FanFic BRITTANA La verdad sobre el amor

Capítulo 15: Santana´s back! (Bitches) Parte 1.



Los nervios crecían en mí ante cada paso, bajé las escaleras y mi abuelo estaba sentado en la sala, me vio y fijó sus ojos en mí.

- Santana, ¿cenamos? Quinn, acompáñanos por favor… -dijo él.
- Gustavo, -dijo sonriendo y mirándolo primero a él, después a mí- cenaremos en casa, Rachel y Britt están esperándonos…
- Ellas pueden venir también, deseo estar con mi nieta esta noche.

No pude decir nada, ambos me miraban esperando una solución de mi parte, no sabía qué hacer.

- Tengo una idea, ven a cenar con nosotras… San, tu nana también puede ir, cenaremos todos juntos.
- Me parece una buena idea Quinn, le diré a Marcelo que nos lleve, busca a tu nana hija…

Obedecí mirando a Quinn, desaparecí en busca de mi nana. Ella estaba en la cocina eligiendo los ingredientes para la comida, me acerqué y la abracé, ella sonrió y me envolvió en sus brazos.

- No tardaré en preparar la cena, ¿tienes hambre?
- Iremos a cenar en lo de Quinn, tú te vienes conmigo y con mi abuelo.
- ¡Oh! -exclamó ella.

Ella sabía que Britt estaría allí, me miró y no hizo falta que expresara su pregunta, decidí responder ante su mirada inquietante, “No sé qué haré cuando vea a Britt y mi abuelo esté allí, no lo sé…” Me besó y me brindó un fuerte abrazo, “Estaré ahí para ayudarte, todo saldrá bien”.



…………………………



- ¿Nerviosa?
- Quinn, veré a Britt. Por supuesto que estoy nerviosa….
- Que vaya tu abuelo no ayuda, ¿verdad?
- No… pero tal vez sea lo mejor.

Quinn conducía por la ciudad, íbamos solas en su auto y detrás nuestro venía Marcelo, junto con mi abuelo y mi nana. Los nervios no abandonaban mi cuerpo, deseaba verla pero nada de lo que estaba sucediendo estaba en mis planes, absolutamente nada.

Mi estómago dio un vuelco al ver el edificio donde Quinn vive, lentamente fue llegando y se adentró en el estacionamiento. Mi abuelo y mi nana se bajarían en la entrada y nos esperarían en el vestíbulo. “Tranquila, todo saldrá bien”, dijo Quinn.

Bajamos del auto y entramos al edificio, estaba a metros de Britt.

Quinn dio vuelta la llave, abrió la puerta y entró con soltura a su casa, como debe ser, di unos pasos temblorosos y atravesé la puerta, mis ojos radiografiaron la sala del departamento y allí estaban, Rachel se puso de pie para verme y recibir un beso de Quinn, Britt estaba allí sentada en el sofá, ¡Dios! su aspecto, lucía triste y nerviosa, pero a pesar de eso, su belleza seguía intacta, mi estómago dio un vuelco y mi cuerpo no reaccionaba, ambas nos miramos con detalle, recorriendo cada parte de nuestra anatomía, las lágrimas comenzaron a invadirnos, pero ninguna se movía, sólo nos mirábamos detenidamente.

Estaba más cerca de ella, más cerca.

Sus ojos se dirigieron por unos instante hacia mi lado, allí estaba mi abuelo sonriendo junto a mi nana. Britt se paró, hubo un saludo de cordialidad entre ellos pero yo estaba en otro mundo, donde el terror me invadía y los nervios me debilitaban. Rachel se acercó a mí con rapidez y me abrazó, sentí la fuerza de sus pequeños brazos de hobbit en mi espalda “Volviste…” dijo emocionada y conectamos nuestras miradas, ella lucía esperanzada.

Y el momento que tanto temía llegó, Britt se acercó con los ojos rojos y su semblante triste, “Santana” fue lo que dijo al estar frente a mí, los pares de ojos que había en el departamento se centraron en nuestro encuentro, me paralicé, lucía hermosa y la opresión en mi pecho crecía, mis manos sudorosas temblaban, mis piernas querían fallarme y lanzarme al suelo, deshaciéndome en polvo que el viento lleva en cada brisa de aire. Britt se lanzó sobre mí y la abracé, mis brazos rodearon su cuerpo, mis manos se posicionaron en su espalda, sentí el calor de su piel en la mía, ardía en mí cuerpo el roce de su piel, el perfume que sentí en mi habitación se instaló en esa breve distancia que había entre su rostro y el mío, la abracé con fuerza y sentí su sollozo, mis lágrimas ya inundaban su espalda, de repente su llanto fue lo único que se escuchó en la sala, un llanto fuerte, desesperado e incontrolable, quise separarme de ella pero no me lo permitió, ¡Oh Dios! ambas sufríamos, nuestras lágrimas ahogarían a los demás; mi Britt…

