[Fic Brittana] You Drive Me Wild | Capítulo 29: I can't lie

Heeeey! Seguro me quieren matar, rompí mi propio récord de desaparición. Lo siento :( Estoy demasiado ocupada con esto de las fiestas y la familia, y además Naty está fuera de la ciudad y casi no hablamos.

Bueno, les quiero agradecer una vez más por sus lindas palabras. Me dan la motivación para seguir siempre :) Y les quiero desear un feliz año nuevo, que se cumplan todos sus deseos y que podamos conocer al Glee cast en el 2013 *sueña*

PD: Si no tengo ningún problema de última hora, actualizo el miércoles, por eso ya les deseo un Feliz 2013.

PD2: Si alguien tiene twitter y quiere seguirme, el mío es @youmeandheya :) Necesito más Gleeks por allí.


Capítulo 25: See you again

En el momento en que las miradas de Brittany y Santana se cruzaron, la rubia supo que por más que intentara, jamás podría dejar de amarla. Pero a la vez, todas las memorias de aquel fatídico día en que se vieron por última vez, dos años atrás, llegaron a ella rápidamente.

S: Br-Brittany –dijo nerviosamente.

B: Hola Santana –saludó desviando la mirada.

Santana llevó su mano a la parte trasera de su cuello, mientras reflexionaba qué hacer en tan incómodo momento. A la vez, Brittany agarró una revista que se encontraba en una mesada y la hojeó sin prestar atención, ya que lo único presente en su mente en ese instante era que tenía a Santana Lopez en la misma habitación, pero ninguna era capaz de decir algo sin sonrojarse o ponerse nerviosa.

S: ¿Por qué Rachel tarda tanto?

Brittany levantó la cabeza al escuchar a Santana.

B: ¿Perdón?

Santana se puso del color de un tomate inmediatamente, y Brittany se aguantó las ganas de sonreír con ternura.

S: ¿Lo dije en voz alta? –agachó la cabeza– Lo siento, sólo estaba pensando.

Luego de eso, no volvieron a hablar. Aunque de vez en cuando, una de las dos miraba disimuladamente a la otra. Pasados unos minutos más, Rachel por fin apareció.

R: ¡Siento la demora San! –le entregó el dinero– No encontraba mi cartera.

S: No te preocupes –miró a Brittany– Adiós...

Brittany iba a responder, pero Santana salió rápidamente del departamento. Rachel la acompañó hasta la puerta y cuando regresó junto a la rubia, esta la estaba esperando con una expresión molesta.

B: Sé lo que hiciste...

R: ¿Eres ‘A’ de Pretty Little Liars? Porque la verdad yo no hice nada malo –se sentó junto a su amiga, con una sonrisita de satisfacción.

B: Esa excusa de ‘no encontraba mi cartera’ es vieja –se cruzó de brazos– Lo hiciste a propósito, para que Santana y yo quedáramos solas en la misma habitación –bufó– Como si así se arreglarían todos nuestros problemas... –agregó.

R: ¿De qué hablaron? –preguntó como si nada, abriendo la caja de pizza y tomando un pedazo.

B: Fue el momento más incómodo de mi vida... Imagínate lo que es estar a solas con tu ex que no ves hace dos años y con la cual terminaste de una mala manera.

R: ¿Pero se dijeron algo?

B: Las dos estábamos tan nerviosas que no podíamos decir nada, además ¿qué podría decirle?

R: No sé, ¿qué tal algo así como ‘te sigo amando’?

B: No digas tonterías –rió– Mejor cuéntame cómo te va en NYADA.

R: Bueno...


Santana regresó muy nerviosa a la pizzería y pidió permiso para salir un poco más temprano. Fue rápidamente a su departamento y se encerró en su habitación, sin percatarse de que Marley la vio llorando.

M: ¡Ábreme San! –golpeaba la puerta de la habitación de la morena.

S: ¡Déjame sola un rato! –gritó.

M: No te voy a dejar –suavizó la voz– Me sentaré aquí delante de la puerta y esperaré a que me abras. Por cierto, el piso está muy frío y no quiero enfermarme.

Marley pensó que con ese argumento Santana le abriría la puerta rápidamente, pero estaba equivocada. Tuvo que esperar 20 largos minutos hasta que la latina se dignó a salir. Cuando Marley sintió la puerta abrirse, rápidamente se paró y se encontró con una Santana triste y desanimada.

