[Resuelto]FIC BRITTANA: Yo Estaré Contigo - Final

CAPÍTULO 45: NAVIDAD CON AMOR

Faltaban unos días para navidad. Brittany estaba cocinando unas galletas de jengibre con Brenda cuando llamaron a la puerta. Al abrir vio la imagen más tierna de su vida. Santana sostenía un bebé de aproximadamente un año y le ponía caritas mientras ella reía. La niña tenía ojos verdes y del gorro rosa que llevaba asomaban unos poquitos rizos rubios. Llevaba un abrigo blanco y unos pantalones vaqueros. Los guantes y bufanda eran del mismo color que el gorro de lana.
– Hola. – Saludó la rubia.
– Brittany, te presento a Gwen Lopez-Gibs. Princesa, ella es la prima Britt... ¿Puede llamarte prima, verdad? Como eres de la familia... – Dijo la morena.
– Claro que sí. – Respondió la más alta mientras cogía en brazos a la niña.
– Mis tías estaban solucionando los papeles y ha empezado a llorar. No sabíamos que hacer, así que decidí sacarla de paseo... Mis pies me dirigieron hasta aquí... – Se explicó la latina.
– ¿Qué hacéis en la puerta?... Pero... ¿quién es está preciosidad? – Preguntó la madrastra de la mayor al ver a la niña y se puso a decirle cosas para que se riera.
– Mi prima Gwen.
– Por fin ha llegado... Sé lo mucho que la estaban esperando tus tías. – Dijo la mujer poniendo voz infantil sin apartar su mirada del bebé.
– Sea como sea, será mejor que entremos dentro... Quizá le podamos dar una de las primeras galletas que hemos horneado. – Propuso la ojiazul.
Cuando Finn la vio subió corriendo a su habitación y volvió con un osito de peluche para ella de cuando él era pequeño. Se sentó con la niña en el suelo y se puso a jugar con ella. Todavía no caminaba y no se le entendía nada de lo que decía ya que la mayoría eran palabras inventadas... La niña fue mimada por todos los miembros de la familia bajo la atenta mirada de su prima.

La familia Pierce-Hudson se convirtió en la anfitriona de la más inusual reunión familiar. La navidad la compartían con Santana, sus tías, prima y hermana, Marley y sus padres. Después de disfrutar de la comida y de intercambiarse los regalos, la niña estaba durmiendo y los adultos y jóvenes disfrutaban de un chocolate caliente y una buena conversación cuando sonó el timbre de la puerta. Fred fue a abrir y se encontró frente a una mujer que no conocía.
– Hola, soy Maribel Lopez. Soy la madre de Santana.
Todos en la sala se tensaron. No era una situación fácil para nadie y todos se preocupaban por la menor. Amanda sujetó el hombro de su hermana en señal de apoyo mientras la mano de Brittany se situaba en su pierna y la apretaba con cariño. Marley estaba enfrente de ella y le guiñó un ojo en señal de apoyo. Sabía que fuera lo que fuese lo que había traído a la señora Lopez a la casa, iba a poder contar con todos para enfrentarla. La mujer pasó y Brenda le ofreció chocolate caliente pero ella educadamente lo rechazó porque quería hablar con su hija a solas.

Las dos fueron a la cocina para no mover a todo el mundo del salón.
– ¿Qué es lo que quieres?
– Hija, quiero recuperarte.
– No te necesito. Ni a ti ni a papá. Tengo una familia... ¡que digo! ¿Te has fijado quienes están ahí? Son tres familias, que me aman tal cual soy, no intentan cambiarme... Eso es lo que necesito. Si me quieres, respeta mi vida tal cual la he elegido. Si no, puedes irte por donde has venido.
– Santana, quiero recuperarte. Acepto cualquier condición que me pongas...
– ¿Y papá?
– Lo haré entrar en razón. Tú no debes preocuparte por otra cosa que no sea tu felicidad. Yo me encargo de todo lo demás.
– No sé si estoy dispuesta a perdonaros...
– Sólo dame una oportunidad para demostrarte que puedes confiar en mí.
– Bueno, lo intentaré. Pero bajo mis condiciones. Nada de obligarme a vivir con vosotros. Yo decidiré si en algún momento quiero mudarme. Soy feliz en casa de las tías. Me quieren y me apoyan... Y tienen un bebé, es tan bonita... Me encanta estar con ella y no soy capaz de pensar en irme a dormir sin darle un beso de buenas noches... y eso que sólo lleva días con nosotros. Y Brittany es mi prioridad ahora, si no lo aceptáis no estaré a vuestro lado.
– Brittany... ¿Ella y tú sois... pareja?
– Brittany es mi novia, el amor de mi vida. No voy a hacer nada para dañarla. Si no respetas eso, fuera de aquí. – No sabía en qué momento había levantado la voz, pero a su rubia no la tocaba nadie. Fred y Amanda entraron.
– ¿Está todo bien? – Preguntó la mayor de las hermanas Lopez.
– Sí, sólo que Santana me malinterpretó. Quería saber si Brittany y ella están juntas y pensó que las estaba atacando. No ha pasado nada. – Dijo la mujer.
– Quiero que tenga presente que esta es mi casa y no tolero que aquí se diga algo malo de ningún miembro de mi familia. Eso incluye a Santana, Amanda, Claudia, Sarah y Marley... ¿Queda claro? – Preguntó el anfitrión mirando de manera muy seria a la mujer. – Y otra cosa, la homofobia está prohibida si no quiere que la eche a patadas...
– He aprendido la lección. Estoy viendo un psicólogo. Me está ayudando a entender las cosas. Ahora sé que necesito ser educada. Quiero hacerlo por mi hija.
– Eso está bien, pero no quita que no le permitiré hacerle daño a Santana o Brittany y mucho menos permitiré que haga algo en contra de su relación. – Informó la mayor saliendo de allí y dejando a las Lopez solas.
– Todo va a estar mejor, ya lo veréis. Volveremos a ser una familia. – Prometió la madre.

