[Fic Brittana] You Drive Me Wild | Capítulo 29: I can't lie

Quinn y Santana admiraban la mansión Motta. Ante sus ojos, era lo más increíble que habían visto nunca.

Q: Algún día tendré una casota como esta –decía, a la par que sus ojos casi salían de sus órbitas.

S: Yo también Q, yo también.

Con una gran artimaña, lograron distraer al guardia que custodiaba la entrada de la mansión y se colaron a la casa.

S: Supongo que la acción se desarrolla allá donde van esos dos –dijo, señalando a un par de chicos que se dirigían al salón principal.

Las chicas los siguieron, y a medida que avanzaban, la música se hacía más fuerte.

Q: ¡Qué asco de canción! –protestó– Se ve que faltamos nosotras.

Santana asintió con la cabeza y se adentraron al salón. Miles de miradas se posaron en ellas, pero la que llamó la atención de Santana fue una de color azul como el mar.

Q: Apenas entramos y ya voltean todos a mirarnos –dijo emocionada– ¡Y eso que aún no nos vieron bailar!

La latina no respondió, ya que su mundo se paralizó al momento que conectó su profunda mirada marrón con la azul.

Q: ¡Aquí Fabray, llamando a Lopez! –dijo, agitando las manos delante de la cara de la morena, sacando a esta de su ensimismamiento.

S: ¿Qué... qué pasó? –estaba bastante aturdida por lo que acababa de pasar.

Q: ¡Idiota! Te dije que vayas a pedirle al DJ que cambie de canción, mientras yo voy por unos tragos.

Quinn fue a realizar su parte, dejando a una confundida Santana en medio de la pista. Varios segundos después, la latina pareció reaccionar y adoptó su actitud de perra, para dirigirse al DJ.

S: ¡Hey!

DJ: ¿En qué te puedo ayudar niña bonita? –la miró de arriba abajo, con claro deseo.

S: No me mires así –desafió– Y será mejor que cambies de canción porque la fiesta se cae de aburrida.

DJ: La señorita Motta dejó claras órdenes de que no se modificara la lista de canciones que me dio –bajó la voz– Pero tienes razón, está aburridísima.

Santana se cruzó de brazos y suspiró cansada.

S: Te lo diré una vez más –decía esto mientras hacía gestos con las manos– Cambia la maldita canción si no quieres que la cambie yo.

DJ: Pero...

S: ¡Pero nada! –gritó– Sólo cámbiala y ya. Verás cómo todo se pone mejor y Sugar no podrá decirte nada.

El DJ pareció pensarlo unos segundos, hasta que llegó a la conclusión de que Santana tenía razón y cambió la canción.

S: Gracias guapo –sonrió, dejando al chico embobado.

La morena vio que Quinn estaba en un rincón charlando con dos chicos, así que se acercó rápidamente a ella.

S: ¡Q!

Q: ¡San! –señaló a los dos chicos– Ellos son Andrew y Chris –los muchachos la saludaron y la rubia agregó en el oído de la latina– Están bastante guapos, podrían ser las primeras víctimas del huracán Quinntana.

S: ¿Qué clase de idioteces dices? –respondió– Aparte, ¿qué rayos es Quinntana?

Q: Ingenioso, ¿no? –sonrió– Es la unión de nuestros nombres, QUINN y SanTANA. Se me acaba de ocurrir.

Santana golpeó a su mejor amiga en la cabeza, haciendo que esta se la frotara con dolor.

S: Sí, lo rubia te hace tonta. Incluso si eres teñida.

Q: Te odio Lopez. Y de castigo, no compartiré a estos bombones contigo.

S: No me interesa ninguno, ya elegí a alguien –y señaló entre la multitud a una persona– ¿qué te parece?

Q: No creo que caiga...

S: Soy Santana Lopez, todos caen ante mis encantos.

Rachel se percató de que su mejor amiga estaba muy callada, y le preocupó eso, ya que Brittany era muy activa siempre.

R: Britt... ¿Qué sucede?

La ojiazul pareció salir del trance y miró fijamente a Rachel.

B: Nada –respondió escuetamente.

R: ¿Segura?

B: No...

Rachel y Brittany tomaron asiento en una esquina, para charlar un poco entre ellas.

