¨Mi Ángel Guardián¨[Adaptación] - Klaine ~ By: Miirna

por Invitado Dom Ago 11, 2013 12:42 am

“Mi Ángel Guardián”

Capítulo 1.

Subí mi vista al cielo. Estaba tan gris y opaco. Suspiré asustado y volteé a ver a mi padre, quien no se encontraba muy convencido de asistir o no. Pero decidió hacerlo.

- No me gustan estas cosas - Dije.
- A mí tampoco - Me anunció seco.

Hace dos días atrás que McKinley High está de luto, por así decirlo. Un chico un grado más grande que yo, tomó la decisión de suicidarse. Hay muchas especulaciones sobre eso; algunos comentan que lo hizo por sus problemas familiares. Otros dicen que fue porque todos lo tachaban de gay.

Yo me pongo a pensar y llego a la conclusión de que la sexualidad no es tan terrible, como para tomar la decisión de no existir, yo soy homosexual y no me siento mal por eso, o tal vez sea porque no se lo he dicho a nadie. Quizás, para él fue mucho.

Llegamos al colegio, aunque yo no me sentía muy cómodo en el lugar. El hall central se utilizó para velar el cuerpo, por lo que estaba decorado con serpentinas y globos negros. Mi madre ayudó a la familia perjudicada con la partida en todo momento. Mi padre dice que eran amigos.

No tuve la oportunidad de conocer al chico. De seguro era introvertido y quizás hasta un nerd. Pero, aun así siento pena por sus amigos y su padre. Creo que aún no asumen que él ya no está.

Tomé asiento junto a mi profesor de español, el cual estaba muy afectado con la noticia.

- ¿Usted lo conocía? - Pregunté.
- Era un muy excelente alumno, tenía una voz deslumbrante y única - Me explicó.

Asentí torpemente y sólo observe el acto de despedida que comenzó a dar el director Figgins.

La gente lloraba, el padre del chico cuyo nombre no recuerdo, gritaba por su niño y una mujer lo abrazaba de manera tierna.

Aquello me rompió el corazón y me retiré del lugar.

Caminé por los alrededores esperando ver a mi padre salir. Pero nada.
Tomé asiento en el pasto bajo un árbol, tomando grandes bocanadas de aire para despejar mi mente. Me distraje mirando lo que ocurría con la gente a mí alrededor.

Pude apreciar como un chico salía del lugar, encaminándose hacia una camioneta azul. Se subió a esta, pero no arrancó; se mantuvo acostado en el asiento de conductor y vi como secaba las lágrimas de su rostro. Nuevamente el corazón se me partió.

<<¡Rayos!>> Pensé <<¿Por qué Dios tuvo que crearme con tan buen corazón?>>

Me puse de pie y caminé hasta la camioneta. Golpeé tímidamente el vidrio y el chico subió su vista, me bastó eso para comprobar su mal estado de ánimo.

- Disculpa - Susurré - ¿Te encuentras bien? - Pero que pregunta más torpe, era obvio que el chico no se encontraba bien.
- Si, bien - Mintió.
- Oh vamos, te he visto desde allá bastante mal y tu rostro me lo confirma. ¿Tú eras familiar de él? - Nuevamente creo que la estropeé, era obvio que era un familiar.
- Yo era su hermanastro ¿No lo conociste? - Consultó perplejo.
- Oh, ya veo. Y no, no tuve la oportunidad de conocerlo – Dije semi sonriendo.
- Increíble, eres la primera persona que me dice que no lo conoció - Musitó riendo.

Me sentí aliviado. Por lo menos logré sacarle una risa.

- ¿Era muy popular, verdad? - Pregunté.
- No, pero sabía cómo llamar la atención con cada atuendo que usaba - Sonrió y abrió la puerta de su auto.
- Claro - Dije.
- Aun no puedo creer que no lo hayas visto jamás - Exclamó alarmado.
- Lo siento - Me disculpé.
- Me llamo Finn y ¿Tú eres? - Murmuró riendo.
- Me llamo Blaine, es un gusto.
- ¿Cómo se llamaba tu hermanastro? - Pregunté.
- Su nombre era Kurt, Kurt Hummel - Contestó y bajo su vista al hacerlo.

Me arrepentí de haberle preguntado el nombre del hermano, pero aun así no me sonaba. Negué con la cabeza y llevé una de mis manos a su hombro.

- No sabes cómo lo siento Finn - Susurré.
- No te preocupes, con el tiempo me acostumbraré - Acotó forzadamente.

Miré hacia otro lado, de una u otra forma me arrepentía de haber venido a hablar con Finn, y no sabía por qué.

Aprecié como la gente comenzó a salir del colegio. Y una sonrisa surgió de mi rostro cuando vi salir a mi padre y madre juntos.

- Nos vemos luego Finn - Dije, y me retiré presuroso, para alcanzar a mis padres.

Les seguí los pasos, caminando bajo sus sombras.

Mi madre parloteaba lo horrible que sería perder un hijo. Y mi padre aparentaba escucharla. De repente sentí las ansias de conocer al tal Kurt, era algo insoportable. No paraba de sentir el deseo de saber quién rayos era. Di media vuelta, caminé hacia el colegio. Me introduje entre las personas que salían con lágrimas en sus ojos y corrí por el pasillo hasta llegar a su ataúd. Paré a unos centímetros de distancia y solo sentía el latir de mi corazón, tragué saliva y me acerqué. Asomé mi rostro por el vidrio que dejaba ver el rostro del chico y llevé mis manos a la cara, asustado. Esto estaba mal.

Para las que no me conocen, me presento... Mi nombre es Miirna, tengo otro Fan-Fic Klaine, "PRETENDING", pero este Fic es una adaptación de otro que al leerlo, me enamoré de él, asi que por eso lo he adaptado para todos ustedes. Cuando vea el primer comentario, subiré el siguiente capítulo.

por Aloklainer Dom Ago 11, 2013 12:56 am

Me gusto mucho el fic! Espero que actualices pronto :))

por **LynndeMcGinty** Dom Ago 11, 2013 1:01 am

Aqu'i está tu primer comentario siento que este fic va a ser muy triste pero espero ansiosa el sig cap.

por Invitado Dom Ago 11, 2013 1:34 am

Capítulo 2.

Di media vuelta asustado y comencé a correr hacia la salida.

- Ya lo conoces, ya lo conoces Blaine, ya lo conoces - Repetía mi subconsciente a punto de entrar en un delirio fugaz.

