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Mensaje por saibelli Vie Jul 12, 2013 1:26 pm

Ya san esta aceptando que cayo en los encantos de britt jejeje tan bellaas *-* me encantaa esta historia esperando prox actualizacion. Saludos y besos :*
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Finalizado Re: FanFic [Brittana] Primer impulso. Capitulo 26. Final

Mensaje por micky morales Vie Jul 12, 2013 5:40 pm

jajajajajajajajajaja que linda san, "es pedirle demasiado a un ser humano" me quedare aqui como un arbol esperando tu actualizacion!!!!! jajajajajajajajajaja
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Mensaje por ScarletteLópez*-* Vie Jul 12, 2013 5:44 pm

:oo holap xd soy nueva lectora y me encantó este fic FanFic [Brittana] Primer impulso. Capitulo 26. Final - Página 3 2145353087 
san es tierna con britt FanFic [Brittana] Primer impulso. Capitulo 26. Final - Página 3 918367557 

espero una escena de brittana FanFic [Brittana] Primer impulso. Capitulo 26. Final - Página 3 1163780127 

Estaré esperando la actu¡
Un abrazo c:
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Mensaje por Marta_Snix Vie Jul 12, 2013 5:53 pm

saibelli escribió:Ya san esta aceptando que cayo en los encantos de britt jejeje tan bellaas *-* me encantaa esta historia esperando prox actualizacion. Saludos y besos :*
Ahora falta que Britt admita que no es tan hetero como creia FanFic [Brittana] Primer impulso. Capitulo 26. Final - Página 3 2414267551 
micky morales escribió:jajajajajajajajajaja que linda san, "es pedirle demasiado a un ser humano" me quedare aqui como un arbol esperando tu actualizacion!!!!! jajajajajajajajajaja
Yo prefiero la frase "que suerte tiene el maldito gato", cuando Lord T. esta en su pecho y besandola
ScarletteLópez*-* escribió::oo holap xd soy nueva lectora y me encantó este fic FanFic [Brittana] Primer impulso. Capitulo 26. Final - Página 3 2145353087 
san es tierna con britt FanFic [Brittana] Primer impulso. Capitulo 26. Final - Página 3 918367557 

espero una escena de brittana FanFic [Brittana] Primer impulso. Capitulo 26. Final - Página 3 1163780127 

Estaré esperando la actu¡
Un abrazo c:

 Hola, me alegra que te este gustando. Dentro de poco habra escena Brittany, por ahora en el siguiente capitulo sabremos algo más de Santana
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Finalizado FanFic [Brittana] Primer impulso. Capitulo 12

Mensaje por Marta_Snix Vie Jul 12, 2013 6:23 pm



 

