FF Brittana- Warrior. Capítulos finales!! 21/03

Capítulo 51.

Antes de dormir, Santana había planeado todo su día en la cabeza. Iba a levantarse temprano, visitaría a Noah en la unidad y le contaría sobre el viaje para poder estar tranquila de que alguien pasaría por su casa alguna vez,  luego pensaba ir a casa de Dani para que ésta la acompañara a comprar algo de ropa y regresaría a su hogar antes de la hora del almuerzo para poder empezar a preparar la valija. Esos planes se retrasaron un poco cuando Noah tuvo que atender una declaración, y Dani miró en cada una de las tiendas posibles. De todas formas, había pasado un agradable momento con ella, y quedaron en repetir salidas de amigas así. Lo asombroso de Dani era su gran gusto por la moda, y su honestidad a la hora de opinar sobre las prendas que Santana probaba.
La morena llegó a su casa algo tarde, y ya no pensaba en almorzar porque se sentía muy cansada para cocinar. Sin embargo, el aroma de alguna receta que recordaba de su niñez, cuando su madre vivía, estaba por toda la sala. Dejó las bolsas en el sofá, se quitó su abrigo y caminó a la cocina.
- Pensé que nunca vendrías.- le dijo Brittany.
- Ok, esto tiene que ser uno de mis sueños en donde te imagino esperándome en mi casa cuando llego cansada del trabajo.
- No vienes precisamente de trabajar, pero supongo que lo demás es así.- se acercó a ella y dejó un suave beso en sus labios.- Hice uso del poder que las llaves me dan, espero que no tengas problemas.
- No los tengo, jamás los tendría. ¿Qué estás cocinando?
- Una vieja receta de tu madre si no me equivoco, Quinn me lo comentó ese día que fuimos a caminar hasta el mirador.
- Quinn...- se acercó, sacó dos vasos de la alacena y los puso sobre la mesa.
- Annie me pidió que terminaras de hacer las valijas rápido para que puedas ir a pasar el día con ella, así que me ofrecí a ayudarte.
- ¿Quiere que vaya a verla?
- Creo que va a pedirte algo, aunque no estoy segura de qué se trata.- abrió la puerta del horno y sonrió.- Esto está listo, siéntate.
- ¿Puedes decirme cómo se llama lo que acabas de cocinar?
- ¿Para reírte de mi patética pronunciación del español?- Santana rió y la miró con cariño.
- Pernil puertorriqueño al horno.- leyó de la receta y sonrió victoriosa.
- Tu español es bastante bueno Brittany, veamos si tu mano para la cocina también lo es.
- No planeo competir con tu madre, y tampoco con la gente de Puerto Rico, pero esto realmente me salió muy bien.- terminó de servir los dos platos y los llevó a la mesa.- Dime qué tal.
- Bueno... Se ve bien y huele aún mejor.- probó de aquel plato del que hacía mucho no sabía.- Mmm... Esto está increíble.
- Me alegro, en verdad. Llamó Emma esta mañana, todo está en orden en la fundación, pero aparentemente están llegando más niños y no hay lugar.
- ¿Existe alguna posibilidad de agrandar el lugar?
- Ellos invertirán, y nosotros también pero por ahora ea sólo un proyecto. Ahora tengo algunos pacientes más que atender en mi consultorio, y además he podido arreglar con una obra social cercana y también estoy trabajando con ellos, asi que posiblemente pueda invertir mas en unos meses. Mis padres dejaron para nosotros un par de propiedades, pero aún no hemos decidido qué hacer.
- Será cuestión de tiempo, y ya sabes que puedes pedirme lo que quieras. Voy a tener un buen empleo en cuanto empiece, puedo ayudar.
- Por ahora sólo son planes.
- Ahora debo preguntarte, ¿por qué estás haciendo todo esto por mí? Es decir, ayer pasamos un día asombroso, y luego lo del viaje, ahora esto...
- Quisiera decirte que no hay un motivo, y que sólo estoy tratando de hacerte feliz, lo que en algún punto es cierto, pero sí tengo un motivo además de esos.
- ¿Cuál?
- Bueno, estuve hablando con una mujer en el supermercado el otro día y me contó que está ofreciendo su casa en las afueras de la ciudad. Ella va a irse en julio a California, y pensé que hasta entonces podríamos ir viendo... Ya sabes, si quieres...
- No entiendo.- por supuesto que entendía, pero quería escuchar la propuesta completa de su boca.
- Me mostró un par de fotos, es linda, tiene un patio enorme y además...
- Describirme la casa no es lo que quieres hacer.- la vio reír con nervios y eso le pareció absolutamente adorable.- Faltan seis meses para julio, me parece el tiempo adecuado para mudarme contigo.- se adelantó.
- Admiro tu capacidad para hacerme las cosas un poco más fáciles. ¿Quieres ir a vivir conmigo?
- Tengo una condición.
- La que quieras.
- Sólo si prometes cocinarme de estas recetas puertorriqueñas con frecuencia.- Brittany siguió con su mirada al cuchillo mientras cortaba la carne y sonreía ante los comentarios de Santana.- Te amo, y vivir contigo sería una verdadera forma de ser feliz. ¿Lo has hablado con tus hermanos?
- No directamente, pero supongo que cuando regresemos del viaje lo haré. Michael me empujó a hacer esto, me dijo que era hora de empezar a armar mi vida contigo, que ellos en verdad estarían bien, y sé que es así. Llegó la hora de dejarlos hacer su camino solos, y se siente tal como mamá y papá lo describían.
- ¿Así voy a sentirme con Annie?
- Ni menciones eso, por favor.- rió y tomó su mano por encima de la mesa.- Te amo Santana, gracias por animarme a dar este paso.
- Nuestra salida de ayer y este almuerzo pueden ser llamadas las mejores cosas que me han pasado.
- Y todavía falta el viaje. Hablando de eso, menos charla que todavía faltan tus valijas.
- ¿Ya hiciste la tuya?
- Sí, ayer por la tarde y terminé esta mañana antes de venir aquí. Por cierto, de camino a casa tendremos que pasar por la fundación porque me llamaron para el pago de este mes. Por alguna razón no pudieron depositar el dinero en el banco.
- ¿Tengo que ir? No quiero cruzar a Marley.
- Sólo será un momento.
Almorzaron en medio de risas y una conversación donde planeaban todas las cosas que pensaban hacer en Hawai. Luego subieron a preparar la valija de Santana, trataron de no olvidar nada y decidieron que la llevarían a casa de Brittany para que la morena pudiera quedarse allí esa noche y facilitar el traslado al aeropuerto. Buddy también se quedaría en la casa de los Pierce, al cuidado de Annie, por lo que fue en la parte trasera del vehículo.
Bajaron en la fundación, pasaron a que le dieran la paga de ese mes a Brittany y luego regresaron por el pasillo principal para salir del lugar. Marley estaba de pie frente a la puerta de la oficina de Brittany, y aunque trataron de ignorarla fue imposible.
- ¿No piensan saludar?- preguntó y se interpuso en el camino.- Claro, su amiga detective no está aquí.
- ¿Puedes dejarnos en paz?- preguntó Santana y tomó a Brittany de la mano.
- Sólo quería hablar con ella, ¿puedo? Es un tema exclusivamente profesional, así que si eres tan amable de retirarte...
- Te espero aquí, ve.- le dijo a la rubia y entraron a la oficina.
- Bueno, tienes dos minutos.
- Ey, no seas tan mala.- pidió con aparente amabilidad Marley y cerró la puerta.- Supe que te dieron dos semanas más, creo que estoy haciendo un gran trabajo aquí.
- ¿Qué tienes que decirme? Porque no creo que sea esto.
- Bueno, estuve haciendo algunas recomendaciones a este lugar, y creo que la jefa tiene una gran afinidad conmigo.- se acercó al escritorio y empezó a tocar todas las cosas que había allí, incluidas las fotos que Brittany había dejado.
- Escucha, si no tienes nada interesante para decir...
- La realidad es que si yo quiero puedo hacer que te despidan.
- Estoy haciendo bien mi trabajo, no tengo por qué creer en tus mentiras. ¿Ahora me dejas ir?
- ¡Escúchame!- gritó y si la rubia tenía miedo, no lo demostró.- No sé si entiendes lo que acabo de decir. Te quiero a ti, para mí, en este momento, ¿entiendes? Y cuanto mas me ignores, peor será para ti.
- Tú y yo no tenemos nada en común ya, entiéndelo. Estás obsesionada conmigo, contrólate o puedo denunciarte por incapacidad para ejercer la profesión.
- No me amenaces bonita...- tomó una foto de Santana que había en el escritorio y la miró.
- Deja esa foto en su lugar.
- Recuerdo cuánto te molestaba que saquen tus cosas del lugar que estableciste para ellas...- sonrió con malicia y dejó caer la foto de sus manos.
- ¡Marley!- terminó de decir eso y Santana ya estaba adentro.
- Ups...- rió la de ojos azules y tiró todas las cosas que había en el mueble.
- ¡Estás loca! ¿Qué crees que haces?
- ¿Te molesta esto?- pisó los papeles ahora esparcidos por el suelo.
No tardó mucho en llegar la supervisora a cargo de ese día, y se disculpó cuando vio la situación. Envió a Santana y Brittany a la casa, luego de muchas disculpas, y le dijo a la rubia que su empleo estaría esperándola al regresar, con su oficina en orden. Además aseguró que iba a poner un alto a toda la situación con Marley, y eso no hablaba menos que de un despido.
Santana llevó el cuadro con la foto, y se dirigieron al auto para seguir el camino.
- ¿Ya estás tranquila?- le preguntó, mientras la miraba manejar.
- No puedo creer que estuve con esa loca, maniática, obsesiva. No merece menos que un despido y obviamente que le quiten la posibilidad de ejercer la profesión, a menos que tenga como mínimo diez sesiones con un psiquiatra.- Santana rió por lo bajo.- Más allá de eso, estoy más tranquila.
- Puedo notarlo...- dejó un beso en su mejilla y sonrió.- ¿Crees que vayan a despedirla?
- Supongo que lo harán, o al menos van a suspenderla un tiempo. Escucha, prefiero no hablar de ella o voy a enfurecer otra vez.
- Ya, ya, cálmate.- acarició su rostro y trató de que se sintiera mejor.- No recordaba esta fotografía, pero me encanta que la tuvieras en tu escritorio.
- Fue en nuestro pequeño paseo al Times Square, ¿recuerdas que te la tomé distraída?
- Sí, ahora lo recuerdo.
- Me gusta mucho tener fotos entre mis cosas, y necesitaba una tuya. Además te ves muy linda, ¿no crees?
- Sería engreído decirte que sí.
- Sabes que eres una hermosa mujer, ¿por qué sería engreído? Si no lo haces, será algo asi como una falsa humildad.
- Ok, ok...-  rió y se quedó contemplando su rostro.
- Buddy disfruta el viaje en auto.- comentó mirando por el espejo retrovisor, observando al cachorro con su cabeza apenas asomada a la ventana.
- Ahora tendrá que cuidar de Annie hasta que regresemos.
- Annie estará feliz. Con Buddy y Tiara en la casa no querrá regresar a la escuela.
- ¿Regresará?
- Sí, mañana debería pero va a ir con nosotras al aeropuerto así que será un día más en casa. Ella quiere ir, salir de su habitación, y tiene razones suficientes para regresar, tiene un par de exámenes la semana entrante.
- Entonces está bien si regresa, aún más si quiere hacerlo.
- He querido hacerte una pregunta desde hace un tiempo, y dadas las circunstancias creo que podría hacerlo ahora. ¿Estás conforme con la educación que Annie recibió?
- ¿Por qué no lo estaría? Es educada, muy atenta, le han dado clases de español y además asiste a una escuela muy buena. No sólo estoy conforme, sino que es mucho mas de lo que yo podría haberle dado. Por supuesto que agradezco que tus hermanos fueran los encargados de sus gustos musicales, y no tú.- Brittany rió a causa de la broma tan cariñosa que ella había hecho.- Y su amor por los libros es algo que me encanta compartir con ella. No tengo quejas de nada, jamás las tendría, porque ustedes hicieron de ella una niña feliz y le dieron una familia. Hay una sola cosa que quería para ella, que sea feliz, y lo es.
- Está bien, me quedo más tranquila entonces.- hizo la última maniobra antes de entrar a su casa y apagó el motor. Luego de quitarse el cinturón de seguridad, se acercó a Santana, la besó y le regaló una de las más sinceras sonrisas que alguna vez había tenido para alguien.- ¿Alguna vez te has sentido tan feliz que te fue imposible decidir cómo demostrarlo?
- Ahora, en este momento.
Entraron a la casa, se escuchaba a los chicos ensayar en el piso de arriba y fueron a ver de qué se trataba. Annie estaba con ellos, mientras su perrita jugaba debajo de la silla con una pelota azul.
- ¡San!- le dijo cuando la vio y los chicos dejaron de tocar para voltear a verlas.
- Ey, ¿cómo estás?- la abrazó y luego saludó a los chicos.
- Aburrida, no soporto estar en esta silla un minuto más.
- Te quedan al menos veinte días, así que acostúmbrate. Buddy está en el patio, tendrán que cuidarlo en mi ausencia.
- Ese animal come más que todos nosotros juntos.- comentó Josh.- Además necesita salir a correr o destrozará el jardín.
- Es educado, no trates de ensuciar su nombre.- advirtió Santana y el chico rió.- ¿Qué estaban tocando?
- Estamos tratando de hacer un cover de Thinking out loud.- respondió Michael.- Pero estamos a punto de dejarlo.
- Ed Sheeran...- murmuró Santana y tomó asiento al lado de Annie, en una silla que acercó. Brittany rodó los ojos, ante su increíble gusto por la musica y de pie frente a ella sonrió.- ¿Y cuál es el problema?
- Bueno, no creo que la guitarra sea suficiente.
- Quiero escuchar el estribillo.
- Esto será interesante...- comentó Britt y también se sentó. Miró a Santana en una nueva versión de ella misma, concentrada, analizando, pensando y descubriendo el error. Detuvo a los chicos en la mitad y los miró con seriedad.
- No es la guitarra el problema en sí. Es decir, ¿han escuchado a Ed Sheeran? ¿Qué es lo que más te gusta de él Annie?- le preguntó a la niña y ella la miró desconcertada.- Dime.
- Bueno, me gusta que sea tan dulce al cantar.
-Ahí lo tienen. Gracias pequeña.
- No entiendo.- dijo Josh.
- Los quiero más agudos, más dulces, no rockeros. Préstame la guitarra.- le pidió y él se la pasó.- Voy a darte la entrada, sigue en ese tono.
Si Santana ya le parecía una mujer sorprendente, en ese momento Brittany quería saltar de la silla y besarla. Los primeros acordes de la guitarra salieron tan perfectos, eran tan agradables al oído, tal como su rostro al mantenerse concentrada en lo que estaba haciendo. Josh intentó cantar en el tono que Santana pidió, y mejoró muchísimo, luego Michael se unió y por fin después de estar ensayando la misma parte una y mil veces, se sintieron conformes. Las miradas de los cuatro hermanos fueron automáticamente dirigidas a la morena cuando terminaron, que lejos de sentirse orgullosa, estaba avergonzada.
- ¿Hay algo más que deba saber de ti amor?- preguntó Brittany y ella rió.
- ¡Eso fue fantástico Santana!- exclamó el mayor de los hermanos.- Tienes buen oído.
- Tiene más canciones en la cabeza que cabellos.- comentó la rubia y Annie sonrió.
- Bueno, ya están listos para continuar.- le devolvió el instrumento a Josh y observó a la niña a su lado, mirándola como a una extraña.- ¿En serio no creías que tuviera un talento como este?
- Sólo pienso que no dejas de sorprender, es todo. ¿Cómo puede una persona como tú enamorarse de una persona sin oído y sin ideas musicales como Britt?- la expresión de su hermana hizo reír a Santana.
- Aprenderá, de hecho estuvimos escuchando un par de buenas canciones ayer, escogidas por ella. Le doy crédito por saber al menos un cuarto de las letras de cada una.
- Algunos tenemos otros talentos.- se defendió la rubia y se levantó del lugar que ocupaba.- Voy a estar en mi cuarto ordenando un par de cosas que faltan para mañana.
- Josh y yo saldremos.- informó Michael.- Jenna tiene una amiga que quiere presentarle a este campeón.- molestaba a su hermano porque era muy tímido frente a esas cuestiones.- Regresaremos a cenar, así que espéranos.
- Está bien, cuídense.
- Por cierto, llevaré tu auto porque el nuestro está sin gasolina.- besó su mejilla y bajó rápidamente las escaleras. Josh por su lado, saludó a las tres chicas que estaban en el lugar y tranquilamente acompañó a su hermano.
- Como agua y aceite...- comentó entre risas.- Estaré en mi cuarto, avísenme si quieren algo.
En cuanto Brittany se marchó, Santana se preguntó qué querría hacer Annie, pero incluso antes de preguntárselo, ella le propuso ir a su cuarto porque estaba interesada en hacerle algunas preguntas. Esas algunas se convirtieron en muchas, todas referidas a la vida de la morena, a sus padres, la escuela donde había estudiado y los viajes a la montaña con Quinn y su tía. Parecía estar muy interesada en cada respuesta, sus ojos estaban inquietos por saber más, por conocer el pasado de Santana y las personas que la habían acompañado. Quinn siempre encabezaba, siempre frente a todos, pero también Noah y los padres del mismo, a los que según pudo saber, Santana quería demasiado pero los veía muy poco. Pasaron por anécdotas de la escuela, y de su niñez, otras de algunas travesuras realizadas con su amiga y confidente, en un momento donde los recuerdos parecían claros, cercanos y las risas eran espontáneas.
Santana sintió que era ese tipo de conversaciones que necesitaba desde siempre, donde la otra parte estuviera exclusivamente interesada en conocer sus momentos más lindos, sus alegrías, las personas que le hacían bien, y todo el aprendizaje a lo largo de su vida. Se sentía bien respondiendo las inocentes y sencillas preguntas que una niña podía hacer, se sentía bien jugar con ella, hacer chistes y verla sonreír. La alfombra de su cuarto era el único lugar donde quería estar sentada en ese momento. Brittany se les unió después, ayudaron a Annie a sentarse también en la alfombra y mostraron a Santana algunas fotos que tenían de fiestas de cumpleaños, reuniones familiares, y un fantástico viaje a Disney World.
- Fue el último viaje que hicimos todos juntos...- comentó la rubia, pero lejos de soñar triste, hablaba con una sonrisa en su rostro.
- ¿Viajaban siempre?- preguntó Santana.
- Cada año. Sólo salimos una vez del país, cuando yo tenía seis años.
- Se perdió en una playa en México.- agregó Annie y rieron por el recuerdo.- Papá contaba una y mil veces que ella estaba muy feliz mientras un guardavidas la cargaba.
- Debo decir que era un sexy y musculoso guardavidas.- se defendió.- Papá insistía en que conocer nuestro país era el mejor regalo que podía hacernos, y por eso en cada receso de la escuela nos llevaba a un nuevo destino.
- Era un gran fanático de la historia de cada pueblo, y tenía planes de llevarnos a conocer mas sobre las raíces de mamá.- recordó la niña con cariño.- Siempre me decía que estaba seguro de mi ascendencia latina, y que definitivamente compartía eso con mi madre. No se equivocaba.- miró a Santana con una sonrisa y al instante Britt comprendió a lo que se refería.
- Quizás yo pueda realizar esa tarea que le quedó inconclusa a tu padre.- propuso algo temerosa la morena, y se relajó al ver sonreír a su hija.
- ¿De dónde eran tus padres?
- Mamá nació en Puerto Rico, de hecho la mamá de Noah es su hermana y ella conserva la casa de la familia allí. Y papá era de Colombia, aunque nunca fuimos porque mis abuelos murieron antes de que él decidiera venir a los Estados Unidos.
- ¿Cómo conoció a tu madre?- esa vez la de la pregunta fue Brittany.
- Bueno, él llegó a California y empezó a trabajar mientras estudiaba. Conoció a mamá en una fiesta de empleados, ella trabajaba en otra sucursal del mismo supermercado y como él apenas dominaba el idioma, pasó toda la noche con ella. Fue una excusa, estoy completamente segura de eso.- rió leve y Brittany también lo hizo, pero no por la misma razón, sino porque adoraba escucharla hablar de esas cosas.- Salieron por un par de años, ambos se graduaron de la Universidad, y decidieron casarse. Exactamente doce meses después, llegué yo.
- ¿Los extrañas?- preguntó Annie, algo temerosa de hacerlo.
- A veces sí, lo hago. Tuvimos años felices, y esos son los que he intentado guardar en mi memoria siempre. De todas formas, mucho mas que a ellos, solía extrañar el sentimiento de estar rodeada de familia, de gente que me hiciera sentir en mi hogar, en mi lugar, que me diera esa sensación de comodidad y seguridad siempre.
- Y encontraste a Britt.- completó la pequeña de ojos verdes, mirándola con una sonrisa de lado.
- Y encontré a Britt...- sonrió a su novia y tomó su mano.- Y con ella a todos ustedes. Es el combo completo o nada.
- Si alguien debía modificar nuestra familia, nada me hace tan feliz como el que seas tú. Y lo digo en serio, sé que habrías sido una gran madre.
- Estoy segura de que lo hubiera intentado.
- ¿Crees que podríamos averiguarlo a partir de ahora?- fue una pregunta cargada de inocencia y desafíos, que sorprendió a Santana pero no a Brittany, quien estaba segura de que esa era la verdadera Annie, la que toda la vida había esperado por su mamá.
La respuesta estaba en la sonrisa cargada de emociones, y en el abrazo que a continuación le regaló. Santana no necesitaba decir demasiadas cosas, porque tampoco podría hacerlo, y en su lugar un millón de pensamientos sobre su vida estaban rondando su cabeza para asegurarse de que había hecho todo bien, y que por fin, después de esperar tanto, esa era la felicidad que creía merecer. Aunque no sabía sobre todo lo que aún faltaba, sobre todo lo que Brittany estaba proyectando e imaginando.


