Fic: Landslide. |Capítulo 13

Hola a todos. Soy prácticamente nueva en este foro, al que entre por casualidad ^^ Bueno, en esto de escribir fanfics no soy novata, pero escribir Brittana es nuevo para mí. Espero que les agrade esta historia, tenganme panciencia yo he escrito muchas historias yaoi (chico/chico) y pues este es el primer yuri (chica/chica) espero que me salga bien, lo hago porque amo a esta pareja *___*


Santana apagó el último cigarro que le quedaba. Miro a su alrededor para asegurarse que estaba sola, mirando una vez más sacó su móvil y marcó el número que sabía de memoria.

-Diga.- habló la otra voz. La morena podía escuchar mucho ruido, cuchicheos de personas conversando y en el fondo música, muy fuerte.- ¿Hola?- la voz ahora sonaba impaciente.

Santana no tenía el valor para responderle. Seguía escuchando la música del otro lado y la respiración de la otra persona.

-Quinn.- fue lo único que pudo decir Santana. No esperaba que respondiera.
Nadie habló. Santana contenía las ganas de llorar y estaba segura que Quinn o la mandaría a la mierda o se pondría a llorar con ella.

-¿Qué quieres?- preguntó fríamente la muchacha. Eso definitivamente no lo esperaba. – Mira tu conchudez- la chica al otro lado del teléfono soltó una risita irónica.- Pensé que había dejado claro que no quiero escucharte o volverte a ver en mi vida.- dolía, de verdad dolía lo que la rubia le estaba diciendo.

-Quinn, tienes que saber cómo fueron las cosas…

-¿Cómo fueron? Bueno si no te has enterado, tú me pusiste unos cachos tan grandes…

-¡Quinn! Sólo el Club Glee lo supo- se defendió Santana.

-Como si eso lo hiciera menos. Santana me engañaste con Puck.- gritó la rubia. Santana no sabía si gritaba por el enojo o porque la música era muy fuerte. – Y luego toda la escuela lo supo, muy lindo Santana.- terminó Quinn.

-Como si no me hubiera afectado. Eres una egoísta, todo mundo supo que yo era gay.- gritó la morena, luego se arrepintió quizá alguien la había escuchado.

-¿Egoísta? Que no tuvieras el valor de decir quién eras realmente no es mi problema. Claro, tú te largas a una escuela privada y la que se queda con los cachos puestos soy yo. Ya no siento nada por ti Santana, adiós.- y colgó.

Santana odiaba su vida, realmente la odiaba.

Odiaba tener que estar en un maldito internado para señoritas. Bueno, el hecho de que esta escuela estuviera llena de chicas no era tan malo. Santana negó con la cabeza, de todas formas su vida estaba hecha una mierda.

Había salido con Quinn casi ocho meses. Quinn, al principio, era alguien con quien poder follar, por supuesto que Santana se había repetido mil veces que lo de ella con Quinn era porque no había ningún chico que realmente valiera la pena en ese momento, por supuesto que a ella no le gustaban las chicas.

Pero luego había empezado a sentir algo por la rubia y estuvo asustada. Cada vez que se encontraba con Quinn sentía algo extraño en el estómago y se ponía nerviosa. Al darse cuenta que quizá Quinn le estaba gustando en una manera sentimental, empezó a salir con Sam.

Estuvo con Sam como un mes y no pudo más. Luego se dio cuenta que estaba mirando a las chicas de otra manera, le gustaban. Terminó con Sam y le contó todo a Quinn, bueno casi. No le dijo nada de que quizá estaba empezando a sentir algo por ella, había resultado que Quinn era gay y que todos lo sabían.

-¿Enserio no te diste cuenta?- había preguntado Quinn sentada en la cama de Santana en una tarde de noviembre.

-Entonces… ¿estabas jugando con la chica hetero?- dijo un poco molesta Santana. Volteó a ver a Quinn y la sonrisa de la rubia le hizo sentir mariposas en el estómago.

-San, no estaba jugando contigo. Bueno, no es que tú estuvieras haciendo algo diferente.- la sonrisa de Quinn no estaba dejando pensar a Santana con claridad. – De todas maneras, ser gay no es un pecado.- terminó Quinn y con total confianza se echó en la cama de la morena.

-Lo sé.- susurró Santana. Quinn la estaba volviendo loca. El polo de la rubia era tan pequeño que se podía notar su abdomen, Santana mordió su labio.- El punto es que no quiero que nadie lo sepa, así que no dirás nada Quinn.

- Cariño, no es malo se gay, te lo acabo de decir.- Quinn miro a Santana y vio que la morena la miraba con una de sus cejas alzadas.- Ok como quieras no diré nada.- terminó Quinn.- De todas maneras ¿sigues saliendo con Sam? – la rubia cerró los ojos por un momento y recordó el beso que había tenido con Sam, fue solo un momento de debilidad, ella sabía muy bien que le gustaban las chicas.

-No sé que quiero.- escuchó decir a Santana y dejó de pensar en Sam.- No quiero a Sam, no quiero a ningún chico.- confesó la morena.

Se sentó encima de Quinn. La rubia abrió mucho los ojos y sonrió.

-San, ya no tienes que hacer eso. No tenemos que hacer esto.- dijo la rubia entre risas, pues Santana le estaba haciendo cosquillas.

Santana la besó y esta vez se sintió muy diferente.

Después de ese día, había empezado a salir con Quinn Fabray oficialmente. Todo había estado bien, lo había mantenido en secreto, y Quinn no había hecho ninguna queja. Hasta que las Cherrios le habían empezado a preguntar por qué no la veían con chicos.

Había hablado con Quinn de lo de salir con Puck, solo como una pantalla, y la rubia había aceptado, al fin y al cabo su novia solo estaría actuando. Pero las miradas raras empezaron, ver a Santana con Quinn mucho tiempo había aumentado las dudas de los estudiantes.

Es por eso que Santana pensó que si salía de verdad con Puck, quizá se olvidaría de Quinn y las chicas. Estuvo muy equivocada.

Lo que nos lleva a donde estamos ahora. Después de que el Club Glee supiera lo de Santana y Quinn, todo el colegio lo supo, gracias a por supuesto: la maravillosa Rachel Berry.

Al parecer Rachel no le había perdonado a la morena el haberse acostado con su, en ese momento, novio. No encontró mejor manera de vengarse que diciendo a toda la escuela la quién en realidad era Santana López.

