[Resuelto]FanFic Brittana: Parejas (Adaptada) Cap 41 - Final

Capitulo 6

Brittany se sentó tranquilamente en su escritorio mirando a Santana mirar a Quinn. Quinn estaba leyendo el reporte de Karofky. Ella y Santana lo habían revisado ayer, sin ver nada fuera de lo común. Cada pista se había seguido. Las entrevistas fueron documentadas. Todos los posibles ángulos estaban cubiertos. Y como Santana le había advertido entonces, Quinn iba a estar enojada.

Brittany saltó cuando Quinn cerró con fuerza el archivo.

—Maldición.

Santana desvió su mirada a Brittany, luego hacia Quinn.

—Te lo dije. Está limpio.

—Está bien. Así que llegué a la conclusión equivocada. No hay daño, no hay faltas.

—No, no. Le debes una disculpa.

Los ojos de Quinn se estrecharon.

—Al infierno que lo haga.

—Sabes que lo harás. Deberías hacerlo de una vez.

—Bésame el culo, López.

Santana se echó a reír, mirando rápidamente a Brittany y guiñando un ojo.

Y ella no pudo evitarlo.

Se encontró sonriéndole de vuelta, son saber en realidad que era tan divertido. Al parecer, tenía mucho que aprender acerca de su nuevo equipo.

—Simplemente un poco de diversión, Fabray—Santana señaló a Brittany—Dile a Quinn lo que encontraste, Britt.

Quinn miró expectante. Brittany se detuvo en la pantalla donde había puesto sus notas, su mente todavía reponiéndose de como Santana había acortado su nombre.

No le habían llamado Britt desde la universidad.

—Regresé al primer asesinato sólo para revisar el departamento, para ver si había sido realizada alguna llamada al 911 desde ahí. No de su departamento. Pero del complejo, sí. Dos días antes del asesinato, entró una llamada reportando a un mirón. Por lo tanto, amplié la búsqueda. En las tres semanas antes del asesinato, realizaron nueve reportes sobre un mirón en un radio de cuatro cuadras. Después del asesinato, nada.

Brittany se detuvo, al ver la expresión pensativa en la cara de Quinn.

—Entonces revisé nuestra víctima actual. Lo mismo. Dos llamadas desde su complejo fueron realizadas por la presencia de un mirón. En total, siete llamadas en tres semanas en un radio de cuatro manzanas. Una vez más, ninguna llamada desde entonces—Brittany se encogió de hombros—Por supuesto, sólo han pasado tres días.

Quinn asintió.

—Buen trabajo, Pierce—se dio la vuelta en su silla, mirando a Santana—¿Qué te parece?

—Nuestro hombre empieza mirándolas. Y eso es suficiente por un rato. Luego él quiere acercarse. Hasta ese momento, sabe quien vive sola, conoce su rutina.

—Pero en ningún lugar forzó la entrada—Quinn le recordó.

—Tal vez era alguien que les era familiar. Un repartidor—Brittany sugirió.

—Pizza, por ejemplo.

—O pudo pretender ser el individuo de la entrega—dijo Santana.

—¿Qué mejor manera de conseguir que le abrieran?

Brittany tocó una puerta imaginaria.

—Pizza—dijo—La chica dice que no ordenó una pizza. Él dice, yo no sé nada de eso, pero tengo dos grandes para esta dirección. ¿Las quieres o no?

Santana se levanta, caminando.

—Así que, sin pensarlo, ella abre la puerta para ver lo que tiene. Boom, él entra. No hay entrada forzada.

—¿Ella debió gritar? Seguramente alguien pudo escucharla—dijo Brittany.

—Pero él está listo. Ella no se lo esperaba. Ella abre la puerta, él la agarra, tapándole la boca para evitar que gritara.

—En algún punto, si no estás amordazada, vas a gritar.

Quinn dijo.

—Y tox sobre la primera víctima reportó que estaba limpia, así que no la drogó. ¿Cómo es que evitó que ellas gritaran?

—Tal vez haya un cómplice. Alguien con una pistola en su cabeza. O un cuchillo, en este caso.


Brittany sintió a Santana caminando detrás de ella y se tensó cuando el brazo de Santana se cerró alrededor de su garganta.

—Grita y te mato—ijo amenazadoramente.

La soltó, alejándose.

—Si estás lo suficientemente asustada, si le crees, te mantienes callada.

—Y si no está siendo violada, podría no gritar, pensando que si está tranquila, no le dañaría—dijo Quinn.

Brittany inclinó la cabeza, pensando.

—O tal vez la mato inmediatamente. Tal vez la ata a la cama después.

—Y tal vez deja su depósito de semen después—Santana se encogió de hombros—Eso es probablemente lo más aceptable. Nadie, las escucha gritando porque ya están muertas.

—Maravilloso—dijo Quinn—Hemos resuelto el misterio. Ahora ¿quién es el asesino?

Brittany se volvió cuando Santana caminó nuevamente detrás de ella, señalando a su monitor.

—Saca un mapa. ¿Qué distancia separa a estos dos complejos de departamentos?

—Oh, no muy lejos. Coincide con un radio de cuatro cuadras—señaló el mapa, moviendo su dedo por la pantalla.

—Siete cuadras de distancia.

—¿Y cuántos complejos de departamentos se encuentran en esta zona?

Brittany sonrió.

—Si estuviéramos en la televisión, podría hacer clic unas cuantas veces y tendría esa información para tí. Pero no lo estamos. Va a tomar un poco tiempo.

—Había algunos complejos que yo recuerde—dijo Quinn.

—Pero había residencias también. No todos eran departamentos.

—Puedo investigar—dijo Brittany—Algunas de las llamadas al 911 pudieron venir de una residencia privada cerca de los departamentos.

Santana le apretó el hombro cuando regresó a su propio escritorio.

—Lo estás haciendo muy bien. Odio esas cosas.
Brittany frunció el ceño.

—"¿Qué? ¿Computadoras?

—Llámame anticuada.

Brittany rió.

—Mi prometido se estremecería por oírte decir eso. Él es un experto en computadoras. “Las computadoras son nuestras amigas, Brittany”—ella lo imitó.

—Ah, así que no estás loca por las malditas cosas tampoco.

—Sirven con su propósito. No veo el punto de comer, dormir y beber con ellas.

—Prometido, ¿eh? ¿Cuándo es la boda?

Brittany utilizó su ratón inalámbrico, mirando a Quinn que parecía estar absorta en la lectura de los archivos.

—No hemos fijado una fecha todavía.

—¿En serio? ¿Acaban de comprometerse entonces?

Brittany odiaba esa pregunta.

—No. Hace un año más o menos.

Brittany vio la mirada sorprendida que cruzó el rostro de Santana.

