualizaa!
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Activo Re: [Resuelto]Fic Brittana-90 Días-Aviso + Pregunta (15/julio/14)

Mensaje por Kris_LittleCrazy Mar Jul 09, 2013 7:46 pm


Despues de un siglo de desaparecida estoy de regreso :),lo siento pero es que en verdad tenia muchas cosas que hacer

CAPITULO 12

Durante el desayuno, le conté a Rachel lo que había pasado en la fiesta. A pesar de que sabía que me bombardearía a preguntas, necesitaba su opinión además de que ella era la socia de Santana

—¿Por qué no te fuiste con el tal Randy ?

—Porque no me hace sentir como Santana .

—¿Cómo te hace sentir?-pregunto curiosa

—Hecha un lío, Confusa, Intrigada

—¿Excitada? Oh, vamos, a mí puedes decirme la verdad. Es la primera vez que te veo babear por alguien

—Sí, está bien, lo reconozco. Santana López me resulta excitante-dije un poco roja

—¿Y qué es eso de que quería castigarte?

—No lo sé

—Mira, Britt, sé que te gusta, pero quizá deberías pasar. Parece demasiado complicada y ella misma te dijo que no tiene intención de tener una relación estable ni contigo ni con nadie

—No me dijo eso. Sólo que no podía darme una casita con valla blanca y la parejita. Lo dio por hecho, como quien explica que es zurda

La defendí de inmediato, porque una parte de mí no podía dejar de pensar en que ella no había dicho que no «quisiera», sencillamente que no «podía».

—Temo que estés intentando hacer que parezca más romántica de lo que es,Britt. Quizá lo único que pasa es que Santana es una manipuladora, una de esas personas que se excitan dándoles órdenes a las mujeres y sometiéndolas

—Ella no es así

—¿Cómo lo sabes? Hace muy poco que la conoces y tu misma dices que no logras entenderla , además de que es mi socia no te diré que la conozco del todo por que no le gusta hablar de su vida privada


—Lo sé

—Una compañera de trabajo salió un tiempo con un tipo así, con un hombre que todo el día le daba órdenes y le prohibía hacer cosas y luego la insultaba cuando practicaban sexo.

—Lo siento por esa chica, pero Santana siempre ha sido respetuosa conmigo

—Sí, reconozco que tiene gestos caballerosos, pero Randy me parece más de tu estilo

—Jake era de mi estilo y me puso los cuernos.

—Mira, es obvio que te sientes muy atraída por Santana y que nada de lo que yo pueda decirte te hará cambiar de opinión. Pero te pido por favor que tengas cuidado. ¿De acuerdo?

—Claro. No te preocupes. Te llamaré desde casa de Santana para que te quedes tranquila, ¿te parece bien, mamá?

—Me parece perfecto y ahora ve a quitarte ese pijama de patitos y ponte bien guapa para atormentar a tu Santana

-Hey ni creas que tu te me escapas

-De que hablas

-Que hacías con esa rubia muy pegadita

-Ahh!! Nada-dijo nerviosa

-Te conozco Rachel Berry

-Mejor vete a cambiara Britt

-Lo hare pero no se me olvida este tema

-Ok




Rachel se fue y yo me quedé sola en el piso. Me duché y me vestí, nada complicado, un vestido con un estampado de flores de Liberty, medias y botas. Me maquillé un poco y me dejé el pelo suelto, pero luego recordé lo que Santana me había dicho sobre mi recogido y me hice una cola.

Rachel tenía razón, Randy parecía mucho menos complicado y sin duda era muy atractivo, pero me dejaba completamente indiferente. Además, lo único que me había dicho Santana era que iría a buscarme y que, si yo estaba dispuesta, hablaríamos.
Y realmente teníamos que hacerlo. Si no intentaba llegar al fondo de los sentimientos que me provocaba, jamás me lo perdonaría.

Oí el timbre y me quedé sorprendida al ver que ya eran las cinco en punto. Me había pasado dos horas sentada en el sofá, pensando en ella . Sí, definitivamente necesitaba aclarar lo que estaba pasando con esa mujer, porque, si las cosas seguían así, terminaría sin saber dónde tenía la cabeza.

—¿Sí? —pregunté por el interfono.

—Buenas tardes, señorita Pierce —me saludó ella desde la calle.
No dijo «Soy yo», no hacía falta.

—Ahora mismo bajo.

Colgué antes de que pudiera preguntarme si de verdad quería bajar.
Era lo que más deseaba en el mundo, pero no quería que ella lo supiera. No sabía muy bien por qué, pero no me apetecía que se enterase de ese «pequeño» detalle.
Cogí el bolso y bajé los escalones de dos en dos. Tenía muchas ganas de verlo, aunque al mismo tiempo tenía miedo, miedo de que Santana se portase como si el beso de la noche anterior no hubiese existido. Miedo a ser la única con aquellos sentimientos.
Abrí la puerta de la calle y me sucedió lo que me sucedía cada vez que lo veía: se me aceleró el corazón y la respiración. Llevaba unos vaqueros y un jersey de pico negro y estaba apoyado en un Ferrari aparcado delante mismo del edificio. Pero no fue ni ella coche, espectacular, ni la ropa de diseño lo que hizo que casi me cayera al suelo. Fue su sonrisa y el alivio que me pareció que sentía al verme.

—Estás preciosa —me dijo, apartándose del coche para acercarse a mí.

—Gracias

Me temblaban las piernas y no podía dejar de sonreír y sin dudar mi cara había adquirido un leve rojizo

—Mi departamento está a pocos minutos de aquí, pero si no te importa, me gustaría llevarte a la casa que tengo a las afueras de New York—me sorprendió diciéndome.

—No, no me importa. Pero deja que antes avise a Rachel, por favor.

—Por supuesto.

—¿Volveremos muy tarde? —le pregunté, mientras terminaba de escribir el mensaje.

—Depende de ti. —Se apartó del coche y se me acercó—. Yo había pensado quedarme todo el fin de semana, pero si quieres irte después de hablar, te traeré de vuelta.

No añadió nada más y no intentó convencerme, clavó los ojos en los míos y esperó unos segundos.

—Aunque tienes que saber una cosa —añadió, justo antes de que yo le contestase—, ahora que he decidido dar este paso, y después del beso de anoche, tengo la firme intención de hacer todo lo posible para que aceptes lo que te voy a proponer. ¿De acuerdo?

Entrelazó los dedos con los míos y luego levantó nuestras manos juntas para besar la mía.

—De acuerdo. —¿Desde cuándo me costaba tanto tragar saliva?—. Iré a por una bolsa con mis cosas. Por si acaso —puntualicé, soltando despacio su mano para alejarme.

Casi me tropecé con el escalón de la entrada al verla sonreír.

Subí al apartamento, cogí una bolsa de fin semana y, sin fijarme lo más mínimo, metí en ella un pijama, una muda de ropa interior, otro vestido, otras medias, un jersey y mi neceser de viaje con el kit de maquillaje.

Volví a bajar corriendo y la encontré esperándome en el portal, dispuesta a cargar con mi equipaje.

—Ya la llevo yo —se ofreció, como si la bolsa pesase una tonelada, y luego fue hasta la puerta del acompañante y me la abrió—. Abróchate el cinturón.

Me lo abroché y Santana se agachó para darme un beso en los labios. Yo no podía moverme, pues el torso de ella me aprisionaba contra el respaldo del asiento. Por otra parte, tampoco quería irme a ningún lado; por mí, Santana podía seguir besándome toda la vida.

Nunca me había sentido tan deseada, sus labios temblaban un segundo antes de tocar los míos, igual que si estuviese intentando contener la fuerza de su deseo. Conmigo nadie había tenido que contenerse nunca y no quería que Santana lo hiciese.
Ella se apartó igual de despacio que la noche anterior y se detuvo a escasos centímetros de mi rostro.

—Cierra los ojos, pareces cansada.

Y yo que me había esmerado tapándome las ojeras…
—Tú también pareces cansada

—Últimamente no duermo bien.

—Lo siento —dije yo de inmediato.

