[Resuelto]FanFic Brittana: Parejas (Adaptada) Cap 41 - Final

Capitulo 37

Brittany escuchó que hablaban y trató de forzar sus ojos para que se abrieran. Ella rodó su cabeza, el frío cristal de la ventanilla de la camioneta chocó con su frente.

—No tenemos nada, Fabray. Hablamos con Sammy. Lo único que nos dijo fue que Rudy aparentemente revisó a un chico al que Patrick le había vendido cocaína. Él quiso tomar parte y Patrick lo mató.

Se dio la vuelta, finalmente abriendo los ojos. El sol casi había salido y se estiró, logrando suprimir un bostezo.

—Te lo estoy diciendo, Patrick es como un fantasma. Espero que ustedes tengan mejor suerte hoy.

Brittany estudió a Santana, viendo como asentía.

—Está bien, sí. Nos vamos a estrellar. Ha sido una jodida larga noche.

Santana la miró y sonrió.

—Nos vemos.

Brittany sonrió tímidamente.

—Lo siento. Me quedé dormida.

—No hay problema. Yo dormí la siesta cuando estabas manejando.

—Tal vez dormiste una media hora. A juzgar por el calambre en mi cuello, diría que estuve fuera por un largo tiempo.

—No más de dos horas. Pero estaba tranquilo.

—¿Así que estamos fuera de horario?

—Si. Ya están abajo en Elm con la esperanza de detectarlo temprano.

Santana se dirigió al norte, cruzando sobre Gaston.

—¿Tienes hambre?

—No puedo decidir si estoy más hambrienta que cansada. ¿Y tú?

—Estoy demasiado cansada como para tener hambre. Sólo quiero dormir.

Santana la miró.

—¿Vienes conmigo a casa?

Brittany levantó las cejas.

—Dormir—Santana aclaró—No tengo la energía para otra cosa.

—Está bien. Dormir. Nos preocuparemos de comer más tarde.

Y supuso que se preocuparía por su arreglo de vivienda más tarde también.



La habitación del hotel estaba pagada por una semana, y tendría que hacer una pasada por ahí para conseguir ropa. Realmente necesita pasar por el departamento de Sam para recoger más de sus cosas. No sabía cuándo tendría tiempo, no mientras trabajaran a esas horas locas.

La vibración de su teléfono contra su cintura la sobresaltó. Sólo una persona llamaría tan temprano. Brittany se inclinó hacia un lado y tomó su teléfono, mirando el número.

No, no era Sam.

Lo que era peor.

Brittany respiró profundamente y contestó.

—Buenos días, Brittany. Es Rebecca. Quería alcanzarte antes de que empezara tu día.

—En realidad, estoy terminando mi día. He trabajado el turno de noche.

Santana se encontró con la mirada de Santana y pronunció en silencio la mamá de Sam.

—Lo siento. ¿Es este un mal momento?

—No. ¿Qué tienes en mente, Rebecca?

—Bueno, es una pregunta tonta, querida. Supongo que sabes que hay en mi mente.

—No te ofendas, pero en realidad, esto es entre Sam y yo.

—Él está devastado. Nunca lo había visto tan perturbado. Seguramente tú puedes salirte de este compromiso sin tratar de reconciliar sus diferencias.

Brittany volteó los ojos, preguntándose qué era lo que Sam le había dicho.

—No hay reconciliación. Quieres que sea franca, lo seré. No estoy enamorada de él.

Miró a Santana quien estaba siendo educada y al menos estaba fingiendo que no estaba escuchando.

—No voy a casarme con él.

—¿Y crees que diciéndole que eres gay va a apaciguarlo? ¿Cómo puedes decirle una cosa así?

—¿Así es que no cree que sea lesbiana? ¿Si le dijera que estaba teniendo una aventura con otro hombre, lo creería?

—Oh, Brittany, ¿qué estás haciendo? ¿Era tan malo que necesitabas arruinar su vida? ¿Qué pasa con todos los planes? Por qué, prácticamente había arreglado tu boda.

Brittany suspiró.

—Sí, lo hiciste. Y lo siento. Pero las cosas suceden. No era feliz con Sam, y si él es honesto contigo, te diría que no era realmente feliz conmigo. Esto es lo mejor, Rebecca.

—No, yo no lo creo. Quiero que lo reconsideres. Lo menos que puedes hacer es ir a la consejería como él sugirió. Le debes mucho.

—Oh, no. No vas a hacerme sentir culpable con esto. Yo no le debo nada.—Brittany miró de nuevo a Santana—Todos merecemos ser felices en la vida. No voy a arreglarlo. Ni él debería.

—Simplemente no entiendo por qué…

—Rebecca, estoy muy cansada. Confía en mí cuando te digo que no hay nada que tú o Sam puedan decir que me hagan cambiar de opinión.

—Pero…

—Adiós.

Brittany cerró su teléfono y se recostó en el asiento, con los ojos cerrados. Era una conversación que no necesitaba tener delante de Santana. En realidad, aún no le había contado a Santana acerca de su conversación con Sam. Y después de escuchar el final de la conversación, era muy probable que estuviera llena de curiosidad. Pero aun así, Santana no dijo nada, sus ojos fijos en la calle.

Finalmente Brittany no pudo soportarlo más.

—Sé que quieres saber ¿Por qué no me has preguntado?

Santana se echó a reír.

—Estaba tratando de ser cortés y pensar en mis propios asuntos.