Hola! Como estan? Lamento mucho la demora, pero estoy complicada con los tiempos ahora. Leí sus comentarios, pero por alguna razón no puedo responderlos desde mi celular, sin embargo GRACIAS por siempre estar presente y esperando mis actualizaciones.
Voy a ser completamente honesta, y realmente me está costando mucho escribir después de los hermosos capítulos referidos a Brittana que la serie nos ha dado. Y es así, realmente creo que uno escribe porque espera mucho más de la serie, pero yo ya no espero más. La boda fue linda, me gustó, aunque coincido con alguna de ustedes ue dijo que Klaine no fue tanto del agrado. Y no tengo nada contra ellos, sino contra los escritores que tratan de ponerlos en todo lo que pasa. Brittany y Santana estuvieron perfectas, y más aún, Heather y Naya, nos han dado lo mejor de sí para darle a esta historia lo que se merece. La química, la comodidad en las escenas, la forma en que plantearon todas las situaciones, ojalá pudiera agradacerle a ambas lo mucho que han hecho. Ahora nos resta esperar el final, y yo voy a darle un final a esta historia en particular.
Y sí, no voy a dejar pasar la noticia de Naya. Particularmente estoy feliz por su embarazo,  porque ella merece ser feliz, y al parecer lo es. ¿Qué piensan ustedes?
Voy a estar aquí en cuanto pueda, pero siempre leo sus comentarios :)
Hasta pronto!

bueno hasta que pdas volver, lo de naya me alegra pero me tomo totalmente desprevenida, me parece muy pronto pero supongo que ella asi lo queria!

Hola!!! Es genial ver como las cosas se van acomodando de a poco!!
Con respecto a Naya me encanta que este feliz!!!
Saludos

Capítulo 52.

- ¡Esto es asombroso!- exclamó Brittany al entrar al cuarto en el hotel y observar la hermosa vista hacia la playa.- Santana, esto es una verdadera belleza.
- Has pensado en todo, ¿cierto?- se acercó a ella, la abrazó por atrás y miraron juntas el paisaje.
- Sólo quería lo mejor para nosotras.- tomó sus manos y las presionó contra ella.- ¿A quién no le gustan los abrazos como estos?
- Por lo que veo a ti te gustan demasiado.
- ¿Estás bromeando? Podría pasar toda mi vida entre tus brazos.
- Mírame.- la puso frente a ella, y acarició suavemente su rostro.- Gracias por todo esto, realmente me haces muy feliz.
- Tú y yo seremos tan felices que no podrás recordar nada malo en tu vida, lo prometo.- acarició su rostro, bajando por su cuello y luego sus brazos.- Te amo tanto... Y no puedo pensar en otra cosa más que besarte ahora.- tras una leve sonrisa de Santana, le dio un beso cargado de sentimientos, cruzó ambos brazos tras su cuello y la atrajo completamente hacia ella.- Soy adicta a tus labios, quiero que lo sepas.
- No puedo permitirle adicciones señorita psicóloga, eso no sería muy bueno de mi parte.- jugó con ella y caminó hasta la cama.
- Aunque no lo permitieras, no podrías evitar mis deseos por besarte.- abrió la puerta que llevaba al balcón y siguió apreciando la belleza de la playa al frente.- Podría acostumbrarme fácilmente a esto, ¿sabes?
- ¿A tu novia acostada en la cama, observando lo linda que te ves cuando estás feliz?
- A eso también.- respondió entendiendo que habían llegado ambas a las mismas conclusiones.- Pero además de eso, ¿no crees que la temperatura es realmente maravillosa?
- Podría lograr que sientas la misma temperatura en casa, en mi cuarto...
- Santana, hablo en serio...-rió y se sentó a su lado en la cama.
- Ahora comprendo por qué la calefacción siempre está tan alta en tu casa. Amas esto, ¿no?
- He amado las playas y el sol desde que puedo recordarlo, y la vida me ha llevado muy lejos de eso.
- Vamos, tienes playas en Nueva York.
- Sí, que además de estar bajo un puente y rodeadas de edificios, nunca jamás llega el calor del sol a broncear tu piel.- Santana sonrió.- No es una queja, sólo establezco diferencias entre las playas de la ciudad y las verdaderas playas.
- Te amo.- repitió otra vez y ya había perdido la cuenta de cuántas veces lo dijo ese mismo día. Por alguna razón que desconocía, quería demostrarle a cada momento cuánto la amaba y cuánto le gustaba estar con ella en ese lugar. Se perdió otra vez en su sonrisa, en sus ojos mientras la observaban con dulzura, y nada de lo que la rodeaba parecía importante o necesario, sólo ellas y todo el inmenso amor que se tenían.- ¿Te lo he dicho muchas veces ya?
- No pude terminar de hacer las cuentas.
- No quisiera desvirtuar el sentido de esas palabras, sólo necesito que sepas que lo hago, y que nada en el mundo puedo hacer que te ame menos, y que por alguna estúpida razón, no puedo pasar más de dos horas sin recordartelo.
Brittany no respondió con palabras, sino con un dulce beso en sus labios, que Santana obviamente no pudo rechazar. La rubia, que estaba inclinada sobre ella, la miró con cariño y algo de lujuria, tomó su cuello y sus labios volvieron a juntarse, con sus respiraciones cada vez más aceleradas. Brittany logró acomodarse sobre ella y deshacer su camisa, besando desde su cuello hasta su vientre mientras intentaba desabrochar el sujetador y dejarlo caer a un lado de la cama. Acarició sus senos suavemente, mientras sus miradas se cruzaron para desembocar en una pícara sonrisa. La rubia la besó otra vez, mientras Santana también sacaba su ropa y acariciaba cada parte de su cuerpo, bajó a sus pezones, provocando que la morena enloqueciera de placer y tomara su cabello para levantar su cabeza, mirarla a los ojos y pedirle sin palabras que la hiciera suya otra vez. Brittany desabrochó su pantalón, introdujo su mano en el interior del mismo, pasó un dedo por su sexo y notó lo increíblemente mojada que ella estaba. Con torpeza se desprendió de sus pantalones, su ropa interior y jugó con su clítoris, mientras observaba como ella se mordía el labio a causa del placer. Subió hasta su vientre, regresó a sus pechos y luego detrás de su oreja. Santana no podía seguir aguantando, y casi en un susurro le pidió que entrara en ella cuanto antes.
- Britt...- dijo con la voz aún más grave
- Sh...- le pidió, tomó sus manos y las entrelazaron mientras se besaban sin control, sin pudor, intentando mantener el ritmo de sus respiraciones.
Brittany volvió a su objetivo, pasó su lengua por su sexo, de abajo a arriba; y el sentir su sabor en la boca la hizo soltar un gemido acompañado de una pequeña mordida de su labio inferior.
Las manos de Santana se hundieron en su cabello, mientras ella jugaba de forma desesperada en su sexo. Los gemidos de la morena inundaban la habitación, encendiendo a la otra sin poder evitarlo.
Uno, dos, tres dedos fueron introducidos en su interior, y de forma desesperada, la morena le comunicó que estaba a punto de llegar. Brittany regresó con su boca a su clítoris, justo cuando la otra se corrió y gritó su nombre aferrándose a las sábanas.
Una vez que pudo reponerse del fuerte orgasmo, Santana cambió de posición y logró estar sobre ella, por primera vez desde que la conocía.
- No tienes que hacerlo...- le dijo Brittany, pero la otra no respondió más que con un beso cargado de pasión.
Bajó a su vientre, aquel plano y marcado vientre que tanto amaba, dejó húmedos besos por todo su cuerpo mientras le regalaba caricias de lo más dulces. Bajó con su lengua por sus muslos y luego a su sexo, jugó en su clítoris por unos segundos y luego la observó.
- Bésame, bésame por favor.- le pidió la rubia y Santana subió hasta su boca, dejó un beso húmedo y supo que no necesitaba otra cosa más que besarla eternamente, sentir su lengua dentro y saber que se pertenecían la una a la otra.
Introdujo dos dedos en ella, los movió de forma desesperada en su interior y entre gemidos y gritos de placer, logró que Brittany llegara al orgasmo.
Se quedó sobre ella, con sus manos entrelazadas, mientras la besaba ya más lentamente, pero con tanto amor como siempre lo hacía.
- Te amo mi amor, te amo, te amo, te amo.- susurró Brittany entre besos.
- ¿No crees que fue una excelente forma de empezar estas vacaciones?- preguntó con una sonrisa pícara en su rostro, y luego se acomodó a su lado, sobre su pecho.- Te amo también.
- Santana...
- ¿Mmm?- murmuró mientras hacía circulos en su vientre.
- Gracias por entregarte a mí por completo, hoy en verdad te sentí completamente mía, sin heridas del pasado. Sólo tú y yo, y todo nuestro amor en esta habitación.
- Pienso que es todo lo que necesito.- se aferró a ella por la cintura, y recibió un beso en su cabeza.

