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Fic Brittana: Bajo La Misma Estrella (Capítulo 9 - 10/06/14) Primer15
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Mensaje por gleek_undercover Jue Dic 26, 2013 10:39 pm

Hola :)
Soy "nueva" en el foro, al menos al publicar un Fic, esté es una adaptación de el libro titulado "Bajo La Misma Estrella", noté que un miembro de el foro lo publico pero sólo la sinopsis y el primer capítulo pero no continuo con el y decidí publicarlo, ya que no es una historia original sino la adaptación de otra y espero no infringir en derechos de autor y el resto o que cierren este tema, espero sus comentarios para así poder continuar publicando está historia :)








Sinopsis

Santana acaba de cumplir 16 años. Y tiene cáncer.
A pesar de que un tratamiento ha conseguido reducir su tumor de forma casi milagrosa, es una enfermedad terminal. Los médicos no pueden decirle cuanto tiempo le queda; sólo sabe que debe vivir pegada a un tanque de oxígeno y sometida a continuos tratamientos. Desde hace unas semanas, Santana forma parte de un grupo de apoyo donde otros chicos como ella comparten sus experiencias. En realidad, ella acupe más por obligación que por voluntad; ¿qué sentido tiene hablar con otras personas de lo que nadie puede cambiar¡ Pero su vida da un verdadero vuelvo cuando conoce a Britt Pierce… Se preguntaran: ¿quién es Britt?, ¿Y cómo puede cambiar una sola persona la historia de otra?
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Mensaje por neniirivera Jue Dic 26, 2013 11:17 pm

publicaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaalo :D

yo sere tu fiel seguidora <3
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Mensaje por gleek_undercover Vie Dic 27, 2013 2:08 pm

Les dejó el primer capítulo y por la tarde el segundo, espero lo disfruten :)

Capítulo 1

A finales del invierno de mi decimoséptimo año, mi madre decidió que estaba deprimida, probablemente porque rara vez dejaba la casa, pasaba la mayoría del tiempo en cama, leía el mismo libro una y otra vez, comía infrecuentemente y dedicaba bastante de mi abundante tiempo libre en pensar sobre la muerte. Cada vez que leas un libro o página web sobre cáncer, o lo que sea, siempre la depresión está enlistada entre los efectos colaterales del cáncer. Pero, en realidad, la depresión no es un efecto colateral del cáncer. La depresión es un efecto colateral de morir. El cáncer también es un efecto colateral de morir. El cáncer también es un efecto colateral de morir. Casi todo lo es, en realidad. Pero mi mamá creía que requería tratamiento, así que me llevó con mi médico de cabecera, Jim, quien estuvo de acuerdo en que estaba navegando en una paralizante y totalmente clínica depresión, y que por lo tanto, mis medicinas se debían ajustar y también debería asistir a un grupo de apoyo semanal.

Este grupo de apoyo presentaba un reparto relativo de personajes en varios estados de malestar impulsados por tumores. ¿Por qué rotaban?. Un efecto colateral de morir.

El grupo de apoyo, por supuesto, era tan deprimente como el infierno. Se reunían todos los miércoles en el sótano de una amurallada Iglesia Episcopal en forma de cruz. Todos nos sentábamos en círculo, justo en el medio de la cruz, donde las dos tablas se encuentra, donde el corazón de Jesús hubiera estado.

Noté eso porque Patrick, el líder del grupo de apoyo y la única persona por encima de los dieciocho años en el recinto, hablaba acerca del corazón de Jesús en cada bendita reunión; todo sobre como nosotros, jóvenes sobrevivientes del cáncer, estábamos sentados justo en el precioso corazón sagrado de Jesús y lo que sea.

Así que aquí está como fue todo en el corazón de Dios: los seis, siete o diez de nosotros caminamos/rodamos, pastamos en una selección de decrépitas galletas y limonadas, nos sentamos en el Círculo de la Confianza y escuchamos a Patrick contar por enésima vez la historia de su deprimente y miserable vida: como tenía cáncer en las bolas y pensaron que iba a morir pero no murió y ahora es un adulto, ya crecido en el sótano de una iglesia en la ciudad número 137 más bonita de América, divorciado, adicto a los video juegos, sobre todo sin amigos, ganándose la vida mediante la explotación de su cancerígeno pasado, trabajando lentamente su camino hacia el título de maestría que no va a mejorar sus perspectivas de carrera, esperando, como todos nosotros lo hacemos, porque la espada de Damocles le dé el alivio que se le escapó, esos muchos años atrás cuando él tomó sus nueces, pero salvo lo que sólo el alma más generosa llamaría vida.

¡Y TÚ TAMBIÉN PUEDES SER MUY AFORTUNADO!

Luego nos presentamos: Nombre, Edad, Diagnóstico , y como estábamos hoy. Soy Santana, había dicho cuando llegaron a mí. Dieciséis. Tiroides originalmente pero con unas impresionantes y duraderas colonias satélites asentadas en mis pulmones. Y estoy bien.

Una vez que estábamos alrededor del círculo Patrick siempre preguntaba si alguien quería compartir, y entonces comenzaba el tonto círculo de apoyo: todo el mundo hablaba de luchar y batallar y ganar y escogerse y explorarse. Para ser justos con Patrick, nos dejaba hablar de morir, también. Pero la mayoría de ellos no estaban muriendo. La mayoría iba a vivir hasta la edad adulta, así como Patrick.

Lo que significaba que había un buen montón de competitividad al respecto, con todo el mundo no sólo queriendo vencer al cáncer en si mismo, sino también a las otras personas de la habitación. Es como que, me doy cuenta de que esto es irracional, pero cuando te dicen que tienes, por ejemplo, una probabilidad de 20 por ciento de vivir cinco años, las matemáticas se activan y te imaginas que es uno de cada cinco… por lo que miras alrededor y piensas, como cualquier persona sana haría lo siguiente: tengo que durar más tiempo que estos cuatro bastardos.

La única faceta redentora del grupo de apoyo fue este chico llamado Finn: cara larga, con cabello ondulado y obscuro echado sobre un ojo.

Y sus ojos eran el problema. Tenía cáncer en el ojo increíblemente improbable. Uno de sus ojos le había sido cortado cuando era niño y ahora llevaba un tipo de gafas de gruesos cristales que hacía que sus ojos, tanto como el real como el de vidrio, fueran inexplicablemente enormes, como si toda su cabeza fuera básicamente, sólo el ojo falso y el verdadero mirándote. Por lo que pude obtener en las raras ocasiones cuando Isaac compartió con el grupo, una recurrencia había puesto al ojo que le quedaba en peligro mortal.

Finn y yo nos comunicamos casi exclusivamente a tráves de suspiros. Cada vez que alguien discute las dietas contra el cáncer o hasta inhalar tierra de la aleta de un tiburón, o lo que sea, me echaba un vistazo y suspiraba ligeramente. Yo sacudía la cabeza microscópicamente y exhalaba en respuesta.

****************************

Así que el Grupo de apoyo explotó, y después de unas semanas, actuaba a regañadientes sobre todo el asunto.

De hecho, el miércoles que conocí a Brittany Pierce, había intentado mi mejor hazaña para salir del grupo de apoyo al estar sentada en el sofá con mi mamá en la tercera etapa de un maratón de doce horas de la temporada anterior de “America’s Next Top Model”, el cual en realidad había visto, pero aún así.

Yo: Me rehúso a ir al grupo de apoyo

Mamá: Uno de los síntomas de la depresión es el desinterés en las actividades

Yo: Por favor sólo déjame ver “America’s Next Top Model”, es una actividad

Mamá: Ver televisión es pasivo

Yo: Ugh, mamá, ¡por favor!

Mamá: Santana, eres una adolescente, ya no eres una niña. Necesitas hacer amigos, salir de casa y vivir tu vida

Yo: Si quieres que sea una adolescente, no me envíes a grupos de apoyo, cómprame una identificación falsa para poder ir a clubs, beber vodka y tomar marihuana

Mamá: No tomas marihuana para empezar

Yo: Ves, esa es la clase de cosas que sabría si me consiguieras una identificación falsa

Mamá: Irás al grupo de apoyo

Yo: Ugggh

Mamá: Santana, mereces una vida

Eso me calló, a pesar de que no veía como ir al grupo de apoyo cumplía con la definición de vida. Sin embargo acepté ir, después de negociar el derecho de grabar los episodios de “America’s Next Top Model” que me faltaban

Fui al grupo de apoyo por la misma razón por la que alguna vez permití a enfermeras con tan sólo dieciocho meses de educación de postgrado envenenarme con productos químicos de nombres exóticos: quería hacer felices a mis padres. Sólo hay una cosa en este mundo que tener cáncer cuando tienes dieciséis años, y es tener un hijo con cáncer

******

Mamá se estacionó en el camino de entrada, detrás de la iglesia a las 4:56. Pretendía jugar con mi tanque de oxígeno por un segundo para matar el tiempo.

Mamá: ¿Quieres que lo cargue por ti?

Yo: No, está bien –dije, el tanque verde cilíndrico sólo pesaba pocas libras y tenía este carrito de acero con ruedas para arrastrarlo detrás de mí. Me proporcionaba dos litros de oxígeno cada minuto a tráves de una cánula, un tubo transparente que se separaba justo debajo de mi cuello, envuelto detrás de mis orejas, y luego se reunía en mis fosas nasales. El artefacto era necesario porque mis pulmones apestaban siendo pulmones-

Mamá: Te quiero

Yo: Yo también mamá. Nos vemos a las seis

Mamá: ¡Haz amigos! -dijo a través de la ventana mientras me alejaba-

No quería tomar el ascensor porque tomarlo es como una actividad de los últimos días en el grupo de apoyo, así que tomé las escaleras, tomé una galleta y un poco de limonada en un vaso de papel y luego me di la vuelta

Una chica me estaba mirando

Estaba casi segura que no la había visto antes. Alta y delgada, hacia lucir pequeña la silla plástica de escuela primaria en la que se sentaba. El pelo rubio y largo, parecía de mi edad, quizá un año mayor y se sentaba con su coxis contra el borde de la silla, su postura agresivamente pobre, una mano medio metida en el bolsillo de sus jeans oscuros

Aparté la vista de repente consiente de mis innumerables carencias. Llevaba jeans viejos que habían sido alguna ajustados, pero ahora se hundía en lugares extraños, y una camiseta amarilla promocionando una banda que ya ni siquiera me gustaba. Además mi pelo: estaba largo y no me había molestado en, tú sabes, peinarlo. Además, tenía unas gordas mejillas de ardilla, un efecto secundario del tratamiento. Lucía como una persona normalmente proporcionada con un globo por cabeza. Esto no era ni siquiera mencionar mis “pantobillos”. Y sin embargo, le di una ojeada, y sus ojos estaban todavía en mí

Ae me ocurrió por qué lo llaman contacto visual

Entré al círculo y me senté junto a Finn, a dos asientos de distancia de la chica. Miré de nuevo, todavía estaña mirándome

Miren, déjenme decirles: Ella era sexy. Una chica que no es sexy te mira implacablemente y es como, en el mejor de los casos extraño, y en el peor, una forma de asalto. Pero una chica sexy… bueno

Saqué mi celular y lo toqué para que mostrara la hora, 4:59. El círculo se llenó con los desafortunados chicos “de los doce a los dieciocho” y luego Patrick comenzó con la oración de la serenidad: Dios, concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar las cosas que luego y la sabiduría para reconocer la diferencia. La chica seguía mirándome, me sentí un poco sonrojada

Finalmente, decidí que la estrategia adecuada era mirarla también, ella no tiene un monopolio en el negocio de mirar fijamente, después de todo. Así que la mire mientras Patrick reconocía por enésima vez sus no-bolas, etc. Y pronto se trataba de un concurso de mirada fija. Después de un rato la muchacha sonrió y, finalmente, sus ojos azules miraron hacia otro lado

Cuando volvió a mirarme, subí las cejas para decir “gané”

Se encogió de hombros. Patrick continuó y finalmente llegó el momento de las presentaciones

Patrick: Finn, tal vez te gustaría ser el primero, sé que estás enfrentando un momento difícil

Finn: Si –dijo- Soy Finn, tengo diecisiete y parece que tengo que someterme a una cirugía en un par de semanas, después de la cual estaré ciego. No es por quejarme ni nada, porque sé que mucho de nosotros pasan por algo peor, pero sí, me refiero a estar ciego como que apesta, mi novia me ayuda, sin embargo, y amigos como Brittany -asintió hacia la chica que ahora tenía un nombre- Así que sí -continuó Finn, estaba mirando sus manos, las cuales había doblado entre si como la parte superior de un tipi- No puedes hacer nada para evitarlo

Patrick: Estamos aquí para ti, Finn -dijo- Vamos a dejar que Finn nos oiga chicos -y luego todos en monotonía dijimos:
Estamos aquí para ti Finn

Michael fue el próximo, tenía doce años, tenía leucemia, siempre ha tenido leucemia, estaba bien, o eso decía, había tomado el ascensor

Lida tenía dieciséis y era lo suficientemente bonita para ser el objetivo de los ojos del chico sexy. Era una paciente habitual, en una larga remisión por cáncer apendicular, el cual yo no sabía que existía previamente. Dijo, como lo había hecho alguna que otra vez cuando había asistido al grupo de apoyo, que se sentía fuerte, lo cual se sentía como si estuviera presumiéndome, mientras las mangueras de oxígeno me hacían cosquillas en las fosas nasales

Hubo otros cinco antes de llegar a ella. Sonrió un poco cuando su turno llegó. Su voz era baja, vaporosa y extremadamente sexy

Brittany: Mi nombre es Brittany Pierce -dijo- Tengo diecisiete… tuve un pequeño toque de osteosarcoma hace un año y medio atrás pero estoy aquí hoy, a petición de Finn

Patrick: ¿Y cómo te sientes? -preguntó-

Brittany: Oh, estoy genial -sonrió con la comisura de sus labios- Estoy en una montaña rusa que sólo va para arriba, mi amigo

Cuando llegó mi turno dije: Mi nombre es Santana, tengo diecisiete, tiroides con metástasis en los pulmones, estoy bien

La hora avanzaba a pasos acelerados: las luchas se recontaron, las batallas ganadas en medio de guerras que seguramente se perderán, aferrados a la esperanza, las familias fueron elogiadas y denunciadas, se acordó que los amigos simplemente no entendía, lágrimas se derramaron, comodidad fue ofrecida. Ni Brittany Pierce ni yo volvimos a hablar hasta que Patrick dijo:

Patrick: Brittany, tal vez te gustaría compartir tus temores con el grupo

Brittany: ¿Mis temores?

Patrick: Si

Brittany: Le temo al olvido -dijo sin ninguna pausa- Le temo como el proverbial hombre ciego que tiene miedo de la oscuridad

Finn: Demasiado pronto -dijo esbozando una sonrisa-

Brittany: ¿Fue demasiado insensible? -pregunto ella- Puedo ser bastante ciega a los sentimientos de otros

Finn se estaba riendo, pero Patrick alzó un dedo, un dedo en forma de represión y dijo:

Brittany, por favor, volvamos a ti y a tus problemas, ¿dijiste que le tenías miedo al olvido?

Brittany: Así es -respondió-

Patrick parecía perdido

Patrick: Alguien, eh, ¿alguien quiere hablar de eso?

No he estado en la escuela adecuadamente en tres años. Mis padres eran mis dos mejores amigos, mi tercer mejor amigo era un autor que ni siquiera sabía que existía. Era una persona bastante tímida: no del tipo de levantar la mano

Y aún así, sólo esta vez, decidí hablar, medio alce mi mano y Patrick, con un evidente placer, dijo inmediatamente:

¡Santana! -estaba, estoy segura que asumió la apretura. Pasando así a formar parte del grupo-

Mire a Brittany Pierce, que me devolvió la mirada, casi podrías ver a través de sus ojos, eran tan azules

Santana: Llegará un tiempo -dije- Cuando todos nosotros estemos muertos. Todos nosotros. Llegará un tiempo cuando no quedaran más seres humanos para recordar que alguna vez existimos o que nuestra especia alguna vez hizo algo. No habrá nadie que quede para recordar a Aristóteles o a Cleopatra, por no hablar de ti, todo lo que hicimos, construimos, escribimos, pensamos y descubrimos será olvidado y todo esto -hice un gesto describiendo- Habrá sigo inútil, quizás ese tiempo venga pronto o quizás este a millones de años de distancia, pero incluso si sobrevivimos al desplome de nuestro sol, no sobreviviremos para siempre, paso mucho tiempo antes que los organismos experimentaran la conciencia, y habrá tiempo después, y si la inevitabilidad del olvido humano te preocupa, te animo a que lo ignores, Dios sabe que eso es lo que hacen todos

Aprendí esto de mí, antes mencionado, tercer mejor amigo: Peter Van Houten, el reducido autor de An Imperial Affliction, el libro que era lo más cercano que tenía a una biblia, Peter Van Houten, la única persona que había encontrado jamás que parecía (a) entender lo que es estar muriendo, y (b) no haber muerto

Después de que termine, hubo un período bastante largo de silencio mientras miraba una sonrisa propagarse a través de la cara de Brittany: no la pequeña sonrisa torcida de la chica tratando de ser sexy mientras me miraba, sino una sonrisa real, una muy grande para su cara

Brittany: Maldita sea -dijo tranquilamente- Tú eres algo más

Ninguno de nosotros dijo nada por el resto del grupo de apoyo, al final todos juntamos las manos y Patrick nos guió en una oración

Señor Jesucristo, nos hemos reunido aquí en tu corazón, literalmente en tu corazón, como sobrevivientes de cáncer. Tú y sólo tú nos conoces como nos conocemos a nosotros mismos, guíanos a la vida y a la luz a través de los momentos de pruebas, oramos por los ojos de Finn, por la sangre de Michael y Jamie, por los huesos de Brittany, por los pulmones de Santana y por la garganta de James, te pedimos nos podamos curar y que podamos sentir tu amor y tu paz, que sobrepasa todo entendimiento, y nosotros recordaremos en nuestros corazones a esos que conocimos y amamos que se han ido a casa contigo: Maria, Kade, Joseph, Haley, Abigail, Angelina, Taylor, Gabriel y…

Era una larga lista, el mundo contenía a bastante gente muerte y mientras Patrick estuvo horas con el mismo discurso, leyendo la lista de una hoja de papel porque era muy larga para memorizarla, mantuve mis ojos cerrados, tratando de pensar en la oración, pero sobre todo imaginando el día cuando mi nombre encontrara su camino a través de esa lista, justo al final cuando todos hubieran parado de escuchar

Cuando Patrick había terminado dijimos este estúpido mantra juntos “VIVIENDO NUESTRA MEJOR VIDA HOY” y terminó, Brittany Pierce empujó fuera de su silla y camino hacia mi, su paso era torcido como su sonrisa, se elevaba sobre mi, pero mantuvo la distancia, así tendría que estirar el cuello para mirarla a los ojos

Brittany: ¿Cuál es tu nombre? -preguntó-

Santana: Santana

Brittany: No, tu nombre completo

Santana: Um… Santana Lopez -estuvo a punto de decir algo más, cuando Finn se acercó-

Brittany: Espera -dijo ella, levantando un dedo y girando hacía Finn- Eso fue, en realidad, peor de lo que lo hiciste ver

Finn: Te dije que era poco prometedor

Brittany: ¿Por qué te molestas con eso?

Finn: No lo sé, ¿ayuda de algún modo?