—Después de todo lo que hemos...bueno, compartido los últimos días, ¿no crees que sea tu asunto?

—Con todo lo que hemos hablado antes de esto, sabía que no vendrías a mí hasta que hubieses terminado las cosas con Sam. Cómo lo terminaste, lo que le hayas dicho, no creo que sea asunto mío. No lo conozco. Esa parte de las cosas era solamente entre ustedes.

Brittany sonrió.

—Y al parecer de su mamá—Brittany le miró fijamente—Eres muy confiada.

—Me gusta pensar que soy una buena conocedora del carácter—Santana le miró rápidamente luego a la carretera—¿Estoy equivocada?

—No. No estás equivocada. Le dije a Sam que no estaba enamorada de él y que no podía casarme con él. Cuando él insistió en ir a terapia para tratar de arreglar las cosas, le dije que no podían ser arregladas. Le dije que era lesbiana—sonrió—Por supuesto que no me creyó.

—¿Fue tan difícil?

—¿Decir la palabra lesbiana en voz alta? Sí, lo fue. Un poco. Pero decirlo en voz alta, sobre todo a Sam, lo hizo todo real para mí. No era sólo algo en mi mente. No era sólo algo que yo pensaba cuando estaba contigo. Decirlo en voz alta lo hizo real.

—No creo que vaya a ser fácil. Tienes personas en tu vida que te han conocido como una mujer heterosexual. Un cambio como éste, será un shock para muchas personas.

—Sí. Y espero que Rachel esté dispuesta a hablar conmigo. Ella parece tan fuerte con todo.

—Es fuerte sobre todo porque está segura de su relación. Quinn era la que ponía obstáculos cuando se conocieron. Pero entonces tenías que conocer a Quinn. Tenía la idea de que nadie podría amarla.

—¿Así que no se fiaba de Rachel?

—No creo que ella creyera que alguien como Rach pudiera amarla. Por supuesto, la Quinn que ahora conocemos no era la misma persona entonces. Como dice Rach, ella tenía problemas para trabajar a través de eso—Santana entró en su estacionamiento y se detuvo, sonriendo con cansancio—Mi problema ahora es ¿podré llegar al dormitorio antes de dormirme?



No dijeron nada más mientras entraban en la casa y al final del pasillo. En el dormitorio, se desnudaron, pero no había nada sexual en ello.

Santana levantó las mantas y se metió, sosteniéndolas para Brittany. Ella se metió a su lado, dejando que Santana cubriera su cuerpo desnudo con el de ella.

—Me encanta dormir contigo—Santana murmuró antes de que su respiración indicara que estaba profundamente dormida.

Brittany suspiró con satisfacción, tirando del brazo de Santana más firmemente a su alrededor y dejando que sus ojos se cerraran.

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Capitulo 38

—Ahí está— dijo Quinn, señalando un callejón de donde John emergía, su mano por encima de su cara como para protegerse de la luz del sol—Ya era hora.

—Espera un minuto. Pelo oscuro.

Hudson buscó en la parte trasera y sacó la carpeta con el archivo que Pierce había formulado. Dentro había una toma de John de su interrogatorio. La sostuvo.

—Rubio. ¿Qué dijo López sobre el color de cabello?

—Emma, la persona del refugio, dijo que John tenía el pelo oscuro la última vez que le había visto, pero que no actuaba como John—Quinn condujo lentamente, manteniéndolo a la vista—López piensa que es Patrick quien tiene el cabello oscuro—miró a Finn—¿Quieres agarrarlo?

—Cristo, Fabray. ¿Bajo qué cargos? Ni siquiera sabemos cómo luce Patrick. Este tipo…—dijo, señalándolo—…Se parece a John pero con el cabello oscuro. Así es que agarras de nuevo a John y tendrás a su abogado St. James, respirando en tu cuello, entonces estaremos en los periódicos por acosar a vagabundos. No, yo no quiero detenerlo.

—Deberíamos llamar a López. Han pasado más tiempo con el tipo. Sabrán si este es él o no.

—¿No han dormido en muchos de días? No. Vamos a seguirlo. Ese era el plan.

—Tengo un mal presentimiento, Hudson.

—Sube por aquí—dijo.

—¿Todavía puedes verlo?

—Sí. Supongo que se dirige al refugio para el desayuno.

—Está bien, bien. Por lo menos vamos a tener un lugar para su localización.

Quinn estaba dando la vuelta, con la intención de encontrarse con él en la siguiente cuadra, más allá de los clubes, cuando Hudson le apretó el hombro con fuerza.

—¿Qué?

—Ahí está John con un vestido. ¡Dios mío, lucen igual!

—¿Estás bromeando?—Quinn se apresuró hacia la acera, quitándole los binoculares de la mano

—Jesucristo—murmuró Finn.

—Lucen idénticos—bajó los binoculares—Artie dijo que no podían ser idénticos. Dijo que si su ADN no era idéntico, no eran gemelos idénticos.

—Tal vez sólo desde esta distancia se parecen. De cerca, tal vez no.

—Llama a las unidades de respaldo, luego infórmale a Will. Voy a despertar a López. ¿Quién demonios sabe quién es quién?

—¿Crees que ellas sabrán?

—Si no, los detenemos a los dos y dejamos que el fiscal se entienda con el juez para obtener ADN.

Sacó su teléfono y continuó manejando, esperando que los dos Johns aparecieran al final del lado opuesto del callejón.




—Oh, Dios no—murmuró Santana, buscando a tientas el teléfono, con los ojos todavía cerrados.