En Washington, a pesar de ser domingo, Rachel estaba en la unidad, ayudando a su equipo en una investigación que recién había llegado a ellos por medio de una denuncia telefónica desde las afueras de la ciudad. Quinn también estaba allí, siempre indispensable cuando de sacar conclusiones de trataba. Rachel les dio sus tareas a cada uno de los miembros del equipo, y fue a su oficina para continuar con otros casos inconclusos que tenían en investigación.
La rubia la siguió casi una hora después, y tomó asiento frente a ella para ayudarla. Al no poder participar de los procedimientos, había estado aprendiendo un poco sobre tecnología y sobre todo lo referido al área de investigación en red, así que podía aportar grandes cosas desde ese lugar. Incluso antes de estar allí, había estado con Grant, un gran técnico en informática, y estaba intentando observar cómo se manejaba.
- ¿Cómo te sientes?- preguntó Rachel y llevó todo el peso de su cuerpo hacia el respaldo de la silla.
- Bien, pero según puedo notar, tú estás cansada.
- Sí, lo estoy. Fue una semana muy larga y atareada, quiero salir de aquí y descansar al menos cinco horas seguidas.
- Nos vendrían muy bien las vacaciones que Brittany y Santana se tomaron, ¿no crees?
- Si tuviéramos tiempo, sí.- sonrió y la miró con cariño.- Por lo pronto, un fin de semana sin trabajo sería estupendo.
- La ley nos necesita.
- Hablando de leyes, tu mamá tuvo una cita con nuestra abogada, van a intentar llegar a un acuerdo con tu padre, y si no es así, juicio.
- Espero que puedan llegar a un acuerdo, lo que menos necesita mi madre es un juicio para poder recibir lo que le corresponde de todo lo que construyeron juntos.
- Bueno, confiemos en Carol.
- Tú no vas a quitarme la casa luego, ¿cierto?
- ¡Quinn!- exclamó entre enojada y divertida.
- Sólo quería asegurarme...- el llamado a la puerta las interrumpió.
- Adelante.
- Disculpe las molestias señorita Berry, tengo algunos datos que pueden servirle.
- Siéntate y muéstrame. Y por cierto, no eres molestia Grant.- el muchacho se sentó al lado de Quinn y acercó unos papeles al escritorio.
Luego de ver algunas pruebas e información referido al caso, decidieron que dejarían el resto para el día siguiente y regresaron a sus casas. Grant era un joven de unos treinta años, vivía a unas casas apenas de la de ellas, y habían tenido la oportunidad de compartir algunas cenas. Estaba casado, y tenía dos niños a los cuales amaba con toda el alma, era del tipo de personas que valían la pena conocer y realmente les resultaba agradable poder contar con gente así. Su esposa, Julia, estaba siendo de gran ayuda con el embarazo de Quinn, y además una gran compañía para ambas. Eran esas amistades que querían conservar y acrecentar con el tiempo.
Regresaron a la casa, donde Elizabeth tenía el almuerzo y la mesa listos para ellas. Se había reunido esa mañana con la abogada otra vez, y la reunión con su ex marido sería en una semana para intentar llegar a un acuerdo razonable sin necesidad de un juicio. Eso a Quinn le daba tranquilidad porque no quería ver a su madre con necesidades cuando había trabajado toda su vida para estar tranquila a esa edad.
Luego de almorzar, terminar de lavar los platos, y estar un rato en la sala juntas, Rachel decidió que dormiría un par de horas para poder salir en la noche a cenar. Quinn por su lado se quedó en la sala, con papel y bolígrafo en mano, escribiendo otra vez después de mucho tiempo.
- Jamás voy a olvidar lo lindo que era verte escribir.- comentó su madre y se sentó a su lado.- ¿En qué trabajas ahora?
- Algo especial en lo que ya llevo tiempo. Estoy un poco oxidada ¿sabes?
- Porque tienes menos tiempo quizás.
- De hecho creo que tiene que ver con la diferencia de puntos de vista que tenía antes a las que tengo ahora. Estoy intentando escribir algo sobre otra persona, sobre otra vida diferente y a la vez muy conectada con la mía, pero quiero que deje de centrarse en mí ¿entiendes? Quiero que esto no hable tanto de mí.
- Cuando tenías doce años escribiste una maravillosa historia para la escuela, y hablaba de hadas, donde había una que se parecía tanto a mí que me llamó especialmente la atención. Entonces te pregunté sí habías pensado en mí para hacerla, y me dijiste que no, pero que inevitablemente cuando escribías estabas depositando una parte de ti en cada palabra, aunque no quisieras. ¿Recuerdas lo que me dijiste luego?
- No en verdad.
- Me dijiste que yo era una mamá afortunada, porque mi hija iba a pasar el resto de su vida escribiendo, y que cuando una persona que escribe te ama, no mueres jamás.- Quinn sonrió.- No te esfuerces por sacarte de tus historias, jamás podrás hacerlo, porque vives en ellas de alguna forma y eso es lo que debes hacer.
- En verdad eres una mamá afortunada, ¿lo sabes?
- Lo sé preciosa mía, y tú también lo serás en cuanto ese bebé nazca.
- Ahora no entiendo algo... ¿Cómo puedo haber escrito una historia genial hablando sobre hadas?- su madre soltó una carcajada y la contagió.- Me encanta tenerte aquí mamá, en verdad soy feliz porque te tengo en mi casa para transitar mi primer embarazo.
- Y a mí me agrada la idea de poder estar durante todo el proceso de crecimiento de mi primer nieto.
- Segundo.- la corrigió.- Annie también es tu nieta.
- Por alguna razón jamás podré ver a esa niña como mi nieta. Quiero conocerla y ver esos famosos ojos de los que siempre hablan, pero entiendo que ella nunca sabrá quien soy y que realmente debe ser así. Jackson le hizo algo terrible a Santana, quizás biológicamente él sea su padre, pero realmente no es más que alguien que le hizo mucho daño a una jovencita. Annie tiene una familia asombrosa por lo que sé, y ahora también a su mamá y eso está bien.
- Entiendo...
- Sin embargo es como tu sobrina ¿no? Cualquier hijo de Santana lo sería.
- Santana es sin duda lo que más extraño de Nueva York. Solía verla como una hermana a quien debía cuidar y proteger, porque era muy frágil, y ahora eso sólo son recuerdos. En verdad la vida se ha arreglado para nosotras, y nada me hace más feliz.- se acostó sobre sus piernas, como cuando era apenas una niña y en menos de lo que alguna imaginó, se quedó dormida.
Su madre casi podía ver a la pequeña Quinn que alguna vez había sido, dormida sobre sus piernas luego de terminar sus tareas, buscando caricias para descansar. Se preguntó en qué momento eso había dejado de ser así, en qué momento había dejado de darle todo eso a su hija, pero estaba convencida de que te la vida daba revanchas y esa era la suya.
Para quien también todo parecía lejano, era para Santana, quien había pasado el día entero visitando los lugares más hermosos de Hawai junto a Brittany. Lejos de la rutina y lo cotidiano, la rubia era realmente una persona extrovertida y muy divertida, lo que les daba a ambas mucha más comodidad de la que ya sentían al estar juntas. Regresaron al hotel sólo a ducharse, cambiar la ropa y salir otra vez, a un elegante restaurante frente a la playa.
La noche estaba tan hermosa que ninguna quería regresar a dormir, no había razones aparentes para desperdiciarla, por lo que luego de una tranquila cena decidieron caminar a orillas del mar.
- Debo repetir que amo el clima aquí.- dijo Brittany y rodeó a Santana por sus hombros, mientras seguían caminando y el agua del mar mojaba sus pies.- Y estar contigo debería ser considerado una de las maravillas del mundo.
- Maravilla o no, nada se compara a estar contigo. Siempre pensé que esta cuestión de la playa, el mar mojando los pies, y la noche, eran de las cosas más comunes que mostraban las películas para referirse a una idea de cita perfectamente romántica. ¿Adivina qué? Definitivamente lo es.
- Se trata de la compañía en realidad. No es que tú lo seas, pero estás cerca...
- Qué graciosa...- respondió con ironía.- De hecho, dudo que puedas soportar un campamento a la montaña como el que Quinn y yo hacíamos de niñas.
- ¿Qué te hace pensar eso?
- Sin mencionar tu amor por la comodidad, no soportarías el frío de la noche en una tienda.
- Quizás lo haga si tú me abrazas muy fuerte. No me pongas a prueba, los desafíos me gustan demasiado.
- Algún día voy a llevarte, y verás que no soportarías ni un día ese tipo de vida. Naciste para los grandes hoteles, la cama cómoda y los buenos restaurantes.
- Ese concepto que tienes de mí me asusta. No soy como Paris Hilton si es lo que piensas...- Santana soltó una fuerte carcajada y ella la miró incrédula.- ¿Estás pensando en eso?
- Estaba imaginándote como Paris Hilton.- rió otra vez y luego Brittany la tomó por la cintura y la acercó lo más que pudo a ella.
- Viviría bajo el puente de Manhattan si fuera la única forma de estar contigo.
- ¿Lo soportarías?
- Si dependiera de eso para vivir contigo, sí. No me importaría.
- ¿Cuántas veces tengo que decirte lo mucho que te amo?
- Las que tú quieras.
- Te amo.- cruzó sus brazos detrás de su cuello y la besó, para luego sentir cómo la rubia la levantaba apenas del suelo e intensificaba el beso. Sonrió ante eso y la observó por unos instantes.- Creo que después de todo, no es mala idea regresar al hotel ¿no crees?- murmuró cerca de su boca y la otra entendió perfectamente sus motivos.
- Tú sí que sabes cuándo es el momento justo para cada cosa.
Hicieron el amor otra vez esa noche, mientras el mar parecía el paisaje perfecto para acompañar las sensaciones que causaba en ellas el estar juntas. Santana sabía perfectamente quién era ella, no podía cuestionar lo que su cuerpo sentía porque todo parecía perfecto al recorrerlo. Había una forma, un patrón que se complementaba con el suyo, y al cuál entendía sin problemas.
Cuando la abrazó para dormir, sólo pudo recordar en su cabeza lo mucho que Brittany había hecho en su vida, desde aquel día en que se presentó en el parque como una completa extraña. Lo curioso sobre los extraños es que uno podría poner a su disposición todo acerca de su propia vida, y Brittany lo había hecho con ella desde el primer momento, era como un laberinto en el que había entrado pero en el que también se había encontrado ella misma.
La miró por unos minutos, mientras acomodaba su cabello y dejaba un suave beso en su mejilla. Era tan grande el amor que sentía por ella que apenas podía dejar de sonreír y mirarla entre sus brazos, sentir su respiración y los latidos de su corazón en casi perfecta sincronización con los suyos. La besó otra vez, ésta vez muy cerca de su boca y notó que ella esbozaba una sonrisa ante el contacto de sus labios.
- Así que estás despierta...
- No siempre puedes tener la suerte de encontrar a una mujer que se quede mirándote mientras finges estar dormida. ¿En qué piensas?
- Prefiero guardar eso para mí. Ya duérmete.
- ¿Vas a darme otro beso?- preguntó y recibió un tierno beso en sus labios.- Así está mucho mejor. Hasta mañana.
- Hasta mañana mi amor.
Brittany se acomodó en sus brazos, Santana la abrazó fuerte y cerró sus ojos. Tenerla, abrazarla, besarla, sentirla suya, todo era perfecto, nada dolía ya en su vida.


Hola! Pude regresar hoy :) Espero que estén bien. Si termino el siguiente capítulo para mañana, lo subiré bien pueda. Ya son los últimos! Hasta pronto!

Yo quiero una vacaciones así en Hawaii!!!! jaja
Saludos

al fin parece haber llegado la felicidad para santana despues de pasar por tanto, hasta pronto!

nueva lectora !!! un fin muy bien llevado , con varios temas y matices te felicito y espero leerte pronto.

PD: son tan lindas ellas :D

Capítulo 53.

Los días alrededor de la playa y las noches perfectas se pasaron muy rápido, y sin ninguna duda habían sido las vacaciones soñadas para ambas. Brittany amaba el sol, el mar, la arena y los vestidos veraniegos que podía usar estando en ese lugar. Obviamente Santana amaba cómo se le veían esos vestidos y la felicidad desmedida que tenía cada día.
Era martes, su noveno y último día antes de regresar a la rutina, y luego de un agotador día en la playa, decidieron que esa noche se quedarían a cenar en el hotel y descansar para tomar el vuelo de las siete de la mañana. Brittany estaba tomando un baño, mientras Santana terminaba de ordenar las valijas y cada tanto entraba y salía al balcón de la habitación, pues había preparado algo para despedir la noche como lo merecía, y quería asegurarse de que todo fuera perfecto.
La rubia salió del baño, se vistió casual pero muy bien arreglada, acomodó su cabello hacia atrás en una linda trenza, y el suave color que le dio a sus mejillas, mezclados al bronceado perfecto que había tomado su piel, parecieron agradar demasiado a Santana, quien llevaba un vestido adherido a su cuerpo como los que solía llevar siempre, zapatos lo suficiente altos como para alcanzar a su novia, y el cabello ondulado suelto en sus hombros. Se acercó a ella con dos copas en la mano, y le alcanzó una.
- Has pensado en todo el viaje, y fue perfecto, pero yo pensé en la despedida.- le dijo y abrió la puerta del balcón.- Cena para dos, mirando la playa que tanto te gusta.
- No pensaba en ti como una romántica a la que se le ocurrían las cenas con velas...- la miró sonriente y se acercó a la mesa, tocó suavemente la única rosa que había sobre ella y volteó otra vez hacia la morena.- Me gusta todo esto.
- Tú me gustas a mí.- le dijo, tomando con su mano libre su cintura y atrayendo todo su cuerpo contra ella.- Esta cena, esta noche, y este brindis, es por nuestro futuro.- chocó su copa con la de la otra y tomó un sorbo.
- Por nuestro futuro...- repitió con una sonrisa que no podía ser mas grande, y luego la besó con dulzura, sin prisa, con calma.- No creo que sea posible amarte más.
- Coincido con eso. Vamos, siéntate, esta noche será perfecta.
Todo estaba arreglado para que así fuera, Santana había planeado esa noche para regalarle el más lindo momento a su novia, e incluso había hablado con el chef del hotel para preparar la cena.

