FanFic BRITTANA La verdad sobre el amor

Queridas: Estuve ocupada escribiendo unos trabajos que presenté en unas Jornadas de Letras, el más importante para mi fue uno donde presentaba el género one shot y sus ventajas para producir textos literarios. Mientras lo escribía pensaba en ustedes, por un lado, que me matarían por retrasarme y por otro lado, gracias a ustedes escribí ese trabajo, la locura que nos genera leer y escribir me deja cada día más sorprendida y deseaba expresar esa experiencia a otras colegas.
Gracias por esperarme y debo decirles que una vez más trataré de no tardar, estamos en vísperas de un final.
BESOS!



Capítulo 24. Parte 1: Metas de la vida: felicidad, amor, sueños cumplidos…

La música era tenue, la gente reía mientras los niños corrían por el lugar y algunos curiosos sólo miraban la decoración color pastel del lugar. La banda en vivo daba un toque de elegancia al evento. Las flores destilaban su particular aroma y se envolvía a cada cuerpo que se movía en la pista de baile. El murmuro era insípido, las miradas y los diálogos sólo se centraban en dos personas: Rachel y Quinn.

Ambas abrazadas bailaban rodeadas de personas que las acompañaban en su dicha, las recién casadas contagiaban a todos los presentes con su felicidad infinita. Mi abuelo estaba sentado en la mesa charlando con Harry y Nicole, yo estaba a su lado pero observando como una mujer me miraba de reojo desde la pista de baile, se movía con seguridad y sensualidad, su coqueteo no fue inmune para mí, llevaba puesto un vestido que dejaba mucho que ver. Se acercó a mí ante la atenta mirada de las personas que estaban en mi mesa “¿Bailamos?” dijo con su suave voz. Miré a mi abuelo y a los demás, sonreí y acepté la propuesta.

Los brazos de Brittany me rodearon ni bien me puse de pie, me guió por la pista y comenzó a moverse lentamente, la imité a pesar de la dificultad que me generaba estar allí bailando mientras mi mente imaginaba estar a su lado siguiendo otro tipo de ritmo, uno que sólo ambas conocíamos.

La fiesta estaba en pleno auge, los invitados contentos y las recién casadas más que enamoradas. Cuando ambas dieron el “Sí, acepto” la gente estalló en gritos, el regocijo era inmenso, Quinn besó a Rachel y los gritos se intensificaron, la felicidad era completa.

En medio de la fiesta y disfrutando del baile con mi novia, Quinn se acercó a mí y me dijo al oído “López, es hora”. Si no fuera porque ella se casaba, hubiera girado los ojos hacia arriba por lo cursi que era, sin embargo, el detalle me parecía de lo más tierno. Como la típica loca enamorada que siempre fue, le preparó a Rachel una sorpresa y , una vez más, yo era cómplice. No sé si lo mencioné, pero Rachel ama la voz de Quinn y se derrite al escucharla cantar, más aún si las canciones van dedicadas a ella.

Besé a Britt y acompañé a Quinn al lugar donde la banda se encontraba, habíamos hecho un ensayo con los músicos, de modo que saldría hermoso. Cada una se posicionó frente a un micrófono y la música comenzó a dispersarse por todo el lugar. Los acordes de (I ve had) The time od my life resonaban y las voces de nosotras se complementaban.

Quinn comenzó a cantar sin dejar de mirar a Rachel quien ya comenzaba a llorar, estaba quieta escuchando la suave voz de mi amiga, lo único que hacía paralizar a Rachel era esa voz.

Ahora he tenido tiempo para vivir
No, nunca me sentí así antes
Sí, juro que es verdad
Y te lo debo todo a ti
Porque he tenido tiempo para vivir
Y te lo debo todo a ti

Me tocaba a mi cantar unas estrofas y acompañar luego a Quinn, Britt me sonreía desde lo lejos, además de Rachel sentirse identificada, ella también debía hacerlo.

Estuve esperando mucho tiempo
Ahora finalmente encontré a alguien que esté a mi lado
Vimos lo que estaba escrito en la pared
Mientras sentíamos esta fantasía mágica
Ahora con pasión en tus ojos
No hay manera que podamos ocultarlo en secreto
Pues tomaremos la mano de la otra
Porque parecemos comprender la urgencia
Solo recuerda

Tu eres alguien de quien no puedo obtener bastante
Pues te diré algo, esto puede ser amor porque

He tenido tiempo para vivir
No, nunca me sentí así antes
Sí, juro que es verdad
Y te lo debo todo a ti

En un momento Quinn separó el micrófono de la base y se encaminó hacia el lugar en donde su esposa estaba. Yo trataba de no dejar de cantar, Quinn me lo había anticipado, se acercaría a besarla.

Hey, cariño

Con mi cuerpo y alma
Te quiero más de lo que jamás imaginarás
Pues solo lo dejaremos continuar
No tengas miedo de perder el control, no
Sé que hay en tu mente
Cuando dices "quédate conmigo esta noche" (quédate conmigo)
Y recuerda

Tu eres alguien de quien no puedo obtener bastante
Pues te diré algo, esto puede ser amor porque

He tenido tiempo para vivir
No, nunca me sentí así antes
Sí, juro (sí, juro) que es verdad
Y te lo debo todo a ti
Porque he tenido tiempo para vivir
Y he buscado en todas las puertas abiertas (nunca me sentí así)
Bien ahora todo es verdad
Y te lo debo todo a ti

Ni bien estuvo cerca le dio el micrófono a una persona que estaba ahí observando, sus manos se posaron en la cintura de Reich y como un imán, sus cuerpos se unieron, Quinn jamás dejó de mirarla, Reich jamás dejó de llorar y mientras mi amiga seguía cantándole, sus rostros iban acercándose de a poco de modo que sus labios se fundieron en un beso apasionado. Yo seguía cantando mientras ellas no dejaban de besarse y llorar. Los invitados, conmovidos, aplaudían sin cesar. Quinn sin alejar su agarre del cuerpo de Reich, la hizo girar en el aire, ambas sonreían y giraban en el centro del salón compartiendo la alegría junto a sus seres queridos.
Al terminar la canción la banda regreso a cantar y yo me acerqué a Britt para bailar. Ella me tomó de la cintura y guió mi cuerpo por el salón. La gente parecía desaparecer del lugar, no éramos nosotras las afortunadas de habernos casado pero, parecía que así era dado que la felicidad de nosotras se lograba mostrar a través de un simple baile, la alegría era contagiosa, razón por la cual, de a poco la pista comenzaba a llenarse de más gente que se unía al festejo.

El tiempo pasó y fue el momento del discurso, James Fabray fue el encargado de decirlo. Tomó un micrófono y comenzó: “¿Se escucha? ¿Sí? ¡Genial! No es fácil hablar frente a tanta gente, hablar sobre los sentimientos más que todo. Mi hija se ha casado y no con cualquier persona, ha elegido como pareja a una mujer, recuerdo cuando me dijo ´Papá, Rachel es la mujer más bella del mundo, estoy enamorada de ella´, créanme que no supe cómo actuar, miré a mi hija y no entendía lo que quería decirme; con el tiempo comencé a observarla para tratar de entender ese amor que consideraba raro, miré como los ojos de mi hija brillaban al ver a Rachel, como su actitud salía a flote, la actitud de una mujer locamente enamorada. Confieso que he temido por ella, el amor nos vuelve débiles, nos creemos las personas más fuertes y capaces de todo cuando nos enamoramos, pero, a veces, el amor nos consume y nos volvemos vulnerables. Confió en que mi hija sabe defenderse muy bien y que al lado de una mujer como Rachel podrá reunir todas las fuerzas necesarias para enfrentarse ante cualquier eventualidad de la vida. Por eso, chicas, que ese amor que las unió, permanezca siempre presente en ustedes para que juntas sean felices. Las amo. ¡Salud!”

Todos levantamos nuestras copas y bebimos el licor que nos sirvieron mientras Quinn se abrazaba a su padre envuelta en un manto de lágrimas, Rachel se sumó al abrazo y James desde la distancia nos dirigió una mirada cómplice, como insinuando que aquel discurso también iba dirigido a mí y a Britt.

Britt me dio un beso en la mejilla y le sonreí con dulzura, mi abuelo observaba lo que hacíamos desde otra mesa. Lo miré y nuestras miradas mandaban diferentes mensajes, los míos que él delimitara el tamaño de mi cariño inmensurable por Britt, la mirada de él me mandaba cierta confusión, como diciendo “entiendo porque te gusta Britt, pero a pesar de eso, no deja de ser mujer y ¡tú eres una mujer!”. La mirada entre nosotros se cortó dado que Quinn y Rachel cortarían el pastel.
La ceremonia estaba en su etapa final, en el salón sólo quedaban los invitados, las recién casadas decidieron partir hacia su luna de miel. Irían a París, como Rachel siempre soñó.

Luego de la fiesta, la desolación llegó a mí. Britt se había despedido con apenas un casto beso en mis labios.  Mi abuelo no dijo nada pero claramente le parecía raro que yo me dejara besar por una mujer. No hice el intento de irme con mi novia a su casa por dos razones, la primera porque la noté muy cansada y lo mejor era que descanse, en segundo lugar, no creo que mi abuelo ni Harry permitiesen que yo duerma con Britt en la misma cama, al menos no esa noche.

Me recosté en mi enorme cama. Los rayos de un sol tenue atravesaban mi ventana, estaba oscureciendo y necesitaba a mi lado a Britt. Le mandé un mensaje que no respondió, me desesperé por un momento pero recordé las palabras de James, “el amor nos hace vulnerables”. La necesidad de sentir a Britt a mi lado me hacía perder la cabeza y eso claramente no era bueno.  Decidí dormirme porque si seguía pensando, enloquecería.  