Con fuerza la separé de mí, observamos la tragedia escrita en nuestros rostros, la tomé de los brazos y no lograba calmar su llanto, se aferró a mi cuello con desesperación “San…ta…na…” es lo único que decía entrecortadamente a causa del llanto. Rachel intentó apartarla de mis brazos pero Britt se resistió. “Ven, hablemos” le dije al oído, desaparecí con ella por el pasillo en dirección a la habitación de las chicas. Mi abuelo miraba esa escena con cierta incomodidad, tal vez la obviedad de nuestra relación iluminaba su mente, tal vez se esté dando cuenta de lo que realmente pasa, tal vez….

Britt no dejaba de llorar, volvimos a abrazarnos, la presioné a mi cuerpo con posesión, lejos de las miradas pude hacer lo que tanto deseaba hacer desde hace bastante tiempo. Tomé su rostro entre mis manos y la besé. El contacto de nuestros labios fue desesperado, un beso apresurado, temiendo el final; sin control de nada nuestros labios volvían a conectarse en esa demostración tan amplia del deseo y del amor.

Su llanto cesaba, me miró y noté su tristeza, lo que tanto temía ver estaba allí, frente a mí. Sus manos tocaron mi rostro y cerré mis ojos instintivamente, ardía, quemaba, dolía su caricia. “Mírame por favor” solicitó y obedecí. Me acerqué y besé sus labios nuevamente, nuestras frentes se unieron y la tomé de la cintura aferrándola más a mi cuerpo, ella gimió y entrelazó sus brazos en mi cuello. Quería decirle cuanto la había extrañado, cuanto la amaba, pero nada salió de mis labios; al igual que los suyos, permanecieron dudosos, atentos por no soltar alguna palabra.

Sentimos dos golpes en la puerta, nos separamos un poco y se adentró en la habitación mi abuelo. Ambas lo miramos asustadas y sorprendidas. Se acercó a Britt y la abrazó, ella se dejó abrazar. Luego de eso él tomó asiento en la enorme cama, me senté a su lado y Britt me copió colocándose en el otro extremo.

- Santana, necesito saber que ha pasado -dijo él- ¿quién se ha atrevido a hacerte tremendo daño? Santana, debes decírmelo. Brittany, sé muy bien que sabes quién es él, las dos deben hablar ahora mismo…
- Abuelo, por favor…
- Santana yo…
- ¡Por favor! Abuelo, no es el momento, no incomodes a Britt.
- ¡Ese tipo es un bastardo! ¡¿Aún lo defiendes?! -dijo él colérico.

Britt estaba asustada, noté en su rostro el dolor y sufrí.Me calmé para decir: “Britt, déjanos solos”, ella se levantó y salió de la habitación. Mi abuelo me miraba atentamente, expectante ante mi posible respuesta.

- Estoy enamorada, perdidamente enamorada y te enojarás por lo que voy a hacer, pero debes saber que lucharé por este amor.

Yo jugaba con mis dedos, dudosa por decirle la verdad, de repente él tomó mi mano izquierda y miraba con atención mi anillo, el que me regaló Britt. Su semblante cambió.
- Santana, necesito una explicación, te vas de viaje de negocios y me llamas a los días diciéndome que no volverás… hija, quiero ayudarte, déjame ayudarte…
- Hay cosas que no entenderías abuelo… tengo miedo…
- ¿Miedo? Me tienes miedo…

No lo miraba pero sentía como sus ojos se centraban en mí, no puedo hablar con él, no puedo…

- Lo hablaremos después Santana, no es el lugar adecuado, estoy feliz de tenerte conmigo, no dejaré que nada más te aleje de mi lado.

Dijo eso y me abrazó, yo sólo recibí su cariño, lo había extrañado pero no tenía el valor de enfrentarlo ahora.

Fuimos a cenar, fue todo raro. Mi abuelo conversaba con las chicas y noté la complicidad entre él y Britt aunque ella parecía incómoda. Charlaban sobre temas de trabajo como si ella fuera yo, de repente me sentí perdida. Rachel escuchaba atentamente todo, me miraba y sentí que quería hacerme miles de preguntas pero con mi abuelo ahí eso sería imposible. Quinn conversaba con mi nana; simplemente me dediqué a disfrutar del momento.

