*FanFic* -A Punto Cero- Capitulo 75- What I needed- Parte 3 *Nuevo*

Me encanta Kurt, pero en este fic no ._. y bueno Blaine ni hablar ,engañar tanto tiempo a Santana -.-
Por otro lado, Finn, tan consejero me encanta D:, es el que le va a guiar el camino a San supongo *-*
Yo leo este fic nomas a veces en el movil me da vagueza comentar u.u
Ojala lo sigas pronto, quiero ver de nuevo un encuentro Brittana y que Santana escuche a Britt u.u

Bueno, me acabo de leer los dos seguidos.
Pues qué mal que el padre de San muriera justo en una discusión con ella.. Yo creo que me sentiría culpable de por vida, no sé si lo superaría.
Empiezo a comprender a Britt, alguna razón tenía que haber para que hubiera hecho tanto daño a Santana, y la razón era que la obligaron a marcharse.
Comparto opinión con Arietha. A medida que iba leyendo veía más claro que posiblemente los padres de Britt y de San se pusieron de acuerdo para separarlas y que muy probablemente la madre de Santana interfiriera en los intentos de contacto de Britt con San a pesar de que Santana no encontrara nada en su momento. Si es así, se merecen mi odio de por vida.
No me gusta el Kurt manipulador que veo en este fic. Y me gusta ver a Finn dando buenos consejos, será un buen apoyo para Santana, que lo necesita de alguien y no será de su madre precisamente.
Espero que San le dé la oportunidad a Britt de hablar y que desmantelen los posibles planes del pasado de los padres. Que todo salga a la luz, porque en esta historia hay algo muy oscuro, algo superior a Santana y a Brittany, algo que les cambió las vidas. Un beso! :)

es el primer ficc donde finn que cae bien desde el principio, que tierno y maduro con sus palabras, espero que hagan reaccionar un poco a la latina, la amistad entre ellos me esta gustando mucho. Ahora primera vez que Kurt no es de mi agrado y meno blaine. Continua, espero que pronot haya encuentro entre las brittana, por lo menos para que hablen.

Hola a todos :) Antes de irme al centro decidí dejarles el siguiente capitulo. Gracias por comentar y dar su opinión, lo valoro muchísimo. Que estén bien.

Capitulo 8: Un rayo de luz.
En remplazo del sol, las estrellas brillaban tras algunas nubes nocturnas cuando por fin la latina se despertó de su siesta. Había soñado con el instituto: ella intentaba cantar frente a todos en el auditorio, pero por más esfuerzo que hizo no le salía la voz. Era raro salir de aquella vergonzosa escena y despertar en el mismo cuarto donde pasó sus días de secundaria. Encontrar a Axel dormido a su lado, le daba a entender que habían pasado varios años desde entonces. Se incorporó con cuidado, contemplando con cariño como su hijo parecía encontrarse en algún alegre sueño pues esbozaba una radiante sonrisa cada dos segundos. La morena fue directo a la cocina, el vacío en el estomago la estaba matando. Por el camino encontró a su madre.
-Vaya, hola bella durmiente. Pensé que pasarías de largo hasta mañana… Comentaba Maribel acomodando unos libros en los estantes.
- ¿Me harás compañía en la cena? Le preguntó su hija mientras la abrazaba por el cuello.
-Ya cenamos hace unas horas con Axel, pensaba despertarte pero te veías tan tranquila...
-¿Se porto bien?
-De maravilla, es un ángel caído del cielo… No se de donde lo habrá heredado. Bromeaba la dueña de casa. -Si tienes hambre hay spaghetti en la nevera, no te lo comas frio o volverás a enfermarte.
-Si mamá, gracias- Le contestó con voz de niña.- ¿Ya te vas a dormir?
-Si, estas son horas para ir a descansar, tú no te desveles.
-Yaaa… No tengo doce años. Se reía la latina.
-Ah, por cierto cariño, tú celular ha estado sonando.
-¿No contestaste, quien era?
-Yo no me meto en cosas ajenas. Grito Maribel yendo a su cuarto.
-Tú sabes que eso no es cierto. Alego la morena, sabiendo muy bien como su madre se las ingeniaba para enterarse del chisme más oculto en el barrio. Tras calentar en el microondas una buena cantidad de comida, cenó mientras examinaba su teléfono: Tenía cuatro llamadas pérdidas y un mensaje en el correo de voz. Luego de soportar a la operadora que te comunica como ingresar al buzón, supo que era Finn quien la había llamado primero:
-“Hola, veo que no contestas, que pena porque te tenia una oferta tentadora: Luego de dejar a Kim, siempre salgo a correr en las mañanas y tu casa se encuentra en mi ruta…Como dijiste que pretendías volver a tu talle original de pantalón pensé que podrías acompañarme. No es obligación, pero si no tienes algo mejor que hacer, avísame”. La latina se reía con las ocurrencias de su ex compañero. Al instante le mando un mensaje aceptando la propuesta. Una de las llamadas perdidas era de Quinn, otra de Rachel, ya se imaginaba el escandalo que le armarían por no contestar. Pero las otras eran de un número desconocido. Al parecer el teléfono del que la llamaban ni siquiera era del país. Era raro, generalmente ella agendaba a todos sus contactos. Mientras terminaba de cenar, nuevamente su móvil recibió una llamada de aquel hablante incognito. Temió un momento, pero mejor era sacarse la duda. Al contestar nadie le respondió, solo se escuchaba del otro lado un absoluto silencio. La llamada permaneció así casi medio minuto, hasta que finalmente colgaron.
-Debe ser un tonto bromista… Se calmaba la latina, intentando no pensar en que podía ser algún loco, psicópata, despiadado que la vigilaba por la ventana. Opto por distraerse llamando a las Faberry, hacía horas que no tenía noticias de ellas.
-No nos llamas, no nos contestas el celular ¿Acaso ya te olvidaste de nosotros tía? Se escucho rápidamente al dramático Aik que le había quitado el teléfono de las manos a su madre actriz.
-¡Iker dame ese teléfono! Grito Quinn a todo pulmón, asustando a la morena que estaba al otro lado de la línea. Pasaron un buen rato hablando como de costumbre. Santana les conto de su reciente amistad con Finn, eh incluso de su salida al día siguiente.
-No te vayas a enamorar de Finn, seria lo ultimo que nos faltaba San. Se burlaba la rubia, ante la extraña novedad.
-No, basta de amor, ahora soy asexual. Dijo la latina, causando la inminente risa de sus amigas. –Yo no le veo el chiste. Intentaba sonar seria, pero las contagiosas carcajadas del otro lado no se lo permitían. Finalmente y haciendo conciencia que la cuenta del teléfono la pagaría ella, tras cuarenta minutos de risa y novedades, se despidió, prometiendo llamarlas al volver de su mañana de ejercicios. El día siguiente la pillo de sorpresa, por lo que busco la ropa más deportiva que podía encontrar entre el revoltijo de prendas que tenia esparcido por toda su habitación. A las nueve en punto estaba parada en la entrada, notando que la elongación que obtuvo de su tiempo en las Cheerios no se había ido del todo. Detuvo su calentamiento al notar que alguien la observaba oculto en los arboles. Sigilosamente se escabullo hasta quedar tras el joven espía que, al fijarse en la desaparición de la figurita que tenia en frente, creyó en la existencia de los espíritus. Ni hablar cuando Santana con tono molesto le grito por la espalda.
-¿Acaso no sabes que espiar es de mala educación? La latina tras observar detenidamente al pobre chico, reconoció que era uno de los muchachitos de su calle que siempre la acosaban cuando iba a la secundaria, claro que ya no era un baboso de nueve años. El joven se disculpo ante su actitud, pero no evito coquetear con la morena.
-Te lo dije cuando eras un niño, y te lo repito ahora. No cuido a infantes, ni soy roba cunas y además sigues siendo bastante feo.
-Jaja tú si que no cambias. Mi abuelo se pondrá feliz al saber que has vuelto. Mr. Robinson era el cartero de la zona, y conocía a Santana desde que era niña. La latina lo saludaba todas las veces que el hombre dejaba el correo, incluso le decía que eran buenos amigos.
-¿Cómo esta él?
-Se ha tenido que jubilar por su enfermedad, y su avanzada edad. Ahora yo hago su trabajo.
-Pero Mr. Robinson no era un rabo verde como tú. Se burlaba la latina. –Mándale mis saludos, oh y si te veo por aquí de nuevo… Le susurro al oído. - Cuando estuve en Irak me guarde unas cuantas granadas; puedo hacer que encuentren tus sesos arriba de la estatua de la libertad si lo deseo. El joven cartero no necesitó más explicaciones. Hizo el saludo militar con la mano derecha y corrió lejos de allí. Finn llegó segundos después, su amiga seguía riéndose de la maldad mañanera que había hecho. No tardaron mucho en iniciar el trote, Finn estaba acostumbrado, pero parece ser que en ese aspecto Santana ya no era tan fuerte.
-Aguarda… Agua… Quiero agua. Logro decir quitándole la botella de las manos al castaño, dejándola casi vacía. –Esto si que es duro, ¿Cuánto hemos recorrido ya?
-Trescientos metros… Pe-pero vas bien, de a poco te iras acostumbrando. Se protegió su amigo ante la cara de incredulidad de la latina.- Supongo que lo mejor por hoy es que caminemos rápido.
-Creo que tengo que dejar de fumar. Se lamentaba recuperando el aliento con la cabeza baja.
Tras una buena caminata, en la que Santana se detuvo varias veces en locales de ropa, y luego para comprar golosinas, decidieron parar en uno de los parques de la zona. No había niños, ya que a esa hora estaban en la escuela, pero si varios deportistas natos estiraban o tomaban aire en el lugar. A Finn no se le escapo el hecho de que su compañera mirara minuciosamente a cada mujer que pasara corriendo cerca de ella.
-Veo que te siguen atrayendo las rubias… Comentó el castaño. La latina se sonrojo un poco, sin conseguir darle una respuesta, solo lo golpeo con cariño en el brazo.
-¿Nunca más la viste? Continúo Finn, refiriéndose a Brittany.
-Si. Hace un…tiempo. Pero solo fue de pasada, creo que ni se dio cuenta de mi presencia. Mintió Santana mirando hacia otro lado.
-¿Y por qué no le hablaste? ¿Sigues enojada con ella?
-Se supone que yo soy la que tiene el titulo en psicología Hudson. Alegó bastante incomoda.
-Sabes, es una pena que terminaran tal mal las cosas. Finn estaba enterado gracias a Rachel y a otros compañeros del final entre ellas. -Cuando estábamos en el instituto, podríamos dudar hasta de que Rachel y yo siguiéramos juntos, pero no de ustedes.
-Suficiente, enserio. Este sermón me lo han dado todos los que me conocen y créeme que ya estoy cansada de responderles.
-Tal vez porque te conocemos intentamos aconsejarte…
-No quiero hablarle. ¿Ok? Ella ya no significa nada para mí, es solo un triste recuerdo del pasado.
-Veo que lo es, por eso te molesta tanto nombrarla. En tanto sigas así, siempre sentirás que estas atrapada.
-No empieces con tu filosofía Finn, ya no estoy de humor. El castaño miro algo triste a su amiga, su orgullo siempre terminaría destruyéndola conforme no empezara a perdonar las cosas.
-Entiendo, no voy a insistir. El grandulón se paró para irse. -Tu entrenamiento llega hasta aquí por hoy. Aun tengo que ducharme para ir a trabajar así que será mejor que me vaya. Se despidieron rápidamente, y la latina emprendió su regreso a casa con más cansancio mental que otra cosa.