Voy a matarte Fabray.

—Más vale que sea bueno, Fabray.

—Los tenemos a la vista.

Santana abrió los ojos.

—¿A los dos?

—Sí. Acaban de entrar a un callejón detrás del Club Rat. Creemos que se están dirigiendo al refugio. Uno de ellos está usando un vestido.

Santana se sentó, haciendo caso omiso de la sabana que se deslizó hasta su cintura.

—Emma dijo que nunca los había visto juntos. Y que nunca los había visto a ninguno en un vestido. Tal vez, asumir que van al refugio es demasiado esperanzador.

Santana golpeó a Brittany con su pierna, sonriendo por el gruñido que recibió en respuesta.

—¿Quieres que vayamos?

—Sí, te necesito aquí. No podemos distinguirlos. Tal vez ustedes puedan. Independientemente de lo que dijo Artie, se ven idénticos para mí. Y ambos tienen el cabello oscuro.

Santana inclinó su cabeza.

—John tiene los ojos azules. Cabello rubio, ojos azules.

—Está bien, ¿lo que está suponiendo es que Patrick es naturalmente oscuro con ojos marrones? ¿Es así como vamos a diferenciarlos?

—No voy a asumir nada. Sólo sé que John es rubio y azul.

Santana estaba inclinándose para recoger los pantalones vaqueros que había descartado poco tiempo atrás.

—Podrían ser ambos naturalmente rubio y azul y Patrick sólo oscureció su cabello por alguna razón. O coloreó el cabello de ambos.

—Está bien. Dirígete al refugio. Te llamaré de nuevo si veo que no se están dirigiendo hacia allá.

—Todavía tenemos la radio, no lo olvides. Más rápido.

—Sí. Con más oídos. Pero mantenlo contigo.

Santana luchó con sus pantalones vaqueros con el teléfono apoyado contra su hombro.

—Vamos de camino.

Se sentó en el borde de la cama agitando suavemente a Brittany.

—Vamos. Nos tenemos que ir.

—Estás bromeando, ¿verdad?—preguntó Brittany, con la cara todavía enterrada en la almohada.

—Lo siento, cariño. Pero tienen a Patrick en la mira.

Brittany rodó su cabeza, sus ojos parpadeando.

—¿En serio?

—Vieron a John y a Patrick juntos. Ambos con el cabello oscuro.

Brittany se sentó, sacudiendo la cabeza.

—John tiene…

—…El cabello rubio, lo sé. Ellos no saben quién es quién. Sin embargo estoy segura de que podremos identificar a John—se levantó, recogiendo su ropa del piso—“Ojalá tuviéramos tiempo para una ducha, pero no lo tenemos.

—Lucimos como el infierno.

Santana se echó a reír.

—Seré amable y diré que estás tan hermosa como siempre.

Brittany se quitó las mantas y se levantó.

—Y estarías mintiendo, López.

Santana miró como Brittany caminaba desnuda hacia el baño.

—No, mentira no.

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Pd: solo le quedan 3 capítulos a esta historia, y no le puedo hacer epílogo xq tiene otra parte XD jajaaj... Subiré otra historia si para esperar si la persona que estaba adaptando esa parte sigue o no, y así poder subirla yo! ajajajaj

Capitulo 39

—¿Dónde diablos estás?—preguntó Santana mientras examinaba la calle, buscando el Explorer de Quinn.

—Cristo, López, ¿estás ciega?

Santana alejó el teléfono de su oreja y se quedó mirándolo, luego fijó su mirada en Brittany.

—Ella es una sabelotodo—dijo en voz baja. Volvió a poner el teléfono en su oreja—He tenido unas seis horas de sueño en los últimos cuatro días, Fabray. Ni siquiera debería estar conduciendo.

—Tal vez deberías bajar el ritmo entonces, López. Puedes tener sexo en cualquier momento. Toma una noche libre para dormir.

—Eres tan divertida, Quinny—dijo mientras sacudía su cabeza, finalmente los visualizó—Podrías haber dicho que no estaban en la calle.

—Oh, sí. Estamos en el estacionamiento del Club Rat.

Santana entregó su teléfono a Brittany.

—No puedo lidiar con ella en este estado de ánimo. Es toda tuya.

"Está bien. Pero no estoy de mejor humor—Brittany tomó el teléfono—Oye, Quinn. Es Pierce. Nos quieres en la calle o ¿qué?

Quinn se estaba divirtiendo, Santana lo sabía. Y bajo circunstancias normales, ella estaría jugando también.

Pero hoy, no.

Estaba cansada, estaba de mal humor, estaba estresada sobre el caso, y deseaba estar de vuelta en la cama enredada con Brittany.

—¿Cuánto tiempo han estado ahí?

—¿En dónde?—preguntó Santana.

Brittany cubrió el teléfono con la mano.

—En la tienda de café—dijo en voz baja antes de retirar la mano—Sí, bueno, yo no pienso…

—Espera... ahí—dijo Santana, señalando—Es John.

—Fabray, tenemos una visual—dijo Brittany y negó con la cabeza—No, en un vestido—miró a Santana—¿Qué te parece?

—No sé qué diablos pensar—Santana agarró el teléfono que tenía Brittany—Los dos están fuera, Fabray. Uno en un vestido, el otro no. Demonios, se parecen.

—Te lo dije.