Capitulo 12
La puerta de la habitación de Brittany se abrió antes del amanecer y, dos segundos después, con gran estrépito, una ronroneante bola de pelo aterrizó sobre su pecho y le lamió la cara. Brittany abrió los ojos y contempló la oscuridad durante unos minutos, pugnando por salir de un maravilloso sueño, en el que una amante decididamente alta y femenina la besaba y la acariciaba. Tuvo que volver a la realidad. Apartó a Lord T. con firmeza y se levantó. Tras desperezarse, se dirigió al baño y se duchó. Cuando se estaba secando, percibió el aroma del café. Vio una taza humeante sobre la mesilla y dio las gracias en silencio a la diosa del café. Alguien había colgado la ropa que ella había metido en la bolsa, para que estuviese presentable. “Ni siquiera recuerdo haberme acostado. ¿Cuándo duerme esa mujer?” Veinte minutos después, vestida y preparada, se presentó en la cocina. San estaba tomando café con un bollo. Se había aplicado un poco de maquillaje y llevaba la melena de rizos recogida tras la nuca con un broche, para dejar el rostro al descubierto. Vestía un traje de Armani y unos maravillosos zapatos italianos de piel. Brittany se quedó anonadada. Cogió la taza de San, sirvió más café para ambas y permanecieron en agradable silencio. “A las dos nos gusta la tranquilidad por la mañana. Genial.” Después de desayunar, Brittany recogió la mesa y
fregó las tazas, mientras San preparaba café para llevar y ponía otra cafetera al fuego para que Jen y Marina tuviesen café recién hecho cuando despertasen. Cogieron los maletines y los bolsos, y salieron. Cuando estaban en el coche, Brittany rompió al fin el
hechizo.
—Hum, te agradezco que anoche me metieras en la cama. No me acuerdo de nada, pero... Y gracias por quitarme los vaqueros. Odio dormir vestida.
San contempló la carretera.
—A mí me pasa lo mismo. ¿Te ha gustado el despertador de esta mañana?
—Digamos que mi maravilloso sueño se vio interrumpido por un bicho babeante y lleno  de pelos. Y dejémoslo así.
Al cabo de unos minutos, San la miró.
—¿Sueño?
Un repentino ataque de tos, provocado por un atragantamiento de café, interrumpió la conversación. Brittany estuvo a punto de echárselo por encima y de manchar el coche. Cuando pasaron por el peaje del puente Golden Gate, Brittany miró de reojo a San, cuyo perfil revelaba un asomo de sonrisa. Brittany se aclaró la garganta.
—Se te ve muy preparada para la conferencia. ¿Qué harás hasta la hora de comer? Puedes utilizar mi apartamento, si quieres. Así los mirones tendrán algo que hacer.
—Gracias por el ofrecimiento, pero tengo que hablar con mi cazatalentos, porque necesitamos empleados. Luego, visitas a unos clientes y la conferencia en el hotel Omni.
San parecía distante y preocupada.
—¿Te pone nerviosa pronunciar discursos?
—No, creo que es lo que menos me molesta. —San esbozó una sonrisa irónica—. Me he entrenado bien. Mientras haya distancia entre los oyentes y yo, puedo verlos como mis mejores amigos. Pero, cuando quieren un contacto personal, casi siempre procuro mantenerlos a raya.
A Brittany le gustó que San dijese “casi siempre”, y esperaba que el comentario fuese por ella, porque tenía algo que pedirle.
—Estoy deseando presentarte a Kurt. Seguro que os caéis de maravilla. Y me apetece mucho el plan de esta noche. Tendré que volver a casa para cambiarme. ¿Te importa si quedamos allí? Podemos coger un taxi para reunimos con Kurt y su misterioso amigo, o podemos ir en coche. Tengo garaje y volveremos tarde. ¿No prefieres pasar la noche en mi apartamento, en lugar de conducir hasta Bolinas? Sé que no es ideal, por los micros y todo eso, pero, mientras no hablemos de nada comprometido, todo irá bien.
Brittany se quedó sin aliento tras soltarlo todo de corrido. Tenía que hacerlo así; de lo contrario, le faltaría el valor. Se dio cuenta de que San iba a poner objeciones y se anticipó:
—Piénsalo. La invitación sigue en pie. —Respiró al fin.
San permaneció en silencio, distante, mientras conducía hasta el edificio de apartamentos de Brittany y utilizaba la tarjeta electrónica de la joven para acceder al garaje. San comprobó el entorno para cerciorarse de que estaban solas y, luego, trasladó las cosas de Brittany a su coche. Antes de salir del garaje, Brittany le dio su tarjeta electrónica extra para el aparcamiento de invitados. Cuando se dirigía al trabajo en el coche, Brittany se preguntó si no se habría excedido al invitar a San a quedarse en su casa. Pero era lo más amable que podía hacer, pues, de lo contrario, San tendría que conducir hasta Bolinas a altas horas de la madrugada después de un día muy largo. Esperaba no haberse pasado y que San no se hubiese puesto nerviosa. Aquella mujer resultaba desquiciante. “Al fin y al cabo, entre amigas esas invitaciones son de lo más normal.” Aunque comprendió que tal vez San no tuviese mucha experiencia en el apartado de “amigas”. De todas formas, en aquel momento tenía una amiga, así que ya era hora de que aprendiese. San esperó a ver si alguien seguía a Brittany y, luego, se sumergió en el tráfico. Sus reuniones eran de naturaleza muy diferente a lo que le había contado a Brittany. Se dirigía al edificio federal. Conducir por el centro de San Francisco en hora punta era, para San, como intentar aparcar antes de un partido de los Cuarenta y Nueve de San Francisco: algo lento y tedioso. Recorrió los desfiladeros de la ciudad hasta su destino, mientras su humor se contagiaba de la niebla y el frío de la mañana, a pesar de la calefacción de los asientos. Los efectos positivos del café desaparecieron en el momento en que Brittany salió del coche. “La echo de menos. Peor aún, me preocupo cuando no está conmigo, y eso no es bueno.” San se sentía crispada. No le gustaba involucrar a una persona inocente en una operación. Daba igual que Brittay se hubiese ofrecido voluntaria. No conocía el alcance del asunto, ni sabía lo peligrosa que podía ser aquella gente. Y, sobre todo, San odiaba mentirle. Mentir por omisión seguía siendo un engaño. San estaba harta de la trama cuidadosamente construida de medias verdades en que se había convertido su vida. Bastaba con que Marina y Jen se viesen involucradas de vez en cuando, aunque fuese muy de lejos. Conocían los riesgos. Se exponían al peligro, pero Brittany podía morir. Su amiga. Diablos, era más que eso y lo sabía. Le importaba mucho. “Mierda.” Todo era culpa suya. Durante todos aquellos años debería haberse atenido al plan original, pero no, se había metido en el terreno de la intriga y el misterio, arrastrando a los demás con ella. “Si le ocurre algo a Brittany...” Como había hecho tantas veces, aparcó y dio un rodeo para dirigirse a la reunión, cerciorándose de que no la seguían. Tenía el radar muy bien sintonizado a nivel inconsciente. Su impresionante aspecto hacía que muchas cabezas se volviesen, pero había desarrollado la capacidad de ser invisible. El señor Odo le había enseñado a dedicar toda su energía a desaparecer y, curiosamente, funcionaba. Había caminado por las calles más peligrosas del mundo sin que la viesen. Al llegar al edificio federal se relajó. En cuanto las puertas del ascensor se abrieron, una joven de la edad que tenía San cuando todo aquello había empezado la esperaba para acompañarla a una sala de reuniones, donde le pidió que aguardase. San se acercó a la ventana y contempló las calles del distrito financiero.
Maggie Cunningham y Jim Frellen aparecieron enseguida. San los había conocido en la entrevista inicial, cuando tenía sólo diecinueve años y acababa de graduarse en Stanford. Con los años, Jim se había convertido en su principal contacto dentro del FBI, y la coronel Cunningham actuaba de enlace entre ella y las operaciones encubiertas en las que a veces participaba. Rápidamente se pusieron a trabajar.
—Te has introducido. Estupendo —dijo Jim—. ¿Algún problema hasta el momento? ¿Sospecha alguien de tu contacto?
San sabía muy bien lo que podía suceder si algo salía mal.
—Tranquilo, Jim. No se halla comprometida. Pero me sentiría mucho más cómoda si ella saliera zumbando de allí ahora que ha instalado el software. No me gusta que una persona inocente esté tan metida en esta operación. Hay muchas cosas que pueden salir mal. No la han entrenado para esto.
—Antes no te importaba tanto, San —repuso Jim con brusquedad—. Tiene que aguantar hasta que acabemos de hacer el análisis. Es mejor tener a alguien dentro. Se ha mostrado dispuesta a cooperar, ¿no?
—Dejó bien claro que estaría allí hasta que tuviéramos lo que necesitamos. ¿Tienes pistas sobre quién la vigila? —A San le molestó el tono displicente de Jim al referirse a Brittany.
Jim comprobó sus notas.
—Sí. Uno es un fanático de los ordenadores, Jeffrey Simpkin, que está en el asunto por dinero.
Conduce la furgoneta y maneja los aparatos. Creemos que el otro es Günter Schmidt, alias Hatch. Ha trabajado otras veces para Noah y no es trigo limpio. Malo y peligroso. Es el ejecutor del equipo, aparte de un completo gilipollas. Disfruta con su trabajo; digamos que va más allá del deber. Ten cuidado, San. Seguro que no le gustó que lo vieras en el restaurante la otra noche.
—Puedo afrontarlo —replicó San lacónicamente y les enseñó la bolsa de plástico que contenía los aparatos de vigilancia desactivados—. Los encontré en el apartamento de la señorita Pierce. Dejamos un micro y la cinta del teléfono. A ver si podéis conseguir algo con eso. —Se echó hacia atrás para indicar que la reunión había concluido.
—Gracias, Jim. Nos vemos luego. —Maggie no apartó los ojos de San, mientras Jim recogía la bolsa y sus notas y se iba.
—¿Qué sucede, San? Parece que este proyecto te afecta mucho. ¿Qué ha cambiado?
—No ha cambiado nada —respondió San—. Sabes que no me gusta que Jen se vea involucrada. Eso es todo.
Maggie no dijo nada, esperando que San se explicase. Como responsable de San, la había ayudado antes y siempre le había dicho la verdad, y con el paso del tiempo se había generado entre ellas cierta confianza. Los años de experiencia de Maggie en el ejército le permitían identificar los síntomas de estrés en los jóvenes agentes. También había aprendido a ser paciente, así que esperó. San habló por fin:
—Estoy harta de proyectos, harta de arrastrar a gente inocente conmigo, de destruir su patética fe en la justicia y en la ecuanimidad. Tal vez esté quemada. No lo sé. —San no quería mirar a Maggie a los ojos y desvió la vista.
Maggie estaba sorprendida. No contaba con aquello. De pronto, lo entendió. Había leído el informe completo sobre Brittany Pierce, que contenía fotos. Era una mujer preciosa y, por lo que sabía, totalmente natural. “Le gusta. Dios mío. A Santana López le gusta. Vaya, vaya.” Eligió las palabras con mucho cuidado:
—¿Estás preocupada por la señorita Pierce? ¿Hay algo que no nos hayas dicho?
La forma en que San evitó mirarla le aclaró todo. “Debe de ser difícil para ti. Es algo que no puedes controlar, seguramente por primera vez en tu vida.” Maggie le rozó el brazo para reclamar su atención; San se puso rígida, pero no se apartó.
No pasa nada. No pasa nada porque te guste alguien, porque sientas algo por ella. ¿Cómo crees que conoció Jim a su mujer? Esa de la que habla sin parar, si le dejas. Casi todos nosotros tenemos historias parecidas.
—No me “gusta” ella. —San alzó los dedos para entrecomillar la palabra y habló en tono defensivo.
Maggie sabía que se estaba adentrando en un terreno peligroso, pero insistió:
—Nosotros la cuidaremos cuando vuelvas a Washington. Lo prometo. ¿Te parece bien?
San suspiró e hizo un gesto de asentimiento.
—¿Lo sabe? Me refiero a... si sabe que te gusta.
San la miró, sorprendida.
—¡No, por Dios! Ni siquiera yo sé si ella... No. No puedo permitirme una relación. Sería como poner un blanco en la espalda de alguien. No puedo hacerlo, de ninguna manera. —La emoción se apoderó de su voz.
Maggie sabía que San odiaba mostrar sus debilidades delante de sus colegas. Esperaba que la agente la considerase de otra forma.
—San, siempre has tenido una tapadera muy buena. Tu verdadero trabajo explica de sobra tus viajes y tus relaciones. Es normal que te guste alguien. Si se trata de algo importante, deja la tapadera a un lado y atente a tu propósito original: desarrollar software. Te ayudaré a conseguirlo, de verdad.
San parecía recelosa.
—Mientras, cuidaremos de ella y de los tuyos. Esos tipos son despiadados. Acabemos con esto y, luego, piensa en tu futuro. ¿De acuerdo? —Maggie trató de infundirle confianza.
San había cumplido con creces. Maggie esperaba que Brittany Pierce la correspondiese, porque dudaba que San lo intentase otra vez si no funcionaba. Pero, en aquel momento, debía ocuparse de lo que tenían entre manos.
—¿La vas a ver hoy?
—Asistirá a mi conferencia. Luego iremos a cenar con su mejor amigo de la universidad y un conocido de éste. El amigo se llama Kurt Hummel. Es contable forense en Boston, seguramente en Marley Willams. Compruébalo, ¿quieres? A conciencia.
Se levantó para irse, pero se detuvo, miró a Maggie y habló en tono vacilante:
—Maggie, yo, hum, gracias. En serio. Ella es... muy diferente. —Se estrecharon la mano.
—Suerte. La señorita Pierce parece muy agradable.
La reunión había concluido.
Brittany condujo hasta el trabajo con el piloto automático. Necesitaba infundirse valor antes de ver a Sam, así que se detuvo en el Café de Sally, frente a su oficina. Tina, una joven china que atendía el mostrador y las cafeteras, la saludó con su sonrisa habitual, a pesar de que tenía ojeras. Se habían hecho amigas el año anterior, pues Brittany frecuentaba el establecimiento casi todos los días. Como reinaba cierta tranquilidad en aquel momento, charlaron un rato.
—¿Cómo estás, Tina?
—Bien.
—¿Y tu madre? ¿Se encuentra bien?
La madre de Tina trabajaba de limpiadora en las oficinas de Brittany. Se habían conocido un día en que Brittany fue a tomar café antes del trabajo, y la madre de Tina, que había terminado su turno, pasó a ver a su hija.
—Creo que sí —respondió Tina—. Nunca se queja.
Lleva el peso de la familia.” Brittany sabía, por conversaciones previas, que Tina trabajaba a jornada completa, estudiaba en el instituto y ayudaba con sus hermanos pequeños.
—A veces hablamos de la gente para la que trabajamos —explicó Tina—. En el mostrador oyes decir de todo a los clientes, pero mi madre ve cosas muy raras. Hablamos las dos porque los demás son demasiado pequeños. ¡Ufl ¡Vaya historias! —Abrió mucho los ojos y las dos se echaron a reír.
—¿Cuando tu madre entra a trabajar no se han marchado todos?
—Casi siempre, pero a veces abre una puerta y la tiene que cerrar a todo correr por decencia. Te sorprenderías. —Tina se puso colorada.
Seguramente no tenía importancia, pero Brittany sintió curiosidad.
—¡No me digas! ¿En serio? —Brittany echó un vistazo para comprobar si estaban solas y, luego, se inclinó sobre el mostrador con aire conspirador—. ¿Y qué ha visto?
—Mi madre entró en una sala de reuniones del piso dieciséis —susurró Tina— ¡y había dos personas... haciendo ya sabes qué encima de la mesa!
Brittany y Tina se taparon la boca y se rieron.
—¿Tu madre los conocía? —Brittany trabajaba en el piso dieciséis y se preguntó si Sam habría caído tan bajo.
—Los había visto antes, porque quedaban después del trabajo. Siempre se mostraban groseros con ella. La trataban como si no existiera. Me dijo que no la había sorprendido verlos haciendo semejantes cosas, porque era gente de nivel muy bajo. Otras veces había visto a personas enamoradas, pero aquellos dos no eran así. Nada de amor, sólo eso.
—¿La vieron?
—¡No, estaban demasiado ocupados! —Ambas se rieron de nuevo.
Tina le dio a Brittany su café con leche y lo cobró. Brittany metió el habitual dólar de propina en el bote que estaba junto a la caja registradora y se disponía a salir cuando se le ocurrió otra pregunta.
—Tina, ¿tu madre podría describirlos? No quiero causarle problemas a nadie, pero tengo buenos motivos para preguntar. —A Tina le bastó con esa explicación, porque no dudó ni un momento.
—Según mi madre, la mujer trabajaba en esa planta. Tenía el pelo rubio y corto, y unas uñas muy largas y pintadas de rojo. El no es un jefe, pero ella sí. Mi madre no sabe si el hombre trabaja allí. Sólo lo vio en esas reuniones tardías. Tiene el pelo negro y una mirada fría. A mi madre le daba miedo. Se alegró de que no la viesen.
Llegaron más clientes, así que Brittany le guiñó un ojo a Tina y se despidió de ella. Avanzó lentamente entre la fila de clientes, sosteniendo el café en alto para no derramarlo. La descripción no encajaba con Sam, por lo que Brittany se sintió aliviada. Estaba citada con Sam a las diez. Comprobó sus correos electrónicos, devolvió algunas llamadas y unos minutos después Rachel le recordó la cita. Quinn estaba instalada tras su mesa, vigilando la puerta. Ignoró la presencia de Brittany y siguió hablando por teléfono unos buenos cinco minutos. Mientras lo hacía, se miraba inconscientemente las
uñas, lo cual hizo que Brittany se fijase: “Hum. Pelo rubio corto, uñas largas y rojas, no es directiva, pero ella cree que sí. Bingo”. Brittany entrecerró los ojos en un gesto de concentración. “Pero, ¿quién es el tipo? En la oficina nadie encaja con esa descripción. Sólo una persona que conozco “da miedo”: Noah. Estuvo a punto de reírse a carcajadas de sus brillantes conclusiones. Cuando por fin Brittany fue anunciada, pasó ante la mesa de Quinn y le dedicó su expresión más inocente.
—Que tengas un buen día, Quinn. —Sintió los ojos que le taladraban la espalda cuando cerró la puerta con firmeza.
Sam también estaba hablando por teléfono; parecía como si estuviese discutiendo con alguien. Concluyó la llamada enseguida, pero estaba acalorado y molesto. Unos días antes Brittany se habría preocupado; en aquel momento se alegraba de que él ya no fuese su problema.
—¿Te encuentras bien, Sam? Te veo un poco nervioso. —La curiosidad de Brittany era sincera.
—En realidad, estoy cansado. Esto ha sido una locura, entre organizar carteras de valores y las reuniones con los clientes. Tendrían que estarme agradecidos por acceder desde el primer momento a esta oferta pública de acciones.
Brittany se quedó callada. Habían discutido a menudo sobre aquel tema. Una cosa era participar en una oferta pública inicial de acciones que tenían futuro, pero aquéllas... Las posibilidades de fraude y de pleitos sobrepasaban con mucho las hipotéticas ganancias. La presión sobre Sam iba en aumento. O tal vez fuesen las reuniones nocturnas. Sam entendió el silencio de Brittany y cambió de tema.
—Y bien, ¿a qué debo el honor de tu visita?
—Vamos al grano, Sam. ¿Tienes algo que ver con el tipo que entró en mi apartamento después de que te sorprendiese con Karen Phillips?
—¿Qué? ¡No! Ya te dije que yo no hago semejantes cosas. ¿Por qué habría de hacer algo así? — Parecía sincero y empezó a sudar de forma evidente.
—El hombre que me atacó me dijo que hiciese lo que me mandasen. Era asqueroso, Sam. Y cuando intentó secuestrarme en el aparcamiento del restaurante, tú y yo acabábamos de discutir. No he insistido porque no quería creer que estuvieses relacionado con él, pero, aparte de ti, ¿quién querría que yo hiciese lo que me mandasen? Y las circunstancias en que se produjeron los ataques resultan sospechosas, como mínimo. —Mientras Brittany hablaba, Sam sudaba a raudales. Se había puesto colorado, pero lo más llamativo era el miedo que reflejaban sus ojos. Brittany ya lo había notado en el restaurante.
—Escucha, Brittany. No sé quién diablos es ese tipo ni por qué te atacó. Tal vez te confundió con otra persona o puede que sea un psicópata que te acosa. Eres muy guapa. Algunos individuos se excitan asustando a las mujeres. ¿Has ido a la policía?
Brittany no dijo nada.
Sam se aclaró la garganta.
—Por cierto, ¿cómo te libraste de él?
Brittany decidió dar por concluida la visita. Al levantarse de la silla, dijo en un tono de total indiferencia:
—Una amiga. —Contuvo la respiración hasta que salió del despacho de Sam.
Sam se quedó mirando la puerta durante un buen rato después de que Brittany se marchase. Lo que le había contado era muy inquietante. Llamó a Quinn y le pidió que fuese a su despacho. Quinn entró con expresión irritada.
—¿Sabes algo del ataque que sufrió Brittany la semana pasada?
Quinn lo miró con frialdad.
—¿Por qué tendría que saber algo sobre una cosa así?
Sam reprimió su ira.
—Escucha, Brittany no tiene nada que ver con nuestro trato. Hemos roto el compromiso y ahora es sólo una empleada. La necesito para que tranquilice a sus dientas hasta después de la oferta pública de acciones. Eso es todo. No di el visto bueno para malos rollos. Por tanto, si tienes algo que ver, déjalo.
Quinn cruzó la estancia y se inclinó sobre la mesa de Sam, al que miró con cara de desprecio. Las narices de ambos casi se rozaban. Sam notó que el aliento de la mujer olía a ajo cuando ésta habló.
—Harás todo lo que te digan y cuando te lo digan. Estás metido en esto hasta ese cuello egoísta e insignificante que tienes y no te encuentras en disposición de dar órdenes de ningún tipo. Hay pruebas de sobra de tu participación, Sam. Si se te ocurre estornudar en la dirección equivocada, tu carrera habrá terminado. Y no te librarás con una palmadita en la mano y una multa. Irás a la cárcel como un delincuente. Me han contado que allí no juegan a tenis todos los días. Piénsalo.
Quinn se enderezó, cruzó los brazos y le lanzó una mirada fulminante.
—¿Alguna cosa más, señor? —El sarcasmo que transmitía aquella voz revolvió el estómago de Sam. Quinn dio la vuelta para marcharse, pero, cuando llegó a la puerta, preguntó—: ¿Quiere que le pida la comida, señor?
—No, gracias. Voy a ir a mi club de tenis.
—Buena suerte.
Sam vio cómo se cerraba la puerta y giró el sillón para mirar por la ventana. Disfrutaba de una magnífica vista de la bahía, Alcatraz y los puentes. Su mirada se posó en Alcatraz. Luego se reclinó en el sillón y clavó los dedos bajo la barbilla.
—¿Qué he hecho?
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Finalizado Re: FanFic [Brittana] Primer impulso. Capitulo 26. Final

Mensaje por aria Vie Jul 12, 2013 6:28 pm

Ohhhhh Dios!!! Se me suben los colores con eso acercamientos... Ufffff me encantan!!!!
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Mensaje por aria Vie Jul 12, 2013 9:10 pm

Oh sii Odio a Quinn en este fic... Aparte de zorra un delicuente igual que los demas, pork quien es complices es tan culpable cm el responsable...