Al llegar, todo estaba tranquilo… Demasiado. Por un momento pensó que su madre había salido con Axel, idea que descarto al encontrar los abrigos de ambos. No obstante no había señal alguna de los otros Lopez en la casa. Comenzó a escuchar distintos ruidos. Eran susurros, seguidos de distintas velocidades de respiración. Provenían de lo que era el estudio de su padre; la voz de su madre se sentía a través de la puerta.
-Muy bien… Sigamos… Vamos. Santana entro sin dudarlo pero con temor de encontrar algo que la traumara. Maribel estaba sentada frente a un grupo de mujeres, meditando con los clásicos sonidos que se pueden escuchar en una clase de yoga. De algún modo la latina se sintió aliviada.
-¿Cómo estuvo el ejercicio linda? Ustedes sigan. Inhalen…. Exhalen. Instruía la dueña de casa a las seis o siete damas que la seguían con los ojos cerrados.
-Bastante bien… La morena se incomodaba con el potente respirar de todas. Notó eso si que faltaba alguien en la sala. –Mamá…
-Un segundo cariño, estoy encontrando mis chakras. Inhalen… Exhalen.
-¿Dónde esta Axel? Se agacho su hija a su lado. Maribel continuaba concentrada en la respiración.
-De acuerdo, ahora lentamente extenderemos las piernas y llevaremos la cabeza hasta que la frente toque las rodillas. Despacio… Sientan que todo fluye lentamente.
-Lo que va a fluir va a ser sangre si no me contestas.
-No seas agresiva hija, te causa stress. Además tienes tendencia a tener arrugas en la frente si te enojas tan seguido. Respondía totalmente estirada su madre, con una tranquilidad que la estaba desquiciando. –Jane, la vecina de enfrente, buscaba trabajo y le pedí si podía cuidarlo cuando yo estuviera dando clases. Susurró Maribel por lo bajo.
-¡¿Qué lo dejaste con quien?! Exclamó alarmada.
-Shhh… Interrumpieron con molestia todas las alumnas presentes. Su madre comenzaba a tomarse atribuciones que no le correspondían.
-No te alteres hija. Jane es una buena mujer, quería darle una mano.
-Si pero ya sabes que mandare a Axel a una guardería, no había necesidad de…
-Por favor linda, ni siquiera has buscado empleo. Yo no pretendo cuidarlo todo el tiempo, y tú últimamente no le prestas tanta atención. Jane lo cuidara, esta decidido. Contesto la mayor de ellas, mientras estiraba con una habilidad poco frecuente. Santana seguramente había heredado de su madre la elasticidad y elongación. Salió disparada de la sala cuando las mujeres se posicionaban para hacer el saludo al sol. Tras ir a buscar a Axel, y en definitiva contratar a Jane que parecía una mujer muy dulce y humilde, hicieron una pequeña video llamada a su familia de New York.
-¡Axel mi amor estas muy grande y hermoso! –No sabes cuanto te extrañamos…-Primo, mira aprendí a voltearme los parpados. –Iker, te he dicho que pares de hacer eso. Eran algunas de las cosas que se amontonaban a decir los Fabray frente a la cámara. Los morenos se reían con la euforia que veían al otro lado de la pantalla. Tras una síntesis de la mañana de ejercicios, y clases de yoga, junto a la novedad de que Rachel participaría en una obra nuevamente, los cinco se despidieron puesto que los neoyorkinos debían salir al supermercado. El resto de la tarde, Santana y su hijo estuvieron juntos. ¿Quien dijo que no pasaban tiempo de calidad? Jugaron afuera aprovechando el clima. La latina comenzaba a preocuparse por la falta de comunicación que estaba mostrando el pequeño Axel, por lo que se esforzó en tratar de enseñarle algunas nuevas palabras; pero sin mucho éxito. El niño, sin lugar a duda, era feliz si ella estaba junto a él, ya ni siquiera nombraba por casualidad a Blaine. Y eso que hacia casi un mes que se había ido para siempre. Tras un baño, en el cual Santana salió más mojada que el propio Axel, el pequeño se durmió plácidamente en sus brazos, mientras lo mecía y le cantaba alguna canción de cuna. La melancolía se apodero de la morena al notar cuan rápido crecía aquel angelito. Cuando se disponía a ver algunos anuncios de trabajo en internet, un mensaje de Finn llego a su móvil.
-Disculpa mi intromisión de hoy, quiero compensarte. En el parque del sol, dan unos buenos helados. Yo invito. Santana leía con una ceja levantada, pensando en los chistes de Quinn respecto a la reciente amistad que ella y Finn estaban teniendo. No le parecía hasta ese momento que el grandulón intentara coquetear con ella o algo por el estilo. Pero también no descartaba esa posibilidad, ella se había divorciado, él era viudo. No obstante no pretendía más que una amistad con el chico. Y un helado a esa hora sonaba tentador. Se puso ropa casual y salió, prometiendo volver pronto; Axel seguía dormido, quedando al cuidado de Maribel.

Había llegado más temprano, por lo que dio un recorrido a ese parque que tantas veces cruzó cuando estaba en el instituto. Ahora los arboles eran mas grandes, las hojas primaverales ya relucían en sus copas. Algunos niños jugaban lejos en los columpios. Todo estaba bastante tranquilo. Finn no daba señales de vida pasados quince minutos desde que ella estaba allí. No le gustaba esperar a nadie, así que ya comenzaba a planear su regreso. Dio unos pasos contemplando el paisaje. Frenó en seco cuando quedo frente a un sendero en el cual caminaba, con la cabeza gacha, una rubia melancólica directo hacia ella. La otra mujer, al mirar hacia adelante, detuvo sus pasos al igual que los latidos de su corazón. Ambas quedaron con el mismo shok que hace unos días en el supermercado. Esta vez Santana solo se quedó parada, la charla con Quinn se acercó vagamente a su mente. Brittany comenzó a temblar como una hoja de papel: el día que no pudo seguir a la latina que huía en aquel auto, sintió que en verdad su destino era un maldito infierno; dándole la oportunidad de ver a esa mujer después de tantos años, y sin poder hablar con ella, solo sintiéndose totalmente rechazada y odiada. No se dio cuenta como su cuerpo se movió lentamente hacia Santana, que continuaba hundida en sus pensamientos, hasta quedar a un metro de distancia. La rubia tomó aire, esperando el momento en que la latina le gritara o saliera de nuevo corriendo.
-Que loca que es la vida… Inicio la conversación la morena, mirando a la nada. Brittany la escuchaba con temor. –Hace unos días corriste tras mi auto… Como yo lo hice hace diez años...Por ti. La bailarina libero unas cuantas lágrimas, sin decir una palabra. La imagen del día de lluvia venia a cada instante a su pensamiento. No era su mente la que hablaba: era su corazón.
-Pero te detuviste… Como yo, cuando me di cuenta que era inútil seguir a alguien a quien nunca le importé. El llanto salió instantáneamente de los ojos de ambas.
-¿Y quien te dijo que no me importabas? Susurro Brittany entre sollozos.
-Tu misma, abandonándome en uno de los días más terribles de mi vida. Y te detuviste la otra tarde, porque sabias que para mi ya no significas nada. Corto Santana mirándola directo a los ojos.
-… Podría haber corrido por el medio de la carretera, entre todo el trafico; arriesgándome a morir atropellada. Pero de haber ocurrido eso, no podría estar aquí, intentando hablar contigo una vez más… Contesto la rubia secándose las lagrimas. Ya estaba cansada de llorar, ella sabia muy bien cuan fuerte podía ser si se lo proponía. La latina la escuchaba en silencio, también dejando de llorar, odiaba estar sintiéndose tan sensible últimamente...
-Hace diez años que quiero pedirte perdón por dejarte así. Tienes el derecho de sentir odio hacia mí, pero no creas que yo todo este tiempo no me detesté a mi misma por no ser más fuerte, y salir disparada de ese auto. Ahora: puedo quedarme con este recuerdo, donde al menos pude decirte lo que eh sentido todos estos años, y seguir con mi vida; o dejar que te vayas una vez más sin que escuches mi versión de los hechos, dejando el mismo bache que eh tenido en mi alma tantos días. Continúo la rubia, acercándose y hablando con tranquilidad. Santana estaba sorprendida con su actitud: habían madurado demasiado. Le daba una mezcla de sentimientos notar que aquella chica podía ser una desconocida, siendo que llego a entenderla mejor que a ella misma, en su momento. Ambas quedaron en silencio, interpretando las palabras que usaron. Brittany estaba dispuesta a bajar los guantes, al ver la cara de la latina. El sol se ocultaba en el horizonte, pero en ese momento solo sentían que el mundo se definía entremedio de ellas.
-¿Quieres un café? Preguntó Santana con un suspiro sin cambiar su semblante. Los ojos de la rubia se iluminaron tanto como los últimos rayos de luz en aquel atardecer. De todas las reacciones que imagino que podían tener, esa no estaba en su lista. No fue necesaria una respuesta. Simplemente siguió a la morena que salió caminando con las manos en los bolsillos y la cabeza perdida en otro mundo. Era hora de aclarar las cosas.

me dan pena las dos, por dios cada una con su dolor y queriendo seguir pero cargando acuestas un pasado doloroso y que pro mas que lo nieguen las une, el capitulo me ha encantado, finn y sus comentarios tan acertados, creo que se aproxima el cafe para pedir perdon, ansiosa esperando el siguiente capitulo. un abrazo

Me encanta que actualices tan rapido la verdad... me gusta mucho tu fic... aun q a veces no comente... es que no se que decir la verdad... pero ahorita no se que me dio por opinar aqui...

wow amo la super filosofía del maestro Hudson jajaja me entristece que hayan sufrido tanto todos estos años
Ya después de tomar un cafecito se van a arreglar las cosas ¿verdad?

Hola, de nuevo... aunque: no sé si hice un comentario en este fic, antes. Tal vez solo tuve la intención pero, da igual, pues lo he leído desde el principio.
Me gusta mucho, en todos los sentidos. Me gusta mucho la trama (porque es dramática pero sin melodramatismo, y también algo trágica), la manera de contarla, el perfil de los personajes. Todo.
Me ha encantado el capítulo último; es perfecto.
Ahora Santana escuchará la versión de Brittany y me imagino que algún lío se armará entre el pasado y... Maribel, si Santana se decide a creerle a la rubia.

Ojalá puedas seguir actualizando tan seguido como hasta ahora.
Muchas, muchas gracias por escribir!!

