[Resuelto]FIC BRITTANA: Yo Estaré Contigo - Final

CAPÍTULO 20: CAMINO A LOS REGIONALES

Al finalizar la reunión, los chicos se fueron dispersando, dejando a Santana y Brittany solas.
– Tenemos una conversación pendiente. – Dijo la rubia.
– Si te refieres a lo del beso, fue sólo un juego. No pasa nada. Estoy bien. No te preocupes por nada. Somos amigas por encima de todo. – Después de decir esto, la morena salió del aula en dirección a su habitación. Por su parte, Brittany se quedó pensando. Se sentía estúpida. Cuando pudo tener algo con la latina no lo quiso y ahora que lo quería, la menor no sentía nada por ella. ¿Tan difícil era encontrar la felicidad?. Quinn y Rachel estaban muy bien juntas, ¿Por qué no podía la rubia tener lo mismo? ¿Era su destino estar sola?

Los días pasaban entre ensayos de Vocal Adrenaline, las charlas de Quinn, Rachel, Brittany y Santana en las habitaciones, las bromas de los chicos cuando estaban todos juntos, los fines de semana que Santana pasaba en casa de sus tres amigas, que se turnaban para acogerla. La relación de Faberry era inquebrantable, aunque, para fortuna de sus amigos, no se notaba mucho la diferencia entre el noviazgo y la amistad, puesto que no eran muy empalagosas y se guardaban los mimos, caricias y besos para la intimidad de su habitación. Por su lado, la amistad de Brittany y Santana aumentaba día a día, aunque eso les doliera a ambas porque querían algo más.

Una semana antes de los Regionales, todos los Vocal Adrenaline estaban nerviosos. La rubia y la morena debían liderar al grupo hacia la victoria, pero las inseguridades de la latina hacían que todos pensaran que no iba a llegar en condiciones. De eso discutían varios Vocal Adrenaline aprovechando que Sebastian y Santana estaban haciendo un trabajo de Historia y Brittany había quedado en ayudar a su hermano Finn esa tarde.
– Tenemos que hacer algo... – Dijo Quinn.
– Pensaba que estaba bien. – Añadió Drew.
– Las heridas que tenía no sanan tan fácilmente. – Comentó Rachel.
– Si al menos Brittany se lanzara y le dijese lo que siente por ella... – Divagó Thad.
– Quizá les podríamos dar un empujoncito. – Sugirió Wendy.
– ¿Como el de Quinntana y Brittberry? – Se mofó Thomas.
– Sigo sin entender como pudisteis hacer eso. – Dijo Rachel negando con la cabeza.
– ¿Cuántas veces tenemos que pedir perdón? – Preguntó Drew poniendo cara de perro abandonado.
– Centrémonos en Brittana, por favor. – Dijo Wendy.

Por su parte, Finn y Brittany se encontraban en su casa, comprobando todas las pertenencias de la familia Pierce-Hudson para tirar lo que fuera inservible y así ganar algo de espacio para que Santana pudiera dejar algunas cosas.
– Brittany, podríamos hablar... Como hermanos. – Preguntó el más alto.
– ¿De qué quieres hablar? – quiso saber la ojiazul.
– De ti... y Santana. – Respondió el chico.
– ¿Qué pasa con Santana y yo?
– Eso mismo quiero saber yo. – Dijo el castaño.
– No somos nada, de verdad. Sólo amigas. – Los ojos de la rubia empezaron a brillar.
– Pero querrías que fuerais algo más... – La joven miró a su hermano y asintió. Ninguno de los dos necesitó decir nada más.

Por su parte, Sebastian y Santana conversaban mientras hacían su trabajo de historia.
– ¿Qué tal las cosas entre Brittany y tú? – Quiso saber el ojiverde.
– Como siempre. – Respondió la morena.
– ¿Por qué no te declaras?
– Porque ya lo hice una vez y me rechazó...

Durante los siguientes días las cosas no cambiaron y antes de que se dieran cuenta, ya había llegado el día de la competición. Todos los integrantes de Vocal Adrenaline se sentaron para ver la actuación de los Warblers. Lo hicieron genial, pero Wendy estaba tranquila puesto que las canciones habían sido muy similares entre sí y su líder no se había movido en ningún momento. Además, uno de los chicos cometió un error en la coreografía. Luego actuaron Los Sinfónicos, que hicieron una actuación muy rara con una canción que Wendy no conocía. Por último, llegó el turno de los Vocal Adrenaline. Primero cantaron Santana y Brittany I Wanna Dance With Somebody de Whitney Houston, acompañada por una gran coreografía. Luego Rachel y Quinn interpretaron Faithfully de Journey. Para terminar, Santana y Sebastian cantaron Smooth Criminal de Michael Jackson.

Después de su actuación, todos los chicos se encontraban esperando el veredicto de los jueces.
– Y los ganadores son... Vocal Adrenaline.
Todos celebraron el triunfo. Abrazos, saltos, gritos... Beso Faberry. Todos felices salieron del escenario. Ya en los camerinos, siguieron festejando. Santana se sentía como si fuera distinta, había sido capaz de cantar en frente de una multitud... ¿Por qué no intentar conseguir a su rubia? Debía preparar algo digno de conquistar a Brittany S. Pierce. Sin embargo, no tenía ninguna idea y no podía esperar... Por lo que haría algo sencillo, simple y que la ojiazul no pudiera rechazar...





CAPÍTULO 21: UNA BONITA HISTORIA DE AMOR

Cuando llegaron al Carmel se fueron a la habitación. Una vez en ella, Santana agarró a Brittany del brazo y, suavemente se acercó a la rubia para juntar sus labios por tercera vez desde que se conocieran. Las dos volvieron a sentir esa electricidad por sus cuerpos, ese deseo de que el tiempo se detuviera, temblaban de emoción, movían sus labios y sus lenguas luchaban por conocer el sabor del otro. Por mucho que quisieran evitarlo, se entregaban en cuerpo y alma en un beso que no sabían si se volvería a repetir. No sabían si eran correspondidas, si la otra sentía lo mismo. Esa incertidumbre lo único que conseguía era que el beso fuera más ansioso y necesitado. Muy alejado de la dulzura de los dos anteriores.