Awwww San esta callendo el los encantos Britty, bueno... Si no es que ya callo rendondita... Pero para cuando el besito
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Mensaje por micky morales Vie Jul 12, 2013 9:24 pm

muy bueno, ahora a esperar la actualizacion para saber que pasara entre kurt y santana!
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Mensaje por Maitehd Vie Jul 12, 2013 9:53 pm

Hola! Excelente los capítulos. Cada vez con más intriga, el trabajo raro de Santana, al menos ya se dio cuenta que le gusta Brittany, eso es genial xD
Quiero y espero que pronto haya beso Brittana, o al menos algún acercamiento que las ponga nerviosa xD
Estaré esperando los capítulos, aunque seguramente a la noche recién los pueda leer. Besos! :D
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Mensaje por Invitado Vie Jul 12, 2013 10:06 pm

Hola marta tus fics son adictivos kiero y kiero cada vez mas cap jekeje ya estoy entendiendo mas la hiatoeia asi k espero mas los cap saludo ;)
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Mensaje por naty_LOVE_GLEE Vie Jul 12, 2013 10:51 pm

WOOOOW!!!! ACTUALIZASTE CAPS!! PERDONA POR NO COMENTAR ANTES ES QUE TENÍA UN FINAL EN LA FACU y ESO ME TUVO MUY OCUPADA :(

GRACIAS POR  ACTUALIZAR!! DE VERDAD ES LO QUE ME ENCANTA DE VOS!!

ESTO YA SE VA PONIENDO ADICTIVO PARA MIS SENTIDOS :)

DEJANDO DE LADO, EL RIESGO, EL PELIGRO Y TODO A LO QUE SE ENFRENTAN, ME ENCANTO LO BIEN QUE LA PASARON COMO SI YA NADA DE ESO IMPORTASE Y SOLO ESTEN ELLAS EN UNA SITUACIÓN DE LO MÁS COMUN.

BRITT SOÑÓ CON SAN? GENIAL!!!

SAN QUIERE A BRITT, LA QUIERE DE VERDAD!! ES DISTINTA ALAS DEMÁS!!! Y NO TUVO PROBLEMA EN DECIRLO EN VOZ ALTA FRENTE A MAGGIE, ES UN GRAN Y HERMOSO AVANCE!!!!!! AL PARECER SE CAMBIAN LOS ROLES??? Y BRITT PASA A SER LA QUE TIENE QUE ACLARARSE?? PORQUE LLAMA “AMISTAD” A LO QUE LE PASA CON SAN.

POR CIERTO, WOOOW!!!! SAN ES AGENTE ENCUBIERTO??? NO LO CREIA!! CON TODO LO QUE SABIAMOS DE SU VIDA COMO EMPRESARIA Y ALTA PROFESIONAL DE LA INFORMATICA CREI QUE ERA ESE EL SECRETO, PERO VALLA QUE ME SORPRENDISTE!!!

A PARTE MAGGIE LE DIJO QUE PODÍA APARTARSE Y VOLVER A SOLO DESARROLLAR SOFTWARE??? EN SERIO PUEDE?? QUE LO HAGA!!!!! Y TODO POR INTENTAR ALGO CON BRITT?? SI!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! PORFA QUE SI!!!!!!!!!! ME DEJA LA ESPERANZA DE QUE SI PORQUE SAN AL PARECER LO DUDA O POR LO MENOS NO LO CUESTIONO :)

BLAINE y TINA!!! GRACIAS POR IR INCORPORANDO A MÁS DE LOS CHICOS!!

QUINN ES UNA “HJFDJGA” SI CON TODAS LAS LETRAS :)

SAM, PEQUEÑO Y POBRESILLO SAM :)

BRITTANA IS ON?! ESPERO QUE PRONTO!!

ME ENCANTA TU ADAPTACIÓN, Y COMO ES TÚUU ADAPTACIÓN TE PIDO BRITTANA HASTA QUE VOMITE ARCOIRIS :) SEEE!!!!!!!!!!!!!!!!!!SERÍA LO MÁS!!!!! LO MEJOR!!!!!!!!!!!!!!!  
PORFA!!!!

ESPERO LA ACTU!

SALUDOS, NATY.
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Mensaje por Alisseth Sáb Jul 13, 2013 12:38 am

San ya aceptó que la quiere!! que emoción!!!! :D

enserio no me imagino a Quinn en esa actitud ... es bueno ver a que incorporas más personajes... :)

Sabes que me encanta?? Lord T. C: .. no sé .. me encanta ese gato :)

bueno espero tu actualización..
Besos C:
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Mensaje por Marta_Snix Sáb Jul 13, 2013 6:10 am

aria escribió:Ohhhhh Dios!!! Se me suben los colores con eso acercamientos... Ufffff me encantan!!!!

aria escribió:Oh sii Odio a Quinn en este fic... Aparte de zorra un delicuente igual que los demas,  pork quien es complices es tan culpable cm el responsable...

Awwww San esta callendo el los encantos Britty, bueno... Si no es que ya callo rendondita... Pero para cuando el besito
Es que siempre pongo a Quinn de buena, quería cambiar un poco y no encasillarla, en este es mala :3:El beso mas pronto de lo que imaginas
micky morales escribió:muy bueno, ahora a esperar la actualizacion para saber que pasara entre kurt y santana!
En el siguiente capitulo se conoceran
Maitehd escribió:Hola! Excelente los capítulos. Cada vez con más intriga, el trabajo raro de Santana, al menos ya se dio cuenta que le gusta Brittany, eso es genial xD
Quiero y espero que pronto haya beso Brittana, o al menos algún acercamiento que las ponga nerviosa xD
Estaré esperando los capítulos, aunque seguramente a la noche recién los pueda leer. Besos! :D
Muy pronto, estos capitulos que vienen te van a gustar
fernanda hernandez ojeda escribió:Hola marta tus fics son adictivos kiero y kiero cada vez mas cap jekeje ya estoy entendiendo mas la hiatoeia asi k espero mas los cap saludo ;)
Hola!! FanFic [Brittana] Primer impulso. Capitulo 26. Final - Página 3 2414267551  La historia empezaba algo liosa pero se va entendiendo según pasan los capitulos
naty_LOVE_GLEE escribió:WOOOOW!!!! ACTUALIZASTE CAPS!! PERDONA POR NO COMENTAR ANTES ES QUE TENÍA UN FINAL EN LA FACU y ESO ME TUVO MUY OCUPADA :(

GRACIAS POR  ACTUALIZAR!! DE VERDAD ES LO QUE ME ENCANTA DE VOS!!

ESTO YA SE VA PONIENDO ADICTIVO PARA MIS SENTIDOS :)

DEJANDO DE LADO, EL RIESGO, EL PELIGRO Y TODO A LO QUE SE ENFRENTAN, ME ENCANTO LO BIEN QUE LA PASARON COMO SI YA NADA DE ESO IMPORTASE Y SOLO ESTEN ELLAS EN UNA SITUACIÓN DE LO MÁS COMUN.

BRITT SOÑÓ CON SAN? GENIAL!!!

SAN QUIERE A BRITT, LA QUIERE DE VERDAD!! ES DISTINTA ALAS DEMÁS!!! Y NO TUVO PROBLEMA EN DECIRLO EN VOZ ALTA FRENTE A MAGGIE, ES UN GRAN Y HERMOSO AVANCE!!!!!! AL PARECER SE CAMBIAN LOS ROLES??? Y BRITT PASA A SER LA QUE TIENE QUE ACLARARSE?? PORQUE LLAMA “AMISTAD” A LO QUE LE PASA CON SAN.

POR CIERTO, WOOOW!!!! SAN ES AGENTE ENCUBIERTO??? NO LO CREIA!! CON TODO LO QUE SABIAMOS DE SU VIDA COMO EMPRESARIA Y ALTA PROFESIONAL DE LA INFORMATICA CREI QUE ERA ESE EL SECRETO, PERO VALLA QUE ME SORPRENDISTE!!!

A PARTE MAGGIE LE DIJO QUE PODÍA APARTARSE Y VOLVER A SOLO DESARROLLAR SOFTWARE??? EN SERIO PUEDE?? QUE LO HAGA!!!!! Y TODO POR INTENTAR ALGO CON BRITT?? SI!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! PORFA QUE SI!!!!!!!!!! ME DEJA LA ESPERANZA DE QUE SI PORQUE SAN AL PARECER LO DUDA O POR LO MENOS NO LO CUESTIONO :)

BLAINE y TINA!!! GRACIAS POR IR INCORPORANDO A MÁS DE LOS CHICOS!!

QUINN ES UNA “HJFDJGA” SI CON TODAS LAS LETRAS :)

SAM, PEQUEÑO Y POBRESILLO SAM :)

BRITTANA IS ON?! ESPERO QUE PRONTO!!

ME ENCANTA TU ADAPTACIÓN, Y COMO ES TÚUU ADAPTACIÓN TE PIDO BRITTANA HASTA QUE VOMITE ARCOIRIS :) SEEE!!!!!!!!!!!!!!!!!!SERÍA LO MÁS!!!!! LO MEJOR!!!!!!!!!!!!!!!  
PORFA!!!!

ESPERO LA ACTU!

SALUDOS, NATY.
No te preocupes, espero que te haya ido bien en el facu. Ya sabes que me gusta consentiros, asi que tendreis actualización siempre que el tiempo me lo permita.
Bueno sabemos desde el primer capitulo que San es lesbiana, pero Britt siempre ha sido hetero, es normal que tenga dudas, aunque sí, ahora que San sabe que le gusta Britt, es Britt la que no se aclara
Meto personajes de la serie siempre que me es posible, pero me gusta que encajen un poco en sus personalidades. A Quinn en este FF la he puesto como la bitch que lleva dentro FanFic [Brittana] Primer impulso. Capitulo 26. Final - Página 3 2414267551
Brittana is on...próximamente... (coff coff en 2 capitulos coff coff)
Alisseth escribió:San ya aceptó que la quiere!! que emoción!!!! :D

enserio no me imagino a Quinn en esa actitud ... es bueno ver a que incorporas más personajes... :)

Sabes que me encanta?? Lord T. C: .. no sé .. me encanta ese gato :)

bueno espero tu actualización..
Besos C:

 Es la Quinn de principio de temporada, la Quinn bitch, quería cambiarla un poco, la tengo encasillada en mis FF como la chica buena, era hora de cambiar un poco FanFic [Brittana] Primer impulso. Capitulo 26. Final - Página 3 2414267551
A mi también me encanta Lord T. y los celos que San le tiene cuando esta cerca de Britt FanFic [Brittana] Primer impulso. Capitulo 26. Final - Página 3 2414267551
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Finalizado FanFic [Brittana] Primer impulso. Capitulo 13

Mensaje por Marta_Snix Sáb Jul 13, 2013 6:47 am



 