Los ojos de Britt me miraban de reojo, cruzamos un par de miradas en varias oportunidades, pero no nos dijimos nada más. El teléfono de ella sonó, se levantó y atendió la llamada en un lugar alejado de la mesa.

“Brindemos, por el regreso de Santana” dijo mi abuelo y las copas de vino chocaron entre sí, mi abuelo estaba contento al igual que los demás pero Britt no, su rostro se debatía entre sonreír para aparentar estar feliz por mi regreso o estar triste, lo que demostraría la situación de nuestra relación. “Papá vendrá a buscarme, desea verte, mi mamá también vendrá, espero no te moleste” me dijo mirándome, asentí y sonreí, “No me molesta en lo absoluto” Ella sonrió levemente y se sentó en su lugar, frente a mí.

- Santana, ¿recuerdas a Mychal Rivera? Lo asesoré hace unos días, me ha regalado entradas para ir a ver a los Raiders…
- Lo recuerdo… ¿Cómo olvidar a tus pretendientes?
- ¡¿Qué?! -dijo Rachel y Quinn se asustó.

Sonreí por la pequeña escena de celos entre ellas, la discusión en la mesa no fue larga pero Quinn quería matarme. Mi abuelo sonreía y Britt lo hizo también.

- No iremos a ver a los Raiders -dijo Rachel tajantemente.
- Iremos, San y Britt nos acompañarán. ¿Verdad? -contraatacó Quinn.

Britt me miró esperando mi respuesta, tomé aire y dije: “Claro, de seguro Mychal nos dedica un touchdown”, Rachel se levantó de la mesa en busca del postre y Quinn iba detrás de ella, Britt sólo sonrió.

- Britt, -dijo mi abuelo- mañana yo me haré cargo de la reunión con los empresarios, tú céntrate en la obra, en la noche te espero a cenar…
- Ok… - dijo Britt.
- ¿Han estado cenando juntos? -pregunté.
- Casi todas las noches, Britt es una buena compañera para evitar la soledad -dijo él.

Sonreí y la miré a los ojos, ella se incomodó por tener a mi abuelo, a mi nana y a mí mirándola con detenimiento, sólo pude decir:

- Gracias Britt, te agradezco que no hayas dejado solo a mi abuelo.
- Simplemente te extrañé y charlar con él hacía que todo fuera más fácil… -dijo sinceramente.
- He vuelto, no volveré a irme.

La mano de mi nana se posó en la mía y me brindó esa mirada de apoyo y cariño, “Tampoco dejaré que te marches” dijo mi abuelo. Las chicas regresaron con el postre y decidimos centrarnos en comer. Pasó el tiempo y el timbre sonó, Britt se levantó a recibir a sus padres.

Harry entró sonriendo, esa sonrisa Britt la heredó de él pero no habitaba en su rostro esta noche, Nicole aferrada al brazo de su marido me miraba con alegría. Me paré a saludarlos y como la primera vez que lo conocí, él me abrazó fuerte, “¡Qué bueno volver a verte, Santana!” dijo, acto seguido, Nicole me tomó entre sus brazos, estos eran más pequeños y su agarre fue tierno y delicado, “Me alegra tanto que hayas vuelto… No vuelvas a marcharte…”. Miré a Britt, ella se aferró a su padre y dije: “No volveré a irme”.

Luego de una charla amena con preguntas triviales todos decidimos irnos. Nicole y Harry se despidieron de mí, Britt se acercó y me dio un casto beso en la mejilla, “Hasta mañana, Santana” fue lo que me dijo y se marchó. Quinn me abrazó una vez más, “¡Por fin volveré a verte en el trabajo, eso es genial, te he extrañado muchísimo!” dijo alegremente y me despedí de ella y de Rach, “Atenta hobbit, Rivera es guapetón”, mi nana sonreía ante la cara de indignación de Rachel, la besó y mi abuelo se despidió de ambas, Quinn me miraba, aún deseaba matarme.



