[Fic Brittana] You Drive Me Wild | Capítulo 29: I can't lie

Hola! Como prometi, aqui esta el cap de hoy! Gracias por todos sus comentarios y por saber entender mis retrasos en cuanto a las actualizaciones :D

Espero que les guste! Saludos :D

PD: El cap contiene una cancion. En Glee la canta Rachel, pero imaginense que aqui la cantan Quinn y Santana ;)


Capítulo 20: Bad reputation

Susan miraba a Louis enojada y con mucha frustración. Le molestaba no conseguir lo que deseaba, y más aún si era su esposo quien se lo negaba.

L: ¡De ninguna manera voy a hacer que Brittany deje a Santana! –exclamó– Si a nuestra hija le parece que Santana es la persona correcta, yo la apoyo.

Su: ¡Pero Brittany merece a alguien mejor como Sebastian!

L: No participaré en tus ridículos planes. Es mi última palabra.

Su: ¡Bien! –se cruzó de brazos– Pero al menos haz algo...

L: ¿Qué?

Su: Habla con Santana, así te darás cuenta de lo que es verdaderamente.

L: Okay, hablaré con ella.



Santana estaba pasando los canales de la televisión rápidamente, sin encontrar nada interesante para ver. Las tardes en que Brittany iba a cuidar a Max, le parecían las más aburridas, ya que no se veían. Desde el incidente de la última vez, la morena prefirió mantenerse alejada del trabajo de su novia, cosa que ocurría tres veces por semana.

Quinn se sentó al lado de su amiga quien la miró de reojo y luego la ignoró olímpicamente. Tito, el perro secuestrado, trepó rápidamente a los brazos de la rubia de ojos verdes y esta le acarició las orejas mientras miraba a Santana.

Q: ¿Aún sigues sin hablarme? –suspiró– Ya pasaron casi tres semanas de aquel día en que, lo admito, me pasé de idiota. Pero extraño tus chistes y sarcasmos, extraño a mi mejor amiga. No sé de qué forma decirte que lo siento.

Santana seguía haciendo zapping, sin dar la mínima señal de sentirse tocada por las palabras de Quinn.

Q: Por favor San, perdóname –suplicó– Me siento tan sola, ¿sabes? Rachel está furiosa conmigo, y perder a las dos personas más importantes de mi vida sería horrible.

El silencio por parte de la latina seguía.

Q: ¿Qué tengo que hacer para que al menos me digas algo?

Y por fin, las palabras de Santana llegaron.

S: Creo que sería mejor que te calles Fabray. Pensé que me conocías lo suficiente como para saber que cuando te estoy ignorando es porque no quiero saber NADA de ti –dijo fríamente.

Quinn agachó la cabeza y siguió acariciando a Tito.

Q: Pero no quiero perderte San... Ni tampoco a Rachel. Ni siquiera quiero perder la amistad de Britt.

S: Eso lo hubieras pensado antes de hacer la estupidez que hiciste –seguía cambiando de canales.

Q: Te juro que no creí que llegaría a esos niveles. Yo sólo llamé a Puck para que venga a hacerme un poco de compañía, pero él trajo a toda la pandilla...

S: ¡PUES NO LO HUBIERAS LLAMADO! –estalló– ¡PUSISTE EN PELIGRO EL TRABAJO DE BRITT Y NUESTRA RELACIÓN, CASI LO ARRUINAS TODO FABRAY! ¿Y QUÉ IBA A PASAR SI NO RECUPERABA EL ANILLO? ¡NI ME LO QUIERO IMAGINAR! –la furia estaba presente en cada facción de su rostro– ¡Y PARA COLMO DEJO A MI NOVIA POR UN RATO PARA IR A RECUPERAR EL BENDITO ANILLO Y AL LLEGAR, UN IDIOTA LE ESTÁ COQUETEANDO!

Quinn siempre fue muy fría y cerrada respecto a sus sentimientos, hasta que conoció a Rachel. Pero aún así, la judía jamás había visto llorar a su novia, porque ella se tragaba todas sus emociones y se hacía de la fuerte. Pero en ese momento, Quinn no pudo aguantar más y rompió a llorar como en años no lo había hecho.