……………………………



Al día siguiente tuve que ir a la empresa, el trabajo no se tomaba días libres por el simple hecho de que una de sus abogadas se haya casado. Britt no iría, sólo Harry asistiría.

Para evitar el acumulamiento de trabajo, me puse en marcha ni bien llegué. Solicité que Fabiola estuviera presente dado que Quinn estaba en su luna de miel. La situación con Fabiola allí presente era bizarra pero traté de no ponerme a pensar en cada una de las situaciones en las cuales estuve con ella, divagar no me serviría de nada.

Las horas transcurrían mientras Carla nos proporcionaba café a cada minuto. Llegó un instante en el cual me sentía súper compenetrada con Fabiola, decía alguna broma y la oficina se llenaba de nuestras risas, las cuales danzaban por los archivos y el escritorio de mi abuelo.

La proximidad entre nosotras fue disminuyendo, cada vez estábamos más juntas. Me consultaba algo en relación a lo que ella leía y yo me acercaba a su cuerpo, por momentos nuestros brazos se rozaban sin intención alguna pero internamente esa acción generaba una pequeña sensación de incomodidad. Por momentos sentía la mirada de ella devorarme, cuando guiaba mi mirada hacia ella, por suerte, no me correspondía, de lo contrario, la situación sería más incómoda.

En unos de esos momentos en que la proximidad de nosotras era palpable, Britt entró en la oficina y nos miró con sorpresa. Fabiola se incomodó, se separó de mí con sutileza, mientras Britt aún seguía allí parada en la puerta. “Buenos días” dijo levemente y me incorporé a recibirla. “¿Qué haces aquí?” consulté mientras dejaba un beso en su mejilla. Ella me miró de manera acusatoria, hice un gesto que denotaba mi incomprensión ante su mirada. “Quería verte, Santana”. Me paralicé un poco porque me dijo “Santana”, hice un gesto de comprensión y le di lugar así pasará. Ella se sentó en el sofá con cierta incomodidad, mirando a Fabiola quien tecleaba algo en la computadora. Carla entró en la oficina informándome que me necesitaban en la sala de conferencias, entonces, salí de la oficina dejando a solas a Britt y a Fabiola.

Me demoré en la sala de conferencias, al regresar a la oficina, noté que Britt estaba molesta. Fabiola sólo enunció con los labios “Perdón”. No entendía qué pasaba.

- ¿Qué sucede? -consulté.
- Las dejaré un minuto a solas -respondió Fabiola saliendo de la oficina.

Britt estaba dirigiendo su mirada hacia la gran ventana que la llevaba a las calles de la ciudad. Noté que estaba triste.

- ¿Por qué estás triste?-la interrogué.
- No estoy triste, sólo un poco confundida. ¿Por qué no me dijiste que Sam me engañó con Fabiola?

Britt no estaba triste, sentí que también me mentía al decirme que estaba confundida, ella estaba desilusionada.

- No te he mentido, Britt…
- No estoy diciendo que me hayas mentido, sólo… ¿por qué no me lo contaste?
- Lo supe hace poco, estaba esta cuestión de hablar con mi abuelo, la presión… no pensé que fuera importante.
- Pero lo es, Santana. No estoy con Sam pero él fue mi novio y me engañó -bajó la mirada hacia sus zapatos, luego me miró y noté las lágrimas- y duele, Santana. Y por si fuera poco, con quien me engañó es quien me lo cuenta. La misma persona con la que estuviste…
- Britt, ambas tenemos un pasado, no sirve de nada recordarlo.
- Yo no me he acostado con mi pasado, tu, sí.

Dijo eso y ambas quedamos paralizadas. “Debo irme” expresó saliendo de la oficina. Es verdad aquella frase que dicen “El pasado te persigue”. Pero también es verdad que nada podía hacer con respecto a eso, no era posible cambiar lo que antes hice y me pareció que a Britt eso no le molestaría ni le importaría. Cuan equivocada estaba, Sus inseguridades aún seguían latentes.

No fui detrás de ella, me senté en el enorme sillón de mi abuelo y retomé el trabajo. A los minutos regresó Fabiola.

- Santana, no sabía que no habías hablado con Britt, asumí que le habrías dicho lo que te conté.
- No tuve oportunidad de hacerlo…
- Lamento si ocasioné un disgusto entre ustedes.
- No te preocupes, ya lo resolvimos. Retomemos el trabajo por favor.

En silencio cada una realizó las tareas que teníamos. Al momento de almorzar, Fabiola se fue, me quedé en la oficina trabajando mientras Carla me traía algo para almorzar. Miré mi celular, Quinn me había enviado una foto de ella y Rachel, con una vista de París desde el hotel en el cual se alojaban. Sonreí, estaba feliz por ellas pero, no tener a Britt a mi lado y compartir mi felicidad con ella, empañaba un poco esa felicidad que sentía. Decidí entonces mandarle un mensaje a Britt “A pesar de mi pasado, debes saber que eres la mujer más importante para mí. Te amo”. No recibí respuesta, suspiré y me adentré en el trabajo, dejé que la empresa me consumiera por horas.

Al llegar a casa vi que tanto mi nana como mi abuelo estaban listos para salir. Los miré con sorpresa.

- ¿Tienen una cita? -les dije bromeando.
- ¿Cita? Claro que no… Vamos a casa de Harry, ¿acaso Britt no te avisó? Estamos invitados a cenar con ellos, te estamos esperando. -dijo mi abuelo.
- Estuve muy ocupada… Me cambio y vamos.

Estaba sorprendida, Britt no había mencionado nada, para no alarmar a nadie, me duché y me vestí de manera casual, unos jeans, una camiseta al cuerpo y una campera negra. Mi pelo estaba suelto y usé poco maquillaje.

Marcelo nos llevó hasta la casa de los Pierce. Al bajarnos, mi nana me preguntó si había algo malo, la miré pero no pude expresar con palabras que en efecto sí, algo malo pasaba. Al parecer mi mirada dijo más de lo que hubiera deseado decir porque mi nana se preocupó. No logró decirme algo más dado que Nicole nos recibió muy amable y nos invitó a pasar a la sala. Saludó a todos con un beso, a mí me besó y me brindó un abrazo. Le sonreí. “Britt aún no ha bajado, ¿quieres ir a buscarla?...” Asentí y ella agregó: “Pensé que vendrían juntas, ella ha llegado temprano y no sé que estuvo haciendo, he estado tan ocupada con la cena”, miré a mi nana y respondí: “Yo tenía mucho trabajo en la empresa, iré a verla”.

Emprendí mi camino hacia su habitación, abrí la puerta pero ella no estaba allí. Lord T me lanzó una mirada de fastidio, había interrumpido su sueño, al ver que era yo me ignoró y siguió durmiendo. Cerré la puerta y miré en dirección al estudio de baile. Tal vez ella estaba allí.

Golpee y no escuché movimientos del otro lado, entré y la vi allí en el suelo, me asusté por unos instantes pero al acercarme noté que dormía. Acaricié su rostro y la admiré por unos segundos, era la mujer más hermosa del mundo, no me importaba lo que Quinn dijera de Rachel, Britt era más hermosa. Dejé un beso en su mejilla “Britt, despierta” le dije. Ella comenzó a desperezarse, abrió los ojos y el azul de su mirada se clavó en mí.

- ¿Qué haces aquí? -dijo con pereza.
- No me dijiste que cenaríamos con tus papás.

Ella pareció recordar, suspiró y se levantó diciendo.

- Lo olvidé, a eso fui a la oficina -se instaló un silencio entre nosotras al recordar lo que habíamos hablado- Me voy a duchar dijo saliendo del estudio y dejándome sola.

Bajé sola, Nicole me miró sorprendida “Estaba durmiendo, en unos minutos bajará”, Nicole me sonrió y me senté a su lado en la sala, presenciando la charla sobre la boda de Quinn. Antes que Britt apareciera, Harry bajó a saludarnos y se nos unió en la charla aportando su apreciación sobre la ceremonia.  

Britt bajó en compañía de Lord T, lo alzaba en brazos. Saludó a mi nana y a mi abuelo con efusividad, como la charla aún seguía se sentó a mi lado acariciando al gato e ignorándome. Nadie pareció notar la incomodidad que había entre nosotras. Pasados unos minutos decidí mirarla, ella notó que no le apartaba los ojos de encima, hizo un gesto preguntando “¿Qué te sucede?”, ambas nos mirábamos y me acerqué a ella para besarla en los labios, se sorprendió de mi accionar pero aún así se dejó besar. Sentí como los demás dejaron de hablar, me separé unos centímetros del rostro de Britt y noté como se ruborizaba, sonreí y dejé un casto beso en su mejilla antes de poner distancia de mi rostro con el de ella. “Iré a ver la cena” dijo Nicole como para romper el hielo.

“Ven conmigo” me dijo Britt mientras tomaba a Lord T y lo dejaba en el sillón. La seguí hacia el patio de su casa. “¿Qué fue eso?” dijo entre enojada y emocionada. “Te amo, Britt” le respondí tomándola de la cintura y volviendo a besarla con efusividad, con desesperación y locura. Ella no se opuso, sus manos se aferraron a mi rostro y luego sus largos y finos dedos se arrastraron por mi cabello, en un instante gimió pero siguió besándome, mis manos recorrieron su vientre y sus pechos mientras nuestros labios se unían con desesperación. “¡Chicas, a cenar!” escuchamos desde adentro y nos separamos. Nuestras frentes se unieron mientras la respiración errática de ambas se normalizaba. “Me vuelves loca, Santana López” concluyó ella antes de arrastrarme al interior de su casa.

Durante la cena nos lanzamos miradas juguetonas, Nicole nos había sentado en extremos opuestos. No sé qué temas trataron porque estuve ocupada mirando a Britt y deseándola con locura.