Le había jurado a sus padres unas cien mil veces que ella no era gay y que nunca tuvo nada que ver con Quinn. Les había hecho creer que Rachel la odiaba tanto y que había esparcido esa mentira, porque simplemente la odiaba.

Ellos le habían creído. ¿Cómo no creerle a su única hija?

Santana les había rogado que la cambiasen de escuela, porque no podía regresar a su antigua escuela por vergüenza. El Dr. López había aceptado, había cambiado a su única hija a una escuela de señoritas. Santana no se despidió de ninguno de sus amigos.

Santana se limpió las lágrimas que caían por sus mejillas. Débil, se dijo a sí misma. No debía ser débil, ser débil no te lleva a ningún lugar. Si no había que mirar a la morena, hecha una mierda por su propia culpa.
Apagó su cigarro con mucha ira. Pensó en que ella no se desmoronaría, bien si Quinn no quería creerle era su problema, ahora no tenía que ver nada con ella o con los perdedores de Glee.

Iba a empezar una nueva vida. Iba a empezar, como se dice, de cero. Pero eso sí, se iba a vengar de Rachel Berry.

Yeah m e gusta este fic, jum Quintana no es algo muy comun de ver. Uhm ya quiero ver como Santana ahora esta en la etapa del corazon roto y del miedo, porque por ser lebanese esta echa una nada lo q mas le importaba en la vida su reputacion. Nos e como Britt va a hacer para remendar el corazon roto de San, por q aunque ella ponga su cara de bitch, su corazon es debil.

Acabo de leer el capi y me gustó mucho la idea! ME encantan Santana y Quinn separadas, así que juntas aún más! jajajajaajaj Seguro que se pone mejor aún cuando aparezca Britt!

Sigueló :D

Muchas gracias por las chicas que han comentado ^^ que sepan que ya tengo el capítulo uno terminado, solo necesita unos retoques y ser re-leído.

Sunny, muchas gracias por informarme, gracias de verdad, no sé mucho porque soy nueva, ahora mismo voy a modificar lo que me has dicho (:

Bueno, les traigo el capítulo uno y gracias a las que comentaron y !comenten! no sean tímid@s! siempre un comentario, así sea corto, hace feliz a la escritora (:



-Te voy a extrañar tantoooo.- Santana rodó los ojos y reprimió las ganas de vomitar.- Enserio, no sé cómo voy a sobrevivir sin ti. Debería haber un internado mixto.- Santana nunca había tenido tantas ganas de matar a alguien como ahora las tenía.- Ok, amor, te amo.- al fin, pensó la morena.

-Gracias, casi vomito.- sentenció la latina.- ¿Sabes? Por gusto gastas tu saliva, se va a acostar con la primera perra que vea.- dijo Santana a la pelirroja, mientras se limaba las uñas.- créeme cariño, por muchos años yo fui la perra.- la morena soltó una risita y continuó – una experta en romper relaciones.- la pelirroja la miraba con los ojos abiertos como platos, mientras la morena muy tranquilamente abría un pinta uñas.

Silencio. Internamente Santana estaba riéndose, la cara de la muchacha debería ser un poema. Pero la latina no tenía la culpa, ella siempre había dicho las cosas como eran y en este internado no iba a ser una excepción.

-¿Qué dices? – Gritó la pelirroja horrorizada.- Mira, que tú hayas sido una zorra, no es mi problema.- ¿Esta niña creía que estaba ofendiendo a Santana? La morena solo pudo sonreír.- Él es el amor de mi vida, me voy a casar con él, jamás me engañaría.- gritaba la pelirroja.

-Ajá, sigue viviendo en tu mundo de fantasías… ¿Cómo te llamas?

-Katherine.

-Eso, te llamaré Kath y me tomaré la libertad de llamarte ¡la futura solterona! – dijo la morena, mientras agitaba el pinta uñas y trataba de abrirlo. Se paró de su cama y se puso frente a la ‘futura solterona’ – Adiós, querida.- le susurró tan cerca que Katherine se tuvo que hacer para atrás.

Estúpida Katherine, pensó Santana. Odiaba con todo su ser a las chicas como la solterona, las odiaba. Eran tan ingenuas como para creer que sus novios les eran fieles y solo pensaban en el futuro, en tener hijos y casarse. Repugnante, sí, repugnante era la palabra.

No tenía idea de cómo iba a sobrevivir siquiera hasta las vacaciones de Navidad. De solo pensar en otra chica como Katherine, le daban ganas de vomitar.

Katherine, la futura solterona, era su compañera de cuarto. Les habían informado que en esa tarde llegarían dos chicas más, pues estaban sobrando dos camas, por Santana hubiera sido estupendo que las otras dos muchachas no vinieran y aún mejor que Katherine no estuviera en su dormitorio.

Hermoso día para no poder abrir un puto pinta uñas. Santana tenía paciencia, pero se le agotaba muy rápido. El pinta uñas color rosa (para romper el estereotipo, según la morena) que tenía entre las manos, no se abría, de ninguna manera.

-Mira, pequeña porquería, o te abres o te abro.- le gritó la morena al pinta uñas. Genial, estaba enloqueciendo.

-Pensé que yo era la única que le hablaba a las cosas. Nadie me cree, pero a veces te responden.-

Santana miró a la muchacha que le había dicho la cosa más extraña del mundo. Primero conoce a una chica que solo quiere casarse y ahora esta chica que le habla a cosas, todas en este internado estaban locas.

-ehm sí claro.- susurró Santana y sin mirarla siguió su camino, negando con la cabeza. Las cosas no podían estar peor en el internado, del que ahora la morena era estudiante.

Estaba a la mitad del camino para llegar al comedor, cuando un grito la detuvo.

-¡Hey! ¡Se te cayó esto! – la segunda oración la escuchó más cerca.- Soy Brittany.-

Si la muchacha se había tomado la libertad de seguirla, pues, después de todo no estaría tan mal aunque sea hacer una sola amiga, que le hablaba a las cosas.

Santa volteó y vio a la muchacha. Su boca se formó en una perfecta ‘o’, era la chica más hermosa que había visto alguna vez. Se había enamorado. Era una chica alta, rubia, con las facciones perfectas, algunas pecas en el rostro, las piernas más hermosas que había visto en su vida, sus pechos… oh dios, Santana no tenía palabras. Su cabello era hermoso, caía perfecto hasta la mitad de su espalda, todo suelto y laceo.