S: ¿Estás llorando? –preguntó suavizando la voz, al ver a su mejor amiga en ese estado.

Q: No, sucede que ahora orino por los ojos –respondió entre sollozos.

Santana no pudo aguantar y se rió estruendosamente, haciendo que a Quinn se le dibuje una pequeña sonrisa en la cara.

S: ¡Déjate de sarcasmos! –dijo entre risas.

Q: No me gusta llorar, y lo sabes –se secó las lágrimas, ya más calmada.

S: A veces está bien llorar y descargarse un poco –expresó recordando la vez que lloró delante de Brittany– Siento haberte gritado...

Q: Me lo merezco, soy una estúpida –suspiró– Perdóname, por favor.

S: Está bien, te perdono Fabray –sonrió– Pero no vuelvas a hacer algo así, porque te juro que ahí sí no te hablo de nuevo.

Quinn envolvió a Santana entre sus brazos y la mantuvo abrazada a ella hasta que la morena casi ya no podía respirar, momento en el cual se soltaron.

S: Dijiste que Rachel está furiosa, ¿qué tanto?

Q: No me habla, no contesta mis mensajes ni llamadas, fui a verla al McKinley pero se retiró de allí con un tal Finn Hudson, al cual voy a asesinar.

S: Podemos arreglar eso.

Q: ¿Cómo?

S: Conozco lo suficiente a la enana como para saber que le gusta el romance y esas cosas –sonrió calculadoramente– Por lo tanto, propongo que recordemos nuestros días en el Glee Club y le cantes algo.

Q: ¿Hablas enserio? –la morena asintió– Ni en tus sueños. Dejé de cantar cuando, ya sabes... cuando se armó todo el lío con mis padres.

S: Entonces resuelve el problema tú sola, yo ya te di la mejor de todas las ideas –se encogió de hombros y siguió cambiando haciendo zapping.

Quinn lo pensó por unos instantes, hasta que al fin llegó a una conclusión.

Q: Okay, cantaré.



Brittany y Rachel estaban estudiando para el examen de español, el último antes de terminar la preparatoria. Estaban solas en la casa de la rubia, o al menos eso creía la judía.

En realidad, en el salón principal, estaban Santana y Quinn, quienes habían entrado silenciosamente con ayuda de la bailarina, para sorprender a Rachel. Allí había un piano, y la latina iba a ejecutarlo mientras su mejor amiga cantaba.

B: Hace un poco de calor, ¿no? –Rachel asintió aún concentrada en su libro– ¿Bajamos por algo de beber?

R: Britt, tenemos que estudiar. ¿Recuerdas la amenaza de Sylvester? Nuestros exámenes serán mucho más difíciles que los del resto. Y sabes que no me va para nada bien en español, por lo que tengo que esforzarme cien veces más.

B: Por faaaaa –suplicó haciendo un puchero.

R: ¿Y por qué no vas tú sola?

B: Porque ambas necesitamos un descanso, especialmente tú.

R: Está bien –rodó los ojos.

Las chicas bajaron y a medida que lo hacían, empezaron a escuchar una lenta melodía.

R: ¿Qué es eso? –preguntó– Pensé que estábamos solas...

B: Vamos a ver.

Brittany estiró a Rachel hasta la sala principal, donde se encontró con la sorpresa de Santana tocando el piano y Quinn sentada encima de este, con un leve rubor en sus mejillas y algo asustada.

R: ¿Qué significa esto? –preguntó a una sonriente Brittany.

La pregunta no fue respondida, ya que Quinn empezó a cantar dejando a la vista de todas que tenía un gran don. Jamás apartó la vista de Rachel, a pesar de que estaba muerta de vergüenza. Durante el coro, Santana se unió a su amiga y para sorpresa de Brittany, la morena también tenía una hermosa voz.



La canción terminó, y Rachel fue corriendo a abrazar a Quinn con lágrimas en los ojos.

Q: Perdóname –fue lo único que dijo, mientras sostenía a la judía entre sus brazos.

R: ¡Claro que te perdono! –sonrió– Te amo Quinn Fabray.

Q: Yo también te amo Rachel Berry –le devolvió la sonrisa– Y te juro que jamás volveré a comportarme tan estúpidamente.