……………………



El aroma de Britt seguía invadiendo mi cama, estaba recostada intentando traer a mi mente imágenes de ella, su mirada en mí, el toque de sus labios en los míos, su respiración agitada y el calor de su cuerpo. Daba vueltas en la cama, resignada a darme cuenta que no podría dormir tomé mi celular y marqué su número. Al segundo tono, ella atendió, no dijo nada pero estaba al otro lado del teléfono, “Mi cama huele a ti” dije, “¿Estás enojada por eso?” respondió, “Claro que no, no podría estar enojada contigo, sólo que me cuesta dormirme sin ti a mi lado”. El silencio se hizo presente entre nosotras, “También te he extrañado, Lord Tubbington no ha querido comer…” sonreí, me acomodé en la cama y le dije: “Prometo visitarlo, tu y yo debemos hablar Britt”, no dijo nada, sentí un sollozo y volví a hablar “No llores Britt, odio verte llorar”, entre lágrimas respondió: “No me estás viendo San… ¿vas a dejarme? Es eso, ¿verdad?” Suspiré, “Daría todo por verte ahora mismo Britt…”, “Iré a verte…” dijo y colgó. Me paralicé, Britt venía a casa, intenté llamarla para evitar que viniera pero no me atreví, deseaba verla.

Sentada en el sofá de casa esperaba ansiosa, un hombre de seguridad me pidió permiso para dejar entrar a Britt, le confirmé el permiso y salí afuera para recibirla. El auto de ella se estacionó frente a mí y ella bajó con Lord T en brazos, él venía con un pijama puesto. “No recuerdo haber visto que usara pijamas” dije agarrándolo entre mis brazos, “Ahora le hace frío por las noches” respondió Britt. Sonreí y los hice pasar a la sala.

Lord T pesaba mucho, no sé si realmente no estaba comiendo. Britt pasó a la sala con cautela, parecía nerviosa, algo así como incómoda e intrusa en mi casa. Le indiqué que avanzara y se sentara en el sofá. Yo me acomodé en el sillón individual marcando inconscientemente una distancia entre nosotras, noté su tristeza ante esta acción y me abofetee mentalmente, con Lord T aún en mis brazos, me levanté y me senté a su lado. “Estoy triste, como un panda triste” me dijo ella, Lord T se acurrucó en el sillón dejándome libre para acercarme a Britt y tomar su mano. Britt sostuvo mi mano entre la suya, nuestros dedos tímidamente comenzaron a reconocerse y a sentirse protegidos y cómodos. No sabía que decirle, “Te amo, Britt, te amo” gritaba una voz en mi cabeza, pero, decirla en este momento no era lo adecuado. Me acerqué a ella y la abracé.

Sus brazos se unieron a mi cuerpo con desesperación, me apretó contra su delgada figura y respiró fuerte, el aire contenido desde que entró a casa fue soltado en ese fuerte suspiro de alivio. Me dejé llevar entre sus brazos, con temor pero totalmente hechizada, me entregaba a ella nuevamente. La había extrañado mucho.

“Te extraño, San…”

Ejercí fuerza con mis brazos para que ella comprendiera que había sentido lo mismo, no podía hablar, temía decir algo que arruinara ese instante mágico.

Permanecimos un buen rato allí abrazadas, mi cabeza giraba a mil revoluciones por segundo con miles de cosas que podría decirle pero nada era lo suficientemente bueno o correcto como para entablar esa charla tan difícil que estaba pendiente entre nosotras.

“Cuando iba al teatro lo que más emoción sentía era ver el ramo de rosas con tu tarjeta…” Sonreí ante eso, ella seguía: “¿Cómo hiciste eso San? De cierta manera sentía que estabas allí observándome a pesar de encontrarte tan lejos.”Ambas nos miramos y sonreímos, era raro estar allí frente a frente, decidí sincerarme, después de todo, ese era el primer paso para fortalecer la confianza en la pareja. Ella me miraba sin dejar de lado su nerviosismo, tomé aire y hablé:

- Britt, cuando me fui de viaje le pedí a Carla que te enviara las flores, pero pensé que volvería a los días, no estaba en mis planes quedarme por tantos días, pero Carla siguió mandándote las flores, yo no lo sabía… -la cara de Britt cambió- perdón si te ilusionaste, pero debo ser sincera, Britt…
- Entiendo Santana… Lo entiendo.

Estaba aún más triste, nerviosa no, realmente no sé si entendía mi punto. Se deshizo del agarre de nuestras manos, me asusté, ella se paró y tomó a Lord T entre sus brazos.

- ¿Te vas? Britt…
- Sé que cometí un error al no creerte -dijo al borde del llanto- y créeme, me arrepiento por eso, pero entiendo lo que quieres decir, sólo que…

Comenzó a llorar con Lord T en brazos, ella no entendió lo que quise decir.

