[Fic Brittana] You Drive Me Wild | Capítulo 29: I can't lie

Seguro me quieren asesinar y cortar en pedacitos, para luego darselos a un perro, porque me tarde tanto tiempo en actualizar. Les juro que tuve la semana mas movida de mi vida, y ahora por fin dispongo del momento adecuado para traerles el cap! Enserio, mil disculpas :( Y gracias por sus comentarios, nos agrada saber que les gusta!

En cuanto al cap de hoy, no se si decirles que lo disfruten. Digamos que las cosas pintan bien, pero luego pasa algo y todo se derrumba. Les dejo para que lo descubran ustedes, saludos! :D


Capítulo 22: Same mistakes

Las semanas pasaron rápidamente, y se cumplió un mes de que Brittany ignoraba a Santana. La morena moría lentamente cada día ante esta situación porque la bailarina era su razón de ser y su vida entera, y tanto tiempo de estar peleadas era demasiado sufrimiento.

Brittany no contestaba las llamadas o mensajes de Santana; la ventana de su habitación, por donde la latina solía escabullirse, permanecía cerrada; las clases se acabaron, por lo que tampoco podían verse a la salida del McKinley; y la rubia apenas salía de su casa, y si lo hacía, generalmente iba acompañada de Sebastian o de su madre.

S: No puedo creer que ese idiota pase más tiempo con mi chica que yo –decía a Quinn.

Q: ¿Es aún tu chica?

S: Fabray, no arruines el momento –suspiró– Y no lo sé, como no hablamos desde ‘aquel día’, no tengo idea si terminamos o no.

Q: Yo sé que las cosas se van a arreglar, así como sucedió con Rach y yo –sonrió.

S: Me dices eso hace semanas, y yo lo único que noto es que las cosas empeoran –se quejó– Y si la enana y tú siguen juntas, es porque tú fuiste más valiente que yo y se lo confesaste todo...

Q: Pero también se enojó conmigo...

S: Por tres días...


Flashback

R: Quinny, me asustas –la miró extrañada– Sólo dime lo que sea que pasa. Te prometo que no gritaré.

Q: Está bien, aquí va...

Quinn levantó la cabeza y miró directamente a los ojos a su novia, y le explicó toda la historia del chantaje a Sue.

Q: –al terminar de contárselo todo– Lo siento tanto Rach, enserio... Sé que soy una idiota y todo lo que quieras, pero por favor no me dejes. Te amo demasiado como para soportar eso...

La judía permanecía en silencio mientras la rubia la miraba atentamente, analizando su reacción. Hasta que finalmente, Rachel habló.

R: Te prometí que no gritaría, y yo cumplo mis promesas –dijo fríamente– Ahora estoy muy, muy, muy, muy, muy molesta Lucy Quinn Fabray. Creo que hablaremos de esto luego.

Rachel se levantó y salió de la heladería como toda una diva, dejando a una desconsolada Quinn sentada sola.

Tres días pasaron, de total tristeza y falta de ánimos por parte de la rubia, hasta que recibió una llamada de Rachel.

Q: ¿Rach? –preguntó dudosa y con algo de miedo.

R: Hola Quinn... –saludó nerviosamente– Tenemos que hablar.

Q: Lo sé –respondió tristemente, pensando que Faberry se acaba ahí mismo– ¿Dónde quieres que nos veamos?

R: Ven a mi casa, estoy sola.

Quinn fue rápidamente, y al llegar se encontró con un Rachel de muy buen humor, cosa que la extrañó.

Q: Supongo que vas a terminar conmigo, ¿no? –dijo.

R: Quinn, me sorprende eso de ti –la miró escandalizada– Tú no te rindes tan fácilmente, ¿qué te pasó?

Q: –sonrió levemente– Creo que estar lejos de ti me hace esto...

R: A mí también me tiene mal –se acercó a la rubia, quien estaba sentada en la cama– Por eso, quiero que arreglemos las cosas. Como las adultas que somos.

Q: ¿Enserio?

R: Sí Quinny –sonrió.

Las Faberry estuvieron mucho tiempo hablando, resolviendo todas las dudas y problemas que surgieron. Para felicidad de ambas, llegaron a un buen puerto y solucionaron todos los inconvenientes. Y para culminar de una excelente manera, tenían la casa para ellas solas y dejaron volar la pasión.