Al otro lado del salón, las Brittana observaban el besuqueo de reconciliación de las Faberry con una sonrisa de satisfacción, especialmente Santana, quien fue la de la idea.

B: No sabía que cantabas tan bien y que sabías ejecutar el piano –dijo mientras rodeaba el cuello de la morena con sus brazos.

S: Creo que con mi mala reputación todo el mundo olvidó que yo era una de las mejores voces del Glee Club durante mi época en McKinley –sonrió.

B: ¿Estabas en el Glee Club? ¡Yo también estoy ahí! –rió– O sea, no tengo la mejor voz del mundo, pero me defiendo. Mi fuerte es el baile.

S: Algún día tienes que hacerme una demostración –le guiñó el ojo.

B: Cuando quieras...

Se fundieron en un beso tierno pero apasionado, mientras las Faberry cuchicheaban sentadas en el sillón.

¡Brittany! –exclamó alguien haciendo que las cuatro se giraran asustadas a mirar la puerta.

B: ¡Papá! –dijo mientras se sonrojaba violentamente– ¿Qué haces aquí? Pensé que saldrías más tarde del trabajo...

L: Terminé pronto y decidí venir a descansar un rato, antes de salir esta noche con tu madre.

R: Buenas tardes señor Pierce –saludó amablemente.

L: Ya te dije que puedes decirme Louis –sonrió y miró a Quinn, para luego dirigir su vista a Santana– ¿Y quiénes son estas lindas señoritas?

Las Quinntana se acercaron a Louis tímidamente.

Q: Quinn Fabray, la novia de Rachel –sonrió y le tendió la mano a Louis, quien la apretó suavemente.

S: Santana Lopez, la novia de Brittany y mejor amiga de Quinn –hizo lo mismo que la rubia de ojos verdes.

L: Al fin tengo el placer de conocerte oficialmente, Santana. Mi hija me ha hablado mucho de ti.

Santana sonrió, mientras Brittany se acercaba a su lado y le agarraba la mano.

Q: Creo que será mejor que nos vayamos y dejemos que estas dos sigan con lo suyo –dijo a Santana.

La morena asintió y dejó un casto beso en la mejilla de Brittany.

L: Espera Santana, tú y yo tenemos algunas cosas de las que hablar.

La morena asintió, así que Quinn se despidió de las chicas. A último momento, Rachel decidió irse con su novia, ya que esta sabía mucho de español gracias a Santana.

L: Sígueme por favor –dijo a la latina– Y tú, vete a estudiar –se dirigió a Brittany.

La rubia, obediente, regresó a su habitación. Mientras tanto, Santana y Louis se encerraron en el despacho de este.

L: Hago esto porque Susan insistió –bufó– No es mi intención entrometerme en la relación que tienes con mi hija. Y hablando de eso, quiero darte las gracias por hacer a Brittany feliz.

S: –sonrió– Por Britt Britt haría cualquier cosa...

L: Me alegra saberlo –se recostó en su silla– Se que tus antecedentes no son los mejores, y como padre me preocupo por el bienestar de mi hija...

S: Señor, le aseguro que ese pasado ya lo dejé atrás.

L: Dime Louis, por favor. Después de todo soy tu suegro –rió– Y respecto al cambio, se nota que eres otra persona. Susan me habló mucho de ti, ella trabaja en el juzgado, ¿sabes? Y conoce tu caso perfectamente.

S: Por eso me odia tanto... –dijo apenada.

L: Es de mente demasiado cerrada, así que tenle un poco de paciencia –suspiró– ¿Y qué intenciones tienes con mi hija?

S: Las mejores, Louis. Como le dije, haría todo por ella –hizo una pausa– La amo...

L: Y ella te ama a ti Santana, me lo ha dicho demasiadas veces –rió de nuevo– ¿Sabes? Tenía un buen concepto de ti, por todo lo que mi hija me dijo. Pero veo que eres mejor de lo que pensaba.

La morena se sonrojó de alegría y una sonrisa de felicidad apareció en su rostro.

S: Gracias Louis. Si mi padre hubiera sido como usted, a lo mejor jamás hubiera hecho cosas tan horribles...