Me desvele leyendo Fics, sin duda después de escribir, actuar, ver Glee, escuchar música y bailar, leer sigue en la lista de cosas que me hacen amena la vida. Me he llorado el alma asi también... Lo bueno es que estando sensible me pongo a escribir cosas dramáticas,y estando trabada en el cap 14 podre sacar algo bueno, o eso espero ._. perdon que me desvié jeje entre mañana y pasado no creo que suba otra actualizacion porque es el día del amigo y salgo a festejar :$ Volviendo al tema:
Alabado sea este capitulo, que creo que es uno de los más largos, espero que no se aburran :S Ok no opino más, les dejo muchos saludos, y gracias por comentar :)


Capitulo 9: Sacrificios.
Por la ciudad de New York, en un lujoso departamento, se encontraba Quinn terminando de limpiar. Habían vuelto hacía un buen rato del centro, Iker estaba dormido y Rachel tuvo que ir a una reunión de personal por su próxima obra, por lo que se encontraba sola. Le gustaba pasar un tiempo en paz, amaba a su familia pero algunas veces aquellos charlatanes la sacaban de quicio. Extrañaba a su amiga: a esas horas se dedicarían a preparar alguna comida pre-elaborada o simplemente charlar sacándole el cuero a media ciudad. Contemplaba las últimas fotos que tenían juntos, sin lugar a dudas Santana era la hermana que siempre necesitó. Gracias a ella tuvo el valor de salir definitivamente del closet, por más que nadie estaba de acuerdo del todo con esa decisión, la latina la había defendido y acogido en su casa cuando tuvo la última gran discusión con su madre. Ahora que no estaba, la rubia se arrepentía un poco de no haberle dicho cuan feliz estaba de que formara parte de su familia y su vida, junto a Axel, por supuesto.
Estando perdida en algunos recuerdos, Rachel la hizo reaccionar abrazándola por la espalda.
-¿Cómo te fue en la reunión? Pregunto con interés, apoyando su cabeza con la de su esposa, que le daba suaves besos en el cuello. Siempre estuvo muy atenta al trabajo de la actriz, sabia muy bien cuan importante era el teatro y los escenarios para ella.
-Bastante bien, conocí a todo el equipo y ya me dieron el guion. Contestaba alegre la castaña.
-Te felicito cariño, ya estoy emocionada por ver esa obra. Se giro la rubia para besarla varias veces. Rachel la abrazo por el cuello, sin dejar de mirar esos ojos que tanto amaba. No podía negar que su vida era perfecta teniéndola a su lado. Los tiernos besos se tornaron más largos y apasionados. Quinn gozaba de esa situación. Pero de pronto Rachel se separo en seco.
-¿Qué ocurre? Susurro la rubia volviendo a acercarse.
-Hay… algo que tienes que saber. Comento la judía un poco seria. Por su cara, el corazón de Quinn comenzó a latir agitado. –Es sobre la obra, no es malo, pero prefiero que lo sepas desde el inicio.
-Te escucho. Dijo su rubia con curiosidad.
-Esta obra es de un director conocido. Le gusta el drama, la modernidad y… Bueno como soy la protagonista me toca tener un dilema con alguien.
-Jaja Rach, ya has actuado antes ese tipo de cosas. Sabes que no me molesta, es tu trabajo y…
-Es una mujer. Corto la castaña, Quinn solo atino a levantar modestamente una ceja.
-Pues que director atrevido. Rio un poco, aunque le preocupo de algún modo esa noticia.-Es algo arriesgada una obra así... ¿No crees que podría no ser bien aceptada?
-No lo creo, la comunidad gay y el bisexualismo ya no son un tema tabú hoy por hoy. Sobretodo después de que se aprobara el matrimonio igualitario en tantos países.
-Bueno, si tu lo dices y estas dispuesta, adelante cielo.
-¿De verdad no te molesta? Intento indagar la judía.
-Lo que te haga feliz, jamás me molestaría. Le contesto dándole un beso en la frente.
-Haay algo más… Interrumpió una vez más Rachel. Quinn se separo y la miro algo fastidiada, esa tarde no tendría mucho movimiento, conforme siguieran así.
-Tendremos escenas candentes, no quiero decir… Ya sabes, “cositas” explicitas, pero si varios roses… caricias… La cara de la rubia se sonrojaba a cada palabra de su mujer. –Y besos. Pero no demasiado largos. Finalizó, con un poco de temor. Quinn solo permaneció en silencio.
-Lo sabia, te molesta. Esta bien, supongo que podemos modificar el guion y… Su esposa calló sus palabras besándola nuevamente. – ¿Eso es un…?
-Un confió en ti, y un te amo con toda mi alma. Sonrió la rubia rozando su nariz con la de la actriz.
-Además, buscando un vacío legal en todo esto… Susurró.- Necesitaras poner en practica tus dotes sensuales, así en el escenario deslumbras más aun.
-Mmm ¿Y que me propones como entrenamiento? Contesto con voz sexy la castaña aferrándose al cuerpo de su mujer.
-Conozco una abogada totalmente a tu disposición para orientarte. No hicieron falta más palabras, Rachel se trepo a la cadera de Quinn y se sujeto con sus piernas. La rubia se desplazo cargándola, directo a la habitación de ambas, desasiéndose velozmente de la ropa que las incomodaba.