-Hola.- Santana dijo en un perfecto español. La muchacha rubia sonrió tanto que parecía que se le iba a salir el rostro.

-¡Oh Dios! Hablas español- gritaba la rubia. – Siempre pensé que era sexy.- sentenció Brittany, la rubia se veía muy entusiasta al saber que Santana sabía español, aunque solo había dicho ‘hola’.

Santana le sonrió. Algo que pensó que jamás volvería hacer desde lo de Quinn. Estaba muy agradecida con Brittany por volverla a hacer sonreír.

-Soy Santana y soy latina.- dijo entre dientes la morena, Brittany alzó las cejas.- De origen hispano.
Brittany la seguía mirando, como inspeccionándola. Santana no dejaba de mirar sus lindos ojos azules. No se dio cuenta que la rubia le estaba estirando la mano.

-Santana, vamos.- dijo Brittany mientras estiraba su mano. Santana no dudó ni un segundo y entrelazó su mano con la de la rubia.- Acompáñame a un sitio.- la sonrisa de Brittany le hacía sentir especial.

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Quinn Fabray estaba por su tercer vaso de vodka. El vodka jamás le había agradado, en realidad, jamás le había gustado ninguna bebida alcohólica, pero dicen que para olvidar las penas uno tiene que emborracharse hasta perder la razón. Y eso es lo que planeaba hacer.

Prendió su portátil, decida a escuchar algo de música.

Llevó el vaso de vodka a sus labios y bebió solo un poco.

-Mierda, esto es asqueroso.- susurró.- Maldito seas Noah – maldijo a Puck internamente, sabiendo perfectamente que el muchacho jamás la escucharía.

Le había contado, solo a Puck que Santana la había llamado la noche de la fiesta que el Club Glee había hecho porque habían ganado las regionales.

Pues era Puck, y la verdad era que Quinn no tenía muchas esperanzas. No es que un chico le pudiera dar los mejores consejos, y menos Puck, pero era al único que en realidad consideraba amigo o era más bien el lazo que los unía.

La ya muy conocida melodía de Don’t rain on my parade comenzó a sonar en la habitación de la rubia. Rachel le había cambiado el tono, pues antes Quinn recordaba tener alguna de las canciones de Christina Aguilera de tono de llamada.

-Diga.- dijo la muchacha masajeando sus sienes. Le estaba doliendo la cabeza y solo había tomado la mitad de un vaso de vodka.

-¡Quinn! ¿Cómo va la fiesta? – gritaba escandalosamente Puck al otro lado de la línea.

-Noah, - dijo la rubia con el tono irritado.- No grites.- susurró.

-Ah, ya veo está todo perfecto.- se rió Noah.

-Esto es lo más asqueroso que haya probado en mi vida.- sentenció Quinn, mientras encendía el skype, sin tener idea para qué.

- Es la única forma de olvidarla. Sabes que yo nunca quise que las cosas fueran así.- dijo entre dientes un arrepentido Noah. Quinn asintió, a pesar de que Puck no podía verla.

-Yo sé. Sé que no quisiste Noah, tú eres bueno.- sonrió la rubia, mientras escribía su contraseña.- Por algo eres el padre de mi hija.- dijo Quinn. Logró entrar a skype, y su mente se dijo que necesitaba cambiar de contraseña, pues esa contraseña le hacía recordad a la latina.

-Exacto.- comenzó a reír Puck.- ¿Piensas en ella?

-Más de lo que crees.

Nadie dijo nada durante unos segundos, solo se podían escuchar las respiraciones de ambos en el teléfono.

-¿Sabes?- Quinn rompió el silencio.- Aún sintió algo por Santana, pese a lo que me hizo.- susurró una muy insegura Quinn.

-Quinny, sabes que no quiero defenderla, no es como que yo no haya hecho nada. Pero Santana estaba muy confundida.- hubo una pausa, Puck estaba buscando las palabras correctas.- Yo creo que deberías darle una segunda oportunidad Quinn, ustedes se querían. Te ayudaría si quisieras. Quizá, debas intentarlo – terminó Puck y mordió su labio inferior en muestra de nerviosismo.

-Quizá.- susurró Quinn.

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Santana llegó a una habitación que no había visto de su nuevo colegio (no era tampoco que podría ver todo en dos días) estaba llena de instrumentos y muchos trofeos, en el fondo de la habitación habían catorce sillas y las paredes estaban adornadas con cuadros de muchachas con uniforme, todas sonreían y en algunas fotos aparecían cantando.

Brittany soltó su mano, la latina se sintió de pronto vacía.

-Santana, bienvenida.- le dijo la rubia sonriendo.- Este es el salón de coro. Y este año quiero ingresar al coro, es algo muy importante. – Santana la miró incrédula. ¿Importante? Ella cuando estuvo en Club Glee solo recibió burlas y refrescos en el rostro.

-¿Estar en el coro te da un status? – preguntó Santana, aún sin poder creerlo.

-Por supuesto, Santana. Son algo así como estrellas de rock.- dijo Brittany mientras volvía a enlazar su mano con la de la morena, llevándola a que tome asiento en unas de las tantas sillas.- Siéntate. Quiero que me escuches cantar, ¿quieres?- preguntó amablemente la rubia, Santana solo pudo asentir.

I took my love and I took it down
I climbed a mountain and I turned around
And I saw my reflection in the snow-covered hills
Well, the landslide brought me down

Oh, mirror in the sky, what is love
Can the child within my heart rise above
Can I sail through the changing ocean tides
Can I handle the seasons of my life

Uh uh... uh uh, uh uh....

Well, I've been afraid of changin'
Cause I've built my life around you
But time makes you bolder
Children get older
And I'm getting older too
Well

Well, I've been afraid of changin'
Cause I've built my life around you
But time makes you bolder
Children get older
And I'm getting older too

Well, I'm getting older too

So.. take this love and take it down
Yeah, and if you climb a mountain and you turn around
And if you see my reflection in the snow-covered hills
Well, the landslide brought it down

And if you see my reflection in the snow-covered hills
Well maybe...
Well maybe...
Well maybe...
The landslide'll bring you down

Brittany terminó de cantar y miró a la morena con nerviosismo. Santana no sabía que decir, nunca en su vida se había quedado sin palabras como ahora. La morena había sentido la canción en su piel y a pesar de que la estaba cantando la muchacha de los lindos ojos azules, no había podido evitar relacionar la canción con Quinn.

