FanFic BRITTANA La verdad sobre el amor

Hola, chicas! Ya no tengo cara ni para pedirles disculpas por no actualizar pero no tengo excusas que me justifiquen.
No tuve inspiración para escribir, menos ganas. El trabajo y la vida misma me agotan. Ahora en visperas de vacaciones trataré de avanzar. Estoy en el proyecto de escribir otro libro pero nada relacionado a Brittana, es algo de mi ciudad, eso tambien consume mi tiempo y mis energías. Pero como siempre les dije, no voy a abandonarlas, eso jamás.
Sin nada más que decirles, les dejo la actualización, espero les guste! Besos!



Capítulo 22: San vs. Sam. Parte 1.



Harry se encontraba parado conversando con Ryan, Nicole estaba aferrada a su brazo y yo permanecía unos pasos atrás. Un par de periodistas me hacían unas preguntas relacionadas a mi contribución en la obra y en otros negocios, me insinuaron algo con respecto a mi “relación tan íntima” con Britt pero les dije que sólo contestaría preguntas que hacían referencia a cuestiones empresariales. Britt apareció en el pasillo y todos la acapararon, las preguntas que no quise contestar fueron formuladas para ella y contestó con un simple “Tenemos una buena relación”, no faltaron los inadecuados que preguntaron el tipo de relación al que se refería pero ella sólo sonreía y trataba de avanzar, la gente de seguridad del Teatro le permitió abrirse paso y guiarnos al exterior del lugar.

Ya en el auto de Harry él refunfuñaba por el modo en el cual los periodistas abordaron a Britt y las preguntas que le hicieron “Quieren invadir tu vida privada, eso es inaceptable ¿qué tanto quieren saber?” decía y seguía enojándose por ese tipo de cuestiones mientras que Britt le decía que nada de eso le preocupaba pero él insistía en expresar su descontento, mientras él continuaba, Britt tomó mi mano entre la suya, acarició mi anillo y me sonreía.

Llegamos a mi casa, Quinn y Rachel hace unos instantes que habían llegado, todos estábamos en la sala esperando a que apareciera mi abuelo, como demoraba me dirigí a buscarlo. Lo encontré en su habitación acomodándose su corbata roja. Tomé su saco y le ayudé a ponérselo. Lucía guapo y despedía un aroma único. Hace mucho tiempo que no lo veía vestirse de traje, su atuendo desde su internación consistía en pantuflas, pijamas y su bata. “¿Me veo bien?” preguntó acomodándose el saco, le sonreí y le dije: “Para ella lucirás esplendido, para los demás guapo y para mí, sorprendentemente bello”. El se rió con ganas y me besó en la frente, admiró mi atuendo, un vestido negro y rojo y mi cabello recogido, “Estás bellísima, hija”. Me miró unos instantes, estuvimos sonriéndonos en silencio hasta que rompí el momento diciéndole “Te esperan abajo, galán”. Tomó mi mano y bajamos juntos.
Una vez todos reunidos la cena comenzó, mi nana se nos unió luciendo un vestido elegante, lucía hermosa y mi abuelo no podía disimular lo encantado que estaba con ella. Harry bromeaba con que habría otra boda pronto, mi nana sonreía y a mi abuelo no le quedó otra que hacer lo mismo.

En un momento de la cena Harry no pudo quedarse callado e insinuó su descontento por los periodistas y su trato hacia Britt, no mencionó las preguntas que en particular le molestaron pero quedó claro que aún seguía molesto, ante eso mi abuelo opinó, todos lo escuchamos “Es increíble hasta el punto al que esa gente llega, me enteré lo de Quinn por una página de internet que lo comentaba como una primicia, inclusive leí que ya confirmaban que Britt estaba en pareja con Santana…” ante ese comentario él se reía y los demás lo hicimos por compromiso pero la tensión se notó en la mesa dado que era verdad lo que se decía pero mi abuelo no sabía que eso era correcto. “… ¿Pueden creer lo que son capaces de inventar? -continuó él- Está bien que las chicas estén juntas siempre, van y vienen, de un lado a otro, trabajan juntas, tienen una relación muy estrecha pero no siempre eso significara que sean pareja. La gente no sabe que inventar para ganar dinero”. Nadie opinaba, me sentí a la deriva ante sus palabras así que la que tomó coraje para seguir la conversación fue Quinn. “Gustavo, ¿acaso sería malo que ellas fueran pareja? Míralas, ¿no se ven bien juntas?”. Fulminé con mi mirada a Quinn, mi abuelo sonreía ante la idea planteada por mi rubia amiga, Britt fijó su mirada en mi abuelo, como queriendo mostrarse tal cual era: mi novia. Sin embargo mi abuelo dejó claro lo que pensaba: “Quinn, Santana ya está enamorada, no creo que nadie la haga cambiar de parecer. Debo acostumbrarme a esa idea”. El silencio se instaló en el lugar y dije “La cena es en honor a Quinn y a Rachel, no hablemos de mí”. De a poco la tensión disminuía, Britt tomó mi mano y me sonrió, era su manera sutil de decirme que me apoyaba.

La cena continuó con anécdotas de Quinn sobre como conoció a Rachel, admitió que la única persona que la ayudó para estar al lado de Rachel fui yo, y fiel a nuestra amistad fui la única en saber sus planes de matrimonio. La sorpresa en la mesa fue masiva, Britt me miró con sorpresa y Rachel no podía creerlo, “¿Santana, ayudaste a Quinn con los detalles de anoche?” consultó Reich, “No tenía ni idea de lo que ella haría, sólo supe que lo haría, no influencie en nada, sólo le dije que si tanto te amaba te pidiera matrimonio. Es hartante escucharla divagar de amor por ti en la oficina” al decir eso todos rieron.

La noche trascurrió con rapidez y era momento de descansar. Antes de que todos se retiraran hablé con Harry, le pedí que al día siguiente él se hiciera cargo de la empresa dado que quería pasar el fin de semana con Britt. Él dudo un instante pero aceptó.

Quinn y Rachel se fueron primero y luego la familia Pierce, Britt me abrazó y le dije que pasaría por ella temprano. Sonrió y dejó un beso en mi mejilla.

Quedamos solos en casa, mi nana y mi abuelo se fueron juntos a la biblioteca a tomar café. Blanquee mis ojos cuando me dijeron eso y se dirigían tomados de la mano, ellos creían que no me daba cuenta de lo que hacían, seguro estarían abrazados dándose arrumacos. Me dirigí a mi habitación, me desvestí y me recosté para descansar, tenía planeado pasar el fin de semana con Britt en la casa de campo, lejos de todo el barrullo de la ciudad.



…………………………..



El día era hermoso, el sol nos acompañaba de camino a las afueras de Nueva York. Mientras manejaba miraba de reojo a Britt, ella lucía feliz, su cabello suelto brillaba más a raíz de los rayos de sol que la rodeaban. Cuando fui a buscarla ella ya estaba lista con un bolso de ropa y un mini bolsito floreado, encima de él estaba Lord T, durmiendo tranquilamente. Britt me besó y se abrazó a mí, luego tomó en brazos al gato mientras yo guardaba los bolsos. Nicole salió a despedirnos recordándonos que llamáramos en la tarde y ante cualquier inconveniente.

A media mañana ya estábamos en la casa de campo, Britt, Lord T y yo. Entramos y él se recostó en el sillón, tomé a Britt por la cintura y la besé con propiedad, ella me abrazó con fuerza y nos recostamos al lado del minino, en respuesta él comenzó a aullar.

- Creo que Lord Tubbington no quiere que estemos encima de él.

Me reincorporé, acaricié la nuca del gato diciéndole “Ok, ok, ya nos vamos”. Britt sonrió y me besó, se sentó en el sillón individual y me puse encima de ella besándola. Mientras aumentaba la temperatura entre nosotras, mi celular comenzó a sonar, traté de no prestarle atención pero Britt insistió en que lo revise por si era algo importante. Contesté.

- Santana, necesitamos que vengas a la empresa. Dijo una voz.
- ¿Quién habla? -respondí.
- Soy Sam.

Miré a Britt, le había prometido pasar juntas el fin de semana, sin interrupciones.

- Sam, no puedo…

No pude terminar la frase porque él me cortó, me enfurecí, ¿Qué demonios se pensaba? Llamé a Harry pero él no contestaba. No pensaba volver a la ciudad, llamé a Denis quien me atendió al instante “Denis, ¿para qué me necesitan en la empresa? ¿Dónde está Harry?”, “Santana, Sam insiste en cerrar unos contratos hoy, para eso necesitamos tu firma o la de tu abuelo, insiste en que los firmes hoy, el señor Pierce está en una reunión”. Britt me miraba con frustración y dijo: “Si necesitamos volver podemos hacerlo, San”. Miré la decepción instalarse en su rostro y le dije a Denis que si era urgente la firma de esos papeles que fuera ella a hacerlos firmar con mi abuelo que yo no iría a la empresa hasta el lunes. Denis se despidió sin decir nada más.

- No quiero que tengamos problemas, San…
- Britt -le dije mientras me acomodaba entre sus piernas- te prometí estar juntas, lo podemos hacer, sólo Sam quiere que vuelva.

Britt me besó, tomó mi teléfono y lo deposito detrás de ella y luego me acariciaba, sus manos se posicionaron en mi cintura y ejercía fuerza para que me uniera más a su cuerpo. Seguíamos besándonos y el teléfono comenzó a sonar nuevamente, gruñí contra sus labios y busqué el celular tocando su espalda y más abajo, ella reía “San, así no encontraras tu celular”. Me besó mientras el celular seguía sonando, ella lo encontró y atendió poniéndolo en altavoz.

- ¿Haló?
- ¿Britt?
- Sam, ¿qué sucede?
- Necesito hablar con Santana.
- Ella está ocupada, ¿cuál es la urgencia?
- Necesito que esté aquí, debe firmar unos papeles.
- Sam, habla con mi papá, si es necesario lo haré yo, Santana no irá, por favor no insistas.
- Pero Britt…
- Sam, no entiendo la urgencia…

Se escuchó que él estaba refunfuñando, no dijo nada y colgó. Britt suspiró y guardó el celular detrás de ella, me miró y dijo: “¿Dónde quedamos?”.



………………………….



Britt estaba desnuda en la cama, acariciaba mi estómago con dulzura, mis dedos acariciaban su cabello, su cuerpo estaba estrechamente unido al mío, sus piernas enredadas en las mías y sus manos recorriendo mi piel. En un momento se puso encima de mí, sus pechos rozaban los míos, sus piernas rodeaban mi cintura y comenzó a besarme mientras ejercía un lento y tortuoso movimiento pélvico. Mis manos recorrieron su espalda e intensificamos el beso, gemí en sus labios, la miré y noté el deseo en sus pupilas azules, me besó y me hizo suya una vez más.

Almorzamos porque Lord T fue al cuarto a ronronear, tenía hambre y se posicionó encima de Britt. Nos vestimos y fuimos a cocinar.

Harry nos llamó y le contamos la insistencia de Sam. Él no estaba al tanto de la situación y prometió hablar con él. Consultó si estábamos bien, si nos faltaba algo, si no había nada raro. Disipamos todas sus dudas y paseamos por los alrededores de la casa de campo, tomadas de la mano y sonriendo. Nos encontrábamos solas ahí, los cuidadores no estaban, les había avisado que necesitaba completa privacidad, al menos por el fin de semana.

Al atardecer nos dedicamos a preparar la cena y disfrutar de nuestro día juntas. Lord T maullaba porque tenía hambre, Britt primero le cocinó para él y luego para nosotras pero él también comió de nuestra comida. Aun me sorprendía la cantidad de comida que consumía.

Nos recostamos en el sillón de la sala y abrazadas vimos una película, ni bien terminó Britt ya dormía profundamente. Me acurruqué a ella y dormimos abrazadas, esperando la llegada del domingo.

Me desperté al sentir unas voces en la galería, sentí como se insertaba una llave en la cerradura y la puerta se abrió, me incorporé un poco y vi en la entrada al matrimonio Pierce, a mi abuelo y a mi nana. Ellos avanzaron por la sala y observaron que yo no estaba sola. Con mi pelo enmarañado y mi cara de pocos amigos dije: “¿Qué hacen aquí?”. Mi abuelo sonrió, dejó un pequeño bolso en la mesa y respondió: “Decidimos acompañarlas y pasar el día con ustedes”. Suspiré y me lancé al sofá. Hasta ahora el único contento era Lord T quien ronroneaba y se paseaba entre las piernas de mi nana y de Nicole.