—Así es que, ¿quieres estar absolutamente segura antes de decir acepto? Buen plan.

Brittany mostró una rápida sonrisa, reconociendo el tono bromista en las palabras de Santana. Brittany sacó sus notas de nuevo, volvió a leerlas antes de empezar su investigación sobre los departamentos de la zona.

Sólo había estado aquí dos días, pero se sentía más relajada con este grupo de lo que nunca estuvo en Fort Worth.

Ahí, todo era negocio, todo el tiempo.

Y eran pocas las discusiones sobre los casos sin la presencia del jefe. Aquí, aunque Will parecía estar en control, se dio cuenta de que él se mantenía en un segundo plano, dando rienda suelta a sus detectives.

Era una práctica de la que tendría que acostumbrarse.




—Entonces, ¿va a gustarte?—preguntó Quinn mientras caminaban hacia la pastelería por sándwiches.

—¿Pierce? Sí, ella parece agradable. Ayudaría si no estuviese tan condenadamente hermosa. Quiero decir, de mediana edad y corpulenta sería mejor.

—¿Corpulenta?

—Espantosa y corpulento. Sabes lo que quiero decir. Es demasiado bonita para ser un policía. Como Rach, ya sabes. Ellas simplemente no parecen policías.

—¿Quieres decir cómo nosotras?

—Sí. Tú y yo, un par de tortilleras, nosotras encajamos en la descripción perfectamente—dijo riendo—Pero ella parece bastante fuerte.

—Si. Me gustó la forma como saltó. No tenía miedo de dar su opinión.

—Y no parece sentirse intimidada por tí, Fabray. Tal vez esa nueva reputación que tienes está empezando a regarse. La suave, agradable Quinn Fabray—Santana golpeo juguetonamente el hombro de Quinn.

—No digas eso muy fuerte.

—No hay nada malo en ser agradable, Quinn. Es mucho menos agotador que ser una perra todo el tiempo, te lo digo yo, que tengo experiencia propia.

Quinn se rió.

—¿Cómo lo sabes? Dudo que alguien te haya llamado perra.

—Sí, tienes razón.

Santana mantuvo la puerta abierta, señalando a Quinn que entrara.

—La edad antes que la belleza.

Esperaron en línea, sin que ninguna necesitara mirar la tabla del menú. Eran criaturas de hábito y siempre pedían la misma cosa. Santana empujó a Quinn con el codo.

—Así que, ¿qué te parece de su idea de la vigilancia?

—Parece como un tiro en la oscuridad, pero ¿qué otra cosa nos queda?

—Si. Y si esta se mantiene, los reportes sobre el mirón fueron realizados entre las ocho y las once. No es demasiado tiempo como para que nosotras patrullemos alrededor.

—El único problema, es que parecen intensificarse justo antes de los asesinatos. Tres meses de diferencia. No podemos sentarnos aquí y juguetear con nuestros malditos pulgares por un par de meses.

—Si no hay pistas, no hay pistas, Quinn—Santana dio un paso hasta el mostrador—Pavo con pan de trigo, sin cebolla—se dio la vuelta—Y Hudson, con su gran encanto, ha entrevistado a todos en la familia y la mayoría de sus amigos, y todos dicen la misma cosa, ella no tenía enemigos. ¿Qué más tenemos que hacer?

—Roast beef con pan de centeno. Mostaza picante—Quinn sacó algunos billetes arrugados de sus bolsillos, luego miró a Santana—¿Tienes una par de dólares?

—Oh, demonios, Fabray, guarda eso. El almuerzo es por mi cuenta.

—Gracias. Y no me gusta sentarme en un caso sin hacer nada.

—Ya lo sé. Pero no podemos inventar sospechosos.

—Viste la familia. Ellos quieren respuestas.

—Por supuesto que quieren respuestas. Y nosotros también.

Santana tomó su canasta de sándwich y té, luego encontró una mesa vacía.

—Tenemos que llegar más temprano. Se está poniendo demasiado abarrotado—Quinn se quejó mientras era golpeada por detrás—Abogados. Se creen dueños del lugar—Quinn se sentó, pero Santana hizo un gesto con la cabeza.

—Hay alguien mirándote. ¿Lo conoces?

Quinn se volvió para mirar.

—Genial—murmuró.

—¿Quién es él?

—Jesse St. James.

—¿Quién?

—El ex de Rach.

—Oh, mi Dios. El tipo que estaba viendo cuando…

—Vaya, vaya, si es Quinn Fabray.

Santana miró como Quinn se giró lentamente, con una expresión de aburrimiento en su rostro.

—Jesse.
El miró a Santana, luego de vuelta a Quinn.

—Y Rachel me hizo creer que había amor verdadero entre ustedes dos. Supongo que no funcionó tan bien, ¿eh?

—Ha funcionado muy bien, gracias. Esta es la Detective López, una colega. Voy a darle a Rach tus saludos—dijo Quinn con una pizca de sarcasmo.

—Sí, hazlo. Dile que voy a llamarla. Todavía me debe una cena.

Quinn frunció el ceño mientras él se alejaba y Santana se acercó más.

—¿Qué diablos fue todo eso?

—Él dejó la ciudad. Fue a Houston creo. Al parecer, está de vuelta.

—¿Rach le debe una cena?

—No. Rach no le debe una cena. El solo está siendo… Jesse.

—Abogado defensor?

Quinn dio un mordisco a su sándwich y asintió.

—Es un idiota.

—Bueno, ¿quién puede culparlo? Él está saliendo con una hermosa mujer como Rach y ella lo deja a él por ti—Santana se echó a reír—Eso amargaría a cualquiera.

—Muy graciosa.

—Oh, es broma. Sabes que eres linda como un pastel, Quinny.

Tuvo el placer de ver como su amiga se ruborizaba.

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Capitulo 7

Brittany se sentó en silencio mientras su futura suegra divagaba sobre los planes para su luna de miel.

Hasta el momento, Sam se mostraba receptivo a Cancún, St. Thomas, o un crucero de siete días a las Bahamas.

Brittany puso su tenedor sobre la mesa, su cena casi sin ser tocada, y alcanzó su vino en su lugar.

Odiaba esas ocasiones cuando Rebecca se unía a ellos para la cena.

La conversación se centra siempre en su inminente boda y, como ahora, la luna de miel.

—No sé por qué no fijan la fecha, así no tendríamos que seguir especulando sobre la temporada.

Brittany levantó la vista

—¿Qué?

—¿La fecha? ¿Una boda de Navidad, una boda de primavera?

Brittany miró a Sam.

—No hemos fijado una fecha todavía.

—Sí, cariño, lo sé. Ese es mi punto. Han estado comprometidos por casi dos años. No puedo contener mi emoción por más tiempo.