La rubia cantaba hermoso, era la melodía más hermosa que jamás haya escuchado Santana. Brittany podía cantar hip-hop (género que la morena detestaba) y a Santana le iba a parecer perfecto.
-Wooow – dijo la morena y comenzó a aplaudir.

-¿Te gustó? – dijo la rubia con una enorme sonrisa en su rostro y se fue a sentar a lado de Santana.

-Me encantó.- dijo Santana mirándola directo a los ojos y sonriendo también.- Sin duda, vas a ingresar al coro. – decía la morena sin dejar de sonreír. Brittany dejó de sonreír.

-No lo sé, son todas muy especiales.- Brittany hizo un puchero que a Santana le pareció demasiado adorable. - ¿Tú cantas Santana? ¡Podríamos entrar juntas al coro! – dijo la rubia volviendo a sonreír y dando pequeños saltitos en la silla.

Es tan adorable, pensó Santana.

¿Coro? Esa palabra le traía malos recuerdos a Santana. Empezando por el más doloroso, Quinn y terminando por el más molestoso, Rachel. No estaba segura de querer a entrar a algún coro de nuevo, no le importaba mucho.

-Todos cantan, Brittany.- dijo la latina sonriendo ampliamente y mostrando su sonrisa perfecta.

-Eso lo sé, tontita.- dijo entre risas la rubia y de pronto se detuvo.- Lo siento, no quise decirte eso.- se disculpó la rubia, Santana solo sonrió.- ¿Quisieras audicionar?- preguntó Brittany, sus ojos brillaban.

-No lo sé… ¿me escucharías cantar? – dijo Santana levantándose de la silla y adquiriendo una posición para empezar a cantar. Vio como la rubia asentía frenéticamente. Santana decidió cantar Valerie.

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Otro día en la muy arruinada vida de Quinn Fabray. Quinn soltó una risita, sí, bueno es que su vida estaba arruinada.

Desde la llamada de Santana todo había cambiado. Pensó que ya había superado lo de Santana, la había dejado atrás como parte de su pasado, pero había estado muy pero muy equivocada.

La voz de Santana aún le causaba esa sensación rara en el estómago. En realidad Quinn jamás dejo de quererla, solo le hirió mucho que la engañara con Puck; ahora que lo pensaba bien, seguía enamorada de la latina y al parecer Santana también estaba enamorada de ella.

Quinn fue hacia su escritorio y cogió el teléfono. Marcó el número que se sabía de memoria, quizá por tratarse de su mejor amigo o mejor dicho su único amigo.

-Hola, Quinn, tú y tus manías de llamar tan temprano.- se quejó la persona al otro lado de la línea y bostezó.

-Noah, son las dos de la tarde. – casi gritó la rubia.- De todas formas, ¿Sabes cuál es el colegio en el que está ahora Santana? – De pronto, fue como si a Puck le hubiera caído un balde de agua fría, despertó del todo.

-¿Santana? Bueno, creo que sí sé.- dijo Puck, pasó la mano por sus ojos como para despertar.- ¿Quinn, que estás planeando?

-Quizá debería visitarla.- dijo la rubia con una enorme sonrisa en el rostro.

Acaboo de leer el capítulo! Me gustó bastante, San quedó deslumbrada con solo ver a Brittany, aunque tiene a Quinn muy reciente! A ver que pasa!

Ojalá actualices pronto!:D

Me encanto tu fic, que Brittany le allá cantado a Santana fue muy bueno y a ver que pasa con Quinn . Espero la actualización

Me gusta, ya quiero ver si Santna se doblegara ante esos preciosos ojos azules. ya veremos, Oh y la visita de Quinn.

Actualiza pronto please

Hey! Eres peruana, al igual que yo
y te gusta Brittana, al igual que yo xD
Es muy muy bueno ver compatriotas por acá :D
Al fic : Me gustó mucho, Quinntana siempre había estado
oculta en mi retorcida mente, pero imaginarmelas como novias
no puedo negar que es interesante *¬*
Y su primer encuentro con Britt , solo ella podrá hacer que Santana
vuelva a sonreír aunque quien sabe cuanto le dure cuando suceda la visita de Quinny :3
Actualiza pronto :D

Me acabo de leer los dos capitulos y me esta gustando el fic =) !!
actualiza pronto ^^!!

wow me gusto mucho ojala actualices pronto quinntana genial ! todas las combinaciones faberritana me encantan no se porque pero mi favorita es brittana :)

Hola (: me demoré un poco con este capítulo, lo que pasa es que prácticamente ya lo tenía hasta la mitad pero decidí que no me gustaba y lo re- hice xD Gracias por los comentarios ^^ Espero que este cap les guste.



-¡Santana! ¿Dónde estuviste? Te he llamado como cincuenta veces.- la rubia caminaba apresurada hacia la latina, se podía notar la preocupación en su rostro.

-¿Quinn? Pensé que para este momento ya no estarías hablándome.- decía la morena, mientras cerraba la puerta de su carro y guardaba las llaves en su bolso.- Mira Quinn, sé que me debes odiar…

-¿Vámonos? Digo, podemos hablar en un café… no sé, no tiene que ser la escuela.- decía Quinn. Para este momento Santana sabía que algo extraño estaba pasando. No había manera que Quinn la gritara un día anterior diciendo que no quería saber nada de ella y al otro, se le acerque y le hable como si no hubiese pasado nada.

-¿Quinn, estás segura que te sientes bien? – preguntó Santana alzando una ceja, acercándose cada vez a la puerta de entrada. Quinn asintió y se mordió el labio inferior. Santana conocía ese gesto, Quinn Fabray estaba mintiendo.

Quinn estaba muy nerviosa. No quería que por ningún motivo la latina entrara a la escuela. Cualquiera que estuviera en la situación de la rubia dejaría que Santana entrara y se enfrentara a lo que le esperaba, pero Quinn estaba enamorada y no quería que Santana se sintiera mal.

-Estoy… - la rubia miró a un par de Cheerios, dirigiendo miradas de desaprobación a Santana.- Santana, vámonos.- Quinn miró desafiante a las que fueron sus compañeras alguna vez. Muy tarde, Santana se dio cuenta de las miradas que le estaban dirigiendo.

-¿Qué pasa Quinn? – dijo demandante Santana. Se sentía mirada por todas las personas que pasaban por ahí.

-Vámonos.- gritó Quinn, jalando a Santana del brazo, pero la morena no dio ni un paso.