Le habría tocado la mejilla, realmente tenía muchas ganas de acariciarlo, pero no me atreví. Todavía no sabía cómo actuar delante de aquella Santana . ¿Era ella definitiva? ¿ella de verdad? ¿O al cabo de unas horas me llevaría una gran decepción al encontrarme de nuevo con la fría y distante que no quería estar conmigo?

—No es culpa tuya. No del todo —puntualizó—. Vamos a mi casa y te prometo que hablaremos.

—Está bien —acepté—, cerraré los ojos, pero te advierto que no suelo dormirme en los trayectos en coche.

—La casa está a dos horas de aquí te despertaré cuando lleguemos —dijo ignorando mi último comentario.

Creo que le repetí una vez más que yo nunca me dormía yendo en coche.
Una hora y cincuenta y tres minutos más tarde, abrí los ojos y me encontré con la mano de Santana encima de la mía, descansando en uno de mis muslos, y frente a la casa más bonita que había visto nunca.

Era una vivienda antigua, rodeada de árboles y rosales, con un camino de grava que conducía hasta la entrada. Tenía dos plantas y las ventanas estaban repletas de flores.

—Ya hemos llegado —dijo Santana , tras retirar la mano de encima de la mía. Apagó el motor del coche y salió del mismo para abrirme la puerta—. Bienvenida a mi humilde morada, señorita Pierce

—Es preciosa —murmuré embobada como una idiota.

La casa parecía sacada de mis sueños y no encajaba para nada con la imagen de playboy multimillonario. Miré a Santana y vi que me estaba ofreciendo una mano para ayudarme a salir del coche. Se la cogí y noté que me apretaba ligeramente los dedos, capturando los míos en una cárcel de la que no querrían escapar. Y de repente pensé que la casa sí que encajaba con esos detalles que él parecía tener sin darse cuenta, con las miradas de ternura y con las sonrisas inseguras. El problema era que siempre que esa otra Santana aparecía, ella misma se encargaba de contenerla

—Gracias.

Santana llevaba colgada del hombro mi bolsa de viaje, que contrastaba espantosamente con la carísima bolsa de piel negra que llevaba en la mano.

—Creía que siempre estabas en la ciudad.

—No, no siempre. ¿Vamos? —Subimos los dos escalones de la entrada y abrió la puerta—. La señora Riverton lo ha dejado todo listo.

—¿La señora Riverton?

—Mi ama de llaves.

—¿Tienes ama de llaves? ¡Oh, Dios mío! —exclamé como una idiota—, eres del siglo pasado —me burlé.

—Ella dice que es mi niñera —explicó Santana , encogiéndose de hombros—, pero no es verdad. La señora Riverton se ocupa de todo, no sólo de mí. Es también quien cuida el jardín, excepto de las rosas.

—¿Por qué no las rosas?

—Las rosas son mías —contestó sin más—. Ven, te enseñaré tu dormitorio para que te refresques un poco y luego te mostraré el resto de la casa.

—¿Mi dormitorio? —Me sonrojé en cuanto terminé de decir la frase—. Lo siento, creía que…

—Sé lo que creías, Brittany,pero antes tenemos que hablar.

—¿Hablar?

—Sí, hablar.

—Pues hablemos —le pedí ansiosa.

Con cada segundo que pasaba me ponía más nerviosa.

—Todo a su debido tiempo, señorita Pierce . Todo a su debido tiempo.

Levanté las manos, exasperada.

—¡Oh, está bien, señorita López ! La verdad es que me gustaría ir al baño.

—Claro, por supuesto —convino, mirándome a los ojos—. Sígueme.

Me llevó hasta un dormitorio con una preciosa cama blanca llena de cojines y con muebles que dejaban sin aliento. El papel de la pared tenía un estampado a base de flores con pequeños colibríes que le daban un aire oriental, y en un tocador que había junto a la ventana había un jarrón lleno de rosas recién cortadas.

Santana dejó mi bolsa encima de la cama y luego me indicó una puerta en el lateral.

—Ahí está el baño. Mi habitación está justo al lado —apuntó—. Iré a dejar mis cosas y volveré al salón. Baja cuando estés lista; te estaré esperando. Abrígate un poco, hace frío y me gustaría enseñarte el jardín.

Se marchó antes de que yo consiguiese recuperarme. No me gustaba que me diesen órdenes, pero cuando ella me hablaba de esa manera y me miraba como si lo único que le importase en este mundo fuese mi bienestar, no conseguía enfadarme por su tono autoritario.

Abrí la bolsa y me planteé no hacerle caso, sólo para ver qué pasaba, pero entonces pensé que eso era una completa estupidez; ella conocía la zona y si decía que iba a refrescar, lo mejor sería que cogiese un jersey.

Estaba ya en la puerta cuando di marcha atrás y entré en el baño para retocarme los labios. No me los pinté demasiado, sólo sutilmente; todo lo que me rodeaba era tan sofisticado que tuve la sensación de que tenía que arreglarme un poco para estar a la altura.
Bajé al salón y, efectivamente, me encontré a Santana allí esperándome. Estaba de pie frente a la chimenea, dándome la espalda. Debía de estar muy concentrada, porque no se dio cuenta de mi presencia. Di un par de pasos más y vi que estaba mirando una fotografía. Yo estaba demasiado lejos para distinguir los rostros con claridad, pero pude ver la imagen de una mujer con una niña y un niño pequeña en el regazo. ¿Quiénes serían? La fotografía parecía tener unos años, pues era del mismo color que las viejas fotos que mi madre guardaba de Sam y de mí de pequeños. Quizá la niña de la fotografía era Santana . ¿Me contestaría si se lo preguntaba?

Antes de que pudiese decidir si me atrevía a correr el riesgo de averiguarlo, dejó el marco encima de la repisa de la chimenea y se volvió. Y en cuanto me vio, durante unos segundos me miró con aquella vulnerabilidad que pocas veces dejaba entrever, pero luego entrecerró los ojos y esa debilidad desapareció.

—Te has pintado los labios —señaló.

Me los humedecí en un gesto reflejo. Ni siquiera ese pequeño detalle le había pasado por alto. Quizá por eso me sentía tan inexplicablemente atraída por él, porque nunca me había sentido tan observada por nadie. Aunque era algo más: cuando Santana estaba cerca de mí podía notar sus ojos encima de mí y sus emociones mezclándose con las mías.

No tenía sentido, incluso en aquel momento, con ella sin hacer nada, sólo mirándome desde varios metros de distancia, mi cuerpo respondía al suyo. Me daba miedo, no Santana en sí misma, sino la sensación de que con ella podía hacer cualquier cosa.

—Sí —contesté.

Ella no se había cambiado, pero a juzgar por el pelo mojado se había echado agua en la cara y el olor de su perfume me estaba haciendo perder la cabeza, además, no paraba de desnudarme con los ojos.

—No vas a ponérmelo fácil, ¿a que no?

—No tengo ni idea de a qué te refieres —respondí con mi mejor sonrisa inocente.

—Oh, sí, lo sabes perfectamente, Brittany, pero no importa. Vamos, sígueme, te enseñaré la casa.

Me cogió la mano y mis dedos se entrelazaron con los suyos como si lo hubiesen hecho toda la vida.

—¿Y después?

Me quedé firme donde estaba. Sí, me sentía muy atraída por ella y aquella casa era preciosa y parecía sacada de un sueño, pero antes de que sucediese nada más entre las dos, tenía que saber si Santana sentía lo mismo que yo, o al menos una parte de lo que yo sentía.

—Después hablaremos.

—¿Me lo prometes?
Tenía necesidad de confirmarlo.
.
Me miró y tardó unos segundos en contestar:

—No deberías pedirle promesas a alguien como yo.

—¿Por qué no? A mí me pareces la persona más íntegra que he conocido nunca.

—Eso no lo puedes decir. Apenas me conoces —afirmó y juraría que le dolió cada sílaba.