R: Y bien... ¿cómo llevas todo con Artie?

B: Ya pasaron 3 semanas y él aún sigue mandándome mensajes de texto diciéndome que quiere volver.

R: ¡Qué idiota!

B: Y que lo digas... –hizo una pausa– ¿Y tú qué tal con el amor?

R: Igual de sola que siempre...

B: Capaz esta noche consigues algo –sonrió– Por ejemplo te puedo ayudar a conquistar a...

No terminó la frase porque una visión espectacular colmó todos sus sentidos, haciendo que el mundo se detuviera por varios segundos.

R: ¿A quién? –preguntó animadamente.

La rubia no respondió, la causa: una morena desconocida que acababa de llegar. Al instante en que Brittany dirigió su mirada hacia ella, sintió una corriente eléctrica que le recorría todo el cuerpo. Al parecer, la chica notó cómo la miraba y giró la cabeza hacia la rubia, haciendo que azul contra marrón chocaran, transportando a Brittany a un mundo paralelo donde sólo estaban esos ojos observándola. Varios segundos después, o tal vez fueron años, la recién llegada apartó la vista y la fantasía de la ojiazul se derrumbó rápidamente.

R: ¡Brittany! –gritó, sobresaltando a la rubia.

B: ¿Eh?

R: ¿Qué mirabas? –preguntó, mirando hacia donde segundos antes estaba la morena– Allí no hay nada...

B: No te preocupes, sólo creí ver a un conocido –esas fueron las últimas palabras que dijo, antes de sumirse en un largo silencio.

Fin del flashback

B: Gracias Rach, por eso eres mi mejor amiga –la abrazó.

R: Te devolvería el abrazo, pero hay alguien detrás de ti. Y al parecer, muere por hablar contigo...

Hola –saludó alguien atrás de las chicas, haciendo que Brittany soltara a Rachel rápidamente.

B: Artie... ¿qué haces aquí?

A: Parece que no te agrada mucho verme...

La verdad que no. Esperaba que sea cierta morena que me dejó media tonta, pensaba Brittany.

R: Será mejor que los deje solos –dijo, mientras se paraba.

B: ¡No! –miró a Artie– No quiero hablar contigo. Lo nuestro terminó, ¿acaso no lo entiendes?

A: Dame tan sólo 15 minutos de tu tiempo para decirte todo lo que siento, y luego ya no te molesto...

Brittany miró a Rachel, buscando un poco de ayuda. La pequeña diva, en cambio, se acercó a su oído y le susurró.

R: Deja que hable, y luego si no hay arreglo, exígele que cumpla su promesa de no volver a molestar.

B: Está bien –bufó y se paró, haciendo una seña a Artie para que lo acompañe hacia el patio.


Santana se encontraba en la barra charlando con Quinn animadamente, mientras se tomaban unas cuantas copas.

Q: ¿Y ya tienes idea de cómo llamarás su atención?

S: Ya lo hice. Llegué y no me sacó la mirada de encima por un largo tiempo.

Quinn sonrió, y se acercó a abrazar a su amiga.

Q: Estoy orgullosa de ti –fingió secarse unas lágrimas imaginarias– Eres toda una seductora.

S: ¿Eres o te haces? –rió– ¡Esta noche estás más loca que nunca!

Siguieron charlando de cosas sin importancia y bebiendo, hasta que la morena vio a su ‘presa’ salir.

Q: ¿No me digas que ya se va? –rió– ¡La noche apenas empieza!

S: No creo, la salida es hacia el otro lado, genia.

Q: ¡No te burles! –y agregó imitando la voz de Santana– Yo soy la señorita ‘conozco la casa de los Motta como si fuera la palma de mi mano’ y maltrato a mi mejor amiga.

S: Será mejor que dejes de beber eso –le arrebató la bebida de la mano– Porque si sigues haciéndolo, te quedas estúpida de por vida o mañana apareces desnuda al lado de un caballo sin recordar nada de la noche anterior.

Quinn rió estruendosamente, ganándose otra mirada asesina de Santana.

Q: ¿Por qué no vas tú también hacia allí y ves qué hace ‘tu presa’?

S: La primera buena idea que se te ocurre –le devolvió la bebida– Espérame aquí...