No se separaron hasta que se quedaron sin aire. Se miraron a los ojos, deseando saber qué sentía la otra y a la vez temerosas. Santana no quería dar otro paso, ya se había declarado y había salido mal. El valor con el que quería enfrentar la situación se esfumaba. Los planes en su cabeza desaparecían y ya no había nada salvo miedo. No recordaba el discurso que su mente había creado y ya no sabía como transmitirle sus sentimientos a la rubia. Brittany pensaba que la morena la había olvidado, que no le correspondía. Temía alejarla para siempre con un gesto precipitado. Sin embargo, no podían estar en silencio eternamente, alguien debía decir algo.
– Yo... Siento algo muy especial por ti, puede que reaccione tarde, pero no puedo ocultarlo por más tiempo. – Fue la ojiazul la que se animó a hablar.
Como toda respuesta, la rubia recibió un beso de la menor. Ese beso era especial. Por fin sabían que ambas estaban enamoradas. No había más miedos, sólo ellas dos, mostrando sus sentimientos sin temores. Por eso, a sus labios esta vez las acompañaron sus manos. Brittany puso las suyas en la parte baja de la espalda de Santana, casi tocando su trasero. Por su parte, Santana rodeó el cuello de la rubia con sus brazos, concentrándose en sentir cada uno de los matices del sabor de la ojiazul en sus labios. Volvieron a separar sus labios por la falta de aire, pero no separaron sus cuerpos, juntaron sus frentes y se miraron a los ojos.
– ¿Ésto significa lo que creo que significa? – Preguntó la mayor.
– Si lo que piensas que significa es que somos novias... Entonces sí. – Respondió la más baja con una sonrisa en los labios que no duró mucho porque, al terminar de hablar, Brittany la volvió a besar. Poco a poco se acercaron a la cama y se tumbaron. Santana quedó arriba. Con las manos temblorosas la morena acarició el brazo de la mayor y se decidió a quitarle la cazadora. La rubia imitó el gesto y las dos prendas cayeron al suelo. Ambas chicas temblaban ante cada contacto que hacían, incluso cuando había tela evitando el roce de sus pieles. De repente, hubo un movimiento de Santana que produjo que se rozaran emitiendo un gemido.
– Creo que deberíamos parar... Antes de que hagamos algo de lo que después nos arrepintamos. – Dijo la menor.
– Si, tienes razón.
Santana se desplazó para tumbarse al lado de Brittany y se abrazaron. Tardaron cinco segundos en volver a besarse y esta vez fue la rubia la que se posicionó encima. Los besos iban subiendo de intensidad y le empezó a desabrochar la blusa. Cuando ya había soltado los tres botones de la parte superior, las manos de la latina detuvieron a la mayor. Brittany se dio cuenta y empezó a alejarse de Santana, pero ésta la agarró y la acercó más todavía.
– No es necesario que te apartes... Dejémoslo en tres botones por hoy. – La sonrisa que le dirigió sólo consiguió que la rubia se lanzara a sus labios. Sin detener el beso, la morena soltó tres botones de la blusa de su novia. Las manos de ambas no sabían donde ponerse para no incomodar a la otra. La inocencia del primer amor flotaba en el ambiente. Las dos chicas estaban nerviosas y no sabían como actuar. Pedían perdón cada vez que causaban excitación en su compañera. Ambas estaban rojas por la vergüenza que sentían, tenían miedo de asustar a la otra. Su inexperiencia se reflejaba en cada gesto, en cada temblor, en cada mirada. Aunque para Santana no era el primer beso, ninguno de los vividos junto a Quinn tenía la más mínima comparación con ese. En ese momento, en esa habitación había dos corazones latiendo acelerados, dos jóvenes enamoradas y dos almas entregadas.

Santana se sentía en el mismo cielo en los brazos de Brittany. Cada beso, cada caricia era como una goma que borraba cada una de las cicatrices de su alma. Con ella a su lado, se creía capaz de alcanzar la luna con la mano. La rubia tenía un olor como a caramelo y para la joven era adictiva. Los labios tenían un sabor dulce como a fresa y su piel era suave como el terciopelo. No sabía cómo había podido sobrevivir hasta ahora sin ella. Era más necesaria que la comida, que el agua, que el oxígeno...

Por su parte, con Santana a su lado, Brittany creía que podría enfrentar a todos los homófobos del mundo. Nada podría hacer que la dejara de amar. Su amor se había construido poco a poco. Primero cimentado en una amistad que fue aumentando hasta llegar al tejado, el amor. Amor... una palabra que sonaba cada dos segundos en la mente de la rubia, pero que tenía miedo de decir demasiado pronto. Sentía necesidad, notaba que sus hormonas adolescentes querían más de lo que estaba teniendo ahora, pero las prisas no son buenas consejeras.

Poco a poco, el cansancio fue venciendo y las dos se quedaron dormidas, en la misma cama, con su ropa puesta, pero esa vez era la primera que compartían cama por algo bonito y no por culpa del dolor.

CAPÍTULO 22: ¿ES UN SUEÑO?