Brittany bajó su copa de vino, escogiendo sus palabras con cuidado.

—Usted sabe, no puedo planear las vacaciones y esperar que todo cuadre a la perfección. Quiero decir, estamos en medio de una investigación por asesinato, no puedo simplemente irme durante dos semanas de luna de miel. No funciona de esa manera.

—Otra razón para cambiar de carrera—dijo Rebecca—Sam puede emplearte en su empresa ¿verdad, cariño?

—Sí, siempre tenemos empleos para recepcionista disponibles.

Brittany lo miró, estupefacta.

—¿Recepcionista?

—Buen puesto para trabajar—dijo Rebecca con una sonrisa, como si eso pudiera tentarla.

—Rebecca, Sam, sin querer ofender, pero yo elegí mi carrera mucho antes de conocerlos. He trabajado duro para llegar a donde estoy. Y me siento muy afortunada de haber sido trasferida a Homicidios aquí en Dallas, cuando sólo he estado poco tiempo en el departamento. Así es que no, no voy a cambiar de carrera por la de recepcionista en tu compañía—Brittany se puso de pie con una pequeña inclinación de cabeza—Si me disculpa.

—Brittany, no era mi intención molestarte, querida—dijo Rebecca rápidamente—Yo solo…

—No me ha disgustado. Pero tengo mucho trabajo que hacer.

Cerró la puerta de su dormitorio y se apoyó en ella, mirando a la pared del fondo.

Una parte de ella sólo quería acabar de una vez, incluso si eso significaba una boda rápida en frente de un juez. Pero la otra parte de ella no podía evitar la sensación de que estaba cometiendo un error.

¿Era realmente feliz?

¿Era esto lo que ella quería para el resto de su vida?

¿Una suegra que interfiriera en todo?

¿Un marido que estaba más interesado en sus juegos que en ella?

¿Era eso lo que quería de la vida?

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Capitulo 8

—Así es que, ellos están listos para fijar una fecha, ¿eh?

Condujo Santana lentamente por la calle, su SUV negro mezclándose bien. Como Quinn, prefería conducir su propio vehículo. El set de automóviles a su disposición estaba bien en caso de un apuro, pero estaban sucios y olían a comida para llevar y café.

Brittany puso su cabeza contra el asiento, mirándola.

—Han estado listos. O al menos, Rebecca lo está. Sam no ha presionado demasiado.

Santana se detuvo junto a la acera, su visión de la zona verde detrás del departamento se dificultaba sólo por el paso de los coches.

—¿Por qué no estás lista?

—Honestamente, no lo sé. Hemos salido durante años, hemos estado comprometidos por casi dos años, hemos vivido juntos por un año.

Brittany se ajustó el cinturón de seguridad, separándolo de su pecho.

—Fue una de aquellas situaciones en las que no sabes por qué estás saliendo, pero lo estás. Y en poco tiempo, ha pasado un año, se convierte en algo familiar, por lo que pasas por alto el hecho de que en realidad no tienen nada en común y sigues saliendo. Y después de varios años, es solo natural tomar el siguiente paso.

—¿Es un tipo de computadoras?

Brittany asintió con la cabeza.

—Él es un jugador. La compañía para la que trabaja hace los gráficos y efectos especiales en juegos de computadora, juegos de video. Eso es lo que hace. Los diseña, luego los juega, entonces repara los problemas y luego vuelve a jugarlos.

—¿Así es que él es como un programador?

—Si. Supongo—Brittany vaciló—Le gusta jugar. Nuestra habitación extra es su sala de juegos. La televisión es un monstruo enorme. No sólo para sus juegos de vídeo, pero para los deportes. Sus amigos viven en el mismo complejo. Son fanáticos de los deportes. Viven y respiran por el próximo partido. Sam es tan adicto como el resto de ellos—Brittany se echó a reír—Y yo lo estoy haciendo parecer un gran ogro. No lo es realmente. Es sólo que a veces me siento como si yo fuera un por si acaso para él. Si alguien le ofreciera entradas para un partido, estoy convencida de que olvidaría cualquier plan que tuviese conmigo—Brittany se movió en su asiento—¿Qué hay de ti? No has mencionado ni una sola cosa acerca de tu vida personal.

Santana se encogió de hombros.

—No tengo realmente una de qué hablar.

—¿No estás saliendo con alguien? ¿En una relación con alguien?

Santana vaciló y se sorprendió cuando Brittany se acercó y le tocó el brazo brevemente.

—Sé que eres gay. No tienes que evitar ese tema conmigo.

—Lo sabes ¿eh?

—Es del conocimiento de todos.

—Sí, supongo que sí.

—¿Y?

Santana se echó a reír.

—Todavía no hay nada que contar. He salido un poco. No tanto como solía hacerlo cuando era más joven, eso es seguro.

—¿Alguien te rompió el corazón?

—No, nada de eso. Eso solo que no he conocida a la indicada todavía. Había perdido un poco la esperanza, pero estar cerca de Quinn y Rach me permitió darme cuenta de que todavía existe una posibilidad.

—He oído historias sobre ellas. Rumores, realmente. Rachel estaba saliendo con un abogado cuando se conocieron, ¿verdad?

—Sí. Me encontré con él por primera vez el otro día. No tomó la ruptura muy bien, al parecer. Sigue estando bastante amargado. Pero deberías ver juntas a Quinn y Rach. Están tan enamoradas. Sólo las miras y lo sabes—Santana miró a Brittany—Nunca he tenido algo así con nadie. Eso de estoy tan enamorada que no puedo soportar ese sentimiento, ya sabes. Ellas lo tienen. Quinn se convierte en una gran bola de masa blanda cuando está cerca de Rach.

Brittany se echó a reír.

—Y no te atrevas a decirle a Quinn que dije eso.

Se sentaron en silencio, ambas mirando el departamento en silencio. Había poca gente paseando pero ninguna se veía sospechosa. Santana puso en marcha de nuevo el motor.

—Vamos a probar con otro.

A dos cuadras de distancia, se detuvo en el estacionamiento de otro complejo, conduciendo lentamente.


La zona común estaba oscura y silenciosa.

Santana estacionó y apagó las luces.

—Será fácil ver a alguien desde aquí—dijo—Un montón de sombras donde ocultarse.

—Como buscar una aguja en un pajar sin embargo.

—Sí, lo es.

Santana se inclinó hacia atrás, tratando de contener su curiosidad, pero pudo más que ella. Como Quinn había dicho, ella siempre tenía que hacer cientos de preguntas cuando conocía a alguien nuevo.

—Mencionaste a la madre de Sam, pero no la tuya. ¿Es que no vive aquí?

Brittany se volvió, sonriendo.

—Escuché eso de ti, sabes.

—¿Escuchar qué?

Brittany rió.

