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Brittana: Filthy Beautiful Love ParteII EPILOGO
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Susii
marthagr81@yahoo.es
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Re: Brittana: Filthy Beautiful Love ParteII EPILOGO
—¿QUÉ?
—Sí. Está hecho. Se los envié a mi abogado esta mañana.
—¿Por qué no me lo dijiste? —Esta es una noticia impresionante y la está mencionando en una conversación casual como si nada.
—No quise interrumpir nuestra diversión anoche. —Sonríe.
Recordaba detalladamente nuestro caliente encuentro en su oficina anoche, cuando prometí entregarme a ella. Todo regresa rápidamente al mismo tiempo, y mi vientre se aprieta con un nudo.
—Además, todo lo que dijiste, la forma en que te desnudaste, tu completa fe y confianza en mí... eso era justo lo que necesitaba. Y si hubieras sabido que había firmado los papeles antes de decirme todo eso, no habría tenido el mismo efecto —continúa Brittany.
Entiendo lo que quiere decir. Había acordado básicamente tener fe ciega en ella para que hiciera lo correcto, y resulta, que ya lo había hecho. Mi corazón se hincha de felicidad.
—Britt...
Sus ojos se balancean sobre los míos y me da una pequeña sonrisa.
Cuando pregunto acerca de los términos del divorcio, no retiene nada. Me dice que su fortuna de trescientos sesenta y cinco millones de dólares fue dividida exactamente por la mitad. Y tan feliz como estoy sobre su divorcio terminando, detesto la idea de que su ahora ex-esposa esté recibiendo incluso un centavo de ella. Ya lo había despojado de su confianza en las mujeres y agriado su casa con sus recuerdos.
Brittany había prometido gastar quinientos millones de dólares en África durante los próximos diez años, pero ahora veo que eso no ocurrirá. Me duele el corazón por ella, y trabajo para convencerla de que su tiempo y donaciones son todavía más que generosos. Asiente y da palmaditas en mi rodilla, pero puedo ver que sus pensamientos están lejos.
Algunos sombríos segundos pasan, y puedo decir que está dándose cuenta de que hay un nuevo rumbo en su vida. Pasando página, y todo eso. Tuvo que pasar por mucho, y a pesar de su fortaleza y actitud, sé que ha sido duro para ella. Quiero consolarla, abrazarla. La necesidad de arrastrarme hasta su regazo es demasiado fuerte como para ignorarla y así lo hago.
—¿San? —pregunta.
—Solo abrázame —digo.
Lo hace. Brittany me rodea con sus brazos y me sostiene fuerte, su aroma intenso envolviéndome con calidez. Puedo decir que lo que sea que venga para nosotras será grande. Puede que hayamos comenzado este viaje juntas, pensando que sería algo fugaz y sexual, pero la intensidad de nuestra relación y los profundos sentimientos son demasiados fuertes como para ignorarlos.
—¿Qué hiciste hoy? —Peina mi cabello hacia atrás fuera de mi rostro y baja la mirada hacia mí, donde todavía sigo acurrucada sobre su regazo.
—¿Además de esperar a que mi amor llegue a casa?
—¿Tu amor?
—Mi amor. —Mi voz es segura y firme. Ella es mía, y no voy a ser asustada por sus confesiones sobre Marta o su pasado difícil—. Salí a correr, me duché, y luego pasé la tarde regresando mis cosas desde la habitación de invitados a la habitación principal.
—Bien. —Sigue acariciando mi cabello y se siente maravilloso.
—Eso me hizo pensar sin embargo.
—¿Sobre qué? —Acaricia mi cuello con su rostro, inhalando mi aroma y dándome un tierno beso sobre ese sensible punto justo detrás de mi oreja. Está intentando distraerme, y casi funciona, pero sé que necesito tener esta conversación con ella antes de que las cosas lleguen demasiado lejos.
—Compartiste esa habitación con ella —digo.
Percibiendo la dirección en la que voy, Brittany toma mi mano en la suya. —Tuve la habitación completa remodelada cuando se fue. Los muebles, el colchón, las sábanas son todos nuevos.
—¿Marta los escogió? —cuestiono en voz alta, recordando el comentario de ella acerca de redecorar la casa de la piscina.
—No. Me mostró un sitio web de diseños y yo escogí todo lo que quería, y luego la tuve pidiéndolo con mi tarjeta de crédito.
—Oh.
—¿Eso ayuda?
—Sí, lo hace. Creo que me habría sentido extraña intimando en la misma cama que compartiste con tu esposa —admito.
—Ex-esposa —me corrige—. Y te prometo que Stella estará lo más alejada de mi mente cuando finalmente te tome.
Una acogedora onda de calor pasa entre nosotras ante la mención de sexo. —¿He arruinado la noche haciendo todas estas preguntas? —pregunto, encontrando su azul mirada.
—No. Quiero ser honesta contigo acerca de todo de ahora en adelante.
—Creo que puedo manejar eso.
Ahueca mi cara con sus cálidas palmas, y con su pulgar delinea mi labio inferior. —Gracias al maldito Dios que todavía estás aquí conmigo. La mayoría de las mujeres habrían huido gritándome obscenidades, ¿sabes?
Asiento. —Sí, es una buena cosa que seas linda.
—¿Crees que soy linda? —Levanta una ceja, observándome detenidamente.
—Adorable —confirmo.
Sacude su cabeza hacia mí, su expresión tornándose seria.
—¿Qué hay de malo en eso? —pregunto.
—Las mujeres no quieren ser llamadas adorables, San.
—¿No?
—No.
—¿Cómo te gustaría ser llamada Britt?
Su lengua sigue la línea de su labio inferior mientras lo piensa. —Fuerte, formidable, una diosa del sexo. —Me da una juguetona sonrisa y pone sus manos en mi cintura.
—Bueno, no sé nada de eso último, ¿no crees? —bromeo. Sus ojos se aferran a los míos y dándome la más oscura, hambrienta y ansiosa mirada que puedo sentir en lo profundo de mi cuerpo—. Britt...
Un sonido de necesidad retumba en su pecho y sus labios se encuentran con los míos. Todas las semanas de dejar crear la tensión sexual hasta exquisitas proporciones en un instante cae rápidamente encima de nosotras. Estoy llena de deseo y lujuria tan potente que exige atención inmediata.
Todavía estoy plantada sobre su regazo y me muelo contra ella, retorciéndome, luchando para estar más cerca mientras me besa profundamente. Su lengua acariciando la mía al ritmo más hipnótico, recordándome la forma perversa con la que lamió mi centro anoche hasta que me vine tan duro que casi me desmayé.
Sintiendo su humedad su excitación, empujo mis caderas más cerca, inclinando mi cuerpo para poder sentirla justo entre mis muslos. Me froto contra ella sin sentido.
—Britt... —gimo de nuevo, mi voz una ronca súplica en la silenciosa habitación.
Quita mi blusa por encima de mi cabeza, y sus manos están de repente en todas partes al mismo tiempo, soltando mi sujetador y arrojándolo al otro lado de la habitación, acariciando mis pechos, pellizcando suavemente mis pezones. Besando un mojado camino por mi garganta y tomando un pecho en su caliente boca. Chillo en una mezcla de placer y frustración. Tan agradable como es su atención sobre mi pecho, no es donde la necesito.
—No puedo jodidamente esperar más, San —gime.
—No esperes —jadeo.
Estiro mi mano entre nosotras y desabrocho su cinturón, empujo mis manos dentro de sus pantalones hasta encontrar lo que estoy buscando. Su coño está caliente y humedo en mis manos. Dios, he extrañado esto. Anoche se siente como hace mucho tiempo, o tal vez es solo que veinticuatro horas sin tocarlo es el infierno.
Britt empuja sus pantalones y bragas por sus caderas, dejándome masajear su coño de arriba y abajo, gruñendo palabrotas.
Me levanta repentinamente, poniéndome de pie y haciendo el rápido trabajo de despojarme de mis pantalones. Mis bragas son arrancadas de mi cuerpo luego y estoy casi temblando de deseo. Britt se quita su camisa y quita los pantalones y bragas que están enredados alrededor de sus tobillos. Cuando las dos estamos libres de ropa, me dejo caer de rodillas, incapaz de resistir la tentación de tomarla en mi boca.
Giro mi lengua alrededor de su perla que es un manojo de nervios antes de poner mis manos en su entrada y chuparla profundamente en mi boca.
—Joder, San... —gime, empujando sus manos en mi cabello y balanceándose hacia adelante para empujar más profundo.
Después de que admitió que era algo que ella nunca hizo por Britt, solo hizo que me dieran ganas de hacerlo aún más. Es nuestro algo, y eso me encanta.
Paso mis manos arriba y abajo, lamiendo y chupando con un ritmo cada vez mayor. Nunca he querido algo en mi vida tan mal como quiero su coño ahora mismo. Me siento loca de deseo.
—Sí. Está hecho. Se los envié a mi abogado esta mañana.
—¿Por qué no me lo dijiste? —Esta es una noticia impresionante y la está mencionando en una conversación casual como si nada.
—No quise interrumpir nuestra diversión anoche. —Sonríe.
Recordaba detalladamente nuestro caliente encuentro en su oficina anoche, cuando prometí entregarme a ella. Todo regresa rápidamente al mismo tiempo, y mi vientre se aprieta con un nudo.
—Además, todo lo que dijiste, la forma en que te desnudaste, tu completa fe y confianza en mí... eso era justo lo que necesitaba. Y si hubieras sabido que había firmado los papeles antes de decirme todo eso, no habría tenido el mismo efecto —continúa Brittany.
Entiendo lo que quiere decir. Había acordado básicamente tener fe ciega en ella para que hiciera lo correcto, y resulta, que ya lo había hecho. Mi corazón se hincha de felicidad.
—Britt...
Sus ojos se balancean sobre los míos y me da una pequeña sonrisa.
Cuando pregunto acerca de los términos del divorcio, no retiene nada. Me dice que su fortuna de trescientos sesenta y cinco millones de dólares fue dividida exactamente por la mitad. Y tan feliz como estoy sobre su divorcio terminando, detesto la idea de que su ahora ex-esposa esté recibiendo incluso un centavo de ella. Ya lo había despojado de su confianza en las mujeres y agriado su casa con sus recuerdos.
Brittany había prometido gastar quinientos millones de dólares en África durante los próximos diez años, pero ahora veo que eso no ocurrirá. Me duele el corazón por ella, y trabajo para convencerla de que su tiempo y donaciones son todavía más que generosos. Asiente y da palmaditas en mi rodilla, pero puedo ver que sus pensamientos están lejos.
Algunos sombríos segundos pasan, y puedo decir que está dándose cuenta de que hay un nuevo rumbo en su vida. Pasando página, y todo eso. Tuvo que pasar por mucho, y a pesar de su fortaleza y actitud, sé que ha sido duro para ella. Quiero consolarla, abrazarla. La necesidad de arrastrarme hasta su regazo es demasiado fuerte como para ignorarla y así lo hago.
—¿San? —pregunta.
—Solo abrázame —digo.
Lo hace. Brittany me rodea con sus brazos y me sostiene fuerte, su aroma intenso envolviéndome con calidez. Puedo decir que lo que sea que venga para nosotras será grande. Puede que hayamos comenzado este viaje juntas, pensando que sería algo fugaz y sexual, pero la intensidad de nuestra relación y los profundos sentimientos son demasiados fuertes como para ignorarlos.
—¿Qué hiciste hoy? —Peina mi cabello hacia atrás fuera de mi rostro y baja la mirada hacia mí, donde todavía sigo acurrucada sobre su regazo.
—¿Además de esperar a que mi amor llegue a casa?
—¿Tu amor?
—Mi amor. —Mi voz es segura y firme. Ella es mía, y no voy a ser asustada por sus confesiones sobre Marta o su pasado difícil—. Salí a correr, me duché, y luego pasé la tarde regresando mis cosas desde la habitación de invitados a la habitación principal.
—Bien. —Sigue acariciando mi cabello y se siente maravilloso.
—Eso me hizo pensar sin embargo.
—¿Sobre qué? —Acaricia mi cuello con su rostro, inhalando mi aroma y dándome un tierno beso sobre ese sensible punto justo detrás de mi oreja. Está intentando distraerme, y casi funciona, pero sé que necesito tener esta conversación con ella antes de que las cosas lleguen demasiado lejos.
—Compartiste esa habitación con ella —digo.
Percibiendo la dirección en la que voy, Brittany toma mi mano en la suya. —Tuve la habitación completa remodelada cuando se fue. Los muebles, el colchón, las sábanas son todos nuevos.
—¿Marta los escogió? —cuestiono en voz alta, recordando el comentario de ella acerca de redecorar la casa de la piscina.
—No. Me mostró un sitio web de diseños y yo escogí todo lo que quería, y luego la tuve pidiéndolo con mi tarjeta de crédito.
—Oh.
—¿Eso ayuda?
—Sí, lo hace. Creo que me habría sentido extraña intimando en la misma cama que compartiste con tu esposa —admito.
—Ex-esposa —me corrige—. Y te prometo que Stella estará lo más alejada de mi mente cuando finalmente te tome.
Una acogedora onda de calor pasa entre nosotras ante la mención de sexo. —¿He arruinado la noche haciendo todas estas preguntas? —pregunto, encontrando su azul mirada.
—No. Quiero ser honesta contigo acerca de todo de ahora en adelante.
—Creo que puedo manejar eso.
Ahueca mi cara con sus cálidas palmas, y con su pulgar delinea mi labio inferior. —Gracias al maldito Dios que todavía estás aquí conmigo. La mayoría de las mujeres habrían huido gritándome obscenidades, ¿sabes?
Asiento. —Sí, es una buena cosa que seas linda.
—¿Crees que soy linda? —Levanta una ceja, observándome detenidamente.
—Adorable —confirmo.
Sacude su cabeza hacia mí, su expresión tornándose seria.
—¿Qué hay de malo en eso? —pregunto.
—Las mujeres no quieren ser llamadas adorables, San.
—¿No?
—No.
—¿Cómo te gustaría ser llamada Britt?
Su lengua sigue la línea de su labio inferior mientras lo piensa. —Fuerte, formidable, una diosa del sexo. —Me da una juguetona sonrisa y pone sus manos en mi cintura.
—Bueno, no sé nada de eso último, ¿no crees? —bromeo. Sus ojos se aferran a los míos y dándome la más oscura, hambrienta y ansiosa mirada que puedo sentir en lo profundo de mi cuerpo—. Britt...
Un sonido de necesidad retumba en su pecho y sus labios se encuentran con los míos. Todas las semanas de dejar crear la tensión sexual hasta exquisitas proporciones en un instante cae rápidamente encima de nosotras. Estoy llena de deseo y lujuria tan potente que exige atención inmediata.
Todavía estoy plantada sobre su regazo y me muelo contra ella, retorciéndome, luchando para estar más cerca mientras me besa profundamente. Su lengua acariciando la mía al ritmo más hipnótico, recordándome la forma perversa con la que lamió mi centro anoche hasta que me vine tan duro que casi me desmayé.
Sintiendo su humedad su excitación, empujo mis caderas más cerca, inclinando mi cuerpo para poder sentirla justo entre mis muslos. Me froto contra ella sin sentido.
—Britt... —gimo de nuevo, mi voz una ronca súplica en la silenciosa habitación.
Quita mi blusa por encima de mi cabeza, y sus manos están de repente en todas partes al mismo tiempo, soltando mi sujetador y arrojándolo al otro lado de la habitación, acariciando mis pechos, pellizcando suavemente mis pezones. Besando un mojado camino por mi garganta y tomando un pecho en su caliente boca. Chillo en una mezcla de placer y frustración. Tan agradable como es su atención sobre mi pecho, no es donde la necesito.
—No puedo jodidamente esperar más, San —gime.
—No esperes —jadeo.
Estiro mi mano entre nosotras y desabrocho su cinturón, empujo mis manos dentro de sus pantalones hasta encontrar lo que estoy buscando. Su coño está caliente y humedo en mis manos. Dios, he extrañado esto. Anoche se siente como hace mucho tiempo, o tal vez es solo que veinticuatro horas sin tocarlo es el infierno.
Britt empuja sus pantalones y bragas por sus caderas, dejándome masajear su coño de arriba y abajo, gruñendo palabrotas.
Me levanta repentinamente, poniéndome de pie y haciendo el rápido trabajo de despojarme de mis pantalones. Mis bragas son arrancadas de mi cuerpo luego y estoy casi temblando de deseo. Britt se quita su camisa y quita los pantalones y bragas que están enredados alrededor de sus tobillos. Cuando las dos estamos libres de ropa, me dejo caer de rodillas, incapaz de resistir la tentación de tomarla en mi boca.
Giro mi lengua alrededor de su perla que es un manojo de nervios antes de poner mis manos en su entrada y chuparla profundamente en mi boca.
—Joder, San... —gime, empujando sus manos en mi cabello y balanceándose hacia adelante para empujar más profundo.
Después de que admitió que era algo que ella nunca hizo por Britt, solo hizo que me dieran ganas de hacerlo aún más. Es nuestro algo, y eso me encanta.
Paso mis manos arriba y abajo, lamiendo y chupando con un ritmo cada vez mayor. Nunca he querido algo en mi vida tan mal como quiero su coño ahora mismo. Me siento loca de deseo.
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 43
Re: Brittana: Filthy Beautiful Love ParteII EPILOGO
Brittany ahueca una mano alrededor de mi mandíbula, y mueve mi boca fuera de ella. Levanto mi mirada, preguntando qué es lo que he hecho mal.
—Necesito estar dentro de ti —gruñe, su voz ronca de necesidad.
Me ofrece su mano y me pongo sobre mis pies. Prácticamente trepando por su cuerpo mientras Britt me levanta del suelo. Envuelvo mis piernas alrededor de su cintura y me carga desde la sala, al principio creo que se dirige hacia las escaleras, pero luego se detiene y nos ancla con mi espalda contra la pared. Moviendo sus largos dedos contra mi centro, burlándose de mí, y haciéndome sufrir por ella.
Besa mi cuello, mis labios, la parte superior de mis pechos todo mientras balancea sus caderas contra mí, empujando su dos dedos en mi contra.
—No puedo esperar... —dice—. He estado soñando con este momento desde la primera vez que te vi en esa plataforma. Tu belleza, tu coraje... eres tan malditamente sexi, nena.
—Fóllame, Britt —gimo en frustración.
Coloca su mano entre nosotras y desliza dos de sus maravillosos y largos dedos a través de mi humedad y colocándose directo en mi apertura. Saber que no lograremos llegar a la habitación es muy excitante.
—Esto puede doler un poco al principio.
—Está bien. —Estoy lista. He querido esto durante demasiado tiempo. No voy a dejar que un poco de incomodidad arruine la experiencia. No puedo esperar a ser llenada por ella, para ver qué tipo de amante es. La he imaginado durante tanto tiempo, estoy muriendo por saber cómo folla. Duros y rápidos, o largos y lentos golpes.
—Mierda —maldice.
—¿Qué pasa?
—No quiero lastimarte, si lo hago aqui.
Su casa es demasiado malditamente grande y no hay forma de que espere mientras deambulamos a través de su mansión. Además me doy cuenta con absoluta certeza de que no quiero moverme de aquí por nada del mundo quiero esto entre nosotras para mi primera vez. Quiero sentirla. Solo ella y yo.
—. Quiero sentirte. Por favor, Britt.
Su mirada captura la mía y puedo leer la indecisión en sus ojos. —¿Estás segura?
Asiento. —Sí, solo tómame.
Estoy segura, pero puedo ver el momento exacto en el que decide que eso no importa. Sus ojos se suavizan y su profunda mirada azul se asienta en la mía.
—Bésame, dulce Santana —murmura.
Lo hago.
Amplía su postura, trayendo una mano debajo de mi trasero y con la otra, posiciona su sexo en mi contra. Me aferro a ella con mis brazos con fuerza alrededor de su cuello y mi boca se fusiona con la de ella. Con movimientos suaves, Britt comienza a moverse, burlándose de mi apertura con solo la punta un dedo. Jadeo cuando siento que finalmente empuja hacia adelante. Su rostro es una máscara de concentración, como si toda su atención se centrara en controlarse a sí misma, para no hacerme daño. Sé que sus dedos delgados pero largos, pero en este momento, simplemente no me importa. Quiero ser llenada con ella, ser superada con la sensación y saber que es por esta mujer. Incluso si grito de dolor, incluso si sangro, valdrá la pena, porque significará que está finalmente haciéndome suya —un momento que he esperado toda una vida.
—¿Estás lista?
Le doy un asentimiento apretado.
—No contengas la respiración.