Terminada la cena, nos despedimos. Cuando me acerqué a Britt le dije al oído que no se durmiera, que yo volvería. Marcelo nos llevó a casa, ni bien llegué avisé que saldría. Mi abuelo preguntó a donde iría a tan altas horas de la noche y le dije que sólo haría un pequeño paseo, que se fuera a dormir y que no se preocupara.

Emprendí mi camino hacia la casa de Britt. Estacioné mi auto a una cuadra de distancia. Llamé a Britt para pedirle que me abriera la puerta. Noté que las luces de su casa ya estaban apagadas, la luna apenas iluminaba la entraba. Britt me abrió y juntas nos fuimos a su habitación. Ni bien nos encontramos solas, comenzamos a besarnos con efusividad, traté de no desnudarla porque si lo hacía no pararía y necesitaba hablar con ella.

Poco a poco fui alejándome, Britt no entendía por qué actuaba así. Dejé un beso en su frente y le dije que debíamos hablar. Sin hacer caso a lo que le dije, se deshizo de mi campera y de la camiseta, antes de que me desnudara completamente, me abalancé sobre ella, juntas caímos en la cama, me posicioné encima de su cuerpo mientras recibía unas caricias de su parte. Sus manos recorrieron mi rostro y apartó unos cabellos para poder mirarme mejor.

- ¿No quieres hacer el amor conmigo? -preguntó con miedo en su tono.
- Claro que quiero, Britt, pero antes tenemos que hablar… -no dijo nada por lo cual continúe- sé que mi pasado me condena pero…
- No es la cuestión tu pasado, San… -me interrumpió- Son mis celos -desvió la mirada hacia un costado y siguió hablando- No puedo soportar que estés con una mujer que te conoce tan íntimamente, no puedo soportar que te lleves tan bien con ella…
- Britt, yo te amo, ella no significa nada.
- Lo sé, pero tengo miedo de perderte.
- Eso no pasará…

Ella volvió a mirarme, esperaba que mi mirada le transmitiera esa tranquilidad que esperaba. Con mi nariz le dejé un beso esquimal que ella correspondió con una sonrisa “Te amo” agregó y dejé que me desnudara.

El deseo y la necesidad invadieron nuestros cuerpos, con descontrol comenzamos a amarnos, sin tener en cuenta el lugar en donde estábamos, de nuestros labios salían los gemidos con fuerza, los pequeños gritos de placer fueron lanzados sin pudor. Sus manos recorrieron todo mi cuerpo, estremeciéndome en cada toque, la locura con la cual me poseyó me hizo alcanzar el punto más alto de placer, me contorsioné ante su invasión, y gemí con desesperación implorando mentalmente que no se detuviera de lo contrario moriría, ella, conociéndome, siguió y siguió con una arremetida constante dentro de mí, sus labios acompañaban esa acción y me devoraba dulcemente. Estaba encima de mí, y en un momento se sentó arrastrándome hacia ella para que imitase su postura, me penetró con desesperación, sentí desfallecerme, me acerqué más a ella, besándola y acariciando su cuerpo, gemí en sus labios, ella continuaba con sus movimientos hacia dentro y hacia afuera, grité y ella cedió poco a poco con los movimientos dentro de mí, me aferré a su cuerpo con fuerza sintiendo su respiración errática sobre mi cuerpo. La besé mil veces hasta dormirme entre sus brazos, escuchando un leve “Te amo, San”.

Al despertar sentí los brazos de Britt rodeándome con presión, me acurruqué más cerca de ella. Sentí pasos en el pasillo pero por mi estado adormilado no me percaté de que yo no estaba en mi casa y por si fuera poco, estaba desnuda en la cama de Britt, ambas desnudas.

Sentí un leve golpe en la puerta y la voz de Nicole “Hija, ¿puedo pasar?” Britt escuchó y sin pensarlo respondió “Sí, mamá”, cuando me di cuenta le dije “¡Britt!”, pero ya era demasiado tarde. Nicole entró en la habitación y nos vio recostadas en la cama. Con Britt nos incorporamos tapando nuestra desnudez, se escucharon más pasos en el pasillo y Nicole cerró de golpe la puerta quedando ella adentro con nosotras. Harry ya estaba despierto, Nicole nos miraba con sorpresa y no podía articular alguna palabra pero si observaba la habitación que tenía como escenario nuestra ropa dispersada por doquier.

Vi la cara de confusión de Britt, bostezó y se desplomó en la cama “Mamá, lo siento, estoy muy cansada”. Nicole me miró y dijo: “Luego hablamos”. Se retiró y me uní a Britt, ella sí que estaba cansada porque prácticamente dormía. Besé su rostro y me vestí, recogiendo mi ropa interior que casualmente estaba cerca del lugar en el cual Nicole estaba parada. Sonreí al pensar que quizás ella la había visto, ¿qué habría pasado por su mente al ver ropa interior femenina cerca de sus pies?

Bajé lentamente por las escaleras, Nicole estaba en la sala.

- Harry está en la habitación. ¿Cómo harás para irte?
- Dejé el auto cerca.
- Oh… Santana, yo no me opongo a que estés con Britt pero Harry aún está asimilando lo de su relación y no creo que le guste la idea de que pases la noche con Britt.

Nicole se ruborizó y yo sonreí.

- Harry no se enterará y prometo no hacerlo de nuevo. Nicole, amo a Britt y la necesito, ayer tuvimos una discusión y realmente necesitaba estar con ella. Mi abuelo es igual que Harry y ninguno me dejaría estar con ellas a solas.
- Sólo dales un poco de tiempo, Santana.
- Sí… lo sé. Mejor me voy antes de que Harry me vea.

Dejé un beso en su mejilla y salí de la casa. Me subí al auto y estaba avanzando lentamente, en ese momento Harry salió, me saludó con efusividad, me estacioné frente a la casa y me bajé del auto.

- ¡Santana! ¿Tan temprano por casa?
Sonreí, Nicole miraba aterrada la situación.
- Necesitaba ver a Britt antes de ir a trabajar. ¿Puedo pasar a verla?
- ¡Claro que sí! Aún debe estar durmiendo. Yo me voy a la empresa, nos vemos allá…

Nicole aún estaba pálida, me acerqué a darle un beso en la mejilla diciéndole: “No te preocupes, no sospechó de nada, iré a ver a Britt”. Entré en la casa bajo la atenta mirada de Harry y Nicole.

Al entrar en la habitación, Britt estaba cambiándose. Me sorprendí dado que estaba demasiado agotada como para levantarse tan temprano.

- ¡Buenos días, dormilona! -dije.
- San… ¿por qué me has dejado sola?
- Tu mamá nos vio, juntas… ¿no lo recuerdas?

Britt cerró sus ojos recordando el encuentro de nosotras desnudas con su madre.

- Hablaré con ella.
- Ya lo hice yo… Harry casi nos descubre.

Suspiró con agobio, miró la hora y comenzó a apresurarse.

- San, debo irme. Ryan me pidió estar presente hoy, una reunión con unos directores europeos.

Miré como se recogía el cabello, estaba vestida con ropa deportiva, como si fuera a ensayar y no era día de ensayo.

- ¿Por qué estás vestida con ropa deportiva?
- Me quieren ver bailar.
- ¿Por eso estuviste ayer ensayando?

Bajó la mirada, estoy segura que  internamente elegía las palabras para decirme por qué su rostro cambió un poco, estaba seria.

- No… quería olvidar nuestra discusión, la única manera de hacerlo es bailando.

Desde afuera escuchamos el sonido de una bocina, Britt se asomó al balcón e hizo unas señas hacia abajo. Me acerqué a ver quién era y vi que se trataba de Alexandra.

- Le pedí que pasara a recogerme, no sabía que volverías. Debo irme -me besó- Adiós.

Brittany salió de la habitación, desde el balcón pude ver como se marchaba junto a Alexandra.

- ¿Te quedas a desayunar, cariño? -dijo Nicole desde la puerta.
- No, muchas gracias pero no, debo irme a la empresa.

Me despedí nuevamente de ella y partí hacia casa. Mi nana no preguntó donde pasé la noche, me preparó el desayuno y me hizo compañía mientras me lo devoraba.

- Esto está muy rico, nana… ¿Por qué me miras así? -dije ante mi duda por su inquisidora mirada sobre mí.
- Juraría que ayer no te vi bien con Britt, pensé que algo malo pasaba. Te veo llegar a estas horas de la mañana y esa idea un poco se desdibuja pero no me deja tranquila, ¿pasa algo malo?
- Fabiola seguirá trabajando en la empresa, ella fue amante de Sam, ambos engañaron a Britt.
- ¡Oh Dios!
- Britt se enteró y creo que tiene miedo de que eso vuelva a pasar, que yo la engañe con Fabiola.
- ¿No podría trabajar en otro lugar de la empresa?
- Tal vez pero la necesito. Quinn no estará por unos días y necesito ayuda. No es una mala persona.
- Engañó a Britt con Sam. No dice algo bueno de ella esa acción.
- Sam ya no está con Britt, ella no debería dudar ni preocuparse. Me irrita que se ponga mal por él, ya no es su novio -dije un poco ofuscada.
- Tranquila, mi´ja… ¿por eso estaban mal?
- Si… ya lo hemos hablado pero estoy segura que Britt no verá de buena manera a Fabiola.
- Ambas son celosas, tu de ella y ella de ti. Es parte del amor, mi niña.
Mi nana no dijo nada más, me dirigí a mi habitación para cambiarme de ropa. Tomé mi auto y me dirigí hacia la empresa. Denis estaba preocupada por mi retraso “Estoy agotada, dime que el día será leve” pedí, Denis sonrió negando mi deseo, suspiré y me dije a mi misma que debía aguantar, que las cosas volverían a acomodarse con el correr de los días.

Estaba inmersa en la pantalla de la computadora, tanto que no había notado que comenzaba a esconderse el sol. Carla entró en la oficina para despedirse.