—Que hablas demasiado y que estás llena de preguntas.

—Oh, ya veo. Kurt tenía que ponerte al tanto ¿no es así?

—Sí, lo hizo. También dijo que no importaba lo que la gente tratara de ocultarte, tú lo averiguarías. Estoy bastante segura de que era un cumplido.

—"No he visto a Kurt en mucho tiempo. Te juro, hablar con él era como hablar con una roca.

—Tal vez es por eso que pensó que hablabas demasiado. Él no habla en absoluto.

—Soy curiosa.

—Ya veo.

—Sí. ¿Y tu mamá te está empujando a casarte como lo hace la madre de Sam?

—Oh, misma pregunta, redacción diferente. ¿Siempre haces eso?

—¿Hacer qué?

—Seguir preguntando hasta que obtienes una respuesta.

Santana se encogió de hombros.

—Soy una detective.

—Una muy curiosa.

Santana esperó lo que pensaba era una cantidad adecuada de tiempo, y luego se volvió.

—A tu madre no le gusta Sam, ¿no es así?

Riendo, Brittany levantó las manos.

—Está bien, tú ganas. Voy hablar.

—¿Mamá?

—Ella no sabe que estoy comprometida.

—¿Por qué demonios no?

—No somos cercanas.

—Eso no es una excusa. La mitad de todas las relaciones madre-hija podrían ser descritas de la misma manera. Inténtalo de nuevo.

Brittany inclinó la cabeza hacia atrás con un suspiro.

—Mi mamá es...bueno, ella es diferente. Cuando estaba en la escuela secundaria, mi papá se metió a vivir con su secretaria. Él nos dejó. Y mi mamá se volvió furiosa. Después de su divorcio, empezó a salir con hombres más jóvenes. Mucho más joven. Fiestas, drogas, ella lo hizo todo, como si estuviera reviviendo la universidad o algo así. Ha estado casada cuatro veces desde entonces. Actualmente, está viviendo con un hombre seis años menor que yo. Así es que ya no tenemos una relación—Brittany se volvió en su asiento—Y la mamá de Sam es todo lo contrario. Quedó viuda muy joven, sin embargo, nunca se volvió a casar. Ella todavía lleva su anillo de bodas.
Ella es muy conservadora y reservada. Una mamá normal. Estaría avergonzada si las dos se conocieran.

—¿Y tu papá?

—Es algo tenso. Siempre lo ha sido. Sin embargo, sigue estando con la misma mujer, voy a concederle eso.

—¿Pero no estás cerca de él tampoco?

—En realidad no. Quiero decir, lo veo más que a mi mamá, pero es algo muy forzado. Y todavía me llama en mi cumpleaños, cosas así—hizo una pausa—Él tiene dos hijos con esa mujer, por lo que creo que sólo me llama por obligación, ya sabes.

—¿Sabe que te vas a casar?

—Él sabe que estoy comprometida, sí.

—Así es que él…

—Basta.

Brittany se volteó en su asiento, metiendo su cabello rubia detrás de sus orejas en un gesto que Santana notó hacía antes de hablar.

—Mi turno.

—¿Tu turno?

Santana tocó su pierna nerviosamente.

Brittany siempre había tenido curiosidad acerca de otras personas y sus vidas. Siempre había estado llena de preguntas. Pero cuando otros querían corresponder, se callaba.

No había tenido una infancia feliz, ni una adolescencia memorable, nunca tuvo la típica familia americana. Disfuncional era aún una palabra demasiado suave para describir a su familia. Y mientras crecía a una vida adulta, nada había cambiado mucho.

—Dijiste que no estabas saliendo con nadie, así que vamos a retroceder. ¿Mamá?

Santana asintió.

—Sí.

—¿Sí? ¿Eso es todo lo que consigo?

—Ella está en California ahora. Yo no la veo.

—Está bien. ¿Papá?

Santana negó con la cabeza.

—No. Fallecido.

—Lo siento.

—No, no. Él no era parte de mi vida. Ellos se divorciaron cuando yo era una niña. Divorcio desagradable. Y de todos modos, él murió hace años.

—Está bien, ¿hermanos?

—No realmente.

—Eso es más que una pregunta de sí o no. Ya sea que lo hagas o no lo hagas.

Santana sonrió.

—Está bien, voy a ir con el no, entonces.

Brittany le miró fijamente.

—Acabo de hablarte de mi mamá loca. Dudo que puedas superar eso.

—No. Pero es...es doloroso. No pienso mucho en eso. Y hablo cada vez menos de eso—admitió.

—Está bien, lo siento. Eso es justo. Y no es como si realmente nos conociéramos lo suficientemente bien como para compartir ese tipo de cosas.

Santana se rió en voz baja.

—Ella lo dice después de haber hablado de su madre loca.

Brittany se echó a reír también.

—No quise decirlo de esa manera. En serio. Estaba siendo sincera. Algunas cosas simplemente no se lo dices a los extraños.

—¿A menos que el desconocido resulte ser un gran formulador de preguntas?

—Sí. Pero he aprendido mi lección contigo.

Santana se movió en su asiento, volviéndose hacia Brittany.

—Yo sí creo en conocer a mis compañeros. Creo que eso hace que la relación sea mucho más fuerte. Sé que para algunos es sólo cuestión de trabajo, no quieren saber de los cónyuges y niños. Creo que eso es una locura.

—Estoy de acuerdo. Pasas tanto tiempo, juntos, tu relación tiene que ser algo más que trabajo. Tienes que preocuparte por la otra persona. Y si no sabes nada acerca de ellos o de su vida, es difícil preocuparte.

—Es difícil preocuparte, sí. Pero es sólo un mecanismo de defensa. Especialmente en nuestra línea de trabajo. Si no llego a conocerte como persona, si no sé acerca de tu esposo e hijos, entonces no somos realmente amigas. Así que si llegas a lesionarte o morir a tiros, entonces sólo he perdido a alguien del trabajo. No he perdido a una amiga.

Brittany sonrió y le tocó el brazo.

—Estás hablando hipotéticamente, lo sé, pero por favor no menciones mi persona y disparo y muerte en la misma oración.

—Lo siento. Y nunca he perdido a un compañero, por lo que debes estar segura.

Brittany apretó su brazo y luego lo soltó.

—Dime por qué no estás saliendo con alguien.

—Ah, ¿asunto seguro?

—Tal vez.

Santana giró los hombros, aflojándolos. Odiaba estar tanto tiempo sentada.

—Nada está pasando aquí. ¿Deseas continuar?

—¿Esa es tu forma de evitar el tema de las citas?

—No. No me importa hablar de mi falta de vida amorosa—Santana dijo con una sonrisa, pero ella encendió el motor de todos modos—¿Qué sigue en la lista? ¿Twin Peaks?