No sabía que lo había estado haciendo, pero exhalo y Britt se balancea hacia adelante, dos dedos me penetran solo un poco antes de que se retire de nuevo.
—¿Estuvo bien? —pregunta.
—Se siente bien —confirmo.
Hay una sensación de ser estirada y solo la más mínima punzada. Es increíble y a pesar de la incomodidad, nunca quiero que se detenga.
Su lengua acaricia la mía mientras presiona dentro de mí con pequeños incrementos.
—Dios, bebé… —Se mueve lentamente hacia adelante de nuevo, mi cuerpo se extiende a su alrededor.
—Britt... —gimo—. Me gusta.
—Bien. Estoy tratando de hacer que sea bueno para ti.
Al darme cuenta de que estoy inmovilizada contra la pared y que está sosteniendo todo mi peso, de repente me preocupa que no esté disfrutando de esto tanto como yo. —¿Soy demasiado pesada?
—No te preocupes por eso. —Se mueve hacia adelante de nuevo y besa de mis labios—. Me gusta sostenerte mientras te follo.
Oh. Me gusta también. Me siento pequeña y poseída por ella de una manera que nunca supe que anhelaba. Pero sé que lo está tomando con calma conmigo, meciéndose hacia adelante siempre tan cuidadosamente y luego retrocede cada vez que la siento comenzar a hundirse más. Sé lo largo de sus dedos , así que pensé que la sentiría más profunda dentro de mí. —¿Se siente tan bueno para ti?
—Mejor —confirma y calientes escalofríos corren por mi espalda ante manera en que lentamente la palabra sale de su lengua. Es tan sexy y en completo control, y las dos pequeñas cosas son mi perdición—. Estás apretada tan ceñida y apretada a mí alrededor. Tu calidez se siente increíble.
Dejo escapar un gemido de felicidad cuando se mueve poco a poco hacia delante de nuevo, meciéndose más profundo esta vez. Nunca había pensado en cómo se siente para ella, pero me encanta la forma en que lo ha descrito.
—Joder, estás tan apretada, nena. Esta parte puede doler un poco. Quédate conmigo, ¿de acuerdo?
Asiento y la miro a los ojos. Puedo ver al instante que se ha estado frenando. Pero también sé que confío en ella.
Estrella sus caderas contra mí y empuja sus dos dedos, llenándome tan completamente que me roba mi aliento. Solo un débil gemido se me escapa. Este momento es todo lo que he estado esperando y es aún más significativo de lo que jamás hubiera imaginado. Una profunda punzada de dolor en mi interior se disipa después de un momento.
—Mierda —gruñe—. Respira para mí, dulzura.
Inhalo una profunda bocanada de aire y me aferro a sus hombros mientras Britt golpea en mí en trazos largos y duros, tomando lo que quedaba de mi virginidad.
Su ritmo constante continúa, empujando en mí y retirándose. Pronto la punzada desaparece y me quedo con una sensación placentera cálida, como un navío siendo llenado después de una larga sequía. Es un momento tan esperado que estoy muy contenta de que me he guardado solo para ella.
Aprieto mis músculos internos en torno a sus dedos, provocando un gemido ronco de su garganta. Unos empujones más profundos unen su cuerpo en lo profundo del mío y siento que todos sus músculos se tensan.
Harto de frenarse, su agarre se aprieta en mis caderas y empuja en rápidos y duros golpes. Brittany trae sus labios a los míos y su aliento cálido y húmedo viene en rápidos jadeos mientras libera un corto gemido de placer, el cual sé que debe significar que está llegando a su clímax también por la friccion de nuestros sexos. Se hunde aún más profundo dentro de mí y siento la descarga caliente haciendo en erupción dentro cerca de mí y momentos después Brittany me está bajando a mis pies, besando mi boca, diciéndome lo perfecta que soy. Y en ese momento, me siento perfecta. Me siento como una jodida diosa del sexo que acaba de sacudir el mundo de su mujer. Y la soñolienta, satisfecha mirada sobrepasa su rostro hermoso.
—Lamento que fuera tan rápido. Fuiste demasiado para mí como para manejarme a mí misma correctamente. —Besa mi cuello, acariciándolo—. Hermosa chica —murmura contra mi garganta.
—Fue perfecto, Brittany. —No me he venido, pero no lo esperaba en mi primera vez.
—No fue perfecto. Pero lo será. Voy a entrenar tu cuerpo para que se venga con el mío —dice, dejando caer otro beso en mis labios.
Un cálido escalofrío me recorre ante la idea de un orgasmo junto con ella. La imagen que evoca es increíblemente erótica. Antes de que pueda cuestionar lo que está haciendo, Britt se pone de rodillas, trae su boca caliente a mi centro, y sus labios se cierran, chupando mi clítoris mientras que sus dedos empujan muy dentro de mí.
Oh, Dios mío.
—¡Britt! ¿Qué estás haciendo? —Mis piernas tiemblan mientras mi cuerpo reacciona a su caliente boca poseyéndome—. Te acabas de venir en mí y ahora estás...
—Bebé, tengo que probar lo que es mío.
Incapaz de resistirme, la miro con grandes ojos, y mi boca abierta.
Ella es hermosa. Su oscuro cabello desordenado, pestañas revoloteando contra sus mejillas, una completa exuberante boca que actualmente me devora... Estoy hinchada con la excitación y su boca es cálida y codiciosa, lamiendo y chupando en mi contra mientras yo gimo y me muelo contra su cara. —Britt —me quejo, mis dedos hundiéndose en su cabello.
La visión de ella cayendo de rodillas después de tener sexo y comiéndome con avidez es algo que nunca olvidaré. No parece importarle que sus propios fluidos están goteando de mi cuerpo, su única preocupación es mi placer —es increíblemente caliente. Inhalo temblorosamente, sin dejar de mirar su boca contra mí. Su lengua azota brutalmente contra mi clítoris y se burla de él en varias ocasiones.
Presionada dos largos dedos dentro de mí, y la visión de su esencia recubriendo sus dedos, mientras bombea dentro y fuera de mí es mi perdición. Empiezo a temblar y me sé que mi clímax está cerca.
Ella gruñe y muerde a mi clítoris con los dientes, engatusando un gemido de mi garganta. Me aprieto alrededor de sus dedos mientras mi orgasmo se construye y me vengo con un grito, mis piernas casi fallando. Brittany impide que colapse en un montón, con sus manos bloqueadas en mis caderas me mantiene constante mientras termina, suavemente besando mis labios menores hasta que dejan de temblar. Luego se pone de pie con una mirada engreída de satisfacción en su rostro.
Toma mi mano y me aleja del pasillo que siempre voy a recordar como la primera habitación que hemos bautizado.
Brittany no deja de tocarme una vez que hacemos nuestro camino por las escaleras y entramos en el baño principal, manteniendo su mano en la mía, o descansando inocentemente en mi cadera, o no tan inocentemente contra mi trasero. Solamente me libera para encender el grifo y comenzar a llenar la bañera grande que me he perdido en mi tiempo libre.
—¿Qué tal un baño relajante? —pregunta, besando mis labios.
—Solo si estás pensando en unirte a mí.
Me sonríe con malicia. —Por supuesto.
Las dos estamos todavía tan desnudas como el día en que nacimos y no puedo dejar de robar miradas en su cuerpo. Ella es como un muro de piedra sólida de músculo construido para un máximo placer. Profundos cortes de músculos abdominales que conducen a una V a los costados. Mi mirada se desplaza más abajo y veo su feminidad que está entre sus poderosas piernas. Incluso en su estado relajado, es impresionante. Las veces anteriores —cuando le había dado placer oralmente, estuvo me impresiono cada instante. Quizás esta vez realmente lo satisfice. Sació su sed, por así decirlo. Mis labios se tuercen en una sonrisa.
—¿Qué es tan gracioso? —Baja la vista hacia su entrepierna suave y de nuevo a mí con el ceño fruncido.
—Nada. —Enderezo mi boca, perdiendo la sonrisa.
—San —reprende—. Estabas con la mirada fija en mi coño y riendo.
—No me reí —la corrijo.
—Bien, entonces estabas sonriéndole como si ambos estuvieran compartiendo alguna broma privada. ¿Todo bien entre ustedes dos?
—Muchísimo —confirmo.
—Entonces dime qué hizo para hacerte sonreír.
—Está sastisfecha.
Brittany frunce el ceño y deja escapar un suspiro.
Me rio, incapaz de detenerme.
Ella me mira de cerca, con el rostro impasible, pero te puedo decir que está pensando acerca de cómo responder. —Tiendo a tener un tiempo de recuperación muy rápido, pero tienes razón, contigo fue una locura. Honestamente, creo que es porque te quería tan mal que estaba constantemente lista para otra ronda.
—¿Y ahora, a causa de lo que hicimos en la planta baja estás satisfecha?
—Por el momento.
Oh. Mastico mi labio, al darme cuenta de que simplemente porque ya hemos tenido sexo una vez esta noche no significa que no volverá a suceder. Una punzada de nervios me golpea, mientras contemplo si voy a ser capaz de mantenerme al día con esta mujer sexualmente.
—Entra en el baño, dulzura —dice, tirándome de mis pensamientos.
Aceptando su mano, doy un paso dentro la bañera y bajo mi cuerpo en el agua deliciosamente caliente. Está casi demasiado caliente, pero se siente bien contra mis sobre-utilizados y adoloridos músculos. Me muevo a un extremo de la bañera y Britt entra y se sienta en el agua, justo enfrente de mí. —¿Cómo te sientes? —pregunta, su tono es suave y tierno y los dedos de sus pies están tocando los míos debajo del agua. Mis tejidos internos se sienten un poco hinchados y sensibles. Pero en la mejor manera posible, decido. —Como una mujer. —Sonrío.
Se ríe a carcajadas de mí. Su risa es el mejor sonido. Es una mujer seria, a menudo bastante reflexiva y compuesta, por lo que escuchar su explosión de risa en la tranquila habitación me llena de un profundo sentimiento de felicidad.
Nos instalamos en el agua caliente, cada una de nosotras se hunde hasta nuestros hombros y solo nos vemos la una a la otra en silencio. Es un momento pesado, pero en el buen sentido.
Todo lo que hemos compartido, todo lo que está delante de nosotras me deja sentir feliz y segura.
Mi cuerpo se inunda con las endorfinas y la sensación de calor se extiende por encima de mí. Ella y yo estamos en la misma página. Esto no es una aventura. Esto no es algo efímero o temporal. Hay significado y profundidad y claridad a lo que estamos haciendo.
—Ven aquí —ordena, su voz baja y ronca.
Prácticamente nado a través de la bañera para llegar a ella y Britt sonríe mientras me ve. Me subo a su regazo, acomodándome en su contra. Abro mis piernas y las pongo a cada lado de sus caderas, mis brazos descansando sobre sus hombros. Acuna mis mejillas y trae su boca a la mía en un beso dulce.
—Gracias por esta noche. Por creer en mí. Para entregarte a mí.
Asiento lentamente, dejando que el peso de este momento, y el significado profundo detrás de sus palabras se hundan.
—Estabas tan confiada al venir a mi casa esa noche. Tan fuerte —dice, acariciando su boca contra mi garganta.
—Sabía que de todos esos hombres allí esa noche, estaba destinada a ir contigo —le digo.
—Me perteneces. Siempre.
—Sí.
Sin juegos, sin ser tímidas o negando nuestros sentimientos, y jodidamente amo eso.
Mientras nos besamos y abrazamos en el agua caliente, puedo sentir a Britt entregándose de nuevo al place.
Me deslizo hacia arriba y abajo de ella, provocándonos con el pensamiento de que podía hundirse tan fácilmente en mí con la ayuda del agua.
Dejando sus manos derivar, aprieta mis pechos, acariciándolos con ligeros toques.
—Nunca me cansaré de esto —dice.
—¿De qué?
—Tocarte, sabiendo que eres mía.
Me siento de la misma manera y no quiero que este momento termine.
—Necesito estar dentro de ti —gruñe, su voz ronca de necesidad.
Me ofrece su mano y me pongo sobre mis pies. Prácticamente trepando por su cuerpo mientras Britt me levanta del suelo. Envuelvo mis piernas alrededor de su cintura y me carga desde la sala, al principio creo que se dirige hacia las escaleras, pero luego se detiene y nos ancla con mi espalda contra la pared. Moviendo sus largos dedos contra mi centro, burlándose de mí, y haciéndome sufrir por ella.
Besa mi cuello, mis labios, la parte superior de mis pechos todo mientras balancea sus caderas contra mí, empujando su dos dedos en mi contra.
—No puedo esperar... —dice—. He estado soñando con este momento desde la primera vez que te vi en esa plataforma. Tu belleza, tu coraje... eres tan malditamente sexi, nena.
—Fóllame, Britt —gimo en frustración.
Coloca su mano entre nosotras y desliza dos de sus maravillosos y largos dedos a través de mi humedad y colocándose directo en mi apertura. Saber que no lograremos llegar a la habitación es muy excitante.
—Esto puede doler un poco al principio.
—Está bien. —Estoy lista. He querido esto durante demasiado tiempo. No voy a dejar que un poco de incomodidad arruine la experiencia. No puedo esperar a ser llenada por ella, para ver qué tipo de amante es. La he imaginado durante tanto tiempo, estoy muriendo por saber cómo folla. Duros y rápidos, o largos y lentos golpes.
—Mierda —maldice.
—¿Qué pasa?
—No quiero lastimarte, si lo hago aqui.
Su casa es demasiado malditamente grande y no hay forma de que espere mientras deambulamos a través de su mansión. Además me doy cuenta con absoluta certeza de que no quiero moverme de aquí por nada del mundo quiero esto entre nosotras para mi primera vez. Quiero sentirla. Solo ella y yo.
—. Quiero sentirte. Por favor, Britt.
Su mirada captura la mía y puedo leer la indecisión en sus ojos. —¿Estás segura?
Asiento. —Sí, solo tómame.
Estoy segura, pero puedo ver el momento exacto en el que decide que eso no importa. Sus ojos se suavizan y su profunda mirada azul se asienta en la mía.
—Bésame, dulce Santana —murmura.
Lo hago.
Amplía su postura, trayendo una mano debajo de mi trasero y con la otra, posiciona su sexo en mi contra. Me aferro a ella con mis brazos con fuerza alrededor de su cuello y mi boca se fusiona con la de ella. Con movimientos suaves, Britt comienza a moverse, burlándose de mi apertura con solo la punta un dedo. Jadeo cuando siento que finalmente empuja hacia adelante. Su rostro es una máscara de concentración, como si toda su atención se centrara en controlarse a sí misma, para no hacerme daño. Sé que sus dedos delgados pero largos, pero en este momento, simplemente no me importa. Quiero ser llenada con ella, ser superada con la sensación y saber que es por esta mujer. Incluso si grito de dolor, incluso si sangro, valdrá la pena, porque significará que está finalmente haciéndome suya —un momento que he esperado toda una vida.
—¿Estás lista?
Le doy un asentimiento apretado.
—No contengas la respiración.
No sabía que lo había estado haciendo, pero exhalo y Britt se balancea hacia adelante, dos dedos me penetran solo un poco antes de que se retire de nuevo.
—¿Estuvo bien? —pregunta.
—Se siente bien —confirmo.
Hay una sensación de ser estirada y solo la más mínima punzada. Es increíble y a pesar de la incomodidad, nunca quiero que se detenga.
Su lengua acaricia la mía mientras presiona dentro de mí con pequeños incrementos.
—Dios, bebé… —Se mueve lentamente hacia adelante de nuevo, mi cuerpo se extiende a su alrededor.
—Britt... —gimo—. Me gusta.
—Bien. Estoy tratando de hacer que sea bueno para ti.
Al darme cuenta de que estoy inmovilizada contra la pared y que está sosteniendo todo mi peso, de repente me preocupa que no esté disfrutando de esto tanto como yo. —¿Soy demasiado pesada?
—No te preocupes por eso. —Se mueve hacia adelante de nuevo y besa de mis labios—. Me gusta sostenerte mientras te follo.
Oh. Me gusta también. Me siento pequeña y poseída por ella de una manera que nunca supe que anhelaba. Pero sé que lo está tomando con calma conmigo, meciéndose hacia adelante siempre tan cuidadosamente y luego retrocede cada vez que la siento comenzar a hundirse más. Sé lo largo de sus dedos , así que pensé que la sentiría más profunda dentro de mí. —¿Se siente tan bueno para ti?
—Mejor —confirma y calientes escalofríos corren por mi espalda ante manera en que lentamente la palabra sale de su lengua. Es tan sexy y en completo control, y las dos pequeñas cosas son mi perdición—. Estás apretada tan ceñida y apretada a mí alrededor. Tu calidez se siente increíble.
Dejo escapar un gemido de felicidad cuando se mueve poco a poco hacia delante de nuevo, meciéndose más profundo esta vez. Nunca había pensado en cómo se siente para ella, pero me encanta la forma en que lo ha descrito.
—Joder, estás tan apretada, nena. Esta parte puede doler un poco. Quédate conmigo, ¿de acuerdo?
Asiento y la miro a los ojos. Puedo ver al instante que se ha estado frenando. Pero también sé que confío en ella.
Estrella sus caderas contra mí y empuja sus dos dedos, llenándome tan completamente que me roba mi aliento. Solo un débil gemido se me escapa. Este momento es todo lo que he estado esperando y es aún más significativo de lo que jamás hubiera imaginado. Una profunda punzada de dolor en mi interior se disipa después de un momento.
—Mierda —gruñe—. Respira para mí, dulzura.
Inhalo una profunda bocanada de aire y me aferro a sus hombros mientras Britt golpea en mí en trazos largos y duros, tomando lo que quedaba de mi virginidad.
Su ritmo constante continúa, empujando en mí y retirándose. Pronto la punzada desaparece y me quedo con una sensación placentera cálida, como un navío siendo llenado después de una larga sequía. Es un momento tan esperado que estoy muy contenta de que me he guardado solo para ella.
Aprieto mis músculos internos en torno a sus dedos, provocando un gemido ronco de su garganta. Unos empujones más profundos unen su cuerpo en lo profundo del mío y siento que todos sus músculos se tensan.
Harto de frenarse, su agarre se aprieta en mis caderas y empuja en rápidos y duros golpes. Brittany trae sus labios a los míos y su aliento cálido y húmedo viene en rápidos jadeos mientras libera un corto gemido de placer, el cual sé que debe significar que está llegando a su clímax también por la friccion de nuestros sexos. Se hunde aún más profundo dentro de mí y siento la descarga caliente haciendo en erupción dentro cerca de mí y momentos después Brittany me está bajando a mis pies, besando mi boca, diciéndome lo perfecta que soy. Y en ese momento, me siento perfecta. Me siento como una jodida diosa del sexo que acaba de sacudir el mundo de su mujer. Y la soñolienta, satisfecha mirada sobrepasa su rostro hermoso.
—Lamento que fuera tan rápido. Fuiste demasiado para mí como para manejarme a mí misma correctamente. —Besa mi cuello, acariciándolo—. Hermosa chica —murmura contra mi garganta.
—Fue perfecto, Brittany. —No me he venido, pero no lo esperaba en mi primera vez.
—No fue perfecto. Pero lo será. Voy a entrenar tu cuerpo para que se venga con el mío —dice, dejando caer otro beso en mis labios.
Un cálido escalofrío me recorre ante la idea de un orgasmo junto con ella. La imagen que evoca es increíblemente erótica. Antes de que pueda cuestionar lo que está haciendo, Britt se pone de rodillas, trae su boca caliente a mi centro, y sus labios se cierran, chupando mi clítoris mientras que sus dedos empujan muy dentro de mí.
Oh, Dios mío.
—¡Britt! ¿Qué estás haciendo? —Mis piernas tiemblan mientras mi cuerpo reacciona a su caliente boca poseyéndome—. Te acabas de venir en mí y ahora estás...
—Bebé, tengo que probar lo que es mío.
Incapaz de resistirme, la miro con grandes ojos, y mi boca abierta.
Ella es hermosa. Su oscuro cabello desordenado, pestañas revoloteando contra sus mejillas, una completa exuberante boca que actualmente me devora... Estoy hinchada con la excitación y su boca es cálida y codiciosa, lamiendo y chupando en mi contra mientras yo gimo y me muelo contra su cara. —Britt —me quejo, mis dedos hundiéndose en su cabello.
La visión de ella cayendo de rodillas después de tener sexo y comiéndome con avidez es algo que nunca olvidaré. No parece importarle que sus propios fluidos están goteando de mi cuerpo, su única preocupación es mi placer —es increíblemente caliente. Inhalo temblorosamente, sin dejar de mirar su boca contra mí. Su lengua azota brutalmente contra mi clítoris y se burla de él en varias ocasiones.