Esa noche Santana tuvo permiso para quedarse a dormir con Brittany. No iban a hacer nada, pero necesitaba sentir a su novia a su lado. Estaban las dos tumbados en la cama en pijama y tapadas. Brittany estaba boca arriba y Santana estaba tumbado de lado apoyada en su hombro y rodeada por los brazos de su novia.
– Todo estará bien. Estoy convencida de que tomarás la decisión correcta. – Dijo la rubia mientras acariciaba su pelo.
– Sólo pido que no te alejes de mi lado.
– No lo haré.



CAPÍTULO 46: LÁGRIMAS

Las vacaciones de navidad habían pasado y los chicos volvían a las clases. Santana veía a su madre casi todos los días ya que ella iba a visitarla a casa de sus tías o de Brittany. La rubia estaba muy feliz de ver que poco a poco su novia recuperaba a su famila, por mucho que dijese que para ella los Pierce-Hudson y sus tías son su familia, ella sabía que necesitaba de las personas que la criaron y cuidaron durante sus primeros años de vida.

Ese día, la morena había quedado con Marley para hacer un trabajo en su casa (primer día y un profesor ya les había mandado un ensayo...). Minutos antes de abandonar el McKinley, Marley vio a Kitty comiéndole la boca a Christina. Eso la dejó muy afectada.
– Dame las llaves, yo conduciré. – Propuso Santana. Quería ser responsable y no creía que su amiga estuviera en condiciones de llevar un coche.

Los dos jóvenes se montaron en el auto y se dirigieron a la casa de la castaña. Iban respetando las señales y los límites de velocidad ya que la morena siempre había sido muy cuidadoso conduciendo. Cuando estaban casi llegando, las dos sintieron un fuerte golpe y que el coche cambiaba de dirección muy bruscamente.

Brittany estaba con Mercedes, Rachel y Sam en su casa cuando sonó el teléfono.
– ¿Diga?
– ¿Fred Pierce?
– No está, soy su hija Brittany... ¿En qué puedo ayudarle?
– Su padre figura como persona de contacto en caso de que a Santana Lopez le ocurra algo... ¿Es correcto?
– Si... ¿Santana está bien? ¿Qué ha pasado? – La rubia se angustió mucho. Sus amigos se acercaron a ella porque se dieron cuenta de que eran malas noticias.
– Ha tenido un accidente de coche, está siendo atendida por los médicos en el Hospital de Lima. Como es menor necesitamos que un adulto venga. ¿Podría encargarse usted de avisar?
– Yo me encargo, pero dígame... ¿Está bien?
– Eso sólo se lo puede decir un médico. Siento no tener más información.

La ojiazul se volvió a sus amigos, les contó lo sucedido y rápidamente se dirigieron al hospital. Por el camino avisaron a las tías de la morena y a Fred. Cuando llegaron les indicaron que tenían que ir a la sala de espera. Entraron y vieron a los padres de Marley.
– ¿Sabéis algo de ellas? – Preguntó Brittany mientras se abrazaba a ellos.
– Todavía nada. Nos han dicho que debíamos esperar. – Informó la madre.
Estaban esperando cuando las tías de Santana, el padre de la rubia y su mujer llegaron al hospital. Todos estaban muy nerviosos. Al rato salió una enfermera arrastrando a la moreno que iba en una silla de ruedas. Todos se acercaron a ella y la ojiazul se abrazó a su novia. La chica tenía un apósito en la frente y una benda en la muñeca.
– Está bien, le hemos hecho varias pruebas y todas están bien, sólo tiene una brecha en la cabeza y un golpe en la mano. La dejaríamos en una cama hasta que le dieran el alta pero está deseando saber que le pasa a su acompañante. Le traeremos los papeles aquí. Eso sí, hasta que no tenga el alta que no se levante de la silla. Debería estar descansando.
Todos agradecieron la amabilidad a la mujer antes de que los dejara solos. Seguían esperando cuando llegaron dos policías a informarles de lo ocurrido. Primero Santana les contó su versión y una vez terminó la chica añadió.
– Todo ha sido culpa mía. Si yo no hubiera conducido...
– No, olvídate de ese sentimiento. – Uno de los dos agentes la interrumpió. – Tú fuiste una chica responsable, hiciste lo que debiste. Tu amiga no estaba en condiciones de conducir y tú sí. La culpa es del otro conductor. Triplicaba la tasa de alcohol en sangre permitida, además de que ha dado positivo en varias drogas, ha reconocido que llevaba exceso de velocidad y se saltó un semáforo.
– Pero el golpe fue en el lado del copiloto. Si yo no hubiera cambiado con Marley, ella ahora estaría aquí y no allí dentro.

Una enfermera salió a informarles de que estaban operando a Marley, que en cuanto supieran algo más les avisarían. En ese momento, Rachel se atrevió a hacer la pregunta que todos evitaban.
– Santana... ¿Perdiste el conocimiento en algún momento?
– Creo que no.
– ¿Cómo viste a Marley? – Quiso saber la castaña.
– Mal... Había mucha sangre, no despertaba... – La latina comenzó a llorar y se refugió en los brazos de su novia. Todos estaban muy tristes y nerviosos.

Un médico preguntó por ellos y todos se acercaron.
– La paciente tenía varias contusiones, huesos rotos, varios órganos afectados y perdió mucha sangre. Cuando llegó aquí sus constantes no estaban muy estables. Intentamos hacer todo lo que pudimos. Siento informar de que no conseguimos sacarla adelante. Lo siento mucho.
Los Rose se alejaron del grupo porque querían estar solos, Claudia sujetó los hombros de su sobrina en señal de apoyo, Fred y Brenda se acercaron a Brittany para apoyarla. Mercedes, Rachel y Sam se abrazaron. No podían creer que no volverían a ver a Marley. Extrañarían su sonrisa, sus bromas, su sinceridad y su amistad. La latina había perdido a su mejor amiga, a esa persona a la que recurría en los malos momentos y con la que disfrutaba de los buenos. Las lágrimas corrían por las mejillas de los cinco jóvenes.