Capitulo 13
Kurt parecía un gato tras comer un sabroso canario cuando fue a buscar a Brittany a las once y media en punto. Brittany cogió el bolso y salió corriendo, encantada de escabullirse y deseando ver a San. De camino al hotel, Brittany le dio un codazo a Kurt y le dijo:
—Vamos, suéltalo ya. ¿A qué viene esa sonrisa boba?
Kurt se mostró esquino, pero Brittany se dio cuenta de que en realidad se moría de ganas de hablar.
—Estuve con mi amigo anoche, Brittany. No nos veíamos desde que estuvo en Boston hace tres semanas. Llegué al hotel muy tarde, debido a las reuniones con los clientes. Me estaba esperando en el vestíbulo con flores y champán. Tenía miedo de que se hubiese olvidado de mí, ¡pero no! Fue aún mejor que antes. Estoy tan colgado por él que no sé cómo acierto a decir una palabra tras otra.
Kurt se detuvo y cogió las manos de Brittany, obligando a la gente a dar un rodeo.
—Lo amo, Brittany. Más aún. Estoy enamorado de él. —Le brillaban los ojos y Brittany sintió que las lágrimas asomaban también a los suyos.
—¡Oh, Kurt, cuánto me alegro! Debe de ser una persona excepcional. ¿Cómo se llama?
Su amigo repuso:
—De eso nada. Primero tienes que ver todo el paquete. Esta noche en la cena. Hasta entonces, mis labios están sellados.
—¡Rata! ¡Sabes que pasaré el día nerviosísima! Recuerda una cosa: no te comprometas a nada permanente hasta que le dé mi aprobación. Son las normas. ¿De acuerdo?
Kurt se rió y asintió.
—Oh, creo que le darás tu aprobación. Es estupendo, amable, divertido y...
Brittany alzó las manos y se rindió.
—Bien, ya me hago cargo. Ahora vamos a escuchar a mi estupenda amiga. —Brittany se apartó para no pisar un chicle pegado en la acera y notó que Kurt la observaba.
Más tarde, en el fastuoso salón de baile, la recepcionista comprobó los nombres, los buscó en una lista y dijo:
—Tienen sitio en una de las mesas principales por cortesía de nuestra conferenciante estrella.
—Vaya —dijo Kurt—, como yo no la conozco, debe de haber alguien muy especial y ésa eres tú, cariño. —Hizo ademán de chuparse el dedo y meterlo en el trasero, y soltó un bufido. Cuando entraron en el salón, canturreó—: ¡La cosa está que arde!
Brittany bajó la cabeza cuando se dio cuenta de que la mujer que había en la puerta la miraba de arriba abajo y, a continuación, se escabulló detrás de Kurt.
San comprobó el equipo y dispuso las cosas como a ella le gustaban. En aquel momento acechaba desde una de las puertas de servicio del salón de baile. “¿Por qué estás nerviosa? Has dado esta conferencia y otras parecidas una docena de veces.” Consultó la hora y miró a través del cristal de la puerta. Al fondo del salón divisó a Brittany, que avanzaba con las manos sobre los hombros de un joven castaño y atractivo. Ambos se reían, encantados.
—Debe de ser Kurt. Parece agradable.
Alguien carraspeó detrás de San, lo que la sobresaltó y la obligó a darse la vuelta. Se trataba de un camarero que llevaba una bandeja llena de vasos de agua. El hombre sonrió y San soltó una carcajada.
—Debo de estar loca, espiando al público y hablando sola.
—La mayoría de los oradores hacen lo mismo, sean quiénes sean. ¿Por qué no sale y da una vuelta por ahí? —San no respondió, así que el camarero sugirió—: Si conoce a algunas personas, hable con ellas. El tiempo pasará más rápido.
—¡Brillante! —San lo sabía, pero nunca lo había hecho, porque por lo general no encontraba a nadie con quien valiese la pena hablar. Aquel día era distinto. Sostuvo la puerta para que pasase el camarero y se dirigió hacia donde estaban Brittany y Kurt.
Brittany estaba contándole algo a Kurt cuando San le puso una mano en el hombro y se encontró ante los ojos más hermosos que había visto en su vida. San se quedó sin aliento y correspondió a la sonrisa de Brittany. El momento se prolongó hasta que San se dio cuenta de que el amigo de Brittany se había levantado.
—Oh, hola —dijo Brittany, ruborizándose—. Hum, éste es mi amigo Kurt Hummel. Kurt, te presento a San..., la doctora López.
—Es un verdadero placer conocerla, doctora López —dijo Kurt, mientras se estrechaban la mano—. Hace mucho que admiro su trabajo y utilizo su software todos los días. Por lo que me ha contado Brittany, tengo con usted una deuda de gratitud por haberla ayudado la otra noche. Gracias. Cuente conmigo para cualquier cosa que necesite. Brittany es mi mejor amiga.
A San la conmovió la sinceridad de las palabras de Kurt.
—No hice gran cosa. Dio la casualidad de que estaba en el lugar adecuado en el momento adecuado. También yo me alegro de conocerte. Brittany habla muy bien de ti. Sus amigos son también mis... Bueno, ya sabes a qué me refiero. Y, por favor, llámame San. “Casi nunca pronuncias esa frase.” Brittany acarició la mano que San había posado sobre su hombro.
—¿Nos acompañarás durante la comida? —preguntó Kurt.
Brittany le dedicó una mirada tranquilizadora y vio que San se relajaba. “Dios mío, espero que sea cierto lo que me contó sobre las conferencias. Parece muy nerviosa.”
—Me encantaría. Pero tengo que estar en la tarima con los peces gordos. Debo contentarme con saber que tengo una amiga... amigos... entre el público y pensar en la cena de esta noche. Hablando del tema, será mejor que suba. Encantada de conocerte, Kurt. Os veré cuando acabe todo.
Brittany sintió un leve tirón y se dio cuenta de que San le había retenido la mano mientras hablaban. La soltó y San le guiño un ojo y se dirigió a la tarima, donde la esperaban los vips. Kurt se inclinó y susurró al oído de Brittany:
—Es espectacular. Más aún en persona. Creo que piensa que tú también lo eres. Vas por buen camino, pequeña.
Brittany lo miró antes de que la distrajese un camarero que puso un plato de comida ante ella. El camarero, que había oído el comentario, dijo:
—Sin duda. Además es encantadora.
Brittany se apresuró a centrarse en la comida, como si fuese lo más exquisito que había probado en su vida, y Kurt tuvo el buen sentido de no decir nada más. Pero sus comentarios anteriores daban vueltas en la cabeza de Brittany. San era espectacular, evidentemente. Y en todos los sentidos. Brittany entendió su timidez y su estoicismo, y ya ni siquiera le llamaban la atención. La San que estaba empezando a conocer resultaba increíble. Entonces, ¿Por qué las observaciones de Kurt la hacían sentirse frágil y vulnerable? Y el camarero, ¿a qué venía aquello? Después del postre, Brittany se fijó en que la presidenta del acto, una mujer corpulenta de cabellos difíciles de describir, con gafas y un traje desastroso, se levantaba y anunciaba una serie de cosas en tono monótono, tras lo cual cedió el micrófono al presidente de la asociación del congreso. Presentó a San con una lista tan extensa de credenciales y logros que Brittany se quedó pasmada. Cuando San ocupó por fin el podio y jugueteó con el micro que llevaba en la solapa, Brittany no le quitó los ojos de encima. San ofrecía una imagen impresionante. Su estatura, la ropa, los rizos caoba y los ojos azules formaban un conjunto deslumbrante. Permaneció callada tras el atril, esperando que los cubiertos dejasen de oírse y que el silencio apagase las voces, con aspecto de controlar totalmente el salón. Todos los ojos se posaron en ella. San comenzó con los obligados agradecimientos y dijo en tono irónico que, tras la exagerada presentación, había pensado que se refería a otro orador. Todo el mundo se rió y el ambiente se relajó. Mientras San hablaba, Brittany se sintió hipnotizada. Durante la conferencia, tuvo la impresión de que San la miraba directamente varias veces y le sonreía. En una ocasión, le pareció que San se había perdido y tuvo que beber agua para centrarse. Brittany la imitó, con la cara ardiendo de placer. De vez en cuando Brittany miraba a Kurt, que parecía tan entusiasmado como ella. Kurt también la miró a ella e incluso le guiñó un ojo. Estaba demasiado absorta en San para mostrarse maleducada y preguntarle por qué lo había hecho, pero se lo preguntaría más tarde. Por fin, San concluyó su discurso advirtiendo al público:
—Deben recordar que “el precio de la libertad es la vigilancia constante”. Vigilancia de las prácticas contables de sus clientes, vigilancia antes de aceptar la palabra de sus homólogos en las empresas en las que trabajan, vigilancia frente a su propia pereza y codicia. No se confíen nunca pensando que sus mejores clientes no van a estafarlos. Y, por último, cuídense. A veces la verdad y la honradez resultan peligrosas. Gracias por su tiempo.
El público se levantó entre vítores y aplausos; hubo incluso algún que otro grito de entusiasmo y silbidos. Brittany y Kurt fueron de los primeros en levantarse. San había estado magnífica, con mucho aplomo, transmitiendo compromiso y pasión. A Brittany jamás la había conmovido tanto una conferencia, especialmente los segundos que habían compartido. Brittany los habría calificado de “íntimos” si hubiera tenido que describirlos. La maravillaba cómo lo había conseguido San y se preguntaba si los demás
pensaban lo mismo. San parecía sorprendida y un tanto incómoda por la duración de los aplausos; en un determinado momento hizo un gesto para que terminasen y dijo:
—¡Pueden retirarse!
Cuando el público comenzó a salir, San se quitó el micro y dedicó unos minutos a estrechar manos antes de acercarse a Kurt y a Brittany. Brittany la abrazó en un impulso, incapaz de resistir la proximidad que tanto anhelaba.
—¡Ha sido genial! Eres la mejor oradora que he escuchado en mi vida.
—Es usted maravillosa, doctora López. —Kurt le dio la mano calurosamente.
—Gracias. Y, por favor, llámame San.
Brittany se dio cuenta de que una larga fila de personas esperaban detrás de San, así que dijo de mala gana:
—Sé que tienes que hablar con esa gente. ¿Quieres que quedemos después en mí apartamento?
—Tengo un seminario que empieza dentro de unos minutos —explicó Kurt—. Os veré en el Carnelian Room a las siete para tomar algo, ¿de acuerdo? Id de tiros largos. ¡Tenemos mucho que celebrar! — Cogió el abrigo y el maletín.
En un tono que sólo Brittany podía oír, San dijo:
—Espera un minuto. Te acompañaré a tu oficina.
Brittany asintió, encantada ante la idea de que San estuviese con ella, y cogió a Kurt por el brazo.
—Me reúno contigo dentro de un momento.
Mientras San saludaba a sus admiradores, Brittany observó a la gente que le estrechaba la mano, le daba tarjetas y le hacía preguntas. Había incluso quienes flirteaban, aunque San no prestó atención a las sutiles invitaciones. Sin embargo, a Brittany no se le escapaba ningún detalle. Una mujer atractiva habló con San y, luego, se dirigió hacia Brittany. Al pasar ante ella, le sonrió y la saludó con la cabeza, lo que le provocó una mezcla de confusión y de autosatisfacción. “Queda en suspenso. Ya volverá a surgir. Y nada de sonrisitas.” Aquello era difícil. Kurt interrumpió sus pensamientos.
—Tengo que irme, de verdad. Quédate. Pero ¿sabes una cosa? No sabía a quién mirar durante la conferencia, si a San o a ti.
—¿Por qué? —Brittany contuvo la respiración. Kurt la conocía muy bien.
Kurt se acercó a ella y habló en voz baja:
—Cuando San te miraba a los ojos, perdía la concentración. Y la estuviste observando casi todo el tiempo. Me preguntaba si los demás se darían cuenta. —Miró el reloj y se despidió de Brittany con un beso en la mejilla—. Nos vemos esta noche.
Brittany estaba asombrada. De repente, el gesto de la mujer cobró sentido. No sabía cómo debía sentirse, pero el calor que se apoderó de su cuerpo era una experiencia nueva y, a decir verdad, nada desagradable. Cuando se dirigían a la oficina, Brittany le contó a San la conversación que había mantenido con Sam.— Se sorprendió cuando relacioné el ataque en mi apartamento y el susto del restaurante; al final de la reunión sudaba a chorros. Dijo que no sabía nada, pero miente y está asustado. Por lo que me has contado, tal vez esté metido en el ajo hasta la cejas y no sepa cómo salir.
—Seguramente también vigilan su despacho. Aunque no lo reconozca, está en guardia. ¿Alguna idea sobre quiénes pueden estar en el asunto, además de él?
—No se me ocurre a nadie.
Cuando se disponían a entrar en el edificio de oficinas, Brittany miró hacia la cafetería, se dio una palmada en la frente y exclamó:
—¡Oh! ¡Se me olvidaba lo mejor de todo! —Contó la historia de Tina y la relación que había establecido con Quinn y un hombre misterioso.
—Ninguno de los tipos de la oficina encaja en esa descripción, pero, según Tina, su madre los había visto antes. Se encontraban allí a altas horas de la noche. Ese encuentro fue un poquito más personal. Ahora que lo pienso, coincide bastante con uno de los miembros del comité. El que más miedo da: Noah.
—Buen trabajo de detective, amiga.
Halagada por el cumplido, Brittany se lanzó:
—Sí. Debería investigar. Podría colarme por la noche y registrar la mesa de Quinn. A lo mejor encuentro todo tipo de...
San la cogió bruscamente por el brazo y la miró a la cara.
—¡No digas eso! Ni se te ocurra. Esas personas son peligrosas y te matarían sin pensarlo dos veces. Si tienen la menor sospecha sobre ti... —San se contuvo, soltó a Brittany y retrocedió unos pasos—. Lo... siento. No quería hacerte daño. Sólo que...
El dolor y el miedo que reflejaban los ojos de San angustiaron a Brittany. Se acercó a ella y le dijo:
—Estaba bromeando. No voy a hacer nada sin decírtelo. En serio. No te preocupes.
San, avergonzada, no la miró a los ojos. Luego enderezó los hombros.
—De acuerdo. Así nos entendemos. Será mejor que me vaya. Tengo que... ir de compras si quiero cumplir las expectativas de Kurt sobre los “tiros largos”. Te veré después en tu casa. —Regresó al hotel a buen paso.
Brittany la vio marchar y, de pronto, recordó algo y gritó:
—¡San! ¡Espera! —Se apresuró a alcanzarla y a punto estuvo de resbalar. Sonreía, muy nerviosa.—Por poco se me olvida. Toma una llave por si llegas antes y quieres ducharte o algo así. Ya sabes dónde está todo, incluidos los micros. ¡Todo tuyo! Nos vemos sobre las cinco y media, ¿te parece bien?
—Perfecto. —San habló en un tono indiferente, pero cogió la llave. Mientras esperaba el ascensor para subir a la oficina, Brittany pensaba en lo que había ocurrido. Le extrañaba la repentina reacción de San. Pero lo que más la agobiaba era que el miedo que reflejaban sus ojos se refería a ella.
Brittany se sintió mal toda la tarde por haber molestado a San. “Debería haber ido tras ella para hablar. ¿Y si me da plantón y vuelve a Bolinas?” Pensó en llamarla al móvil, pero no quería importunarla más. “¿Por qué no mantendré la bocaza cerrada?” El tráfico avanzaba con la lentitud de una tortuga en invierno cuando Brittany se dirigió a su casa. Al acercarse y pasar ante la furgoneta blanca, sintió la necesidad de hacerle un corte de mangas, pero se contuvo, recordando el consejo de San de no enfrentarse a ellos de ninguna manera. Introdujo la tarjeta electrónica en la ranura y asomó el cuello para ver si el Audi estaba en el garaje, pero no lo vio. Entró a toda prisa y estuvo a punto de atropellar a Blaine, que se dirigía al ascensor.
—¡Cuidado! —Le lanzó una mirada fulminante, que enseguida se convirtió en una sonrisa—. ¿Qué tal, preciosidad? ¿Quieres matarme?
Brittany bajó el cristal de la ventanilla.
—Lo siento mucho, Blaine. Iba apurada y no presté atención.
—No pasa nada. No has atropellado a nadie. ¿Por qué no aparcas mientras yo llamo el ascensor?
Brittany hizo un gesto de agradecimiento. Al aparcar, vio el coche de San en una de las plazas para invitados y respiró aliviada. “Gracias a Dios.” Luego fue hacia el ascensor, donde la esperaba Blaine.
—Muchas gracias. Siento haber estado a punto de atropellarte. —Brittany se apresuró a pulsar el botón de su piso.
—¿Tienes una cita apetecible esta noche?
Brittany se miró los pies.
—Sí, creo que sí. ¿Y tú?
Llegaron al piso de Blaine y éste gritó, al salir:
—¡De lo más apetecible! —Se despidió de ella mientras la puerta del ascensor se cerraba.
En cuanto Brittany llegó a su planta, corrió a su apartamento, peleándose con la llave y maldiciendo en voz baja. Al entrar en el salón no vio a nadie y la invadió un pánico momentáneo, hasta que oyó a alguien cantando en la ducha.
Brittany cerró la puerta y aguzó el oído. Ven aquí, de Oleta Adams, era una de sus canciones favoritas, pero estaba tan emocionada que no recordaba nada de la letra, más que el recurrente “ven aquí”. No importaba. San tenía una voz suave y seductora, y conocía la canción. “Estupendo.” Cuando la ducha y la canción cesaron, Brittany decidió hacer un poco de ruido para no sobresaltar a San... y para entretener a los fisgones, puesto que también había que pensar en ellos. Dejó el maletín y fue a la cocina. Abrió el frigorífico, cogió dos botellas de agua, caminó dando pisotones hasta la puerta del baño y llamó con gran energía.
—Hola. ¿Te apetece beber agua? ¡Me temo que es lo único que tengo! —La puerta se abrió de golpe y apareció San, envuelta en una toalla, con el pelo chorreando, muy sonriente. Brittany casi se desmayó.
Puso cara de tonta y acertó a decir:
—¿Qué tal? —Sabía que se estaba comportando como una paleta. “Me estoy poniendo en evidencia.” Alzó la botella de agua y casi se la clavó en el pecho a San. Aquel hermoso pecho.
De pronto, San la arrastró al interior del baño y cerró la puerta. Puso las botellas en el tocador y un dedo sobre los labios de Brittany y, luego, abrió un grifo y se inclinó para susurrarle al oído:
—Muy sutil por tu parte. Este es el único sitio donde sé que no nos pueden escuchar, ni siquiera con un lector óptico situado al otro lado de la calle. Yo... quería disculparme por haberte zarandeado y gritado. —Retrocedió un poco y ambas se miraron a los ojos.
San se hallaba a escasos centímetros de Brittany, cuya oreja aún registraba el hormigueo del reciente contacto. “¿Qué ha dicho?” Cerró los ojos y trató de aclarar la mente, dudando un instante antes de recuperar el autodominio.
—Hum, entonces también yo debo disculparme. Soy una bocazas. No quería molestarte. Yo... nunca... ¿De acuerdo? —Percibió el olor de la toalla y la embriagadora mezcla de fuerza y suavidad que emanaba del cuerpo de San. Se obligó a retroceder, la miró un segundo y tomó aliento.
Brittany se acaloró. “¿Serán así los sofocos?” Consiguió decir que tenía que buscar algo que ponerse. San se encogió de hombros y la toalla resbaló un poco.
—De acuerdo. En diez minutos el baño es todo tuyo.
Brittany contempló el cuerpo de San y se dirigió al dormitorio dando tumbos. Cuando cerró la puerta, tuvo que apoyarse en la pared porque estaba temblando. “Ya veo que no tiene conciencia de sí misma ni de la desnudez. Una típica chica de California. ¡Válgame Dios, qué cuerpo!” Brittany estaba acostumbrada a la desnudez femenina. La residencia de estudiantes, el trabajo de modelo... en todos esos sitios las chicas se desnudaban. Pero no le cabía duda de que San era un caso aparte, porque Brittany se había puesto a cien. Abrió el armario, sin fijarse apenas en las bolsas y paquetes de Neiman, y le costó trabajo centrarse en la velada. La furgoneta sólo captaba ruidos, con gran consternación por parte de Simpkin.
—Mierda. ¿Por qué hago esto? No he oído nada desde que iniciamos esta maldita operación.
Cuando las cámaras quedaron inutilizadas, supuso que las mujeres no habían encontrado los otros aparatos. Pero en aquel momento no estaba tan seguro. Hatch se iba a cabrear. Noah le había dicho que se dejase de rollos violentos y Hatch estaba de un humor de perros cada vez que entraba en la furgoneta. Lo único que podía hacer Simpkin era mantener la actividad y evitar la furia de Hatch. Tras la persecución por el condado de Marin, intentaron localizar las placas de matrícula del misterioso Audi, que aparecía registrado a nombre de una tal Lottie Sommers, de Noe Valley. Comprobaron la dirección y no encontraron más que una casa deshabitada. Como no dieron con la propietaria, Noah les ordenó que siguiesen a aquella tal Pierce. Pero de nuevo apareció el Audi, que llegó al lugar antes que la Pierce. Debía de tener una llave del piso. Luego se oyó el chorro de la ducha.
—Muy acogedor, chicas. —Simpkin comprobó el equipo y sintonizó los diales para captar fragmentos de conversación que inspirasen su imaginación.
San se sentó en el sofá, fingiendo leer el periódico mientras esperaba. En realidad, daba igual que lo pusiese del revés. La proximidad de Brittany en el baño la había puesto nerviosa. Estaba pasando las páginas cuando se le soltó una etiqueta de la manga y quedó colgando.
—¿Cuántas cosas de éstas tiene una prenda de ropa? —Buscó las tijeras en la cocina y, mientras regresaba al salón, inspeccionó el traje en busca de más etiquetas. De pronto, vio a Brittany en la puerta del dormitorio, con un vestido negro corto que realzaba sus curvas. Tenía unas piernas espectaculares y las tiras de sus zapatos de tacón permitían adivinar unos pies preciosos. Dos lazos se unían tras la nuca, dejando al descubierto la espalda y parte de la cintura. La leve hendidura entre sus pechos, apenas sugerida, llamaba la atención. Fue como si la habitación se quedase sin oxígeno. San estaba atónita. De repente, su teléfono móvil sonó de forma muy oportuna. Apartó los ojos de
la visión que tenía delante e intercambió unas cuantas palabras antes de apagar el móvil.
Brittany continuó mirándola de tal forma que San pensó que había aparecido otra etiqueta donde no debía. Por fin, Brittany dijo:
—Es el esmoquin de mujer más bonito que he visto en mi vida. El chaleco me recuerda el azul oscuro del cristal veneciano. Te sienta de maravilla. San, estás deslumbrante.
San se dio cuenta de que se había puesto colorada y respondió:
—Ah, parece que ha llegado nuestro carruaje. —Sonriendo, señaló la ventana: una limusina negra esperaba ante la puerta del edificio.
A Brittany le brillaban los ojos cuando abrazó a San.
—¡Qué lujo! ¡Voy a ponerme la chaqueta y nos vamos!
San buscó algo que decir desesperadamente. Con un teatral gesto de alivio, comentó:
—Menos mal. Me preguntaba si querías morir congelada esta noche. Por cierto, estás impresionante, Brittany. Pero, si no te molesta la pregunta, ¿cómo vas... a, bueno, ya sabes, evitar un accidente... si te mueves demasiado rápido? —San se ruborizó al hacer la pregunta, pero no podía reprimir la curiosidad.
Brittany cogió una chaquetilla que hacía juego con el vestido y le pidió que le ayudase a ponérsela. Se volvió y miró a San con expresión sexy.
—Supongo que debo tener cuidado, ¿no crees?
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Finalizado Re: FanFic [Brittana] Primer impulso. Capitulo 26. Final