Brittany rió.

—Twin Gables. Siguiente bloque.

—Son casi las diez. ¿Qué está haciendo Sam que no le importa que estés en una emboscada?

—Se fue a un partido de los Rangers. Mike y Rory, dos de sus amigos tienen boletos para la temporada. Por lo general, invitan a Sam y Puck como sus citas.

—¿Esos son los amigos que viven en el mismo complejo que ustedes?

—Son ellos.

—¿Lo mismo ocurre con sus novias y contigo, todas salen juntas?

Brittany rió.

—¿Qué novias? Mike y Rory no hacen citas. Nunca. De hecho, creo que serían maravillosos para un comercial de cerveza. Puck tiene algunas citas, no mucho. Creo que las chicas dan una mirada a esa sala de juegos y corren—su sonrisa se desvaneció—A diferencia de mí, que permanecí atascada.

Santana condujo a través del estacionamiento, pero la zona común se ocultaba a la vista. Aparcó y apagó el motor.

—¿Te gustaría un paseo?

—Por supuesto.

Cerraron sus puertas en silencio y se movieron bajo las sombras, entre los edificios. La zona común estaba en su mayoría cubierta de hierba, con unos pocos árboles maduros. Cuatro mesas de picnic y parrillas de carbón fueron posicionadas en cada esquina. En el medio había una red de voleibol, el césped desgastado alrededor.

Santana vio al hombre a través del camino mientras se movía en la sombras. Ella agarró el brazo de Brittany y la atrajo hacia sí, ocultándolas de su vista.

—Lo veo—susurró Brittany.

Ellas lo observaron mientras él se movía rápidamente de arbusto en arbusto, escondiéndose. Él estaba haciendo su camino alrededor del complejo, dirigiéndose hacia su dirección. De pronto se detuvo y se agachó.

—¿Qué está haciendo?

Santana negó con la cabeza.

—No lo sé.

Entonces vieron y escucharon a un grupo de personas que se dirigían a la cancha de voleibol.

—¿A esta hora? Yo estaría enojada si viviera aquí—dijo Brittany.

—Mira a nuestro hombre.

Él se puso de pie, caminando de vuelta por donde había venido, con las manos metidas despreocupadamente en los bolsillos, como si estuviera dando un paseo. Él llegó a la acera y desapareció detrás del edificio.

—¿Debemos tratar de seguirlo?

—No. Vamos a conducir por ese lado. Tal vez podamos encontrarlo en su coche y anotar las placas.

Pero todo estaba en silencio cuando llegaron al otro lado del complejo. Nadie caminaba alrededor, ni coches en marcha, ni luces encendidas.

—Por supuesto, ¿cuáles eran las probabilidades de que él fuera nuestro hombre?

—Escasas—dijo Santana—Como habías dicho, una aguja en un pajar—Santana miró su reloj—¿Lista para terminar la noche?

—Sí.

Santana salió de la zona de aparcamiento hacia la calle, el tráfico ligero a esa hora.

—¿Dónde vives?

—Cerca en Irving. La oficina de Sam está a sólo dos cuadras de distancia.

—¿Esa fue la razón por la que transfirieron aquí? Will dijo algo sobre el viaje a Fort Worth.

—Sí. Solíamos vivir en Arlington, pero la compañía de Sam fue reubicada.

—¿Y él odiaba conducir?—Santana adivinó.

—Sí. Y sé lo que estás pensando. Su argumento fue que nos veríamos más si viviéramos en el mismo complejo que sus amigos, ya que le ahorraría tiempo.

Santana gimió.

—¿Y compraste eso?

—No. Pero me cansé de discutir sobre ello. Así que hice el viaje durante cinco meses, entonces apliqué a Dallas P.D.

—¿Y cómo se siente él acerca de tu trabajo?

—¿Qué quieres decir?

—Bueno, algunos chicos se sienten intimidados porque su cónyuge sea policía, o sienten que es un trabajo demasiado peligroso para una mujer. Muy pocos lo aceptan de todo corazón.

—No estoy segura de cuál es su posición al respecto. Creo que para él, es sólo lo que hago. Quiero decir, yo era policía cuando nos conocimos. Creo que es totalmente indiferente a eso. Ahora su mamá, lo odia. Y no estoy segura si es porque ella piensa que es peligroso, o porque lo uso como una excusa para no fijar una fecha para la boda.

—¿Esa es la excusa que estás usando?—Santana se detuvo en un semáforo y se volvió a mirarla—¿Por qué necesitas una excusa?

—En realidad no es una excusa. Quiero decir, decir que tengo una fecha fijada para esta semana estando en medio de una investigación de asesinato. ¿Cuán encantada estarías si me voy durante dos semanas en mi luna de miel?

—Bueno, no encantada, sí. Pero es un hecho de la vida. Otras personas se casan todo el tiempo. Sólo tenemos que hacer excepciones.

—Está bien, así es que quizás sólo es una excusa conveniente.

El semáforo se puso en verde y Santana siguió su camino.

—Así que de vuelta a mi pregunta, ¿por qué necesitas una excusa?

—Debido a que es un poco tarde para decir que no estoy segura si estoy lista. O sea, acepté su anillo.

Santana se echó a reír.

—Así es que muchos gays y lesbianas quieren el derecho a casarse, pero lo tomamos fácil, creo.

—¿No te gustaría casarte?

—Oh, no lo sé. No es tan importante para mí.

—Tal vez porque no estás en una relación.

—Probablemente. Quiero decir, mira a Quinn y Rach. Puedo verlas casadas. Bueno, podría ver a Rach—se rió, tratando de imaginarse a Quinn en un esmoquin o vestido recitando sus votos mientras la gente miraba.

No, ella probablemente podría verlas afuera en su barco, anclado en una cala favorita, ambas en pantalones cortos y trajes de baño.

—Dime otra vez por qué no estás saliendo con alguien.

—Dios, ¿de vuelta a esa pregunta? Hablando de no darse por vencido.

—Te he contado prácticamente la historia de mi vida esta noche. Necesitas darme un poco del pasado.

—¿Y no haber encontrado a la mujer adecuada, no es suficiente?

—Sólo vas a conocerla si tienes citas, y dices que no tienes citas.

—Dije que no salgo mucho—corrigió Santana con un suspiro—Cuando era más joven, yo no creía mucho en eso de conseguir a la persona adecuada, ya sabes. Todo era diversión y juegos y sexo—dijo echando un vistazo rápido a Brittany—Y estaba concentrada en mi carrera. Era suficiente. Tenía un montón de amigos, no era como si estuviera sola. Y estaba pasando esta fase cuando pensé que era hora de sentar cabeza, así que lo intenté. Pensé que ella tal vez podría haber sido la elegida. Pero ella no podía entender mi trabajo. Quería que yo saliera. Vivimos juntas casi un año y medio. La única vez que he vivido con una amante—admitió Santana—Pero al final, se volvió bastante malo. Fue entonces cuando decidí que no viviría nuevamente con nadie hasta que estuviese segura de que era real.