Mis piernas temblaban de forma extraña y creí que era aquel sueño o más bien pesadilla que suelo tener. Era el mismo sentimiento de angustia, un sentimiento tenebroso.

¿De dónde era ese chico? ¿Por qué me hacía sentir tan mal?

Seguí corriendo, hasta llegar a tiempo a la salida, antes de que mis piernas pierdan el equilibrio.

Él era ese tipo de personas que ves una vez y juras jamás olvidar, él era el tipo de persona la cual no se va de tu mente, él era ese tipo de persona la cual te confunde, él era el tipo de persona con rostro tan familiar como el de tus amigos. Él… era una de esas personas.

Mis piernas llegaron a su tope, tan sólo me faltaban metros para llegar a la salida, pero caí al suelo. Un olor horrible comenzó a pasar por mis fosas nasales. Un retorcijón en mi estómago hizo que gritara de dolor, llamando la atención de cada persona que se encontraba allí. Y lágrimas hirviendo comenzaron a caer por mis mejillas.

- ¿Qué le ocurre? - Escuché decir a las personas.
- ¡Llamen una ambulancia! - Gritó otro.

Sentía los minutos pasar como si fuesen los últimos. Pero aun sentía el aire llegar a mis pulmones, me quemaba, pero llegaba. Y aquello me decía a gritos que aún seguía vivo.

Desperté, sin sentir nada, con mi pulso y latir de corazón calmado. Miré a mí alrededor y verifiqué, gracias a los monitores y las blancas paredes, que me encontraba en el hospital.

Han pasado dos años desde aquel día, desde que caí en coma por una semana. Desde que dejé de ser un chico normal.

- ¿Saldrás con Quinn? - Preguntó mi madre entusiasmada.
- No - Respondí seco.
- ¿Qué ocurrió Blaine? - Dijo espantada - ¿Qué le has hecho?
- Nada, no le hice nada - Musité convencido de mis palabras.

Si mi madre supiera lo difícil que es para mí hacer amigos. Si conociera lo superficial que era Quinn. Si ella tan sólo entendiera que no tengo ningún interés en las chicas. Si lograra confesarle que soy gay… Si mi madre supiera todo eso, no desearía tanto que fuéramos novios y en estos momentos me podría estar apoyando.

- Entonces, ¿A dónde vas? - Consultó sonriendo fingidamente.
- Iré a McKinley - Susurré.
- ¿Para qué? Hoy no tienes clases - Murmuró algo extrañada por mi repentina salida, y más extrañada aun porque era en mí pesadilla viviente; la escuela.
- Me inscribí en un torpe taller de coro - Exclamé y salí de mi casa hacia mi carro.

Sentía los pasos de mi madre tras mí.

- Hijo si te sientes mal…
- Mamá - Gruñí - Asúmelo de una maldita vez ¿Quieres? Ocurrió hace dos años atrás.

Subí enojado a mi auto y lo hice arrancar rápidamente. Conduje con cuidado por las curvas y peligrosas calles de Ohio. Llegué al frío edificio y baje rápidamente para llegar al club Glee.

Entré al salón y tomé asiento en unos de los muchos y vacíos bancos. No mire a mí alrededor. Debía ser invisible, y para eso debo parecer ocupado.

Llegó el profesor, quien hacía la clase de español. Llevaba una sonrisa consigo y parecía tan pasivo y bueno.

La clase se fue llenando de a poco. Comenzaron a llegar chicos y empezó a llegar el ánimo para iniciar.

Pasaron las dos horas y el profesor dio el fin de la clase. Todos nos pusimos de pie de manera rápida y ligera, comenzamos a salir de la clase de forma normal. Sin parecer desesperados por retirarnos.

Yo nuevamente salí de los últimos.

Caminé por los pasillos ya oscurecidos de la escuela. Y llegué a la parte delantera.

Había un grupo de chicos de pie allí. Mirando no sé qué cosa, entusiasmados.

Comencé a agudizar mi vista y logré divisar a una chica en el suelo, en medio del grupo de chicos. Deposité mis cuadernos sobre mi auto y caminé hacia donde la chica.

- Ayúdame - susurró la pequeña, que tenía un rostro asiático.

Entonces la miré a los ojos y pude ver aquel miedo. Estaba golpeada y no tenía otra cosa más como propia protección que sus brazos; los cuales también estaban moreteados.

- ¡Aléjate idiota! - Oí que gritó un chico, enfrentándose a los demás, mientras que yo cubría a la chica que estaba en el suelo con mi cuerpo y con ambas manos. Sentía los gruñidos y los insultos que habían a nuestro alrededor. - ¡Largo! - Volvió a gritar el muchacho.

Ese aire pesado y delirante que había de un principio se comenzó a disolver y sólo quedó el aire liviano y pacífico.

- Gracias - Le oí decir a la chica de cabello negro. Saqué las manos que la cubrían y observé al chico que anteriormente nos defendió. Sonreí aliviado. Me pareció haberlo visto antes, pero aquello no importaba.
- ¿Cómo lo has hecho? Eran como diez - Largué asombrado y con una estúpida sonrisa en mi rostro. El chico no hablaba, pero yo le sonreí de todos modos. No podía ver bien su rostro ya que la luz del sol me lo impedía, pero su anatomía se me hacía familiar.
- Yo me voy, pero chicos… muchas, muchas gracias. No saben cómo se los agradezco - Dijo la muchacha - Nos vemos mañana amigo - Susurró y me dedicó una sonrisa. Ella era la primera persona que me llama amigo con ese tono de voz tan real.
- Veo que no fui el único héroe - musitó el muchacho y estiró su mano para que yo me pusiera de pie.
- Yo ya los tenía, no te preocupes – Me jacté riendo, presumiendo de mí mismo.
- Ja, ja - Rió agudamente - Como digas.

Hubo un minuto de silencio. Una pausa y el chico se movió ligeramente hacia mí.

- Me debo ir - Le anuncié - Muchas gracias.
- No te preocupes - Señaló.
- Ok, adiós superhéroe - Me burlé - Gracias otra vez.
- Adiós, Blaine – Exclamó, cuando ya me encontraba a unos pasos de distancia. Procesé aquello en mi mente y asombrado volteé.
- ¿Cómo sabes mi nombre? - Dije al aire, ya que el chico no se encontraba allí.