Mensaje por micky morales Sáb Jul 13, 2013 9:16 am

que capitulazo, muero lentamente!!!!! estaba esperando para agradecerte el tiempo que te tomas en actualizar tus historias, hasta 2 veces por dia, me encantaria que todas las escritoras fueran asi pero entiendo que no todas tienen el mismo tiempo. Bueno, hasta muy pronto!
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Finalizado Re: FanFic [Brittana] Primer impulso. Capitulo 26. Final

Mensaje por aria Sáb Jul 13, 2013 10:32 am

Me encantan estos acercamientooooos... Cada vez mas intimosy sexys!!! Ohhhh los colores *w*
Britt se llevara una gran sorpresa cuando se encuentre con Blaine... :D
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Finalizado Re: FanFic [Brittana] Primer impulso. Capitulo 26. Final

Mensaje por Marta_Snix Sáb Jul 13, 2013 1:27 pm

micky morales escribió:que capitulazo, muero lentamente!!!!! estaba esperando para agradecerte el tiempo que te tomas en actualizar tus historias, hasta 2 veces por dia, me encantaria que todas las escritoras fueran asi pero entiendo que no todas tienen el mismo tiempo. Bueno, hasta muy pronto!
Hola, gracias, y la verdad es que al estar de vacaciones tengo mucho tiempo, por eso puedo responder tan seguido
aria escribió:Me encantan estos acercamientooooos... Cada vez mas intimosy sexys!!! Ohhhh los colores *w*  
Britt se llevara una gran sorpresa cuando se encuentre con Blaine... :D

 El siguiente capitulo te va a encantar, te lo aseguro

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He editado el primer capitulo para meter una portada, es esta, ¿que opinais?
FanFic [Brittana] Primer impulso. Capitulo 26. Final - Página 3 8vx
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Finalizado FanFic [Brittana] Primer impulso. Capitulo 14

Mensaje por Marta_Snix Sáb Jul 13, 2013 2:11 pm



 