- Debería ir a descansar, Santana.
- Lo haré. ¿Fabiola ya se ha ido?
- Está reunida con el señor Pierce, ¿quiere que le diga algo?
- Mañana hay un almuerzo muy importante, ella deberá asistir y quiero que también vayas tú. Sólo quería avisarles que se vistan bien para la ocasión.
- Lo haré, le aviso y me retiro, que descanse.

Me quedé en la oficina, aproveché que estaba sola y llamé a Quinn.

- ¡Santana! ¿Cómo va todo por allí?
- Bien… extrañándote y extrañando al pequeño hobbit.
- No le digas así, San, es mi esposa.
- Eres tan cursi, Fabray.
- No te hagas la inmune, dime ¿cómo está Britt? ¿Anda por allí cerca?
- No… está en una reunión sobre la obra.
- Te oigo mal, ¿segura está todo bien? Santana, estoy en mi luna de miel, no me digas que hay problemas, no quiero arruinar este momento con mi esposa.
- Por mi te puedes quedar en Paris el tiempo que quieras, cuanto más lejos esté ese hobbit de mí, mejor.
- Me las vas a pagar… lo prometo, López.

La charla con Quinn se extendió un poco más, ella contándome detalles de París y yo pensando en Britt, “Deberíamos venir las cuatro en otra ocasión, a Britt le gustará” afirmó ella y le dije que en algún momento lo haríamos. “Debo dejarte, ¡Rachel manda saludos!”, me despedí y corté la llamada. No me había dado cuenta que ya estaba oscureciendo. Giré en la silla y me topé con el ventanal y las luces de la ciudad. Suspiré con fuerza, sacando hacia afuera mi frustración. Sí, me sentía frustrada, el trabajo me consumía, mi novia desaparecía durante el día y por si fuera poco nuestra relación no parecía estar bien, algo fallaba, en algo estábamos fallando. “Espero que ese suspiro haya sido por tu novia, sino he de preocuparme” dijo una voz a mis espaldas. Giré en la silla y la vi allí parada, un vestido color rojo cubría su cuerpo, su mirada clavada en mí, sonreía con visible seducción y deseo. “Pensaba en mi novia, pero ella no está aquí ahora”, se acercó a mí lentamente, sentí su perfume ni bien estuvo a centímetros de mi rostro, sus piernas rodearon mi cadera, acarició mi rostro y me besó.

“Britt” dije sobre sus labios y acaricié con mis manos las caderas de esa mujer encima de mí, “Shhh” respondió cuando intenté alejarla un poco, siguió besándome con efusividad y yo me dejé llevar, hundí mis manos en su cabello atrayéndola más, gimió en mis labios y cuando quise incorporarme con ella desde la puerta escuché un sonoro “¡Santana!”.

Brittany se puso de pie a mi lado, sonrojada. Me puse a su lado y le dirigí la palabra a Fabiola, quien se encontraba en la puerta sosteniendo la manija con su mano derecha.

- ¿Sucede algo? -consulté.
- No… sólo pensé… pensé que estabas con otra mujer.

Brittany la miró sorprendida.

- Santana está conmigo ahora, la próxima vez podrías llamar a la puerta antes de entrar.
- Lo siento, pensé que sólo quedábamos nosotras.
- Fabiola -dije- ya me retiraré, puedes hacer lo mismo.

Fabiola se fue. Britt quedó visiblemente molesta.

- Bien… ¿te pusiste ese hermoso vestido para mí? -dije tomándola de la cintura y volviendo a besarla.
- Tenemos una cena con Ryan y los directores que te conté.
- ¡Oh! ¿El vestido es por Ryan?
- ¡Claro! Recuerda que me dijiste que tenías una novia… -me provocó.

La besé con más efusividad, intenté sacarle el vestido pero me lo impidió. “Ahora no, San” me dijo dejando un leve beso en mis labios y guiándome a la salida.

Fuimos a mi casa, me duché y me vestí elegante para acompañar a Britt a la cena. Ella charlaba alegremente con mi abuelo mientras yo me arreglaba.  Cuando estuve lista salimos en mi auto.

- Cuéntame que tal fue tu día. Hablé con Quinn un momento, Rachel te manda saludos.
- ¡Qué tiernas! Ojalá estuviera Reich aquí, los directores irán mañana a ver la función. Tal vez me elijan para una obra.
- ¡Britt, eso es genial! ¿Cómo no me lo dijiste antes?
- No es algo seguro, hoy sólo me vieron realizar una coreografía. Les gustó y me dijeron “Podremos hacer grandes obras contigo, Britt”
- ¡Amor, te felicito!

Puse mi mano en su pierna, ella colocó la suya y me sonrió. Así permanecimos hasta que llegamos al restaurante donde nos reuniríamos con Ryan y los demás. Al bajarnos, tomé a Britt de la cintura “Eres mi bailarina preferida” le dije antes de besarla con propiedad, ella acarició mi rostro y correspondió a mi beso.

Entramos en el lugar y nos guiaron hacia la mesa reservada para el grupo, Alexandra charlaba animadamente con tres hombres y una mujer que no conocía, Ryan nos vio y les avisó a los demás de nuestra llegada, todos sonrieron al ver a Britt. “Aquí está Santana López, ella es la mujer que descubrió el talento de Britt, gracias a ella hoy disfrutamos de esta bella mujer que baila como una diosa”, sonreí ante las palabras de Ryan, saludé a todos y me senté al lado de Britt.

La charla en la mesa era sobre un mismo tema: el baile. Contaron anécdotas de las obras que cada uno dirigió, al parecer eran los directores más importantes de Europa, al menos eso me había dicho por lo bajo Britt.

En un momento de la noche, Britt fue al baño, sentí la tentación de seguirla pero habiendo tanta gente pendiente de ella, sería llamativo que demorara más de lo necesario en el baño si estaba acompañada. Uno de los directores comenzó una charla conmigo, los demás no eran ajenos a lo que nos decíamos.

- Santana, se que has apoyado económicamente en muchas obras que Ryan ha hecho. ¿Aún sigue en tus planes apoyar obras teatrales?
- Lo he hecho bastante, no creo que algún día deje de hacerlo.
- Es interesante. Entre nosotros tenemos un proyecto ambicioso, eso incluye a Britt y a Alexandra y necesitaríamos de tu apoyo económico.
- Si Britt está incluida tengan por seguro que los apoyaré.
Todos sonrieron.
- El proyecto es hacer una gira, no por el país, la gira la queremos hacer por toda Europa. Hoy estuvimos analizando el baile de Britt, Ryan nos había adelantado sobre el poder de sus movimientos, tal como lo dijo él, Britt enamora con su baile, la queremos en la gira.
- ¿Britt sabe que será en Europa?
- Claro, ¿ella no te lo comentó?- consultó Ryan.
- En realidad no, no tuvimos mucho tiempo para conversar.
- ¡Tenemos todo listo! Los escenarios más importantes de Europa están a la espera de ver una obra magnífica, nos faltaba la bailarina principal, ¡ya la hemos encontrado! Hemos venido hasta aquí exclusivamente para verla a ella.

Sonreí obligadamente, en ese momento Britt regresó, antes de acomodarse uno de los directores habló.

- ¡Santana ha aceptado apoyarnos económicamente en la gira! ¡Brindemos!

Mientras llenaban las copas con champagne para el brindis, Britt me miró, el miedo en su mirada estaba claramente reflejado. En mis ojos había miedo y decepción. ¿Por qué no me había contado que planeaba irse de gira por Europa?

Cada uno sostuvo en alto la copa con champagne, ”Por Brittany” dijeron y las copas chocaron entre sí. Bebí todo el contenido de la mía con amargura.

La charla entre ellos estaba animada, pero cada vez se me hacía difícil ocultar mi malestar. Le pedí a Ryan hablar con él en privado unos minutos, él accedió.

- ¿Sucede algo malo? -preguntó él y esa pregunta comenzaba a irritarme, más de una persona me hizo esa pregunta en el día y sí, sucedía algo malo.
- ¿Estás incluido en ese proyecto de la gira?
- Si lo estoy.
- ¿Por qué no me lo has contado antes? ¿Me invitaron esta noche sólo para tener mi apoyo económico?
- Era la intención de ellos, no sabía que te lo propondrían hoy, pensé que Britt te lo comentaría.
- No la he visto en todo el día.
- Santana, ella lo sabe desde hace un par de días atrás. ¿Sucede algo entre ustedes? Ella es mi mejor bailarina, entiendo que es tu novia pero me preocupo por ella, no la veo bien, la notó distraída, cansada, desenfocada.
- No han sido buenos días los que hemos pasado… tal vez eso esté influyendo.
- Te recomiendo que hables con ella. Esta gira es importantísima, llevará a Britt a ser conocida mundialmente, le hará bien para su carrera.

Ryan me hizo señas de que volviéramos a la mesa. Mi ánimo no cambió, Britt lo notó y me consultó si quería que nos retiráramos. Le pedí que lo hiciéramos. Nos despedimos de todos y partimos rumbo a su casa, estábamos en completo silencio durante el trayecto. Al llegar ninguna se movió del lugar. Decidí hablar.

- ¿Por qué no me dijiste que aceptaste ir a una gira por Europa?  
- No he aceptado aún.
- Pues ellos no dicen eso. Dan como seguro de que estarás allí.
- Aún no acepté. No te lo conté porque pensé que no me elegirían. Ahora, no sé qué hacer.
- Ryan dice que será bueno para tu carrera.
Britt no dijo nada, bajó su mirada.
- ¿Qué pasará con nosotras? -preguntó.
- No lo sé, Britt, no soy yo quien está pensando en irse.