Fin flashback


S: Me alegro por ti, enserio. Ojalá las cosas con Britt hubieran ido así de bien, pero esta vez la embarré totalmente –dijo entre sollozos.

Últimamente, Santana se la pasaba llorando y con un humor de perros. Los primeros días fue peor, pero de a poco se fue calmando. De igual forma, Quinn hacía todo lo posible por consolarla y hacer que olvide un poco todo ese tema.

Q: Tengo algo que decirte.

S: ¿Qué?

Q: Brittany se va a Nueva York la semana que viene...

S: ¡¿QUÉEEE?! –exclamó.

Q: Sí, iba a ir con Rach en tres semanas. Pero su madre creyó conveniente que vaya antes a ver lo de su apartamento que va a compartir con mi chica...

S: Entonces yo también iré...

Q: Hay otra cosa, y no te gustará nada.

S: Dime.

Q: Sebastian también se muda a Nueva York. Pidió que lo transfieran a una Universidad de allá.

S: ¡ESTO NO LO PERMITO!

Quinn tomó a Santana de los hombros y la sujetó para que no vaya a cometer alguna locura en ese preciso instante.

Q: Ahora te digo las buenas noticias...

Santana asintió, aún con rabia.

Q: Rach me dijo que los Pierce van a organizar una fiesta de despedida para Brittany.

S: ¿Cuándo?

Q: Mañana –sonrió– ¿Sabes lo que tienes que hacer?

S: Soy Santana Lopez, la perra de la noche –sonrió– Claro que lo sé.


En la casa de los Pierce, Brittany empacaba las cosas que llevaría a Nueva York. Su mejor amiga, Rachel, y su hermana, Jenny, la ayudaban.

J: ¿Qué tal las cosas con Santana?

Brittany hizo oídos sordos y no contestó la pregunta, ya que el sólo hecho de nombrar a la latina, la ponía muy triste.

R: No te va a contestar –dijo a la rubia mayor– No quiere hablar de Santana, ni siquiera cede antes mis métodos de persuasión súper molestosos.

J: Esto es grave, si no te lo dice a ti, a nadie se lo dirá –bromeó.

La bailarina la fulminó con la mirada, pero no dijo nada. Siguió tarareando ‘Gimme More’ de Britney Spears, mientras clasificaba sus ropas.

J: Mi hermanita sí que es terca.

R: Creo que lo aprendió de Santana, ella es así...

J: A lo mejor –sonrió– Y quién sabe cuántas otras cosas habrá aprendido de ella.

R: Prefiero no saberlo, me dañaría la mente.

Jenny y Rachel siguieron bromeando sobre Santana, hasta que Brittany no aguantó más y les lanzó una almohada a las dos.

B: ¡Ya basta! –exclamó– Parecen niñitas.

J: Mira quién habla, la ‘tira-almohadas’

B: ¿Acaso no entienden que duele y me molesta que hablen como si nada de Santana? –inquirió– Las cosas no están bien, y lo único que ustedes hacen es chistes acerca de ello.

Jenny y Rachel intercambiaron miradas.

R: Si las cosas no están bien, es porque tú no quieres hablar con ella y solucionar las cosas –puso la almohada que había volado hacia cara de nuevo en la cama– Míranos a Quinny y a mí, si hoy estamos mejor que nunca es porque solucionamos los problemas hablando.

J: ¡Punto para Berry! Rachel 1, Brittany 0.

Rachel miró a Jenny con una sonrisa, pero le hizo una pequeña señal para que deje de bromear.

B: Es que no puedo olvidar lo que hizo, y se que cuando la vea, las emociones fluirán y no podré controlarme.

J: Habla con ella, Britt –dijo dulcemente– Se aman y merecen estar juntas. No vayas a Nueva York sin al menos darle a Santana una pizca de esperanza.

B: No lo sé Jenn, no lo sé –suspiró.


La noche de la fiesta llegó. Quinn y Santana ya estaban frente a la residencia de los Pierce, pero la morena se acobardó y no quería entrar.

Q: ¡Por favor Lopez! –suplicó– ¿Recuerdas la noche en que conociste a Britt? Si te hubieras acobardado antes de entrar a casa de los Motta, entonces no te hubieras topado con el amor de tu vida.