Puede que nunca más volvieran a ver a Marley, puede que la castaña no viviera con ellos experiencias como la universidad, el primer trabajo, el matrimonio o la maternidad, pero siempre estaría presente en su mundo... Seguiría viva en sus corazones, porque era de esas personas que nunca se olvida y sólo les quedaba agradecer a Dios, el Destino o quien sea que rija el mundo el que la pusiera en sus vidas.

CAPÍTULO 47: ADIÓS

Todos los amigos de Marley fueron al funeral. Allí se juntaron personas de cuatro institutos (los tres en los que había estudiado en los últimos años y el Carmel). Todos los miembros de New Directions acudieron, además de algunos miembros de Vocal Adrenaline que coincidieron el año anterior con las chicas, entre ellos, Sebastian y Thad. Santana era la más afectada y Kurt, Brittany, Rachel, Finn, Mercedes, Blaine, Tina, Sebastian y Quinn se turnaban para que no se quedara sola en ningún momento. No habían conseguido quitarle ese sentimiento de culpa que aumentaba su dolor. Claudia y Sarah se habían convertido en la sombra de su sobrina. No se apartaban de ella y vigilaban cada movimiento y expresión de la joven. Estaban preparadas por si en algún momento era necesaria su ayuda.

Santana depositó una rosa blanca en la tumba de su mejor amiga. La echaría de menos, pero no podía hacer nada más que llorar por ella. Brittany sostenía la mano de su novia, dándole apretones fuertes cuando notaba que se derrumbaba.

Quinn también se veía muy afectada. Conoció a Marley más tarde que Santana, pero habían congeniado muy bien. Era una persona muy facil de tratar y no tardabas mucho en encariñarte con ella. Rachel estaba muy pendiente de su ex, sabía lo unida que estaba a la castaña.

Kitty también acudió. A pesar de lo ocurrido no podía negar el cariño que sentía por ella. Se sintió orgullosa de ver que había llegado al corazón de tantas personas, aunque sus celos querían ver más de lo que había en la reacción de Lopez.

Una vez llegaron a la casa de Marley, todos comenzaron a hablar. Rachel siguió a Quinn, que se apartó del grupo para llorar. La castaña la rodeó con sus brazos y por unos segundos no importó su ruptura, no importaron los celos. Se besaron en la boca, la rubia demandando todo el cariño que pudiera recibir en esos momentos y la castaña estaba dispuesta a dárselo.
– Rachel, no estoy dispuesta a volver a ser tu pareja, me hiciste mucho daño. Sin embargo, extraño a mi mejor amiga.
– Siempre estaré aquí, para lo que necesites de mí.

Un mes pasó desde ese catastrófico día. Todos los chicos parecían seguir adelante. Bueno, todos no... Santana seguía muy afectada. Brittany, Rachel y Quinn estaban muy preocupadas porque a veces recordaba a la chica que conocieron en el Carmel, esa que se aislaba y no era ella misma. Habían intentado muchas cosas, desde obligarla a salir hasta el chantaje. Nada parecía servir. Por su parte, sus tías y su madre hacían lo que podían. Lo peor eran las noches, todas acababa teniendo pesadillas. Hasta Gwen se había dado cuenta de lo que pasaba y, como había aprendido a andar se salía de su cama para ir a la habitación de la chica y dormir con ella. La pequeña y Brittany contaban con el privilegio de ser las únicas capaces de arrancar una sonrisa a la latina.
– No puedes seguir así. – Le dijo la rubia.
– ¿Por qué? – Preguntó la menor.
– Marley está muerta, sé que es duro, pero debes pensar que a ella no le hubiera gustado verte así. Ella querría que siguieras con tu vida...
– No puedo...
– Sí puedes, eres más fuerte de lo que piensas. Sólo debes intentarlo.

Dos horas después, Brittany estaba ensayando en el auditorio para la tarea semanal del club Glee. En ese momento entró Mia.
– Eso ha sido maravilloso. Vas a arrasar en la tarea semanal. – Dijo la morena.
– Gracias. Eso pretendo. Quiero conseguir que le baile sea perfecto para triunfar en los regionales. – Respondió la ojiazul.
– Lo conseguirás, eres la mejor del club. – Comentó la más alta..
En ese momento, la rubia notó como la otra chico se acercaba y la besaba. Su primer impulso fue retirarse, pero Mia se lo impidió. No tardó mucho en relajarse y acompañarla en el beso. No se sentía tan mal como había pensado en un momento. Era agradable y le producía una sensación extraña en su cuerpo, algo que no había sentido desde hacía mucho tiempo, en sus inicios con su actual pareja.

Por su parte, Santana entró en el auditorio y vio como se besaban. No quiso interrumpir ni sacar conclusiones precipitadas, así que esperó a ver que pasaba después del beso. Desde luego que se moría de celos, pero no quería arruinar su relación por una tontería, como habían hecho Faberry.

Las dos chicas se separaron. La ojiazul pudo notar la mirada llena de cariño que le dirigía Mia y no se pudo resistir. Se acercó a ella y la volvió a besar. Esta vez era Brittany la que llevaba la iniciativa del beso y rodeó a la morena con sus brazos.

