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Mensaje por Heya Morrivera Miér Mayo 21, 2014 6:25 pm

Claro que tienes que adaptar el segundo no nos puedes dejar asi
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Mensaje por 3:) Miér Mayo 21, 2014 7:44 pm

holap,..

como dijo el pa de britt!!!! las dos perdieron algo, es difícil de cicatrizar la herida ahora sabiendo quien es cada una...!!!
todo a su tiempo,.. no???

OBVIO QUE QUIERO LA ADAPTACIÓN EL 2DO LIBRO!!!!

nos vemos!!!
3:)
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Finalizado Re: Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14)

Mensaje por monica.santander Miér Mayo 21, 2014 11:09 pm

Que duras vidas!!!!
Obvio que quiero el segundo y el tercero!!
Saludos
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Mensaje por micky morales Miér Mayo 21, 2014 11:52 pm

sin lugar a dudas el segundo please, y que triste que todo haya resultado asi!
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Mensaje por Dani(: Vie Mayo 23, 2014 4:18 pm

monicagleek escribió:Espero que ambas entiendan probto que no tienen la culpa de lo que paso y acepten que han de estar juntas <3<3

Ya veremos (:
Saludos gracias por comentar  Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 918367557 

PAUlANyH escribió:siiiiii porfavorr el segundoooo
tambien  Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 918367557 Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 1163780127 

Claro que lo adaptare ya lo estoy empezando !!
Saludos Gracias por comentar  Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 918367557 

Heya Morrivera escribió:Claro que tienes que adaptar el segundo no nos puedes dejar asi

Claro lo adaptare !! Gracias por comentar  Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 918367557 

3:) escribió:holap,..

como dijo el pa de britt!!!! las dos perdieron algo, es difícil de cicatrizar la herida ahora sabiendo quien es cada una...!!!
todo a su tiempo,.. no???

OBVIO QUE QUIERO LA ADAPTACIÓN EL 2DO LIBRO!!!!

nos vemos!!!

Exactamente todo a su tiempo !! El amor lo puede todo  Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 1206646864 
Claro lo adaptare saludos gracias por comentar !!  Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 918367557 

monica.santander escribió:Que duras vidas!!!!
Obvio que quiero el segundo y el tercero!!
Saludos

Claro los adptare !!
Saludos gracias por comentar  Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 918367557  Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 918367557 

micky morales escribió:sin lugar a dudas el segundo please, y que triste que todo haya resultado asi!

Pero todo tiene su recompensa si ??
Gracias por comentar !! Saludos  Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 918367557 Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 918367557 
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Finalizado Re: Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14)

Mensaje por Dani(: Vie Mayo 23, 2014 4:20 pm

Capítulo 34

Los dos últimos días previos a la graduación estuvieron repletos de desayunos para los del último curso, distribución de togas y birretes, cruceros por el lago, y firmas de anuario. Había decidido no participar en nada de eso. A pesar de papá y mi charla "motivadora" en el cementerio, yo parecía no poder aceptar sus palabras como ciertas. Los padres se hallaban destinados a fomentar y creer que sus hijas eran criaturas infalibles. Sabía que papá creía en lo que me había dicho, pero fue porque, como padre, era incapaz de mirarme con una luz imparcial.

Era su niña. Su Brittany en el cielo. Eso era todo lo que veía cuando me miraba, no podía ver en lo que me había convertido. Pero tenía razón en una cosa—yo no podía salvar al mundo. No cambiaría lo que había sucedido y no traería John de vuelta. Sin embargo, habiendo aceptado eso, ya no sabía qué hacer conmigo misma. Mi vida se sentía un poco vacía y patas arriba, y eso no era una receta para celebrar con un montón de gente que había conocido hacía menos de un año y con los que no estaría en contacto en una semana.
Yo había estado en silencio en mi silla plegable de metal asignada, esperando que esta cosa acabe así podría poner este año de mi vida en una estantería y olvidarlo. El resto de los 300 más graduados llegaban, todo el mundo abrazándose y sonriendo y hablando efusivamente acerca de cómo permanecerían amigos para siempre y nunca, jamás perderían el contacto.

Todo era demasiado ruido de fondo y chorradas para mí. Unos minutos más pasaron, y la mayoría de los asientos se llenaron. Mordí mi borla. Quince minutos más, dos horas para pasar de bla, bla, bla, nuestro futuro es brillante, bla, bla, bla, puedes ser lo que quieras, bla, bla, bla. Bla. Uno de los últimos rezagados que quedaba se abrió camino a través de la fila de unos pocos frente a la mía. Emily se movía un poco torpemente, como si algo no funcionaba del todo bien, o algo así como que su mano se había pegado a sus tetas. Ni siquiera traté de evitar la risa que se liberó.

Algunas cabezas se volvieron, incluida la suya, pero tan pronto como vio que era yo, su cabeza se apartó bruscamente como si acabara de golpearla justo en la mandíbula. Había besado a esa porquería. Había hecho más que darle un beso. Eso fue suficiente para hacer que una chica renuncie a las mujeres para siempre. Sobre todo una chica a punto de dirigirse a la universidad donde había oído que las chicas que habían sido unas cretinas en la escuela secundaria se convertían en pendejas de calidad, y las pocas buenas ya estaban ocupadas para cuando llegaba el otoño. Las perspectivas en el departamento mujer eran desoladoras, por lo que sólo fingía que no había departamento con ese título. Mejor sola y marginalmente feliz que en pareja y positivamente miserable.

El Director Figgins apareció desde detrás de las cortinas de color borgoña y se dirigió al podio. Esto iba a ser doloroso. De hecho, me sentí mal por mis padres, ambos se hallaban en la asistencia, sonriendo y saludándome cada vez que miraba en su área general.

—Estudiantes, padres, profesores —comenzó, pasando por toda la cosa ominosa que no funcionaba para él—, este es realmente un momento para celebrar el pasado, el presente y el futuro.

¿Qué pasaba con estos discursos de graduación? ¿Hay alguna ley de que todo tenía que ser la misma cosa, vieja, cansada?

—Me gustaría aprovechar esta ocasión para… —El director Figgins se congeló en su lugar, con la boca y ojos muy abiertos. Abriéndose camino hacia el escenario, Santana corrió por él, tendiéndole la mano a Figgins.

Agarró el micrófono más fuerte, sacudiendo la cabeza, por lo que Santana se lo arrebató justo fuera del apretón de muerte de Figgins. No había visto a Santana desde el domingo por la mañana, y todo en ella era diferente. Tenía el aspecto de una mujer en paz. Una mujer que había descubierto todos los misterios de la vida. Una mujer que todavía, a pesar de todas las revelaciones y las palabras, hacía que mi corazón palpite.

—Todo el mundo, disculpen tan sólo un minuto —dijo Santana, rodeando el podio. Las cabezas giraban, mirando a sus vecinos para ver si lucían igual de confundidos—. No es una sorpresa que no estoy hoy aquí hablando como un valedictorian, pero creo que todos están sorprendidos de que me estoy graduando del todo, así que estoy interrumpiendo este pequeño festival de aburrimiento. Desde que comenzamos el año conmigo arrancándole el micrófono de las manos al director Figgins, también podríamos terminarlo de la misma manera. —Una ronda silenciosa de risas recorrió los graduados—. Y en realidad tengo algo importante que decir, al contrario que el resto de estos genios bastardos aquí abajo, en la primera fila.

Todo el mundo susurraba a su vecino, o trataba de retirar su boca del suelo, o miraba al escenario como que esto era inexcusable. Sin embargo, Brittany Pierce sonreía. Viendo a Santana allí arriba en su toga y birrete, a punto de graduarse, continuando con algún futuro que involucraba al fútbol, justifica una sonrisa. Me sentía feliz por su éxito.

—Este año no fue como cualquier otro anterior —empezó a decir, mirando hacia la multitud—. Aprendí más sobre mí misma y la vida e incluso el amor que lo tuve antes de mis diecisiete años.

Una docena de cabezas se dieron vuelta y me miraron cuando Santana dijo la palabra con "A". Me revolví en mi asiento. No tenía idea a dónde iba Santana con este discurso de graduación de desnudar el alma, pero sabía que iba a significar vergüenza, en el mejor de los casos, para mí.

—Aprendí que no soy la mierda que a todos les gusta creer que soy. El pedazo de mierda que yo creía que era —dijo mientras el director Figgins pasaba una mano por el brillo de sudor formándose en su frente—. Alguien me dijo eso una y otra y otra vez, y me tomó la mayor parte del año, pero creo que finalmente le creo. —Sus ojos se posaron en mi dirección por el segundo más corto—. Porque no necesito creer que donde he estado es donde me dirijo. Y no necesito creer que una tragedia puede dar forma al futuro. —Hizo una pausa, aclarándose la garganta—. Sólo yo puedo hacer eso. Ahora lo veo.

Otra pausa, y ahora en la habitación no volaba ni una mosca. —También sé que en el proceso de mí, aprendiendo esto, la persona que me lo enseñó perdió su fe en mí, y tal vez incluso en sí misma, y en todo el maldito mundo. —Sus dedos se apretaron alrededor del micrófono, ya no mirando alrededor de la multitud, me miraba directamente a mí—. Yo podría ir a la cárcel un millón de veces y nada sería peor que lo que le hice a ella. Me enseñó a amar, incluso me dio oportunidad tras oportunidad para demostrarle que yo era capaz de hacerlo. Y le fallé cada vez. —Su rostro se arrugó en una mueca de dolor parcial, pero no apartó la mirada de mí—. Te amo, Brittany Pierce. Y siento que tuve que arruinar todo lo que teníamos para reconocer eso. Y entiendo por qué te perdí y nunca voy a tenerte de vuelta.

Mis ojos se cerraron, era demasiado. La confesión, la emoción detrás de las palabras, todos en el auditorio mirándome, todo lo que sentía.

—Tú me salvaste, Brittany, y no te devolví el favor. Y lo siento —dijo, su voz baja—. Sólo quería que lo supieras.

Al abrir los ojos, me obligué a mirarla mientras se alejaba del escenario, dándole el micrófono de regreso al director Figgins con la cara roja. Me sonreía, la Santana que estaba reservado para ocasiones especiales, y devolví esa sonrisa.

En medio de todo estando muy mal, algo bien fue abriéndose paso a través. Algo se levantaba de las cenizas.

Levantando la mano, saludó antes de volverse y caminar fuera del escenario, dejando a su pasado atrás y yendo en pos de ese brillante futuro.
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Finalizado Re: Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14)

Mensaje por Dani(: Vie Mayo 23, 2014 4:25 pm

Epilogo

Mi piel no tuvo oportunidad de broncearse antes de que estuviera empacando y moviéndome por todo el país. Había pasado las breves semanas bailando, reconectándome con mis padres y bailando un poco más. Era la clase de verano que podría ser considerado casi perfecto. Excepto por una cosa.