A la mañana siguiente, Santana abrió los ojos y pudo comprobar que entre sus brazos seguía Brittany, dormida, con la boca un poco abierta y los ojos cerrados. La mayor estaba tumbada sobre su hombro izquierdo, con su mano izquierda sujetaba la mano derecha de su novia y la derecha descansaba en la espalda ajena. Las dos chicas estaban completamente pegadas salvo por la intromisión de las manos y las piernas estaban enredadas de manera que, a simple vista, no se sabía a quién pertenecía cada una. Santana decidió despertar a su novia antes de que lo hiciera el despertador, así que dejó dulces besos en la comisura de los labios, hasta que la ojiazul realizó un movimiento que permitió que se besaran correctamente, como corresponde a una pareja enamorada.
Se levantaron y se vistieron en silencio, no necesitaban decirse nada. Brittany comenzó a preparar sus cosas para pasar el fin de semana en casa. No sabía si Santana querría que le contasen algo a su padre, al fin y al cabo, sólo llevaban un día cómo pareja y ya iban a ir los dos a casa de los Pierce. Al volverse a mirar a la morena, ésta estaba sentada en la cama al teléfono, esperando que alguién al otro lado respondiera. Al darse cuenta de que la rubia la estaba mirando, la latina le dirigió una sonrisa.
– Hola, S.
– Hola Mandy, ¿Qué tal estás?
– Muy bien, enana ¿Y tú?
– Fantástica, de hecho, tengo una gran noticia que darte.
Brittany entendió lo que iba a hacer su novia, por lo que se acercó a ella, se sentó a su lado y apoyó su mano en la pierna de la menor. La latina sujetó la mano libre de su novia.
– Sabes que puedes contarme lo que quieras.
– Tengo novia.
– ¡QQQQQQQQQUUUUUUUUUUUUEEEEEEEEEEE!
Santana tuvo que apartarse del teléfono por el grito de su hermana. Brittany tuvo que contener la risa que le dio escuchar a la actriz.
– Lo que escuchaste, Brittany y yo somos novias.
– Me alegro mucho por ti... ¿Está contigo? ¿Puedo habar con ella?
Santana miró a Brittany asustada, apartó el teléfono de su oreja y le dijo a la rubia.
– Quiere hablar contigo.
La ojiazul le quitó el movil a su novia y comenzó a conversar con la hermana de su novia.
– Al habla Brittany.
– Creo que me entendiste un poco mal... Te dije que cuidaras de ella, no que la sedujeras... – Bromeó la mayor.
– ¿Pero quién te has pensado que soy? Yo sólo he cuidado de Santana. – Continuó con la broma la rubia.
– No le hagas daño, es lo único que pido...
– Lo único que te puedo decir es que haré todo lo que pueda por hacerla feliz.
– Esa es la respuesta que esperaba... Intentaré haceros una visita pronto, tengo que comprobar que tus intenciones con mi hermanita son buenas... Y tengo que aprobar vuestra relación.
– Ya sabes donde encontrarnos, cuando quieras puedes venir...
En ese momento, la latina le quitó el teléfono.
– ¿Vas a venir?
– Claro enana, quiero verte.
– Esperaré tu visita. No me falles.
– Nunca más, S, nunca más.

Cuando se despidieron de Amanda, Brittany miró a Santana.
– ¿Nunca le contaste a tu hermana tu relación con Quinn? – Quiso saber la rubia.
– No... nunca vi la necesidad... Supongo que mi subconsciente me decía que no era real. – Respondió la morena.
– Y lo nuestro, ¿Es real? – Preguntó la mayor.
– Por supuesto que si... ¿Acaso lo dudas? – La cara de la menor empezó a mostrar temor por primera vez desde que se declaró la ojiazul.
– No, claro que no. – La latina se acercó a su novia y besó sus labios de manera dulce, intentando transmitir todo el amor que su corazón albergaba por esa maravillosa chica que la acompañaba.

Después de esa conversación, la nueva pareja se fue a despedir del resto de los integrantes Vocal Adrenaline, habían quedado en el salón para ello. Al entrar allí, las miradas de todos se dirigieron a las manos entrelazadas de las chicas.
– ¡AH! – Gritó Rachel.
– ¡Por fin! – Dijo Quinn
– ¿Cómo ha sido? – Quiso saber Drew.
– No sabía que te interesaban esos cotilleos, Drew. – Comentó Brittany sorprendida.
– Sólo si tratan de mis amigos. – Respondió la aludida.
– Santana me besó y al separarnos yo me declaré. – Dijo la rubia.
– Genial. – Dijo Sebastian.

CAPÍTULO 23: MOMENTO FAMILIAR

Después de despedirse de sus amigos, las chicas se montaron en el coche de Brittany y emprendieron el viaje a Lima.
– Santana, ¿quieres que le digamos lo nuestro a mi familia y amigos, o prefieres esperar? – Cuestionó la rubia sin apartar la vista de la carretera.
– Los de Vocal Adrenaline y mi hermana lo saben, ¿Por qué ellos no deberían saberlo? ¿Acaso te avergüenza salir conmigo?
– No... Pero no creo que sea lo ideal que horas después de empezar nuestra relación seas presentada ante mi padre como mi novia.
– Tu padre ya me conoce... Y no hemos hecho nada malo para tener que ocultarnos.
– En ese caso, prepárate para una advertencia y una amenaza por parte de él.
– Como ya te he dicho, no tengo nada que ocultar...

Llegaron a la casa de los Pierce-Hudson y entraron. Allí les estaban esperando todos para cenar juntos. Al verlas, Brenda se acercó y besó a las dos chicas. Santana ya no se sentía incómoda ante este gesto y también besaba a la mujer. Saludaron a Fred con un abrazo y Brittany abrazó a Finn mientras que Santana optó por darle la mano.

Se sentaron a la mesa y Brenda sirvió la comida. Cuando comenzaron a comer, la rubia miró a su novia y al ver que ésta le sonreía y le asentía con la cabeza, se animó.
– Papá, Brenda, Finn... Tengo que deciros que Santana y yo somos novias.
– Por fin... – Dijo el padre de la ojiazul.
Brenda sonreía de manera muy dulce y Finn miraba a las dos chicas con una sonrisa.
– ¿Desde cuándo? – Quiso saber la mujer.
– Desde ayer. – Respondió la morena.
– Nos alegramos mucho, llevábamos tiempo esperando esta noticia. – Dijo Fred. – Sé que sois adolescentes y que tenéis prisa para experimentar, pero quiero que os toméis las cosas con calma. Las dos habéis sufrido mucho, no añadáis más penas a vuestra vida. Respetaros y amaros sinceramente, intentando no hacer nada que pueda dañar a la otra, ese es el mejor consejo que os puedo dar.
– Es el consejo perfecto. – Dijo Brittany con los ojos vidriosos por culpa de las lágrimas que amenazaban por salir. Se levantó y abrazó a su padre.
La familia terminó la comida y los tres adolescentes salieron ya que los New Directions habían preparado una fiesta para festejar la victoria que las chicas habían tenido en los regionales.

Cuando llegaron a casa de Mike, todos sus amigos ya se encontraban allí. Había alcohol, comida basura y la música sonaba a un volumen bastante alto. En cuanto entraron, Tina agarró a Santana del brazo y la alejó de los chicos. La morena se volvió y le guiñó un ojo a su novia. La rubia se acercó al equipo de sonido y paró la música.
– Antes de nada quiero dar las gracias por esta fiesta para celebrar la victoria de Vocal Adrenaline en los Regionales. Pero, aunque os cueste creerlo, no es lo mejor que me pasó ayer... – Brittany dirigió la mirada a su novia que la observaba sonriente. La morena tenía un brillo en los ojos que la rubia no había visto antes. Eso la animó a seguir hablando. – Lo mejor del día de ayer fue el comienzo de mi relación con Santana... ¡Tengo novia!.
Después de estas palabras, la latina se acercó a su novia y le dio un beso en la boca. La ojiazul respondió sin dudarlo. Los demás chicos estaban sorprendidos y encantados ante la noticia. Ellos más que nadie querían la felicidad de ambas.