En ese momento, el mundo de Santana se vino a bajo. Ni en sus peores pesadillas se podía imaginar eso. Marley había muerto y su novia la cambiaba por otra... Se sentía sola y vulnerable. Salió de allí sin llamar la atención de las otras dos jóvenes y se refugió en el gimnasio. Se cambió de ropa y comenzó a intentar subir por la cuerda. Se esforzaba al máximo por intentar conseguirlo mientras las lágrimas corrían por sus mejillas. El equipo de fútbol entró y se encontró a la morena allí. En ese momento Puck se fijó en el suelo y salió corriendo de allí. Encontró a Brittany hablando con Mia, Rachel y Quinn.
– Necesito que vengas al gimnasio. – Dijo Noah mirando a la rubia. – Es Santana.
Ninguna dijo nada más. Simplemente se dirigieron a buscar a la latina. Cuando entraron seguía intentando subir por la cuerda, lágrimas caían por su cara.
– Es bueno que se desahogue. – Le dijo la ojiazul a Puck al oído.
– ¿Hasta el punto de sangrar? – Preguntó el joven mientras señalaba una mancha roja del suelo.
La rubia se acercó a su novia y la rodeó con sus brazos. Las manos de la menor sangraban por culpa de la fricción con la cuerda. La morena se abrazó a su pareja mientras lloraba con más intensidad. Tenía la sensación de que ese era su último momento juntas.



CAPÍTULO 48: DATE UN RESPIRO

Después de ese incidente, todos decidieron aprovechar el cumpleaños de Sam para preparar una fiesta y relajarse. Querían animar a Santana y pensaron que era la excusa perfecta. Todos los New Directions fueron a Breadstix a cenar y después a un local de marcha. Puck había conseguido carnets falsos y entre todos alquilaron un pequeño reservado para ellos.

Brittany se comportaba de una manera extraña, evitaba a su novia. Todos lo notaron y les extrañaba, pero no le dieron más importancia. Pensaron que era por lo que había pasado por la tarde. La morena, por su parte, pasaba mucho tiempo con Mercedes y Kurt. Nadie pensaba que la tristeza de la latina se debía a que había visto a su pareja besando a otra, todos pensaban que era por Marley.

Noah se había propuesto animar a todos y tenía muchas cosas preparadas.
– Chicos... Tengo preparados algunos juegos...
En ese momento, el camarero llevó las dos botellas de alcohol y los refrescos que le habían pedido. El judío comenzó a preparar los cubatas.
– Vamos a jugar al yo nunca, nunca...
– ¿Cómo se juega a eso? – Preguntó Rachel.
– Muy sencillo, cada uno dice una frase de alguna acción y los que la hayan realizado beben un trago... Empiezo yo... Yo nunca, nunca he besado a Quinn... En este caso, Rachel y Santana beberían... Creo que nadie más, ¿o alguien ha besado a Fabray sin que yo lo sepa?
– Tranquilo, nadie más. – Respondió la rubia...
– Sigo yo – Dijo su ex novia. – Yo nunca, nunca he tenido “negocios” con Christina.
Como era de esperar, Puck fue el único en beber y todos rieron. La chica se sintió ofendida por la situación y decidió ser la siguiente en intervenir.
– Yo nunca, nunca he tenido una relación de noviazgo.
Todos menos Mia, Johanna, Christina, Puck y Mercedes bebieron. Después siguió Finn, que quería vengarse de su mejor amigo y de la amante de éste.
– Yo nunca, nunca he tenido sexo en un coche...
Como era la intención del más alto, bebieron los ex amantes... Pero Brittany y Santana también para sorpresa de todos.
– Me está gustando este juego... Lo siento chicos, pero creo que todos vamos a ir a por Puck y Christina porque se lo han buscado ellos solitos... Siento que haya gente que tenga que beber, incluido yo, pero vamos a por ellos. Yo nunca, nunca he tenido sexo con una mujer. – Dijo el asiático. Todos los chicos menos Blaine y Kurt bebieron, además de Christina, Mia, Johanna, Quinn, Rachel, Brittany y Santana.
– Dejadme a mí que a este paso me vais a hacer beber en todas... Menos mal que no he tenido nada con dientes de caballo, sino habría batido récord. – Comenzó a decir Santana, pero fue interrumpida.
– Estamos empatados... Así que no te creas la más pervertida... – Dijo Puck.
– Yo nunca, nunca he besado a un chico. – Terminó la menor.
La intención de la latina no era crear confusión ni traicionar a nadie, pero se sorprendió mucho al ver que Christina, Johanna, Rachel y Brittany bebían. Además de que las chicas heterosexuales, Kurt y Blaine también bebieron.
– ¿Alguien que lo explique? – Pidió Mercedes.
– Yo creo que no necesito explicarlo. – Dijo la castaña mirando a su ex – novia.
– Ah no, – la interrumpió Anderson. – que Quinn lo sepa no significa que los demás lo sepamos y déjame decirte que me muero de curiosidad.
– Ok, se llamaba Ted y era un niño del colegio. Yo le gustaba y me pidió un beso, teníamos 8 o 9 años...
– Oh, que tiernos... – Comentó Mercedes.
– ¿Y los demás? – Quiso saber Rachel.
– Yo probé los dos lados antes de darme cuenta de que soy lesbiana. – Dijo Johanna.
– Yo al principio estaba un poco confundida con mi orientación sexual y salí con algún chico antes de saber que era lesbiana... – Comentó Christina.
– Yo besé a Kurt. – Dijo la rubia mirando a su novia. No era algo a lo que le diera importancia, por lo que no se lo había contado. – Pensaba que siendo heterosexual mi padre me querría más.
– Después de esta confesión, es mi turno en el juego... Yo nunca, nunca... – Hummel intervino.

El juego siguió con todos intentando emborrachar a Puck y Christina. Luego jugaron a intentar meter una moneda en un vaso pequeño y quien fallaba bebía, luego a verdad, beso o atrevimiento. Éste último juego produjo una situación incómoda. Brittany había elegido beso y era Santana quien decidía a quién tenía que besar.
– Eso no vale. – Protestó Rachel. – Elegirá que la bese a ella.
– Mia. – Dijo la morena. Todos se quedaron mirándola con la boca abierta. Nadie esperaba que eligiera a otra persona que no fuera ella. Brittany estaba muy nerviosa, sabía que su novia había tenido celos de la joven en el pasado y ahora no sabía cómo reaccionaría si se besaban. Su mente recordó esa tarde en el auditorio, había cometido un error y lo último que quería era volver a besar a la chica. Sin embargo, no podía oponerse, eso haría que la morena sospechara, por lo que se acercó a la joven y le dio un beso rápido, sin pasión. Nada más separase, se acercó a la latina y la besó de manera apasionada, introduciendo su lengua en la boca de la menor. Quería demostrar a Mia, Santana y a ella misma que amaba a su novia y nada lo alejaría de ella. Si habían vuelto los celos, los descubriría y volvería a combatirlos, no permitiría que eso rompiera su relación...




