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[Resuelto]FanFic Brittana: Sorpréndeme (Adaptada) Epilogo - Página 4 Primer15
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Finalizado FanFic Brittana: Sorpréndeme (Adaptada) Cap 14

Mensaje por 23l1 Sáb Jun 27, 2015 4:37 am

Capitulo 14

Dos semanas después, en la piscina cubierta de la casa de Rachel, Brittany hablaba divertida con su amiga, mientras tomaban unos refrescos.

Tras haber visto ciertas cosas, no sabía cómo afrontar aquella conversación con Rachel. Deseaba hablarlo, pero algo la detenía y supo que era la vergüenza y el pudor. Nunca había tenido una amiga con la que hablar sobre esas intimidades. Aquel tipo de sexo era algo que ella disfrutaba desde muy jovencita, desde que participó en una orgía y ese rollo le gustó. Pero nunca nadie de su entorno, a excepción de Sam o Lodwud, habían sabido nada al respecto.

Le avergonzaba lo que pudieran pensar de ella.

Incluso cuando se lo propuso a Sam, el tío más liberal del mundo, se quedó un poco descolocado. Aquello no era propio de Brittany, pero cuando aceptó, lo pasó incluso mejor que ella y juntos habían disfrutado de algún que otro trío.

Cuando Emma las avisó de que podían ir a comer a la cocina, las dos jóvenes cogieron a sus hijos y les dieron de comer primero. El pequeño Spencer era un glotón y Samantha, a su vez, devoró su plato.

Cuando los niños se durmieron, ellas comieron también y, al acabar, Rachel dijo con una sonrisa:

—Te tengo que contar una cosa.

—Cuenta.

Retirándose el pelo de la cara, su amiga sonrió y anunció:

—¡Estoy embarazada!

—¡Enhorabuena!—ambas se abrazaron y Brittany preguntó—¿De cuánto tiempo estás?

—Estoy de sólo una falta, y aunque ahora me veas tranquila, te aseguro que cuando me hice la prueba y vi que había dos rayitas, ¡casi me da un telele!

—¿Y la otra mamá está contenta?

Rachel movió la cabeza y, divertida, respondió:

—Quinny está feliz, pero acojonada por ver cómo llevo el embarazo—y añadió—Cuando estaba embarazada del pequeñín, las hormonas me volvieron loca y a Quinny casi me la cargo. ¡Pobrecita!—ambas soltaron una carcajada y Rachel, tocándose su inexistente vientre, murmuró—Las dos estamos muy felices.

Brittany sonrió.

—¿Desde cuándo lo sabes?

—Desde hace tres días. Llamé para decírtelo y al no localizarte, supuse que estarías fuera. En serio, Britt, la próxima vez que te vayas de viaje, déjame a Samantha. Aquí ya ves que estará bien. Emma y Will me ayudarán con ella, Mike se la comerá a besos y Quinny la malcriará. Te aseguro que estará como una auténtica princesa.

Ella soltó una carcajada y replicó:

—No hace falta que me lo repitas. Te prometo que la próxima vez que te necesite para que cuides de Sami, te lo diré. O, mejor dicho, ¡se los diré!—ambas sonrieron y Brittany añadió—¿Puedo hacerte una pregunta?

—Claro.

—Es sobre Mike.

Rachel sonrió y explicó:

—Mike es hijo de Madison, la hermana de Quinn. Ella murió, el papá nunca quiso saber nada del pequeño y, hoy por hoy, Quinn y yo somos sus mamás.

—Ay, pobrecito.

Rachel asintió y prosiguió:

—No te preocupes, él está bien. Mike es nuestro niño, como lo es el pequeño Spencer, y aunque ahora pienses que me adora y besa por donde piso, te aseguro que ese pequeño enano gruñón me lo puso muy difícil cuando me conoció. ¡Si yo te contara!—recordó divertida—Ah... y otra cosa más: su papá era coreano, no chino. Te lo aclaro porque Mike odia que lo confundan con un chino.

—Es bueno saberlo—sonrió Brittany al escucharla.

En ese momento se abrió la puerta del salón y aparecieron Quinn y Santana. Esta última, al verla, exclamó sorprendida y encantada:

—Quinn, ¡qué nivel! La mismísima novia de Thor en tu salón.

—¡Santana!—protestó Rachel, mientras esta dejaba el maletín en una silla.

—Vaya..., pero si ha llegado el asno de Shrek—replicó Brittany.

Sorprendida por ese recibimiento, Rachel miró a sus amigas y se quejó:

—Definitivamente, se les va la marcha. ¡Vaya dos!

Santana, divertida, repuso:

—Ella me ha llamado «asno»..., ¡no lo olvides!

Brittany, al verla, se acaloró. No había ni una sola noche que no pensara en Santana.

En su cuerpo desnudo.

En sus proposiciones.

En la suavidad de su piel cuando la rozó.

Pero disimulando lo que sentía de la mejor manera posible, se puso la coronita de cristales que le había quitado a su hija para dormir y contestó:

—Las princesas no decimos palabrotas, si no, muñequita, te aseguro que te soltaría un montón y a cuál más desagradable.

Quinn sonrió al oírlas, se acercó a su preciosa mujer y la besó. Después, saludó a Brittany con un cariñoso beso en la mejilla y dijo:

—En el fondo, yo creo que les gusta este rollito.

Brittany sonrió y, guiñándole un ojo, respondió con mofa:

—Me encanta... Por cierto, ¡enhorabuena por el bebé!

—Gracias—sonrió Quinn, encantada—Estoy convencida de que esta vez será una morenita.

—¿Una morenita?—repitió Brittany sin entender.

Todas rieron y Rachel aclaró:

—Una niña. Quinn quiere tener una niña morenita como yo.

Santana, tras besar a Rachel, no se acercó a Brittany, y luego Quinn dijo:

—San, pasemos a mi despacho. Tengo que consultarte algo de mi empresa—y volviéndose a su esposa, añadió—Cariño, coméntale a Britt lo de la fiesta de mi empresa.

A Santana, alejarse de Brittany le molestó. Le apetecía estar a su lado, disfrutar de su compañía, aunque fuera dedicándose perlas, pero cuando vio que Brittany, con la coronita en la cabeza, le decía adiós con la mano en plan reinona, convino:

—Sí, mejor pasemos a tu despacho.

Cuando Rachel y Brittany se quedaron solas, Rachel, divertida, miró a su amiga, que se estaba quitando la corona, y comentó:

—Definitivamente, creo que se atraen.

—Pobre de mí—se mofó Brittany.

—Da igual lo que digas, yo veo otras cosas y...

—Rach, no inventes cuentos—la cortó Santana, entrando por su maletín—¡Que para princesitas metomentodo ya tenemos a Cruella de Vil!

Ante esas palabras, Brittany la miró y contraatacó:

—¡Y para tontas bocazas ya te tenemos a ti!

Santana resopló. Estaba claro que Brittany no se lo iba a poner fácil y sin decir más, salió de la cocina.

Rachel sonrió y comentó:

—La empresa de Quinny da su fiesta anual el viernes que viene y queremos que vengas. ¿Qué te parece?

—No lo sé.

Rachel, cogiéndola del brazo, cuchicheó:

—Tienes que venir. Sola o acompañada. Es una cena de gala, con baile después y te aseguro que lo pasaremos genial.

Tras pensarlo, Brittany respondió:

—De acuerdo. Si no estoy de viaje, prometo ponerme el único vestido largo que tengo e ir a esa fiesta acompañada.

—¡Bien!—aplaudió Rachel y, mirándola, propuso—¿Qué te parece si nos damos un chapuzón en la piscina?

—¡Perfecto!

Pero cuando salieron del salón, Rachel afirmó:

—San y tú se atraen... Lo sé... Lo intuyo.

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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Sorpréndeme (Adaptada) Epilogo

Mensaje por JanethValenciaaf Sáb Jun 27, 2015 9:24 am

Esa rachel sera la cupido de estas dos. :)
Me hizo reír cuando san le digo a britt Cruel la de Vil. Jajjajajajajajajajja
Saludos
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Sorpréndeme (Adaptada) Epilogo

Mensaje por JanethValenciaaf Sáb Jun 27, 2015 9:25 am

Y era mejor que britt aceptara la propuesta de san
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Mensaje por micky morales Sáb Jun 27, 2015 9:56 am

acompañada? que ira a pasar en esa fiesta con las cachondas, se "polvearan" la nariz con todo aquel que este disponible?
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Mensaje por Jane0_o Sáb Jun 27, 2015 12:04 pm

Cada vez mejor
Esta historia me encanta
Ya que britt no se la esta poniendo
Facil a santana
Saludos
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Mensaje por Daniela Gutierrez Sáb Jun 27, 2015 4:47 pm

Hola chica de las adaptaciones...

jajaja estas dos se quieren o ¿no?

Y cada vez sus peleas me divierten mas y mas...
Simplemente son increíbles hasta peleando.

Saludos.

P.D: Te quiero
P.D.2: Cuídate
P.D.3: Nos leemos
P.D.4: ¿Como les ira en la fiesta de la empresa de Quinn?
P.D.5: Besitos
P.D.6: Chau

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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Sorpréndeme (Adaptada) Epilogo

Mensaje por 23l1 Sáb Jun 27, 2015 8:33 pm

JanethValenciaaf escribió:Esa rachel sera la cupido de estas dos. :)
Me hizo reír cuando san le digo a britt Cruel la de Vil. Jajjajajajajajajajja
Saludos

JanethValenciaaf escribió:Y era mejor que britt aceptara la propuesta de san


Hola, ajjaajaj sip pienso igual! ajjaajajajaj. Jajajajajaajajajaj del odio al amor un paso... y con las palabras igual no¿? jaajjaajajaj. =o tu dieces¿? Saludos =D


micky morales escribió:acompañada? que ira a pasar en esa fiesta con las cachondas, se "polvearan" la nariz con todo aquel que este disponible?


Hola, jajajajaajjajaajajajajaj xD ajajajajaja se divertirán¿? jajaajajajajajajjaajajajajajaj xD jaajajajajajajajajjaajajja yo creo xD ajajajajaj. Saludos =D


Jane0_o escribió:Cada vez mejor
Esta historia me encanta
Ya que britt no se la esta poniendo
Facil a santana
Saludos


Hola, o no¿? esta muy buena jajajaajajaj. Claro, no xq san esa linda britt tiene que caer... vrdd¿? jajaajaj. Saludos =D


Daniela Gutierrez escribió:Hola chica de las adaptaciones...

jajaja estas dos se quieren o ¿no?

Y cada vez sus peleas me divierten mas y mas...
Simplemente son increíbles hasta peleando.

Saludos.

P.D: Te quiero
P.D.2: Cuídate
P.D.3: Nos leemos
P.D.4: ¿Como les ira en la fiesta de la empresa de Quinn?
P.D.5: Besitos
P.D.6: Chau



Hola dani, obvio xq no¿? jajaja si son al una para la otra jaajajajaj. O no¿? hasta en eso son las mejores ajjajaajajaj. Saludos =D

Pd: jajajaja es el efecto que causo en las personas [Resuelto]FanFic Brittana: Sorpréndeme (Adaptada) Epilogo - Página 4 4061796348
Pd2: gracias, tu igual!
Pd3: Obvio! ya subiste otra historia¿?
Pd4: =O de lo mejor... vrdd¿?
Pd5: igual!
Pd6: chao!

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Finalizado FanFic Brittana: Sorpréndeme (Adaptada) Cap 15

Mensaje por 23l1 Sáb Jun 27, 2015 8:35 pm

Capitulo 15

Dos noches después, cuando Sugar llegó a su casa para quedarse con Sami, Brittany le dio un beso a la niña en su rubia cabecita y salió de casa.

Era noche de bolera con sus amigos y compañeros. Incluso Robert estaría, ya que estaba pasando unos días en Múnich, y podrían verse.

Cuando llegó a la calle, arrancó su vehículo y, tras subir la música a tope, como siempre, se encaminó hacia donde había quedado con ellos.

Santana, que en ese momento estaba parada en el vado de su garaje, hablaba por teléfono.

—Iremos al Sensations, ¿te parece bien?

La mujer que había al otro lado del teléfono contestó y Santana sonrió: tenía una gran noche morbosa por delante. De pronto, la música atronadora de un coche que pasaba por delante de ella llamó su atención y no se sorprendió al ver a Brittany conduciendo.

—Kristel..., tengo que dejarte. En un rato te vuelvo a llamar—dijo rápidamente antes de colgar.

Dispuesta a seguir a Brittany, se sumergió en el tráfico y la siguió hasta llegar a un centro comercial. Ahí la vio aparcar el coche y bajar. Vestía como casi siempre, de negro, y de pronto la vio sonreír y saludar a alguien. Al mirar, vio que se trataba de un hombre de su edad. Al llegar junto a ella, él dijo algo y Brittany, soltando una carcajada, le dio un puñetazo amistoso en el hombro.