El resto de la fiesta fue más normal. Todos bailaron, cantaron, comieron y bebieron. Brittany y Santana no estaban todo el tiempo juntas... pero tampoco estaban mucho rato separadas. Las sonrisas que ambas lucían indicaban la felicidad que compartían. Hubo algún momento que no pudieron reprimir las ganas de besarse y abrazarse, pero sus amigos no se molestaron.

– Bueno, Lopez... Por lo que me han dicho nadie ha tomado medidas todavía, así que me toca a mí. Si le haces daño a Britt te las tendrás que ver con Puckzilla. – Dijo Noah aprovechando un rato en el que los dos se quedaron a solas.
– No creo que puedas con Snix.
– Advertida quedas.

Cuando la fiesta se terminó, los tres chicos volvieron a casa y subieron a la habitación que compartían.
– Nada de juegos sucios... ¡Qué yo estoy en la habitación con vosostas! – Dijo Finn.
– Si quisiéramos hacer algo sucio iríamos al Carmel, allí nadie nos molestaría. – Respondió Brittany.
– No me des detalles, prefiero no saberlo. – Dijo el más alto.
– Si no quieres saber detalles, será mejor que no saques el tema. – Contestó la ojiazul.
– ¿Te molesta si le doy un beso de buenas noches? – Preguntó Santana, interrumpiendo la conversación de los dos hermanos.
– Os doy 15 minutos mientras voy al baño. – Finn salió de la habitación dejando a la pareja sola.
Sin decir nada, las dos comenzaron a besarse. Al principio era un beso dulce, pero poco a poco fue subiendo la intensidad. Sus manos recorrían el cuerpo de la otra. Acercaron sus cuerpos, ambas notaban la excitación de la otra y jadeaban. Las manos de Santana se colaron por debajo de la camiseta de la rubia y los cuerpos de ambas se estremecieron. Brittany se animó y empezó a tocar el borde del pantalón del pijama de la otra. Santana le quitó la camiseta a la rubia, disfrutando de la vista de su novia en sujetador. Justo cuando la ojiazul se disponía a despojar a su pareja de la prenda que cubría la parte superior de su novia, entró Finn.
– ¡Chicas, por favor!
La pareja intercambió una mirada avergonzada mientras las mejillas de ambas se volvían rosas.

CAPÍTULO 24: ¿POR QUÉ NO PUEDE IR TODO BIEN?

El domingo por la noche las chicas volvieron al Carmel y, cuando llegaron a la habitación, Santana sacó de debajo de su cama una caja de zapatos de color marrón.
– Toma, no quiero tener secretos contigo. – Dijo la morena dándole a su novia la caja.
– ¿Qué es? – Quiso saber la rubia.
– Son las cartas que le escribí a Marley y nunca le pude mandar. Estuve escribiéndolas hasta que empezamos a ser amigas. En ellas confesaba mis miedos... Quiero que sepas que todos ellos han desaparecido... gracias a ti. – Después de esas palabras besó a su novia de manera intensa. Cuando se separaron, Brittany cogió la caja y agarró la mano de su novia. La condujo hasta su cama y se tumbaron las dos, de manera que ella se apoyaba en el cabecero y la latina se recostó sobre su pecho mientras ésta lo abrazaba. La rubia sacó una de las cartas y empezó a leerla en voz alta. Una a una, esas cartas eran abiertas y leídas por Brittany. De vez en cuando, una de las chicas se permitía derramar una lágrima que rápidamente era limpiada por la otra. La morena las dejaba salir por culpa de los recuerdos dolorosos, la rubia por lo desgarrador de los sentimientos allí plasmados. En más de una ocasión, los brazos de Brittany apretaron con más fuerza a la menor para transmitirle seguridad y amor.
– Tenemos que encontrar a Marley. – Dijo la mayor una vez terminaron de leer las cartas.

El día siguiente las dos tuvieron que aguantar todas las bromas de sus compañeros de Vocal Adrenaline. Rachel y Quinn intentaban ayudarlas a defenderse de las mofas de sus amigos, pero a veces era difícil. Brittany y Santana no habían hablado de lo que había pasado en la casa de la rubia, pero las dos sabían que les había alegrado que las interrumpiera Finn antes de que hicieran algo de lo que podrían haberse arrepentido después.

Cuatro semanas habían pasado cuando Brittany salió sola del Carmel para ir a comprar un CD. No le dijo nada a nadie puesto que no quería que la acompañasen para poder analizar las cosas que le habían pasado últimamente y, sobre todo, pensar en Santana y la posibilidad de llevar su relación a un nivel superior.

Lo que la rubia no notó, era que dos personas con la cara cubierta la perseguían. Cuando la alcanzaron, la golpearon tirándola al suelo y le dieron una patada en el estómago. La ojiazul se llevó la mano a la frente y notó que ésta se humedecía. Al mirarla, vio que en su mano estaba manchada por algo rojo. Poco después, perdió el conocimiento mientras las dos personas seguían golpeándola.

Santana buscaba a Brittany por todo el Carmel y no la encontraba. Quinn y Rachel la ayudaban sin mucho éxito. Entre todas se habían recorrido todos los pasillos de la academia. Pero la rubia no estaba en ningún sitio y no contestaba al teléfono. La morena decidió salir del instituto e irse al Lima Bean por si había ido allí con alguien. Se empezaba a preocupar. Al comentarle a sus amigas lo que iba a hacer se ofrecieron a acompañarla. Cuando salieron vieron a dos personas con la cara cubierta dando patadas a algo... o a alguien. Estaban pegando a Brittany. Instintivamente las tres chicas corrieron a ayudar a su amiga. Al verlas, los agresores huyeron y dejaron a su víctima inconsciente en el suelo.