—Lo sé, pero… —le fui sincera, no pude ser otra cosa—, aquí dentro —me llevé una mano al corazón—, estoy convencida de que lo eres. Sé que puedo confiar en ti.
Santana tragó saliva y levantó la mano en la que retenía una de las mías y le dio un beso.

—Me compré esta casa cuando cumplí dieciocho años y me fui de casa de mi tío. Hay muy poca gente que sepa que existe. Y ahora voy a enseñártela.

—De acuerdo —accedí yo, dejando por fin que me arrastrase a la cocina.
Durante todo el recorrido por la mansión, Santana me contó que la señora Riverton se ocupaba de mantenerla limpia y en buen estado y de llenarle la despensa siempre que él iba de visita. No volvió a hablarme de las rosas del jardín, pero pensé que algún día me lo contaría. ¿Algún día?

Podía imaginarme a mí misma, a los dos, en cada una de las habitaciones que me enseñaba; en la biblioteca repleta de libros; en la sala de la chimenea, sentados en uno de los sofás de piel; en el comedor; en uno de aquellos diminutos salones que no servían para nada; en la despensa; en todos los dormitorios con camas con dosel.
Y en el jardín. Aquel jardín estaba tejido de sueños. Fue sin duda la parte de la casa que más me abrumó y no sólo porque Santana apenas dijese cuatro palabras cuando me lo mostró. Los árboles y los rosales parecían esconder mil secretos y tuve el presentimiento de que ella me había llevado allí para que pudiese descubrirlos.

—Es una casa increíble, Santana —dije apabullada al terminar el recorrido.

—Cuando la vi, tuve que comprarla —confesó con una de aquellas raras sonrisas que parecían escapar tan raramente a su control—. Fue como si me llamase, como si me necesitase. Seguro que te parecerá una tontería.

—No, la verdad es que no —afirmé, mirándolo a los ojos y, sin poderlo evitar, levanté una mano, la que ella no me tenía cogida, y le aparté un mechón de pelo de la frente.

Ella me atrapó la mano al vuelo y se la acercó a la cara; muy despacio, se llevó mi palma a la mejilla. La vi cerrar los ojos un segundo y luego volvió a abrirlos. Carraspeó antes de dirigirse a mí de nuevo, mientras me soltaba la mano para apartarse:

—Tenemos que hablar. Iba a esperar hasta después de la cena, la señora Riverton es una gran cocinera…

—No importa, ahora mismo tampoco podría comer nada. —Tenía el estómago encogido y estaba muerta de curiosidad.

—Ven, vamos a sentarnos.

Me llevó hasta uno de los salones que antes me había enseñado, el que más me había gustado, aunque yo no se lo había dicho. ¿Se había dado cuenta? Seguro que sí, pues había sentido su mirada fija en mi rostro durante todo el recorrido de la casa, absorbiendo todos mis gestos y mis suspiros


.......................................................................................................

Que les ha parecido ya veremos lo que va a pasar en esa casa :)

Tengo una pequeña pregunta y es importante que la respondan

En dos caps mas va haber una escena fuerte quieren que sea explicita o no?

Por mi explicita pero no se ustedes


Gracias por su apoyo
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Activo Re: [Resuelto]Fic Brittana-90 Días-Aviso + Pregunta (15/julio/14)

Mensaje por andre *-* Mar Jul 09, 2013 9:07 pm

oye esta historia me intriga la verdad es
muy muy muy bueno tu fic aunque tiene un gran
parecido a las 50 sombras de grey
pero nueva versión [Resuelto]Fic Brittana-90 Días-Aviso + Pregunta (15/julio/14) - Página 3 918367557 
actuliza pronto..
andre *-*
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Activo Re: [Resuelto]Fic Brittana-90 Días-Aviso + Pregunta (15/julio/14)

Mensaje por Invitado Mar Jul 09, 2013 10:01 pm

Tr juro.k me has echo sonreir cuando vi tu actualizacion me facino jejejr ohh la cas debe esta muy bonita ne fqvibi el cap aunk no me gusto k lo dejaras ahi en lo nas bno pro confio en el sig cap

a respuesta d tu pregunta no t limitea proctate al 100 k yo cn gusto leo saludos ;)
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Mensaje por monica.santander Miér Jul 10, 2013 12:07 am

haayyyy por que lodejas ahi????
Si explicita total!!
Por favor no tardes en actualizar!!!
saludos y que bueno que regresaste
monica.santander
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Mensaje por Invitado Miér Jul 10, 2013 12:31 am

Hay por que lo dejas ahí !? ;cc' actualiza pronto.
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Mensaje por aria Miér Jul 10, 2013 4:49 pm

Ohhh siii que sea bien explicita y se trata de una escena Brittana, seria genial [Resuelto]Fic Brittana-90 Días-Aviso + Pregunta (15/julio/14) - Página 3 2145353087 
Me encanto el cap, me gusta cuando San se relaja un poco y muestra su verdadero yo, no esa mujer fria y dura que aparenta ser...
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Mensaje por micky morales Miér Jul 10, 2013 11:30 pm

donde estaba yo metida que no habia visto esta fabulosa historia? si tiene parecido con las 50 sombras de G. pero a la vez tiene el toque de la persona que lo escribe por lo que al saber que no es literalmente la misma, la hace super mas interesante, por favor actualiza pronto, desde ya nueva lectora!!!!
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Mensaje por Invitado Sáb Jul 13, 2013 11:44 am

hey Kris, te quedo genial
XOXO
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Mensaje por Kris_LittleCrazy Mar Jul 16, 2013 8:41 pm

HI :(

CAPITULO 13

—Siéntate, Brittany

Ni pensar que estoy más nerviosa que cuando según practique con Fabray y ahora que recuerdo…..maldita Fabray ahora sé porque quería que trajera a Brittany aquí

…………………………………………………………………………………..


Al oírle pronunciar mi nombre en aquel tono tan serio, tan autoritario, el mismo que utilizaba en el despacho, me sorprendí. Ella se percató de mi sorpresa y la malinterpretó, porque añadió un «por favor» que sonó muy raro en sus labios.

Me senté en un sillón orejero de cuero marrón oscuro ,Santana se acercó a un cesto de mimbre repleto de troncos y cogió cuatro de ellos y una caja de cerillas. Se agachó y los fue colocando con mucha pericia, como si lo hubiera hecho miles de veces y aquellos movimientos mecánicos la relajaran .


Yo la observé fascinada; los músculos de la espalda y de los antebrazos se le flexionaban con cada gesto y pensé que quizá el olor a madera que había detectado antes en su piel se debía que hacía eso con frecuencia.

Prendió el fuego y las primeras llamas le iluminaron el rostro y no por primera vez me fijé en la cicatriz que tenía en una ceja.

Se puso en pie y se acercó a mí. Respiró hondo y noté en mi propia piel su proximidad. Deseé que se inclinara y me besara , que me cogiera en brazos y me devorara con los labios sin explicarme nada. No sabía qué iba a decirme, pero una parte de mí sabía que no iba a ser fácil y esa misma parte no quería tener que afrontar ninguna dificultad más. Esa parte sólo quería que Santana la primer mujer que me había seducido, se me llevara a la cama.

Pero yo seguía siendo yo, a pesar de todas las frases de mujer fatal que le había soltado a Rachel, o a Santana l, y necesitaba saber qué era lo que tenía que contarme.

Pensé que se quedaría en pie y probablemente habría sido mejor, porque de todos los sitios disponibles, Santana optó por sentarse en la banqueta que había frente al sillón que yo ocupaba. Se cruzó de brazos, hizo un gesto de asentimiento y levantó la cabeza para mirarme a los ojos.

—¿Te acuerdas del día que nos conocimos, en el ascensor? –


—Sí —contesté, a pesar de que sabía que no hacía falta. Era imposible que ninguna de las dos olvidara ese encuentro.

—El aire cambió a nuestro alrededor, jamás me había sentido tan atraída por alguien tan de repente.