M: ¿Qué te pasó? –preguntó preocupada.

S: Me encontré con Brittany...

La mandíbula de Marley cayó en señal de sorpresa. No sabía qué decirle a Santana, y tan sólo atinó a envolverla entre sus brazos y darle todo su apoyo.

M: ¿Cómo fue?

S: Fui a entregar un pedido, que resultó ser en la casa de Rachel, y ahí estaba ella –suspiró– Me puse tan nerviosa y lo único que quería hacer era irme de ahí, pero Rachel nos dejó solas en la sala mientras buscaba el dinero, y nos saludamos, pero fue demasiado incómodo. No me faltaron las ganas de arrodillarme delante de ella y decirle que me perdone por todo, que aún la amo, pero...

M: ¿Pero qué?

S: Probablemente me habría volteado la cara de un golpe, además de restregarme que está feliz con ese idiota de Smythe.

Marley le tomó de la mano y la arrastró hasta la cocina. Agarró dos vasos y una botella de vino que Santana había comprado hacía unos días, y la abrió.

M: –pasándole un vaso a la morena– Brindemos por los amores no correspondidos, y hagamos el propósito de olvidarlos.

S: ¿Por qué hablas en plural? –hizo una pausa– Espera... ¿estás enamorada?

M: –se sonrojó– Me gusta el hermano mayor de Tommy, el chico a quien suelo cuidar algunas veces...

S: Uuuuh.

M: –suspiró– Pero tiene novia y apenas hablamos.

S: Lo siento... –levantó su vaso– ¡Salud! Por los amores no correspondidos.

M: ¡Salud! –sonrió.


Los días pasaron rápidamente, y Brittany retomó sus clases en la universidad. Buscaba cualquier excusa para no verse con Sebastian, su novio, ya que desde que se reencontró con Santana no podía dejar de pensar en ella y en lo hermosa que se veía.

B: Lo siento Seb, esta noche no puedo... –hablaba por teléfono con el chico.

Se: ¡Hace días no nos vemos! –suspiró molesto– De verdad que esto ya me está hartando. Hago de todo por complacerte y entender tus horarios, pero también necesito que comprendas que tengo la necesidad de verte... Te extraño.

B: Perdón Seb, enserio –hizo una pausa– Hoy voy a salir con unas amigas de la universidad. Venimos planeando esto desde hace mucho y no puedo dejarlas plantadas.

Se: Pero sí puedes dejarme a mí, ¿no?

B: Te recompensaré, lo prometo...

Se: Tengo algunas ideas en mente... –dijo con voz seductora.

A Brittany le sorprendió la rapidez con la que Sebastian pasó de estar enojado a ponerse en plan ‘cachondo’.

B: –se sonrojó– Te dije que esperaríamos para eso... Y además, este no es un tema para discutirlo por teléfono.

Se: Está bien... Nos vemos otro día, supongo.

B: Bien, adiós.

Se: Te amo.

Brittany cortó la comunicación sin devolverle la declaración a Sebastian, y se dispuso a partir a la universidad.


Mientras tanto, en el departamento de Marley y Santana se vivía en total alegría. Era 12 de enero, y por lo tanto, cumpleaños de la morena.

M: ¡Abre mi obsequio! –aplaudió emocionada– ¡Quiero ver tu cara cuando lo veas!

Santana hizo lo que Marley pidió y se encontró con la sorpresa de que su amiga y compañera de piso le había regalado un oso de peluche, vestido con una chaqueta de cuero y un casco, justo como la morena lucía cuando utilizaba su moto.

M: Se parece a ti –bromeó.

S: Marley... –se acercó a la chica y la abrazó– Gracias.

M: No hay de qué –sonrió– ¿Y cómo lo llamarás?

S: Mmm... ¡Snix!

M: Me gusta –rió– ¿Le avisaste a Rachel lo de esta noche?

S: Por supuesto... Me dijo que no faltará.

M: Me alegra saberlo –besó a Santana en la mejilla– Ahora tengo que irme, nos vemos en la tarde.

S: Adiós.


En realidad, Brittany no tenía planeada ninguna salida con sus amigas de la universidad. La salida que tenía que hacer era a solas, e iba a ir a la pizzería donde trabajaba Santana, con la intención de verla. Su propósito no era hacerse notar por la morena, sino tan solo verla por última vez, ya que se había propuesto olvidarla porque lo único que lograba pensando en ella era sufrir.