Sorprendida por la risa sincera de ella, Santana decidió seguir su rastro.

Aparcó su Aston Martin y, sin demora, echó a andar tras ellos, que parecían absortos en una divertida conversación. Llegaron hasta la bolera del centro comercial y Santana, con cuidado de no ser vista por Brittany, fue a la cafetería del local y pidió algo de beber.

Sin quitarle ojo, observó cómo los hombres y la única mujer que la esperaban la saludaban con un extraño choque de manos y no con dos besos. Poco después, observó que uno de los hombres le entregaba un par de zapatos especiales para jugar a los bolos y ella se los ponía.

Durante más de media hora, Santana la estuvo viendo jugar.

Era buena.

Realmente todos ellos eran muy buenos jugadores y sonrió al oírla gritar y saltar como una loca al hacer strike.

Brittany, ajena a su mirada, se divertía con sus compañeros.

—Artie, ¡supera ese strike!

—Nena..., ¡eres buenísima!—aplaudió Robert.

—Gracias, nene...—y guiñándole un ojo, reconoció—Tuve un buen maestro.

Al oírlos, Tina, la mujer de Artie, sonrió y, levantando su botella de cerveza, gritó:

—Vamos, cariño, tira todos los bolos y machaca a estos listos.

Pero el tiro de Artie no fue bueno y de nuevo Brittany saltó de contento riendo a carcajadas. Finn y Hernández, al verla, se levantaron de su silla, la abrazaron y después la izaron.

Santana quiso marcharse..., quiso desaparecer de ahí, pero el espectáculo que Brittany ofrecía, con aquella candorosa sonrisa que nunca esbozaba ante ella, la tenía con los pies pegados al suelo y sólo deseaba acercársele, cogerla entre sus brazos y besarla.

¿Qué le estaba ocurriendo con aquella mujer?

Decidieron pedir una nueva ronda de bebida y esta vez fue Brittany la encargada de ir a la barra. Santana, al ver que se le acercaba, decidió no esconderse. Cuando Brittany la vio, torció el gesto y, mirándola con chulería, murmuró:

—Qué desagradable coincidencia.

Santana caminó hacia ella y con la misma chulería, respondió:

—Ya estamos con tu jueguecito de mujer difícil.

—No te he llamado «capullo», así que no te quejes.

Sin hacerle caso, Brittany pidió al camarero lo que había ido a buscar y mientras éste se lo servía, Santana se apoyó en la barra y preguntó:

—¿Has cambiado el Sensations por la bolera?

Brittany levantó las cejas divertida, miró a sus compañeros y preguntó:

—¿No crees que están buenísimos?

Santana, sin apartar los ojos de ella, insistió:

—¿Aquí también ligas?

—¿Lo dudas?

Santana clavó su oscura mirada en los pechos de ella y se le escapó un suspiro al ver que los pezones se le marcaban bajo la camiseta, como dándole la bienvenida.

Brittany sonrió, algo molesta al ser consciente de lo que miraba Santana con descaro. Al verla, sus pezones se habían sublevado y ante aquello nada podía hacer excepto jugar sus cartas. Por ello, cogió una de las botellas de cerveza que el camarero había dejado delante de ella, se la acercó a la boca y al ver cómo Santana le miraba los labios y los pechos, murmuró:

—Ya te gustaría a ti que mis labios te rozaran así, ¿verdad?

Sorprendida, Santana preguntó:

—¿Cómo?

Brittany dio un trago a la cerveza y, una vez acabó, paseó sus labios por el extremo húmedo de la botella con sensualidad y, tras chuparlo con descaro, sonrió.

Santana parpadeó acalorada.

Aquella chulita, sus marcados pezones y aquella acción tan sensual la acababan de poner como una moto e y sus pezones también se endurecieron, intentando tomar las riendas del juego, preguntó:

—¿Te gusta provocar?

Brittany vio sus pezones y soltó una carcajada y, dejando la botella sobre la barra, respondió:

—¿A quién no..., nena?

Dispuesta a ser tan descarado como Brittany, Santana se acercó más e hizo lo que llevaba rato deseando. Levantó la mano derecha y, posándola sobre la tela que recubría el pezón erecto, dijo:

—¿Te gusta cómo te toco?

Brittany quiso protestar, quiso quejarse, pero el morbo que su cuerpo sintió al notar cómo los dedos de Santana aprisionaban su pezón, la hizo jadear.

En ese momento, Tina se acercó y al ver a Brittany hablando con aquella guapa mujer, preguntó:

—¿Molesto?

Santana retiró la mano y Brittany, volviéndose hacia la mujer, negó con la cabeza. Tina, al entender que sí había molestado, con gesto cómplice cogió la bandeja de las bebidas y se excusó:

—Los chicos están sedientos y ya sabes cómo son estos americanos cuando tienen sed.

Una vez se fue dejándoles de nuevo a solas, Santana arrugó el entrecejo e inquirió:

—¿Tus amiguitos son americanos?

—Sí—y al recordar ella lo que aquel día Santiago, el papá de Santana, le había dicho, replicó—¿Ocurre algo porque lo sean?

Santana negó con la cabeza con gesto de rechazo y mirándola directamente a los ojos, murmuró:

—Estaré en el Sensations.

Dicho esto, se marchó, dejando a Brittany bloqueada y altamente excitada por lo que había ocurrido entre las dos.

Cuando se repuso y volvió junto a sus compañeros, Robert, que la había observado hablar con ella, preguntó interesado:

—¿Quién era esa mujer?

Sin querer dar muchas explicaciones, ella cogió su cerveza y, tras dar un trago, respondió, forzando una sonrisa:

—Una amiga de una amiga. Nadie importante.

Un par de horas después, tras varias partidas de bolos, decidieron ir a tomar unas copas, pero, sin dudarlo, Brittany se desmarcó. Se despidió de sus amigos y fue hasta su coche, donde se encendió un cigarrillo.

¿Se había vuelto loca?

Cuando aparcó frente al Sensations, tenía muy claro lo que quería y lo que había ido a buscar ahí.

Al entrar en el local, vio a Santana charlando con una mujer en la barra. Sus miradas se encontraron y Santana sonrió, pero no se acercó a ella. Llevaba esperándola toda la noche y ahora que la tenía ahí, su ego creció y, tomando a la mujer que hablaba con ella de la mano, desaparecieron por una puerta que llevaba a las taquillas.

Brittany no lo dudó y las siguió.

Nada la desviaría de lo que deseaba.

Cuando quería una cosa, iba por ella al cien por cien.

Tras pasar por las taquillas y desnudarse, Santana llegó a la sala comunitaria con una minúscula toalla negra atada en los pechos. Al entrar miró alrededor y vio que su acompañante aún no había salido. El jacuzzi estaba vacío y decidió esperarla ahí, mientras observaba a su alrededor los juegos morbosos de otros y su disfrute.

Pensó en Brittany.

Que ella hubiera ido ahí esa noche significaba que quería algo y su orgullo la hizo sonreír.

Aquella chulita iría a ella costara lo que costara.

Y de pronto se bloqueó cuando la vio aparecer con un albornoz negro y caminando directamente en su dirección. Con una mirada desafiante, se acercó al jacuzzi, se desanudó el albornoz y lo dejó caer al suelo.

Santana, sin moverse, paseó la vista por el cuerpo de ella y la boca se le resecó. Sus pechos eran exquisitos. Las areolas se contrajeron ante su mirada y los pezones se le pusieron duros. Brittany, aquella provocadora, era tentadora.

Excesivamente tentadora.

Paseó la mirada por su cuerpo y finalmente clavó la vista en su cuidado y depilado monte de Venus. Deseó tocarlo, lamerlo, chuparlo, mientras a su alrededor otras personas proseguían con sus morbosos juegos.

Desafío...

Duelo...

Contradicción...

Eso era lo que sentían las dos.

Se deseaban pero eran rivales.

Ambas querían quedar por encima de lo que la otra pensara, hasta que Brittany se acercó, dijo:

—Vamos hacer esto. No digas nada y hagámoslo.

Santana se quedó tiesa.

¿Brittany estaba dando su brazo a torcer?

Con lujuria, Santana sonrió y, con chulería, preguntó:

—¿Y si ahora no me viene bien?

Brittany cambió el peso de pie y añadió con los brazos en jarras.

—¡Vamos hacerlo y ya!

Sobrecogida porque Brittany hubiera claudicado, replicó:

—No... no... no... A mí las órdenes no me van, muñequita. Además, estoy esperando a alguien.

Divertida, Brittany se tocó una ceja.

—Creo que tu acompañante tardará un poquito en llegar.

Asombrada por sus palabras, Santana la interrogó frunciendo el cejo:

—¿Qué has hecho con Kristel?

Brittany se encogió de hombros, pensó en lo que Blaine y otro hombre estaban haciendo con ésta en uno de los baños de las taquillas y dijo:

—Yo nada. Sólo sé que tardará porque lo está pasando muy bien en las taquillas, con dos tipos muy... muy... morbosos.

Al ver su gesto travieso, Santana sonrió y deseosa de entrar en el juego de Brittany, no lo dudó y no desaprovechó la ocasión. Levantándose del jacuzzi, inquirió:

—¿Te gusta lo que ves?

Brittany tragó con dificultad.

¡Era alucinante!

La moreno y fibroso cuerpo de Santana era impresionante. Se notaba que se cuidaba e iba al gimnasio, y cuando clavó la mirada en sus pechos, su  vientre plano y después en su  tentador sexo mojado, creyó morir de placer.

La deseaba, pero no pensaba alimentar más su ego y la apremió:

—Deja de ser tan presumido y muévete.

Santana sonrió.

Brittany era dura de roer y eso le gustó.

La excitó su exigencia.

La puso a cien.

Y sin querer tentar a la suerte, hizo lo que aquella insoportable pedía. Tenerla desnuda ante ella era un lujazo que no pensaba desaprovechar por nada del mundo.

Sin quitarle la mirada de encima, se movió y le hizo espacio, Brittany pidió:

—Siéntate en el jacuzzi.

—Te he dicho que no me gusta que me den órdenes—protestó Santana y al ver su gesto, añadió—Pero me voy a sentar porque aquí estaba y disfrutaba de las burbujas.

Brittany sonrió.

En el fondo, su sentido del humor le gustaba aunque no lo quisiera reconocer.

Cuando Santana se sentó en el jacuzzi, ella se metió. Santana clavó su mirada en su depilado monte de Venus en forma de corazón y su excitación se redobló.

Deseaba saborearlo.

Abrirla de piernas y meter su boca entre ellas hasta hacerla chillar de placer.

Brittany fue a sentarse sobre ella, pero Santana la paró.

—Antes de... quiero verte y saborearte.

—No hay tiempo—protestó—La mujer que esperas vendrá y...

—He dicho que quiero verte y saborearte—la cortó implacable—Sube un pie al borde del jacuzzi y muéstrate a mí como yo me he mostrado a ti.

—Esto ¿qué es, un mercadeo de carne?

Apoyado con chulería, Santana la miró y respondió:

—Piensa lo que te dé la gana, preciosa..., me es indiferente.

Excitada por lo que le pedía, subió un pie al borde del jacuzzi. Rápidamente, Santana la sujetó para que no se escurriera y le pidió:

—Ábrete los labios con los dedos y agáchate sobre mi boca para que pueda saborearte.

La respiración de Brittany se aceleró. Lo que le pedía era tentador. Muy tentador. Pero a ella tampoco le gustaba que le dieran órdenes y cuando fue a negarse, Santana le dio un azote en el trasero y con voz de mando exigió:

—Hazlo. Estoy esperando.

Acalorada al sentir las manos de Santana sobre su piel, hizo lo que le pedía y cuando su húmeda y caliente boca se acercó y con la lengua le rozó el clítoris, se tuvo que agarrar a sus hombros para no caerse.

¡Dios, cómo le había gustado aquello!

—Sí...—murmuró extasiada.

Como una fiera hambrienta, Santana la escuchó gemir. Durante unos segundos, la lamió y succionó su hinchado clítoris, disfrutándolo.

—Hueles a fresa—murmuró Santana, volviéndola loca.

Su olor... su sabor era increíble.

Brittany no sabía cómo el resto de las mujeres. Pero al ver el efecto ocasionado en Brittany, con toda su fuerza de voluntad Santana se retiró y dijo:

—Vale..., dejémoslo. Tienes prisa. Siéntate sobre mí.

Jorobada porque no hubiera continuado con lo que había empezado, resopló. Quería que continuara con su boca entre sus piernas, lo deseaba, pero no pensaba rogarle. Ya era mucho que hubiera dado su brazo a torcer y hubiera ido a ella.