L: Y a lo mejor jamás conocías a Brittany –le tomó la mano a Santana– Las cosas suceden por un motivo, y siempre son para bien. A pesar de que las cosas se vean feas al comienzo, luego se arreglan. Ya sabes, después de la tormenta viene la calma.

S: Me sorprende que con toda la mala reputación que tengo, estés aquí hablando tranquilamente conmigo.

L: Ya te lo dije, si mi hija te eligió, es por algo –sonrió.



En el departamento de las Quinntana, Rachel y Quinn seguían estudiando. La rubia era una gran maestra, y la judía se sentía a gusto con ella.

Q: ¿Ves? No es tan difícil después de todo.

R: Contigo nada es difícil...

Un ladrido asustó a Rachel, quien se separó del beso que estaba compartiendo con Quinn.

R: ¿Qué fue eso?

Q: Eeeh... –miró al costado y vio a Tito– Es mi nuevo perro.

R: ¿Y por qué no me dijiste que tenías una mascota?

Q: Lo traje hace unos días –se excusó– Y ya sabes, no me hablabas...

R: Entiendo –miró a Tito, quien saltó a sus brazos rápidamente– ¿Cómo se llama?

Q: –muerta de nervios– Se llama Patricio...

R: ¿Como Patricio de Bob Esponja? –rió mientras la rubia asentía– ¡Eres tan especial!

Rachel siguió acariciando al perro, mientras Quinn se preguntaba cómo rayos logró salir de la cocina, donde lo tenía encerrado para que justamente no sucediera eso.

R: ¿Sabes algo? Se parece mucho al perro de Sylvester que desapareció hace un tiempo...

Q: ¿Enserio? –se hizo la desentendida.

R Sí, Sue está demasiado deprimida y aunque no habla del perro, todos sabemos que es por él –hizo una pausa– Unos chicos la vieron caminando sola, y como siempre salía con Tito, su mascota, pues suponemos que lo perdió.

Q: Ah, ya veo... –murmuró nerviosa– ¿Quieres comer algo?

R: Seguro –respondió olvidando el otro tema rápidamente.



Brittany seguía leyendo sus libros, cuando un golpe en la puerta la sacó de su concentración.

B: ¡Santy! –exclamó al abrir la puerta y encontrarse con su novia.

La morena dejó un beso en los labios de la rubia, mientras entraba a la habitación.

B: Pensé que mi papá te secuestró o algo así –bromeó.

S: Tu papá es genial, y encima me dejó venir a interrumpirte diez minutos, antes de que venga tu mamá y me vea aquí –se sentó en la cama de la rubia.

B: Qué pena que te quedas solo un rato –dijo sentándose a su lado.

S: Me quedaría más, pero tienes que estudiar y no quiero distraerte –se encogió de hombros– ¿Qué tal para mañana?

B: Nerviosa... –hizo una mueca– Es mi último examen como alumna de preparatoria y tengo miedo de Sylvester.

S: No temas, estará todo bien.

B: ¿Cómo puedes estar tan segura?

S: Confía en mí –sonrió y la besó, mientras en su mente agregaba: O Sylvester verá de lo que soy capaz.

Holangas! Vengo rápidamente a dejarles el cap 21. No respondol los mensajes porque estoy apurada, así que la próxima lo hago. No se preocupen, los leí todos y cada uno, y como siempre, nos dan la motivación para seguir adelante. Gracias!

Lamento informar que se viene el drama, lo siento de verdad. Me van a querer matar por donde deje este cap, pero lo bueno se hace esperar (?)

Ah, también les invito a que pasen a leer mi one-shot Brittana 'Home Is Where The Heart Is' por faaaas. El link está en mi firma :D (tenía que promocionarme, sorry lol)


Capítulo 21: Love somebody

El gran día llegó. Rachel y Brittany estaban sentadas al fondo del salón, esperando a que Sylvester llegara con los exámenes. Las amenazas de Sue resonaban en sus cabezas, mientras intercambiaban miradas nerviosas.

¡Espero que hayan estudiado! –gritó Sue al entrar al aula.