Britt enjugó su llanto. Me odie por haberle dicho esas palabras, me odié por hacerla sufrir pero yo también estaba sufriendo. “Será mejor que hablemos mañana” le dije, se acercó a mí y dejó un beso en mi mejilla. La vi entrar en su casa, con lágrimas en mis ojos me fui de ahí, sentía que la estaba perdiendo.

Chicas, capítulo nuevo. Les pediré paciencia. Estamos cerca del final y las ideas que plasmaré ya estaban planeadas desde hace mucho tiempo. Estoy tejiendo los últimos puntos, con delicadeza y sobre todo con paciencia. Trato de escribir un pelín cada noche; comencé a escribir de noche hasta tempranas horas de la madrugada, creo, sería maravilloso repetir esa actividad pensando en un cierre, un final.
El fin de semana trataré de subirles un pequeño capítulo, parte 3. Breve pero importante para mi.
Las quiero, gracias por acompañarme hasta este momento! BESOS Y ABRAZOS!



Capítulo 24. Parte 2: Metas de la vida: felicidad, amor, sueños cumplidos…




El ruido de la impresora no dejaba de martillar en mi cabeza, en los pasillos se oían los murmullos de las personas que se tomaban un tiempo para conversar. Britt aún no había llegado a la oficina, Fabiola imprimía e imprimía hojas mientras Carla las seleccionaba y separaba en carpetas. Yo debía estar concentrada en el contenido de la pantalla frente a mi rostro pero sólo estaba pendiente de la puerta semi-abierta, esperando que ella apareciese.

Britt llegó en algún momento de la mañana, no estaba al pendiente del tiempo, mi mirada no se alejaba de la puerta y tanto era mi deseo de verla que ella apareció. Saludó a todas desde la puerta, con duda se acercó a mí y me dejó un beso en la mejilla “Estaré con mi papá” me informó y salió de la oficina.

Mi cuerpo se estremeció, ella se acercó poco a mí y encima se alejaba. Las chicas seguían imprimiendo y yo no me podía concentrar, menos sabiendo que al frente estaba la mujer que se me escapaba de las manos.

Me levanté y dejé a las chicas solas en la oficina de mi abuelo, estaría tranquila y concentrada en mi propia oficina. Encendí la computadora y traté de concentrarme. El tiempo seguía transcurriendo, oía pasos desesperados por los pasillos y una leve voz dijo “No la he visto”. Sospeché que quizás era buscada por alguien, no tenía intenciones de ser encontrada por lo cual no me moví de mi lugar. A minutos de que escuché esa frase la puerta de mi oficina se abrió, “Aquí está, dennos un minuto” dijo Britt sonriendo hacia el pasillo, entró cerrando la puerta detrás de ella.

Dejé de lado mi lectura y me apoyé en el respaldar de la silla, ella se quedó allí parada mirando sus pies, tenía la actitud de una persona que está pensando en lo que dirá, los nervios se le notaban. Pasó la lengua por su labio inferior y luego lo succionó levemente, sin mirarme hizo esa acción. Sentí el impulso de levantarme y besarla pero otra fuerza igual de grande me retuvo sentada en la silla.

- Es horrible estar así contigo -dijo ella.
- ¿Te estás alejando de mí? -pregunté.
- Claro que no, San. Es lo que menos quiero. No podría vivir sin ti.
- Entonces, Britt, ¿qué estamos haciéndonos? Tampoco podría estar sin ti pero hay algo que no está funcionando entre nosotras.
- Tengo miedo de perderte… -casia punto de llorar- hay tantos obstáculos y me siento débil, hay una persona que te quiere mucho y la veo a diario cómo te mira, cómo sonríe al verte y me pregunto si algún día serías capaz de mirarla de la misma manera; Santana, me duele el pecho de sólo imaginármelo.
- Britt, tienes que confiar en mí… Vas a irte a Europa y no podemos estar así…
- No he dicho que me iría.
- Pero te gustaría, no me lo niegues.

Ella no dijo nada, eso afirmaba mi teoría, ella deseaba viajar. Me acerqué a ella, acaricié su rostro e hicimos contacto visual besándonos levemente en los labios.

- No entiendo por qué hacemos de esto un problema, la gira sólo será un par de días, ¿verdad? Podremos soportarlo, Britt -dije y noté en su mirada el miedo- ¿qué pasa?
- San… no serán unos días. Al menos quieren que esté un año allá.

La miré desconcertada, ¿un año?

- Britt…
Llamaron a la puerta, “Santana, llegaremos tarde” dijo desde el otro lado Carla. Intenté marcharme pero Britt me detuvo.
- San, por favor… No te vayas así.
- Debiste decirme todo esto. Brittany, somos una pareja, se supone que entre nosotras no debe haber secretos. Hablaremos más tarde.

Le dije eso y me fui. Fabiola y Carla estaban al pendiente de mi salida. “¿Está todo bien?” consultó Fabiola, asentí y les dije que nos marcháramos.

En el almuerzo no pude comer, me dediqué a hablar con los empresarios. Nos extendimos mucho tiempo con ellos, más del deseado por Carla dado que los horarios en la oficina se me complicarían.

- No te preocupes por lo que haya hacer en la oficina, puedo quedarme en la noche -dije.
- Pero hoy hay función, Britt baila -expresó mientras la miraba.
- Tal vez hoy no vaya.

Fabiola y Carla se miraron con complicidad, me dio la impresión de que sabían lo que pasaba entre Britt y yo, me subí al auto sin decir alguna palabra más y esperé a que ellas imitaran mi acción para marcharnos hacia la oficina.
Por el horario, sabía que Britt no estaría. La pena volvía a invadirme “¿Trabajarás en tu oficina o en la del señor López?” dijo Carla apartando mi pena. “En la oficina de mi abuelo” respondí.

Todo el tiempo que estuve en la oficina hasta el horario de salida, lo hice acompañada de Fabiola. Por suerte y para mi sorpresa, no había hecho algún comentario sobre lo que imaginaba que pasaba entre Britt y yo. El silencio nos inundó por completo y ella sólo estuvo muy concentrada en su trabajo.

Al finalizar la jornada, Carla y Denis se despidieron, Carla dejándome a mano todo el trabajo extra que me tocaba “Si necesita algo, me llama” dijo ella con un tono de preocupación. Asentí y las dejé marcharse. Fabiola acomodaba sus cosas.

- Es tiempo de que también me vaya.
- Te espero mañana, que descanses.

Se estaba yendo y en el umbral de la puerta se detuvo, la observé dudar y dejarse invadir por los nervios, me miró y agregó:

- Si necesitas hablar sobre algo, también puedes llamarme, no sólo cuestiones del trabajo -suspiró- Te he notado triste y no está Quinn para apoyarte, puedes contar conmigo si lo deseas.
- Lo tendré en cuenta, gracias, Fabiola.

Asintió y se retiró. Pasaron unos minutos y Harry también se despedía de mí. Al encontrarme sola una idea rondaba mi cabeza: irme de ese lugar y abrazar a Britt. Pero en lugar de hacer lo que mi corazón desaforado mandaba, me quedé allí encerrada en una oficina trabajando.

Las horas transcurrieron y me sentí agotada. Miré la hora en la computadora, la obra de Britt estaría terminando, tal vez podría alcanzarla a la salida.

Manejé con rapidez hacia el teatro. Las personas comenzaban a salir del lugar y a llenar las calles. Entré en busca de Britt, la gente de seguridad que allí trabajaba ya me conocía por lo que no tenía problema en adentrarme hacia el camarín de la bailarina principal.

Al estar frente a la puerta del camarín no supe si anunciarme antes o directamente entrar. Lo pensé unos segundos y decidí entrar. Al abrir la puerta vi a Britt sollozando en brazos de Alexandra quien me fulminó con la mirada, no me quedé de brazos cruzados, le devolví la misma mirada. “¿Podrías dejarnos solas?” dije, Alexandra asintió, dejó una caricia en la cabeza de Britt y un beso en su frente, luego se marchó prácticamente ignorándome al pasar por mi lado.

Me acerqué a Britt y tomé su mano entre las mías. Ella fue calmando su llanto a medida que acariciaba con mis dedos su mano, posicionó la otra mano en las mías y así permanecimos unos segundos eternos. “Tenía mucho trabajo, por eso llego a esta hora”, me excusé y ella asintió. No podíamos decirnos nada más, ese camarín no había sido testigo de tanto silencio entre nosotras, fue testigo de muchas acciones, solíamos besarnos ni bien ella entraba, le hice el amor en ese mismo lugar en el cual estábamos estáticas a punto de llorar, pero jamás presenció tanto silencio incómodo como en esos momentos. “Iré a ducharme” dijo y entró en el baño. Decidí salir unos minutos afuera, necesitaba pensar.

Mientras pensaba en cómo hablar con Britt, Alexandra se me acercó.

- ¿Has faltado a propósito?
- No -mentí.
- Porque a ella le afecta muchísimo que no la apoyes y esto te lo digo no sólo porque no hayas venido hoy, hago referencia a la gira también. Britt necesita que tú la apoyes en esto.
- Lo hago, Alexandra, no hace falta ni que lo digas.
- Esta es una gran oportunidad para que ella se destaque a nivel mundial, no lo arruines.
- ¿Quién te crees que eres para decirme eso?
- Le haces mal… ella sufre por tu culpa. No lo niegues, Santana. Desde que estoy aquí sólo he visto como sufre y la culpa siempre es tuya.
- No te metas en mi relación con ella, no tienes ni idea de lo que pasa entre nosotras.
- Hablo a partir de lo que veo, yo la veo sufrir y lo hará aún más si no dejas que cumpla su sueño.
- No creas que una gira me separará de ella, no hará lo que tú hiciste, dejar a quien ama por cumplir un sueño.