S: Eso fue diferente –dijo– Además, ¿qué voy a decirle a todos? ¿Algo como: ‘Hola, soy Santana Lopez y vengo a que Brittany me perdone’? Ni en sueños. Susan me echará de la casa y Britt la ayudará.

Q: ¡Eres desesperante! ¿Sabías? –dio media vuelta y caminó hacia la puerta.

Santana lo pensé por dos segundos, y decidió jugarse al todo o nada.

S: ¡Esperame Fabray!

La morena no la vio, pero Quinn esbozó una pequeña sonrisa triunfadora.


Brittany tenía en su rostro la sonrisa más falsa del mundo, mientras caminaba por todo el salón agradeciendo a las personas por su asistencia.

R: ¿Cómo estás? –dijo la judía, uniéndose a la caminata de la rubia.

B: Mal –suspiró pesadamente– No sabes cuánto deseo que las cosas no se hubieran puesto tan mal y que Santana esté aquí conmigo.

R: Aún puedes llamarla...

B: Ya es muy tar...

No pudo completar la frase, porque en ese preciso instante alguien le tocó el hombro.

R: Iré a saludar a Blaine y Kurt, nos vemos –se excusó.

Brittany se giró y se encontró con la fabulosa y reluciente sonrisa de Sebastian Smythe.

B: Hola Seb –saludó.

En las últimas semanas, el lazo entre ellos había crecido. Mientras más se conocían, a Brittany le caía mejor Sebastian. Se habían hecho muy amigos, pero el chico no aspiraba a quedar ahí.

Se: Hey Britt, ¿cómo estás?

B: Bien –mintió.

Se: Te conozco, y sé que estás pensando en ‘ella’ –con eso se refería a Santana, ya que evitaba decir su nombre– Sería bueno que de una vez por todas la olvides, ella no fue algo bueno para ti.

B: Pasamos buenos momentos juntas Seb, y aún la amo –suspiró.

Se: Ella es sólo una criminal que rompió tu corazón y te dejó mal –le acarició la mejilla– Y yo quiero verte feliz, con esa sonrisa que me cautiva.

Brittany se sonrojó y sólo atinó a sonreír. No podía negar que el chico era apuesto y halagador, pero su corazón era de cierta latina.

Su: Lamento interrumpir tan bello momento, pero es hora de que Brittany baile un vals con todos los caballeros presentes –dijo Susan, acercándose a Brittany y Sebastian.

Se: No te preocupes Susan –sonrió.

B: ¿Es necesario esto? Sólo es una fiesta de despedida...

Su: Claro que es necesario, es una tradición en nuestra familia hacer este tipo de fiestas cuando alguien va a la universidad.

B: Ridículo –dijo por lo bajo.


Santana y Quinn entraron a la casa justo en el momento en que Brittany bailaba con Blaine, quien era el último en la fila.

Q: Ve por ella, tigresa –empujó a su amiga, antes de que ella fuera a buscar a Rachel.

Santana se acercó a la pista rápidamente, y como Brittany estaba de espaldas, no la vio. Blaine ya conocía a la morena, y sonrió al verla porque sabía por los problemas que estaban pasando. El chico hizo un gesto y le dio vía libre a Santana, para agarrar a la rubia.

B: Gracias Blai...

Otra frase que no pudo terminar, y esta vez fue porque unas manos que conocía tan bien la tomaron por la cintura, y unos ojos marrones a los que había mirado tantas veces, en ese momento la miraban con todo el amor y la devoción del universo.

S: Hola Britt Britt –saludó tímidamente.

B: Santana…

La morena la acercó más a su cuerpo, y bailaron por largos minutos. Al terminar la canción, Santana tomó de la mano a Brittany y la llevó a un lugar apartado.

S: Sabía que no ibas a invitarme, así que decidí aparecerme por mi cuenta... –sonrió nerviosamente– ¿Sigues enojada conmigo?

B: –suspiró– No lo sé... Te veo y lo que quiero es saltar a tus brazos y besarte, pero a la vez, también quiero darte una cachetada y golpearte como nunca antes lo han hecho –dijo con total sinceridad.

S: Si te hace sentir bien, puedes golpearme –dijo, haciendo sonreír a la rubia– Pero con la condición de que luego me beses...

En ese momento, llegaron las Faberry. Luego de los saludos y todo eso, Quinn habló.

Q: Quisiéramos quedarnos más, pero Puck me llamó para avisarme que hay una tremenda carrera a unas cuantas calles de aquí...