Caminé de manera decidida a mi carro y entré en este para volver a casa. ¿Cómo sabía mi nombre?... Esa preguntaba rondó mi mente el resto del día. La semana siguiente, con la chica del cabello negro; Tina, nos volvimos buenos amigos… en realidad no sabría cómo decirlo. Quizás nos volvimos buenos conocidos. Es tan tímida como yo, quizás no tanto como yo, pero es tímida.

- Anderson - Me llamó el profesor de álgebra - Te busca un chico - Subí mi rostro asombrado ¿Quién será?
- Ve - Susurró Tina.

Me puse de pie lentamente y caminé hacia la entrada. El profesor hizo un gesto y abrió la puerta. Quedé impactado.

Miré su rostro aun incrédulo. ¿Qué? ¿Era un sueño? Eso debía ser. Es imposible que ocurra algo como esto. Mi mente no lograba procesarlo, ni siquiera con todo el esfuerzo que ponía en ello. Aquello no podía ser cierto.

- ¿Tú? - Susurré al borde de un colapso nervioso.

Mi respiración se volvió una obligación para mi cuerpo. Lleve torpemente una de mis manos a mi brazo para pellizcarlo con intención. Pero aquello sólo me dejo aún más claro que estaba despierto y consiente de aquello.

Mi memoria comenzó a funcionar como una película, recordando lo que pasó hace dos malditos años atrás. Pensé si es que debía arrancar de aquel lugar y dejar a mis torpes recuerdos junto a él.

Su rostro, aquello que pedí a gritos olvidar pero que lamentablemente sé que jamás lograré hacer.

Mañana subiré otro capítulo más. Gracias por comentar a pesar de la hora :D

PD: Será Blaine quien narrará toda la historia.

por **RiveraMyLove** Dom Ago 11, 2013 2:08 am

¡nueva lectora! me encantaron los capítulos y la fic, seguilaaaaa.

por Gabriela Cruz Dom Ago 11, 2013 2:20 am

Me encanto los capítulos, espero que actualizes pronto.

por nicoleunicornio Dom Ago 11, 2013 5:29 am

esta super actualiza pronto

por fernimontecinos Dom Ago 11, 2013 7:19 pm

me estoy enamorando de tu fic porfavor sube otro capitulo pronto [Resuelto][Fic-Klaine]¨Mi Ángel Guardián¨ CAPÍTULO 22 "FINAL" 1206646864

por Invitado Dom Ago 11, 2013 11:32 pm

Capítulo 3.

- Anderson ¿Verdad? - Consultó. Yo asentí.

Volteé para tratar de entrar a clases y hacer como si aquello no fuera real. Quería engañar a mis ojos.

- Aguarda - Murmuró - ¿Podemos hablar?
- No eres real, no eres real, no eres real - Susurraba una y otra vez en voz alta. Aquello no debía ser real.
- Si lo soy - Exclamó - Por favor voltea.
- ¡Tú no eres real! - Grité.

Giré sobre mis talones para plantarle cara al muchacho producto de mi imaginación, pero ya no estaba.

Suspiré aliviado y apoyé mi espalda a la pared, resbalándome por esta hasta tocar el piso. Debía exigirle a mi mente que olvidara aquello, no podía seguir viviendo de recuerdos.

Entré a la clase y tomé asiento en mi lugar.

- ¿Quién era? - Consultó Tina sonriendo.
- Nadie - Susurré.

La clase fue lenta. Traté de concentrarme y tomar atención, de olvidarme de aquello, pero no tenía opción.

Al salir de la escuela, corrí a mi carro junto a Tina. Había comenzado una tormenta y no quería llegar empapado a mi casa.

Subimos rápidamente y de la misma forma arranqué. Manejé con cuidado y llegué hasta la casa de mi amiga-conocida.

- Mañana nos vemos, Blaine – Se despidió sonriendo y bajó.
- ¡Adiós, Tina! - Le grité desde mi carro. Volteó y sonrió.

Arranqué nuevamente y comencé a conducir. No podía quitar de mi mente aquella visita tan sorpresiva. Era imposible que me haya quedado dormido en clases… imposible.

Mi limpia parabrisas dejó de funcionar, haciendo que las gotas de lluvia se acumularan, cubriendo mi vista.

Pero no quería dejar de conducir. Quería llegar pronto a casa y contarle a mi madre lo que me había ocurrido.

Prendí la radio de mi carro y comencé a escuchar música lenta y pasiva. Mientras tarareaba una canción que conocía, doblé a la derecha para poder entrar a la calle de mi casa. Vi unas luces venir en la misma dirección. Hice parpadear las mías para que el otro auto tomara la calle correcta, pero no lo hizo. Y cuando me di cuenta de eso, ya era muy tarde. Giré el volante a todo dar pero no me ayudo de nada, sólo a desviarme del camino. Comencé a gritar desesperado al ver que el auto se acercaba a mí. Y entonces lo último que proceso mi mente fue el rostro del chico, y sentí el impacto.

Un estúpido pito me tenía alerta y ese estúpido sonido hacia que mi cabeza doliera, al punto de que quisiera reventar como si fuera una bomba. Gemí por el dolor proporcionado en todo mi cuerpo. Una voz amable no conocida para mí, pidió de manera dulce que me calmara, que todo iba a estar bien.

Abrí mis ojos instantáneamente. Miré a mí alrededor y reconocí el hospital de inmediato. Traté de sentarme sobre la camilla en la que me encontraba pero un dolor agudo en mis piernas me lo impidió.

Cerré mis ojos, tratando de recordar lo ocurrido con el accidente, pero solo veía las luces, los gritos y por último, mis gemidos de dolor.

La puerta de mi habitación se abrió de golpe y no pude evitar sentir miedo al momento en que lo hizo.

La máquina que supervisaba los latidos de mi corazón se comenzó a hiperventilar. El pitido me tenía mareado y el chico sólo me miraba con ternura.

- ¿Estoy dormido? - Pregunté con un hilo de voz. Negó con la cabeza - ¿Va a ser como la última vez? ¿Diré que tú no existes y tú desaparecerás? - Le pregunté a aquella imagen con movimiento la cual se encontraba delante mío. 
- Estás despierto, sano y salvo gracias a mí - Dijo el chico de ojos azules. Parpadeé, y observé su rostro por última vez. La puerta de mi habitación se abrió. 
- Has despertado - Exclamó el doctor.  
- Eso creo - Susurré.  Giré para ver al chico, el cual se paró en un rincón de la habitación. El doctor volteó y lo observó. 
- Eres un testarudo ¿Verdad? - Le preguntó el médico. 
- Lo siento, pero es mi mejor amigo — le respondió el chico.  ¿Qué era lo que estaba diciendo? 
- Muy bien, le diré a tu familia que te has recuperado rápidamente — dijo el doctor y salió de la habitación 
- ¿Amigo? — le pregunté al chico 
- No hace mal mentir de vez en cuando — susurró riendo. 
- ¿Qué eres? — Pregunté asustado. 
- El chico que te ayudó el otro día con la manada de tarados que abusaban de Tina — dijo sonriendo. Le quedé mirando perplejo y abrí mi boca de forma repentina.  
- Aguarda — susurré — ¿Por qué no te reconocí ese día? Y ¿Por qué no me causa miedo verte sabiendo la condición tuya?  