No sé si esperaba que yo dijera algo, pero tras oírle decir eso, se me secó la garganta
—Incluso en los casos en que me he sentido atraído por una mujer —continuó—, nunca, nunca he tenido el impulso de retenerla a mi lado y de no dejarla marchar. —Sus ojos seguían clavados en los míos y pensé que me quemarían—. Durante un segundo, me planteé seriamente la posibilidad de hacer saltar la alarma del ascensor y quedarme allí contigo. Pensé que así tendría El tiempo necesario para entender por
qué me habías afectado tanto. Y por el modo en que me miraste, tuve la certeza de que tú habías sentido algo parecido-


Su seguridad en sí misma me habría parecido insultante si no hubiera estado tan justificada. Seguro que en el ascensor yo había puesto la misma cara de boba que estaba poniendo en ese momento.

—Me dijiste a qué piso ibas —sonrió— y cuando supe que ibas al bufete, di por hecho que eras alguna nueva cliente y que no me costaría demasiado volver a dar contigo. Fui a la piscina y nadé un poco. Tracé un plan, lo tenía todo perfectamente planeado; tú nos ibas a contratar para llevar tu divorcio, o para gestionar el patrimonio de tu familia, o algo por el estilo. Eras una mujer de mundo. Te conocería, saldríamos un par de noches, te convertirías en mi amante y después de un tiempo nos separaríamos como amigos-


Oírlo hablar de ese modo sobre nosotros, a pesar de que ese plan se ajustaba a lo mismo que yo le había dicho a Rachel , me sorprendió y me dolió un poco. Santana me había dicho que no quería salir conmigo, ¿y al principio había querido que fueramos amantes?

—No lo entiendo —dije sincera.

Ella apretó los labios y sacudió levemente la cabeza, como si durante un breve instante se hubiese olvidado de que yo estaba allí y no en sus recuerdos del día que nos conocimos.

—Pensé que eras como esas mujeres que acuden al bufete —me explicó y esa frase sí que me ofendió.

—Soy como esas mujeres —afirmé rotunda.

—No, no lo eres y por eso te he traído aquí.

Esa insinuación acerca de que en aquella casa no había estado ninguna de las otras mujeres fue lo que me convenció de seguir escuchándola. Vi que apretaba la mandíbula, un gesto que ahora ya sabía que la delataba, y adopté una postura más relajada y receptiva.

—Termina de contarme lo que me estabas diciendo-

—Bajé a mi despacho y me llamó Rachel para decirme que había llegado la nueva abogada a la que íbamos a contratar y que teníamos que entrevistarla. Recuerdo que cuando me llamó para recordarme la cita, tuve un presentimiento, pero no le di importancia. —Descruzó los brazos un segundo y los volvió a cruzar—. Hasta que entré en la sala de reuniones y te vi. Y supe que jamás podría tocarte-

—¿Por qué? ¿Porque iba a trabajar para ustedes ?-

—No, por el modo en que me miraste-

—¿Qué tiene de malo cómo te miré?-

—Nadie me había mirado así antes. Estoy acostumbrada a que las mujeres me miren con lujuria o que crean que acostándose conmigo podrán conseguir algo; una noche de pasión, su fantasía erótica más concreta, una vida llena de lujos… Lo que
sea, pero algo tangible y con un claro valor transaccional. Sé distinguir la lujuria de la avaricia y de la codicia, incluso sé cuándo un hombre me mira con esos objetivos en mente. Pero tú no me miraste así-

—¿Y eso es malo? –


—Para ti sí-


—¿No crees que estás siendo muy condescendiente conmigo? Quizá estás buscándole sentido a algo que no lo tiene-


—¿Qué quieres decir? —me preguntó, realmente intrigada


—Quizá yo también te miro con lujuria —le dije sonrojándome


—Sé que me deseas, lo noto en la piel siempre que estás cerca. Pero me miras con algo más que deseo. Contigo es como si el deseo sólo fuese el principio y no un fin en sí mismo-


—Reconozco que nunca he tenido ninguna relación que fuese exclusivamente física —le confesé—, pero no las juzgo. Nunca he tenido ninguna porque nunca me he sentido inclinada a hacerlo. Y si sabes que te deseo —tragué saliva— y tú me deseas a mí, ¿qué tiene de malo que lo intentemos?-


—Yo no «lo intento», Brittany ,yo tengo aventuras. Empiezan y terminan —explicó solemne—. No respondo al cliché romántico, alguien que espera encontrar a su alma gemela para enamorarse y formar una familia. Yo nunca tengo relaciones, tengo parejas sexuales que están de acuerdo en cumplir con mis condiciones y en seguir unas determinadas normas de conducta-


Se quedó en silencio y me observó igual que cualquiera observaría una probeta a la que acaban de lanzar un producto explosivo
.
—¿Nunca has tenido una relación estable?


—De todo lo que te he dicho, eso ha sido lo que más te ha sorprendido —dijo casi para sí misma—. No, nunca —respondió—. Y no quiero tenerlas-dijo firme


—¿Por qué?

—Porque no

—Pero sí que has tenido, tienes, relaciones sexuales —puntualicé yo, más confusa que cinco minutos antes.


—Sí, siete en total.


¿Siete? Santana era el prototipo de mujer perfecto; lista, guapa, educada y con muchísimo dinero y ¿sólo había tenido siete parejas? Imposible. Claro que no parecía estar mintiendo.

—¿Y nunca te has enamorado?


—No. Me gusta pensar que por alguna de ellas sentí algo de afecto, pero nunca me he enamorado. Yo jamás me casaré ni formaré una familia —aseveró como quien afirma que la Tierra es redonda.
—Entonces, lo que me estás diciendo es que estarías dispuesto a que fuéramos amantes pero nada más. ¿Es eso?


—No quiero que seamos amantes, no en el sentido que te estás imaginando.


—¿Hay más de un sentido?


No pude reprimir la pregunta y ella me sonrió con cierta tristeza.


—Debería mantenerme alejada de ti. —Se pasó las manos por el pelo y se levantó de donde estaba para acercarse a la repisa de la chimenea—. No tendría que haberte traído aquí —se lamentó pesarosa.


Seguía sin entenderla, pero sentí que me necesitaba y me puse en pie para acercarme a ella

—¿Por qué me has traído aquí,Santana ? —le pregunté, deteniéndome a su espalda.


—Porque me he convencido a mí misma de que no eres tan inocente como sé que eres y me he dicho que tras el beso de anoche quizá me desees lo suficiente como para darme lo que voy a pedirte.


—Pues entonces, pídemelo, Santana


—Prefiero demostrártelo. Ven aquí.


Estaba confusa y me flaqueaban las rodillas, pero tenía tantas ganas de besarla que ni siquiera me planteé no hacerle caso. Me acerqué y le di un beso en los labios. Ella tardó unos segundos en mover los suyos y cuando lo hizo fue para morderme. Me recorrió un escalofrío que se instaló entre mis piernas y entonces Santana se apartó.

Respiró hondo un par de veces y la tercera asintió igual que si hubiese tomado una decisión. Se apartó de la chimenea para acercarse al escritorio que ocupaba el otro extremo del salón en el que estábamos, abrió un cajón y sacó algo de él, un retal de tela negra. Lo deslizó entre los dedos y volvió a acercarse a mí.

—Extiende la mano —me pidió y, en cuanto lo hice, colocó la tela en mi palma—. Es un antifaz, o mejor dicho, una venda —me explicó—. Quiero que te vendes los ojos.

—¿Ahora?

Acaricié la tela con las yemas; era suave y tuve la sensación de que desprendía calor tras haber estado antes en la mano desantaña . Era una cinta doble, o quizá triple, cosida con precisión y muy larga, lo suficiente como para dar dos vueltas a la cabeza y dejar una lazada colgando por la espalda. Me imaginé a mí misma con esa cinta tapándome los ojos y Santana a mi espalda y me mordí el labio inferior para no suspirar.

—Todavía no —me respondió ella con los ojos fijos en mi boca—, pero si aceptas estar conmigo tendrás que ponértelo-


—¿Cada día?


—Siempre que tengamos relaciones.
Sonaba tan aséptica…, pero me dije que esas frases eran sencillamente el modo que tenía Santana de hablar y que no iba a dejar que me asustaran

—¿Esto es todo? —le pregunté, levantando la cinta en la mano.