Lo único que había olvidado Brittany era la fecha. Últimamente andaba distraída y con apenas noción del tiempo, por lo que se le pasó que era 12 de enero y cumpleaños de Santana.

Apenas llegó a la pizzería, se encontró con Rachel, quien estaba entrando al local al mismo tiempo que ella.

R: ¿Brittany? –dijo al percatarse de la presencia de la rubia– ¿Qué haces aquí?

Brittany buscó rápidamente una excusa y se le ocurrió una que podría ser muy convincente.

B: Me gustó mucho la pizza de la otra vez, y vine por más –sonrió avergonzadamente– ¿Y tú que haces aquí?

R: Hoy es el cumpleaños de Santana y me invitó a celebrarlo con ella y otra amiga –se encogió de hombros.

Brittany cayó en la cuenta de que había olvidado semejante fecha, y se odió a sí misma por eso, pero no se iba a ir de ese lugar sin ver a Santana.

B: Pues mándale mis felicitaciones... –suspiró– Me voy a buscar una mesa...

Antes de que Brittany pudiera desaparecer de la vista de Rachel, una chica se acercó a ella con una gran sonrisa risueña.

R: ¡Marley! –le besó la mejilla– ¿Cómo estás?

M: De maravillas –miró a Brittany– ¡Hola!

La rubia sonrió como pudo e intentó escabullirse una vez más, pero Marley la detuvo.

M: ¡Hey! ¿Eres amiga de Rach? –Brittany asintió– ¿No quieres acompañarnos a festejar una fecha muy importante? Te ves muy amable.

B: Eeeh... no quiero molestar. De verdad.

M: Bah, no molestas –sonrió– ¿Cómo te llamas?

B: Brittany...

Marley no sospechó ni por un mínimo segundo que esa Brittany era la ex de Santana, porque en el mundo habían demasiadas chicas con ese nombre y sería demasiada casualidad.

M: ¡Por favor Brittany! ¿O tienes una cita?

B: No, de hecho pensaba tener algo de tiempo a solas conmigo misma...

R: ¡No seas aguafiestas y acompáñanos! –agregó maliciosamente.

Brittany fulminó con la mirada a Rachel y negó una vez más, pero Marley fue más rápida y la tomó de la mano. La rubia estaba tan sorprendida que se dejó llevar, y cuando vio a la chica que estaba sentada en la mesa donde se dirigían, sintió su mundo derrumbarse.


Santana estaba de espaldas a la entrada del local, por lo que no se dio cuenta de que sus dos amigas traían a alguien más con ellas.

M: ¡San!

Santana se giró y se encontró de frente con Brittany. Movió sus labios intentando decir algo, pero las palabras no salieron.

M: Ella es Brittany, una amiga de Rach –la presentó desconociendo del pasado existente entre ellas.

S: Ho-hola...

Marley notó las miradas incómodas que intercambiaban y se extrañó.

M: ¿Se conocen?

S: No –respondió rápidamente.

Brittany sintió su corazón romperse en mil pedazos, pero decidió seguirle el juego a la morena.

B: Hola Santana, un placer conocerte –le tendió la mano.

Santana la agarró a regañadientes, y en los breves segundos que duró el apretón, ambas sintieron la misma corriente eléctrica que hace dos años sentían cada vez que estaban juntas.

M: No te molesta que nos acompañe, ¿cierto? –preguntó a Santana.

S: Por supuesto que no –respondió sonriendo– ¡Rach! No te había saludado aún.

R: Sí, siempre soy la olvidada –bromeó y luego le dio su obsequio– ¡Feliz cumpleaños!

Marley y Rachel se metieron rápidamente en una conversación sobre la vida en Nueva York. Intentaron que las Brittana también participen, pero ellas estaban más ocupadas intercambiando miradas furtivas y sonrojándose cuando descubrían a la otra mirando.

M: Háblame de ti, Brittany –dijo de repente.

B: Eeeh... estudio danza en Juilliard y vivo hace dos años aquí –se encogió de hombros– Esa es mi vida.

M: ¿Tienes novio?

B: –se sonrojó– Sí...

En ese momento, Santana agachó la mirada y fingió entretenerse con el mantel de la mesa, cuando en realidad escuchar eso de la boca de Brittany la hizo sentirse muy mal.