Presionada dos largos dedos dentro de mí, y la visión de su esencia recubriendo sus dedos, mientras bombea dentro y fuera de mí es mi perdición. Empiezo a temblar y me sé que mi clímax está cerca.
Ella gruñe y muerde a mi clítoris con los dientes, engatusando un gemido de mi garganta. Me aprieto alrededor de sus dedos mientras mi orgasmo se construye y me vengo con un grito, mis piernas casi fallando. Brittany impide que colapse en un montón, con sus manos bloqueadas en mis caderas me mantiene constante mientras termina, suavemente besando mis labios menores hasta que dejan de temblar. Luego se pone de pie con una mirada engreída de satisfacción en su rostro.
Toma mi mano y me aleja del pasillo que siempre voy a recordar como la primera habitación que hemos bautizado.
Brittany no deja de tocarme una vez que hacemos nuestro camino por las escaleras y entramos en el baño principal, manteniendo su mano en la mía, o descansando inocentemente en mi cadera, o no tan inocentemente contra mi trasero. Solamente me libera para encender el grifo y comenzar a llenar la bañera grande que me he perdido en mi tiempo libre.
—¿Qué tal un baño relajante? —pregunta, besando mis labios.
—Solo si estás pensando en unirte a mí.
Me sonríe con malicia. —Por supuesto.
Las dos estamos todavía tan desnudas como el día en que nacimos y no puedo dejar de robar miradas en su cuerpo. Ella es como un muro de piedra sólida de músculo construido para un máximo placer. Profundos cortes de músculos abdominales que conducen a una V a los costados. Mi mirada se desplaza más abajo y veo su feminidad que está entre sus poderosas piernas. Incluso en su estado relajado, es impresionante. Las veces anteriores —cuando le había dado placer oralmente, estuvo me impresiono cada instante. Quizás esta vez realmente lo satisfice. Sació su sed, por así decirlo. Mis labios se tuercen en una sonrisa.
—¿Qué es tan gracioso? —Baja la vista hacia su entrepierna suave y de nuevo a mí con el ceño fruncido.
—Nada. —Enderezo mi boca, perdiendo la sonrisa.
—San —reprende—. Estabas con la mirada fija en mi coño y riendo.
—No me reí —la corrijo.
—Bien, entonces estabas sonriéndole como si ambos estuvieran compartiendo alguna broma privada. ¿Todo bien entre ustedes dos?
—Muchísimo —confirmo.
—Entonces dime qué hizo para hacerte sonreír.
—Está sastisfecha.
Brittany frunce el ceño y deja escapar un suspiro.
Me rio, incapaz de detenerme.
Ella me mira de cerca, con el rostro impasible, pero te puedo decir que está pensando acerca de cómo responder. —Tiendo a tener un tiempo de recuperación muy rápido, pero tienes razón, contigo fue una locura. Honestamente, creo que es porque te quería tan mal que estaba constantemente lista para otra ronda.
—¿Y ahora, a causa de lo que hicimos en la planta baja estás satisfecha?
—Por el momento.
Oh. Mastico mi labio, al darme cuenta de que simplemente porque ya hemos tenido sexo una vez esta noche no significa que no volverá a suceder. Una punzada de nervios me golpea, mientras contemplo si voy a ser capaz de mantenerme al día con esta mujer sexualmente.
—Entra en el baño, dulzura —dice, tirándome de mis pensamientos.
Aceptando su mano, doy un paso dentro la bañera y bajo mi cuerpo en el agua deliciosamente caliente. Está casi demasiado caliente, pero se siente bien contra mis sobre-utilizados y adoloridos músculos. Me muevo a un extremo de la bañera y Britt entra y se sienta en el agua, justo enfrente de mí. —¿Cómo te sientes? —pregunta, su tono es suave y tierno y los dedos de sus pies están tocando los míos debajo del agua. Mis tejidos internos se sienten un poco hinchados y sensibles. Pero en la mejor manera posible, decido. —Como una mujer. —Sonrío.
Se ríe a carcajadas de mí. Su risa es el mejor sonido. Es una mujer seria, a menudo bastante reflexiva y compuesta, por lo que escuchar su explosión de risa en la tranquila habitación me llena de un profundo sentimiento de felicidad.
Nos instalamos en el agua caliente, cada una de nosotras se hunde hasta nuestros hombros y solo nos vemos la una a la otra en silencio. Es un momento pesado, pero en el buen sentido.
Todo lo que hemos compartido, todo lo que está delante de nosotras me deja sentir feliz y segura.
Mi cuerpo se inunda con las endorfinas y la sensación de calor se extiende por encima de mí. Ella y yo estamos en la misma página. Esto no es una aventura. Esto no es algo efímero o temporal. Hay significado y profundidad y claridad a lo que estamos haciendo.
—Ven aquí —ordena, su voz baja y ronca.
Prácticamente nado a través de la bañera para llegar a ella y Britt sonríe mientras me ve. Me subo a su regazo, acomodándome en su contra. Abro mis piernas y las pongo a cada lado de sus caderas, mis brazos descansando sobre sus hombros. Acuna mis mejillas y trae su boca a la mía en un beso dulce.
—Gracias por esta noche. Por creer en mí. Para entregarte a mí.
Asiento lentamente, dejando que el peso de este momento, y el significado profundo detrás de sus palabras se hundan.
—Estabas tan confiada al venir a mi casa esa noche. Tan fuerte —dice, acariciando su boca contra mi garganta.
—Sabía que de todos esos hombres allí esa noche, estaba destinada a ir contigo —le digo.
—Me perteneces. Siempre.
—Sí.
Sin juegos, sin ser tímidas o negando nuestros sentimientos, y jodidamente amo eso.
Mientras nos besamos y abrazamos en el agua caliente, puedo sentir a Britt entregándose de nuevo al place.
Me deslizo hacia arriba y abajo de ella, provocándonos con el pensamiento de que podía hundirse tan fácilmente en mí con la ayuda del agua.
Dejando sus manos derivar, aprieta mis pechos, acariciándolos con ligeros toques.
—Nunca me cansaré de esto —dice.
—¿De qué?
—Tocarte, sabiendo que eres mía.
Me siento de la misma manera y no quiero que este momento termine.
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Re: Brittana: Filthy Beautiful Love ParteII EPILOGO
Brittany
La primera vez que hicimos el amor fuimos una maraña extremidades, desesperadas y luchando para acercarnos. Esta vez, la estoy sosteniendo en mis brazos, ambos extendidos en mi cama, tendidas lado a lado, y me comprometo a tomarme mi tiempo.
Aparto el cabello de sus ojos y la miro. —No debí haber tomado tu virginidad así. —Me sentí mal que nuestra primera vez fue una rápida dura follada contra la pared. Nunca me había sentido tan fuera de control con lujuria antes como lo hice con ella.
—¿Cómo qué?
—Presionándote contra la pared con mis dedos enterrados dentro de ti. Debí haber sido más romántica. Gentil contigo.
Menea la cabeza. —Lo necesitaba de esa manera —dice, en desacuerdo conmigo.
—Pero, ¿por qué?
—Debido a todas estas semanas que pasamos en abstinencia, estaba empezando a pensar que había algo indeseable en mí. Necesitaba que perdieras todo el control y me tomarás así —admite en voz baja.
—No hay nada indeseable sobre ti —le aseguro, llevando mi mano a su cara y frotando mi pulgar por su labios.
—Muéstrame... —murmura.
Me agacho y acaricio su centro de placer y me muevo frotándolo contra mi vientre. —Esto es lo que me haces. Tú me pones caliente y humeda.
Sus mejillas se ruborizan y hunde sus dientes en su regordete labio inferior.
—¿Crees que puedes manejar esto de nuevo? —le pregunto.
Sin cruzar palabra, San se mueve encima de mí, sentándose a sobre mi y frotando los labios de su húmedo coño arriba y abajo de mi eje.
Su confianza y nivel de comodidad sexual sigue sorprendiéndome. Ella sabe lo que quiere y no tiene miedo de tomarlo.
—Ven aquí, dulzura. Toma mi coño.
Se levanta, colocándome en su apertura y poco a poco comienza a bajarse. Esta vez entro en ella con más facilidad, su sedoso calor envolviéndome maravillosamente.
Poco acostumbrado a sentirme tan fuera de control, coloco mi mano inútil sobre sus caderas y la establezco allí, pero le permito controlar el movimiento.
Mirando sus ojos mientras me toma, algo en mi pecho se aprieta como si pudiera explotar. Nunca había experimentado una sensación de confianza tan completa. Es abrumadora. Había venido de nuevo a mí, creyó en mí para hacer lo correcto y luego se entregó a mí completamente.
—¿Qué debo hacer? —pregunta, balanceándose encima de mí.
—Móntame. Tómame .
Ella aplana sus manos contra mis abdominales y menea el culo, lanzándome una sonrisa sexy. —¿Así?
—Joder sí. Así. Y me abro de piernas para ella para que pueda acomodarse mejor.
Se ríe. —No me duele tanto esta vez.
Sabía que me estaba mintiendo antes de no estar dolorida. Cuando la lave en la bañera, la tela que usé entre sus piernas quedó con un tinte de color rosa, enviando mi lado primario en un ataque de rabia. Odiaba saber que le había hecho daño, pero jodidamente me maravillaba por el hecho de que había sido la primer mujer en penetrar su dulce coño. Fruncí el ceño. —Deberías haberme dicho que dolía antes.
—De ninguna manera. —Sacude la cabeza, todavía por encima de mí para concentrarse en el lento balanceo hacia arriba y hacia abajo.
—¿Por qué de ninguna manera? —gruño. Es muy jodidamente difícil concentrarse en nuestra conversación con su apretado calor estrangulando mi coño.
—Lo quería, Britt. Quería esto y a ti desde el principio.
—Yo también —admito—. Me alegro de que esperásemos sin embargo.
—También yo —dice.
La cantidad de confianza entre nosotras se siente increíble. A pesar de solo conocer a San por poco tiempo, compartimos una intensa y profunda conexión. Una como nunca había sentido antes. Las dos estábamos en la misma página con no querer nada entre nosotras. Yo era vagamente consciente de que tenía que tener cuidado con venirme sobre ella, pero mi mente no trabajaba bien del todo cuando de ella se trataba.
Mirándome con ardientes ojos caramelos, Santana me toma más profundo y deja escapar un pequeño suspiro feliz. —Te amo, Brittany.
Tan bueno como su cuerpo se siente ceñido a mi alrededor, no es nada en comparación con la forma que se siente cuando dice esas palabras. El amor y la aceptación y la emoción en estado puro precipitándose sobre mí. Esto no es solo un acto físico. Es mucho más que sexo. Bloqueo mis ojos en los de ella, me levanto del colchón, hasta que estemos cara a cara. —Te amo con todo lo que soy. Soy tuya y tú eres mía, dulce Santana.
—Sí —murmura, llevando sus labios a los míos.
Tomo sus caderas en mis manos y la subo y bajo en mí. —Fóllame, hermosa chica. Montame.
—Sí, señora —gime.
San trabaja su culo arriba y abajo en mí —silenciando efectivamente cualquier otra declaración entre nosotras. Se siente condenadamente increíble.
Cada vez que se mece en mí contra, puedo sentir su ardiente amor directo a través de mí. Blanco caliente y tan poderoso que me roba el aliento. Nunca había entendido el sentimiento de hacer el amor, o en qué se diferenciaba de las relaciones sexuales, pero en este momento, lo hago. Completamente lo entiendo. Es un hermoso acto. Dos cuerpos compartiendo un perfecto momento, corriendo juntas hacia la liberación. Esto es lo que he estado esperando. Esto. Nosotras. Cara a cara. Nada entre nosotras, más que el calor crudo y dulce exploración.
Incapaz de estar quieta y en silencio un momento más, la levanto de mí y coloco de espaldas en la cama. Me muevo por encima de ella y extiendo sus piernas.
—Esta vez quiero que te vengas de una manera diferente. —Empujo, hundiéndome en su interior con una rápida estocada.
Ella gime en voz baja y muerde su labio.
—Envuelve tus piernas alrededor de mí, bebé —le digo, empujando mis dedos un poco más profundo.
Santana gime, levantando sus piernas y envolviéndolas alrededor de mis caderas.
—¿Está bien? —pregunto, meciéndome hacia adelante de nuevo.
—Más, Britt. Dame todo —respira, colocando sus labios contra mi cuello.
Hundiéndome cada vez más entre sus muslos, empujo hacia adelante incluyendo un tercer dedo llenándola cada centímetro que tengo para ofrecer. Siento a Santana tensarse y le recuerdo una vez más respirar. Lo hace, inhalando profundamente y soltando un grito torturado.
Puede que sea quien está sobre ella, llenando su cuerpo con mis dedos, pero no soy tan estúpida como para creer que soy la que tiene el control. Esta chica malditamente me posee. Con su dulce naturaleza, su fuerza, su inocencia, me está haciendo añicos, y por supuesto su cálido coño, mojado. Es perfecta. Y por fin es mía. Nada va a cambiar eso.
De rodillas sobre la cama frente a ella, haciendo círculos en su clítoris con mi pulgar mientras continúo mis largas embestidas perezosas en ella. Su calor me envuelve en una apretada, caliente funda, chupando mis dedos dentro de ella. Está temblando, y sabiendo que me estoy acercando a la orilla, necesito asegurarme de que ella se venga antes que yo. Nuestra primera vez juntas, era comprensible que no se corriera conmigo, pero esta vez me estoy asegurando de que lo haga. ¿Qué clase de mujer sería si no me asegurase de que mi chica fuera atendida?
Los murmullos bajos de Santana se aceleran y sé que está cada vez más cerca.
—Eso es, nena. Déjate ir.
Sudor se escurre por mi espalda mientras lucho contra mi orgasmo que se convierte en un dolor físico.
Me sumerjo dentro de ella una y otra vez, mi mandíbula apretando. Mi corazón está palpitando dolorosamente en mi pecho y estoy a punto de deshacerme. Solo tengo que conseguirla allí...
Nos movemos juntas, profundamente, nuestros ojos se encontrándose. —Te amo, Santana.
Se aprieta a mi alrededor, su cuerpo teniendo espasmos salvajemente mientras se viene.
—Mierda —rujo, enterrándome en su perfección.
La envuelvo en mis brazos y se aferra a mí. Mientras que no intercambiamos una sola palabra, el gesto lo dice todo. Ni siquiera me molesto en salir, feliz de permanecer dentro de ella durante el mayor tiempo posible.
Soy una mujer controlada en todas las cosas. En todo lo que hago. Desde mi empresa, a mi caridad, a obstinadamente tratar de manipular las condiciones de mí divorcio, a comprar a Santana esa noche... Sin embargo, todo ese orden y control perfecto cae en un instante. El amor es impredecible e incontrolable. La fuerza me golpea como un peso de mil kilogramos —tejiendo su camino en cada fibra de mi ser y tomando residencia. Estoy profunda y locamente enamorada de esta mujer. Me siento como si me hubieran cortado en dos, cruda y vulnerable e insegura de mí misma por primera vez en mi vida. Es aterrador, sin embargo, no cambiaría este sentimiento por nada del mundo.
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Re: Brittana: Filthy Beautiful Love ParteII EPILOGO
Chapter 9
Santana
—Así que lo siento por el desorden —dice Kylie, mostrándome el camino dentro de su linda cabaña de playa—. Sin embargo, gracias a Dios que estás de vuelta. —Me tira en un abrazo con un solo brazo. Puedo decir que está agotada. Si no fuera por el bebé llorando que tiene rebotando en la cadera, o el moño desordenado que está luciendo en la cima de su cabeza, la carpeta de archivos que sostiene en sus dientes es un claro indicativo.
Tiro de la carpeta. —Por supuesto. ¿En qué necesitas que te ayude primero? —le pregunto.
Es evidente que está abrumada, o tal vez sólo aparecí en un mal momento.
—¿Puedes tomar a Max? —pregunta, entregándome al bebé llorando.
—Claro. —Aprieto los dientes. No soy buena con los bebés. O animales. O plantas, para el caso. Culpo a la falta de experiencia. Sus gritos se calman mientras me mira pensativo, pero le toma solo tres segundos decidir que no es un fan. Sus gritos se elevan a niveles épicos que dejan mis pobres tímpanos zumbando. Pero Kylie ya ha desaparecido en la cocina, gritando algo sobre la necesidad de buscarle un biberón.
Está bien, entonces.
Mientras le echo un vistazo al pequeño en mis brazos, se me ocurre que nunca lo he visto, aparte de las numerosas fotografías que Kylie ha enmarcado en su oficina. Por lo general está durmiendo cuando estoy aquí, o con su niñera.
Es una pequeña cosa gordita con el pelo castaño desordenado y enormes ojos azules brillantes. Y diría que es adorable, pero los aullidos ensordecedores que está dejando escapar hacer que sea difícil juzgar eso con precisión. Estoy segura de que sería mucho más lindo si balbuceara e hiciera ruidos dulces.
Lo reboto contra mi cadera al igual que Kylie, pero no ayuda.
Afortunadamente, regresa con su biberón y toma al bebé. Cuando la boquilla llega a la boca, al instante se calma y el alivio de Kylie es visible. Su postura se vuelve relajada y una sonrisa lenta se forma en sus labios mientras baja la mirada hacia él.
—Está bien, ¿vamos a la oficina y te puedo decir donde lo dejé? Voy a terminar de alimentar a este monstruo y luego bajarlo para su siesta de la mañana.
—Claro.
Nos dirigimos por las escaleras hasta el espacio de oficinas por encima de su cochera que Brittany tan amablemente había construido para que ella pudiera trabajar desde casa con su bebé. Todavía no sé la historia detrás de su relación, y hago una nota mental para preguntarle sobre ello esta noche.
El trabajo me mantiene ocupada durante todo el día y estar de nuevo en la fogosa presencia de Kylie —escuchar como hace llamadas de ventas difíciles, duplicando sus esfuerzos para conseguir más donaciones— me hace sentir mejor acerca de mi decisión de regresar a Los Ángeles. Llama a inversores potenciales y los mete en el proyecto con facilidad. Estoy segura de que ha escuchado sobre el acuerdo de divorcio de Brittany y los reducidos fondos que tiene para contribuir.
Nuestro trabajo es ocasionalmente interrumpido por episodios de gritos que podemos escuchar desde el monitor de bebé. Kylie corre a trompicones, saltando de la habitación para recuperar un chupete varado, regresa a la oficina para escribir un correo electrónico apresurado en su computadora portátil, y luego juega un intenso juego de no-me-ves mientras responde preguntas de un inversor al teléfono acunado entre el hombro y la oreja. Realmente es una súper mujer. Nunca me di cuenta de lo difícil que sería ser una madre soltera hasta que la veo en acción. Estoy exhausta sólo mirándola.
Cuando llego a casa del trabajo, sé que la motocicleta estacionada a un costado significa que Brittany me ganó en llegar a casa. Casa. Suspiro felizmente. Quitándome los zapatos en el cuartillo de la entrada, voy en busca de ella. No creo que alguna vez me acostumbre a lo grande que es esta casa. Tal vez algún día voy a hablar con ella para que nos mudemos a un apartamento acogedor de un dormitorio. Aunque extrañaría mucho la vista del mar.
Encuentro a Brittany en su despacho, con las mangas de la camisa blanca subidas hasta sus antebrazos y un vaso de cristal lleno de whisky. ¿Llegó del trabajo y ya está tomando licor fuerte? Esto es nuevo.
—¿Todo bien? —pregunto, sentándome en su regazo y llevando mis brazos alrededor de su cuello.
Baja su vaso y apoya la barbilla en mi hombro. —Sólo el trabajo. —Libera un profundo suspiro—. Las cosas están jodidas por el momento.
No suele hablar mucho de su trabajo, y me doy cuenta de que quiero que me deje entrar a esta faceta de su vida. Ella es el presidenta de una compañía de la que conozco muy poco.
—¿Qué está pasando con el trabajo? —pregunto.
Levanta la cabeza y encuentra mis ojos. —No es nada para que te preocupes, dulzura.
Puede que no tenga una educación Ivy League como ella, pero estaba bastante segura de que podía entender lo que le molestaba. Tal vez incluso podría ayudar a que fuera un poco mejor. ¿No es eso lo que las novias hacen?
Me levanto de su regazo y me paro frente a ella con las manos en las caderas. —No creo que tenga que recordarte que la retención de información te metió en problemas antes. Nunca hablas de tu trabajo. Déjame entrar. Voy a ser una verdadera compañera, Brittany.
La línea del ceño frunciendo su frente se profundiza mientras me mira. —Eso no es… no estoy tratando de ocultarte nada.