Todos comenzaron a desplazarse por la casa de campo, Britt de a poco iba despertándose, me miró y sonrió, se puso encima de mí en un instante y no me dejó hablar porque me besó. La separé un poco y le dije “Tenemos visita, están tus papás, mi abuelo y mi nana”. Ella me miró no comprendiendo lo que le decía. Su rostro era de sorpresa, me reí por sus gestos y en ese momento Nicole entró en la sala “¡Britt!” exclamó y mi rubia se sentó a un costado del sofá “¿Qué haces aquí, mamá?”. Nicole la miró y dijo: “Gustavo insistió en que viniéramos -suspiró- no pudimos decirle que no”. Dicho eso desapareció de la sala, Britt me miró con sorpresa, me acerqué, le di un beso en los labios y le pedí que me acompañara a la habitación.

Nos acostamos juntas, abrazadas una vez más. Britt me besó en la sien y se durmió, la admiré un poco y me dormí.

Desperté por segunda vez esa mañana pero sola. Miré a mí alrededor y no había señales de Britt. Escuché voces y noté la de mi chica. Acto seguido ella entró en la habitación y se posicionó encima de mí, me besó y me dijo que me levantara porque iríamos a pasear.

Lord T era llevado en brazos por Harry, Nicole no se despegaba de su lado, mi abuelo y mi nana seguían sus pasos lentos, todos parecían contentos y charlaban animadamente. Britt y yo íbamos un poco atrás. Tomadas de las manos.

El aire fresco de la mañana nos obligó a abrigarnos pero a medida que el sol hacía su paso hacia el mediodía el calor comenzó a sentirse. El paseo se extendió más tiempo del debido y emprendimos la vuelta para almorzar en la casa de campo. Atrás dejamos el paisaje de césped verde con tonos amarillos por partes, consecuencia de la llegada del invierno. Algunos árboles dejaban caer sus hojas y adornaban con más belleza la tierra. Algunos pájaros volaban lejos cuando percibían que nosotros nos acercábamos, Lord T ni se inmutó ante tremenda acción, iba durmiendo en brazos de Harry.

Al llegar a la casa de campo, Nicole y mi nana se ofrecieron a preparar el almuerzo, las siguió Lord T hacia la cocina. Mi abuelo y Harry se sentaron en el patio a observar el paisaje que recorrieron, se los escuchaba cuchichear y reírse. Con Britt decidimos sentarnos en el pasto, lejos de la charla de esos hombres. Ella me tomó la mano y dejó un beso en mi mejilla.

- Es un bello lugar, me gusta venir para aquí -dijo ella.
- Lo es. Me recuerda a mi infancia. Con mamá solía venir muy seguido.
- La extrañas mucho, ¿verdad?
- A veces pienso que se fue de viaje con papá. La espero todos los días. Venir aquí me genera esa sensación. Siento el ruido de los utensilios de cocina y se me ocurre que es ella quien cocina y me llamara para almorzar.

Los ojos se me llenaron de lágrimas al recordar que mi mamá no me llamaría para almorzar, ni regresaría de ese viaje que me imaginaba. Britt me abrazó y coloqué mi cabeza en su hombro. Traté de no llorar, sentí un beso en mi cabeza, cerré los ojos y dejé escapar esas rebeldes lágrimas. Me sumergí en el abrazo de Britt, me sentía segura a su lado, me entregué a ella en ese instante en que me volví vulnerable por la nostalgia, los recuerdos y mi falso anhelo de volver a ver a mi madre.

Al concluir el almuerzo todos deseaban pasear en auto por los alrededores, Britt y yo decidimos no ir. Cuando se marcharon llevé a Britt a la casita del árbol. Preparamos una especie de cama y nos acostamos. Ella lucía fascinada. La idea era dormir pero estábamos solas en la casita, a metros de altura y sin nadie observándonos aunque pendientes de que llegaran sus papás… la situación era excitante, Britt se puso encima de mí, se despojó de su ropa y la admiré desde mi lugar, deseándola. Ella sonrió, se acercó a mí y me besó con dulzura, la necesidad de sentirla fue creciendo en cuestión de segundos y se deshizo de toda mi ropa, comenzó a besar mi cuerpo, sus manos me acariciaban, gemí y ella sonrió, me besó y me hizo el amor con locura, besó mis pechos y luego mordió mis pezones que reaccionaron ante el primer contacto con sus labios, mordió parte de mi estómago y su lengua me poseyó sin piedad. Grité, gemí y me sentí abatida por un orgasmo único, irrepetible e inolvidable. Se puso encima de mí y me besó levemente en los labios mientras la abrazaba con las pocas fuerzas que dejó en mi cuerpo. Como si su accionar no fue suficiente, seguía besándome, sentí recorrer su mano en mi vientre, acariciar mis muslos y adentrarse en mí con urgencia, volví a gritar y me perdí en otro orgasmo.

Antes de anochecer escuchamos que Nicole nos llamaba. Britt asomó la cabeza por una pequeña ventana y le informó que ya iríamos.

Yo seguía acostada y desnuda, sin intenciones de moverme. Britt me besó y dijo “Debemos venir para aquí más seguido”, sonreí y ella hizo lo mismo. La abracé y me puse encima de ella, le saqué la camiseta que sólo se puso para hablar con Nicole y le hice el amor una vez más, excitadas por la idea de ser sorprendidas allí amándonos.

Los cuidadores de la casa ya se encontraban allí charlando con mi abuelo, recogimos nuestras cosas y emprendimos el viaje. El auto de los Pierce salía primero de la propiedad, detrás de él iba el mío en el cual iba con Britt. A pesar de no contar con la presencia de ellos fue un fin de semana hermoso.



……………………….



Una nueva semana comenzaba en Nueva York, la fría mañana golpeó mi rostro ni bien salí de casa. Marcelo me llevaba en auto hacia la empresa. Mientras recorríamos las calles de la ciudad me llegó un mensaje de Quinn: “Lee esto” y adjuntaba un enlace. Hice click en el link y automáticamente se abrió una página de chimentos cuyo título en letras enormes decía: “Brittany Pierce ¿sale con su productora y socia de negocios?” y había una sarta de suposiciones sobre nuestra relación con fotos de nosotras en la casa de campo. Fruncí mi ceño ante esa invasión de mi vida privada, entendía que Britt fuera famosa y que miles de personas deseaban saber cada detalle de su vida pero había ciertas cuestiones que simplemente son privadas, intimas y se espera que eso se respete.

Al llegar a la empresa me dirigí directamente a la oficina de Quinn, ella al verme me hizo una seña para que me sentara.

- ¿Cómo te enteraste de esto? ¿Lees esa página de chimentos?
- ¿Cómo crees? Claro que no. Rachel recibió un mensaje de las chicas del teatro, le preguntaban si era verdad lo de los rumores y le mandaron la página.
- Esto no me gusta nada.
- Santana, lo de ustedes es tan natural que cualquier persona se daría cuenta, sólo basta observarlas unos instantes y créeme, los paparazzi se dedican a observar.
- Debo decírselo a Britt…
- Ya lo sabe, Reich se lo estaba comentando mientras yo te mandé el mensaje. Si sirve de consuelo Reich no contestó el mensaje de las chicas del teatro.

En ese instante entró en la oficina Sam. No golpeó, simplemente entró. Nos miramos un instante, su mirada glacial atravesó la mía, no me dio tiempo a reaccionar porque desvió su mirada hacia Quinn.

- ¡Hey, Sam! No sé como lo harán en Ohio pero aquí en Nueva York acostumbramos a tocar la puerta antes de entrar. ¿Qué necesitas? -dijo ella.
- Revisar unos papeles, te espero en mi oficina, no tardes.

Y se fue sin que Quinn pudiera decir palabra alguna. Me miró con indignación.

- ¿Quién se cree que es? Discúlpame, Santana, iré a ver qué demonios sucede.

Quinn salió en dirección a la oficina de Harry donde se encontraba Sam. Harry y Britt aún no llegaban.

Entré en la oficina de mi abuelo y allí estaba Denis con Carla arreglando mi agenda semanal. Me senté a escucharlas. Transcurrió alrededor de diez minutos y Fabiola llegó, se sentó frente a mí y revisaba su tablet. De pronto entró Quinn envuelta en la misma indignación con la que fue a hablar con Sam, en sus ojos había un rasgo de furia que al parecer intentaba disimular pero yo la conocía bien y sabía que estaba muy cabreada.

- Quinn, ¿qué sucede?
- Debes sacar a Sam de esta empresa. ¿Dónde está Harry? ¿Cómo se le ocurrió tener de mano derecha a este patán? ¿Sabes lo que quiere hacer? Quitarte la presidencia, destituirte, y ¿cuál es el argumento? Que por estar queriendo conquistar a Britt te desconcentras de las responsabilidades de la empresa. ¡Ha pedido reunión con los socios!

Todos los ojos de la oficina estaban puestos en Quinn observando y escuchando su colérico coloquio. Mi paciencia tenía límite y Sam, francamente, me hacía llegar a ese límite. Me disponía a salir para hablar con él y llegó Britt. Ella ignorando la reciente situación saludó a todas cordialmente, dejó un dulce beso en mi mejilla notando el denso clima de la oficina. Sonrió y dijo “¿Pasa algo malo?”. La tomé de la cintura, dejé un beso en su sien y le dije que se quedara con Quinn y las demás en la oficina. Ella aceptó de buena gana y me dirigí a la oficina en frente, Fabiola fue detrás de mí diciendo que no valía la pena enfrentarme a él, Britt no entendía que pasaba. A medio camino, a pasos de la puerta de la oficina de Harry, me detuve, giré para mirar a los ojos a Fabiola y le dije: “Esto se trata de mi trabajo y mi vida privada, no te metas”.

Fabiola quedó estática en su lugar, Britt sólo alcanzó a decir “Santana” con un tono de reproche por el trato que le estaba dando a Fabiola, Quinn la tomó del brazo con suavidad e intentaba explicarle el por qué yo actuaba de esa manera.

Entré en la oficina sin golpear y vi a Sam hablando con Harry. No les di lugar a que dijeran algo y a centímetros del rostro de Sam le escupí lo siguiente: “¿Crees que juntando todos los socios podrás sacarme de mi trabajo, de mi empresa? ¿Acaso piensas que ese argumento inútil te servirá de algo? No te voy a permitir que juzgues mi trabajo y mi desempeño en la empresa, recuerda que gracias a mi estás aquí parado. Si te molesta verme a diario tengo la solución a tu problema, porque hasta de eso voy a tener que ocuparme, solucionarte la miserable vida que tienes, la solución es que te largues. ¿Lo has entendido o quieres que te haga un dibujo a colores así lo entiendas?”

“Santana” dijo Harry con firmeza en su voz, él se había puesto de pie mientras yo hablaba, detrás de mi había gente pero ignoraba quienes eran los que presenciaron las palabras que le dije a Sam. Este por su lado seguía mirándome con esos ojos glaciales, estaba rabioso, podía ver la furia recorrer sus venas. La tensión de mi brazo se disminuyó un poco cuando sentí las manos de Britt en mí, me apartó de Sam y me pidió que saliéramos de allí. Le hice caso y abandonamos la oficina de Harry.

Denis estaba preocupada en la oficina, Fabiola y Carla la acompañaban. Al entrar junto con Britt ellas esperaban instrucciones para saber cómo seguía la jornada. Quinn entró en la oficina de Harry para hablar con él.

Miré a Britt, observé la mirada inquisitiva de Denis hacia nosotras, se estaba familiarizando con los acontecimientos que ignoró durante mucho tiempo, tal vez ahora le cerraban ciertas actitudes sobre mí. Tomé a Britt de la mano y dejé un beso en su sien “Vamos a trabajar” le dije y le pedí a Denis que me dijera cual era mi agenda.

Mientras Denis leía el cronograma de reuniones para ese día Sam salió enfurecido de la oficina y no lo volví a ver en todo el día. Quinn no había terminado de hablar con Harry cuando tuve que marchame a una reunión en compañía de Fabiola.

Las horas pasaron y mi intranquilidad no disminuía, aún persistía en mí rasgos de la rabia que me generó la actitud de Sam. Había recibido un mensaje de Quinn quien me decía que en el almuerzo me contaría en que consistió la reunión con Harry, ella actuó como la abogada que es y estaba enormemente agradecida por eso. También agradecía que mi rabia se reflejara en mi rostro dado que me ahorraba de tener densas reuniones con otros empresarios. Mi seriedad los intimidaba y con dureza le dije a más de uno “No tengo tiempo para bobadas, vamos al grano de la reunión” y acto seguido se desarrollaban los temas relevantes de cada encuentro terminando mi trabajo. Mi actitud cortante no sólo fue percibida por los empresarios con los que me reuní, Fabiola permaneció en un silencio absoluto. Viajábamos juntas en el mismo auto sin dirigirnos palabra alguna. Ya no tendría reuniones junto a ella por el resto del día, deseaba estar en la oficina bajo la mirada de Britt, esa mirada que lograba calmarme. Necesitaría nutrirme de fortaleza dado que además del problema con Sam se sumaba que los ingleses arribarían a la empresa en cuestión de días y tenerlos en mi empresa merodeando no era de todo mi agrado.

