[Fic Brittana] You Drive Me Wild | Capítulo 29: I can't lie

Holaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa :) Disculpen la emoción es que estoy demasiado feliz porque ya tengo mi entrada para los Jonas, el video de Naya con 2CELLOS por fin salio (demasiado sensual skdfkjd) y las chicas de Fifth Harmony quedaron en 3er lugar en TXF (aunque hubiera preferido que ganen. Boe, llegaron a la final :'D). En fin, siento haberme tardado tanto en actualizar de nuevo, estoy demasiado ocupada y apenas tengo tiempo. Iba a actualizar ayer pero me quede viendo TXF y no pude.

Bueno, aca les dejo el cap de hoy! Intentare actualizar de nuevo el domingo, debido a que el lunes y el martes no voy a poder hacerlo por la Nochebuena y Navidad! Disfrutenlo y gracias por leernos y dejar sus comentarios!


Capítulo 24: Anything could happen

3 de enero. Brittany se estaba preparando para regresar a Nueva York, puesto que había ido con Sebastian a pasar las fiestas con su familia.

J: ¿Qué pasa rubia? –preguntó Jenny entrando a la habitación de su hermana menor y verla pensativa.

Esas semanas que pasó en su antigua casa, Brittany no había podido evitar acordarse de todos los momentos, malos y buenos, que vivió allí. Sobre todo, recordó las veces que Santana entraba a hurtadillas a la casa para verla y las largas horas que se pasaban conversando y mimándose en la habitación de la rubia. Todo este conjunto de ideas ponían a la bailarina un poco sentimental y triste, y muchas veces le hacía preguntarse si había hecho lo correcto o no.

B: Nada Jenny –suspiró– Cosas mías.

J: Britt... sabes que puedes hablar conmigo.

B: Lo sé, sólo que no tengo ganas ahora.

J: ¿Se trata de Santana?

Brittany asintió lentamente, con un gran nudo en la garganta.

J: ¿La extrañas? ¿Volver aquí te trae recuerdos?

B: ¡Claro que me trae recuerdos! Y también me hace pensar mucho.

J: ¿En qué?

B: En que una parte de mí necesita a Santana desesperadamente, aquí, ahora. Pero la otra parte sólo quiere olvidarla y empezar de nuevo.

J: ¿Te digo algo? Jamás entendí por qué terminaste con ella. Fue algo... estúpido y apresurado lo que hiciste.

B: Tomé una decisión y creo que fue la apropiada –cerró su maleta– Sólo piénsalo. Mamá y yo ya no peleamos. Estoy bien con Sebastian. Y de seguro, Santana también está perfectamente.

J: ¿Y tú estás feliz?

Brittany fingió entretenerse con el cierre de su bolsón más pequeño, e ignoró la pregunta de su hermana. La verdad era que la bailarina tenía lo que podía llamarse ‘la vida perfecta’: un novio galante y de buena familia, los Pierce vivían cómodamente y ella iba a una de las mejores universidades del país. Pero después de todo, muy en el fondo, sabía que la única persona capaz de hacerla realmente feliz era Santana Lopez.


Al día siguiente, Marley y Santana estaban recorriendo las calles de Nueva York buscando más cosas para decorar su departamento. Marley se percató de que Santana iba muy pensativa y apenas hablaba con monosílabos.

M: ¿Qué te pasa? –preguntó al no poder aguantar la curiosidad.

S: No puedo dejar de pensar en la conversación que tuve con Rachel la otra vez... sobre Brittany –suspiró.

Marley la tomó del brazo y la llevó hacia un banco de madera, debajo de unos árboles, para sentarse un rato.

M: Mira San, yo creo que deberías dejar ir todos esos recuerdos. No te hacen bien.

S: No puedo Marley... –agachó la cabeza– Britt significa demasiado para mí como para simplemente olvidarlo todo y ya.

M: Te entiendo San, de verdad que lo hago –tocó el hombro de la latina suavemente en señal de apoyo– Pero ¿no crees que ya es hora de que rehagas tu vida así como Brittany rehizo la suya? Tú eres una persona maravillosa y sé que tuviste problemas en el pasado y que aún luchas contra ellos, pero en algún lugar del mundo hay alguien destinado para ti. Sólo tienes que buscar y no bajar los brazos.

Santana tenía los ojos llenos de lágrimas ante las palabras de Marley.

S: ¿Sabes algo? Quinn me hubiera dicho exactamente lo mismo.

M: Entonces hazlo por Quinn –sonrió– Prométeme que vas a intentar empezar de nuevo.