Lejos de allí, puntualmente en una cafetería, Santana y Brittany esperaban su orden. Ambas no se miraban fijo, en el camino apenas intercambiaron algunas palabras o señas. La latina no sabía bien a donde iba a llegar estando ahí, renegaba interiormente por dejar de hablar con la razon y haber invitado a la rubia como si nada hubiera pasado. Pero a la vez le parecía una falta de respeto dejarla tirada una vez más, ya en dos años tendrían treinta, había que actuar maduramente.
-Pensé que pedirías café… Comentó tímidamente la bailarina cuando el mesero sirvió las tazas.
-No, por más que siga amando la cafeína, me esta haciendo estragos el estomago. Le contesto Santana inclinándose de hombros, pero sin levantar la vista del té cargado que había pedido.
-Lo que es yo, sigo siéndole fiel al chocolate. Continuaba hablando la rubia, para no formar nuevos silencios incomodos. Interiormente suplicaba a todos los dioses. –“Por favor, ya me dieron tanto con poder verla y dejar que le pida disculpas, no me fallen ahora que tenemos que hablar. Si me dejan que arregle las cosas, prometo quitar definitivamente la cámara que vigila al duende del vecino de enfrente. Yo sé que está arrancando mis flores para poder traficarlas… Pero estoy dispuesta a hacer lo que sea… ¿Amen?”
-¿Brittany, estas aquí? La latina chasqueaba los dedos frente a ella, cuando por fin reaccionó.
-Perdón, creo que deje la plancha enchufada en casa. “¿¡Qué es lo que acabo de decir?!, enserio Britt concéntrate”
-Te preguntaba qué hacías en el parque a esta hora… Explicó la morena soplando un poco su taza.
-Oh…”Por favor contesta algo cuerdo” –Estaba, iba… A ver a un amigo. Pero me cancelo a última hora así que volvía a casa. Me encanta ver a los niños que juegan allí, tan felices… Santana solo asintió, ahora era ella la que se perdía en sus pensamientos. Aquel parque también fue un punto de encuentro cuando ambas se ocultaban del mundo. Fueron varias las noches en que se columpiaban intentando tocar las estrellas, para poder regalárselas entre si.
-¿Y tú? Quiso saber la rubia.
-Yo, solo caminaba, eh estado un poco enferma estos días y tomar aire me hace bien. Mintió la latina, sin saber por qué.
-¿Hace mucho que visitas Lima? Interrogo Brittany, entendiendo que Santana residía aun en Nueva York. Por fin ambas se miraron a la cara, a la morena le causo ternura ver que Britt seguía dejando un bigote chocolatoso al beber de la taza, pero manejo lo suficiente sus gestos para no sonreír.
-Hace más de una semana. Le contesto sin agregar más detalles. Afuera la noche surgía velozmente, y las luces de las calles comenzaban a encenderse poco a poco. La misma pregunta fue esta vez para Brittany, que esperaba ansiosa que se la hicieran.
-Yo estoy viviendo aquí hace casi medio año. Empezó, dejando su chocolate en la mesa. –Estuve mucho tiempo de gira con un grupo de baile, y pretendían repetir los lugares que ya habíamos visitado. Fue entonces cuando dije “Bye”, regresé a Lima y busque otro trabajo. Comenzaba a agotarme la vida de gitana, quería por fin una casa y un lugar estable para vivir.
-Entonces eres bailarina… Indago la latina, recordando lo que Quinn le había contado días atrás.
-Bailar es mi sangre, lo que respiro. Creo que siempre lo tuve en claro. Si, estudie un poco de todo, junto a coreografía. Respondía con orgullo la rubia, era un buen punto para explicarle la versión de las cosas. –Me fui del lugar donde vivía, ni bien entendí el mecanismo del portón eléctrico. Desde allí, me valí de lo que sabia para sobrevivir. Tuve muchos maestros, sin ellos no hubiera llegado lejos. Su relato comenzaba a concordar con lo dicho por la rubia Fabray. Santana escuchaba mientras imaginaba todo lo que la mujer que tenia enfrente había hecho aquellos primeros años.
Brittany no tardó en contar como inicio su vida de adulta, en las calles, con pequeños grupos de personas. En definitiva, confirmaba lo dicho por Quinn, claro que dando más detalles como fechas, lugares y nombres. Después dio una lista de famosos que tuvo la oportunidad de conocer y trabajar. La latina escuchaba, sin agregar muchos comentarios.
-Incluso, estuve en la coreografía de homenaje por los siete años desde que salió “21” de Adele.
-¿La conociste? ¿Cómo era? Santana se emociono, uno de sus sueños era conocer a la cantante, pero luego intento volver a su postura seria.
-Es bastante dulce, aunque habla muy raro… Relataba la rubia, con una sonrisita, sabiendo cuanta admiración sentía la morena por esa estrella. Ya ambas estaban dejando de lado la tensión de estar juntas en la misma mesa, y comenzaban a hablar más fluidamente. Pero eso también significaba que entrarían en cualquier momento en terreno hostil: el matrimonio de Santana, la ida de Brittany, los años sin comunicarse. Eran muchas las cosas sin aclarar, tendrían que tocar el tema sea como sea. Fue la latina quien recordó estos cabos sueltos, y no dudó en empezar a atarlos de una vez por todas. Tras charlar de cosas sin mucha importancia, liberó la primer bomba.
-¿Por qué te fuiste? Soltó con rencor, aunque no pretendía que sonara tan violento. La rubia agacho la mirada, suponía que esa explicación era la más cercana.
-Aun estaba bajo la tutela de Brad y Julia.- Sus padres, la rubia comenzó a llamarlos por su nombre desde el momento en que la subieron por la fuerza a aquel auto.- Estaban furiosos conmigo, por mis notas, y… Por nosotras. Además Brad estaba metido en una estafa o algo así, y si lo pillaban los de investigaciones, se tendría que pudrir en la cárcel.
-¿Y no pusiste resistencia? Eso es raro. El tono cortante de Santana lastimaba un poco a Brittany.
-¿Estas dispuesta a escuchar lo que sigue? Interrogo la rubia, no pretendía iniciar una pelea.
-Soy psicóloga, escucho millones de cosas a diario. Contesto la latina cruzándose de brazos.
-Bien… La fortuna de mi padre. Empezó con algo de asco. –Era porque estaba totalmente metido en una mafia. Ya sabes, drogas, asaltos… Brittany trajo al recuerdo aquella tarde de lluvia:
(Flashback)
Brad entraba a la mansión con la cara descolocada. La policía estaba al borde de encontrar las pruebas para meterlo en la cárcel hasta la otra vida. Su mujer ya había organizado la mudanza, no quedaban más muebles que guardar en aquel sitio. Las hijas del matrimonio miraban sin entender. Simplemente una mañana su madre llegó, les quito sus computadoras y sus celulares, ordenándoles que guardaran sus cosas en un par de cajas. Taylor era una niña de diez años, bastante parecida a su hermana mayor, que contemplaba horrorizada como los pocos recuerdos de su niñez se desvanecían. Brittany se encontraba peor; tras discutir fuertemente con su madre respecto a lo que estaban haciendo, ésta la hizo callar con una fuerte bofetada como explicación. La joven Pierce estaba dolida, no sabia nada de su novia desde hacia dos días y una noche. Se suponía que Santana les diría a sus padres de su relación, pero como Julia había confiscado todos los medios de comunicarse, incluso cortó el teléfono fijo, no tenia forma de saber la reacción de sus suegros. Eso sumado a que su padre les había prohibido terminantemente salir a la calle; si las encontraban a ellas, seguramente lo capturarían a él.
-¿¡Que es ese maldito ruido!? Gritó con furia Brad, escuchando un móvil sonar insistentemente.
-Me llaman a mí. Corto Brittany intentando recuperar su teléfono. Su padre lo tomó antes que ella de la caja en la que estaba guardado. Eran llamadas alternadas entre Quinn y Santana.
-¿Qué es lo que quieren las mocosas estas? ¿No les basta con transformarte en una asquerosa lesbiana? Dijo con desprecio el hombre.
-Cállate, ellas no me pusieron una pistola en la nuca para que lo hiciera.
-A mi no me callas, infeliz. Exclamo más furioso que antes. – ¡Esta basura se termina aquí! Grito totalmente fuera de si, partiendo el aparato en mil pedazos contra la pared. –Julia, Taylor, suban al auto; nos largamos de este pueblucho.
-¿A dónde vamos? Pregunto con miedo la más pequeña.
-Nos vamos del país. Cortó su madre tomándola de la mano.
-Yo no pienso irme. Susurró Brittany muy irritada. Brad se giró y la tomó con violencia del brazo.
-¿Cómo que no? Tú vendrás con nosotros, soy tu padre y te lo ordeno.
-No puedes obligarme casi tengo dieciocho. Puedo valerme por mi cuenta.
-Ningún Pierce se quedara en esta maldita ciudad ¿Esta claro? Su hija intentaba zafarse, pero el hombre ejercía cada vez más presión en ella.
-Suéltame, me lastimas… La rubia comenzaba a llorar.- No quiero irme, yo no tengo la culpa de…
-Te vienes. ¿Y sabes por qué? Porque eres una estúpida, que no sirve para nada. Solo sabes meterte en problemas y gente así no me sirve… Escúchame bien: si me desobedeces. Le susurro al oído. –Me encargare de borrar del mapa a esa tal Santana, junto a toda la peste de lesbianas con las que te juntas. Brittany lloraba con miedo, su padre estaba totalmente desquiciado.
- ¿Acaso crees que no soy capaz? Si no te subes a ese maldito auto en este momento… ¡Tu asquerosa novia morirá, y su tu estas a su lado te unirás a ella! ¿Esta claro? Brad estaba a punto de tomar del cuello a su hija, transformado. La pobre rubia temblaba, llorando desconsoladamente.
-Aguarda… Dijo por fin, entre sollozos desesperados. –Iré…
-¿Cómo dices? Sonreía maléficamente el dueño del lugar.
-Iré con ustedes, pero por favor no le hagas daño… Respondió con un hilo de voz.
-Así me gusta, buena niña. El tipo la besó en la mejilla, tomándola por el brazo. Con la cabeza baja, su hija lo acompañaba directo al auto. Del bolso de Brittany cayó en la entrada, y sin poder pararse a buscarlo, el cuadro con la foto de ambas.
(Fin del flashback)
La rubia apretaba los puños con fuerza, ver aquella situación en su mente le causaba impotencia. Su padre era un enfermo, siempre la maltrató del modo en que quiso. Lo último que supo de esa familia era que por una sobredosis, o algo por el estilo, Brad había quedado postrado en una cama. Lo lamentaba por su hermana menor, pero no resistía vivir en aquel lugar, más bien, en ese infierno. Santana escuchaba el relato totalmente pálida, interrumpió a quien lo narraba nada mas que para pedir otra ronda de té para ambas. Jamás pasó por su cabeza una situación tan dura para alguien como Brittany; sabia que sus padres eran bastante amargos, pero no sospechaba que fueran unos mafiosos. La historia del día de lluvia coincidía totalmente con el de la morena: la rubia no aparecía en su casa porque no podía salir de la suya; no le contestaba los mensajes ni las llamadas porque estaba totalmente incomunicada; su celular había sido destruido, por eso después daba como apagado… Y el marco, había quedado ahí accidentalmente, según la bailarina, claro. La cabeza de Santana trabajaba a mil por hora: Esa misma mente, junto a influencias y rumores, durante diez años dibujaron a Brittany Pierce como una mala persona, alguien que traicionaba ilusionando a la gente para luego destruir lo que formaba. Pero con la historia que ahora le contaba, con un dolor que se palpaba en cada palabra, resultaba ser que ella se había ido para salvarle la vida a la latina; no para arruinársela, como había estipulado todos esos años.
-Supongo que es difícil de creer… Comento la rubia pasado un rato de silencio, y notando como Santana evaluaba cada palabra una y otra vez. –Más aun, cuando ha pasado tanto tiempo. Y no hay pruebas que corroboren algo así. Intentaba refutar su propio relato.- Pero sabes que nunca ha sido lo mio mentir.
-Por lo menos eso entendía yo en aquel tiempo. Entonces, según lo que me cuentas, después de irte con ellos… Escapaste.
-Ni bien cumplí los dieciocho. Estábamos en la casa de un pariente en Holanda, hui de allí y me alejé los más que pude. Las aspiraciones que tenía se basaban en volver pronto a América. Pero sin dinero fue bastante difícil, tuve que hacer muchos sacrificios, trabajar, ahorrar… Después estudiar y entrenar. Por suerte, aquí estoy, aunque ha pasado mucha agua bajo el puente.
-Algo de eso me contó Quinn. Que estuviste con ella y Rachel. ¿Para esto me buscabas?
-Era un constante calvario vivir guardándome esta historia. Ahora puedo respirar más tranquila…
-¿Y no intentaste ni siquiera mandar una señal, o preferías decírmelo cara a cara? Eso es lo que no entiendo Brittany, si esta bien, fuiste secuestrada por tu familia pero hay…
- Matarían a Quinn, a Rachel…. A ti. Por eso me fui, aunque me dolía con todo mí ser dejarte...O bueno… dejarlas. Pero ni siquiera dudes de eso: yo me fui, por ustedes, porque no hubiera soportado saber que morirían en manos de unos mafiosos infelices; por hacerme la rebelde.
-Lo hubiéramos solucionado…
- ¿Cuatro chicas contra cincuenta armas o más? No lo creo. Brittany estaba decepcionada, tal parece que su relato no era suficiente para la morena.
-Le diríamos a la policía…
-La mafia era gran parte de la policía, seria fácil para ellos comprar al resto de la justicia. Santana, por dios, ¿Qué tengo que hacer para que me creas? ¿De que sirve que me discutas esto? Fue hace diez años, gracias a eso, todas pudieron seguir con sus vidas… Incluyéndonos.
-¿Qué hago, te aplaudo?...Respiro conteniéndose antes de que la situación se le fuera de las manos-Está bien. Supongamos que te creo. ¿Por qué no recibí ni un mensaje tuyo? La rubia suspiró, pero estaba dispuesta a contestar todas las preguntas que la latina le soltara.
-Intente comunicarme contigo, por supuesto que lo hice. No recordaba bien los números, mi memoria no era tan buena; sin mi celular era más difícil. Llamé a tu móvil, pero no contestabas. Era cierto, en una de las noches en que se embriagaba en un bar, Santana había perdido su IPhone. –Tú teléfono fijo, algunas veces contestaron pero me dijeron que no estabas. No quise darles mis datos, yo solo quería hablar contigo y nadie más. No tenía modo de comunicarme con Quinn o Rachel. No sabia nada de ellas. En internet habías cerrado tu Twitter y Facebook. Te busqué por horas, pero había millones de Santana Lopez, menos la que necesitaba. Se le escapo a la rubia, que se sonrojo un poco sin parar con sus argumentos. No era falso, con la depresión, la latina había cerrado o borrado absolutamente todo. -¿Cartas? Te envié muchas, si de acuerdo, quizás algunas no las aceptaron porque le faltaba la estampilla o estaban escritas en crayón, pero luego aprendí a hacerlas siguiendo las reglas al pie de la letra.
-Eso no es cierto, nunca recibí ni una carta en tu nombre.
-Pero…Vaciló un momento -Te las envié, lo juro por mi vida, a tu casa.
-¿Qué casa?
-A la de tus padres, era la única dirección que conocía. Santana quedó pensativa. Algo no cerraba en todo esto, tendría que indagar más profundamente en casa; en el caso de que sus nuevas dudas la torturaran. Ahora tenia un debate interno entre la palabra de la rubia y la poca información que podía extraer de su madre. De existir esas cartas, tendría pruebas para creer una parte de lo que Brittany contaba. No sabía si eso era bueno o malo… Ambas se quedaron en silencio. La morena no lograba formular nuevas preguntas. Contempló un momento a la rubia de la que alguna vez estuvo enamorada. Nada cambiaba en ella, estaba más delgada pero su cara seguía demostrando esa dulzura y sencillez que la identificaba, sin contar esos ojos azules que siempre terminaban hipnotizándola. Ahora en su mente solo había confusión, pero también un sentimiento de culpa al calificarla tan mal, en el caso de que fuera cierto algo de lo que la chica le había contado. En su mano, yacía ese viejo brazalete, un poco gastado, pero que para la bailarina seguía simbolizando la amistad eterna.
-Aun lo conservas… Susurro la latina tocando ligeramente el objeto.
-Juntas por siempre. Contesto la rubia inclinándose de hombros. - No sabes la falta que me hizo mi amiga en todos estos años. No dudé en que saldrías adelante, porque eres fuerte, valiente…
-No fue fácil... Santana agacho la mirada, los consejos de Finn resonaron en su cabeza.-Quizás, tampoco para ti…
-No, claro que no fue fácil, al contrario... Pero me alegra ver que estas bien. Ambas esbozaron una melancólica sonrisa. Ninguna deseaba terminar peleando –Sonará descarado y esta bien que lo pienses así pero… ¿Aun tengo la oportunidad de recuperar a San, a mi amiga? Pregunto la rubia con ilusión. Santana la miraba seria: No era cosa tan fácil decirle que si, por más que haya respondido todas las dudas que tenia, aunque se haya disculpado infinidad de veces durante esa hora, casi convenciéndola en algunas partes. Nunca hubiera imaginado que se volverían a encontrar y menos hablar de uno de los días más difíciles en sus vidas; pero confiar y sobretodo perdonar, fue siempre el desafío más grande con el que se enfrento.
-No lo creo… Se le escapo sin pensar. Brittany solo asintió, muy triste.- “Al menos lo intente”
-Escucha, han pasado diez años. El tiempo puede solucionar las cosas, como también dejarlas como están… Corrigió la latina al ver la cara de la bailarina, de algún modo le producía una sensación dolorosa en el corazón. Inmediatamente con estas palabras, aquellos ojos azules resaltaron ese característico brillo de ilusión. Ambas compartieron una simple mirada.
-Vaya, se me ha hecho tarde. Se levanto la latina al ver el reloj de su celular. Creo que será mejor que vuelva a casa… Hizo el amago de buscar algo en su bolso.
-No tranquila.... Sonrió Brittany sacando la billetera de su abrigo.
-No, no, yo invité; yo pago. Comento la otra buscando insistentemente.
-Enserio, no me molesta. En otra oportunidad invito yo, y tú pagas. Agregó con picardía la rubia, dejando el dinero en la mesa. Santana solo la miró. Eso significaba que tendrían que volver a verse; ya estaba cansada de alegar, había tenido demasiado por esa tarde sin contar que su cabeza era un sudoku gigante.
-Entonces, mejor me voy… Suspiro la latina dándole una ultima mirada a la rubia, que seguía sentada en la mesa.- Que te vaya bien…Gracias. Se despidió bastante seria.
-Hasta pronto. Saludo la otra levantando un poco la mano. La morena guardó esas últimas palabras mientras cruzaba la puerta de la cafetería sin mirar atrás. La rubia permaneció en su lugar un momento más. Todo lo que había pasado, la dejaba con una sensación amarga en la boca. Por más que creía que explicándole las cosas, todo iba a mejorar; ahora sentía la necesidad de hacer algo para recuperar, por lo menos un poco, la confianza de Santana. Pero también, ya había tenido suficiente por ese día.- Gracias… Susurro, levantándose para irse.
La latina llegó media hora después de salir del café, condujo bastante lento hasta su casa; siempre pensando en las palabras de la rubia, en su historia, en su sacrificio. Fuera real o no, algo la dejaba tranquila: por fin hablaron, por más que temía de sus propias reacciones. Sin lugar a dudas, sus amigas tenían que enterarse de lo sucedido.