—¿Cómo conoces a Kylie? —espeto.
—Vamos a ir a cenar y hablaremos de todo.
Oh, mierda. Tiene esa mirada en su rostro como si tuviera que decirme algo desagradable. ¿Todo el mundo ha visto el coño de mi novia? Trabajar mañana con Kylie va ser extremadamente difícil de ser así. Por mucho que me gusta y la respeto, no voy a ser capaz de mantener la calma si compartieron algún pasado ilícito.
Brittany
Una vez que Santana y yo estamos sentadas en la mesa del comedor con nuestros platos de comida en frente de nosotras, sé que no puedo frenarlo por más tiempo. No estoy acostumbrada a traer a la gente a mi mundo tan completamente. Incluso cuando me casé, rara vez discutí de mi trabajo con Stella. No creo que ni siquiera notara lo que hacía, con toda honestidad. Pero también sabía que era hora de cambiar.
—En primer lugar, conocí a Kylie en la universidad. Nos encontrábamos en la misma fraternidad de negocios. Y hace unos años, cuando fundaba mi caridad, escuché de un amigo en común que se había mudado aquí y que buscaba un trabajo. La entrevisté en una cafetería. No habíamos hablado en un par de años en ese momento. Me pareció que se encontraba más que calificada. Había dejado su trabajo en una gran empresa de marketing en el este para disfrutar del sol de California. Sabía que si no la contrataba, pronto tendría múltiples ofertas de empresas más grandes.
Santana juguetea con el tenedor. —¿Así que nunca hubo nada romántico entre ustedes?
—No. —Es la verdad absoluta, y nunca he estado más agradecida de mantener mi coño en los pantalones de lo que estoy en este momento. No podría aceptar otra mirada de decepción cruzar las facciones de mi chica—. Es una empleada, eso es todo.
—Está bien. Gracias a Dios, porque el trabajo sería realmente extraño si hubieran tenido un pasado secreto. —Santana sonríe y toma un gran bocado de la comida en su plato.
—Ahora, en cuanto al trabajo. No soy bueno en hablar de mis errores.
Ella me mira y su expresión cae.
—Tuvimos un mal trimestre y la acción de la compañía se ha reducido un quince por ciento.
—¿Qué significa eso?
—Significa que la CNBC2 y varias agencias de noticias están discutiendo por qué la compañía se está hundiendo y lo que el presidente hará al respecto.
—Oh. Lo siento, Britt. No lo sabía.
Asiento. —No lidio bien con el fracaso.
—Esto no es un fracaso, Britt. No eres un fracaso. —Su brillante mirada azul quema en la mía—. Eres una directora ejecutiva con veintiocho años. Eso es bastante malditamente increíble. ¿Y qué empresa no tiene malos resultados de vez en cuando?
Tiene razón. —Cierto.
—¿Tienes algún plan de cómo vas a arreglarlo? —pregunta.
—Lo tengo. —Me reuní con mi personal de alto nivel durante toda la tarde para idear un plan de trabajo de seis meses que nos saque de la zona roja. De ahí el por qué me encontraba en casa temprano y bebiendo licor fuerte. Había sido un día brutal, pero al menos teníamos un plan. Estuve cargando en mis hombros todo esto, no quería preocupar a Santana, pero cuando se estira a través de la mesa y toma mi mano, entrelazando sus dedos con los míos, veo lo equivocada que estaba. Decírselo —abrirme de esta manera— no va a empeorar la situación, de alguna manera lo mejora. Al menos coloca las cosas en perspectiva. El trabajo era trabajo. Siempre estaría allí. Habría altibajos. Pero esta era mi vida real. Esta mujer, que me aceptaba con todos mis defectos, y me amaba de todos modos.
—Arreglarás esto —dice, dándole un apretón a mi mano.
—En efecto. —Aprieto en respuesta.
Seguimos comiendo, y luego llevamos nuestros platos a la cocina. —Estuve preocupada por un segundo de que tu estado de ánimo tuviese algo que ver con Stella, o su acuerdo de divorcio —confiesa Santana, enjuagando los platos y entregándomelos uno a la vez para ponerlos en el lavavajillas.
Niego con la cabeza. —No. Todo eso está en un cuadro aparte.
—No puedo creer que así como así… se acabó.
—Sí, dulzura.
—Brittany, estoy… —Lo sé. También estoy en la maldita luna por todo esto. Pace me sugirió hacer una fiesta. Su frente se arruga por la concentración. —Deberíamos hacerla.
—¿En serio? ¿Quieres celebrar mi divorcio?
Niega con la cabeza. —No, quiero que celebremos como una pareja. Podríamos invitar a mi familia, la tuya, reunirlos a todos.
—Me gusta la idea. —Me apoyo en la isla de la cocina y planto un beso en su boca—. ¿Qué deberíamos hacer?
—Creo que la única cosa apropiada sería una fiesta en la piscina.
—¿Ah, sí? No pensé que querrías estar cerca de la piscina otra vez.
—Ese es el punto, Britt. Es hora de seguir adelante y dejar atrás el pasado.
Mi pecho se hincha de orgullo. Amo a esta chica.
—Vamos, vamos arriba. —Toma mi mano de nuevo—. Creo que un masaje puede relajarte.
Levanto una ceja. —¿Te acuerdas de lo que pasó la última vez que trataste de darme un masaje? —Las imágenes eróticas de nosotras en la ducha después de su intento fallido de masaje queman en mi cerebro.
—Claro que sí. —Sonríe y me saca de la cocina
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Re: Brittana: Filthy Beautiful Love ParteII EPILOGO
Chapter 10.
Santana
—Esto es tan malditamente extraño —digo, girándome hacia Beth.
—¿Qué? —responde, ajustando los lazos de su bikini.
—Papá se encuentra allí hablando con Brittany. —La mujer que me compró en una subasta de sexo, añado mentalmente.
—¿Y?
Becca y yo giramos y observamos sobre la piscina donde Brittany y nuestro padre se hallan de pie bajo la sombra de la glorieta de cedro, bebiendo cócteles y hablando casualmente.
—Simplemente es raro —digo.
Se encoge de hombros a mi incomodidad. —Somos chicas grandes, San. A papá no le importa si te acuestas con una millonaria. Mierda, probablemente se siente orgulloso. Sé que yo sí. —Me sonríe.
Ruedo los ojos, agradecida por mis gafas de sol ocultándolos. Está loca. La ansiedad que sentí planeando esta fiesta era en su mayoría sobre la forma en que mi papá y Brittany se llevarían. Nunca le he presentado a mis padres un hombre o una mujer antes. Especialmente una que es siete años mayor, maneja una empresa, y tiene su propia mansión en Malibú. Es un poco angustioso.
Mi madre se ha ocupado ayudando en la cocina, claramente incómoda dejando que el personal contratado nos sirviera completamente, a pesar de que Brittany y yo le dijimos en numerosas ocasiones que disfrutara y se relajara. No creo que mi madre sepa cómo relajarse. Es algo que aprendo ahora cómo hacerlo yo misma.
Sin embargo, el día es bastante perfecto. El sol brilla por encima de nosotros. La temperatura es perfecta. Música reggae suave suena débilmente en el fondo a través de los altavoces al aire libre y el bar se halla abastecido con bebidas tropicales y botellas heladas de cerveza. No hay nadie en la piscina aún, pero las bolas de colores brillantes se menean en la superficie del agua seductoramente. Después de un rato más yaciendo fuera, estoy segura que estaré lista para tomar un baño.
Collins y Pace se hallan sentados en el bar, cada uno con una copa en la mano. Es temprano todavía y Becca, la cocinera personal de Brittany, tiene todo preparado para una barbacoa después. Lo que me pone aún más curiosa acerca de en lo que mi madre podría ayudar con el interior. Probablemente vuelve loca a Becca.
Tomo otro sorbo de mi daiquirí de mango y trato de relajarme.
Marta viene paseando por las puertas del patio como si estuviera trabajando en una pasarela. Por alguna razón verla en su pequeño bikini rojo de cuerdas hace que se me forme un nudo en el estómago. No me gusta que tuviese una aventura con Britt, no importa cuán breve fuera.
––¿Quién diablos es esa? —pregunta Beth, bajando la voz.
—Marta. Trabaja para Britt como su asistente personal.
—Es hermosa —dice Beth.
Al parecer, Marta no entendió el tema de fiesta casual en la piscina, su maquillaje es como realizado por expertos y ha labrado su pelo en olas perfectas que caen sobre sus hombros y espalda. Mi pelo se encuentra en una coleta desordenada y lo único que adorna mi piel es una gruesa capa de protector solar grasienta. Siento la necesidad de ir arriba, añadir rímel y lápiz labial y el cambiarme en mi top del bikini que levanta. En lugar de eso me bebo el resto de mi bebida.
—¿Te la vuelvo a llenar? —pregunta Beth, riéndose de mí.
—Sí, por favor.
Beth va hasta el bar, se presenta a Marta y hace una breve charla con Pace y Collins, vuelve a llenar cada uno de los vasos de daiquirí, luego se detiene para hablar con papá y Brittany.
Finalmente regresa con nuestras bebidas semi-derretidas en la mano. —¿Qué fue todo eso? —pregunto, aceptando la copa y sorbiendo un trago helado.
—Bien, en primer lugar. Los hermanos de Brittany son tan calientes.
Asiento. Duh.
—Todavía pienso que Pace y yo podríamos haber tenido diversión en Italia... —le dice a nadie en particular—. En segundo lugar, no te preocupes por papá y Brittany. Hablan de las obras de caridad de Brittany en África y papá prácticamente babea, colgado de sus palabras. Estoy bastante segura de que consiguió un enamoramiento por tu novia.
—Gracias, Becs. —Me preguntaba lo que estaba haciendo. Por otra parte, espiar para mí se encuentra prácticamente en el manual del gemelo.
—En tercer lugar, Marta no es nadie de la que necesites estar preocupada. Sus tetas son obviamente falsas y, en serio, ¿usa tacones en una fiesta de piscina?
No me había dado cuenta de sus zapatos, pero Becca tenía razón, sus sandalias tenían un tacón de diez centímetros. Hija de...
—Lo intenta demasiado duro, San —continúa Becca—. Eres naturalmente hermosa y hombres y mujeres prefieren eso sobre algo falso cualquier día. Confía en mí.
Libero a un profundo suspiro. Sé que tiene razón. Britt no mira a Marta como me mira a mí. —Ella y Brittany tuvieron una aventura —le admito a Becca—. La primera vez que se separó de su ex mujer. Estoy bastante segura de que no ha visto simplemente los encantos de mi amor, pero ha tenido el placer de estar de rodillas delante de ella, tomándola.
—Qué perra real.
Me río, amando el odio instantáneo de Becca hacia Marta.
—En serio, hermanita, ¿te sientes bien con que trabaje para ella, dado su pasado? Si no, debes hablarlo con ella. —El gesto tirando su boca hacia abajo me es familiar. Es lo mismo que veo cuando me miro en el espejo.
—Tuvo una conversación con ella. Le dijo que si causaba algún problema entre nosotras, sería despedida.
—Sí, pero cuando aparece aquí con ese aspecto, algo me dice que debes tener tu propia pequeña charla con ella. Un agradable comunicado, un aléjate de mi mujer, perra, debe hacer el truco.
—¿Eso crees? —Nunca me imaginé diciéndole algo así a Marta directamente, pero ahora que Becca lo sugiere, la idea me llena de ansiedad y un extraño tinte de emoción. Nunca he reclamado a una mujer.
Bebo el resto de mi bebida hasta que la paja hace un sorbido ruidoso contra el fondo del vaso. —Mantén esto. —Le entrego a Becca. Sin darme la oportunidad
de acobardarme, me levanto de la silla y me pavono hacia donde Marta habla con Pace y Collins al lado del bar.
—¿Podemos hablar un momento, Marta?
—Claro. —Me sonríe dulcemente y deja su vaso de vino blanco.
La llevo al grupo de sillas cerca con cojines fuera del alcance del oído de nadie más.
—Entonces, ¿cómo va la redecoración en la casa de la piscina? —le pregunto.
Mierda. Puedo sentirme relajándome. Esto se hace aún más difícil por el hecho de que ella y yo somos alguna clase de amigas. Ha sido amable conmigo. Me ha llevado de compras y se quedó conmigo cuando Brittany estuvo fuera de la ciudad por negocios. Por supuesto, se me ocurre que todas esas cosas de amistad podría haber sido un acto para acercarse a Brittany. Simplemente no se encuentra en mi naturaleza ser mala y resulta que no tengo la primera pista sobre cómo empezar.
—En marcha. Le envié un correo a Brittany con un enlace de una serie de diseños que me gustan para el espacio, pero al final le toca a ella.
Mi lengua queda trabada y sin saber qué decir a continuación. Creo que las dos sabemos que no la aparté de la diversión para tener una conversación privada sobre las nuevas cortinas de la casa de la piscina poco utilizada.
—¿Todo bien, San?
—No, en realidad no. —Me aclaro la garganta, deseando haberme bebido un tercer daiquirí antes de intentar esta conversación incómoda—. Brittany me habló de tu pasado con ella.
—Oh. —Baja la mirada en el patio de piedra a sus pies.
—Y aunque me aseguró que no tiene ningún interés en ti, necesitaba escuchar que dices lo mismo. —Hago una pausa, mirándola a los ojos y me concentro en respirar con calma. No necesita saber que mi corazón late como un tambor.
—En un tiempo, me gustó Brittany. Es una mujer inteligente, encantadora. ¿Qué mujer no se enamoraría de ella? Pero con los años, he aceptado que no me ve de esa manera, San. Puedo prometerte que la he superado.
Asiento, sin dejar de mirarla, y no se siente segura de qué decir a continuación. Caray, esto es incómodo. Debería haber hecho a Becca venir aquí y tener esta conversación. Lástima que no éramos tan idénticas y no podíamos hacernos pasar la una por la otra, porque de lo contrario, lo haría totalmente.
Marta se inclina más cerca. —Escucha, la verdad es que sé que no puedo competir contigo. Eres una chica hermosa. Y Brittany te ama. Si no te lo ha dicho, sin embargo, estoy segura de que lo hará, porque puedo verlo cada vez que te mira...
—Me lo ha dicho —lo admito.
—Oh. Bueno, como he dicho, no me sorprende. —Se toma un minuto, mirando a sus dedos del pie de nuevo, antes de mirarme a los ojos—. Espero que mi trabajo no te moleste. Si lo hace, lo entiendo, pero me encanta mi trabajo, y... Me levanto una mano, deteniéndola. —No me molesta. Confío en Brittany. Sólo necesitaba que sepas que ahora es mía.
—Lo sé —dice en voz baja—. Lo sé.
Me enderezo mis hombros, mi confianza en aumento. —Bien. Estoy contenta de haber tenido esta conversación. Estoy bien con que sigas trabajando para ella, pero solo sé que no voy a tolerar que coquetees con lo que es mío.
—Lo entiendo, San —dice, con la barbilla inclinada hacia abajo, como si algo de su aplomo hubiera desaparecido.
Me alejo de nuestra conversación sintiéndome un poco extraña y un poco triste. Cuando le transmito los detalles a Becca después de hundirme en la tumbona, hace un gesto para desestimarlo.
—No te sientas mal. Escucha, Marta es jodidamente hermosa. Es un diez. No tendrá ningún problema encontrando un hombre ahora que sabe que es hora de dejar ir a Britt. Hiciste lo correcto al hablar con ella. Ahora todo se halla al descubierto y no hay secretos. Además, ahora que sales con una mujer tan absolutamente atractiva como Brittany, será mejor que te acostumbres a sacar a las chicas de encima. Eso fue un buen calentamiento.
Asiento en acuerdo. —Bien, buen punto. —Cómo se volvió tan sabia mi hermana, no tengo idea.
—Estoy feliz por ti, San —dice—. Como en serio jodida y ridículamente feliz. No importa lo que pase, quiero que vivas cada día al máximo. Ríete. Canta en la ducha. Baila desnuda. Ten sexo con tu amor en la cocina. Ten un montón de bebés.
La miro, mi estómago de repente apretándose en un nudo. —¿De qué hablas? ¿Por qué dices todo esto?
Se encoge de hombros. —Es solo que nunca sabemos cuánto tiempo nos queda, eso es todo.
Esta conversación en la brillante luz del sol con Bob Marley cantando Everything's Gonna Be Alright en el fondo se siente totalmente equivocada y fuera de lugar. Lo odio.
Me trago el nudo en mi garganta. —Estás saludable, ¿verdad?
Asiente. —Todo lo que digo es que si mi cáncer me enseñó algo, es a vivir cada día como si fuera el último.
—Cielos. No me asustes así, Becca. Ambas tenemos un montón de tiempo para los bebés y todo.
—Por supuesto. Es sólo que has estado enfocada en mí durante tanto tiempo, ahora que estoy sana es el momento de que te enfoques en ti.
—Nunca me ha importado estar allí para ti ni un solo segundo. Haría cualquier cosa por ti.
—Ya lo sé. Simplemente no quiero que tengas que sacrificar más. —Sonríe débilmente.
Odio que tenga razón. Me avergüenza admitir que he estado resentida varias veces en mi vida. El baile de graduación de nuestro último año en la secundaria era el ejemplo perfecto. Había comprado el vestido plateado más hermoso sin mangas y se suponía que iba a ir con el capitán del equipo de baloncesto de nuestra escuela, Johnny Knight. En su lugar, Becca tuvo una recaída y toda nuestra familia viajó a Houston para una cirugía de emergencia. Me siento tan egoísta por pensar en ello siquiera. Finalmente boté ese vestido plateado el año pasado. Las etiquetas seguían puestas. Y la culpa no terminaba ahí. Ahora me sentía mal por no haberlo donado, pero en un arranque de ira, lo arrojé al bote de basura en su lugar.
—Es sólo que has vivido en la sombra de mí y mi enfermedad por tanto tiempo. Este es tu momento y no quiero que nada se interponga en el camino de eso.
—¿Cuándo es tu próxima visita al médico? —pregunto, cambiando el tema lejos de mi propia vida amorosa.
—Voy el lunes. Pero me siento bien. —Se da cuenta de mi estado de ánimo amargo y su sonrisa se convierte en un ceño fruncido—. Oye, lo siento por ponerme tan pesada contigo. Sólo quiero saber que sin importar lo que pase, vas a estar bien.
—Por supuesto que lo estoy. —Mi vida se forma y Becca finalmente mejora. Todos tenemos mucho que esperar.
Me acuesto mirando directamente hacia el sol. Nuestra conversación me ha dejado un poco al borde. En realidad, todo el día lo ha hecho. Entre mis padres conociendo a Brittany por primera vez, mi conversación con Marta y ahora esta extraña discusión con Becca… he perdido mi sentido de calma zen. Puf. Se ha ido.
Mi mirada se desvía a Brittany y veo que me mira desde el otro lado de la piscina. Sostiene el teléfono en la mano y le echa un vistazo a mi bolso de playa y luego de vuelta a mí. Agarro mi propio teléfono del bolso, preguntándome si eso es lo que me pide que haga.
Tan pronto como saco mi teléfono, veo un mensaje.
Te ves estresada.
La miro, preguntándome cómo puede leerme tan bien, cómo es posible que pueda estar sintonizada conmigo cuando entretiene a los invitados. La amo aún más en ese momento. Escribo mi respuesta.
No lo estoy. En realidad no.
Mientes.
La miro y sonrío. Me encanta que me conozca tan bien.
Estoy bien. Lo prometo. ;)
Mantengo mis ojos en la pantalla, esperando su respuesta, pero cuando no llega la miro de nuevo. Se encuentra de pie al otro lado de la piscina y me siento impresionada por la belleza de nuestro idílico entorno. Sin nada más que el cielo azul por encima, y el reluciente sol brillando sobre su cuerpo la hace parecer una estatua de bronce de una Diosa Griega. Su cuerpo mostrándose en ese esplendido traje de baño negro recatado y mansión elevándose por detrás, solo con la extensión de agua azul brillante separándonos, me recuerda lo afortunada que soy.
Finalmente me responde.
Bueno, yo no lo estoy.
¿Qué pasa?
Quiero follarte.
;)
—Voy a ir a nadar —dice Becca
Mierda, estoy tan envuelta en mi conversación traviesa que me olvidé que se encontraba a mi lado. —Bien. Diviértete. —La observo mientras se pasea hacia la piscina y veo a Pace mirándola con nostalgia, pero no hace ningún movimiento. Me pregunto brevemente si Brittany le advirtió que se mantuviera alejado de ella.
Una vez que Becca se encuentra en el agua, le echo un vistazo a mi teléfono.