Alexandra se sintió dolida, lo podía percibir en su mirada. Bufó, se acomodó el cabello con sus manos y se marchó sin decir nada más. A los minutos Britt salió del camarín. Le ofrecí mi mano, ella la tomó y nos dirigimos hacia la salida. Los flashes impedían que avanzáramos hacia mi auto, pero con ayuda de los muchachos de seguridad, pudimos hacerlo.

“Iremos a mi casa” le dije. Fue lo único que nos dijimos durante todo el camino. Al llegar, saludó a mi nana y a mi abuelo.

- Niña, ¿estás bien? -consultó mi nana al ver a Britt.
- Sólo es cansancio -respondió.
- Tú tampoco tienes buena cara -dijo mirándome.
- Día largo, nana.
- ¿Todo bien por la empresa? -expresó mi abuelo.
- No te preocupes, todo bien. Iré a descansar -Britt me miró inmediatamente- Britt se quedará conmigo.

Mi abuelo me miró con sorpresa e incomodidad, no podía decir que no, eso ofendería a Britt.

- ¿No van a cenar? -preguntó mi nana.
- Yo no, nana, ¿Britt?
- Tampoco. Prefiero descansar.

Tomé a Britt de la mano y emprendimos camino hacia mi habitación. Una vez dentro de ella, comencé a desvestirme, en realidad si estaba muy cansada. Britt tomó su celular y habló con Harry “Papá, me quedaré con San… Sí, en casa de ella… Sí, él sabe que me quedaré…” miré a Britt, Harry estaba preocupado, quería saber si mi abuelo estaba al tanto “Lo sé, lo haré, te quiero, adiós”. Sonrió al teléfono, lo agitó en sus manos y agregó: “Me pidió que me cuidase, como si fuera a quedarme embarazada”. Le sonreí, yo solamente usando mi lencería me acerqué a ella y la desvestí lentamente.

Intentó apartarse un poco, buscando hacer contacto visual, cuando lo hicimos sólo nos dedicamos a tratar de interpretar lo que la mirada de cada una decía, dado que no nos animábamos a expresar con palabras lo que nos ocurría. Veía en sus ojos miedo y duda, yo sentía lo mismo.

Acaricié lentamente su cuerpo semi-desnudo, besé su cuello y avancé hacia sus labios. Hicimos el amor como dos personas que temen amarse, dudando si lo que están haciendo es lo correcto. Sus caricias eran lentas y sumamente controladas, analizando mi cuerpo a pesar de que me conocía como nadie más lo hace. Esa noche no me estaba amando la mujer salvaje que me poseía con locura, era Britt y su ternura queriendo calmar mis miedos y ahuyentar las dudas. Ella no me dejaría, no se iría sin mí, me amaba y me lo estaba demostrando, por mi parte, no la dejaría alejarse de mí, la necesitaba tanto a mi lado que apartarme de ella implicaría la desolación total.

Britt me abrazaba con fuerza, la noche nos abrazaba a ambas y yo me dejaba contener por ellas. Estaba a punto de dormirme, me era imposible mantener los ojos abiertos, Britt me besaba con dulzura, antes de caer rendida en un sueño profundo le dije que no quería que ella se fuera a la gira, la sinceridad me ganó la mano, “No quiero que me dejes, Britt, no te dejaré ir”.



……………………………….



Al día siguiente Britt estaba despierta viéndome con su cabello enmarañado y sus ojos azules brillando. “Al fin despiertas” me dijo y me besó. Seguía con la misma actitud de la noche pasada, controlando sus caricias. Acomodó mis cabellos rebeldes esparcidos por mi rostro.

- Anoche me dijiste que no querías que te dejara, ¿lo recuerdas?
- Si… -dije cerrando mis ojos lamentando mi sinceridad.
- Si marcharme implica dejarte, no quiero hacerlo, San. Quiero que siempre estés conmigo.
- Pero, Britt, es una gira importante, le haría bien a tu carrera.
- ¿De qué me serviría el éxito si no estás conmigo? No quiero eso, San.

Me besó con ternura. Aún no estaba convencida de si estábamos actuando correctamente pero la tranquilidad de saber que no se iría le ganaba a la incipiente duda.

Nos vestimos y emprendimos camino hacia la casa de Britt para que se cambiara y luego iríamos a la empresa. Ni bien entramos en la casa de ella, Harry nos detuvo, él estaba a punto de marcharse. “Menos mal que las veo, necesitamos hablar sobre lo que pasó anoche”, Britt lo miró sorprendida, “Santana, creí haber hecho un pacto, que Britt no dormiría fuera de casa”. Britt indignada le respondió, “Papá por favor, soy mayor de edad y San es mi novia, necesitamos estar solas, por favor no hagas esto, no hemos hecho nada malo”. Harry miraba a su hija con sorpresa como no creyendo lo que la oía hablar. “Cariño, ve a trabajar” Le dijo Nicole, él asintió, se despidió de nosotras y se marchó.

- ¿Fui muy severa? -preguntó Britt.
- Claro que no, querida. Él es así porque es un papá muy celoso. Le dije que ya eras toda una mujer y que tienes derecho a hacer lo que deseas, él también fue un joven enamorado y apasionado, no debería sorprenderse de que su hija actúe de la misma manera -Nicole dijo eso sonriendo, tal vez recordando a un Harry joven y apuesto que la enamoró.
Britt recogió todo lo necesario para el trabajo y nos marchamos. Al llegar a la empresa vi en la entrada al estacionamiento, obstaculizando mi paso, un auto negro conocido, un Ferrari, era el de Sam. Al parecer él notó mi llegada porque ni bien me bajé del auto él también lo hizo, enfrentándonos visualmente. Lanzó miradas hacia el interior del auto y vio a Britt allí sentada.
- Señorita López, el señor Evans desea pasar al edificio, tengo órdenes de retenerlo en caso de que quiera ingresar -me informó el guardia.
- Así es -respondí.
- Vengo a hablar con Harry, no contigo -dijo Sam.
- Le diré que estás aquí.

Dije eso y le pedí a Britt que entráramos caminando al edificio, ella asintió. Tomé las llaves del auto y se las di al guardia indicándole que ni bien Sam se fuera guardara el auto en el estacionamiento. Sam no dejaba de mirar a Britt con cierto rencor.

Una vez en la oficina, le informamos a Harry lo de Sam y se fue a hablar con él. Al regresar, nos informó que Sam exigía dinero por los años de trabajo y el capital invertido en la empresa. Harry analizaría ese tema junto con Britt, era justo darle lo que le correspondía.

Britt trabajó toda la mañana junto con Harry intercalando unas reuniones con empleados de nuestra empresa, yo no podía atenderlos así que el trabajo fue relegado para ella. Sentía que se estaba sobrecargando con la empresa, pero la necesitábamos, mi abuelo aún no se reincorporaría y había que buscar un reemplazo para Sam.

No pudimos almorzar juntas, apenas hablamos por celular unos minutos, me comprometí a no faltar a su obra en la noche, y de ahora en adelante no faltar nunca más. El arrebato del día anterior le hizo mucho daño, me esperó toda la noche, mirando si me encontraba en algún lugar del teatro, consultando si yo había llegado. Al notar mi ausencia simplemente podía llorar y una vez más me arrepentía por actuar de esa manera. Le prometí no faltar y ella prometió no ocultarme nada.
Desde ese momento sentí que por fin las cosas iban marchando bien, que juntas podíamos luchar contra los obstáculos.
Fui a la obra de Britt, ella estaba feliz, bailó con alegría, al menos eso lo sentí yo y estoy segura que las demás personas también. A solas en su camerino, hicimos el amor; la alegría nos envolvía completamente reconfortando nuestras almas que se unían al momento de abrazarnos. Nos amamos en aquel lugar, aprovechando el tiempo pues, al salir de allí tendríamos que separarnos, cada una debía regresar a su casa.



…………………….



El despertar del día siguiente me recibió con mi teléfono completamente lleno de llamadas que no atendí. Quinn y Rachel me estaban llamando, jamás atendí dado que dormía. Entre el aletargamiento de mi despertar y las pocas ganas de levantarme de la cama, decidí marcar el número de Rachel. Recostada en la cama, cerré los ojos esperando a ser atendida por Rachel. Al tercer tono contestó.

- ¿Santana?
- ¿Qué ha pasado? ¿Por qué me llamabas?
- Necesitamos hablar sobre Britt.

Me incorporé, abrí mis ojos y la preocupación recorrió mi cuerpo.

- ¿Qué sucede con ella?
- Santana, ella debe hacer esa gira, no puedes oponerte a que la haga.
- ¿Qué?
- Lo que oíste, ¿acaso sigues dormida?
- Rachel, eso es entre ella y yo.
- Ryan me llamó preocupado, Alexandra también. Santana, sé que es difícil estar separadas, más que todo ahora, recién empiezan su relación pero… no puedes oponerte a la gira.
- Fue una decisión de ambas.
- Britt no rechazaría una oportunidad como esta. Santana, piénsalo bien, es por el futuro de ella.
- No tienes idea de lo que está pasando entre nosotras, lo hablamos, lo analizamos y hemos tomado una decisión. Ella no hará esa gira.
- ¡Por el amor de Dios! ¿eres terca en verdad? Sant…

No dejé que continuara, colgué. Suspiré con fuerza, cerré mis ojos y sostuve mi cabeza con mis manos por unos minutos. El celular vibraba a mi lado, Rachel llamando. No respondí y me fui a duchar.

Cuando revisé nuevamente el celular había más llamadas del Hobbit y de su esposa, también algunos mensajes donde me decían que atienda las llamadas, que mi actitud era nada más y nada menos parecida a la de una niña caprichosa.
Marqué el número de Britt.

- ¿San?
- ¿Te ha llamado Rachel?
- Si… me ha dicho que la has dejado hablando sola.
- Lo hice. Britt, hemos tomado una decisión juntas, ¿por qué todo el mundo tiene que entrometerse en nuestra relación?
- Le dije que yo no me separaría de ti, que no quiero hacer la gira si vas a estar lejos de mí.