Iba a decir algo, pero calló, y miró la puerta de la habitación por donde entró mi madre y mi padre eufóricos sonriendo y alardeando lo buen hijo que soy. Escuché las bendiciones de ambos.  

Me acariciaron y estrujaron mi cuerpo dándome cálidos abrazos. Luego se marcharon, pero antes le dedicaron una sonrisa al chico.  Yo le fulminé con la mirada.  

— Ese día no me reconociste porque te habías olvidado de mí — me explicó — Y yo soy un enviado.  
— Es imposible que me haya olvidado de ti, si tú has sido mi pesadilla desde hace 2 años atrás - Exclamé.  
—No, no me entiendes — dijo angustiado.
- ¿No te entiendo? — Pregunté irónicamente — ¿Qué es un enviado? 
— Sólo me recordarás cuando me necesites — respondió serio y tomó asiento sobre la camilla — Y un enviado es alguien con una misión.
-¡No te necesito! — exclamé pidiendo que se alejara de mi vida. 
— Si, si me necesitas — me desafió. — A ver, dime ¿Por qué te necesito? — Pregunté enojado. 
— Si no me hubieran enviado para salvarte hubieras muerto tal y como lo hizo el otro conductor — dijo serio.
- ¿El otro conductor mu…? — no terminé la frase y sentí como mis ojos se cristalizaban.  
— Si, por eso me necesitas — dijo. 
— Pero tú estás muerto — susurré y me senté sobre la camilla ya sin sentir ese dolor que me obligaba a permanecer recostado.  
— Sí, pero yo soy un ángel — dijo semi sonriendo. 
— Si tu familia te ve… — murmuré.  
— No me verán porque no me necesitan — dijo calmado. 
— Entonces, ¿Tú eres como mi ángel guardián? — pregunté asustado.

Él solo se dedicó a observarme. A ver cómo lentamente mi cerebro trabajaba en campaña para lograr sacar una buena conclusión de todo.
Luego de unos largos minutos sin dejar de pensar en qué momento lo eh necesitado realmente, me di por vencido.

— Y ¿ahora qué?—dije mientras me encogía de hombros.

El imitó mi acto, sonrió y se puso de pie.

— Ahora volverás a casa—susurró.

Le miré moverse de lado a lado en la habitación. Suspiré aun sin poder creer la magia de aquello.

— Deberías estar agradecido — musitó.

Subí mi mirada a él.

— ¿Agradecido por qué has salvado mi vida? O ¿agradecido por qué tengo un ángel? — pregunté de manera forzada.
— Las dos cosas — respondió — ¿Sabías que él 10% de los humanos como tú, repletos de peligros, sin darse cuenta con su aura convocan a un ángel?

Negué con la cabeza. El chico era un ángel muy interesante.

— Bueno ahora lo sabes, nuevamente me debes un simple: gracias —sonrió y se recostó a los pies de la camilla.
— Gracias por haber salvado mi vida, gracias por ser mi ángel, gracias por nada — dije molesto.

Odio a la gente engreída.

— De nada.

Me quedé en silencio. No pensaba hablar con él. Jugué con mis manos. Miré los cables conectados a mi cuerpo. Miré su pelo y suspiré varias veces por el incómodo silencio que se formaba a nuestro alrededor.

— Jamás quise bajar a ayudarte—me anunció.

Abrí mi boca para defenderme. ¿En algún momento pedí su ayuda? Fruncí el ceño y sentí como mi bello se erizaba en mis brazos. Estaba dispuesto a comenzar una guerra de palabras, pero la puerta se abrió.

<> Pensé.

Mi madre, padre y médico que me atendió entraron por esta. Los miré tratando de fingir felicidad. Jamás me ha gustado mentir y jamás me ha ido bien haciéndolo.

— ¿Listo cariño? — pregunta mi madre.

Dude por un momento ¿Listo para qué?

— ¿Para? — pregunté sin ganas.
— Para volver a casa — se burló mi padre.

Sonreí.

— ¿Vas a venir con nosotros? — le pregunta mi madre a él.

Él asintió y me desafío con la mirada. No correspondí.

Volví a casa. El chico por suerte no fue con nosotros. De repente sentía mucha intriga. ¿A dónde van los ángeles cuando no tienen que proteger? ¿Por qué él fue el enviado y no otro? ¿Tienen poderes? ¿Pueden volar? ¿Tienen alas? Y un sinfín más.

— Aun estás muy delicado hijo — susurró mi madre — ¿Por qué no vas y te recuestas?

Asentí.

Mi padre me ayudó a subir las escaleras y a recostarme en mi cama. Luego cerró la puerta, deseándome las buenas noches.

Sólo suspiré cuando él ya se encontraba fuera.

Debía contarle a alguien lo que me ha ocurrido. Obviamente a mi madre no, no me creería. ¿Y si le contaba a Tina? Pensé por unos segundos aquello y decidí hacerlo.

Tomé mi celular y marque su número lentamente.

Tina no contestaba. Así que decidí esperar y contarle mañana cuando venga a visitarme.

Cerré mis ojos para poder dormir.

Pero un fuerte golpe en la ventana de mi cuarto me desconcentró. Miré hacia la dirección de la ventana y le vi nuevamente. De alguna u otra forma ya no sentía miedo, tampoco sorpresa, mi corazón ya no se aceleraba al momento de aquellas visitas tan extrañas. Al parecer mi metabolismo ya se estaba acostumbrando.

— Y ¿ahora qué?—gemí.

Lleve la almohada sobre mi rostro y ahogué los gritos de rabia.

— No puedes contarle a nadie sobre mí — musitó serio mientras daba pasos para aproximarse.
— Tarde, le conté a Tina — mentí.
— Mientes — susurró.
— Acaso ¿Eres un vampiro y lees las mentes? — me burlé.
— No — susurró — Soy un ángel y veo las auras.
— Y ¿eso qué?
— Que sabré cuando estés triste, malhumorado, feliz, desilusionado, ansioso, todo.

