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Finalizado FanFic Brittana: Palabras Para Ti (Adaptada) Cap 6-P I

Mensaje por 23l1 Mar Jul 14, 2015 9:05 pm

Capitulo 6 - Parte I

Las emociones de Brittany estaban secas como la yesca y, cuando los carnosos labios de Santana rozaron los suyos, se apartaron, volvieron a rozarlos, los saborearon y se retiraron otra vez para volver a tocarlos de nuevo, Brittany comprobó que en su cuerpo en tensión se encendía una chispa y lo inflamaba por entero.

Algo que había muy en su interior terminó por romperse.

Exhalando un hondo gemido, rodeó con sus brazos el cálido cuerpo de Santana y lo estrechó fuertemente contra ella. Los pechos de Brittany temblaron cuando entraron en contacto con los suaves senos de Santana, y las caderas de ambas se acercaron y se amoldaron entre sí.

Santana cubrió con sus manos las nalgas de Brittany, mientras recorría con los labios la barbilla de su amiga y le mordisqueaba el lóbulo de la oreja.

—Britt, Britt... Qué buen sabor tienes. Es tal como lo recordaba.

Recordaba.

La palabra retumbó en la conciencia de Brittany, que volvió poco a poco al presente.

Y con la conciencia vino el dolor.

Con un sollozo, apartó a Santana para dejar un poco de espacio entre ambas.

—¿Britt?—musitó Santana suavemente.

Brittany se aferró al tronco del árbol, porque sentir la rugosidad de la corteza contra la palma de la mano le ayudaba a reprimir una acuciante ansia de volver a enlazarse en aquel erótico abrazo.

Irguió la espalda e intentó controlar la respiración, antes de volver lentamente la mirada hacia Santana.

—Será mejor que te vayas—dijo con cierta apariencia de tranquilidad en la voz y se agachó para recoger la linterna, que se le había caído al suelo.

—Britt, tenemos que hablar de esto—protestó Santana con voz débil, en un primer indicio de vacilación.

—Ahora no, Santana. Necesito tiempo para...—Brittany exhaló un profundo suspiro—Necesito algo de tiempo.

Durante un largo rato las envolvió el silencio. Después Santana avanzó un paso.

—Muy bien. Entonces, buenas noches, Britt.

Se escurrió por el hueco de los barrotes sueltos de la valla, tal como había hecho cien veces hasta entonces, y la engulló la oscuridad.

Brittany, con las piernas temblorosas, recorrió el camino de grava en dirección contraria y volvió a subir los escalones de la parte de atrás de la casa. Guardó otra vez la linterna en la alacena y se pasó nerviosamente la mano por el pelo.

—¿Britt?

Levantó la vista, sobresaltada, y entonces se acordó de que Quinn la estaba esperando.

—¡Ah! ¡Quinn! Siento haber tardado tanto—Brittany notó que se ruborizaba, presa de un incómodo sentimiento de culpa—Santana y yo hemos estado viendo la cabaña que construimos hace un montón de años.

—Es agradable recuperar viejas amigas, ¿no?—observó Quinn.

Brittany asintió.

—Cierto. Bueno, ¿qué te apetece: un café o un té?

—Tomaré un café, pero sólo si tú también te tomas uno.

—Creo que sí—Brittany decidió que así tendría algo que hacer mientras intentaba serenarse—¿Lo has pasado bien en la excursión del fin de semana?—preguntó, mientras echaba café molido en el filtro de la cafetera.

—Bastante bien. Me habría gustado que vinieras. Subimos hasta el monte Lima. Tina y Kurt tienen un chalecito ahí. No es nada del otro mundo, pero es perfecto para descansar.

—¡Qué bien!

Brittany apoyó la cadera contra la encimera mientras esperaba a que se hiciera el café.

Quinn deleitó a Brittany con un divertido relato de los momentos más interesantes del fin de semana y luego se movió hasta colocarse frente a su amiga. Brittany, de repente, se puso tensa.

—¿No me das un beso de bienvenida?

Quinn tomó la mano de Brittany entre las suyas. Brittany sintió un acceso de pánico y volvió la cabeza automáticamente, de modo que el beso de Quinn acabó sobre su ruborosa mejilla. Quinn se apartó un poco, enarcando las cejas. Brittany soltó una risita algo azorada:

—Lo siento. Es que estoy cansada.

Quinn no hizo ningún comentario y se limitó a mirar a Brittany con ojos inexpresivos, antes de alejarse con un movimiento grácil. En ese momento sonó el silbido de la cafetera y Brittany se dio la vuelta, aliviada de poder dedicarse a verter el café en las tazas, añadir leche y azúcar, y ofrecer unas galletitas caseras a Quinn.

Volvieron a la sala y Quinn se sentó en la misma butaca en la que había estado sentada Santana hacía muy poco.

—¿Has podido terminar el trabajo?—le preguntó a Brittany.

Esta parpadeó un momento, sin recordar que había pretextado trabajo pendiente para no acompañar a su amiga a la excursión.

—Sí, sí. Lo dejé listo anoche y esta mañana he ido a dar una vuelta en el coche por la carretera.

—¿Sabías que tu amiga Santana venía al pueblo?—preguntó Quinn como quien no quiere la cosa, y el tono de la respuesta de Brittany fue igualmente inexpresivo.

—Leí una nota sobre la fiesta de cumpleaños de su mamá en el diario local.

—¿Dónde ha vivido hasta ahora?

—En New York.

—¿Trabaja ahí?

—No—Brittany tragó saliva—Es su marido el que trabaja ahí—ya estaba. Había logrado decirlo sin dificultad. Su marido—Es cirujano cardíaco.

Quinn sostuvo la mirada de Brittany.

—¿Es ella la mujer de la que me hablaste?

—¿La mujer de la que te hablé?—repitió Brittany con la boca seca—¿Qué mujer?

—Esa mujer que al final eligió a un chico y te rompió el corazón—explicó con delicadeza Quinn.

Sin saber por qué, Brittany notó que se le llenaban los ojos de lágrimas y trató de contenerse. Se esforzó por articular una negativa que no la comprometiera, pero tenía la mente totalmente en blanco.

Quinn continuó mirando a Brittany, con una expresión cargada de sabia compasión.

—Ya veo que sí—dijo en voz baja y Brittany se aclaró la garganta.

—Es algo superado—replicó, sin expresión en la voz, deseando creer lo que decía.

—¿Seguro? Bueno yo juraría que, para ella, no. Me advirtió muy sutilmente que no me entrometiera.

—Te equivocas—dijo rápidamente Brittany, con escasa convicción.

¿Acaso no lo había notado ella también?

¿Y no había dicho Santana lo mismo de Quinn?

—No creo—Quinn hizo una mueca—Y su marido, el cirujano, ¿ha venido con ella?

Brittany negó con un gesto.

—Santana me ha contado que se están divorciando.

—¡Ajá!

Brittany hizo un ademán de negación con la cabeza.

—Nada de ajá. Ya te lo conté: hace años que Santana eligió.

—A lo mejor ha cambiado de opinión.

—No lo entiendes, Quinn.

—Tal vez no.

—Ya han pasado diez años desde que..., bueno, desde que salía con ella.

—A lo mejor ha necesitado todo este tiempo para darse cuenta de que tan sólo creía ser heterosexual—Quinn volvió a enarcar las cejas—¿No te parece posible?

Brittany suspiró.

—Lo único que sé es que no quiero volver a pasar otra vez por todo aquello.

—¿Ves? Eso sí que lo entiendo—Quinn rió quedamente—De todos modos, no sé por qué la estoy defendiendo. A lo mejor es que me encantan los finales felices. En fin, al menos vivo esperando uno para mí—volvió a alzar la vista hasta sostener la mirada de Brittany y, al final, se encogió de hombros y apuró la taza de café—Bueno, me voy a ir—se levantaron las dos a la vez y Quinn se acercó hasta colocarse junto a Brittany—A no ser que quieras que me quede a pasar la noche—dijo con naturalidad.

—Estoy bastante cansada—repuso rápidamente Brittany—Y mañana tengo mucho trabajo.

Quinn se encogió de hombros con un gesto exagerado.

—No sé qué me decía a mí que ibas a contestar eso. Bueno, da igual, Britt—avanzó hasta la puerta—¿Quedamos mañana para comer?

—Claro—Brittany fue hasta el otro extremo de la alfombra y le dio un beso—Y gracias, Quinn.

—¿Por qué exactamente?—preguntó su amiga.

Brittany se encogió de hombros.

—Por escuchar, tal vez. Y por el consejo.

Quinn abrió expresivamente los ojos.

—Bueno, yo ya te he avisado. Mi experiencia en cuestión de antiguos amores no es tan buena como la tuya—dijo secamente. Meneó la cabeza, dio media vuelta para marcharse y luego se volvió otra vez—Pero ve con cuidado, Britt. Me gustan los finales felices, pero reconozco que a veces no es buena idea querer retroceder en el tiempo. El resultado no siempre es perfecto.

—No tengo ninguna intención de hacer eso—repuso Brittany, deseando creer en lo que decía.

Un simple roce de los labios de Santana y se habían evaporado diez años en un instante.

—No quiero verte sufrir—Quinn pasó un dedo por la boca de Brittany y se lo enseñó—Santana lleva un lápiz de labios de un tono muy favorecedor—Brittany se ruborizó al descubrir el rastro rosado en el dedo de Quinn—Es sutil y sencillo, pero no le va mucho a tu color de piel—Brittany se mordió los labios y Quinn rió quedamente—Bueno, mejor me voy, antes de que abandone mi discreción y termine poniéndome en evidencia—Quinn caminó hasta el porche, con Brittany detrás de ella—¿Nos vemos mañana?

Brittany asintió, incapaz de hacer nada más que quedarse ahí parada mirando cómo Quinn caminaba hasta el coche y se marchaba.



Afortunadamente para Brittany, los dos días siguientes estuvo tan atareada en el trabajo que apenas tuvo tiempo de pensar en nada. Tenía que seleccionar una lista de libros para exponer en una de las escuelas locales y además tenía que terminar de calcular el presupuesto del próximo año, de manera que durante la jornada le quedó muy poco tiempo para pensar en Santana y en aquel beso.

El problema eran las noches.

En cuanto se metía en la cama, en su cabeza se sucedían una y otra vez los breves y eróticos instantes en los que la boca de Santana había estado en contacto con la suya. Y Brittany no dejaba de darle vueltas a la idea de que no sólo había dejado que Santana la besara, sino que además la había besado ella también con gran placer. Con tanto placer que ya no le era posible mantenerse fría y distante.

Un roce de los labios de Santana y toda la resolución de Brittany se había venido abajo.


Pasó la noche del lunes revolviéndose agitada en la cama y, al ver que la noche del martes prometía más de lo mismo, encendió la luz de la mesilla y buscó desesperadamente el ejemplar de La fiebre del oro.

Poco a poco, a medida que la historia iba atrapándola, se fue tranquilizando. Los personajes cobraron vida y a Brittany le pareció estar oyendo el tamborileo de los picos sobre la roca, el rumor del agua que corría por los toscos canales improvisados, el fragor de los cascos de los caballos, el zumbido de los insectos en medio del calor.

Se concentró en los avatares de Clare Darby y llegó a identificarse con la sensación de extrañeza que experimentaba la protagonista cuando intentaba adaptarse a su nueva familia. Clare se había ido a vivir a la tosca cabaña que había construido su tío en la concesión minera. Su tía, la hermana de la mamá de Clare, agradecía calladamente la ayuda de su sobrina en las tareas diarias. Clara cocinaba y lavaba la ropa del marido de su tía y de los dos hermanos de éste, que tenían plantada una tienda al lado de la cabaña.