- Santana, debo pedirte una disculpa -dijo ella a minutos de llegar a la empresa.
- No necesito tus disculpas -respondí.
- Sé que no debí…
- Basta, Fabiola.

Dije eso con tanta seriedad que ella no se animó a seguir. No me despedí al salir del auto, directamente me dirigí a mi oficina para ver a Britt. La hora del almuerzo estaba a punto de terminar, tendría apenas unos minutos a su lado antes de continuar con mi agitada agenda.

Al entrar en la oficina vi a Britt comiendo en compañía de Quinn y Denis. Ella al verme notó mi desesperación y mi necesidad de sentirla dado que se puso de pie y se acercó para darme un abrazo. La sostuve entre mis brazos por un lapso de tiempo que hubiera querido durase toda mi vida, estar a su lado me reconfortaba, cerré mis ojos para sentir su aroma. “Te extrañé” me dijo y nos besamos con ternura. Acaricié su rostro con mis manos temblorosas, ella sonrió y me besó una vez más. Me tomó de la mano y nos sentamos juntas. Denis pidió permiso para retirarse dado que Quinn deseaba hablar conmigo en privado.

Britt se quedó conmigo, tomó mi mano y escuchamos lo que Quinn tenía para contarnos. Me protegió como sólo una leona lo hace con sus crías. Desplegó todos sus conocimientos sobre derecho en el rostro de Sam y exigió respetar la jerarquía de la empresa, le expuso a Harry las faltas que Sam había cometido en contra de mí y en contra de él dado que se tomaba atribuciones que no le correspondían sólo por ser socio de los Pierce. Le recordó a Sam, como lo hice yo, que él estaba en la empresa gracias a la unión López-Pierce, él no era nada en ese mundo empresarial, por lo tanto debería dejar de hacer acciones infantiles que comprometían el trabajo de una gran empresa. Quinn extendió un sermón tan elocuente que dejó mudos a Harry y a Sam.

- Ahora, ¿qué hacemos con Sam? ¿Lo despides? -consultó Quinn, observé a Britt quien estaba un poco triste y respondí.
- No, Quinn. Esa es decisión de Harry, no pienso intervenir.
- Santana, ¿estás loca? Ese tipo no puede permanecer aquí.
- Tranquilamente puede trabajar aquí, sólo quiero que no se entrometa más entre Britt y yo, espero que con esto le haya quedado claro.
- Es una locura pero eres la jefa aquí, haremos lo que dices.

Ella se levantó y salió de la oficina. Britt me besó una vez más y me abrazó. Nos quedaba poco tiempo para estar juntas y la frustración me ganó. Obstáculos y más obstáculos, sólo eso divisaba en el horizonte cada vez que avanzaba en la relación con Britt.

Denis volvió a la oficina y tuve que separarme de Britt para continuar con la jornada laboral. Britt se retiró porque tenía que ir a nuestra empresa. Denis me avisó que Harry solicitó una reunión al final del día, ella no agregó nada más pero noté sus dudas y la curiosidad, “Denis, Britt y yo estamos juntas… ella es todo para mí, mi abuelo no lo sabe, por cómo van las cosas pronto se enterará… sólo se discreta ¿puede ser?”, ella asintió y el trabajo continuó.

Al finalizar la tarde me presenté en la oficina de Harry. Él estaba concentrado en su pila de papeles, me vio entrar y puso toda su atención en mí.

- Siéntate, Santana. No voy a reprocharte nada, sólo deseo que hablemos sobre Sam.
- Te escucho.
- No voy a despedirlo, es mi mano derecha.
- No he pedido que hagas eso, sólo quiero que no involucre cuestiones personales con la empresa.
- Lo sé. Él es un buen muchacho, actuó bajo los efectos de los celos, y lo entiendo aunque no justifico su proceder. Me recuerda a mí cuando era joven. Nicole no era mi esposa, ni siquiera me consideraba su novio, en un par de ocasiones salió con otro muchacho, apenas nos conocíamos por lo que no pude exigirle que dejara de verlo, sin embargo los celos me ganaron y me agarre a los golpes con ese tipo cuando le dije que se alejara de ella pero se rio de mi en la cara y todo terminó mal. Nicole no quiso verme por mucho tiempo, decía que yo era un tipo violento y que ni loca estaría conmigo. El terror de perderla fue lo peor que sentí en mi vida, imagino que Sam siente lo mismo.
- Yo siento ese mismo terror, Harry. Britt no volverá con Sam, él ya la perdió, ahora ella está conmigo y no permitiré que la arrebate de mi lado.
- Britt te quiere, no deberías de dudarlo.
- No lo dudo, Harry… lo que pasa es que los obstáculos no se acaban y eso me frustra.
- Nada en la vida es fácil, Santana.
- Lo sé… ¿qué pasara con Sam?
- Le pedí que se tome un tiempo libre, que vuelva después de una temporada, aceptó mi propuesta.

Asentí y me dispuse a marcharme, pero antes de salir miré a Harry, él parecía estar condescendiente y aprovechándome de eso le dije lo siguiente: “Necesito a Britt como al mismo aire que respiro, no la he visto en todo el día… ¿puede quedarse a dormir en mi casa?” Sonrió ante mi pregunta, lo pensó un segundo y asintió. Le sonreí y me dirigí a buscar a mi chica.

Encontré a Britt en su casa, Nicole me recibió y me hizo pasar. Al ver a Britt la abracé y dejé un beso en su mejilla “Nos vamos a casa, ya le pedí permiso a Harry, busca tus cosas que te quedaras a dormir conmigo”. Britt sonrió y saltó de la emoción, me besó y fue en busca de su bolso. Nicole sonreía.

- Después de todo, las cosas marchan bien, ¿verdad? -consultó ella.
- Si… Sólo Sam… Me molesta su actitud.
- Todo es cuestión de tiempo, Santana, él está muy enamorado de Britt.
- Pero ahora ella está conmigo, mientras ella estaba con él yo respeté su relación, me costó y dolió muchísimo, intenté reprimir todo lo que Britt me hacía sentir… si ella me hubiese rechazado no habría insistido en estar a su lado pero nos enamoramos, él debe entender eso.
- A veces los dictados del corazón son más fuertes que las miles de razones que alguien nos puede dar. Sam es un chico inteligente y conoce a Britt, ya entenderá que nada ganará insistiéndole en volver a estar juntos.

No continuamos porque Britt regresó con su bolso y nos marchamos despidiéndonos de Nicole. Al llegar a casa mi nana comenzó a preparar la cena mientras nosotras charlábamos con mi abuelo. Él estaba contento con todo lo que hacíamos en la empresa, deseaba volver pero los médicos aún no lo autorizaban. Cenamos sin comentar el incidente con Sam, no valía la pena darle un disgusto a causa de los celos de Sam.

Al terminar de cenar mi abuelo se quedó conversando en la sala con mi nana, Britt y yo decidimos marcharnos a dormir. Nos despedimos y nos adentramos en mi habitación. En absoluta oscuridad las manos de Britt comenzaron a desnudarme, me besó en el cuello y acarició mi espalda, la desnudé con rapidez y nos tendimos en la cama besándonos, sus manos recorrían mi cuerpo y me dejaba sin aliento, la necesidad de sentirla a mi lado lograba enloquecerme, la besé con más locura y ella correspondía mi accionar, yo estaba encima de ella, tomando el control, deslicé mi mano por su vientre y me adentré entre sus piernas, la tomé con posesión, con un salvajismo que no era propio de mí, ella gimió con fuerza y sentí sus manos aferrarse a mi piel, “Santana” chilló mientras la penetraba con locura una y otra vez con rapidez, cerró sus ojos ante mis embestidas, respiraba con dificultad y al instante sentí como su cuerpo respondía a mi intrusión con un orgasmo. Nuestras frentes se unieron, ella respiraba erráticamente y no tenía intensión de retirar mis dedos de su interior, durante todo el día quise hacerle el amor y el trabajo me lo impidió. Respiré con dificultad y la besé una vez más “Eres mía, Britt, sólo mía” le dije mientras volvía a besarla y retomaba los movimientos de mis dedos en ella, por respuesta obtuve un gemido de su parte que me enloqueció aún más y bajé lentamente para saborearme con su esencia. Ella gritó una par de veces, esperaba que mi abuelo no haya oído nada de eso.

En plena madrugada Britt dormía como muchas personas lo hacen en ese horario pero yo no podía conciliar el sueño a pesar del cansancio. Observé a la mujer que dormía a mi lado, desnuda. Sin ella nada en mi vida tendría sentido, la amaba y se lo demostré esa noche mientras le hacía el amor con desesperación.



……………………



Un par de días habían pasado, la ausencia de Sam en la oficina era notable Harry y Britt no daban abasto con la administración de sus empresas. La que más se sacrificaba era Britt, quien parecía separarse en varias personas, por un lado estaba el trabajo en la empresa que se dividía entre ayudar a Harry y a mi sin descontar la empresa de ambas, pequeña pero en pleno crecimiento, por otro lado, y por si no fuera poco los ensayos de su obra. Llegaba un punto en el día en el que ella simplemente deseaba recostarse y descansar. Una de esas noches se quedó en mi casa, habíamos hecho planes para estar juntas pero el cansancio la venció y sólo durmió. No me atreví a despertarla, la observé en la oscuridad y luego me dormí abrazada a ella.

Veía como el trabajo nos consumía y no podíamos disfrutar de estar juntas. Sam y mi abuelo aún no volverían a trabajar y era algo que comenzaba a preocuparme. En la empresa manteníamos un ritmo muy acelerado, tenso y estresante, sumado a eso la presencia de los ingleses, ya estaban instalados en la empresa trabajando codo a codo con nosotros.

Las únicas que al parecer la pasaban bien eran Quinn y Rachel. Ya habían fijado fecha para el casamiento, Rachel no deseaba esperar mucho por lo que en un mes se casarían, ella preparaba todo los detalles para ese día especial. Quinn lucía esplendida, más enamorada que de costumbre. Britt también le ayudaba a Rachel cuando tenía tiempo, ella la acompañó a buscar el vestido de bodas perfecto, mientras Quinn aún no se decidía que vestido usar, había recorrido miles de lugares y nada le convencía.

Mientras revisábamos algunos vestidos por internet Carla me informó que había reunión de socios, Harry llamaba a una reunión general. Con Quinn nos sorprendimos dado que él no nos había informado de nada sobre esa reunión. Nos dirigimos a la sala de conferencias y vi a todos reunidos, pero el rostro que más llamó mi atención fue el de Sam. Había regresado, la glacial mirada aún permanecía presente en su rostro y era dirigida hacia mí. Nos sentamos enfrentados, no me saludó pero tampoco apartó su mirada de mí. Harry informaba que Sam se reincorporaría a la empresa después de unos días de descanso, la novedad además de su regreso era que las empresas a cargo de Britt pasaban a ser responsabilidad de él. Miré a Harry con sorpresa y decidí hablar.

- ¿Britt está de acuerdo con esto?
- Se lo comentaré en la tarde, considero que es lo mejor dado que son muchas responsabilidades las que recaen en ella. Sam ha regresado con todas las intenciones de trabajar, es lo que necesitamos. ¿Algún socio tiene una objeción? -dijo Harry.

Nadie parecía estar en contra de esa decisión pero lo que me molestaba era que yo no había sido notificada antes. Sam no dejaba de mirarme con odio, enfrenté su mirada y pareció enloquecer. Los socios comenzaron a dejar la sala, Quinn se quedó a mi lado, Fabiola ingresó cuando la sala estaba casi vacía, teníamos una reunión allí. Como Sam no dejaba de mirarme decidí sincerarme con él.

- Espero seas sincero y responsable, necesitamos gente que trabaje, que colabore, no lo contrario, que te reincorpores es importante para todos -dije a modo de bienvenida con un toque de advertencia.
- ¿Acaso crees que sólo vine a seducir a la hija de uno de los socios de la empresa? -se rió sarcásticamente- No, Santana, yo volví para trabajar.
- Espero sea verdad, no me basta con que lo digas, demuéstralo -respondí.
- Aquí la que ha demostrado que el trabajo es secundario eres tú, o ¿acaso crees que nadie se da cuenta de las reuniones privadas que tienes en la oficina de tu abuelo? ¿Qué pensará él de esa actitud, Santana?
- ¡BASTA! -dijo enérgico Harry- Sam, estás pasando el límite. Creí en ti cuando me pediste regresar a trabajar. No me decepciones.
- Harry, ella es la responsable de todo esto.