En vez de eso, siguió caminando y entró a los corredores de Mckinley, con la cabeza en alto. Quinn, por otro lado, empezó a llorar.

Santana no entendía porque todos la estaban mirando, y no, no eran unas miradas de admiración, algo extraño estaba pasando ahí.

-Santana, ¿Quieres unirte al equipo de golf? – preguntó una rubia.

-¿Cuál es tu tipo, Santana? – gritó un muchacho que iba a su clase de Lengua.

Santana miraba a todos con mucha sorpresa.

-¡Santana! ¡Santana! ¡Vámonos! Por favor.- decía entre sollozos la rubia.
-Santana, querida amiga.- dijo una chica alta, delgada, pelirroja con uniforme de las Cheerios.- Siempre supe que había algo raro en ti, las miradas que nos dabas en los vestidores, gracias a Rachel Berry que nos pudimos dar cuenta.- se reía Spencer, la alguna vez amiga de Santana.- Que asco me das.- la miró de pies a cabeza y se fue.

¿Rachel? ¿La estúpida loser de Rachel Berry había hecho esto? Maldita sea la desgraciada, se decía la morena internamente. En ese momento quería ser tragada por la Tierra o morirse. Se estaba aguantando con toda la fuerza que podía las lágrimas.

-Quinn, tú sabías de esto ¿ver-verdad? – le preguntó a su ex novia. Quinn asintió y Santana se limpió con rabia las primeras lágrimas que caían por su rostro.

-Santana, te juro que te llamé para avisarte.- gritaba Quinn.

-Y ¿Dónde está Rachel Berry? ¿Dónde está la desgraciada? - gritaba la morena buscando a Rachel con la mirada, mientras todos pasaban mirándola con desaprobación.

-¡Aquí estoy Santana! – escuchó una voz chillona y sin duda le pertenecía a Rachel. – Algún día me vengaría ¿lo sabías no? – dijo Rachel con una sonrisa de autosuficiencia.

-Eres una desgraciada.- gritó a todo pulmón Quinn.

-Quizá, pero yo no voy diciendo que soy gay y abro las piernas al primer chico que veo. Yo no tengo una hija, querida señorita perfecta.- dijo Rachel.

Y eso fue lo que despertó a Santana. ¿Llorar que clase de imbécil hacía eso? Iba a matar a Rachel, en ese mismo momento.

-YA ESTOY HARTA DE TI, MALDITA BASURA. RETIRA LO QUE HAS DICHO DE QUINN AHORA.- gritó la morena con todas sus fuerzas, dándole una oportunidad a Rachel.

-No.- sonrió Rachel.- Y para que todos sepan, Santana López es gay y lo estuvo escondiendo todo este tiempo. – comenzó a reírse Rachel. Santana no creía poder aguantar más.- Chicos, tengan cuidado con sus novias…- dijo Rachel mirando a las personas alrededor y todos comenzaron a reírse.

Santana se acercó a Rachel y le dio una bofetada tan fuerte que Rachel cayó al suelo. Y la latina se fue corriendo de la escuela, llorando, sintiéndose una escoria y la peor basura del mundo.

-¿Santana?- la morena podía escuchar una voz conocida dentro de su cabeza. ¿Dónde estaba? – Santana, dormilona, despierta.- poco a poco fue abriendo los ojos y lo primero que vio fue una hermosa sonrisa y unos lindos ojos azules.

-¿Brittany? – preguntó la latina sonriendo y bostezando a la vez.

-Te quedaste dormida, no te culpo esta clase es muy aburrida. Pero ya terminó, debemos irnos, por eso te despertaba. Estamos en receso, quizá podemos ir a conversar por ahí…- de pronto Brittany dejó de hablar y Santana se preguntó por qué, le encantaba escuchar hablar a la rubia, habla demasiado y sus ojos siempre brillaban mientras lo hacía. Se dio cuenta que Brittany estaba mirando sus ojos.

-¿Hola? ¡Tierra a Brittany! – Santana comenzó a reírse mientras movía su mano enfrente del rostro de la rubia repetidas veces. La rubia cogió su mano y la detuvo.

-Santana ¿por qué has estado llorando? – preguntó la rubia y se podía escuchar la tristeza de su voz.

Santana no quitaba la mirada de Brittany. ¿Estaba llorando? ¿Cómo era posible? Luego se dio cuenta que cada vez que soñaba con ese día, el día en que Rachel le arruinó la vida, la hacía llorar.

-¿De verdad?- dijo entre risas la latina.- No me di cuenta, debe ser porque estoy tan cansada.- miraba el gesto de frustración en Brittany y sabía que la rubia no le estaba creyendo.- ¿no te dije? Ayer, ayer no pude dormir bien…- comenzó a decir Santana.

Brittany no sonreía y eso estaba preocupando a Santana. La rubia se paró de su carpeta y recogió su mochila, Santana hizo lo mismo.

-Vámonos, no podemos estar aquí.- dijo entre dientes Brittany. Se acercó a Santana y la tomó de la mano. Santana vio sus manos entrelazadas y no pudo evitar recordar ese día.

Salió corriendo del salón y llorando a la vez.

-¡Santana! ¡Espera!- gritaba la rubia mientras salía corriendo tras Santana. Preguntándose qué había hecho mal.

---
Encerrada en el baño de la escuela, estaba Santana López.

Tenía miedo, tenía miedo de ser ella misma. No podía ni tomarse de las manos con su amiga porque pensaba que volverían esas miradas y el odio y todo por lo que ya había tenido que pasar una vez.

Pero, Brittany no tenía la culpa de nada. Era cierto que a Santana le agradaba Brittany, más de lo que la latina hubiera querido. Brittany era la única que se le había acercado, su única amiga.

Al parecer las cosas que le preocupaban tanto a Santana a Brittany parecían no importarle. Y la verdad, parecía que en esta escuela a nadie le parecía importar lo que hacía la otra persona.

Santana, no podía dejar de llorar. Los recuerdos de ese día dolían, los gritos de sus padres, las miradas, Quinn llorando. Suspiró y trató de calmarse, ella definitivamente no iba a volver a ser la misma, no después de todo lo que le pasó.

Se miró en el espejó del baño y podía ver todo su maquillaje corrido. Sacó del bolsillo de su falda un pañuelo, lo mojó y se comenzó a limpiar el rostro.

¡Qué primer día de clases!