Los tres tíos de Clare trabajaban de sol a sol en la mina, convencidos de que acabarían encontrando un filón. A la joven le parecía evidente que su tía había renunciado ya a toda esperanza de que eso fuera a ocurrir algún día.

Brittany se identificó con la tristeza que sentía la muchacha al pensar en sus padres y en la vida que había dejado en Brisbane.

Luego Clare conocía a Tess, que resultaba ser la hija de un comerciante del pueblo. Tess iba a casarse con Caleb, el más joven de sus tíos, en cuanto éste tuviera oro suficiente para comprar unas cabezas de ganado. La muchacha tenía la misma edad que Clare y se veían con frecuencia. Muy pronto, Clare empezó a añorar sus visitas. A menudo, las dos jóvenes se encontraban en un bosquecillo que había junto al riachuelo. Ahí se daban la mano, envueltas en la calurosa atmósfera.

Brittany pasó la página para seguir leyendo y, de repente, se quedó paralizada. Volvió a la página anterior, leyó de nuevo los últimos párrafos y, por un momento, creyó que se le helaba la sangre. Se sintió totalmente sofocada cuando leyó que Tess depositaba un apasionado beso en la boca de Clare. Siguió el diálogo con una incómoda sensación de deja vu.

Aquella conversación entre las dos jóvenes parecía tan real, le resultaba tan familiar...

Brittany se tapó la boca para ahogar un grito de asombro cuando se hizo evidente la increíble verdad. Continuó leyendo hasta altas horas de la madrugada, sin interrumpirse hasta la última página. Y luego se quedó un rato acostada en la oscuridad, con miles de ideas distintas revoloteándole en el cerebro.

Ansiaba abandonarse al reposo del sueño, pero, aunque lo intentó con todas sus fuerzas, fue incapaz de sumirse en la inconsciencia. Casi se sintió aliviada cuando la luz del alba empezó a inundar la habitación y ella pudo por fin levantarse de la cama y ocupar el pensamiento con otras cosas, mientras se preparaba el desayuno y se arreglaba para salir a trabajar.


El miércoles por la tarde, Brittany volvía hacia el mostrador de la biblioteca después de ayudar a escoger unos libros a un señor mayor, cuando el grupo de niños que había asistido a la sesión de lectura de cuentos de Mike salía atropelladamente de la sala de actividades.

Veinte o treinta críos se acercaron al mostrador para pedir libros en préstamo. Brittany empezó a pasar maquinalmente los libros por el lector del código de barras, sin prestar atención a los rostros de los niños, hasta que una voz conocida reclamó su atención.

—¡Hola, Britt! ¿Cómo estás?

Aunque Brittany vio delante de ella el rostro sonriente de Emily Evans, su cuerpo entró en tensión al pensar que tal vez Santana había acompañado a su hija.

Emily la miraba con expectación.

—¡Ah! ¡Hola, Em! ¿Te ha gustado la lectura de cuentos?—preguntó Brittany con bastante más ecuanimidad de la que realmente sentía.

—Ha sido genial—dijo Emily con una gran sonrisa.

—¿Has venido con tu mamá?

Brittany se horrorizó al darse cuenta de que había sido capaz de preguntarle aquello a la niña.

Emily meneó la cabeza en un gesto de negación.

—No. La abuela quería que la ayudara con no sé qué de la fiesta, así que nos ha traído la tía Bree. Ah...—empujó hacia delante a un niño de su misma edad—Éste es mi primo Finn—Emily hizo las presentaciones—Tiene unos meses más que yo.

—Encantada de conocerte, Finn

Brittany estrechó con formalidad la mano que le tendió educadamente el niño.

—Finn no ha leído muchos libros, pero yo le he estado haciendo algunas recomendaciones.

Emily señaló los libros que llevaba su primo bajo el brazo y Finn enarcó las cejas expresivamente.

—Lo que pasa es que no he leído los mismos que Emy—repuso, resignado, y Brittany contuvo una sonrisa.

—Me gustaron mucho esos libros sobre la época del oro que me prestó Mike la semana pasada. Estaban muy bien, ¿verdad, Finn?

—Eran interesantes—concedió Finn.

—Mi mamá me ha hablado de la antigua mina Eureka y de que ustedes dos iban algunas veces a jugar ahí, a ver si encontrabais oro—dijo Emily, con la cara resplandeciente por el entusiasmo.

—En la mina no entrábamos—replicó enseguida Brittany—Está vallada porque no es un sitio seguro. Pero buscábamos oro en las colinas formadas por los escombros.

—Un día de éstos, Finn y yo también iremos a ver si encontramos—los ojos de Emily, de un marrón intenso, se abrieron aún más—A lo mejor nos topamos con una pepita enorme.

—¿Qué pasa aquí? ¿Otro caso de la malhadada fiebre del oro?—interrumpió la voz de una mujer.

Brittany levantó la vista y se encontró frente a Bree, la hermana de Santana. Brittany observó a la sonriente mujer, que había deslizado el brazo por encima de los hombros de Emily. Había engordado unos kilitos, pero no aparentaba los treinta y cinco años que tenía.

—Hola, Britt. ¡Cuánto tiempo! ¿Qué buscan estos dos? ¿Mapas del tesoro?

Brittany le sonrió también.

—Si hubiera alguno por aquí, estaríamos todos afuera, probando suerte.

—Claro que sí—Bree apartó un mechón de pelo de la cara de Emily—Tendrás que pedirle al tío Ryder que te lleve de excursión. Hace años él también iba al río en busca de oro, ¿verdad, Britt? ¿O era Jake?

—Creo que era Ryder. Y encontró una pepita. Si no recuerdo mal, la guardaba en un tubito de cristal y a nosotros no nos dejaba ni acercarnos. Y nunca nos dijo dónde la había descubierto.

—Es verdad. Siempre estaba hablando de la pepita—Bree rió—No sé si al final la mandó analizar.

—¿Crees que aún la tiene, tía Bree?—preguntó Emily, con evidente fascinación.

—Tendrás que preguntárselo el viernes, cuando llegue—Bree volvió a mirar a Brittany—Hablando del fin de semana, Britt ¿vendrás a la fiesta que damos el sábado por el cumple años de mi mamá?

Brittany se quedó callada.

¿Acaso Bree no recordaba la pelea que mantuvo con Santana cuando ésta se casó?

Aunque Maribel López no le hubiera contado toda la historia a su hija mayor, probablemente Bree, por entonces, se habría extrañado de que Brittany no asistiera a la boda de su hermana.

—¿A la fiesta?—repitió, aparentando desinterés—No, no creo que vaya. No lo tenía previsto.

—Bueno, entonces si al final te decides, ven—repuso Bree cordialmente—Seguro que armaremos ruido y no te dejaremos dormir. Y ya se sabe: si no puedes vencer a tu enemigo, únete a él. Seguro que mi mamá se alegrará de verte.

Brittany no estaba tan segura. Y ahora que Santana había vuelto al pueblo y ya no las separaba toda la extensión del continente, Brittany estaba convencida de que Maribel López no se alegraría en absoluto de verla.

—Bueno, muchachitos. Si ya han elegido los libros, será mejor que volvamos al jaleo de los preparativos. Hasta la próxima, Britt.
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El mundo de Brittany

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Finalizado FanFic Brittana: Palabras Para Ti (Adaptada) Cap 6-P II

Mensaje por 23l1 Miér Jul 15, 2015 1:40 am

Capitulo 6 - Parte II

Por la tarde, Brittany entró otra vez en la biblioteca y soltó un suspiro. Artie era pesadísimo. Le regateaba cada cantidad, por pequeña que fuera. Por su culpa, Brittany tendría que rehacer el presupuesto casi por completo. Y, por si fuera poco, no veía qué utilidad podían tener los recortes propuestos por su jefe. Le daba la impresión de que no era más que una forma retorcida de echarle más trabajo encima.

Cuando se disponía a sentarse frente al escritorio, Brittany saludó a Mike con una mueca de resignación.

—Me muero por un café. ¿No habrá por ahí una tacita de café recién hecho para una pobre bibliotecaria que acaba de ser sometida a una terrible tortura burocrática y no puede más?

—Ahora mismo se está haciendo—dijo Mike con una sonrisa.

—Eres un sol

Brittany empezó a caminar hacia la sala del personal, pero Mike la llamó.

—Un momento, Britt—avanzó un paso y bajó la voz—Ya ha venido.

—¿Quién?—preguntó Brittany, frunciendo el entrecejo.

—La autora invitada.

Brittany dio un respingo, sintió que se ruborizaba y echó una rápida ojeada a la biblioteca.

—¿Leigh Mossman? ¿Dónde está?

Mike señaló hacia el despacho de Brittany con un ademán de la cabeza.

—Llegó hace un cuarto de hora y dijo que quería verte.

—Pensé que telefonearía antes...—protestó Brittany, pero Mike hizo un gesto de negación.

—Bueno, la verdad es que sí que ha telefoneado. Poco después de que tú salieras. Le he dicho que volverías a eso de las dos. Pensaba que sólo salías a comer, pero no contaba con que Artie el Pretencioso te iba a tener toda la tarde ocupada.

Brittany esbozó una sonrisa al oír el apodo que Mike reservaba al funcionario municipal, antes de echar un vistazo a la puerta cerrada del despacho. Tenía una sensación de peligro inminente en la boca del estómago.

—Me ha costado un poco darme cuenta de quién era, pero creo que tú la reconocerás enseguida—dijo Mike con una sonrisa socarrona—¿No quieres entrar a hablar con ella?—Brittany seguía de pie, indecisa—Te llevaré el café, y otra tacita para ella, ¿de acuerdo? ¿Y quieres unas galletitas de las que hace mi mamá?

Brittany respiró profundamente y rechazó la oferta con un gesto, pero no hizo ningún movimiento en dirección al despacho.

—Tendrías que entrar. Te está esperando. He llamado al despacho de Artie y me han confirmado que ya estabas de vuelta, así que le he dicho a ella que llegarías en cinco minutos—intentó animarla Mike—¿Les dejo un momento solas antes de entrar con el café?

—¿Qué? ¡Ah, el café! Sí, gracias, Mike—Brittany intentó calmarse y se esforzó por avanzar en dirección a la puerta.

Antes de entrar se detuvo un momento e intentó apartar de su mente aquel sentimiento de traición, pero empezó a notar tensión en el estómago en cuanto recordó el libro que había terminado de leer durante la noche del martes y que, desde entonces, no había logrado apartar de su pensamiento.

Traición.

La palabra centelleó ante sus ojos y la rabia fue más fuerte que las ganas de volver a ver a la otra mujer.

Porque tenía que ser ella.

Brittany abrió la puerta y se adentró con decisión en el despacho. La visitante estaba sentada en la butaquita que había a la derecha, hojeando una revista que seguramente le había dejado Mike, y alzó la vista para mirar a Brittany con aquellos increíbles ojos oscuros. Una pequeña sonrisa le iluminaba el rostro y Brittany volvió a sentir la eterna punzada de deseo.

—¡Hola, Britt! ¿Lo habías adivinado?

Brittany rodeó el escritorio, alisándose las solapas de la americana con los dedos. Se alegraba de haberse puesto el traje de chaqueta. Por el motivo que fuera, la hacía sentirse más profesional y creaba una pequeña barrera entre ella, con su tremenda vulnerabilidad, y aquella mujer tan increíblemente atractiva.

—¿Si había adivinado que tú eras Leigh Mossman? Lo supe el martes por la noche, al llegar a la página ciento veinticinco, más o menos.

Brittany se sentó tras el escritorio, otro pequeño bastión protector.