Todos los alumnos hicieron silencio al instante. Sylvester procedió a repartir las hojas de exámenes, y al llegar donde Rachel y Brittany, les susurró por lo bajo.

Sy: Espero que aprueben.

Esto lo dijo recordando la amenaza de Santana, ya que si las chicas no pasaban el examen, probablemente jamás vuelva a ver a Tito.

Brittany echó una rápida a su hoja, lo mismo hizo Rachel. Se dieron cuenta que el examen estaba más fácil de lo que esperaban, y se sonrieron brevemente llenas de satisfacción.

B: Vaya, esto está tirado... –pensaba– Al parecer a Sylvester se le ablandó el corazón. Después de todo, Santy tenía razón y me preocupé demasiado.

Rachel también estaba sumida en sus pensamientos.

R: ¡Sí! ¡Se todas las respuestas! –festejaba en su mente– Creo que después de esto le compraré un regalo a Sylvester por apiadarse de mi pobre alma... Y obvio también a Quinny por ayudarme a estudiar, ella que es tan inteligente, tierna, hermosa, la mejor de todas las novias del universo... ¡Concéntrate Rachel Berry! Después seguirás babeando por Quinn.


Mientras tanto, Quinn y Santana esperaban por el resultado de sus chicas afuera, frente al McKinley, en sus lugares de siempre.

Q: ¿Crees que les irá bien? Sylvester puede ser muy cruel a veces.

S: Claro que sí –sonrió– Nuestra pequeña conversación la mantendrá a raya.

Q: Eso espero. No soportaría ver la cara de tristeza de Rachel si no pasa.


Rachel y Brittany ya habían terminado sus exámenes hacía un buen rato, y en ese momento esperaban ansiosas por el resultado.

B: Para mí estuvo fácil –miró a su mejor amiga– ¿Qué tal te fue a ti?

R: De maravillas –sonrió satisfactoriamente– No pensé decir esto, pero creo que pasaré.

La rubia iba a contestar, pero en ese momento, Sue las llamó a su oficina para pasarles el resultado de las pruebas.

Sy: Seré rápida –apenas las miró– Ambas pasaron con las calificaciones más altas de todo el salón.

R: ¡¿ENSERIO?! –gritó emocionada.

Sy: Sí, al parecer se esforzaron mucho –dijo fríamente.

La verdad era que Sue, temerosa por la reacción de Santana si las chicas no aprobaban, preparó unos exámenes más sencillos para ellas, así lograban pasarlo sin esfuerzo y Sylvester tendría de vuelta a Tito en casa.

B: Gracias de verdad –sonrió a Sue sinceramente– Y le ofrecemos nuestras más sinceras disculpas si este año fuimos algo rebeldes...

Sy: Basta de cursilerías –interrumpió– y mejor váyanse porque tengo otras cosas que hacer. Hasta nunca.

R y B: Adiós.

Apenas salieron al pasillo, y estallaron en gritos de júbilo y alegría. Se abrazaron como hacía tiempo no lo hacían y no podían dejar de sonreír.

B: ¡Ya somos universitarias Rach! –daba pequeños saltitos– ¡Nos aceptaron en las dos universidades más importantes de Nueva York y terminamos la preparatoria con excelentes calificaciones!

R: ¡Sí amiga! –reía– ¡Muero por contárselo a Quinny!

B: ¡Y yo a San! –estiró el brazo de la judía y la llevó corriendo– ¡Deben estar esperándonos afuera!


Apenas Santana y Quinn vieron las sonrisas de sus novias mientras corrían rápidamente hacia ellas, supieron que todo había salido bien.

S: ¡Te dije que todo saldría genial! –chocó el puño con el de su rubia amiga– ¡Mira que felices están!

La otra no respondió porque en ese momento Rachel y Brittany se abalanzaron sobre Quinn y Santana, respectivamente.

B: ¡PASAMOS, PASAMOS! –exclamaba mientras llenaba de besos la cara de la latina.

R: ¡Y CON LOS MEJORES PUNTAJES DE TODO EL SALÓN! –besó a su novia.

B: ¡IRÉ A JUILLIARD!

R: ¡Y YO A NYADA!