Cerré mis ojos y sonreí, me recosté en la cama, deseaba tenerla cerca para poder besarla.

- Te amo, Britt.
- Te amo, San.
- ¿Nos vemos en unos minutos?
- Claro, amor…

Cortamos la comunicación. Me vestí y emprendí mi camino hacia la empresa. Me encontré con Britt y nos besamos ni bien estuvimos cerca. Sus ojos azules brillaban al mirarme, acaricié su rostro y su cabello, volví a besarla, con propiedad, ella se aferró a mí mientras mis manos se posicionaban en su cintura, “Te amo” me dijo y nos separamos, cada una tenía actividades diferentes para realizar.

Pensaba que la insistencia de Rachel cedería cuando Britt habló con ella, pero no, a pesar de estar en Paris, siguió moviendo las fichas desde allí, insistiendo en su idea. Había hablado con Alexandra y con Nicole, ambas se presentaron en mi oficina a media mañana. Se suponía que hablarían conmigo y con Britt pero ella no estaba en la empresa. Harry al ver a su esposa se alarmó, pensó que algo malo ocurría y exigía una explicación. “¿Lo podemos charlar en privado?” pidió Nicole. Accedí. Todos estábamos en la oficina de Harry. Alexandra no me dirigía la mirada, Nicole parecía estar en el papel de diplomática, ella era buena para eso.

- ¿Qué sucede? -consultó Harry.
- Es sobre Britt. Le han ofrecido hacer una gira por Europa y ella no aceptó hacerla -dijo Nicole con tranquilidad como si ese hecho no fuera de importancia.
- Santana la obliga a no hacerla -contradijo Alexandra.

Al oír eso, sentí la vil sensación de destruir a Alexandra, la miré con la más fría de las miradas existentes en el universo, Nicole posicionó su mano en la mía, en señal de apoyo hacia mí, ella sabía que podía perder la compostura y arrastrar por los pelos a esa bailarina entrometida. Harry me miraba esperando una explicación de mi parte. Suspiré.

- No la obligo a nada, ambas decidimos que no hará la gira.
- Santana, la vas a perjudicar. Ella me ha dicho que no estabas contenta con la idea de la gira. Te pusiste en plan de dueña de ella, juegas con ella, sabes lo importante que es que la apoyes y, ¿qué es lo que haces? Negar tu apoyo, faltar a las funciones de la obra, enojarte, eso condiciona a Britt y afecta su desempeño en la obra y en su carrera. Es por eso que no hará la gira, la estás condicionando.
- ¿Sabes una cosa? -dije poniéndome de pie y enfrentándola- estoy cansada de que todo el mundo se meta en mi relación con ella, tú menos que nadie tiene derecho a entrometerse en mi relación. La decisión está tomada. No tengo nada más que decir.

Salí de la oficina hecha una furia. Odiaba esta situación. Intentaba tranquilizarme pero me era imposible, necesita a Britt a mi lado, necesitaba respirar su aroma, aquella fragancia que me transmitía paz. Sentí un leve golpe en la puerta, no dije nada pero eso no importaba porque lo mismo la puerta se abrió y Nicole se adentró en la oficina de mi abuelo.

- Santana, hija…

Dijo eso acercándose a mí para abrazarme. Me dejé acunar por su abrazo materno, ante la ausencia de Britt ella también podría reconfortarme y tranquilizarme. Acariciaba mi cabello con dulzura, como sólo una madre sabe hacerlo.

- No debiste reaccionar de esa manera -dijo ella.
- Odio que se entrometan en mi relación con Britt.
- Ella no me ha comentado nada de esta gira, es raro, si fuera muy importante me lo hubiera dicho. Todos están preocupados, ¿tan importante es esa gira?
- Nicole, si la hace, Britt estará fuera del país durante un año, quizás más. Yo no voy a aguantar tanto tiempo lejos de ella.
- Y ella tampoco aguantara estar lejos de ti -dijo acariciando mi cabello- ¿por esa razón decidió no viajar?
- Si…

No dijimos nada más, Nicole permaneció allí en silencio acariciando mi cabello. Tal vez ella barajaba todas las ideas y miedos que afrontamos con Britt al tomar esa decisión. Permaneció en silencio durante mucho tiempo, no me atreví a interrumpir sus pensamientos, tampoco sabía con certeza que podría decirle. El demonio que Alexandra despertó en mí comenzaba a amansarse ante las caricias de Nicole, disminuía de tamaño e iba desapareciendo de mi interior, escondiéndose en algún lugar de mi ser porque sólo eso podía hacer, esconderse, jamás desaparecería o me abandonaría, jamás.

- Debo irme -dijo ella- Por favor, hija, habla con Quinn, ella está muy preocupada, me pidió que te dijera que le contestes el celular.
- No voy a explicar otra vez la misma cuestión. No, Nicole.
- No creo que ella quiera hacerte cambiar de idea, simplemente hablar contigo.
- Tengo mucho trabajo, en la tarde hablo con ella, te lo prometo.

Ella sonrió y dejó un beso en mi cabeza, se despidió con amabilidad. Una vez sola, me costó retomar mis actividades, mi mente sólo sostenía una única idea: estar con Britt urgentemente.

Ella apareció alrededor del mediodía. Ya estaba al tanto de lo ocurrido con Nicole y Alexandra. La intervención era tal que ella recibía consejos de todos lados y yo era etiquetada como la mala de la historia, la tirana de nuestra relación.

- ¿Has hablado con Quinn? -consultó mientras me besaba en los labios.
- No…
- Ella está preocupada por ti, yo también lo estoy.
- Estaré bien, si dejan de entrometerse entre nosotras, estaré bien.

Besé su frente, el brillo en sus ojos había disminuido, me preocupé, ¿ella había cambiado de idea? ¿La intervención estaba teniendo éxito?

No me atreví a preguntar si estaba contemplando la posibilidad de viajar. Indagar sobre ese tema sólo conduciría a una única acción: dañarnos. Internamente el egoísmo comenzaba a apoderarse de mí. Obviamente deseaba que ella experimentara todo el éxito que el baile le podía brindar pero no era grato saber que la consecuencia sería alejarnos. La quería a mi lado y era capaz de hacer lo que sea para mantenerla cerca.

No sé que era más vil, soltar mi demonio interior que hería a las personas con las palabras más crueles o dejar libre mi egoísmo en su versión más pura, tal vez Alexandra tenía razón (y adiaba que eso fuera así) al decir que me comportaba como la dueña de Britt. No lo había pensado de esa forma pero el egoísmo se ve plasmado en las más simples acciones. Me estaba comportando como la dueña de Britt, ella era “algo” que sólo quería para mí, que era de mi propiedad y en el afán de protegerla y preservarla estaba dejando de lado lo que ella quería.

Pude haberle preguntado “¿Quieres cambiar de idea, Britt?”. Debí haber preguntado pero el egoísmo no me dejó. Besé sus labios, ella me sonrió, le correspondí y nos fuimos juntas a almorzar como si nada ocurriese, como si yo no le ocultaba que ya sabía lo que ella quería hacer. Nos fuimos de la empresa mintiéndonos silenciosamente, con temor a dañarnos. Lo que no sabíamos es que tarde o temprano esas mentiras nos dañarían aún más.

Traté de ignorar la realidad durante ese día. Ignoré también a Quinn, no quería hablar con ella porque sabía que con sus reflexiones me haría volver a la realidad, me despertaría del sueño en el cual estaba empeñada a seguir.



………………………



Al anochecer regresé a casa luego del agitado día. Me preparé para ir a ver a Britt. Ni bien llegué al teatro, algunos periodistas me increparon a preguntas, al parecer todos daban por sentado que Britt no hacía la gira por culpa de mis celos, celos hacia Alexandra. Me preguntaron si esa era la causa. Hice un esfuerzo enorme por no contestar. Todas mis palabras las estaba guardando para una ocasión especial, esperaba al menos una charla con Ryan sobre la gira pero él no lo hizo. Internamente yo estaba agradecida. La única charla pendiente que tenía era con Quinn.

Cuando Britt comenzó a bailar noté la ausencia de Alexandra. Otra bailarina la reemplazaba. Me pareció extraño. Britt no parecía sentirse cómoda, la energía del baile era diferente, no era atrayente la combinación entre ellas, por más que difiera en muchas cosas con Alexandra, ella es una gran bailarina y sabe bien qué hacer para que Britt se destaque aún más.
Una vez terminada la obra, me reuní con Britt en el camerino. Ella lucía muy cansada, la noté pálida y preocupada.

- ¿Te sientes bien? -consulté, ella sonrió levemente.
- Sólo estoy un poco cansada, nada más.
- Alexandra no bailó… - dije y ella suspiró.
- Ella no quiso bailar conmigo. No volverá a hacerlo -dijo con tristeza.
- ¿Por qué?
- Por la gira. Me ha dicho que no bailará junto a mí mientras siga postergando mis sueños y desechando oportunidades. Se enojó muchísimo.
- ¿Qué dijo Ryan sobre eso?
- No lo hemos hablado aún.
- No necesitas de Alexandra para brillar, Britt.
- Necesito su apoyo, juntas soñamos con todo esto, bailar juntas, viajar, disfrutar de cada ensayo, cada función. Creí que lo habíamos logrado.

Me quedé en silencio, no supe que decir.

- Te amo, San. No te sientas culpable. Nada de todo eso que sueño tendría sentido sin ti a mi lado.
- Te amo… -respondí.

Nos besamos con delicadeza. La tristeza era imposible de ocultar, Britt al ser tan transparente con sus sentimientos me hacían pensar más en su futuro, en si era correcto lo que estábamos haciendo.