—La agente me sugirió que eliminara o cambiara esa subtrama, pero yo decidí mantenerla. Quería que Clare se sintiera atraída por Tess.

Brittany contempló la cara sonriente de Santana y recorrió con los ojos el cuerpo de la mujer. Llevaba una camisa de seda y unos pantalones de pinzas blancos, y el azul claro de su blusa reflejaba el vivido oscuro de sus ojos.

—¿Por qué lo has hecho, San?—Brittany se sorprendió al advertir la frialdad de su propia voz.

—Quería escribir sobre la fuerza del amor entre mujeres...

—No me refiero a eso. Hablo en general. ¿Por qué has incluido la historia en el libro? Ahí está todo lo que nos decíamos, todo lo que hacíamos, para que todo el mundo pueda leerlo. ¿Qué querías demostrar?

—Nada. Al menos, no de la manera que pareces insinuar. Sólo quería...—Santana se encogió de hombros—Supongo que lo que quería era que supieras lo importante que era para mí nuestra historia.

Brittany soltó una exclamación de incredulidad.

—¡Ah, claro! Y luego se lo contarás a tus nietos.

—Lo haré, si tú quieres que se lo cuente. Si tú estás conmigo para contárselo.

Brittany se levantó de la silla.

—Ya basta, Santana. Estoy harta. ¿Cómo te atreves a volver aquí y a intentar retomar la historia en el punto en el que la dejaste, como si no hubiera pasado nada?

—No es la primera vez que vengo al pueblo con la idea de verte—Brittany vio que un baile de emociones recorría el rostro de Santana—La primera vez—continuó Santana—, Emy ni siquiera había nacido. Mi mamá no quiso ayudarme y tu tía me dijo que te habías trasladado a Brisbane. Me sentí muy mal. Le insistí para que me dijera dónde vivías, pero no me hizo caso. Busqué tu teléfono en el listín de Brisbane, pero no aparecías. Después mis padres hablaron con el médico y con un asistente social, y me convencieron para que volviera con Sam. Me dijeron que el matrimonio requiere tiempo y paciencia, y la colaboración de los dos para funcionar—Santana suspiró—Pensaron que hacían lo que debían, pero no conocían a Sam. Mis padres son personas normales, cariñosas. No se daban cuenta de lo posesivo y controlador que podía ser Sam. Cuando volvía a casa por la noche, me sometía a un interrogatorio. ¿Quién ha venido? ¿A quién has visto? ¿Con quién has hablado? ¿Qué te han dicho? ¿Te gusta el vecino?—Santana movió la cabeza en un gesto de reprobación—La situación fue a peor, hasta que yo empeoré aún más las cosas cuando le confesé que no le quería, que amaba a otra persona. Nunca me lo perdonó.

—¿Le has hablado a Sam de nosotras dos?—preguntó Brittany incrédula, y Santana soltó una risita breve y amarga.

—No, no. No cometí ese grave error. No di nombres ni especifiqué el sexo. Por entonces ya sabía cómo era Sam. Se habría puesto hecho una furia si se hubiera enterado de que estaba enamorada de una mujer. Pero, en fin, da igual ya. Ahora Sam es problema de otra.

Enamorada de una mujer.

¿Eso quería decir...?

Brittany se esforzó por apartar de su mente aquel pensamiento salvajemente electrizante y jugueteó inconscientemente con el pisapapeles del escritorio. Pero antes de que pudiera decir nada, sonó un golpecito y Mike asomó la cabeza por la puerta del despacho de Brittany.

—¿Quieren ya el café?—preguntó jovialmente y se ruborizó en cuanto Santana le dirigió una sonrisa.

—¡Perfecto, un café!—dijo Santana, y Mike entró y depositó la bandeja sobre el escritorio de Brittany, antes de dirigir otra emocionada mirada a Santana.

—No puedo creer que seas Leigh Mossman. Tus hermanos jugaban al fútbol con mi hermano, ¿no? Y creo que hace años Ryder salió una temporada con mi hermana...

—Es que el pueblo es tan pequeño que nos conocemos todos, ¿verdad?—repuso Santana con una dulce risa.

Mike volvió a ruborizarse.

—Sí. Nunca puedes decir nada de nadie, por sí quien te escucha es familia suya.

Se echaron a reír los tres, pero Mike se puso serio cuando dirigió la mirada a su jefa.

—Creo que tú también necesitas un café, Britt—volvió a mirar a Santana—Se ha pasado toda la mañana discutiendo el presupuesto. Y encima el martes se pasó la noche en vela leyendo tu libro. Por eso está tan ojerosa. Le dije que no empezara a leer La fiebre del oro a según qué horas porque no sería capaz de dejar la lectura.

—¿Así que mi libro no te dejó dormir?

Santana volvió a mirarla y el tono de su voz hizo que las terminaciones nerviosas de Brittany dieran un respingo. La joven se acomodó contra el respaldo del asiento intentando tranquilizarse, consciente de la presencia inquisitiva de Mike.

—Escribes muy bien—dijo lacónicamente y Santana se echó a reír.

—¿Te acuerdas cuando decía, en el instituto, que un día sería escritora?—Santana se volvió a mirar a Mike—Pero nadie me creía, aparte de Britt. Ella siempre tuvo confianza en mí—Mike iba desplazando la mirada de la una a la otra—Cuando íbamos al colegio, Britt y yo éramos amigas del alma—explicó Santana.

—¡Caray, qué bien! No lo sabía. Yo iba unos cuantos cursos por detrás de ustedes, pero, como te he dicho, recuerdo que mi hermano jugaba al fútbol con Ryder—Mike le pasó el azúcar a Brittany— Seguro que en el pueblo se sorprenderán cuando vean quién da la próxima conferencia del «Autor invitado». Seguro que vendrá un montón de gente.

Santana hizo una mueca.

—Esperemos que sea así.

—Claro que sí. Como te he dicho, a todos nos ha gustado mucho el libro. A mi mamá, especialmente, le entusiasmó. Se muere por conocerte.

—Bueno, por lo menos habrá una persona entre el público—bromeó Santana.

—¿Una? Ya se ha apuntado un montón de gente para oírte leer unas páginas de La fiebre del oro—dijo Mike, exultante—Será un llenazo total, ya lo verás.

—Me estás poniendo nerviosa—Santana puso cara de preocupación.

—No hay por qué. Todo el mundo se quedará arrobado escuchándote, hables de lo que hables. Eres una chica del pueblo que se ha hecho famosa y tampoco vienen tantos escritores por aquí, ¿verdad, Britt?

—No, no vienen muchos—repuso Brittany sin inmutarse.

Mike cambió de postura, algo incómodo ante la aparente falta de entusiasmo de su jefa.

—Bueno, será mejor que salga, que están a punto de venir las señoras de la residencia de ancianos—se frotó las manos, nervioso—Llegarán dentro de un momento.

—Enseguida salgo y te echo una mano—Brittany empezó a incorporarse, pero Mike la obligó a sentarse de nuevo.

—No, no. No te preocupes, Britt. Las viejecitas estarán la mar de contentas de tenerme a mí para ellas solas—sonrió bonachonamente—De verdad, puedo atenderlas solo. Te daré un toque por el avisador si te necesito.

—Se parece mucho a su hermano—dijo Santana cuando el joven cerró la puerta tras él—Cuando me marché debía de ser un crío. Qué mayor se siente una con estas cosas, ¿no?

Brittany sonrió vagamente.

—Un poquito.

Santana sostuvo la mirada de Brittany.

—Al final no me has dicho si te gustó o no mi libro.

Brittany se encogió de hombros.

—No hace falta que te diga yo lo bueno que es. Ya lo han hecho los críticos.

Santana hizo un mohín.

—Pero a mí me gustaría oírte decir que te ha gustado.

—Sí que me ha gustado. Pero sigo pensando que deberías haber dejado fuera esa parte.

—¿Te avergüenzas de nuestra relación, Britt?—preguntó Santana, y Brittany se levantó y se puso a caminar a grandes pasos detrás del escritorio.

—No es una cuestión de vergüenza. Lo que no me gusta es que lo hayas puesto por escrito, para que se entere todo el mundo.

—Nadie conoce la verdad, aparte de ti y de mí.

—Y de tu mamá—añadió Brittany, exasperada.

—Mi mamá no se lo ha contado a nadie, Britt. Ya sé que por entonces amenazó con ello, pero no lo hizo.

—Así que no pasa nada.

—Por Dios, Britt. Quise que la relación entre Clare y Tess fuera una especie de homenaje, por decirlo así. Un homenaje a nosotras dos.

—Por eso haces que Tess se case con el tío de Clare y que Clare se vaya con el protagonista masculino. Entonces sí, te ha quedado muy realista.

—Tenía que hacerlo así, Britt. Cuando decidí escribir La fiebre del oro fue con la intención de forjarme una carrera. Era una forma de adquirir independencia y de ser capaz de mantenerme a mí misma y a Em, para poder divorciarme de Sam. Es que, ¿sabes?, aparte de saber escribir, no tengo ningún tipo de cualificación que me permita ganarme la vida. El libro tenía que resultar interesante para el público en general.

Santana se levantó y se acercó a Brittany. Ésta se puso tensa; una punzada de amargura le comprimía los músculos del estómago.

—Me siento traicionada—dijo ásperamente, antes de comprender el hondo dolor que había en sus palabras.

—Claro, Britt. ¿Crees que no lo sé? Yo no quería que las cosas ocurrieran de ese modo y lo lamento mucho. En esa época mi familia me sometió a una presión brutal para que me casara con Sam y...

—Me refiero al hecho de incluirlo en el libro—exclamó Brittany con rabia.

—¿Porque Clare tiene que renunciar a Tess?

—Por las palabras que has usado. Todo lo que nos decíamos la una a la otra. Éramos nosotras, San, y tendría que haber quedado en la intimidad.

—Ya sé que estaba hablando de nosotras, pero es que... Bueno, ésa ha sido mi única experiencia, Britt.

—Por Dios, Santana...

—Es cierto, Britt. Aunque antes de ponerme a escribir el libro hice algún intento.

—¿Algún intento?—Brittany notó que se le secaba la boca.

Santana frunció los labios irónicamente.

—Sí, para adquirir experiencia. En realidad, tenía un sentimiento ambivalente. Fue hace un par de años. Estaba hecha un lío. Quería demostrarme a mí misma de una vez por todas que era heterosexual y que lo que había habido entre nosotras no era más que..., en fin, algo a lo que yo había dado más importancia de la que tenía.

Brittany observó cómo una oleada de tristeza recorría la cara de Santana. Deseó desesperadamente preguntarle qué era lo que había descubierto y con idéntica desesperación deseó no saberlo.

—Santana...

—Llamé a un teléfono de información para gays y lesbianas, y pregunté a qué sitios podía ir—prosiguió Santana en voz baja—Al final me armé de valor y fui a una discoteca. Y ahí encontré la respuesta, Britt. Conocí a algunas mujeres muy simpáticas. Pero cuando llegaba el momento decisivo, no podía continuar. Me sentía como si estuviera traicionándote.

—Al que traicionabas era a Sam—dijo ásperamente Brittany, pero Santana hizo un gesto de negación.

—Sam no tenía nada que ver.

—Esto es absurdo, San.

—Tú eres la única mujer, la única persona, por la que me he sentido atraída en toda mi vida, Britt—la voz de Santana alcanzó un timbre increíblemente bajo—Eso es lo que he sentido siempre.

—No hagas eso, San.

—¿Que no haga qué? ¿Que no diga la verdad? Bueno es la verdad, Britt.

—San, creo que deberíamos... Bueno, que no deberíamos...