—Pensé que Artie había dicho…

—Sí, sí. Pero no tenemos tiempo para discutir acerca de Artie ahora. Si no puedes hacer una identificación positiva de quien es John, entonces detendremos a los dos.

Santana asintió.

—Están bajando hacia Elm, lejos de ustedes.

—Mierda—murmuró—Bien, estamos en movimiento. Síguelos, López.

Santana se apartó de la acera, conduciendo lentamente, manteniendo una distancia segura de John y Patrick.

—Qué piensas, Britt? ¿Cuál es John?

Brittany miró a la pareja y negó con la cabeza.

—Se ven tan parecidos. Pero el vestido. Hemos visto a John en un vestido. ¿Recuerdas cómo caminaba? Como si no estuviera acostumbrado. Pero éste, el que está usando el vestido, no se ve incómodo en absoluto.

Santana los observaba.

—Estoy de acuerdo. Fabray, ¿has oído eso? Creemos que Patrick es el que usa el vestido.

—Estamos justo detrás de ustedes.

Santana casi pisó sus frenos cuando ambos hombres se detuvieron y se volvieron, mirándolas directamente.

—Mierda, nos vieron—dijo, mientras sentía la adrenalina fluir por su cuerpo.

—Maldita sea—murmuró Quinn.

—¡Están corriendo!

—¡Síguelos, López! Tenemos coches patrullas detrás de nosotros.

—Están en el callejón.

—Síguelos.

Santana se detuvo y saltó, corriendo rápidamente hacia el callejón. Oyó a los demás a sus espaldas. John y Patrick no estaban muy lejos. Patrick se vio frenado por los talones.

—¡Policía! ¡Alto!—gritó Santana.

John se dio la vuelta y la miró, entonces casi tropezó al golpear un bote de basura.

—¡John! ¡Alto!

En la esquina entre los edificios, se separaron. Patrick se dirigió por el lado del callejón y John se dirigió a la calle.

—¡López, sigue a John!—gritó Quinn—Tenemos al otro.

Santana se detuvo, señalando a Brittany que siguiera a Quinn. Corrió detrás de John hacia la calle, esquivando el tráfico mientras las cornetas sonaban a su alrededor.

—¡John, espera!

Redujo la velocidad finalmente, mirando por encima del hombro mientras corría.

—¿Qué diablos te pasa?—gritó Santana—Estamos tratando de ayudarte.

Él finalmente se detuvo, inclinándose por la cintura para recuperar el aliento. Santana también se detuvo, respirando con dificultad.

—¿Por qué huyes de mí?—Jadeó.

Él negó con la cabeza y dio un paso lejos de ella.

—No me hagas daño. No me hagas daño, ¿de acuerdo?

—No voy a hacerte daño. Jesús ¿Alguna vez te he hecho daño?—Santana respiró profundamente varias veces—Vamos.

—¿Dónde?

—Tenemos que volver, John.

Él negó con la cabeza.

—No. Vas a hacerme daño.

—No voy a hacerte daño. Pero tienes que venir conmigo.

Él vaciló.

—¿Qué le van a hacer a mi hermano?

—Sólo queremos hablar con él, eso es todo. Sólo tenemos algunas preguntas. Como cuando teníamos preguntas para ti ¿Recuerdas?

Sus ojos estaban muy abiertos por el miedo.

—Si. Está bien.

—Bien. Ahora, vamos-

Santana comenzó a caminar hacia atrás, mirando por encima de su hombro mientras él le seguía unos pasos detrás. Lucía asustado, pero ella no podía culparlo. Probablemente no sabía qué demonios estaba pasando con todos gritándole y persiguiéndole.

Cuando llegaron a la calle, el tráfico había sido bloqueado por seis coches patrullas que miraban hacia el callejón. Ella trotó hacia allá y levantó su placa.

—¿Alguna palabra?

—No. Están en uno de los almacenes—señaló a John que estaba a varios metros de distancia—No lo pierdas de vista, ¿está bien?—preguntó, entrecerrando los ojos en su tarjeta de identificación—¿Oficial Hart?

—Sí.

—Ponlo en la parte trasera de tu coche. Él no está bajo arresto, pero no quiero que salga corriendo.

—Sí, señora.

Santana salió corriendo y se volvió.

—John, tú te quedas aquí.

No espero la respuesta mientras ella corría hacia el callejón. Santana sabía lo que estaba buscando.

Un agujero en la pared.

Pero se detuvo en seco, algo le molestaba.

No me hagas daño.

—No puedo ver absolutamente nada—dijo Hudson mientras se apretaba contra la pared.

—¿Pierce?—susurró Quinn.

—Detrás de ti.

—Hudson, a la derecha. Pierce, a la izquierda. Voy al frente.

Esperó mientras se alejaban, y lentamente caminó hacia el almacén, sus ojos ajustándose a la oscuridad, mientras diminutos haces de luz penetraba a través de los agujeros por el metal de las paredes.

Parecía como si hubiera estado abandonado por años. Las cajas que cubrían el piso olían a viejo y rancio y estaban recubiertas de polvo.

Escuchó un estornudo más adelante y se detuvo, inclinando la cabeza. Se volvió lentamente hacia su derecha, al oír pasos tenues que sonaban a lo largo del concreto. Santana agarró su arma más fuerte, las palmas de las manos estaban húmedas de sudor.

—¿Hudson?

—Escuché.

Santana se movió en esa dirección, al oír los pasos cuidadosos de Hudson delante de ella. Estaban en el interior del almacén y las ventanas tapiadas dejaban entrar suficiente luz para ahuyentar a las sombras. Vio a Hudson, quizá diez pasos por delante de ella.