—No, esto es sólo un símbolo. Durante el tiempo que seamos amantes —pronunció la última palabra levantando una ceja y supe que la estaba utilizando en deferencia a mí—, serás mía


—¿Tuya?


—Sí, mientras estemos juntas, necesito saber que confías plenamente en mí, que sabes que jamás haré nada que pueda hacerte daño. No soy estúpida y sé que es imposible que ahora confíes ciegamente en mí, pero ése sería mi mayor deseo, por lo que me dedicaré en cuerpo y alma a ganarme tu confianza


—Mientras estemos juntas —repetí yo

—Exacto. Quiero que tu cuerpo y tu placer me pertenezcan, que recurras a mí para sentirlo. Quiero poder castigarte si me desafías, premiarte si me satisfaces —titubeó y pensé que iba a añadir algo más, pero se quedó en silencio.


Yo tenía la garganta seca y apenas podía respirar de lo sensual que me parecía lo que me estaba insinuando.


—Como anoche por bailar con Randy


—Sí, como anoche

—Si hubiésemos estado juntas, qué me habrías hecho por haber bailado con otra persona


A Santana le brillaron los ojos antes de contestarme y adiviné que se había planteado seriamente ese tema.


—No habrías bailado con otra persona —afirmó rotunda—, porque antes de acudir al baile te habría hecho el amor y te habría dejado claro que tu cuerpo me pertenece. Pero si hubieras cometido ese error, o si lo hubieras hecho para provocarme, te habría llevado de vuelta a casa y te habría enseñado lo que se siente al estar excitado y no poder hacer nada. Te habría tenido horas al límite sin dejarte alcanzar el orgasmo y no me habría detenido hasta que tú me suplicaras . —Bajó la voz—. O hasta que me jurases que eras sólo mía.


¿Eso era un mal plan? Dios, nunca había estado tan excitada como en ese instante.


—No quería bailar con Randy—murmuré tras unos segundos—. Quería bailar contigo.


Santana me arrebató la cinta de entre los dedos y me acarició la palma con los suyos. La caricia se extendió por todo mi cuerpo y me dio un vuelco el corazón. Se colocó a mi espalda y me vendó los ojos. Dio dos vueltas a mi cabeza con la cinta de seda y cuando terminó, me la anudó con fuerza, aunque con suma delicadeza, en la nuca.
Se inclinó y me dio un beso bajo la oreja. Me estremecí y suspiré. Por nada del mundo la habría detenido.


Me cogió de la mano y me llevó hasta un sofá


—Siéntate —me dijo.


Lo hice y a ella se le escapó un suave gemido.


—Dios, no te imaginas lo que me afecta verte obedecer con esa dulzura y naturalidad.

Yo negué con la cabeza y entreabrí los labios buscando los suyos


Ella volvió a gemir. No lo veía, pero podía imaginarme a la perfección sus ojos negros. Las cejas fruncidas por la concentración.


—Brittany, si aceptas estar conmigo, tendrás que ponerte esta cinta cada vez que estemos juntas. Vendrás a mi apartamento siempre que yo te lo pida, me aseguraré de que tengas una llave y de que mi chófer vaya a buscarte. Te pondrás la venda y no te la quitarás en ningún momento y no dirás nada. Nada en absoluto. Si aceptas, te prometo que jamás abusaré del regalo de tu confianza y te aseguro que conmigo sólo sentirás placer. Si algún día, por el motivo que sea, hay algo con lo que no estás conforme, lo único que tienes que hacer es decir no. Y podrás irte sin más. Yo no intentaré retenerte y tampoco haré nada para perjudicarte en el bufete.


Me quedé pensando en lo que acababa de decirme y recordé lo que Rachel me había contado de esa compañera suya de trabajo. Santana me estaba pidiendo que confiase en ella cuando apenas hacía unas semanas que la conocía, que confiase en ella vendándome los ojos y acatando sus órdenes. El último hombre en el que había confiado, el primero y único hasta entonces, me había puesto los cuernos y me había dicho que nunca me había querido.


—Sé que te estoy pidiendo mucho, así que si quieres irte, sólo tienes que quitarte la venda e irte a tu dormitorio a descansar. Mañana regresaremos y será como si esto no hubiera sucedido, aunque tendría que pedirte, por favor, que no se lo cuentes a nadie


¿De acuerdo,Brittany?


—No se lo contaría a nadie tanto si acepto estar contigo como si no —respondí con absoluta convicción.


—Lamento si te he ofendido, no estoy acostumbrado a ti —se disculpó —. ¿Quieres hacerme alguna pregunta?


—Sí —dije, antes de que cambiase de opinión.


—Adelante.


—¿Eres sadomasoquista?


—No, no lo soy, pero ¿sabes qué significa realmente esa palabra?


—No soy tan inocente como te empeñas en creer y sí, sé lo que significa. Rachel me dijo que tenía una compañera de trabajo que tuvo una relación de ese estilo y que
su pareja no la dejaba sentarse a la mesa y que le decía qué tenía que comer y qué podía ponerse. Yo no aceptaré una relación así


—Y yo jamás te lo pediría,Brittany. Te lo repito, no, no soy sadomasoquista. Nunca me han gustado las etiquetas, normalmente, nadie encaja del todo en ninguna, aunque los humanos nos empeñemos en meternos a todos en cajitas perfectamente estancas que sólo consiguen asfixiarnos. No soy sadomasoquista —repitió—, no necesito que firmes ningún contrato ni decidir qué puedes tomar para desayunar ni nada por el estilo, pero sí necesito tener el control en todo momento. Y no sólo en la cama, aunque ahí sin duda es importante. Necesito tener el control en todos los aspectos de mi vida y el sexo es parte vital de ella. Ya te dije que no soy como los demás —me recordó, tras abrir y cerrar los puños— y sin duda son muy distinta de Randy Pero jamás te haré daño. Preferiría morir antes que hacerte daño. —Esa frase resonó dentro de mí y temblé al ver que lo decía en serio—. Lo único que quiero que sientas conmigo es placer.


—¿Y, tú?


—Si tú sientes placer, yo lo sentiré. Tus orgasmos me pertenecerán, conoceré tu cuerpo mejor que tú. Aprenderé a tocarlo como si fuese un valiosísimo instrumento. Y lo será, mío. Dejará de ser tuyo para pertenecerme y no me imagino mayor placer que ése


Si seguía hablándome así, terminaría por tener un orgasmo en aquel sillón.


—Pero sólo en la cama. Fuera de ella yo seguiré siendo la misma de siempre. Tú seguirás siendo la misma de siempre.


—En el despacho todo seguirá igual. Yo no quiero dominarte, tú eres una mujer muy lista y nadie sabe mejor que tú cómo hacer tu trabajo, pero si algún día veo que un cliente abusa de ti, intervendré igual que lo haría con cualquier otro empleado. Yo no me siento atraído por las mujeres sin personalidad y mientras estemos juntas quiero seguir disfrutando de la tuya. Pero según mis normas.


«Estemos juntas…» Esa frase hizo que sintiera como si infinitas mariposas revoloteasen en mi estómago y se instalasen en mi entrepierna.


—¿Y cuándo terminará? Has dicho que tú sólo tienes aventuras y que siempre tienen fecha de caducidad.
—Siempre terminan. Llegará un día en que querrás quitarte el antifaz, o en que no querrás seguir obedeciéndome. O sencillamente te cansarás de esperar o me pedirás algo que no podré darte.


—¿Y si no llega?


—Llegará,Brittany. Un día querrás que te acompañe a conocer a tus padres, o querrás ir a cenar y hacer el amor como una pareja normal. Y yo te diré que no y tú te irás.


—Si tan segura estás, ¿por qué estás dispuesta a seguir adelante? Es imposible que a ti no te afecte —le reté, a pesar de que no la veía.
—Me afectará, de eso también puedes estar segura. Estoy dispuesta a seguir adelante porque yo soy así. Porque no existe otro modo. Incluso ahora he sido incapaz de contarte todo esto mirándote a los ojos.