- Britt, déjame expli…
- Prometiste no dejarme San… y me has dejado.

Su llanto volvió a reanudarse, intenté acercarme pero ella retrocedía. Esto no estaba en mis planes, me centré tanto en mí que no pensé en lo que ella podría estar pensando o imaginándose, pero obviamente, ¿cómo podría saber lo que ella piensa?

- Britt, por favor, escúchame… -capté su atención- no te estoy dejando, sólo cálmate y hablemos.
- Santana, hace días que no te veo, estás sufriendo, te hice daño, a tu nana, a tu abuelo, ¡Dios! Arruiné todo…

Volvió a llorar, mi nana se asomó a la sala asustada, me miraba sin entender que pasaba, “Niñas, no es momento de que hablen… Britt, cariño, ven, haré que te lleven a casa” se acercó a ella para conducirla fuera de casa pero me apresuré a decir: “Brittany no se va nana”. Mi nana me miró, mi tono de voz fue tajante, ambas me miraron, me acerqué a Britt y retiré al minino y se lo di a mi nana, “Llévatelo un momento, necesito hablar con Britt”. Ella me obedeció, Britt no dejaba de temblar y de llorar. Me acerqué y la abracé, el llanto aumentó.

Las lágrimas recorrían mi rostro, y mi cuerpo se tensó al escuchar la voz de mi abuelo, “Santana, ¿qué sucede aquí?”, con mis ojos llenos de lágrimas lo distinguí en lo alto de la escalera, mirando como Britt y yo llorábamos abrazadas. Lo miré petrificada, Britt se aferró a mí con firmeza, su mano se apretó a la mía, ambas temblábamos y estoy segura que un escalofrío invadió su espina dorsal como pasó conmigo.

- ¡Hablen chicas, ¿qué ha pasado?!-reaccioné y dije
- Nada malo, sólo que nos extrañábamos… estábamos hablando solamente.
- ¡Pero mira nada más cómo están! ¿A estas horas, Santana? Britt, hija, debes descansar y además es muy tarde para que andes sola por aquí. Santana, haz que alguien de seguridad la acompañe hasta su casa. Me has asustado, pensé que había ocurrido algo… me asust…

La voz de mi abuelo se iba perdiendo en la sala a medida que él bajaba, atravesando la sala en dirección a la cocina; yo aún no dejaba de temblar y la adrenalina recorría mi cuerpo.
Miré a Britt, deseaba besarla, todo el cúmulo de sensaciones vividas en estos pocos momentos sólo hacía nacer en mí, ganas de besarla, acariciarla y dormir a su lado. Mi nana regresó asustada de la cocina con Lord T en brazos, “Mi’ja, ¿qué ha pasado?”, Britt agarró a Lord T y yo le hice una seña a mi nana demostrando mi sorpresa, “Pensó que algo malo pasó, sólo eso”. Besó a Britt en la frente diciéndole “Ve a descansar niña”, se acercó a mí y me besó para luego volver a la cocina, mi abuelo volvía con un vaso de agua en las manos, se paró para mirarnos y dijo: “Vayan a descansar”. Él desapareció escaleras arriba, miré a Britt, “Perdón por todo lo que ha pasado” dije.

Britt me miró, el llanto cesó producto del miedo, con tristeza dijo: “Debo irme”. La tomé del brazo y no permití que se fuera, debía arreglar esto, no quería estar separada de ella.

- No te he dejado Britt, es verdad que me alejé un tiempo, pero era necesario para mí, sigues siendo mía Britt, sigo siendo tuya.

Le dije eso y mi mano viajó por su brazo en dirección a su mano, toqué su anillo entre sus dedos y Britt se emocionó, yo estaba a punto de llorar y le mostré mi anillo.

- Pensé en ti todo el tiempo, todos estos días, Britt… pero debemos hablar -ella cerró sus ojos- ven, te acompañaré.