Se detuvo, mirando a su izquierda. Pierce se movía lentamente, su arma en mano, mirada al frente. Los tres se movieron constantemente más adentro en el almacén, en busca de movimiento.

Pero cuando él se levantó por detrás de dos cajas, no tuvieron tiempo de reaccionar. Él se abalanzó sobre Hudson en un instante.

No me hagas daño.

Santana frunció el ceño.

No, no me aten. Pero no me hagas daño.

John nunca dijo eso.

John decía no me ate, señorita Santana.

Eso es lo que John siempre decía. Y los ojos azules de John eran amables y sonrientes. No duro como estos. No sin vida como estos lucían.

—¡Hijo de puta!

Se dio la vuelta, corriendo lo más rápido que pudo hacia la patrulla.

—¿Dónde diablos está?—exigió Santana, con los ojos como dardos entre los coches. Agarró a Hart por el brazo y le dio la vuelta—¿Dónde diablos está?

Cristo, debería haber sabido que no era John.

Ella debió haberlo conocido.

—¡Hudson!

Pero él fue demasiado rápido. El cuchillo rápidamente atravesó el cuello de Finn y en un instante la sangre comenzó a brotar por la herida.

Quinn disparó sin pensar, tres tiros hacia Patrick, apenas registrando la caída de su cuerpo mientras corría hacia Finn, presionó ambas manos con fuerza sobre la herida de su cuello, tratando de detener la sangre.

—¡Oficial caído! ¡Oficial caído!—gritó tan fuerte como pudo—¡Oficial caído!

Vio Pierce llegar a su lado, la vio enredarse con su radio, repitiendo:

—¡Oficial caído! ¡Oficial caído!

Quinn hizo un gesto a sus espaldas hacia Patrick.

—Compruébalo.

Entonces Quinn se inclinó hacia Finn, sabiendo que sus manos temblaban mientras la sangre se filtraba entre sus dedos.

—Maldita sea Hudson, aguanta ¿Me escuchas? Maldita sea aguanta—Quinn levantó la cabeza de nuevo—¿Dónde está la ambulancia de mierda?—gritó.

Santana se volvió al oír el sonido de los disparos.

Todos lo hicieron.

—¡Oficial caído! ¡Oficial caído!

—Oh, Dios, no.

Santana se echó a correr otra vez, su corazón latía tan salvajemente en su pecho que pensó iba a explotarle. Encontró el agujero en la pared, una pieza de metal levantado de la parte inferior, oculto por un contenedor de basura. El contenedor había sido empujado a un lado.

Señaló con su arma y entró.

Brittany pateó el cuchillo de manos de Patrick, sorprendida por la similitud con John. Si no fuera por el pelo casi negro ella… Su mano se movió y ella vio con asombro cuando sus ojos se abrieron.

Ojos azules.

Oh, Dios mío.

—Señorita Brittany—susurró—Lo siento.

—¿John?

—Él... él me obligó.

Se quedó a su lado, sosteniendo su cabeza, incapaz de detener las lágrimas que se formaban en sus ojos.

—Oh, John—susurró—No...

—Él dijo...dijo que iría detrás de usted si no lo hacía—tosió y brotó sangre de sus labios—Yo... no podía dejar que él...él hiciera...

Brittany sintió que su cuerpo se relajaba mientras la vida desaparecía de sus ojos. Brittany lo sostuvo firmemente en su regazo, mirando a Quinn que aún sostenía firmemente a Hudson, un charco de sangre los rodea.

Santana estaba en las sombras, la escena que se desarrollaba frente a ella parecía una película mala. Sus pies seguían pegados al piso, mientras observaba como Brittany lo sostenía.

John.

Sabía que era John.

Y tan sólo a unos metros de distancia, Quinn estaba arrodillada al lado de Hudson, con las manos cubiertas con su sangre.

Oh, Dios.

No.

Entonces las voces llenaron el lugar y fue empujada fuera del camino mientras el lugar se llenaba de paramédicos y policías.

Observó a Quinn levantarse y ponerse a un lado sin poder hacer nada, mientras apartaban a Hudson de su lado. Quinn miró a Brittany, sus cejas se fruncieron.

—No es Patrick—dijo Brittany—Es John.

—¿Qué diablos?—Quinn se movió al alrededor, levantando sus cejas mientras miraba a Santana.

Santana negó con la cabeza.

—No. Él se escapó.

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Pd: solo le quedan 2 capítulos a esta historia, y no le puedo hacer epílogo xq tiene otra parte XD jajaaj... Subiré otra historia si para esperar si la persona que estaba adaptando esa parte sigue o no, y así poder subirla yo! ajajajaj

Capitulo 40

Santana estaba junto a la puerta de la sala de espera, viendo a Quinn observar pensativamente por la ventana, de espaldas a la habitación.

Rachel estaba sentada en una de las sillas de visitante, con las manos cruzadas en sus rodillas, con los ojos mirando al vacío.

Santana se obligó a moverse.

Rachel miró hacia arriba y le ofreció una débil sonrisa mientras se sentaba a su lado.

—¿Cómo lo está tomando?

—No estoy segura. No quiere hablar conmigo—Rachel se inclinó más cerca, apoyando la mano en su muslo y apretándolo—Estoy asustada. Por primera vez, ella no me ve, no me escucha. Parece que no puedo llegar a ella—Rachel se inclinó en su hombro—Por vez primera no puedo llegar a ella.