CAPÍTULO 49: TOMAR DECISIONES NO SIEMPRE ES FACIL

Santana estaba en casa con sus tías, había transcurrido una semana desde el beso de Brittany y Mia y necesitaba consejo. Todo el mundo había notado que estaba raro. Una cosa era la tristeza que le acompañaba desde la muerte de Marley y otra muy diferente era como se encontraba en ese momento. No comía, tenía ojeras, estaba todo el rato al borde del llanto... Todos intentaban apoyarlo. Esa noche, la niña estaba durmiendo ya y ellas hacían tiempo para irse a la cama.
– Necesito que me ayudéis. – Pidió la menor.
– Santana, te dijimos que estamos para lo que necesites. Cuéntanos que te pasa... – Dijo Claudia
– Vi a Brittany besándose con Mia.
La pareja se miró a los ojos extrañada antes de preguntar. Se imaginaban muchas cosas, pero nunca eso.
– ¿Estás segura? – Quiso saber Sarah.
– Sí
– Santana, igual Mia fue la que la besó y confundiste las cosas... ¿Has probado a hablar con Brittany?
– No, pero me ha mentido. Esto fue hace una semana y no me lo ha dicho. Ni siquiera se ha alejado de ella... Las vi besándose, esperé a ver si era que Mia había empezado y cuando se separaron fue Brittany quien comenzó un segundo beso.
– Esto lo tienes que hablar con ella. No podemos decirte nada más. – Claudia no sabía que más decir.
– ¿Y si me deja? – Las lágrimas comenzaron a salir y ya no pudo retenerlas más. Sus tías la abrazaron para consolarla
– Vales mucho, Santana. Si ella no ha sabido valorarte es su problema. – Sarah susurró.
– Si te ha sido infiel, eres tú la que decide qué hacer. Debes pensar si quieres estar con ella a pesar de todo. Pero, tomes la decisión que tomes, lo que importa eres tú y tu felicidad. Sus sentimientos importan, pero son más importantes los tuyos.

Eso fue lo que hizo la morena. Al día siguiente se fue durante la hora de la comida con su novia a un lugar privado.
– Brittany... ¿Cómo va nuestra relación?
– Bien... Desde la muerte de Marley estás un poco rara, pero lo entiendo.
– ¿Entonces no tengo nada de que preocuparme?
– ¿Podrías hablar claro?
– ¿Te besaste con Mia?
– ¿Qué? – La rubia se asustó, pero temía la reacción de su pareja al enterarse del pequeño desliz que tuvo. Al principio quiso decir la verdad, debían ser sinceras, pero luego se acobardó. – Por supuesto que no... ¿De dónde has sacado eso?
– No me lo ha contado nadie... Lo vi yo misma.
La ojiazul se quedó congelada. Eso era lo único que no quería que ocurriese. Había mentido y engañado a la morena y había sido descubierta. Miró a los ojos de su novia por primera vez durante la conversación y se le rompió el corazón. Hubiese entendido ver enfado o ira, pero en su lugar había dolor y decepción, algo mucho peor.
– Santana...
– Déjalo... Siempre supe que lo nuestro era algo... demasiado bueno... Espero que seas feliz...
– ¡Santana! – El grito de la ojiazul vino tarde, la menor se alejaba de ella. La más alta se quedó allí llorando y la morena se fue a llorar a los baños. Ninguna asistió a su siguiente clase y acudieron temerosas al Glee Club.

Los dos entraron por separado y se sentaron en esquinas opuestas en la sala del coro. Todos sus amigos se extrañaron.
– ¿Habéis roto? – Preguntó Quinn.
Ninguna de los dos contestó. Brittany comenzó a llorar desesperada y todos menos Tina y Puck acudieron a consolarla dejando de lado a Santana, que miraba atónita la situación. Unas pocas lágrimas y todos corrían a su lado. Sin darse cuenta, sus ojos también se llenaron de lágrimas.
– Me parece horroroso. Lastimas a Brittany y encima te pones a llorar para intentar dar pena... Eres patética. – Le recriminó Rachel. La menor se congeló en su sitio, no espera semejante reacción. Todos menos Noah y Cohen-Chang le daban la razón a Rachel, incluidas Quinn, Kurt y Mercedes. Santana decidió que no iba a aguantar eso más, en el momento en el que Mr Schue entraba en el aula ella salió de allí. Escuchó a la rubia llamarle y segundos después, notó que alguien le tocaba el hombro. Se volvió y vio a la ojiazul. Detrás de ella estaban todos los miembros de New Directions y Will, escuchando la conversación.
– No te vayas, por favor...
– No supliques, deberías estar feliz porque alguien que te ha dañado mucho desaparece de tu vida. – La morena utilizó un tono frío que sorprendió a todos.
– Entremos y aclaremos con todos este malentendido. – Suplicó la mayor.
– No, Brittany. A mí me duele todo esto tanto o más que a ti, pero no entiendo en qué momento me convertí en la mala de la película cuando fuiste tú la que se besó con otra y me mintió. – Todos se sorprendieron ante esa información. –
Ahora todos te apoyan y se meten conmigo por el daño que supuestamente te he hecho y no eres capaz de aclarar las cosas... Sin contar que hay personas que creía que me apoyarían siempre y me han demostrado que, de tomar bando, lo harían siempre del tuyo... Por un momento creí que tenía amigas y podía ser feliz... Marley… Tina y Puck han sido mis únicos amigos, los demás son tus amigos...
– Santana, por favor, hablemos las cosas. – Rogó la rubia.
– ¿Para que me vuelvas a mentir? Lo siento, pero no puedo confiar en ti...