R: Y no queremos perdérnosla por nada del mundo...

Las Brittana rieron ante esta situación, y dejaron que las chicas se marchen.

S: ¿Dónde estábamos?

Brittany se dejó guiar por su corazón, y rodeó el cuello de la latina con sus brazos antes de besarla como hacía tanto no lo hacía.


Susan y Sebastian veían la escena de las Brittana desde lejos.

Su: No puedo creer que esa chiquilla se haya atrevido a venir.

Se: Si quieres puedo ir y hacer algo... ya sabes, para que Santana se moleste y se vaya.

Su: Me encanta cómo piensas –sonrió– Por eso eres la mejor opción para Brittany.

Se: Me agrada que así opines, y ahora, si me disculpas...

Sebastian, con toda su arrogancia y esa sonrisa que hacía que las chicas se derritieran por él, se acercó a las Brittana.

Se: ¡Qué bonito espectáculo!

Brittany se separó de los labios de Santana rápidamente, y miró al chico con una cara de enojo.

B: ¿Qué quieres Seb?

Se: Sólo venía a preguntar qué se supone que haces con ella –miró a Santana despectivamente– Sobre todo luego de que ni siquiera querías que su nombre fuera mencionado delante de ti.

Golpe bajo para Santana, pero ella sabía cómo jugar.

S: Las cosas cambian, suricata –dijo fríamente– Y ahora vete, quiero seguir besando a MI novia.

Se: No te metas Satanás –miró a Brittany– ¿Sigue siendo tu novia? La otra noche, cuando salimos a beber, me dijiste que ya no lo era y que no querías volver a verla. Luego me besaste...

Y de hecho, unos cuantos días atrás Brittany y Sebastian habían salido, pero la rubia no dijo nada de eso, ni tampoco lo besó.

B: ¡Deja de mentir! –exclamó– ¡Te juro, Santana, que no pasó nada de eso!

S: –con toda la rabia encima– Deja. De. Meterte. Con. Mi. Chica –cada palabra, significaba un empujón al chico.

Se: Si no fueras una chica, te juro que te rompía la cara, aquí mismo.

S: ¡Pues yo sí puedo hacer eso!

Santana canalizó todo su enojo en el golpe que descargó contra Sebastian. El chico cayó al suelo con la nariz sangrando, y Brittany se agachó delante de él. Louis se acercó a ellos con un trapo para frenar la sangre.

B: –miró a Santana– ¡NO HACÍA FALTA QUE HICIERAS ESTO!

S: ¡Por Dios, Brittany! –exclamó molesta– ¡No lo defiendas más!

B: ¡ODIO CUANDO USAS LA VIOLENCIA, COMO SI FUERA LA ÚNICA ARMA QUE TIENES! ¡SIEMPRE COMETES EL MISMO ERROR Y YA ESTOY CANSADA DE ESTO!

Santana iba a replicar, pero en ese instante le llegó un mensaje de Puck a su celular.

P: Quinn tuvo un accidente, ven rápido.

Hola hola! Como estan? Ya se que volvi a tardarme demasiado en actualizar, pero por alguna razon no podia entrar en la pagina cada vez que lo intenté, a lo largo de la semana :| En fin, este capitulo lo tengo escrito desde hace mucho y moria por subirlo. Aca se explican algunas cosas y se presenta un nuevo personaje, que a partir de ahora va a cumplir un papel muy importante. De nuevo, gracias por sus comentarios tan motivadores :D Bueno, no les digo que disfruten el cap porque es un tanto dramatico... Me van a querer matar, lo se (?) En fin, aqui se los dejo :) Nos leemos pronto!


Capítulo 23: All this time

2 años después...

Era Nochebuena. Las calles de Nueva York estaban prácticamente vacías, ya que la gente estaba en sus hogares con la familia. Para Santana, estas fechas no eran más que tristes días donde los recuerdos afloraban y las lágrimas caían. Habían pasado dos años, sí, pero el dolor seguía tan presente como siempre.

Una pareja de enamorados pasó frente a la cafetería donde estaba bebiendo un café bien caliente, para aplacar un poco el frío que llenaba el ambiente. Santana suspiró y una amarga memoria le vino a la mente.


Flashback

Apenas Santana leyó el mensaje que Puck le envió, su cara perdió todo el color que poseía. Brittany se percató de esto y se paró rápidamente, acercándose a la morena.