-¡SANTANA! ¡SANTANA! – la morena volteó a ver la puerta, la cual había cerrado. Era la voz de Brittany y tocaba como si fuera a romper la puerta.- ¡Sé que estás ahí! – la morena tomó aire. Brittany podía ser su amiga, la necesitaba.- No sé que hice, pero te pido que me perdones, yo… yo quiero ser tu amiga.- Santana sonrió. Brittany era tan inocente.

Santana abrió la puerta y le dio la mejor sonrisa que pudo a la rubia, la cual sonrió en respuesta. Estaban cerca, muy cerca y Santana se sentía un poco incómoda.

-¿Estuviste llorando, cariño? – Santana sonrió al escuchar como la había llamado Brittany. - ¿Hice algo que te pudo molestar? – preguntó con una inocente voz la rubia. Santana negó.- ¿Es algo que no quieres decirme?- la rubia preguntó mirando a la latina a los ojos.

-Aún no, Brittany.- dijo Santana y le sonrió.- Y, tú jamás vas a hacer nada para molestarme, jamás vas a causar mis lágrimas.- Brittany la miró con la sonrisa más grande del mundo.- Más bien, muchas gracias por hacerme sonreír.- terminó de decir Santana.

-De nada.- dijo la rubia.- Estoy muy feliz de que seamos amigas.- Santana sonrió y Brittany le dio un beso en la mejilla. Santana se sorprendió, pero no la apartó. Brittany la abrazó y ella correspondió al abrazo.

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Simplemente no podía creer lo que acaba de pasar. Es que no podía.

Quinn se tocó los labios, sin poder creerlo aún. Rachel Berry la había besado. ¡Rachel!

Y ahora Quinn estaba yendo a su clase de español a pedir explicaciones. Es que no había manera, que la morena la haya besado. Esa misma persona que la acaba de besar hacía un par de horas, era la causante del sufrimiento de Santana.

Iba a matar a Rachel, algo que Santana no había podido hacer el año pasado. Nada tenía sentido; Rachel era hetero y estaba saliendo con Finn.

Cuando llegó a la clase de español, tocó la puerta suavemente captando la atención del Sr. Schue. Quinn sonrió cuando este la miró.

-Un momento clase.- les dijo a sus estudiantes, en un perfecto español.

-Sr. Schue, buenos días.- saludó la rubia muy educadamente.- Me preguntaba si Rachel podría salir un momento, hay algo que quiero discutir con ella.- terminó Quinn, nunca dejando de sonreír mientras hablaba.

-¿Solo un momento? – Quinn asintió.- Está bien, espera aquí la voy a llamar.- la rubia susurró un ‘gracias’ mientras veía a Sr. Schue entrar de nuevo en la clase.

Estaba pensando en que le diría a la morena. No tenía que alterarse porque todos se darían cuenta, no era porque tenía miedo que se enteraran que había besado a Rachel al fin y al cabo todos sabían que ella era gay. No quería alterarse porque podía usar este beso contra Rachel.

Sacó su celular y lo puso para grabar, le dio play y vio a Rachel salir del salón de clases; buscando con la mirada a la persona que la estaba buscando.

-Aquí estoy Rachel.- dijo Quinn, jalando a la morena del brazo.

-¿Quinn? – la rubia tenía ganas de reír, Rachel parecía un tomate. Al parecer le avergonzaba lo que había hecho antes.- Yo no tengo nada que hablar contigo.- sentenció Rachel.- Y si mi disculpas, tengo clase.- Quinn sonreía sarcásticamente mientras Rachel hablaba.

-¿Nada de qué hablar?- Quinn se acercó más a Rachel, la morena retrocedió.- ¿Por qué demonios me besaste? – susurró la rubia. Rachel agradeció internamente que Quinn no lo hubiera gritado.

-Quinn, escucha, eso…. eso no volverá a pasar… yo…-

-Mira Rachel Berry, no vuelvas a acercarte a mí ¿entiendes?- Rachel asintió, porque la verdad que le estaba dando miedo la actitud de Quinn.- Tú le arruinaste la vida a la persona que amo, hiciste que se fuera de esta escuela. Tú tienes la culpa de mis desgracias…

-¡Yo no tengo la culpa que ella fuera una zorra! – gritó Rachel.

-Cállate.- susurró la rubia. No quería que se armara un escándalo. – Cállate. No hables de Santana así jamás. Y tú, no eres muy diferente que digamos.- sentenció Quinn.

-Quinn, no sé porque lo hice y por favor no me compares con la perra de San…-

Rachel no pudo terminar lo que iba a decir porque Quinn le había dado una bofetada.

-Te odio Rachel Berry.- gritó Quinn, saliendo del pasillo.

---

-Toma.- Santana estiró su mano y recibió el pañuelo que le estaba dando Brittany. La rubia le sonrió y Santana sintió algo raro en su estómago.

-¿Debo estar hecha un desastre no? – preguntó la latina. Trataba de secar esas lágrimas que seguían saliendo por esos recuerdos.

-No.- Santana frunció el ceño.- Bueno, solo un poquito.- la latina asintió, aún limpiando sus lágrimas.- Solo un poquito. Pero te ves bien, Santana.- la morena la miró sorprendida, estaba segura que le había dicho un cumplido.

-¿Todas no están mirándome? – preguntó Santana, tratando de cambiar la conversación.

-Bueno algunas te miraron cuando entramos, pero ya nadie te mira.- Brittany le sonrió y tomó su mano.- Además no debe preocuparte, eres un ser humano y puedes llorar.- la latina sabía que Brittany tenía razón.

-Qué bueno que nadie me esté mirando, si estuviera en mi otra escuela todos ya estarían especulando que me pasó.- Santana se encogió de hombros.- Brittany de verdad quiero decirte que me pasó, pero sintió que no estoy preparada aún.- Brittany quién estaba sentada frente a Santana, se paró y se sentó a su lado. La abrazó por la cintura y le dio un beso en la mejilla.

-No tienes que decirme nada que no quieras.- le susurró en su oído.- Pero quiero que sepas que para lo que quieras siempre voy a estar ahí para ti, soy tu amiga y quiero verte feliz.- terminó de decir Brittany, aún seguí abrazando a Santana por la cintura.

-Gracias, Britt- dijo Santana y hundió su cabeza en el cuello de Brittany. La rubia sonrió por el apodo que al parecer le había puesto la latina.

Ya leí el capiiii! Me gustó mucho, pero se me hizo cortito, supongo que una cosa va ligada a la otra xD

Rachel se pasó con Santana y bastante, sabía que tendría un motivo oculto, QUINN!! No puedo creer que la besara, pero ahora la rubia usará eso en su contra, estoy segura.