Brittany se inclinó pensando que así no la escucharía

Brittany: ¿Es una regular? -no pude escuchar el comentario de Finn, pero Brittany respondió- Yo diría -Apretó a Finn en ambos hombros y después tomo medio paso lejos de él-

Brittany: Cuéntale a Santana sobre la clínica

Finn inclinó una mano contra la mesa de aperitivos y enfoco sus enormes ojos en mi

Finn: Está bien, así que fui a la clínica esta mañana y estaba diciéndole a mi cirujano que prefería ser sordo que ciego, y él dijo “no funciona de esa manera” y yo estaba como “si, me doy cuenta que no funciona de esa manera: sólo estoy diciendo que preferiría ser sorgo que ciego si tuviera la opción, que me doy cuenta no tengo”, y él dijo, “bueno, la buena noticia es que no serás sordo”, y yo estaba como “gracias por explicarme que mi cáncer en el ojo no me dejaría sordo, me siento tan afortunado que un gigante intelectual como usted se digne a operarme”

Santana: Suena como un ganador -dije- Voy a tratar de obtener algún cáncer en el ojo así puedo conocer a este tipo

Finn: Buena suerte con eso, está bien, debería irme, Rachel está esperando por mi, voy a tener que verla mucho mientras pueda

Brittany: ¿Contraguerrillas mañana? -preguntó ella-

Finn: Definitivamente -Finn se giró y corrió escaleras arriba, subiendo dos a la vez-

Brittany Pierce giro hacía mi

Brittany: Literalmente -dijo-

Santana: ¿Literalmente? -pregunté-

Brittany: Estamos literalmente en el corazón de Jesús -dijo- Pensé que estábamos en un sótano de la Iglesia, pero estamos literalmente en el corazón de Jesús

Santana: Alguien debería decirle a Jesús -dije- Quiero decir, tiene que ser peligroso almacenar chicos con cáncer en tu corazón

Brittany: Le diría yo misma -dijo ella- Pero desafortunadamente estoy literalmente atorada dentro de su corazón, así que él no será capaz de escucharme -me reí, sacudió su cabeza sólo mirándome-

Santana: ¿Qué? -pregunté-

Brittany: Nada -dijo-

Santana: ¿Por qué me estás mirando así?

Brittany medio sonrió

Brittany: Porque eres hermosa, y disfruto mirar a personas hermosas, hace tiempo decidí no negarme los más simples placeres de la vida

Un breve silencio incómodo se produjo, Brittany se abrió paso

Brittany: Quiero decir, sobre todo teniendo en cuenta, como deliciosamente lo mencionaste, que todo esto terminara en el olvido

Casi me burlé, suspiré o exhalé de una manera que fue vagamente como una tos y después dije

Santana: No soy hermo…

Brittany: Eres como una milenaria Emily Fields, como la de Pretty Little Liars

Santana: Nunca le he visto -dije-

Brittany: ¿En serio? -preguntó- Hermosa chica con un largo cabello, odia la autoridad y es fuerte, es tu autobiografía, hasta donde puedo ver

Cada sílaba seducía, honestamente, más o menos me encendió, ni siquiera sabía que las chicas podían encenderme: no en la vida real

Una chica joven paso cerca de nosotros

Brittany: ¿Cómo estás Alisa? -preguntó, ella sonrió y masculló: Hola Brittany

Gente del Memorial -explicó, Memorial era el mayor hospital de investigación- ¿A dónde vas?

Santana: Al Children’s -dije, mi voz más baja de lo que esperaba que fuera, asintió. La conversación parecía hacer terminado- Bueno -dije asintiendo vagamente hacía las escaleras que nos llevaban fuera del, literalmente, corazón de Jesús. Eche a andar el carrito y empecé a caminar, se acercó cojeando a mi lado- Así que, nos vemos la próxima vez, ¿quizás? -pregunté-

Brittany: Deberías verla -dijo- Pretty Little Liars, quiero decir

Santana: Está bien -dije- La buscaré

Brittany: No, conmigo. En mi casa -dijo- Ahora

Paré de caminar

Santana: Apenas te conozco, Brittany Pierce, podrías ser una asesina en serie -asintió-

Brittany: Es cierto Santana López -pasó junto a mí, sus hombros apenas llenaban su camisa verde tejida, su espalda recta, sus pasos pausados ligeramente a la derecha mientras caminaba firme y confiado en lo que había determinado era una pierna ortopédica. El osteosarcoma a veces toma una extremidad para probarte, después, si le gustas, toma el resto-

La seguí por las escaleras, perdiendo terreno mientras hacia mi camino lentamente, las escaleras no era un campo fácil para mis pulmones

Y después estábamos fuera del corazón de Jesús, en el estacionamiento, el aire frío de primavera de la manera perfecta, la luz del atardecer celestial en su nocividad

Mamá no estaba ahí todavía, que era inusual, porque estaba casi siempre esperándome. Miré alrededor y vi que una chica bajita, curvilínea y morena tenía a Finn fijado contra la pared de piedra de la iglesia besándolo de una manera bastante agresiva, estaban lo suficiente cerca de mi como para escuchar los extraños ruidos de sus bocas juntas, y podía escucharlo diciendo “siempre” y ella diciendo “siempre” de regreso

De repente, parada cerca de mí, Brittany medio susurró

Brittany: Son grandes creyentes de las manifestaciones públicas de afecto

Santana: ¿Qué hay con el “siempre”? -los sonidos de succión se intensificaron-

Brittany: Siempre es lo suyo. Siempre se amaran a pesar de cualquier cosa, yo de forma conserva he calculado que se han enviado mensajes de texto con la palabra siempre como cuatro millones de veces en el último año

Otro par más de autos llegaron, llevándose a Michael y Alisa, ¿éramos sólo Brittany y yo, mirando a Finn y Rachel, quienes avanzaron a un ritmo acelerado, como si no estuvieran recostados contra un lugar sagrado. Su mano llegó hasta su pecho, sobre su camisa manoseándolo, mientras su mano quieta y sus dedos se movían alrededor. Me pregunté si eso se sentía bien. No parecía como si lo fuera, pero decidí perdonar a Finn en base a que iba a quedar ciego, los sentidos deben aprovecharse mientras todavía hay hambre o lo que sea

Santana: Imagina tomando ese último viaje al hospital -dije tranquilamente- La última vez que manejaras otra vez un auto

Sin mirarme Brittany dijo:

Estas matando mi vibra aquí Santana Lopez, estoy tratando de observar el amor joven en su más multi-esplendorosa torpeza

Santana: Creo que está lastimando su pecho -dije-

Brittany: Si, es difícil de determinar si está intentando estimularla o hacer un examen de seno -después Brittany Pierce metió la mano en su bolsillo y sacó de todas las cosas, un paquete de cigarrillos, lo abrió y coloco un cigarrillo entre sus labios-

Santana: ¿Es en serio? -pregunte- ¿Crees que eso es genial? Oh, Dios mío, acabas de arruinar toda la cosa

Brittany: ¿Qué cosa? -preguntó girando hacia mí, el cigarrillo sin encender colgando de su boca, sin sonreír-

Santana: Toda la cosa donde una chica que no es poco atractivo o poco inteligente, o aparentemente inaceptable se me queda mirando y me señala el uso incorrecto de literalidades, me compara con las actrices y me pide que vea una serie en su casa, pero por supuesto ahí siempre hay una hamartia y la tuya es esa oh, Dios mío, incluso aunque TUVISTE EL MALDITO CÁNCER le das dinero a una compañía a cambio de la oportunidad de adquirir TODAVÍA MÁS CÁNCER, oh, Dios mío, déjame asegurarte que no ser capaz de respirar APESTA. Totalmente decepcionante, Totalmente

Brittany: ¿Una hamartia? -pregunto, el cigarrillo todavía en su boca, apretó su mandíbula-

Santana: Una falla total -expliqué, girando lejos de ella, caminé hacia la acera dejando a Brittany Pierce detrás de mi y después escuché un auto empecé a bajar por la calle, era mamá, había estado esperando a que hiciera amigos o lo que sea-

Sentía esta extraña mezcla de decepción y rabia dentro de mi, ni siquiera sabía que sentimiento era, en serio, sólo que ahí había un montón de ello, y quería golpear a Brittany Pierce y también reemplazar mis pulmones con pulmones que no apestara y fueran simplemente pulmones. Estaba parada con mis zapatos deportivos en el mismo borde de la acera, el tanque de oxígeno con bolas y cadenas en el carro junto a mi, y justo mientras mi mamá se estacionaba, sentí una mano agarrar la mía

Aleje de un tirón mi mano pero me giré hacia él

Brittany: No te matan a menos que los enciendas -dijo mientras mamá se estacionaba en la hacer- Y nunca encendí uno, es una metáfora, ves: colocas la cosa dañina justo entre tus dientes, pero no le das el poder de hacer daño

Santana: Es una metáfora -dije dudosamente, mamá estaba sólo parada-

Brittany: Es una metáfora -dijo-

Santana: Eliges tu comportamiento basado en función a resonancias metafóricas -dije-

Brittany: Oh sí -sonrió, la gran, torpe y real sonrisa- Soy una gran creyente de las metáforas Santana Lopez

Mi giré hacia el auto, toqué la ventana y bajo

Santana: Voy a ver un programa de televisión con Brittany Pierce -dije- Por favor, graba los siguientes episodios del maratón de “America’s Next Top Model” para mi
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Mensaje por Anddy Rivera Morris Vie Dic 27, 2013 3:57 pm

Nueva lectora jiji
por favor continúa con la adaptación, ya me habían recomendado el libro
pero por algunos inconvenientes no lo leí pero ahora tengo la oportunidad :'D
un beso, y hasta la próxima
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Mensaje por iFannyGleek Sáb Dic 28, 2013 8:03 pm

Espero no cambies el final del libro, es que ya lo leí hace como 2 meses y pues espero no lo cambies mucho :( pienso que es perfecto tal y como es, y bueno no me quiero adelantar pero pienso que Finn es como una "Granada" y por eso Rachel se aleja.

Espero tu actualización. :)
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Mensaje por gleek_undercover Sáb Dic 28, 2013 8:15 pm

Capítulo 2



Brittany Pierce conducía horriblemente, si paraba o arrancaba, todo sucedía con una tremenda SACUDIDA, volaba contra el cinturón del asiento de su camioneta Toyota cada vez que frenaba, y mi cuello caía hacía atrás cada vez que apretaba el acelerador, podría haber estado nerviosa con estar sentada en el auto de un chico extraño en camino a su casa, profundamente consciente de que mis pulmones del asco complican los esfuerzos de defenderme de ataques no deseados, pero su manera de conducir eran tan asombrosamente pobre que no podía pensar en nada más

Habíamos conducido por lo menos un kilómetro y medio en un silencio irregular antes de que Brittany dijera:

Suspendí el examen de conducción tres veces

Santana: No te creo

-Se rió asintiendo-

Brittany: Bueno, no puedo sentir presión en la vieja prótesis, y no puedo cogerle el tiro a conducir con el pie izquierdo, mis médicos dicen que la mayoría de los amputados pueden conducir sin problema, pero… si, yo no, de cualquier manera, fui por mi cuarta prueba de conducción, y es como termina de esta manera -a casi un kilómetro frente a nosotros, una luz se puso roja, Brittany hundió los frenos lanzándome contra la abrazadera triangular del cinturón de seguridad- Lo siento, juro por Dios que estoy tratando de ser suave. Bien, entonces de todos modos, al final de la prueba creí que fallaría totalmente de nuevo, pero el instructor fue como, “tu manera de conducir es desagradable, pero no es técnicamente insegura”

Santana: No estoy segura de que concuerde -dije- Sospecho del Beneficio por Cáncer -El Beneficio por Cáncer son las pequeñas cosas que los chicos con cáncer obtienen y que los chicos regulares no: pelotas de baloncesto firmadas por héroes deportivos, pases libres para entregar la tarea tarde, licencia de conducción no ganadas, etc.-

Brittany: Sip -dijo ella, la luz se volvió verme, me aseguré, Brittany hundió el acelerador-

Santana: Sabes que han inventado controles manuales para personas que no pueden usar sus piernas -señalé-

Brittany: Si -dijo- Quizás algún día -suspiró en una manera que me hizo preguntarme si estaba confiado en la existencia de ese algún día. Sé que el osteosarcoma es altamente curable, pero aún así. Hay un número de maneras de establecer las expectativas aproximadas de supervivencia de alguien sin preguntar su realidad, yo usé el clásico:

¿Entonces estás en la escuela? -generalmente, tus padres te sacan de la escuela en algún punto si esperan que lo arruines-

Brittany: Si -dijo- Estoy en North Central, sin embrago voy un año atrasada, estoy en segundo año, ¿tú?

Consideré mentir, a nadie le gusta un cadáver después de todo, pero al final dije la verdad

Santana: No, mis padres me retiraron hace tres años

Brittany: ¿Tres años? -pregunto asombrada-

Le conté a Brittany sobre la idea general de mi milagro: diagnosticada con cáncer de tiroides Estado IV cuando tenía trece, no le conté que el diagnóstico llegó tres meses después de que tuve mi primer período. Como: ¡Felicidades!, eres una mujer, ahora muere. Era como nos dijeron, incurable

Tuve una cirugía llamada disección radical del cuello que es tan placentera como suena. Luego radiación, luego trataron con un poco de quimio para mis tumores pulmonares, los tumores se redujeron, luego crecieron. Para entonces, tenía catorce, mis pulmones empezaron a llenarse con agua, yo estaba luciendo bastante muerta: mis manos y pies hinchados, mi piel agrietada, mis labios estaban perpetuamente azules. Ellos consiguieron esta droga que hace que no te sientas tan completamente aterrorizada sobre el hecho de que no puedes respirar, y tuve un montón es esta fluyendo hacia mi a través de un catéter, y más de una docena de otras drogas más, pero aún así, hay una cierta incomodidad en ahogarse, particularmente cuando se produce en el transcurso de varios meses, finalmente terminé en la UCI con neumonía y mi mamá se arrodilló al lado de mi cama y dijo: ¿estás lista, cariño?” y le dije que estaba lista, mi papá simplemente siguió diciéndome que me amaba en esta voz que no estaba rompiéndose tanto como ya estaba rota, y seguí diciéndole que también lo amaba, y todos estaban sosteniéndose de las manos, y no pude recuperar el aliento, mis pulmones estaban actuando desesperados, haciéndome jadear, sacándome de la cama para tratar de encontrar una posición que les pudiera llevar aire, y estaba avergonzada por su desesperación, disgustada porque simplemente no lo dejaran ir, y recuerdo a mi mamá diciéndome que estaba bien, que iba a estar bien, que estaría bien, y mi padre tratando tan fuerte de no sollozar que cuando lo hacía, que era regularmente, era un terremoto. Y recuerdo no querer estar despierta

Todos pensaron que estaba acabada, pero mi médico de cáncer María logró sacar algo de fluido de mis pulmones, y poco después los antibióticos que me habían dado para la neumonía hicieron efecto

Me desperté y pronto empecé uno de esos tratamientos experimentales que son famosos en la República de Cáncervania por No Funcionar. La droga era Phalanxifor, esta molécula diseñada para atacar por sí misma las células cancerígenas y disminuir su crecimiento. No funcionaba en cerca del setenta por ciento de las personas. Pero funcionó en mi, los tumores se redujeron

Y siguieron reduciéndose. ¡Muy bien, Phalanxifor!, en los pasados dieciocho meses, mi metástasis apenas ha crecido, dejándome con pulmones que apestan en ser pulmones pero que podrían, posiblemente, luchar durante un tiempo indefinido con la ayuda de oxígeno y Phalanxifor diario

Es cierto que, mi Milagro Cancerígeno sólo había resultado en un poco de tiempo comprado, todavía no sabía el tamaño de ese poco. Pero cuando le dije a Brittany Pierce, pinté la situación lo más rosa posible, embelleciendo lo milagroso del milagro

Brittany: Entonces ahora vas a la escuela -dijo-

Santana: En realidad no puedo -expliqué- porque ya obtuve mi GED. Entonces estoy tomando clases en MCC -que era nuestra universidad local-

Brittany: Una chica universitaria -dijo asintiendo- Eso explica el aura de satisfacción -me sonrió, empuje la parte superior de su brazo juguetonamente, pude sentir su brazo-

Hicimos un giro que hizo chirriar las ruedas hacia una subdivisión con paredes de estuco de casi tres metros de altas, su casa era la primera a la izquierda, una colonial de dos pisos, nos detuvimos en su camino de entrada-

Le seguí al interior, una placa de madera en la entrada estaba grabada en cursiva con las palabras Hogar Es Donde Está El Corazón, y la casa entera resultó estar adornada con tales observaciones. Los Buenos Amigos Son Difíciles de Encontrar e Imposibles de Olvidar decía una ilustración sobre el perchero. El Verdadero Amor Nace de Tiempo Difíciles prometía una almohada tejida en el antiguo mobiliario de su sala de estar, Brittany me vio leyendo

Brittany: Mis padres los llaman Estímulos -explicó- Están por todas partes

*****

Su mamá y papá la llamaban Britt. Estaban haciendo enchiladas en la cocina, un pedazo de vidriera en el fregadero decía en letras burbujeantes La Familia Es Para Siempre. Su mamá estaba poniendo pollo en las tortillas, que su papá después envolvía y ponían en un sartén de vidrio. No parecían demasiado sorprendidos por mi llegada, lo que tenía sentido: El hecho de que Brittany me hiciera sentir especial no necesariamente indica que era especial. Quizás ella traía a una chica diferente cada noche para mostrarle películas y animarle

Brittany: Ésta es Santana Lopez -dijo como a manera de presentación-

Santana: Sólo Santana -dije-

¿Cómo va todo, Santana? -preguntó el papá de Britt, era alto, casi tan alto como Britt, y delgado en una manera en que las personas mayores usualmente no lo eran

Santana: Bien -dije-

¿Cómo estuvo el Grupo de Apoyo de Finn?

Brittany: Fue increíble -dijo Britt-

Eres como Debbie Dowmner -dijo su mamá- Santana, ¿lo disfrutas?

Me detuve un segundo, tratando de averiguar si mi respuesta debería ser calibrada a complacer a Brittany o a sus padres

Santana: La mayoría de las personas son verdaderamente amables -dije finalmente-

Eso es exactamente lo que encontramos con las familias en el Memorial cuando estuvimos en medio de éste con el tratamiento de Britt -dijo su papá- Todos fueron tan amables, fuertes, también en los días más oscuros el Señor pone a las mejores personas en tu vida

Brittany: Rápido, dame una almohada y algo de hilo porque esta necesita ser un estimulo -dijo Brittany, y su papá pareció un poco enojado, pero entonces Britt envolvió su largo brazo alrededor del cuello de su papá y dijo- Sólo estoy bromeando papá, me gustan los jodidos estímulos, de verdad. Simplemente no puedo admitirlo porque soy una adolescente

Su papá puso los ojos en blanco

¿Te vas a unir a nosotros para cenar, espero? -preguntó su mamá. Era pequeña y de piel blanca, y vagamente tímida

Santana: ¿Supongo? -dije- Tengo que estar en casa a las diez, ¿además yo no, um, como carne?