Sin hablar, se le sentó encima y Santana comentó en tono íntimo:

—Tienes unos pechos muy monos.

—¿¡Monos!?

Santana, tocándole los pezones con los dedos hasta ponérselos duros, insistió, picándola:

—No están mal.

Brittany mirando los pechos de Santana, murmuro:

—Bueno los tuyos tampoco están nada mal.

—No mientas, son excelentes.

Brittany resopló y Santana, al ver su gesto, le dio un nuevo azote en el trasero y ella la amenazó.

—Como vuelvas a pegarme, te rompo la nariz.

Santana soltó una carcajada y azotándola de nuevo, musitó mientras le tocaba el trasero:

—Bonita..., no seas mojigata. He visto qué tipo de sexo practicas y azotitos como éstos te gustan—y sin dejarla protestar, preguntó—¿Te molesta que no me enloquezcan tus pechos?

—No.

—Entonces, ¿por qué pones esa cara?

—Porque soy un bicho raro, ¿no lo recuerdas?

Eso las hizo reír a ambas y sujetándola con fuerza para sentirla sobre ella, Santana murmuró:

—Me gustan los pechos grandes, pero...

—Y a mí las personas con dedos largos y nuevos movimientos de caderas y muñeca—la cortó Brittany.

Santana lucinada, parpadeó y preguntó, dispuesta a defenderse:

—¿Acaso mis movimientos son lentos para ti?

—He vistos personas más rápidas.

—¿De tus amiguitos americanos?

—No lo dudes—la expresión molesta de Santana la hizo sonreír y acercándose a su oído, dijo—Muñequita, donde las dan las toman...

—Serás chulita...

Al ver la diversión en los ojos de Brittany, sonrió. Fue a decir algo, pero Brittany la apremió:

—Vamos, hazlo ahora.

—¿Te refieres a que te folle?

Sin saberlo Santana, la estaba provocando un ardor extremo. Cómo le tocaba los pezones, la miraba, la retaba y en esos momentos cómo le hablaba la estaba excitando mucho y musitó:

—Sí.

—Bueno pídemelo.

—Te lo acabo de pedir—susurró Brittany.

Santana, acercando su boca a la de ella, le insistió:

—Pídemelo con morbo y con deseo. Pídemelo de esa manera que se pide cuando lo deseas con todo tu ser y que a una le calienta hasta las entrañas cuando lo escucha.

Brittany sonrió y con un descaro que a Santana efectivamente le calentó las entrañas, acercó su boca a la suya y con voz tentadora murmuró:

—Aquí me tienes, Batichica. Fóllame y déjame disfrutar de tu cuerpo.

Sin demora, Santana asintió y, paseando su boca por sus mejillas, ronroneó:

—Ironwoman... ahora sí que te he entendido.

Se acercó más a ella y Brittany, al ver sus intenciones, la paró.

—No me beses en la boca.

—¿Por qué?—preguntó sin separarse de ella.

—No tengo que dar más explicaciones. No lo hagas y punto.

Santana, con malicia y sin retroceder, deslizó sus tentadores labios sobre los de ella. Los tocó ligeramente al tiempo que se acomodaba hasta el centro de su deseo, y juntaba sus sexos poco a poco, susurró:

—No creo que pueda resistir mis ganas de besarte.

—Tendrás que hacerlo—murmuró Brittany, extasiada, moviendo y encajar perfectamente con Santana.

Ambas cerraron los ojos de placer cuando sus cuerpos se ensamblaron.

Perfección.

Ambas encajaban perfectamente.

Aquello era magnífico, colosal y cuando Santana jadeó, Brittany preguntó:

—¿Sorprendida?

Santana asintió y, agarrándola por la cintura, la apretó contra ella, deseosa de más. Brittany gritó extasiada y Santana murmuró:

—¿Sorprendida?

Aquello era pura lucha de titanes.

Ambas lo sabían y eso las excitaba cada segundo más.

Brittany, agarrándose a su cuello, aclaró mientras movía las caderas.

—Voy a tomar lo que deseo. Soy egoísta y busco mi placer.

—Entonces ya somos dos, guapa.

Estimulada por la fuerza y la fiereza que veía en aquella mujer, Santana clavó los dedos en su cintura y la movió a su antojo mientras Brittany cerraba los ojos y echaba la cabeza hacia atrás, extasiada.

Era preciosa, diferente, tentadora y le gustaba mucho... cada día más y ahora, tras aquel encuentro, Santana estaba segura de que todo cambiaría.

Pasados unos minutos en que el control fue de Santana, cuando soltó una de sus manos para cogerla del cuello y besarla, Brittany la rechazó con maestría.

—Mi boca no...

—Sí...

—No...

Ahora era Brittany quien controlaba lo que hacían, mientras Santana, maravillada, la dejaba hacer. Brittany se movía con un ritmo estimulante que no quiso ni pudo parar y cuando vio que Brittany jadeaba y volvía a echar la cabeza hacia atrás, la agarró de la nuca y acercó sus ardientes labios a los de ella.

—Tu boca sí...—susurró.

Lo necesitaba...

Lo anhelaba...

La posesión de Santana hizo que Brittany no se retirara. Al contrario, abrió la boca y respondió con un asolador beso que a ambas las enloqueció, mientras Santana tomaba de nuevo las riendas de la posesión y Brittany era ahora quien no quería que parara.

Durante varios minutos continuó ese ataque.

Dos rivales en busca de su propio placer.

Dos contrincantes disfrutando del asalto de la otra.

Dos amantes dispuestas a arder de pasión.

Santana se movía y Brittany gustosa la recibía y jadeaba de placer. Por primera vez en mucho tiempo era otra persona y no Sam quien la poseía y la hacía jadear mirándola a los ojos, sin importar que fuera mujer u hombre.

El olor de Santana, su fiereza en el acto y su posesión la enloquecía y gritó cuando Santana, sorprendiéndola, incrementó el ritmo.

—Vamos, chulita..., vamos..., dame lo que busco.

Brittany acalorada y enloquecida, buscó su boca mientras sentía cómo su vagina vibraba ante su perfecta unión. Perturbada por ver los ojos de Santana y no los de Sam, acercó sus ardientes labios a los suyos y la besó.

La disfrutó.

La volvió loca.

Aquellos besos de lenguas enredadas, enloquecidas, la hicieron subir al séptimo cielo y no quería bajar. Sin descanso, le ofreció su húmeda lengua y Santana la saboreó con ansia justo en el instante en que ella volvía a tomar las riendas de la situación.

El combate continuaba y las dos querían dejar muy claro quién mandaba ahí.

Moviendo las caderas a un ritmo frenético de adelante hacia atrás, Brittany se unía y rosaba nuevo el sexo de Santana, que soltó un gemido gutural mientras, enloquecida, la apretaba y la besaba.

Alucinada por lo que le hacía sentir, de nuevo la dejó hacer. No lograba entender qué le ocurría. Quería llevar ella las riendas del encuentro, como siempre, pero Brittany la anulaba para tomarlas ella.

Así estuvieron durante varios minutos hasta que Brittany le cogió los pechos con las manos a Santana y ella no pudo más. Soltó un jadeo, se dejó ir en el mismo momento en que Brittany gritaba y se abrazaron mientras sus cuerpos temblaban ante lo ocurrido.

Con la respiración agitada, continuaron abrazadas una encima de la otra, sin mirarse.

Cada una a su manera pensaba en lo ocurrido y no lo entendía.

Brittany no había pensado en Sam, y Santana sólo había pensado en Brittany y no en sí misma, como solía hacer.

Con Brittany pegada aún a su pecho, sin pensarlo le besó con delicadeza el cuello.

Le encantaba su olor a fresas.

Necesitaba aquel contacto dulce y tentador y sintió que Brittany se encogía y la besaba mimosa. Así permanecieron varios minutos, hasta que, separándose, Brittany murmuró:

—No ha estado mal.

—¿Otro cumplido?—Brittany sonrió y Santana añadió—Me voy a acostumbrar a tus halagos, preciosa.

—No deberías, capu...

Al ver la mirada de Santana calló y, con un íntimo tono de voz, Santana dijo:

—Gracias por cortar esa desagradable palabrita. Verdaderamente lo que acabamos de hacer no ha estado nada mal, pero sé que tú y yo lo podemos superar, ¿no crees?

Durante unos segundos, ambas se miraron a los ojos.

Las dos intuían que el sexo entre ellas podía ser un fogonazo de pasión y Brittany sonrió.

Aquella dulce sonrisa que nunca antes le había dedicado, a Santana la bloqueó y más aún cuando, con delicadeza, Brittany le besó la punta de la nariz y murmuró:

—No dudo que lo podemos superar.

Ahora la que sonrió fue Santana.

Estaba claro que las dos estaban muy a gusto y no querían que el momento se acabara.

—¿Por qué siempre hueles a fresa?

Divertida Brittany, respondió.

—Debe de ser el gel que utilizo en casa. Regalo de mi hermana.

Santana la volvió a oler y sin identificar la fragancia con ninguna de las que utilizaban las mujeres con las que solía salir o ella misma, musitó al obtener algo de información de ella:

—Vaya, tienes una hermana.

—Sí.

—¿Y es tan chulita como tú?

Brittany sonrió y contestó:

—A ti te lo voy a decir.

Ahora fue Santana la que soltó una carcajada. Le mordió el cuello y al ver que ella se encogía, le preguntó:

—¿Cosquillas?

—Muchas—afirmó divertida, al notar de nuevo la boca de Santana en su cuello.

Durante un rato, jugaron en el jacuzzi como dos tontas adolescentes y Santana disfrutó de una faceta de Brittany que no conocía.

Eso le encantó.

Se mordieron.

Se tentaron.

Se divirtieron hasta que Brittany vio a la mujer que acompañaba a Santana entrar en la sala junto a Blaine. Eso la hizo regresar a la realidad.

—Llega tu acompañante.

Santana la vio y, sin soltarla, deseosa de continuar jugando con ella, afirmó:

—Ahora tú eres mi acompañante. Juguemos todos.

Brittany cambió su gesto. Y consciente de que aquella mujer buscaba a Santana, retiró los brazos de su cuerpo y ordenó:

—Suéltame.

—¿Por qué?

Volviendo hacia Santana su mirada fría e impersonal, Brittany respondió:

—Porque lo digo yo.

Aquel tono de voz...

Aquella mirada dura...

Eso fue lo que hizo que la soltara.

Sin moverse, la observó salir del jacuzzi.

¿Qué había ocurrido?

¿Por qué tan pronto pasaba de ser un dulce maravilloso a ser un cardo borriquero?

Sin mirarla, Brittany cogió el albornoz que había quedado en el suelo, se lo puso y se marchó mientras Santana la observaba irse.

Que no se lo pusiera fácil le gustó.

La tentó.

La sedujo.

Minutos después, cuando su acompañante y Blaine estaban ya en el jacuzzi, Santana no se podía concentrar. El olor a fresas estaba a su alrededor y, levantándose, miró a la mujer que la miraba y se disculpó:

—Lo siento Kristel, pero tengo que irme.


Última edición por 23l1 el Miér Feb 03, 2016 7:57 pm, editado 1 vez
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Sorpréndeme (Adaptada) Epilogo

Mensaje por JanethValenciaaf Sáb Jun 27, 2015 10:06 pm

Eso santana, deja a KRISTEL Y VE POR BRITTANY, CORREEEEEEEEEEE SAN
ESPERO LEER OTRO CAPITULO, LINDA, ES UN CUMPLIDO, NO ES, QUE TE ESTE COQUETEANDO, JEJEJEJEJEJEJJE :)
SALUDOS :)
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Sorpréndeme (Adaptada) Epilogo

Mensaje por monica.santander Dom Jun 28, 2015 2:09 am

Bien por las chicas!!!
veremos que hace San ahora!!
Saludos
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Sorpréndeme (Adaptada) Epilogo

Mensaje por 23l1 Dom Jun 28, 2015 2:16 am

JanethValenciaaf escribió:Eso santana, deja a KRISTEL Y VE POR  BRITTANY, CORREEEEEEEEEEE SAN
ESPERO LEER OTRO CAPITULO, LINDA, ES UN CUMPLIDO, NO ES, QUE TE ESTE COQUETEANDO, JEJEJEJEJEJEJJE :)
SALUDOS :)


Hola, jajajajajaaja corre san corree!!!!! Bn aquí el siguiente cap! Jajajaj no mientas, pero tranquila es el efecto que causo en las personas [Resuelto]FanFic Brittana: Sorpréndeme (Adaptada) Epilogo - Página 4 4061796348 Saludos =D


monica.santander escribió:Bien por las chicas!!!
veremos que hace San ahora!!
Saludos


Hola, siii ya dimos otro paso adelante... casi paso, pero algo es algo xD jajajaajjaja. Ir por britt obvio... vrdd¿? Saludos =D

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Finalizado FanFic Brittana: Sorpréndeme (Adaptada) Cap 16

Mensaje por 23l1 Dom Jun 28, 2015 2:18 am

Capitulo 16

Tras lo ocurrido esa noche, ya nada volvió a ser igual para ninguna de las dos.