Mi coño te extraña. Le dije que te tendríamos más tarde, pero se halla jodidamente humeda y arde necesitada tiene que ser ahora.
¿Ahora? ¿Al igual que AHORA?
¿Está loca? No es posible que podamos. Mientras mi cabeza da vueltas, el teléfono suena en mi mano.
Sí.
La miro y la veo escribir otro mensaje.
Nos vemos en la casita de la piscina.
Mis pezones se endurecen contra la parte superior de mi bikini y mi corazón se tropieza en su lucha por ganar velocidad. Sin esperar mi respuesta, guarda su teléfono entre sus pechos como lo he hecho yo tantas veces. Le dice algo a mi padre, quien asiente una vez, y luego se pasea despreocupadamente hacia la casita de la piscina.
Mi propia caminata hacia la casita de la piscina no es tan casual. Me siento tan culpable como un criminal condenado a muerte, segura de que todo el mundo me mira y sabe exactamente lo que voy a hacer. Mis mejillas ya se encuentran ruborizadas de un rojo brillante y mi respiración sale demasiado rápido. Al parecer, apesto en los encuentros de sexo secretos.
Cuando llego a la puerta de la casa de la piscina —que para cualquier persona normal sería una casa de grandes dimensiones—se encuentra en la puerta esperándome con una sonrisa expectante.
—Viniste.
—¿De verdad pensaste que te rechazaría? —pregunto.
—No.
Tomando mi mano, me tira adentro, cierra y bloquea la puerta detrás de nosotras. Los tres dormitorios y los dos baños se hallan en construcción. El papel tapiz se ha despojado de las paredes y hay lonas cubriendo los pisos. El polvo y las herramientas al azar se encuentran dispersas por encima.
Todas las pequeñas cosas tontas por las que me preocupé antes se desvanecen mientras me concentro totalmente en mi amor y este hermoso momento.
Tomando mis muñecas con sus manos, las lleva a su boca, besando la parte interior de cada una. Su sonrisa me dice que puede sentir la forma en que mi pulso se acelera por su toque. Me guía hacia la cocina y nos detiene junto al mostrador de piedra.
—Las manos en el mostrador —susurra bajo cerca de mi oído, sus labios haciéndole cosquillas a la piel sensible en mi cuello.
Trago y obedezco, girándome para poner mis palmas sobre el mostrador.
Se mueve detrás de mí y la siento desatar lentamente la cuerda en mi espalda. Sus manos se mueven bajo las copas de mi bikini y masajea mis pechos, tirando mis pezones duros hasta que jadeo por la sensación.
Quitando mi cola de caballo del camino, tira de la cuerda detrás de mi cuello y saca mi bikini por completo, poniéndolo sobre el mostrador junto a mis manos extendidas. Besa a lo largo de mi nuca y mi espalda mientras sus manos siguen frotando mis pechos y pezones. Empujo mi culo en su contra y soy recibida por humedad, que estoy segura es apenas contenida por su traje de baño que desapareció sin yo darme cuenta . Lanza un fuerte gruñido.
Sus manos bajan por mis costados y empuja la parte trasera de las bragas de mi bikini. Ahueca mi culo, amasándolo con las manos y luego continúa bajando mis bragas hasta que se acumulan en mis tobillos.
—Abre las piernas —respira en mi oído.
Tiemblo por todas partes, pero amplío mi posición, preparando mi cuerpo para ella.
—Voy a alimentarte. Un centímetro a la vez. Quédate muy quieta, ¿de acuerdo?. Me abre de piernas igualmente ella para quedar encima de mi y que nuestros centros de encuentren. Al hacerlo ambas gemimos por sentirse tan bien Se retira. —Tienes que quedarte quieta, dulzura. No queremos que nadie sepa que te estoy follando, y la sientro frotarse lentamente contra mi y nos vuelve loca el contacto lento ambas necesitamos mas la agarro de su cintura, y comenzamos en un movimiento loco, desesperado por alcanzar la cima y nuestros orgasmos se van construyendo, britt toma mis manos y las coloca en la parte superior de mi cabeza y comienza un vaivén acelerado y en cuestión de segundos nuestros sexos chocando ambas sincronizadas llegamos a nuestro orgasmo.
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Re: Brittana: Filthy Beautiful Love ParteII EPILOGO
Chapter 11
Brittany
Tira de la cadena sobre ella, el agua cayendo en cascada del cabezal de la ducha en forma de lluvia, empapándola de la cabeza a los pies.
Me pongo caliente otra vez observándola. Corrientes de agua corren por su cuerpo y sus pezones se endurecen por el agua fría. Tengo que obligarme a mirar a otro lado para tratar y domar mi deseo. Congenié con sus padres muy bien y no me gustaría deshacer todas mis buenas primeras impresiones por tener una reaccion inoportuna mientras me como con los ojos a su hija.
San dirige su mirada hacia mí y su sonrisa desafiante me dice que sabe exactamente a qué está jugando. Pequeña chica mala. Será azotada después por tratar de sacarme de quicio de esta manera.
Levanto una ceja en pregunta y San apaga el chorro de agua y envuelve una toalla a su alrededor, cubriendo todas esas hermosas posesiones.
Un chillido perfora de otra manera el entorno pacífico y todos los ojos se mueven hacia las puertas del patio. Kylie está cargando en su cadera a un bebé llorando y una bolsa de playa rebosante con pañales y juguetes de bebé en el otro brazo.
Cruzo el camino de piedra y tomo la bolsa de su hombro, de ninguna manera me ofreceré a cargar al bebé llorando. A uno calmado, podría intentarlo, pero no a esta cosa. Él está tomando lecciones de un banshee3, estoy seguro de ello. De todas formas, no hay otra explicación posible a cómo podría ser capaz de alcanzar esas octavas.
―Gracias. Y disculpa por lo de Max ―dice Kylie, aceptando mi ayuda.
―No es un problema. ¿Está todo... bien? ―pregunto, levantando una ceja hacia el banshee, quiero decir hacia el bebé, en cuestión.
―Ha estado así por días. Llora sin parar. Le están saliendo los dientes ―explica.
―Entonces vamos a conseguirte una copa de vino. ¿Algo que pueda hacer por el pequeño? ―pregunto.
Ella sacude la cabeza. ―No, con suerte se calmará. Lo siento tanto, no quiero que arruine la fiesta.
―No lo hace, Kylie. En absoluto. Ven, por favor, relájate. ―La llevo a la barra, donde Pace y Collins han estado toda la tarde.
Pace se pone en pie, asumiendo el papel de barman. ―¿Qué puedo servirle?
―Pace, Collins, esta es Kylie. Ella es el cerebro detrás de mi organización de caridad.
Las presentaciones son intercambiadas mientras Pace le sirve a Kylie vino blanco.
―¿Segura que no quieres algo más fuerte? ―pregunta Collins, sonriéndole al bebé aun quejándose en sus brazos.
―Estoy bastante segura de que mis tímpanos estallaron hace dos días ―explica ella, para su beneficio, que al pequeño bebé le están saliendo los dientes.
―Permíteme cargarlo ―ofrece Pace, rodeando la barra y deteniéndose ante Kylie―. ¿Te importa?
Sus cejas se disparan a su frente con sorpresa. Estoy muy sorprendido. Pace es un gato al acecho, pero incluso él no es tan estúpido como para tratar de seducir a otra de mis empleadas, especialmente no una que es madre soltera.
―Puedes intentar... ―No antes de que las palabras salgan de la boca de Kylie y el bebé esté en los brazos de Pace, su llanto se detiene por completo. El repentino silencio nos sorprende a todos y nos quedamos allí, mirando a Pace sosteniendo un bebé.
―Oye pequeño hombre ―dice Pace, rebotando al bebé con un brazo.
El bebé se queda mirando fijamente a mi disparatado hermano, sus ojos azules gigantes parpadeando contra la luz del sol mientras lo toma todo. Él agarra las gafas de sol de Pace, las saca de su rostro y comienza a masticarlas en el extremo.
―Lo siento mucho, tiene juguetes para la dentadura aquí en alguna parte ―dice Kylie, corriendo a buscar en la bolsa gigante a sus pies.
―Estamos bien ―dice Pace, alejándose con el pequeño.
―¿Quién es él, el encantador de bebés? ―bromea Collins.
Todos nos encogemos de hombros y Kylie toma un gran sorbo de su vino, sus ojos en Pace y su hijo.
Pace pasa la mayor parte de la tarde con el bebé, sosteniéndolo, rebotándolo en su rodilla, nadando con él en la piscina... y Max permanece tranquilo y contento a lo largo de toda la cosa, sus grandes ojos azules clavados en el hombre que lo sostiene todo el tiempo.
―¿Por lo general es así con los bebés? ―Kylie me alcanza y me pregunta.
―Esta es la primera vez ―admito.
Ella se muerde el labio y los mira chapotear en la parte menos profunda de la piscina. No tengo idea de lo que está pensando y, francamente, no quiero saber. Pace y Kylie sería una idea terrible.
Más tarde, nos sentamos en una comida perfecta preparada por Becca, y Pace renuncia a su dominio sobre el bebé, solo lo suficiente para comer, pasándoselo a San para que Kylie pueda comer en paz. Pace podría haber estado bien cuidando al bebé durante toda la tarde, pero nada se interpondría entre él y el montón de costillas en su plato. Es mejor así, probablemente se comería el brazo del bebé por error.
La visión de San con un bebé en sus brazos me hace algo extraño. Mi corazón palpita en mi pecho y distraídamente pongo mi palma contra él, tratando de ponerlo a latir normalmente de nuevo. ¿Qué demonios? San le está balbuceando algo, algo que no puedo entender, pero su voz es un susurro suave y dulce, como nunca he escuchado antes. Decido que me gusta. Bastante.
Se sienta con él en su regazo y le da de comer pequeños bocados de galletas que rompe en pedazos diminutos. Nunca supe que esto podría ser tan cautivante, pero por alguna maldita razón, han capturado toda mi atención.
***
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Re: Brittana: Filthy Beautiful Love ParteII EPILOGO
Cuando San y yo nos arrastramos a la cama esa noche, las dos estamos bronceadas y aletargadas por la tarde pasada entretenida.
―Me alegra que nuestras familias se conocieran ―dice alrededor de un bostezo.
―Yo también.
―¿De qué hablaron mi padre y tú?
Supongo que se dio cuenta de que yo lo recluté toda la tarde.
―Principalmente hablamos de mi trabajo. Un poco sobre mi familia. Nada demasiado emocionante. Solo una pequeña charla ―miento.
No le diré a San, pero le dije a su padre que estoy locamente enamorada de ella. Que es todo para mí. Pedí su bendición y le dije que pensaba pasar el resto de mi vida amándola. Él se quedó allí con una expresión seria como si estuviera evaluando no solo a mí como mujer, sino también mis intenciones. Después de un momento de tensión, sonrió, me dio la mano y luego me dio la bienvenida a la familia. Nuestra follada de mediodía en realidad fue de celebración, solamente que ella no lo sabía.
―Vamos a dormir un poco, nena. ―Aseguro mis brazos a su alrededor, esperando detener cualquier otra duda.
―Me alegra que nuestras familias se conocieran ―dice alrededor de un bostezo.
―Yo también.
―¿De qué hablaron mi padre y tú?
Supongo que se dio cuenta de que yo lo recluté toda la tarde.
―Principalmente hablamos de mi trabajo. Un poco sobre mi familia. Nada demasiado emocionante. Solo una pequeña charla ―miento.
No le diré a San, pero le dije a su padre que estoy locamente enamorada de ella. Que es todo para mí. Pedí su bendición y le dije que pensaba pasar el resto de mi vida amándola. Él se quedó allí con una expresión seria como si estuviera evaluando no solo a mí como mujer, sino también mis intenciones. Después de un momento de tensión, sonrió, me dio la mano y luego me dio la bienvenida a la familia. Nuestra follada de mediodía en realidad fue de celebración, solamente que ella no lo sabía.
―Vamos a dormir un poco, nena. ―Aseguro mis brazos a su alrededor, esperando detener cualquier otra duda.
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
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Re: Brittana: Filthy Beautiful Love ParteII EPILOGO
holap,..
es bueno que se hablen con la verdad,...
mmm ya se conocieron toda la familia,..
britt ya ve a san con bebes,...
nos vemos!!!
es bueno que se hablen con la verdad,...
mmm ya se conocieron toda la familia,..
britt ya ve a san con bebes,...
nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
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Re: Brittana: Filthy Beautiful Love ParteII EPILOGO
mejor no podrian ir las cosas entre ellas, espero de verdad que la hermana de san este curada totalmente!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
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Re: Brittana: Filthy Beautiful Love ParteII EPILOGO
3:)
holap,.. es bueno que se hablen con la verdad,... mmm ya se conocieron toda la familia,.. britt ya ve a san con bebes,... nos vemos!!! escribió:
hola, pues britt esta pensando en un futuro juntas eso es bueno ojala se materialice. San con bebe seria la cosa mas dulce.
Micky Morales mejor no podrian ir las cosas entre ellas, espero de verdad que la hermana de san este curada totalmente!!!! escribió:
si las cosas estan saliendo bien, pero como nada es perfecto en esta vida, espero que eso no les pase a ellas
Gracias por comentar
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
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Re: Brittana: Filthy Beautiful Love ParteII EPILOGO
Chapter 12
Brittany
El martes siguiente en el trabajo, recibo una serie de llamadas telefónicas de Kylie, luego de Marta y finalmente de Becca. Dejo que se vayan todos al correo de voz y me pregunto si todas las mujeres de mi vida se han vuelto de repente locas. Hoy, me voy a reunir con los directivos, teniendo una sesión de estrategia sobre tratar de cambiar el tercer trimestre antes de que el informe de ganancias salga el próximo mes.
Cuando mi teléfono parpadea de nuevo, bajo la mirada hacia la pantalla. El texto de Kylie me hace tirar la pila de informes que estoy revisando.
Brittany, ¡responde a tu maldito teléfono! ¡¿Dónde estás?!
En la oficina, ¿qué pasa? Escribo, molesta.
Tienes que venir a ver a Santana. Su hermana ha fallecido.
Mirando las palabras en la pantalla, trato y fallo al comprender su significado. Acabábamos de pasar el fin de semana con la familia de Santana. Beth se encontraba bien. Estaba delgada y se quejaba de estar cansada, pero había estado bien. No. Esto tenía que ser algún tipo de error.
Excusándome de la sala de juntas, le escribo un texto a Kylie, confirmando que me hallaba en camino. Llamo a Marta con mi teléfono mientras bajo corriendo por las escaleras. No hay tiempo para esperar al ascensor, no mientras mi chica me necesita.
—Britt, ¿dónde has estado? He estado tratando de...
—Lo sé. Kylie me lo acaba de contar.
—Oh Dios, Brittany, es horrible.
***
Conduzco como un cohete todo el camino hacia la casa de Kylie. Cuando llego, no me molesto en llamar, me dirijo al interior, mis ojos buscando a Santana.
En su lugar, encuentro a Kylie en la habitación de enfrente, su expresión angustiada.
—Gracias a Dios que estás aquí.
—¿Dónde está? —grito.
Kylie señala a la parte trasera de la casa. Corro por el pasillo y encuentro a Santana sentada en la mesa de la cocina mirando a sus manos, una taza de té ahora frío ubicada a su lado junto con media docena de pañuelos usados.
La sala está en silencio y sin vida. Joder, lo odio.
—Dulzura... —murmuro contra el zumbido de la nevera.
La cabeza de Santana se alza y su expresión es una que nunca la he visto tener y una que espero nunca ver de nuevo el tiempo que vivamos.
Su piel está pálida, su boca se dibuja en una línea apretada, pero sus ojos son lo peor. Están en blanco e inexpresivos —dos piscinas encantadas de negro que, a pesar de su silencio, gritan de dolor y trauma tan profundo que mi estómago se encoge mientras temo que nunca volverá a estar completa de nuevo. Beth no era solo su hermana, no solo su mejor amiga. Ella era la gemela de Santana. Es una pérdida que no puedo ni siquiera empezar a entender.
—Ven aquí, cariño. —La pongo en mis brazos y ella se levanta fácilmente, dejándome ponerla en mis pecho.
Entierra su cara en mi cuello y solloza.
La agarro con más fuerza, odiando que tenga dolor y yo no pueda hacer una maldita cosa al respecto. —Lo siento mucho. —Las palabras se sienten huecas y tan inadecuadas, que quiero tragarlas de nuevo al segundo que salen de mi boca. Quiero preguntar qué ha pasado, pero sé que ahora no es el momento adecuado. Así que en cambio, la dejo llorar, sosteniéndola con fuerza contra mí y amortiguando los sonidos de su llanto con mi chaqueta.
Unos minutos más tarde, sus sollozos se tranquilizan y le quito el pelo de la cara. —¿Puedo llevarte a casa?
Ella asiente y me deja coger su mano y llevarla hasta el coche mientras Kylie observa desde la puerta con una mirada triste y melancólica.
Cuando llegamos a casa, despido al personal. Pasar la aspiradora y pulir jarrones de cristal de repente parece mucho menos importante. Acuesto a Santana en mi cama, donde se acurruca en una pequeña bola, abrazando mi almohada en su contra. Cojo su teléfono del bolso y llamo a su padre.
—¿Señor Lopez? —Mi voz se quiebra y él hace el sonido de un sollozo ahogado en el otro extremo.
—Brittany, ¿cómo está?
—Está en la cama ahora mismo. No ha dicho ni una palabra todavía. —Me gustaría tener mejores noticias para informar, pero es la realidad de la situación—. Cuidaré de ella, señor.
—Sé que lo harás.
—¿Qué ha pasado? Beth parecía estar bien cuando estaba aquí...
Me entero de que cuando Beth regresó a su casa el domingo, se quejó de una hinchazón leve y de dolor en el lugar de su puerto al catéter. En cuestión de horas, la fiebre se había disparado y la llevaron a emergencias. Los médicos empezaron con antibióticos para una infección que rugía sin control a través de su sistema. Pocas horas después de ser admitida en el hospital, se introdujo en un coma mientras la agresiva infección tomaba total ventaja de su debilitado sistema inmunológico.
Su salud reducida contribuyó al problema —y la infección mortal tuvo una línea directa de acceso a una vena en el pecho, cortesía del puerto instalado para hacer sus tratamientos de cáncer más fáciles.
Su padre tiene que parar dos veces para recobrarse. Le digo que está bien —no tiene que continuar, pero cada vez, le hace falta un par de minutos para ponerse bajo control y continúa con la historia. Cuando termina, no tengo ni idea de qué decir. Así que le digo que estaremos allí pronto.
Después de finalizar la llamada, llamo a Marta, instruyéndola para que tenga listo el piloto y mi avión y para hacer gestiones por mí para estar fuera del trabajo durante un tiempo. Es el peor momento posible, pero el desastre no se planea en torno a tu calendario, solo se precipita y te golpea en la cara, exigiendo su atención.
Y ahora mismo, esta situación tiene mi completa e íntegra atención —y mi primera prioridad es Santana.
***
Unas horas más tarde, estamos a bordo en mi jet y está ascendiendo suavemente en el cielo nocturno. Tuve que cargar a Santana hacia coche y ayudarla a subir al avión. Está débil y desorientada y esa atormentada mirada vacía no ha dejado sus ojos ni una vez. No mientras descansaba en la cama mirando el techo, no cuando le expliqué que íbamos a volar a casa esta noche, y no ahora —mientras mira las pequeñas luces brillando a tres mil metros por debajo de nosotras.
Hice nuestras maletas, que además de artículos de higiene personal y artículos aleatorios de ropa, cada una tiene el traje formal negro adecuado para un funeral. Levanto la botella de whisky de su lugar de descanso en la consola central y me sirvo un poco. Echando un vistazo a Santana, recuerdo nuestra primera noche juntas —este avión, su sombrío estado por una razón completamente diferente. Ella había estado luchando para salvar la vida de su hermana. Mi estómago se aprieta y me tomo un amargo trago de alcohol, necesitando su efecto adormecedor ahora más que nunca.
Es solo cuando estamos en el aire que Santana habla sus primeras palabras para mí.
—¿Puedo tomar algo de eso? —pregunta, asintiendo hacia la jarra de cristal ubicada a mi lado.
—Por supuesto. —Le ofrecí agua, té y traté de hacerla comer, todo lo cual rechazó más temprano. Y aunque sabía que el licor fuerte no era lo mejor para su estómago vacío, no se lo negaría. Vertiendo una cantidad moderada en un vaso, se lo entrego. Sus dedos rozan los míos y los ojos de Santana se alzan para reunirse con mi mirada.
—Te amo —digo.