O, más bien, una persona. Santana se marchó de la casa de las chicas la mañana después de la graduación y nadie supo de ella de nuevo. Por supuesto, más que unos pocos rumores circularon, pero después de ser víctima del circuito de rumores, me prometí que nunca le daría ningún crédito a otro. Algunos decían que se encontraba en el campamento de verano para algún gran equipo de la Liga futbol como el más importante agente gratuito en la historia. Algunos dijeron que había huido del país tras retener un banco en el sur y dispararle a uno de los cajeros. Y algunos dijeron que Santana tuvo una ruptura total e irreversible con la realidad y se lanzó del Puente Highman.

Me gustaba creer que, donde sea que estuviese, era feliz y, por fin, en paz consigo misma y con su pasado.

Era algo que había deseado para mí después de la graduación y había hecho algunos progresos hacia ello. Feliz era una exageración, pero me incliné más hacia el contento, que el espectro infeliz, y eso era una victoria. Mi pasado seguía todavía allí, cada mañana y cada noche, listo para atormentarme si lo permitía, pero la mayoría de los días no lo hacía. Me acordé de John por la forma en que estaba destinado a ser recordado, no por cómo había muerto.

Y en cuanto a la salvación del mundo, no había dejado que toda la molesta idea altruista se fuera. Al principio, había firmado para ser una profesora de baile en un estudio en la ciudad donde las chicas de bajos ingresos no tenían que pagar para aprender a bailar. Incluso un alambre se había puesto a un lado del fondo por lo que no tenían que comprar zapatos de ballet y medias. Así que bailé, enseñé y aprendí.

Pero todavía faltaba algo, o tal vez me perdía de algo. De cualquier manera, un agujero me dolía y tuve que luchar para superarlo todos los días. La mayoría de las veces, gané esa batalla, participando en discusiones en clase, sonriendo a mis nuevos amigos en los momentos adecuados, pero otras veces el dolor era demasiado profundo para que estuviera al día con el ritmo de la vida.

Era una buena vida, y me sentí culpable por pensarlo, pero sabía que podía ser mejor.
—Britt, ¿vas a ponerte ese pendiente o acariciarlo toda la noche? —Rachel, mi compañera de cuarto, gritó por encima de mí, dándose una última mirada en el espejo.

— ¿A dónde me estás arrastrando de nuevo? —pregunté, deslizando el aro de plata en su lugar.

Rodando los ojos, me lanzó mi bolso. —A una fiesta en Siracusa. Hay chicas, alcohol y música. Se supone que debe ser divertido. —Rachel era la reina de la diversión, de verdad. Su familia había patentado unos veinte juegos de mesa, impulsando la tendencia de diversión nocturna en familia. Como ventaja, tenía un innato sentido de la aventura, puede convertir una mañana de examen sorpresa en un buen momento, y ser invitado a la fiesta de todos y cada uno en el estado.

— ¿Y necesitas que vaya porque...? ¿Otra ventaja de ser un rico embajador de la diversión? Nunca tienes que preocuparte de moverte solo para nada a menos que quieras.
—Porque trabajas muy duro y juegas muy poco y esa clase de ética de trabajo Luterano está seriamente desordenando el zen de nuestra habitación.
Tomando mi chaqueta colgada en la silla, la seguí hacia la puerta. —Perdóname por confundir la universidad con algo tan tabú como el trabajo duro —dije, golpeando mi hombro en ella mientras caminábamos por el pasillo—. ¿Cómo puedo ajustar bien el sagrado zen de nuestra habitación?

Me sonrió. —Puedes ponerte borracha. Puedes subirte en una mesa y sacudir tu trasero. Y puedes echarte un polvo con la más fina y dulce mujer que Dios tuvo la audacia de crear.
—Oh —dije, agitando mi mano en el aire—, si eso es todo.

—A veces, lo juro —dijo al salir de la residencia de estudiantes—, el creador olvidó instalar un botón de diversión en ti. —Rachel hizo clic en su llavero y las luces de su coche brillaron. ¿Otro de los beneficios de crecer en una familia de empresarios millonarios? Consigues conducir lo que sea en el infierno que quieras.

—Y alguien se olvidó de instalar un filtro en ti —dije, abriendo la puerta del copiloto y arrastrándome dentro.

Rachel gruñó, saliendo del estacionamiento. —Lo bueno es que es un corto trayecto en coche porque tú, mi amiga, estás seriamente en la necesidad de un poco de alcohol, baile en una mesa y hacer dulce amor esta noche.

—Bueno —dije, inclinando mi cabeza contra el asiento—, conduce rápido.
Era como afirmar lo obvio porque Rachel hacía todo rápido, sobre todo conducir y, en este viaje, no me defraudó. Al ritmo que íbamos, podríamos haber estado en Canadá en menos de una hora.

—Así que —dije, mirándola—, ¿quién es la chica? —Sólo había conocido a Rachel por un par de semanas, pero no había tomado mucho tiempo para darme cuenta que, si íbamos a alguna parte, una mujer siempre se encontraba involucrada. Rachel mantenía una firme creencia de que las mujeres eran el condimento de la vida. Basada en las mujeres con los que la había visto, le gustaba su vida picante.

Se encogió de hombros, mirando por la ventana como si tuviera algo que se moría por decir. —Ya verás —respondió.

Su acto misterioso fue totalmente molesto. —Bueno, si estás conduciendo para verla, tiene que ser caliente. Posiblemente la chica más buena que ha sido mirada lascivamente por las mujeres.

Sus labios se juntaron, haciendo una cara de tal vez. —Pero debido a que eres quien eres, no sólo extiendes la alfombra de Rachel por una cara bonita. Así que debe ser inteligente, ingeniosa y rica como una seductora.

Levantó un dedo. —La riqueza no es un requisito —dijo, como si fuera ofensivo que incluso lo hubiera insinuado—. La riqueza se puede crear. El ingenio y la inteligencia no.

—Está bien, Freud —dije mientras nos movíamos a Siracusa—. Y yo que pensaba que te especializabas en música.

Frenando hasta detenerse, Rachel apagó el auto afuera de lo que parecía ser una residencia universitaria. —Sólo sal del auto, ¿quieres? —Dijo, abriendo la puerta—. Antes de que también arruines el zen de mi bebé.

Salí y esperé a que Rachel llegara alrededor del coche.

— ¿Qué es esto? —pregunté, mirando a la pequeña cantidad de estudiantes en el interior del edificio, donde las luces de neón parpadeaban en las ventanas del primer piso.

—Es una especie de bienvenida estudiantil de inicio de año —explicó agarrando mi brazo y jalándome detrás de ella.
— ¿Me trajiste a una patética bienvenida? —dije, lista para girarme y salir corriendo—. Creí que la razón por la que nos graduamos de la preparatoria era para que no tuviéramos que sufrir más de estas cosas.

—Son un poco diferentes en la universidad —dijo, caminando hacia la entrada.
— ¿En serio? —dije—. ¿Así que no habrá ninguna chica excitada tratando de presionarse sobre lo que sea que se mueva?

Me lanzó una sonrisa tímida. — ¿Y no habrá ninguna música lame cerebros que no lleva siquiera una pizca de ritmo para bailar?

Una sonrisa tímida más pronunciada. —Eh, Rachel —me quejé—. Si yo quería ir al infiero, sólo hubiera subido a la puerta principal y preguntar por Satanás.

— ¿Por qué mi compañera de cuarto es tan condenadamente difícil? —Dijo mientras comenzábamos a abrirnos paso a través del edificio lleno—. Te gustará esta bienvenida —me gritó sobre la música, sip, la defectuosa música sin un ritmo para bailar—. Confía en mí en esto.

Nos abrimos camino al pasillo donde, sip, algunas chicas excitadas se deslizaban hasta mí y comenzaban a follar mi pierna antes de que pudiera empujarla a un lado, grité—: ¡No puedo darte confianza hasta que te la ganes, Rachel!

—Dios, necesito un trago —dijo, jalándome detrás mientras iba directo hacia lo que supuse que era la mesa de bebidas.

— ¡Sólo sírveme algo! —gritó Rachel sobre la música al chico que manejaba la mesa de bebidas. Hizo un gesto de arma con su mano antes de mezclar algo que vino a lucir demasiado rosa y demasiado fuerte.

— ¿Qué para usted, bella dama? —me preguntó después de darle la bebida a Rachel.

— ¿Tienes ahí atrás algo que no me haga torcer la cara con dos sorbos? —Por el aspecto de la multitud, era dudoso.

Otro gesto de arma y abrió una nevera y retorció la tapa de una cerveza. El golpe atronador de la canción llegó a un abrupto fin en medio del odioso coro y luego, una lenta y muy familiar canción se abrió paso a través de la habitación.

— ¡Oye, amiga! —Le gritó a alguien por encima de mi hombro—. ¿Qué te sirvo?

—No estoy seguro de si puedo tener lo que quiero —respondió una voz familiar el aliento se me fue de los pulmones. Bajando la cerveza, me giré lentamente.

—Hola, Britt. Era ella. Realmente ella. Sonriéndome con esos ojos oscuros.

— ¿Santana? —dije—. ¿Qué estás haciendo aquí? No es mi mejor momento. Con todas las preguntas que jugaron en mi mente durante el verano, esta no era una de ellas.

Dando un paso más cerca, su sonrisa creció. —Como que voy a la escuela aquí. —Por encima de su hombro, Rachel se escabulló lejos, lanzándome unos pulgares arriba y una sonrisa de complicidad.

— ¿Así que rechazaste totalmente la Liga de futbol? —dije, acercándome más, queriendo alargar la mano y tocarla para confirmar que se encontraba realmente aquí.

—La Liga para mujeres no se irá a ninguna parte —dijo, metiendo las manos en los bolsillos de su pantalón. En sus pantalones azules ajustados. De hecho, nada era gris en ella. Se veía completamente diferente, pero también totalmente igual—. Pero algunas cosas sí.

Sí, sabía que insinuaba algo, pero no tenía idea qué. — ¿Y no saltaste la frontera para evitar ser encerrada de por vida? Se rió entre dientes, cambiando su peso. —Nop. He estado libre de crímenes desde hace un tiempo.

— ¿Entonces por qué estás aquí? —pregunté—. ¿No hay una docena de escuelas en las que podrías haber entrado con mejores equipos de fútbol?

—Tal vez —respondió, alzando los hombros. —Entonces, ¿por qué aquí? —Sabía qué hacía preguntas tontas, pero no podía parar.