Santana, de pronto no se concentraba en su trabajo y se pasaba el día entero pensando en los maravillosos momentos que había compartido con Brittany. Su entrega, su fuerza, su pasión le gustaron y deseó poder repetir. El problema era que Brittany desapareció. No volvió por el club durante la semana siguiente, ni por la casa de Rachel y Quinn.

¿Dónde se habría metido?



El viernes, Brittany se arreglaba en su casa. Era la noche de la fiesta de la empresa de la esposa de Rachel y quería pasarlo bien.

Sonó el timbre de la puerta y cuando abrió apareció ante ella su estupendo amigo Robert, vestido con esmoquin negro.

—Guau, chicooooooo..., ¡qué guapo estás!

El militar sonrió y, mirando a la joven que lo piropeaba, exclamó:

—Tenienteeeeeee..., tú estás despampanante.

Al oírlo llamarla así, Brittany aclaró:

—Lo de teniente, ¡omítelo! Recuerda que no quiero que la gente sepa a qué me dedico, ¿vale?

—Claro, teniente—se mofó él.

Brittany se miraba en el espejo justo en el instante en que su hija salía de la habitación.

—Pinsesaaaaaaaaaaaaaaa...—susurró la pequeña al verla.

Brittany soltó una carcajada y, abrazándola, la besó en el cuello y dijo:

—Sí, cariño. Hoy mamá intenta ser una princesa.

A Robert se le cayó la baba al ver a la niña. La cogió en brazos, y, enseñándole un paquetito preguntó:

—¿Qué te ha traído el tío Robert?

Sami cogió el paquete y cuando sus manitas rompieron el papel de regalo, gritó emocionada:

—¡Una codona dosa de pinsesassssssssssssssssss!

—¿Otra?—preguntó Brittany, divertida.

Robert, que sabía que a Sami le encantaba, asintió y explicó:

—La vi en mi último viaje a Bagdad y no me pude resistir—ambos rieron y él, mirándola de nuevo, repitió—Estás despampanante, Britt.

Con aquel vestido azul eléctrico con escote palabra de honor, parecía de todo menos militar.

Diez minutos después, tras meter a Sami en la cama y llegar su vecina a cuidarla, Brittany cogió un chal negro a juego con un pequeño bolsito y, guiñándole un ojo a su acompañante, dijo:

—Vayamos a pasarlo bien.

Cuando llegaron a la sala de fiestas, cientos de cochazos agolpaban la entrada. Agarrada del brazo de Robert, Brittany entró y sonrió al ver la elegancia del lugar. Encantada, cogió una copa de champán que un camarero le ofrecía, cuando Rachel, ataviada con un vestido rojo pasión, se acercó a ellos y exclamó:

—¡Qué alegría que hayas venido!

—Te dije que si estaba en la ciudad, vendría—y mirando a su acompañante, añadió—Rachel, te presento a mi buen amigo Robert Smith.

El joven la miró y, acercándose a ella, le besó la mano y dijo:

—Encantado de conocerte, Rachel, y gracias por la invitación.

Una hora después, mientras tomaban una copa, Brittany vio a Santana. Estaba impresionante con su vestido negro. La boca se le secó y el estómago se le volvió del revés al recordar cómo habían jugado aquella noche.

Santana no la vio.

Estaba ocupada hablando con varias personas, que, como siempre, se peleaban por ser el centro de su atención.

Durante la cena, Santana vio por fin a Brittany. Incrédula, no le quitaba ojo. Estaba preciosa, femenina y diferente así vestida, pero su expresión se ensombreció al pensar quién era el hombre que la acompañaba y dónde se había metido todo aquel tiempo.

Una vez acabó la cena, la orquesta comenzó a tocar. Robert sacó a Brittany a bailar. Era una pieza movidita y ella aceptó. Divertidos, bailaron durante horas hasta que la orquesta cambió de registro, de modo que cuando sonó la canción romántica Blue moon y la gente se abrazó, Brittany ya no quiso seguir bailando.


Blue moon.
You saw me standing alone.
Without a dream in my heart.
Whithout a love of my own.



Rachel, al ver que su amiga y su acompañante no bailaban, les presentó a varios de los invitados. Todos, encantados, hablaron con ellos y al final Robert sacó a bailar a una señora.

Santana, que llevaba observando a Brittany parte de la noche, no podía apartar la vista de ella. Ahí estaba la mujer en la que no podía dejar de pensar, más bonita que nunca. Aquel vestido azul eléctrico se acoplaba a su cuerpo de una manera muy sensual y deseó acercarse. Saber que bajo aquella prenda se ocultaba el tatuaje que tanto le gustaba le hizo tragar saliva y sonreír.

Durante varios minutos miró, sin ser vista, cómo las personas revoloteaban a su alrededor, hasta que Brittany, sin saber cómo, se las quitaba de encima.

Eso la hizo reír y, acercándose, se dirigió a ella:

—Vaya, vaya, vaya, pero mira quién está aquí...

Al oír su voz, el cuerpo de Brittany se tensó y, volviéndose, se encontró con la mujer que había protagonizado sus sueños en los últimos días.

Bebiendo de su copa, musitó:

—Miren..., ¡ya estamos todos!

Confusa por su tono de voz tras lo ocurrido entre ellas, Santana dijo:

—Te he esperado en el Sensations.

—¿En serio?

—Sí. ¿Por qué no has venido?

Brittany intentando parecer tranquila, se retiró el pelo de la cara y respondió:

—He tenido otros compromisos.

—¿Con el americano que te acompaña?—Brittany sonrió sin responder y Santana añadió—Aléjate de los americanos, no son buena compañía.

Oír su rechazo le hizo preguntar:

—Pero bueno, ¿qué tienes tú en contra de los americanos?

Con gesto impasible, Santana bebió de su copa y respondió:

—Sencillamente, no me gustan. Hazme caso. No son buena gente.

Brittany no contestó.

Si lo hacía, le diría cuatro cosas que no debía y calló.

Durante un rato, ambas miraron la pista hasta que, al ver que Brittany no iba a abrir la boca, Santana habló:

—¿Por qué no bailas con tu acompañante?

Sin desvelarle los verdaderos motivos, afirmó.

—Porque no me apetece.

Santana, tendiéndole la mano, insistió:

—¿Bailas conmigo?

Brittany la miró, pero con una sonrisa fría a lo teniente Pierce, la rechazó:

—No, gracias.

En ese instante, una de las mujeres de la fiesta se acercó a Santana y comenzó a hablar con ella. Durante un rato, Brittany las escuchó, hasta que, cansada del parloteo de aquélla y de sus continuas insinuaciones, se alejó. Buscó a Robert, que estaba hablando con el marido de la mujer a la que había sacado a bailar y, acercándose a él, le expuso:

—Siento cortarte el rollo, pero me gustaría marcharme.

Robert no lo cuestionó y, cogiéndola del brazo, dijo:

—Cuando quieras, preciosa.

Santana, que observaba sus movimientos, al ver que se dirigían hacia la salida, se acercó a ellos e, interfiriendo en su camino, preguntó, mirando a Brittany:

—¿Ya te marchas?—la joven asintió y, besando a Robert en el cuello con sensualidad, replicó—El americano y yo tenemos planes, ¿algo que objetar?

Santana, con gesto incómodo, no respondió, y Brittany y su acompañante continuaron su camino. Al salir de la sala de fiestas, Robert, alucinado por aquello, inquirió:

—¿Se puede saber a qué ha venido ese besito?

Brittany sonrió y, parando un taxi, contestó:

—Cosas mías, cotilla.

Robert, recordando entonces dónde había visto antes a aquella mujer, preguntó:

—Esa es la tía con la que hablabas el día de la bolera, ¿verdad?

Sin querer mentirle, Brittany respondió:

—Sí.

Incrédula por ver esa reacción de ella ante una persona, el militar inquirió:

—¿Le querías dar celos y por eso me has besado en el cuello?

—No inventes, capullo.

Pero Robert afirmó divertido:

—Britt..., no mientas, que te conozco muy bien. Ese tipo te gusta. ¡Qué fuerteeeeeeeee! Por fin... ¡No me lo puedo creer! Ya sabes que te apoyamos y si te enamoras de una mujer o un hombre no nos importa.

Molesta por lo que sugería, le dio un puñetazo amistoso en el hombro y dijo para callarlo:

—No me seas portera, Robert Smith, y cierra el pico.

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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Sorpréndeme (Adaptada) Epilogo

Mensaje por monica.santander Dom Jun 28, 2015 2:29 am

Haaaayyy Dios que Britt esta!!!!!
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Sorpréndeme (Adaptada) Epilogo

Mensaje por Jane0_o Dom Jun 28, 2015 4:51 am

Quierooo massss
Saludos
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Sorpréndeme (Adaptada) Epilogo

Mensaje por JanethValenciaaf Dom Jun 28, 2015 8:12 am

DEMONIOSSSSSS NECESITO OTRO CAPITULO, CREO QUE MORIRE SI NO HAY OTRO CAPITULO
BUENOS DIAS/NOCHES
YO ME RETIRO VOY A MOLESTAR A MI PERRITA QUE ESTA ARRIBA DE MI CAMA, QUE CONCHUDA ES
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Sorpréndeme (Adaptada) Epilogo

Mensaje por micky morales Dom Jun 28, 2015 8:20 am

me gustaria que santana cambiara la estrategia con brittany, que la saludara friamente y la ignorara un poco, seria interesante ver como le cae eso a la teniente Pierce!
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Sorpréndeme (Adaptada) Epilogo

Mensaje por 3:) Dom Jun 28, 2015 12:14 pm

holap morra,...

ya me puse al día con las cap!!!
ya se probaron y les afecto,...
van a empestar con su juegos de celos!!!

nos vemos!!
3:)
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Sorpréndeme (Adaptada) Epilogo

Mensaje por Daniela Gutierrez Dom Jun 28, 2015 1:28 pm

Hola chica de nombre misterioso…

Dios ya era hora que Brittany y Santana estuvieran juntas, todo era perfecto hasta que la cita de San llego.
¿POR QUÉ?
Pero bueno, al menos ambas ya se dieron cuenta que sienten algo la una por la otra.
Solo falta que lo acepten, vayan a citas, jueguen en el Sensations , se hagan pareja oficial, se casen y tengan más hijos jajajaja
Mil gracias por los capítulos…
P.D: Si, ya subí la nueva historia se llama “Cúbreme de seda”
P.D.2: Cuídate
P.D.3: Te quiero
P.D.4: Nos leemos
P.D.5: Besos y abrazos psicológicos
P.D.6: Chau
Daniela Gutierrez
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Sorpréndeme (Adaptada) Epilogo

Mensaje por 23l1 Dom Jun 28, 2015 8:30 pm

monica.santander escribió:Haaaayyy Dios que Britt esta!!!!!


Hola, jajaajajajajaj en entendible no¿? jajaajaj. Saludos =D


Jane0_o escribió:Quierooo massss
Saludos


Hola, jajaaj bn aquí otro! Saludos =D


JanethValenciaaf escribió:DEMONIOSSSSSS NECESITO OTRO CAPITULO, CREO QUE MORIRE SI NO HAY OTRO CAPITULO
BUENOS DIAS/NOCHES
YO ME RETIRO VOY A MOLESTAR A MI PERRITA QUE ESTA ARRIBA DE MI CAMA, QUE CONCHUDA ES


Hola, jajaajajajaja bn aquí ai otro! tranquila no mueras! Buenos días/noches para ti también! Jjajaaja son tan tiernos los perro!!!!! Saludos =D


micky morales escribió:me gustaria que santana cambiara la estrategia con brittany, que la saludara friamente y la ignorara un poco, seria interesante ver como le cae eso a la teniente Pierce!


Hola, jajajajaaj veremos y cambie la estrategia y haga algo no¿? jajajajajajajajaj britt tiene que caer no¿? jajajajaaj. Saludos =D


3:) escribió:holap morra,...

ya me puse al día con las cap!!!
ya se probaron y les afecto,...
van a empestar con su juegos de celos!!!

nos vemos!!


Hola lu "la desaparecida en acción", jajajajaajajajajaj eso es bueno. Ooooo sip! Oooo también! jajaajajajajaj ya se pertenecen y punto jajajajaajajaj. Saludos =D... perdida!!!