—Lo sé. Yo también te amo —dice ella, luego da un gran trago a su bebida y hace muecas.
No hablamos de lo que sucederá cuando aterricemos. Nunca he visto su casa de la infancia, pero ahora no es el momento para la nostalgia. Quiero darle comodidad y alejar cada gota de su dolor. Esta es la más frustrante y jodida situación que puedo imaginar. Odio esto. Quiero que Beth vuelva. Quiero que mi dulce Santana llena de vida regrese. Odio el pensamiento que cruza por mi mente —sin la existencia de Beth, ¿la propia existencia de Santana se atenúa?
Ella bebe dos vasos grandes de whisky, que le dejé tomar en contra de mi mejor juicio, y luego cae dormida en mi hombro.
Apretando mis brazos alrededor suyo, la miro mientras duerme, y prometo que lo que sea que venga después, estaré ahí para ella.
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Re: Brittana: Filthy Beautiful Love ParteII EPILOGO
Chapter 13
Santana
Nunca pensé que tuviese que temer a una infección. Cáncer —la gran y sucia palabra con C era mi enemigo— no alguna enfermedad que se deslizó a último momento. No es justo. Y no entiendo. Lo había estado haciendo tan bien.
Odio cuán vacío y sin vida se siente nuestro cuarto compartido. Aún así no puedo evitar recostarme en el lado de la cama de Beth, el único lugar en la casa en el que aún puedo sentirla.
Puedo escuchar a Brittany y a mi padre abajo en algún lugar hablando en voz baja. No sé qué haría sin ella. Es mi roca y mi amor por ella solo se ha cuadruplicado en los pasados dos días.
Mi madre viene cuando el sol empieza su descenso a través del cielo.
—¿Cariño? —Golpea en la puerta y entra.
—Hola, mamá.
Se sienta en la cama a mi lado. —Tan pronto como llegamos a la sala de emergencia, Beth le pidió a una enfermera papel y un lapicero. —Me pregunto por qué está diciéndome esto, hasta que saca el pedazo de papel de su bolsillo y me lo tiende—. Incluso cuando le aseguramos que estaría bien una vez que le aplicáramos los antibióticos, ella parecía saber algo que nosotros no. Escribió esto en una furia mientras la atacaban con intravenosas y los removían de su puerto. Luego lo doblo y me dijo que te lo diera. No lo he leído.
Sostengo el papel en mis manos. Todavía está caliente por las manos de mi madre y saboreo la imagen de una terminada Beth en una de sus últimas rebeliones actuando en contra de la maldita enfermedad que se la llevó.
—¿Puedes dejarme sola? —le pido a mi madre.
Ella asiente y se levanta de la cama, dándome privacidad para lo que de seguro es un momento emocional.
Desdoblo el papel y miro el dibujo que salta hacia mi desde la parte inferior del la página. Es un mal dibujo de un pene con largas bolas y líneas onduladas de pelos que sobresalen de ellas. Sonrío por primera vez en dos días. Lágrimas caen de mis ojos y mi amor por ella crece, si eso es incluso posible. No he leído las malditas palabras en el papel y mi humor ya ha cambiado. Ella sabía que necesitaría esto. Me conoce tan bien.
Santana
Gracias por llevarme a Roma. Santa mierda esos italianos eran calientes. Gracias por ser mi mejor amiga, gracias por cada sacrificio que has hecho por mí, grande y pequeño. Gracias por siempre darme tu Starbursts rosa 4.
Pestañeo ante las palabras, recordando los incontables paquetes de Starbursts que compré en el hospital en las maquinas expendedoras todos estos años. Los rosa eran los favoritos de Beth, e incluso aunque eran los míos también, siempre se los di a ella. Cada vez. Sin cuestionar. Sin alegar.
Te amo infinitamente. No te atrevas a pensar por un segundo que, el amor se fue. No te atrevas a llorar por mí. Extráñame. Cada día, como yo te extrañaré. Entonces sigue viviendo. Hazlo por mí. Porque no puedo. Estaré ahí en cada noche estrellada, en cada soplo de brisa contra tu piel cuando corras, estoy en cada paquete de Starbursts, sonriéndote cuando comas los rosados.
Una solitaria lágrima se desliza de mi ojo y la quito antes de continuar.
Lo que sea que pase, por favor tienes que saber que estoy contigo. SIEMPRE. Ve a amar a esa caliente mujer tuya, tú, chica suertuda. Ustedes dos van a hacer unos bebés malditamente hermosos un día. Y eso me hace tan feliz.
Al final está el pene dibujado y su nombre junto con un corazón al lado. Eso era. La carta completa. La leo dos veces más, luego la doblo cuidadosamente a lo largo de las mismas arrugas y la llevo a través de la habitación, metiéndola en mi bolso para mantenerla a salvo.
Mamá toca de nuevo y entra, su expresión es abierta y expectante. —Bien, ¿qué decía?
Me tome mi tiempo, considerando cómo responder. —Todo.
Asiente. —Bien.
Cruzando el cuarto para sentarse a mi lado de nuevo, mi madre alcanza mi mano. —¿Cuáles son tus planes después del funeral mañana?
Vamos a tener un almuerzo en la casa después del funeral, pero sé que no se refiere a eso. Pienso que todos nos encontramos preguntándonos la misma cosa, ¿Seguiremos viviendo en un mundo donde mi brillante y cariñosa hermana no existe más?
—Me preguntaba si podía quedarme aquí tanto como me necesites. Brittany probablemente tiene que volver al trabajo pero…
Sacude la cabeza, deteniéndome. —Tu papá y yo estaremos bien. Hemos sabido que esto era una posibilidad por un largo tiempo.
¿Era la única tan ciega que no sabía lo que estaba sucediendo, que no entendía los riesgos? Beth continuaba desgastándose mientras todos me alimentaban con líneas sobre el tratamiento experimental que milagrosamente financié, no hizo nada. Esas palabras resonaron más profundo de lo que me gustaría. Nada. Todo ha sido por nada. La subasta, venderme a mí misma, conocer a Brittany…
No. Tan pronto como pienso en la última parte, sé que no es cierto. Estaría perdida sin ella ahora mismo.
Mi madre continúa—: papá y yo nos tenemos el uno al otro. No necesitas quedarte aquí, San. Deberías ir a casa con Brittany. Beth estaba tan feliz de que la encontraras.
Respiro profundamente y asiento.
***
Cuando dejamos el norte de California se siente tan mal manejar lejos sabiendo que mi hermana está en ese cementerio. Parte de mi corazón ha sido enterrado en la fría y dura tierra. Ella está en cada rayo de sol que sea demasiado brillante, en cada soplo del viento en contra de mi piel mientras abordamos el avión. Sé de seguro que ella está todavía conmigo. La veo en mi reflejo en la ventana del avión, en el apretón de mi corazón y siento todo de nuevo. Brittany me acerca y me dice que me ama, y creo que tal vez, sólo tal vez voy a tener la fuerza para hacer esto
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Re: Brittana: Filthy Beautiful Love ParteII EPILOGO
CHAPTER 14
Brittany
En contra de mi mejor juicio, volví a trabajar. Santana me aseguró que era importante que las dos reanudáramos nuestros horarios normales. Pero cuando “sólo una semana” se convierte en dos y San se convierte en una mujer que ya no reconozco, sé que tengo que pedir refuerzos.
Hubo unos pocos días que me dieron la esperanza de que mejoraba. Había ido a correr, se había detenido donde Kylie para ver al bebé una vez, y en realidad había hablado con ese consejero que le envié a la casa. Pero cuando llego a casa del trabajo esta noche, mi corazón se rompe por lo que encuentro.
Santana está sentada en el balcón que se extiende desde mi oficina. El viento está azotando su pelo salvajemente alrededor de su cara y piel de gallina cubre su carne. Una tormenta se acerca, pero parece no darse cuenta. Su piel está pálida, y su expresión vacía. Simplemente es una cáscara de la chica que me enamoré. Sus ojos gigantes miran fijamente al océano y está tomando grandes sorbos de mi whisky directamente de la botella. Y la forma en que ya no hace una mueca ante el sabor me dice que esto probablemente ocurre con regularidad. Joder.
—¿Cariño? —pregunto, acercándome con precaución.
Su cabeza se vuelve hacia mí y parpadea varias veces. —Lo estoy perdiendo, Britt.
Me arrodillo en el piso frente a ella y acuno su cara en mis manos. —¿Perdiendo qué, dulzura?
—Todo. El sonido de su voz. La forma en que olía. Cómo se sintió cuando estábamos juntas...
Me siento allí, sin habla, sosteniendo sus mejillas y veo sus ojos llenarse de lágrimas. Joder, Brittany, piensa. Está completa y jodidamente rota en este momento y me preocupa que la única que sabría cómo juntar sus piezas de nuevo es Beth, la hermana con la que compartió un vientre por nueve meses, su mejor amiga a la que amaba sin dudar. Estoy asustada de que no ser suficiente para ella, que mi amor nunca alcance.
—Tengo que hacer pis —dice después de varios segundos, y luego se levanta tambaleándose sobre sus pies. La acompaño al baño, ayudándola a mantenerse estable. —¿Cuánto bourbon tomaste? —Esa mierda es fuerte. Lo suficientemente fuerte como para hacer que me caiga de culo después de un vaso pequeño.
—No lo suficiente —dice, sus pies se retuercen debajo de ella. La agarro por la cintura, evitando que su cara se estrelle contra el suelo. Maldita sea.
Cuando llegamos al cuarto de baño, maniobro con ella dentro de la habitación, tiro de sus pantalones cortos y sus bragas hasta los tobillos y luego la siento en el inodoro. —Voy a estar justo en la puerta.
Asiente y cierro la puerta detrás de mí.
Puedo oír el sonido de cuando hace pis y está murmurando algo para sí misma. Algo sobre caramelos rosados. ¿Qué demonios?
De pie en el pasillo, pesco el celular de mi bolsillo y marco el número de Pace.
—Necesito tu ayuda.
—¿San? —pregunta.
—Sí. Está completamente borracha. Bebió un montón de ese bourbon añejo. Tengo miedo y no sé qué hacer.
—Esa mierda es fuerte. ¿Ha comido algo? —pregunta.
—No, lo dudo. Murmuró algo acerca caramelos rosados.
—Estoy en eso, hermano. Sólo respira. Estaré allí pronto.
Justo cuando Pace llega a la casa, el cielo se vuelve oscuro y un fuerte rugido de truenos se estrella en la distancia. La lluvia no tardará en llegar.
—¿Dónde está? —pregunta.
—En el dormitorio. —La había acostado con un álbum de fotos de mi último viaje a África. Parecía que podía mirar las fotos de los pequeños pueblos, la gente, los niños durante horas y horas.
—¿Qué quieres que haga? —pregunta.
—Necesitamos macarrones con queso.
—Deberías haberme dicho, podría haber comprado algo. —Él sostiene una bolsa de plástico que está llena con al menos una docena de paquetes de caramelos.
—No, necesitamos que sea hecho en casa.
—¿Cómo lo hacemos?
—No lo sé. Buscarlo en Google, supongo.
Asiente y se dirige a la cocina.
—Llévalo arriba cuando esté listo —le digo, luego me dirijo a las escaleras.
San está roncando suavemente, pero cuando cruzo el dormitorio, levanta la cabeza y parpadea varias veces, con los ojos fuera de foco. Me alegro de que haya descansado un poco, aunque sea breve.
—¿Cómo te sientes? —pregunto, sentada a su lado en la cama.
—Mareada —confirma, apartando su pelo sucio de la cara.
—Pensé que podría prepararte un baño caliente. Podría ayudar a relajarte.
Asiente. —Bien.
Al menos deja que me ocupe de ella. No discute sobre eso. Si lo hiciera, realmente me sentiría impotente y fuera de control. Tal como está, sé que mis gestos sutiles no pueden ayudar mucho, pero al menos puedo hacer algo.
Enciendo el agua caliente y veo la tina rellenándose. Después de volcar en una generosa cantidad de algo de un frasco morado llamado Adiós Estrés, voy a buscar a Santana.
Me deja cargarla hasta el cuarto de baño, desnudarla, a continuación, dejo su cuerpo en el agua.
—¿Cómo está? —le pregunto una vez que está acomodada.
—Agradable —dice y me obsequia una pequeña sonrisa rara.
Mi corazón salta, Dios, extrañaba verla feliz.
—¿Vas a estar bien durante unos minutos? Voy a conseguir algo de ropa.
Asiente. —Vas a volver, ¿verdad?
—Sí —le confirmo.
Una vez que tengo un nuevo cambio de ropa para ella, vuelvo a entrar al baño, dejo la ropa sobre el mostrador, bajo la tapa del inodoro y me siento.
—Gracias por quedarte. —Me sonríe de nuevo.
—Por supuesto que me estoy quedando. ¿Quieres que te lave el cabello?
Menea la cabeza. —Me lavé antes. Todavía me ducho, sabes.
—Sé que lo haces. —De hecho no lo sabía.
—No estoy rota, sabes.
—Sé que no lo estás.
Espero en el taburete, y reviso el correo electrónico del trabajo en mi teléfono mientras San se mueve en la bañera. Se hunde en el agua y descansa su cabeza contra el borde, con los ojos cerrados y con un gesto inexpresivo cruzando sus rasgos. Cuando asegura su pelo en un moño desordenado en la parte superior de la cabeza, puedo decir que todavía está borracha por sus movimientos descoordinados.
Mi estómago se agita por la preocupación. Trato de no asomarme, trato de no mirar, y en su lugar me concentro en responder a las decenas de mensajes de correo sin leer, pero es difícil. Pensamientos de ella consumen todo mi ser.
Cuando oigo movimiento en el agua, levanto la mirada. San se ha levantado, de pie en el centro de la bañera con chorros de agua jabonosa cayendo en cascada por su cuerpo. Mis ojos vagan perezosamente desde las puntas de sus pechos llenos hasta su coño desnudo y siento que mi cuerpo responde ante el suyo. Mi coño palpita, contra mi muslo. Pero Santana desnuda no es algo que pueda ignorar, no importa cuán sombría sea la situación.
Agarro una toalla cuando sale de la bañera y se posa en la alfombrilla. Me deja secarla de pies a cabeza, aparentemente ajena a mi estado semi-excitado.
Santana se queda ahí, mirándome con sus ojos perdidos. Cuando tomo el pijama del mostrador del baño, un pequeño mohín cruza sus labios carnosos.
Ignorando el impulso de besar ese ceño para alejarlo, extiendo el par de bragas, y obedientemente, Santana levanta un pie a la vez y se para en ellas.
—¿Cómo te sientes? —pregunto. Mi voz es malditamente densa por la excitación. Me aclaro la garganta.
—Mejor —dice, su voz es apenas un susurro.
—Bien. —Me alegro de que el baño ayudara, y estoy esperando que la comida que Pace está preparando la haga sentir como nueva—. No quiero que bebas así cuando no estoy en casa.
Levanto su barbilla para ver sus ojos.
—Lo sé. —Traga—. Fue sólo un mal día.
Mierda. Ahora me siento como una idiota.
Le acaricio la mejilla y presiono un tierno beso en sus labios. —Tienes permitido tener días malos. Es sólo que no quiero preocuparme por ti, ¿de acuerdo?
Asiente y se inclina por otro beso. —Te echo de menos, Britt. Nos echo de menos.
—Estoy aquí, dulzura. No voy a ninguna parte. —Presiono mis labios sobre los suyos y siento el preciso segundo en que el beso cambia, volviéndose caliente y lleno de una promesa fuerte de algo más.
Santana abre sus labios y su lengua sondea ligeramente mi boca. Instintivamente, abro la boca, mi lengua rozando ligeramente a lo largo de la suya. Sé que no debería estar haciendo esto, pero ha pasado mucho tiempo desde que la he besado, realmente besado, y estoy deseando su calor, y un sentido de normalidad. Succiona mi lengua en su boca y me trago un gemido áspero de placer.
Apartándome sólo una fracción, compruebo sus ojos. Están brillando de deseo, lo que debilita mi resolución. No ayuda que esté con mi parte superior descubierta y caliente, y permanezca de pie tan cerca de mí. Estoy a centímetros de tener todo el peso de sus pechos en mis manos y mi boca, mi cara entre sus muslos cremosos. Doy un paso atrás, necesitando poner distancia entre nosotras. Sólo que no conté con darle a Santana una visión directa de mi humedad .
Sus ojos se enfocan en mi humedad y se lame los labios.
Maldita sea.
¡Enfócate, Brittany!
—Aquí, cariño. Vamos a conseguir que te vistas. —Agarro la camiseta y trato de ayudarla a ponérsela.
Me la quita y la tira al suelo. —No.
—¿No?
Sacude la cabeza, con los ojos todavía comiéndome. —Quiero que... quiero que me folles.
Una nueva ronda de sangre bombea hacia el sur. —No, no en este momento. No esta noche. —Ella no está en el estado de ánimo adecuado. Estaría tomando ventaja. Enumero mil razones en mi cabeza, luchando conmigo mismo mientras me mira.
—¿Por favor? —pide.
Meneo la cabeza. —No. Ahora, por favor vístete. —Pace está apunto de subir aquí con su cena en cualquier momento. Desde luego, no quiero que tenga un vistazo de ella. Sus magníficos pechos están reservados para mí y sólo para mí.
Baja su mano y agarra mi coño, dándole un ligero apretón. —Fóllame, Britt. Hazme sentir mejor —suplica.
Quito su mano. —De ninguna manera. Estás borracha. No voy a follarte.
Levantando sus manos, acuna sus pechos, juntándolos y frota sus dedos sobre sus pezones. Deja escapar un susurro suave como un suspiro tembloroso como si la sensación fuera la cosa más agradable que ha sentido en mucho tiempo.
Me quedo ahí, paralizada, mirándola tocarse los pechos. Es tan hermosa que quiero recostarla en el piso del baño y follarla de seis maneras diferentes hasta el domingo. Pero no lo haré. Tengo un poco más de moderación que eso. Sin duda jugaré con mi coño más tarde con esa imagen en mi cabeza, una vez que ella se metiera en la cama, pero no necesita saber eso. Le da sus pezones un pequeño tirón y suelta un gemido gutural. Luego deja caer sus manos.
Gracias a Dios su pequeño espectáculo ha terminado. No podía aguantar mucho más.
Pero luego se baja las bragas y empieza a frotar sus dedos sobre su apretado haz de nervios. Joder. Es tan increíblemente sexy y desesperada...
Las bragas caen de sus rodillas y se deslizan hasta el suelo. Mi mirada sigue su movimiento y me doy cuenta de que es el mismo par de bragas de color azul pálido que llevaba en la subasta. Siento toda mi determinación desvanecerse. Me froto las manos sobre mi cara. A la mierda. No debería, pero no hemos hecho el amor en dos semanas y estoy desesperada por sentirla a mi alrededor.
—San, ¿estás segura de que quieres esto? —Mis manos inconscientemente se mueven a mi excitación.
Sigue mis movimientos y asiente. —Sí. Lo necesito.
—Desabróchalo. —Bajo la mirada a mi regazo y San lleva sus manos a mi botón, baja lentamente la cremallera. Sus manos trabajan en la parte delantera de mis pantalones, aparta mi ropa interior y toma mi coño en su palma, mientras la agarra y la frota con fuerza. Mi humedad es notoria.
En ese momento, me entrego por completo. Si ella quiere una distracción, si necesita olvidarse de todo el dolor y la tristeza de las últimas semanas, entonces, ¿quién soy yo para negárselo?
Agarro sus muñecas, alejando sus manos de mis pantalones. —Más lento, nena. —Se siente demasiado bien, y quiero que ambas lo disfrutemos. No duraré si sigue manoseándome asi.
Succiona su labio inferior y hace un puchero antes de encontrar mi mirada. Pero lo que ve cuando mira mis ojos le dice todo lo que necesita saber. Voy a cuidar de ella. Voy a hacerla venirse tan fuerte que olvidará su propio nombre.
La levanto por la cintura, apoyándola en la encimera del baño. Me pongo de pie entre sus muslos, abriéndola, y tira de mi camisa en la lucha por acercarse. Está completamente desnuda y yo quiero estarlo igual.—Tu camisa —suspira.
—¿Sí, dulzura?
—Quítatela. Necesito sentir tu piel.
Obedezco, liberando los primeros botones, luego arranco mi camisa por encima de mi cabeza.
Me acerca, hasta que la punta de sus pechos se frotan contra mi pecho desnudo y ambas nos estremecemos ante el contacto y la ráfaga de endorfinas que eso libera. Ha pasado demasiado tiempo.