excelente capitulo, ahora tenemos la version de la rubia pero definitivamente santana es testaruda, aun falta saber que paso con esas cartas, sigo pensando que maribel tuvo algo que ver, me rompe el corazon brittany y todo lo que ha sufrido y santana que no quiere escuchar, un abrazo y nos estamos leyendo.

Noooo, me habre perdido como 5 caps, y me entere que San volvio a Lima, se encontro a Finn, y despues a Brittany, y Rachel y Quinn sabian lo de Britt y se lo ocultaron a San y despues se la encontro denuevo, tomaron un cafe y AAAAAAAAHHH demasiado para asimilar en pocos minutos.. u.u.. Nunca mas me pierdo un cap, son demasiados sentimientos juntos.. jajajajaja.. Pero me quedo una duda, osea que las cartas las recibia Maribel??.. O.o.. o entendi mal.. AAAAIIII la intriga me puede.. xD

Buenisimo los cap!!.. Escribis genial.. :D.. besoo..

Yo haria que britt aparezca en la casa de santana a ver como reacciona maribel jajajajja
pero que cuando vaya a casa de la latina esta no este dentro y britt la grabe con el movil o algo mientras hablan :$ se que esa vieja tiene algo que ver! arrg

que testaruda la latina ella no es la unica que ha sufrido.. le ha contado su historia y aigue dandole vueltas se que debe de impresionar ahora despues de tantos añoa pero ha ello lo que ha podido para volver y encima la ha buscado y la version coincide con lo que le ha dicho quinn y a ver ahora que dicen las faberry.. espero que hagan algo util jaja

espero ansiosa las reacciones de Quinn y Rachel :)

AndreaDaru : Deseo concedido jaja no se como hacen pero le atinan a varias cosas que ya tengo escritas y preparadas para subir xD

Mil gracias por comentar, en un rato salgo pero preferí tomarme cinco minutos y subir el siguiente capitulo, asi no pierdo la continuidad con que los subia. Besos