Levantó una mano y me tocó la venda que me cubría los párpados. Habría jurado que le temblaba, pero no tuve tiempo de comprobarlo.


—Una última cosa —añadió—: nunca podrás quedarte a dormir conmigo. Nunca te echaré de mi apartamento, pero si quieres quedarte, tendrá que ser en otro dormitorio. Yo nunca duermo con nadie. Nunca.


Por el modo en que lo subrayó, deduje que como mínimo una de esas siete mujeres que había mencionado antes había tenido problemas para entenderla


Idiotas. Tenía ganas de arrancarles los ojos a todas, aunque ni siquiera sabía quiénes eran. Y Jake se quejaba de que yo no era celosa…


—Tendré que ponerme la cinta siempre —dije en voz baja, tras humedecerme los labios—, y no podré decir nada excepto no


—Así es.
—Y eso sólo podré decirlo una vez, porque cuando lo diga dejaremos de vernos y todo volverá a la normalidad.


—Exacto.


—Nunca saldremos a cenar —recité las normas


—A no ser que esté relacionado con el trabajo —puntualizó y la romántica que habita en mí lo tomó como muy buena señal.


—Y nunca dormiremos juntas.


—Nunca.


—Son muchas condiciones —repliqué, dándole vueltas en mi mente.
—Lo son y es comprensible que te parezcan completamente injustificadas. Quítate la venda y…


—Estoy pensando.
—De acuerdo —comino y la sentí sonreír—. No vuelvas a interrumpirme cuando hablo, señorita Pierce


—No vuelvas a interrumpirme cuando pienso, señorita Lopez.


Nos quedamos en silencio unos minutos. Sabía que ella no se había ido, porque yo seguía teniendo la piel de gallina y el pulso descontrolado, y eso sólo me sucedía cuando Santana estaba cerca.


—Son muchas condiciones —repetí.


—Sí.


—Yo también quiero poner una.

—¿Cuál?
—Por cada siete noches que pasemos juntas, tendré derecho a hacerte una pregunta sobre lo que sea y tú tendrás que contestarme sinceramente.


—¿Siete noches?


—Sí. Siete noches a cambio de una pregunta.

—Y de una verdad —puntualizó

Quería quitarme la venda. Necesitaba ver a Santana con todas mis fuerzas, pero sabía que ella necesitaba la distancia que proporcionaba aquel lateral de tela negra. Quizá todavía no lo comprendía, pero lo sabía.


—Piénsalo —le dije entonces.


—Lo pensaré.


—Si acepto, nada de esto empezará hasta el lunes, ¿no? ¿Qué haremos el fin de semana? —pregunté ingenua, aunque me sonrojé en cuanto las palabras salieron de mis labios, porque sabía que ella las malinterpretaría.


Santana soltó una leve carcajada y, olvidándome de mi sonrojo, supe que haría lo que fuese para volver a oírla.

—Lo que hacemos los chicos de ciudad cuando vamos al campo: pasear. En seguida vuelvo, señorita Pierce , voy a fingir que preparo la cena que nos ha dejado la señora Riverton. Cuando estés lista, ven al comedor.


Oí que la puerta se abría y volvía a cerrarse y supe que estaba a solas, porque pude respirar de nuevo con normalidad. Me llevé las manos, que no dejaban de temblarme, a la nuca y tiré de ella nudo de la cinta de seda. Se deslizó por mi rostro y la enredé alrededor de los dedos. No tuve que pensarlo, me la guardé en el bolsillo del pantalón y me aseguré de no perderla. A Santana no se lo diría hasta el día siguiente, pero mi respuesta iba a ser sí.


Un sí rotundo.


.....................................

este cap me dio algo de calor y eso que solo fueron palabras

el proximo habra escenas Brittana y Faberry :)

Gracias :)
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Mensaje por Invitado Mar Jul 16, 2013 9:37 pm

Ufff tambien m dio calor ami jrjrje estuvo genialll el cappp jejeje noa leemos ala otra k kiero ve la reaccion d san cuando sepa k es un si jeje
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Mensaje por micky morales Miér Jul 17, 2013 12:44 am

espero que no tardes mucho en actualizar pq en realidad es adictiva la historia!
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Mensaje por monica.santander Jue Jul 18, 2013 2:33 am

Hola me encanta pero no demores en actualizar por favor!1
saludos
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Mensaje por Kris_LittleCrazy Jue Jul 18, 2013 8:48 pm


Hi..aqui les traigo el cap ants de lo que pensaba :)


CAPITULO 14


Dos cuerpos desnudos solo cubiertos con una fina sábana blanca hacían un hermoso contraste ,la respiración de ambas personas era demasiado agitada la evidencia notoria de la sesión que acababan de tener



-Estoy preocupada por Britt

-No lo estés preciosa-dijo la rubia dándole un beso en la cabellera-

-Es que –dijo mientras se levantaba de su posición para mirar el rostro de su acompañante-tú conoces como es Santana y…….-hizo una pequeña pausa-me preocupa que Britt vaya a salir lastimada


-Pues no crees que tampoco es como que Brittany sea muy inocente de a lo que se está sometiendo-dijo seria-mira yo hable con Santana y créeme que ella sería la última persona que le haría daño


-Ojala y tengas razón-dijo lanzando un suspiro al aire



-Ya no te preocupes amor-dijo atrayéndola hacia si-

-Me encanta que me digas así-dijo la pequeña castaña en el oído de la rubia que empezaba a darle pequeños besos en el cuello-

-Lo sé y sabes que más se –dijo en tono de intriga



-¿Que?-dijo separándose nuevamente para mirar de frente a la rubia



-Que por una parte estuvo bien el que le propusiera a Santana que se llavera a Brittany por que así nosotras podemos hacer nuestras cosas



-Así ¿que cosas?-dijo con una sonrisa traviesa


-Cosas ya sabes -dijo con una mirada llena de deseo-



-Debo serte sincera cuando me llamaste pensé que iríamos a tu casa


-Esa era mi propuesta inicial pero me acorde de la salida de Santana y de que yo tengo sus llaves así que dije ¿por que no?-dijo la rubia encogiéndose de hombros-


-Me encantas-dijo dándole un apasionada beso que dejo sin respiración a la rubia-pero a un no entiendo tu empeño de hacerlo en departamento ajeno

-Es una pequeña fantasía mía-dijo la rubia mordiéndose el labio inferior-y que no te hagas que a ti también te gusta



-Está bien lo acepto


-Es demasiado excitante hacerlo en otra cama



-Demasiado-dijo la castaña al posicionar su desnudo cuerpo encima del de la rubia-


………………………………………………………………………………..


El resto del fin de semana fue maravilloso. Para ser Una mujer tan convencida de que no quería tener una relación, a Santana se le daba muy bien hacer que una mujer se sintiese la más especial del mundo. De hecho, si el domingo no hubiéramos vuelto a New York, probablemente me habría echado encima de ella y le habría exigido que me besara . Otra vez.


El sábado por la noche, después de que yo entrara en el comedor sin el antifaz, Santana se comportó terriblemente bien , hablamos de libros, de nuestras respectivas épocas universitarias… y durante un rato me olvidé de que estaba con la mujer más fascinante y complicado que había conocido nunca. Él me preguntó por mi familia como si le interesara de verdad, pero cuando yo le pregunté por la suya, cambió de tema en menos de un par de segundos. Yo se lo permití porque vi que en el fondo de sus ojos cafés brillaba algo especial, algo remoto y a lo que no parecía querer enfrentarse. Y porque no quería estropear aquellos momentos.


No tenía ninguna duda de que Santana había hablado en serio: el lunes volvería a convertirse en la mujer distante de trajes negros carísimos y que quería que su amante llevase los ojos ocultos tras una seda negra. Pero aquel sábado por la noche Santana era sólo un chica y yo, cenando a la luz de las velas.


Terminamos el postre, un delicioso pudin de chocolate blanco, y ella insistió en lavar los platos mientras yo la esperaba en el sofá, con un libro que me había recomendado durante la cena y que tenía en la biblioteca.