Salimos y tomé a Lord T entre mis brazos, lo acaricié y lo recosté en el asiento trasero del auto, Britt veía como era cuidadosa con “nuestro hijo”, nos miramos un instante y la tomé de la cintura, ella se dejó tomar por mis abruptas manos y se pegó a mi cuerpo gimiendo.
Los labios de ambas estaban a centímetros de devorarse, sus ojos me miraron suplicando que la besara, esos ojos por los cuales casi enloquecí al encontrarme lejos de ella, ahora la tenía ahí, a centímetros de mí y de la gloria que sería besarla una vez más. Cerré mis ojos y me dejé llevar, sus finos labios rozaron con los míos, el movimiento era algo frenético y desesperado, pero la sensación gloriosa y extrasensorial, había extrañado a Britt con toda mi alma. Nuestra respiración errática se escuchaba en la entrada de casa, volví a besarla tiernamente y le dije: “Te extrañé”. Ella se abrazó a mí y me apretó contra su cuerpo. No nos dijimos nada más, se subió al auto, se secó las lágrimas de su rostro y arrancó, hablé con el de seguridad para que la escoltara hasta su casa, el hombre estaba listo, al parecer mi nana ya le avisó que estuviese atento.

Recostada en cama sólo pensé en ese momento glorioso al cual ella me sumergía cada vez que me besaba, no podría imaginarme una vida sin ella a mi lado, mi amor por ella es grande y crece día a día, instante a instante, recuerdo a recuerdo, beso a beso.



……………………..



Al despertar sentí el aroma del café hecho por mi nana recorrer la casa. Me puse mi mejor traje para ir a trabajar, volvería a empezar.

Bajé a la cocina y mi abuelo desayunaba en compañía de mi nana, ambos me sonrieron al verme allí. Besé a mi nana y a mi abuelo. “Los dejo así charlen” dijo ella.

Mi abuelo le sonrió y me miró, no noté furia en su mirada, tampoco estaba molesto. Eso me relajó mucho.

- Te extrañé mucho… -dijo él.
- Yo también…
- Pero conversando con tu nana nos dimos cuenta de que era lo mejor, despejarte y alejarte un poco. Recuerdo que tu abuela me decía que ante una situación que nos supera lo mejor es tiempo y distancia, tiempo necesario para pensar y distancia de eso que nos afecta; yo a eso le agregaría el silencio -lo miré atentamente- no sé si lo habrás hecho pero si te has alejado durante todos estos días, quiero creer que no has hablado con este tipo -bajé la mirada, él siguió- pues si es así, es lo mejor que has podido hacer. Así tu mente reflexiona, y tomas una buena decisión.
- Ya te dije que haría.
- ¿Volver con ese tipo?
- No puedes hablar de algo que no conoces.
- ¡Claro que no lo conozco! ¡No has querido presentármelo!
- Ni lo haré si sigues en esa postura, ¿podrías por lo menos apoyarme en esto? Realmente te necesito…

Él me miró, sorbió café, no decía nada, al parecer su mente procesaba lo que le había dicho. Me miró y dijo: “No puedo apoyarte mientras estás con un tipejo que te hace daño, ¿acaso no lo ves, Santana? Sólo estás sufriendo, no quiero eso para ti, no me pidas que te apoye en eso”. Lo miré con tristeza, tal vez si yo hablara él entendería, tal vez no… Suspiré y lo miré, “Cuando lo crea prudente conocerás a esa persona”. Él me observó detenidamente, no dijo nada pero balanceaba la cabeza de un lado a otro en forma de desaprobación.

Traté de terminar mi desayuno en medio del silencio en el que me encontraba, el ruido de la taza de porcelana sobre el platillo me hacía estremecer. Mi abuelo carraspeó y dijo: “Sólo espero y ese hombre valga la pena. Termina el desayuno, te espero afuera”, me besó en la cabeza y salió de la cocina; yo sonreí, él estaba cediendo.

Llegamos a la oficina, Marcelo nos dejó en la puerta del edificio. Era reconfortante volver. Entré en la empresa al lado de mi abuelo. Los que ya habían llegado me recibieron con una sonrisa, Carla me abrazó y noté en su mirada la alegría de tenerme allí a su lado.

- Santana, hay tanto por hacer… pero, ¡gracias a Dios has vuelto!

Le sonreí y miré en dirección a la oficina de Britt, ella estaba allí contemplándome, le sonreí y me fui a mi oficina. Carla entró y me puso al día con los negocios que mi abuelo y Britt manejaron, ella había sido de ayuda, se hizo cargo de algunos negocios. Todo estaba en orden, sólo debía estudiar aquellas acciones que se realizaron en mi ausencia, “Carla, hoy nos quedamos hasta tarde para revisar todo”, ella me sonrió y dijo: “¿Cómo en los viejos tiempos?”, le sonreí y dije: “Como en los viejos tiempo…”

Quinn me miró y sonrió, entró a saludarme y me abrazó. Me miraba sin creer que estuviera allí frente a ella.

