FF Brittana- ¿Aún la amas? Final! 06/08

Santana no había podido hablar con Dani esos días, ya que no tenía tiempo para verla. Le molestaba un poco, aunque a veces se sentía aliviada al pensar que quizás esa podría ser una excusa. No había dejado de enviar mensajes a Brittany pero decidieron no verse hasta que las cosas entre ella y Dani estuvieran completamente acabadas. La ausencia de Santana no preocupaba a la rubia sino la idea de que pudiera arrepentirse, pero luego venía a su memoria esa noche increíble que habían vivido y esos pensamientos se marchaban rápidamente. Era viernes por la mañana, llovía demasiado en la ciudad. Brittany había cancelado la clase de ese día sin previo aviso, nadie sabía todavía por qué.



 Ella iba camino a casa de la bailarina. No estaba segura de si eso era lo correcto pero era el impulso que sentía en ese momento. Pensó en que quizás debía haber llamado pero ya era demasiado tarde, estaba llegando.
Se detuvo en la puerta del edificio, donde trató de ordenar lo que iba a decir para no parecer una tonta, pero sin tener éxito subió al piso 36 y llamó a la puerta. Golpeó un par de veces y no obtuvo respuesta. Cuando iba a rendirse la puerta se abrió.

- ¿Dani?- dijo Brittany sorprendida. Sus ojos estaban rojos e hinchados, Dani lo notó.

- Disculpa. ¿Es un mal momento?

- De hecho sí, pero no dejará de serlo en todo el día.- secó una pequeña lágrima que caía en su mejilla. -¿Qué se te ofrece?

- Tengo que pedirte un favor. Me resulta algo tonto y vergonzoso hacer esto pero eres la única persona que puede ayudarme.

- ¿Tiene que ver con Santana?- se sintió tonta al preguntar eso.

- No. Es por mi hermanita.

- ¿Qué le pasó a la pequeña?

- Mi papá llegó del viaje y no tuvo éxito con lo que fue a hacer. Lizzie no fue esta semana a clases porque no podemos pagar más. Ha llorado toda esta semana, ella te admira y te extraña. Quisiera saber si quizás, podrías darle unas clases en tu tiempo libre. Yo podría traerla, al menos media hora para hacerla feliz. No sé cómo llevar a mi familia adelante, pero necesito que sean felices.

- Dani...- se acercó a ella y tomó su mano. -Llévala a clases, la paga no me importa.

- Es tu trabajo.

- Lo hago por placer. Amo bailar y sentirme alguien enseñando. ¿Crees que me falta algo? Mi padre es un gran empresario y aunque él no quiera debe pasarme dinero, y mi madre me ha dejado una gran herencia. El dinero no me importa. No te avergüences, trae a tu hermana a clases y yo te aseguro que también me harás feliz a mi.

- No tengo palabras...- Dani lloraba. Sentía que estaba frente a una de las personas más increibles que podía conocer. La abrazó por unos segundos y luego volvió a notar sus ojos rojos, señal de que había llorado demasiado tiempo. - A veces siento que es el único lugar donde Lizzie se siente feliz. Muchas gracias por eso.

- No hay problema.- sonrió con el mayor esfuerzo que pudo.

- Quizá no sea de mi incumbencia pero ¿te sucede algo?

- Estaré bien. Gracias.

- Está bien.- dijo ella no muy convencida. -Te agradezco otra vez.- la saludó y se fue.

Caminó sin rumbo esta vez, pensando en muchas cosas. Brittany era sin dudas una gran persona, y la había visto triste. Pensó que quizás debería ir a ver a Santana, hacían como cinco días que no lo hacía. Sin embargo el trabajo la esperaba. Al entrar vió a la morena trabajando, por lo que se acercó.

- No sabía que vendrías en el mismo horario hoy.- le dijo y la besó. Sin embargo, Santana no le correspondió como siempre.

- Si, me llamaron sólo dos horas, para cubrir a Rachel.- estaba distante, sabía que ese era el momento. Tenían unos minutos libres antes de empezar. -Intenté llamarte anoche.

- Estuve muy ocupada, llegué a casa a dornir y olvidé devolverte las llamadas. Perdón.

- Tenemos que hablar Dani.- su tono fue dulce aunque triste.

- Me asustas. ¿Pasó algo?
- No pasó nada. Bueno, de hecho sí.- dió un par de pasos por el lugar. -Creo que lo nuestro debe terminar.- Dani la miró triste pero no sorprendida.

- Sabía que esto pasaría...- ahora era la morena quien estaba sorprendida. -Sabía que ibas a dejarme, que no soportarías mi falta de tiempo.

- Tu empleo no tiene que ver. Esto no está funcionando, y siento dentro mío que no quiero lastimarte Dani. No podría soportar la idea que te enamores cada día más de mí mientras yo no puedo corresponderte.