CAPÍTULO 50: RECONCILIACIÓN

Los meses pasaron en el McKinley. Santana volvió a ser esa chica retraída y aislada que llegó al Carmel. Lo único que la diferenciaba de esa época es que no estaba en el armario y era ella misma, simplemente apartada de la gente. De vez en cuando se relacionaba con Tina o Puck, pero apenas unos momentos. Con el resto de New Directions apenas hablaba, salvo cuando estaban en clase y por asuntos relacionados con la materia. Varios de ellos intentaron entablar una conversación con ella pero ninguno conseguía que la morena dijera una frase completa. Brittany se refugió en sus amigos y empezó a pasar más tiempo con Mercedes, Sam y Mia debido a que Rachel estaba intentando recuperar a Quinn. Las regionales habían pasado, Blaine cantó el solo y Rachel y Quinn el dúo. Brittany realizó una gran coreografía con Mike. Ganaron y los chicos esperaban su competición de los nacionales. Sin embargo parecía que no les hacía mucha ilusión. Santana había dejado el equipo antes de los regionales y eso les había dejado tocados.

Ese sábado, la morena estaba en casa con sus tías. Si había una persona en ese mundo que pudiera hacerla sonreír era la niña que sostenía en sus brazos. Estaban jugando con unas piezas de construcción. La chica intentaba enseñarle los colores mientras montaban una pieza sobre otra cuando sonó el timbre. Sarah abrió para encontrarse con un hombre que no conocía, sin embargo sabía quien era, ya que la joven que jugaba con su hija era idéntica a él.
– Hola... Soy James, el hermano de Claudia... Tú debes ser su esposa... ¿Está mi hija?
La mujer se volvió hacia su sobrina que se había levantado y miraba a su padre sin expresión ninguna. La otra tía de la adolescente apareció en ese momento y decidió ayudar a la menor.
– Ella está, pero depende de para qué, no te voy a permitir verla...
Después de mucho insistir por parte de James, los cuatro se sentaron a charlar mientras observaban a la niña jugar... Ninguno de los adultos abandonaría a la menor.
– Quiero que vuelvas a casa... Tu madre me contó por todo lo que has pasado... Siento mucho lo de Marley. – Dijo el hombre sinceramente.
– ¿Te has pensado que es así de fácil? Ni siquiera me has pedido perdón. Parte de todo lo malo que me ha ocurrido es tu culpa... Sólo el accidente y la infidelidad de Brittany son mi responsabilidad, lo demás es todo culpa tuya. – Dijo Santana gritando, lo que hizo que su prima llorara. Rápidamente se levantó y la cogió en brazos, mientras le pedía perdón.
– La culpa del accidente la tuvo el borracho y drogadicto que chocó con vosotros, no tú y en cuanto a la infidelidad, fue Brittany la que lo hizo, por lo que ella es la responsable, no tú. – Sarah dijo dulcemente
– Santana es la mejor hija que podías haber tenido, James. – Miró fríamente a su hermano. – Es dulce, amable, generosa... Nunca hemos tenido una queja del instituto ni ha hecho algo que sea digno de castigo. No te negaré que al principio tuve mis dudas, una adolescente trae problemas... Sarah fue la que me convenció. Pero una vez se instaló aquí mis miedos duraron un día. Ha ayudado en la casa sin siquiera pedírselo, es un amor con Gwen, hace sus tareas, no ha venido borracha a casa nunca, es responsable. ¿Sabes lo que pasó en el accidente? Conducía ella porque su amiga estaba enfadada y pensó que no estaba en condiciones de conducir... Tiene 17 años y se comporta con la responsabilidad de una adulta... Creo que eso dice mucho de Santana... Pero sobre todo, si le das un poco de amor, te lo devuelve con creces y te hace sentir como si fueras todo en su vida... No es una santa, tiene defectos, pero es una de esas personas que agradeces que forme parte de tu vida.
– Te diré lo mismo que le dije a mamá... Si quieres formar parte de mi vida, por mí de acuerdo, pero con mis condiciones. – La menor anunció.
– Te escucho.
Santana se quedó mirando a su padre, no se esperaba esa frase. James nunca había escuchado lo que su hija tuviera que decirle, siempre imponía su criterio.
– Quiero seguir viviendo aquí... Ahora mismo no podría pasar ni un día sin Gwen. Quiero que respetes el estilo de vida que elija. – La joven exigió
– Creo que tu lugar está al lado de tus padres. Hija, nosotros somos los que te tenemos que cuidar, tú eres un estorbo en casa de tus tías. Ellas ahora sólo deberían ocuparse de la pequeña que tienes en brazos.
– Santana no es ningún estorbo... ¿Es que no escuchaste a mi esposa? Nos ayuda mucho y nos quiere... Si para ti es un estorbo, en ese caso no te preocupes, nosotras estaremos más que felices de tenerlo aquí. – Sarah gritó
– No quise decir eso...
– Pero lo dijiste. Una pregunta, ¿Qué opinas de la homosexualidad? Es un tema que todavía no hemos tratado. – Claudia quiso saber.
– Me están educando, voy al mismo psicólogo que Maribel.
– Santana... ¿Qué opinas? Te lo he dicho muchas veces pero quiero que te quede claro, lo que aquí importa eres tú, lo que tú quieras...
– Quiero darle una oportunidad.
El resto de la tarde la pasaron hablando y contándose los últimos acontecimientos sucedidos en su vida. James pudo comprobar todo el daño que le habían hecho a su hija, incluso él. Odiaba a Brittany, pero esta vez no era porque fuera lesbiana y dañara la que él consideraba muy maltrecha moral de su hija, sino porque había hecho daño a su pequeña... Sólo esperaba que pronto encontrara otra chica que la hiciera feliz. También deseaba que conociera a alguien que llenara el hueco dejado por Marley, sabía que la castaña estaría siempre en el corazón de la latina, pero quería que otra persona fuera la mejor amiga de su hija para que tuviera alguien de su edad para hablar de esas cosas que no le contaría a sus padres o tías. Dos horas fueron suficientes para que conociera a la maravillosa persona en la que se había convertido su pequeña.