Brittany encontró un lugar lo suficientemente privado para hablar con Artie, debajo de unos árboles a metros de la enorme piscina.

B: Habla –ordenó.

A: Brittany, por favor perdóname –suplicó– Fui un tonto al decirte esas cosas horribles, pero tenía miedo. Miedo de perderte, de que me dejes por Sam...

B: Artie, de verdad que me lastimaste al desconfiar de mí –agachó la mirada– Pero tarde o temprano terminaría contigo, tú sabes bien que las cosas entre nosotros ya no estaban bien.

A: Ya sé que discutíamos bastante, pero todo se puede arreglar.

B: No se trata de arreglar o no las cosas –volvió a mirarlo– Yo te aprecio mucho, de verdad. Pero nuestra peor falta fue arruinar nuestra amistad, convirtiéndola en noviazgo.

Esta vez fue Artie quien agachó la cabeza. Ambos permanecieron varios minutos en silencio, sin saber qué decir o qué hacer.

B: Lo siento mucho, de verdad –rompió el silencio– Creo que confundimos nuestra amistad como algo más que eso, y no funcionó porque obviamente fue un error.

A: ¡Pero yo te amo!

B: Estás confundido, lo sé –le tocó el hombro– Hasta aquí llegó nuestra conversación. No sé si podamos reconstruir nuestra amistad en un futuro, pero ahora necesitamos nuestro propio espacio.

A: Brittany... por favor...

B: No insistas –le dio la espalda y se alejó– Adiós.

La rubia se sentía fatal al romper el corazón del chico de esa manera, pero a ella siempre le pareció lo más correcto decir las cosas como son y no estar fingiendo ante el mundo. Iba tan concentrada en sus pensamientos, que no se percató de que un chico salía corriendo de la casa. En un abrir y cerrar de ojos, tropezó con él y un líquido le manchó toda la blusa. El muchacho no se detuvo a ayudarla, así que se acercó a la mesa con la intención de coger una servilleta para limpiarse, pero otras manos fueron más rápidas que ella.


Santana siguió a su ‘presa’ sigilosamente, para que esta no notara su presencia. La vio hablando con alguien, demasiado cerca de la piscina, y se le pasaron por su mente muchas ideas que involucraban el agua, para conseguir al menos un simple contacto. Reparó que la expresión facial de su ‘víctima’ cambiaba a una más triste, y el corazón le dio un vuelco.

¿Qué te pasa Santana?, pensó, tú no sientes compasión por nadie.

Decidió acercarse más a ver qué ocurría, cuando un idiota loco, como ella lo llamó, se tropezó con su ‘presa’ y le llenó la camiseta de alguna especie de bebida roja. Rápidamente corrió para ayudar, y con mucha amabilidad (cosa muy rara en ella) le tendió una servilleta.

Ese fue el instante en que azul y marrón se cruzaron de nuevo, pero esta vez a mucha menor distancia. Santana sintió un zoológico en el estómago, y se quedó sin palabras otra vez.

¿Qué hago comportándome como idiota?, se dijo, soy Santana Lopez y a mi nadie me deja sin palabras. Soy indomable.

S: ¡Qué gente idiota! ¿No crees? –le ofreció la mejor y más sensual sonrisa que poseía, mientras le ayudaba a limpiarse– Soy Santana Lopez.

Br-Brittany Pierce –respondió la chica, sumamente nerviosa.

S: Mucho gusto preciosa –sonrisa seductora de nuevo– ¿Quieres tomar algo y luego nos perdemos entre las calles de Los Ángeles?

A Brittany ya le empezaba a desagradar la actitud de la morena. Tenía que admitirlo, sí, era muy bonita, preciosa, sexy y todos sus sinónimos, pero como persona, vaya que dejaba mucho que desear. ¡Mira que apenas se conocen y ya le propone cosas sucias quien sabe donde!

B: Tengo que regresar con mi amiga –respondió cortante– Nos vemos.

La rubia salió prácticamente huyendo de ahí, dejando a Santana con ganas de saber más de ella.

S: Lo siento lindura, nadie me dice que no.

Y dicho esto, regresó a la barra con Quinn. Pero en ningún momento quitó los ojos de Brittany, estaba decidida a atraparla de alguna u otra forma.