—Pero también escribí la otra versión. Tenía que hacerlo—acabó Santana, en voz muy baja.

—¿La otra versión?—repitió Brittany, con todo su cuerpo pendiente de la proximidad de la otra mujer.

—Diez años después de casarse, Tess y Clare se encuentran de nuevo en Brisbane. Clare se ha quedado viuda y Caleb, el marido de Tess, la ha abandonado a ella y a sus hijos. Clare y Tess caen una en brazos de la otra y viven felices para siempre jamás.

La voz grave de Santana penetró por todas y cada una de las rendijas de la armadura que Brittany había erigido para protegerse y tuvo que hacer un enorme esfuerzo para mantener una mínima apariencia de control.

Santana alargó el brazo y recorrió la barbilla de Brittany con las cálidas puntas de sus dedos, se detuvo en la comisura de su boca y continuó rozando sus labios temblorosos y suaves.

Inconscientemente, Brittany asomó la punta de la lengua, saboreó los dedos de Santana y retiró la lengua.

Santana no apartó los ojos de ella mientras se llevaba a la boca el dedo que había lamido Brittany.

Brittany se apoyó contra el borde del escritorio.

Las rodillas no la sostenían.

Santana se le acercó, apoyó las piernas contra las de ella, extendió las manos y encerró a Brittany en el círculo de un abrazo hasta que sus cuerpos se amoldaron el uno al otro.

Y Brittany perdió el control por completo.

Estrechó a Santana contra su pecho y sus bocas se unieron en un beso de febril abandono.

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Mensaje por paroan Miér Jul 15, 2015 4:25 am

Por que justo kedas ahiiiii, oh my god!!!
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Mensaje por micky morales Miér Jul 15, 2015 8:09 am

al fin, al menos britt no pde resistirse mucho! creo que santana vino por ella.
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Mensaje por Daniela Gutierrez Miér Jul 15, 2015 3:19 pm

Hola chica de nombre desconocido….
Me fascina esta historia, es una de las más hermosas que he leído.
Me alegra que por fin se diera a conocer como la autora del libro, y que estén diciendo lo que piensan y sienten, creo que por algo se empieza ¿no?

Gracias por la capítulos.

P.D: Cuídate
P.D.2: Perdón si no comento mucho, pero mis horarios están del asco en estos momento y no puedo ni siquiera leer o dormir.
P.D.3: Te quiero
P.D.4: Besos y abrazos psicológicos.
P.D.5: Chau
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Mensaje por monica.santander Miér Jul 15, 2015 3:41 pm

Están muertas la una por la otra!!!!!!!
Sabia que San era la escritora!!!!!
Saludos
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Mensaje por MeryBrittana Miér Jul 15, 2015 7:57 pm

Aaaayyyyy que bonitas son!! Las amo a las dos!! Creo que el amor que sienten es tan puro que es cuestión de poco tiempo el que vuelvan a estar juntas, y espero que esta vez no haya problemas de por medio!!
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Mensaje por 23l1 Miér Jul 15, 2015 8:25 pm

paroan escribió:Por que justo kedas ahiiiii, oh my god!!!


Hola, ajjajaajaj tonto cap que termina ai ¬¬ jajaja. Saludos =D


micky morales escribió:al fin, al menos britt no pde resistirse mucho! creo que santana vino por ella.


Hola, jajaajaj quien podría¿? jajaajajaj O SI! Saludos =D


Daniela Gutierrez escribió:Hola chica de nombre desconocido….
Me fascina esta historia, es una de las más hermosas que he leído.
Me alegra que por fin se diera a conocer como la autora del libro, y que estén diciendo lo que piensan y sienten, creo que por algo se empieza ¿no?

Gracias por la capítulos.

P.D: Cuídate
P.D.2: Perdón si no comento mucho, pero mis horarios están del asco en estos momento y no puedo ni siquiera leer o dormir.
P.D.3: Te quiero
P.D.4: Besos y abrazos psicológicos.
P.D.5: Chau


Hola dani, si yo también pienso eso. Vamos viento en popa no¿? jajajajaajaj. Saludos =D

Pd: gracias, tu igual!
Pd2: no te preocupes, ojala te salga tiempo para que puedas descansar
Pd3: jajaaj es el efecto que causo en las personas [Resuelto]FanFic Brittana: Palabras Para Ti (Adaptada) Epílogo - Página 3 4061796348
Pd4: igual!
Pd5: chao!


monica.santander escribió:Están muertas la una por la otra!!!!!!!
Sabia que San era la escritora!!!!!
Saludos


Hola, jajaajajaja o no¿? ajajajajajaja. Dio pistas muy claras parece jajajaaj. Saludos =D


MeryBrittana escribió:Aaaayyyyy que bonitas son!! Las amo a las dos!! Creo que el amor que sienten es tan puro que es cuestión de poco tiempo el que vuelvan a estar juntas, y espero que esta vez no haya problemas de por medio!!


Hola, o no¿? jajajaajajaj, y yo! Esperemos y tengas toda la razón, osea se lo merecen no¿? ajajajajaja. Saludos =D
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Finalizado FanFic Brittana: Palabras Para Ti (Adaptada) Cap 7-P I

Mensaje por 23l1 Miér Jul 15, 2015 8:28 pm

Capitulo 7 - Parte I

Brittany, en su fuero interno, sabía que había estado esperando aquel momento desde que se habían besado fugazmente en la oscuridad, bajo la cabaña del tamarindo.

Tenía que reconocer que desde entonces su cuerpo no había hecho más que aguardar apasionadamente y que todo su ser había estado ansiando aquella proximidad, aquella conocida afinidad con todo lo que había representado Santana para ella.

Y Brittany se aferró a Santana como si se estuviera ahogando.

Cuando la pierna de Santana se insinuó entre las suyas, Brittany emitió un gemido. Su sobria falda se deslizó hacia arriba mientras la mano de Santana trepaba por sus panties. El roce de la piel contra el nylon resonó seductoramente por los silenciosos rincones del despacho de Brittany.

—Britt, Britt...—murmuró Santana con la voz ronca, mientras sus labios besaban tiernamente la curva de la mejilla de Brittany y le mordisqueaban el sensible lóbulo de la oreja.

La parte vagamente racional que aún quedaba en el interior de Brittany levantó la alarma, pero ella había abandonado ya toda precaución. Inclinó la cabeza hacia atrás y los sedosos labios de Santana recorrieron tentadoramente la curva de su garganta y aceleraron aún más el pulso que palpitaba eróticamente en la base del cuello.

—Britt... Llevaba tanto tiempo soñando con este momento—Santana respiraba entrecortadamente—Quería tenerte entre mis brazos, quería sentir tu fuerza, tu dulzura.

La voz sedosa y sensual de Santana y la evidente excitación sexual que impregnaba sus palabras inflamaron todo el cuerpo de Brittany, que atrajo a Santana hasta la proximidad más absoluta.

Le pareció que había pronunciado el nombre de Santana, pero no estaba segura de si realmente había hablado o si se había limitado a repetir su nombre mentalmente, como una letanía.

—Britt, te quiero. Nunca he dejado de quererte.

Brittany deslizó una mano por las caderas de Santana y por su estrecha cintura, y cubrió con la otra mano la voluminosa curva de su seno. Al notar el turgente pezón de Santana contra la palma se estremeció con una sacudida de puro deseo.

Toda la habitación parecía vibrar con la electricidad que chisporroteaba en el aire. De pronto, el estridente sonido del avisador cayó sobre ellas como un mazazo y las devolvió bruscamente a la tierra.

Santana levantó la cabeza. Sus ojos oscuros resplandecían aún de excitación. Su mirada se cruzó con la de Brittany y se mantuvo apremiantemente clavada en ella.

Brittany permaneció completamente paralizada durante algunos segundos, pero enseguida recuperó el sentido de la realidad. Se dio cuenta, horrorizada, del aspecto que ofrecerían a la más fugaz de las miradas.

La ropa arrugada.

La boca hinchada con la evidencia de los besos.

Parecía que habían estado haciendo el amor sobre el escritorio de Brittany, lo cual, como Brittany comprendió avergonzada, era precisamente lo que habían estado haciendo.

Brittany apartó a Santana y, con las manos temblorosas, se bajó la falda y se alisó la chaqueta. Como pudo, logró colocarse otra vez tras el escritorio y se derrumbó sobre el sillón.

—Britt...

Sonó un breve golpecito antes de abrirse la puerta y Artie Abrams irrumpió en el despacho. Brittany, con la mente embotada, comprendió que Mike debía de haber usado el avisador para alertarla de que Artie se acercaba al despacho, y se propuso agradecérselo encarecidamente.

De no ser por él...

—Britt, he pensado que te pueden ser útiles estos apuntes sobre los cambios que hay que introducir en el presupuesto—Artie se interrumpió y se ajustó las gruesas gafas cuando Santana avanzó y se sentó en el otro sillón—¡Vaya! ¿Eres Santana López, verdad?—Artie le tendió la mano y Santana se la estrechó con un gesto maquinal.

—Hola, Artie. Por ti no pasan los años.

La voz de Santana sonó asombrosamente normal y Brittany fue la única que advirtió la palidez de su rostro.

—¡Vaya, gracias!—Artie sonrió ampliamente—Lo mismo digo. ¿Cuánto hace que no nos veíamos? ¿Diez años, o más? ¿Qué has estado haciendo en este tiempo? No vives en Lima, Ohio, ¿verdad?

—No. He estado viviendo en New York. Y haciendo lo normal. Me casé, ahora me estoy divorciando...

Artie frunció el entrecejo con gesto comprensivo.

—Lo siento mucho. Yo también estoy divorciado.

—Parece que Britt ha sido la única sensata—añadió Santana en broma—No se ha casado.

—Sí, pero bueno, el matrimonio en sí no tiene nada de malo—aseguró Artie con candor—Lo que pasa es que hay que escoger a la persona adecuada. Yo no me veo sin casarme otra vez.

Dirigió una mirada de complicidad a Brittany, pero ella fingió estar concentrada en los apuntes que le acababa de pasar.

—Gracias por traérmelos, Artie—dijo rápidamente—Me pondré con ello en cuanto pueda. Por cierto, Santana es la escritora que dará la conferencia del «Autor invitado» de la semana próxima.

—¿La escritora?—Artie miró a Santana, pestañeando por la sorpresa.

—No me digas que tú no te has leído mi libro, Artie—dijo Santana con una sonrisa y Artie carraspeó, desconcertado.

—Bueno aún no. Pero voy a leérmelo. Parece que ha originado una tormenta en el mundillo literario.

—Tanto como una tormenta...—Santana se echó a reír alegremente—Digamos que ha removido un poco la superficie del estanque.

—Por lo que me ha contado Britt, me parece que estás siendo muy modesta—Artie introdujo las manos en los bolsillos y se balanceó sobre los talones de sus lustrosos zapatos—No suelo leer novelas románticas, pero, teniendo en cuenta que ésta la has escrito tú, no me la perderé.

—Vaya, gracias, Artie—Santana inclinó la cabeza.

—Siempre me ha intrigado de dónde sacan las ideas los escritores. Creo que tu libro se sitúa en Lima, Ohio. ¿Es autobiográfico?

Brittany se puso tensa. Si Artie supiera la verdad...

—En absoluto—respondió Santana pacientemente—Pero supongo que, de una forma inconsciente, una siempre tiende a usar fragmentos de la propia experiencia, de la gente que conoce o de situaciones que ha vivido. Todo se aprovecha. Así que nunca se sabe, Artie. A lo mejor te reconoces en uno de los personajes—bromeó.

—¿Me has incluido en el libro?—preguntó él, tomándola en serio.