Lleve a Britt a su casa, estaba muy cansada, ni bien llegamos se lanzó a la cama y se durmió. Dejé un beso en sus labios y la dejé allí.

Bajando las escaleras me encontré con Nicole, ella estaba en la sala esperándome.

- ¿Britt se durmió?
- Si… Estaba muy cansada.
- No la veo bien desde hace días.
- Nicole, si pudiera lograr que ella no esté así, lo haría, yo no sé si estamos haciendo las cosas bien, la amo, me ama pero no somos totalmente felices, no logro entender eso.

Se acercó para acariciar mi rostro. Me miró con dudas, temiendo decir algo que me provoque dolor.

- Por favor, dime qué es eso que estás pensando… -le rogué.
- Cariño, si no son totalmente felices algo no anda bien, claro está. Sólo ustedes como pareja pueden saber que deberían hacer para estar bien. La felicidad no es eterna, tampoco busquen eso porque jamás la encontrarán.
- Nicole -suspiré derrotada y ella me abrazó.
- ¿Has hablado con Quinn?
- Aún no lo hice…
- Deberías, Santana, habla con ella.

Asentí, nos abrazamos una vez más y me despedí.

Una vez en casa decidí hablar con Quinn. Al tercer tono ella atendió.

- ¿Santana? -dijo ella y escuché como cerraba una puerta.
- ¿Está Rachel por ahí?
- No…
- ¿Sólo hablaremos nosotras?
- Como siempre. ¿Cómo está Britt?
- Las cosas se complicaron un poco, Alexandra no bailará más con ella por la decisión que tomamos en relación a la gira. Britt está triste.
- Y tú, ¿cómo estás?
- Confundida. Quiero que Britt tenga éxito pero no quiero que se vaya de mi lado.
- Hacer la gira no las alejará del todo, depende mucho de ustedes.
- ¡Quinn, trabajamos en el mismo lugar, vivimos en la misma ciudad y casi no la veo! ¿cómo crees que será si se va a Europa? ¡Encima por un año!
- San, dime, ¿la decisión la tomaron entre las dos?
- Por supuesto, ¿qué insinúas?
- Sólo pregunto. Hace un tiempo tuve una charla con Britt, ella aún estaba con Sam, fue cuando él no quería que ella bailara…
- ¡No me compares con él!
- ¡Santana, escúchame! Él no quería que ella bailase, ella no sabía qué hacer, además, estabas tú apoyándola, brindándole ayuda, Britt estaba entre tú y él, ¿lo recuerdas?
- Si…
- Lo único que le dije es que ella decidiera por quien la hacía feliz, quien la apoyara siempre con sus proyectos, su sueño. Ella se está descubriendo como bailarina, su talento está a flor de piel, no es bueno para ella que alguien o algo la detenga de seguir su sueño. Britt te eligió porque jamás has coartado sus acciones, sus ganas de progresar. Espero que en esta decisión tanto ella como tú hayan pensado en eso, en lo que ella realmente quiere.
- Yo sé que ella quiere hacer la gira…
- Entonces…
- Yo no quiero que la haga. No estoy dispuesta a perderla, Quinn.
- Santana, eso no pasará. Estamos hablando del futuro de ella.
- Ella es mía, Quinn, no quiero perderla.
- Piensas en ella como si fuera de tu posesión, leí en un libro que la posesión está en contra del amor, se poseen los objetos no los sujetos y nadie que trate a una persona como un objeto puede amarlo realmente mucho menos si no se tienen en cuenta sus deseos.
- ¡Dios, Quinn!
- Es la verdad, Santana. Ella te ama, podrán superar esto, es por el bien ella.
- Hablaré con Britt… No quiero verla así como está. Soy capaz de sacrificar mi propia felicidad con tal de verla feliz.
- Tal vez sea duro al principio, ya verás que el tiempo pasará rápido y todo estará bien. Hey, yo sé que cuesta, no me imagino estar separada de Rachel pero si es por su bien, hay que barajar todas las posibilidades. Britt te ama y ama bailar, sin nada de eso ella es feliz, no dejará que nada le arrebate ni uno ni lo otro.
- Mañana hablaré con ella. Gracias por escucharme.
- Has tardado en llamar pero me lo imaginaba. Rachel ha estado histérica desde que se enteró, tuve que hablar con Nicole porque no me contestabas las llamadas.
- Pues la intervención de tu esposa ha tenido éxito.
- Es tarde, ¿verdad? Ve a dormir, descansa.
- Lo haré… hablaré contigo luego de que charle con Britt.
- Estaré esperando. Cuentas con mi apoyo para todo.

Luego de charlar con Quinn me quedé pensando en la mejor manera de sobrellevar lo que se avecinaba. Tan sólo de imaginarme estar lejos de Britt hacía nacer un dolor en mi pecho, extendiéndose por todo mi cuerpo. Las lágrimas arribaban al borde de mis pestañas, lancé mi celular al suelo, me recosté abrazando mis piernas en posición fetal. El dolor se expandía aún más con cada segundo eterno que transcurría.

Las palabras de Quinn aún resonaban en mi cabeza, no pensar en Britt como si fuera un objeto, sacarme esa idea de la cabeza era lo primero que debía hacer. No lo había comentado con Quinn pero una idea surgió en mi cabeza a partir de la charla que tuvimos, si Britt no hace la gira con el tiempo quizás ella se arrepienta, eso la hará sentir frustrada y tal vez algún reproche salga a la luz, reproches que plasmarán todas las acciones que ella pudo haber hecho y que dejó de hacer sólo por amor a mí, por pedirle que no me deje. El arrepentimiento tarde o temprano sale flotando, como pasó con Alexandra, dejó todo en busca del éxito, inclusive a la persona que amaba y ahora que tenía ese éxito quiere y necesita el amor de esa persona pero, a veces, el destino nos juega una mala pasada y nos dice “¡Alto! No todo se puede en esta vida”.
Hay que elegir bien las acciones a realizar, sacrificar muchas cosas con tal de lograr ser felices y ver felices a las personas que amamos. Obviamente yo estaba barajando ideas en plena soledad, llorando intentaba resolver este conflicto que me aquejaba a mí y a Britt. Era necesario que ella estuviese conmigo para que juntas pensemos en una acción que no nos dañara tanto, puesto que cualquier cosa que decidamos hacer nos dañaría, lamentablemente no quedaba otra opción que pensar en la distancia que habría entre nosotras cuando ella haga la gira y cómo lidiaríamos con ese alejamiento.
En algún momento de la noche habré dejado de llorar, no lo recuerdo, simplemente por un instante el mundo dejó de existir, el tiempo se detuvo y mi ser desapareció de la faz de la tierra impulsándome a un sueño profundo.



…………………………..



Al día siguiente desperté y desde el instante en que recordé los pensamientos de la noche anterior, un pesar se apoderó de mi cuerpo. Me levanté sin ganas de enfrentar el mundo, me vestí rápidamente y salí sin desayunar.

Britt aún no había llegado a la oficina, Fabiola me saludó ni bien llegué “¡Hey! ¿Y esa cara, pasó algo malo?” me preguntó mientras me acomodaba en el enorme sillón de mi abuelo. Algunas sensaciones son difíciles de ocultar, mi rostro demostraba cómo me sentía. “¿Necesitas hablar sobre algo, Santana? Tal vez pueda ayudar” se ofreció ella. La miré, estaba a punto de preguntarle si por las dudas ella sabía cómo se resuelven los problemas entre una pareja, cómo se hace para no enloquecer y morir de amor cuando la persona que amas se aleja de ti. Estaba a punto de sincerarme con ella, de pedirle ayuda porque no sabía cómo lograría seguir, sin embargo, no lo hice porque llegó Britt.

La vi, pálida, cansada, triste. La belleza que siempre la caracterizó comenzaba a apagarse, el brillo en sus ojos disminuía, algo en mi pecho comenzó a apretujarse, sentí que mis defensas se derrumbaban y todo mi amor se desbordaba, me desbordaba completamente. Estaba amando a Britt como no pensé que lograría amar, con locura total dispuesta a entregarme completamente.

“Sólo pasé a saludarte, estaré muy ocupada, ¿nos veremos a la noche?” fue lo único que dijo Britt, asentí sonriéndole, “Iré a buscarte, tenemos que hablar” le respondí, ella se sorprendió por lo que le decía, asintió y se fue dejando libre un beso en la oficina.

Fabiola me miraba con curiosidad, estábamos solas en un clima demasiado denso, no agregué nada más y nos pusimos a trabajar.

Durante el transcurso del día no pude concentrarme totalmente en el trabajo. Me sentía como una especie de máquina, estaba programada para firmar y leer papel tras papel sin entender una sola palabra. Gente entraba en la oficina, me hablaba y yo sólo respondía con monosílabos, por momentos me quedaba mirando el cielo a través del ventanal, divagando en silencio, conversando conmigo misma, convenciéndome de que todo saldría bien, tal era mi aflicción que al finalizar la jornada no soporté más la tensión. Fabiola estaba a punto de irse, tenía todas las cosas listas pero se quedó allí esperando a que yo hablara.

- Me preocupas, Santana, ¿quieres que llame a alguien? ¿A Quinn?
- Voy a dejar a Britt.

Ella me miró no entendiendo lo que le decía, ¡Pum, sorpresa!

- ¿Por qué harás eso? Creí que estabas enamorada de ella.
- Lo hago por amor, porque la amo. Si la dejo, ¿crees que ella algún día vuelva conmigo?
- Sería una tonta si no lo hiciera.

Lloré. Fabiola con las lágrimas en sus ojos me observaba desde su lugar. El miedo y el dolor se apoderaron de mí, ¿cómo le diría eso a Britt?

- Piensa bien lo que vas a hacer, Santana, cuenta conmigo para lo que necesites -dijo ella antes de retirarse y dejarme sola llorando.




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