Frotando su nuca, miró hacia el techo. —Tenía la esperanza de que sería un poco obvio.
Nada sobre ahora, o algo de Santana y yo, había sido obvio.

—Estoy aquí por ti, Britt —confesó—. Mierda, si Juilliard tuviera un equipo de fútbol y realmente me quisiera, me gustaría estar ahí.

Abrí mi boca. Nop, las palabras me fallaron.

—Detén ese pensamiento —dijo, levantando su dedo. Por una vez, parecía casi nervioso—. He estado practicando esto durante un tiempo y tengo que sacarlo antes de que me des una bofetada y me pases de largo. ¿Lista? —Cuadrando los hombros, inhaló—. Hola, soy Santana Diabla López—comenzó, extendiendo su mano. La tomé, sacudiéndola. Se aferró a ella cuando traté de quitarla—. Mi mamá se fue cuando tenía trece años. Mi papá está cumpliendo una sentencia de cadena perpetua por matar a un chico. He pasado los últimos cinco años en un hogar para Mujeres siendo intimidada, golpeada y abusada por las chicas, el personal, y hasta el maldito perro. Vendí drogas. Hice drogas. Me arrestaron. Mucho. He follado con un montón de mujeres sin rostro. —Hizo una pausa, aspirando una bocanada de aire—. Y entonces, conocí una cuyo rostro no podía olvidar. Me enamoré de ella. La lastimé porque me enamoré y tenía miedo de que me dejara de la manera en que todos los demás lo habían hecho. —Levantó su otra mano, sosteniendo la mía entre la suya—. Todavía la amo.
No era capaz de sacar el aliento a este punto de la conversación, así que tuve suerte porque pude hacer algún tipo de respuesta. —Santana —dije en voz baja, sin saber que decir después. Tuvimos tanta historia, historia que hizo la peor clase de cimiento para construir una relación.

—Te amo, Britt —continuó. Claramente ella no iba a parar hasta que me dijera lo que necesitaba—. Y lamento haber arruinado todo lo que teníamos antes de que pudiera reconocerlo ante ti. Antes de que pudiera admitirlo a mí misma. No me hiciste una mejor persona, porque nadie puede hacer eso. Me hiciste querer ser una mejor persona. Creíste en mí y me apoyaste. Cuidaste de mí cuando nadie más lo haría. Me hiciste alguien mejor, Britt. Tienes razón, una persona puede hacer la diferencia. Una sola persona puede cambiar el mundo entero de otra persona para bien —dijo, con toda la cara en llamas con sus palabras—. Una persona arruinó mi mundo, y ese fue mi papá, y una persona salvó el mío, y esa fuiste tú. —Levantando sus manos, las puso en mi rostro—. La misma tragedia puso de patas arriba nuestros mundos. La misma tragedia nos ha traído aquí hoy. No dejes que nos separe.

Señal de lágrimas, porque esas fueron las palabras que arrasaron mis defensas. —Santana —comencé, determinada a conseguir más de una palabra—, ¿cómo podemos siquiera comenzar a avanzar cuando el pasado siempre estará ahí para recordarnos lo que hemos perdido a causa de la familia del otro?

Su pulgar recorrió mi mejilla. —Porque sé que nunca voy a amar a nadie como te amo a ti. Eso es lo que va a superar al pasado cada vez que intente alzar su fea cabeza. —Se acercó más—. Así que es tú y yo o yo y yo, Britt. Y realmente no me gusto, así que espero y escojas la opción de tú y yo.

Di otro paso hacia ella, nuestros cuerpos uniéndose. —No me gustas mucho, tampoco —dije, envolviendo mis brazos alrededor de su cuello—. Te amo.
La larga cicatriz corriendo por su mejilla desapareció en una sonrisa. —Ya era hora —dijo, inclinando la cabeza hacia abajo—, porque no voy a dejarte ir nunca más. Te quiero para siempre, Britt.

Entonces me besó, exhibiendo la paciencia de una mujer que considera el futuro, y con la urgencia de una mujer que vivió para el ahora. Fue, sin duda, el mejor beso de mi vida.

—Baila conmigo —dijo, enrollando sus brazos alrededor de mi cuello, jalándome cerca.
Colocando su boca frente a mi oído, comenzó a tararear el coro.

—Pensé que odiabas esta canción —dije, balanceándome contra ella.

—Lo hacía.

— ¿Y qué te hizo cambiar de opinión? Sonrió, inclinándome hacía el suelo.

—Tú —respondió. Luego, levantándome, su cabeza cayó hacia atrás y abrió la boca. — ¡Una vez deje a Brittany Pierce entrar en mi corazón! ¡Pude tomar mi triste y jodida canción y hacerlo mejor! —cantó, fuera de tono y de volumen. Algunos de los estudiantes a nuestro alrededor inclinaron sus cervezas hacia ella, algo se rompió durante el coro “Nah, nah, nah,” y algunos lo miraban como si fuera una loca.

Pero sólo me reí, ya sabía que ella estaba loca. Y la amaba por eso.

—Creo que eso se llama tomarse libertades creativas con las letras.

—Realmente no me importa lo que sea —dijo—, porque después de todo lo que ha pasado en mi vida, puedo llegar a meterme en la cama contigo todas las noches.

Echándome hacia atrás, estudié esa cara por la que había caído un día caluroso de verano hace más de un año, y ahora me había enamorado del resto de la mujer detrás de esa cara. — ¿Cómo es que una chica como tú le promete a alguien un para siempre a los dieciocho años?

—Fácil —dijo, presionando un suave beso en la comisura de mi boca—. Encuentra a una chica como tú.

FIN


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Historia original trilogia crash de Nicole Williams.


Bueno chicas aqui termina el primer libro !! Que les parecio el final ??
Bno si puedo mañana mismo les subo el primer capitulo !!
Dejen sus comentarios por favor !! Saludos
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Mensaje por monica.santander Vie Mayo 23, 2014 5:52 pm

GENIAL FINAL DEL PRIMER LIBRO!!!! Ya quiero el proximo!!!
Saludos
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Mensaje por 3:) Vie Mayo 23, 2014 7:53 pm

holap,...

ame el final del primer libro,...
QUIERO EL 2DO!!!!!

nos vemos!!!
3:)
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Mensaje por micky morales Vie Mayo 23, 2014 7:58 pm

mejor imposible, gracias!!!!!!!
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Mensaje por awong_snix Sáb Mayo 24, 2014 12:20 am

Hola

Me gusto mucho tu adaptación, y empece una yo me gustaría saber tu opinión se llama existence

Espero con ansias la segunda parte del libro
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Mensaje por monicagleek Sáb Mayo 24, 2014 4:14 am

Gran adaptacio me ha gustado muchisimo.
Espero con impaciencia el segundo libro
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Mensaje por _Claudia_100%fanGLEE_Bol Sáb Mayo 24, 2014 10:14 pm

uhhhh........me  Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 1163780127  Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 1163780127  Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 1163780127  Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 918367557  Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 918367557  Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 918367557 disculpo contigo por no comentar antes........sobra decir que me encantó esta historia y ya ansio desesperadamente la segunda parte  Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 918367557  Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 918367557  Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 918367557 jejejeje
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Mensaje por Dani(: Sáb Mayo 24, 2014 11:21 pm

monica.santander escribió:GENIAL FINAL DEL PRIMER LIBRO!!!! Ya quiero el proximo!!!
Saludos

Saludos me encanta que te gustara !! sigue comentando saludos!!  Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 1206646864  Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 1206646864 

3:) escribió:holap,...

ame el final del primer libro,...
QUIERO EL 2DO!!!!!

nos vemos!!!

Saludos ya dejo el primer capitulo esperoo que lo disfrutes !!  Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 1206646864  Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 1206646864 

micky morales escribió:mejor imposible, gracias!!!!!!!

Saludos !! Gracias por comentar !!  Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 1206646864  Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 1206646864 

awong_snix escribió:Hola

Me gusto mucho tu adaptación, y empece una yo me gustaría saber tu opinión se llama existence

Espero con ansias la segunda parte del libro

Saludos !! Claro pasame el link para verla si creo que es del libro que creo va a estar exc v Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 2145353087  Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 2145353087 
Saludos!!

monicagleek escribió:Gran adaptacio me ha gustado muchisimo.
Espero con impaciencia el segundo libro

Saludos Gracias por comentar y me alegra que te gustara !!  Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 918367557 

_Claudia_100%fanGLEE_Bol escribió:uhhhh........me  Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 1163780127  Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 1163780127  Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 1163780127  Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 918367557  Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 918367557  Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 918367557 disculpo contigo por no comentar antes........sobra decir que me encantó esta historia y ya ansio desesperadamente la segunda parte  Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 918367557  Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 918367557  Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 918367557 jejejeje

Hola hola!!
Tranquilidad mas bien muchas gracias por leer !!
Espero que te guste la segunda parte tambien !!
Saludos  Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 4061796348 Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 4061796348 
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Mensaje por Dani(: Sáb Mayo 24, 2014 11:24 pm

Capitulo 1

No me concentré en el hecho de que cerca de mil pares de ojos estaban puestos en mí. Progresando en el difícil final, bailé sólo para un grupo. Las luces que me cegaban de la multitud, la presión de hacer una presentación que me impulsará hacia delante, y la falla en el vestuario que estaba a un hilo de romperse, empujé todo de lado y bailé para ella.
Los últimos compases de la música llegaron a su fin cuando yo hacía mi gran alegro final en el aire. Mis puntillas aterrizaron al mismo tiempo que el último acorde fluía a través de la habitación.  

Este era. El momento que yo amaba. El respiro y la mitad de quietud y silencio antes de moverme en una reverencia y que la multitud aplaudiera. Una ventana de dos segundos para reflejar y deleitarme en la sangre, sudor, y lágrimas que había derramado para llegar a este punto. El punto en el que, si yo fuera un espectador en el juego de la vida de Brittany Pierce, podría a sentir y pensar trabajo bien hecho.

Era un momento que quería que durara para siempre, pero lo acepté por lo que era. Un vistazo a la perfección antes de que fuera descartado.

Aspirando aire, levanté mis brazos y, moviéndome en una posición de reverencia, levanté mis ojos. Justo donde Madame Fontaine me había entrenado para dirigirme al final de una presentación. Al frente y al centro. Y luego, contra todo lo que ella me había advertido nunca hacer, una sonrisa jugó en las comisuras de mi boca.

Era imposible no hacerlo cuando mi frente y centro era Santana Lopez ella se levantó de prisa de su asiento, aplaudiendo como si estuviera tratando de llenar toda la habitación con ello, sonriéndome de una manera que me hacía un nudo en el estómago. Aquellos que lo rodeaban ya miraban con curiosidad, así que cuando Santana saltó sobre su asiento y comenzó a gritar “Bravo” a todo volumen, esas miradas de curiosidad se afilaron en algo no tan bueno.