—¡No te lo puedo decir!—contestó Santana con una amplia sonrisa.

Artie volvió a ajustarse las gafas y le sonrió.

—Siempre has sido una bromista, Santana. En fin, me impresiona saber que has escrito un libro. Podríamos salir a cenar una noche y así me cuentas cómo fue la cosa.

Santana se quedó blanca y Brittany tuvo que contener una involuntaria sonrisa. En el pasado, las bromas de Santana solían traerle problemas.

—La verdad es que voy a estar muy ocupada durante las próximas semanas, Artie. Me encargo de la casa de mis padres. Y no puedo dejar sola a mi hija.

—¿Tienes una hija? ¡Ah, entonces Britt podría hacer de canguro!—dijo tranquilamente Artie y Brittany lo miró desconcertada.

Desde luego, aquel hombre era el colmo.

—Ya veremos—repuso inexpresivamente Santana, echándole una ojeada al reloj—Bueno, Britt, tendríamos que ver cómo organizamos la conferencia del «Autor invitado».

—Sí, yo también tengo que volver al trabajo. Esta es una época frenética en el ayuntamiento—Artie frunció los labios, dándoselas de importante—Recuérdame mañana lo del presupuesto, Britt. Me alegro de haberte visto, Santana—se volvió y caminó hacia la puerta.

Santana ahogó una carcajada.

—¡Madre mía! Decías que no había cambiado y desde luego que no lo ha hecho, ¿verdad?

—Me temo que no—concedió Brittany.

Siguieron mirándose y Brittany notó que volvía a ruborizarse ahora que estaban las dos solas. Se frotó el entrecejo, donde notaba un principio de dolor de cabeza.

—En cuanto a la conferencia de la semana que viene, se me ocurre que podrías contar de dónde sacaste la idea para el libro, cómo lo escribiste, y quizá leer un par de páginas.

—¿Qué te parece la página ciento veinte?—preguntó en voz baja Santana, y a Brittany se le secó la boca de golpe.

—Santana, tengo mucho trabajo y...

—Tenemos que hablar, Britt. ¿No te parece? Pero tienes razón. Tu despacho no es el sitio más... En fin—hizo una mueca—No es el lugar adecuado, ni el momento adecuado. La historia de mi vida—Santana se puso de pie—Además, tengo que ir a buscar a Emy y a Finn al cine. Pero de verdad pienso que tendríamos que hablar.

Brittany sacudió la cabeza.

—Hablar no cambiará las cosas. No puedes borrar diez años simplemente chasqueando los dedos—dijo, y Santana hizo un movimiento con la mano, en señal de negación.

—Ya lo sé. Y no pretendía hacerlo. Pero quiero saber qué sientes tú, Britt. Quiero saber cómo estás, qué has estado haciendo durante todos estos años.

Brittany soltó una exclamación de incredulidad.

—Ahora resulta que te interesa lo que he hecho desde que te fuiste—Brittany se contuvo para no añadir «y me dejaste»—Fantástico.

—Me ha interesado siempre.

Brittany la interrumpió, ronca de rabia.

—Sí, claro. Te interesaba tanto que ni siquiera te atrevías a mirarme a la cara. Me llamaste por teléfono para invitarme a la boda.

—No fue así, Britt, y tú lo sabes—Santana se pasó la mano por el pelo—Estaban pasando muchas más cosas de las que tú sabías.

—Y yo que creía que me lo contabas todo—aclaró Brittany sarcásticamente.

Santana apartó la mirada, con las cejas como flechas oscuras sobre la su rostro.

—Todo el mundo me presionaba en esa época. Mi mamá, Sam...—miró otra vez a Brittany—Y tú también.

—¿Yo?—Brittany se acomodó contra el respaldo—Oye, Santana, ahora no quiero hablar de eso.

—¿No puedo contarte mi versión de la historia?—suplicó Santana.

Brittany soltó un suspiro.

—¿Y para qué serviría después de tanto tiempo? Ya pasó, Santana.

—Te he echado de menos.

Brittany se pasó una mano trémula por los ojos.

—Yo también te he echado de menos, San—dijo lacónicamente—Pero ya te lo he dicho está superado. Todo está olvidado. Y no quiero volver a pasar por ello.

—Entonces será mejor que me vaya—Santana avanzó hacia la puerta. Se detuvo y, con la mano apoyada en el pomo, volvió a mirar a Brittany—Dices que lo has olvidado, ¿pero realmente es así, Britt?

—Sí—dijo Brittany, con más convicción de la que realmente sentía.

Los carnosos y hermosos labios de Santana se torcieron en una mueca de amargura.

—Yo creo que no, Britt, no más de lo que lo he olvidado yo. Ese beso fue...—se interrumpió—Fue realmente increíble, ¿no crees?—su voz alcanzó un registro inconcebiblemente grave—Tanto, que quiero repetirlo. Y sé que tú también.

—No tienes ni idea de lo que siento yo ahora, San. Somos otras personas—Brittany esbozó una sonrisa amarga—Ya no sabemos nada la una de la otra. Vete, por favor. Tengo trabajo.

Santana no apartó la vista de Brittany durante un largo instante y, al final, suspiró.

—Siempre hemos sabido qué sentía cada una, Britt. Estuviéramos donde estuviéramos. Qué más da cuántos años llevamos separadas. Para mí ha sido así desde el momento en que nos conocimos. Y siempre será así.

Salió, y la puerta se cerró tras ella con un chasquido burlón.
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Mensaje por paroan Miér Jul 15, 2015 9:50 pm

Poco poco... se me hace pocooo
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Palabras Para Ti (Adaptada) Epílogo

Mensaje por betacool frex Miér Jul 15, 2015 10:25 pm

Mmmm muy buenos los cap. Me gusta como avanza la historia.
Te dije que sabia lo del libro y la autora no me lo pudiste ocultar ;).
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Mensaje por micky morales Miér Jul 15, 2015 10:55 pm

que tonta brittany, engañandose a si misma, no ha olvidado a santana!
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Mensaje por 23l1 Jue Jul 16, 2015 2:38 am

paroan escribió:Poco poco... se me hace pocooo


Hola, jajaaajajjaaj xD ajjaajaj bn aquí el siguiente entonces! Saludos =D


betacool frex escribió:Mmmm muy buenos los cap. Me gusta como avanza la historia.
Te dije que sabia lo del libro y la autora no me lo pudiste ocultar ;).


Hola, vamos bn entonces. Si nos da y nos quita jajaajajjaja. Jajajajjaaj pero nunca lo negué XD jajaaj. Saludos =D


micky morales escribió:que tonta brittany, engañandose a si misma, no ha olvidado a santana!


Hola, jajaajajaaj y quien si¿? jaajajajaj. Saludos =D

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Finalizado FanFic Brittana: Palabras Para Ti (Adaptada) Cap 7-P II

Mensaje por 23l1 Jue Jul 16, 2015 2:40 am

Capitulo 7 - Parte II

Hasta que no llegó a casa, Brittany no recordó que era jueves y que tenía que ir a la acostumbrada cena con Quinn. Miró el reloj y soltó un gruñido. Era demasiado tarde para anular la cita, así que decidió darse una ducha rápida y ponerse unos pantalones anchos y una sencilla blusa de algodón.

¿Qué iba a hacer con Quinn?

Se preguntó mientras atravesaba el pueblo. Sabía que debía haberle explicado a su amiga que no tenía derecho a iniciar ningún tipo de relación con nadie.

Sospechaba que en su personalidad había alguna carencia.

Era como si no se permitiera acercarse demasiado a nadie. Al principio, lo atribuía a lo mucho que había sufrido con Santana. El tiempo lo cura todo, se dijo. Pero el tiempo había pasado y no había cambiado nada. Tal vez Santana le había causado una herida emocional incurable.

Y ahora que había vuelto, Brittany...

¿Ahora qué?

Se preguntó ásperamente.

Las cosas no habían cambiado.

Santana le había roto el corazón y a ella le había costado años recuperarse. No tenía ninguna intención de dejar que Santana volviera a herirla. Brittany frunció el entrecejo. La relación con Quinn se había desarrollado desde el principio sin ningún tipo de compromiso. Había un acuerdo tácito entre las dos.

Quinn lo sabía.

¿O no lo sabía?

Brittany se sintió culpable.

Tampoco le había dado otra opción a Quinn.

¿O sí?

Mientras continuaba enzarzada en una pelea consigo misma, Brittany cambió de marcha, entró en la parcela de Quinn, aparcó y subió los escalones de la entrada.



Quinn dominó la conversación durante toda la cena y Brittany se esforzó por no apartar la atención de su anfitriona.

—Francamente, Artie Abrams es el tío más aburrido que he tenido la desgracia de conocer—decía Quinn, exasperada—Y me han dicho que te ha estado dando la vara con el presupuesto.

Brittany asintió.

—Tú lo has dicho. Y esta vez ha sido aún peor que el año pasado, si cabe.

Quinn emitió una exclamación de disgusto.

—Es un caso clásico de lo peligroso que puede ser a veces un poco de poder. Entre nosotras: el alcalde y Artie han estado discutiendo esta tarde. El alcalde está tan harto como cualquiera de los aires de superioridad de Artie.

—No me extraña—Brittany hizo un gesto con la cabeza—Y lo más seguro es que mañana tenga que reunirme otra vez con él.

Quinn tomó un sorbito de café.

—Me ha dicho un pajarito que has recibido la visita de nuestra famosa escritora local—dijo como quien no quiere la cosa.

Brittany se puso rígida.

—Sí—se esforzó por reír—, ¿Acaso puede pasar algo en este pueblo sin que tú te enteres, Quinn?—bromeó—, ¿De dónde sacas la información?

Quinn se dio unos golpecitos con el dedo en una aleta de la nariz.

—Tengo un olfato especial...—se interrumpió—Bueno, ¿qué? ¿Me lo cuentas o no?—Brittany tragó saliva—¿Y bien?—insistió Quinn.

—La verdad es que ha sido toda una sorpresa—Brittany sintió que su corazón retumbaba perceptiblemente—Resulta que Leigh Mossman es Santana Evans.

¿Qué pensaría Quinn si Brittany le confesaba que había perdido toda compostura y había besado a Leigh Mossman con una imprudencia muy poco habitual en ella?

¿Y que eso había ocurrido en su despacho, donde podía haberlas sorprendido cualquier persona que entrara?

¿Y que Artie Abrams había estado a punto de descubrirlas?

Quinn pestañeó.

—¿Tu amiga Santana Evans es Leigh Mossman?—Brittany asintió con un gesto—Ya entiendo—Quinn tomó otro sorbo de café—¿Y no lo sabías?

—No.

Brittany mantuvo los ojos clavados en la taza de café. Lo que acababa de decir no era del todo cierto, pero tampoco era mentira. No se había dado cuenta hasta que leyó el libro.

—Qué interesante...—Quinn volvió a interrumpirse—Aunque eso aporta una nueva dimensión a uno de los pasajes del libro. ¿No crees?—Brittany miró otra vez a su amiga—El momento en que Clare se enamora de Tess—explicó—La verdad es que por un instante tuve la vana esperanza de que acabarían juntas, pero sabía que eso no podía pasar en una novela para todos los públicos.

—Eso es lo que ha dicho Santana. Que tenía que escribir para el mercado de masas.

—Supongo que ha tenido que ser práctica.

—Claro.

—¿Así que ha cambiado de opinión?

Brittany miró intrigada a Quinn.

—¿Qué quieres decir?

—Me refiero a lo de ser hetero. Dijiste que ella y su marido están divorciados. ¿Ha sido por eso?

—No tengo ni idea—respondió Brittany, intentando no imprimir a su voz un tono defensivo—Ya te dije que llevaba diez años sin verla. ¿Cómo quieres que lo sepa?