No hay problema, haremos unos vegetarianos -dijo-

Brittany: ¿Los animales son demasiado lindo? -preguntó Britt-

Santana: Quiero minimizar el número de muertes de las que soy responsable -dije-

Britt abrió la boca para responder pero luego se detuvo

Su mamá lleno el silencio

Bueno, creo que eso es genial -dijo-

Hablaron conmigo por un rato sobre cómo las enchiladas eran las Famosas Enchiladas Pierce y no debía perdérmelas, y sobre cómo el toque de queda de Britt también era a las diez, y cómo estaban intrínsecamente desconfiados de cualquiera que le diera a sus hijos toques de queda diferentes a las diez, y si estaba en la escuela -“es una estudiante de universidad”, intervino Brittany- Y cómo el clima era verdadera y absolutamente extraordinario para marzo, y cómo en primavera todas las cosas son nuevas, y ellos ni siquiera me preguntaron una vez sobre el oxígeno o mi diagnóstico, que fue raro y maravilloso, y luego Brittany dijo:

Santana y yo vamos a ver Pretty Little Liars así ella puede ver su doppelgänger fílmico, Shay Mitchell

El televisor de la sala es tuyo para que lo veas -dijo su papá felizmente-

Brittany: Creo que en realidad vamos a verla en el sótano

Su papá rió

Buen intento. Sala -dijo su padre-

Brittany: Pero quería mostrarle a Santana Lopez el sótano -dijo-

Santana: Sólo Santana

Entonces muéstrale a Sólo Santana el sótano -dijo su papá- Y luego vuelve arriba y mira tu serie en la sala

Brittany hinchó sus mejillas, se balanceó sobre su pierna, y se retorció las caderas, tirando hacia adelante la prótesis

Brittany: Bien -murmuró-

La seguí abajo por las escaleras alfombradas a una enorme habitación en el sótano. Un estante a nivel de mis ojos alcanzana a rodear toda la habitación, y estaba rellena sólidamente con recuerdos de baile: docenas de trofeos con mujeres de plástico medio saltando o dando una vuelta o sosteniendo una cinta entre sus manos. También había muchas cintas firmadas y zapatillas

Brittany: Solía bailar -explicó-

Santana: Debiste en haber sido bastante buena

Brittany: No era mala, pero todas las zapatillas y cintas son Beneficios del Cáncer -ella se dirigió a la televisión, donde un enorme montón de DVD’S y videojuegos estaban organizados en una forma vaga de pirámide, se inclinó por la cintura y tomó Pretty Little Liars- Era, como, el prototipo de chica blanca porrista -dijo- Trataba de dar los mejores pasos, pero entonces un día estaba dando algunas vueltas, sólo en el gimnasio Central del Norte de un lado a otro, de repente, no podía entender por qué estaba haciéndolo al ritmo de la música y sola, parecía la cosa más estúpida que podrías estar haciendo. Empecé a pensar en los niños al dar sus primeros pasos y como lo intentaban una y otra vez durante meses, cuando lo descubrían lo repetían y como el baile era básicamente una versión ligeramente más aérobica del mismo ejercicio. De todos modos, por mucho tiempo seguí dando volteretas. Llegué a hacerlo cinco horas seguidas, lo mejor de todos los tiempos, pero a medida que seguía, me sentía más y más como una niña de dos años. Y luego, por alguna razón me puse a pensar en… vallas. ¿Estás bien?

-Había tomado asiento en la esquina de su cama sin hacer, no estaba tratando de ser sugerente ni nada; sólo me cansé un poco cuando me tuve que mantener de pie mucho tiempo. Estuve de pie en la sala de estar y luego había habido escaleras, y luego más estar de pie, que era estar mucho de pie para mi, y no quería desmayarme o algo así. Era un poco como una dama victoriana, sabía de desmayos-

Santana: Estoy bien -dije- Sólo escuchando, ¿corredores de vallas?

Brittany: Sí, corredores de vallas, no sé por qué. Comencé a pensar a cerca de ellos realizando sus carreras con vallas, y saltando por encima de estos objetos totalmente arbitrarios que habían sido fijados en su camino, y me preguntaba si los corredores alguna vez pensaban, tú sabes, esto sería más rápido si sólo nos deshiciéramos de los obstáculos

Santana: ¿Eso fue antes de tu diagnóstico? -pregunté-

Brittany: Bien, bien, estaba eso, también -sonrió con la mitad de su boca- El día de las existencialmente vueltas en el aire fue casualmente también mi último día con ambas piernas. Tuve un fin de semana entre el momento en que se programó la amputación y cuando ocurrió, mi pequeña visión propia de lo que Finn está pasando

Asentí. Me gustaba Brittany Pierce. Realmente, realmente, realmente me gustaba. Me gustó la forma en que su historia terminó con otra persona, me gustaba su voz, me gustó que diera vueltas en el aire existencialmente, me gustaba que era una profesora titular en el Departamento de Sonrisas Ligeramente Torcidas con una cita doble en el Departamento de tener una Voz que Hacia que Mi Piel Se Sintiera Más Como Piel

Y me gustaba que tuviera dos nombre. Siempre me ha gustado la gente con dos nombres, porque tomas la decisión de cómo llamarles: ¿Britt o Brittany?, yo era siempre Santana, univalente Santana

Santana: ¿Tienes hermanos? -pregunté-

Brittany: ¿Eh? -respondió, parecía un poco distraída-

Santana: Dijiste eso de ver jugar a los niños

Brittany: Oh, si, no. Tengo sobrinos, de mis medias hermanas, pero son mayores. Tienen como… PAPÁ, ¿CUÁNTOS AÑOS TIENEN JULIA Y MARTA?

¡Veintiocho años! -respondió el padre de Britt-

Brittany: Tienen como veintiocho, ellas viven en Chicago, ambas están casadas con tipos abogados muy elegantes, o tipos banqueros. No puedo recordar -negué con la cabeza- Entonces, ¿cuál es tu historia? -preguntó, sentándose a mi lado a una distancia segura

Santana: Ya te dije mi historia, me diagnosticaron cuando…

Brittany: No, no tú historia de cáncer, tu historia, intereses, aficiones, pasiones, extraños fetiches, etcétera

Santana: Um -dije-

Brittany: No me digas que eres una de esas personas que se convierte en su enfermedad, conozco a tanta gente así. Es desalentador, como que, el cáncer es el negocio en crecimiento, ¿verdad? Lo que tomas las personas sobre negocios, pero seguro no has permitido que esto tenga éxito antes de tiempo

Se me ocurrió que tal vez lo había hecho, luché con la forma de lanzarme a Brittany Pierce, que entusiasmo aceptar, y en el silencio que siguió, se me ocurrió que no era muy interesante

Santana: Soy poco extraordinaria

Brittany: Rechazo eso totalmente, piensa en algo que te gusta, la primera cosa que venga a tu mente

Santana: Um, ¿leer?

Brittany: ¿Qué lees?

Santana: Todo, desde, como, romance repugnante a la ficción pretenciosa a la poesía, lo que sea

Brittany: ¿Escribes poesía también?

Santana: No, no escribo

Brittany: ¡Ahí! -Brittany casi grito- Santana Lopez, eres la única adolescente en Estados Unidos que prefiere leer poesía a escribirla. Esto me dice mucho. Lees una gran cantidad de libros con G mayúscula, ¿no?

Santana: ¿Supongo?

Brittany: ¿Cuál es tu favorito?

Santana: Um -dije-

Mi libro favorito, por un amplio margen, era Una Alficción Imperial, pero no me gustaba decirle a la gente al respecto. A veces, lees un libro y te llena con este fervor evangélico raro, y te convences de que el mundo destrozado nunca se pondrá de nuevo junto a menos que y hasta que todos los seres humanos lean el libro. Y luego están los libros como Una Aflicción Imperial, de los que no puedes decirle a la gente, libros tan especiales y raros, y tuyos que la publicidad de tu afecto se siente como una traición

Ni siquiera era que el libro fuera tan bueno ni nada; era sólo que el autor, Peter Van Houten, parecía entenderme de maneras extrañas e imposibles

Una Aflicción Imperial era mi libro, en la forma en que mi cuerpo era mi cuerpo y mis pensamientos eran mis pensamientos

Aún así, le dije a Brittany:
Mi libro favorito es probablemente, Una Aflicción Imperial –dije-

Brittany: ¿Tiene zombis? -preguntó-

Santana: No -dije-

Brittany: ¿Tropas de asalto? -negué con la cabeza-

Santana: No es esa clase de libro -ella sonrió-

Brittany: Voy a leer este libro terrible con el título aburrido que no contiene tropas de asalto -prometió, y de inmediato me sentí como que no debería haberle dicho al respecto, Brittany se dio la vuelta a una pila de libros debajo de su mesa de noche, tomó un libro de bolsillo y una pluma. A medida que escribía una inscripción en la página del título, dijo- Todo lo que pido a cambio es te tú leas esta novela brillante y obsesiva de mi videojuego favorito

Levantó el libro, que se llamaba El Precio del Amanecer, me eché a reír y lo tomé, nuestras manos quedaron liadas juntas en la transferencia de libro, y luego estaba tomando mi mano

Brittany: Fría -dijo, presionando con un dedo mi muñeca pálida-

Santana: No tan fría como bajo oxigenada -dije-

Brittany: Me encanta cuando me hablas de forma médica -dijo, se puso de pie y me llevó con ella, no soltó mi mano hasta que llegamos a las escaleras

*****

Vimos algunos capítulos de la serie con varias pulgadas de sofá entre nosotros. Hice la cosa totalmente de la escuela media donde puse mi mano en el sofá a mitad de camino entre nosotras para hacerle saber que estaba bien sostenerla, pero ella no lo intentó, Después del primer capítulo, los padres de Brittany entraron y nos sirvieron las enchiladas, que nos comimos en el sofá y eran bastante deliciosas

La serie era sobre una chica que había desaparecido y después de un año la habían encontrado muerte, desde ese día no dejaban de molestar al resto de sus amigas enviándoles mensajes y descubriendo sus secretos, Shay Mitchell era bastante… tímida, pero fuerte y valiente, y muy caliente, no tiene nada que se acerque a mi casa hinchada de esteroides

Al finalizar el tercer capítulo, dijo:

Bastante genial, ¿eh?

Santana: Bastante genial -estuve de acuerdo, aunque no lo fue, en realidad es una especie de serie de chicas, pero no me gustaban mucho las series de chicas- Debo llegar a casa, clase en la mañana -dije-

Me senté en el sofá por un momento mientras Brittany buscaba sus llaves, su madre se sentó junto a mi y dijo

Me encanta esta, ¿a ti no?

Supongo que había estado mirando hacia el estímulo encima de la televisión, un dibujo de un ángel con el título Sin Dolor, ¿cómo podríamos conocer la alegría?

Esta es una vieja discusión en el campo del pensamiento sobre el sufrimiento, y su estupidez y falta de satisfacción pueden ser sondeados por siglos, pero basta decir que la existencia de brócoli no afectará en modo alguno el sabor del chocolate

Santana: Si -dije- Una idea maravillosa

Conduje el automóvil de Brittany a casa con Brittany controlando las estaciones. Ella me hizo escuchar un par de canciones que le gustaban de una banda llamada El Brillo, y fueron buenas canciones, pero como no las conocía aún, no eran tan buenas para mí como lo eran para ella. Seguí mirando a su pierna, o el lugar donde su pierna había estado, tratando de imaginar cómo lucia la pierna fala. No quería darle importancia, pero lo hice un poco, ella probablemente se preocupara por mi oxígeno. Rechazos de una enfermedad. Me enteré hace mucho tiempo, y sospechaba que Brittany lo había hecho también

A medida que me detuve en mi casa, Brittany apagó la radio, el aire se espesaba, probablemente estaba pensando en darme un beso, y yo estaba sin duda pensando en besarla. Preguntándome si también lo quería. Besé chicas, pero había pasado mucho tiempo. Pre-milagro

Puse el automóvil en neutral y la miré. Ella era realmente hermosa, sé que en muchas chicas no lo es, pero ella lo era

Brittany: Santana Lopez -dijo mi nombre nuevo y mejor en su voz- Ha sido un verdadero placer conocerte

Santana: Lo mismo Señorita Pierce -dije, sentí vergüenza mirándola, no podía igualar la intensidad de sus ojos azules-

Brittany: ¿Puedo verte de nuevo? -preguntó, había un extraño nerviosismo en su voz-

Sonreí

Santana: Claro

Brittany: ¿Mañana? -preguntó-

Santana: Paciencia, pequeño saltamontes -aconsejé- No quieres parecer demasiado ansiosa

Brittany: Correcto, por eso dije mañana -dijo- Quiero volver a verte esta noche, pero estoy dispuesta a esperar toda la noche y gran parte de la mañana -Puse los ojos en blanco- Lo digo en serio -dijo-

Santana: Ni siquiera me conoces -dije. Tomé el libro de la consola central- ¿Qué tal si te llamo cuando termine esto?

Brittany: Pero ni siquiera tienes mi número -dijo-

Santana: Tengo la firme sospecha de que lo escribiste en el libro -ella estalló en esa sonrisa tonta-

Brittany: Y estás diciendo que no nos conocemos la una a la otra
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Mensaje por neniirivera Dom Dic 29, 2013 4:18 am

aaaaaaaaaaay que lindooo , me encantaaa !! no e leido el libro pero espero no termine mal o sufriré mucho U_U
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Mensaje por micky morales Dom Dic 29, 2013 2:32 pm

me ha encantado, super tiernas las chicas y su valor para enfrentar la adversidad es admirable, espero prontisima actualizacion!
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Mensaje por Anddy Rivera Morris Dom Dic 29, 2013 3:44 pm

Yo si conozco el final pero, no todas las historias terminan con un "típico final feliz" jiji
excelente capítulo ;)
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Mensaje por gleek_undercover Lun Dic 30, 2013 12:53 am

Capítulo 3


Me quedé levantada hasta tarde leyendo El Precio del Amanecer.
Alerta spoiler: El precio del amanecer es sangre. No era una Aflicción Imperial, sino que el protagonista, el sargento Max Mayhem, era vagamente simpático a pesar de matar, con mi cuenta a 118 individuos en 284 páginas

Así que me levanté tarde la mañana siguiente, el miércoles

La política de mi madre es de nunca levantarme, porque uno de los requerimientos de personas enfermas profesionales es de dormir mucho, así que estaba confundida al principio cuando desperté con un sobresalto con sus manos en mis hombros

Mamá: Son casi las diez -dijo ella-

Santana: Durmiendo peleo contra el cáncer -le dije- Estuve hasta tarde leyendo

Mamá: Debió haber sido un buen libro -dijo mientras se arrodillaba al lado de la cama y me desenroscaba de mi largo concentrador de oxígeno, al cual llamaba Phillip, porque como que se parecía a un Phillip-

Mi madre me conectó a un tanque portátil y me recordó que tenía cáncer

Mamá: ¿Esa chica te lo dio?

Preguntó de la nada

Santana: ¿Por eso, te refieres al herpes?

Mamá: Eres demasiado -dijo mi madre- El libro, Santana, me refiero al libro

Santana: Si, ella me dio el libro

Mamá: Puedo decir que le gustas -dijo con las cejas levantadas, como si esta observación requiriera de algún instinto maternal único. Me encogí de hombros- Te dije que el grupo de apoyo iba a valer la pena

Santana: ¿Te quedaste esperando afuera todo el tiempo?

Mamá: Si. Traje un poco de papeles de la oficina. De todas maneras, es momento de enfrentar el día, jovencita

Santana: Mamá. Dormir. Pelea. Contra. El. Cáncer

Mamá: Lo sé, amor, pero hay una clase que atender, además hoy es… -el júbilo en la voz de mi mamá era evidente-

Santana: ¿Miércoles?

Mamá: ¿De verdad lo olvidaste?

Santana: ¿Tal vez?

Mamá: Es miércoles, ¡Marzo veintinueve! -ella básicamente gritó, con una sonrisa demente en su cara-

Santana: ¡Estas muy entusiasmada por conocer la fecha! -grité en respuesta-

Mamá: ¡SANTANA!, ¡ES TU TRIGÉSIMO TERCER MEDIO CUMPLEAÑOS!

Santana: Ohhhhh -dije. Mi madre estaba súper metida en la maximización de las celebraciones, ¡ES EL DÍA DEL ÁRBOL ¡¨VAMOS A ABRAZARLO Y COMER TARTA!, COLÓN TRAJO VIRUELA A LOS NATIVOS: ¡TODOS DEBERÍAMOS RECORDAR LA OCASIÓN CON UN PICNIC!, etc.

Santana: Bueno, feliz trigésimo tercer medio cumpleaños para mí -dije-

Mamá: ¿Qué quieres hacer en tu día muy especial?

Santana: ¿Venir a casa desde clase y establecer el recor mundial de número de episodios vistos consecutivamente de Top Che?

Mamá se estiró hacia esta plataforma por encima de mi cama y agarró a Bluie, el oso de peluche azul que hacía tenido desde que era, como, de una época en que era socialmente aceptable nombrar a los amigos por su color

Mamá: ¿No quieres ir a ver una película con Quinn o Blaine o alguien? -quienes eran mis amigos-

Eso era una idea

Santana: Claro -dije- Le enviaré un mensaje de texto a Quinn y veré si quiere ir al centro comercial o algo luego de la escuela

Mi madre sonrió, abrazando el oso contra su estómago

Mamá: ¿Sigue siento genial ir al centro comercial? -preguntó-

*****

Le envié un mensaje de texto a Quinn, tomé una ducha, me vestí y luego mi madre me llevó hasta la Universidad. Mi clase era literatura americana, una lectura sobre Frederick Douglass en un auditorio casi vacío, y era increíblemente difícil el quedarse despierto. A los cuarenta minutos de los noventa que son la clase, Quinn me respondió

“Increíble. Feliz medio cumpleaños. ¿Castleton a las 3:32?

Quinn tenía el tipo de vida social llena de gente así que necesitaba ser programada hasta el último minuto. Le respondí:

“Suena bien. Estaré en el patio de comidas”

Mi madre me llevó directamente de la escuela a la librería al lado del centro comercial, donde compre ambos “Midnight Dawns” y “Requiem de Mayhem”, las dos primeras secuelas del “Precio del Amanecer”, y luego caminé hacia el gran patio de comidas y compre Coca cola dietética.
Eran las 3:21

Observé a esos chicos jugando en el barco de pirata dentro del patio del recreo mientras leía. Había este túnel por el que estos dos chicos seguían arrastrándose a través una y otra vez y parecía que nunca se iban a cansar, lo que me hizo pensar en Brittany Pierce y el dar volteretas.

Mi madre también estaba en la plaza de comidas, sola, sentada en una esquina donde pensó que no la iba a ver, con un sándwich de solornillo y queso y leyendo algunos papeles. Probablemente, cosas médicas. El papeleo del trabajo había terminado

A las 3:32 precisamente, noté a Quinn caminando con confianza pasando el Wok House. Me vio en el momento en que levanté mi mano, mostrando sus blancos y recién enderezados dientes, y se dirigió hacia mi

Llevaba un abrigo hasta la rodilla color carbón que se ajustaba perfectamente y gafas de sol que dominaban su rostro, las levantó hacia la parte de arriba de su cabeza y se agachó para abrazarme

Quinn: Querida -dijo, vagamente con acento inglés- ¿Cómo estás?

La gente no encontraba el acento extraño o poco atractivo, Quinn solo resultaba ser una extremadamente sofisticada inglesa de sociedad de veinticinco años atrapada dentro del cuerpo de una de dieciséis años en Indianápolis. Todos lo aceptaban

Santana: Estoy bien, ¿cómo estás tú?

Quinn: Ya ni siquiera lo sé. ¿Eso es de dieta? -asentí y se la di. Ella tomó un sorbo a través de la pajita- Desearía que estuvieras en la escuela estos días. Muchos de los chicos se han convertido en absolutamente comestibles

Santana: Oh, ¿sí?, ¿cómo quienes? -pregunté. Ella procedió a nombrar cinco chicos con los que estuvimos en la elemental y escuela media, pero no podía acordarme de ellos-

Quinn: He estado saliendo con Noah Puckerman por un tiempo -dijo- Pero no creo que dure. Es todo un chico. Pero no lo suficiente para mi. ¿Qué hay de Nuevo en el Santanaverso?

Santana: Nada, realmente -dije-

Quinn: ¿La salud está bien?

Santana: Lo mismo, ¿creo?

Quinn: ¡Phalanxifor! -dijo ella entusiasta, sonriendo- Así que vivirás por siempre, ¿verdad?

Sanana: Probablemente no para siempre -dije-

Quinn: Pero básicamente -dijo- ¿Qué más hay de nuevo?

Pensé en decirle que estaba viendo a una chica, también, o al menos que había visto un par de capítulos de una serie con una, sólo porque sabía que la iba a sorprender y maravillar que alguien tan desaliñada, torque y raquítica como yo podría brevemente ganarse el afecto de una chica. Pero no tenía mucho que decir, así que solo me encogí de hombros

Quinn: ¿Qué en el cielo es eso? -preguntó Quinn, gesticulando hacia el libro-

Santana: Oh, es ciencia ficción. Me he metido en eso. Es una saga

Quinn: Estoy alarmada. ¿Deberíamos ir de compras?