No es que me importe. Había aprendido hace un tiempo que estar con Santana significaba ir contra la corriente de la sociedad. Luchábamos constantemente contra la corriente y casi cada norma social y el principio generalmente aceptado que hay. Valía la pena.

Haciendo una reverencia más, encontré su mirada una vez más e hice lo impensable. Gracias que la creadora Madame Fontaine no había venido aquí esta noche porque su moño perpetuamente apretado podría haberse roto cuando yo emparejé mi sonrisa con un guiño. Dirigido directo a la mujer que se elevaba sobre la multitud, animándome como si yo hubiera salvado al mundo de su extinción.

Las luces se apagaron y, antes de que me apresurara a salir del escenario, escuché una ronda más de Santana gritando y silbando  ella rompió toda regla tácita de cómo uno debía mostrar su apreciación por las artes. Y yo la amaba.

Así como nuestra relación, todo lo hacíamos fuera del estándar. —¿Crees que podrías tratar, sólo por una vez, de no dar una presentación  perfecta? Sabes, para que el resto de nosotros no luzcamos como principiantes —me susurró Dani, una amiga estudiante y bailarína, mientras yo me movía detrás de las cortinas.

—Podría —le susurré por detrás mientras el último bailarín tomaba el escenario—. Pero, ¿dónde está la diversión en eso?

Sonriendo, me tiró una botella de agua. Tomándola con una mano, lo saludé con la otra agradeciéndole y me dirigí hacia los bastidores para estirarme y cambiarme. Tenía un descanso de diez minutos antes de la presentación que se acerca al final, y sabía por experiencia que Santana estaría viniendo a toda prisa a los bastidores para encontrarme si yo no la encontraba primero ella no era exactamente una mujer paciente, especialmente después de un recital de baile. Lo que me provocaba a mí el verla jugar fútbol, mi baile se lo provocaba a ella.

Deslizándome hacia el vestidor, agarré mi pie, estirando mis cuádriceps mientras subía hacia mi esquina de la habitación, desatando mi zapatilla. El nudo colorido de la banda elástica enrollado alrededor de mi cuello, sosteniendo mi corsé en su lugar así mi presentación no se convertiría en un show pornográfico, se rompió al momento en que estiré mi cuello hacia un lado. La falla en el vestuario no pudo escoger un mejor momento para “fallar”.

Estirando la otra pierna hacia atrás, mis dedos trabajaron por desatar mi otra zapatilla. Tirando ambas en mi bolso, saqué mis vaqueros, suéter, y botas de montar. Era viernes por la noche y, ya que Santana tiene un juego mañana, eso significaba que teníamos toda la noche para nosotras. Ella tenía algo planeado y me había dicho que me vistiera con algo caliente. Yo preferiría estar vestida para clima caliente, pero realmente, cuando se trataba de estar con Santana, no me importaba lo que vestía. De hecho, preferiría no usar nada, pero por el último patrón de virtud de santidad, Santana Lopez, no tenía nada de eso hasta que “arreglara su mierda”.

Nunca había querido que se arreglara su mierda más rápido.

Realmente necesitaba estirar un poco más, pero tenía dos minutos máximo antes de que Santana viniera corriendo a través de la puerta del vestidor. Retorciendo mis brazos detrás de mí, trabajé en el corsé de mi traje. ¿Dónde estaba Eve cuando la necesitaba? Esa chica podía amarrar y desamarrar un corsé más rápido de lo que una mujeriega podía bajarse la cremallera en la parte de atrás de su coche deportivo.

Estaba medio contemplando buscar un par de tijeras para escapar del aparato de satín cuando un par de manos cálidas se apoyaron sobre mis hombros.

—¿Puedo ser de ayuda? —dijo Dani, sonriéndome mientras la miraba sobre mi hombro.

—Si tu ayuda viene con velocidad y precisión, entonces sí, por favor —le contesté.

Su sonrisa se llenó de maldad. —Cuando se trata de quitarle la ropa a las mujeres, la velocidad y la precisión son de suma importancia.

La codeé mientras se reía. —En cualquier momento hoy, Sra. Dedos Calientes.
—Sí, señora —dijo, haciendo crujir los dedos dramáticamente antes de moverse hacia la parte posterior de mi vestido.

Dani tenía razón, ella había dominado la parte de la velocidad y la precisión del desvestir a las mujeres. Sin embargo, no había nada ni remotamente íntimo sobre una bailarína ayudando a otra bailarína a vestirse o desvestirse, Al bailar por demasiado tiempo, te acostumbras a casi todos los bailarines en un radio de tres estados mirándote a un lado desnudo. No había lugar para ser una mojigata en el mundo de la danza.

—Ya casi —murmuró Dani mientras sus dedos trabajaban hacia la parte inferior del remache de mi corsé.

Yo estaba a punto de volverme con algo inteligente de mi variedad ingeniosa cuando la puerta del vestuario se abrió. No tuve ni un segundo caliente para explicar antes de que el rostro de Santana palideciera de entusiasmo a asesinato.

—¿Qué diablos? —gritó, su rostro de un rojo llameante.

—Santana —comencé, dándome la vuelta y levantando mis manos. —Eres mujer muerta —espetó, lanzándose a través de la habitación hacia nosotras.

Moviéndome rápidamente delante de ella, puse ambas manos en sus pechos.

—¡Santana! —Esta vez grité—. ¡Detente! —ordené, interponiéndome delante de ella de nuevo cuando se abalanzó hacia Dani, quien se retiraba hacia un rincón de la habitación.

—Claro, voy a parar —respondió Santana, sus ojos grises destellando como ónix—. Una vez que esta cretina esté bailando en el escenario en una silla de ruedas.

No había visto su monstruo rabioso en meses y verlo de nuevo en toda su grandeza me dejó sin palabras. Este era el tipo de ira de la que la gente contaba historias alrededor de una fogata.

Girando de nuevo alrededor de mí, Santana se lanzó hacia Dani, quien miraba con los ojos muy abiertos, medio confundida, medio aterrada, por la mujer furiosa tratando de destruirla. Mi fuerza no igualaba la de ella, ni siquiera la décima parte para ser su rival, pero yo tenía otros poderes que podían rendirla en esclavitud. Corriendo a toda velocidad frente a ella, salté, envolviendo mis brazos y piernas alrededor de ella tan fuerte como pude.

Se detuvo inmediatamente, la asesina oscureciéndose en sus ojos. Sólo un poco.
—Santana —dije con calma, esperando a que sus ojos volvieran a los míos. Lo hicieron—. Detente —repetí.

Hice un gesto hacia Dani. —Me estaba ayudando a salir de mi traje. Yo le pedí que lo hiciera. Ella accedió. Quería apresurarme a cambiarme para así poder estar contigo —enfaticé—, y a menos de que quisieras esperar un año y medio por mí, deberías estar agradeciéndole a Dani.
 
Mirando entre Dani y yo, las líneas de su rostro se atenuaron. Sin embargo, su mirada cayó sobre mí. —¿Por qué no me pediste que te ayudara, Britt? —preguntó, con la mandíbula apretada.

—Porque no estabas aquí —le dije, sintiendo como si estuviera diciendo lo obvio, pero si lo obvio era lo que se necesitaba para bajarla de la cornisa, eso es lo que yo haría.

—Estoy aquí ahora. Puse mis manos sobre sus mejillas. —Sí, lo estás —dije, esperando mientras sus ojos cambiaron a un tono más claro. Sus pechos comenzaban a levantarse y caer en un patrón regular de nuevo—. Gracias por la ayuda, Dani —enfaticé, mirando hacia atrás donde ella se encontraba, todavía mirando a Santana como si estuviera a punto de ir todo nuclear sobre ella de nuevo—. ¿Nos vemos luego?

Dani pasó a un lado alrededor de nosotros, sin quitar sus ojos de Santana. —Claro, Brittany —dijo, dándome una sonrisa inclinada—. Nos vemos más tarde.

Le sonreí con agradecimiento. —Buenas noches. —Adiós, Caperucita—le dijo Santana—. Nos vemos más tarde, también. Dani ya estaba fuera del vestidor, pero no había duda de que había escuchado el último ataque de amenazas e insultos de Santana.

Suspirando, llevé mis dos pulgares bajo su rostro. —Santana Lopez. ¿Qué voy a hacer contigo? —pregunté.

Esa fue, tal vez, la pregunta más desconcertante que jamás había hecho. Nada era fácil sobre nuestra relación. Bueno, nada menos enamorarnos una de la otra. Todo lo demás era como tratar de nadar contra la corriente. Uno nunca parecía estar haciendo muchos progresos, pero el viaje compensaba la falta de una alta clase social.

Tomándome por las caderas, Santana me colocó de vuelta en el suelo. Dándome vuelta, sus dedos soltaron la cinta de satín de los últimos remaches. Sus manos apenas rozando mi piel, pero “sólo apenas” disparando ráfagas de calor profundo en mi estómago.

—¿Qué voy a hacer yo contigo, Britt? —soltó detrás de mí, su voz cuidadosamente controlada.

Las piezas de la mujer que amaba se ajustaban de nuevo. La monstruo rabiosa se retiraba hacia su jaula. —Ya que me tienes casi sin la parte de arriba, te dejaré llenar los espacios en blanco a esa pregunta —impliqué, arqueando una ceja mientras me volvía para mirarla.
Sus ojos no se hallaban líquidos como usualmente cuando estábamos compartiendo o a punto de compartir un momento íntimo. Las comisuras de su boca no se curvaban en anticipación. Santana era firme en su control mirándome como si me hubiera comportado como una niña.

—No hagas eso de nuevo, Britt —dijo, doblando la cinta en sus manos antes de meterla en su bolsillo.

—¿Qué? —dije encogiéndome de hombros, fingiendo ignorancia. Estaba comenzando a sentirme un poco agresiva. No me gustaba ser tratada así, sobre todo por Santana.

—Ya sabes qué. Podía sentir un ceño fruncido colocarse en mi rostro. —Ya que obviamente te he decepcionado, no me gustaría hacerlo de nuevo, así que, ¿por qué no sólo me lo dices?

Me maldije. La única cosa que resultaría de una pelea entre fuego con fuego serían unas desagradables quemaduras de primer grado. Santana y yo no necesitábamos que nuestra relación se complicara más, entonces ¿por qué aporreaba una puerta complicada?

Aspirando lentamente, fui testigo del esfuerzo que le tomaba quedarse tranquila. Ella hacía el esfuerzo de mantener esto de estallar en un combate de gritos —¿Por qué no yo?