B: ¿Qué pasó? –preguntó, aún con cierto tono de enojo en la voz.

S: Quinn tuvo un accidente... –fue lo que atinó a responder, antes de abandonar la fiesta y salir corriendo.

Brittany corrió detrás de ella, dejando a todos confundidos por la repentina salida de las chicas.

B: ¡Espérame Santana! –gritó mientras la latina subía a la moto.

S: ¡Apúrate entonces! –exclamó ansiosa.

El viaje fue silencioso. Ninguna de las dos decía nada por dos razones: primero, Brittany estaba algo molesta aún, y segundo, la preocupación les impedía pronunciar palabra alguna.

En el lugar del accidente estaban unas cuantas patrullas de la policía y una ambulancia. Las chicas llegaron en el momento justo en que cargaban a Quinn en la ambulancia para llevarla a un hospital. Rachel subió también, y por lo que pudieron ver, tenía algunas heridas en los brazos y piernas.

P: Hey chicas –saludó el chico del mohawk acercándose a las Brittana.

S: ¿Qué fue lo que pasó exactamente? –preguntó con desesperación.

P: Quinn quiso participar de la carrera y le dejaron hacerlo. Su novia subió con ella y cuando llegaron a la segunda curva, creo que Fabray perdió el control de la moto y se estrelló contra aquel poste –señaló el objeto– Cuando me acerqué a ellas, vi demasiada sangre y a Rachel llorando desconsoladamente. Ahí fue cuando llamé a una ambulancia y por todo el escándalo, los polis también vinieron. Luego te llamé a ti.

Santana se tapó la cara con las manos y se alejó de allí. Lágrimas desesperadas caían por su rostro, y muchos sollozos llenaban su garganta.

B: ¡No te vayas! –gritó.

S: Déjame sola un rato, ¿okay? –rogó.

B: No Santana. No quieras huir ahora que todo esto está pasando.

S: ¿Qué estás diciendo? –increpó.

B: Que te enfrentes a las consecuencias de todo esto –suspiró– De nada sirve llorar y lamentarse ahora. Lo mejor sería ir al hospital y ver qué sucede.

S: ¡Pero es mi amiga la que está en peligro! –exclamó molesta– ¡Quizás esté muerta y tú me dices que no llore!

B: ¡Mi amiga también estaba aquí, por si lo olvidas! –gritó– Y si mal no recuerdo, nada de esto hubiera pasado si ustedes no iban por la vida con su estúpido hábito de hacer cosas prohibidas, como las carreras clandestinas –agregó fríamente.

S: ¡¿ASÍ QUE AHORA TODO ES MI CULPA?! –explotó furiosa– ¡NO PUEDO CREER QUE ESTÉS DICIENDO ESTO!

B: ¡Tómalo como quieras, total yo siempre supe que serías un problema! –se cruzó de brazos– Y yo, con lo estúpida que soy, decidí jugarme por nosotras. Al final, el tiro me salió por la culata porque ahora todo está peor.

S: ¡PERO NO ES MI CULPA, BRITTANY! ¡YO NO LAS OBLIGUÉ A VENIR!

B: Pero todo empezó por la ridícula obsesión que Quinn y tú tienen con las carreras –la miró directo a los ojos– ¡Todo es culpa de sus malas actitudes!

Santana no soportó tanta presión con lo de Quinn y Brittany diciendo todas esas cosas. Levantó la mano y la estrelló en la cara de la bailarina, en un fuerte golpe.

B: –frotándose la mejilla roja, con los ojos llorosos– ¡ERES UNA IDIOTA!

S: Lo siento Britt Britt... –se disculpó al darse cuenta de lo que había hecho.

B: ¡NO ME DIGAS ASÍ! –la empujó cuando la morena intentó tomar su mano– Terminamos Santana. No quiero volver a verte jamás, y esta vez es definitivo.

S: ¡BIEN! ¡VE A REVOLCARTE CON SEBASTIAN Y DÉJAME A MÍ CON TODA LA CULPA! –gritó mientras la rubia se alejaba– ¡IGUAL TE SEGUIRÉ AMANDO, SIEMPRE! ¡ESPERO QUE SEAS FELIZ! –agregó llorando.

Esa fue la última vez que vio a Brittany.