*****

Fuimos a esta tienda de zapatos. Como si estuviéramos comprando, Quinn siguió escogiendo todos esos tacones de dedos abiertos para mí y diciendo:

Estos podrían lucir lindos en ti -Lo que me recordó que Quinn nunca usó tacones de dedos abiertos ya que odiaba sus pies porque sentía que su segundo dedo era muy largo, como si el segundo dedo fuera la ventana al alma o algo así. Por eso cuando apunté a un par de sandalias que quedaría bien con su tono de piel, ella estaba como “si, pero…” Ese pero era un, “pero van a exponer mis horribles segundos dedos en público”, y le dije:

Quinn, eres la única persona que he conocido que tiene dismorfia dedo específica

Quinn: ¿Qué es eso? -preguntó-

Santana: Ya sabes, como cuando te miras en el espejo y lo que ves no es lo que realmente hay

Quinn: Oh, oh -dijo- ¿Te gustan estos? -levantó un par de lindos pero no espectaculares Mary Janes, y asentí, encontró su talla y se los probó, paseándose de arriba abajo por el pasillo, observando sus pies en los espejos de ángulo hasta la rodilla. Luego ella agarró un par de zapatos con tiras, de prostituta y dijo:

¿Acaso es posible caminar con estos?, quiero decir, sólo morirá… -y luego paró en seco, mirándome como diciendo lo siento, como si fuera un crimen la mención de la muerte a los moribundos- Deberías probártelos -continuó Quinn, tratando de tapar la incomodidad-

Santana: Preferiría morir -le aseguré-

Terminé sólo encogiendo unas sandalias para así tener algo que comprar, luego me senté en una de las banquetas opuestas a una banca de zapatos y observé a Quinn serpentear su camino por los pasillos, comprando con el tipo de interés y concentración que uno usualmente asociaría con ajedrez profesional

Tenía como ganas de sacar “Midnight Dawns” y leer por un rato, sabía que sería grosero, así que sólo observé a Quinn

Ocasionalmente ella regresaba agarrando una víctima de tacón cerrado y decía: ¿Este? Y yo intentaba hacer un comentario inteligente sobre el zapato, y luego finalmente trajo estos tres pares de zapatos, me compró mis sandalias y luego mientras salíamos dijo- ¿Antropología?

Santana: De hecho, tengo que volver a casa -dije- estoy cansada

Quinn: Claro, por supuesto -dijo- Tengo que verte más seguido, querida

Puso sus manos en mis hombros, me besó en ambas mejillas, y se alejó, sus estrechas caderas agitándose

Sin embargo, no fui a casa. Le había dicho a mi madre que me recogiera a las seis, y aunque sabía que ella estaba lista en el centro comercial o en el parqueadero, igual quería las próximas dos horas para mi

Me gustaba mi madre, pero su cercanía perpetua a veces me hacía sentir nerviosamente rara, y también me gustaba Quinn. De verdad lo hacía. Pero con tres años retirada de una exposición escolar de tiempo completo de mis compañeros, sentía una cierta distancia insalvable entre nosotras. Creo que mis antiguos amigos de escuela querían ayudarme a través de mi cáncer, pero eventualmente se dieron cuenta que no podían. Por una razón, no hay un a través

Así que me excusaba por motivos de dolor y fatiga, cuando a través de los años tenía seguido que ver a Quinn o el resto de mis amigos. De verdad siempre dolía. Siempre dolía no respirar como una persona normal, innecesariamente recordándole a tus pulmones el ser pulmones, forzándote a aceptar como algo sin solución el arrastrante dolor raspante de dentro a afuera de la oxigenación. Así que no estaba mintiendo, exactamente. Solo estaba escogiendo entre las verdades

Encontré una banca rodeada por una tienda de regalos irlandesa, la Fountain Pen Emporium, un outlet de gorras de basquetbol, una esquina del centro comercial en la que incluso Quinn nunca compraría, y empecé a leer “Midnight Dawns”

Apareció una frase de cadáver cerca al 1:1, y pasé a través de eso sin ni siquiera mirarla. Me gustaba el Sargento Max Mayhem, aunque él no tenía mucho de una personalidad técnica, pero más que todo me gustaban que sus aventuras siguieran pasando. Siempre había más chicos malos por matar y más chicos buenos para salvar

Nuevas guerras empezaron incluso antes de que las viejas las hubiera ganado. No había leído una serie real como esa desde que era una niña, y era excitante vivir de nuevo en una infinita acción. A veinte hojas del final de “Midnight Dawns”, las cosas parecieron ponerse poco prometedoras para Mayhem cuando fue disparado diecisiete veces mientras intentaba rescatar una, rubia americana, rehén de los enemigos. Pero como lectora, no me desesperé

El esfuerzo de guerra podría seguir sin él. Podría y va a haber secuelas protagonizadas por sus compañeros: Es especialista Manny Loco, el Soldado raso Jasper Jacks y el resto

Estaba a punto de terminar cuando una pequeña niña con unas trenzas abrochadas apareció enfrente de mí y dijo- ¿Qué hay en tu nariz?

Y yo dije: Um, se llama cánula. Estos tubos de dan oxígeno y me ayudan a respirar -Su madre se abalanzó hacia ella y dijo-: Jackie -desaprobadamente, pero yo dije-

No, no, está bien -porque lo estaba totalmente, y luego Jackie preguntó- ¿Me ayudarían a respirar también?

Santana: No sé. Probemos -me lo saqué y dejé que Jackie se pusiera la cánula en su nariz y respirara-

Hace cosquillas -dijo-

Santana: Lo sé, ¿cierto?

Creo que estoy respirando mejo -dijo-

Santana: ¿Sí?

Jackie: Si

Santana: Bueno -dije- desearía poder darte mi cánula pero como que de verdad necesito la ayuda -Ya sentía la pérdida. Me concentré en mi respiración mientras Jackie me devolvía los tubos. Les di una rápida limpiada con mi camiseta, até los tubos detrás de mis orejas, y la puse en su lugar

Gracias por dejarme probarla -dijo-

Santana: No hay problema

Jackie -su madre dijo de nuevo, y esta vez la dejé irse-

Regresé al libro, donde el Sargento Max Mayhem estaba lamentando que sólo tuviera una vida para dar por su país, pero seguí pensando en esa pequeña niña, y en lo mucho que me gustaba

La otra cosa sobre Quinn, creo, que era que nunca me podría volver a sentir natural hablando con ella. Cualquier intento de simular una interacción normal era depresiva porque era tan notoriamente obvio que cualquiera con el que hablara el resto de mi vida se sentiría incómodo y consiente de si mismo mientras me rodeara, excepto tal vez niños como Jackie quienes no conocieron nada mejor

De todas maneras, de verdad me gustaba estar sola. Me gustaba estar sola con el pobre Sargento Max Mayhem, quien oh, vamos, no va a sobrevivir a esos diecisiete balazos, ¿lo hará?

Alerta de spoiler: vive
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Mensaje por Anddy Rivera Morris Lun Dic 30, 2013 1:09 am

Sólo me queda decirte que me ha fascinado! :')
Hasta la próxima jeje besos :*
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Mensaje por iFannyGleek Mar Dic 31, 2013 2:08 pm

El libro me encanta, ya esperaba esa parte donde dice que se siente extraño hablar con su amiga y con niños como Jackie no siente tan extraño.

Espero tu actualización. :')
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Mensaje por 3:) Jue Ene 02, 2014 3:30 pm

hola,.....
me ha encantado la adaptación que hiciste del libro!!!!
en parte se va a poner intenso,... pero me encanto!!!!
tienes una nueva lectora,...

nos vemos!!!!!!!!!!!!!!

LU!!!!
3:)
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Mensaje por adi-santybritt Sáb Ene 04, 2014 1:17 pm

Hola!!!!

Nueva lectora!!!! Me encanta tu ff,
Espero la actu!!!

PD:me verás mucho por aquí jjaja!!!!
No tardes!!!

Saludos
Xoxo
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Mensaje por Laura-Fernanda Dom Ene 05, 2014 12:28 am

Me ha gustado mucho el argumento de la historia.
Una amiga me recomendo el libro y bueno justamente aparecio tu adaptacion!!
Asi que tienes una Nueva Lectora  Fic Brittana: Bajo La Misma Estrella (Capítulo 9 - 10/06/14) 3750214905 
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Mensaje por gleek_undercover Lun Ene 06, 2014 10:52 pm

Capítulo 4

Me fui a la cama algo temprano esa noche, cambiándome a bóxers de hombre y una camiseta antes de trepar bajo las frazadas de mi cama, la cual era tamaño queen y estaba coronada con almohadas y era uno de mis lugares favoritos en el mundo. Y luego comencé a leer “Una Aflicción Imperial” por millonésima vez

UAI es sobre una chica llamada Anna, quien narra la historia, y su madre de un ojo, que es una jardinera profesional obsesionada con los tulipanes, y tienen una vida normal de clase media baja en una pequeña cuidad al centro de California hasta que Anna contrae este raro cáncer de sangre

Pero no es un libro de cáncer, porque los libros de cáncer apestan. Como, en libros de cáncer, la persona con cáncer comienza una beneficencia que reúne dinero para luchar contra el cáncer, ¿no? Y este compromiso con la caridad le recuerda a la persona con cáncer la bondad esencial de la humanidad y le hace sentir amado/a y apoyado/a porque dejará un legado de curación de cáncer. Pero en UAI, Anna decide que ser una persona con cáncer que comienza una beneficencia de cáncer es un poco narcisista, así que comienza una beneficencia llamada La Fundación de Anna para gente con cáncer que quiere sanar la cólera

Además, Anna es honesta sobre todo aquello en una manera que nadie lo es realmente: A través del libro, se refiere a sí misma como el efecto secundario, lo que es completamente correcto. Los niños con cáncer esencialmente son efectos secundarios de la inexorable mutación que hace la diversidad de la vida en la tierra posible. Así que a medida que avanza la historia, se pone más enferma, los tratamientos y la enfermedad compiten para matarla, y su mamá se enamora de este comerciante de tulipanes holandés que Anna llama el Hombre Tulipán Holandés. El Hombre Tulipán Holandés tiene mucho dinero e ideas excéntricas sobre cómo tratar el cáncer de, pero Anna cree que este hombre puede ser un estafador y posiblemente ni siquiera holandés, y luego justo cuando el posible holandés y su madre están a punto de casarse y Anna va a comenzar con este loco nuevo régimen de tratamiento que involucra hierba de trigo y bajas dosis de arsénico, el libro termina justo en el medio de eso.

Lo sé es una decisión muy literaria y todo y probablemente parte de la razón por la que amo tanto este libro, pero hay algo recomendable en una historia que termina. Y si no puede terminar, entonces al menos debería continuar en la perpetuidad como las aventuras del Pelotón del Sargento Max Mayhem

Entiendo que la historia termina porque Anna murió o se enfermó demasiado para escribir y esta cosa de la frase a medias era para reflejar como la vida realmente termina y lo que sea, pero había otros personajes además de Anna en la historia, y parecía injusto que nunca supiera qué pasaría con ellos. He escrito, encargándoselo a su editorial, una docena de cartas a Peter Van Houten, cada una pidiendo respuestas a algunas preguntas sobre que pasa después del final de la historia: si el Hombre Tulipán Holandés es un estafador, si la madre de Anna termina casada con él, que ocurre con el estúpido hámster de Anna, el cual su mamá odia, si los amigos de Anna se gradúan de secundaria, todas esas cosas. Pero él nunca respondió a ninguna de mis cartas

UAI era el único libro que Peter Van Houten había escrito, y todo lo que se suponía que se sabía era que se había mudado de los Estados a los Países Bajos y se había vuelto algo solitario. Imaginaba que estaba trabajando en una secuela ambientada en los Países Bajos, tal vez la mamá de Anna y el Hombre Tulipán Holandés se habían terminado mudando allá e intentaban comenzar una nueva vida. Pero han pasado años desde que Una Aflicción Imperial salió, y Van Houten no había publicado más que una entrada de blog. No podía esperar para siempre

Mientras releía esa noche, continuaba distrayéndome al imaginar a Brittany Pierce leyendo las mismas palabras. Me preguntaba si le gustaría o lo descartaría por pretenciosos. Luego recordé mi promesa de llamarla luego de leer El Precio del Amanecer, así que encontré su número en la portada y le mande un mensaje

Reseña del Precio del Amanecer. Demasiados cadáveres. Insuficientes adjetivos, ¿qué tal UAI?

Respondió un minuto después

Si bien recuerdo, prometiste LLAMAR cuando terminaras el libro, no enviar un mensaje de texto

Así que llame

Brittany: Santana López -dijo al contestar-

Santana: ¿Así que lo leíste?

Brittany: Bueno, no lo he terminado. Es de seiscientas cincuenta y un páginas y he tenido veinticuatro horas

Santana: ¿Cuánto llevas?

Brittany: Cuatrocientos cincuenta y tres

Santana: ¿Y?

Brittany: Voy a suspender el juicio hasta que termine. Sin embargo, diré que me siento algo avergonzada de haberte dado El Precio del Amanecer

Santana: No lo estés. Ya estoy en Requiem para Mayhem

Brittany: Una brillante adición para la serie. Así que, bien, ¿el Hombre Tulipán Holandés es un estafador? Tengo un mal presentimiento sobre él

Santana: Sin adelantos -dije-

Brittany: Si es algo menos que un completo caballero, voy a arrancarle los ojos

Santana: Así que estás metida en ello

Brittany: ¡Suspendiendo juicio!, ¿cuándo puedo verte?

Santana: Definitivamente no hasta que termines Una Aflicción Imperial -disfrutaba ser coqueta-

Brittany: Entonces mejor cuelgo y comienzo a leer

Santana: Más te vale -dije, y la línea se cortó sin otra palabra-

-Coquetear es nuevo para mí, pero me gustaba-

A la mañana siguiente tenía Poesía Americana del Siglo Veinte en el MCC. Esta mujer mayor nos dio un discurso en el que se las arregló para hablar por noventa minutos sobre Sylvia Plath sin citar ninguna de las palabras de Sylvia Plath

Cuando salí de clases, mamá estaba parada en la curva al frente del edificio

Santana: ¿Esperaste aquí todo el tiempo? -le pregunté mientras ella se apresuraba para ayudarme a arrastrar mi carro y tanque dentro del auto-

Mamá: No, recogí la ropa de la tintorería y fui a la oficina de correos

Santana: ¿Y luego?

Mamá: Tenía un libro para leer

Santana: Y yo soy la que necesita una vida -sonreí y ella intentó sonreírme de vuelta, pero había algo endeble en ella. Después de un segundo dije-: ¿Quieres ir a ver una película?

Mamá: Claro. ¿Algo que quieras ver?

Santana: Sólo hagamos la cosa en que uno va y ve lo que sea que esté por comenzar -cerró la puerta por mi y caminó hacia el lado del conductor-

-Nos dirigimos hacia el teatro Castleton y vimos una película en 3D sobre jerbos que hablan. Era algo graciosa, de hecho-

Cuando salí de la película tenía cuatro mensajes de texto de Brittany

Dime que a mi copia le faltan las últimas veinte páginas o algo.
Santana Lopez, dime que no he llegado al final de este libro
OH DIOS MÍOS SE CASAN O NO OH DIOS MÍO QUE ES ESTO
¿Supongo que Anna muere así que sólo termina? CRUEL. Llámame cuando puedas. Espero que todo este bien

Así que cuando llegué a casa salí al jardín y me senté en esta silla de patio oxidada y la llamé. Era un día nublado, típico en Indiana: el tipo de clima que te encierra. En nuestro jardín de atrás predominaba mi columpio de la infancia, que lucia algo anegado y patético

Brittany respondió al tercer tono -Santana Lopez- dijo

Santana: Así que bienvenida a la dulce tortura de leer Una Aflicción… -Me detuve cuando escuché un fuerte sollozo del otro lado de la línea- ¿Estás bien? -pregunté-

Brittany: Estoy magnífica -respondió Brittany- Sin embargo, estoy con Finn, que parece que está descompensándose -Más gemidos. Como el lloriqueo de un animal herido. Britt dirigió su atención a Finn- Amigo. Amigo. ¿Santana del grupo de apoyo hace esto mejor o peor? Finn. Concéntrate. En. Mi -Después de un minuto, Britt me dice- ¿Puedes encontrarnos en mi casa en, digamos, veinte minutos?

Santana: Claro -digo, y cuelgo-


***


Si pudieras manejar el línea recta, sólo tomaría como cinco minutos llegar de mi casa a la de Brittany, pero no puedes manejar en línea recta porque el Parte Holliday está al medio

A pesar de que era una inconveniencia geográfica, realmente me gustaba el Parque Holliday. Cuando era una niña, caminaba por el Río Blanco con mi papá y siempre estaba ese increíble momento cuando me tiraría hacia arriba en el aire, sólo lanzarme lejos de él y yo estiraría mis brazos mientras volaba y él estiraría los suyos, y luego ambos veríamos que nuestros brazos no se iban a tocar y que nadie iba a atraparme, y nos asustaría un poco de la mejor manera posible, y luego caería con las piernas en el agua y después saldría por aire completamente sana y la corriente me traería de vuelta a él mientras decía de nuevo, papi, de nuevo

Me estacioné en el camino de entrada justo al lado de un viejo Toyota sedan negro y pensé que era el auto de Finn. Cargando el tanque detrás de mí, caminé hacia la puerta. Golpee. El papá de Britt contestó

-Sólo Santana -dijo- Que bueno perte

Santana: ¿Brittany dijo que podía venir?