Santana puso su brazo alrededor de Rachel y la atrajo hacia sí.

—Está en estado de shock. Hudson es como su hermano, ya sabes. Y ella mantuvo sus manos en su garganta, tratando de detener la hemorragia, tratando de mantenerlo con vida. Todavía está en el modo de policía, Rach. No tiene nada que ver contigo.

—Lo sé. No puedo soportar verla así. Es como si se hubiera ido a otro lugar—Rachel se alejó un poco de Santana y la miró—Me imagino que es el mismo lugar al que fue cuando su familia fue asesinada. Un lugar donde no hay consuelo. Y no quiero que vaya ahí sola.

—Ella va a estar bien, Rach. Ella va a volver.

Rachel no dijo nada mientras apoyaba la cabeza sobre los hombros de Santana nuevamente.

—¿Supongo que no hay ninguna noticia?—preguntó Santana.

—No. No hemos oído ni una palabra—Rachel se volvió—¿Dónde está Brittany?"

—Fue a su antiguo departamento a conseguir algo de ropa. Creo que necesitaba un poco de tiempo a solas. John, John Doe, era especial. Le tocó muy fuerte.

Rachel se sentó de nuevo.

—¿Qué quieres decir con antiguo departamento?

Santana sonrió tímidamente y Rachel se rió en voz baja.

—Así que Quinny tenía razón—Rachel le dio un codazo a Santana juguetonamente—Bien por ti.

—Me gusta mucho.

—¿Y es mutuo?

—Sí.

—Maravilloso. Ahora voy a tener a alguien con quien jugar mientras mi Quinny y tú pescan.

—Gracias, Rach. Ella está...bueno, creo que se siente un poco perdida. Imagino que va a necesitar a alguien con quien hablar.

—Y tal vez tú la subestimas. El amor es una cosa muy poderosa, una vez que lo aceptas. Brittany me parece muy fuerte y sensata. No creo que necesites preocuparte acerca de su ajuste, si eso es lo que es.

Santana sonrió.

—No, ella se está ajustado bastante bien. Me refiero a cómo lidiar con sus compañeros de trabajo, amigos, familia.

—He descubierto que la gente, por regla general, sólo quieren que seas feliz. Ahora la familia…

—Oh, es cierto, aún no le has dicho a la tuya.

Rachel se sonrojó ligeramente.

—No es algo que pueda mencionar casualmente en una llamada telefónica. Y no es como si hubiera estado a Denver para verlos.

Las dos se volvieron cuando la puerta se abrió.

Brittany se detuvo ahí, con los ojos enrojecidos e hinchados. Santana se levantó y se acercó a ella, tirando de ella en un abrazo.

No dijo nada.

No había nada que decir.

Brittany le abrazó con fuerza.

—Gracias—susurró.

Santana asintió con la cabeza y se apartó.

—Ven a sentarte con Rach—Santana hizo un gesto hacia la ventana donde estaba Quinn—Tengo que ir a hablar con ella.

Brittany apretó su brazo cariñosamente.

—Sí, vamos. Estoy bien.

Santana caminó tranquilamente hacia Quinn y se mantuvo a su lado mirando por la misma ventana, preguntándose si Quinn estaba viendo algo o simplemente estaba perdida en sus pensamientos.

Se quedó en silencio a su lado, permitiendo que Quinn sintiera su presencia. Finalmente, ella golpeó su hombro suavemente.

—Te quiero, lo sabes.

Hubo un momento de silencio y luego escuchó a Quinn tomar una respiración débil.

—Es mi culpa. Realmente jodí las cosas.

—No. No voy a permitir que cargues con la culpa de esto.

Quinn se apartó de la ventana, con sus ojos inundados de lágrimas.

—Lo siento, San—susurró.

Santana se movió sin pensar, abrazando a Quinn sosteniéndola con fuerza.

Nunca había visto llorar a Quinn anteriormente, nunca le había visto quebrarse.

Dudaba que alguien lo hubiera hecho.

No así, con sollozos profundos ahogando su garganta. Santana no sabía qué decir, así es que dijo lo que ella pensó querría oír si las todo fuera a la inversa.

—Hiciste lo que tenías que hacer. Él tenía un cuchillo. Todos pensábamos que era Patrick. Aunque hubieras sabido que no lo era, aún tenías que disparar. Yo hubiera disparado también, Q.

Sintió el apretón de Quinn aflojarse, sintió que sus sollozos disminuían. Finalmente se alejó.

—Gracias, López—dijo mientras se limpiaba los ojos con ambas manos—Si le dices a alguien sobre esto, te voy a matar.

—Es algo entre nosotras, Fabray.

Quinn respiró hondo, luego se limpió la nariz con la mano.

—Hudson, hombre. Simplemente no puedo creerlo. Perdió mucha sangre. Nunca debí mandarlo…

—Detente ahora mismo, Quinn. No empieces con segundas suposiciones. No puedes controlar todo. Lo sabes.

—No nos han dicho nada. Quiero decir, ¿y si está en muerte cerebral o algo así? Entonces esa es mi culpa también. Lo mantuve con vida.

—Sí. Lo mantuviste con vida. Eso es todo lo que pediría que hicieras por mí—se encontró con los ojos de Quinn—El resto depende de él. Él está enamorado. Tiene a alguien que lo esperaba. Él va a luchar.


Rachel las miró, sus ojos llenos de lágrimas.