En Nueva York, Annie discutía con sus hermanos porque quería ir a esperar a Brittany en el aeropuerto al siguiente día, pero también tenía clases y ellos no la dejaban faltar a las mismas. Se justificaba diciendo que tenía todo listo y que las clases del miércoles nunca habían sido muy productivas, por lo que ella podría ponerse al día en menos de una hora. Sabía como justificarse, pero no era tan fácil con Michael a cargo.
- Debes cenar, no se discute más.- concluyó el mismo, sentado en la punta de la mesa.
- Josh...- rogó con sus ojos, y el hermano le guiñó un ojo.
- Cena, hablaremos luego.- le dijo para no quitar autoridad al mayor.- ¿Qué tal la escuela hoy?
- La clase de matemática fue realmente aterradora, ¿sabes? Jamás voy a poder ver a esos malditos números como a la literatura.
- Vamos, las matemáticas son geniales.- la animó el mismo.- Además son divertidas.
- Estás loco Josh, no hay nada divertido en ellas.
- Coincido con la niña.- intervino Michael.- No hay nada divertido en ellas. Y con mas razón, tienes que ir mañana a la escuela.
- Otra vez... Ese tema no se habla durante la cena, ¿cierto?
- Ok, ok... ¿Sobre qué vamos a hablar ahora?
- Sobre tu novia, ¿por qué no viene a vernos?
- Está estudiando y necesita mucho más tiempo del que tiene, es por eso que no puede llegarse por casa. Tiene un examen muy importante el viernes y espera aprobar. De hecho yo también tengo uno la semana entrante.
- ¿Estás preparado?
- Sí, creo...- respondió con total tranquilidad.- Nada es imposible para el gran Michael.
- Nerd...- murmuró Josh y su hermana rió.
- Te escuché, y ¿sabes algo? Siempre he sido mejor estudiante que tú.
- Ok, ya basta.- los detuvo la más pequeña.- Como mujer, debo imponer orden, Brittany lo haría.
- Tienes razón, ella estará orgullosa de que tomaras su lugar.
- ¿La extrañan?- preguntó y los miró a ambos.
- Un poco.- aceptó el que estaba sentado en la punta.- Aunque creo que debemos acostumbrarnos.
- ¿Por qué?- preguntó la niña con curiosidad.
- Bueno, creo que no faltará demasiado para que ella decida ir a vivir con Santana.
- Podríamos vivir todos juntos aquí.- los hombres de la casa rieron ante el inocente comentario de la más chica.
- Creo que lo justo sería que ellas tuvieran una casa propia, y que Britt pueda desprenderse un poco de nosotros. Igual es una suposición que estoy haciendo.
- ¿Piensan que Santana es en realidad el tipo de compañía que mamá y papá querían para Britt?
- Lo es, definitivamente.- aseguró Josh, quien había adquirido un fuerte cariño por la morena.- Y si quieres que sea completamente honesto, creo que ella hubiera sido una mamá asombrosa.
- ¿Te imaginas los hijos que ella y Britt tendrán? Serán súper afortunados.- comentó Michael en medio de una risa complice.
- Y lindos.- añadió Annie.- Definitivamente serán lindos.
- Ok, estamos planeando sus vidas sin que ellas tengan idea. Mejor hablemos de otra cosa.
- Como que mañana luego de la escuela, irás a que te saquen ese incómodo yeso del brazo.- dijo el mayor a su hermanita.
- Mañana luego de recibir a Britt, iremos a que me saquen este incómodo yeso.- corrigió.- Listo, no se habla más.
- Qué niña...- comentó y luego rieron.
Era algo de saber que ella se saldría con la suya, pero hacerla sufrir un poquito nunca era mala idea. Todos extrañaban a Brittany, pero estar juntos los tres siempre hacía las cosas más divertidas y fáciles, por lo que habían pasado diez días asombrosos en la casa, con Buddy que en ese momento dormía cómodamente a unos metros de ellos, casi abrazado a Tiara, la pequeña cachorrita de Annie. El cuadro con la foto familiar en la pared parecía estar diciéndoles algo, y Josh se enfocó en la gran sonrisa de su padre, pensó que quizás estaba orgulloso, que quizás estaba mirándolos así desde algún lugar, y que estaba feliz porque ellos eran felices. Vio en Michael mucho de él, y supo que habían tenido que recorrer un largo camino hasta llegar a ese lugar en el que se encontraban, pero que sin su hermano jamás habría sido posible. Se sentía bien poder mirar la foto de sus padres sin dolor, y aunque iba a extrañarlos toda la vida, ya podía mirarlos con alegría y recordarlos de la misma manera.
Terminaron la cena y se sentaron a ver televisión en la sala por un momento, hasta que Annie les pidió que la llevaran a su cuarto y ya todos fueron a dormir. La niña siempre recibía sus besos y abrazos de buenas noches, y esa vez fue especial cuando abrazó a Josh porque entendía perfectamente lo que él había estado pensando. Se quedó en su cama, leyendo un rato, y luego cerró el libro para ponerlo en su mesita de noche y tomar la foto de sus padres como siempre hacía.
- Sé que están orgullosos de nosotros.- les dijo.- Y sé que nos han estado guiando para que podamos llegar hasta aquí. Mañana Britt estará de nuevo en casa, y Santana estará en la ciudad también. Quiero darle un oportunidad mami, quiero que intentemos recuperar algo del tiempo perdido, ¿no te molesta? Ella es buena, y sé que me quiere demasiado, casi tanto como tú. Ojalá estés de acuerdo con eso. Y si no es así, sé que papá va a convencerte. Hasta mañana.- besó la foto y la puso en su lugar otra vez.- Los amo.
Hacía ya muchas noches que estaba hablando con ellos, y que se dormía pensando en algún momento que levemente recordaba, buscando que llegaran en sus sueños y le dieran un abrazo que pudiera sentir como si los tuviera allí, pero eso no pasaba aún. La ausencia de Brittany siempre la hacía recordar mucho más a sus padres, y simplemente quería que su hermana estuviera en casa pronto para llenarla de abrazos. En unas horas estaría con ella, por lo que dormir le fue más fácil pensando en eso.

En Hawai las chicas también habían tenido su conversación sobre los hermanos Pierce, y aún más sobre Annie, sobre quien habían tomado una desición muy importante. Si algo quería Brittany para sus hermanos era que fueran felices, y sentía que con Santana a su lado todo era mucho más fácil, pues ella esperaba lo mismo para cada uno de ellos.
Seguían en el balcón, sentadas frente a frente, hablando de planes, de proyectos, de la que sería su casa en algunos meses, y de cómo arreglarían sus tiempos en el trabajo para tener tiempo para pasar con Noah, Dani, los chicos, Annie, y entre ellas mismas. Una cosa en mente tenían en común: jamas permitir que la relación se desgaste, sin importar lo que tuvieran que hacer para mantenerla siempre como estaba. Obviamente eso implicaba los fines de semana para visitar Massachusetts juntas, y atender la fundación Pierce con Emma. Brittany sentía que Santana estaba reacomodando su vida en torno a ella, pero la realidad era que la morena sólo estaba trasladando su vacía vida a una llena de cosas, donde el tiempo no parecía alcanzar. Había pasado de estar encerrada en su casa, con un libro y música, a tener una familia, a comprometerse con una fundación, a tener un trabajo asombroso, a su hija, y amor, mucho, mucho amor.
En medio de esa conversación cargada de risas y palabras de amor, el móvil de Santana sonó y decidió atenderlo al tratarse de Quinn.
- Espero que sea importante porque estoy en medio de una cena romántica con mi novia.- le dijo en tono de burla.
- ¡Me caso!- exclamó llena de alegría y emoción.- ¡Me caso Santana!- repitió y la otra se paralizó.- Me caso amiga...
- Quinn...- intentó contener la emoción y las lágrimas pero no pudo. Brittany la miraba confundida hasta que le hizo una seña de que todo estaba bien.- ¿Te casas?
- Me caso.
- Te casas...- repitió y ambas rieron, a miles de kilómetros de distancia.
- No podía esperar para decírtelo, necesitaba que fueras la primera en saberlo, tal como te lo prometí alguna vez. Rachel me lo propuso luego de la cena, dijo que mi madre la motivó a hacerlo, y le dije que sí. Tengo un lindo anillo de compromiso en mi mano ahora.
- ¡Dios! ¡No puedo dejar de sonreír!- contagió su alegría a Brittany y tomó fuerte su mano.- Te felicito, estoy muy feliz por ti, en verdad lo estoy.
- En dos meses estaremos en Nueva York, vamos a casarnos ahí y decidimos que sería antes de que el bebé naciera. Te contaré detalles luego, no puedo hablar bien aún, estoy muy emocionada.
- Estoy muy feliz, Brittany me dice que también lo está. Lo lograste amiga, lo lograste.
- Me muero por darte un abrazo ahora, y debo admitir que cuando termine esta llamada voy a llorar por eso.- ambas rieron entre algunas lágrimas.- Te dejo disfrutar tu última noche.
- Está bien. Dale mis saludos a Rachel, y felicidades para ella también. Te quiero hasta el cielo, y creo que un poco más.
- Te quiero también, y que tengas un buen viaje. Adiós amiga.
- Adiós linda.- colgó y miró a Brittany con una gran sonrisa.- No podría sentirme más feliz, esto es una locura.
- Desde luego que lo es. De a poco, a nuestro paso, llegaremos a todo eso.
- Ven aquí.- se levantó de la silla y la obligó a hacer lo mismo, tomó sus manos entre las suyas y las besó.- No habrá manera de medir lo felices que vamos a ser, te lo juro. Te amo con cada parte de mi ser, es por eso que lo sé, porque no hay nada que no haría por ti, porque tú me hiciste feliz, me hiciste sentir una mujer otra vez, me devolviste la confianza, tú me diste vida otra vez...- juntó su frente con la de la otra y cerró sus ojos.- Te debo mi vida a ti.
- No me debes nada, absolutamente nada.- tomó su rostro entre ambas manos y la observó detalladamente, guardando para ella sus rasgos.- Sé que quieres que descansemos esta noche, pero realmente me gustaría ir a caminar por la playa, la última vez hasta que podamos regresar algún día.
- ¿Crees que puedo negarme a cualquier cosa que me pidas?
- Sé que no.- dejó un casto beso en sus labios y sonrió.- Vamos.
Salieron del hotel tomadas de la mano, como siempre lo hacían, y el recepcionista las observaba desde su lugar de trabajo, pensando en lo encantadoras que se veían, y lo simpáticas que habían sido durante todo el hospedaje. Ellas cruzaron la calle y caminaron hasta la orilla, en silencio, cruzando miradas y sonriendo. Con su calzado en la mano libre, y a lo largo de muchos metros, sólo se dedicaron a disfrutar del paisaje y el sonido del agua chocando en la orilla. No había mucha gente a esa hora, y los que aún estaban como ellas, rondando esos lugares, buscaban exactamente lo mismo: tranquilidad.
Y entonces Santana depositó su mirada en Brittany, y notó que podría parar el tiempo viéndola a los ojos, no había una gota de maldad, eran transparentes, podía ver su alma a través de ellos, y para su suerte, toda esa mujer era sola suya.
- Iremos a ver la casa de la que me hablaste el fin de semana.- comentó y la otra sonrió.- Y si nos gusta, hablaremos con tus hermanos para que lo sepan.
- Te notas muy decidida.
- Lo estoy.- afirmó sin titubear.- Realmente no me importa cuántos días buenos y cuántos malos tengamos, sólo sé que quiero pasarlos todos, cada uno de ellos, a tu lado.
- ¿Y si la convivencia no funciona y quieres echarme a la calle el primer mes?
- Lo haré.- respondió con firmeza, y la otra la miró sorprendida.
- Estaba bromeando.
- Pues yo no Britt.- esa vez su firmeza se vio alterada por una leve sonrisa que la otra captó rápidamente.
- Aunque quiera matarte algunos días, o quizás quiera echarte a la calle, sé que voy a ser la primera en ir a buscarte. De eso se trata el amor, ¿no?
- De eso y de no echar a nadie a la calle por supuesto.- ambas rieron y luego el silencio reinó otra vez.- Annie vendrá con nosotras, ¿cierto?
- Lo hablaremos con ella en algún momento. ¿Puedo hacerte una pregunta?
- Claro.
- ¿Has pensado en tener otro hijo?
- Ok, no me esperaba esa pregunta.
- No tienes que responder si no quieres.
- Bueno... Después de lo que pasó con Annie no podía ver mi vida más allá de ella, y la idea de tener otro niño tampoco era algo en lo que pensaba. Y entonces vi a Quinn y Rachel en el mejor momento de su relación, con un bebé en camino, y amándose como nunca antes, y me pregunté si quizás yo también podía vivir eso. Y aquí estás, me trajiste a estas vacaciones soñadas, y hemos pasado días asombrosos, y... Sí, he pensado en que en algún momento tú y yo vamos a vivir un embarazo juntas, y vamos a amar a una personita aún sin ver su rostro. Pienso que tú vas a ser una gran mamá, y que además lo deseas con todas tus fuerzas, así que hacerlo posible, en cuanto estemos listas, sera asombroso.
- Siempre he querido tener cinco hijos...- bromeó.
- Y aquí es donde te digo que lo nuestro no será posible.- sonrió y la tomó por la cintura.
- Dos, sólo dos estarán bien.- dijo y se acercó a besarla, pero fue detenida antes por un dedo de Santana en sus labios.
- Lo dejamos claro aquí, serán dos.- aclaró y sacó su dedo para besarla.
- ¿Eres conciente que en un año te hice pensar incluso en tener hijos? Definitivamente merezco un premio por mis logros.
- Definitivamente la canción de Ed Sheeran es muy acertada...
- ¿Por qué?
- La gente se enamora de formas misteriosas...
- Te amo mucho más de lo que puedas imaginar, ese es mi secreto.- se aferró con fuerza a su cuello y la besó por varios segundos, hasta que necesitó tomar aire.- Regresemos al hotel.
- No sin otro beso de esos.
Se besaron otra vez, bajo la luz de la luna, y nada en el mundo a su alrededor estaba siendo considerado por ellas en ese momento. Estaban solas, deseando que el mundo se detuviera allí, en el instante en que estaban abrazadas y seguras en los brazos de la otra.
El viaje no solo había servido para distraerse y tomarse un tiempo fuera de la rutina, sino que también les hizo entender que habían nacido para estar juntas y que luego de eso, esperar para empezar a armar su propia familia era una tarea diaria.
Regresaron al hotel dispuestas a descansar, con ganas de tomar un avión y regresar a ver a los chicos, Annie y a Noah, a quien Santana extrañaba demasiado. Hawai y las playas habían sido fabulosas, pero el regreso también lo sería, porque estarían otea vez rodeadas de sus afectos, y en eso pensaron antes de quedarse completamente dormidas.
Los pasajes sobre la mesa anunciaban el vuelo a las siete de la mañana a Nueva York, a su ciudad, donde todo había empezado, y donde pensaban el resto de sus vidas juntas, y aunque apenas estaban tomadas de la mano, el amor era indiscutible en esa habitación donde dos personas dormían como una sonrisa en su rostro.

Hola! Estoy aquí otra vez :) quiero contarles que después de este, los últimos tres capítulos serán publicados con sus respectivos nombres, porque tiene todo un sentido que así sean. Así que en cuanto estén todos listos regresaré para el final :)
Hasta pronto!

pffff ansiosa por el final, estoy segura que sera excelente, e insito son tal lindas ellas y todo lo ke han construido.

Saludos.

Hola!!!
Buenisimo entonces!!
Esperare el final!!
Saludos

feliz por ellas y esperando el final!!!!

Ya sabes siempre leyendote :) muy buenas caps ! Gracias por actulizar ehhh!

Saludos !

o por dios que hermoso!!!!
cada vez que lo leo me encanta mas

Hey!!! Como estas???
La historia es genial... Estoy segura que el final tb lo será
Un abrazo niña

Vaya vaya!! Esta historia es fascinante!! y es taaan tierna y linda saludos

Holaaa! Gracias por sus comentarios! :) Así como Glee, yo también llego a mi final con estos tres capítulos. Abajo les cuento lo que me pareció el final.

Capitulo 54: Arriesgar para ganar...