Me encantan los momentos Brittana, Britt tan dulce como siemopre apoyando a la latina incluso conociendola de poco tiempo.



Sigue pronto please!!:D

ooh Britt-Britt es taaaan dulce =) !!
y Rachel es una perra en tu fic eh?? jaja no le tienes mucho cariño a Berry verdad ?? XDXD
Me encantan los momentos Brittana jajaja
Ya tengo ganas de leer tu siguiente capitulo ^^!!

Acabo de leer tu fic y woooww me ha encantadoo!
y los momentos brittana más aún jajaja

berry que mala!!! :evil:

siguelo pronto y escribes super bien :)

Hola. No ha pasado ni una semana y ya estoy aquí con nuevo capítulo, me sorprende que sea sencillo para mí escribir este fic, es que creo que de verdad amo demasiado a esta pareja xD Siento que el capítulo es más corto que los anteriores, prometo hacer el próximo mucho más largo. En fin, muchas gracias a los que leen y a los que comentan, gracias de verdad.

Tercer capítulo: ¿Quinn?

Era una tarde bastante fría para tratarse de Septiembre, aunque si lo pensaba bien estaban por entrar al otoño. Las gotas de lluvia eran gruesas y caían con mucha furia, parecía que una tormenta se avecinaba, tal y cual como la tormenta que se estaba desatando en su corazón y en su mente.

-Oh mierda, voy a perder la cabeza si sigo así.- se dijo a ella misma, al mismo tiempo que, con furia, limpiaba las lágrimas que caían sin ninguna autorización de sus ojos. Se miró los dedos y vio el rímel en ellos.- Genial, ahora tengo todo el maquillaje corrido.- renegó.

Habían pasado dos semanas desde el primer día de clases y su quiebre emocional. Habían pasado dos semanas desde que sintió lo que significaba una amiga, una que siempre estuviera a tu lado y no quisiera nada más que tu felicidad. Habían pasado catorce días desde que Brittany había decido hacer que el mundo tuviera sentido otra vez para la morena.

Santana sonrió.

-Britt.- susurró, mientras prendía su cigarro.

Santana pensó que conocía toda la escuela, pensó que Brittany le había ensañado cada rincón de su nueva escuela; eso hasta que ella descubrió un cuarto vacío en el primer piso. Le había preguntado a Brittany que había ahí antes, la rubia se había asustado.

-¿Brittany? – había preguntado la latina, viendo a la rubia más blanca de lo que en realidad era.

-San, no querrás ir ahí.- susurró Brittany.- Hay… hay una historia.- Santana levantó una de sus cejas, no lo creía.

-¿Qué historia? No me vayas a decir fantasmas, esas estupideces no existen.- sentenció Santana, sentándose al lado de la rubia.

-¿No… crees? Digo, ¿son estupideces? Bueno, no me parece raro me han dicho estúpida muchas veces en mi vida.- dijo Brittany con una sonrisa triste en su rostro.

En el rostro de la latina se podía ver culpa y tristeza. ¿Quién se atrevería llamar estúpida a un ser tan maravilloso como Brittany?

-Hey…- dijo la latina mirando directamente a los ojos de la rubia, estaba llorando.- No quise decir eso. No es estúpido, tú no eres estúpida, Britt.- le dijo Santana sonriendo. Brittany sintió algo raro en su estómago y sonrió, nadie le había dicho algo así jamás.- Todo lo contrario, eres maravillosa y si alguien te dice algo así, solo dime. Quizá los desfigure.- dijo riendo la latina. Brittany se asustó.- Britt, no en el sentido literal.- Brittany sonrió y abrazó a Santana.

Volviendo al presente y a cómo se sentía Santana, hecha una mierda. Santana volvió a sonreír, solo pensaba en Brittany últimamente. En fin, estaba en la habitación que Brittany le había dicho que no entrara, se sentía un poco mal por no haberle hecho caso a Brittany. Pero, esta habitación, era como su santuario. Nunca nadie entraba, nadie la molestaba. Solo estaba ella y sus penas, solo ella y su mente, y su corazón.

Había tenido otro quiebre. Todo había sido por culpa de las estúpidas con las que compartía cuarto. Una de ellas, Ariel, Santana no estaba segura si ese era su nombre, tampoco le importaba. En fin, Ariel había dicho que su hermano era gay, inconscientemente Santana había sonreído.

Los comentarios de las tres muchachas en el cuarto, habían hecho querer vomitar a la latina. Le había dicho degenerado, pecador, “no debería haber gente como él”. Santana ya tenía las lágrimas en su rostro, las muchachas le habían preguntado qué pasaba y a dónde iba tan apurada. Antes de cerrar la puerta la latina les había dicho “a la mierda, ahí me voy y eso es lo que pasa”.

-Estoy tan jodida.- dijo la latina a nadie en especial, solo a ella misma. Le dio una última calada a su cigarro. Se limpió con la manga de su polo los ojos y salió de ese cuarto.

Se metería en muchos problemas si alguien la encontraba en los corredores a esas horas de la madrugada. Pero, no tenía ganas de ir a su habitación, dónde era juzgada sin que las chicas lo supieran.

Subió las escaleras y al llegar al segundo piso sintió que alguien la miraba. Por un momento se asustó, pero después siguió con su camino sin inmutarse por la repentina presencia que estaba con ella.

-Santana.- escuchó que alguien la llamaba. Era una voz que conocía, pero en estos momentos no sabía quién era, era muy tarde y su cerebro no estaba funcionando correctamente.

-¿Quién es?

-Brittany.- dijo ese ‘alguien’ riendo. Santana sonrió.

-Britt, ¿qué haces despierta a estas horas? ¡Es realmente tarde! – dijo Santana acercándose a Brittany, que por la luz de la luna que entraba por unas ventanas podía distinguir más.

-No podía dormir.- dijo sencillamente la rubia.- ¿Tú?- Santana se encogió de hombros, Brittany se dio cuenta que había estado llorando.- ¿Otra vez estuviste llorando? San, no sé qué pasa, quiero ayudarte.- dijo con un tono de tristeza la rubia.

-Tú me ayudas con el solo hecho de existir.- Brittany sonrió.- Solo… que no quiero regresar a mi habitación. – confesó Santana.