- Así que no me quieres.

- Te quiero, eres increíble, me has hecho feliz. Pero no puedo amarte de la forma en que lo mereces.

- ¿Por qué Santana?- sus ojos brillaban a causa de las lágrimas. -¿Por qué no pudiste amarme?

- Estoy enamorada de Brittany aún.- quería ser totalmente sincera con ella. -Jamás dejaré de amarla. Estuve con ella hace unos días, quería que lo sepas y que me perdones.- el corazón de Dani estaba destruido.

- ¿Ella te corresponde?- Santana se sorprendió aún más.

- Sí.

- Entonces no hay nada más de qué hablar.- se puso a jugar con los saleros. La morena la detuvo y la obligó a mirarla a los ojos.

- Necesito saber que estarás bien y que podrás seguir con la banda, que esto no influirá en lo que construimos.

- Estaré bien y lo sabes, soy una guerrera ¿no lo recuerdas?- ambas sonrieron. -Esto no iba a ningún lugar y lo sé, estoy enfocada en otras cosas y tú necesitas a alguien que en verdad respete la relación.

- No tienes la culpa sobre esto.

- La relación la construimos juntas y si no se llegó a nada es culpa de ambas. Brittany es estupenda, una gran chica y estoy segura que serás feliz.

- Tú también debes serlo.

- Quiero ser honesta.- tomó sus manos y la miró directo a los ojos. -Casi pude sentir mi corazón romperse hace unos minutos. En verdad me estaba enamorando de ti.- Santana sintió mucho dolor. -Pero también pude notar que esto no iba a ningún lugar, que estábamos pretendiendo llevar adeante algo que no tiene futuro. Y sé que esto lo superaré, saldré adelante y encontraré a esa persona que esté dispuesta a amarme por siempre.

 - Eres asombrosa. Seguro habrá alguien esperándote.

- Tú también lo eres.- sonrió y besó las manos de la latina. -Y quiero que seas la persona más feliz del planeta.

 - Gracias.

- ¿Por qué?

- Por haberme hecho feliz y por liberarme de esta manera.

- Podría atarte si quieres.- bromeó. -Pero cierta rubia te necesita.

- ¿Cómo?- preguntó confusa.

- Antes de venir fui a ver a Brittany para pedirle un favor sobre Lizzie. Puedo asegurar por sus ojos, que lloró al menos toda la noche.- Santana no quiso responder. -Y que quizás tu compañía no le vendría mal.

- Gracias por el dato.- empezó a jugar ella con los saleros. Pensaba en cómo estaría Brittany pero no quería demostrarlo por respeto a la relación que acababa de terminar.

- Ve. Yo te cubro, y también a Rachel.
La latina la abrazó.

 - Te quiero Dani. No sabes cuánto.

- Yo también.- sonrió y la abrazó más fuerte. -Vete.

 Santana salió del lugar corriendo. En camino al edificio de Brittany se preguntaba cómo Dani podría haber tomado todo tan bien. Quizá de su parte también el amor se estaba acabando y la relación no la hacía suficientemente feliz. Odiaba pensar que ella era la culpable de todo lo que no se pudo concretar, y de no haber podido amarla como se merecía. Lamentablemente, y aunque no quisiera, Brittany siempre estaba en su cabeza. Siempre pensaba en ella y en lo mucho que quería tenerla a su lado y protegerla. Realmente la amaba y aunque había tratado de negarlo, seguía haciéndolo. Llegó al edificio, subió hasta el piso correspondiente y, sin llamar a la puerta, ingresó al departamento. En el comedor no había nadie y en la cocina y sala de estar tampoco. Se fue a su habitación, y allí junto a la ventana, Brittany lloraba.

- Britt...- le dijo al verla. Se sentó a su lado y la abrazó sin esperar respuesta. -¿Qué sucede mi pequeña?- el llanto era de un profundo dolor, se aferró con más fuerza a ella y besó su cabeza.

- Hoy es de esos días que el mundo no tiene sentido para mí.- respondió entre sollozos. -Todo gira, sigue su curso y yo estoy aquí, preguntándome qué fue lo que hice mal para estar así.

- Ey... No es así.- aún no podía ver sus ojos a causa del abrazo.

 - No tengo a mamá, papá está lejos, no puedo encontar una Universidad apta para mí, estoy sola en esta ciudad y creo desesperar.