—Eso aún no explica por qué no tienes citas.

Santana se volvió para mirarla.

—Me cansé de una sola noche. Se convirtió en una tarea. Conocer a alguien, hacer conversación, preguntándote si ellas esperaban que durmieras con ellas en la primera cita—dijo con una sonrisa—O peor aún, pensando que ellas lo hicieron solamente para descubrir que no lo hicieron.

Se volvió en su estacionamiento, estacionando detrás del coche de Brittany.

—Eso no quiere decir que no quiero una relación. La quiero. Me gustaría enamorarme. Me gustaría tener a alguien con quien volver a casa. Me gustaría tener esa sensación donde miras a través de una habitación concurrida y puedes encontrar sus ojos sobre ti y no ver nada más que amor. Y me gustaría saber que hay alguien con quien voy a envejecer—ella apagó el motor, volviéndose para mirar a Brittany—No la he conocido. Y no creo que vaya a conocerla en una cita a ciegas o en un bar. Ese tipo de cosas son tan forzadas.

Brittany sonrió ligeramente.

—Conocí a Sam en una cita a ciegas. Un amigo mío pensó que encajaríamos bien porque teníamos tanto en común. Recuerdo que pensé en ese momento que no teníamos nada en común—su sonrisa desapareció—Resultó ser cierto.

—Entonces tal vez sea una buena idea seguir haciendo excusas para no fijar una fecha.

Brittany se dio la vuelta, mirando por la ventana.

—Me acabo de dar cuenta en la situación que me encuentro.

—¿Qué quieres decir?

—Estoy comprometida para casarme con un hombre con quien no me quiero casarme.

Santana no dijo nada, simplemente se sentó ahí en silencio. Se conocían de pocos días, sin embargo, sospechaba que Brittany había compartido más de sus sentimientos esta noche de lo que había compartido en mucho tiempo.

Quizás por eso fue una revelación para ella.

No había dicho realmente las palabras en voz alta.

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Capitulo 9

—Dios, eso se siente bien—gruño Quinn—Duro.

Rachel se echó a reír.

—¿Por qué es que nunca obtengo los masajes en la espalda?

—Porque siempre tratas de convertirlo en más. Yo, por otra parte, amo los masajes en la espalda y no los asocio con el sexo.

—¿Pero convertirlos en el sexo es algo malo?

—No, mientras pueda obtener mis masajes en la espalda primero.

Las manos de Rachel apretaron más fuerte y Quinn se mordió los labios, sus ojos se pusieron en blanco de placer.

Rachel tenía las mejores manos.

Quinn sonrió en la almohada.

Sí, las mejores manos.

—¿De qué estás sonriendo?

—¿Cómo sabes que estoy sonriendo?

—Puedo decirlo.

—Sólo sonrío de placer, ¿no te parece bien?

Rachel apretó más fuerte.

—Nunca dijiste cuanto le gusta a San su nueva compañera.

—Está bien. Parece agradable. Linda como el infierno.

—¿Linda? Oh, no. Pobre San.

—Sí, pobre San—dijo Quinn con una sonrisa—Ella tenía la esperanza de que fuera corpulenta o algo así.

—¿Ella es hetero?

—Sí. Y está Comprometida.

—¿Así que ustedes tendrán la oportunidad de ir a una boda?

—Supongo. Auch.

—Dijiste duro.

—No quería decir que me hicieras daño.

—Lo siento, Quinny. Déjame besarte.

Quinn sintió los labios de Rachel acariciando su cuello y cerró los ojos.

El masaje en la espalda había terminado.

Se dio la vuelta, tomando a Rachel con ella, cubriéndola con su peso.

—Te amo, lo sabes.

—Mmm.

—Tu turno.

Rachel sonrió contra su boca.

—No va a tomar mucho tiempo.

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Capitulo 10

Brittany se detuvo en la puerta de su departamento, preguntándose de nuevo, si debería tener una charla con Sam, preguntándose si debería hablar de sus dudas con él.

Después de anoche, después de lo que ella le había admitido a Santana, una perfecta desconocida, que no quería casarse, la culpa se había apoderado de ella.

Había dejado de lado sus preguntas, sus dudas y sus miedos, y se había metido en la cama al lado de Sam, le había envuelto con sus brazos y le había acercado hacia ella, tratando de evocar algunos sentimientos que se parecieran a lo que Santana había llamado ‘Estoy tan enamorada que no puedo soportar lo que siento.

Esos sentimientos nunca aparecieron y Sam nunca despertó, por lo que se alejó de él, rodando a su lado y mirando a la pared, preguntándose qué iba a hacer.

Y ahora, después de un agitado día de entrevistar a aquellos que habían reportado al mirón de los dos asesinatos, con la esperanza de obtener una descripción, ella y Santana habían cancelado su improvisada operación de vigilancia de los departamentos.

Una de las razones por la que no tenían la descripción concreta de su tipo. De hecho, tres habían insistido en que era una chica. Así que habían decidido recopilar todas las entrevistas para revisarlas en la mañana y ver si podían llegar a algo, dando por terminado el día. Y así es que, de camino a casa, ella había luchado consigo misma sobre lo que debía y no debía decirle a Sam. Por un lado, ella no podía solo decirle que estaba teniendo dudas.

Él nunca lo entendería.

Si estás teniendo dudas, no aceptas una propuesta de matrimonio, no te vas a vivir juntos.

Deslizó la llave, abrió la puerta y se detuvo de nuevo.

¿Y por qué estaba dudando en estos momentos?

Inclinó la cabeza, tratando de recordar lo que había provocado esos sentimientos.

¿Era por las preguntas directas de Santana y ella respondiendo con la verdad?

Cayó en cuenta que eso podría muy bien ser la verdad. Ella no había tenido amigas cercanas en su vida. No había tenido a nadie con quien hablar de sus sentimientos.

Estaba su trabajo y estaba Sam.

Y cuando Sam estaba fuera con sus amigos, ella no llenaba su tiempo con otra persona, una mejor amiga, ella lo llenaba estando sola. Pero ahora, otra mujer le había hecho preguntas directas sobre su relación y había respondido directamente.

Y las dudas se habían apoderado de ella.

Tomó una respiración profunda, empujando la puerta abierta. Estaba cansada y sus pensamientos eran un revoltijo. Ahora no era el momento de tener una charla.

—Estoy en casa—le gritó, sorprendida de que la televisión no estaba a todo volumen.

En su lugar, olores tentadores venían de la cocina.