Fin flashback


El ruido que hizo la puerta de la cafetería al abrirse la sacó de sus pensamientos. Por pura curiosidad dirigió la vista a la persona que entró, y sus miradas se cruzaron. El cuerpo de Santana se paralizó por completo, mientras la chica caminaba hacia ella.

¿Santana? –preguntó la joven.

S: No puedo creerlo... –murmuró– ¿Rachel?

La judía tomó asiento frente a la morena.

R: Wow, jamás pensé encontrarte aquí –intentó sonreír– ¿Cómo estás?

S: Pasándola –respondió tristemente– ¿Y tú?

R: Extrañando a Quinn como nunca –suspiró– Siempre la recuerdo, ¿sabes?

S: Yo también extraño a Fabray, de verdad me hace falta...

Pasaron varios segundos en silencio, ya que después de dos años sin verse, no sabían qué decir.

R: Y... ¿qué haces aquí en Nochebuena? –preguntó para romper la tensión.

S: Estoy esperando a una amiga –respondió– ¿y tú?

R: Salí a caminar un rato y se me antojó un café –hizo una pausa– ¿Te molesta si me quedo contigo un rato?

S: Por supuesto que no, enana –dijo sonriendo.

R: Extrañaba que me digas así –rió– ¿Hace cuánto que estás aquí, en Nueva York?

S: Hará cuestión de tres, casi cuatro días –bebió su café, mientras una camarera servía otro a la judía.

R: Vaya, ¿y dónde estás alojada?

S: Estoy en un pequeño departamento con una amiga, a pocas calles de aquí.

R: Yo estoy viviendo con Kurt y Blaine, mis antiguos compañeros del McKinley, quienes también entraron a NYADA.

A Santana le extraño eso, ya que originalmente iba a compartir un departamento con Brittany. No quiso preguntar, ya que hablar de la rubia le causaba mucho dolor.

Las chicas permanecieron en silencio de nuevo. Santana jugaba con sus manos y Rachel bebía lentamente su café, mientras miraba las calles de Nueva York. En ese momento, alguien más entró a la cafetería y cuando vio a la morena, se acercó rápidamente a ella.

¡San! –saludó risueñamente.

S: Hola Marley, pensé que no vendrías nunca –saludó con alegría genuina.

Marley se percató de la presencia de Rachel y le sonrió.

S: Ah, creo que debo presentarlas –se aclaró la garganta– Marley, ella es una vieja amiga, Rachel Berry. Rachel, ella es Marley Rose, la amiga de la que te hablé.

M: Mucho gusto Rachel –dijo tendiéndole la mano, con un brillo especial en sus hermosos ojos azules– ¿Qué hacen?

R: Compartiendo un café y recordando viejos tiempos, ¿no es así, San? –la latina asintió– Así que... ustedes viven juntas.

M: Sí –contestó, mientras le servían un café– Mi madre estuvo ahorrando por mucho tiempo, y me regaló un departamento porque sabía que mi sueño era venir a Nueva York algún día.

R: ¿Y cómo se conocieron?

S: Digamos que Marley me salvó la vida... –contestó sonriendo.

M: No exageres –se sonrojó.


Flashback

1 año atrás...

Marley salió de su casa para ir al colegio. Era el primer día de su último año en la preparatoria, y se había trasladado al McKinley al mudarse desde Nueva Jersey a Los Ángeles. Su casa estaba ubicada en los barrios bajos, y muchas veces era un peligro asomarse siquiera a la puerta. Pero Marley estaba muy confiada en que nada iba a pasarle.

Apenas salió de su pequeño hogar, vio a un bulto tirado debajo de la ventana que daba a la calle. Se acercó lentamente y descubrió que era una chica durmiendo. Marley la tocó suavemente y la otra despertó sobresaltada.

M: Tranquila... no te haré nada –dijo dulcemente– ¿Cómo te llamas?

Santana... –contestó la joven.

M: Bien Santana, debo ir al colegio pero no puedo dejarte así.

Entró de nuevo a su casa y llamó a su madre. Ambas eran tan bondadosas que no dudaron ni un segundo en darle asilo a Santana. La morena entró tambaleándose, ya que aún no se había ido el efecto del todo el alcohol que se pasaba bebiendo.

Fin flashback


M: Fue todo un reto hacer que deje de beber y fumar, pero lo logramos –agregó orgullosa.