Dijo eso señalándome, “¿Volviste sólo a decir eso? Esmérate un poco Sam, déjate de tonterías y compórtate como un hombre. Dime de frente cuál es tu maldito problema” le dije con enfado, él se incorporó y con su cuerpo atravesó la mitad de la mesa, con rabia respondió “Tú eres mi maldito problema, te metiste entre Britt y yo”, las advertencias de Harry no sirvieron de nada en ese instante, me incorporé hasta quedar cara a cara con Sam, y la mesa entre nosotros “Estoy harta de tus lamentos, ella me ha elegido, acéptalo de una buena vez”. La furia le recorría el cuerpo entero “No eres más que una…” no pudo terminar de hablar porque Harry lo tomó del brazo y lo apartó lejos de mí diciéndole “¡BASTA! ¿Qué te sucede?” Sam pareció reaccionar y sólo lo vi bajar la cabeza ante Harry. Quinn me tomó del brazo y trataba de tranquilizarme. Fabiola sólo era una espectadora más allí.

- Harry, sácalo de aquí.
- Disculpa, Santana -dijo Harry.
- Espero hayas tomado una buena decisión con permitirle que regrese a la empresa.
- ¿Quién te crees que eres? -dijo Sam- No decides sobre mi trabajo.
- ¡Basta, Sam! -dijo Harry.
- Harry… -dijo él solicitando apoyo pero no fue correspondido.

Sam se soltó con violencia del agarre de Harry y dejó la sala. Harry se disculpó y fue tras de él. Quinn me preparaba un té y Fabiola no se atrevió a hablar sobre lo ocurrido. Mi mente maquinaba a mil las ideas que Sam se formulaba en su cabeza, traté de imaginar el dolor de él, la rabia y la impotencia de no poder hacer algo para recuperar a Britt. Mis nervios estaban a flor de piel y pensaba en lo que él podría estar sintiendo. Tenía el presentimiento de que él no se rendiría tan fácil, regresó para hacerme la vida imposible. Lo pude ver en sus ojos, el odio puro dirigido hacia mí. Cerré mis ojos con fuerza, “Estás tensa, toma este té” dijo Quinn. Miré el contenido en la taza de porcelana, un simple té no calmaría la tensión que me generaba enfrentarme a alguien como Sam, un hombre despechado que me odiaba y el cual estaba dispuesto a destruirme.

Chicas! Disculpen la tardanza... entre una y otra cosa no podía publicar...
Les dejo un nuevo capítulo y les pediré que sean más pacientes. Tengo mucho trabajo por delante y poco tiempo. Actualizaré nuevamente, sólo esperenme... Besos!


Capitulo 22: San vs. Sam. Parte 2.

Ser consciente de que una persona te odia pude causarte estrés. Yo comenzaba a sentirme indispuesta ante la presencia de Sam, su hostilidad era tal que me generaba incomodidad. Nos cruzamos un par de veces después de la ofuscada discusión en la oficina de conferencias.

Al parecer él también sintió la incomodidad de mi presencia dado que Harry me informó que Sam se tomaría un tiempo libre para reflexionar sobre su accionar. Sam no iría a trabajar durante un tiempo prudente.

Terminada la jornada de trabajo me dirigí a casa. Al llegar no me apetecía cenar, por lo cual sólo me dirigí a mi habitación. Me recostaría a descansar y luego iría a buscar a Britt al teatro.

El sueño me ganó dado que desperté asustada pues me encontraba en la oscuridad de mi habitación, señal de que era tardísimo y me olvidé de Britt. Bajé corriendo las escaleras y escuché la voz de ella proveniente de la cocina. Entré sigilosa y la vi allí charlando con mi nana, quien preparaba la cena.

Me acerqué a ella y dejé un beso en su mejilla, la abracé y le pedí disculpas por no haber ido a buscarla.

- Me vine en taxi. Te encontré durmiendo y no quise despertarte. Dormías tan bien… ni me escuchaste cuando me bañé en tu baño.

Dijo eso sonriendo, enarqué mis cejas y dije:

- ¿Te bañaste en mi baño?

Ella sonrió y dejó un beso en mi boca. Me abracé más a ella y permanecimos allí esperando la cena.

Mi abuelo no estaba, según mi nana deseaba salir a pasear y salió en compañía de Marcelo. Por lo cual cenamos sólo las mujeres, luego mi nana se retiró a su habitación y con Britt nos dirigimos a la mía.

- ¿Vas a contarme qué sucedió hoy en la oficina? -dijo acariciando mi rostro.
- ¿No te han dicho todos los detalles ya?
- Quiero oír tu versión…
- Sam es un imbécil.

Ella me besó con delicadeza, a pesar de que había dormido un par de horas aún me sentía cansada, ella notó eso en mí y no avanzó más. Sólo me besó mientras me dormía lentamente.

Desperté cuando la madrugada apenas atravesaba mi ventana. Unos brazos firmes me abrazaban. Giré mi cabeza y vi a Britt dormir a mi lado. Su pelo brilloso cubría su rostro, ambas estábamos semi desnudas, con delicadeza comencé a besarla y a desvestirla totalmente, necesitaba hacer el amor con ella.

Ella se dejó hacer, somnolienta permitió que la desnudase y le dejara besos por doquier. Sentí su cuerpo erizarse ante mis caricias y su respiración acelerarse, me abrazó y me besó con locura, se entregaba a mi sin censura y enloquecí, arremetía contra ella con fervor mientras gemía y gemía, besé su cuello, sus pechos, su plano vientre y seguí más abajo, la enloquecí como ella lo hacía conmigo. Sus manos no se despegaban de mi cabeza mientras la llevaba al éxtasis. Nuestros cuerpos volvieron a unirse una vez más. Ella me besaba mientras lograba recuperarse del estremecimiento al que fue sometido su organismo.

Tomó posesión de mi cuerpo al situarse encima de mí, me besó dulcemente y me penetró con locura, grité y mi cuerpo entero se estremeció, ella seguía adentrándose en mí, con fuerza, me rendí ante ella y ante los movimientos de su mano.
El sol se asomaba por la ventana y con Britt seguíamos besándonos y tocándonos mutuamente, sin embargo era momento de levantarse e ir al trabajo. Con toda la pereza del mundo dejamos atrás la cama y decidimos afrontar el día que apenas comenzaba.

Al llegar a la empresa Quinn lucía muy contenta. Con Britt entramos en su oficina y le preguntamos a qué se debía su felicidad. Ella sonrió, se tapó el rostro con las manos y dijo:

- No estoy así de contenta porque Sam no vendrá por un tiempo, aunque admitámoslo, esa es razón para estar de fiesta -sonreí un poco- en realidad… me voy a casar.

La miré sorprendida.

- Quinn, eso ya lo sabemos.
- Me voy a casar el mes que viene, con la mujer más hermosa y maravillosa del mundo.

Britt sonrió y fue a abrazarla, hice lo mismo, mi amiga estaba radiante ante el cambio que se realizaría en su vida. Lucía muy contenta y de seguro andará como boba durante mucho tiempo producto del amor que le tenía a Rachel.

- Rachel ha decidido que no serviría de nada esperar mucho tiempo pero que quiere una boda soñada, por eso será en un mes.
- Pero Quinn… un mes es poco tiempo para planear todo -dijo Britt.
- Vamos a contratar una de esas wedding Planner. Estamos seguras que podrá hacer algo hermoso para dentro de un mes.

En ese momento sonó el teléfono y Quinn tuvo que atender. Britt estaba sentada a mi lado y enlazó su mano en la mía, me miró demostrándome que estaba contenta por las chicas. Besé sus labios y le dije: “Debo aclarar algo, tú eres la mujer más hermosa y maravillosa del mundo y no te casarás con Quinn, ¿queda claro?” Me besó una vez más ante la atenta mirada de Quinn, “Te he escuchado López” dijo mientras prestaba atención a la persona que hablaba del otro lado del teléfono.



………………………………….



El mes había pasado. El invierno ya estaba acentuado en todo su esplendor y la boda entre Quinn y Rachel ya estaba próxima. Solo quedaban algunos detalles que resolver para que la unión entre ellas se realizara.

Mientras ellas vivían en su pequeña nube de amor, el trabajo consumió a Britt y por consiguiente a mí también. Casi no teníamos tiempo de vernos, en realidad, estar solas era lo difícil. Reuniones, empresarios, ensayos, todo contribuía a alejarnos un poco. Sam ya no era una amenaza pero las circunstancias de la vida se interponían.

Al menos eso pensé, inocentemente creí que Sam se rendiría, cuan equivocada estaba.

Durante ese tiempo metida en la empresa me dormí en los laureles y estaba descuidando lo que más amaba en esos momentos: a Britt. Ella no parecía disgustarse por la situación en la que nos encontrábamos, a pesar de las responsabilidades que nos mantenían separadas, conseguíamos robarle al tiempo unos momentos íntimos para nosotras. Besos furtivos en la oficina, algunas caricias antes de separarnos por una reunión que me competía o los ensayos de ella, miradas cargadas de lujuria cada vez que la veía acercarse después de toda una noche sin verla, sonrisas cómplices al notar que lo único que deseábamos era que fuera domingo para escabullirnos a algún lugar privado y amarnos con locura procurando no asustarnos ante la llegada de los días de trabajo agotador.

Tal vez el consuelo de ambas era saber que aquello no duraría para siempre. Nos amábamos lo suficiente como para estar seguras de que esa vida vertiginosa y estresante no era el futuro que nos planteábamos, esa vida no podría ser la correcta, no era acorde a lo que sentíamos. Concebía y supongo que Britt estaría de acuerdo conmigo al decir que la vida que planeábamos no tenía nada que ver con robar minutos al tiempo. La imagen a futuro que veía era a Britt acurrucada entre mis brazos después de hacer el amor cada día de nuestras vidas.

Sin embargo la realidad comenzaba a presionarnos. Veía el agotamiento de Britt, su esfuerzo por no abandonar una de las dos actividades que delimitaban su vida pero que silenciosamente hacían estragos en su salud. Aunque lo negase yo me daba cuenta de que era hora de revertir esa situación y todo consistía en que ella abandone su trabajo en la empresa o el baile.

Estaba claro cuál sería su prioridad y lo respetaría en caso de que ella aceptase aquella proposición de dejar uno de los trabajos, pero dudo muchísimo que realmente exprese el cansancio al que estaba siendo sometida por lo cual no admitiría aceptar abandonar algo, con un poco de suerte pediría dormir un poco más pero no dejar ni la empresa ni la obra.

Para ser sincera, tampoco me atreví a preguntarle o al menos hablar con ella sobre el tema de que dejase una de las dos actividades que realizaba. Si ella dejaba la empresa menos tiempo tendría para verla, y eso era algo que me generaba una especie de angustia, por otro lado, sin ella, el trabajo aumentaría para mí y para Harry y no pensaba darles poder a los ingleses, mucho menos dejar que mi abuelo regresase cuando estuvo tan delicado de salud. Me veía totalmente confundida, no sabía qué decisión tomar ni cómo actuar. En casa trataba de que mi abuelo no notara aquella angustia, a mi nana no podía ocultarle nada pero no habíamos tenido ocasión de hablar. Hasta el más mínimo tiempo libre que tenía lo destinaba a estar con Britt.

Entre mis miedos y mi impaciencia por no poder disfrutar mi noviazgo con Britt se me sumó una preocupación más. No le había contado a nadie, Quinn estaba ocupada con su boda, Britt con el baile y la empresa, mi nana con mi abuelo y más opciones no tenía, ni Carla sabía absolutamente nada sobre un par de notas traspapeladas en mis documentos.
Era raro, leía los documentos impresos que Carla y Denis me dejaban en el escritorio ordenadamente apilados en carpetas de colores, mientras leía algo sobre balances o marketing aparecía una hoja en blanco con una leyenda al pie de página: “¿Lo sabe?”. No sabía muy bien a qué se refería, miles de ideas atravesaron mi cabeza pero esa frase no podía hacerme perder la calma.

Cuando le consulté a Carla sobre esas notas, ella no podía explicar la existencia de esa hoja en mis documentos, no le di importancia aquella vez pero cuando la situación se repite es algo alarmante. La nota volvió a aparecer unos días después en mi escritorio. No dije nada para no dejar visible mi preocupación, si alguien quería asustarme de seguro estaría al acecho e intentaría averiguar si algo me preocupaba, sin embargo con el correr de los días nadie me hizo preguntas en referencia a mi estado o si existía algo que me preocupara. Y allí apareció otra nota más en mis archivos, “¿Lo sabe él?”. La situación además de desesperante, era irritante.