S: No sé Marley... Sabes que cualquier cosa podría pasar, ¿y si me encuentro con Britt algún día cuando supuestamente estoy rehaciendo mi vida? Ella es mi primer amor de verdad y tengo la certeza de que todos mis sentimientos saldrán a la luz de nuevo y sufriré otra vez –levantó la cabeza– Esta posibilidad es grande, puesto que ella también vive aquí, en Nueva York.

M: Pero esta ciudad es grande y tiene millones de personas transitando por aquí diariamente, no creo que justamente te encuentres con ella.

S: Supongo que tienes razón...

Marley sonrió orgullosa, al notar que Santana por fin estaba cediendo.

M: Entonces prométemelo.

S: Te lo prometo –sonrió.

Y exactamente en el momento en que Santana prometió eso, un auto de color negro pasó frente al sitio donde ellas estaban sentadas. La morena sintió una extraña sensación y recordó cómo Brittany y ella solían hacer las promesas: entrelazando sus dedos meñiques. Soltó otra lágrima, pero la secó rápidamente para que Marley no dijera nada.


Sebastian quiso salir a dar un paseo en auto por Nueva York. Brittany no se negó porque de verdad le hacía falta salir un poco. Subieron al impresionante Mercedes Benz de color negro, propiedad de Sebastian y salieron.

Se: Amo Nueva York. Es la ciudad de mis sueños –dijo casualmente.

B: Sí, es hermosa –respondió sin ganas.

Se: ¿Qué te pasa, mi amor? Estás muy fría y distante.

B: Nada Seb, enserio.

Sebastian negó con la cabeza, y cuando se detuvieron frente a un semáforo, se giró hacia Brittany, quien estaba en el asiento del copiloto, a su lado.

Se: ¿Te peleaste con Jenny?

B: No Seb, sólo estoy un poco cansada con todo lo del viaje y eso.

Se: ¿Estás segura?

B: Sí –respondió cortante.

Sebastian acercó su rostro a Brittany y la besó suavemente antes de poner el auto en marcha, de nuevo. Apenas se separaron, la rubia desvió la mirada hacia fuera, a través de la ventana.

Se: ¿Quieres salir a cenar esta noche?

B: Tengo que estudiar para un examen –suspiró– Será mejor que me lleves a mi departamento, tengo que terminar algunas cosas de la universidad.

Se: Está bien –dijo molesto– Enserio Brittany, ¿qué rayos te sucede? Desde que dejamos a tu familia estás comportándote rara y apenas me hablas. ¿Te hice algo?

B: Déjalo Sebastian, ¿okay?

Se: Como quieras...

Sebastian tomó un desvió para llegar más rápido al departamento de Britt. La rubia seguía mirando por la ventana, y en cierto momento, vio a una morena bastante parecida a Santana sentada con otra chica.

B: No puede ser... –susurró.

Se: ¿Qué dijiste?

B: Nada, nada –miró de nuevo, pero ya estaban bastante alejados del sitio.

Seguro me lo imaginé todo. Últimamente ando pensando mucho en ella y ya me estoy volviendo paranoica. Aparte, ¿qué va a hacer ella en Nueva York? Su vida está en Los Ángeles. Todo fue idea mía. Pensaba la rubia.


Rachel estaba sentada con Blaine y Kurt viendo la televisión. De repente, se le ocurrió una gran idea.

R: Chicos... –los otros la miraron– Esta noche van a ir a visitar a Finn ¿cierto?

K: Sí, ¿por qué?

R: Es que pensaba invitar a Brittany, ya saben... noche de chicas.

Bl: Me parece bien –sonrió– Después de todo, es tu departamento.

R: Gracias chicos –dijo emocionada.

Minutos después, Rachel fue a buscar su celular para comunicarse con Brittany. La rubia contestó rápidamente, y por lo que la judía pudo oír, no estaba muy bien de ánimos.

R: ¡Britt! ¿Cómo estás?

B: Rach... Hace bastante que no hablamos –suspiró– Estoy bien, ¿y tú?

R: Yo estoy de maravillas. Pero tú suenas como triste. ¿Qué pasa?

B: Creo que no es un tema para hablarlo por teléfono –hizo silencio– ¿Qué haces llamándome luego de varios meses? Pensé que te habías enojado porque no fui a tu obra.

R: ¡Tonterías! –la verdad sí se enojó– Te extraño Britt. Sigues siendo mi mejor amiga y hay tantas cosas de las que debemos hablar...