M: Te hablaré de mí –dijo a Brittany– Me mudé aquí con Santana, hace unas semanas. Acabo de terminar la preparatoria en el McKinley y como no pude entrar en NYU, ahora me dedico a cuidar niños.

B: Y... ¿cómo conociste a Santana? –preguntó casualmente.

Marley le relató la misma historia que le había contado a Rachel. Brittany se sintió muy culpable porque sabía que Santana había sufrido mucho por su culpa.

M: Pero ahora San está bien y vivimos felices –tomó la mano de Santana y la apretó– ¿Verdad?

S: Sí –sonrió dulcemente a Marley y le devolvió el apretón.

Brittany no pudo evitar sentir celos por esa muestra de cariño entre las chicas, pero no podía hacer nada, porque ella estaba con Sebastian y Santana tenía derecho a rehacer su vida.

Santana conocía demasiado bien a Brittany, y sabía que la mirada que le estaba dirigiendo la rubia era una cargada de celos. Entonces, para provocarla más, recostó su cabeza en el hombro de Marley.

R: –percatándose de la situación– Marley, ¿me acompañas al baño? Tengo algo que decirte.

S: No sabía que eran tan íntimas...

M: No te pongas celosa –bromeó y acompañó a la judía.

Brittany y Santana quedaron una vez más solas. La única diferencia es que esta vez superaron más los nervios y sabían cómo jugar.

B: Con que no me conoces, eh...

S: No –dijo indiferentemente– Ni tú a mí.

B: Apuesto a que lo dijiste para que tu nueva novia no se ponga celosa.

S: No es mi novia... aún –agregó para molestarla– Y la que se puso celosa fuiste tú. Ni creas que no me di cuenta.

B: Tonterías.

S: Además... ¿qué haces aquí? ¿Estás siguiéndome?

B: ¡Claro que no! –exclamó– Fue pura casualidad.

Permanecieron en silencio durante unos segundos, hasta que Santana lo rompió.

S: No pensé que volvería a verte... Sobre todo después de que lo último que hicimos fue gritarnos.

B: Ni yo –suspiró.

S: Y... ¿qué tal con Sebastian? –preguntó con cierto tono de molestia.

B: –se encogió de hombros– Bien, supongo.

S: ¿Britt?

Brittany la miró con una pequeña sonrisa, al escuchar ese diminutivo de la boca de su eterno amor.

S: Perdón.

B: ¿Por qué?

S: Por haber sido una tonta todo este tiempo y no haberte buscado para hablar, pero de verdad no la estaba pasando bien...

B: Por lo que escuché de Marley, estoy segura que no –suspiró– Y fue por mi culpa, así que también te debo una disculpa.

S: No te preocupes, ambas nos equivocamos –hizo una pausa– De verdad quisiera que podamos ser amigas, significas demasiado para mí.

Brittany estaba a punto de responder que le gustaría mucho eso, pero luego pensó que lo único que lograría con eso sería más sufrimiento y dolor.

B: No Santana, esta debe ser la última que nos veamos. Lo siento –la miró por última vez– Feliz cumpleaños.

La rubia se levantó rápidamente y abandonó el local, sin darse cuenta de que había olvidado su cartera. Santana la tomó con lágrimas en los ojos, pero al menos sabía que la vería una vez más.

Hola! Primero que nada, espero que el 2013 les esté tratando bien :) Y en segundo lugar, mis disculpas por no haber actualizado ayer como prometí. Tuve que ir a un 15, al que no tenía ganas de asistir, con mis padres y no tuve tiempo de pasarme por aquí.

Les informo que en este cap las cosas parecen como que van volviendo a la normalidad, pero tengo que advertirles que aún queda un poco de drama antes de saber si las Brittana podrán o no sobrevivir a todos los obstáculos. Otra cosa, yo sé que se mueren por saber de Quinn. Les prometo que ya falta poco para abordar ese tema, no desesperen.

Una vez más, gracias por leernos siempre. También les invito a leer mi nuevo trabajo 'Un verano y cuatro chicas'. Es un fic Brittana/Faberry :) (Link en mi firma y en mi perfil). Y también, les recomiendo que lean el fic Brittana de mi mejor amiga Unicornlikebrittany (su nombre es Maria Paz y esta loca ajajaj). El fic se llama Don't You Remember? y la historia es apasionante, de verdad se los digo :)

Si leyeron toda esta introducción, gracias ♥ Ahora sí, los dejo leer en paz. Hasta la próxima actualización. Saludos!