Me inclino y tomo uno de sus hermosos pechos en mi boca, mi lengua humedece su pezón izquierdo, luego el derecho. Santana arquea la espalda y mete sus manos en mi cabello, dejándome devorarla. Quiero tomarme mi tiempo, asegurarme de que esté lista para mí, pero cada vez que estamos juntas se siente como una explosión energía sexual y no puedo controlarme. Algo a lo que no estoy acostumbrada.
Me retiro para besar su boca, mi lengua es codiciosa y chupa la suya. Sus manos deambulan en mis pantalones, frotando mi coño con entusiasmo. Sé que esto será más rápido de lo que quiero, pero tal vez es lo que necesita.
Con nuestras bocas fusionadas y su mano en mi, encuentro su centro húmedo y empujo mi dedo índice y medio en su interior. Jadea en mi boca, paralizándose momentáneamente antes de continuar la arremetida que arrojó con el propósito de hacerme venir demasiado pronto. Mi otra mano juega con sus pechos y pezones, y Santana se estremece mientras me bombea con entusiasmo en sus manos.
—Cariño, tranquila…—Tomo sus manos de nuevo, haciendo que se detenga y me siento como una maldita idiota.
Me sonríe, claramente orgullosa de sí misma. Dios, es bueno verla sonreír. Si esto es todo lo que se necesita para hacerla sentir completamente bien, entonces me anoto.
—No puedo esperar más —admito.
Baja lo que falta de mis pantalones y del bragas por mis caderas, permitiéndome acomodar mi coño contra ella. Cuando empujo hacia adelante, desapareciendo dentro de su perfecta abertura rosada, dejamos escapar un gemido.
—Sí, fóllame. Más fuerte —ruega.
Obedezco, empujando en su interior dos dedos sin descanso, mi figura domina la suya mucho más pequeña.
Sus ojos deambulan hacia el lugar donde nos unimos y me observa deslizarme dentro y fuera. Es una vista erótica —verla mientras nos observa. Puedo leer cada emoción y pizca de placer que recorre sus rasgos. Cuando empujo más profundo, toma una bocanada de aire y deja escapar un jadeo y cuando me retiro sus ojos siguen el camino de mi con una mirada hambrienta.
Santana
Hacemos el amor contra la encimera del baño, nuestros cuerpos se mueven frenéticamente. Es exactamente lo que necesito —besos hambrientos y desesperados, la encimera de granito dura y fría debajo de mí, dedos gentiles acariciando mi cabello, besos suaves presionando mi sien. Estoy agradecida de sentirme algo más que entumecida.
El orgasmo me azota, robándome el aire y obligándome a liberar un duro sollozo. Me estremezco, deliciosamente, mientras me desplomo.
Finalmente, el aire retorna a mis pulmones y repito su nombre una y otra vez. Siento el momento en que su esencia se derrama, su caliente liberación en mí.
Después, Brittany me gira para enfrentarla, después besa mi rostro —mis parpados, mis mejillas, mi frente, diciéndome lo mucho que me ama. Luego trae un paño caliente, junto con mi ropa y me limpia.
Me siento saciada y en calma mientras me viste y me mete a la cama. Mis extremidades están cansadas y doloridas, y entre mis piernas arde de la manera más maravillosa.
Las últimas semanas han sido un ciclo interminable de tomar vino en la tarde para ayudarme a terminar el día, pastillas para dormir que me noquean en la noche, y lágrimas que derramo con demasiada facilidad. La terapeuta que Brittany envió el primer día en que regresó al trabajo no ayudó. Ella no podía entender la profundidad de mi relación con mi hermana gemela. La pérdida fue inimaginable. Mi única forma de terapia ha sido correr. Justo como cuando Beth estaba enferma. Me calma, adormece mis extremidades y me ayuda a seguir adelante, aunque sólo por poco tiempo. Pero como aprendí esta noche, intimar con la mujer que amo triunfa sobre todo lo demás. Me siento mejor de lo que lo he hecho en días.
Un golpe en la puerta de la habitación llama nuestra atención. No sabía que alguien más estuviera aquí.
—¿Britt? —pregunto.
—Ya vuelto.
Se desliza en un par de pantalones deportivos y luego va a responder la puerta.
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
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Re: Brittana: Filthy Beautiful Love ParteII EPILOGO
holap,...
es dificil para san perder a su hermana,... mas siendo su gemela!!!!
espero que no siga con lo del alcohol y las pastillas,..
es normal que este en depresión pero que salga rápido,..
nos vemos!!!
es dificil para san perder a su hermana,... mas siendo su gemela!!!!
espero que no siga con lo del alcohol y las pastillas,..
es normal que este en depresión pero que salga rápido,..
nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: Brittana: Filthy Beautiful Love ParteII EPILOGO
esta ha sido la peor injusticia que he he visto en mucho tiempo, he derramado mas lagrimas que las cataratas del niagara!!!!!! pobre san, ojala pueda superar este dolor pronto!!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: Brittana: Filthy Beautiful Love ParteII EPILOGO
La vida es injusta, a mi mami (madrastra) a ella le detectaron cáncer en la matriz, es duro por verla triste, ya tuvo su segunda sesión de la químico, ya se le empezó a caer el pelo, es feo, en serio..
Pero ahí estoy con ella
Pero ahí estoy con ella
JanethValenciaaf********- - Mensajes : 659
Fecha de inscripción : 20/01/2015
Edad : 25
Re: Brittana: Filthy Beautiful Love ParteII EPILOGO
Micky Morales dice esta ha sido la peor injusticia que he he visto en mucho tiempo, he derramado mas lagrimas que las cataratas del niagara!!!!!! pobre san, ojala pueda superar este dolor pronto!!!!! escribió:
esta fue la parte triste de la historia, pero como trago amargo ya paso, ahora ver como terminan estas dos
JanethValenciaaf dice La vida es injusta, a mi mami (madrastra) a ella le detectaron cáncer en la matriz, es duro por verla triste, ya tuvo su segunda sesión de la químico, ya se le empezó a caer el pelo, es feo, en serio.. Pero ahí estoy con ella escribió:
Hola, gracias por leer, y por compartir tan dolorosa situacion, esta es la segunda vez que en la historia que adapto alguien padece de la terrible enfermedad del cancer, la temible C. pero sera para bien o mal las lecciones que nos deja, como siempre hay perdidas incalculabres e irremplazables.
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 43
Re: Brittana: Filthy Beautiful Love ParteII EPILOGO
3:) holap,... es dificil para san perder a su hermana,... mas siendo su gemela!!!! espero que no siga con lo del alcohol y las pastillas,.. es normal que este en depresión pero que salga rápido,.. nos vemos!!! escribió:
Sip, la depresion es tambien otra enfermedad que cuando te agarra no te suelta, pero no tenemos que preocuparnos por Santana alcoholica o algo peor. aqui la actualizacion para ver si se hunde o se reforma
GRACIAS POR LEER LA HISTORIA HA LLEGADO A SU FIN, ESPERO LES HAYA GUSTADO Y POR LA NOCHE SUBIRE EL EPILOGO. GRACIAS, GRACIAS,
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 43
Re: Brittana: Filthy Beautiful Love ParteII EPILOGO
Brittany
—¿Toda está bien aquí? —pregunta Pace, echando un vistazo para mirar dentro de la habitación—. Escuché unos gritos.
—Sí, ignora eso.
Su expresión se endurece. —No me digas que estás pensando con tu vagina en un momento como este.
—Mierda, no. Sólo pienso en ella, en hacerme cargo de sus necesidades. No de las mías, confía en mí.
—Y ella necesitaba… —Él arquea sus cejas.
—Déjalo estar, joder —ladro.
—Bien. La comida está lista —dice, rodando los ojos.
—Tráela.
Vestí a Santana con un par de pijamas y cuando Pace entra, se encuentra sentada contra la cabecera con sus piernas cubiertas por mantas.
—¿Pace? No sabía que estabas aquí. —Sus mejillas se tiñen de rosa cuando se da cuenta de que tuvo intenso y ruidoso sexo mientras él se encontraba en la casa. Santana lo observa moverse por la habitación mientras balancea una bandeja en sus manos.
—Cocinó para ti mientras yo… te cuidaba.
Comparte una sonrisa conocedora conmigo antes de regresar su atención a Pace.
La habitación huele a sexo y espero que Pace no lo note. Si lo hace, no dice nada.
—¿Qué es? —pregunta Santana, sonriéndole a Pace.
—Britt dijo que te gustaban los macarrones con quesos y los caramelos rosados. —Le regala una de sus sonrisas engreídas y utiliza mi apodo de la niñez que ha permanecido en el tiempo.
—¿Caramelos? —Sus ojos se mueven rápidamente hacia mí.
Su reacción es inesperada. —¿Eso está bien, dulzura?
Pace baja la bandeja a su regazo. Hay un tazón de macarrones con queso que no se ve tan mal, a pesar de estar preparado por mi hermano que sorprendentemente puede cocinar, y un vaso de vidrio lleno con dulces rosados. Debe haber abierto todos los paquetes y escogió sólo los rosados. Lindo detalle.
Lágrimas llenan los ojos de Santana y aparta la mirada para ver a Pace, luego regresa a mí. —¿Cómo lo supiste? —pregunta, y una sola lágrima se derrama por la esquina de su ojos. La seca con el respaldo de su mano.
Me encojo. —Sólo lo sabía. —No quiero avergonzarla al explicar que la escuché susurrando y murmurando ebria acerca de los dulces.
—¿Ella de verdad está aquí, eh? —dice Santana a nadie en particular mientras desenvuelve uno de los dulces, y lo lleva a su boca. Cierra los ojos y mastica lentamente, liberando un pequeño suspiro de felicidad.
Pace y yo intercambiamos una mirada y brevemente nos preguntando si ha perdido la cabeza, pero entonces Santana nos anima a sentarnos en la cama mientras come, y nos cuenta la historia acerca del dulce que su hermana y ella siempre compartieron y la últimas palabras de Beth para ella en su cartas.
Mi pecho se aprieta mientras comprendo la profundidad del significado detrás de esto y el increíble lazo que las dos comparten, tan bien el sacrificio que hizo Santana para hacer feliz a su hermana. Mi chica es increíble de tantas maneras.
Después de un par de bocados de macarrón, Santana le agradece a Pace y nos dice que tiene sueño. Pace se lleva los platos y apaga las luces, me acurruco en la cama con ella, aferrándola con fuerza contra mí y la sostengo hasta que su respiración se hace lenta y tranquila y se duerme.
Chapter 15
Santana
Beth ha estado gritándome todo el día. Mientras me siento alrededor enojada en mi forma habitual, te juro que puedo sentirla. Prácticamente puedo oírla. Ella me dice que me levante de mi culo y siga adelante con las cosas. Y la odio por eso.
He regresado a trabajar de media jornada con Kylie. He estado corriendo varias veces a la semana. Las cosas están regresando a la normalidad conmigo y Brittany. Ya no se retiene conmigo más. Se entrega a mí libremente, entendiendo que nuestra intimidad compartida me ayuda. Pero aún no soy yo y a través de alguna extraña conexión de gemelas, Beth me está llamando a salir en escena.
Subo las escaleras y saco la carta de la caja especial en la parte de arriba de mi vestidor donde la mantengo. La releo dos veces, buscando pistas. El dibujo del pene aún me hace reír.
Concéntrate, San.
La tercera vez que la leo, lo entiendo. La realización me da una bofetada en la cara. Ella no me quiere yendo solo con los movimientos de mi vida —trabajando, trotando, haciendo el amor con mi novia en la noche. Quiere más de mí. Ella quiere más para mí. En la fiesta de la piscina me retó a vivir cada día como si fuera el último.
Me hundo en la cama con la carta en mis manos.
Mierda.
Quiero gritarle, decirle que no es tan fácil de hacer. La verdad es que no tengo idea de cómo hacerlo. Toda mi vida he vivido para complacer a los demás. Mantuve buenas calificaciones y nunca di a mis padres una razón para preocuparse —ellos tenían una hija con cáncer— no necesitaban ningún tipo de
estrés adicional en sus vidas. Yo era una buena hermana, una buena persona. Educada, de buenos modales, todo lo que se suponía que debía ser. Venderme a mí misma en la subasta fue la cosa más loca que he hecho, e incluso eso no era por mí.
Maldición, Beth.
Tengo imposibles conversaciones conmigo misma toda la tarde, tratando de descubrir que quiere de mí. ¿Paracaidismo? ¿Saltar de un puente? ¿Qué?
Y entonces me doy cuenta.
Nunca quiso que hiciera algo loco solo por el golpe de adrenalina. Todo lo que quiso era que fuera feliz.
—Lo estoy logrando —le digo a la cocina vacía.
Dios, siento como que estoy perdiendo la razón.
Observando el reloj. Una hora más hasta que Britt este en casa.
Una hora más para idear algo que hacer esta noche para demostrarme a mí misma que puedo hacer toda esta cosa de vivir al máximo.
Brittany
De camino a casa del trabajo, mis pensamientos derivan hacia Santana
No sé cómo fui lo suficientemente afortunada para irme a casa con Santana esa noche, pero en el transcurso de los últimos meses, he estado agradecida por ese hecho innumerables veces. Ella me salvó de una amarga y sola existencia. Y ahora estoy cuidándola a través de una de las más difíciles partes de su vida. Pero veo su progreso poco a poco cada día.
La estoy ayudando a vivir de nuevo, y recordándole siempre que es lo que Beth hubiese querido. Me detengo de camino y tomo un paquete de Starbursts, escondiendo los rosas alrededor de la casa para que los encuentre, uno al lado de su café mañanero, uno en su tocador, otro en sus zapatillas. La sonrisa en sus ojos cuando los encuentra hace que mi pecho se apriete.
Veo su fuerza cada vez que ata sus zapatillas, cada vez que cocina para mí, en cada sonrisa, en cada risa —puedo sentir su valentía. Está escogiendo vivir.
Por supuesto, algunos días son todavía difíciles. Algunos días sus ojos están hinchados por llorar cuando regreso a casa del trabajo, y eso me rompe el corazón. Pero poco a poco estoy recuperando a mi dulce Santana.
Pero esta noche es la mejor. Debido a que hay un poco de brillo rosado en sus mejillas y sus ojos brillan con picardía
—¿Qué te traes entre manos señorita Lopez? —le pregunto, después de llegar a casa.
—Nada. Solo tengo planes para nosotras después de la cena, es todo. —Sonríe dulcemente y mi pecho se aprieta.
Compartimos una comida de pato asado que Becca ha preparado y lleno a Santana con todos los detalles del progreso de la compañía. Las cosas realmente han cambiado. Es lindo tener a alguien para compartir los avances y caídas. Está exitosamente quebrando mis barreras y enseñándome lo que significa compartirte totalmente con alguien. En el pasado, habría guardado todos mis errores en los negocios encerrándome en mí misma. Ahora sé que no hay nada que necesite esconderle. Me acepta como soy. Es el sentimiento más hermoso del mundo. Con ella, me siento completa.
Terminamos de comer y estoy a punto de preguntarle que le gustaría hacer esta noche cuando mi celular empieza a sonar. Lo volteo y el nombre Stella se despliega a través de la pantalla.
—¿Por qué te está llamando Stella? —Santana arruga su nariz con asco.
—Maldita buena pregunta.
—Respóndele —dice.
Cristo. Aquí vamos. —¿Hola?
—Hola, Brittany —dice.
—¿Por qué estás llamando, Stella? —El enojo en mi voz es inconfundible.
—Tengo algunas cosas que quería decir.
—Santana está aquí conmigo. Te estoy poniendo en altavoz. —Aprieto el botón del altavoz en el celular sin esperar su respuesta. No la tendré preguntándose qué se está discutiendo entre mi ex esposa y yo, y no le ocultaré deliberadamente nada a ella.
Stella se aclara la garganta y momentáneamente se detiene. —Nunca quise ser la villana, Brittany —dice suavemente. Santana mira de reojo al celular en mi mano mientras Stella continua—: Era joven y tonta. Te amaba, a mi manera, pero me di cuenta rápidamente después de que nos casamos que no era una clase de amor para siempre. Trabajabas largas horas, estabas construyendo una compañía a una edad tan joven y te encontrabas tan impulsada y singularmente concentrada. No estaba hecha para vivir mi vida bajo la sombra de tu trabajo. Me sentía abandonada y tan malo como era, me dejé arrastrar en las atenciones de un hombre. Me sentí querida y deseada y eso eran cosas que había estado extrañando de ti. Me dabas todo lo que pudiese querer materialmente, pero no te encontrabas emocionalmente disponible para mí. Y no te estoy culpando. Nosotras solo no teníamos esa profunda conexión. Tu trabajo era tu primera prioridad.
—¿Por qué me estás diciendo todo esto ahora? —pregunto, peleando con la urgencia de rodar mis ojos. No sé a qué juego está jugando, pero si es el perdón lo que está buscando, le está ladrando al maldito árbol incorrecto. Ella me engañó, durmió con nuestro jardinero, luego tomó la mitad de mi dinero. Las relaciones llevan trabajo, si era infeliz en nuestro matrimonio, pudo haberme hablado acerca de eso.
Después de una larga pausa, Stella continúa—: Mi abogado mencionó de pasada que te encontrabas fuera del trabajo debido a una muerte en la familia. Estaba curiosa, así que llamé a Marta.
No tenía idea de que todavía seguía en contacto con Marta. Por alguna razón eso me molesta. Mi mirada se levanta hacia la de Santana y sus ojos se ampliaron.
—Sí, perdimos a la hermana de Santana, Beth —explico. Tomo y sostengo la mano de Santana y enlazo mis dedos entre los suyos.
—Lo escuché y realmente lo siento —ofreció Stella.
—¿Hay una razón por la que llamaras, Stella? —Mi paciencia se está agotando.
—Sí. Cuando escuché acerca de tú situación supongo que golpeó algo en mí. Quería llamar y disculparme. Me di cuenta que después de todo este tiempo, era algo que oficialmente nunca hice y aunque sé que un simple lo siento no solucionará todo, espero que lo aceptes.
Succiono una profunda inhalación. —Seguro, la aceptaré —digo. No significa que todo se hallaba barrido debajo de la maldita alfombra, pero no voy a desperdiciar la energía luchando con Stella más—. ¿Algo más? —pregunto.
—Sí, de hecho. Quería decirles a ambas que he hecho una donación en nombre de Beth. Dos millones de dólares para las investigaciones contra el cáncer.
Guao. Estoy de hecho sin palabras. Miro a Santana, cuyos ojos están llenos con lágrimas.
—Gracias, Stella. Eso fue mi amable de tu parte —dice Santana, su voz temblorosa.
—De nada. Lo siento de nuevo, por todo —dice Stella.
En el más extraño giro de los acontecimientos que podría haber imaginado, Stella ha hecho las paces y surgió como el héroe. Bueno, no del todo, pero la donación fue bastante impresionante.
Una vez que termino la llamada, me vuelvo hacia Santana. —Bueno eso fue jodidamente raro —digo.
—Fue lindo.
—Supongo que lo fue. —Beso la cima de su cabeza—. Pero por un dulce gesto no significa que tengo que perdonarla por traicionarme.
—No tienes que perdonarla, pero creo de cierta forma, la entiendo un poco más. Además, egoístamente, estoy horriblemente agradecida que ustedes dos no funcionaran.
Santana
Practicando mi caminata más tentadora, balanceo mis caderas mientras me dirijo hacia la costa. La luna proporciona luz suficiente para ver y el bajo silbido de Brittany me dice que está apreciando la vista. Una lenta sonrisa se desenrosca en mi boca. —¿Vas a venir, señorita Pierce?
—Joder sí —dice. Sus pisadas creciendo más cerca y con un chillido, corro hacia la playa, Brittany persiguiéndome por detrás. En una rápida mirada detrás de mí, la veo quitarse la chaqueta y lanzarla a la arena. Pero no me detengo hasta llegar al agua.
Tomando una respiración profunda fortificadora, cargo directamente contra el agua, a pesar de la congelada temperatura. No hay nada como entrar al océano con ropa para que te sientas imprudente y espontánea.
Tan pronto como golpeo las olas, empiezo a entender lo que Beth ha querido para mí todo el tiempo. El crujido de la arena entre mis dedos de los pies, el agua fría corriendo sobre mi piel, y la brillante sonrisa de Brittany mientras me observa luchar a mi manera con las olas hace que todo sea claro como el cristal. Me siento libre de preocupaciones. Viva. Con un destello de claridad entiendo todo lo que ha estado tratando de decirme. Se siente tan bueno y liberador que casi lloro. Pero en cambio, me río, un sonido crudo, primitivo rebosante de mis labios. Dios, no me acuerdo de la última vez que me reí. En realidad reí en voz alta. Se siente jodidamente increíble.