-Sí, ella y Finn están en el sótano -En ese momento hubo un grito desde abajo- Ese sería Finn -dijo el papá de Britt, y sacudió suavemente su cabeza- Cindy tuvo que salir. El sonido… -dijo, descarriándose- De todas formas, supongo que te necesitan abago. ¿Puedo cargar tu, uh, tanque? -preguntó-

Santana: Nah, estoy bien. Gracias de todas formas, señor Pierce

-Mark- dijo

Estaba algo asustada de ir abajo. Escuchar a la gente aullar en miseria no está entre mis pasatiempos favoritos. Pero bajé

Brittany: Santana Lopez -dijo Brittany al escuchar mis pasos- Finn, Santana del grupo de apoyo está bajando. Santana, un recordatorio delicado: Finn está en el medio de un episodio sicótico

Brittany y Finn estaban sentados en el suelo en sillas de juego con forma de una perezosa L, mirando fijamente la enorme televisión. La pantalla estaba dividida entre el punto de vista de Finn en la izquierda, y el de Brittany en la derecha. Eran soldados luchando en una ciudad moderna seriamente dañada. Reconocí el lugar de El Precio del Amanecer. Mientras me acercaba, no vi nada inusual: sólo dos chicos sentados bajo el resplandor de una enorme televisión fingiendo matar gente

Sólo cuando me puse en paralelo a ellos vi el rostro de Finn. Lágrimas corrían por sus enrojecidas mejillas en un flujo continuo, su rostro una tensa máscara de dolor. Él miro a la pantalla, sin siquiera mirarme, y aulló, todo el momento machacando su control- ¿Cómo estás, Santana? -preguntó Brittany-

Santana: Estoy bien -dije- ¿Finn? -No respondió. Ni siquiera el más mínimo indicio de que fuera consciente de mi existencia. Sólo las lágrimas cayendo por su rostro hacia su camisa negra

Brittany apartó la vista de la pantalla muy brevemente- Te ves bien -dijo. Estaba vistiendo este vestido que justo pasaba las rodillas que había tenido siempre- Las chicas pensamos que sólo tenemos permitido usar vestido en ocasiones formales, pero me gusta una mujer que dice, tu sabes, voy a ver a un chico que está teniendo una crisis nerviosa, un chico cuya conexión con el sentido de la vista es débil, y cielos, maldita sea, voy a usar un vestido para él

Santana: Y aún así -dije- Finn ni siquiera me va a echar un vistazo. Muy enamorado de Rachel supongo -lo que resultó en un catastrófico sollozo-

Brittany: Es un tema un poco delicado -explicó- Finn, no sabe sobre ti, pero tengo la vaga sensación de que estamos siendo desbordados -Y luego de vuelta a mi- Finn y Rachel ya no son una empresa en marcha, pero él no quiere hablar al respecto. Sólo quiere llorar y jugar Contrainsurgencia 2: El precio del Alba

Santana: Bastante justo -dije-

Brittany: Finn, siento una creciente preocupación sobre nuestra posición. Si estás de acuerdo, dirígete a esa estación de energía y te cubriré -Finn corrió hacia un indescriptible edificio mientras Brittany disparo con una ametralladora salvajemente en una serie de rápidas explosiones, corriendo detrás de él-

De cualquier forma -me dijo Brittany- No hace daño hablar con él. Si tienes algunas sabias palabras de advertencia femenina que no sean las mías

Santana: Últimamente pienso que su respuesta es probablemente apropiada -dije mientras una explosión de disparos de Finn mató a un enemigo que asomó su cabeza fuera de detrás de la corteza quemada de una camioneta

Brittany asintió a la pantalla- El dolor demanda ser sentido -dijo, que era una línea de Una Aflicción Imperial- ¿Estás seguro de que no hay nadie detrás de nosotros? -preguntó a Finn. Momentos después, balas trazadoras empezaron a zumbar sobre sus cabezas- Oh, maldita sea, Finn -dijo Brittany- No pretendo criticarte en tu momento de mayor debilidad, pero nos permitiste ser flanqueados, y ahora no hay nada entre los terroristas y la escuela -El personaje de Finn se echó a correr hacia el fuego, zigzagueando en un callejón estrecho-

Santana: Puedes ir sobre el puente y haz círculos de regreso -dije, una táctica que conocía gracias a El Precio del Alba-

Brittany suspiró -Tristemente, el puente ya está bajo control insurgente, debido a la formulación de cuestionables estrategias de mi cohorte privado

Finn: ¿Yo? -dijo Finn, su voz velada- ¿¡Yo?! Eres tú quien sugirió que nos refugiáramos en la maldita estación de energía

Britt se alejó de la pantalla por un segundo y le mostró su sonrisa torcida a Finn- Sabía que podías hablar amigo -dijo- Ahora vamos a salvar algunos niños de la escuela de ficción

Juntos corrieron hacia abajo por el callejón, disparando y escondiéndose en los momentos adecuados, hasta que llegaron a esta escuela de un piso y de una habitación. Se agacharon debajo de un muro a través de la calle e interceptaron al enemigo uno a uno

Santana: ¿Por qué quieren meterse en la escuela? -pregunté-

Brittany: Quieren a los niños como rehenes -respondió. Sus hombros redondeados por encima de su control, golpeando botones, sus antebrazos tensos, venas visibles, Finn se inclinó hacia la pantalla, el control bailando en sus manos de dedos delgados- Consíguelo, consíguelo, consíguelo -dijo Brittany-

Las ondas de terroristas continuaron y acribillaron a cada uno, sus tiros asombrosamente precisos, como debían ser, con el fin de disparar a la escuela

Brittany: ¡Granada! ¡Granada! -gritó mientras algo se arqueó a través de la pantalla, rebotando en la entrada de la escuela, y luego rodó contra la puerta


Finn dejo caer su control con decepción
Finn: Si los bastardos no pueden tomar rehenes, sólo los mataran y van a reclamar que lo hicimos nosotros

Brittany: ¡Cúbreme! -dijo mientras saltaba debajo del muro y corrió hacia la escuela, Finn buscó a tientas su control y luego empezó a disparar mientras las balas llovían en Brittany, que estaba disparando una vez y luego dos pero aún corría, Brittany gritando-: ¡NO PUEDES MATAR A MAX MAYHEM! Y con una agitación final de combinaciones de botones, se giró hacia la granada, que detonó debajo de ella. Su desmembrado cuerpo explotó como un geiser y la pantalla se puso roja. Una gutural voz dijo:- MISIÓN FRACASADA -pero Brittany parecía pensar de otra manera mientras sonrió a sus vestigios en la pantalla. Ella alcanzó su bolsillo, sacó un cigarrillo, y lo metió entre sus dientes- Salvé a los niños -dijo-

Santana: Temporalmente -apunté-

Brittany: Toda salvación es temporal -Brittany disparó de nuevo- Les compré un minuto, tal vez ese sea el minuto que compre una hora, que es la hora que compre un año. Nadie va a comprárselos por siempre, Santana Lopez, pero mi vida les compró un minutos. Y eso es algo

Santana: Vaya, bien -dije- Estamos hablando de sólo píxeles

Se encogió de hombros, como si creyera que el juego tal vez fuera real, Finn estaba lamentándose una vez más. Brittany volvió la cabeza de nuevo hacia él- ¿Alguien más va a la misión, soldado?

Finn sacudió la cabeza diciendo no. Se inclinó sobre Brittany para mirarme y a través de las cuerdas vocales fuertemente engarzadas dijo-: Ella no querrá hacerlo después

Santana: Ella no querrá abandonar a un chico ciego -le dije. Él asintió, a las lágrimas no les gustan las lágrimas tanto como un tranquilo metrónomo seguro, infinito

Finn: Dijo que no podía manejarlo -me dijo— estoy por perder mi visión y ella no podrá manejarlo

Yo estaba pensando sobre la palabra “manejar”, y todas las cosas incontenibles que se manejan- Lo siento -dije

Él se limpió su empapado rostro con una manga. Detrás de sus lentes, los ojos de Finn parecían tan grandes que todo lo demás de su rostro de algún modo desapareció y sólo había esos desencarnados ojos flotantes puestos en mí, una real, uno de vidrio- Es inaceptable -me dijo- Es totalmente inaceptable

Santana: Bien, para ser justos -dije- quiero decir, probablemente ella no pueda manejarlo. Ni tú puedes, pero ella no tiene que manejarlo. Y tú si

Finn: Me mantuve diciéndole a ella “siempre” hoy, “siempre, siempre, siempre”, y ella sólo seguía discutiendo conmigo y no diciéndolo en respuesta. Era como si ya me hubiese ido, ¿sabes? ¡”Siempre” era una promesa” ¿Cómo puedes sólo romper una promesa?

Santana: A veces la gente no entiende las promesas que están haciendo cuando las están haciendo

Finn me lanzó una mirada- Bien, por supuesto. Pero mantienes la promesa de todas formas. Eso es lo que es el amor. Amor es mantener una promesa de todos modos. ¿N crees en el amor verdadero?

No respondí. No tenía una respuesta. Pero pensé que si el amor verdadero existía, esto era una buena definición de este

Finn: Bien, yo creo en el amor verdadero -dijo- Y la amo. Y ella hizo una promesa. Me prometió que un siempre -Se paró y dio un paso hacia mí. Me levanté, pensando que él quería un abrazo o algo, pero luego sólo giró alrededor, como si no pudiera recordar por que se paró en primer lugar, y luego Brittany y yo vimos la rabia instalada en su rostro

Brittany: Finn

Finn: ¿Qué?

Brittany: Te ves un poco… perdón por el doble sentido mi amigo, pero hay algo un poco inquietante en tus ojos

De repente Finn empezó a patear fuertemente su silla de juegos, la cual hace un salto mortal para atrás hacia la cama de Britt- Aquí vamos -Dijo Brittany, Finn persiguió la silla y la pateó nuevamente- Si -Dijo Brittany- Consíguelo. ¡Patea hasta el cansancio esa silla! -Finn pateó la silla de nuevo, hasta que rebotó contra la cama de Britt, y luego agarró una de las almohadas y empezó a golpearla contra la pared entre la cama y la estantería de trofeos que estaba por encima-

Brittany me miró, con el cigarrillo aún en su boca y una media sonrisa- No puedo parar de pensar en ese libro

Santana: Lo sé, ¿cierto?

Brittany: ¿Nunca dijo que pasó con los otros personajes?

Santana: No -le dije, Finn estaba todavía estrangulando a la pared con la almohada- Se mudó a Ámsterdam, lo que me hace pensar que tal vez está escribiendo una secuela de El Hombre Tulipán Holandés, pero no ha publicado nada. Nunca fue entrevistado. No parece estar online. Le he escrito un puñado de cartas preguntando qué para con todos, pero nunca respondió. Así que… si -paré de hablar porque Brittany no parecía estar escuchando. En cambio, estaba entornando los ojos hacía Finn-

Brittany: Aguanta -musitó hacia mí. Caminó hacia Finn y lo agarró por los hombros- Amigo, las almohadas no se rompen. Trata con algo que se rompa

Finn alcanzó un trofeo de porristas de un estante encima de la cama y luego lo sostuvo encima de su cabeza como si estuviera esperando por un permiso- Si -dijo Brittany- ¡Sí! -El trofeo se estrelló contra el piso, el brazo de plástico de la bailarina se separaba, aún sujetando los pompones, Finn pisó fuerte el trofeo- ¡Sí! -dijo Brittany- ¡Tómalo!

Y luego de vuelta a mi- Estuve buscando un modo de decirle a mi padre que últimamente estoy teniendo una especie de odio por el baile, y pienso que lo encontré -Los trofeos cayeron uno después del otro, y Finn los pisó y gritó mientras Brittany y yo estábamos paradas a unos pies de distancia, dando testimonio de la locura. Las pobres, destrozados cuerpos de baile de las bailarinas y porristas cubrían el suelo alfombrado: aquí, un pompón en una mano sin cuerpo; aquí dos piernas sin torso atrapadas a medio salto. Finn se mantuvo atacando los trofeos, pisoteándolos con los pies, gritando, sin aliento, sudoroso, hasta que finalmente colapsó encima de los irregulares desechos de trofeos

Brittany caminó hacia él y lo miró

Brittany: ¿Te sientes mejor? -preguntó-

Finn: No -masculló, su pecho agitado-

Brittany: Esa es la cosa sobre el dolor -dijo y luego me miró- Demanda ser sentido
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Fic Brittana: Bajo La Misma Estrella (Capítulo 9 - 10/06/14) Empty Re: Fic Brittana: Bajo La Misma Estrella (Capítulo 9 - 10/06/14)

Mensaje por Laura-Fernanda Mar Ene 07, 2014 12:04 pm

Me Encanto como Siempre!!
Espero la Próxima Actualización. ;)
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Mensaje por adi-santybritt Mar Ene 07, 2014 8:04 pm

Hola!!!!
Si yo también quede inconforme con el libro una aflicción, como lo deja ahí!!!
Pobre Finn, Rachel a roto su promesa!!!

Me encanta!!!
Espero la actu!!!
Xoxo
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Mensaje por gleek_undercover Dom Abr 06, 2014 2:03 am

Siento mucho no haber actualizado, pero he regresado, espero les guste :)


_____________________

No volví a hablar con Brittany de nuevo por una semana. Lo había
llamado en la Noche de los Trofeos Rotos, así que por tradición era
su turno de llamar. Pero no lo hizo. Ahora, no es como si hubiera
sostenido el celular en mi sudorosa mano todo el día, mirándolo
mientras usaba mi vestido especial amarillo, pacientemente esperando
porque mi caballero llamador cumpliera con su sobrenombre. Seguí con mi
vida: me vi con Kaitlyn y su, novio
para tomar café en la tarde; ingerí mi dosis diaria recomendada de
Phalanxifor; atendí a clases tres mañanas esa semana en el MCC; y cada
noche, me senté a cenar con mi mamá y mi papá.

El domingo en la noche, tuvimos pizza con pimientos verdes y brócoli.
Estábamos sentados alrededor en nuestra pequeña mesa circular en la
cocina cuando mi teléfono empezó a sonar, pero no me era permitido
revisar porque teníamos una estricta regla de no-celulares durante la cena.


Así que comí un poco mientras mi mamá y mi papá hablaban sobre este
terremoto que había pasado en Papua Nueva Guinea. Ellos se conocieron
en un Cuerpo de Paz en Papua Nueva Guinea, así que cualquier cosa que
pasara allí, aún algo terrible, era como si de repente no fueran grandes
criaturas sedentarias, sino personas jóvenes; idealistas; autosuficientes y
fuertes que una vez fueron, y su éxtasis era tal que ni siquiera me miraron
mientras comía más rápido de lo hubiera hecho, transmitiendo ítems de mi
plato a mi boca con una velocidad y ferocidad que me dejó sin aliento, lo
que por supuesto me hizo preocuparme que mis pulmones estuvieran de
nuevo en una creciente piscina de fluidos. Desaparecí el pensamiento lo
mejor que pude. Tenía un escaneo de PET12 puesto para un par de
semanas. Si algo estaba mal, lo sabría lo suficientemente rápido. Nada se
gana con preocuparse desde ahora hasta entonces. Y aun así me
preocupaba. Me gustaba ser una persona. Quería seguir con eso.
Preocuparse es otro efecto secundario de la muerte. Finalmente terminé y
dije

—¿Puedo levantarme? —Y apenas pararon su conversación sobre las
fortalezas y debilidades de la infraestructura Guineana. Agarré el teléfono
de mi cartera en el mostrador de la cocina y comprobé las llamadas
recientes. Brittany Pierce.

Salí hacia el crepúsculo. Podía ver el columpio, y pensé en caminar hacia
allí y columpiarme un rato mientras hablaba con ella, pero parecía muy lejos
teniendo en cuenta que comer me cansó.


En vez de eso, me recosté en la hierba de las afueras del patio, miré hacia
arriba a Orion, la única constelación que reconocía, y la llamé.


—Santana Lopez—dijo.


—Hola —dije—. ¿Cómo estás?


—Esplendida —dijo—. He estado queriendo llamarte casi constantemente,
pero he estado esperando hasta que pudiera formar una idea coherente
en consideración a Una Aflicción Imperial. Dijo “en consideración a”.
Realmente lo hizo. Esa chica.

—Creo que es, como. Leyéndolo, solo seguía sintiéndome como, como.

—¿Cómo? —pregunté, burlándome de ella

—¿Como si fuera un regalo? —dijo como pregunta—. Como si me hubieras
dado algo importante.

—Oh—dije en voz baja.

—Eso es cursi —dijo—, lo siento.

—No —dije—. No. No te disculpes.

—Pero no termina.

—¿Y? —dije

—Si —dije.

—Tortura. Lo entiendo totalmente, como, entiendo que ella muere o algo
así.

—Cierto, asumo lo mismo —dije.

—Y está bien, parece justo, pero hay un contrato no escrito entre el autor y
el lector y creo que al no terminar como que violas el contacto.

—No lo sé —dije sintiéndome a la defensa de Peter Van Houten—. Eso es
parte de lo que me gusta del libro en algunas maneras. Retrata la muerte
de manera muy verdadera. Mueres en medio de tu vida, a la mitad de
una frase. Pero de verdad, Dios, de verdad necesito saber qué pasa con el
resto de las personas. Eso es lo que le pregunté en mis cartas. Pero él, sí,
nunca las respondió.

—Cierto. ¿Dijiste que es un recluso?

—Correcto.

—Imposible de rastrear.

—Correcto.

—Absolutamente inalcanzable —dijo.

—Desafortunadamente —dije.

—Querido Señorita Pierce —respondió—. Estoy escribiendo para agradecerle por la correspondencia
electrónica, recibida vía Ms. Vliegenthart ese seis de abril, de los Estados Unidos de América, en la
medida en que la geografía puede decirse que existe en nuestra contemporaneidad triunfalmente
digitalizada.

—Brittany, ¿qué diablos?

—Él tiene un asistente —Brittany dijo—. Lidewij Vliegenthart. La encontré.
La envié un email. Ella me dio su email. Él le respondió vía su cuenta de
email.

—Bien, bien, sigue leyendo.

—Mi respuesta está siendo escrita con tinta en un papel en la gloriosa tradición de nuestros ancestros y

luego transcrita por Ms. Vliefenthart en una serie de 1s y 0s para viajar a través de la insípida web que
últimamente atrapó nuestra especie, así que pido perdón por cualquier error u omisión que tal vez resulte

Teniendo en cuenta el bacanal de entretenimiento a disposición de hombres y mujeres jóvenes de su
generación, estoy agradecido que cualquiera en cualquier lugar saque las horas necesarias para leer mi
libro. Pero particularmente estoy agradecido con usted, señorita, tanto por sus amables palabras sobre Una
Aflicción Imperial como por tomarse el tiempo para decirme que el libro, y aquí lo cito directamente:
“significa algo importante” para usted.

Este comentario, sin embargo, me lleva a preguntar: ¿qué quiere decir con significa? Dada la final
inutilidad de nuestra lucha, ¿es la sacudida fugaz de lo que significa que el arte nos da valor? ¿O es el
único valor en pasar el tiempo tan cómodamente posible? ¿Qué debe tratar de estimular una historia,
Brittany? ¿Una alarma sonando? ¿Una llamada a las armas? ¿Un goteo de morfina? Claro, como todas
las interrogaciones del universo, esta línea de inevitables investigaciones. Nos reduce a preguntarnos qué
significa ser humanos y si, tomando prestada una frase de la angustia gravada de los diez y seis años de
edad, sin dudas respondía con maldición, hay un punto después de todo.

Me temo que no lo hay, mi amiga, y podrías encontrar escasos estímulos en más encuentros con mi
escritura. Pero para responder tu pregunta: No, no he escrito nada más, ni lo haré. Y no siento que
continuar compartiendo mis pensamientos con los lectores pueda beneficiarme o a ellos. Gracias de nuevo
por tu generoso email.

Tu más sincero, Peter Van Houten, via Lidewij Vliegenthart.

—Vaya —dije—. ¿Te estás inventado esto?

—Santana Lopez, podría, con mis pobres capacidades mentales, inventarme
una carta de Peter Van Houten poniendo frases como: "¿Nuestra
actualidad triunfantemente digitalizada?

—No podrías —le permití—. ¿Puedo, puedo tener la dirección de email?

—Por supuesto —dijo, como si no fuera el mejor regalo dado alguna vez

Pasé las siguientes dos horas escribiéndole un email a Peter Vanm Houten.

Parecía ponerse peor cada vez que la reescribía, pero no podía parar.

Querido Sr. Peter Van Houten
Dear Mr. Peter Van Houten (c/o Lidewij Vliegenthart)

Mi nombre Santana Lopez. Mi amigo Britany Pierce, quien leyó Una Aflicción Imperial por mi
recomendación, acaba de recibir un email de usted de este email. Espero que no le importe que Brittany
compartiera el correo electrónico conmigo. Sr. Van Houten, entiendo por su email que no planea publicar
más libros. De una manera, estoy decepcionada, pero también estoy aliviada: nunca tendré que
preocuparme si su libro siguiente va a estar a la altura del original. Como alguien con tres años de
supervivencia al cáncer Nivel IV, puedo decirle que tiene todo bien en Una Aflicción Imperial.

O al
menos me entendió bien. Su libro tiene una manera de decirme lo que siento antes de si quiera sentirlo, y
lo he releído una docena de veces.

Me pregunto, sin embargo, si le importaría responderme un par de preguntas de la novela sobre lo que
pasó luego del final de la misma. Entiendo que el libro termina porque Anna muere o se pone muy
enferma para continuar escribiéndola, pero quiero de verdad saber qué pasa con la madre de Anna, si se
casa con Dutch el hombre tulipán, si tiene otro hijo, y si se queda en el 917 W. Temple, etc.

¿También si Dutch el Hombre Tulipán es un fraude o de verdad las ama?

¿Qué pasa con los amigos de Anna, particularmente con Claire y Jake? ¿Siguen juntos? Y por último, me
he dado cuenta que este es el tipo de profundas y pensativos preguntas que siempre esperabas que tus
lectores siempre hicieran, ¿qué pasa con Sisyphus el Hámster?

Estas preguntas me han perseguido por años, y no sé cuánto tiempo pasara para tener las respuestas.