Capitulo 10: La promesa.
Habían pasado dos largos días desde el encuentro en el parque, Santana no paró de pensar en todo ese tiempo. Les contó, vía telefónica, a las Faberry la increíble jugada que Brittany (supuestamente) había hecho para que todas ellas se mantuvieran a salvo. Quinn estaba totalmente shokeada tanto por la historia, como por la tolerancia de su amiga para arriesgarse a tomar un té, junto a la mujer que maldijo más de mil veces en lo que iba de su adultez. Rachel prefirió no creer en las palabras de la ex animadora: la judía era rencorosa, y no seria nada sencillo meterse en la cabeza que alguien que hizo sufrir a una amiga, podía ser en realidad casi una heroína de película. Las tres mujeres quedaron con la duda, eso si, de como seguirían a partir de ese momento todas las cosas.
La latina continuó saliendo a trotar junto a Finn, que también término enterándose del increíble encuentro; pero a diferencia de la actriz de Broadway, estaba totalmente convencido de la verdad en las palabras de Brittany. Más allá de eso, Santana se empeño en ubicar un local para emprender ahí su nuevo consultorio, pero seguía sin tener éxito. Aun así, comenzó a buscar trabajo repartiendo currículos por toda la ciudad. La mañana del jueves, prefirió descansar del entrenamiento y disfrutar de su cama, siempre en compañía de Axel. No obstante el pequeño se despertó temprano como estaba acostumbrado.
-Mamá… Tanteo picando en la mejilla de su desmayada madre.
-Mmm… Ax… son las ocho… Duérmete cielo. El niño obedeció, recostándose a su lado nuevamente pero contemplando los rasgos de la latina.
-Mamá…
-Una hora más hijo, enserio, ya te pareces a la controladora de tu abuela… Gruñía la morena metiendo su cabeza debajo de la almohada. No había amanecer que tuviera buen humor.
-Ma…. Amo. Soltó Axel sin dejar de mirarla. Santana lentamente levantó la mirada, comprendiendo lo que su hijo acababa de decir.
-¿Qué has dicho? Pregunto con incredulidad.
-Amo, mamá. Sonrió tiernamente el niño. Su madre se levanto de un salto: era lo más hermoso que había escuchado en su vida. Abrazó a su hijo y lo llenó de besos, mientras el pequeño repetía la frase interminablemente. Tomó su celular, las Faberry no podían perderse de esto.
-Buenos días ¿A que se debe este honor? Contesto Rachel, conduciendo a dejar a Quinn al trabajo.
-¿Está tu rubia contigo? Pongan el altavoz. Indico la latina emocionada.
-Hola San… ¿Qué haces despierta tan temprano? Preguntó alegremente la abogada.
-Cállense ambas y escuchen esto. Las chicas se miraron extrañadas, obedeciendo.
-Vamos Ax, díselo a tu tía… Se escuchaba a la morena, que ponía al teléfono a su hijo.
-Tía… Amo. Volvió a repetir Axel. La llamada quedo totalmente en silencio.
-¿Aun siguen ahí, escucharon? Indago Santana ante la falta de ruidos o voces.
-¿Acaso…?-¿Dijo te amo?-¿¡Axel me dijo te amo!?-¡Axel dijo te amo!-¡¡Hay por dios aprendió a decir te amo!! – ¡Rachel, la vista al frente por favor! Sonó de golpe al otro lado de la línea. Inmediatamente la latina comenzó a reírse, sabia que algo así las pondría locas. Tras hablar un rato de la nueva palabra del pequeño Lopez, las chicas se despidieron; conforme siguieran así iban a terminar matándose en la carretera. El resto de la mañana, Santana y Axel estuvieron juntos intentado que el niño desarrollara un poco más su lenguaje. Maribel los observaba divertida. Ya al mediodía, almorzaron los tres una comida que la latina invento de la nada. Era hábil para la cocina, solo que le daba pereza realizar algunos platos.
-¿Volverás a salir hoy? Indago su madre saboreando el almuerzo.
-Dejaré mi carta de presentación en unos centros que me recomendó Finn, pero no creo que tarde…
-Entonces llamare a Jane para que se quede con Axel.
-En realidad, pensaba en salir juntos, no me lleva mucho tiempo dejar los papeles…
-Por supuesto que no, si te ven con él, solo restaras puntos para que te llamen.
-De todas formas se enterarían que tengo un hijo… Comentó un poco molesta.
-Jum, estando soltera… Corto Maribel sin pensar.
-¿Tienes algún problema con eso? Y soy divorciada, que no se te olvide. Ahora si que la morena se había enojado, pero prefirió salir de la mesa antes de acabar a los gritos, últimamente los cambios de humor la estaban manejando. Era obvio que su madre estaba molesta con ella por seguir cesante, aunque no llevaban ni tres semanas viviendo juntos, las cosas entre ambas ya se estaban poniendo tensas. Ordenó un poco su cuarto, y puso la ropa a la lavadora; no pretendía que también la criticaran por desordenada. En un momento se fijó por la ventana que daba a la calle, un auto rojo se estacionaba frente a su casa. Podía reconocer instantáneamente, sea donde sea, que era Brittany la que conducía aquel vehículo. La rubia se acercó a la entrada contemplando con recelo el lugar, que más de una vez visitó cuando niña. No llegó a tocar la puerta, pues la latina le abrió justo antes de que lo hiciera.
-Hola… Sonrió humildemente la bailarina ante la cara de sorpresa de la morena.
-¿Qué…? Digo, ¿Cómo estas? Tartamudeó con incredulidad.
-Bien, muy bien. Respondía cortésmente su visita. –Yo…Huh, venia a dejarte esto. Explico la rubia sacando una billetera plateada. –Creo que se te cayó en la cafetería, y pensé que podrías necesitarla.
-Vaya ¿como llegó esto aquí? Dijo la dueña, sorprendida. -Bueno, no tenía mucho dinero guardado, por eso no note su ausencia de mi bolso. Aunque eso explica por qué no la encontraba el otro día… Ambas se miraron, era raro ver a Santana con ropa de casa o desarreglada.
-No creas que te seguí o algo por el estilo. Se excuso Brittany- Imagine que deberías estar en esta casa. Lamento no haberla traído antes, pero tenía cosas que hacer…
-No, no te preocupes. Te lo agradezco, aquí tengo mis documentos y… Gracias, de verdad. El mal humor de la morena se había esfumado. Permanecía en la entrada mirando fijo a la rubia.
-Santana te llaman por teléfono, creo que es de una agencia de no sé que cosa. Interrumpió su madre.- Yo voy saliendo, tengo un curso de alfarería y no quiero llegar tarde como… Maribel quedo frente a las dos mujeres, su semblante cambio instantáneamente al reconocer a la bailarina.
-Em, disculpa un momento, ya regreso. Santana salió disparada a contestar, quizás era de alguno de los consultorios en los que había dejado sus datos, aunque en ese momento no tenia cabeza para hablar de trabajo. Maribel se acercó con la frente en alto hacia la rubia, que la miraba con temor.
-¿Y tú que haces aquí? Pregunto fríamente.
-Vine a dejarle algo a Santana…
-No me refería a mi casa niña, hablaba de Lima ¿No te habías ido, junto a una tribu neandertales?
-No sé de que me esta hablando. Cortó Brittany, intentando parecer calmada. Ninguna de las dos se caía bien, por más años que pasaran. Menos, con todo lo que vio la mayor de ellas llorar a su hija por esa rubia, incluso más que a su propio padre. La mujer se había enterado por rumores que ambas habían tenido algo en alguna oportunidad, pero ya en ese tiempo Santana estaba por graduarse de la universidad; y prefirió ignorar esos comentarios.
-Por favor no seas falsa, y aléjate de aquí. No eres bien recibida en este hogar… Esfúmate. Maribel se le acercó amenazante. La rubia no se movió, ya estaba acostumbrada a que intentaran desafiarla para pelear. No pudo evitar, eso si, desviar su mirada a un niño que espiaba oculto más atrás.
-Oh, tú ven aquí. Comento Maribel tomándolo en brazos.-Sera mejor que te abriguen, a este paso te enfermaras. Continuaba hablando, restándole importancia a la mirada curiosa de la rubia.
-¿Lo cuida usted? No pudo evitar indagar, además, ella adoraba a los niños.
-Gran parte del tiempo, cuando su madre sale por ahí a tomar helados. Respondió la mujer, sin ni siquiera mirarla. –Es mi nieto. Agregó con doble intensión. La sangre de Brittany se heló por un instante, pero continúo aparentando tranquilidad.
-Hijo de Samuel… Murmuró, recordando al hermano mayor de la latina.
-Jaja Por supuesto que no. Rio con sarcasmo Maribel Lopez, mientras la bailarina tragaba saliva.- Él ni siquiera se ha casado, obviamente, es el precioso regalo que me dio mi Santana. Comentó con falso orgullo besando en la mejilla al pequeño. Justo en ese instante la latina regresaba a la entrada. Frenó en seco al ver a su madre con Axel en brazos, y frente a ellos a Brittany totalmente en shok.
-Cariño, ten. Abrígalo, no vaya a ser que se engripe. Dijo la dueña de casa, entregándole a Axel a su hija. –Adiós. Saludó cruzando una mirada con la rubia, que estaba petrificada en la puerta. Santana caminó hasta ella con la cabeza baja sin saber que decir o hacer.
-Entonces… él es tu… hijo. Dijo la holandesa con un hilo de voz, aun sin creer lo que veía.
La morena solo asintió, mordiéndose los labios. El silencio ocupo el lugar.
-Se llama Axel… Todavía no cumple dos años. Comentó, con una mezcla de sentimientos.
-Creo que… mejor me voy, no pretendía molestar… La rubia hizo el ademan de irse, no sin antes examinar con detalle al pequeño niño: los rasgos de Santana se reflejaban hasta en su mirada.
-No espera… Sintió justo cuando se iba. -¿No quieres pasar? Insinúo la latina mirándola. De inmediato se retracto de sus palabras, pero de nuevo no tenia vuelta atrás.
-No, está bien. Enserio, no quiero causarte problemas con nadie. Agregó la bailarina pensando en que seguramente toda la familia de la morena estaría allí.
-Anda, pasa, no te preocupes. Además, te debo un café. Continúo invitándola, ahora más convencida que antes. Sentía la necesidad de hablar mejor las cosas con la rubia, sobretodo después de descubrir así que ella tenía un hijo; por más que no fuera necesaria ninguna explicación. Brittany aceptó, más por compromiso que por ganas de estar allí. Entró un poco atemorizada al salón atrás de la latina, que no se cansaba de pensar en lo que iba a hacer.
-Toma asiento, ponte cómoda, quítate el abrigo… Indico velozmente la ex cantante mientras bajaba a Axel.-Yo preparo el café y charlamos ¿Te parece? Brittany asintió mordiéndose un poco los labios, examinando de reojo aquella casa. Cuando volvió a mirar, la morena había desaparecido. Su hijo espiaba desde la otra punta de la sala.
-Hummm... Comentó un poco incomoda ante la mirada fija del pequeño. –Así que… Axel ¿no? El niño no se molesto en mover ni un músculo. Simplemente examinaba con los ojos una y otra vez a esa extraña visita. –Vaya, veo que eres bastante serio… Agregó la rubia tomando asiento en el sofá. Los dos cruzaron las miradas con curiosidad durante un minuto. De pronto Brittany recordó algo, y busco enérgicamente en el bolsillo de su chaqueta; sacando una bolsita de papel.
-¿Quieres una? Le ofreció al pequeño extendiéndole el paquete. Axel se acercó con recelo, hasta que contempló que dentro de la bolsa había una gran cantidad de coloridas gomitas. Miró a la dueña de los dulces con desconfianza. –Adelante, sin miedo. Le sonrío la visitante, causando la tranquilidad del moreno, que tomo de inmediato dos o tres ositos gomosos. Compartieron un momento más las golosinas hasta que finalmente reapareció Santana con el café para ambas.
-Yo… Interrumpió la latina, viéndolos juntos.- Le puse azúcar al tuyo ¿Importa?
-No, está perfecto, me gusta lo dulce. Contestó la rubia terminándose una de las gomitas y recibiendo su taza. –Estábamos comiendo ositos… Comento tímidamente ofreciéndole a la latina.
-No, gracias; no le sentiré el sabor a mi café. El ama los dulces, pero intentó cuidarlo de las caries.
-Jaj entonces creo que estamos rompiendo las reglas. Sonrío nerviosa su visita, compartiendo una mirada de complicidad con Axel. –Tienes una hermosa sonrisa, será mejor que la preservemos. Completo la frase viendo sonreír al niño, que indagaba para obtener más golosinas.
-No te aproveches Ax. Sentencio su madre con una mirada seria, que haría temblar a cualquiera. Las adultas tomaron unos sorbos de sus tazas calientes, en silencio. Axel se acerco más a Brittany, que se agacho un poco hacia él, al notar que la observaba. El niño levanto la mano tímidamente, y comenzó a acariciar con dulzura la cara de la rubia, que estaba totalmente quieta y sonriendo.
- Mira tú… le simpatizas. Comento la latina viendo el accionar de su hijo. –Tienes suerte, hay veces en que es bastante arisco. Agregó con sorpresa.
-Esto es tan raro. Reía la rubia.- Hace unos días ni siquiera imaginaria estar así, con el hijo de Santana Lopez haciéndome caricias.
-Creo que te debo una explicación… La interrumpió
-No me tienes que explicar nada; estando casada es normal que sigas con el ciclo.
-De eso te quiero hablar; no eh sido totalmente sincera contigo Brittany. Ambas se miraron, les tocaba seguramente seguir la charla con respecto a la vida de Santana en esos años.
-Si eso parece… Te escucho. Dijo con tranquilidad la rubia, entregándole en secreto la bolsa con las gomitas restantes a Axel, que salio disparado del salón antes de que su madre lo descubriera.
- Yo, no estoy de vacaciones aquí en Lima. Eh decidido… Bueno, hemos decidido venir a vivir de nuevo a la ciudad. Estaba cansada del cemento y los edificios; deseaba que Axel pudiera correr por el pasto de su propio patio; llegamos hace unos días, iniciando de nuevo nuestros sueños.
-Y… ¿Tú marido también estuvo de acuerdo? Indago la rubia tomando café. Santana la miró un instante, la chica seguía sonando y demostrando tanta inocencia…
-Blaine y yo, no estamos juntos. Nos separamos hace un mes, él se fue del país, y yo vine con Axel para acá. Resumió Santana esa experiencia fría en su vida. La cara de Brittany mostró un gran asombro; no sabia si decirle que lo sentía o la verdad de lo que pensaba al respecto…
-Vaya no cumplió con su palabra. Susurro reviviendo el pasado. La latina no comprendió el sentido de esas palabras y pidió una explicación.
(Flashback)
Brittany salía de un hotel de New York, hacía una semana que se había enterado de una triste noticia, de boca de Quinn y Rachel: Santana se casaría.
Durante todos esos días, había intentado olvidar todo recuerdo que la mantuviera cercana a la latina, pero le era imposible. Esa última noche estuvo pensando en alguna opción para poder hablar con la morena, por más que le parecía inútil, por más que las Faberry le habían pedido que ni siquiera lo intentara. Solo le quedaba una idea: encontrarla antes de que entrara a la iglesia. Había logrado obtener información de Quinn, y sabia muy bien a qué dirección dirigirse. Al llegar, bastante gente estaba entrando a una muy bien decorada iglesia. La rubia se movió con precaución, sabiendo que más de uno por allí podría reconocerla. Dentro la multitud se acomodaba. Con actitud de espía, indagaba en cada habitación con el corazón en la boca; sin saber que haría en caso de encontrar a la latina. Sin obtener resultados, salió a inspeccionar en las afueras. Repentinamente alguien la tomó por el hombro y la llevó lejos del lugar.
-¿Tú que haces aquí? Pregunto con voz baja pero molesta el protagonista de la boda, vestido con un elegante smoking negro. Había reconocido a la rubia desde el momento en que ingreso al templo.
-Vengo a desearte buena suerte, la necesitaras. Le contesto con ironía. – Escucha, no temas, solo vengo a hablar con Santana, será un segundo…
-¿Eres entupida o que? La sostuvo Blaine con cara de espanto.
-¿Qué pasa Blaini? ¿Temes que te dejen plantado? Intentaba hacerse la valiente.
-No, temo que vuelvas a cometer el terrible error de lastimarla… ¿Sabes acaso cuanto le costo salir adelante desde que te borraste del mapa?
-Pero lo superó, y muy bien, sino no estarías esperando su llegada.
-Yo estuve ahí, cuando nadie más lo hizo. La contuve como su único apoyo, y pude ver el daño irreversible que tu partida le hizo en el alma. No seas ilusa, ella no se pondrá feliz al verte. Por el contrario, lo único que obtendrás será abrir esa vieja herida y ver cuanto odio guarda para ti.
-Pero nuestra amistad…
-No existe Brittany, ya no. Contestó en tono cansino el castaño. –Mira, te lo suplico. Si aun quieres a Santana… Déjala en paz. Sigue tu vida, como ella lo hizo. No lo digo solo porque soy su futuro marido, sino porque ambas solo se lastimarían más. Conmigo Santana es, por fin, feliz de nuevo….Después de tanto dolor. La rubia escuchaba incrédula con los ojos llenos de lágrimas.
-¿Y como estas tan seguro de que no se está contigo porque no le quedó otra opción?
-Porque yo si que voy a estar con ella para toda la vida. Sentencio Blaine muy serio. –La quiero, y me encargare totalmente de darle toda la felicidad que perdió llorando por ti. Brittany sufría con esas palabras, metiéndose por fin en la cabeza que no era lo ideal estar allí.
-Entonces entra a ese altar, y que por tu vida, no hagas lo mismo que yo. Así como te encontré, puedo hacerlo en cualquier momento o parte del mundo. Amenazó entre sollozos.
-Jamás. Dijo fríamente aquel hombre. –No tienes cara de venir a amenazarme, vete de aquí. Y no te preocupes: Mi mujer y yo, seremos felices por siempre. La rubia se retiro de ahí corriendo. Estaba totalmente derrotada. No paró de correr por unas cuantas calles; cuando finalmente se detuvo entre medio de unos árboles, divisó el auto que llevaba a Santana a la iglesia. Brittany contempló con dolor en el pecho, pero a la vez con la sensación de haber hecho lo correcto, como la mujer que más había amado se dirigía sonriente al altar. Esperanzada en cumplir los sueños, que ella con su partida había destruido.
(Fin del Flashback)
Santana escuchaba con un nudo en la garganta; cada vez las palabras de Brittany parecían más convincentes y, a la vez, más dolorosas. No valía la pena hablar tanto del pasado sin pruebas contundentes. Pero era la única manera que tenia la rubia para, por lo menos, intentar conseguir de nuevo una pisca de confianza en ella. Por ahora los relatos que oía eran bastante cuerdos, y daban a favor de la bailarina, demasiado.
-¿Ibas a interrumpir mi boda?
-Tenia veinticinco, era muy ilusa, y no hallaba otro momento para hablarte. Rio la bailarina, encontrando lo divertido de la situación. –Pero mirándole el lado “bueno”- Marco las comillas con los dedos- Hoy estoy hablando contigo, y tú tienes un precioso hijo.
-Eres bastante positivista Pierce. Comento la latina terminándose su café, aun con desconfianza.