Quinn estaba sintiendo dolor y no la había buscado a ella. Estaba buscando a Santana.

Se volvió hacia Brittany.

—San está siendo una hermana—limpió sus propios ojos y sonrió—La quiero, ya sabes. Ella es especial.

—Eso pienso.

—Sí. Mírala. Ella está tratando de traer a Quinn de vuelta a mí. Quinn no era Quinn hace un minuto.

—Fue...fue terrible, en realidad—dijo Brittany—Todo pasó tan rápido. Yo vi lo que estaba pasando y no pude responder lo suficientemente rápido. Pero Quinn, fue como si todo lo hubiera procesado en un milisegundo y disparó. Antes de que me diera cuenta de lo que había sucedido, ella estaba sobre Finn, tratando de detener la hemorragia.

Rachel asintió con la cabeza.

—Quinny tiene un don. Ella...ella me salvó una vez de una...una situación.

¿Una situación era una buena palabra para violación, se preguntó?

Pero Quinn irrumpió por la puerta y en un abrir y cerrar de ojos tenía, los había retirado a cada uno de ellos.

Era un recuerdo que trataba de mantener enterrado, pero de vez en cuando, volvía a su cabeza.

Como ahora.

—Fue antes de que estuviéramos juntas, ya sabes—Rachel sonrió—Sin embargo estábamos en el margen de estar juntas. De todos modos, Quinny es grandiosa en el campo. No vacila.

—¿Ha habido alguna noticia sobre Finn?

—Ninguna.

—¿Y su familia?

—Will estaba llamando. No viven a nivel local, por lo que no tengo ni idea de cuándo van a estar aquí.

—¿Qué pasa con esta chica que ha estado viendo?

—¿Finn Hudson tiene una chica?—Rachel rió en voz baja—No creo que alguna vez haya salido con alguien dos veces.

—Sí. Ellas se han estado burlando de él. Al parecer, está enamorado.

—Vamos a tener que averiguar de quién se trata. Ella querrá saber.

Ambas levantaron la vista cuando Quinn y Santana se acercaron. Rachel envió un silencioso gracias a Santana, se puso de pie, moviéndose hacia los brazos de Quinn.

—Te amo—murmuró al oído de Quinn.

—Lo siento. Lo perdí. Y no quería que me vieras de esa manera.

—Te dije hace mucho tiempo que no puedes ser fuerte todo el tiempo. Permíteme ser fuerte por ti de vez en cuando—se alejó de sus brazos y miró a Santana—Pero es una cosa de hermanas, ¿verdad?

Quinn sonrió.

—Si. Si yo tuviera una hermana, querría que fuera como tú López.

Rachel se sorprendió por la emoción que cruzó el rostro de Santana, sorprendida al ver que sus ojos se llenaban de lágrimas. A veces olvidaba que Santana no tenía familia.

—Gracias, Fabray—Santana se aclaró la garganta—Hacerme llorar frente a Brittany, ¿por qué no?

Se rieron en voz baja.

El tipo de risa para aliviar tensiones, aliviar la tensión de la situación de estar en la sala de espera de un hospital...esperando.

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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo!

Avisen si conocen a alguien del foro del cambio! Saludos =D

Pd: creo que ai una confusión jaajaj, esta historia es la 3 parte de la saga (si parti al revés jajaja xD) Yo empiezo otra adaptación y al terminarla, y si la otra persona no vuelve, la adapto yo si o si! (pero esa vendría siendo la primera parte de la historia)

Y para no quedar así como que paso aquí, en ninguna concluye el caso, asik cuando empieza la siguiente parte ya no habla del caso de john, es decir, que en este libro acaba si o si ese caso.

Capitulo 41 - Final

—Así que no estabas mintiendo cuando dijiste que podías cocinar.

Santana levantó la vista del sartén que estaba moviendo.

—No soy un gourmet, no me malinterpretes. Pero algunas noches, me gusta jugar en la cocina con un vaso de vino.

—Así que Arroz frito, ¿eh?—Brittany se acercó, llenando la copa de vino de Santana.

—Arroz frito con pollo y camarones. Y algunos vegetales salteados para que sea semi-saludable—Santana tomó un sorbo de vino y sonrió—Gracias.

Brittany sacó una silla de la pequeña mesa y se sentó observándola. Habían sido unos días emotivos, pero realmente no habían tenido tiempo para reconciliar todas las cosas.

Técnicamente, su caso seguía abierto.

Patrick no estaba en custodia.

Pero estuvieron patrullando toda la zona de Deep Ellum durante tres días y noches, y aún ninguna señal de Patrick. Los pocos hombres en las calles que hablarían con ellos, les dijeron que no lo habían visto en días. Pero fue cuando hablaron con Sammy que temieron que Patrick había salido de la ciudad.

Él no ha estado por los alrededores, el muy cabrón.

Pobre John.

No puedo creer que esté muerto.

John Doe.

Tan irónico como su nombre, así era como sería enterrado. No había nadie que reclamara su cuerpo.

—Hey.

Brittany miró hacia arriba.

—¿Estás lista para hablar de ello?

Brittany se encogió de hombros.

—Es una situación trágica. Sigo pensando ¿y si hubiéramos sido tú y yo ahí en vez de Quinn y Hudson? Habría disparado, sí. Esa no es la pregunta. Pero ¿podría vivir conmigo misma? John era un peón inocente en todo esto. Patrick lo utilizaba a voluntad, desde usar el vestido, pintar su cabello, y hacerlo atacar con un cuchillo a Hudson. Era inocente, todo el camino hasta el final. Y ahora no tenemos esperanza de encontrar a Patrick. Sin duda él se fue a otra ciudad.