—No dejes que otra Mujer, hada, usando medias o no, te ayude a quitarte la ropa de nuevo —dijo, sus ojos entrecerrándose sólo lo suficiente para saber que algunas ardientes emociones se disparaban a través de ella justo ahora—. Si necesitas ayuda para quitarte incluso un calcetín, llámame, ¿entiendes? Ese es mi trabajo.

Súper  la posesiva, policía controladora estaba de vuelta en la ciudad. Parecía que en los últimos tiempos, quería tomar residencia permanente. Lo podía negar todo lo que quería, pero ser controladora implicaba que no confiaba en mí, y llámenme tonta, pero la confianza no era fundamental en una relación, era esencial.

—¿Lo entiendes, Britt? —dijo cuándo me quedé en silencio. Dios, la amaba. Demasiado para mi propio bien, pero no me darían órdenes. —No, Santana. No lo entiendo —le dije, a un paso de echar humo por la nariz—. Así que ¿por qué no vas a esperar afuera y dejar que asimile eso mientras termino de desvestirme? Sola —añadí antes de que pudiera abrir su boca para protestar. Porque si lo hacía, yo no sería capaz de decir que no.

Hizo una pausa, mirándome con indecisión escrita en su rostro. Finalmente, asintió. —Está bien —dijo—. Voy a estar afuera.

—¿Es porque así puedes asustar a cualquier otra chica que pueda ayudarme con mi traje, o sólo porque vas a esperar con paciencia y respeto por tu novia? —dije, dándome la vuelta y caminando hacia mi bolso.

El suspiro de Santana fue tan largo como lo era su tortura. —Ambas —dijo apenas en un susurro antes de cerrar la puerta detrás de ella.
Tan pronto como se fue, lo sentí. Culpa. Remordimiento. Seguido por una potente dosis de arrepentimiento.

Yo sabía en lo que me metía cuando Santana y yo volvimos a estar juntas al comienzo del año. Lo hice voluntariamente con ojos abiertos; lo había hecho gustosamente Santana había pasado por más mierda que cualquier persona debía y junto con eso vinieron ciertas características que podían ser calificadas como menos que saladas.

Pero tú tomaste lo malo con lo bueno. Y cuando se trataba de Santana Diabla Lopez, había un superávit de buenas cosas que siempre conseguía no necesariamente limpiar lo malo, pero hacer un trato justo. Si señalaba a quién estaba dañado, también podía girar el dedo alrededor, porque yo no era una inocente, flor sin defectos.

Esa era parte de la belleza de estar juntas. También era parte del problema. Yo tenía casi tantos factores desencadenantes que marcaban mi temperamento y casi tantos fantasmas de mi pasado como los tenía Santana. Cuando su ira ardía, la mía respondía del mismo modo, y viceversa. El caso de los últimos dos minutos por ejemplo.

Luego, como siempre, la ira que había sentido hacia Santana se movía hacia mí. Si me hubiera tomado el tiempo para ponerme en las Converse número 5  de Santana, qué habría dicho o hecho si hubiera visto a alguna chica ayudándola a quitarse su ropa.

Metiéndome en mi suéter, me di cuenta de que mi reacción no hubiera sido tan diferente de la suya. De hecho, mis garras podrían haber dado un golpe medio antes de que ella pudiera abrir su boca para explicar. La vieja Santana, la que era pre-Brittany, habría pateado traseros primero y hecho preguntas después. La nueva santana, aunque aún no era una graduada del manejo de la ira, había manejado dejar que las palabras difundieran la situación. No sus puños.

Progreso. Progreso importante que ella había hecho por mí. Y, ¿cómo se lo había recompensado?

Gritándole y sacándola del vestuario. Poniéndome el resto de mi ropa como si estuviera declarándole la guerra a ella, guardé mi traje en mi bolso al mismo tiempo que tiré de ella por encima de mi hombro. No me molesté en soltar mi pelo fuera de este moño productor de dolor de cabeza. No me molesté en lavar las tres capas de profundo maquillaje cargado que cubría mi rostro.

Tenía que ir donde ella. No podía hacerlo más rápido. Lanzándome hacia el otro lado de la habitación, abrí la puerta. Inclinándose contra la pared de enfrente, Santana estaba atormentada en todas las tonalidades. La emoción que se expresaba en su rostro era la misma emoción que me sofocaba.

Un lado de su boca se curvó hacia arriba mientras se frotaba la parte posterior de su cuello.
Dejando caer mi bolso, me lancé contra ella, envolviendo mis dos brazos alrededor deella tan fuertemente que podía sentir cada una de sus costillas con fuerza contra mi pecho. No había un latido antes de que sus brazos cayeran alrededor de mí con la misma urgencia y tal vez incluso alivio.

—Lo siento —dije, inhalando a la chica que, incluso su olor, exudaba una insinuación de problemas apenas enmascarada por una dulzura renuente.
Metiendo mi cabeza debajo de su barbilla, exhaló. —Yo también lo siento.  



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Hola hola chicas !! Aqui empezamos el segundo libro donde veremos el "lado peligroso de Santana" espero que les guste !! comenten  Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 918367557  Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 918367557
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Mensaje por monica.santander Dom Mayo 25, 2014 12:38 am

El lado peligroso de San??? Huuyyyy se va a poner muy bueno!
saludos
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Mensaje por monicagleek Dom Mayo 25, 2014 3:59 am

Estoy impaciente por ver ese lado peligroso ;-) ;-)
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Mensaje por 3:) Dom Mayo 25, 2014 12:47 pm

holap,...

mmmm santana de novia celosa, posesiva y sin manejo de ira,...
yo no me cruzo en su camino ni aunque me paguen jajajaj

nos vemos!!!
3:)
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Mensaje por micky morales Dom Mayo 25, 2014 10:44 pm

me encanta la trama pq britt sabe quien es santana y aun asi la acepta y la ama, eso es suficiente para mi, hasta pronto!
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Mensaje por Dani(: Lun Mayo 26, 2014 8:49 pm

monica.santander escribió:El lado peligroso de San??? Huuyyyy se va a poner muy bueno!
saludos

Se va a poner exc (:
Saludos gracias por comentar  Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 1206646864  Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 1206646864 

monicagleek escribió:Estoy impaciente por ver ese lado peligroso ;-) ;-)

Jajajajja prontamente !!
Saludos Gracias por comentar  Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 1206646864  Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 1206646864 

3:) escribió:holap,...

mmmm santana de novia celosa, posesiva y sin manejo de ira,...
yo no me cruzo en su camino ni aunque me paguen jajajaj

nos vemos!!!

Jajajajaj creo que veremos un poco de la celosa britt tbm !!
Saludos Gracias x comentar!!  Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 1206646864  Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 1206646864 

micky morales escribió:me encanta la trama pq britt sabe quien es santana y aun asi la acepta y la ama, eso es suficiente para mi, hasta pronto!

Exactamente son perfectas juntas a pesar de todo !!
Saludos gracias x comentar  Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 1206646864 Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 1206646864 
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Mensaje por Dani(: Lun Mayo 26, 2014 9:01 pm

Capítulo 2

¿Por qué no me dices a dónde vamos? —le pregunté, presionándome con tanta fuerza contra Santana en el asiento de su vieja camioneta que cada centímetro de mi empujaba cada pulgada de ella.

Sonrió en el oscuro camino por el que nos encontrábamos. Donde quiera que fuéramos, yo dudaba que hubiera comodidades modernas como el agua caliente y la recepción de teléfono celular.

—Porque estoy disfrutando de tus intentos de empujarme lejos —contestó ella, mirando por encima de mí. Sus ojos destilaron alegría perversa.

Mi corazón cambió de saltar a detenerse. Justo antes de que se reiniciara, como si estuviera tratando de tomar vuelo.

— ¿Es así?

Hizo un ruido de acuerdo, mojando sus labios. Contra todo instinto que había sido derrocado por el deseo, me saqué el cinturón y me deslicé por el asiento hasta que estuve presionada de nuevo contra la ventana del lado del pasajero.
— ¿Sigues disfrutando?

Me miró, su cara llena de contemplación, justo antes de que llegara al otro lado de la silla para mí.

— ¿Dónde crees que vas? —preguntó, deslizando mi espalda en el asiento, pero no se detuvo ahí. Agarrando mi muslo derecho, lo levantó, moviendo mis caderas hasta que tuvo éxito girándome a la derecha, sobre su regazo. El camión no se detuvo, aceleró, haciendo a mi cuerpo vibrar encima de Santana.

—Creo que no voy a ninguna parte —susurré, entrelazando mis dedos detrás de su cuello, sintiendo la presión del volante contra mi espalda, sintiendo la firmeza de su cuerpo en todas partes.

Manteniendo un ojo en la carretera y el otro en el volante, le dio al resto de su cuerpo atención a mí. —Maldita sea, no lo harás —dijo, su boca curvada en una sonrisa que desapareció cuando mi boca cubrió la suya.

No fue exactamente un gemido, fue más profundo que eso, pero el sonido que salió de su pecho cuando mis labios se separaron de ella y mi lengua se deslizó en su boca fue todo Santana. No le prestaba mucha atención al camión, pero pensé que podría haber detectado otro aumento de velocidad.

Santana me devolvió el beso, igualando todos los movimientos de mi lengua y labios con uno de los suyos. Su mano libre se deslizó bajo mi suéter, alisando el plano de mi espalda. Su mano era cálida, ligeramente áspera de días pasados trabajando en el garaje y en el campo de futbol, y eran capaces.

El camión golpeó un bache particularmente desagradable, golpeando mis piernas con fuerza contra las suyas. Calor propagándose en el área entre mis piernas, y esta vez fui yo la que hizo un ruido que aún no había sido nombrado. La realidad de nosotras conduciendo por una oscura, carretera de grava de treinta a cuarenta kilómetros por hora no se registró conmigo cuando mis manos dejaron su cuello para tirar del dobladillo de mi suéter. Si ella no iba a hacerlo, yo lo haría. Lanzando el suéter por encima de mi cabeza, lo tiré al otro lado del asiento.

—Britt —dijo Santana, su voz esforzándose para hacerme saber qué hacía algo muy bien—. Estoy tratando de conducir aquí.

Ella ponía un freno aquí muchas veces antes, metafóricamente hablando, no la dejaría esta vez. Estaba plantando mi pie debajo de ese freno antes de que ella pudiera golpear hacia abajo.

Moviendo mi boca justo en las afueras de su oreja, le susurré—: Yo también. —Justo antes de tomar el lóbulo de su oreja en mi boca, succionándolo suavemente.

Otro sonido se deslizó por su garganta, tan fuerte que hizo vibrar mi pecho. —El infierno con esto —dijo, no había vacilación o incertidumbre en su voz. Era tan firme y decidida como su cuerpo zumbando debajo del mío.