—Aquí.

Ella asomó la cabeza, viendo a Sam encima de la estufa.

—¿Qué demonios estás haciendo?

—¿Cómo luce? Estoy cocinando.

—De eso se trata. No cocinas.

—Pastel de carne.

Las cejas de Brittany se alzaron.

—¿Pastel de carne? ¿Has hecho pastel de carne?

—Bueno, mi mamá hizo pastel de carne. Me lo trajo para que lo horneara. Tengo judías verdes aquí—dijo señalando a la olla en la estufa—Y una ensalada en la nevera.

—Así es que, ¿Rebecca viene a cenar?

—Oh, no. Ella acaba de traer esto—se dio la vuelta y sonrió—Yo creo que está dando a entender que tenemos que cocinar más en vez de comer fuera.

—Genial. Podría ser un nuevo pasatiempo para ti. Huele maravilloso—añadió mientras se alejaba.

Y minutos después, en lugar de tener que decidir entre salir para comprar comida rápida o sentarse en un restaurante, estaban sentados en su propia mesa con la cena.

Lo qué le pareció gracioso.

La única vez que utilizaban la mesa era cuando su madre estaba presente. Y eso implicaba ordenar para llevar a casa y apresurarse para preparar la mesa antes de que ella llegara.

Ahora, ahí estaban, un festín con comida que Rebecca había cocinado, sentados correctamente en la mesa bebiendo vino en vez de en el sofá viendo la televisión o navegando en la red en sus computadoras portátiles, o Sam comiendo en la habitación de invitados mientras veía un partido.

No, ahí estaban, prácticamente como personas normales.

Personas casadas normales.

Pero se preguntaba si la conversación era tan escasa entre las personas casadas.

Seguramente, ellos tenían algo de lo que podían hablar.

Y Sam fue quien la sorprendió iniciando la conversación.

—No has dicho mucho acerca de tu nuevo trabajo. ¿Te está gustando?

—Sí, está bien. ¿Por qué lo preguntas?

—Bueno, cuando estabas en Fort Worth, la mayor parte del tiempo te quejabas de cómo te trataban. Y cuando te transfirieron de Asalto para acá, hablaste de lo diferente que era, de lo aburrida que estabas. Ahora, llegaste a donde querías, pero no has dicho mucho al respecto.

Ella frunció el ceño, no se había dado cuenta, pero era la verdad. Ella había contado muy poco. Lo que era sorprendente, teniendo en cuenta cuan a gusto se sentía con su nuevo equipo.

—Me gusta mucho estar aquí—dijo—Son muy agradables. Es un ambiente relajado. Y no hay mejores muchachos ahí. Ni siquiera el teniente Will.

—¿Y tú nueva pareja? Sé lo importante que es para ti que hagan click.

Brittany sonrió.

—Sí. Y Santana es grandiosa. Ella viene de víctimas especiales. Sólo lleva en Homicidios unos meses.

—¿Ella? Me pareció que era un chico. Nunca habías sido emparejada con otra mujer. ¿Es eso seguro?

—¿Seguro?—Brittany bajó su tenedor—¿Como si, porque ella es una mujer no es una buena policía?

—Yo no quise decir eso. Es sólo que...ya sabes, si algo se presenta y tienen que usar una pistola o algo así, probablemente sería mejor si por lo menos uno de ustedes fuera un hombre.

Brittany se echó a reír, aunque totalmente carente de humor.

—Oh, Dios mío. No puedo creer que hayas dicho eso. Yo sé cómo utilizar mi arma, sabes. Es necesario, bien seas hombre o mujer.

—Estás a la defensiva porque estás tomando mal mi argumento. De ninguna manera quise decir que eras una policía inferior porque eras mujer. Solo estaba siendo un hombre—dijo con una sonrisa—Y los hombres son los protectores.

La sonrisa de Brittany se desvaneció.

—Si crees que estás suavizando las cosas con esa última afirmación, olvídalo. Estás cavando tu agujero más profundo.

—Oh, vamos. Esto no es Cagney y Lacey. No hay ningún asunto de mujer por lo que sea necesario discutir conmigo. Sé que eres una buena policía—dijo—Pero, ¿cómo sabemos si esta persona, Santana, lo es?

Brittany lo miró fijamente, sintiendo como su ceño se fruncía sin poder detenerlo.

¿Cómo él sabía que era una buena policía?

¿Por qué tenía un puñado de elogios?

¿Debido a que aún estaba viva?

¿Por qué?

Él no estaba realmente involucrado en su trabajo. Rara vez hacía algo para conocer a sus compañeros o su equipo. No asistía a ninguna de las funciones.

¿Cómo sabía que era una buena policía?

—¿Qué?

Brittany parpadeó varias veces, despejando su mente.

—Hmm?

—Me estabas mirando como si hubiera dicho algo malo de nuevo.

Brittany negó con la cabeza.

—Nada.

—¿Entonces?

Aunque su apetito se había esfumado, cogió el tenedor de nuevo, empujando el pastel de carne alrededor de su plato.

—Estoy segura de que Santana y yo estaremos bien juntas. De hecho, me siento honrada de que nos emparejaran, teniendo en cuenta que tiene tan poca experiencia. Eso significa que están impresionados con mi record en Fort Worth.

—En otras palabras, no debería preocuparme por ello.

—Exactamente.

Y así terminó la cena, con Sam yendo a la habitación extra y cerrando la puerta firmemente, la televisión pronto inundó el lugar con los sonidos de un juego de video mientras ella limpiaba la cocina y limpiaba los restos del pastel de carne.

Brittany escapó al baño, llenando la bañera con agua caliente y burbujas, preguntándose por qué su vida de repente parecía tan vacía.

El hombre con quien pensaba casarse estaba en la habitación de al lado, gastando su tiempo con un juego y muy probablemente chateando con Puck. Se preguntaba que elegiría si ella lo invitaba a unirse con ella en un baño de burbujas.

Brittany sonrió con ironía.

Lo más probable elegiría el juego.

No importaba.

Ella prefería estar sola.

Se desnudó dónde estaba de pie, y luego entró en el agua tibia, hundiéndose hasta el cuello mientras las burbujas le rodeaban.

—El cielo—murmuró mientras sus ojos se cerraban.

Echó fuera sus pensamientos, eligiendo perderse en el agua caliente que la envolvía.

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Pd: No he pensado en dejar de adaptar, mientras una persona lea... o tenga historia eso no pasara XD osea si ni el terremoto, tsunami y las replicas, no afectaron a que pueda actualizar, nosé que podrá jajaja

Capitulo 11

Santana hacía malabares con cuatro tazas de café mientras se apresuraba al salón del escuadrón, deteniéndose en seco en el escritorio vacío de Hudson.