—Bueno yo juraría que Santana entiende, Britt—dijo Quinn con franqueza.

—¿Cómo lo sabes?—protestó Brittany y Quinn soltó una risita.

—Se me da bien detectar estas cosas. Será que tengo práctica. Contigo acerté, ¿no?

—Quinn...—Brittany se interrumpió.

—No te preocupes, ni a ti ni a ella se les nota tanto. Y si la gente fuera más tolerante no estaríamos manteniendo esta conversación. Y el libro de Santana concluiría con una escena de Clare y Tess marchándose juntas, frente a una puesta de sol. Pero, a pesar de todo, es una buena novela—dijo Quinn—se le acercó un poco más y apoyó los labios en el dorso de la mano de Brittany—Las escenas de amor, incluida esa medio insinuada entre Clare y Tess, eran muy eróticas, ¿no crees?

Brittany se removió en el asiento, incómoda.

—Supongo que sí.

—Me imagino que debe de resultar raro leer un libro escrito por una persona a la que conoces—dijo Quinn con una amplia sonrisa—Especialmente las escenas de amor.

—Sí, resulta raro.

—¿Has podido reconocer a algún personaje del libro?

—¡No, claro que no! ¿Qué quieres decir?—la voz de Brittany sonó acusadora y Quinn enarcó las cejas.

—Lo siento, Britt. No quería molestarte. ¿Cambiamos de tema?

Dejó la taza de café a un lado, extendió los brazos para asir la mano de Brittany y le dio la vuelta para lamerle la palma con la punta de la lengua.

Brittany se removió incómoda en el asiento y carraspeó.

—Perdona, Quinn. Es que esta noche estoy algo cansada. He tenido una conversación agotadora con Artie y me parece que prefiero irme a dormir pronto.

Quinn miró a Brittany y frunció ligeramente el entrecejo.

—Tienes cara de cansada, sí.

Brittany se sintió algo aliviada. Quizá podría irse sin levantar las sospechas de Quinn.

¡Cobarde!

Chilló la voz de su conciencia, exigiéndole que le contara a Quinn la verdad. Brittany sabía que debía hacerlo, pero vacilaba: no sabía por dónde empezar ni qué decir.

—¿Pero estás segura de que no es más que eso?

Las palabras de Quinn captaron la atención de Brittany.

—¿A qué te refieres?—preguntó, con el sentimiento de culpabilidad martilleándole en la conciencia.

—Bueno a Santana Evans.

—¿Santana?

Quinn asintió.

—Me da la sensación de que todo lo que te pasa tiene que ver con Santana, Britt—dijo Quinn en voz baja.

Brittany suspiró.

—Mira, Quinn, no es lo que crees. Es sólo que no nos veíamos desde hace diez años, ¿sabes? Y, en fin..., me está resultando algo difícil acostumbrarme al hecho de que esté en el pueblo.

—¿Sigues enamorada de ella?

—¡No!—aseguró Brittany con vehemencia y entonces fue Quinn la que suspiró—Claro que no estoy enamorada de ella—repitió—Por Dios, Quinn, éramos unas crías cuando dejamos de vernos.

—Tanta insistencia es algo sospechosa...—dijo burlonamente Quinn.

Brittany luchó por contener un acceso de rabia. Quiso volver a negar la evidencia y quiso creer que no era cierta. Pero, fuera como fuera, comprendió que no podía. Sabía que eso habría sido engañarse a sí misma.

De no ser por el beso que se habían dado esa tarde, tal vez podría...

—Britt, creo que entiendo cómo te sientes—dijo Quinn, conciliadora—Por lo menos sé cómo me sentía yo cuando lo de mi amiga. Santana significaba mucho para ti. Te hizo mucho daño y ahora ha vuelto. Y a ti te está costando entender tus propios sentimientos. ¿No es así?

—Más o menos—se rindió Brittany—Quinn, no sé cómo decírtelo...

Quinn hizo una mueca.

—Crees que deberías tomarte un tiempo para decidir qué es lo que sientes por Santana. ¿Te parece bien así?

—Creo que es una buena forma de expresarlo—Brittany miró a la otra mujer—Lo siento, Quinn, si hubiera...

Quinn le tapó la boca con un gesto delicado.

—No tienes que disculparte. Odio reconocerlo, pero es lo más sensato—se acercó más a Brittany y la besó en los labios—Pero recuerda una cosa: si necesitas hablar o lo que sea, cuenta conmigo. ¿De acuerdo?

—Claro—Brittany se levantó, atrajo a Quinn contra su pecho y la abrazó—Y gracias. Por todo.



***************************************************************************************************************


Al día siguiente, después del trabajo, Brittany se sintió nuevamente atraída por la cabaña del tamarindo y, a pesar de regañarse a sí misma por querer volver al viejo refugio, no pudo evitar encaminarse hasta el fondo del jardín.

Una vez ahí, sentada en el fresco cobijo de la copa del tamarindo, lo único que logró fue revivir todos los recuerdos que había conseguido reprimir a lo largo de tantos años. Cada rincón de aquella cabaña en la que se cobijaban ella y Santana albergaba una multitud de recuerdos que, por aquellos días, la obsesionaban en todos sus instantes de vigilia.

O eso parecía.

Sólo con cerrar los ojos, Brittany podía volver a ver a las dos muchachas desnudas bajo el calor del verano, con los cuerpos tendidos el uno junto al otro, perlados de sudor.

Pasaban muchas horas en la cabaña del árbol, acostadas una al lado de la otra sobre una alfombra, leyendo o hablando, pero sobre todo haciendo el amor. Llegaron incluso a idear un sistema para subir la escalerilla cuando estaban en la cabaña, por si los hermanos de Santana descubrían el escondite.

Brittany se vio a sí misma, incorporándose sobre un codo para besar el brazo desnudo de Santana. Sus cuerpos adolescentes eran muy distintos. Brittany era delgada y longilínea, y de piel muy blanca, mientras que Santana era de de piel aceitunada y tenía un cuerpo dulcemente redondeado.

¿Cuándo empezó a estropearse todo?

Se preguntó Brittany.

Retrospectivamente, supuso que fue el día en que Santana soltó aquella bomba.



Flashback

Estaban tendidas una junto a la otra sobre la alfombra de la cabaña. Acababan de hacer el amor y a Brittany todavía la embargaba una intensa euforia.

—Tendríamos que vestirnos—dijo lánguidamente—Pero es que no me canso de tocar esa piel tan suave que tienes y tus increíbles pechos.

Santana acarició el brazo de Brittany, deslizando sensualmente los dedos por su piel.

—Mis tetas son demasiado grandes. Me gustaría tenerlas como las tuyas.

—-¿Como las mías?—Brittany soltó una risita—Si no tienen ninguna gracia.

—Son preciosas—dijo Santana, y le acarició un pezón con la punta de la lengua.

—Mmm. No pares hasta dentro de cincuenta años—son una sonrisa, Brittany se volvió y murmuró—Te quiero, Sanny—observó la cara de su amiga, sumida en una fugaz mueca de tristeza, y frunció el entrecejo—¿Qué pasa, San?

—Nada—Santana suspiró, se recostó otra vez y apoyó la cabeza de Brittany contra su hombro—Pensaba que ojalá fuéramos las dos únicas personas del planeta.

Brittany rió quedamente.

—Aquí arriba lo somos. Pero, si de verdad fuéramos las únicas, acabaríamos aburridas la una de la otra.

—Tal vez sí.

Santana miró a Brittany a través de sus largas pestañas. Su mano seguía tocándola, pero Brittany notó que en ese momento su amiga ya no estaba pensando en la suavidad o la textura de su piel.

—Estás muy pensativa, San. ¿Demasiado rato haciendo el amor, quizá?—comentó humorísticamente Brittany, pero sólo recibió una sonrisa reticente de Santana.

Brittany se recostó contra la alfombra y se acurrucó junto a Santana.

—¿Qué hacemos mañana? ¿Iremos caminando al cine o nos llevará tu papá o Jake en coche?

Santana no dijo nada durante unos segundos.

—De eso precisamente quería hablarte—repuso al fin, respirando hondo—Mañana no puedo salir contigo.

Brittany se incorporó y se volvió hacia ella.

—¿Que no puedes? ¿Por qué? Pensaba que tenías ganas de ver la película.

—Sí, pero Sam me ha pedido que vaya al cine con él—Brittany se quedó helada—Y he aceptado.

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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Palabras Para Ti (Adaptada) Epílogo

Mensaje por monica.santander Jue Jul 16, 2015 3:12 am

Quiero conocer la versión de San!!
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Palabras Para Ti (Adaptada) Epílogo

Mensaje por betacool frex Jue Jul 16, 2015 11:48 am

Mmmm pues no lo negaste, pero tampoco dijiste que si ;).
Quinn es super comprensiva, me agrada la relacion de amor/amistad que tiene con britt.
Ya quisiera leer el porque Santana dejo a Britt sin decirle nada.
AHh y ODIO a Sam
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Palabras Para Ti (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 23l1 Jue Jul 16, 2015 8:51 pm

monica.santander escribió:Quiero conocer la versión de San!!


Hola, esperemos y este cap nos diga algo mas! Saludos =D


betacool frex escribió:Mmmm pues no lo negaste, pero tampoco dijiste que si ;).
Quinn es super comprensiva, me agrada la relacion de amor/amistad que tiene con britt.
Ya quisiera leer el porque Santana dejo a Britt sin decirle nada.
AHh y ODIO a Sam


Hola, jajaajajajajaja a no¿? ajjaajajajajaja. Aaaa si quinn es la mejor! jaajajajajajaj. Esperemos y este cap nos diga algo! Y YO! ¬¬ Saludos =D

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Finalizado FanFic Brittana: Palabras Para Ti (Adaptada) Cap 8-P I

Mensaje por 23l1 Jue Jul 16, 2015 8:54 pm

Capitulo 8 - Parte I

Continuación Flashback


Brittany se sintió como si le hubieran dado un codazo en medio del plexo solar. Miró a Santana, pero su amiga no le devolvió la mirada.

—No lo entiendo—Brittany se aclaró la voz con esfuerzo—¿Por qué, San?

Santana se incorporó para sentarse y se puso la camiseta. Por una vez, Brittany no quiso recrearse la vista admirando cómo la fina tela de la camiseta marcaba sus redondos pechos.

—Britt, tenemos que ir con cuidado. Tenemos que tomárnoslo con más calma durante un tiempo.

—Pensaba que ya íbamos con cuidado—replicó Brittany—En público no nos tocamos ni hacemos nada por el estilo.

—No es sólo eso. Es que estamos siempre juntas y la gente acabará por darse cuenta. De hecho, ya han empezado a notar algo—Santana se apartó el pelo de la cara.

—¿Y no quieres que estemos juntas?—preguntó Brittany, tratando de que la voz no se le quebrara en un sollozo.

Santana tomó la mano de Brittany.

—Sabes que sí. Te quiero, Britt-Britt. Pero no quiero que la gente nos ponga ninguna etiqueta, a ninguna de las dos, y tampoco quiero que lo hagas tú.

—¿Te refieres a que pueden decir que somos lesbianas?—inquirió Brittany en voz baja.

Santana volvió a apartar la mirada.

—Entre otras cosas.

—Si amarte significa que soy lesbiana, entonces no me importa que me digan que lo soy—dijo orgullosamente Brittany.

Santana soltó un gritito de incredulidad.

—¡Sí que te importaría que la gente se enterara!

—No, no me importaría.

Brittany tragó saliva, intentando deshacer la bola que se le había formado en la garganta.