No podía prestar atención a cada acción de la oficina, si alguien estaba infiltrado y planeaba tenderme una trampa, no podía pensar en otra persona que no fuese Sam. Esa era mi certeza, la duda era la siguiente, ¿quién lo ayudaba?

Ante la aparición de esa nueva nota, llamé a Carla y a Denis juntas. Las hice sentar en el sofá y les mostré las notas. Denis no entendía nada de la situación, Carla si y parecía un poco asustada.

- Las encontré entre los papeles de mis documentos, documentos que ustedes me pasan -les dije.
- Santana, yo no hice esto -dijo en su defensa Denis, un poco ofendida.
- No las estoy culpando. Necesito que me ayuden a descubrir quién demonios las deja. ¿cómo es posible que aparezcan de la nada?
- Santana, deberías avisarle a la Policía, mira si es alguien peligroso -dijo Carla.
- Si hago eso pongo en sobre aviso al que hace esto.

Veía en el rostro de Denis cierta duda y dijo:

- No entiendo que quiere lograr con decirte esas palabras. ¿Hay algo que no se?
- Estoy más que segura que se refiere a mi abuelo -respondí- creo que intentan asustarme o algo parecido en relación a él y mi noviazgo con Britt.
- ¿Ella lo sabe? -consultó Carla.
- No. Y no quiero que se lo digan. Quiero resolver esto por mi cuenta… obviamente que con su ayuda, sola no puedo.

Ambas asintieron y prometieron estar más atentas a las personas que se acercaban a los papeles que eran exclusivos que yo los revisase. Tarea difícil dado que muchas personas eran las que rodeaban la oficina y los archivos.
Al día siguiente de la reunión con Denis y Carla, ambas se presentaron juntas ni bien llegué a la oficina. Se miraron con complicidad y cierto temor, pusieron en mi escritorio una hoja con algo escrito en el centro, “Él se enterará de todo.”

- Lo encontré entre unas carpetas -dijo Carla- revisé todo ayer y no había nada, apareció esta mañana. Santana, debemos llamar a la Policía.
- Tal vez es alguien que viene por las noches -dijo Denis.
- Denis, llama al Jefe de seguridad del edificio. Dile que iré en cinco minutos a hablar con él. Me cubres aquí y con Carla iré a revisar los videos de la gente que ingresó al edificio. No puede ocultarse de las cámaras.

Pasado los cinco minutos fui a ver a Jeffrey, el Jefe de seguridad, quien me mostró los videos donde se registraba quien entraba y salía del edificio. Nadie que no tuviera identificación subía al piso de mi oficina. Entonces, quien dejaba las notas era alguien que trabajaba todos los días en la oficina. No podía alejar la imagen de Sam de mi cabeza, tampoco podía saber quién podría haberse hecho tan amigo de él como para ayudarlo a dejarme notas anónimas. ¿Y si no era él?

- Señorita López, como Jefe de seguridad, necesito saber si hay algo que le preocupa con respecto a los ingresos de personas al edificio. ¿Sucede algo malo?
- Alguien está dejándome notas anónimas. Por lo que vimos, no ingresa gente desconocida, lo cual me hace llegar a la conclusión de que esa persona trabaja a mi lado.
- Señorita, eso debemos informarlo a la policía.
- Jeffrey, no quiero que esto se torne un problema, preocupará a mi abuelo y es algo que deseo evitar. Por lo pronto infórmame si ves algo raro, lo más mínimo. Tengo una sospecha pero nada seguro.

Le palmeé el hombro y decidí irme. Antes de cruzar la puerta él preguntó: “¿Debería prestar atención a una persona en particular?”. Dudé en responder pero quizás esa era la pista para resolver esto. “Si, a Sam Evans”. Él asintió y no dijo nada más.



……………………..



- Estamos a una semana de la boda y aún no has ido a probarte el vestido. Eres mi dama de honor, Santana -dijo Rachel, plantada delante del escritorio en la oficina de mi abuelo.
- Reich, no he tenido…
- ¡Ah no! ¡No, no, no, no! ¿Crees que dirigiéndote a mí como “Reich” podrás evadirte de lo irresponsable que estás siendo conmigo? Santana López, -dijo apoyando sus manos en el escritorio y acercando su cabeza a la mía- tengo una modista loca porque no has ido a probarte el vestido, mi wedding Planner me comerá viva porque no te has dado tiempo de asistir a los ensayos sobre la ceremonia, ¿entiendes que sólo te pido unas horas para que mi boda sea la más bella e increíblemente indescriptible de todo el mundo? Me caso con Quinn… tiene que ser la boda más…
- ¡Ok, Rachel! Entendí…-suspiré y miré a Denis- ¿Tengo algún hueco en mi agenda?
- Después del almuerzo tienes una reunión importante, las demás se pueden reprogramar para mañana.
- ¿Estaré sobre-cargada mañana?
- Es posible…
- Muy bien. Rachel, has logrado que mañana sea el peor día de mi vida, posiblemente no vea a Britt en todo el día, lo cual significa que iré a esa prueba de vestido y haré que luzca lo más jodidamente sexy en él para captar la atención en tu maravillosa boda y así arruinar tus dulces sueños de boda real o lo que sea que te imagines en esa pequeña cabeza de hobbit.

Ella sonrió y dijo: “Te mandaré la dirección por mensaje, te espero”. Dejó la oficina lanzando besos al aire. Suspiré al ser consciente del día que me esperaba.

Como me lo anticipó Denis, después del almuerzo me vi junto a Fabiola en la oficina de conferencias reunida con unos empresarios. Almorcé sola dado que Britt estaba invitada a un programa de televisión, Quinn y Rachel la acompañarían, luego nos reuniríamos para la prueba de los vestidos y la ceremonia.

Mi completa atención estaba puesta en la reunión, hasta que entró Carla y al oído me dijo: “Jeffrey tiene novedades”. Una rara sensación me invadió, la adrenalina recorría mi cuerpo, necesitaba salir de aquella oficina con urgencia.

El tiempo avanzaba lentamente, las ideas que se exponían no eran absorbidas por mí, era como si no estuviese en aquel lugar, luego un hombre dijo, “Bien, deberíamos retirarnos ya”. Les sonreí, estreché mi mano con ellos y salí volando de la oficina. Sin detenerme a hablar con Fabiola.

Al llegar al segundo piso, donde estaba la oficina de Jeffrey, sentí como si me faltara el aire. Estaba nerviosa. Él notó mi presencia y me señaló una silla a su lado, me senté y comenzó a hablar.

- Revisé todos los videos con las entradas de las personas al edificio desde el día previo a que encontrara la primer nota. Son las mismas personas, no han subido extraños, sólo algunos empresarios pero no en los días que le dejaron las notas, personal de limpieza tampoco ingresó. Pero mire esto, señorita, ocurrió el día que le dejaron la segunda nota.

Observé la pantalla, mucha gente saliendo al estacionamiento, entre ellos Quinn. Todos se van en sus autos. No he visto nada anormal.

- No entiendo Jeffrey.
- El horario es a la salida, ¿distingue a la abogada Wexler?

Observo nuevamente la pantalla, el video vuelve a reproducirse. La abogada Wexler es Fabiola, ella sale del ascensor y se dirige a un auto negro y se va. Sigo sin entender.

- No sé si será de ayuda pero, señorita López, ese auto es de Sam Evans. Es un Mercedes, pocas veces vino él en ese auto, tal vez una o dos veces, lo reconocí bien lo vi y me llamó la atención que la abogada lo estuviera usando.
- ¿estás seguro de eso? ¿No será que tienen el mismo auto?

No había visto ese auto antes, el de Fabiola era un auto diferente, es decir, no tenía un Mercedes, lo sabía porque me subí en él muchas veces. Pero tampoco jamás vi a Sam en un Mercedes.

- Lo corroboré, tenemos un listado de las personas que ingresan al edificio con autos y registramos las patentes. Es el auto de Sam Evans. Sólo ese día vino en ese auto la abogada. Mire.

Fijé mi mirada en la pantalla, Jeffrey seleccionaba otros videos donde veía a Fabiola irse en su auto, el blanco que yo conocía. Me mostró varios videos, de diferentes días.

- Jeffrey, ¿crees que Fabiola sea la cómplice?
- Ha ingresado al edificio los días que encontró las notas, no sé si ella tiene acceso a los archivos de su oficina, pero como me dijo que pusiera los ojos en Sam Evans creí que este dato sería importante.
- Lo es… muy importante. Sigue atento e infórmame. Necesito una certeza, hasta ahora solo tenemos hipótesis.
- Entiendo. Le avisare ante otra novedad.

Me despedí de él y salí de la oficina. Carla me encontró en el ascensor y dijo: “La señorita Berry al teléfono”, blanquee mis ojos y atendí, “¿Dónde te metiste? Prometiste venir, Santana” suspiré, Fabiola tomó el ascensor y se fue despidiéndose de mí con una sonrisa y un leve movimiento se su mano, sólo la miré fijamente. “Estoy en camino, Reich”.

Bajé rápidamente al estacionamiento pero no encontré el auto de Fabiola, se había ido rápido. Miré la hora, estaba retrasadísima, Rachel me mataría, miré a la cámara de seguridad imaginando que del otro lado Jeffrey me observaba. Me dirigí a mi auto y emprendí mi camino hacia la dirección que Rachel me indicó.

Britt me tomó de la mano desde que nos encontramos en la tienda. Ambas nos probamos los vestidos y la modista realizaba notas en su carpeta. Era momento de que Quinn se probara por última vez su vestido, el de Rachel ya estaba listo. Britt acompañó a Quinn a un salón a puertas cerradas para evitar que la otra novia viese el vestido. Con Rachel a mi lado no pude evitar sentirme un poco angustiada por lo que me estaba pasando.

- ¿Sucede algo malo, San?
- No… -dudé- supongo que es cansancio.
- Luces agotadísima. Deberías ir a descansar luego de la reunión con la wedding planner.
- Es una buena idea, lo malo es que Britt no estará conmigo.
- ¡Oh! Ha pedido el día libre. Hoy no hay ensayos, es toda tuya.

Al parecer mi cara pudo expresar con exactitud mi cambio de humor dado que Reich sonrió.

- ¿La amas mucho, verdad? -consultó.
- Ni te imaginas cuánto…
- Es bello verlas juntas, inspiran tanta dulzura… ambas son perfectas.
- Eso ya lo sabía -le respondí con aire de altivez.
- Emmm… San… -ella estaba un poco nerviosa- el vestido te queda hermoso, no hablabas en serio cuando decías que acapararías toda la atención en mi boda, ¿verdad?

Me eché a reír y ella me siguió. “Claro que no, boba” le respondí. Acto seguido, Britt salió del salón acompañada de Quinn. Me besó en los labios y nos dirigimos a la reunión con la wedding planner.



……………………….



Britt estaba desnuda sobre mí, me besaba con dulzura, acariciaba el costado de mi cuerpo y mis manos se desplazaban por su espalda. Habíamos hecho el amor toda la noche en mi habitación. No tenía noción del tiempo, con ella absolutamente todo dejaba de existir, nada importaba, sólo amarla. Con una mano apartó unos cabellos de mi rostro y me miraba en la oscuridad, la tenue luz de la luna nos permitía observarnos levemente. “Te amo, Santana” dijo ella y se acurrucó más sobre mi cuerpo. La envolví en un abrazo y el sueño nos ganó.

Al día siguiente desperté gracias a los besos de Britt, aún nos quedaban unos minutitos más antes de comenzar la jornada. Recordé mi agenda y suspiré, “Estaré muy ocupada hoy, tal vez nos veamos en la noche”. Ella asintió y me besó tantas veces como fue posible en ese corto tiempo.

Una vez en la empresa nos separamos. Denis estaba revisando unas cosas en su tablet y cuando Britt se fue me dijo con seriedad, “Tiene que mirar este e-mail”. Tomé la tablet y me vi en unas fotos, yo y Britt, abrazadas, besándonos. Las fotos fueron tomadas el día en que Quinn le pidió casamiento a Rachel. Debajo de las fotos la leyenda “¿Él lo sabe?”. Me fije en los datos del e-mail, me lo mandaba un desconocido, hace apenas unos veinte minutos atrás.

- Denis, ¿Fabiola ha llegado?
- Aún no.
- Necesito hablar con ella bien llegue. Por favor, dile a Quinn que venga.

Denis salió de la oficina y al poco tiempo Quinn se presentó en la oficina, “¿Qué sucede, jefa?” dijo, tomé la tablet y le mostré. Ella miró todo con seriedad. “¿Qué demonios?” dijo mirándome.

No pude expresar ni una idea. Denis me avisaba que me esperaban en la sala de reuniones y que Fabiola aún no había llegado.