La mirada de Brittany se ajusta a la mía ante el sonido y una sonrisa lenta se desenrosca en su boca. Ella puede sentirlo también. Ya estoy de vuelta. Tengo esto. Voy a estar bien. No voy simplemente a sobrevivir. Voy a prosperar. Voy a garantizar que Beth no se va en silencio. Su mensaje sonará alto y claro si tengo algo que decir al respecto.
Me envuelve una sensación de euforia y tiro mis brazos a los lados, girando en un círculo y mirando directamente hacia el cielo oscuro mientras el agua fría me envuelve. Entonces nado más profundo, necesitando más de este sentimiento.
Brittany va tras de mí hasta que estoy hundida hasta mi pecho. La piel de gallina estalla sobre mi piel mientras el agua fría me envuelve, mi ropa mojada aferrándose a mi cuerpo. El agua llega a su cintura y nos quedamos de pie allí, mirándonos la una a la otra, respirando con dificultad. La luna está cubierta por una neblina de nubes bajas, pintando el cielo de la noche en una tonalidad de luminosa oscuridad. Brittany se mueve con confianza hacia mí. Está tan a gusto con su cuerpo, tan controlada en todo lo que hace, es difícil no sentirse pequeña y femenina en su presencia. Su fuerte estatura llama la atención. Y ella tiene la mía —completa e indivisible.
Se desabrochó la camisa de vestir y observo las olas lamer contra su vientre tonificado y su pecho, preguntándome si sabrá salada por las salpicaduras del mar, si me decido a inclinarme y lamerla como mi cerebro está exigiendo hacer. Una corriente de atracción sexual zumba entre nosotras.
Encuentra mi mano bajo el agua y me tira más cerca.
La alcanzo y envuelvo mis piernas alrededor de su cintura, disfrutando de la sensación de su piel caliente contra la mía. Con mis piernas enredadas alrededor de sus caderas, mi centro tiene el ángulo justo para sentir los movimientos de su centro.
—Hmm, pensaba que estarías un poco más emocionado que eso —le digo, sintiéndome descarada.
—El agua es un poco fría, dulzura. Dame un minuto.
Me encojo de hombros. —Veremos, señorita Pierce.
—Confía en mí, no terminarás decepcionada —dice, con tono seguro y autoritario.
—Bien. Porque tenía ganas de explorar algo más esta noche.
—¿Más? —Levanta una ceja, mirándome con expectación.
—Más —confirmo.
Su sonrisa perezosa está de regreso y sus ojos encuentran los míos. —¿Que sucede esta noche? No es que me queje —añade rápidamente.
—Tengo vida —le digo—. Me perdí un poquito antes.
—Es comprensible. —Con una mano todavía descansando debajo de mi trasero, usa la otra para ahuecar mi mejilla y quitar el pelo de mi cara—. Eres mi todo. Lo sabes, ¿verdad?
Asiento, dejando que un profundo sentimiento de amor caiga sobre mí. Durante estas últimas semanas tuve miedo de sentir, pero ahora estoy dejando que cada emoción se vierta sobre mí y es abrumador, pero de la mejor manera posible.
—No puedo perderte, San —murmura. Puedo ver en sus ojos que ha estado asustada. Aunque nunca lo dijo, mi comportamiento hizo que se preocupe.
—Estoy aquí. Lo prometo.
—Yo también. Porque te tengo ahora. —Sus ojos me encuentran y me dicen todo lo que necesito saber—. Ahora dime más acerca de lo que habías planeado para esta noche.
—Prefiero enseñarte. —Sus ojos se iluminan con picardía y sé que mi dulzura está de regreso.
Como un signo perfecto del cielo, comienza a llover. Torrencialmente. Las gigantes gotas de agua caen en cascada sobre nosotras y retornan al océano con una fuerza tumultuosa, su propia marca de energía salvaje. Parece una gigantesca olla de agua hirviendo.
Me desenredo de ella y nado hacia la orilla. —¡Ven! —le grito cuando me doy cuenta que todavía está de pie donde la dejé, mirándome con curiosidad.
Cuando llego a la playa mi ropa está arrugada y cuelga pesadamente en mi cuerpo y mi pelo mojado se mueve violentamente alrededor de mi cara.
Agarro la mano de Brittany, está helada, y tiro de ella, corriendo hacia la casa mientras la lluvia cae sobre nosotras.
Una vez dentro, corro por las escaleras, alejándome de Brittany que está congelada, mientras tapo mi boca con las manos lanzando una risa que no puedo contener.
La suave risa de Brittany retumba detrás de mí mientras me persigue. La casa ha estado desprovista de risa durante tanto tiempo, que el sonido es como la música. Hermoso y lleno de vida.
Tan pronto como llego a la habitación me sumerjo en la cama. Necesitando entrar en calor, y me envuelvo en el edredón mullido como un burrito. Intentando no empapar la cama, me quito la ropa y sólo levanto el edredón para arrojarlas fuera, dejando caer los artículos sobre la alfombra con un ruido sordo y húmedo.
La risa de Brittany muere en sus labios mientras su mirada caliente se desliza sobre mis curvas, calentándome desde adentro hacia afuera. Después de recorrer su camino por todo mi cuerpo, su mirada se asienta en la mía. —Eres tan jodidamente hermosa —dice.
De alguna manera sé que no está hablando de cómo me veo externamente, está hablando acerca de lo que está en el interior. La vida que puede ver ardiendo brillantemente dentro de mí. Y me siento hermosa, su mirada azul oscura y el profundo amor y aceptación que siento irradiar desde su mirada consumiéndome.
—Ven aquí. —Extiende su mano y me levanto sobre mis rodillas, cruzando la cama hasta estar arrodillada ante ella. Brittany traga con dificultad y me observa mientras se desnuda, sacando sobre sus hombros la camisa mojada y dejando que sus pantalones y bragas caigan al suelo.
Un relámpago ilumina el cielo cuando la anticipación pulsa a través de mí. Todo lo de esta noche se siente diferente. Y me gusta.
Nuestra piel se presiona junta, fría, húmeda y pegajosa por el agua salada, pero se siente increíble tenerla apretada contra la mía.
Después de unos besos dulces, se inclina hacia adelante y toma mis pechos con sus manos, levantándolos a su boca y acariciando alternativamente a cada uno con besos calientes y húmedos y toquecitos con su lengua.
Oh, Dios mío.
Me agacho y la lista. Tiro de sus hombros hacia abajo encima de mí, amando el peso de su cuerpo sobre el mío. Sin previo aviso, se ubica contra mí y empuja hacia delante, dejando que me adapte a cada centímetro de ella mientras se mueve lenta pero completamente.
Follamos lentamente, y nuestras miradas se encuentran a medida que nos movemos juntas. Estamos en silencio, es intenso y me encanta todo de este momento.
Los ojos de Brittany observan los míos mientras continúa sus embestidas perezosas sobre mí.
—Quiero que folles mi trasero —respiro, plantándole un beso en la boca.
Sus labios no se mueven, todo su cuerpo se encuentra tan tenso, como si estuviera haciendo una pausa para asegurarse de que me escuchó correctamente. Entonces me besa de nuevo, su lengua deslizándose contra la mía, y se retira.
—¿Estás segura, San? No tenemos que...
—Sí, estoy segura. —Mi voz es firme y segura.
Inclinándose sobre la cama, Britany abre el cajón de la mesita de noche y extrae una pequeña botella de aceite. —¿Recuerdas cuando traje esto a casa? —pregunta.
Asiento. Es el aceite con que me masajeó en mi segunda noche aquí. —Por supuesto.
—Pensaste que era lubricante. —Sonríe—. Acuéstate sobre tu vientre para mí —dice.
Vertiendo un poco del aceite perfumado sobre mi espalda, empieza a darme un lento masaje sensual. Realiza su camino desde mi cuello hacia abajo, a mis hombros, y pronto sus manos están en las mejillas de mi trasero y las está amasando en sus palmas. Mi cuerpo vibra por la anticipación de que está a punto de convertirse en un masaje erótico. Al menos espero que lo sea.
Cada vez que sus dedos se acercan más a mi centro, levanto mis caderas, dándole una invitación abierta a tocarme. Pero no lo hace. Se toma su tiempo, frotando mi espalda, mi trasero, hasta que por fin la siento separando las mejillas de mi culo y deslizando sus dedos entre mis piernas, extendiendo un poco de aceite por encima de mi apertura. Una oleada de cosquilleos se desliza por mi núcleo y mi cuerpo, siempre respondiendo a sus toques lentos y tortuosos, llenos de vida. Su dedo acaricia mi apertura prohibida y no tengo ni idea de cómo o por qué, pero sus toques allí se sienten increíbles. Eróticos. Pecaminosos. Y tan sexy.
—Tienes un culo perfecto. —Su voz es baja, áspera y gruesa por la excitación. Me hace quererla más.
Un gruñido bajo emana de su garganta y sin mayores preámbulos, desliza un dedo, y luego dos dentro de mí, estirándome, preparándome. Las sensaciones me abruman y gimo en voz alta.
Después de unos cuantos empujes, Brittany se retira de mí por completo y estoy a punto de protestar por la pérdida cuando siento nuevamente sus dedos en mi abertura trasera. Oh Dios. Todo mi cuerpo se tensa.
Se inclina sobre mí y planta un beso húmedo entre mis omóplatos en un intento relajarme. Entonces siento su aliento caliente contra mi pelo. —No voy a lastimarte, te lo prometo. Sólo respira por mí. Y relájate. Te prometo que voy a hacer que esto se sienta bien.
Escucho los sonidos mientras recubre sus dedos con lubricante y luego de vuelta se ubica contra mí, separando mi trasero y empujando hacia adelante.
Cierro mis ojos, me concentro en respirar y relajar mi cuerpo, tal como me dijo que hiciera.
—Eso es todo, hermosa chica. Déjame entrar. —Su voz es increíblemente tensa y mis entrañas se funden ante el sonido de sus órdenes.
Aprieta hacia adelante y se hunde en mi interior, y mi cuerpo grita por la intensidad del placer y el dolor de ser estirada. Hace una pausa mientras tomo unas cuantas respiraciones profundas y luego comienza a moverse dentro y fuera en una serie de empujes superficiales.
La sensación no es como esperaba. Me siento increíblemente llena y tomada de una manera que nunca experimenté antes. En ese momento, soy suya. Cada parte de mí pertenece a esta mujer. Ella es dueña de mi trasero. Literal y figuradamente.
Usando mi cuerpo para su placer, Brittany bombea en mí, tomándome y haciéndome llorar de éxtasis.
Lleva una mano alrededor, encuentra mi clítoris y frota hasta que tiemblo y me sacudo debajo. Las sensaciones son demasiado intensas, y combustiono, mientras blancas chispas calientes destellan detrás de mis párpados cuando me corro.
Brittany se corre detrás de mí, empujando dos veces más antes de retirarse.
Me tira contra ella y puedo sentir su corazón latiendo tan fuerte como el mío. Estamos sin aliento y nos movemos con languidez, como si estuviéramos en medio de un sueño.
Después de una ducha caliente, nos derrumbamos en la cama juntas, nuestro vínculo más profundo que nunca. Mi confianza en ella, en nosotras, ha crecido de manera exponencial después de todo lo que hemos soportado, todo lo que hemos compartido. Y me estremezco al pensar cómo sería mi vida ahora mismo si no hubiera conocido a Brittany. Ella es mi línea vital. Mi salvadora. La razón por la que abro los ojos y salgo de la cama por la mañana. Es mi todo.
Aunque sienta vergüenza y culpa por pasar los últimos meses de vida de Beth enamorándome y haciendo el amor con esta mujer, sé que esto era exactamente como se encontraba destinado a suceder. Nunca será reemplazado mi amor por Beth, ella siempre tendrá el centro de mi corazón, pero sé que sin mi amor por Britt, no sobreviviría a esto. Su pérdida es destructora. Y ella reúne mis pedazos de nuevo.
Por eso, estoy muy agradecida.
—Gracias por confiar en mí —susurra en mi cuello, curvando su cuerpo grande y caliente alrededor del mío, abrazándome fuerte.
Sus palabra están equivocadas, debería ser la que le agradezca, pero entiendo exactamente lo que quiere decir. Tomó una increíble cantidad de confianza ir a casa con ella esa noche, poner mi boca en ella esa primera vez, darle mi corazón, y ahora, confiar en que me rearmará de nuevo cuando la necesite.
—Te amo —le digo.
—Te amo más, dulzura —susurra.
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 43
Re: Brittana: Filthy Beautiful Love ParteII EPILOGO
que bueno que por fin san comprendio que su hermana solo queria que ella fuese feliz y recuperara su vida!!!!! gracias por tan increible historia!!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: Brittana: Filthy Beautiful Love ParteII EPILOGO
holap,...
es difícil pero ahí que seguir adelante con la vida!!!!
me gusto la historia!!!! estuvo genial!!
nos vemos!!!
es difícil pero ahí que seguir adelante con la vida!!!!
me gusto la historia!!!! estuvo genial!!
nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: Brittana: Filthy Beautiful Love ParteII EPILOGO
EPILOGO
6 MESES DESPUES
—Mantén tus ojos fuera de sus tetas, amigo —le gruñe Brittany a Pace por tercera vez en el día.
Me rio y miro a Pace. Me sonríe no tan inocentemente antes de colocarse un par de gafas de sol sobre los ojos. —Lo siento, San. Estoy teniendo un período de sequía, y siempre que hay tetas cercas, mis ojos van automáticamente hacia ellas, pero sé que no es una excusa —dice.
Brittany parece a punto de darle un puñetazo. Coloco mi mano sobre Brittany en un intento de calmarla. —Está bien, Pace.
Miro el bikini cubriendo mis senos, asegurándome de que todo está cubierto. Lo está. Gracias a Dios.
—Aquí, cúbrete, dulzura. —Brittany me entrega una toalla de playa.
—No usaré una toalla. Estoy tratando de conseguir un bronceado —le digo.
Brittany se muerde el labio, enojada, pero lo deja ir.
Estamos pasando un día perfecto en el yate de Collins, y tengo que admitir que me siento un poco como una diosa. Mi amor y estos dos hombres han sido muy atentos, ayudándome a sentir cómoda, sirviéndome champán, frotando protector solar en mis hombros, y proveyéndome de diversión sin fin mientras pelean.
Hay veces que me siento mal por sonreír y reír cuando ella no puede hacerlo más. Pero entonces Britt entrelaza sus dedos con los míos y sé que está leyendo mis pensamientos. Beth querría que yo fuera feliz, así que alejo los oscuros pensamientos y me centro en las cosas buenas de mi vida.
El sol está brillando, haciendo que los diamantes y zafiros de mi anillo de compromiso destellen y brillen bajo la luz. Extiendo mi mano, admirando el sol y respondiendo a la sonrisa de Brittany que es lo suficientemente brillante como para iluminar una habitación.
El día que lo deslizó en mi dedo fue uno los más felices de mi vida. Lo encontré casualmente en su cajón para bragas unas semanas antes de que ella se propusiera. Lo guardé en su lugar, por supuesto, pero a medida que pasaban los días sin que se propusiera, empecé a sentir pánico, preguntándome si había cambiado de opinión.
No lo había hecho.
Unos días más tarde, volamos a Roma, de regreso al hotel donde me alojé con Beth. Y en la misma suite del hotel que compartí con mi hermana, se propuso. Nos encontrábamos rodeados de decenas de velas blancas parpadeantes y grandes ramos de peonías blancas. Después de decirle que sí, sacó un caramelo Starburst rosado de su bolso y lo mordió en el medio, alimentándonos a cada una con un pedazo. Era increíblemente dulce, romántico y sentido. Beth se encontraba allí, en silencio, animándonos. Casi la podía imaginar agarrando mi mano izquierda, y haciendo algunos comentarios obscenos sobre lo grande que era la piedra.
El último año fue el más difícil de mi vida, pero superé las siete etapas del duelo. Negación. Dolor. Ira. Y ahora alcancé la aceptación, aunque en mis horas más oscuras, nunca pensé que llegaría este día. Tal vez no quería que llegara. No quería llegar al lugar donde aceptaba su pérdida.
Era un proceso de curación difícil, pero me mantuve unida por el amor de Brittany y mi propia determinación de vivir la vida al máximo. Dios tenía un plan desde el principio. Sabía que llamaría a Beth, y me llevó a Brittany en el más improbable de los lugares.
Sé que el dolor nunca se irá, pero he empezado a sanar. Vivir en realidad una vez más, en lugar de sólo moverme mecánicamente. Y el cambio en mí es sobre todo debido a esta hermosa mujer que yace a mi lado.
Brittany es exactamente lo que necesito. Es suave como la seda cuando la situación lo requiere, abriéndome puertas, sirviéndome el vino, ayudándome a sujetar el collar de perlas en mi garganta. Y fuerte cuando necesito eso también. Su boca hambrienta devorando cada centímetro de mí, su mano firme lanzándome hacia abajo sobre la cama, tirando de mis bragas por mis piernas y presionando mis entrañas con sus poderosos golpes mientras susurra palabras sucias que me hacen sonrojar. Me encanta cada lado de esta mujer. Anhelo todos. Doy las gracias a mi buena suerte porque esta mujer es suficiente para satisfacer todas las diferentes partes de mí cuando me sentía como si estuviera en pedazos, rompiéndome.
—Deberíamos haber invitado a Kylie —comenta Pace a nadie en particular. Las pocas veces que la había visto, siempre la miraba con interés. Fue una buena amiga mientras atravesaba mi dolor, trayendo sopa casera a casa y dejando que faltara al trabajo cuando necesitara.
—Ella tiene un bebé, no puede simplemente salir a pasear en barco en cualquier momento —le recuerda Brittany.
—No pensé en eso —dice Pace, luciendo pensativo—. Yo podría haber cuidado al pequeño... —comenta en voz baja.
Collins, Brittany y yo compartimos una mirada significativa, como preguntándonos qué se ha metido en él.
Las palabras de Beth de la fiesta en la piscina y su carta sobre los lindos bebés que haríamos Brittany y yo regresan a mí, y me pregunto si puedo conseguir que nos hagamos un tratamiento, mientras convencerla y fingir que lo intentamos a la manera antigua y se cuele bajo la cubierta conmigo. ¿A quién estoy engañando? Este es Brittany. Por supuesto que lo hará.
—Oye chica caliente —le digo a mi bella novia—. ¿Quieres ir a refrescarte bajo la cubierta?
Su sonrisa maliciosa me dice que sabe exactamente lo que está en mi mente. —Te amo tan jodidamente mucho —dice—. Vamos.
Me levanto y tiro de ella hacia arriba. Su altura se eleva por encima de mí, haciéndome sentir pequeña. Luego enlaza sus dedos con los míos y sé que voy a estar bien. Vamos a estar bien.
Nuestra relación fue poco convencional. Inesperada. Mientras acaricia el anillo en la mano izquierda, pienso en cómo hemos llegado aquí.
—¿Puedes creer que estamos aquí? ¿Qué pronto serás mi esposa? —pregunta, reflejando mis pensamientos. La palabra esposa en sus labios refiriéndose a mí envía pequeños hormigueos deslizándose por mi cuerpo.
—¿Quién hubiera pensado que te costaría un millón de dólares conseguir una esposa? —pregunto, mirándola con dulzura, pero con un tono atrevido.
—Eso no es divertido, San —demanda.
—¿Qué? Pensé que era mi increíble sentido del humor lo que te llamó la atención.
—No, fue tu coraje —dice, la conversación pasando de ser juguetona a seria.
Me mira con adoración y puedo sentir cada pedacito de su ardiente amor tan intensamente. Me pregunto si siempre será así entre nosotras. Eligiendo vivir el momento, tiro de su mano. —Venga conmigo, señorita. Tengo que tomarle una prueba antes de decidir cuan buena esposa será.
Su boca se curva en una sonrisa perezosa. —Seré la mejor jodida mejor esposa en el mundo. Ahora lleva tu culo sexy a esas escaleras antes de que lo azote y te folle aquí delante de mis hermanos.
Me giro y me dirijo obedientemente debajo de la cubierta, canturreando todo tipo de aprobación. Me encantan todas las partes de esta mujer, pero mi favorita es cuando deja que su yo interno salga a jugar. Hoy será un día muy bueno.
FIN
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 43
Re: Brittana: Filthy Beautiful Love ParteII EPILOGO
sencillamente buenisimo!!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: Brittana: Filthy Beautiful Love ParteII EPILOGO
holap,..
gracias por la historia,..
estuvo genial!!!...
me encanto el final!!!!
nos vemos!!!
gracias por la historia,..
estuvo genial!!!...
me encanto el final!!!!
nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
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