Santana y Quinn no podían hacer más que reír ante la emoción de sus chicas. Sentadas en sus motocicletas, intercambiaban miradas satisfechas y orgullosas.

Q: No sabes lo feliz que estoy Rach –abrazó a la judía una vez más– Esto merece ser celebrado.

R: ¡Vamos por helados!

Q: Me fascina la idea –sonrió y miró a las Brittana– ¿Nos acompañan?

S: Quizás luego, tengo algo que hacer antes –dijo misteriosamente.

Las Faberry se despidieron, con la promesa de que las otras dos chicas se reunirían con ellas en breve, en la heladería acordada.

B: ¿Y qué es eso que tienes que hacer? –preguntó a la latina, cuando las otras dos se fueron.

S: Quiero saludar a Sylvester –contestó.

Brittany la miró extrañada, porque sabía la aversión que Santana sentía hacia Sue. La morena se excusó diciendo que tenía palabras de agradecimiento que intercambiar con ella.

B: No sé qué tramas, pero adelante –dijo riendo.

S: Vuelvo enseguida –besó a su rubia y entró al McKinley.

Como sabía exactamente dónde estaba la oficina de Sue, Santana se dirigió rápidamente hacia allí.

Sy: ¡Adelante! –gritó al escuchar unos golpes en su puerta.

La sola presencia de Santana Lopez causaba temor, pero en la situación en que se encontraba Sue, el miedo era cien veces más.

S: Buenas tardes, profesora Sylvester –saludó burlonamente.

Sy: Santana... hola –respondió asustada.

La morena, como si nada, se sentó frente a Sue y le sonrió.

S: Tengo que felicitarla por su discreción, y sobre todo, por su colaboración.

Sy: Hice lo que dijiste, ahora quiero a Tito de vuelta –espetó– Y también quiero que me dejes en paz, no quiero volver a verte ni tampoco quiero volver a ver a Brittany ni a Rachel.

S: Seguro. Iremos a Nueva York y jamás volveremos –se encogió de hombros.

Sy: Me alegra saberlo. ¿Dónde está Tito?

S: Está en mi departamento, mañana se lo devolveré –hizo una pausa– De verdad que es un buen perro y me encariñé con él...

Sy: ¡Pero es mío y lo quiero de vuelta!

S: No se preocupe, ya le dije que se lo devolveré. El trato era que usted dejara de ser tan perra con mi novia y con Rachel, a cambio de que yo le devuelva a Tito, el secuestrado –se paró y se dirigió a la puerta– Adiós Sue Sylvester.


Brittany no pudo aguantar la curiosidad que tenía de saber qué era lo que Santana tenía que decirle a Sue, así que entró de nuevo al McKinley y caminó hasta el despacho de la profesora. Escuchó la voz de Santana, así que se acercó más a la puerta y aguzó los oídos para captar la conversación, y logró escuchar algo que la dejó congelada.

S: No se preocupe, ya le dije que se lo devolveré. El trato era que usted dejara de ser tan perra con mi novia y con Rachel, a cambio de que yo le devuelva a Tito, el secuestrado...

Brittany no podía creer lo que Santana había dicho. Dio unos cuantos pasos en reversa, alejándose de la puerta, hasta que su espalda chocó con una pared.

Apenas segundos después, la morena abandonó la oficina de Sue. Al ver que su novia estaba ahí afuera, sonrió y se acercó a ella.

S: ¡Hey preciosa! ¿Me estabas esperando? –intentó tomarle la mano, pero la rubia la sacó de su alcance.

Santana notó que algo malo pasaba, así que la miró seriamente.

S: ¿Qué pasa?

B: No puedo creerlo... –dijo lentamente.

S: ¿Me puedes decir qué te ocurre?

B: ¡DIMELO TÚ! –estalló furiosa– ¡LO ESCUCHÉ TODO SANTANA, TODO!

La latina palideció en una milésima de segundo, y por más de que intentaba decir algo, las palabras no salían de su boca.

B: ¿CÓMO PUDISTE? –inquirió con lágrimas en los ojos– ¿ASÍ QUE TODO ESTO FUE UN ENGAÑO? ¡Y YO MUY TONTA CREYENDO QUE PASÉ EL EXAMEN POR MIS PROPIOS MEDIOS, CUANDO RESULTA SER QUE MI PROPIA NOVIA TENÍA AMENAZADA A MI PROFESORA!