S: Aún me pregunto qué hubiera pasado de mí si no hubiera caído debajo de la ventana de Marley –sonrió– ¿Y qué has hecho de tu vida todo este tiempo, Rach?

R: Pues estoy en NYADA, y he participado en unas cuantas obras de Broadway...

M: ¿ENSERIO? –preguntó sorprendida– ¡La próxima vez deberías invitarnos a una!

R: Seguro –sonrió.

Siguieron hablando de cosas sin importancia, hasta que Marley anunció que iría al baño por unos minutos. De nuevo, Rachel y Santana quedaron solas.

R: Sé que quieres saber sobre Brittany, ¿o me equivoco?

Santana asintió lentamente y miró a la judía esperando que dijera algo.

R: Bueno... después del accidente, las cosas entre nosotras se volvieron raras. Cada vez hablábamos menos, y un día me dijo que no podría vivir conmigo ya que su madre le regaló un departamento que estaba más cerca de Juilliard –suspiró– Entonces le ofrecí el lugar de Brittany a Kurt y Blaine, para no sentirme sola.

S: ¿Y has hablado con ella recientemente?

R: Fue hace casi tres meses, para avisarme que no podría asistir a mi nueva obra en Broadway, porque iría con Sebastian a ver a su madre... –la judía se tapó la boca con las manos al ver la cara de la morena– Lo siento, creo que debí omitir esa parte...

S: No te preocupes, es mejor saberlo –suspiró– Ella... ¿está de novia con Sebastian?

Rachel asintió.

R: Hace más de un año, por lo que se.

Ambas se sumieron en un silencio un tanto incómodo, hasta que Marley llegó.

M: ¿Qué pasó? –preguntó al notar el estado en que se encontraba la latina.

S: Nada Marley, nada...

R: Creo que fue mi culpa... –dijo culpable– Le hablé de Brittany, su ex, y creo que lo arruiné todo...

S: No Rach, está bien –suspiró– Al menos sé que ahora debo olvidarme definitivamente de ella, como ella hizo conmigo.

Marley tomó la mano de su amiga y la acarició suavemente, para darle fuerzas.

R: Y... ¿vas a al universidad? –preguntó a Marley, para cambiar de tema.

M: El siguiente año iré –contestó sin soltar la mano de Santana– No pude entrar en NYU, así que probaré para el siguiente año.

R: ¿Y qué hacen de su vida ahora?

M: Pues yo me dedico a cuidar niños y Santana consiguió un trabajo en una pizzería, para repartirlas con esa motocicleta del demonio que tiene –bromeó.

R: ¿Qué pizzería es? Tal vez algún día pueda ir con Kurt y Blaine, o quizás pedir un delivery.

Santana le dio la dirección y el teléfono del local, en el cual empezaría a trabajar después de Año Nuevo.

M: Y... ¿tienes novio, Rachel?

S: Juega en mi equipo... –se apresuró a decir.

M: Ah, entonces... ¿tienes novia? –preguntó con curiosidad.

R: Eh...

S: Marley, ella era la novia de Quinn. ¿Recuerdas el accidente del que te hablé? –susurró a la castaña.

M: Oh, lo siento Rach –se disculpó.

Rachel negó con la cabeza y forzó una sonrisa tranquilizadora para que Marley no se sienta mal, ya que era una chica muy agradable y risueña.

Pasaron casi dos horas de charla entre las chicas, hasta que Rachel se percató de la hora.

R: Wow, en media hora es Navidad y debo regresar junto a Kurt y Blaine –se levantó– Fue un gusto volver a verte San.

S: Lo mismo digo, enana –se acercó a la judía y la abrazó– Por si me necesitas alguna vez, aquí está mi número –le tendió un papel.

Rachel sonrió y se despidió de Marley con otro abrazo, antes de abandonar el local sin olvidarse de desear una Feliz Navidad a las chicas.

M: Me agrada Rachel.

S: Puede llegar a ser demasiado molestosa, pero es buena gente –sonrió– Regresemos al departamento.

M: Como digas.



Entre tanto, Rachel regresaba a su departamento con una idea fija en la cabeza: hacer que las Brittana se reencuentren. Después de todo, tenía el número de Santana y sabía dónde localizar a Brittany.

R: Ellas se aman, a pesar de todo –se dijo a sí misma– Y aunque me cueste tremendos esfuerzos, voy a hacer que esto funcione.