—¿Finalmente me detuve por café y él no está aquí?

Santana entregó a Quinn su taza, aceptando su sonrisa como agradecimiento.

—Britt, ya que no conozco tu favorito, me arriesgué con moca. Quiero decir, a todo el mundo le gusta el moca ¿verdad?

—Buen trabajo, López. Ese en realidad es mi favorito.

—Genial, anoté puntos.

Se dio la vuelta en su computadora antes de sentarse, y luego miró a Quinn.

—¿Algo nuevo?

—Hubo un reporte sobre un mirón anoche.

—No es broma. ¿Dónde?

—Twin Gables.

Santana miró a Brittany y le guiñó un ojo.

—Twin Peaks.

—De todos modos, para cuando la patrulla llegó, nuestro hombre se había ido. Hudson está entrevistando a la mujer que llamó.

—Así que tal vez es hora de hacer la vigilancia de verdad. Quiero decir, así fue cómo empezó antes. Podemos concentrarnos en esa área. Tal vez reforzar el patrullaje—sugirió.

Brittany negó con la cabeza.

—Pero si ponemos más unidades en el patrullaje, podría asustar a nuestro hombre. Puede moverse a otra parte y disminuir nuestra oportunidad de atraparlo mientras su delito apenas se asoma.

Quinn asintió.

—Estoy de acuerdo. Y vamos a ver si Hudson puede obtener una buena descripción. Porque lo que ustedes lograron ayer apesta.

—Lo juro, tres personas dijeron que era una mujer—dijo Santana.

—Intenta convencer a Artie de que una mujer dejó semen en la escena.

Santana miró a Brittany y sonrió.

—Estás de buen humor esta mañana. ¿Tuviste una buena noche, Fabray?

—Probablemente mejor que la tuya, López.

—Oh, ahora estás siendo malvada.

—Sí, eso fue bajo. Y Rach viene después del trabajo. Ella está de humor para comida mexicana. Dijo que te invitara.

—Está bien, seguro. Tú me conoces con las margaritas—Santana se volvió hacia Brittany—Me gustaría invitarte a venir con nosotras, pero creo que Sam estará en casa esperándote.

—En realidad, él va a salir con sus amigos esta noche.

—Genial. Entonces ¿por qué no te unes a nosotras?

Santana arqueó una ceja a Quinn.

—Sí, únete a nosotras. A Rach le encantaría conocerte.

Brittany miró de una a la otra, y luego asintió.

—Está bien, gracias. Me encantaría.

—Bien—Santana señalo hacia su monitor—¿Por qué haces esa cosa del mapa que hiciste? ¿No es esta la primera llamada de Twin Gables?

—Creo que sí.

Santana estaba detrás de ella, esperando.

—Está obviamente en nuestra área, ya que estábamos de crucero por ahí la otra noche.

—Así que, tomando en cuenta la escena de los crímenes y las llamadas sobre el mirón, ¿tenemos un radio de ocho cuadras?—preguntó Quinn.

—Sí. Y lo que me parece extraño…—dijo Brittany—…Es que su objetivo son los departamentos más cercanos del centro de la ciudad, donde está más congestionado. ¿Por qué no los departamentos de la vía principal donde podría tener más vías de escape?

—Eso es verdad. Quiero decir vimos la otra noche, que el aparcamiento es limitado. ¿Dónde esconde su coche? ¿Cuánto camina para llegar a su objetivo?

—Ambos asesinatos fueron en los departamentos convencionales con ventanas, en la planta baja.

—Y entrada exterior—dijo Santana—La mayoría de los departamentos remodelados tiene una entrada central. Los más nuevos tienen entrada privada. Eso haría más difícil la entrada a nuestro hombre.

—Pero en los departamentos que él está atacando, tiene más opciones—Quinn dijo—Y esta justo en el borde de Deep Ellum. Tal vez no utiliza un coche. Quizás solo camina.

—Y fácilmente desaparece en Deep Ellum.

—He estado en Deep Ellum un puñado de veces—dijo Brittany—Pero durante la semana, no hay mucho tráfico en la calle, ¿verdad?

—Ciertamente, no tanto como en los fines de semana, no. E incluso entonces, es un poco monótono. Muchos de los clubes y restaurantes han cerrado en los últimos años. Pero todavía hay bastante gente caminando por las calles, yendo de bar en bar, por lo que él puede mezclarse—Quinn explicó.

—Está bien. Entonces, ¿cuál es el plan?—preguntó Brittany.

Santana le apretó el hombro mientras caminaba detrás de ella, entonces señaló el monitor de nuevo.

—Ya que eres tan buena con esa cosa, ¿qué tal una hoja de cálculo o algo así con todos los departamentos en ese radio de ocho cuadras? Entonces podemos establecer algunas directrices ¿Cuáles tienen entrada extra? ¿Cuántos pisos hay? ¿Cuáles tienen esos patios diminutos? ¿Ventanas en la planta baja? Cosas así.

Santana se fue a su escritorio, pero se detuvo cuando unos dedos rodearon su brazo.

—Voy a hacer la hoja de cálculo, pero vamos a recorrer la zona después. Será mucho más fácil de registrar toda esta información a la luz del día en lugar de suponerla pasando rápidamente por la noche.

Santana era consciente de los dedos que todavía se aferran a su brazo y era consciente de la mirada de Quinn sobre ellas.

Por alguna razón, el toque en su brazo le hizo temblar.

Santana asintió con la cabeza, intentando encontrar su voz.

—Me parece muy bien.

La mano finalmente se escabulló y ella se movió de nuevo, mirando brevemente Quinn que seguía mirando.

Santana se echó agua en la cara, y luego levantó la vista cuando la puerta del baño de damas se abrió y se asomó la cabeza Quinn.

Sus ojos se encontraron en el espejo.

—¿Qué pasa?

Quinn sonrió.

—Ha pasado una semana, ¿eh?

—¿Una semana?

—Con tu nueva pareja.

—Oh.

Santana alcanzó las toallas y sacó dos secando su rostro.

—Si. Una semana.

—Verlas a las dos por ahí, me recordó a Rach.

—¿Qué quieres decir?

—Cuando Rach llegó por primera vez, eso solía volverme loca. Siempre me tocaba cuando me hablaba—Quinn se rió un poco—Pero tú eres diferente a mí. Tú la tocas mucho también.

Santana frunció el ceño.

—Yo no lo hago.

—Probablemente ni siquiera se dan cuenta—Quinn pasó por delante y entró a uno de los puestos—Es un poco lindo.

Santana miró sus ojos en el espejo.

—Ayudaría si ella fuera anticuada, ya sabes.

—Sí. Anticuada. ¿Y cuál fue la palabra que usaste?

Santana sonrió a su reacción.

—Corpulenta.

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