—Probablemente, sí.

—Entonces, ¿qué logramos? Tenemos tres mujeres muertas. Un inocente, un muchacho ingenuo muerto. Y Finn Hudson acostado en una cama de hospital, vivo por pura suerte ¿Qué logramos?—Brittany se levantó—Y no me digas que está fuera de las calles aquí en Dallas. ¿Y qué? ¿Él sigue adelante? Ahora hay otra ciudad que no está segura.

—Hicimos lo mejor que pudimos, Britt. Como he dicho muchas veces, era como un maldito fantasma—Santana movió el sartén a un quemador frio y se volvió mirándola de frente—¿Cómo crees que me siento? Tuve al bastardo justo en mis manos, y lo dejé ir. Debí haber sabido que no era John.

—Ellos estaban jugando un juego. ¿Cómo podrías saberlo?

—Porque me di cuenta de ello—dijo—Antes de escuchar los disparos, sabía que no era John.

Brittany frunció el ceño.

—Cuando finalmente lo atrapé, no dejaba de decir no me hagas daño, no me hagas daño. Y yo le dije, no voy a hacerte daño. Nunca te hemos hecho daño John. Así que lo dejé con uno de los oficiales, le dije que pusiera a John en la patrulla. Y cuando iba detrás de ustedes, me golpeó. John nunca dijo no me hagan daño—Santana inclinó la cabeza—¿Qué era lo que John siempre me decía?"

—No me ate, señorita Santana.

—Exactamente. Así que me fui corriendo. Pero ya había salido de la patrulla y se había ido. Entonces oímos los disparos. Y supe que era demasiado tarde.

Brittany se acercó y rodeó con sus brazos los hombros de Santana, atrayéndola hacia sí.

Santana también estaba sufriendo.

Había estado demasiado absorta en sus propias dudas, demasiado preocupada por Hudson, para darse cuenta de que Santana también se sentía en parte culpable.

—Hay tantas variables en este caso, ¿no es así?—Brittany la besó suavemente en la boca—Quinn se siente responsable porque envió a Hudson adentro. Está tomando la culpa por haber matado a John y no a Patrick. Tú sientes que es tu culpa porque tenías a Patrick y no lo sabías. Y yo siento como si fuera mi culpa también. Los vimos juntos, uno en vestido, otro en pantalones. Estaba tan segura de que Patrick era el del vestido. Tan segura—sus brazos se alejaron de Santana y Brittany levantó su copa de vino nuevamente—El descanso este fin de semana llega en un buen momento. Creo que todos lo necesitamos. Quinn especialmente.

—Sí. Y te va a encantar estar en el bote. Dormir ahí es maravilloso. Es fresco afuera. El movimiento del agua sólo te relaja. Va a ser maravilloso.

Brittany sonrió.

—Dormir, ¿eh?

Santana movió las cejas y sonrió.

—Creo que Rach está entusiasmada de que estés ahí. Le gustas. Y Quinn y yo tendemos a ser absorbidas por la pesca.

—Me gusta también. Será bueno pasar tiempo con ellas. Estoy entusiasmada por conocerlas tan bien como tú lo haces—Brittany puso su copa en la mesa—Me voy a duchar antes de la cena. ¿De acuerdo?

—Claro, adelante. Aún tengo que calentar los rollos de huevo.

Se detuvo en la puerta y se dio la vuelta.

—¿San?

—¿Hmm?

—Yo...yo... realmente me gustas mucho.

Mentalmente puso sus ojos en blanco.

¿Gustar?

No, Brittany estaba enamorada de Santana.

Pero decírselo en la cocina mientras cocinaba comida china no parecía el momento perfecto.

Santana sonrió y asintió con la cabeza.

—Sí. Tú también me gustas.

Brittany rió.

—Sí.

Pero en la sala de estar, su sonrisa se desvaneció cuando miró por la ventana al lago y vio un rostro mirándola fijamente. Brittany se quedó sin aliento, incapaz de detener el grito de sobresalto.

Entonces Santana estaba detrás de ella.

—¿Qué pasa?

Brittany negó con la cabeza.

—Yo pensé... creí ver a alguien en el exterior—dijo mientras sostenía su mano sobre su pecho, avergonzada por su acelerado corazón.

—Déjame echar un vistazo.

Brittany le agarró del brazo para detenerla.

—No, no. No fue nada. Sólo mi imaginación, estoy segura.

¿No era así?

Se obligó a caminar a la ventana, con los ojos como dardos en todas direcciones.

No había nadie afuera.

—¿Estás segura?

—Sí. Estoy segura.

Pero sus ojos buscaron en todas las ventanas, deseando de repente que Santana tuviera cortinas para ocultar la vista del lago.

¿Patrick?

¿Estaba ahí afuera?

No seas tonta.

Pero aun así.

—¿San?

—¿Sí?

—¿Te duchas conmigo?

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Hola, aquí el fin de otra linda historia, espero que les gustara. MUCHAS GRACIAS! a todas las personas que se dieron el tiempo de leer y más aun de comentar, GRACIAS!

Ya subo el prólogo de otra.

Pd: como dije antes al terminar de adaptar la nueva historia subiré la primera parte de parejas.

Como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

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Avisen si conocen a alguien del foro del cambio! Saludos =D