Con un simple movimiento de sus dedos, mi sostén chasqueó libre de mi espalda, deslizándose por mis brazos hasta que aterrizó en el suelo al lado del pie de Santana. Su boca cubrió la mía de nuevo, caliente e inflexible. Yo no podía respirar. No quería, si significaba no poder besar a Santana como me besaba ahora mismo. Como me podía hacer sentir su pasión, su amor, y su posesión en un beso era inexplicable. Pero pudo. El cuerpo de Santana expresaba sus sentimientos, la mayoría de veces, mejor que sus palabras.

— ¿Un poco de ayuda? —sopló en el espacio de nuestras bocas. Su mano agarro la mía y la llevó hasta el botón superior de su camisa—. A menos que quieras que esto termine en el hospital, tengo que mantener una mano en el volante. —Sus palabras eran tensas, como si supiera como serían las mías si yo pudiera hablar en estos momentos—. Quiero sentirte contra mí, Britt —dijo, cuando mis dedos olvidaron en lo que se suponía que trabajaban.
Incluso con ambas manos torpemente sobre ella, me tomó un largo beso para desprender el primer botón. Era agraciada en todos lados menos en la intimidad con Santana. Aquí, me convertía en una torpe, lío de nervios y extremidades. Decidiendo que iba a estar al otro lado de la línea de estado antes de que terminara el trabajo, dejé de besarla para concentrarme. Concentrarme un poco más.

La forma en que me miraba me hizo casi inútil. Las emociones que podía transmitir con sus ojos me confundieron, no importaba lo que yo trataba de hacer en ese momento.

— ¿Estás segura de que esto es seguro? —pregunte, forzándome a tomar una respiración controlada. Tuve que poner en mis pulmones tanto oxigeno como era posible antes de eso—. No es que realmente me importe, pero estoy segura de que estamos rompiendo casi todas las leyes de tránsito puestas en movimiento, y te hice hacer una especie de promesa para mantenerte por el buen camino. —Dos botones más libres, algunos más para irse.

Sonreí, eran las pequeñas cosas que me hacían feliz. La sonrisa de Santana se igualó a la mía cuando nuestros ojos se encontraron por un instante. —Por supuesto que estás segura, Britt —prometió, un ojo volviendo a ponerse en la carretera—. Nunca te pondría en peligro. Nunca dejaría que nada te suceda —dijo, como si fuera un mantra—. Lo sabes. ¿Cierto? —Dale a Santana una simple pregunta y mira como la tuerce en algo que no es.

—Por supuesto que sí —dije, mirándola antes de concentrarme en el siguiente botón. No dejaba que la dirección en la conversación me detuviera—. Sólo quería asegurarme. A horcajadas entre una conductor a mientras se intentan desnudarse la una a la otra a cuarenta kilómetros por hora es la primera vez para mí. Solo quería obtener el sello de seguridad de aprobación antes de proceder.

—Espero que sea la primera vez —dijo, las graves líneas de su cara desvaneciéndose—. Y consideré tu seguridad con sello estampado. Conducía antes de masturbarme, Britt. Puedo controlar un vehículo mejor de lo que puedo controlarme a mí misma.

—Cariño —dije, liberando el último botón derecho antes de tirar la camisa libre de sus pantalones—, tus palabras nunca fallan para hacerme querer desmayarme y retorcerme al mismo tiempo. —Sacando la camiseta de su cuerpo, deslicé mis pechos contra los suyos. Las partes blandas de mi cuerpo forjadas contra sus partes blandas pero a la vez duras. La más ligera capa de sudor cubría su pecho, intercambiando con el brillo de la mía. Otro aumento de velocidad.

—No quiero decepcionarte, Britt —dijo, su mano libre apretándose alrededor de mi espalda, ajustando mi cuerpo contra el suyo como una llave deslizándose en una cerradura.

Esto fue lo más lejos que habíamos llegado desde la primavera pasada, justo antes de que nos graduáramos y descubriéramos nuestras familias y el pasado trágico tejido por ambas. Mi cuerpo olvidó como respirar, tuve que recordarme a mí misma como hacerlo.

—Nunca lo haces —le susurre a través de una sonrisa mientras mis manos se movían bajo los planos cortes de su estómago, instalándose en la costura de sus vaqueros ajustados.
Ahora este botón, mis dedos lo lograron tirar libre en el espacio de una inhalación de sorpresa.
—Britt. —Hubo advertencia en su voz, pero también bienvenida. Decidí escuchar la última. Pellizcando la cremallera entre mi pulgar y mi dedo, la deslicé hacia abajo, dividiéndome entre el deseo de saborear el momento y esperando para dejar que me devore por completo. Listo con la cremallera, doblé el material de sus jeans hacia abajo y me deslicé sobre ella, moviéndome por su cuerpo hasta que pude sentir su humedad entre mis piernas.

Ella gruñó, moviéndose por debajo de mí, haciéndome jadear en voz alta. —Maldita sea —murmuró mientras ambos brazos se apretaban alrededor de la herida antes de que golpeara los frenos. Sus brazos me sostenían más firme de lo que cualquier cinturón de seguridad podría hacer.

—Pensé que podías manejarlo —dije sin aliento, sonriendo con la mirada. Sus pechos subían y bajaban con fuerza contra los míos, encontró mi sonrisa con una suya. —Me equivoqué. Y luego su boca cubrió la mía, sus manos moldeando mi cara. Su cuerpo presionando el mío, inclinando mi espalda sobre el volante.

— ¿Si? —modulé contra su boca inflexible. Era una pregunta formulada que no necesitaba ninguna explicación. Era una que yo había estado preguntando hace tiempo. Una que ella nunca había acordado hasta esta noche.

Sentí su sonrisa contra mi boca mientras su lengua burlaba la mía por otro momento. Tomando mi cara tan firmemente como se podría y aun así sería considerado suavemente, su boca abandonó la mía, sus ojos tomando su lugar.

—Infierno, sí —respondió, su sonrisa una dicotomía de paz y conflictos. Todos los músculos en mi cuerpo se tensaron con anticipación. Esto era todo. Finalmente. La Mujer que se había acostado con más mujeres de las que quería saber finalmente se permitía dormir con su novia.

— ¿Estás segura? —preguntó, mirando como si ella fuera a reventar algo si respondía negativamente.

—Nunca he estado tan segura en toda mi maldita vida santana—dije, deslizándome arriba y abajo sobre su regazo. Ella gimió otra vez, su cabeza cayendo hacia atrás contra el asiento—. ¿Estás segura? —pregunte, moviéndome un poco más rápido para influir en su respuesta.

—Britt, he estado tan segura que fui a hacerme pruebas y nunca he estado tan segura—dijo, con una sonrisa del tipo que me torturaba.

Moldeando mis manos alrededor de su rostro, trazando la cicatriz que corría a lo largo de su mejilla con mi pulgar. Esta mujer era todo lo que quería —en todas las maneras que una mujer podía querer a otra mujer— y por fin, podía tenerla en la última forma que no la tenía.

—Te amo, San —dije. Porque eso era todo lo que quedaba por decir. Las líneas de su frente subsanándose. —Y eso me hace la bastarda más afortunada en el mundo.

Le sonreí. —Ven aquí —le dije, sosteniendo su rostro mientras bajaba mi boca a la suya.

—Quiero saber cómo la bastarda más afortunada del mundo hace el amor.

—Sí señora —dijo, antes de colocar sus labios sobre los míos. Sus manos acababan de encontrar el botón de mis jeans cuando un conjunto de deslumbrantes luces explotó en la cabina.

Gemí, cubriendo mis ojos con mi antebrazo cuando el conductor encendió las luces del camión.

—Mierda —maldijo Santana, mirando por encima de su hombro. La puerta del camión explotó abierta, seguido de algunas mujeres aullando y gritando.

— ¿Esperando compañía? —suspiré, cubriéndome con mi otro brazo mientras hacía mi camino fuera de su regazo. Fue doloroso, separarme de lo-que-podría-haber-sido.

—No exactamente —respondió, doblándose a sí misma por encima de mi regazo y agarrando mi suéter. Elevándolo sobre mi cabeza, me lo puso, tomando cada brazo por mí mientras metía cada brazo dentro. El suéter marcando lo que había pasado hace cinco minutos.
Santana acababa de levantar su cremallera cuando alguien se abalanzó contra la puerta del lado del conductor.

— ¡López, mujer! —gritó uno de las compañeras de Santana a través del cristal, evaluándonos—. ¿Conseguiste a esta hermosura? —Mirándome, la compañera de Santana movió las cejas—. Eres una bastarda con suerte.

Buscando mi camino, Santana me sonrió. —Te lo dije.
***
Un fuego crepitaba en mis pies, las estrellas parpadearon por encima de mí, los brazos de Santana me abrazaron fuertemente contra ella, y el sonido de un equipo de futbol de la universidad entera vomitando su camino a través de “Hey Jude” haciéndome de serenata.

—No puedo creer que esta gran noche que pensé que habías planeado para nosotras involucrara a más de cincuenta jugadoras de futbol —le dije, inclinando mi cabeza hacia atrás contra el pecho de Santana para que pudiera ver mi expresión.

—Lo siento, cariño —dijo, besando las líneas de mi frente—. Pensé que tendríamos un par de horas para nosotras antes de que estas animales vinieran.

¿Un par de horas? Me habría conformado con, oh, unos quince minutos. Un coro de eructos llegó a un final concluyente, el silencio temporal sólo se vio interrumpido por un coro de flatulencias. Gemí, cerrando mis ojos y apretándome la nariz.


—Mujer, esto es estúpido, López. —Hanna, la receptora abierta número uno de Santana, su voz inconfundible gritó al lado de la fogata—. Si yo tratara de ganar una chica de nuevo, no hay manera de que pusiera todo el esfuerzo para sobornar a su compañera de cuarto para llevarla a una fiesta para que pudiera darle una serenata de DJ con algunas tontas y viejas canciones acerca de profesarle mi amor eterno.

Abrí mis ojos para ofrecerle una mirada a través del fuego a Hanna. Me encantaba la chica, su carácter infeccioso hacía imposible no hacerlo, la mayoría de los días. Este no era uno de esos días.

—Yo acabaría de subir a ella y estaría como “Oye, bebé. ¿Cómo va todo?” Ya sabes, ¿algo realmente suave como eso? —Hanna me sonrió como el demonio.