El domingo, las cuatro residentes en la casa Lopez-Gibs fueron invitadas a comer a la casa de los padres de Santana. Ese fue el comienzo de la tradicional comida que la familia compartiría todos los domingos y festivos desde ese día, turnándose el puesto de anfitriones. Dicha tradición duraría años a pesar de que la menor abandonaría Lima al finalizar sus estudios en el McKinley. No solo fue la reconciliación de Santana con sus padres, también fue la de Claudia y James.


CAPÍTULO 51: OTRA RECONCILIACIÓN

Faltaban sólo dos semanas para terminar el curso y los miembros de New Directions trabajaban muy duro para conseguir ganar los nacionales. A pesar de que se sentían mal porque no podían evitar pensar que les faltaba Santana en el grupo, debían seguir adelante. Después de uno de los ensayos, todos salieron dejando a Quinn y Rachel solas en el auditorio. La rubia no podía evitar mirar a su ex novia y como el sudor y el agua que se echaba para refrescarse recorría su cuello y se perdía en su camiseta. A pesar de que volvían a ser amigas, Berry había estado coqueteando con ella todos los días y sabía que quería que volvieran a ser pareja, pero aun tenía dudas sobre los verdaderos sentimientos de la más baja. Cada día era más dificil para Fabray resistirse a los encantos de su mejor amiga. Aún recordaba lo feliz que había sido al lado de Rachel, como se compenetraban y amaban. Maldijo a Johanna por haberse interpuesto en su camino, por haber acabado con la relación más perfecta que ella jamás había conocido... Bueno, salvo quizá Santana y Brittany... También insultó mentalmente a Mia... Como podía haber gente que se dedicaba a destruir algo tan bonito como lo que tenían las cuatro... La verdad es que Christina se libraba porque Marley ya no sufría por sus coqueteos... Marley... Quinn la extrañaba tanto... Le gustaría que estuviera allí, seguro que encontraba la forma de ayudar a Santana, estaban todos muy preocupados, no sabían que hacer... ¿En qué momento sus vidas se habían destrozado? ¿Cuándo comenzó todo ese sufrimiento? ¿Habría alguna solución para sus problemas?
– ¿En qué piensas? – Preguntó la castaña preocupada al ver que las lágrimas amenazaban por salir de los ojos de su amiga. Sin embargo, no recibió respuesta porque la rubia la abrazó y se agarró a su camiseta como si fuera un salvavidas y estuviera en medio del océano esperando ser rescatada. Rachel correspondió el abrazo, dando suaves caricias a la espalda de la otra, intentando consolarla. Después de minutos así, recibió una respuesta de la ojiverde, mientras se separaban y se sentaban en el borde del escenario.
– Pensaba en nuestra ruptura, en la de Brittana, en Marley y en lo mal que lo está pasando Santana... Vaya mierda de año.
– Para ser honesta, creo que todo se fue a la mierda en el momento que decidimos venir al McKinley... Es algo de lo que me arrepiento... No puedo evitar pensar que si en vez de apoyar a Brittany, la hubiésemos convencido de quedarnos en el Carmel, ahora no habría ni Mia ni Johanna que hubieran acabado con nuestras relaciones. No sé, creo que seríamos más felices...
– No es por meter el dedo en la yaga, pero a Brittany parece que no le molesta Mia...
– Si ya ha perdido a Santana, ¿Qué más da que busque apoyo en un amiga?
– Tienes razón, es sólo que para mí es más fácil ponerme en la situación de Santana. Supongo que en su caso es peor, porque vosotras no os besastéis mientras estuvimos juntas ¿verdad?, – Rachel negó con la cabeza enérgicamente – Pero no puedo evitar identificarme con ella.
– No opinaste lo mismo cuando se separaron.
– ¿Qué? Lo único que vi fue a Brittany llorando y, por si no lo sabes, ella también es mi amiga... Yo no dije nada...
– ¿Crees que fue mi culpa?
– No... Creo que fue un malentendido pero Santana estaba muy dolida y no quiso ni hablar de ello... Nunca pensé que podría ver todos los días a una persona y echarla de menos...
– Se le pasará... Ayer vi a Claudia y hablé con ella. Ha perdonado a su padre...
– ¿En serio?
– Si... Fue a verla a casa de sus tías... Al parecer va al mismo psicólogo que su madre... Parece que están dispuestos a recuperar a su hija... Yo me alegro por Santana, sé que a pesar de todo los quiere y los necesita... Por lo menos me consuela saber que tiene a su familia... A los seis... Pero no puedo evitar pensar que si perdonó a sus padres, eso nos da esperanzas... Al menos yo lo veo así...
– Pequeño problema, el curso acaba en dos semanas y luego nos iremos a Nueva York a estudiar... En el momento que abandonemos Lima, si no nos hemos reconciliado, la habremos perdido para siempre...
– Tendremos que darnos prisa...
– Y para nosotros... ¿Hay esperanza?
– ¿A qué te refieres?
– ¿Crees que tú y yo podremos volver a ser felices?
– ¿Juntas o separadas?
– Evidentemente juntas...
– Eso sólo lo sabes tú... ¿Serás capaz de perdonar lo que hice?
– ¿Todavía me amas?
– Claro que sí.
– Yo también te amo.
No hubo más palabras, ninguna de las dos las necesitaba. Quinn juntó sus labios a los de Rachel y comenzó un beso dulce que pronto la castaña volvió apasionado. Se abrazaron y comenzaron a recordar cada uno de los rincones del cuerpo de la otra. Habían recuperado su amor, eso era lo más importante para ellas. El resto de sus problemas los afrontarían en el futuro. Ahora sólo debían preocuparse de su amor. Puede que aun quedasen heridas por lo sucedido, pero las curarían juntas.