Capitulo 14
Cuando la limusina arrancó, San volvió la cabeza y vio que las seguía un sedán negro. No le sorprendió. Veinte minutos después llegaron al edificio del Banco de América. kurt los esperaba fuera y Brittany salió a saludarlo, mientras San hablaba unos instantes con la conductora.
—¿Has visto que nos siguen? Vigílalos. Gracias, Jess.
Jess, una colega de San que iba vestida de librea para pasar por conductora, asintió.
—No me extrañaría que os vigilasen dentro. Será mejor que inventes una historia para disimular. — Jess cerró la puerta de la limusina y saludó llevándose la mano a la gorra.
Cuando San se reunió con sus amigos, Kurt le ofreció un brazo a Brittany y otro a ella, y los tres se dirigieron hacia los veloces ascensores sin perder detalle. Kurt exhibía una sonrisa de satisfacción que nada podría borrar.
—¿Dónde está ese hombre tan misterioso, Kurt? —bromeó Brittany—. Empiezo a pensar que es producto de tu imaginación.
—Subió a reservar una mesa junto a la ventana. Es banquero y esto es un club de banqueros. Además, no quería perder la ocasión de que toda esta gente me envidie, ni en un millón de años.
San y Brittany se miraron por encima de la cabeza de Kurt, y Brittany guiñó un ojo. A continuación, se dedicó a mimarlo: le quitó una mota imaginaria del hombro, le arregló la corbata, se acercó a él y lo besó en la mejilla. Kurt estaba rojo como un tomate cuando se abrió la puerta del ascensor, y San se rió de los dos.
—Caramba, señor Hummel, este sitio tiene mucha clase —exclamó Brittany—. ¡Me encanta!
Kurt puso los ojos en blanco y dijo:
—Bueno, bueno. ¡Me rindo!
La recepcionista les indicó su mesa, en la que había un hombre contemplando la espectacular vista de la ciudad. El hombre se volvió al oír la voz de Kurt. Brittany ahogó un grito.
—¿Blaine Anderson?
Blaine también se sorprendió.
—¡Vosotras dos! ¡Las bellezas de mi casa! Increíble.
Tras sentarse, le explicaron a Kurt cómo se habían conocido.
Brittany bromeó:
—Creímos que querías ligar con nosotras, Blaine. No se nos ocurrió que te dedicases a levantar piezas para tus compañeros de equipo.
—Y no lo hago. Todo el equipo es gay. Creí que erais una pareja de raras y que os gustaría vernos jugar.
San miró a Brittany cuando oyó lo que Blaine había dicho, pero se apresuró a desviar la vista. Brittany se dedicó a contemplar la perspectiva, así que San se dio cuenta de que también ella lo había entendido. Ojalá que Brittany estuviese a la altura y no soltase algo comprometedor. Un movimiento en la visión periférica de San hizo que se fijase en dos hombres que se hallaban sentados en la mesa más próxima. “La sala no está llena. ¿Por qué se han sentado ahí?” Una afinada alarma sonó en su cabeza, así que se disculpó y se dirigió a los servicios, que estaban detrás del maitre. Habló con la recepcionista un momento, entró en el baño y regresó poco después. Sonrió con placer al sentarse, mientras acariciaba la barbilla de Brittany, que se volvió hacia San y la miró. San dijo en voz baja:
—Creo que los tipos que están en la mesa de la izquierda nos vigilan. Pidieron esa mesa en concreto, y es mejor que no los mires. Coquetea conmigo. Necesitamos darles un motivo para estar juntas. Te lo explicaré después.
Brittany se irguió y tuvo que contenerse para no mirar directamente a los hombres. Asimiló las palabras de San y asintió de forma casi imperceptible. En ese momento, San se inclinó y la besó en los labios. Brittany fingió que tosía y se tapó la boca con la servilleta. Estuvo a punto de estallar con el subidón de adrenalina. Entre el peligro de que las siguiesen y la excitación del beso, la cabeza le daba vueltas. Por fin logró mirar a Kurt, que tenía los ojos como platos e iba a decir algo, pero Brittany le dio un pisotón y le dedicó una expresiva mirada. Kurt cambió de actitud y le preguntó a Blaine qué tal le había ido el día.
—Pidamos algo de beber, ¿os parece? —sugirió San. Todos aceptaron con tanta rapidez y buena voluntad que Blaine, sin duda, se preguntó qué diablos ocurría.
Tras pedir una botella de champán Perrier-Jouét, charlaron animadamente. A las ocho Kurt comentó que debían ir a cenar. Los cuatro compartieron la limusina de San, y a las ocho y media se hallaban en un reservado del restaurante Fifth Floor pidiendo unos aperitivos. La cena fue fabulosa, y Brittany estaba emocionada. Los cuatro lo pasaron estupendamente, charlando y bromeando, y San se mostraba más desenvuelta en aquella situación social de lo que Brittany había pensado. Hablaron del equipo de rugby de Blaine, y San y Brittany preguntaron cómo lo había conocido Kurt. A Brittany le alegró ver cómo brillaban los ojos de los dos hombres mientras contaban su historia. Blaine se reía de todo lo que decía Kurt, y los hombros de ambos se rozaban. A Brittany le encantó ver que Blaine tenía tanto interés en la relación como Kurt. Cuando Brittany explicó que Kurt y ella se habían conocido en la universidad y eran muy amigos desde entonces, San no se pudo contener y recabó información:
—¿Las personas con las que salíais no tenía celos? —A pesar de las circunstancias, trató de comportarse como lo hacían los amigos cuando salían a cenar, aunque se dijo a sí misma que formaba parte de la tapadera.
Kurt miró a Brittany y habló con ternura:
—Pues... Brittany y yo nos quejábamos de que no disfrutábamos tanto con nadie como cuando estábamos juntos. Y, de hecho, decidimos que, si no nos habíamos casado al llegar a los treinta, nos casaríamos los dos: Pero le confesé a Brittany que era gay. Y seguimos siendo los mejores amigos del mundo.
—Siempre supimos que no nos casaríamos —explicó Brittany—. Pero acordamos que cada uno tenía que dar su aprobación a la elección del otro. Ahora me doy cuenta de que yo rompí la promesa, Kurt. Lo siento. Sam nunca te cayó bien. Fui una estúpida. —San le acarició la mano y Brittany trató de disimular el placer y la sorpresa.
—Todos cometemos errores, Brittany. ¿Verdad, Kurt?
—Cierto. No volverá a suceder. Ahora has mejorado mucho.
Cuando retiraron los platos de la mesa, Blaine dijo:
—¡Estoy a punto de reventar! Paguemos la cuenta y vamos a divertirnos.
Tras discutir quién pagaría la cena, discusión que ganó Blaine, Kurt sugirió:
—Vamos a algún sitio a bailar.
A Blaine le pareció bien.
—Hay un club gay al sur de Market Street.
San dudó, pero ofreció su limusina y solicitó en silencio permiso a Brittany antes de dar órdenes a la conductora. Al salir del restaurante, vieron a los dos hombres en el bar y comprendieron que tendrían compañía. El club era horriblemente ruidoso y estaba lleno de gente ecléctica. San le dio al gorila de la puerta un billete de cincuenta dólares y los acomodaron en uno de los reservados que rodeaban la pista de baile. Había grandes pantallas estratégicamente colocadas en el oscuro recinto: en algunas se veía a los bailarines y en otras vídeos de baile. Sobre la pista brillaban focos intermitentes. La mayoría de los bailarines rondaban la veintena, lucían piercings y estaban colocados o iban como cubas. Casi todos eran parejas de hombres o de mujeres, y había unos cuantos mezclados. Como no se podía hablar, San pidió unos cafés irlandeses y se dedicaron a contemplar la pista. Brittany gritó:
—Es como todos los clubs de baile en los que he estado.
San asintió.
—¡Sí! Visité algunos en Europa por cuestiones de trabajo. —No dijo que aquellos lugares la ponían muy nerviosa, y no sólo por el peligro inherente a sus misiones. Odiaba las multitudes de desconocidos.
Pero allí, con aquel grupo, se sentía curiosamente tranquila. Se negó a pensar que era porque Brittany estaba a su lado y le sostenía la mano. “Me sostiene la mano.” Al poco rato, cuando sonó una canción antigua de aire latino, Kurt le dio una palmadita a Brittany y ambos chillaron. Kurt dijo:
Vamos, C.G., bailemos!
Tanto Brittany como Kurt tenían gracia y un ritmo natural, y sus movimientos reflejaban la compenetración que existía entre ambos. A San la hipnotizaba Brittany. Algunos de los presentes les lanzaron miradas mientras bailaban, y San se sintió posesiva. Aunque había experimentado algo parecido en la fiesta de Point Reyes, en esa ocasión la sorprendió la intensidad de sus sentimientos. Se dijo que era porque conocía mejor a Brittany y porque, al fin y al cabo, las seguían. Tenía que proteger su baza. En realidad, era una palabra demasiado grosera. A la persona a su cargo... eso sonaba mejor. Tal vez amiga fuese más preciso. Pero le molestaba que las mujeres lanzasen miradas ávidas a Brittany. Se sentía incómoda. Brittany y Kurt bailaron un rato, mientras Blaine y San los contemplaban, pero, cuando la música cambió a ritmos lentos, Blaine cogió a San por el brazo y dijo:
—No sé qué harás tú, pero yo voy a bailar con mi pareja.
San estuvo a punto de no reaccionar; era evidente que Blaine le había leído el pensamiento. Sonrió al darse cuenta de que Blaine seguramente no apreciaba la manera en que los hombres miraban a Kurt
—¡Vamos! —dijo San. Se dirigieron a sus respectivas parejas y reclamaron su atención
poniéndoles la mano sobre el hombro. Brittany se sorprendió y se alegró al mismo tiempo cuando vio a San. Mientras bailaba con Kurt, se había fijado en que San no apartaba los ojos de ella. San, reclinada en su asiento, la contemplaba como si fuera la única mujer en la pista. Casi sin pensarlo, Brittany movió las caderas con aire sugerente, tocó y acarició a Kurt, y bailó a su alrededor en actitud seductora. Entonces se dio cuenta de que bailaba para San. Kurt imitó su estilo inmediatamente y Brittany se preguntó si Blaine estaría mirando. Cuando la canción terminó y empezó el ritmo lento y sexy de una samba, Brittany vio que San se acercaba sin dejar de mirarla a los ojos. Le cogió las manos, las separó y se pegó a ella. A Brittany se le cortó la respiración cuando la mano de San se posó en su nuca. San la miró con firmeza y dijo:
—Limítate a mirarme y a escuchar la música. No existe nada más: sólo tú, yo y la música.
Brittany comprendió que San tenía razón. No existía nada más. Las luces se atenuaron cuando los límites que las separaban se fundieron, y Brittany entró en un mundo que sólo había conocido en sueños. Se deslizó en los brazos de San, sobrecogida por aquella sensación. Sam le había enseñado los pasos de todos los bailes. A San no le hacía falta dar instrucciones ni decir nada; ambas encajaban perfectamente. San le provocó sensaciones que nunca había imaginado. Era como si la tocase por todas partes, por dentro y por fuera, desatando tantas reacciones simultáneas que la mente de Brittany no era capaz de identificarlas. Luego dejó de pensar. Los brazos de San la rodearon y se sintió segura. San la hizo girar siguiendo el toque sensual de la percusión, mientras rozaba el delicado tejido que cubría los pechos de Brittany, cuyos pezones despertaron y le dolieron. Las manos de San descargaban una corriente a través de su cuerpo, que la dejaba excitada y sin respiración. Brittany se sentía en peligro y protegida al mismo tiempo, agotada y serena. Y totalmente fascinada. Por suerte, había poca luz, pues se daba cuenta de que le ardía el cuerpo desde la cabeza a los pies. Todas las zonas erógenas que conocía y algunas que ignoraba que produjesen placer estaban alerta. Cada
gesto, cada giro despertaba algo nuevo en ella: algo desconocido, renovador, excitante. Y sucedía con tal rapidez que las posibilidades la aturdían. De pronto, se preguntó si San sería más que una amiga. Sus labios estaban muy cerca y ansiaba saborearlos. Percibió la calidez de su aliento. El cuerpo de San emitía tanto calor como el suyo. ¿Sería lo que siempre había soñado de una pareja? ¿Alguien a quien amar absolutamente? Brittany miró los oscuros ojos cafés, en aquel momento más oscuros, que navegaban en las profundidades de su alma sin esfuerzo, y se preguntó cómo conseguía San provocar todas aquellas sensaciones con una simple mirada. Se balancearon al ritmo de la percusión y la guitarra. Se movían como una sola persona: Brittany era una réplica natural de las claras instrucciones de San. Sus caderas no se apartaron cuando el ritmo se atenuó y acabó la canción. No dejaron de mirarse a los ojos, y Brittany no quería separarse de ella. Brittany se dio cuenta entonces de que habían hecho un corro en torno a ellas y la gente las miraba. Unas cuantas parejas aplaudieron y otras mostraron su aprobación. Cuando la música empezó de nuevo, con más estrépito, Brittany se apartó de mala gana, le dio la mano a San y regresaron a la mesa sin más vínculo con el mundo que el contacto que las unía. Brittany nunca había bailado de aquella forma con nadie y comprendió que se trataba del principio de algo, aunque no sabía de qué. Kurt estaba entusiasmado.
—¿Dónde diablos aprendiste a bailar así, San? Brittany, tenemos que reconocerlo. Tú y yo somos buenos, pero San y tú... sois espectaculares, como si hubieseis nacido para bailar juntas. —Blaine asintió mientras Kurt hablaba, pero a los pocos minutos se dedicaron el uno al otro.
Brittany intentó averiguar qué había ocurrido. Acababa de experimentar algo que le parecía imposible. Y la persona que lo había provocado era San. Tal vez porque San la aceptaba como era: no la debutante, ni la modelo ni la chica bombón. Quizá San quería a la mujer que era Brittany. Y Brittany la correspondía: deseaba conocer todos los detalles, las luces y las sombras de aquella mujer que había bailado con su corazón y se había apoderado de él, Brittany grabó en su memoria cada roce, cada emoción, cada segundo. Tal vez fuese San la persona elegida para entregarle su amor.
San observó a Brittany, que seguía conteniendo la respiración. “Será mejor que me explique antes de que Brittany diga nada.”
—Supongo que les hemos dado material para que informen a su jefe, ¿no crees?
Brittany se mostró confundida y, luego, se sintió como si le hubiesen dado una bofetada.
—Sí, supongo que sí. —Bajó la vista.
“¿Qué he hecho?” San buscó algo que decir.
Reinó el silencio entre ellas durante varios minutos. Al fin, Brittany dijo, con los ojos empañados:
—Creo que debo irme. Mañana será un día muy largo. —Cogió la chaqueta, que San le ayudó a ponerse, se levantó y se dirigió a la puerta. San la siguió, indicando a Kurt y a Blaine que las acompañasen.
Estaban perplejos, pero no discutieron. Fuera, la niebla cubría la ciudad. San llamó por teléfono al coche y, mientras esperaban que llegase, Brittany se arrebujó en la ligera chaqueta, temblando. San no pudo soportarlo: aun a riesgo de que la rechazase, se puso detrás de ella y la rodeó con sus brazos para darle calor. Brittany se tensó, pero la aceptó. La limusina llegó enseguida y entraron en ella. Dentro del coche se impuso un incómodo silencio.
—Blaine, ¿quieres que te dejemos en el edificio del Banco de América para coger el coche? — preguntó San.
Kurt estrechó la mano de San.
—No, gracias. Seguro que el garaje está cerrado. Kurt tiene una reunión muy temprano, así que será mejor que nos dejes en el Hyatt. Mañana recogeré el coche.
San buscó algo más que decir. Resultaba difícil hablar de cosas intrascendentes.
—Kurt, ¿qué le llamaste a Brittany cuando fuisteis a la pista de Baile? ¿C.G.?
Kurt entendió lo que pretendía San y trató de reclamar la atención de Brittany, de pedirle permiso para hablar, pero su amiga estaba mirando por la ventanilla.
—La llamé C.G. Viene de la universidad. Significa “chica guapa de anuncio”. Brittany se pagó la Universidad y casi todos sus gastos trabajando como modelo. Apareció en la portada de Glamour y de Seven teen, e incluso recibió una oferta de Sports Illustrated para su edición de bañadores, pero la rechazó. ¿No es cierto, C.G.?
El cariño que transmitía la voz de Kurt hizo reaccionar a Brittany.
—Sí, Kurty. Mis normas eran nada de desnudos ni de bañadores. Ni siquiera sé de dónde salió esa oferta. —Logró esbozar una sonrisa.
—Oh, yo creo que sí lo sabes —comentó Blaine—. Eres espectacular, Brittany. Los chicos de Sports Illustrated querían que sus lectores se recrearan los ojos. Hiciste bien en negarte. —El entusiasmo y la sinceridad de Blaine resultaban contagiosos, y el ambiente se relajó dentro del vehículo. Pero San se daba cuenta de que le había hecho daño a Brittany, y eso le dolía.
Cuando llegaron al hotel, se despidieron de Kurt y de Blaine. Hicieron el trayecto hasta Marina en silencio. San no aguantaba más, así que cogió la mano de Brittany, pero ésta no la miró, aunque tampoco apartó la mano.
—¿Brittany? Tenemos que hablar. ¿Te importa si le pido a la conductora que dé un rodeo?
Brittany se encogió de hombros. San dio instrucciones a la conductora y le ordenó que subiese el cristal de separación. Luego miró a Brittany y esperó hasta que los ojos de ambas se encontraron.
—Dije algo que te ofendió. No era mi intención. Quería convencerte de que no iba a hacer nada que tú... no... Mierda. Brittany, quería que supieras que nunca haría nada que te molestase. No se me da muy bien esto, ¿verdad? Hice precisamente lo único que no quería hacer. Lo siento. —“¡No puedo hacer esto! ¿En qué estaré pensando?” Continuó adentrándose en aguas desconocidas. No estaba acostumbrada a justificarse.
—Escucha, te lo explicaré. Nos han seguido toda la noche. Mi cara es muy conocida, al menos en algunos círculos. Si los que están en este chanchullo me conocen, podrías correr peligro. Mi trabajo se basa en detectar irregularidades en transacciones de valores y en procedimientos contables. Si nos ven juntas, y sin duda nos han visto si asistieron a la conferencia de hoy, no tardarán mucho en imaginar cuál es mi objetivo. Pero, si los sorprendemos con una relación personal, tal vez los despistemos.
Brittany no dijo nada.
—Creo que deberías dejar ese trabajo cuanto antes. He hablado con tía Jen y me ha dicho que te había ofrecido vivir con ella. Quiero que consideres esa opción en serio, ¿de acuerdo?
No hubo respuesta.
—Por favor.
Brittany asintió.
—De acuerdo. Pero sigo pensando que las mesas de Quinn y Sam contienen un tesoro oculto, repleto de información. Si nosotras dos... —Las palabras murieron en los labios de Brittany al ver la expresión de San.
San se esforzó por mantener la compostura.
—Brittany, no. Ya has hecho más de la cuenta. No estamos entrenadas para ese tipo de acción. —“Al menos tú no”—. Es ilegal y peligroso. Si el análisis de la base de datos ofrece información suficiente, puedo dirigirme a las autoridades competentes y ellos se encargarán de todo. De momento, no te metas. Por favor. Yo... necesito saber que estás a salvo. —“Eso es cierto”—. Además, Marina se marcha mañana a Pakistán a hacer un trabajo, así que Jen se quedará sola de nuevo. Sería maravilloso que cuidarais la una de la otra. ¿Lo harás? ¿Te parece bien?
Brittany sonrió e iba a decir algo cuando asimiló las palabras de San.
—¿Cuidar la una de la otra? ¿Dónde vas a estar? ¿No te vas a quedar aquí?
San no fue capaz de mirarla a los ojos.
—Mañana tengo que volver a Washington. Han surgido cosas que requieren mi atención. Puedo hacer los análisis del programa desde allí.
San se sentía tan desgraciada como Brittany un poco antes. Brittany la miró. “Eres un enigma, Santana López. ¿Qué piensas, en realidad? Y, sobre todo, ¿qué dice tu corazón?” Pero la ira se impuso a la preocupación por los sentimientos de San y dijo:
—Mañana. ¿Cuándo pensabas decírmelo? No importa. Me iré con Jen en cuanto pueda. Cuidaremos “la una de la otra”. —“¿Por qué resulta tan desagradable? ¿Por qué me afecta tanto?” Pero la afectaba, la afectaba mucho. —Será mejor que llames todos los días.
El comentario suscitó un suspiro de alivio.
—Lo prometo. —San apretó el botón que indicaba a la conductora que podía bajar el cristal, y se dirigieron al apartamento.
—Si tú y yo somos pareja, lo normal es que subas. —Brittany la miró, dando a entender que la propuesta no era negociable. Salieron de la limusina y Brittany arrastró a San hasta la puerta. Entraron y fueron hacia el ascensor abrazadas por la cintura. En el ascensor, Brittany no se apartó de San, porque todas las moléculas de su cuerpo la deseaban. San tampoco se resistió e incluso se acercó más.
Cuando San la abrazó mientras esperaban la limusina, Brittany no fue capaz de rechazarla. Luego San le explicó que no quería que hiciese nada en contra de su voluntad. ¿Significaba eso que San era lesbiana y que se interesaba por ella más que como amiga? Brittany llevaba toda la noche en una montaña rusa emocional y tenía que hacer algo al respecto. Al entrar en el apartamento, San comprobó el minúsculo detector de movimiento que había instalado antes de salir. Se dio por satisfecha y lo programó para el resto de la noche. Ante la señal de luz verde, Brittany la cogió de la mano otra vez. Se acercaron a la ventana, cubierta por una finísima cortina blanca. Sus siluetas se veían claramente desde la calle, porque las luces estaban encendidas. Brittany situó a San ante la ventana y le rodeó el cuello con los brazos, bajo los cabellos negros, deleitándose con sus hombros fuertes y con el calor de su cuerpo. Le dedicó una sonrisa teñida de ironía y susurró:
—Bueno, como decía la abuela: “De perdidos, al río”. Démosles algo que contar a su jefe
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Finalizado Re: FanFic [Brittana] Primer impulso. Capitulo 26. Final