Sé que estas no son preguntas literales y que su libro está lleno de importantes preguntas literales, pero de
verdad me gustaría saber.

Y por supuesto, si alguna vez decide volver a escribir, aún si no quiere publicarlo, me encantaría leerlo.

Francamente, he leído tu lista de comestibles.

Tuya con gran admiración

Santana Lopez, 16 años.



Luego de que la envié, volví a llamar a Brittany de nuevo, y estuvimos
levantadas hasta tarde hablando sobre Una Aflicción Imperial. Y le leí un
poema de Emily Dickinson que Van Houten había usado para el título, y
dijo que tenía una buena voz para leer y no paraba mucho tiempo para
los descansos entre líneas, y luego me dijo que el sexto libro de El Precio del
Atardecer, La prueba de Sangre, empieza con una frase de un poema. Le
tomó un minuto encontrar el libro, pero finalmente leyó la frase para mí.


“Digamos que tu vida fracasó. El último buen beso/ que tuviste fue hace
años.”

—Nada mal —dije—. Un poco pretenciosa. Creo que es a lo que Max
Mayhem podría referirse como "mierda afeminada".

—Sí, con sus dientes apretados, sin duda. Dios, Mayhem aprieta sus dientes
mucho en esos libros. Él definitivamente va a tener Un TMJ13, si es que
sobrevive a todo este combate. —Y luego después de un segundo, Britt
preguntó—. ¿Cuándo fue el último buen beso que has tenido?

Pensé en ello. Mis besos, todos pre diagnóstico, habían sido incómodos y
babosos, y en algún nivel siempre se sintió como niños jugando a ser
grandes. Pero por supuesto había sido hace un tiempo.

—Hace años —dije finalmente—. ¿Tú?

—Tuve buenos besos con mi ex-novia, Caroline Mathers.

—¿Hace años?

—El último fue hace menos de un año.

—¿Qué pasó?

—¿Durante el beso?

—No, contigo y Caroline.

—Oh —dijo. Y luego de un segundo—: Caroline ya no sufre el ser una
persona.

—Oh —dije.

—Sí —dijo.

—Lo siento —dije. He conocido mucha gente que ha muerto, por supuesto.

Pero nunca había salido con uno. De verdad, no me lo podía ni imaginar.

—No es tu culpa, Santana Lopez. Todos sólo somos efectos secundarios,
¿verdad?

—Percebes en barcos de contenedores de la conciencia —dije citando a
UAI.

—Bien —dijo—. Tengo que ir a dormir. Son casi la una.

—Bien —dije.

—Bien —dijo.

Reí y dije: —Bien —y luego la línea se quedó en silencio pero no muerta.
Casi sentía que ella estaba allí en mi habitación conmigo, pero de alguna
manera era mejor, como si no estuviera en mi habitación, sino que
estábamos juntos en algún tercer espacio invisible y tenue que sólo podía
ser visitado por el teléfono.

—Bien —dijo después de una eternidad—. Quizás Bien será nuestro siempre.

—Bien —dije.

Fue Brittany quien colgó al final.

Peter Van Houten respondió el correo electrónico de Brittany cuatro
horas después de que lo enviara, pero dos días después, Van Houten
seguía sin responderme a mí. Brittany me aseguró que era porque mi
correo electrónico había sido mejor y requería una respuesta más
considerada, que Van Houten estaba muy ocupado respondiendo mis
preguntas, y esa brillante prosa tomaba tiempo. Pero seguía preocupada.
El jueves durante Poesía Americana para Tontos 101, recibí un mensaje de
Brittany:

Finn salió de cirugía. Fue bien. Esta oficialmente SEC
SEC significaba “sin evidencia de cáncer”. Segundos después me llegó
otro mensaje.

Quiero decir, está ciego. Así que eso es desafortunado

Esa tarde, mamá consintió que me prestaran el automóvil y así pudiera
conducir hasta el Memorial para ver a Finn.

Me dirigí hasta su habitación en el quinto piso, tocando aun cuando la
puerta estaba abierta, y la voz de una mujer dijo—: Entre.

Era una enfermera que estaba haciendo algo con los vendajes en los ojos
de Finn.

—Hola Finn —dije.

Y él dijo—: ¿Rach?

—Oh no. Lo siento. No, soy, um, Santana. Um, ¿la Santana del grupo de apoyo?
¡La Santanal de la noche-de-los-trofeos-rotos?

—Oh —dijo él—. Sí, la gente seguía diciendo que mis otros sentidos
mejoraría para compensar, pero CLARAMENTE NO TODAVÍA. Hola, Santana
del grupo de apoyo. Ven aquí para que pueda examinar tu cara con mis
manos y ver más profundo en tu alma de lo que una persona vidente
podría hacer.

—Está bromeando —dijo la enfermera.

—Sí —dije—. Me di cuenta.

Me acerqué unos pasos a la cama. Arrastré la silla y me senté, tomé su
mano.

—Hola —dije.

—Hola —me respondió. Luego nada por un rato.

—¿Cómo te sientes? —le pregunté.

—Bien —dijo—. No lo sé.

—¿Qué es lo que no sabes? —le pregunté. Miré su mano porque no quería
mirar su rostro con las vendas para ciegos. Finn mordía sus uñas, y pude
ver un poco de sangre en las esquinas de unas cuantas de sus cutículas.


—Ella ni siquiera me ha visitado —dijo—. Quiero decir, estuvimos juntos por
catorce meses. Catorce meses es mucho tiempo. Dios, eso duele.
Finn dejó ir mi mano para buscar a tientas sus somníferos, los cuales tú
saltaste para darle tú misma una ola de narcóticos.

La enfermera, terminando el cambio de vendaje, dio un paso hacia atrás.
—Sólo ha pasado un día, Finn —dijo ella, un poco condescendiente—.
Tienes que darle un poco de tiempo para sanar. Y catorce meses no es
tanto tiempo, no en el esquema de cosas. Estás recién empezando,
querido. Ya verás.

La enfermera se fue.

—¿Se ha ido?

Asentí y luego me di cuenta que él no me podía ver asentir.

—Sí —le dije.

—¿Ya veré? ¿De verdad? ¿De verdad dijo eso?

—Cualidades de una buena enfermera: Vamos —dije.

—1. No sacar a relucir tu discapacidad —dijo Finn.

—2. Sacar sangre en el primer intento —dije.

—Realmente, eso es enorme. Quiero decir ¿es este mi estúpido brazo o un
tablero de dardos? 3. No hablar con ese tono condescendiente.

—¿Cómo estás, cariño? —pregunté, empalagosamente—. Te voy a
pinchar con una aguja pequeñísima ahora. Va a doler muy poquito.

—¿Esta mi pequeño peludito animalito muy enfermito? —respondió.
Y después de un segundo dijo,

—La mayoría de ellas son buenas, en realidad. Sólo quiero irme de este
infierno de lugar.

—¿Este lugar como el hospital?


—Eso, también —dijo. Su boca tembló. Podía ver su dolor—. Honestamente,
pienso malditamente más en Rachel que en mi ojo. ¿No es estúpido? Es
estúpido.

—Un poco —coincidí.

—Pero yo creo en el amor verdadero, ¿sabes? No creo que todos deben
tener vista o no enfermarse de lo que sea, pero todo el mundo debería
tener su amor verdadero, y por lo menos debería durar tanto como su vida.

—Si —digo.

—A veces sólo deseo que toda esta cosa no hubiera pasado. Toda la cosa
del cáncer. —Estaba susurrando su discurso. La medicina estaba
funcionando.

—Lo siento —le dije.

—Britt estuvo aquí antes. Ella estaba aquí cuando me desperté. Salió de la
escuela. Ella… —su cabeza se giró un poco al lado.

—Está mejor —dijo muy bajo.

—¿El dolor? —pregunté. ella asintió un poco.

—Bien —dije. Y después, como la perra que soy—: ¿Estabas diciendo algo
sobre Britt? —pero ella se había ido.

Bajé las escaleras hasta la tienda de regalos sin ventanas y le pregunté a la
decrépita voluntaria sentada detrás de la caja registradora qué clase de
flores olían más fuerte.

—Todas huelen igual. Las rocían con SuperScent —dijo.

—¿En serio?

—Sí, sólo les arrojan un chorro de eso.

Abrí el congelador a su derecha y olí una decena de rosas, y luego me giré
hacia los claveles. El mismo olor, y mucho. Los claveles eran más baratos,
así que agarré una docena de claveles amarillos. Costaban catorce
dólares. Volví a su habitación; su mamá estaba ahí, sosteniendo su mano.

Era joven y muy bonita.

—¿Eres una amiga? —preguntó, lo que me pareció como una de esas
preguntas amplias e incontestables.

—Um, sí —dije—. Soy del grupo de apoyo. Éstas son para él.

Las tomó y las dejo en su regazo. —¿Conocías a Rachel? —preguntó.
Sacudí mi cabeza.

—Bueno, él está dormido —dijo.

—Sí, hablé con él un poco antes, cuando ellos estaban poniéndole los
vendajes o lo que sea.

—Odio dejarlo y no estar aquí, pero tenía que ir a buscar a Graham a la
escuela —dijo.

—Él lo hizo bien —le dije. Ella asintió—. Debería dejarlo dormir —ella asintió
nuevamente. Me fui

La mañana siguiente me desperté temprano y lo primero que hice fue
revisar mi correo.

lidewij.vliegenthart@gmail.com finalmente había respondido.
Querida señorita Lopez:

Me temo que su fe ha estado fuera de lugar, pero entonces, la fe generalmente lo está. No puedo responder
a sus preguntas, al menos no escribiendo, porque para responder todo estas preguntar tendría que
constituir una séquela de Una Aflicción Imperial, la cual deberías publicar o bien compartirla en la red
que ha remplazado los cerebros de su generación. Está el teléfono, pero entonces quizás grabaría la
conversación. No es que no confíe en usted, por supuesto, pero no confío en usted. Desgraciadamente, mi
querida Santana, no podría contestar esas preguntas a no ser que sea en persona, y usted está allá, mientras
que yo estoy aquí.

Eso me recuerda, que debo confesar que el inesperado recibo de su correspondencia a través de la Srta.
Vligenhart me ha deleitado: Qué maravillosa cosa el saber que hice algo útil por usted, incluso si ese libro
lucía tan distante de mí que sentía que todo había sido escrito por otro hombre. ¡El autor de la novela era
tan delgado, tan delicado, tan comparativamente optimista!

Sin embargo, si usted llegara a encontrarse en Ámsterdam, le pido que me haga una visita en su tiempo
libre.
Generalmente estoy en casa. Incluso le permitiré que eche una mirada a mis listas de compras.

Sinceramente,

Peter Van Houten
C/o Lidewij Vliegenthart

—¡¿QUÉ?! —grité—. ¿QUÉ ES ESTA VIDA?

Mamá entro rápidamente. —¿Qué sucede?

—Nada —le aseguré.

Todavía nerviosa, Mamá se arrodilló para revisar a Philip y asegurarse de
que estaba condensando correctamente el oxígeno. Me imaginé sentada
en la terraza de un café con Peter Van Houten mientras él se inclinaba
sobre la mesa, apoyado en sus codos, hablando en voz baja para que así
nadie pudiera escuchar lo que de verdad pasó con sus personajes en los
que pase años pensando. Él dijo que no podría decirme excepto si era en
persona, y luego me invitó a Ámsterdam. Le expliqué esto a Mamá, y
después dije—: Tengo que ir.
—Santana, te amo, y sabes qué haría cualquier cosa por ti, pero no tenemos,
no tenemos el dinero suficiente para viajar al extranjero, y el costo de
conseguir el equipamiento allá, el amor, simplemente no es...

—Sí —dije, cortándola. Me di cuenta que había sido tonto tan sólo
considerarlo—. No te preocupes. Pero ella se veía preocupada.

—Es realmente importante para ti, ¿no? —preguntó sentándose y
poniendo su mano en mi pantorrilla.

—Sería increíble —dije—, ser la única persona que conoce lo que pasó
además de él.

—Sería increíble —dijo—. Hablaré con tu padre

—No, no lo hagas —le dije—. Sólo, de verdad, no gasten dinero en mí por
favor. Pensaré en algo.
Se me ocurrió que la razón por la que mis padres no tenían dinero era por
mí. Drené los ahorros de la familia con los pagos del Phalanxifor, y Mamá
no podía trabajar porque ella había tomado el turno de tiempo completo
de estar encima de mí. No quería ponerlos en otra deuda. Le dije a mamá
que quería llamar a Brittany para sacarla de la habitación, porque no
podía manejar su cara de no-puedo-hacer-el-sueño-de-mi-hija-realidad.
Al estilo de Brittany Pierce, le leí la carta en vez de saludarlo.
—Vaya —dijo.
—Lo sé, ¿verdad? —dije—. ¿Cómo voy a llegar a Ámsterdam?
—¿Tienes un Deseo? —preguntó, refiriéndose a esa organización, la
fundación del genio, la que estaba en el negocio de cumplirle a los niños
enfermos un deseo.

—No —dije—. Ya usé mi Deseo pre-Milagro.

—¿Qué hiciste?

Suspiré ruidosamente. —Tenía trece —dije.

—No Disney —dijo ella

No dije nada.

—Tú no fuiste a Disney World.

No dije nada.
—¡SANTANA LOPEZ! —Gritó— Dime que no usaste tu único deseo para ir a
Disney World con tus padres.

—También al Epcot Center14.

—Oh Dios —dijo Brittany—. No puedo creer que me guste una chica con
deseos tan clichés.

Epcot Center 14: Es un centro temático, en Disney World.

—Tenía trece —dije de nuevo, aunque por supuesto en lo único que
estaba pensando era en me guste me guste me guste me guste. Me sentía
halagada pero cambié el tema de inmediato—. ¿No deberías estar en la
escuela o algo?
—Me salté las clases para estar con Fiinn, pero está durmiendo, así que
estoy en el patio estudiando geometría.
—¿Cómo está?
—No podría decir si él simplemente no está listo para enfrentar la seriedad
de su discapacidad o si de verdad le importa más haber sido dejado por
Rachel, pero no habla de nada más.
—Sí —dije—. ¿Cuánto más va a estar en el hospital?
—Unos cuantos días. Luego tiene que ir a rehabilitación o algo así por un
tiempo, pero tiene que dormir en casa, creo.
—Apesta —dije.
—Veo a su mamá. Me tengo que ir.
—Bien —dije.
—Bien —respondió. Podía escuchar su sonrisa torcida.


El sábado, mis padres fueron al mercado de los agricultores en Broad
Ripple. Estaba soleado, una rareza para ser abril en Indiana, y todos en el
mercado estaban usando mangas cortas incluso cuando la temperatura
no lo justificaba realmente. Nosotros los Hoosiers15 somos excesivamente
optimistas sobre el verano. Mamá y yo nos sentamos al lado de la otra
sobre un banco de un cocinero de sopa de cabra, un hombre con una
jardinera16 que tuvo que explicarle a cada una de las personas que
pasaba que sí, eran sus cabras, y que no, la sopa de cabras no olía como
las cabras.

Mi teléfono suena.

—¿Quién es? —preguntó mamá antes de que pudiera comprobar.

—No sé —dije. Era Britt, sin embargo.

—¿Estás en tu casa? —preguntó.

—Um, no—dije.

—Esa fue una pregunta capciosa. Sabía la respuesta. Porque en este
momento estoy en tu casa.

—Oh. Um. Bueno, estamos en camino, ¿supongo?

—Sensacional. Nos vemos pronto

Brittany Pierce estaba sentado en el escalón delantero cuando nos
detuvimos en la entrada. Sostenía un ramo de tulipanes color naranja
brillante empezando a florecer, y llevaba un jersey Indiana Pacers de lana,
una elección de guardarropas que parecía totalmente fuera de lugar,
aunque se veía muy bien en ella.

Se empujó a si mismo frente a la escalinata, me entregó los tulipanes, y
preguntó:

—¿Quieres ir a un picnic? —Asentí, tomando las flores.
Mi padre se acercó por detrás y estrechó la mano de Britt

—¿Es un jersey Rik Smits? —mi padre preguntó.

—De hecho, lo es.

—Dios, me encanta ese tipo —dijo papá, e inmediatamente estaban
enfrascados en una conversación de baloncesto a la que no pude, y no
quería, unirme, así que llevé mis tulipanes al interior.
69

—¿Quieres que los ponga en un florero? —preguntó mamá mientras
entraba, una enorme sonrisa en su rostro.

—No, está bien —le dije. Si las poníamos en un florero en la sala de estar,
hubieran sido de todo el mundo. Quería que fueran mis flores.
Fui a mi habitación, pero no me cambié. Me cepillé el pelo y los dientes y
me puse un poco de brillo de labios y el más pequeño posible aplique de
perfume. Me quedé mirando las flores. Eran agresivamente naranja,
demasiado naranja para ser bonitas. No tengo un florero o algo así,
entonces saqué mi cepillo de dientes fuera de su portador y llené el
portador hasta la mitad con agua y dejé las flores en el baño.
Cuando volví a entrar en mi habitación, pude oír a la gente hablar, así que
me senté en el borde de mi cama un rato y escuché a través de la puerta
del dormitorio:

Papá: —Así que conociste a Santana en el grupo de apoyo.

Brittany: —Sí, señor. Es una hermosa casa la que tienen. Me gusta su obra
de arte.

Mamá: —Gracias, Brittany.

Papá: —¿Eres un superviviente tú mismo, entonces?

Brittany: —Lo soy. No corté a este tipo por puro placer de hacerlo, a
pesar de que es una excelente estrategia para perder peso. ¡Las piernas
son pesadas!

Papá: —¿Y cómo está tu salud ahora?

Brittany: —NEC durante catorce meses.

Mamá: —Eso es maravilloso. Las opciones de tratamiento estos días, son
realmente notables.

Brittany: —Lo sé. Tengo suerte.

Papá: —Debes entender que Santana todavía está enferma, Brittany, y lo
estará para el resto de su vida. Ella querrá mantenerse al día contigo, pero
sus pulmones…

En ese momento salí, haciéndolo callar.
—Entonces, ¿dónde van a ir? —preguntó mamá. Brittany se puso de pie y se inclinó hacia ella, susurrando la respuesta, y
luego se llevó un dedo a los labios.

—Shh —le dijo—. Es un secreto.

Mamá sonrió.

—¿Tienes tu teléfono? —me preguntó. Lo levanté como evidencia, incliné
mi carrito de oxígeno en las ruedas delanteras, y empecé a caminar.
Brittany me codeó otra vez, ofreciéndome su brazo, que tomé. Mis dedos
envueltos alrededor de su bíceps.

Por desgracia insistió en conducir, por lo que la sorpresa podía ser una
sorpresa. A medida que nos sacudíamos hacia nuestro destino, dije:

—Prácticamente hiciste que a mi madre le gustaras demasiado.

—Sí, y tu papá es una fan de Smits, lo que ayuda. ¿Crees que les gusté?

—Claro que sí. ¿A quién le importa, sin embargo? Son sólo padres.

—Son tus padres —dijo, echándome un vistazo—. Además, me gusta
gustar. ¿Es eso una locura?

—Bueno, no tienes que apresurarte en mantener puertas abiertas o
asfixiarme con elogios para que me gustes. —Golpeó los frenos, y volamos
hacia delante lo suficiente fuerte que mi respiración se sintió rara y
apretada. Pensé en la PET. No hay que preocuparse. Preocuparse es inútil.
Me preocupé de todas maneras. Quemamos el caucho, rugiendo lejos de
una señal de detenerse antes de girar a la izquierda en la mal nombrada
Grandview, hay un punto de vista de un campo de golf, supongo, pero
nada genial. Lo único que podía pensar en esta dirección era el
cementerio. Brittany metió la mano en la consola central, abrió un
paquete de cigarrillos y quito uno.

—¿Alguna vez los tiraras a la basura? —le pregunté.