Daniela Gutierrez escribió:Hola chica de nombre misterioso…

Dios ya era hora que Brittany y Santana estuvieran juntas, todo era perfecto hasta que la cita de San llego.
¿POR QUÉ?
Pero bueno, al menos ambas ya se dieron cuenta que sienten algo la una por la otra.
Solo falta que lo acepten, vayan a citas, jueguen en el  Sensations , se hagan pareja oficial, se casen y tengan más hijos jajajaja
Mil gracias por los capítulos…
P.D: Si, ya subí la nueva historia se llama “Cúbreme de seda”
P.D.2: Cuídate
P.D.3: Te quiero
P.D.4: Nos leemos
P.D.5: Besos y abrazos psicológicos
P.D.6: Chau

Hola dani, bn xfin paso lo que era obvio jajaajaj... gente inoportuna ¬¬ Una lo tendra que aceptar primero y hacer entrar en razón a la otra no¿? ajajajaj bn me gusta tu final del libro ajaajajajajajaajaj. De nada, pero gracias a ti por leer y comentar! Saludos =D

Pd: Q! pero como nadie me dice nada!
Pd2: tu igual!
Pd3: jaajjaaj es el efecto que causo [Resuelto]FanFic Brittana: Sorpréndeme (Adaptada) Epilogo - Página 4 4061796348
Pd4: obvio! leeré altiro tu historia
Pd5: igual!
Pd6: Chao!

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El mundo de Brittany

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Finalizado FanFic Brittana: Sorpréndeme (Adaptada) Cap 17

Mensaje por 23l1 Dom Jun 28, 2015 8:34 pm

Capitulo 17

A la mañana siguiente, Santana, no contenta con lo ocurrido la noche anterior, decidió buscar a Brittany. Como sabía dónde vivía, se acercó para ver si la veía, pero no la localizó.

Así pasaron varios días, hasta que una mañana su suerte cambió y la vio salir del portal de su casa con su hija.

Decidió seguirla.

Con seguridad, por la hora que era, la debía de llevar a la guardería. Y así fue. Brittany dejó a la niña y después, subiendo a su coche, fue hasta el centro de la ciudad. Ahí entró en un par de tiendas y tras dejar unos paquetes en el maletero se montó de nuevo en el coche, Santana supo que era entonces o nunca.

Brittany se encendió un cigarro, puso música y empezó a tararear. Con tranquilidad, arrancó el coche, metió primera, aceleró y, de pronto, al ver que alguien se le echaba encima, frenó en seco en mitad de la calle. Asustada, salió del vehículo dando un portazo y gritó:

—Pero ¿tú estás tonta?

—No. Y tira ese cigarro.

Sin entender lo que pretendía, protestó mientras Santana apagaba el cigarro en el suelo.

—¿Acaso pretendes que te atropelle?

—Yo te atropellé y sigues viva. Es más, te he dado la oportunidad de vengarte—se mofó Santana—Ahora estamos en paz y podré dormir tranquila por las noches.

Alucinada y sorprendida, Brittany siseó:

—Capullo.

Santana atontada por lo que aquella mujer le hacía sentir, la agarró del brazo y, tirando de ella, la atrajo hacia su cuerpo. Luego, sin decir nada, la besó con ímpetu y pasión.

A Brittany le temblaron las piernas al notar el calor extremo que Santana le provocaba, en mitad de aquella calle.

—Llevo días buscándote—afirmó Santana cuando sus labios se separaron.

—¿Para qué?—preguntó Brittany con un hilo de voz tras aquel beso.

No esperaba verla en aquel momento y la sorpresa le gustó muchísimo cuando Santana dijo:

—Para continuar con lo que dejamos a medias el otro día, pero no me llames «capullo», sabes que odio esa palabra.

—¿Estás loca?

—Sí y algo excitada también.

—Apenas son las nueve de la mañana.

—Estupenda hora para meterte en mi cama o en la tuya—repuso.

—¡Suéltame!

—Mi casa o la tuya. Tú decides—insistió Santana, mientras un coche pitaba.

El Opel Astra de Brittany interrumpía la circulación.

—Ni lo sueñes.

—Vamos, no te resistas, Brittany. Me deseas, acéptalo. Ten por seguro que si supiera que no puedo estar contigo, desistiría, pero la sensación que tengo es que puedo y no voy a cejar en mi empeño. Sólo abandono cuando lo tengo claro al cien por cien.

Incrédula por lo que le estaba ocurriendo, Brittany protestó:

—Tú, como siempre, tan prepotente y creída.

Santana dispuesta a conseguir lo que deseaba, acercó de nuevo su boca a la de Brittany y susurró:

—Escucha, cabezota, me deseas tanto como yo a ti. Tú me fuiste a buscar esa noche al club y ahora la que te busca soy yo a ti. Quiero volver a hacer lo que hicimos y no voy a cesar de pedirlo hasta que me digas que sí. ¿Y sabes por qué?—Brittanya negó con la cabeza y Santana prosiguió—Porque el otro día vi en ti a una mujer que hasta el momento nunca había visto. Además de chulita, mal hablada en ocasiones y ardiente, me demostraste que eres dulce, cariñosa y, sobre todo, que sabes sonreír, y eso me gustó.

Ahora eran tres coches los que pitaban y Brittany, al ser consciente de ello, comentó:

—He de salir de aquí. ¿No ves la que estamos liando?

Santana la volvió a besar. Esta vez la apretó más contra su cuerpo para que la sintiera más y sobre su boca, murmuró:

—A los coches que les den...

—Pero ¿tú estás tonta?

Con una sonrisa que le calentó el alma, Santana respondió:

—Tonta estaría si no quisiera meter en mi cama a la preciosa novia de Thor—y al ver que Brittany levantaba las cejas, agregó—Por muy chulita que te pongas hoy, te aseguro que no vas a escapar de mí tan fácilmente. Puedo ser tan chula como tú.

Su insistencia finalmente la hizo sonreír, mientras los dueños de los coches tocaban el claxon cada vez más enfadados.

—Santana, estamos organizando un atasco.

—Guau..., ¿me has llamado por mi nombre? Repítelo.

Pero los pitidos continuaban y Brittany insistió:

—El atasco, ¿no lo ves?

—Estoy hablando contigo. Préstame atención.

—Pero los coches...

—A los coches que les den.

—¿Y luego tú me llamas a mí «chulita»?

Con una seductora sonrisa, Santana pidió:

—Di mi nombre otra vez.

Divertida por su locura, cuchicheó Brittany:

—Santana.

—Mmm... Me encanta cómo lo pronuncias. La manera como pones los morritos me pone a cien. Dímelo otra vez.

El atasco comenzaba a ser monumental y Brittany, incapaz de no escuchar lo que la gente gritaba, finalmente claudicó y dijo:

—Vale, Santana, elijo tu casa. Pero iré en mi automóvil.

—No, Brittany—negó Santana—Vendrás en el mío. No me fio de ti.

—Pero...

Quitándole las llaves de la mano, añadió:

—Prometo que luego seré una dama y te acompañaré a buscarlo.

Extasiada, Brittany asintió y, mientras pedía disculpas a los conductores que protestaban, Santana aparcó su coche. Cuando lo cerró, le entregó las llaves, le asió la mano con fuerza y la llevó hasta el suyo.

Una vez dentro, Brittany aún seguía sin entender cómo se había dejado embaucar por aquella mujer y declaró:

—Reconozco que tu coche es una pasada.

—¿Te gusta?—preguntó Santana.

Brittany, mirando los carísimos acabados de aquel vehículo, asintió.

—Sí, Batichica, me gusta tu baticoche una barbaridad. Cuando quieras, me puedes regalar uno del color que prefieras.

Santana sonrió y cuando metió la llave en el contacto, la suave música soul comenzó a sonar. Sin demora, Brittany la apagó. Santana se sorprendió pero no dijo nada. Sólo deseaba llegar a su casa, desnudarla y disfrutar de ella.

Cuando entraron en el garaje del edificio y aparcaron, Santana bajó de coche y, antes de que le pudiera abrir la puerta con cordialidad, Brittany ya estaba fuera. Cuando cerró, Santana le asió de nuevo la mano con autoridad y caminó hacia el ascensor. Una vez llegaron a la planta cuarta, entre besos y toqueteos, entraron en su hogar. Santana desconectó la alarma, cerró la puerta y, aprisionándola contra ella, murmuró:

—En otro momento te enseñaré la casa. Ahora me muero por desnudarte y jugar contigo.

Brittany no habló.

No podía.

Era la primera vez desde que Sam murió que estaba sola en la casa de otra persona y deseaba participar y disfrutar. Sus escarceos sexuales siempre habían sido en bares o en hoteles, pero nunca en la intimidad del hogar de nadie.

Pero ahí estaba, en casa de Santana sin saber aún realmente por qué.

El cuerpo de Santana la aplastaba contra la puerta mientras las manos de ambas volaban por sus cuerpos, deseosas de encontrar lo que buscaban. Prenda a prenda se fueron desnudando la una a la otra hasta quedarse sin nada.

—Me encanta tu olor a fresa...

Brittany sonrió.

Por primera vez en mucho tiempo, Brittany deseaba dejar de ser la teniente Pierce para convertirse en una mujer cariñosa que deseaba amar y ser amada.

Cuando vio que Santana tenía una sensual sonrisa, alargo su mano y le acaricio el clítoris. A Santana sus movimientos la estaban volviendo loca. Mientras Brittany ahora con los dientes mordía el pequeño órgano nervioso de Santana y con las manos le apretaba las nalgas. Cuando la tuvo húmeda, le dio un cachete y, mirándola a los ojos, murmuró mientras se levantaba:

—Veamos qué eres capaz de hacer, pínsesa.

Santana sonrió y, apretándola de nuevo contra la puerta, murmuró:

—Te aseguro que soy capaz de hacer muchas... muchas cosas.

Ambas sonrieron y Santana le dio la vuelta y la puso mirando hacia la puerta. Le miró el tatuaje. Aquel tatuaje que tanto le había llamado la atención. Con deleite, pasó la lengua por él y musitó:

—Me encanta tu tatuaje.

—A mí también.

—¿Qué significa para ti?

Al pensar lo que le preguntaba, susurró excitada por cómo la tocaba:

—Los atrapasueños alejan los miedos, las pesadillas, y yo decidí tener el mío en mi cuerpo.

Santana sonrió y le pasó la lengua desde el tatuaje hasta el cuello.

—Eres tan morbosa como yo—observó—, y aunque sé que te gusta jugar con hombres y mujeres, en este instante sólo te voy a follar yo.

—Me gusta el sexo, el morbo y los juegos tanto como a ti.

Santana acalorada mientras tocaba su tatuaje, añadió:

—Espero jugar contigo y con otros en otra ocasión. Pero ahora separa las piernas, echa tu precioso trasero hacia atrás y muévete cuando yo esté dentro, para que vea cómo se mueve tu bonito tatuaje.

Brittany obedeció y cuando sintió cómo desde atrás Santana le abría los labios vaginales y la penetraba con dos dedos, pegó su boca a la puerta y jadeó.

Sentir los dedos de Santana dentro de ella, la activó.

La avivó.

La hizo sentir viva y cuando Santana dio el primer empujón para profundizar más, chilló. Sus gritos placenteros cargados de erotismo a Santana le supieron a gloria y, parándose, murmuró con voz ronca, de nuevo en su oído:

—Me encanta cómo se mueve el tatuaje cuando tú te mueves.

—Genial... Continúa.

Metiéndole un dedo de la otra mano en la boca para que se lo chupara, Santana la penetró una y otra vez, mientras su cuerpo disfrutaba de aquel ataque asolador.

Brittany estaba dejándose hacer. En ningún momento intentó tomar el mando y Santana se lo agradeció.

Moviendo sus caderas y sus dedos de adelante hacia atrás, el juego continuó, mientras sus dedos eran absorbidos por Brittany y Santana observaba cómo el atrapasueños tomaba vida ante los movimientos de Brittany y parecía balancearse.

Calor... el calor era tremendo.

Santana saco la mano de la boca de Brittany y tras darle un cachete que sonó seco en la estancia, dejó caer su cuerpo sobre el de Brittany y, agarrándola con fuerza por la cintura, murmuró mientras incrementaba el ritmo:

—Así..., vamos..., jadea... Quiero oírte.

Pero los jadeos duraron poco.

Un asolador orgasmo les alcanzó a ambas y juntas lo disfrutaron mientras sus respiraciones desacompasadas les hacían saber que aquel juego debía continuar.

Pasados unos minutos en los que sus respiraciones se relajaron, Santana salió de ella y a continuación, le dio la vuelta para besarla y Brittany suspiró.

—Estupendo.

Santana sonrió sobre su boca y murmuró:

—Ya te he dicho, Brittany, que sé hacer muchas cosas.

—Prepotente—rió divertida.

—Muy prepotente y con las chulitas como tú, más.