Mensaje por saibelli Sáb Jul 13, 2013 3:08 pm

Woow wow wow
encantooo *-* son la unaa para la otra d eeso no cabe duda que momentos tan sexys ya veremos q pasa en el proximo capitulo gracias mil gracias saludos y besos
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Finalizado Re: FanFic [Brittana] Primer impulso. Capitulo 26. Final

Mensaje por Invitado Sáb Jul 13, 2013 3:51 pm

Genial jeje esta en bn punto esas dos el baile genial!!!!! Jejejeje me encanto el cap xk lo dejas ahi!!!!! Espero cn muchas gabas el sig cap saludos
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Finalizado Re: FanFic [Brittana] Primer impulso. Capitulo 26. Final

Mensaje por Marta_Snix Sáb Jul 13, 2013 5:42 pm

saibelli escribió:Woow wow wow
encantooo *-* son la unaa para la otra d eeso no cabe duda que momentos tan sexys ya veremos q pasa en el proximo capitulo gracias mil gracias saludos y besos
Gracias a ti por tomarte el tiempo de leerlo y comentar. Besos ;)
fernanda hernandez ojeda escribió:Genial jeje esta en bn punto esas dos el baile genial!!!!! Jejejeje  me encanto el cap xk lo dejas ahi!!!!! Espero cn muchas gabas el sig cap saludos

 Tenía que cortar en algun momento. Pero me pongo con el siguiente capitulo y te lo dejo hoy
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Finalizado Re: FanFic [Brittana] Primer impulso. Capitulo 26. Final

Mensaje por Alisseth Sáb Jul 13, 2013 5:51 pm

woww se besaron !!! y ese baile... uff :) .. me muero por saber que hacen en el proximo capitulo...

Besos :)
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Finalizado FanFic [Brittana] Primer impulso. Capitulo 15

Mensaje por Marta_Snix Sáb Jul 13, 2013 5:58 pm



 