—Uno de los muchos beneficios de no fumar es que los paquetes de
cigarrillos duran para siempre —respondió—. He tenido este durante casi
un año. Algunos de ellos están rotos cerca de los filtros, pero creo que este
paquete podría fácilmente servirme hasta mi decimoctavo cumpleaños.
Sostuvo el filtro entre sus dedos, y luego lo puso en su boca. —Así que, está
bien —dijo ella—. Está bien, menciona algunas cosas que nunca se ven en
Indianápolis.

—Um, adultos delgados —le dije.

Se echó a reír. —Bien, continúa.

—Mmm, playas. Familias propietarias de restaurantes. Topografía.

—Todos excelentes ejemplos de lo que nos falta. También, cultura.

—Sí, estamos un poco cortos de cultura —le dije, finalmente dándome
cuenta de dónde me llevaba—. ¿Vamos al museo?

—Es una forma de decirlo.

—Oh, ¿vamos a ese parque o lo que sea?
Britt parecía un poco desacreditado.

—Sí, vamos a ese parque o lo que sea. Lo descubriste, ¿no es así?

—Um, ¿descubrir qué?

—Nada.

Había un parque detrás del museo, donde un puñado de artistas había
hecho grandes esculturas. Había oído hablar de él, pero nunca lo había
visitado. Pasamos el museo y se estacionó justo al lado de una cancha de
baloncesto llena de grandes arcos azules y rojos de acero que imaginaba
el camino de una pelota que rebota. Caminamos por lo que pasa por una
colina en Indianápolis a un claro donde los niños subían en todas las partes
de una escultura de esqueleto de gran tamaño. Los huesos estaban cada
uno rodeando la cintura, y el hueso del muslo era más alto que yo. Parecía
un dibujo infantil de un esqueleto que salía de la tierra

Mi hombro duele. Me preocupaba que el cáncer se haya extendido de
mis pulmones. Me imaginaba la metástasis del tumor en mis propios huesos,
perforando mi esqueleto, una anguila que se deslizaba con intención
insidiosa.

—Los huesos Funky —dijo Brittany—. Creado por Joep Van Lieshout.
—Suena holandés.

—Lo es —dijo—. Así como Rik Smits. Así como los tulipanes.
Britt se detuvo en medio del claro con los huesos justo en frente de nosotros
y deslizó su mochila fuera de un hombro, luego del otro. La abrió,
revelando una manta de color naranja, un zumo de naranja y algunos
sándwiches envueltos en papel de plástico con la corteza cortada.

—¿Qué te sucede con todo lo naranja? —pregunté, todavía no queriendo
dejarme imaginar que todo esto daría lugar a Ámsterdam.

—El color nacional de los Países Bajos, por supuesto. ¿Te acuerdas de
William de Orange y todo eso?

—Ella no estaba en el examen de GED —Sonreí, tratando de contener mi
entusiasmo.

—¿Sándwich? —preguntó.

—Déjame adivinar —dije.

—Queso holandés. Y tomate. Los tomates son de México. Lo siento.

—Siempre eres tal decepción, Brittany. ¿No podrías haber traído por lo
menos tomates de color naranja? —Se echó a reír, y luego nos comimos los
sándwiches en silencio, viendo a los niños jugar en la escultura. No podía
preguntarle muy bien sobre ello, así que me quede allí rodeada de
holandeses, sintiéndome torpe y llena de esperanza. A lo lejos, empapada
en la luz del sol impecablemente rara y preciosa en nuestra ciudad, un
grupo de niños hicieron un esqueleto en la zona de juegos, saltando hacia
delante y hacia atrás en los huesos de prótesis.


—Hay dos cosas que me encantan de esta escultura —dijo Brittany.
Sostenía el cigarrillo apagado entre sus dedos, sacudiéndolo para
deshacerse de la ceniza. Lo colocó de nuevo en su boca—. En primer
lugar, los huesos son lo suficientemente lejanos como para que, si eres un
niño, no puedas resistir la tentación de saltar entre ellos. Como, solamente
tienes que saltar de la caja torácica hasta el cráneo. Lo que quiere decir
que, en segundo lugar, la escultura básicamente obliga a que los niños
jueguen en los huesos. Las resonancias simbólicas son infinitas, Santana

—Tú sí que amas los símbolos —le dije, con la esperanza de dirigir la
conversación hacia los muchos símbolos de los Países Bajos en nuestro
picnic.

—Correcto, sobre eso. Probablemente te estés preguntando por qué estás
comiendo un sándwich de queso y bebiendo jugo de naranja y por qué
estoy con la camiseta de un holandés que juega un deporte que he
llegado a aborrecer.

—Se me ha cruzado por la mente —dije—. Santana Lopez, como tantos niños
antes que ti —digo esto con gran afecto— gastaste tu Deseo a toda prisa,
sin apenas preocuparte por las consecuencias. El Grim Reaper te estaba
mirando a la cara y el miedo a morir con tu Deseo todavía en tu bolsillo
proverbial, inoportuno, te llevó a correr al primer Deseo que podrías pensar,
y tú, como tantos otros, escogiste por el frio y artificial placer del parque
temático.

—En realidad, la pasamos muy bien en ese viaje. Me encontré con Goofy y
Minn…

—¡Estoy en el medio de un soliloquio! Escribí esto y lo memoricé y si me
interrumpes completamente meteré la pata —interrumpió Brittany—. Por
favor, come tu sándwich y escucha. —El sándwich era incomiblemente
seco, pero sonreí y le di un mordisco de todos modos—. Bueno, ¿dónde
estaba?

—Los placeres artificiales.
Devolvió el cigarrillo a su paquete

—Cierto, el frío y los placeres artificiales del parque temático. Pero
permíteme sostener que los verdaderos héroes de la Fábrica de Deseos son
los hombres y mujeres que esperan como Vladimir y Estragón esperaron por
Godot y las buenas chicas cristianas que esperan el matrimonio. Estos
jóvenes héroes esperan estoicamente y sin quejas porque su único Deseo
llegara. Claro, nunca podrán venir, pero al menos pueden descansar
fácilmente en la tumba sabiendo que ellos han hecho su pequeña parte
para conservar la integridad del Deseo como una idea.

—Pero, de nuevo, tal vez esto llegará: a lo mejor te das cuenta de que tu
verdadero Deseo es visitar al brillante Peter Van Houten en su exilio en
Ámsterdam, y te alegraras mucho de haber salvado tu Deseo.
Brittany dejó de hablar lo suficiente como para que yo pensara que su
soliloquio había terminado.

—Pero yo no salvé mi Deseo —le dije.

—Ah —dijo. Y luego, después de lo que sentí como una pausa practicada,
añadió—: Pero yo salve el mío.

—¿En serio? —Me sorprendió que Brittany fuera Deseo-elegible, ya que
todavía estaba en la escuela y en un año de remisión. Tenías que estar
bastante enfermo por los Genios para enganchar un Deseo.

—Lo conseguí a cambio de la pierna —explicó

Había toda esta luz sobre su rostro; por lo que tuvo que entrecerrar los ojos
para mirarme, lo que hizo que su nariz se frunciera de manera adorable.
—Ahora, no voy a darte mi Deseo, ni nada. Pero también tengo un interés
en encontrar a Peter Van Houten, y no tendría sentido encontrarlo sin la
chica que me presentó su libro

—Definitivamente no —dije.

—Así que hablé con los Genios, y estuvieron en total acuerdo. Dijeron que
Ámsterdam es precioso a principios de mayo. Ellos propusieron marcharnos
el tres de Mayo y volver el siete de mayo.

—Brittany, ¿de verdad?

Se acercó y tocó mi mejilla y por un momento pensé que podría darme un
beso. Mi cuerpo se tensó, y creo que ella lo notó, porque apartó la mano.

—Brittany —le dije—. En serio. No tienes que hacer esto.

—Claro que debo —dijo—. He encontrado mi Deseo.

—Dios, eres la mejor —le dije.

—Apuesto a que le dices eso a todos las chicas que financian tu viaje
internacional —contestó.


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Fic Brittana: Bajo La Misma Estrella (Capítulo 9 - 10/06/14) Empty Re: Fic Brittana: Bajo La Misma Estrella (Capítulo 9 - 10/06/14)

Mensaje por mary04 Miér Mayo 28, 2014 10:16 pm

Hola este es de mis libros favoritos y me gusta la adaptacion espero la sigas
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Fic Brittana: Bajo La Misma Estrella (Capítulo 9 - 10/06/14) Empty Re: Fic Brittana: Bajo La Misma Estrella (Capítulo 9 - 10/06/14)

Mensaje por gleek_undercover Jue Mayo 29, 2014 11:38 pm

Capítulo 6






Mamá estaba doblando mi ropa limpia mientras miraba este
programa de televisión llamado The View cuando llegué a casa. Le
dije que los tulipanes, el artista holandés y todo eso, eran debido a
que Brittany estaba usando su Deseo para llevarme a Ámsterdam.
—Eso es demasiado —dijo, sacudiendo la cabeza—. No podemos aceptar
eso de una completa extraña.
—No es una extraña. Fácilmente es mi segunda mejor amiga.
—¿Después de Quinn?
—Después de ti —dije. Lo que era cierto, pero mayormente lo dije porque
quería ir a Ámsterdam.
—Le preguntaré a la Dra. María —dijo después de un momento.
La Dra. María dijo que no podía ir a Ámsterdam sin un adulto íntimamente
familiarizado con mi caso, lo que más o menos significaba ir con mamá o
la Dra. María. Mi papá entendía mi cáncer de la manera en que yo lo
hacía: en la vaga e incompleta manera en que las personas entienden los
circuitos electrónicos y las mareas del océano. Pero mi mamá sabía más
sobre el carcinoma diferenciado de tiroides en adolescentes que la
mayoría de los oncólogos.
—Entonces vendrás —dije—. Los Genios pagarán por ello. Los Genios están
cargados.
—Pero tu padre —dijo—. Nos extrañaría. No sería justo para él, y no puede
pedir tiempo libre en su trabajo.


—¿Estás bromeando? ¿No crees que papá disfrutaría unos días de ver
programas de televisión que no son sobre aspirantes a modelos y ordenar
pizza cada noche, usando toallas de papel como platos así no tiene que
lavarlos?
Mamá rió. Finalmente, empezó a emocionarse, tecleando tareas en su
teléfono: Tendría que llamar a los padres de Britt y hablar con los Genios
sobre mis necesidades médicas y hacer que ellos consiguieran un hotel
con todo y cuáles eran las mejores guías y si deberíamos hacer nuestra
investigación si sólo teníamos tres días, y así sucesivamente. Casi tuve dolor
de cabeza, así que tomé un par de Advil y decidí tomar una siesta.
Pero terminé sólo acostada en la cama recordando todo el picnic con Brittany. No podía dejar de pensar en el pequeño momento en el que me
tensé cuando me tocó. De alguna manera, la suave familiaridad se sintió
mal. Pensé que quizás era por el cómo estuvo orquestado todo el asunto:
Brittany fue sorprendente, pero había exagerado todo en el picnic, hasta
los sándwiches que eran metafóricamente resonantes pero sabían terrible
y el soliloquio memorizado que impidió la conversación. Todo se sintió
romántico, pero no romántico.
Pero la verdad es que nunca había querido que me besara, no de la
manera en que se supone que quieres esas cosas. Quiero decir, es
hermosa. Me sentía atraía por ella. Pensé en ella de esa manera, tomando
una frase de la lengua vernácula de la escuela media. Pero el toque real,
el toque que sucedió… fue todo mal.
Entonces me encontré preocupándome de si tendría que besarme con ella
para llegar a Ámsterdam, que no es la clase de cosa en la que quieres
estar pensando, porque: a) No debería siquiera haber sido una pregunta el
si quería besarla, y b) Besar a alguien para que así puedas conseguir un
viaje gratis está peligrosamente cerca a aceptar un enrolle completo, y
tengo que confesar que, aunque no me considero una persona
particularmente buena, nunca pensé que mi primera acción sexual real
sería de prostitución.
Pero entonces de nuevo, no había intentado besarme; sólo tocó mi cara,
lo que ni siquiera es sexual. No fue un movimiento diseñado para provocar
excitación, pero ciertamente fue un movimiento diseñado, porque


Brittany Pierce no improvisaba. Así que, ¿qué había estado intentando
transmitir? ¿Y por qué no había querido aceptarlo?
En algún punto, me di cuenta que estaba analizando el encuentro como
Quinn, así que decidí enviarle un mensaje de texto y pedirle algún consejo.
Llamó inmediatamente.
—Tengo un problema con una chica —dije.
—DELICIOSO —respondió Kaitlyn. Le dije todo sobre ello, completo, con el
toque de cara incómodo, dejando fuera sólo lo de Ámsterdam y el
nombre de Brittany—. ¿Estás segura de que es atractiva? —preguntó
cuando terminé.
—Bastante segura —dije.
—¿En forma?
—Sí, solía ser porrista en North Central
—Vaya. ¿Cómo lo conociste?
—En el horrible grupo de apoyo.
—Huh ―dijo Quinn—. Por curiosidad, ¿cuántas piernas tiene este chica?
—Como, 1.4 —dije, sonriendo. Los porristas eran famosos
en Indiana, y aunque Quinn no iba a North Central, sus conexiones
sociales eran interminables.
—Brittany Pierce —dijo.
—Um, ¿quizás?
—Oh, Dios mío. La he visto en fiestas. Las cosas que le haría a esa chica.
Quiero decir, no ahora que sé que estás interesada en ella. Pero, oh, dulce y
santo Señor, montaría a esa unicornio de una sola pierna todo el camino
alrededor del corral.
—Quinn —dije.
—Lo siento. ¿Crees que tendrías que estar arriba?


—Quinn ―dije.
—De qué estábamos hablando. Bien, tú y Brittany Pierce. Quizás… ¿eres
lesbiana? No lo sabía
—¿Puede ser? Quiero decir, definitivamente me gusta.
—¿Tiene manos feas? Algunas personas lindas tienen manos feas.
—No, más o menos tiene manos sorprendentes.
—Hmmm —dijo.
—Hmmm —dije.
Después de un segundo, Quinn dijo:
—¿Recuerdas a Noah? Rompió conmigo la semana pasada porque había
decidido que había algo fundamentalmente incompatible entre nosotros
en el fondo y que simplemente nos heriríamos más si seguíamos. Lo llamó
separación preventiva. Así que quizás tienes ésta premonición de que hay
algo fundamentalmente incompatible y estás adelantándote a la
prevención.
—Hmmm —dije.
—Sólo estoy pensando en voz alta aquí.
—Lamento lo de Noah
—Oh, lo superé, querida. Me tomó una caja de Thin Mints de las Chicas
Exploradoras y cuarenta minutos superar a ése chico.
Reí.
—Bueno, gracias, Quinn
—En caso de que te enrolles con ella, espero detalles lascivos.
—Pero por supuesto —dije y entonces Quinn hizo un sonido de beso hacia
el teléfono y dije—: Adiós. —Y ella colgó.


Me di cuenta mientras escuchaba a Quinn que no tenía una premonición
de herirla. Tenía una postmonición.
Saqué mi computadora portátil y busqué a Caroline Mathers. Las similitudes
físicas eran impresionantes: la misma cara redonda por esteroides, la
misma nariz, la misma forma aproximada de cuerpo. Pero sus ojos eran
verdes, los míos son marrón obscuro, y su tez era mucho más clara.
Miles de personas, literalmente miles, habían dejado mensajes de
condolencia para ella. Era un desplazamiento sin fin de personas que la
extrañaban, tantas que me tomó una hora de clics pasar de las
publicaciones de muro de: Siento mucho que estés muerta, a
publicaciones de muro de: Estoy rezando por ti. Ella había muerto hace un
año de cáncer cerebral. Fui capaz de hacer clic a través de algunas de
sus fotos. Brittany estaba en un montón de las más antiguas: señalando
con un pulgar hacia arriba la cicatriz en su cráneo calvo; brazo a brazo en
el campo de juegos del Memorial Hospital, con sus espaldas de frente
hacia la cámara; besándose mientras Caroline extendía la cámara, así
que sólo podías ver sus narices y ojos cerrados.
Las fotos más recientes eran todas de ella antes, cuando estaba saludable,
subidas después de su muerte por sus amigos: una chica hermosa, de
caderas anchas y curvas, con cabello negro largo y liso que caía sobre su
cara. Mi imagen sana se veía muy poco parecida a su imagen sana. Pero
nuestras imágenes de cáncer podrían haber sido hermanas. No es de
extrañar que ella se hubiera quedado mirándome fijamente la primera vez
que me vio.
Seguí haciendo clic en una de las publicaciones del muro, escrita hace
dos meses, nueve meses después de que murió, por una de sus amigas.
Todos te extrañamos tanto. Simplemente nunca termina. Se siente como si
todos estuviéramos heridos por tu batalla, Caroline. Te extraño. Te quiero.
Después de un rato, mamá y papá anunciaron que era la hora de la cena.
Cerré la computadora y me levanté, pero no pude sacar esa publicación
del muro de mi mente, y por alguna razón eso me hizo sentir nerviosa y sin
hambre.


Me quedé pensando en mi hombro, que dolía, y todavía tenía dolor de
cabeza, pero tal vez sólo era porque había estado pensando acerca de
una chica que había muerto de cáncer cerebral. Continuaba diciéndome
que debía compartimentar, para estar aquí ahora en la mesa redonda,
posiblemente con un diámetro muy grande para tres personas y,
definitivamente, demasiado grande para dos personas, con este brócoli
correoso y una hamburguesa de frijol negro, que toda la salsa de tomate
en el mundo no podía humedecer adecuadamente. Me dije que imaginar
una metástasis en mi cerebro o mi hombro no afectaría la realidad invisible
que sucedía dentro de mí, y que por lo tanto, todos esos pensamientos
eran momentos desperdiciados de una vida compuesta, por definición, de
un conjunto finito de esos momentos. Incluso he intentado decirme a mí
misma lo de vivir mi mejor vida hoy.
Por algún tiempo no pude comprender por qué algo que un desconocido
había escrito en Internet a una diferente, y fallecida, extraña, me estaba
molestando tanto y preocupándome sobre el hecho de que había algo
dentro de mi cerebro… lo que realmente dolía, aunque sabía, por años de
experiencia que el dolor es un instrumento de diagnóstico rotundo e
inespecífico.
Debido a que no se había producido un terremoto en Papúa Nueva
Guinea ese día, mis padres estaban súper enfocados en mí, así que no
podía ocultar esta inundación repentina de ansiedad.
—¿Está todo bien? —preguntó mamá mientras comía.
—Uh-huh —dije. Tomé un bocado de hamburguesa. Tragué. Traté de decir
algo que una persona normal, cuyo cerebro no estuviera ahogándose en
pánico diría—. ¿Hay brócoli en las hamburguesas?
—Un poco —dijo papá—. Es muy emocionante el que probablemente
podrás ir a Ámsterdam.
—Sí —dije. Traté de no pensar en la palabra herida, que por supuesto es
una manera de pensar en ello.
—Santana —dijo mamá—. ¿En dónde estás ahora?



—Sólo pensando, supongo —dije.
- Enamoramiento—me dijo mi papá, sonriendo.
—No, no estoy enamorada de Britt Pierce o cualquier
persona —contesté, demasiado a la defensiva. Herida. Como Caroline
Mathers que había sido una bomba y cuando había explotado todo el
mundo a su alrededor se quedó con las incrustaciones de la metralla.
Papá me preguntó si estaba trabajando en algo para la escuela.
—Tengo un poco de tarea álgebra avanzada —le dije—. Es tan avanzada
que no podría explicarlo a un laico
—¿Y cómo está tu amigo Finn?
—Ciego —dije.
—Estás siendo muy adolescente hoy —dijo mamá. Parecía molesta al
respecto.
—¿No es esto lo que quieres, mamá? ¿Qué sea adolescente?
—Bueno, no necesariamente este tipo de adolescente, pero por supuesto,
Tu padre y yo estamos muy contentos de verte convertida en una mujer
joven, haciendo amigos, yendo a citas.
—No voy a citas —dije—. No quiero ir a citas con nadie. Es una idea terrible
y una enorme pérdida de tiempo y…
—Cariño —dijo mi mamá—. ¿Qué pasa?
—Soy como. Como. Soy como una granada, mamá. Soy una granada y en
algún momento voy a estallar y me gustaría reducir al mínimo las víctimas,
¿de acuerdo?
Mi padre ladeó un poco la cabeza hacia un lado, como un perrito
regañado.