Quinn y Rachel llegaron a Nueva York un mes después, con la madre de la primera, y se quedaron en casa de los padres de la castaña por unos días hasta que terminaron con los pocos y sencillos preparativos para la boda. Sería algo íntimo, nada extraordinario ni muy costoso, sólo ellas y su gente querida para acompañarlas en otro momento importante de sus vidas.
Santana estuvo con Quinn en todos los detalles, y además le contó todo lo referido al viaje realizado con Brittany a las hermosas playas de Hawai. Con Annie completamente recuperada, aprovecharon los momentos libres para pasear y pasar tiempo juntas en la semana que tenían antes del gran día.
Elizabeth tuvo que insistir a su hija para que la dejara regalarle el vestido, que a pesar de ser sencillo, era realmente precioso. También organizaron, junto a los padres de Rachel, una tranquila cena con los pocos invitados, en la casa de estos mismos.
La fecha pactada era para un día viernes, en el que Brittany había tenido trabajo hasta tarde, y no pudo acompañar a Santana y Quinn en los momentos previos donde seguramente la rubia estaba muy nerviosa, y tuvo que ir a su casa directo para que sus hermanos estuvieran listos. Con el despido de Marley, y luego de quitarle la posibilidad de seguir ejerciendo su profesión, a ella le daban horas extras casi todos los días.
Quinn y Dani estaban en casa de Santana, terminando de arreglar a la hermosa novia, vistiendo un corto vestido blanco con algunas flores rosadas.
- Te ves asombrosa.- comentó su amiga de toda la vida, mientras arreglaba su cabello recogido.- Serás la novia más linda jamás antes vista.
- ¿Es normal que me sienta nerviosa?
- Claro que lo es, la gran Fabray, amante de su trabajo, ha renunciado a todo, está esperando un bebé y va a casarse.
- Y además tiene la dura tarea de cargar con el hecho de ser la novia mas linda.- agregó Dani, sentada frente a ella.- Ni en mi más loco pensamiento pensé estar aquí con ustedes, mientras una se preparaba para casarse.
- Te ganaste el lugar.- Santana guiñó un ojo y sonrió.- Bueno, estás lista Quinn. Alcánzame un espejo Dani, por favor.
- Aquí está.- se lo dio y Quinn se miró en él.- ¿Qué crees?
- Que podría enamorarme de mí misma, sin dudas.- las otras dos rieron.- Hicieron un buen trabajo, las dos.
- Seguramente Rachel también está muy hermosa.- comentó Dani, y la rubia sonrió de lado.- ¿Y ese bebé cómo está?
- Bien, tranquila.
- ¿Tranquila?- preguntó Santana confundida.- ¿Cómo puedes asegurar que es una niña?
- Bueno, fui a realizar la ecografía antes de venir, y me lo confirmaron.- respondió con mucha alegría.
- ¿Cómo es que no me lo dijiste? Otra niña a la familia.
- ¿Sabes como van a llamarla?- pregunto Dani.
- No aún, Rachel tiene algunos nombres en mente y vamos a discutir sobre eso en cuanto el embarazo avance. Íbamos a llamarle Jackson de ser un niño.- dijo sin notar que eso a Santana quizás no iba a agradarle, sin embargo su amiga seguía con la sonrisa intacta frente a ella.- Pero será el próximo, supongo. ¿Alguna sabe dónde se metió mi madre?
- Está en camino, ya llegará.- dijo la morena justo cuando su celular sonaba.- Disculpen, novia reportándose. ¿Hola bonita?- atendió un poco alejada de sus amigas.
- Hola amor, te extraño.- respondió del otro lado con su dulce voz.- Recién puedo hablarte en todo el día.
- Te extraño también, ayer tampoco pude verte. ¿Cómo estás?
- Cansada, pero tengo buenas noticias. Con el dinero que invertimos, y el que donaste a nuestra fundación en Massachusetts, han logrado comprar terreno y material para empezar a construir, así que la obra ya es un hecho.
- Eso es asombroso, te felicito.
- Hay algo más... La nueva ampliación llevará tu nombre.
- ¿Hablas en serio?- preguntó emocionada.
- Emma así lo quiso, y los chicos y yo estamos de acuerdo. Después de todo has donado la mitad de lo que necesitábamos.
- Te lo agradezco de corazón Britt, muchas gracias en verdad.
- Me lo agradecerás mejor hoy después de la cena. ¿Cómo está Quinn?
- Nerviosa, pero lista. Se ve asombrosa, no sabes en verdad lo linda que está.
- Me imagino que es así. Nosotros estamos casi listos, excepto Michael que sigue tratando de ajustar su moño. Llevo un lindo vestido azul para ti...
- Mmm... Como tus ojos. ¿Y tú qué me dices del rojo?
- Que puedes volverme loca.- Santana rió.
- Lo siento, en realidad mi vestido no es rojo, pero no lo sabrás hasta que me veas.
- Me gusta el misterio. Te dejo terminar ahí, te veo en un rato.
- Te veo luego, adiós Britt.
Luego de colgar con ella, acercó una botella de champagne para brindar antes del evento, ellas tres por el largo camino recorrido y por todo lo que faltaba. Quinn sólo pidió agua, y acompañó en el brindis que Santana propuso, al que luego se sumó su madre ya lista para marchar.
El camino en auto hasta el registro civil a Quinn le pareció como caminar por la tabla en un barco pirata, o al menos eso dijo unas cinco veces hasta llegar, a lo que sus amigas respondían con risas. Dani bajó antes del vehículo, fue a ver si ya habían llegado los demás y sólo Noah estaba allí, por lo que Quinn se relajó un poco y acariciaba su vientre para mantenerse así.
Brittany y sus hermanos llegaron luego, Michael vestía un traje negro y su hermano uno azul marino, y camisa blanca sin corbata. Annie estaba en un lindo vestido amarillo, y Britt llevaba su vestido azul haciendo juego con sus ojos. Saludó a todos, pudo conocer a la madre de Quinn de quien Santana le había hablado tanto, y por fin pudo ver a su novia después de casi dos días de puro trabajo para ambas.
Jesse completó la pequeña lista de invitados, y por detrás llegaron Rachel y sus padres, casi sobre la hora para entrar a casarse. La castaña llevaba un vestido a la altura de la rodilla, blanco completamente, su cabello suelto y con unas perfectas ondas cayendo en sus hombros. Sencilla aunque bonita, tal cual lo habían decidido. Quinn no podía dejar de mirarla y sonreír, porque después de todo lo que habían pasado, estaban allí a punto de casarse y unirse para siempre.
Santana, Brittany y Annie ocuparon un asiento al lado de la mamá de Quinn, los chicos, Noah y Dani estaban en otro, y los padres de Rachel estaban junto a Jesse. Todos apostaban a ese amor, sin ninguna duda, y compartían las sonrisas y los nervios durante la corta pero emotiva ceremonia.
Brittany tomó a Santana de la mano cuando empezó, y no la soltó hasta el final. Para la morena estaba pasando algo asombroso, algo que iba a guardar siempre en su mente, porque su mejor amiga, su hermana, su cómplice, estaba jurando amor eterno a quien había sido la persona que más amó en su vida, y a quien iba a amar siempre. Ella tampoco podía dejar de sonreír, y soltar alguna lágrima de vez en cuando, porque era realmente feliz.
De ahí pasaron a la casa de Rachel, donde habían preparado una pequeña recepción y donde querían festejar ese momento tan especial.
Una cena tranquila, bajo el cielo estrellado de esa noche, que tenía a las dos muchachas por protagonistas, y por supuesto a ese bebé que estaba en camino.
Elizabeth se acercó a Santana en un momento de la noche, y esa fue su excusa perfecta para observar a Annie, quien estaba sentada a su lado.
- Annie, ella es Elizabeth, la mamá de Quinn.- presentó la morena.- Te hablé de ella, ¿recuerdas?
- Claro. Hola señora.- la saludó y sonrió, viéndose aún más encantadora.
- Hola pequeña, es todo un placer conocerte al fin.
- Lo mismo digo, Santana me ha contado muchas cosas suyas.
- Espero que buenas.- comentó entre risas.
- Sólo cosas buenas.- aseguró la niña también entre risas y cruzó una mirada con la morena.
Fueron interrumpidas por Quinn, pidiendo la palabra desde la mesa donde estaba sentada junto a Rachel. Todos prestaron atención a la rubia, notablemente nerviosa, y Brittany regresó de hablar por teléfono para sentarse al otro lado de Santana y escuchar a una de las protagonistas de esa noche.
- Bueno...- empezó Quinn.- Antes de decir cualquier cosa, quería que sepan que mi idea de no hacer una fiesta se basaba en evitar este discurso, pero aquí me tienen hablando frente a ustedes.- Rachel rió porque sabía de sus intenciones.- Gracias por estar aquí, porque es muy importante para nosotras ver estos rostros en un momento tan lindo de nuestras vidas. Sabe quien me conoce que soy muy buena escribiendo pero un desastre con los discursos.- Santana confirmó eso con su cabeza.- Sin embargo hoy quería que sepan sobre el viaje que Rachel y yo tuvimos que pasar para estar aquí. Nos conocimos hace cinco años, en un bar al que fui luego de un mal día para estar sola. Ella estaba sentada en la barra, sola, pero con sus sonrisa resplandeciente como la que tiene ahora, y me llamó la atención pensar que mientras yo estaba en un día terrible, había personas que podían sonreír de esa forma. La observé por más de una hora, y luego me acerqué sin vueltas, le ofrecí un trago y estuvimos hablando de nuestras vidas hasta la madrugada. Si tan sólo ustedes pudieran tener una conversación como esa, en un día sin remedio, podrán saber por qué me enamoré de ella sin ningún tipo de restricciones.- Brittany recordó su noche en Nueva York, y su conversación con Santana, tomó su mano y sonrieron, porque ambas pensaron exactamente lo mismo.- En fin, en un tiempo ella empezó a trabajar en mi unidad, y fue cuando supe que no podía en mi vida encontrar a alguien tan asombrosa como ella, pero de alguna forma la dejé ir, creyendo que jamás iba a poder comprometerme en una relación. El tema era sencillo, o eso creía yo: amaba tanto mi trabajo que dejarla ir parecía lo mejor para ambas. Y entonces cuando se fue, cuando creí que ya nada podíamos hacer, y que ya no me pertenecía, nuestros caminos se cruzaron otra vez. No fue fácil tampoco, no crean que sí. Lastimamos a más gente de la que pensamos...- casi por milisegundos depositó su mirada en Noah y Santana.- Pero supongo que se trataba de arriesgarnos, y lo hicimos. Hoy estamos esperando un dulce niña, y acabo de casarme con la mujer que más amo en el mundo, y ¿saben qué? Puedo decir con total certeza que arriesgarnos es lo mejor que podemos hacer en nuestras vidas, que la vida no sirve si tenemos miedo, que la vida no está fabricada para los cobardes. Estoy rodeada de gente valiente en esta noche. Tengo a Noah por un lado, que aceptó tomar mi lugar en la unidad y prometió hacer su mejor trabajo. Los hermanos Pierce, y todas las cosas asombrosamente valientes que han hecho para sobrevivir a una vida llena de pruebas. Jesse, el gran amigo de mi esposa, un muchacho lleno de ganas de hacer cosas grandes. Mi madre, y una valentía que adquirió hace poco, pero nunca tarde.- depositó su mirada en Santana y se quedó en silencio por unos segundos.- Y ahí está mi hermana, mi confidente, mi gran amiga. Tú sí sabes enseñar a las personas lo que tienen que hacer, tú has tenido una vida de lucha, y me has enseñado tantas cosas... No sé si estaría aquí de no ser por ti, y no sé siquiera si hubiera podido hacer tantas cosas si no te tuviera a mi lado. Todos ustedes están aquí porque algo le han dado a nuestras vidas, y les agradezco otra vez por cada una de las buenas cosas que me han regalado, y que van a regalarnos en esta nueva etapa, porque espero tenerlos siempre ahí, sin importar la distancia que nos separe. Y a ti, Rachel.- la miró y sonrió.- Te amo, te amo con cada parte de mí misma, y quiero hacerte feliz cada día de la larga vida que espero tener a tu lado. Quiero que tú y nuestra hija sean las mujeres mas felices de toda la tierra, y te juro frente a todos que voy a hacerlo posible, porque te amo, porque le has dado sentido a una vida monótona y aburrida. Y deseo que todos ustedes puedan encontrar esto, se los deseo de corazón hoy. Gracias por escuchar este monólogo improvisado y sin mucho sentido, gracias por ser testigos de un suceso tan importante para Rachel y para mí. ¡Salud!- levantó su copa y todos hicieron lo mismo, para luego aplaudir ante el beso lleno de amor que las novias compartieron.
Fue una noche que nunca olvidarian, donde un karaoke cerró la gran velada. Noah tuvo una extensa conversación con Rachel en un momento libre en el que Dani bailaba con Santana y Brittany, pero juraron que quedaría sólo para ellos en el recuerdo de lo que había sido una relación asombrosa.
Regresaron a Washington dos días después, ya dispuestas a empezar con la habitación de su niña, y esperando a que julio llegara para recibirla.
A Santana y Brittany la entrega de la nueva casa se les había pasado para agosto, por lo que aún tenían unos meses por delante para cerrar cuestiones importantes como la venta de la casa de la morena, y algunas compras de muebles que Britt siempre había soñado tener, además el vuelo planeado para ir a conocer a su nueva sobrina el día 14 de julio.
Se adelantó dos días al esperado, y en medio de un programa que Rachel compartía en el sofá con Elizabeth, Quinn dijo que ya era el momento. En medio de muchas vueltas, algunos momentos de nervios, y la experiencia de la mujer, salieron rumbo a la clínica con las cosas que necesitaban. Rachel informó de eso a Santana, quien rápidamente adelantó su vuelo para esa misma noche.
Dos kilos, cuatrocientos gramos, cabello castaño, ojos verdes, y una piel tan blanca como la de Quinn, Jasmine llegó al mundo sin complicaciones. El momento en que la vieron fue el que habían esperado por tanto tiempo, y se sentía aún mejor de lo que esperaban, porque no podían explicar las sensaciones que le causaba una pequeña tan frágil en sus brazos. Elizabeth tuvo a la niña en brazos un rato, nunca había estado tan orgullosa de Quinn como ese día, y la veía agotada sobre la cama, mientras Rachel tomaba su mano y acariciaba su cabeza. Su hija se merecía tanto amor, no había dudas de eso.
Santana, Brittany y Annie llegaron al día siguiente, a primera hora de la mañana. La rubia y su hermana se quedaron en la sala de espera con Rachel, quien acababa de colgar el teléfono porque sus padres y Elizabeth estaban preparando el cuarto de la niña en su casa. Dejaron a Santana entrar a ver a Quinn sola, creyeron que era lo mejor, y luego lo harían ellas.
- Mírate...- comentó la morena cuando abrió la puerta y vio a su amiga con su bebé en brazos.- Una mamá leona.
- Hola San...- al decir eso sus ojos se llenaron de lágrimas, y era simplemente porque todo se sentía así en ese momento.
- Hola Quinn...- se acercó y se sentó a su lado.
- Te presento a Jasmine.- se la entregó en sus brazos y Santana observó a la niña con dulzura.
- Hola Jasmine...- besó suavemente su frente y sus ojos ya estaban llenos de lágrimas.- Hola pequeña.
- No puedo dejar de mirarla, no puedo creer que esta belleza estaba en mi vientre ayer y ya está aquí.
- ¿Cómo te sientes tú?
- Debo decir que ayer estaba un poco molesta, pero hoy estoy tranquila, enamorada de esta niña.
- Es hermosa Quinn, en realidad lo es.
- Gracias. Tengo esta sensación adentro de paz... Siento que podría pasar mi vida sólo mirándola, y mirando a Rachel cuando la tiene en brazos, jamás había sentido tanto amor en mi vida, jamás.
- Te entiendo...- comentó y siguió mirando a la niña que cargaba en brazos.- El mundo se detiene en esta carita tan tranquila, ¿no?
- Es así...- se produjo un silencio y ambas estaban mirando a Jasmine.- Quiero que seas su madrina.
- ¿Cómo?
- Rachel y yo lo hablamos, no hay nadie como tú para esto.
- Seré una orgullosa madrina de esta hermosa niña. Gracias por darme este honor amiga.- tomó su mano y sonrió.- Te quiero mucho.
- Yo también San...
Brittany y Annie entraron con Rachel después, saludaron a Quinn y conocieron a la niña. Brittany estaba encantada con ella, con cada rasgo de su rostro, y con sus pequeñas manitos. La cargó en sus brazos y Santana se puso a su lado, Annie pensó que se veían bien con ella en brazos y cruzó una mirada cómplice con Quinn.
Les dieron el alta médica por la tarde del mismo día, y todos fueron a la casa para acompañarlas. El cuarto estaba precioso, muy bien preparado por sus abuelos, y a ella parecía sentarle todo muy bien.
Una nueva vida empezaba para Quinn y Rachel, pero nada en el mundo quería más que esa vida y esas personas en ella.
Todo lo que tenía nunca habría sido posible si nunca decidía arriesgarse con respecto a Rachel, y en ese momento, cuando la veía cambiar a su hija, o hacerla dormir, no se arrepentía de nada. Le había dado a su mamá una nieta, y a su esposa una hija a la cual amaban de formas infinitas y que ni ellas podían entender.
Irse a la cama cada noche no era más que agradecer por todo lo que tenía, y abrazar a Rachel con fuerzas, besarla hasta quedarse sin aliento, y decirle que nadie podía hacerla tan feliz.