- Es bueno tenerte de vuelta, López…
- ¿Dejarás de llorar por mí?
- ¡Oh Dios! Extrañé tu maldito ego…

Me abrazó con fuerza y besó mi mejilla, salió de la oficina diciendo: “Mañana es el juego de los Raiders” Sonreí, sería una linda salida junto a Britt.

Mi mañana transcurrió rápido, entre la lectura de los balances y las carpetas con los contenidos de todos los movimientos realizados, me inmiscuí mucho más en la empresa. Fueron apenas dos semanas de distancia pero mis negocios no podían dejarse de revisar. Por cuestiones legales una empresa cambió de presidente y este joven empresario deseaba realizar modificaciones en la empresa a su cargo. Mi abuelo junto con Britt trataban ese tema y sobre eso era la reunión de la tarde. Como aún no podía estar al tanto de ese movimiento en su totalidad, dejé eso en manos de mi abuelo, luego yo me haría cargo. Por suerte el traspaso de los negocios con los ingleses no era un tema que mi abuelo me mencionó, esperaba que dejara de lado ese capricho y no siguiera con esa idea.
La puerta de mi oficina se abrió y Quinn con una sonrisa preguntó: “¿Almuerzas con nosotras?” la miré y vi a Britt parada frente al escritorio de Carla. “Claro” respondí.



………………………….



Quinn y Rachel se besaban con pasión al reencontrarse en el restaurant, Britt sonrió levemente y se adentró en el lugar en busca de una mesa para cuatro. Durante el viaje casi ni nos miramos, todo era raro entre nosotras, como si fuéramos desconocidas.

Nos sentamos a charlar sobre la salida del día siguiente, al juego de los Raiders, Britt sonreía poco y no la veía emocionada por el juego. No se atrevía a mirarme, acción que hizo crecer un vacío en mi interior.

“Iremos en mi auto” dijo Quinn, y ella seguía dando indicaciones que no presté atención pues me imaginaba a Britt con esa cara de tristeza yendo al juego.

Al terminar de almorzar cada una tenía su destino, con Quinn, volver a la empresa, Rachel ir a su academia y Britt al teatro. Sin pensarlo le dije a Britt: “¿Te llevo al teatro?” ella me miró, Rachel hizo lo mismo, “Rachel me lleva, no te molestes, igual gracias, Santana”. Rachel me miraba esperando que la estrangulara o le diera patadas, pero no hice nada de eso. Britt se puso de pie y salió de allí dejando en el aire un leve “Adiós”; Rach se apresuró a alcanzarla sin antes besar a Quinn. Las vi alejarse, miré a mi amiga y ella sabía lo que pensaba, “No será fácil, San, para ninguna de las dos”.

Regresamos al trabajo, me dediqué a revisar, entender, releer documentos, realizar balances, controlar las inversiones y reorganizar reuniones para los próximos días. Mi abuelo se retiró de la empresa temprano dado esa reunión importante. La tarde avanzó y todos comenzaban a marcharse, Carla entró en mi oficina y comenzamos a realizar el trabajo de revisar todos los negocios de la empresa, como lo hacíamos siempre a fin de cada mes.
La tarea terminó al anochecer, me empapé de todo lo necesario para retomar mi trabajo en el punto donde lo dejé, debía reunirme con Britt y mi abuelo para sacarme algunas dudas pero con todo lo demás me sentía preparada.

Carla se fue y yo me quedé esperando a Marcelo. Me llevó a casa, en el camino me contaba cómo fueron los días sin mí, la tristeza en casa y, a veces, la furia de mi abuelo, me contó que él llevaba a Britt a casa, notaba en su rostro la tristeza pero no se animaba a hablar sobre lo evidente: mi ausencia inesperada. “¿Me preparo para llevarla al teatro?” me consultó él, lo miré y dije: “Claro”.

En la penumbra de mi habitación, llamé a Carla, le pregunté si las flores para Britt le llegarían hoy, “No he cancelado eso, si le llegarán, ¿deseas que agregue algo?”, lo pensé y respondí: “Que vayan con mi nombre”.



……………………………………



Sentada en mi butaca, esperaba ansiosa el inicio de la obra. Tenía puesto un vestido color blanco con bordados negros por doquier, mi pelo suelto y un ligero maquillaje. Las luces del
lugar se apagaron y los nervios me invadieron. La obra comenzaría, una vez más.