B: Supongo que sí. Debemos encontrarnos alguno de estos días.

R: ¿Puede ser esta noche? –preguntó emocionada.

B: Tengo un examen la próxima semana y debo estudiar...

R: Tómate la noche libre. ¡POR FAVOR! –gritó riendo.

B: Olvidé lo persuasiva que eres –bromeó– Está bien. Esta noche. ¿Dónde?

R: En mi departamento. Comeremos pizzas y hablaremos toda la noche, como en los viejos tiempos.

B: Estupendo. Nos vemos Rach.

La comunicación finalizó y Rachel sonrió satisfecha. Primera parte del plan, hecha.


Brittany salió de su departamento puntualmente a las 8 de las noche para reunirse con Rachel. Como ya tenía auto, el viaje sería cuestión de tan solo cinco o diez minutos.

Apenas llegó al departamento de Rachel y tocó el timbre, la judía ya le abrió con una gran emoción y felicidad. Rachel saltó a los brazos de la rubia, quien le devolvió el abrazo riendo ante el entusiasmo de su amigo.

B: Extrañaba tus súper abrazos –dijo mientras entraba al departamento.

Brittany jamás había estado ahí desde que Rachel se mudó. Lo había visto una vez cuando vinieron con los señores Berry para verificar que todo estaba en perfectas condiciones antes de mudarse. Pero luego ocurrió todo lo del accidente y los planes quedaron desechados cuando Susan le regaló a Brittany su propio departamento.

B: Wow, la decoración está muy buena –alagó.

R: Obra de Kurt –rió– Te perdiste de un excelente lugar como este.

B: –incómoda– Pues... yo estoy bien en mi departamento. Está cerca de Juilliard y del departamento de Sebastian.

R: ¿Cómo van las cosas con él?

B: Él es muy bueno conmigo y se preocupa por mí, pero no sé si yo quiero seguir con lo nuestro...

R: ¿Es por Santana?

Brittany ignoró la pregunta, de la misma manera que lo había hecho con Jenny. La rubia recorrió la habitación y se fijó que había varias fotos de Quinn y Rachel juntas.

R: –acercándose a Brittany– Esos eran buenos tiempos...

B: Sí –aceptó– ¿Cómo llevas todo lo de Quinn?

R: Ahora mejor... yo sé que volveremos a vernos –sonrió melancólicamente.

Se quedaron en silencio por unos instantes, hasta que Rachel se excusó un momento y fue a la cocina para realizar el pedido de la pizza, para la cena.

Brittany siguió observando las fotos que estaban por todo el lugar, hasta que se encontró con una de Santana, Brittany, Quinn y Rachel, que le trajo demasiados recuerdos. Era una fotografía de un día en que salieron las cuatro juntas y las Quinntana terminaron haciendo una competencia de quién podía devorar su helado más rápido sin que se le congele el cerebro, como ellas dijeron. Brittany sonrió al recordar la cara de Santana mientras restregaba su victoria a Quinn.

R: La pizza llegará enseguida –dijo sacando a Brittany de sus recuerdos– ¿Quieres sentarte? –señaló el sofá.

Brittany se sentó junto a Rachel y empezaron una amena charla acerca de sus actividades en los últimos meses y dónde pasaron las fiestas de fin de año. El timbre sonó de nuevo, interrumpiendo su charla.

R: Debe ser la pizza, iré a ver.


Santana recibió una llamada para que vaya a entregar un delivery. Su jefe le entregó el pedido, junto con la dirección del sitio a donde debía ir. Preparó su motocicleta y fue rápidamente, ya que no le gustaba atrasarse.

A los cinco minutos ya estaba en el departamento. Tocó el timbre y escuchó pasos acercándose a la puerta.

S: ¿Rachel? –dijo cuando la judía le abrió con una gran sonrisa.

R: ¡Hola Santana! Es un placer verte.

S: Vaya sorpresa –sonrió y le pasó la boleta con el monto a pagar.

R: ¿Quieres pasar un rato mientras busco el dinero?

S: Seguro, hace mucho frío aquí afuera.

Santana siguió a Rachel tímidamente. La judía se dirigió a su dormitorio y Santana fue hacia la sala. Notó que había otra persona allí, así que amablemente la saludó.

S: ¡Hola!

Cuando la chica se giró, Santana se sintió en su peor pesadilla. Recordó lo que le dijo a Marley esa mañana: cualquier cosa podría pasar. La situación que más temía, la persona con la que menos quería encontrarse. Brittany Susan Pierce, su ex novia.