Capítulo 55: Has cambiado mi vida.

Luego de los días en Washington, donde no sólo conocieron a la nueva integrante de la familia, sino que también aprovecharon para conocer un poco el lugar con Annie, regresaron a Nueva York a preparar detalles para el comienzo de sus vidas como familia, en una casa propia en las afueras de la gran ciudad, donde los edificios y la gente no eran tan numerosos como los que rodeaban su vida en ese momento. Santana estaba realmente muy bien en su trabajo, y en verdad estaba haciendo mucho dinero, quizás hasta mas del que había esperado, por lo que pudo ayudar a fundaciones que se dedicaban a albergar niños. Además, todo en Massachusetts estaba marchando de forma perfecta, y la nueva ampliación tendría lugar al menos para doscientos niños más, un verdadero avance en la causa que los padres de Brittany habían empezado hace muchos años atrás, y donde habían dado a su hija la posibilidad de tener una vida asombrosa.
Brittany estaba trabajando por las mañanas en la fundación, y atendía a algunos pacientes en las tardes, en su consultorio. Estaba dedicada en un ciento por ciento a sus hermanos y Santana en ese momento, casi como nunca antes, y eso le hacia bien. Michael estaba realmente bien con sus estudios, y Josh había decidido que empezaría a estudiar con él al año siguiente. En cuanto a Annie, siempre pasaba los fines de semana en casa de Santana, o la llamaba para que pasara por ella luego de la escuela y se iban a la librería a compartir esa extraña pasión que según Brittany, jamás podría entender. Lo bueno era que todo estaba marchando bien, y que cada vez todo parecía empezar a tomar el lugar que debía. Pasó por Santana luego de una jornada larga, y le pidió que la acompañara a caminar por el lugar esa noche, sólo para distraerse y pasar un momento juntas. Tomó su mano, en una noche sin frío en la ciudad, tranquila en cuanto a la cantidad de gente como cuando era lunes, pero ruidosa como siempre. Ellas se mantuvieron en silencio durante toda la caminata, apreciando todo lo que las rodeaba, dedicándose miradas de puro amor, y sonrisas que lo decían todo. Se quedaron en un mirador, donde la morena tomó a su novia por la cintura y la abrazó por atrás, para mirar el paisaje sobre su hombro.
- ¿Cómo estuvo el trabajo hoy?- preguntó Santana.
- La llegada de nuevos niños y familias siempre es complicado. Hoy por ejemplo, una niña muy pequeña pedía a gritos hablar con alguien, y si tan sólo supieras sus motivos... A veces siento que no es justo para ellos.
- No, no lo es en lo absoluto.
- En fin, parte de mí quiere olvidar esas historias por esta noche.
- Está bien, lo haremos.
- ¿Cómo estuvo tu día?
- Fue productivo, muy entretenido y hasta podría decirte lleno de desafíos. Hice un buen trabajo hoy, me felicitaron por eso, regresé a casa, fui a pasear con Buddy y encontré a Noah y Dani. También llamé a Quinn, ella está muy bien, muy contenta y presume del buen comportamiento de mi ahijada. Y por supuesto, me quedó espacio para extrañarte. Soy una especie de súper héroe.- la rubia rió y movió la cabeza a ambos lados levemente.- La señorita Roberts vino a casa hoy, cerramos el contrato, y mi casa será toda suya la semana entrante.
- ¿Cómo se siente?
- Bueno... Estaba dando un par de vueltas antes de que llegaras, y después de mucho pensar, entendí que hay una historia en cada rincón de ella, y todo quedará allí.
- ¿Historias como cuáles?
- ¿Te parece ir a verlas por ti misma?
- Nada me gusta más que esa idea.
Regresaron a su casa, y antes de pasar por la puerta, Santana comentó que en algún momento había estado allí de niña, con sus padres, en lo que parecía ser una vida llena de cosas buenas. El patio albergaba recuerdos jugando con su padre, mientras su madre podaba los arbustos, o con Quinn y todas sus muñecas. Luego por esa puerta también se marchó un día, y por la misma regresó luego de la muerte de sus padres, en uno de los momentos mas terribles de su vida.
Adentro, apenas cruzaban la misma, había una pared donde ella tomaba sus medidas mientras crecía, y si raspaba un poquito el marco del armario, un color azulado cubierto por el blanco que había ahora, aparecía para recordarle que ese era el color favorito de su madre.
En la cocina casi todo le recordaba a su mamá y a su abuela, cocinando los domingos en lo que eran sus días especiales. Casi podía sentir el aroma de cada una de sus comidas, y ver a su abuela enseñándole a hacer todas sus especialidades. Unos metros más allá, el comedor estaba cargado de risas en fiestas de cumpleaños, vísperas de año nuevo, acción de gracias y el rincón destinado al árbol de Navidad que ella y su papá armaban cada año, y que luego de lo sucedido con su hija, ella jamás había podido armar otra vez.
En el patio trasero, Buddy dormía bajo el árbol que una vez su tío junto a Noah habían traído del bosque para enseñarle a cuidar del medio ambiente. Ahora era grande, pero el recuerdo de como había crecido, y cuántos pajaritos venían a cantar para ella en la mañana cuando no quería levantarse, estaba intacto en su cabeza. Y ni hablar de la mesa de madera y las sillas que tenia en ese lugar, donde había pasado horas enteras hablando con Quinn sobre infinitas cosas.
Entraron otra vez, y en la sala se encontraron con algunas fotos, pinturas, y muchos recuerdos más. Y el sofá que tenía historias de todo tipo, como las horas llorando sin parar, o los abrazos que Quinn le daba para que pudiera dormir, y las películas que ella había compartido con su amiga en ese mismo lugar, también las conversaciones con Noah, y todas esas decisiones importantes que había tomado sentada allí, en silencio. Una foto sobre la mesita ratona, ella y sus padres un día de campo, y un álbum de fotografías de aquel inolvidable viaje en auto con Quinn, que siempre estaba allí por si alguna vez quería verlo. Ahí se habían besado la primera vez, y también lo recordaba, también se lo hizo saber a Brittany, que no hacía más que sonreír. El cuarto de huéspedes, de su abuela alguna vez, y que había sido de Noah por un tiempo.
Y entonces fue arriba, y al final del pasillo, donde Brittany jamás había entrado, ella abrió una puerta. Las cosas parecían jamás haber sido movidas de su lugar, la cama, el tocador, un enorme armario, dos mesitas de noche, y las lámparas sobre ellas, todo repleto de tierra. Había sido el cuarto de sus padres, y ella recordaba días fríos durmiendo entre ellos, o días en que estaba enferma y su mamá la dejaba estar en la cama. Se sentó en la cama, Brittany a su lado, y miraron lo que había a su alrededor. Santana le contó que en algunos días entraba allí sólo a buscar respuestas, y al no encontrarlas, se ahogaba en un llanto desgarrador que incluso recordar le hacía mal.
No pasaron mucho más tiempo allí, y la siguiente habitación era la que alguna vez había preparado para Annie, y en ese momento estaba llena de nuevos muebles que llevarían a su nueva casa.
- Por último mi habitación.- dijo y entraron.- Bajo el papel tapiz actual estaba mi pared azul pintada con estrellas.
- ¿Con estrellas?
- Mira.- desprendió un poco de papel de la pared a su espalda, y el azul oscuro lograba que las estrellas pintadas en él siguieran resaltando.
- Es precioso...- admiró la pared un momento y luego miró a Santana.- ¿Por qué la tapaste?
- Porque no quería nada que me recordara mi niñez, y aquellos días en que todo parecía ser lindo para mí.
- Esta habitación fue quizás la que más lágrimas tendrá para recordar, fue mi confesionario a lo largo de mucho tiempo...- se apoyó contra la pared y miró de frente a Brittany.- Hasta que llegaste. La primera vez que dormiste conmigo, fue en esa cama, y me abrazaste como nunca antes alguien lo había hecho. Ese día, en aquel momento, sentí que nada iba a dañarme tanto otra vez. Tú has hecho de mí una nueva persona, ¿sabes? No hay nadie a quien yo quiera tanto como a ti.
- No hay nadie que me haga tan feliz como tú.- sonrió y acarició su mejilla.- ¿Estás lista para dejar todo esto atrás?
- Estoy lista para lo que sea, si es contigo.
- Ven aquí.- la acercó tomando su brazo y la besó, mientras la otra la sostenía por la cintura.
Brittany desprendió fácilmente su camisa, y besó su cuello y sus hombros mientras la llevaba contra la pared en la que antes había estado apoyada. Santana no dudó en hacer lo mismo con ella, pero la dejó tomar el control por esa vez, porque quería sentirse suya, y la rubia reclamaba eso con ansias, en cada húmedo beso que bajaba hasta sus senos ya libres.
No fue un gran trabajo desprenderse de sus jeans, y tocarla sin vergüenza, sin ningún tipo de restricciones, lograr que la otra se encendiera ante su contacto y la dejara avanzar, la dejara hacer de ella lo que quisiera. Algunos gritos ahogados en besos empezaron a llenar la habitación, y Brittany dejó que Santana quitara la ropa que a ella le quedaba, la llevó a la cama y sobre ella, siguió besándola con pasión, jugando con su lengua en su boca, acariciando su torso desnudo y subiendo y bajando sus manos por su cintura.
Marcó un camino con su lengua, desde el cuello hasta los senos de la morena, donde jugó un rato hasta que sintió sus pezones duros y la escuchó resistir un gemido de placer. Acomodó su cabello para ver su rostro, le dijo que la amaba, y regresó a donde estaba. Bajó por su vientre, y se detuvo besando cada parte de su cuerpo libre de ella. Abrió suavemente sus piernas y besó sus muslos, mientras sus manos sostenian con fuerza su cintura. Y entonces su lengua se depositó justo donde Santana necesitaba que lo hiciera, y con movimientos suaves empezó a hacer que ella perdiera los sentidos y necesitara más. Entre gemidos lo pedía, le pedía que fuera más rápido, que no se detuviera, y Brittany obedeció.
Luego fue su turno, hizo exactamente lo mismo con ella, y la otra pensó que iba a enloquecer de placer cuando la tocaba, cuando sus dedos pasaban suavemente sobre su sexo, y se quedaban allí, jugando con ella, intentando volverla loca. Santana era una mujer fantástica, que lograba encenderla sólo con un beso, y toda esa situación estaba haciendo de ella una débil muchacha rendida ante el contacto de una mujer que la amaba de todas las formas posibles.
La morena se acomodó sobre ella, y sus sexos parecieron uno solo, moviéndose sincronizados, al mismo ritmo, enloqueciendo a ambas, haciendoles sentir el mayor placer a las dos.
- No aguanto más mi amor.- logró decir Brittany entre jadeos y gemidos.- Voy a llegar.
- Hazlo, hazlo ya.
La rubia gritó su nombre al acabar y Santana lo hizo unos segundos después, sobre ella, besándola ya más lentamente esa vez, con poco aliento.
- Por Dios, ¿qué he hecho contigo?- preguntó Brittany y acarició su rostro con ambas manos.
- No sólo una mujer feliz y una gran novia, sino una amante excepcional ¿no crees?- respondió y la besó otra vez, intercalando una sonrisa en el medio.
- Sin dudas lo eres. Otro recuerdo que quedará entre estas paredes.- rió encantadoramente y contagió a la otra que dejó otro beso en sus labios. -Te amo.
- Te amo también.- se acomodó a su lado, abrazándola contra su cuerpo desnudo, y la cubrió con las sábanas.- Te ves muy cansada.- le dijo al oído y marcaba un recorrido con sus manos desde sus hombros a su mano izquierda.
- Entre el día repleto de trabajo, mis hermanos y su música, Annie con sus historias, y tú tan asombrosamente perfecta, estoy agotada.
- Piensa en diciembre, en el receso de invierno, tú, tus hermanos, y yo en Puerto Rico.
- Falta mucho para eso.
- El tiempo vuela Britt, sino piensa en que llevamos poco más de un año juntas.- ella sonrio pensando en eso.- Descansa, mañana nos espera otro largo día.- dejó un beso en su mejilla y luego en su cuello.
- Que descanses también.
Con Brittany acomodada entre sus brazos, en esa habitación que había sido testigo de muchas alegrías, y que en ese momento era testigo de un puro y gran amor, sentía que ya no iba a planear nunca más algo, que su vida ya estaba formada para ser feliz, para dejarse llevar, y para cometer locuras. De todas formas aunque perdiera algo, o se equivocara, tendría a esa rubia siempre a su lado, para recordarle a donde pertenecía, a dónde estaba su camino, y cómo debía hacer para sentirse otra vez perfectamente bien como lo estaba en ese momento.
A su lado, en la mesa de noche, una foto de Annie sonriendo como nunca, junto a una de Brittany abrazando a Buddy en el patio trasero de la casa. Más allá, en el tocador, una foto suya con Noah y Dani en una fiesta realizada para festejar una de las tantas cosas que siempre festejaban, siempre había una excusa para hacerlo. Y allí estaba una con Quinn, el mismo día en que Jasmine había nacido. Santana había tomado su celular ese día, y se auto capturó en una imagen enternecedora, donde su amiga sostenía a la pequeña en brazos, y apoyaba su cabeza en su hombro para luego sonreír y quedar congelada en esa fotografía de las tres, la primera de las muchas que pensaba tener. Cuánto quería a Quinn...
Volvió su mirada a la dormida Brittany, a su asombroso perfil que podía observar por mucho tiempo sin interrupciones, y recordó su frustración aquel día que había perdido en la ciudad tratando de encontrar una inmobiliaria que abriría recién en la mañana. Pensó en ese día, y supo que ese había sido clave en su vida, que a partir de allí todo había sido diferente, y trató de cuestionarse qué hubiera pasado si ella no se arriesgaba por esa relación, pero supuso que jamás hubiera podido negarse a la rubia de hermosos ojos.
Y también pensó en Annie, en la forma asombrosa en que ella apareció en su vida, y lo mucho que habían tenido que pasar hasta llegar a lo que habían llegado hasta entonces. La amaba como la primera vez que supo que iba a llegar al mundo, y esperaba ansiosa por el día en que ella pudiera verla como alguien más que la novia de su hermana, como alguien más que sólo una persona que circunstancialmente había entrado a su vida. Era paciente, y creía que estaba en el camino correcto.