-¿Por qué?- Santana negó con la cabeza. Brittany entendió que la latina no quería dar más respuesta. – Está bien, vamos a dormir, entonces.- Brittany le extendió su mano a Santana.

-¿Qué?

-A mi habitación. Vamos.- Brittany se encogió de hombros y comenzó a caminar tomada de la mano de Santana. Pero la latina se detuvo.- ¿Qué pasa?-

-Britt, yo creo que no tienes espacio para mí y quizá a tus compañeras no les agrade la idea de que lleves a alguien más.- dijo Santana un tanto nerviosa.

-No importa lo que ellas digan. Y hay mucho espacio en mi cama. Vamos, San- dijo sonriendo la rubia. Santana la siguió, no podía decirle que no a Brittany.

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-¿Quinn acaso has perdido la cabeza?- Quinn solo sonrió y dio una vuelta en su cama, para encontrarse a Puck en el piso, con el rostro preocupado.

-Sí. He perdido la cabeza por ella.- sentenció Quinn y comenzó a reírse. Puck la seguía mirando muy serio. – Noah, no seas así. Vamos, alégrate por mí.- Quinn se sentó a su lado y le dio un beso en la mejilla.

-Quinn estás demente. ¿Cómo sabes que Santana quiere verte? ¿Qué tal si ya no siente nada por ti? – la rubia frunció el ceño y miro con un poco de odio a Puck.

-No es así. Santana aún me quiere, lo pude sentir esa noche en su voz, estaba realmente arrepentida.- Quinn se levantó del piso y se sentó en la silla de su escritorio.- Y yo me di cuenta que la sigo queriendo, quizá más que antes.- dijo en un susurro la rubia.

-Quinn Fabray, ha pasado un mes desde la llamada de Santana.- trató Puck, quería hacer entrar en razón a su rubia amiga. - ¿Sabes todo lo que puede pasar en un mes? – la rubia lo miro con furia.

-Santana está herida, al igual que lo estaba yo. Noah, ella me quiere, aún me quiere. Y veo un “nosotras” en el futuro.- Quinn se volvió a sentar en su cama. Comenzó a llorar.- La quiero a mi lado de nuevo, Puck.- Quinn lo miró directo a los ojos y sonrió.

-Estás más loca que una cabra. Has perdido la cabeza. – dijo de nuevo Puck. Quinn solo sonrió.

-Quieras o no, te parezca buena idea o no, mañana voy a ver a Santana López, voy a recuperarla. – Puck, solo pudo asentir.- La quiero de vuelta.- la rubia sonaba determinada.

-Solo hay un pequeño problema… Si la recuperas pronto, ella seguirá en esa escuela, lejos de ti.- susurró Puck, en un vano intento de hacer entrar en razón a la rubia.

-Ya lo he pensando.- el muchacho abrió mucho los ojos. – Santana regresará a Mckingley.- Puck la miró incrédulo.- No me mires así, sé lo que paso. Pero ya sé como encargarme de Berry.- el tono de Quinn era de determinación. Puck no sabía qué rayos iba a pasar.

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Santana odiaba la leche, desde que era una niña había odiado la leche, es que simplemente no sabía a nada, era realmente asquerosa. Estaba sentada en el comedor de su escuela, mirando con frustración su vaso de leche.

-San, toma la leche, mi mamá dice que te hace fuerte y te hace crecer- dijo Brittany dándole el primer sorbo a su vaso de leche. Santana sonrió.

-Como si tú quisieras crecer más.- dijo la latina en tono de broma.- Britt, jamás me ha gustado esta cosa blanca. Simplemente no puedo.- Brittany la miraba sonriendo. Santana solo podía ver esos hermosos ojos azules, que estaban brillando.

-Santana, tienes que tomar la leche.- dijo Brittany muy seria, un tono que le hizo recordar a su mamá. Santana se entristeció un poco, Brittany se dio cuenta.- ¿Qué pasó, corazón? – en las últimas semanas, la rubia había llamado a Santana así: corazón, cariño y cosas así. A Santana le gustaba.

-Nada. Recordé a mi mamá.- sonrió Santana pero de una manera muy triste.- De todas maneras Brittany Pierce, no voy a tomar esa leche. – continuó Santana riéndose.

-¿Quieres ver que sí? – preguntó la rubia desafiante.

Santana rodó sus ojos. Quería ver como Brittany conseguía lo que su madre no consiguió en años.

Brittany comenzó a hacerle cosquillas a Santana. Y la rubia también reía, su risa era demasiado hermosa y contagiosa.

-Britt, eso no es justo.- dijo como pudo entre risas Santana. – Britt, bas- basta- reía Santana. Vio que Brittany metió su dedo en el vaso de leche de la latina.

-Vamos, San, es rica.- dijo la rubia mientras acercaba su dedo a la boca de la latina. Santana se sintió un poco incómoda, eso no sería visto como algo que hicieran dos amigas. Brittany dejo de hacerle cosquillas.- Aquí va…- sonreía Santana. A la mierda el mundo, pensó Santana.

Tomó entre sus labios el dedo de Brittany y succionó la leche del dedo de la rubia. Tenía la mirada fija en los ojos de Brittany, la rubia sonreía, pero Santana pensaba que todo esto era una cosa muy sexual. Muy sexy.

-¡Santana! – la latina se sorprendió. Quizá de verdad estuviera perdiendo la cabeza, esa sin duda era la voz de Quinn.- ¡Santa…!- de pronto, la voz se apagó.

Santana soltó el dedo de Brittany. Quinn, su ex novia, estaba parada frente a ella, con una mirada de tristeza y enojo al mismo tiempo.

-¿Quién es ella San? – preguntó inocentemente Brittany.

-¿San? ¿Te llama San? – preguntó indignada Quinn.

-¿Qué rayos estás haciendo aquí Quinn?

Uhmmmmm ojala Quinnn no mate a Britt Britt, Que hara San. Y la venganza contra Berry. Excelente capitulo.

Owwww Britt es tan tierna, como la amo y la manera en la que (inconscientemente xD) coquetea con San. Ella está tan mal, necesita tanto de alguien como Brittana *-*
Fuck! Llegó Fabray para poner orden xD
La que se va a armar, ojala que no atente contra la vida de Britt :P
Espero el proximo capítulo (;

ooooh genial el momento desayuno ^^ !!!
Deberian cambiar de compañeras de habitacion a Santana jajaja
y por fin encuentro Quinn vs. Britt !!! que intriga por dios !!
siguelo pronto ^^