Capítulo 26: Still in love with you

Brittany prácticamente salió corriendo de la pizzería, después de haber rechazado la propuesta de Santana de intentar ser amigas. Dolor y frustración llenaban su pecho, mientras lágrimas corrían por su rostro.

B: Esto es lo correcto, esto es lo correcto —se decía a sí misma— Santana merece ser feliz con alguien que de verdad la haga feliz.

Apenas llegó al departamento, se tiró al sofá y se largó a llorar. Su celular sonaba, seguro era Rachel queriendo saber por qué se fue tan de repente, pero ella no contestó. Después de tanto lamentarse, se quedó dormida.



Santana y Marley regresaron al departamento, después de permanecer en el local por un par de horas más. Rachel supo al instante que algo había pasado entre las Brittana, pero no quiso preguntar y la latina se lo agradeció. Marley, en cambio, se extrañó de la partida de la rubia pero no insistió en el tema.

Ya de vuelta a su hogar, Marley se percató de que Santana estaba algo distante y apagada. La conocía tan bien, que algo le dijo que esa rubia de la pizzería tenía algo que ver.

M: ¿Qué pasó con esa chica en la pizzería? ¿Por qué estás con los ánimos por el suelo desde que ella se fue así como así?

Santana no contestó, y rápidamente fue a su habitación a guardar la cartera de Brittany para devolvérsela.

M: Contesta San, por favor —rogó, irrumpiendo en la habitación de la latina.

S: No quiero hablar de eso ahora —respondió secamente.

M: ¿Qué pasó entre chica y tú?

Santana la miró como diciendo: “¿enserio no te das cuenta?”. Marley tardó unos segundos en unir todas las ideas, y por fin captó de qué se trataba todo.

M: No. Me. Digas…

S: Sí, esa chica es Brittany, mi ex novia. Mi Brittany. El amor de mi vida.

M: No puedo creerlo, enserio.

S: Pues créelo —suspiró.

Marley no quiso insistir en el tema después de semejante revelación, sino que esperaría que Santana se tranquilice más para hablar de eso.



Al día siguiente, Brittany despertó con el repique del teléfono. Por más que ignoró el llamado aproximadamente ocho veces, no dejaba de sonar. Se dio por vencida al noveno intento y fue a atender, encontrándose con la sorpresa de una llamada de su madre.

B: ¿Qué pasa, mamá? —bufó molesta— Estaba durmiendo, tuve una noche muy ajetreada.

Su: ¿No te parece muy tarde para seguir durmiendo?

B: Es sábado. ¿Para qué llamas?

Su: Yendo al punto, llamaba para avisarte que nos vamos a Nueva York para tu cumpleaños. Sebastian está preparando algo especial y nos llamó para invitarnos.

B: No hace falta que haga nada, lo llamaré para que cancele todo. No me siento con ganas de festejar nada.

Aunque faltaban unas cuantas semanas para el cumpleaños de la rubia, que era el 1 de febrero, sabía que no se recuperaría tan fácilmente de la horrorosa noche que tuvo con Santana.

Su: Ni se te ocurra hacerlo —dijo tajante— Además, cuando hablamos me dijo que estás rara y al parecer, te niegas a verlo.

B: ¿Qué? ¡Es una mentira! —exclamó furiosa, ante el hecho de que Sebastian tenía una increíble boca suelta— Es sólo que estoy muy ocupada con la universidad y otras cosas.

Su: Pues será mejor que te disculpes con él, no es bueno que trates así a tu novio.

B: Como digas…

Su: Sólo era eso. Hablamos luego, besos.

B: Adiós.

Brittany finalizó la llamada y se levantó muy molesta y de mal humor. Definitivamente, en estos días todo le andaba saliendo mal.



M: ¿Segura que no quieres que me quede contigo?

S: No Marley, estaré bien —sonrió, o al menos lo intentó.

Marley y Santana habían estado teniendo una pequeña discusión los primeros minutos de la mañana, debido a que la castaña no estaba segura de dejar a la morena sola, sobre todo después de lo que había pasado la noche anterior.

Flashback

Después de que ambas habían ido a dormir, Marley quedó pensando en lo difícil que sería para Santana superar el haber visto a Brittany. No podía dejar de sentirse culpable, ya que si ella no hubiera sido tan confiada al haber invitado a una “desconocida” a su celebración, probablemente no hubiera pasado nada de eso.