Se despertó temprano al día siguiente, con el aroma de un gran desayuno esperándola abajo. Tomó algo de ropa al azar y bajó a encontrarse con su novia, con una camiseta suya lo suficientemente larga como para cubrir lo necesario. Cerró sus ojos justo entrando a la cocina, y se quedó pensando que su vida sería asombrosa si esa mujer estaba a su lado siempre, si podía levantarse y encontrarla a su lado. La tomó por la cintura, y por alguna razón creía que era esa la forma exacta en que tenía que agarrar a la mujer que amaba, dejó un beso en sus labios y sonrió con su mejor sonrisa para luego acercarse junto a ella a desayunar. Terminaron, dejaron las cosas de la casa en orden y fueron a ver a Annie para que luego no hiciera escenas de celos. Brittany trabajaba, y Santana iba a quedarse cuidando a la niña en la tarde ya que tenía libre ese día. Le propuso ayudarla a empacar, iba a empezar ese día y deshacerse de algunas cosas iba a ser más fácil si estaba con ella.
Luego de almorzar con Michael y Josh, la llevó a su casa para comenzar, no sin antes pasar por un supermercado y pedir algunas cajas. Iba a dejar lo esencial afuera, lo que iba a necesitar esos días antes de irse.
Decidió comenzar con las cosas de la sala, algunos adornos, fotografías y las cosas mas pequeñas, ya que los muebles quedaban allí, no se llevaban absolutamente nada. Empezó también a embalar la vajilla, pero eso donaría al hogar, ya que también habían decidido comprar cosas nuevas. Entre esas cosas, apareció una taza que Quinn le había regalado para el día que cumplió veinte años, y la guardó por separado.
Ver el mueble vacío le dio una sensación muy rara e intentó definir de qué se trataba, pero no pudo. En su lugar siguió embalando cosas y colocando en sus respectivas cajas, mientras Annie ayudaba con la biblioteca de la sala, y separaba libros que iban a donar de otros que iban a usarse en "algún momento". La habitación de huéspedes no tenia demasiado por empacar, salvo algunas fotografías que siempre colgaba en todas partes, y un par de sábanas que iban directo al hogar.
Tardaron bastante en eso, y Santana le propuso descansar antes de subir al primer piso. Aprovecharon el descanso para ver el programa favorito de Annie en la sala, quizás una de las últimas veces que se sentarian alli juntas, y otra vez Santana depositó su mirada en las paredes vacías, y los muebles sin adornos que acompañaran.
- ¿Nostalgia?- preguntó Annie.
- Un poco, sí. Si las paredes hablaran...
- ¿Qué dirían sobre ti?
- Probablemente muchas cosas. Hablaría mucho de Quinn, seguramente, y de un par de años negros y oscuros.- la miró y notó mucha curiosidad en su rostro.- Creo que tendrían muchas cosas que decir, pero más aún, la alegría que he tenido este último año. Y por qué no, de ti viendo tu programa favorito en mi sofá.
- Me alegra haber tenido la oportunidad de conocer la casa donde me habrías criado. Al menos no la venderás sin que las paredes hablen de mí.
- Tienes razón...
- ¿Lista para las cosas que quedan arriba?
- Creo que podemos seguir mañana, sólo quiero que veas una cosa ahora. Acompáñame.
La llevó arriba, al cuarto que estaba repleto de muebles, y encendió la luz para dejar ver las paredes rosas que las rodeaba.
- Siento que esté tan desordenado, pero no habia otro lugar para dejar estos muebles. Esta, querida Annie, habría sido tu habitación.
- Vaya...-se sorprendió.- Un poco grande para una bebé, ¿no te parece?
- Ibas a crecer niña, sino mírate.- rió.- Por aquí había una caja que guardé para ti, y quiero que la veas.- la buscó y la acercó a la niña, quien se sentó en la alfombra que aún estaba allí.
- ¿Puedo abrirla?
- Quiero que lo hagas. Adelante.- sentada a su lado, viendo a su hija de ahora doce años, esperó a que abriera la caja.
Su ropa pequeña, las zapatillas diminutas, el osito de felpa, un sonajero y la ecografía parecieron estremecer el corazón de Annie, que dejó caer una lágrima sobre ellos y la secó rápidamente. Observó cada cosa con detalle, y no dudó un segundo del amor inmenso que tenía cada una de ellas. Tomó el osito de felpa entre sus manos y se lo llevó directo al corazón, a donde quería guardarlo por siempre.
- ¿Puedo quedarme con estas cosas?- preguntó levantando su mirada y mostrando sus ojos húmedos a Santana.
- Son tuyas, siempre lo fueron.- respondió y sonrió de lado.
- Te quiero tanto Santana....- la abrazó con fuerzas, aferrándose a su cuello como si de eso dependiera su vida en ese momento, y cerró sus ojos fuertemente para tratar ilusamente de detener las lágrimas.
- Yo te quiero mucho a ti hija...- con una mano la sostenía de la cabeza, y con la otra de su espalda, tratando de aferrarse aún más a ella si era posible.
Annie ya era una niña grande, como ella decía, y recién estaba empezando a conocer de su vida, de su pasado, después de doce años enteros, y tenerla allí, viendo sus cosas de bebé, abrazándola como si de eso dependiera sostenerse a algo, hacía que Santana se sintiera la persona más afortunada en el mundo. Y era la segunda vez en menos de un día.

Se marchó de esa casa sólo cuatro días después, y la despedida, lejos de ser dura o triste, fue alegre, con una fiesta pequeña realizada por los hermanos Pierce, que invitaron a sus respectivas novias, Dani, Noah, y agregaron guitarras y canciones a la última noche en el lugar. El camión de la mudanza llegó temprano en la mañana, ella subió a su auto con Buddy y Annie, mientras Brittany y sus hermanos iban en el otro vehículo para llevar algunas cajas que eran muy frágiles.
Annie había decidido quedarse con sus hermanos unos meses más, darles un espacio a las chicas para que pudieran vivir sus vidas solas, y luego también se mudaría con ellas porque legalmente Brittany era su tutora y Santana su mamá.
La casa era enorme, pero el amor era aún mayor. Santana había encontrado su lugar en el mundo, y era esa casa en las afueras de la gran manzana, con su Brittany, su dulce y asombrosa Brittany. Era ella, eran sus hermanos visitandolas los fines de semana, era Annie intentando involucrarse completamente con su historia pasada, Noah y Dani llegando por allí cuando podían, y Quinn acompañando a lo lejos, pero siempre sintiéndose cercana.
Era la vida, que le había dado una revancha, y nada podía en absoluto ser mejor. Brittany había cambiado su vida, y ya nada valía sin ella.

Capítulo 56 Final: Siempre quedan cosas por escribir...


Fueron meses increíbles juntas en la nueva casa, donde tuvieron sus mejores momentos hasta entonces vividos. No había sido para nada un error dejar que Annie se quedara con sus hermanos, porque les daba la oportunidad de tomar las cosas de otra forma. De todas maneras, Brittany extrañaba mucho su antigua casa, y es que había vivido muchos años con ellos bajo el mismo techo, pero Santana siempre se encargaba de que estuviera feliz de cualquier forma. La convivencia no era para nada difícil, y además tenían horarios de trabajo que les daban tiempo juntas todos los días y los fines de semana.
Emma llegó de Massachusetts unas semanas después, diciendo que los niños de la fundación estaban felices con la nueva ampliación y que querían verlas pronto. Además trajo muchos obsequios para Santana que los niños y el personal del lugar habían preparado para ella en modo de agradecimiento por su compromiso con ellos. Se fue a los pocos días, pero su compañía para Brittany siempre era un gran apoyo.

Estaban en víspera de año nuevo, y luego de pasar la Navidad en Washington con sus padres, Quinn, Rachel y Jasmine habían llegado en la mañana del día anterior a la ciudad, para conocer la nueva casa de Santana y Brittany. Además, ese día habían ayudado a Annie a trasladarse definitivamente con ellas, después de darles su espacio para convivir a solas en su nuevo hogar.
La pequeña de cinco meses era una verdadera Fabray, aunque con el cabello castaño, y casi compartía los ojos que Annie tenía, por lo que su cercanía a ella era realmente asombrosa. Era muy simpática, y estaba siempre intentando llamar la atención de alguna forma a pesar de ser todavía muy pequeña. En el momento en que Quinn preparaba la cena con Santana; Rachel estaba con Annie y Jasmine en la sala esperando a que Brittany bajara de su cuarto para ir a comprar un par de cosas que faltaban. Nunca antes habían festejado en esas dimensiones la víspera de año nuevo, pero ese año era especial, ese año todo había sido diferente y había muchas razones para una cena como la que estaban preparando. Brittany bajó de su cuarto, y Rachel la acompañó al supermercado, dejando a Jasmine con su prima viendo algunos dibujos animados.
Annie no dejaba de mirarla, tratando de comprender cómo una persona tan pequeña podía causar tantas emociones en alguien sólo con su presencia.
- Eres tan linda.- le dijo y se acercó para tomar sus manitos que siempre estaban inquietas.- Y tan parecida a la tía Quinn. Quiero decirte algo, y espero que no lo tomes mal.- le hablaba como si de verdad la niña entendiera, aunque sólo la miraba con curiosidad mientras lo hacía.- Estás llamando mucho la atención en este lugar, ¿sabes? Y he dejado de ser la niña pequeña, y aunque debo admitir que eso es genial en algunos puntos, Santana está muy entusiasmada con tu llegada. Ella es mi mamá ¿entiendes?- le preguntó mientras movía sus manitos para que sonriera.- Santana es MÍA, y entiendo que es una mamá genial y muy linda, pero sólo es tu madrina niña, sólo eso. Y vamos a hacer un trato, si te parece justo. Te presto a mi mamá por estos días, puedes jugar con ella, hacerla reír, abrazarla y llenarla de besos, pero debes entender que ese es mi lugar, ¿ok?- se acercó a su rostro y la niña sonrió.- Creo que entendiste.- dejó un beso en su pequeña nariz y también sonrió, para luego ir a abrir la puerta ya que estaban llamando a la misma.- ¡Tio Noah!- exclamó y lo abrazó.
- Hola mi pequeña princesa.
- Qué guapo te ves.- elogió su vestimenta y luego Dani apareció tras él.- Hola Dani, ¿cómo estás?
- Hola Annie, todo está muy bien.
- Pasen, estoy con Jasmine ahora.
- Voy a conocer a la pequeña Fabray Berry.- comentó Noah y llevó a Dani con él para verla, mientras Annie cerraba la puerta.
Cargaron a la niña en los brazos de la muchacha, y estaban maravillados también con su belleza y simpatía, a lo que Annie sonreía porque siempre lograba tener a todos perplejos ante sus ojos y sonrisa. Quinn se acercó desde la cocina luego, y saludó a ambos con un fuerte abrazo, presumiendo de su hija ante ellos, mientras recibía las felicitaciones.
Annie fue con Santana a la cocina, y ella estaba hablando por teléfono así que se quedó en silencio hasta que colgó.
- Lo siento, Britt olvidó algo que le pedí.- dijo y la miró sentada en las altas banquetas de la mesa de bar.
- Llegaron el tío Noah y Dani, están con Jasmine ahora.
- Ya iré a verlos. ¿Sabes algo de tus hermanos?
- Michael me llamó esta mañana para confirmar que él y Josh estarán aquí.
- Entonces la familia está completa.- sonrió y se sentó a su lado.- ¿Te gusta tu cuarto?
- Es fantástico, y enorme. Gracias por todo lo que has hecho para que lo tenga hoy, sé que trabajaste mucho por esto.
- Bueno, había visto un par de fotografías en revistas y dije: Es un fantástico cuarto para Annie.
- Supuse que la idea no era originalmente tuya.- se burló.
- Así que crees que no puedo tener ideas grandiosas...
- Sólo digo que lo tuyo no es el diseño.- rió y Santana empezó a hacerle cosquillas por todo su cuerpo.- No, no por favor.- pidió entre risas e intentando quitar sus manos de encima.- ¡Basta! ¡Déjame!
- No lo haré hasta que te retractes.
- ¡Déjame!- exclamó otra vez entre risas, encantadoras y muy contagiosas.- Ya mamá, déjame.- fue inconsciente cuando dijo eso, y entonces Santana la dejó para mirarla con sorpresa.
- ¿Cómo me llamaste?- la miró a los ojos, y sus manos estaban sosteniendo sus brazos.- Me dijiste mamá...
- Eres mi madre, ¿no?- se encogió de hombros como si fuera algo de lo más común, y Santana sonrió frente a ese gesto.
- Lo soy, claro.- afirmó y rió levemente.
- No vas a llorar ¿cierto? No sé cómo reaccionar a la gente cuando llora.- la morena rió y la abrazó con fuerzas. Annie correspondió su abrazo y se relajó por completo en sus brazos.- Te quiero...
- No tanto como yo a ti.

Brittany y Rachel llegaron después, casi junto a los hermanos Pierce que eran los últimos que faltaban para completar la mesa. Durante la cena, Dani informó que ella y Noah estaban esperando un bebé, que los había tomado por sorpresa pero que recibieron con mucho amor y estaban entusiasmados por eso. Todos compartieron la alegría con ellos, sobre todo Rachel que conocía los deseos del muchacho de tener niños y una gran familia, y seguramente con Dani la tendría, porque ella era una buena chica y se notaba cuánto lo quería. Michael expresó sus deseos de algún niño en la familia, porque creía que las mujeres iban a dominarlos en algún momento, y su hermana mayor lo golpeó. Rachel y Quinn hablaron sobre sus vidas luego de Jasmine, y sobre el asombroso desastre que era su casa llena de juguetes. Annie también tenía cosas que contar, como el inicio de sus clases de piano y esa pasión por la musica que de alguna forma compartía con sus hermanos. Era una mesa con temas diversos pero todos interesantes y divertidos, todos con algo para aportar a una noche que parecía ser perfecta. Incluso la pequeña Jas, como le decía Santana, lograba captar la atención de los presentes con algunas ocurrencias. Josh estaba muy encantado con ella, la tenía en sus brazos y jugaba con ella todo el tiempo.
Pasadas las doce de la noche, los muchachos recibieron a sus novias en la casa también, ellas ya casi de la familia y siempre cómodas entre todos, aún más con Dani quien ya le había ofrecido trabajo a Jenna en su oficina porque le quedaban un par de materias para ser diseñadora gráfica y seguramente la ayudaría conocer la empresa.
Salieron al gran galpón que había detrás de la casa, donde no hacía tanto frío y podían realizar el ya famoso karaoke cuando se juntaban.
- ¿Me acompañas afuera unos minutos?- susurró Brittany al oído a Santana.
- ¿Tengo opciones?
- No.- respondió y besó su mejilla.
Pasando el galpón, apenas unos tres metros de jardín acompañaba el patio trasero y fue donde Brittany quiso que se quedaran juntas.
- Estás muy feliz, y nada me alegra mas que eso.- le dijo a Santana que no podía dejar de sonreír.
- Todos ellos aquí es lo que necesito, al menos una vez al año.- hizo una pausa mirando al cielo. -Hoy Annie me dijo mamá.
- ¿Hablas en serio?- se sorprendió.
- Fue tan espontánea, tan dulce... No puedo pedir más Britt, no necesito nada más.
- Bueno, yo de hecho sí necesito algo más. Santana, yo no creo en eso de que alguien debe esperar años y años para saber si está listo para tomar un nuevo paso en su vida, y aún más, no lo creo cuando se trata de ti y de mí. Estamos bien, esta casa es la mejor inversión de mi vida, y siento que toda nuestra vida no puede ser más perfecta porque simplemente no necesitamos mas que estar juntas, que despertarnos cada día en la misma cama, y saber que todo a nuestro alrededor está en orden. ¿Sabes cuánto te amo? Porque dudo que alguna vez te haya dado motivos de tanto amor que siento por ti. Te amo porque me has hecho mejor, porque me has dejado entrar a tu vida sin otro propósito más que arreglar cada espacio que tenías roto, te amo porque aceptas mi familia, mi pasado y mis ocupaciones sin reproches, porque a pesar de saber la verdad sobre mi mamá, jamás la juzgaste. Te amo porque me amas, porque eres una fantástica persona, porque me has hecho la mujer más feliz, dichosa, y afortunada en este mundo. Y sí, necesito algo más en mi vida, lo necesito.- sacó una cajita de su bolsillo y se arrodilló frente a ella, que no podía creerlo y ya estaba con lágrimas en sus ojos.- ¿Te casarías conmigo?
Hubo una pausa, un silencio, unos segundos de contemplación a todo, a la cajita roja frente a ella, al anillo de plata con un diamante, a los ojos de Brittany posados en los suyos, a su hermoso rostro tratando de mantener la calma ante el silencio que incomodaba.
- Sí, quiero casarme contigo.- respondió pasados esos segundos, y sonreír no le salía, a pesar de lo mucho que estaba sonriendo por dentro.- Quiero casarme contigo mi amor.
Luego de colocar el anillo donde correspondía, Brittany se puso de pie y tomó su rostro entre ambas manos. La miró, con admiración, con cariño, con mucha alegría, y sonrió porque necesitaba que supiera lo feliz que estaba. Se acercó despacio, con ternura, y tomó su labio inferior entre los suyos para que la otra correspondiera al instante y la sostuviera entre sus brazos. Quinn salió del galpón y gritó: ¡Dijiste que sí! , porque sabía acerca de la propuesta, y le encantaba la idea de su amiga casada con la mujer que más iba a amarla en la vida. Santana quiso matarla cuando interrumpió su beso, pero aceptó su abrazo fuerte que la unía a ella y Brittany en sus brazos para felicitarlas.
Fueron a contar a los demás sobre su compromiso, del cual nadie estaba enterado excepto por Quinn. Michael y Josh abrazaron a su hermana y sabían que estaban frente a uno de los momentos mas especiales de su vida. Noah tomó a Santana entre sus brazos y levantándola, dio tres vueltas con ella expresando la alegría que le causaba todas las cosas que había logrado. Dani y Rachel fueron mas calmadas, pero no por eso menos contentas por la noticia. Y Annie, esperando a que le dejaran un lugar, se acercó a Brittany y le regaló una sonrisa sincera, llena de amor para luego abrazarla. Estaba orgullosa de su hermana y más aún, feliz porque era Santana de quien se había enamorado, y nadie iba a hacerla sentir tan dichosa como hasta entonces. A Santana no tenía mucho por decirle, más que lo mucho que la quería y que estaba más que aprobada para casarse con Brittany.
Se quedaron allí pero no por mucho tiempo, ya que recorrer Nueva York en las primeras horas del nuevo año era una tarea obligatoria. Sin embargo, Quinn decidió quedarse con su hija dormida en la habitación de Annie, y Santana la acompañó. Tenían años en la ciudad, y tendrían más oportunidades de recorrerla años posteriores a ese. Rachel y Brittany salieron sin embargo, con los demás, aunque aclarando que llegarían pronto.
Quinn dejó dormida a Jasmine y le pidió a su amiga que se sentara con ella en el ultimo escalón de la escalera de madera porque tenía algo para darle. Se trataba de un par de hojas algo arrugadas, pero prolijamente escritas. No era una carta, era algo en lo que había trabajado por años y que luego de mucho, pudo terminar. Le pidió que lo leyera en voz alta, para ambas, y Santana obedeció.