Conocía los movimientos de Britt de memoria, las veces que me pasé viendo videos de ella no fueron en vano, disfruté de verla bailar en vivo, todas las fantasías que pude haber creado en la distancia podrían cumplirse esta noche, pero quería hacer bien las cosas. Aun no lográbamos hablar bien y el tiempo pasaba, ella entendía que no quería estar a su lado cuando lo que más deseo es eso, seguir a su lado.

La obra terminó y decidí ir a su camerino. Caminaba por el pasillo, Ryan me vio y se acercó con cautela. “Me alegra verte, Santana”, no sonaba muy contento, más bien, cauto, intrigado. Estreché mi mano en la suya y noté su mirada intrigante, “Vengo por Britt”, él me miró sonriendo, “¿Arreglaron sus problemas? Ella ha estado triste, no es la misma después de lo que pasó, ella no ha querido hablar del tema, pero, Santana, esto debe terminar, odio ver a mi estrella apagada, la necesito brillando, ¿entiendes lo que quiero decir?” lo miré y sonreí por inercia, “Entiendo” le dije y avancé sin esperar otro comentario de él.

Frente al camerino de Britt las piernas intentaron fallarme, mis brazos temblaban y los nervios se acentuaron. Tomé valor y toqué dos veces la puerta, esperé y ella abrió. Me vio parada allí y sonrió levemente, abrió la puerta permitiéndome pasar, mis piernas reaccionaron y entré. La miré y noté en sus manos una tarjeta, ella sonrió y me dijo: “Estaba leyendo tu tarjeta…”. Sonreí y me acerqué para dejarle un beso en su frente, nos abrazamos durante un largo tiempo, al separarnos me dijo: “Don Gustavo debe estar esperándonos, me ducharé y vamos”.

Asentí y ella entró en el baño. Miré su espejo, fotos de nosotras juntas y las tarjetas de “López & Asociados” pegadas alrededor, sonreí, tomé mi tarjeta y la pegué, luego, esperé a que estuviera lista.

Salió del baño con un vestido color morado, su cabello húmedo y suelto. La tela del vestido se acoplaba perfectamente a su delicado cuerpo, remarcando su cintura y sus curvas. La vi acomodar sus cosas y sonreír cuando vio la tarjeta pegada al vidrio. La primer sonrisa en medio de tanta tristeza, un detalle de esperanza para ambas. Mis ojos seguían explorándola, estaba más hermosa de lo que imaginaba, más delgada y tonificada. Ella notó mi mirada inquisidora y me dejó seguir con eso.

Me acerqué a ella y nuestras miradas se encontraron, tomé su cintura con mis manos y la acerqué a mí, ella cerró sus ojos y un leve beso deposité en sus labios, ella se dejó llevar por aquella acción y me abrazó con fuerza, “Vámonos” le dije y ambas salimos de ahí.
Marcelo sonrió al vernos juntas, condujo en silencio hacia casa, Britt no me miraba, tampoco hablaba. Todo era completamente distinto entre nosotras pero era comprensible luego del accionar de ambas, ella huyendo de mí, no queriendo hablarme ni verme y después yo huyendo de ella, evitando hablar y verla. Ahora estábamos juntas, una al lado de la otra, pero apenas nos tocábamos.

Al llegar a casa entramos en silencio a la sala, un aroma desconocido percibí al entrar, perfume de hombre, un perfume penetrante y llamativo, luego, se escucharon risas, dos hombres en casa, mi abuelo y alguien más. Antes de avanzar un poco más, mi abuelo salía sonriendo de la biblioteca exclamando “¡chicas, llegaron!”, a su lado se paró un hombre joven, alto como mi abuelo, elegantemente vestido y peinado, sus músculos se notaban a través del traje negro que usaba, su espalda era ancha y la camisa resaltaba sus pectorales remarcados, su piel era bronceada, me miró y sonrió socarronamente, su perfecta dentadura brillaba al igual que sus ojos puestos en mi cuerpo, era un hombre atractivo. Pasó la mano por su cabello y dijo: “Hola Pierce. Gustavo, tu nieta es una hermosura” lo miré sorprendida ante el atrevimientoy mi abuelo sonrió, este fanfarrón le agradaba. Miré a Britt y ella lo miraba con rabia, los celos la invadían. Decidí hablar.

“¿Quién eres?” dije entrecerrando mis cejas, él miró a mi abuelo esperando ser presentado, mi abuelo le sonrió condescendientemente y dijo: “Es el nuevo presidente de ´Aiden´, Noah Puckerman”.