[Fic Brittana] You Drive Me Wild | Capítulo 29: I can't lie

¡Hola! Acabo de romper el récord de no actualizar, lo siento tanto. ¿Saben qué? Soy la persona con más mala suerte del mundo. El día que iba a actualizar, me caí y me lastimé el pie mal. Apenas podía caminar y tuve que estar en cama todo el día :( Luego, cuando ya pude moverme mejor, perdí mi pendrive donde guardo todos mis archivos (la curiosidad en mi casa es impresionante. Medidas de seguridad son necesarias), entonces perdí todo lo que tenía escrito y tuvimos que ponernos manos a la obra de nuevo :( Y para colmo de los colmos, mi computadora se descompuso y aún está sin ser arreglada. Ahora mismo estoy en la casa de una amiga, porque desde la notebook es todo un lío para actualizar. Al menos puedo utilizar mi twitter desde ahí. En fin, como estoy en casa ajena, no tengo mucho tiempo para responder a sus mensajes. Muchísimas gracias por el aguante. Naty (la escritora principal), me dijo que ya queda poco para el final. Así que atentos. Si no me equivoco, para la próxima semana mi computadora estará de regreso, así que podré actualizar más seguido. ¡Saludos y gracias por leer! ♥

Capítulo 29: I can’t lie

Brittany y Santana pasaron por otro largo periodo de tiempo sin hablarse. Santana se negaba a contestar las llamadas y mensajes de Brittany, razón por la cual la rubia estaba muy triste y melancólica. Apenas podía creer que las cosas pasaran de estar bien a estar mal, de nuevo.

B: ¡No contesta! —exclamó tirando el celular en la mesa— Me odia, Rach.

Esa tarde, Rachel estaba pasando algo de tiempo con su amiga. No había hablado con Brittany acerca de la llamada que había recibido, sobre todo por el hecho de que la bailarina la trataría de loca o no la creería. Por más que intentaba olvidar todo, en su cabeza tenía presente ese momento a cada segundo del día.

R: La conoces, Britt —respondió— Santana es muy temperamental y su carácter le juega una mala pasada. Te aseguro que cuando termines con Sebastian, todo se arreglará.

B: Eso espero —suspiró— Mañana es mi cumpleaños y la cena con mi familia. Terminaré con Sebastian y si mi madre se enoja, es su problema.

Rachel sonrió ante lo decidida que veía a su amiga. Esperaba que esta vez las cosas salieran bien entre ellas.

Marley se daba cuenta de que Santana estaba apagada y pensativa desde que volvió a pelear con Brittany. A pesar de que siempre preguntaba cómo podía ayudar o qué podía hacer, la morena se negaba a hablar del tema.

M: ¿Por qué no contestas alguna de sus llamadas? —sugirió— Lo que ustedes dos necesitan es hablar.

S: No quiero, Marley —contestó secamente— Pero no te preocupes, ya tengo la solución a todo esto.

M: ¿Y se puede saber cuál es tu gran solución?

S: Voy a dar un paso al costado —suspiró— Ya no puedo seguir esperándola y sufriendo. Además, no quiero que por mi culpa se pelee con su familia.

M: ¡No puedes hacer eso! —exclamó— ¡La esperaste por dos años!

S: Y fue el error más grande que pude cometer.

Llegó el día del cumpleaños de Brittany. A pesar de que ese día tendría que estar feliz y sonriente, no podía. Santana ocupaba todos sus pensamientos, y lo único que deseaba era que la morena estuviera ahí, con ella. Tenía la esperanza de que al terminar con Sebastian, pudiera retomar lo suyo con Santana. Era lo que más deseaba en el mundo.

Esa noche, Sebastian fue a buscar a Brittany del departamento. Pareciera ser que el chico había olvidado todo el lío de la última vez, y estaba más sonriente y feliz que nunca. Saludó a su novia con un sonoro beso, el cual Brittany aceptó a regañadientes.

Se: ¿Cómo está la cumpleañera más hermosa del universo?

B: Bien, gracias —fingió una sonrisa— ¿Y tú?

Se: De maravillas —sonrió— ¿Nos vamos? Tu familia ya está esperando en el restaurante.

Brittany asintió y fueron hasta el auto de Sebastian. El chico rápidamente se puso en marcha, y a los pocos minutos, llegaron al local.