—Soy una granada —dije de nuevo—. Sólo quiero mantenerme alejada de
la gente y leer libros, pensar y estar con ustedes porque no hay nada que
yo pueda hacer para no dañarlos; están demasiado involucrados, así que
por favor, déjenme hacer eso, ¿está bien? No estoy deprimida. No
necesito salir más. Y no puedo ser una adolescente normal, porque soy una
granada.
—Santana —dijo papá, y luego se le hizo un nudo en la garganta. Lloraba
mucho, mi papá.
—Voy a ir a mi habitación y leer un rato, ¿está bien? Estoy bien. Realmente
estoy muy bien, sólo quiero ir a leer un rato.
Empecé tratando de leer esta novela que me habían asignado, pero
vivíamos en una casa de paredes trágicamente delgadas, por lo que
pude oír gran parte de la conversación en voz baja que se produjo.
Mi papá decía—: Me mata.
Y mi mamá diciendo—: Eso es exactamente lo que no necesita escuchar.
Mi padre diciendo—: Lo siento, pero…
Y mi mamá diciendo—: ¿No estás agradecido?
Y él, diciendo—: Dios, por supuesto estoy agradecido. —Seguía tratando
de entrar en esta historia, pero no podía dejar de escucharlos.
Así que me giré a mi computadora para escuchar música, y con la banda
favorita de Brittany, The Hectic Glow, como mi banda sonora, volví a la
página del homenaje a Caroline Mathers, leyendo acerca de cómo fue su
lucha heroica, y lo mucho que era extrañada, y cómo ella estaba en un
lugar mejor, y cómo iba a vivir para siempre en sus memorias, y cómo
todos los que la conocían, todos, estaban abatidos por su ausencia.
Tal vez se suponía que debía odiar a Caroline Mathers o algo así, porque
había estado con Brittany, pero no lo hacía. No podía ver muy
claramente en medio de todos los homenajes, pero no parecía haber
mucho odio… parecía ser sobre todo una persona enferma profesional,
como yo, lo que hizo que me preocupara que cuando muriera no tendrían


nada qué decir sobre mí, salvo que luché heroicamente, como si la única
cosa que siempre hubiera hecho era tener cáncer.
De todos modos, con el tiempo empecé a leer las pequeñas notas de
Caroline Mathers, que en realidad eran en su mayoría escritas por sus
padres, porque creo que su cáncer cerebral era de la variedad que te
hace que no seas tú antes de que te haga no vivir.
Por lo tanto era todo como:
Caroline sigue teniendo problemas de conducta. Está luchando mucho
con la ira y la frustración por no ser capaz de hablar, nos sentimos
frustrados por estas cosas, también, por supuesto, pero tenemos maneras
socialmente más aceptables de lidiar con nuestra ira.
A Britt le ha dado por llamar a Caroline HULK DESTROZADOR, que resuena
con los médicos. No hay nada fácil en esto para cualquiera de nosotros,
pero tomas humor de donde puedas conseguirlo. Esperando volver a casa
el jueves. Les haremos saber. . .
No fue a su casa el jueves, no falta decirlo.
Así que por supuesto me puse tensa cuando me tocó. Estar con él sería
hacerle daño… inevitablemente. Y eso es lo que sentí mientras se
acercaba a mí: Me sentí como si estuviera cometiendo un acto de
violencia contra él, porque lo hacía.
Decidí enviarle un mensaje de texto. Quería evitar toda una conversación
al respecto.
“Hola, así que bien, no sé si vas a entender esto, pero no puedo besarte ni
nada. No es que necesariamente quieras, pero no puedo
Cuando trato de verte de esa manera, todo lo que veo es por lo que te
voy hacer pasar. Tal vez eso no tiene sentido para ti.
De todos modos, lo siento.”
Respondió unos minutos más tarde.
“Bien.”


Le contesté:
“Bien.”
Respondió:
“¡Oh, Dios, deja de coquetear conmigo!”
Sólo dije:
“Bien.”
Mi teléfono sonó instantes después.
“Estaba bromeando, Santana Lopez. Lo entiendo. Pero los dos sabemos que
Bien es una palabra muy coqueta. Bien, está LLENA de sensualidad.”
Estuve tentada a responder Bien otra vez, pero me lo imaginé en mi
funeral, y eso me ayudó a responder correctamente.
“Lo siento.”
Traté de ir a dormir con mis auriculares aún puestos, pero después de un
tiempo mi mamá y mi papá entraron, y mi mamá agarró a Bluie de la
estantería y lo estrechó contra su estómago, y mi padre se sentó en la silla
de mi escritorio, y sin llorar, dijo:
—Tú no eres una granada, no para nosotros. Pensar en ti muriendo nos
entristece, Samtama, pero no eres una granada. Eres asombrosa. No puedes
saber, dulzura, porque nunca has tenido a un bebé que se convierte en un
lector joven y brillante, con un interés secundario en programas de
televisión horribles, pero la alegría que nos traes es mucho mayor que la
tristeza que sentimos sobre tu enfermedad.
—Bien —dije.
—En realidad —dijo mi papá—. No te mentiría acerca de esto. Si tú fueras
más problemas de lo que vales, sólo te tiraríamos a la calle.


—No somos personas sentimentales —agregó mamá, impasible—. Te
dejaríamos en un orfanato con una nota clavada en tu pijama.
Me eché a reír.
—No tienes que ir al grupo de apoyo —agregó mamá—. No tienes que
hacer nada. Salvo ir a la escuela. —Me dio el oso.
—Creo que Bluie puede dormir esta noche en el estante —le dije.
—Permítanme recordarles que tengo más de treinta y tres medios años de
edad.
—Quédatelo esta noche —dijo.
—Mamá —dije.
—Él está solo —dijo.
—Oh, mi Dios, mamá —dije. Pero tomé al estúpido Bluie y como que me
abracé a él mientras me quedaba dormida.
Todavía tenía un brazo envuelto en Bluie, de hecho, cuando me desperté
justo después de las cuatro de la mañana con un dolor apocalíptico
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Mensaje por mary04 Vie Mayo 30, 2014 12:24 am

hellooooooo me gusta mucho la adaptacion y esa frase de soy una granada me mata...
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Mensaje por kamilittaz Dom Jun 08, 2014 11:20 pm

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Mensaje por Invitado Lun Jun 09, 2014 12:36 am

Hace un tiempo ya he leído el libro, 2 veses para ser verdad, porque realmente es uno de mis libros favoritos, y en las dos veses fui un desastre porque estaba en un mar de lagrimas,es inevitable no hacerlo, por esa razón me encantaría que cambies el final, porque seria muy doloroso para los lectores...yo solo digo...si deseas sugerencias, ay una pagina donde an cambiado el final de libro que es muy buena así que tal vez puedas hacerlo, para que no les dejes un gran dolor emocional a los grandes lectores... Y no sufran como yo lo hice...aunque realmente el libro es genial... Que bueno que lo estas adaptando :) (y) :'(
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Mensaje por gleek_undercover Lun Jun 09, 2014 1:32 am

Grité para despertar a mis padres, que irrumpieron en mi habitación,
pero no había nada que pudieran hacer para disminuir la
supernova que estaba explotando dentro de mi cerebro, una
cadena interminable de petardos intracraneales que me hicieron pensar
que me estaba yendo de una vez por todas, y me dije, como me había
dicho antes, que el cuerpo se apaga cuando el dolor empeora
demasiado, que la consciencia es temporal, que esto pasaría. Pero al igual
que siempre, no me deslicé lejos. Me quedé en la orilla con las olas
pasando sobre mí, incapaces de ahogarme.

Papá manejó, hablando por teléfono con el hospital, mientras yo yacía en
la parte de atrás con mi cabeza en el regazo de mamá. No había nada
que pudiera hacer: los gritos lo empeoraban. Cualquier estímulo lo
empeoraba, en realidad.

La única solución era intentar deshacer el mundo, volverlo oscuro,
silencioso y deshabitado de nuevo, regresar al momento antes del Big
Bang, al principio, cuando estaba el verbo, y vivir en ese espacio vacío y
sin creación, sola con la palabra.

La gente hablaba de la valentía de los pacientes con cáncer, y yo no
negaba esa valentía. Había sido pinchada, abierta con un bisturí, y
envenenada durante años, y todavía continuaba aquí. Pero no se
equivoquen: en ese momento, hubiera estado muy, muy feliz de morir.

Desperté en la UCI. Podía decir que estaba en la UCI porque no tenía mi
propia habitación y porque había demasiados pitidos y porque estaba
sola: ellos no permiten que tu familia se quede contigo 24/7 en la UCI de
Hospital Infantil porque es un riesgo de infección. Había lamentos en el
pasillo. El hijo de alguien había muerto. Estaba sola. Apreté el botón rojo de
llamada.

Una enfermera entró un momento después.
—Hola —dije.
—Hola, Santana. Soy Alison, tu enfermera —dijo.
—Hola, Alison, mi enfermera —dije.

Luego de lo cual comencé a sentirme muy cansada otra vez. Pero
desperté un poco cuando mis padres entraron, llorando y besando mi
rostro repetidas veces, y extendí mi mano para ellos e intenté apretar, pero
todo en mí dolía cuando apretaba, y mamá y papá me dijeron que no
tenía un tumor cerebral, sino que mi dolor de cabeza había sido causado
por la falta de oxigenación, lo que sucedió porque mis pulmones estaban
nadando en fluido, del cual ¡¡¡¡un litro y medio!!!! Había sido drenado de mi
pecho, motivo por el cual sentía una ligera molestia en mi costado, donde
había, ¡hey, mira eso!, un tubo que iba de mi pecho a una vejiga plástica
medio llena de un líquido que misteriosamente se parecía a la cerveza
ámbar favorita de papá. Mamá me dijo que me iría a casa, realmente lo
haría, que simplemente tendría que hacer que me drenaran esto de vez
en cuando y tendría que volver a usar el BiPAP20, esta máquina que
durante la noche forzaba el aire dentro y fuera de mis pulmones de
mierda. Pero había tenido un PET de cuerpo completo durante la primera
noche en el hospital, me dijeron, y las noticias eran buenas: no había
crecimiento del tumor. No había nuevos tumores. El dolor en mi hombro
había sido provocado por la falta-de-oxígeno. El dolor por mi corazón-
trabajando-demasiado-duro.

—La Dra. María dijo esta mañana que se mantiene optimista —dijo papá.
Me gustaba la Dra. María, no te mentía, por lo que se sentía como algo
bueno de oír.

—Esta es solo una cosa, Santana —dijo mi mamá—. Es una cosa con la que
podemos vivir.

Asentí, y luego Alison, mi enfermera educadamente les hizo salir. Me
preguntó si quería algunos trocitos de hielo y asentí, por lo que se sentó en
la cama conmigo y los puso con una cuchara en mi boca.

—Entonces, has estado fuera un par de días —dijo Alison—. Hmmm, lo que
te has perdido… una celebridad se drogaba. Políticos en desacuerdo. Otra
celebridad usó un bikini que mostraba una imperfección corporal. Un
equipo ganó un evento deportivo, pero otro equipo perdió. —Sonreí—. No
puedes irte y desaparecer de todo de esta forma, Santana. Te pierdes
demasiado.

—¿Más? —pedí, asintiendo hacia el vaso blanco de polietileno en su
mano.

—No debería —dijo ella—, pero soy una rebelde.

Me dio otra cucharada llena de trocitos de hielo. Murmuré un “gracias”.

Alabemos a Dios por las buenas enfermeras. —¿Te estás cansando? —
preguntó. Asentí—. Duerme por un rato —dijo. Intentaré crear alguna
interferencia y darte un par de horas antes de que alguien venga a revisar
los signos vitales y cosas así —dije gracias otra vez. En el hospital dices
gracias un montón. Intenté acomodarme en la cama—. ¿No vas a
preguntar por tu novia? —preguntó.

—No tengo una —le dije.
—Bueno, hay una chica apenas ha dejado la sala de espera desde
que ingresaste —dijo.

—No me ha visto de así, ¿verdad?

—No. Sólo la familia.

Asentí y me hundí en un sueño acuoso.

Me tomaría seis días volver a casa, seis no-días mirando la acústica losa del
techo, ver televisión, dormir, tener dolor y desear que el tiempo pasara. No
vi a Brittany ni a nadie más que a mis padres. Mi cabello parecía el nido
de un ave; mi andar, arrastrando los pies me hacía parecer un paciente
demencial. Sin embargo, me sentía un poquito mejor cada día: cada
sueño terminaba para revelar a una persona que se parecía un poco más
a mí. Dormir combate el cáncer, el habitual Dr. Jim dijo por milésima vez
mientras se cernía sobre mí un mañana, rodeado por un círculo de
estudiantes de medicina.

—Entonces soy una máquina de pelea contra el cáncer —le dije.

—Eso eres, Santana. Sigue descansando, y probablemente estarás en casa
pronto.

El martes, me dijeron que me iría a casa el miércoles. El miércoles, dos
estudiantes de medicina mínimamente supervisados removieron el tubo de
drenaje de mi pecho, lo que se sintió como ser apuñalada a la inversa y en
general no salió demasiado bien, así que decidieron que tendría que
quedarme hasta el jueves. Estaba comenzando a pensar que era el objeto
de algún experimento existencialista en un permanente estado de
negación de la gratificación cuando la Dra. María apareció la mañana
del viernes, se movió a mi alrededor por un minuto, y me dijo que estaba
bien para irme.

Así que mamá abrió su bolso de tamaño excesivo para revelar que había
tenido mi ropa para ir a casa con ella todo el tiempo. Una enfermera vino
y sacó mi vía intravenosa. Me sentí libre de ataduras aunque todavía tenía
que llevar mi tanque de oxígeno a todos lados conmigo. Fui al baño, tomé
mi primera ducha en una semana, me vestí, y cuando salí, estaba tan
cansada que tuve que recostarme y recuperar el aliento.


Mamá preguntó:

—¿Quieres ver a Brittany?

—Supongo —dije, después de un minuto. Me puse de pie y arrastré mis pies
hasta una de las sillas de plástico que estaba contra la pared, metiendo mi
tanque bajo la silla. Eso me agotó.

Papá regresó con Brittany un par de minutos más tarde. Su cabello
estaba desordenado, derramándose sobre su frente. Se iluminó con una
verdadera sonrisa tonta de Brittany Pierce cuando me vio, y no pude
evitar sonreírle en respuesta. Se sentó en la silla reclinable de cuero de
imitación azul junto a mi silla. Se inclinó hacia mí, pareciendo incapaz de
reprimir la sonrisa.

Mamá y papá nos dejaron solas, lo que se sintió incómodo. Me esforcé por
mirarla a los ojos, aunque eran la clase de ojos bonitos que son difíciles de
mirar.

—Te extrañé —dijo Brittany

Mi voz salió más baja de lo que quería.

—Gracias por no intentar verme cuando me veía como el infierno.

—Para ser justo, todavía te ves bastante mal.

Me reí.

—Te extrañé, también. Simplemente no quería que vieras… todo esto. Solo
quiero que, al igual que… no importa. No siempre obtienes lo que quieres.

—¿Es así? —preguntó—. Siempre pensé que el mundo era una fábrica que
concede deseos.

—Resulta que ese no es el caso —dije. Era tan hermosa. Intentó tomar mi
mano pero sacudí mi cabeza—. No —dije en voz baja—. Si vamos a pasar
tiempo juntos, tiene que ser, como, no de esa forma.

—Okay —dijo—. Okay, tengo buenas y malas noticias sobre el frente
concede deseos.

—¿Okay? —dije.

—La mala noticia es que obviamente no podemos ir a Ámsterdam hasta
que estés mejor. Los genios, sin embargo, pondrán en marcha su famosa
magia cuando estés lo suficientemente bien.

—¿Esas son las buenas noticias?

—No, la buena noticia es que mientras estabas dormida, Peter Van Houten
compartió un poco más de su brillante cerebro con nosotros.

Extendió su mano hacia la mía otra vez, pero esta vez para deslizar en ella
una hoja de carta doblada en gran medida, con el membrete de Peter
Van Houten, Novelista Emérito.

No la leí hasta que llegué a casa, situada en mi propia cama enorme y
vacía, sin ninguna posibilidad de interrupción médica. Me tomó una
eternidad descifrar la caligrafía inclinada y desgarbada de Van Houten.


Querida Srta. Pierce,

Estoy en posesión de su correo electrónico fechado 14 de abril y debidamente impresionado por la
shakesperiana complejidad de su tragedia. Todos en esta historia tienen una hamartia sólida como una
roca: ella, que está tan enferma; tú, que estás tan bien. Si estuviera ella mejor o tú más enferma, entonces
las estrellas no estarían tan terriblemente cruzadas, pero es la naturaleza de las estrellas el cruzarse, y
nunca estuvo más equivocado Shakespeare que cuando escribió la nota de Cassius: “La culpa, querido
Brutus, no está en nuestras estrellas/ sino en nosotros mismos.” Es lo bastante fácil de decir cuando eres
un noble romano, ¡o Shakespeare!, pero no hay escases de culpa a ser encontrada en medio de nuestras
estrellas.
Mientras que estamos en el tema de las insuficiencias del viejo Will, su escritura acerca de la joven Santana
me recuerda al quincuagésimo quinto soneto del Bardo, que por supuesto comienza: “Ni el mármol, ni los
áureos monumentos / de los príncipes, durarán con la fuerza de esta rima; / Y en ella tu esplendor tendrá
más brillo / Que en la losa, que mancha el tiempo impuro. Fuera del tema, pero: Qué zorra es el avance
del tiempo. Jode a todo el mundo. Es un bello poema, pero uno engañoso: realmente recordamos la
poderosa rima de Shakespeare, ¿pero qué recordamos sobre la persona a la que conmemora? Nada.
Estamos bastante seguros de que era un hombre; todo lo demás son conjeturas. Shakespeare nos dijo muy
poco del hombre al que sepultaron en su sarcófago lingüístico. Hay que recordar también que cuando
hablamos de literatura, lo hacemos en tiempo presente. Cuando hablamos de los muertos, no somos tan
amables. No inmortalizas a los que se han ido escribiendo sobre ellos. El lenguaje entierra, pero no
resucita. Una revelación: no soy el primero en hacer esta observación. Consultar el poema de MacLeish
“Ni el Mármol, ni los Áureos Monumentos”, que contiene la heroica línea: “Debo decir que morirás y
nadie te recordará.”
Estoy divagando, pero aquí está el problema: los muertos son visibles sólo en el terrible ojo sin párpado de
la memoria. Los vivos, gracias al cielo, conservan la capacidad de sorprender y decepcionar. Tu Santana está
viva, Pierce, y no debes imponer tu voluntad sobre la decisión de otro, particularmente de una decisión
nacida de la reflexión. Ella desea evitarte el dolor, y deberías dejarla. Puede que no encuentres la lógica de Santana persuasiva, pero he vagado por este valle de lágrimas durante más tiempo que tú, y desde donde
estoy sentado, ella no es la lunática.
Atentamente,
Peter Van Houten.


Realmente estaba escrita por él. Lamí mi dedo, lo pasé sobre el papel y la
tinta se corrió un poco, así que supe que era muy real.
—Mamá —dije. No lo dije fuerte, pero no tenía que hacerlo. Ella siempre
estaba esperando. Asomó su cabeza por la puerta.
—¿Llamaste, cariño?
—¿Podemos llamar a la Dra. María y preguntarle si un viaje internacional
me mataría?

gleek_undercover
gleek_undercover
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