Las tres jóvenes corrieron a ver a la chica tendida en el suelo.
– Parece que respira. – Dijo Quinn mientras comprobaba la respiración de la rubia.
– Hola, necesitamos una ambulancia. – Se oía a Rachel decirle al teléfono.
Santana estaba paralizado y no reaccionaba. Wendy, Drew, Sebastian y Thad salieron corriendo en su busca porque Quinn les había avisado. Cuando llegaron, la menor sujetaba la mano de su novia mientras lloraba y susurraba palabras de amor que su pareja no escuchaba. Rachel y Quinn estaban abrazadas intentando controlar las lágrimas porque en ese momento tenían que ser fuertes por Brittany... y por Santana.

La ambulancia llegó a los 10 minutos y después de atender a la rubia se la llevaron. Wendy se acercó a Santana y la arrastró a su coche. Drew le quitó el teléfono a la menor para llamar a la familia de Brittany para avisarles de lo ocurrido. En dos coches, todos los chicos llegaron al hospital. Media hora más tarde, Fred, Brenda y Finn se reunieron con los chicos en la sala de espera. No tardaron mucho tiempo en darse cuenta del estado de Santana, por lo que la mujer se acercó a la latina y le dio un fuerte abrazo y la intentó consolar.

Todos esperaban a que alguien les informara de la salud de la rubia, así que cuando apareció el doctor, todos se levantaron.
– Ha tenido mucha suerte. No tiene huesos rotos, sólo contusiones, heridas y un fuerte golpe en la cabeza. Estará en observación durante dos días.
Fred y Santana entraron a ver a Brittany. La joven tenía varios moratones y algunas heridas que ya habían sido limpiadas.
– ¿Cómo te encuentras? – Preguntó Fred a su hija.
– Bien... Con dolor, pero es normal. – Respondió la ojiazul.
– Brittany, yo... – Santana no sabía que decir.
– Tranquila, todo pasó. – La rubia entrelazó los dedos de su mano con los de la mano de su novia.
– Te quiero. – Dijo la menor.
– Yo también te quiero. – Añadió la ojiazul mientras se incorporaba para sentarse en la cama y besar a la morena.
Fred interrumpió la muestra de afecto fingiendo molestia, pero realmente estaba encantado de que su hija hubiera encontrado a alguien que la amara y la hiciera feliz. Y el hecho de que fuera alguien tan especial como la latina era algo todavía mejor, puesto que había comprobado que la chica valoraba el cariño recibido y no temía demostrar sus sentimientos. Tenía que hacer algo para ayudarlas. El amor que se tenían era puro y real, y puede que él pudiera ayudar a que la felicidad de su hija aumentara.




CAPÍTULO 25: ¿Y AHORA QUÉ?

La policía tomó declaración a Brittany, Santana, Quinn y Rachel, pero ninguna pudo aportar ninguna información sobre los asaltantes. No había pistas, por lo que la captura de los culpables de la agresión sería muy difícil. Ninguna de las chicas confiaba en que atraparan a los culpables. Los dos días que tuvo que estar la rubia en el hospital fueron una pesadilla. Santana y el resto de sus amigas tenían que asistir a clases, por lo que sólo podían pasar un rato con ella por la tarde. Su padre y Brenda trabajaban y la visitaban en los ratos que tenían libres. Por las noches tenía pesadillas que no la dejaban dormir y acababa llamando por teléfono a Santana para que la calmase.

Brittany salió del hospital y fue directa a su casa a pasar el fin de semana. Quinn llevó a Santana a la residencia de los Pierce-Hudson para que pasara el fin de semana allí. Fred decidió darles un poco de espacio y salió a comer el sábado con Brenda a un restaurante y después irían al cine y a pasear, tenían planeado toda una cita y convenció a Finn para que fuera a casa de Puck. La pareja se quedó sola, sabían que tenían unas horas y decidieron aprovecharlas.

Lo primero que hicieron fue comer. Las dos se daban la comida y jugaban con ella entre besos y caricias. Brittany estaba sentada encima de su novia y ninguna comía sin la ayuda de la otra. Después subieron a la habitación que compartían con Finn. Se tumbaron en la cama de Santana y se besaron. Las dos estaban nerviosas, no sabían hasta donde llegarían, pero confiaban en su compañera lo suficiente como para estar seguras... Se acariciaban y besaban dulcemente pero a la vez apasionadamente. Las manos de las dos recorrían el cuerpo de la otra sobre la ropa. Sus lenguas luchaban por el control y su excitación aumentaba hasta que la morena levantó la camiseta de su novia y, al ver el cuerpo de Brittany, se separó.
– ¿Qué pasa? – Preguntó la ojiazul.
– No... no puedo. – Respondió la menor casi temblando sin mirar a su novia.
– Tranquila, Santana... Mírame a los ojos. – Dijo Brittany moviendo la cabeza de Santana hacia ella y, cuando la otra la miró, siguió – ¿Qué pasa?
– Los moratones... Tengo miedo de hacerte daño. No quiero lastimarte. – Confesó la latina.
– No me lo harás, nunca me lo harías.
Volvieron a besarse pero el momento de pasión había pasado y la mayor no quería incomodar a Santana... Ya habría tiempo para volverlo a intentar... Tenían toda la vida para amarse.

Después del incidente se pusieron a ver un poco la televisión... aunque realmente no la vieron. Estuvieron besándose y perdieron la noción del tiempo. Escucharon que unas llaves abrían la puerta y entraban Fred, Brenda y Finn.
– ¿Qué tal chicas? – Preguntó la mujer – ¿Qué habéis hecho?
– Nada, hemos visto la tele. – Respondió Brittany.
– Si, ya. ¿De qué va la peli? – Se burló Finn. Brittany se volvió hacia la televisión. No lo sabía porque no le había prestado atención.
– El chico conoce a la chica en un avión y se enamoran... – Brittany realmente no escuchó como le contaba la película a Finn... ¿Cómo lo sabía? Habían estado besándose durante toda la tarde, no podía saber tanto. Cuando las dos se fueron a la cocina a preparar la cena, la rubia preguntó.
– ¿Cómo sabías de qué iba la película?
– Elegí esa porque supuse que no la ibamos a ver y ya la había visto, sólo por si preguntaba tu padre... No quería que pensara mal de mi. – Respondió el moreno.
– ¿No eras tú la que decía que no tiene nada que ocultar? – Dijo la ojiazul. Como respuesta recibió un beso de su novia.
– Eso no significa que quiera que piense mal de mi.