—Hanna —habló Santana, doblando su barbilla sobre mi hombro—, ¿Cuándo fue la última vez que tuviste a alguna de tus antiguas novias para tomar tu lamentable culo de nuevo?
La cara de Hanna se arrugó en contemplación. Encogiéndose de hombros, respondió—: Nunca. —Exacto —dijo Santana, levantando su dedo medio a ella. Mis brazos estaban metidos y apretados en la manta en la que Santana me había envuelto antes, así que cuando bajó su dedo, le di un codazo. —Uno más por mí.

Hanna recibió el dedo medio de Santana nuevamente, esta vez cortesía de Brittany Pierce.
—Vamos, Brittany —dijo Hanna mientras el resto de las jugadoras se mecían en la risa, algunas pocas bañándola en malvaviscos—. Tú sabes que pienso que eres la mierda. Sólo estoy celosa porque estás cerca de ser cinco veces demasiado buena para López y quiero entrar en esos cinco-veces-demasiado-bueno-para-mí para beneficiarme, también.

—Tal vez si pararas de dejar caer la pelota y empezaras a conseguir entrar en la zona de anotación, podrías conseguir encontrar una chica que quiera hacer más que correr sus manos por tus tetas copa D—dije, inclinando mi cabeza.

Santana ahogó su risa en la manta. El resto del equipo, no tanto. Elevando sus cejas hacia mí, Hanna deslizó la manga de su camiseta hacia arriba, besando sus grotescamente grandes tetas.

—Deja de odiarme, Brittany. Santana va a agarrarnos si no dejas de ser tan obvia —dijo, agachando su cabeza cuando la botella de bebida deportiva de Santana pasó junto a ella—. Y no hay necesidad de preocuparse de la zona de anotación mañana, nena. Haré a la zona de anotación mi perra.
—No voy a aguantar la respiración —contesté, incapaz de contener mi sonrisa cuando Hanna continuo con su teatro. En un momento determinado, fue como ver a una mujer de circo de tres pistas. Y, toda broma a un lado, Hanna era un infierno de receptora abierta. Juntas, ella y Santana habían estado estableciendo récords que probablemente nunca podrían ser competidos.

—Esto es lo que no entiendo —dijo Hanna, empujando al tipo al lado de ella. La pateadora número uno del equipo. Creo que su nombre era Elena. O tal vez era elen. O selena. Bueno, algo así—. En el departamento de apariencia, López es un siete, tal vez un ocho —dijo, entrecerrando los ojos mientras inspeccionaba a Santana. Elena o elen valoraba a Santana, frotándose la barbilla.

—Entonces eres un dos negativo, Hanna —murmuré, realmente maldiciendo mi suerte por haberme quedado atrapada bromeando con un par de compañeras de Santana mientras que el resto hablaba y realizaba todo lo que no se debe contar

—Su personalidad es tan “no me importa” —continuó Hanna, empujando a la pateadora cuyo nombre comenzaba con E —. ¿Por qué en todas las cosas injustas y poco razonables ella siempre consigue que las buenas hagan cola frente a su puerta?

Santana se inclinó hacia delante. —Te puedo dar una explicación en ocho pasos, Cenicienta.

Hanna y la pateadora miraron a Santana, y luego la una a la otra, justo antes de que echen sus cabezas hacia atrás y estallen en carcajadas.

Santana se unió a ellas justo a la mitad. Pero lo que dijo Hanna necesitaba una pequeña aclaración. — ¿Qué buenas hacen cola frente a la puerta de Santana? —pregunté, tratando de mantener serena mi voz.

La risa se Hanna desapareció, sus ojos oscuros se alejaron tan pronto como aterrizaron en mí. El cuerpo de Santana se puso lo suficiente tenso a mí alrededor como para dar señales de que algo estaba fuera de lugar.

—Tú —dijo Hanna, empujando sus manos hacia mí—. Tú eres una de las “buenas” haciendo cola frente a su puerta

No, no me lo creo. Yo había visto a Hanna cerca de las lágrimas la noche de su último año de escuela secundaria cuando su trofeo VIP se rompió a la mitad cuando una chica lo usó como bate de béisbol en una de las legendarias fiestas en su casa, e incluso entonces su sonrisa estaba casi presente. No había ni rastro de ella ahora, lo que significaba que Hanna trabajaba para cubrir algo.

—Tú —repitió otra vez, cuando yo seguía reteniéndolo preso con mi mirada. —Y Adriana Vix —agregó otra de las compañeras de equipo de Santana que se encontraba detrás de nosotras, sonando como si se conformaría con hacer el amor sólo con el nombre.

Ahora mi cuerpo se tensó, ya no estaba colocada alrededor de Santana. Me giré en mi asiento entre sus piernas, encontrándome con sus ojos.

Nada en ellos me dijo algo. Esa era, quizás, la peor manera en la que podían estar.

— ¿Quién es Adriana Vix? —le pregunté, mi voz es la mezcla perfecta de ansiedad y enfado.
Las manos de Santana se colocaron en torno a mi cara, mirándome fijamente a los ojos. Era difícil respirar cuando me miraba así. —Nadie —respondió, sin alejar sus manos o dejar de mirarme a mí.

— ¿Nadie? —Gritó la chica desde atrás, tomando asiento junto a nosotras—. Tu definición de “nadie” debe ser chicas por las que una mujer se amputaría la mitad de sus tetas para estar con ellas. Para estar con una —continúo la jugadora cuyo nombre no recordaba, pero sabía que calentaba mucho el banquillo. Iba a seguir permaneciendo en el banquillo si no se metía la adoración por Adriana Vix donde el sol no brillara.

—Spencer —advirtió Santana, finalmente dejando mi cara, pero sólo para envolverme entre sus brazos—. Cierra el pico.

—Tu chica fue la que preguntó —contestó levantando las manos—. Estaba respondiendo a una pregunta.

—Bueno, deja de exagerar —dijo Santana, aumentando su tono de voz, pero yo podía sentir que temblaba. Estaba a punto de desbordarse—. De hecho, ¿Por qué no dejas de hablar por el resto de la noche?

Spencer asintió encogiéndose de hombros, tomando un trago de su cerveza. Si no fuera por el límite de cerveza del equipo durante las dos noches antes de un partido, podría descartar la adoración de Spencer por “Adriana Vix” como las divagaciones de una borracha. Spencer estaba sobria cuando llegaron, lo que significaba que Adriana estaba tan caliente como insinuaba.

Girándome para así poder apoyar la espalda en el lado donde estaba la pierna doblada de Santana, encontré su mirada de nuevo.

— ¿A ella le gustas? —Un gran punto por hacer la pregunta con la menor emoción posible.
Se encogió de hombros. —Tal vez un poco —respondió, sus ojos nunca dejando los míos.

— ¿Un poco? —gritó Hanna a través de la hoguera donde sólo había unas pocas personas los cuales nos sonreían—. Gracias a López la población Femenina de Syracuse ha podido disfrutar aún más del gran busto de Adriana en la pantalla. Pensé que estaban a punto de salirse de ese pequeño vestido con el que ella apareció ayer. —Hanna silbó entre dientes, sus ojos se nublaron con ensoñación—. Esa cosa magnifica está al acecho. Y tiene su vista puesta en tu chica, amor —dijo mirándome con un poco de lastima. Como si yo hubiese perdido el juego de Santana por defecto. Por defecto en mi apariencia.

—Dilo de nuevo Hanna —advirtió Santana con la mandíbula apretada—, y lo único que voy a estar lanzando a tu cabeza de alfiler va a ser mi bota.

— ¿Qué? —Dijo Hanna—. ¿Por estar diciendo la verdad sobre Adriana jadeando de calor para ti?

—No, imbécil —dijo Santana, notas de ira se deslizaban entre sus dientes—. Por llamar “amor” a mi chica. Ella es mía. Sólo yo la llamo así. No una insignificante pajera con una boca muy grande.

No se había ido. El territorial Rottweiler que Santana era cuando llegó a mí. Normalmente, me molestaba cuando ella hablaba de mí como si yo fuera algo que pudiera ser de propiedad, pero ahora, después de oír hablar de la diosa y sus tetas, yo estaba bien con que ella estuviera siendo territorial conmigo como ella quería.

—Mi error —dijo Hanna, levantándose y sacudiéndose el pantalón—. Dado que me parece que no puedo mantener mi boca cerrada, será mejor que me vaya a la cama antes de comerme un sándwich de nudillos en mi cara. —Me sonrió, pero sus ojos no se encontraron con los míos. En ellos había un poco de lastima hacia mí. Como si yo hubiera tenido ya mi tiempo y ahora éste llegaba a su fin. Iba a ser derrocada por Adriana Vix—. Lleven sus feos y peludos culos a la cama —gritó Hanna a los rezagados que todavía miraban con los ojos entrecerrados en el fuego—. Tenemos unos cuantos culos que patear mañana.

Un coro de gruñidos y seguidos de chillidos ya que la mayoría de las chicas se levantaron y siguieron a Hanna a sus respectivas tiendas o se lanzaron a través de las puertas traseras de sus camionetas. Esta noche no fue como me había imaginado que sería.

Santana y yo nos sentamos acurrucadas en silencio durante un minuto, las dos mirando como el fuego se consumía, esperando a que la otra dijera algo primero.

— ¿Te gusta ella? —susurré antes de que realmente lo hubiera pensado.

El suspiro de Santana fue largo e irritado. Era la primera vez que yo recordara que estuviera tranquila de que ella estuviera irritada conmigo. Me giré así que quedé frente a ella, pero todavía me encontraba entre sus piernas, ella me niveló a mí con sus ojos oscuros.

—No —respondió—. No en la forma en que tu mente loca está pensando - ella solo había previsto la forma en que la palabra loca llegaría a mi mente.

— ¿Y qué hay de la otra forma?

Vi las últimas sombras de las llamas del fuego que se consumían en el lado de la mejilla de Santana. —Ella está bien —respondió, levantando las cejas y esperando. Porque sabía lo suficiente sobre mí para saber lo que venía.

— ¿Ella está bien? —Repetí, con mi voz en aumento—. ¿Está bien como que me gustaría follar con ella en dos segundos en el piso si fuera soltera, o está bien ya que ella es sólo una chica?

Santana me había advertido meses atrás de no hacer preguntas si no quería respuestas honestas. Al instante me gustaría poder hacer mi pregunta de nuevo.

—Britt —dijo Santana, desplegando la manta ceñida a mí alrededor, agarrando mis manos cuando las dejó libres—, Eres mi chica. La chica. —Para unirse a las otras emociones de su rostro, un rastro de dolor también se reflejó en ella—. Cuando veo a Adriana, o a cualquier otra chica, eso es todo lo que veo. Otra chica que no es mi chica. No las miro a ellas, Britt. Te miro a ti —continuó, con el ceño fruncido—. Sólo te he mirado a ti.