Tragué saliva sonoramente y le miré. Recordé lo que me dijo en el hospital: “Jamás quise bajar a ayudarte”

Le miré de reojo y volví a recostarme.

— Si no querías bajar a ayudarme ¿Por qué lo has hecho?—consulté dándole la espalda.

Sentí un suspiro de su parte. La cama crujió. Giré mi cuerpo y lo vi recostado a mi lado dándome la espalda, volví a mi antigua posición.

— Porque de alguna u otra forma estamos conectados — respondió casi tratando de él mismo entrar en conciencia de aquello.
— ¿Conectados? ¿Por qué o qué? — pregunté.
— No lo sé — musitó — Sólo él lo sabe.
— ¿Quién es él? — consulté nuevamente.

Guardó silencio. Yo también lo hice. Sin darme cuenta o inconscientemente me quedé dormido. Le di el permiso a Morfeo para que me meciera en sus brazos. Desperté producto del frio que se comenzó a colar por mi ventana. Me puse de pie y el dolor del choque ya no estaba en mi cuerpo. Me encontraba como nuevo. Miré mi cama y no lo vi. Pero estaban los rastros de la visita de mi ángel.

Disculpen la hora chicas... Pero es que estaba perdida mirando los TCA... Darren tan hermoso como siempre... Bueno, espero sus comentarios, y millones de gracias a todas por comentar, enserio... Gracias :D

por lizzz Lun Ago 12, 2013 2:31 am

ayy actualiza

por the BEST gleek Lun Ago 12, 2013 4:09 am

ufff tienes que actualizar esta muy bueno tu fic
[Resuelto][Fic-Klaine]¨Mi Ángel Guardián¨ CAPÍTULO 22 "FINAL" 2013958314

por @gleeklaine Lun Ago 12, 2013 10:01 am

Me encanta el fic
Saludos Suerte
PD1: Nueva Lectora
PD2:Actualiza pronto

por fernimontecinos Lun Ago 12, 2013 6:33 pm

cada vez me enamoro mas de tu fic actualiza pronto porfavor!!!! [Resuelto][Fic-Klaine]¨Mi Ángel Guardián¨ CAPÍTULO 22 "FINAL" 1206646864

por **RiveraMyLove** Lun Ago 12, 2013 9:12 pm

está muy buena tu fic, actalizá :).

por Invitado Lun Ago 12, 2013 11:57 pm

Capítulo 4.

Acomodé mi sudadera y bajé las escaleras de mi casa trotando.

Era increíble como de mi cuerpo nada dolía. Ni siquiera el pequeño rasguño que tenía en mi frente. Nada.

— ¿Qué haces tan temprano en pie hijo? — consultó mi madre cariñosa.
— ¿Me preparo para ir a la escuela? — contesté obvio.
— Sólo han pasado dos días desde el accidente Blaine — murmuró algo preocupada — Puede darte algo, o que se yo.
— Mamá, estaré bien créeme — Le pedí, tomando asiento para desayunar.

Mi madre suspiró y en menos de cinco minutos yo ya me encontraba caminando hacia McKinley.

No pensaba volver a subirme a un auto otra vez.

Miré hacia adelante y pude apreciar que sólo faltaba una calle para llegar al recinto. Vacilé por un momento al imaginarme a la clase sobre mí, haciendo preguntas y preguntas a las cuales no tenía respuesta. ¿Qué les diría?

<>. Obviamente no podía decir eso.

Suspiré antes de entrar a clases y me introduje entre los alumnos.
Caminé cabizbajo por el largo y oscuro pasillo y me paré fuera de mi clase.

Dudé por unos segundos antes de ingresar.

<>. Pensé y posé mi mano sobre la perilla de la clase de lengua.

— Y ¿ahora qué? — Exclamaron tras mío.

Volteé asustado. Aquello me tomó por sorpresa. Y allí estaba de nuevo mi ángel.

— No lo sé, yo… No te he llamado — Me defendí.

Cruzó sus brazos sobre su pecho y me miró con una extraña expresión en su rostro.

— Estás nervioso, tienes miedo, ¡Tengo que venir por obligación si te sientes de esa forma! — Balbuceó enfadado.

Jamás pensé que un ángel se enfadara. Le fulminé con la mirada y bufé.

— No quiero entrar a clases — Susurré avergonzado.
— ¿Por qué no? — Consultó más calmado.
— Todos se lanzarán sobre mí y buscarán heridas, me preguntaran cosas. Seré tal y como las ranas de laboratorio — Respondí temblando por el terror que aquello me provocaba.

No quería ser el centro de atención.

— Ok — musitó — Vamos, no irás a clases.

Le miré asombrado y sonreí.

— ¿Es enserio? — Consulté aun incrédulo.
— Un ángel — Arrastró entre dientes la palabra “ángel” — No miente.
— Gracias ángel — Dije burlonamente.

Me miró de reojo y carcajeó.

— No me digas ángel, por favor, dime Kurt, solamente Kurt.

Asentí y comenzamos a caminar hacia la salida de McKinley.

— Y ¿A dónde vamos ahora? — Pregunté intrigado.
— A tu casa — Respondió obvio.
— No, no quiero ir a casa — Susurré.

Detuvo su caminar y me plantó cara.

— Y ¿A dónde quieres ir entonces? — Consultó.
— No lo sé — Musité y dejé de caminar.

Me senté en una de las cuantas bancas de un parque que por allí había. Kurt imitó mi acto.

Estábamos en silencio y de alguna forma se sentía bien.

— Oye — Dijimos ambos al unísono.

Sonreí y él también lo hizo.

— Comienza tú — Susurró.

Asentí.

— Anoche, no terminaste de contarme como ocurrió todo esto — Murmuré — Aun no puedo creer que me ocurran estas cosas.

El chico sonrió nervioso y luego me miró.

— ¿Qué quieres saber? — Consultó.
— Todo, todo lo que pueda salir de tu boca.
— Yo soy un enviado, o sea que tengo una misión que debo cumplir en la tierra. Tú eres mi objetivo, la razón por la que estoy aquí. No debo dejarte caer, no debo dejar que llores, o que… o que sufras — Tosió un poco y prosiguió — Al parecer estamos conectados, por eso fui yo el elegido. Conectados ¿Por qué? Créeme que no tengo idea. La gente me puede ver y no recordar porque no me necesita. Supuestamente tu tampoco me ibas a recordar pero lo hiciste y eso es lo que me tiene sin respuestas — Volvió a fingir aquella tosecita — Ahora, pienso que eres un maldito imán que atrae la mala suerte. No he tenido un descanso como se debe desde que bajé para ayudarte. 