Mas tarde, Fred llamó a su hija para hablar a solas.
– ¿Todo bien? – Preguntó el mayor.
– Si, ¿Por qué no habría de estarlo? – Quiso saber Brittany.
– Supongo que hoy has tenido tu primera vez y quería saber que te ha respetado. – Dijo el padre.
– No ha pasado nada... No ha podido, no quiere hacerme daño. – Se sinceró la rubia.
– No lo entiendo. – Comentó Fred.
– Ha visto mis moratones y se ha frenado. – Dijo la ojiazul frustrado.
– Me alegra que te quiera cuidar... Espero que tu no la presiones. – Añadió el adulto.
– La quiero, Papá. No le haré daño.

El lunes llegó. Las dos chicas se dirigían al comedor de la mano cuando Santana se paró. Brittany dirigió su mirada hacia donde la tenía fija la morena y no pudo creer lo que vio. Antes de que pudiera reaccionar, la latina se acercó a las dos chicas que estaban allí.
– ¿Qué haceis aquí? ¿Habeis venido a acabar con lo que empezasteis? – Gritó Lopez.
– Sólo queremos saber cómo está Brittany. – Dijo Kitty.
– Nosotras no le hicimos nada. – Añadió Bree.
– Ellas no fueron, las habría reconocido... Además, fueron dos chicos – Comentó la rubia intentando tranquilizar a su novia.
– ¿Podemos hablar en un sitio más privado? Tengo algo que contarte. – Dijo la animadora rubia mirando a Pierce.
– Vamos a la sala de ensayo de Vocal Adrenaline... Pero ni por un momento creas que voy a dejarte a solas con Brittany. – Amenazó la menor.
– Solo quiero hablar. – Respondió la estudiante del McKinley

CAPÍTULO 26: UNA CAJA DE SORPRESAS

Las cuatro chicas entraron en la sala de ensayo de Vocal Adrenaline. Brittany y Santana se sentaron en un sillón y las otras dos chicas en otro.
– Quiero pedirte perdón, Brittany, por todo lo que he hecho. Sé que sólo las palabras no arreglan nada... Pero quiero que sepas algo. – Dijo Kitty.
– Dime... – Pidió la otra rubia.
– Yo estoy enamorada. – Informó la estudiante del McKinley evitando la mirada de la ojiazul.
– Eso es genial pero... ¿En qué afecta a Brittany? – Dijo la latina en tono desafiante.
– Es una chica. No se si soy lesbiana, hetero, bisexual... Estoy confundida. Me gustaría hablarlo con alguien que hubiera pasado por lo mismo... Y pensé en Brittany. – Confesó Wilde.
– Es normal que estés confundida. Yo al principio lo pasé muy mal para aceptarlo... Pero esa es una vieja historia. – Brittany miró a su novia cuando ésta terminó de hablar. Se sentía orgullosa de ella porque dejó de lado todo el sufrimiento que habían pasado para ayudar a alguien.
– ¿Y tú que opinas? – La ojiazul dirigió su mirada a Bree, que no había dicho nada hasta ese momento.
– A mi no me importa. Es mi mejor amiga. La apoyaré en lo que necesite. – Dijo la joven de piel oscura.
– ¿Cómo sabré lo que realmente soy? – Quiso saber la otra Cheerio.
– No necesitas etiquetas... Sólo necesitas saber lo que sientes por esa persona, sea hombre o mujer. – Añadió Pierce dulcemente.
– En ese caso, me gusta ella... ¿Qué hago? – Preguntó la otra rubia.
– Obvio, invítala a salir. – Dijo Santana encogiéndose de hombros, como si fuera la única solución.
– No es tan fácil. – Susurró Kitty.
– El amor es tan difícil como lo queramos hacer nosotros. Lo digo por experiencia. – La latina comentó.
– ¿Creéis que le puedo gustar? – Quiso saber Wilde.
– ¿Por qué no? Siempre que no te muestres agresiva... – Lopez decía muy seria.
– ¡Santana! No seas grosera... – La ojiazul le dio un golpe amoroso en el brazo y luego miró a las estudiantes del McKinley. – No le hagais caso...
– ¿Y qué hago para conquistarla? No me atrevo a invitarla a una cita y no tengo escusas para pasar tiempo con ella.
– ¿Por qué no haces una fiesta y la invitas a que vaya con sus amigos? – Propuso la latina.
– ¿Y a quién más invito? Mis amigos del McKinley no son muy tolerantes que digamos... Ya lo sabéis. – Quiso saber Kitty.
– Teniendo en cuenta que las dos más agresivas están ahora aquí sentadas no veo el problema. – Santana susurró, pero todos lo escucharon.
– ¡Santana! ¿No era que habíamos perdonado a las dos? – Gritó Brittany.
– Lo siento amor, pero no puedo dejar de pensar en todo lo que te han hecho... – Se disculpó la latina.
– Haz como yo, piensa que si no me lo hubieran hecho, nunca nos habríamos conocido...
– Ok. Trataré de hacerlo.
– Gracias... Y volviendo a mi problema... – Dijo Wilde.
– ¿Por qué no tratas de que vayan los New Directions y nosotras hablamos con los compañeros de Vocal Adrenaline? Así habría contigo gente que respetaría tu elección de salir con una chica... – Propuso Pierce.
– Me parece una gran idea... Así yo podría intentar ligar con el chico que iba con ella... – Comentó Bree.
– ¿Sabéis si es lesbiana? – Preguntó Santana.
– Si, es lesbiana. – Comentó la rubia.
– Ok. Ahora... A planear una fiesta. – Dijo la ojiazul mientras aplaudía rápidamente, muy ilusionada.