- Creo que intentan asustarme o chantajearme… no lo sé, Quinn. Necesito que me ayudes.
- Déjamelo a mí. Ve a la reunión.

Me dirigí a la sala de conferencias, unos segundos después de mí, Fabiola abrió la puerta y se sentó a mi lado. Lucía tranquila y concentrada en el trabajo. A mí me costaba concentrarme. La reunión terminó y Harry entró en la sala diciéndome que necesitaba hablar conmigo, intenté decirle que luego iría pero su mirada me decía que era algo más importante que enfrentar a Fabiola.

Entré en la oficina de Harry, allí Britt, Quinn, Carla y Denis estaban serias. “¿Qué sucede?” pregunté y me señalaron la computadora.

- Es mi cuenta de correo -dijo Harry.

Las fotos estaban allí. Y figuraba un listado de los otros correos a los que les llegó el mismo e-mail. Todos eran socios y empresarios unidos a López & Asociados, incluyendo el correo de mi abuelo, una sensación parecida al mareo me golpeó, me sentí débil y en ese momento Britt me tomó de la mano.

- ¿Por qué no nos dijiste que te estaban chantajeando? -preguntó ella con cierto dolor en su voz.
- Ni sé si es un chantaje. Creí que podría manejarlo sola.

Nadie se atrevió a decir algo. El silencio nos invadió por unos instantes hasta que Quinn dijo: “Ya están investigando el origen del mensaje, sabremos quién está detrás de todo esto”. Lo dijo con tal firmeza que sabía que eso sería así, aunque yo tenía la leve certeza de saber quién era el culpable.

Miré a la gente a mí alrededor, todos sabían que mi mayor preocupación no era encontrar al culpable de la divulgación de las fotos sino el enfrentamiento con mi abuelo. Lo que más temía habría de ocurrir.

- Harry, ¿podrás ocuparte de un par de reuniones hoy? Debo ir a hablar con mi abuelo.
- Lo haré, Santana. Si es necesario puedo acompañarte.
- Será mejor que vaya sola.

Britt me miró, presioné su mano y nos dirigimos a la oficina de mi abuelo. Una vez solas ella me miraba con preocupación.

- Quiero ir contigo, San.
- No creo que sea una buena idea. No sé si ya estará al tanto.
- Pero San…
- No Britt. Si se enfurece… no dejaré que diga algo que pueda dañarte. Déjame hablar con él a solas.

Ella se puso triste, casi hasta el punto de llorar, me acerqué a ella y nos abrazamos con fuerza. Besé sus labios como si fuera la última vez que me dejarían hacerlo y la dejé allí en la oficina.

Mi camino hacia el ascensor fue eterno, todos me observaban como si fuera un bicho raro, tal vez era mi impresión, tal vez no, pero sentí que las miradas de todos estaban puestas en mí. Las puertas del ascensor se cerraron y me dirigí al estacionamiento. Llamé desde mi celular a Carla.

- No digas que soy yo -le dije ni bien contestó- pásame la dirección de Sam y no se lo digas a nadie, ni siquiera a Britt. Hazlo ahora, estaré esperando.

Unos segundos después ella me dio la dirección. Aún no iría a hablar con mi abuelo, primero debía ajustar cuentas con Sam.



…………………..



Llegué al edificio de Sam, entré en la parte del estacionamiento y para mi suerte, él estaba a punto de entrar a su auto, el Mercedes negro. Me bajé de mi auto y ni bien se dio cuenta que era yo, aumentó su seriedad.

- ¿Qué haces aquí? -dijo con hostilidad.
- ¿Acaso pretendes ocultarte de mí? ¡Cobarde! ¡¿Crees que tus malditos anónimos pueden dañarme?!
- No sé de qué hablas…
- ¡Vamos, no te hagas! Eres un cobarde… Por Dios, Sam, ¿tanto odio sólo porque Britt ahora está conmigo? ¡Supéralo! -dije pero su seriedad no cambió.
- ¿Qué es lo que le hiciste? ¡La corrompiste! ¡Ella era mi novia y te metiste en el medio! -dijo alzando un poco la voz.
- La enamoré, eso hice. Y no, no me metí en el medio, Sam, intenté reprimir esto y me fue imposible, intenté apartarme y no pude, no pude porque ella también sintió lo mismo que yo, ambas sentimos lo mismo y lo lamento por ti… realmente lo lamento pero no busqué enamorarme de ella… sólo… sólo pasó.

Vi como sus ojos se tornaban rojos, su cuerpo estaba tenso y me di cuenta que el mío también.

- ¿Crees conocerla, realmente? -dijo reprimiendo un sollozo.
- Si…
- ¿Sabes que es la mejor persona que existe en este mundo?
- Sam, ¡claro que lo sé! La amo.

Él me miró con desprecio. Y acercándose a mí me dijo:

- Entonces, si tanto crees conocerla y dices amarla, compárala contigo misma, ¿crees que ella merece estar con alguien como tú? No eres digna de ella.
- Si no lo soy yo pues tú tampoco lo eres. No me interesa lo que digas de mí, no me interesa lo que el mundo opine de mí. Amo a Britt y ella me ama, es lo único que necesito. No voy a recurrir a acciones tan mediocres como las tuyas, no voy a estar mandando a Fabiola con papelitos insignificantes para intentar intimidarte, ni usare mi correo electrónico para contarle al mundo lo cobarde que eres. Ya te he pedido que te apartes de ella y de mí, que superes lo que sucedió, traté de ser amable contigo pero al parecer sólo entiendes a lo bruto.

Vi su puño tensarse, se estaba controlando para no golpearme, como no le aparté la mirada se enfureció más.

- Una vez más, supéralo, Sam.
- Así como ella me ha dejado te va a dejar porque tú no eres para ella.

Se dio la vuelta y golpeó su auto de un puñetazo. Lo que tenía en las manos fue estrellado en la pared. Ahora él lloraba.

- ¡Vas a sufrir lo mismo que yo sufrí! -gritaba- vas a verla enamorarse de otra persona, no tendrás paz, Santana, verás como ella está a tu lado pensando en alguien que no eres tú…
- Cállate, Sam…
- ¡No tienes idea de lo que te espera! -sollozaba y yo no era inmune a eso, pues sabía muy bien del dolor del que hablaba- ¿Cómo no me di cuenta de esas miradas? Ella te miraba de una manera especial, ¡qué tonto fui!, un completo idiota… ¡Ella ni te conocía, ni sabía de tu maldita existencia! ¿cómo pudo enamorarse de ti?

Él lloraba sin parar, intenté acercarme pero no me lo permitió.

- Los celos me matan, Santana, todo es sobre ella y tú… ¿las Brittana? -dijo riéndose irónicamente- odio ese maldito nombre, ella no es tuya, no lo es. Ya lo verás, el maldito destino se encargará de cobrarte todo este dolor que siento. Le entregué mi vida, en cambio ¿tú que has hecho por ella? solo la haces sufrir y aun así ella está contigo. Cuando pensé que estaba embarazada yo quería ser el padre de ese niño, sabía muy bien que no sería mío pero no me importaba, soy capaz de hacer lo que sea por ella, tú no.
- No hables por mí, no tienes idea de lo que soy capaz de hacer por ella.
- Santana, a Britt la tienes escondida en tu maldito closet y le temes a tu abuelo. Britt se merece mucho más que eso.
- ¡Qué ironía, Sam! Gracias a ti he salido del maldito closet y lo hice a lo grande porque tengo a mi lado a una gran mujer, eso no lo puedes cambiar y aunque pienses que he perdido, en realidad gané y lucharé siempre por el amor de Britt. Espero respetes nuestra relación.

Me di la vuelta y entré en mi auto. Sam quedó allí maldiciéndome. Los nervios recorrían mi cuerpo, me estaba costando concentrarme para manejar y salir de ese lugar. Vi por el espejo retrovisor a Sam, destrozado. Puse primera y arranqué, con su imagen en mi mente. El amor hacía estragos en las personas. Rogaba que nada de lo que él había dicho se cumpliera y que Britt estuviera conmigo para siempre.

El sol me iluminó completamente, debía ir a enfrentarme a mi abuelo pero antes de eso, necesitaba hacer una parada más, necesitaba recobrar fuerzas para hablar con él. Suspiré y avancé por la calle casi desierta, una parada más y todo se definiría en unos minutos.

Chicas, capítulo breve. Se me complica escribir pero trataré de no demorar tanto para la próxima actualización. Espero no defraudarlas con el contenido de este capítulo, creo que muchas ya lo esperaban e intuían lo que pasaría. Espero sus comentarios... Besos!


Capítulo 23: Los miedos de la aceptación.



No había vuelta atrás, no podría revertir los hechos. Había sido atacada de la manera más ruin y cobarde. Mi privacidad había sido expuesta sin escrúpulos, las miradas de la gente me atravesaban a tal punto de incomodarme. A pesar de los miedos que me cubrían pensaba en Britt, ella también había sido expuesta por mi culpa y más que alejarse quería estar a mi lado pero no se lo permití, necesitaba estar sola.

Me encontraba en el cementerio, sentada ante dos lápidas, los nombres de mis padres allí grabados me daban cierta fortaleza, los necesitaba a mi lado para enfrentar a mi abuelo. Nada que él pudiera decir haría que deje a Britt pero si dolería mucho, era esa clase de dolor que no tiene cura, le temía a ese enfrentamiento con él porque me consideraba incapaz de soportar su desprecio, una persona ligada a mí por tantas cosas. Juntos hemos afrontado miles de problemas, él no podría dejarme de lado, no podría porque es mi abuelo, a estas alturas mi figura paterna, la única persona que lleva mi misma sangre.

Permanecí mucho tiempo allí sentada en el pasto, mirando a la nada y mi mente maquinando a mil las diversas posibilidades en que comenzaría a hablar con mi abuelo. No había vuelta atrás, bastante tiempo lo pospuse, era momento de enfrentarnos.

Me levanté y observé una vez más las lápidas, “Denme fuerzas” les pedí en silencio a mis progenitores y avancé hasta la salida del grandísimo cementerio.

Una leve calma me invadió mientras conducía por las calles de Nueva York. Tomé el camino hacia mi casa, iba lentamente, no estaba desesperada por llegar, de que llegaba, llegaba, eso era seguro.

Entré en mi propiedad y vi el auto de Harry estacionado. Me bajé y entré en mi casa. Harry no estaba pero si Quinn y Britt. “¡San, por el amor de Dios, ¿dónde estuviste?!” me dijo Britt mientras se acercaba a abrazarme. La estreché entre mis brazos.

- Fue Sam el del e-mail -dijo Quinn- ¿inicio acciones legales?
- No, Quinn, yo ya hablé con él.
- ¿Qué? ¿Estás loca o algo por el estilo? ¿Cómo sabías que fue él?
- Lo presentí. Lo único que me interesa ahora es hablar con mi abuelo, dejemos a Sam de lado. Mi abuelo… ¿él ya lo sabe?
- Sí… -dijo Quinn, Britt presionó mi mano que tenía entrelazada en una de las suyas- vio el e-mail y fue a la empresa. No estabas allí y hace mucho tiempo que te habías marchado, no sabíamos dónde estabas.
- ¿Dónde está él? -consulté.
- En la biblioteca. No quiso hablar ni con Harry ni con nadie, pidió hablar contigo ni bien aparecieras.
- ¿Te ha dicho algo? -le pregunté a Britt.
- No… me ignoró completamente -dijo con tristeza.

Presioné su mano y la besé en los labios “Iré a hablar con él” les dije y las dejé en la sala. Me dirigí a la biblioteca, golpee dos veces y abrí la puerta. Lo vi sentado en su escritorio leyendo un diario. Me senté frente a él y esperé a que me mirase, cuando lo hizo sentí morirme, estaba decepcionado.

- ¿Cuándo pensabas decírmelo, Santana? ¿Cuándo?

Bajé mi cabeza, totalmente afectada por el tono de su voz.

- Una vez un hombre me insinuó que eras lesbiana, ¿sabes que hice? Lo despedí, no iba a permitir que hablaran de ti, mucho menos frente a mí. Creí que confiabas en mí, ¿acaso no soy tu abuelo? ¡Todo el mundo lo sabe menos yo! Eso duele, Santana.

Cerré mis ojos lamentando mi desconsideración con él.

- ¿Debo creer en los rumores? ¿Qué me dices de lo siguiente? -se puso los lentes y leyó algo desde su computadora- “Santana López, la gran empresaria latina, ha tenido diversas aventuras con mujeres pero al parecer ahora sentó cabeza, felicidades a la afortunada bailarina Britt Pierce”… ¿Es toda esta mierda cierta?