Ambas rieron. Brittany movió la mano a modo de abanico para darse aire y Santana le planteó:

—Por cierto, ¿qué es eso de alejar las pesadillas y miedos con el atrapasueños de tu espalda? ¿Qué miedos tienes tú?

Incapaz de sincerarse, Brittany murmuró:

—Intento alejar a los fantasmas, pero ya ves, aquí estoy, con la fundadora de su especie.

Santana soltó una carcajada y Brittany, agarrándose a su cuello, dio un salto hasta quedar sobre Santana y preguntó:

—¿La ducha está por ahí?

Sorprendida por la naturalidad de Brittany en ese momento, tan diferente de cómo se solía mostrar, respondió:

—No. Por ahí está mi bufete—al ver que Brittany la miraba, aclaró—Mi casa está unida a mi despacho profesional. Soy abogada.

Brittany asintió y sin preguntar nada más, dijo:

—Llévame a una ducha, la necesito.

—La necesitamos—rió Santana.

Santana caminó con ella en brazos hasta el baño. Al pasar por la habitación, Brittany se fijó en la enorme cama y sonrió.

Cuando llegaron al elegante y espacioso baño, Santana la dejó en el suelo.

—Voy por más toallas.

Brittany asintió.

Cuando quedó sola, miró la enorme estancia. Aquel cuarto de baño era espectacular: encimera con dos lavabos, jacuzzi, ducha de hidromasaje. Era un cuarto de baño de anuncio. Nada que ver con el minúsculo de su casa.

Secándose el sudor que le perlaba la frente, se miró en el espejo y, a diferencia de otras veces, sonrió. Se volvió y miró el tatuaje de su espalda. Se lo hizo después de nacer Sami. Aquel atrapasueños velaba por ella y por su hija.

Así lo creía y así debía de ser.

La expresión de Brittany cambió. El recuerdo de Sam volaba sobre ella y sacudió la cabeza para ahuyentarlo. Él no tenía que estar ahí y cuando Santana entró y la vio de pie, mirándose en el espejo, preguntó:

—¿Qué ocurre?

Desconectando sus pensamientos, ella respondió:

—Te estaba esperando.

Santana sonrió y, tras dejar las toallas sobre un moderno taburete, la cogió de la cintura y, entrando en la enorme ducha, dijo:

—Bueno ya estoy aquí. Duchémonos.

El deseo las atrapó de nuevo.

Brittany llevaba más de dos años sin sentir que otras manos le enjabonaban la espalda y, cerrando los ojos, disfrutó. Y cuando los labios de Santana se posaron en su cuello, mimosa, sonrió.

Santana, totalmente sorprendida por lo que estaba ocurriendo, disfrutó tanto o más que ella. Brittany, aquella gruñona que siempre la sacaba de sus casillas, en la intimidad estaba resultando ser una mujer dulce, sensual y mimosa.

Eso la volvió loca y cuando Brittany se agachó ante ella, acerco su cara a su sexo y le metió la lengua, se tuvo que agarrar a los mandos de la ducha para no caerse de la excitación.

Brittany la chupó, la mordió y la acaricio con mimo.

La presión de sus dedos en su clítoris y de su lengua hasta el fondo la hizo jadear y cuando sintió que se iba a correr, la paró.

—Si sigues, no voy a poder parar.

—Bueno no pares—replicó Brittany, capturando de nuevo entre sus labios aquel órgano nervioso.

Santana se apoyó en la pared y decidió seguir su consejo.

Brittany, deseosa de Santana, le agarró las duras nalgas del culo y disfrutó. Con su lengua la penetro hasta el fondo y la movió una y otra vez en ella.

El latido de Santana, cómo temblaban sus piernas y cómo jadeaba le hicieron saber que el clímax estaba cerca y cuando Santana soltó un gemido acompañado de espasmos y apretó las caderas contra su cara, supo que había conseguido su propósito: la había hecho suya.

Instantes después, se levantó del suelo de la ducha y, mojándose la cara con el agua, se limpió los restos de humedad. Después, acercó su cuerpo al de Santana, que seguía con los ojos cerrados, y murmuró:

—Muñequita, me debes un orgasmo.

Santana asintió, todavía en una nube. Lo que Brittany acababa de hacerle había sido algo colosal, diferente. Su manera de tocarla, de poseerla, de exigirle, la había dejado sin voluntad ni aliento, y cuando por fin pudo abrir los ojos, musitó:

—Te debo lo que tú quieras, Britt.

Veinte minutos después, cuando salieron de la ducha y entraron desnudas a la habitación, Brittany se paró al oír música soul. Llevaba casi dos años sin permitirse escuchar ese tipo de música que tanto le había gustado en otra época.

Cuando Sam murió, esa música murió con él y decidió no escuchar nada que le rompiera el corazón, por eso se centró en el rock y la música cañera.

Ésa era su particular forma de intentar que los recuerdos no la volvieran loca.

—¿Bailas?

Brittany negó rápidamente con la cabeza. Santana, desconcertada, la miró y al recordar que en la fiesta de la empresa de Quinn tampoco había bailado ese tipo de música con nadie, la interrogó:

—¿Por qué?

Mirándola a los ojos, Brittany respondió con sinceridad:

—No he vuelto a bailar música de este estilo desde que Sam murió.

La franqueza de Brittany en momentos como aquél, tan aplastante, la sorprendió y, acercando su boca a la frente de ella, con mimo la besó.

—Lo siento mucho. Siento lo de Sam.

—No te preocupes.

Tras un tenso silencio, Santana preguntó:

—¿Cuánto hace que murió?

—Casi tres años—contestó Brittany con un hilo de voz.

Cogió una camisa ancha limpia de su armario, y se la puso a Brittany por encima. Después la abrazó, la sacó de la habitación y la llevó a la cocina. Ahí la sentó y, en silencio, le preparó un café y unas tostadas.

Veía la angustia en su mirada.

Una mirada que de pronto adoró.

Cuando se sentó frente a Brittany y empezaron a comer de repente, sin saber por qué, Brittany se abrió a Santana.

Le contó su dolor. Su desesperación cuando supo de la muerte de Sam. Le contó que éste era militar americano, pero no le reveló que ella lo era también.

Santana la escuchó sobrecogida. Aquella mujer vulnerable y natural que de pronto estaba ante ella abriéndole su corazón era lo más genuino que había conocido en toda su vida.

Así estuvieron cerca de una hora. Santana no se quejó cuando Brittany fumó y Brittany se lo agradeció.

—Vaya rollazo que te he soltado—se mofó luego, apagando el cigarrillo en un cenicero que Santana le había buscado—Ahora, además de insoportable y chulita, pensarás que soy un coñazo de tía. Venimos aquí a pasarlo bien y me tiro una hora hablando de mi vida y de mis desgracias.

Intentando facilitarle el momento, Santana sonrió y, tocándole el óvalo de la cara con mimo, preguntó:

—¿Cuántos años tienes?

—Treinta y tres, pero si me quito años como tu amiguita la rubia, te diré que veinticinco y me quedo como Dios—Santana soltó una carcajada y, curiosa, ella le preguntó a su vez—¿Y tú qué edad tienes?

—Treinta y dos.

—Vaya... soy mayor que tú y te puedo pervertir.

—¡Qué escándalo!—se burló Santana.

Cuando ambas pararon de reír, Santana le retiró el pelo de la cara y las manos de Brittany fueron a sacar otro cigarrillo.

—No deberías—al oírla la miró y Santana añadió—Fumar es muy malo para la salud y no me gusta ver que lo haces.

Brittany sonrió y la teniente Pierce replicó:

—Bueno lo siento. Yo fumo, te guste o no.

Santana no insistió. Ella no era nadie para prohibirle nada y Brittany, al darse cuenta de su contestación, tiró de su buena disposición, guardó el tabaco en el bolso y dijo:

—De acuerdo. Estoy en tu casa y lo respetaré.

Con una cálida sonrisa, Santana le agradeció el detalle y preguntó:

—¿Desde cuándo practicas este tipo de sexo?

—Hace unos nueve años más o menos, en mi época de zorrilla punk...

—¿Zorrilla punk?—rió Santana.

Divertida por la cara de Sanata y lo que había dicho, añadió:

—Tuve una época en la que di más problemas en mi casa que otra cosa. Pobrecitos, mis padres. Me desaté. Fumé hierba hasta caer rendida y un día fui a una fiesta y todo terminó en una orgía descomunal. Al día siguiente no me podía creer lo que había hecho, pero como me gustó la experiencia, volví a repetir. Luego, por circunstancias de la vida, mi entorno social cambió y después conocí a Sam. Él era ajeno a todo esto y fui yo quien lo introdujo en este mundo de morbo y fantasía, y la verdad, lo disfrutó y le gustó.

—¿Has practicado el sado?

—Sí, pero light. Que me tengan que pegar para sentir placer no es lo mío. Pero reconozco que ciertos jueguecitos sado con las esposas y los látigos de seda, ¡me ponen!

Santana asintió. Le gustaba que ella fuera clara y experimentada. Siguió interrogándola:

—¿Has probado todo?

Brittany sonrió y respondió:

—Si te refieres a hombres y mujeres, sí. Y me gustan tanto los hombres como las mujeres, no me importa jugar con uno que con el otro o ambos.

—¿Qué te gusta de los hombres?

—Me apasiona sentirme entre ellos. Me excita dejarles jugar conmigo y a mí jugar con ellos. Cuando quiero, soy yo la que se ofrece. Soy yo la que pide, o soy yo la que exige.

—Y de las mujeres ¿qué te gusta?

Brittany sonrió.

—Entre nosotras sabemos muy bien dónde localizar el placer. Cuando estoy con una mujer, procuro disfrutarlo y dejarme llevar, pero ya te digo que a mí lo que más me pone es nuestro ímpetu. ¿Tú has estado con hombres?

Santana soltó una carcajada y respondió:

—Estar... estar... sólo una vez y la experiencia no me gustó. Introducir mis dedos en el trasero de un tío no es lo que me va o que ellos me introduzcan su pene tampoco, prefiero introducir mis dedos a una mujer donde ella quiera. Por lo que mi experiencia con el otro sexo se limita a que permito que me toquen cuando estamos jugando y a que disfruto cuando a alguno le gusta meterme la lengua. Nada más. Por eso me gustan las mujeres solamente y verlas jugar me pone a cien. Nosotras somos exquisitas y muy sensuales en nuestros movimientos, y cuando te he visto con alguna en el Sensations, me he excitado mucho. Parecías pasarlo bien.

—Sí, claro que lo paso bien, si no, te aseguro que no jugaría—aclaró Brittany.

Esa sinceridad a Santana la excitó y volvió a preguntar:

—¿Por qué no querías que Quinn y Rach supieran que...?

—Por vergüenza—la cortó Brittany sin dejarlo acabar.

Al oírla, Santana, divertida, musitó:

—¿Vergonzosa?, ¿tú eres vergonzosa?

—Un poco sí—rió ella—El sexo y mis fantasías no son algo que me guste compartir con la gente. Digamos que es mi secreto.

Santana asintió. En cierto modo la entendía. Ella tampoco iba pregonando el tipo de sexo que practicaba al resto de la humanidad.

—Seguro que alguna vez has coincidido con Rach y Quinn en el Sensations en diferentes reservados. Igual que yo te encontré, te podían haber encontrado ellas—y al ver el gesto infantil con que la miraba, murmuró— Por cierto, me tienes alucinada.

—¿Por qué?

Retirándole el pelo de la cara con un gesto íntimo, Santana respondió:

—Poder hablar contigo con normalidad y mantener una interesante conversación, es más de lo que nunca pensé conseguir de ti—Brittany sonrió, y su sonrisa aniñada emocionó a Santana—Bésame—pidió.

—¿Qué?

—Bésame—insistió.

Brittany lo pensó.

Aquello no era una sugerencia, era una exigencia y, así, hizo lo que le apetecía y acercando su boca, rozó su nariz contra la de Santana y finalmente metió su lengua y la devoró.

Cuando sus labios se separaron, Santana, mirándole los preciosos ojos azules, dijo:

—¿Puedo preguntarte cosas que me rondan por la cabeza?

—Depende. Tú pregunta y, si no me apetece, no te contestaré.

—¿Ha vuelto la Brittany chulita?—comentó sonriendo.

—Sí.

—¿Siempre eres tan clara en todo?—rió Santana.

—Casi siempre. Todo depende del capu... listo que tenga delante.

—En este caso, el capu... lista soy yo.

—No lo dudes..., nena.

—¿Por qué eres tan borde a veces?

—Porque puedo... y quiero, y ahora, ¡cállate!

Santana divertida por su tono de voz autoritario, murmuró:

—No des órdenes. Pareces un sargento.

—Teniente me gusta más.

Santana asintió y preguntó:

—¿Cómo era Sam?

Brittany suspiró.

—Un buen militar. Roquero. Loco. Un amigo divertido y una pésima pareja. Así era Sam, pero yo lo quería tal como era.