Las chicas continuaron hablando y, después de un rato, Bree y Kitty se fueron. Santana y Brittany subieron a su habitación. Al entrar en ella se encontraron que había alguien dentro.
– ¡Mandy! – Gritó la morena mientras se abalanzaba contra su hermana para darle un abrazo y ambas caían a la cama.
– Tranquila, enana. – Dijo la mayor al ver la reacción de la menor mientras se levantaban.
Cuando las dos estuvieron más tranquilas, la rubia se acercó a saludar a la visitante.
– Hola Amanda – Dijo tendiéndole la mano a la actriz.
– Hola Brittany – La mayor la abrazó. – Ya eres de la familia ¿no? – Dijo al separarse.
– Ahora vengo a ponerme seria. Mamá y papá se enteraron de que vine y quieren que cenemos los cuatro el sábado...
– Yo no voy. – Dijo en tono serio la menor.
– No queda otra hermanita. ¿Por qué no llevas a Brittany y aprovechas para presentársela a nuestros padres? – Quiso saber Amanda.
– ¿Estás loca? ¿Quieres que me encierren? ¿Has pensado que voy a hacer que Brittany tenga que pasar por eso? – Dijo la más baja desesperada.
– Esta vez será diferente, yo estaré a tu lado en todo momento... Y Brittany también. – La tranquilizó su hermana mayor.
– Claro que sí. Nunca más estarás sola. – Dijo la rubia.
– No estoy muy convencida pero... Si es lo que queréis – Dijo la morena.
– Nada detendrá a las hermanas Lopez... ¿Entendido? – Dijo Amanda.

La semana pasó sin novedades y el sábado llegó. Santana estaba recorriendo la sala de su casa nerviosa mientras su novia y su hermana la observaban sentadas en un sillón. En ese momento, la puerta se abrió y los señores Lopez entraron. Sus dos hijas se acercaron para saludarlos de forma cordial, pero muy poco afectuosa.
– Mamá, Papá... ella es Brittany. Mi novia.


CAPÍTULO 27: EL MUNDO ES UN PAÑUELO.

Santana estaba recorriendo la sala de su casa nerviosa mientras su novia y su hermana la observaban sentadas en un sillón. En ese momento, la puerta se abrió y los señores Lopez entraron. Sus dos hijas se acercaron para saludarlos de forma cordial, pero muy poco afectuosa.
– Mamá, Papá... ella es Brittany. Mi novia.
La rubia extendió la mano dispuesta a saludar a los padres de su pareja, pero ninguno la tomó. El señor Lopez la miraba con auténtico odio que hacía que la joven sintiera escalofríos.
– Será mejor que vayamos a cenar. – Dijo Amanda intentando calmar la situación y con la esperanza de que la personalidad de la ojiazul conquistara a sus padres de la misma forma que lo había hecho con su hermana y ella misma. Sin embargo, durante la cena apenas hubo conversación y sus padres parecían muy poco interesados en lo que les contaba sobre la relación de los menores. Después de los postres, Santana no aguantó más.
– No vais a decir nada. – Dijo la moreno.
– ¿Qué quieres que digamos? – Preguntó su madre.
– ¿Sobre su novia? ¿Sobre su vida? Vamos mamá, yo pensaba que realmente os interesabais por ella y que sólo era la adolescencia de la enana la que os criticaba. Empiezo a pensar que tiene razón.
– No me importa lo que haga con su vida. Yo no tengo hija menor. Sólo tengo una hija y sabes de sobra quién es. – Dijo el Señor Lopez.
– Sabes, creo que no tenéis hijos. Vámonos chicas, os llevo a vuestro hogar.
Las tres salieron de la casa sin decir nada más. Una vez en el coche, Brittany se volvió para mirar a su novia.
– Yo estaré a tu lado, a mí si me importas. Te amo. No lo olvides. – Dijo cogiendo la mano de la morena.
– Yo también te quiero enana. Aunque no de la misma manera que Brittany. – Dijo la mayor de las tres mirándola por el espejo retrovisor mientras arrancaba el coche y salía de allí.
– Gracias... Yo también os quiero a las dos. Estoy bien, no os preocupéis. – Respondió la latina.
Cuando llegaron a la casa de los Pierce-Hudson, se sentaron las tres en el salón en compañía del resto de la familia.
– ¿Qué tal ha ido? – Preguntó Brenda.
– Como era de esperar. – Dijo Santana.
– Lo siento mucho, ¿Sabes que puedes contar con nosotros para lo que quieras? – Ofreció Fred.
– Claro que lo sé... Me ha costado, pero ya tengo una familia. – Le dirigió una mirada dulce a su novia. – ¿Tú cómo estás?.
– Bien... No me interesa su opinión... La única manera que tienen de hacerme daño es a través de ti, pero sé que estás bien, por lo que no me preocupa. – Al terminar de hablar, la rubia le dio un beso casto en los labios.
– Me alegra ver que estáis bien, yo ya me puedo ir, es tarde y querréis descansar... – Dijo Amanda.
– ¿Dónde te alojas? – Preguntó la mujer.
– Buscaré algún sitio. Sólo será una noche, mañana me voy– Contestó la actriz.
– De eso nada, te quedas aquí. Voy a buscar un colchón inchable. – Dijo Fred mientras se levantaba y salía de la sala.
– Gracias. – Dijo la mayor de los Lopez.

La semana pasó rápido para las chicas y, sin darse cuenta, estaban dirigiéndose a casa de Bree para la fiesta que celebraban para que Kitty conquistase a la chica de la que se había enamorado. Cuando llegaron, ya estaban muchos de sus amigos allí. Al entrar, Santana se quedó parada mirando a una chica castaña y baja. Cuando ésta se volvió y vio a las chicas sonrió y se acercó. Antes de que nadie se diera cuenta, las dos jóvenes estaban abrazadas. No se soltaban, parecía que nada las podría separar.
– ¿No tienes celos? – Preguntó Kitty a Brittany. – Porque yo sí.
– No... Me imagino quien es... ¿Se llama Marley? – Dijo la ojiazul.
– Si... ¿Cómo lo sabías? – Quiso saber Wilde.
– Eran mejores amigas... Los padres de Santana las separaron. Llevaban más de un año sin verse... La hemos estado buscando. No ha habido nada entre ellas, puedes estar tranquila. – Dijo Pierce.
En ese momento, Marley y Santana se separaron y pudieron secar las lágrimas de la otra. Ambas sabían que el llanto de la otra era por felicidad. Se habían echado de menos.
– Quiero presentarte a alguien. – Le dijo la morena a su amiga, muy feliz por haberla encontrado. Se volvió hacia su novia y agarró su mano. – Brittany, ella es Marley. Ya te he hablado de ella. Ella es Brittany, mi novia.
Las dos chicas se dieron un abrazo a modo de saludo. La sonrisa de las dos amigas era contagiosa. Después comenzó a presentarle a todos sus amigos, tanto de Vocal Adrenaline como de New Directions y Brittany aprovechó para pasar tiempo con sus amigas del McKinley. Cuando Santana terminó las presentaciones, salió al jardín con su mejor amiga para charlar a solas por primera vez después de tanto tiempo.
– ¿Brittany te trata bien? Porque si no es así te juro que se las tendrá que ver conmigo. – Bromeó la castaña.
– Ella es lo mejor que me ha pasado en la vida. Trajo luz a mi vida cuando estaba sumergida en la oscuridad. – Dijo la morena.
– Me siento mal... Debería haber estado para lo que necesitaras. – Dijo apenada la ojiazul.
– No te preocupes. No podías localizarme, lo mismo que yo a ti tampoco. Yo no estaba en mi casa y vosotros os mudasteis y mis padres se las apañaron para que no nos pudiéramos poner en contacto por teléfono.