—¿Tratas de decirme que no quieres que vuelvan a vernos juntas?

—No—contestó rotundamente Santana. Atrajo a Brittany hacia sí y la abrazó casi con desesperación—No es eso lo que quiero. Lo que pasa...—Santana se apartó un poco para mirarla a los ojos—Lo que pasa es que tenemos que ir con cuidado. Tenemos que salir con chicos de vez en cuando. Para disimular, si quieres decirlo así. Para que nadie sospeche nada.

Brittany volvió la cara.

—Yo no quiero salir con nadie más que contigo.

Santana volvió a abrazaría con fuerza.

—Britt, Britt... ¿No lo entiendes? Tenemos que hacerlo.

—Alguien ha comentado algo, ¿no?—preguntó Brittany.

—No—repuso enseguida Santana, ruborizándose.

—Sí, claro que han hablado.

Santana suspiró.

—Ha sido Ryder—dijo con voz tenue y Brittany sintió un acceso de miedo—Ya sabes que Sam juega al fútbol con Jake y Ryder, y que es muy amigo de ellos, ¿no? Bueno parece que dijo que yo me había negado a salir con él o algo así, y Ryder me preguntó que qué problema tenía con Sam y por qué no quería salir con él. Una cosa llevó a la otra y al final tuvimos una gran discusión. Entonces me dijo que debería ir con cuidado porque la gente podía pensar que tú y yo éramos... Bueno eso: lesbianas.

Brittany se quedó helada.

¿Qué podía haberle hecho pensar eso a Ryder?

—Así que le dije que mañana por la noche iría al cine con Sam—concluyó Santana—No pasa nada, Britt. Y así Ryder se quedará callado.

—Pero San... ¿Por qué tenemos que fingir nada?—suplicó Brittany.

Santana se encogió de hombros.

—No será siempre así. Sólo hasta que tengamos edad para..., ya sabes, para estar juntas.

—Tenemos diecisiete años—soltó díscolamente Brittany—Ya tenemos edad.

—Britt, por favor—suplicó Santana—Confía en mí. No quiero pelearme con mis padres. Si no, no nos dejarán vivir juntas en Brisbane cuando vayamos a la universidad.

Brittany consideró la cuestión y reconoció de mala gana que Santana podía tener razón. Soltó un suspiro de desánimo.

—Odio todos estos subterfugios.

—Y yo también. Oye, Britt, ¿por qué no vas al cine con Artie? Siempre te lo está pidiendo. Podríamos ir los cuatro.

—No me gusta Artie Abrams.

Aparte de eso, Brittany pensaba que no podría soportar ver a Santana con Sam.

—Sam Evans tampoco es santo de mi devoción, pero al menos podríamos sentarnos juntas. Además, acompañarlos al cine no significa que nos tengamos que casar con ellos. ¿No lo entiendes, Britt? Es para parecer...

—¿Normales?—acabó Brittany secamente.

—Eso mismo, sí—Santana suspiró—Britt, si mis padres se enteraran de lo nuestro, les daría un infarto. ¿Te acuerdas del sermón que oímos en la iglesia el fin de semana pasado?—Santana se mordió el labio—Me dio la sensación de que el pastor Figgins se estaba dirigiendo directamente a nosotras. Fue horrible.

—Estoy convencida de que el pastor no tiene razón. No entiendo que un Dios que predica el amor nos hubiera creado tal como somos si eso estuviera mal.

—Tal vez hay que evitar caer en ello, Britt. Como con cualquier otro pecado.

—No es ningún pecado. Nos amamos, San—Brittany la rodeó con sus brazos y notó que el cuerpo de su amiga se ponía tenso—, ¿Qué hay de malo en eso?

Poco a poco, Santana se relajó e inclinó el rostro hacia Brittany.

—En mis momentos de racionalidad yo también lo veo así, pero a veces todo esto me asusta. No sé cómo reaccionaría si lo supiera todo el mundo. Ya te puedes imaginar cómo se burlarían de nosotras, especialmente los chicos. Sería horrible.

—Las burlas sólo duelen si uno deja que le afecten—dijo Brittany, aunque no del todo convencida—Ya sabes que a mí me pasó algo parecido. Y fuiste tú la que me dijo eso—Santana enarcó las cejas y Brittany se encogió de hombros—¿Te acuerdas de cuando llegué al pueblo? Todas las habladurías sobre la familia Pierce... Los demás niños se burlaban de mí porque mis tíos abuelos eran bandidos y atracaban las diligencias que transportaban el oro de las minas. Si no respondes, acaban por cansarse y ya no insisten más...

Aun sin terminar de hablar, Brittany comprendió que no era tan sencillo. Pero ahora ya no eran niñas.

—¿Quieres que seamos la comidilla del pueblo, como Maggie y Georgie?—preguntó serenamente Santana.

Brittany sabía de quién estaba hablando. Maggie era la dueña de la mercería. Llevaba vestidos de flores y se pintaba. Georgie, por su parte, era una mujer de aspecto masculino, que trabajaba en el club de golf. Ambas mujeres tenían cincuenta y tantos años, vivían juntas y Brittany estaba completamente segura de que eran lesbianas. Pero se dijo que Maggie y Georgie no se parecían en nada a ellas dos.

—Todas las groserías y los sarcasmos que suelta la gente a sus espaldas—dijo Santana.

—Nosotras no somos como Maggie y Georgie—repuso Brittany sin mucha convicción.

—¿Segura?—Santana suspiró—, A mí me dan pena y la verdad es que siempre he querido hablar con ellas, para preguntarles cómo se sienten y todo eso...

—La mayoría de la gente las acepta sin problemas—Brittany se puso la camiseta y los pantalones cortos.

—Sí, pero a la hora de la verdad, si alguien hace un chiste sobre ellas, se unen al coro de risas—dijo Santana con amargo convencimiento.

—Lo único que sé es que yo te quiero, San—repitió Brittany con franqueza.

Santana asintió.

—Ya lo sé. Y yo también te quiero. Pero tenemos que andar con cuidado. ¿No lo entiendes, Britt?

—Supongo que sí—reconoció de mala gana.

—¿Entonces irás al cine con Artie? Ya te lo he dicho, así nos podremos sentar juntas.

—No será lo mismo—Brittany intentó oponerse a la argumentación de Santana.

—Será mejor que no estar juntas en absoluto.

—Artie no me ha invitado a ir con él.

—No te preocupes por eso. Se lo comentaré a Sam cuando llame esta noche. Puede insinuarle algo al respecto a Artie.

—¿Y si Sam no quiere que los acompañemos Artie y yo?

Santana se rió.

—Claro que querrá. Estoy segura de que no habrá ningún problema. Sam está coladito por mí.

—¡No es el único!—exclamó secamente Brittany, intentando contener un ataque de celos—Será sólo mañana por la noche, ¿no? Me refiero a que no habrá que repetirlo cada fin de semana, ¿verdad?

—No, claro—la tranquilizó Santana.

Pero, tal como recordaba Brittany ahora con idéntica y acuciante tristeza, aquello fue sólo el principio. Al final llegó a ansiar desesperadamente que Sam tuviera que trabajar en el hospital cada fin de semana.

Y cómo detestaba estar sentada en el cine, tan cerca de su amiga pero imposibilitada de tocarla, mientras Sam Evans pasaba el brazo por los hombros de Santana en un ademán posesivo.

Brittany recordó una ocasión en que ella y Santana fueron al lavabo durante el intermedio de la sesión de cine. Al volver, Santana se detuvo a saludar a una de sus tías.

—Ahora entraré, Britt—le dijo Santana—Dile a Sam que no tardo.

Brittany regresó a su butaca, entristecida por la descortesía de su amiga, aunque sabía que sólo había dicho aquello para guardar las apariencias delante de su tía.

—¿Dónde está Santana?—preguntó Sam, mirando hacia el fondo de la sala.

—Está hablando con su tía. No tardará.

Brittany se puso tensa cuando Sam se pasó al asiento de Santana, justo al lado de ella. Brittany tomó un sorbito de su refresco, mientras miraba a Sam por el rabillo del ojo.

Reconoció a su pesar que era un hombre guapo, con un atractivo oculto y sutil.

Era mayor que Ryder López (tenía más bien la edad de Jake, el otro hermano de Santana) y, desde luego, se llevaba demasiado con Santana, pensó Brittany.

Era listo y estaba haciendo el primer año de prácticas en el hospital del pueblo. Era alto y fornido, y tenía un pelo abundante y rubio, y un rostro cuadrado y anguloso.

El sueño de cualquier chica, reflexionó sarcásticamente Brittany. Pero no el de ella. Y, afortunadamente, tampoco el de Santana.

—Ahora que no está Santana, quería preguntarte una cosa—dijo Sam.

Brittany se volvió a mirarlo, sorprendida.

—¿Qué?

—Tú eres su mejor amiga. ¿Ha dicho algo de qué le gustaría recibir por su cumpleaños?

—Falta un montón de tiempo para su cumpleaños—respondió Brittany.

Sam asintió.

—Ya lo sé, pero me gustaría regalarle algo especial.

—No sé.

Brittany se esforzó por mostrarse evasiva y apenas se dio cuenta de que Artie había vuelto a sentarse con ellos.

—¡Regálale un anillo de compromiso y adelante!—dijo Artie.

Brittany se quedó muda de la impresión.

Sam frunció el entrecejo.

—Lo he estado pensando. De hecho, el otro día le comenté algo a su papá, pero él piensa que Santana es demasiado joven. Para casarse, quiero decir.

—Santana quiere ir a la universidad—dijo Brittany, desesperada.

Sam sonrió.

—No le hará falta. Yo puedo mantenerla. Estoy a punto de terminar las prácticas y luego me instalaré en el sur otra vez. Podemos vivir en el piso que tienen mis padres en New York. Lo tengo todo previsto.

Brittany estaba horrorizada. Quiso preguntarle a Sam si ya había hablado de ello con Santana, pero su amiga apareció en aquel momento y Sam regresó a su butaca.

Cuando Santana se sentó, Brittany percibió la conocida calidez de su brazo, pegado al suyo, y sintió un pavor repentino.

Y todo empeoró progresivamente a partir de esa noche, hasta culminar en la discusión que mantuvieron Brittany y Santana sobre la posibilidad de que

Santana acompañara a Sam al baile organizado por el equipo de fútbol.


Fin Flashback
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Palabras Para Ti (Adaptada) Epílogo

Mensaje por micky morales Jue Jul 16, 2015 9:14 pm

vaya con que asi fueron las cosas, falta saber como fue su discusion final! me sorprende que santana regrese asi sin mas pretendiendo que britt este sola y la este esperando todavia!
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Palabras Para Ti (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 23l1 Vie Jul 17, 2015 2:36 am

micky morales escribió:vaya con que asi fueron las cosas, falta saber como fue su discusion final! me sorprende que santana regrese asi sin mas pretendiendo que britt este sola y la este esperando todavia!


Hola, sip parece que ya se va sabiendo todo y san no se porto bn =/ JAjajaajajajajaj la esperanza son lo ultimo que se pierde no¿? jajajajaj. Saludos =D
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Finalizado FanFic Brittana: Palabras Para Ti (Adaptada) Cap 8-P II

Mensaje por 23l1 Vie Jul 17, 2015 2:40 am

Capitulo 8 - Parte II

Un murmullo de voces, más cercanas que el bullicio procedente de la parcela de los López, devolvió a Brittany al presente. Y cuando Santana asomó la cabeza bajo la plataforma de la cabaña, Brittany creyó por un momento que estaba soñando.

Santana sonreía, pero había cierto recelo en su mirada.