De repente, cuando el sueño ya iba llevándosela, la puerta de su habitación se abrió ruidosamente, y una llorosa Santana ingresó.

M: ¿Qué te paso, San? —preguntó asustada.

S: Volvieron las pesadillas —respondió llorando.

Santana le había contado a Marley que cuando su ruptura con Brittany y el accidente de Quinn eran recientes, ella tenía varias pesadillas que le quitaban el sueño y la tranquilidad. Las noches que bebía las pesadillas se iban, por esa razón se refugió en el alcohol. Cuando llegó a la casa de las Rose, las pesadillas retornaron e intentó volver a la bebida, pero Marley y su madre se lo impidieron. Con el amor y el apoyo de ellas, las pesadillas desaparecieron al cabo de unos meses.

S: ¿Puedo quedarme aquí, por esta noche?

Marley, sin dudarlo, hizo un espacio en su cama y Santana se recostó a su lado rápidamente. La morena se refugió entre los brazos de su amiga y le tomó varios minutos calmarse. Marley le acariciaba el cabello, y así, Santana pudo conciliar el sueño.

Fin flashback


M: Iré, pero te prometo que volveré pronto —se acercó a la latina y la abrazó— Si necesitas algo, sólo llámame.

Santana le devolvió el abrazo, agradecida de tener una gran amiga como ella. Después de que Marley se fue, la latina fue rápidamente a buscar la cartera de Brittany para ir a devolvérsela. Encontró una tarjeta con los datos personales de la rubia allí dentro, así que pudo localizar la dirección de su departamento. Se sorprendió al saber que no estaba muy lejos del suyo y luego se dispuso a partir.



Brittany estaba desayunando con el mal humor que cargaba presente en el aire. Ni siquiera después de haberse dado una ducha, su parte favorita del día, se había calmado.

Estaba cansada de Sebastian y sus constantes quejas. Mientras estaba en el baño, había tomado la decisión de terminar su relación lo más pronto posible. Probablemente a su madre le daría una crisis nerviosa, pero ella no podía seguir así.

El timbre sonó. Se preguntó quién rayos podía ser tan temprano, y rogó que no sea Sebastian. Tomó su taza de café y mientras daba unos sorbos, caminó hasta la puerta y la abrió. La impresión que se llevó es algo imposible de describir con palabras.

B: ¿Santana?

S: Hola Britt —saludó con una media sonrisa.

La rubia no tenía idea de qué hacer. ¿La hacía pasar o no? ¿Sería adecuado que le diga que no quería verla? ¿Y si mejor le decía que iba a terminar con Sebastian?

S: Eh… ¿Britt?

Santana había estado hablando, pero como la rubia estaba sumida en sus pensamientos, no le prestó atención.

B: ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Cómo sabes dónde vivo?

La rubia aparentó dureza, para que así la morena no agarre mucha confianza.

S: Vengo a devolverte tu cartera —levantó el objeto delante de su cara— Encontré una tarjeta con tu dirección adentro, y decidí venir porque tengo que decirte algunas cosas.

Brittany agarró la cartera, preguntádose cómo pudo ser tan idiota al olvidarlo. Definitivamente el destino estaba jugándole una mala pasada.

S: ¿Puedo pasar?

B: No estoy segura, Santana. No creo que esto sea correcto.

S: ¿Por qué?

B: Porque Sebastian vendrá enseguida… —mintió.

S: Cuando venga, te juro que me voy. Sólo son unos minutos.

Brittany suspiró y le dio vía libre a Santana para que pase, ya que la latina podía ser tan persistente.

B: ¿Quieres café?

S: No, no te preocupes —se sentó en el sofá de la pequeña sala y observó el lugar— Lindo departamento.

B: Gracias… —se sentó en el sillón de enfrente— ¿Qué querías decirme?

S: Veo que quieres que sea rápida… —dijo decepcionada— Bien, primero quiero saber por qué te niegas a ser mi amiga.

B: Porque no es posible. Tenemos un pasado y no es muy bueno que digamos, así que es simplemente imposible una amistad.

S: ¿Amas a Sebastian?

Brittany permaneció en silencio, sonrojándose ante la pregunta. Santana sonrió, ya que sabía lo que la rubia en mente.

S: Sigo enamorada de ti, al igual que tú sigues estándolo de mí.

Brittany levantó la cabeza rápidamente, y por un segundo, chocó miradas con Santana. Inmediatamente después, se levantó nerviosamente y fue a la cocina a dejar su taza vacía.