Lo encontré con facilidad y me quedé de pie junto a la chimenea, leyendo las primeras páginas.


—Estás preciosa —me dijo Santana al entrar.


Me sonrojé y cerré el libro nerviosa.


—¿Puedo llevármelo?


Levanté el ejemplar y ella tuvo la cortesía de fingir que no veía que me temblaban las manos.


—Claro.

Se quedó mirándome de aquel modo que me hacía sentir como si quisiera tocarme pero estuviera conteniéndose y se me erizó la piel sólo de pensar en sus manos encima de mí.


Durante la cena, ella no había hecho ni siquiera una leve referencia a la conversación de antes y yo estaba empezando a creer que me la había imaginado. Hasta que me llevé la mano al bolsillo casi sin querer y toqué la cinta de raso negro.


Santana se fijó en el gesto y en mi expresión al rozar el retal de seda. Lo supe porque la vi tragar saliva y luego desviar la vista hacia una mesa en la que había una botella de cristal tallado que seguro que contenía un whisky carísimo. Todo lo que había en aquella casa era de la mejor calidad e, igual que los trajes que ella llevaba en el
bufete, era elegante y sofisticado. Santana López era una de las mujeres más ricas de New York y no ocultaba que le gustaba estar rodeado de cosas bellas, pero no alardeaba de ello.


—¿Te gusta trabajar en el bufete? —me sorprendió preguntándome.


Eso me obligó a dejar de mirarla. Algo que al parecer me estaba resultando cada vez más difícil.


—Sí, mucho. Todavía me estoy poniendo al día, pero Lucia me está ayudando mucho. Y Artie es increíble. ¿Hay algo que no sepa ese hombre sobre derecho matrimonial?


—No. —Sonrió y se sirvió dos dedos de whisky en una copa—Artie está muy sorprendido contigo, dice que tus enfoques son imprevisibles


No tuve más remedio que devolverle la sonrisa.


—Bueno, es muy amable diciendo eso. La verdad es que me siento muy torpe a su lado.


—No tienes por qué.


—Gracias —dije, mirándola de nuevo—. Soy consciente de que Rachel me contrató para hacerme un favor y tengo la intención de hacer todo lo que esté en mi mano para que no se arrepienta de ello.


—Y, tú, ¿crees que algún día te arrepentirás de haber vuelto a New York?


—Jamás. Nunca debí haberme ido.


—¿Por qué lo hiciste? —Me lo preguntó tras vaciar la copa y con el mismo tono de voz que utilizaba cuando estaba enfadada.


Dejé el libro en la repisa y paseé por delante de la chimenea. Santana no se acercó, pero sentí que sus ojos seguían cada uno de mis movimientos.


—¿Tan enamorada estabas de tu prometido? —sugirió, al ver que yo no contestaba.


Entonces levanté la vista. Estaba tensa, había dejado la copa en la mesa y permanecía completamente inmóvil. Me recordó a una pantera, igual que el día que la vi en el ascensor, y sentí la tentación de acercarme a ella a pesar de que sabía que probablemente no era lo que Santana quería. No lo hice.


—No —le contesté sincera y vi que soltaba el aliento—. Estaba enamorada de mi idea del amor. —Me encogí de hombros y terminé de contarle la verdad—: Tenía tantas ganas de creer que él me quería y que yo lo quería que estuve a punto de convencerme de ello. Íbamos a celebrar una boda preciosa, nos iríamos de luna de miel y, cuando volviésemos, yo trabajaría en un pequeño bufete. Tendríamos un niño al cabo de un año, dos a lo sumo, y después otro. Y daríamos fiestas en el jardín y él me diría que me quería bajo la luz de la luna mientras los niños dormían dentro de la casa. —Hice una pausa—. Seguro que te parecerá una estupidez.
—No —afirmó rotunda—. Me parece que Jake fue un imbécil por dejar escapar ese futuro que describes. Si no estaba interesado en eso, tendría que haber sido sincero contigo desde el principio


—Como tú


—Como yo —convino, pero tuve la sensación de que le había dolido el comentario.


—Supongo que en el fondo tendría que estarle agradecida


—¿Por qué? ¿Por haberte sido infiel? Se comportó como un cobarde


—Quizá, pero Jake forma parte del pasado. Y no quiero seguir hablando del tema


Y en mis entrañas sabía que jamás me sería infiel ni haría algo tan vil como lo que me hizo Jake . El día que se cansara de mí, me lo diría mirándome a los ojos.


—Deja de pensar que fue culpa tuya —me espetó Santana y me dio un vuelco el corazón al ver lo fácil que le resultaba adivinar mis sentimientos.


—¿Cómo lo sabes? Quizá Jake tuviera motivos de sobra para buscarse a otra mujer.


Tomé aire. Santana me hacía sentir cosas que Jake nunca me había hecho sentir, temblaba sólo con tenerla cerca y me parecía que dejaría de respirar si no la besaba, pero nada de eso garantizaba que el sexo fuera a ser diferente. Si decepcionar a Jake me había hecho daño, decepcionar a Santana me mataría. Metí la mano en el bolsillo y toqué la cinta de seda.


—A mí el sexo no se me da bien —dije en voz baja y sin mirarla


—¿Qué has dicho?


—Sólo he estado con una persona en mi vida y no estuvo interesado en quedarse. —


Levanté la cabeza y vi a Santana con los labios entreabiertos y la respiración acelerada, escuchándome con suma atención. Seguí antes de perder el valor
- Nunca he hecho nada remotamente parecido a lo que antes me has descrito, pero quiero intentarlo. Contigo-


—¡Mierda! —masculló ella —. Creía que eras inocente, pero estaba convencida de que al menos habías experimentado algo. ¿No se supone que es lo que hacemos todos en la universidad?



—No, lo siento


—No te disculpes —me riñó


Cerré los ojos un segundo para contener las repentinas lágrimas que habían aflorado a mis ojos al ver a Santana tan furiosa.


—Lo siento —repetí yo sin poder evitarlo—. Me iré a dormir y haremos lo que dijiste, como si nada de esto hubiese sucedido.


—No te muevas. —Santana se pasó las manos por el pelo y se frotó el rostro un segundo—. ¿Estás segura de que quieres seguir adelante? —Se me acercó y se detuvo a pocos centímetros.


—Estoy segura. Nunca había sentido con nadie lo que siento estando contigo. No sé qué es y entiendo lo que me has dicho antes y de todos modos quiero averiguarlo.


—Dios, yo también, pero no puedo pedirte que vengas el lunes a mi apartamento y que te entregues a mí sin más. Hay todo un mundo entre los estúpidos egoístas como Jake y yo, cientos de miles de personas que matarían para estar contigo. Personas que no te serán infieles y que le darán gracias a Dios por tener a una mujer como tú a su lado. Personas que no te impondrían las condiciones que yo necesito imponerte.


—No deseo a ninguno de esas personas


—Tú no sabes lo que es el deseo


—Enséñamelo tú


Pensé que me rechazaría, que me diría que no estaba interesada en seducir a una mujer tan poco sofisticada como yo.


La vi apretar la mandíbula y los puños. Cerró los ojos un instante y, cuando volvió a abrirlos, brillaban como la noche.


—Siéntate en el sofá y cierra los ojos.


Sentí tal alivio que casi se me doblaron las rodillas. Hice lo que Santana me había indicado y tomé asiento en un sofá de piel marrón de dos plazas; me senté en medio.

Ella se agachó delante de la chimenea y avivó el fuego.


—Cierra los ojos —repitió

Los cerré.


La oí caminar y segundos más tarde noté que se oscurecía el salón.


—He apagado la luz —explicó —. Deja las manos ahí y no las muevas. Quiero que me toques, llevo noches soñando con ello, pero esto es para ti, Brittany, sólo para ti. —Me cogió ambas manos y colocó una a cada lado de mi cuerpo—. Si hago algo que no te gusta, sólo tienes que decírmelo. Todavía no me has dado tu respuesta y esta noche no tiene nada que ver con lo que sucederá a partir del lunes. ¿De acuerdo?