—Hola, Britt. No sabía que estabas aquí. Emy y yo íbamos a enseñarle la cabaña a Finn—dijo afablemente—¿Te importa? ¿O molestamos?

—Mi mamá me ha dicho que no puedo venir sola a la cabaña.

Emily dedicó una amplia sonrisa a Brittany mientras trepaba hacia la plataforma, detrás de su mamá.

—Pero yo le he dicho que a ti no te importaba. ¿Verdad que no?—insistió Emily cuando Brittany no hizo ningún comentario.

—No..., claro que no. Pero cuando subas por la escalerilla tienes que ir con cuidado—dijo Brittany.

Emily se encaramó a la plataforma y se colocó junto a ella. La niña se volvió.

—Aparta, mamá. Finn no puede subir si no le dejas pasar.

Hubo una confusión de brazos y piernas, y de repente la cabaña pareció abarrotada.

Brittany no se levantó de la silla, más que nada porque pensaba que si intentaba ponerse de pie las piernas no la sostendrían.

Todo lo que podía recordar era la sensación de tener el cuerpo de Santana pegado al suyo, la tarde anterior. Y su corazón reaccionó poniéndose a latir con una erótica pulsación.

Santana se derrumbó sobre el cajón de fruta y Emily se las apañó para que su primo se sentara en el suelo, junto a ella.

—¿Te acuerdas de Finn, Britt? Es el hijo de la tía Bree. Lo viste en la biblioteca—Emily sonrió con la misma sonrisa de Santana y se volvió hacia el niño—Britt es la mejor amiga de mi mamá—explicó, muy seria.

Finn Puckerman la saludó con un tímido hola y a Brittany le pareció que los rasgos del niño, heredados de ambos padres, tenían cierto parecido con los de Santana.

—Mi mamá le estaba contando a Finn cómo te encontró en la cabaña por primera vez y le explicaba que desde ese día se hicieron amigas del alma—dijo muy formal Emily—A mí también me gustaría tener una amiga del alma.

Brittany dirigió una rápida mirada a Santana y vio cómo sus mejillas se coloreaban de rosa.

—Tú tienes muchas amigas, Em —dijo Santana en tono comprensivo, pero la niña torció el gesto.

—Pero ninguna amiga especial como Britt, alguien con quien vivir aventuras emocionantes.

—En esta cabaña podríamos vivir un montón de aventuras. Es genial—comentó Finn—Podría ser la base de Duke Nukem cuando salva al mundo—añadió muy orgulloso, y Emily se volvió hacia él con los ojos encendidos.

—O un barco pirata, y podríamos surcar los siete mares en busca de doblones de oro.

—Cuando jugábamos Britt y yo, esto era una alfombra mágica—dijo Santana con una sonrisa—Y con ella recorrimos el mundo entero. ¿Te acuerdas de cuando jugábamos a que la cabaña era una diligencia y nosotras nos encargábamos de llevar el oro al banco?

Brittany se esforzó por sonreír.

—Claro que me acuerdo.

La sonrisa de Santana se ensombreció levemente al advertir el tono de Brittany, pero los niños no se dieron cuenta porque Emily le estaba enseñando a Finn cómo se veía desde ahí el terreno de la casa de sus abuelos.

—La abuela acaba de llegar a casa—anunció Emily.

Santana suspiró.

—Entonces será mejor que vuelvan. La abuela se preocupará si no sabe por dónde andan ustedes dos.

—¡Vaya, mamá!—refunfuñó Emily—Sí acabamos de llegar...

—Podemos volver otro día.

—¿Y tú no vienes?—preguntó Emily mientras salía de la plataforma, detrás de Finn.

—Enseguida voy. Quiero hablar un momento con Britt. Dile a la abuela que no tardaré.

Emily puso cara de querer discutir con su mamá, pero en lugar de eso suspiró ostensiblemente, se despidió de Brittany y desapareció.

Santana atisbo a través de las hojas para comprobar que los niños atravesaban el hueco de la valla y luego se volvió hacia su amiga.

—Britt, tenemos que hablar—dijo, en voz baja, y el cuerpo en tensión de Brittany se puso aún más rígido—De lo que pasó ayer por la tarde.

—Olvídalo, Santana. Fue...—Brittany tragó saliva—Fue un error—concluyó en otro tono.

—¿Un error?—repitió Santana, con una risa ronca y amarga—No lo creo, Britt. Y tú tampoco. Un error no te deja sin aliento, no te hace pensar que te vas a morir si no vuelves a dar otra vez ese mismo beso.

—No sigas, San.

—Por favor, Britt. Necesito hablar contigo.

Santana se sentó sobre el cajón de fruta, apoyó los codos en las rodillas y extendió los brazos delante de ella, juntando las manos.

—Estoy pasándolo muy mal.

—Así lo pasé yo cuando te casaste con Sam Evans.

Brittany se arrepintió de haber dicho aquellas palabras antes de terminar de pronunciarlas y sintió una punzada de tristeza al ver que Santana palidecía.

—¿Y no crees que a mí también me dolió? ¡Por Dios, Britt! Yo te quería.

—Me cuesta creerlo—dijo Brittany cáusticamente.

—¿Por qué crees que he vuelto?—preguntó Santana.

Brittany se encogió de hombros.

—Es el cumpleaños de tu mamá.

—Por el amor de Dios, Britt. ¿Qué te ha vuelto tan dura? Antes no eras así.

—No es dureza. Es autoprotección—replicó Brittany en tono ecuánime.

Santana meneó la cabeza en señal de negación.

—No sé si sabes que, en determinados momentos, pensar en ti era lo único que me ayudaba a no volverme loca—dijo en voz baja.

Brittany intentó que su afligido corazón no se esperanzara con las palabras de la otra mujer. Debía guardar las distancias, impedir que Santana consiguiera quebrantar los propósitos que tanto le había costado adoptar.

—Me pasé toda la boda llorando—dijo Santana con una mueca—Y todo el mundo creía que eran lágrimas de felicidad. ¿Te imaginas? ¿De felicidad? Me sentía como si mi vida hubiera acabado de golpe, cosa que, en cierto modo, era verdad.

—Es absurdo—protestó Brittany.

—Es verdad, Britt. Estos diez años han sido una farsa, me los he pasado tratando de ocultar el auténtico yo que había en mi interior, sin atreverme a aceptarme. Porque tenía miedo de lo que podía hacer. De no ser por Emy, creo que no lo habría resistido.

Brittany tragó saliva.

—Si tan mal te iba, ¿por qué seguiste con él?

—Intenté dejarlo un montón de veces. Pero nuestras familias, tanto sus padres como los míos, siempre se aliaban y me convencían para que volviera, me pedían que lo intentara por el bien de Emy. Y cada vez que yo volvía Sam reaccionaba con más agresividad.

—¿Te maltrató físicamente?—preguntó Brittany con voz sepulcral.

—Sólo al principio. Pero la primera vez que volví aquí, antes de que naciera Em, se lo conté a mi familia y mi papá tuvo una conversación con él. No sé qué le dijo, pero a partir de entonces Sam ya no volvió a pegarme. Aunque encontró otras formas, igual de dolorosas y humillantes, de vengarse de mí cuando yo no le hacía caso, como decía él.

Brittany sintió que la atravesaba una súbita oleada de rabia contra Sam Evans y tuvo que apartar la mirada, entonces no quería que Santana se diera cuenta de que, con sus palabras, había logrado perforar la coraza que la protegía.

—¿Y ahora por qué se están divorciando?—preguntó Brittany, en tono inexpresivo.

—Sam pensaba que tenía un as en la manga: la niña. Y nuestros padres también contaban con eso. Me sentía absolutamente culpable cuando pensaba en romper el matrimonio y alejar a Em de Sam. Es que hay tantos libros que dicen que es mejor tener unos padres malos que no tener padres en absoluto..., ¿sabes? De repente, un día, cuando Sam se había ido de casa tras una de sus invectivas, Em me preguntó que por qué no me divorciaba de él si estaba claro que yo era más feliz cuando su papá no estaba. ¡Así mismo!—Santana chasqueó los dedos—Entonces comprendí lo egoísta que había sido, sin darme cuenta, al pensar sólo en mi deseo de alejarme de Sam. No me había parado a mirar a Em, no le había preguntado cómo se sentía ella. Y entonces vi que, cuando Sam estaba en casa, era una niña distinta. Se volvía silenciosa y reservada, y observaba constantemente a su papá, acechando sus reacciones. Había siempre una gran tensión alrededor de Sam y de mí. Cuando él se marchaba, la niña descansaba, igual que yo. Hace más de dos años de eso. Fue entonces cuando decidí introducir algunos cambios en mi vida. Llevaba un montón de tiempo dándole vueltas a la idea de escribir La fiebre del oro y empecé a tomármelo en serio. Cuando terminé el libro, llamé a una agente de renombre y la convencí para que lo leyera. Y ahí empezó todo. Como la novela se ha vendido tan bien, se me han abierto otras puertas y ahora soy capaz de mantenerme a mí y a mi hija. Lo que siento es no haberlo hecho antes. Cuando dejé plantado a Sam, él cambió de actitud. Evidentemente, el hecho de que tenga una amante puede haber tenido algo que ver.

—Lo siento—dijo Brittany inoportunamente, y un espeso silencio pareció agitar suavemente el aire suspendido entre las finas hojas del tamarindo.

Siguieron ahí sentadas, envueltas en un incómodo silencio, perdida cada una en sus inquietantes pensamientos.

—No puedo creer que no hayas pensado en mí a lo largo de estos años.

La voz de Santana adquirió un tono grave y sensual, y fluyó como aceite caliente hasta el excitado cuerpo de Brittany.

Brittany sostuvo su mirada y fue incapaz de apartarla, súbitamente segura de que podría ahogarse en aquellas profundidades oscuras. Ya empezaba a ahogarse en ellas, atrapada en el torbellino de emociones que las envolvió de repente.

Santana extendió el brazo, le tomo la mano y se la llevó a los labios. Y todos los sentidos de Brittany dieron un brinco como respuesta a aquel ardiente beso, mientras el fuego del deseo amenazaba con abrasarla por entero.

—¿No pensabas en mí, a veces, Britt-Britt?—repitió Santana, con una voz que era casi un susurro, una ronca incitación.

Brittany apartó la mano de golpe.

—¿Que si pensaba en ti?—torció la boca en una sonrisa amarga—¡Y de qué manera!

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Hola, solo decir que quedan cuatro caps + el epílogo. Saludos =D


Última edición por 23l1 el Vie Jul 17, 2015 4:55 pm, editado 1 vez
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Mensaje por micky morales Vie Jul 17, 2015 7:56 am

vaya ya va a terminar la historia, supongo que brittany no aguantara mucho!
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Mensaje por MeryBrittana Vie Jul 17, 2015 8:23 am

Presiento una reconciliación inminente jajaja
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Mensaje por monica.santander Vie Jul 17, 2015 11:31 am

que embole lo que sufrió San por aparentar!!!!!
Espero la reconciliación!!!1 ajja
Saludos
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Mensaje por 23l1 Vie Jul 17, 2015 8:33 pm

micky morales escribió:vaya ya va a terminar la historia, supongo que brittany no aguantara mucho!


Hola, sip es cortita np¿? =/ Jajajaja esperemos y no ajajajajajajaj. Saludos=D


MeryBrittana escribió:Presiento una reconciliación inminente jajaja

Hola, esperemos y tengas toda la razón ajajajajaj. Saludos =D



monica.santander escribió:que embole lo que sufrió San por aparentar!!!!!
Espero la reconciliación!!!1 ajja
Saludos

Hola, mmm =/ todo x "el que dirán." Y YO! jaajajajajajajja. Saludos =D

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