No estoy segura hacia donde voy a llevar esto, y mucho menos a dónde voy a llegar cuando lo termine. Quizás sea una de esas tantas hojas en blanco que dejan de serlo para convertirse en un fantástico ensayo, cuento, carta o cinco minutos de mí. Puede pasar también que no signifique nada, que termine en un rincón de mi habitación esperando que un día decida que es realmente malo y lo desheche. De cualquier forma, sea cual sea el destino de este papel, escribirlo me hace sentir que aún tengo motivos por los cuales sentarme con mi lápiz y poner un poco de esfuerzo en algo que me importa (o sólo me inquieta).
No es exactamente una historia, un cuento, una biografía o algo por el estilo, pero sí sé que habla de una historia que podría cambiar la forma de ver el mundo de muchas personas (aunque probablemente esto no llegue más que a mi novia y alguna amiga).
Se trata de mi mejor amiga en todo el mundo, mi casi hermana, la persona más importante en mi vida. Es su historia resumida en estas líneas, es su lucha resumida a un lápiz y un papel.
Y no voy a dar detalles desde que nació, cómo creció y cuántas veces tuvo que caer hasta aprender a caminar, al menos no en el sentido literal. Y por qué digo en sentido literal, porque ella obviamente hizo todo eso, pero quizás de forma desordenada.
Sí, para todas las personas no se aplica el mismo proceso, y ella fue especial desde siempre. Este escrito, esta parte suya (y también mía), va a mostrarles que en realidad podemos encarar las realidades desde distintas perspectivas.
Santana, la Santana que yo conocía se perdió pasados sus quince años, luego de un suceso terrible que marcó un antes y un después en la línea de tiempo que se hacía llamar su vida. Creo que esta historia entonces, empieza con ella muriendo, y repito, no en el sentido literal, sino simplemente muriendo.
Y puedo hablar incluso de una agonía constante, que además de todo, no parecía molestarle. Se sentía cómoda en ella, en esa forma de despertar cada día y no encontrar un sol brillante, o la sonrisa de un niño al otro lado de la calle. Estaba acostumbrada al dolor, al sufrimiento, y no quería hacer demasiado para evitarlo.
¿Cómo se ayuda a quién no quiere ser ayudado? ¿Cómo se le da una esperanza a alguien que lo ha perdido todo? Y aquí entro yo. Era mi tarea, mi ardua y difícil misión.
Pasé años intentando robarle sonrisas, palabras positivas y buenos pensamientos. Los tuve por supuesto, porque ante todo, ella era mi amiga, y hacía hasta lo imposible para que yo creyera que funcionaba, que lo estaba logrando, aunque en el fondo sabía que no era así.
Pero luego de esta agonía, empezó la pelea, el aprendizaje. Sí, hablé de morir primero, y luego pelear. Parece ilógico, y hasta estúpido, pero para nada lo es, porque es común que uno quiera levantarse luego de verse completamente bajo un gran pozo de mucha basura, y pienso que Santana se vio así. Y a su vida llegó una persona, quizás la indicada.
No solía creer en que algo estaba predestinado a ser, pero luego de ver cuánto esta persona hizo por ella, creo que en verdad hay cosas que de alguna forma están escritas en algún lugar. Este encuentro estaba escrito, este encuentro fue obra de algo mucho más grande que lo meramente humano, y es que Santana empezó a andar más a pie.
Sí, como los niños, cuando empiezan a caminar. Ella empezó a caminar sola, aunque con la confianza de que alguien estaba atrás por si de alguna forma caía.
Llegué a sentirme inútil por momentos, creía que todo lo que anteriormente había hecho por ella nunca fue suficiente, y que alguien, con un par de palabras, le dio otra perspectiva. No es cierto, no lo entendí hasta luego de pensar en el pasado y ver su progreso.
Hay un discurso fantástico del señor Steve Jobs, donde menciona la miseria, el perderlo todo y no saber a dónde ir, pero concluye en que esos son simplemente puntos en la vida, puntos inconclusos que alguna vez tienen que conectarse. A futuro por supuesto, cuando casi los hayas olvidado, pero alguna vez se conectan. La historia de Santana, mi historia, está conectando puntos hoy, de maneras asombrosas. Y esto no es sólo una forma de consolarme diciendo que cuando terminemos de conectarlos a todos, lo que hice, habrá sido suficiente. No, no se trata de eso.
Se trata de una llucha maravillosa e incansable en la búsqueda de algo, de una lucha que iba desde un rincón a otro de nuestro país, porque las respuestas nunca eran las esperadas. Eran esas horas frente a un escritorio, con papeles y ordenadores, eran esos días en que el detective desaparecía y le daba lugar a la amiga que necesitaba resolver un caso como si de eso dependiera su vida. Y si pienso en esto como un punto, creo que en realidad no estábamos muriendo, sino sobreviviendo. Fuimos sobrevivientes porque quisimos, porque muy dentro nuestro, queríamos vivir para resolver lo que nos estaba matando. Santana no quería morir, jamás lo quiso en realidad, ella quería vivir para encontrarla, para confirmar que su vida había sido en verdad sólo un campo de batalla y que ella siempre había podido vencer. Lo hizo, y eso es lo más emocionante.
Y esto no se trata tampoco de esas reflexiones de auto ayuda propuesta para que uno se pregunte si puede o no hacer algo bueno por su vida. No, esto es cierto, esto es una historia de alguien a quien se le arrebató todo, a quien se dejó sola, con nada en qué apoyarse, y quien quiso vivir sólo para demostrarles que era lo suficientemente fuerte para levantarse y luchar. Es la historia de alguien que jamás se venció, y que pudo hacer con su vida un ejemplo de supervivencia para quienes, quizas, no tienen la fuerza para hacerlo.
No quiero decirles que se puede, que todos pueden hacerlo, o asegurar que algún día van a encontrar eso que los haga salir. Quiero decirles que Santana pudo, y pudo porque nunca la dejamos caer.
Steve Jobs le dice a los graduados a quienes les dirige el maravilloso discurso: "Tienen que encontrar eso que aman". Yo les digo algo un poco diferente pero que culmina básicamente en lo mismo: Tienen que aferrarse a quienes los aman.
Cuando alguien quiere a otra persona de la forma en que yo quiero a Santana, inevitablemente le está entregando algo que no va a regresar, le está entregando tiempo, sacrificios, horas de sueño, lágrimas y risas. Siempre hablando en un sentido puramente sincero, claro, sin esperar nada a cambio. Cuando uno le entrega eso a la otra persona, de alguna forma, de algún modo misterioso que jamás entenderemos, está depositando una parte de sí en el otro, y mientras una de esas partes quiera vivir, la otra no muere. Así de simple.
Estoy orgullosa de ser la otra parte de Santana, pero más aún de no ser la única, de tener esa certeza de que habrá otros intentando que ella permanezca en pie.
Ha sido un viaje maravilloso, y ahora, paradas en algún punto que no estaba planeado, creo que en verdad estamos donde siempre quisimos pero nunca imaginamos. Todos podemos, siempre pudimos, y siempre podremos, porque aunque no creamos en nuestras fuerzas, otro nos la da.
Me ha llevado años escribir esto, que a simple vista parece insignificante, pero he pasado por muchas etapas, he dejado muchas hojas en blanco, he cambiado muchas veces la forma de encarar cada palabra, y al final, después de mucho tiempo, creo que estaba esperando un final feliz, porque al fin las historias tienen que terminar así, o algo nos queda inconcluso, algo nos falta. ¿Todas terminan así? ¿O en verdad hay historias que nunca encuentran este final? Será cuestión de tiempo, de actitud, de encontrar esas historias y transformarlas.
No sé si yo pude transformar la historia de mi amiga, o si alguien más lo hizo, sólo sé que se pudo y que volvería a hacer cada cosa una y otra vez más si eso implica llegar a donde estamos hoy.
Podría escribir otras mil hojas mas, pero no valdría la pena cuando el mensaje ya está totalmente expuesto aquí. De todas formas, el lápiz y el papel siempre están a disposición, y seguramente voy a tomarlos en un futuro para agregar nuevas y mejores cosas porque siempre quedan algunas cosas por escribir...

- Tú sí que eres genial.- dijo Santana al terminar, y cerró las hojas por la mitad.- No has perdido la capacidad para escribir.
- Las capacidades no se pierden amiga. Escribo esto desde antes de irme a Washington, y jamás me animé a traerlo hasta hoy.
- Esto te suena a final entonces...- posó su cabeza en el hombro de su amiga.
- Simplemente el final de todo lo malo.
- No hubiera podido sin ti, eres la parte más importante en todo este proceso. Lo sabes ¿cierto?
- Lo sé. Pero comparto el crédito con la que puso ese anillo en tu dedo.
- Es lindo ¿no crees?- lo levantó a la altura de sus ojos y ambas sonrieron.
- ¡Vas a casarte! ¿Entiendes lo que eso significa?
- Al menos para mí, la vida entera junto a Brittany.
- Y Annie rondando esta casa, llamándote mamá.- esa idea hizo reír a Santana.- Tarea cumplida capitán...
- Tarea cumplida soldado...- la abrazó y se relajó sobre su hombro, cerrando sus ojos.- Te quiero mucho, y soy muy afortunada por tenerte.
- Oh claro que lo eres.- bromeó.- Te quiero mucho San.
La puerta de entrada se abrió, y a los pocos segundos Rachel, Brittany y Annie aparecieron frente a ellas. La castaña subió, y Quinn fue tras ella a descansar, no sin antes dar las buenas noches al resto y un gran abrazo a su sobrina.
Britt se sentó a la derecha de Santana en las esclaleras y tomó su mano, Annie a la izquierda y se enredó en su brazo para luego apoyarse contra él. La morena besó su cabeza y luego miró a Brittany con una sonrisa enorme.
No hacía falta decir una palabra, tenerlas allí, una a cada lado, sonriendo quizás por las mismas razones que ella lo hacía, era suficiente. Ella había esperado por su hija toda la vida, pero no por un amor tan grande como el que esa rubia le daba, y eso era un regalo de algo más grande, como Quinn lo había expresado en esas hojas que tenía en la mano. Ese cuadro, de ellas sentadas en el borde superior de la escalera, le parecía el más perfecto desenlace para una parte de su historia que aún tenía mucho más por escribir...





Y eso fue todo! :) Espero que lo hayan disfrutado, casi tanto como yo disfruto escribiendo.
Vi el final de Glee, y aunque quisiera decir que me encantó, que fue hermoso y que lo disfruté, me quedó un sabor a nada, como viene siendo las últimas temporadas. Esperaba más, esperaba que cierren todas las historias, y me quedó inconcluso mucho. En fin, también hubo cosas que me gustaron pero en general esperaba un poco más para seis años de una serie. De todas formas, estoy agradecida con Glee y con lo que significó en mi vida.
Hasta pronto!

Hola que hermoso final para una historia maravillosa!!!!!
Gracias por tu tiempo!!!!
El final de Glee todavía no lo veo pero por lo que he leído a todos o a la gran mayoría les ha parecido igual que a vos, cuando lo vea te digo lo que pienso.
Un abrazo enorme y espero que puedas volver con otra historia.

excelente historia y muy buen final, por siempre gracias!

Que lindo final Anita!!!
Todo quedo hermoso felicitaciones!!!!
El final de glee aún no lo veo y por los comentarios que he leído, no me dan tantas ganas tampoco, pero bueno.... Volverás con otra historia????
Un abrazo niña

monica.santander escribió:Hola que hermoso final para una historia maravillosa!!!!!
Gracias por tu tiempo!!!!
El final de Glee todavía no lo veo pero por lo que he leído a todos o a la gran mayoría les ha parecido igual que a vos, cuando lo vea te digo lo que pienso.
Un abrazo enorme y espero que puedas volver con otra historia.

Muchas gracias! :) Gracias a ustedes por leer y estar siempre :)
Ojalá pueda regresar con algo más, ya lo veremos!

micky morales escribió:excelente historia y muy buen final, por siempre gracias!

Gracias por siempre leerme!!! :)

evean escribió:Que lindo final Anita!!!
Todo quedo hermoso felicitaciones!!!!
El final de glee aún no lo veo y por los comentarios que he leído, no me dan tantas ganas tampoco, pero bueno.... Volverás con otra historia????
Un abrazo niña

Muchas muchas gracias!! :) Espero volver, todavía no lo sé.

Siento que pasó una vida desde que estuve aquí comentando en capítulos anteriores, pero sin duda estoy muy feliz y orgullosa de haber regresado a leer este precioso final, que si bien no es el típico vivieron felices por siempre, es un final feliz que pudo darse a pesar de todas las adversidades que pasaron todos y cada uno de los personajes, permíteme decir (escribir) que escribes muy bien, eres de esas escritoras que tienen la capacidad y habilidad de transportar al lector en su historia y de cierta forma, hacen que te sientas parte del proceso de los personajes, si quizá suene un tanto absurdo para algunos, pero bueno... Sólo quería agradecerte por tomarte el tiempo de escribir y de compartir esta maravillosa historia. Infinitas gracias, este final fue maravilloso. saludos