" Brittany contempló con dolor en el pecho, pero a la vez con la sensación de haber hecho lo correcto, como la mujer que más había amado se dirigía sonriente al altar. Esperanzada en cumplir los sueños, que ella con su partida había destruido" esta parte me ha dejado con una mezcla de emociones, eso es amor, por dios Santana que mas quieres ¿que te lleve a donde la tuvieron encerrada o fotografias de todo lo que vivo? esta latina si que es terca. Axel es un amor y si la rubia tiene efecto en su madre como no iba a tenerlo en el pequeño lopez . Continua

Wow Brittany luchó tanto para recuperar a Santana y nadie se lo permitió? Qué mala onda
Algo me dice que Maribel oculta las cartas de Britt en algún para "proteger" a su hija.
Me está gustando mucho tu fic, sigue escribiendo porque me muero por saber cómo terminará todo esto.
Saludos desde México.

Me da mucha pena Britt, si hizo todo eso por Santana la verdad :(
Y Axel por dios me da una ternura jaja cuando lea lo de "mama amo" ajja que bonito :3
La mamá de Santana siento que tuvo la culpa de lo de las cartas pero no me quedó claro u.u

Awwwwwwww, me encanta Axel!!!!.. Osea que Brittany sigui buscando a Santana y todo, pero siempre alguien le impedia??.. Uhhh, yo que antes la habia bardeado porque la dejo.. jajajaja me retracto!!!!.. Y la mama de San oculta algo.. mmmm, muy sospechosa me parece.. e.e. jajaja

Muy lindo el cap.. Beso

Muchísimas gracias por comentar a todas, me alegro que les este gustando la historia :) Hasta mañana por la noche seguramente suba la siguiente parte, hoy no tengo mi notbook a mano :P De todas formas estoy en medio de un dilema respecto a como seguir la historia a partir del capitulo 13: tengo dos opciones una que va a ser mas dramática y otra que no lo es en definitiva, x el momento. e.e tengo que pensar.... En fin, espero ya mañana dejar el cap 11 para que lo lean. Saludos

¡Hola a todas! Eh aquí el nuevo capitulo, este fue otro que disfrute al escribirlo. Tengo muchas ganas de seguir adelante, aunque aun no tengo totalmente en claro como. Pero lo solucionare. Gracias por estar atentas y por todo en general, espero que les guste. Saludos


Capitulo 11: Apariencias.
Esa misma tarde, tras charlar un rato más de otros temas que no venían al caso, Brittany, Santana y Axel fueron al centro, juntos:
-¿Quieres que los lleve? Se ofreció la rubia mientras los Lopez terminaban de prepararse.
-No, te lo agradezco. Iré en mi auto.
-Muy bien, entonces mejor me marcho. Gracias otra vez por el café. Se despidió acariciando tiernamente el cabello de Axel y saliendo de la casa. Atrás de ella, los otros dos se dirigieron al vehículo de la latina. Cuando Santana quiso arrancar, el auto simplemente no encendió. Tras cinco intentos, logró comprender que sin gasolina en el tanque no se movería de allí. Brittany estaba a punto de acelerar, pero una figura a su derecha la hizo detenerse. Bajó el vidrio del acompañante y la morena, sonrojada, asomó la cara.
-¿Sigue en pie tu invitación? Preguntó con un poco de vergüenza. La rubia se rio mientras negaba con la cabeza. Se bajó del auto y abrió la puerta trasera, donde la latina acomodó a su hijo abrochándole el cinturón de seguridad. Luego ambas se sentaron en los asientos de adelante.
-Ok… ¿Adonde los llevo? Dijo divertida mirando a Axel, que se reía con su cara.
-Si nos puedes acercar al centro, seria genial. Pero si no, podemos caminar. Comentó la latina mirando al frente con tono serio.
-Al centro será. Asintió la bailarina poniéndose en marcha. No perdieron la conversación, hablando de los peatones imprudentes y de la falta de semáforos en algunas calles. Santana nombró, cambiando de tema, la tensión que estaba ejerciendo su madre en ella por no encontrar trabajo, junto a la decisión de autoasignarle una niñera a su hijo.
-¿Y si alguien no lo cuida como pretendes trabajar? Le preguntaba sin quitar los ojos del tráfico.
-Axel ha estado antes en guarderías, ahora quería enviarlo a la que esta en pleno centro…
-¿Hablas de la que esta en la calle Washington? Porque la clausuraron hace unos días.
-¿Estas bromeando? Ese lugar era perfecto. Se sorprendió la latina.
-Si las cucarachas también lo eran. Lo sé, ahora en las mañana cuido a una niña que iba allí. Es una lastima, le era accesible a mucha gente. Tal parece que Brittany se enteraba de todo.
-Bueno por aquí esta bien creo yo. Dijo estacionando en una de las calles mas transitadas de la ciudad.
-Gracias, me ahorre una ida en taxi. Agradecía a su modo la morena. –Despídete Ax… El niño saludo a su nueva amiga con la mano, mientras ella le respondía con el mismo gesto. Después, ambas cruzaron una mirada involuntaria.
-De nuevo, gracias por recibirme en tu casa Santana. Se despidió formalmente la rubia.
-No… Todo bien. Estuvo interesante. Comento la latina antes de irse. -Hasta la vista.
-Que te vaya bien… Dijo mientras arrancaba su auto de nuevo. No podía distinguir si lo de esa tarde había sido algo bueno, o si estaba logrando que Santana pensara un poco las cosas, pero por lo menos ese día fue distinto a todos los que había vivido. Se alegró apenas mientras se alejaba.
*********************************************
Por la calle, un rato después, Santana ya estaba actualizando a su amiga Fabray de la última historia que Brittany le había querido hacer creer. Quinn intentaba ser imparcial, pero no podía dejar de sentir que lo que su amiga rubia contaba tenía un buen grado de credibilidad. Interiormente, se alegraba que las cosas entre ambas se estuvieran aclarando; ella era una de las que siempre atormentaba a la latina con el consejo de liberarse de lo malo del pasado para poder seguir. En ese momento en que charlaba con su amiga, la abogada se encontraba en las afueras del salón donde su esposa ensayaba para su próxima obra, sentada en un cómodo banco de plaza. Iker estaba en pequeños exploradores, y pretendían recogerlo ni bien la actriz terminara su jornada. Cuando finalmente cortaron, la rubia se dispuso a leer la sección de noticias en el diario. El anuncio del desfile de colección veraniega de Kurt Hummel resaltaba en primer plano en la sección de los famosos. Claramente, centró su atención en eso.
“El diseñador se encuentra totalmente inspirado en la ciudad del amor, Paris, proyectando para fines de primavera su afamado acto con grandes celebridades colaborando…”.
-Jaj Infame… Susurró con molestia, suponiendo que Blaine era también lo que lo inspiraba.
-Hum… Disculpa. La interrumpió una joven que se sentó a su lado. – ¿No tienes idea de donde puedo encontrar un buen restaurante por la zona? Indagó la muchacha de inmediato. Quinn se había tildado viéndola: era delgada, bien vestida, con una cabellera medio castaña cuidadosamente peinada.
-Emmm… Pues... Pensaba la rubia un poco inquieta. –Aquí, a dos cuadras, si sigues derecho por esta calle hay un resto bar. Se acercó para indicarle. –Se come bien… Agregó mirándola de reojo.
-Entonces iré allí, ya que lo dices con convicción. Le sonrió la chica, dándose cuenta de los interesantes ojos de la desconocida a la que había acudido. –Eh salido recién de mi trabajo, y tengo mucha hambre.
-No es legal que los trabajadores pasen necesidades en horarios hábiles. Argumento Quinn con sinceridad.- Lo se, soy abogada… Rio al decirlo.
-Oh, entonces… Murmuró la castaña mientras se paraba.- Si decido hacerles juicio, te llamaré.
-Quinn Fabray, a tus servicios. Sonrió extendiéndole la mano.
-Alice Bernald. Se presentó devolviéndole el saludo.- Mejor me voy ya. Hasta pronto… Quinn.
Se alejó con una sonrisa. La rubia se quedo viéndola marcharse, hasta que una reacción impulsiva se apodero de ella y sacudió la cabeza, saliendo directo al trabajo de Rachel. Así debían ser las cosas.