S: No puedes huir de lo que sientes toda la vida —dijo entrando a la cocina.

Brittany se volteó y en un abrir y cerrar de ojos, Santana estaba parada a pocos centímetros de ella.

S: Dime que miento al decir que me sigues amando, justo como el primer día.

Brittany no respondió.

S: El que calla, otorga —se acercó más a la rubia, poniendo sus manos en la cintura de esta— Te amo, Brittany.

B: Santana, no hagas esto…

S: Sólo intento que dejes de luchar contra lo que sientes y abras los ojos a la realidad.

B: No te entiendo, Santana —se apartó de la morena bruscamente— Después de haberte tratado tan mal y haberte prácticamente culpado por lo de Quinn, tú sigues regresando como si nada hubiera pasado.

Brittany salió de la cocina, seguida por Santana. La rubia se sentó en el sofá y la morena se ubicó a su lado.

S: Conoces la frase: ‘Si lo amas, déjalo ir. Si vuelve es tuyo y si no vuelve, nunca lo fue’. Me dejaste ir, pero aquí estoy de nuevo. Soy completamente tuya.

B: No podemos Santana —se aguantó las lágrimas— Mi madre no vería bien esto, Sebastian se molestaría y mi familia se destrozaría.

S: ¿Desde cuándo te importa lo que Susan y el tarado ese digan? Si mal no recuerdo, una vez me dijiste que te convertí en una completa salvaje.

B: Y esa es la razón por la que lo nuestro no funcionó. Somos tan diferentes que jamás vamos a encajar.

S: Los opuestos se atraen…

B: Y toda regla tiene una excepción. Nosotras somos la excepción.

S: Te equivocas, y te lo voy a demostrar.

Sin que Brittany tuviera tiempo para reaccionar, Santana se lanzó a sus labios y la atrapó en un beso desesperado. Dos años después, era verdaderamente emocionante sentir los labios de la rubia pegados a los suyos. Los segundos pasaban, y ninguna de las dos se atrevía a romper el beso y quebrar el mágico momento. Pero todo lo que comienza llega a su fin alguna vez, y lentamente ambas se separaron.

S: Dime que me amas…

B: Te amo —suspiró— Pero esto no es posible, entiéndelo.

S: ¡De verdad que me cansas! —exclamó frustrada, levantándose del sofá— Si de verdad conocieras todo por lo que tuve que pasar estos años, dejarías de comportarte así —agregó fríamente.

Brittany también se paró y la tomó del brazo, evitando que la latina abandonara el departamento.

B: Escúchame, por favor.

Santana se quedó mirándola fijamente, y la rubia comprendió que esa era la señal para que hable.

B: Jamás me voy a perdonar haberte hecho tanto mal, y no creo que merezca ser amada por ti. Es cierto, tengo miedo de lo que pueda pasar si volvemos a ser algo. Pero te aseguro, ese miedo no se compara en nada con el odio que siento hacia mí misma.

S: Pero Britt…

B: Aún no termino —la interrumpió— No sé si algún día seré capaz de olvidar todo eso, porque me duele. Tú te mereces algo mejor que yo, alguien que no te lastime ni que tenga miedo de afrontar las cosas. Después de lo que pasó con Quinn, pude darme cuenta de que nuestros mundos son tan diferentes y jamás podré integrarme de verdad en él. Perdóname, de verdad. Yo sólo soy una basura más de este mundo —sollozó.

S: Britt, no digas eso…

Santana envolvió sus brazos alrededor de la rubia, y a pesar de que esta se negó al principio, luego terminó por bajar los brazos y esconder su rostro en el cuello de la morena.

S: Britt… déjame ayudarte.

Brittany no respondió, tan sólo unió sus labios con los de la latina. Lo que comenzó como un beso tierno y consolador, de a poco se fue tornando en uno más apasionado y salvaje.

S: ¿Y si viene el tarado de tu novio? —preguntó con miedo, alejando a la rubia.

B: No vendrá... y voy a terminar con él —fue lo único que dijo.

A la latina le bastó eso para retomar el beso. Apenas dándose cuenta de lo que hacían, la rubia guió a Santana a su habitación. Ambas cayeron en la cama, la morena encima de Brittany, y sin decir palabra alguna, procedieron a deshacerse de todas las ropas y amarse como no lo habían hecho en dos largos años.