Se sacó los lentes con brusquedad, cerró la computadora con fuerza y tiró el diario al suelo, gritando dijo “¿Es cierto?”. Me estremecí, la puerta se abrió y allí estaba mi nana acompañada de Britt. No hacía falta que ellas hablaran, estaban ahí para apoyarme pero la autoridad de mi abuelo fue mayor “Salgan de aquí, esto es privado”. Miré en dirección a las dos mujeres plantadas en la puerta, con mucho esfuerzo les dije: “Váyanse”. Con lentitud ellas se apartaron y me dejaron sola con mi abuelo, él continuó.

- ¿Vas a responderme o no?
- Estoy enamorada de Britt.

El se quedó en silencio, procesando mis palabras. Yo sabía o al menos intuía el tremendo dilema que se le presentaba. En su mente se mezclaba la furia por lo que le escondí tanto tiempo y el cariño inmenso que le tenía a Britt.

- Retírate, Santana.

Lo miré, ¿eso era todo? Miré su rostro atravesado por la desilusión y el dolor de mi mentira. Me sentía horriblemente culpable.

- Tuve miedo, abuelo… de esto. Te desilusionaste de mí, te estoy haciendo daño y estoy arruinando nuestra relación. Yo te amo, ¡muchísimo! Pero también la amo a ella y no supe cómo decírtelo…
- Pero a otros se los dijiste. Harry lo sabe, Nicole, Rosario, ¡todos!Absolutamente todos menos yo. No necesito saber nada más, por favor, retírate.

No insistí, me levanté y salí de la biblioteca. Al entrar en la sala vi a Harry visiblemente preocupado. Britt se acercó a mí y me abrazó.

- ¿Qué te dijo? -consultó Quinn.
- Está decepcionado… herido. En realidad no hablé mucho, no supe que decirle.
- ¿Crees que acceda a hablar conmigo? -consultó Harry.
- No lo sé… ¿hoy no quiso hablar contigo?
- Sólo quería verte y que le explicaras el por qué de ese e-mail.

Suspiré y les dije que me iría a descansar “Tal vez hable contigo, Harry”, agregué y él decidió reunirse con mi abuelo en la biblioteca. Quinn se despidió, mi nana la acompañó a la salida y con Britt nos dirigimos a mi habitación. No sería prudente que ella se quedase esta noche, por lo tanto aprovecharíamos el tiempo que teníamos mientras Harry hablaba con mi abuelo.

Britt me acunó entre sus brazos, me dejé mimar por ella ya no temiendo las acciones de mi abuelo pero si preocupada por el rumbo de mi vida ahora que él sabía lo que pasaba entre Britt y yo. Pensaba en la posibilidad de que el enojo de él se disipara con el pasar de los días, pero al recordar su rostro de hombre abatido, la otra idea que rondaba en mi cabeza era que él jamás me aceptaría como soy, conociéndolo, ignoraría todo lo referente a Britt y a mí, impondría reglas, “esto se hace, esto no se hace”; antes no me hubiera quejado ni siquiera contemplaría la posibilidad de contradecirlo, sin embargo, la situación había cambiado, no se trataba sólo de mi vida o de mis sentimientos, a mi lado estaba una mujer que me correspondía y que no se alejaría de mí, yo tampoco dejaría que me alejaran de ella. Esa misma mujer me abrazaba con tanta fuerza y a la vez dejaba los besos más suaves en mi rostro, la fuerte dulzura a la que era sometida me relajaba, bajaba la guardia y me entregaba a ella en cuerpo y alma, yo le pertenecía y ella lo sabía.

- Todo va a estar bien… Te amo.
- Te amo, Britt.

Sólo eso nos dijimos y permanecimos allí recostadas en mi cama esperando el regreso de Harry.

El tiempo avanzaba lento a mi parecer, la llegada de Harry demoró bastante, golpeó la puerta y se anunció, tal vez temía encontrarnos en una situación muy intima, pero Britt corrió a abrirle disipando cualquier idea errónea que él se estaba imaginando.

Entró en la habitación y se sentó al borde de mi cama, Britt tomó su lugar a mi lado, nos tomamos de la mano y él comenzó a hablar.

- Gustavo está un poco dolido, eso es verdad pero no sólo contigo, Santana, cree que todos hemos sido cómplices y que esto fue adrede…
- Eso si es mi culpa, debí haber afrontado mi relación con Britt desde un principio, no fui lo suficientemente valiente para hacerlo y fui arrastrando a las personas que se iban enterando de nuestra relación…
- A mí la idea no me cayó del todo bien, eso lo sabes, pero créeme cuando te digo que llegó un momento en el que pensé que, todo lo que dije e hice estuvo mal, que mi hija no podría estar con otra persona tan especial para mi… Gustavo te ama, Santana, y sé del cariño que tiene por mi Britt. Sólo le demos un poco de tiempo.

Me miró y me transmitió esa calma que buscaba desde el inicio del día. Me sonrió y le dijo a Britt que la esperaba abajo. Al salir de la habitación, Britt se acercó a mí y me besó con dulzura “Te amo” afirmó una vez más y se fue.

Quedé sola y me sentía muy cansada, la soledad que me invadía no ayudaba a que me sintiese mejor. Una especie de angustia se instaló en mi pecho, yo también me sentía herida, también sentía el dolor de la decepción, mi abuelo, el hombre que amaba con todo mi ser no aceptaba a la mujer que me hacía feliz.

Pasé gran parte de la tarde recostada, dormía por un pequeño lapso de tiempo y despertaba con una sensación de vacío. No había comido y el hambre comenzó a atacarme. Decidí bajar a la cocina, de seguro mi nana estaría allí esperando a que apareciera y hablara con ella.

Entré en la cocina y no la encontré, miré al patio y la vi sentada tejiendo. Tomé unos bocados que encontré en el microondas y me dirigí al patio. Ella me sonrió, le di un beso en la cabeza y me senté a su lado, en ningún momento dejó de tejer.

- ¿Hablaste con él? -consulté.
- Sólo cuando había acabado de leer ese mensaje que le mandaron.
- ¿Qué te dijo?
- Me preguntó si yo sabía algo al respecto y le confirmé que sí. Se enojó y maldijo unas cuantas veces, me dijo que se sentía traicionado.
- Debí hacerte caso cuando me decías que hable con él…
- Las cosas se dieron de otra manera, vaya a saber una por qué tuvo que pasar de esta forma, pero ya está hecho, no te lamentes, mi´ja…
- Pero nana, mira como están las cosas…
- Él adora a Britt, y yo se lo recordé, le dije que no estarás enamorada de un hombre perfecto como él deseaba que fuera, pero que tenías el amor de una mujer tan dulce y amable como Britt, quien sería incapaz de hacerte sufrir, al fin y al cabo es eso lo que él quiere para ti, que seas feliz y que no sufras por amor.
- Amo a Britt…
- Lo sé cariño… él la quiere, sólo que le tomó de sorpresa que fueran novias.

Mientras permanecimos en silencio por un instante, escuchamos que unos pasos se acercaban hacia nosotras “Rosario, necesito que…” mi abuelo no continuo porque me vio allí acurrucada a mi nana. No se acercó, directamente se marchó. Mi nana me besó y fue tras él. Al cabo de unos minutos ella regresó y nos abrazamos. Cerré mis ojos al sentirme tan protegida por sus brazos, no iba a llorar, no iba a llorar.
Cené en compañía de mi nana, mi abuelo decidió no acompañarnos, ni cenar. Al terminar, directamente me fui a mi habitación, me recosté en la cama y el cansancio me ganó, no sé en qué momento, pero me dormí y recién desperté a la mañana siguiente.

Me duché y me preparaba psicológicamente para afrontar el día en la empresa. Bajé a desayunar y encontré a mi abuelo vestido en su elegante traje negro. Desayunaba mientras leía el diario. “Buenos días, ¿A dónde piensas ir?”, él me miró por encima de sus lentes, dejó de lado todo lo que hacía y me enfrentó diciendo “Voy a la empresa, alguien debe dar explicaciones sobre el escándalo que se ha armado, como soy el jefe, seré yo quien lo haga”. Lo miré absorta, ¿escándalo?, “No sé de qué escándalo hablas, no irás a la empresa” dije con firmeza. Él me miró y estuvo a punto de estallar pero mi nana interrumpió “Escucha a Santana, te lo dije, no te dejará ir”, él la miró indignado, dirigió su mirada hacia mí para decirme algo, si no fuese porque la situación era delicada, me hubiera reído al verlo en desventaja por dos mujeres, el gran empresario Gustavo López, era persuadido por dos mujeres. “Voy a ir, no les estoy pidiendo permiso”. Suspiré y giré mis ojos, “¿Cuál es el escándalo?” consulté, él giró el diario y allí estaba la foto donde me besaba con Britt, sonreí al admirarla allí en la portada, el título que sugería los problemas internos de la empresa poco me importaban, miré a mi abuelo con mi mejor sonrisa y le dejé muy en claro lo que haría “Llegas a poner un solo pie en la empresa y te haré sacar con seguridad, eso sí que será un escándalo, créeme, soy muy persuasiva con la gente, lo sabes muy bien, no te dejaré entrar en la empresa, no aún. No dejas de ser el jefe pero no pondré en riesgo tu salud por un capricho. Esto que dices que es un escándalo no es más que un simple rumor, ¿desde cuándo te dejas llevar por los rumores? Amo a Britt y no dejaré que nadie en el maldito mundo arruine lo que tengo con ella, lo que digan e inventen no me interesa. Mi relación con ella no afecta en nada el desarrollo de la empresa, si alguien ahí no se siente cómodo con nuestra presencia tendrá que tolerarlo y respetarlo, si no puede es libre de irse, esto no es un escándalo y por tal razón no tienes que poner ni un pie en la empresa. Estás advertido”. Mi abuelo no dijo nada. Le hice una seña de despedida a mi nana y salí de la casa en mi auto.

No me lo esperaba pero lo imaginé, al llegar había un grupo de personas con micrófonos y cámaras, el flash me cegaba, no logré avanzar porque no veía bien, por suerte los de seguridad se dieron cuenta de este detalle e hicieron que las personas se apartaran para que pudiera avanzar al estacionamiento. Antes de bajar del auto suspiré, esperaba que este tipo de situaciones no durase mucho tiempo, que a la semana siguiente algo desviara su atención. Mientras recogía mis cosas, Harry llegaba en compañía de Britt. Ella al verme se apresuró a nuestro encuentro, nos abrazamos y ella me besó, vi el reflejo de un flash de cámara en nuestra dirección, poco me importaba pero debo admitir que si era molesto, Britt me besó una vez más y nos dirigimos al ascensor en compañía de Harry y de algunos flashes.

Una vez en la oficina fui víctima de miradas por parte de muchas personas. Caminé como de costumbre por los pasillos sin detenerme a consultar el por qué de esas miradas, traté de demostrar que no me incomodaban, en realidad, la observación constante no es algo agradable, menos si piensas que la mayoría de la gente te observa con cierto prejuicio erróneo o malintencionado.

Denis se presentó en la oficina ni bien ingresé con Britt, Carla hizo lo mismo.

- El señor López ha solicitado una reunión -dijo Denis.
- Él no va a venir, Denis, pero haremos esa reunión ¿a qué hora la programó?
- Para dentro de media hora.
- Bien, allí estaremos, ¿qué tengo para después?

Ambas secretarias se miraron y comenzaron a decirme la agenda del día. Al terminar, les pedí un tiempo a solas con Britt.

- ¿Sucede algo, San?
- No… -dije besándola- Sólo quiero dejar en claro algo a los socios, pero necesito que estés ahí a mi lado. Se filtró información sobre problemas internos que afectan a la empresa pero tu bien sabes que eso no es así.
- ¿Les dirás sobre Sam?
- No… no les diré nada sobre él, pero Britt, no quiero que vuelva a la empresa.
- Lo entiendo. Lo hablaré con mi papá.
- Ambas lo haremos. Te amo, Britt.

Nos besamos y permanecimos allí solas hasta que fuera hora de enfrentar a los socios.

En la sala de conferencias, los socios estaban esperando la llegada de nosotras. Tomadas de la mano ingresamos ante la atenta mirada de todos. Britt tomó lugar al lado de Harry y yo en la cabecera.