—¿Por qué dices que era una pésima pareja?

Levantando las cejas, Brittany contestó:

—Yo no era la única mujer en su corazón. Pero de eso me enteré cuando murió. Y gracias a él se puede decir que, hoy por hoy, no me fío de ninguna persona, menos de los de su especie.

—Qué bueno que yo soy de tu especie, ¿no?

Brittany sonrió.

—Sí, una especie de la que me gusta disfrutar en la cama, pero también que luego prefiero que se vaya a su casita para que yo continúe con mi vida, cuide de mi hija y haga mi trabajo.

—Por cierto, ¿en qué trabajas?

La pregunta le pilló tan de sorpresa que, como siempre hacía, respondió:

—Soy azafata.

Santana asintió.

—Conozco a varias azafatas.

—¡Qué ilusión!—se mofó ella, haciéndolo sonreír.

—¿Para qué compañía trabajas?

—Air Europa—respondió rápidamente, al recordar el ligue de Finn.

—¿Qué idiomas hablas?

—Inglés, español, holandés, alemán y algo de italiano.

Santana asintió y volvió a la carga.

—¿Te gustaba que Sam fuera militar?

Brittany sonrió y, callándose que ella también lo era, no respondió y preguntó a su vez:

—¿No te gusta el ejército?

Santana negó con la cabeza.

—Absolutamente nada.

—¿Por qué?

—Creo que hay que estar algo loca para, en los tiempos que estamos, pertenecer a algún ejército. Y ya no hablemos del ejército americano, que suele estar metido en todos los conflictos habidos y por haber.

Su negatividad ante los militares americanos le tocó la fibra y una vez más volvió a preguntar:

—Pero vamos a ver, ¿tú qué tienes en contra de los americanos?

—No me gustan. Son creídos y prepotentes.

Ese comentario la molestó, pero se calló lo que pensaba.

—Anda, ¡cómo tú!—respondió ella, pero al ver cómo la miraba, sonrió y añadió—¿No te parecen sexies las mujeres militares?

—No.

—¿Por qué?

—Porque no me gusta nada que tenga que ver con el ejército. Te lo acabo de decir—e intentando cambiar de conversación, dijo—Por cierto, vestida de azafata tienes que estar muy sexy. El próximo día, tráete el uniforme. Me encantará arrancártelo.

Brittany soltó una carcajada al oírla, aunque pensó en lo que había dicho. Estaba claro que por su condición de militar americana, nunca habría nada más que sexo entre ellas y, aunque en cierto modo eso le gustó, una parte de ella se resquebrajó, ¿qué le estaba pasando?

Santana, ajena a lo que pensaba, para reconducir el tema hacia lo que ella quería, preguntó:

—¿Es también por Sam por quien no quieres besar?

Brittany asintió.

—Desde su muerte no había besado a ninguna persona. Tú has sido la primera.

Santana le puso una mano en el muslo y se lo apretó.

—Mmmm... me gusta saberlo.

Sin miedo, la volvió a besar y cuando se separó, Brittany murmuró:

—Demasiadas cosas en mi vida tienen que ver con Sam.

—¿Incluida la música?—sorprendida por la pregunta, fue a contestar cuando Santana añadió—¿A que a Sam le gustaba Bon Jovi?

—¡Para él Bon Jovi era lo más!

Santana asintió. Cada contestación suya explicaba mejor su comportamiento y esa última revelación le hacía comprender por qué Brittany escuchaba siempre a ese cantante cuando iba al club.

Eso la acercaba a él.

A Sam.

Pero deseosa de hacerla olvidar y de que se centrara sólo en ella, dijo:

—Britt, la vida continúa para los vivos. Debes bailar, cantar, besar, vivir, sonreír, gozar. Tienes una hija a la que no puedes privar de ver a su mamá feliz. Además, estoy segura de que a Sam le gustaría que lo hicieras, ¿no crees?

Brittany cerró los ojos.

¿Cuántas veces había oído eso?

Asintió.

Recordó las ocasiones en que, abrazada a Sam, había bailado la canción Always, de Bon Jovi. Ésa era su canción y lo sería hasta que se muriera. Pero ella no había muerto y recordando la carta que tantas veces había leído en soledad, se levantó y, dispuesta a dar un paso adelante gracias a la mujer que tenía ante ella, habló decidida:

—Tienes razón. Esto tiene que cambiar. Y lo siento, pero tú vas a ser mi primera víctima.

—¿Víctima?

Brittany asintió y, cogiéndola de la mano, inquirió:

—¿Cuál es tu apellido?

—López. Santana López.

Sonriendo, Brittany clavó sus impresionantes ojos azules en Santana y dijo:

—Señorita López, ¿quieres ser la primero en bailar conmigo alguna bonita canción de amor?

—¿Cuál es tu apellido?—preguntó Santana al no recordarlo.

Brittany estuvo tentada de decirle la verdad. Su nombre era Brittany Pierce, pero finalmente contestó:

—Muñiz. Brittany Muñiz.

—Señorita Muñiz, estaré encantada de bailar contigo la canción que tú quieras—afirmó sonriendo con cordialidad al tiempo que le cogía la mano.

Tras soltar ambas una carcajada, Santana la cogió en brazos, la llevó a la habitación de nuevo y preguntó, dejándola en el suelo:

—Son las once de la mañana y siendo éste un momento especial en tu vida, en el que estoy encantada de ser tu víctima, dime qué canción quieres bailar y la pondré.

Bloqueada por los sentimientos que pugnaban por salir de ella, Brittany la miró.

—No sé. ¿Qué tal la próxima canción que suene en tu CD?

De pronto, sonaron los primeros acordes de un piano. Sin dudarlo, se acercó a Santana y, pasándole los brazos por el cuello, murmuró:

—Ésta puede ser una buena canción.

Santana la abrazó. No dijo nada, pero Bruno Mars y en especial aquella canción le gustaban mucho.


Same bed but it feels just a little big bigger now.
Our song on the radio but it don’t sound the same.
When our friends talk about you, all it does is just tear me down.
‘Cause my heart breaks a little when I hear your name.
It all just sounds like «Oooh»...
Mmm, too young, too dumb to realize.
That I should’ve bought you flowers.



Santana la besó en el cuello mientras se movía al compás de la música y sentía cómo Brittany temblaba.

La canción hablaba de un hombre que había perdido a la chica que quería por pensar sólo en sí mismo. Se lamentaba de no haber bailado más con ella, de no haberle comprado flores, de no haberla llevado a fiestas, de no haberla mimado como ella se merecía y sólo pedía que el hombre que la quisiera la hiciera feliz como él no supo hacerlo.


Sin imaginarlo, en ese instante Sam estuvo más cerca de ella que nunca y eso le atenazó el corazón.


My pride, mi ego, my needs and my selfish ways.
Caused a good strong woman like you to walk out me life.
Now I never, never get to clean up the mess I made... Ooh...



Preocupada por los vidriosos ojos de Brittany y sin soltarla, Santana acercó su boca a su oído y preguntó:

—¿Te encuentras bien?

Brittany asintió y tragó el nudo de emociones que aquella canción le estaba provocando. Era como si Sam se estuviera despidiendo de ella a través de esa canción y le exigiera que rehiciera su vida como le había pedido en su última carta.

Mientras bailaban, Santana no podía parar de mirarla.

—Quiero que sepas que esta canción me encanta y a partir de ahora, siempre que la escuche seguramente me acordaré de ti—le susurró al oído.

—¿Qué canción es?—preguntó ella con un hilo de voz.

—When I was your man, de Bruno Mars.

Durante el tiempo que duró la canción, Santana no la soltó. Bailó con Brittany y cuando la música terminó, Brittany la miró y exclamó:

—Qué canción más bonita.

—Quizá la letra sea algo triste, ¿no crees?

Brittany asintió.

—Con lo que te voy a contar, creerás que estoy todavía más loca, pero soy una persona que cree mucho en las señales y esta canción, en este momento y con esa letra, me hace pensar que Sam la ha puesto en mi camino para decirme adiós.

Se hizo un tenso silencio en el que Santana no supo qué decir. Finalmente, para intentar hacerla sonreír, susurró algo que decía la canción:

—Bueno no soy un hombre como lo dice la canción, pero soy una persona y prometo comprarte flores.

Divertida, Brittany sonrió.

—No hace falta.

Santana encantada al sentirla tan receptiva, la besó en la punta de la nariz.

—¿No te gustan las flores?—se extrañó Santana mientras comenzaba a sonar otra canción.

—Nunca me las han regalado.

La miró sorprendido y preguntó:

—¿Nunca te han regalado flores?

—No he sido una chica a la que regalarle flores ni cosas delicadas—bromeó—Aunque en mi época de zorrilla punk me regalaban cañamones para plantar maría. Si a eso se le puede considerar flores... ¡Bueno vale!—Santana alucinada, se separó de ella y Brittany, soltando una carcajada, pidió—Deja de mirarme así.

—¿Cultivas marihuana?

—Nooooooooooo.

La cara de Santana era un poema y, omitiendo que alguna vez la fumaba, Brittany levantó el tono de voz como hacía en el ejército y dijo con voz de mando:

—¡Dame un beso ya!

—A sus órdenes—se mofó Santana, antes de devorarle los labios con pasión.

Una vez sus bocas se separaron, Brittany, atontada, murmuró:

—Gracias.

—¿Por?

—Por no ser la estúpida capullo ligona e insoportable que yo pensaba que eras.

—Vaya... entonces gracias a ti también—y al ver cómo la miraba, añadió—Por no ser la loca Ironwoman que yo pensaba que eras. Aunque ahora que me he enterado de que fuiste una zorrilla punk, no sé qué pensar de ti.

—Oye, todos tenemos un pasado—se burló divertida. Ambas soltaron una carcajada. Brittany miró su reloj y dijo—Nunca había tenido un escarceo sexual con una casi desconocido a estas horas de la mañana.

—Me alegra saber que he sido la primera—ambas rieron de nuevo y al ver que ella volvía a mirar el reloj, Santana preguntó—¿Qué miras?

—Dentro de tres horas y treinta minutos tengo que ir a recoger a Samantha.

—Tranquila..., ahí estarás.

—¿Me lo prometes?

Santana, consciente del magnetismo de su sonrisa, la miró y añadió con voz ronca:

—Te lo prometo.

Besos...

Morbo...

Toqueteos...

Todo comenzó de nuevo y Brittany, deseosa de pasarlo bien, decidió variar el rumbo del momento y preguntó:

—¿Te importa si cambio de música?

Santana sonrió y la retó con la mirada.

—¡Bon Jovi no!—aclaró.

Brittany asintió. Con lo que le había confesado, entendía perfectamente que Santana se negara a escuchar esa música.

—Te lo prometo—murmuró ella guiñándole un ojo.

—Punk tampoco.

Llevándose la mano al corazón, Brittany dijo:

—Pero si los Sex Pistols y Los Ramones son buenísimos.

—No para este momento conmigo.

—Valeeeeeeeee—convino Brittany divertida.

Y al ver que ella se dirigía a la cocina, Santana preguntó:

—Pero ¿de dónde vas a sacar la música?

—Llevo en mi bolso un mp3, ¿puedo ponerlo?

—Claro, Britt, pero ya sabes...

—Ni punk, ni Bon Jovi... ¡Lo sé, pesadita!

Santana soltó una carcajada. Brittany salió de la habitación y fue a la cocina. Ahí localizó su bolso sobre la encimera, lo abrió y sacó lo que buscaba. Luego regresó a la habitación y, tras conectarlo al equipo de música, dijo, poniéndose las bragas, los zapatos de tacón y abrochándose los botones de la camisa que Santana le había puesto:


—Siéntate en la cama.

—¿Cómo?

—Que te sientes en la cama.

—No... no... no... yo no funciono así, Britt. Túmbate en la cama y quítate lo que te has puesto. Pero ¿adónde vas?

Levantando la voz como hacía con sus hombres, Brittany replicó:

—Eh... eh... eh..., cierra el pico, amiguita.

—No me hables así o...

Pero no pudo decir más. De un empujón la sentó donde ella quería y mirándole con superioridad, añadió, mientras cogía una de las pocas corbata del armario abierto:

—¡Acomódate ya!

—Mira que eres mandona.

—Me gusta mandar—se mofó—Ah, por cierto, ahora mira, observa y disfruta. No me toques y espero que te guste tu regalo.

—¿Mi regalo?

—¿Te gustan los stripteases?

Santana soltó una carcajada y, mirándola, preguntó:

—¿En serio me vas a regalar uno?

—Tras mi época de zorrilla punk, luego tuve otra época en la que fui a clases de striptease—y al ver cómo la miraba, aclaró—Aprendí en una academia, malpensada.

—Vaya... no paras de sorprenderme.