Sonreí. Así que ¿Yo era un maldito imán de mala suerte? Jamás pensé que alguien me iba a decir eso. Siempre he creído tener buena suerte. 

- ¿Eso es todo? — Pregunté intrigado. Anhelaba saber más, quería saber más. El chico asintió. 
— Te toca, ahora es tu turno — Susurró. 
— ¿Qué quieres saber? Si ya lo sabes todo — Musité. 
— Quiero saber si estoy en lo correcto. Solo dime las cosas básicas. Asentí y llevé nervioso una de mis manos a mi cabello. 
—B-bueno, mmm… Me gusta el color azul, no soy muy sociable — Ya estaba tartamudeando.  
— Eso no, eso no quiero saber — Me interrumpió. Subí mi mirada y me encontré con la dulce de él. Kurt era un hermoso ángel. 
— ¿Qué quieres saber entonces? — Consulté. 
— Tus hobbies, tus miedos, tus momentos más alegres, los que nunca olvidaras. Eso quiero saber - Asentí nuevamente y proseguí. 
— Uno de mis hobbies es tocar la guitarra, creo que es lo más hermoso que he hecho desde que nací. No existe instrumento que iguale a mis seis cuerdas. Mis momentos alegres, fue…— Dudé por un momento — ¿Puedo saltarme eso? — Murmuré. El chico sonrió y tomé eso como un: puedo — El momento que jamás olvidaré — Pensé por un momento — El día en que te vi, el día que marcó mi vida. El momento exacto cuando trate de correr, de olvidar tu rostro. El momento en que caí y me dormí por una semana. 

Sentía los nervios de Kurt. Un escalofrió recorrió mi cuerpo y pude percibir que a él le ocurrió lo mismo. 

— No sabía eso — Susurró alarmado. 
— ¿No sabías que caí en coma por tu culpa? — Consulté. 
— No fue mi culpa — Se defendió. 
— Pero ¿De quién? Yo no tengo ninguna enfermedad. No fume nada ese día, solo vi tu rostro y luego ya no vi más.  

Kurt seguía rígido. No movía ni un músculo de su cuerpo y yo estaba en el mismo estado de shock. 

—Lo siento. 

Fue lo único que dijo y no habló más por un buen rato. Yo hice lo mismo. Sólo sentía su respiración acelerada haciendo competencia con la mía.  Me di por vencido y subí mi rostro nuevamente. 

— ¿Te has enfadado? — Susurré.  Negó con la cabeza. 
— No puedo creer que yo te haya echo eso — Musitó — Y me envían a protegerte cuando YO fui quien comenzó todo. 
— Kurt, tranquilo — Coloqué una de mis manos sobre su hombro — ¡Demonios, Kurt! Me tomaste la corriente — dije alarmado por el dolor que sentía. El chico me miró asombrado y con sus manos tomó las mías haciendo que el dolor de a poco se esfumara. Pero no se iba. 

Aquí un nuevo capitulo de ¨Mi Ángel Guardián¨ para todas ustedes... Muchisimas gracias por sus comentarios que siempre me sacan una sonrisa, las adoro. [Resuelto][Fic-Klaine]¨Mi Ángel Guardián¨ CAPÍTULO 22 "FINAL" 2013958314

por @gleeklaine Mar Ago 13, 2013 3:57 pm

Me encanto el capitulo
Saludos Suerte.
PD: Actualiza pronto. [Resuelto][Fic-Klaine]¨Mi Ángel Guardián¨ CAPÍTULO 22 "FINAL" 2145353087

por Gabriela Cruz Miér Ago 14, 2013 2:23 am

Me encanto estos capítulos, por favor no tardes en actualizar.

por Invitado Miér Ago 14, 2013 12:21 pm

Capítulo 5.

— Les dije que no iba a poder estar cerca de ti — Gimió acelerado al mismo tiempo que se alejaba de mí.

Le miré asombrado ¿Por qué se alejaba? Me puse de pie y me acerqué a él. Pero él volvió a retroceder.

— ¿Por qué te alejas, Kurt? — Exclamé.
— Será mejor que tomemos unos metros de distancia, no quiero volver a dañarte — Susurró, arreglando con sus dedos la parte frontal de su cabello.
— Tú no lo has hecho — Musité enfurecido.

Kurt me miró de forma extraña y relajó suavemente sus músculos. Suspiró y se acercó a mí.

— Lo siento — Murmuró y posó una de sus manos sobre mi mejilla. Sus manos de un grado de temperatura perfecto. No era frío, ni era caliente. Era neutro.

Sonreí y me calmé de inmediato.

— ¿Ves? — Susurré — Ya no me electrocutas.
— Sí, tienes razón — dijo pausadamente.

Miré esos ojos azules y sonreí. Mi ángel era encantador.

— Será mejor que te lleve a casa — Dijo.

Asentí y traté forzadamente de quitar mi vista de la suya.

Caminamos a casa en silencio. Un silencio completamente agradable para mí.

Llegamos a la puerta y se detuvo.

— Nos vemos cuando me necesites — Susurró y se acercó a mí.
— Ok — Dije por último.

Besó mi mejilla lentamente, un gesto que me tomó por sorpresa. Sus labios rozaron mi piel y una corriente leve y agradable la recorrió. Mi piel estaba roja. La vergüenza se había apoderado de mí y solo asentí y giré para entrar en mi casa.

Llegué a casa y no fue una tarde de las mejores, sentía que algo me faltaba. De repente no podía hacer nada solo.

Llegó la noche y con ella mis repentinas ganas de verlo. Cosa rara en mí.

Me dormí tratando de no pensar mucho en él. O él llegaría a mi cuarto preguntando que me ocurría. No podía responderle con un: “Lo siento Kurt, quería verte”.

Cerré mis ojos y traté de dormir.

Desperté por el sonido constante de mi despertador. Estiré mi mano sin ganas y lo apagué.

Me puse de pie rápidamente.

Me lavé y bajé a desayunar. Fue todo rápido. Caminé casi corriendo para esperar al bus escolar y luego de eso llegué a la escuela. Tal y como siempre.

Caminé por los pasillos he ingresé a mi clase de español. Tomé un asiento de hasta el final y observé al profesor hacer el loco frente a todos.