- Mi abuelo no vendrá, sé que él solicitó la reunión pero luego de una charla entre ambos esta mañana decidimos de común acuerdo que él se quedase en casa por cuestiones de salud.
- Discúlpame, Santana, pero las cosas que salieron en el diario nos ha sorprendido a todos -dijo un socio- es preocupante, el prestigio de la empresa está en juego.
- La verdad, no he leído el artículo, lo único llamativo es la imagen -algunos rieron- como todos ya lo saben, tengo una relación con Britt, desde hace mucho tiempo, ¿acaso hay quejas sobre nuestro desempeño en la empresa? ¿Estamos en problemas económicos? Claro que no, nuestros clientes están más que satisfechos, ese es nuestro trabajo, todos estamos trabajando para seguir siendo los mejores en el mercado, ese en nuestro prestigio, somos los mejores. Ahora, si creen que el prestigio decaerá por el simple hecho de que dos mujeres que son pareja están al mando de la empresa, les informo señores que están equivocados. Esta empresa no alberga gente intolerante ni homofóbica, y eso está claro desde que tenemos trabajando con nosotros a una persona excelente, la abogada Fabray, y no le lanzo flores sólo porque sea mi amiga, ella es el claro ejemplo de que en ningún momento nos importó lo que los demás pensaran de la empresa al tener una abogada abiertamente homosexual. ¿En qué cambia la cuestión si ahora existe más de una persona homosexual en la empresa? Nuestro prestigio no pasa por ese lado.
- ¿Qué hay sobre Sam Evans? -consultó otro socio- me alegro que ustedes estén juntas pero Sam entró a la empresa de la mano de Pierce, ahora no está, su desempeño dejó ciertas dudas en este último tiempo, ha sido apartado después de que aquí mismo se hizo una reunión donde él supuestamente regresaba a trabajar y por si fuera poco, está el detalle de que él era el novio de Brittany, discúlpame, Santana, pero si ahora dicen que están en pareja, está más que claro que problemas internos hubo, eso explica el desempeño de Sam y su posterior apartamiento. Todo eso llego a la prensa; desde mi punto de vista ese es el problema, la información se infiltró y allí es donde se mancha el prestigio del que habla el señor Walas.
- Sam es un buen empresario, él junto a los Pierce han desempeñado un gran trabajo, sin embargo, tienes razón al decir que la separación de Britt le afectó.
- Fue él quien envió los e-mails ayer. No me sorprendería que la información infiltrada fuera proporcionada por él -dijo James Fabray- Santana, como abogado debo decirte que no estás actuando como deberías. Sé que quien te representa es mi hija pero me ha comentado y es necesario que todos sepan que te has negado a presentar cargos contra él. Eso no es lo correcto.
- No voy a presentar cargos, tampoco quería que supieran que fue él el responsable de los e-mails, pero si voy a pedir que Sam no regrese a la empresa. Tuvo las oportunidades para demostrar que estaba aquí por el trabajo y las desperdició.

La sala quedó en silencio, todos esperaban la palabra de Harry dado que él es quien pidió que Sam estuviese en la empresa.

- Harry, ¿qué piensas sobre mi pedido? -le consulté.
- Como bien lo dijiste, Sam es un excelente empresario, pero también cometió errores. Para mi es indispensable pero ante los eventos ocurridos creo que deberíamos someterlo a votación.
- Bien -dije- votemos. Levanten la mano quienes desean que Sam siga en la empresa.

Nadie levantó la mano. La mayoría agachó la cabeza.

- Respeto la decisión de todos -dijo Harry pero vi cierto dolor en su rostro.
- Creo que no queda nada más por aclarar. Les agradezco su presencia en esta reunión y regresemos a trabajar.

La sala comenzó a ser vaciada. Quinn se acercó a darme un abrazo.

- Estuvo estupendo todo lo que has dicho ¿cómo está eso de que hablaste con Gustavo?
- Fue una mentira… En realidad mi abuelo quería venir, tuve que amenazarlo para que no viniese.
- ¿Amenazarlo? Vaya que lo hiciste bien como para que no haya venido.
- Pensé que vendría, no sabía que tenía el poder de persuadirlo.
- Igual, estuviste estupenda. ¿quedamos para almorzar?

Asentí y la vi marcharse. Harry se encontraba hablando con Britt, me acerqué a ellos.

- Harry, lo siento por Sam. No pretendía pedirte esto frente a todos.
- Lo sé, Santana. Lo veía venir. Sam no se ha portado bien.
- Puedes agregar a otra persona para que te ayude, no me opondré a eso.
- Por el momento no creo que sea necesario. Tengo a mi hija y a mi nuera para que me ayuden, ¿verdad?

Con Britt sonreímos. Harry nos dedicó su mejor sonrisa y se retiró. Britt me besó con efusividad “Todo lo que dijiste ha sido maravilloso, te amo San”, volvió a besarme y le correspondí. Fuimos interrumpidas por un “Oh, disculpen” proveniente de la puerta, reconocí la voz de Fabiola y recordé que tenía un tema pendiente con ella.

- Pasa Fabiola -le dije. Besé a Britt y le pedí que me esperara en la oficina. Ella se fue.
- No pretendía interrumpir…
- Fabiola, estás trabajando aquí gracias a mi abuelo, aún no he hablado con él sobre ti pero tendré que hacerlo. No sé de qué manera pero sé que has estado ayudando a Sam, no intentes negármelo -ella palideció- ¿Por qué Fabiola? ¿Por qué intentas arruinarme?
- No quiero arruinarte, jamás haría eso, Santana.
- No entiendo…
- Sam sólo quería volver con Britt y yo… yo sólo quería recuperarte.
- Fabiola, siempre fui clara con…
- Lo sé, Santana… -suspiró- pensé que podría enamorarte pero te veía cada vez más lejos, más enamorada de ella. Brittany Pierce siempre ha tenido lo que yo quería. Conozco a Sam desde hace unos años, él era novio de Brittany pero estaba conmigo, ¿si lo entiendes, verdad? Ella no quería acostarse con él, y como todo hombre, no soporta estar sin tener sexo, yo estaba enamorada de él pero me dejó muy en claro que jamás dejaría a Britt, estaba casi o más embobado como lo estás tú, te veo y me recuerda a él, siento el mismo dolor que en aquel tiempo. Lo más gracioso -se reía sarcásticamente- lo más gracioso es que debería odiar a Brittany pero no puedo hacerlo, ella no tiene la culpa…
- No te atrevas a hacerle daño.
- Santana -ella me miró fijamente- no le haría nada. Tu y Sam se parecen bastante, él me dijo lo mismo cuando le dije que no podía odiar a Brittany, o me mata él o lo haces tú. Esa chica tiene suerte, siempre me pregunté qué demonios tiene que te ha vuelto loca… a ti y a Sam porque él también está loco por ella. yo te quiero Santana y vaya a saber Dios hasta cuando sentiré esto por ti…
- Fabiola, en honor a todo ese cariño que dices sentir por mí, no te dejes influenciar por Sam. Entiende que lo nuestro sólo fue algo de un momento, fue bueno no diré lo contrario, eres una buena mujer. Estoy segura de que encontrarás a alguien que te haga feliz.
- ¿Fue bueno? ¡Vamos, Santana! Solías ser muy buena con las palabras, me excitaba de sólo escucharte…
- Las cosas han cambiado, estoy enamorada ahora.
- Lo sé… ¡bien! Me marcho.
- Espera… no quiero dejarte sin trabajo, mucho menos generar un problema más a la empresa. Eres una gran abogada.
- Pero…
- Pero no sé si puedo confiar en ti.
- Santana, metí la pata con lo de los mensajes. Sam me dijo que sólo era para asustarte, nunca pensé que se desataría todo este lío. Fue muy infantil lo nuestro, no lo pensé pero si me das una oportunidad más, prometo ganarme tu confianza y dedicarme enteramente al trabajo.
- La verdad es que te necesito pero no eres indispensable. Estás a prueba, Fabiola.
- Gracias, Santana. Prometo no defraudarte.
- No me lo prometas, sólo demuéstramelo.

Me sonrió, la dejé allí sola y me dirigí a hablar con Britt. La información que me proporcionó Fabiola fue una sorpresa total. Sam no le fue fiel a Britt, por un lado eso me hacía sentir bien, pues en comparación a él, yo jamás engañaría a Britt, la gente podría ver similitudes en nosotros, compararnos, yo misma me veía en igualdad de condiciones que él, pero había una diferencia no menor, yo estaba por encima de él con el simple hecho de serle fiel a Britt.

La vi en la oficina de Harry concentrada frente a él, entré y ella me vio acercarme, se puso de pie y la besé con efusividad.

- ¿A qué se debe todo esto? -consultó Harry sonriendo.
- Amo a su hija señor Pierce, con locura.
- Te amo… -dijo ella y sellamos nuestra declaración con otro beso.



……………………………………




La tarde transcurrió con normalidad: trabajo para mí y Britt se fue al teatro, le tocaba función. Quinn estaba prácticamente volviéndose loca por la inminente ceremonia de su boda. Se veía completamente feliz a pesar de la locura que era la organización, su felicidad me contagió.

Al regresar a casa mi nana me dijo que mi abuelo pidió hablar conmigo. Al parecer no estaba contento con mi reacción en la mañana, menos con la idea de acatar mis ordenes. Según mi nana no estaba enfadado sino un poco preocupado.

Dejé mis cosas en la sala y emprendí el camino hacia la biblioteca. Él se encontraba leyendo, había vuelto a la bata y a las pantuflas. “Hola, abuelo” dije y me senté frente a él.

- Estuve hablando con Harry y con Rosario, también estoy al tanto de la reunión con los socios. Has sabido llevar todo por un buen camino. No debería sorprenderme pero lo hago, has crecido y yo aún no puedo asimilarlo.
- Hace mucho crecí, abuelo, sólo que no me has dejado demostrártelo.
- Es muy difícil, Santana. Cuando tengas hijos podrás entenderme. ¿Vas a tener hijos?
- ¡Abuelo! -sonreí- Antes tal vez no estaban en mis planes -recordé aquella vez primera en que pensé ser madre, fue cuando creí que Britt estaba embarazada- pero ahora, estar con Britt me hizo cambiar de idea, no lo he hablado con ella pero sí, quiero ser madre.
- Santana, desde que eras una bebé juré velar por ti, al verte convertirte en una mujer me ha atormentado la idea de que un hombre pudiera hacerte daño me preguntaba cómo podría estar seguro de que el hombre que eligieras fuera el indicado para ti… ahora… -suspiró- ahora no sé qué pensar.
- Britt me ama… yo la amo, es la ecuación perfecta. No le des vuelta al tema. ¿Acaso no eras tú quien me pedía que me acercara a ella? -le dije en tono de broma.
- ¡Cállate! -se rió- ¡No de esa forma, Dios! -ambos nos reíamos- ¿Cómo fue qué sucedió?
- No lo sé… primero sentía una especie de rechazo, tú bien lo sabes… no sé que tiene, simplemente no me imagino una vida sin ella. Me enamoré de cada acción que hace, de su personalidad, de lo que piensa.
- ¿Y aquella vez que te fuiste? ¿Fue por ella?
- Nos tendieron una trampa, pensó que la había engañado… prefiero no hablar sobre eso.
- Todo este tiempo fue ella…
- Si…
- ¿Cuándo pensabas decírmelo? ¿siquiera contemplaste la idea de hacerlo?
- Siempre… siempre quise decírtelo pero temía a tu reacción. Antes lo mantenía muy reservado porque no creía necesario divulgarlo dado que no estaba en pareja con nadie, pero ahora con Britt absolutamente todo es diferente. las personas que lo saben es porque no fuimos discretas.
- Debí imaginármelo… vi… vi el anillo que llevan. Me parecía descabellado preguntar porque usaban el mismo anillo, las veces que se quedaban a dormir, ese cariño tan particular entre ambas… ¡debí haberme dado cuenta!
- Pues… al parecer, algo reservadas fuimos.
- No quiero que vuelvas a mentirme, nunca más.
- No lo haré, abuelo.

Nos abrazamos, lloré entre sus brazos. No había problemas entre nosotros, él me aceptaba a mí y a Britt. Sus enormes manos frotaban mi espalda y el llanto salió con más fuerza, me liberaba completamente, le hacía frente al mundo que estaba en contra de mí, los temblores de mi alma producto del miedo comenzaban a calmarse, a disiparse completamente de mi ser. Ya no me ocultaba entre las sombras de una personalidad que no correspondía a lo que realmente soy. Mis deseos podrían ser expresados libremente sin temor a la desaprobación. Era libre de tomar de la mano a la mujer que amo y besarla con propiedad, pedirle que me acompañe por el resto del camino que me queda en esta vida. Las sombras desaparecían, me desperezaba de un largo letargo de miedo, la sensación no era efímera, me erguía con orgullo porque sabía que las personas que realmente me importaban estaban de mi lado y me apoyaban en mis decisiones. Lloraba de alegría, de felicidad. Mi abuelo me presionó con fuerza entre sus brazos y el llanto fluía libre como nunca. Me sentía como en una encrucijada, sentimientos opuestos, por un lado, la angustia que queda al llorar con tanta fuerza y por otro lado, la sensación de que era libre de prejuicios e inmune a las críticas de la gente.