—De acuerdo


—Lo único que quiero es demostrarte que eres la mujer más sensual que he conocido nunca. —Me dio un beso en la mandíbula, justo debajo de la oreja y fue bajando por el cuello—. Eres preciosa. —Me besó la clavícula y deslizó una mano por entre los botones del vestido. Debía de estar de rodillas delante de mí, pero no abrí los ojos para comprobarlo. Sentí su mano encima de mi ombligo y temblé, noté que ella sonreía levemente, pegada a mi piel—. Eso es,Brittany, no me ocultes jamás cómo te
afecto. Tú me afectas del mismo modo. —Su mano subió por mi estómago y, con los nudillos, me acarició un pecho y luego otro—. Respira, Brittany


Ni siquiera me había dado cuenta de que estaba aguantando la respiración, pero mi cuerpo debía de creer que sólo necesitaba las caricias de Santana para vivir y que tomar oxígeno era una pérdida de tiempo innecesaria. Me recorrió entonces el labio inferior con la lengua y yo habría gemido, pero justo entonces, me mordió


—Relájate y respira, o tendré que morderte


Asentí y ella me recompensó con un beso tan intenso como el que me había dado la noche anterior, al salir de la fiesta. Sentía un cosquilleo casi incontenible en las yemas de los dedos de las ganas que tenía de tocarla y Santana debió de notarlo, porque me pellizcó el pecho que me cubría con la mano


—No te muevas


Se apartó y yo oí que ambas teníamos la respiración entrecortada. Saber que esos besos lo habían alterado tanto como a mí me excitó todavía más. Me desabrochó los botones del vestido y separó la tela. Esa mañana me había puesto uno de mis conjuntos de ropa interior preferidos; unos sostenes de encaje combinados con negro y nude y unas sencillas braguitas a juego.


—Dios mío


Me sonrojé al oírle decir eso


—Puedo ver cómo te estás sonrojando. Tienes la piel más bonita que he visto nunca, blanca y delicada, pero que a la vez quema con sólo mirarla


Me besó entonces la garganta y fue deslizando la lengua por mi esternón. Se detuvo al llegar al sujetador y se desvió lentamente hacia un pecho. Lo capturó entre los labios y lo besó como si nunca tuviera intención de dejar de hacerlo. Era como si estuviera haciéndole el amor a cada parte de mi cuerpo.



Gemí y eché la cabeza hacia atrás.
Sin dejar de besarme y morderme el pecho, Santana terminó de desabrocharme el vestido con una mano y, cuando acabó, la colocó justo encima de las braguitas. Volví a gemir e intenté cerrar las piernas.


—No —me detuvo ella —. Deja que vea lo excitada que estás. No tengas miedo


Yo nunca me había sentido cómoda compartiendo esa clase de intimidad con Jake y de repente comprendí que era porque con él parecía forzado, como si ese hombre con el que había estado a punto de casarme, no tuviese derecho a presenciar mi deseo.


Santana deslizó la mano dentro de mi ropa interior y se detuvo justo encima de mi sexo. Yo estaba temblando, pero ella también. Se quedó inmóvil unos segundos y cuando sentí que me besaba el pecho que hasta entonces había estado huérfano de sus labios, suspiré aliviada. Le dedicó a ese pecho las mismas caricias que al otro y poco a poco fue moviendo la mano que tenía entre mis piernas. Sólo me estaba acariciando. Lentamente. Dejando que mi sexo notara los temblores que le recorrían el cuerpo.


Movió los dedos con delicadeza, dándome tiempo para reaccionar y para
anticipar y desear cada nuevo movimiento. Y cuando yo adelanté las caderas en busca de más caricias, soltó el pecho que tenía entre los labios y descansó la frente en mi regazo



Sentí su respiración entrecortada sobre mí. Cada vez que ella tomaba aire se me ponía la piel de gallina y tenía que sujetarme al sofá para no soltar las manos y tocarla. Me humedecí los labios presa del deseo.



Santana se apartó y poco a poco retiró también la mano que tenía dentro de mis braguitas. Gemí desesperada. Nunca me había sentido como si mi propia piel no pudiese contenerme. Iba a cerrar las piernas para ver si así lograba detener los temblores que amenazaban con consumirme y entonces noté los labios de Santana encima de mi ropa interior. Me besó justo por encima del encaje. Podía sentir su lengua y sus labios dibujando cada parte de mi sexo, recorriéndolo con lentitud y adoración. La delgada tela de las braguitas no era ninguna barrera para el fuego con el que ella me estaba abrasando, sencillamente convertían aquel beso en el más erótico que me habían dado nunca.



Eché la cabeza hacia atrás y volví a aguantar la respiración.



Y Santana dejó de besarme


—¿Qué te he dicho que te haría si te olvidabas de respirar?



Tardé varios segundos en comprender que me estaba hablando y otros más en reunir las fuerzas necesarias para contestar:


—Que me morderías


—Exacto


Santana inclinó la cabeza, me capturó el clítoris entre los labios y me lo mordió levemente. Lo besó y lo besó, lo lamió y me sujetó por los muslos mientras yo descubría por primera vez lo que era perder la cabeza de deseo. La noté temblar, flexionó los dedos encima de mis muslos y sentí cómo sus labios engullían mi orgasmo como si su vida dependiera de ello. Supongo que grité. No lo sé, pero poco a poco recuperé la calma y me atreví a abrir los ojos.



Santana seguía de rodillas delante de mí, con la cabeza encima de mi regazo, besándome lentamente. Me besó entre las piernas una vez más y luego la parte interior de los muslos. Me pasó la mejilla por ellos ,me pareció un gesto tan tierno, tan inconsciente por su parte, que me dio un vuelco el corazón y noté que me resbalaba una lágrima por la mejilla.


Volví a cerrar los ojos antes de que ella lo viera . Santana me besó entonces las marcas que sin querer me había dejado con los dedos al sujetarme los muslos. No dejó una pierna hasta asegurarse de que había besado todas y cada una de las marcas, y luego siguió con la otra. Y cuando se sintió satisfecha, me abrochó el vestido y me dio un cariñoso beso en los labios


Noté mi sabor en ellos y la lengua de Santana me hizo el amor igual que había hecho antes con mi sexo
Quería tocarla, probablemente nunca había deseado tanto nada, pero no lo hice porque ella no me había pedido que lo hiciera . Y una parte de mí quería darle todo lo que necesitara .


Dejó de besarme y el sofá se hundió a mi lado.



—Abre los ojos.



Lo hice y la descubrí junto a mí. Y lo que vi me dejó sin aliento. Sus ojos, oscurecidos, parecían desprender fuego. Tenía la mandíbula tensa y parecía a punto de perder el control. El pecho le subía y bajaba con cada respiración y era imposible ocultar lo excitada que estaba.


—Eres una mujer preciosa, Brittany, y yo soy una bastarda por pedirte lo que te he pedido. Tendría que decirte que lo has sentido conmigo puedes sentirlo con cualquier hombre o mujer , pero no pienso hacerlo. De hecho, estoy convencida de que es imposible que exista otra persona capaz de darte el placer que yo puedo darte. Di que el lunes vendrás a mi apartamento.



Me miró a los ojos. No dijo nada para convencerme. No dijo que no hacía falta que me pusiera la venda, ni tampoco que fuera a cambiar. Ni siquiera me dijo que lo intentaría. No me ofreció ninguna excusa, ninguna mentira. Y lo que me convenció fueron las dos palabras que susurró justo antes de ponerse en pie y salir del salón. Dos palabras que todos mis instintos decían que no les había dicho a ninguna de las siete mujeres con las que había estado:



—Por favor


...............................................

Que les parecio?

Les gusto la escena Brittana :) y es solo el principio jajaja :) me siento pervertida y lo soy :)
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Mensaje por monica.santander Jue Jul 18, 2013 10:24 pm

Buenisimo este capitulo!!! Un poco frustrante para Britt pos no poder tocar a San o no??
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