Sentía lastima por él. Nadie nunca le tomaba atención.

La puerta se abrió de golpe y aquello me llamó la atención. El director puso un pie dentro de la clase y mis compañeros, los desordenados, se sentaron seriamente y trataron de parecer responsables e interesados con la aburrida clase. Reí ante eso.

— Buenos días alumnos — Saludó el director con su extraño acento.

Todos respondimos al unísono.

— Dos noticias hoy — Comentó — La primera es que dos alumnos nuevos se incorporaran hoy a clases. Y la segunda; mañana comienzan los ensayos para el musical de invierno y necesito las inscripciones para la tarde.

Todos se comenzaron a mirar. ¿Quiénes eran los nuevos?

Apreté mis manos al solo hecho de pensar que podía ser Kurt, y luego vote el aire cuando vi que un chico de cabello castaño con ojos verdes, alto, aun mas que Kurt y muy sonriente, hacía su aparición en la clase.

Las chicas a mi lado comenzaron a parlotear lo lindo que era. Para mí, era normal.

Bajé la vista y comencé a dibujar torpes círculos en mi carpeta. Sentí como el chico se presentaba y pude oír que su nombre era Sebastian Smythe o algo así. Y luego más murmullos. Quise subir mi vista, pero luego me arrepentí. Y entonces oí claramente:

— Kurt Hummel.

Tragué saliva, asustado y subí la mirada rápidamente.

Y allí se encontraba él, de pie frente a la clase. Con una singular sonrisa, no particular en él. Un bolso colgaba de su hombro y una camisa, igual a todas las de los chicos, lo hacía lucir bien.

Muy dentro de mí, sentí que perdía mi privacidad, pero aquel sentimiento no se comparaba con lo que sentía realmente.

Júbilo.

Sonreí y él hizo lo mismo. Supe que ese sería otro magnifico día junto a mi ángel. El chico Sebastian, también miró en mi dirección y se acercó a paso acelerado antes que Kurt para sentarse a mi lado. Fruncí el ceño cuando el otro tomó asiento junto a mí. El chico sólo me sonrió. Yo por mi parte bufé. Miré a Kurt y este esquivó mi mirada. Miró hacia otro asiento, y se acercó. Luego pude ver como tomaba asiento junto a Sam. Odiaba con mi vida a Sam. Era un chico despreciable. Tonto, tarado, todo lo que un chico no debe tener él lo tenía. Sinceramente lo odiaba. Sebastian me preguntó algo que no pude escuchar muy bien. Volteé mi rostro a él y pregunté sin ganas.

— ¿Qué dices? - El chico aclaró su voz y mordió nervioso su labio.
— ¿Cómo te llamas? — Consultó luego de unos segundos.
— Blaine – Murmuré. Sebastian asintió y volteó su rostro. Yo hice lo mismo.
— ¿Qué edad tienes? — Preguntó nuevamente. Volví mi rostro para verlo y semi sonreí.
— Diecisiete, y ¿tú? — Dije en respuesta. Giré mi vista hacia Kurt, mientras el chico respondía, y pude apreciar su rostro enojado, sus ojos soltaban chispas y de su boca salía humo. ¿Estaba enojado?
— Dieciocho - La campana sonó y me puse de pie rápidamente. Sebastian era un chico agradable con pinta de no serlo. Caminé por los pasillos a paso veloz, pero un jalón de mi brazo me impidió seguir. Volteé enfurecido y me zafé.
— Suéltame Hummel — Dije entre dientes. Kurt me miró aun con sus ojos enfurecidos y susurró sólo para que yo oyera.
—Hablaremos luego - No sé porque, pero sentí nerviosismo. ¿Quizás ya no querría ser mi ángel? Pensé torpemente. Kurt siguió su camino hacia un lugar extraño. Sólo observé detenidamente su silueta moverse entre la multitud. Por alguna razón, entre tantas personas lo único que realmente veía bien era el hermoso cabello de Kurt.
— Blaine — Exclamaron tras mi espalda. Volteé y allí estaba Sebastian de pie sonriendo. Le sonreí también y me acerque a él.
— ¿Qué ocurre Sebastian? — Consulté ante su llamado.

Aquí un nuevo capitulo para todas ustedes, gracias a todas las que siguen la novela y comentan siempre :D

por Gabriela Cruz Miér Ago 14, 2013 2:54 pm

Actualiza pronto, por favor, ya quiero saber que le va a decir Kurt a Blaine.

por fernimontecinos Miér Ago 14, 2013 6:02 pm

voy amorir en 3...2...1 loco esta bakaaannnn!!!!!!

por nicoleunicornio Miér Ago 14, 2013 8:03 pm

me encanto actualisa pronto

por Veronica Everett Criss Miér Ago 14, 2013 8:11 pm

Hola. Soy nueva lectora de este fic... Dejame decirte que al principio no me llamaba la atencion, pero decidi leerlo & me encanto, simplemente es una excelente idea & se puede decir que le diste un sentido al por que Blaine llama a Kurt "Angel"... La verdad quede encantada al leerlo, espero actualices pronto, cuidate, saludos [Resuelto][Fic-Klaine]¨Mi Ángel Guardián¨ CAPÍTULO 22 "FINAL" 1163780127

[Resuelto][Fic-Klaine]¨Mi Ángel Guardián¨ CAPÍTULO 22 "FINAL" 1163780127

por Invitado Miér Ago 14, 2013 9:33 pm

Capítulo 6.

— ¿Quieres que te acompañe a la siguiente clase? — Consultó de una manera tímida.

Sonreí ante eso. Sebastian de verdad me estaba cayendo bien.

— Claro Sebastian — susurré — Pero hay un problema
— ¿Cuál? — consultó rápidamente.
— Me toca matemáticas y es esta puerta — exclamé sonriendo y apuntando con mi dedo la puerta que se encontraba a unos pasos míos. El chico sonrió. Y bajo la cabeza.
— Lo siento es que no conozco muy bien la escuela — me hizo saber.

Pensé por un momento y luego decidí amablemente ofrecerme para llevarlo a la clase que le tocaba.

Al chico le tocaba gimnasia.

El gimnasio estaba al otro lado de la escuela. Íbamos conversando animadamente. Sebastian vivía a dos calles de mi casa y vivía junto a su hermana que tenía mi misma edad. Ella iba al instituto de la cordillera, lejos, muy lejos.