CAPÍTULO 28: VIDA DE CONTRASTES

Las chicas se contaron todo lo que habían vivido en el tiempo que habían estado separadas. Marley había empezado las clases en un nuevo instituto y estaba más tranquila. Cuando Santana terminó de contarle lo que había pasado, la castaña le dijo:
– Creo que sé quien ha agredido a Brittany.
– ¿Cómo? – Se extrañó la morena.
– El equipo de fútbol americano del Washington ha creado un “club” homófobo en el que se dedican a amenazar y agredir a gays y lesbianas. Tu novia no sería la primera víctima. Suerte que Kitty llegó a salvaros la primera vez. – Comentó Rose.
– ¿Qué sientes por Kitty? – Preguntó la latina.
– Me gusta... Conozco su pasado, antes de que me digas nada, sé que era ella una de las acosadoras de Brittany y que hayas tratado de ocultarlo sólo demuestra que crees que ha cambiado. Sólo tengo miedo de confiar en ella. – Dijo Marley.
– Te entiendo... Si te soy sincera, yo también desconfío de ella. Pero si yo te hubiera contado lo de su pasado, estoy segura que Brittany me hubiera matado. – Respondió Lopez.
– Tu novia parece buena persona. Me alegra que hayas encontrado alguien que te ayude, te cuide y te haga feliz. – Comentó la castaña.
– Soy muy afortunada... – Comenzó Santana, pero alguien le interrumpió.
– ¿Os vais a quedar ahí toda la noche o vais a venir con todos a divertiros? – Preguntó Bree, a la que había mandado Kitty para que las interrumpiera.

Los chicos bebieron y bailaron toda la noche, por lo que llegó un momento en el que muchos estaban borrachos. Los efectos del alcohol eran muy diversos. Quinn y Rachel estaban tumbadas una encima de otra besándose y tocándose como si estuvieran en la intimidad de su habitación. Puck no hacía otra cosa que mirar a la pareja hasta que se decidió a interrumpirlas.
– Yo nunca he hecho un trío... ¿Os importa si os acompaño?– Dijo Puck de forma sensual.
– De eso nada... Yo las vi primero. Si van a tener un trío será conmigo... ¡Qué para algo soy su amiga! – Gritó Drew.
– Largo de aquí, a mi novia sólo la toco yo... ¿Entendido? – Les respondió Rachel.
Por su parte el resto de chicos intentaban ligar unos con otros. En un rincón se encontraban dos chicas hablando a solas. Ninguna había bebido porque necesitaban sus cinco sentidos para esa noche.
– ¿Te gusta Santana? – Preguntó Kitty.
– No... Me gustas tú... Pero tengo miedo... Necesito tiempo para confiar en ti. – Respondió Marley.
– No te preocupes. Esperaré.

Por su parte, Santana había bebido demasiado, había llevado a su novia a una habitación vacía y la besaba apasionadamente. Las manos de la morena recorrían el cuerpo de Brittany y sin previo aviso comenzó a desabrochar los botones del pantalón de la rubia, quién agarró las manos de la latina para detenerla.
– Para Santana. Nuestra primera vez tiene que ser especial. No sirve que tú estés borracha y con ganas de sexo. Quiero que sea algo romántico y que recordemos toda la vida. No esto.
– Como quieras. – Santana enfadada salió de allí. El alcohol no le dejaba pensar con claridad y pensaba que Brittany la había rechazado. La rubia salió detrás de ella y cuando lo alcanzó le dijo:
– Te quiero Santana. No te rechazo por que no quiera dar ese paso. Sólo quiero darlo cuando no hayas bebido... Y en otro sitio que no sea la casa de Bree... No es que importe el lugar, pero preferiría otro sitio.
Se volvieron a besar. Un beso de reconciliación por la pequeña “pelea”. Después se cogieron de la mano y se reunieron con el resto del grupo.
– Mira quienes se dignaron a aparecer... ¿Que tal la sesión de sexo? Podíais haberme llamado, creo que os habría resultado de utilidad... Ya lo sabéis – Dijo Puck cuando las vio.
– Noah Puckerman, ¿alguna vez has pensado en algo que no sea sexo? – Preguntó Santana.
– No... No le encuentro el sentido.

Santana no bebió nada más en toda la noche, lo que le permitió estar más consciente y se dedicó a mirar lo que sucedía a su alrededor. Tina bailaba encima de una mesa sin camiseta y Mike y Artie se peleaban por la asiática. Sam intentaba ligar con Mercedes mientras ella se lo ponía difícil. Finn miraba disimuladamente a una animadora. Wendy y Drew se besaban en la boca dejando alucinados a todo el mundo. Bree se lamentaba porque el amigo de Marley no le hacía caso ya que estaba intentando ligar con Sebastian. Thad hablaba con Kurt y Blaine. El resto bailaban como si esa fuera la última fiesta de la historia.

Cuando llegó la hora, todos se fueron a casa. Los pocos chicos que no habían bebido llevaron a sus amigos a casa. Tuvieron que hacer varios viajes, pero era preferible eso a que alguno de ellos arriesgara su vida de una forma tan estúpida como conducir borracho. Muchos de ellos al día siguiente tendrían resaca. Otros tendrían muchas fotografías y anécdotas para chantajear a algunos de ellos al día siguiente.