Capitulo 15
San se marchó antes del amanecer y, por primera vez en su vida, Brittany supo lo que era el dolor por la ausencia de alguien, sentirse incompleta sin la otra persona. Se sentó con desgana ante su mesa y, mientras jugueteaba con un bolígrafo, recordó el baile que le había cambiado la vida, pero sólo consiguió acentuar la añoranza. Ni siquiera sabía cómo había llegado a la oficina. Sentía tal cúmulo de emociones que el trabajo era lo último que le preocupaba. Regresó de golpe a la realidad cuando sonó el intercomunicador y Rachel le dijo que Kurt estaba en la antesala. Cuando Kurt asomó la cabeza, enseguida captó el estado de ánimo de Brittany.
—¿Qué ocurre?
Brittany hizo un gesto negativo.
—Vamos a tomar el aire.
Salieron del edificio, caminaron una o dos manzanas y, por fin, Kurt se atrevió a preguntar:
—¿Qué tal el resto de la noche? Estaba preocupado por ti. ¿Te encuentras bien?
Brittany no respondió. Se dedicó a buscar el primer restaurante que estuviese abierto. Cuando se sentaron, Brittany lo miró fijamente.
—Kurt, ¿estás seguro de que te has enamorado de Blaine?
Kurt pensó la respuesta.
—Sí. Cada día más. ¿Por qué, cariño? ¿Sientes algo por San?
Sorprendida por aquella pregunta tan directa, Brittany se dio cuenta de que su expresión lo decía todo. Se sentía desgraciada. Apoyó la cabeza en las manos, con los codos sobre la mesa, y suspiró.
—Te quedas corto. Estoy muy confundida, Kurt. Nunca antes había pensado en una mujer de esa forma. Nunca fue una opción. Aunque, si lo pienso, tampoco me atraían especialmente los hombres, excepto tú. Se suponía que debían gustarme. Cuando me confesaste que eras gay, no le di importancia; sólo deseaba que fueras feliz.
Kurt asintió, pero no dijo nada.
—Me refiero a que me parecía lógico. Y siempre seré tu mejor amiga, no existe ningún
inconveniente. Me cae bien Blaine. Ya me caía bien antes de saber que estaba contigo. Es tan... —Brittany se calló, porque Kurt le cogió la mano. Luego ladeó la cabeza—. Estoy parloteando, ¿verdad? De acuerdo. Otra pregunta, Kurt. ¿Cómo supiste que él era el elegido?
—Lo supe sin más, Brittany. Y creo que tú también lo sabes. ¿Qué ocurrió?
Hablaron de la noche anterior. Kurt se sorprendió al enterarse de que los habían seguido, pero sus ojos indicaban comprensión.
—Brittany, no me di cuenta de que la situación era tan grave. Ahora entiendo el repentino cambio de comportamiento de San. Tiene razón al querer que te vayas de la oficina. Te vas ahora mismo, ¿de acuerdo?
Brittany contempló el tenedor.
—Oh, no acaba ahí la cosa. ¿Qué más, cariño?
Brittany sintió que las lágrimas asomaban a sus ojos.
—Se quedó toda la noche. Monté el número de llevarla hasta la ventana y besarla para que los fisgones de fuera nos viesen. Pero me salió el tiro por la culata, Kurt. Nunca había sentido nada parecido al besar a alguien. Jamás.
Kurt le acarició la mano.
—Se quedó. Se ofreció a dormir en el sofá, pero yo mentí y dije que dormir en la cama no era nada del otro mundo. Nos comportamos como dos tablones rígidos. Por fin me dormí y, cuando desperté, estaba echada encima de ella. Conseguí acurrucarme entre sus brazos. Kurt, nunca me había sentido tan completa, tan feliz. No quería que terminase. —El camarero les trajo té con hielo y Brittany se calló hasta que el hombre se retiró.
—Pero terminó. Se ha ido a Washington. Se fue a primera hora de la mañana.
—¿Hablasteis? Me refiero a si quedó como un mero montaje o si ella lo entendió.
Brittany sacudió la cabeza.
—No lo sé. Ni siquiera admitimos que habíamos dormido la una en brazos de la otra. Pero, antes de que se fuera, le di un beso que ambas tardaremos en olvidar. Al menos, eso espero. —Sonrió lánguidamente, esforzándose por reprimir las lágrimas.
Kurt se inclinó hacia ella y le dijo:
—Quiero que lo pienses bien antes de responder. ¿Correspondió a tu beso?
—Sí, sin la menor duda. —No había forma de ocultar la pasión de aquel beso.
—Brittany, no tenía por qué hacerlo. Se trataba de algo que no podían ver ni oír los espías. Te correspondió porque lo sentía. Y algo más. Por lo que vi anoche, o merece un premio a la mejor actriz o está tan colada por ti como tú por ella. Confía en mí, lo sé. Blaine pensó lo mismo: creyó que erais pareja. Y no es tonto. No somos tontos. Creo que San tiene mucho miedo.
—¿De verdad lo crees?
Kurt se echó a reír.
—Pareces Judy Garland cuando se entera de que Andy Hardy-Mickey Rooney la quiere, en una de aquellas antiguas películas en blanco y negro que tanto nos gustaba ver en la universidad. Sólo te falta decir: “¡Válgame Dios!”. Te veo mal, chiquilla.
A Brittany le ardían las orejas, pero dijo, muy seria:
—No sé si volveré a verla. Esta mañana apenas pronunció dos palabras. Si no la hubiese besado, nunca habría sabido lo que ella sentía. ¿Y si nunca...?
Un timbrazo característico interrumpió la cadena de pensamientos de Brittany, que tardó unos instantes en darse cuenta de que procedía del teléfono que San le había dado. Lo buscó en el bolsillo y estuvo a punto de dejarlo caer antes de abrirlo.
—¿Diga? —Sonrió al teléfono, y Kurt se disculpó para ir al servicio.
Cuando Kurt volvió, Brittany lo esperaba impaciente.
—¿Y bien? ¿Qué ha dicho?
—Que siente no haberme explicado antes que tenía que marcharse.
-¿Y?
—Que llamará siempre que pueda.
-¿Y?
—¡Que quiere bailar de nuevo con su chica guapa de anuncio!
Brittany le guiñó un ojo a su mejor amigo.
—Muy bien, ¿y qué más?
—Quería tu número de teléfono.
San miró por la ventanilla del avión. Jess la había recogido en casa de Jen y la había llevado al aeropuerto de jets ejecutivos anexo al internacional de San Francisco, y enseguida despegaron. El auxiliar de vuelo le ofreció café y un periódico, y le preparó el desayuno, pero San no tenía hambre. Cuando llegó a casa de Jen aquella mañana, Marina estaba haciendo las maletas. Al verlas juntas se acordó de su breve experiencia con Brittany. De niña le extrañaban las lágrimas que derramaban Marina y Jen cuando Marina tenía que marcharse. Su madre nunca lloraba cuando su padre se iba de viaje de negocios. En realidad, se alegraba de que se fuera. Pero, cada vez que Marina y Jen se separaban, sufrían. Y en ese momento entendió por qué. Se sacudió la vaga emoción que sentía, atribuyéndola a la fatiga y a los excesos de la noche anterior. San se ofreció a llevar a Marina al aeropuerto, pero Marina le dijo que había alquilado un coche. Luego la abrazó y le dijo:
—Haz caso a tu corazón, cariño, haz caso a tu corazón. —San, tras mirar el reloj, besó a Marina en la mejilla y se disculpó para acabar de hacer las maletas.
Cuando Marina se marchó, Jen fue en busca de San, se apoyó en la puerta del dormitorio y observó cómo preparaba el equipaje.
—Eh, desconocida. Hace bastante tiempo que no te veo. Marina y yo temíamos haberte ofendido en algo. ¿Viste a Brittany en la ciudad?
San dejó el equipaje.
—Sí. Asistió a mi conferencia y luego fuimos a cenar con su mejor amigo y el amigo de él... Corrijo, su amante. Después estuvimos bailando en un club gay. Era tarde cuando la llevé a casa, así que... me quedé
—A cenar, ¿eh? Suena divertido. ¿Te cayó bien su amigo?
—Sí. Es contable forense. Por él se enteró Brittany de mi conferencia. Es un buen tipo. Resulta que conocíamos a su nuevo amor, un banquero que vive en el edificio de Brittany. Unas personas encantadoras. —Cerró el candado de la bolsa de viaje—. Supongo que es mejor que me ponga en camino. El coche no tardará.
Cruzaron el vestíbulo hasta el zaguán, donde dejaron el equipaje, y luego fueron a la cocina a tomar café mientras esperaban el coche. San se mostraba silenciosa y distante.
—Ella te gusta, ¿verdad?
San se dedicó a buscar una taza con gran interés.
—Yo... no lo sé.
—Cuéntamelo, cariño.
San no pudo resistirse a contarle a Jen cómo había sido el resto de la noche. Cuando describió el beso ante la ventana, se dio cuenta de que tenía la mandíbula tan tensa que tuvo que hacer un esfuerzo para relajarla.
—Anoche compartimos la cama. Te juro que me quedé quietecita en un lado, pero, cuando desperté, estábamos enredadas la una en brazos de la otra. Tía Jen, no puedo hacer esto. —San no sabía qué decir, tenía que tomarse un respiro.
—¿Hablasteis de algo? ¿Cómo han quedado las cosas?
—Ése es otro problema. —San suspiró—. Esta mañana antes de irme, Brittany me besó, me besó de verdad. Y yo le correspondí. —Se sentía como si hubiese cometido un delito gravísimo.
—¿Y eso es malo? —Jen le dio la mano—. Brittany me parece una chica maravillosa. Por lo que me has dicho, a ella también le gustas. ¿Por qué te sientes tan mal?
San se levantó bruscamente y a punto estuvo de tirar la silla.
—No lo entiendes. No me puede gustar nadie. Tía Jen, mírame, mira mi vida. ¿Y si la matan por mi culpa? ¡Soy una espía, Dios mío! He hecho cosas... He herido a muchas personas. Esta operación es de mucho más calado y más peligrosa de lo que pensamos en un principio. La he metido en un lío. ¡No me puede gustar!
Jen rodeó la mesa para abrazar a su sobrina.
—San, tenía que ocurrir. El amor es una cosa maravillosa y Brittany es muy capaz de tomar decisiones. Fue ella la que me dio la información, recuérdalo. Y se ofreció para instalar el disco. No puedes mortificarte por algo que escapa a tu control.
San se puso rígida y se apartó.
—Olvidas un detalle muy importante, Jen. No sabe nada de mí. ¿Qué hará cuando se entere de que la he mentido, de que la he traicionado como el idiota de su ex novio? No, es mejor acabar con todo ahora, antes de que sufra más.
Jen la observó.
—Tal vez sea demasiado tarde, San. Las dos estáis metidas en esto. ¿Por qué no esperas a ver hasta dónde llega?
San escuchó en silencio la voz dulce y sensata de su tía. Jen siempre había estado a su lado para todo. Cuando la madre de San murió tras una horrible borrachera, Jen y Marina volaron a su lado y convencieron al hermano de Jen para que la dejase vivir con ellas. Entonces sólo tenía dieciséis años. Y siempre le habían asegurado que la muerte de su madre no había sido culpa suya. Siempre. Tal vez fuese cierto lo que decía Jen. Pero, ¿y si le ocurría algo a Brittany? ¿Y si, por causa del pasado de San, Brittany salía perjudicada o cosas peores? Los pocos que conocían su doble vida estaban muertos o eran de su familia, pero se dedicaba a la investigación forense y había participado en varias operaciones que costaron la carrera a personas muy influyentes. Si se permitía una debilidad con Brittany, las consecuencias podían ser nefastas. Peor aún, ¿y si el compromiso emocional con aquella mujer a la que había puesto en el ojo del huracán y a la que había utilizado se volvía contra ella y acababa, no sólo con la operación, sino con las vidas de otras personas inocentes, entre ellas Jen y Marina? De ninguna forma podía dar rienda suelta a sus involuntarios sentimientos hacia Brittany, que seguramente desaparecerían enseguida. Había demasiado en juego.
Jen interrumpió sus pensamientos.
—San, no puedes vivir siempre encerrada en una cápsula. Eres una mujer estupenda y cariñosa. Te mereces lo mismo.
San admitió que su tía sabía conmoverla y se aferró a las ascuas de esperanza que suscitaron sus palabras.
—Tía Jen, ni siquiera sé si Brittany es lesbiana. A lo mejor despierta y dice que todo fue producto de la noche y la música.
—¿Por qué no dejas que lo decida ella? —Jen le sonrió—. Nunca lo sabrás si no lo intentas.
San se quedó callada.
—La invitaré de nuevo a pasar el fin de semana. Aquí estará a salvo. Has dicho que te caía bien su amigo y que se dedica a la contabilidad forense. ¿Por qué no averiguas si le interesa trabajar en tu empresa? Estás buscando gente. Si es bueno, tendrás un amigo a tu lado. Un amigo gay. Te sería útil tener a alguien como él dentro: amigo y además empleado.
San iba a protestar, pero Jen la interrumpió:
—Inténtalo, por favor.
El auxiliar de vuelo apareció con el desayuno. La idea de Jen era buena. Si Kurt encajaba y le interesaba el trabajo, le serviría de vínculo con Brittany. Tenía que ver hasta dónde podía llegar. De momento.
Después de desayunar miró el reloj. Tras unas cuantas llamadas de teléfono, decidió comunicarse con Brittany. Al fin y al cabo, necesitaba el número de Kurt. Cuando colgó el teléfono, sonreía. La voz de Brittany era como un bálsamo relajante. Le pareció que ella también se alegraba de oírla y no dudó en darle el número de Kurt. La expresión de San confundió al auxiliar de vuelo, que se acercó a preguntarle si quería algo. Aparte de desear que el avión diese la vuelta, sólo quería que la dejasen tranquila con sus pensamientos. Aunque el recuerdo de la belleza de Brittany y de los besos compartidos brotaba con más frecuencia de lo que San estaba dispuesta a admitir, al cabo de un rato se centró en resolver una inacabable lista de problemas que se le presentaban como presidenta ejecutiva de Software López
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Finalizado Re: FanFic [Brittana] Primer impulso. Capitulo 26. Final

Mensaje por Invitado Sáb Jul 13, 2013 6:44 pm

Ohhhhs esa nocheee si k ubo algooo genialll me encanto jejeje espero k sigu y el sigue jejs saludos k este cap m dejo feliz *u*
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Finalizado Re: FanFic [Brittana] Primer impulso. Capitulo 26. Final

Mensaje por micky morales Sáb Jul 13, 2013 7:23 pm

que maravilla, que buenos capitulos! entiendo a san pero el amor es el amor y no creo que pueda resistirse mucho!!!!!!
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Finalizado Re: FanFic [Brittana] Primer impulso. Capitulo 26. Final

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