Había algo extraño en él, la manera de moverse quizás se me hacía familiar, la forma en que adivinaba lo que quería decir también. Algo en el no encajaba pero lo hacía lucir casi perfecto para la mirada de las demás chicas.

— Creo que es hora de que me valla a mi clase o el profesor me enviará a dirección — murmuré riendo.

Di media vuelta y comencé a correr hacia mi salón.

Pude ver como Kurt se acercaba a lo lejos. Al parecer le tocaba gimnasia junto a Sebastian.

— ¡Detente! — gritó haciendo que dejara de correr.

El corrió hacia mí de una manera rápida. Demasiado para alguien normal.

— ¿Qué? — pregunté irritado.
— Ahora conversaremos — me hizo saber.
— Ahora tengo clases — dije mientras cruzaba mis brazos sobre el pecho.
— Y ¿A mi cuando me ha interesado eso? — preguntó sonriendo.

Tomé de mi mano y comenzó a correr. Yo corría atrás de él, es más flotaba tras él. Corría tan rápido que podía sentir que el suelo no lo tocaba. En cualquier momento caería y seria su culpa hacerme daño nuevamente. Cerré los ojos ya que las cosas moviéndose tan rápido me mareaban.

Y entonces el viento dejo de azotar mi rostro y pude deducir que nos detuvimos.

Abrí los ojos lentamente y miré hacia delante. Un lago hermoso y grande se encontraba en medio de muchos árboles. Altos y verdes árboles.

— ¿Dónde estamos? — consulté tomando asiento en el suelo. De verdad me sentía mareado.
— En un prado — susurró.
— No sabía que existían por estos lados — musité y me recosté sobre el suelo.
— Tú no sabes nada—exclamó seco.

Voltee mi rostro para verlo y fulminarlo con la mirada. Este estaba sentado a la orilla del lago lazando piedras. Me puse en cuatro patas y gatee hacia él.

— ¿Qué te ocurre? — consulté de la forma más amable que pude.

Dejo de lanzar piedritas y me miró fijamente. Aquello me ponía nervioso.

— No quiero que te juntes con Sebastian — musitó serio, sin bajar su vista de la mía.
— Kurt — alargué enfadado — ¿Por qué? Él es tan buena persona conmigo y me acompañó todo el día en la escuela, no como tú, que te fuiste con el tarado de Sam — le saqué en cara y me senté a su lado… tomé unas cuantas piedras y las comencé a lanzar tal y como él lo hacía.
— Sólo te lo diré una vez — dijo y tomó mis manos con fuerza — deja de juntarte con Sebastian.

Aquello me causó miedo. Miré sus ojos tratando de buscar una pisca de amabilidad la cual no existía, parece, ya para él.

— ¿Por qué? — pregunté mientras trataba de no verlo con cara de bobo.
— Porque te hará sufrir y no quiero.

Le miré perplejo y algo dentro de mí comenzó a saltar de la alegría.

— Repítelo — susurré aun incrédulo.
— ¿Qué cosa? — consultó nervioso.
— Quiero que digas lo que has dicho con el mismo tono de voz y las mismas palabras — murmuré sonriendo.

Kurt me miró fijamente y comenzó a reír.

- ¿Quieres que te diga que no quiero que el tarado de Sebastian te haga sufrir? — consultó mientras volteaba su cuerpo y lo posaba frente a mí.

Asentí y bajé mi vista. No sé porque pero me sentía estúpido.

— ¿Kurt? — consulté luego de unos minutos de silencio.
— Dime — susurró muy bajo.
— ¿Qué me hará Sebastian? — pregunté calmado.
— Se hará tu novio.

Aquellas palabras por una extraña y torpe razón no me sorprendían. Vacilé unos minutos y volví mi mirada a Kurt.

— ¿Cómo sabes que soy… - mi pregunta fue interrumpida por la ceja alzada de Kurt.
— Se te olvida que soy un ángel. Antes de enviarme, me entregaron toda la información que debía saber – respondió con una expresión seria – Y aunque no me lo hubiesen dicho, lo sabría también. Me suicidé a raíz de eso.

Me quedé perplejo. Otros minutos en silencio transcurrieron lentamente.

— ¿En qué me dañará? – retomé la conversación previa.
— ¿Qué? – dijo tomado por sorpresa.
— Dijiste que Sebastian se hará mi novio, pero ¿Eso en que me dañará? — consulté sin entender.
— Te enamorarás de él.
— Kurt, eso no me dañará — exclamé.
— ¡Pero a mí sí! — vociferó y se puso de pie. Quedé pegado al suelo, con la boca semi abierta y una rara y extraña sensación dentro de mi cuerpo. Sin pesarlo me puse de pie y corrí tras de Kurt. Tomé de su brazo y lo jale hacia mí. Me miró con una extraña expresión y llevó lentamente sus manos a mi rostro. Las poso sobre mis mejillas y sonrió dulcemente.
— ¿Por qué me haces esto? — consultó sonriendo.
— Creo que no puedo dejar de pensar en ti — susurré y sentí mis mejillas tornarse rojas. Sonreí también y llevé mis manos a sus hombros en donde las posé y lentamente las comencé a subir hasta su pelo. Él bajo la mano izquierda por mi cuerpo, y la posó sobre mi cintura. Tiró lentamente de ella y acercó mi cuerpo a su perfecta anatomía. Me sentía nervioso y no querría hablar, ya que si lo hacía tartamudearía y podría espantarlo.
— Yo tampoco — dijo por último. Sus labios besaron mi mejilla y comenzaron a bajar en caminito hacia los míos. Los cuales fueron capturados de forma única, especial. Un beso de ángel. Su boca tiraba de la mía.

Sus labios chocaban contra los míos y mis manos se enredaban en su cabello. Le di paso en mi cavidad bucal a su lengua, la cual sin previo aviso, hizo contacto con la mía haciéndome delirar. Mis piernas se doblaron y Kurt me afirmo aún más por la cintura para que no cayera. Me sentí idiota en aquel momento. Su aliento tan único, tan exquisito.

Ok, un nuevo capítulo motivado por los comentarios recibidos, bienvenidos los nuevos lectores... No se aburrirán con esta historia :D

por **RiveraMyLove** Miér Ago 14, 2013 9:50 pm

puedo decir que amé este último capítulo. son tan tiernos los dos juntos, jibsfuibgdfg, seguila :).

por nicoleunicornio Miér Ago 14, 2013 9:53 pm

me encanto por fin klaine no tardes en actualisar

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¨Mi Ángel Guardián¨[Adaptación] - Klaine ~ By: Miirna

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