- Mirame.- la obligó. -Jamás vuelvas a decir que estás sola. Jamás, ¿me escuchaste?- su voz era firme pero dulce. -Estoy aquí, contigo y no voy a dejarte. Habrá días duros, lo sé. Yo pasé por ellos al llegar. Pero debes saber que algún día serás completamente feliz y lo olvidarás.- la miraba fijamente a los ojos. Secó sus lágrimas y acomodó su cabello. -Eres muy hermosa, no llores por favor.- Brittany asintió levemente, con la mirada perdida. -Siéntate en la cama y espérame.
La rubia obedeció y esperó a Santana, quien había salido de la habitación, al parecer en busca de algo. Ella regresó con café, jugo y galletas

- Sé que no desayunaste.- le dijo. -Así que lo harás ahora.

- Pero no...

- No me importa.- la interrumpió. -Vas a desayunar quieras o no.- se sentó en la cama y acercó la bandeja a Brittany, quien no dejaba de mirarla tiernamente. Pero antes de que la rubia pudiera comer algo, Santana se acercó y la besó dulcemente en los labios. -Te amo.
- Yo también.- sonrió. -No sabes cuánto te amo.- empezó a tomar el café, comió algunas galletas y bebió un poco de jugo. Santana sólo la observaba y sonreía cada tanto. Le parecía súper tierno verla así, como una niña. Esa niña que había sido tanto tiempo y que ahora había parecido olvidar. Pensó que era un buen momento para darle la noticia.

- Terminé con Dani.- no tenía una expresión triste ni alegre, simplemente estaba ahí.

- ¿Lo hiciste?- se sorprendió.

- Sí, antes de venir aquí.

- ¿Te dolió?

- En cierto modo sí. Ella es increíble y me ha salvado de esta ciudad que usualmente te hace sentir sola. Fue tan comprensiva conmigo que me sorprendió.

 - ¿Te arrepientes?- dudó.

- No Brittany, jamás lo haría. Quizás me duela pero sé que lo hice porque te amo y quiero estar contigo sin importar lo que pase. Cuando pasó lo de Finn te necesitaba, y llegué a odiarte por haberte ido y no llamarme. Entendí, en ese momento, que te amaba y que aún dolía tu partida.

- Yo... Lo siento.

 - Eso no importa ya. Quiero que podamos estar juntas, ser felices. Es lo único que me importa ahora.

- Vamos a serlo.- corrió la bandeja y se acercó a la morena. -Es una promesa.- el dedo meñique estaba a la altura justa para que Santana lo tomara.

- ¿No te irás otra vez?- bromeó.

- Ya no lo haré.- rió. Tomó el rostro de Santana entre sus manos y la besó. -Te ves hermosa con ese uniforme.- siguió besándola, cada vez con más fuerza y pasión. Santana correspondía cada beso, cada caricia. La empujó despacio hasta caer ambas en la cama mientras seguían besándose.

- Es temprano, ¿no crees?

- ¿Desde cuándo es temprano para ti?_ rió Brittany. La besó por última vez y se acostó a su lado.

- No soy la misma.- rió ella también.

- Pues espero que vuelvas a serlo.

- No será necesario que me lo pidas otra vez, lo sé.- colocó su mano en la nuca de la rubia que seguía acostada y la besó.

- Gracias por estar aquí.

- Es a Dani a quien tienes que agradecer.

 - Ella te lo dijo, ¿Cierto?

- Sí, y me obligó a que viniera.

- Algún día se lo agradeceré. Ahora...- sonó provocativa. -Aunque adoro como se te ve ese uniforme, me muero por sacártelo.- se levantó un poco y la besó.

- Creo que a alguien se le pasó rápido la tristeza.- jugó la morena y sólo la abrazó. -Aunque yo también tenga muchas ganas de deshacerme de ese sexy pijama, debo volver a casa, prepararme y salir a la Universidad. Es el último día.

- ¿Me dejarás sola?- hizo uno de sus pucheros, que sabía eran la debilidad de Santana.

- Sólo será hasta la tarde.- besó su cabeza. -Te lo prometo.

- Tranquila, sólo bromeaba.

 - Debo irme mi amor.-.se levantó de la cama y llevó a Brittany con ella hasta la puerta. -¿Podrás sobrevivir sin mi?

 - Creo que sí.- acarició el brazo de la morena y sonrió.- Espero que tengas un buen día.

- Lo mismo digo.- se acercó y la besó.
- Te amo Santana.- volvió a besarla.

- Yo también Britt. Pero si sigues basándome no podré irme nunca.- le dió otro beso y se fue.
Brittany se quedó en la puerta, observando algo que no existía. Sonrió por unos minutos y pensó que Santana definitivamente podía hacer que su vida volviera a tener sentido. Siempre había sido así, ella siempre supo que la morena era la única capaz de hacerla sentir protegida, apoyada y sobre todo, amada.
Sabía que iba a ser duro acostumbrarse a la Gran Ciudad, a sus costumbres, al ritmo que llevaba, pero también sabía que ahora no estaba sola y que jamás lo estaría otra vez.

Santana terminó sus clases agotada, eran las nueve de la noche cuando llegó a su casa.