El restaurante era un lugar muy fino, como los que siempre solían frecuentar los de su clase. Todas las personas allí presentes, incluidos Brittany y Sebastian, estaban pulcra y elegantemente vestidos.

La rubia vio a toda su familia sentada en una mesa, al lado de la ventana. Puso su mejor sonrisa y se acercó a ellos. Los abrazos no tardaron en llegar, e incluso Jenny soltó alguna que otra lágrima. No había pasado mucho tiempo desde la última vez que se vieron, pero se extrañaban. Susan y Louis miraban con orgullo a su hija menor, que ya tenía su vida hecha en Nueva York.

L: ¿Cómo está todo por aquí? —preguntó a Brittany— ¿Qué tal la universidad?

Brittany les habló de todo mientras cenaban, intentando sonar alegre. Jenny conocía tan bien a su hermana, que sabía que algo malo estaba pasando con ella.

J: ¿Te pasa algo? —susurró al oído de su hermana, quien estaba sentada a su lado— Estás... rara.

B: Tomé una decisión y tengo que enfrentar todo, pero tengo miedo... —respondió también en un susurro.

J: ¿Es sobre Santana?

Brittany asintió suavemente.

J: Hazlo. Sin miedo —sonrió— Yo estoy contigo.

La bailarina sacó su celular. Iba a probar suerte con Santana una vez más.

B: Hola San... Estoy a punto de terminar con Sebastian frente a toda familia, y además les voy a decir de lo nuestro. Sería genial si vienes, no sé cómo se lo vayan a tomar. Te necesito, por favor. Estoy en el ‘Manhattan Midtown’...

Brittany inhaló una gran cantidad de aire, y cuando iba a empezar su discurso, Sebastian se adelantó y habló él primero.

Se: Aprovechando que estamos todos aquí reunidos, quiero dar su regalo de cumpleaños a Britt —sonrió.

Brittany pensó que el regalo de Sebastian consistía en la cena en ese lugar, pero cuando el chico sacó una cajita plateada del bolsillo de su saco, supo que las cosas no iban a ser tan fáciles.

Se: —miró a Brittany a los ojos— Estos dos años que pasé contigo fueron los mejores de mi vida. Tengo que decir que desde el primer momento en que te vi, me cautivaste. Yo te amo Brittany, de verdad que lo hago. Y hoy, delante de tu familia, quiero preguntarte algo...

Sebastian se arrodilló frente a Brittany y mostró el precioso anillo de diamantes, mientras toda la gente presente observaba maravillada la escena. Las manos de la rubia sudaban sin control. No podía creer que Sebastian estuviera haciendo eso.

Se: Brittany Susan Pierce... —sonrió aún más— ¿Quieres ser mi esposa? Se que aún falta cierto tiempo para que termines la universidad, pero te amo tanto que no puedo seguir esperando.

Brittany tragó saliva y abrió la boca para decir algo, pero algo le dijo que mire al costado. Cuando lo hizo, logró distinguir una inconfundible cabellera negra saliendo del local apresuradamente.

Cuando Santana recibió el mensaje de texto de Brittany no supo cómo reaccionar, hasta que Marley le sacó el celular y leyó lo que le había escrito la rubia.

M: Ve, Santana.

S: No sé...

M: Santana.

S: Ven conmigo, por favor —suplicó.

M: La cosa es entre ustedes, yo no tengo nada que ver...

S: Por favor.

Marley cedió a regañadientes, pero es que nadie podía negarse a la cara de perrito mojado que ponía Santana a veces.

Las chicas subieron rápidamente a la motocicleta de Santana y partieron. Minutos después, llegaron al local. Marley pudo notar que la latina aún se debatía entre si había hecho lo correcto al ir hasta allí o no.

M: Tranquila San, todo estará bien —dijo.

Santana sonrió como pudo y lentamente ingresó al restaurante. Con la mirada recorrió todo el lugar, hasta que por fin distinguió una cabellera rubia a lo lejos. Se acercó a ella, pensando en qué decir cuando Susan y Sebastian la vieran, pero antes de que pudiera caminar más, la visión del novio de Brittany arrodillado frente a ella con un anillo, le impidió seguir. Sin mirar atrás, rápidamente regresó por donde había entrado. Las lágrimas amenazaban con salir, pero aguantó lo más que pudo hasta llegar donde Marley la estaba esperando.