Brittany soltó una carcajada. Llevaba mucho tiempo sin hacerlo, pero estaba segura de que sería capaz y, mirándola, susurró mimosa:

—¿Sabes que la palabra strip quiere decir «desvestir» y tease «excitar»?—Santana asintió y ella añadió—Ahora sé buena y no me toques a no ser que yo te lo pida. Ésa es una parte importante del espectáculo, ¿vale?

—Prometo ser muy buena, pero una vez termines, muy... muy mala.

—Guau, ¡esto promete!

Santana, encantada al verla tan entregada, hizo lo que Brittany pedía y la miró y con sensualidad la retó:

—¡Sorpréndeme!

Acto seguido, Brittany dio al mando del equipo de música y de pronto la cañera canción Bad to the bone, de los ZZ Top comenzó a sonar mientras Brittany cogía una silla y la arrastraba hasta dejarla delante de Santana.

Santana aplaudió encantada y silbó poniendo cara de malota. Aquello le iba a encantar. Con una sensualidad que le resecó la boca en décimas de segundo, Brittany comenzó a moverse al compás de la música.

Alucinada...

Asombrada...

Y enloquecida... la veía contonearse mientras sonaba la canción.


Bad to the bone
Bad to the bone
B-B-B-B-Bad to the bone
B-B-B-B-Bad to the bone



No podía apartar los ojos de Brittany. Vestida sólo con la camisa y la corbata, le estaba haciendo el mejor striptease que había visto en su vida.

Brittany no dejó de mirarla a los ojos ni un segundo, mientras le lanzaba ardientes mensajes sin abrir la boca. Los movimientos de Brittany eran lentos, precisos y sensuales, y el cuerpo de Santana temblaba y le exigía estar dentro y junto a ella.

Como una verdadera profesional, Brittany se tocó, paseó sus manos por las zonas del cuerpo que ella quería que Santana mirara y lo consiguió. No había más que ver la entrega total de Santana y su gesto morboso.

Pasados unos minutos, Brittany comenzó a desanudarse la corbata y una vez se la quitó, se levantó la camisa y se la ató a la cintura. Prosiguió su sensual baile sobre la silla.

Se sentó.

Se levantó.

Movió las caderas y comenzó a desabrocharse la camisa. Como una chica mala, se la levantó para enseñarle con descaro el tentador monte de Venus bajo sus bragas. Una vez se bajó la camisa, se desabrochó los últimos botones mientras jugaba con el placer que eso le ocasionaba a Santana y prolongaba el momento.

Cuando la prenda se escurrió por sus hombros, Santana sonrió y como una fiera hambrienta la miró mientras Brittany bailaba para ella y el tatuaje que tenía en la espalda parecía moverse al compás de la música. Con sensualidad, Brittany se revolvió el pelo, se tocó la boca, se chupó un dedo, se quitó las bragas y se las tiró a Santana.

Cuando se desanudó la corbata de la cintura, se la pasó por entre las piernas, por el trasero, por los pechos y después, acercándose con sensualidad, se la pasó a Santana por el cuello mientras susurraba con un descaro que volvió loca a Santana:

—Te voy a follar como nadie te ha follado, nena.

—Eso espero, nena...

—Te dije que soy buena y te demostraré que soy la mejor.

Alejándose unos pasos, cerró los ojos y continuó bailando, dispuesta a tentarla al máximo. Santana no podía apartar los ojos de ella.

Caliente.

Así se sentía a cada segundo que pasaba. Los pechos de Brittany rebotaban al bailar y al ver cómo Santana se los miraba con fogosidad, se tocó los pezones y se los endureció.

Santana tragó saliva.

Brittany y su bailecito la estaban poniendo a cien. Le encantaba la sensualidad de sus marcados movimientos y cuando la música acabó, Brittany sonrió, se sentó en sus piernas y le restregó los pechos por la cara:

—¿Sorprendida?

Santana asintió y Brittany, agarrándola del pelo, tiró de éste hacia atrás y murmuró, chupándole la barbilla antes de meter la lengua en su boca.

—Me alegra. Y ahora te voy a hacer mía, ¿entendido?

Un beso cargado de erotismo les puso a las dos el vello de punta y cuando sus bocas se separaron, Santana murmuró:

—Me pones un montón cuando estás tan malota.

—¿Ah, sí?

—Sí..., pero déjame decirte que...

Pero no pudo decir más.

—He cambiado de opinión—Brittany se tumbó a su lado—Hazme con tu lengua lo que esa noche me hiciste en el jacuzzi—dijo Brittany con exigencia—Me muero por volver a sentirlo.

Santana sonrió. Estaba dispuesta a hacer todo, absolutamente todo lo que Brittany le pidiera. Y colocándose sobre ella, siseó:

—El próximo día compraré chocolate para untarte con él.

Brittany sonrió y Santana posó su ardiente boca sobre su vagina. Mordisqueó sus labios y cuando llegó al clítoris, incrementó el ritmo. Lamió de arriba abajo, en círculos, y le dio ligeros golpecitos con la lengua que a ella la hicieron gritar de placer.

—Tienes un clítoris muy... muy juguetón.

—Sigue..., sigue..., me encanta que juegues con él. No pares suplicó Brittany.

Tras arrancarle varios escandalosos gemidos y ver cómo Brittany se retorcía de gozo sobre la cama, Santana le tocó el pubis, depilado en forma de corazón, y dijo:

—Me encanta la fresa que te has dejado.

—No es una fresa... es un corazón—jadeó ella, al entender a qué se refería.

—Para mí tiene forma de fresa y me encanta. Hueles a fresa. Sabes a fresa...

—Perfecto—afirmó enloquecida—Cómete de nuevo mi fresa como lo has hecho hace unos segundos.

Santana al verla tan entregada y con la respiración entrecortada la hizo sonreír y musitó, dispuesta a hacer lo que ella deseaba:

—A la orden, mi sargento.

—Teniente..., si no te importa.

La boca de Santana se volvió a posar donde ella exigía y Brittany se arqueó gustosa. Abierta de piernas para Santana, jadeó cuando sintió que le mordía la cara interna de los muslos y, tras unos sensuales besos, llegaba de nuevo hasta su clítoris.

—Sí... Oh, sí... Más... más...

Le dio varios toques con la punta de la lengua en el hinchado y húmedo clítoris y después se lo succionó. Ella gritó, agarrándose a las sábanas, mientras las piernas le temblaban y levantaba la pelvis al sentir un maravilloso orgasmo. Encantada con su reacción tras morderle el monte de Venus, preguntó:

—No llevarás en el bolso algún vibrador para tu precioso botón del placer.

Tomando aire tras el estupendo orgasmo, Brittany se mofó divertida:

—No suelo salir de casa con él encima. Pero lo tengo en mi habitación.

—No tengo tiempo de ir ahí. Y tampoco tengo el mío aquí.

—Ni yo de que vayas.

Santana sonrió y, besándole de nuevo el monte de Venus, murmuró:

—Eres deliciosa y me encantas.

Al oírla y caliente porque continuara, Brittany levantó la cabeza y siseó:

—Como no vuelvas a meter tu lengua donde la tenías y hacer lo que hacías, te juro que te voy a matar.

Santana soltó una carcajada e hizo lo que ella pedía. Le separó con los dedos los labios vaginales y volvió a jugar con su hinchado clítoris.

Lo chupó.

Lo lamió.

Lo mordisqueó, arrancándole oleadas de placer.

Brittany se estremeció, se convulsionó y cuando sus fluidos inundaron su vagina y llegó al clímax de nuevo, Santana se tumbó sobre ella y se acomodó para unir sus sexos.

—Sí..., Britt... Así quiero tenerte.

Brittany jadeó. Santana era un excelente amante. La había llevado al clímax dos veces en los últimos minutos sólo poseyéndola con la boca. Por ello, cogió fuerzas y musitó:

—No..., San... Así quiero tenerte yo.

Un movimiento seco de ella le hizo perder a Santana el equilibrio y segundos después, Brittany estaba encima y, acercando su boca a la suya, murmuró tras besarla:

—Sabes a sexo...—y al ver que Santana quería protestar, añadió—No, cielo, no... Ahora seré yo quien ordene, mande y te arranque jadeos de placer—y moviendo las caderas hacia adelante, musitó—Abre la boca y dame tu lengua.

Santana, excitada por lo que decía, lo hizo y cuando Brittany la penetro Santana jadeó y tembló mientras con delicadeza Brittany la mordía y movía sus caderas y sus dedos.

Santana sorprendida por lo que Brittany había hecho, fue a moverse cuando Brittany, apretando los muslos, la inmovilizó, movió los dedos y las caderas con contundencia y Santana jadeó de nuevo enloquecida.

Esta vez más fuerte.

Más ronco.

Al oírla, Brittany y, mirándola, preguntó:

—¿Te gusta?

—Sí...

—Te dije que era buena.

Santana excitada como una loca, asintió.

—Sí, Britt... lo eres.

Brittany sonrió y, tentándola, inquirió:

—¿Quieres más?

—Sí—suplicó ella, mientras imaginaba cómo se movía el atrapasueños de su espalda.

—¿Cuánto más?

—Todo lo que tú me quieras dar—musitó en un tono bajo, tremendamente excitada.

Brittany asintió. Y controlando la situación, paseó su boca por el cuello de Santana y pidió:

—No te muevas. Tienes prohibido moverte.

—No sé si podré.

—Podrás—contestó y mirándola a los ojos como una tigresa, susurró—Sólo me moveré yo y si tú lo haces, pararé—Santana sonrió y ella le pidió—Dame las manos. Te las pondré sobre la cabeza. Quiero que tus jadeos me hagan saber cuánto disfrutas con lo que te hago. ¿Entendido?

—Sí...

Excitada, se dejó llevar por el momento y se abandonó a aquella mujer mientras una música cañera que no conocía sonaba a todo volumen.

Brittany le agarró las manos con su mano libre y como una diosa se movió sobre Santana y con maestría ingreso otro dedo y los movía, primero de arriba abajo y después en circulos, con movimientos sinuosos y perturbadores.

Santana, enloquecida por la situación, suplicó que no parara. Quiso moverse, pero cada vez que lo intentaba Brittany se detenía, enloqueciéndola.

¿De dónde sacaba aquella fuerza?

—Sigue, Britt..., sigue.

La joven sonrió y, tras morderle el labio inferior, susurró:

—No te muevas y córrete para mí.

Los movimientos de Brittany y su exigencia le hacían perder la razón. Nunca otra mujer le había pedido así que se corriera. Y por primera vez en mucho tiempo, Santana disfrutó del sexo sin juguetes sexuales, sin moverse, sin azotes, ni tríos.

Sólo con una increíble mujer sobre ella volviéndola loca.

Cerró los ojos y cuando ya no pudo más, se arqueó y tuvo un maravilloso orgasmo que la hizo temblar sobre la cama, mientras su vagina apretaba los dedos de Brittany y ella se arqueaba sobre Santana y se dejaba llevar por la pasión.

Agotada por el esfuerzo pero feliz por el resultado, se dejó caer sobre el fibroso cuerpo de Santana y le mordisqueaba los pechos. Sintió que sus brazos la apretaban contra Santana y sonrió al oír:

—Dios, Britt..., eres fantástica.

Su ataque había sido colosal.

Increíble.

Y deseó más de Brittany... mucho más.

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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Sorpréndeme (Adaptada) Epilogo

Mensaje por Lizz_snixx120500 Dom Jun 28, 2015 8:41 pm

Wow Exelente capitulo!!
oficialmente soy tu fan
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Sorpréndeme (Adaptada) Epilogo

Mensaje por paroan Dom Jun 28, 2015 10:03 pm

excelente kede sin palabras, kiero mas capitulos!!...siempre kedo con ganas
paroan
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Sorpréndeme (Adaptada) Epilogo

Mensaje por Jane0_o Dom Jun 28, 2015 10:20 pm

Diossss
Cada vez mejor
Saludos
Jane0_o
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Sorpréndeme (Adaptada) Epilogo

Mensaje por 3:) Dom Jun 28, 2015 10:26 pm

holap morra,...

mmm ya se estan llevando bien es es un buen avance,..
si que tubo una vida intensa britt,..
es bueno que britt le contara su vida,...

nos vemos!!!

PD,... perdón por desaparecer,.. volví a Argentina y no toque la compu!!! ademas una persona me consume todo el tiempo,...
ahora estoy en chile,... por ahí te cruso por algún lado!!!! jajajaj
3:)
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Sorpréndeme (Adaptada) Epilogo

Mensaje por monica.santander Lun Jun 29, 2015 12:19 am

uuuuuffffffff tranquila chicas!!!!! jajjaja
Me encanto que Brit y San hablaran!!!!
saludos
monica.santander
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Sorpréndeme (Adaptada) Epilogo

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