Se fueron a casa de la rubia y allí dieron rienda suelta a su pasión. Se volvieron a amar como si nada hubiera pasado, como si nunca hubieran roto, como si todo a su alrededor no fuera sufrimiento.


CAPÍTULO 52: ADIÓS McKINLEY

Los nacionales llegaron y con ellos los nervios. Santana seguía sin estar con ellos. New Directions salió al escenario. Primero Rachel cantó el solo, I Have Nothing de Whitney Houston. Se la dedicó a Quinn que no podía evitar sonreir. Después de eso, Mia y Mercedes cantaron a dúo Survivor de Destiny's Child. Como canción grupal interpretaron Moves Like Jagger de Maroon 5, donde Brittany y Mike demostraron sus habilidades mientras Christina, Artie, Finn, Blaine y Sam cantaban y todos realizaban movimientos sexys... Bueno, Finn hacía lo que podía en la parte del baile. Quedaron en segundo lugar, lo que fue una decepción para ellos... Para muchos era su última oportunidad de ganar.

Una semana después de eso, los mayores se graduaron. Finn, Brittany, Johanna, Quinn, Rachel, Mike, Kitty, Puck, Mia, Christina, Mercedes, Blaine y Kurt dejaban Lima para empezar su vida. Santana estaba sentada viendo como los chicos recogían sus diplomas y aplaudía con fuerza cada vez que uno de sus amigos recibía el certificado de que había finalizado sus estudios. No se había reconciliado con ninguno de ellos, pero eso no significa que no le importara lo que les pasaba...

Los graduados paseaban juntos por los pasillos de ese instituto que tanto les había dado y tanto les había quitado. Todos tenían cosas sin resolver, cosas inconclusas, pero tenían algo que les dolía más. Sabían que su marcha suponía un adiós a una persona que sabían que no iba a estar en contacto con ellos. Podía ser que fueran a ciudades diferentes, pero se llamarían o hablarían por Internet con todos menos con Santana... Había estado en su graduación, pero después había desaparecido. Fue en ese momento, mientras se despedían del lugar, que les llegó a todos un mensaje de un número desconocido citándolos en la biblioteca. Cuando todos los graduados se reunieron allí, no había nadie y encima de la mesa había unos papeles doblados con sus nombres. La mayoría tenía frases como “Te echaré de menos” o “Eres una gran persona”, sin embargo había tres diferentes. El de Puck tenía una carta muy larga que él decidió no leer enfrente de sus amigos y casi ninguno llegó a saber su contenido (sólo lo compartió con Finn). El de Brittany decía “No dejes de creer en ti” y el de Mia tenía la palabra “Cuidala”. Todos sabían de quién venía ese mensaje. La llamaron por teléfono, pero lo tenía apagado. Buscaron a la chica por la biblioteca, los pasillos y aulas, pero no la encontraron. Fueron a casa de su tía y ésta les dijo que estaba en el aeropuerto porque iría a pasar el verano a Los Ángeles con su hermana. Todos corrieron en su busca, querían despedirse antes de que tomara el vuelo. Cuando llegaron allí ya estaban embarcando. La buscaron entre la multitud de viajeros que subiría a ese avión, pero no la llegaron a encontrar. No había nada más que pudieran hacer. Brittany rompió a llorar en el momento en el que el vuelo despegó. Todos la abrazaron y se consolaron mutuamente. Tenían la sospecha de que para ellos se les había acabado el tiempo. Tal vez Sam, Tina o Artie fueran capaces de recuperar la amistad de Santana y ayudarla a volver a ser como antes, pero ellos no formarían parte de ese momento.

El verano pasó entre mudanzas de los chicos y preparativos para sus nuevas vidas. La universidad era el destino de la mayoría de ellos, pero todos buscarían su futuro lejos de Lima, la ciudad que les vio nacer y convertirse en adultos, la ciudad que nunca dejará de formar parte de sus vidas y en la que conocieron a personas que siempre vivirán en su corazón, personas por las que harían cualquier cosa sin necesidad de que se lo pidan.

Pero los graduados no fueron los únicos que abandonaron el lugar. Santana pasó el verano con su hermana y decidió no volver, para tristeza de sus tías y padres. Terminaría la secundaria en un instituto de Los Ángeles. Amanda le preguntó si su decisión tenía algo que ver con Brittany y la menor lo negó. Sin embargo fue una mentira, si tenía que ver con ella. La latina temía que si seguía en un lugar como Lima, donde cada rincón le recordaba lo que pudo ser y no fue, terminaría abandonándolo todo para viajar a Nueva York y buscar a la rubia casa por casa si fuera necesario. Pero no debía hacerlo, debía buscar a alguien que la amase, que le fuese fiel y sincera. Por mucho que le gustase, su ex novia no cumplía esos requisitos. Así que lo mejor era estar lejos de ella y de Ohio... ¿Qué mejor lugar que en donde residía su hermana? Pocas ciudades en Estados Unidos están más lejos de Brittany y su anterior vida, por lo que podría evitar la tentación.

Cuando Tina, Sam y Artie comenzaron el curso, se sintieron solos y abandonados. Debían encontrar nueve personas que formaran parte del club Glee. Siempre habían contado con la esperanza de que Santana volviera al coro, pero cuando se enteraron de que no volvería, se sintieron decepcionados.

Por mucho que la vida les ponga a todos pruebas, deberán enfrentarlas con fuerza y valor. No todo será perfecto a partir de ahora, la vida es dura y cruel, pero siempre tendrán esperanza mientras se tengan los unos a los otros. Porque ellos no son compañeros, ni siquiera amigos... Son una familia.