M: ¿Qué pasó? —preguntó al ver la cara de Santana.

La latina sólo se acercó más a Marley y se unió a ella en un abrazo que se extendió por varios segundos. De a poco, Santana se separó y miró a su amiga directamente a los ojos. Marley pudo ver el miedo y la inseguridad en los ojos de la morena, así que intentó abrazarla de nuevo. Santana fue más rápida, y en un impulso que salió de quién sabe dónde, besó a Marley furiosamente.

¿Santana?

Oh, no. La latina escuchó la voz rota y dolida de Brittany, el amor de su vida. Lentamente se separó de Marley, quien la miraba enojada y confundida.

S: ¿Qué haces aquí? —espetó a la rubia— ¿Por qué no vas con tu futuro esposo y me dejas de una vez en paz?

B: ¿Lo... lo viste? —Santana asintió— ¿También viste el momento en que lo rechacé y salí corriendo hacia aquí?

Santana no respondió.

Flashback

Se: Brittany Susan Pierce... —sonrió aún más— ¿Quieres ser mi esposa? Se que aún falta cierto tiempo para que termines la universidad, pero te amo tanto que no puedo seguir esperando.

Brittany tragó saliva y abrió la boca para decir algo, pero algo le dijo que mire al costado. Cuando lo hizo, logró distinguir una inconfundible cabellera negra saliendo del local apresuradamente.

B: ¡No puedo, Sebastian! —exclamó— ¡Amo a Santana Lopez y jamás dejaré de hacerlo!

Jenny y Louis sonreían orgullosos, mientras que Susan y Sebastian miraban a la rubia con la mandíbula desencajada.

Su: ¿Qué rayos estás diciendo? ¡Tú amas a Sebastian y por supuesto que te casarás con él!

B: No, mamá —respondió calmadamente— Tú quieres eso, pero mi vida está con Santana.

Su: ¡Ella se fue, Brittany!

B: Ella está aquí, conmigo —dijo— Y ahora la voy a buscar, te guste o no.

Sebastian no podía creer que por culpa de Santana, todos sus planes se iban a la basura.

Se: ¡No puedes hacerme esto! ¡Yo te amo!

B: Pero yo la amo, y ella me ama —suspiró— Lo siento, esta farsa se termina aquí.

Dicho esto, Brittany salió apresuradamente del restaurante. Ahí fue cuando se encontró a Santana besando a Marley, y sintió el mundo desplomarse a sus pies.

Fin flashback

B: ¿Por qué haces esto, Santana? —inquirió dolida.

Santana solo agachó la cabeza, entre tanto Marley buscaba las palabras adecuadas para disculparse.

M: Yo... l-lo siento... no esperaba... yo...

Santana hizo un gesto con la mano para que hiciera silencio, así ella podía hablar.

S: No puedo mentir... Te voy a amar por siempre. Pero no sé si podamos seguir viviendo así —fue lo último que dijo a Brittany.

Santana agarró a Marley del brazo y la subió en la motocicleta. Rápidamente ella hizo lo mismo, y apenas dirigiendo una última mirada a Brittany, se alejó de allí.

Al día siguiente, Santana despertó con una sensación de vacío enorme. Tenía tantas ganas de salir a buscar a Brittany y pedirle perdón, pero quizás la rubia ya no la aceptaría, y estaría en su derecho.

Marley le había retirado la palabra a Santana. La latina intentó disculparse de todas las maneras posibles, pero su amiga estaba demasiado molesta por cómo había actuado.

Esa mañana, Marley y Santana estaban desayunando en un incómodo silencio. Para su suerte, el sonido del timbre dio chance a Marley de salir de ese ambiente tenso.

M: Hola... —dijo al abrir la puerta y encontrarse con la persona— ¿Te puedo ayudar en algo?

Busco a Santana. Santana Lopez. —respondió.

M: Un momento —dijo amablemente.

Por alguna extraña razón, esa persona le parecía conocida. Mientras su cabeza daba vueltas en quién podía ser, llegó a la cocina, donde Santana seguía bebiendo su café.

M: Te busca alguien —dijo secamente.

La latina se apresuró en ir hasta la puerta, pensando en que tal vez, por algún milagro, era Brittany. Pero no, la sorpresa que se llevó al ver quién era, alcanzó niveles inesperados.

S: No puede ser...

Hola Santana. Soy yo, Quinn —saludó la chica.