En Lima, Santana había terminado de entregar sus datos en la recepción de una clínica mental. Aunque rogaba que no la llamaran, pues ese lugar era bastante lúgubre. La tarde en la ciudad era soleada, y la temperatura era totalmente agradable. Con un día así, los morenos no pretendían llegar de inmediato a su casa, por lo que la latina tomó su celular y llamó a su amigo Finn:
-¿Estas en prisión y tengo que ir a sacarte? Saludo del otro lado el muchacho.
-Jajaja no, idiota. No se me olvida que me debes un helado.
-Pero ¿Y tu dieta?
-¿Qué dieta? Yo quiero helado… Discutió indignada.
-Jaja De acuerdo. Mira, estoy a unas calles de la heladería Ice line por Lincoln, voy con Kim. ¿Qué dices?
-Perfecto. Sonrió complacida la latina, viendo con picardía a su hijo.
En cuestión de minutos los cuatro se encontraron en el colorido local. La niña saludó con su característica alegría a la morena, que le devolvió dulcemente el saludo; mientras, Finn examinaba minuciosamente al pequeño Axel, que lo miraba como a un gigantosaurio. Helado en mano, todos se dirigieron al parque ubicado frente a la heladería. No esta de más decir, que el hijo de Santana se enamoro a primera vista de la pequeña Hudson, que se entretenía bastante entremedio de los adultos. Una vez que Kim terminó su postre se dirigió, en compañía de Axel, a los juegos que se hallaban a unos metros de las sillas donde sus respectivos padres estaban sentados.
-Se llevan de maravilla. Comentaba el castaño viendo a los niños jugar.
-Si… Intenta decir eso en quince años. Murmuro con falsos celos la latina. No perdió el tiempo y le contó también a su amigo del nuevo encuentro que tuvo ese día con Brittany.
-¿Y que piensas al respecto? Pregunto el grandote finalizando su helado.
-No lo se Finn; sus relatos son duros, pero a veces parecen hasta fantásticos. Y eso que escucho cosas medio locas en mi trabajo…
-¿Qué tiene que pasar para que le creas?
-Un milagro… Murmuró la morena atacando el cono que Axel no se había molestado en terminar.
-¿Y como te sientes al respecto? Repitió en broma el castaño, liberando la tensión.
-Yaaa… Pareces yo en mis consultas. Reía con ganas su amiga, dejando de lado el tema de la rubia.
Se separaron al atardecer, los niños se habían cansado de jugar juntos y parecía ser que una nueva amistad surgía entre ellos. Aunque Santana culpaba a los aires primaverales por eso. Llegó a su calle cansada, llevaba a Axel totalmente dormido en brazos. Por lo que se veía, la comida de Maribel si surtía efecto en su nieto que cada vez estaba más pesado, para pesar de la latina.
Unos metros antes de su casa, se topó con los Robinson que caminaban lentamente por la vereda.
-¿Sr. Robinson? Saludo sorprendida al ver a un anciano con anteojos obscuros, del brazo de aquel baboso cartero al que mantenía amenazado.
-Es Santana Lopez, abuelo. Le explico el muchacho, un poco decepcionado al verla cargar al niño.
-Santana… ¿Mi amiga? Sonrió el hombre con emoción.
-Así es. Se acercó la morena. -¿Cómo ha estado señor?
-Bien linda, bien. No veo la hora de estar menos feliz. Bromeo alegre el hombre, pese a su ceguera. -¡Que milagro que estés en Lima! Hacia mucho tiempo que no te encontrábamos por aquí…
-Ya sabe, los niños crecen y se tienen que ir de casa. Le contesto con cariño.
-Salvo este malandra de Mark. Agregó el anciano golpeando con su bastón a su nieto.- Muchacha la infinidad de veces que tuve que visitar tu antigua casa cuando aun trabajaba… Te echaba de menos.
- Ahora eh regresado Sr. Robinson, prometo ir yo a visitarlo cuando pueda.
-Eres bienvenida Santana, me debes una visita después de tantas cartas que tuve que dejarte en estos años. Seguía sonriendo el hombre, ante esta frase la latina se quedo dubitativa.
-¿A mi? Preguntó intentando contener la calma.
-Pero claro, siempre más de dos sobres a la semana llegaban para usted señorita. Se ve que tenía muchos admiradores secretos.
-No recuerda por casualidad el nombre de alguno… Indago con incertidumbre.
-Abuelo, nos cerraran el mercado si tardamos más. Intervino Mark, ganándose una mirada de odio por parte de la mujer.
-Tienes razon pájaro carpintero, bueno Santana, nos vemos jaja. Rio el hombre mientras emprendía el paso. La latina se despidió un poco perdida en las palabras de su anciano amigo. Definitivamente existían cartas, y comenzaba a sentir la necesidad de hallarlas a como de lugar.
Su madre no llegó esa noche a casa, llamó avisando que se quedaría con unas colegas del club de alfarería jugando al póker. Su hija no se quejo al respecto, por el contrario, estar solos en casa le resultaba tranquilizante. Seguidamente la llamaron de un consultorio externo para una entrevista al día siguiente, la cual acepto con grandes expectativas. Tras cenar junto a Axel, y ver una película, su hijo nuevamente se quedo dormido. La latina no lo pensó dos veces e hizo una minuciosa inspección en el cuarto de Maribel, en cada mueble que tuviera cajones, eh incluso en las librerías. Ni un rastro del correo fantasma que menciono Mr. Robinson. Tenía muchos lugares más que revisar, pero con más cansancio del habitual se fue a dormir algo frustrada.
Por la mañana, un poco en contra de su voluntad le aviso a Jane que debería cuidar a su hijo durante el mediodía y parte de la tarde; la mujer acepto con total agrado. Se despidió de Axel, dándole algunas indicaciones respecto a los dulces y su siesta a su niñera, que aparentaba tener todo bajo control, y se marcho directo a la entrevista. Bien vestida y con sus papeles en la mano, se sentó en la recepción para que la llamen.
En el centro comercial, Brittany hacia algunas compras: la habían dado de baja en el cuidado de la niña en las mañanas, por lo que con su sueldo de liquidación se digno a comprarse algunas prendas. Tenía buen estilo para vestir, pero al estar tanto tiempo juntando monedas aprendió a darle prioridad a otras cosas antes que a la ropa. Tras salir de la tienda con unos jeans y algunas camisas, se disponía a volver a su casa. De pronto, algo llamó su atención al otro lado del cristal. En un videoclub, se veía una mujer comprando junto a un niño. La rubia vio algo, horrorizada; no lo pensó dos veces, eh impulsivamente se adentro en local de películas.
El celular de Santana comenzó a sonar fuertemente, para la sorpresa de la latina que estaba a punto de entrar a la entrevista. Era un número privado, al contestar extrañada, escucho la voz grave de un hombre:
-¿Santana Lopez?
-Si soy yo… ¿Quién habla? Preguntó, cambiando totalmente su cara al oír la respuesta.
En un abrir y cerrar de ojos la latina había llegado al centro comercial, aun con los papeles en la mano. Se dirigió al servicio de atención al cliente de donde la habían llamado. Allí la esperaban Jane y dos sujetos más.
-¿Qué ha pasado? Pregunto agitada viendo el rostro de la niñera.
-Esta loca, esta loca… Chillaba Jane – Me lo quitó de las manos….
-¿¡Donde esta Axel!? Se aterró Santana perdiendo totalmente la calma. Los hombres le señalaron en dirección al videoclub. La morena corrió desesperada hasta allí, seguida por los otros tres.
-¡Ya les dije que no se lo voy a entregar! Se escuchó un grito desde el fondo. Santana reconoció el timbre de esa voz, y caminó hasta encontrar a su dueña.
-¿¡Brittany!? Exclamó totalmente confundida. La rubia estaba arrinconada en un extremo del local, con Axel aferrado a ella. -¿Qué esta pasando? ¿Qué haces con Axel?
-Me lo quito, dijo que no me lo daría, por eso la llame señora. Sollozaba Jane atrás de ella.
-No te esta siendo sincera San, créeme. Yo la vi…
-Brittany, suelta a mi hijo. De inmediato. Santana estaba furiosa.
-Ok, sé que esto se ve mal, pero no es lo que parece…
-Jane, llama a la policía. Continúo hablando la latina cada vez más nerviosa.
-Bien, esta más claro que no confías en mi.. Respondía la bailarina girando los ojos ante la cara de odio de la morena. - De acuerdo te lo demostrare… ¡Matt! ¡Ven aquí! Indicó, llamando a uno de los guardias de seguridad que se acercó ante el alboroto. La conocían porque había trabajado allí.
-¿Qué estas haciendo Britt? Indago el hombre algo confundido.
-¿Puedes hacerme un favor?
-Depende de qué se trate. Le contesto mirando las caras de angustia de los presentes, la rubia lo llevo consigo mientras continuaba cargando a Axel. Santana la siguió ya fuera de sus casillas, dispuesta a quitarle a su hijo y romperle la cara si era necesario.
-Aguarda, antes de que me mates, hay algo que tienes que ver. Intento calmarla Brittany entrando a la sala donde se veían las pantallas de las cámaras de seguridad. Santana no entendía nada. -Bien Matt, retrocede la cámara cinco hace quince minutos atrás. El hombre obedeció también sin comprender.
Todos miraron fijo la pantalla: mostraba la zona del videoclub donde se encontraban Jane y Axel. Se podía ver que el niño intentaba tocar uno de los videos, y la mujer en forma violenta lo tomaba y lo reprendía, sacudiéndolo como a un muñeco de trapo. A todo esto el niño lloraba asustado, fue allí cuando Brittany rápidamente salto en su defensa y lo tomó en brazos, alejándose al extremo del salón mientras Jane intentaba quitárselo. Todos estaban con la boca abierta a excepción de la rubia.
-Ver para creer. Le dijo a la latina encogiéndose de hombros. Santana vio el video, pensó medio segundo y salió disparada del lugar, con más furia que antes. Brittany la siguió junto a los guardias, preocupados. La morena quedo frente a frente con Jane, que no sabia lo que su jefa había visto.
-¿Quiere que llame a la policía? Preguntó descaradamente la mujer. Santana tomó aire como para contestarle pero en vez de eso, soltó lo que tenia en las manos y le estampo un puñetazo a la niñera en el medio de la cara, haciendo que volara tres metros más atrás. Los que observaban salieron a detener a la latina que arrancaba furiosa contra su victima.
-¡Déjenme! ¡Te voy a matar infeliz, nadie…! ¡¿Esta claro?! ¡Nadie maltrata a MI HIJO! Gritó en español, mientras intentaba zafarse para continuar con la golpiza.
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

Horas después, en la comisaria, Axel daba vueltitas entre los asientos. Sentadas contra una pared estaban Brittany y Santana, que relucía unas modestas esposas en las muñecas. Estaba toda desarreglada, en comparación a como se encontraba en la recepción del consultorio. La rubia no había agregado ningún comentario respecto a las acusaciones, aunque ahora que la latina estaba esposada era difícil que intentara golpearla también a ella.
-¿Te duele? Pregunto tomando la mano izquierda de la morena que se encontraba bastante roja por el impacto del golpe.
-Creo que me la fracture… Le contesto la otra con la cabeza baja y la mente echa un lió. –Mi madre tiene la culpa de esto, no tenia por qué ponerle una niñera incompetente y desconocida…
-Ya, tranquila, por lo menos Axel esta bien. Cualquiera en tu lugar hubiera hecho lo mismo. La calmaba la rubia con tranquilidad.
- Sera mejor que te pongas hielo…
-Oye… Perdóname. Soltó la latina levantando la mirada.- Te arriesgaste a que te acusara injustamente por proteger a mi hijo. Te lo agradezco, yo… Tendría que haberte escuchado y…
-Esta bien, no te preocupes. Sonrió Brittany- Supongo que es difícil confiar en las locuras que hago o digo algunas veces. Agregó con doble sentido. Justo en ese momento un oficial salía de su oficina, acompañado del personaje que había llamado la latina para que la rescatara.
-Quítenle las esposas, ya pagaron su fianza. Ordenó el agente mientras se alejaba.
-Te juro que te devolveré todo el dinero Finn, enserio. Decía Santana sentada en el asiento de atrás de una camioneta manejada por el castaño, adelante, Brittany llevaba consigo a Axel.
-Cuando decía lo de ir a sacarte de prisión, estaba bromeando. Contestaba molesto pero a la vez divertido por la situación. –Agresión física y verbal, con desacato a la autoridad. Por dios Santana. Comenzó a reírse, contagiándole la gracia a la rubia.
-Lo volvería a hacer, no me arrepiento. Agregó la morena entre carcajadas. –Creo que me rompí la mano. Todos en ese auto rieron hasta las lágrimas.
-En mi casa tengo hielo, ¿Qué tal si pasamos y cenamos todos juntos, ya que estamos? Insinuó Finn mirando a las chicas que recobraban el aliento. Estaba poniéndose obscuro cuando por fin salieron de la estación de policía. La bailarina asintió sin problema, mientras que Santana aceptó por compromiso hacia su amigo que había pagado su fianza.
- Muy bien así me gusta. Festejo el castaño mientras aceleraba.

Hola! Tu fic es francamente hermoso. Uno -y son muy pocos- que tiene de todo: humor, tragedia, realismo y un poco de drama en sus cuotas justas.
La historia está pegando sus giros, pero de forma lenta, lo que provoca que una los disfrute más. Tantas aristas, tantas "cositas"que van quedando por hilvanar y que, tal vez, lleven a la posibilidad de una nueva relación... No sé.
Yo me quedo quietita, esperando para ver -y disfrutar- lo que salga de tu pluma...
Gracias!!
Un abrazo

esa es santana lopez, cualquier mama reaccionaria asi si maltratan a tu pequeño, la imagen me ha encantado, asi imaginaba a axel y pobre rubia todavia no me le creen, presiento que sera ella la que cuide a axel mientras su mama trabaja y ¿donde estan esas cartas? no se porque pero ahora sospecho de samuel, ¿es su hermano no?