S: Britt... déjame explicarte...

B: ¿QUÉ ME VAS A DECIR? ¡NO HAY NADA QUE PUEDA JUSTIFICAR LO QUE HICISTE! ¡COMETISTE UN SECUESTRO SANTANA!

S: ¡Pero sólo es un maldito perro!

B: ¡PARA TI SOLO ES ESO, PERO A MI ME DA LA IDEA DE QUE ERES CAPAZ DE HACER CUALQUIER COSA! ¿QUIÉN ME DICE QUE ALGÚN DÍA NO SECUESTRES A ALGUNA PERSONA PORQUE SE TE METE ALGUNA ESTÚPIDA IDEA EN LA CABEZA?

S: Lo hice por amor Britt...

B: ¡QUE YO SEPA, ESAS COSAS NO SE HACEN POR AMOR!

S: ¡Cuando uno ama a alguien hace cualquier cosa por esa persona! –suspiró– Yo no podía soportar la idea de que Sue esté amenazándote y se que tu sueño es ir a Juilliard, y Sylvester es muy capaz de hacer cualquier cosa por evitar que eso se haga realidad. Sólo lo hice por tu bien.

B: ¡DEJA DE SER TAN RIDÍCULAMENTE CONTROLADORA! ¿SABES QUE ME DICE ESTO DE TI? ¡QUE SERÍAS CAPAZ DE MATAR PARA CONSEGUIR LO QUE QUIERES!

S: Yo haría todo por ti...

B: ¡LO SIENTO SANTANA, PERO NO QUIERO CARGAR CON LA MUERTE O EL SECUESTRO DE PERSONAS, SOLO PORQUE A TI SE TE ANTOJA RECURRIR A TUS MÉTODOS VIOLENTOS PARA OBTENERLO TODO!

S: Britt...

B: ¡NO QUIERO VOLVER A VERTE JAMÁS SANTANA! –lágrimas corrían por su rostro– ¡PENSÉ QUE HABÍAS CAMBIADO, PERO AL FINAL DE TODO MI MADRE TENÍA RAZÓN AL DECIR QUE ME ALEJARA DE TI!

Brittany apartó de un manotazo a Santana de su camino, y salió echa una furia de allí. La morena corrió detrás de ella, pero no la encontró. Fue hasta su motocicleta y se recostó en ella, luchando contra el llanto que amenazaba con llegar.

S: Lo arruiné todo, soy una idiota...


Quinn y Rachel estaban en la heladería. Hacía bastante rato que las Brittana tendrían que haber llegado, pero ni rastro de ellas.

R: ¿Crees que les habrá pasado algo?

Q: A lo mejor se detuvieron a darse sus besitos de felicidad detrás de las gradas del campo de fútbol –rió, mientras sacaba su celular que en ese momento empezó a sonar– ¿Ves? Ya se están reportando. Es un mensaje de San.

S: Britt lo sabe todo. Escuchó mientras hablaba con Sue acerca de Tito, y ahora me odia.

Quinn abrió su boca en señal de sorpresa, y Rachel se percató del estado de nerviosismo en el que estaba su novia.

R: ¿Qué pasa Quinny?

Q: Tengo algo que decirte... –dijo con la cabeza gacha, mientras tecleaba una rápida respuesta a la latina.

Q: Se lo diré todo a Rachel. Prefiero que lo escuche de mi a que se lo diga Britt. Todo saldrá bien, se aman y lo arreglarán. Te quiero Lopez.

S: No lo sé Fabray, está furiosa y dijo que no quiere volver a verme jamás.

Q: Te ayudaré a arreglarlo, lo prometo.

S: Gracias Q. ¡Suerte con la enana!

R: Y bien...

Quinn suspiró largamente y se propuso a explicarle la historia a la judía.

Q: Sólo prométeme que no te pondrás a gritarme aquí, por favor...

R: Quinny, me asustas –la miró extrañada– Sólo dime lo que sea que pasa. Te prometo que no gritaré.

Q: Está bien, aquí va...