La preocupación que apretaba mi estómago comenzaba a desaparecer. — ¿Podrías por favor, por el amor de Dios, parar tu acto de chica paranoica?

Con Santana, cuando ella estaba así, lo mejor que podías hacer era cesar y desistir. Yo lo sabía, pero nunca fue un consejo que seguí y no me gustaría empezar ahora.

— ¿Algo así como cuando tú te comportaste como una chica paranoica con Dani y yo hace un rato? —Si mis palabras no señalaron con hipocresía sus palabras, mi mirada ciertamente lo hizo.

Las palabras de Santana no salieron de su boca. Manteniéndola cerrada, con líneas en su frente mientras recostaba su espalda en un tronco. Sus ojos arrugados, con los ojos entrecerrados y sus dientes en el lado derecho de su mejilla. Esta era una de las nuevas expresiones de Santana que se había convertido cada vez más familiar últimamente. Era su mirada de contemplación, y que ella había trabajado mucho en sustituir cuando su reacción inmediata era la ira.

Esperé dándole todo el tiempo y el espacio que necesitaba. —Britt —dijo al fin con voz suave—, ¿Qué quieres que haga? —Hizo una pausa, esperando mi respuesta, pero no estaba segura de lo que hacía, así que no hubo respuesta.

—Por favor, dime algo —continuó—. Dime lo que quieres que te diga, y lo haré, cuando se trata de Adriana o de cualquier otra chica que se meta en el camino, y lo voy a hacer. ¿Quieres que les dispare una bola de saliva entre sus ojos? Que así sea. ¿Quieres que les saque el dedo en cualquier momento en el cual se paren en mi camino? Ya lo tienes.

¿Quieres que me saque los ojos así no podré ver otra de sus sonrisas sugerentes de nuevo?

—Se arrastró, la mitad de su cara aplastándonos juntas—. Bueno, eso sería un asco, pero me gustaría hacerlo. Para ti. —Acunando mi rostro entre sus manos de nuevo, se inclinó hacia adelante para que sus ojos miren a los míos desde medio metro de distancia—. Dime, nena. ¿Qué quieres que haga?

Yo no lo podía expresar con palabras porque cuando se lo pregunté a quemarropa, ni siquiera sabía lo que quería hacer ni que decir cuando se trataba de otras mujeres agitando sus tetas en el camino de Santana mujeres como santana no podían caminar por un cementerio sin ser golpeadas sucesivamente. Entonces, ¿Qué quiero que haga cuándo llegue a la fuente interminable de chicas listas y dispuestas a tirarse en su cama en la primera oportunidad que tengan? ¿Quería que ella fuera mezquina con ellas? Bueno, sí, algo así, pero mi parte salvadora del mundo se dio cuenta que esa no era la respuesta. Entonces, ¿cuál era?

Esa pregunta tendría que seguir sin respuesta porque no tenía otra cosa en mi mente.
Enlacé mis dedos con los suyos en donde calentaba mi rostro, me acerqué más hasta que no había el espacio de medio metro que nos mantenía separados. —Quiero que me lleves a la cama.

Estaba segura de que nunca había visto las arrugas de la cara de Santana desaparecer tan rápido. —Ahora eso, no sólo puedo hacerlo —respondió, agarrándome entre sus brazos antes de levantarse—, puedo hacerlo con una sonrisa.

Podría haberme reído si me lo hubiese permitido, pero un nombre todavía colgaba entre nosotros. No estaba preparada o en condiciones de presionar el botón de borrado en Adriana Vix tratando de poner sus garras en mi mujer.

—Espera hasta que eches un vistazo a la instalación que he hecho para nosotros —dijo Santana con voz suave mientras me cargaba a través de todo el campamento improvisado hacia su camioneta oxidada. Era tan oxidada que no se podía decir si había sido originalmente de color negro o gris o algún color entre ambos. Había conseguido el camión por casi nada a algún viejo campesino y había utilizado parte de sus ahorros que consiguió trabajando en el garaje para comprar las piezas que necesitaba. El interior del coche se hallaba en muy buen estado, pero a juzgar por el exterior, el camión parecía que necesitaba ser desechado.

Me encantaba que a Santana no le importara lo que los demás pensaban pero sí lo que yo pensaba. Amé cuando dijo que lo que contaba era el interior. Yo sabía que había hablado de autos, de la camioneta específicamente, cuando lo había dicho, pero todavía consiguió ablandar mis rodillas.

Pasando a través de algunos de sus nuevas compañeras de equipo, equipando sus camionetas. Santana se detuvo en la parte posterior de la suya. Bajó la compuerta trasera con una mano, que chirrió al abrirse. —Su habitación para esta noche, señorita Pierce —dijo con voz cantarina, señalando el colchón de aire y el montón de mantas y almohadas que recubrían la parte trasera de la camioneta. Incluso había puesto una chocolatina en mi almohada, al lado de una rosa blanca.

En la escuela secundaria había aprendido lo que los colores de las rosas querían decir, y como podías descifrar las intenciones del individuo, basándote en la que te había dado. Rosa quería decir que estaba enamorado de ti, amarillo quería decir que quería que fuésemos amigos, no podía contar el número de rosas amarillas abandonadas que había visto decorando el interior de los cubos de basura en la escuela secundaria, los pasillos de color rojo significaban que estaba enamorado y el blanco representaba pureza.

Es decir que sus intenciones eran puras. Lo que significaba que no quería hacer todas las cosas que una chica imaginaba hacer en la parte trasera de una camioneta por la noche.
Malditas rosas blancas, todas a la mierda. Pero incluso en mi momento de odio a las rosas blancas, creo que también me encantó. Tan pronto como pensé que tenía a Santana López descubierta, ella había ido y dejado una rosa blanca sobre mi almohada. En la cama que íbamos a compartir un par de horas después de que ella hubiese accedido a tener relaciones sexuales conmigo en la cabina de su camioneta, pegada a su volante. —Puedes ser bastante romántica cuando te lo propones —le dije mirándola.

—No se lo digas a nadie —dijo, sentada conmigo en la puerta trasera. Se quejó por lo bajo de mí—. Sería arruinar mi reputación de cojonuda. Además, creo que las chicas se están poniendo en fila ahora… —Dio a entender y me dio una sonrisa de niño.

Le di un empujón en su pecho, esta reacción hizo que se riera. Así que decidí hacer algo que no esperaba. Agarré con mis puños su chaqueta térmica y la atraje hacia mí.

—Ven aquí —dije en voz baja, bajando mis ojos a su boca—. Déjame poner a las chicas en su lugar.

Sus labios se habían separado sólo con su inhalación de sorpresa cuando mi boca los cubrió, trabajando en ellos para separarlos. Sus manos se apoderaron de la carne por debajo de mis caderas, deslizándome hasta el borde de la puerta del maletero, así que me moví a la derecha en su contra. En este punto de vista, nos quedamos ajustadas perfectamente. El darme cuenta de esto me hizo darle un beso más, uniendo mis manos al juego de ser capaz de explorar rápido o lo suficientemente firme.

Podía oír el latido acelerado del corazón de Santana, Podía sentir como cada parte de ella me quería. Pude ver la incertidumbre eclipsar sus ojos cuando mis piernas terminaron apretadas alrededor de su torso, frotándome en ella. Podía sentir el conflicto tratando de apoderarse de su descuido, y yo quería pararla en seco.

Agarrando el borde de su camiseta, se la rompí en su espalda al tratar de sacarla por encima de su cabeza.

Sólo para ser detenida antes de que yo la hubiese subido por su pecho.

— ¿Sí? —le pregunté de nuevo, esta vez sabiendo la respuesta. No se detuvo. —No —dijo con firmeza—. No así. Gemí en voz tan alta que podría haber despertado a un par de chicas que se encontraban más cerca de nosotras. — ¿No así como qué? ¿Caliente, apasionado, una noche ardiente aparte del sexo?

Santana sonrió tan ampliamente que la cicatriz de su mejilla se arrugó.
Agarrando el portón trasero, trabajó en la regulación de su respiración.

—Eso suena bien —dijo, con la respiración casi normal. La mía no sería normal hasta por lo menos otros diez minutos—. Pero realmente no soy de la clase de persona que motiva a su chica a tener relaciones sexuales a causa de los celos por otra chica. Al menos no en nuestra primera vez —dijo, dándome un beso en la sien—. Después de eso, con mucho gusto me entretendré y soportaré cualquiera o todos los episodios de sexo duro, celoso o enfadado que quieras echar en mi camino.

La empujé de nuevo, resolviendo lo de esta noche en un giro casto. Pateé las botas, me deslicé de nuevo en el colchón de aire, colocando las mantas a mí alrededor.

Sin dejar de sonreírme, Santana se quitó sus botas y saltó dentro. El colchón de aire me pareció bien para recuperarme. Se colocó detrás de mí, con un brazo enrollado debajo de mí y el otro extendido por encima de mí, sosteniendo una rosa blanca.

Santana se rió en la parte de atrás de mi cuello. Tomé la rosa y la tiré fuera de la camioneta.



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Hola hola aqui les dejo el capitulo espero que les guste y dejen sus comentarios  Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 1206646864  Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 1206646864 
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Mensaje por Anita-P Lun Mayo 26, 2014 10:26 pm

Siempre estás comentando mi FF, y me encanta esta adaptación! Tenía que pasar por aquí y decirlo. Espero la próxima! Está increíble!! Besos!!
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Mensaje por micky morales Mar Mayo 27, 2014 9:04 am

me encanta su relacion, son tan diferentes que lo hace interesante, hasta pronto!
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Mensaje por monica.santander Mar Mayo 27, 2014 11:48 am

Puede ser mas linda San_???
Puede estar tan desesperada Britt por sexo??? jajajaja!!!!
Saludos
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Mensaje por Dani(: Mar Mayo 27, 2014 6:16 pm

Anita-P escribió:Siempre estás comentando mi FF, y me encanta esta adaptación! Tenía que pasar por aquí y decirlo. Espero la próxima! Está increíble!! Besos!!

Hola hola (:
Amo tu FF es exc !! Me alegra que te guste mucho y ojala sigas comentando !!
Saludos  Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 918367557  Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 918367557 

micky morales escribió:me encanta su relacion, son tan diferentes que lo hace interesante, hasta pronto!

Jjajajaja pienso igual a ti  Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 2145353087 
Saludos gracias por comentar !!  Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 1206646864 

monica.santander escribió:Puede ser mas linda San_???
Puede estar tan desesperada Britt por sexo??? jajajaja!!!!
Saludos

San es una hermosa :3
JAJAJA britt esta loca hasta que pueda tener a san toda !!
Saludos Gracias por comentar !!  Fanfic Brittana: Crash #3 FINAL 20/07/14) - Página 8 918367557 
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